EVALUACIÓN DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO A la hora de

Anuncio
EVALUACIÓN DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO
A la hora de abordar el problema de las condiciones de trabajo y sus repercusiones sobre la
salud, se hace necesario evaluar los distintos elementos o situaciones que pueden influir en la
forma en que se realiza el trabajo y que pueden afectar a la salud, desde una óptica conjunta,
es decir, estudiando el puesto de trabajo y los trabajadores.
Para una mayor claridad a la hora de abordar dicho estudio, se pueden clasificar las
condiciones de trabajo en cinco grupos de diferente índole, y que en un número muy
importante de ocasiones pueden afectar de una manera simultánea a los trabajadores:
- Condiciones de Seguridad. Dentro de este grupo se pueden considerar todas aquellas
condiciones materiales que van a tener una relación directa con la posible producción de
accidentes de tipo laboral. En éstas habría que incluir los elementos móviles, cortantes,
sometidos a tensión, combustibles, etc.
Para poder controlar todos estos elementos sería necesario estudiar desde éste punto de vista
a las máquinas y herramientas, equipos de transporte, instalaciones eléctricas, sistemas contra
incendios, etc.
- Ambiente físico de trabajo. Dentro de este grupo se contempla el ambiente de trabajo
relacionado fundamentalmente con las condiciones físicas: acústica, vibraciones, iluminación,
radiaciones ionizantes y no ionizantes, condiciones termo higrométricas, entre otras, con el
objeto de establecer no sólo unos niveles de exposición a estos agentes por debajo de aquellos
que se pueden considerar como perjudiciales para la salud de los trabajadores, sino que
también permitan desarrollar las tareas de una forma eficiente sin afectar a su rendimiento.
- Contaminantes químicos y biológicos. Dentro de este grupo se incluyen aquellos
contaminantes de carácter químico o biológico, que pueden estar presentes en el ambiente de
trabajo, produciendo no sólo efectos negativos para la salud, sino también molestias y
alteraciones en el desarrollo de las tareas, motivos por lo que resulta necesario identificarlos,
evaluarlos y controlarlos.
- Carga de trabajo. Dentro de este grupo se incluyen todos aquellos aspectos relacionados
con las exigencias tanto de tipo físico como mental, que precisa la realización de una
determinada tarea, como pueden ser los esfuerzos y fuerzas aplicadas, posturas de trabajo,
movimientos (repetitivos), manipulación manual de cargas, niveles de atención, niveles de
responsabilidad, etc, y que pueden llegar a provocar una determinada carga de trabajo a la
persona, bien sea física o mental.
- La organización del trabajo. En este grupo se estudian todos aquellos factores
pertenecientes a la organización, como pueden ser los relacionados con la distribución de
tareas, reparto de funciones y responsabilidades, distribución horaria, velocidad de ejecución,
relaciones interpersonales, etc, que pueden llegar a producir unas consecuencias negativas
sobre la salud del trabajador, no sólo a nivel físico, sino también a nivel social y mental.
Ahora bien, los aspectos contemplados en estos grupos pueden no influir de una manera
independiente sobre las condiciones de trabajo, es decir, lo más habitual en la práctica es que
se deban considerar simultáneamente factores contenidos en dos o más grupos, e incluso, la
posibilidad de que un determinado elemento pueda ser considerado como perteneciente a
varios de los grupos indicados y, por lo tanto, que afecte desde cada uno de ellos a las
condiciones de trabajo.
Así, por ejemplo, unos niveles de iluminación inadecuados, no sólo afectaran al desarrollo de la
tarea, provocando una fatiga visual como consecuencia de tener que forzar excesivamente el
órgano de la visión, sino que, en muchas circunstancias, pueden llegar a incrementar el riesgo
de accidente, siendo un parámetro muy importante a considerar necesariamente a la hora de
evaluar los riesgos, así como también puede influir negativamente en la aparición de una fatiga
física, como consecuencia de tener que adoptar posturas inadecuadas para evitar los posibles
reflejos o deslumbramientos.
Igualmente, se deben tener en cuenta otros factores tales como el tiempo de exposición a
determinados agentes químicos tóxicos, que redundarán en una mayor o menor repercusión
sobre la seguridad y salud de los trabajadores, aunque por desgracia no se tienen
conocimientos suficientes para conocer, por ejemplo, como afecta el ritmo de trabajo a las
posibilidades de comunicación.
En resumen, las consecuencias de unas deficientes condiciones de trabajo sobre la salud de
los trabajadores, se pueden resumir en:
- Accidentes de trabajo.
- Enfermedades profesionales y derivadas del trabajo.
- Fatiga física o muscular.
- Fatiga mental.
- Trastornos debidos a los trabajos a turnos o nocturnos.
- Falta de autonomía temporal.
- Falta de autonomía decisional.
- Dificultades de comunicación.
- Falta de interés.
- Relaciones conflictivas.
- Incertidumbre frente al futuro.
A partir de todos los conceptos considerados hasta el momento, a la hora de plantearse el
mantenimiento y mejora de las condiciones de trabajo con el objeto de proteger la salud de los
trabajadores, se puede considerar suficientemente justificado el que sea estrictamente
necesario que se deban incorporar todas las disciplinas preventivas globales como la seguridad
en el trabajo, la medicina del trabajo y la ergonomía, entre otras, que a su vez deben trabajar
conjuntamente buscando objetivos y metas comunes.
Análogamente, se considera como un elemento indispensable para la mejora de las
condiciones de trabajo, la participación de los trabajadores, que son los que están sometidos
día a día a estas condiciones y, en consecuencia, pueden aportar unas soluciones basadas en
la experiencia cotidiana.
Considerar que la mejora de las condiciones de trabajo, aunque precisan de la aportación
conjunta de las disciplinas preventivas básicas mencionadas con anterioridad, y al ser una
actuación que se debe desarrollar en el ámbito productivo con el objetivo de mejorar no sólo la
seguridad y salud del trabajador, sino también la productividad y competitividad de la propia
empresa, necesita de la aportación de otras técnicas preventivas específicas diferentes a las
preventivas básicas y que son utilizadas habitualmente en la organización para el desarrollo de
otras actividades empresariales: arquitectura, física, química, biología, anatomía, fisiología,
psicología, derecho, economía, entre otras.
El primer y más importante principio de acción que debe aplicarse a la hora de realizar las
actuaciones preventivas, no debe ir encaminado a la realización de una evaluación inicial de
los riesgos, sino a evitar los riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores. De aquí se
deduce que en muchas ocasiones sea aconsejable el tomar medidas encaminadas al control
de los riesgos, sin necesidad de realizar una evaluación profunda y formal de los riesgos en
una primera etapa de acción, desde ya la evaluación debe ser congruente y más compleja en
la medida que se implementan acciones.
El segundo de los principios de acción preventiva consiste en proceder a evaluar los riesgos
para la seguridad y salud de los trabajadores y que no hayan podido ser evitados. Esto debe
permitir priorizar y temporizar todas aquellas actividades preventivas que tenga que realizar.
Finalmente, el tercer principio de acción preventiva consiste en combatir los riesgos en su
origen. Este principio, al igual que el anterior, vuelve a incidir de una forma muy clara en el
concepto de prevención, es decir, tomar las medidas adecuadas para que se pueda actuar
sobre los propios riesgos, sobre los distintos elementos que intervienen a la hora de calificar los
riesgos, o lo que es lo mismo, sobre la probabilidad, las consecuencias o sobre ambas
simultáneamente.
Esta forma de actuación se considera que debe ser realizada a través de una acción
planificada y organizada, anteponiendo siempre la protección colectiva a la individual, al mismo
tiempo que se deberán definir e implantar sistemas de gestión de la prevención que incluyan,
como un elemento muy importante, la formación de los trabajadores sobre los riesgos a que
están sometidos y las medidas preventivas a adoptar.
Las actuaciones preventivas, (considerando únicamente las medidas de prevención y no las de
protección) pueden ser de muy distinta naturaleza, dependiendo del tipo y la prioridad en su
adopción, de los resultados y de la información que se ha obtenido durante el proceso de
evaluación de los riesgos.
Desde un punto de vista particular, estas actuaciones pueden ser:
- De tipo material. Consisten, fundamentalmente, en la adopción de una o varias medidas de
tipo técnico o material, encaminadas principalmente a evitar o disminuir el riesgo, actuando
sobre la probabilidad de que se produzca el daño.
- De formación e información de los trabajadores. Se trata también de una medida de tipo
técnico, aunque no siempre se ha considerado de esta naturaleza. Consiste en que los
trabajadores puedan tener conocimiento de la existencia e importancia de unos determinados
riesgos susceptibles de presentarse en sus puestos y centros de trabajo y de las medidas a
tomar para combatirlos o eliminarlos.
Con independencia de esta clasificación y modos de actuación preventiva, en la práctica hay
que tener presente que las medidas preventivas tomadas de un modo aislado no suelen ser
muy eficaces, por lo que hay que recurrir a tomar una serie de medidas que sean
complementarias unas de otras. En estas condiciones podrán estar en una disposición
apropiada de mantener los niveles de riesgo dentro de unos límites considerados como
aceptables.
En ocasiones se hace necesario complementar las actuaciones preventivas con una serie de
actuaciones cotidianas, y que por razones de distinta índole no se llevan a cabo con la
frecuencia necesaria: actuaciones de mantenimiento preventivo de máquinas, equipos,
instalaciones, centros y lugares de trabajo, entre otros, sin cuyo concurso sería muy difícil
poder realizar una prevención eficaz de los riesgos en la mayoría de los ámbitos laborales.
Conviene destacar algunas actuaciones preventivas de gran interés:
- La evaluación de los riesgos, que va a permitir obtener toda aquella información que se
considere necesaria para que una organización esté en condiciones de tomar una decisión
apropiada sobre la necesidad o no de tomar medidas preventivas, y en su caso, del tipo de
medidas preventivas que es necesario adoptar.
- Las inspecciones o rondas de prevención de riesgos, que básicamente consisten en la
realización de un análisis que se realiza observando, directamente y de forma ordenada, las
instalaciones y procesos, máquinas, equipos, etc., para evaluar los riesgos que pueden afectar
a la seguridad y salud de los trabajadores.
Con ello se refuerza la idea de considerar el estudio y mejora de las condiciones de trabajo
como una actuación multidisciplinar a desarrollar en el seno del ámbito productivo, a través de
la actuación conjunta y coordinada de una serie de técnicas preventivas de distinta índole.
A pesar de que las actuaciones en materia de seguridad y salud en el trabajo deberían ser
realizadas siempre que fuera posible por medio de técnicas preventivas, es decir, con carácter
previo a que se materializaran los riesgos laborales, en ocasiones, dichas actuaciones no son
posibles de realizar o son insuficientes, por lo que debe recurrirse a la aplicación de las
denominadas técnicas de protección.
Las técnicas de protección son aquellas actuaciones que, aunque también consideradas como
técnicas activas, dado que se realizan con un carácter previo a que se materialice el riesgo,
tienen como objetivo fundamental actuar únicamente sobre las posibles consecuencias, ya sea
reduciéndolas o incluso eliminándolas, aunque siempre con la particularidad de que no realizan
ningún tipo de actuación sobre la probabilidad de que se produzca el riesgo.
Así, por ejemplo, un trabajador que estuviera sometido a unos niveles de ruido considerados
como inaceptables, estará expuesto a un riesgo más o menos importante de disminución de su
capacidad auditiva. Si se le proporciona y utiliza únicamente un protector auditivo que atenúe el
nivel de ruido que puede llegar al órgano de la audición del trabajador, hasta unos niveles que
se pueden considerar como aceptables, habrá disminuido ostensiblemente el riesgo de
disminución de la capacidad auditiva de ese trabajador debido al ruido, aunque el nivel que
existe en el ambiente o puesto de trabajo siga siendo el mismo que existía inicialmente
Es decir, el procedimiento de actuación no ha modificado la probabilidad del riesgo, habiendo
modificado sin embargo sus consecuencias, con lo que la calificación del riesgo se ha visto
reducida.
Tal y como se puede deducir fácilmente del propio concepto de protección, esta técnica de
actuación se debería llevar a cabo después de haber realizado las técnicas de prevención que
van encaminadas a la eliminación o disminución del riesgo o como técnica complementaria a
ésta.
Dentro de las técnicas de protección, las más aplicadas normalmente son las colectivas y las
individuales.
- Las técnicas de protección colectivas son aquellas que protegen a los trabajadores de una
forma general, es decir, eliminan o reducen las consecuencias de un riesgo que afecta a un
número determinado de trabajadores.
Un ejemplo que puede servir para clarificar este concepto son las redes de protección
utilizadas en construcción, las cuales no eliminan o disminuyen el riesgo, sino que lo hacen
sobre sus consecuencias, de tal manera que no protegen a solamente un trabajador sino a un
número indeterminado de ellos.
Otro ejemplo pueden ser las cabinas acústicas en centrales térmicas que, sin eliminar el nivel
sonoro, evitan que los operarios de control de una zona deban trabajar en un ambiente ruidoso
toda la jornada, a excepción de los momentos en los que tengan que salir a realizar labores de
control propiamente dichas.
- Las técnicas de protección individual son aquellas que sirven para proteger a un trabajador
de forma individua o particular, es decir, eliminan o reducen las consecuencias para un
trabajador de un determinado riesgo. Estos equipos suelen ser específicos para la protección
frente a unos determinados tipos de riesgos. Algunos ejemplos de estos equipos de protección
individual pueden ser los cascos, guantes, botas, cascos auriculares, entre otros.
Octubre de 2014
Santiago Pérez
Esp. en Salud y Seguridad en la Construcción
Mgr. en Gestión Integrada (Prevención, Calidad y Medio Ambiente)
Dr. en Cs. de la Salud
Descargar