Métodos abductivos en ingeniería del software

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Publicado en en A. Vicente et al (eds.), Actas del IV Congreso de la Sociedad de Lógica,
Metodología y Filosofía de la Ciencia en España, Valladolid, 2004, 573-578
Métodos abductivos en ingeniería del software
Gonzalo Génova, Juan Llorens
Departamento de Informática, Universidad Carlos III de Madrid
{ggenova, llorens}@inf.uc3m.es - http://www.inf.uc3m.es/
Jaime Nubiola
Departamento de Filosofía, Universidad de Navarra
[email protected] - http://www.unav.es/gep/
Resumen: En este trabajo argumentamos que los casos de uso, popularizados en
los últimos años como método para extraer los requisitos del usuario de una aplicación
informática, emplean una forma de razonamiento que el gran pensador norteamericano
Charles S. Peirce denominó abducción.
Palabras clave: abducción, inferencia, caso de uso, requisito, especificación.
1. La ingeniería de requisitos
La ingeniería de requisitos es la rama de la ingeniería del software que se ocupa
de la primera etapa en el proceso de desarrollo del software: la comprensión y
formalización de las necesidades que debe satisfacer un sistema informático. Dentro de
la ingeniería de requisitos se pueden distinguir dos fases: captura de requisitos y
análisis de requisitos. Especialmente en la primera de ellas es esencial una cuidadosa
interacción con el cliente que solicita el sistema. El ingeniero de requisitos debe realizar
una verdadera tarea de investigación, similar en muchos aspectos a la labor de un
científico experimental que interroga a la naturaleza en busca de la comprensión más
profunda de un fenómeno, pero interrogando al cliente en lugar de a la naturaleza, para
llegar a adivinar los deseos y necesidades que habitualmente el cliente no es capaz de
describir más que en forma confusa, incompleta y desordenada.
Para llegar a establecer estos requisitos se ha popularizado en los últimos años el
método de los casos de uso, inventado inicialmente por Ivar Jacobson [5] e integrado
posteriormente en el Lenguaje Unificado de Modelado (UML) [7]. Pero antes de
examinar en qué consiste este método, vamos a presentar la teoría de los tres modos de
inferencia del filósofo norteamericano C.S. Peirce. Como veremos, los casos de uso
constituyen una aplicación del tipo de razonamiento que este pensador denomina
abducción.
2. Los tres modos de inferencia
Charles S. Peirce (1839-1914) es para muchos uno de los mayores filósofos
norteamericanos. Fue científico experimental, matemático, lógico, e historiador de la
ciencia. Se le considera el fundador del pragmatismo (corriente filosófica difundida
posteriormente con algunas variantes de fondo por filósofos como William James y
John Dewey), y uno de los padres de la semiótica contemporánea (ciencia que estudia
los signos y su interpretación), junto con Ferdinand de Saussure [6].
En la filosofía occidental ha sido habitual considerar que hay dos modos básicos
de razonamiento: la deducción (inferencia desde las causas hacia los efectos, o desde lo
universal hacia lo particular) y la inducción (que recorre el camino inverso). Una de las
aportaciones más originales de Peirce fue desvelar que, además de estos dos modos de
inferencia tradicionalmente reconocidos, hay un tercer modo, o mejor, un primer modo,
al que llamó abducción. La abducción es el proceso de razonamiento mediante el cual
se engendran las nuevas ideas, las hipótesis explicativas y las teorías, tanto en el ámbito
científico como en la vida ordinaria [2].
El razonamiento deductivo infiere la conclusión de modo necesario, porque no
hace sino explicitar lo que ya está en las premisas. En cambio, tanto el razonamiento
inductivo como el abductivo añaden nuevas ideas, conclusiones no contenidas en las
premisas de modo necesario, sino tan sólo probable. Para Peirce la lógica es el estudio
del razonamiento, que no se puede reducir a mera lógica formal, ya que es indudable
que los humanos razonamos de diversos modos, algunos necesarios y otros tan sólo
probables. En consecuencia, a pesar de su falta de necesidad lógica, Peirce insiste en
que inducción y abducción son verdaderos modos de razonamiento humanos.
La teoría del razonamiento en Peirce está inspirada en el análisis del silogismo
aristotélico, que consta de premisa mayor (M), premisa menor (m) y una conclusión (C)
que se deduce de modo necesario a partir de ellas. Véamoslo con el famoso ejemplo de
las judías [8]. Imaginemos que entramos en una habitación en la que hay varios sacos
con judías. Nos acercamos a un saco sabiendo que contiene solamente judías blancas.
Extraemos un puñado y, antes de mirarlo, podemos afirmar con toda seguridad que
todas las judías del puñado serán blancas. Esto ha sido una deducción necesaria.
Supongamos ahora que, sin saber cómo son las judías que hay en el saco,
extraemos un puñado y observamos que todas son blancas. Espontáneamente inferimos
que todas las judías del saco serán blancas, aunque la inferencia no tiene carácter
necesario. Este razonamiento es una inducción, que consiste en inferir la premisa mayor
del silogismo deductivo a partir de la conclusión y la premisa menor, yendo de lo
particular a lo universal (estas judías
todas las judías).
Supongamos una nueva situación en la que, entrando en la habitación,
encontramos varios sacos con judías y un puñado de ellas, todas blancas, sobre la mesa.
Después de examinar los sacos encontramos que uno de ellos contiene solamente judías
blancas. Entonces inferimos, de nuevo espontáneamente, que el puñado de judías
proviene de este saco. Esto ha sido una abducción, que es el modo razonamiento por el
que se infiere la premisa menor a partir de la conclusión y la premisa mayor, yendo del
efecto a la causa (son blancas
estaban en este saco). En la Tabla 1 podemos
observar la comparación entre los tres modos de razonamiento.
Deducción (Mm C)
Todas las judías de este saco
son blancas.
Estas judías estaban en este
saco.
Estas judías son blancas.
Inducción (mC M)
Estas judías estaban en este
saco.
Estas judías son blancas.
Todas las judías de este saco
son blancas.
Abducción (MC m)
Todas las judías de este saco
son blancas.
Estas judías son blancas.
Estas judías estaban en este
saco.
Tabla 1. Los tres modos de inferencia en la teoría de C.S. Peirce
Según Peirce, el método científico integra los tres modos de inferencia a modo de
tres pasos sucesivos [10]: la abducción inventa o propone una hipótesis explicativa de
los hechos observados; a partir de la hipótesis la deducción predice las consecuencias
experimentables que se deberían observar; la inducción consiste en el proceso de
verificar la hipótesis por medio de la experimentación, es decir, la observación de casos
particulares que se ajustan a la ley general hipotética y así la confirman.
¿Cómo se inventa una hipótesis? Para la mayoría de los filósofos de la ciencia
contemporáneos el método científico comienza en el punto en que ya se dispone de una
teoría o hipótesis, que será confirmada o refutada según el resultado de los
experimentos, pero el origen mismo de las nuevas ideas es una cuestión extra-lógica,
inexplicable [12]. Para Peirce, por el contrario, la génesis de hipótesis explicativas no es
un problema extraño a la lógica [11]. El razonamiento abductivo proporciona una
hipótesis que es verosímil, que da cuenta de los hechos que es necesario explicar [10], y
por tanto es una operación lógica de la mente, no una mera conjetura a ciegas. Al mismo
tiempo, es un razonamiento falible, incluso extremadamente falible, pues no está basado
en un conocimiento directo, “intuitivo”, de las leyes de la naturaleza subyacentes [9].
Esto hace que la abducción no pueda considerarse propiamente un método que pudiera
ser aplicado de modo mecánico, ni menos aún automatizable mediante técnicas de
inteligencia artificial. El método científico siempre requiere cierta dosis de creatividad
que debe ser aportada por la mente humana [2].
3. Los casos de uso
Ivar Jacobson dio origen a la idea de los casos de uso al observar que, a pesar de
enorme número potencial de ejecuciones, la mayoría de las aplicaciones son concebidas
en términos de un número relativamente pequeño de interacciones o usos típicos [5]. En
consecuencia, los casos de uso han demostrado ser muy útiles para extraer los requisitos
de usuario: el usuario explica de manera sencilla lo que espera del sistema, por medio de
la descripción de una interacción con el mismo. La descripción de interacciones cuasilineales, o usos típicos, ayuda a entender los requisitos funcionales del sistema, aunque
el sistema final, con toda seguridad, no funcionará de forma cuali-lineal.
El siguiente paso para el ingeniero software es formalizar esta sencilla descripción
de una interacción en una verdadera especificación de requisitos que defina propiamente
el comportamiento esperado del sistema, pasando de la captura de requisitos a su
análisis en profundidad. La forma menos abstracta de especificar un caso de uso es
mediante la descripción de un conjunto pequeño de interacciones típicas, habitualmente
en forma textual, tales como escenario principal y escenarios alternativos o
excepcionales [1]. Una forma más abstracta de especificar el caso de uso es por medio
de una descripción completa de las interacciones permitidas. Esto requiere una forma
textual mucho más elaborada, que en muchos casos se asemeja demasiado al uso de
pseudo-código de bajo nivel, con todos los problemas asociados, ya bien conocidos; una
mejora a este enfoque es el uso de una forma gráfica, tal como el diagrama de estados.
Pero el ingeniero software no puede detenerse en este punto. Además de
especificar el patrón de interacción, el punto crucial para obtener una verdadera
comprensión del sistema es la identificación del objetivo de la interacción. La
funcionalidad esperada no queda completamente especificada sin identificar su objetivo,
ya que es el objetivo lo que hace coherente el comportamiento del sistema. En otras
palabras, lo que el usuario realmente requiere del sistema (el verdadero requisito que
hay que extraer) no es la interacción, sino el resultado observable, u objetivo: la
funcionalidad del sistema, en un nivel abstracto, es dada por la relación entrada/salida,
no por la interacción realizada. La interacción es relevante sólo para ilustrar, para
entender y extraer los requisitos, pero no para especificarlos: un pequeño conjunto de
historias típicas no es suficiente para especificar la función requerida del sistema [3].
Con los casos de uso, por tanto, el ingeniero software emplea un método que con
toda propiedad puede llamarse abductivo. A partir de la enumeración de unas pocas
interacciones típicas debe en primer lugar encontrar el patrón al que se ajustan todas
ellas: formula una hipótesis sobre el comportamiento del sistema, que engloba todas las
interacciones potenciales, no sólo las típicas. En segundo lugar, debe identificar el
objetivo de este comportamiento, a modo de causa que explica el efecto deseado, que lo
hace comprensible. En ambos casos se trata de razonamientos abductivos, cuya validez
debe ser posteriormente comprobada, ya que hay infinitas especificaciones que pueden
corresponder a los usos típicos enumerados. Es tarea del ingeniero de requisitos
encontrar una que sea sencilla y a la vez cubra todas las necesidades y casos posibles.
Bibliografía
[1]
A. Cockburn. Writing Effective Use Cases. Addison-Wesley, 2000.
[2]
G. Génova. Charles S. Peirce: La lógica del descubrimiento. Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona, 1997.
[3]
G. Génova, J. Llorens. “The Emperor’s New Use Case”, The 7th International
Conference on the Unified Modeling Language-UML'2004, October 11-15, 2004,
Lisboa, Portugal (enviado para revisión).
[4]
C. Hartshorne, P. Weiss y A.W. Burks (eds.), The Collected Papers of Charles
Sanders Peirce, vols. 1-8, Harvard University Press, Cambridge (Massachusetts),
1931-1958.
[5]
I. Jacobson. Object-Oriented Software Engineering: a Use Case Driven
Approach. Addison-Wesley, 1992.
[6]
J. Nubiola. “C. S. Peirce: pragmatismo y logicismo”, Philosophica, 17, 1994,
pp. 209-216.
[7]
Object Management Group. Unified Modeling Language Specification, Version
1.5, March 2003 (http://www.omg.org/).
[8]
C.S. Peirce. “Deduction, Induction, Hypothesis” (1877), en [4] 2.619-644.
[9]
C.S. Peirce. “Lessons from the History of Science” (1896), en [4] 1.43-125.
[10] C.S. Peirce. “On the Logic of Drawing History form Ancient Documents
Especially from Testimonies” (1901), en [4] 7.164-255.
[11] C.S. Peirce. “On three Types of Reasoning” (1903), en [4] 5.151-179.
[12] K. Popper. La lógica de la investigación científica, Tecnos, Madrid, 1977.
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