Caballito de Madera

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Suplemento infantil del diario EL TIEMPO. Premio Nacional de Periodismo 1990
Miércoles 9 de marzo de 2011 - Año 22 - No. 1.153
Caballito
de Madera
Esta tarde está lloviendo
y el viento en la calle suena.
¿Adónde me llevas hoy,
caballito de madera?
¿Me llevarás junto al mar,
para jugar en la arena,
con caracolas de nácar
y ramilletes de perlas?
¿O me llevarás al cielo,
que esta noche hay luna nueva,
para que juegue a esconderme
entre luceros y estrellas?
¿O, tal vez, a una montaña,
envuelto en tules de niebla,
para que en la nieve blanca
dibujemos nuestras huellas?
Caballito de madera...,
¿adónde a jugar me llevas?
Esta tarde está lloviendo...
¡No me lleves a la escuela!
Llévame a jugar, caballo,
sobre tu silla de tela,
a cabalgar con las nubes
y a echar al viento carreras.
Carlos Reviejo, España
Para
reflexionar
Sobre los médicos…
“Los hombres que se ocupan de restaurar la salud de los demás uniendo habilidad con humanidad están sobre los grandes
de la tierra. Aún comparten la divinidad, ya que preservar y renovar es casi tan noble como crear.”
Voltaire, escritor francés (1694-1778)
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Miércoles 9 de marzo de 2011
Ángeles con ba
Entre las Algas
EL CARACOL
Texto: Luis Miguel Molina
Que no suba el caracol
ni al almendro, ni a la flor...
ni al rosal, ni a la maceta.
Que enseñe los cuernos,
que salga de casa,
que se estire al sol...
¡Qué caminitos de plata
va dejando el caracol
cuando sale de su casa!
Mañana jueves se celebra en toda Venezuela el Día del Médico. La
fecha, que fue instaurada en 1995 por la Federación Médica en
conmemoración del nacimiento de José María Vargas, rinde tributo
a los profesionales que velan por la salud de los seres humanos. Cada
uno en su especialidad, realiza un trabajo loable y digno de admirar.
Los pediatras, por ejemplo, a quienes dedicamos nuestra edición de
hoy, estudian a los niños y sus enfermedades. Ángela Yabichela pertenece a este gremio y cuenta que en sus 23 años de labores ha entablado
bonitas relaciones con integrantes de muchas familias orientales.
“Nosotros no sólo procuramos el bienestar de nuestros chiquillos, también nos convertimos en consejeros y en psicólogos de sus
padres, sobre todo en momentos de emergencias”. Según ella, un pediatra no sólo cuida que los infantes reciban las atenciones necesarias
para un crecimiento sano y fuerte, sino que tienen la responsabilidad
de indicar hábitos de higiene para evitar patologías futuras. Algunas de esas prácticas tienen que ver con el aseo personal. “Debemos
lavarnos las manos antes y después de cada actividad; cepillarnos
los dientes después de cada comida, al despertarnos y antes de acos-
Pura Vázquez
Navegando
en la red
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Para convertirnos en leales amigos de
nuestro planeta debemos estar informados, para cuidar y proteger la Tierra.
Por ello te recomendamos este sitio web,
lleno de noticias y temas ambientales
tratados de forma amena, especialmente
para los niños y jóvenes.
Chuíto y Jacinta van
Los amigos del Colegio Gabriel Bracho, en B
¿Te gustaría ser m
Letras a bordo
“El gato que ya se va”
Autor: Lois Simmie, Ediciones Ekaré
Esta es la historia de un gato
callejero que en una noche de tormenta
busca refugio en un viejo hotel. El dueño del lugar le permite quedarse sólo
hasta que escampe. Pero el gato tiene
otros planes. Desde los 6 años de edad.
Ángeles
Carreño
9 años,
4to grado
“Sí, porque me gusta estar en contacto con
los bebés, son muy cariñosos. Aparte de
que requieren de una atención especial,
como en mi caso cuando tenía 8 meses de
nacida, tuve una complicación respiratoria“.
Bárbara
Goitía
9 años,
4to grado
“Los pediatras nos ayudan cuando estamos
enfermos, nos indican qué debemos hacer,
cómo debemos comer y qué no debemos
beber. Se preocupan por nuestra salud y
siempre están cuando más los necesitamos”.
Camila
Alfonso
9 años,
4to grado
“Sí me gustaría ser pediatra, porque ayudan
a los niños a estar sanos. Es una hermosa
profesión, porque siempre auxilian a los enfermos, nos recomiendan qué tomar cuando
tenemos tos”.
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atas blancas
Ciencias
CAMBIARON
EL MUNDO
ecomendaciones también figura la implementación de un
ra el uso de la televisión y/o los videojuegos. “Una expoongada puede causar problemas visuales, sedentarismo
s principales causantes de la obesidad) y dificultala socialización”. También habla sobre la importancia de
una buena y constante comunicación con sus padres,
emás de proveerles educación, cuidados, afecto y alimenn los mejores amigos que podrán tener. Por otra parte, invita
es a programar una salida familiar los fines de semana,
os puedan compartir sanamente, para fomentar una sociedad
era.
to, la Dra. Yabichela nos recomienda mantener una
ón sana y balanceada, comprendida de frutas, vegeales y carnes; lavar bien los alimentos antes de ingerirlos,
ósito de eliminar posibles parásitos o bacterias, causantes de
nfermedades gástricas.
23) Aspirina: En 1897, el investigador alemán de los laboratorios Bayer,
Felix Hoffmann, consiguió la síntesis del
ácido acetilsalicílico, principio activo de
la aspirina, cuando buscaba un remedio
para aliviar la artritis reumatoide de su
padre. Poco después, Adolf von Bayer
inventó la fórmula de la aspirina con el
ácido acetilsalicílico, base de todos los
analgésicos que se usan hoy
24) Antisépticos: En 1865, Joseph
Lister revolucionó la medicina al aplicar
los primeros antisépticos durante una
operación quirúrgica, bajando el riesgo
de infección.
25) Estetoscopio: El origen del
estetoscopio se debe al médico francés
René Laennec (1816), quien ideó un tubo
de madera que concentraba el sonido
producido por el aire al entrar y salir de
los pulmones, proporcionando información sobre el estado de éstos.
Continuará...
“Felicidades a todos los médicos en su día”
n a la escuela
Boyacá II, respondieron a nuestra pregunta:
médico pediatra?
CANGREJITO
QUIERE SABER
“Quiero ser médico porque ellos ayudan a
las personas que necesitan una mano amiga.
En una oportunidad, me atendió un pediatra por una fiebre alta, me inyectó y en poco
tiempo se me quitó”.
María
Laurens
10 años,
5to grado
“Los pediatras son personas amables, por
la manera tan afectiva y paciente como nos
atienden. Pero yo quiero ser veterinario, porque alguien tiene que ayudar a los animales. Son seres vivos y merecen atención”.
Sarahí
Farías
10 años,
5to grado
“No me gustaría ser médico, me llama más
la atención la arquitectura. Sin embargo, reconozco el importante trabajo que realizan los
pediatras, quienes a diario le salvan la vida a
muchos niños”.
(La boca)
Edi
Valerio
9 años,
4to grado
Adivina adivinero,
también adivinatriz:
¿Qué cosa tendrá la infanta
como larga cicatriz,
más allá de la garganta
y más acá de su nariz
que, entre más abierta herida,
ella mucho más feliz?
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Miércoles 9 de marzo de 2010
Una estrella
de mar nos cuenta
VIAJE MICROSCÓPICO
Ignacio Martínez
Guillermo amaneció con fiebre.
La madre avisó a la escuela que
ese día él faltaría. A media mañana el niño bebió abundante agua y
luego se dio un baño de agua tibia
para tratar de bajar la elevada
temperatura, cosa que consiguió
sin problemas. Después la madre
le llevó algunas revistas y algunos
libros a la cama y le indicó reposo
para que el cuerpo descansara
mientras las defensas de la sangre actuaban contra la causa de
la fiebre. Al mediodía Guillermo
comió bien liviano y sano, no
fuera cosa que la sangre tuviera
que perder el tiempo de ocuparse
de lo más importante: hacer que
el niño sanara.
En algún lugar del cuerpo de
Guillermo había una intensa
actividad parecida a una fábrica
de miles de operarios. Leucocitos
iban de aquí para allá tratando
de averiguar qué había causado
la fiebre del niño. Por su lado el
hipotálamo instalado en el cerebro, seguía mandando señales de
fiebre, dato seguro de que algún
agente extraño había entrado en
el cuerpo de Guillermo y lo había
enfermado.
- Debe ser un virus, dijo un leucocito de familia de los linfocitos.
- No lo creo. Puede ser una bacteria que está infectando nuestro
territorio y tendremos que combatirla –dijo enérgicamente otro
que parecía conocer bastante cómo
funcionaba el cuerpo humano.
Lo cierto era que un ejército de
leucocitos andaba de un lado para
otro por los larguísimos túneles
de la sangre, entre glóbulos rojos,
plaquetas y nutrófilos.
- Con permiso- decían unos haciendo que los otros elementos se
pusieran a un lado.
- No molesten, córranse – exigía
otro, andando a toda velocidad por
la sangre que iba por infinidad de
grandes arterias, grandes carreteras, caminos, senderos e hilitos
que recorrían todo el cuerpo de
Guillermo desde la punta de los
pies hasta la base de los cabellos.
Cada empujón del corazón
hacia que estos implacables
defensores del cuerpo anduvieran kilómetros y kilómetros de
torrentes sanguíneos, como en
una expedición de canoas por
ríos turbulentos, llenos de accidentes geográficos. Los leucocitos buscaron por la piel, en los
lugares más lejanos del cuerpo,
donde ese órgano inmenso podía
estar dañando con algún corte
mal higienizado que estuviera
motivando una infección, pero
no hallaron nada. Luego revisaron los riñones, pero todo parecía
estar limpio y en orden. De allí
marcharon al hígado lleno de
sangre, pero lo encontraron en
reposo porque lo que Guillermo
había comido no le había dado
demasiado trabajo. Allí también
estaba todo bien, igual que el estómago y en los intestinos, salvo
por el aroma de este último tubo
que dejó medio mareado a más
de un arriesgado salvador. Los
pulmones tampoco presentaron
problema, todo entraba correctamente y cada célula, cada glóbulo rojo llevaba su pequeña parte
de oxígeno sin impedimentos.
- Tendremos que ir a lugares más
misteriosos...
-¿Cómo cuáles?
- El cerebro, por ejemplo.
Allá marcharon legiones de
estos glóbulos blancos y se metieron por los lóbulos a través de
cada región hasta el mismísimo
Yonathan González
cerebelo. Pero nada. Allá también
estaba todo en orden. Entonces
sucedió lo inesperado.
-¡Viene el médico! ¡Viene el médico! - anunció alguien desde los
oídos y desde los ojos y cada leucocito prestó atención.
El hipotálamo hacía rato había
empezado a trabajar otra vez y ya
la temperatura de Guillermo había
dejado sus 37 grados normales y subía lenta, pero ininterrumpidamente,
tratando de superar los 39 grados.
-¡Está haciendo calor acá dentro!dijeron y era verdad. La sangre parecía una sopa que se hacía cada vez
más insoportable, pero los glóbulos
blancos crecían, se multiplicaban
y parecían verdaderos gimnastas
listos a trabajar sus ejercicios.
- ¡Miren y oigan!- exclamó alguno
de estos diminutos defensores del
cuerpo del niño y todos los glóbulos
prestaron atención. El hombre, pacientemente, revisó el abdomen, los
ojos, las orejas y tomó la fiebre con
el termómetro, escuchó los pulmones y el corazón con el estetoscopio
y finalmente, escribió unos papeles y habló. Para sorpresa de los
bondadosos leucocitos, el médico
concluía que Guillermo tenía una
infección a la garganta y que lo mejor sería suministrarle algún antibiótico adecuado.
-¡Cómo no se nos ocurrió antes!
-exclamó uno.
-Esas son las infecciones más comunes y nosotros andábamos buscando
las más difíciles- se avergonzó otro.
-Lo que nos faltaba, que viniera un
médico a decirnos dónde está la
infección.
Continuará el próximo miércoles…
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