Prevalencia y factores de riesgo del trastorno de la memoria

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ORIGINAL
Prevalencia y factores de riesgo del trastorno de
la memoria asociado a la edad en un área de salud
H. Vera-Cuesta a, H. Vera-Acosta b, O. León-Benito d, I. Fernández-Maderos c
PREVALENCE AND RISK FACTORS OF AGE-RELATED MEMORY DISORDER IN A HEALTH DISTRICT
Summary. Introduction. Normal aging is characterised by alterations affecting the cognitive functions. In 1958 Kral coined
the term ‘benign senescent forgetfulness’ to designate a memory disorder that is different from those that occur during normal
aging. In 1986, a group of researchers at the National Institute of Mental Health and other centres proposed a novel neuropsychological entity called age-related memory disorder. The determination of the prevalence, progression and risk factors of
this condition currently represents an important challenge for the scientific community. Aims. To establish the rate of prevalence
and to identify some of the risk factors involved in age-related memory disorders. Subjects and methods. The universe
consisted of all the patients over 50 years of age from a health district (234 individuals); the diagnostic criteria were applied
to the whole sample. In addition to the patients, a control group was also chosen in order to be able to establish a correlation
with selected risk factors. Results and conclusions. The prevalence rate was found to be 39.7%, of which 38.7% were males
and 40.4% were females. It was also observed that the impairment was greater as the patient’s age and the length of the
disease history increased. As far as risk factors are concerned, it was observed that smoking and psychosocial characteristics
constitute predisposing factors, while this was not the case for arterial hypertension, a history of dementia and the satisfaction
of basic needs. [REV NEUROL 2006; 43: 137-42]
Key words. Age-related memory disorder. Dementia. Memory. Prevalence. Primary care. Risk factors.
INTRODUCCIÓN
El envejecimiento normal se caracteriza por un incremento en la
variabilidad interindividual de las funciones cognitivas [1,2] y
se sabe que la educación, el nivel de actividad y los factores
genéticos, entre otros, son variables que influyen sobre las distintas capacidades a lo largo de la vida y determinan su estado
en la vejez [3]. A pesar de esta variabilidad, la edad adulta y el
envejecimiento cerebral se caracterizan en el ámbito poblacional por cierto grado de declive natural de funciones cognitivas
como la memoria, las habilidades visuoespaciales y la velocidad de procesar información; la primera es la más evidente y la
que más alarma social genera [4].
Kral [5], en 1958, fue el primero en acuñar la denominación
de ‘olvido benigno de la senescencia’ para designar los trastornos mnésicos frecuentes en los ancianos, caracterizados por la
dificultad para recordar nombres, fechas y situaciones de la vida
diaria.
Esta primera aproximación a la nosología de las alteraciones cognitivas presentes en el envejecimiento fue objeto de crítica por su falta de métodos objetivos para determinar el trastorno de memoria y por la ausencia de criterios diagnósticos [6,7].
En 1986, un grupo de investigadores del National Institute
of Mental Health (NIMH) y otros centros de investigación de
EE. UU. y Europa propone una terminología y unos criterios
diagnósticos para una nueva entidad neuropsicológica denominada trastorno de la memoria asociado a la edad (TMAE) [8].
Esta entidad consiste en pérdidas de memoria subjetivas en las
© 2006, REVISTA DE NEUROLOGÍA
tareas de la vida diaria en las personas mayores de 50 años, evidencia objetiva de trastornos mnésicos valorada en un test de
memoria y la exclusión de demencia o cualquier otra situación
médica que produzca deterioro cognitivo.
A pesar de que los defectos conductuales asociados con el
TMAE son fenómenos cognitivos relativamente modestos y leves en comparación con los observados en las demencias, pueden ser molestos y difíciles para muchos adultos de la mediana
y la tercera edad con labores que demandan una actividad intelectual [9]. Recientemente, se ha detectado que los factores
relacionados con la salud o los eventos vitales biológicos pueden determinar la proporción del envejecimiento cognitivo. Por
otra parte, la posibilidad de que existan ancianos sanos ha suscitado debates amplios en la actualidad, ya que los cambios que
acompañan al proceso de envejecimiento provocan insuficiencias funcionales en éstos. Esto entorpece, como es natural, el
desarrollo físico y social, lo que hace difícil hablar de ‘ausencia
de enfermedad’ o ‘pleno bienestar’, dado que la salud en los seniles se valora como la capacidad de atenderse a sí mismos y
desenvolverse en el seno de la familia y la sociedad [10-12].
Desde los criterios del NIMH, la literatura internacional es
pródiga en publicaciones realizadas en áreas de salud que muestran incidencia, prevalencia y factores de riesgo [6,13-15], así
como en estudios longitudinales que tratan de identificar cuál
ha sido la evolución de los sujetos que padecen TMAE y en
qué proporción, con el tiempo, éstos se convierten en dementes [16,17].
En un estudio realizado en España en el que se modificó
ligeramente la metodología dictada por los criterios del NIMH
se encontró una prevalencia de TMAE del 7,1% en la población
de entre 40 y 65 años [18]. Otros estudios han hallado prevalencias superiores: Barker et al [19] la encontraron de un 18,5% y
Franceschi et al [20] de un 15,1%. Uno de los trabajos más
completos y con muestra mayor es el realizado en Finlandia por
Koivisto et al [6] sobre una población de 1.049 sujetos con edades comprendidas entre los 60 y los 78 años. Estos autores, al
REV NEUROL 2006; 43 (3): 137-142
137
Aceptado tras revisión externa: 04.01.06.
a
Servicio de Neurología. b Servicio de Medicina Interna. c Servicio de Bioestadística. Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN).
d
Servicio de Medicina General Integral. Policlínico Primero de Enero. La
Habana, Cuba.
Correspondencia: Dr. Héctor Vera Cuesta. CIREN. Avda. 25, n.º 15.805. Rpto.
Cubanacán. Playa. La Habana, Cuba. E-mail: [email protected]
H. VERA-CUESTA, ET AL
aplicar estrictamente los criterios, encontraron una prevalencia
del 42,5% en los hombres y del 35,7% en las mujeres.
Con relación a los factores de riesgo se ha destacado la mayor frecuencia del TMAE en el sexo femenino. También se han
mencionado el estrés, el hábito de fumar, la hipertensión arterial, la ingestión de bebidas alcohólicas, los antecedentes familiares de demencia, el bajo nivel de educación y las condiciones socioeconómicas, entre otros [11,21-23].
Estas investigaciones epidemiológicas no están exentas de
dificultades a la hora de valorar tanto la presencia de la entidad
como la de su evolución, y algunos autores consideran que estas
variaciones porcentuales obedecen a las edades tomadas como
referencia, a si se trata de hospitalizados o a la comunidad, y a
los criterios de inclusión (trastorno subjetivo u objetivo de memoria y no demencia) y de exclusión (con o sin trastornos neurológicos u otras causas médicas capaces de provocar trastorno
cognitivo) [24].
Pese a estas variaciones, e independientemente de los criterios operacionales, en lo cuantitativo mantiene semejanza y en
el trasfondo de ello está el enigma, aún no dilucidado, de si el
TMAE y la enfermedad de Alzheimer forman un continuo o si
son entidades clínicas diferentes, o incluso si el primero puede
considerarse una enfermedad [25].
En Cuba, al final de 2001, el 14,6% de la población –más de
un millón y medio de habitantes– tenía más de 60 años y, según
algunas estimaciones, para el año 2050 se convertirá en uno de
los países más envejecidos del mundo [10,12,26,27]. Por otra
parte, la relativa facilidad del diagnóstico por métodos clínicos
y neuropsicológicos hace que éste pueda ser una herramienta
eficaz en manos de los médicos de familia o comunitarios para
el control y la atención del adulto mayor en sus comunidades
[1,10,13,24-26]. Es importante, pues, enjuiciar la dimensión del
problema realizando estudios epidemiológicos que nos revelen
la prevalencia de esta entidad y la asociación con posibles factores de riesgo. Con tales fines se diseñó esta investigación teniendo en cuenta los siguientes objetivos:
– Detectar la prevalencia de la alteración de la memoria asociada a la edad en la población estudiada.
– Evaluar algunos factores de riesgo en el TMAE.
SUJETOS Y MÉTODOS
Se realizó un estudio de casos y controles en el área de salud del consultorio
13.2 del policlínico Primero de Enero del municipio Playa (Ciudad Habana)
en el período comprendido entre enero y diciembre de 2004.
Universo y muestra
El área de salud estudiada atiende a una población de 696 pacientes y el universo de estudio estuvo constituido por todos los pacientes nacidos antes de
diciembre de 1954 (mayores de 50 años) de ambos sexos para un total de
234 pacientes. La selección de la muestra se realizó aplicando los siguientes
criterios de inclusión y exclusión para el TMAE propuesto por el NIMH
Work Group:
Criterios de inclusión
– Hombre o mujer de más de 50 años.
– Quejas de pérdida de memoria manifestadas en los problemas cotidianos,
como dificultad para recordar los nombres de las personas a continuación
de su presentación, colocar objetos fuera de su lugar, dificultad para recordar varios artículos que tienen que comprar o múltiples tareas que deben ejecutar, dificultad para recordar números de teléfonos y para recoger información rápidamente o tras una distracción. El comienzo de la
pérdida de memoria debe ser gradual, sin empeoramientos bruscos en los
meses anteriores.
138
– Resultados en los tests de memoria de al menos 1,5 por debajo de la media
establecida para adultos jóvenes en un test estándar para memoria secundaria (memoria reciente) con datos adecuadamente normalizados. Se utilizó el subtest de memoria lógica de la escala de memoria de Weschler [28].
– Evidencia de función intelectual adecuada determinada por una puntuación de al menos 9 (puntuación directa de al menos 32) en el subtest de
vocabulario de Weschler [29].
– Ausencia de demencia determinada por una puntuación de 24 o mayor en
el Minimental State Examination (MMSE) [30].
Criterios de exclusión
– Evidencia de delirio, confusión u otros trastornos de la conciencia.
– Cualquier trastorno neurológico que pudiera producir deterioro cognitivo
determinado por la historia clínica, exploración neurológica y, si estuviera indicado, por exploraciones neurorradiológicas.
– Historia de cualquier proceso infeccioso o inflamatorio cerebral, incluidos los virales, micóticos y sifilíticos.
– Evidencia de patología vascular cerebral determinada por la escala isquémica de Hachinski con 4 puntos o más [31].
– Historia de traumatismos craneales repetidos leves o traumatismo único
que ocasione una pérdida de conciencia superior a una hora.
– Diagnóstico de enfermedad psiquiátrica según los criterios del Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 3.ª edición (DSM-III)
sobre depresión, manía o cualquier trastorno psiquiátrico mayor.
– Diagnóstico o historia de alcoholismo o drogadicción.
– Evidencia de depresión valorada por la escala de depresión de Hamilton
con puntuación de 13 o más [32].
– Cualquier trastorno médico que pueda producir un deterioro cognitivo,
como enfermedad renal, respiratoria, cardíaca y hepática; diabetes mellitus senil; trastornos endocrinológicos, metabólicos o hematológicos; y
neoplasias sin remisión de más de dos años. La valoración se basa en su
historia clínica completa, el examen clínico y las pruebas de laboratorio
apropiadas.
– Uso de una droga psicotropa o cualquier otra que pueda afectar significativamente a las funciones cognitivas durante el mes precedente al estudio
psicométrico.
Toda persona que cumpliera los criterios anteriores se incluyó en el grupo
de pacientes con TMAE. Conjuntamente se seleccionó por cuotas y por
cada paciente a otra persona de la misma comunidad cuya edad no se diferencie en más de tres o menos de tres años, del mismo sexo y nivel educativo que no cumpliera con los criterios de inclusión pero sí con los de exclusión. Estos últimos fueron considerados el grupo control.
Diseño del estudio
Por las fichas familiares se seleccionó a los nacidos antes de septiembre de
1954 (> 50 años). Luego se revisaron las historias clínicas para aplicar los
criterios de inclusión y exclusión. A los pacientes seleccionados se los visitó en sus casas, donde se les realizó una entrevista individual para la aplicación de los tests seleccionados y un examen físico general para comprobar
que se habían cumplido los criterios antes mencionados. Para la selección
del grupo control también se revisaron las fichas familiares y se seleccionaron los posibles controles según la correlación en edad, sexo y nivel educativo con los pacientes. Una vez seleccionados se los visitó en su casa para la
entrevista y el examen físico.
Durante la planificación y la ejecución de esta investigación hemos respetado las bases éticas de la investigación en seres humanos [33].
Variables
– Años de evolución: en años, desde el momento en que aparecen las quejas subjetivas.
– Hábito de fumar: toda persona con hábito de fumar en el momento de la
entrevista.
– Memoria secundaria (reciente): para su valoración utilizamos el test de
memoria de Weschler (subtest de memoria lógica). Se aceptó alteración
de la memoria cuando los valores del test fueron inferiores o iguales a seis.
– Antecedentes patológicos familiares de demencia: se considera positivo a
todo individuo con familiares de cualquier grado con demencia de etiología conocida o no.
– Hipertensión arterial: individuo señalado como tal en la ficha familiar.
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TRASTORNO DE LA MEMORIA
Tabla I. Satisfacción de las necesidades básicas: se evalúa según las entradas económicas del núcleo familiar y su utilización en función de dicha
satisfacción.
Buenas
Satisfacen las necesidades de alimentación,
recreación, instrucción y medios para garantizar
la higiene personal y ambiental
Regulares
No satisfacen alguna de las necesidades
básicas o la satisfacen parcialmente
Malas
Presentan dificultades serias para satisfacer
las necesidades de alimentación y de medios
para garantizar la higiene personal y ambiental
Tabla II. Características psicosociales.
Buenas
Todos los miembros en edad laboral trabajan y los de
edad escolar estudian; la familia mantiene relaciones
armónicas con los vecinos y participa regularmente
en tareas de las organizaciones de masas
Regulares
Por lo menos uno no trabaja o estudia según su edad
debido a causas ajenas, tiene conflictos con los vecinos
por patrones de conducta inadecuados y participa
a veces en tareas de las organizaciones de masas
Malas
Por lo menos uno no trabaja o estudia según su edad
por inclinación propia, conflictos con los vecinos por
patrones de conducta inadecuados que incluyen
actividades delictivas y casi nunca participa en tareas
de las organizaciones de masas
– Satisfacción de las necesidades básicas: determinada como buena, regular o mala según la definición en la carpeta metodológica de la Atención
Primaria de Salud en Cuba (Tabla I).
– Características psicosociales: determinadas como buenas, regulares o malas según la definición en la carpeta metodológica de la Atención Primaria de Salud en Cuba (Tabla II).
Análisis de la información
Para el procesamiento de la información se creó una base de datos utilizando Microsoft Excel. Los datos se procesaron mediante el paquete estadístico SPSS, se calcularon porcentajes como medidas de resumen descriptivo y,
para establecer la asociación entre los diferentes factores de riesgo y el
TMAE, se calcularon la odds ratio (OR), el intervalo de confianza al 95%
con límite superior e inferior para esta estimación, la prueba de chi al cuadrado de Mantel-Haenszel, el coeficiente de correlación de Spearman y la
regresión logística para el análisis de la significación de la asociación. Todas las estimaciones se realizaron con una significación de 0,05.
RESULTADOS
Al aplicar los criterios de inclusión y exclusión para el TMAE se observó
que de los 234 pacientes mayores de 50 años, 93 individuos cumplían con
dichos criterios para una prevalencia del 39,7%. De ellos, 36 corresponden
al sexo masculino, para un 38,7%, y 57 al femenino, para un 40,4%. La distribución por grupo de edades se muestra en la tabla III.
Nuestros controles estuvieron constituidos igualmente por 93 individuos
cuya edad, sexo y nivel de escolarización no se diferencia significativamente de los pacientes por objetivo del diseño del estudio (Tabla IV).
La caracterización clínica de nuestros pacientes se comportó de la forma
siguiente: la mayor cantidad de pacientes (41,9%) tenía en el momento del
estudio entre 3 y 5 años de evolución de la enfermedad.
Al aplicar el subtest de memoria lógica de la escala de memoria de Wechsler se observó que el promedio de la puntuación fue de 4,7. El 32,2 y el
24,7% de los pacientes obtuvieron 5 y 4 puntos, respectivamente; estas puntuaciones eran las que más pacientes incluían en nuestra serie.
El análisis de la correlación entre el TMAE y los factores de riesgo seleccionados se comportó de la siguiente forma:
La edad de los pacientes y los años de evolución relacionados con la pun-
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Tabla III. Distribución por edad (años) y sexo de los pacientes que cumplieron los criterios diagnósticos y su prevalencia.
Edad
Masculino
Femenino
n
%
n
%
50-54
2
9,0
1
6,6
55-59
1
8,3
3
18,7
60-64
3
33,3
12
46,1
65-69
12
50,0
10
50,0
70-74
8
72,7
9
56,2
75 o más
10
66,6
22
45,8
Total
36
38,7
57
40,4
tuación del test de memoria utilizando el coeficiente de correlación de Spearman demostró una relación inversa estadísticamente muy significativa
con una p = 0,000 para ambas variables. Es decir, a mayor edad y años de
evolución, menor puntuación en el test (Tabla V).
Con relación al hábito de fumar en nuestros pacientes, el 67,7% fue fumador y sólo se presentó en el 19,3% de los controles. El análisis estadístico
mostró OR = 2,73 y p = 0,042, que nos permite plantear que la relación es
estadísticamente significativa. El antecedente de familiares con demencia se
presentó solamente en siete pacientes y cuatro controles para un 7,5 y 4,3%,
respectivamente, por lo que no constituyó un factor de riesgo.
Con relación a la hipertensión arterial, en nuestro estudio se presentó en
el 18,3% de los pacientes y en el 16,1% de los controles. El análisis estadístico igualmente nos demuestra que esto no constituyó un factor de riesgo
para el TMAE en nuestra serie.
Otra característica analizada fue la satisfacción de las necesidades básicas clasificadas como buenas, regulares o malas según la carpeta metodológica. En nuestro estudio se apreció que el mayor grupo de pacientes y controles está en el nivel bueno para un 61,2 y 74,1%, respectivamente. Con
mala satisfacción de las necesidades básicas sólo se registraron el 13,9% de
pacientes y el 6,4% de controles (OR = 1,85; p = 0,052).
Por último se analizaron las características psicosociales, también clasificadas como buenas, regulares y malas según la carpeta metodológica y se
observó que en el grupo de pacientes el 58% tenía buenas características y
el 10,7% malas. En los controles, el 77,4% tenía buenas características y sólo dos pacientes presentaban malas características (2,1%). El análisis estadístico muestra un valor de OR = 2,08, por lo que existe correlación y es
estadísticamente significativa por la presencia de p = 0,02 (Tabla VI).
DISCUSIÓN
En nuestra serie no hubo diferencias significativas entre pacientes y controles cuando se valoraron la edad, el sexo y el nivel
educacional, por lo que ambos grupos son comparables. Con
esto se cumple con uno de los criterios de selección de nuestra
serie. El estado cognitivo evaluado por el MMSE fue mayor de
24 puntos para todos los pacientes y controles, se descartó la presencia de demencia y los resultados de la aplicación de la escala de depresión de Hamilton fueron inferiores a 13 puntos en todos, se descartó la presencia de depresión y se evitó su bien argumentada influencia en el estado cognitivo [34]. Bajo estas
condiciones, y tras aplicar el resto de los criterios internacionales propuestos para definir el TMAE, observamos que de 234 pacientes mayores de 50 años en nuestra área de salud, 93 (39,7%)
cumplían con dichos criterios.
Si bien es cierto que en la literatura internacional existe gran
variabilidad en cuanto a la prevalencia de esta entidad [18-20],
al ajustarse los criterios a los aceptados por el NIMH Work Group,
139
H. VERA-CUESTA, ET AL
la prevalencia es similar a la nuestra. En Tabla IV. Comparación entre grupos de estudio.
este sentido creemos que uno de los traTotal
Edad
DE
Sexo
Escolaridad
bajos en los que mejor se estudió esta pamedia
tología fue realizado por Koivisto et al [6]
F
M
Primaria
Media
Universidad
(años)
en Finlandia en 1995, quienes hallaron
n
%
n
%
n
%
una prevalencia del 38,4% en una muestra
de 1.049 sujetos mayores de 60 años. Esta Controles
93
71,20
8,51
57
36
26 27,9
56 60,2
11 11,8
pequeña diferencia con la nuestra puede
93
70,69
8,59
57
36
26 27,9
56 60,2
11 11,8
obedecer a que en nuestra serie acepta- Pacientes
mos a pacientes mayores de 50 años. En DE: desviación estándar; F: femenino; M: masculino.
otro estudio realizado en Sydney (Australia) con iguales criterios se encontró una
prevalencia del 34,9% [35], apenas cinco Tabla V. Correlación entre intervalo de edad, años de evolución y resultados del test de memoria.
y cuatro puntos por debajo de nuestra sePuntuación del test
rie y la de Koivisto et al [6], respectivamente. Pensamos que esta diferencia mí6
5
4
3
2
1
nima se debe a que se estudió una poblan
%
n
%
n
%
n
%
n %
n %
ción pequeña de 146 sujetos y con límite Intervalo
de edad (años)
inferior de edad en 65 años. Otras comu50-54
3
3,2
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
nicaciones más recientes, y sin utilizar
estrictamente los criterios diagnósticos, se55-59
2
2,1
2
2,1
–
–
–
–
–
–
–
–
ñalan prevalencia pero por grupos de eda60-64
6
6,4
7
7,5
2
2,1
–
–
–
–
–
–
des. Schroder et al [36] refieren un 13,5%
en un intervalo de edad entre 60 y 64 años.
65-69
5
5,3
12
12,9
4
4,3
1
1,0
–
–
–
–
Con igual intervalo de edad, pero mayor
70-74
1
1,0
6
6,4
6
6,4
3
3,2
1
1,0
–
–
flexibilidad de criterios diagnósticos, Kumar et al [37] refieren un 74%. De todo lo
75 o más
–
–
4
4,3 10
10,7
9
9,6
6
6,4
2
2,1
anterior nace la necesidad de unificar metodológicamente la realización de estu- Años de evolución
dios epidemiológicos que aborden estos
1-2
16
17,2
17
18,2
2
2,1
–
–
–
–
–
–
temas.
3-5
3
3,2
14
15,0 17
18,2
3
3,2
2
2,1
–
–
Si analizamos la distribución de los pacientes por sexo vemos que 36 correspon6-10
–
–
–
–
3
3,2 10
10,7
5
5,3
2
2,1
den al sexo masculino, para un 38,7%, y
57 al femenino, para un 40,4%. En el estudio de Koivisto et al [6], la distribución
fue a la inversa, con un 42,5% en hombres y un 35,7% en muje- ficativa que nos permite afirmar que este hábito dañino se comres. En la actualidad aún no existe consenso sobre la predisposi- portó como un factor de riesgo en nuestra serie. Nuestro resultación por algún sexo, pero algunas investigaciones plantean que do concuerda con lo expresado por Siennicki et al [41], quienes
en las mujeres puede ser más frecuente [21,22].
además lo correlacionaron con estudios de perfunción cerebral
Con relación a la puntuación del test de memoria, al hacerlo demostrando pobre perfunción en áreas temporales y frontales
relacionar con la edad del paciente utilizando el coeficiente de al compararlo con sujetos controles no fumadores. Nos parece
correlación de Spearman, observamos una relación inversa esta- importante señalar los resultados de un estudio muy reciente de
dísticamente significativa. Esto nos permite afirmar que a ma- White et al [42], en el cual refieren mejoría clínica con el uso de
yor edad del paciente, menor puntuación en los tests de memo- parches de nicotina en pacientes con alteración de la memoria
ria. Esto concuerda con lo descrito por varios autores [6,13,15, asociada a la edad. Esta contradicción aparente con nuestros
21,38] y apoya la teoría de que esta entidad es progresiva y está resultados pudiera explicarse por la diferencia de la farmacocirelacionada con la edad, pero sin ser una variante del envejeci- nética de la nicotina en el parche y la encontrada en el cigarro,
miento normal [16,39]. Este mismo análisis estadístico se reali- si bien es cierto que la nicotina estimula receptores colinérgicos
zó entre los resultados del test y los años de evolución, y se ob- cerebrales que pudieran relacionarse con los procesos cognitiservó igualmente una relación inversa, es decir, a mayor tiempo vos. Por otra parte, debemos tener en cuenta el resto de las susde evolución, menor puntuación del test. Otros autores también tancias dañinas que contienen los cigarrillos.
han señalado esta característica [6,18-20].
Otro posible factor de riesgo seleccionado fue la hipertenCumplimentando el segundo objetivo general se hace corre- sión arterial. Las razones para estudiarlo obedecen a su bien arlacionar algunos factores de riesgos seleccionados a partir de gumentado papel en la enfermedad cerebrovascular [43] y a las
informes internacionales o sugerentes por la fisiopatología que publicaciones recientes que abordan la fisiopatología de la
intenta explicar esta entidad. [40] Creemos importante señalar enfermedad de Alzheimer y del deterioro mínimo cognitivo; se
la escasez de trabajos nacionales e internacionales que abordan, plantea que el detonante para que se desencadene el proceso
a nuestro juicio, tan importante tema.
neurodegenerativo es un daño vascular [44,45]. Por otra parte,
En primer lugar se estudió el hábito de fumar entre pacien- más de un autor considera que el TMAE es una etapa anterior a
tes y controles y se halló una correlación estadísticamente signi- la enfermedad de Alzheimer. [26,46]. Todos estos argumentos
140
REV NEUROL 2006; 43 (3): 137-142
TRASTORNO DE LA MEMORIA
Tabla VI. Resumen de condiciones estudiadas como factor de riesgo.
Odds ratio
IC 95%
p
Hábito de fumar
2,73
0,92-3,36
0,0240
Antecedentes de demencia
1,81
0,45-7,67
0,3523
Hipertensión arterial
1,16
0,51-2,67
0,6083
Satisfacción de necesidades básicas
1,85
1,00-3,43
0,0520
Características psicosociales
2,08
0,51-2,67
0,0200
IC: índice de confianza.
nos hicieron analizar la hipertensión arterial pero los resultados
indican que en nuestra serie no se comportó como un factor de
riesgo. En la bibliografía con frecuencia se cita esta enfermedad
como factor de riesgo pero en estudios epidemiológicos sobre
demencia [47], y no encontramos trabajos que la analicen específicamente relacionada con el TMAE.
Con relación a los antecedentes de demencia familiar como
factor de riesgo, nuestros resultados plantean que no existió correlación. Algunos autores refieren igual resultado [6,18] y otros
la mencionan pero sin especificar si se trata de TMAE, deterioro cognitivo mínimo o demencia [26,48]. Consideramos, con
relación a este aspecto, que debe abordarse en estudios futuros
donde se analice el tamaño de la muestra, teniendo en cuenta la
susceptibilidad genética en enfermedades neurodegenerativas,
en especial la enfermedad de Alzheimer [49].
También se hizo correlacionar la satisfacción de las necesidades básicas de pacientes y controles y, según el análisis estadístico, la presencia de condiciones buenas, regulares o malas
no constituyó un factor predictivo de la enfermedad. No encontramos en la literatura trabajos que relacionen estos aspectos con
el TMAE. Sólo se ha mencionado en algunos estudios como factor de riesgo en demencias sin especificar etiologías [26,47].
Por último, se analizaron las características psicosociales,
también clasificadas como buenas, regulares y malas según la
carpeta metodológica de la Atención Primaria de Salud. Con relación a este aspecto, sí se comportó en nuestra serie como un
factor de riesgo; por ello, mientras haya mayor deterioro de las
características psicosociales, existe mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad. Este planteamiento fue referido por Llibre et al [47] en su estudio epidemiológico, pero dando una importancia mayor al estado conyugal y relacionado con la demencia. Otros trabajos más recientes también refieren asociación pero con determinados aspectos psicosociales [50,51].
Estos resultados nos comprometen a abordar en estudios futuros la presencia de otros factores de riesgo y la evolución natural de estos pacientes diagnosticados de TMAE.
BIBLIOGRAFÍA
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PREVALENCIA Y FACTORES DE RIESGO
DEL TRASTORNO DE LA MEMORIA ASOCIADO
A LA EDAD EN UN ÁREA DE SALUD
Resumen. Introducción. El envejecimiento normal se caracteriza
por la alteración de las funciones cognitivas. En 1958 Kral define
el ‘olvido benigno de la senescencia’ para designar un trastorno
mnésico diferente del envejecimiento normal. En 1986 un grupo de
investigadores del National Institute of Mental Health y otros centros propone una nueva entidad neuropsicológica denominada trastorno de la memoria asociado a la edad. Actualmente constituye un
reto para la comunidad científica establecer la prevalencia, la evolución y los factores de riesgo de esta entidad. Objetivos. Establecer la prevalencia y precisar algunos factores de riesgo en el trastorno de la memoria asociado a la edad. Sujetos y métodos. El
universo estuvo constituido por todos los pacientes mayores de 50
años de edad de un área de salud (234 individuos), a los que se les
aplicaron los criterios diagnósticos. Además de a los pacientes, se
seleccionó un grupo control para establecer correlación con factores de riesgo seleccionados. Resultados y conclusiones. La prevalencia obtenida fue del 39,7%; de ellos, el 38,7% correspondía al
sexo masculino y el 40,4% al femenino. También se observó que a
mayor edad del paciente y años de evolución, hay mayor deterioro
de la memoria. Con relación a los factores de riesgo, se comprobó
que el hábito de fumar y las características psicosociales constituyeron factores predisponentes, no así la hipertensión arterial, el antecedente de demencia y la satisfacción de las necesidades básicas.
[REV NEUROL 2006; 43: 137-42]
Palabras clave. Alteración de la memoria asociado a la edad. Atención primaria. Demencia. Factores de riesgo. Memoria. Prevalencia.
PREVALÊNCIA E FACTORES DE RISCO DA
PERTURBAÇÃO DA MEMÓRIA ASSOCIADA
À IDADE NUMA ÁREA DA SAÚDE
Resumo. Introdução. O envelhecimento normal caracteriza-se pela
alteração das funções cognitivas. Em 1958 Kral define o ‘esquecimento benigno da senescência’ para designar uma perturbação
mnésica diferente do envelhecimento normal. Em 1986 um grupo
de investigadores do National Institute of Mental Health e outros
centros propõe uma nova entidade neuropsicológica denominada
perturbação da memória associada à idade. Actualmente constitui
uma prioridade para a comunidade científica estabelecer a prevalência, a evolução e os factores de risco desta entidade. Objectivos.
Estabelecer a prevalência e especificar alguns factores de risco na
perturbação da memória associada à idade. Sujeitos e métodos. O
estudo foi constituído por todos os doentes com idade superior aos
50 anos, de uma área da saúde (234 indivíduos), aos quais se aplicaram os critérios diagnósticos. Além dos doentes, seleccionou-se
um grupo controlo para estabelecer a correlação com factores de
risco seleccionados. Resultados e conclusões. A prevalência obtida
foi de 39,7%; dos quais, 38,7% corresponde ao sexo masculino e
40,4% ao feminino. Também se observou que quanto mais avançada a idade do doente e anos de evolução, maior é a deterioração da
memória. Em relação aos factores de risco, comprovou-se que o
hábito de fumar e as características psicossociais constituirão factores de predisposição, assim como a hipertensão arterial, ou antecedentes de demência e a satisfação das necessidades básicas.
[REV NEUROL 2006; 43: 137-42]
Palavras chave. Alteração da memória associada à idade. Atenção
primária. Demência. Factores de risco. Memória. Prevalência.
142
REV NEUROL 2006; 43 (3): 137-142
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