Luciana,17años,estáencomaporhaberingeridounapastilladeéxtasis.Es «eldíasiguiente».Mientrassusamigossepreguntanquéhapasado,Eloy,el chico que la ama, busca desesperado al camello que le vendió la pastilla paratratardesalvarlelavida.Sóloanalizandoquéconteníaladrogasabrán losmédicosaquéseenfrentan.Lucianaseconvierteennoticiadelaprensa depredadorayenunaspocashorasasualrededortodoseconvulsiona:sus padres,suhermanapequeña,sumejoramigaqueesbulímicaylanecesita para luchar contra su enfermedad, los médicos, la policía que persigue al camello y este que se enfrenta a su jefe… Y mientras, Luciana lucha una partidadeajedrezconlamuerte. www.lectulandia.com-Página2 JordiSierraiFabra Camposdefresas ePUBv1.0 Dirdam13.08.12 www.lectulandia.com-Página3 Camposdefresas Autor:JordiSierraiFabra,1997 Editorial:SM,1997 ISBN:84-226-6846-7 Editororiginal:Dirdam(v1.0) ePubbasev2.0 www.lectulandia.com-Página4 AMontserratSendil, compañeraesencialymágica detantashistorias yaventurasliterarias www.lectulandia.com-Página5 «Nadaesreal, nohaynadaporloquepreocuparse. Camposdefresasparasiempre.» JohnLennon,Strawberryfieldsforever www.lectulandia.com-Página6 www.lectulandia.com-Página7 Capítulo1 Blancas:e4 Abrió los ojos cuando el primer zumbido del teléfono aún no había muerto y lo primeroqueencontrófueronlosdígitosverdesdesuradio-relojenlaoscuridaddela noche. Porellosupoquelallamadanopodíaserbuena. Ningunallamadatelefónicaloesenlamadrugada. Alargó el brazo en el preciso momento en que sobrevenía el silencio entre el primeryelsegundozumbido,ytropezóconelvasodeaguadepositadoenlamesita denoche.Loderribó.Asulado,sumujertambiénseagitóporelbruscodespertar. Fueellalaqueencendiólaluzdesupropiamesita. Lamanodelhombreseaferróalauriculardelteléfono.Lodescolgómientrasse incorporaba un poco para hablar, y se lo llevó al oído. Su pregunta fue rápida, alarmada. —¿Sí? Escuchóunavozneutra,opaca.Unavozdesconocida. —¿ElseñorSalas? —Soyyo. —Verá,señor—lavoz,demujer,setomóunaespeciederespiro.Omásbienfue comosisedispusieraatomarcarrerilla—.LellamodesdeelClínico.Metemoqueha sucedidoalgodelicadoynecesitamos… —¿Esmihija?—preguntóautomáticamenteél. Sintiócómosumujerseaferrabaasubrazo. —Sí,señorSalas—continuólavoz,abiertaydirectamente—.Noslahantraído en bastante mal estado y… bueno, aún es pronto para decir nada, ¿entiende? Sería necesarioquesepasaraporaquícuantoantes. —Pero…¿estábien?—latensiónlehizoatropellarse,lapresióndelamanodesu esposalehizodaño,sucabezaentróenunaespiraldemiedosyangustias—.Quiero decir… —Suhijahatomadoalgúntipodesustanciapeligrosa,señorSalas.Lahantraído sus amigos y estamos haciendo todo lo posible por ella. Es cuanto puedo decirle. Confíoenquecuandolleguenaquítengamosmejoresnoticiasquedarle. —Vamosinmediatamente. —HospitalClínico.Entrenporurgencias. —Gracias…sí,claro,gracias… Sequedóconelteléfonoenlamano,sindarsecuentadequesumujeryaestaba enpie.Despuéslamiró. —¿Unaccidentedecoche?—apenassiconsiguióarticularpalabraella. www.lectulandia.com-Página8 —No,dicenqueseha…tomadoalgo—exhalóél. Laconfusiónseempezabaareflejarensusrostros. —¿Qué?—fueloúnicoquelogródecirsuesposaentrelasbrumasdesunueva realidad. www.lectulandia.com-Página9 Capítulo2 Negras:c6 Cinta,SantiyMáximonosemovíandesdehacíayaunosminutos.Eracomosinose atrevieran. Sólo de vez en cuando los ojos de alguno de ellos se dirigían hacia la puerta,porlaquehabíadesaparecidoelúltimodelosmédicos,obuscabanelapoyo delosdemás,apoyoqueerahurtadoalinstante,comosiporalgunaextrañarazónno quisieranversenireconocerse. —¿Porquéamínomehapasadonada? Habíaformuladolapreguntamediadocenadeveces,ycomolasanteriores,Cinta notuvorespuesta. —Yotambiénestoybien—dijoMáximo. —Dejadlo,¿vale?—pidióSanti. —¿Quévamosa…? LapreguntadeCintamurióantesdeformularla.Desdequehabíaempezadotodo, los nervios se mantenían a flor de piel, pero aún adormecidos, o mejor dicho atontados, a causa del estallido de la situación. Ahora empezaban a aflorar plenamente. Fue Santi el primero en reaccionar, y lo hizo para sentarse al lado de ella. La rodeó con un brazo y la atrajo suavemente hacia sí. Después la besó en la frente. Cintasedejóarrastraryapoyólacabezaenél.Luegocerrólosojos. Comenzóallorarsuavemente. —Hasidounaccidente—suspiróSanticonunhilodevoz. Máximohundiósucabezaentresusmanos. Cintasedesahogósólounossegundos.Acabómordiéndoseellabioinferior.Sin desprendersedelamparoprotectordeSanti,pronuncióelnombrequetodosteníanen esemismoinstanteenlamente. —DeberíamosllamaraEloy. Seprodujounsilencioexpectante. Nadiesemovió. —YtambiénaLoreto—terminódiciendoCinta. Santisuspiró. PerofueMáximoelqueresumiólasituaciónconunrotundoyexpresivo: —¡Joder! www.lectulandia.com-Página10 Capítulo3 Blancas:d4 Lo despertó el timbre del teléfono y al levantar la cabeza de la mesa, el cuello le envióunapunzadadedoloralcerebro.Labrusquedaddeldespertarfueparalelaaese dolor. —¡Ay, ay! —se quejó tratando de flexionar el cuello para liberarse del anquilosamiento. Casinolologró,asíqueselevantóyfuehaciaelteléfono,moviéndoselomismo queunmuñecoarticuladoqueiniciasesuandadura.Nosóloeraelcuello,acausade haberse quedado dormido sobre la mesa, sino los músculos, agarrotados, y la sensacióndemareoproductodelsúbitodespertar,unidoalalarganochedeestudioa basedecafésycolas. EnquienprimeropensófueenLuciana,Cinta,SantiyMáximo. Sus padres no podían ser. Nunca llamaban, y mucho menos a una hora como aquella.¿Paraqué?Asíquesólopodíanserellos.Losmuy… Levantó el auricular, pero antes de poder decir nada escuchó el zumbido de la líneaalcortarse. Encima. Volvióadejarelteléfonosobrelamesaybufóllenodecansancio.Esperóunpar desegundos,luegosedesperezó.Teníalabocapastosa,losojosespesosylalengua pegada al paladar. Debía haberse quedado dormido aproximadamente hacía tres horas.Lasprimeraslucesdelamanecerasomabanyaalotroladodelaventana.Miró loslibros. Élestudiandoylosdemásdemarcha.Genial. ClaroqueaMáximoleimportabanunpitolosestudios,ySantiyahabíadejado dedarlealcallo.Peroencambio,LucianayCinta… Elteléfononovolvíaasonar,asíqueseapartódeélyfuealcuartodebaño,para lavarselacara.Todavíateníatodoelsábadoytodoeldomingopordelanteantesdel dichosoexamendellunes.Suspadreshabíanhechobienyéndosedefindesemana.Y élhabíahechobiennegándoseaescucharloscantosdesirenasdelosotrosparaque almenossalieraelviernesporlanoche. ApesardelomuchoquedeseabaestarconLuciana. Lallamadaserepitiócuandoseechabaaguaalacaraporsegundavez.¿Porqué suspadresnocomprabanunmalditoinalámbrico?Cogiólatoallaysesecómientras se dirigía hacia el teléfono. En esta ocasión se dejó caer en una butaca antes de levantarelauricular.Sí,teníanqueserellos.¿Quiénsino? —SeccióndeVoluntariosEstudiososyFuturosEmpresarios—anunció—.¿Qué clasedezánganoyparásitonocturnoosa? www.lectulandia.com-Página11 Nadieleriólabromaalotrolado. —Eloy—escuchólavozdeMáximo. Unavoznadaalegre. —¿Quépasa?—fruncióelceñoinstintivamente. —Oye,antesdequeestopuedacortarsedenuevo…Estamosen…bueno…Es que… —¡Díselo!—escuchóclaramentelavozdeCintaporelhilotelefónico. —Máximo,¿quéhaocurrido?—gritóalarmadoEloy. —Lucisetomóunapastilla,ylehasentadomal. —¿Una…?—sedespejódegolpe—.¡Mierda!¿Quéclasedepastilla? Lapausafuemuybreve. —Éxtasis. Fueunmazazo.Unaconmoción. ¿Luciana? ¿Un éxtasis? Aquello no tenía sentido. Estaba en medio de una pesadilla. —¿Quélehapasado?¿Dóndeestáis? —EnelClínico.Lahemostraídoporque…bueno,nosabemosquélehapasado, perosehapuestomuymaldeprontoy… —Deberíasvenir,Eloy—escuchódenuevolavozdelamejoramigadeLuciana porelauricular. —Los médicos están con ella —continuó Máximo—. Pensamos que deberías saberloyestaraquí. Sepusoenpie. —Salgoahoramismo—fueloúltimoquedijoantesdecolgar. www.lectulandia.com-Página12 Capítulo4 Negras:d5 Apesardequeelsolacababadedespuntarmásalládelaciudad,lamujeryaestaba en pie, como cada mañana, por costumbre. Estaba cerca del teléfono, en la cocina, preparándosesuprimercafé.Debidoaellopudocogerelauricularantesdequesu zumbidodespertaraatodoslosdemás. Nolegustabanlasllamadasintempestivas.Laúltimahabíasidoparadecirlelode sumadre. —¿Sí?—contuvolarespiración. —¿SeñoraSanz? —¿Quiénllama? —SoyCinta,laamigadeLoreto. —¿Cinta?Perohija,¿sabesquéhoraes? —EsquehapasadoalgoycreoqueLoretodeberíasaberlo. —Estádormida. —Esalgo…importante,señora. —Serátodoloimportantequetúquieras,peroensuestadonopiensorobarleni unminutodesueño.Dimeloqueseaycuandosedespierteselodigo. Hubounapausaalotroladodelhilotelefónico. —Esque…—vacilóCinta. —¿Quéhasucedido? —SetratadeLuciana—suspirófinalmenteCinta—.Estamosenelhospital,enel Clínico. —¡Diosmío!¿Unaccidente? —No,noseñora.Quelehasentadomalalgo. —¿YquieresqueLoretovayaahítalycomoestáella? —Yosólohepensadoqueteníaquesaberlo. —¿Quéesloquehatomado? —Una…pastilla. —¿Drogas? —Noexactamente,bueno…nosabríadecirle—selenotabanerviosayconganas determinarcuantoantes—.¿Lediráloquehasucedidocuandodespierte? —Sí,claro—lamujercerrólosojos. —¿Cómoestáella? —Llevaunpardedíasmejor. —¿Come? —Lointenta. —Estábien.Gracias,señoraSanz—sedespidióCinta. www.lectulandia.com-Página13 ColgódejandoalamadredeLoretotodavíaconelauricularenlamano. www.lectulandia.com-Página14 Capítulo5 Blancas:Caballoe2 LaprimeraenentrarenlasaladeesperafueNorma,lahermanapequeñadeLuciana. Despuéslohicieronellos,lospadres.Elpadresujetabaalamadre,queapenassise sosteníaensusbrazos.Lasmiradasdelosreciénllegadosconvergieronenlasdelos amigosdesuhijayhermana.Cintasepusoenpie.SantiyMáximono.Losojosdel hombreteníanunhalodemarcadadureza.Losdesuesposa,encambio,naufragaban enlaimpotenciayeldesconcierto.LacaradeNormaeraunamáscarainexpresiva. —¿Cómoestá?—quisosaberCinta. ElpadredeLucianasedetuvoenmediodelasala,abarcándolostotalmentecon su mirada llena de aristas. Vieron en ella muchas preguntas, y leyeron aún más sentimientos,deira,rabia,frustración,dolor. Cintatuvounestremecimiento. —¿Quéhapasado?—lavozdeLuisSalassonócomounflagelo. —Nada,estábamos… —¿Quéhapasado?—repitiólapreguntaconmayordureza. SantisepusoenpieparacogeraCinta. —Tomamospastillasyaellalehansentadomal,esoestodo—tuvoelvalorde decir. —¿Quéclasedepastillas? —Bueno,yaselohemosdichoalmédico… —¡Mierda!,¿estáislocosoqué? La madre de Luciana rompió a llorar más desconsoladamente aún por la explosióndefuriadesumarido.InclusoNormapareciódespertarconella.Seacercó asumadrebuscandosuprotección.Sindejardellorar,lamujerabandonóelregazo protectordesumaridoparaabrazarasuhijapequeña. LuisSalassequedósolofrenteaellostres. Cintateníalosojosdesorbitados. —¿Cómo…está?—preguntóporsegundavez. Larespuestalesalcanzódelleno,hiriéndolosenlomásprofundo. —Está en coma —dijo el hombre, primero despacio, para agregar después con mayordesesperación,conlospuñosapretados—:¡Estáencoma!,¿sabéis?¡Luciana estáencoma! www.lectulandia.com-Página15 Capítulo6 Negras:de4 El exterior del after hour era un hervidero de chicos y chicas no precisamente dispuestosadisfrutardelosprimerosrayosdelreciénnacidosoldelamañana.Unos hablaban,excitados,tomándoseunrespiroparaseguirbailando.Otrosdescansaban, agotadosaunquenorendidos.Algunosseguíanbebiendodesusbotellas,básicamente agua. Y los menos echaban una cabezada en los coches ubicados en el amplio aparcamiento.Perolamayoríareíanyplaneabanlacontinuidaddelafiesta,allíoen cualquierotraparte.Cercadelapuertadellocal,lamúsicaatronabaelespacioconsu machaconainsistencia,puroritmo,sinmelodíasnisuavidadesquenadiequería. Elúnicoqueparecíanoparticipardelaesenciadetodoaquelloeraél. Se movía por entre los chicos y las chicas, la mayoría muy jóvenes, casi adolescentes.Ylohacíaconmeticulosacautela,igualqueunpescadorentreunbanco depeces,sóloqueélnoteníaqueextenderlamanoparaatraparaninguno.Eranlos peceslosquelebuscabansiquerían. Comoaquellamuñecapelirroja. —¡Eh!,túeresPoli,¿verdad? —Podríaser. —¿Aúntequedaalgo? —ElalmacéndePolisiempreestálleno. —¿Cuánto? —Dosmilquinientas. —¡Joder!¿Noerandosmil? —¿Quieresalgobuenoosimplementeunaaspirina? La pelirroja sacó el dinero del bolsillo de su pantalón verde, chillón. Parecía imposible que allí dentro cupiera algo más, por lo ajustado que le quedaba. Poli la contempló.Diecisiete,talvezdieciochoaños,aunqueconloquesemaquillabanylo bienalimentadasqueestaban,igualpodíatenerdieciséis.Eraatractivayexuberante. —Con esto te mantienes en pie veinticuatro horas más, ya verás. No hace falta quetetomesdosotres. Le tendió una pastilla, blanca, redonda, con una media luna dibujada en su superficie.Ellalacogióyélrecibiósudinero.Yanohablaronmás.Lavioalejarseen dirección a ninguna parte, porque pronto la perdió de vista por entre la marea humana. Siguiósucamino. Apenasunadecenademetros. —¡Poli! Girólacabezaylereconoció.SellamabaNéstorynoerauncliente,sinounex www.lectulandia.com-Página16 camello.Sehabíaligadoaunacuarentonaconpasta.Suerte.Dejóqueseleacercara, curioso. —Néstor,¿cómoteva? —Bien.Oye,¿elPandora'ssiguesiendozonatuya? —Sí. —¿Estuvisteanochevendiendoallí? —Sí. —Puesalguientuvounasubidadecalor,yomeandaríaconojo. —¿Qué? —Marioviolamovida.Unacría.Selallevaronenunaambulancia. Polifruncióelceño. —Vaya—suspiró. —Yasabescómosonestascosas.Comopasealgo,habráunbuenmarrón.¿Qué vendías? —Lodesiempre. —Ya,pero¿eraéxtasis…? —Oye,yovendo,nofabrico.Hayloquehayypunto.Pormí,comosisellama Margarita. —Bueno—Néstorseencogiódehombros—.Yoteheavisadoyyaestá.Ahora allátú. —Teloagradezco,enserio. —Chao,tío. Sealejódeéldejándolesolo. Realmentesoloporprimeravezentodalanoche. www.lectulandia.com-Página17 Capítulo7 Blancas:Caballoxe4 Normaviocómosuspadressalíandelahabitaciónenlaqueacababandeinstalara Luciana,reclamadosdenuevoporlosmédicosquelaatendían,ysequedósolacon ella. Entoncescasilediomiedomirarla. Teníaagujasclavadasenunbrazo,porlasquerecibíaprobablementeelsuero,un pequeño artilugio fijado en un hombro y conectado a sondas y aparatos que desconocía;untuboenorme,deunostrescentímetrosdediámetro,decolorblancoy amarillo,parecíaserelnuevocordónumbilicaldesuvida.Deélpartíaunderivado queentrabaensuboca,abierta.Otro,selladoconcintaasunariz,seincrustabaenel orificiodeladerecha.Porlapartedeabajodelacamaasomabaunabolsadeplástico alaqueiríanlosorinescuandoseprodujeran.Ydesdeluegonoparecíadormir.Con labocaabiertaylosojoscerrados,embutidaenaquellaparafernaliadeaparatos,más bienseleantojóunconejillodeindias,oalguienalaspuertasdelamuerte. Yeraaterrador. Tuvounaextrañasensación,ajenaalarealidadprimordial. Unasensaciónegoísta,propia,mezcladerabiaydesesperación.Loqueteníaante sus ojos, además de una hermana en coma y, por tanto, moribunda, era el fin de muchosdesussueños,yespecialmentedesusansiasdelibertad. Ahora,aella,yanoladejaríansalir,nidenochenitalvezdedía.YsiLuciana moríatantocomosiseguíaencomamuchotiempo,suspadresseconvertiríanenla imagendelaansiedad,convertiríansucasaenunacárcel. Siempre había ido a remolque de Luciana. Total, por tres años de diferencia… Ellaaúnteníaquevolveracasaaunashorasconcretas,ynopodíasalirdenoche,y muchomenosregresaralamanecerypasarlanochefueradecasaaunquesetratara dealgoespecial,comounaverbena.Ellaaúnestabaatadaalamalditaadolescencia. TambiénLuciana,perosuhermanamayorsehabíaganadofinalmentesusprimerasy decisivascotasdelibertad.Lucianayaestabadejandoatráslaadolescencia.Erauna mujer. ¿Porquéhabíatenidoquepasaraquello? LospadresdeErnesto,uncompañerodelcolegio,habíanperdidoaunhijoenun accidente,ysevolcarontantoensuotrohijoqueloteníanamargado.Esoeraloque leesperabaaellasi… Deprontosintióvergüenza. Sumentesequedóenblanco. Bajólacabeza. ¿Quéestabapasando?¿Eraposiblequeconsuhermanaallí,encoma,ellapensara www.lectulandia.com-Página18 tansóloensímismayensusansiasdevivirydeserlibreparaabrirlasalas? ¿EraposiblequeaúnnohubieraderramadounasolalágrimaporLuciana? Sesintiótanculpablequeentoncessí,algoserompióensuinterior. Yempezóallorar. Lucianapodíamorir,ésaeralarealidad.Opermanecerenaquelestadoelrestode suvida,ytambiéneralamismarealidad.Uncomaeracomolamuerte,aunquecon unaposibilidaddedespertar,enunashorasounosdías.Unaposibilidad.Nisiquiera sabíasisuhermanaeraconscientedealgo,desuestado,desusimplepresenciaallí. Lecogióunamano,instintivamente. —Luciana…—musitó. www.lectulandia.com-Página19 Capítulo8 Negras:Alfilf5-Blancas:Caballog3 Nollores,Norma. Nollores,porfavor. Ayúdame. Osnecesitofuertes,atodos,asíquenollores. Puedoverte,¿sabes,Norma?Nosécómo,porqueséquetengolosojoscerrados, pero puedo verte. Sé que estás ahí, a mi lado, y que llevas tu blusa amarilla y los vaquerosnuevos,¿verdad? ¿Loves? Y,sinembargo,aquídentroestátanoscuro… Esunaextrañasensación,hermana.Escomosiflotaseenningunaparte,mejor dicho, es como si mi cuerpo estuviese fuera de toda sensación, porque no siento nada,nifríonicalor,tampocosientodolor.Esunlugaragradable.Bueno,loseríasi no estuviese tan oscuro. Me gustaría ver, abrir los ojos y mirar. Hay algo que me recuerda la placenta de mamá. Sí, antes de nacer. Recuerdo la placenta de mamá porqueeracálidayconfortable. ¿Ycómopuedorecordareso? No,allínoteníamiedo,habíapaz.Aquíencambiotengomiedo,apesardeque siento algo de esa misma paz. La siento porque estoy a sus puertas. Puedo dar un pasoyolvidarmedetodoparasiempre. Unsimplepaso. Peronopuedomoverme. Norma,Norma,¿ylosdemás? ¿Estánbien? ¿YEloy? Oh,Dios,daríamiúltimoalientoportenerloaquí,amilado,ysentirsumano comosientolatuya,hermana. Tumano. Eloy. Mesientotansola… www.lectulandia.com-Página20 Capítulo9 Negras:Alfilg6 En el despacho del doctor Pons había dos sillas únicamente, así que mientras esperaban, él entró en un pequeño cuarto de baño y regresó con un taburete que colocóenmediodeellas.CintaySantiocuparonlassillas.Máximo,eltaburete.El médicorodeódenuevosumesaparaocuparlabutacaquelapresidía.Desdeellalos observó. Cintaeradeestaturamedia,tirandoabaja,adolescentementeatractivaconlaropa que llevaba, pero también juvenilmente sexy: cabello largo, ojos grandes, labios pequeños, cuerpo en plena explosión. Santi y Máximo, en cambio, eran el día y la noche.Elprimerollevabaelcabellocortoyteníalacarallenadeespinillas,comosi en lugar de piel tuviera un sembrado. El segundo mostraba una densa cabellera, rizada,comosidelacabezalenacierandosotresmiltirabuzonesdecolornegroque luegolecaíanendesordenportodaspartes. Unió sus dos manos entrelazando los dedos y se acodó en su mesa. Luego empezó a hablar, despacio, sin que en su voz se notaran reconvenciones o tonos duros.Eramédico.Sólomédico. Yhabíaunavidaenjuego. —Ahora que vuestra amiga, por lo menos, está estabilizada, es hora de que retomemoslaconversaciónqueantesiniciamos. —Yaledijimostodo… —Oídme,¿queréisayudarlaono? —Sí—contestóCintarápidamente. Losotrosdosasintieronconlacabeza. —¿Quiénmástomópastillas? —Yo—volvióahablarCinta. MiróaSantiyaMáximo. —Todostomasteis,¿no?—preguntóeldoctor. —Sí. —¿Éxtasis? —Sí. —¿Cómosabéisqueeraéxtasis? —Bueno…—vacilóMáximo—.Sesuponeque… —¿Soléistomarloamenudo? —No—dijeronalunísonolosdoschicos. Probablementedemasiadorápido,aunque… —¿Quéefectooscausó?—continuóelinterrogatorio. —Era como… si tuviera un millón de hormigas dentro —dijo de nuevo Cinta, www.lectulandia.com-Página21 dispuesta a hablar—. Mi cuerpo era una máquina, capaz de todo. Un estado de exaltacióntotal. —Yo quería a todo el mundo —reconoció Máximo—. Un rollo estupendo. Me dioporreírmecantidad. —Sí,eso—convinoSanti—.Eracomoestar…muyarriba,nosésimeentiende. Arribaymuyfuerte. —¿Yahora? Nohizofaltaquerespondieran.Elbajónyaeraevidente.Fueranonohabituales, podíantenernáuseas,cefaleas,dolorenlasarticulaciones… —¿QuélepasóexactamenteaLuciana? —Empezóasubirlelatemperaturadelcuerpo. —No —Santi detuvo a Cinta—. Primero se mareó, y luego vino lo de los calambresmusculares. —Fue todo junto —apuntó Máximo—. Yo me asusté cuando vi que dejaba de sudar.Entoncescomprendíqueleveníaungolpedecalor. —¿Asíquesabéisloqueeseso? —Sí. —¿Yaunasí,osarriesgáis? Era una pregunta estúpida, improcedente. Lo comprendió al instante. Miles de chicos y chicas lo sabían, y sin embargo todas las semanas se jugaban la vida tomandodrogasdediseño.Despuésdetodo,sóloalguienmoríadevezencuando. Sólo. —¿Quépasódespués?—siguióeldoctorPons. —Lo que le hemos contado —dijo Cinta—. Empezó con las convulsiones, el corazónseledisparóy… —¿Tenéisaquíunapastilladeesas? —No. Suspiró con fuerza. Hubiera sido demasiada suerte. Con una pastilla al menos sabríaquéllevabaLucianaenelcuerpo.Unanálisisdesangrenobastaba.Habíaque analizarelproducto. Nisiquierasabíancontraloqueluchaban. —Anosotrosnonoshizonada—manifestóSanti—.¿Porquésíaella? —Eso no se sabe, por esta razón es tan peligroso. Os venden química pura adulterada con yeso, ralladura de ladrillos, materiales de construcción como el «Agua-plast» e incluso venenos como la estricnina. A veces son más benévolos y simplemente se trata de un comprimido de paracetamol, que no es más que un analgésico.Perodeloquesetrataesdeque,luego,cadacuerpohumanoreaccionade unaformadistinta.Dehecho,nohaynada,ningunasustancia,capazdeprovocaruna reaccióncomoloquelehasucedidoaLuciana,uncomaenmenosdecuatrohoras; www.lectulandia.com-Página22 perosialguiensufredelcorazón,tieneasma,diabetes,tensiónarterialalta,epilepsia oalgunaenfermedadmentalocardíaca,queavecesinclusoseignoraporserjóvenes ynoestardetectada,lareacciónesimprevisible.Inclusobeberaguaenexceso,pesea que se recomienda beber un poco cada hora, puede llevar a esa reacción. En una palabra:eldetonanteloponelapersona. Dejódehablar.Lostreslehabíanescuchadoconatención.Peroelresultadoerael mismo.Cercadeallíunachicadedieciochoañossedebatíaentrelavidaylamuerte, al filo de ambos mundos, perdida, tal vez eternamente, en una dimensión desconocida.Quizáporelloesperabalaúltimapregunta. LaformulóCinta. —Sepondrábien,¿verdad,doctor? Ynoteníaningunarespuestaparaella.Nisiquieraunmínimodeoptimismoen quebasarse. www.lectulandia.com-Página23 Capítulo10 Blancas:h4 AlsalirdeldespachodeldoctorPonssequedaronunossegundossinsaberquéhacer o adónde ir. Luego, de común acuerdo aunque sin mediar palabra alguna, encaminaronsuspasosendirecciónalasalitaenlaquehabíanesperadolasnoticias acercadelestadodeLuciana. Nosabíanacienciaciertaporquéseguíanallí,perolociertoesquenoselespasó porlacabezamarcharse.Eracomosiyaformaranpartedelhospital,odeldestinode suamiga. Vacilaron al ver que en la sala había otras dos personas, esperando también noticias de otros enfermos. Entonces fue cuando vieron aparecer a Eloy; venía corriendo,congestionadoaúnporlaprisaquesehabíadadoenllegardesdesucasaa aquellahora. Máximollenósuspulmonesdeaire.Santisequedóquieto.Cintafuelaúnicaen reaccionaryendo,directamente,alencuentrodelreciénllegadoparaabrazarseaél. Volvióallorar. —¿Qué…hapasado?—preguntóEloyalarmado. Cintanopodíahablar.FueSantiquienlohizo. —Estáencoma. —¿Qué?—Eloysepusopálido. —Hasidounaputada,tío—manifestóMáximo. —Pero…¿cuántotiempo…? —Estáencoma—repitióSanti—.¡Jo,tú,yasabes!,¿no? Laideapenetrómuydespacioensumente.Fuecomosisedieracuentadeque Cintaestabaallí,entresusbrazos.Laapretóconfuerza,paranosentirsesolo,nitan impotentecomosesentíaeneseinstante. —¿Quédicenlosmédicos?—logróromperelnudoalbergadoensugarganta. —Quehayqueesperar.Lascuarentayochohorassiguientessondecisivas—le respondióSanti. Eloyapretólasmandíbulas. —¿Quémierdashabéistomado?—alzólavozdepronto. No hubo una respuesta inmediata. Fueron los ojos de Eloy los que actuaron de sacacorchos. —Nada,tío,sólounestimulante—pareciódefenderseMáximo. —¿Paraqué?¡Mierda!¿Paraqué? —Oye,sihubierasestadoallí,tútambiénlohabríashecho,¿vale? —¿Yo?¡Sinisiquierafumo! —¿Quétienequeverestoconeltabaco?Lotomamosparaverquépasabayestar www.lectulandia.com-Página24 enformaynocansarnosy… —¡Yparaverquépasaba,coño!—acabóSantilafrasedeMáximo. —Porfavor…noospeleéis…porfavor—suplicóCinta. —Yonohabríatomadonada—insistiómirándola—.Nilahabríadejadoaella. ¿Lohabéishechoporeso,porquenoestabayo? —Hasidounacasualidad—Santidejócaerlacabezaabatido. —¡Yunamierda!—gritóEloy. —Estábamos con Ana y Paco, bailando, y entonces… —Cinta volvió a verse dominadaporlaemoción.Laslágrimasleimpidieroncontinuarhablando.Seabrazó denuevoconfuerzaaEloyybalbuceóundesesperado—:Losiento…Losiento… Losiento… Yanoencontróningunasimpatíaniconsueloenél.Laapartóbruscamentedesu lado. —¡Irosalamierda!—exclamóelmuchacho—.¡Parecéiscríosde…! Noterminólafrase.Girósobresustalonesylosdejóallí,quietos,inmóviles,tan perdidoscomoloestabanyaantesdesullegada,peroahoramuchomásvulnerables porlacondicióndeculpablesantesusojos. www.lectulandia.com-Página25 Capítulo11 Negras:h6 SetropezóconNormainesperadamente,mientrassesentíacomounleónenjaulado en mitad del laberinto de pasillos y salas, sin saber qué más hacer para conseguir abrir una brecha en el sistema. Los dos se reconocieron en mitad de la nada, envueltosensusoledad. —¡Eloy! La hermana de Luciana se le echó a los brazos. Por primera vez desde que la conocía,yprontoharíadosaños,élnolarehuyó,alcontrario:laabrazóyledioun besoenlacabeza,porentrelaespesamatadesupelo.Normatemblaba. Yélesperó,cauteloso,aunqueenaquelmomentosabíaquesenecesitaban. Yanoteníanadaqueverelhechodequeella,comomuchashermanasmenores, estuvieraenamoradadeél. —Mehandichoqueestá…encoma—murmurócasiunminutodespués. Normanoseseparódesuabrazo. —Tengomiedo—reconoció. —Nomehandejadoverla—dijoEloy—.Llevolatirapidiendo… Estavezsí.Lachicaseapartódeélparamirarlealosojos.Luegolocogiódela mano. —Ven—selimitóadecir. Lasiguió.Erauncontactodulcey,enelfondo,unamanoamiga.Laprimeraen aquel mundo inhóspito. ¡Norma y Luciana se parecían tanto! De hecho, viendo a Norma,recordabacómoycuándosehabíaenamoradodeLuciana.Enaqueltiempo, sinembargo,Lucianaseacababadeconvertirenunamujer. El trayecto apenas duró veinte segundos. Norma se detuvo en una puerta. Sin soltarle a él de la mano la traspuso, empleando la otra para abrirla. Los dos se encontrarondentroconlospadresdelasdoshermanas. PeroEloyapenassireparóenellos. La imagen de Luciana, inmóvil, con los ojos cerrados, la boca abierta y las agujas,ylostubosentrandoysaliendodeella,leatravesólamente. —Hijo…—suspiróconemociónlamujerlevantándose. —Mequedéaestudiar…Losiento,¡losiento!—apenassilogróarticularpalabra aunquesinpoderdejardemiraralapersonaquemásamabaenelmundo. www.lectulandia.com-Página26 Capítulo12 Blancas:Caballof3-Negras:Caballod7 ¿Eloy? ¡Oh!,Dios…¿Erestú,Eloy? ¿Estoysoñando?No,noesunsueño.Erestú. Reconozco tu voz, y huelo tu perfume y… sí, también puedo verte, al lado de Norma.Yahoramamáquetedaunbesomientraspapásigueabatidoahí,juntoala ventana. Hasllegado.Sabíaqueloharías,perocomoaquíeltiemponoexiste,nosabía cuándoseríaposibleverte.¡Ahora,sinembargo,mealegratantotenerteamilado! Aunquelamentomiaspecto. Estoyhorrible,¿verdad? Ypensarqueloúltimoquetedijefue… Tequiero.Nohablabaenserio,¿sabes?¡Quéestúpidafui!Enrealidad…nosé, estabajugando,yasabestú.Creoquemeasustabaatarme.Sedicentantastonterías acercadelprimeramor:quesiseempiezaprontoluegoseestropeaenseguida,que esmejorvivirprimeroydespués… Noquieroperderte,Eloy. Niquieroperdermeyo. ¿Porquénomecogesdelamano? Porfavor… ¿Hasestudiadomucho?Supongoquesí,todalanoche.Menudoeres.Yterco.Y ahoraesto,¡menudopalo!Siellunessuspendeselexamen,encimaseráculpamía. Mesabemal,cariño,perotejuroqueyonoqueríaacabarasí.Loúnicoquedeseaba erapasarunanocheloca,emborracharmedemúsica,olvidar,volar.Lodeseabamás quenunca. Aunqueteechabademenos. Mecrees,¿verdad? Claro.Estásaquí.Delocontrarionohabríasvenido. Cógemedelamano. Vamos,cógemedelamano. Así… Gracias. Ahorayanomeimportanelsilencionilaoscuridad. Ahora… www.lectulandia.com-Página27 Capítulo13 Blancas:h5 —¿SoislosqueestabaisconLucianaSalas? Lo miraron los tres, sorprendidos. Era como si hubiera aparecido allí de improviso,materializándoseensupresencia. —Sí—reconocióMáximo. —InspectorEspinós—sepresentóelhombre—.VicenteEspinós. —¿Policía?—seextrañóSanti. —¿Quécreéis?—hizoungestoexplícito—.Setratadeundelito,¿noosparece? Cintaestabapálida. —Nosotros no hemos hecho nada —se defendió. El hombre no respondió a su aseveración. —¿Quiénosdioesapastilla?—preguntósinambages. Los tres se miraron, inseguros, acobardados, indecisos. El policía no les dejó reaccionar.Suvozsehizounpocomásruda.Sólounpoco.Nadamás.Suficiente. —Oídme: cuanto antes me lo contéis, antes podré hacer algo. Puede que os vendierancualquiercosaadulterada,¿entendéis?Paraqueestanochenoacabenadie máscomovuestraamiga,dependedeloqueahorahagamos.Esmás:siconseguimos unapastillaigualalaquesetomóella,esprobablequelaayudemosarecuperarse. —Noloconocíamos—dijoCinta. —¿Quéaspectotenía? —Pues…nosé—miróaSantiyaMáximoenbuscadeayuda. —Eraunhombredeunostreintaaños,puedequemenos,notengobuenojopara eso —se adelantó Máximo—. Me pareció normal, vulgar. Todo fue muy rápido, y estabaoscuro. —Eralaprimeravez…—tratódeintercalarSanti. —¿Algunaseña,colordeojos,decabello,untatuaje? —Bajo,cabellonegroycorto,vestíatrajeoscuro.Mechocóporquehacíacalor. —Narizaguileña—recordóSanti. —¿Algúnnombre? —No. —¿Cuántooscostóloquecomprasteis? —Dosmilcadauno.Pedíadosmilquinientas,peroalcomprarvarias… —¿Tomasteistodos? —Oiga…—seincomodóMáximo. —¿Selopreguntoavuestrospadres? —Tomamostodos—dijoCinta. —¿Cómoeranlaspastillas? www.lectulandia.com-Página28 —Blancas,redondas,tipoaspirinaymáspequeñas,¿cómoquiereque…? —Teníanunamedialunagrabada—manifestóSantisabiendoaquésereferíael inspector. Elhombrepusocaradefastidio. —¿Unamedialuna? —Sí. Chasqueólalenguaconmalcontenidafuria. —¿Quépasa?—quisosaberMáximo. —Nada que os importe —se apartó de ellos pensativo antes de agregar—: ¿Dóndefue? —EnelPandora's. —Muy bien —suspiró—. Dejadme vuestros teléfonos y direcciones, y si recordáis algo más, llamadme —les tendió una tarjeta a cada uno—. A cualquier hora,¿deacuerdo? Noesperósurespuestaysealejódeelloscaminandoconelpasomuyvivo. www.lectulandia.com-Página29 Capítulo14 Negras:Alfilh7 VolvieronatropezarseconEloyfrentealapuertadeaccesoaurgencias.Salíadela zona de las habitaciones, allá donde ellos no habían conseguido entrar, y pudieron percibirclaramentelashuellasdelllantoensusojos.Teníalasmandíbulasapretadas. —¿Lahasvisto?—seinteresóCinta. —Sí. Iba a preguntar algo más, pero no lo hizo al ver la cara de su amigo. Por el contrario,fueélquienformulólasiguientepregunta. —¿HabéisllamadoaLoreto? —Sí. —¿Quéhadicho? —Hemoshabladoconsumadre.Nohaqueridodespertarla.Sólolefaltabaesto talycomoestáella. —¿Tenéisalgunapíldoramásdeesas?—preguntódeprontoEloy. —No. —Los médicos no saben qué había en ella, cuál era su composición. Si pudiéramosconseguiruna,talvez… —Sí,yalosabemos—asintióSanti. —¿Deverascreesqueunapastillaayudaríaa…?—apuntóCinta. —¡Nolosé,perosepodríaintentar!,¿no? Noocultósuimpotenciallenaderabia.Frentealabatimientoyladesesperanzade Cinta,SantiyMáximo,todoenélerapuronervio,unaansiedadmalmedidaypeor controlada. —¿Adóndeibais?—lespreguntódenuevo. —Acasa,adormirunpoco—suspiróCinta. Eloynolamiróaella,sinoaMáximo. —¿Osvaisadormir?—espetó. —¿Quéquieresquehagamos? —¿Ellaestámuriéndoseyvosotrososvaisadormirtantranquilos?—insistióél. —¡Estamosagotados,tío!—protestóMáximo. Parecíanopodérselocreer. —¿Te pasas los fines de semana enteros bailando, de viernes a domingo, sin parar,yahoramevienesconqueestásagotadounsábadoporlamañana?—levantó lavozpresodesufuria. —Yavale,Eloy—tratódecalmarloSanti. —Todosestamos… NadiehizocasoahoraaCinta.EloyseguíadirigiéndoseaMáximo. www.lectulandia.com-Página30 —Fuistetúquiencompróesamierda,¿verdad? —Oye,¿dequévas? —¡Fuistetú! —¿Yquésifuiyo,eh?—acabódisparándoseMáximo—. ¿Quépasacontigo,tío? —¡Malditocabrón! Seleechóencima,peroSantiestabaalerta,yeramásfuertequeél.Lodetuvoy loobligóaretroceder,mientrasCintaseponíatambiénenmedio,denuevollorosay albordedeunataquedenervios. —¡Porfavor,noospeleéis,porfavor!—gritólamuchacha. —Vamos,Eloy,cálmate—pidióSanti—.Nohasidoculpadenadie.Ytampoco hasidoculpasuya.FueRaúlelquetrajoaltipoyelque… —¿Estabaahíeseimbécil?—abriólosojosEloy. —Sí—reconocióSanti. La presión cedió, los músculos de Eloy dejaron de empujar y Santi relajó los suyos.Máximotambiénrespiróconfuerza,apretandolospuños,dándoleslaespalda mientras daba unos pasos nerviosos en torno a sí mismo. Cinta quedó en medio, abrazándosecondesvalidatristeza. Fueenesemomentocuandolaspuertasdeurgenciasseabrierondeparenpary, corriendo,entraronvariaspersonasllevandoaunniñollenodesangreenlosbrazos. Ellugarseconvirtióenuncaosdegritos,vocesycarreras. www.lectulandia.com-Página31 Capítulo15 Blancas:Alfild3 EldoctorPonsletendióelpliegodehojas. —Desde luego, no es Metilendioximetaanfetamina, sino Metilendioxietanfetamina. ElinspectorEspinósalzólavistadelanálisisdesangre. —Noeséxtasis—aclaróelmédico—,sinoeva. —Bueno, eso ya me lo imaginaba —reconoció el policía—. La gente sigue llamándoloéxtasispero… —Lomaloesqueahoraqueteníamoseléxtasisbastanteestudiado…—hizoun gesto de desesperanza el doctor Pons antes de empezar a hablar, casi como si lo hicieraparasímismo—.Quizánodebíahaberseprohibido,yavestú.Cuandovamos descubriendo una cosa, la prohíben, y entonces sale otra más difícil y compleja de detectar. A comienzos de siglo se empleaban dosis controladas de éxtasis en psiquiatríaparamejorarlacomunicaciónconlospacientes.Ahora,desdequelaDEA locatalogóen1985dentrodelgrupodesustanciassinutilidadmédicareconocida,y conriesgosdeadicción…Enfin,quepreferíavérmelasconeléxtasis,amigo.Está claro que siendo el eva un veinticinco por ciento menos potente que el éxtasis, su mayorcantidaddeprincipioactivolohacemáspeligroso,porqueactúamásrápido. Estodoloquesabemosypocomás,muypocomás. —¿Yademásdeeva,quéconteníaesapastilla? —Ahí está todo lo que hemos detectado —señaló el análisis de sangre—, pero como siempre, es insuficiente. El cuerpo ya ha eliminado algunas sustancias. Seguimos sin saber contra qué luchamos. De las variedades analizadas por los laboratorios de toxicología últimamente, el ochenta por ciento era eva, y no había ningunapastillacuyacomposiciónfueseigualaotra.Siemprehayalgunaporquería quelasdiferenciaentresí. —Ésta también es diferente —le informó el inspector Espinós—. Según esos chicos, tenía una media luna grabada. Es la primera con esta marca, así que debe haberunanuevapartidareciénllegadaalaciudad,talvezdeprocedenciaremota. —¿Porquélesponenesossellos?¿Losabes? —Paradistinguirlas,parajugar…¡quéséyo!Hevistopastillascontantasfiguras ynombres…:elconejitodePlayBoy,lalenguadelosRollingStones,logotiposde canalesdetelevisión,dibujosinfantiles… —Demomento,estalunayatieneunavíctima. —Luna —rezongó el policía—. Malditos hijos de puta… Un paquete de mil pastillas pesa algo más de un cuarto de kilo, ¿cómo lo ves, eh, Juan? Alrededor de doscientos ochenta gramos. ¡Diez mil pastillas pesan menos de tres kilos! ¡Y valen www.lectulandia.com-Página32 veintemillonesdepesetasenelmercado! —Eselprecioloquelohacefácil—intercalóelmédico—.¿Acómoestáahorala cocaínaenlacalle? VicenteEspinóssuspiróagotado. —Docemilelgramo. —Creoqueelspeedestáaunastresmil,yeléxtasisoelevaaunpocomenos, ¿me equivoco? Es lo más barato, y por tanto también lo más explosivamente peligroso. En Inglaterra se consumen a la semana entre un millón y un millón y mediodepastillas,todasentrechicosychicasdetreceadiecinueveaños.¿Cuántasse consumenenEspaña? Nohabíacifras,ylosdoslosabían.Porellolapreguntasehacíamásangustiosa. —Nosllevanunagranventaja—dijoelpolicía—,losfabricantesylostraficantes por un lado, y esos chicos por otro. A veces oigo a mi hija hablar de música y me parece una extraterrestre. Rave, hardcore, trance, house, techno, hip-hop… ¡Hasta hacepocoaúncreíaqueelbacalaosecomía,yahoraresultaqueloescribenconKy se baila! —no se rió de su mal chiste—. ¿Qué más quieren si ya salen de noche, practicanelsexoyhacenloquelesdalagana?¿Porquéademáshandedestruirse? ¿Esesolibertad? —¿Recuerdascuandofumábamoshierbaenlossesenta? —¡Venga,nocompares,tú! —Lo único que sé es que a veces se necesita una muerte para sacudir a la sociedad —desgranó Juan Pons con deliberada cautela—. En 1992 las drogas de diseño apenas si alcanzaban un tres por ciento del consumo total en nuestra Comunidad.En1993saltamosaldiecinueveporciento,en1994llegamosaltreintay cuatroporcientoyen1995…Desdeentonces,ysobretodoenestosúltimostiempos, ha seguido aumentando su consumo. Aun así, estamos lejos de los cincuenta y dos adolescentesmuertosenInglaterraenlaprimeramitaddelosnoventa.Cincuentay dos, que se dice pronto. Y eso quitando comas, lesiones permanentes y efectos secundarios. Y espera, que dentro de diez años tendremos una generación de depresivos, porque eso es lo menos que les va a pasar a estos chicos. Las lesiones cerebralesyfísicasserándeconsideración. —Estecasolevantaráampollas—dijoVicenteEspinós. —Poresotedecíaqueavecessenecesitaalgocomolodeestachicaparasacudir alaopiniónpública. —Ya,peroalaúnicaopiniónpúblicaquevaasacudiresalapolicía. —¿Quéharás,unaredadageneraldecamellosconsellodeurgencia? —Noseascruel,Juan—protestóelinspector—.Perodesdeluegovaahaberuna buenamovida. —¿Tehandadoalgúndatodeinterésesoschicos? www.lectulandia.com-Página33 Elpolicíasepusoenpie. —Unanarizaguileña. —¿Y? —Essuficiente—dijoVicenteEspinós—.Almenosporahora. Yletendiólamanoasuamigo,dispuestoairse,dandoporterminadasubreve charla. www.lectulandia.com-Página34 Capítulo16 Negras:Alfilxd3 Marcóelnúmerodeteléfonodememoriayapenaslohubohecho,miróaderechae izquierda, para asegurarse una vez más de que todo estaba tranquilo y la calle envuelta en la normalidad prematura de un sábado por la mañana. No tuvo que esperarmucho. —¿Sí?—lecontestóunavozfemeninaporelauricular. —¿ElseñorCastro? —Duerme—fueuncomentarioescueto—.¿Quiénlellama? —Poli—dijoél—.PoliGarcía. —¿Quéquieres? —Hahabidounamovida.Hedehablarconél. —¿Quéclasedemovida? —Oye,despiértalo,¿vale?Puedeserimportanteytienequesaberlo. —¿Quéclasedemovida?—repitiólavozfemenina. —Unachicaenelhospital—bufóelcamello—.Estoyenunacabina,ynotengo muchasmonedas. —Cómprateunmóvil.¿QuétienequeveresachicaconAlex? —Levendíunaluna.Delasprimeras. Ahorasí.Ellapareciócaptarlaintención. —Espera—suspiró. Notuvoquehacerlomuchotiempo,peroporsiacasointrodujootramonedade veintedurosporlaranuradelteléfono. —¿Poli?—escuchólavozdeAlejandroCastro—.¿Quéclasedemierdaesésa? —Ya ves. Estuve en el Pandora's, vendí como cincuenta, y nada más irme una chicasepusoaparir. —¿Golpedecalor? —Esoparece. —¿Cómolosabes? —Melohansoplado.Yotambiéntengoamigos,¿sabes? —¿Estábien? —¡Yyoquésé!Debeestarenalgúnhospital. —¡Eh,eh,tranquilo! —¿Tranquilo?Esaclasedemarronesnomegustan.Simuere,habráproblemas;y aunque no la palme puede que los haya igualmente. ¡Coño, me dijiste que era materialdeprimera! —¡Yloes!,¿quétecrees? —¡Nuncamehabíapasadonadaasí! www.lectulandia.com-Página35 —Oye,Poli,entérate:yonolasfabrico,lasimporto.Ytrabajocongentequelo hacebien. —Todoloquetúquieras,peroyotengodoscientaspastillasencimayyaveremos quépasaestanoche. —¡Yotengoquincekilos,yhayquevenderlas,nomevengasconchorradas! —Mira,Castro,siesacríamuere,lapolivaaremovercieloytierra,ycomoden conmigo… —¿Comodencontigo,qué?—leatajóelaludidoalotroladodelteléfono. Polipercibióclaramentesutono. Llenósuspulmonesdeaire. —Nada—acabódiciendo—.Supongoqueestoyunpoconervioso. —Puestómateunatilaycálmate,¿vale? Nohabíamuchomásquedecir. —¡Vale! Elotronisiquierasedespidió. www.lectulandia.com-Página36 Capítulo17 Blancas:Reinaxd3 Loretoaparecióenlapuertadelacocinaconelsueñotodavíapegadoasuspárpados. Su madre la contempló buscando, como cada mañana en los últimos días, la naturalidad en sus gestos y la indiferencia en su mirada. Pero también como cada mañana, le fue difícil hacerlo. Pese al camisón, que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, la delgadez, de su hija era tan manifiesta que seguía horrorizándola.Losbrazosylaspiernaseransimpleshuesosconapenasunosgramos decarnetodavíaluchandoconfirmezaporlasupervivencia.Elpechonoexistía.Pero lopeorseguíasiendoelrostro,enteco,llenodeángulosdebidoaqueenélnohabía yamásquepiel. Aveceslecostabareconocerla. Habíasidotanbonita. Tan… —Hola,mamá.Buenosdías. —Buenosdías,cielo. —Hedormidodocehoras,¿no? —Sí,estábien.¿Cómoteencuentras? —¡Oh!,estupendamente. Le hizo la pregunta que tanto temía, pero que debía formular para dar visos de normalidadcotidiana.Lapreguntaquetresvecesaldíalallenabadezozobra.Yno porqueellafuesearechazarla. —¿Quieresdesayunar? Seencontróconlamiradadesuhija. —Unoscereales,conleche. —¿Telospongoyo? —No,yaloharéyomisma,gracias.Voyalavarme. Laviosaliryseapoyóenlamesa.Afindecuentasloimportanteyanoerasólo quecomieraalgosinmuestrasdegulaoansiedad,sinoquenolovomitaradespués. Ésaeralaclave. De algún lugar de sí misma buscó las fuerzas que le permitieran seguir. Ella tambiénestabacomosuhija:enloshuesosdesuresistencia.Perolosmédicos,los psiquiatrassobretodo,nodejabanderepetirleyrecordarlequeteníaqueserfuerte, muyfuerte. Siellaflaqueaba,Loretoestaríaperdida. Deprontorecordólallamadatelefónica. Pensóennodecirlenada,perodecualquierformaellallamaríaantesodespuésa susamigos,asíque… www.lectulandia.com-Página37 —¡Loreto! Fuetrasella.Yaestabaenelbaño.Llamóalapuertayentrócasiacontinuación. Su hija se cubrió el cuerpo rápidamente con la toalla. Pero bastó una fracción de segundoparaqueellapudieseverladesnuda.Casituvoqueabortarungritodepánico ydolor. Losprisionerosdeloscamposdeexterminionazisnoteníanpeoraspecto. —¡Mamá!—gritóLoreto. —Lo… siento, hija —trató de dominarse a duras penas—. Es que algo le ha pasadoaLucianay… Loretoseolvidódelainterrupción. —¿Quépasa?—sealarmó. —La han llevado al Clínico. Por lo visto se ha tomado algo esta noche, alguna clasededroga. —¡Oh,no!—elrostrodelamuchachasetransmutó—.¿Estábien? —Nolosé.Hanllamadomuydemañana,apenashabíaamanecido. —¿Porquénomedespertaste? —Vamos,hija,¿quéqueríasquehiciese? —Hedeirallí—dijoLoreto. —¿Entuestado?—Mamá… Saliódelbaño,envueltaenlatoalla,ycaminóendirecciónalteléfono.Marcóel númerodelacasadeLucianayesperóunossegundos. —Nohaynadie—dijofinalmente. Colgó. Yeneseinstanteeltimbredelaparatolassacóalasdosdesusilencio. www.lectulandia.com-Página38 Capítulo18 Negras:e6 VicenteEspinóssalióporlapuertadeurgenciasdelHospitalClínicoysedetuvoen laaceraparatomaraireydecidirquérumboseguir.Lamañanaeraagradable.Una típica mañana de primavera, a las puertas del verano y en tiempo de verbena, pero aún sin los calores caniculares. No le gustaban los hospitales. Debía ser hipocondríaco.Sedecíaqueunbuentantoporcientodepersonasqueentrabanenun hospital, salían con algún virus pegado al forro. Y lo mismo los pacientes. Los curabandeunatonteríaysalíanconalgogordo. Se olvidó de sus malos presagios cuando le vio a él. Aunque de hecho su presencianohizomásquereavivarleotros. Elreconocimientofuemutuo. —¡VayaporDios!—comentóelpolicíasinocultarsudisgusto. —Caramba,laley—dijoelaparecidodeteniéndoseanteél. Nopodíasercasual.NoconMarianoZapata. —¿Quéhaceporaquí?—lepreguntó. —Creoquelomismoqueusted—sonrióelperiodista—.¿Quéhaydeesachica? —Lasnoticiasvuelanrápido.¿Quiénlehallamado? —Contactos—seevadióMarianoZapataconunairedesuficiencia. —¿Porquénolehaceunfavoraella,yalainvestigación,yseva? —Vamos, Espinós —el periodista abrió los brazos mostrándole sus manos desnudas—.¿Melodiceenserio? —Selodigoenserio,sí. —Debería saber que es bueno que esas cosas se sepan —justificó Zapata—. Siempre actúan de freno. Un montón de padres les prohibirán a sus hijos salir el próximo fin de semana, y tal vez, algunos chicos y chicas no vuelvan a tomar porquerías recordando lo que le ha sucedido a esta chica. Eso tiene de bueno la información. —Dependedecómosedé. —¿Quieredecirqueyolamanipulo? No le contestó directamente, aunque le hubiera gustado. Siempre había existido unacoexistenciamásomenospacíficaentrelaleyylaprensa.PeroMarianoZapata eraotracosa.Unsensacionalista. —Si habla de esa chica, los responsables de lo que le ha sucedido tomarán precauciones. —Osea,quedebocallarparaayudarlesadesarrollarsuinvestigación. —Másomenos. —No puedo creerlo —se burló el periodista antes de que cambiara de tono y www.lectulandia.com-Página39 dijera con énfasis—: ¡La gente tiene derecho a saber lo que pasa! ¡Y cuanto antes mejor! Eralamismahistoriadesiempre.Nosabíaporquédiscutíaconél. Iniciódenuevosucamino,sinsiquieradespedirse. —Vamos,Espinós—leacompañólavozdeZapata—.Tienetodoeldíadehoy parainvestigarelcaso,¿quémásquiere? Queríaromperlelacara,odetenerle,peroesohubierasido…¿anticonstitucional? ¿Quiéndecíaquehastalasratastienenderechos? www.lectulandia.com-Página40 Capítulo19 Blancas:Alfilf4 Alllegaralportaldeledificio,losdosaminoraronelpasodeformaquesedetuvieron comosiseleshubieseterminadolaenergía.Santi,quellevabaaCintacogidaporlos hombros,fueelquesecolocódelantedelachicaparabesarla. Ellasedejóhacer,sincolaborar,sinreaccionar. —¿Estásbien?—acabópreguntandoél. —Sí. —¿Seguro? —Quesí. Santilevantólacabeza.Mirólacasa. —Noesconvenientequetequedessola—comentó. —Ya—Cintaplególoslabios. —¿Tuspadresvuelvenmañana? —Yasabesquesí. —Déjamequesuba. —No. —Pero… —Ahorano—quisozanjareltemasinconseguirlo. —¿Porqué? —Porque acabarás como siempre, y no me apetece. Además, la última vez casi nospillan,yjuréquenovolveríaasertanimprudente. —Oye,queessábadoporlamañana.Laotravezeradomingoynosquedamos dormidos.Yellosnovanavolverelsábadoporlamañana,¿vale? —Imagínatequemimadreseponemaloquéséyo. —Escucha—tratódeserconvincente,casitantocomosolíagustarleasunovia —,sóloquieroecharmeunrato,nadamás.Yasínoshacemoscompañía.Hasidoun palo,ynoquierodejartesola. SeencontróconlamiradacargadadedudososreprochesdeCinta,peronadamás. —Ademásdijeencasaqueestaríafueratodoelfindesemana—continuóél—.Si aparezco a esta hora del sábado van a creer que ha pasado algo. No esperaba que ocurrieraunacosaasí. —Muchacaratienestú. —Va,noseasasí. Le dio un beso en la frente y Cinta cerró los ojos. Luego él la atrajo hacia su pecho,yellasedejóacariciar,muyquieta. Nohizofaltavolverahablar. Acabaron entrando en el portal en silencio, todavía abrazados, revestidos de www.lectulandia.com-Página41 ternura,hastaquelaaparicióndeunavecinaenlaescaleraleshizosepararse. www.lectulandia.com-Página42 Capítulo20 Negras:Reinaa5 Abriólapuertaconsigilo,porsiteníasuerteyellosaúndormíanoporlomenosnole oíanllegar,perocomprendióquenoeraprecisamentesudíadesuerte. Sumadreaparecióenelpasillo,enbata,consuhabitualcaradepreocupación. —¡Vayahoras,Máximo!—fueloprimeroqueledijo. Losiguientefueacercarseaél,paracomprobarsuestado. —Estoybien,mamá.Nohebebido. Parecíanocreerle.Seleplantódelante,mirándolodehitoenhito. Notuvotiempodemostrarseenfadadoporlafaltadefematerna,nideprotestaro tratar de capear el temporal al que, por otra parte, ya estaba habituado. Su padre aparecióporlapuertadelbañoamedioafeitar. —¿Qué,porquénoempalmasya,directamente?—legritó. —Semehahechotarde,caramba.Novoyaestarmirandolahora… —¡Ay, hijo, es que primero llegabas a las tres o las cuatro, luego ya fue al amanecer,yahora…!—sepusoenplandramáticosumadre. —Oye,tengocasidiecinueveaños,¿vale? —¡Atumadrenolecontestes!,¿meoyes?¡Miraquetedoyunguantazoquete pongo las orejas del revés! ¡Casi diecinueve años, casi diecinueve años! ¡Si aún te quedansietemeses,críodemierda! —Bueno,nodiscutáis—tratódecontemporizarlamujer. —Tú has empezado, mamá —la acusó Máximo—. He salido, se me ha hecho tardeyestoybien,¿ves?¿Quémásquieres? —¿Ynopiensasquetumadreavecesnopegaojoentodalanoche?—continuó gritandoelhombre. —Yonotengolaculpadeeso—sedefendióél. —Siesquecadasemanasematantantoschicosenaccidentesque… La discusión ahora ya era entre ellos dos, como habitualmente solía suceder. Dejarondehacerlecasoaella. —¡Yahoraadormirhastalahoradecomer,claro!¡Esositelevantas,porquealo peorempalmasyhastalanoche,yvueltaaempezar!Pues¿sabesloquetedigo,eh? ¿Sabesloquetedigo?¡Quesemeestánempezandoahincharlasnarices!¡Yamí cuandosemehinchanlasnarices…! —Vale, oye, no grites —trató de contenerle Máximo al ver que su madre iba a ponerseallorar. —¡Túacallar,yogritoloquemedalagana! Máximosetragósuposiblerespuesta.Lohizotantoporcansanciocomoporsu madre.Elsilenciolosenvolviósúbitamente,deformaquelostressemiraroncomo www.lectulandia.com-Página43 animalesacorralados. Fuesuficiente.Latensióncediódemaneraprogresiva,comounaespiral. Elhombrevolvióameterseenelcuartodebaño,dandounportazo. YMáximoentróensuhabitación. Enelmomentodedejarsecaersobrelacama,teníalospuñosapretados,perono sóloeraporladiscusiónqueacababadetener. SeguíapensandoenLuciana,yenRaúl,yen… www.lectulandia.com-Página44 Capítulo21 Blancas:Alfild2 Aparecieronlosdos,y,alentrarenlasala,MarianoZapataselevantó.Fueélquien lestendiólamanoenprimerlugar. —¿SeñoresSalas? Primeroselaestrechóaella,haciendounaleveinclinación.Despuésaél.Acto seguidolesmostrósucredencialdeprensa. EstherSalaslomirósinacabardecomprender. —¿CómoestásuhijaLuciana?—seinteresóelperiodista. —En…coma—articulóLuisSalas. —Sí,losé.Mereferíaasihabíahabidoalgúncambio—aclaróMarianoZapata. —No,dicenqueaúnes…pronto. —Créanmequelosiento.Estascosaslerevuelvenaunoelestómago. —¿Vaaescribiralgosobrenuestrahija?—vacilóelpadredeLuciana. —Debohacerlo. —¿Porqueesnoticia? —Esalgomásqueeso,señorSalas—tratódemostrarselomássinceroposible,y enelfondoloera—.Cuandoestascosaspasanladesgraciadeunapersonasueleser lasalvacióndeotras. —Noleentiendo—musitólamujer. —Un caso como el de Luciana alerta a los demás, a posibles víctimas y a sus padres—leaclarósumarido. —Asíes—corroboróelperiodista—.Deahíquequierahablarconustedes,saber algomásdesuhija,pedirlesquemecuentencómoera,quemedenalgunafotografía. —Señor… —Zapata,MarianoZapata—lesrecordó. —Señor Zapata —continuó Luis Salas—. Ahora mismo no estamos para otra cosaquenoseaparaestarasulado,¿entiende?Talvezmañana,opasado…nosé… —Esta noche cientos de chicos y chicas tomarán la misma porquería que ha llevadoaLucianaaeseestado,señorSalas—insistióél. —Todoestoacabadeocurrir.Todavía…—balbuceóEstherSalas. —Seloruego,señorZapata—pidióLuisSalas. —¿PodríahacerleunafotografíaaLuciana? —¡No! Fuecasiungrito.Losdoshombreslamiraron. —Señora,esaimagen… —¡Noquieroquenadielaveaasí,porDios! Todo el horror del mundo tintaba sus facciones. El periodista supo ver en ellas www.lectulandia.com-Página45 unanegativacerrada. —Deacuerdo,señora—seresignó—.Losiento. Yvolvióatenderleslamanodispuestoamarcharse. www.lectulandia.com-Página46 Capítulo22 Negras:Reinac7 CintasintiólamanodeSantiensumuslodesnudo,yrápidamentemoviólasuyapara detenersuavance. —Yavale—dijoconescuetasequedad. Santinolehizocaso.Siguiórecorriendosupiel,ensentidoascendente,tratando devencerlaoposicióndelamanodeella. —¡Estatequieto!,¿quieres?—acabógritandoCintamientrassedabalavueltaen lacama,furiosa. —Mujer…—sedefendióél. —¡Hasdichoquesóloqueríasecharteunrato! —Esquealverteasí… —¡Puescierralosojos,odatelavuelta! —Ya. Cintaseacodóconunbrazoylemirópresadeunafuerterabia. —¿Seríascapazdehacerlo,ahora?—lepreguntó. —¿Porquéno? —¿ConLucianaenelhospital,encoma? —Precisamenteporesonecesito… —Eresuncerdo—leespetósunovia. —Nosoyuncerdo. Cinta volvió a darle la espalda. Hizo algo más: se apartó de él, colocándose prácticamente en el filo de la cama. A través de la penumbra Santi vio sus formas suaves,subellezajuvenil,todocuantoencerrabaensucuerpo. Tancerca,y,depronto,tanlejos. —Vale,perdona—dijo.Nohuborespuesta—.Hedichoquelosiento. Elmismosilencio. Rotoapenasunossegundosdespuésporelahogadollantodeella. Aunquesabíaquenoeraporél. EracomosiLucianaestuvieseallí,entreellos,ytambiénensusmentes. www.lectulandia.com-Página47 Capítulo23 Blancas:0-0-0 Alprincipio,precisamente,laquelehabíagustadoeraLuciana.Lasconocióalasdos almismotiempo,inseparables,sinolvidaraLoreto,queibamásasubolayapareció después. Las llamó las destroyers, porque arrasaban. Tenían toda la marcha del mundo,eranfansdecasitodoslosgruposdeguaperashabidosyporhaber.Peroen susrostrosyensuscuerposanidabaunángel,algoespecial. CuandocomprendióqueLucianaeradiferente,másinaccesible,yqueademásse inclinabaporEloy,entoncessefijóenCinta,yellaenél.Desdeesemomentotodo fuemuyrápido. Enamoradoscomotontos. Jamáspensóquepudieraliarsetanpronto,peroconCintahabíaencontradoalgo que no conocía: la paz. Por otra parte, primero todo fue un juego adolescente. Despuésyano. AhoraCintanoerafandeningúngrupodeguaperas.Eraunamujer. Unamujerdedieciochoaños. ¿Porquéhabíatenidoquemeterlapata? La oyó llorar más y más, hasta que el viento huracanado de ese sentimiento menguóycesó.Tuvodeseosdecogerla,abrazarla,yasindeseosexual,sóloporque ellalonecesitaba,peronoseatreviósiquieraatocarla.Cintateníacarácter. Muchocarácter. Cerró los ojos, y, entonces, se vio a sí mismo, y a los demás, la pasada noche, bailando. Luciana,Máximo,Cinta,Raúl,Ana,Paco,él…Oíasusvoces. —Vamos,total…averquépasa. —Oye,estonoserámuyfuerte,¿verdad? —Amímedaporreírme. —¡Ya,quetevoyacreer! —Enserio. —Miradquecomomañanamedespierteenunacamaajenaynorecuerdenada… Osmato,¿vale? —Tododependedecómoseaél. —¡Perosinoesmásfuertequeunaanfeta,cagada! —Poresovaledosmilcucas,¿no? —¡Cómoteenrollas! —Venga,tía,va. —Queno,enserio. —Serás… www.lectulandia.com-Página48 —¿Vasaserlaúnicaquepase? —Enfin…peronoselodigáisaEloy. —Aversiesquevasatenerquepedirlepermisoparatodo,tú. —Venga,venga,quevamosaarrasar. —¿HabéisoídohablardelSpecialK? —No,¿quées? —¡Huy,lomásfuerte!¡Yloúltimo! —Notoméisalcoholconesto,¿eh?Tedeshidratas.Ybebedaguacadahora,pero sinpasarse. —Muyenteradoestástú. —Hombre,hayquesaberdequévalapelícula. —¿Quétal?¿Flipaonoflipa? —Yonosientonada.—¡Venga,vamosabailar!¡Quecircule! Santivolvióaabrirlosojos.Jadeaba,yelcorazónlelatíaconmuchafuerzaenel pecho. NoeraCinta,sinoél,quiennecesitabaqueleabrazaranahora. —Cinta…—susurró. Nohuborespuesta. www.lectulandia.com-Página49 Capítulo24 Negras:Caballogf6 Cintamirabalasrendijasdelapersiana,lossegmentoshorizontalesporloscualesse filtrabalaluzdelsol.Noteníasueño,nipizcadesueño,aunqueagradecíaelhechode poder estar tumbada, en silencio. Lo único malo del silencio era oír el eco de sus propiospensamientos.Unecocargadodereverberacionesquelaaturdían. Y no podía escapar de las mismas. Eran como ondas que se dilataban y se contraíanenlasuperficiequietadeunlago. EllayLucianahabíansidolasmásreaciasatomarlapastilla.Unacosaeranlas anfetas o alguna bebida fuerte, y otra muy distinta una pastilla de éxtasis. Raúl, y Máximo, y también Santi en el fondo, incluso la misma Ana, fueron los motores. RaúlyMáximoestabanhabituados.Enrealidad,niAnaniPacoformabanpartedel grupo,perolosconocían.Ellaparecíaestardevueltadetodo.Demasiado. Una simple pastilla blanca, redonda, del tamaño de una uña, o tal vez más pequeña. ¿Cómoeraposibleque…? —Oye, ¿no dices que quieres probar nuevas experiencias, y que le has dicho a Eloyquevasatomárteloconcalma?Puesempieza. —Creoquesoyidiota. —Bueno,mañanalellamasyledicesqueeresidiota.Peroestanochevamosa soltarnoselpelo. —Laverdadesquepagardosmildelalaporesto… —Amínomeirámaldejardepensarunrato.Tengolosexámenesmetidosenel tarro. —Seguroquememareoyvomito. —¡Jo,quémoral,tía!¡Tómatelayaycalladeunavez! Ojalá hubiera vomitado. Cuando la vio caer al suelo, y se dio cuenta de lo mal que estaba… Y todo lo que ocurrió después, cuando la sacaron fuera, y empezaron losgritos,ylaesperadelaambulancia,ytodolodemás… Santi tal vez tuviera razón: necesitaba un poco de cariño, amor, ternura, tal vez sexo.Peronosemovió. Recordaba cuando se conocieron. Hacían cola para comprar dos entradas del conciertodesugrupopreferido,ydeprontocerraronlataquillayanunciaronquese habían agotado. Luciana se echó a llorar, y ella empezó a gritar, dispuesta a saltar sobre la taquilla y abrirla a golpes. Sin saber cómo, se vieron una junto a la otra, llorando desconsoladas, y abrazándose. No sabían nada la una de la otra, pero compartíansuamorinfinitoporellos,loscincochicosmásguaposdelacreación,los quemejorcantaban,losquemejorbailaban,losquemejorsemovían… www.lectulandia.com-Página50 No pudieron ir a ese concierto, pero desde entonces fueron como hermanas. Luego, Luciana le presentó a Loreto. Eran íntimas, pero a Loreto la música le importabamenos,asíqueLucianayellateníanmuchasmáscosasencomún. Inclusoteníanplanes.Sequeríaniravivirjuntas.Ysolas. Deprontotodoparecíaincreíble,lejano,ysobretodo,¡tanabsurdo! Unasimplenoche,unasimplepastillaquesesuponíaibaadisparar… Sí,disparareralapalabraexacta. Comotodaslasarmas,eldisparopodíallegarasermortal. www.lectulandia.com-Página51 Capítulo25 Blancas:Reinae2 Máximotampocopodíadormir. Lapeleaentresuspadresacausadeélhabíacesadohacíarato,yahoralacasa estabaensilencio,perosumenteeraunhervidero.Creíaqueundescanso,atemperar losnervios,levendríabien,ydescubríaqueno,quelasoledaderapeor.Elsilenciose convertíaenuncaos. CintaySantiestabanjuntos,peroélnoteníaanadie. Nuncahabíatenidoanadie.EllocodeMáximo. Locoono,ahoranopodíaeludirsuresponsabilidad.Eloyteníarazón.Laculpa era suya, no toda, pero sí gran parte. Fue él quien llevó las malditas pastillas a Luciana,CintaySanti.Ély,porsupuesto,Raúl. Aúnmáscondenadamenteloco. —¡Vamos,tío,sicompramosunpuñadonoslasrebaja! —¿Colocanbien? —¿Dequévas?Teestoyhablandodeéxtasis,nodeningunamierdadeesasde coloresparacríosconacné. —Queyalosé,hombre,¿quétecrees?Peronosésiellas… —¿LuciyCinta?¿Quéson,bebés?¡Eh,colega! Entonceshabíaaparecidoél. Elcamello. Talycomoselodescribióalinspector. —Recién llegadas. ¿A que son bonitas? ¿Veis? Una luna. Dos mil cada una si compráismediadocena.Preciodeamigo. —Deamigoseríaamil. —Sí,hombre,siquierestelasregalo. —¡Andaya! Seconocían.Raúlyelcamelloseconocían. Entonces fueron con Cinta, Santi y Luciana. Paco y Ana también estaban allí. Sietepastillas.Catorcemilpesetas.Raúlyallevabaalgoencima,porquenoparabade moverse,dereír,degritar,conlosojosiluminados. Raúl era de los que aguantaban todo el fin de semana, de viernes a lunes prácticamente.Cuatrodíasdebajadayalsiguienteviernes,vueltaaempezar.Erasu vida. Lamúsica,lamákinayelbakalao,ladisco,elmovimientocontinuo. Yenunmomentodeterminado,todosformandounacadena,elcamello,Raúl,él, y,finalmente,Luciana. Unacadenaqueserompíaporeleslabónmáspequeñoymásdébil. www.lectulandia.com-Página52 ApartedeLoreto,laúnicachicaquelehabíaimportado,yqueyanoeramásque unasombradesímismaporculpadelamalditabulimia. ¿Porquésedestruíanasímismos? Suspiróconfuerza,parasentirsevivo,perosóloconsiguiórecordarqueLuciana yanopodíahacerlo.Eldolorselehizoentoncesinsoportable.Ynoteníaniideade cómoarrancárselo. SiLucianamoría… Sipermanecíaencomadurantemeses,oaños… Máximoselevantódeunsalto.Estabatemblando. www.lectulandia.com-Página53 Capítulo26 Negras:0-0-0 Eloy tuvo suerte. No se vio obligado a llamar desde el interfono. Un hombre, llevandodelamanoaunniño,salíadelportal,yélsecolódentrosinnecesidadde llamar. Ni siquiera esperó el ascensor. Total, sólo eran tres pisos. Los subió dando zancadas que devoraron los peldaños de dos en dos y se detuvo ante la puerta el tiempojustoparacogeraire.Luegollamó. LeabrióJulia.Laconocía.Eraunapreciosidaddecatorceaños,quedaríamucho quehablarcuandoseformaraunpocomás,siesqueyanolohacíaahora.Rubia,de pecho pequeño y puntiagudo, ojos grises, piernas largas que ella resaltaba con ajustadasminifaldasdetubo… —Vaya—lesonrió—.Estodaunasorpresa.¿Cómoestás? —Bien—mintió—.¿EstáRaúl? Suhermanapareciósorprenderseporlapregunta. —¿Esunchiste?—sonrió—.Pasa. —No,tengoprisa. Ellanoocultósudisgusto. —¿NoconocesaRaúl?Elfindesemananoapareceporcasa.¿Porquéibaaestar aquíunsábadoporlamañanahabiendoafterhours? —¿Sabesdóndepodríaencontrarlo? —Noesdelosquedicendóndeva,nitampocodelosquehacenplanesprevios. Sitúnolosabes,menosloséyo.¿Porquélobuscas? —Necesitounainformaciónurgente. —Pueshastaellunes… Se dio cuenta de que ella aún pensaba que era una excusa, así que se rindió definitivamente. —Vale,gracias. Juliaseencogiódehombros. —Estoysola—ledijo—.Yaburrida. —Yyodeexámenes. Yaestabaenlaescalera. LahermanadeRaúlcerrólapuertasindarletiempoadespedirse. www.lectulandia.com-Página54 Capítulo27 Blancas:Caballoe5 VicenteEspinósaparcóelcochesobrelaaceradirectamente,ybajódeélsinprisa. Nocerrólapuertaconllave.Sólounidiotaselorobaría,apesardenollevarningún distintivoqueindicasequeerauncochepolicial.Luegosalvólabrevedistanciaque leseparabadelaentradadelapensiónÁgata. No había nadie dentro, pero no tuvo que esperar demasiado. Un hombre calvo, bajito, con una camiseta sudada, apareció de detrás de una cortina hecha con clips unidosunosaotros.Suánimodecrecióalverloyreconocerlo. —Hola,Benito—lesaludóelpolicía. —Hola,inspector,¿quéletraeporaquí? No había alegría ni efusividad en su voz, sólo respeto, y un vano intento de parecertranquilo,distendido. —BuscoalMosca. —Moscastenemosmuchas… —Benito,quenotengoeldía. —Perdone,inspector. Porlacortinaaparecióalguienmás,unamujer,entradaenaños,peroaúncarnosa ysugestiva.Ibamuyceñida,luciendosuscaducosencantos.Lesacabatodalacabeza alcalvo. —¡Inspector!—cantóconaparienciafeliz. —Hola,Ágata—lasaludóél. —EstábuscandoalMosca—lainformóBenito. —ElbuenodePolicarpo—suspirólamujer—.¿Enquélíosehametidoahora, inspector? —Sóloquierohablarledeunpardecosas,nadaimportante. —Puestendráquebuscarenotraparte—dijoÁgata. —Semarchóhacedosmeses—concluyóBenito. —¿Adónde? —¿Quién lo sabe? —fingió indiferencia ella—. Ésta es una pensión familiar, y barata. Cuando algunos ganan un poco de dinero, siempre intentan buscar algo que creenqueesmejor. —Elmundoestállenodedesagradecidos—apostillóelhombre. —¿TrincópastaelMosca? —Yonohedichoeso—sedefendióÁgata—,perocomosemarchódeaquí… —HacedmemoriaollamoaSanidadoaalguienparecido. —¡Hombre,inspector! —¡Quetampocoeseso! www.lectulandia.com-Página55 Noloconmovieron,asíquedecidieronlomáspráctico. —Lo único que sabemos es que se veía con la Loles, ¿la conoce? Una del Laberinto. —Séquiénes—asintióVicenteEspinós. —Bueno,puesmealegro—manifestólamujer. El policía los miró de hito en hito. Formaban una extraña pareja. Y llevaban treinta años casados. Otros se divorciaban a la más mínima. Luego se dio media vuelta. —Siloveis… —Lollamamos,inspector,descuide.Nofaltaríamás. Noloharían,peroesoeralodemenos. www.lectulandia.com-Página56 Capítulo28 Negras:Caballob8 Loretosemiróenelespejodesuhabitación. Desnuda. Recorrió las líneas de su cuerpo, una a una. Casi podía contar sus huesos, las diagonales de sus costillas, el vientre hundido, la pelvis salida y extrañamente frondosa, las nudosidades de sus rodillas, la piel seca, el cabello débil y sin fuerza queselecaíacadadíamás. Yaunasí,sesintiómalporalgodistinto.Peor. Gorda. Tuvoquecerrarlosojos,yvolveraabrirlos,paraenfrentarsealarealidad. Talycomolehabíadichoelpsiquiatra. Se estaba muriendo. Si no dejaba de comer incontroladamente para vomitar después al sentirse culpable de ello y temiendo a la obesidad, sería el fin. Había llegadoalpuntolímite,ytrasél,noexistíaretornoposible. Luchódesesperadamente,consigomisma,ypensóenLuciana. Luciana,tanllenadevida,siemprealegre. Desdequesabíaqueestabaencoma,eracomosialgo,ensuinterior,pugnasepor estallar, sin saber qué era, ni tampoco por dónde saldría esa explosión. Estaba ahí, agazapado. Luciana.Ella. Apenas veinticuatro horas antes, Luciana había estado allí, a su lado, frente a aquelespejo,obligándolatambiénamirarse. —¡PorDios,Loreto!,¿esquenoloves?¡Miratusdedos,tusdientes,tuspies! Miró sus dedos. De tanto introducírselos en la boca, para vomitar, los tenía sin uñas, doblados, convertidos en dos garfios, atacados por los ácidos del estómago. Mirósusdientes,conlasencíasdescarnadas,colgandocomoracimosdeuvasecade una vid agotada, también destrozados por los ácidos estomacales que subían con la comidaalvomitar.Mirósuspies,sushermosospies,casitantocomolasmanosunos añosantes,ahorallenosdecallosidades,puesalperderpeso,aldesaparecerlacarne desucuerpo,habíantenidoquedesarrollarsupropiabaseparasostenerla. Eraunmonstruo. Aunquemuchopeoreraestargorda… Tenertantahambre,ycomer,yengordar,y… —¡Yoteayudaré,Loreto!¡Voyaayudarteasuperaresto!¡Teloprometo!¡Estaré a tu lado! ¡Comeremos juntas, lo necesario, sin gulas ni ansiedades, y no te dejaré vomitar,seacabó!¡Telojuro! Nohacíaniveinticuatrohoras. www.lectulandia.com-Página57 Yahoraellaestabaencoma. Semoría. Erataninjusto… YnosóloporLuciana,sinotambiénporellamisma.Porqueladejabasola. Sola. Sintió una punzada en el bajo vientre, dolorosa, aguda. No podía ser la menstruación, porque se le había retirado hacía meses después de tenerla en ocasionesdiezdíasseguidosodepasartresmesessinella,yelestreñimientonole producíaaqueltipodedaño.Tampocoeransushabitualesdoloresabdominales.Era undolordiferente,nuevo. Talvezunespasmo. Pero de alguna forma, por extraño que pareciese, gracias a él sintió, de pronto, queestabaviva. Luciananosentíanada. Yano. Loreto se apoyó en el espejo. Primero la mano. Después la cabeza. Cerró definitivamentelosojos. —Notemueras—susurró—.Porfavor,notemueras. Niellamismasupoacuáldelasdosserefería. www.lectulandia.com-Página58 Capítulo29 Blancas:Torreh4 MarianoZapataestabaenlacafeteríadelhospital,tomandosusegundocafédeldía, cuandoaparecióNorma,cabizbaja,conlasmuestrasdelapreocupaciónatentandosu serenabellezaadolescente.Lamuchachaparecíabuscaralgo,talvezunamáquinaen vezdelabarradelbar. Paraelperiodista,eralaoportunidadqueesperaba,laquebuscabadesdequeuna enfermeraselaseñalóalolejos. Seacercóaella. —TúeresNormaSalas,¿verdad? LahermanadeLuciana. Lomirósinsospecharnada. —Sí. —¿Cómoseencuentra? —Igual.¿Ustedes…? —¡Oh,perdona!MellamoMariano.SoydelaAsociaciónEspañoladeAyudaa Drogodependientes. —Mihermananoesunadrogata—ladefendióespontáneamente. —Claro,claro—latranquilizóél—,nosetratadeeso.Loquepasaesqueeste casovaadarmuchoquehablar,¿entiendes? —¿Porqué? —Tuhermanaesunachicajovenysana,habíasalidoparapasarlobien,bailar,y, sinembargo,ahorapuedemorir.Comocomprenderás…Esaporqueríaquesetomó… éxtasis,¿verdad? —Elmédicodicequenoeséxtasis,sinoeva. —Bueno,eselmismoperrocondistintocollar.¿Quéedadtienetuhermana? —Casidieciocho. —¿Estudiaotrabaja? —Aúnestudia,perolosuyoeselajedrez. —¿Ah,sí?Interesante.¿Esbuena? —Mucho. Ha ganado varios campeonatos escolares, aunque ella no acaba de creérselo.Supongoqueparasobresalirenesohayquearrimarmuchoelhombro,y ellaaúnnolotieneclaro. —¿Dóndesucediótodo?Quierodecirlodetomarseesacosa. —EnunadiscotecallamadaPandoras. —¿Ibasola? —No,consusamigosyamigas.Ayereraviernesporlanoche. —Sí,claro,eslógico.¿Tienenovio? www.lectulandia.com-Página59 Porprimeravez,Normasepercatódequesindarsecuentaestabarespondiendoa las preguntas del desconocido que tenía delante. Aunque no parecía mal tipo. Él tambiénpercibiósuinstintivareacción. —¿Tomas algo? —le propuso antes de que ella siguiera hablando o dejara de hacerlo. www.lectulandia.com-Página60 Capítulo30 Negras:Alfild6 PoliGarcíavolvióadetenersefrenteaunacabinatelefónica,perosólofuecuestión deunossegundos.Chasqueólalenguaymiróarribayabajodelacalleenbuscade unbar.Lodivisóenlaesquinaopuesta,amenosdeveintemetros. EntodaslascallesdetodaslasciudadesdeEspañahabíaporlomenosunbar. Unbarydosotresbancos. Cruzó la calzada y entró en el local. Fue directamente a la barra. Apenas había genteaaquellahora. —¿Quéserá?—lepreguntóuncamarero. —Uncortadoyellistíntelefónico,porfavor. Ellistínllegóinmediatamente.Buscólosteléfonosdeloshospitalesdelaciudad y empezó a anotarlos en un papel, despacio, para no dejarse ninguno. Mientras lo hacíalesirvieronelcafé. —¿Tienecambioparahaceralgunasllamadastelefónicas?—pidió. Elcamarerotomóelbilletedemilpesetasyledioelcambiodelcaféenmonedas decienydecincuenta.Elcamellolasrecogió,sebebióelcafédedostragosysefue haciaelteléfono,queeraverdeyestabaubicadoenelextremoopuestodelabarrade maneravisible.Marcóelprimerodelosnúmerosquehabíaanotado. —Urgencias,¿dígame? —Perdone,¿podríadecirmesitieneningresadaahíaunachicaqueanochetomó drogasenunadiscoteca?Lallevaronenunaambulancia… Negativo. Marcóunsegundonúmero. Yuntercero. Larespuestalellegóenelcuartointento. —¿LucianaSalasMasoliver?—lepreguntóunavozfemenina. Noteníaniidea.¿Perocuántaschicashabríaningresadodenocheporcausade lasdrogas? —Sí, sí es ella —su tono cambió revistiéndose de angustias—. ¿Cómo se encuentra? —Disculpe,pero… —Mire,esquemicuñadamehadejadoelrecadoenelcontestadorcontándome lo que había pasado, pero sin decirme el hospital ni nada, y como estamos fuera… ¡Dios,quéangustia!,sóloquierosaber…Estáviva,¿verdad? —¿Essusobrina?—insistiólavozfemenina. —Sí,porfavor…¡porfavor! —Bueno—laresistenciacedió—,sehaestabilizadoyporelmomentoestábien, www.lectulandia.com-Página61 aunquenofueradepeligro,pero…sigueencoma.Escuantopuedodecirle. Coma. —Gracias,hasidoustedmuyamable. —Denada,señor. Colgóysequedómirandoelteléfono. Tal vez debiera llamar a los otros hospitales, para asegurarse. Tal vez no fuese ella.TalvezladePandora'syaestuvieseencasa,tantranquila.Talvez. Coma. Golpeó el mostrador con el puño cerrado, impulsivamente, preso de una inconteniblerabia.Alinstanteseencontróconlamiradapreocupadadelcamarero. Saliódelbardesorientado,sinsaberadóndeiroquéhacer. www.lectulandia.com-Página62 Capítulo31 Blancas:Caballoc4 Eloy se detuvo en seco, inesperadamente, al encontrarse con El Arca de los Noés cerrada. Se acercó a la puerta y descubrió que estaba precintada por la autoridad facultativa.Sudesconciertofuepalpable. EraunadelasposibilidadesdeencontraraRaúlaaquellahora. Pese a todo, no había muchos locales de baile abiertos en un sábado por la mañana,legales,ilegales,camufladosoprivados. Suspiródesalentado. Yentonces,porprimeravezdesdequehabíasalidodelhospital,sepreguntóqué demoniosestabahaciendo. Enpartelosabía:moverse,noparar,haceralgoparanovolverseloco.Nohabría podido quedarse en casa, solo, o en el hospital, abatido, con Luciana tan cerca hundida en la sima de su silencio. Pero en parte era algo más. Las palabras revoloteaban por su mente como moscas inquietas: «Si pudiéramos dar con una pastillaigualalaquesehatomadoella»,«Sisupiéramosquésustanciascontenía», «El éxtasis, el eva, son como bombas inexploradas, y cada remesa es diferente a otra»… No,noqueríadarconRaúlpararomperlelacara.Queríadarconélparaintentar ayudarasalvaraLuciana. Teníaqueconseguirunadeaquellaspastillas.Asídesimple. Sesentóenelbordilloyhundiólacabezaentrelasmanos.¿Quéestabahaciendo, jugarapolicíasyladrones?Y,sinembargo,talvezfueseunaoportunidaddehacerlo, sí,desalvaraLuciana. Luciana. Oyósuvozysurisacontagiosaenalgúnlugardesucerebro. Yrecordólaprimeravez.Aquellaprimeravez. EstabaencasadeAlfredo,unounpocopirado,yoyódecirqueibaallegar«la Karpov».Lallamabanasíporquehabíaganadouncampeonatodeajedrezescolar.Se imaginó a una chica con gafas, paticorta, fea, con granos, hombruna, sin el menor sexy,ysumachismoseviosorprendidoconalgototalmentediferente.Peroaunantes desaberqueeraella,yasehabíaenamorado.Desdeelmomentoenqueentróenla casa se le paró el corazón en el pecho. Flechazo puro. Como para no creérselo, o reírse,porqueeralapuraysimplerealidad. Cincominutosdespuésyaestabanhablando. Unasemanadespuésledabaelprimerbeso. Unañodespués… Noibaapoderamaranadiemáscomolaamabaaella.Esolosabía.Supadrele www.lectulandia.com-Página63 hablóunavezdel«amordesuvida»,suprimeranovia.Nuncalaolvidó,yaunque había sido feliz con su madre, aún pensaba en ella, porque había sido lo más importantedesuadolescencia.Supadredecíaquelaadolescenciaeralapartedela vida más importante, porque es aquella en la que las personas se abren a todo, se tocan,descubrenqueestánvivas,sesienten,aprenden,sufrenlaprimerarealidadde laexistencia,amanybuscanseramadas.Elestallidodelasemociones. Supadreteníarazón. Por eso se había declarado a Luciana. Ya eran novios, pero él quería el compromiso definitivo, para empezar a hacer planes. Por eso no entendía el comportamientodeella. —Luciana…—gimióenvueltoenunsuspiro. Sinosehubieraquedadoaestudiar. Sino… ¿A quién quería engañar? Máximo tenía razón: Luciana era tozuda. Se habría tomadoaquellacosaigualmente.Yprobablementeéltambiénlohubierahecho,para nopareceridiota,paraacompañarlaentodo. Ahorayanoteníaremedio. Noteníaremedioelpasado,aunquesíelfuturo. Sepusoenpie,degolpe,apartólassombrasdesumenteycontinuósubúsqueda. Cadaminutocontaba. www.lectulandia.com-Página64 Capítulo32 Negras:Torred7 Acabó de marcar el número telefónico y esperó con la frente apoyada en el puño cerradodesumanolibre.Erasábado,asíquelarespuestalellegódeinmediato. —Marisa—ledijoalatelefonista—,ponmeconGaspar. Otroscincosegundos. —¿Mariano?—escuchólavozdesucompañeroyjefedesección. —Oye, hazme un favor: que me busquen todo lo que haya en documentación acercadeléxtasis,eleva,loscasosenInglaterradecomasymuertesdeadolescentes, estadísticasespañolasytodolorelacionadoconeltema. —¿Dóndeestás? —EnelClínico,conalgomuybueno. —¿Quées? —Unaadolescenteencomaporungolpedecalordebidoaleva. —¿Creesquevalelapena? —¿Unabuenaniña,campeonadeajedrez,limpia,sana?¿Túquécrees?Estoes deportada,¿vale? —¿Estando el Campeonato de Europa de fútbol, la reunión de la ONU, lo del Gobiernoy…? —¿Quétepasa?Sacamosenportadacuatroocincotemas.Yteaseguroqueéste será uno de mañana. Vamos a remover las conciencias justamente el día en que la genteolvidalassuyasencasaparaecharsealascarreterasahacerelhortera. —Vale,vale.Túereselexperto—concedióelotro. —Puedes apostar a que sí —confirmó Mariano Zapata—. Un caso así, a las puertasdelverano,serádinamitapura.Vamosaponeralapolicíaeneldisparadero,y a todas las discotecas makineras, que son la tapadera de ese comercio, y a esos niñatos que se pasan el fin de semana bailando con la muerte… —se detuvo un instanteycambióeltonoparadecir—:¡Eh,buentitular:«Bailandoconlamuerte»! ¡Megusta! —Eresuncaso—seburlóGaspar—.Disfrutascontutrabajo,¿eh? —¿Meheequivocadoalgunavezcuandohedichoqueteníaalgobueno? —No—reconociósucompañero. —Pues este tema va a dar para toda la semana. Y mucho más con esa chica en coma.Sólomefaltasufotografía. —¿Lapuedesconseguir? —Creoquesí. —Sihayfotodesdeluegoesportada—convinoGaspar. —Cuentaconella. www.lectulandia.com-Página65 —Buenamovida. —Hastaluego.Tetendréinformado—sedespidióelperiodista. www.lectulandia.com-Página66 Capítulo33 Blancas:Caballoe4 VicenteEspinóstuvoqueesperarmásdeunminuto,yllamartresveces,antesdeque alotroladodelapuertasonaraunruidoolomásparecidoaunarespuesta.Después, unavozgutural,espesa,sehizopatenteconescasasmuestrasdecordialidad. —¿Quiénes? —Abre,Loles. —¿Quiénes?—repitiólavozprácticamenteenelmismotono. —¿Quieresquetemuestrelapatitapordebajodelapuerta?Abreoecholapuerta abajo. Transcurrieron unos segundos. Tras ellos, la puerta se abrió sólo unos centímetros. Los necesarios para que por ellos asomara un ojo enrojecido que se esforzóalmáximoparacentrarloensuretina. Elpolicíanodijonada.Esperó. —¿Quéquiere?—farfullólamujerunavezlohuboreconocido. VicenteEspinóspusolamanoenlapuerta.Nolaempujó,porqueselahubiera llevadoaellapordelante.Sólohizounpocodepresión,lajusta.Lolessetuvoque apartar. Pudoolerladesdeallí,apesardelmetroescasodedistancia.Olíaavinopeleóny asudor.Peroesonoeralopeor.Lopeorerasuimagen,conelcabelloalborotado,la bata que apenas le cubría nada, aunque lo que ocultaba tampoco era como para recrearse, los ojos cargados de rimel corrido, el maquillaje tan seco como los pantanos en España después de una sequía canicular, las uñas de las manos con el esmalteroto,todasuedaddobladaenlosplieguesdeunavidacastigada. Ellatambiénhabíavividoelviernesnoche. —Estoy buscando al Mosca —la informó tras echar también una ojeada por detrásdeLoles,porlosconfinescaóticosdelahabitación,quemásseasemejabaa unasucursaldelinfiernoqueaotracosa. —Yoencambioyahedejadodebuscarle—rezongólamujer. —Segúnparece,estabaisjuntos. —¿Quién es su informante, Humphrey Bogart? Porque muy al día no está, que digamos. —¿Cuántohacequenoloves? —Selargóhaceunpardemeses. —¿Ospeleasteis? —Diferencias irreconciliables —manifestó Loles, siempre en el mismo tono y conlamismaexpresión. —¿Nomeengañas? www.lectulandia.com-Página67 —¿Por qué tendría que hacerlo? Es un idiota malnacido. ¿Qué ha hecho, inspector? —Hametidoaunachicaenunproblema. —¿Poli?—sellenódedudassinpoderlocreer. —Noesunproblemadeesos.Ellaestáencomaporsuculpa,ypuedemorir.Le vendióalgo,¿entiendes? Pareció acusarlo. O tal vez no. Su cara seguía siendo una máscara. Vicente EspinósrecordóqueLolesteníaunahija.Adolescente. —¿Tuhijasesaliódelaheroína?—preguntódepronto. Loleslomirófijamente.Lamáscaraseresquebrajóunpoco.Letemblóellabio inferior. —Mihijamurióhacedosaños—dijo. —Losiento. Siguieronmirándose,aunqueahoraeltiempodejódetenervalidezparaambos. Más bien fue un pulso. La ingravidez del policía frente al desmoronamiento de la mujer.Algomuyimpresionantelaestabaaplastandodeformalentaperoimplacable. Porestarazónnoesperabaaquello. —PensiónCostaRoja—musitóLolesconunhilodevoz. Nopudonidarlelasgracias.Ellacerrólapuertasindespedirse. www.lectulandia.com-Página68 Capítulo34 Negras:Caballoxe4 Máximointentóabrirlosojos.Nopudo. Intentómoverse,primerounamano,despuésunapierna. Nopudo. Estabadormido,losabía,peromaniatado,comosialgofallaraentreelcerebroy sus terminaciones nerviosas. Y también estaba despierto, lo sabía, porque de lo contrarionohubierapodidopensarydarsecuentadesuimposibilidaddereacciones. Lehabíasucedidounpardeveces,ysiemprehabíasidoangustioso. Quererynopoder.Desearinclusogritar,llamaraalguien,pedirayuda,ysentirse muertoenvida. Escuchósupropiogemidodeimpotencia. ¿EraesoloquesentíaLuciana? Selecolóporlapuertadelarazón.Luciana.Yesoleasustóaúnmás. Todo su ser se agitó, no física, sino mentalmente. Un miedo atroz, silencioso, abrumador, le asaltó de arriba abajo. Sabía que tenía que guardar la calma, que era una pesadilla, que lo mejor era tranquilizarse y esperar. En unos segundos todo volveríaalanormalidadypodríaabrirlosojos,moverse. Perounossegundospodíansereternosaveces. Se debatió en esa zozobra, aumentada mil, cien mil veces, por el fantasma de Lucianayporsupropiarealidad. Elmiedosehizoatroz,nuncahabíasentidotanto. Dejódeluchar,vencido,arrastradohacialasima,yentoncesdespertó. Quedótendidoenlacama,conlosojosabiertos,empapadoporelsudor,antesde ponerse en pie, de un salto. Su corazón estaba desbocado, a mil pulsaciones por minuto.Mirólahoraypensóquesufamiliaestaríasentándosealamesa. ¿Ysisalía,sesentabaconellosylocontabatodo? No,no,mejorno,¡quéestupidez!Asupadresólolefaltabaeso. Se acercó a la ventana y miró a través de ella. La imagen de lo cotidiano, las casas,lasventanas,lascalles,porprimeravez,leparecióespantosa. Yentoncessupoqueaquellosóloeraelcomienzo. www.lectulandia.com-Página69 Capítulo35 Blancas:Torrexe4 Santisehabíaquedadodormidofinalmente,ysussuspiros,aveces,seconvertíanen ronquidoscargadosdeunapazqueaellaleenturbiabaaúnmáslossentidos,porque elsueñodesunovioladejabasolaconsuspropiasideasypesadillas. Asíqueselevantó. Seacercóalaventanaymiróatravésdeunadelasrendijashorizontalesdela persiana. Por la calle casi no circulaban coches, y al otro lado, en las ventanas del edificiodeenfrente,noseveíamovimientoalguno. Laciudadvivíaencerradaensímisma. Elmundoenterovivíacerradoensímismo. Aunque, detrás de cada ventana, podría haber una tragedia, una lucha tal vez perdidadeantemano,talvez… Cintacerrólosojos.Nuncahabíapensadoasí,porquenuncahastaahorasehabía tenidoqueenfrentaranadasemejante.Nisiquieracuandomuriósuabuela.Afinde cuentaseramayor,yyaestabamuertacuandollegaronellos.Ahoratodoeradistinto, eracomomadurardegolpe.Unlatigazoenmitaddelaconciencia. Volvió a abrir los ojos, para no abandonarse a su depresión. Cada vez que los cerraba veía a Luciana cayendo al suelo en mitad de la pista de la discoteca. Los demás, dado lo abigarrado del espacio, casi la habían pisoteado. Tenía cada uno de aquellosespasmosgrabadoenlamemoria. —¡Luciana!¡Luciana!¿Quétepasa?¡Luciana! —¡Va,tía,nohagastonterías! —¡Estáardiendo! —¡Luciana! —¡Quealguienllameaunmédico!¡Socorro! La música seguía sonando, y sonando, y sonando, y los que les rodeaban lo miraban todo entre curiosos y sorprendidos, sonriendo, como si aquello fuese un juego. —Menudopedo. —Siesquenoaguantan. —Sacadlafuera,tendráunmalembarazo. Másrisas,másindiferencia. No iba con ellos. Bailaban juntos pero nadie conocía a nadie. Eran compartimientosestancosdeunmismobarco.Nisiquieraeranconscientesdequeen esebarconavegabantodosjuntos. Cintaabandonólaventana,aunquesuabatimientolaacompañó,nosequedóallí mirandoatravésdeella.Saliódelahabitaciónysedejócaer,agotadaporesesimple www.lectulandia.com-Página70 esfuerzo,enunadelasbutacasdelasala-comedor.Elteléfonoestabaasulado. Noteníamásquelevantarelauricularymarcarunnúmero. Lucianatalvezyaestuviesebien,fueradelcoma. Findelapesadilla. Tendiósumanoendirecciónalaparato,peronollegóaponerlasobreél. www.lectulandia.com-Página71 Capítulo36 Negras:Reinaxd8 —¿Ysiyaestuviesemuerta? —Vamos, Loreto —dijo su padre—. Un coma es algo que puede durar días, o meses,perodeahíaqueenunashorasseproduzcaundesenlacefatal… —Seacomoseahedeir,entendedlo. El hombre y la mujer se miraron entre sí, pero no llegaron a proferir palabra alguna. —Nomepasaránada—insistióella. —Puedeserunesfuerzoconsiderable—searriesgósumadre. —Cogeréuntaxi.Nomecansaré,deverdad. —Hablaremos luego, ¿de acuerdo? Llamas por teléfono y si sigue igual… — concedió su padre—. Ahora lo que debes hacer es comer de manera tranquila y no pensarennada. Suesposalemiródirectamente,aunqueyaerademasiadotarde.Lospsiquiatras les habían insistido en que no la forzaran, que no hablaran de obligaciones ni nada parecido, aunque tampoco se mostraran permisivos o falsamente indiferentes. Sin embargo,lanaturalidaderadifícildeguardarcuantoloqueveíanantesínoeramás queelpálidoreflejodeloqueundíahabíasidosuhija. Loreto miró la sopera, la fuente de carne, el pan, la ensalada. La necesidad de comer se le disparó en la mente. La avidez de su estómago le acentuó su habitual dolordecabeza. —¿Das tú las gracias hoy? —le preguntó la mujer a su marido cambiando rápidamentedeconversación. —¿Hija?—trasladóélelofrecimientoaLoreto. Ellavacilósólouninstante. Después,lostresbajaronlacabezayunieronsusmanos. —Tedamoslasgracias,Señor,porlosalimentosquerecibimosdetubondad,yte pedimosportodostushijos,enespecialaquellosquesufren—hizounapausamuy breve, antes de continuar diciendo—: Y te pido que ayudes a Luciana, Dios mío. Ayúdala a luchar, y a ser firme en esta hora oscura, porque sin Ti estará perdida. Ayúdalaaencontrarelcaminoderegresodelassombras.Telopedimos,Señor. Sobrevino un largo segundo de silencio, mientras la emoción se apoderaba de ellos. Pero incluso esa emoción quedó en un segundo plano cuando Loreto levantó la cabeza, suspiró, apretó las mandíbulas y, con determinación, se sirvió tres cazos de sopa. Luego introdujo la cuchara en el plato para empezar a tomarla con la mayor naturalidad. www.lectulandia.com-Página72 Suspadresintentaronmantenerlanormalidad. Despuésdetodolaclaveerasiempreeldespués.Loquehicieraellaconloque hubieseingerido. —Estábuena—dijoLoreto. www.lectulandia.com-Página73 Capítulo37 Blancas:Torreg4 EstherSalasnoconseguíaapartarlosojosdesuhijaydelcomplejosistemadetubos yaparatosquelaenvolvía. En aquellas pocas horas, había aprendido todo lo que tenía que aprender de la situación, y de todo aquello que ahora la mantenía con vida de forma artificial. El tubo de la nariz era una sonda nasogástrica; el de la boca, un respirador para la ventilación asistida, y que la unía a la bomba que le suministraba a ella el aire. Tambiénsabíaqueuncomaeralarupturadelasfuncionescerebralesespecíficas,la abolición del movimiento, la sensibilidad y la movilidad. El doctor Pons y las enfermeraslehabíandichoque,sobretodo,trataseasuhijacomosiellarealmente pudieraoírla,yquelehablase. Lohabríahechoigualmente. Noestabamuerta,ysinoestabamuertaesqueestabaviva.Porlotantopodíaoír. Estabaseguradeello. Fueacogerladelamano… YentoncestodoenLucianasedisparó. Fue tan fulminante que por un momento creyó que iba a volver a la vida. Pero inmediatamentesediocuentadelaanormalidadenlasiguientefraccióndesegundo. Luciana se estiró y arqueó por completo, de una forma absolutamente antinatural y casi inverosímil, apoyándose tan sólo en la nuca y los talones, con la espalda tan curvadahaciaarribaqueparecíaqueseleibaaromper.Todosucuerpofuepresode unatensiónbrutal. —¡Luis!—gritó. Su marido ya se había dado cuenta, lo mismo que Norma, aunque la chica se quedóinmóvil,atenazada.Elhombresalióporlapuertagritando: —¡Enfermera!¡Enfermera! Laprimeraentróinmediatamente.Otrasdoscorríanyahacialahabitación.Una cuartallamabaalmédico. Elpequeñoespaciosellenódevocesprofesionales. —¡Estáenopistótonos! —¡Rápido! —¡Sujetadla! EldoctorPonstardóenllegarloqueparaLuisyEstherSalaseraunaeternidad. Tambiénreaccionódemanerafulminante,sinnecesidaddeconsultaralasenfermeras queyaatendíanaLucianayprocurabanquenosedesconectaradelasmáquinas. —¡Sulfatodemagnesiointravenoso,ya! Luciana continuaba arqueada, arrastrada por sus convulsiones espásticas. Sus www.lectulandia.com-Página74 padrescontemplaronhorrorizadoslaescenasinsaberquéhacerodecir,lomismoque Norma,querompióallorar. Laagujahipodérmicasehundióenlacarnedelapaciente. www.lectulandia.com-Página75 Capítulo38 Negras:Torreg8-Blancas:Caballoxd6 Estoyalfinaldeuncaminoyalcomienzodeotro.Puedoescoger. Retroceder,paraempezardenuevo,porelprimercamino,oseguir,paraverque hayenéste. Sientoqueunapartedemímeempujahaciadelante,perohayotraquemeobliga aesperar,yluchar. Comoluchanellos. Todosestánahíabajo,juntoamicuerpo,tratandodesalvarme,deconseguirque eseyoqueahoraflotavuelvaamíotroyofísico.Losveodesesperarse,meinyectan cosas,segritanunosaotrosdándoseórdenes,manipulanlosaparatos.Nosabenque ladecisiónesmía.Tengolapaztancerca… Sin embargo, no quiero que sufran, y sé que están sufriendo. Papá, mamá, Norma,Eloy… Sufren por mí, porque me quieren, y si me voy… Si me dejo atrapar por esta paz… Talvezdebieraluchar. Siemprehabráunapaz,peronotengomásqueunavida. Estavida. Recuerdo la partida del último campeonato. ¡Oh, sí, sí, fue genial! ¡Qué maravilla!Nosólofuelavictoria,sinocómolaconseguí.Mesentíorgullosademí misma.Acorralada,sinmireina,sintorres,sinelalfilblancoysinelcaballonegro, conunalfilyuncaballo,ytrespeones.Mirivalteníatodaslasdeganar,peroresistí, paciente.Ellacometióunerror,provocadopormí,ytrasél… Puedequeésasealaclave:luchar. Sí, la paz estará siempre ahí, al final del camino, pero antes he de pasar por muchasbatallas. Éseeselsentidodelavida,delapartida.Norendirse. Norendirsejamás. Esperad…¡esperad!¿Quiénhadichoquemeestáisperdiendo? Quierovolver. Aúnnoeselmomento. Quiero seguir con vosotros, mientras decido cuál ha de ser mi próximo movimiento. Esperad… Hevuelto,estoyaquí,¿notáismipulso? Esperad… www.lectulandia.com-Página76 Capítulo39 Negras:Torrexd6 Al entrar por la puerta, todo cambió. Ella, la mujer que estaba detrás del pequeño mostrador, se puso en pie de un salto. Su camiseta ajustada, a pesar de que le sobraban bastantes kilos, era tan roja como el cuadro de una imaginaria costa que presidíalarudimentariarecepción.Polisesintióporunmomentocomosiestuviese delantedeungransemáforoenmovimiento. —¡Poli!¡Poli!¡Ay,menosmalquehasllegado!—ledisparóabocajarrolamujer —.¡Acabadellamaruna,llorando,histérica,gritandoqueellanoquería,peroque…! —Espera,espera—intentócontenerla—.¿Quiénhallamado? —¿Quémásda?—casilegritósaliendodedetrásdelmostradorderecepciónde la pensión—. ¡El caso es que debes largarte cuanto antes! ¡Pueden llegar de un momentoaotro! —¿Quién? —¡La policía!, ¿quién va a ser, maldita sea? —le empujó hacia la puerta—. ¡Estánencamino!¡UntalEspina,oEspinosa,norecuerdobien!¡Yoteguardarétus cosas,tranquilo! Poli García ya no luchó contra la desaforada masa de nervios que le sacaba a empujonesdellugar.Porpuroinstintodesupervivenciamiróhacialacalle,comosi esperaseveraparecerelcochedelapolicíadeunmomentoaotro.Luegomiróhacia arriba, donde también de forma real, pero imaginaria para él, debía hallarse el descansodiscretoqueformabanlascuatroparedesdesuhabitación. Ellateníarazón.Sisubíaaporalgosearriesgabaaverseatrapado. Noquedabatiempo. —¡Mierda,Eulalia,mierda!—gritóamododeexclamación. —¡Lárgateya!—leapremióenlacalle—.¡Telefonéameantesdevolver!¡Sidigo tu nombre, es que no hay moros en la costa, pero si no lo digo, es que hay problemas!,¿vale? —¡Tedebouna!—legritóélantesdeecharacorrer. —¡Ay,Dios,Dios!—ledespidiólavozyelgestodramáticodelaEulaliaantesde que desapareciera y exclamase más bien para sí misma, igual que una madre preocupada—:¡Asaberenquélíostehabrásmetidoahora,hombre! www.lectulandia.com-Página77 Capítulo40 Blancas:Reinaf3 Loretoentróenelcuartodebañoycerrólapuerta.Inmediatamentedespuésdeello, pególaorejaalamadera. Notuvoqueesperardemasiado. Nolesoíahablarconclaridad,aunquesísupoqueloestabanhaciendoporeltono desusvoces,ahogadasporloscuchicheosyladistancia.Tambiénreconocíaeltono de su previsible discusión. Ahora su madre solía entrar en el baño sin llamar a la puerta, para tratar de sorprenderla si vomitaba. Las últimas peleas, y las últimas lágrimas maternas, habían sido por esa causa. Al menos antes del ultimátum del psiquiatra. Tantotiempovomitando,vomitando,vomitando… Elpsiquiatraledijoquetododependíadesímisma.Sicontinuaba,muypronto dejaríadevomitar.Yanopodría. Estaríamuerta. Noqueríamorir,perosuhambreincontrolada,elmiedoaengordar,lasensación deimpotenciayfrustración,aúneransuperioresaella. Nadie se acercó a la puerta. El cuchicheo subió de tono, alcanzó un clímax y después cesó. Creyó escuchar palabras como «confianza» y fragmentos de frases sueltascomo«nopresionarla»o«vamosaesperar,nosprometió…». Promesas, promesas. Todas desaparecían al acabar de comer. Entonces quedaba ella,ysóloellafrenteasímisma. Casi instintivamente, como el drogadicto que busca la aguja de forma inconscienteparahundírselaenlavena,sellevólosdedosalaboca. Losintrodujohastalagarganta. Ysintiólaprimeraarcada. Habíacomidoenexceso:sopa,carne,ensalada,pan,postre.Seríafácildevolverlo todo.Bastaríanunossegundos.Comosiempre. Sinruido. Laarcadaaumentó. Seacercóalatazadelinodoro.Searrodillódelantedeella.Inclinólacabeza. Perodeprontosevioasímisma,reflejadaenelpequeñolagoquietoformadopor elaguaclaraytransparentedelfondodelWC,alotroladodelacualdesaparecíael conducto,rumboalascloacas. Ella. No…deprontodejódeverseasímisma. SeconvirtióenLuciana. Tuvounespasmo,unestremecimiento,peronodebidoalapresióndelosdedoso www.lectulandia.com-Página78 acausadeotranuevaarcada.Fuecomosiungritosilenciosoacabasedeestallaren suinterior. Luciana. Loretonuncahubiesegritado;Lucianasí. Cerró los ojos y volvió a abrirlos, un par de veces. Esperó, pero la imagen no desapareció,novolvióaserladesímisma. Despacio, muy despacio, apartó los dedos del fondo de su boca, hasta acabar sacándoselosdeella. Entonces,laimagenvolvióaserlasuya. Sedejócaertemblandohaciaatrás,hastaacabarsentadaenelsuelodelcuartode baño, aturdida. Luego se llevó las manos a la cabeza. No era una guerra, era algo muchopeor.Dospersonaspeleándoseensuinterior. Corazóndividido,cerebrodividido,vidadividida. —¡Vomita! —¡Nolohagas! Ella…yLuciana. De algún lugar sacó las fuerzas, no supo de dónde. Lo único que fue capaz de recordarenlosdosotresminutossiguientesfueque,traspermanecerenelsueloun tiempoindefinido,acabólevantándoseparasalircomounrayodelbaño,alejándose delinflujohechizantedesureclamo. Ylohabíaconseguidosola. Porprimeravez. Sola o con el espectro de Luciana reflejado allí abajo, aunque la decisión final seguíasiendosuya,yesoeralomásimportante. Seencontróconsuspadres,llenosdeansiedad,peronohizofaltaquelesdijera nada. El ruido de la cisterna del inodoro no había sonado. Así que se metió en su habitación temblando, asustada por su éxito, más asustada de lo que nunca había estadoenlavida. www.lectulandia.com-Página79 Capítulo41 Negras:Torred7 Juan Pons entró en la sala tratando de que su rostro reflejara una esperanza que difícilmente podía transmitirles. Al verle aparecer, los padres de Luciana se levantaronyfuerontambiénhaciaél.Antesdequelamujerpudierahablar,lohizoel médico. —Lahemosestabilizado—informó. —¡Oh,Diosmío!—EstherSalassellevóunamanoaloslabios. —Entonces…—vacilóLuisSalas. —Todohavueltoalanormalidad,siesquepodemoshablardenormalidadensu estado—explicóelmédico—.Sigueelcoma,ysusconstantesvitalessemantienen, perolacrisishapasado. —¿Sonnormalesestetipodecomplicaciones?—quisosaberelpadredeLuciana. —Nohayunarespuestaexactaparaesto,señorSalas—dijoelmédicomidiendo laspalabras—.Hacemosloquepodemos,peroaveces,aunquelescuestecreerlo,no sabemoscontraquéluchamos.Yaledijequesuhijapuededespertarencuarentay ochohoras,seguirasío… —Ellaesfuerte—asegurósumadre. —Ignoramos lo que pueda haber en su mente ahora mismo. Tal vez sea conscientedealgo,yluche,otalvezno.Uncomanoesmásqueunlargosueño,y tambiénundelgadocordónumbilicaldoblequeunealpacienteconlavidayconla muerte,uncordónmuyfrágilenambossentidos.Loquesíestáclaroesquetalvez noresistaotracrisiscomolaqueacabadetener. —¡Oh,no!—temblóella. —Miren, he de ser sincero con ustedes —el doctor Pons buscó los ojos del hombre para apoyarse en su aparente mayor dominio, aunque sabía que Luis Salas estabatandestrozadocomosuesposa—.Laspróximashorasserándecisivas,quiero quelosepan.Megustaríaqueloentendieranyqueseprepararanparaloquepueda suceder. —Díganoslaverdad—pidióelpadredeLuciana. —Selaestoydiciendo.Poresarazónleshabloahoraynodespués,cuandoyano haya nada que hacer. Hay un riesgo de que muera, y en tal caso es mi deber preguntarlessiestaríandispuestosadonarsusórganos. —¡No! Lareacciónfueinstantánea,fulminante,porpartedeEstherSalas. —Señora… —¡No quiero que la troceen y…! ¡No, no, no! —se negó a escuchar más y se llevólasmanosalosoídos. www.lectulandia.com-Página80 LuisSalasbajólosojos.Suvozsonócomosihablaradesdeelsuelo. —¿Tenemosquecontestarleahora?—preguntó. —¡Luis!—gimiósuesposa. —No,claroqueno—suspiróJuanPons—.Laurgenciaessiempreparalosque esperanvivirconlosórganosdelosquesevan.Lamentohaberparecido… Erasutrabajo,ylaconversaciónteníaparaélmuchosecoshabituales.Peroaun así,noseacostumbrabaaellos.Nuncaloharía.Todoslospadres,igualqueloshijos, teníanunrostropropio,inolvidable.Todos,tantolosqueveíamoriryllorarcomolos queveíaviviryreír. —¿Seencuentrabien,señoraSalas? Eraunapreguntasinsentido,poresoellanolerespondió. www.lectulandia.com-Página81 Capítulo42 Blancas:Reinag3 MarianoZapatahabíaestadoesperandoelmomentooportuno,ydeprontoloteníaa sualcance,fácil,rápido. Despuésdelsustoylacrisis,conlachicasóloestabasuhermana.Laenfermera acababa de irse tras dejarlo todo en orden. Las demás bastante tenían con tener controladosatodoslospacientesqueestabanasucargo. Aunquesabíaquelospadresvolveríanenseguida,ylomásprobablefueraqueya noseapartarandelladodesuhija. Noesperómás.Elsecretodeléxitoperiodísticoeralanzarsesiempre,arriesgarse. Después de todo, Norma ya lo conocía, habían estado hablando, se la había ganado,confiabaenél. MetiólacabezaporlapuertadelahabitacióndeLuciana. —¿Norma? —¿Sí? Pareció asustarse. Estaba muy concentrada mirando a su hermana mayor. Casi hechizadaporaquellaimagentantristeydramática,conlosojoscerradosylaboca abierta, conectada a todos los aparatos que la mantenían con vida. Respiró con ansiedadtraslarupturadesusilencio. —Tuspadrestellaman,creoquehandeconsultartealgo—ledijo. Normaselevantó. —¿Dóndeestán? —Enlasaladeespera,alfinaldelpasillo,yasabes.Creoqueelmédicoestácon ellos. —¡Oh,no!—gimióasustadaNorma. —Nocreoqueseanadagrave,notemas.Comoves,yaestáfueradepeligro. —Gracias. Pasóporsulado,saliódelahabitaciónyechóacorrerporelpasillo. Apenashabíadadodospasos,deespaldasaél,cuandoMarianoZapatayahabía sacadolapequeñacámaradealtasensibilidaddelbolsillodesucazadora.Altercer pasodeNorma,elperiodistaentróenlahabitación. Hizouna,dos,tresfotografíasrápidas.Laprimeraalospiesdelacama,lasotras dosdecerca,muydecerca.PorelojodesuobjetivopudoveraLuciana,llenandola cámara,impregnándoledesurealidad. Comoimpregnaríalaportadadelperiódico,ylasconcienciasdesuslectores. Unasfotografíasqueprobablementetambiénsepublicaríanenotrospaísesconla mismaproblemática. Salió justo a tiempo. La enfermera volvió a entrar en la habitación, cruzándose www.lectulandia.com-Página82 conélunpocomásalládelapuerta. —¡Eh,oiga!—lellamólamujer,extrañada. PeroMarianoZapatayanosedetuvo. Teníatodoloquenecesitaba. www.lectulandia.com-Página83 Capítulo43 Negras:Reinaf6 Eloysesintiócansadoyabatido,enprimerlugarporlaspocaseincómodashorasque había logrado dormir durante la noche, y en segundo lugar por el fracaso de sus pesquisas. Raúlpodíaestarencualquierparte. Enunafiestaprivada,obailandoenunanavereciénestrenadaoencualquierade losmuchosafterhoursilegalesqueproliferabanparalosquequeríanbailarsetentay doshorasseguidas.Eracomobuscarunaagujaenunpajar. Entró en una cafetería. Necesitaba un café para no desfallecer, víctima de los nervios o del cansancio, aunque sabía que si se detenía un segundo, y pensaba en Luciana,seríapeor. Bastante duro era llevar esa imagen en su mente. Pero más duro sería llevarla duranteelrestodesuvida. La imagen de la persona que más quería en estado de coma, convertida en una muerta viviente. Precisamente él, que quería ser médico. Qué extraña paradoja del destino. —Uncafé,porfavor. —¡Marchando! Elcamareroempezóamanipularlacafetera.Uncliente,asulado,enlabarra,le dirigióunamiradaocasional.Sesentíamuyraro.Teníapercepcionesynocionesdela realidadmuydistintas,nuevas.Lecostabacreerqueelmundosiguieracomosinada. PodíaentenderqueLoreto,porejemplo,estuvieseenferma.PerolodeLucianano. Esono. Laconfusiónyelaturdimientoseacentuaron. Hastaqueelcaféaterrizódelantedesusmanos. Sin embargo, no fue por él. La reacción se la produjo el cliente de la barra, cuandodeprontolevantólavozyllamólaatencióndelcamarerodiciendo: —Paco,ponmeotra. Eloy tuvo el flash. Ana y Paco. Ellos también estaban allí. Verdaderamente, no eranmásquedoszumbadosqueyalohabíanprobadotodoenlavida,peseasucorta edad,yendosiempreacontracorriente.Peroloimportanteesquesabíadóndevivían, yeranamigosdeRaúl. Eransuúltimaoportunidad. www.lectulandia.com-Página84 Capítulo44 Blancas:Alfilf4 LapensiónCostaRojaeratantoomásdestartaladaquelapensiónÁgata.Obienel Moscaprotegíasuidentidadsaltandodeunladoaotro,sindarmuestrasdeestarvivo y menos de tener algún dinero, o bien lo de vender como camello no le daba para más. Lo primero que vio Vicente Espinós al entrar fue el cuadro sobre el pequeño mostradorderecepción,siesquepodíallamarseasí.Losegundo,lainmensidaddela queestabatrasél,embutidaenunacamisetarojaapuntodereventar. La dueña de la camiseta lo miró con precaución. Evidentemente no parecía un posiblehuésped. —InspectorEspinós—lemostrólacredencial—.¿EstáPolicarpoGarcía? —¿ElseñorGarcía?—repitiólamujerinsegura. —ElseñorGarcía—insistióél. —No,noestá. —¿Cómosellamausted? —EulaliaRodríguezEspartero,paraservirle. —Mebastabaconelnombre,Eulalia,peropuestoqueestádispuestaaservirme, hágalo.¿Dóndehaido? —Nolosé.Ahíestásullave,¿ve?Lanúmero9. Colgabadeunclavoenlapared,asuderecha. —¿Volverá? —Tampocolosé.Avecesestáunpardenochesfuera. —¿Cuándolovioporúltimavez? —Ayeramediodía,oaprimerahoradelatarde.Nohapasadolanocheaquí. VicenteEspinósalargólamano.Cogiólallave. —Noleimportaráquesubaasuhabitación,¿verdad?Ynomepreguntesitraigo una orden de registro, porque esa chorrada sólo pasa en las películas americanas. Todoelmundovedemasiadaspelículasamericanas,hastalosdelincuentes. —¡Oh, no, claro…! —asintió Eulalia—. Encantada de colaborar. Puede subir, aunqueleagradeceríaque… —Descuide.Notocarénada. —EsquenoquisieraqueelseñorGarcíaseenfadara,¿sabeusted?Esunabuena persona.Noséquépuede… Ladejóhablandoysubióladestartaladaescalerasinprisas,porsiacaso.Losque corrían se encontraban antes con las balas, y no había ninguna necesidad de tener prisaparaalgoasí.Llegóaunpasillomaliluminadoyencontrólahabitaciónnúmero 9alosdospasos.Introdujolallaveenelhuecodelacerradurayabriólapuerta. www.lectulandia.com-Página85 ElMoscanonadabaenlaabundanciaprecisamente. Había un par de pantalones, una poca ropa interior, un par de camisas y una chaqueta.Esoeratodo.Nohabíanadamás,salvoundespertador,unarevistaerótica yunaviejafotografíadeunamujermayor. —Hastalosdelincuentestienenmadre—dijoelpolicíaenvozalta. Nirastrodepastillas.ElMoscalasllevabaencima. Abrió los cajones del armario empotrado y de la mesita de noche. Fue en esta últimadondeencontróunlistadoescritoamáquina. Discotecas,pubs,afterhours,clubesprivados,confechas,anotacionesyalgunas marcas. Le echó una rápida ojeada. Junto a la mayoría de los nombres escritos había números. No hacía falta ser muy listo para saber que era el número de pastillas vendidas en cada local. Una extraña forma de llevar la contabilidad. Las otras anotaciones correspondían a días de la semana. Se detuvo en cinco locales en concreto:CalígulaCiego,Popes,LaMirinda,ElPeñóndeGabriltaryMarchaAtrás. Escritoamanojuntoatodosellospudoleerlapalabra:«sábado».Sábado. Podíaserestesábado,otalvezotro. DenoserporquejuntoalnombredePandora'slapalabraescritaera:«viernes». Losleyótodos.«Viernes»aparecíaescritojuntoaotrostreslocales. Talvezfueraalgúnindicio.Talvezyanolofuera.DependíadelMosca.Aunasí sacóunaplumadelachaquetayunblocdenotasdelbolsillo,ycopiólosnombresde los locales junto a los que se leía viernes y sábado. Hubiera sido mejor hacer una fotocopia de todos, pero entonces habría tenido que salir y volver a entrar, y eso habría alertado a la tal Eulalia. Dejó el listado en el mismo cajón y en la misma posiciónysaliódelahabitación. Eulalia seguía en el mismo sitio, como si no se hubiera movido y estuviese pegadaalsuelo. www.lectulandia.com-Página86 Capítulo45 Negras:Caballoa6 Máximosaliódesuhabitacióntrashaberseduchadoycambiadoderopa.Laduchale había despejado y serenado las ideas. Se sentía mejor, más fresco, pero no quería seguir en casa. En su habitación todo eran fantasmas azuzándole, y fuera de ella estabansuspadres,sobretodosupadre. —Vaya,¿yavuelvesairte? ¿Loespiaban?¿Teníanojosenlanuca?Creíaqueestabanviendolatele,yhabía tratadodenohacerningúnruidoalsalir. —Voyadarunavuelta—dijo—,perovolverétemprano. —¿Aquéllamastútemprano? Apareció su madre. Salía de la cocina. Era una mujer de la vieja escuela. Se pasabaeldíaenlacocina. —Temprano—repitióél—.Estanochenovoyasalir. —¡Oh,québien,gracias!—seburlóelpadre. —¿Perovendrásacenar?—preguntósumadre. —Nolosé—tratódenoperderlapaciencia—.Puedequesíypuedequeno,pero novoyasalir.Lomismollegoalasdiezquealasdoce. —Olasdosolastres.Esotambiénestempranoparavosotros. Volvió el agobio, sólo que no tenía fuerzas para discutir. Más aun, cuando se enterarandelodeLuciana,yprobablementeseenteraríanaunqueellosnoconocíana lospadresdesusamigos,tendríanunbuendisgusto.Seríaunpalo. —VoyaveraLoreto—mintió. —¿Labulímica?—seinteresósumadre. —Sí. Undía,unpardesemanasantes,selodijoasumadre,porhablardealgo.Ellase pusoinmediatamenteenplandemadresufridora,identificándoseconeldolordela madredeLoreto.Algomuypropio. —Estáistodoslocos—rezongósupadredándolelaespaldaparavolveralasala, juntoaltelevisor. Ibaadecirlequenomásqueélyendocadadomingoalfútbolygritandocomoun poseso a un tipo vestido de negro y a veintidós mendas en pantalón corto que se matabanporunabolamientrasganabanunapastaporello.Peronolohizo.Novalía lapena. Sumadreleacompañóalapuerta. —Dalerecuerdosaesachica,yanímalaparaquecoma. Nosemolestóenvolverleaexplicarquebulimiayanorexiaerancosasdistintas. Bajólaescalerasintiéndoselibreyalllegaralacallesupoqueseguíasinsaberqué www.lectulandia.com-Página87 hacerniadóndeir. EntoncespensóenCinta. Suspadresestabansiemprefueraelfindesemana.Teníanotracasa.Ellaestaría allí,talvezdurmiendo,peroalmenoseraunlugarseguroytranquilo. Ynoselopensódosveces. www.lectulandia.com-Página88 Capítulo46 Blancas:Alfile5 Santiabriólosojos. De alguna forma, supo que le había despertado el silencio, más estruendoso en ocasionesquemilsonidosdistintosoinclusoqueunaexplosión.Yelsilencioencasa deCintaeramuyintenso,estabacargadodesensacionesypresagios. Miró a su alrededor: las paredes estaban llenas de pósters y fotografías, la ropa tiradaporelsueloformandomontones;eldesordennaturaldecualquierhabitación. Luegomiróelvacíoenlacama,asulado,dondeanteshabíaestadoelcuerpodesu novia. Se desperezó, y quedó boca arriba unos segundos, no demasiados. El mismo silencioaterradorconimagendeLucianaensuspensamientosleobligóalevantarse. Iba en calzoncillos, pero no se molestó en ponerse los pantalones. Salió de la habitaciónysemetióenelbaño,paralavarselacarayrefrescarselanuca.Sesintió unpocomejortrasello,yentoncesbuscóaCinta. Notuvoquebuscarmucho,tampocoeradifícilapesardequeelpisoerabastante grande. La encontró en la sala, acurrucada, sentada en cuclillas en una butaca, abrazadaasuspropiaspiernasdesnudas,conlacabezaapoyadaenlasrodillasyla miradaperdida. Lepareciósugestivamentesexy,unsueño,hermosaysugestiva. Noteníamásquealargarunamanoytocarla.Peronolohizo. Unabarrerainvisiblelosseparabadeformamásimplacablequesihubierasidode piedrasycemento.Cintasabíaqueélestabaallí,depie,ysinembargonosemovió, niunápice.Nada.Siguióenlamismaposición,conlamiradaperdida. Santisintióelpesodeunaculpamuygrande,aplastándolo. Elmismopesoylamismaculpaquelaestabanaplastandoaella. Nohabló,nodijonada.Sesentóenlaotrabutaca,omásbiensetendióenella, con los pies colgando por uno de los lados y la cabeza apoyada en el otro. Y dejó perdidasumiradaeneltecho. Losminutoscomenzaronadevorarloscomotermitas. www.lectulandia.com-Página89 Capítulo47 Negras:Reinaf5 Luis Salas apartó la mirada de su hija y la fijó en su mujer, que seguía como hipnotizada por ella. Norma acababa de salir una vez más, incapaz de quedarse quieta, asustada y al mismo tiempo nerviosa por aquel caos de emociones y sensaciones.Lecogióunamanoasumujer,yselapresionósuavemente. Fueunallamada. PeroEstherSalasnolaatendió. —Esther—musitóélfinalmente. Nohuborespuesta. —Esther—repitió—.Tenemosquehablar. —¿Dequé? —Detodoesto. —No. —Creoquesí.Tenemosquedecidiralgo. —No—repitióellaconmayordeterminación. —Debemos confiar, esperar, y estaremos con ella aunque pase así días, o semanas,omeses—senegóadecirlapalabra«años»—.Peroeldoctortienerazón. Siseproduceloirremediable… —Noquieroqueladestrocen.Esmihija. —Querida… —¡Estáviva!—gritósinlevantarlavoz,ensumismocuchicheo—.Noquierooír hablardeeso. —Vamos,porfavor,cálmate—lapresióndelamanoseacentuó. Hastaqueellalaapartódelassuyas. —Túestásdeacuerdo,¿verdad? Seenfrentóalosojosdesuesposa. —Sí—manifestóagotado,perodecidido. —¿Porqué? —Porqueesmihija,ytieneuncorazón,unhígado,dosriñones,doscórneas…Y porquesiellamuere,megustaríapensarquesiguevivaenotrascincopersonas,tal vezcincochicascomoellamisma. EstherSalasyanolloraba.Desdelacrisisyanolloraba. —Aveces… —¿Qué?—laalentóparaquesiguieraalverquesedetenía. —No,nada—bajólosojosunmomentoantesdevolverafijarlosenelcuerpode Luciana. LuisSalasrespetósusilencio. www.lectulandia.com-Página90 Lorompiódenuevosuesposaunossegundosdespués. —¿Ysinosestáoyendo?—susurró. —Sabequeestamosaquí. —Sí,pero¿ysinosestáoyendo? —Luciana siempre ha sido una gran chica, tiene un corazón de oro. Todo el mundolosabe. EstherSalassuspiró. Sumaridosupoqueeratantounaderrotacomounimplícitoreconocimientodela realidaddecuantohabíanestadohablando. www.lectulandia.com-Página91 Capítulo48 Blancas:Torrexg7-Negras:Torrexg7 Osoigo. Claroqueosoigo. Nisiquierahacefaltaquehabléis.Puedoescucharvuestrospensamientos.Yno meduelen.Tampocomellenandealegría.Aquílasemociones,lassensaciones,son distintas.Puedorazonarsinpresiones,comonuncalohabíahecho.Encambio,síme importavuestrodolor,perodeberíaissaberqueestoybien. Y si abandono mi cuerpo al final del camino… por supuesto, ¿para qué necesitaréyamicorazónomisriñones? Loúnicoquequerríaerateneruninstantefinaldelucidez,sóloeso,paradeciros queosquiero,aunquevosotrosyalosabéis,yparadecírseloaEloy,quetalvezcrea queyanoesasí.Sóloquierouninstante.Uninstantefinal. Aunque temo que baste ese simple segundo para sentir el dolor que no siento ahora. No me gusta el dolor. Tal vez por ello no quiero volver. Ése es mi último miedo. Metocamover.Pasaeltiempoylapartidaestáentablas.Perometocamover. Mirivalacabadelanzarunataquesobrelasposicionesdemireyymireina.Esuna situación comprometida. Debo hacerlo. Puedo sacrificar una torre para escapar, o meditardetenidamentemipropioataque,lanzandoelcaballosobresualfil.¿Yese peón?Cuidado.Mirivalesbueno.Eselmejorquehetenidonunca. Porqueahorasécómoes. Séquiénes. Lehevistolacara. Mirivaleslamuerte,yjuegaaganar. www.lectulandia.com-Página92 Capítulo49 Blancas:Reinaxg7 Tuvoquellamaraltimbremediadocenadeveces,yaporrearlapuertaconlospuños, hastaconseguirdespertarlos.Cuandoyacreíanopoderhacerlo,escuchóunruidoal otroladodelamadera.Yunavoz. —¡Yava!¡Yava! LeabrióAna.Nosehabíapreocupadomuchodetaparse.Llevabaunabatacorta malanudadaporencimadesudesnudez.Despuésdetodo,loraroerainclusoquese hubierapuestolabata,porqueAnaeradelasquepasabadeconvencionalismos.En esoleganabaaPaco.Lamodernidadpormontera.Elestímulodelacontracorriente. Larebeldíadelosquenotienenningunarebeldía,salvovivir. Vivirparapasarlobien. —¿Eloy?—loreconocióaduraspenasporentrelasbrumasdesusopor—.¿Qué hacesaquí? —Tengoquehablarconvosotros. —¡Jo!¿Estásloco?¿Quéhoraes? Eranavesnocturnas,asíqueeldíalesproducíasarpullidos,ymásaúnlosfinesde semana.Talvezsevolvierandepiedraysedeshicieran,convirtiéndoseenunmontón decenizas,comoDrácula. Eloyentródecidido,sinesperarunainvitación.Anacerrólapuerta,indecisa,yle siguió como si flotara, sin entender qué pasaba. El pequeño apartamento era un museobarrocomalarreglado,convelitas,símbolosdetodasclases,desdeelyinyel yang y pósters hindúes hasta objetos de diseño, luces por el suelo o un mueble del máspuroestiloartdecó. No faltaba ropa tirada por el suelo. Al fin y al cabo Ana teníadieciochoañosvPaconohabíallegadoaúnalosveinte. —¡Paco!—llamóEloy. —¡Nogrites!—Anasellevólasmanosalosoídos. —¿Tehastomadounvaliumoespuraysimpleresaca? —¡Eh,quépasacontigo!—protestóella. Entróenlaúnicapuertaqueestabamediocerrada,yseencontróconelcolchón, enelsuelo,yconPacotendidosobreél,bocaabajo.Sesintióirritadoporlaescena sinsaberporqué. —Vamos,Paco,despierta. Larespuestafueunbufido. Asíqueleapartólasábanay,trasarrodillarseasulado,lozarandeó. —¿Quéhaces?—protestóAnadespejándosemásrápidamentealcomprenderque pasabaalgo. Pacoacabóabriendolosojos.Lomiróaélyfruncióelceño.Luegolamiróaella. www.lectulandia.com-Página93 AnatambiénsehabíaarrodilladojuntoaEloy,paraimpedirleseguir.Elsilenciofue muybreve. —¡Lucianaestáencoma!,¿vale?—lessoltóabocajarro—.Ahoraquieroqueme digáissitenéisalgunapastillacomolaqueellasetomóanoche. Tardaron en reaccionar. Las palabras tenían que atravesar una espesa masa de algodónhastallegarasucerebro. —¿Qué?—balbuceóPaco. —¡Lucianaestáencoma!—gritóaúnmásfuerteEloy—.¡Setomóunamierday le sentó mal! ¡La misma mierda que os tomasteis vosotros, y que se tomaron los demás!¿Locogéisahora? Locogían,peroacámaralenta. —Perosi… —Nosfuimosyella… —¿Tenéisunapastilladeesas? —No—dijoAna. —¿Para qué vamos a tener una…? No hay ningún problema en comprarla después,dondevayamos.Ningúnproblema. —¿DóndepuedoencontraraRaúl? —¿Paraqué…? —Porqueélfueelquelasconsiguió.MelodijoMáximo.Venga,¿dóndepuede estaraestahoraunsábadoporlatarde? —Raúl…—siguióespesoPaco. —¡Vamos,vamos,joder!—lezarandeóEloy. —¡Déjaleenpaz!,¿quieres?—ledefendióAna—.¡Ibaaunaprivada!¡Nosdijo siqueríamosir,peropasamos,porqueyonomeencontrababienypreferíasaliresta noche! —¿Dóndeestáesaprivada? —¡Enunanaveabandonada,cercadelasviejasfábricas,alladodelaestación! ¡Ynogritesmás,coño! —¿Cómolareconozco?¡Ahíhayvariasfábricas,lasestánechandoabajo! —¡Tiene el techo plano, y un rótulo en rojo en la puerta, Hilos de No-sé-qué o algoparecido!—Pacosellevóunamanoalacabeza,comosiéstafueseaestallarle. —Al lado hay una con una chimenea muy alta, ¡no tiene pérdida! —tomó el relevoAna. Erasuficiente.Sepusoenpie,jadeando,ysedirigióalapuertaparanoperderni un minuto más. Iba a traspasarla cuando escuchó de nuevo la voz de Ana a su espalda. Yanogritaba. —Eloy—ledetuvo. www.lectulandia.com-Página94 Éllamiró. —¿Es…grave?—preguntólamuchacha. —Yaoslohedicho:estáencoma.Tuvoungolpedecalor. Anacerrólosojos. YEloysemarchósinesperarmás. www.lectulandia.com-Página95 Capítulo50 Negras:Reinaxh5 Alsalirdelascensoryasomarsealportal,seencontróconlaportera,quenoocultósu alegríaalverla. —¡Loreto,hija! —Hola,señoraCarmen. —¿Cómoestás?¡Tienesmuchomejoraspecto! Mentía,peronoeraunamujerchismosa.Alosumo,comocualquiervecinadelas quelaconocíandetodalavida.Pasóporsuladodispuestaanodarlepalique. —Sí,estoymuybien—afirmóella. —¿Depaseo? —Hacemuybuenatarde,¿verdad? —Muybuena,ytodavíanohacenadadecalor.Seestámuybien. —Bueno,adiós. Salióalacalle,sindetenerse.Sabíaquesuspadresestaríanasomadosalbalcón, mirándola,asíquenoseleocurriólevantarlacabeza.Loúnicoquehizofuellegara lacalzadaymiraraderechaeizquierda,porsiveíauntaxi. Luegocaminóhacialaizquierda,endirecciónalaavenida. Amitaddecaminolasvio. Una era una mujer de mediana edad, obesa, mejor dicho, gorda, absoluta y rematadamentegorda,sinmediastintas,delasquemedíaeldobledeanchoquede alto, con unos brazos rollizos, unas piernas enormes, un vientre abultado y dos gigantescossenosquesemejabanglobosdecarneaposentadosenél.Laotrapodíaser suhija,ounaamiga,porqueeramásjoven,muchomásjoven,peroestabaigualmente gordaparasusaños,conladiferenciadeque,acausadeellos,lucíaunespléndido escote,sincomplejos. Lomáscuriosoeraqueibanporlacallecomiéndoseunfantásticohelado. Yriendo. Reían sin parar, abriendo la boca, ofreciendo toda su abundante felicidad a los que,comoella,lasmirabanporlacalle. Loretolasviopasar,alejarse,darlelametonesalhelado,reírse. Comositalcosa. Felices. Ella,consólounpardekilosdemás,habíaempezadosusregímenesalostrece años,yésefueelcomienzo,eldetonante.Después,lasfrustraciones,laculpabilidad, el progresivo hundimiento de su ánimo, el hallazgo de los vómitos como remedio para su hambre, las ganas de morirse, el delicado equilibrio de todo un mundo que acabóconvergiendoexclusivamenteensímismayensusdosúnicasacciones,comer www.lectulandia.com-Página96 ydevolver,yasí,elinexorabledeclinarhaciaelabismo. Apartóesosrecuerdosdesumente.Ylediolaespaldaalasdosmujeresobesas. AhorasólocontabaLuciana. Teníaqueverla. Saber. Eracomosielfuturoseconcentraradeprontoenesepuntoinmediato,yennada más. Levantóunamanoalverelprimertaxiconlaluzverdeiluminadaenlacapota. —¡Taxi! Ycuandosemetióenél,casisindarsecuenta,símiróuninstanteasucasa,al balcóndesupiso.Lojustoparaverasupadreyasumadreallí,quietos,observando sus movimientos con atención, como hacían a cada momento fingiendo no hacerlo desde que la crisis había sido ya tan irremediable que el desenlace parecía aterradoramentepróximo. www.lectulandia.com-Página97 Capítulo51 Blancas:g4 Máximo llamó al portero automático y no tuvo tiempo de preguntarse si había cometidounaestupidezyendohastaallí.LavozdeCintasonóporelinterfono. —¿Sí? —Soyyo,abre. —¡Jo, tío, menudo susto nos has dado! —exclamó la voz antes de oírse el zumbidodelapuertaalserabiertadesdearriba. «¿Nos?» Bien. Eso quería decir que Santi estaba allí también. Mejor. Los tres juntospodríanpensarenhaceralgo.Porlomenospodríancompartirlainquietud,y apoyarsemutuamente. Subióalpisoyalsalirdelascensorseencontróconlapuertaabierta.Entró.Santi aparecióenelpasillo,encalzoncillos.Cintanoestaba. —Oye,noestaríais…—lamentódepronto. —Sí,hombre—suspiróSanti—.Paraesoestamos. —¿YCinta? —Vistiéndose. —¿Creíaisqueeransuspadres? —Ellos tienen llave, pero como no esperaba a nadie y menos a esta hora… ¿Sabesalgo? —No,nada.Heestadoencasa.¿Yvosotros? —Tampocosabemosnada. Cinta salió de su habitación acabando de abrocharse los vaqueros. Llevaba una camisasueltaporencima. —¿Sabesalgo?—repitiólapreguntadesunoviosindarsecuenta. —No, ya le he dicho a Santi que he estado en casa, y no he querido llamar al hospitalparanotenerqueexplicarlesnadaamispadres.Sólohubierafaltadoeso. —Ya. —¿Habéisdormido? —Éste, un poco, aunque no sé cómo ha podido —dijo Cinta señalando a Santi coneldedo. —Yoesqueestoycomo…—noencontrólapalabraadecuadaparareferirseasu estado. —Comonosotros—terminóSanti. —¿Quéhacemos? Estabanenlasala.Máximoesperóunarespuesta,peroéstanollegó.Cintavolvió adejarsecaersobrelabutaca.YSantisecruzódebrazos. —Oye,vístete,¿no?—lereprochóCinta—.Aversiaúnvasatenerquesalirpor www.lectulandia.com-Página98 laventana. —Vale,vale. Pero no se movió, y los tres se miraron de nuevo el uno al otro, hasta que Máximorepitiólapregunta. —¿Quéhacemos? www.lectulandia.com-Página99 Capítulo52 Negras:Reinag6 Vicente Espinós levantó el auricular del teléfono y marcó él mismo el número del hospital.Elsonidodeldiscoalgirarenelviejoaparato,extrañamenteaudible,lehizo recordarqueerasábadoporlatarde,yquenohabíamuchagenteencomisaría,como silossábadosellos,losprotectoresdelaley,tuviesenvacaciones. —¿HospitalClínico?—dijounavoz. —InspectorEspinós.ConeldoctorPons,porfavor. —EldoctorPonshasalidoya,señor. —PuesconalguienqueatiendaaLucianaSalas. —¿LucianaSalas?Unmomento,noseretire. Notuvoqueesperardemasiado.Unavozfemeninatomóelrelevodelaanterior. Nisiquierapreguntóquiénera.Desdeluegonosetratabadelamadredelachica. —SoyelinspectorEspinós.LlamabaparasaberelestadodeLucianaSalas. —Sigueigual,señorinspector,aunquehemosestadoapuntodeperderlahaceun rato.Ahoraestáestabilizada. —Gracias—suspiró. Colgóelaparatoymirólosnombresanotadosensulibreta,losquehabíacopiado dellistadohalladoenlahabitacióndelMosca.Selossabíayadememoria,perolos repitióunavezmás. —¡Roca!—llamódepronto. Lorenzo Roca apareció ante él. Era alto y delgado, de nariz prominente y ojos saltones,delanuevaescuela,unbuenpolicía.Casado,conhijos,peroteníafuturo, esosí.Llegaríalejos. —Míramedóndeestánesoscincolocales,hazmeelfavor—lepidió. —Enseguida,jefe. Lovioalejarseendirecciónasumesaycogerunlistíntelefónicoyunaguíade calles. Se echó hacia atrás y recapituló por el breve recorrido del día en busca de Policarpo García, alias el Mosca. La tarde enfilaba su última hora y pronto anochecería.Eralahorademoverse. LorenzoRocareapareciófrenteaélenuntiempoinusitadamentecorto,otalvez fuera que él se había quedado pensativo sin darse cuenta mucho más allá de lo calculado. —Vea,jefe—dijosusubordinadodandolavueltaalamesaparasituarsefrenteal mapadelaciudadquepresidíalapared—:ElCalígulaCiegoestáaquí;LaMirinda, aquí;elPopes,aquí;elMarchaAtrás,aquí,yelPeñóndeGabriltar…aquí—ydio por concluida la señalización enfatizando las dos sílabas del último «aquí». Luego agregó—:Vayanombres,¿no?Loshayque… www.lectulandia.com-Página100 Noestabanlejosunosdeotros.Sepodíanrecorrerenunanoche. TododependíadelMosca. —¿Puedesaveriguarmealgomásacercadeellos?Horariosytodoeso,clasede público,etcétera. —Sí,claro—Rocahizoademándealejarse. —Espera. —Esperó. —Antes da aviso de búsqueda de Policarpo García, alias el Mosca, y envía un coche para que vigilen discretamente la pensión Costa Roja, por si aparece por su habitación. —¿Algomás? —No.Tráemeesosdatoscuantoantes. LorenzoRocavolvióadejarlesolo. www.lectulandia.com-Página101 Capítulo53 Blancas:f3 La música mákina, el bakalao puro, atronaba el lugar con una amplitud decibélica ensordecedorainclusoparaélensuscircunstancias,conlapresióndelosucedido,el recuerdoconstantedeLucianaenelhospitalyunanochecasienvela. Perosesintiócercadesuobjetivo.Teníaunpresentimiento. Lohabíatenidodesdeelmismomomentodeasomarseallugaryverlacantidad degentequesemovíaenélyescucharsumúsica,dispuestaamachacartodaenergía. Allíhabíadetodo.Cuerposqueerancomomodelosindividualesdelagranfotografía clónicadelaespecie.Cuerposembutidosenjerséisdelycraypantalonesdenailon cortos o largos, ajustados y andróginos, con muchas cremalleras, colores vistosos, aplicaciones holográficas, fluorescentes, metalizadas, irisadas o plásticas; cazadoras bombers, bolsas en bandolera, mochilas de charol a la espalda, gafas de plexiglás, cabellos«divertidos»,enpuntaodejandoespacioalaimaginación,desordenadosy locos, tanto como cabezas peladas o con una leve capa de pelo, algún tatuaje ya visible, zapatillas deportivas a la última, con sus cámaras de aire que permitieran variarlapresiónysituarlaeneltonoidealparabailartechno,rave,house.Lasuma expresióndelosintético. EraelmarcoidealparaellocodeRaúl. Eloy trató de seguir un plan, peinar la enorme nave abandonada de forma rigurosa,paraqueRaúlnoseleescaparaporunladomientrasélestabaporelotro,o secruzaransindarsecuenta.Laventajaeraqueaquellonoeraunadiscotecaaluso, con poca luz. La desventaja era que podía tener una docena de rincones ocultos, porqueportodasparteshabíacolumnas,viejasmáquinas,barrasdebarimprovisadas, restosdesuantiguafuncióndefábrica.Lamodadelospartysprivadosyanodejaba rincónvirgenpordescubrir. Buscóalgúnsitioalto,yloencontrósinproblemas.Dosescalerasconpeldaños de hierro subían hasta un primer piso del cual salía una plataforma metálica, enrejillada,quecorríaparalelaaunadelasparedeslongitudinales.Unperfectopunto deavistamiento. Tuvoquedaralgunoscodazos,sonreíraunpardemonadasquelesonrieronaél yluegosepusieronacuchichearenvozaltasindisimulos,yesquivaraunoqueya llevabalatajadaencima,yaotroquesemovíaconlosojoscerrados,agolpes,brazos enformadeaspasdemolino,bailandoigualquesiestuvieseenmediodeldesierto delSáhara.Cuandollegóalaescalerasubióiniciandoyaelreconocimientodeloque quedabaabajo.Lagranpistadebaile. No,Raúlnoeradelosquesedeteníanmásalládecincominutos,lojustopara beberalgo,orinar,otomarsealgunaporqueríaquelepermitieraseguiryseguir.Era www.lectulandia.com-Página102 un loco del baile, un loco de la mákina, un perfecto modelo de genuina estirpe. Siempreleshabíahechogracia.Inclusoaél.Vivíaporyparaelfindesemana.Esoy laspastillas.Elrestodelosdíasnoexistía.Eraunaislaentredosfinesdesemana. HastaMáximoeraunchiconormalcomparadoconél. Le pareció que los cuerpos, desde arriba, se retorcían en un infierno sin fuego. Todoseleantojabaartificial.Sinembargo,denohabersidoporelestadodeLuciana, élmismotalvezhabríaestadoallíabajo,bailando,conellaycontodoslosdemás. Nopodíasentirsejuezdenada. Perodesdeluegoahoraloveíadeotraforma. Conotrosentimiento. Buscó a Raúl. También eso debía resultar fácil. Siempre iba a la última de su rollo,colores,sensaciones.ClaroqueallíhabríacienodoscientosRaúlesyRaúlas.El espectáculo resultaba enorme. La masa humana se movía al mismo compás, con el mismo ritmo, bajo el mismo influjo hechizante, magnético, y muy especialmente hipnótico.Locuriosoesqueantesnoledabaimportancia.Cadacualteníasurollo. ¿Porqué,depronto,eracomosisesintieseviejo,muymayor,inclusocarca?Había leído que el bakalao gustaba a los adolescentes por esa razón: los hipnotizaba, los sumergía en un mundo en el cual no había ideas propias, los globalizaba y los unificaba. No había necesidad de pensar, ni cambiar, sólo dejarse llevar, y llevar, y llevar. Ycuandoelcansanciopodíacontodo,paraesoestabanlaspastillas,eléxtasis,el eva, los speeds, los ácidos, las anfetas, los popperazos, una larga lista de posibilidades para mantener el cuerpo en forma y aguantarlo todo, absolutamente tododuranteveinticuatro,cuarentayochoosetentaydoshorassindormir. Llegóalaplataforma,ypasólossiguientestresminutosmirandoabajodeforma sistemática,calculada,hastaqueempezaronadolerlelosojos.Sólohastaentonces. Porquedeprontolovio. Raúl. Estabaallí,casienelcentrodelapista,bailandocomounloco,comosiacabara deempezarenlugardellevaryacasiundíaenello. Eloybuscóunpardepuntosdereferenciaparasituarleyfuehaciaél. www.lectulandia.com-Página103 Capítulo54 Negras:Caballoc7 Enelsilenciodelasala,lavozdeCintasonócomoundisparo. —Nosotroslohicimos. SantiyMáximofueronalcanzadosporél. Semiraronelunoalotro. —Simuere,lahabremosmatadonosotros—continuóCinta. —Noescierto—articulóMáximo. —Síloes—Cintaleatravesóconunamiradadehierro. —Tepodíahaberpasadoati—ledijoSanti—,oamímismo,oaMáximo.Le tocóaellaporungolpedemalasuerte.Esascosaspasan. —¿Quéexcusaesésa? Ningunodelosdoslecontestó. —¿Queréisresponderme?—exhalóellarevestidadeunafalsapaz. —¿Qué quieres, que no salgamos de casa por si nos atropella un coche? — manifestóMáximo. —Uno hace cosas, y ya está. Se arriesga —dijo Santi—. Siempre nos arriesgamos,contodo.Alrespirar,puedescogeralgoconlaporqueríaquehayenel aire,¿ono? —Aversitevaadarahoralaneura—continuóMáximodirigiéndoseasuamiga. —Asíquetenemosqueolvidarloyyaestá.Comosifueraunaccidente. —Hasidounaccidente—puntualizóSanti. —Ytodosnossentimosmalporél—leapoyóMáximo—,peronosirvedenada castigarnosenplanmasoca. —Todostomamosuna,¿vale? Cintafulminóasunovio. —Ellanoqueríatomarla. —Perolatomó,ynolaobligamos—insistióSanti. —¡Prácticamenteselapusimosenlaboca!,¿lohasolvidado?—elevólavozla chica. —Sehizounpocolaestrecha,nadamás. —YasabescómoesLuciana. —Legustahacersederogar. —Eso. —Además,elqueloliótodofueRaúl. —No,Máximo—volvióahablarCintadespuésdelpuñadodefrasessueltasde ellosdos—.Fuistetú. —¡Sí,hombre,encima! www.lectulandia.com-Página104 —Tú fuiste en busca de Raúl, para que te pasara algo, y luego Raúl trajo a ese tipo, al camello, y después me decidí yo, lo reconozco, ¡yo!, no voy a escurrir el bulto, pero no vengáis ahora con excusas. Todos estábamos allí, y todos somos responsablesaunqueningunajusticianosacuse. —Vamos,cálmate—lepidióSantiyendohaciaella. Cintalorehuyó.Pusolasdosmanosconlaspalmasabiertaspordelante,amodo depantalla,perosinmirarlealacara.Losojoslosteníafijosenelsuelo,enelabismo abiertoentreellos.Todalatensiónquesentíaseexpandióconesegesto,abarcando unenormeradioentornoasímisma. —Estoymuycalmada—dijo—.Muycalmada. Perolosdossabíanquenoeraasí,quelasemocionesvolvíanaflotar,asalirpor losresquiciosylasgrietasdesuánimo.Ytantoomásquelaverdaddelaspalabras de Cinta, temieron la inminente explosión que iba a llevarles de nuevo a la crispación. Lacuentaatrásfuemuyrápida. www.lectulandia.com-Página105 Capítulo55 Blancas:Torreh1 LepusounamanoenelhombroaRaúl,ylepareciótocarunarcovoltaicorebosante deelectricidad. Elmuchachosevolvió,quedófrenteaél,perosindejardemoverse,siguiendoel ritmo. Loreconoció. —¡Eloy! Yseleechóencima,abrazándolo.Eloynopudohacernadaparaevitarlo,nipara apartarlo.Raúlteníalosojosmuyabiertos,elrostrocongestionado,lahuelladelas hormigasmordiéndoleeltrasero,laenergíadecuantollevaraenelcuerpodisparando todassusreservas. Loaprovechóparaintentarsacarlodeallí. —¡Eh, eh! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? ¿Están todos? ¡Puta madre!, ¿no? ¡Putamadre,tío! Estabamuypasado,muchísimo.Probablementehabríaempezadoconalcoholel viernes por la noche, para darle a las pastillas de éxtasis de madrugada, tal vez un poco de coca aquella misma mañana y ahora, quizás, acabara de pegarse un popperazo, por lo de reírse y no parar de moverse, que eran sus efectos. Aquella nochepodíaseguirconspeed,yvueltaalaspastillasdenuevodemadrugada,sólo que entonces comidas, inhaladas en polvo o disueltas en alcohol, para aguantar definitivamentelasubidafinaldeldomingo. Raúlsegastabadeveinticincoatreintamilpesetascadafindesemanaentodaesa porquería. Nosabíadedóndelassacaba,porque,desdeluego,notrabajaba. Continuóllevándoselodeallí,hastaqueélsediocuentadeello. —¿Quéhaces?¿Adónde…? Nopudoevitarlo.Semovíasinparar,perosusfuerzasestabanencaminadasaesa acción,noaintentardeteneraEloy,ymenosaresistirseasufuria. —¡Eloy,tío! —Vamosfuera. —Pero… —¡Fuera! Continuóriéndoseybailando,aunqueahora,sujetoporEloy,másbienparecíaun muñecoarticulado,unamarioneta.Surostroseconvirtióenunamueca,peroyanose resistió.Atravesaronlamareadecuerpossudorososbajolacortinasónicayllegaron a la puerta. Alguien les puso un sello invisible, para poder volver a entrar. Luego salieronfuera. www.lectulandia.com-Página106 Eloynosedetuvohastahaberandadounosveintemetros,aladerechadelanave, enunazonaenlaquenohabíanadiecerca.EntoncesempujóaRaúlcontralapared. —¡Eh,mehashechodaño!—protestóelchicoaúnriendo. —¿Tienesunapastillacomolasquetomasteisanoche? —¿Paraesomesacasfuera?Jo,quémorro! —¿Latienes?—gritóEloy. —¡No! —por primera vez Raúl dejó de reír, aunque los ojos siguieron desorbitadosyselequedóunticenellabioinferior—.¿Quépasacontigo,eh? —Lucianaestáenunhospital,encoma. —¿Qué? Lohabíaoído,peroensuestadolascosasdifícilmenteleentrabanalaprimera. —¡Lucianaestáencomaenunhospital,porlamierdaqueostomasteisanoche! —Jo…joder,tío—parpadeó. No,yanoreía. —Raúl,estoesserio—dijoEloy—,necesitounadeesaspastillas.Talvezayude aLuciana. —¿Ayudarla?¿Cómo? —¡No lo sé! —se sintió desfallecido—. ¡Los médicos no saben de qué estaba hecha!Alomejor… Comprendió que estaba dando palos de ciego, empeñado en una búsqueda extraña,probablementeinútil,aunqueenpartehabíaseguidohaciendoaquelloporla mismarazóndelcomienzo:noquedarsequieto,moverse,haceralgo,escapar. ¿LomismoqueRaúl? No,eradistinto. —¡Diosmío,Luciana…!—gimióRaúlresbalandohaciaelsuelodeespaldasala pared. Eloy apartó sus ojos de él. Había deseado pegarle, descargar su ira, toda su frustración. Ahorayanosentíaganasdehacerlo. Nosentíanada. Lamismavozdelcaídoseleantojómuylejanacuandodijo: —Oye,sé…dóndeparaesetío,elcamello.Élsítienepastillasdeesas.Todaslas quequieras. Eloyvolvióamirarle. www.lectulandia.com-Página107 Capítulo56 Negras:Reinaxg7 No era una pelea, era más bien la liberación de todas las tensiones, de todas las frustraciones, de toda la impotencia. Máximo ya no hablaba, tenía miedo de que a Cintaledieraunataquedehisteriaimparable.Santieraelqueintentabacalmarla,sin muchoéxito. —¡Porfavor,Cinta,vasahacerquetodoslosvecinosseenterenytecaeráuna buena! —¡Yonoquieroquesepaseelrestodelavidaasí,enunacama!¡Noloresistiré! —¡Cinta! —¡HoyteníamosqueiraverlaúltimadeBradPitt!¡Yestáallí!¡Yalopeorya sehamuerto!¡Yyonoquieroquesemuera!¡Noquiero! —Dalealgo,tú—pidióMáximo. —¡Sí, hombre! —protestó Santi—. ¿Qué te crees, que yo vivo aquí y sé dónde estátodo? —¡Simetocáis,grito!—anuncióCinta. Máximoseapartóaúnmás. —Silosénovengo—rezongó. —¡Cobarde! —le insultó Cinta—. ¿Vas a pasarte el resto de la vida ignorando esto,fingiendoquenohapasadonada?¡Pueshapasado! —¡Yonodigoquenohayapasado,sólodigoqueasínoresolvemosnada! —¡Cállate!—ordenóella. —Deberíamos llamar al hospital —propuso Santi, asustado por el estado de su novia—.Seguroqueyaestábienynosotrosaquí… —¡Mierda!—llegóallímiteCinta—.¿Porquélohicimos?¿Porqué?¿Porqué? ¿Porqué…? Iba a volver a llorar, dejándose arrastrar por los nervios, abandonándose por completo,yenesemomentosonóelteléfono. Elzumbidolosalarmóalostres. Lesparalizóelcorazón,ylamente. Se miraron entre sí, asustados, y tras la primera señal, llegó la segunda, y la tercera. —Serán tus padres… —el primero en hablar fue Santi, indicando así que no podíacogerloél. —Déjalo —dijo Máximo—. Como si no hubiera nadie. Tal vez sea un vecino, comohadichoantesSanti. —Esdelhospital—balbuceóCinta. Suspalabraslosatenazaronaúnmás. www.lectulandia.com-Página108 Eltimbresonóporcuartavez. Yporquinta. Cintasemovióhaciaelaparato.Vacilóduranteelsextozumbido. —No—susurróMáximo. —Sontuspadres,seguro—insistióSanti. Ellaatrapóelauricularconlaséptimaseñal. —¿Sí?—musitódébilmente. —¿Cinta?¡Malditasea,creíquenoestabais! —¿Eloy? Losotrosseleacercaron. —Oye,¿estáncontigoSantiyMáximo? —Sí. —¡Bien! —los tres le oyeron gritar por el pequeño auricular telefónico—. Escucha, os necesito y rápido. ¡Sé dónde encontrar al tío que os vendió anoche las pastillas! ¡Necesitamos una!, ¿vale? Hay que intentarlo, por Luciana. Por pequeña quesealaesperanzadequeesolapuedaayudar…Peroyonopuedoirsolo,tenemos queirtodos. Cintamiróalosotrosdos.Lahisteriadesaparecía.Ahoratodosteníanalgoque hacer. Porfin. —¿Dóndeestás?—quisosaber. www.lectulandia.com-Página109 Capítulo57 Blancas:Alfilxg7 Al entrar en la habitación de Luciana, Loreto apenas si pudo dar unos pasos. El choque, al ver la imagen de su amiga postrada en la cama, fue brutal. Norma, a su lado,hizounademáncomodeirasostenerla,extendiendounamanoypensandoque en su estado de debilidad el impacto tal vez fuese excesivo. Pero Loreto logró sobreponerse. —¡Oh,hija!—exclamóEstherSalasalverla. Se levantó y fue hacia ella. Luis Salas también se puso en pie. Loreto, sin embargo, no tenía ojos más que para Luciana. El mazazo aún expandía ondas paralizantesatodosucuerpo,apesardequeNormayalahabíaadvertidodeloque ibaaencontrarse. Lamadredesuamigalaabrazó,peronosintiónada.Elpadrelediounbesoenla mejilla,perotampocosintiónada.Atravésdelosojoslellegabalacrudezadeuna realidadsuperiorasusfuerzas.Eraelúnicopuenteconunexteriorquedeprontola bloqueó. Elefectoapenasduróunossegundos,mientrashablaba,casisindarsecuenta,con lospadresdeella. —Yaves,hija. —¿Túcómoestás? —Siesqueestascosas… Después, Norma logró arrastrar a su padre y a su madre fuera de la habitación, comprendiendoquesiseguíanallí,hablándole,aturdiéndola,acabaríantodosllorando denuevo. Loretosequedósolaconelcuerpodesuamiga. Elcuerpo. Tardóensentarseenlasilla,juntoalacama.Ylohizopordebilidad,másquepor elhechoconscientedeestarmáscercadeella,porquesintiócómolaspiernassele doblaban.Finalmente,buscósumanolibre,aquellaencuyobrazonohabíaninguna agujaclavadaenlacarne,yselacogiócontodalaternuradelmundo,igualquesi temieradespertarla. —Luciana…—susurró. Esperó unos segundos. La inmovilidad de la enferma le pareció aterradora. En otras circunstancias hubiera sido un juego, ella se habría hecho la dormida y, de pronto, le habría saltado encima haciéndole cosquillas. Ahora no era un juego. Lucianaflotabaenunadimensióndesconocida. —Por favor, no te vayas —suplicó muy débilmente—. No me dejes sola ahora. Porfavor… www.lectulandia.com-Página110 Leacariciólosdedos,unoauno.Lucianateníalasmanosmásbonitasquejamás había visto. Cuando jugaba al ajedrez, más que mover las piezas del tablero, las acariciaba.Ylosabía.Siempreselashabíacuidadomucho.Lasuñasperfectamente cortadaseranlamejorpruebadeello. La mano de Luciana, entre las suyas, con los dedos deformes por los ácidos estomacales,destacabacomounaobradearteenmediodeunhorror. —Sintinoloconseguiré,¿sabes?—Loretocerrólosojosysedejóarrastrarpor el dolor—. Quiero que sepas que hoy no he vomitado. ¿Qué te parece? No he vomitado,ylohehechoporti,créeme.Porti.Peroahoranovoyapoderseguirsitú te vas, si me dejas. Luciana, ¡Luciana!, por favor… Hagamos un pacto, ¿vale? Un pacto. Yo comeré, aunque estalle, aunque me convierta en la mujer más gorda del mundo, y no volveré a vomitar, pero tú tienes que seguir viviendo para estar a mi lado…Luciana,¿meoyes?Vuelve.Notemueras,vuelve,¡vuelve!Lohehechopor ti,Luciana,porti,porti… www.lectulandia.com-Página111 Capítulo58 Negras:Caballoe8-Blancas:Alfilh8 Tesientatanbienesteconjunto,Loreto.Mealegrodequetelohayaspuesto.Y con unos kilos de más, estarás arrebatadora, preciosa. Javier caerá rendido a tus pies. ¿Recuerdas el día que lo compramos? ¡Qué locura! Fue verlo, entrar, probártelo y ¡zas! El dinero de la escapada de fin de semana convertido en arte sobreti. Lástimaqueesofuesepocoantesdequeempezasesacaerenpicado. Loreto. ¿Quéestáshaciendoaquí? Claroqueteescucho,peroaunquemegustaría,nopuedomoverme,niabrazarte, nidarteunbeso,nidecirtelocontentaqueestoy.Entiéndelo,Loreto:simemuevo, sentiréeldolor,ynosésiestoypreparadaparaeso.¡Dios…!,mealegrodequeme hablesdevivir,perotalvezsiconocierasestodieseselpaso.Nosé. Todoestanextraño,tanrelativoaquí. Os oigo a todos, os veo a todos, pero es como si hubiese una distancia de millonesdekilómetros.Encambio,lossentimientosestáncerca.Soncomounaola de calor constante. Cada voz, cada caricia, cada mirada, cae sobre mí como un mantodeternura.Ycreoqueesesaternuralaquemeretiene,¿noescurioso?No quierohacerdañoanadie,ymenosaquienmequiere.Asíquelaternurameataa esteladodelcaminomientraslapazmellamaalotro. Bien,puedequemequedeaquíparasiempre,enestatierradenadie. Unapartidadeajedrezsinfin,singanadorniperdedor.Tablaseternas. Háblame,Loreto,háblame. Nohasvomitado.¡Bien!Esunamagníficanoticia.Unprimerpasoimportante. Ahora el siguiente te costará menos, seguro. Esta noche tampoco vas a vomitar, ¿vale?Estanochedaráselsegundo.Pormí,deacuerdo.Perotambiénporti.Ánimo, Loreto,¡ánimo!Nohasvomitado,ydaigualelmotivo:esoesquequieressalirdel pozo,yvivir. Loreto,nodejesmimano. ¿Meescuchas?Sí,séquelohaces,hemosabiertounapuerta. ¿YEloy?¿SabesdóndeestáEloy? Loreto,Loreto… www.lectulandia.com-Página112 Capítulo59 Negras:f6 Poli García entró en el bar, se detuvo en la misma puerta, y miró en dirección a la barra.ElúnicocamareroeraVictorino,ynolehizoningúngesto,asíqueacabóde traspasarelumbralycaminóunospasos,noendirecciónalabarra,sinohaciaunade lasmesasubicadasenlaparteposterior.Sesentóenunadelassillasdeplástico,yse apoyóconcansanciosobreelmármoldelamesa,circularycastigadopormilesde partidasdedominó.Tenermesasconlasuperficiedemármolysillasdeplásticoera unantagonismomuypropiodeAlejandroCastro.Elmuy… Esperó casi cinco minutos. Se le hicieron eternos. Acabó llamando a Victorino para que le trajera una cerveza. El camarero no dijo nada, ni antes, ni durante ni despuésdeservírsela.Nohacíafalta.Seladejósobrelamesa,conelpequeñoticket delaconsumiciónallado.Perosídesaparecióunossegundosporlapuertadeatrás, para regresar al instante, tal cual, manteniendo su mutismo. Poli cogió el ticket maquinalmente. En la parte superior estaba escrito el nombre del local: Bar RestauranteLaPerla.Muyadecuado,pensó. Jugóconél,enrollándolo,matandoeltiempodeespera. AlejandroCastroacabóasomandolacabezaporlamismapuerta,miróhaciaély lehizounlevegesto.Noteníacaradebuenosamigos,másbiendetodolocontrario. Poliselevantóconlaintencióndeirtrasél.LedetuvolavozdeVictorino. —¡Eh,tú,paga! Polilelanzóunamiradadeira.Eraundesgraciado.Noteníaagallasmásquepara sercamarero. —¿Quépasa?Tengoquevolverasalir,¿no? —Mira,estonoesgratis,ytúerescapazdeirteporlapuertadeatrás,asíque… Todavíallevabaelticketenlamano,peronomiróelimporte.Sacódosmonedas decienpesetasyunadeveinticincoylasdejóenelplato.Elticketseloguardóenel bolsillo de la chaqueta. Fue otro gesto maquinal. Lo único que quería era pasar de Victorino,hablarconCastroylargarsedeallícuantoantes. Se metió por la puerta del fondo del local y fue tras los pasos del dueño del tinglado. Allí había un pasillo que daba al almacén, a la cocina, a los retretes y, finalmente,enlaparteposterior,aunpardedespachos.Unoteníalapuertaabierta. Entró.AlejandroCastroyaloesperaba,sentadodetrásdelamesadesudespacho.La cerró y cubrió la breve distancia que lo separaba de la única silla libre frente a la mesa. —¿Quéestáshaciendoaquí?—leespetósincontemplacioneselhombre. APoliGarcíanolegustósutono. —Esacríaestáencoma—ledijo. www.lectulandia.com-Página113 Elotrovaloródebidamentelainformación,perosinpestañear. —¿Yqué?—acabódiciendo. —¿Sabesloqueesosignifica?—semovióinquietoenlasillaelcamello—.¡Van aremovercieloytierraporsuculpa! —Oye, tú, tranquilo —Alejandro Castro le apuntó con un dedo—. Cada día muerendrogatas,yunadocenadechicosychicassufrencomasetílicosogolpesde caloroloquesea.Ynopasanada.Nuncapasanada. —¡Estoesdiferente! —Nogrites,Poli. —Estoesdiferente—repitiócambiandolavozaunquenoelnerviosismo—.Sé dequéva.Eraunacría,yasabes,quince,dieciséisodiecisieteaños.Losperiódicos vanameterbulla,ylapolicíamontaráunadelassuyas.¡Yameestánbuscando! —¿Cómoqueteestánbuscando? —He ido a mi pensión y la dueña me ha dicho que uno que conozco, Vicente Espinós,andabatrasdemí. —Seráunacasualidad. —¡Yunaleche,casualidad! —Tehandetenidootrasvecesporcamello,asíque… —Mira,Castro,yomeabro.Hevenidoadevolvertelaspastillasyaliquidar. Sacó un montón de billetes de mil, dos mil y cinco mil de un bolsillo, y un paquetitodelotro.Lopusotodosobrelamesa.AlejandroCastrocogióeldinero.No tocóelpaquetito. —Recógelo—ordenó. —¿Qué? —Recógeloysalavender.Nomejodas,Poli. —¡Nopuedo! —Acabaeso—señalóelpaquetito—,yluego,siquieres,desaparecesunosdías. —Castro… Altraficanteseleacabarondeendurecerlasfacciones. —Poli,meestoyhartandodeti.AnochePepevendióeldoblequetú.Eldoble,y sin chorradas. ¿Cuánto me debes? ¿Lo tienes? Yo también tengo mis problemas, y misobligaciones.Yhedecumplirconotros,porqueestoesunacadena,¿teenteras? Nopuedopararelnegocionicerrarsóloporqueunacríatengaunmalviaje. Si tienes miedo, véndelo todo esta noche, que para eso es sábado, y mañana desaparecesunosdías.Peroprecisamenteporqueessábado,novasadejarlohoy,nia dejarmecolgadoamí.¿Lohasentendido? Lohabíaentendido,peroseguíasingustarle. —Estoesunmalrollo—rezongó. —Lasdospiernasrotasotucadáverenunacunetasonunmalrollo—leaclaró www.lectulandia.com-Página114 AlejandroCastro. Polirecogióelpaqueteyseloguardódenuevoenbolsillo.Apretólasmandíbulas alhacerlo. —Simecogen…—suspiró. —Sitecogen,sabesquetemandamosunabogado.Perosalvoquelohagancon unapastillaigualalaquetomóesacríaencima,novanapodertocarteunpelo.Por esotienesqueacabarhoyconloquetequedayenpaz.Yotengoquincekilosaquí, cincuentamilpastillas,yatelohedichoantes.Ynovoyatirarlasporelretrete.Así quetranquilo,¿eh? Polisepusoenpie. Estabadetodomenostranquilo. www.lectulandia.com-Página115 Capítulo60 Blancas:Torrexh6 MarianoZapataentróeneldespachoconunaampliasonrisaensurostro,sinllamar. GasparVallslevantólacabezaylelanzóunamiradafugaz,conlosojosarqueados, antesdevolveraexaminarlaspruebasqueteníadelante. —Muycontentovienestú—ledijo. Elperiodistanocontestó.Pusosobrelamesa,frenteasusojos,lafotografíade Luciana. Inclusoalguientanexperimentadoycontantosañosdeprofesiónasusespaldas comoGasparfruncióelceño. —¡Coño!—exclamó. Le fue imposible apartar los ojos de aquella imagen en los segundos que siguieron.Aunensuestado,ojoscerrados,bocaabierta,llenadetubosyagujas,se advertíandetallesimportantesenella,sujuventud,subelleza,suextrañaindefensión. —¿Esdeportadaono?—leretóMarianoZapata. GasparVallslevantólacabeza. —¿Tieneselpermisodelospadres? —No. —Entonces,¿noslajugamos? —Sí. —Así,condosparesde… —Conloquehagafalta—elperiodistaapuntólafotografíaconeldedoíndicede su mano derecha—. Esto es dinamita. Nos la van a quitar de las manos. Saldrá en todaEspaña,yenelextranjero,¿quéteapuestas? —¿Yeltexto? —Me pongo a ello enseguida. Ya casi está. Antes quería ver cómo salían las fotos. —¿Ellasigueencoma? —Sí. —¿Seguro? —Bueno—noentendiósuprevención—,loestabacuandolehicelasfotografías. —Antesdellevarloamáquinas,asegúrate. —¿Porqué?¿Quétienequeverquepuedasalirdelcoma? —Vamos, Mariano, ¿y tú me lo preguntas? Es una cuestión de ética, nada más. Aquíaúntenemosunpocodeeso.Siesachicamañanaestábienysalimosconesa fotoenportadadiciendoqueestáasí…noscubrimosdegloria.Sisepusierabien,lo publicamosigual,perodentro.Lanoticiaseríadistinta. —Noveoladiferencia—arguyóelperiodista. www.lectulandia.com-Página116 —Noseasbestia,hombre—lereprochósucompañero,perotambiénsusuperior —.Sabesperfectamenteloquevendeyloqueno,yloquepuedeirenportadaylo queno. —¿Ysimuere? —Entonces es una gran exclusiva —reconoció Gaspar Valls—. Sólo que no querrásqueesainfelizlapalmeúnicamenteparateneresaexclusivayunaportada, ¿verdad? —No,hombre,claro.Eraunapregunta,nadamás. Loobservódehitoenhito,comosidudaradesuafirmación. —Túllamaalhospitalantes,enelúltimominuto,yasínoscuramosensalud. —Deacuerdo. Hizoademándeirse.Gasparlodetuvo. —¡Eh!,llévateeso—letendiólafotografíaaunsabiendoqueteníavariascopias —.Quierodormirestanoche. —Impacta,¿verdad? —Yalocreoqueimpacta—asintióGaspar—.Yatiteimpactaríamássituvieras hijos. —Tenerhijos,¿paraesto?—soltóunbufidodesarcasmo—.Hastaluego. Salióporlapuertaabuenpaso. CasiunminutodespuésGasparVallsseguíamirandoesapuertasinpodervolver aconcentrarseeneltrabajo. www.lectulandia.com-Página117 Capítulo61 Negras:Torrexd4 Eloy repitió una y otra vez el número de teléfono que acababan de darle en información, e introdujo una moneda de cien pesetas por la ranura superior del aparatoantesdemarcarlo.Mientraslohacía,noapartólosojosdelcrucedondehabía quedado con Cinta, Santi y Máximo. Aún era pronto para que apareciesen, pero se manteníaalertaporsiacaso. —HospitalClínico,¿dígame? —LafamiliadeLucianaSalas,porfavor.NosésisigueenlaUCIoestáyaen unahabitación… —Espere,noseretire. Esperó,unoslargossegundos.Elcorazónseleaceleróenelpechoamedidaque seaproximabaelmomentodelaverdad.Tuvoquepasarotrofiltromás.Depronto escuchólavozdeNorma. —¿Sí? —SoyEloy—cerrólosojosymantuvotodosuserenvilo. Notuvoquepreguntarnada. —Sigueigual. —¡Ah! —¿Dóndeestás? —Notelocreerías—suspiró. —¿Porqué? —Andodetrásdeltíoquelesvendióesasmierdas. —¿Qué? —Es igual, déjalo. Supongo que no es más que una forma de hacer algo, aunque… —Eresincreíble. —Dilequelaquiero. —Vale. —Perodíselo,¿eh?Yocreoque… —Loharé,tranquilo.AhoraestáLoretoconella. —¿Loreto? —Havenido,sí. Llenólospulmonesdeaire.Elteléfonosepusodeprontoadarseñalesdequeel dineroseestabaacabando.Yyanoteníamásquedecir. —Estosecorta,adiós. —Adiós,Eloy. Se quedó con el auricular en la mano y la señal de la línea cortada zumbando www.lectulandia.com-Página118 entrelosdos. www.lectulandia.com-Página119 Capítulo62 Blancas:Alfilxf6 FuealdetenerseeltaxienunsemáforocuandoCintarompióelsilencio. —Eloyesalucinante. —¿Porqué?—preguntóSanti. —¿Túquécrees?—lodijocomosiparecieraevidente—.Saledelhospitalesta mañana hecho una furia, con Luciana medio muerta, y se mete a buscar al tío que anoche…—miróaltaxistaynosiguióhablando. —Perotienerazón—intervinoMáximo—.Siconseguimosunapastilladeesas… —Losmédicosestánbastantedespistados,¿no?—manifestóSanti. —Amímedaunpocodemiedo,pornodecirmucho—plególoslabiosCinta. —¿Miedo? —Yoestoyencoma,ytúteencuentrascaraacaraconeltíoquemehadadoeso. ¿Quéhaces,ledicesquenecesitasotrapastillaparaversiasímesalvasoledasde hostias? Santiparpadeó. —Oye,¿noirásapensarqueEloy…?—dudóMáximo. —Sólodigoloquehay—repusoCinta. —Peroloimportanteesconseguiresapastilla—convinoSanti. —Ya,nosacercamosylepedimosuna.¿Creesqueeltíovaaestartannormalito? —De entrada, el tío no sabe que tú estás en coma —dijo Santi—, así que normalitosívaaestar. —Otra cosa es que tras conseguir la pastilla, si es que Eloy tiene la suficiente sangrefríacomoparaesperar,después…—aventuróMáximo. —¡Eh!,nosomoshéroesdecómic—dijoCinta. —¿HasvistocómosehapuestoEloyestamañanaconnosotros?—pusoeldedo enlallagaMáximo—.¿Teimaginasconesecamello? Cinta volvió a mirar al taxista. Parecía muy ocupado controlando el tráfico de últimahoradelatarde. —Esaspersonassonpeligrosas—advirtióSanti. —¿Ése?Noeramásqueunmierda—dijoMáximocondesprecio. —¿Ysillevaunarma? —Oye—MáximomiróaCinta—,¿quétecrees,queestoesNuevaYorkoqué? —Bueno,seacomoseanosotrossomoscuatro—tercióSanti. —MesiguedandomiedoEloy.EstálocoporLuciana. Ese pensamiento los mantuvo en silencio en los instantes siguientes. El taxi se paróenunnuevosemáforo.Eltaxistaleslanzóunamiradadistraídaporelretrovisor interior. La detuvo sobre ella, bastante rato, casi todo el que duró la espera ante el www.lectulandia.com-Página120 semáforo.Cintaselaacabódevolviendo,yelhombreretirósusojos. —¡Vamosya,queestáenverde!—protestólevantandounamanoendirecciónal vehículoqueleprecedía. www.lectulandia.com-Página121 Capítulo63 Negras:Torref4 Porprimeravezentodoeldía,estabaquieto. Podíapensar. Deseó no hacerlo, y que los otros tres llegaran de una vez para ponerse en marcha. Por eso les había citado cerca de su destino tras llamarles por teléfono, aunque había llegado antes. Probablemente ellos aún tardarían unos minutos. Demasiados. ¿Ysihubieraidosolo? No,quéestupidez.Selohabíarepetidoyaunadocenadeveces.Losnecesitaba. Deentradaporqueélnoconocíaalcamello,yMáximosí.Ytambiénporquecuando lotuviesedelante… ¿Quéharíacuandolotuviesedelante? Lo más importante era Luciana, conseguir una pastilla. Pero aquel cerdo era el causantedequeellaestuviesecomoestaba.Eracomosilahubiesematado,aunque… No,noeracierto.Elcamellonoeramásqueuneslabóndelacadena.Yelúltimo, eldecisivo,eranellos. Ellosdecidíancomprar,ytomársela.Ellosynadiemásqueellos. Unjuegodivertido. Paraesoseesjoven,paraprobarcosas,paraexperimentar. Paraesoyparadesafiarlotodo. ¿Ono? Anduvo inquieto por la esquina. Parecía idiota. Un idiota de diecinueve años. ¿Por qué todas las reflexiones surgían después de que las cosas hubieran pasado? ¿Porquélosataquesdemadurez,ylossentimientos,ylasprevenciones,yelsentirse carca,y…? Laconfusiónloinvadíacomounamareanegra. Impregnándolotodo. Deacuerdo,daríanconesecabrón,compraríaunapastilla,apretaríalospuñosy lasmandíbulas,setragaríasuodio,susdeseosdevenganza,yluegoiríanalhospitaly llamaríanalapolicía.Poreseorden.Existíalaley. Aunquenada,nisiquieraesaley,podríaayudaraLucianaavolveralavida. Siguió caminando arriba y abajo, inquieto, mientras los coches pasaban por su lado llenándole de humos y ruidos. Ningún taxi se detuvo en la calzada. Volvía a moverseparanopensar,paraseguiractivo. Lopeorllegaríamástarde,cuandotuvieraqueparar. EntoncesestaríaprobablementetanmuertoenvidacomoLuciana. www.lectulandia.com-Página122 Capítulo64 Blancas:Alfile5 —Esodebequedarporaquí,¿no?—dijoSantimirandoporlaventanilla. —Supongo,nosé—hizolomismoMáximo. —Ahídelante—lesindicóeltaxista—.Pasadoelpróximosemáforo. —Bueno—suspiróCinta. Los dos chicos la miraron a ella, como si fuera la jefa o tuviera algo más que decir. —¿Quéhacemos?—quisosaberSantialverquesunovianoseguíahablando. —¿Quéquieresquehagamos? —Nosé.UnavezquenosreunamosconEloy… —Todos estamos fastidiados —reconoció la muchacha—, pero esto es de Eloy, asíqueloúnico…tratardequenohaganada…Enfin,yameentendéis. —Vaasermuycomplicado. —¿Túestásbien?—Santilecogióunamano. Nosehabíantocadodesdequeestuvieronenlacamajuntos. —Sí. —¿Deverdad? —Sí,deverdad. No lo estaba, pero ahora al menos no se sentía como en su casa, con aquella presiónyaquelmiedo,pensandoenLuciana. InclusoagradecióelcontactollenodecalordeSanti. Eltaxirecorrióelúltimotramodecalle. —¡AhíestáEloy!—Máximofueelprimeroenverlo. www.lectulandia.com-Página123 Capítulo65 Negras:Torrexf3 Eloy ya había visto el taxi, primero porque su velocidad decrecía, después por el intermitente indicando que se detenía, y, finalmente, porque sentados detrás contó trescuerpos.Cuandoelvehículosedetuvo,abriólapuerta.Máximofueelprimeroen bajar,seguidodeCintaqueibaenmedio.Santiestabapagandolacarrera. —¡Jo, tío! —expresó su liberación de tensión Máximo—. ¿Cómo te lo has montado? —PorRaúl. —¿HaslocalizadoaRaúl?—abriólosojosCinta. —Primero he estado en casa de Paco y Ana, y después lo he pillado a él. Le hubieratraídoconmigodenohaberestadocompletamenteido. —Losuyoesdemasiado—reconocióMáximo. Santiyaestabafuera.Eltaxistalesdirigióunaúltimamirada,sobretodoaella,y luegoarrancóalejándosedeallí. Sequedaronsolos. —¿Dóndeestá?—quisosaberMáximo. —EnunadiscotecallamadaPopes,aquícerca. —Nolaconozco—plególoslabiosSanti. —Esdebarrio,quinceañerosygenteasí—leinformóEloy. —¿Seguro? —Raúlmehadichoquesí,queaestahorayensábadosueleestarsiempreahí. —¿Ydeverascreesquesaberloquehayenunapastilladeesaspuedeayudara Luciana?—repitióCintalamismadudaqueaquellamañana. —Elmédicolodijo,¿no?¿Seosocurrealgomejorparaayudarla? Ningunoteníaunarespuestaválida.Esozanjóeltema. Quedaba,tansólo,darelprimerpaso. —¿Quéhacemos? Se miraron los cuatro. Las diferencias de la mañana habían desaparecido. Eran cuatroamigosunidosporlascircunstancias,perotambiénporalgosurgidomásallá deellas.Algoquesóloconocíanellosmismos,igualqueloconocíantodoslosque compartíanunmismosentimientocomúnenlaadolescencia. Porlogeneral,esesentimientosedesvanecíadespués. Aunqueesoaúnnolosabían,lointuíanporlavidadesuspadres. —Vamosya,¿no? —Espera—ledetuvoCinta. Eloysintiólapresióndelamanodesuamigaenelbrazo.Sedetuvoylamiróa losojos.Losteníaenrojecidos,ynoeranecesariopreguntarporqué. www.lectulandia.com-Página124 —Tranquila —musitó comprendiendo el tono de su inquietud—. Lo primero es Luciana. EntoncesCintaloabrazó. Un abrazo cálido, de corazón, preñado de emociones sin medida. Y él le correspondióconlamismaintensidad. Fueloúltimoantesdequeloscuatroecharanaandarcallearriba. www.lectulandia.com-Página125 Capítulo66 Blancas:Torreh8 —Inspector. Vicente Espinós centró la mirada en Lorenzo Roca saliendo de su larga abstracción, una más en los últimos minutos. El policía llevaba unas anotaciones hechasamano. —¿Lotienes? —ElCalígulaCiegoyelMarchaAtrássondiscotecasnocturnasdegenteguapa —comenzóadecirRoca—.Seanimanapartirdelasdosdelamadrugada.Antes… —pusocaradeasco—.ElPeñóndeGabriltaresunbarmusicalconalgodeambiente putero,hayreservadosytodoeso,aunquealparecerlaclientelaesselectaporquelas chicasestánbien.ElPopesesunadiscotecadetardeynoche,osea,queaestahora hayniñosyniñasbien,ymástardevansushermanosyhermanas,osuspadres.Por último, La Miranda, es un bar de esos fríos, pero que también se llena pasadas las tantas. VicenteEspinósevaluólainformaciónfacilitadaporsusubordinado. Despacio. —Oseaque,deloscinco,sóloenunohayanimaciónahoramismo—expresósus pensamientosenvozalta. —EnelPopes,sí—lerespondióRocacomosihablaraconél. —¿Aquéhoracierraeselocal? —A las diez. Justo para que los nenes y las nenas vuelvan a casita. Reabren después,aesodelasonce.Decinco,uno. Nosetratadeinstintoointuición,sinodeunhecho. —ElMoscapuedeiraunodeellosestanoche,asíquehabráquevigilarlostodos, peroahora…—miróaRoca,decidido—,noperdemosnadaprobando. —¿Nosvamos,jefe? Sepusoenpie.Agradecíasalirdeallí.Loscasosseresolvíanenlacalle,aunque no había nada como «la oficina» para pensar en ellos y reunir los datos y la informaciónnecesarios.LorenzoRocafueaporsuchaqueta.Losdosseencontraron enlapuertadeldepartamento. —¿Quiéncreequeganarámañana?—seencontróconlainesperadapreguntade Roca. www.lectulandia.com-Página126 Capítulo67 Negras:Reyd8 La diferencia entre el Popes y la nave en la que había encontrado a Raúl era manifiesta,ynosóloporelespacio,apesardequeladiscotecatambiénerabastante grande y tenía dos niveles. Allí los chicos y las chicas transpiraban todavía leche materna,oalmenosasíseloparecía.Nohacíamásdecuatroañosqueéleratambién así,peroseleantojabaunagranlejaníaeneltiempo.Avecesinclusosepreguntaba cómohabíapodidocomportarseasí,tanabsurdamenteloco. ¿Oeraquesesentía«mayor»? ¿Absurdamentemayor? Contempló la fauna de bollycaos, ellas abriéndose a la vida en plan peleón, dispuestasacomerseelmundo,luciendolaesbeltezdesuscuerpos,lalongituddesus piernasemergiendodesusbrevesfaldasopantaloncitosmuyceñidos,labellezade suscabellerastípicadespotpublicitario,loúltimoenmoda,laaudaciaparacombinar coloresysensaciones,ysinlosprotectoresdelosdientesqueguardabanenlosbolsos o las chaquetas para volver a ponérselos al llegar a casa, fumando, convertidas en depredadorascuandoibanengrupoyaquelafuerzalashacíaestallar,oentregadasal amorenelcasodequecompartierantempranamentesuespaciovitalconunchico;y ellos ocultando sus inseguridades o luciendo su buena planta y, por tanto, sus argumentos de dominio, mirándolas y dejándose mirar, ofreciendo lo sano de sus vidasaúnsinmalear,conelvasodealgúnbrebajeenlamano,igualquesienlugar desostenerlofueseélquienlossostuvieraaellos.Yensuma,todasytodos,bailando, bailandosinparar,porqueparaesosesuponíaqueestabanallí. Bailandoparadivertirseyrompercontodo. —¡Quémovida!,¿no? Eloy miró a Máximo. Parecía haberse olvidado también de que ellos eran igual cuatroañosatrás,inclusomenos,tres…otalvezdos. —Primerizos—comentóSanti. —¡Menudaguardería!—continuóMáximo. —¿Pordóndeempezamos? Eloyestabaalmando.Nadieselodiscutía. —Vamosarriba,aversilovemos—empleólamismatácticaqueenlanave—.Si estávendiendo,loquenovaahaceresestarenlapista,yfueranolohemosvisto. —Deacuerdo—gritóCintaparahacerseoírporencimadelamúsica. Eloyabrióelcaminohaciaarriba. www.lectulandia.com-Página127 Capítulo68 Blancas:g5 Mariano Zapata puso el punto final y se apartó de la pantalla del ordenador echándose para atrás. Suspiró feliz, orgulloso de su obra, pero no perdió el tiempo refocilándose en ese orgullo. Miró la hora, y luego manipuló el teclado para ver el artículodesdeelprincipio.Empezóaleerloparasímismo,peroenvozalta.Primero eltitular,directo,contundente: «BAILANDOCONLAMUERTE». Despuéslosantetítulos: «Unajovendedieciochoañosencomaporeleva»,«Lasdrogasdediseñose disparanentrelajuventud»y«Desconciertomédicoantelospocosdatosde lasnuevasdrogasjuveniles». Finalmente,elartículo: «Tienenentre13y19años,ysonnuestroshijos,lossuyosylosdesuvecino. Losvemoscadadía,sanos,alegres,estudiandootrabajandooluchandoporsalir adelante,consusproblemasysusfrustraciones,perollenosdevidayenergía, capaces de superar lo que se les ponga por delante. Es difícil imaginarles haciendoalgoinsólito,algomalo.Ysinembargo,muchosdeellos,alllegarel fin de semana, cambian, se transforman, se abocan al lado oscuro de la existencia. Mientras sus padres están en casa, durmiendo, o fuera, dejándoles solosporque"yasonmayores"omuchomásindependientesquenosotrosasu edad,ellos,chicosychicas,soncapacesdeestarbailandotresdíasseguidos,sin parar, utilizando todos los medios a su alcance para forzar la máquina, para conseguirqueelcuerpoaguante.Nohayotraley.Asíeslarealidad.Yconsu música,mákina,bakalao,elfindesemanaseconvierteenunlargocaminoque traspasatodoslosmárgenesprohibidos,porqueloimportanteesllegarallunesy no haber parado, haber vivido la locura total, la evasión máxima, con los ojos desorbitados,lamandíbulatemblandoylarisafácildelnopoderparar. »L.S.M.esunadeesaschicas.Salióelviernesdesucasaparagozardela vida,yenunaspocashoraslavidalediolaespalda.Unapastilla,uneva,loque muchosaúnllamanéxtasis,lesególaesperanza.Ella,comomilesdechicosy chicasenEspañayenotrospaíses,pagótansólodosmilpesetaspor"algo"que lepermitieraverlasestrellas.Ahora,encoma,esprobablequelasvea,yqueno legusten.Suimagen,enelhospital,esestremecedora. www.lectulandia.com-Página128 »Elcóctelformadoporlamúsicadiscotequeraactualylasdrogasdediseño tieneatrapadosamilesdenuestrosjóvenes.Elviejoporroparecehaberpasadoa mejor vida, con los últimos heavys, grunges o pasotas. La coca sigue siendo privativa de la gente guapa que puede pagarla. Por el contrario, las drogas de diseñosehanapoderadodeesagranmasaformadaporlosadolescentesávidos desensaciones.Sonbaratas,contundentes,efectivas.Médicamente,sediceque no crean adicción, así que, para sí mismos, no son drogadictos, sólo adictos psíquicos del fin de semana, porque no entienden lo de salir de casa sin "colocarse".Peroahoraqueeléxtasis(mdma)comenzabaaserconocido,loque triunfaeseleva(mdea),delquenosesabeabsolutamentenada.Casielcuarenta por ciento de las sustancias requisadas en nuestra comunidad recientemente contenían mdea, mientras que sólo en el diez por ciento aparecía mdma. El éxtasis y sus derivados, antes llamados "la droga del amor", son ahora ya "la drogadelamuerte",comotodas,porqueaunsuponiendoqueseaverdadqueno creenadicción,suusoymássuabuso,soncomounbilleteaNingunaParte. »El manual de drogas de diseño, e incluso el de bebidas utilizadas por nuestrosjóvenes,dejaríaboquiabiertosamuchosdesuspadresoprofesores.La RealAcademiadelaLenguanotieneningunodeesostérminosensusvetustas páginas. ¿Habían oído hablar del popperazo? Inhalación de nitritos. Provoca risasespasmódicaseimpidedejardebailar,todoenunossegundos.¿Sabenlo que es un speed? Un combinado de cafeína y anfetamina que se vende en papelinas. ¿Les suena el término SpecialK? Es una sustancia farmacéutica de uso hospitalario, la ketamina, para anestesias humanas o animales, y sólo se vende con receta. Un botecito cuesta en cualquier farmacia 900 pesetas. Es suficientecondejarloevaporarenunasartén,cortarelresiduoparaquesequede en polvo, y con ello se fabrican las suficientes dosis como para ganar veinte veceslainversión.Dicenqueda«viajes»muyfuertesydejaatontado,peroaun así,eslamoda,ymuypeligrosaahoramismo.EnEstadosUnidossemezclacon cocaínaysellamaSpecialKalvinKlein. ¿Quieren que siga? Podría hablar del éxtasislíquidoydeléxtasisnatural,conocidocomoPazdeIndio(unabotellita cuesta 3.000 pesetas y dos o tres personas pueden colocarse con ella), y del cristal,delxtc,delAdam,deláguiladoradaydemuchosotros.Lasdrogasyano son cocaína o heroína. El sida ha cambiado muchos de nuestros hábitos. La química nos ha invadido. Lo peor de todo es que los fabricantes las adulteran también continuamente, por lo que los jóvenes a los que van destinadas casi siempre ingieren auténticas bombas de relojería. Ninguna mata de facto. El componente fatal lo pone siempre el receptor, pero basta cualquier anomalía o cualquiercasuísticadesafortunadaparadesencadenarunareacciónquímicaque precipite el fin. Tampoco matan las bebidas, pero ¿pueden imaginarse las www.lectulandia.com-Página129 reacciones de algunas con nombres tan llamativos como Pepdrink, Flying Horse, Red Bull, Semtex, Take Off, Love Bomb, Explosive, si se mezclan con productosquímicos?Unsimpledato:laPepdrinkproduceunefectoparecidoa tomarseunporroconuncafépuroymuycargado. »L.S.M. cayó por un golpe de calor la madrugada del viernes. Esta pasada madrugada,milesdepastillashabránsidoingeridasporunejércitodeacólitos delanoche.Elpróximofindesemanasucederálomismo.Lapolicíadecomisa algunaspartidas,peroyanosetratadedrogasdurasquellegandeColombiao Tailandia, ni de hachís procedente de Marruecos. Se trata de laboratorios clandestinosqueaparecenentodaspartesyquelasfabricansincesar,llenando elmercadoysobretodofacilitándolasapreciosmuyasequibles.Nuestroshijos "bailanconlamuerte";yanoessólocuestióndedivertirse,sinodeexplorarel lado oscuro de la realidad. La secuela que deje en sus mentes no lo sabremos hasta dentro de unos años, cuando esas bombas de relojería estallen y pasen factura.Entonces,comoesnatural,serádemasiadotardeparaactuar.Puedeser una generación sin letra, ni X, ni Z, ni P, o A. Puede ser la generación esquizofrénica.Puedeserlaúltima.Ylahabremoscreadonosotros,pornoabrir losojosatiempo. »L.S.M. tiene 18 años, era campeona de ajedrez, una chica normal, modélica, buena estudiante, con unos padres felices y una hermana pequeña. Teníanovio.Todoesosehaidoenunossegundos,sóloporqueunapastillase cruzó en su camino. El coma puede ser eterno, llevarla a un rápido y fatal desenlace, o cesar inesperadamente. Pero eso no ocultará la cruda realidad. ComodecíanlosBeatles,loscamposdefresaspuedenllegarasereternos. »L.S.M.bailóelviernesporlanocheconlamuerte,ysiguebailando.» MarianoZapatasoltóaireyasintióconlacabeza.Perfecto.Directoalasconciencias. Periodismo y azote. Le gustaba. ¿Oportunista? ¿Demagogo? ¿Sospechoso? ¿Panfletario?Aldiablocontodo.Eraunanoticia,ysabíacómotratarla.Fueracual fueraesanoticia,loimportanteeraelmododepresentarla,eltono,elenvoltorio. PensóenelinspectorEspinós. Ibaatenertrabajo,muchotrabajo,peroéseerasuproblema. —¡Enmarcha!—dijoponiéndoseenpie. www.lectulandia.com-Página130 Capítulo69 Negras:Torref1 —¿Quéedadtienensushijos,jefe? No le gustaba que le llamasen «jefe». Le sonaba a película de gángsters americana.Peroseolvidódeelloporlasorpresadelapregunta. —Veintitrés,diecinueveyquince. —Lamíatienesiete,yelgolferastres,quemenudotoroestáhecho. —Cuando son pequeños sufrimos porque son pequeños y parecen indefensos, y cuandosonmayoressufrimosporquesonmayoresysecreenquelosabentodo— contestóVicenteEspinós. Quizálomejorerahablar,aunquefueradeaquello.Llevabandemasiadoratoen silencio,envueltosenelruidodeltráficodelanochecer. —Lodeesachicaesunpalo,¿verdad? —¿Lodicesporsuspadres? —Ypornosotros.Laprensavaahincarleeldientealtema.Unacosaesquela palmeundrogata,yotraunachicanormalycorrientequehabíasalidoadivertirse. —Cada fin de semana mueren una docena de chicos y chicas jóvenes por accidentesdecirculación. —Ya, pero son una docena, como dice. Ésta está sola, y además está en coma, porque si te mueres, a los pocos días ya no es noticia, pero como siga así mucho tiempo…¿Pongolasirena,jefe?Estonosemueve. —No,nolasoporto. —¿Sushijossalendenoche? Eraunabuenapregunta. —Sí—convinocondesgana. —Yllegandemadrugada,claro.Comotodos. NohacíaunmesquelehabíaencontradoaFernando,eldediecinueveaños,una pastilladehierbaenuncajón. —Roca,nometoquesloshuevos,¿quieres? —Jefe,siyosólo… —Ynomellamesjefe. —Vaya—suspiróelpolicía—,parecequeéstevaaseruncasomovido. Teníasugracia,porelacentoylaformadedecirlo,asíquehastaforzóunamedia sonrisaensuslabios. —Tú estate alerta con el toro ese que dices que tienes, que ya verás dentro de quinceaños. —No,siahorayapuedeconmigo. —Pueseso. www.lectulandia.com-Página131 —Perounabuenalecheatiempo… —Ya. —Laculpaesnuestra,quecomoselodamostodohecho… —Roca. —¿Qué,jef…inspector? —Nomefilosofees,¿vale?Yponlasirenaparasalirdeesteatasco,peroluegola apagas. Notuvoquedecírselodosveces. Enunminutoyaestabapisandoelaceleradorcasiafondo. www.lectulandia.com-Página132 Capítulo70 Blancas:Reyd2 Nohabíanirastrodelcamello,asíqueelprimeratisbodefrustraciónasomabayaen susrostroscansadosdemiraratodaspartes,luchandocontralosflashesdelasluces estroboscópicasyelmovimientocontinuodeladiscoteca,lamúsicaylosgritosde losqueintentabanhablarentresí. Comoellosahora. —¡Yo creo que no está! ¡Lo veríamos! ¡Un tío de más de veinte aquí canta mucho! —¡Puedequeestéfuera,apostadoenalgunaparte,yquenolehayamosvisto,o quehayallegadomientrastanto! —¿Ysipreguntáramosaunodeéstosdóndepodercompraralgo? —¿Estásloco?¿Creesquetodoshacenlomismooqué? Máximolosmirócomosiasífuera. —¿Salimos?—propusoCinta. —¡Sí!—accedióEloy. Regresaron a la puerta del Popes. Tardaron cerca de tres o cuatro minutos en abrirsepasoporentreloscuerposjuvenilesquepululabanporelespaciolúdico.Un portero con aires de gorila les puso el habitual sello invisible en la muñeca, mirándolos impertérrito. Una vez fuera empezaron a moverse de nuevo por el aparcamientoylasproximidadesdeladiscoteca,queocupabaunlugarpropioenla calle, abierta a los cuatro vientos. No tardaron en regresar a las inmediaciones del recinto,másymásdesconcertados.DenohabersidoporladeterminacióndeEloy, Santi y Máximo ya habrían arrojado la toalla, convencidos de que el camello no estabaporallíniteníaintencióndeir. Perolesbastóconverlacaradesuamigo. —Volvamosdentro—ordenóél—.Yestaveznossepararemos.Yoiréallavabo, túteponesentrelapeceradeldiscjockeyylabarradelbar,yCintaySantiquese quedenenlapuerta,viendoatodoelqueentraysale. —Bien—asintióella. MáximoySantinodijeronnada. VolvieronameterseenelPopes. www.lectulandia.com-Página133 Capítulo71 Negras:Torreg1 Loretosentíaelpesodeunaenormeconmociónsacudiéndoladearribaabajo. Nisiquieraloentendía. Creía que ver a Luciana allí, en aquel estado, sería tanto como renunciar a la salvaciónfinal,porquesiLuciana,tanfuerte,tandistinta,sucumbía,¿quéesperanzas teníaella?Ysinembargo… La mano de Luciana entre las suyas, aún caliente. La vida que fluía de ese contactoapesardetodo.Elalientodeunaluchasoterrada,silenciosa,comosipeseal comasuamigalehubiesehablado. Habíacreídooíraquellavoz,suvoz. Muydentrodesímisma. Unextrañoefecto. Yunaconsecuenciasorprendente,porsufuerzademoledora. Queríavivir,vivir,vivir… ComoLuciana. —¿Echoporelpaseoodoylavuelta? Eltaxistanolaarrancódesuabstracción. —Dalomismo—dijo. Elhombreseencogiódehombros.Lebastóconvolveramirarlaparaqueevitara hablarledeloqueibaahaceryporqué.Supasajeraparecíaobnubilada. Loestaba. Loreto pensó en su pequeña victoria de hacía un rato, cuando se venció a sí misma para no vomitar. Ése había sido realmente el primer paso. Y lo hizo por Luciana. Aunqueesofueseyalodemenos. Loimportanteesquelohabíahecho. —Luciana…—musitó. —¿Decíaustedalgo,señorita? —No,no,nada. Sesentíatandistinta… Algotansimplecomonovomitar. Tanytandistinta. www.lectulandia.com-Página134 Capítulo72 Blancas:Alfilf6+ EstherSalasselevantócomoimpelidaporunresorte.Sumaridolavioacercarseala camadeLuciana,mirarla,moverunamanotemblorosahastasufrente,depositarlaen ella. —¿Quésucede?—preguntó. —Creíaque…sehabíamovido—desgranólamujer. Noeracierto.Éltambiénlaestabamirandoenesosmomentos,bajolaperpetua sombradeaquellaincredulidadquesinembargoeramásymáscertezaamedidaque pasabanlashoras.Peronoselodijoasumujer. Esther Salas acarició la frente de su hija. En su gesto flotó una desesperanzada esperanza. —Mañanahabráquellamaralafamilia—volvióahablarenvozmuybaja. Lafamilia. Abuelosyabuelasquecompletaríanelcuadrodelatragedia. —Tumadresemorirá—dijoél. Habían preferido no hacerlo a lo largo del día, esperar, confiar, pero ahora, al acercarselanoche,todoseconvertíaenamargurayrealidad.Inclusoellostendrían que descansar, después de una primera noche en vela. Tendrían que descansar, por extrañoquepareciera. Nohubieranqueridodormir,sinoestardespiertos,constantemente,paravelarel sueñodeLuciana. Normaselevantó,sehabíamovidotodoeldíadeaquíparaallá,comounazombi, respondiendo al teléfono o haciendo cualquier cosa, incapaz de permanecer quieta másalládeunminuto.Cadavezqueunaemociónleasaltaba,teníaquehacerlo,para nocaerenelabismoabiertoasualrededor. —Norma,¿adóndevas?—ladetuvosumadre. —Albaño—dijopordeciralgo. —Ah. Sequedaronmirándoselasdos,fijamente,conLuisSalasdemudotestigo.Luego lachicaseencaminóallavabo. www.lectulandia.com-Página135 Capítulo73 Negras:Reyd7 Norma cerró la puerta del baño y se apoyó en el lavabo. El espejo le devolvió su imagen, a mitad de camino de ninguna parte. Al menos así es como se sentía. Demasiadojovenparasermujer,demasiadomujerparaserjoven. Todaslassensacionesvolvieronaella. Enbloque,sepultándolabajosupeso. Cuando se dejó caer sobre la taza del inodoro, para sentarse, al flaquear sus piernas,comenzóallorarensilencio,conlacabezaechadahaciaatrásyapoyadaen lapared,conlosojoscerrados. —¿Porqué?—gimió—.¿Porqué? Fueloúnicoquepudodecir,unayotravez,mientraspensabaensuhermana. www.lectulandia.com-Página136 Capítulo74 Blancas:Torreh7+ Eloy entró en la zona de lavabos del Popes. Primero vio un pasillo que conducía a unaespeciededistribuidor.Enél,lapuertadeladerechamostrabaelaccesoparalos chicosyladelaizquierdaparalaschicas.Nohabíanadieeneldistribuidor,asíque semetióenellavabomasculino.Salvounpardemeonesnoencontrónada,perose aseguró.Abriótodaslaspuertasdelosinodoros;cincoentotal. Saliófuerayentonces,porlapuertafrontal,ladelaschicas,vioaparecerados morenitas muy pintadas, clónicas, piernas desnudas, ombligo desnudo, brazos desnudos. —¡Dosmilquinientas!¡Cómosepasa!,¿no? —Tía,seránbuenas. —Ya,pero… Las vio alejarse por el pasillo. Y volvió a mirar hacia la puerta del lavabo femenino. Zonaprohibida,anoserque… Esperóunossegundos,sóloparasentirsemástranquilo.Luegoempujólapuerta unoscentímetros,dispuestoahacerseeldespistadooelborrachosiaparecíaalguna chica.Dentronovioanadie,porextrañoquelepareciera.Siemprehabíacreídoque los lavabos femeninos estaban llenos a rebosar, con una abigarrada fila de cuerpos delante de los espejos. Además, ellas iban de dos en dos, algo que tampoco había entendidojamás.Talvez,pensó,todoaquellofueseunmitoalimentadoporelciney latele.Elcasoesque,porlahoraoporloquefuese,nohabíanadiealavista. Salvoenunodelosretículosprivadosparahacernecesidadesmayores. Primerofueronsusvoces,quedas. Despuéssurealidad. —Vamos,decídete. —¡Estodoloquetengo,yhedevolveracasa! —Puesyomelargoya.Mebuscasmañana. —¡Jo! Eloycerrólapuertadellavabosinentrar.Oyóvocesasuespalda,porelpasillo. Se apoyó en la pared fingiendo descansar después de la movida y esperó. Aparecierondoschicosyunachica.Cadacualsemetióensulugar. Ni siquiera sabía si aquel camello era el que buscaba, y, por lo tanto, si lo que vendíaeraloquenecesitaba. Sesintiónervioso.Siseibaabuscaralosotros,elcamellopodríaescapársele.Si sequedaba,talveztardaraenirseoencambiarsedelugar. Eltiempoempezóatranscurrirmuydespacio. www.lectulandia.com-Página137 Laclientadelcamellosalióalcabodeunminuto.Teníaalrededordequinceaños, era sexy y atrevida. La nueva chica que había entrado salió a los tres minutos, aún retocándoseelpelo.Losdoschicosaparecieroncasiinmediatamente. Yentonces,depronto,lapuertadellavabofemeninoseabrióyporellaasomóun hombre,treintaaños,narizaguileña. SusojosseencontraronconlosdeEloy. Apenasunsegundo. El aparecido salió del lavabo y echó a andar por el pasillo, en dirección a la discoteca. www.lectulandia.com-Página138 Capítulo75 Negras:Reyd6 Lasirenayahacíaunosminutosquehabíaenmudecido.Elautomóvilrodabaahoraa velocidad moderada, porque el Popes se hallaba a la vista. Lorenzo Roca se preocupabamásdebuscarunlugardondeaparcarquedeotracosa. —Estoestálleno—rezongó. —Pues me gustaría aparcar cerca de la entrada, para poder vigilar la puerta sin tenerquebajardelcoche—repusoVicenteEspinós. —Ya. Sólolefaltóagregar:«¿yquémás?». Rodeó una parada de autobús en la que ya hacían cola un puñado de chicos y chicas,muyvistosos.Lesecharonunaojeadadistraídayelinspectorvolvióapensar ensupadre,enloqueledecíacuandoélibadehippy,olopretendía,conelcabello largoylasropaspsicodélicas.Fueunpensamientofugaz. —Claro,ahínovamosapoderentrar—manifestóRocamirandoladiscoteca—. Cantaríamoscomounaalmeja. —Ya sabes que el noventa por ciento del trabajo policial consiste en perder el tiempo,peroeldiezporcientorestantedependecasisiempredelnoventaporciento primero. —Todosesoscochesnopuedenserdelosqueestánahídentro,¿verdad? —No, porque son menores, pero las motocicletas sí —le señaló un pequeño bosquellenodevehículosdedosruedas. —Bueno,¿quéhago? —Roca,¿quierequepienseyoentodo? —Paraalgoeseljefe,¿no? Aveceslehacíasonreír,aunquenotuvieraganas,comoenesemomento. —¿Ysillamamosporradioalagrúaparaqueselleveunodeestoscoches?— propusoLorenzoRoca. www.lectulandia.com-Página139 Capítulo76 Blancas:Torrexb7 Poli García salió de los lavabos y se encaminó al bar de la discoteca para tomarse algoantesdelargarse.Nolegustabavenderdentro.Demasiadoarriesgado.Ymenos hacerloenloslavabos.Ymenosaúneneldelasmujeres.Perohabíasidonecesario, y discreto. Dadas las circunstancias, no se fiaba ya de nada ni de nadie. También había una diferencia: aquellos críos preferían no comprar fuera, por si alguien los veía.Teníantantomiedoquemásdeunoseloharíaencimaenunasituaciónextrema. Poresoloslavaboseranelmejorsitio.Secorríalavoz,yacudíancomomoscas. Todavía le quedaban demasiadas pastillas, y allí ya había vendido todo lo que teníaquevender.Loquepodíavender. Girólacabeza. Elmuchachoqueestabaeneldistribuidorhabíasalidotrasél. Parecíaobservarle. Suspiró.Yaempezabaconlasmaníaspersecutorias. —¡Mierda!—dejóescaparenvozbaja. Cuando antes acabase la mercancía, antes podría largarse. No le gustaba todo aquello, sentirse así, acorralado, asustado. Castro no era más que un cerdo. Incluso sabía que si a él le trincaban, nunca se atrevería a decir nada, porque sería hombre muerto.Castropodíadormirtranquilo. Élno. Se abrió paso sin muchos miramientos. Las inmediaciones del bar estaban más densamentepobladasdeadolescentes,aunqueaesahoralahuida,elregresoacasa, yasehabíainiciado.Teníased. Hastaquesedetuvoenseco. Delantedeél,aunoscincometros,viounacara.Unacaravagamentefamiliar. Unacaraexpectante,yademásgesticulante.Sudueñomovíalosbrazos,dabala impresión de estar diciéndole algo a alguien situado a sus espaldas, mientras lo señalabaaél. Poligirólacabezaporsegundavez. Elmuchachodeloslavabosestabaahí,máscerca,comosipugnaseporavanzar ensudirección.Yteníalasmandíbulasapretadas. Elcamellovolvióamiraraldelosgestos. Fueunflash,rápido,fugaz,perocontundente. La noche pasada, un amigo de uno que se llamaba Raúl, buen cliente, siete pastillasdegolpe,unpardechicas… Quizáfueraunacasualidad,quizáno,peroteníalosnerviosaflordepielynose detuvoapreguntar. www.lectulandia.com-Página140 Poli enfiló la salida de la discoteca, abriéndose paso a codazos y empujones. Y redobló sus esfuerzos al ver que los otros dos, el de los gestos y el de los lavabos, echabanacorrertrasélconlamismanerviosaceleridad. www.lectulandia.com-Página141 Capítulo77 Negras:Caballoxf6 EloynoesperabaaquellareaccióndeMáximo. —¡Yalosé,yalosé!¿Peronovesqueleestoysiguiendo?—gruñóparasímismo —.¡Vasahacerque…! Claroque,consusgestos,Máximoleacababadedarlacertezafinal.Eraél. ElcamelloquelehabíavendidoaLucianaaquelcaballoblancoymortal. El resto estalló allí mismo, entre sus manos, en su mente, en cuestión de un segundo. Elhombregirandolacabeza,reaccionandoconmiedo,echandoacorrerhaciala salida. Siseescapaba,perderíansuúltimaoportunidad. —¡Cinta, Santi! —gritó aun sabiendo que era inútil—. ¡Va hacia vosotros! ¡Detenedle! Empujóacuantosencontrópordelante,sinmiramientos,derribóaunachica,hizo caer algunos vasos y manchó a otros muchos al salpicarles con el vaivén de sus propios vasos. Un murmullo de ira arropó sus movimientos junto a la música que seguíamachacandosussentidos.Peroparaélloúnicoquecontabaeracogerlo. Cogerlo. Sóloqueelcamelloparecíahabertomadoyaunasustancialventajaensuhuida. www.lectulandia.com-Página142 Capítulo78 Blancas:gf6 Estáanocheciendo. ¿Porquémeparecetodounsímbolo? Notengoporquétomarningunadecisión.Puedoestaraquítodoeltiempoque meapetezca.Estoybien.Sinembargo… Todaslaspartidashandeterminar,antesodespués.Ycomobuenajugadora,sé queesmejornoprolongarlasindefinidamente. ¿Cuáleslasituación? Ella,lamuerte,atacaconsureinanegraseguraydominante.Yosólotengomi caballo blanco, mi resistencia. Si hacemos tablas, me quedaré en este lugar armónico y apacible para siempre. Pero no quiero las tablas. Nunca ha sido mi estilo.Prefiero… Jaquemate. Ganaroperder. Anocheceyeselmomento,sí.Ymañanaseráotrodía. Tengo dos opciones, y el valor de enfrentarme a ellas. Una es ir hacia la oscuridad, la paz eterna. El adiós. Otra es regresar por donde he venido, volver, asumireldoloryrecuperarmicuerpo,missensaciones.Oscuridadyluz. Yenamboscasos,elcaminoesdifícil. Debodecidirme. Muevomicaballoblanco.Lareinanegraespera. Miturno,miturno. www.lectulandia.com-Página143 Capítulo79 Negras:a5 Cinta y Santi se apoyaban en la pared, cerca de la puerta. Hacía rato que habían dejadodemirarendirecciónalinteriordeladiscoteca.Suatenciónsecentrabamás en quienes entraban o salían, incluso en su aspecto, si llevaban algo en las manos, comosiesperasenverunapastillareciéncomprada.NohabíanirastrodeMáximoni deEloy. —Esetíonoviene—dijoél. —Oyasehaido—arguyóella. Cintagirólacabezahaciaelotrolado. Yseencontróconeltumulto. Tanpróximoaellaqueyaloteníaencima. Unhombrecorriendohacialapuerta,vagamentefamiliar,aunquelanochepasada apenas si le había lanzado una ojeada. Y detrás, a unos metros que eran como una enormedistancia,Eloyprimero,yMáximodespués. Reaccionódemasiadotarde,barridaporelvientodelasorpresa. —¡Santi! Cuando su novio se movió, ya no pudo impedir que el camello lo atropellara, empujándolesinmiramientos.Cayóhaciaatrás,y,alintentarsujetarse,arrastróala desguarnecidaCintaconél. —¡Seescapa!¡Seescapa!—chillólamuchacha. Elcamellosalíaporlapuertacuandoellostodavíaestabanenelsueloylosotros dosademasiadadistanciacomoparaimpedirlo. www.lectulandia.com-Página144 Capítulo80 Blancas:f7 PoliGarcíaseguíasinsaberacienciaciertaporquécorría. Perocorría. Contodasualma. Elloserandos,yaunquefuesendosniñatos,talveznisiquieraconmediatorta, ensucasolomejoreranopreguntar.Aquellachicaencomalohabíacambiadotodo. Esoylapolicíabuscándole. Tendríagraciaquefueraporotracosa. Yqueaquellosdosimbéciles… Sóloquenocreíaencasualidades,ymuchomenosentantas.¿Porquétendríaque perseguirleunchicoalquelanochepasadahabíavendidosietepastillas?Silaque estabaencomaeraunadeaquellasdosniñas… Elmiedopusonuevasalasasuspies. Hastadejódepensar,aunquesumenteerauncaosdeideasenebullición,cuando, depronto,chocócontraalguienqueselepusopordelante,cercadelapuerta.Otro idiota. Tuvo que derribarle. Era el último obstáculo para ganar la libertad, la calle. Allídesapareceríaenunabrirycerrardeojos. Salióalexterior,porfin,ylabocanadadeairefrescoypurolehizosentirmejor, próximoaconseguirlo.Yanoteníaningunafrontera.Dependíadesímismoydesus piernas. Poliechóacorrerenlínearecta,haciaelaparcamiento. www.lectulandia.com-Página145 Capítulo81 Negras:Torreg1 LorenzoRocadetuvoelronroneodelmotordelcochealcerrarelcontacto.Sugesto inmediato,estirandolosbrazos,comosihubieraconducidounmillardekilómetros, provocólacuriosaatencióndesusuperior. —¡Bueno!—suspiróRocaalargandola«e»conresignadapaciencia. —¿Notegustaconducir? —Sí,claro. —¿Entonces? —Mepreparoparalopeor:pasaraquíunbuenrato—miróladiscoteca—.Nos vanatomarpordosguarrosmirandoaesascríasycríos…—dejódehablarenseco. Susojossedilataronporlasorpresamientrasrecuperabadenuevoelhablaparagritar —:¡Jefe! VicenteEspinósyalohabíavisto. PoliGarcía,elMosca,corriendoendirecciónalaparcamientoenelqueestaban ellos, aunque no en línea recta. Acababa de sacarse algo del bolsillo sin dejar de correrycorrer. Y detrás, un grupo de chicos, tres muchachos y una muchacha, también distanciadosentresíaunquenotantocomoloestabandeél. Lefuefácilreconocerlos. —¡Vamos!—ordenósaliendodelcoche. www.lectulandia.com-Página146 Capítulo82 Blancas:a4 Hedeintentarlo. Pero¿porquémecuestatanto? Deberíadeserfácil,¿no?Essólovolveratrás,aunqueduela.Bajarymeterme denuevoenmicuerpo. Intentarlo,intentarlo. ¿Nopuedo? Lapazeslamuerte.Lareinanegrameabate.Elreynegroacecha.Eldoloresla vida.Micaballoblanco,misalfiles,mistorres,mispeonesmellevanaljaquemate. Oscuridadyluz.Peromesientoatrapada,paralizada.¿Eseso?¿Mialmaestátan quietacomomicuerpoenesacama? Estesilencio… Simedejollevar,volandohacialaoscuridad,todohabráacabado.Todo. Pero no quiero rendirme, ¡no quiero! Papá, mamá, Norma, Loreto, Eloy… Vamos,¡vamos!Loestoyintentando.¿Alguienpuedeoírme?¡Loestoyintentando! www.lectulandia.com-Página147 Capítulo83 Negras:c5 Loretoabriólapuertadesucasa.Notuvoquellamar.Sumadreaparecióalmomento, saliendodelasala. —¿CómoestáLuciana? —Quierevivir—dijosuavementeella. —Pero…—lamujerpareciónoentenderelsignificadodesuspalabras. —Mamá. La abrazó, con fuerza, a pesar de su debilidad. Detrás de las dos apareció su padre.Tampocoélparecióentenderquésucedía. —Loreto,¿quétepasa?—quisosabersumadre. —Estoyenferma,mamá,peroquierocurarme. Era la primera vez que lo decía en voz alta. Los psiquiatras se lo habían dicho decenas de veces: todo terminaba con la aceptación de la enfermedad por su parte. Éseeraelprimerpaso. —Loreto… —Yotambiénquierovivir—suspirósuhija—.Ayudadme,porfavor. Continuaban abrazadas, así que la mujer no pudo ver su cara, inundada de dolorosaperofirmepaz.Supadreencambiosílavio.Éllasabrazóalasdos. EntoncesLoretocerrólosojos,ysumentevolviójuntoaLuciana. Libre. Suvozseguíaallí. www.lectulandia.com-Página148 Capítulo84 Blancas:Reyd3 Eloyeraelquemáscercaestabadeél,peropeseatodo,ladistancianodisminuía,y cuantomásansiabacogerle,mássentíaelpesodetodassusemocioneslastrándole. Eraunbuencorredor,ysinembargo… Elcamelloalcanzólazonadelaparcamiento.Empezóaponerobstáculosentreél yellos. —¡Vamos,Eloy,vamos!—oyólavozdeMáximoasulado. www.lectulandia.com-Página149 Capítulo85 Negras:Reyd5 Máximoveíacorreralcamellodelantedeél,perotambiénleoía. Suvoz,lapasadanoche. —Toma,chico:conesto,Disneylandia. —Prefieroalgounpocomásemocionante. —Loquetúquieras,hombre.Todoestáentumente.Disfruta. —¿Pordosmilpelas? —LallavedelParaísonosiempretieneporquécostardemasiado. LallavedelParaíso. CuandoEloyhubieraconseguidoaquellapastilla,¡conquégustoleromperíael almaaaquelhijodemalamadre! Silocogían. Elcamellodabalaimpresióndevolarporentreloscoches. www.lectulandia.com-Página150 Capítulo86 Blancas:Torred7+ ASantiledolíaelbrazo,contusionadoporlacaída,perotratabadenoperderlaestela delapersecución.Habíasidounidiota.Dejarsesorprenderdeaquellaforma… Miróhaciaatrás.Cintaeralaúltima,peronopodíaesperarla. —¡Corre!¡Corre!—ledijoella. Corrió. Estabansolosenelmundo. Muysolos. www.lectulandia.com-Página151 Capítulo87 Negras:Reyc6 Cinta sabía que no tenía la menor posibilidad. Nunca había sido buena en eso de moverserápido.Peroconfiabaenellos,enlostres,sobretodoenlarabiadeEloy. Alosveintemetrossehabríarendido,denoserporLuciana. Eraporella. Laúltimaoportunidad. Porellayparaliberarseasímismos. www.lectulandia.com-Página152 Capítulo88 Blancas:Torrea7 MarianoZapatacolgóelteléfonoysequedóunossegundosensuspenso. Pensóenaquellapobrechica. ¿Habríapreferidoqueledijeranqueestababien,quehabíasalidodelcoma? ¿Corazóndeoro? Bien,yanoimportaba.Teníasugranexclusiva,ysuportada. Silascosaseranasí,asíescomoeran. Ypunto.—¡Adelante!—ordenó—.¡Todosigueigual! Después concluyó su trabajo echándose para atrás en su silla, con los brazos debajodelanuca,ycerrólosojosmuchomástranquilo. www.lectulandia.com-Página153 Capítulo89 Negras:Reyd5 Losojos. Quieroabrirlos. Ynopuedo. Siento una voz, en alguna parte, pero no la distingo, ni sé lo que me está diciendo.Escomolasumademuchasvoces,demuchossentimientos.Mellaman,me llaman. Sigointentándolo. Aunpasodelarendición,dedeciradiós,perosigo,sigointentándolo. Necesitotansólohacerelúltimomovimiento. Parecetanfácil… www.lectulandia.com-Página154 Capítulo90 Blancas:c4+ Eloy se sorprendió al ver cómo el camello, de pronto, parecía detenerse en una fraccióndesegundo,justoparacambiarelrumbo,casideformafulminante,saliendo deestampidahacialaizquierda. Asuderechavioadoshombres,tambiéncorriendohaciaelfugitivo. —¡Alto,Mosca!—gritóunodeellos. —¡Quieto!—ordenóelotro. No tenía ni idea de quiénes eran, pero desde luego iban tras su perseguido igualmente.Noperdiótiempoendudasovacilaciones.Laventajasedecantabadesu lado. —¡Eslapolicía!—oyógritaraMáximo—.¡Yaesnuestro! Corrían codo con codo, a la par. Máximo se desvió un poco, para sortear un automóvil. Eloy no. De un salto se subió a su capó, y de él pasó a otro vehículo, comosiacabasedeencontrarunatajoaéreo. —¡Mosca,malditasea!—volvióaoírselavozdeunodelospolicías. Eloysaltóauntercercoche. Elcamelloyanoestabaamásdediezmetros. Aunqueibaasalirdeentrelosvehículosaparcados,paravolveracorrerenlínea recta. Hizounúltimoesfuerzo.Ahoraélibaencabeza.UnúltimoesfuerzoporLuciana, porsuvida. Elamor,tantocomoelodio,pusieronlasdefinitivasalasasuspies. Superseguidogirólacabeza,comosipercibierasualiento. Yentonces… El camello resbaló, pisó algo, o fue su propia velocidad. Fuere como fuere sus piernassalierondisparadashaciaarriba,mientraselrestodesucuerposelequedaba atrás.Manoteóenelaire,sorprendido,unbreveinstante. Despuéscayóalsuelo,denuca. ElgritodevictoriadeEloyseconfundióconelsordoruidodelcráneohumano astillándose, lo mismo que una cáscara de huevo vacía. Fue audible desde la distancia. Elcamellorebotójuntoaunaacera. Llevabaalgoenlamano. Unpaquetepequeñoqueaduraspenas,ymásporinstinto,consiguióecharporel agujero de la alcantarilla que quedaba allí, a su alcance, antes de quedarse definitivamentequieto. —¡No!—aullóEloycomprendiendodequésetrataba. www.lectulandia.com-Página155 Capítulo91 Negras:Reye5 Fueelprimeroenllegar,peronoseocupódelcaído,nidelamanchadesangreque ibaformándosebajosucabeza.Seabalanzósobreelagujerodelaalcantarilla,como siquisierameterseporél. El ruido del agua corriendo por abajo le golpeó los sentidos como si fuera un puñetazoenlaconciencia. —No…—volvióadecirenvolviendosuexpresiónenungemidodedesaliento. Máximosearrodillóalladodelcamello. Santillegabaya,lomismoquelosdoshombresporelotrolado.Cintaaúnestaba lejos. —Está…muerto—dijoMáximo. Eloyseincorporó,perosóloparaquedarsentadoenelbordillo. Desdeallímiróelcadáverconsuodiofinal.Noteníaqueregistrarleparasaber queyanollevabaningunapastillaencima. www.lectulandia.com-Página156 Capítulo92 Blancas:Reye3 Mispeonesacosan.Elfinestácerca.Jaque. Unajugadamásy… Jaquemate. Quierovivir. www.lectulandia.com-Página157 Capítulo93 Negras:Reyd6 Vicente Espinós y Lorenzo Roca llegaron junto al cuerpo de Poli García jadeando, máselprimeroqueelsegundo.Fueesteúltimoelqueseinclinósobreelcadáverpara ponerlelosdedosíndiceymediodesumanoderechaenelcuello. —Muerto—dijorotundo. El inspector miró directamente a los tres muchachos. Cinta se acercaba ya más despacio,muylentamente,conlosojosmuyabiertosantelaescena. TambiénMáximomiróalpolicía. —Nosotros…—intentódecir. —Yanoimporta—ledetuvoEspinós—.Tranquilos. LorenzoRocaregistrabaalcamello.Deunodelosbolsillosdelachaquetasacó un montón de dinero. Del otro un simple papel, el ticket de una consumición cualquieraenunbarcualquiera. —Nollevapastillas,jefe—dijoRoca—.Estálimpio. —Lasarrojóalaalcantarilla—dijoEloyenunhilodevoz—.Fueloúltimoque hizoantesdemorir. Lasangre,buscandocaucesenelsueloporlosquefluir,tambiénsedirigíayacon espesapacienciahacialamismaalcantarilla. CintallegóalladodeSanti.Selecolgódelbrazotanagotadacomoasustada. VicenteEspinóscogióeldineroquellevabaencimaelMosca.LorenzoRocase quedóconelpequeñoticketblancoenlamano. —BarRestauranteLaPerla—leyóenvozalta. Susuperiorlemiróinquisitivamente. —¿Decuándoeseseticket?—preguntó. —Llevafechadehoy. Espinósarqueólascejas. —HacetiempoquesabemosqueeslatapaderadeAlexCastroysugente,pero nuncalehemospilladonada—comentó—.Hastahoy. —¿Creequehabrásuerte?—preguntóRoca. Elinspectordepolicíaasintióconlacabezaunpardeveces,pensativo.Empezóa sonreír. —Sí,creoquesí—dijo. Las«lunas»erannuevas,teníanqueestarenalgunaparte.Talvez… Searremolinabagenteentornoaellos.Inclusoseescuchóunasirenapolicial. —Llamaaldepartamento,Roca—sepusoenmarchaVicenteEspinós—.Vamos aporCastro. —Sí,jefe. www.lectulandia.com-Página158 —Yvosotrosirosacasa,¿deacuerdo?—lesordenóaellos. Eloy,Máximo,CintaySantileobedecieron. —Señor…—tratódehablarEloy. —Séloquebuscabaisyporqué,chicos.Noospreocupéis.Ahoramarchaos. www.lectulandia.com-Página159 Capítulo94 Blancas:Reye4,JaqueMate Nodieronmásalládeunadocenadepasos.Lossuficientesparasalirdelcírculode loscuriosos,quemirabanhechizadoselcuerporotodelcamello. Sentíansuderrota,aunquenoloscuatro. LosojosdeCintabrillaban. Peroyanopormiedooacausadelimpactoporlosucedido. —¿Quéhacemos?—rompióelsilencioMáximo. —Yovoyalhospital—dijoEloy. Yanonecesitabacorrer,nihuirdenada,niperseguirningunautopía.Sólovolver. —Vamostodos—dijoCinta. Notaronsutono,y,almirarla,sedieroncuentadesusonrisadeesperanza.Nola entendieron,hastaqueellaextendiósumanoderecha,abierta,mostrándolesalgo. —Debiódecaérselealcorrer—fuesuúnicocomentario. Enlapalmadelamanohabíaunapastillablanca,conunamedialunaenrelieve impresaensusuperficie. www.lectulandia.com-Página160 Capítulo95 Epílogo:Blancasgananpartida, Negraspierdenpartida Alsalirdeltúnel,amedidaquesereencontrabaconeldolor,perotambiénconlaluz, Lucianaabriólosojos. Unavez. Parpadeó. Dosveces. SeencontróconsuhermanaNorma,quelamirabadecerca,boquiabierta. Lucianaesbozóunatímidasonrisa. YlaacentuóantelareacciónimpulsivayexcitadadeNorma. —¡Papá!¡Mamá! Cerró los ojos por última vez, sólo para ver cómo la reina negra se alejaba vencidaporunrecododelcaminollevándoseasuderrotadorey,yconvencerseasí misma de que había vuelto. Y de que había ganado. Después los abrió, dispuesta a mantenerlosasí. Vioasuspadresyasuhermana,rodeándola. Estabaviva. www.lectulandia.com-Página161 «Todaesagentesolitaria, ¿dedóndehasalido? Todaesagentesolitaria, ¿adóndepertenece?» PaulMcCartney,EleanorRigby www.lectulandia.com-Página162 Agradecimientos Ennoviembrede1995unamuchachabritánicadedieciochoaños,LeahBetts,murió después de cinco días de permanecer en coma por haber tomado una pastilla de éxtasiseldíadesucumpleaños.Suspadresautorizaronaqueladramáticafotografía desuhijaencomafuerapublicadaporlaprensa,ysirvieradeavisoatodosaquellos quecadafindesemanatomabanpastillas.LaimagendeLeahdiolavueltaalmundo. Suspadresdonaronposteriormentelosórganosdesuhijamuerta;elhígadodeLeah fuetrasplantadoaunamuchachaespañola. Cada año mueren en el mundo decenas de adolescentes por el consumo de las llamadas«drogasdediseño»,aparenteyfalsamenteinofensivas.Muchosmássufren comas, alteraciones de personalidad, locuras, esquizofrenias, depresiones y un sinnúmerodeenfermedadespsíquicasyfísicas.Yessóloelcomienzo.Nadiesabea cienciaciertaquépasarádentrodeunosaños,cuandolosadictosdehoylleguenasus puntos críticos y los del mañana sigan alimentando sus cuerpos con las nuevas químicas. Quiero agradecer la ayuda prestada para la elaboración de este libro a Jaume Comas,EnriqueyLaiaEsteva,laGeneralitatdeCatalunyaatravésdelaConselleria deSanitat,losarchivosdeElPeriódicoyLaVanguardia,asícomoatodoslosque, de una forma u otra, han aportado sus testimonios al respecto, algunos de ellos actuales«pastilleros»sinremedio,yotrosenfasederecuperacióndesusadicciones. Otra muchacha, Helen Cousins, que logró despertar después de dos meses en coma,dijounafrasequeresumetodaestahistoria:«Nobailéisconlamuerte». EstelibrofueescritoenIslaMargarita(Venezuela)yVallirana(Barcelona),entre losmesesdemayoyjuniode1996. www.lectulandia.com-Página163 JordiSierraiFabranacióel26dejuliode1947enBarcelona,aunqueélprefiere decirsiemprequenacióenLaTierraporquenocreeenfronterasnibanderas.Alos8 años decidió que sería novelista y no ha parado de escribir desde entonces. Hijo único,defamiliahumilde,seencontróconpocasposibilidadesdealcanzarsusueño entreotrascosasporlaoposiciónpaternaaquefueraescritor.Suvinculaciónconla música rock (ha sido director y en muchos casos fundador de algunas de las principales revistas españolas entre las décadas de los años 60 y 70) le sirvió para hacerse popular sin perder nunca de vista su auténtico anhelo: escribir las historias quesuvolcánicacabezainventaba.Suprimerlibroloeditóen1972.Hoyhaescrito cuatrocientas obras, muchas de ellas best-sellers, y ha ganado casi 30 premios literarios además de recibir un centenar de menciones honoríficas y figurar en múltiples listas de honor. En 2005 fue candidato por España al Nobel Juvenil, el premio Hans Christian Andersen 2006, en 2007 recibió el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura español y en 2009 vuelve a ser candidato al Andersende2010.Suscifrasdeventassuperanlos10millonesdeejemplares. En2004creólaFundacióJordiSierraiFabraenBarcelona,queen2010recibió el Premio Ibby-Asahi de Promoción de la Cultura, y la Fundación Taller de Letras JordiSierraiFabraenMedellín,Colombia,comoculminaciónatodaunacarreraya sucompromisoéticoysocial. En2011ingresócomopatronodelInstitutoCervantes,siendoelprimerautorde literaturainfantilyjuvenilenconseguirlo. Másinformaciónenlaweboficialdelautor:www.sierraifabra.com www.lectulandia.com-Página164