Isaac y la gravitación

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Isaac vivía en una granja en Inglaterra, en un pequeño pueblo de la zona del
suroeste, en la que los únicos amigos que tenía eran su madre y los animales que
criaban. Al lado de la granja vivía un señor que era matemático, se llamaba Edward.
Este invierno se había casado con una mujer, que tenía una hija, Molly. Desde ese día,
Isaac tuvo una amiga con quien poder jugar y descubrir los alrededores de ese lugar.
Siempre andaban tramando planes, o viviendo aventuras. Por ejemplo, un día, fuero
de excursión al bosque que estaba al lado de la casa. Al final del bosque, se hallaba un
precipicio que miraba al mar. Hicieron una carrera por el bosque para ver quién
llegaba antes. Molly, segura de ganar, iba demasiado deprisa y se tropezó con una
piedra. Se cayó de bruces hacia el precipicio. Empezó a gritar, pero nadie iba a
rescatarla. Iba a soltarse, ya que no tenía esperanzas de salvarse y le fallaban las
fuerzas. De pronto, Isaac la cogió del brazo y la sentó en una piedra. En aquel instante,
Isaac y Molly juraron no volver a separarse. Al lado de la casa tenían construido una
pequeña fortaleza que usaban para maquinar sus planes. En frente, había un manzano
en el que Edward siempre se peguntaba: `` ¿Por qué los cuerpos caen al suelo?´´. Isaac
se interesó por aquella pregunta, por lo que le preguntó si podía ayudarle. Edward le
respondió que era demasiado pequeño para esas cosas. Edward, algunas veces, se
quedaba con los niños a enseñarles matemáticas, ya que nunca iban al colegio. Sus
compañeros, viendo su trabajo, contactaron con la universidad de Cambridge para
coger una plaza vacante de profesor de Matemáticas Avanzadas, plaza que aceptó. Los
chicos, al irse, quedaron aburridos así que, como la madre de Molly, su abuela le
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relataba muchos cuentos, iban a comer a su casa, les decía que se acomodasen y
empezaba a contarles historias.
Una vez, los muchachos, le preguntaron: `` ¿Por qué papá se sentaba a la
sombra del manzano? ´´ para no dejarles con la intriga, les contó la siguiente historia:
`` Antiguamente, el bosque de Woolsthorpe, era un lugar en el que todas las
personas que quisieran, podían ir a descansar en el lomo de sus árboles. En aquel
bosque se hallaban diferentes tipos de árboles: olmos altísimos, robles robustos,
abetos perfumados… pero en especial, el manzano, que se hallaba en el centro del
bosque. Era el mayor ejemplar que se había plantado durante mucho tiempo. En
aquel árbol vivía Ilíade, la reina de las hadas. Esa hada tenía por costumbre, castigar
a los vagos y premiar a los trabajadores. Un día, tu padre, Molly; fue a meditar y, con
tanta suerte, se recostó en aquel manzano. Tantas ideas llegaron a su cabeza, que
taló aquel árbol y lo planto en el jardín. Y por eso tu padre se sienta a la sombra del
manzano ´´.
Esa historia caló en el pensamiento de Isaac que, desde ese instante, lo único
que hacía era ponerse en la sombra de aquel manzano todo las tardes. Isaac quería
estar al lado de Molly, y Molly igualmente y se prometieron que, de mayores, se iban a
casar. Los dos muchachos se hicieron mayores, Molly ayudaba a la madre de Isaac con
la granja cuidando a los cerdos, a las gallinas, recogiendo la cosecha, recogiendo la lana
de las ovejas, la leche de las vacas… mientras Isaac, se fue a Cambridge a estudiar
matemáticas con Edward. Isaac fue para hablar con él, porque quería seguir el trabajo
que comenzó hace años. Edward le dejó, con una condición: no podía entrar en su
despacho. Estuvo allí durante dos años pero, una epidemia de peste desoló le
universidad. Murieron cientos de personas, entre ellos, Edward. Esa pérdida dejo
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marcado a Isaac porque creía que todos sus pensamientos de se irían con él a la
tumba. En el entierro, Isaac, escribió sus memorias para recordar a aquel gran amigo
que le ayudo en el estudio de su gran pasión: las Matemáticas. El entierro fue muy
solemne. Todos sus archivos y libros fueron enterrados junto a su cuerpo, para que
nadie los leyera. Desde aquel día, todo transcurrió con normalidad. Isaac se casó con
Molly, tuvieron un hijo, al que llamaron Jhon. Molly siguió trabajando con la madre de
Isaac, hasta que esta murió, por lo que heredaron la granja. Isaac trabajó en la escuela
del pueblo como profesor de Matemáticas y Filosofía. Parecía una vida perfecta, pero
un gran vació ocupaba su mente. Aquella pregunta, ¿Por qué los cuerpos caían al
suelo?, rondaba por su cabeza desde que murió Edward. Una noche de verano, Isaac
fue al cementerio. Sabía que lo que estaba a punto de hacer no estaba bien.
Desenterró la tumba de Edward y cogió todos los libros que había allí. A Isaac le entró
una sensación de remordimiento, de que lo que estaba haciendo, le perseguiría para
toda la vida.
Se fue al despacho, rompiendo la promesa que le había realizado. Tiró todos los
libros a la basura, sin leer nada, y se fue a dormir. Esa misma noche, se prometió no
volver a pisar aquel despacho. A la mañana siguiente, se fue al jardín, se sentó a la
sombra del manzano esperando la respuesta con la que había tanto soñado. De
repente, algo se movió entre la copa de aquel árbol. Una manzana cayó de la rama
más alta del manzano, la cuál, le rebotó en la cabeza. Aquella situación le sirvió para
caer en la cuenta:
¿Será una fuerza la que haga que todos los cuerpos caigan a la tierra?
De repente, sin pensarlo, salió corriendo lo más rápido que pudo hacia el
despacho que había prometido no volver a pisar y miró la papelera. Allí estaban,
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esperándolo, aquellos libros que desenterró para ser leídos pero que nunca abrió.
Estuvo leyéndolos uno por uno, percatándose de que aquel contenido… ¡era
extraordinario! y cayó en la cuenta de que aquel hombre, murió descartando lo que él
ahora mismo estaba pensando. En ese mismo momento, se quedo paralizado. Edward
deseó que Isaac no hubiera realizado aquella pregunta. Había una carta oculta bajo
aquellos documentos:
``Querido Isaac:
Sabía que no te podrías resistir a entrar en este despacho, ni a coger los libros
de la tumba…´´
En ese momento se apagaron las luces. Isaac sabía que había hecho apagar las
velas. Edward estaba presente. Encendió una vela y siguió leyendo:
``en el momento que leas esta carta, estaré en la sala. Desde el día que me
preguntaste si me podías ayudar, sentí que en esa pequeña cabecita, había una gran
sabiduría hacia el campo de la física y de las matemáticas. Te dije que no me podías
ayudar, porque tenia envidia de ti, y no te dejé entrar en el despacho, porque creía
que me ibas a robar todo lo que había trabajado durante todos estos años. Estuve
equivocado. Todo empezó como un entretenimiento pero al final, me obsesioné,
hasta tal punto que abandoné a mi familia. No quiero que dejes tú a la tuya como
hice yo. Deja esta obsesión y vive la vida sin tener en cuenta aquella excepción.
PD: si me quieres contestar a esa pregunta solo tienes que escribir una carta y
quemarla en la chimenea del despacho ´´.
En ese instante, Isaac tenía que pensar en dejar la pregunta con la que había
vivido o dejarla pasar, olvidarla como si nada de aquello hubiera ocurrido en aquel
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momento, Isaac cayo en la cuenta Decidió contestar la carta. Rápidamente, tomó el
papel que contenía la carta, agarró la pluma mojada en la tinta y comenzó a escribir:
`` Querido Edward:
Sé la intención que tienes, crees que al tener ideas contrarias a las tuyas, las
contaré al mundo y te tacharán de loco. No te preocupes. No diré nada, lo único que
quiero es que sepas es que, aquella pregunta, fue una pregunta inocente y que nunca
tuve la intención de robarte la idea. Yo seguiré mi vida como la vivo ahora. Hasta
siempre Edward ´´
Quemó la carta, y a continuación, salió al jardín y le dio las gracias al manzano
por la idea que había tenido. Al día siguiente fue a la universidad de Cambridge con su
familia y en la sala de conferencias dio el siguiente comunicado:
"Señoras y señores de la universidad de Cambridge, estoy aquí para deciros
que he hecho el mayor descubrimiento de la historia: la teoría de la gravitación
universal. Se basa en que la fuerza interna de la tierra tiene influencia sobre la
materia, atrayéndola hacia ellas".
Todas las personas allí reunidas no daban crédito a esas palabras. Hicieron
experimentos para confirmarlo y dieron resultados positivos. Los becarios de la
universidad le dieron posibilidad para ser profesor de matemáticas, a lo que él
respondió que no, que iba a seguir siendo profesor de aquel pueblo que era su vida, y
que estaría al lado de su familia. Desde entonces vivió con su esposa y su hija en su
casa. Cada noche, Isaac iba a visitar la tumba de Edward, y le llevaba un ramo de flores.
Le contaba todo lo que sucedía al cabo del día, y le recordaba que nunca dijo nada de
la teoría que patentó. Aunque siempre vivió con el remordimiento de haber entrado
esa noche en el despacho.
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Fase intermedia, Premios Loyola de Matemáticas.
Curso 2010-2011
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