Movilización, protesta y creatividad en Yemen: el arte de hacer

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Número 17 (2) Any 2012 pp. 56-72
ISSN: 1696-8298
www.antropologia.cat
Movilización, protesta y creatividad en Yemen: el arte de
hacer política en la calle
Mobilisation, protest and creativity in Yemen: the art of doing
politics in the street
Anahi Alviso-Marino
Université Paris 1-Sorbonne
Université de Lausanne
Centre Français d’Archéologie et de Sciences sociales de Sanaa
Abstract
Resumen
By mid-January 2011, demonstrations inspired
by those in Tunisia and Egypt began to take
place in Yemen, adding new voices to the
opposition movement that, up until that point,
had been limited to political parties and human
rights
organizations.
Gradually,
antigovernment demonstrations gave rise to a new
form of political protest: the permanent
occupation of “Change Square” in the city of
Sana’a, the Yemeni capital, which became a
center for the creation of different forms of
protest against the regime of Ali Abdullah
Saleh. This re-appropriation of public space
altered the geography of the capital and, as a
“safe space” (Tilly 2000), Change Square has
become a laboratory in which a variety of
repertoires of action are being explored. This
article seeks to explain questions related to the
who, how and why of the popular mobilization
taking place in Sana’a since January 2011,
focusing on the most creative aspects of the
protest.
A mediados de enero de 2011 comienzan a
llevarse a cabo manifestaciones en Yemen
inspiradas por los movimientos contestatarios
tunecino y egipcio, sumando nuevas caras a la
voz de la oposición que hasta entonces se
relacionaba únicamente con partidos políticos y
organizaciones de defensa de los derechos
humanos. Gradualmente, los manifestantes
antigubernamentales generan una nueva forma
de actuación política contestataria como es el
caso de la acampada permanente de la “Plaza
del Cambio”, que en la capital Sana’a será el
centro de ebullición de diferentes formas de
protesta contra el régimen de Ali Abd Allah
Saleh. La reapropiación del espacio público no
sólo va a cambiar la geografía de la capital, sino
que en tanto que “espacio seguro” (“safe
space”) (Tilly 2000) se convertirá en un
auténtico laboratorio en el que explorar
repertorios de acción variados. Este artículo
persigue explicar algunas de las claves sobre el
quién, cómo y por qué de la movilización
popular que tiene lugar en Sana’a desde enero
de 2011, interrogando principalmente los
aspectos más creativos de la protesta.
Key words: Yemen, repertoires of contestation,
art, street politics, street art.
Palabras clave: Yemen, repertorios de
contestación, arte, política de la calle, arte de la
calle.
Anahi Alviso Marino
A mediados de enero de 2011 las calles de la ciudad de Taez, al sur de la capital,
se convierten en el primer espacio de protesta tomado por una movilización que,
inspirada por los movimientos contestatarios tunecino y egipcio, pronto llena también
las calles de Sana’a. A las reivindicaciones de reforma tradicionalmente estructuradas
por los partidos de oposición y las organizaciones de defensa de los derechos humanos
empiezan a sumarse nuevas caras de actores que recurren a las manifestaciones como
principal modo de acción. Si bien en un primer momento son los partidos de oposición
los que reúnen a sus partidarios para recorrer las calles reivindicando la necesaria
reforma del sistema político reclamada desde hace años, pronto jóvenes estudiantes y
activistas que buscan desvincularse de la política institucional se movilizan por un
cambio radical que acabe con el régimen de Saleh. Se trata de nuevos actores en el
sentido de que para muchos de ellos ésta es la primera vez que participan en
manifestaciones y en acciones políticas contestatarias, mientras que para otros
experimentados militantes y activistas, reivindican por primera vez una ruptura radical y
no una reforma desligándose abiertamente de los partidos políticos y en general, de las
instituciones políticas tradicionales. Estos actores aportan a la movilización no sólo un
aspecto más heterogéneo y generacionalmente joven, sino que también promueven
nuevas formas de protesta.
Es así como el 11 de febrero de 2011, cuando se produce la dimisión del
presidente egipcio Hosni Mubarak, la movilización yemení produce una respuesta
inédita al intento del gobierno de prevenir que Yemen forme parte del ciclo de protestas
que empieza a llamarse “la primavera árabe”. Cuando el gobierno ocupa con grandes
jaimas la Plaza de Tahrir (Liberación) de Sana’a en un intento de restringir el espacio
simbólico de la expresión política mediante el control del espacio físico de esta
expresión (Hmed 2008: 148), una decena de personas deciden acampar y pasar una
primera noche durmiendo frente a la Universidad Nueva. Así nace la Plaza del Cambio
(saha al taggair), un espacio creado ad hoc por los manifestantes y que rápidamente se
reproduciría en diversas ciudades del país donde enjambres de tiendas de campaña
reflejarían esta forma de acción política. Junto con este acto de desobediencia civil e
instituyente de un espacio de protesta inédito, los “asentados1” (muta’simin)inician un
modo de protesta hasta ahora sólo utilizado puntualmente y de forma intermitente. De
esta manera y a pesar de que la práctica de las sentadas lleva realizándose en Yemen
sobre todo desde 20072, la acampada ilimitada en el tiempo y en el espacio aparece
como forma de acción política original tanto en Yemen come en la región: es la única
acampada que tras más de un año y medio de existencia sigue en pie en el momento
mismo de la escritura de este articulo3, y cuyos límites geográficos se han ido
1
Aunque la traducción literal más cercana de este término es la de “asentados”, me parece más acertado acercarla a la
de “acampados” que será utilizada en el resto del texto.
2
Me refiero sobre todo al caso de los sit-ins o sentadas llevadas a cabo semanalmente por la activista Tawakul
Karman frente al parlamento de Sana’a durante 2007 y 2008 en protesta contra la prohibición de ciertos periódicos, el
monopolio del gobierno de cadenas de televisión y de la radio, el ataque dirigido contra periodistas críticos con el
gobierno, y en general, en defensa por una mayor libertad de expresión.
3
Este artículo se basa en una investigación sobre el terreno realizada principalmente en Sana’a entre mayo de 2008 y
marzo de 2011, en el marco de la realización de una tesis doctoral en ciencias políticas centrada en el estudio de la
relación entre arte y política. Mi investigación ha conllevado 74 entrevistas con artistas visuales realizadas en árabe
en la mayoría de los casos, así como una investigación etnográfica centrada en la observación participante aunque
también en la participación observante y en métodos más experimentales que mi terreno de estudio se ha prestado a
investigar. Frente a la ausencia de investigación en el ámbito del arte yemeni, la falta de bibliografía sobre este objeto
de estudio en lenguas extranjeras y la poca bibliografía existente en árabe y producida principalmente por artistas
yemeníes constituyendo así fuentes primarias, metodológicamente se impuso la combinación de métodos de
investigación variados. Entre enero y marzo de 2011 continué mi observación participante yendo a los espacios
habituales de encuentro con artistas visuales y visitando las “acampadas”, tanto la antigubernamental en el caso de la
Plaza del Cambio como la de apoyo al gobierno de Saleh en el caso de la Plaza de la Liberación. A partir de mi
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ampliando a base de confrontaciones no exentas de violencia frente a la represión
ejercida por los partidarios del régimen de Saleh. Se crea así un espacio que los
“acampados” autodenominados “jóvenes de la revolución” (shabab al -thawra) deciden
no abandonar hasta destituir al régimen y que servirá de base para experimentar con la
creación de nuevas formas de protesta. Este articulo persigue esclarecer algunas claves
sobre el contexto y el alcance de la movilización popular que tiene lugar en Sana’a
desde enero de 2011, interrogando principalmente los aspectos más creativos de la
protesta.
El arte de hacer política en la calle
Movilización de movilizaciones: ¿Cómo se construye “una ciudad dentro de la
ciudad”?
Si el espacio creado y ocupado por los “acampados” se convierte gradualmente en el
laboratorio sociopolítico que continua siendo a día de hoy, lo hace en razón de su
heterogénea composición. En este sentido es fundamental comenzar por diseccionar el
contenido de esta movilización popular así como la forma en la que se consigue
estructurar un proyecto de cambio político.
La creciente acampada de la Plaza del Cambio se nutre pues de manifestaciones
que empiezan en enero de 2011 así como de movilizaciones anteriores y que se
muestran un tanto dispares. Entre los actores que se manifiestan a principios de 2011 se
encuentran grupos que se dirigen a la embajada de Túnez entusiasmados con las
revueltas contra Zine al Abidine Ben Ali y que son movilizados por organizaciones de
defensa de los derechos humanos y de la libertad de expresión; otros son aquellos que
recorren las calles de Sana’a con banderas rosas de la campaña nacional de boicot a las
elecciones parlamentarias promovida por los partidos de oposición, el Encuentro
Común (EC, al liqa al mushtarak4) y que pide la reforma del sistema político; y
finalmente un grupo de estudiantes que en febrero comienza a manifestarse
regularmente frente a la Universidad Nueva de Sana’a.
Este último grupo se distingue de los otros manifestantes cuando deciden no moverse de las
puertas de la universidad hasta que caiga el régimen. Se trata de jóvenes estudiantes politizados
pero que rechazan las reformas propuestas por los partidos y que se mantienen críticos frente a
las instituciones políticas tradicionales. Estos grupos de estudiantes coordinan manifestaciones
pacíficas en Sana’a junto con militantes de defensa de derechos humanos y miembros de los
sindicatos más activos como el de periodistas o el de abogados5.
Algunas de estas manifestaciones que se dirigían hacia embajadas extranjeras, como la
de Túnez, son reprimidas resultando en el encarcelamiento de activistas y manifestantes
evacuación forzada el 22 de marzo de 2011, la información ha sido recogida a través de un seguimiento a distancia
que he podido realizar por e-mail, Facebook y Youtube, así como accediendo a la prensa local publicada en Internet.
4
Aunque no participa en comicios hasta las elecciones de consejos locales de 2001, el dialogo que da lugar a esta
coalición de partidos se gesta desde 1997. El Encuentro Común es una plataforma de oposición que aglutina cinco
partidos : Islah, partido islamista; el Partido Socialista Yemení (PSY), el Partido Unionista Nasserista, al -Haqq y la
Unión de Fuerzas Populares, ambos de orientación zaydi. Para ver una cartografía de partidos políticos y de
coaliciones
en
Yemen
referirse
al
documento
del
Observatorio
Electoral
TEIM,
http://www.uam.es/otroscentros/TEIM/observatorio/Yemen/partidos_politicos_Yemen.htm, consultado el 10 de junio
de 2012.
5
Alviso-Marino & Poirier, «Photographie et mobilisation politique : Le ‘laboratoire’ de la Place du Changement à
Sanaa (Yémen) », conferencia ofrecida en el Congreso Internacional Photographier la ville contemporaine (XIXeXXIe siècles). Les usages de la photographie dans la recherche urbaine, Nanterre, 8-9 diciembre 2011.
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(Hamad 2011a). Es el caso por ejemplo de Tawakul Karman, activista por la libertad de
expresión y galardonada en octubre de 2011 con el premio Nobel de la Paz, cuyo
encarcelamiento temporal servirá para movilizar aún más manifestantes en Sana’a y
también en otras ciudades del país (Philbrick Yadav2011). Cuando los grupos de
estudiantes deciden pasar una primera noche delante de la universidad, sus
reivindicaciones se desligan de las de la oposición: “no a los partidos a partir de hoy”,
“acampada, acampada hasta que caiga el régimen” o “nuestra demanda es clara: vete
Saleh!” (Poirier 2011b). Se suman vecinos, estudiantes, quiosqueros, taxistas, activistas,
profesores, parados, miembros de tribus6, vendedores ambulantes, madres y padres de
familia, gente “del norte”, gente “del sur7”, militantes socialistas e islamistas entre otros.
De lado quedaban las diferencias generacionales, territoriales, religiosas8 o sociales,
dejando los conflictos y las armas fuera de la plaza, y haciendo de este espacio un lugar
de lucha pacífica. Progresivamente se van uniendo a esta movilización parlamentarios y
ministros que abandonan el gobierno, militares que desertan, periodistas de los medios
oficiales que abandonan sus puestos y militantes disidentes del partido en el poder, el
6
El complejo sistema tribal yemeni está dominado por dos grandes confederaciones tribales, la de los Hashed y la de
los Bakil. El apoyo que las tribus han dado a las movilizaciones contra el régimen de Saleh ha sido fundamental, y su
constancia en la vía pacifista ejemplar ya que las armas de las que disponen las tribus entre otros, hacen de Yemen el
segundo país del mundo más armado después de Estados Unidos. Documento interactivo publicado por Al Jazeera,
http://www.aljazeera.com/indepth/interactive/2012/07/2012726141159587596.html, consultado el 10 de junio de
2012.
7
Hasta la unificación de 1990 que dio lugar a la creación de la actual Republica de Yemen, Yemen estaba dividido en
dos Estados. El norte se encontraba gobernado por un imamatozaydi (chií) (897-1962) que fue derrocado por un
golpe de estado militar que establece en 1962 la Republica Árabe de Yemen (RAY) acabando así con el sistema
monárquico-religioso de la dinastía de los Hamid al -Din (1904-1962). Colonizado por el Imperio británico desde
1839, el sur se independizó en 1967 estableciendo una república de orientación socialista y luego marxista-leninista
hasta 1990, la República Democrática y Popular de Yemen (RDPY).
8
El zaydismo es una rama del chiísmo distinto del chiísmo dominante en Irán. En Yemen un 70% de la población es
de origen chafii (sunni) y 30% es zaydi. Aunque el zaydisimo predomina en el norte mientras que en el sur los chafiis
representan la gran mayoría, en Yemen se encuentran también ismailíes, hanafíes y judíos yemeníes.
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Congreso General del Pueblo (CGP, al mu’tamar al sha’bi al ‘amm9). Dos lemas
principales aglutinan a participantes tan dispares: “irhal” (“lárgate”, referido al
presidente Ali Abd Allah Saleh) y “al shaab/al shabab urid isqat al nidham” (“el
pueblo/los jóvenes quieren la caída del régimen”). El mensaje contenido en estos
eslóganes, que resumen una voluntad común de cambio de sistema de poder y no del
partido en el poder, se va profundizando en torno a múltiples puntos que los
“acampados” estructuran a lo largo de los meses en un programa que intentan
consensuar las diversas organizaciones y actores presentes en la Plaza.
La articulación de estas reivindicaciones así como la estructuración del espacio
de debate van ligadas al desarrollo del espacio de la acampada: a medida que la Plaza
del Cambio se va convirtiendo en una especie de ciudad dentro de la ciudad10, este
espacio va creciendo también como un espacio de debate en el que un nuevo proyecto
político se va entretejiendo bajo las tiendas de campaña. Este experimento simbólico y
material es posible gracias al trabajo de voluntarios que se ocupan de la recogida de
basura, de mantener ese espacio libre de armas, de proveer servicios médicos, de
organizar comités para la distribución de comida, de tiendas de campaña o para
garantizar el igual acceso al micrófono del escenario principal. Estas infraestructuras
facilitan a su vez que se desarrollen charlas, se impriman hasta cincuenta periódicos, se
organicen exposiciones de arte, conciertos, piezas de teatro, conferencias y campañas de
concienciación sobre temas como la desobediencia civil o la importancia de un Estado
civil11.
Se crean también “cafés para la reflexión” donde se debaten temas como la
igualdad durante y después de la revolución, se llevan a cabo talleres de lectura de
poesía sarcástica y aparecen museos y espacios dedicados a exponer pinturas,
fotografías, caricaturas y pósters políticos. Estas iniciativas populares se nutren de
experiencias, saberes y militancias diversas así como del contexto social y político
propiamente yemeni. Por un lado se debe tener en cuenta el gran número de militantes
de partidos de oposición presentes en la Plaza, cuyo bagaje político es fundamental
sobre todo por su capacidad de organización y de movilización como es el caso de los
miembros del partido islamista Islah o los voluntarios de la sociedad de caridad Islah.
Simplificando un objeto de estudio que ha sido ampliamente analizado12, se trata en
estos casos de militantes y de voluntarios acostumbrados al trabajo político y caritativo
desarrollado en el seno de instituciones extremadamente bien organizadas y con un
sólido y reconocido trabajo barrial. Este bagaje se refleja inmediatamente en la
organización de la Plaza: el hospital de campaña establecido en la mezquita de la
Sociedad de Caridad de Islah cuenta desde el principio con voluntarios y con
infraestructuras cedidas por la Sociedad, la organización de tiendas de campaña y de
espacios públicos es en gran medida coordinada por militantes de Islah, y en general la
9
Creado en 1982, el Congreso General del Pueblo reúne las tendencias políticas favorables al régimen y
progresivamente se convierte en el partido del presidente Saleh.
10
Se trata de una dinámica que se repite en otros espacios similares de protesta que emergen dentro de este ciclo de
contestación, como la Plaza de la Perla en Bahrein, Tahrir en Egipto, Sol en Madrid, Plaza Catalunya en Barcelona o
Zuccotti en Nueva York por citar algunos ejemplos. Sin embargo es fundamental subrayar que estas y otras
acampadas han sido de corta duración o intermitentes, ninguna se ha establecido de forma permanente y con una vida
ininterrumpida desde febrero de 2011 hasta la actualidad (septiembre 2012) como es el caso de Yemen. Este aspecto
es central para comprender el tipo de iniciativas y el desarrollo de una “ciudad paralela dentro de la ciudad” que se ha
llegado a construir en la Plaza del Cambio donde las infraestructuras reflejan en parte una voluntad de permanecer en
el tiempo.
11
Notas de MaggyGrabundzija, antropóloga que lleva a cabo una investigación en la Plaza del Cambio de Sana’a,
escritos de abril-junio 2011.
12
A propósito de este aspecto del partido Islah referirse al trabajo de Clark 2004, Wiktorowicz 2004, y Bonnefoy y
Poirier 2010. Respecto a la porosidad existente entre el Partido Islah y la Sociedad de Caridad Islah ver AlvisoMarino (en prensa).
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presencia de militantes islamistas y socialistas así como de sindicalistas se convierte a
largo plazo en un objeto de controversia y de distanciamiento respecto a los nuevos
activistas con menos experiencia y que se ven absorbidos o marginados por militantes
socializados políticamente en partidos y sindicatos bien establecidos en Yemen. A este
tipo de “acampados” marcados por formas de politización tradicionales, se unen
militantes de sindicatos activos y activistas experimentados en el ámbito de la lucha por
la libertad de expresión que se mezclan a su vez con nuevos iniciados para los cuales
este es su primer contacto con una política directa y que ellos mismos contribuyen a
definir. Sin embargo, la presencia de actores politizados que rápidamente participan en
la organización de la Plaza y que contribuyen a la efervescencia de ideas que allí
emerge explica relativamente la articulación de este espacio de contestación; se debe
tener también en cuenta el contexto específico de la sociedad y de la política yemeni.
En este sentido, un aspecto crucial para entender la capacidad de construir un
espacio de protesta así como los proyectos políticos que allí se generan y que forma
parte de la sociabilidad tanto de los más como de los menos politizados es el hecho de
que el debate en general y la discusión de ideas políticas en particular es una práctica
muy arraigada en la cotidianeidad de las reuniones de qat. El qat, cuyas hojas se
mastican obteniendo un estado de alerta que favorece la conversación, se consume
fresco y de forma diaria, reuniendo a hombres y mujeres (normalmente en espacios
separados) en sesiones que pueden durar más de cuatro horas o incluso toda la noche y
durante las cuales se debate política, poesía, literatura, o problemas sociales. Como
señala Wedeen, se trata de espacios de deliberación democrática y de práctica cotidiana
de una dinámica contestación existente en Yemen fuera de los canales electorales y de
participación política tradicional (Wedeen, 2008: 103-147). Estos espacios de
sociabilidad y de socialización política privilegiados, se entienden a su vez en relación
al contexto político del país. Sin pretender caer en una explicación basada en la idea de
la excepcionalidad, se debe destacar que el contexto yemení es diferente del de las
monarquías petroleras que lo rodean ya que entre otros factores, cuenta con un sistema
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republicano, elecciones con pluralidad de partidos, un cierto nivel de libertad de
expresión que da lugar a manifestaciones y sentadas cada vez más numerosas así como
a la existencia de numerosas organizaciones no gubernamentales, un cierto grado de
libertad de prensa reflejado en la cifra aproximada de 175 periódicos (Bonnefoy,
Mermier & Poirier (eds) 2012: 327), y una sociedad en la que prolifera no solo el debate
político sino también formas de canalizarlo hacia un activismo con más o menos acento
extranjero pero que en todo caso refleja preocupaciones locales. La posibilidad de
manifestar y de expresar ideas divergentes a pesar de los limites, censuras y
autocensuras, así como la existencia de espacios que favorecen el debate y la critica a
los que acuden tanto militantes experimentados como nuevos iniciados, ha permitido
que la contestación que cristaliza en las acampadas se nutra de saberes y de modos de
acción que facilitan ampliamente la acción política que se desarrolla bajo las tiendas de
campaña.
Todas las iniciativas que se crean tienen en común que se establecen como
medios para expresar el descontento y el rechazo al régimen de Saleh, para criticarlo o
para proponer cambiarlo. Se trata en muchos casos de acciones promotoras de
transformaciones inéditas. En este sentido, y a modo de ejemplo, cabe señalar que la
recogida de basura es una tarea relegada a los “akhdam”, cercanos a lo que sería una
“casta” de servidores intocables cuyo color de piel tiende a indicar que sus ancestros
vienen del otro lado de la costa del Mar Rojo (Mermier 1997: 253) y que representan la
clase más marginada de la pirámide social yemeni. El hecho de que dentro de la Plaza
comiencen a verse hombres vestidos de traje, jóvenes estudiantes y voluntarios de todos
los tipos ocupándose de mantener las calles de la acampada limpias, refleja la
construcción de un espacio sociopolítico potencialmente subversivo. Otro ejemplo del
cambio que se intenta operar se ve a través de las campañas de sensibilización llevadas
a cabo por mujeres que a pesar de las dificultades, presión y a veces rechazo, entran
dentro de las tiendas de campaña únicamente ocupadas por hombres proponiendo
charlas y consecuentemente poniendo en cuestión y quebrantando sutilmente barreras
que el proceso revolucionario ayuda a interrogar13. Estos ejemplos que sirven para
esbozar el carácter experimental de todas las actividades que surgen y dan vida a la
Plaza, indican igualmente el tipo de “espacio libre14” o “espacio seguro” que se
construye bajo las tiendas de campaña y a partir del cual se hace posible criticar al
régimen, protestar y explorar colectivamente nuevos repertorios o medios y prácticas
con los que los “acampados” buscan contestar las autoridades y promover el cambio
político (Evans y Boyte 1986, Tilly 1981). Pero si bien la Plaza del Cambio se convierte
en un espacio único por la riqueza de los repertorios de contestación que emergen en su
interior como el uso de la música, el teatro o las artes visuales, también refleja una
adaptación de antiguos repertorios que se ajustan a una posible nueva realidad: las
manifestaciones continúan empleándose como modo de acción principal y se hace
recurso a la organización política tradicional a través de partidos, plataformas
coordinadas y consejos.
Estas formas de acción son el reflejo de ideas de cambio que si bien se han ido
construyendo físicamente frente a la universidad desde febrero de 2011, llevan
concretándose simbólicamente desde hace tiempo a través de transformaciones que se
13
Notas de MaggyGrabundzija, op. cit.
Como lo resume Hmed citando a Evans y Boyte, se trata de espacios o “de formas particulares de lugares públicos
que se dan en el seno de comunidades que constituyen el entorno en el que los individuos tienen la posibilidad de
aprender un nuevo tipo de respeto mutuo, una identidad de grupo profundizada y asegurada, conocimientos públicos,
valores de cooperación así como virtudes cívicas […] Los espacios libres son lugares que se intercalan entre las vidas
privadas y de las instituciones de gran envergadura en el seno de los cuales los ciudadanos ordinarios pueden actuar
con dignidad, independencia […]” (Hmed, 2008: 162).
14
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han ido manifestando en Yemen de formas muy diversas y que han ido fragilizando al
gobierno central. Como señala NorbertElias, un cambio revolucionario no se explica
únicamente por el descontento y las presiones que pesan sobre las clases inferiores;
nunca hay que perder de vista las presiones que se ejercen contra las élites y las clases
dominantes contra las que las revueltas se formulan (Elias 1985: 311). Este enfoque nos
permite analizar las dinámicas que llevan años fragilizando al régimen de Saleh15. De
esta manera, observando la política por arriba, es decir la institucional16, interesa señalar
que los partidos de oposición reunidos bajo la plataforma conjunta del Encuentro
Común, han ido progresivamente planteando una crítica cada vez más dura al partido en
el poder, el CGP del presidente Saleh. Esta oposición se ha hecho más visible desde las
elecciones presidenciales de 2006, fecha desde la que se ha movilizado por la adopción
de un sistema electoral basado en la representación proporcional, por la reforma de la
constitución, de la ley electoral o del sistema de registro de votos, y, más recientemente,
desde el boicot a las elecciones parlamentarias que estaban previstas para 2009 y con el
que reiteraban reivindicaciones que se integraron a las exigencias de los “acampados”
antigubernamentales. También a nivel institucional, el gobierno lleva varios años
enfrentado por una parte con rebeldes zaydies en el norte del país17 (Bonnefoy 2008,
Dorlian 2011), y con movimientos secesionistas y demandas de cambio hacia un
sistema federal en la parte sur del país (Mermier 2008) que entre los años 70 y 90 fue
una república de orientación marxista-leninista.
En numerosas ocasiones Saleh ha reiterado que gobernar Yemen “es como bailar
sobre cabezas de serpientes”, frase que más que capturar las tensiones que vienen de
abajo, señala la dificultad del mantenimiento de un sistema basado en el patronazgo y la
cooptación de fuerzas políticas en tensión. Estas dinámicas que han sido ampliamente
estudiadas tanto en Yemen como en otros países árabes (Picard 2006, Phillips 2008,
Wedeen 1999, 2008, Poirier 2011a), se han hecho evidentes a lo largo de 2011 y han
afectado de diversas maneras a las movilizaciones. A través del ejemplo de ciertas
fechas que han representado puntos de inflexión en las movilizaciones podemos
observar cómo estas tensiones han cristalizado a lo largo del proceso de cambio político
que recorre el país.
El primer ejemplo se da el 22 de marzo de 2011, cuando el general AliMuhsin se
une a la contestación y presta sus tropas a la protección de la Plaza tras el violento
ataque del régimen que acabó con la vida de más de 50 acampados. Este acto de
defección profundizaba elementos de ruptura ya existentes dentro del brazo armado y
del régimen (LongleyAlley 2010: 407). En esta misma línea, el 3 de junio, tras un mes
de ataques por las fuerzas leales al régimen contra el palacio del sheykhSâdeq al
Ahmar18, la escalada de violencia culminó con un ataque con bomba contra el palacio
presidencial y el abandono del país del presidente Saleh herido y con rumbo hacia
Arabia Saudí. Finalmente, y durante varios meses del verano, otro ejemplo de esta
dinámica de ruptura fueron los consecutivos ataques y violencia armada localizados en
el barrio de Hasaba al norte de Sana’a y que por momentos se extendieron a diversas
15
Para comprender mejor la complejidad del régimen de Saleh así como los diferentes elementos que lo ponen en
cuestión referirse entre otros a Phillips 2008, Wedeen 2008, Leveau et al. (eds) 1999, Dresch 2000.
16
La política institucional engloba a actores, instituciones y prácticas legitimadas por el régimen. Este término se
opone a la idea de política “por abajo” entendida como el conjunto de relaciones entre diferentes actores sociales que
se encuentran en situación de subordinación respecto a aquellos que tienen el poder. Bayart, A. et al. (eds) 2008, p.
20.
17
La guerra de Saadah desde 2004.
18
Hijo mayor del Sheikh ‘AbdAllah al -Ahmar, remplaza a su padre en su rol de jefe tribal de la confederación de los
Hashed cuando este ultimo fallece en 2007. Es también miembro del majlis al-shura del partido al Islah y ha
mantenido el apoyo que su padre concedía al presidente Saleh hasta 2011 cuando se alía con el movimiento de
contestación contra el régimen.
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partes de la ciudad forzando la militarización y agudizando la lucha de poder entre los
al-Ahmar y el brazo armado del régimen de Saleh. Esta selección de ejemplos ayuda a
visualizar la forma en que, junto con las movilizaciones de protesta, cristalizan de forma
paralela conflictos de poder presentes desde hace tiempo y frágilmente controlados bajo
la “danza sobre cabezas de serpientes” o fórmula política en la que se basaba el régimen
de Saleh.
Si bien las tensiones que afectan a los detentores del poder son fundamentales
para entender el cambio político en curso desde 2011, igualmente lo son los efectos de
ese tipo de régimen sobre la mayoría de la población. En este caso, si observamos la
política “por abajo”, es decir, lo que ocurre a nivel no institucional, el descontento se
puede observar a partir de focos muy numerosos. Aparte de la indignación generalizada
y el distanciamiento respecto a una clase política que los “acampados” sostienen que no
les representa, las movilizaciones fueron animadas por un deseo de cambiar la situación
actual de un país en el que la pobreza afecta aproximadamente al 35% de la población19,
el desempleo varía entre el 15 y el 50% según las estimaciones que se utilicen20 y falta
un sistema educativo o sanitario que venga del Estado y que no repose en el trabajo de
sociedades de caridad que cubren servicios que el Estado debería proveer. Los motivos
de descontento son numerosos: la situación económica es alarmante y depende en gran
medida de la ayuda al desarrollo que, concedida por países extranjeros, pasa por los
bolsillos de aquellos que ocupan puestos en el gobierno o se concentra en gran medida
en la “lucha contra el terrorismo”; hay carencia de infraestructuras que aseguren
servicios básicos como el igual acceso al agua, la electricidad o el gas, y los niveles de
analfabetismo alcanzan el 30% entre los hombres y el 60% entre las mujeres. A esto se
une también el problema del agotamiento de recursos, sobre todo del agua, así como la
presencia de Al Qaeda Península Arábiga (AQPA) que ha sido instrumentalizada por el
gobierno para obtener ayuda económica y militar sin que por ello hayan disminuido los
atentados de este grupo en el país. Finalmente y como ya ha sido señalado, a pesar de
las similitudes con otros escenarios, Yemen es un caso relativamente singular desde el
punto de vista político y cuando se lo considera en relación a los países que lo rodean.
Las movilizaciones contestatarias así como el acto de desobediencia civil que
representa la acampada y la creación de “Plazas del Cambio” y “Plazas de la Libertad”
en una veintena de ciudades en todo el país, si bien han sido animadas por el contagio
de una ola de posibilidades que se han hecho realidad en otros países árabes, se dan bajo
formas distintas en Yemen y reflejando las características propias de este país.
El pueblo quiere…
Aunque las manifestaciones más visibles quizás sean al principio las de portavoces de
partidos de la oposición que reclaman reformas, rápidamente los “jóvenes de la
revolución” comienzan a organizar sus reivindicaciones en torno a una serie de
exigencias que buscan un cambio radical de la esfera política. Estos jóvenes que
pertenecen a círculos marginados respecto a la política institucional, quieren demostrar
que se desentienden de los partidos de oposición y que sus reivindicaciones no pasan
19
Esta cifra refleja la tasa de incidencia de la pobreza sobre la base de la línea de pobreza nacional (% población) del
año 2005. La tasa de pobreza nacional es el porcentaje de personas que vive debajo de la línea de pobreza nacional.
Las estimaciones nacionales se basan en estimaciones de subgrupos ponderados según la población, obtenidas a partir
de encuestas de los hogares. http://datos.bancomundial.org/pais/YE, consultado el 10 de junio de 2012.
20
Como señala Claire Beaugrand, la variación de las estimaciones señala el carácter estructural de la falta de empleo
con cifras que van del 15% en 2008 según datos del Banco Mundial al 35% estimado en 2003 por el CIA
WorldFactbook pasando por la estimación de especialistas que de forma oficiosa evalúan el paro en el 50% fuera de
periodo de crisis (Bonnefoy, Mermier & Poirier (eds) 2012: 181).
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por cambiar un partido por otro sino por hacer valer su voz y acabar con un sistema
político corrupto, estanco y que no los representa. Si bien los lemas que aglutinan a una
heterodoxa movilización se resumen en la idea de derrocar el régimen y echar del poder
al presidente, un largo programa de cambio político se crea bajo las tiendas de campaña
reflejando reivindicaciones variadas y potencialmente radicales. Una serie de puntos
resumen lo que se convertiría mas tarde en el programa de los jóvenes revolucionarios
de la Plaza del Cambio:
1. Destitución pacifica del régimen de Ali Abd Allah Saleh, de todos sus miembros
y de los parientes del presidente de puestos de liderazgo en las instituciones
civiles y militares;
2. Creación de un consejo transitorio aprobado por los “jóvenes de la revolución”;
3. Declaración de un periodo transicional tras la destitución del régimen, que
comenzará con el término de la constitución actual y la disolución del
parlamento y otras instituciones;
4. Elección de tecnócratas21 que representen al consejo de transición;
5. El consejo de transición buscará solucionar el conflicto con la parte sur del país
y con Saadah en el norte, vigilará la actuación del consejo y del gabinete de
transición, la formación de un consejo para las elecciones que garantice su
transparencia, y la elección de un comité que proponga una nueva constitución
que prevea entre otros un sistema republicano parlamentario proporcional;
6. Asegurar la separación de poderes;
7. Disolución de ministerios de la información y de derechos humanos para
garantizar la diversificación de los medios y la libertad de expresión;
8. Entablar procesos judiciales contra procesados por corrupción, devolviendo el
dinero y la propiedad pública;
9. Liberación de presos políticos y de desparecidos;
10. Entablar procesos judiciales contra aquellos que hayan causado, asistido o
incitado violencia contra participantes de las manifestaciones pacificas y
compensación a los que así hayan perdido a miembros de su familia;
11. Disolución de las fuerzas de seguridad política y de las fuerzas de seguridad
nacional así como del consejo nacional de seguridad22.
Estos objetivos se mantienen, se debaten y se afianzan a lo largo de los meses, a
veces en oposición y otras en dialogo respecto a diversas iniciativas que sugieren
proyectos de transición diferentes. Entre esos esfuerzos de transición la iniciativa
propuesta por los países del Consejo de Cooperación del Golfo23 es la que obtuvo
mayores apoyos institucionales. La transición política que diseñan estos países y que
comienza con el pacto negociado de cese de Saleh de su puesto como presidente,
conlleva una serie de concesiones. La primera de ellas se encuentra en la naturaleza de
los implicados en su firma dado que se trata de un acuerdo entre el partido
gubernamental, el Consejo General del Pueblo y los principales partidos de la oposición
reunidos en la plataforma del Encuentro Común. De esta forma, quedaban fuera de la
negociación los militantes antigubernamentales de las Plazas del Cambio y de la
Libertad estructurados bajo coaliciones, el Movimiento del Sur que aglutina diferentes
demandas que van de la secesión a la construcción de un sistema federal, así como los
rebeldes Huthi de Saadah en conflicto armado con el gobierno desde 2004. A esta
21
Tecnócrata entendido como persona cualificada, con estudios y experiencia para el puesto en oposición a personas
elegidas por medio de un sistema de contactos de allegados como el generado por Saleh.
22
La lista exhaustiva y detallada puede verse por ejemplo en el documento del Consejo Coordinador de los Jóvenes
de la Revolución del Cambio ‘Diversidad’ (tanayu’). Documento disponible en facebook.com/CCYRC.
23
Para conocer los detalles de este acuerdo referirse a Hamad, L. 2011b.
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Movilización, protesta y creatividad en Yemen: el arte de hacer política en la calle
concesión central rechazada por los afectados, se unieron otras entre las cuales la de
mayor envergadura ha sido la aceptación de la inmunidad de Saleh y de los miembros
de su régimen.
La distancia que separa, por un lado, el proceso de transición que se lleva a cabo
en el marco de este acuerdo, y por otro, el trabajo político que emergió y se desarrolló
dentro de las Plazas, se vio incrementada con la firma de este acuerdo de transición a
finales de 2011 y con los primeros pasos que lo hicieron efectivo. Es así como la
“política de la calle24” (Bayat 1997: 15-19)aprendida en las plazas de todo el país se
hizo todavía más palpable, saliendo esta vez del perímetro que simbólicamente marcaba
la frontera entre el espacio ocupado y el resto de la ciudad o país. En protesta a la
inmunidad del régimen así como a un acuerdo basado en concesiones fundamentales,
los “jóvenes de la revolución” convocaron manifestaciones e hicieron un llamado
masivo para tomar las calles y recorrer en una “marcha de la vida” (mashi al hayat) la
distancia que separa Taez de Sana’a25.
A medida que el acuerdo de transición se materializaba y la atención mediática
se centraba en el ámbito institucional, voces críticas con esta política continuaban
protestando a pesar de la dinámica de marginalización impuesta. De esta forma
transcurren en 2012 las elecciones programadas por el acuerdo, en las que se designaba
al único candidato y antiguo vicepresidente AbdRabbMansurHadi, que se sometía al
voto únicamente para ser refrendado en tanto que nuevo presidente del país. Con la
partida de Saleh y el comienzo de una etapa de transición acordada entre los actores que
el acuerdo del Golfo consideraba legítimos, comenzaba una nueva fase política tanto a
nivel institucional como a nivel de la calle. La Plaza del Cambio seguía existiendo a
pesar de la desmovilización y, en cierta medida, la usurpación del proceso de cambio
por la vía institucional. Los motivos de la indignación popular continúan dando sentido
a un proceso de cambio que sigue entretejiéndose en las calles y bajo las tiendas de
campaña.
Creatividad contestataria
Cuando los “jóvenes de la revolución” clavan directamente sobre el cemento las
primeras tiendas de campaña de la Plaza del Cambio, inician un proceso de cambio a
través de un trabajo revolucionario que es posible gracias al espacio físico ocupado y al
espacio simbólico creado y que posibilita replantearse las formas de interrelación. Es así
como la acampada acoge iniciativas, prácticas y acciones tanto socioculturales como
políticas que modifican, a veces rompen, y otras muestran una continuidad con la forma
de practicar la acción, la toma de decisión y la contestación política. Dentro del
laboratorio de la Plaza emergen, de esta manera, nuevos medios que los “acampados”
ponen en marcha para contestar las autoridades, organizar y cohesionar la movilización.
24
Bayat denomina así al conjunto de conflictos y consiguientes repercusiones entre un pueblo colectivo y las
autoridades, modelados y expresados de forma episódica en el espacio físico y social de las calles- desde los
callejones hasta las más visibles aceras, parques públicos o espacios deportivos. En este sentido la calle sirve no solo
como espacio de expresión colectiva para, y aunque no limitada a, aquellos que carecen estructuralmente de cualquier
marco institucional para expresar su descontento. Dos factores transforman la calle en una arena política: el espacio
como poder, a partir del uso activo o participativo del espacio público como espacio de protesta entre el pueblo y la
autoridad, y las redes pasivas existentes entre la gente que usa esos espacios públicos y que son conducidas a la
acción frente a una amenaza común.
25
Al día siguiente de la firma del acuerdo y tras la llamada de los « jóvenes de la revolución » a salir a la calle para
mostrar su rechazo, miles de manifestantes se movilizaron para protestar. Hubo cinco muertos y una treintena de
heridos bajo el fuego de los partisanos de Saleh. Para visualizar en detalle la marcha referirse a googlemaps:
http://maps.google.com/maps/ms?ie=UTF8&oe=UTF8&msa=0&msid=206681759573944900583.0004b4b951a6104
158276, consultado el 10 de junio de 2012.
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En este sentido, y como lo plasmaban algunas de las pancartas que daban la
bienvenida a la entrada de la Plaza a pisar “el primer kilómetro de la dignidad” o a
entrar en “la tierra de la libertad”, se crea frente a las puertas de la universidad un
espacio inédito modelado por una voluntad común de cambio que se expresa mediante
la protesta y la desobediencia pacífica. Dentro de esta voluntad florecen proyectos que
si bien antaño existieron en Yemen, hoy en día eran casi inconcebibles. Es así como
proyecciones de cine revolucionario, teatro y conciertos callejeros, así como proyectos
artísticos salen de espacios especializados para hacerse públicos, visibles y accesibles en
el seno de la Plaza. Estas actividades artísticas, importantes en tanto que medios para
expresar indignación, proyectos de cambio y crítica abierta al régimen, son relevantes
como medios de protesta o como repertorios de contestación creativos. De esta forma,
junto con estas iniciativas se genera también una nueva estética de la calle y del espacio
ocupado: las paredes y las tiendas de campaña son empapeladas con fotomontajes que
critican hasta el punto de ridiculizar o de transvestir la figura del presidente que hasta
ese momento era intocable incluso por ley26 (Phillips 2008: 50); pancartas llenas de
listas que resumen los puntos más importantes de la revolución aparecen por todas
partes escritas a mano o impresas en grandes carteles; caricaturas políticas también
llenan los muros de cemento o de plástico de las tiendas. Comienza a desarrollarse una
rica producción de pósters con iconografías variadas que van de la muestra explícita de
la violencia represiva del gobierno a una estética que recuerda a los pósters socialistas
del antiguo Yemen del Sur. La creatividad de esta movilización se ve también a través
de su aspecto más festivo (Al Wazir 2011): se escucha música revolucionaria a través de
parlantes que reproducen infinitas nuevas canciones a ritmo de hip hop, de rock, de oud
o en su versión más electrónica, también los conciertos invaden la Plaza del Cambio
donde el escenario principal sirve para hablar pero también para cantar la revolución;
piezas de teatro que reflejan la vida diaria dentro de la acampada o las críticas y
reivindicaciones de la gente movilizada y se crean espacios inéditos como exposiciones
de arte revolucionario dentro de la Plaza.
En este último caso, se trata de exposiciones de fotografía, póster, caricatura y
pintura que retratan lo que se está viviendo dentro de este laboratorio del cambio o que
proyecta sobre lienzos el nuevo Yemen que estos artistas imaginan. Esta creatividad es
importante porque si bien la música, el teatro o las artes visuales tienen su espacio
dentro de los ámbitos culturales en Yemen, se ha tratado hasta ahora de un espacio en
ocasiones poco visible y más bien de reducido público y no de carácter colectivo,
abierto y al alcance de todos como ha sido el caso dentro de la Plaza del Cambio. Es el
caso por ejemplo de las artes visuales, que emergen en los años 30 y 40 en el antiguo
Yemen del Sur y en los 70 en el Yemen del Norte. Aunque existen espacios que reúnen
semanalmente a los artistas, galerías y lugares dedicados a la exposición y a la venta de
obras de arte así como eventos artísticos organizados por instituciones locales y
extranjeras, se trata de “mundos del arte” (Becker 2008) de acceso relativamente difícil
y con poca visibilidad dentro y fuera de Yemen. Por esta y otras razones resulta
interesante aislar momentáneamente el trabajo de los artistas visuales que acampan y
emplean su capacidad de expresión artística como medio para contestar y hacer avanzar
los objetivos de la revolución. En este sentido cabe destacar el caso de los fotógrafos
que documentan el proceso revolucionario del que son parte, y de los pintores que
26
La publicación de material considerado como perjudicial para la unidad nacional, la seguridad nacional, el Islam o
el Presidente está prohibida por ley (nueva Ley de prensa de 1990).
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toman los muros de Sana’a provocando una prolongación de la “política de la calle” a
través de un “arte de la calle” (street art27) que es todo menos políticamente neutro.
Cuando comienza la acampada en 2011, entre los primeros que duermen frente a
las puertas de la universidad se encuentran algunos fotógrafos de entre 20 y 30 años,
formados de manera autodidacta, y con mayor o menor inclusión y dependencia de los
círculos artísticos promovidos por los centros culturales extranjeros y que son los únicos
que fomentan asiduamente esta disciplina artística. Estos fotógrafos tienen un papel
importante en la movilización ya que capturan en imágenes el proyecto político que se
elabora en la Plaza, contribuyen a modelarlo al reproducir a veces de forma casi
homogénea el proceso mediante el cual los “acampados” se convierten en
revolucionarios confrontando la violencia del régimen y contribuyendo día a día a
construir la Plaza, y también empleando la fotografía para promover la solidaridad con
la movilización y, en fin, para movilizar a más gente por la causa revolucionaria. Estas
funciones de documentación, registro, propaganda y movilización se llevan a cabo
mediante prácticas combinadas: los fotógrafos acampan registrando fotográficamente el
proyecto del que forman parte, difunden sus imágenes a través de Facebook en un
intento de compartir y de dar a conocer lo que ocurre al resto del país y al extranjero, e
imprimen sus imágenes en periódicos u otras publicaciones de la Plaza, del país y del
extranjero, o cuando participan en exposiciones que buscan apoyar la revolución o darla
a conocer. Si la fotografía yemení más contemporánea se había centrado hasta ahora en
reflejar entre otros la interpretación y reapropiación de temas orientalistas como la
mujer y el velo, el uso políticamente comprometido y abiertamente critico que le dan
este grupo de fotógrafos hace que la disciplina pase de una crítica social ligera a una
ruptura abierta respecto al régimen. De esta manera, el hecho de emplear esta disciplina
artística dándole un sentido abiertamente político y contestatario ya que para los
fotógrafos esta es su forma de protestar, resistir y luchar por el cambio, se revela como
un uso del arte que en tanto que repertorio de contestación se muestra original y nuevo
en Yemen.
Algunas de las imágenes que estos fotógrafos nos permiten apreciar es la de la
transformación del espacio ocupado, su expansión, y también su uso diario. Entre esas
fotografías se puede aislar otro elemento altamente creativo y representativo de la
política callejera que invade las calles y también los muros: pintadas, grafiti, pintura
mural y estarcidos (stencil) que se emplean como medio para expresar reivindicaciones
colectivas contra el régimen de Saleh. Si bien estas técnicas características del “street
art” no son nuevas en Yemen, lo que es inédito es su uso para contestar abierta y
públicamente al régimen, reproduciendo los eslóganes que se corean dentro de la Plaza
y plasmándolos en los muros exteriores de la acampada. En este sentido se observan
coloridos grafiti y pintadas que exhortan al presidente Saleh a “largarse”, puños
cerrados que recuerdan imágenes típicas de la iconografía socialista y mensajes diversos
que apelan a los largos treinta y tres años que Saleh lleva en el poder o hacen guiños al
uso de Facebook para acabar con el régimen28. Este arte callejero muestra cómo la
creatividad efervescente de la Plaza se contagia y excede el perímetro de la acampada,
buscando otros espacios en los que manifestarse como son las paredes del resto de la
ciudad.
27
El street art es un género relacionado con el grafiti pero con diferentes tradiciones e interpretaciones. No existen
reglas en el street art por lo cual cualquier cosa es válida. Sin embargo hay ciertas técnicas y materiales que se
asocian más fácilmente con este género como el estarcido (stencil), pegatinas, pintadas, proyección de videos, etc.
(Wilson and Lack 2008: 204).
28
Una excelente recopilación de estas y otras imágenes fueron recogidas por la exposición “Las pintadas de la
revolución. Política y creación ciudadana”, organizada por Casa Árabe en Madrid del 2 de diciembre de 2011 al 26 de
febrero de 2012.
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En este sentido surge a principios de 2012 un proyecto artístico para colorear las
paredes de las calles de la capital en las que tuvieron lugar violentos enfrentamientos
entre los militantes por el cambio y las fuerzas leales al régimen de Saleh. Tras lanzar
una convocatoria a través de Facebook, un joven pintor iniciaba así un proyecto que
buscaba dar un nuevo sentido y un nuevo aspecto a los muros llenos de agujeros de
balas de distintos barrios de la ciudad donde hubo violentas confrontaciones. Este
proyecto llamado “colorea el muro de tu calle” e iniciado por MurradSubay, consiguió a
lo largo de los primeros meses de 2012 que una multitud de participantes se unieran a
este esfuerzo por cambiar el aspecto de un espacio público marcado por la violencia. De
esta forma la “política de la calle” que en 2011 se entretejió bajo las tiendas de campaña
de la Plaza del Cambio, renacía y se reproducía fuera de la Plaza en 2012 y bajo la
forma de un “street art” inherentemente conectado al aprendizaje político que Subay y
muchos otros jóvenes pintores y participantes adquirieron mientras acampaban en la
Plaza. Retomando el trabajo de Bayat, este tipo de arte callejero surge como una
repercusión de la política de la calle aprendida en la Plaza: se trata de un uso del espacio
público para protestar abierta y/o disimuladamente, ya sea a través de pintadas con
explicito mensaje político así como con imágenes meramente artísticas que de forma
menos evidente también sirven para rechazar la violencia del régimen al localizarse en
muros cargados de contenido político. El caso del iniciador de este proyecto, que es un
joven pintor que estructuralmente se encuentra al margen de los círculos artísticos de
Sana’a ya que ni forma parte de los “jóvenes pintores” que asiduamente exponen en
eventos organizados por el Ministerio de la Cultura o por los centros culturales
europeos, sitúa su práctica como una de expresión individual y más tarde colectiva que
junto a la de otros como él, carecen estructuralmente de un marco institucional para
expresar su práctica artística o su descontento.
Finalmente, y al conseguir activar las redes pasivas existentes entre los
viandantes y aquellos que pintan los muros de las calles, el proyecto de Subay lograba
transformar la calle en arena política al promover la participación e implicación de
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cualquier persona en la producción de este tipo de arte y en la libre expresión de
mensajes. A pesar de no definirse como proyecto político ya que para Subay la política
se asocia inseparablemente al antiguo régimen de Saleh y a los partidos políticos, la
herencia de los saberes aprendidos en la Plaza del Cambio respecto a la participación
directa, la ocupación pacífica, así como a la libertad de expresión y capacidad de
contestación se hacen evidentes en su decisión de salir a la calle y colorear los muros de
su ciudad con el fin de cambiar su aspecto sin olvidar la represión de la que fueron
testigos. Con este proyecto Subay buscaba desligarse de la política institucional, a la vez
que a pesar de describir su proyecto como estético y no político, la decisión de pintar en
partes de la ciudad cargadas de significado debido a los cruentos combates que
protagonizaron, contribuía a rememorar la lucha de aquellos militantes que murieron en
un esfuerzo por cambiar su país. Subay, que también acampó en la Plaza del Cambio,
quiso hacer un llamado que buscaba colorear la ciudad a partir de muros que eran todo
menos espacios políticamente neutros. Arte callejero y política callejera quedaban así
entremezclados haciendo de los muros un espacio en el que protestar mediante una
desvinculación de la política institucional.
Conclusiones
Si bien la indignación colectiva y la voluntad de cambio que se manifiestan con las
movilizaciones de Yemen se inscriben en el ciclo de protestas que comienza en Túnez,
el caso yemeni ofrece particularidades en cuanto a los repertorios de contestación
empleados.
Aunque la ocupación y acampada en plazas públicas no es nueva y se extiende
sobre todo a raíz de la ya mítica acampada de la Plaza Tahrir de Cairo, en Yemen las
protestas conllevan desde el principio no sólo la ocupación de las calles sino también la
creación ad hoc de espacios de protesta hasta ahora inexistentes y que lejos de ser
temporales o intermitentes como en otros países, duran ya más de un año. Es así como
al ocupar el espacio inmediato frente a la Universidad Nueva de Sana’a para
progresivamente extenderse por las calles aledañas, el establecimiento de tiendas de
campaña de forma ilimitada en el tiempo y en el espacio, da lugar al desarrollo de
nuevas formas de acción política en lo que se convierte en una “ciudad dentro de la
ciudad”. La Plaza del Cambio de Sana’a, única entre otras razones porque se trata de
una acampada que continua en el momento de escritura de este articulo, es un caso de
estudio extremadamente rico por su aporte experimental en el desarrollo de nuevos
repertorios de contestación creativos y artísticos. En este sentido, este caso aporta dos
enfoques: por un lado, la construcción y evolución de la Plaza permite observar un
proceso de reapropiación y de politización “por abajo”, a través de la política de la calle
que se desarrolla con la acampada. En segundo lugar, el carácter creativo y creador de
los proyectos que inundan la Plaza nos permite interrogar otros espacios y objetos como
los artísticos que suelen pasar más desapercibidos en el estudio político de los países
árabes.
Estas dos perspectivas profundizadas en las paginas precedentes, pretenden en
fin proporcionar al lector nuevas herramientas para interrogar la evolución de las
movilizaciones en Yemen y en otros países árabes, prestando atención no sólo a las
transiciones y los cambios que se producen a nivel institucional y que resultan más
asequibles de observar, sino también recurriendo a etnografías de la indignación que
conducen la mirada hacia otras formas de hacer política y otros espacios y objetos
menos convencionales.
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Sobre el fotógrafo
Fotógrafo autodidacta, Jameel Subay (Dhamar, 1982) se interesa por la fotografía
social, el reportaje y el documental. Ha trabajado como freelance para varios periódicos
y revistas yemeníes y sus imágenes también han aparecido en diversas publicaciones
extranjeras. Su trabajo fotográfico ha sido expuesto en varias exposiciones en Yemen,
Egipto,
Francia
y
España.
Actualmente
reside
en
Yemen.
[http://jameelsubay.blogspot.com/]
La autora del texto ha recibido la autorización del fotógrafo para reproducir aquí las tres
imágenes que acompañan su texto.
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