LA PROBLEMÁTICA ABORIGEN EN LOS LIBROS DE TEXTO DE LA ESCUELA ELEMENTAL ARGENTINA (1946-1955) Teresa Artieda. Universidad Nacional del Nordeste. Argentina Uruguay 276. 3500 Resistencia. Chaco. Argentina Telfax:00 54 3722 420049. E-mail: [email protected] La década comprendida entre 1946 y 1955 corresponde a los dos primeros gobiernos peronistas de Argentina y constituye una fase de rupturas respecto de la historia anterior de participación de los sujetos populares. Significó una profunda transformación en grupos como trabajadores rurales y trabajadores manuales, quienes ingresaron a la escena política y social ocupando espacios sin parangón en los períodos anteriores de gobiernos conservadores y radicales. Nos proponemos analizar cómo presentó el peronismo la figura de uno de esos sujetos populares, la del aborigen, en los libros de texto1 de la escuela primaria. Con el peronismo, la educación, los planes de estudio y los textos constituyeron estrategias explícitas del poder para lograr "una nueva hegemonía".2 Los textos fueron "... una de las formas más evidentes de su accionar ideológico en la escuela."3 En esas hojas impresas incorporó y dio entidad a personajes inexistentes para la producción escolar de línea liberal, positivista y normalista. El mundo del trabajo y sus integrantes, los trabajadores urbanos y rurales, las costureras y los artesanos en general, ingresaron al texto escolar de manera 1 Libros de texto, textos escolares, libros escolares, libros, textos, serán términos usados indistintamente por razones de estilo. Sin embargo, para este trabajo tienen todos el mismo significado: “Libros escritos, diseñados y producidos específicamente para su uso en la enseñanza.” Si bien no desconocemos la diversidad y amplitud que encierra el objeto “libro de texto”, éste ha sido el primer sesgo impreso al relevamiento de los textos analizados. Sobre la definición citada y otros significados, ver JOHNSEN, E.B. (1996) Libros de texto en el calidoscopio. Estudio crítico de la literatura y la investigación sobre los textos escolares, Barcelona, Pomares-Corredor, pp. 25 y CHOPPIN, A. (1992) Les manuels scolaires. Histoire et actualité, París, Hachette Education. 2 Respecto de "nueva hegemonía" en relación con el peronismo, estamos empleando la expresión y la conceptualización que presenta CUCUZZA, H. R. y SOMOZA RODRÍGUEZ, M. “Representaciones sociales en los libros escolares peronistas. Una pedagogía para una nueva hegemonía”. En OSSENBACH SAUTER, G. y SOMOZA RODRIGUEZ, M. J. (eds.) Los manuales escolares como fuente para la Historia de la Educación en América Latina, Madrid, UNED. En prensa. 3 Ibidem, s/p. relevante, dinámica y más realista que antes.4 ¿Y las etnias aborígenes, ingresaron de manera diferente? ¿Hubo cambios, como se afirma que los hubo para esos otros grupos sociales? Desde los textos, ¿el aborigen formaba naturalmente parte de esos grupos, de la “masa”, el pueblo, o debía reunir determinadas condiciones para ello? La política integracionista del primer peronismo Sin objeto de profundizar, importa entender que la política del primer peronismo con los aborígenes ha sido caracterizada como integracionista5, lo que remite al propósito de incorporar estos pueblos a la sociedad nacional a partir de un proceso de modernización que los eleve de su condición de estadio atrasado de la sociedad.6 La integración se produce entonces en un campo social de relaciones de poder en las cuales los blancos condicionan el proceso a la negación que el aborigen haga de su cultura. Son varias las estrategias políticas que lo señalan. Mencionemos como ejemplo la declaración de proteccionismo estatal (Segundo Plan Quinquenal, 1953-1957), que enmarcó la creación de la "Dirección de Acción Agraria y Colonización para Readaptación Indígena" "...para...en lo que al indio se refiere... transformarlo todo, reeducando hábitos, creencias y costumbres;..." (Chaco,1954). 7 O la "Dirección de Protección al Aborigen" (Misiones, 1954) cuya comisión directiva inicial se integró con autoridades militares, eclesiásticas y escolares.8 Imposible no señalar el simbolismo que conlleva: la milicia, la religión, la escuela; continuidad de la conquista y la evangelización para la dominación. El discurso legislativo se movía en una tensión entre reconocer a los aborígenes como pueblos histórica e injustamente sojuzgados, parte de nuestras raíces y ciudadanos, y la de 4 Consultar Ibidem y PLOTKIN, M. (1994) Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955), Buenos Aires, Ariel Historia Argentina. 5 HERNANDEZ, I. (1995) “Los indios de Argentina”, Colección Pueblos y Lenguas Indígenas (núm. 4), Ecuador, Ediciones Abya-Yala, 2ª ed. 6 YÁÑEZ COSSIO, Consuelo (1989) La educación indígena en el área andina, Ecuador, Corporación Educativa MACAC/UNESCO/OREALC, 2ª ed. 7 Considerandos del Decreto provincial Nº 460/54 ratificado por Ley provincial Nº 58/54. Provincia del Chaco. 8 Decreto provincial Nº 324/54. Provincia de Misiones. exigirles la negación de su identidad a fin de estar habilitados para ser parte del "pueblo". Era una dinámica de integración en la cual la aceptación demandaba etnocidio.9 El aborigen en los enunciados curriculares Hemos analizado el Programa de Educación Primaria10 del período, al que debían responder los textos que se autorizaran para su uso en las escuelas. Los contenidos sobre los aborígenes podrían sintetizarse como un programa de estudios etnocentristas que interpretaban a la conquista de América como conquista espiritual y civilizadora de propagación de la fe católica; exaltaban los valores hispánicos “heredados” y narraban la “épica” de los españoles. Véanse, por ejemplo, los contenidos de segundo y cuarto grado: “Historia: Colón. El descubrimiento de América. Sentido misional de la empresa. Educación Religiosa, Moral y Cívica: El Día de la Raza. Motivo de Trabajo: El conquistador. Historia:... Referencias acerca de los indios. Conquista espiritual. Educación Religiosa, Moral y Cívica: La fe, el valor y el sacrificio del conquistador y del misionero" (2º. Grado) “Unidad de Trabajo. ESPAÑA CIVILIZADORA. ... España propagadora de la fe católica. Unidad de Trabajo: LA MUJER EN LA HISTORIA DE LA PATRIA. ... La Reina Isabel la Católica inspiradora del descubrimiento y la conquista espiritual de América.” (4º. Grado) El “sentido misional de la conquista” era contenido reiterado en todos los grados. El nacionalismo católico fue tendencia dominante entre altos niveles de funcionarios de educación.11 Los contenidos analizados están vinculados con dicha tendencia ideológica. Pero más allá de ésto, interesa entenderlos en relación con la alianza entre la Iglesia Católica y el peronismo, estrategia de sustentación de poder de este último hasta su ruptura al final del período12. El poder de esta iglesia en el histórico dominio de los blancos sobre los aborígenes en América, no podía verse disminuido sino en todo caso aumentado y legitimado en el marco de tal alianza. La educación era para ello un espacio privilegiado. El currículum prescribiría la 9 "Se comete etnocidio cuando se combate la conciencia de pertenencia a una minoría nacional, cuando se acalla la palabra de un pueblo pronunciada en su propia lengua, y cuando se le niega a un grupo étnicamente diferenciado su derecho a disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura." HERNANDEZ, I. (1995), op. cit., pp. 262. 10 Todas las referencias y citas relativas al Programa de Educación Primaria analizado en este trabajo corresponden a: MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN Dirección General de Enseñanza Primaria Programa de Educación Primaria, 1950 11 Sobre el nacionalismo católico en la estructura burocrática de los organismos nacionales de educación entre 1946 y 1955 y en la etapa precedente, 1943-1946, consultar PUIGGRÓS, A (dir.) (1993) Peronismo, cultura política y educación (1945-1955), Buenos Aires, Editorial Galerna, T.V y PLOTKIN, M., ibid. 12 Ibidem. distribución de saberes, historias, valores, que justificaran las relaciones de dominación ante la “desnudez espiritual” de los aborígenes y la consiguiente necesidad de protección y de evangelización. Es dable hipotetizar que en este espacio, el de los enunciados curriculares escolares sobre los aborígenes, la Iglesia Católica estaba asumiendo plena y explícitamente la construcción del discurso. En los enunciados sobre los aborígenes predomina la estructura descriptiva y la narrativa se reserva para los españoles. El uso diferenciado de estos recursos transmite una idea de pasividad, de cosa estática en relación con los aborígenes, opuesta al movimiento, la acción y la decisión del español: “El descubridor. El conquistador. El colonizador. El misionero... El indio.” Los españoles son sujetos de una acción. En los enunciados sobre los aborígenes los verbos de acción son escasos. Aparecen como objetos de acción y de descripción: descripción de distribución geográfica, vida y costumbres previas a la irrupción euroespañola; objetos posteriores de conquista espiritual y protección. Ante la pasividad dominante en los enunciados, lo que se debilita es la idea de sujeto, al menos de sujeto aborigen con una historia, y por tanto una identidad, de acción y reacción. Más bien se enfatiza el vínculo de sometimiento a quienes sí tienen la capacidad adulta y superior de tomarlos bajo su protección y guía espiritual. La ausencia de enunciados sobre acciones de los aborígenes dejan a cargo del lector la tarea de completar lo no dicho. En términos de teoría curricular, se trata de contenidos del currículum oculto. Lo que ocultan es la justificación de relaciones sociales de dominación por diferencias étnicas recreando, en momentos de profunda redefinición de los lugares de poder de los sectores populares en Argentina, el etnocentrismo de la modernidad europea. Operan en el sentido de prescribir una determinada imagen de aborigen y de imponer una determinada forma de relación social e interétnica. Las prescriben e imponen desde el poder estructurante de las palabras13 y desde el efecto de naturalización causado por los argumentos que no se explicitan, no se discuten y entonces pasan a ser parte de las interpretaciones de sentido común.14 13 BOURDIEU, P. (1999) ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Madrid, Ediciones Akal, 2ª ed. 14 DUCROT, O. (1982) Decir y no decir. Principios de semántica lingüística, Barcelona, Anagrama. Son enunciados homogéneos, sin fisuras. Solamente en el quinto grado aparece un contenido diferente, que informa de la capacidad de reacción de los aborígenes y que, de todos modos, queda debilitado ante el currículum en su conjunto y ante los otros contenidos que lo enmarcan: “La abnegación de las milicias. La tenaz defensa de sus tierras y estilo de vida por el indio. Penurias y sacrificios de los primeros pobladores.” La “abnegación”, “penurias y sacrificios”, se oponían a la “tenacidad”. Y por supuesto, la vencieron en las campañas militares que se desarrollaron en el sur del país en la década de 1880. El aborigen en los textos escolares El peronismo intervino en el control de los textos escolares a partir de 1951.15 A partir de entonces y hasta 1955 coexistieron dos tipos de textos, “peronistas” (que se redactaban por primera vez) y “adaptados” (previos al control y adaptados a las nuevas pautas). La muestra se compone de dieciséis libros de lectura16 de ambos tipos y de primero superior a sexto grado. Contienen un total de cincuenta y tres lecturas sobre nuestro objeto de estudio. Textos escolares editados entre 1946 y 1951 Son ocho textos con treinta lecturas. Tomadas en conjunto, podemos observar que relatan la historia de relaciones entre blancos y aborígenes desde el "descubrimiento" hasta ese presente de mediados de siglo. En apretada síntesis y en lo referente a Argentina, es un pasado de lucha feroz, cruel, y un presente de convivencia mansa, sometimiento mediante. Es la clásica oposición del triunfo de la técnica, el orden y el progreso frente a la barbarie. Ahora bien, en ese pasado los aborígenes podían ser crueles, traicioneros, feroces, tenaces defensores 15 Consultar en PLOTKIN, M. , op. cit. y CUCUZZA, H. R. y SOMOZA RODRÍGUEZ, M., op. cit. Esta ponencia es un producto parcial de una línea de investigación que venimos desarrollando cuya etapa inicial se centra en el recorte del análisis a los libros de lectura exclusivamente. Ver, p.e., ARTIEDA, T. L. (2000) “Los implícitos en las lecturas escolares sobre los aborígenes de América”, mimeog y ROSSO, L. y ARTIEDA, T. (1999) “La relación entre el blanco y el aborigen en el curriculum escolar. el aborigen en los textos escolares (1951-1994).”, XI Jornadas de Historia de la Educación, Universidad Nacional de Quilmes, Sociedad Argentina de Historia de la Educación, Argentina. 16 de sus tierras y por consiguiente obstaculizadores del progreso, lindantes con lo demoníaco o románticos, viriles, rebeldes y libres17. Pero no eran pasivos. Estaba explícitamente narrada, o descripta, su capacidad de reacción ante la irrupción del español. "Aquí la tierra defendióse con fiereza única. Los naturales no se dejaron intimidar, como en otras partes, por la novedad del caballo, ni por el trueno de la pólvora. Empleaban un arma terrible. La bola arrojadiza."18 "Los querandíes, que habitaban estas tierras, eran indios muy bravos. No dejaban tranquilos a los españoles. Los pobladores de Buenos Aires sufrieron mucho. Por eso años más tarde abandonaron la ciudad."19 Predominaba la unilateralidad para señalar quién era el enemigo, pero se encuentran unas pocas narraciones en las que la relación de enemistad es simétrica. Ambos lo son, ambos se desconocen, en la piel, en la forma de pensar, en las intenciones. "El aborigen de alma sencilla, de piel cobriza, de cabello lacio y de barba rala, no pudo nunca adivinar las ansias que movían el alma complicada y avariciosa del hombre venido de allende del mar, de tez pálida, de cabello ondeado y de poblada barba. Las diferencias eran tan grandes que la antipatía nació espontáneamente y la enemistad trajo la lucha."20 El mito del "buen salvaje" pervive en ese fragmento. Y el salvaje malvado con la contrapartida del esforzado blanco, domina la lógica binaria de relatos sobre la conquista del desierto. "Era el indio un enemigo engañador: solía quedarse quieto, desaparecía por temporadas en el fondo de la pampa; entonces algún elegante porteño colgaba el frac y con el coraje de los treinta años salía a poblar hasta en los extremos de su provincia. Y cruzaban tranquilas el desierto las caravanas de los blancos ... Pero se producía la invasión y el salvaje arrasaba con todo; él llevaba el ataque, mantenía la iniciativa en la lucha y marcaba límites al progreso substrayendo a su influjo miles de leguas de territorio."21 En las lecturas sobre América se elogiaba a los conquistadores 22 y se reconocían diversas intenciones de los blancos, todas legítimas: conquista, intereses económicos, 17 "El indio" de F. Silva Valdés, en SEDANO, J. C. de Panoramas de América. Libro de lectura para quinto grado, Buenos Aires, editorial Kapelusz, 5ª reimp., 1947 (1942), pp. 38-40. 18 "Santa María del Buen Ayre. Primera Fundación", en C. MARIANI, Eugenio, Tierra nativa, Texto de lectura para cuarto grado, sexta edición, Editorial Arai, Buenos Aires, 6ª edición, 1948, pp. 50-51. 19 "Fundación de Buenos Aires", en ARENA, L. Rama Florida. Primer libro de lectura corriente, Buenos Aires, Angel Estrada y Cía editores, 31ª edición, 1949, pp. 78-79. 20 "Santa María del Buen Ayre. Primera Fundación", en C. MARIANI, E. Tierra nativa..., op. cit., pp. 51. 21 "El indio del desierto" de D. Schóo Lastra. En nota a pie de página, una breve biografía nos informa que el autor de la lectura fue secretario privado del general Roca (quien comandó la Conquista del Desierto, campaña militar contra los aborígenes que habitaban el sur de Argentina) y que "Por él pudo conocer lo que importó para el país la conquista del desierto.". En AZLOR, C. I. y CONDE MONTERO, M. Atalaya. Libro de lectura para sexto grado, Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 5ª reimp., 1949 (1942), pp. 154-155. 22 "El conquistador español del siglo XVI" de R. Blanco Fombona, en SEDANO, J. C. de Panoramas de América..., op. cit., pp. 33-35. poblamiento y progreso.23 Se celebraba la herencia hispánica y el valor del idioma castellano,24 sin ser tema predominante. Aparece en cuatro de las treinta lecturas consultadas. En cambio, en once de ellas se narran episodios de lucha. Probablemente, los ecos de la violencia eran todavía historia reciente para algunas regiones de Argentina. Tampoco la evangelización es un tema recurrente, si bien se manifiesta su importancia y se la trata en tres lecturas. 25 En la primera mitad del siglo XIX, durante las luchas entre unitarios y federales, aborígenes y blancos aparecen en dos de las formas de relación que fueron habituales desde los comienzos, la resistencia abierta y las formas de adaptación: el aborigen "baqueano" que guiaba a las milicias de uno u otro bando y, a la vez, el peligro de ataque de los malones a esas mismas milicias.26 Por último, el presente. Saben relacionarse con la naturaleza 27, son resistentes, callados, melancólicos y físicamente hermosos, se visten con atuendos típicos28 y tejen maravillosamente. Los "niños indios" son convocados a integrarse al conjunto de la infancia americana, para jugar y cantar. Y para que los niños blancos les enseñen a leer. 29 Algunos de sus antepasados eran salvajes y malos y otros pacíficos y trabajadores. El presente es diferente, de integración y paz. Final feliz con el que se clausura la historia. "No todos los indios de América eran salvajes. No todos iban desnudos o adornados con plumas.... En ciertos puntos de América había naciones de indios muy adelantados. En vez de caciques guerreros y malos, tenían reyes que gobernaban con amor e inteligencia. ... Las mujeres hilaban y tejían telas de 23 Vgr. "¿Qué es Eldorado?", en C. MARIANI, E. Tierra nativa..., op. cit. ,pp. 45-47. "Magnanimidad de una reina", en DAVEL de DEAMBROSI, R. E. Aleteos. Segundo libro de lectura, Buenos Aires, Editorial Angel Estrada y Cía., 16ª.ed., 1951, pp. 58; "La lengua española" de E. Castelar y "El imperio verbal de Castilla" de F. Grandmontagne, en SEDANO, J. C. de Panoramas de América..., op. cit., pp. 35-38. 25 "El Día de la Raza", en ARENA, L. Rama Florida, op. cit., pp. 74. “Misiones jesuíticas”, en STAGNARO, G. y CABREJAS, J. Del solar nativo. Libro de lectura para 4° grado, Buenos Ares, Editorial Marcos Sastre, 12ª edición, 1952 (1942), pp. 25-26. Si bien este ejemplar está editado en enero de 1952, lo incluimos en esta etapa previa al control peronista porque sus características son las propias del período anterior. "El indio del desierto" de D. Schóo Lastra, op. cit. 26 “A través del Chaco”, en ESTRELLA GUTIÉRREZ, F. y ESTRELLA GUTIÉRREZ, J. B. de Días de infancia. Libro de lectura para cuarto grado, Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 6a. reimp., , 1950, (1942), pp. 168-169. 27 "Cuatro amigos del indio", en C. MARIANI, E. Tierra nativa, op. cit., pp. 161-163. 28 "Los indios de la puna" de E. A. Holmberg, en ESTRELLA GUTIÉRREZ, F. y ESTRELLA GUTIÉRREZ, J. B. de Días de infancia, op.cit., pp. 15-16. 29 "Niño indio" de G. Figueras en, ARENA, L. Rama Florida, op. cit., pp 75. 24 colores vivos. Ahora mismo los indios de muchas regiones hacen tejidos que son una maravilla. Los indios que quedan ahora son mansos y buenos." 30 Textos escolares editados entre 1952 y 1955 Se consultaron ocho textos con veintitrés lecturas cuyo contenido coincide con la tendencia y los temas prescriptos en el Programa de Educación Primaria de 1950. Lo primero que se pone en evidencia es la abundante manifestación de adhesión al hispanismo (diez de las veintitrés lecturas consultadas). Hay lecturas con discursos de Juan Domingo Perón y Eva Perón. La Argentina es “...coheredera de la espiritualidad hispánica”31 habría afirmado el primero; la gesta de la conquista es una gesta popular, según la caracterización de Eva Perón. ¿Qué la hacía “popular”? La propagación de la fe católica: “La epopeya del descubrimiento y la conquista es, fundamentalmente, una epopeya popular. No sólo por sus hombres, que cortaron horizontes y abrieron a los siglos las puertas gigantescas de un nuevo hemisferio —como Cortés, como Mendoza, como Pizarro y como Balboa—, sino por la cruz que venía a la par de la espada. Esta era la herramienta del héroe aislado en el mundo agreste; aquélla el signo de paz, de igualdad y de amor entre los fieros defensores de la fe y los conquistadores para el reino de Jesús más que para el reino de Fernando e Isabel.”32 La cruz y la espada es una combinación que no inventa el peronismo, pero que fue plenamente asumida en el Programa y en los textos escolares analizados. “La cruz y la espada”33, “El conquistador y el misionero”34 son títulos de lecturas que sintetizan dos estrategias diferentes y complementarias, necesarias una y otra, para la conquista de las tierras, los cuerpos y las almas. “Mientras el conquistador iba abriendo picada, fundando ciudades y ganando tierras para el rey, que le permitía repartirlas, reservando para la Corona el oro que se hallase, el misionero, no menos heroico, llegaba sin más armas que el Evangelio y la cruz. Los misioneros suavizaron las durezas de la conquista y extendieron sobre el alma de los indios castigados el bálsamo del consuelo espiritual.” 35 Vale detenerse a reflexionar sobre el uso del lenguaje orientado a trastocar la realidad e inventar la historia y el uso del currículum de legitimar y de instaurar, dictaminar, acerca de 30 .Idem, 72 y 73. “Espíritu contra utilitarismo” de J. D. Perón, en ARENA, L. Senda fragosa. Lecturas para sexto grado, Buenos Aires, Editorial Estrada, 1955, pp. 50-51. 32 “Día de la Raza” de Eva Perón, en Videla, G. A. de Justicialismo. Texto de lectura para cuarto grado, Buenos Aires, Editorial Estrada, 3ª. ed., 1953, pp. 207. 33 GARCÍA, L. F. de Patria justa. Libro de lectura para 3er. grado, Buenos Aires, Editorial Kapelusz, 2ª. Ed., enero de 1954 (1953), pp. 115. 34 FELCE, E. Mi patria y el mundo. Libro de lectura para sexto grado, Buenos Aires,Editorial Kapelusz,1955, pp. 51. 31 lo bueno, valioso y necesario. Fue necesario matar porque fue necesario conquistar y fue bondadoso consolar a los sobrevivientes. La crueldad, la devastación y la muerte se asocian al evangelio en la dominación. Los conquistadores matan, los misioneros imponen, ahora dulcemente, la asimilación. “Toda la historia de América durante el siglo XVI se caracteriza ... por una sustitución progresiva de los conquistadores y su violencia física por los confesores y su violencia predominantemente simbólica. ... De las armas a las letras, de la conquista a la pacificación, de las guerras a las misiones, tal es la ingente transformación que se produce en la colonización americana del siglo XVI. ... El magisterio de los eclesiásticos sustituía a la brutalidad desplegada a sangre y fuego por los conquistadores.” 36 Este proceso histórico es el que está “escolarizado” en el texto. El currículum “inventa la tradición”, dice Ivor Goodson.37 Estos textos peronistas están contribuyendo a la invención y a una continuidad que reaparece en lecturas de décadas posteriores del 60 y del 70. 38 El aborigen es, decíamos, un objeto que se elimina, se evangeliza, se descubre. El relato del descubrimiento, en un libro que le dedica varias lecturas, es una de las frecuentes caricaturas en que la historia escolar convirtió a las crónicas de la época, la del buen salvaje “desnudo”, uno de los mitos que inició Cristóbal Colón, que recibe ingenuamente objetos de colores y a quien los españoles mansamente “...comenzaron a enseñar ... sus costumbres y su cultura.”39 Integra también la especie de animales peligrosos o dañinos: “Nada detuvo su paso. Ni las flechas envenenadas de los indios, ni los animales feroces, ni los molestos y terribles mosquitos, portadores de fiebres.”40 Pero también el aborigen es el enemigo. No todas las lecturas sugieren pasividad. En lecturas de la conquista el español lucha gallarda y victoriosamente y en el siglo XIX la resistencia aborigen aparece en las fronteras. Los relatos no difieren mayormente de los textos editados entre 1946 y 1951, respecto del peligro, la maldad y la traición que representaban los aborígenes. Sin embargo, hay un recurso reiterado a la caricaturización que no se ha hallado en las lecturas "pre-peronistas" y que nos afirma la imagen de objeto manipulable, objeto al fin. 35 Idem. VARELA, J. (1993) Modos de educación en la España de la contrarreforma, Madrid, Ediciones de La Piqueta, pp. 227-228. 37 GOODSON, I. F. (1998) Historia del currículum. La construcción social de las disciplinas escolares, Barcelona, Ediciones Pomares-Corredor. 38 ARTIEDA, T. L. (2000) “Los implícitos...”, op. cit.; ROSSO, L. y ARTIEDA, T. (1999), op. cit. 39 REY, A. C. de Lenguaje para primer grado superior, Buenos Aires, Ediciones La Obra, 1952, pp. 115-116. 40 GARCIA, L. Obreritos. Libro de lectura para segundo grado, Editorial Kapelusz, Buenos Aires,1953,pp. 105. 36 “Vamos ahora a otro fortín: el de la Guardia de Luján, hoy ciudad de Mercedes. Próximo a ese fortín había un puesto habitado por una familia de apellido Colazo. En oportunidad de un avance de los indios ranqueles, y estando solas en el puesto la madre y sus cuatro hijas, vistieron ropas de varón, tomaron un mortero de pisar maíz, lo pusieron sobre un pilar, y cada vez que los indios se acercaban, la madre, que tenía un tizón de fuego en la mano, hacía ademán de encender la mecha. Los indios, creyendo que se trataba de un cañón, huían colgados del pescuezo de sus cabalgaduras.” 41 Coexisten con lecturas con descripciones más próximas a la realidad de un enemigo peligroso, hábil, con recursos difíciles de contrarrestar, con poder y capacidad de liderar a sus pares, con el dominio de la escritura para comunicarse y exigir al blanco.42 El presente es una ausencia llamativa. La historia queda encerrada en los comienzos del “descubrimiento”, la conquista y la evangelización y, luego de un vacío, termina en la lucha en las fronteras en un período incierto que va de fines del siglo XIX a un término que no se precisa (tampoco se precisa en los textos “pre-peronistas”). Lo único que transcurre en el presente es la celebración del pasado, el Día de la Raza, la hispanidad. En ninguno de los textos consultados hay referencias a la situación actual de los aborígenes. Ni siquiera son “mansos y buenos” como para los otros textos sino que, siguiendo la muestra que analizamos, no son. Eran. Necesitaríamos ampliar la muestra para hacer conjeturas sobre bases más sólidas. Sin embargo, ¿es un problema de disponibilidad de fuentes solamente? ¿Es que la prescripción de asimilación que observamos en la política integracionista, ese mandato de negación de la identidad étnica requiere, para producir tal negación, dejarlos fijados en un pasado sin conexión con el presente? ¿A este propósito estaría concurriendo este discurso curricular?43 Recordemos por último que los textos responden al Programa de Educación Primaria que tampoco indica contenidos para estudiar a los aborígenes en la actualidad. 41 DASTUGUE, María El tambor de Tacuarí. Libro de Lectura para Tercer Grado, Buenos Aires, Editorial Luis Lasserre, 2ª Ed., 1953, pp. 92 y 93. 42 “Calfucurá” de D. Schóo Lastra, en FELCE, E. Mi patria y el mundo, op. cit., pp. 209-210. 43 Sobre el poder performativo de la palabra, la pre-visión que contribuye a la realidad de lo que enuncia por el hecho de anunciarla (en el caso de las lecturas, por el hecho de anunciar no anunciando), remitimos nuevamente a BOURDIEU, P. (1999) ¿Qué significa hablar?, op. cit., Capítulo IV. En este caso, es interesante pensar que la palabra de los textos fundamentalmente se dirige a la población blanca, por simple mayoría cuantitativa por una parte; porque es la que asiste a la escuela, por otra. Se cree improbable que existan estadísticas sobre la presencia de aborígenes en las escuelas en ese período pero, con todo, se sabe que su escolarización en Argentina es históricamente de ínfima a nula, según las etapas y regiones. Entonces, es en las representaciones sociales de la población blanca donde se espera incidir para la configuración de esta ausencia. Conclusiones Herencia del mandato sarmientino, el “problema aborigen” constituía una preocupación en los discursos y las prácticas educativas oficiales desde las primeras décadas del siglo XX y las relaciones de dominación eran expresión hegemónica. Los aborígenes ya eran tema de las lecturas en los textos escolares anteriores a 1952. ¿Qué observamos de particular en el período peronista en relación con el período 1946-1951? Si bien se prevé ampliar la muestra de textos analizados, los contenidos de las lecturas y del Programa de Educación Primaria presentan indicadores relevantes para responder a esta pregunta. El hispanismo y la evangelización impregnaron las interpretaciones que se ofrecieron a la lectura de maestros y alumnos. La pasividad y el sometimiento se destacaron con más énfasis. En todo caso, si hubo cambios, significaron la profundización (por reiteración, caricaturización, presuposiciones o implícitos) de ciertas características e imágenes que se atribuían a los aborígenes y que justificaban las distintas formas de anulación, la física y la simbólica. Este discurso curricular del primer peronismo no difiere de la tradición liberal positivista de discriminación de las etnias aborígenes. Por el contrario, la profundiza al legitimar y actualizar en el escenario escolar la doctrina de la evangelización que había quedado en los márgenes de un sistema educativo laico que, desde la década de 1880 hasta el momento, se había configurado en esa tradición. Y la profundiza también cuando, diferenciándose de dicha corriente, asigna a los otros sectores populares una identidad y un protagonismo acordes con el que tienen en el contexto de la política general y, simultáneamente, se los niega a estas etnias. A fin de evitar el riesgo de interpretaciones dicotómicas, no quisiéramos dejar sin mencionar que determinados estudios advierten que la pasividad y la obediencia están entre los rasgos de la relación entre esos sectores populares y Juan D. Perón, en las lecturas “peronizantes” del período.44 En ese sentido, lo señalado para los aborígenes habría estado 44 CUCUZZA, H. R. Y SOMOZA RODRÍGUEZ, M., op. cit. vinculado no solamente a las concepciones tradicionales sobre el tema en Argentina, sino a esos rasgos de la cultura política que se intentaba construir. Si el peronismo colocó a los sectores populares en las escenas de lectura protagonizando en forma distintiva el presente, aún con la complejidad señalada, excluyó de ese mismo presente a los aborígenes. Si posibilitó que los hijos de albañiles, basureros, obreros urbanos, reconocieran a sus familias y a sí mismos en esos contenidos, al mismo tiempo creó condiciones para alejar a los aborígenes de su identidad o, en todo caso, para diluirla en el conjunto. Los gauchos de antes se reconocían en los descamisados de ahora. 45 ¿Y los aborígenes de antes? ¿Dónde? En el discurso del currículum escolar, el de los planes de estudio y el de los textos, fue coherente con su política integracionista. La integración desigual demandaba, dijimos, etnocidio, y de ello se ocupó este discurso, de prescribir la anulación de la identidad del otro, de anularlo como otro, manteniendo su condición de objeto de acciones de otros sujetos. ¿Quiénes son esos sujetos? Los blancos, los conquistadores, los misioneros, y, por analogía, los que tienen la capacidad, la sabiduría y la bondad de conducirlos. De conducirlos a la readaptación para eliminar todo vestigio de historia, de identidad, de aquello que les es constitutivo, de modo de ser aceptados para vivir en sociedad, para integrar el "pueblo". Con el fin de velar por ello estaban las autoridades militares, eclesiásticas y educativas y el curriculum oficial. Homogéneo, coherente, consolidado currículum que se ocupó del mandato. El hecho de no encontrarlos mencionados como parte del presente en el Programa de Educación Primaria ni en ninguna de las lecturas analizadas, al lado de la clara y expresa identificación de muchas otras figuras populares, es un contraste que parece darnos una medida de la intensidad con que dicho curriculum tomó a su cargo el mandato. 45 Ibidem y PLOTKIN, M., op. cit.