En el noroeste es conocida esta leyenda, cuyo protagonista es Gilanco, un indio altivo y dominador, caudillo de su tribu y temido por su valor. Era el mejor cazador y por eso despertó varias veces las iras de Llastay y de la Pachamama, quienes le recriminaban la matanza despiadadas de aves y guanacos. Un día la Pachamama le anunció por ello su castigo: vendría El Zonda, viento cálido y seco, incendiando los campos y dejando yermas las tierras entonces fértiles. “Por la soberbia de Gilanco –dicen los concejos- “El Zonda” arruina las tierras de Calchaquí, y cuando las rachas que le preceden silban tristemente colándose por entre las piedras de la pirca y las quinchas de los ranchos, tienen miedo los nativos y se santiguan creyendo que es el alma del cacique condenada a vagar, convertida en viento y llega a contarles su castigo e impetrar perdón de su pecado” .