sistema europeo e interamericano de protección de los derechos

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SISTEMA EUROPEO E INTERAMERICANO
DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS: SIMILITUDES Y DIFERENCIAS .
Escrito por Flavia Dondero Ugarriza: Abogada de la USMP. Catedrática de los cursos
Derecho Constitucional y Procesal Constitucional en la USMP
I. INTRODUCCIÓN.
Como se sabe, existen tres mecanismos básicos de protección a los derechos humanos: Los
sistemas jurídicos nacionales, el sistema jurídico internacional y los sistemas jurídicos
regionales. Entre estos últimos se encuentra el Sistema Europeo y el Sistema
Interamericano, los cuales constituyen nuestro objeto de estudio.
A través del presente trabajo buscamos poner de manifiesto algunas de las coincidencias y
diferencias de los dos más importantes sistemas regionales: El americano y el europeo,
mediante un sucinto pero riguroso examen de sus principales normativas y de desarrollo
procedimental.
Un aspecto central, que desde ya debemos tener en cuenta, es que el contexto en el que
surge el Sistema Americano dista mucho del Sistema Europeo. A diferencia de la
Convención Americana, la Convención Europea fue redactada y aprobada, en su mayoría,
por democracias liberales y genuinas con un poder judicial fuerte e independiente.
Los profesores Henry Steiner y Phillip Austin1 han observado lo siguiente: “El desarrollo
del sistema interamericano siguió un camino distinto del de su contraparte europea. Aunque
la estructura institucional superficialmente similar y las disposiciones normativas son en
muchos aspectos semejantes, las condiciones en las que ambos sistemas evolucionaron
fueron radicalmente diferentes. En el Consejo de Europa, los gobiernos militares y otros
tipos de autoritarismos han sido escasos y breves; mientras que en América Latina casi
fueron la norma, hasta los cambios que se iniciaron en los ochenta.
Los mayores retos que enfrenta el sistema europeo se resumen en asuntos tales como la
duración de una detención antes del juicio o qué implicancias tiene el derecho a la
privacidad. En cambio, casos que impliquen Estados de emergencia han sido relativamente
pocos. La Comisión y la Corte europeas rara vez han tenido que tratar con gobiernos que
sean indiferentes o del todo antagónicos y que presenten problemas estructurales muy
profundos que den lugar a violaciones sistemáticas y graves de los derechos humanos (…).
Por el contrario, los estados de emergencia han sido comunes en América Latina, el Poder
Judicial de las naciones a menudo ha sido sumamente débil (…) en el mejor de los casos, la
1
DÍAZ REVORIO, Francisco Javier. Jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos. Lima: Editorial Palestra. 2004; pp. 18-20.
postura de los gobiernos ha sido ambivalente, y en el peor, son francamente hostiles a
ellas”.
Por otro lado, cuando la Convención Americana estaba siendo negociada, a mediados de
los sesenta, la mayor parte de los gobiernos era democráticos. En cambio, en 1978 cuando
la Convención entró en vigor varios países estaban regidos por gobiernos militares o
gobiernos civiles débiles (bajo la tutela del ejército).
II. ASPECTOS CONCEPTUALES: SISTEMA Y DERECHOS HUMANOS.
Antes de empezar a estudiar los dos más importantes sistemas de protección de los
Derechos Humanos (Europeo e Interamericano), consideramos necesario detenernos en
algunos item conceptuales, que nos permitirán entender mejor su organización y ámbito de
aplicación.
Una primera cuestión, está referida a comprender por qué se utiliza el término “sistema”
para reseñarse la protección de los derechos humanos; y, un segundo punto, es
precisamente establecer – al menos someramente – qué debe entenderse por “Derechos
Humanos”; más aún cuando suele equiparársele a términos como “Derechos
Fundamentales”.
Creemos que la utilización del término “sistema” – ya sea en el caso europeo o americano se basa en que tanto los aspectos normativos como organizativos deben encontrarse
intrínsecamente relacionados. En este sentido, el Diccionario de la Real Academia
Española (DRAE)2, ha establecido que un “sistema” es un conjunto de reglas o principios
sobre una materia racionalmente enlazados entre sí.
Por otro lado, a fin de establecer que debe entenderse por “derechos humanos”, y a su vez,
cuál es su diferencia con otros términos (derechos fundamentales), nos basaremos en el
criterio utilizado por Castillo Córdova3, es decir, en una perspectiva neutral. En ese sentido,
el autor señala: “Sin embargo, este no es el único grupo de términos que se suelen emplear
para hacer referencia a los derechos de la persona. Existen otras expresiones que ni a priori
ni tan claramente, suponen una alusión directa a una determinada ideología filosófica. En
efecto, expresiones como derechos humanos, derechos fundamentales y derechos
constitucionales, y a diferencia de las anteriormente estudiadas, están vinculadas antes que
al discurso empleado en debates filosóficos, a la práctica jurídica y judicial. Esta situación
hace que sean expresiones menos ideologizadas que las inicialmente estudiadas y (…) más
neutrales”.
2
Información obtenida de la Website: http://buscon.rae.es/draeI/. Consulta: 24/06/08.
CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los derechos constitucionales. Elementos para una teoría
general. Lima: Palestra Editores. 2005; p. 38.
3
Ahora bien, se considera que a través de la expresión “derechos humanos” se hace alusión
de los derechos del hombre que han sido recogidos en las diversas declaraciones y pactos
internacionales. En cambio la expresión “derechos fundamentales” estaría reservada para
aludir a los derechos del hombre que han sido recogidos en el ordenamiento jurídico
interno.
Al respecto, Pérez Luño4 señala que “se ha hecho hincapié en la propensión doctrinal y
normativa a reservar el término derechos fundamentales para designar los derechos
positivizados a nivel interno, en tanto que la fórmula derechos humanos sería la más usual
para denominar los derechos naturales positivizados en las declaraciones y convenciones
internacionales”
En conclusión, podemos señalar que al referirnos a un sistema de protección de Derechos
Humanos, estamos describiendo un conjunto de normas y organismos – debidamente
interrelacionados – que protegen aquellos derechos que se encuentran consagrados en
instrumentos internacionales (Convenciones, Declaraciones, etc.).
III.CONTEXTO HISTÓRICO Y ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA EUROPEO
E INTERAMERICANO.
3.1.
Origen:
En líneas generales, el origen común - tanto del sistema europeo como del sistema
interamericano - lo podemos encontrar en la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
quien en 1948 proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este
instrumento recoge los derechos humanos considerados básicos (Civil, económico, social,
político y cultural).
Específicamente, el denominado sistema europeo (conformado por países miembros de la
Unión Europea) tuvo su punto de partida en el Consejo de Europa5 y la Convención
Europea6, la cual fue adoptada en 1950, y entró en vigencia en 1953. El nombre oficial de
la Convención es “Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales” y tiene por objeto proteger los derechos humanos y las
libertades fundamentales, permitiendo un control judicial del respeto de dichos derechos
individuales. Por su lado, el denominado sistema americano (conformado por países
4
PÉREZ LUÑO, Antonio. Los derechos humanos, estado de derecho y Constitución. Sétima
edición. Madrid: Editorial Tecnos. 2001; p. 44.
5 El Consejo de Europa, establecido en 1949, es una organización política intergubernamental, con
sede permanente en Estrasburgo (Francia). Está conformado por: Comité de Ministros, Asamblea
Parlamentaria, Congreso de Poderes Locales y Regionales del Consejo de Europa, Tribunal
Europeo de Derechos Humanos y el Secretario General.
6 En el Congreso de Europa, celebrado en La Haya en mayo de 1948, surgió la idea, a iniciativa del
Comité Internacional de los Movimientos por la Unidad Europea, de instituir una Convención
Europea de Derechos Humanos, que sería aplicada por una Corte.
miembros de la Organización de Estados Americanos), tuvo como punto de partida la
Organización de los Estados Americano (OEA) y la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre (1948), texto que, curiosamente fue adoptado incluso
poco antes que la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Años más tarde, en
1969, se adoptó la Convención Americana de Derechos Humanos, la cual tiene por
finalidad, como dice el Preámbulo, el “consolidar en este continente, dentro del cuadro de
las instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social fundado
en el respeto de los derechos esenciales del hombre”7.
Sin embargo, creemos que la consolidación democrática en gran parte de los Estados
Americanos es un trabajo todavía lamentablemente inacabado. Con una gran diversidad y
matices, por supuesto, encontramos que tales Estados, por lo general, han potenciado, con
mayor o menor éxito, la vertiente formal de la democracia, conformándose en gran medida
con la existencia, desarrollo y limpieza de los procesos electorales y de producción
normativas, pero no han tenido el mismo impulso, respecto de la otra cara de la moneda o
vertiente material de la democracia, referida a los contenidos democráticos y en especial el
respeto y garantía de los Derechos Humanos.
3.2.
Técnicas y Órganos de Control:
Las técnicas y, en especial, los órganos de control encuentran su fundamento en el carácter
declarativo que poseían inicialmente los documentos internacionales, y por ende, el
cumplimiento de su contenido estaba sujeto a la voluntad de los Estados. Esto conllevó a
que surjan órganos de control como la otrora Corte Europea y la actual Corte
Interamericana de Derechos Humanos.
Inicialmente, el sistema europeo y el interamericano compartían órganos de control
similares, es decir: Una Comisión y una Corte. Y, adicionalmente, en el caso europeo, se
contaba con un Comité de Ministros (los dos primeros fueron creados en el propio
Convenio, siendo el tercero un órgano del Consejo de Europa establecido en su estatuto).
Sin embargo, con la dación del Protocolo N° 11, se eliminó la Comisión Europea,
centrándose toda la atención en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Cabe precisar, que si bien es cierto la Convención Americana al igual que la Convención
Europea prevén una Comisión y una Corte. Empero, a diferencia de la Convención Europea, la
Convención Americana incorporó en un solo instrumento tanto los derechos garantizados
como los medios para protegerlos.
En el caso americano, según su Estatuto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos es
un órgano jurisdiccional autónomo del Sistema Interamericano, cuya función es la de
interpretar y aplicar la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Asimismo, se
considera que la Corte es un tribunal regional internacional de protección de aquellos derechos
7
Información obtenida de la Website: http://www.oas.org/Juridico/spanish/tratados/b-32.html.
Consulta: 24/06/08.
humanos que están incluidos tanto en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y,
también hoy en día, los derechos protegidos por el Protocolo de San Salvador que son justiciables,
que son derechos económicos, sociales y culturales, así como los que protegen otros protocolos y
documentos conexos.
En el caso europeo, tienen especial significado los Protocolos N° 8 y 11. El primero de ellos
entró en vigencia en enero de 1990, y permitió que se mejore la capacidad de trabajo de la Corte, y
sobre todo, de la Comisión. En lo que hace a la Comisión, le permitió que, en su seno,
constituyese Salas -encargadas de resolver casos que no presentaran dificultades
particulares- y comités de tres miembros -destinados al rechazo, por unanimidad, de
demandas individuales manifiestamente inadmisibles o que podían ser eliminadas de la lista
de casos pendientes.
Lo expuesto es importante, ya que ahí también encontramos una diferencia entre el rol
de la Comisión Europea y la Comisión Interamericana. Mientras que la primera – en
virtud del mencionado Protocolo – podía resolver determinados casos, la segunda, solo
estaba facultada a realizar investigaciones. En este contexto, se solía afirmar que las
facultades de instrucción y de investigación de la Comisión Interamericana son menos
eficaces en la práctica que las del órgano similar europeo, ya que, por una parte, no dispone
de los instrumentos técnicos para realizar esas delicadas actividades, y por la otra, no
cuenta en todos los casos con la cooperación de los Estados demandantes, conducta que si
bien se ha modificado lentamente, en particular a partir del restablecimiento de los
gobiernos democráticos en muchos de los países miembros todavía no ha logrado el nivel
de colaboración del régimen europeo. Lamentablemente, esto último es una situación que
aún sigue vigente, y que será comentado posteriormente.
No obstante, como lo señalamos, la Comisión Europea fue eliminada en virtud del segundo
Protocolo, adoptado en 1994, y que entró en vigencia el 01 de noviembre de 1998;
centrándose, de esta manera, toda la atención en el nuevo Tribunal Europeo. Cabe precisar,
que la dilución de la Comisión no fue pacífica, ya que hubo países como Holanda y Suecia,
que siguiendo el modelo interamericano, propusieron mantener la Comisión y la Corte
Europea.
Es verdad que un sistema con dos instancias (Comisión y Corte) posibilitaría que los casos
importantes pudiesen ser vistos dos veces. Sin embargo, los partidarios de la fusión,
alegaban que lo importante era buscar la celeridad del proceso. Postura que al parecer
finalmente ha predominado.
Luego de establecida las semejanzas y diferencias estructurales, entre la Corte
Interamericana y el Tribunal Europeo, consideramos conveniente, hacer una referencia a la
percepción diversa que tienen ambos sistemas en determinados temas. Así por ejemplo, en
comparación con el Tribunal Europeo, la Comisión Interamericana parece ser
especialmente consciente de su función impulsora de los derechos de las mujeres a escala
internacional. Esto es más evidente si consultamos la página web de la Comisión, que
contiene un sitio dedicado a promover los derechos de las mujeres en el ámbito del sistema
interamericano (www.cidh.oas.orgjwomenj/Default.htm). En contraste, el sitio web del
Tribunal Europeo sigue siendo “neutral en términos de género”. Su base de datos sólo
proporciona un término de búsqueda para consultar casos desde una perspectiva de género:
sexo, que, además de presentar casos de discriminación sexual, también identifica casos
relativos a transexuales. Cualquier otro asunto de especial incidencia para la mujer, como
por ejemplo la violencia doméstica o sexual, requiere un registro minucioso de la
jurisprudencia englobada en términos genéricos como «trato degradante» o «respeto a la
vida familiar
La Comisión Interamericana también ha empezado a fijar el tono para una nueva fase en el
discurso de los derechos humanos internacionales en lo que respecta a la mujer. En
contraste con el Tribunal Europeo, la Comisión, a través de sus decisiones, se ha implicado
en un diálogo que está teniendo lugar entre múltiples agentes en este campo (otros
tribunales internacionales, ONG y académicos), con lo que participa activamente en la
creación de un volumen creciente de jurisprudencia internacional sobre derechos de las
mujeres.
3.3.
Procedimiento:
Según la originaria Convención Europea, dentro de la jurisdicción contenciosa, las
demandas se presentaban siempre ante la Comisión, quien estaba encargada de su filtración,
de instar al arreglo amistoso, de expresar un dictamen sobre el fondo de las demandas
declaradas admisibles y no resueltas por la mencionada vía amistosa, de decidir plantear el
caso ante la Corte y, de hacerlo, desempeñar el papel de auxiliar de la Corte Europea. Las
causas que no eran sometidas a la Corte, serían resueltas por el Comité de Ministros (debía
vigilar, asimismo, el cumplimiento de las sentencias de la Corte). Por otro lado, se dispuso
que los individuos estarían autorizados a presentar su demanda sólo ante la Comisión, y
ello siempre y cuando el Estado demandado hubiese reconocido la competencia de aquélla.
Además, incluso con posterioridad a la intervención de la Comisión, tampoco los
individuos podrían someter el asunto a la Corte toda vez que únicamente la Comisión o un
Estado tendrían legitimación para hacerlo.
En el sistema interamericano, las denuncias son examinadas por la Comisión
Interamericana quien determina si las demandas cumplen los requisitos de admisibilidad, y
busca una solución amistosa, que, si se alcanza, publica mediante un informe. Si no hay
solución amistosa, la Comisión o el Estado interesado pueden enviar el asunto a la Corte
para que emita una sentencia. Asimismo, si no envía el asunto a la Corte, la Comisión
puede, por mayoría absoluta, emitir su opinión y las recomendaciones pertinentes al Estado,
así como el plazo que tiene para llevarlas a cabo.
Asimismo, debemos tener en cuenta que no todas las denuncias tienen el mismo destino,
sino que ello dependerá de los tres mecanismos de supervisión de las obligaciones de los
Estados en materia de derechos humanos: a) Los informes que cada Estado debe
proporcionar a la Comisión con la información que ésta les solicite sobre la manera en que
su derecho interno asegura la aplicación de la Convención. Tras su análisis, la Comisión
puede emitir recomendaciones al Estado. b) Comunicaciones interestatales, consistentes en
un mecanismo facultativo (tiene que ser aceptado expresamente por los Estados), y sujeto al
principio de reciprocidad (sólo podrá denunciar a un Estado otro Estado que haya aceptado
previamente la eventualidad de ser denunciado). La Comisión Interamericana examina que
las demandas cumplen los requisitos de admisibilidad, y busca una solución amistosa, que,
si se alcanza, publica mediante un informe. Si no hay solución amistosa, la Comisión o el
Estado interesado pueden enviar el asunto a la Corte para que emita una sentencia.
Asimismo, si no envía el asunto a la Corte, la Comisión puede, por mayoría absoluta, emitir
su opinión y las recomendaciones pertinentes al Estado, así como el plazo que tiene para
llevarlas a cabo. c) Comunicaciones individuales, que puede presentar cualquier persona,
grupo de personas o entidad no gubernamental, con denuncias o quejas de violaciones de la
Convención por un Estado Parte, y que siguen el mismo procedimiento que las
interestatales. Es interesante observar que, a diferencia de lo que ocurre en el sistema
europeo, aquí las comunicaciones pueden ser realizadas no sólo por las víctimas, sino
también por otras personas y organizaciones.
3.4.
La legitimación activa de los particulares ante el Tribunal Europeo.
Una importante diferencia entre la perspectiva europea y americana de protección de los
derechos humanos guarda relación con el papel reservado a las víctimas de las eventuales
violaciones de los derechos reconocidos. En el sistema europeo de protección de derechos
humanos, a raíz de la entrada en vigor del Protocolo N° 11, los particulares pueden plantear
directamente un caso al Tribunal Europeo (artículo 34° del Convenio en su nueva
redacción). El actual Reglamento del Tribunal, del 04 de noviembre de 1998, recoge en
diversas disposiciones, la participación activa durante el procedimiento del demandante
(artículos 36°, 49°, 54°, 59° y 71°) que ha de ser víctima de la violación invocada del
Convenio. Sin embargo, la configuración jurídica de los particulares en el sistema del
Convenio no fue siempre tal como se ha descrito. La modificación introducida ha de verse
como la culminación de un largo proceso que ha durado casi medio siglo.
Originariamente, el Convenio no permitía a los individuos plantear un caso ante el Tribunal
Europeo o actuar ante el mismo en calidad de partes. Sólo estaban autorizados el Estado
demandado, el Estado del cual fuera nacional el particular que introdujo una demanda ante
la Comisión Europea y esta misma. Sin embargo, sobre la base del artículo 29.1° del
Reglamento del Tribunal de 1959, que permitía que los Delegados de la Comisión Europea
de Derechos Humanos se hicieran asistir ante el Tribunal europeo por cualquier persona de
su elección, en su resolución de 07 de abril de 1961, mediante la que resolvió una similar
cuestión de procedimiento planteada en el caso De Wilde, Ooms y ersyp (sentencia de 18 de
junio de 1971) permitió que el abogado de los demandantes asistiera a la Comisión durante
el proceso ante él.
El Reglamento del Tribunal Europeo, en su reforma de 01 de enero de 1983, conservó una
disposición similar al artículo 29.1° (del reglamento), pero introdujo la novedad de que, una
vez el caso fuera sometido al Tribunal Europeo por el Estado del que fuera nacional el
demandante o por la Comisión Europea, el demandante podía expresar su deseo de
participar en el procedimiento siendo representado por un abogado (artículo 30° del
Reglamento del Tribunal Europeo de 01 de enero de 1983). Más tarde, el Protocolo
Adicional N° 09 reconoció la legitimación activa del particular ante el Tribunal Europeo,
aunque solo desplegaba sus efectos respecto de los particulares que se encontraban bajo la
jurisdicción de un Estado parte en el mismo. Finalmente, el último eslabón en la cadena ha
sido el artículo 34° del Convenio que reconoce la legitimación activa ante el Tribunal
Europeo de cualquier particular bajo la jurisdicción de un Estado parte en el mismo.
En el Sistema Americano, por el contrario, la situación es muy distinta. Al respecto, Villán
Durán8 ha señalado: “a diferencia del sistema europeo…(la Convención Americana) no
autoriza a las víctimas individuales o sus representantes a recurrir directamente (ius standi)
ante el órgano jurisdiccional en busca de tutela para sus derechos violados, aunque aquéllas
serán consultadas por la Comisión Interamericana a la hora de decidir si se somete el caso
concreto a la Corte Interamericana. Además, una vez admitida la demanda, la víctima, su
representante o sus familiares pueden presentar ante la Corte Interamericana sus solicitudes,
argumentos y pruebas en forma autónoma durante todo el proceso. Como se observa, esta
solución reglamentaria ha reconocido el locus standi pleno el individuo ante el órgano
jurisdiccional regional interamericano para la tutela de los derechos humanos”.
Téngase en cuenta que se habla de locus standi y no de ius standi para los particulares, lo
cual dejaría una solución incompleta. En este sentido, Cancado9 ha señalado “el necesario
reconocimiento del locus standi in judicio de las presuntas víctimas (o sus representantes)
ante la Corte Interamericana constituye un avance de los más importantes, pero no
necesariamente la etapa final del perfeccionamiento. A partir de dicho locus standi, la
evolución apunta hacia el reconocimiento futuro del derecho de acceso directo de los
individuos a la Corte (ius standi) para traer un caso concreto directamente ante ella (…). En
el sistema interamericano de protección, el derecho de petición individual alcanzará su
plenitud el día ya no ante la Comisión Interamericana, sino directamente ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos”
Además, a diferencia del Sistema Europeo, en el Sistema Interamericano, la manera de
hacer más expedito el proceso de protección de derechos humanos, es posible que se
presenten peticiones incluso por aquellos que no son las víctimas de la violación de un
derecho. Esto es extremadamente importante, ya que las víctimas pueden tener dificultades
para presentar una petición, o desconocer incluso la existencia del mecanismo de
protección.
3.5.
Cumplimiento de sentencias:
Un tema que también diferencia al sistema europeo del interamericano está referido al nivel
de cumplimiento de las sentencias emitidas por los órganos de control, siendo evidente, que
en Europa hay un mayor porcentaje de acatamiento. Por el contrario, en el sistema
interamericano, se observa que hay muchos Estados que colaboran en forma retórica con el
sistema, pero en la práctica desconocen los fallos y no le brindan apoyo. De manera más
8
VILLÁN DURÁN, Carla. Curso de Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Madrid:
Editorial Trotta. 2002: p. 545.
9 CANCADO TRINDADE, Alberto. El acceso directo del individuo a los Tribunales
Internacionales de Derechos Humanos. Publicaciones Deusto. 2001: p. 57.
grave algunos Estados lo desafían abiertamente, erosionando su legitimidad. Perú, por
ejemplo, amenazó con retirarse del sistema; Trinidad y Tobago denunció la Convención
Americana y le retiró la competencia contenciosa a la Corte, en 1998, tras su rechazo a
fallos relativos a la administración de la pena de muerte. Más recientemente, República
Dominicana tuvo un conflicto serio por el fallo de la Corte, mientras que Venezuela ha
tenido varios problemas serios por el rol de ésta en el fallido golpe de Estado (2003). Es así
que, para el caso del sistema interamericano, se advierte una manifiesta ausencia de una
cultura de cumplimiento por parte de la gran mayoría de Estados Miembros. Para revertir
esta situación, en líneas generales, es necesario un respeto por el Derecho Internacional de
los derechos humanos y tiene que abordarse a través de la socialización de la sociedad en su
conjunto. En medida que estas conductas son internalizadas por la población,
evidentemente las prácticas mejoran. De manera más especifica, es preciso llevar a cabo
reformas de los tres poderes del Estado, sobre todo del Poder Judicial. En ese sentido, una
mayor observancia de las decisiones de los órganos del SIDH pasa por la formación de
agentes del Estado, sobre todo jueces, abogados y diplomáticos. Otra práctica tiene que ver
con la promoción y difusión del sistema a la ciudadanía, por lo menos a actores claves
como funcionarios públicos, congresistas y miembros de los partidos políticos10.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta que, en el Sistema Interamericano, no existe –
en contraste con el sistema europeo – un órgano especializado garante del seguimiento y
verificación del cumplimiento de las sentencias de su máximo tribunal. Mientras el
Consejo de Europa ha delegado esta importante función en su Comité de Ministros, el
control en el escenario latinoamericano es difuso. De acuerdo con el sentir de la misma
Corte, el rol de verificación corresponde tanto a ella misma como a la Comisión
Interamericana, y en último término, a la Asamblea General de la OEA. En este sentido, de
la resolución de cumplimiento del caso BAENA11, se desprende que existe un sistema de
control no solo complejo por la delegación de responsabilidades que supone, sino también
por la falta de poder persuasivo frente a los estados
Consideramos que la efectividad en el cumplimiento de las sentencias emitidas por el
Tribunal Europeo se debe no solo a una cuestión cultural, sino también a sistema normativo
que refleja la realidad. Es así que, en el caso europeo, ante un supuesto de imposibilidad de
ejecución, o cuando ésta no sea completa, el TEDH otorgará una reparación sustitutoria, la
llamada “satisfacción equitativa”. Además, “el que sea competencia exclusiva de cada
Estado la obligación de ejecutar las decisiones del Tribunal, es decir, el que se deje aquella
a la discrecionalidad de cada ordenamiento jurídico interno, ha dado lugar a una enorme
heterogeneidad de soluciones en virtud de la diversidad y desigualdad de las posiciones de
10
FELDMANN PIETSCH, Andreas. Algunas estrategias para potenciar al Sistema
Interamericano de Derechos Humanos. En: El Sistema Interamericano de Protección de los
Derechos Humanos y los Países Andinos. Lima: Comisión Andina de Juristas. 2006; pp.41 – 56.
11 Información obtenida de la Website: www.acnur.org/biblioteca/pdf/1896.pdf. Consulta: 26/06/08.
cada uno de los Estados con respecto al grado de eficacia del Convenio en su derecho
interno”.12
12
ROMERO ROA, José Carlos. Ejecución de las resoluciones judiciales del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos. En: Cuadernos de Derecho Judicial. Madrid: Consejo General del Poder
Judicial. 1995; p. 25 .
CONCLUSIONES:
 Al referirnos a un sistema de protección de Derechos Humanos, estamos
describiendo un conjunto de normas y organismos – debidamente interrelacionados
– que protegen aquellos derechos que se encuentran consagrados en instrumentos
internacionales (Convenciones, Declaraciones, etc.).
 El examen comparado de los dos sistemas revela semejanzas y diferencias. Entre las
primeras figura la instauración de un sistema de garantía colectiva. Se aprecia, sin
embargo, algunas diferencias en orden a la concepción del rol que el modelo de
sociedad democrática desempeña en uno y otro sistema de protección, de manera
que parecería haber sido expreso deseo de los redactores del Convenio Europeo
hace indisociable las restricciones permitidas en el ejercicio de algunos derechos y
libertades reconocidos con un régimen jurídico verdaderamente democrático.
 A diferencia de la Convención Americana, la Convención Europea fue redactada y
aprobada, en su mayoría, por democracias liberales y genuinas con un poder judicial
fuerte e independiente. En cambio, cuando la Convención Americana entró en
vigencia, la mayor parte de países estaban regidos por gobiernos militares.
 Si bien es cierto la Convención Americana al igual que la Convención Europea prevén una
Comisión y una Corte. Empero, a diferencia de la Convención Europea, la Convención
Americana incorporó en un solo instrumento tanto los derechos garantizados como los
medios para protegerlos.
 Las diferencias se aprecian, igualmente, a nivel de procedimiento, siendo la más
relevante la falta de ius standi de las víctimas de violaciones de la Convención
Americana ante la Corte, a diferencia del régimen previsto en el artículo 34° del
Convenio Europeo en su nueva redacción.
 La Comisión Interamericana ha jugado un rol más promotor de los derechos de las
mujeres, que el Tribunal Europeo.
 En el Sistema Interamericano, no existe – en contraste con el sistema europeo –
un órgano especializado garante del seguimiento y verificación del cumplimiento de
las sentencias de su máximo tribunal. Mientras el Consejo de Europa ha delegado
esta importante función en su Comité de Ministros, el control en el escenario
latinoamericano es difuso.
 En definitiva, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha supuesto un hito
fundamental en la evolución del reconocimiento y garantía internacional de los
derechos humanos, realizando una labor absolutamente necesaria. Pero su
funcionamiento actual plantea, algunas lagunas, dudas y problemas que habrán de
resolverse en el futuro, no sin ciertas dificultades.
BIBLIOGRAFÍA:
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El acceso directo del individuo a los Tribunales Internacionales de
Derechos Humanos. Publicaciones Deusto. 2001.
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DÍAZ REVORIO, Francisco Javier.
Jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Lima:
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FELDMANN PIETSCH, Andreas.
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Madrid: Editorial Tecnos. 2001.
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REMOTTI CARBONELL, José Carlos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Estructura,
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Ejecución de las resoluciones judiciales del Tribunal Europeo de Derechos
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Poder Judicial. 1995.
VILLÁN DURÁN, Carla.
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Editorial Trotta. 2002.
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