El P. John La Farge, apóstol de los negros

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El P. John La Farge,
apóstol de los negros
A los dos días del asesinato del Presidente
Kennedy, falleció el Pudre John La Furge, s,j.,
pionero de la integración racial en tus EE.UU. v
reductor de ¡a revista "América". Las palabras que
pronunció al verse regalar un cáliz en el homenaje
que se te rindió con motivo de sus 25 años de
servicio en pro del periodismo católico, cunstitit*
ven un verdadero testamento de este insigtte apóstol. A este titulo les reproducimos para nuestros
lectores.
"Por su naturaleza y su función sagrada el
cáliz simboliza la inmensidad del amor divino, que
me empeñé en comprender a !o largo de toda mi
vida. Ninguna palabra mfa podría aclarar lo que
ya ha sido dicho al respecto y ni siquiera la suma
do ludo el lenguaje humanu podría compararse
con la realidad. El mismo San Pablo, habiendo comeniado "la anchura y longitud, la allura y profundidad" del misterio de Cristo" se vio obligado
a darse por vencido y admitir que es algo inexpresable .. .
Las exigencias práciieas del amor de Dios
desalían nuestra propia comodidad. Nuestro Señor
no se asemeja al buen rey de YVETOT, que no
hizo nada más que vagar por el campo, animando
a la ^enle. Su amor se parece a un fuego devora'
dor: nos quema precisamente cuando buscamos
la tranquilidad y deseamos disfrutar de la gente
•que amamos, prescindiendo de los demás. Ya que
este amor descendió al abismo mas profundo por
lodos nosotros, nadie puede evadirse del peso de
la cruz — ni siquiera de la más mínima astilla
de ella.
"El cáliz simboliza aun más la solidez del
amor divino. Xuestjo Dios no es un Dios de integridad clica, el legislador benigno de un código
moral puramente humano. Nuestro Dios es eminentemente libre, no someiidu a ninguna pregunta, responsable Ircntt? a nadie sino a .su propia
infinita grandeza.
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"No obstan le, no es un Dios arbitrario, capri
inesciuLabic. A lo largo Je lu historia, se
Jíie .i teyes y pactos. Ha juiaJu y no se arrepintió, e Israel, pese a que había rechazado su des'
tino, permaneció todavía Su pueblo. El sacerdote
es sacerdote paia siempre, Dios nunca quebrantará sus promesas... La Misa es una renovación
:ua de la fidelidad divina, del nuevo y antiguo Testamento.
"Hoy día. cuando la Iglesia encara a un mundo descreído y, en algunos lugares, de índole aleomililante. cada cristiano debe dar testimonio en
su propia vida de estas mismas dos grandes verdades. Nada convertirá el mundo sino un E\uuüelio del amor sin límiies; natía sino un Evangelio de exactitud escrupulosa a los derechos de la
peí suna mas humilde v a nuestros convenios con
los hombres y con Dios. Yo personalmente no encuentro ningún argumento mejor para probar la
.sinceridad de un hombre que su prontitud para
trabajar constructivamente por el reino universal
dcJ amor, de la justicia v el derecho."
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