T20// Con playas desiertas notables, increíbles parques naturales

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TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 2 de febrero de 2013
Hawaizinho
Jeribucaçu
Viaje desde São Paulo
Arruda
2,15 horas de vuelo (a Ilhéus)
São José
Prainha
Siriaco
Ribeira
Costa
Hotspot para surf
Resende, Tiririca y Costa con
las mejores olas
Tiririca
Resende
Viajes
Itacaré,
el Bahía
L
de hace
20 años
Con playas desiertas notables, increíbles
parques naturales donde realizar
actividades outdoor y ese ambiente relajado
clásico de los pueblos chicos, Itacaré se
transforma en uno de los últimos rincones
del estado de Bahía donde, además de
diversión, se puede encontrar absoluta
tranquilidad. TEXTO Y FOTOS: Jorge López Orozco
Cabana
Kimbica
Concha
Corais
A PROMESA, luego de siete
años, era volver a Itacaré y
comprobar si esa magia
sentida en 2006 era real. Si
la idea de haber encontrado
un pueblo perfecto, lleno de
playas notables y bailoteos hasta el amanecer había sido corrompida por el
tiempo o convertido en una exageración
del recuerdo viajero en tiempos felices.
Este pequeño lugar, de 25 mil habitantes, ubicado en la zona sur del estado de
Bahía y a 95 km al norte de Ilhéus, ha
aumentado evidentemente la oferta hotelera y gastronómica, con mucho más
movimiento nocturno y gente sonriente
en sus calles. Sin embargo, la conclusión
es una: sigue manteniendo el alma de
aldea en que se mezclan surfistas, pescadores y turistas en paz.
De todo lo que se sabe de las playas
brasileñas: arenas blancas, sol, palmeras, paisajes idílicos y cuerpos generosamente bronceados, Itacaré tiene y le sobra. Una sucesión de playas comienzan
desde la desembocadura del río de Contas sobre el Atlántico, parte fundamental
de la costanera itacareense, llena de botes pesqueros, con viejas y coloridas edificaciones e iglesias de estilo bahiano,
que conviven con pequeños puestos callejeros que en las noches salen de su
tranquilidad y se convierten en los animados bares en que los “más locales”
bailan el forró a destajo, esa danza cadenciosa y sensual que impera en el nordeste y contagia rápido a los afuerinos.
Vida playera
Durante el día, Itacaré respira un relajo
en el que nadie apura a nadie (¡a nadie!).
Puede ser por el calor predominante, el
efecto letárgico que produce comer la
afamada cocina bahiana o la evidente
cercanía a la decena de playas, rodeadas
de la selva atlántica en gran estado de
conservación y que es el imán y marca
registrada de la ciudad.
La vida playera es sencilla: sillas y me-
Farol
sas con cervezas heladas, palmeras que
atenúan al reinante sol y surfistas que
aprovechan las bondades manifiestas
del lugar, que la califican como uno de
los “spot” más requeridos de este deporte en Brasil.
No hay multitudes molestándose unas
a otras, acá la arena sobra. En la zona
céntrica, y eso es un decir porque a algunas hay que caminar unos cuantos kilómetros, están Coroinha, la más citadina de todas y sólo apta para paseos;
Concha, de mar calmo, al costado de la
zona de hostales y con vista a un faro;
Resende, más al sur, con muchas palmeras y que inaugura las olas para el surf
que toman mayor calidad en Tiririca y
Costa, pequeña y tropical, con grandes
corrientes.
Desde la playa de Ribeira, identificable
por sus quitasoles y un monte absolutamente lleno de vegetación que la cerca,
se inicia una mezcla interesante:
trekking y mar. Unos 40 minutos de caminata que se introducen por la mata
atlántica con grandes vistas oceánicas,
hasta llegar a Prainha. Un sueño hecho
realidad, perfección en colores, poca
gente y tranquilidad para gozar largas
siestas sin temores. No hay comercio,
salvo un vendedor de agua de coco.
Otras opciones de playas para llegar en
auto son Pontal, balseando el río de
Contas al norte y que recorre 50 km de
playas solitarias (de verdad) con buenos
puntos para surfear, y en el extremo
austral Jeribucaçu, Engenhoca y Havazinho. Para terminar está Itacarezinho,
de 3.500 metros de largo y uno de los
puntos ecológicos de mayor importancia
por el desove de tortugas.
Turismo verde
Itacaré es consciente de su riqueza natural. Posee 16 mil hectáreas resguardadas
por el Area de Protección Ambiental
Sierra Grande, compuesta por selva tropical, manglares, océano, playas, corales
y fauna en peligro de extinción. Dicha
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