La nueva ideología que se quiere imponer

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 La nueva ideología que se
quiere imponer
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Obispado de San Bernardo
todos. Algunos de sus sostenedores saben esto, otros, quizá la mayoría, son instrumentos de designios que ello no
conocen bien. Como nos ha recordado recientemente el
Cardenal Cañizares, refiriéndose a estos proyectos de ley:
“Todo eso debilita a la familia y son leyes que van
en contra del hombre, del bien común y de la sociedad, incluso de la convivencia armónica y pacífica entre todos. Esas leyes desfiguran la verdad
de la familia en sí misma, no de un tipo de familia. Esas leyes, al desfigurar la verdad de la familia,
que se asiente en matrimonio indisoluble entre
un hombre y una mujer, van simultáneamente en
contra de la verdad del hombre y producen una
quiebra del hombre e impiden el bien común”.
El mismo Benedicto XVI ha querido expresar una enseñanza precisa al respecto: “Según esta filosofía, (de género) el sexo ya no es un dato originario
de la naturaleza que el hombre debe aceptar y llenar
personalmente de sentido, sino un papel social del que
se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era
la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta
teoría y de la revolución antropológica que subyace en
ella, es evidente. El hombre niega tener una naturaleza
preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser
humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no
se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él
mismo quien se la debe crear”. Es decir, uno se hace a sí
mismo según lo que desea. No hay creador ni finalidad,
ni principios de ningún tipo. Cada uno es completamente autónomo y libre de hacer lo que quiera, aceptando
sólo el límite de no pasar a llevar la libertad del que está
al lado. Dicho en pocas palabras, es el rechazo de Dios y
de todo lo que él quiera comunicarnos. La filosofía de
género es el nuevo nombre del ateísmo”.
Quien quiera conocer a fondo el tema puede
consultar un estudio profundo en http://www.aciprensa.com/controversias/genero.htm
+ Juan Ignacio, Obispo de San Bernardo
Editorial
E
l Congreso Nacional está estudiando un proyecto
de ley, enviado por el Presidente de la República,
que permite la regulación legal de las uniones de
hecho o convivencias entre personas de distinto o igual
sexo. Se trata de darles una regulación legal parecida a la
que se da en la ley al matrimonio. La Iglesia y otras confesiones cristianas han expresado ante las autoridades que
dar este paso es perjudicial y contrario al bien común y,
particularmente, que con ello se debilita la familia, formada por varón y mujer mediante el matrimonio, fundamento de la sociedad. Se han expresado razones profundas, de ámbito natural, legal, histórico. La Comisión
senatorial ha escuchado respetuosa y silente. El Presidente, su promotor, calla también. Los grupos homosexuales
han reaccionado con inusitada virulencia y con insultos,
como consta en las actas de la sesión. Es la intolerancia de
la ideología gay. Quienes no se allanan a sus opiniones o
intentos de transformación social son de inmediato acusado de homofobia y de transgresiones a la dignidad de
la personas. Con eso se intenta imponer un cierto terror
cultural.Y es muy posible que logren ese objetivo en muchas autoridades y personas cuya legitimación depende
de su aceptación popular. Pero la verdad sobre la persona
no puede ser borrada por las leyes humanas.
Como nos ha advertido el Papa, y lo saben muy
bien los estudiosos de estos temas, tras estos intentos de
legitimación legal de la homosexualidad está la nueva
ideología de género que quiere ser impuesta en todo el
mundo. Cuenta para ello con el apoyo de los organismos
internacionales, (ONU-Mujeres, Fundaciones y muchos
gobiernos, etc.) ONU- Mujeres, como señala su sitio
web, fue creado el 2010 por la Asamblea de las Naciones
Unidas para promover la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer. Una persona común y corriente
al leer todas estas ideas- muchas de ellas expresadas con
bellas palabras- no descubre qué hay detrás. Por estas razones también muchos cristianos se confunden y estiman
que no habría razón para oponerse a regular legalmente
las uniones de hecho y las uniones homosexuales. Que
cada uno haga con su vida como quiera, es el último
argumento. Pero detrás de este aparente reconocimiento
de la libertad se esconde algo falso. Lo propio de una
ideología es su intento de imponerse en todas partes y a
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