la tutoria a los ojos de juan bosco

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LA TUTORIA A LOS OJOS DE JUAN BOSCO
Hemos recordado en estos días la existencia de un hombre de una talla
impresionante. Un hombre que supo dar razones a la juventud, para creer y para
esperar(1) ya antes del C. Vaticano II. Juan Bosco tuvo contacto con la pobreza desde
su nacimiento, en Murialdo, pequeña aldea del Piamonte italiano. Supo muy bien qué
es ser un joven trabajador, hijo de un campesino, y de las dificultades para sacar unos
estudios y una cultura adelante. No es extraño por eso que mostrase una gran
comprensión con los más desfavorecidos:
“Los más torpes de la clase sean el objeto especial de cuidados, animen siempre, jamás
desalienten”. (2)
“Eviten la perniciosa costumbre de algunos de abandonar a sí mismos a los negligentes o a los
de escasas cualidades.
La rudeza de la vida no le hizo resentido; muy al contrario le sensibilizó su corazón y le
hizo amar y respetar profundamente la vida:
“Con los jóvenes hemos de tener amor, usando siempre con ellos la dulzura; que no se diga de
ninguno de nosotros ‘Fulano es rígido y severo’. No; que nunca se formen de nosotros ese
concepto. Si tenemos que corregir a alguno, tomésmolo aparte, hagámosle ver con buenas
maneras su falta y su deshonra, su daño y la ofensa inferida a Dios. Si obramos de otro modo,
agachará, sí, la cabeza a nuestras palabras duras, le infundiremos miedo, pero buscará la
manera de esquivar nuestro trato. Flaco será el provecho obtenido entonces”. (4)
Jamás olvidó de dónde había venido y conforme pasaba el tiempo, en lugar de alejarlo
de sus orígenes, le hacía sentir con más intensidad el dolor y el hastío de los débiles.
Supo mantenerse radicalmente fiel toda la vida y esto le valió la admiración de muchos
y las envidias de otros tantos. No se vendió ni al prestigio, ni al poder, ni al dinero, ni a
la comodidad. Intuyó muy bien hasta dónde podía llegar la alienación del ser humano y
descubrió sus necesidades más hondas:
“Cualquier maestro o asistente podría zanjar cualquier cuestión con procedimientos radicales o
violentos; pero semejante proceder, tengámoslo bien en cuenta, si en ocasiones puede impedir
algún desorden, jamás mejoraría a nadie ni sirve para aumentar la estima ni para inyectarla en
corazón alguno.
Trabájese con celo, sí, échese mano de cualquier ocasión para prodigar el bien, pero siempre
con modales apacibles, suaves, paciente... ¿Qué cuesta?... De sobra lo sé, pero el vocablo
paciencia se deriva de ‘pati’ (que significa padecer, sufrir). Si no supusiese esfuerzo alguno, no
sería paciencia, y precisamente por esto, porque supone un esfuerzo muy grande es por lo que
yo os lo recomiendo tan encarecidamente y el Señor lo inculca tanto en la Sagrada Escritura.
¿Por qué impacientarnos?.. Con ello no lograremos que se lleve a efecto lo no efectuado;
además al ser racional no se le corrige con la violencia”. (5)
Fue erudito pero tuvo muy claro que si le faltaba el amor no era nada:
“La educación todo es cuestión de corazón”. (6)
Sus postulados sobre educación fueron y son hoy, después de una centuria, una
revolución.
-GUIDO GOMEZBIBLIOGRAFIA
(1) “Ideario Pedagógico” de Juan Bosco.
(2)“Ideario Pedagógico” de Juan Bosco. Documentos Concilio Vaticano II.
(3)“Ideario Pedagógico de Juan Bosco
(4)“Ideario Pedagógico de Juan Bosco
(5)“Ideario Pedagógico” de Juan Bosco
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