Cuatro nadadores del CN Alcobendas cruzan a nado el Estrecho de

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AGUAS ABIERTAS
Cuatro nadadores del CN Alcobendas cruzan a
nado el Estrecho de Gibraltar por una causa
solidaria
19 de octubre de 2013. – Sin temor al incipiente frío de octubre o a las
cambiantes corrientes, Javier Sanz, Joshua Rosillo, José María López y Óscar
Rodríguez, nadadores y gestores del Club Natación Alcobendas, se tiraron al
océano el pasado lunes 14 de octubre para cruzar el Estrecho de Gibraltar y
celebrar el 32 aniversario de APAMA (Asociación de Alumnos con Discapacidad
de Alcobendas), incentivando con su ejemplo y sacrificio de cuatro horas la
constante labor solidaria del día a día que se hace en la Asociación desde hace
32 años.
Los cuatro nadadores salieron desde Tarifa rumbo 0,9 con viento de
poniente (oeste/3) y marejadilla a las 8:30 horas. Y llegaron a las 12:32 horas
a Punta Almansa, tardando 4 horas y 2 minutos y recorriendo 17,2 km por las
corrientes tal y como certifica la Asociación Cruce a Nado del Estrecho de
Gibraltar (ACNEG).
INTRODUCCIÓN SOBRE LAS AGUAS ABIERTAS
Y EL CRUCE A NADO DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR
La natación de larga distancia y en aguas abiertas es una disciplina reservada
a unos pocos deportistas con unas condiciones físicas excepcionales. No
obstante, con voluntad, constancia, y entrenamiento, es posible llegar a un
estado de forma óptimo para afrontar el reto del cruce del Estrecho de Gibraltar
con garantías.
Se trata de un deporte muy sacrificado, por el tiempo y la dedicación que
requiere, y se practica en un medio hostil, al que hay que aprender a adaptarse y
sentir como propio.
La resistencia, la técnica, la capacidad mental, la fuerza, etc., se ganan brazada
a brazada y después de muchos kilómetros y horas de entrenamiento, tanto en
la piscina como en el mar o en los pantanos. Aquí nada ni nadie nos regala
nada.
Para organizar el cruce, la referencia es la Asociación de Cruce a Nado del
Estrecho de Gibraltar (ACNEG), que preside Rafael Gutiérrez Mesa. Él es quien
se encarga de preparar y coordinar el cruce: obtener los permisos necesarios de
las autoridades marítimas españolas y marroquíes, que en el momento del cruce
regularán el tráfico de buques estableciendo una zona de seguridad de media
milla náutica alrededor del nadador, es quien decide el día y la hora idóneos, en
función de las condiciones meteorológicas y las mareas, para que el intento del
cruce llegue a feliz término, y coordinar la labor de apoyo al nadador.
El dispositivo de seguimiento y seguridad consiste en una lancha de apoyo, que
en nuestro caso llevará Fernando Díaz Piñero, y un barco guía, con los patrones
Cristina y Antonio Montiel, hija y padre, que dirige al nadador por la ruta que
permita compensar las corrientes en contra y aprovechar las favorables.
La ruta elegida no es la más corta entre las costas españolas y las marroquíes,
de Punta Oliveros (España) hasta Punta Cires (Marruecos) con una distancia de
7.8 millas (14.4 Kilómetros), sino que comienza en la Isla de Tarifa y finaliza en
el punto de la costa de Marruecos al que las corrientes y la velocidad de nado
nos lleven, y que abarca desde Punta Cires hasta la ciudad de Ceuta, oscilando
la distancia entre 16 y 28 km.
El factor fundamental que ha tenerse en cuenta en la travesía son las
corrientes. Aunque en el Estrecho son generalmente de dirección Este por el
predominio de la influencia que tiene el aporte de agua desde el Atlántico al
Mediterráneo. Por la alta evaporación de éste ante las propias corrientes por
diferencia de mareas pueden aparecer corrientes por los cambios de mareas,
afloramientos o incluso corrientes de rebote en la costa que pueden dificultar el
cruce en el último momento.
Por lo general, la pericia del patrón del barco guía permite aprovechar las
corrientes para facilitar al nadador ganar la costa marroquí.
Los entrenamientos, la mentalización y la cohesión del grupo permitirán
sobrellevar las dificultades y solventar los problemas que podamos encontrar, y
que en el cruce del estrecho son los cambios repentinos de las condiciones
meteorológicas (niebla, aparición de viento de Levante o fuerte incremento en su
intensidad), cambios imprevistos en las corrientes, el tráfico de buques, y el
peligro que suponen los cetáceos (delfines, cachalotes, orcas, etc.) e incluso los
tiburones, además de los propios de cualquier travesía a nado como los vómitos,
mareos y calambres debido al esfuerzo físico o a la ingestión de agua salada y
que en algunos casos pudiera estar contaminada.
CRÓNICA DEL CRUCE A NADO DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR
(14 de octubre de 2013)
Éste es el breve relato del cruce que el día 14 de octubre de 2013 llevamos a
cabo Joshua Rosillo Magariño (entrenador del grupo máster del Club Natación
de Alcobendas y ex nadador de élite, Joshua), Javier Sanz Fernández
(presidente del Club Natación de Alcobendas y nadador del grupo máster, Java),
Óscar Rodríguez Rivero (nadador del grupo máster del CNA, Óscar) y José
María López Sánchez (nadador del grupo máster del CNA, Chema).
Para Joshua, Java y Óscar será el primer cruce, y seguro que no será el último,
para Chema éste será el quinto, pero no importa porque cada cruce es una
historia diferente, y ésta es una de las razones de su atractivo.
Fue en noviembre del año pasado cuando nos propusimos cruzar juntos el
Estrecho de Gibraltar. Para Joshua era un sueño que se iba a hacer realidad,
para Java una muesca necesaria en su largo historial de travesías, para Óscar
un reto que añadir a su currículum de piscina y travesías, y Chema encantado de
repetir una vez más y compartir este reto con unos amigos y compañeros de
piscina y aguas abiertas.
Después de un año de entrenamientos duros, en piscina, pantano y mar, y
travesías que nos han servido de preparación, llegó la semana prevista para el
cruce. Éste sólo puede realizarse cuando hay viento de poniente suave o en
calma por el cambio a levante o viceversa; en ningún caso puede llevarse a
cabo con viento de levante. Las mareas determinarán la hora del cruce; siendo
mejor a primera hora de la mañana porque el viento es menos fuerte.
Finalmente el día elegido es el 14 de octubre y nos citan en el muelle a las siete
y media para comenzar a nadar en cuanto amanezca, sobre las ocho y media.
En el barco guía irá los patrones Cristina y Antonio Montiel, hija y padre, y en la
barca de apoyo Fernando, designados por la Asociación y de reconocido
prestigio, que se convertirán, durante el tiempo que en que los nadadores
estemos en el agua en parte comprometida de la prueba haciendo suyo, y con
todo merecimiento, el éxito final.
Durante la travesía, Cristina y Antonio Montiel guiarán a los nadadores y
Fernando conducirá la lancha de apoyo y actuará como juez, dando la salida,
controlando los descansos, y determinando cuándo se culmina el cruce. En el
barco guía irán Cristina Valdecasa e Inma, las mujeres de Óscar y Java,
respectivamente. En la lancha de apoyo nos acompañará Mari Ángeles, que se
encargará de los avituallamientos y de realizar el reportaje gráfico. Los
nadadores sólo tendremos que nadar siguiendo el rumbo que nos marque el
barco guía y seguir las indicaciones de los patrones, Cristina y Antonio Montiel, y
de Fernando.
Antes de partir en el barco que nos llevará a la Isla de Tarifa, Rafa, Antonio,
Cristina y Fernando nos dan las últimas indicaciones. Le proponemos a
Fernando que los avituallamientos sean cada hora. Éstos deben ser cortos para
evitar que la corriente lateral nos desplace y luego haya que corregir la
trayectoria, lo que alargaría innecesariamente el cruce. Hay que seguir siempre
al barco de apoyo, que es el que marca el rumbo; y debemos permanecer juntos.
Nos deseamos mucha suerte, hacemos las fotos previas y sin perder tiempo nos
ponemos los neoprenos y nos damos la mezcla de vaselina y lanolina en las
zonas del cuerpo que cada nadador considere susceptible de sufrir rozaduras.
El barco nos traslada a la Isla de Tarifa desde la que iniciaremos el cruce con el
traje de neopreno, el gorro y las gafas puestos, nos echamos al agua y nadamos
hacia la isla de Tarifa para tocar tierra, como establece la organización y
porque el mar lo permite.
El
cruce
comienza
oficialmente a las 8:30 de la
mañana,
tres
horas
y
cuarenta y un minutos antes
de la pleamar, tras el toque
de silbato por parte de
Fernando.
La primera parte de la
travesía
el
mar
está
relativamente tranquilo, el
viento en calma y la cadencia
de brazada indica un nado
ligero para calentar bien. No está en nuestra mente realizar una marca sino
disfrutar del cruce. Además, las marcas aquí no hay que buscarlas, vienen solas
con las corrientes inesperadas.
A la primera hora, momento en el que llevamos dos millas de recorrido, y tras el
toque de silbato de Fernando, hacemos la primera parada para beber y comer:
agua, isotónico, plátanos y un bocadillín de nocilla.
Tras la parada de menos de dos minutos, seguimos a ritmo en un mar con más
olas y alguna que otra corriente desfavorable. El grupo iba muy compacto con
Joshua y Óscar a la cabeza, y Chema y Java detrás, aunque de vez en cuando
esta configuración cambiaba.
Íbamos pendientes de ver la diversa fauna que habita en el Estrecho o que lo
utiliza como puente entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, pero sin
éxito. Desde la barca sí avistarían delfines e incluso unas ballenas. Sí nos
cruzaron, aunque a bastante distancia, barcos, algunos de ellos enormes y que
provocaban un oleaje que nos zarandeaba como corchos.
A la segunda hora, toque de silbato y parada para el avituallamiento. Nos
comunica que llevamos cuatro millas, lo que indica que la corriente era
inexistente o algo desfavorable. La siguiente hora, Java empezó a mostrar
síntomas de agotamiento y hubo que ralentizar el ritmo un poco, pero se notaba
una ligera corriente favorable en forma de oleaje que empujaba por detrás.
A la tercera hora, paramos para el último avituallamiento, como nos hizo saber
Fernando, así que bebimos bien y tomamos plátanos y un bocadillín de nocilla
que supo bueno, bueno, y que ayudó a calmar el sabor a sal.
Desde aquí hasta el final el cruce transcurrió sin más contratiempo. La presencia
de las gaviotas anunciaban la cercanía con la costa, aunque una corriente
inesperada nos desplazó un poco y nos llevó a culminar el cruce en Punta
Almansa, en una zona de rocas.
A 300 metros de la costa, el barco guía se detiene y sólo nos acompaña la
lancha que también se queda a unos 20 metros de las rocas. Nos reagrupamos
para llegar juntos y tocamos tierra. El toque del silbato indica el fin del cruce y
marca el tiempo oficial del cruce, cuatro horas y dos minutos, después de
recorrer 17,2 kilómetros (9,3 millas náuticas) y con una trayectoria, como luego
comprobaríamos en la carta náutica, prácticamente en línea recta desde la isla
de Tarifa.
Chema se acerca a la lancha y le pide a Mari Ángeles que le lance la camiseta
del Atlético de Madrid, que se coloca con rapidez. No satisfechos con tocar
tierra, nos subimos a las rocas para hacernos unas fotos. Y así queda retratado
para la posteridad el cruce de cuatro amigos del Club Natación de Alcobendas,
que dedican su cruce a la Asociación de Discapacitados de Alcobendas APAMA,
y Chema, además, al club de sus amores, el Atlético de Madrid.
Después de las fotos,
volvimos al agua y nos
subimos
a
la
lancha
neumática. Joshua, Java y
Óscar volverían en el barco
guía con Cristina Valdecasa
e Inma y con los patrones
Cristina y Antonio Montiel;
Chema
volvería
con
Fernando y Mari Ángeles
en la lancha neumática.
El éxito es resultado del trabajo en equipo. Una planificación impecable por
parte de Rafa, la ejecución perfecta por parte de Cristina y Antonio Montiel, los
patrones de la barca, y Fernando, el conductor de la lancha de apoyo, los
ánimos de María Ángeles, Cristina (la mujer de Óscar) e Inma (la mujer de Java),
la gran compenetración del grupo de nadadores y el fruto de tantas horas de
entrenamiento, dirigidos por Joshua, y competiciones en mar y piscina.
Aunque la natación sea un deporte, las aguas abiertas es una pasión, una forma
de expresar y sentir la libertad, y cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar, desde la
Isla de Tarifa, en España, hasta la costa de Marruecos, es un reto personal que
lo hace real, de los más apasionantes que pueda proponerse un deportista y
mucho más si se concibe en equipo, se entrena en equipo y se realiza en
equipo.
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