Comunidades indígenas: su gente y sus tradiciones

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Comunidades indígenas: su
gente y sus tradiciones
Al norte de Quintana Roo queda la región con mayor desarrollo turístico y
urbano de este estado. En ésta, hay una importante población indígena
con un denominador común: todos están afectados por la construcción
de centros turísticos masivos en las
últimas tres décadas. Esta población
indígena
depende
del
trabajo
remunerado para su subsistencia, ya sea
como peones en la industria de la
construcción, en actividades dedicadas
Vista interior del Hotel Imperial Las Pelas,
al comercio y al turismo, o bien en el
Cancún.
servicio doméstico.
Los que se van
Son muchas las personas satisfechas con el nivel de vida que han alcanzado
en Cancún. Buena parte de los empleados de los hoteles proceden de otras
poblaciones de la región e incluso de otros estados de la República Mexicana.
Este es el caso de José Careaga, un recepcionista de 48 años que trabaja en
el Hotel Imperial Las Perlas. Llegó a Cancún hace 20 años con el propósito de
pasar unas vacaciones en una ciudad que se estaba convirtiendo en un
enclave turístico paradisíaco. Lo que menos podía esperarse en ese momento
era que estando allí le ofrecerían un trabajo. José aceptó la propuesta sin dudar,
aunque por ello tuvo que abandonar sus
estudios de odontología. Han pasado los
años y este hombre que marchó un día de
México DF no se arrepiente de su decisión,
le gusta vivir en Cancún y tratar con gente
muy diversa.
Playa de la ciudad maya de Tulum,
Cancún.
José Antonio González sólo tiene 18 años y trabaja informando a los turistas
del Hotel Imperial Las Perlas sobre las posibles excursiones que se pueden
hacer en este estado del sureste de México. “Llegué aquí [Cancún] sin nada y
ahora las cosas me van muy bien”, expresa satisfecho José Antonio después
de contarnos que vino hace un año al estado de Quintana Roo desde México
DF, donde no gozaba del desahogo económico ni la seguridad ciudadana que
posee en Cancún. En la actualidad, este joven mexicano estudia la preparatoria
(el equivalente al bachillerato español) y sueña con volver a la capital de la
República algún día para impartir los estudios de cinematografía.
José Antonio confiesa que le “fascina” conocer gente y descubrir otras culturas,
posibilidad que le concede ser empleado de un hotel. Sin embargo, reconoce
que “Cancún tal vez estuvo mal planeada” y añade: “Es una pena que se haya
acabado con tanta selva y playa, pero también seria una pena no tener un sitio
como Cancún para mudarse a vivir”. Esto es el testimonio de una contradicción
diaria. Puede que Cancún sea una oportunidad laboral pero no permite ser, a
su vez, un lugar de descanso para los inmigrantes.
Los que regresan
Sin
embargo,
hay
personas
que
habiendo probado la vida en Cancún
deciden volver a su comunidad de
origen. Mireia dejó sus estudios y su
comunidad a los quince años para irse
a la ciudad a trabajar de camarera. Le
fue bien durante unos años, pero sentía
que había perdido sus raíces mayas.
Valladolid Nuevo, Quintana Roo.
A los 22 años conoció al que ahora es su marido, un oriundo de la comunidad
de Valladolid Nuevo, donde ella había nacido. Por él, no sólo recuperó su
identidad sino que aprendió la lengua maya que hasta ese momento
desconocía. Y fue en la comunidad donde formó una familia y donde tuvo la
oportunidad de retomar sus estudios, acabando primaria y secundaria. Hoy en
día, saca adelante a sus cuatro hijos gracias a la tienda comunitaria que
regenta, el trabajo de venta ambulante que desempeña y lo que proporciona el
trabajo en el campo a su marido e hijo.
Una lengua en peligro
No obstante, la lengua que Mireia aprendió gracias a su marido y su familia
tradicionalmente maya, la están perdiendo sus hijos debido a que pasan más
tiempo fuera del hogar que en él. Los dos hijos mayores están en la
universidad y cada mañana se levantan temprano y no vuelven hasta la noche,
apenas pasan tiempo en esa casa donde se escuchan todavía algunas
expresiones mayas, y además, las materias que aprenden se imparten en
español. La misma situación se da en la escuela y el instituto donde estudian
los dos hijos pequeños.
Por tanto, a pesar de que Mireia ha recuperado las tradiciones de la comunidad
a través de su marido, ahora no es capaz de transmitírselas a sus hijos porque
la educación que reciben en las instituciones no la ayuda.
En 1995 el 92.7 por ciento de la población indígena mayor de 5 años se
consideraba bilingüe mientras que sólo un 7.3 por ciento permanecía
monolingüe. Las comunidades del norte de Quintana Roo viven un proceso
complejo de redefinición de su identidad. Sin embargo, el monolingüismo se
mantiene en la parte central del estado, donde las comunidades conservan un
carácter más tradicional y conservador. Incluso, con “barreras culturales” que
no permiten la aculturación que sí sufren las comunidades del norte del estado
fruto del contexto urbano en el que viven.
Una palabra: Miseria
La
población
disminuye
comunidades
activa
en
las
indígenas
debido a la migración laboral
de hombres y mujeres hacia
los
centros
turísticos
y
urbanos.
Fotografías de diversas comunidades indígenas de Quintana
Roo.
La marginación y el atraso eco-nómico continúan siendo ca-racterísticos de la
zona maya de este estado de la República.
Según algunas cifras, alrededor del 93 por ciento de los habitantes de esta
región recibe menos del equivalente a dos salarios mínimos. Un caso evidente
de esta precaria situación la protagoniza Martín, un repartidor de periódicos y
leña de San Cristóbal Colón. Cada mañana, desde hace casi 50 años, carga su
carrito (una especie de bicicleta con un gran canasto en la parte delantera) y
recorre todas las comunidades vecinas distribuyendo sus productos. Martín
cobra sólo 100 pesos a la semana y necesita invertir 45 de éstos en comida. Su
casa la constituye una sola habitación y sus únicos bienes son una vieja
hamaca, un televisor, unos pocos muebles y algo de ropa.
La eterna esperanza
Por este motivo, muchos indígenas necesitan un ingreso adicional que
complemente el ya de por sí pobre ingreso familiar. Y la solución es la
migración hacia los centros urbanos y el corredor turístico de Cancún. Estas
personas proceden del centro de Quintana Roo, de las áreas mayas de los
estados vecinos de Yucatán y Campeche o bien constituyen otros grupos
étnicos del país y de Guatemala. Sin embargo, este prometedor presente que
se les aparece en forma de ciudades y turistas no satisface las expectativas de
los indígenas que emigran hacia allí y esta evidencia plantea nuevos problemas
derivados, por ejemplo, de la precariedad laboral, la pérdida de las esencias de
la identidad maya o la delincuencia.
La agricultura como lazo con su pasado
Muchos de los empleados indígenas de
los
hoteles
situados
en
las
zonas
turísticas se dedican, además, a la
explotación
forestal
y
agrícola,
sin
descuidar la recolección y la caza, que
implican
un
gran
conocimiento
del
entorno ecológico, un bagaje cultural que
sólo se puede
transmitir
de padres a
Típica choza maya, Quintana Roo.
hijos.
Hoy en día, los mayas de las comunidades conservan los mitos religiosos
mayormente en la actividad agrícola y la caza. Por ejemplo, los mayas
conservan ciertas ceremonias de apropiación de la tierra en las que piden
permiso a los espíritus guardianes del monte para poder cultivarla. Y no es
extraño ver como la primera parte de cada cosecha se cuece al vapor y se da
de regalo a la primera persona que pasa por delante suya.
La cacería, otra fuente importante de dinero para el campesino maya, encierra
también algunas de las tradiciones desconocidas de este pueblo. Los mayas
sienten la necesidad de pedir perdón a los animales que matan durante la caza
y por ello, dibujan sobre ellos una cruz con la sangre de la propia bestia.
Un hombre toca la guitarra y canta una canción en maya. Sus notas y su voz
llaman la atención de aquellos que se encuentran cerca, aquellos que en pocos
minutos crearan un círculo a su alrededor. Pero sus palabras no irán más allá
de su comunidad, ni de la selva, no llegarán a ninguna institución. En los
despachos oficiales sólo se oirá un murmuro sin fuerza, casi incomprensible. La
voz de un pueblo. El pueblo maya.
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