Las FARC, el Post y la testaruda realidad Miguel Ángel Ferrer Rebelión Hace uno días, el muy influyente diario estadounidense The Washington Post publicó, bajo la firma de Dana Priest, un texto sobre la participación del gobierno de Estados Unidos en el asesinato de diversos dirigentes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), la guerrilla más antigua de América Latina. El asesinato (o “cacería”, como dice el rotativo) de esos líderes revolucionarios ha sido fruto de la aplicación de un programa de espionaje, de intercepción electrónica de mensajes y de escuchas clandestinas. Estos instrumentos posibilitan la ubicación física precisa del dirigente que será asesinado. Y el objetivo se cumple mediante el uso de “bombas inteligentes” guiadas por un sistema GPS. Así fueron asesinados a lo largo de la última década varios dirigentes de las FARC, entre ellos el comandante Raúl Reyes, en la localidad de Sucumbíos en territorio ecuatoriano. A pesar de ser un plan ultrasecreto de la Casa Blanca, del Pentágono y de la CIA, todo esto ya era sabido desde hace varios años. Pero el reportaje de Priest y de The Washington Post no busca informar, sino convencernos de que esos asesinatos selectivos tienen a las FARC en etapa terminal. Con enorme desfachatez antiperiodística, la periodista y su periódico empiezan así su pieza de desinformación, aderezada con sus habituales calumnias cuando de las FARC se trata: “Acción encubierta en Colombia Inteligencia y kits de bombas GPS de Estados Unidos ayudan a la nación latinoamericana a paralizar a las fuerzas rebeldes Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de 50 años de antigüedad y en su día consideradas la insurgencia mejor financiada del mundo, se encuentra en su estado más reducido y vulnerable en décadas, debido en parte a un programa de acción encubierta de la CIA que ha ayudado al Ejército colombiano a matar al menos a dos docenas de líderes rebeldes, de acuerdo con entrevistas realizadas a más de 30 funcionarios retirados y en ejercicio de Estados Unidos y de Colombia”. Dicho en palabras más claras, en opinión de la CIA, de la periodista y del periódico, el gobierno de Juan Manuel Santos y el régimen de Barack Obama tienen a las FARC a un paso de la liquidación. Una reedición de la vieja y falsa tesis reaccionaria que afirma, contra toda evidencia histórica, que asesinando a los dirigentes revolucionarios se liquida a la revolución. Al leer la nota del Post salta en seguida una reflexión: si las FARC se encuentran en etapa terminal, a un paso de su extinción, por qué el gobierno de Juan Manuel Santos mantiene conversaciones de paz con la guerrilla, mesa de negociaciones que, como todo el mundo sabe (hasta el Post), se desarrolla desde hace largo tiempo en La Habana. ¿Cómo es posible que un desalmado guerrerista y genocida como Santos se encuentre dispuesto a negociar la paz con un adversario que está en trance de morir? Es cierto que el democrático y humanista sistema electrónico de asesinato de dirigentes revolucionarios ha golpeado y dañado seriamente a las FARC. Pero es igualmente cierto que la guerrilla ha aprendido de los golpes recibidos y que ya sabe cómo defenderse de ese tipo de bombardeo electrónico. A determinado veneno, su respectivo contraveneno. La pieza desinformativa y calumniosa de Priest y de The Washington Post es el más reciente eslabón de una añosa estrategia de propaganda negra y guerra sucia para introducir en la opinión pública internacional la falsa idea de que las FARC están liquidadas. ¡Qué más quisieran Obama, Santos, la CIA, el Pentágono, The Washington Post y las oligarquías estadounidense y latinoamericanas! Pero, según se ve, esas querencias se estrellan, como decía Lenin, con la testaruda realidad. Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.com.mx