llmLIOTE~A lLUSTRADA DJ GASPAR Y nOIG. HISTOltlA DE LI CONQUISTA :OELPERU CON onSERVACIONES PRELIMINARES sonnE LA CIVILIZACION :DE LOS I:N~AS POR ~\lHLermo 14> ¡tlrcscott. - ..• , TERCERA .EDlt::10N. /~!:?;&¡Jjdt~~:¿::~, " r~?~ MADRID, ŒPRE:\"TA Y LllHlERIA DE GASPAI1 y nOlG, r~l/è ,Iél Principe, E[)(TOnES, n""n, .{, 1a53. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia / ,.- . '.' PROLOGO -.- • Es indudable que las mas brillantes páginas de la historia de Espllna en el Nllel'o-Munrlo son las que relieren las conquistlls de 1I1éJico~' del Perú; ùe esos das estados en que se combinaba la gran eSLensilln de territorio, con una consLitucioll social muy aùelantat/a, y con grandes progresos en las artes de la civilizacion. Tanto es lo 'Ille sobresalen en el gran cuadro dp. la historia, lJlIe el nombre rie uno de ellos, á pesar del con~raste que se Ilota ell sus respedjfas insLituci()nes, recuerda naturalmente el del otro; y, cuando hiee recoger ell Espaj¡¡;, materiales para la reI¡¡cioll de LI conquista de M~jico, inclui enlll;s iu"pstigaciones los !jlle se refcrian A la conquista del Perú. En ambos caws se sacó la mayor parte de los documentos delmislr.ú gran depósito, los arc~\'os de: la Real Academ;a de la Hist:¡ria en Madrid. cuerpo, al que se lHlIa cspeci.1lrnente confiada la cOllservadOll de todo lo que puede sen'ir para ilustrar lus anales de Jas COIOlli¡;sde Espnií¡¡, La parte lilas rica de Sll colecci.m es prouablelllente la tic los papeles de MuÎlOl. Este emine'lte erudiLo, cronista de las Iunias, empleÚ cerca de cincuenta uilos de su existencia en acumular materiales para la hisloria del descubrimiento y conquista ùe Amériea por los espallOles. Ol.Jraudll para este lin bajo LIS órdenes dcl guuierrw, todo se le facilitó, y se le al!rieron y scrnctiel'on á su exárnen tanto los archivos púl,lil'os como las coleccioIles partic,ulares, asi en Espaila como en toda la I'asta o>oli'noiOll de sus posesiones ultramariuas. EIl'e~ulta~Stllfue una mcgnífIca colel'cio,j de manuseri· uchos de )0.5 l'uales copiú fllllismo Call adllli'j'1II1O l. rabie pücienda. Pero !lO vivió lo hüsLñnLe para reco· gel' el L'uto de su constante laboriosidad. Apenas , habia te~minado el primer tomo relativo á los viajes ' de Colon, cuanrlo murió; y sus nlanuscriros. á lo menos LI parte que se l'elJere á !lIéjico y al Perú, p.slaban destinados á servir de materiales á otro ha' bita¡;te de ese misllJo NUIlI'O-Mullllo, á cura historia pertenecen. " I Otro de los eru(Etos á cuyos tesoros liler¡¡rios debo I lIlucho, ~s D, Martin FerIlalldez de Navarre:,e, direc! Lar que f,IC de la Heal Acadelllia de la Historia. Tambien el ~,r. ~a"arrele dedk6 la lOayor parte de su : larga exi,tencia á reunir documentos originales para , ilusll,u'llIs anales de las colonias. Muehos lie ellos se , !Jan inelLido en su ¡;ran obra COl.ECCIO:\'DE YIAJES y DESC[j81tlèlll::l'iTOS,qlle, aunque leJOS de hal.Jerse comI ¡lletado s'~gull el plan original de su autor, es para el ¡¡storiad.)r UD auxiliar indispensable. Al seguir el rastro de los descubrimielltos Navarrete se apartó , de las cOIJ(I~istas de MéJico y clel Perú para 'lilbJ¡¡r de les viajes de sus cumpatriotas ell los mares de las lu,lias. Ciln su natural cortesía permitió que se coI piasen para mi u~o sus manuscritos que se retierell ! á aquellos dos paist~s. AI¡;ulloS de estos se h::n publi; cado ¡]esplles bajo los au"picios de sus erudi~os cole! ps S¡,jl'á y Baranda, asociados á él en la Acactemia; I pero los (bcurnento,; que están en mi podel' forlllan Ulla fral'cion lIluy importante de lll~ materi:Jes que he tenido á mano para la presente historia. La lIluerte de este hond,re ilustre, ocurri,ja (loeo , despues £I~ haberse principiadu e,;ta obra, IJiI ileja<lo : en su país un "udo que 110 ~c colmará fácilmente, I porque cri, hombre cOllsagrado eon ¡¡1'Llor al cllltil'O ' de la~ letras. y pocos han contribuillo mas á difun,lir i" I I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ¡ l:lIl1.1tlTECA [lE el conocimiento de la hisloria colonial de España. Lejos (le pensar esclusivamenlc en SitS propios proycctos literarios, siempre estaba dispursto á prestar su auxilio y su simpatía á los de otros. Realzaban su rrputacion COIllO en:,lito las allas prendas que le adornaban como homhre, su benevolencia, la senci· liez de sus costumbres, y su moralidad á totla prueb;l. Mucho rs lo que yo le debo, porque desde que puuliqué mi primera obra hislórica, hasta la última semana tic Sil vitia, siempre he recibicto pruebas del sincero y útil interés que le inspiraba la continuacion de Illis trabajos, y en este instllnte tl'lhuto con tanta mas sati"faccion e"te elogio á sus merecimielltos, cuanto qUllllo puede sospecharse en él la intencion de a.-Iular. Tambien deho incluir en la lista di! los que me han suministrallo materia:es á MI'. Temaux-Compans, tan conocido por Sil /icI y elegante tradllccion francesa de 'OSmaliUscritos tic Muñoz, y á mi amigo Don Pascuaí Gayan¡:;os, quien baJO el modesto titulo .le tratluccion, ha publicarlo un comentario tan agudo como erudito sobre la historia hispano-árabe, colocándose en primera linea en aquel dificil departamento de la republica de las letras que han ihl$trado los trabajos de un Masdeu, de un Casid y de un Conde. A los materiales que estas fuentes me han prororcionado, he ai¡¡uiido ¡¡Igullos manuscritos importantes sacados lie la bihlioleca del Escori¡¡1. Estos, qlle _e refieren principalmente á las antiguas instituciones rlel Perú, form:lban parte de ]a magnifica coleedon de lord Kingshorough, que, por desgraeia,]n tenido la misma suerte que casi todas las col~cciones lítrrarias, y se ha dispersado por todas partes des,lc la muerte de su nohle autor. Me ha proporciona,lo estos manuscritos el acth-o hibliógraro !tIr. O. Rif·h, que r· side actualmente en Lonrlres. Por fin, no dcha olvidarme Cil otra línea de los servicios que mc ha tedIO el erwlito hibliotecario del ¡¡ten ea de noston, mi ami¡:;o Mr. Charles Folsom, cuyo saber en malerias gl'amalica\¡~s, yen la diccion castiza y propiedad del idioma inglés, lile han servido para corregir muchas faltas en que hahia incurrido al componer tanto e,ta como mis obras anteriores. Di~ponieo.lo de totlos estos direrentes manantiales, he acumulado una gran cantidad de mar,uscritos tan auténticos corno \'ariado~, concesiones reales y decretas, instrucciones de la CÚl'tc, cartas del emperadOl' á los principa'es oOciales de la5 colonias, archi\'05 municipales, diarios personal. s y apuntes, y vna gran masa de correspondencia particular de los principales actores que desempeñan·n un papel en este (lmma turbulento. Quizás este mismo eita.lo de turbulencia del país fue Jo que contribuyó á hacer mas frecuen te la correspondencia entre los emplearlos cOluniales y el gohierno de la metrnpoli. Pero, sea CUh) fuere la ('ausa, la coleccion de materiales manu<critos que se relieren al Perú, es mucho mils ámplia y mas complet'lque la que se refiere á Méjico; ,le modo que apenas hay rincon r,scuro en el camino del tlescuLridor sobre el cual no haya arrojarlo alguna luz la corres;:lOutlenda escrila de la época. Quizás mas bien tienp. que quejarse el historiador del UIDARRASDES RICHESSES,porque ell la ltlultiplicitlad df) te,limonios contradictori(ls, no siempre es fácil sorprender la verdad. así como la multipicirlarl de los rayos Ile luz que se cruzan unos á otros deslumbran y confunden la vista del espe.tador. La presente historia se funda en el mismo plan gelH'.ral que la de la CO:'iQUSTAI>E)IEJlco. En unliuro de introducCÍon he tralado de I/resenta¡' (le bulto las in sLituciones de los Incr.s, para que elleeLor conociese el carácter y J;¡ conllicion .Ie esa raza estraordinaria antes lie cntnr en la historia ,le su conquista y aYasallami( nto. Los demás lioros cOlllier.ell la reladon de la conquista; y aquí el asunlo, dehemes confesar- G\SI'AR I T nOIc;. lo, /1pesar de las oca,ir.nes que ofrrce para pintar caracteres, referir incidentes estraños';l poélicos, ~. rscenas pintorescas, 110 proporciona ni hi~toriactor ttlntas vent.ljas como la historia de ~téjico. Verdad es que pocos asuntos pueden compararse con este para los fines Jel historiador ó dr] poeta. En él el desarro110natural de la historia se amolda exactamente á lo que exigen las reglas mas diversas del arte. La conquista del país es el gran ohjeto que siempre est;í prcsente en la mente del/llltor. Desde qye los espailOles llesembarcan por primera vez en el territorio, su,; aventuras posteriores, SllS neg0ciaciolles y hatallas, su retir:¡oa terrible, sus nuevos esfuerzos y el sitio linal, todo contribuye á preparar esle gran rèsllltacto, hasta que con I" toma de la capital termina ]a larga ~erie tic los acontecimientos. ~n la marcha de los SIlC('SOS, totlr¡ camina de frente h.ícia este término. Es uu poema épico magnífico, en que la unidad de inter~s es rerfecla. En la CO:'iQlISTAnEI. PERÚ la accion ,á la menos en cuanto á lo relativo á la cailla de los Incas, concluye mucho antes que termine la narracion. Ocupan el resla las terribles luchas cÍ\'i1es de los t;onquistallores, luchas que por su misma n:\tura!eza nil pueden agrllparse alrededor de un punto central de inlertls. l'ara alcanzar este úllin;o ohjeto, debemos traspasar ellímite estahlecido en la inmediata caida del imprrio peruuno. La conquista úe Jo~ indígenas no es mas Que el primer paso, á que debe seguir la derrota (h~ los espailOles rebeldes, hasta que se establece la supremacía de 1:1corona de una manera perman.'.pte en el país. H~sta este reriorlo no se pue(le considerar como complet:¡ la adquisicion de aquel imperio trasatlántico, y, fijando [a vista en este punto mas rcmotû, Se verá que los pasos sucesivos de la narracion conducen á un gran resultado Único, y que se ccnserva esa uni,ia" de interés, que casi es lan csenci;, I en la cOlllposici'Jn histórica como en la dramHica. Basla qué pun to se ha conseguirlo esto en 1.1prc~entf~ historia, es cosa que ahanctono al jui~io tiel lector. 1'<0 lengo noticia de Que ningun español haya corn· puesto historia alguoa de la conquis!a del Perú. fundada en llocumenlos originales, que pueda ¡¡<piral' á ponerse alIado de la COXQUSTA[lE MEJICO, por So!is. com,) obra clásica. Llls ingleses deben Ulla de gran mérilo á la pluma de Húberlson, cuyo magnilico [lf'Squejo ocupa el espacio que le corresponde en su grail obra sobre ;\mérica. Mi objeto ha sido presentar:iI Il!ctor la misma historia con todos sus poéticos rormenores; no simplemente retratar los rasgos caracter¡stico:> de la conquista, sino realzar los permes call un colorido animar[or, de modo qne presente una minuciosa y lid pintura de aquellos tiempos. Con este objeto al componer esta ohra me he aprovechad'l la mas posible de los mcteriales rnanuscl'ltos que poseo; he dejarlo que los actores hablen persoualmell(¡~ lo mas posilJle, y sobre totlo he sacado 1:1UC(¡O partido de sus cartas, porqne en nada es mas probable que ~e descubra el coralOlI que en la Iiberlad de III corresprndencia pri vada. He hecho ámplio~ estractos dll estos documentos en las Dotas, tanto para apoyar el testo, como para dar publicidad á esas prollucciones de los eminentes capitaues y estadistas de aquell.l época, producciones que los mismos espaÎloles no conocen. MI'_ AmÚ,lée Picltot, en su prólogo á la tradnccion rroncesa de la COXQI:ISH DE ~h:J\co, inliere dt'1 plan de la composicioll qlle ,Id)o haber estudia:ln cu idadosamen te los Escritos de su compatriota ~tr. de Barante. El agudo crítico no me hoce mas qu~ jnsticia al suponer que me son familiares los principios rie la teoría histórica de aquel escritor, tan habilmente presentada en Sll prólogo á SllS OrQUES ilE nORGO:l.\. Y he tenido motivos para admirar la de~treza COll que ¡llmisl'lo i'nstra su teoría, cOll5truy<,ndo con los Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1•.\ CO:'iQl'I,1 A £lEI. PEnt-. !¡ toscos ml~eriales de una época re~otl un monumen- I aida, si fue~e posihle, h!ciese las veces del ojo. Tomé to. del gema qu~ nos trasporta rápJda~ente al cell.tro . un secret~rlO que me lem los d!ferentes documentos, mismo de l?s Siglos feudales; y esto Sill aquellas Ill- I Ycon el tiempo me acostumbre de tal modo al sonido con.gr.'Jell(~laS que gcneralment~ afean la~ obras de I de los diversos i,¡¡omas extranjer'os (con al...•:mos de antlgue,hlll hech~s en nuestros ~Jas. DcIIllEI:IO.modo' los.cuales me hallia familiarizado ell mis "injgs á otros he tratatlo II.ll deltneal la espreslon caractenstlciI dll pUlses), que p:lIie comprentler su lectura sin muclHl una ~pf)cu.distante, y.presentarla con toda la lozanía :Iiflcultad. A medida que esla adelantaba, iba yo diey Blllmacl.ùll (~e b vitia. pero me he separ~do del mido numerosas notls; y cuando estas se hubieron plan del lllstorlador franctJs ell Ulla cosa muy Ill1pOr- pumentad'J de ulla manera considerable me las voltante: he dpjado en p.itÍ.el a,ndamiajíl des pues de h~- ríero.n 6. leer repetidas ve~es, hasta qu~ comprendí bür complela1lo el edl~IC!,O.bn otras palabras, he dep- 3:J~c¡entemente su c0.ntellldo para componer mi hisdo ver al lector los tramites por los cuales he llegado tllfla con estos materIales. Las mismas nolas forma. á mis couseCllenc;;¡s. Eulug'lr de exigirle flue crea en n;1l una coleccioll necesaria para ilustrar y apoyar el mi versiondelahístoriahajo mi palabra, Iw tratado de . teslo. manifestarle las razones de mí fe. Con abulltlantes ciPero aun quedaba otra dil1cullad en eltrauajo metas de 105originales que me sirven tic testo, y con al· , cáoieo de escrihir que me fatigaua extraordJllariaflunas noticias críticas de ellos para esplicàrles las ml!llte la vista. Venciósc esta por medío tic uno de IIll1uencias á que estaban sometiùos, h~ tratado de ese's nparatos para escribir que usan los ciegos, me. colocarlo en una posicion cn que pueda juzgar por diante el cual rodia trasladar mis p~nsamientos al sí, y aun enrnenctarú cOll:.radeeir los juicios del his- papel sín el aUXiliode la visla, y con igual facilidad tormdor, si asi lo cree conveniente, A lo menos por I sin luz ó con ella. Las letras que asi forrmba se ase· este sistema po,lrá calcular la gran tlilicultad qlle mej,lban mucho á los geroglílicos ; pe."o mi secrelnexi~te para llegar al conocimiento de lu verdad entre rio S3 ndiestró en el arte Ù~ desenmaral¡arlos, y pu·Jo el conOicto d,~las contradicciolll's, 'I aprenderá á t.e- trashdarse una copia para el impresor, con un nú· ner poca cOllfianz:l en aquellos es~rltores que hablan mero no m~y exagerado de inevitabl€s errores. He de los miste"ios de lo pas:\llo con lo que FontcntJlIe dosCl ito con tal minuciosid:HI este procedimiento, llama «un grado horriùle da certezn ') espiritu el mas porql1e se ha manifestado mucha curiosidad repetí· opuesto ¡í la verdadera Iilosofía de la historia. dilS veces !,lor saber mi MOIlt;S CI'El\.\~IHen medio de Sin embar"o, debe confesarse 'lIle el historiador mis privacIOnes, y quizás su conocimielilo podrá Ser que refiere It,s acontecimientos tie un siglo pasado, útil á otros que se encuenlren en el mismo caso. disfl'uta de al:;llllas grandes venl..1jasen el hecho de Aunque me animaba el progreso visiblcde mi ohrn. poseer materiales manuscrih;; ya qllC los teslimoera cst~ necesariamente lenlo. Pero con e1lil'IlIPO se Ilios de amigo" rivales y enemigos se eqnilibran unos dismin:l)'ó la tendencia háda la i:Jf1amacion, v Sf' á otros. Otra \ent.ljl no menor consiste en contemalirmó lilas y mas In fuerza del ojo. Por Jin se restapIar el curso ;;eneral de lo; acontecimientos como bleció hasta el punto de permilirme leer \'arias horas ocurrieron reahnente, lo que forma el mejor com~n- durante el dia, aun(¡ue mis trabajos ùe esta manera tario sobre los verdaderos motivos de los diferentes terminahan necesarIamente anles de la uocue. I'\i actores. El actor, empellado en el calol' del combate, nunca plhle privar me de los servicios de un secretave limitado su juicio por el circulo que lo rodea, al rio, ni [¡ bandouar el uso del apar;¡to )lara escribir; paso que lo cíe,i:m el polvo v elllUmo de la luchl; porC{ue, ,11rev~s de lo qtle generalmente sucllde , el mientras que el espectador, cuya mirada recorre el escnbir es para mi vista una tarea mas dificil que la campo desde m:\s distancia y desde un !,lunto mas de leer, ouservacion siu embargo que no se aplica á elevado, aunque para él los objet<ls indiVIduales no la lectura de los manuscritos; y por consiguiente, aparezcan eo todo su brillo, abarca en una mirada para pOllel' revisar con todo cuidado mi trabajo, hice todas las operaciones del campo. Aunque parezca esto Imprimir t·o ejemplar de la IIístoria de Fernanùo é una parad(lj,l, tau probaule es qut' el escritor futuro Isabel para mi uso, antes de envbrla á la prensa para descubra la verda:! ap"yado en teslim'lnios contem- su publicacion. Tal como la he referido era IIImeJoria poráneos, como que la refieran los contemporáneos Ile mi salud mientras preparaba la CO~QUlSTA DE ~1t::mismos, JICO, y satisl"echo al verme elevado casi al nivel del Antes de terminar estas observaciones, permítase- resto de mi especie, apenas envÍtliaua la superior fume añadir otras de un carácter personal. En varias Iicidatl de 10, que podi¡¡n prolongar sus estudios hasrevistas extranjeras de mis escritos, se lu dicho que ta las altas h lras de la noche. el autol' do ellos era ciego; y mas de una vez se me Pero he esperimentado otro camlJÍo en los dos úl· ha atribuido el mérito de haber perdirlo la vista al es- timos aÎlos. I a vista de mi ojo se In Ílt'J poco á poco cribir mi primera J¡istori~, Cualltln he descllllierto debilitando, mientras que se ha acmentado de tal estas rtJIaciones err(,neils, me he apresurado Ii rec- manera la sel'síbilillad del nervio, que durante vatilicarlas. Pero la pr(!sente ocasion es la meJor para rias semanas llcl aiío pasado no he abierlo ulllihro, V hacerlo; y lo deseo t:\nto mas, cuanto que se me fi- por término lI:edio puedo decir que solo IICdisfrula'gura que mis propja~ observaciones en los prólogos do de la vista ¡\ réllOn de una IlOi'aeor dia. Ni puedo de mis anteriores historias (¡an daùo origen á esta anirmrme á lU í mismo con la engallatlora esperanza equivocacion. de que, gastado como se encnentra este ó~ballo por Mientras que estal,a en la universidad, tuve un haber quiz:ís abusado de él, pueda voll'Cr nunca á su accidente en un ojo qUI}privó de la vi~ta á este órgano. estado de ju \'el·tuù Ó servirme de mucho en mis lSA poco tiempo fue ataeado el otro de t;nil inl1amacion tuùios literarios de aqui en adelante. No ~é si tellilré Ian aguda, que durante algun tiempo tampoco veía bastaote ánimo para entrar con semej:mte im~edilllen. call él ; Y aunque despiles se curó, llnelló el órgano ¡ to, como lo habi:¡ rensado, en un campll mas vasto en tan mal estallo, que sufro en él ulla leuilídad per- de estudios históricos. Quizás la costulllhre, y elll:!manente, allem;ís de h.\berme visto posteriormente seo natural de sl'gnir la carrera que he emprendido dos veces privadù de su uso para leer y. e,cribir dll- tallto tiempo ha, me oulig.\fán á hacerlù, ya que Il rante varios a¡los. En uno de estos ú~timos períodos espcriencia me In probado qlle no es imposible. fue cuallllo recilli de ~1.lIlrir1los lllatcriJlcs para mi Por esta relackn , tal vez demasiado larga, eller.tol' historia de los Reyes Católicos; y ellllli triste cOIl<lí· que tenga algulla curiosidad en esta materia, concecion, rodeado por mis tesoros lransatlán!Ícos, me veia birá hasta dónd~ I'e¡;;an los obstáculos que se meopo) un homllre qne perece de )¡:¡mbre Cil medio de neo en lUis trabajos lIistóricos. Fácilmente se ronceayor abundoncia. Ell este estado rosolví que el del'á que no han si,lo leves, si se consirlera que solo TmlO l. t·· I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia nllll.l.)1EC\ DF. GHI'An y nOlc. he pOIJ¡do lweer uso (le un ojo, y no consl:mtemcnte, la historia. Es cierto, sin emllnrgo, qne habia gran v qac durante una ~ran parte del tiempo me he visto desproporcion entre su longilud y sn anchura (I). ;mteramcnte prirado de él. Sin embargo, la~ ctificulEs muy notahle el aspecto topo¡;rállco del país, Una talles qlle he tenido qUI) vencer son IIlUY inferiores á faja de tierra, cmo ¡lOcho raras veces pM;n de veinte las que aserií:tn ó mi hnmlJre enterameute ciego. No Icguns, corre en la direc~ion de la costa, y eslá enconozco historiador algullo (lue viva hoy y que pueda cerrada en toda su estenslOn, por un,] cadena colosal aspirar á la gloria tic hailer ,-encido tales oustáculos, de monlailas, qlle, partiendo del estrecho de Ma~asino eS el autor tIc (,~ CO:-iQClST\ !JE hGL.\n:nR.\ ron llanes, llega á su mayor elevacion, que es en "cruad 1.05 NORI"':'Î[)O~, el cual, corno él dice ron tantu senla mayor del continente americano, Meia los diez y sibilitla,l y b!!'lIeza, «se ha IH'eho amigo de la oscurisiet'l grados de latitud Sur(2), y, despnes de cruzar dad ;ll y :í IIna l'rofnnda filosofía qne 110 necesita mas la linea, y gradua/mente, ôeelina én alturas de poca Il1z (JI'." la que viene de adcntl'o • rcune una ea pacidall importancia, al cntrar Cil cI istmo de I'anam:'i. Tal es p:¡ra el l'studio de estensas~' "ariad"s in\'es!igaciollI'S, la fJmosa cordillera de los Andes, Ó II montai¡as rl,~ Ilue I'xigiri:1 la mas severa :1plkacion por pJl'te del cobre (3),n como las llaman los naturales, allnqu,~ que quisiese seguir esta carrt'ra. con mas razon podrian llamarse (montaîías de oro." E,pero qne clleetor no atrillUid estas largas ohDispuestas muchas veces en \Ina sola línea, mas rl'l~servaciones á un rillku!o egoi,mo, sino á su verrla- cuentemente l'n dos ó t.res, que corren paralelas enriera causa, es dedr, al desoo tie corregir algunas Ire si, óen sentido oblicuo, p:lrecen \Ina continua cae(lnivocacíoncs tl que qUiz:\s sin quererfo he tlado dena, ,'istasdcsde el Océano. Los estnpenilos volcane!l origen )~ mismo, ~'que 11:1hecho que algunos me que el habitante de las llanuras mira como masas soatrihuyan la ~Ioria, poco grata á mis sentimientos, ya (¡tarins é independientes, parecen nI naw'gante otros que no es mel e<:ida, (le h;ther I'cm.ido los ohstáculos tantos picos rid mismo vasto y magnífico sistema. En incalrulabll's que sinen de impedimento ;j la carrer.~ tan inmensa escala ha trabajado la iiatnralezaen aquede un homhrc entet'amcllle ciei-(o .. lias regiones, que so~o desde una gran distancia rueBuston ~ <le .!lril .Ic IS 17. de el espectadol'cornprenderde :Il¡;;un mo,lo la relacioll de las ,¡¡versas p:¡rtes que form'lIl aquel a:>ombro:'o conjunto, Pocas ohras han salitlo de la mano de la naturaleza capaces de rroducir impresiones tan subliLIBRO mes, como el aspecto de esta costa , cuando sedesarrolla gradualmelJte:í los iljOS del marinero en Jas aguas 'I distant·'s del J>acílico, cuamlo se enSeilOre:lO montañas sobl'e montaiws, y el Chimborazo, con su espléndido dosel de nie\'e, resplandeciendo sobre las nu· on3ERV ACIO~ES PREI.BIINARES sonRE LA bes, corona eltorlo como una diadema celestial (-t). CIVIU7,ACIO~ m~ LOS I:'iCAS. El aspecto flslerior del pais no parece muy famra hIe á las operaciones de lar.gricultura, niá lascomuCAPITULO PRlMEfiO. nicadone, ir;teriorcR. L3 faja arenosa q\le corre por ASl'rrlo risÍl'o llel país.-Orígen de III civilizadoll pe- la costa, <lon,le nunca lIueye, no recibe mas hUllleruana. -Impt'rió de los Jnras. - familia I\onl.dad que la 'lue le suministran unos pocos y escasos Nobleza. arroyos, ofreciellllo un nolahle contraste con l.:Js vas· Th: las numerosas naciones qUi! ocupaban el gran los volÚmenes rie agua que se desprenden de las hI deras orientales hácia el Atlántico. Ni son mas aptas f'ontinenle americano cuan( l o los europeos Io (escucara el cultivo las faldas de la sierra, cortadas c,0r brieron, las mas arlebntadas en rode¡' y en cultura d ' . d f~\'an , sin duda, las d!! Méjico y PerÚ, Pero, aunfJue 1011 os precipiCIoS, y masas estrozadas Ile pór Ido se aSf'mf'jahan en cf grado de ri \'iIízacion á que habian y granito, ni sus maS altas rr.:gil)nes, envueltas en " d d'f ' nieve que nunca se rlerrile hajo el sol .ardiente de, subido, esta c¡vi l IzaCIOII era e. ¡ erente cnracter en· Ecnador, y. sí solo nor la aecion desoladOr:! de los ca,la una cie ellas, y el ohservarlor filosófico de la es •.. ,. l' .I d I fuegos v'¡ld nico.~. Los derrumbad~'ros, los furiosos pecic hllnlHna puel e sentIr una curiosl( a naturn torrentes, y las quebradas intransitables, rasgos caen la a"~riguacion de Ins v3rias transiciones por las racteristicos de esta region escabrosa, parec!!n oh~ClinIcs pm,aron aquel!os dos pueblos, en sus esfuerzos táculos insuperables á torla comunicadon entre Jas para salir del estado de barbarie, y nlcnnlar .una posicion m~s elevada en la escala de la humamdad, En (i) Sarmiento. Heladon, MS. capitulo LX V ,-Ciez3 de otra ol>ra que he publicado, procuré describir las in~· Leon, Crónica dell'cl'Ú (Amberes, ~:mJ)cap, XLI.-Garctlitucior,es y el carácter de los antiguos mrjicanos, y la~5o de Il Veg-a, Comenlarios Heales (Lisboa, WOU). parIa historin de su conquis!a por los espaÎíoles, En esta te', lib. I, cap. VIII, ' 'IOy á tratar tic los peruanos; y si su historia presenta SCi(lln e~te ¡'¡Ilimo escrilor, la JIllllor anchura del imperio '.',11ñnlalías mellos estraiías, y contraste~ menos notano pas¡tbll de HO lcguas. I'ero la Geografía de Garcílasso es harto incorrerta. IMs que la de 1M aztecas, no será menos interesante (2) t>lalte-3nm afirma que Jas mas alias cimas de la rordi. al lector l:t grata pintura que ofrece de un gobierno liera están bajo el Ecuador (Geografía Universal,lib LXXXV!). bien arn~gla¡Jo, y de los hábitos morl(~stns y lahorinPero de IlbsCI'vaciones y medidas posteriores resulla que son sos que se introllujcron hajo el dominio p3triarcal de todavia mas cle,adas las que SCcnruentran entre los ~rados los Incas. qnince '! diel y siele de latitud Sur. donde el Nevado <leSoEl imperio del PerÍl, en la época de la invasion e~- r;,t1 le\'anta su arroa:aflle cÚpula á la altura de 25,250 piés, d Il' 'fi I 1 ellllimani á la de 2",:507. pailOla, se esten d ia por Ia costa e aCI tCO, ( P,I t' (3) A lo m~nos la VOl al/fa, de donde sa uee que provied segundo grado. poco mas 6menos, de latitud Norte, ne la etimolo~ia de Al/des. significa cobro en leD¡rua perua"l'sta c\ treinla Y sit~te de I~titud Sur; línea que ries- na. Garci]a,so, Com. Ileal, parte l, lib. V, cap. XV. , eri!.lf'n actualménte lo~ lílll:tes occci,lentale, rie las re(I) I/urn!..)]t". Vll.~,; des CorJdlé,es et ~Ionuments des penpítbliea5 modernas del Ecuador, PerÍJ, I.lolj"ja y Chil ••. pies indi~éne~ lip.,J:Amérique (París, i8tO), fl. iOO. ~Ia]teSu anchura no puedl'l ser Ileterminada con exactilnl, Ilrrlro, !.h. LXXX\ Hl. aunr¡l1\l totalmente limitat1a al Orste rol' .1 Los p01'03 bo;;qu~10sque ~tr, de lTumbolld ha dado de lo~ Jlo~quc .. ,. I " I '1'1 I ,,' l' palsaJcs de la rord,.!era. \. que des~ubren la mano de un Gran Ocea~o, Iacta P. r_,tc se r I a~a la en :,I\'I:IS par es I gran pilltor y de. lin Ii]Ù>\'fo. nos fnerzan á deplorar que no mucho lIl.as allá de I·)s montes, h:'st'\ !o~confines de nos ha';a C[,lllUl1lradoel resultado de 51.15 observaciones en las tribus h(¡rùara~, cuya exa~ta SltnaelOn no es conoesta ínierr~3ntp. region tan menudamente como lo ha hecho .la, y cuyo~ nnmbres han SItio borrallos dd mora rie ' con respect.) ¡\ ~téJil'O. fi I PRIMERO. L' I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..1 CO:\(!t:IST.I IlEl p¡.:II(', I 7 rli"ersas p:ntes de ~u Jilata,llJ lerritorio. Cnan,lo el sexe en los misterios d('llJil~do y del h~jitl0, A'juell;ls vinjero alerrado sc rcmonla pOI' aquellas "ercclas :Ié- genII's sencillas Sé mostraron dúdles ;Í los men~,riel'cas en VUllOprocura medir COll la risl:1 la pl'Ofundi- , IUS (:1'1ciclo, y congreg:índllse l!l\ grlllll\ÚlIlerO, echa· dad de las e ·wrmes auer luras rlue desgarr;1I1 la carleron :os cimientos de la eiurlad del CIlZ('O. Las mismas· lia de los nJ·mteS. Y siu l'Il' har!,:", la iudustria, Ó pOI' saLils y bellévolas m,íximas quc diri¡oil'rOIl la COlllIIejorrlecir. elgenio de Ins intlill' ha si,lo bastallte para llucl a de los p rimeras Incas (ii), rlescl'llllil'mn :í SllS sohrepujar todos los obstículos Ile la naturaleza (I). sucesores, y hujo el sua"e dominio dl' a(lu,'1I0s morOl' un sislema juicioso de acer¡ni.ls y ¡It'lll·duc[os lIarcas, la lIacion se egparció gr¡llltlllnl\'nlc por la suhterráneos, Jas Halluras de la cosla estériltls por gi, ancla superlieie de I¡¡s lI¡¡nur:ls ;i1I~, y s,~ h;z,) muy recibian copiosos rau:-lales, que las cuÎJri:1II dl' ferliSllP{ rial' it la, trihus, qllela rodcaha~Tal es la ;;ra- J Iidad y hel'lI,osura. Se construianli'rrallos en los cos- ! t'l \Iinlt:ra del (d~ell {le la mOllarquia peruana, ('orno· t;Íllos mas pendien!l:S de la cordilh'ra, y COlJlO sus di-I se ¡a hecho Llllliliar ;Í lo;; "'ctores europeos, ell "irf.:rentes ele\'acioncs produdan ellllisn:o creclo quI' la twl le la relacion (le Garcilasso de la ,"l'ga ùes~enJIlurlanza d( latilud, nfrecian r,ll rl'gular graduacioll dienLe (Ie la familia imperial de 10S In(¡¡s (G), torla "aried;,rl de formas njl'!aks, rll"de Jos lozallos PaG esla tradici( Il cs unn rie hiS Inullas (lue corfrutos rle Jo!- IrÓpicos, hasla lus productos lempl;Hlos rCIll:I1tre los iudios pernanos, y prohal)JelllPlIle 110Ja riel clilll,1 del ;';'orte. Los llamas, (llIC sonl~s oYl'jas del Ilns recibida y propag;;¡la, Otra leyenda habla de ciel'Perú, vagaban en reuailOs, hajo la custodia tic ~U3 \tos Iombres bl,Hlcos y lwrhudlls qlle, ¡"Il,iel\llos,IlÍl\o paslores en los pÚr¡¡mos hdadcs (Ille cllhrenlas cr('s-I de I;IS orillas dclla¡::o de THicnca, ;lll<luirieroll un firall tas de los mOlltes, mucho mns arrioa de los Iimil.l·s asce'ldiente en los hahitantes, y les hicicroll COlloc!!r del cnlli\'n. rna pI,hlacion illllustriosa estahlecitla en ] los lendicios (le la civilizacion, Esta espeeie 1I0S re· las elevadas llanuras, y las ciudades y \"ill,ls, (~sp:lrl'ueda la tradicion quc existc entre lUE aztecas acercidas entre huertas r espaciosos jardiur.s, pan'cian : ea (It~Quetza!coatl, la deidad bUclIa, oue, reYt'sli,la 8U!'{lensas el] el aire, IInsei,orenn!lose sobre la region del nismo aSJlecto r.slerior, descendi( á la wan lIaorr\¡naria lIe las nubes (2). :\Lir,tení;llIse!:is rl~laciones ¡IUra, vinien o del Este, para ¡J~selllpeÎÍ;lr una mirle pueblo á ¡mehlo, por medio de los grunùes camisionno mellOS hené"ola y fayoruhle á Ins naturales. nos que atra,'esaban las gargantas de los montes, y La allalogía enlre eslaS dus tradil'Íones es tan lo Illas abrian fácilt!s COlllunicaciones entre la capi:al 'i Jas Ilota'lle, cuanlo qllc 110 hay la menor s,~iHlI de cmnumas remota, estremid~.des del imperio. nicadon cntre Jas dos naciones, ni la menor prueba La civiliz¡clon peruana tü\"O Sll nacimiento en el de rJlIe haya jam:'is sahido una de otra (i), "alle del CU7,CO, que cs la regjl)n centralllel I'crÍl, Estos extraordinarios sucesos ocurri :ron, segun la como sllllombre la indica (:l). El orígen del imperio opiu all comun, cerca de cuall'ocil'nlo, alIOS anteS de pernano, c~mo el rie c;\si Iodas las n;¡cione'i , se pierla lIe~;\(la de los ('spaÎÍnles, es ,Iccir , ell Ins priuwrus tic I'n las tirliehlas de la~ f¡j!,ula , la l'liai se presellta r ¡¡iloS del siglo XII (X). l','l'a pOI' muy pl pulaI' y grala con tanta o5cnridud ell el prilll:ipio d.~ al¡tli'l!a hi~lo{¡ la il1l:lgillaciou qlle Bca la leyellllil de ;I!¡¡nco C:,pae, ria, como en el de los pril'1Cros analt·s till I.olltls los, pOl'a rellexion se IllIc{~sita para conocer su jlllJJI'o"apuchlo~ del rnUrl,:o allligto y .l,d n1o:lerllo. Segllll I "ilirl;, ..J, aUII cualldose la (It:SP.Ojl~de lodo illgredienlfl Jas trarlicioLes lilas rllnili;l:·'~S ;í los ellropeos, hllbo sohrcnatl1ral. Exist(~1\ 1011a\"ía en LIs ol'ilL¡; dd lago 111\tiempo en que las ar,lignas razas dt:! COlllíll'!llte de TilÍi:aca "astas ruinas, las cual.!s, cn opinion de americano eslah,m ell\'uelt;ls 1'1\dl'plo~a"le harharie; los peru:rnos mi~lllos, SOli II\;\S anligl1ns qllC la ~1Icuantlo !ldoral~an.r:asi tOlIng los ohjeto, rie la nabrapues a Ilega:!a de los Incas, y Ics ¡HIll seniJlI d,! raleza SIll (1ISIIl1CIOI\, CU1111!Ola Kuerra era su O{~U-I pacion. ,y los ('I manjares de SIlS I 'ni' 1'1I¡ (l'~ n,h I t l','sI I ines, Ila carnc I JI' de '. 00, C)m ,'·uHMI , p"ni'le I , "b .r. 1\' , Mp ...•. I ) I-a' r'~,.II. c. , ~us ~a~ t 1\'OS, ~ so • Fan an orc la y POlir~ l e a lU:: l'OZ e{,nla que se osa en ¡':U1·opaca el rr1!SIllO,cntrrJo, cs IIl1a ~ullldad, C('lIlp~deèlllo .le lan,ta (kgr;lI.ac,lOn, ell\"ll.! eOinci.lencÜ curiosa. >'\0 lo es lIIè!IOSla de la '·Ol.. corl'c"l'on,\ dos de sus hiJOS, MaliC'] Capac, y ~l.lIna Oello, d,edl lH1pa, qlle, en el anlr{;lIo Jen~ua.Je de ~1~J,eo, drlwt" para congregar á los lIiltllrall:s cri J,ahifaciones, y un sa"erdote de alta ;;erar~;jia, Las d03 yaces al,r'awII pl sell· euseÎlarles Lts artes de la villa cirilizada. Aquella cc.,. l. lido dl la relaeioll palerlla cn la .m~s ¡implia ('5[CIl'i,," que la lestial ~areja, h.erm,:no y JJCruHlua, y alllli~llIn liem-¡ d~nla I~~y~r partede,lus,I~",~tlaJes eur~peos, L.a 1.'~la!i:a 110 po marIdo y unSer al.ra"csarolll;IS alIas llanuras qU!) co. de 'll !"e~..moJerno, I,~' ,.~.lrg-03y los, or!lallo, le dallan la :·. l·" ci sl~lllhcac¡(\n <l1I"1<7r"",")",» dIce "aus,caa \1aLhndo ra rlea!! e II;~go e 1¡tlcaca , po!' los I lez y :~rete grn us con S[ pa'dl'e con IIna fenr.illei de estilo, que ha parecido derlll htItud Sur. L1e\"uhftll cr!llslgo ulla l'Ulla de 01'0, y Imasia la á los t,'aduetore3 modernos. (Iehian fijar su resideucia en el ,itio ell que ~quel sa(:;) Inca sigllilk~ rey 6 sei)')r. CII)lIlC sigllinc3 ~m n¡j,~ Ó grado emhlema penetrase sin esfuerzo eu la tierra. A pod¿r'olso,Se aplicaron estos d.irtadll~ ;\ los Sll:~rsorr3 ,de )I~n' poco de haber entrado Cil el valle dl~1Cuzco, se rlescu- I CIJ, del mismo .modo que el eplldo ) upnnqU!, slf:.n;llra nfO brió el sili.? inllieallo para la e~eeur.i(¡1l del milppro, 1l'lI,tor:lIs las l'IJt/ldl',~, ~e a;;.rrq~/I nombre .proplU d~ ~J.~upues la cUila p.enetró ell J:¡ !.ien'a , y desapareciu para no, luras. (Clela de Leul\. CIÓ.U.~; cap, ;\ It. Ga rrrlh o, .' All' \JI' 11·'Jl'l •. Conl..\e~l,partel,¡'bll,rap.X\¡[,)LasluenasrllalJ(lasremrre. I esta eCleran o,s IIJOS (.C so su re~l:- des dEnotadas 1")1'los dlrtados de la mayur pêrte de lu,; 1110rlcnelU, y prollro empezaron ~ emprender ~II benefl- r narca~ peruanos, son sin duda Irstimonros bnnoríliros de l~s ea tarea con lus groseros hahltantes del paiS . .\I"n.'o q¡le prse:all, annt[ne no lihres de toda sooperha de allulaeioll. Capac ensciJaha :í lus bomhres las :Irles rie la ai!ricul(O) Cam. Real, parte l, li~, l, cap. IX-X 1'1. tura y Mama Dello (I) inidaba á l,¡s pûrsoll~s de su (i) Estas varias y pu?riles tradir.ioncs, se ellcllentran, Cil , ()nd<,~ardo, llelacion se\?undJ, ~l::;.-S"nni('nlo, IIGlariull ~IS. r<p. I.-Cirza de Lron, Crónica, rap. CV.-r:()n~()¡sla y pobllrioJl del Per.Ù, MS,-lleclal'acio.1I de ;0S presidenll's (I) • Estas 'fnebradas, dire ~Ir. de l!u'llboIdt en su arostumhrado estilo de comparaeior,es, son tales, que si el Ve- v oldo'cs de la AudienCia Heal del ['cru, ~l~" alltondades subio ó el Puy de Dome estuviesen en el fundo, sus cumhr,~s ;'onter'lpor,;ncas á la conquista. La hi~tolia de Jo:! hrnlin'es no se elevarian sobre el nivel dû las bases de las mOlltaii;¡s harh:lllos se eneuentra en la mayol' parte de las leyrnda,. (8) ,\I~unos escrilorc:; alra;;an esta feeha l1a,\a ,,00 ~ ;;;;0 vecinas,» Vue des C.ordil:éres. Il. U. (2) Las llanuras de Quito est,io á la ~Ilura ,le nneve á dilll aï¡ós a :Iles de la invasio~ espa iltJl~, (Il t1boa, II i;to;re du Pérou, chap. [,-Velasco, lIistoire dulluyaume de QuilO, tvl!lO l, mil piég sobre ,~Inivel del mar. (Véase Condamine, Journa! d'un voyage á l'Equatenr, Paris, 1 ï'>I. p. -tH.) Olros vallcs p:\". HL) Estas (\,)sanloridades se c¡lan en b I bra, Helalions et ~nérnoires ori~inaux ponr sen'ir á l'ltistoirJ de la llecolIy llanuras de e,te vasto grupo de montaiias tienen todaviJ verte ,le j'Amérique, po,' Ternaux-Cnmparrs. Paris, 1HIll.) IDas ele,·aeioo. ("'\ Cuzco, se~un Garcilasso, si¡:n¡fica omlJ/igo cil ellen- En el ;nf'lrme de la Heal Audiellcia del PrrÚ, la época SI' de los Incas. Com. !leal, pal'le I, Jib, l, cap. XVII!. lija en 20û ailOs anles de la eonquisla. Dóc. de In Audiclleia !tlama, si:;nifi~a mltÍre enlengU1 perulOa. (111rcilas- Heal, ~IS. I I I II I mI"", I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia S 11IULlÚTlC.\ DI:: GAS¡'AII y IIUle. IIIU.lelo para IiU arquiteclura (j). La ff~cha de esta llegillia eS t¡¡mllieu irreconcilia/.¡Ie COll los sucesos posteriores. No hay rela,cio~ alguna que haga rl!encion mas que de trece prlllclpes antes de la eonqlllsla. 1\1aseste nÚmero es demasiado pequeilO para haber llenado un espacio de cuatrocieutos arIOS, y • cuando mas supomhia, segun cálculos probables, una fet'ha de d~s siglos y medio á la f!lndacion del imperio; y esta antigüédad no tiene nada de increible, debiendo tenerse pres~t~ que no p.recede lilas 9ue en "J~Jio siglo, á la supuesta fundatlon de la call1tar de AleJlco. La ficcion de Manco Capac, y de su hermana y cspo~a, se invcntó, sin dUi\a, en tiempos posteriores, para Jisonjear la v:midad de los /lJOll:lrcas peruallos, y para dar otra sancion ú su autoriJud, derivándola de un origen celesle. lIay motivos para creer que existia en el PerÚ una raza civilizada alltes de la época de fos /Ilca~;'y, en conforrni¡lud cou la mayor parte de las tradicIOnes, podemos lijar su orí~en en las inmediaciones ~ellago de Titicaca (2); ded'uccioll fuertcmcnte conhrmada por los magesluosos restos de arquitectura que se ven en sus ori/!;!s, des[llles del trascllrso de tantas generaciones. ,Qué raza era esta, y de dónde prove-: IÜa son cuestlunes que ofrecen un tema seductor a Jas ¡nveslig~ciones del anticuario. Pero e~ r~gion oscurisima, colocada Illas aiM de los domInIOS de la historia (3). Las mismas tinieblas que rodean el origen de 108 Incas continuan ofuscando la serie de sus anales, y tan imperfectos eran los recursos de los peruanos, y tan confusas y contradictorias sus tradiciones, que el historiallor no cncuentra terreno lirm() en que apoyarse antes del si610 que prece(üó á la conquista es- pailOla (.í). Desde JUl'golos progresos de los peruanos parecen haber sido muy lentos, y casi impt'reeptillles. Valiéndose de una política templatla y prudente, poco Ii poco atrajeron á su dominio Ills vecinas tribus Ii medida qUe es tus se cOD\'encian mas y mas de los heneficiús que consigo trae un gobierno justo y !,¡icuorganizado. Creciendo su fuerza, cOl/fiaron maS directamente en su apo~'o; pero addautando siempre á cuhierto de los ùeDélicos pretestos inventados por sus predecesore5, lIevallan la paz y la civilizacion en la punta de la r.spada. Las uuciones bárbaras del pais, sin elemento alguno de cohesion rntre eJlas, cayeron una tras otra bajo las arinas victoriosas dejos Incas. Sin embargo, I/Usta mediac!os del siglo xv, el famoso Topa Inca Yupanq¡¡i, abuelo del monarca que ocupaua el trono cuaudo llegaron /osespaño/es ,noatravesó coli sus ejércitos e/terrible desierlode Atacama, y penetrando en la region meridional de Chile, fijó los limites permanentes de sus dominios I'll el rio Maule. Su hijo, Huayna Capac, con una ambicion y un talcnto militr.r dignos de su padre, marchó á lo largo de las cordilleras hácia el Norte, y llevando sus conqui~tas mas allá del Ecuador, agregó el podllroso reino de Quito al imperio llel Pcrú (:¡). Entretanto la antigua ciudad <Id Cuzco habia ido gradualmentecrecjcndo en riqueza y pobJacion. hasla que había llegado á ser la digna metrópoli de una monarquía S'mnde y Uoreciente. Estaha situada en un hermoso valle en una region elevada de la alta llanura que Ii hallarse en los Alpes, hubiera e¡,tado sepultada entrenieveseternus, peroljue en los trópicos dlsfrutabadeuna temper~turasllaYe ysaludable. Hácia el Norte la r.rotegia una elevada montaila , ramal de la grilll cordIllera; y atravesab;; la ciudad un rio, ó mas bien riac/me/o con puentes de madr.ra cubiel tos de piedras pesa(las que proporcionaban fáciles ml·dios d~ comuuicacioo entre ~mLas orillas. L;:s calles eran .largas y angostas; Jas casas bajas, y I~s de I¡ISdIses mas pobres estaban construida, con harro y callas. Pero el Cuzco, era la mansion real, y contenía las amplias moradas de la a:ta nobleza; y los macizos fr:lgmentos que !lun I'xisten incorporados en muchos de 10$edificios moderuos , prueban el tamaño y la so- (I) • Otras cosas ay mas que dezir de,te Tiaguanacp, que )lasso por no delenerOle: concluyendo que yo par~ ml le~go Ilsta antigualla por la mas antigua de lodo ell'erll. V.asslSe tic nI' que antes quo los llJ~as reinassen CORmuchos hempos csta vall hechos algunos ediJ)cios deslos: pûrque yo he o}'do afirmu á indios qu~ loslugas hizieron los edificios grandes del Cuzco por la forma que vieron lener]a muralla ó pared que se vel' en este pl~ehlo.» (Ciez' de I.eon, Cron., capítulo CV.) Véase umbien á GarcJlasfo (Com. Real, parle l, Jib III cap. I), en donde ~e hallará una descl'ipcion de eslas ruinas' tomada dI) un eclesiástico, eJ ruaI refiere de ellas cosas harlo mal'avlllosas. ",'rrera menciona otras ruinas de la misma anligù.edad ~radicionaJ. (Hisloria genera] de los herhos de los castel!anos en las islas y lierra firme del mu Océallo (~Iadrid, 1i;>O J d,)c. VI, ]ib, ~I, cap. IX: J. ~'CI!lloh, I'D SIlS ,cnsatas relIexioncs sobre el or/¡(en de la clVlhzaclOnperuana, cita con la autoridad de Garcilasso de Ja Vega, eJ famoso templo de Pachacamac, no lejos de Lima, como ejemplo de arquiteclnra anterior á Ja de Jos Incas. (Re~e~rches. Phi!osophical and antiquarian, cocernin the abor/¡rlllal Ihslory of América Baltimûre, 18~U, pág. 401>. J Si esto es cierto, puede servir de confirmacion á lo qne en ellesto de~imos. P~ro JlI'Cul!oh ha çaido en un erro;, á que lo ha condUCIdOsu gUla, Hicaul traductor de Gareilasso , pues este no h~bla dellcmplo COll;Osi existiese anle,; del tiempo de los Jocas, Slnl> alites que los Jn~a.sconqui,tasen el l,ais. Com. Rcal. p. l, lib. VI. cap. XXX•... (2) Entre olras aulo~idades relativas ~ esla lradlclon, v~ase á Sarmiento, llelaclOn MS. cap. III y IV.-Herrera, HlstorIa Gcn., del'. V, lib. m, cap. VI.-Conq. y Pobl. dlll Perú M3.-ZÚrate, Historia del descubrinllenlo y conquista tiel P~rÚ, lib. ~,cap. X, apud Barcia, Historiadores primilivos de las IlIdi~s Occidentaleg pladrid, i74U) tom.lII. Ell casi lodaslas tradiciones, sc da el nombre de Mallco Capac al fundador de la ffi!marquia peruana, aunque COll mucha discrep~ncia con respec\o á su historia ~ carácter. (:i) ;\11'. flanking,de q~jen puededeCJfse que Rcsueh'e difieullades I.as mas ásperas y oscuras, C"n tanta facilidad, Como cnsartar Urla aguja, cree quc «esmu\' probable que el primer Inca ùe] Pertl fuese hiio del f"ran I\a"uhublai.» (Investil(acioncsh;slóri~as sobre )lIl)ui"ta del Perú. 1'11'., por los Mogol(s (Londres, t82i), iO. ) Las cuÍnrí,lcncias soa curiosas, aunque 110 a~llorizall plenamenle la awnturada consecuencia del autor. TodI)hombre investigador debe desearcon llumbold' «que¡lgun sabio viajero vislle las orillas del lago de Tilicaca, el dislrilo del Callao, y las elevad~s llanuras de Tiahuanaco teatro de la anligua clvilizacion american3.» (Vues desCordllléres, p. t!1J.) y sill embargo, los monumentos de arquitectura de los indigenas descubiertos hasta ahora, han suminislrado pocos materiales para colI:ltruir el puente que atravicse el oscurO abismo que aun.separa al mundo anli~uo dcl nuevo. (4) .~Iucho menos de un siglo en verdad. Garcilasso y Sarmiento, por ejemplo, los dos escritores anliguos ùe mas rcputacion apeuas coinciden en un puuto al hablar de los an\iguos principes peruanos; seglin el pri~ero la corona baja pacílieamente de sucesor en sucesor de una dinaslia que no . se lllterrumpe; mientras que el olI'Oadorna su narracion con multitud de conspiraciones, deslronamienlos y revoluciones, de esas 'lue brillan en las p~ginas de la historia de los paises mas bárbaros , ypordes~raciadelosmascivilizadostaUlbien. Si ailadimos á eslos los difercntcs autores conlemporáncos y del siguiente siglo, que han tratado de los ana/es peruanos, se encuentra tat conllicto de cOlitradiccioncs, que el crilerio se pierde y se c01viede en conjetura. Felizmente esta falta de seguridad en lllsacontecimielltoshislóricos no seesliende á la historia de las artes y de las instilucioncs que existiau cuando los espailOles Jl!'f\,aron. (5) Sarmiento, Hclacion MS., rap. LVII-LXIV.-Conqu:sla y Pob. del PcrlÍ. MS.- Velasro. "ist. de Quito, p. 59.-Dec. dI! la And. Real, MS-.-(iarcllasso. Com.Hea/, parte l, c:>p. XVIII-XIX; hIJ. VIII, cap. V-VlIl. £sle tUllmû IlIstoriadol' y otros var/os alrillll yen la conqui~la de Chile á Yupanqui. padre de Topa Inca. Las hazailas de ambos monarcas se hallar. .tan eutl'clazadas 1Iuas COllotra~, I pOI'las relaCIOnes de .IosdlfereDtes anahstas, que CD clcrto modo se confuude su ¡den!ldad l'en,oual. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..\ CU:\QUST.\ hEI. "UU~·. ~) litlez de los antiguo,; (I); t:ol~tribuiall á la saluJ¡ridaJ ellos ni Iii hoja tic un cu~IJiJlo (5). EltalllalIu lhl ,aigu' dl¡ la ciuùad grandes V espacIO~as plazas, en que una nos de estos trozos era mmenso, pues los habla de roblacion numerosa ~e la ciudad y ùe las provincias treinta y ocho piés de largo, diez y ocho de ancho, remotas se reunía para celebrar Jas grandes funciocou seis de espesor (6). Iles de su reiigion. Porque el Cuzco era la Ciudad l'los llenamos de asombro al considerar que elllUe· Santa (:!), '! el gran templo del Sol, al que acullian blo !Jue sacaba est.'ls masas enormes di) I~s cauleras peregrinos [Ie,;de los mas remotos límites del imrerio, y b d~ba forma, Iguoraba el uso del lller~o; q~e era el edificio mas lI1agnilico, del Nuera ~Iundo, y las Iral.1 de cal,lleras que se hall~ball á.I,ma distancia qui~ás no IJ:lLria otro en el antiguo que pUùlCra com· , de c~Ja.tro a qUInce leguas (7), Sill auxlliù cie granJe~ para:s~le ell III riquezll d~ sus ~d?rnos. , I cua<.rupedos, atravesando l'lOS y barl'al~c?s, y que BaCIa el '1orte, en la sierra o aspera eltlvaclon de Il~s levant~ha hasta su encumbrada roslclOn cn la flue ya hemos h') Liado, exislia una_ gran for.tale,za, I SICr:'a, y ',malm,ente las colocaba con ~a mas e5crup~cuyosrest(sescitan hoy porsu tamanola admlr~clon , losa exactltullsm conoc.er las herraJ"!llenta~ y maquIdel viaiero (3), Defendiala por el lado d~ la clUd,~d Inarn de los europeos. Dlccs~ que velllte IllII hOI~lhr.es una sola muralla muy gruesa de mil dOSCientos ¡lies l' se ocuparon cnla construc~lOn de est~ gran ed¡(Il'IO, ,le estension si bien hubiera bastado para su derensa , y que t,ll'ltaron en hacerlo clllcuenta anos (8). Sea de PQr e,a part¿ el prècipicio natural que exislia. Por el esto lo,que ruere,,(lesc~brilllos aqui la accion cie un otro lado, por donde era mas fúcil el ataque, la lleIlespotlsl~O que cll~pOll1a absolutamcnle del caudul fendiandoslllurallascircularesdehlmísmaestension }' dt, /.1 \'Ida de sus \'nsallos, y que flor suave (Ille que la anterior. Estaban separadas á gran distanciu ~ue~,e en su c3ráclcr general, no daba mas precin una Ile otra y de la fortaleza, y en 103 intérvalos es- a e;;~o,s vasallos cuan.do estaban elllflleados en Sil taba levantada In tierra de modo que Jas ml!rallas , ~ef\1CIO, que á los a\1lmJles cuyo trabajO desempeformaban Jn parapeto para las tropas que hablUn de naban. t1efenderlas en caso de ataque. La lortaleza se compoLa forlalez~ del Cuzco n,o. era. mas que Iln~ rarte Hia rie tres torres separadas unas de otras. Una estaba de l:n vasto sIstema de fortlhcaclOnes estableclllo pOI' destinallll allnca, y se hallaba alhajada mas bien cop l?s :ncas en-todn Ja estension de sus ~ominios. Este tOdll el eSI~lendor que correspondia á la :~sidencIa slst3m? .desel!l'penaba un papel muy nnportante eu real, que a lo que dehía ser \1U puesto militar. Las su :)Olltl~a militar: pero antes que hablem(ls cie csolras dos esta han ocupadas por la guarnicion, comte, conViene que presentemos al lector un cuadro de puesta dc nob'es peruanos, y mandada por un oficial' sus instituciones civiles y le demos algunas idetls .te la sang,'e real, porque la posicion era demasiado sob~e su ~istema de gobierno. importante para conliarlaá mauos subalternas. Habia ,El cetr.o de los Incas, si hemos de, creer lo que escavaciollps debajo de las torrcs, y varias galerÍils d!cl) sulJJsloriador, bajlí en sucesion uo illterrulllsubterráll~as eS,taban ell comunicacio!! con la ciudad plI!a ~I,epad:es ¡Í}Iijos durantr~ todo el período en que y COli lus palacIOS delinca (.\-). eXlitlO su dmastla. Sea de esto lo que fuere, parece La fortaleza, las murallas y las galerias erantoi\as prollable que el derecho de sucesÍllll ¡;ertenecíese al <le (liedra; pero los graudes trùzos no estaban colohijll mayor de la Cuya, ó reina legítima, como la lia. cad,)s en capas sucesiv,ls, sino dispuestos Ile tal ma lan para ctistiuguirla de la llIultitud de cOllcuhi. manera q'Je las piedras ehicas ocupabau los iytersIHIS que poseía el soberano (9). Oistinguíase adem¡Ís tidos qnc dejaùan las griwcllls. El aspecto de la ohra la I'ellla, ¡Í lo menos en los últimos reinaùos , por la ()ra rústico, porque las pierlras no estahan pulimen· cin;unstancia Ile scr escogida cntre la, hermunas del tarlas sin!. cn los bordes, en que el trabajo er.! esqui.¡lnCl, urreglo que, pOI' repugnante que sea á los sensilO; y aunque no emp'eaban ninguna espede de lirnientos de las uuciones civilizadas, era muy agraargamasa, los diferentes trozos estaban tau admira-l' dable á los pernanos porque les aseguraba llU herehlemente uniùos, que era imposible introducir entre ller~ de la corona ,perten.eciente á la raza pura que habla veludo del cielo, sin mezcla alguna COll ci bar· (I) Garrilasso, Cum. neal,lib. VII, cap. VIII-XI.-Cieza I ro ,Ie los (lemÚs mortalcs (to). ùe L~on, Cróuica, cap. XI;U, «1'1 Cuz,:o tuuo grau manera y calidad, deuio ser fundada (1;) .Ibid. ubi supra,-Inscripciones, Medallas, ']'.)mplo:;, por gente de grau ser. Auia grandes calles, saluo que crau EdIICIOS, Antl¡;uedades y:llonumentos del l'en'l, MS. Este ~lIgostas, y Jas casas hechas de piedra pura con tall lindas manuscrilo, que antes pertenecía al Dr. Hubertson y que junturas, que ilustra el antigüedad del edificio. pues estauau ahol'a eslá Cu el Museo Británico, es obra de un aul~r desco' piedras tal' grandes muy bien assenladas » (Ibid., ubi su- nocldo. probablemente de la época de Carlos Ill, élloea que pra. J Compárese 1'011 esto lo qne dice )lillcr de la ciudad se· ron,o observa el agudo erudito que me ha proporciouado l,; gun hoy exisle. « Las paredes de muchas de la;; casas no hau cor:a, era lilas DOllble el espirltu de sana :rilica eu los his· experimeni.ado cambio alguno durante siglos, El ¡rrar, lan:a- loriadores espaiíoles, ÎIO de las piedras, la variedad de sus rormas, y el tra b:ljo ini. (';) Acosla, Ihstoria natural y moral de las Indias, lib. VI mitable que eu ellas se descubre, dall á la ciudad aquel as- rap \IV,--Elmismo midió las piedras.-Véase tambie¡: pectn iuteresante de antigüedad y poesía 'que llena el ánimo Gal c¡lasso, COlO,Real, lu¡:ar citado. Ile a¡!rada~le, aunque lriste veneracion.» Memorias del ge(i) Cíeza de Leon, Crónira, cap, XCIlI.-Ondegardo lieraI Miller, al servicio de la república dell'erÍl (Londrès, ReI. se¡!., MS. Segun dicen, aun se ven c('ntenares de tro~ 1R~!), 'egunda ed. J, tOlll, Il, l'. 2::!5. zos de granito por concluir en una cantera cerca del Cuzco. (2) « La imperial ciudad ill' Cozro, que la allol'aban los (8) Sarmiento. nela~ion, MS" cap, XLVIlI.-Onde~ar¡udlo;; como áco,a sagrada.» Garcillasso, (;om, Real, par!.l, r/n, Ilel. SPI!. MS,-Garcilasso, Com. neal. (Jarte I libru lib, \11. rap. XX,-Tambien Ondezardo, lIel. se¡,r" MS. VII, cap. XXVIII. ' (:iJ Véase enlre otras las lIemorias de ~liller anles ciladas \.05 españoles, no sabiendo cómo esplicse la ejecucion de que contienen una dcscril'clon IIlllY iuteres'nte del CU7.cJ tan gran obra con medios al parecer tan pequeilOs, la atribuInoderno (10m, Il.• p. 223 Y sig', J, Ulloa, que reporrió el país yell '. con su nalural desenfado, al demonio; opinion que il mediados del sll!lo pasado, no pone illIlIles:\ las eSllresinGal'c¡Ja~s~se manifiesta muy dispnesto á aroyar. El autor d,) ues de su :ulmiracion. Viaje á la América del Sur, Jih. VII, las Antlgucdades \' Monumenlos del PerÚ MS. rebate est. capitulo XII, opinion con loda fa seriedad que el caso ;xi~ia.' (i) Retan7.0s, Suma y narracion de los Incas, ~IS. capÍ(9) Sarmiento, Relacion, MS., cap, VII. -Garcilassù '"l,! XI/.- /:nrciJasso, COHl.Re:d, parle I, lib, VII, capitu. COIII.Heal, pal'te I ,lib,l. cap. XXVI. ' J~ XXVII-XXIX. Mosla dice que el hermano ma \,01' del Inca sncedia rol¡ La demolition de la fortaleza, empezada en cllanto se cnn· preferencia al hijo (lib, VI, cap. XII J. Quid, confundió l. ,umó la conquista, arraucó recon\'cnGÏones amarl1as á lilas ('Os~nlllbreazteca con 1.1pernaJJa. En eJ iufurme de la Heal de un esp, ñol i1nstrado. ""ya VOl sin embargo rue impo- AlIliencia se dire 'Ine sll~edia el h~rmauo cuando no hahia contl'a el espil'itu de tlvariri. y de tiranía, Véase Sar- hij I ller. de la Aud. RI)al, AIS, o, Reltlcion ~IS., rap XLVIII, 110\ El ri cVllju:r,-:-:egun r.arcila;so, ti hcrtdero sn,.",. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia III IlIBI.IOTF.C \ r..\~p.\n y RlllG. Of; y seis aiios los estudiantes sufrian un exámen p(II,I;co. antes cie ser recibidos en lo que podemos llamar la órden cie caballeros. DiriRian este exámen algunns Ile los Incas mas ancianos y mas i1ustrèS. Los can,lida!os; teniilll que manifestnr su saber en los ejercicios at1éricosrlcl guerrero, en la lucha, en carreras qlll! prohascn su fuerza y agilidad, arunantlo rígidament" I dnrante varios dias. y por mecha de c~mhates (~gu. rall05, en que, aunlJue las arm:ls no telllan filo, ~i1emprn resultahan heridas y de cuando en cuando muertes. :lli¡>ntl'as duraùa esta prueh:l, es decir, p(\r espacio de treinta dias, el ré¡¡io neófito no lo pasa ha mejor que sus compañeros; dormia en el suelo, anda ha descal7.0 • y ve~tia pobremente, lo que, SI'!¡UIl se snponia, dehia inspirarle mas compasioll h;icia los pobres y,Iesgraciallos. Con todo es'e a"recto de I imparcialidad quizás no será hacer injusticia -Í los En sus prirueros uoos, cOII!iuuuse rI régio infante al cuidado de los amal/tas, Ó sabios, como se lIamaba á los maestr,)s de la ciencia peruana, quienes le conlllnicaball todos los elementos ¡le saher lJuc ellos poseían, especialmente en lo relativo al complkado ceremonial de sn reli;;ion, cnlJue tan Plillcipal papel habia lle representar ci h~redero de la corolla. Tamhi~n sp. cnl,laba mucho rie su ed~lcacion militar, h mas Hnpflrtante de totlas en UII p:IIS que, con todas sus prott'st:)s de paz, siempre estaba en un es-I tado de guerra rara adquirir m:Jli territorio. En la escuel:! militar lo eùucaban con los nohles locus que tenían poco nInS Ó menos su misma elhd; porque rI sagrado nombre de Inca, origen f"CUllllo de uscnridad ·en sus ¡mall's, se aplica ha indistinta-I) mente tí todos los que descendian por línea masculina del fuudador de la monarquia (I). A la edad oe di¡>z I I I Ptil'lh'o de una snI:) pit~dla de nn tcmplo JU'~ces suponer que \1ua discrecion politica avivaba SlI percepcion en ClIanto al mériLo del heredero de la corona .. Termin:ulo el periodo ile las prucbas, eran preselltallos al soberano los candidatos elegidos como rfignOs de recilJir los honores de la caballería; y t)\ soberano se rlígrwba tomar parte cn la ceremonia rfe la inaugnracion. La iniciaha con Hn breve disCl:rso en que. despues de l~ongratular fi los jóvenes aspirantes por la destreza qlle habianlllilnifestado en los ejerc'Ïdos guerreros, les recorda"a la responsabilidad que. les imponian su cun[L y sn rango; y apellidánllolos afectuosamente" hijos Ilel Soin, los estimulaba á que imitasen á su gr:m progenitor en SIl gloriosa " , .. l','. 1 " ,. I ~ Enton'" <p. , tlrru.\ tan Jeneli~,I. a genero .ll~m, no. ~ s ... acercaban los nOVICIOSy arrolJ¡lIanr!ose uno despues oIp. otro delante dl!1 Inca, c.ile les perforaba las oreJils l'on tina aguja de 0ro, que ,~onservaban en ellas hasta .\ymdra en T;n~lhl1;1co. r¡ue la aùertura I'uese hastante granl]e para conlp(ler los enormes [landientes pecllliares fi su órdell, v qne les bicieron dar por los espallOles el nombre d~ ore· ¡ jOlies (2), Este adorno era tan macizo para el soheII'i/no, que estiraba el cartílago hasta que casi le lle: gaba :í los homhros, produeiell(lo Hila r!el'ormi¡)i,,1 ¡ monstruosa á los ojos de los europeos, annque bajO i la mágica innllencia de la moda, Jos naturales lo con· i suJeraban COIllOIIna cosa hel·mosísima. : Terminada e3ta ceremonia, lino de lüs nohles mas venerables cal7.aua ú los candidatos con las sanllalias que usaba la órden, lo flue tiene cierta analogía eon .. (2)« Los cahalleros de la saUl(re real telHan orcJils horadadas, y de el/as rol:;ando grandesrodete~ de plata yoro: Ilámáf<lulespor esto !osorejolles, loscaslellanos, la primera vez i que los vieron.» plontesinos, )Iemorias nlltiguas histori~les <le! Perú, MS., \ill. ", cap. IV.) El adorno, que tenia lorma de rueda, no col¡;nba de la oreja. sino que se introducia en ,1p. la cor(l~a slemp"/' so.casaba con ,una de ,lB hermanas .. la parte cartilag-illosa, y era del tamailO de un~ naranja: (.La rCom. Real, parte I , hh. IV, cap. IX). Olloegardo habla de hacen tan ancha .como una gran rosca de naranJa; losseuores esto NUlO de una innovacion á flnes <leIsi~lo XV. (Rel~cion Y prmclpales tramn aqnellas roscas de oro fino en las oreja,.» prllUera, )15.) Sarmiento confirma sin embar!1o el e,traordi- (Conq. y Pob. del PerÍl, MS.-rambien lo dice liarcilasso. nario necno de que nabla et historiador de los Incas. Relacion Corn. Real, parte l, lib. l, cap. XXI!.) «Cuanto mayor era MS.• cap. VIf. el agujero. dice uno de Jos eonqui~ladores. mas elevado era fi) Garcilasso, f;om. Real, part, l, lib. cap. XXVI. el fa\\'~o.u \'cllrl>\'inul>, \\c"c\\h. y r.ont¡., ;'t\~. I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia / l..\ C0;o.¡QLlS I A DI::L N.nit. tI .a anligua ceremonia de calzar lus espu'~las al caua- I rjércilos J gt)jJeralrllcnlc los mandaua en persooa. Ilero c.ristiano. Enlonees se les permilia ccilirse la Impünia couldbuciones, hacia leyes, y n')muraua j',lja en la ci!llura, que correspondia á la toga virilis los jueces que hauian de adminislrarlas, á quienes de los romanos, y que significalJa quc )'a habian lIe- privaha rle sus cieslinos cuancio lo jUl.gaha COnfegado á la edild de la virilidad. Adornabanles la cabeza !licnte. El cra la fuen'e y ci mananlial de lodo; del con guirnalJas de Ilorcs que, en SllS varios colores, rango, del poder, de la ri()llf'za. En una palahr:!, coencerraban el sentido emblemático de que la c\emo III es presa la célehre frasc del déspola europeo, mencia y la uondaddebcn adornarcl car1Ícter de lodo «él mismo era el Eslado (5).» . guerrero valienle, y mezcláuanse con las llores .11Ellnca, consj¡ler;índosecomo un ser' superior, roo gunas hojas de sielllprevÏ\'as para signifiC:lr que estas deal:a su existencia de una magcstarl y pompa hien virludes vivirian etername,nle (I). Ademús de esto se e~lci.lla(\as para deslumbrar á su puch\,). Su truje eF.a ailadia en la caueza licl prí::cipe una cspecie de vcnrla cie I;: lana lila!; fina dc "¡eulia, leÎlido con colores IIri· con !.Iorlas de eolor amarillo, tejilla COli la linísima lIanles, y adornado profus~mente con oro y piedras lana de la "iculia, y que le ccilÍa la frenle como insigpreciosas. Cciiíalc la cabeT.tl un turh~llIte de muchos nia peculiar al heredero de la corona. I'resenláhansç colores lIamarlo clllaulu (ù); y una venda con borlas, ell seguida lorlos los nobles Incas, y empezando por como)a qne lisaba el principo, pero de color rojo, los parienles ma:; inmedialos, todos se arrodillahan con dos piunw; (je un ~(,jaro curioso y. raro llamado rlelante del principe y le h,;cian pleito homenaje como d coraqucnq¡¡c qUe sahan de ella, er~u las insignia~ sucesor altrouo. Por lin Ioda la rcunion se dirigía Ú pertenecientes á la dignidadsobcrana.lIalláhanselos la gran plaza de la capital, donde con c,lnlos ,hailes p¡\j. ros lJue producian estas plumas en una region y otras diversiones publicas lermilw!.la el imporUlIIle des.erta de la lIlonlaiia, y como se reservaban eselu· ccrelllonial dei hU'lraco (2), sivamente para la prorluccion de eslas régias insig1..1 seml'j1lnza ele l'sIe cl'remonialcon ellJue se oh. nia:;, se imponía. la pena de muerle:1I que los mata bu. servaha al recibir en la órllen de cabal:ería il un calJa- Cada monarca suecsivo tomaba dos plumas nue\'us, lIero crisliano en los siglos feuMles, no sorprenderá Y SIIS erMullls sÚhdilos creían firmemente que jamás tanlo alleelor si recuerda que la misma analogía se h.alian existido mas que dos individuos de esta fspeencuentra cnlas insliludones ele olros pnehlos lilas Ó cie para propo~cionar su sencillo adorno á la diadema menos civilizados; y gUll e~ natural que las naciones de .ûs Incas (i). lJue se dedican prinCipalmente al estlHlio Ilel arl.~ de Aunque el monarclI peruano se hallaba á una disla guerra señalen el periodo en que larmina su caJ'- taneia tun inmensa de su~ sÚbdilos. algunas yeces rera prep¡:raloria con semejantes ceremonias caractcnia la condescendencia de mezclarse con ellos, y teriSlicas. cuidaln lie eX:lminar personalmenle la condicion de Despue:; de haber pasa(lo por est;ls prueuas, se las clases inferiores. Presidia algunas de las feslivicoushleraha al heredero como digno de lo mar asiento dalles religiosas, y cn estas oC/lsiones elaba á la noentre los ("onsejero~ de S\I pad~e, y ó se IlJ empltlaha hlez.a gnndes c?n."!lcs, en qu~ siguienrlo la !noda de en puestos de con(¡auza en lo IOteriol', 6 lo que era na':lones mns cJ\'1IJzarlas. brJllrtabll por la !kdUlt du lilas general, se le en"iaua á espediciones remotas aquellos á quienes mas queria (8). parn que practicase en el campo Ile hnlalllll:¡s Icceio. Iles que hasla enlonces ha uia eslu!liarlo tan solo en real y la sacerdotal en el Pe:'ú, lo que prueba que /lO succd,a simulacros bélico~j,~cc taha StlS primeras campaiias esto siempre como dice Carli. ~las adelanle verelllos que la hajo la direccion {ie'!w; cLlelJres "enerales que I¡aIJiIlIl pOslclo.nque ocultaba eJ ~ran sacerdoleera mll~ encumhrada e'lcanllcillo al servÏl:io di! sn paâre' Ii~sla que crey nlUYIOd,·p~nlltente. « El saeerdoc.lo y elllllperlO estaban se· c'el 'I n , .,; . 'I l. l.. .' ':1 . ,paradus cu ~1l~J'co;pero ell el Peru eslaban reullldos, "omo .1 1 O e anos) en espcr.ellcl3 ,se e: ,Iua a c mls- sucede en el Tlhet v en la China, y como sllcedló en Roma 010 el,llI~l\do para que .• corno Huayna Car..ac, ci váse!lando Agusto echÓ las bases delllllperio asimilándo!c el sataro ultllno y el mas Iluslre de su famllra, llevase celd,)CIOÓ la dignid~d de Soberano Ponlil¡,e» Lettres Amet~lUllfanle el es/anrlarte del afco-iris, ensei¡a de su rir;;ines (Paris, fïH8), trad. franç., tom, l, Jet. VII, l!JntlslÍa, mas allÚ de las fronteras hasla las tribus (;i) « Porque el Inga d3\"a á enlender que era hijo del S.)I, mas remolas de la ptula, Ó IIl1l1ur;¡ elcraJa. CO! eslc titulo se hacia adorar, i governava principa.lmenlc El gohierno del Perú (:ra despótico tcmr)hlllo en su en lanto grado que nadie se lcalrel'ta; 1 su palabra era ley, carácter pero puro y 'l¡'so]ulo 'Il s fI l. FI _ '.nadle osaba Ir.contra su palabra III voluntad: aunque Iio'/'11" ,"' /, e ... u r.rl~l,l .. mil blesedemalarClCnmllll/ldlos, no bavla nlnl1ulIOen su reino narca. se ,l,l,ilIa co orado a una el/stanc/a IIImcnsa de qUl le osasc decir que 110 Jo hiciese." Conqu.ista y Poblacion sus su!.ldltos. Hasla los ;"THISencumhrados de la nodell',ní. ~JS. h~e~a inca, (lue creían descenr!PI' del mismo ori .•cn " (») lYola llel tralluclor. Creemos qlle en esta parte (\¡VIllO que ~I ~o\¡erano , no sc ntreian {¡ presellt,~rse Ml' I'r~scotl padece ulla lijera eqlli\·ocacioll. Ell al.Jrllllascolec. delante de ci SlllO lIcsc:J1zos V car"nllns eon un Iinel'o clon~s de antlgl!edades peruanas qu~ nosotros nllsmos hem03 hulto en se¡¡nl de sumision (3). C"omo rerre.sent~lIle YI;(O en el Pel'll yen BohvlJ, se consenanunas filJas de Oro llel Sol era el 'cfe d _I íd. I t, I ... \'. pu~o muy Ilexlble, como de pul~ada y me,J/a de ancho y \"a· ',', .. J, l', ~. en s~cerl o d , ) pl eSlr 1,\ l'a y media de Jarw>, que ,l'gnn Ja lr3dicioll generalmente re, las fleslas rellglOs<ls IlI,IS 1I11porlantes (·i) Levantaua cIl:ida en el pais, era la verdadera insil1nia d.! la dignidad re;d. Estas f.jas ó cinlas SOlisumamenle escasas v se cn(I) Ga.rcilasso, r.om. ne~1 ,parte l. lib. VI, cap. XXVII. cucntran con las momias de sepulcros çuc parecén habcr (:?) Ibll'., parte l, lib. \ l, CJp. XXIV)' XXVII. cO'ltenido individuos de la familia real. Todos los sepulcros de ~egun Feluandez los e.ndidalos vestian una camisa hlnnca indio;; nntiguos se llaman en nf/uel pais l/vacas, y todos elios con cosa q~w;se f'~erneJaba :l..~na rruz hord.da rn elpccho, : "ontienen muchas curiosidades, entre ellas al¡:unas de grau Iltstona d.,11 crll (Sev"h, I", I), parte II. Jlh. /JI. rap. YI. I valor Intrinseco, como idolillos y adorno.' "e oro pnro. I'(ldemosl'lfurarnos que estamos lratando de una ceremonia (i) Cieza de Leon, Crón:ca, can, CXrV.-Garc¡r~s'e cnhEII~resca de la edad ~cd! •.. , Cem. Ileal, pade l, liJ.1. cap. XXII; iib. VI, cap. XXYIJ/: (a) Zárate, Conq. de.' I èru, Ir!J. l, car. VI.-Sarmiento, - Acosta, Jib. VI, caJi. XII. Helaclon, .\!S., cap. 'ill. (!Il Sorprende eucontral' entre los indios amerie~nos esla «Porque \"erdaderalllellt~ á lo q:;o. yo he averi!!uado toda ru;tumbre sorial 'f amistosa de nuestros ~"jones, ~l"o derai,la la pretcns:on de Jos.lnga, fue ulla. suh'CCCIOIIcnloda la ¡!Pllle, ! hoy dia, ¡;rllcjas á Jas caprichosas inllovaciones d:Ja moda. qual yo m,nra he oldo. dec,,· de IIInl1una.olra nacion ell tanlo (i"rciJ~sso trata ron mllcha eslension de las ceremonias qllc ¡:-r~do. que por mut prlllc/pal.que uu sellor fuese, dende que se oh~er\'"han en la mesa real. (COlo. H(·al parle I lib. VI e~,trava cerca del Cuzco en ClCrta seiial quc e,tava puesta Cil c.p. XXIIf.) Las úmcas horas de comer er;n las O~ho Ó \a~ cada caml.no de cllatro) que hal, havlQ ~ellde alii de I'tnir c?r- nlle\'e de la mai13na, y cuando se ponia el sol, lo que ocurría ¡::-adohast.! la I'rc5enrla dclluga, y alii dpJ3va Ja car;!a y ha- c;;si á la nllSma hora en todas las eslaciones ell ta lalitud cIa su obedienCia.,) Onde:rardo, Re/acion primera. J\IS. dd ClllCO El bistoriador de loslncasconficsa queaun'lueco. (t) Solo en una dee-tas fi,~,t"S sr.amalgamabaula aulor'}a(! Ulian poco, soliau beber ma~ de lo re¡prlal', prolongil-lldo á Yr. I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia j:1 HlUlfOILCJ DL Lhl'.~1\ J /,UIL. Pero lo~ Incas Sil ponian ell cOlllunicacion mas di- I de llevar los equipajes Je UIl pueblo á otro. De cunndo recta COlisus sÚbditos por medio de sus viajes1Í tliferen- , ell cuando se detenia el monarca para enterarse du tes partes del imperio. Estos se hacíall, con illtérvalo Jas quejas de sus sÚbditos, ó para arreglar asuntos de varios aiios, con grail pompa y magnificencia. Ln que los tribun~les habian sometido á su decision. Por litera ó silla de manos clll/ue viajaban, guarnecida de todas partes acudia multilUd de gente ansiosa de ,·er esmeraldas y oro, iba custodiada por una lIumerosa 1111 instante :í su monarca, )" cuando este levantaba escalla ..Dos ciudarles, especia!rnente escogidas para las cortiuas de su Jitera para ùeJarse ver, crall illmeneste objeto, propürcionaban los hombres que lleva ban sas las aclamaciones call que la salurlaban invoca !ilIa la Iilera. Si hemos rie creer á los historiadores, este ell su faror la benrlicion del cielo (2). La tradicion olicio era poco apetedhle, ya que se imponia la pena sell:lló ,lurante mucho lielllpo los puntos en que se de muerte al que se caía (I). Yiajahan con comodidad h;:bia delenido el soberano, y los sencillos habitantes rapidez, paránd(ise en los tambos ó posadas consdel pais los reverenciaban COIIIOlugares consagrados truidas por el gohierno {¡ la largo del cambo, y alpor la presencia de ulllnca (3). gunas veces en palacios reales que en las grandes Los.palacios reales eran edilicios magníficos, y leciudades proporcionaban amplio alojamiento á toda j.os ùe ser csclush·os ¡Íla capital ó á algunas cíudades la comitiva del monarca. Los magníliûos canlinos que principales, estaban esparcídos por todas Jas pr(Jvinatra\"esllball Jas elevadas llanuras, estaban ocupados cias del vasto imperio (4). Estos edificios eran bajos en toda su cstemion por hombres que separaba/J las pero cubrian ulla gran estensioll de terreno. Algunas piedras y les dem1Ís ohstáeulos de Ja su perJicie , cu- (je las habitaciones eran mu! grandes, pero generalhriéndola de olorosas llores, y (1isputálldose el honor mente eran pcqueilas, y no comunicabun unas con N~nnmenlO peruar.o del C"ùor. otras, sino que lodas tenian salicla á un patio cornun. Las r,aredes estllban construidas con grandes trozos de piedra, corno los que hemos descrito en la fortaleza fiel Cuzco, sin pulimontar, csceptullndo la línea en (lue se reunian, que r.penas era \"Ísihle. Los techos eran de madera ó pnja, y estos IWIl desaparecido CO!! rcs sus festines hasla una hora muy a\"anzaJa de la nochc. ¡birl., parle I,lib. VI,rap. I. (1) «In lectica, auru tabulata contrata, humcris fcrebanl; in summa. Cl eral obs('f\'ancia, ul "ullum cjus iulucri maXi" lile incivile putaren t, el iu 1er baiulos qu;clIllJqlle '·el leviler "ede offeuso h,csitarel, (\ vesli!!io il1lerfi:erl'nt.» Le\,;lIus Apollonius, Ile Peru\'i¡( Reo:illuis Iu\'clltioue, el Rebus in pa, nen ¡¡esli, (Antuerpiœ, 156ï, fol. 3ï). Zarale, Conq. del PcrÍJ, lib. I, cap. XI. 5e\;'ln e,le escrilor, los nobles er~Jn los que IIp\"3ban Ja lilera, y eran mil los destinados rspCCJaI!llUltc á ~isfrular Je <,sl·e honol' llllmill.nte. l;bj supra. ('l) E~t;lS ar.l;lmacioncsserian rea/mente cspanlo,a,sí, ro, mo' dice Sarmicnlù, hacian racr Ii lierra I~s aves qne iLIlII \'0lanJo. «De e~la manera eran Ian temidùs Jos reyrs, <¡lIC~i ,anan por el reino y permilian a/zár algun palll) Je los que il,an cn la~ ar.d.1s para rlrjar,e 'cr de sus "a,allos, ./zaban I elliempo, consen{¡nrlos,l ~o]¡'mcnte IllS Pllrcrlrs ¡fe los edificios. Lo que ell ellos parecían Lusr¡¡r era IlW» hien la solidez y la fuerza que la elegancia 3lquilectónica (5). Pero si los eùificios imperiales eran poco ell'gantell ell su forma esterior, el inferior compensa ha JUllpli'l.- Ian gran ala riJo que hacian caer las aves de lo allo ,don.le iban \"olanJoá ~er lomadas á manos .• (llel:Jcion, MS. ra/.í1110 X.) El mismo autor Já pormcnorcs mas creiL/es de los viajcs ré)o., cUIo e¡tracto illserlamos en e! Apéndice 11I;mero l. (3) Garcilas,o, (;nm. Real, parle l. lib. III, rapilulo XIV; lib. YI, cap.III.-7,àrate Conq. JelPerú, lih.!, car. XI. (-i) Velasco nos da pormenores Je algunos de estos palacios ~illI3do~ en difereules l'unIas del reino de QUilo. Ilistor(a de (lullo, [I'mo !, p;i!!. 19:i-lVï. (:i) •. ieza de Leon .•. ,única, cap. XLlV.-Antig. J' M¡,numen los tltll'erÚ, MS.- Véase, cntre otras eo,as, I~ (~esrriprion Ge los restos qlle aun exislen de edificios reales en •. aliaD. como ¡j 1111., diez /el!uas al ~nr Je Quito, por Ulloa, Viaje á la América del ¡,ollr, lib. VI, eaJl. VI. Posteriormente I/umbû!dt los 10:, cxaruil:aJo ccn mas cuidado. Vues des Cordi"ére~, I'~r.lUi. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L,\ CO:'iQl:ISTAl'H menle es.u falla, pues que en él desplegaban pompo6amente lorla su opulencia los principes peruanos. Cubrian las paredes numerosos adornos de oro y plata. El, ellas habia unos nichos llenos de animales y plantas curiosamenle trabaj:¡dos con los mislllos maleriales preciosos; y aun en gran parle del ajuar doméstico, inclusos los utensilios de servicío lilas oN!ínario, se observaba la misma prodiga lidad de magnificencia (l). Con estos espléndidos adomos se mezclaban ricas telas de brillanles colores, tejidas: con la delicada lana del Perú, y tan hermosas en lodo" que los soberanos espailoles, que disponian de todo lo que podian proporcionar Asia y Europa, no se, desdeñabll11 de usarlas (2). Componiase la regia ser-\ vidumbre de uIIa multitud de criados de los pueblos ~fomjas I'El\U. j.1 1 y ciudades comarcanas, que, como en Méjico, tenian (,bligacion de suministrar al monarca el combustible y lodo lo necesario p3ra el consumo de pabcio. Pero la residencia favorita de los Incas era Yucay, como á unas cuatro leguas de dislancia de la capital. En esle delicioso valle, rodeado por la sierra que lo \ dden,lia contra los ásperos vientos (lei Esle, y lo reI fr lscaha con abundan les manantiales y arroyos, cons· , truyeron el mas hermoso de sus palacios. Allí, cuan· d" estaban cansa(\os del polvo y de los afanes de la c;,pital, se cornplacian en retirarse y· solazarse con la I srciedad de sus coucubinas favorilas, vagando entre los bosfJues y frescos jardines, que embalsamaban el aire con olores deliciosos, y at!orrnecianlos sentit!os ell volupluoso descanso. Allí tambien disfrutaban rlo de los ;\nti£uos A ym,lr::II. In~ ,Iel~cias del baiío, turl:do por corrientes de agua: crlstahna q~Je pasaba~ por conductos de plnla sul,ler., ráneos y l:awn en banadcras de oro. Los espaclúsos jardines estahllll cubierlos de numerosas yaricrl;lllrs de planl~s y flores que cl',\chn, si,n esruc,rzo alguno en esta regIOn templada rle I~s lroplCOS, llllenl.ras qne á 6US la~os ]~ablU otros Jar!!Jnts de un:,' especie 1ll,ISestraOl'dllllll'la, en que lmlla!Jan las d,ftll'e,lles formas (l.e vida njelal dieslrnmeute iUiÍ.tadas con plata Y' oro. Entre ellus se rel'uer¡la e5pcclalmente el maiz, el m;,s hermos,) de los granos de América v se habla del tr;dJ1ljo aclmirahlt! cli que la mazorCl: dè oro se dpsl'uiHia ~n parte l'n 1I1()(liode las allclws IJnjp.s de plata y dC,1 IIJero peuacho l!el ,mismo mdal que n()la~a ¡,;nyosame'!te en Sil cllspllle (3). :~Iesla hl"lllanle pintura hare vacilar la fe del leclor, quc recucrde que la ablludancia de oro que cn· (I) Garcilas,o, Com. Rcal, parle I, lib. YI, cap, I. cit'rrau las mùnla/las del PèrÍl cs increible' l)lle los .Taulo que l.odo eJ scrvicio de la casa det "l'Y, nsí de cántaras para su Vino, como rie cocil/a. todo era oro v plala. v l1alurales cntendían bastallte hien el arle <Id esplotar esto no cn un lugar ni en ningunl palle Jo leuia, s¡¡tOell mu', Jas Iniuas j que ninguna parle del /lIetal, COIllO mas chas,~ (Sar'llienlo. lIela~¡on, MS., rap, XI.) Véanse lamhien :ld('lallle vere/llos, se con"erlia en moneda, v que las lmllanles desrrip~ione; de los palacios de !.lilcns, al Oesle loti,) él pasaba pnr malins del monarca para su uso de~ Cuzco, por Ciela de Leon, se¡¡un lo que Jc tlij,~ron lós es- ('sclusiro, ya fue~e de ulilidad ya de adomo. Lo cierpauo/es que los neron cn lotio su esplendor, (Crónica. capllulo ,LXXXIX.) Los ,'¡ajcros nlOderuos dicen que ann se "cn (:i) G:;rcilas,o, Com, neal, parle l, lib, V, capítulo XXVl, l"s n:r~los enlas ¡¡al'cdes, (lIolJ,bo:dl, Vues CordíJlére" p;ígl- lib, VI, cap, II,-Sannlcnlo, IIcladon, M5" cap. XXVI.m HlI,,) Cie;:a de Leon, Cr6nica, cap, XCIV. (:1) «La ropa, de la C3m~ lorl,n era de manIas, y freçatlas E,te ÚllllllO escrKOr hah!a de UClamezcla, compucsta en de lana devlcuua, que es Ian llll~ Ian "cgalada,qlleenlre parle dcoro liquido, quesp. usaha Cil losedilicios reales de olras cosas preclada~ de aquellas llCrras, se Jas han tmdo 'I'w,bo, valle qllC eslaba cerra de Yucay, (Ubi sllpra.) Deliep:'ra la rallia del l'Cr don Phellpc Segundo,)1 Garcilasw, mos dlsculpar;i JIlSespaiioles que derribarou serneJantei edlCorn. Real, parle I, lIb VI, rap. J. lir'io;, fi csquc alguna \"ez las cnrclllraron, r I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia j 1 DIDI.101 ECA !)fo; GA.sr,l/\ y ROIG. to es que no /Juy /Jec/Jo alguno mas'cornpletumcute estaban sentados Cil sillas de oro cOlllas cuLezas illprobado por .Ios mismos C01\fluistadores, que estahan elinadas ni suelo y las lI1nllOS tranquilamente cruzadas en I~ mejor situacion para Juzgar, Y que no len!an sohre el pecho. Sus rostros conservaban su natural motivo alguno para falrar á la verdad. Los poetas Ita- color oscuro, menos espucslo ~ camhios que el color Jianos, en sus esplÜndiJas pinturas de losjurrlines,le mas sonrOSUllo de una cara europea; y su cabell,), Alcina y de ~Iorgalla, se acercaron á la verdad mas negro COTIIOazahache, 6 plateado por la e;!acl, perde la que creian. manccia lo mismo que durante FU existencia. Se ase· Pero crecerá rie flunto nuestru sllrpresa si renexiomejahan Ú un !<rupo solemne de adoradores, ahisnamos que toda la riqueza que poseia pi JlJonarca pe- mados en el silencio de la dcvocion, Ian hien so fuuno no consistia mus que Cil Jo que élmismohahia conservabun las formas 'i el nspecto de la vida; Los acumulado para'si: Nada debia Úl;¡ h~rlll;ia de sus peruanos tuvieron tan buen éxito como los egipcios predecesores. Cuando.q¡oria un [uca se a/Jallllonaban en esos miserables esfuerzos p:u'a perpetuar la exissus palacios ; todo~, sus tesoros, con In escrpcion de tencia riel cuerpo mas allá de los límites que le ba los que se aplicahan á su entierro, sus mnebles y sus selwlallo la naturalrza (5). _ vestidos, se f[uedabaINXlCl'lO él/os dej6, y sus nUlneOtra iJusionlllas estrail,1 aun consistia en el respeto rosas resi,lencias se cerrabnll para siclupre. El nuel'l) que seguian tributallllo :í esll'S rrstos inanimados soberano tenia que proveerse de Iluevas cosas parn como si estlll'i'~'l'n llenos de I·ida. Vila rie las casas sJsteller eJ lujo de su posicion. La l'ilzon en (IUf) esta ;lCrtellecielltes Ú un[uca difunto se conser',-aha ahil:r· costumbre se runrlaha era Ja creencia popular rie 'Ille ta y ocupada pOI' su guardia)' servidumbre con toJa el alma delmûnurc,!' difunto volveria r1espups de algun la pompa correspondiente á /11 di¡:rllldad real. En cirrtiempo á animar d,) nuevo su cuerpo en la t\prra, y tas fcstividad(·s se sacaban can· gran cel'f!monia los deseaban lIne etlcontrase torlas las cosas oí que hahia cuerp,ls re,petadosde los mOllal'c,l:; Ú la plan ma)'or estado acoslullI/'rado duranle su l'ida el! el mis!tlo d,! la. tapi/al. Los. e,1riJan(~s ,.le J:¡s?;,!ar.Jins de Jas r(sestado en que las r.ejarn (I) .. peelll'os Incas, Hll'ltaball a lo:; dIferentes !Ioblcs y Cuando unlnca moria,Ú,comorlecinnr.llos, ((Cltnn- fl!lciales dI.' la cÔrle, y se daban cOllvites en nombrn do volvia Ü ser Jlarr.ado oí la mansion rie SIl parlre, eJ de SIlS amos, ('n que se desplegaba lod.l 1.1 profusa Sol (2),» celehr:íba nse sus funerales con gran pompa magnificencia de Stl!; tesoros; y, segutl dice un antiy solemnidad. Estrníansele al clJ(~rpo los intestinos y guo cronista, nini!Ulla dudar! r1ellllunrlo vi6 jam¡\s se di!posiWlJan en el templo rJe Tampll, cOl!lo;í 1l1l:IS It:¡J ,1ClllDlllncion de 1,lala, 01'0 y alhajas corno lu que cinco le¡ruas de la capital. Enlerr{'¡¡ase COll él lIna se I'ei'l. cn la !;ran plaza del CUZto ell estaocasioa (fi). gran cantirlarl de SilS alhajas y pinta lalmllla, y sollre S,~rl'ian el hanr¡lletf~ los criados rie las resr(~ctiras ser· su tumba se inmo);¡ha wan nÚmero rie sus criados y vidumhrcs) y loscnnl'idadoseollli;Jn en Jlre,eucia Ile! concubinas favoritas, hahiendo caso cn que, segun real cadáver con la misma etiqueta que si i1uuiese se dice, lIcgó Ü mil el m'lInero de las víctimas (:3). presidido p-I festin el monarca "i\'() (7) .. Algunos de eIJos manifestaban la natural repugnancia La nobleza del PerÚ consistia rie oos 6rllenes; la al sacrificio r¡lIe se ve algullas veces en la IlIdia enlre primera, y sin comparaeion la lilas ¡llIportanle, era las víctimas dc Una superJticion serrr¡rjaute. Pero es- la oe Jos Incas qtll', pl'eci:ínrJose de descrnrler del tos eran si:! (lu(~llrls criados mas suh:J!lernos, ya que mismo t.ronco llue 511soherallo, virian pOl'dl~cirloa,í, á las mujeres ~e 1,,5 ha vislo en mas rie tina ocasion en el rcnl'jo de la luz .!e su gloria. COIllO los monarl as tratar de suicidarse cuando se les ha imp,~dirlo probar peruanos S,) aprovechaban mllY I'sll'lJ';:ul)l'nte riel desa fidelidac[ pnr mellio de esle aclolÏl~ m:¡l'lirio conYIIl'l'clio dl' la poli¡;alllÍu, rjrjando familias .If' (~iellto y g:d. Sf'gllia:í esta triste ceremonia lin filin r;encral,en aun de doscien(os hijos (8), los nohles de la sall£Te toJ/l ~I imperio. ~llr:lllte lin aiJo se relluía él pue~lo, (Ci) Ondcf!ardü• !lcl. prien. ~IS. _ (jarcilasso, Corn. !l(aJ, con IIltervalos sell:dad~s, pnra repovar las espreslopalle l, lill. V, rap. ~~IX. ne3 de su dulor; se haclan proceslOlles en que desLos perllanos escondieron estas momias de SIlS soberaJOs plegaha la handera lIel difunto mOllarca; co,di,ihase r1espues de la conqllista, para qne no las prolar:a,enlns espa· á poetas y trovadores el cuidado rlc refl~rir y ennserilOles rOll SIlSmSlIllos. Onrlegardo, siendo corregidor de Cuz· Val' la reIaciJtI de StlS hazañas, y repetíanse estas C:llI- ro, deseullrlÓ Cinto de ellas. tres homhres)' dos nll~leres. Las cjones en Ins gfnnde:; festiridades ell preseucin del p.rlmeras,er.'lIll~sr".rrl'osd~ Vlra,r~):ha"del.1!:a~llllpac.l"l('a monarca l'Mi nn!; ndo asi a los "iyos rOll el 'J·erlplo \upa[JQ'I,) ¡le. u IH)!) ll"ayna LI,lar. ha~tJlas>o J~s VIOen . ' [ l, ,,( I L,GO. Ve;;llan elll'aje real, Sin mas In,:¡rnla q"e elllaltc/I en gloru,so de Jos mllertos (-í). la "ahela. Estahan set1tadasr~<,~unél W;Srll!) dire. en unes. Des[lucs rie emloalsarna(lo eon n;ncha rll~",lreza el tOldotan perferto rie ronserv~l:lIin , que no I"s fallaha ui 11" cuerpo llld Inca, se le trasladaba al gran templo riel pel". de las reja,. Al llevar/as por la ral'p, r.lihirrt:Jsr'on fIJ,lll' Sol ell el Cuzco. Allí elmollarca .pen¡;¡no, al ~nlrar las, los indi,!s se hiw¡¡b"n .de rodillas el.' ,eiJal de rr'sp!'lll, rn el saulu¡¡rilJ terrible, podia contrmplar las eligies cünlIl'll'h~;; la"n,na;; y ,u<l".rus~ Y se enterne"¡f.'rnn ann l,las de sus ré¡¡ir,s prellecesores colocarlas I'll dns lib:; ; cualir!o \'trrull r,".f' "IZlillns ('sp"lioles ;;e destllbr:an al pasa~ opul'slils los hombres (¡ Ja derecha \' SllS e 'II S'IS" ' los re,to~ mort:t1.·s de los que flleron mOllarra,. (lhld. uh¡ .' .'. I .' '.", S'!""\ ,"rra.) !'(),lel'lf'r1Il'~nlcse)Jr:V;I""nJosrlll'rpos al.J1ua;yel 1:llzrllllerrl.1 dc. gran lUlIllllar que Imll,lba en OJO repadre Aposta qll~ los l'j" alii unos veinte aiJOs de,pues, (lice 1~lg'~1Ite ell las paredes del terr'p/o. Los cuerpos rel'cs'Ine :",n esta ha rt l",rferlanr('lItl! ('cn~rl'I'adc)". tldus con ci ropaje real que aCoSlUlllhr;¡Il:iH á llevar, ({i) .Tenemlls 1'01' mill' '·i"I·tn, qne ni cn Jerllsalen, 110m~. ni en ['cma, IIi étl nia~J1na pule dellllundo, [".II'¡in¡l'un;1 repÚhlica ui I'ey dc él, ;;e junlaba en 1111III~ar tanla (I) Acosta. lib. VI, capítulo XIl,-Garcilas;o, Com. neal, rllple,a de mctale, de oro I' phta y pcdreria conlo ,'n rsln pJal:1 de ruzco, cuando e,las lie,tas y DIras ,emrjanle; se parte I, Jih. VI, cap. IV. (¡arian,» Sarmi"nto, l\t'ia,'ioll,~IS .• rap. XXVII. ('2) Los azteca;: también creían que el alma ti.>! gllerrero (7) l,l., IIcla,';oll, ,\15., cap. VJII-XXVJI-Ondeg:JI')'). <lue moria en h~lalla ¡ha :i r.rompailar al ,olea su hrillante Cllrso l'or la esfera. (Véase Conquisla de ~léJiro, lih. I, ca- !leI. se¡(unda, ~tS. Sin emhargo, IJOse honra/,a a,j la memnri,l de todos los pílUlo 111.) principe;:. sino de a~uelil1s que hnhian sidll i!IJlJdes y Ilue(3) C:on". y Pub. del PirlÍ, ~IS. - Arosta, Jih. Y, rapínos. de qUienes Sarmi,'nto tllce. « los que hahiend,) ;;"if. ell lulo VI. r:nat,.o mil "¡climas de estas, se;rlln Sarm¡e~lo. Jo qllr es vida l.uenos y valero;:Il>, ¡:enero;:o,; C3n lus indio, l'n hace-les rnerrede¡:, pel'donadorc; de ¡n.furias, pOl'flue á ",tos tales qUilás una eX3geraci,m. adornaroll los fllller,1Ir;: rie HlIavna r.apae. el Último de las incas allt~s de l~ilega.ja cc los l'Spa. canonizaban en su rrg'urdarl pOI' ;.antos y hQnraban 'us IIl:e ~o; Sill enlender qlle Jas ánim., ¡¡rd,an en IllS ¡n!iernos.' ¡¡oies, Belacion. ~IS., raro L:í.V. ('rei;¡n que est.1han en ci Óe/ú.» Ihid. ubi. ,uprn. (.i) Ciezu de Leon, f:rÚniea, carílulo. LX1I.-(jareila>s0, (R) (jarcilas,o d,re qlle TIWSde lreSCIentos. «(:Olll. 1l'1~I, r:"rn, neal, parte l, I,h. \'f, cap. Y.-Sarmiellto, Reladoll, MO:;., rap. VIII. parle I. lih. 111, raI'. XIX.) El herlw, aunque a/;;o ~orFel;' S" Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA. COlÎQlIISH l;¡ Of:!. PERÚ. real, aunque se conocian por tales solamente sus descendientes en la línea masculína, llegaban {¡ ser con el tiempo muy numerosos (1). Ilivirlíame en Vilrias líneas, cada una de las cuales huscaba sn origen cn un iUllividno Ile la dinastía real, annque totlas terminaban cn el divino fllnrlarlor del imperio. Distin¡.;uíanse por muchos privilegios importantes; usa han un traje particular; hablahan, si hemos de creer Jo que dicen los cronistas, un dialecto que les, era peculiar (2), Y se Hfllicllha ¡Í su manutencion la mCJor parte dc las propieda(les pÚblicas. Casi toclos I'\los vivian en la cÚrte ('crea de la persona (leI f1rincipe, tomando parte ell sus con!'ejos, y t~omiendo ('on él, ó recibiendo sns alimentos rie su mesa. Solo á ellos ¡)odian conferirse las altas dignidades del sacerdocío. Confiábaseles el mando de los ejéreitos, el de las guarniciones remotas, y el de las provincias, yen una palabra, á ellos pertenecian todos los empIcos rie confianza y dc lucro (3). Hasta las leyes, que generalmente eran muy severas, no parecen haber sido hechas para ellos; y el puehlo, revistien(lo á torla esa Mden de nohleza de una parte del sagrado c¡¡r,íctl~r qne pertenecía al soberano, creia que un noble Inca era incapaz de cometer un crimen (4). La o,ra úrden de nobleza era la de los curacas,caciqtws (le las naciones conquistadas ó ~us descen,lientes. Generalrr:ente el gohie,no les confirmaba su posicion; pero exigía que visitasen de cuando en Cl11ndo la .;apiLal, y lJue riejasen r.rlucar ell ella á sus hiJOS como reh<!nes que respondian de su lealtad. ~o es fácil definir la natur.¡leza ó la eslension de sus privilegios. Poseían mas tÍ menospor\er segun laestension de sus palrimollios y el númrro de StlS vasallos. Su "uloritlad se tmsmiti:! generalment~ de padre á hijo, aunl]u¡~ á veces el pueblo elegia el sucesor (5), No ocupa han los empleos m"s elevados del estado, ni los qur estaban mas próximos á la persona riel monarca, como los 1I0bles de salll;re. Su autoridad, segun parece, era gl!neralm~nte local, y siempre suborriinalla á la jurisr\iccion territorial de'los gobernlulores de las provindas que pertenecian:i la úiden de lôs Incas (U). La nobleza inca era en realidad la que constitllla la verdadera fuerza tic la mOllarr¡uía peruana. Ligada al soberan!} por los lazosdela sangre, tenian simpaI ¡as comunes, y. en gran parte intereses irlénticos. l:istinguiéndose por un traje y unas insignias pecuIiares, como i~ualmente por el nacimien '.0 y. el í,!ioma, tiel resto de la nacion, no se confllndm Jamas con las otras tribus y naciones incorporadas en la gran 110llarquía peruana. 'Oespues del tl';lSCt:rso !ill siglos, conservah~ aun sn incli\'idu~lidad como un puehlo [,eculiar y separallo. Era relativamente á las razas l'onquistadas del pais lo que los romanos á las hárbaras tribus del imperio, ólosnormanrlosálosantiguos habitantes rie las islas británicas. Agruparla alretlerlor r,el trono, formaba una fahmge im'encihle que lo (Ief~ndia, \0 mismo rie las conspiraciones secretas, qllP. de la abierta insurrecdon. Aunqu,~ vivia principall'lente en la capital, tambien sus individuos estahau rlistribui,los par tOllo el pais en todos los altos de~tiIIOS yen todos los puestos militares fortificados, establecíelldo asi Iinea~ de comunicacion con la cMte, que proporcionaban al soberano medios para obrar !;irnultáneamente y con buen efecto en las regiones mas remotas de su territorio. Los nobles además poseian una preeminenda intelectual que los realzaba a los ojos del pueblo tantu como su rango mismo. Healmente puede decirse que esta era la hase primera de su autoridad: Los cráneos de la raza Inca manifiestan nna superioridad indudable sohre las demás razas riel país en ClIanto á la estension de la inteligencia (ï); y no puede du(lar~e tampoco que p.ste rue el origen de aquella cívilizacíon particular y de aquella politica socllll que hizo á la monarquía pernaII" superior á todos los demás estados de la América ,lei Sur. I)e dón'lc vino esta raza notable, y cuál f¡w ~;uhistoria primitiva, son cuestionl~s que pertenecell ;'1 esa categoría de mistrrios que descubrimos tan Ii menudo en los anales del Nuevo Mundo, y que aUII 10 han podillo rlisipar ni el tiempo ni los esfuerzos ,.le los anticuarios. denle, 110 es increible, si como Huavna Carac, encerraba o setecienlas mujeres Cil sa scrrallo. Véase Sarmienlo lIel., MS., capilulo VII. (I) Garcilasso habla de uoa clase de Incas por privilegio. ¿\ quienes se permilia usar el nombre y disfrular de muchas. de las irmunidadesde la sa~gre real, allnqlle solo descelldianas .le los grandes vasallos que sin'ieron á las órdenes de Manco Caraco (CO'll. Heal, parle I, lib. I, car. XXI!.) Ileseariamos encontrar la menor conflrmacion de este becho imporlanle á que alude Garr.ilasso con rnucha freclleneia. (2) (,Los Incas tuvieron Olra lengua parlicular que hablaban enlre ellos que no laentandian los demás indIOS, ni les era licilO arrenderla, corn,) leu~uaje divino. [31a, me escriben del Pe.rÚ.qlle se ha perdlllo tOlalmente; porque c0'!l0 pereció la republica parllculal' de los lucas, rerecló lamblen el leng'uaje de ellos.)) {(jareilasso, Com. Real, parle I, lib. VII, ca rilulo l.) (3) "Una sola ¡(enle hallo yo que era exenla, qlle eran jas. In~as del Cuzco y roralll alrededor de ambas p3rcialid;¡dCS,1 porque eslos uo solo lIOpagaban tribu lo, rero aUIIcomian de lo que l'aian '1Iln¡¡a de lodo el reino y eslos eran per la ma.yor parlehlos gobernadores en lodo el relllO, y por d,mde ljlllera , ~1~r.1se les hwa mu~ha houra.l! Ondegardo Hel. prrme- SI nos sorpren¡le el aspecto ùriglnal y peculiar rie lo que puede llamarse la aristocracia peruana, mucho :nas sorprendidos quedaremos al descender ¡i las ¡n~imas clases sociales, y al contemplar lo artilicial del cal'iÍcter Ile sus institucit.lne~, tan artiliciales como de la antigua Esparta, y, aunque por diferentes motivos, tan repua. nantes como ellas á los principio,; ,~ esenciales de la naturaleza ¡llImana. Las leyes de Licurgo 1 sin embargo, estaban destinadas á un es tu do pequeno, mientras que las del PerÚ, aunque tenia n la misma aplil'acion al principio, parecian poseer, como la tíeuda mágica riel cucnto arabe, una facultad indelinida de espansion y se acomodaban igual.' l' . " fi . '•• d ,I .. .' I m~nte.¡ a SlttlilCiOll oreclCnte L ImperiO, y ,lOS f1rI~neros pasos. de su. carrera. E.n esta uota hIe o1daptaclOn .al cambIO de.clr.cunstancws, vemos la pryeha rie un IIIgenlO que JIl(\¡ca un arlelauto no pequeno .Ie civilizacion. El nombre de PerÚ no era ~onocirlo ¡í los naturales. Fue rlado al país por los espa ooles, y, segun se dict!, Iwciódeuna equivocacioudelnomlJreinrlioderio (8). e Al'ITl!LO II. Oruenes ud eslado.-Adm¡nistracion de juslicia.-Oi"¡sion de las licrras.-Rcnlas y \'O'gistro. - Caminos reales y postas. -noticn militar,! Ilolitica. I i~'~ (4) ¡;arcilasso, Corn. Heal, parle I • lib. II. rap. XV. (5) En es le caso, se¡¡lIn parece, se rresenlab3 el sucesor (i) La imporlanle obra del Ilr. ~!orlon conliene varios t1i~llnca rara que la confirmaSe. (Ore. de la Aud. Real. MS.) I ,eÎlos del cráueo inca J del cráneo comun peruano, probando (liras veres el/ura nllsmo esrO~la el sucesor cuire los hijos que el án~ulo facial en el rri!TIero, aunque no muy grande, del difun lo ".uraca. En una palabra, segun Ontlel<ardo, no era lTlucho mayor que el segundo. que era eslraordinariaulenhabla regla alguna de slJcesion que no pudiera anular la vo- le ch~lo y escaso de carácler inteleclual. Cranía Americana, Junlad goberan~ del Inca. lIel. prim., MS. (Filadelfl~, 11\29.) (6) Gal'cilasso, Com. Ileal, parte I, lib. IV. cap. X.-Sar(H) Pelll, sequn Garcilasso. era el nnmbre indío de rio, \' mienlo,. lIelacion, M. ~. ,.cap. XI.-Ile.c. de la ,Aud. Heal, rue pronuuciado ro~ uno de los n..al,lIralcs~I resro,lder;í UII~ ~IS.-Cleza de I.eon, CroUlca, raro XCIII.-(.onqlllsla y In'cl<unla que le Incleron los espano,es, qmcnes creyeron qlle Pob. dcl Pirtr, ~IS. era eluombre del rais. (Com. lIe~l, pa'le'. lih. I. raro VI ) I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia il\ 1l1lll.IIJ"JU:.\ IlE ¡;\SI'III \ 1111";. Sea de esto /0 que fuere, lo cierto es que los naturatras qlle lus mas elevados tenian Ilasta dedo punln les no tenian otro epíteto para designar la gran co- autoridad en materias de pohtica. POI' último, totin I<\cr.ion de tribus y naciones reunidas bajo el cetro el imperio estaba dividido en secciolle~ Ó departade los Incas, que el de Tavanl nsuyu, ó (( las cuatro IIlentos de diez mil habitantes, cada uno de los cuapartes del mundo (j).» Esto no sorprenùerá á un ciu· les tenia un gobernador de la nobleza inca que mantladano de los EstaJos-Unidosque no tiene mas nom- I ¡JaIJa á los curaras y útros empleados subalturnos del hre para c1asilicarse entre las naciones que el que distrito. Habia tambien tribunales de justicia, que tom1 de una de las partes del mundo (2). El reino, I se componian de magistrado;;, en caJa una rie las conforme su nombre lo indica, estaba dividirlo en ciudade£ ó pueblos, con jurisdiccion en materia de t:uatro partes, cada una de las cuales se distinguia delitos leves, al paso que los de carácter mas grave .le la otra por un título diferente, y á cada una de las se sometian á jceces superiores, que eran gencralt:uales llegaba uno de los cuatro grandes caminos que mente los gobernadores de los distritos. Estl'S jueces partían del Cuzco, capital ó centro de la mnnarquía recibian su autorhlad y su apoyo de la corona, que peruana. La ciudad estaba igualmente dividida en los 1I0mbraba y separaba segun su voluntad. Telllan l:uatro barrios; y las diferentes razas gue se reunian ouligar.ion de sentenciar todo pleito en cinco dias, alii de los puntos distantes del reino, VIvian en el bar- contados desde aquel en 'lue se habia sometido á su rio mas próximo á sus provincias respectivas. Todas r1ecisioll, y no habia apelacion de un trilJUr.a] á otro. seguian usando su traje peculiar, de mojo que era Sin embargo se adoptaban importantes precauciones fácil saber Sll origen; y el mismo órden y sistema de para asegurar la rectitud de la justicia. Una comisioll arreglo de la variada poblacion que existía en la capiIle visitadores recorria el reino de cuando en cuandé' tal, existia igualmente en las grandes provincias del para tomar informes .oure el carácter y conducta de imperio. La capital efectivamente era una copia en los magistrados, y cualquier descuido 6 infraccioll miniatura del imperio en general (3). del deber se castigaba de ulla mallera ejemplar. Tam· Al frente de cada una de las cuatro grandes prohien se exigia á los tribunales iufel'iores que diesell yincias habia un virey ó gobernador que ]a re~ia con mensualmente cuenta de sus actos á los superiores, el auxilio de uno 6 m~s consejos para los \'arios dey estos á su \'ez la dabau á los vireyes; de 1I10do qU-l partamentos. Estos vireyes solian residir de cuando èl monarca, sentado en el centro ae sus dominios, ('n cuando en la capital, donde constituian una e~rèpodia dirigir la vista á SllS estremidades mas remocie de consejo de estado delinca (4). Toda la naclOn tas, y revisar y rectificar cualquillr abuso que huI\staba dividida en décadas, ó cuerpos pequeilOs de hiese en la administracion de justicia (6). diez individuos; y de cada diez hombres uno era el Las leyes eran pocas y sumamente severas. Casi jde de los demás, y á élIe tocaba yer que disfrutatodas se aplicaban á asuntos criminales. Pocas le)'e3 ~en los otros de los derechos é inmunidades que les de otra clase. necesitaba ulla nation que tenia poco correspolldian, solicitar el apoyo del gobierno en Sil comercio, ningun dinero, y casi nada que pudiera favor cuando fuese necesario, y entregar los crimilIamllri'e propiedad lija. Los crimcnes de robo, adullIales á la justicia. Estimulábalos á cumplir con este terio y asesinato se castigaban con la pena capital, {¡Itimo deber una ley que, en caso de negligencia, aunqu~ se disponia sábiamente la adn:ision de cirles imponia la misma pena que habria esperimentado cunstancias atenuantes que podian mitigar el casel criminal. najo la amenaza constante de I\sta ley, tigo (í). Tambian se castigauan con la muerte la es probable que el magistrado peruano no se durblasfemia contra el Sol y la~ maldicioncs allnca, cri lIIiese á menudo en su puesto (5). menes que en rr.alidad \"enian Ú ser idénticos. Quitar Dividíase además el pueblo en cucrpos ¡Je cincuP'lIlos Iind~I'()s .If' Jas propiedades, variar el cursa del I a, ciento, quinientos y mil, cada UIIO COli su jefe i1gua para regar la tierra propia á espensas de la aje· que tenia el mando general (le los inferiores, mienna, y quemar uua casa, eran delitos que tambien se castigabulI con mucha severidad. Quemar un puent': que se E3to~ errüres han dado orílten á muchos nombres dA lug-ares, era delilo de muerte. El Inca no consentia tlnto en la América del :'Iorte como en la del Snr. Montesinos opusiese obstáculo algunll á aquellas facilhlades de ~in embargo niega que exista semejanle voz para significar comunicacion Ian esenciales al man tenimirnto del rio. (Mem. Anliguas, MS., lib. cap. 11.) Se~un es le escrilor órden pÚblico. I~n caso de rebclion de una ciudad (. el Perú era el anliguo Op/lir de donde Salomon sacó tan los rie una provincia, se 1;. asolaba y eslerminaha á sus tesoros; y que por una transir,ion /n!1I1 natural se convirlió habitnntes. La insurreccioll contra el (( Hijo del Sol," ron el tiempo en Phirú, l'irú, Perú. El primer libro de las ale!Ilorjag, que comprende Ireinla y dos capí:ulos, esl~ de- era el ma)"or de totlos los crímenes (8). dicado á es le prwosù de~cubrimienlo. (I) Ondegardo, Rel.llrim., MS.-Garcilasso, Corn. Ileal, (Il) [le". de la Aud. Real, MS.-Ondef!ardo, Ilel. "rim .p~rte l, lih. II, cap. XI. y si¡:. -)IS -GarcilasSfl, Com. Ileal, parI. I, lih 1/, capiC:!) Sin embargo, un americano puede alimenlar su va- tulu XI-XIV .-,\Iun lesinos, Mem. Anliguas, M~., lib. II, lIidad con la idQadequc le ha sido concedido QI nombre de cap. VI. una parte del mundo habilada por lantas naciones civilizadas Las noticias qUI:nos dan los autores anti¡:uos de los tribu· (3) Garcilasso, parte l, cap. IX-X.-Cieza de Leon, nalcs peruanos, son muy esrasas y porosatisfactorias.llast~ Crónica, cap. XCI/I. la ardienle illl3ginaeion de Garcilasso Oaquea y no alcanza ;) La capilal se hallaba dividida además en dos parles, la s.lvar el vario. Silperior y la inferior. /0 que segun dicen indicaba el origen (i) Ondegardo, Ilel. prim., MS. - Hcrrera, IIist. Gene¡Iiferenle de la poblacion. Tamblen existia csla division en raI. der. V, hb. IV, cap. 1/1. las ciudades inferiores. Ondegardo, ReI. segunda, ~IS. EI.robo se casllllaba con menos severidad si el q;re lo habia (-I) Dec. de la Aud. Ileal, MS.-Garci/asso, Com. Ileal, coO'el1do lo necesilaba realmenle para subsislir. Es mcullsparle l, Jib ", cap. XV. tancla ITIUYpartICular que la ley peruana no establecla d,feIle sacadQ de Garcilasso esta noticia socre los consejos. renct3 algulla eulre la fornicaCiOn)' el adullello, pues qll' IJarcjlasso colma n¡uchos vacios que dejaron abiertos sus COUl- ambos se casti[(aban con la pena de muerle. Sin embar¡¡o, paileros de Irabajos. Es dudoso que cn Iodos los casos eslas no parece que estaba en uso esta ley, puesto que se eslableesplieaciones que suplen los vacíos pue lau reSIstir al tiempo I r,ian , ó fi lo llleno~ se toleraban, p"ostiluLas en los arrabalc~ tan bien como el resto de la obra. de las cindades. Véase Garcilasso, COlli. Ileal, parte I, li(:i) Dec. de la Aud. Ileal, MS.-Monlesinos, ~Iem. An- bro IV, cap. XXXIV. liguas, ~IS., lib. II, capitulo VI.-Ondegardo, Relaeion (8) Sarmienlo, I1clacion, AIS, cap. XXII/. prim., MS. "y los traidores entre ello;; llamaban aucal'S, y esla pala. Esta division de los pel'uanos es sumamente análoga á la de bra e~ la mas abillada de Iodas cuantas pueden dem ~ UII los sajones en cenlenares y decmas. Pero la ley sajORa era indio del Pirú, que Quiere dècir traidor á su seilOr.» (f:onq. mucho mas humana, porque solo impunia una mulla al dis- y l'ob. del P¡rÚ, MS ) «En Jas rebelioncs y alLamien:03 H Irito en el caso de escaparse el criminal. hicieroll illS caslil'os Lao ¡'''pC\'os, 'lue alpHlas vcces asolaron Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia fí tal,a e] territorio de]a monarquía; pero la proporcion va'jaba segun la ('antidad de pobladores, y la ma~'or ó menor c¡,lItirlaù de terreno que se necesitaba para su sustento (.i). Los productos de la~ tierras pcrtcnecientes al Sol, se aplicaban á la consefl al'Íon de los templos y al sostCl1Ïmiento de las COs~osaS ceremonial' del culto peru IDO y de su inmenso sacerrlocio. Los de Jas que pertenecian al Inca, senian para sostener el lujo de laiignidad real, y para alimentar Ie,s i:lIlumerables individuos que cOlllpollian su servillnlllbre y sus paric n tes, además de pagar todas las at.enciones del gobkrno. El resto de las tierras se dividia, 1JOrcapita,. en partes iguales entre el pueblo. La ley mandaba, co'no mas addante ,"eremos, que llegado á cierta ed,ld todo pl'ruano se casase. Cuando ocurria ellto, el [1uehlo ó distrito ell que v¡via le proporcionaba una cu:;a, que cOllstl'Uida COll pobres materiales, se hada Ú poca cosla. Ell srguida se le seilalaba cierta can tillaJ de tierra suficiente para su mantenimiento,! el dtl m mujer. Concediasl,le otro trozo además por cada hijo, sien({o la canthlad que se daba para un hijo \'31'0,1, doble de la que correspondia plra una hija. La di"ision del suelo se fl'llol'uba cada ailO, y la parte de cada cual se üumentaha ó se disminuia segun el número de in(lil'i¡luos de su f¡¡milia (5). El mismo ar:'cglll se observaba rn lo tocante á los curacas, COl la direrencia de que se les asignaba un terreno correspondiente Ú la superior dignidall de su l'a Igo (O). ~o se puede imaginar una ley agraria lIlas eficaz y mas completa que esta. En otros pai3es f.n que Sf. ha ad:>ptado una ley de esta especie, Sil accion ha cediúo con el tiempo al curso natural de los acolltecimiellto:;, y ~'a por la superior inteligencia v economía de UI:OS, ya por la prodigalid;¡d rie otros', ~e han desar-oJlado las aco:;tumbradô's \·j,;isÏLu(;es de la fortuna, y han vuelto fas cosas á su natural ùesigu;dlhlll. Hasta la férrea ley de Licllrgo Ilejl) de obrar de~pul's de algun tienlllO, y se desvaneció ante la influcncia llel lu. o y de la avaricia. Lo qlle mas se acerca á la const¡tucion peruana es quizas la de la antigua Judea, donde en el gran jubileo uaciollal, que ocurria al terminar cada IIll'dio siglo, las Iwcienllas volvian á sus pr:mitil'os propietarios. Pero existia ell el PerÚ esta mportanttl rlifl'rellcia, IJUè no solo terminaba la propi'ldad, si así pu(lia I1alllilfsc, COli 1;1ailo, sino quo durante este período el poseedor 110 tenia el derecho LA CO:'\QVISTA D~J. I'fIll'. La sevtridad y sencillez del có,1igo peruano parecen indic"r un estado social poco adelantado, que tenia poco complicarlos intereses y pocas relaciones de aquellils que pertenecen á una sociedad civilizada estado en que aun no se habia desarrollado bastante la ciencia de la legislacion para economizar los padecimicntos humanos, acomodando proporcionalmcnte hIS penas á los crímenes. Pero debemos considerílr las Instituciones peruanas desde un punto de vista muy diferente de aquel en que estudialIlos las de otras naciones. Las le~'es emanahan del soberano, yese 50ocrano tellia un:¡ mision divina, y era de naturaleza dÎl'ina. Violar la ley no era tan solo insultar la mageslad del trono, tiino cometer un sacrilegio. Así considerado, el menor delito merecía la pena de muerte, y el mus wave no podia incurrir en pena mayor (I). Sin embargo, en la aplicacioll de sus castigos no rJesples;aban IIna crueltlnd inÚtiJ, y no se prolongahan los padecimientos de las \'íctillJas por u.edio de esos tormentos inl?eniosos tan comunes cutre las naciones bárbaras (2). Estas dj~posicione; ICf:i;lativJs podr¡ín parecernos muy defedUOs¡ls, aUIl comparadas con l:!s de Jas razas semi·civilizadas de Anahuac, donde existia una graduacion de tribunall's, y ell que el derecho de ¡¡pelacion de unos á otros daba hastante seguridad á la justicia. Pero en un pais COIllO el PerÚ, donde aperws se conocian mas causas que las criminales, el derecho de apelacion no cr.! tan irnportilnte. La leyera sencilla, su ap:icacion fúcil; y cuawlo el juez era r('cto, lall probable era que la causa se decidiese con· forme ¡í jlisticia en la primera como en la segunda instanci;I, La illspeccion de los visiladllres y el illforme mensual de los tribunales, eran garantías no despreciables de inteeridad. La ley que exigia una sentencia dentro delqllillto dia, parl'ceria poco apli('¡¡ble á la complicacion y litigio embarazoso de un t, ibunallllodcrllo. Pero en las senriJlas cuestiones sometidas Ú un juez peruano, la dilacion hubiera sido cosa por demás inÍltil; y los espaiiolcs, que conocen IlÍen Jos males que traen consigo Jos pleitos illtcrminables, en que el que triunfa queda con demasiada frecuencia urruinado, celebran mucho esta justicia nípida y ecouómica (:1). Las disposiciolH s hscales de los Incas 'f las leyes relativas ;1 la propil'rlarl. SOil los rasgos mas notables de la politica pel'uana. 1'(hlo el tcrritoriù del imperiu estaba dividido ('Il tres pates, una para el Sol, otra para ellnca, y la última para el puehlo. i'\o se sabe á punto fijo cuál de loS trc·s era la ma~·or. Las proporci'Jnes variaban mucho elllas diferentes provincias. La distribucion se hacia segulI el mismo principio general, ú medida que cada conquista nueva aumeu- (4) Acosta, lib. VI, cap, XV. - Garcilasso, Com. Real, ¡¡artcl, hh. V, cap. I. '~I eslas parlesfuesen ¡qua les , ú l'ua I fuese ma ~'or, )'0 lo he procuradu av·,n¡;lIal; y en unas es dif,~rentc de oLras; 'i linahncnte )'0 ten¡;o enteudidu quc s~ ¡¡¡¡cia conforme á /a las provincia~ de todos los yarones de edad, sin quedar njn- dl!posicion uc Ja tIerra y á la calidad de los iudios .• Ondcguno.» Onde~ardo. ReI. rrirn., ~IS. ga"uo, tiel. prim., MS. (I) «El Cdsti¡w era riguruso, qnc por la mayor parlc cl'a ti) Ondt>gardo, Hel. prim., MS.-Garc:Jasso, CaUl. Real, dc muerte, pOI'liviano que ruese el delito; pOI'!J'Jed~cian qne pa·te l, Idl. V, caf'. /J. IlO los easligaban por el de:llo l]lIe hahian heclJO, no por la :"a calltiuad !JIIC'c eonccdia á dos recien casados, segua ofcnsa agena, sino por haher !JlIchra:Jtado el lIlandanllellto Garcllasso, suhm á fanega y media èe tierra. AdjlHJicábasc y rompi~o la palabra del Inca, quc lo respctahan como á igl,al canLldad ~'Ol'cada hijo varoll flue Ilacia, )' lil mit&d por lIios .• (¡'lIcilasso, COOl,Ileal, I'arte l, lib.ll, cap, XII. càda hcmbra. La ralJl'~a era aquella canlidad dc licrra que (~) Uno dc los castigos fOas comunes para culllas ICI'es, podia scmbrarsc con CICU'¡bras dc Illai~. Ell cI fértil territo· cons;,tia en llevar una piedra á cucstas. Como observa muy rio del Pel Ú c:Lo cra IllUYsuficicntc (lara 'Jlla faluilia. bien ~Ir. (ulloch. UIl ('asti;:o Cil que 110 se imponc Illas pa:(ij Ibid, par. l, lib. V. cap. ilL decimiento quc el que resulta de la vergiienza, prucba SCIl;';s cosa IIIUY singnlar qae al paso qne sc !Jabla tanto siblltdad y clI'ihzaclon. Invl~ll~aClOlles, p. :'lUI. de monarca Inca, sc d;;;a tau poca cosa de la noh]e~a, ~c (:5) La I (':Ji audiencia del Pel,'1 enlll'lllpO de Felipe II, Y sn:' estados, Ó del u~rccho en vlllud del cua/los posclan. Su 110 flnc/le haber ell cs!a 1113.'(:/'/.1 autoridad mas c'l/1lpelente, biitor/ado/' nos ulce que dl.;fr~taball dé Jasllll'Jortstlerrasell aprueba de ulla manera cnf.ili¡·a la ecolJomia y la ehcacia dc I cu.dquler punto ell que rcsllltescu, adcmas de la parte quC la 3dminis~racion dû la Juslil'ia cnlrc los Incas. «De SUCILc Ill's currespondlan UI las dcl Su.1Y en las del tllca, COIllOhiJOS 'lile los vi·ios l'l'an bicn ca3Ij;.'ado~, y Ja ¡;ent~ eslaba hien I del uno y p;JrIcnll.'s del otro. lillllbll'n nos ¡]¡cc qllc I'cClb13J\ su;ela y obeuiellle; y aunquc cnlas dirlras penas habia csce- sn:, provlslOlles dc la mesa l'l'al cualldo rl'Sldlan cn la córte so, redundaba cn bueh J;üh'crno y policía suya, mediantc (¡¡h. VI, cal'. Ill). Pero todo eslo es SIJlIlalIlf:utevago. EI.I/.Ile elia.crall aJ:llcntados .... I'Ul'qUC lo.; llldios alababan la gober- cstlldla la hisloJ'la uescul,rc !lIUYI,ruulu ¡lue paras /Jolll'/as naclon del loga , y aUII los cspaÎloles !J'le algo alcanzan de cXlrtas I'ucde sacar s(¡bre las IlI,tlIUl:lOlleS de Ull S'Ii/a y de dIa. es jJ(rljue todas las cesas Hlsodirlias sc dcterllli:l3ban U1lpueblo bárbaros, dé Jas obras dc los auahslas conlcl\lpusin hacerlcs cOblas.)) !Jec de IJ Auu. Real, M~, rál¡cos, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I~ mm.lÛTEC.' [lE GASPAR Y flOlr.. de enajenar ó de aumentar sus posesiones. Eltérmino del breve plnzo le encontraba exactamente en la misma posicion en que estalJa al principio. Parece que este estado de cosas delJia ser IIIcompatible con el amor á la posesion, 6 con esc deseo de mejorar)a que es natural al propietario permanente. Pero la operacion práctica de la Jey p:lrece haber producido Jos resultados contrarios; y es probnble que lJiljo la influencia de esa ulicion al 6rdell y de esa aversion á Jos cambios lJue formaban los rasgos característicos de las instituciones peruanas, cada nueva rrpartieion deJ territorio confirmase la posesion dellJue lo ocupaba, y la poses ion de un allo se comirticse ell po¡;esion para toda la vida. Todo el territorio r.staba cultirailo por el pueblo. Primeramente se atendia á las tierras pertenecientt's al Sol. En seguida se lahraban las tierras de los ancianos, de los enfermos, de I,IS viudn~, y (le los' huérfanos y de los soldados que se hallaban en sen-icio activo; en fin, de totlos nqllellos que por sus dolencias físicas, ó por cualquièra otra callsa, no podian atender á sus f,ropios intereses. Despues de esto se permitia al puch o que cultivase SllS propias lierras, cada cual la suya; pero con la ohligacion gençral de ayuilar Ii sus vecinos clIando cualquiera circunst:mcm Jo exigiesr., COlDO por ejemplo la carga de lIna familia numerosa (i). Por ÍIIlUlIO, cultivaban las tierras delinca. Esto se bacia con gran ceremonia por toilo el pueblo en masa. Al romper el dia lo convr,caban desde alguna torre 6 ele\Oacion próxima, y torlos Jos Ildilitantes del distrit(), hombres, mujeres y ni¡¡os, se presentaban con sus mejores trajl's, y cubiert()s con todos sus adlJrnos, como si fuesen á asistir á alguun gran festividad. Descmpcilahanlas faenas del día con el mayor regocij,), entonando sus cantos populares que recorllaban los hechos heróicos dl) los Incas, amoldando sus mOl'imientos á la nlCrlida dd cantl), á que generalmente servia de estrihillo la palabra /¡ailli, que significa bol triunfo. Esfos cautos nacionales eran agrad,¡hles y dnlces, y gustaron mucho Ii los espailOlcs. lIIul'has c:lIlciones peruanas aCOlllOdaron ellos á su mÚsica despues de la cOllquista, canciones que los desgraciados indígenas escllcharian sin duJa con melancólica satisfac"¡on, ya IJtle les recordaban Jas épocas pasadas en quese deslizaha tranquíla su existencia hajo el cetro de los Incus (2). En Jo relativo á las diferentes manufacturaS .iel p~is, regian los mi"mos princjpilJs lJue en lo tocantn ú los productos agrícolas. Los rehaiios (le l/amas ó carnero, peruanos, pertenecian esclu~ivamellte al Sol y allnca (3). Su nÚmero era inmenso. Estaban esparcidos en todas las provincias, especialmente en los regiones mas frias del país, don dI! se confiabanal cuidado de pustores muy esperimenlados, quienes los conducian á los difl~l'entl's pastos seglin el cambio de pstacion,' ELlvi:íbase Iodos los nilos ulla gran cantidad de llamas á la capital para el consumo de la córte, y ' ··d ildes re l'· para Ias ,eSfl\'¡ Iglosas y Ios sacrJ 'fi' ICtOS. P~~o estos no era o mas que los machos, y 110se per~ltJ:1 matar á las hembras. Los reglamenTOs estableCidos para el cuidado y la cria de los rellailOs eran suma (t) GarcilasslJ l'encre qlle Huayna Capae ahorró á UIIindia porque labró la tierra de un cmara , parien te ccrraUJ suyo, antes que la de los pobres. ~:Irad~/slJ se rolol'ó en/as mismas tierras del curara. Ibid .• parte I, lib. V. rap. JI. (2) Garcilasso, part. l, [¡b. V, cap.I-III.-0nùegardo, Ile/. se~.• ~tS. (3) Ondegardo. ReI. prim. , MS. Siu embargo. el soberano sabia recompensar á alg-un jefe principal, y á veces á algun hombre del pueblo que le huhiese prestado algun servicio, ronce/héndole nn nÚmero pequeño de Ilalllas , pero jamás muchas. ~:stos propietarios uo pod'an matarlos ui vender/os, siuo qne pasaban á sus herederos romo cualquiera otra e/ase de ¡;ropiedad. Esta estrai13 costumbre fue erigen de inuumerables pleitos rlespue3 de la conquista, [bid, ()hi ,upra. mente minuciosos, y estab~\1 concebhlü:; con tal sa~acidad, que escitaron fa admiracion rie los espailOles, aunque estos sabian c6mo se maurjalJall I"s grandes rebaños de merinos trashumantes de su propio país (4). En la estacion oportuna se esquilaba nI ganado, y se depositaba la lana en Jos almacenes pÚblicos. En seguida se repartia á las familias en cantidad suficien te segun sus necesidades, y w entregaba ¡í la parte femenina, CUYOSindividuos conocian muy bien el arte de hilar y tejer. Cuando este trab,ljo se halJia concluido, y fa familia se balJ:¡ba provista i1e tr:ljes groseros pr.ro abrigallos, acomodados al clima lrio de Jas montañas, porlJue en la parte caliente elnlgo. don, rcparlido igualmente por la ccrona, se usaba hasta cierto punto en IlIgar tle la Jana, se exigía al pueblo que trabajase para el Inca. Primeramente se determillahll en el Cuzco la cantidad de palIO que so nl\cesitaba, y la calidad 'I especie de tejido. En seguida se repartia el trabuJo entre las diferentes provincias. Ciertlls oficialtls nOlllhrados con este ohJeto, cuidaban de la distribul'ion de la lana para que se conliase la manuractnra de los difercntes ohjetos á las personas mas intelir;;entes en la materi<l (¡;). i'\i terminaba aqui su acclOn, sino que \'isit[lhan dr.spues de cuando en cuando la$ l'asa, para que el trabujo se ejecut!ISe bien. Esta inqui,icillll doméstica no sc Iimi taba á los trabajos llue se ejecutaban para 1'1 In.:a, sino que se aplicaha tambicn nI que se hacia j'lara las diferentes familias; \' se cuidaha de que cada cllal IIsase los materiales (fe que se le habia prol'isto de la manera mas conveniente, de modo que nadie carccies.} de la ropa necesaria (6). E~tas tareasllomés:icas pertenecian Ii to[las las mujeres (:e la familia. Dál:,nse ocupncicn n todas, dede la nilla lie cillco años Iwsta hl ~neiana matrona cuyas enfcrmrdadl's no le impellian manrjar lIna rlleca. A ningllno se pllrmitia en el Pel ÍI que comiese pan sin ganarlo con el sudor de su frente, á no ser los dClcrépitos y los enfermos. La ociosidall era un crimen á los oj()S de la ley, y como tal se castigaba severamente, mientras que la acli\idad y la laboriosidad se recompensalltln y estimulalJan pÚblicamente ('on premios (i). Las mismJs reglas se ohserl'alwn en cuanto ¡\ las demás necesidades del gobierno. ToJas las minas que encerraba el territorio pertencci~n alInea. Esplolá~ banse esclllsivamente para su U"O por personas acostumbradas:í c,sta clase de trabajo, y escogidas entre los hahitantf)s de los distritos en que exislian las minas (8). TOllo peruano de clase humilde era agricul. tor, y con las escepciones que hemos enumerado ya, de todos se esperaba que probeyesen á su subsistencia I I (oJ) Véase especialmente Il relacíon del Iicene:ado Ondegardo. qlle entra en mas pormrnore~ <¡IleI~)sdemás e~rrJtores rOI!temporaneos F~bre el mudo de manejar 103rebanos en el (r,~)101. Rdel;"~ejl?, ~s,. 'm y se" 'IS" ,J n C"urt il, de ne . pn. ," inclllia v. La manufaclura telas para el".Inca la de las qt:e se drstina~an â los nUlllerO~05individuos de la sangre reaJ, que usaban trajes mucho rna~ Hnos que los q'le se perm\lta usar á 103 demás pernanas. Garcilasso, Com. Real, parle [, lib, V. rap. VI. (G) Ondegardo, nd seg., MS. - Acoita, lib, VI, capitulo XV. (7) Ondq~a\'do. 1\'" ~eg., ~I:'·.-Ga\'cilasso, Com Real, part. I. lib. V, cap. XI. (8) (jarcilasw nos q,¡jere hacer creer que el oro y 1&pM:! de 103 Incas procedian de los curaras. que se lo enviaban de re¡plo coml) ~us J:rande.; vasallo~. (CO"" Hral, par. J, J.b. V, rap. VII.) Esta nolteia improhable está en eOlltradicilJo eOll e[ informe de la Heal Audiencia. ~IS.• l'on Sarmiento (Relacion, ~[S., rap. XV), y can Ondegal'do (Hel. prim., MS.) Todos ellos dicen que las minas eran I'rnpir.dad ~sclusiva del gobierno, y que ~e esrLtauan esdusivan:ente en provechlJde él. De este depósito salian los metales preriosos en grandes cantidades en forma de rc¡:alos á los seilOres principales, y aun mas para el adol'no de los templos. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L~ f.O:'fQVl5TA DEL PElIl. H) jlOl' mCllio de la agriclIltll:'lI. Sin embargo, una pe!ici,mte para atentler á las necesidadl~s ele su propia qllCllil parte Je la pohlacion conocia las artes rnecáfan,ilia. Segun la opinion de un ilustrado escritor esnicas, algunas rle estas tie la cla5e mas elegante que parol, era imposible mejorar el sistema de distribllse consagrl 1Í la prodllccion tic objetos de adorno y cio); tan perfectamcnte acol\lodal~o estaba á la conIni'>. E~t05 ohjetos sedeslinahan casi esclusivamente dicíon ya bienestar del artesano (7 ;" Parece que el al soheran,) y á su c6rte; pero se exigia la ocupacion gobicrno siempre tenia presente en sus reglamentos (lc un nÚlllcro de hOI\l!lres mucho mas es tenso para la lIecesi,lü¡! tic cuidar Je lasalud de bs lrabajaJores, la ejeellciun tic las W.1ndes obras pÚblicas que cuy C311 tal lino lo arr<.>glaha, que los tl'ahajos lilas pehi'í.in la superficie ti I país. La naturaleza y la estenno:;os y lIlas mal sanos no les cau~a Jan detrimento sioll Ile IO:i servicios qur; ~e exigían se scilalaban en alguno en su s,dud; contraste notable con su candiel Cuzco p'lr eIII(lleado~ que COllocíall pllrfeclamente cbn poslcrior cuando cayeron hajo el llominia de los recursos del país y el ear¡ícter de los habitantes E~[)¡¡ña (8). de la~ lliferentes prol'incias (t). Un:! parte de los productos agrícclas y [ahriles se Estas \Il)ticias se reuniall por medio de un sistema tr[SportaLa al Cuzco para atender á Jas necesidades admirable que apellas Iirncejelll(llo en J05 anales lIe inlneeliatas del Inca y de su c6rte. Pero la mal'or un puchlo semi-civilizad,], Se lIel'aha un registro de pa:te con mucho se almacenaba ell depósitos eS[lllrt"dos los nacimientos y defunciones que ocurrían en l'Íl.os en las diferentes [lrovincias. Estos grandes editalla la estensiou del puis, y cada aiJo sc èlH'iaha al licios, construidos con piellra, se divi¡lian en dos gobierno un C<J!lSOde talla la pohlacion por medio de partes, una para el Sol y otra para el Inca, aunque los quipus imencion curiosa que mas aJelante espliparece que la mayor de las dos pertenecia al soberano. carcmos "2). De cnanllo en cuando se hacía un exáUra dJs[losicion muy sahia determinaba que todo men gcnèral del lel'ritol'Ío, del cual resultaba una rléficit en Ins contrilmciones delInca se pudiese cuTI)lacion f:0mp]eta ele la clase Je tierrus, ele su fertíbl'il' con la que enccrraban los graneros del Sol (!l). Ihlatt, de la nut\)l'al,~za de sus productos, tanto en la Pero pocas veces podia ocurrir semejante necesidad; ngricnltura corno en la mineI'm; en unil palabra, df) V la economía del goJ.¡ierno proelucía por Jo regular todo lo '1ne constiluia los recursos físieos llel imllll gran sobrante en los almacenes è.el soberano, que perio (:3), Con estos pormenores estadísticos ¡í SlI disse tl'asladaha luego á lin tercer 6rùen de almacenes, posicion, f;icil era para el gobieruo, ilespllcs de ùedl,stinados 1\ alimentar al pueblo en épocas ele escalerminill' la suma de I¡¡~ necesidades, distrillllir el St'Z, y algunas veces fi proporcionar socorros á intlitralwjo entre Jas rlifcrelltes provino:Íils que mejor po- l'i,llIOS sumidos en la miseria por sus enfermedades dian desempeñar1o. La ouligileion de re¡lUrtir eltraó sus desgrucíus, la cual justifica en cierto modo la ha,j(¡ correspondía á las aulol'i,lades Jocn es, y ~e cuiqJe dice un elocurnellto espaîiol, fi saber; que una daba JIlu.;/lOoequeill rasoqnese conlhscá lilS manos ¡PlU parte de las rentas delInca vclvia despues por mils espJrimentullas, 1'0 huhiese t1csproporcion en ulla Ú otro conducto ti manos del puehlo (10). En esla que ~f' seÎwtaba á calia uno (.1). tllS almacenes encollt1'llrOn los españoles cuando lIeLas ,líferenb)s provinr.ias del país producianlwmS.lron, granùes acopÏ;¡s de los rliferentcs productos y hrcs Útiles para ¡Jirers(.s elIlplr.os, los cuall's, COIT'O 1lI.lnufacturas Ilel [laís, maiz, coca, I]uinua (II), te· Illas ar\eh1utf' I'eremos, sc tt'aslllitian rie p:\llres á hi- j:,los lIe (ana y al¡.;octoll rie la calid'lllmas lina, con jas. Así por ejemplo los hahilllllll'S dl' UIl di,trito eran vasos~' ulell silios Ile oro, [,lata y cobre; en !Jna palos Illas á pl'opÔsito para el tr:d¡ajo de lus milllls, los libra, de 10llus los o\tjetos de lujo ó de ulilidad (JU6 rie otro los mejolres arlilices para ourlls Ile metales y [,rollucian las artcs peruanas ( 12). Los almacelles do rie lIla<l"ra. y a~¡ Ile los llelllás (;i). El goltiemo pl'Oporcional~llllls male,dales al arte.sl!nO, y tÍ nillgullo (i)« 'í lam"ien se lenia cuenta que ellrabajo que pasaban se le ex'gla que destl~ase ¿II SerVJCIO rlel.Eslllf!O mas I ¡uese lIIoderado, y con €I menos ries¡¡o qne fuese posible .... que ulla parle de su tIempo, segulI se estl[lulaha. Su- ¡Era lanla la úrdell que luvieron eslos indios que 1i mi parecer ccJiale luego otro para trahajar ¡Iurante un período .'.unque mucho se piense en clio, s~l'ia difi~ultoso mejorarla igual; y rlebemos observar (lue to'los los que estahllll ¡;<'!locidasu condicion y costumbres.!) Ondegardo, ReI. pritrabaj,indo ell sen-icio del gohierno, Lanta en Ius mera, MS.... facnas de la a/{I"Ícultul'U como t'Il todas las demás, se ,(8) .La esplolaclOn de las minas. segan eJ preSidente del IIlJI'lelliall dUl"lnle todo el tiempo á espensas rle v?IISCJOde Indias, cslab.a de laI manera arreg~ada, que ,) , l' I .. ~m~uno scnlla su peso, 01 mul"i1Omene,s contnbUla á corlar ar¡lIel. (Il '. I or mellO l e cst~ rotan.on constante. rlea "iùa del trabajador. (Sarmiento, Ilelacion, MS., cap. XV.) lrabsJo se JJJtenLaIJa consegUIr qllc IlInguno e,lunese Esta confesion es muv franra para un l'~paùol. sohreeargado, y que cada homure llll'Íese liempo su(O) Garcilasso. Com. Real, parle l, lib, Y, cap. XXXIV. -Ondegardo, Re!. prim., MS. (I) Garcilasso, Com. R.'al, parle l. lib. V, cap. XIIl«E asi csta parle dellllga no hay duùa sino que de lodas X VI.-Ollde¡prdo, I\el. prim. y seg .• MSS. ltrcs era la mayor, ~,ell !os depósitus se pal'ece Ùi'JII, que yo (::1) Montesinos, l'km. Allti~u1s, MS., lih. II, cap. IV, visité /llnchns en dlfel'cntes parles, é son mayorcs é mas -Pedro Pizarro, Helacion del Descubrimiento y Conquisla lal'gos que no los de su religIOn sin comparacion .• Illem, de lo~ r,;ioos del PerÚ. ~IS. HcL ~egollda, MS. 'ICada provincia, en /iu dcl aùo. man,la"" as,~nt"r en Jos (10) .Tollos los dicho5lribulos y servicios que el Inga quipos, por la cuCnta de sus lIudos, lodos 10£ hOlllbres que ímponia y Jlel'aba COlllOdicho es, crall ~on color y para efec~o había!1 n¡lIrrto en ella I'll aqllel aÎln, y pne_el co05iguicnte del r;,¡blc!no r pro comull dc ,Iodos" a~J comn Jo qlle se /ll1ma los quc i¡abian lI;¡r¡tlo, y pOl' prinCIpio ;Ici ano que elltraba, en depÓSItos todo se cou\'erl1a y dlstClhUla entre los mismos venia n "Oll los qnipos al ~U7.co,. Sarmicnto, Relacion, MS., natur~lès .• Dee de la Aud. Real.. MS. cap. \\,'(. (I!) Nota £lf',zt~nllllr.t~r. La coca .;s Ja hoja.d,! un. árbol (J) Car~ilasso, f.n:n. Hea l, parte l, Jib. rr • ca p. XIV. q.~lelIla>can los IndiOs, y. Sll~cn yo n~o, hasta el dl3, e~ J mpo(.~) Ondc:¡ardo, nel. I.r:m., MS.- Sarmienlo, Helacion, ~IDlehacerles tl'abaJar. ç:r1I¡vasc en las rcglOues c~¡'ùas del MS•. C:lp, XV, InterIOr, y es tao apreCIada por su [acl despacho y su ¡tran «l'l'ewl'llc,;ta y enlendila la dicha ¡];"i,ion qlle el In;:a conSllmo, quc tencr .cora y lener, oro viene á se~ casi lo tcnh h!rha de su gente, y órtien que l~uia I~llesta cn Cll!l)- mismo para el rOIllCCClante. La fJlI//l/U es una semrlJa mu~ vicrno de e/la, cra mn)" f;icil h,werl" en ¡a divi,;ioil y cobran- cilJ:¡inosa, muy a~ra¡]able al llaladar, Y que se cnllil'a en 7.a de Ie.sdirhns tributos; porqne era claro y rierl,) In qne á lus tcrrcnos lilas .eslÓt·iles.. rada UitO r~bja sin quo. huhicse úrsí;;ua!dad ni engaiío.JJ (I:!) Acosta, J,b, VI, cap. XV. lier, de la lIcal Audicncia • J.h. , (11\,)podré decir,' dice uno d,) los cenquisladores, «Jus de· (ii) ~,armienlo, Relacion. ~JS., rap, 'i. V. -Oodcgardn, pósilos. Vide de ropas y de todos ¡:énerns de ropas y vestidos ReI. sel!un,la. MS. I'f,le en esle reino. sc hacian y usavan q'le faltava tiempo para (Ii) Ol1dc¡;arJo. Rclarion prim., ~IS.-Garcilasso, Corn, velin y enlendimICnlo para romprcnlli:r lanla l'Ma, lOucllns Ileal, parte I, lib V, rap. V. d~pÔ,;]lo5de bal'Cctas de robre (lara las 1I1I1I1lS, y de fO.llales y I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia :lO BIO:.JOTEC.~ DE grano, en parlicu\.lr, hubieran baslado para el consumo de muchos años en los distritos adyacentes (I). Todos los años hacian un inventario de los direrentes productos del paîs'y de los puntos productores los empleados de la corona, y luego lo consignaban en sus registros los quipucamayus COllasombrosa regularidad y exactitud. Estos registros s~ trasmitilln á la capital y se sometian al (nca, que asi podia con una sola ojeada abrazar todos los resultados de la industria nacional, v ver hasta lJué punto correspondian COlllas necesidades de! gobierno (2). Tales son algunas de las particularidades mas notables de las instruceiones peruanas en lo relativo á la propiedad, segun (~llRstimonio de autorlls, qua aun· que se contradicen en los pormenores, están con rormes en los rasgos princillales. Eslas institucíones son realmente Ian notables, que apenas se puede creer lJue se hubiesen puesto en práctica en toda la estenslOn de un gran Imperio, y durante un largo período de ailOs. Sin cmhargo, prueba este hecho el Irrecusable testimonio de los e-paÍloles que desembocaron en el Perú en tiempo oportuno para verlas funcionar; algunos de ellos, hombres que habian aleanzado altos puestos en la ma~istratura, rueroo comisionados por el gobiern~ español para ll'lcer investigaciones sobre el estado del país bajo el cetro de ¡¡USantiguos dominadores. Las contribuciones que se imponian al pneblo peruano parecen haber sido bastante considerableil. Sobre ellos recaia esclusivamente la carga de sostener á su propia clase si no á todas las demás del Estado. Ll)s individuos de la rami!ia real, la alta nobleza, hasta los funcionarios púhlicos, y el numeroso cuerpo del saccnlocio, todos estaban libres lte contribuciones (3). El pago de todos los gastos del gobierno recaia cn el pU/lùlo. Sin embargo, esto no se direrencia mucho del órden de cosas existente en otros tiempos en casi toda EurOral donde las varias clas~s privilegiadas exigian, es veraad, que no siempre con huen éxito, que se las eximiese de sostener una parte de las cargas pÚhlicas. La gran desventaja relativa del peruano, era que jam,\s poJia mejorar su condicion. Sus trabajos eran para otrlls mas bien que para si mismo. Por industrioso que ruese no podIa aumentar un ápice sus posesiones, ni subir en lo mas minimo en la escala social. No sentia el gran estímulo del trabajo, ~ue es el deseo de hacer mIs agradable nuestra condlcion. La gran ley del progreso llUmano no le alcanzab~. Como nacia, así estaba destinada á morir. Ni á su tiempo mismo podia considerarlo como suyo. Sin dinero, con escasa propiedad de cualquier clase qUlJfuese, ni pagaha sus contribuc!ones en rl'Ulos ( ~). No es estrallo, pues, que el goblCrno considerase la prreza como un crimen. Era un crimen contra el Estado, rues que en cierto modo perder e.ltiempo el'8 d~rralhlar el tesoro .. El peruano, trabajando toda su vld;l para otros, poLlI~compararse al presidiario que todos los dias dlJsempeiïa la mis· GASPAR Y nOIe;. ma tarea penosa y triste, sabiendo que (lor útile¡; que sean sus esruerzos al Estado, nada le producen á él. Pero esta es la p~rle sombria de IJI pintura. Si ningun hombre podia lIel:lar á ser rico en el Perú, tampoco ninguno podia lIe~ar á ser pobr!'. Ningun pródigo podia gastar sus haberes en ruidosas diversiones y en lujo. Ningun atrevido especulador podia arruinar á su ramilia con especulaciones aventuradas. El objeto constante de la leyera establecer un trabajo tranquilo v (lrlJilenle manejo de los DIlgocios. No se tolera han inendiços en el Perú. Cuancto un hombr~ quedaba re.lucÎtlo á la pobreza por sus desgracias, que jamás podia ser por su culpa, la ma· no de la ley acudia á sll"!inistr;¡rl,~ socorr~; no el socorro mezquino de la candarl partIcular, fil ese que derraman gota á ~ota los fiogidos depósitos de la caridad pública r.n cIertos paises, sino un socorro Q'ene· ros o y abundante que no humillaba al que era Ol»\)to de él y que lo colocaba al nivel de sus tlem:\s paIsanos (5). Ningun hombre podia ser rico ni pobre en el per¡'l; pero tol103podian disrrutar y llisfrutahan de lo necesario. La ambicion, la avaricia, la aficion ¡\ cambiar de objetos, el d'lsContenlll, tOllas Iils pasiones que mas agitan á los hombres, no eocontraban abrigo ell el corazon del peruano. La misma condicion de su existencia pan~cia oponerse al cambio. I\e~orria el mismo círculo que SllSpa·lres habian recorrHlo antes que él, Y en que habian de seguirle sus hijos. la política de los focas comistia en ¡nrundir en sus sÚh· ditos un espíritu de obediencia pasiva y de tranquiIidad, una conrormidad completa en el órden de ~osas establecido. En est:! part~ alcanlaro~ ~1IléXIto completo. Los primeros espanoles que vlsllaron el país aseguran enrálicamente que ninUlln gobierno podia ser mas acomodaclo á la indole del pueblo, y que n¡n"un pueblo podia parecer mas satisrecho COli su suert~, III mas amante de su gobierno (6). Los qua desconOen cle las relaciones sohre I.aindustria p<Jruana, pueden disipar sus dudas recomendo el pais en que floreció. El viajero encueotra aun, especialmente en las regiones centrales de las llanuras elevadas, muchos vestigios de otra epoca; re,;tos de templos palacios, rortaleias, montañas terraple· nadas, gra~des caminos militares, acueductos y o~ras obras públicas, que, sea cual fuere el grado de ciencia que ¡¡e descubra en su ejecuci~n, lo asombran por su número, por el aspecto macIzo de los mat.eriales, y por la grandeza del plan. ElIt~e elJas qUIzá las mas notables son los grandes camlllOS, CUYOll restos se conservan aun bastante bien para atesti~uar su antigua magnificencia. Muehos de estos cammos atravesaban direrentes partes del reino; p~ro los mas considerables eran lus dos que se estendlan desde (1)) «Era tanta I~ órJen que tenia ~n todo.• sus reinos ~ provincias, que no consenlla haber nmgun mdlO pobre 01 menestero,;o, porquehabia órden y forma,;p1ra elJosin que los pueb!osrecibiesen vexacion ni molestia. ¡¡orqueelln::a lo suplia de sus tribulo,; » (Conq. y l'ob. del PerÚ, MS.)El Iicencia~oOade~ardonove masque uoa invencioll.de Satanás eo estas disposicionesè~ las leyes peruanas, en vlrlud de Jas cuales los ancianos, los enfermos y lo; pobre,;quedaban en cierto modo inde¡¡endiente.de sns hijos y de sus parienles mas cercano,;, en quienes habrian descan,;ad·}naluralmente á no ser por esla invencion.Nohay mejormerliode endurecel' el eorazon, segun él, que el separarlo asi de las simpatías de la humanidad, y opina q~e nin;¡unacircunslancia ha sido tan poderosacomo.esta para oponer obstáculosat de;:ar!ollo del Cristianismoenlre lo;:nalura/el. (lIel. seg., MS.) Eslas itleas SOli ingeniosas; pero en un pais comoel PerÍl, donde el pueblo no lenia propiedad, parece .que no podIa ha.ber mas allcl'aaliva para lo,;sU(lernumerarlOsque la de reCibIr socorro;;del gobierno ó moril';;ede hambre. (6) Acosla, lib. VI, car. XII-XV. Sarmienl,l, Relacíon sogas, de vasos de palo y plJtos de or.l y plata que aquí se halló era cosa de espanto.» Pedro Pizarro, Descub. y Conquista. !I!S. (I) Para diezaiíosalj(unasveces, si hemos de crecrá Onde"ardo, que teaia medios para informarse bien. (E ansi cn~ndono era menesler se estaba en los depósitos é habia alguna, veces comidadc diez a¡jos....• Los cuales lorlosse hallar03l1enos,cuandollegaronlosespauolès.dcstoyde lodas las cosasnecesariaspara la vida hunHna.))nel. seg., ~IS. (2) Ondg¡:al'do,ReI. prim, MS. • Por lanla órdcn é cncnta que scria dificu:tosocreerlo ni darlu á enlender comoeu.)slotienenen su cuenla é por registros é por m~nudolo mauifeslaron que se (,udiera por eslenso.• Idem, ncl. seg., MS... (3) Garcilasso, Com. fieal, parle l, lib. V, cap. XV. (.i) «Soleel ¡¡'abajOde las personas cra el l¡'¡butoqnc se daba, porque ellos no poseianolra cosa.» O.ldegardo, nelaMS., cion prim, MS. call. X. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..\ r.O:-iQl.'I':U .IEL l'ERI:. 2t lJuito al Cuzco, y que, partienllo olra vez de la capi-llJlas terrible para el que se miraba suspendido sobre t;d, continuaban en la direcciorJ del Sur hácia Chile. un oscuro abismo en que hervian las aguas á una Uno (:e estos cominos atravesaba la gran llanura inmensa profundidad. Y sin embargo, los peruanos elevada, y 1)1 olI'O corria por las tierras bajas yorillas pasaban por estas ligeras V frágiles construcciones sin lIel Océruo. La construccion del prImero fue la mas tnmoralguno, y los espallOles las han conservado en difícil por la especie de terreno que atravesaba. Pa- ' aquellos rios en que la profundidad ó la impetuosidull saba pOI ásperas sierras de nieve; habia leguas enlie la corriente haria imposible la aplicacion de lOi) teras de galerías abiertas en la peña viva; atravesaba medios ordinarios para establecer comunicacion eulos rios por mellio de puentes que se mecian sustl"e las dos orillas. Los rios mas anchos y mas Ira npendidos en el aire; ascenllia lOi precipicios por quilos se atravesaban en bals¡,s, especie deemharcamellio de escalinatas cortadas en la piedra; crnzacion que aun usan mucho los nóturales, en que SI) ba barrancos de espantosa profundIdad en sólillas : aplican las velas. Este es el único ejemplar de naveparedes de ladrillos que rellena han el hueco; en una I gacion algun ta[jto perfeccionada que se haya enpalabra, combatia y vencia todas aquellas grandes di- contrado entre los indios de América (3). ficultades que existen en las regiones montañosas, y El otro gran Camilla de los Incas iha por la region • que bien hubieran podido asustar al mas atrevido llana que media entre los Andes y el Océano. Estaba ingeniero civil de nuestros tiempos. Calcúlase fa es- construido de una manera muy diferente, como lo tension del camino, de que no quedan mas que frag- exigía la naturaleza del t¿rreno, qne era en general mentos esparcidos, en mil y quinientas á dos mil baJO yen gran parte arenoso. Levanlábase el eamino millas; y en tolla su estension se elevaban columnas siJbre un alto terraplen de tierra, sostenido á cada de pied.a como las que se usan en Europa para. sehulo por un parapeto ó pared; y toda la estension de ñalar las distandas, con intérvalos fijos de poco mas limbos lados estaba cubierta de árboles y arbustos de una ¡egua. Su anchura apenas pasaba de veinte olorosos, que rleleitaban los sentidos del viajero con piés (t). Componíase ne grandes losas de piedra Sll perfume, y lo refrescaban con su sombra, tan cuhiertas, á lo menos en algunas partes, con un~ agradable bajo el ardiente sol de les trópicos. En Jas mezcla bituminosa, á lJue el tiempo había dado Ulla plrtes de desierto arenoso que atravesab:¡ de cuando dureza superior á la de la piedra misma. En algunas en cuando, donde la ligereza y fa movilidad del suelo partes donde se han colmado los barrancos con obra no podian sostener Ull camillo, inlroducíanse grandealbaïlilería, los torrentes de las montaÏias socades estacas en la tierra, muehas de las cualespuenell Tando la obra durante tantos siglos, han tra;pasado yerse aun, para illdicar el curso del camino al viapoco á poco la base; pHO á pesar de esto, tal es la Jl:ro (,i). cohesioa de los materiales, que ha permanecido firEll to~a la longitu(t (le estos caminos se habian me la base superior, atravesando ann el valle como COllstrUldo posadas ó tambos, come Jos lIamall, ádissi fuera un arco (2). t IIlcia lie unas diez ó doce millaS unos de otms, espeSobre algunas de las corrientes mas rápidas era eialmente destinados para el descanso delInca y de preciso construir puentes suspendidos, como los 11:1- S:J ~omitiva , y d!' los que vinjaban con (Ill carácter man, y que se componian de las sólidas fibras del ma. ofic!al. Pocos viajeros rie otra clase habia en el PerÚ. guey, ó nel mimhre de aquel pnis; que es Snm3mf\nte Algunosde es.tos edificios tenian grnndesdimensiones tenal y fuerte. Con estos mimbres se tejiaR unos ca- Y se co~pol1lan de una forlaleza, cuarteles y otra,; hies que podian tener el grueso del cuerpo de un obras milItares, que ocupaban una gran estension de hombre. Estas inme[)sas cuertlas susp~ndidas sobre t,;rreno, y que estaban rodeadas por un parapet? rie el agua, p3saban por unos agujeros abIertos en unos plellra. Indudablemente sU objeto era dnr aloJarnlengrand!'s estribos de piedra construidus en las orillas ta lí I~s tropas imperiales cuando atravesaba el país. opuestas del rio, don~e se aseguraban con el peso de El cUldado?e la co~se~vacion de los granrles cam!nos fuertes maderos. Varios de estos cables monstruosos carrespondlaá los distrItos por donde pasaban, y slem· unidos '·ormaban un puente, que cubierto con tablas pre se empleaba en ellos un nÚmero considerable de bien asegurado y defennido por una barandilla de lo; trabajadores para atender á su composicion. Esto era mismos materiales, ofrecia un paso seguro al viajero. sJmam~nt<J fácil en un país en que no se vinjaba mas La longitud de este puente aéreo, que pasaba á veces que á plé; aunque se dice que los caminos estaban de dOSCientos piés, y el no estnr sujeto mas que por bn .perfectamente hechos, que un carruaje hubien dos estremidades, le daban una inclinacion alarmanpo(hdo correr por su superlicie con la misma segu¡'i. te hácia el centro, mientras que el movimiento que dad que en las grandes carreteras d,} Europa U;). Sin le comunicaba el viajero producia una oscilacian aun embnrgo, en una region cpo que lus elementos del fllego y del agua están siempre activamente ocupados en la obra de destruccion, debieran desmoronarso (I) Dee de la Aud. Real, m. graduulmente en cunnto les falló un cuidado cons• Este camino, hecho por valles hondos y por sierras altas por montes de ~Ieve '. por tremendales de agua, y por peila tlll te. Tal ha sido su snerte enlllanns de los conquis. VIVa, JUr. to á nos fUriosos por estas partes, y ballano Yem- tadores espailoles, que no cuitlaron de nplicar el adpedrado por las laderas, bien sacadQ por las sierras, deseèhado mirable sistema adoptado por los ncas para ~Il por las peñas, socavado por junto á los I'iosSIlSparedes, elltre cOlIservacion. Pero los frngmen tos rotos (¡ue aUIl subnieves CUllescalone, y descanso, por todas partes limpio, barrido, descombrado, lleno de aposentos, de depó~Hos de tesoros, de templos del Sol, de postas que habla en este ca(3) Garcilasso, Com. Ileal, porte l, lib. III, cap. VII. mino." R~;'(cion, MS., cap. LX. En Ilumboldt se encontrará uoa descripcion detallada de (2) «ùn avait comblé les vides etles ravins par de l(randes e;tos puentes como aUIl se ven en diferenle~ partes del PerÙ. masses de maçonnerie. Les torrents, qui descendent des hau- (Vue~ d~s Cordilléres ,.1'.250 Ysi;;.) Ste\'eson ha dado una teurs aprés d~ pluies abondantes, avalent creusé les endroits d~scrIpclon muy 1IIlnUClOsa tambien de las balsas. (Residencia les moins solides, et s'etaient frayé une voie SOliSle chemin, e I' Amér.ica, tomo 1/, p. 222 Y sig.) le laissant alns! suspendu en j'air, comme un pont fait d'une (4) Cleza de Leon, Cróoica, cal'. IX.·-Rrlacion del priseul~ piéce." (Velasco, lIisl..de Quito, t. l, p. 206.) Este n:el' descubriQliento de la costa y mar del Sur, ~1:5. escntor ha hla de SIlSobsenaclOnes personales, habiendo exaEste documento anónimo de uno de los primeros cOllquista· minado y medido diferentes partes dei camino á fines del slSlo ~)res contiene una descripcion millucioS3 , 'Y probahlernente pasado. Véase en el .4péndiee, nÚm. 2, una descripcion muY hllelhgna de ambos caminos, que el escJitor vió en toda Sil allimada de esta obra magnílica: la I,intura de los obstáculus g oria, y que coloca entre las grandes maravillas delloundo. que hubo que vencer para ejecularla, se hallará en Iln c¡;(5) Relacion del primer descub., MS. - Cieza de Leoll. tracto de la obra de Sal'mieuto que v:ó el camino en tiempo (;:QIIl~a, cap. XXXVI/.-Zárate, Conq. del Peril, libru l, de los Inl'as. rllp. XI.-Garcilasso, Cùlll. Rtal, pHte " lih. IX, Clip. XIII. l· Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 22 BlIll.lOrECA ilE sisten, como los de los grandes camillos ronlllllOS eso, parcidos por toda Europa, prueban su grandeza primitiva, y han merecido los elogios de un juicioso, viajero, no muy pródigo en general de alabamr,as, que dice que (dos caminos de los Incas deben clasificarse entre las obras mas Útiles y estupendas que en cual· quier tiempo haya construido la mano del hombte (t).» Unlluevo adelanto hicieron los soberünos del PerÚ en el sistema de comunicacioncs que establecieron en sus dominios, introduciendo ~as pnstas del mismo modo que se conocian entre los aztecas. Sin embarno, las postas peruanas, eSlablecidas en todos Jos gran~es caminos que conducian á la capital, estaban fundadas en un plan mas vaslo que el que regía en Méjico. Eu toda la estensíon de estos caminos se habia construido edilicios pequeños, á distancia de cinco millas uno de otro (2), en cada uno de los cuales se hallaba estacionado cierto número de correos, ó chasquis como los llamaban en su idioma, para trasportar los despachos del gobierno (3). Estos despachos eran ó verbales, ó se trasmitian por medio de Ips quipus , é iban á veces acompañados COll un hilo del ceÏlidor rojo que cubria la frente del Inca, y que se miraba con ellllislllo respeto y sumision que el anillo de un déspota oriental (4). ,I Los cllúSquis vestian un traje particular que indicaba su profesion. Se les educaba para este olicio y se les escogiaJlor Sl,l rapiùez y fidelIdad. Corno la distancia que ca a correo tenia que recorrer era corIa, y como tenia tiempo de sobra para descansar en las estaciones, sah'sban la distancla con gran velocidad, y las noticias se llevaban por los caminos á razon de ciento cincuenta mill,ls por dia. Elempleo de lo, chas· quis no se limitaba ;Í trasmitir noticias y comunicaciones oficiales. Con mucha frecuencia traspurtaban varios objetos para el consumo de la córte; y por este medio el pescado del remoto Océano, frutas, caza y diferentes productos de IllS cálidas regiones de la costa, llegaban á la capital en buen estado, y se servian frescos á la mesa real (5). Es muy notable que: esta importante institucioQ fuese conocida en Méjico v en el Perú al mismo liempo sin que hubiese comu· ñicaciùII entre ambos paises; y que se haya encontrado establecida en rios naciones bárbaras del Nuevo Mundo mucho antes que se adoptase entre las nuc;ones civilizadas de Eurol)a (fi). GASPAI\ y ROH;. Por medio de eslas saJ¡ias imenciones Ile lus luc¡¡~ lus partes mus remotas del vasto imperio del Perú se poni;lll en ínlimo contacto \lnas con otras. Y mientras que las capitales de la cristilmdad, separadas solamente poraJgunos celltenares de millas, perlllalleeiall tan eslraÎias entre sí como si las hubieran separado los mares; las grandes capitalcs del Cuzco y de Quito estaban en correspondencia constante por medIO de sus magníficos caminos. Las noLicias de Jas IlUnlero· sas provincias se trasmitian en alas del viento á la metrópoli peruana, gran foco en que se reunian to, das las líneas de comunicacion. No podia ocurrir un I muvimiento de insurrecciun , ni una in vasion de la mas remota frontera, sin que la noticÎ:l se comunicasr en el actoá la capital; yal instante se ponian en marcha los ejércitos imperiales por los magnilicos caminos del país para restablecer el órden. Tan admirabb eran las disposiciones adoptadas por los déspota~ americanos para mantener la tranquilidad en toda la estension de sus dominius. Esto nos recuerda lasins tituciones análogas de la antigua Homa cuando hajo el imperio ùe los Céfares era señora de medio 'I mundo. Uno de los principales objetos de los graudes caminos era facilitar las comunicaciont·s militares. Formaban un ramo importante de ~u política militar , q¡,\C es tan digno de ser e~tudiado como el de la muInicipal. A pesar de las protestas pací/icas de los locas, y de la tendencia pacifica en ¡:eaJidad lie sus instituciones I domésticas, siempre eslab:1Il en estado de guerra. I Por medio de la guerra habian ensanchado 1/radual' mente su mezquino terriroriohasta convertirlo en un ' poderoso imperio. Cuando esto se hubo verificado, la I ('npital, segura en su posicion central, 110 se V¡Ó ya espuestJ al choque de esos movimientos militares, ~. el país disfrutÍl de las ven lajas de la tranqllili,lad yel órden. Pero por mas trallquilo que estuviese en el , centro, la hi,toria no hall/aba de un solo reinado ell I que el pais no eSLuviese en glJerra con algunas de la:, Ilárbaras naciones fronterizas. L3 religion ofrecia Ull pretesto plausible para las agresiones cons/nlltes, y disfrazaba probablemente á los ojos de Jos Incas y ,1 l'ls rie sus súhditoslüseddeconquista que era elmúdi de la guerra; como los discípulos de Mahoma que llevaban la espada en ulla mano y en utra el Aleor<ill, los Incas del Perú no ofrecian mas alLernaliv:l qUl~ el culto del sol {, la guerra. Es verdad que su fauatismo, Ó su politica, se pre(t) • Cette Chaussée, bordée de grandes pierres de taille, , sentaba con lurmas rnenosásperas quejas quese despeut ctre comparés aux plus belles route, des romains que I cubrrn en los dcscendientes del Profeta. COlllO el "rilll j'aie vues en Italie, en Fraoce et en Espagne .... Le gran " chemin de l'Inca, un des ouvrages les plus utiles et en méme luminar á que tributahan culto, obrab:1I1 con ¡¡¡aΡ,l temp des plus gigante,ques que les hommes aient éxé~uté.» lllucho Illas poderosa (lue la fuerza (7). Trataban de Humboldt, Vues des Cordilléres, p. 2U4. ablandar los corazones de las tribus salvajes que los (2) Se habla coa divergenCIa subre la distancia que habia rodeahan, utrayéndost'laspormediodela rondescenentre las casas de posta; casltodos los autores dicen queno dencia y de la bondad. Lejos de provocar las hl!stilj. pasaba IfUnca de tres cuartos de legua Ile prererIdo la o(lIDlOn . dades, dpjahun obrer al tiempo para que produjesr. de Ondëgardo, que generalmente eSCrIbe con Illas conCienCia su resultado el saludable eJ'emplo de sus prupias insy con nIas conoclmienco del terreno qne la ma)'Or parte de sns contemporáneos. tituciuucs, conliaudo enllue su~ "ecinos menos ci\'i(3) La palabra chasqui, segnn ~Iontesinos, significa I(UnO q\le recibe \Ina cosa.» (Mem. Antiguas, MS., cap. VIl.) causado una gl'an impresion en el ánimo de los primeros e,Pero Garcilasso, autoridad muy superior en lo que to~a á su paiio!es que rec(.rrieron el país, y encontramos muchos (101'propia lengua, dice que significaba "uuo que hace un cam- menores de ellas en Sarmien to. Helacion, ;¡:;., ca p. X\'. bio.» Com. Real, partel, Jih. VI, cap. VIII. - Dec. de la Aud.lleai, ~IS.-Fernandez, IIísl. del PerL, (4) «Cou un hilo de esta borla, entregado á \lno de aque· partc II, lib. III , cap. V.-Conl). v l'ob. del (,irll, MS., 1I0s oreJones, l'obernavan la tierra, y proveian lo que querian 'f otros llIuchos .• con maioI' obediencia, Que en ninguna provinria del mundo • El establecimiento de correos es muy antiguo entre ks se ha visto tener á las provisiones de su rei.») Zárate, Conq. chinos.~' quizá Illas entre los persas. (Véase Herodoto, His· del PerÚ,lib. I, Cal), IX. : toria Cnana, sec. XCVIIl.) Es ,ingular que una invencion (5) Sarmiento, Helacion, MS., cap. XVIII.-Dec. de la desLinada á servir á los lines de un gobierno despótico, soJo Aud. Real, ~JS.. haya recibido su aplicaclon completa bajo 105 auspicios de un Si henlos de creer lo que dice Montesinos, servíase en la ,istema I:beral, pues cn ella tenemos el génr.cu de este he,·· mesa real pescado cO¡;ldo á cien leguas de la capital, veinte y 1II0S0sistema de mÚtuas comuuicaciones que uue á todas I.s cualr" horas despues de s~carlo del Océano. plem. Antiguas, nariones ùe la cristiandad, como si cOlJstitul'e~'eu ulla vasta ~IS., lib, II, rap. VII.) Esto es demasiado lápido para lOdo rèpÚhlica. lo qne no sea lin ferro-carril. . (i) • ~Ias ,e hicieron seÏlOres al prinripio por maÏla q'lC (O) La inslitucion de l~s poslas peruanas parece h~ber I>~rfuerza.> Ullrl('~~rèo, Hel. prim. , r..'5. I i I 'I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L \ f.n~()L:lST.\ llEL I'Ené. 2J Iil.ados S~ someterian ¡"I su cetl'O conveneitlos del I ta :lcias igualés linos de otros cuarteles en que encanhienestar que les asegunria. Cuando este sistema no ¡traba todo la que pudiu necesitar. Aun se encuentrun producia el.deseado efect~, cmple~l~an otras medicr: muchas p,~rtes del pa.is ,fra¡;ment(~s de obras J?ilidas pef() sIempre de Clracler pacIfICO, y trataban tares construIdas con purhro ó gralllto, y destmade ,;trnerlos á su dominio por mellio de ncgoCiaCiO-¡ d, s, segun nos asegura la tradicion, á alojar allnca nes, de un trato concili,lllor, y de regalos á sus 11Om- y i su ejército (4). llres principales. Por fin hadan uso ôe todos los mo)- . Tambien de cuando en cuando, con intervalos fidios tan familiares á los :lOmbres políticos mas sutiles' JO;, se encontraban almacenes llenos de grano, arde una nacion civilizad,~ para conseguir la estension mas y toda clase de municiones de guerra que el de su imperio. Cuando todos los esfuerzos de esta eFrcito pudiese necesitar durante su marella. E/ go· clase eran inútiles se preparaban para hacer la guerra. blCrno cuidaba escrupulosamente de que estos almaSacabt:n sus soldados de todas Jas diferentes procc Iles, que se surtian de los dcpósitos dc/Inca, esvincias, aunque mas de algunas Cil que ci carácter de tuvieseu siempre llenos. Cuando los espailOles ¡nvalos habit1ntes era lilas acomodado á los trabujos de dieron el país, sostuvieron durante mucho tiempo á la guerra (1). Parece probablel[ue se pudiese llamar SlS ejércitos con las provisiones que en ellós en conú las armas á todo perua:1O que hubiese llegado á ciertraron (5). Prohihiase al soldado peruano que causata edad. Pero la rotacion del serviqio militar y los se el daîío lilas leve á I"s propiedades do)los habitanejercicios periódicos qae verilicahan los h:lbitant.es tes del territorio p.or donde pasaha. El que violaha de los pueblos dos ó tres veces al mes, hatla que los esta órden era castIgado con la muerte (6). El trabajO soldados fuesen generalmente algo lilas que una mi- lid pueblo vcstia y alimeutaha al soldado, y los Incas lieia indisdplinada. El ejército peruano, que al prinquerian prudentemente que este no le hostil izase. cipio era po~o cOll?iderable, llegó á ser en los Í1lti~nos LI~j?s de ser ~ua co.ntr!bueion sobre .Ias. faenas del tiempos (Iellmpeno con el aumento de la poblaclOn, aFrlcultor, III aun s!(IulCra una carga Illcomoda para sumamente numeroso, de modo IIue sus monarcas, sr hospitulifhd, los ejércitos impenales atravesaban segun nos as~guran los contempuráneos, podian. po- -el pais rie un estremo á otro, sin causar mas molestia nerse al'"rente de doscientos lIlil homhres. En su 01'- áos habitantes quc una proccsiou de pacíficos ciuganizacion militar manifestaban la misma destreza y dr danos, ó una reunion de milicianos, que se citan clmismc respeto al órden que en las demás cosas. u u dia de fiesta para divertirse con una revista. Las tropas se dividiun en cuerpos que correspondian Desde elmumento en que se declaraha la guerra, il nuestrcs batallones y comp¡¡Ïlias, mandadas por oli- el monarca peruano hacia toda clase de esfuerzos para ciales de'diferente graduacion, desde el ínlimo su- reunir cU:lIIto antes á sus tropas, para poderse antibalterno hasta ellnca liable que l11audaua en jefe (2). ci pal' á los movimientos del enemigo, é impedir una Sus armas eran las que usabau tudas las naciones, c(:muinaciou con sus aliados. POI' desconocer este hárharas ó civilizadas, antes de la invencion de la principio de cOll1uinacioll militar las varias naciones pólvora, arcos y Oechas, lanzas, dardos, una espede dd país, qlle pudieran haher vcncido con sus fuerzas de espàd1 corta, una hacha de combate ó partesana, clin r(~(leratlas, cayeron UlWS tras otra bajo el yugo ¡my hondas, en cuva mallejo eran muy (liestros. Sus Pl'l'ial. Pero cuando va estaba el Inca en campaîía ianzas y Oechils estaban armadas cnla rslremi~lad call no solia manifestarse' dispuesto ri !levar sus ventajas fledazos Ile cohre Ó lilas ,comuomente de hueso, y las h; sla. el Úl!imo f!rado, ni á ~olocar ;Í. su enemigo en armas de los oollles tenlan Illucllns \'eces adurnos de ulla SlluaClOn desesperada, En cualql;¡el'estadoen que oro y de plata. Cubrianse la caheza con cascos de ma- se hallase la gllilrra, estaba displl~stO iÍ escuchar (lera ó de pieles de fieras, espléndid,lmente adornados proposiciones de paz; y aunque trataba de someter á á vcces C3n metales y piedras preciosas, y COllel plu- Sl s enemigos !IeviÍndose sus coseclJas y sitiándolos maje brillante de los pÜjaros de los trópIcos. Estos pf;r hambre, 110consentía que sus tropas atacasen adornos, por supuesto, correspondían esclusivamencuando no el'a necesario ni las personas ni la propiete fi las clases elevadas. Los soldados rasos vestian el d;:d.·« No debemos destruir á nuestros enemigos se traje peculiar de sus provincias, y se ceñianla cabedi~e qllcesclamaba Ull principe peruano, porque pérza con una especie de turbante de telas de diferentes di..!a nuestra seria, ya que ellos y todo la que les percolores que producb un efecto alegre y animador. teneceserá prontonuestro(7).lJ Esta era una máxima Sus armas defensivas Sf' componian de \In escudo y sabia que, como todas las de esta especie, se fundaba de lIua tunica de algodon entretelada, á manera Ile la que usaban los mejicallos. Cada comp"ilía tellia su ~4) Zárate, Conq. del Perú, lib. J, ca'). Xl.-Sarmiento bandera particular; y el estandarte imperial, mas Hl'iacion, )IS., cap. LX. ' Condamine haola de muchas de estas fortificaciones esp~relevado lIue todas las demás banderas, desplegaba la ridas en la re¡¡iUll que media entre Qnito )' Lima, que vió brillante 'enseña del arcu-iris, emulema de los Incas, f)ue indicaha sus pretensiones de hijos del cielo (0). du rante su v~aJepor la América del Sur en 1737, Yque descr bc muy OImuclOsamente,-Mémoires Sill'quelques anciene Por meJio del sistema completo de comunicacioMonuments du Pérou, ~u temps des Incas, ap. IIistorie de nes establecido en el país, baslaba poco tiempo para l'Uadémie Royale de Sciences et des Belles Lettres (Berreunir los reclutas de los puntos mas remotos. El lin, 1748), t.1l, p.438. ejército se ponia bajo las órdelles de algun jefe de (;j) "E.asi cuando, dice Ondegardo, habtando por su propia mucha esperiencia, individuo de familia real, ó la es 1eriencia, el seilOr presidente Gasra passó con la ¡¡ente do castigo de (;onzalo Pizarro por el \'alle de Jauja, estuvo allí que era mas frecuente, Jo mandaha ellnca rn persoside semanas á lo que me acuerdo, se hallaron eu depósito na. La marcha se hacia con rapidez y con poca faliga m'¡z de Cllalrn y de tres y de dos aÎ10s mas de 15 mil hanepara el soldado, porque cnlos caminos habia Ú disgas juuto al c3ruino. é allí comió la gente, y se entendió IllIe si filera menester Illllcha~ mas, no faltarán en el valle (1) Ondegardo, ReI. pri·n .• MS. - Dec. de la Audiencia en aquellos depósitos, ron forme ilia órden antiglla, porque á Real, MS. mi car!.'o estllvo el repartidas v hacer la ruenta para pagar(2) Gomara, Crónica, cap. CXCV. - Conq. y Pob del la;.» lIelacion seg. , MS.. PirÚ, MS. (G) Pedro Pizarro, llescllb, y Î.onquista, ~IS. -Cieza de (3) Gomara, Crónica, ubi sllpra.-Sarmiento, Relacion, LIon, Crónica, cal', XLlV.-~aflJl,ent,), Helacion, MS" MS., cap. XX.-Velasco, I1istoria de Quito, l. J, págo:- capítulo XIV, Das i76-1íD. (7) dlandábase que en los mantenimientos y (asas de los Este Último escritor de un catálogo minllcioso de las antieremigos se hiciese poco dailO. diciéll'Joles el seilOr, presto guas armas del PerÚ que contiene casi LOdùlo que usa el s01- se:án estos nllestrus, como los que ya lo son; como esto te· dado europeo, con la cscepcion de lasarmasde fuego.-Esta ni~1lconocido, pl'ocul'aoall que la guerra ruese la masliviulla omision prueba juicio en el autor. (]lre ~er pudiese» Sarmiento, Helacioll, MS, cap. XI\'. I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 2~ BIULIOTECA Dr. GASPAR l' ROIG. ¡ tarlos medidas suyos como del enemigo, no vacilaban en adlll'· mas severas cuando ello los estimulaba en la benevolencia v en la prudencia al mismo tiempo. Los Incas adoplÎ1ban la política atribuida á los romanos, que, segun uno de sus historiadores, ganaban mas por su clemencia con los vencidos que por sus victorias ( i). Con el mismo espíritu de prudente benevolencia, tenian el mayol' cuidado en que nada faltase para la seguriilad y bienestar de sus propios soldados; y cuan· do se dilataba mucIJo una guerra, ó cuando el clima era mortífero, cuidaban de relevar á menudo á su gente por medio de refuerzos, permitiendo iÍ los mas antiguos en el sen'icio que volViesen á sus casas. (2). Pero al paso que así economizaban la vida tanto de á el carácter feroz 6 tenaz de la resistencia; y los ana· Iles peruanos contienen mas de una de aquellas sangrientas páginas que no podemos leer en la época actual sin estremecernos. Conviene añadir que esta benéfica política que acabamos de delinear com/) caracteristica de los Incas, no perteneció á todos ellos; y que reinó mas de un soberano que hizo alarde de i ese espíritu osario y poco escrupuloso que corresponI de al conquistador vulgar. I La primera medida que adoptaba el gobierno des' pues de consumada la conquista de un país, era in- Sold3do peruano. - El ¡lama, rumiante de género de los camellos. lroducir en él el culto del Sol. Edificábanse templos Ull clero numeroso que esplicaba al pueblo conquistado los misterios. de su nueva fe, des!umbr¡índolos con su espléndido r pomposo ceremonial (3). Sin embargo, 110destruian ni trat¡¡ban con falta de res¡>eto la religion de Jos conquistados. Era preciso adilrar al Sol sobre todas las cosas; pero las imágenes de sus dioses se transportay se éonfiaban al cuidado de I para ban al Cuzco y se colocaban en uno de ll)s templos, que ocupasen su puesto entre las divinidades subalternas del panteon peruano. Aquí permanecian en cierto modo como ref¡enes de la nacion conquistada, la que se suponía que estaria menos inclinada á sacudir el yugo de su nuevo soberano sabiendo que al hacerlo lenia que d~jar á sus dioses en manos de sus enemigos ('¡). Los lncasechaban las bases de la buelln administra(f) «Plus pene parc.!ndovieUs, quam vicendo imperium f cion ùe sus nuevas conquistas mandando r¡ue se hiauxisse.• Tilo Livio, lib. XXX, cap. XLII. ¡ (2) Garcilasso,Com.Real,parl.l,lib.IV,cJp. \V[[1.1 (i) Aco-LI.lil!. V. cap. \Il.-r.arr.iiagso, Com. R~al, (3) Sarmienlo, Relacion, MS., cap. XIV. I l'Ide I, IiI!.Y, c"p. \11. 'l· Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 25 I l.A l:O:'\Qt;ISTA IlEI. N:III.. eiese un censo dllla poblacioll, y que se examinase abolic on completa dI) la propiedad.; pe.ro la quese cuidadosamente el país, para s.aher cuáles eran sus someta á ell~ era una naClOn ~onqulslaca, temerosa pro,luctos y 'a clase y la capawlad de su suelo (I). de sus conquistadores, y que·a la menor sospecha~e I-lacíase en sq:;uida una clh'ision delterritoriosiguienque iI:lcnlase sublllvarse se la ocup.aba con guarUl,lo los mismos principíos qUI) se adoptahan en el resto cione~ armadas, eSlablecidas cn diferentes puntos cie la monarnua, y señalábatlse sus respedivas par- fuerte, en toda la estellsion riel pais (2). Es pl:obable tes al Sol, al soberano yal pueblo. La estensioll de tambien que los Incas no hiciesen mas caminos que esta última se calculaba J,or el nÚmero de la poblalos eSl!nciales al nuevo arreglo, y que en todo lo pocion, pero Ir parte de ea a individuo era const:rntesible adJudica.sen las tierras ásusantiguos poseed0.res. mente la misma. Parecerá estraño que un pueblo se , Se contirmabl, arlem{ls Je esto, la anterIOr autol'lcl~(1 sometiese ccn paciencia Il.un arreglo que envolvÏlla I de los curacas; ó bien cuando se Juzgaha necesarIO I Huillas ùe un l',mplo de los Incas, cilla isla de Tilicaca. d~poner al curaca reiY.llllle. se pern,Jitia que le suce. farrilias al Cuzco. Alli aprendian'el idioma de la cadiese su heredero legitimo (3). Acatabanse respelu(Jpit:d, se familiarizaban con los usos y costumbres dI' samente todas las antiguas costumbres y leyes del la drte y con la política ¡zcneral del gobierno; yerall pais, en cuanto era compatihle con Jas institùciones Obj'ltO de seilaladas muestras de favnl' por parte d(>1 fundamentales <lelos IlIc¡¡s. Tambien debe tenerse en soberano, bien calcuhlll:ls para halagnr ~us ~cntiCUenl!! 9l!J ~uchas de !as tribus conquistadas tenian miEntos 'í para fomen/nf en "lIos un :.J'ojente amor;, una ~lVIhi.aclOn demasIado escasa para que pudiesen sUlersona. Bajo la innuencia de estos sentimientos, sen~lr ese amor al suelo que corresponde á un (¡rdell se les volvia á enviar á regir á ¡liS \'a~allos. fero de· SOCIal ava,lzado (4). Pero. sea cual fuere la causa, jando aun ¡¡ StlS hijos mayores en la capita , tanto parece probable que las eslraordinarias illstituciones para rIlle sirviesen de garantia de la lidelidad de SllS de los Incas fuero U ~st~Lleeidas ~onJloca oposicion lar res, como para que aumenlasen el esplendor de por .parle de los terntorws conquIsta os Ci;). a córte del Inca (D). Sm embargo, los soheranos del Perú no cflufiahan Otra de SllS medidas era mas atrevi>.la y de car¡íclr.J' enteramente en estas esteriorida<les de obediencia rie ma.; original. Esta consi~tia nada menos que cn ¡¡bolil" sus nuevos sÚ~)ditos; y para aregurarla de una ma- el iJioma ¡le! pais. En la América del Sur, como en nera mas efecllva adoplauan medidas r1emasiado no- la del Norte, existía una inlinita varied;j(1 ne dialectns, tl~bles para que nù 1\05 haga mos cargo de ellas. Inme- ó lIlas bien Idiomas, que tenían pocas 'lfinidanes linos dlatamentedespues de verilicada una nueva conquista COll otros. Esta circunstancia causabl grandes incose llevaban por algun tiempo á los curacas y á sus l II) Ibid .• parte I, lib. V, cap. XIII-XIV.-Sarmiento Relacion, MS., cap. XV. ' (2) Sarmiento, Relaeion, MS., cap. XXI. (3) Fernandez, I!lst. dell'erú, par. II, lib. III. cap. XI. . (4) Sarmiento nos ha dado ~oticias llIUY completas y muy Interesantes sobre la pohtlca sln¡!lIlarmente humana que ohservaban los Incas en sus conquIstas, j'.que ofrece un notal,le. contra~te cnn la de eSO$ OlOlcs de la humanidad, á quiencs!a hnmanldad rccompcn:ia pro('i~ándolcg mas admiraclOn 1]lle á sus bleuhcchùl'e5. Coultl es de mucha impurtancia el tcsli11111010 de l,II hombre como SarlilicnlO qlle era IIl'csidenl.; tld 1'0.\111 1. Consejo de Indias, y como su obra , sepu:t~àa en un rincon oscllro del Escorial, apenas es eonocida, he reproducidu todu el capitula en el Apéndice nlÍm. 2. ('i) Serrun Velasco, hasta el poderoso estado de Quitn, ba.:ante adelantado cn su civili7.acion [lM~ tenrr una lev de propiedad que enlendia bien el pnelJlo, ad ,[¡ilió las instíludOlles de los 1J1ca<. «110 solamente sin repIII!1I3I1Ci", sino con ale!:r!a,» (!list. de Quito, tom. II, p. 183.) Pero Vela~cù, esc 'itor modcrno, cleia fácilmente ó conlaba con la credulidad de '"5 leclores. (3) Ga:'cilasso, Com. Hca!, parle l,l,h. V. rap XII: Ii· hre VII, cal'. II. .) Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ~Ii Illlll.luTl·.CA ilE GA:'I'.\H \' IlOtG. mullit/alles al gouierllo en la administracion Ile las diferentes pro\'incias cuyos idiDmas ignoraha. nesol· \'i6se, l'or tanto ,.suslituirles un idioma universal, el Quichua, el idioma de la córte, de la capital y del territorio adyacente, el mas rico y mas completo de los idiomas americanos. Ellviábanse maestros á todas las ciudades y pueblos del país, para que instruyesen ;'¡ todos, hasta;i los dc la~ clases mas humildes'; y se les hacía saber al mislllo tiempo que niÍlRuno podria (Ihtener empleos de dignidad ó provecho si DO sabia hablar esta lengua. Loslcuracas y otros jefes que iball {\ resiJir á la capital, se familiarizab¡lII con el dialecto c.n sus relacioIlcs con la córt~, y al volver á su pais daban el ejemplo de hablarlo entre sí. Los que con ellos vivian imil aban este ejemplo, y el quichua llegaba á ser poco á poco el idioma de la moda y de la (:legancia, así como afectaban hablar el francés normando los lllle á algo aspiraban en Inglaterra despues de la COlHluisla. Por estos medios, mientras que cada provincia cOIlsenaba su dialecto peculiar, se establecia un escelente me(lio de comunicllcion que hacia posillle que los habitantes de una parte Ilet país se entendiesen con los tic las demás, y ellnca y sus reprcsentantes con todos. Tal era el estado de las cosas' I'n esta parte cuando llega"ron los españoles. Es preciso confesar que la historia nos presenta pocos ejemplos de una autoridad mas absoluta que la de una revolucion en el idioma de un imperio al disponerIo así el amo (I). Poco menos nolllble era olI'O recurso de los Incas para afianzar la obediencia de sus súbditos. Cuando un~ parle de las recientes conquistas manifestaba un espíritu tenaz de oposicion y odio, se solia obligar á ulla parle de la )loblacion, porejemploádiezmil rersonas, á emigrar ú un punto remoto del reino ocupa· do por vasallos de probada é indudable fidelidad. Vn número igual de estos se trasplanlaba al territorio que }muian eVllcuado los emigrados; y por este cambio la poblacion se componia de dos distintas razas, que se miraban una á otra con un recelo queservia de I'reno roderoso fi cualquier tendencia revolucionaria. Con e tiempo vencia la innuencia de los lealcs, sostenidos, como lo estaban, por la autoridad real, y por la operacion silenciosa y lenta de las instituciones nacionales á que las razas estraiJas se acostumbraban poco Ú poco. Poco á poco tambíen empezaban á amar ú su soberano, y.antes que hubiese desaparecido una generacion, las dif~rentes tribus se mezclaban pací¡¡camente como individuos de la misma nacion (2). Sin embargo, seguian distinguiéndose las diversas ruzas por la diferencia del traje; ya que una ley del p~is maudaba ¡\ todo ciudadano que usase el trajede su provincia (3). Ni podia el colono, trnsplantado con tan poca ceremonia, volver al distrito en que nació; porque en virtud de otra ley estaba mandado que nadie cambiase ile plinto de residencia sin per. miso (4). QuedJba establecido para toda su vida. El gobierno peruano seilalaba á eada hombre el lugar en que habia lie resillir, la esfera de su acclon , y hast;t la naturaleza y calidad de esa accion misma. Dejaba de ser un agente libre; casi se podia decir que se Je relevaba de toda responsabilidad personal. Al aplicar este eslraordinario sistema, los locas cuidaban del bienestar y de la comodidad del colono en cuanto era compatible con la ejecucion de sus designips. Mandaban que los milimaes, como llamaban á estos colonos. fuesen trasportados á los climas mas análogos al del lugar de su.nacimiento. No se habia de llevar {¡ los habitantes de pa.ises frios á las regiones cálidas ni vice-versa (5). Hasta se consultaban sus habituales ocupaciones, y se llevaba al pescador á las playas del Océano 6 á las orillas de los grandes lagos; mientras que se arljudicaban al labrador las tierras mejor ailaptadlls al culti\'o á que habia estado acostumbrado toda su vida (6). Y como muchos, quizás la mayor parte, consideraban la emigracion corno una calamidad, el gobierno cuidaba de dar pruebas de un especial favor á los mitimaes, y les concedía varias inmunidades y privilegios que mejoraban su condicion, y Jos reconciliaban en lo posible con su suerte (i). Aunque las instituciones del Perú hayan sido modificadas y maduradas bajo la innuencia de los soberanos sucesivos. todas lIevun el sello del mismo original, todas están vaciadas en el mismo molde. Ensanchándose y fortaleciéndose el imperio en cada época sucesiva de su historia, no era en sus úllimos dI as mas que el desarrollo en escala mayor de lo que era èn miniatura en sus pri!lcipios. asi corno se dice que el gérmen que enderra la bellota contiene dentro de si mismo todas las ramificaciones del futuro monarca de los bosques. Parecia ~ue cada luca sucesÍ\'o no aspiraba á mas. que á segUir IllS pasos y á ejecutar los planes de su predecesor. Las grandes empresas que uno acometia , Jas continuaba otro, y les daba cima el que venia despues. Así, mienttas que todos obraban ajustándose al mismo plan, sin ninguno de esos movimientos escénlricos 6 retr6gradosque indican la direccion rie individuos diferentes, eJ Estado parecia ser regido constantemente (lor una sola mano, y proseguia magestuosamente, como si fuese altravès de un reinado lar~o y único, su gran carrera de civilizacion y conqUIsta. El objelo linal de sus instituciones era la tranquilidad doméstica; pero parecia que no les era lícito alcanzarlo sino por medio de guerras esteriores. Tranquilidad en el centro de la monarquía y guerra en sus fronteras: tal era ]a condicion del Perú. Por medio de esta guerra daba ocupacion á una parte de sus habitantes; y conllui~ lando y cil'i1izandoátas bárbaras nacioncs que lo rodeaban, daba seguridad á todos. El soberano Inca, por pacífico y benévolo que fuese en su administracion interior, en la eslerior er:!. siempre guerrero y mandaba sus ejércitos en persona. Carla reinado sucesÍ\'o veia estenderse mas las fronteras del imperio. AilO tras ailo volvia el victorioso monarca cargado de despojos: y seguido por Ile jefes tributarIOS á la capital. Su (\) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VI, cap. XXXV; URa mullitud lIb. VII, cap. I-II.-0ndegardo, ReI. seg., MS.-Sarrecibimiento en ella se asemejal'a a] de un trÍllllfo miento, Relacion , MS., cap. LV. romano. La poblacion salia en masa á victorear á su • Alln la crialllra no hubiese dejadQ el pecho de su madre souerano, vestida con los pintorescos trajes de las cuando le cnmenzasen ~ mostrar la lengna que habia de saber; diferentes provincias, llevando banderas que agitay aunque al principio fue dificultoso, é muchos se pusieron en no querer deprender mas lenliuas que las su l'as prOpl!S, (~) «Trasmulaban de las laies provincias la cantidad de los reyes pudieron tanto que salieron con su intencion, y ellos tuvieron por bien de cumplir su mandadll, y tan de veras se genle que de ella parecia convenir que saliese, á los cuales mandaban pasar á poblar olra tierra del temple y manera de entendió cn ello que en tiempo de pocos ailOsse savia y usaba una len~na en mas de mil y doscienlas leguas." Ibid., ca- donde salian, si fria fria, si caliente caliente, en donde les daban tierras. y campos, y casas. tanto y mas como dejaron.» pitulo XXI. (2) Onde~al'do. ReI. I,rim .• ~IS.- Fernandez, llist. del Sarmienlo. lIel., ~lS., cap. XIX. (6) Onde!(ardo, ijel. pnm., MS. Perú, parle JI, lih. III. cap. Xl. . (i) Aun exi,ten, ó existian â fines del siglo pasado. estos (3) Segun el padre Acosla, los Incas creian que esta ley mitimaes cn Quilo, segun Velasco, dislinguiéndosc con este era de la mayor imporlancia para el órden y buen gobierno nomÈ!.e del reslo de la poblacion. Historia de Quito, tomo l, dela monarquía. Lib. VI, cap. XVI. I p. 1".. (4) Conq. y l'ob. dell'irú, ~IS. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia tA C():'iQ¡;ISTA !lEL PERf. ban en ei aire, y cubri~ndo de flores el suelo que CAPITULO Ill. iba Ii pisar el vencedor. El Inca, llevado en su silla Rehgion del l'ení.-Deidad¡·s.-Esplellllor de los temde oro en hombros de sm nobles, se adelentaba ell pI )s. - Solemnidades, - Vírgenes dl:l Sol. - Casaprocesion f;olemne, bajo Jos arcos triunfales que cumientos, brian la Ci rrera, al grltll templo del Sol. Allí, sin comÏlh'a, ¡)orque á todus menos al soberano estaba E; lin hl1cho muy notable que Illuchas. si nCl todas vedada la entrada en el ~agrado recinto, el victorioso las tribus salvajl's que habitaban el vasto continentp. príncipe, Lespojado de sus insignias reules, descalzo ame:icano, por desfiguradas que estuviesen en otros y con la mayor humildad, se acercaba al temido san- p~nLos sus cr~encias por pueriles ~upcrsliciones, hatuario, y ofrecia sus sacrificios y elevaba el tributo IJlal: llegado a la subhme concepcIOn de ua gran esde su grat tud á la deidad gloriosa que presidia al píri1u del Creador del universo, que, inmateri;¡l en destino de :os Incas. Terminada esta ceremonia, toda sû propia uaturaleza, no debia ser ultrajndo con ninJa poblacion se entregaba tI las diversiones; oianse gucn il/lágen visible, y que, ocupando todo el espala música, y los f(ritós d,} alegría, y los bailes por cio, no podia circullscribir~e á las t,arc les de UII todos lQSángulos de la ca lilal; y las iluminaeiones 'i tern Jlo. Pero estas elevadas ideas, tan superiores á las hogueras celebrahan 'la campallu victoriosa del los llcances ordinarios de la inteligencia cuando no Inca y la a;;regaciou de UII nuevo territorio al impetien3n guia, no parece que les inspiraron las conserio (i). cuencias prácticas que era de esperar; y pocas SOli Ell esto, regocijos se descubre en gran parte el las :Iaciones ¡,mericanas que maniiest~ronlllterés en carácter rdigioso que tenian; en realidad todas las la c'lnservacion de un culto religioso, Ó que enCOlJguerras de los peruanos estaban marcadas ('on el setrarJn en su fe un poderoso estímulo c.e acciono 110 religioso. La vida del Inca era uua larga cruzada Pero con los progresos de la civilizacion, se desaFpara estelhler el cullO del So!, para desarraigar en rolla ron gradualmente ideas mas amílogns á las do las naciollf's bárbaras las supersticiones embrutecenaciones civilizadas; destináronse (¡mplios medios, doras, é imponerles Jos heneficios de un buen go- é instituyóse un órden separado para el servicio de bierno. Tnl era, segun la frc.se favorita de nuestro la rdigion, en que se desplegaba un ceremonial misiglo, la wision delinca. Tambien fue la mision del nucioso y magnífico, digno de compararse en mllchas conquistador cristiano que invadió el imperio de ese cos •.s con el de las naciones mas cultas de la cristianmismo potentado indio. La historia decidid cuál de dad, Esto sucedia entre las naciones que habitaball los dos cumplió mas fielment() con los deberes de Sll lias llanuras elevadas de la América del Norte, y entro mision. los laturales de BogotÚ, Quito, Perú y las ùemÚs reSin emb~rgo, los monarcas peruanos no manifeS-¡ giones elevadas del continente del Sur. Sucedia, sotaban una impaciencia pueril por adquirir terrilorio. bre todo entre los perU:lllos, que atribuian lin origen Se detenia;¡ desplles de ulla campaïla y dejaban tiemdivi 10 á los fundadores de su imperil). cuyas leye!! po para que se llfianzase \Ina conquista ailles de em- ~od,s descansaban en una sancion divin:\, y cuya!! prender olra. En es le illténalo se ocupaban en la IIIstituciones domésticas y guerras exll'anj,>ras tenian pacílica administracion de su reino, y en esos largos por objelo conservar y propagar su fe. La religion viajes que .os ponian en contacto mas inmediato con era la base de su polílica, \a cOlldicÍon misma, (lor su pueblo. Durante este tiempo tarnhien sus nuevos deCIr/o así, de su existencia social. El gobierno de vasallos haiJian empezado á allJoldarse ú la~ estraÏ\as los ncas, en sus principios esenciales, era una verinstituciones de sus amos. Empezahan á conocer las dad',~ra teocrácia. verdaderas ventaj'lS de UII gobierno que los ponin Son embargo, aUlJque la r'lligion formaha lIlI" abrigo de IllS maills físicos que consigo trae un estaparle' an importante de las institucion ~s polltkas del do de barLarie, que les aseguraba la proteccion de 'I pue )10, su mitologia, esto es, las leyendas tradiciola persona, y una ahsoluta partieipacion de todos los nalfs con que afectaban eS[llicar los n1Ísterios del pnvileHios de que disfrut,han sus conquistadores, y uni"erso, era escesivamente mezquina y pueril. Apeá medida (iue se familiarilaban mas con las institu¡HIShay ulla de ~us tradiciones, cou la eS(~I~pcion de ciones pecnliares del pal.;, la costumbre, esa segunla tradicion magnilica relativa á los fUlllladores de la da natumleza, Ins adheria á esas inslituciones con dinusLía real, que merezca atencian , ó que arroje una fuerza (lue estaba en ~azon de su misma peculiamucha luz sobre sus propias anth;üedades, ó sobre Ja ridad. Asi, [101'g¡'ados, sin violencia, creció el gran hist )ria primitiva del homhre. Enlre las tratliciones edilicio del imperio peruallo, compuesto de numerode iuportancia hay una dd diluvio, que les era cosas tribus independientes y aun enemigas unas de mUll cun tanlas otras naciolles en todas las partes dt~1 otras; trious que á pesar de esto y bajo la inOuencia lIIur'do, y que referian cou algunas drcunstancias de una religion comun, del mismo idioma y del mis- que se parecen á las de ulla I()yenda llIejiealla (2). mo gobierno, se convirtieron en una sola nacion, Mas atencion merecen sus i(leas sobre el eslado anilllalla por un comun espíritu de amor ú sus insti- futuro de nuestro ser. Creian Cil la existencia del altuciones y de fidelidad absoluta su soberano. j Qué ma jespues de,esta vida, y unian á estú la creencia contraste r,ntre esta cou(\icion y la de la monarquía I de la resurrec~lOn del cuerpo. SeÜalabdn dos lugares azteca en d vecino conlilltlnte , que, compuesta de dist nlos de residenci;¡ para los huenos y para los malos mismo~ materi;¡les huterogéneos , sin principio los, y lijifban este último en el eentn dé la tierra, alguno illt?rior de coh()~ioll, solo se m,atepia umda Creian qll,e los huenos e~taban destinados ~ pasar ulla por elternble lazo de la frerza! En las sIguIentes pá- VlLb ÙehCIOSJ de tranql\1hdad y comodIdad, en que se ginas veremos por qué la 1t10narquíil peruana no tu 1'0 enc'lrraban sus mas elevadas ideas de la felicidad I~ejor suerte que su rival en su lucha ~on la civilizahunana. Los malos tendrian que espiar sus crimeCIOn europea. (2: Heferian que despues del diluvio siete personas salierou l'e una rueva en que se haL}an librado ,le la muerte, y Que llstas volvIeron á po!llar la tlcrra. Una de las tradicionc,; (1) Sarmienlo, Helacion, ~IS , cap_ LV,-(jarcilasso, de los mejicallos atribuia su ori~en y ci tic las tribus aliada,; Com, Hcal. ¡larte ',libro III. capitulu Xl-XVII; libro VI, á sie.e personas que lambien salieroll de olras lanlas cuevas ca pitulo X\'1 ' en A~lIa, (Conf. Acosta. Jib, VI, car, XIX; lib. VII,eap.IL - Oudc¡:ardo, Rê!. pmn., ~IS.) Hrlteren la h"lona del diIuvic diferentes autores roa 11luchas v:l1'iall,ès, en alguna,; de las cuales no es dificil describ;r las tendcncias iwiLadolas del c'lOl'erli.lo al Cristianismo. all I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 2S nlUJ.lOTEC \ [1I; GASi'AIl l' 1\(>((;. nes por medio de un pcnoso trallajo que duraria siglos. Asociaban á estas i,leas la crcencia en un principio ó espíritu malo á quien daban el nombre de Cupay, quc no trata han de hacer favorable por mcdio de sacrilicios, y que parece no hailer sido mas que una personificacion oscura del pecado, que ejercia poca inOuencia en su conducta (t). Est.a creencia en la resurreccion del cuerpo era la lJue los instigaba á conserl'ar los cadáveres con tanto ('uidado , y por un sistema sencillo que, muy diferente rlel embalsamamiento complicado de los egipcios, c'lnsistia en esponerlo il la aceion del frio escesiv:tmente seco y á la delgada atmósfera rle las monta/las (2). Como creían que Jas ocupaciones Je la vida futura se abemcjarian mucho á las de esta, enterrahan á los nobles (muntos con una parte de sus vestidos, con sus Ilt'~nsilios y á veces con sus tesoros; y terminaban la triste ceremonia sacrificando á sus muieres y á sm; criados favoritos, para que lo acompanasen y sirviesen en las fcliccs regiones colocadas mas nllá de las nuhcs (3). Construian grandes montículos de tierra de una (orma irregular, ó, lo que era ma~ comun, oblonga, atravesado por galerias que se cortabun en ángulos rectos, para enterrár á sus muertos, cuyos cuerpos sccos ó momias han sido descubiertos en granrles cantidades, unas veces en pié, pero lilas á menudo scntados en la postura comun á las tribus indias de ambos continentes. Tambien se han encontrado il veces tesoros de mucho valor en estos depósitos monumentales, que han estimularlo á los especuladores il hacer escavaciones repetidas con la esperanza de alcanzar igual fortuna. Ha sido una loteria como la de buscar minas; pero los empres.arios han esperímentado mayores pérdidas en el primer caso que en el segundo (4). Los peruanos, como otras muchas razas indias, reconocen un ser supremo, creador y señor del uniYerso, á quien adora han bajo los diferentes nombres de Pachacamac y Viracocha (5) ..No tenia este ser in- visible Illas que \In solo templo, colocado en el vaHe que toni¡¡ba Sll nombre de la deidad misma y q\le está próximo á la ciudad española de Lima. Este tcmplo habia existido alii desde antes que dominasen al país los Incas, y era el gran punto de reunion de los peregrinos indios que veniall de los parajes mas remotos; circunstancia que parece indicar q\le el culto de este ~ran espíritu, aunque tolerado quizás por su flexible política, no fue establecido por los príncipes peruanos (6). La deidad, cuvo culto inculcaban I\specialmenlQ y que jamás dejaron de establecer en ningun punto en que pene,traron sus ejércitos, erael Sol. El era el quede una manera especial presidia á los destillos del hombre, daha luz y calor á las naciones y vida al mUlldo vejetal; él era al que revarenciaban como padre de su régia dinastía, como fundador del imperio; á é! pertenecian los templos que existían ell todas las ciudarles y en casi todos los pueblos del territorio peruano, mientras que ell sus allares humeaban los holocaustos, forma de sacrificio peculiar oí los peru¡¡· nos entre las naciones semi-civili~adas del NUllVO Mundo (7). Además del Sol, los Incas tenian otros varios objetos de culto, relacionados en cierto modo con esta deidad principal. Tales eran la luna, su esposa y her· mana, las estrellas re'l'erenciadas como parte de su celeste comitiva, aunque la mas hermosa de todas, Venus, conocida de los peruanos bajo el nombre de Chasca, ó (el j6ven de la larga cabellera rizada,ll era adorada como paje del Sol, á quien acompaim tan de cert:a cuando nace y cuando se oculta. Tambien dedicaban templos al trueno V al rel~mpago (8), en quienes reconocian los temibles ministros del Sol, y a] arco-iris, que adoraban como una hermosa emall'Icion de su gloriosa deidad (9). Los súbditos delinca colocaban adem¡ís entre sus deidades subalternas varios objetos de ]a naturaleza, como los elementos, los vientos, la tierra, el aire, (I) Ondegardo, Re). seg., MS• .:....Gomara, llist. de las Iud., cap. CXXlll.-Garcilasw, Com. Ileal, par. l, lib.lI, eap. Il-VII. Se puede supouer que Ins peruanos de educacion, si asI se les pucde llamar, creian que la g-ente baja no tcnia alma, segun lo poco que se nos Ilice sobre sus opiniones en cuanto á la condlcion de estos cn la vida Culura, mientras que se Ilah1a con mucha e~tension sobre Jas esperanzas de las clases elevadas, que, segun creian, pasarían una vida análoga á la que disCrutaban cn estc mundo. (2) Tal parece ser á lo menos la opinion de Garcilasso, aunque algunos autores hablan de ma terias resinosas yotras cosas que se usaban para embalsamar los cuerpos. El aspecto de las mnmias reales encontradas en ci Cuzco, segun el testimonio tanto de Ondegardo como de Garcilasso, hace parecer probable que no se empleó sustancia alguna estraña para conservarlas. (;;) Ondegardo, ReI., seg'. , MS.• £ste autor dice que se siguió esta costumbre aun despues de la conquista, '! que él habia ~alvadu la vida á mas de un criado favorito que había implorado su proteccion cuando lo iban á sacrificar á los manes de su diCunto amo. Ibid., ubi supra. (4) Sin embargo. en muchus ca,os valia la pena hacer estas esca vaciones sepulcrales. Sarmiento dice que á veces se enterraba con los seilOres indiOS una cantidad de oro equivalente á cien mil castellanos (Relaciun, capitulo LVII), y Las Casas, aunque no es la mejor autoridad tratánduse de números, dire que veinte años despucs de la conquista se habian encontrado cerca tie Trujillo sepulcro3 en que habia mas de medio millnn de ducados (Œubres, co. par Llorente. Pari;:, 182:!,tom. II, pilg.192.) [I \'aron de Humboldt examinó el sepulcro de un vrincipe peruano en Ja misma region del país, del cual habia sacado un espailOl ell Hi76 una !llasa de oro que valia un mi· lion de duros. Vues des Cordilleres, pág.29. (5) Pachacamac SIgnifica «aquel que sostiene ó da vida al universo.' El nombre de la gran deidad se espresaba a¡guRas vece;; por los d~s nombres de l'ae harama.c y Viracocha combinados. (Véase Balboa, Hlst.' del Perú, cap. VI.-Â,costa, lib. VI, cap. XXI.) Un antiguo espaîlOl descubre en el signiticado popular-de ltracocha, «espuma del /llar,» un argu- mento para atribuir el origen de la civilizacion peruana fi algun viajero del anliguo continente. Conquista y I'oblacion del Pirú , MS. (6) Pedro Pizarro. Descub. y Conq., Hel" ~IS.- Sarmiento, MS., ca~. XXVII. Uloa habla de las grandes ruinas de ladrillo que indicó n el sitio que ocupaba probablemente el templo de P"chacalllac, y que prueban por su aspecto presente su antigua ¡(randeza y esplendor. MéulOires Philosóphiques, Historiques, Physiques (Paris, 1iH7), trarl. fr., pàl(. i8. (7) A lo menos así Iodice el !Jr. M CuIJor.h, y no hay autoridad mas competente en materia de antigüedades peruanas. (Investigaciones, pág. 59:!.) ¿;I¡o pudo hailer aùadldo naciones bárbaras tambien? (8) 1<:1 trueuo, el relámpago y el rayo, se podian espresar en el idioma peruano con la palabra lÍuita de iIlapa. !Je.1qui han tomado pié algunos espailOles para .creer ljue los indígenas tenian algun cunocimienlo de la Trirlldad. ri El dlabJo robó cuanto !ludo" esclallla Herrera con vJrlnll:¡¡linài¡;nacjo/l. (!listoria General, dce. V. lib. IV., cap. V.) Garcilasso reprneba estas y otras /lresunciones anu lilas a\'entl.radas, como invenciones de los indios cou\\Crtidos deseosos de hala¡rarla Imaglnacion de sus maestros cristianos. (Com. Heal, part. 1,lib. 1I, cap. V-VI; lib III, cap. XX!.) La impostura por una parle y la credulidad por otra, han producida nna abundante cosecha de necedades que han sido recol(ldas CUIdadosamente por el piadoso anticuario de una general'iún posterior .. (9) Garcilassndiccque loscuer/los celestes cran revercncla· dos como cosas santas, pero no como objetos de culto. (Çom.lteal parte I, lib. II, cap.I-XXIII); pero Onde¡rardolo contradice (£tel. seg .• MS.), '! no 1'010 él sino r¡¡¡;j toùos los aulorcs . que he consnltado. Véase !Jec. de la Aud. Ileal, MS.-Herrera, !list. Genel'at, dee. Y, lih.IV, cap. IV.-Gomara, Hist. de las Iud., cap. CXXl. Eu cierto modo tambiense contradice GarcIlasso diciendùque personificaban los indios estos ubjetos, como si fueran seres \'ivi~ntes, y les dedicaban templos como á tales, con sus eligies delineadas en la misma forma que las dd Sol en 'u lelllpll). El esfuerzo que hace el historiador para circunscribir el culto de los Incasal Sol tan solamentr.,uo eS"onciJiable con lo que lilas addante di"e sobre la adoraclOn Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1.A f.U~IJLl~TA DEL ~H VEnt'. 11<5mOI~tai¡as }' rio~ Wóllldes ,qllC il'; infondían iJ~'ns l' de.l~ ~Inse.qu.e lWnJllS dyscrilo ya al lIabl~l' de ?~ros .1'1subhmidad y de poeler, y que segun ellos e.Jf~rCJ10 ed¡ficlOs pUlll1cos JeI p.IIS, y ,~staha tan bIen eÙlhcauna inl1ulHlcia misteriosa ell los destinos del 11011- Jo, que un espalíol qoe lo yió en toda su gloria, 1105 hIe ( 1). Tambien abdf!alJan la cl'celwia, p:lreeida fi ¡,Isegura que solo podia rccorr'ar oos eùificios en Esla- de algunas de "lS antiguas escuelas li!osÚticas, de , paila que se pudieran compan I' á él en lo !fue haceá 'lIle todos los objetos terréstres tenian su arquetipo ú : la eJecucion (:¡). y sill emhar¡.ro, este edifkiorobus¡dUl, su madre, (:0100 lo espnJsaban enrát¡~amellt", /to.Y en ciertas cosas magnífico, e'taba lechado con (Iu.~ consÍtlerab;Jn sagl'lda, porqulJ era, en cierto nw- paja. (o: Sil esencia espiritual (2). Pero su sistema lejos . Lo interior d~1 templo era lo 'nas digno (]e:lflmirade ecÎlirse aUT) á estos multiplicados objetos de de·- ClOn. Era mateflalnwnte una mina de oro. Eu la pavocíon, ahrazaba en sus auchos pliegues las IlUlllt'" ;ed que daba al Occidente, e~laha representada la rosas deidades de las n,1ciolles conquistadas, cuya~' 11ll,\gen de la diviuidad, /fue cûnsistia en ulla cara irn(¡aenes se lI'asportauan á la capital, donde las res-o humana rodeada de inll1l1llerall1es rayos de luz que pecI ¡vas provinCIaS pagaban los grandes gaslos de su emanaban de ella por todas parles, á la mallenl que I~ult'l. Este era unlas;:;O !lotallle de la pulítica de los suele pcrsonilicarse ese mismo Sol NItre nosotros. lneBS, (jue así podian acomodar su religion á sus in- ~sta figu~a esta.ba grabada ell ulla pl;l neha de oro matere3es (3). CIZOde dunenslOnes enormes, profus<\1lJente salpicap¡ 1'0 el culto del Sol constituia el cuidado peculiar da de esmeralùas y piedras pl'eeitlsas (6). Se !¡¡¡lIaha (le los Illcas, y era el olljeto de su prolligalidad. El colocada de tal mallo al freute du la gran puerta que lilas antiguo de los lIluchos templos dedicados á esta I miraba al Oriente, que los primeros rayos Ilel Sol ílivin,,\a¡\, estaha situado ell una de las islas dcllago dahan Cil ella al amanecer, ilumiuandú toda la habide Tir.icaca, de dOlllle se óecia que hlluiilll salido Ill'; l' tacion clin Ulla refulgencia que pa¡-eciasobrellatural, J'égios fundadores de Ja dinastía peruaua. Por csta y que rellejalJan todos llls adornos de oro con que pacirCullstancia, este santuario era objeto lie una vene- I l'cries y techos estahan Ílwruslado<; por todas partcs. racion peculiar. Todo lo (jue le pertenecía, hasta los ((El oro,. segun ellen¡¡uaje tigurililo del pueblo, cra graudes campos de maiz q~e rc>deaban el. templo y nIas l{¡grlma~ que. vertJa el Sol (ï),n y lod?.nl tcmplo formahan parte de sus pro\"edaùes, embehwn cierto an su parte IIIterlOr rcsplandecla con hl'ullldas plangruuolle su santidad. Su producto anual sedislribuia ~has y clavos del metal prccioso. Las cornisas que entre los diferentes almacenes públicos, en pequeilas rodeaban las ~aredes del santual"Ío, eran Ilel mismo cantidades á cada UUr), cnmo cosa que santilicaba rustoso matel'li,I; y Ulla <lucha fajlt ó friso de oro iuIllS demás objetos depositados. j Feliz el hombre que crustado Cilla piedra rodeaba todo el edificio por su podia ol)tener aunqlle no fuese m:,ISque una ma7.ore:1 parle esterior (8). de la cosecha sagrada para su propio granero (4) ~ Junto á la cstmctura principal habia varias capiSin embargo, el mas eúlebre de los t!~mplos peru;¡illS de mellor dimellsioll. Una de l'lias cstuba COllSitHOS, et orgullo oe la eal,ital, lamaravill;¡ del imperio, g ..ada ¡[ la luna, la deidad que Illas se veneraba desest.aba en el Cuzco; y este, :{facias á la lIlunificencia piles del Sol, corno maùre ,le los llH:as. Su efigie de los sO'Jeranos sucesivlls, se habia enriqueciôo tall- estaba delineaùa lo iIIismo que la del Sol en unll w"n t.o, que re le dalla el nombre de Corícancha, Ó ellupl.lIlcha que casi cubria uno de los lí.dosdel edilicío. gar Jel oro. Il Consistia en un edilicio prineip:il y Per? esta plancha, así COIllOtodos los adumos oe la "arias capillas y ediljdo~ inferiores, que cubrian una ca¡lIl1a, era de plata, Cl>ltlOconvenit: á la míliôa v gran estcosion ele terreno cn el corazon de la ciudad, pliltenlla luz del hermoso planela. Habia lres'capilla:s rodeados complet.amente por un muro que, lo mismo ma;, Ulla de lus cuales estaba dedicada it la multilud l/lIe los ctlificios, era touo de piedra. La fábrica era de ,as estrellas, que formahanla Ilrillante córte de la l1er'naoa del Sol; otra á Jos t.erribles milli:itrus de su que se trihut~ha á f';Ir.ha~ama<, ~f,hre totl", v á nimar., q(IP veng?~za, el t.rUCllO y el. relámpago; .v la tercera al cra el. gr~n .)1':\01/10delpucbJn oljn. Ln mitolùg-Ia poriJana >~ ! arcr' Jrl~,. cll~'a CUl'va bnll~nte a(~orna,Ja las paredes parcela protaolplnenle á la dd In<lüstan, que subordinaba á I del ,~.'I~llcJOCOllculorl's CaSI tan lmllalllescr'll1ulosdel dll~, Ó eua lI'to IIl¡¡Stre;; lipiOall·>;;pt"ine;pall''', Iellla una mnl· ' arco \fiS \'en1üdero. Otros varios ediliciJs ó hahitilciolitlld de Olr;,s iul','riures{¡ Ijuicues l~ Il:lr;on triblllaba eullo !les ¡ isladas, sen-ian de reSIdencia á Jos nUlIIerosos reh;;loso, romo I'cr;¡OlllltcaelOiJeSde lu:; diferentes objetos ùe la natlll·al"l~. (1) Ondc¡!;:rdo, Bel. ;;e¡¡ , .\J~• I . E~IO;¡objr.tos .consa¡:rauos se ¡¡;lmall l/llacl1s, palabra de (tl)" Tenia este templo en circuito Ola;; df cuatroC;ClJt0~ wfintt<ls al'll.r'l~loue;;, pnes q!?e slg-lufiea tCll~.i':O, ;;cpulero_ pasos, todo cercado de Ilna mllr'll/a fncrte, labrado lodo ci cllalq(~ler ¡~b,!etoI!,~/ur,alnotabh ~or.;¡¡,I,tamallo Ú :Ilrma ',('0 I edifici(, d~ cantera muy e;;eelente de Hnn piedrd, lllUY bien fin lIn,¡sel ~e de .sl.l1Ihcados ,IL ¡!Cnltes, .qu: por >u ;;pnl:,do , (lue.ta y asentada, y alg-un~s ¡>ledriISeran muy çrandes y r.olllrar:o h'I~JjJ~dllc¡d~ una f,:T,!U;;¡OUmcalrulable ¡'n l•.' I soberb,as: no telHan ulezela de l¡eml ll¡ cal, sino eon el beese~ll<l. de hl"ortadore.y 'laJe~,. Ilull qu,' do, suelen hal'er sus edllielOs; y c;;t:'!!!tan bien la(2) "L~ órLen (lortlonde fundaban ;;us bU3cas, que ello,' bradas ~,tasl)Jeùras,qlle no Sé Ips pal'uce m':7.l'/a n:juntllra lIa~ahan a lasl~olatflas, era plI ·qu., deCJalll)lIe todas nlabOi nin¡!IIm . [':u toda EspaiJa no hc visto r.os? 'lile ~ued~ r.ompac,l :0-01,1que je, daba mallre 1101'maLre,.que ~lIn;;traban ;J la raI' á es'a, paredes y po~tura de pledra, sino ¡. I;¡ torre 'Ille tIer¡ a) porque ,Iecla.n que telll.1 (\ladre, 1 terllanle hecho ~u lI~man II Ca!ahorra , que est:'! jllnto COllla puente d~ Î,órdo~lIlto I sus adontol'loS; y el fueço <le':1óJ1l q."~ lambleu telll;! ba, y á una obm 'lue vi en Tuledo, euandn fui á pre,entar J~adre, l.almalS l ¡\ ,Jasotl'as SCllènt~ras, I a IdSll\'cJas i ga- la .I'rilll!':,·ap~rte de mi Crónica al príncipe O. Fdipe .• Sarliado de.el,ln ¡III~el VJJlilf(l'edella "l'a Id madce, l lo rcv.cl'eo- 1IIlpnlo, Relaeion, JIS. ,·ap. XXIV. clabanlllamabilo m,lma ligna 1lJ;:u,'e del vllla:.'re: 1 il cada (G) CO'lll. l l'uh. dell'irú, JIS.-Cieza ¡Ie Leon Crónicos: adoraban dO,ltasde su manera,," C0oq, i ,l'ob. el Pirú, ~IS, ca, cap. X., lib. XCII L'¡ li;!ura del Sol, IllllY 'g-rande, ('»). Pedro Plzlrro, flescub. y Conq: • JI;;. hecha de 9ro obratla, muy prllllOrOSaml'lltc~l1~astada ,'1\ lIlll. ,ASI parece que la coo;;lllel'aba ,clllccncJarlO Onde¡;ardo. chas pied"as riclI' .• Sarn,i¡'u\", Helaeion. )IS., ('afl, XXIV. (~E los Jdolo~ est.lban en aque! ha,pOll grande de la casa del (i) "y al oro asiroislllo d¡'riHllljlJe era lágrimas que el Sol Sol, '! cada ldolo de e5~os tema Slo,;;erl'lelO y ¡¡a;;los y mu- llora ha.» 1;011l].i P"b. dd Píní • MS. J~rcs, yen la eaS1 dcl :001se lban a h¡¡cCi're,vcrcnr¡a los Illle (!i) Sarmiento, Rel;¡eion, M';', (';¡ p. XXIV .__ Anti", \' \~llIall de su proYIlJCla1 para lo ellll é 53cnhelos lJue se ha- Monumentos dd Perú, ;\J;;. ~ clan ~lrovelall de su IlllSma tierra Ordl(larl~ é muy ahn.Cercad.( junto Ú la t"chumb ..c ¡je una plancha de oro d~ d~nte ro.r la m~sma órjen lJue lo h.eJan quandoestaba rnJa palmo i multo de ancllo i lo mi,mo lcni;¡n por de lentm ell ~~lSUl~plov'nc~, 'lue aba grao al.tofluad il.'lll par('r.~r, é c~da bohio ó '~asa i apo;;ento_l! (Couq. i l'oh. del Pirú, MS.) ~¡'~ f~eRal á.e. tosyn¡!a~ que clertc me e.auw gran adUlír,l- "Tpnia una cita de planchas de l)(,IJ. de au('ltm' de mas de \lll ,o (l') ('-.ec~fl~n5e MS1·, l. palmo , eIl~dr.adas en las pieJrRS. > l'cd "O l'iz3I'fO. l!cscub. ,,,1' ,a,so, ~OlO. ,ea, parte l, I,b. Ill, rap. XX\'. \' Con~,. \h, I -(I > TlD101. I ' ' Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia :.11) BlIlLlon.L\ llE (;A~I'.\1\ \ ROll;. sacerJolt'¡; qne olici;lhan Cil el serviciodeltcllIplo( I) . UUC\'O$ellHicins. Soore el mismo Lerrenoqul!O~upaua To.los Jos vasos, ;¡(IOfllOS y utensilios de cualquicr cl espl.éndi~o Coricancha, se. elevó despues la lJJ~gl'Sl'Iase que fUl'st'1J , que servian para usos reJi¡âosos, tu osa IgleSia de Sauto Dommgo, uno de los edilicios emu de oro ó plata. noce vasos inmensos Je esLe úl- mas soherLios del Nuevo MunJo. Semeutcrns de mail. limo melal esta han colocados eu el suelo Je la gran y (~e ;dfalfa crecen hoy en el Ul!SIllO terreno en t/u,' lIa\·e, y llenos .le granos de maiz (2); los incensarios bn!laban mItes los dura?os Jardmes del templo; y 1'1 pam los IIl.lrfulIles, las fueutes ¡/Ul~contnuian el agua fr;,j.le canta hoy los oficlUS Je la Iglesia cattílica en 1'1 l'ara los sacrílicios, y la t'ailCria ~uhll~rr¡jllca (101'<1011- reclllto sagrario que ocupaban antes los hiJOS dt'! de se IIc\'alJa esla ¡í los edi lidos, el d"pÚsito que la Sol (i). l'outcnia, y hasta los instrumentos (II' agricullura Además del Hrao tcmplo dd Sol, existian mudlOs (IUl' se usaban en los jardines del tCl1I(I lo , tOllo se inferiores y casas relifâ"s~s en la capital del Perú \ t'OInpouia dollos mismos materiales riquísimos. Lo,; en sus alrededores, hasta elllúlllero, se¡¡un se dict'o Jardines, corno los pertenecio~lItes il los palacios rea- Je trcseÎenlos ó t~uatrodentos edilícios (;;); porqul' les que hemos desc!'ito., ~ont?nian I1lIH;IJ.OSadornos el Cuzco era unlu/wr sagrado que se venclrada COlo •• .le oro y pl;rta y vanas IIIIILaClOneS del reino vCJeta!. residencia no solamente de los Incas, siu(\ de todas TamLien Iwhia alii animales eJecutados por elmislllo las deidades que adoraLan las variadas y heterogéestilo, y entre ellos el mas notable era el llama con neas naciones del imperio. Era la ciudad querida del su veHon dOl'ado; todo he~ho con una destreza que, Sol; donde se c?nserv;¡ba eu todo su esplendor elculen este caSlJ, n') sobrepujaba probablemente á la n- to del gralllllllllnar; donde, segun un eronista antiqueza dellllnterial (3). guo, Ill) había fuente, camino ni muralla, que no el¡Si el lector no ve en esta mÚgiea pintura mas que cerrase algun sagrado mi~terio (G): y desgraeiadll el colorido romanesco de un nul'VO El Dorado, debe del indio lIoble que en al¡.:una época 'de su vida Ill> traer é. la memoria lo que anles hemos dicho relatihubiese hecho su pel'egrinacion á la Meca del Perú. vamellle á los pal:l(~ios ùe los Incas, y cOllsidertll' que Otros templos y mansiones religiosas se hallahal' cstas «casas del Sülll , C0ll10 las llamaban, t'l'a ti de- esparciJos por las provillcias , y algulH's encerrab;'l' pósito conlllll ;i que \,/;ninll á confluir todas Jas corLanta magnificencia, quc casi ribalizaban con los d" rientes (le beneficencia púhlica y particular del imla metrópoli. Los ministros para su servicio podian perio. ,Algunas de las relaciones, Cil !lnos por!a c~rnparar~c en nÍlmero á un ~jé\'ci,to, rues que este cl'edullllarl, en otros por el deseo de. cscltar la admlnumero, lIIduyendo los fUllclOn~l'los del órden saracion públiea, pueden sel' muy exa]cl'adas; pero en cerdotal que solo oneiuban CIl el Coricallcha 110 asla coincidencia tic los testimonios contemporâneos, cendia á menos. de cuatro mil (il ' no es fácil trazar la Imea l'xada que ha de seilalar la A la cabeza de todos, tanto en la cupilul como en medida de nuestro escepticismo. Cierto es que autolas provincias, estaùa el gran sacerdote ó Villac Umu. rizan la brillante pintura que he trazado los que vie- como lo llamaban. Solo cedia en ran¡.(o allnca y geron estos edilicíos e~llodo su or~ullo, Ó poco l1es~ues neralmente era e¡e¡¡,ido entre sus hermanos ó pai-iende haber s:du despo,¡ados de sus nquez;ls por la aVidez If'S mas allegados. El sobaano lo nombraba \' su di¡.;tiel conquistador. Muchos de los riquísimos objetos nidad era vitalicia; y él á su vez provcia todos Ie·s fueron enterrados por lo:>lJ:ltul'ales, Ó arrojados á los ¡-¡nidos inferiores de su órden. Esta órden era muy rios y á los la~os; pero hastante quedaba para comnumerosa. Los individuos de ella queoliciaban en la probàr la sill iglHll opulencia de estos establecimiellcasa del Sol ell el Cuzco, eran elegidos esclusivamelltos relif!iosos. Las cosas que por su naturaleza eran te entre la raza sa~rada de los lucas. Los ~acerdotes portátilés, pronto desaparecieron para satisfacer la de los templos provinciales salían de las familias d,se,) de oro de los conquistadores, quienes hasta arlos curaras; pero el empleo de gran sacerdote en 1'3nearOn las comisas macizas y el friso de oro del cada distrito ,;e resen'aba ¡i uno de sangre rcai. Tr;)gran templo, llenando el vacio COli yeso, material mas tábase por este medio de conservar la fe en toda su harato y mas duraderr) que (') oro ya que no ofrece I pureza, y evitar la lilas leve infrac:iou del mag~stuotentacion á la avaricia. Aun despojados de su esplen- I bO ceremonial que aquella prescrihia minuciosan.or los venerables editicios conservaban un gran' Blente (i'). 8lrdclivo para los robado res , que encontraban en sus! La ól'den sacerdotal, aunque era llUme¡'Osa, no se muros dilapidados una irwgotable cantera para sus: Jistinguía por truje alguno diferente del resto de J¡¡ I I I (I) Sarmiento, Relar.ion, MS., C'lp. XXIV.-Garcilasso, Com. Real. parte [.lib 111, cap. XXI-Pedro Pizarro, Descubrimiento v Con,!,. MS. (2) ((El bülto del Súllenian mui :<rande de oro, i tl¡do el sel'\'icio d~ eSUI casa era de plata loro; I teman doce houores de plata hlanca que dos hombres no abrnarian cada 1II10 cuadrado:", i era'n mas altos que una buena ~ica. donde echa· han el maiz 'Ille hanian de dar al Sol, segun ellos decían q'¡e comiese.» Conq. y l'ob. del l'irÚ, MS. Como c~to pudiera parecer al~o duro de creer á los mas crédulos, he pruf~rIdo 1J0.echarllle enelma .Ia resp~nsabdJdad de las dimenSIOnes, y aSl es que no he wdlcado nllll(Ulla. (S) Le\'inu~ AVollunius. fuJ. :18.-Garcilasso, C;¡m. Ileal, parte I, Iib.lII, ca~. XXI V.-Pedro Pizarro, Descub. y Conquista , MS. «Tenian un jardin que los terrones erau pedazos de oro fino; Y e~laba al'tilirioR:lIl1Plltp sembrado de maizales los cuajes cran '01'0, asi las caiias de cil.) como JashoJas y muorcas; y />staba Il tan biell plantados que aunque IllcleseureclOs v.ent(,s IlO se afl'all~aban Sill todo esto teolan hechas lilas de veUlte uvejas de 01'0 ellll sus corderos, y los I'~slorrs CVIl ~Ug ood~s y cayados 'lut las guardabau, hecho de este lIIetaL Habla rnll<'ha cantidad de tinajas de 01'0 y de vlata y esmeraldas, Yasos, ol:~s, y todo ¡reuero de \,;¡sijas. todo ¡le oro ti n.). Por u(ras paredes tenlan esculpidas '! ~lOladas ot.'a. majores cosas Fn lin. era UlIO de. Il>s I'JCll~ templus que hubo cn el Hluudo .• ~arlllie"tu, He¡~.:ii)n, ~b, I'~I" XXI\'. (4) Memorias de Milier. tom. II. p~gs. 22:J-~4. (o) Herrera, Historia Gcneral, \Jce. V, libro IV, capítulo VIII. «Babia eo aquella ciudad y lerua· y media de la redQnda cuatroclCnlOs y t¡¡utus lu¡;af(·s. dHlJole se hacian sacriEcios y se gastaba n:llcha suma de hacienda cn cllos." Ondqardo, ReI. prim., Mi>. (6) «Que aquella ciudad del Cuzco era casa y morada de dioses, é all;;i no h¡¡bia en Ioda ella fuellte, ni VaSil. ni pared que no dixeseu que tenia mislel'io.) Oudegardo, Rclaciou se¡tund:!, MS. Ii) Conq. i Pob. dcl PirÚ, ~IS. R~almellte formaban un ejército, si, com,) dice Cieza de Leoo, el nÚmero de sacerdotes y criados empleado! en el fa10!lSn templo ùe Ilíleas, en el camino de Chile, ascendia à .iO,OO/), (Cról1i •.a, ca~. LXXXIX.) Parece que todo lo que IIerteneci8 á e;;tas casas del Sol teuia dimensiones colosaJe~; pero ell cuanto á este nÚmero, vuede ser Ull error, y quizás Ùe!IPI""S illterpretarlo por cuatro mil. (fi) S'mllieut", Ileiacion, MS., cap. XXV!I,-Conq. y Puh. del PirÚ, M:;. :,r.gurl Garciia,so, los sarerdoltes no se mantenian á espensas de la;; propiedades del Sni sino eUlndo estaban de servicio en lo; templos. En otras épocas parere que vivian !:on el produeto de sus propia, tierras, Que, si (;arÓlasoo 110 se equívol'a, se It:s adjndlt'aban como á las oemás órdenes del Estado. LOm. Heal, \lalle l, lib, V, rap. VIII. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia :ll 1.,\ CO:'iQII"'L\ IIf,l. ¡'¡':I\(, nacioD, Ni era la Úoita depositaria lIn la escasacieoA mellida r¡ne entrahan por la l;illlc .luI silgr:vlo cia del país, ni le e,.;taha con liada la e,lul'acion, ni l'dilicio, tndos sc Ilpsl'"j'dJ;1II de sus sanllalias, con la aquelll's debr.res parror¡ui:lles, si así se \"s \lucIle lIa- ps['epeioll dId Inca y sn familia r¡ue lo hacian tan solo mar, ¡¡ur. ponen al sacertllll,~ en rontacto con la llIa- ni entrar por las pllertas deltelllplo donde ;í nadie se sa tiel ;JUehlo, enmo surellia en ;\lújico, La eausa <le IleJaba entr,lr sino á estos alH.:usl"S persllnajes (2), esta pl'culiari.lad pucir. probablemente atribuirse b [)espues de consagrar algulltir.llIf'o ;i sus oraciones, la eXls'r.neia llll nna tirden superior, COIllO la Ile la el soberano seguido por su rúgia ~ollliliva, volvía á nobleza Inca, la santidad dp, ¡'UVO origen era tan sn- presentarse, y se hacian preparativos para f\lTlpezar perior.\ los nombramientos humanos, gue en cierto el sacrilicio. Este, l~ntre los peruanos consisl¡a en modo absorbia to,la la venprar.Ïon reli~lOsa del pura:1irnales, grands, nores y olorosas gomas; alguna~ hln. Elf'ctivamente, Il n,.hleza era la úrtlf'n sagrada voces r.nseres hUlI/anos, yenestusocasionesseescodel Estado. !\luchas ill(lividuns tic ella se revpstian E;i3 com" victillla á un nilll} tÍ il UII~ Je las doncellas <:on 1!1car{¡c!f!r sacercotal; y sus propias insignias y Ilias Ilerlllosas. Pero estus sacriOci )S eran muy raros, pcculiares privilegios erandemasia<lo hien conocitlos ~'s,· re~,"vaban para celebrar algun gran acontecil'ara r¡ Je se necesitasen otras sellales estcriores r¡ne IlIicm •. pÍi l'lko, como una coronation, el nacimiento Ius sC¡J:lrasen del puchlo. did here >ru del trono, ó nna ¡:(fall vídoria. Jan;ás Los debp,res del sacerdote se Iimitahan (I oficiar en terminaban con esos festines de antropófagos que I'ltemplo. ,'¡i sir¡uiera asislia ;Í él cOllstantement.e, acostumbrahan los mejicanos, y muchastle las feroces porque despues rle CiNlO periollo seiiala, lo lu rclevatribus que conr¡uistaron los Inens. Las cooquiftas de han ot,'os hermanos ..le su órtlen, que se sucedían estos príncipes eran realmente un ~ran henelicio pal'u unos :i otros por una rotilcionlJstahlecida. Su ciencia las naciones ¡nllias, aunr¡ue no fuera Inas que porqulJ se reùlIcia á sahr.r las épocas tic los ayunos y feslivisuprimian el canibalismo, y pOI' la disminucion,bujo ,Iatles tic su religion, y la.; eeremonias que ,í cada uno su imperio, de los sacriliclos Iltmanos (:3). de ello:; corres(l'lIIdian. Ptlr frív'olo r¡ue esto fuese, no En la liesh tic Haymi, el sacrificio (Jue generallllen(~ra fÚcil aprentlerln; 'lorque p,1ritual de los Incas in- te Sl~ hacia era el del llama ; y el sr,cerdoLe, dr.spllus "'uia ulla rutina de práctIcas tan coruplic:llla y cond,' ahrir el cucrpo tic la vklil!la, buscaba Cil las enfusa c'lIno las riel sistnma religioso l)u\llllas sohresaltr,\iias el anuncio de los osemos arout.ecimieu tos oIn1 ga en esta parte. f:ada mes tenia su festivida¡1 p'lrveuir. Si los agÜeros no eral! propicios, sal:l'ifidparticular, ó mejor dicho, sus festil'illades. Las cuahase oLra víctima, con la esperama tll! llescubrir pro, tro principales tenian relacion con el Sol, Y celebranlísticos ma, consolu(lores. El uugur pel'u:lIlo po,]riu han lo';cualrog¡'an,les pl!rÍodosllesuprogresoauual, Inbel' recibillo uua huena Jeccilln Ilel de Hamn, flue los soHicios y l'ljuin:'ceÏos. Quiz:ís la Illas uJ:lguífíca ~llllsbtia el! consitlnrar COIllO fa vnrahle Lorlo Ilgïlero de tOII;ls Jas so/emuid ¡des nal'iollul,)s cm la fiesta de 'IUC putliese servir;Í IllS iutercses rie su paí~ (1). HaYllli, celebmtl,¡ I'll el periodo ilnl solst.icio de veraEn seguida se enccllilh fuego lUI' Ilwtlio ,le un es110, l'1J.1flllo r.1sol, b,¡blen,lo lIegatlo va á la estremiriad ¡wjo cóncavo tic mctal bl'uili,lo , fi Ir., reuniclHlIl los lueritlional tic su calwra, \'nh'ia atr;ís camo para lle'Ol\'OSdel sni en un rocosnbre uua e:IllLidall dl' algotlon llar till gozo Clll! "U I'l'eseueia :i su pueblo escogido. ' ';,::0, Illuy prouto lo hacia arlll'r, Esto t~r;¡ ex aclamenEn CSt.l ocasiolllos indios 1I0bles tie lodo el raís acu- I" lo que se bacia en Ulla oeasion semejaul I: nn la aulliau ell graudcs multitudes á la capiLal para tomar I ,igua I\nma, ;Í la JIIenos hait) el rfinaJo IH piadoso parte culas funciones religiosas. I .\"uma. Cuantlo el cielo nsluba cubierto, y b dej,!;!,1 [)uraule los tres <lias antes tic la fe~tividaù se oh- I,nlelar se ocultaba Úsus adol'illlorl's, 1'lISa que se conservaha un,ayuno gClleral, y no se permitia IIncentler ;ideraha COIllO de mal agiiero, oblt:nía"l: .!I flll'go por fuego "lInmguna casa. Cll1lndollegabael dia sp,iJala- rUI~tlillllc la rl'Íeeion. La llama saglada sc couliaha ~I rio, el 'nc:! y su cúrle, seguirlos de toda la poblacion :uidado de las vírgr'llllS del Sol; ':! si por alglln ,lestie la ciUtlad, se reunian al alba en la pluza mayor .:ui,lo se apagaha Iluruutc el allil , con,¡,lerÚbaseest.o parasalndarelunrírnicntorlcl Sol. Ihan todos vestidos cOlIsu~lIlpiores trail'S y losillllios 1Il)blcs riv'i1lizahan (:!) «~in~nn itldi,] r,ll1lllll o,nlla pasar I'nr la ralle dcl S"¡ e[~tre ~íen los adornos y alhajas eOIl ql:e le cubrian; 'J!l.llJu, ni nin!!"n,) un",l'''' r"",e Illlti w'an 'l'i(l}r, enlrava Cil ml,ent~,IS r¡ue los dos,!lt'S tlt~ hrillautes plullIas y esa; r:lsa,' del Su! l'on 7.'lilat.,.,.• 1~1)1l'I'i ['oh. del l'irÚ, MS, plendlllas tehs r¡ne lIuI':¡Jlilulos criados cubriendo las (:'» I;ar~il",,,, de In V,,"a liie!!3 rull\n<lamellte '1"e Ju~Inea, eabeza~ dn SIlS sellores, h;¡l:ia Il parecer;í la gran Illaza lirie.;en s.t'ril'"'"" tll' lita 1111':v al rontnrio , ~o;¡lt'll~ que lus íI I '¡,,}li3n ,'onstanlr.menl,' en t".Io p.is 'lile eonquistaban y cu y ¡ as ~a lcs 'lue deSl:llbOI::lballl'n ella como cuhicrloe existiespu, (Cnlll.lI<:nl, parle I,tih. II, ['''l'' IX, et alibi.) tas de uU,vast.o y lIIa¡:ní(i,!o toldu. f:oll ansia espera',"oruut,':«ltreu~,pli,'itallléulee,le hl',ho: S;¡r",i,~nlo. néhan la .;¡¡lllla de la dei,lad; Y allcnas tocaban Ins pl'Ïarion, MS , cal' XXIJ.-Ilce, de la Ald lIe.l, :'J:-;,-~IonllIP.ros r'ayos dorados las torrecillasy!oslllaselevados "',ioos, Mem, Anlif!ll.s, ~lS., Iih, II, cap, VIII-Halho;l, llrli!idl's do la ciudad, ruando Ull grito inmenso dc !I"t. dll I'pr'"I, rhap. V-VIII --Cie7.: dp. Leoll, CrÚlli['~, jÚhilo salia de la Illulblud acolllpaÎlal\o pOl' C1Ínticos pilll:" ':\ ~II,--O'lIl"I!~r(I", ,lid" ,p.~" ~IS,-Aru;I~, hll V, ole triunfo V por h sa'vai; melotlía dt! SIIS hárbaros"¡pltulo\I\; Y.l'odr¡,lallad'r~ril"t"do.;I"s~uto,re,all'.!l!lIo~ inslrulllCnt ~ I' . ',I' <" • 'l,' , ,,' I ·Ié al~lI11a alllor¡Jarl, al¡!lInl1 dp lo, rt,.I,'s, h~hteIlJ" IIlll al . " o., ,uY,o lUlO,., e dlllllt.ntd ,~ 1ll,IS y II"~S., ,,<is (1orode~p'It'~ de la rOllquista, elPltldo sus primilivas io,InedIfl.1 qUI) elllll/ll~ar bri'lante, leyaulándlhü so:,re I :11ll'iones e,lahan aUII en tod"ou VI!!'"', '''J:lllla;;ar.ree,lorcs la cadena <le 1Il0ntaII:IS del Este, derramaha tallo su l" l"I"~tra rOllliallza quc e!lIlislllll (;ar[:i!,,~so. Era Il:ltur~\ oll~ ":,pl'!II(,orsohrü sns ~r:.ol'atllU't". Desplles de las al!OS- "I descendle"le d" lo; I-tc~s dc,ease 1.leflud.'r;í su r"zn d,' t:lll Illlllhr.,das l'el'l!IIIOIIW< dc la ;ltloral'lon ellnl:allfrr."dlO:,a aru,:¡rlon, y drh"Illl);; re'llttarlo SI rnand" oP hall" t'ii.lllltil lihacioll el h ;~1';1I1 dnidad en ll;) \'aSn gigilll"I.llllpn)l1lrtido e~ hn.Jlor d,e sn. l,lilÍ:' l'iel'~a volunl:lI'ialllt.'nlpIII..• Icsco ùe oro, IIt)ul1 ti•.' lil>u' rel'IlI11ulado del llIai I, Ú "l''', 1I,'helll'¡s "o:dl~ CII.1nstl,rl,:1aluo,lltr,."" penlallO qnc ¡", lt'lmu 'ue I I I I I 'l'le pod'an tenpr nltl]O"''' o,tllrlas e'lall de ~"nprdo~u sllsL,'- I '. I I '. ;.., y, c¡U(\.( (l~rl1IPS l r pl') Jilt.o por e, !lJOfWI'¡;a 1~I' quc In:-5:-;j('I'iti~iIlS humanos cnul muv C~C;15tlSen U¡'JlI111ïl 111151110.sc rt'parll~ a HIS ~P;¡¡"S parwntes, lel'll1i11:Idas ¡:stas eer"OIOl1laS, lu 1i1ll1enS;¡ asarnhlea St: eolfl"aba e11lírtlPII tic pi'Ocesion, v se tlid;¡;ia "¡¡cia el CorícanclH! (t), • - 'pllrn f"éllilcntc,. re,crváild,,,c I'ala alíilcllas ocasrOI1C:les·, "~ordin"rias de II"e sc halda e'l el test\. (4) .Aw!;ilr'lnc Ciln cs~cl, dil','ré au'us cst. opti'ni< (IU,liriis ea ¡!eri, 'Iu:e pro ,cil'uùli"a! salute ~érerl'ntilr,» (;iceI'll, de Scncrtute, P) [ler,.de la Aud. Real, ~IS,-Sarrniento, Belarion, Esté cxálllcoJpla-entraÎi"sdel"sailiiltale,rnnliobjctod,' MS;, rap, XXVII. Idivinar el pUI'Veili¡', es di~lIo de (lIIlars,) "."'110ejé,"pl" ulny Elleclor enconlr,lr;Í una brill:lnte r1es~rillrinn, sill mucha"iill!il1u,'. ('''illllll'' sc:, ¡'¡ni,'o, de esta pr.rti<:a entre las na,:",";l1'avacancias de las liestas de ¡o' pCI'Uanl), Cil la Il'Jvcla d~ 1'" del N'I')\"! )¡,,;,<I,), aunque tailu:,n,](. en el rCrl!ln,",j:,J d"l .\llrJOOII~cl illlitlJlad:1lus !ruJa." Tllloo I, cap. I-IV. "lcliii'~illl'illl't~ J •.::; U;ir·jIIlIC:-' l'iP.!:Hltl.~ dt'l ftllli~t1u Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ft1htlllcull' IllBI.IOTF:CA ilE G 'SP.U\ como una t'alamillaLi prccur~ora de lIlale~ para la monar,!uia (I). En ~emejante caso se hacia uu 11010causto de las víctimas cnlos altares de la t1l'idad. Este ~acr~licio era el preludio de la matanza de una gran t~anhdad de llamas, pert.enecicntes á los rehallOs del Sol, que propnrcionahan un hanquete no s"lo para el Inca y su clÍrte, sino tamhien para el pueolo que en estas ocasiones se indemnizaba de la frugahdad á que generalmente est.aba condenado. Tambien se colocaba cn la mes:! real un pan fino hecho con h~rina ¡je maiz por Ins virgenes del Sol, y ellllca presirliendo (\1 ban!fuete, brindaba á la snlurl tic sus principales nobles COli ~randes libaeiones del licor fermentado del pais; r las diversiones del dia terminaban con I~ailes y mÚsil;a. El baile y la hebida eran los pasatiempos favorItos de los peruanos. Estas fiestás duraban varios dias, aun!fue los s:lI:rilicios terminaban 1)/ primero.-TaJ era la gran festivid,lIl del Raymi; y esta y otr;!" Iiestns por este estilo, interrumpian la rutina monótona del trabajo !fue se impollia á las cla~es inferiores del pueblo (t). En 'Ja rlistribnl'Ïon de pan y vino Ile esta gran festividad los orto,loxos espaÎlOle's (¡ue lIegaroIl primero a] país deseubrieron una notab e analogía con la comunion cristiana (3); asi como en la práctica rle la confesion y la penitencia, que segun parece conocian los peruanos ell una forma muy irregular, creyeron ver una coincidencia con otro de los'sncramentos de la Iglesia (í). Mucho gust.aban los eclesi~sticos de aquella época tic de-cuhrir èstas coincidencias, !fue consideraban COIllOinvenciones de Satanás !fuien tra· taba por estos merlios de engnÎlar á sus victimas remedando los sagrado~ ritos del Cristianismo (1)). Otros, siguiendorliferent.è camino, creian descubrir en estas analogias las prlle.[¡as de que algunos (le los primitivos predicadores del Evangelio, !fuids un apóstol, habian ,,¡gitarlo estas remotas regiones, y es'parcid(\enella~lassemillas de la verdatl religiosa (6). I (I) « Vigill'mque sarraverat i!!lll'm, Excubias divum :eternas,» Pllllarco en su vida de Numa describe los inslrumentos que Ilsahan los romanos para encender el fuego sagrado, como I'spejos cóncavos de hronce, aunque no esfériCOS com'o los peruanos, sino de forma lrian~ular. (2) Acosla. lih. V, cap. XXVIIl.-Garcilasso, COlli.Real, I'alte l, libro VI, cap. XXIII. (5) Lo mas admirable, segun el Padl'e Arosta, en el odio y presuncion de Salanás, es que no solo falsificaba en idolatría y sacrificios. sino tambien en ciertas ceremomas, los ,acramentos instituidos por N. S. J. C. y que usa la Iglesia, liabienJo aspiradn especialm.';ntc á imilar, eu rierto modo, el sacramento de la comu·nion, que es el mas divino y el superior á tO~05. Véase Acosta, lib. V, cap. XXIIl. (4) Herrera, lIist. General, dec. V, Jib. I V, cap. IV.Ondegardo, ReI. prim., MS. El padre de la mentira queria tambien remedar el sacramento rie la r.onfeSion, y en SIlSidolatrias tralaba de que SP. le honrase con ceremonias, muy pareci~as á las que usan los cristianos; todo esto segun opinion del Padre Acosta, lib. V, cap. XXV. (;j) Cieza de Leon, no satisfecho con publiear !Luchas rela· riones maravillosas sobre la inflllencia y aparicion de Salan~s en persona en las ceremonias de los indiM, ha adornado su ohra ron multitud de YIÎletas que representan al príncipe de Jas tinieblasconsus acoslumbradosperfilesderabo, uiJas, etc. romo para dar mas fuer7.a á la.s homilias del testo. El peruano rreia que su ídolo e,'a un Dio,. Su ronqUlstador rrisliano creia que esle idolo era lin demonio. LJificiles dp.m ruáJ de ios dos daba pruebas mas inrlu~able5 de IlI'osera superstlc.lOlI. (6) PICdrahlta, el historiador de los Muysras, eslá muy ronvenrido de que este apóstol rlebió ser San flart%mé, de quien se.sahe que viajó mucho. (Conq. de (¡ranada, parle I, lib. I, rap.IIL) Los anticuarios mejiranlJs creen que Santo Tomás fue el cncar¡:ado de la mision apostólica para el puehlo de Anahuar. Parece¡'ia, pues, que estos rios apÚstoles se hahian reparlido enlre sí el Nuevo ¡\fundo, á lo menlJSsus partes civilizadas. Si vimeron por el estrecho de llehrin¡!', Ú en Jinea rerta atravesando el Atlántico, es cllsa que nadie nos èi~. Velasco, escritor d(·1siglo XVIII (cosa singular), apen~s dllda \. RIIIG. Pero apenas parece necesario invocar al príncipe ù'~ las tinieblas ni la iotervencion de los santos para es· plical' coincidencias que han existido en paises muy distantes de la luz del Cristianismo, y hasta en siglos en que su luz no habia aparecido aun al mundo. Mas raciúnal es atribuir esas s~mejanzas casuales á la constit.urion general del hombre, y á las necesidades de su naturaleza moral (7). Otra analogia Illuy estraordinaria con las institueiones del catolieismo, se encuentra en las virgenes del Sol, Insescogidas, como las llamaban (8), y las que ya hemos alutlhlo antes. Estas eran doncellas jtívelle!l t1edicadas al servicio de su dios, que des1le una edatl muy tierna se sacaban del seno de sus familias para colocarlas en cClnventos y Lajo la direccion de unas matronas ancianas, á quienes daban el nombre de rnamaconas, y que habian encanecido entre aquellas paredes (9). flajo ]a tutela de estas maestras venerables las santas virgenes se instrui:m en la naturaleza de sus deberes religiosos. Ocupábanse en hilar y bordar, y con la finisillla lana de la vicuÎw. tejianlas co~gaduras de los templo, '! los vestidos del Inca y Sil familia (tO). Pero sobre todo ~u gran deber conslstia en cuida,r del fuego sngrado que se habia encendido en la festividad del Raymi. Desde el instante en que entraban en el convent.o, se cortaban todas sus re laciones con el mundo, hasta con los individuos de su familia)" sus ami¡(os. Nadie sinn ellnca y la coya, 6 reina, podianentraren elrecinto sagrado. Cuirlabase escrupulosamente de su moralidad, y todos los años se cnviaban visit.adores:í examinar estas institueiones y á dar informes sohre el estado de su disciplina (I t). j ()esdichada la lloncel/a sorprendida en una intriga amorosa! La terrible ley de los Incas hahia dispuesto que se la enterrase viva, que su amante fuese ahorcado, y que se destruyese el pueblo á que pertenecia, « sembrando con piedr:ls I) el terreno que ocupaba, como para borrar hasta la memoria de su existencia (12) .. \sombra en verdad encontrar aualogía tan notable entre las instituciones de los iodios americanos, de los romanos antiguos ydel católico moderno. La castidad y la pureza son virludes en la mujer qlle parecen ser tan arreciadas en los bárbaros como por que realmente fuesen esos apóstoles á América. Historia de Qllito, tlJmo l, pá¡!'s. 89-90. (i) Se ha ilustrado este asunto con al¡."Imosejemplos en Ja Historia de la eonquista Ile Méjico, tomo Ill, Apéndice, nûmero t; ya que los mismos usos en aquel pais dieron márgen á las mismas aventuradas creencias por parte de los conquistadores. (8) (¡[.lamá banse Casas de esco!i:iJas, porque las escogían, ó por linaje, ó por hermosura.» Garcilasso, Com. Heal, parle l, lib. IV, cap. J. (9) Ondegardo, Re!. prim., MS. La voz mamacona significa «matrona;» mama, la primera parte de esla palabra eOlllpuesta, romo ya 1(1 hemos dicho. queria decir madre. Véase Garcilasso, Con:. Heal, parle l, Jih. IV, cap. I. (tO) Pedro Pizarro, Desc. y Couq., ~IS. ft I) Dec. de la Aud. Real, MS. (I:!) Balhoa, Illst. du Pérou, chap.IX. Fernandez, Historia del PerÚ, p:lrte II, lib. Ill, cap. XI.-Garcilasso, Com. Real, parle l, lih. IV, eap. III. Segull el historiador de los IlIras, jamás ocurrió un solo deslizeo la hermandad femenina que hiciese necesaria la apliracion de la terrible pena, aunqlle, si hubiese sucedido, el soberano, segun nos lo aSl'gura, la huhiera aplicado en lodo su rigor sin el mas leve remordimiento. (Com. R~~I, parte l, lib. IV, cap. Ill.) Olros esrrilorrs. al reves sostienen que es· tas vir¡le/les no lenia Il derechos IllUY claros á la repularion de vestales. (Véase Pedro 1'i7.arro, llesruh. y Conq., MS.GIlI1:ara, Hist. de las Ind., cap. CXXI.) ESlab acusaciones rontra los habitantes de las casas religiosas, sean rristiar.as ó paganas, son bastante comones. En csle caso se encuenlran en absolllta contradicrion ron el teslimonio IlUánime de casi todos los que tuvieron mejores medios pua descubrir la verllarl, y parecen e~pecialmente improbables si eOllsideramos "1 amor superslicioso ron que se IJ/ir~ban á los Incas. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..\ COX(jt:15TA m.'- 33 l'Eni:. los honores cívilizad(,s; Sill emh3rgoes muy diferen-lasta el punto de casarse con su propia hermana (5). te el ohJeto linal á que se destillaùall estos haoitantes ~ingun casamiento era válido si se contraia Sill COllfemeninos de las casas religiosas. ,entímiento dc los pallres, y segun se dice, tambien !<:l S'an monasterio del Cuzco Solcomponia esclulebia consullarse la inclinacioll de los contrayentes, sivamente de doncellas de la sangre real, que ascen- 1unque considerando los límites que á esta señalaba rlian, segun scdice, nada menos que á mil y quinienu edad legal, este derecho debia ser sumamente meztas. En los monasteriús provillcialesentraban las hijas 'luino. Construíase una habitacion para la pareja rede los curacas y de los nobles de segundo órden ,y ,~icncasalla á espensas llel distrito, y se le entregaba alguna:; veces, cuan(\;) se liescubria una doncella de .acantidalJ de tierra seîialada flara su lllilntcllimiento. gran hermosura personal, Jas de las íntimas clases del ·.a ley del PerÚ cuidaba tiel porvenir lo mismo que pucIllo (I). Las ({casas de las vírgenes del Sol') eran ,le lo presente. No ,\ejaba natla al acaso.-Seguian á unos e,lilicios bajos de pielira, que cubrian um gran la scndlla ceremoniauel casamiento lie,tas ¡;encrales estensíou eteterreno, y estaban rolieados por paredes ,~ntre los parientes de illSrecien cas:ldos, que duraban muy altas, que.jmpedian enturamcnte verá sus ml)- '.'arios ,lias; ycomo todos los casamientos se verilicararlore~:. Las vírgenes encontraban en ellos cuanto bun en un dia mismo, y corno pOI:as familias había podian necesitar; y estaban adornados con tauto lujo true no tuviesen un pariente interes:ldo en la ceremocomo los palacios 'de los Incas y los templo;; porque Ilia, se celehraba realmente una liesta nupcial unid gobierno les dedicaba una atencion muy especial, ,·er.al en todoel imperio (6). COIllOá una rueda muv imoortante de su sistema reLas leyes singulares de los Incas relaLivns á los mnIigioso (2). ". t rímonios, son emínentemente ca ractcristicas de la Pero la carrera de todos estos habitantes del c1áus- hdolr. de su gobieruo, que, lejos de ceÜirse á los tro no terminaba dentro de sus lOuros. Aunque vír- ~suntos de púhlico interés, penetraba en los pliegues genes lbl Sol, eran lJSpOSJSdelinca, y cuando llegaoan Inas íntimos de la vida doméstica, y no permitia á á la edad conveniente se escogian las mas hermosas 1.ingun hombre, por humilde que fuese, que obrase para él; Ylas llevaban á su serr~llo. El nÚmero de las [,or si aun en aquellos negocIOs personales ell que que a(llli resirlian llegaba con el tiempo no solo á cen- I. adie sino él, ó cuando nHls su familia, podia estar tlJnares sino á miles, y todas tenian habitacíon en los i lteresado. NillgUIl pernano era de¡nasiallo bajo para l'alacio~; que poseía el Inca en torla la estension del lit vigilancia tutelar <ici gobierno. Ninguno era tan pais. Cl ando el monarca deseaha <iisminuir este nú· encumbrado que no sintiese que de él llependia ell mero, \;¡ concubina cllya sociedad no le agratlaba ya, t'j(los los actos de su existencia. Su existencia misma volvía, no á su antiguo encierro monástico, sino tí su como ~ndivitluo estaba absorbida en la de la sllcíella,l. propia casa; donde por humilde que huoiese sitio Sll Sus esperanzas y sus temores, su gozo y su pesar, ,!rigen)' su conrlicioll, se la mantenÎ<1 con mucho l¡ s mas tiernas simpatías de su nat.urale¿a, las l/ue lausto, y lejos de verse deshonrada por sus ante- n:as naturalmente huyen de la ouservallcia de los celiente;, tOllos la respetaban como á esposa del ooros, todo estaba arreglado por la ley. Ni alln Se le Inca (3). P lrmit.ia ser feliz á su modo. El gobierno de los Incas Los nobles de primera cl3se del PerÚ podian lo era el mas suave, pero tall1bien el lilas I:oillpleto de mismo çue su soberano, tener muchas mujeres. El los despotismos. hombre liel pueblo f:eneralmente, ya fuese por lev, CAPITULO IV. ya por la necesidad que puede IllllSque ella, tenia h dicha d( no poseer mm; que una. El matrimonio Se E,tucacion. -Qui(lus. - ASlronomía. - A~rit\lllura.verHicaba tic una manera que le daua un caráctr.r t3n Acueductos.-Guano.-Principales alimcnlos. original como el de las demás instituciones del país. ((Noes licito que se enseiíell ti los hi.losde los plllbeEn un li:a seilalado delllilO, todos los que hablan lIeg~do ¡í la edad de .contraer matrimonio, que, ~~pen- yes la¡¡-eiencias que pertenecen á lúE gcnerosos y HO ihendo Ile su aptltull para mantener una falIll!!a SI, mls; porque como gente baja 110 se eleven y en sofijaba ell los hombres narla mellos qlle á la edad de u(·rbewlIl y menoscaben y apoqnen la república: bá~veinte y cuatro ailos, y en lasmujeresá ladediez yocho ta.es que a'[!rentlan los (¡ticios de sus padres; que el ó veinte, se reunian en la plaza mayor de sus respecm llItlar y goul\rnar n;) es de pleheyos, que es hacer tivas cíwladcs ó pueblos en toclo el imperio á la vez. a~l'avio al olicio y á la repÚblica, encomcndársela á Ellnca prl~sidia en persona la reunion lie Sus propios gellte comun (7).1) Tal era la máxima fa,·orita que parientes, y tomando por la mano á las diferentes sir.mpre repetía Tupac Inca Yupanqui, uuo de los parejas que iban á ullil'~c, hacia que se la diesen, v mas famosos monarcas peru:lIIos. EstraÜo parecerá declaralm que ya eran marido y mujer. Lo mísmo hi- que semejante máxima haya sido prlle!allHllla Cil cían los curacas con lo;; individuos de su clase ó de IIi 19una época en el Nuevo Mllndo, tlonlll~ las instiotras inft..riores en sus distritos. Tal era la forma sell- tu :íones populares s(\ han cst¡lblecido deS/lUes ell cilla con que se contraÍl matrimonio ell el PerÚ. A base;; mns ámplius que las conoeillas hasta clItollces: ninguno se le permitía buscar mujer fuera de la co- (Jonde el gooierno depende enteramente del puebl!'; Illu!Jidad {¡ que pertcneeia, lo que generalmente in- y {ionrlela educacion, á lo menos en la gran rlivision dUla á toila su parentela (4); ni á nadie se autorizaba del Norte del continente, Liene por ohjeto principa I fuera tiel soberano', á que filltnse â las leyes de la M· prl:parar al pueblu para desempeñar 105deberes Ih: turaleza, ó {¡ lo menos iÍ la ley general de las naciones, la ,jubernaeion. Sin emhargo, esta máxima se ajustaba perfectamente á la indole rle III monarquía pè~ ruana, y puede servir de clase á su política habitual; (I) Perlco Pi7.arro, Descuh. y Conq., MS.-Gul'cilasso, Com. Real, parle l, lib. IV, cap. I. (:1) Ibid., p.Hte l, lib. IV, cap. V.-Cieza de Leon, GrólIil'.1, cap. XLIV. (;'i) DcI'. de la Aud. Real, MS.-Garcilasso, Com. lIr.al, parle l,lib. IV, r.ap. IV.-~Iontcsinos, Mell1. Antig., )1:5. lih. II, l'al'. XIX. (.f.l Scgl·n la letra de la ley, dire r.arr.ila~::o, ninglllHl hahia (e casal'se C.OIl quien no fnese de 'u familia. Pero csla ley e~t\'echa tenia una inlerprctar.íou muy ámplia, porque, :icgull el 011:;100 flOS élSCg1II'íl, ~I~('oll~¡ùel'¿¡ù:J. á lodns Jo~ de e nna misma ciudad, '! aun \lIùvin ia, ('omo parknleg. COlli. llel., partI' I , lib. IV, '.i1!,. VIII. (}) Fernande7., \list. del PerÚ, parte Il, libro III, capi- tul,) IX. Esta co~tumbre, tan repugnante A nuestros senlimiento::, casi podria considcr~rse como lIna violar.ion de la ley IWtunl, no dene sin emhar!(o cGnsiderarse como enteramcnte pe(uliar á los Incas. ya que la tolerahan algunas de Jas uacio Jes mas civilizadas de I~ antigiiedad. _ (3) Orlllegardo, ReI. sri:., ~IS. ,-Garcilasso, Com. Real, palte l, lib. Vl, car. XXXVI.-Oec. de la Aud. Ileal, MS. -~lontesino~, ~lern\lri.s Antignas. ~'S.líb. II, rap. VI (i) GarcilaS3o, Com. Real, parle I, lib. VIII, cal'. VIll. QUI: Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ;¡ ~ IJIIlLlUTl:C.\ LiE r,,\SPAI\ y 1\01fj. pues :Iunque vela ha con solicitud incansable por SllS ~iones de diferentc clase cntreg,lllns á los almacencs ~úb(litos, proveía á todas sus nccesidades físicas, reales. Otro enviaba la estadística de los nacimiencuid¡,ba de su moralidad y manifestaha en todo el tos y muertes., de los casamientos, del número de interés afectuoso de un padre por sus hiJos, sin em- los que se I¡allaban en estado de servir en pl ejércitl'l, hargo, no los consideraba mas que como á niflOs y olros pormenores de es la clase relativos á la poque nunca habian de salir del estado de pupilaje, ni hlacion del reino. Estos informes se remitían anualobr;¡r ni pensar por sí, y cuyos debp-res todos se en- mente á la capital, dOllde se sometian á la inspeccion cerraban en la obligacion de la obediencia ahsoluta. de otros empleados que entendian el arte de desciTal era la condicion humíllante del pueblo bajo el frnrestosmisteriososescritos.Asíadquiriaelgobierno cetro de los Incas, mientras que las numerosas fa- una vasta coleccion de datos estadísticos preciosos; milias de la estirpe real disfrutaban de todas las I'en- y las cuerdas de variados colores, reunidas v cuidatajas de aquella educacion quc estaba al alcance de la dosamente conservadas, cOllstituian lo que bien pocivililaciou dp-Ipltis; ymucho rlespues de la conquis- dríamos llamar los archivos nacionales (4). ta, aun se seÎwlaban los lugares en que habian exisPero aunque los quipus bastaban para todas las t.iriolos seminarios en que se les educaba. Estos se necesidades aritméticas de los peruanos, no podian hilllaban al cuidado de los amautas ó «sabios)) que representar]a multitud de ideas é imágenes que poseian la escasa cantidad de ciencia, si ciencia po- espresa la escritura. Sin embargo, aun para esto la .lia lIi1marse, que habia en el Peró, y que eran los invencion no dejaba de tener su uso; porque, arlemás únicos maestrus de la juvenlud. Natural era que el de la representacioll directa de objetos sencillos y monarca se interesase,·ivamenteen lainstruccionde aun de Ideas abstractas denlro de un corto limite, los hijos rle la nobleza, parientes suyos. Se dice que como ya hemos dicho, era un porleroso auxilio para muchos príucipes peruanos edificaron sus palacios la memoria por medio de la asociacion. El nudo ó el cerca de las escuefas, á till de poderlos visitar mas color peculiar indicaba de este modo la que no podia fácilmente y escnchar las lecciones de los amautas, representar, de la misma manera, como dice uu an;\ que algunas veces dallan mas autoridad comentán- tiguo escritor, que el nÚmero del mandamiento redolas con un discurso propio (1). En estas escuelas cuerda el mandamiento mismo. Así usado el quipu, ~?c?municaban á los reales pupilos todos los cono· podia considerarse comoelsistemamnemónicodelos Cllluentos qne sus mae5tros teman, acomodándolos peruanos. al rango Que habían de ocupar durante su vida. EsHabia cronistas nombrados en cada una de las tudiaban las leyes y los principios de atlminigtracion provincias principalcs, cuyo deber era consiRllar los Ile un gobierno cu que muchos de ellos habian de hechos mas importantes que en ellas ocurrian. A tomar partr. Se les iniciaba en los ritos peculiares otros fUllcionarios de mas elevado canícter, qUI~ de su religioll, mas nrcesarios para aquellos que emn generalmente los amautas, se les eueargaha 1:1 habian dedesempeilarloslleberes sacerdotales. Tam- redaccion de la historia del imperio v de las grande5 hien aprendian á emular las hazañas de sus régios hazaîias del Inca reinantn 6 de sus àntecesores (5). lIntecesores, escuclmndo las crónicas compiladas por Arreglada de este modo la n:¡rracion, solo pOlha los ama u las. Se les ensettaba á hablar su idioma con trasmitirse por medio de la tradicion oral; pero los elegancia y pureza, y aprendi;lllla misteriosa cien- quipus servian al cronista para arreglar /llc,ódici\cia del quipus, que era el vehiculo de que se ser- mente los sucesos y para refrescar su memoria. Una vian los peruanos para comunicarse sus ideas-y para vez confiada :í esta la historia, se wabaha en ella de trasmitirlas Ii las futuras generaciones (2). una manera indeleble por medio de la frecuente reEl quipus era una cuerda como de dos piés de peticion. El amauta se la repelía á sus discípulos; y largo, compuesta de hilos de diferenles colores fuer- de este modo la historia, en p;irte por la tradicion tcmente retorcidos y entrelazados, de la cual salia oral y en parle por medio de signos arbitrarios, fue l!Da multitud de hilos mas pequeños en forma de trasmitida de generacion en generacion con bastante franja. Los hilos eran dc diferentes colores y habia variedad en los pormenores, pero con un aspecto en ellos muchos mulos; y efectivamente la palabra general de verdad en el 10110. r¡uiptt signillca nudo. Los eolores rcprp-sentaban Indudablemente los quipus peruanos suplian de nbjetos tangibles; así, por ejemplo, blanco signifi- una manera insuficiente y pobre al admirable meca· caba plata, y amarillo, oro. Tambien indicaban al- nistllo del alfabeto, qUIlempleando unos pocos cara¡~~unas veces ideas abstractas; así blanro, queria teres sencillos para representar sonidos en lugar de rleeir pa::" y rojo, guerra. Pero los quipus se usaban ideas, puede trasmitir las morlíficaciones mas deliprincipalmenle para c¡íleulos aritméticos. Los mIrlos cadas del pensamiellto del hombre. La invencion pe~ervian de números y s~ porlian combinar de manera ruana era muy inferior á la de los geroglífiGos, y aun que representasen cualquiercantidatlr¡uesequisiese. á la de la !;rosera escritura dp. dibujos de Jos aztecas, l'or medio de ellos har:ian sus ciÍlculos con mucha )Iorque esk último ¡¡rtc, auuqur ineapaz de tmsmitir rapidez, y los primeros espalJOles que fueron á aquel ideas abslract;ls, podia retratar los OUJelllScon baspais atestiguan la exar.litud de estos (3). tante exactitud. Prueba evidente de la absoluta ¡gnoEn cada distrito hahia empleados á quienes lJama- rancia en que vivian una de otra las dos naciones, es hau qui¡J!lcamayus Ó ((conservadores d¡l los quipus,l) (.() Ondegardomanifiesta el asombroque le r;JUsala varie· cuya obligacion consislia en ¡jar noticias al gobierno sobre varios asuntos imporlantes. Uno eslaba en(:ar- dad de objetos que abl·azahaeste sencillo sistema, apenas creible. se¡!llndire, para el que no to hu¡,iesevi,to. «[n aquélla ga¡jo de las renIas, y ¡liba parte al gobierno de la ciudad se Ilallar¡)Ilmurhos v¡rjos oliciaJe5antiguos del In:'n cantidad de materias primeras que se rlistribuian así de la religiollcomo del :;oIJJerno,y otra co~aque no I:U~ f~ntre los trabajadores, Iii calidad y cantidad de los diera creer 8i no la viem, que por hi/os y lIudos se halJan tejidos que COtiellas se hacia n , y la suma de pro\'i- tiguradas las le~es y estatuto" así de lo utJorOIlrodelo otro, y las 81lcesionesde los reyes y tiemvo quegobernaron: Yla. (1) ';arciJasso, Com. Ileal, parte l, lih. vrr, cap. X. lI(j~e lo que todo.esto tenia it su cargo no fue poro, y aun El descendientede Jos lu~ashah/arielosre,tos. 'lue aun se tube alguna clamlad de los estatutus que en tiempo de elida veian en,1l tiempo, de du.< p.1/aciosde sus ré;:iosprog'euito- 'UIUse habian puesto.» (Re/. prim., MS.,- V¡;aset~mbien res, que habian sid" construidos cerca de ¡as escuelas, pala S~rmlellto, Ile/arion, )/S., cap. IX.-Arosta, Iih. VI, "aque fuese ma6fácil ir á ellas. pltulo V"J.-Garc¡/as~o, varte I, lib. VI, cap. rIll-I\:). (2) GarciJasso, Com. Real, parle l, lib. 1\', cap. XIX. Aun se encuentra en al¡.'Imaspartes del Perú un vestigio de (3) ConlJ. y Pob. del PirÍl. ~IS.-Sarmieuto. He/arion, los q1Jipll~.Yhay pastore" que JIeran la tlll'nta de sil. nu~IS., ca~. IX.-Acosta. Jih. VI. eap VIlI. - GarcilassQ, merosOsrAbaiiospor mediude e"ta antigua aritmética. I r:j) Hel. prim.• M~., llhi supra. porte l, lib. VI, r-<Jp. VIlI. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..\ CO:-iQ¡;rSTA DEI. I'ElIl>. que no adopfase la peruana lu mas leve parte dei Si3tema geroólílico de los mejicanos, y eslo á pesar Ile que la exislencia de la plrnta del maguey (agave) en la América del Sur, pOllria haberle proporcionado el mismo material que usaban los aztecas para construir sus mapas (I). Es imposiLle contemplar sin gran ¡nteres los esfuerzos hechos por diferentes naciones, al salir de la barbarie, para proporcionarse algun símbolo visihle del pensall1iento, ese misterioso a¡;ente por medio (leI cual la inteligencia del individuo puede ponerse \lO contacto y comunicacion con las de III sociedad entera. La falla de semejante símbolo es el mayor obstáculo que puede oponerse al prol3reso de la ci,,¡¡izacion, porque ¿ qué otra cosa es SIlHl encerrar el pensamiento, que t!Cne los elementos de la inmortalídad, cr. el seno de su autor, ó en el del peqlleílO círculo que está en contacto con él, en lu~ar ,le lanzarlo al mundo para que dó luz á millares de seres humanos, y á las generaciones que aun están por nacer? No solo es semejante símbolo un elemento esencial de la civilízacion, sino que debe considerarse como IL prueba de que esa civilizacion existe; porque los adelantos intelectuales de un pueblo están al U1vel de las facilidades rle comunicaclOn in telectuai que posea. Sin embargo, no debemos rebajar el venladl,ro valor del sistema peruano; ni suponer qne el guipu era un instrumento torpe en munos de un indlgena práctico, como la seria en las nuestras. Conocemos los efectos riel h¡ibito en todas las operaciones mecánicas, y los espa!lOles dan repetidos testimonios de la destreza y exactitud que en esta desplegaban los pe· ruanos. Su destreza no es mas notable qne la facilidad con que el hábito nos permite enterumos del contenido ,le una página impresa, que comprende millares de caracteres separados y como SI fuera con una sola ojeada, aunque el ojo tiene que reconocer cada letra por si, y esto sill interrumpir la cadena delos pensamielltosque existe en el ánimo del lector. No debemon despreciar la ínvencion del quipll si rellexionamos que proporciollabalos mediosde calcular que .exigian los negocios lIe nna gran nacion , y que, por msulicinnte que fuese, era un instrumento que no auxilió ,lOCOá los que aspiraban al lauro de la literatura. . El deber de compilar los anales del país no se conhaba esc\uslvamente á los amautus; una parte de él correspondja ¡i los haravecs, ó poetas, que escogian los a¡;untos lias (¡rillantes para sus canciones, compuestas par¡;. que se canta~en en Jas fiestas reales y en la lIlesa tlel Illca (2). Dc este modo se formó una coleccion dE poesia tradicional, como la de las ba lada~,ingles¡;s y los romances castellanos, por cuyo med.1Olos nom~res de mucho~ jefes hárbaros, que hubIeran pel'eculo por falta de uu cronista, han Sido trasm!tirlos en ala? de IIna rÚstica melodia á las generacIOnes ¡;osterlores. Sin embargo, es lícito creer que la historia no ~ana mucho en su alianza COll la poesia; porque los rtominios del poetu se eSlienden á uua region ideal poblada con las fantásticas formas de la imaginacion (I) Rei. prin., ~IS" ubi sllpra.-Dec, de la Aud. neal, MS.-Sarmien~o, MS., cap, IX. Sin embargo, debemos confesar que los qllipus se asemejan algo á las fajas de cuentas de co;or ensartadas que usan las tribus de la América del Norte para recordar los tratad'ls para otros objetos. (2) Dec. de la Aud. Ileal, MS.-Garcilasso, Com. Real parte J ,lib. Il, rap. XXVII. La palabra haravec significa ,<inventor» 6 "descubriior,' tanto por su '.Hulo como por su empleo, el trovador· poeta nos recuerda al trouvère normando. ¡;p.rcilasso ha traducido una de las lijeras composiciones /iricas de sus compatriota~. Es ligera y fácil, pel'o una muestra so/a no es base suliciente "ara fundar un edmcn crítiro ¡:~neral. "! "! I 3;j que se parecen poco á las severa~ realidades II e la vida. Los anales peruanos manifiestan síntomas (le los ?fectos de esta union, pues que est.'Ín cubiertos con un velo de circunstancias marav:llosas hasta el último periodo, que estendiéndose ante el lecloreoma una neblina, hace difícil el distinguir los hechos de la Iiccion. El poeta encontraba un illstrumento muy útil para sus hues en el hermoso dialecto quichua. Ya hemos visto las singulares medidas que los Incas adoptaban para propag"r su idioma pOI' todo el imperio. Naturali:mdo rle este modo en las provincias mas remotas, se 'lnriquecia con muchas palabras y locuciones exóticas que J bajo el inOujo cortesano yel cultivo poél ico, si aSI me es lícito llamar10 , se amalgamaban gra(~ualmente, como un mosáico acabado compuesto de materiales groseros y heterogéneos, hasta formar un lodo armonioso. El (¡tiichua llegó Ii ser el mas comprensivo y mas variado, asi como el mas elegante, de los dialectos de la América del Sur (3). Además de las composiciones de que hemos hahla· 110, se dice que los pernanos manifestaban alguna disposicion para las representaciones teatrales, y no esas estériles pantominas que no recrean mas que la vista, y que han servido lie pasatiempo á mns ,le una nacion bárbara. Las piezas peruanas aspiraban Ii los honores de la composlcion dramática, sostenidas por los caractéres y el diálogo, y funllaclas algunas vcces en argumentos de interes trágico, y otras cn los IJ ue por su carácter ligero y social corresponden á la comedia (.i). En el dia no tenemos medios para juz~ar de la ejecucion de estas piezas. ProlJah,lement~ •. sena bastante grósera, como correspondla á un pueblo que no se habia formado aun; pero sea lo que luere la ejecucion, el haber simplemente COIIGC' bido la idea de una diversion de esta clase es ya una prlle la de cultura que distingue dr. nna maner;¡ honnsa á los pcru:mos de las demás razas americanas, 1ue no conocian mas pasatiempo que la guerra, ú las diversiones feroces que rellejan Sll i!ll;ígen. El carácter intelectual de los peruanos parece haberse inclinado mas bien hácia la cultura que á eS;I, cuali.ladcs superiores que asegurau ci LUP-II éxito en los s(;nderos mas ásperos de la deuda. ¡';n esto Sll quedaban muy atras de algunas otras ,le \;¡s naciones semi-civilizadas del Nuevo-~lundo. Sahian algo de geom?tría, en lo que tocaba á su propio territorio, que clCrtamente era muy es tenso ; y rOflstr\ll:\11 ma· pas con lineas protuberantes para iurlicnr los limit(·s y las 'ocalidades, que tenían alguna ana logia eOlllos que altes se usaban para los ciegos. En la astrollomía plrecen haber hecho pocos adelantos. Dividían el año en doce meses lunares, cada uno de los cuales tenia su nombre propio, y se ¡listinguia )wr une festividad correspondiente Ut). TamIJieu telliall Sfl- (7.) Ondcgal'do. Re\. prim. ,~IS .. Sarniento se lamenta con justiria de que los e~p3ilOle, hubies"n dejado caer en t1esu~o este dialecto. que tan ,.,til les hul.iera siFloen sus relaciones ron las \'al'ia rias trious dI'/ imperio. "y con tanto digo que file harto "eueticío para lu~ espailOes haher esta len¡¡ua, pues podian cou ella andar 1'1)1' lorlas partes, en algunas de la s cuales ya se \'.1 perdieudo.ll He!., ~·S.• cap. XXI. Sei!un Velasco, los Jnea~, alllc¡¡ar á Quito eOHU, le¡¡iollc~ ronquistadoras. se sorprendieron al descubrir q le allí se hablaba e: dialecto quichua, aunque era desconocido en uua l!l'an parte de la region intermedia; hedlO singular si es cierlo. (lid. de Quito, tom. I, p. 18:;.)El aulor. natural ùrl país, tuvo medios de adquirir noticias Illll,,!curiosas, y en ,;n interes;lI1te obra establece IIna intima analo¡ria entre /a cirllcia v la; instituciones sociale. de los pnp-b/os de Quilo,,! del Per~. S.n embargo, se nola en ella el afan de d:trsiempre la primacla á su propio pals, y aventura á veces obscr\'aclOneS y hechos con una confianza no muy Ii propósito para cou,cguir la (le !'Uslectores. (.i) r.arcilas50, Com. Real, uhi supra, (:,) Ol(h'¡:~rdo.Re\. prim., Mg Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia :w 1l11l1.101"I::C,\ ()~: manas, pero no Se .aue Ú punto lija su e,tension, y sí se componían de siete, nueve ó diez dias. CÜ1I10su ailO lunar tenia necesariamente que ser menor que el tiempo verdarlero , recti!icauan su ealcnrlario ¡JOr medio de obsen'uciones solares hechas con muc ¡;¡s columnas cilíndricas que fwbian construido en los terrenos elevados que rodean al Cnzco, y qlle les servian para tomar ni azimut; y midiendo su sombra, rleseubl'1an el periodo esacto ¡je los solsticios. Determinab:m el periollo de Jos equinoccios por medio de una sola columna ó gnomon, colocado en el centro de un círculo descrito en la Úrea del gran templo, y atravesado por un diámeLro tirado de Este á Oeste. Cuando bs sombras eran apenas visibles bajo los rayos del sol de medio dia, decian que CI el Dios se apoyaba con toda su luz sobre la columna (I ).» Quit\l, colocada esactamentc en el Ecuador donde los rayos verticales del sol no dan sombra alguna il me- ';A:;I'.\I\ y "'\lG. I mansion dio dia, era Uti objeto especial de veneraciotl, como favorita de la ~ran deidarl. El periodo de los equinoccios se celnhraba con fiestas pÚhlicas. La eolumna estaba eoronnda con la silla de oro del Sol, y i tanto en aquellas Úpocas como en los solsticios, se colgaban guirnalda. en las columnas y se ofrecian llores y frutas, mientras que se ohservaba una gran I¡¡esta en todo el imperio. Por estos periodos arreglahan los peruanos sus ritos religiosos y su ceremonial, y seiwlahan la clase rle trabajos en que había de ocuparse la agricultura. El año empezalJa con el solsticio de invierno (2). Esta escasa rclaClOn abraza casi todo Jo que sabemos de la astronomía peruana. Parecerá estraîío que una nacion que hahia llevado susobservaeiones hasta este punLo no pasase mas adelante; y que á pesar de sus progresos generales en la civilizacion,sehubiese quedado en esta ciencia tan lejos, no solamente de I V¡,la de' cerro d. I'ol",!. los mejicanos, sino de los 1lIlJyscas, que ocupahan las mismas repiones elevadas de la gran llanura rlel Sur que ellos. Estos arreglaban su calendario segun el mismo plan de cielos y. series periódicas que los aztecas, acel'cándose aun mas al si ,tema seguido por los pueblos riel Asia (3). Fernandez. que se separa de casi todos los demás autores p.n ruanto á lijar en junio rI principio del aüo. da jas nomhres de los difereutes meses ron sus rorrespondientes ocupaciones. Hist. del Perr'J, parte II. Jib. 1/1. cap. X. (1) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. II, cap. Ji.XIIXXVII. Los conquistadores espaiíoles destruyeron estas columnas. porque indicaban la idolatria de los indios. ¿ A quién COrrespondia mejor el nombre de bárbaros? (2) Betan7.0s. Nar. de los lng-as, MS.• cap. Xn,-Sarmiento, lIel .• MS.. XXIJI.-Arosta, lib. IV, &ap.lII. EIl(nomon mas célebre de Europa, el que está en el domo de la iglesia metropolitana de Florencia. fue construido por el famoso Toscanelli, ~ou el ohJeto de terminar Jos solsllcios y arre¡¡lar las festividades de la Ig-lesia hácia el,aiio de H~8, quizás poco mas ómenos en la épora en que el mdlo amerICa· ua bizo un instrumento astronómico análogo. Véase Tiraboschi. Jlistoria de la Lelteratura Italiana, tom. VI. lib. II, sec. XXXVIII. (3) Una noticia muy escasa de este pueblo interesante, aunque quizas t,an c0ll!pleta r;omo la permitian los datos. f~e publicada por P,edrah¡ta, obiSpo de Panamá. en los dos pnmeros libros de su Ilistoria General de las Conquistas del Nuevo Reino de Granada. (Madrid, 1688.) M. de Humboldt tuvo la dirha de ronseguir un manuscrito. compuesto por un eclesiásti~o español residente en Santa Fe de Bogotá, relativo al candelario Muysca. de que el filósofo prusiano ha dado lIU ámplio)' luminoso análisis. Vucs des CordilJéres. p. 2-14, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:\'Qt:IST A PEL PERÚ. 37 Debería haùerse esperado lJue los Incas, que se "io, y milita coutra él. el silencio (~e historial!ores anenorgullecían con el título de hijos del Sol, IJUbie'.eriores y mas atendIdos, corno If:ualmente la falta sen hecho un estudio particular de los fenómenos .ie todu monumenlo, como los que se hau encontra~o astron6micos, y lIll calendario rundaóo en princicntre otras naciones americanas, que pruebe la eXlsrios tau científicos como el de sus somi-civilizados :cncia de semejante caleudario. Ln in rcrioridad de vecino,. Es vJrdarl r¡ue un historiador uos asegura los perua nos podrá quizás esplicarse hasta cierto punque ret¡nian sus ailOs en ciclos de diez, cíentoymil, 10,porelhechode que su sacerdodo se comp(llli~ ~e y que Ú estos ciclos arreglaban su cronologia (f). individuos del cuerpo Inca, órden de nobleza pnYIPero este aserto, que en si no es improbable, desleniada que no necesitaba r(ldearse de .una ~uperIocansa en el testimonio ùe un escritor de poco crite- . riâaddesaberparaescudarsecontralasmvaslOnesdel - -- _:- -==-- - -- ~ . - _....: =- --':-''''-,--:-.-. - -i-~::~~~l},~/;-2;::'7J0~~~'~ :; Ruinas ~o Olro templo de los Inr:'s en cJIJgo dc Tilleaca. vulgo. La pequeña parte £le verdallera ciencia que poseía el sacerdotè azt~ca, le servia de chIve para revelar los misterios eelestes, y el falso sistema rle astrología que en estas hases fundalla, lo lIacia aparecer como un ser super ior, que tenia algo de di vino en su naturaleza. Pero ellnca noble era £livino de nacimien to; el estudio ilusorio de la astrologia, tan selluctor para las inteligencias que aun no están i1ustrurlaf., no ocupaba su atencion ; Ins únicas personas que en el Perú asuminn el poder de escuóriïínr ios misterios del porvenir, eran 105 al\ivinos homhres que combinando con sus pretensiones'alguna destreza en el arte de curar, se asemejaban (¡ los hechiceros I¡ue Se lIan encontrado entre tantas tribus indias. Pero esta ocupac;on era poco apreciada, escepto entl'e las clases inferiores, V ¡::enerahnente se abandona\Ja {¡ los que por su edad'6 sus achaques no podian ddicarse al ,'erdadero trabajo (2). (I) Mont~sinos, Mem. Antl¡¡U3s. ~IS., rap. VII. _ ~ Renovó la computadon de lo~ tiempos. que ~r. iba perdiendo, y sr. eentaron en su reinado los aiíos por ;)Ua dias y seis horas; i los aiíos añadió déradas de diez aiíos, á rada diez déradas una centuria de cien ailOS y á cada diez centurias ulla capachoata Ó jutiplIu8cau, que SQU mil ailOs, que quiere decir el grande a;lo del Sol; así contaban lo~ siglos y los su~esos memoca~les de sus reyes. Ibid., loe. cit. (2) IIAnsi mismo les hicie:on seiialar ¡rcnte para heChi-¡ ceros. que tr.mblen es entre el/os ofirio ptibliro y eonosr,jdo en todos.: .. los dípu!ados para ello no lo tenia n por lrabajo, pOr'llle nlngllno podia lencl' semejante oficio COIllO las dichos Los peruanos conocian una {,dos constelaciones. y observaban los movimientos del planeta Venus, al cual, como ya hemos visto, consagr;ihan altares. Pero prueha de su ignorancia de 10£ principios elementales rie la ciencia astronf>mica son sus ideas so· brl! Jos eclipses, que in-rlieaban , segun ellos, nna gr:!n alteracíon en el planeta, y cuando la luna se halla.lU sometida á una de estas místeric'sas enfermedades, tocahan sus instrumentos, y agiL'Iban el aire COll sus gritos y lamentos rara sacarla de su letargo. Es! as ióeas pueriles forman un contraste muy notable cor; el verdadero saber qun l'osrian los mejicanos, Cor.lO lo prueban sus m:lpas geroglíí1cos, en QUc ~e {le, cubre con toóa clarióad la verdu(lera causa de este fenómeno (3). Pero si no supieron esplorar tan uinn los cielos, ,je\;e confesarse flue los Incas sohrepujaron á to(las otras razas americ;lIJas, en su rlominiode la tierru.Su agricultura se fund:\h~ e,n principios {Jue realmente puc¡!en llamarse cicntílicos. Era la bnse de sus instituciones políticas. ]1\0 teniendo comer~io csterior, la agr.cultura era la que les racilitaba elementos para los canluios interiores, para su subsistencia y para sus renas públicas. Ya hemos \'isto sus e.,traordinarias si no Cuesen \'iejos ó viejas. ":I per~onas inhábile~ par~ traba.i~r. com" mancos, cojos Ó ronlrecbos, v l'ente ~~iâ Quien faltaba las fuerzas para ello.» Onrle:?ardo ,·Rel. se¡r .• MS. (:'i, Véase r.odex Tel-Remcnsis. parle IV. pl. XXIl, ar. l\nti :iícdade~ de ~Iéjiro, tomo I. (l.ondres, 18:!lJ.) Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia :Iii BlIlLlOTECA. Ill¡ GA.SI'A.R y ROIG. medillas para la distribucion de las tierras en partes aunque e( canal está destruido en parte y cegado por iguales entre el pueblo, mi.mtras que exigian á todo la basura y la vegetacion silvestre, aun se revela su hombre, esceptuando á los de las clases privilegiadas, curso por vo1rioso¡¡sis de fertilillad. Esto sucede en que se ocupase en su cultivo. El Inca mismo no se el valle de Nasca, region fértil, colocada entre dos deslleñaba dt!darles el ejemplo. En una de las grandes largos desiertos, donde los antiguos canales de 105 festividades anuales se dirlgia á los alrededores del Incas llegan desde una distancia desconocida por Cuzco aeompailado por su rórte , yen presencia de medio de un cauce que tieue de cuatro á cinco piés todo el pueblo abria la tierra con un arado de oro, ó de profundidad y tres de ancho, y construido con con un instrumento que hacia SllSveces, consagrando piedras enormes Sill mezcla alguna. así la ocupacion del campesino como digna de 108 Teniase especial cuidado en que todo aquel que hijos del Sol (i). cultivaba un terreno por donde uno de estos canale:; La protecclOn del gobierno á la agricultura no ter- pasaba ,disfrutase deé!. La ley (leterminaba la can timinaba con esta fácil ostentacíon de la real condes- liad de agua que á cada cual correspondia; y unos ins· cendencia; sino que se manifl\staba en las medidas pectores reafes cuidaban de la distribucioll , y de que mas eficaces para facilitar los trabajos del campesino. se aplicase el agua al riego (3). Mucha parle(\elterritorio situado ú laorilladel mar teLos peruanos (lieron muestras del mismo espíritu nia el gran inconveniente de carecer de agua, pues emprendedor en sus planes para introducir el cultivo que en él6 no 1I0viaabs'llutamenteó 1I0viamuy poco, en la parte montañosa de su territorio. ~[uebas de las y los escasos riachuelos que én curso corto y rápido colinas, aunquecubiertasde buena tierra, tenian una bajaban de las montañas, ejercían poca inlluencia en pendiente demasiado rápida para que ~e pudiesen latan vasta estension de país. Es verdad que el suelo brar. Estas las dividian en terrados, revestidos con era en gran parte arer-oso y estéril; pero muchos pun- , piedras, los que iban disminuyendo gradualmente, tos eran susceptibles Ile cultivo, y no necesitaban I hasta llegar á la cumbre; así que al paso que fa faja mas que agua para ser maravillosumente fecundos. A inferior, 6 anden, como los lI~maron fos españoles, estos puntos se llevó el agua por medio de canales y rodeaba la base de la montaim y podia contener una acueductos suhterráneos, que eran obras verdadera- gran cantidad de fanegas de (ierra, la superior no almente gigantescas. Componíanse de anchas losas de canzaba á contener mas ·que unas cuantas hileras de piedra, perfectamente ajustadas sin mezcla alguna, cañasde maiz (.i). Algunas de las cumbres presentaque por medio de compuertas dejaban salir la Canli-¡ ban tal !lIasade roca compacta, que despues de cortar dad suficiente para regar las tierras por donde pasa- en ella los terrados, era preciso cubrir su superficie ban. Algunos de estos acueductos eran sumamente de tierra antes que pudiesen servir pnra el cultivo. largos. Uno que atravesaba el distrito de Condesuyu, Tal era la paciencia con que los peruanos luchahan tenia (ie cuatrocientas á quinientas millas de estl;!n- contra 108 obstáculos formidables que les presentaba sion. Partian de algun lago elevad06dep6~ito natural su pais. Sin la~ herramienta~ y la maquinaria qlle que se hallaba en el corazon de las rr.ontallas, yse au- usan los europeos, poco hubIera podido hacer cada mentaba el caud-alcon ciertos intervalos por mediode individuo J,lorsí; pero obrando en grandes masas y otros dep6sitos que encontraban al paso en los decli- bajo una dlreccion comun, lograban con su perseve· ves de la sierra. En esta bajada hahia á veces que rancia infatigable alcanzar resultados que los mismos abrir un cauce en Jas rocas, y esto sin herramientas europeos no se hubieran atrevido Il. esperar (5). de hierro; babia que rodear las grand~ montaiJasj Conel mismo espíritu de economía agricola que los atravesar rios y pantanos; en una palabra, vencer los impulsaba á sacar á los peñascos de la sierra de su mismns obstáculos que encontraban en la construc- triste esterilidad, escavaban el árido suelo de los V:leion de sus gigantescos caminos. Pero los peruanos Iles en busca de alguna capa de tierra en que se enpar.ecian complacerse en luchar con (as dificultades coutrasealguna humedad natural. Estas escavaciones de la naturaleza. Cerca de Caxamalca existe aun un que losespañoles llamaron hoyas, eran muy grandes, tunnel6 ¡zaleríaque escavaron en las montaÏlas para é incluian muchas veces un acre de tierra escavado dar salida á las aguas de un lago cuando en la esta- hasta la profundidad dequince6veinte piés, y rodeacion de las lluvias llegaban á un nivel que amenazaba do con una pared de adobes. El fondo de esta escainundar el pals (2). vacion se preparaba perfectamente ahonl!.ndolo eon Los conquistadores con su abandono dejaron que una especlC de sardina, que se pescaba en cantidades se perdiesen muchas dI' estas útilcs obrasde los Incas. inmensas en la costa, y luego se sembraban en él En algunos puntos lIun corren las a~uos en silencio granos lÍ legumbres (6). SlIS conductos subterráneos, y nadie ha tratado de Los labradores peruanos conocian perfeelamente examinar y descubrir su curso y su orígen. En otros, las difl'rentes clases de abonos, y hacían mucho uso de el/os; circunstancia muy rara en las fértiles regio(1) Sarmienlo, Retacion, MS., cap. XVI. nes de los trópicos, y (lue probablemente no existia Parece que lambien lo, nobles imilaban el ejemplo de su cntrenin~una d~ las demás tribusdeAmérica. El aboseñor en esla gran festividad. «Pasadas todas las fieslas, en no de que hacian mucho liSO era el guano, precioso I I i la itllima llevan muchos arados de manos, Jos cuales aUligua· menle eran de oro; y hechos los oficios, tomaba el Inga un arado y comenzaba con él á romper la t¡erra, y lo mismo los (:i) Pedro Pizarro. Oescub. y Conl!., MS.-Memorias del demás seùores, para que de allí adelante en lodo su seiíorlo Gen. Miller, lomo II, p. 220. hiciesen lo mismo; y sin que el Infla hiciese esto, /JOhabia I (4) Miller sUJloneque eslos andenu fueron e/ o~ígell del indio que osase romper la tierra, ni pensaban que produjese nombre de Andes que dieron los ~spaitoles á las cordilleras de si el Inga noJa rompia primero, y eslo basle cuan lo álas la América del Sur. ('fern. del Gen. Miller, t./l. p .. 2W.) fiestas.» Conq. y Pob. del Pirú. MS. Pero es le nombre es anterior á la conqlJlsla, segun Gamlasso, (2) Sarm:enlo, Relacion, MS.• cap. XXI. - Garcilasso, que lo deriva de Anli, nombre de una provincia al Esle del Corn. Real, parle r, hb. Y, cap. XXIV. Sleveson. Relacion r.:lIlCO.(Corn. Real, parte l, !tb.lI, cap. XL) Ailla. que de una residencia de veinle aiíos en la ,\m~rica del Sur (Lon- sl~ml\caba cobre, melal que se encontraba co/J mucha abundres, Hl29), l. l, p. 412; II, páginas 1ï:>-1 ¡.J. danria en al¡(lInas partes d~1pais, pudo haber dado su nOlll«Sacauan acequias en cabos y por partes que es cosa es- bre á la provinc.ia. y qlliz:is directamenle á las montailas. lraila afirmarlo; porque las echauan por lugares allos y hajos: (5) Memorias del Gen. "'¡)Jer, ubi supra. - liarcilasso, y por lad~ras de los cabesos y haldas 1e sierr3s que están Co"!. Real, parle l, lib. ,V: cap. I. .. en los valles; y por ellos mismos atraulessau muchas, unas (h) CICla de Leon, Cronlca, cap. XXIII. por una parte, y otras por olra, que es ¡(ran deleclacion Los res los de esl.as anliguas escavacione~ aun escitan d raminar por aquellos valles. porque parece que se anda en- t asombro de IllS viajeros modernos. Véase á Slevesoll, lleslIre huerlas y fioreslas llenas de frescura." Cieza de Leon, I dencia en la Amém.a del Sur, lomo I, p. 35\l.-Culloch, f:rónica, cap. LXVI. . : IlIvc·sli¡;ariollcs, l'. ;>1i'l. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia l.A COXQl:ISTA ;lEL r¡,:nú. pscremento de aves marítimas que tanto ha llamado recienteHlente la atencion (le los agricultores, así en Europa como en los EstJllos-Unidos, y cuyas propiedades eSl,imulantes y nutritivas eran perfectamente a]l~eciadas por los indios. Este quano cxislia en can· tidades tan inmensas Cil muchos de los islotes de la costa, que formaba unas romo colinas elel'adas, á que diercn los conquistadores el nombre de Sierra Nevada, por el color blanco clln quc las cubria una incrustacíon salina. Los Incas adopt¡U'on sr,s acostumbradas precaucio~ nes para quo el agricultor pudicse disfrutar de este allano importante. Destinaron las pequelms islas de la costa para uso de los respectivos distritos á que se hallahan adyacentes. CLèando la isla era grande, se distribuia cotre varios distritos, y se sellalaban cxac· tamenteloslírnitesdecarla division. Toda usurpacíon de derecll1s ajenos se castigaba severamente; y aseguraban lE conservacion de las aves con penas tan severas como la~ que fullllÍ'laron en Inglaterra los tira· 110S norm: ndos para conservar su caza, A nadie se permitiR poner cI pié en la isla en la época en que las aves criaban, bajo pena de muerte; y con la misma se castigaba al que en cualquiera estacion matase uno de estos p;\jaros (1). Con estos progresos cn la ciencia agricola, era de suponer ql'e los peruanos tuviesen algun conocimiento del arad'l, t:m generalmente usarlo entre las naciones primitivas del continente oriental. Pero ni tenian ]a reja de arado de hierro de Europa, ni los animales para tirar (e ella, que no se encontraron en ninguna parte del Nuevo-~Iundo. El instrumento que usaban era una eshca fuerte y puntiaguda, atravesada por una ~ieza oriental á diez ó doce pulgadas de la estremularl, para que ellabn:dor apoyase en ella el [lié y Ja forzase á I)enetrar en el snelo. Seis Ú ocho hornhres robustos se Imeian á esf.einstrumento y lo arrastraban con fuerza ¡¡ran(lo á un tiempo y llevando el compás ,lei movimÏcnto con el canlo de sus aires nacionales, en que los acompaiJaban Sl;S mujeres que seguian el ¡;urco pñra romper los terrones con sus rastrillos. Como el terreno era blando, ofrecia poca resistencia y la mucha práctica hacia que el labrador pudies~ romper el tNreno hasta la profundidad necesaria con asombrosa lacílitlad. Esta especie de ilfado era una grosera invtlncion; pero sumamente curiosa corno único instrumento rie su clase que se ha encontrado ~utre.los il~¡{ígenas de América, y quizás no era muy InferIOr a/mstrumento Ile ralo que introdujeron eu su lugar los (~onquistallores europeos (2). ~ruchas vrces los Incas Ùspucs de proporcionar agua ~ un dhtrito desierto, rrepar:íllilol,) asi para los trabajOS dI! h' agricultura, trasplautaban á él una coJonia Je mitl7!aeS que lo cullivah:m c(m los vejctales Illas convenil'ntcs :í la naturale7.a del suelo. Mientras 'lue asi consultaban el car<Îcler pecnliar y l(\ capaciriad de Jas fie 'ras, sc proporciona ha un mèdio de camhi;¡~ sns diferent.es prodncto:;:i las provincias circunvecmas, (IUC, pOl' la formacion del país, variahan muc IJO !lias de Jo que sucJe suceder dentro de los llli~mo~ lí~nitl~s. ~)ara facili tal' estos cam bias agrícolas, ¡;e IllstltUJan 'el"las, que se celebraban trèS veces al lUCS en algunns de los Ill~ares Illas rohlurlos, d'Jnde, ('amo el diller:! era d~SCOlloci:lo, se hacia una especie I do comcrcio P)J' ml~(ljo ciel cambio de ¡"S rl'srectiros I productos. EH'IS feri'ls er'ln oIns tllltas /Jestas en I l" ,' ..... " , " .. , I 1 ' l/lIC (eSC,lllsa a III tr,!b,lj,llloJ' (,l). Tal~s eran LISmedidas adoptadas por los Incas para 1'1CUltIVO Y ml'jora de Sil t.erritorio; y aunque imper1 I (1) pal~e (;;) (v) 'r • , ". Acosta .IIJ¡, 1\, rap. XXXV .-GarcJ/assa, Com. Heal, l, lib. V, "al'. III. , .. ~arcJiasso, Com. Real. rarte l, H. ", cal'. II. Sal'nllento, Rebr.l~n, ~lS.• , ~ap.. XIX.-.r.areilasso, f:nm. Real, (lartd, Ilh. 'I. rap. XXXvI; hb. vIl, cap. -lIerrera ,illS!. r.r.neral, dCI·. v, hh. IV, r;ql. III. I I 1.1 ~!l fe ;tas, es preciso confe,ar q'Je in,li,~ahan conocimiento, sobre los principios de la cienda agrícola que le:; dan algun derecho á ser clasificad)s cntre los puebiliS civilizados. Gracias:í la [laciénc;a y al saber que de,plegahan en su cultivo, no hab¡alUlgada de terre 10 cuya produccion no se elevase al mayor grado posible, mielltras que se obligaha á los parajes ma~ esl ériles :i contribuir en algo Ii la suhsistencia de! pucblo. Por todas partes del territorio allun<lahnll los ¡ndcios do riqueza agrícola, desde los risuriíos vallc!! de la costa, hasta las escalonadas p 3ndientes de la sie~ra, r¡ue elevándose en pir,ímirles de verdura, brillallan con todo el esplendor de la vejetacion tro~ pical. La formacion del país era especialmente favorahle, COr.IOya la hemos ,Jicha, á una varielad infinita de pro:luctos, no taoto por su estcnsion como por sus llifcrentes elevaciones, r¡ue, mas notaùles aun (Iun hs le Méjico, encierran todos los grutos rie latitud rlés,!e el Ecuador hasta las regiones polares. Sin embarl;o, aunque la temperatura cambia en estas regiones segun el grado de c!evacion, sigue sienna casi la mis'TIil en Ca({¡lpunto durante todo el aito; y los IIabitantes no espermlCntan ninguna de a(!udlas agradables vicisitudes de la estacíon r¡ue cornsponden á las latÏtJnes templadas del gloùo. Asi mientras que el ver~n(: brilla en toda su fuerza CillaS ardientes regiones del flalmero y nel cacao que ocupan las costas del Océ, no, se goza de una primavera perçétua en la an'clIa ,uperficie de la llanura elevada, y las cumhres mas altlls rie la cordillera están cubiert¡,s con las nievcs de un invierno eterno. Les peruanos sacahan de esta varieeb.i fl,ja de clima,;i así me es lícito /IiHnarla, el mejllr partido posihle, cultivando las producciones prc pias de cada una; y consagraban especialmente su :¡tencion á Jas qne nas alimento pollian p¡'opor('Íonar al homhnl. Así cn la region inferior se encontrahanla yuca vcl pláta la, esa planta henéflea que parece deslinalra ;i lihrar al hombre d" la primitiva malllicion (le ganar el sustellto con el sudor de su frente ( .}). En las ¡wl'tes del pllís en que Y>tno se pOllia cultivar el plátallo, se encortraba el maiz, la gran base alimenticia en las rios g 'antles divisioues ael Norte y del Sill' del con tinente americano; y que, despues dc SI: esportacion al antiguo conlinen le se cstenllió cn él con rapidez tan asomùrosa, que llegó ,í creerSfl llue (Ira illlllgcna de cst'! parte del mundo (G). Los peruanos conocian perfectamente las diferentes maneras de pl'flparar esle ú'.il vejetal aunque parece que lia haeian pan con él mas que en las grandes festivitlades. Estraian ademÚs rill su tallo una especie de miel, y hacian nn licor muy fllerte con el grano ferment/Illo, de qne, COIIIO los azt lcas, abusaban estraonlinariamclI te (G ¡. (,j,) lIumbolllt demuestra las propiedades pacífIras del ",~. taoo, y dice que Sil fuer1.a de produccion comparada con la del tri!!), es coUla 133 ¡¡ 1. ~ COliia de la patata comoH;\ l. (Essai 1'0Jitique sur Je floyaulOC de la i'\ouvelle Espa¡;ne.l'aris, 1R:ï, tOIOOIl, p.380,) Es una eqOlvocacion suponer que cst, planta 00 era iodí;:ena de la América del SUI·. La lw.ia de pl;itaoo se ha encoutrado muchas ,·eces en los aoti¡:uos scr ulrros peruanos. (,';) E nOOlhrc rie blé de. Turquie cs prlleha :leJ,error po1~1I1;lr.S n cllIhar¡?o. la r;lpldez cou. que sc estend,llJ por toda ¡-,lIropa~ ASIa, desplles del dcscubrHlllL'oto deAmerw;I" hasta para prUlar que no pudo ser ,Iodl;;ena del antl!?lIll rontllJeute Yhaher ~)ermanerldo tanto tiempo desconocHla aW. (ô) Alosta, lib. IV, cap. XV!. La ma leria sacarilla que routiene el tallo Ilel mail. es muc1lo mayor ellla~ rel\iones tropicales que eu 13titud,~s mas septcntrlOnó les; aSI es que se sllele ver muy á mcnudo {¡ los naturale" de aquellos m~scarlos como si fllcran tallns de a7.Úear. l'na de .JascJ3,es de licor fel·mentado, S,Ira, que s~ haCia Crll el mall., era tan fllcrtc. que I(I~lnras prohibier"n ~I1IlS~,;\ Jo menos ¡¡.las clasp;s bajas. Pal"t~re que I'll ('sla matena 1:0 se ohedcclan sus ordenes tau escrul'ulOSal11el1te !:Omu l'n,as denJJ.;. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ·10 1l11ll.IOTECA M: CISI'.IR y !lUI¡;. El clima templallo ,le la region r.levacla l('s pr'lporregiones del silencio eterno, cubierlùs con las nieves cionaba el maguey (A,qave americana), muchas de tic los siglùs (6). cuyas estraordinarias cualillades conocian, aunque no la mas importarite de todas, como la es la de proCAPITULO V. (lucir un material con que se puede hacer papel. TamGanados del Perú. _ Grandes eReerias. _ lUanufacluhien era el tabaco una de las producciones de esta ras. _ I1abilidad mecániea.Arquilectura. - nefllJelevada region. Sin embargo, el uso que de él hacian xiones fiuales. Ins peruanos era diferente del tie todas las demás naciones de Amérir.a que conoci~n, puesto que no U:'IA nacion que habia hecho tantos progresos 1m l,) emple;¡ban sino como medicina en forma de rala a¡;ricultura, debia naturalmente haber hecho a\pé (I). Quizás lo reemplazaban en cuanto á sus progunos tambien en las artes mecánicas, especialmente piellades narcóticas con la coca (Erythroxytum pe- cuando, como sucpdia entre los habitantes del Perú, ruvianulIl), ó cuca, comoïa llamaban los indígenas. su economía agricola exi¡;;ia un graclo no despreciahle Este es un arbust.o que crece como hasta la altura de tie destreza mecánica. Nótase en t.odas las naciones lin homhr('. Se recogen ~us hojas y se secan al sol, y flue los progresos en las manufacturas tienen relacion mezcladas lu('go cou un poco rie cal, forman una com- íntima con los progresos en la agricultura. Amhas arposicif:n que se masca, muy parecida á la hoja riel tes se encaminan al mismo gran objeto de proporciotletel en Oriente (2). Con una pequeña cantidad de nar al hombre todos los elementos necesarios para su esta coca y con Ull pUÎlado de maiz tostado, el indio existencia, para su comodidad, y en una sodellad mas peruano ¡je nuestra época hace sus peno~os viajes adelantada, para sus goces; y cuando una ¡le ellas ha dia tras ¡lia, sin cansancio ó á lo menos sin quejarse. alcanzado un grado de pcrfeccion que indica cierto Hasla losalimenlosmas suculentos le son menosgraadelanto en la civilizacion, la otra debe naturalmente tos que su predilecto narcólieo. Bajo ci imperio de los encontrarse en un grado correspondiente de des aITOIncas se dice que se reserva ha eselusivamente para 110, análogo al aumento de las demandas y de la calas clases nobles. Si así era,;\ lo menos el pueblo ga- pacidad de s'}mejante estado. Los ~úbditos de los Innó este goce con la conquista; y t1espues rie aquel cas, en su paciente y tranquila consagracíon tí las periodo llegó este á hacer un liSO tan general de la ocupaciones mas humildes de la industria que los licoca, que este prollucto lIeó'\ á ser uno de los ramos gaba al suelo en que habian nacido, se parecian lilas mas importantes de las rentas coloniales de Espaá las naciones orientales, como los hindus y los chiila (3). Sín embargo con tOllas las agradables cualinos, que á ICls individuos de la gran familia anR'loIblles de una opiata, sedice tamhieli que cnandoesta sajona, cuyo arrojarlo carácter los ha lanzado tí bushoja tan ponderada por los n:lturales se usaba con es- C;lr la fortuna en el borrascoso Océano, y á entablar ceso, producia todos les efectos peligrosos de la em- comercio con las regiones mas remotas delalobo. Los briagued hahitllal. (4). peruano~ , aunque poseian una grau estenslOn lie cosSuhiendo algo mas por los declives de la cordillera, ta, no tenian comercio algu\l!l est.erior. mas alhi de los límites del maiz vde la quinua, ~rano Tenian á pesar de esto ventajas peculiare3 para la !'fue se parece algo al arroz, y 'que cultivan mucho fabricacion doméstica ell un malerial incomparablelos ¡nrtios, se encontrahaba la patata ó papa, cuya in- mente superior á lOll que poseian las demás razas del trolluccion en Europa ha hee/ID Úpoca en la historia continente ·oceitlental. Sabilln tejer COll la correosa de la agriculllll'a. Ya fuese indígena del PerÚ, ó imfibra del maguey una tela qu(', cnmo sucedía entre portada de Chile, formaba el principal alimento de {as los aztecas, les servia CUIlIO los tejirlos rie !tilll. El llanuras mas elevadlls en que dominaban los Incas, y algoclon crecía con abundancia en el nivel baJO y arsu cultivo continuaba á una altura ell las regiones diente de la costa, 'f les proporciona ha UD v('stido et~natoriilles que era llluchos miles de piés sU[Jeriorá acomorlado á las latitudes mas templada~ del I'aís. Pero del llama y de los otr:lS animales de la misma Ins limites ,le la nieve perpetua en las latitudes templallas de Europa (5). 11Itlivilluos silvestres de la mis- familia sacaban lin vellon muy Útil para los clima~ ma familia se encont.raban á rna~'or elevadoll aun, y mas frios de la region elevada, « vellon, dice Ull esI:recian espontÚneamente entre los raquíticos arbu~tos critor célebre, mucho mas apreciable que el pf~lo fino del castor del Canadá, y que la lana de la brébis des que cubren las magcstuosas pendientes de hl cordilleCalmoucks 6 de la cabri! fIe Siria (7). » ra, hasta que r¡rarlualmente la vejetacíon degenE.'raha De las cuatro variedarles riel carnero peruano, la I~n musgos, y una yerua amarilla y ce,rla, pajonal, 'lue, corno una alfombra tic oro, se estendia por la base tlelllama, que es la que mejnr eonocemos y lu mas tic esos conos soherhios fluC se encumbraban hasta lus comUII, es la que menos vale por su lana. Empléasela casi esclusil'alllente corno acémila, cosa imprc.pia al (I) (Jwila~so, Com. Ueal, pafte l, lih. II. cap. XXV. parecer de su pequeÎlCz y de Sll poca fuerza, aunque (2) La h~ja pi~antp. del betel ~e meula lamhien ~on cal es algo mayor quc las demás I·ariedadl~s. Lleva un per.1r~ !llas~arla. (EljJhiu~tonp., Historia de ta India, Lólldres. 1RU , lomo l. l'. 331.) La aualogia de este goce social so de P¡¡CO mas de cuatro arrohas, y no puerle antlar lilas que de tres á cuall'o leguas al dia. Pero 10110 esto en eJ remoto Oriente y Occidente es muy singular. (3) Ondegardo. Rei. seg .• MS.-Acosta, !th. IV, capitlllo XXll.- Stevenson, fleslllencia en la América del Sur, (6) Mienlras que el PerÚ, bajo el imperio de los In~as, tomo rr, p. 63.-Cieza de Leon, f:rónica. cap. XCVI. poseia estos magnificos produ~/os indi7enas, y otro.~ murhos (4) Un viajero (Pœppig-) de ql/ien se habla ennna revista !llenOSconocidos de lo, europeos, carecia de ()lros de gran inglesa, trala lar~amenle de Jos malos efectos que produce el importancia, que, despues de la conquista, hao norecido alii nso habitual de la eoca, y los compara á los que sufren los romn si aquel fl/era su terreno nalural. Tales son el.)livo, la que masran el opio. E~/raiío es que olros autores no hablen parra. la hi¡ruera, el manzano, el naranjo • la caila de azÚde e~lo. No r~cuerdo haberlo leido en ningun 0/1'0. car. cte. Ninguno de lo;;cereales del anligno I~on/inente seen(;» Malle-Ilrnn, ¡¡b. LXXXVI. contróen el nuevo. El primer tri::o fue imporlado por una La palala, d"swblerla por los primeros que fneroll á f:hi- ;;eÏlora espaiiola de TrujIllo. que hizo ¡rraudes esfuerzos por le. Perú, Nueva ('.ranada, y euloda la r.<lcnsion de las COI'- diseminarlo enlre Jos colonos, cosa qne lampoeo de;cuid.ha <ldleras de la América del Sur, era dcsconoeida eu Méjico, el gohlerno, sea dicho en honra suya. El nombre de esta olra prueba de que las naciones respectivas de los dos conli- seiíora era .Harla de Escobar. La !l1storla, ql/e se oc"pa lantn nen/es ignoraban la existencia unas de otras. Humholdl, que en relebrar a los azotes de la hUlllallldatl. tlehe ron,placer;;e ha consagrado mucha.a leocio~ á la historia ~rimiliva de este " en c:?use~v~rel nornbr~de uno de.sns bienherhores vcrdaderos. vejetal, q'le ha ejercido uoa 1II11uen~lalan Imporlanle en la (I) Wallou. Ue/arlou IlIslór¡r,a y deScriptIva del ~arnrr¡) ~ociedad el/ropea. supone I¡Ue su cullivo en Vir~illia. d.lllde I p~rl\an() (Londres, Hl! 1). p. 1 t;;. I.a cOJllparaCiofl de I~ste fue conocido por /05 primeros colono~. se iutrodurit-ia de !:ts . esrrilor se reHere ;í la lana de la viruÏla. el animal de e,l.a t:lllouias espailOlas del Sur. E,sai Poliliql/e, lomo Il, p. H:l. I familia lilas estilllaùo por su ve/lon. :0 Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:'\QLlST.\ nEI. íl ¡'El'l'. Sl) halla compensado por el poco trabajo y gasto que ocasiona eo su manejo y manutencion. Elllamn encuentra un f!cil alimento en la yerha raquítica que crece en los <:ostados y puna,ç, ó llanuras elevadas cte las cordilleras. La estrudura de su cstÔmago, corno la del camello, le permitl' pasarse sin heber duran!.e semanas enteras y aun mcsps. Su pezniia t>splJnjosa, armadaporla naturaleza con un especiedegarra para que puecta so,telll'rse en la nieve, I'Hnás necesita herractura, y la rar¡;a que lleva, descansa segura en su lecho, de Ian;, sIllnecesirlad lIe cinchaó aparejo. Los llamas viajan en recuas de quinientos y aun cte mil, y a,i, aunque rada inrlividuo lleva poco, la totalidad es muy consille-able. Toda la l:aral'ana anda á su pa<;o regular J pasando h, !loche al aire libre sin que la temperatura mas fria le cause daiio alguno, y caminando I'n ónlen admirable obedeciendo fi la voz del conductor. Solo cu Indo lo cargan demasiacto se niega fi moverse estn animal, y entonces ni los golpes ni los halagos pueden inrlucirlo á que se levante del suelo. Tan ohsl.inacto en so,tener sus cterechos es en esta ocasion , como r\ócil y manso generalmente (i). La aplicac;on de los anilllr les domésticos al trabajo distinguia ú hs peruanos Ile las demás razas del nuevo mundo. l'sta economía del trabajo humano sustituyéndale el riel animal, es un gr¡Úl\le elemento de civilizacion, que solo cecte en importancia al que con la maquinaril suple á ambos. Sin embargo, parece que los antiguos peruanoslncianmenos ¿¡ISOde esta parte de la utilidad del l/ama que sus conquistactores cspailOles, y 'lue le apreciab ln especialmente, lo mis100 que á los demás animales de su clase, por su vclion. El gobil~rno, segun ya lo hemos diclio, poseia rebailOs inmensos de este ganado mayor, como In llamaron los ~spañoles, y dd ganado menor, Ó alpacas, confiados al cuirlado de pastores que los conolucian de una I'arte á otra del pais, segull los cambios oe la estacio!\. Estos viajes eSLaban arreglados con locta la exactitud con que el código de la Mesta determinaba los di) los grandes rebaños trashumantes cte merinos en Esp:lita; y los conquistadores cuando desemharcaron en ell'erÍl, se sorprenrlieron al ver una raza de animales tan parecida á la de su propio país en propiedades y hábitos y someticta á un sistemfl cte legislacion que parecia copiado del de la Peninsula (2). Pero la mejor clase cte lana era producto no de est?S animales domésticos, silla de las otras dos espe~lP.S, el huanaco y la vicU1ia, que vi\'ianlibrrs en las heladas cumhres de la~ cordi lieras; llomle era hastante comun vellos trepar por los picos cubirrtosdenieve en que no,~xistt~.ningunser animado, esceptuancto al condor, el ave gIgantesca de lus Andes, cuyas amplias alas se remontan por la atmósfera hnsta la altura Ile mas de veinte mil piés sobre el nivel del mar (3). En estas ¡Isperas praderas el rehaño sin redil ellrucntraun alilllento abundante ell el ichu, especie <le yerba que se encuentra en toda la estension de la gran c uleua de la cordillera, llesde el Ecuador hasta los limites del Surcte Patagonia. Y corno Estos límites selJala '1 el territorio en que vive el carnero peruano, que nbnca pasa al Norte de la línea, no parece improlJaUe que esta planta misteriosa y pequr,ña sea tall importaI]te para SIl existencia, ~ue su taita sea la princip:{1 razon que le haya impedIdo penetrar en las latitudes dell'iorte de Quito y la ~~ueva Granada (4). Mas aunque vagaban así sin dueño por los ilimÍ\ados de,iertos de las conlilleras, jam:ís se p('rmitia al call1pe~ino peruano que eazase estos anir~ale<; sill'estres, q le estabau protegidos por leyes tar. severas 1'0mo lo~ ricos ganados que pastahan en los mas cullivallns ,Ieclives lIe la region elevada. \.a caza de las monta,'lUs y bosques era tan propiedad del gobiel'llo. COlllO:;Ï huhiese estacto eocerrada en un parque ó en un rectil (5). Solo se permitia cazar los animales silvestre:; cn ciertas ocasiones sl'llUladas, en las gral1r!es cacl~rias que <;ccelehraban una "ez al ail') bajo la ~uperint'llHleneia general delInca ó cte sus principales olicialcs. Estas eacerías /lO sc repetian cn la nlisma parte (el pais sin(luna vez cada cuatro años, á fin de dar tiempo fi que Jos animales se repusiesen de J¡ulestrucci'IO causada en ellas. F.n la época seiïalada todos los qun vivian en el distrito yen wsalred'Jelores, much~s V'lces hasta el nÍlmero(le cincuenta (¡sesenta mil hombres (ü), se distribuian alrerledor de manera que forma~,cn un corcton inmenso que abrazase toda la estension delterritol'io en que se iha II cazar. Estos hombres iban armados con palos largos y lanzas, con los cw,les hacia n salir la caza de toda especie que se ocultaba en los bosques, en los valles y las monl.a¡¡as, matando sin compasioll á las lieras, y arreal1llo ú los ct)más animales, que erHII princip,·lmente venactos del pais, hU¡lnacos y "icullas, hácia el centro del va~to círculo, basta que estrechándose este por gradm, se concentr:lball los tímidos hahitantes del hosqu" en alguna espaciosa llanura donlle el cazador pudie~e examinar cómoctamente á sns vktimas , que 110 tenianni donde ocultárse, ni punto algulIo l'or el cua pudiesen huir. MatiJ)ame entonces los venados mach(ls y algunas tie las clases mas orctinarias rie carneros peruanos; sus pieles se conservaban para los varios objetos útiles qu.) con ellas sehacian generalmente, y su carne, cortadc! en tajadas muy delgadas, se distribuía al pneble, que lo convertiü en charqui, la carne seca lId pa's l'I"e cOllstituia el Único alimento animal, como despues ba constituido el principal de las clas.',s ha. as en el PerÚ (7). Pero no se mataha it la mayor parte de las vicuilas, que solian llegar hasta treinta ó Cll1renta mil, ~illo que despues de e~quiIarlas cuidadosamente, ~e II'S dejlba escapar y volver :1 sus rastas solitarios Ile las m:mtallas. La lann que Ilsl se reeogia se depositaha en los almacenes reales, para repartirla despul's en época oportull:l al pueblo. Li; mas ordillana s~ convertia en vestidos para su propio uso, y la mas lina era para ellnca; porque â nadie mas que á (1) Walton, Relacion histórica. etc., p. 23 Y sil'. Garcilasso. Com. Rf'aJ, parte I, lIb. VIII, cap. XVJ.-AcOSld.lihro JV. cap. X '_I. Llama, se¡(un Garrilasso de la Ve~a, es una palabra peruaua que si¡!n,lira reba/ln. (Ihid., ubi supra.) Los peruanos no sacaban /ecl'e de su; anilnalcs domésticos, ni creo que nin¡runa otra tribu del conlineule alllericano usase este alimento. (2) El juicio;o Ondcp-ardo recomienda enfáticamente la :¡dopcion de muchas de estas ¡el'es al gobierno espaiiol, cnn,iderándoJas co,no pf'l'fert.,menteo1daptadas ~ las neceslùades de los indígena'. «En estode los gdnados paresció haber heo:ho muchas coustituciones en diferentes tiempos, é algnllas tan l'ltIles é provechosas rara su conservacian, que con I'en.lria que tambien se guardasen agora.» Hel. seg., }lS. (3) Malle-Brun, lib. LXXXVJ. (4) ¡chea, llamado en la «Flora Peruana" krava; clase, }lonancriu lli!!Yllia. Véase, Walton, p. (fi) e ude¡:anJo, ReI. prim. , MS. (ü) A vercs se reunian cien mil homb"es cuando el Inca cnaba ln pel'sona, si hemos de creer lo que dice Sarmiento: «De donde habiéndose ya juntado cincuanta Ü <;esenla mil personas, ú cien mil si mandado les era." Re/acioll, MS., cap. XIII. (i) Il elation. ubi supra. No/a (/1'l/ra(/lIc/or. Ahora se hace este cha1qui en An,érícd con carne de vaca, se conoce bajo este uombre en Id mayor parte del contiuente y se esporta eu ¡ml'ldes cantllJadps á la Isla de Gnha baJO el \lombl e de tasnJo. Eu Chile yen Unenos· Aires se usa IllU"¡1Olilas qne en el PerÚ, dOllde <"1:\ muy dis .antedel'oderse rousiderarcomo el principal alilllento de Jas c ases bajas. n. i Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ·¡2 nrnl.lOTLLI ilE l:.\~I'\1I \' 1\ Jll;. \ln noble Jnca era permiU,lo usar lo~ tejidos finos de !'uanos ,1E'bia inclinarlos mas Ii la imitacían <¡ue á a lana de vicuña (1). invencion; á la delicadeza y exaclituddr.los pnrmr.Lús peruanos manifestaban mucha destreza en la nore~, mas bier¡ que á las formas atrevidas y á lahermanufactura de dir(~rentes objetos para la casa del mosura y grandeza del plan. soberano de este delicadl) material, hoy bastante coQue p]ecutasen todas estas obras difíciles con las nocido en Enropa. lIacíanse con él p3ilOlones, veshermmientas que poseian, escasa realmente mara vit idos, y otras prendas del trajr. del monarca, yalfomIlosa. Comparativamen te era fácil funrlir y ann labrar bras, cokha~ y colgaduras para lo~ palacios imperiales las sustancias metálicas, Jo que hacia n con admirable y los t,~[JIplos: El tejido eI'a igual por ambos lados (2); dest.reza. Pero que hubiesen dado l'ruchas de la missu delicalleza era tal, que tenia el hrillo rle la stlda; y ma facilidad al cortar las sustancias mas duras, como .~I esplenllor de sus colorr.s e;;cit6 la admiracion Y la .~smeraldas y otras piedras preciosas, es cosa que no r.flvidia del fabricante r.uropeo (:I). Los peruanos ha- admite fácil esplicacion. Sacaban grandes cantidades l'ian tambicn otro tejillo muy fuerte y duradero mez- de esrncralrlasde los estérilesdistritosdeAtacama yes•.lando el pelo tie otros animales con la lana, yeran ta materia inflexible parece haber sirlo tan dúctil en Jlluy diestros en los hermosos tejidos tie plumas, aun- manos del artista peruano, como si se bubiera comque les daban menos valor que los mejicanos por III puesto de cera (ll). A pesar de esto los naturales no gran superiorillad de los mat.eriales (le que disponian conocian el uso del hierro, aUlHJue era sumamente (lara ot.ras t,'las (4). ahundante en el pais (9). Las herramientas qUI) nsa!'Ii r.ra menor en otros ramos la destreza mecánica ban eran de piedra, y mas generalmenle rle cobre . •Ie los inllígenas. TOllo hombre r.n el Perú t.enia obli- Pr.ro el mat.erial en qur. conliaban para la cjecucion ~acion.ie sabr.r totlas las arles esen'lialr.sá la comll- rlesustrabajosmas difíciles,se formaba combinando ;lida,i domésLien. :'l/ose necesitaba Illl lar¡ro aprr.ndiuna cantidad ml1Y pequeña de r.stailO con cohre (tO). 7.aje para est.o cuando erau tan (locas las riecesid:lIles Parece que esta composicion rlaba al metal ulla Jude los sencillos labradorr.s súhdlt.os de los Incas. Pero reza poco inferior á la del acero. Con su llUXilio el arsi esto hubiese sido tndo, inllicaria adelantos muy tista peruano no solamente daba forma al pórliro y al escasos en las artes. Habia, :lIlem;ís, ciertos indh'igranito, sino que con ~u paciencia incansable lIr.vaba duos, á qnienes se ensei¡:dla cuid,lIlosalllente y se á cabo obras que los europeos no se hubieran atre:Icostumbrabll lí aquellas ocupaciones que satisfacen vido á e·mprender. Entre los re~tosde los rnonllmen. las exigencias de las clases acomoda(las de ]a societos de Canaz se yen unas argollas sueltas que atradad. Estas ocupacionr.s, como t.odas las demás ortes viesan los labios dt\ animales, Y se muevr.n 1m todo ~'oficios en el Perú, se tra~mitian constantemente sentido, siendo así que argollas y caheza totlonllo sr. de padres á hijos (5). La division de castas, en este I compone dr. nn solo y único trozo degrHnito (1 I). Es particular, era tan exact.acomo la qut\ existia en Egip- (¡¡gno de observacion que los rgipcios, los IIIrjicanos to Ó en r.1 Hindostan. Si e~te Ó!',len es eontrario á la y los peruanos, en sus adelantos hacia la civiliza,)ion, nriginalitlad Ó al oe~arrol!o 01'1 talent.(l pr.culiar drl no huhiesen nuncadr.scubier!orluso del hierro, que individuo,:í lo menos conducr. á una f¡icil y acabada ahundaba en sus re~peeli\'os paises; Y 'lile cada uno e.lecucion, familiarizando al artista con la práctica de esos tres pueblos, sill conocimir.nlo de los otros, de sn arte rlesde la infancia (I)). hubiese encontrado una cosa qlW snplia su faita en Elllosalmacenr.sreales venIas huacasó s"puicros una composicion curiosa de metales que casi daha fi ,1I~los Incas, se han encon'trado muchas mnestras de sus herramientas el temple dt\1 acero (12); sccrr.to Irahajos curiosas y complicados. Ent.re estos haY\'asos que ha perddo, ti por mrjor decir, que jamás In des· .Ie ow y plata, pul~eras, collares, y ot.rosarlol'llos para cubir.rto !'Ienropeo civiliz~lllo .. la persona; utensIlios de toda clase, algunos de barro Ya he hablado d'l la gran cantlllad de oro Y plata fino, y muchos mas de cobre; espejos de tina piedra que ~e convertia en diferentes objetos rleeleganda y .Iura y pulimentada ú de plata bruilÏda, con una gran utilidarl para los Inras; aunque en realidadest:ll'an\'3rif~dad de otros objetos, muchas veces de forma l.idad era poco considerable si se compara con loqlw ¡.<rotesca, que prueban tanto ingr.niocomognsto é inbubieran podido pro:lucir los tesoros minera les que \'eneion (7). El carácter de la inteligencia de los pe- encerraba el terr!t.~}rio, ":! con lo que despues ha sacado .Ie él la avarwla nws sagazy menos escrulm'osa del europeo ysus descendientes. Los Incas saca Ian su (l) Sarmiento. Ilel., MS., lor. cft.-Cieza de Leon, oro de los dep{,siLos rie lo.; rios. Tambien se sacaba r.r¡)nira, cap. LXXXI.-Garcilasso. Com. Ileal. p. I,lib. VI, rap. \'1. (2) Acosta. lib. IV, cap. XLI. (3) "lIopas finísilllas para los reyes, que la crau tanto 'lne pareh;ln de sarga de seda, y ron c(,lnres tau perfectos rnanlo ~p. puede afirmar.» Sarmienlo, Helarion, MS., capilnlo XIII. (4-) Pedro Pizarro, I}escuh. y Conq.. MS. «flopa Iínísima para los seÎlOres Ingas de lana de las v¡runias. I cierto fne tan prima esta ropa. comn auriln visto en España: poralgunaquehallá fuelueg-oquese"auóeste reino. Los veslidos deslos lngas eran ramisetas desta ropa, vnas pn· hladas de ar¡;enteria de oro, otras de e,meraldas y piedras! preriosas: y al¡runas de plumas de aues: otras de solamente la manta. Para hazer estas ropas, tnuieron v tienen tan' I'l'rretos colnres de carllle~i, awl, alllariJll', 'neg-ro, y de ntras suertes, qlle vel'daderamenl!' licnen venlaja á Jas de EspaÎw.» Cieza de Leon, Crónica. rap. ex IV_ (;;) Onde;!ardo, Hel. prim. y ~p£:., M~S. -Garri:asso, Com.lleal, parte I, Jih. V. C"p. VII-lX-XIII. (H) A lo menus tal l'l'a la opinion de los eg-ipcios, que ntrihllian á este arre¡rlo de rastas al ori~en de,lI particular destreza en Jas artes. Véase llilldnro, Sir:. Itb. /, ser. LXXIV. (i) (Jl/oa, Not. Amer., enl. :lt.-Pedro Pizarro, Desrnhridor y Conq., MS.-Cie711 de Leon. (r'Única, l'a p. r.XI V. -r.ündamine, ,\lem. ap. His!. de l'Arad. Huvale de Berllll, tomo II, pp. 4:)l-4"O .. Este ÚltiUlo escritor dire que durante Ulucho tiempo se I conservó en el real tesoro de Quilo una coleccion de adornes macizos de oro admirablemente trahajados; pero cU:lfldo él f'Je á examinarlos, supo qne se arabHhan de ronvertir en harras, I,ara ser lraspol'ladas á Cartag'ena de Indias, que á la sazon se hallaba sitiada por los in~leses. W arte de la ¡(nerI'ano puedellorerersino á e,pensas de todas las delll;lsarles. (Il) Tenian tur(lues:ls l~mbien, y hullleran podIdo tener perlas, á no ser por la hlandura de rorazon de lo, locas, que no qnedan al'l'les~arla Vida desus snbdltosen pesca tan pe"¡!'l'osa. A lo llIenos asi lo asegura Garcilasso, r.om, Ileal, parte l, lib. VIII, rap. XXIII. (9) .No tenia n herramientas de hierro r:¡ azero .• Onde!!ardo. Rei. se!!., ~IS.-lIerrera, 1I1st. GI~Ileral, dee. V, lib. IV, rap. IV (10) Humboldllle\'tI il Europa una de eslas herramienlas metálicas, un ese<Jplnque se eueo'ltrfÍ en IIna mina dc plata abierta pOl'los fneas lin lejos del Cuzro. Analizándola se Cil· rootrÚque ronl"IIia O,Hlde rnhre, y 0,06.11' estaÎIO. Vóa,c Vues des Cordillères. p.lli. (I I) Sea de eslù lo que fllpre, dire ~1. de la (ond Imine, hemos visto €n a/punas ùtras ruinas ad'lrnos del misnl\} ¡!ranito represpntando horiros de animales. en cnyas narices perforadas hahia ar!!ol!as de la miStllapiedra que se INvian. .\Iem. ap, Hlsl. de l·.\cad. H'lyale de ""rlin, t. Il, ¡C. 4:;~. (12) Véase la lIislllria d~ lJ conqllista de ~Iójirl),líbr" f, cap. V. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L.\ LlI:\QLlsT.\ 11I:.1.IEI\l;. ·í:! en grandes c.LJllidades el rudal de las millas (Ici valle truian de pfírliro ó ¡..(ranito, y muy:í mCIIllll0 Je ladride Curimayo al Norllrste de Caxalllalca, 'I .Ill otros 110Ú adobe. Este, que se formaba dü trozo;;ú cuadrados puntos difèrcllles; y las miLas Ile pl~ta de hm:o , es- t\cdim ~usiones mucho lfWYO¡'esque las de nuest.ro lapeelallllente, les producian una call1idall considerable dril lo , se hacia con ulla tierra peg;:josa mCZl'lada con tic ese miliCi'll. Sm embargo, no trataban de penetrar yerba~ corn'usns, Y adquiría tal dureza cOlllos ¡IIIUS, cnlas entrallUs de la 1ierra abrieullo un pozo, sino que cr 1 inscllsil,le il Jas t"l'tUell tas y al sol, mas incque escavab:lll silll(JJelllellte ulla canm¡a en el decli- sistibl~ aun, de Jos trópicus (5). Las puedes eran ve de 1:l1ll0ntLÜa, Ú cuando [[:as, seguian una veta ho· IIlUY ruesas, pero hajas , y pocas veces sr elevalJau rizontal á una profundidad !lIuy corta. Tambien ¡gno· á mas de doce ó catorce piés. Pocas veces hablan los ravanlos lIIejores mJdics cie separar el metal precios/) escritores cie eclilicios que tuviesen mas de un piso ((i). de la eseoria con que está uuido, y no tenían iJea alLas habitaciones notenian COlllunicacion una, C:Oll guna tIc las virtudes del azogue, mineral bastante otras, y gr.nerulllleute davan todas á un putio; y coabundaute ell el Perú, como amalgama para ef'lctuar mo no tenian ventanas ui aherturasque las reempla· la descompo~icion (1). Fundiunlos met.lIes en hornos zasen: toda la luz estcrior tenia que cutral' por la que cOllstruian elllas posiciones mas elevadas y lIlas puert,. El hueco de e·;tas se hacia de tnl modo que sin abrigo, para a~rovecharse de los fuertes vient'¡s los laJosseacercavilllUlIoáotro por la parte superior de las monta ilils. Enfin, los súb,litos de Jos Incas, con Je tallnanera que el dintel era nlUch!) llIilS estrecho toda su paciente perserer:lucÎ:l bieieron poco ruas que el unlural, peculiarirl.jd que tamvieu se encueuque penetrar la costra. la CÚscara csterior, si asi pue· tra l~n la al'quitedura egipcia. La B1ay"r p;¡rtede los lie llamarse, que cuvria las cavernas Ile oro que se techo, ha Ilesa parecido con el lrascurso del tiempo. ocultan en la!; trnebrosasprofundilladesde los Andes. Algun,¡s existen aun cnlos edificios menos importanSin cmbargo, lo que recúgierlJlI en la superlicie era tes, y tienen Ulla fo~ma de campana l11uy singular, mas que sulieientc para t'l,hs sus necesidades, 1101'- hecha con und composicion Je tierra y pie.:lrecitas. que no forlll;¡ban UII pueblo mercantil, ni sabiaul.) I Créesl',sinembargo,quegeneralmt~litesf con: rJOlliau que era dinero (2). Ell esto se diferenciaban de Jas' tie llIiJteriales menos duraderos, de ma:lera y pnja. antiguos mejicanos, que tenian una especie de 1Il0ne· : Es indudable que Dlgunos de los edilkios mas impor(la curriente.!e determinado valol'. Pero en una cosa' tautes de picllra est.;,ban ter.hados con paja. J\luchos eran superiores á sus rivales americaur¡s, ya que usa- ¡ parecen haber sido construidos sin el auxilio demezban el peso para determinar la canticlad ¡Je sus mer- ¡ cia al~una; y al~unos escritores sosLÎellen que los canclas, COS:1ent:lralllcnte ignorada por los az tecas. I peruanos no couol:ian nin¡¡una espccil' de mr.zcla para Este hecho está compro baJo por ci descubrimiento I construir sus cdil:cios (7). Pero en los intersticios de balanzas de plata; arrcglallas con perrccta exac- : de algunos de estos se ha descuvierlo una tierra dura titud en algunos sepulcros Ile los Incas (3). I mezdula cou cal que une á las piedras; y cn otros Pero Ja ml'jor prueha de la civilizacion de un pue- Cil que Jo bien aJustadll de los grandes trozos de pieblo, á lo meros tall segu~a cOlllocualquiera otra, se- dra no dr-j.llugar al material mas ordinario, elojodel gunsededul'e Ile sus artesmecánica5, estriba ensu anticuario ha visto los restos de IIl1a colu hituminosa arquitectura, l/ue presenta un campo tan 1I0ble al . muy /ina, tan dura CI)1lI0la misma roca (8). Ilesarrollo de lo bello Y Ile lo graude, y que al mismo! Ous ~rvase Ja mayor sencillez en Ja construccion dn tiempo está ton íntimamente enldzada con las coruo- : los edLicios , que generalmente carecen de todoadorlhdallès esen ~iaks Ile la \'i.la. \'\.) hay objeto alguno ~ no estll1'ior; aunque en algunos las enormes piedras cn que mas se pfl\(ljgucnlo~ recursos de los ricos ó lienen una forma convexa muy rr.gulnr, y están adapque estimule lilas enérgicamente la invenrion del tadas lnas á otras con tan admirahle eX¿lctitud, (/IW artista: El pintor y el escultor pueden desplegar su ' ñ uo scr por las estl'iaduras seria imposible descubrir ~enio lIldividual eu creacionèsde pl'imel'órden; pero' la Hile,} rie union. En otros la piedra está en bl'Uto, los grandes mOllunJenLos del gusto y de la magniti- ¡ como ~,e sacó de la calltera, con las formas lllasirre· een.cia arquilectónica son lus que llevan el sello pe- ' gulares, pero con los bordes perfectamente trabajados cuhar del genio cie la nacioJl. El griego, el egipciu, ¡ '! unicos unos con otros. No hay ves!igius tie roe! árabe, el gótico; icyánt¡¡ luz no !l~n estos géneros I )umm" Ili dearcos, a~1l19ue existen opinion~s ~ontralhferentes SOiJre el caracter y condlclUn ùe los llUe- ! dJCtor,.as sobre este lilLI/no punto. Pero es IlIl1udable vlos que los han usado! Los monumentos de la Chi- \ que al.nque sc-hayun acercado algo:í est~siste\lla de na, del Hiudostan y de la América tiel centro, torlos . indican un p'lriodli en que no se habia llegado á la : perficie de los Andes, elluna eslensioo de rnasle cualrocien. marlurez, en que la imaginucion no estoba discipli- I tas leglas, desde milllasta cuatro mil metros de elevaciul\ naùa pOI' el estuJio, y que por tanto en SllS mejores i sobre el nivel del Océano. Parece que un solu arquilecto ha re¡¡ultados solo descubren esas aspiraciones mal en- : coostruido este ~ran número de monumenlO;.» Vues des caminadas h:ícia lo bello que pertenecen á los pue- ; Cordt!l{res, p. ill7. bIos semicivilizados. \ (5) \ !loa, que examinó cuidadosamente eslos ladrillos. La ar(!uite'tul"l peruana que ta nvi'n llevaba en dice qu~ puede ha~er eo su compOSlclOnalgun secreto hoy 'I - . '" ~ : '.' ; .. ,I,.,1l .' perdido j tan snperlOres le parecen en muchas cosas á Josque SI o~rüs"os c?ra?ter~stlcos g~ne! ,ties Ile un estado l/U nosolr03 hacemos. Not. AIDer., enl. XX. perfecto ~\e C1\'1l1zaCI?n, tema SHI embargo su carác(fi) Ibid., ubi supra. ter peeuhar; y tan ulllforme eraesle carácter, que los. (7) ~ ntre otros véase Acosta, lib. VI. cap. XV.-Roberl· edilicios de t,Hlo el país parcciiln haher sido fundido.> I' SOli, II sloria de América (Lólldres. ti96). l. III, p. 213 todos en ellllismo !llolde Uj. Generalmente se COIlS(8) C.ndegardo, Relacion seg., MS.-Ulloa, Nol. Amer., ent. Xl.1. lIuIDJo;dt, que analizó el mortero usado en Jos antiguos (i) I;arcilas"o, Com. Real, parle I,lib. VIII, cap. XXV. edificio; de Caunar, dice que es una verdadera mezcla, COOl(2) Ibid., parte l, !tb V, cap. VII; lib. VI, ca p. VIII. puesta de piedrecitas y lIoa marga arcillosa. (Vues des Cordi· -Ondegardo, Helacion Il , ~IS. lIéres, p. t 16.) El padre Velasco se entusiasma.JI cUlllelllp~ar ESlO, que p;lreeió increlble á llonaparte de la peqneíia isla « una e ;pecie de mezcla casi imperceptible,» "ompuesta de de Loo Chao, cra aun masestraordillario en un imperio gran- cal y dl una suslancia bituminosa parecida á la cola, que se de y florecienk como el Perú, y elllais por cierto qne con- illcorpcraba con las piedras hasta el pUllto de unirlascomo si tenia en sus elltraiias los tesoros que habían de dar al¡run dia compu,iesen uua sola masa, y sin que pudiese descubril'se á Europa la baJe de su illmensa Clrrulacion melálica. sino de;pues de un exámen escrupuloso. Esla composiclUII (3) Ulloa. Not. Amer.• ent. XXI. ~Iutiuo;a, lllezclada con piedrecilas, hacia Ulla especie de (4) \<:súbsel \'aciou de Humboldt. «Itllposible es examinar camino lIlaeadtzmi;adú que usaban mudlO lo, Incas, y que con atencion un solo edificio del tiempo de los Incas sin reco· era tan duro y casi tan pulido como el wármol.llisl. de fjuilJ, nocer elnfimlO tipu cu luuos lo;,demás que exislell ell la su- lOlllo l, p~ginas I::!G-·1:l8. e Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia .¡ ¡ 1lllll.IOTECA DE ¡;ASI'AII construccíon por la mayor ó menor inclínacion de los muros, los arquitectos peruanos llesconocian enteramente el verdadero principio del arco circular que descansa en su llave (1). Lo que caracteriza la arquitectura de los Incas, segun un eminente ,i~jero, es ((la sencillez, la simetría y la solidez (2).» Parecerá poco filosófico condenar la moda peculiar de una nacion como falta de gusto, porque las reglas en que su gusto se apoya no son las nucstras. Sin embar¡.;o, hay en la construccion de los edilicios peruanos ulla incollgruencia que in.lica un saber muy imperfecto aun enlotocallteá los primeros principi0s de la arquitectura. Mientras que arreglaban escl'upulesa y artísticamente sus grandes lllasas de pórliro y de granÏlo, eran iucapaces de empalmar SIlS maderas, y en su ignorancia del hier1'0, no conocían mejor medio de sujetar sus vigas que atarlas con cllerdas de maguey. Resultado de esta misma incongruencia era que el edilicio que estaba cubierto con paja, y sill una I'cntana para recibir la luz, resplandeclU por dentro con tapicerías de oro y plata. Tales son las contradicciones de un pueblo atrasado en que upenas empiezan lus artes á desarroliarse. No serIa difícil encontrar ejemplos análogos en la arquitectura y disposicion doméstica de los anglosajones, 'I aun postel'Íormente de los normandos. Sin embargo, los edificios de los Incas se acomodahan al carácter del clima, y eranllluy á prop6sito para resistit' á estas terribles convulsiones (le la tierra de los volcanes. LasabiùurÍa de su sistema está comprobada por elllúmerodeesosedifidosqueaun subSiste, mientras que las c,mstrucciones mas modernas delos conquistadores est4n sepultadas en ruinas. Es verdad que esOs mismos conquistadores han hecho mas dallO á los antiguos y venerables edificios, en su cieRo y supersticiosoafan por buscar tesorosocultos, que los mismos terremotos (3). Pero aun subsisten bastantes monumentos Je esta clase para dar estímulo á las investigaciones del anticuario. Hasta ahora no se haexaminado, por decirloasí, mas que los que están á la vista, y segun testimonio de los viajeros existen rou· (1) Condamine. Mém. ap. de l'Acad. Royale de Berlin, tomo Il, p. 448.-Anl. y Monumentos del Perú, MS.Herrera, Hi,l. General, dec. V, lib. IV, cap. IV.-Acosta, lib. VI, cap. XIV.-tjJloa, Viaje á la América del8ur, t. l, p. 469.-0ndegardo, Hcl. 6eg., MS. (2) «SenciJJez, simetria y solidez; he aquí los tres rasgos característicos que distinguen de una manera ventajosa á todos los edificios peruanos.» Humboldt., Vues des Cordilléres, JI. 1Hi.. (3) El autor anónimo de las Antig. y Monumentos del Perú, MS., nos da de segundl mano una de csas tradIciones doradas que en épocas tan antiguas daban cstimulo al espiritu aventurero. El cree que en este caso la tradicion es digna de crédito. El lector Juzgará. .Es un hecho, dire, bien probado y generalmente creido que en la fortaleza del Cuzco existe un ;;alon secreto donde se oculla 1111 inmenso tesoro, que consIste en las eslátuas de oro de lodos los Incas. Vive aun una seilOra, doña ~Iaría de Esquivel, la mujer del Último Inca, que visitó esle salon, y yo Je he oído referir CÚtllO la llevaron á vedo. «Don Carlos, el marido de esta señora, no vivia con el Jujo y esplendor digno de su elevado rango.lloña María se lo ecba· ba algunas vec(;sen rara, declarando que habia sido engaña,Ja al casarse con un pobre indio bajo el titulo pomposo de Iuca. R~pitió esto tan :\ menudo, que D. Carlos esclamó una noche: SeÎlOra, ¿quercis saber si soy pobre Ó rico'! Ya vereis que nin¡.:un noble ni rey del mundo tiene tesoro mas rico que 'l'o.Tapándoleen seguida los ojos con un panuelo,le hizodar dos ó tres vueltas, y cogíéndol¡¡ por la Illano Je hizo correr una distaucia corta antes de quitarle el paÏllIelo. Al abrir ella los ojos ¡cuál fuc su sorpresa! No habla andado arriba de l!oscientos pasos, haLla haJado unos pocos escalolles, y se encontraba en un gransa¡oncuadran~ulu, donde, colocadas en bancos alrededor de la pared, viú Jas est~tuasde los Incas, rada uua del tamaño eomo de un niÏJOde doce aÏJOs, y todas .le oro macizo. Tamhien vió muchos vasos de oro y plata; en ulla palabra, segun e:la decia, era uno de los tesoros mas ulagniticos del Dlundo cntrro.» y RUIG. chos mas en regiones del país mucho menos frecuentadas. Esperamos que algun dia serÚn examinados con tan buen éxito y á impulsos de un espíritu tan emprendedor como el del que ha esplorado Jas soledades de la América del Centro y de Yucatan, l'io puedo terminar este análisis de las instituciones peruanas sin hacer algunas observaciolles sobre su car;ícter general y su tendencia, que, si ·contienen alguna repeticion de observaciones allteriores, espe1'0 que se me perdonará en ¡.:racia llel deseo queaol'igo de dejar grabada en el ánimo delleclor ulla pinluraexaeta yconsi;;tente en todas sus partes. En este exÚmen no puede dejar de sorprendemos la falta absoluta de analogía !Jue existe entre estas instituciones y las de los azteca~, la otra gran Ilacion que ~staba a] frente dela civilizacion en el continente occidental, y cuyo imperio en]a parte del Norte fue tan notable COIIIOel de las Incas en la del Sill'. Ambas naciones se establecieron en la region elevada, y empezaron su carrera de conquistas el~ épocas quizás //0 mu~ separadas una de otra (4). \' es digno de notarse que en América la region elevada que está al pié de las CUITlores de lus grandes cadenasde montallas fuese elegida para asiento de la civilizacioll ell amhos hemisferios. Muy diferente era la politica que siguieron las dos razas en su carrera militar. L03aztec,¡sanimados por el espiritu mas feroz, hacian una guerra de esterminio, señalando los triunfos con el sacrificio de hecatombes de cautivos; mientras que Jos Incas, aunque seguiau]u carrera conquistadora con igualtenaddad, preferian una política mas sual'e, sustituyendo á la violencia la negociacion y lu intriga, y tratando á sus antagonistas de modo que no se entorpeciesen sus recursos futuros, y que viniesen al seno del imperio como amigos y DOcomo adversarios. Su política con las naciones conquistadas pr.:scntaba un contraste no menos notable con laque seguian los aztecas. Los vasallo:! mejicanos estaban agobiados con contribuciones escesivas y conscripciones militares. Para !lada se pensaba en su bienestar, y el único límite á la opresion era la fuerza del sufrimiento. S'lIes sujetaba 1'01' medio de fortalezas y guarniciones, y constantemente se les hacia sentir (lile no formadl" I b b ban parte e a naclOn , S1ll0que se es su yuga a solamente como á pueblo conquistado. Los Incas, al reves, cODcedian en el acb á sus nuevos súbditos todos los derechos que disfrutaba elrestorle lanacion; y aunque los obligaban á conformarse á las \('yes y usos del imperio, velaban por su seguridad personal v por su bieuestar con paternal cuidado. Así ligada h" or los lazos del interés comulJ, la heterogénea rod d llacion se sentiaanima a e un sentimiento, eomun tambien, de lealtad, que daba mayor fuerza y estabiIidad al imperio á medida que se estendian sus limites mientrasqunlasvariastribusque fueron somcl.iénclosesucesivumente al cetro mejicano, sujetas solo por el [¡IZO de la fuerza, estaban dispuestas á separarse fi' l" d en cuanto esa ucrza (esa pareciese. En a poilUca Il las dos /lacio/lcs se .:Iescubria 1'1 principio del miedo en contraste con el principio del amor. Los rasgos cal'acteristicos de sus sistemas r(lligiosos tambien eran totalmente distintos. l\llioel panteoll azteca participaba mas 6 menos del espiritu sanguinario del tcrnblc dius Ile la ¡;u(~rra t¡ue en él prcsidia y su frívolo ceremoni::tl casi siempre terminaba COli d sacrificios humanos y llrglas e caníhales. Pero lo~ ritos de los peruanos pertenecian á un culto mas espiritual; porque el culto que se acerca mas al de I Creador, es el de los cuerpos celestiales que al recorrer SlIS hrillantes órbitas pareceu ser los símbolo, m.s gloriosils de su [¡ondall y de su poder. En las <trtes mecállieas mas pequl~ñas, ambos purbIos poseyeron una destreza admirable; pero en b (i) Ante, eap. I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L.\ CO:';QUSTA Dt:L PEUl:. construccion de lIbras púHicas importantes, de caminos, acue\luctos, canales, yen la a~ricultura en tOllos sus porme1lores, á los peruanos corresponde la superiorirlad. ¡';straño es que estos se quedasen tan atrás de sus ril'ales en sus esfu'lrzos por alcanzar un adeJanto intelcctual mas elevado, especialmente en la ciencia aSlronómica, y en el arte de comunicar el pensamiento por merlio rle simbolos visibles. Cuando l;onsideralOos la superiori(lad de los Incas en todos los demás adelantos, su inferioridad á los aztecas en pstos rames particulares solo puede esplicarse suponiendo qUJestos sacasen su clencia deJa raza quelos precedió ~n el pais, de aquella raza misteriosa cuyo orígen y cuyo lin se ocultan igualmente al investigadol', pero 'lue quizás, huyendo (le sus feroces invasores, líuscó :Jsilú en aquellas regiones de Centro América los restos rle cuya arquitectura nos enseñan hoy los monumentos Illas agradables de la civilizacion de los indio~. Con esta raza :nas culta, con la que parece que tenían alguna semejanza los peruanns en su órganizacior moral é iutelcctual, es con la que debe comparárseles. Si se hulÚra dCJadn al imperio de los Incas estenderse al paso rápido con que iba adelantan do en h\ época de la conquista espailOla, quizás ambas razas hubieran llegado á chocar ó á unirse una con otra. Los meicanos y los peruanos, tan diferentes en el carácter rl,) su civilizacíon peculiar, igooraban, segun todas las probabilidades, la existencia unos de otros; y parece estrailO ljue rlurante la continuacion simultánea de sus imperios no hubiesen atravesado el espacio (lue separaba f.las dos naciones algunas de esas sem¡;¡as de las ciencias y de Jas artes que pasan de una m;lIIera tan imperceptible de un puehlo á otro. Entretanto ofrecen un ej~mplo interesante de ]05 caminas opue~tos que puede seguir la inteligencia humana en ~us esCuerzos por ¡;alir de las tinieblas á la luz de la civilizacion. Como mas de una vez he observado, se descubren mas punt'ls de analogía cutre bsinstiluciouc .• perua· nas y algunos dc los gob:ernos despóticos del Asia en su parte l,laS orieutal; esos gobiernos en qU!) el despotismo fe presenta bajo formas mas templadas, y donde todo el pueblo, bajo el mando patriarcal de su soberano, pal eel'. no componer mas que una inmensa familia. Talcs son los chinos, por ejemplo, á quienes se parecian los peruanos en su obediencia implícita :\ la autoridad, en su carácter suave aunque algun tanto terco, en la cuidadosa observaçinn de las formas, en su respeto á los usos antiguos, en sudeslreza en pef(l.lCños trabajos, en su tendencia mas bien á ]a imitacion que á la inrenciou, y en su iuvencible paciencia que suplia en ellos la falta de un espíritu Illas auda:~ para la ejecucion de grandes empresas (t). Otra analogía aun mas estrecha puede descubrirse con los naturales dellIíndostan en cuanto á su clivision en castas, su adoracion á los cuerpos Célestes y á los elementos de la naturaleza, y su COllocimiento (l~ los pri¡lcipios cienWicos de la agricultura. Tamhlen se parecian bastantf~ á los antiguos egipcios en los m;smo., puntos, como igualmente en aquellas ideas sobre una existencia fnlura que los incitaba á dar tanta importancia á la conservacioll del cuerpo. Pero cr; vano buscaremos en la historia de Oriente nada que se parezca al predominio absolutoqueejercian los Incas en sus s(¡b,litos. En el Oriente este pre· .j;j don.inio se funclaba en la fuerza física, en los reCursos esteriores del gohierno. L:\ autoridad del Inca podia compararse con la del papa en la Ôpoca Ile su grail poder, cuaudo la cristiandad temblaba ante las ray)s del Vaticano, y el sucesor de San Pedro apoyaba nI pié en la cerviz de los príncipes. Pero la autorid1!.d del papa se fùndaba en la opinion. Su poder terr l'oral era nulo. El imperio de los Incas descansaba ,)il ambos. Era uua teocracia mas flierte en su acciOIl que la de los judíos; porque auntJue la sancion de la ley pudiese ser tan enérgica en el ca50 de estos COIllOeu el de los peruanos, la esplicLba un legisladar humauo, siervo y representante de la divinidad. Pero el Jnca era á un tiempo mismo ellegislarlor y la ley, N'a era simplemente el representante de la divinid;¡d/ ó como el papa su vice-gerent(l, sino que era la L iVlllirlad misma. Lit iufraccion de ws órdenes era un sacrilegio. Jamás hubo sistema de gobierno apoyado por sancion tan terrible, ó que obrase tan COlllpletamente en sus súbditos; porque alcanzaba no solamente á los actos visibles, SlllG á la conducta particular, á las palabras, á los pensamientos mismos de luS vasallos. ~¡o auxiliab.! en po~o á la eficacia del gohierno el que debajo del soberano hubieso un órden de nobles hereditario:; que reconocian el mismo origeu divino, y qile colocados á una gran distancia de él, eran sin em:Jargo iulinita!llente superiores al _'esto de la nacioll, no solo por sulinaje, sino taml,ien, segun parec ~, por su naturaleza intelectual. Estos eran los rler-ositarios esclusivos del poder, y COIllO su larga edl'.cacion hererlitaria los habia familiarizado con sus deberes y asegurádoles la deCerencía implícita de la mullitun, eran a~entes activos y útiles para ejecutar las medidas delgobiemo. Todo lo qU'3 ocurria en la vasta estension del imperio, tan perfecto era el sistell,a de comunicaciones, pasaba, por dccirlo así, en J'ev.sta ante los oJos del monarca, y m:t brazos armados con una autoridad irresistible, estaban ell tOlbs partes dispuestos {¡ ejecutar sus órùenes. ¿No era este, como antes lo hemos dicho, el mas opresor de los despotismos y al mismo tiempo cI mas suave? ¡:ra el mas Sllale por la circunstancia misma rle qUt era tan inlinitameute elevado el rango del lIlonarca, y la humilde, ó mejor dicho superst 'ciosa sumisiou á s 1 voluntad hacia inútil tollo me,lio ,le coacciou par.! que esta voluntad se ejecutase. La gran masa del pueblo apareceria á los ojos del monarca como poco superior á la condicion de Jas be, tias, y formada para suministrarle á él placeres. Pero por su [uisma im¡;otencia, miraba á sus súbditos cou sentimientos de compasion, como los que pudiera esperilucntar un amo bonrlalloso eu fa\'or de los anilllales confiados á Sll cuidado, ó para hacer justicia al carácter bené\'01,) que se atribure á muchos de los Incas como 10li de lin padre hácia sus hijOS cuya tierua edad les impide aun mirar por si. Las leyes tenian por objeto esp~cial defenderles y asegurarles su bienestar. No so perŒ\itia ocupar al pueblo en trabajos que pudieran ser nocivos á su salull, ni se le agobiaba (¡triste COIltra!;te con su destino posterior!) con tareas impuestas, demasiado pesadas para su fuerza. Jarn;ís eran las ·.:lases bajas victillla~ del robo pÚblko Ú (!llrticular, y unaprevision benévola, velabacuida,losamente por sus necesidades, y proveia á su sllbsistencia durante su )starlo de salud. El gobierno de los Incas por arbitl'ario que fuese en su,; forma,;, era vel'dad~ramentè (I) El conde Carli se ha d.vertido en seÏ¡alar los diferentes pateiarcal en su espíritu. puntos de semejanza que existen entre los chinos y los peTodo esto es muy poco satisfactorio para la digniruanos. El ~mperador de la China se llama hijo del cielo ó del dar. de la naturaleza humana. Lo que tenia el pueblo sol. Tambipll rnanej'¡ba un a~ado una vez a] aúo en presencia se .e concedia como un favor, no cono un derecho. del pueblo, en prueba de] respeto con que miraba á la agricullura. Se seùalaban los sol¡ticivs y eqllicoccio~ para deter- Cu:.ndo una nacian se sometia al cetro de los Incas, todos sus dP.!'eciJos personales, hasta los rnmar lo~ I er!odos de las festividades religiosas. Son muy reiglwba cUriosas eoias coincidencias. Lellres americaines, tomo II, derechos lilas caros al género humano. COll esta pvlipp.7-8. !iCi. estraordinari~, adelantado en muchos rillllOS de I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 4(i HIUI.IùTI.CA ilE la cultura social, lliestro en las manul'acturas y cienti.tico en la agrieultura, eSl~ pueh!o, como ya hemos VIsto, careclH de moneda. No tema nada que pUtllCfil J1~Il!¡u'se pr\lpi~dad. Los SÚlllli,los no podian seguir, ?l1cl¡) ,alguno, III ocuparse ~n nmgun,a clase de tl:abaJO Ó dlV<~rsJ(ln I/ue /JO/'stuvlCse r.spel.'wlmente senala· do por la ley. No po.lian camhiar de lugar de residenda !IÎ aun Ile trajt~! sin licencia del gObiern? Ni aun POdlall rJcrn~r la hhr.rt.¡lli rIlle sr. concede a los mas ahyectos t'Il otros paises, la dI' •.scog •.r sus propias IIInje~'''s, El •.s~il'ltu imp;.rioso dd. d•.spuli.smo no les Jl~I'I~11.11lser lh~hosos III desg~acl.ados silla por los trwutes que senalaba la ley. 1,,1 (¡bre &lbedrlO, eSI~ d.erecho ~nnato y prec~oso de todo ser humano, habia Sido abohllo cn el "r.ru. El asomuroso nWI~anisJllo dr. la política peruan~( solo putlo resultar de la autorillad co;nbinada de la opinion y d~1 paller, efectivo has~a Ul! esceso deseonuc/do en nlllguna epoca rie la IlJstofla del hombre. Pero rrue se hubiera aplicado call tan Imen éxito, y que hubiera llurado tallto, en oposicíon á los gustos, á las rreocupaeionesy aunálos rrincipios mismos de nuestra naturaleza, es una prueba elocuente de que en ¡:(eneral se admillislr6 el gobierno con sabiduria y teniplanza. Es buen ejemplo de la polit.íca generalmente seguida por los Incas para prevenir los males que hubieran pOliillo turhar el úrden de cosas existente, las medidas que adoptahan contra la ociosidad y la pobreza. En estos dos males reconocían sábiamente las dos grandes cuusas de la tendencia al desórden eu una poblacion numerosa. La actividad del pueblo se useguraba no solamente por sus ocupaciones forzosas en sus propias pHtenencias y en sus casas, sino por la construccioll de esas grandes obras públicas que cubrian toda la superficie del país, y qne ann NI su decadencia nos dicen la que fueron en su primitiva grandeza y esplendor. Aun mas nos asombrará descubrir que el gobierno en su política aumentaua mucho las grandes dilicultalles de estas ohrus, bastante insuperabll!s al parecer en si, si se considera la irnperfeccion de las herramientas y la falla de maquinaria. Los conquistadores espai10les nos asegurun que los régios edificios de Quito se construyeron call grandl!s m¡\sas de piedras, rn~chas de las cua!es fueron llevadas por el mismo callnno de las montauas desde el Cuzco, medi ando algullos centenares de leguas enlre ambas pohlaciones (1). La gran plaza de la capital estaha re· llena hasta una profundidall considerable de arena, del mar, traida con UII trabajo increibll! por las ásperas pendientes de las cordilleras desrle las remotas playas del Océano pacífico (2). La ley peruana cOlJsideraba al traiJajo no solo como un medio sino como un lill. GASI'A/\ y lllllG. Ya sabe el lector cuáles eran las numero~as me(lí~ lias que alioptalJlIn contra la pobreza; y estas eran tan perfectas, que en toda la vasta estension dd territorio estéril en muchas partes, no habia un solo hombre, : p~r humilde que fU,ese su condicion, que careciese de I alimento y de vestido. El hamure, azote tau comlln en las dem;Ís naciones americanas tan comllntambien e~.aqudla época en todos los pai~es lie la Eu,rop,t civ¡l1zada, era Ull malliesconocldo en los doml11ios del Inca. L?s primeros espaiioles ilustrados quc fueron al Peru, adllll~ados del aspecto geueral de pr0~perida.1 ' y abundanCIa y Lid asombroso órden que remaba cn t,o<lo, 110 ponenlÍm!tes á !a e~presion de su sorpre~a. Segun ellos, era lInposlble mventar mejor sistema de gobierno para aquel pueblo. Satisfecho con su condicion, libre dr. vicios, como dice un hombre eminente de ar¡ueHa época, el c!t~ácter blando .y dúdl del puehlo peruano huulCra facllltallo estraordmariamente la r.nseilanza del Cristianismo, si el amor á la conv,~rsion, cn lugar del del oro, hubiera anima:lo el pecho de los conquistallores P). Y un fil<\sofo dll época posterior, enardecido al contemplar la pintura que habia creallo su propia irnaginacion lie la PI'Iblica prosperidad y de la dicha doméstica de que se disfrutaba bajo los Incas, declara ((que el hom!Jrl~ moral en el Perú era infiuitamellte superiol' al eur,lpeo Ci).» Sin embargo, estos resnltados se concilian rljfícilmente con la teoría del gobierno que he tratado de analizar. Dond,) no hay libre albedrio • ua puelle haber mor3:idad. Donde no hay tentacion, pocos dr.rechas puede haber á llamarse virtuoso. Donde la ley dispone rigorosamente la rutina, á la ley y no al hombre pertenece el mérito de la conducta. Si es el mejor gohierno aquel qUl! menos se siente, el que usurpa menos parte de la libertad natural del súbdito, la parte esenCial á la conservacíon de la subordinacion civil, entonces de todas las clases de gobierllo inventadas por el hombre la de los peruanos es la que menos derecho tiene á nuestra admíracion. No es fácil CtlIllprellller el cspiritu verda,lero y talla la sigllilicacion de institucioncs tall opuestas á las de una república libre, dOllde cada hombre, por humilde que sea su condicion, puede aspira: á los empleos mas elevados, puede escoger su propia carrèra, I tender eu ello. porque la plaza es grande. y no tiene nÚmèro las cargas que ell ella entraron; y la costa por lo mas cerra está mas de noventa leguas a 10 que creo. y cierto yo ille satisface, porque todos dicen que aquel género de aJ'ena no lo hay hasta la c<!sta." lIel. scg., M:5. (3) «y si Dios permitiera que tuvieran quien con rejo de crIstiandad, y no con ramo de codicia, en l,! "a~ado les diera entera nohcia de Iluestra sagrada religion. era gente en quien bien imprimiera, se¡run veruos "or Jo que ahora con la (t) « E"a muy principal intento qu"- la J;'ente nil holgase, qne daba cansa á que des~ues que los lngas estuvieron ell ¡}az buena órden que hay se obra.» Sarmiento, Hel. ~1:5., (¡¡hacer traer de Quitu al Cuzco piedra quo veuia de provincia pitulo XXtl. Pero el testiml)nio mas enfático eu favor de aquel puehlll cu proviucia p¡¡ra hacer casas para si u para el Sol en gran "aIlLlùad, y ¡Jel CUECOlIeval/a !J QUito para el tIlISlllfJefeto ... es el de Mancjo ~i"-rra Lejeserua, el último de los primitil'(¡s conquistadores del PerÚ, y que se habia establecido a/Jí. En y así de estas cosas hacia n los Io~as llluchas de poco proveel preambulo de su testamento. hecho, como él dice, pal'a cho v de escesivo trabajo eu qne traian ocupadas las pronn!'ias 'ordinariamente, yen tin. el trabajo el'a causa de su aliviar su conciencia al tiempo de morir, declal'a que toda la ronservacilln." Ondr.;:ardo, Ilelarinn prim., 3IS.- 'fambiell ¡Job/acion, bajo el dominio de los Jucas, se distinguja por su sobriedad y amor altr¡¡bajo; que el robo era una cosa des~()Anti!;, y ~lunull1entos del PerÚ. MS. uocida; que lejos de haber corrupcioo en Jas costumbres, no (::Ji Esta fue lue¡¡o a¡pié de la letra arena de oro, porque Ondegardo dice que sieuùo gobernador dcl CUlCOhizo deseu- exi¡;tia una sola prostituta en el pais; que todo se hacia (On terral' de esta 11I'ena una (¡ran cantida~ de vaSIlSde oro v otros el ma)'or órdeu y la mas completa sumision á la autorjd'ld. adornos que alii habian'ucultado los indigenas. "Què toda Este panegírico es demasiado absoluto tratándose de una ua· Hquella plaza del CUlCOle sacaron la .tierra ,I,,'opia, y se llevó cion eutera; v es licito sospechar que las puuzadas del J'elllal'dimiento al rècordar el ruaI trato que él mismo dari3 á lo_ Ú otras partes por cosa de ¡p'an eslnna. e la 11Iucheron ùe arena de la costa de la lIIal', COIllOhasta dos palmos y medio indí¡(enas, serian el estimulo que tendría elmol'lbundo veteell ¡¡¡¡;uuas partes, lilas sellluraroll pilI'toùa ella lIIurhos vasos rano para elogiar/os algo was de lo que mereciau. Sm erubll" ,le oro é plata, ê oveJoelB é hombrecillo~ pequè1JUsde la mis· go, este testimonio, partiendo de semejante hombre y eu mo, lo cual se h,l sacado Cil mucha cantldad, que tod" lo he- semejante. momento, es demasiado importante y demasiado mos visto; de,ta al'en;¡ e,;t;¡ba tuùa la "laza CI¡;¡nnOyo fui á hOllroso á los peruanos, para que el historiadù,' dejc de CCIl¡:obernar aquella ciudad; é si foe I'erdad que ;¡quell;¡ se trajo signarlo cn ~us l,á!!Înas, y pOI'consi¡:ujentc inserto este cocumcnto origlllal ell el Apcndice IHlIIl. l. lie enos, afirman é lir.IlCll "\lC~tús en ~us rc¡;islrdS, par~scelllc ( I) CJr:¡, Lett('~s ,\:¡¡erÍraÍuc,;, t"Ill.1 l, l', :)1:,. qUè sea an~i , q'lC t"da la llcrra juula tUl''' IlC"l':;j,Ja,¡dl' cn- Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:-iQl;ISTA IlH y abrirse ,í su modo pasó ú la fortuna j donde la luz del saber cn lugar de eoncentrarse en unos pocos escogidos, se esticnde por tOllas partes como la luz del dia, la mismo para el pobre que para el rico; donde la rivalidad entre hombre y hombre despierta una emulacion generosa que saCRal talento de su estado latente y estimula la energia hasta el último grado posible; donde la independencia inspira un sentimiento de confianza en sí mismo, desconocido allí. mido súbdito del poder despótico; dOlide, en una palabra, el gobierno se hu hecho para el hombre, no como en el Perú, donde el hornhre solo parecia haber sido hecho para el gobierno. El Nuevo Mundo es el teatro en que estos dos sistemas políticos, tan opliestos en su carácter, se han desarrollado. El imperio delos Incas pasó sin dejeT un rastro de su existencia. El otro gran esperimento se está verilicando aun, el esperimento que ha de resoh'er el problema, tanto tiempo refutado en el antiguo conlinente de la aptitud del pueblo para gobernarse á sí mismo. ¡Desgra· ciada humanidad si el esperimento falla! El testimonio de los conquistadores españoles no es uniforme en cuanto á la influencia favorable que las instituciones peruanas ejercian en el carácter del pueblo. Oicese que los placeres á que tenian una alicion desenfrenada eran el baile y la bebida. Como los esclavos y siervos de otros paises, cuya posicion los escluia de ocupaciones mas nobles y mas sérias, buscaban una indemnizacion en diversiones frivolas y sensuales. Perezosos, lujuriosos y clnicos, son los epile.Los que les da uno que los. vió en la apoca de la conqUIsta, pero cuya pluma no era muy favorable al indio (I). Verdad es que el espíritu de independen· cia no podia ser muy enérgico en un pueblo que no tenia propiedad alguna en el territorio, ni derechos personales que defender; y III facilidad con que cedió al invasor castellano calculando en todo su valor su inferioridad comparativJ., indilla una deplorable falla de' aquel sentimiento patriótico que considera en poco la vida cuando se trata de la libertad. Pero no debemos juzgar con demasiada severidad al desgraciado indígena porque se anonadó ante la cÍ\'i1izacion del europeo, no debemos desconocer la verdadera magnitud de los resultados que alcanzó el gobierno de los Incas; no debemos olVidar que bajo su mando el hombre mas humilde del pueblo disfru· taba mucho mas bienestar personal, y estaba mas libre de padecimientos físio:os que las clases correspondientes en todas las demás naciones del continen. (I) .Eran lIluydadost la lujuria y al beber, tenian acceso carnal con las .hermanasy las mujeres de sus padres comono fuescn sus mIsmasmadrcs, yaun algunosnabia 9,ue con ellas mismaslo hacian y ansi mismo con sus hijas. Estando borrachostocaban algunos en el pecado nefando, em· borracháoanse muy á menudo, '! e~tando borrachos todo lo que el demonio les traia á la volunlad hacian. Eran eslos orejoneslUuysoberbios y presuntuosos.... Tenian olras muchas malc-adesque porsermucbas nolas digo.»PedroPizarro, Descub.y Cong., MS. Eslas ('cusaclones¡teneralesdel rudo conquisladnrmanifieslan una ignoranciademasiado,groserade las instituciones de aquella nacion para que merezcanmucha confianzaen la relatiVOal carácter de esla. Nota tiel traductor. Por mas que diga Prescott, la pinlura que hace Pizarro está tan perfectamente de acuerdo con lo que hoy pasa desgraciadamente. que lleva en si el carácter de la man estricta verdad. Es públicoy 1I010rioen mucbas partes del Perú que en Jasorgiasque celebran los indios en los dias de festividadesreligiosas, en que, sea dichodepaso, mezclanaun muchas práclicas de su antigua idolalria con el semi-catolicismoque se les ha impueslo, secomelenloshorrores mas increiblesy mas repugnanles á los instintos de la lIalurale7.ahumana. Eslo es tan comun, que la práclica ha establecidoya una fórmula para que el indio se confiesede eslos pecadoshorribles, y cuandoel curaoyp.decir: aCÛsome, padre, que me equit'oqu¿, no necesita mas esplicacion I'~ra saber de lo que se trala. I>[al:. 47 te americano, y quizás mucho mas que esas mismas ckses en la mayor parte d<llos paises de la Europa fetdat. Bajo su cetro, las clases altas habian hecho en muchas artes adelantos (lue eran dignos de una na~ion civilizada. Se habilln echado las bases de un gobierno de órden que, en un siglo dû robo y ~aqueo, aseguraba á sus súbditos los incalculables benelicios de la paz V de la ·~eguridad. Gracbs á fa politica CO;lstallte de los lucas, muchas de las tribus salvajes de los bosques fueron poco á poco sacadas de sus guaridas, yatraidas al seno de la civifiz/lcion; y con estos materiales se constru yó un imperio floreciente y poblado, como no se encontró otro en ninguna otra pa~tc del continen te americano. El defecto de este gOJierno era un' esceso de relinamiento en la le¡¡isladon, el último defecto, ciertamente, que se hubiera podido esperar entre los indígenas de América. NOTA.No he crehlo necesario es tender los limites de esta introdllccion añadiéndole una invesligacion sobre el origen de la civilizacion peruana, como la que he agregado á la historia de MéJico. Es indudahle qL:e la historia peruana sugiere puntos de llnalogía con algunas naciones orientales, algunos de los cuale!; están indicados en breves palabras en las páginas anteriore¡¡; aunque se consignan estas analogias como pruebas no de su orígen comun, ¡¡ino de las coincidencias que pueden surgir naturalmente entre diferentes naciones que se encuentran en la misma fase dE civilizacion. Estas coincidencias no son ni tan nu· merosas ni tan notables como las que presenta la historia azteca. La correspondencia que ofrece la ci~neia astronómica de los mejicanos liene por si sola mas importancia que todas las demás. Sin embargo, la luz de la IInaloglUque sacamos de las instituciones de los Incas, parece señalar háeia la misma direccion; y como la investigacion podia ofrecer pocos datos que conlirmasen, y mucho menos que refutasen las opiniones que he manifestado en la historia de Méjico, hl) creido que lo mejor era no fatigar al lector con repeticiones. SARMIENTO Y ONDEGARDO. Los dos escritores de quienes mas datos he sacado pIra la precedente introduccion á mi obra son Junn de Sarmiento y el licenciado Ondegardo. Del primero UlJ he podido alcanzar mas noticias que las que contienen sus propios escritos. En ellílulo de su manuscrito se le Uama presidente del consejo de Indias, empleo de altísima importancia, que inelica tanla gravedad en el escritor y tantos medios de adquirir noticias, que sus opiniones sobre asuntos uItramar;nos son dignas de la mayor consideracion. Estos medios se ampliaron muclw con motivo del viaje que hizo Sarmiento á las colonias durante la administracion de Gasca. lIabiendo formado el plan de escribir una historia de las autiguas institneiones del Perú, pasó al Cuzco, segun él F.1ismo dice, en i 550, Y allí obtuvo de los mismos indigenas los mal-lrjales para su narracion. Su posicion le permitia obtener las mas auténticas noticias, y de los lábios mismos de los nobles Incas, los mas instruidos de la raza conquistada, recogió las tradiciones de sus instituciones y de su historia nacional. Los quipus, coLlOhemos dicho, cl'usLiluian un sistema de mnemódea que exigia una ¡¡tencion cœlstante, y muy i!lferior á los geroglíficos mejicanos. Solo mediante till estudio asiduo podian servir para los fines de la historia; yeste estudio se abandonó tanto despues de I! conquista, que los anales del país hubieran perecido con la generacioR que era su Única depositaria, fi no hubiera sido por los esfuerzos de algunos homhres inteligentes y estudiosos como Sarmiento, que conocieron en este periodo critico la importancia de Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ·18 1l1ll1.IOl't:C.\ IJIl: GASPAR Y nOlG. ponerse en comunicacion con los naturales, y apo-I truoso y disparataJo quc se puede concebir. Sin em(ferarse de las noticias qne conserva han . bargo, estas fáhulas pueriles forman una mina inaPara dar mayor autenticidad á su obra, Sarmiento gotable para los trabajos del anticuario, que trata de viajó pùr el país y examinó con sus propios ojos los devanar la red ale6órica que un ~acerdocio astuto ha objetos mas intercsantes, á /in de comprobar en todo inventado como Simbólica de aquellos misterios de la la posible las relaciones de los indígenas por medio creacion que no podia comprender. Pero Sarmiento de sus observacioncs personales. El resultado de sus felizmente se limita á referir las fábulas tradicionales, trabajos fue la oura intitulada «Itclacion <le la sllce- sin la quimérica ambicion de esplicarlas. sion y gouierno de los Incas, seilOres naturales que De esta region de la poesia pasa Sarmiento á hs fueron de las provinéias del PerÚ, y otras cosas tO-I instituciones de los peruanos, describe su antigua cantes á a(IUel reino, por el Ilmo. Sr. D,ln Juan Sar- politiea, su religion, sus progrcsos en las artes, y miento, presillente del consejo real <le Indias.» especialmente eu la agricultura; y presenta, en ulla Está dll'illiJa en cnpítulos y abraza unas cU:ltropalabra, un cuadro complcto de la civilizacion que cientas páginas en folio manuscrito. Ocupan la parte alcanzaron hajo la dinastía Inca. Esta parte de la obn, oe introduccion <le la obra los cuentos tradicionales descansando como descansa, en los datos mas audel origen é historia primitivil <le los Incas, llenos se- ténticos, conlirmados en muchos casos por sus progun costumhre en las antigÜeda<les de un pueblo pias observaciones, es de gran precio, y está escrita bárbaro, con leyclHlas fabulosas de la mas monscon un aparente respeto á la verdad que desde luego I Jarras antiguas inspira completa couHallla al lector. La Última parte del manuscrito trata de la historia civil del país. El autor despacha cori laudable laconismo los reinados de los primeros Incas. que no pertenccen al campo legítimo de la historia. Pero es mas difuso al hablar de los tres Últimos reinados y felizmente rie los tres principes mas eminentes que ocuparon el trono del PerÚ. Este era comparativamente terreno mas firme parl¡. el cronista, porque los acontecimientos eran demasiado recientes para que los desligurasen las leyendas vulgares que, como la hiedra L'fi ks edilicios arruinados, se apresuran á crecer alrededor de todos los hechos antiguos. Su relacion termina en la invasion española; porque sin duda crevó Sarmien to que esta parte de la historia podia confiarse á los que representaron un pa pel ell ella, y qne por su eJucacion y sus h:íhitos no eran muy ú propósito para esplorar las antigüedades é instituciones sociales de los indígenas. El estilo de la obra de Sarmiento es claro y sencillo y no aspira á l'sa ostentacion retórica demasiado comun entre sus compatriot:\s. Escribe con candor laudable, y mientras (Ille hace completa justicia al mérito y capacidad de las razas conquistadas, habla con indignacion de las atrocidades de los españoles y tIe la tendencia desmoralizadora de la conqUIsta. Quizás se creerá que exagera algun tanto los prollresos oe la naeion bajo el imperio de los Incas;y no~simprobable que as'bml>rado por los vestigios que le presentaba de una civilizaeion original, se enamorase <le de los peruanos. su asunto, y lo revistiese de colores demasiado brillantes para presentarló ante la vista del europco. Pero esta seria en todo caso una fJlta interesante, en que no incurrían por cierto los severos conquistadores que destrozaron las instituciones del país, y que veian en él pocas cosas <lignas ùe admiracion fuera del oro. Ademús debemos reconocer que Sarmiento nunca fl'ata de engaïmr al lector, y que tiene mucho cuillado de indicar lo que reliere en virtud de lo qlfe se le ha contado, y la que es fruto de su esperiencia personal. El mismo padre <le la historia no sepam estas dus cosas mas escrupulosamente (lue él. El historiador español no está enter~mente Iihl'e de la superstícion caracteristica de su siglo, y mucbas veces atribuye á la intervencion inmediata de Satan¡ís cosas que' con mas justicia podria atribuir á la perversidad del hombre. Pero este era defecto comun á los hombrcs Illas sábios de aquella época, y seria exigir demasiaùo á un hombre el que fuese SIlperiór á su gcneracion. Bastante alabanza haremos de Sarmiento si ùecimos que en un síglo en que la supersticion se unia con delQ/lsiadn I'reenencia HI fanatismo, él par~cc haberse librado completament.e de esta mancha. No era fanático puesto que su ('0ralOn estaha lleno de benevolencia para el desgraciado indigena; yen su lenguaje, si no se llescubre la llama abrasadora dellllisionero, se encucntra un rayo generoso de filantropía, que envuelve taulo ;JI conquistado!' ('omo al conqlliSI,lIb, {'onside1'<ÍndoIM oí todos COIIIOIlI1rInanlls. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I 1.1. r.O:'iQUISH IlEl. P.EU!':. A pesar del gran valor de la obra de Sarmiento por las muclmsnoticias que da soure el PerÚ uajo el rei· nadu de los Incas, es poco conocida; ha sidù poco consultada por los !listoriallcres, y aun est.\ enterrada entre los manuscrItos inéditos que, como metal no ¡~cuña,do aun, guardan los receptáculos secretos del Escorwl. El otro escritor á quien he aludido, ellícenáulo Polo de Onde¡;ardo, era un eminente Jurisco:Jsulto. cuyo nombre aparece muchas yeces en los asuntos del Perú. No he podido fijar la época de su lIeg,.da al país, pero sé que ya estaba alii cuando llegó Gasca, y que yidó en Lillla hajo el poder usurpado, (Ic Gouzalo PiZarro. Cuan.lo el astuto Cepeda t::ataba de hacer tir.nar á los Iwhitantcs el documento en que se proclamaua la soberania de su jefe, vemos á Ondegardo al frente de los de su p"o;'esion ~lloner;;e á ello. . "- _...'~~--= - I {!) Cuallllu llegó Gasca. tomó servicio en BU l'jército. Cuando terminó la rebelion, se le hizo corregidor de 1,1 Plata y luego del Cuzco, emplt~o honroso quc, se¡;.ln parece, consenó muchos ailOs. En el ejercicio d,) sus funciones estuvo en contacto familiar con los indígenas, y tuvo acasiones inmpjoraùles para esluti ar sus lC"es v antiguas costumbres. Se port6 con lai p'u,lcncia'y m'o,leracion, que parec,) halier3e atraido la cGnlianza no sob de sus cùmpatriotas, siflo tam· b.eIl de los indios' yel gobierno Sll[lO aproyccharso d,~ su vasta esperidncia [lara adopta:: mellidas encaminarlas á la mejora de la adrfliuislracioll de la CoIonia. Las Relaciones que tan á menudo se han citado en e~ta historia, fuerull escritas por iudicacion de los vireyes; la primera está dirHrla al marqués de Caitetu, Cil 15li I , Y la scgunda ~ die;l: liIJOS desrucs, al ..:__ o . ':'-=--=;:--~-'-,.~,-:-:-=-5~-S.""-.:::"'·~"':'..-- _:"•. -...-'=-" ...,"!'""". ,:...... ,---,:....-, _.~--= _," -- .----r-=:-~.. rqiascal ~c IQti Guaicu. conde de Nieva, Lm; dos .Juntas sou poco mal; Ó Illenos pa, o que presenta sus d(~,lucciJnes con modestia, se delamisma estension que cI manuscritu de Sarrnien· conoce que está conyencido,de ,hahcr Iieuido sus noto; ':f en la segunda, escrita tanto tiempo despues de tic:as en las fuentes mas aulentIcas. Ilesf~cha lo fahula. primera, parece descubrirse r/Ul)'ti era muy ayan· lo~.) eon des(lén ; examina la prolialJilidart rie los hezada la edad dcl autor, scgun sus descuidos y lo di· cllos que rcHere, y habla COll tOrlOcnlldor dc hl f<llta fuso de la composicion. de evidellcia irrecusahle, LeJOS de m:IIlIfcstar el senComo cstos doeu:nentos están en furma de rescillo entusiasmo delmisioncru hi,m intcncionatlo aunpuesta á las preguntas dirigidas por el gobierno, pa'lIW crédulo, adelanta C~fI la len~i(ud'y cautela ~ll'I rece que los asuutos de 'lUll tratall se encerraríau en ¡¡u(;"a,!o acostumhrado a los testImonIOS contr¡;.-!Iclimites mus eslrecl:os de lo que desearia el historiador tori~s y á la ills<lgul'i(hlll de la tradícioll oral. Est,l Illoderflo. Esas preguntas se dirigian especialmente milllCl'a eirwnspecla rie proceder, y ci carácter tCIIlá las rentas, fi 10&trihutos, en una paiaùra, á la aùpla!J de sus juicios, dan derechUI{ á Ondcgar.!u para ministracion liscal de. los Incas, y sobre estos asuntos ser c"n,idel':luo como UU<lautoridad muy sUj'lcnol' ti complicados la comunicücion de Ondegardo es lllllY la lI1ayOI' parte de sus cornpatr¡ot¡¡~ que hall [¡'atauo completa, Pero la ilulitl'r.ua curiosidad del gouierno de las antigïwdades indias ... 6e estendia á un campo mas Yasto, y las respuestas I:osusescriloshrillacollstalltementeunsentlmlenindicau nccesariameute el conocimiènl0 de la polito l:e hllmanida'! que se mallílie,ta especialmente cn tica domé,¡tica de los Incas, de sus leves, Ile sus lIá- la blandura con que tral1 á lo:; r1esgruciados illl.ligebitos soci,:les, de su religion, ¡le su éieneia, de sus nas,:í cuya untigua cÏrilizacion hace entera aunque mtes; por,lin,.de todo lo <fue c~nstilllye los elementos nn 1~~,tr:Ir¡¡gante Justicia ;,al pa,o que, lo mismu que de la ClVJ(¡zacIOH. Las mcmOrIa,; de OnJeg:¡rdo ocu- ! S:.\r1lllenlo, reprueba encr¡:;¡Ca11entc los escesus lie pan por cnllsiHuiellte lodo cJ te!'l'enu (lue desea cs-I Sus.colnpatriotas, y reconoce el Iior!'(,n \'011 que lIaludíar el historiallor filosófico .. bia 'I empai'wrlo el hono!' nar;Íollal, I'ero lIlienll'as que En ellleseJllpeîio rJl~estos diftirentes asuntos, on'l est:~ cenSllra fvrllla la mas terrible acusacion contI',l degardo manifiesta tanta agudeza corno erudiciou. lùs ~onquistadores, ya que sal~ de los labios tic Ull eS' Sam6.s huye de la díscusil)n, por difíeil que sea; yal pailol, prullba tambien que Espa'/a ell !l(luel siglo de TOllO (, 3 Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 50 1111I1.10TEU \lE (¡.'SPAR y ¡\fliC. \'iolelll~ia producía homilres sabios y buellos, qllc se ÎIOZ, quien, sin r.mbargo, se erluivocaha tan por:.1S negahall á hal:er causa t:ornun con la canalla eorromveces. pida que los rodeaha. E,;tas mismas memorias contienen pruehas abunrlautes de los con,tantl'S cskl:rzos LIBRO II. que hizo el gobierno colonial, desdl! la ér¡oca del hilen virey !\Iendoza en adelante, para protegl~r yasegurar el henelieio (le una legislo don lemplada Ú los desdielwlos indígenas. Pero los rudos cOIH!ni"tarlores y CAPITULO I'HL\n:RO. los cobnos, euyo coruzon no se aLlandaba sino con ci contacta del 01'0, oponian un obtáculo forrnidalJle C¡euein anti~lla ~-ciencia motlcflIa.-Artc rie la naH;í los ~delantoo. I ¡racioll.-Vesruhrilllicnlos mantimos.-lnlrcl,idcz de Los esaitos de Onticgal'(lo están libres de esa S\I- I los espaiíoles.-Sos Jlost~siolles I'll et ;'iUCYO ~\Iundo.-. perslici(¡1I que es d humillante rasgo característico RUHWfCS ;¡cerca uel Perú. de la época; supersticion qne ¡;e JIIanifestaba en la credulidad con que se reci[¡ia todo la maravilloso; SE.\ cual fllere la diferencia ùe opinion que p-xi,tia ya fuese en historias cristianas ó paganas; porque entre el m~.itù cOJllparati\'o de los antiguos v de l'.l~; la credulidad desclibria tan ¡acilmeule el brazo del modernos en las al'les, en la poesia, en (a eloèuenda Todopolleroso en las primeras, como la intervencion y en todo la que d,'pcnde de la imagilladon , no hal' directa de Satanás en las segundas. Esta fÚcil creellduda alguna que en las cieneias los mot!t>ruos "~s Ile. cia en una agcnciaespiritual, )'a fuese para lo J11110ú van Ulla inmensa ventaja. Y no podi;1 ser de otro !llO' para la bueno, es lo que constituye UlIO de los rasgos do. En los primeros siglos del mlw<lo, como en los mas notables en los escritos del Giglo XVI. Nada puede prImeros periodos dc la vida, existia la frescura del lier lilas repugnante al verdadero espíritu de la in \'es- primer alhor de la eXÍi;tencia, cnando todo lo qUI~ tigadon filosú!ica, ni mas irrecllllciliab!e con el cride,culJria la vista estaba revestido con la hrillante:~ terio racional. Lejos de manifestar deLilidad semede la novedad; cuando los sentillos, que la falllilíarijante, Ollfk~gal'llo escribe con elaridad como hombre dad no habia embotado aun, tenianlllas sensibilid:lIt de negocios, apreciando las cosas scgunlo que valen, para eoncebir lo bello; y la inteligelleia, bajo el intluy. sometié!ldolas á .101 re~la sencilla del se~titto cOlllun. JO de un provccb?so ~uslo .natural, no estaba perverSiempre llene la vista h]il en el o[¡.IetQ pnaclpal de su llda con las teonas hlosóhcas, cuando la sencllJeL argumento, sin estraviarse, COlllO 108 charlatanHs estaba indispensablernente unitla con la helleza, y Il cronistas de aquella época, en mil episodios iucoimaginacion epicÚrea, empalagada con la n!peticion, ncxos, que confunden a lector y no cOllllucen á nada. aun no hahia ell\rezado á buscar el estímulo eu la fanLas memorias de Ondegardo tratan no solamente lástico y lo caprichoso. Las rp-giones ck>- la fantasia de las antigüedades (le la nacían, sino de su eondiestahan por descubrir, y ni sus lilas hermosas llores cion intelectual y de los mejores rr:edios de cOlTegir baLian sido cogidas, ni su belleza r:wncil:alla por ei los numerosos males que la aqueja~ül1 bajo el férreo ásper!) contacto tic Il)S que fingian cultivarlas. Las cetro Ile los conquistadores. Las indicac;l1tlt)~ que ¡lias lh.¡ genio no estaban atadas .i la tierra por las rehace están llenas lIP-sabiduría, ~ de una política 1I1i- glas frias y cOllreneillnales dt~ la crítil:a, sino que se sericortliosa que aspiraba á conciliar los intereses del le p('nnilia elllprellller Sll vuelo por toda la inmensa gobierno con la pro;:perillad y la llíeha del lIlenor d,! estension de la crea tia. los V¡lsnItos. Así mientras que StiS eont! rnporáneos PCI'll conl~ cien,~ia !lO era lo mismo. Ningun genio, se i1uslrabaIlC'iln sus observaciones soLre el esta,lo de por privilegi,llln que farse, I'0dia crear llt!chos, y los negocios, el historiador de una ~poca posterior no apenas descu\¡rirlos siquiera. Era preeioo recl'gerlos debe estarle menus agralleeillo por las notici;is que le eon penosisimo trahajo, á fuerza de escrupulosas da sohre \0 p~sado. HlJrrera ('onsultó mucho su maol.J~erYaciones y esperiml'nlos. El g.mio, es verdad, nuscristo y ('llector al recorrer las piiginas del eru- podia combinar eslos hechos y tlarles nueva forma, dito histo~i¡l<lor rIe las Indias, ignora que está disfruy sacar de su combinacion lIuevas é importantes eon· tanllo llc las in\'l,sli¡;aeiones de Olldegartlo. Asi sus secuencias; yen este procedimiento casi podia rivaJiapreciabh~s ¡¡clacioncs sirvieron para lü ilustracioll de zar en originalidad eon las e~eaeioncs del poeta y hIS geueraeiolles futnras, :\l1nque j'lIllas reeihieron del artista. Pero si los pasos progresi\'os de fa eiencia los honores tic la impresiono Debo/aeopia que poseo, soulentos !Jar l1ecesitlalt, tambien son seguros: \la como igualmente Iii de la obr¡¡ de Sarmiento, ,\I acti· lny movimiento retrógrado en sus dpminios. Las arva biblitÍgrafo !Ill'. Rich; ambas formaban parte de la tes pueden decaer; puede ellmudeecr la musa; lin mag\lílka clJlecciou de lord I\ingsborough, nowlire letargo moral puede embargar las facultades de una digno Ile mcmoria etcrna por los infatigé¡bles esfueruncion; la naci"n misma puede desaparecer y 110dezos que hizt) para ilu,trar las antigÜedades de Amé- jar Iras sí mas que la memoria lIe su existeneÏa; P'!~O rica. Jas rill'lezas ljlwla ciencia lIa atesorado no desapar'~Debcmos ohservar qUl3 los manuscritos de Omlecen jalll<Ís. A lIle,lilla que s:llen á la escena alms nlgardo no !levan su tirma; pero eonlienen alusiones á eÎoues y se levantan lllIe\'aS form;\s dt! civilizac 'on, varios sucesos ile'la vida del autor qllc prueban hasta los mOllumelltos de la illl:lginacion y tic] ¡lrte, proIa evidenria que son obra suya. Erl I~larchiro de Si- , duelos de peri(hlos mas rell:ot(lS, se opùndrán cOlno mancas existe una copia duplír.arlu de su Rclacion ,:1111üustá'~ulo ('n la carrera de las meJor,ls Y del proprimera, aunque como la del Escorial no tiene el greso. Nu se puede edilicar sobre elJus, ocupan el nombre del autor. Muiío7. se la atribuye oí Gabriel (le' terreno qUí' quisieran cllur~r los nlle\'os aspirantes á Rojas, uno de los mas distinguidos eOIlr¡uisla<lurc.;. Ilainmortalída-l. Espreciso haœl' toda la ol)ralle IllleEste es Ull error palpable; porque el autordel manus- ¡ va; y otras furmas de hc!leza, ya Illas plc\'adas, ya crito prue[¡a que es Ondegardo, declarando, en su inferiores en 1;1escala llelmérito, )Jero dif,~rentes de contestacion al quinto interrogatorio, que él fue las anteriores, tienen que bmLlr para ocurar UIIpu:!squien descubrió las momias de los Incas en I~ICuzco; to á su lado, 1)I!ro en la ciencia eacla piedra que se ha hecho atribuido esprcsam~lIte, tanto por Acost~, co- colocado queda euteram~llte como hase para colocar mo por Garcilasso, al licenciado Polo de Ondegui'do otra. La generacion que sigue emprende la obra por cuando cr;¡ c~)!'regidor de aqnella ciudad. Si los erunondc In dcjù la anterior. ~o hay movimiento retr6di tos de Madrín incluyesen ¡dsulla vez estas Relacio· gradp. ena nadan indivi.lmdmente puclle retrocencs en la publícncion tIe importantes manuscritos, ! del' , pero ¡\ pe;;ar de esto la ciencia adelanta. Cada dcl~cTi lener cuid¡¡,~o uc no incurrir en el crrordu Mu- I pas!! que se ha cla(]o facilita mas )' mas la suhilla para I- Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:'\QU~T,\ DEL I'EUi:. :í I los qur. vienen £ln pos; cada paso conduce al paciente! ml,;os lIaturalr.s;í 1"5 hUIlIUl'l;'; Jikes; y las pequciias investigador de la nrdad lilas v mas alto hácia el :epúblicas (leI ~ledilerrÚneo y del /I;'dtico lanzaron cielo, y ft medida que sube se lÍesarrollan ante sus. sus enjambres Ile marinos ;'1 \11\ eonH~rcio provechoso. ojos Ul horizontema, vas lO, y nuevas Y ilia,,; esplÜu- I ~l1e unió ;í todos los [!iferpnlrs pa:ses aparœidos ell didas regiones del universo. ' las 01 illas rIe los Illarrs europeos, La ¡:eografía participó dr. esa oscüridad é inrertí I Pero los ~tlel¡¡nllls qU(l Sll hiciercn en •.I arte dr. I;¡ dumbr3 que reinahan en todos los deru:ís deparla-Inavega,:ion, ('I cÚlculo m:¡s e~acto del tiempo, l' somento:, de la eiencia en los pl'imeros siglos dellllunhre tOtlu td de;;cuhrimiento de 1:1 p,daridad, de la do. El conocimiento de la tierra sulu podii! resultar! aguja ma¡,;nétiea, eOJltrihuyeron IdudlO oílksarrollar de un ~rá(jco eslenso; y el comercio se fuwla en nelos conocimientos geogl':íficos. En lugar dr. deslizar>e cesidades artificiales:' en una ilustrada curiosil1ad, tÍlnidamcnte po~ la cosla, óde eei:ir sus navegacioqueap'nas sonc(Jlnjlatiblesconlacon[!icion/¡ulII<lua. ne,; alestredlo círculo de uu marinleriur, elviajr.fO En la infancia de Jas uaeiones, orupadas las Jirercnpudo ya desplegar atrevidamente sus \'clascnelOc('ates tribus con sus feudos doméslicos, ienian pocas no , Sl~gUiU de que tcuia un guia á su disposicion qlJt~ ocasiones de vagar lIlas allá de la cadena rie monlarlidgiria su buque con tino inerrable al través de la lia3 ó del ancho riolJur. formaha el limite natural de inmensa soledad. La conciencia de este roder r.ncasu terI ¡torio. Vert¡ad es, scgun dice, que los feniminó el pensamir.nlo:i otra direccioll; y e marino em· cios m,\'egaron mas allá de las columnas rie Hércules, pezÔ á buscar sériamente otra via:i I.ISislas perflJluad¡lS que penetraron en el gran océano AtliÍntico. Pero de los mares ilIL:ios de donde se tmiaulas eSJlecerías, Jas aventuras da estos antiguos viajerus pr.rlenecen á distinto del que seguian las carav¡ nas llrientales que las leyendas místicas de la anti¡:i1edad, Y trasrasall tenian que atravesar todo eJ continente asiÜtico. Las hasta \lna distaneia ir,meus<llos límites de los ,Iatos naeiones ¡i quienes toca ha naturalmente el espíritu histôricos auténticos. emprendedor en esta crisis, eran ¡':~paiia y Portugal Los griegos, llenos de viveza '! allligo~ de avcnlucolocarlas, por deeirlo asi, eu los pueslos avanzado~ ras, d estros !ln las a, tes m~c¡jnicas, telliall lIIUCh:IS del conlinente europeo, Y dOlnimllldo el gran teatro de las cualhlarll~s rie l:uellos navt'¡.'allles, V ereeli\'ade los descubrimientos futuros. mente recorrieron complelamenté y COll ¡nucha allAmbus paises conocieron los de'Jeres de su nUel'a dacia ~·u pequeÎIO mar Medilerráneo. Pero las conposicion. La corona de PO:'lug~llIizo constantes esquisla:; Ile Alejandro lieit:ron mas para estender los fuerzas en tOtlo el siglo xv para l!,~scu')rir un p~saje limite~; de la delIcia geogrÚfica, Y (Iicroll á conocer al océano indico, rudeallllo la cstremidad meridional los paises remotos del Oriente. Sin embargo, lillllardel Africa; ¡¡unl/ue tau timida (ra la nal'egilcion cha d, I .:onquistatlor es lenta cOlllparada COll la del que catla lIuel'O callo se I:UII\'I\rl:" l~n un:i barrer;: viajero sin tI';lbas. Lps rnmanO:i fueron ¡¡un menos l'ormidaLle, Y lIO rue siuu Ü lilll's llel ;i,çlo cuando 1'1 emprende(lores que Irl~ gl'icgos, menos mercauliles atrevido lliaz tlió enter¡¡lIIeute la vuelta al eabo de las en su carácter. Sus ~ontriIJU~i(lnes al saber gcogrÚlieo Torlllcnt~s COIllO6110 1J:lIlllÍ, pero a] qur. JualJ Il tliÔ crecieron con la lenta adquisicion de territorio. P,~ro con ma~ reliz pronÓstico el uombrl' d(~eauo de lluena su siskma eracentralila,lur en sus tendencias; Yelllu- I Esperanza. Pero alltt~s r¡lIe Vasco <ie Ganla se hubieSe gar de tomar una direccioll csteriur y buscar ilUevos I aproyeelIaJo de este c!(lscubrilllielilo para despleg¡ll' descui'rimientlJs mas all¡i de la conocido, cadlI IracS¡;S velas !Joíeia lus mares de las 11I.lias, EspaiJa entl'ó cion del vasto imperio se volvia hÚcia la capital, ('omo I en su gloriosa carrer'l, y emiú á CoJun ¡II Ocd, su cabeza ysupullt,ocentrill l!llatracc!on.Elconquis,dente: . tador 'omano segUla Sil carraa por llena, 110por el El lIn qur. S3 propoma el gran :lal'eganttl, no cr.: mar,~. el mar es el g,'lIll camino rie las nacion~s, r.l ; otro que el rie de ..cubrir 1111camino :i la India, pem verda! ero elernentodddesr;uuridor. Las romanos 110 no por el Esle, silla por el Oesle, l'~o t'f:peraba enconformahan nn puehlo maritimo. Al terminar el impe- I trarsocon uacontilll)lIleal jI:ISO; yù,)s)JUcsderepetidos rio, ~e porlia decir que la (:j¡~ncia geogrÚfiea no s~ I viajes permancció en su error prilmtiro, muriendo estelloia mas que al conocimicnto rie Europa y esto I como es sabido, ell la cre'~lIo;ia de qne lo que haui~ no en su divi~i0.n mas scptelltrional , juutarne~¡c con I alC<lll7;ado ~~n s,us Ilavct~;,eiolles era h c~s~a orienf:tJ unapartede AslU y Africa, al paso qUt~no t~nian irlca ' de ASlll: El mIsmo uUJelo flW cll/~e d¡¡'¡gIÓ las elllalg\JI~: de un mUlldooœidlllltal,sinoes la que podian presas marítimas de los que S.i~uiCI'On!:l ruta trazada colegl1lh~ la feli7. rrellir.cioll del poeta (1). por el Almirante, y ci dcscuhrilllil nlo l!~ un estrec!Jo "mil en pos de est.) la edad media, la ed;lfl de Lis . [JI,e cOII(lujr.se al océallo IlIdieo, Jra 1'1 eslribillo dr. tiniehlas cumo la lIan1au, allllf!Ue en sus tiuicblas se to,las J¡,s ónlenr.s riel gobit:l'Il1l, y el till de muchas I~ladul'aron a,quellas semill::s del saber que, con el : espel¡i·;iolles ,á dif"!'I)nles puntos dl'! lIuevo continen· tiempo, IIabliln de h"otal' en nuevas y espléndidas: le, que parec¡¡¡ estelluerse 1:01110 ur il)rnl~nso lerÍ;¡tao forma,. decivilizacion La or~ilnizacioll'de la sociedad lie un polo Ú otro. El descuLrilllieuto ,~e un paso á )~~ llegÔ Ú ser mas farorablc á la ciencia geo"rálica. Ell Indi:,s es el verda(lcro motiro que c"plica todas las lugar de un imperio d,) rlimen,ioncs e~~1¡;e~adas su-. ~mpresas marílimas del siEII) XI' y tie la primera mimitlo fn el letargo , opl'ilni,;,)(ll1lo torlo con su' peso i tud riel XIV. Era la gran idea predominante que dabu colosal, Europa se vil) divillida £lO muchas naciones in;pulso al carácter emprenderlor del siglo. inrlep[ llllicntes, muchas de las cuales, a(¡optando, l'iu es fácil comprender en la épo':a actual el impul· formw, liberales de gohierno, sintieron todos los im- : ,o que diú lÍ Europa el rlp;cubrillliJnto de América . . . , . i\o fue la ad'luisiciou ~,radllal de uo tJrl'itorio limí(,Il, La eono~lda prcd,cetOn de Séneea en ~u Medea, ,es .rofe Ile una prorincia, l!e un l'cino, 10 que se a lelinqtm , la profCCla fortUItI mas notable de que I1a)' memoria. I.ó· fne un mundo nuevo que abrió de repenle sus Porqlle 110 anuncia "na s mple cstenslOn de Jas part ronori'I 1 l' . das Jel.~iubo con Ian asombrosa confianza, sino la ~~islellria )I~ertas a europeo .• as razas ( e allllnales, los tesoros de UII ://(evo munúo nla~ allá de los mares 'lue descubririan 1II11era~es, las formas del Jnuudo r'lJclal, y los (,ISpeClos slgl"S velJldcros .. 0'; V¡~lÏados de la n:llur;¡l~z~ ~ el !JCIlf1hre, por fill, ell as dllerentes lases de la cll'llIzaCIO:l, lIen.lron el áni. « I)uihu> OreallUS, ,no de una multitud de ¡,leas ent,'ramenle nuevas \'iIH:ula ral1llJ ;<I.\e~_ el jn::cn~ , que cambiaron el curso dr la c:)l'I'i)nte habitual de') Paleat Id/liS, 'l'lÎ,III>lI"e :'iuvu, ;ensamiento y loestimularon:i conjeturasiudelinidas. Vdega! Ul'~t:s.u ~l Únsia de esplorar los setrdos m.ll'ilVíllosos dd Aqui SI) descubre III"S hiell el a";el'l'l fel;7, dd ailÍ'iI!" 'lile lIlevo hemisferio lIeg'\ á SPI' tan ar:tiva, que las ciuel del l'Jeta, ,ta.les principales llt~ E!'paÎIU casi lIeg.lI'on á despo- I I n, TOllO l, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 3' ;;2 n1BI.I(1TEeA ilE (,ASP.IR 1" ROlG, blar~e, ri mc(lida que los emigratlos se acumulaban á r mlllliLu,1 tie pecados, que s,i1us ucwtàù,t Ii él mismo. la orilla (le! m~r para ir á prolmr fortuna (1): Era un El casLell:~I~o clema~iado orgullow para ser hipócrimun(lo cie IlUSIOnes noyelescas el que se abI'la; por- la, cometlO mas crueld:ules en nombre de la religion, quc cualquiera que fuese la slIerLe del aventureru, lo (/uc las que cometieron jamás los paganos idólatras Ú que contal)a ,ti volver tcnia unl'olorido tan novelesco, los fanáticos musulmanes. El qllelllar ri un inliel era que esLimulaba mas y lilas la ardiente imaginacion cie un sacrilicio grato al cielo, y la conversion dc IllS que sus compatri(,tas, y daba pasto á los sentimientos sobrevivian cOlllpensaba álllpliamente los pecados lilas quiméricos de un siglo de cahallería anllantc; y era ilnperdonables. Triste y humillantc consideracion es grande el interés con que se escuchahan cuentos de que el espíritu mas feroz de intolerancia, el del inlas amazonas, que parecian realizar las leyentlas cin-I quisidor en cuanto á la doméslico, yel del cruzado sicos de la antigÜedad, historias de los gigantescos en cuanto á lo esterior, haya emanado de la religion Patagones, y brillantes pinturas de un Et Dorado, que predicaba paz r.nla tierra y amor entre todos los donde la arena se componia de piedras preciosas, y hombres. donde se sacaban de los rios con redes de pescar piej Qué contraste presentan estos hijos del mediodh dras de oro del tdmaño de huevos. de la Europa con la raza anglo-sajonà que se derramó Pero estos aventureros no eran impostores, sino por la gran division del i'iorte del hemisferio oecidenvíctimas de su credulidad v de su imaginacion, como tal! El priucipio de accion en estos homlJres nú era lo prueba el carácter estrafalario de sus empresas, y la avaricia, ni el pretesto del proselitismo, sino la sus espedicione,; en busca de la mágica fuente de la independenda, la independencia religiosa y política. Salud, del templo de oro de Oohovha, de los sepulPara asegurar estos beneficios, se contentahan con cros de oro de Zenu; porqne sielnpre estaba el oro ganar la subsistellcia á fuerza de privaciones y de traflotando ante su vista estraviada, y el nombre de Cas- bajo. Nada pedian al suelo que no fuese ci interés letilla de Oro, la mas mal sana y pobre region del gitimo de este trabajo. No habia para ellos visiones Istmo, prescntaba esperanzas brill:llltes al infelíz ~oradas que cubriesen su C[lI'rera con un velo engaemigrado, que con demasiada frecuencia encontraba lIador, y que los impulsase á canlinar á través de en vez de oro un sepulcro. mares de sangre para echar por tierra á una illocente En esta region encantada, Lo,lGS Jas accesorios dinastía (2). Quedaban satisfechos con el progreso contribuian á mantener la ilusion. Los sencillos natulento perú constante de su sistema social. Sufrian con l'ales, con sus cuerpos sin defensa y sus groseras paciencia las privaciones de la soledad, regando el lIrmas, no podian hacer frente al guerrero europeo, árbol de la libertad con sus lágrimas y con el sudor dr. cubierto de hierro de la cabeza á los piés. La des pro- su frllnte, hasta que echó hondas raices en la tierra porÓon entre los combatientes era tan grande como y encumbró sus ramas hasta el cielo; mielltras quo nquella de que nos hablan los libros de calJallería, en las sociedades del continente vecino, brotando repenque la lanza de un huen caballero derribaba cellte!latinamente en todo el esplendor de la vcjetacion de los res de enemigos á cada bote. Los peligros que rodea~rópicos, manifestaron, aun en sus principios, IllS han al aventurero, ~'los parlecimientos que tenia que Illdudables síntomas de la decadencia. sufrir, apenas eran inferiores :i los que acosa han all Parece que la Providencia ordenó especialmente caballero andante. El hambre, la scd, el cansancio, que el d~scu~rimien.to de las dos grandes divi~ionef, las emanaciones mortíferas de los lerreno~ pantanodel hemisferIO americano toca~e en suerte á las do" sos, con sus !nnumerabJes enjambres cie venenosos razas .que lilas el:lIlellto~ tenian para conqui~tarlas y insectos, el frIO rie las montailas. el sol calcinador de colomzarlas. A~lla seCCion del.Norte fue senalada a los tNpicos; tales eran los enemigos del caballero que la raza anglo-saJona, cuyos hábitos de órden y de traiba ti huscar fortuna al Nuel'ú ~lundo. Era la realidad ba.loencontraban un vastocampoen quedesarrollarsH de la novela. La vida del aventurero espaÎlOl consUhaJo su cielo mlS fria y en su suelo menos feraz; tuia un capitulo mas y no de los menos estraordinamientras que la parte del Sur, con sus ricas producrios en Jas crónicas 'de la caballería andante. ciones tropicales y sus tesoros de riqueza mineral, Ei carácter del guerrero se revestia en cierto modo ofrecían el premio mas seductor para estimular las del colorido exager:Hlo que se atrihuia ¡í sus hazañas. facultades. empren.dedorDs del espailOI: j Cuán difeOrgulloso y vdno, I~llamado por las pomposas esperaute hubl.era podido ser el resultado SI pl buque de ranzas de su porvelllr, y con una invencible confianza Çolon hubiera Illchnado su !'umho mas al Norte, corno en sus propios recursos, ningun peligro podia desello pplISÓ dur~nte algun Ilempo, y huhie~e desemcorazonarl?, asi como ningun trabajo lo podia cansar. varcado su punad? ~e :!.I'elltureros en las playas de lo Al contràrlo, cuanto mayor era el peligro, mayores que ~s hoy la America p.r~testante! .. eran sus encantos; porque se deleitaba en obrar:i A I~pulso~ de ese esplflt~ de empresas marll1,:"a~ impul~o cie granlles estimulas, y la empresa sin ries· que agitaba a .todas las naclO~es eur?peas en el slg~(1 go carecia de la espuela novelesca indispensable para XIV, se esploro toda la .estel1...slOn del Illmenso contldesperLar su energía. P'lro en ios motivos que tenia nell~e en menos de trelllta anos, desde Labrador hasta para obrar, se mezclaban de una manera estraña hos la TIerra del Fuego; yell i 52i, el portugués Mag~lIamlluencias mezquinas COllIas aspiraciones mas noIles, navegalldo baJO la bandera española, resolVIÓ el Illes, y lo temporal con lo espiritual. El oro era el prolJlema del estrecho, y ençontró un pas? occidenestímulo yla recompensa, y al correr tras él su na[¡¡I,.buscado durante t~nto tIempo, ti las Islas de la turaleza inflexible pocas veces vacilaba an te los meII!dl3, Clln gran ~,ombro d.e los portugueses, que hadios. Su valor estaba mancillado por la crueldad, bIendo empren,ildo el camilla en la opuesta direccion, rru~ldad que, por estraño que parezca, dependia 1.1n~0de su avaricia como de su relieion; religio.n~ es (2) Nola del tradzu;tor. Y nosotros podemos ai¡adir: i q\J~ decIr, como se entcndl3 en aquel siglo: la religIOn contraste Ian humillante presentan los hombres del ticlIIl'o del cruzado. Era el manto cómodo que cubría ulla de Penn con su~ de¡renerJdos descendIentes! Aquellos, como .. ' , ... ,Prescott dIce, 110 querian mas que libertad CiVIly relIgiosa, (t), El~mbaJ3~~.'eneelano, ~ndrea Navaglero, que VIaJó I y Ira baJo ; estos, Impulsados por una ambicion mezquina, por ~spana en 1¡)~<>!poco mas o menos.en el periodo corres-\ d,'spoJau de su territorio á una nacion que no podia haeerles pondiente aI prmclplO de n.ueslra na rraClOn,ha l'la de la.fiebre . dai:o, y todo .por el ansia del oro y por la sed de conquista. general en Favor de la emlgracl.on. Particularmente SeVIlla'\ Si ,la cO.loni7.aCiOnespaiíola fue eflmera porque no lenia mas ese gran punto de partida, tenia tal Falta de hablta~les que objeto qll~ el oro ni mas pret~slo que el proselitisrno ¡,qué s.~. romo él dICe, parece que la CIUdadhabla quedadoca~1 eSCluSI., ra la domlnaclon anl(lO-amerlcana en Méjico, va que no liene va!llen!e en mano~ de,las mUJeres. VwgglO fallo 10 Spagna pretesto siquiera, ni mas que las minas de PO'lOsi el oro de (Vmc¡pa 14(3), Fol. 1;,. Jas igle~ias y los pingÜes territorios de Jas CaliFor~ias? I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:-;'!llST.\ "EL l'LilI'. :;:1 ,;!",!",npllltraron para á cara P,)lI SllS rivales ('n h- <In· ,II",li:\l'ioil una estr.n'ion in,\din¡,b para sm Ilr~cntípoda;. Pero m;elllr;:s lIne toda Ja costa oriental ,lei :Jrilllient.os, con los cnales ca<I:1 p~qnellO potent.ado c,llltill.mte americanc estab1 eS[lloraùa, y colonizada )orlia aunlCnt:lr su territorio, y Pllril!uecersn ¡¡ sí )' ;t sn partr. central, y ;Il:n despues de la brillant.e COIl- ,us allcg::dos. Esta displlskiol1 política I~ra]a lIne lile, qnista dc Méjico, to.lavÍiI no se habia lev;lI1tarlo el ,01' cOIII'cnia;Í los fines de la corollll, P'J/'IluC prt~senvelo qne ocultaba las dor,vlas p!;lVas del Paeílieo .. aba un estímulo perpet.no a\ espíritu elllpI'I:lIllellor. Dù ,'uando en cuanrlo habian Iregarlo:\ oidos rie los Viviendo así en sus propios dounuios,;í gran di,;taaespallc.ll·s rnlllores vagos sobre paises sit.uados en el I ¡;j,l de la metrópoli, estos jefes ;nilit:lres er;1II PU remoto occi,lente, en Ilue abundaba el metal que tancil~rto modo v¡reyes, y con dellJasi Ida fr('cuencia ltito allll,icinnahan; pero la primera noticia clara que cil~ron un uso tir:ínico del ~oder 'lu,~ poseian; tir;ínieo tuvieron del l'erÚ ruc h:íci¡¡ el ailO de j 511, cuandol:¡ra los indígenas 'f tamlJlcn para sus compatriot3s. Vusco i'iullez de nall)')a, el descubridor (Iclmar del '::ra consel'llCnr,Îa natural é indi,pl'nsable cuando Sur, rsluba [Jesaudo algun oro qu.) habia rccngído :lOlIlhres de clasc Illl/uilde, y IHI preparados por la (mtre los ill(lí:.:enas. I~n jÚven eacique .le los indios ô~lllcacioll para el desernpeiío ,le sus destinos, ascenque eSlaba prI'SI~lIIC, <lió un pUlwlaZll:\ la balanza, 'yl~an repentnlail~e[)te á evrr::-~ una aut.ol'!lJ:ul bl'cve esp,arell'ndu ell~rill;lnte Illet ti \lnr el suelo de la 1lJ.l.l!- ,~III duda, pl'rn SIU J'l'sponsa,bdll!ad dn um1;uua clase. tacwn, esc\amo: «Si I~StOes o que tanto apreclilIs :Solo desplles que la nspCrlClll~1ll ltllho h~c/¡o tocar que estais di~puestos:í ahandollar \'uestl'OS rl~1I10t'lS .ligunos tristes resultados, se acoptaron medi,las laises y aun (I arriesi!ar Vllf'str:1S vi,las por alcauzar· para sujetar á estos tiranuelos por la acdon de tr¡ulIo, yo (IS puedo decir r1Únlle est;\ ulla nacion llúude se .lales regularizados, ó audiencias reales, corno Jas come :: sn belle en [l13tos y vasos de oro, )' dónde el lamaban '. IIue cor~lpue3t;;s de homhres de respeto y oro es tan barato como t~1hierro \'utre ,"sotros.» Poco te saber, mterponmn el brazo de la lr.y, ó á IiI llIenos tiempo despues de rer.ihir t'sta sorpren,lentc nol.icia, él aceuto de la reconvencion, para proteger tanto al Balboa llevó ;í ('abo la formidable a\'elltura de esetlla¡' colono como al indígena. la muralla montailOsa que separa :í los dos gíg:lllte,;· Entre los gobernadores coloniales que debieron su eos océanos uno de otro, y eotouces, al'lua,lo con '~mpleo al rango que tenían en su país, se contau,t :'t psrad;: y brnqwJI, se lmzó á las a~uas del Pacifico, y ion Pedro Arias de Avila, 6 Pedrarias, como SI' le ese/amó con el verdai.ero espiritu cahalleresco, que llama eom:Inmenle. EstaÎla casado eon una híja de (,tomaba poses ion de fJste mar desconocido COli todo 101la Beatriz de Bouadilla, la célebre marquesa de Jo que ~l)lltenía [Jara el rey dc Espail¡¡ 'I que defellde\Ioya, muy conocida como amiga dc Isabella Cat,íliria sus dereehr¡s eontra todo, I\.s qu¿ atreviesclI á ~a. Era homure de algulla espericncia militar v de lIegarJ,¡s, ya fuesen aislianos ya inlieles (I).)) ¡Todo ~arácter muy enérgico. Pero, como despues sc·vió el anclIo continente y las rhuellas islas que hallan laslra de genio mlillÍvolo; y las bajas cllalid;l<lcs que qui: olas del mar del Sur! Poco comprendia el atrevido ca· ,-á~no se hubieran notad.o cn la oscuridad lic la vida ballero toda la estension, todo el significado de su :lI'Ivad~, resaltaron, y qUizás fueron crea.las en parte magnifica Jactallcia. Jor su cnculllbrlimi~lIto repentino al po,ler; asi COIIIIl En l'ste punto recibirí noticias mas esplícitas del os rayos del Sill obrallbenélkamente en un suelo g{~imperio peruano, oyÚ referir pormenores de su civí1ernso, y lu estimulan á la [Jroùuecion, mientras qUll /izac~on , y se le ense.ÎÍaron dibujos del llama , que á !;~Io sacan del pantKno vapores pe~lilellt,~s y daiJinos. los 0Jo~ de los enropeos, pareá\ ser una especie 'de )IÔse á este hombre el m:mdl) del territorio ¡Iamado camello ¡¡rahe. Pero cunque dirigió el rumbo de su 'Jastilla del Oro, el terreno l'scogido por ~uiíez de carabea h<Ící;¡ esas r('giolles del oro, y aun adelantó ¡l¡¡lboa para teatro de ~us descubrimientos. El buril sus deseuhl'il1lientl)S hasta unas veinte leguas al Sur ,',xito de esie dió origen (\ los zelos de sn superior del go;fo rie San Miguel, la avrntura no le estaba re- porque á los ojos de Pedrarias era un crimell llace; servada. El ilustre deSl:ubridor estaha destilladlJ <Íser grandes servicios. J,a historia tr:igica de este caba .. victim;. de esos zelos miserables con que un espiritll lIero pertenece:í lin periodo algo anterior que ci u,: peqnÚ'o contempla lus proezas de uno de primer 1I0S ocupa. Ha si,lo rel'erjlla pOi' plumas mas di,'s:r:ls órden. que la mia, y aunquc breve, forllla UIlO de 105 I,:;¡S . Las posesiones colorliales dc Espalm estaban divíbrilla!ltes trllzos en los anales de Jos COll(lu:sL:;";~:'~s dl,las en nna multitud de gobiernos pequcños, que se ¡ merleanos (2). conferian á veces á favoritos cortesanos aunque coPero aunqne Pel\rarias estaba .1ispucsto á cori:lr 1:\ ma en ,)sta época primitivn eran muy árduos los r1e- carrera gloriosa de Sll ri\'al, no ctescollocia ks CO¡J~·'). beres de serneJantl's destinos, se reservabnn con rrws (uencias gloriosas de sus descubrimientos. ;;es,:e frecuencia para hOlllb"es elll[Jrendedores y de algun llego eOI~oció que O:lril~lI era puuto JlOCO;Í pro~'Ús.:rJ talento, Colon, ell virtud de su trat;ldo con la corona, l,ara servIr de base.ti lils es;¡eJiciofl(ls del Paci!ico v tenia jurisdiccion en los territorios Ilescnhiertos por ((lllformánd.ose clin la idll" primiti";( de 13:1\:¡O", ;,j'l él, en qne se incluian algunas de las islas priuGÍ15 t ti hizo tra~ladar su llaci,!nte cal,:t¡¡1 dl'sdIJ las ~)¡:I. p:lles, y a,'WlIlos,Puntos del continente. ~stajurisdic)1IS del Atlaul.lt:o,al SIlla 'Iu~ antes ,cUIJaba ?analll:j cIOn Sl~ dderenc¡aba de la de otros funCIOnarios, por- ln poco lilas al l~ste de la clU(lad (Ine JOy lIene est¿ qneera hereditaria; [Jrivifegio que::1 cabo ,e consideró l. ombre (3). Este lugar mal sano, ccmenterio de mu_ COIOOd:rnasiado Ï1.lIpl!rtante para U~l súbdito, y se (2) Las memorables aventuras de Vasl:O>'Iuiiez de Balboa ~.ermu}o, por c,onslgulente! por un titulo runa pen- han sido ,referidas por Quin!ana (Espaiícles célebres, t, II) sIon. Estos gobIernos co.lo,males sc multlpltcaron con yyor Imng en sus COUlpaneros de Colnn, -:- Es raro que la el aumento de los r1onllnIOS, y rol' el ano de i 5H, v<ùa de un solo I,[)ù,vlduo ~aya dado asunlo a dos escritos tau que es I:uando propiamente conlÍI'nz3 nuestra narrae,el(anles, publicados easl. al lll!SmOtiempo eu dos idiomas cio~, estaban esparcidos en las islas, en la c,;t.ension d s~ntos, y Sill COI~UUlr;¡ClOn ai~uu.a t~l~; los ~ulorès. tieIStlll'),\e Darien enh I"lstarcnjontl.> tiel'f'llhlle (o.l) La tÓ,le '¡<o Órdelles po"tl\,lsa I ell.rallas.l'ara 'lue I' ]." 't.' ' .. ', ù ~ .... '. ' '. l' f.,nuase un esl?hlccrnllen~, PUel ;;ul/y de ~an JJI~ucl, de , en ,I, r~clCr. l.S conqUl~t.ds e ~J¡.JICO.,Algunos '. t\ a "I"rdo) roll /'1 IIldll'aclO'¡ IlCV.•,co ;'t;uue¡., que dr.ri" qUe era ('~tos gobiernos no teman ¡:rllnrks dllnellslOlIes. e' punto mas favoraùle ¡lal'a los dèSCUùrillllcntns 'i ll'álito en el Otr"" eOlllo el de Méjico , tenia!! tant" estclIsion !;O- S JI'.• EI ;¡SIl'U!UqUt:,e ol'iese de Iiacer ell el goJÍ'ode San ¡\limo un reJUo; y á casi todo:; Se les selJ:llaua cu su iu~jtl eula Illar del :;ur debe sel' eo p.ll'ue~to que mejor se lia. lt Ise: ilia, conve'lIhle liara ,I~ C'''ltl'alaC.on de aq¡¡el ¡:olfo, (I) lIerrer", lIist. gen"ral, d'co L, Lh, X, r"p, 11.- p )r~ue ,ef!ünlo que Vascu "Ullez eStribe, sen:! UIU\,no.r,."s,(. QllIIIL<lUa, \',d ,s de EspaÎlú'es célebres (jladrid, 1/l30, l.1I, ri) que alIi hJya ~¡gllnos navios, así P;Hll ¡Je:,rlJhl'ir~la::; rOS:l~ fJtJ,:.!dJiI .f!.. d·:/ gulfo ~' de la comarca de ei, nHUu parJ b rontlalariou dt TlIllll . :3" l se (l Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ,; \ RInLfOTr::CA or. r.A~P'\R y 11'1\1;, ~lJos desgr~cia¡lo~ colono~, ('sInha prl'f.'clallll'llt(' ~i- c0l1qlli~t1 dro! P,'rÚ ('I mismo purs!,) eminelte qlH' tuallo IJara el gran ohjeto de las e~(1ediciolws IlIi1ríti- COI'tí's t'n la dfl lIIejico, será necesario referir breveIllas; y el puerto, ~or su posicion ce,ntral, era el mente su villa. mrjor punto de partida para c~as e~pell!eIOllrS, ya se CAPITl'LO II. rlirigies.)n al!líorte y~ ni Sur, qlle halll<~n de eX~"l1el O'~eaDo Francisco Pizarro,-Su ju\'cnlud,-Primcra e,rwdirioll nar la inmensa estenslOD <le costaa.ue hana il . al ~ur.-lJesvcnlUras fie los viajl'l'os,-Er]l:\lclltros del SUI'. Sill emhargo ell esta nueva y favora l e POSIpcligrosos.-Vuelta Il l"lIIama.-Espcdicioll de AIcion, pasaron algunos años, ante.s que el n~lll!l? dr~1 magro. rlescubrimiento tomase delti:\' PPI'II. It,"dos . ('"'','_I'_I ,,_.,. """ ) ' . , la dlreer.lon l' los esfuerzos se.r Imglan ese IlS,lVamen c,~ ,or t., o mas bien al OC~lllente, obedecl.eudo las ordenes <lei FR'\~Clsco Pizarro nació t'n TI'ujillo, ciu,larl de Esgohierno, que siempre an'cpollla á torlo el ~Ieseo ,~e , tremadura en Espaila. La época dc su naeillliento es drscuhrir lin estrerho que, segun se ,suprllla, deb~a : incierta; pero probablemente fue hÚcia j 4ï I (2). Era rortar por nlgun punto el prolongado IStll~O.•S~ ha?la . hiju natural, y no rlebe sor(lrenderntls que sus padres armamento tras armamento con este qlllmerlco ~1Il; no se cllirlasl'n lIlUdlO dr, perpetuar la f.~eha rie su y perlrarias veia estenoersc mas y mas tudos los ano.s nacimiento, Pocos gustalJ <le consignaI' el testimonio ~IIS dominios sin sacar ¡;rande,s ventaps de SIIS a¡lqlll- <le SIlS fallas. Su p1flre, Gonzarro Piz:¡rro, era coronel siciones. Veragua, Costa RIca, I'i.lcaragna flwro,1 de infantería, y sirviÓ con ,dguna distincion en las sucesÏ\'amente ocu¡>ada~, y Sil;; valwntes caballeros campañas italianas bajo Jas rírrlenes dl.,1 (;ran C¡¡pitau, se abrieron paso al tral'cs rie. bosques y montallas y y IlIego en las glIPrras de ~avarra. Su madre, Frande tribus Huerreras de salvajes, ha:::,ta que en Ho~cisca t;onzalez, era mujcr de humilde condicion en la dur,\s se encontraron con los compan~roS <le Cort.cs, ciudad de Trujillo (:{). los conquistadores da Méjico, que ha,bmn des,cell(hdo Poco se sabe de los primeros años de nuestro héroe Ilr la gran llanura elevarla del Nor~e a las regl?nes de r aun eso poco 110sicmpre es <lignu rie fe. SegulI UlIllS: Î.entro América, comple~an<l~ aSI el descubrlllllento sus padres le ahandonaron, dCJánJolo como espósito de ¡'sta tirrra salvaje y m.•sterlO~a •. , á la puerta de una de las iglesias prmcipales de la Fbsta t :i22 no se envIó una esperhclOn fonDaI y ciudad. Ailádese que hubiera muerto á no haberle organizad:¡ liácia el Sur de Panamá, baJO ~s ~rdel.les dado de mamar una puerca (4), nodriza m:1S improde P :scual oe Anrlogoya, .caballero muy dlstmgUldo bable aun que la que se seimla á Rómulo. La historle la Colonia. Pero e.steJefe solo pene~ró, hasta el ria de los primeros años de hombres que des(lues Pl\prto de Piñas, límite e los descuvr¡mlP./lto.s d~ se han hecho famosos, lo mismo que la historia rrillalhoa, cuando el mal estado rie Sil salud le obligó a mitiva de las naciones, ofrece un campo fértil a la rmharcarse de nuevo y abanùonar su empresa en su invencion. origen mismo (i) .. ~ P.1rece cierto que el jóven Pizarro fue poco atendíEntretanto seguia!! \le~and.o á oldo~ (!e los espa!I~do por sus padres, y que se confió su educacion á la les é inl1amando su Imaglllar;lOn, n?tlclas oe la CIVI- naturaleza. No se le pnseñó á leer ni á escribir, y ~u Iiz,;cion y de la riqueza de una naclOn poderosa del principal oCllpacion fue la de porquerizo. Pero csle Sur.; y p·are~e.e.strarrlinario. que .se tardaS!l ta~~o.en si.stema de vida no ~onvenJa al car,'tcter a~<liente rie cnVI,lr espedlf;lones en esa rhrecc~on. Pero 1.\ pO~lcwn Pizarro cnando crecll~ en anos, y oyó refenr las notiexacta y 1.1distancia de este relllo e!lca~ltado era.n cias del Nuevo-J\lundo, tan seductoras para la juvensolo ohjetode conjetura. La gran reglOn.lIltermedla tud, y qlle eran el asnnto principal de torlas la, conesta ha ocupaoa flor razas s.alvajes ~ ~elicosas ; 'j la versaciolles. COlllunicósele el entusiasmo popular, y poca esperiencia que ya haluan adqlllrld.o los marmos se aprovechó de un momento oportuno para abandllespailOles de la vecinn costa y dll SUi habItantt's .• yaun nar su innohle empleo y escaparse á Sevilla, puerto mas 10 tell1pes~u.oso de los mares, po:r¡ue halll:1l ~le- ~n que se embarc,lban los ~vp-ntureros esp;¡ilOlt~s parl'. cha SIIS cspedlclUnes en las peores epoca s dd ano, Ir á buscar fortuna al Occnlente. Pucos rie estos PI1aumentaha las di(jeultad~s apa~enl~s.rle la em'pre~a, rlian a~an<lun~r sU patria COll menos motivo de pesar v hacia retrocerler hasta a SUs.lI.ltrepldos corazon!::q. que PIzarro (;,) . . Tal era el estudo rle las oplOlOnes en la pequella cindar! riel Panamá durante algunos ailOs despulls ~le (2) Los poros es;rltores que se aventuran á fijar la épora su fun,lacion. Entretanto, ladeslull1uradoraronr¡llIsi dcl naculIlen.to de I ¡zarro lo hacen deuna mancra tan yarra y 'I '1" 'e't'mulo • I ri 'SI'O ardiente de I rûntradlctona, que tenemos poca conhaflza en sus datos, Vel'I a • e MIlJICO, lo nue'o. ", I ,I e.~ .•. dad es que lIerrera dire Icrmiuantementil que tenia 6;) a¡lOi l1acer nuevoS descubrlllllentos,} en ia~í se enco~- i cllando murió en Hilt. (lIist. gelleral, dec. VI, lib. X, raIraron tres hombres en la Coloma en qllle,nes el e~pl- , pitulo \'1.) Esto fijaria la épora rie su nacimiento ell HïH. ritu aventurero triunfó de todas IllS demas conslde- • Pero Garrila,so de ,a Vega asegllra qlle tenia mas de cincllcuLl raciones rIe dificultad y peli;.¡ro que impe~lian el a¡lOs.en 1'i2;;. (r.OIll. RI~~:'pa)l:tr.II,lih.l.rap.I.)Segun est,) aclelanto de la empresa .. Uno rie ellos fue ~l••glcto por habl'la narldoantr.s dc U',l, .Ilzarr~l~ ?r~!lana_q,ue, .como pa, lo t'r Y por sn aptllnd para lip-varia a c:t(¡".ble l'Ientc del cOllqol~tador, tenIa motno, pa~a c,tar I!len wtorsu cardC" , , P" " .' • l' mado ,dire que terlla clIlcue~ta y cuatro aoos en la mIsma fehombre era FranCISco ¡zarro, ~ COIllO ocupo l.U ,l, cha de 1:i25. (Varone, 111l,tl'es del Nuevo Mundo, ~Iadr¡d r¿sc~l.p~ de la;; otras co,a, ncrcsarias al bucn provcimiento de . Hi39. p,ig.12R) l'ero_ en laéDor~.rle Sil muertc dicc que tea.:¡uello: é para que estos IlaI'iú, a provl'chen es mennslel', qlle ' lila ccrca de ochenla auos (p~l(, 18.,.) ConSiderando .esto rom,) ,e hag-an all,\.)) Capítlllo de r:arta csrrita por ell'ey Catullw ulla exag-eraclOlI de;;tmada á prodllclr efecto Cilla Cirrun,tar:(,P.;drarla, lJá\'ila, al', ;';aviwcte, C'lleerlon d,e Jo;; V!aJes CIa parllclllar en ~,ue se lI,a, y a~lO!tleudola e~artltud df'! v tlc,cubrimiento;; (Madrid, 182fJ), torno /Il, nlllll, il, ' dalo antcrj()r, la cpoca de Sil 1lo1Clmlentùl'lcnc a scr la quc • (t; SCl(lIn }!ontesinns, Anda!(oya se la~tillJó lIIurho de re- damos en el testo .. Er,to le hace allto viejo yara emprend¡r ,¡litas de IIna eaida de caballo estando desplc~ando Sll hall'l~- la couqlllsta de un IInperlO; pero CoJon tema alln lilas edad dad de ¡Únete ante los asombrados 'IIrJíl1ena;;(,\Il:!lcs drll'l'rll, cua~ldo empren,dló Sil carrera .... MS., ailO 15~:H), Peril el adclantado en una relariOll Ile SIlS: . (i» Xerez, COllqu!sta dcll'eru ~al': (Jarr¡a , loOlu III, pad~;;rllhrilOientos escrita por él mlSlllo no dice nada de este. ¡!'Iua 197,-Zárate Conq, dcl Peru,hb, I, cap. I.-Pizano aecidt1ltc, y atribuye su enfermedad;¡ haberse caido al agua, y Orella~a '. Yarr'nes ..i1u~trcs, rág. 12S .. Pli 'l'Je por poro se aho¡rÓ, enfcrmedad que tardó .mucho . (.1) «i"aclO en TI,t1J¡/fo~yecharon/o a la puerta rie una ¡gl'ltielllp" rll rUral'se, E,ta esplicariOIl de su vuella era S1/I duda. sw, mamó ,una puerca rlertos. dJa" no ;;1' halland,) q~lIen le 1l",S ;¡¡rra,Jahle ti Sil \'anidad qllc la ¡reliera/mente reclhlda. (1'1I~,'es~darleehe,1)(jolllara, Hlst. de la, Inùlas, rap, LXLlV. E,te dorllmento, iUlf,ortante por sel' ubra cie uno de I.q;: pr¡(JJ ~e¡rlln e.1 c'lnJendad¡)~ P,zarro y Orellana, FranCISco P l· . o" mil i \'lJ" de~rllurirlores, se consen';} cnlllS ~lr('hl\'fl~ de :-,~vtll~, 1-1r1:o ~lrvló, ~l(lndo ~¡I!n UlIIO, ('-oo.su padr'e en I:1s)!U~rras de y Il1é puhheado ,por :'\a~alrete, Co¡crrion, to,,,o Ill, nUIlI, /. , Italta; y dCSPUCSCúll,lolon y otrns :lu,tl'es dcscllhrldorc; en d Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I.A CO:'iQl:ISTA Il"l ¡:i PEUÚ. ;\lo SJIH~IIl')SPIl r¡oé ailo ¡),'II1'l'ié, l'ste ~II'~"SUirllpor- \IIrlaf!oya voll'i,') Ile Sil ,'s!,,',licioo incnJllplda .1 S,ll' iallLe I:e su vida. l.a prilller;! Il~Z 'lue oirr.uli hablarlle de P,H1amá, Lrayendo noLicias nll,dJlJ rllas ¡¡IIl!,tl;'s ill en ¡I 1\uevu-~lun,I(J, es en la Espai101a, en lU 10, I[ue hasta entonces se habiall recil'¡du de la UpU"~"dlJllde ,Plltó plaza en la espellicion;í lira ha eu Tierr;¡ cia y gr'andela ue lus paises situadls aJ Sur (3). Esto Firme, lJajo \;:s {¡nIelles ,le Alooso de Ojella, cuyo coilll:idia con lus lIlOIlJelltos è!l (lile estaiJ,ln Iladeudo car;Íct, I' y hazall;ls no ellcuentl'illl CUIl'juÚ cOlllpararf:U illlP¡'esiulI ell el espíritu pÚlilícu las J'ril/aldc' S,) sinu e" ell "'s pÚgillas ri•• Cen,1IJtes. Hl'rilan CUI'- Jwzallas Je Cort'::,;, I/"e dau;," un nuo:vo es tí IIIUlo ¡'i lés, cUYi/ madce se.I!;III¡;llia Pizarro, Y SI'¡;LIII sc dice t'sl,iritu al'ellture"o, L:IS e"pl~dieiQnl's h;Ícia el SUI' era pi/rlellta d," p¡¡drede Fn,ncisco, estaua eutollces I egarun;í 3er pI ollje'u favorito rie lo~ cillculus )' tll~ eu Saulo Domillgo, y se dis(lullia á IlIan;liar en la J.IS¡;OUVI~rs;leiulleselrtrc lus eolollosdt~ I'allalll:i. Peril espelliriou rie Ojf:da, ,'osa 'lue IlU pud.:> rcalizar !Jor ('01U0 hl regioll del uru se bailaba dltn\s de la iliIiICIIIlabersll I:rstimarlo Iigll'¡lIne¡,[e UII pié, Si se llUbiera ~a cortilla de las cordilcras, aUll e>laba em l!elta I'U ido, la ,:ai,la d'" irlll'erin azter:a se buuiera retardado [,roJ'ullda os~urid¡¡d. 1\0 I'0diu [orlllurse idea UlgUIl;1 Ilor algulI ticmllU, Y r,uiz;.s d cetro tic ~Iulezullla se t'e su verdudcra rlistandu; y los [JU,lel'Ílllicntos 'f dilllluh~r¡' traslll;tírlo p;lcíIÍl:alnellte á su postt ridati. f;cullarles r¡ue Iwbiau eSl'erillIClltudo los I'0COS llaVePizarru [ue,eoIlJOlusrll,lInís, victilllade las desgracias fantes (lue hahian seguido cse I'UmUll, rlalJan un que su I'riú la CIl:Ollia rI'l Oit'rIa, y su discrecion llI,piró "spedu somhrio á la tJIl1l'resa , (Ille !rasta cllloilees tal call íanza á su jefe, tlue este le d"jó el mando del bauia relraído á los lilas anirnosOl, ¡'e tomar partI' ('II cstable,~illlien(o cuall,io luvo que ir ell husca de pro- ella. No resulta de niuguu dato que Pizano luallif,:svisiuue., ;í las isla". El lugarteniente sigui,} en su t lS¡~mils ardor qu~ lus (\l\má~; IIi el'a tal el estarlo tIc puestu peligroso por e31'aciu rie unos dus meses, es- sus fOllrlos que pudi,~sl~ euncelJir esperallzas ,le hllen l'eral1<l,) á que la Illuerte hul;iL:ra t1islllinuulo In llasélilO sin grautles auxilios por parte tic utms. EII!:!'iltante h eolullia para que fUj~ra posible embarcar t:1\ {~stl\ auxilio eu otros dos in,jividuos de la colonia, SlIS lIli,"rable,; res tus ell e1bu\lucdllo que les que(¡ue 1l(~SenlpellarOn Ull papel I\emasial\u ilnpurt¡¡nlc dalla (I). ellJos acouleCÎraicutos pI¡steriorcs para !lue uu hallJeLlespu,'s Ile esto lu e.\culltralllOS asueíarlo ¡'IBaliJoa, , lIlOS rie elios Cil parlieular. d de"l'luridor del Pa,;ilico, y cooper;lu'!o CUll eSle ello de ello." Dil'go Ile :\llIIagro, l'l'a lIll sUld¡.ric al estai b:illlielltu Ile la colonia ¡le Darien. Tuvo la de IUI'Lulla, prouaulen;ellLe tic alguna lilas el\;\f\ qUI~ glurill de acoru[I:tiiar •.. cste illtrépido espaÙol en su I'izarro. alln~ ue poco se sabe lÎe Sil 11iIclillienlo 'f terrible marcha al tral'ús tll: las mUlltaÎlaS, "1 tie Ser aun está en tlulla el lugar en quc ocurrió. SupÙnl'"e por tantu 11110de los prilllCrus euro¡wus cuyos ojos que nació en la Cillllilu de AluIagro, en Castilla la se tlcle laron con la vista) prometiúa tallto ticmpo l'.ueva, de tloulle, pUl' falta de origen lilas clarll, ,¡ntes, delluar tiel Sur. S3 deducc ~u nomlJre PUt:sto que, 10 mismo quo Despilt)>; tic la muerte pl'clOatura rle su jel'e, Pizarr¡zarro, era esplisilo Ci). Pocos pOrOll\l1UreS se S¡I1'0 se il,:.IJiri{¡ á l'edral'ias, }' este gubcrnador Jo ocuben de él hasta el aclual periorlo rie JlU0stra lristurj:l; pl" en varias cSjlelliciunes militares, que, si 110 le porque era ullode aquellos á quiencsla fel'/ueJllaciuII produc;al/ muc la, á lo lllelJOS Je acostumbraban á d? las épocüs turuulentas lanzan de UlJa I'ez á Ja suesas pnaciones y peli¡;ros que habian de salir al paso p~rlicie, meuos dichosos en esto quizás que si pl'l'dellu[l,ro conquistadol' riel Perú. Illauecicsen en su oscuridad primitiva. En su carrera Ell 1515 ~c Je destinó con otl'O militar llamado lIIililar, Almagro habia alcal/zudo la replltaciulI tie Jllorales p,lra atl'avesar el Islmo y cOlllerciar Call lus s Jldado valielltp.. Era de carácter franco y generosll, ,¡aturaL)s en Jus playas del Paeílíco. Allí lllieutras que ¡¡'go alropdlado Y violento en sus pasiolles; pero, estaba ocupado ell rccoger su botin de oru 'i perlas como les sucede álos homhres de telllperameuto sanJe las r róxirnus islas, sin duda recorria con la vista guineo, rlespues del primer estallido no cra óitïci: la Illlca prolougarla de .~vstas hasta que terlllinaoa en a~)aciguarlo. l~n una palabra, tenia tallas las cualid,\~l Ilom.oute, Y se inlbrnaoa su illlagiua¡;ion cun, la des y Jas defectos Je un hOlubre hunrado , ¡'I 'Iuill/ Hle~' dl~ r¡lle a¡gun dia I,odria il' á conquisLar las IllIS- I10:¡a Illoditicado lllejol'iíndolo la diseiplilla de la lll'íterIOS;¡, re¡;iolles s¡[uaJas !Uas allá de las montaÏ1as. lIIera educacion ó ei dUluiniu de sí /:lisrno. Al tras adarse el as¡el:to del guLierl/o al través del El otro era nl:l'IIa\lllo de Luque, (;sclesiástico ""paIsllllo Ü Pan?iII¡'l, Pizarro i1colllpaÏJó á Perl~arias, y ÏJol, qllc deselllpellaua Jas funciollcs d~ ,'urn HU [,¡[SU U01l1:l1e lue 1l~ltalJle cnlre los que estellU¡CrUn la namÚ, y que antes había sillo Ill&eslre !'scul'!a l'n ¡meu d, la couq\llsta ai NtJrte, luchando con las beh- l¡·. catedral de ¡bricn. Parl'ce haber sidu hUl!lb(c de ~OS:IS t",ous de Ver:lriUa. Pero por gloriosas que sn¡;ular (Jrudench y conocimiento rie mun,ln, y [J(,r lue>,~n ,~stas espedkiones, lc producian poco 01'0; Y SllS cualidades respetabJes I",uia logrado l'j"l'J'er ¡'lia e,bJ de cincnenta alios 1'1c¡'pltan Pizarro se l'n- nlllcha int111encia ell 1,( pe1jueiIU soeiellad Ú ¡¡Ill: pcrconlri'¡ en posesion SOlal/ll~llte rie un trozo de tierra t'lnecia, y lIIan~j¡lr fondos que Iia,;iall 'Ille 'Il l'UOm,r! ~at:a cer¡;a de ~a ,,¡¡¡¡jtal, y de un reparti/lliel~to peraclUn rUe~e esendal al ¡JUen i~xito tic la elllde llld os proporclOlwo al l'aloI' dc sus sernclOS preslI. militari s (2). El Nuel'o':\!undo era ulla lotería ell \ Colll'Ínose entre los tres socios que los do, mjJj" qln: t:r¡·u tnll esc:lsos los prl'rnios grandes, que casi _ ' , , t'lllolS 1:ls pr"babilidalles estahan c It .. I u 'adoI' y (~), Anda~oya dIce que, obtuvo, nnent as eS\UV0 Pli Hlrll, 'I " 0.1 1.1 e j ,~ , n)tlclas nlUYrrrcuu,Laucladas del ImperiO de lus I~cas pOI' 11 ¡tesitl' I e csto estllba '"¡Spuesto el Jugauor a aventumedio de UllOStmlicanLes que recurnan el pais. "En ,',la nIl' SU s:durl, SU lortuna, y aun muchas \,eœs"u I'roviuria 3UPr.Y hubc lelacion, ansi dc los ,eiwrc, ,'O'JlUúe hunul' HlISIllO. ulcrrudercs ¿ iutél'l'l'etl's l!lle elloi; lcuian ,IJe Lud'lla "ostit de l'ail l'a la situacioll de Pil,arro cuanJo Cil 1G22 L"lu lu quc dcspncs sc ha visLo hasta ci Cuzco, p:<l'lil'I,lalmente de cada proviucia la llJanera Yl'ellte 11r.el:a, 1'0rqUI' Nuevo ~iundo, CIIYOhllen úxilù atribuye el auLol' 1lI0de,;La- e,tos a1cao7.ulJanl'or l'la de mercaduria mucha LierTa,» ""1mente, .':OIUO can,a I'rlllrlpal, aJ valor de su ¡"Iriente. Va- \ varrete, Coleccioll, tumo Ill, nÚIlI, 7, ¡-ùJICS III stres, piJ~~ Uf;. (,I) "Beeia él que era ,le Alloagrll,l¡ dice Pe,lro Pizarro I1'W (1) P.l<:rro y 01:0I1all:',VarollCSilusLrcs, p{¡;;s. 121-1::?~, I III WlIùtia nlul'llO. lid, del Uf's".lIh,y C\Jnq, de lo, le,OO, tiel -lknua, !lISt. ¡;CUel'~J, ~ee.. ", Id), Vil, cal'. XIV.- . ¡'"I'Ú, ~b.-- Véa;;c lal:llJicn Zarate, C\JlIq, del l'crÚ, lih I, MonlesJllUs, Anales, }I:,., allo 1<.110. rip. J.-I;lIllJara, !list. de las llld., eap, CXLt.-Pizarro y , (::l) ,(:'clIiclldo su casa, Y, haeieJlda, y rrpartimienLo de (lJ'cl!aIlJ,. V¡Jfoncs i!u£;.ll'es, vag. ':Ht. mdlOs, (OIlJO~"0 dc lus I'III1C;pa¡,,;dc la 11"l'fa,l'Orque ;iClll1'.1úlLllnoescl'ilo~ cuoliesa Ilue no eran r:onociJos los paur,,~ ¡,re lo II'C.» Xerez, Cun'j. dei l'el'li, ap,lJ.wa toUlU JlI de A1ma1iJ\);pero aila ti e ljue sus (ll'imeras haZalnlS prllelJ~u Ii'¡{g. "'ill i I!U'_l'e de ,u I~una. I'rucba quc vak IJOCU¡,ur Clcrl J I I , Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ;';!~ BllIl.IulLL\ ilE C.\":l'Ak \' r.nI4;. lari's (~oiltl'j/¡u¡ri;w eon 'u PH/'l(l;"" I¡;,t)(~l' al cusleo i CiOI; hiÍcÙll'1 Sill', Y !i;IY que tpUWI' el rH'lig/'" ;I¡]jeiode lus gaslos ùellll'II)¡¡lTIt'lIl0, ppro LUII"e fue el que 11,,1de las tcmpeSL"lcs que recorren la \.:o,.la. l'NO los proporcio/J(Î la mayor parte de Jos fondos. Pizano ,m'nlureros no entl'ndian esto. llespu,'s dI! tocar ell Imbia de tomar III mando rle.la espenicion, y á Alma· la i~la de las Perlas puuto de arribana frecu.!nte á wo tocaba equipar y surti/' fie víveres á 10sJmques. pocas lf'¡,:u;ls de )'ilnillIJa, Pizarro se dirigiÓ al tl',l\és Los sócios ohtuvieroll f{¡f'ilmeule ('I cOllselltimiento : dl,l ¡!lM" de Sali ~ljglJl'l, Y pu'o el rumbo l'asi al Sill' ¡je) gobernador r;JI'a IIp\,;lr;Í r;¡bo su f'IJlpresa. Ilespues : h{¡cla el puerlo di' Pillas, pUli til de til'rra IlU la 1'1'0(le la I'Ill'lta de ¡\r>d:lgoya, I~Ihabia pr"YI'ctado oll'a i vioda de Birllr¡uele, que sllIlalaba ellimile del viaje rsprdkion; pero ••1 qlll! hnbia de rllcar,l(arse de l'lia, de Andagoya. Ailles tic tiU pa¡'titla Pizarro haLia oMe· murió antes de tiempo. :\0 ,abemos qué razon hubo, Ilido todas I;ls Iloticiati que podia dar este sobre ri para que lIO realjz~se sn pl;ln primitivo, confiando: J'ais y sllbre la direccion que habia de tomar. P8JO la ri IH'f:ocio á un capitnll de tanta esperiencia COIllO f csprril'ncia del Illismo Alltl¡¡p,oya habia sitio demaPizarro. ;';0 le dis8u;;fa)¡a prolla)¡lenlf'ntll que otrOti . s¡ado escasa para que pudiese ser lIIuy útil á Pipag,lsen las costas, eon tal de que ú élie tocase una 7.'II"I'U. Imella pm:te de ~lJSutilidades. !';n descuidó esta parte ()1J¡"andr~ el plI;)rlo de Pillas, el bur/necHlo entró rn las esllpulaclOnes (j ). , r;n el 1'10 BII'U, y ,a mala aplicacHln de este nombre Anxiliado ùe esta manera COli los fondos de Luque lue, segun l'l'l'l'II alguuos, lo que díó origen al del y COli el consentimiel,to del gobernador, Alm¡¡gro Ï1npeno d,~ los luc,lS (í). Ol'sp¡,¡es de naveg;,r por no tarùó mucho en hacer sus preparativos pura el t~ste rio umtS dus II'gU,IS , Pizarro llIaudó fOllllear, y vinje. Compr;"rronse dos buques ¡lf'quei'íM, ci mayor dllsrllllJarcallllo tO'I~s SIlS fllerzas, eseeptu;;urio á Jos de los cuales lwbia sido cOIH'truicJo por BalLoa para marinrros, IlI'I1C'ldió al frenfe de e\lils á csplorar III emprendl~r I'n persülla ('sta misma espedíeion. Desde pais. El tcrrenoera un Vilsto p,lnt"no en que las fuertrs sn muerte habia pf'rmaneeidu neslllilrJtelado ell el lluvias )¡abiiln dej~nu illllumerables charc,.s de agua plH~rto de p"n¡lmá. ílecorrió~l'lc lo lIl"jor que se pudo, I est¡¡ne¡¡da, y ••111'111(0 110 ofrecia pl/lltO de "poyo al y se le puso rn di~posicion de s,dir aimaI', lIlielllras pié del viaJero. Este triste palltano estalla rodeado de (pJe se mefian :í b(lrdo las prolÍsiones y pertreeJlOs I bosques, al tra\'€S de cuya espesa vejel<lcion y de la COli una prontitud que hacia nias honor al celo de : elll'erl¡¡na maleza que la cuhri¡l, penetraban con muAinulpro que il su pre\'isiolJ. [' cha dilieultarl; y saliendo por Jill de ellos, se CllrOflMayores dilicu Jtanes habia q\le vencer para entraroll enllll(l region montHÎlOsil, de ear¡Jeter tan áspecontraI' d suticiente número de homlires; porque' ro y llena ne l<lIl1~s pierlr',ls, que les corta ha los piÚs las cspenidollf's en ¡¡quella di,'eccion hahj¡i11 suscita- . hilsta el hueso, y el soldado cansado, con la carga do 1~lIa desconJia~lza que era muy ~ifícil "en~er. Per,o ¡ tie su pesada maIJa ó del justi~lo ne al¡!Odon espesahalJla mudlOs OCIOSOSen la coloma que hahlan Hill· ~ mente l'nlretelado,apenas podIa arr¡lstrar un pie tras do en busca de fortuna, y estaJ)¡in (lispucstos á uus- : otro. El calor á veces era insoportable; y cansados y caria ¡¡un al través rie los mayo: es pdigro~. ':on estos' hambrientos se tiraban al suelo exhaustos y sin fuermateriales nunió Almugro un t;uerpo COIn(1de U¡¡US zas. Tal fUe el ominoso principio de la espedicion al cien hombres (2), y estando todo C1i,puesto Pizar- , Perú. TO tOllló el Illando, y levando allch·s. salió nel pe- ¡ Pizarro, sin eInuar~o, no ge descorazonaba, y tra· queÎlo puerto de P,illamÍt ¡J medi11nos rie n,l\'if'mhre : taha rle reaninm' el valor de los suyos, ro¡;audoles (le j 524. AJmagro dl'\lia salir despnes de {~lPU otro' que no se Ik:animasen pOI" dificultades que lin eorahUi]ue menor, en cuanto este ~e hallase listo (3 ). : 7.011intrépido soLrepu,la siempre sin duda ¡¡I~u[\a, y La "poca del ¡¡IIO era Ja pI'or que podia ele~irse'lles recordaba a1 mismo tiempo el premio de abunpara el viôje, porque era la estarion de las lluvias, danlt' oro reservado para los que rerseverasl'n eu la cuando los vicntos contrarios se oponen á la navega-I enlpresa. Pt'ro f¡icil e~a conorer qu~ no )¡a~)ia u~\I1a _, . qlle l'sperar permant'C1eI1f10 en esta tnste regIOn. '01(i) «A~¡ que estos tres r,omp~Mros ~;adll·hos arordaron de : vienrlo pUf S il Sil uuque, lo dejariln rlrsli7.¡¡rse con la ~rat:Onql1l~(aresta,provlncJal'a(j¡cha.l u.el'ClInl'ultálldoloeon cI¡¡'riente v Iro"'· u b I<ic', el Sur en el Pedro Arias de AVila 'lue á la ~az"n era ¡!obernador en Trer., ,. ) slgulr S rum o )" la ra Firme, vino en ello haziendo compailla ron ios dichos com· i grôn Oceano .. paileros con condicion que Pedro Arias no babia de conlrlbuir i De,pues de c"stear af~unas le¡mas, Plzarrnel~ló enlouces ron ningun dinero ni otra cosa sino de lo que ~e ha- : el :lIJr.la en un paraje de ,Ispedo no muy halagueno, 1I~:e en la l¡,~rra de lo que ilélIe cupiese J'or virlud de la com· donde emba.l'c,ó leila y agua. L~Je/!~, diri¡::iéndo,se, un pailla de all~ se pap:~selllos pasto. que il élIe cupIesen. Los· poeo mas hilcla alla IIwr, cnntmuúsul'uTllbu h¡¡clacl tres rompalleros v¡weron en ,eJlo ¡Jor al'er ,esta ¡¡renrlU, Sur. '.>1'1'0 'II esto fue contruriat!o por una serie d" IJllrqur. de nlra maneja no la .t1eanzaran.» (I cdro Pizarro, tornlf'nta' 'l('ofllp'lil'lhs 1101' trrPllos '~pantoscs y De,culmnllellloyCollq.,MS,)Audagoyaslllell1bargoa~rlDa" ,"" • ~l. , .,1 ',e, .. que el ~obcrn;ldor estaha tall IlIleresado como Jos demas, lo. tOIrelitI" de Hu\ la CU.IlOIIfI S,i. 1en ~lr.o en IdS te~lllando fada uno sobre ~i la ruarta parle de Jos gaslos. (i'ia- ! pe>tadl!s ttrrlbles dl' Jos trópicos. Limar esta ha e..u';lITele, CoIercion, tomo m. núm. ï.) Pero sea cual fuere ' lureculo, y lev;lnlando sus c,pumos¡¡s fillllltllnns la parte de Pedraria~ importa l'oro, 'puesto que la cedió ailles: amenaz,!l,a {¡ r¡¡da momento trilgar~e el buqul'cil,lo, qlleC)laespedl.rlOn hubu'.serlado U!lhdadl,a}¡¡lJlla,. ' I que /laCIa ¡¡¡<ua 1.lor tod,:'~ sus costur1Js: Durante (heL. ,C-) I!el~e:a" el lllslollador I~~S po,"':" I' de estus arr,r.lcrl- d¡¡¡s JOSde,¡:;r¡;f1ados vWJel'os fUcrol\ ,Iu!-(ude de lao mallto., ralc ul,l que noacompallalOll ",llfarro mas (jueorhell- 1 olas 1" SflJO merced á esfuerzos CUl\slitnlt,s Jos es •. ta hümbres,l'ero todas la~OIIIlI1SaUll'r1d,,,J<:,qUthccotlwllado·, ' .. , .'.' .brr'll que IJrgah,lll il Illas de cienlo, El P. 1\avarro, contern- , 11I~r~o, de.lil de<es¡Jer;!CI?D, log;"I'(J/llmperllI' que ~\I 1',,,¡jllCOy que residiÔ en Lima. dire que ~an i!l{J. Relacion ! fnlgJ! Iluque se fuese.a pIque. J ara aumento de dpsStlrllaria de la entrada de los espai,oles en el PerÚ, MS, i gr,lems, Cltipt'z:lron 11 eseasea¡'las prOYISIOUCSY 50(,;) EXIste la arostnmbrada diver¡:encia enlre los aulores . }¡rc todo el agua de la cual solo teni:lll IIIIOS poeo~; ,~,bre la frr~a ~c la e~ped;rion, ,Casi todos la fijan én j;J25. I harrill's; porque Almagro habia contado con que dl! 'o hl' s,e¡!uldoa ~crez, serrelanode,Plzarro ~ tuya narrarlOn I cuando "JI cUilnrlort'lIo\'arbn sus esca~as proYbiones se ['vllllCó dll'~ alIOSde~pues del ~I;r,le, y qUIen éU tan corIo I I'll la cllsta. Tüda su c:rrlle estaba cOllsumida y queIlltcrnlo de llen:po no pudo olVidar la féCh" de aconlecl-. \' "'1' 'l. ,,' '" 'II d' I ," " mienlo tall memorable. (Véa,e su conquil'ta del I'CIÚ, al'. I (drO'~ I ~"uell os a ,. raClO1I /Il1,!.r,) ) e L 10. mazorBarcia, IO!lIOIII, J';\~' 1711.) I cas dlill'lilS de m,lIZ para cada homhre. Parere que no (Jeja dnda en esto la cf1pifull1cio71 de Piza rro c.owJ¡a lidos de es tll lIIono pOI" t'llirunhrr. y por Jo~; CiJnla. corona, que )·0 lIOhahia examinado hasta despues de elementos, Jos dl~gr.aCiadus yiaJcros se dil:I"OIl pOI' escrihir lo que precede, En esle do('uUlcnlo, fccbado f'n julio d~ 1h:!9,se habla de la primera espedicivll romo rosa que ha(4) Zárate, (on'l' del Per!'l, lib, 1. cap, .-II,'rrer;¡ bia ocul'I'ido ur.05 cinco a~üsanlc~. (Ycase ApéndicellúllJ. ¡.) , Hist. ,uleral, der. III, hh. VI, cap. VIIl. I I 1 I l' I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..\ CI)\\)t:ISH IIEL I'lll(:. ;;7 muy saLisfeehos COllvolverse atrás y con eneontrar el de Sll triste posidon. El olidal á quien se cOlllió este Úllimo puerlo en que habiall hecho provision de agua servicio se llamaba Montenegro, el cual llevándose y leÚn. Sin emburKo, nada era mas {Iesconsolallor cerca de la mitad de In gente, y despues de recibir que cll!specto del puís. 8m bajo y pantanoso, lo mis- lus instrucciones de Pizurro, se flÍzo inmediatamente 11I0 1[lIe el desembarcad'lro anterior; mielltras que á la vela v se dirigió hácia la indicada isla. los espesisimos bosques, cuyu profundidad 110 podiu En cuànto se fue el buque, Pi:~urro trató de examipenetrar lu vista, se esten(lian COlllOuna palltalla por nar el pais y ver si podia ellcontrar ulguna poblacioll la costa con unn 10ngitu,1 al parecer interminable. En de indios en que pudiese procurarse provisiones para vano trataron los CilllSUltOSespaïlOles de recorrer los Sil gellte. Pero sus esfuerzos fucrOIlIl1Ílliles, porque senderos rie este complicado laberinto, en que las no se descubrió el mas leve rastro de habitacion huenredaderas y las líanas, que brotan con tal esplendor manu; si hien COll el denso é impenetrable folluje de ell una atmósfera c51i,la y hÚmetia, se habían enrelas regiones ecuatoriales podian buSlar algunus "arus .Indo en los colosales troncos tie los árboles, y habían de distancia para ocultar á una ciudad. Los únic()S fornlado un tejido que no se podia penetrar sino con recursos para ulimentarse que quedaban á los desdiellwclJU. Entretantu apenas cesaba de caer la lluvia, chados ilventureros, eran re,;oge;' de cuaudo en CUilUy el suelo cubierto Ile hojas y satul'ado de humedad, rio algunos mariscos en la eo,ta, coger las llOjas parecia huir resbahinrlosc baJO sus piés. amargas dcl palmero, Ó las yerbas malsanas y desa-, Triste y desconsolador era el aspecto de estos bos- gl'udubles que crecian cn el bosque. Algunas de eslas quos sombríos, en {lue Jas emanaciones de la sobreeran tan venenosas, que los que las comían se hincargada sllperlicie envenenaban el aire, y pareciiln chahan y sufrian los mas agudos dolores. Otros preno consentir el desarollo M la existencia, esceptnan· ferian el hambre á estos miserables alimentos, desfudo sin embargo la de los millolles de insectos cuyas Ilecian con la ùebilidad '! se morian de inediu. A pesaI' relncientes alas brillaban como chispas de fuego en de todo esta su intrépido jefe Sl~esforzaha por contodas las aberturns del boscllIe. Hasta la creacion serval' su esperanza y por adelantar los abatidos ,ínibruta p;¡reda haber IlUido de estr. punto futal, en que mos de sus compai"teros. Partia francamente con e!lo~ los a'ventureras no vieron animales ni pájaros de nino sus escasas provisiones, era incansable eD sus esfuerguna cluse. El silencio reinaba sin interrupcion en el zos para proporcionarlesalimentos, cuidabaálos enfer<;nra~.on de estas tristes soledades; á lo menos el Úni- mos élmislllo y mandó que se construyesen cuarteles co ruido que se esenehaba era el rie la lluvia al caer 50- para que estos á lo menos estuviesen al abrigo de Jas bre hs hoja~, y el,.tl los pasos (le los dese onsolados !lu vias de la estaciono Gracias á esta simpatía que mauventureros (I) .. Ilirestaba hácia sus cOlllpaÏlHos, adquirió ulla inEnteramente des,illimatlos por el aspecto del pais, lluencia inmeusa sobre ellus qu~ el ejercicio de su los espailOles empelaron á comprender que no haautoridad no hubiera alcanzado nunca, á la menos hian ganado nada con venir ii tierra, y empezaron en estas apuradas circunstancias. tumbien á temer sériamente que se morirían rlé hamDia tras dia y semana tras semana habia pasado bre en una region que no pro,lucia mas fl'lltl) <jue unllS ya, y no se habían reciuíJo not' cias del buque que hayasdesagr:h1ables que recogian algunas veees ell el habia de traer socorro á los aventurero~. En vuno es· bosquc. Quej,íbunse á voces de su suerte desgraciada, tendian sus miradas por el vasto Océano en busca do acus;llIlü á su comanrlantt! como autor de torlas sus sus amigos. !IIi un punlo se llescubria en el horizontt: desdichas, porque los había engaimdo prometiéndoIle la azularla llanura, donde no se aventuraba la cales u'la tierra encan tarla, que p¡¡recia huir mas y noa del salvaie ~'donde aun no se habia desplegado la mas á medida que ndelantaban ellos. [nÚtil era, rie- blanca vela del europeo. Los que al principio habían \:ian, luchar contru el destino, y lo que mas cOI1\'e- resistido con valor á todas lus eontruriellades, se ennia e",¡ tratar de volver á Panamá à tiempo para saltrc~aban ahora á la desesJleraeion al cOlltemplarso \'al' la vida, en lugar de aguardar en aquel sitio á abandonados por SlIS compatrioles en estas desiertas morhe de hambre. y tristes playas, y decaian ¡Í inf1u.o de aquel doloroso Pe!'O Pizarro estalla dispuesto ,í combatir males y sentimieGto quo oprime y seca el cornall. Mas de llesgracias aun mayores que estas antes de volver il veinte de los que eomponwn la pequeña partiJa haPanamá con su créllito arruinado, y para scr objeto Ilian muerto ya, y los quesobrevivianparecian prúxide la burla general como visionario que habia inci- , mos Ii seguirlos ell rápida sucesion (2). tado :í otros (¡ embarcarse en una empresa que él DO En esta crisis vinieron ,í decir á PIzarro haberse habia tenido valor suficiente para llevar á caho. La descuuierto Ulla luz ¿ti través de una remota abertura ocasion presente contenia su Úniea espeJ"Ullza. "olver del bosque. Recibió esta noticia con alegría dincil du era a('ruinarse para siempre. Empleó, pues, todos describir, puesto que le anunciaba la proximidad de los argumentos que el amor propio herido y la ava- alguna poblacion; v eoloc¡Índose al l'l'eute de una pericia le podiun suministrar para disuadir á los snyos queiia partida, se 11irigió al punto iudicado para rede su pl'opósito; les hizo ver que estas eran 1;ls des- I conocer/o. No file chuslJueado por ciertu, porque ¡;r~¡d;¡s naturales I]l.e encontruha siempre el descu- I despues dc salvar penosamente una espesa estension br~dor cn su carrera, ~ les recol'lló las b~i1lilntes ha-I de monte uajo y rollaje, dcscu.brió Ul~ <l~slllonte Cil zanas de sus compatrIOtas en otras regIOnes y his. que estaba SItuado 1111 puehleeillo de lIldlOS. Los tlnotiCias repetidas que ellos lllislIlOS habian recibido l' midos hahitantes, al ver la repentilla aparicion dB tic los ricos paises de la costa de que les ser!a f:idl . hOlllbres tan e~traj'lOs, ahandonaron e.spantatlos ~us ¡Ipoùerarse sm mas que un poco de constanCIa v de chozas')' lunzullllose á ellas los hunbncntus espullovalor. Sinemhargo, COI\IOsus necesidades eran'urles, se'apllderaron con ansia tic io que conteniall, gCllte~, resolvió enviar el huque á la isla Ile jas Perque eran alimcn tos compuestos en Sil mayor parte de las, e:1ra que tr<ige~e iÍ su ¡;ente lIll nuevo surtido de maiz y cocos. ERte socorro, uunque pequeïlO, era deprOVisiones con (lue ptHliesen marchar adelante COll lllasiaùo oportuno para que no los lIelliJse dû gozo, Ilue\'v 'J mejor espe!"ln·I.~. La distallcia no era muy Los asombrados il\\lígenas no I,~sol'recierOIl resisgnuJlle, y pocos dlas habwlI de bastar para sac;¡rlos tencia alguna. Pero recobrando su cOlllianzn al ver que JlO se It'S hacia dailO alguuo , se acercaron (¡ los O) X?rcz, Cool). <lei PerÚ, al'. Bareia. lomo 11/, p;i~.IRO. blancos y II'S prt'gulltul'on que por ,tué no sequedahalJ - (\el"r.Ii)[1 del primer dl'seuh., .\I:-\.-.Ilolltesi.los. Allait; en su puis y cultivauull :iUS tierrus, en lugar de an,I,,!' l A~S. afio 15::!:).. - Z;íralc, COll<j, del I'crÚ, Jib.:, ""I'. l.......' (,al'rrl~sgo, COlli. Heal, parte It, lIb. / , rap. VIl.--lll'l'l'cra, (~) lbi<l, uhi Sllpr3. -I\el. <lei primor ¡list. ~cllcral, ,lec. Ill, lib. IV, l'al'. VIII. Xl'l'tt, COllI).ùcll";I'Ú , ubi ,UPl';¡. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia dcscub., .\IS.- .. I :18 BIBLIOTECA Os,; GASI'An r [tolG, , vngando y robando á los que nunca les babian hecho como si estu\'iese temeroso ¡Je Que se le escapasQ dano alguno (I). Sea cual fuere su modo de pensar alguna fértil regiun ó :t/¡;(una mina pingÜe si hubiese ~obre la cuestlOll de derecho, parere prohable que la mas leve iuterseccion en la línea (~ue examinaba. en aquel momento pensasen los espaÎlOlcs que hubie-¡ Sin embargo no <lebemos echar en olvI<lo que :lUnque ranl1echo muy bien ell OhSf'f\'ar la conducta que les. nosotros sabemos perfectamente el punto adonde aconseJahan los indios. Paro los salvajes llevaban en ' ihn Pizarro porque conocemos muy bien la topograsus personas adornos de oro aUntlUf~ groseramente lia de aquellos paises, Ól ib<l enteramente á ciegas, trahajados. Estos adornos cranIa lIIejorcontestacion sin un mapa siquiera que lo f!lIiase, sin conocel' posible á su pregunta. El cebo del oro era lo que ha- aquellos mal'e- ni teller idea algllna rie sus costas y bia impulsado al aventurero espaÎlO1 á abandonar su aun sin mas i.lea del ohjeto que busca ha qlle la notih~rmosl patria Jlara luchar con los peligros del decia que tenia (le un país en que ahundaha cloro, y sierto. Estos indios confirmaron las I10ticias que ya que estaba colol~ado ell algull lugal' hácia el SUI". Era habian recibido Pizarro y los suyos sobre un rico y dar caza á un El Dorado, fiándose en pruebas poco p~de~oso impel'i:, ~ue s~ hallaba.sílual!o lilas al ,Sur, lilaS auténticas y creíbles ,qu: las que sirvi~ron de itnadICntlo que it dIeZ dlas de distanCia altraves de base á tantas empreslls qUllneflcas en esta tIerra de Jas montail8s cxistia lin monarca pOlleroso, cuyos maravillas. Solo el buen éxito, que es el mejor argudominios habiaÜ sido inl'adidus por otro mas podemelllo para el vulgo, pndo conseguir que no se taroso aun, y que era hijo (Iel Sol (t). Quizas aludirian chasrn de absurllas las espcllíciones de Pizarro. á la invasion de Quito por el va¡iente luca Huayna Gobernando siemrre hiÍcia el Sur, y despues rlc Cnpac, que ocurrió pocos aÎlos antes de la espediulla corta lravesia , Pizarro se encontró en freute de • cion de Pizarro. un territorio abierto, 6 á lo menos JlO tan cargwlo de Por ¡¡n, Ilespues rie trascnrrirlas seis semanas, los bosques, (Jue iba subiendo pl)r grn(los á medida que espailOles descubrieron con alegr ia dificil de esplise retiraha de la costa. Dest~lIlbarcó con algullos homcal' que volvia el ~uque en que se habian' marchado bres, y penetrando un poco ell lo interior encontró sus compaÎJeros, y poco t1espues lIlontene¡::ro entré. un pueblecillo de indios. Sus Imhitantes lo hahian cnel puerto con una :implia provision dr. hastimentos ahandonarlo al acercarsr. los illvasores, refugiÚ\lllose para sus hambrielltos compatriotas. Grande fue su l'lilaS montaiws; y entrando lus esp~ÎlOles ell sus solIorror al contemplar el aspecto Ile estos. Sus ros- Jllitnrías el)(lzas, encontraron alii un Luen acopio de Iras enfiar/uecidos, sns cuerpos debilitados por el mai? y <le otros alimentus, y groseros arlornos de oro bambre y las enfermedades, hacían que apenas los de mucho valol·. El alimento no era mas necesario conociesen sus antiguos compañeros. Montenegro " para sus cuerpos que 1.1vista del oro de cuando ~n :¡tribl!y6 sulardallza;\ los vientos contrarios y al mal cuando para estimular su apetito av.~ntllferl). Sill tie(~lpu; vd tHmbien tenia que referir una t~iste his- I f'JIlbargo, f'~contraron un espect:irulo que Jos JlelJ(, tOl'la de los trabajOS que el hambre les Iwbm hecho de horror. Vieron (Pc enlre los allluentus que Sl~espasar ú él y á los suyos en su travesía á la isla de Jas I.1ban preparando cn el fuego, hahia carne humana PerJus.-Los sUCesos minuciosos como los que aC<l- dispuesta para ellwrrible festin de los bÚrbaros. Los bamos de contar son los que nos hacen comprender espaÎlOles, creyendo que hahian encuntrado una tribu toda la estension de I(ls padecimientos que tenia que de caribes, la Única raza de aqueJla parte del Nllevo sufrir el aventurero espaÎlOl en la gran obra d~ sus 'lundo Ile quiell se s1bia que era alltropófag:\, huyedescubrimÜ,nlos. ron precipitadanH'lIle {¡ suuuque (,1). No estaban p Hestahleeidos con los sólidos nlirnentosdc que du- empedeflli\los por la coslumbre de ver este tl'iste (~Sl'alite tanto tiempo hahían eS(¡\llo privados, los es- peet;ículo COIIIO lo estaban los conquistadores de paiioles, ton esa ela,ficidad propia de hombres 'IÚjico. ~costulllbrarlos Ú ulla vitia vaganluu.la y roll/~ada de El femp!), que hasla entonces h:¡bia sitio favorable, peligros, oll'¡rlal'Ou sus rle;;gracias pasad~¡s en su empezó á volverse uorrascoso con fuertes chuhaseos, ansía por llevar adelante su empresa. Volviendo,. y con incesantes truenos y relÚlIIpagos; Y la llUVia, pues, á bordo de su buqlle, l'iZ:IITO se despidió riel ¡ cOIllO sucede siempre en eslas tormentas de los tr6teatro de tantos padc.cimíenlos, que inramÓ con el ! ['icos, ('ai~ no tallto eu ¡.:.~tas como en raudale_s uo nombre oportuno de Puerto delllambre, Y' desplegó i Ulterrumpldo£ de agua. Sill emhargo los espanoles rie lIuevo sus veJils ante la lavorable brisa que Ic prefirieron esponerse á la furi~ llel terrible eh~mellto pulsaba hácia el Sur. que permanecer eu la escena rie tan brutales preparaSi se hubiera aventurado il salir de l!na vez á alta t¡vos. Pero Ja [m'ja de Ja tormenta amainó poco á mar, en lugar de recorrer la costa (loco hospitalaria lOCO, Y el Luqueeillo siguió su curso por la costa en que hasta entoncèS habia encontrado tan poca re-¡ Lsta encontral'se al frente de Ulla le'ngua de tierra á compensa á sus afanes, podria haberse ahorrado la qur. Pizarro (lió el nombre de Punta Quemada, y en repetici?n de inc{¡mo(bs aventuras, y alf,~;¡nzado por i (luema!1dófmlllear.Lao.rilla estaba cubierta con uua un camillo mas cort" el lugar de su Jestlllo. Pero el i anch,llaja lIe una I~specle de nopales, ruyns largas marino español recorría ¡J tieutas estas desconocidas I rai('es se entrelazaban unas con otras, y formaban costas, y desembarcaba siempre que podia hacerlo, : una especie de I'lll'erjarlo suu-marillo que hacia (hncilla aproximacion del buquc. \ïend,! varias callcs (I) « /' orque d'eClan ~ Ios cas t e JIanos que por qll é DOsem- ¡ ,l,' " ,I . I)" , , I 'I I) braban y cogian sin andar tomando los ba,tillleul"s llA'enOs, ,¡ule~~,~sen,e,l~ )f)~qt~e f'SPLSO" IZ~lrro ea (1 ~ qu~ pasando tantos tr~baj()s.» Herrera, IJist. ¡;elJernJ, 1oc. clL Id pUIS llcbl.t estaI h,t/lIl.Hlo, ) tie,emb~rcó ~on la (2) "lJíóles noticia eJ VIcio por medio del/engua, romo ¡n:J)'or parte d •• Su ruel'za para esploral' /0 wh'f1or. die? soles de alii habi;¡ UIIrey muy poùcroso yendo por espeApenas huho penetrado algo mas de una ¡l'gua, sas montaila~, Y, que otro mas ,Poderoso hijo dcl.~nl habia ve- ('uando se \'eriliró Sll conjetura con el descu urimicnto mdn de m¡Ja¡;~oaqllltarJp; el. ri'IDOsobre (lue t~lII:¡n_lJJU\',"g!.I- de una ciudad ,Il' judios, ¿¡Igo m¿¡~'or flue las que (mentas bala,las.» plootestoos, An~I,es. ~b" a,!" 1,':'0) I hasta entonces habían \'isto, colocada Cilla falda de La cODql~sta ¡Je QUIto por I/uayua Cap;¡c orUfr!O lIJas dt), n n onte y b'en ri 'f'ndid; por medio de cmp,¡lizl!tretota auos antcs de este Jlwodo ùe nurslra h¡,torla. l'ero los, u I •. 1 { I\ .• b' pormennres de esta rc~'o)uciun, su épora exacta ó ej ,i¡io en I .las. Los habItantes,. ~e:::\Il1 costumhre, ,la ha Ian que orurriú, t'ran cosas que sin dilua cülllprender'an muy va- i abandon1c10; pero dl'J:indo en sus f1allltaclOnes pru¡¡-amente las lliJciuoes S,1¡";¡jesd~ Jos a!redcdore" de PiJ~iJm:'t;I l' su nlnsion á estas cosas en UlldiaJerlo dcsronorido 110 seria « Y en las oil.1, t1f~la rornida. qllr cslahan :>1fllc¡;o. l.ampoco muy clara para Jos vj;¡jeros espailOJc3, que mas cntre la ca¡'ue que ,:;l'iJuan h,h¡a piès y U¡:iUOS tic hOlllbl'es, bien entenderían esto, pormenor". pill' Sei'iJSIllle vor pa- de donu.l couocieron que aquellos indios eran raribes,,, IlcrIJLras, , rera., \list. ~cuer31, der. III, ¡¡h VIII, rail. XI. jm-I' I d I (;;) Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L.-\. CO\Qt:lSTA [El. PEH~. :i!t vi$iones ahundantes y al"UlJas frioleras de oro !Jue ' fo, y algunos rle los mas audaces se acercaron Ii él los esparJOles no va~ilaro~.en apropiarse. La ligera para aeabarlo. Pero Pizarro ;ol\'ió á ponerse cu. pié barca rie 1'1?~lrro habla slllnrlo mucho con los fuertes en un momenlo, y matil.l1llo a dos CO~lsu mano vlgovientos á qlle hahia es lado espuesla recienlclllenle, ro:;a, marltu\'o 1Í lo~ demás Ít res[lt:tuosa dislancia de manera que era peligroso seguir el viaje sin CO~I~-I Illlentras que acu,lhan SIlS soldados á defenderlo. ponerla lilas completamenle de 10 qlle.lo pernllLla , Asombr,lldos !os barbaros al l'el' tan Lo valor, empeesta tnstc costa. Por taoco determinó envIar su bllque , za:'on a vaLllar, cuallllo llegando orortunalllente con unos pocos h@lIlbres 11PanamiÍ para qlle alIi lo I Monlenegro, y. alaCÚ~llolos por retagual'llia, los puso carenasen, 'I enlretanto estah\cciÜ S\lS cuarleles en : en .completa elisperslOn; y abandonanuo el campo se esla posicinn tan ,f:ll'orable á la defensa. Per.? ante l' ~e )ra~on como pudieron ~ las guaridas de las montatodas co,<as,envló a ~Iontenegro con un pequenll des- , nas .. [;1 c~mpo e,slaba culJlt;rto OH! sus. muertos; pero taLalllcnlo:1 )'()I'onoccr el paí" y si fuese posible, á J~'lvlctona costo muy cara, pu~;; mUrIeron uos espucntablar rdueiones con los indígenas. /lcles mas y hubo Illuchos hef)do~. Estns pertenecían á una rÚa belicosa. Habian . Beuui~se entonces un enn"ejo de :1uerra. La rosiabandonado Sl:S h;¡bitaciolle;; para poner ¡í sus lOuie- CI'Hl habw perdido tOlla su helleza para los espallolcs res é hijo:; en lugar seguro; pero no bahian perdido que ~\quí habian l'ncnntrado por pri mera vez rl!sisde I'ista lo~ movimientos de los invasores' y cuando I t~I1C¡¡¡ cteslle que hahbn emprenJlllt) S\l espellícion. vieron clvillidas sus fuerzas, resolvieron ~;ier ~()bre Era ~I;cesario colocar á los heridos ,~n algun paraj~ ambas \ltla c1espur.s de otra, y antes que se pU1hesen ' se~ulO (lo!llle ~e les pudiese Durar. SIll embargo, 1\0 preslar 'o corro mÚtuo. Pill' consiguiente, en cuanl') en prudente Ir mas adc)anle, cons derau(lo el mal Montenegr~ hubo penetrado en los desfilarieros de las p.stado del buque. Por ullnno, se I'es?lnó volver y elevallas cohnas Ilue s:den hácia esta parte de la costa do l' parle al gober~lador cte todo lo,?Cllrrlclo; yaunque c?mo espolones de la,S Corelilleras , los guerreros in- ,1\[; se hablan I'eah(-ado las n~agn¡/Icas csp.eranzas de d~os salieron repentmamente de su p.mhoscal1a, y lo., aventureros, PIlarr~ crela (F1~ se halHa hecho lo dlspararun u.na nube de flechas y otros proyectiles lJ('$\¡Hlte para probar l~lIlnportallc.la lie la empresa, y qne nscnrecreron el aire eSlremeciell(\n al mismo p"ra asegurar el apoyo de I'cllranas en su conlinuatiempo 19s /"¡osr/ues con ~u agudo grilO tic guerril. cio[~ (2). , , . Los es panales, asombrados al ¡¡;;peclo ue estos sa!l'llSill embargn, haClilse muy duro a PIzarra presenJe~ COli los cuerpos rlesnuel,). y pillt:ldos de colores, tarse al goherr,¡ador en el e:itado prr,sente de la cmImllanLes, blafllllellllo sus armaS al deslizarse I!ntrc ' presa. Deter[1lI116, pues, ut~se!llbarcar con la m:l)'or los árbol;):; yel [lIollle ~l:ljOIJlle cr.fI"¡lba el desfiladero, i fl,'lrte de. su gente ell ,Chica!llá, IlIg:lr sitllallo ell se quectarOll sorprr.ndldos y CUlIfusos, y por un lila- ' 11erra Firme, á pl~ca dl:;t¡¡ Ii~ra. al Oesl~ ~le Panam1Í. mento en el Illas completo rlesÔrJen, Tres rie ellos D'!~'¡0 este pUlltO, ,a,qnc llego sm mas lllhcllllades ni quedaron muerlos y v;u'ins heridos. Pero recnbl\Ínp',h;.¡ros. rle~l<)al.'ho" Sll hll(IUe, yell él á su tesorero d~se muy prontt), devulvieroll la descarga del ene- Nlenla$ de Hl lp;ra, con tallo el oro qlle se hahia reIIlIgO.cnn SIlS ball~stas, porque pal'eee que las tropas cogl(I", y con IOstrucClOlIes para dar al gohernarlor d~ Pizarro 110teman ar:nas de fuego ell esta esperiiUI! lllrurme delalllllo y t:ornplelo ~I~SU$ uoscllbriCIOn, y cargando Itlego con intrepidez, y con espada mlenlos y del resultarlo de la espr.dlclOlI. en_mano, lograron pOllerlos en fuga, Ilácia 1,ISmOIl- _ MlOntra~ estas cosas p~saban, Almagrn, el compati!IlaS. S'n embargo, solo GOllsiguieron haeerles cam. lI~:ro do Pllarro, se hal.J1a OCllpado aCLivamente on IliaI' el"e~tro de sus operaciones, y qlle fuesen oí disponer o~ro buque para la esp.edidl)l) en el puerlo ¡ILacar a Plza~ro antes que su lugarteniente pudiera ti,: Panama, mas so~o mucho tiempo despues de 1.1 prestarle au~tllo. marcha. ~le su cl1mpanero e<,tuvo pl'epando 1ÍseguirA[lrovechand()~e tic su supérior conocimiento de lo. ~uxill,l(lo por LUI]ue, allin logró equipar una peles senderos de las 1Il0nlaiías, llegaron al cuartel "eq'lena carabel,1 y embarcar un euerpo de sesenta [¡ lll~ral (le: comaudaute mucho anles (IUP, ~lllntene"~'o sdenta aventureros, casi lOllos d~ 1:1clas(~ mas ¡nlima (lU: ha/..¡~aeu!,p'eudido ~na marcha relr:¡gatla c~ J¡; d,~ la ,c,olonia. Di<lse ~ la vel.a y sigui,) el ru[ubo tic Sll lIl~,ma dlrecClon. Y salIendo (le los hosrpll'S, los iu- CI'!I1p,\ller~, COll la. IlIlenClOll l~e alcanl.arlo lo mas trerltlos salvDles saludaron 1Í la (;u3rnÏt;ion espallllla pront,) l)llSlb.l~. Medlallte ~na senal clique antes hllcon una lIu",l:\ de dardos y l1echas, algunas de las ball conyen¡r.o y que hael:\n en la cortez'l de los tircuales Se alJrleron IH'SOpor lasjllnluras de la cola de boles, pUllo recnnocer l()do~_los pUlltns en qu~ 11:ll,i:l mall¡¡ y de :os pelos c'llretl!I:ItIM. ~'as Pizarro el'a et lad~) PIzarro, Puerto ue PIU:IS, Puerto tiel Hambfl\ soldado dI? dern,lsi:lll1 espcricl1LÏa para dejarse Lnger I !ChiO ql1em;I~lo; tocando sucesil'amenle en tOllos despr.e\'('nldo. flellniendo it su genie delerminú ílO lo:; puntos del Iiloral esplorados !lor sus cOlllpalrilllas reCibir ~I as¡¡lto al abriSO de sus [l\ur'o,; sino hacer ~¡lIn.'/llC enll1uch? l!lenoS tiem~o. Ell el Ílltimo rllllJt~ una salIda y alacar al enemigo en su prdpio terreno. JlI.'.lleado, fue reeIb~do por los ~Il~rosnalurales ,;elllas Lns bar'Jar"s que se habíall aeereallo IIIlICho 1Í l,' nllSlllas demoslraclOnes hostdes 'lUll h:lbia sufrido o/..¡ra~ de dere¡ISa, se retiraron en cuanto salieron I~~ I'lz~rr~, aUI)(¡~e ell esle ellcuentru no se atrel'ieron ?Sra}I~!I'S eon;o lin torrente, llel'alldo ci su cabeza al los ]n(li~enas a sabr de sus obras defensivas. Pero llltre;lHb eapllan' pero yolviendo lun"o /1 la c' r'" e)asperIlSP- tanto el ardor cie Alm.1"I'o con l'ste obs, .I I ..J " "e' ,1 0,1.' t' I I o con lerocle ae allllmallle diri"ieron tOI'lo' su' t' os /.' ;Jeu o, qUI\ espal a eu Ilwno tornó por asallo el puep',lzarro, en (11l.Tenpnr . , sde II' ' w'"alrel'imiento y aire aulo- a, .' :JI l'0-, 1!ICen(l'ó I Ia empallzaJ,1 y la$ habilaciolle$, é hizo l'ldad :eco.noclan al jefe, y bozánlloie nlillares de .' hUir a ,I.o,s/..¡~~que,-;á 1~lsllliserabl.e> habitanles. pro)ectdus, lograron c:llIsarle, á pesar de su arma-! Su Ilclorla le, costo cara. 11:1'1110con ullllartlo en dura, n;'da mena> q\Je ~iete heridas (f). I la cah~za, prorlllJllle esto una )[][~amaeion ell un ojo, Rec,l~•.zado por I~I funa de,1 alaque dirigido conlra I ~lIe c1espues Ile {;11\ndl!s parll~.cll1l,IC~1l0S,perdió ente~I~ p,el 'ol~a, e~ C,1 pllall esr:,llInl Sl~retira ha por el de- ; I: me!)I,:. A pesar ~ie eSl~ ~l IlIll'l!llIdo aventurero no clIve de 1,\cohll.l, dcfelldwndose como mejor podia: V,lCllo en pruseglllr Sll I'Ió\Je, y dl~sf.ues de tocar en ~on su ('spaua y ~u !J1'()(lllel, cuan.rlo resbaló y CllYú : dlf:~?nleS P~?tos de la costa, ~lgu[:os de ~os clIales ,1\ suelo. bl enemigo lanzo lin alando feroz de triun- ' lo Iccornpens,lroll con \Jn consldera.Jle hotm de 01'(' I N - , ' 1I1~góá la embocadura delIlio de San J¡lan que e,·ti p () aha¡;ro •. Il.elarlon ,um1ria, MS,-Xercl, ronq. dé! : cllmo al Guarll) grado de latitud Norte. Sor'prendi6le d:[~'~r~r I~rr:a. Lom,olJl ' pág. 1R~.-Z;\r3lè, Conqllista la hermosura delrio, y III cultil'ado tir. sus már"enp.s , l. ,cap - u alboa IIlstoria ùcl (le' ca' (' " ' .. , Lulo XV. ", rll, ,pI' :') lIurera., IIi,!. gen,:ral, dec. III. lib, VlII cap, XI. - \crez, ulll suprJ. ' I I I j Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia GO BIIlI.lOn:rA GASP.IIl DI,: y 1:(11(;. lJue estaban salpicadas de chozas de inrlios en cuya lia costa, v pra claro que 6 rlebian haberse hunrlilJo ronstruccioll Sf: d(~srubri:l ,algun arto , rn:entr~s. ~llle en medio ~'Iel~)céa~lO! Ó emprenrlid~ su viajn ¡Je vuelta t~rlas las ca~as Junf:.Is revelaban un grado de cmllza6. Panalll:l. I',slr) ultano le parerio la mas probahl'l, ('/on ~J:iS elevado que todo Il) que hasta entonces ha- puesto qlle el olr'o bllfJlll) pudn pasar junIo al SllYO sill bw VIsIO. ser obsl~l'vado dur:lllte la Iloche, ó ell mcdio de esas Sin elllbar!!o, I'staha lleno d,~ irHluictlld )' 7.'l'lohra esp%as n~hlill::s qlle algllnas veces enl'uelven aquella por la sueI'll' de Pizarro y de Jos suyos. lI,wia mucho ¡costa. tiempo que no cncontral>a rastro alHuno de ellos en, CIlIl\'c/lcilio de esto, /la se determinó Ú continuar I su viaje de ,lescllurimie'ltos, para el cual ereelil'amellle no bastah,1 Sil pl~(llleiio) huque call su escasa dOlacion ,le hombres. Bcsoll'iúse put's oí "011'1'1' en rI aelo, y 10callllo ell las islas de LIS I'erlas, SUi10 alií d rr~suaa,lo lie la I'sp"lIicioll d ~su ami~o, ~' d parad,~ro de es',e. Tornanrlo inmed'alamcllle ci rUllIiJo ,le Chicarn;'I, Jas dos avelltureros IUl'íeron muy prontfl el plao)I' de hllril7.i1!'f.r, y d,) J'dJ'rir~c IIlÚtuamenl'~ sus hazall:ls y pl'lig¡-os, Almagro traia ma's o~o alln (lU ' ~u s<',cio, y 1'\ ,'a,la paso de su n:II'I'!!:Jeifl!J Il,!tia adfllliridfl IlIIens, prucbas dl~ la f'xistcncLt de: 1111illlprrio opulcllto V gran-: de h:jcia el Sur .. \lucho se! f¡rf¡¡["cili con estos c!rsel/- rii'lS p:lra levantar 1.1gentr, nce:snria fi Ian formillahln e~pedicion, puesto que ya les parecia formidable despucs rie la quc J¡~bí'111,'ísto, y por lin sc res'lll'ió que Pizarra pcrll1anc(:ipsll rionde se IJallulJa, aunque pra pai, Illal sano é inc(,modo, por la IJumellarl rle\ clima y pOI' la mllllitu~1 de insr,dos que pohlaban la almósfera, y qur, AllIla,~ro p:,sase Ú Panalll<Í; c~pusit'se 10t!O lo ocurrido al gobernador, y alcanzase, SI fuc,e POSIble, s ¡ apoyo para 1I"I'ar adelante la emprr:sn. Sí no encúntrab'lll ohsl1Íclllo por esta p~l'te, p'lrilall ('speraI', can r.l auxilio de Luque, rcunir Jos l!I(lrlios ncceS~l'í()s; lIlielltras que Jas re~ultadn8 de la l'J~ciente esp,~d¡"joll Nan ba,;tante satisfactorios para atraer gl~nt() :í su balldrra ('ntre UIlOS l1ümbres cuyos illStinlo> avcntureros Ir,s in',:itaba;Í bu~car con gnslo 1'1 pel;!!r,), y que tenían en poco In viJa si se comparaba CJn e! oro. CAPITCLO Ill. Contrato famosfI.-Srgnoda rspcrlicion.-Rniz ('srlorll \a rosla.-Penalidaol's de Piza,'I'o en los hosC¡u('s,-, L1~gada de IlllelOS reellltas,-Nnc\'Os d(,SCII1Jl'irni(~IIlos l' t1csaSlres:-l'i:-arro en ,~a~Sl'l dei (jallo. i (ll,tü,-j,,~,.) b~~II;:~nlos.}a :o~ ',iama d~! Al. I!l'gar ;'¡ p" n:llll;'¡ supo Almawo que !as eo<a'; J.o", d s arnl."o~, ) IniJian tOllwdo \ln :Ispcclo mCllos f,]\'()ra!tle a su~ plaJlllarol.l IlllllUdlllenlc mOllI' , !les dc lo fJue cspcralJa. Pl~drari;,s, c1i"0bcrll¡lIlor, S'J Illas IlIcn 'lue ahalllonar J,\ " e'l dla I)rl~f)aralldn pa!';) m;¡fld¡¡r ell pl', ¡,sIma un:l f'SpCClllll"C "I (f ' .. ' di.:ion contra \ln o/ici Ji rebeJde Cil Nican'gu:¡ ; y su I).'Iseu"t'" lerflnse s,'I'la y es- I ' E·poda de PIZlrrO, tensa mente Jas m"Jores lIIe- , cap. XV -HcLlrj¡):! cri I'ri11pr d~srllhriTlliellln. )IS,-llcr: rc,.a JI'!!. i:/'lI"ral, dc",lll,lill. \'111, rap, XlIl.--Lcvillll' (I) Xerez,llhi sllpra,-Nalwrro, /lrlnrion ,1Irr:~ria, ~I~,A!'O'/lfljIIS; fúl. 12,- (jf)lllJ~a, lIi;L. de las Indias, rapilll• Z.rale, COllq. del Peni, lo', cil,-lJallJl<a I Ilist, de/PerÚ,' IveVIIl. '":I"OS ~,v : Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:';QUlsrA DEI. PERÚ. 61 genio, que naluralm~nte no era de los mas ;!mables, Este sagaz eclesiÚstico ¡labia concebido una idea se habia agriado aUIl m% con la defeccion dé su su- muy rliferellte tltl la (lei irritahle gobernador sobre lo halternn, y con la nec(lsirlad que le imponia de em- qJe resultaba de Jas csplicacíones de Almagro. los premIer una marcha larga y peli~rosa. Así es qlle rl:sultarlos positivos de la empresa en plat:\ y oro, cuando Almagro se le presentó pidiéllllole permiso habian sido en verd.ld muy pequeiíos y formaban un para levantar nuevas tropas y ~a~a I1evar.adelante su I Clllltraste humillante con la mag!litud rie sus, espeempresa, el gobernador lo rec¡[¡¡ó con (hs¡;usto, es- ramas. Pero baJOotro punto de vlsla eran de Imporcuc/Jó can frialdad la reladon de sus pérdiJas, Sll tr nein eminente; )'a que todas las noticias que sucenegó á creer en las promcsas magníficas para el por- I sÍl'amente h;!bian recogido los viajeros confirmaban venir, y le pidió secamente cuenta tie las vidas sacri- II dl! llna manera indudable las relaciones anteriores de licadas ]lor la obstinacion tie Pizarro, y que en 1:1 Andagoya y otros sobre la existencia de un rico imocasion presente le hubieran sido tan Í1lliles para su pllrio indio hkia el Sur, que podia recompensar el espetlicion á l"icaragua, Negóse positivamente ¡'¡ con-I trabajo de conquislarlo, así como tMjico habia resrntir en nuevas y qUi.méricas empresas por parle de compensado la empresa de Cortés. Adhirién(lose pues los dos aventureros, y la conquist:.l del PerÚ hubiera c(lmpletamente á los sentimientos r1esuscompallCros quedado ahogada en su gérlllen, á no ser por la in- mili:ares, empleó tod;! su influencia con el gohernatervencion eficaz de! otro sócio, FermnJo (\Il Luque. I dol' ]lara inclinarJo á favorecer ladem¡:,uda deAlmagro; I (.,'-.-.:1;",:-" I '•.•. "l,.) ,) \\ 'I El J"r"r"en~o" y nadio, en la pequeiia colonia de Panamá, ejercb " lhlm 1I"0S, nom1Jr.1ntloIi Ahwgro com(l su igual en e\ mayor iniluencia en los consejos oel g01lierno que el manlo de la espedicioll propucsta. Este desaire inspadre Luque, inllllencía que debia no menn que {¡ pifÓ (¡ Pizarro un proluudo re;eutiœielllo. Sospechó su carácte~ sacerdotal á su sagacidad reconocida y ¡j (Ille :;u eOlllpallero, no se sabe con qué motivo, IJabia su ¡J¡screclOn. ~ll.llelladoesto del gohllrllilllor. Sllseitóse pues alguna Pero micIJ!l',1S Pcrlrarias VlJlJcidopor los ar"umenlrtaldad en 1rf1ell'15,que ùps,lparcci", fi lo menos estetos ó ~or la importunidud del el~~e~lástÎèI)C31lSCIIlia J'Iorlllclll,e, al rellpxiunal' I'¡zarro fIlle lilas valia que con (l~sgusto ell acceder á la retlell)ll, tU\"Ocspel"ial se conflrlesrl esta anlorid.ld ¡'¡ un amigo que ¡í UII es;,mpe,lIoen d,al'I!rueba~ deslI ctl;;gustoc?llt,ra PiZarro, lr,I;I(" fJlli/Ús adl'cr>ario ~nyo. Pero que¡j~roll en su ,I qUIen atnhum partIcularmente la p"rlhda df! SUS, seno los ¡';cl'/nencs de una llIde~elJledesconhallZa, que Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 62 DIil!.IOTECA DE GASPAR Y nOll;. aguardaoan la ocasion oportuna para orotar en una la.n~~a que el que hahiarlesempciia,lo IJasta cntoncl's. abundante cosel'ha rie discordia (:). V1V10, como hemos dicho, pocos allns mas, dejando Pedrarias hahia estado intel'esa(lo al principio en la lms si la l'eputacion poco emidiab!í) l1cl rlue con empresa, ;í lo menos en cuanto á eSlipular un;¡ parle pasion¡,s desenfrenadas liene Ull espírit.u pusil;ínime. en las ganancias, aunque, ~egun parece, no hahía Sin emoargo desplegó cierta energía de car;ictf!r, tÍ contribuido con un solo nl¡lra~'edí ;í Jos gastos. Por para hablar con lilas exactitud, una impetuosillarl dc fio se consí¡:;uió de él qne renunciase Ú todos sus depropó-ito que pudo haher COllduddo {¡ huenos resulrechos á parlicipar en las Ganaucias. Pero en su mo- tados si hubiera sido impul_ada por bur'n camino. do de hacer esto, manifestó IllI espíritu mercenario Por desgra~ia rra tal su falta de prudellc;a rille la dimas propio je un mercachine que ÙC Ull alto cm- reccion qu~ seguia pocas veces Cfa útil Jli para él ni picado de la corona. Estipuló que los ¡¡~oci¡jJos le para su p;IIS_ llsegurasen la suma de mil pesos de oro erl pago lIe Arregbrlas todas las dWcultades con el gobernasu consentimiento, y ellos aceptarnn inmediatalllente rial', y ohtenírlu su permiso para la elll[)reSa, los consu proposicion co n tal de '·erse lihrcs de sus preten- ( federados no perdieron tiempu en hacer los necesarios siones. í Por tan insignificante suma IIhandonó su ¡' preparativos. Su primer paso fue celd:rar el contraparte del rico despojo de los Incas (t)! Pero el go- to memorable !Jill' sirvió de ha se Ú sus disl)Osidnncs bernarlor no era ¡¡n,feta. Su avaricia era de aquellas futur¡ls; y COIIIOen él a¡wrece el n'lmhre dt) Pizarre>, cuyas mezquinas proporcior,es coutribuyeu ;í su pro- I parece prohahll' rlue est\' huhiese pasado á Panam¡í en. pia destruccion. Habia sacrilicado al cabr,lIero Bal- cuanto estuvo sCf'nro de /IIS rcsuluciocws favorahl('s hoa cuar.do este le estaba preparando la conquista del de Pedrarias U). El documento, despucs de invocar PerÚ; y ahoril hubiera qucri,lo ahogar el rspiritu Ile la mancra nIas solemne los nomhres de lu Salltisiemprelidellor que se dirigia á los mismos lines en Pi- ma Triuidad y Ile la Virgen, dcelara que corno lus zarro y sus cOlllpalHlros .. cootrat~ntes tenian plem's poderes para descubrir y Poco despues de esto, es decir, en el sÍl:;U1~ntr- aîío, someter los paises y pruvincias sitllados al Sur llel sucelliúle en el golJierno don Pedro de los 1l10:~,natugolfo pertenecientes al imperio del PerÚ, y como rai de Córdoba. La polHiea ¡lei gobierno espanol con- Fernando de Luque hahía adelantado los fondos para sislia en no dejar (/Ile sus repr,_'selltantes en las colo- la empresa en harras de oro hasta 1'1valor de rein!.e nias permaneciesen bastante tiempo para hacerse mil pesos, se comprometían mÚtuanwntc á ùÏ'ridir fflI.lTlidables por su autoridarl (3), Adem;Ís tenia mu- pIll' parles iguales entre sí todo el territorio conquisCMS motiros particulares de dis"usto eontr'l Pedr~ltado, Esta cstipulacioll sr- repite much 's veces, esperias. El funcionario con que se It, reemplaz~ha IIcraua cialmr-nte en lo tocante ;Í Luque, quien se¡';lln st) c!eámplias instruc,:iones pura el bien de la colonia, y clara, tendl'Ï"l •.Iprcello ~ la lucera parle de todas I~s especialmente de los naturales, cuya conversion al tierras, repartilllicnlos, tc~oros de lada clase, oro, catolicismo se prescribia como "I primero de los deplata y piedras preciosas, y á una terc •.ra parte igualberes dl! la autoridad, y cuya Jibl!rta.! personal se mente ¡Je to,lns los vilsallos, renIas y emolumentos aseguraba de Ulla milllera illllurla[¡le comu lealc" \"a- rlue resulta,el) (le ¡¡iS concesiolles que pllllir-ra hacer sallas ,k la corona, De[¡e harers.! al gobierno espalJOI la cor,lna (I cuall/niel'a r1esusd03 couljlaiiel as militala jllsticia de cllnfe;ar que rn tl.lJ¡¡S su,; rlisposiclOnes rcs, y toJo para si )' sus herederGs ó represelltantt's. parecia guiado por una política muy hum:illa y rnu~ Los dos c;¡pitallPS SH comprometieroll sole:nllcCO\lr:esccnJiente ,si [¡ipn la ar.1ricia riel l'fJ!fJno y Ja menle á l'onsa:.;rarse de Ulla manera rselush'a á la capricho;;a cruehlarl del cOllrluistallor frustra~a[~ dicha elllpresahasta ,que se lIevils~ á buen fi.lI; Y el! cOllslantement.e sus huenos deseos. Los pocos alios casu de lfue f¡dtase:! a su comlu'o:J'lso, se ob~lgaball~1 que aun \"iv;5 Pedrarias lo;; imírtiÚ en renl:i1las mísereembolsar (¡ Luque SIlS ade/alitas, para lo cual t'mraoles, tanto persollales como pÚblicas; ponllle ¡lUll peï13[¡all todos sus lJienes, cUllI'iuiellllo además en siguió empleado, aunque en destino Je menor imporque esta declaracínn [¡astaba para la ejecueioll de la _ .. , seutlmcia contra ellos, como si fuese dis¡lOSicion de (I) X~r.ez,', Cûn~, del r~ru '}J'; Barr;a, tomo ¡¡!, p~~ fHO. un tribunal rie justkia_ . -)Iont,:srn ", "l/ajes, allo J;)_b.-lIcII"era, III,L Beneral, l' 'j' l· ntas "·z'lrro ,. Almanro 1 -"1'011 en der. 111,1,0- VIlI rap. XIl .. 0~ Cl 1I1aU(,I l" .' ,o '. 11 (:l) Tal es la r€iariOI/ de Oviedo ql/e presrnr.i,j la entrel·is· I )1ùlllbre de DH.'s y flor ,los santos EvangelIOS eJecut~r ta eotre el Ç"ooernador Y Aimaçro, coando se d,srulieron los 110 qlle prùrnellan, haCIendo el1uramellto sol;re el IllIpormenores de Ja compens~clon. I~IdiáJo¡!o, qoe es lDWYdi- sal en el cual trazaroll con sus propias !lIallOS el 5~vcrt:do y quc reli~re mo~' Lier~el,aoti~uo rrol!ista se encoo-j grado emhlella de la cruz. Para dar mas flll~rza nI trará en el A¡¡t!1I<ilce, 11001. 5. Eli _la Râac/fIlI quP; 1.1l/t.1S cOlllr;,lo, el padre Luquc administró el sacramento veces he .c)tadu de uno de los cOIHlu,sladores del T"'IU, sc da de la Ellt¡¡ris¡ía á los cOlllriltantes ¡\ividi"llllo la I;osotra version .de cstc asan lo., seguo la coall'ednll"lB ahao[!o- t' l". ·t' , " l" i- tI' S ( U\3 nó volllnl:lrlameote la soc,edarJ dlS~us~arlo l,nr ¡as (l'JCU prola en I t.S P,JI tS, ulla par,~ C-,\(:I 11110, !lI Ln a I b,1oi/idades de ¡mell éxilo •• Vuelto;coIlJa dirha ¡;-clIl,' é 1'.1- los espl!ctador'!S, lLce UII h.lstol'lador, se cllternec.lilll nam~, dcstl'u7.adùs y gast~dlls quc ya 110 lelliall hacicodas pa- al ver la solemne (,ereJll?llla con que SI! colls:rgl'a'J¡ju ra tOl'lIar r.OIlpl·ovisionrsJ'~cntrsqnel.odAJohaLiall¡!a,tado. estos. hombres VtllulItarlamenti\ Ii Ull sacr¡(JCIO quoJ el dielJO I'ed'::lrias de ,\I'lia leg dij", que }<lél no '1ucria Illas parecj;¡ poco menos qut) loeura (:i). hacer rOlllpalua eVIlellos ell los ga:'IOS del. armada, _que SI Estt) "¡o'~ulllellt(l, que tlClle la fecha del 10 dc marellos quemn vIIIver á SilrMta, que In hlclrsen; y ¡11m.romo zn de t ;;:W, fue lirll1Jdo por LIIIJUC, sirviendu de ¡(ente qne hahla perdido t:¡dIlIO 'flJe tenIa y t:lnto halll" !ra- I- -"" .• -.j I' I' ' . -I bl.· d' P'tll'llIl·¡ iI/I() o:l.iado, arordarml de tornar á prllsPj!uir Su J(mlada y d¡¡r'line,stt",o'I' ~c n, ,I~,III~S re~pe a es (l , : '.',r. á Jas Vidas y haclcndas qne Je, qfledaLan, Ó descuorir aqae- dl. It" cuall.s Imn" pnl Plzdrro y otro pnr .\lrll.I¡';.o, Ila tierr~. y eie,·tamente el/us tuvirron g-raude coust.ncla y plies que 1lI11¡.:uno "¡I~ los dos, COrllO ,Id ,\ocUlllelltu ánimo." Bclacion de) prilller descuo,. MS, l'l'sulla, ~a!Ji'l escribir su propio nombre (ü). (3j El agudo :\I;irtir haLla de e:'la polilira. /lile mutandis namqlle.plcrisque guo')rnatorilJus, ne louga minis imperio (4) En o1'o£l/'ionácasi lodo, los eS"r1l0res, pero_no ¡¡Ijuiasue!udine insoJesrant, r.ogita tur. l¡ui rra~ci)ljljue non fucrJIIl CIOSOQUinla na, lile he ron lormado ron ~IOlilt':'IOUS,ruloc ,11110 provinriarum domil,"'cs, de hi>ce durihus namque al¡;¡r;¡tii la ceil'braclOn del rontJ¡¡(O at pTlnrlJlIO de la sr~ullda y no de lOnderalul'.» (Ue Oroc NOl'n. Parisii, Hi!;7, pag, 4!JR.) Es lIa r,rIlnr'ra es:.edwlOn, Este .1rre;!Jo cOIlJr.ldeCOlJla fedl; del / ástiCl/a q~e este lil(¡,oro '¡!Je tan arrJieotclllente se interesal,a inslnllnellllllllislllo, quc adrmás naJi~ cOI"a.i'1 <,:rlt?f/SO, de ea las nOlicias sucesivas de Jas dirènte, partes del :';uel"o . IGSanli~uos autorrs ~lJe yo lie r.onsulladu. SII:O.lIorllCS!UO<. Mundo, huoiese muerlo autes que la exislellci3 del imperio (;i) V¡;a,e e,'e iustrultleulO SilJ!!ular co .\loutesinll-'. (,IO;Jde los lucas, huLiè.e lIe~3do il rOllocimicl/lo ¡le Jos europeos. les. ,\15., aj,o l;i:W.) Lo he copiado eo el ,'¡)él/dice. uÚllleVIvió Jo hastante ¡ara liablar de las marniJias de Méjiro, TO6_ pero no de las de Cuzro. (6) \'éanse all)unas inresti¡;aciones saùre el hecho, nq;aùo I ¡ v Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia H, LA l:O~Ql1STl lllil. PI:RÚ. in Tal fue el singular contrato con que tres índivi(luos fechad,) el 6 Je agosto de i 5;1I (3). El licenciado Esoscuros se re{lartieroll tranquilamente entre sí un pillosa era un funcionario de ra I.c¡:;oria, qlje habia siimperio, rie cllya estension, podcr y recursos, de cu- do alcalde primero en Darien, v que despues hahia ya posicion, de cuya existencia !lIisma no tenian represfntarlo un papel prinr.ipal en la conquista y roo exacto y segm 19 conocimiento. 1.'1mancra positi\-a con lonizacion rie Tierra Firml~. Era muy ('~nslderado que hablan de la magnitud dpl imperio, de su abunpor su rango y por su carácter; y es partIcular que dante riqueza, cosas tan exactas como se probó des·: tmupoe a se sepa sobre el modo en que se ejecutó un pues aunquc tan poco sahian Je ellas, forma un Do-I c?ntraio teln solemne en lo relativo ;í él. C01~0 suce~abl.e contraste con el esceplicisrno general y con la ell6 en el.caso de Colon, es prul~abl~ 9~e la mesperaIndIferencia que casi todo el mnndo manifcstaba en da maFllItu(1 de los resultanos ImpIdlO que se cumPanamá (i). pliese liel y escrupulosnmente la estI[lulacion primitiva El tono religioso de este documento es uno de sus y sin el1ll.Jar¡::o,por el mismo motivoupen'ls se puede rasgos mas silguJares, ~specialmente si .10 ponemos ¡¡ouer "U duna (l,ue los veinte 1!1!1 pesos del a:Tevido en contraste con la ¡Joiltlca cruel que siguIeron los especulailor le dw"en un ma¡::nillco retorno. NI tnmmismos hombres que lo firmaron en su conquista dell poco e digno vicario de Panam:í, como mas adelante país. «En el nombre de un !lias de paz, dice el ilus- la lliriÍ la historia, quedó Ein recompensa. tre JlÍstoriador de América, ratificaron un contrnto Habiendo completarlo estas rlisposicion'Js prelimicuyo objeto IJra saquear y derramar sangre huma· narcs, los tres SOCIOSno perdi(~ron tiempo en hacer na (2).,) Esta observacion parece muy justa. Sin em.¡ sus preparativos para el viaje. Compráronse nos bubargo, al criticar lo que se hace, lo mismo que la que ques mayores ~' mucho mejores en todo que los que se escribe, dl'hemos tener muy rresente el espiritu se hah all empleado CIlla oeasion anterior. Se hiciede la é[loca. La invocacion de cielo era natural, rOll prcvisiones en escala mayor que aIlt~s, como la cuando en p¡;rte era religioso el fin de la empresa. (hctab: la esperiencia, y se [lregon6 públicamente La religion formaha,:í la meIlos en teoría, el pretesto una «cspedicioll al Perú)) para (Iur. acediesen los de las conqui~;tas ,le los espa~lOles en el Nue\'o Munque ql,isiesen tomar parte en ella. Pero los escéptido. Que se mezclaron matins viles con estos otros cos hahitautes de Panamá !la se dieron mucha prisa elevados, y en diferentes proporciones segun el ca- en acu iiI'. De cerca de doscientos hombres que harácter de los individuos, r.s cosa que uadie nef!ará. Y : biall itl');Í III espeelicion primera, apenas quedaban pocos son los que se han propuesto (I sí mismos una: las dos terceras !l'lrtes (1). Esta terrible mortandad, larga carrera de accion sin .nezcla de algun motivo el as¡:ecto miicrahlr, pohre y enfermizo de lo~ que vulgar y personal, fama, 110lOres 6 riqueza. Sin cm- I sohrevvian, h"blaban con elocnrncia mayor que las bargo, que la religion nos da la clave de las cruzanas prome~ as pomposas y los magníficos planes que prea mel'Ícarl'ls , por mallllle (~sl:rs sr. ejecuÍ'lsen, es evi- sentaL.mlos aventureros. -"pesar ne esto habia hom(lente en la h'storia de sn origen; en la sandon que bres ell Panamá colocados en situacion tan desespeles (lió pÚLlic'illlente el jefe de la Iglesia; en la mUlti-, rada, quecualquiercalllhio les parecia una esperanza huI de misioneros voluntarios que siguiel'ùlllos pasos para mejorar de condiciono TamLien la mayor parte tie los Con(luistadores para recogcr la pingÜe cosecha rie los 'lue fueron por primera vez. cosa rara, prefede las almas; en las reiteradas instrucciollcs de la rían seguir la aventura y Tll)abandonarla, pl)rque en [~orona, cuyo gran ohjr.to era la conversion de los in· ella cre ian entrever la luz de lIn porvenir mas agrarlígenas, ell esns hechos supersticiosos de la misma dable. '~on .'slos .'Iemento, Ins capitanes Ingraron soldadesca cJllpedernida, que por !lias que se atril.m· alistar IllaS ciento y sesenta homhres, qUI~hacian ell yan al fanatis'llo, eran demasiado sinceros para que todo Ul a fuerza muy pequelJa para la conquista de un puedan admitir la :Icusacion de hipocresía. Bealmon- i impede,. Tambien se compraron algunos '~aballos, y te fue una crm óe fuego la que se pase6 por ese dcs- un surt ido de municiones y pertredlos militares me· gradado pais, nhrasiÍndulo:, consuTlIiénùvlo en su jores que los que en la espedicioD anterior se llevaron lcrrible carrera; pero al cabo era la cruz, el sigilO aunque siempre en pe7uelJa cantidatl. CUllsicteI'ando de la rerlencinn del hombre, el Único signo mc(Hanel buen r.stano Ile sus londos esto no se esplica sino te el cual podian salvarse las generaciones venideras por la ( ificultad de encontrar estosohjetos en Panade la etema I'erdicion. má, cit'd ad recien fundada y cn la rOlllotn eosta del Es un hecho rnuynotahlc, y que hasta ahora no ha P.icifico, y:í la cual no se podia llegar sino atrave~iùo descubiert.o por el historiaclor, que el padre sando II difícil ¡Jarrcra CJue ofrecÍilíl las 1II0ntal¡as, Luque lia era la vr.rdadera parte en este contrato, lo que hacia sumamcnte difícil el transporte de obje~ino (lue reprrselll.aba ;Í olru que colocal..m en sus tas volt mino:'os. T:lIllhien cs prob¡¡b!e lJUI~cn aquemanos los f(JllIos necesarios p;¡ra la empresa. Esto Ila~ circunstancias fuerd casi imposible adquirir r,~sult:l de un instrumento firmar:o [¡or Luq\le y cer- parte dl los pe'lueiíos rccursos que flo,cia, p"rque tificallo por elmisllJo escribauo que preparó el contambiel el gobernador estaba har.Íenflo los preparatruto orIginal. Este instrumcnto d"clara que toda la livos di! su propi;¡ espe,ficiol1 al Norte. b~mu de veinte mil pesos adeJa¡;tada para la espediCon nstos escasos perlrr.r:hos, los dlls caritanes, cIOn In fue por el Iicenci:Jdo (;aspal' de E~rinosa. caùa CI!:tI en sn bur/up., voll'jeron á ~alir 111\Panam:í, que se hallaba entüllCr.s en P;illamÜ; que Luque ohrÔ 1 (liri¡::ine s por Bartol"TIln Hniz, piloto de s'lgacidad y solam'~l1te COIllO ag¡~nl.c su)'o i1l1tOl'iZ:1I10l'0r él, Y i rcsoluc '011, que tenia mucha esperiencia en ici navelJU~ por conSiguiente el dIcho Espinosa, y solo él, lellla derecho 'lia tercera parte tic las !ianancias vad_ .... (fuisiciones que resultasen dll la conquista dcll;\\rÚ. (:l) El IOstrumenlo qu~ contiene esta slOg-ular revelaClOn Este instrumento atestinuad,) pUl' tre' I erson'ls una esla cap a¿o Cil 1I!1mallu,cr.lta que I~ltltu!a l'otlcla ¡:cocl'al .1 I ) f ' , . " II .. s'.;, " , .:.' delPcru. f!Crra FlrIlIC yChile, por ¡'raaclsca Lopez deCer· ue as cua es ue testigo (e contI,lto on¡'lIl,tI , est.r vantes, ,.mp/eada de harienda cu Jas rolouias. El MS. que autes >e co lserl'aba en /a bibli8tr-ca dcl ;tran colegio de Cuenca, en S,dnu:anca. se halIa ~"ora eu Ja bibJjnte~a rea! de Madri.:. por algunos, de la il'norancia de Pizarra en el arte de es- Qail1t8ua estracta p/ pasaje en sus EspaflOles célebres, t. II, cribir eu el Jib. VI, cap. V de esta histnria. Apéndic'~, nÚm. 2, uota. (I) Por IIUjU! go de pa/ahras se diú al padre LUljue el epí· (i) CODciento )' diez hOlobres salió de Par']má, y foe teto de loco, 'lue Je mererlú su actividad en esta empresa. doude estaba el eapitau Pizarro ron olros cincuenla de Ins Ol'ledo la l/ama ,'odre Luque ri loco, CUIIlO si fuera u sinúni- primeros ciento y dieT. que ron él salieron y de los setenta lilas. Historia de Jas ludla" Isla; é Tierra Firme del mar que ci capitan ,'lmagro JJel'ó ('uando le filé á IlUscar, que Océano, ¡\!:;, parle Ill, lib. VIII, r"p, l. los cient,) y treinta ya eran muerto,,» Xerez, CJoquista dd (:!) fiobcrtson, Amérira, tOIll') /II, p:íg. J. I Perú, al'. Barci:l, lown 111.1"',. fl:iO. I )' I I l( Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 64: 1III1I.IOfl::<:.1 Ill:: (.;,ISI'All r 1(01(;, ~acjon d~1 m¡~l' ,lei Sur. Era natural de M06uer, en " cia la a¡¡licacion du !:ts velas á la navegaciùn. Ar Anùalucla,. cytallero fecundo aunq,uè pequeno de em- acercarse, descubrió que era ulla grande embarca~r~sas mafltunas, (~ue tantos, marll1~~os pr9porcionó cion, ó por .meJor decir, una balsa, que consistia de a Colon ,para sus 'prImeros VIajes. Sm tocar .en lo.s un gran numcro de vIgas de una madclra ligera y P?ntos Il1terme(~IOS de.l~ costa, que no ofrecmn ah- ~orosa, fuerterne!lte atadas unas á otras, y con un clente alguno a los vmjtlros, navegaron mas mar ligero suelo de canas por encima á modo de cubierta, ad~ntro! ~obernando. hacia el rio de San Juan, el nos mástiles <Í (lal?s gruesos, colocados en el (:entro 61tlmo IUlIlte que habla alcanzado Almagro. Lll estadel huque, sosteman una gran vela cuadrada ùe alciO~1habia sido mejor e~cogida que en la ocasion an- ~odon, mientras que un grosero timon y una especio tenor, ~ encontrando vientos favorables llegaron en de qmlla hecha con una tabla encajada entre los mapocos dlas al lugar de su destino. Entrando por la deros, facilitaban al marino el que diese direccion á emb.ocadura del,rio! vieron ,qu~ sus orillas estaban esta,clase de buque, q~e seguía su cursosinla ayuda cubl~rtas de habitaCIOnes de I/llltOS, y desemharc;ll1del, remo (2). La senCilla construccion de esta mátlo PIzarro con algunos soldados, logró sorprelHler quma /Iotante bustaba para las necPsÍllades de los un pueblo, y llevarse un botin considerable de adorindígenas, y tambien les ha bastado hasta la época !lOS de oro que se encontraron en las chozas, juntapres/!¡;¡te; porque la balsa, con su peque'¡¡¡ choza ell mente con Idgunos naturnlFs ( j ), medio, ann Se usa para trasportar pasajeros V equi· Entusiasmados con el buen é,dto, los dos jefes pajes en algunos rios, y en algunos puntos (le esta calcularon qne al contempbr tan ricos despojos con parte de la costa del continence Sur americano. tal rapidez adquir¡dos, los aventureros de Panamá no Al atracar la blllsa al buque, Ruiz encontró en ella podrian resistir al deseo de acudir á su bandera; varios indios, tanto hombres como mujeres, alguno. y como cada dia sentialJ mas y mas la necesidad de engalanados con ricos arlornos, y además muchos tener fuerzas m:lyoresp:lra poder luchar con la mayor ohjetos de plata y oro trabajnnos con sin"ular des(Iob/acion del puís que luan ¡í invadir, reso/vióse que treza, que llevaban á difercntes puntos Ile la costa Almagro volviese call el tesoro y procurase refuerzos, para trafiear con ellos. Pero lo que JIIas llamó su mientras que el piloto Ruiz con el otro buque reco- atencion fue el tejido de lana de que se compollian 1I0eÍ'lla costa hácia el Sur, y reeogia todas las no- algunos de sus trajes, Era un tejido muy lino, deliticias que pudiera para determinar sus pasos futu- I cada mente bordado con ligura~ de n:íjaros y flores, y ros. Pizarro, con lu restante oe sus fuerzas, dehia tâ/ido COli colores brillantes. TamiJicn vió en el bota permanecer cerca del rio, puesto que l,)s prisioneros una balanza para pesar los metales preciosos (3). Su IIIdios le aseguraron que;¡ corta distaneía en lo inteasomhro nI contemplar estas pruebas de destreza y rioI' habia una region abierta y cultivada, en que él civilizacion, tan superior á todo lo que h3sta entony los suyo~ encontrarian todo In necesario para vivir ces había visto en el país, creció consideraulemento COll colllllrlirlarl, E.,te plan se puw en obra inmediacon ir,S noticias lJue recogió de estos indios. Dos do tamelltl~. Pero nnsotros seguiremos antes que á los: ellos venían rie Turnhez : puerto peruano que estaba demás al intrépido pi/oto en su crucero hácia el ' algunos gradns m~s al Sur, y le dieron á entender Sur. qu.) cerl:a de esta parte habia granùes rebaños de los Siguiendo la costa llel gran continente, con vienanimales que producian esta lana, y que el oro y la tns favorables todavía, el pri!ne;" lu¡:ar ~n que Ruiz plata .eran casí tan comunes comO_la madera en los t'chÔ el ancla fue en la pequena Isla lleI Gallo, como palacIOS de su monarca. Los espanoles escuchaban á dos grados Norte, Los haLitantes que no eran lIU- con inesplicnble ilIterés noticias que tan de aeuerdo llIerosos, estaban preparados para recibir/o de una. estahan cnn sus m:ls ardientes deseos, Aunque en nlUDera hostil, rlOrqne las noticias de los invasores: parte temiendo que hubiese cxageracion en el relato, los habian precedido en el pais, y nlln habian lIegp.do : Ruiz resolvió detener á algunos de estos indi(ls, iná este punto aislado. COllhl el objeto de Ruiz era eS-1 clusos los de Turnbez, para que repitiesen la historia p,lùrar y no conqu,ist~r, no qui£O e,nrerlarse en hoslimaravil,losa á su jefe, y al lIIisn~o tiempo )lara quo l,dades COll los Illolgenas; y lISI auandnnarttlo su : aprendfewlo el castellano, pudIesen mas adelanto proyecto de de~emLarcar, diúse:í la vela y reeorrió , servir de intérpretes en los tratos eon sus eornpala costa hasta el punto que hoy ~e llama bahía de San I triotas. A los otros les permitió proseguir en su viaje tflateo. El p~ís que, á medida que al'<lmaha, seguia ! sill mas interrupcion. Siguiendo des pues su rumbo ,lando indicios de un cultivo mejor y de tina pobla- I el prutlenle piloto, sin tocar en ningun otro punto cion Illas consiJerable que /0 que hasta ahura /labian ¡ de la costa, llegó á la altura de la punta de Pasado, visto, estaha cuhierto en las orillus de esrel~tallores, I com,) medio grado al Sur, teDienllo la gloria de ser que no parecianteller Illierlo ni ser hostiles. Perlllael primer europeo que navegando con este rumbo en necia n en pié contemplando la nave de los hlancos IIel Pacilieo, cruzÓ la línea equinoccial. Este fue el cuando esta cortaha suavemente las aguas cristalinas limite de sus descubrimientos; al llegar á él, viró de de la hahía, figurándose, dice un autor antiguo, que' bordo, y !!oberuanr!o <IINorte, logró des pues de una era un s~r misterioso bajado del cielo. ausencia rie albunas selllanas, fondear en el punSin permanecer en esta costa amiga lo suHejente para dcsengaiiar ¡Í los sencillos naturales, Ruiz, alc(:2) .Traía sus mástiles y antenas de mllY fina madera '! .IáfHlose de la costa entró en alta mar; pero no habia velas de al~odoll del mismo talle de manera que los nuestros navegado mucho tiempo en esta direecion, cllilJlllo navios,» Relacion de los primero~ ùes~ub d; F, hzarro y lo sorprendió descuh¡'i¡' un buque que con la d;8- , lhel(o de AllUa~ro,saraùa ~el códIce IIUtU,bO de la Blbllutancia parecia tina "l'an carabe/a, pero atrave"arla tera IIl1penal de VIella, ~b. ,, , , I ". I ' , , 'b' .' (3) En una curta relaclon de esta espeùlclOn, eSCrIta al por ulla ve a IIlUY ~r:1l1l e que la :lI'r,ls,tr.1 ,\ le,!taparecer en la épora en que .e hizo ó poco despues, se e~pemente por la s,ul.erhelC tiel agua. bl aut;guo 1II,;Jnne- ciflcan rnenlldamente Iodos los ohjelos que se encoutrarou en 1'0 se confnlld!a al contemplar scmeJante fenomeno Ja h~Jsa. «EspcJos ¡ruarueciùos de la dicha plata, y laz:IS y por(/lIe estaba s(~guro Ile que ninguna Ila I'e enropea otras vasijas para heber; traían lIIu~has mantas de lana y dl! podla haber llegado anles qtie él á estas latitudes, y algodon, y camisas y aljuhas, y alarellle~, y oll'us muchas ninguna nacíon india de lilS ¡t:lsta ento!lces descurOjla" todo Jo mas de eJJo muy labrado de labores muy nca, uiertas ui aun la civilizada naciun meJÏcalla cono- de colores de I'rana, ¥ carrnes!, y azul, y amarillo: '! ùe , , lo/las otras colores ùe dll'Cl'sas maneras de labol'cs y hgur:ls de avcs y animales, y pesr:¡uos. y ~rboles, y traian linos pesos chiqnilos de pe,ar tIrornlllo herhura d(' romana, '! otra, (t) Ibid. págs. IStl, ISI.- :laharro, relarioll sumaria, ~S,-1.árate, Conq, dcl I'er,',. lib. ,. cap. I.-Herrera, IIluchas CO"I,,' Ilclarioll sacaùa ùe la lJihlioteca illll'eriaJ de , Viella. )l~. lIist. ,"encraI, dee, Ill. lib, V1II ,cap. X Ill. I I I 'I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia llEL PD\\;. 1.,\ CO:\QlIST,\ Ii:; to I~n 'lile kl\)ia llej:do ¡~ Pizarro y it sus cOlllpala llltÎt;a de sns nrillantcs d"scuhrimÎ('ntos; 'f 1")<'0 Îleros(I), des pues cntró Almagt"û ClI ci puerto COli su IJI:que y ya ern IiclT:pO que lo hid~sc; porquc el :í~limo carpHlo ti,l prov!sioncs yy?n uu refuerz.o consider,ade csa pcqueíla lnena desfallecl:1 ya ante lus p~ligl'Os I ble Je voJnntarlUs. El vlnJC de cste Jde hallla Sido á que se Ii"bia visto cspl:esta. Eu cunnto se fueroll pró,pero y feliz. C\lnllllO 1I.'gó á Panam:í encontró Id sus bllque;-, Pizarro Cnlpr!lllli¡} su rnan:ha al interior, gobierno en manos Ile don l'e,Iro de los filOS, y no con la eSí'~ranZa de, encontrar la deliciosa campilm se.r revió it desembarcar hasta obtener del padre Luqne hl hab:an prometido los natumles. Pero á calla qlW ~Ir;una notida soure las opiniolles dd nuevo gopaso parec;a mas y lilas e~pe~o el bosque, y losárboherr:aJor relativamente á ellos. lLilló r,ue estas eran les se cler,lhan á· 'HI<J. al_ura gigantesca que él no bastante fllvoraiJles, porque el golJernador tenia íl'Slos hauia \'isto mlllca, ni en estas feraces regiones truc~iones particulares para llevar á cabo lo pactudo ¡10n¡le la n; tur;II,~za oura tan en granlle (2). A medipor !,u predecesor con los sódos. Al saber la lle:;¡ula da que avanzaua encontraba colinas y mas colinas de A'magro, baj6 al pnerto para f('licitar!o, y para unaS detriÍ\; de otras, como si fueran olas del mismo asegurarle que estaba rlíspuesto á favorecer cu todo p..ar que iLan á reunirse á la barrera coJosal de los la eJ'~cucion de sus planes. Felizmente poco antt~S de AlIlles, cuyas nevwlas cUI;lbres se reian elevadas so- esta ;;POC9, hauia lIegarlo á Panamá un pequeilO cuerlire las oulles v estendi,las como una cortina de po d,~ aventureros militares desde la lIletrópoli, :lrbrullida pllta' que parecia unir al cielo con la d,iendo en eleseú,;¡le haCllrfortuna en el Nu~\'o ~Iundo. tierra. \ ~,stO!. tragaban el ceho de oro con mas albIa y mucha Al atravesar estas eolinas cuoiertas de bosques, lIJaS faciliùad que Jos antiguos y cautos co(onos; y lùs cansados aventurero,; s[¡lían encontrarse al borde COli ,)lIos y cou algunos otros ociosos que habia en de 1J1lehraù'ls de espantosa proruudidad, donde las lacildad, Alma¡;ro se encontrÓ nI freutetle un reemanaciolH:S de un suelo hÚlfllldo salian como un fuerz) Ile á lo lJIeuas ochenta hombres, con los cuavHpor mortifllroCII ffilli1io Lei incillnso de las olorosas les, (espues tic I¡.¡ber r,mharcaùo provisiones y per!lorI'S, que revestian la sillla con Ja mas asollllJrosa trechos, se dió fi la vela para QI Tio de Sm Juun. yarip-d,lll rie nllltices, Los pój;tTns, espl'cialmellte de la La lIe¡;u(la de los nuevos reclutas, ~nsiosos por falnilia de Ins loros, rl~lIleÙ;,lJan esta fantástica varie- Ileval allelante la espedicion, el camhio ugradulJie fiad de la n, turalew 1'011 t;nta5 tan brillantes corno prodl cido en sus circunstancias por ]a5 nueyas y los (ICI reillo veleta!. Vej;¡n soure sus cauezas millaauunllantes provisiones, y las brillantes pinturas de Tes de monos, que les h;1I ian gestos y parecian los Ins Ú¡uezas que iban ¡j encontrar en el Sur, produjeespíritus ,!i;,bólicos de estas SOkll:lilcs, mieutras que ron Sil efecto en los ahatillos ánimos ùe los que COli reptil('s IIor."Or050S, engendrados ell la fangosa proPizar;'o estaban. Sus recientes trabnjos y privaciones fundidad de las aguas eS'_anca.las, se acumulahan se olvidaron lIluy pronto, y call la ani)lweion é inulretlcdnr de cllos. Aquí se veia el bou gigantt:l"co, c,Hlst,lIlcia características al aventurero, exigían tan enlazal\l10 SllS pliegucs colosales en el trunco de un enérgC>lll1ente á su comandante que siguíese ci viaje {¡rlJOI, ele mulo qlle apen;Is se le distinguia ciel tronem(lJ'rndirlo, ('OfllO antes lIabiau solicitado (lue [o co hasta que estalla próxímo á lanzarse fi Sli [Iresa; abandonase. Aprovech~n¡[ose de estos buenos t\cseos, allí los Cainl.ll1eS estaban tomanrlo el sol :í I)ri las de los ca )ítanes se emhÍlrcaron, y glliarlos por d vetnlos rios, ó cesli?.inrlose p(.r debajo (le la superlicie rallo ~ i\oto, se dirigieron pur el mismo rumbo que del agua, se lpo¡Jcrah;¡n de sn incauta víctima anteS este b lbia seguido I'ClCO antes. (Ilie esta lo "inliese (:J). Muchos cspailUks pereciePen se había l¡'~jado pitsar la est¡\Ci01 favornble, rnn llIiserabl llllente por estos medios, y otros fueron que H estas latitulles dura muy pocos meses, par;¡ :lsesinados p,Jr los naturales, que vigilaban escrllpll- i hacer un viaje al Sur. El viento soplahn constalltelnsamcntc sllS mo,'illlientm; y se aprovecll1ll,lan de ¡mente hácia el Norte, y una fuerte C()rril~nte no lejos t::nalquiera ocasion para atacarlos con ventaja, Ca- . de la playa, seguia la misma direcc¡on. Los viento:> turee lIolJ)hr.~s de los tic Pizarro fueron cogitlos ¡\'l se convertían fIIuy á menudo en telllpesta,les, y I(lsU!la vez cn u la canoa que enca:ló en las márgenes (le desgra ~iados ,'iajeros estuviero!l siendo juguete de UII rio (l). la, ola, durante muchos dias, ell IIwdio de Jas tor-, El balllhre vino luego Il. aumentar la lista de sus mental: lilas borriblt!s de truenos y relampagos, h:lsta desgracias, y grande fuI', la \\ilicultad quees¡wrimen. que por (¡Ilimo enl;ùntraron UII puerto seguro en 1:1 taron para encontrar algo que comer en los hosques. Isla del Gallu, visitada antes pOï Huiz. Como ahora A veces encontraloan patatas silvestres, cocos, ó en rran d"lllasiado numerosos para tener un atilqllp., Jas la p\;¡ya el espeso l'rut" del mango. Pero la ori;la del tripula~iones desemharcarOIl, y como no llS¡l\~rilllenIll"r era mas iusoportaule gUll los hosqne~, por los taron Ílcolnodidad alguna por parte de :os illdigecnjalllures (le mosquitos que ohligahan á los desgranas, pl rmanecieron en la isla dos semanas, recurc¡ados aventureros iÍ sepultar sus cUel"¡los hasta la riendo ~us averiados bllllutJS , y dcsl:ansando de las cara en la arellil, En esla est:·e!Tlidall de padecim¡ellpenalidldes de la navegacion. Despncs, emprenrlielltos solo pensauan en volversl!; y todos sus plalles de do de nuevo su viaje, gobernaron hó,cia el Sur has la :I\'aricía y de '],lI~hicion, esc<'rllH\ndo iÍ PiZ:UTO y á que ller-aron á la b"hi" rie San -'I"teo. Al recorrer la otros pO('os esplfltus llIdoma:¡\es, desaparec;an alite "osla eSl1crimelltaron el mismo asomor\) que antes el deseo de v¡;\\'l~r Ú Panam:i. había c,peril\1lHltatlu Hui?, y¡endo (J1H~ el país IIl11l1iEu esta crh,is fu(}cuando \'olrió el piloto Huiz con restaba por tOllas partes ell su aspecto general yell el . , de sus Ilabitantcs, pruehus rie un grado Illas elt~\·ad(), ,(I) Xere7., r.1~~, del Peru, tOlllllllr" p:lg.IRL - Rela- de eivilil.adon. Por hulas partes se veian los resul~,nn ~arada de la .\toIHJteca 1l1~i'er"'lde V¡ena, )):,,-lleirera tados dd r.ullivo. Tamhien el aspecto niltural de la ,JH. ~I'ltel'al. ,lec, III, 11k \111, rap, XIII. I <t· '1'1' ,,' , . I .. 1111' l;no d.: Il)sanlOI'es dire <Jner~tl, '·¡eron stsenta dias en e,le I co, ,\ el a m,ls "I ",,111'1/0, por~lue en ug.lr (e a)Cvinje, Siellto 110 i'0derseilalar la [l'clin exarla de lùs acollte-: rlllto elt:rlJo de n1<lllglescuyasasperasr:ucespenetr;m rillJiclIlos cn ('stlS primeras C"fl("lirionc", l'tl'u 'a C"IlIlI,ln:(ÍaI )lor ddnJo del agua r.omfJ para envolver en una red al 110 era rosa di:!lIl de la ¡¡leorioll de estus allti~n\ls crOllistas I viajero d,csprevenillo, las orillas baja(dellllar estaqucp'/IWCO crruque porquc ellos rUllsl'r\"!1l enJn meml)~la ban cul'lerl,IS de lIlagestllosoS :¡rboles de (,uano, de tuda, 'as fechas rlll'l'lIte.:' debe su~eÙ"r lo nmmo a J.osdelllas. una csr(~cie de caoba, v otras maderas liuras, las (:!) «1,,<10era nlolllaui''', rUlI arboles basta el CIclo,))lIermas SIlSel'IJtilJles (le tomilr un harni? hrilla'lte y \'11rer", ¡list. general, \JIll ,upra, , . (:i¡ H"lTel'a, IlIst ¡;ene/,I1, nhi !'nprn. nado, L:' 1JI;!d(~radel sandalo, y muchos arholcs oloroU,) 11",'-, lo.:. ,·¡l,-I'owa'a ,lIl-l. Je las ¡Jld" rail. e\'IIL sns de lI')ltIhre~ d('~cllnOc\d\ls, ¡Ierr;¡m:d¡all sus gralos -:--.LiJlTo. Hd,eioll sllwaria, }b. perfume,; por el <lire, no en ulla atmóbfera illJprep; I < • , Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ,- • üG llIllLIO'J'ECA •..•E lwila till corrupcion vl'gdal, sino por las brisas puras del Océall<J, que lJe\allaIl ell sus alas perfullle~ y 8;t11111al mismo ticmpo. Dc cuando en cuandu se veian anchos C¡lmpOS dc tierras cultivadas, y repediOS de las colinas cubiertos COll 1~1amarillo maiz y patata, tÍ euuh'el lll¡¡S h.ljo con 1l1i1gIJíficos plülltios de cacao (I). Los pu~blos eranlllas y Illas nunwrosos; y cUi'n,10 los hllllue~ anclaron en el puerto lie TaC,lInez, los espall"h~s pUdieron ver una ciudad de lilas de mil casas, arregladas en call.~s, y con una poblacion nunwrosa a¡JÍllallu alrededor de ella en los Ul'raLales (2). Lo~ hombres y mujeres oslelltaLan en sus personas mu<.;!Jos adurnos de oro y piedras preciosas, cosa que parecerá ~illgular considerando (lue los Inens del Perú se reservaban el mOllopo/hl de estas icdras para sí y para Ja3 noLles á (luil~nes se dignaan conceder/ilS. I'cro aunque Jas espailUks !labi¡Ul nlcnnzüllo ya los Ihnilcs estcriores del imperio p>:ruano, no' cra el Perú lo que veian, SillO Quilo y aqu!'lIa parte de este paí~ rceieu sOlllctiJo al cetro tlè lu,; Ine'ls, dondllno era posihle que el opresor sisteilia de los dÚspotas americanos ftllLie~e horrado aun los nntiguùs usus del pueblo. Adl\más el país advacente era eS[kci¡t1rncntc abundante en oro, que ¡,Ivatlo de la arena de los arroyos. auu cOllstitnye Ulla de jas principales prudncciones de Barha.;oa,;. Aquí laml,il\ll e~tabil III Ili'rmo~o rio de las Esnll~raldas, lIumado asi por la,; minas de estu piedra preciosa tlue existían en sus flI{¡r;;en~s y con que los lllonurca~ indios enriquecían sus tl~soros (3). Lus espullUles clllltl~mpLtlJan conlleleite estas pruebas inrlullahles dc ril!lIeZü, Y vieron en el cultivo admirable del tl~rritorio una agradable scguridad rie que por !in habi;llI llegado al !laís que tanto tiempo !lahial! estado coulemplan¡;\o revcsthlo de tall brillantes, pero tambien de tan rcmotos colores. Pcro aquí tambien tenÍitll flue verse chasqueados por el espíritu belicoso del pueblo, quc, cono~iendo su propia fuerza, no Sl.lsentia illtimidallo por el invasor. Al contrario, \Iluchas canoas c;m;adas de gucrreros aballllonaron la playa, IIcvando una euscÙa de oro, dieron vueltas alrededor de los huqucs desaliánd"/,,s con s~s. miradas, y cualldo las persiguieron se refugiaron lacllmcnte en tierra (.~). GJ.SI'AII E Ir'ldl!dol'. Ttldas la;. c~t.H 'lile h:.ct' Prl'scott 1\1' Cslfol: nl.wu~~:ntH ,,:S!.IIJ pl;J;!a¡jJs tIf. t~rrort·s, lJu,z,¡ por li.lb{'f '-Hio Copi.HJa por e:CIIJ/ljrro. I1cul\.}s lril!¡1l1t) de curn'~lr all:UllUS; vero (;t1llrt·~'.Ilnil.S IIUt' el (Ilh~ 11"111\)':; :-\lIbrayado ~s ill!llt¡·li;:;ï!Jle. Lu f.Jl'UI' es IJUt~ ~~lil ll<ll.dlrc: hullo, ¡I/lllo. h" Jll'cllO erecr al ,lUlnr ClUe el rSI:iUtIHLt' l'r.1 ulla wÚ¡;c¡,ra ù\' UIO, elU dud.! lIor 1•• aUJlubÎJ n.•11JIil,1 l'ollo. •.•bsollllaIlH·lllt~ (lue es da Cdll ¡Cl~ (IUll.jS IlnlICI:- 1<1V":<1IHi.l IIOU;. I (l) X~rez, ConI]. del l'en'l, ilp. !larda, tomo 1/1, páp-. 181. -Hel. sara da de l••hiblioteca imperial de Vienil•.\I:5.-:-;aharro, lIel. sumaría, ~b -~lonteslllos, Anales, ~IS, • año 1:i2li. -Z'i1atc, Conq. dôl Perú, lib. l, cap.I.-Helacion del primer dc,rub., )IS. (~) El secreta rio de Pi?arro dice lJue una de las ciudades cunlenia tres mil casas. II 1:" esta tierra había muchos IlIauleuimiéntos, y la gcnte tcllia muy buena úrdcn de vivir, los pueblos con sus calles y pIna, : pueblo habia que Icnia mas dc tres mil casas, I' otrus hahla mellores.» Conq. del Pérú, ap. Barcia, tOIllOIll, p~~. if!!. (3) Steveson que I'iajú por c:;ta parle de la costa en los primeros años de este siglo, habla mur:ho de SIlStCSOI'OS minerales y vejetales. La mina de esmeraldas próxima ~I rio de cslc nOllJbl'e, tall falIlusa ell ulros ticmpos, esl.,·iI ahol'a c.!r· rada por ulla s!lrerstieioll ¡"as flI'opia delllempo de los In('as. .Jamás la visité, dice d via.iero, ¡:racias a! lelllorSil/lers[¡cioso dc los naluralcs, qlle lile asc¡:U1'aror¡que ,~stalla ClJl'alJlad~; y que la guardaua Ull CllorlllCdrag-IOn,",IC \'ualilaba l!'ucu/), y reláulpa~,)S contra todos los que se a(l'eviacr á ir riu arriba.» HC:;ldellcia, clc. (i) ,,~alierllu it los di,'hos navíos ratoree cauoas !!randcs CUll mudllls indio.;, do~ armadus de oro y plaIa, y (ralllall ell la IIl1arallua un ('Ma"dade v eu('ima dc éluJI vol/o úe ur. 1JI1le/lO dG siu de: M'O ('), l: ùierull una \ueila á lus navíos pvr e) ..'·ola d<'l y Un cucrpo 11I']8 formillaLJe ~e rCllui:, cilla \,[a)·.I, hasta "lnÚmero, segun dicen los espalwles, l. e;i lo /IlCUOS díe~ /Ilil guerrllros, aparelltunll'nle alisios,,:; de ¡¡tacar ;Í los invasorcs. Pizarro que desemharcó cou [lal·te de lus suyos ¡'Spl\ranllo poder eutall!;;r ulla conlácnda, no IJUdO evitareuleramellte las h 'JSlilid aIles; y quiziÍs lo IUQieran pasalhllllUY 1II"llos cspailoles, perseguidus con ardur por lin enenJig" il1linil;fmente supcrioren número, Ú Iloserp'lrunaccídclt.e burlesco que, COIllOrelierenlus historiad ores, sufriÚ uno ,le los ginetes. Este consistió en ulla caida de cahallo, que asombró de tal nwnera <Í los oároal"lIs que 110('sperabun ~emejallte Ilivision ,le lo flue parecia un solo y Úuico cUI'rpo , I/ue llenos tic consternacion se retir.tron '! ahrieroll pa,;o á los Cl'btjanos pala flue volviescn ;í sns buques (:l). Ell cstas cirClIll-tancias se relehró un e,'nse¡o Ile , ¡¡uenn. Era cvidente qllq las fucrzas de los e-pai;oles 1;0 bastaban para luchar con un cuerpo de inlígenas tan numeroso y tan oi!''!1prepara,tl); y aUll'iu,~ venr:iesl.'n ¿¡(lui, no podían abrigal' la esperanza de uhrirse paso por flIedio del torrente rl,~ guel'J'erlls que aClllliriu á entorpecer su murcha, purque el pais par¡;cia mas y lilas pohlado á mediJa 'lile adelantaU¡HI descubrian lJumerosas ciwlades ¡1iWhlos nuevos, cada vcz que descubrian mus tierra ú que doblahan un cabo. Segun opinion de algulIos, los de menos corazon, convllnia auandonar Iii t'lnpresa de una vez, como superior á sus fuerzas. Pew AllIlaf(ro consideró csle USUllto Laja lin punl(1 ¡\fl vista Jirllrente. Volver, decia, sin /¡ailerbecllO nad;l, era vergonz1lso, era su ruina. Ca~í todos ellos habian dl'jado acreedores enl'anamá, flue esperaban su pag') de los frutos de la espeJieion. V<llver cr:1 entregarse á rliscrecioll en sus manos, irá In e:irrel. ~Iejorera Vag;¡r como hombres Ii:lres, aUI}(lul~fuera ell el desim"lo, que yacer COll grillos en los Citla boZlls de Panamá (U). Lo qne debían hacer, segull él, eru IOIfUChabian hecho rec.ielltemellte. Pizarro pOlh'ia encontl"fir algun lugal' eómotlo en que pern1;lneccr con parte de 1;1fu.!rza, mielltras que él .,"?Iviel'a á PallallliÍ ~n busca d" ref~,·rzos. Las lIo~1C1as que ahora fJo~lwn fiar s?bre Jas nr¡lIezas tiel ¡JaiS, ¡¡ul"lan un colol'lllo muy dlferelllfl á la ,espedicilJn, y no podrían (h'jaT de atraer .1 ~llS banllel'as cuantos voluntan/Is neCe~Jtasen. Pero por preciosos quc fuesen I~slos consejos, 110 eran en terarnellte agradables al olru comandan te , :1 quien no gustaLa el pappI que le tocaba siemprc de quedarse en los busques y [lalltilnos Ile l'ste pai:; ~alvaje. E,;to, rl~spondió Pizarro, era IIIU)' cÚUlodr, para lus que pasaban agradahlenlPnte cJ tit'lfIpo corriend(1 de un ¡¡unto ;i otro I'll su buque, (í c.Ú1I10dalllel.Íll ahrígadus t'Il UII pëis alHllId;¡nte comu lo era I'anamií; pero era todo lo coutr:mo para los ¡¡Ile 1/lIC.ia}¡;¡ll detras en el d~~ierto, dl~,falll~ci,¡os y Illllr¡¡\lIdJse de hambre (7). A csto contestó Almagro con algun Cll- r y avisarlos en lOiln••ra que 110les pudiese enojar, y asi dieron I'uelta h<ir.ia J ~u pucIllo y los Jlijl'iú, /lO los IJlJtlICI'~uloma r pOI'quese mdil"l'"n ell Jo,; ~",:os junl" á la 11"Ira.» Helacivll >arada dp. la \JibLolera ill'l'el'laJ de Viella, MS. (:i) II AlllClIlpO de roml'~I'los unos Cllll los otros. nllO de aquello, de raballo rayó del raballo ahojo; y como 1<'5 jlldlUS VWJ"lJlIdivldir,c aquel animal ell do; parte!;, Irlllclldu ",rcierlu quc lodo erV Ilna eO-3, file lanl', el lIlil'do 'lue lll"Ïeron, qllC volvierolJ I;l~eSlJiJ:uas d;to'¡ù \'1I('~~ á lo:; ~lIVlJS. dkí.:l¡dl) que se halJia hecho ¡Jo,•• , ha,'i"Il¡JU iidIHil':Jl:ilIJllfe ~Iil-:lu ('¡,al 110 fue ~in IlIi~le['id; l'dl'lll1~ J JlO Jcac:-ccl' t'sto se }Jrt':,ulllI~ qllc Illatar,U! ludu, l,,, cr;st;a/".,." (Hel.ci"ll del/JfJ:lJcl' de,('.ubrjlll:éllIO, )is.) E,le 1110,:",!e espilrar ,.J terror pjlli,·o de los I/;Írbaros c; tan dlf:1l1l<lc fe "011111 la aparicioll del a,,'¡~lul ~antiago ell circunstanci:Js <illálo¡.!as, Je (lue lifIltas ~'(:cesha· blanlns hi,tol'lad"re, dc e,La" ~uerras. lH) 11;\0 era bien vOÍler pohre,. il pedir limoRII~, v morir en las cj¡-"rll'~. los 'lile lelli" Il deudas.» Herrcra, !l,si. gellc, rai. det:. III, lIb. X. ril/l. Il. (i¡ «CvIJlUilia )' vewa eu Jus navios, ill:~llllleno It fallaba Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I.A CO:li(JI;ISTA DEI. 1'f:1\(;. (i7 lor, m~nib.t(lO(losc dispuesto fi tom~r el man(lo de nada avarieiillle SIlS jefl·s. Pero cs\.os e','an vas'tante ¡"S valitmte~: qllc se quisier,ln quedar con él si Pizaraslut lS para frllstrar las consccucndas de l'ste IJ:I"lJ, fo) lo rehusaba. Poco á po~o iba crecicnrlo el tono y Alntaljro lo consiguit¡ apod •.r;índ[!~e de todus las amenazarlor de esta disputa, y pronto l1ullieran pa- cart;;; y cortando así toJo medio (le c:mlUnicaeion sarlo de las palahras á los golpes, porque echando cntre los descontentos y sus ;unigos. Siu cmhargo, mann á sus espadds ya ihan à atacarse uno á otro, no consiguiÓ enter:unen!e Sil ohjf'to, pcrque tin sol('uando el!esorero Riherr., auxiliado por el piloto rladn 'l;lI11ado Sarabia, natural de ';'rnJillo, tnvo la inHnizlogró ;pad¡;uarlos. Pocos esfuerzos se uec'lsigeniosa idl'a rie enl~errar sn ~arta en Un ovillo rie altallan por parte de estos dos consejeros llIas templa1'0,101', que dehia llevarse á l'anaIllá como muestra dos para convencer á los jdes de o absurdo rie ulla rie 1m productos tiel país, y ser cntrcg;lllo á la espoconlluda qt.e hubiera puesto inlnediatamente térrllisa riel goiJel'11ador (3). \lO á la espe,licion de una manera poco honrosa para La cart.a, que íha lir~n:Hl:\ por ~ario~ .Ie los soldalos que la lIaL ian proyectado. Por ';onsiguiente se dos dl'scontentns ademas de Saral)la , ~liltaha con cocelchró ulla reconctliacion, suficiente, :í lo menos llores snm!Jrí.os las miserias (h' sn condtdoll , acusa ha cn lo esterior, para que los dos jefes pudiesen obrar ~ los los j'J.fes de ser lIutores de to~lo est,.". y rogaba de acuertlo. Adoptósc, pues, el plan de Almagro; y a.las ,1lltorHladcs dc Panamá que 1IltervlII.lCsen cnsolo se pens,) ya en buscar el lugar mas conveniente vlanrlo un buque que los sacase ue esle triste lugar, y segnro para estal.i1ecer el cuarlel de PiZarro. si es (fU'l algunos sobrevivian á los horrores de su en· OClIpáronse vari0s dias en tocar en rli rl~rente~ punciern,. La ('pístola terminaba con IIna ,;uarteta estos de la COsl1l, volviendo por e! camino que hallian crita por Sarabia CH que se pintaba ,i los dos jefes seguido ant~s; p~ro parecia que en todos ellos se COlOn sticios en una carnicería, ocupÚndose el IIIlO habian ularmuflo los natur::Ies y estaban alerta .• pre- en traer el g~nado Y,el otro et~ degollarlo .. H~ aquí sentando un aspecto amenazador y aun fllrmnlable esta cuarteta que Jlego á tener Cierta popJlarltlad ellconsiderando su número. No les era lícito ní pensar j tre lo;; colollos : en la region mas al Norte, con sus pantanos mortíferos y sus be,Sf/lIeS, y donrlè la naturaleza hace una. (,Pues seoor gobernador, guerra mas terril.:Jequeel hrmhre. En est.a indecision, Mirelo bien por entero, se resolvieron en favor de la peque 1m isla del Gallo, Que allá va el recogedor, porque al cabo, por su distancia rie la orilla y lo esy acá queda el carnicero (1).» caso ,le sus pobladores, cr;: el punt.o mas á propósito CAPITULO IV. para ellos el! su triste condicion (l). Pero apeuas se supo la determinilcion ueloptada . por los dos ca[litanes, cualldo empezaron á milllifes-I in:ll:wadon d(,\ ¡¡nhc'mador, - Severa resolucion de tal' su dis,~ucto los al"entureros quP, los s.!guian, es-, Piz¡¡rro,-f:ontilllll, ..ion del vi¡¡je,-¡\<;p"clo hl'IPanUl pecialmente los que haùÏ:in Ile quedar<;e en la isla tlc'111mbez--l)escllbl'imicnlos enl¡¡ I"hla -Vuelta á con Pizarra. Esclarnaban (jue por qué habia de lIel'Jnumú.-}'izarro sc embarca para ESIJaoa. várseles ;i e~e oscuro lugar á mr¡rir de hambre; que (152ï .-1528.) to(b 1:\ espedicion uesde el principio hast.a el fin ha- , !lia sido un engaño; que I(.s paises de 01'11 de que se: 1'1)10 des pues de marcharse Almagro, Pi7.arro desles lwbia hallladtl parecian liuir delante de ellos ti me- ' p:lch( el huque que le quedaba bajo pretesto de (/ue dida que avanzaban; y el paco oro quc habian teni<\o necesituha que se le compusiese en Panamá. ProlJala dicha de rocoget']lahÏ1¡ sido enviado á Panamá. blernlllte se lihró así rie una [lar te desu gente cuvas para ind~lci" Ú otro~ tontos á seguir su ejemplo. ¿ Y . tendencias á la insurreccion le seI'l'inn de obst:iculo «1I~ J¡ahj¡¡l! ~onseguido en pago de sus padccirnien. en su posicion desgraciada, y rie (Illien %taba l;lllt~ t.IIS . Los UJlICOS tesoros que les qu.edahan eran SI!S mus (1lSpllesto á separarse, cuanto que era llIuy difiarl~os y sus ne~has, y. ahora se ~es .Iba á dejJr mol'll' cil encontrar alimentos en el estéril puuto que' ocu1!.U esta trlsle Isla, Sill tener .slqulera UII palmo de l paba. Ul!~'t'a eonsagrada para depOSItar en elJa sus IlUeGr; nde flle el desaliento que la vuelta (le Almagro sos/2). , o • y de I?~ suyos proc.\¡~IO en Punam<Í; por(ille la carIa, En este :-s.lullo de exaspe:aclon, alg~n(Js de los sol- trasmitida subreplieJalllente en el ovillo de algadon, dados escrll,Jeron á sus parl.e~tes y arnlf{os, dándoles cayó J1l las manos iÍ f/ue estaha destinada, y su con~:~rl:- d~ su dr.elorable COlwlclOn, y.q,ueján.?ose de I.a tenido se esparció por torlas partes con la acostumIna :ndtferellcJa con que se les sacrIfIcaba 11la obstthr;lrla exageracion. El ahntido y tri;;te aspecto de los uventlreros, era hastante clesanimu(!or en~í, y pron"Hualla, no p::decia la miseria de la hambre, y otras an¡:IIS- to se llegó ri creer gelll'r;¡Jrneuf.r. que lCls POC;)S maltias qlle tenían, y ponian á t.o~)s pn e,trema rung'oJa." (Iler- lwr\ados ayentllreros que aUII so/¡reviviun de la esr,'ra, Ifi;;t, :relierai, dec. III, lill. X, cao. 11.) Llls cabal/cros pedklllll, habían sirlo detenidos por Pizarro contra ,le Cortég y Pizarro, por nlal'; vil'o,as' qlle fueran sus haI zajjas, se quedan muy atr:ls de aqueilos cahalleros andantes su 1'0 lIlItad, para terminar sus rlias CO:1su desende qUlerles h.¡hla el poetn But/creu su pnema de Hudlbra~, y galH\do jefe en aquel .triste islote. que,se~unél,romonopasta-enr!llo~cllnp')Sqlleatl'avesahan, DOli Pedro de Ins RIOS, clgol,crnaeler, seenfurecí6 no se sahe lo '¡Ile cornman, porque la h¡,toría no h;d'lajamas hasta tal punlo con el resultado qlle la espedicioll hade qne llevasen provisiones, lo que p:mr¡a indi~al' que los 1 bi:l te li¡lo, )' con las mlwrtes que había caus:lClo, cli~(·stomag-os nO,I~s ~~rvJau mas <l'le y;¡~a hatl:se .. : rnlllu:?!Ido 011'0 lanto la poblaeian de la ,~olonia, qne • (I) Pedro\ :Z,l," o, ye,rub, :' l.~u ¡., 'I~.- ~lp)aplOn sa- se nepo resllclt;lllienlfl1Í eSI~llchar l;cs sÚplicas de Lnr.",!a de la IlILdo·pr:t IlOpenalde \-!Clla, .\IS.-:';aharro, Ilel, \1" , " " I•. ' •• laclOn ~umari.;, ~IS.-Zarate, Conq. de/ PeClí, Jib. I capi. qllc y (.l. ma"r? qlle alln ~oillllau,¡n su apo)o, Iulo J. -, He!'1'fJ') • /lISt. :truel'a I • d.~", III , lib X, ca II. burló; ~ de sns a I~dlelltes e;' pera IIzas para e! ron'ell ir, E,tuvo 1II11~dès¡:rilciado "¡¡:trro cn esuJ de III'Jlltellp.r,;e Y por 111I,reso]nlÍ enviar un olici,¡l:í la i;Ja dio! Gallo, sirllll'!'r en Ja;; costas del NJrte, yen no na verar cie lIna Ve', Inas Id"in Id ~lIr. Dampier lIic0 (Ineen e,tn.< pai,-p, lIuel'e,in (:'i) .'.Ietierou en lin ov¡1I0cie al!;'odon 1Ina cnrla firmada de r,{)~.:{~r, ~nielltr:¡:, lfU,í; 811~ tri~ll~s un:'<]l\t~s y p{ ('~rácler fr.rL)l. tie mlldlo:; en ~uc sUlIlill'iamcn\e dah~tn cuenta de tas hambres, los IIInl¡:enas hJI:!.1n que flll!"'1l l'oro c"llilciJoIs nllll Pu /a ' Dl'lcrt(s)' de,,"ud,'7, que paderian, y qllP el'a nsa ,le ri,a to. épnca cn quP él es~riltlÚ, V~~I1,e sus YI"J"S y AvellturJs d", 1111'" las riquc7.lI, se habíau cOllvCrlíl),¡ ell lle,'h:¡" v n,! (Lón~!'e" 17í'(i), tomo I, eap, XIV. hahía (!1'1 C:M;U ;\/011[,''':00<, AIl:¡le" ":S., ni,o l:j~7.. (':!) l( \lIserabb:mente IUi)ril'ad,Jllde nun no hahia luO'arsa(,'o) :~rrrz. Cnllq. d"II"'r"I, ap. Uarcia lnllln Ill, /l'¡~. l~t. ¡;rado para sc.>ullura de Sil, ru~rpos,,, HCI'I'CrJ, Ilist. "(lcnc- -'i;¡¡¡; rr,', I\c/.1rj'lIl ,a;u,Jr;a, ~IS,-lhlh'fa, llist. d;:1 PcrÚ, rai, dec. III, lib, X, cap. III. cap X'.'. \!')Ille,in,',;, ,\Il~I('", :lIS" ailO t;;:!ï. 1 I J ¡ 1 p: o Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia f1R nWUOn:f.A Ill' G.~SPAn V nOIr.. con órllenes para traer á tOllos los espaïlOles que nUll lires de estaJ!cqueÏla par~iJa. l<~stos fueron los t1'eœ conservaban la existencia en su triste man,ioll. Des- de la fama, Ice un crOlllsta antJguo con elltusÏ1slIlO IJlIcháronse inmediatamente dos buques con e,le ob- y singular elocuencia. Estos los que cercados de los jeto, bajo el mando de uu caballero llamado Tafur, mayores trabajOS que pudo el murlllo ofrecer á hOlllnatural lie Cúrdt)ba. bres, y Ills 'lU". estando mas para esperar la lllu'!rte Entre tanto Pizarro y los suyos estaban sufriendo. que las riquezas que se les prometian, tOllo lo po,torlas las miserias quc eran de e,perar del/ugar estt\- ! pusieroll á la honra, y siguieron á su capitall y caul'il en que se hallaban encerraùos. Nada tenia n que! dillo para ej!!lIlplo de lealtad en lo hturo (.í).» temer de IllS illdígenas, porque estos habian abando·. Perl) este hecho no produjo a,!miracioll alguna en nado la isla en cuanto la oeuparon los espaïlnles; el ánimo de T,lfur, quien lo I~onsider¡) como iIW¡Jilipero tenia n que sufrir r.1 bar!!bre aun en mayor grado l' l'able ùesobediencia ¡í las {,rùenes d!\l gohernador, y que lÎurante su permanencia en los bosques del ve- poco mellos que como ulla locura que iha;í ser causa ciuo continente. Su alimento principal consistia en de la muerte de todos los qUIl Sil hadan culpables de cangrejos y otros escasos mariscos que rec(lgian en ella. El se lIeg6 iÍ ser cómplice dejando uno de sus las playas. Los truenos y los relámpagos no cesahan buques fi los aventureros para que siguiesen su viaje, un illstante, po:que era ]a esta~ion de. las l1u~ias, y y uun fue muy dilïcil l:o!lseguir de él que les d,~j',se siempre estaba lIIulli!ada la destlchada Isla. ASI, me- una parte de las provl'lones que para ellos hallia dio desnudos, y muriéndose de hamhre , poeos había: traído. Esto 110 influyó en la Illas miu ¡mn t!n su deen aquella pequeña hueste que no sintiese!! apagado: termillacion, Yla pequeÏía partida. despidiéndose 1Irel espíritu emprendedor que antI's los annllaba, ni ! SI:S camaradas que se volvian ;i Panam;i, no yaciló <¡ue as['irasen Ii un ~ér!llino mas fel}z fIe su~ desgra- ' un, instante en permallecer liel à su propósito desedas que el que conslstJa en volver a Panama. La lIe- gUlr la suerte lie su eomanrlante (ii). g,lda de Tafur con sus dos buqur.s, hien surtidos de Ejerce un podero<o i••fluju Cil la imaginacion elps{lrovisiones, fue? pues , :~alud:~da CO!! todo el entupe~t~culo de e,ste pUÏíado de valielltes consa.::rá~dose ¡;iasmo que espClllnentana la trlpulaclOn lie un bnque , aSI a tina arriesgada empresa, tall superIOr a ~us náufl'tlgo al recibir un inesperado socorro; y el Único· fuerzas, y al parecer como lil mas exagerada que repensamiento, despue~ de satisfacer las inmediatas cuerden los anales fabulosos dt~ la caballería andante. exigencias del hambre, era embarcarse y abandonar Una docena de hombres, sin alimentos, sin vestido, para siempre aquella isla orliada. casi sin armas ,sin cono(;p.rel país que iban á huscar, Pero pUl' el mismo buque recibió Pizarro cartas de Sill buque para tras[Jortarlos, se queda han a<i enulla sus dos sûcios, Luque y Almagro, enl)ue le rogaban roca solitari,¡ en medio del OCt!l\lJO, eon ellin de Ileque á pesar de todo no perdit~se las espp.ranza~, sino var adelante una eruzilda contra un poderos" imperio que per11laneci~se tirme en su primer propósit? Vol- Jugando SIlS vidas en ,eJ t!xito. ¿ Qllé se podrá enc¡,n~ verse en estas clrcunstanClnS era matar para siempre trar en las leyendas rte III cahallel'la que sobrelJuJe il la esp,:dieion; Y,ellos se c011lprometian sole.IIlDelllente, esto? Este era el momento de la ?risis [Jara la suerte si perlllancclil !trme en su puesto, á envrarle dentro de PIzarro. Momentos hay en la VIda del homhre (lue de poco cuanto pudiese necesitar para llevar la erll- segull se ahant!'lllen ~ se aprovechen , así.decid'~1I del presa adelante (i). destlllo futuro (6). SI huhlera vacll¡¡dll Puarro en m Un ravo de esperanza bastaba al intrépido esp¡ritu enérgico prop6sito y ce,lido ante la~ tentacioncs que de Pizari·o. Parece que en ninguna ép?ca t~a~ja él I I~ ?freci.a .Ia ocasion para salir él y los suyos de la dipensado ni por un momento en volver. SI ahrlgu esta; fIel.' pOSICIOn en que se encontraban, su nombre es2tiea lJastaron para disiparla las palahras de estimulo· t.arm hoy sepultado en el olvido, )' la conquista del que 'recibía, y se dispuso á seguir esponilÍndose á Perú hubiera quellado para otros y mas fdices ¿lVent.od,)s los peligr~s dill h~cho en que ,hahia a.ven,turado tur~ros. Pero su con~tancia esta ha alllivel lie hiS netOlla su exíslenr¡;¡ y lodo su porvenrr. Sabra Siri emcesldades de la ocaSlOn; y la conducta qne ell elJa bargo que las promesas YLISr'~conveneiones valdrian observó probaba su aptitud para el puesto peligroso poco con los suyos j y probahlem,~lIte se cuidaba poco que habia admitirlo, é inspiró :i los dem,¡s ulla fonde ganarse á los mas tímidos que mirando siempre (janza en él que era la mas segura garalltía de Imen hÚcia l\trá~, serian I~rémora de sus futuros movi- éxito. mientos. Pero él anuncíó su prop6sito de una manera En el buque en gue voh:i¡Í Tafur. y lo.; que se sepaenérgica y lacóníe~, caracterlstlca etc un hom~re r~r~nde la espe(hclOn ,_se lue talJ.!nell c'lnel con~enmas acostumbr3do a obrar que ¡j Iwhlar, y lllUY t)Jen tumento de sus companeros, el pIloto HUlZ, eon el calculada para h~cer impresion en sus rudos compaE I b d 't' _ s os nom ,'es no pue en om, Irse cn una h"l.tOrla dc Ia ronneros. _ , quista deJ PerÚ. Eran: Bartolomé Huiz, Cristóbal dc Peralta, Sacanlio su puna], trazó una hne,a :n la ar2na, de Pedro de Candia, 1J0milll(0de Soria Luce, ;I:¡rolás d~ IIlbera. Este:i Ot\ste. Luego vulvléndose haCia el Sur diJO: Franrisco de Cuellar, AJl)llsode ~loJilla, Pedro Airon, Gardl «camaralias y. amigos, esta parte es la de la muerte, de Jerez. AillOlide Carrion, Alonso lJriceÎ1o, Martin d'll'.z de los trabajo.; de las hambres ¡je la desnudez Ile Y Juaa de la Turre. Jos Ilguaceros ~~de;amparos; )a ~tr;¡ la del gusto. 'I~o~ I \~) ,~.lo~ltcsm,os,Anale., ~S'.' aiio Hi27 .. . va á Panam;'1 fi ser pohres' por al/á al Peru a I (") Zára:e, C.9l1q:,d~1Peru, llh.l, rap.H.-~lonl"smo~, ílqUl se '" " Anales. MS., allO li>:!/.-NahaITo, I1elarlOlIsuman:¡ ~IS. ~er ricos. ESCOJa el qUt~ luere l~u:-n castellano lo '111,e -limera. dee. II, lih. X, cal'. Ill.' . Illas bien le eSlUVlere (2):» DI1'!l<ndo e~~o, pas¡\ el (ti) Boiardo espre<a esta observaclon vul!!ar con admirala raya. Siguiéronle el valiente pdüto HUlz. y luego hie e1e~allcia, ruando representa á Pmaldo co¡::iendo á /a Pe(lrli de Candia, griego, natural de la isla de CanFortuna, ba.to el. disfraz de la ral','irhosa bada )lurj!a;¡a, por dia. Once mas cruz,mlll sllCt'si"amente la raya m:\lIi- la melena .. ;'io d,,~ustal'á al afiCionado refrescar Ja memoria festando así qur. eslahan dispuesto;; ti sl'f;uir á todo c,m la slg'ulénte octava. trance á su jefe (3). La fama ha conservado los nOIll«Chi cerca ill qneslo modo a "cr tesoro , O ,lileltu. é p¡acere. hOllol'e, esta to, (I) Xerer., Conq. dell'e,rÚ; :,p.llal'Cla, lomo m, pá!i}~:!. Po".:.:a)a mallo á qoc"ta rilioma ¡j'uru. -Zarale, Conq. tiel PCI'll, hb. I, rap. 11.-~I"lIte,mllS, n'w 1'01'10ill flullle. e I" far" l,eato' Anales, ~IS., aiJOj;i:!i.-lIerrera, illS!. !i"n~ral, der.lll, ~Ia qualldo Iw ill deslro" f:lllo lavor'~. lih. x., rap. HI.-:'iallarro, Rd. S'~lllal:!a,:~b. \vlIl'renda indu~io. chr;'/ tempo I"¡,;sato (:!) ~IOlltesllloS, Allales, ~b.,allu i.,';.,. _, l'"rduttn e tullo, e 1100l'itol'1la lual, I;») Lns nombre, de estos t:'.ece Iealt,s rompallero., ha~ Ell io mi vollu, e lu; lasciu CUll<¡liai.» <¡Ollcouservados ell la capltola"1U1lherha rOll h roro,la dn, . :tilos uesplles, dOCUIIlCIl to ,~IJ ~Ill'se har.' JuSllcia á su ,l"i1l"d. \ Or\anc\t)ln\\amoraln , I,b, 1I , canto lilLl. i I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I..' CO:'iQVIST.\ DF.1. PE 111. (j!' objeto de cooperar con Luqne y Almagro en "us r.sBios tOlill', el manllo, traia instrucciones para auxifuerzas para o'llener nuevos 1uxilios. Iiar:í Pizarro en su empresa; y ahandonarlo ahora l'oro despurs de haLwrse marchado los huques, seria frllstrar la Úllima esperanza de hue:l éxito, y Pizarro determinlí ahandonar e] punto que ocupaba, echar s)bre sns hombros la responsahilidad de la que tan pocos alicientes ol'recia, yen que ahora po- muerte de los hombres intrépidos quI' lo ¡,compailadria verse esp~lesto á los ataques de lo, hahltantes han. E,tas l,hservaciones por lin produjeron úlgnll indígenas, qUI' pOll!'ian anirmrse :\ volver en cuanto efecto e!l el Ünimo del gobernador, y con,intió con supiesen cUiÍn pocos eran los hlancos que quedahan. repugnancia en enviar un buque iÍ la isla de GorgoLos espaiíoles, pues, en virltlll de sus órdenes consna, pero sin mas hombres que los estrictamente netruyeron un:! ~specie de bole grosero ú halsa, en cesario,: para su lripulacion, )' con la órden positiva què lograron '.rasportarse á la pequeiía isla de GorÜ Pizarro de que cstuviese de vueltaen Panamá antes gona, veinte y cinco ¡eguas al N,trte del plllltO en que de seis meses, flwran cuales fuesen Jos resultaaœ residian. E~tnba colocada á unas cinco leguas del futuros de su esperlicion. continente y no Lenia habitantes. Sn posicion era aIgu Com;,)quida la sancion rIel gohierno, los dos socios lilas ventajosa que la de In isla del Gallo: porque cs- no perd:cron tielllpo en alistar un pequeiíotuqne con taha mas elevada sobre el nivel del mar, y se hallaba prol'isicnes, armas y pertrechos, yen despacharlù á en parle cubierta de basque en que hahitaha una es- la isla. Los llesgraciados hahitantes de esta, que ya pecie (le faisan, y la liehrc (¡ concjo del pais, lie la habian o;;npado duranle siole meses (:I), lIpm1aS modo que los espailOles con sus balle;;tas lograhan pndian creer lo que veian cuando descubrieron las reunir una cantidad bustante considerable de caza. blancas velas de sus amigos que dirigia:. el rumho Las frescas fuontes que brotaban de la peim vil'a les hkia ellos. Y aunque euando el buqne ancló tuvo Piproporcionakn agua abundante, aunque las lluvias zarro el sentimiento de sahel' que no le tr,da refuerque caian sin l)eSar les probahan que no habia riesf!') zos, siri emhargo , ]0 recibi6 con alegria, porque lo de morirse de sed. Abrigárol1se de esta incumodiJad proporcionaba los medios rie resolver el gran proen algunas malas chozas que construyeron; llunqne ulema (e la existencia de un rieo imperio en ,'l Sur, aqul, lo mislll,) que enliU re~jdencia anterior, sufrJan abriendo t.sí el camino para su futura eonquista.llns la íncolllodidatlno menos insoportaulede los insectos de los !;uyos eslahan tan enfermos, que se resoll'i6 venenosos, ql'e se multiplicaban sin cuento con las rlejarlo~' al cuidado de algunos de los indios amigos exhalaciones rútridas del suelo. En esta triste manque lo habian acompaiíado todo el tiempo que estuvo sion Pizarrl' no omitiú medio alguno para reanimar en la is a, y recogerlos á la vuelta. L1evanrlo consigo el espíritu abatido de sus cOlllpailCros. Todas las mH- el resto de sus audaces cornpaiícros y los naturales Î1anas se rezaba, )' por ]a tarde se descrnpeilahan de Tumbel, se embarcó despidiéndose df.1 infierno, otros deberes religIOso,;, guardándose c,scrupulosacomo le llamaban los espailOles, que habia sido te,)mente las fiestas de la Iglesia; y el comandante se es- tro de tantos padecimientos, pero tambien de una forzaba en todo lo posible pa~a Gar un carácter reliresoluc:lln tan her6ica y tan jrJfl"xible (4). ginso á su el'lpresa , y pard in,pirar á sus rudo;; Todos ellos volvieron á llenarse de lisorjera especompañeros confianza en la proteccion del cielo que ranza ¡ I verse (le nuevo embarcados haj') I¡¡ rlireclos sostendria en meùio de todas sus dificultades (I). cion de buen piloto Huil, quien, siguiendo las in~En est:l incómoda re;itlencia, su principal ocupatruccio~es de los indios, se propuso gohernar hiÍcia cion consistia en examinar constantemente la monóTumbel, con ]0 cualllegarian de Ulla vez al imperio tona estension del O.:éano, para descuut ir el primer ,le oro de los Incas, al Doraùo que hacia tanto tiemp(\ indicio del socorro que esperaban. Pero muchos !.ris, que esl.:¡han persiguienllo. Pasandu cerca de la triste tes meses se cleslizaron y no se presentaba el apeteisla ,iei Gallo, de que tllnian tantos motivos para ci lo socorro. Por t/¡das partes no Sil veia mas que la acordarse, se dirigieron mas al Oeste, hasla que deslíquida lIanur;¡. escepto por el Oriente, donde las he- cubrielonla punta de Tacumez, cerca de la cual halallas crestas de los Andes I:eridas por el ardiente bian desembarcado en su viaje anterior. No tocaron sol del ecuador, resplandecian como una linea de en ninf'llll punto de la costa, sino que siguieron consfuego en toJa la estension del gran continente. Ca,la tantemente su rumbo, á pesar de los grandes obstápunto que asomaba en el horizonte remoto, se exaculos que les oponian hs corrientl~s y el viento, qUll minaba cuidadosamente, y Jas !llasas de yerbas mari- con pOI:as variaciones sopló siempre ciel Sur. Feliztimas ó los maderos que solia arrastrar la corriente, mente 1~1 vient.o era ligero, y como ellicmpo era f;lse convertian en su iUl3ginacion en el deseado buque, vorahle, su viaje, aunque lento, no fue incómodo. hasta que, ahatidos por sus repelidas el/uivocacioEn pocos dins descubrieron el cabo Pasado, limite rie nes, la esper¡ma se convirtió en dUlla y a duda en la nave:;acion anterior del piloto; y cruzando la Iinca desesperacion (2). la ligera nave penetró en esos mares desconocidos Entretanto el buque de Tafur habia llegado a] que. jaroás hablan sido surcados Ilasta entolle,p's por puerto de Panamá. La noticia quo trajo de la obsliquillas europeas. Ohservaron que la costa modificaha nacion inOexible de Pizarrc y de ~us cOlllpaiieros, gradualmenle su aspecto áspero y elevado, dr.clillenó de indign:lcion al gobernador. No podia con si- nando !mavemente h{¡cia la playa y estendiéndose en ùerar este hecho sino COIllOun suicidio, y se negó llanura;; arenOS3S , iuterrumpidas en algunas parte~ rcsueltamentn;i preslal' lilas socorros á horilbres que por CaJ.lpOS de incomparable f'~rtilidad y I:ermosll1'<l, parecia.n decididos ¡¡ lanzarse a] precipicio con los mientr'.\s que las blancas chozas de Jos indígenas que oJos abiertos. Pero Luque y Almagro permanecieron brillab;, n en la orilla del mar, y el hUlllo (lue se clclieles á su compromiso. lIicieron presen te al goberv¡' ba Cl'rca de las colinas remotas, indicaban la crenador quesi la conducta de su compailero era illlprucida peblacion dcl país. dente, á lo menos su fin era servir á la corona y lIePor nn, veinte dias des pues de hnber salido de la val' adelante ia gran obra del descubrimiento. Cuando isla la ;,trevida nave dobló la punta de Santa Elena y resbal6 mansa mente l'or las aguas del hel'llloso gol\o . (t) «Cada maTlana daban gracia~ á Dios; á Jas tardes de- de Gu¡¡yaquil. En esta parte del país abundaban las cran la salve Y Jtras oraciones pnr las horas: sabian las liestas, y tenian cucnta con los vicrnes y domingos.» Herrera, (il) «Estuvieron con estos trabajos con igunlrlad de ánimo H¡st. general. dec. lIt, lib. X, cap. '¡rI. siete m'~ses.• _'Iontesinos, Anales, ,lIS., aTIO1¡;2i. (2) «Al caboclemllchos dias aguardando, estaban tan an(4) Xerez, Conq. del PerÚ, ap. Barcia, (omo III, pkiAnales, MS., ailo 1¡;:Ji.-Naharro, gnslJados, que los salvajcs que se hacian bien dRntro de la nn 182.-Monlesinos, roal', les parccia que era el navíJ.» IIcrrcra, Ilist. gcneral, Helacio I sumaria, )IS -Hcrrcra. !list. general, dcc. III, dcc. 1II, lib. X, cap. IV. lib. X, cap. IV.-Pedro Pizarra, !Jcscub. y Conq., MS. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ï{) /lIIlL/OTEC.\ DU GHP.\n y 1\01/;. ciudades y los pueblos, aunque la inmensa callena das de plátanos, yucas, maiz , batatas, piims, cocos, de las cordilleras, levantándose bruscamente rlesde y otros rieos prorluctos del fértil valle de Turr.bez. la costa, solo ,Iejaba una faja angosta de verde esme- Tambien iba Celza v pescado, con algunos llamas de ralda, por la cu~\ serpenteahan numerosos arroyos que l~izarro habia 'VIstO antes ¡;r(lseros dibuJos, perderramando fertlllllad por todas partes. tenecwntes á Balboa, pero que ahora veia por priLos viajeros se encontraban ahora al frenle de al-/ mera vez vi,·os. Examinó este curioso animal, el cargunas de las elevaciones mas estupendas de esta nero peruano, Ô corno lo llamaron los espaÎloles rI magnífica cadena de moutaÎJas: el Chilublrazo, con «pequeÑo camello rie los inrliOS,1) con mucho interí,s su cumL.re aucha y red"nrla, que se eleva corno el admiranrlo mucho la mezcla dtJ la lana y pelo qlH' domo de los Andes, y el, Co!opaxi, con su cono d~s- daba á los indígenas, materiales para sus tejirlos. lumbrador de blanca nICI'/), que no sufre alteraclOn En aquel momento estaba por casuali.la.i en Tumn!nl3una sino es por lu acc~on de su propio ruegn vol- h~z un uni/Il' illdio Ú orejo!1 , lJu/~ asi, como y,llo h" camco, porque esta montana es ci mas temule de los dicho, llamaban los espauoles tí los iudividllos de volcanes de América, )' se eu.:ontraha en tremenrla esta clase con motivo de los disformes adornos de activi.ttarl en una época no m~IY remo,ta. de aquella á oro que lIevaba.n en las orejas. Manife,tó gran eurioqlltl se refiel'~ ~)~est:a lIarraClOn. Sa!lsf.'?has con las slda.1 por ver a los maraYII.'osos extranjeros, y con pruebas lie clI'Jhzaclon ql!e descubl'!all a cada legua e~le oUJeto fue á bordo, Facll,era conocer la supeI;ioque avanzahan, l,OSespanoles por fIn fanrlearon l'fi r¡dad ~e su rango por la mejor calidad dB su traje, la isla de Santa Clara, que está á la entrada de la como Igualmente por la deferencia con que Je tratabahía de TUlllbez (l), ban los demás, y por consiguiente lo recibió I'Ízarro Este lugar uo estaba habitado, pero fue reconocido con la mayor consideracion. Enseilóle las diferentes por los indios corno un JllllltO á que solían acudir los partes del buque, esplicándole el uso de todo lo qu!' belicosos habitantes de la prríxI!I!l\. isla de la P'!ná le lI~maha la atencion , y respondiendo lo mej'lr que para celebrar su culto y sus sacrifIcIOS. Los espauopodIa tí sus numerosas pregun tas por medio de los les encontraro!,! aquí algunos pedacitos de oro ¡;rose- mtérprel es indios. Lo que especialmente quei'Ía saramente trabajados en rtlferentes formas, y qlle pro- ber el Jefe peruano, era de dónde y para qué hahia:: bablemente se dedicaban á las dh'inidades indias. Yeni~o Pizarro V Il)s sUJos á estasJJlaya~. El capitan L1enáronse de esperanzas sus corazones en este lugar espanol respondió que era vasallo e un gran prillcieuando los naturales les aseguraron que encontrarian pe, el mas poderoso del mundo, y que habia venido mucha abundancia Jel mismo metal en Tumbez. i á este país para asegurar la legitima sU1J1'cmacia de Al dia siguiente empezaron á nhvegar por la bahia i su soberano en él. Además "enia para sacar á los bacon rumbo á este lugar. Al aproximarse vieron una hitantes de Jas tiniehlas ,Iè la incr!'dulidad ell qUt\ ciudad muy grande, con muchos edHicios al parecer ahora vagaban á ciegas. Ellos adoraban un e.,píritu de piedril y cal, colocada en el centro de un fértil impuro que entregaría sus almas á la perdicion etercampo, que,parecia haber sido arranc?do á la es~eri- na,; ~llos ,comunica,riael conocilllie.nto del.vel"lla~er" lidad del paIs que lo rorleaba por medIO de un riego y UlllCO DJOsJeSUCrISto, porque qUlcn crela en el se minucioso y bien entendido. Cuando aun estaba á salvaba eternamente (2). bastante distancia de la orilla, Pizarro vió que se di-¡ Ell?ríncipe indio escuchÔ torlo esto con profun,];, rigian hácia él varias balsas, que segun ¡leipUes se . atenclOn y aparente asombro, pero no responrli,', vió ib~n. cargadas de ~uerreros que se dir~gian á una !'lada. Verdad es que ni él ni lo~ intérpretes tenian espedlClOn contra la ¡sla de Puná. Apro.tlmánrlose á Ideas muy cJaras sobre Jas doctrmas que SElles rel'.,· la flotilla india, invitó á algunos de los jefes á que laban tan de repente, Quizás no creia que hubiesll pasa5en á borde de su buque. Los peruanos examina-I otro potentado en la tierra mas porleroso que ellnca; ron con asom~ro tod? lo .liue veian, y especialmente! ninguno:í lo mel~o~ que tiries: lIlas derecho.que él á á sus compatrIOtas, a qUienes no espera han encon- ¡ sus propIOs domlllios, y tamlnen es muy pOSIble que trar el} lugar semejante. Estos les contaroR com? ha- ~o e~tuviese dispues,lo á c.onfesar, que el graillu~inar bian caido en manos de los extranJeros, de qUl~/Jes ' a qUien adoraba era mferlOr al DJOSde los espalloles. dijeron que pertenecian ;Í una raza maravillosa de Pero sean cuales fuerell las ideas que pasasen en seres que no habían I'enido para hacerles daÜo. sino aquel momento por el ánimo del peruano, no les dió para ~onocer el país y á sus habitantes. El jefe e,- ' espresion, sino que se encerró cn un silencio di spañol con[irmó esta relacion, y p~r~uadió á los in,d~os cret?, sin ,tr~tarde refutar 6 de convencerá su antaá que se voll'iesen en sus balsas a tIerra y que rehne¡:olllsta CrIsl1ano. sen lo que habian visto y oido á sus compatriotas, Quedóse á bordo del buque hasta la hora de cOlller ro"ándoles al mismo tiempo que III procurasen provi- y comió COll los españoles, manifestando la satisfacsi~les para SIl huque, pO!,l/u,e deseaba entablul' ,elacion que le. cau;auan l,OScstrarlOS guiso~, y esrc~ialciones amistosas ('on I"s IlItligenas. mente el nno , que dIJO ser muy superIOr á Ie,s hcoLos habitantes de Tumhez se habian acumulado res fermentados de su pais. Al despedirse, rogócoren la playa, y estaban contemplando ~on inesplicable le,smente á los espaÑoles que visitasen á Turnhez, y asombro el castillo flotanle que, halllendo echado el Pizarro al separarse le rcgaló, entre otras cosas, una ancla se balanceaba muellelllente en I:.s aguas de 5U hacha que le hahia causado mucha admiracion; porpuerto. Escucharon con suma curiosidad la rclacion que el usn del hierro, como ya hemos visto, (,ra tan de sus compatriotas, y al instante e0!11u~licaron, /a deSCon?cÏl!o á.los pel'Uan?s como ~ los m~J.ï~anos. noticia al c!traca Ó gobernador del, dIStrItO, ljUleu Al dIU slglllente el capItan es~auol.e~vlO a uno de li"urándose que los extrallJeros deblUn ser seres de los su~·os llamado Alnnso de Mohna , a lIerra , acomu~ 6r(len superior, se preparó para concedcrles in- paillldo por un negro que habia venido en el buque mediatamente la que le habiall pedido. Poco despues de PanamÚ, con un regalo para el curaca, comllUesto salian con direccion al buque muchas balsas cargade cerdos y gallinas, qIle no eran animales indígenas del Nuevo ~fuudo. Por la tarde volviÓ su emisario con (I) Segun Garcilmo tra¡:currieron dos afins entre la salida nuevas provisiones de frutas y vejeta/es que el pueblo de Gorgona y la lIe~ada á Tumbez, (Com; Real, parte l/, lib. l. cal'. XL) Este l'l'osera error cronologlco no cs muy (2~ En el testo se abrevia alllun tanto el discurso del comun III ann en jas narraciollcs de estos sucesos, en que es rredicador mditar, (lne rt'fierc COlitoda cstcnsiOll "elTera, tan d¡f1cilfijar una fecha exarta, en medio del silt~ncio. mas Iltst, general, dcc. III, Eh, X. cal', IV,-Vé.lse tambier. bIen que de las contradlclOlles, de los cswtor('s contempo- Montesinos, Anales, MS , ailO 1527.-Con". i Pohl del Pini, ráneos, como si los acont~cirnlentos hubieran OCUrrIdoantes ~IS. -l'Ïlharl'o, Relarion sumaria, ~IS. - Relaeiou d·'¡ ~}ridel diluvio, I mer descub .• MS. I I l· i i I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1.,\ COXQI:ISTA DEI, I'EIll:. it amigo enviaba ¡\ los extranjeros. Molina tenia que En seguida le dieron Jas mismas pruebas de cortecOlltar ur cuento maravilloso. Al desemb1rcar, lo i sia y hospitalidad que habian dudo á Molina; y la rodearon los llnturales, que manifestaron el mayor I des;ripcion que tliÔ á su vuelta de jils maravillilS que asomhro ni ver su vestido, su color blanco, y sus habia visto no cetHa en narta Ú hl de su predecesor. La ~recidas b:trhas. Las mujeres sohre todo dieron pruefortaleza, gne estaba rodeada por una triple muralla, lIas de la ma~'or clll'¡')si,lall, y parecía (¡tie lIlolina ten'a una luerte guarnicion. Ile! templo dijo que eshahia que,lado complel<luente selitll~i,\o por sus entaln al pié de la letra entapizada con planchas de cantos y por sus agra,lah"~s InanerilS. Prohablemente oro y plata. A liado de este edificio habia uua e~pecie manifestó su satisfaecioll con su conduela, pnesto que de ,:ollvellto perteneciente ;í Jas que se rlestinaunn á lo incitilron á que se que:lase, prornetiéndole que en esposas del IlIea, que manifestaron ¡nucha curiosidad este caso le proporcionarian para esposa una herlllosa por w,r al extranjero. :'\0 se dice si esta curiosidad se mujer. sati-;fil.O; pero Can,lia diÔ Ulla rlescripcioll de los JarLaS0rpI'eSa t1elpuehlofue igualmenteestraordinadilll!S del convento cn que entró, y t1i;o (/ue estahan ria al contemplar el cu]or de su oscuro compaÎiero. lIeu,)s de imit,lciones de frutas y vejeralcs, todos de No podian creer que fuese natural, y tratahan de quiplata y oro puro (G). 'fambien Ilabia visto muchos tarie el tillte ÍlllJgínario l:aeiénrll)le que se lavase'l' a,r.Li"."as trahajalhlo y cuyo único debe: parecia conCorno el afc'ieauo sufría todo esto con huen humor, slstn' cn preparar estos espléndidos a,lornos para los desplegando al mismo lil!mpo sus ¡¡lallcos dientes, edificios religiosos. se Üivinieron mucbo (i), No eran menos sllperiol es Qllizas Jas noticias de Cannia serian algo exajerafi su comprension los animales; y cuanllo cautó el Üas,(i). Era natur"1 que hombres que saHan de un gallo, la gcnte sencilla empezó;í dar p;i1madas, pre- deSierto triste y mon'Ílono en que habian estano seguntanrlo <Jlle qué era lo flue necia (2), Estahan tan pultados durante lo- últimos siete meses, se entusiasconfuu(\i,los COli cosas para ellos tan nuevas, que pamasen con las pruehas de eiviliza,~ion que descubrían recia n incapaees de di~tillguir á los hombres de los en la costa peruana. Pero Tumbez e:a U\11 c¡uda,1 animales. favo:Íta de los príncipes peruanos, Ern. el punto ltlas AcompaÏ1:lron luego fi Molina á la resÎilencia del impllrtante en la f/'ontt~r;l del Norte del imperio concuraca, q:1C vivia con gran lujo, COll porLeros que ligu)Ú la reciente adquisicion de Quito. El gran Tucustodiaban sus puertas, y con una gran cantidad pac Yupanqui hauia construido alii una gran fortalede vasijas de oro y pla ta en qU'l le servian de comer. za, y hahia pou/ado el país con una colonia demitimacs. Despues lo llevaron á diferentes puntos de la ciudad El t';lIlplo y fa ca;;a que ocupaban Jas vír¡:::enes del indía, '! vió enlril oLras cosas una forlaleza constniÏ,la Sol, hauian sillo construidos pJr Huayna ,Capne, y con piedras sin labrar, qlle atlnllue baja, cllbria ulla aalb')s habían sido generosamente dotadlls ;JOr él segran estensioll de tier/'a (:I). Cerca de esta hahia un Gun las necesidades sllnluosJs de los estab]ecimientemplo, y la tlescripcion que hizo e] espa:1U1 de sus tos religiosos del PerÚ. La ciudad estaba bien snrtida aliamos de oro y plata pareció tall estrav;\¡:;:Jnte, que de a'.;ua por lIlellio rle llllmerO"OS :It;ueductos, y el Pizarro, desclllliiando de su relaeíon. rewlvió en .. fértil valle cn cuyo sello yacia, )' el Océano que bañavial' nlllia signiente till "nlisarío lilas discreto ~'mas ba StlS plaY;ls, producim abundantes n:ediu~ de suhdignt) Ile conlianza (4), sistencia para una pJbLcion IlUlllerosa. Pl'ro la al'aLa pers(t:\i\ ¡¡Ile para esto se l:scogió fue Pellro ae rieia de los espailOles despul's la conquista, no Candia, ,d grie;.;o de qnit'n ya b,-mos hablado como tank, en desllUJar á este lugar de su glo:'ia; y en merte uno de los primeros que se mostró dispuesto á nos ole medio siglO des[lucs de este plazo fatal, el seguir la suerte I]e sn jefe. Ellvilísele ;Í tienil, con Insar que ocuparon StlS tnrl'l)S y sns templos solo se armadura complcla de umlla, COI;)O correspoDllia;Í conucia por las ruinas inmeits~s qlle cubrian el urI buen callallero, COll la I~spatla al cost;ulo y el arsuelo (8). cabuz al hombro. Los indios se sorprendifl'on mas al verlo que cuan·lo babian contemplado á Molina, y Pero don Pedro era buen católico y puso en ci lomo del animal \;, crUl que llevaba al cuello: y eltíf!re, olvidant!o ell el quedaban cnmo deslumhrados cuando l'cverberaba el ~clO ~u natnra/eza fcroz, se tendió J Jo; piés del caballcl'o, y sol en su hrillante armadnra v en sus demás arr¿os cllIpe;ó á juguetear alrcdedol' dc él c~uw uu gatiJIo, Los inmilitares. ~Iucho babian oi io ¡Îah]ar á sus clllnpatrílldio;, 1ll:1£asombrad"s que antes, no dudaron de la salltidad tas 'lue venian il bordo del blll/ue, de ese fllflnidable de SIl huéspcd, y Jo Ilel':lron en bOlllhr,,;; y el.' triunfo al temo plo,V:Jrios es"-rilo/'cs ron trnl!,orá lle;ISreficrel esta ane,o.dota arcabuz, '! suplicaroll ;Í Call1lia qll? la "hiciese bacomo cosa "-nrricule y sill va"-dar en lo \llas :daillll). (Véase (,blar.)) Para complacerlos t;olociÍ él á ciertadistaneia ;"iaha,ro, Ilel~cion sllm;tria, MS,-lIrrl'era, lIist. general, una tahla qne Ic sirviesll de blanco, y ilpulltandocuid;lIlosameut,., ,lispariÍ. La I!amarad:l rie la póll'ora y dcc.U, lib, X, cap. V,-Cicz" de Lenn, Crónica, cap. UV, -Ga'r.ild'so, COlli, Ileal, parle II. lib. r, cap. XII.) ~:ste el estampido del tiro, acompJÎladll por el ruido que Últim¡: alltor rerihiria quiz;ls esta \'ér~1l dei hijo del mismo hizo la tabl,l al volar IwCll1mil fra~lIlenlns , lIenaroll Call1:,a, con qllien nos d:cc que esluvo ('II la eSl'u~la. :í los indígenas de espanto. Algullos cayeron al suelo (O) (( Qlle habia vi,to un jard:n donde las yel"bas eran t!e cuhriéllllose la cara con las manos, y otros se acercaoro ill,iL.udocnuulodo á LISmluralls; nrhol"scon t'rutas de lo Ill\>mo, y otras IIlllchas ro,a; ,je esle IIwdú, "-Oilque al1ron al cahallero con 'llulin'illntos Je hlmor que (lesciOIlÓ~ralldementr ~ SIlS('Olll{'aÎlèlos á est1 conquista,» Monapar'll'Íerou poco ;í poco al cOJitelllplar la esprcsioll te~inos, AUrilcs, <:Iilo 1!'-i2ï. risueña de su lisonolllia (:;), (7) Esta relaeion !lOha s'do hien aco;!ida por el antiguo (I) «No se cans~ban de mirar/e, haríanJe lavar. p~ra ver cOIlr¡lIistaoor qllc tan á lIlenudo hemos cilado Cilestas páginas, quien oire que rua:¡do IlIe.~ovisilaron ;\ TUilILez los espailOs! se le quilaba la linla lIe¡t1'a, y él lo Inci;t rie buella L!ana, néndose y mO.itranrlo sus dientcs blancos .• lIel'rera , IIlslo- les vieron 'lile Ia>nolicias de Camita eran una menlira dest!e ci princi,lio al fill, csceptualldoelleill[llo. cn que (;1110 era verdad, na (!elleral, dec.lll, ¡,b. X, cap, V, a IInqlle conlicsa el vetcra JlOque la que I'a!l'II'a en Tu fIIbezeSlaua (~) Ibit!" ubi Slll'ra, (3) «Cerca del solia estar Ulla fortaleza mu~ fuerte ~ de masque iutleillnizado )lor la m;¡¡:uiliccllna de otl'OSJu;;ares del linda obra, hecha por los In¡:as reyes de Cuzco y seùores de illlper,O 'lue 110 se haLian visitaol) ;Iun .•• Lo l'ual file mentira; lodo el PerÚ .... Ya eslá el edilic:o de es la fo,'laleza muy g~sta· porqu,' de'pucs qlle llloO.slos espailOles ent"'lI"n, en ella, se do y desher.ho: mas no para qlle deje de dar muc,;tra de lo vi.) por vista dc ojos haber mcntido en tudJ, salvo cn lo del mucho que fu",» Gicza de Lroll • Crónir.:J • cap, Ir. tempI", qu~ csle e"a cosa de vcr, aunque mucho mas de lo (4) Conq, i l'ob. dei PirÚ, MS,-lIerrcl'a, lIist. general, 'lue aqllel encare,:ió, lo 'lile faltó en csta "-iudad, se halló des· Joc, cil.- Zárate, Conq. rlrll'ertí, lih. l. call, !I, (lne, ea olras que muchas leguas mas adelanle se descubrie(:;) Dicese además 'lile los indios, deseos,,, de pmhar ann ron,» lel,:cion ,leI primer descub., MS, mas la nalllra¡',za sob,'chumana dcl cahallero c!'pailol. le s,)l, (ll) Cieza de Leon, 'lile atravesó esta parle del pais en taron un tigre 'I"e ¡ruar'Jabar: e;locrrado en Il fort,leza l'cal. l:ii8, 'tabla de lo~ destrvl.Osque la mano d~1cunqllistado!' ha¡ ne Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 72 IJlIlLlOl'Ef. \ )lE GASPAR Y nOIG. Los españoles casi perdieron el juicio rill al(~;..;ria, I vaua ,Ill sus cOTnp~ileros, y (lue le negaha ('n mQmensegun dice un autor ;lntiguo, ¡¡Irecibir desl:ripcion ' to tal los nle,lÏos de aprovee!mrse de su fortuna. Sin tan brillante de fa ciudad peruana. Su:, sueilOs Illas I embargo, 110 tenia 1II0tivO de qUl'ja; y el d(~\'oto cacstral'aga!ltcs se habian realizado, y hahian Jle-' tlllico veia eJl es la misma circuustancia un favor <ie la gada por lin á la l'egion que durante tauto tielllProl'i.lencia 'lUe no les dejaba emprender la CO!l(!nispo habia respbllHleci,lo COlllO una I'isilln orillauta lIlièlltras que sus e:;f\lerms pu,lieran ser pff~lIlatute [!nle sus ojos. Pizarra di,í graeias al ci,!lr¡ por lnhcl' ros. El PerÚ 110 estaba aun destrozado por las di:,pucoronado sus esfnerzos con resultado ,"n glorioso, !:Is de los calldi,\:tlosrivales altrollo; y unido y fuerte pero lamentó amargamente la triste suerte que la pri- oajo el cetro ¡Je un n:onarca guerrero, bien pallia •• Pcd~o de Candi.l. haber desafiado ;Í todas las fuerzas que Pizarro em capaz de reunir. CiFue maniJies!;llIlCute obra del cietllo, e5clama uu hijo devolo de 1:11;..:le,ia, que los Il naturales del país lo hllhie~en re('ihillo con tanlo Il amor, cosa que dehia fari/ilar 1IllH:ho la L'onfjllisla, Il porque la lnallO del Seilor fue la 'lue los guió á (:I Y l) â los suvos á estns remotas l'egil/Iles para 'Ille su 1) santa fi; se estendíc~e y se salvasen a(/uellas ul/) mas (I). bia hecho en lo~ iodio~, que ya er.1n ruinas en aquellos pri. meros tiempos. Crónica, cap. LX VII.. . Nola dd Iradu.clor. SIfI embargo, clYI15moPrescott ~os dirá T!laSadelante que cuando los.!,spauvles '~JlvJ:~rolla la conqul,ta formal, se encontraron a 1umbel .1rrIlIU:J(;1) l'or lu, mismvs indios. Mal, pues, puede atribuirse tod:\ la ré'lloll' sabilidad de estos destrozos á los espailOles. (t) Naharro, RclaciolJ su'uaria, ~I:i. I paraHabiendo ya recogido torlas sus Jille~. P;zal'l'o desplle:; lIoUdas necesarias de despellirse de los naturales de 'I'uruuez y prometerles que pronto volveria, se dití. á la ve/a, y prosiguió Sil l'lllllho hácia el S,Ir. i'Oavl)gando siempre la mas cerca posible de la CDsla, para. que 110 se le escapase ningun ¡JUlllo ¡mportante, dobló el cabo I3lanco, y Jespucs ¡je recorl'cr como un grado y medio, entr6 en e/ puerto de Paita. Los haiJitalltes, que telliun noticia de su llegada, salip,ron en SllS balsas á contemplar á los maral'illosos extranjeros, y á lIevarles frulas, pes'~ados Y vejeta/es COli el mismo espíritu de hospitalilla<.l que lJabian rnanifestado ~us compatriotas cie TUlllb~z. l)~spues ,\,~ pl'rlllaneccr nf/Ili Illl poco de tiempo y I l'! ' I . I ... I I ' I'. \ calJl'.',~al.l~Il.l't-!:-.'.'l~S I .'~.l·sea~u ~;,I..or ~~n o> ,nat~r~ es, {HO~I"lllll ~1I IW.le I'lz.mo y leCOrl ItIllll) lu Orl.lI,l cie las llelllura, arcno;;as de Sechuza l'Il l\1l:.testeoslOn do !.IS Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I.A CO;>¡Qt;ISTA ('El. I'ERO. í3 unas cien millas, ~o!¡ló la Punta de A~uja '! siguió y ce la su~vida,l de sus molale~. lo 'lue preJispollla la costa en su direccioll háda el Este, favorecido en su favor el COrôl1.llllIle los sencill03lUdígenas, y IllS siempre por uris:ls ligeras alllHlue algo variables. illtlinRba á IR confian1.a y fi la hondad. ël corazun de Pero el li !lm po camuió ah.)ra de aspecLo, y los viaje- hit~l'ro del soldado n, hàbia pnJtioutado aun su fado ros tuvie"on que sufrir rnue1lOs djas Je un viellLo sombrio. Era demasiado fléhil para Lacerlo. Aun Ilu fuerte que los alejó mucho Ile la costa. Sin emhargo hal)ía sonU1ll1la hora Ile la confIuistlt, 110perdieron de vista la cadena colosal de los Andes, ,Jor toJas partes recibió Pi1.drrO l,lS mismas noli· que á mellida que navegaban hÚcia 01 Sur casi siemcias del mo.larca poderllsll que (Iominaua en aquel pre á la misma disLancia de tierra, Se iba presentaudo pais, y que lenia su C¡;rt'l elllas llanuras elevadas do cumbre tl'as cumbre con sus eslupcn(las cl'estas de lo :nterior, ailadiéfi(los~ que en su capital resplandehielo como un inmenso océano que se hubiera detecian el oro y la p/,Ila por lOdos lados, y qUtl él "¡via lIido V helado de repente en medio de su tumu/tuosa con toda la profusion y lujo de un s1ílrapa uriental, carrera. Teniendo siempre á la vista esta seilal ,el Pal'ece que los espailOles hahian encolltrudo muv penavegante no necesitaua ni estrellas ni ,la aguja pl\ra (lu~Üas cantidades de metales preciosos entre \o's 1Ilsuiará su nave por el rumoo quP. <[uena, (í¡oena5'de ]a costa, esceptuandoá ios de TUlIIlH~Z, En cuanto calmó la tormenta, Pi1.arro volvió á poMas de un escritor asegura que !JO era esLo lo <f'.:¡~ 11er la proa hiÍcia el continente, tocando siempre en bu';caban Ó á lo menos aparenlauan 110 uuscarlo, (JUI' \3s puutos principales al recorrer la costa. Por todas órdeu de su jefe. Este 110 queria que revelasen su sed partes lo reciuieron con la misma generosa hospif.ade or.). y llegó á ne¡.;arse a aceptarJo ell furma de rl~' Iidad, Los naturales salian en sus balsas á saluiarlo, gah (2). Lo lilas prouaule es que encontrasen pO'~a lIev~noole frutas y vegetales oe tooas esas intinítas riq leza Ile esta ciRse á no ser ell lo~ adornos de lus y pingües variedades qu~ crecen en la tii;rra calie,!te. templos y otros eJiticios s¡¡gratlns que 110 se atl'evian Todos des'laban COI] llllSla contemplar a los espanoá violar. No era probaule que los metales precio,os, les, á los hijos del Sol, como ya empezaban à lIamarreservados para los usos de la religion y para persolllis los por su blancura, por el brillo de sus armaduras y delito rango. abullllasen ell las ciudades remotas v por los rayos que manejauan (f), Tambienles hauiall en los puehlos de la costa .• precedido las nuticÎ'ls IIIIS [ll'orables di) su urballirh I Pero fr.s eS~lailOlcs encontraron Sil fjriCll'C~ prlleb:", . - -,._- -_.-. o - ~ Ii. .. {t..., 0'.-,1. .,~ 1 _.:~:._,.Ji.~ ,'" - .•.".Jt'-A If l~:l -:1 "-: .:..l." - -Li! 1 ,f ·.I;~~ •.• 'J - o~l~ -l_ de civilizac!on gener.il ydr. poder, para convencerse de que habla un wan fondo de vertiad en \0 que los natll.rales les declan, Constantemente veian edificios de piedra y reso que prouauJll destreza arquitectóni· (I) «Que resplandeeian ,com) 01 sol., Llamábanles hijns del Sol por esto.» Montcsmos, tlb" f¡,:l8. m~L I ca cal" ejecu~ioIl, si uien Ilosiempreelegancia en el plan. Donde quiera qUll f(l(lIieasen, "ci:lIl campos culL,ados arrancados á la eslerilidad de la naturalel.a, v ostentando la brillante y ,'ariada vegetarion de 1 (21 Se~un el padre N.h mo, Pizarro qneria que los indigenas entendiesen que el deseo de ravoroeerlos, y no el or", ! 4 Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 7• H1Il1,HlTEC~ IlE G,ISP\R 'f 1\ .Ir.. los t¡"lípicos; ,mil'ntras que un ndmirahle sistema till ks, singular prucha tll' (Ielit~allèza y tic consiclcraci(ll~ riego, por mc(lio de acueductos y canale~, par~cía Ú los lilas leves temores deslls convidados. tlstendl'rsc como uná rerl por la slIperlicie ciel país, y Piwrro se 1'11r.llnlró cOlIlJue se Imhian hecho prp,. cuhria de 10l.anll vegetacioll al desierlo mislllo. Ell paralil'os para recibirlo con IIna sencilla hospitahdacl lIludloS de l,OSpuntos ell que desembarcuron viemll ' \j'le illdicaha eierto grado de bllen gusto. Habian el gran carll/no de los Incas que arra\'e~aba la costa, consll ui,lo grandes enrama.las entrelazarlus con y glle si á veces se perrlia ellmerlio de la mOI'e,liza res'( aruustos olorosos que inundahan el aire con un ¡¡relia en que no se podia 'sosteuer ninglln camino, pCI t'ulne delicioso; y se h1uia prppararlo un batHluele tambien se convertia en ufla unchJ y sólida calladu auulltlanlÍsimo en viandas preparadas al estilo culi· Cl lus terrenos mas lÏrn:es. Semejante disposiciún nario del Perú, y con frntas y I'egetales de apetitoso para I.s comunicaciones interiores, constituía en si aspedo y agl'arlabll's al paladar, aunqne los eS[JJñosol:l un mouumento, no peclùeilo, de civilil.acion y les ignoraban SllS nombrt~s y su naturall'7.a. Terminade po,ler. da la comida sn divertió á Jas huésperles ron músÏ<:a Siguiendo siempre sn derrotero hácia el Sur, pasó y baile, ejecutados por una compañia de jtivenes de Pizarro por la altura rlel punto en que hahia de exis- ambos sexos, sencillamente vestidos, que ,IesplegaIiI' la f1(}!'ccknte ciudad de Trujillo, fnndada por él ron en su diversion nacional favorita toda la agilirlad mismo pocos ailos despues, y '1le¡;ó al puerto de San- y gracia de que eran capaces. Antes de marèharse ta. I~stal¡a este en la orilla de un ancho y hermoso rio; Pizarro manifesló á la amable peruana los motivos de pero el país que le rodeaba era tan sun:amente árido, su visita al PerÚ, en los mismos términos que lo haque los peruanos lo usaban mucR') para sus sepultubia heeho en otrus ocasiones, y terminódesplep'anrlo ras, porque la tierra era muy flvlJrah'e á la conserd estandarte l'caille Castilla, que habia Lrai.lo álier"acion de sus mórnias. Tan numerosas eran aquí l'a, ro¡!ándole á ella y Ú sus sirvientes que lo enarhoefectivamente las huacas indias, que mas hien poclia lasen en señal de surnj~jon á su soberano. Sornetit>considerarse este punto como la mansion de los muer· ronse á esto COli 1Il1lcha alewía y buen humor. tos que como la de los vivos (i). riéndose clurante toda /a ceremonia, como dice el Habiendo llegado ya á cerca tIc los nueve grados cronista, y haciendo ver qu(' tenian una idea sumade latitud Sur, los compañeros de Pizarro le suplicamente confusa de lo seria que era. Pizarro se contenron que no prosiguiese el vbjll mas al/,í. flastante y tó con este teslimonio .esterior cie homen<lje á su rey, mas que baslante se había hecho, decian, para pro- y se volvió á hordo muy satisfecho del convite, y bar la existencia y señalt:r la posicion de un gran ¡m- meditando quizás sobre ellll('jor medio de del'olvcl'perioindio que habiall estado buscilndo durante tanto lo mas adelante por medio de la conquista y la contiempo. Pero con sus escasas fuerzas no podian aproversion del país. vûcharse del descubrimiento. Todo, pues, Jo que les El jefe español DO se olvidó tampoco de locar en querlaba por hacer, era volvrlrse y manifestilr al go- Tumbez en su viaje de vyelta. Aquí ulgunos rill los bernador de Panamá el buen rxito de su espedicion. suyos, seducidos por e1uire de bienestar que por toPizarro cedió Ii tan justa demu/Hi". Ya habja adelanda~ partes reinaba ypor las manerasclel pueblo, ma:" tado diez grados mas que todos los navegante~ antenifestaron el rleseo rle quedarse, creyendo sin duda I'iores en estas mares del Sur, yen lu¡(ar del triste que mas valia vivir donde pasarian por personas de aspeclo que ha~taentonces habia pre~entado su suerimporlancia que IIolver á su oscura condlcion en Pate, calculaba que ya le era licito volver triunfo á namá. Uno de estos fue Alonso de !IIolina, el mismo referir lo hechoásuscompalriotas. Sin v¡¡dlar, pues, que había clesernharcado antes que nadie Cil este se preparó á yolver por el mismo camino, y "olvió á puerto, y á quien habian cautivatl0 los encantos de poner el rumbo al Norte. las bellezas indias. Pizarro accedió á sus deseos, penDe camino tocó en varios plintos en que antes hasando que no estaria clemÚs encontrar á sn vuella albia dp.sembarcado. En uno ,le estos, llamado por los gunos de sus compai/cros que supiesen el irlioma y españoles-Santa Cruz, hahia sillo convidullo á ir á conociesen las costumbres de los naturales. Tamlllen tierra por una peruanadè alto rango, y él hahill pro- le permitieron que se llevase en su buque dos <Í tres metido visitar/a á su vuella. Aperlils huho fondeado peruanos con el mismo lin de aprender el eS(lailol. el huque enfrent1} del pucblo donde ella vivia, cuando Uno de ellos ,á quielllos espailOles lIamuban feli~illo, se fué á bordo con una numerosa e'lmítíva de criados. haec un papel [¡astante impol"tan!e en la histol'la de Pizarro I:t recibió con 1:'1IIla~'or respeto, y cuando los fuluros acontecimientos. volvió á rlesembarCllr le regaló algunas frioleras de Al salír d<l Tumbe? los aventureros gohernaron ~n mucho valor á los ojos cie un:t princes" india, y esta línea recta para Panamá, toca~:\o cie pnso en la Illle ro~b que le devolviese la visila con ulgunos de los fauslu i"lu de Gorgona para recoJer á los clos compasuyos, c~rnp.r~llIetiéndo,e á enviar á bordoeiert~ núÏleros que allí haIJi;1fi dejado ~em;Jsiarlo eo.fermos pumero de 1lIc1IVJl!UOStll\l1 como rehenes respunrilcsen l'a 'lUll los pudiesen acompanar. l!no hubm muertJ, del buen t.rato que se daria á lo~ espuñoles en tierra. y embarcan,jo al otro, Pizarro y sus pocos pero vaPir.arrole ;¡seguró que la franca confianza pue Il1lbia ,lienles compaileros prosiguieron su viaje; y despues manifestado probaba que no era necesaria semejante de una ausencia de á ]0 menos rlil~z y ocho meses, ~ar:mtía. Sin embargo, apenas,huho (ligado su bote al volvieron á anebr seguros en el puerlo de Panadia si~uiente para ir Ii tierra, cuando algunos de los mú (2).' . priueipales clelll1gar vinierou á borrio para consliGr~ncle fue, como era de esperar, lasensaclOn que tuirse prisioneros durante la ausencÍ;1 de los egpañoprodujo su llegada. Pocos halliu, aun entre los mas .. " .' optimIstas de sus amigos, que no creyesen que haera 10 que I~ hahl~ Incltado.i venIr de su I'emoto pais. «~1O lIian panado IJilcill IloCO tiempo su temeridad con la haber querido reCibir el oro, pl.ta y perlas que les ofrCCle-. " .. ; .. Il l· .. '. ron, á tin de que conociesen llO era codicia, sino deseg de vida, ya perlllcndola ~ Ill. uJo tIe cl.lIlla mal s:lno,. y.l ~1Ibien el que les había traido de (an lejanas tierras á las su-¡ por las flechas de los 1lIc1I~S,ya en 11ll, en.la sl/enclOyas" Ilelarion sumaria, ~IS. sa y vasta tUllIha del Oceano. Su alegna fue pues (I) .1.0 que mas Ole admil'l¡ quando pasé por este valle, graulle en proporcion de su anterior abatimiento fue ver la muchedumbre que tienen de sepolturas, y q'le por todas las sierras y secadales en los altos del valle, ay nÍlmero ~rande de.~partadtJs. hechos á su usanza. todos culliertos de (2) r.onr¡. i Pob. de! Pir"', MS, - Montesinos, An~lps. huessos de muertos. De manera 'lile 10que ay en este vaile ~IS., ailo ("'2R. - ~ahal'ro, Relaclon sumaria, ~IS.-[>edro mas que vef, eilas sepolturas ole los u;uertos, y los campos l'izal'J'l\, De~cuh. y Conq., MS. Herrera lIist. general, déque labya.ron siûndo vivos, ¡; r.icZJ de Leon. r.rónica, ea pi- j ea?a IV, lib. ~. eap. VI, VII. -!lela ~ion del pnmer descu(ulo LXX. brlln:enlo, ~l_, I no- en ¡ I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia j;¡ \.,\ CO~\l¡;IST A DU. N:IIl.. l:uando vJeron volver á los vi1Jero:;, no solo llenos de salud, silla call illlludahes noticias sohre los !termosos paise~: que tanto tie~lr(l habian Imirlo de ellos. Fue un !lamento de orgullosa satb;faccion para los tres socios que, á pesar je las calumnias, á pesar de la mofa d~ que eran objeto, y á pesar de cuantos olistáculos !tIS h:lbian opuesto la desconfiauza de sus amigos ó la frialdaù del gobierno, habian perseverado en su gran empresa husta probar de Ulla manera indudable la verdad de lo que basta entonces se habia consider; do COIIIOulla (1'lImérica i1usion. Desgracia es de aquellos espíritus atrevillos que conciben una idea dellllsiarlo ,'asta para que pueda comprendeda su gener;lcíon, Ó á la menos para que se a venture á lIevarla ti cabo, el ser considerados como hombres que sueian y ven visiones. Tal habia sido 1'1saerte de Luque y de sns compailcros. La existencia dl~ un rico imperio indio en el Sur qne para ellos que hahian estudia,le durante largo tiempo esta iliea y que habian reco:;ido todos sus argumentos que le eran favorahles, hahia llegado é. ser nna cosa absolutamente inductablo, era of;jeto de burla para sus compatriotas, que la cO;lsiderahan como una de aquellas fantasmas creados (lor la imaginacion, qur. se convierten Cil aire en cuunto se trata de abrazarlas; 01 paso que se consideraba como locos á los que avenluraban sus caudales en tan disparatada empresa. Pero ya habia llegado, lentamente y al través de muchos trabajos y sacrificios, la hora tie su triunfo. Sin en'bargo, el gobernador Pedro de los Rios no parecia, !Ii aun r.n esta. l~ircunstaneias. muy convencido de Ii magnitud del descubrimiento, ó quizás la desanimé ba su misma magnitud. Cuando los socios, mas conliados ya, solicitaron su apoyo, respondió friamente, segun dicr. Ull historiador, que «no entendia di: despoblar Sil gobernacion para que se fuesen á paLiar nuevas tierllls, llluriendo en tal demanda lilas gente de la que hahia llluerto, cebando ¡i los hombres con la muestra de Jas ovejas, oro y plata que habian traido (1).)1 Descùflzonados con semejante repulsa del Único punto de donde podian esperar un elÎcaz auxilio, los confederados, sin fondos, y casi exhausto su crédito con los esfuerzos antel'Íores, no sahian ya qué hacer. y sin embargo, detene:'se en este punto ¿ qué otra cosa era ~ino abannonar la rica mina que ellos habian abierto con sus sacrilicios y con su perseverancia pal'a q11é ot,·os la esplotasell á su favor? El! este estrema la fértil imaginacion Ile Luque propuso el Único remedio (I plicabte á las circunstancias. Consistía este en ar,elar á la corona mi,ma. :'I'adie estaba mas interesado que ella en el resultad,) cte la espedicioní porque en rralidad para ~.Il;obierno se hacian los ctescubrimieutos y para el gohierno se habia de conquistar el país. Sdlo el gobierno podia proporcionar lus lUedios nece;¡¡rios, y era mas natural que consiJerase el asunto bajo un punto de vista mas ámpliu r mas generoso que un empleado subalterno en las coloni~s. Pero ¿(;uién tenia Jas prendas necesarias para hacerse car:~o de esta delkada mision? Luque eslaba encadenado por sus deberes eclesiásticos en Pana~ má; y SllS socios, saldados ignorantes, cntendi~n mejar los deberes de la campalla que los negocíos de la córte. Ahnagro, tosco aunque algun tanlo pomposo en su mallP.ra de hablar, de estatura pl~quel}¡j, de facI~iones po,~o agradables, :nucha mas desfigurado con la pénlicta de un ojo, no era tan á propósitn para la mision co 110 su compañero de armas, que tellia una presencia agradahle y que impo~ia ~CsPéto, (Ille ha/lIaba bieL, y aun con elocuencIa, a pesar de tùdos los defeclcs de su educacioll, cuando se interesaba ell el asunto. Sin embargo, el eclesiástico opinó que se (t) lIel'rcra, /list. !tp.np.ral, d¿e. IV, lib. /Il, rap.l. TI'.'1l) confiase la negoeiacion al licenciado Corral, funcioIlario pÚblico muy rt~spetalile, qlW esla!>a :1punto de em barcarse para la madre patria;í donde iha por asulltos Ile pÚblico in\erÚs. Pero á esto se opuso enérgical.1ente Almagro. Nadie, segun él, I,odia desempellar tan hien la mision como la persona mas interesada en ella. El tenia una alta opinIOn de 11 prudencia de Pizarro, de su discernimiento, cte la c'dma y de la rel1e::ion cou que juzgaba los negocios (2). COllocia la b1l!tallte á su rompallCro para estar seguro de que 110 le Lbandonariasll presencia de ánimo; aun en las pal'a él nuevas circunstancias en que se encontraria en la córte, y que por ser nuevas le serian emliarazosas taobien. Nadie decia, podia referir la historia de sm; aventuras Call tan Imen pfecto corno el hombre qU) en ellas habia hecho el primer papel. Nadie podia pintar tan nien los padedmientos y sacrificios sin ejemplo á que se habian sometido; nadie Jlodia contal' con tanta energia lo que se habia hecho, la que qu.:daba por hacer, yesplicar el auxilio que se neee'¡taba para este fin. TerminÚ Ahnagro su discurso call su franqueza característica estimulnllilo enérgicatnente á su compañero á que acep .ase la Illision. Pizarro sintió tocta la fuerza de las razones de Almagre, y aunque con franca repugnancia, accedió.a una resJlucion que era menos grata á su gusto, que una espedicion á los desiertos. Pero Lur¡ue aceptó este an ~glo con mas dificultad. « Plegue á Dios, hijos, e~(lamó el eclesiástico, que no os hurteis la Lendicioll el uno al otro, que yo todavía holgaria que ¡í lo menos fuérades entramhos (3). Piz,lrro se comprome~ió á lIlirar por los intereses Ile sus coropalleros COIla por los suyos propios; pero es claro que Luque no confiaba ciegamente en {:1. idgullas dificultades hubo para reunir los Condos neeesarios á lin de que el enviado pudiera presentarse COI'lO convenía en la cúrte; tan bajo se hallaba el créditll de los socios, y tan poca conlianl.a se tenia aun en losresulladosde sus descuhrimientos magnificos. rOl lin lograron reuuirse mil y quinieulos pesos ct., oro, y Pizarra, en la primavera tie W28, se despidi(, de Panamá, acolllpaiiallo por Pedro de Candia (4). Llevóse cl1nsigo al"1I110S ne los indígenas y dos (, tres lIar:las, varios tejidos curiosos de laua, muchos adorno!' y vasos de plata y oro, corno mUfstras de la civili~acion del pais, y documentos tlue habian de comprobar la ver'llall lie su maravilloso relato. )1 GÀRCILASSO DE LA VeGA. I i Ile todos los que han escrito sobre la antigua histor.a del Perú, ninguno ha alcanzado tanta celebri. dad. ni ha sido tan citado por los historiadores poster ores, como ellnca Garcilaoso de la Vega. Nació en 'll Cuzco en j 540, Y era mestizo, es decir, de raza mezclada, siendo su padre europeo y su madre india. Su padre Garcilasso de la Vega pertenecia á aque11:1ilustre familia cuyos hechos, tanto en las letras COfllO en las armas. dieron tanto lustre ~l período nas m~gnifico de la historia de España. Fué al Perú con Pedro de Alvaracto poco despues Ile verinrad lIa conquista por Pizarra. Garcila~so se aùhirió;í est! jefe, y despues de su muerte siguió la varia fortuna de Sll hermano Gonzalo, siendo siempre tiel ti e~te durante todo el periodo de su rehelíon hasta (~) .E pOr pura imporLunàciou de Alma¡:ro eÚpole á PI' zarr,) \ porque siem pre Alma~rnle tuvo respéLo, é deseó hon· rarl! .» Oviedo. !list. general de las Indias, '\/S., parte III, lib. l'Ill, cap. I. (:i) Herrera, Hist. !teneral, dee. IV, lib. III, cap. I. (-I) (duntáronle mil y quinientos pesos de- 01'0. que dill de buel a voluntad dun Fernando de Luque.» Mdntesinos, Anales, ~IS., aiJO Hj::28. I. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 4' ¡6 IlIBlIlln:r.~ lJE (;~Sl' All su derrota en XS(luixaguana, el/anllo Gareilasso siguió el ejem plo de los demás faccinsM, y se pasÚ al enemigo. Pero esta prueba de I~altad, aunque J¡) lihró la vidi! , fue dem"si:ulo tardía para salvarle la honra y acreditarlo con rI partido victorioso; y la desconfianza que inspirÚ por lu parte que tU\'O mÙa rebelion, fue fatal para su fortulla CIl adelante, y segun parece hasta para la de su hijo. La madre del historiador pertenecia á la familia real del PerÚ. Era sobrina de Buyna Capac y lIietlt del célebre Tupac Inca Yupanqui. GarcililsSO, ¡d misroo tiempo que manifiesta su satisfacciooporque corre por sus venas la sangre del civilizado ~ul'Ope(), siente mucho orgullo al considerar que dllsciende de la real dinastia dcl Perú; y dat'a prueha de esto al r.omhinar con su apellido el título que distinguia á los príncipes remanos, firmándose sielllpre (;arcilasso Inca de la Ve~a. Pasó Garcila~so sus primeros aiios en el país de su nacimienlo, donde fue educado en la religion calólica, y aprendió cuanto poùia aprenderse en medio del constante ruido de las arlOas y de las discordias civiles. Eu 1560, habiendo cumpiido veinte aiios, se marchó de América, y desde entonces vivió en ~:spaña. En la península l,¡mÓ servicio, y fue capilan en la guerra contra los moriscus, y des pues á las ,)rdenes de don Juan de Austria. Aunque se portó honrosamente en su carrera, no parece haher quedado muy satisfecho con la recompensa que d gobiel'llo .lió Ú sus servicios. La traicion del padre inlluia en la suerte del hijo, y Garcilasso nos IIsegura que esta circunstancia hizo inútiles lados sus esfuerzos por Pecùbrar la vasta herencia de propiedad territorial perlenecien le á su madre, y que babia sido confiscada en provecho de la corona. Tales eran las preocupaciones conlra él, reliere el mismo, ~ue no pudo recobrar sus derechos, y abandonó el ejército tan pobre y con bnlas deudas, que no creyó conveniente volver á presentarse en la córte, sino que delerminó retirarse á una oscura soledad en que pudiese pasar el res lo de sus dias, desengaÏ1ado del mundo y de sus vanidades. La escena de esta oscura soledad, no era, como pudiera creerlo el leclor engañado por este lona de resignacign filosófica, cf rillcon de alguna selva solitaria, sino la ciudad de Córdoba, alegre c{¡rle en otro tiempo de fa ciencia musulmana,! enlonces residencia de una numerosa y activa poblacion. Aquí se dedicó nueslro filósofo á sus trabajos lilerarios, tan lo mas dulces y consoladores á su ánimo al1igido, cuan lo que tenia n por objeto referir las ya ajadas glorias de su patria, y presentarlas en todo su primitivo esplendor á sus compatriotas adoptivos, y ne ten(Zo motivo, dice en su prefacio á su relacion de la Florida, para quejarme de que la fortuna 00 se me ha moslraclo favorable, ya que esla circunstancia me ha abierto la carrera de las letras, en que espero alcanzar fama mas vasta 'Y mas duraclera que la que pudiera proporcion¡¡rme III mundana prosperidad. En i 609 publicó la primera parte de su gran obra. 105 Comentarios Reales, consagrada á la ¡¡istoria de su pais bajo el reinado de los Incas; yen i 6i 6, pocos meses antes de morir. concluyó la segunda parte que abraza la hisloria de la conquista, que se publicó en Córdoba elllÏ10 siguiente. I':¡ cronista que así terminó sus lrabajos con su vida, murió Ii la edad cie sesenta y seis aDOS. Dejó una cantidad de dinero muy considerable para que se invirtiese en misas por su âlma, probando asi que fa miseria de que se lamentaba no se ha de lomar al pió de la letra. Enlerl'ósele en la catedral de Córdoba en una cavilla que IIllva el nombre de Garcilasso; y se puso en Sll sepulf:ro una inscripcion en que consta cf res pelo con que se le miraba tanlo por su car¡\cter como por sus tra\';ljolS litl'rari()~. Y lIUl(;. La primera parte de Jas Comentarios Reales lrata, como ya hemos dicho, cie la historia antigua del pais, presenlandoun cuaelrocomp)eto de Sil civiJizacion bajO el celro de los Incas. mucho mas complelo que el cie todos los demás hisloriadores. La madre de Gardlasso no tenia mas que diez a¡los <le edad euando [lScendió ó mas bien usurpó el lrouo, como l\ice el partido del Cuzco, su prÍlllO Atahuallpa. Tuvo la dicha de Iihrarse de Ja matanza que, segun el cronisla, Sllfrió toda la parentela, y siguió viviendo con su hermano en la antigua capilal despues de la conquista. Sus conversaciones se referian naturalmente á lo~ hllellos tiempos del mando ciel Inca que adornados por Jos gratos sentimil'ntos que les inspíraban, uù penlerian nada de su brillante colorido vistos al través del prisma Ile la pasado. El jóven Garcilasso I'Scuchaba COli lIrdienle inlerés Jas hislorias l'n que S0 referia la magnificencia y !as proezas Ile iUS reales anlecesores, yaunque no Imo uso de ellas milonces, se grabaron (lrofulillamente l'n su memoria y 1lllí Sl~ lItesoraron para salir ell otra oCflsion. Cuando desplies de lrn~cu1'fidos rnucho~ n¡lOs, sr disponia en Córdoba á escribir la hisloria de SlI país, escribi..,;i sus antiguos eompaiieros y diseipulüs de la familia Inca, para oblener mas noticias que las que estaban á su alcance en EspaÏ1a sobre varius materias de interés hislórico. En su juventud habia visto Jas an liguas ceremonias y uso· de sus compatriotas; enleu,lia la ciencia del quipus y conocia muchas de las primilivas lradiciones del pais. Con el auxilio quI' ahora le proporcionaron sus parientes del Perú Stl familiarizó con la historia de la gran raza Inca ,~ Ile sus instiluciones lIaCionl¡Jes hasta UII punto á què liadie hubiera pOllido llegar, á menos qUI) no se huhit~st! educado en el pals, hablando el mismo idioma, v sintieudo correr en las venas la misma sangre india'. Garcilasso, en ulla palabra, era el repre!!eñlante de la rllza conquistada; y es claro que debe dar á su pintura Ull colorido muy diferente del que le dahall los conquistadores. Esto es la que hasla cierlo punto sucede; y esla circunslancia nos proporcionll un media de comparacion que por sí solo bastaria á dar un gran valor ;í sus ooras como guía para llegar al conocimienlo dt· la verdad hislórica. Pem Garcilàsso escribió en ulla edad avanzada, cuando ya la hisloria hahia sido referida muy á menudo por aulores espa¡lOles. Naluralmenle tratÚ con mucha consideracion á hombres a/lamenle nobles lanlo por su saber como por sn posicion s0cial. Su objelo al escribir, segun dice. 1I0 era tanto añadir por su parle nada lIuevó, comoéorregir los errores y equivocaciones en que aquellos habian incurrido por su iguorancia del idioma y dl~ las costumbres d'll pueblo peruano. Pero en realiùad pasa mucho mas adelante; v eJ vasto acopio de nolicias que ha reunido es un depósito de 'Iut) trab¡¡jadores porlentosos en el mismo campo han sacaùo abundanles materiales. El escribe con toclo su coraZOll, IJilustra todos los asuntos que loca con laI variedad y riquf'za cie pormenores, que no deJa nad:t que desear Ii la curiosidad mas nimia. La diferencia que existe eulre sus comentarios y las relaciones de los escritores europeos, es la misma (/ue hay enlrt~ leer una obra en el original y leerla en una pálida lraduccion. Los escritos de Garcilasso son ulJa emanacion del espíritu inùio. Sill embargo sus comentarios dan lugar á unu grave duda, 'J una que se deduce naturalmenle cie su posicion, Dirigiéndose al alto culto europeo, t1es~aba lresentar las antiguas glorias de su pueblo, j aun de :¡ raza Inca, en su punto de viSla mas imporlantf'. Este fue sin duda alguna ei wall e~tilllulo que luvlI para cscriuÍl·. ya que Il~ le havia dado elt'U1eutos para dio S!l antenor eùucaclOn, por buena qlle fllese pari\ la {'poca alr~,ada ell que \·ivia. r;artilasso eSI'riIJi,í ¡ Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia PEnú. -;7 cla,Jo así sin arte, es la que constituye un:! Ile las gralllles escelencias de este cronista antiguo y pintore~eo. En e~eritos de esta clase es en !ilS que podemos tratar de encontrar el espíritu y la fmna del siglo. Los documenlos pÚblicos corro idos por el tiempo, la co'respondcneia olicial, son cosas ú.iles, indíspensah!es ,í la bistoria. Constituyen la armazon en que esl a ha dll descansar; el e;;queleto de hechcs que le Ila,l luerza y seÎtalan su, dilllensione,. Pero SOli tan inl'llil,~s como los huesos secos de ese eSljuelelo si!lll la re\'is~en la f(lrI?~ r ellraje ue 1:1humanidad, y si no respIra el espll'ltn del sll;lo. ~Iueho ddlemos ~I anticuario que con cxaetilull y paci~neia furma las anchas y sólidDS bases lie la verdad hislúrica j y !lO III ~!lt), al filósofo analizador !fue pre"enla al hombrrl con ellr~je de Sll vida pública, al hombre Call mûscara; pero no po\' esto debemos negar nuestra gralitUII á hombres como Garcilasso. y como muchos nl. ve listas de la eda,1 media, que presentan el espejo á la humanidad, y hacen rdlejar en él las i!lterit1nd: des de la vida, la granlie y lo bajo, lo hermoso y lo c(llllrahecho, con todos SllS accidentes nalurales y CUI todo su legitimo colorido. Com.) obra artística, qllizás se creerá que un trab¡ljo dll esta especie 1I0 merece siquiera los honores de la critica; pero aunqllC desalle las reglas del arte en la composicíon \ID Pill' esto viola los princi pios del guslo; porque se eonf( l'ma al espiritu del siglo en !fue ~e escribió. Y el Il ismo crítico !fue la contlena apova(,o en los severos p 'incipios del arLe, encontrará lI1ieccanto en su senc.llez que le ohligará á I'olver á hOjear sus páginas n ientras que deje á un lado olvidad<.s composiciones n as clásicas y correctas. Esta obra a'dquirió lanta popularidad, que fue tral!lcida al illglés por Sir Paul Ricaut, é impresa en Lóndres en t~88. Se conoce qlle el traductor no entnndia una palabra del original, y así es que su obra e;tá plagada de los mas ridículos enores. Pero aU11 a,í, tan inleresante es el original, que esta malísima v~rsion gozó de mucho favor con el pÚblico inglés. LA CO~QLISTA Dn ~lIles par:, alcanza¡' un Oltjtlto particulnr. Se presentó como ah'1;(ado de SllS desdichados compatriotas, defenlliendlJ la causa de esa raza degrallada ante el tribunal dc la po,;teridad. El tono éxagcrado de panegírko 'lue ,le esto naturalmente resulta, S3 descubre á calla pígina. Helrala un esbrlo social que á un escritor alópico parècerÍa e~;a~erado. Sus régios anteeesore,: se convit~rlf)n en mOlido de todas las perfeccione~ imaginaulcs, y "uelre á nacer el siglo de oro para una nacíon que, mienlras que arl!e la euerl'a del proselitislJlo en sus fronteras, disfruta lllteriormenltJ todos los !J¡:nllf1rios lie la paz y de la tranqui/hlad. lIasta el esple!ldor material de la monar'¡uía, p por si Dastanle W~!llle en esta tierra Ge oro, se I onvlCrte bajo la ;\['dil~nltl pluma del cronista indio, elllas deslumbradoras ilusiones de lin cuento de hadas. Sin el1lbargo hay Ull f)ndo Ile verdall en sus re:alos incoherentes, y haremos al historiallor indio la justicia de crecrqueél eslabl muy persuadido de la verdad de todas ¡,IS l'osas lJIaravillosas que eontaha. No hay credulidlll comparable :í Il tiel rllcien converlido al crislíanismo. E!I las ti1:ieblas del p::ga!lislllo se han debilitado sus 0j0:3, y cllando los abre ri la luz de la verdad no tieneu la st.:!Jcicnte fuerza para calcular las exactas proporciones de los objetos, ni para distinguir lo \'er,la¡ll'rO de la imaginal io. Garcilasso ,es verdad, no habia sido con \'crtirlo, ya que desde su infnncÏ;¡ se le educó el: ln religion calóllca; pero es· taba rOI~eado de c')lt1'e~'lidos y neófitos, homhres de su misma raza , quielles des pues de practicar toda su vida los rilos del pagallismo, enlraban por primera vez en Id senu de Ia Iglesi¡¡. Oyó Jas leCCIOnes llel misionero; apreudió de él;í creer implícitamenle en las maravillosas leyendas de los santos, y las no menos maravillosas relaciones de sus propias victorias, que habia alcanzado en sns combates espirituales para pro(lag~r la fe. Así, acostumhra!lo desde su infancia il estas ,.~xigendns de la credulidatl, su razon perdió la facultall celeste de distinguir la verdad del error. y Il~gó á "amiliarizarse tan to conlo~ milagros, que los mIlagros depron de ser para él mIlagrosos. Pero á pesar de lo mucbo que por est.as razoncs debemos eliminar de sus crónicas, siempre hay en lo (lue dice un gérrnen de verJal1 'lue no es dificil descubrir, y aun despojarIo de los fantásticos adornos que lo cubren j y desl'ues de cOllceder mucho á las exagerr.cioneó de la vanidall nacional, encontraremos Bran ahundancia de dalos legílimos relativamente á las anligüedades del país, que en vano bu£cariamos en los escritos del europeo. La obra. de Garcilas50 refleja la irnágen del siglo en que vivió. Dirígeseá la imagkion mas bien que á la razoll r,·ia. Nos deslumbra con el especLáculo brillante que siempre presenta, y lias deleita con la abunùaucia de pormenores diverlidos y chistes animados que salpican sus páginas. La hisloria de la aecion alterna perpétuamente con discusiones sobre asuntos que iluslran su curso, de manera que se inlerrumpe la monotonía de la mrracioll, y el lector se siente aliviad,) de UII modo agradable. E,to sucede en la primera parle de su gran ¡¡bra. En ]a segunda ya no habiOl lugar para tales discusione:3 ; pero ha suplido su falLa een recuerdos, anécdotas personale~, aventuras, illcidentes y Ulla multitul\ de pormenores triYiales, á la menos :i los ojos de los pedantes, que los hisloriadores se han inclinado dema,iado á menlHlo á apartar de sí corno inllignos de la magestad de la historia. Yernos á los aclares dll esle gran drama con Sll traje de Iodos los dias, nos enteramos de sus hábito~, persouales, e,cuchamos sus dichos familiaTeS, y en una palabra, recogemos esas bagatelas que reuu:das constiluyen la vida y el carácler de las persona~. E~t:l confuÙn de lo granùe y de la pequeií,) I mez10:10 l. LIBRO III. (;O~Vt1I8TA. DEL PI:Bt;. CAPITULO PRl~IERO. Lecibimienlo de {'¡zarro en la córte.-Su capitu/aclon con /a corona.-Visita dlogar de su nacimienlo.-Su regreso al ;"iue\"o ~Iundo -J)isensiones COliAhnagro. -Su tercera cspedicioll.-Avenluras en la costa.Balallas cula isla de Puná. (ní2S.-1 ií3J.) PIzARRa y su oficial, despues de at.ravesar el (etmo, se embarcaron en !'l0mbre dI.' Dios para la metrópoli, ) des pues de un vlUJe muy hueno, lIeE!aron á Sevilla á principios tiel \erano de i :>28. Sucedió que se hallaba entonces en aquel punlo un hombre muy conocido en la historia de las a\"enturas de los españolos Call el nombre del bachiller Enciso, habia tenido parte muy actim en la colonizacion tic Tierra Firme, ~. era acreedor tic algunos ùe los primeros colonos de Darien, en cuyo número se contabJ Pizarra. (llllleÜiatamenle que este desembarcó, prendi6sele á soliciLudde Enciso parei pagode la deuda. Pizarro, que habia huido de Sil pai,; como ur. pobre aventurero dn familia ni hogar, despues de una ausencia de ma~ ¡le veinte aÎlOs pasaelos casi tOllos ell medio de patle,:imiel1tos y trabajo,; sin ejemplo, se vió alojado en ma cárcel:í su ,"uella. Eôte era el pl iucipio de aquella :ai'fera brillante que, Se¡¡llll lo peu:iJba él, le abria. ;os brazos en su paí~. Este hecllO causó llna indigna- 4" Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ';,q II111UOTf.:r..I nE r.A~PAR \' ROIr.. •.ioll ~rnrr.¡J; y ~pl'lla' S\lpO la cú:'te su lIeg~da ¡Í la Peninsula. y el gra:l o!tJeto de sn lIlision, cuando se drspaclró la (01'111'11 p¡lra qlle se le rlll~it'ra en libertad, con pl'rIIlisll de proseguir illmet1i~tamente su viaje. Pizarro encontró al emperador I'll Toledo, de que debia salir muy prontoá lin de elllharcarse para Halia. Espailrl no era la resillcncia favorita de Carlos Ven la primera época de Sil reinaúo. Ahora se encontraba en aquel periodo de él en qlie estaha disfrutando de torla la gloria de sus trillnfos cOlltra ~u intrr.pido rival francé~, á quien habia vencillo y tomado prisioncro en Pavia; y el vencedor se preparaba en estos momentos fi pasar fi Hulia para recihir la corona imperial de manosdelsoberano pontífice. Embriagadocon SIlS triunfos y con su elevacion al trono alemun, Carlos hacia poco r.aso de su reino hereditario, ya que su ambieion le ahria carrera t~11 brillante rn el ancho ~ampo de la política europea. Hasta ahora h~hia recibido utilidades demasiado cortas de su;; pnsesiones trasatlánticas para concedeI'll'S toda la atencion qUl! merecian. Pero al hacerlr. presente la conquista de Mlljico y las brillantes esperanzas relatil'as al con tineute del Sur, conoció su importancia rOlllo elerneuto.~quepodrian proporciollarlelos merlios necesarios para llevar adelante sus all1lliciosa~ y costosísimas empresas. Pizarro, pues¡, que hahia venirlo ahora :í comencel' el real ánimo con pruehas palpahles de la verdad de los rumores sollre un país de oro que de cuando en cuando habian llegado á Castilla, fue recibi,lo con suma condescendencia y bondad por el emr.erador. Carlos examinó muy minuciosamente los (hferentes objetos que su súb¡fito le presentaba. Lo qlle le intere¡¡ó especialmente fue el llama , tan notable como la imicaacémila que hasta entonces se hahiadescuhierto en el nuevo continente; y los delicallos t''iirlos fabricados con su lana, le daban mucho mas valor á los ojos!!el mnnarca sagaz, (lue el mérito qnr. pudiera tener el animal aplicado;1 tr~bajo. Pero las muestras de objr.tos de oro y de plut"¡, y la historia maral'iIIosói que re feria Pizarro dl1la abundancia de metales preciosos debieron satisfacer hasta las úllimas exigencias del apetito real. Pizarro, lejos de sentirse cortallo por sn nueva posicion, conservó sn acostumbrada calma y sangre fria, y manifestó en sus tr~tos aqnel drcoro yaun dignidad ljuc son natllrales al castellano. Hablaha en estilo sencillo y respetuoso, pero con la sincerid~d eRérgica y elocuent~m natural del qne ha sitIo actor en las escenas que tlescribt', y qne sabe que de la imprl!sion que haga en su auditorio nepcnde sn suerte futura. Todos escucha han con interés sumo la historia de sus estruordinarias aventuras por mar y tierra sus incursiones en los bosques, 6 en los tristes y pestífero~ pantanos (le la costa, sin alime.nto, casi sill vestido, con los piés destroz~dos y sangrientos á cada paso que dahan, disminuÎllo el número de sus pocos compañeros por las enfermedades y la muerte, y sin embargo, siguiendo sus planes con valor invencible parll estender el imperio dp, Castilla, y el nombrey el pOtier de su soberano. Pero cuando pintó su situacion solitaria en la triste isla, abandonado por el gobierno y por todo el munno mp.no~ por \ln puñado de cornp:lileros consagrados entera'.llente á ~l,. arran~ó l.áHrimas, empresa 1\0 muy f;lcd, fi su regio auditorIO. Al marcharse de Toledo, Carlos confió los asuntos de su vas~llo á la consideracion del consejo d~ Indias, recomendÚndolos de la manera mas fa\'orablr. (f). (I) Pedro Piz~rro, ne~cllb. v f:onq., :IIS.-'i~harro, RelaríoR sumaria, MS.-Cooq. i ·Pob. del PirÚ. ~IS. «lIablaba tan bien en la materia, que se llevó los aplausos v atenrion en Toledo donde el cmpiradnr estaha; dió/e,au(¡¡cncia con mucho l(usto, tratólo amoroso y oyúIe tierno, esperialmentc cuando le hizo relacion de Sil cOllsistencia y de lIal/;íhase ~I mismo tiempo l'n la c{¡rte otrO homhre ~Iue '.J::bia venirlo rlel i\nem Mundo :í Ull negocio llléntlCo, pero cny~s esplénrlillas haz~ií~s le llabial) d~do ya u~ nombr~ que oscurcria la naciente repntacion dll Pizarro. !;stc hombre era lIernan Cortés el conqllis[¡ldtlr de ~Iéjico. lia bia venido á Europa ¡i poner un imperio á IllS piés de su ~obnrano, y á pedirle justi.ci.a para ~IIS agravios y recomp~nsa para sus serVICIOS. Hallabase al fill de su carrera, asi como se encontlaba Pizarro al principio de la suya; el conr¡uistallor del :'Inrte y el ¡jel Sur eraulos dos hombrc~ rscogidos por la PrnviùencÍ1: para derribar las ma~ porlerosas dinaslí¡ls americanas, y r~ra abrir las dor¡lllas puertas qlle habian (Il' dejar pasar el torrente de los tesoros de América á Jas arcas de España. A pesar de h recomendacion del emperador, 105 asuntos de Piz:lrr,) no sali.1n de ese paso" lento que es propio de tob clase de negocio;; en la córte ùe CastilJa. \ïó que su,; esc~sos reCllrsos poco á poco se iban agotando con Ins gastos que le imponia su posicion; Ú hizo presente que C'lmo no se adoptase pronto una determin:lcion relativa á su demanda, por farorabltl que aquellr. p'Jdiese ser luego, seria demasiado tardll para él y ya lin le seria lícito aprovecharse de SWI ventajas. La reina, por consiguiente, que se habia encargado del aSllllto cuanrlo march6 su m~ritio, III desp~ch6 de Ina vez, y el 26 cie julio rie j 52!} se celebró la memoruble capítulacion que indicaba ycontenia los poderes y privilrgios de Pizarro. El célebre inst~umento aseguraba á este jere el derecho de rlesrnurimiento y cOllquista de la provin-cia del Perú, (\l'Iueva Castilla (como se llamó al pais. así como á Méjico se habi~ dado el nombre cie ~lleV1'l Espaim) hasta la distancia dedoscientas legnas al Sur de Santiago. Se le dehian conferir el titulo y dignidad de gobernudory capitan general de la prol'inda,juntamente con los de adelantado y alguacil mayor para torla su vitI:!, con un sueldo de setecientos veinte)' cinco tr.aravedís . y obli~acion dl\ mantenl\r á ciertos. oficiales y servidores corresponnientes:t la di¡midad dp, su rango. ConrediÔsele el derecho de construir ciertas fortalr.zas, con absoluto gobierno Ile ellas; se¡¡alar encomiendas de indíos , con las restricciones. que innicaba la lev; y en f:n, el ejercicio de casi todas l~s prerogativas anejas á la autoridad de un virey. A'su comp,¡iiero Alm~gro se le nombr6 comandante d~h fortaleza de T~mbez, con una renta anual dr, trescientos mil mllral'erlís, y además con el rango '! privilegios de hitlalgo. El reverendo padre Luque rec¡bió la recompellsa de sus servicios en el obispad0 de TllInbez, y tambien se le declaró protector de los indios del Perú. Seiíalósele el sueldo anual de mil ducados, que, como todos los demás sueld)s y recompensas contenidas en la capitulacion, habian dll salir de las rentas del país conquistado. No se olvidó tampoco á los participes subalternos de la espedieion. Ruiz recibió el titulo de gran piloto del Oc.!ano del Sur. con un árnr.lio sueldo; á Candia se :e dió el mando de la ¡¡rtll/eria; y á los onCl! compañeros mas de la isla desierta, se les creó hidalgos y caballeros, confiriéndoles cierto rango municipal, todo por supuesto en esperanzas .. Tambien se adoptaron ~Igunas disposiciones Iibel'ales para estimular la emigracion á aquel país. E,¡irni6se á los nue\'os pohladores de algunas de las contribuciones mas pesadas, aunque usuales, como la alc~bala ,ó modific;ironse considcrahlemente en sn favor. Los derechos que correspondian :í la corona l'Il los metales preciosns que se estraian dr.las minas, se redujeron al principio á la décima parte, lln lugar de la quinta que se les imponia cuando se ganaban por cambios ó saqueo. I(\s trece I~ompailero~ en la isla en medio de los lrabajos .• Montesino!, Anale~, M~., ailo 1528. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:'iQUlST.\ IJEI. P¡';Rl:. ';!I h H;ia mucho tiempo en maS de una de las colonias wnericanas, en que llabia suscitado ri\'alidades yaun /T:uertes (3). Pizarro, pues, viendo que no se hacia caso de sus razones, ne tuvu lilas alternativa que rl,asumir los empleos en su persona, Ô dejar que se malograse la espedicioll. Esta esplieacion delnegoc.o no ha sido sancionada por utl'OS historilldorl!s c'llltemporáneos, Los temores manirestados PO!' Luque cuando Pizarro se ellc:cr~ú de l.lllli:;ion, fundari·)S sin duda en el conocimiento de su caráCle¡', llliS iLclinan á no dur elltero crédito á la vindicuríon de sn conducta, y nuestra desconfianza crecerá á nllld:da que sepamos los hechos de su carrera posterior. L·l virtud de Pizarro no era de I~s <¡.le no cellen á la ti ntacion, aunque esta fuese mucho mas pequeña qJe la que ahora encontraha en su eamino, El dicho aventurero recibiÔ tamh;cn ]a merced del hibito de Sautiago (I); y se le auto.'izÔ á lwcer una ilillOvacion importaute en su escudc de armas, p ••••q JO por parte rie su padre teuia del'echo ¡i ellas. El águila negra y las dos columllas, b,asunadas cu lus armaS reales, se incorporaron á I.ls dll los Piza\'r()~; Ula ciudad india, con un buquc á lo lejos y eIIlJIlI;¡ ¡(,d PerÚ, rel'elaban el tcaLro V el cariÍcter desus haz¡,ñas; mientras Ilue anuuciaha la leyenda que bajo los auspicios de Carlns, y por medio del trahajo , ing,mio y recursos Ile Pizarro, se habia descubierlo el l'His y reducido á la franqui/illad, lo que indicaùa modestamente sus hechos pasados y lo que auu ocult~ba en su sello el porvenir (5). Arreglados todus estos puntos llc una manera snlÍs· factoria para Pizarro, salIÓ de TolelJo para TI'ujillo, ellu~ar de su nacimiento, en EsLrellladura; dlllllle CJ eyó Illas probable encolllr:II' r"clnlas para su nue\'u el ¡pl'esa, y oonde sin dUt1,1satisfacia su van idad prcse n larse cu el estado próspero, ó á II' lIIellOS lleno dI! c>peranzas, de su situaeion presente. Si alguna VI'Z es Pl'rdonable la vanidad, es sin riuda nill~ulla cuando la vemos en un hombre qne; nacido (II la oscuricl¡¡d, Sil familia, sin apoyo y sill amigos que le favorezcan, selo por medio de sus propios rec.ursos venciÔ to/los lo; obstÚculos que la naturaleza \' las circunstaneias habian colocarlo en su carrera. Tal era la posicion d'l Pizarro cuanclo volvió á visilar ellu¡::al' de ~u nacjmienLo, doude ]¡asta enton<::es no se le ]¡abia considtrado mas que comoun pobre ]¡uér:tlno dest6rradn, sill hogar que lo ahri¡::ase, ~in padre que lo rcconociese, sin amigos que le diesen protecciol" Pew llhoraellcontró amigos y personas dispuestLs ;í seguirl.), y mllCll(ls que aspiraban á prohar~u p'lrèntesco COli1\1, y:i tsociarse á su destiuo futmn. Entre estos hahi:l et alro hermanos. Tres de elios ,lo luismo que él, el'all ilegítimos y UIlO de estos, JI¿lIllado Francisco ~I¿u'til, de Alcúntara era hermano suyo [l.)r parte de m;ldr~; los otros ¡jns, Gnllzalo I' JlIalll"zarro, descclIdÏ:ill del padre, Todos flran jH)hres, y Lau ur~lIl1osos como pobres, dice Ol"iedn, que Ins habia visto; ((1\ tall sin hacientla como deseosos de alcanzarla (6),,, fj) .Y don Francisco Pizarro pidió, con~orllle á lo que lIevaJa capit'llado y urtlenado con sus cornpaiíeros ya dichos, 'f en ci consl,jo se le res"ondi~ <¡ueno habia u;:ar de dar ;;oberna,;ioll á tlos cOlopaÏleros, á causa de <¡ueen Santa ~Iarta se h"hi; dado asi á dos cOlllpaiieros yelnnuhahia mnerto al otro., Pl es pedido, como di¡¡o, muchas veces r or don Francisco (1) Es!i! notable documento, qne antes estaba en los arI'i:arro se les hicie,e merced á ambos compaï/Crus, se le re,c~ivos de S!mancas y ahyr:¡ en el archivo general de las 11\- pOldió la pidiese pam si, si no que sC daría á otro, y violo d¡as en 8(v1l1a , fue copiado para la rica coleecion de dun qu~ no habia IUj(ar 10 lIue petlia y quería, pid:ó .e Je hiziese llIartin Fernandez de !'iavarrete, á cuya bondad tlebo la copia la Inerced á éJ, Yallsi se le hizo. Ilcscub. '! Con'l. , )lS, queposeo.-Lo traslado por entero cn el ,tp¿lldice nÚm. ï. (4) Xerez, Conq.tlell'crÚ,ap.llarria, Lomolll,pá!!".lR':l. (2) «Al fin se ca pituló que Francisro Pizarro ne;;ociasc la - :Jviedo, !list. tic las ludi as, ~IS., par l.) III, Jib, XVIII, g-obernacl0n para si, para U è~O d') Almal(ro el ade;aulamieuraI. l.-Caro de Torres, Illst. tie las órdUles mihtares (cd. to '. y para Hernantlo ~e LU<jueel obispado, y para llartololOé ~h drid, tœÜ), pág. 113, HUlz ~I al;;uacilazgo mayor; v mercedes para lo, que queda(:i) «Caroli C,e5aris auspicio, et lahore, in~p.nio, ae imban VI~OS de los trece compaiieros, alinnandoslCmpre Fran- pensa Ducis pjçarro inventa, el pacla." Herrera, lIist. gcClscoPlzar.ro.que todo lo '1u.eria para ellos, y prometiendo lierai, dee. IV, lih, VI, r.all. V, que negoclarla lealmente y sin ninguna cautela." Herrera, (6) Oviedo, Uist. tic Jas Indias, )15., parte III, lib. V11I, 1115tol'la~cneral, dcc.IV, .ib, III, cap. I. cap, J. Mand,jse espresamenta á Pjzarro que observase los reglamerltos vigentes para el buen gohierno y proteccion le Jos indigenas; y se lo exigió que llevase consigo cierto número d~ eclesiásticos, con ([uienes habia dr aconsrjarse durante la conquistadol país, y cuyos es:uerzos debian consagrarse al servicío y conversion je los indios, nientras qne por otra parle se prohibia severisimarnente á los abogados y escl'iba1I0S que pusiesen el pié en las nuevas colonias consideránt!ose que su ominosa presencia 110 era buen agüero para la armonía y tranquilidad de sus ]¡abitantes. Pizari'o ¿ su vez se ohligaba á levantar, dentro de <¡cis meses despues de la fecha del documento, una fuerza bien equipada pura el servicio de doscientos y cincuenta hombres, ciento de lùs cuales podia sacar de la~ colonias; y el gobierno se compro mil tia á proporeion;crle algunos lel'cs recursos para la compra de artillería y pertrechos militares, Finalmente, debía' prepara:se en seis meSèS dcspues de su vuelta á Panamá á salir de aquel ,Juertl) y á embarcarse en su espedici3n (i) .. Tales son algunos de los l)lmtos principales de esta eapitula~ion, por medio de'/a cu;11 el gobierno esparlOl, co 1 la política sagaz que obsefl'aba en semejantes o/:asiones, estimulaba las esperanzas alllbiciosas del ¡venturero con titulos pomposos, y ámplias promesas de recompensas que depcndian del lJuen éxito; p<lro se absteuia cuidadosamente de aventurar lo mas ninimo en el resultado dd la emprl'sa. Tenia cuidado de recoger los frutos de su traùajo, pero no pag~r Sl coste. Una circunstanciaquenopuede dejarùenotarseeu estos tr~ tos es que mientras que los empleos elevados y Jucrat:\'os se acumu):.IJan en Pizarro, casi se esc~uia ¡í ,\Ima;;ro su cOlllpaiíero que, si 110 se hahía VISto esr uesto ¡i tantos tr¡¡bajos y riesgus personales á lo menos había llevado á medias cun él el peso cie la empresa, y con sus esfl erf.OS en otra direccion hahia contribl'ido esenciall/Jcnte á su buen éxito. Almagro !Jabia cldido voluntariamente el puesto de !Jonor á s.u socjo : pero habiase (~stiru/ado cnando Pizarro saIIú p,u'a I\spaiia, que al pasu que solicitase el empleo de gobernador y c¡¡pitan general para sí, obtuviese el d~ adela Hado para su compaiíero. Igualmente se ha· Ilia comi1rometiclo á pellir el obispado de Tumuez pura el cura de PallHmá, yel emplco de alguacilmayo,r para el piloto nuiz. En cuanto al obi<pado Clllllphó su ¡alabra, porque no era posilJle qlle el soldado absorvieae tambien la mitra del prelado; pero en cuanto á los demás empleos, en lugar de repartirlo:> segun StJ habia convenido, los concentró tOllos en su persona. Sill embarc:o, 1Jablando de los deseos de SIIS amigos fue, cuando antes de salir rie Panamá l13bia pf¡)me~i~o solemne~enl.emirar por todos, cu~ 11I0lo prtlS~rIÙIa~ l,a JuSi;¡CIUy la. Jealtaa (2), El.crclllsta milItar Pedro PIzarro, snsLíene que efectJvanente su pariente solicitó con toda eficacia cI em~leo en favor de Almagro; pero que se lo ne¡:!6 el gOblern? por la razon de que empleos de tan gran importancIa no podian cunfLlrse á distintos indivhlllns. Los malos efectos de la separacion se ]¡abiall sentido 1 Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia SO mnUOTJ,;CA [J¡¡ GA~I'AR y ROIG. El olro hermano, que era e] mayor, lIamábase lIer- I por ~u parle, cvn el prrtrsto que los demás se IlaLia;) nando, y era legítimo, dice el mislPo rscritor c(¡us- ¡ ¡do con Pizarro en ~u buque. Lo cierto es que no se tico, lanto en la soherhia como en la cuna. Sus fae-I' flusieron mas vbstáculos á Hernando, y que se le ciones eran feas y aun desa~radables; pero era de permitió seguir su via;e, en que, COIllOesbbn conhuena eslatura, y, como su hermano Francisco, te- I venido, se reunió con RU hermano en la Gomera. nia una presencia imponente (I). En su carácter comDespues de un viaje feliz, los aventureros llegaron hinaba hldos los peores defectos del castelbno. Era á la eosta del Norte del gran continente del Sur, y I1scesivumente zeloso , rencoroso; no solo cuundo se fondearon en el puerto tie Sanla Maria. Aquí recibi(,· tralaba de una afl'enta, sino de] mas leve desaire, I ron tan desconsl)larioras noticias sohre el país á que Íl implacable en su resentimiento. Era resueltiJ en sus se dirigian, de b(Jsques lIenoB de insrclos y de serluedldas, y tenia pocos escrÚpulos en cuanto á su ' pientes venenosas, cte caimaues colosaws que hormi· ejecucion. Ni ci mas leve asomo de compasi(ln dete- gueaban en las márgenes de los ríos, y de trabaj(ls r Dia Sil brazo. Su arrogancia era tal, que sil:mpre es- peligros tan superiores á los que habian imaginado, taba lastimando el amor propio de los que estaban al que varios soldados de PIzarro de~erlaron; y consilado de él , creando 8!;j una mala voluntad que sin ne- derando su jefe que no con venia permanecer mas cesidad alguna multiplicaba los obsláculos que tenia tiempo en IlIgar tan poco favorable; se dió de una que combatir. En eslo se i1iíerenciaba de su hermavez á Ja "ela para Nombre de Dios. 110 Francisco, cuyos modales corteses suavizaban las Poco despues de llegar á este punto I'inieron á verdificultades, y le a~eguraban la confianza y la coope]0 sus dos socios, Luque Almagro, que habian heraeion de los i1emás en sus empresa~. Por desgracia cho el viaje al través de las monlailas COllel Único ohJosmalos consejosoeHernandol'jercian en su hermajeto 01' saber de su boca misma y COli tocta exactiw,l no una influenr.ia que desvirtuaba las vent.ajas que po- los verdaderos pormenores de la capit.ulacion de la dian sacarse de su singular aptitud para los negocios. corona. Grande I'ue, como era de esperar , el disgllst () A p:sar del interés general que Jas aventuras de de Almagro al saber el resultado de Jo que considePizarro ('scitahan en su país, no encont.r6 este en él raba como intrigas nérlidas de su compailCro. Asi e~, todas las facilidades que esperalw para cumplir con las esclamó, como habêis tralado á un amigo que ha parcondiciones de la capitulncion en Jo tocante al númetido con vos todos los riesgos y todos lus Hastos de la 1'0 de gente que habia de levantar. Aquellos á quieempresa, yeslo[¡ pesar de habernos prometido solemIles mas asombrab~ su narracion no eran siempre los nemente àl marchar que mirari~is por los interese,dc que mas se inclinaban á seguirlo elija continuacion vuestros sorios como por lus vueslros mismos. i.CÓ.le ella. Tenian miedo á los trahajos sin ejemplo que mo Imbeis podido conselltir ell que así se me deshonamenazahan al aventurero ell aqnellos paisrs; yescllre á los ojos del mUlldo con tan miserable compensachaban con visible incredulid:Jd las eS¡lléndidas relacion, que parece apreriar mis ~er\'icios como nules riones de los templos dorados y de Jo~ jardines de comparados con los "ueslros (3)? . Tumbe7., en que rrei:m ¡Jcscubrir el colorido de III Pizarro le cont.esló Hsegurándole que habla hecl¡() imaginucinn con ri fin tie atraer reclula,:\ SllS bandelealmente toda clase de esfuerzos para sati,facer sus ras. Dícese que Pizarro!lo II\1IiÍrra podido reunir los deseos, pero que el gobierno se habia negado áconfondos que nerrsifaba , ¡I no haher sido por el oportufiar á mallOS di-tintas facultades (lue tenian I.antospunno amilio de Corll's , natural de Esl.f(·marlura corno tos de contacto entre sí. No hahia tenido mas alterél, su compaiíero de arlllas en SllS primrros tiempos, nativa que¡¡ceptarlo tooo para si ó rehusarlo todo; y tray. seglin dicen, su parientr(2). :'inoir eslahaenmejor tó de lJlitig¡,r el disgusto de Almagro tlicié.ndole que ~iluacion para llar lil mano á (¡t.I'Oaventllrero, y Quiz:ís bastante grande era el país para la ambiclOn de .Ios nadie leUla mas simpatía por él, ni mayor conlianza dos, y 'lile HI n'1i1idarl sus fucu!t¡¡'/es le pertelJCcl?)} en e] éxito de su emprrsa que el 'lile hacia tan poco la mismo que Ú (.l porque tucto lo que Pizarro. tUVllltiempo que haùia recorrido con tanta gloria las faces se (staba ¡\ la disposicion de su amigo como SI fue,;e de un:t carrera igual. cosa prop¡n. Peru estas palabras ¡¡Illables no basta"'Ibian trascurrido los seis mrses sriíalarlos por la roa á satisracrr al que se creía injuriado; y ambos capitulacion, y Pizarro habia rrlnlÏllo alguna menos capitanes "oh'ieron poco d~spues {¡ Panamá con sen¡;l'ente que la estipulada, y con eJJa estaba prepar:\ntimientos de desprgo, ó quizás de hostilidad, que Il() liose á embarcar en Sevilla en tres !Juqnes qlll~ tenia eran de buen agüero para la empresa. ;Í su disposici(ln; pero "nit's de eslar rnteramente Sin embargo Alm¡lgro tenia un carácter g~nero~(), Iislo recibió noticias de que algunos empleados del y hubiera quizás quedado satisfecho con las c(lnces.lllconsejo de Indias pensaban examinar el eslnoo drsus nes políti~as d(l su r¡\'al, {¡ 110 srr por I~ intervenclOll buques, y averiguar hasla (Iué punto habia cumplido de Ilernando Pizarro que, desde el pnmer momento ]0 pactado. en que se vieroll, manifestó poco respeto al "eter~n~, Pizarro, pues, sin pérdida de liempo, temeroso ,le respeto que 1111 illspiril ba por cirrto su estatura dll.lllCJue si se sahia la verdad sr malogr~se la espedicion nuta, y que 1(1 cousi,lera!Ja con particular aversIOn ••n su gérnlen, ~P, di¡í á la vela ('n ei acln, y pasando como impedimento en la carrera de su hermano. la barn de San Lucar en ellcro de ní:lO, goberrHí, Los amigos de Almngro, y eran muchos los que le para la isla de la Gomera, una de las Canarias, dol'- : Iwhian arlquirido sus nlaneras fraucns y genf'rOSa3, de mandIl á su hermano Hernando, á quien confió estaball tan disgustarlos como él con la conrlucla solos demás huques que se le reuniesen. herbia de su nuevo aliado. Ilecian en alta vnz que ru Apenas se hubo marchado, cuando IIrgó la comihastaba con ser víclima rie la perfidia de l'izarr~ ~ y ~ion investigadora; y cuamlo se ¡¡uej,) rlr. la escasez 110 verse ademÚs espuesto ir los inslJl~os desu f"l!IIIiI, de Ilombres, se la engal¡ó, quizás voluntariamente que ahora hahi:! venido á medrar con los despOJOs ¡le la eonqllisla que pertenecian (¡ su jde. La dispu ta (I) L~ Jlint1ll'~ ~ue de él hare Ovie~o no le ~ muy ravo- llegó á tal pllnto tic irritacion , quc Almagro declaró rable y esr.rihe como quien r.onoda demasiado bien el ori:;inal. que pensaha 1I,~var ade/ante la espedicion sin el auxi.E de todo" ellos el IIernando Pizarrn solo era le¡ritimo. é Ola, lio de su compallern, y lIegb áentablar negociaciones le¡ritilllado en la soherhia; hO~lhre ,le alta estatura é grueso, para la compra de buques:í fin de ejecutar/a lIsí. Pero la lenl:lla.é los lahlos !!or~os, e la punta de la nam ron sobra- Ilforlllnad"rnente llrgaron en nqQella época cte Santo da rar~e e cnr.endula. y este-file el desavenldor y eRtor~,dor DOlllin"o Luque y el licenciado Espinosa é inte¡'pudelsoslc¡rode todos yen especlill de los dos VI('JO, compauero5 o , Franci,co Pizarro é Diego de Almagro .• IIis!. de Jas Indias. , AIS.. ubi sI/pra. _ (3) IIerrera, IIis!. aeneral, dec. IV l lib. YH, cap. IX.(2) Pizano y Orellana, Varones ¡lllslres, pág'. 143. Pedro Pitarra, Dc.cub. 'i Cont¡. , MS. I I i r I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1..~ U1:\(!CJSTA IIEL l-lIlL. :-1 SICron su lilcdiacion para reparar una desavellcllcia lerlll.emente la ùenrlicion del ciclo enlÚvor ¡le su elllCUI'O término habia de scr la ruina de sus proyeclos, presl, Pizarra y los suyos sn fueron á bordo de sus y la tlesLrl ccion probahle rlc los mas intnresallns Cil buq'le" y en los primeros tlias tic enero de 1,;31, '1ulltuvies,) éxito feliz. Gradas á ellos, se celehrÓ al salió aquel hombre singular Ilel puert(, de Panamá (¡ cabo una reconciliacíon aparente, consintierlllo Pi- emp:c~rler su tercera y Última espedicion para la zarro en alanJon11r su emrleo de adelaulado en favor conuu ista Ilcl Peril. ,lo su rival, y prometienrlo enviar al emperatlor un Sli intencion era gobernar en linea recta para TUIIImemorial ¡Jara que le confirmusll la posesion; cosa bez, que desplegó tan magníficos te,wros en su viaje que, como.lS fácil descuh(r, Il:) eslaba muy de acueranterior. Pero los vientos de proa ':fas corrientes do {'on lo r¡nc Pizarra hauia dicho antes sobre las in- I'ruslraron su plun; y despues tic una navegacion de lenciones de la corona al conferirle este empleo. Alle· tI'ec'~ dias, mucho mas corta rie la que se acostummás debía pc¡;]ir un gouie ~no separado para su socio braI a anles, su [wqueîia escuatlra fondeó en el puerto en cuanto fuese dueilO de la region que le habia sido dp. 5an Mateo, como á un grado al Norle de la línea. seîlUlada; y se compromeli:t á 110 solicitar empleo al- Aquí Pizarro, despues de consultarlo con sus oficiaguno para .;us hermanos hasta que Almagro estuviese les, resolvió desemuarcar sus fuerzas y seguir el viaje satisfecho con lo que se h~.Iiese. Por fin, ratificóse y por tierra :ílo largo de lacosta, mientrasquelos buconlÏrrnúsl de la manera mas solemue el anterior que:; se~u:an su rumbo á una distancia conveniente contrato rdativo á la division cie los tlespojos en tres de Ii. afilia. parles iguides, que s~, habian de repartir entre los L I marcha del pequeîio ejército fUll escesivamente tres sodos primitivos. La reconciliacion (le este modo penolsa; porque constautelllente se hallaba cortado el dllctuada ~onvenia al ohj,"to inmediaLo (le permitirles carnillo por arroyos qne, hinchados ]lar las lluvias emprendel de aeUl~rdo la espedjcioll. Per'o no era mas de] ·nvierno, se convertian en su erJlbocadura en que una cicutriz IIlUY lev<l la que cubría la herida, auchas Ingunds. Pizarro, que ya tenía algunleve coClue, profuHia y encona.la por .Ientro uo espemha ruas nocimiento ciel país, iba dll guia y (le comanclantn á que un nu )VO motivo de irritadoll, para abrirse cou un tiempo mismo. Siempre estaua dispunslo á prcsviolencia juas fatui Clue nunca (j). lar ~.u auxilio clondl) se lIecesitaba, estimulando;í los i';'o se pltrdió despues Le esto uu solo instante en sUYlls;í 'lue vadeasen ó pasasen ;í nadlllos torrcntes Ilfltparar el viaje, que era sill cnlùargo muy poco po- eOlllo mejor pudiesen, y auimandQ Ú los abatitlos con ¡lilial' entr ~ los colonos de Panamá, porque estos sa- el e..eruplo de su alegria y rie su illllomable valor. \lian dCIll~siado hienlos trMhajos qne se hahian sufri· ,P)r fin llegaron á un caserío muy p'Julado, ó mas tlo nnlas ¡Intcrillrl's eSl'elliciones para qup('('l' lornaI' I bier una ciudarl, en la provineia de Coaquc. Los esparte ell otra, Ü pesar del rico ceuo lfue~e les presen- . r.ail'lles so)rprl~l1llicron inllH)diatamcntc Qste punto, y tah~ .. Algüuos de.l?s que, ~omp.usier(lnla anteriores! liS habitalltes, s~lllralal: (~e tlerelldl'rsB siqll!era, hupcdlclOn S,t convmleron a seguIr la aventura hasta su ycrr Il atBrrados a los proxnnos busques, .1eJalHlo en lérmino; ~ S'1 "B{'ogieron algullos dispersos Illas de la . lIIar o de los invasores sns efedos qlle telljan mucho provincia ,le :"Iicara¡.;ua, (' .lollia 'lue, como lo ohser- . ruas valor de la que se esperaba. Los invasores, como varemos dc paso, era u na rarua tic la de Panaln,i. p,~.' dice con candor ínimitaulc uno rie los conquistadores, 1'0 Pizarr" aumentó muy JOCO las fuerzas IIIlBcon'iicaynron sobre ellos antes que Bstuviescn prevenidos, go hauia traido de Espaiía, aunque el cuerpo que poruue rie estarlo no se huhiera encontl'Udo en ri pueahora manduba estaba mejor provrsto de armas, lllU- hlo tanto oro Y picdras \lreciosas (4). Segun 011'0 esniciones y de el[uipo en general que sus antiguos com- critllr los indios se (Iuer <troll voluntar;amcnte Cil su paileros de aventuras. ElnÚmero total (]e estas fuerzas I pue 110, porque COIIIOno hahian hecho dailO alguno á no pasnba deeientoocher:tahomhres, con veintisiete blnl cos, se lisonjeahan con la esperanza del/ue ni ncaballos para la cahall~ría. lIahíase proporcionado i gu/Jo) se les haria, Y que solo habriacllnlos extranjctres bUqUl:S, dos rie elllls de buen lamailO, porque los ros uu camhio de servicios mútuos (:j); esperanza que los trajeron de Europt tcnian que quedarse al otro que se fundaba quizás en la buena opiniun que IlaLian lado dellHmo en Nombrede Dios; armamento en to· dej:do antes 103 espailOle;. pero que ahora vieron .la muy corto ciertamen.e para la conquista Ile un (Iefraudada de un modo lIluy Ilesar;r,ldable los sellcÍimperio, y muy inferior ~,la pactado con la corona. lias indígelliis. Con él sin emuargo sc proponia el intrépido jefe emPenelrando enla~ desiertas chozas _ los invasores pezarsusoperaciones, cOlllÏanrloen su huena estrella, encontraron, arlem:ís dc tejidos de varias clast~s y ven los esfuerzos de Altn.lgro, que rlehia (¡ur.darse en alirr entas muy agrarlahles en rrwdio del halllure que Panamá pill' ahora, pari! reunir refuerzos (2). estaJan sufricndo, una SI'an ':,llItida(1 de adornüs tllSEl Ilia d,) San Juan Evangelista se ùendijeron el es- camcllte trall<ljados tic oro y plata, jnntanlente COll tandarterllal Y la bandera dB la clllllpailí:l en lai¡.;lesia ml\( has piedras precilJsas; porque esta era la region catedral dit Pan~lIl;í, predicú un sermon en prcsende ks esmeraldas, donde abunclahal1 estas. Una clr.las cia del petJllCilO ejército J.r. Juan de Vargas, uno dll esmJrnhl~s que cayó enlllanos tie Piznrro, cra deltalos domiulcos destinados á la mision del PerÚ, se mallO cie un huevo de paloma. POI' des~racia SIlS i¡.;~ celr.brcj llr:a misa, YSll adlilinistró el sacramento de la norluLes compaiie/'Os no conocian 1)1 vMlor de su cOlllunion á tOllos los sohlndos quc ¡bail á tomar parte pre>a, y destrozaron muchas piedraslreeiosas maen la glier-a contra los infieles (3). Invocada ad so- chacándolas á martillazos (ti). Lliecsr. I[uo quien los I i II (I) Pedrn Pizarra, Descuh. y Conq., ~IS.-:'ial13rt'O. Re- las b !Olieras y estandarte reaJ dia de San Juan Evan;iclista de 'arion surnvria, MS.-Monleiinus, Anales, ~lS., ailo 1iJ:!!l.- I dicho ailO de 1530, Y que Iodos Jas soldados confesasen y 1'0Ilelarion de primer descub. , 31:i.-Z{¡rate, Conq. deJ l'erÚ, mul~as~n en el ron venta de Nuestra Seiiora de la ~Ierred, dia lib. l, cap. 1Il.-0viedo Ilisl. de las Indias. MS., parle III, de It s Inecenles en la misa rantada qlle rei(brll l'lin toda Sil· lih. VIII, cap. I. lemr ¡dad y sermon que predicó ell'. Presenlado Fr. Juan de I'arece que ell el fondo hahia poca concordia enlre los con- Varpas, nno de los cinco religiosos que en cumplimiento de federados. (, EJ padre Luque, COlopa ¡tero de eslos capita nes, la ol·ediencia de sus prelados y órden del emperador pasaban (lice Oviedo, con cuya hacienda I¡ieieron ellos sus hecho~, á Ja ~onquista. Il !"aharro, Relacion sumaria , ~IS. puesto que el uno é el otro.e lo pagaron con ing-ratitud, sc(,fI .Pues liCitados á este pueblll d., Coaq'le dicron de sílgoun á mi ml la escribió el Ullsmo eleclo de su maJlo., Ibibila sio sahcJlo Ja ~ente del, porqnc si estuvieran avisadll; fJe~1 , JIlC. f'it. no s': tomal'a la ra ntidad de 01'0 y csmeraldôs qne en éJ se to·· (2) El r;Í/cufQ nUlOériro Vi ría se¡;un costumbre. Yosi¡:o la marl n .• Pedro Pizarl'o, Descuh. y r.onq .• ~l". opinion deJ ,;ecrelario de Piza -l'a, Xerez, Conquista del PerÚ, (;il Herrera, Hist. ~eneral, dec. IV, Jih. 'III, rap. IX. ,~a)l. !larcia. tomo III, pál(. 18:!. (fi, I1elarion del primer descub., 3IS.-Z;iratc, r.onll. fJrl (:l) • EJ que habiendo hedlo bentlecir en Ja iglesia mayor Perú, lib. I, cal'. IV, I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ~~ IllULIlll[CA ilE G'\SI'.\R indujo á obrar así, fue uno de Jas misioneros llominícos llamado tray Heginaldo ùe Pedraza, quien les lIizo creer que este era el modo de conocer si eran esmeraldas v.erdaderas, porque las legítimas no se romperian. Obsérvese sill embargo, que el buen pa<Ire no sometió las que á élie tocaron á esta ingeniosa prueba; como de resultas ùe ella bajó consideró.blemente el valor de unas pied~as que consideraban como vidrios de color, el padre se llevó consigo una gran culeccion de ellas á Panamá (i). El oro y la plata que se hahía roba<lo en Jas chozas de los indigenas, se reunió y deposit6 en un montan eomUll, del cual se dedujo la quinta parte para la corana, yen seguida Pizarro distribuyó el resto en la proporcion convenida, entre los oficiales v so/dados de su ejército. F.,:te fue el sistema constante que se observó durante la conquista. Los invasores teniao todos parte en una especulacion comun; su interés en ella era comun , y si se hubiera dejado á cada cual ~aquear por su propia cuenta, se hubiera dado márgen á la insubordinacion y á constantes disputas. A todos pues se mandó bajo pena de muerte que entrcgasen la 911e hahian cO¡(Íllo , ya fuese por snqueo ya flor cambIOS, para reumrlo á la masa comun; y todos estaban demasiado interesados en la l'jecucion de la pena para dejar ninguna esperanza de librarse de ella al que tuviese la desgracia de violar la ley (2). Pizarro, con su acostumbrada politica, envió á Panamá una gran cantidad de oro, hasta el valor nada menos 'Jue de veinte mil castellanos, supf)lliendo que Il la visla de este tesoro tan rÜpidamente ¡¡dquirido, se desl'¡¡necerian las dudas de I(lS que vacilaban y los incitaría á reunirse il su baudera (3). 1\"0se equivoeó en este juicio. Como dice devotamcnte uno de los conquistadores, "fueron ;í dar en un pueblo que se decia Coaf)ue, que fuese nuestro SerlOI' servi<lo topasen con él, porque con la que en él se halló se acredit6 la tierra y vino gente a ella (4).» Habiendo deja<lo algun descanso á su tropa, Pizar1'0 prosiguió SlI marcha por la costa, pero no ya acolllpailado por los bnques, que habian vuelto á Pa· namá ell busca de reclutas. A medida qlle adelantaba encontraba en el camino fajas arenosas, removida~ porlosl'ien!os, y que cegab1!1 á los soldados, a/ paso que presentaban á los de caballo y de á pió un piso vacilante y traidor. El reflejo del sol era insoportable; y sus rayos verticales, cayendo á plomo con fuerza inlensa en las armaduras de hierro y en los just.illos entretelados de espeso algotlon, les encendía hasta Jo que se ha enteadido,en las esmeraldasovo gran yerro y lorpedad en algunas personas por no conoscellas, aunque quieren decir que algunos que las cùnoscieron J~s ¡¡uardaron. Pcro finalmente mucho~ vieron esmerald~s de mucho valor; vnos las probaban en yunques. dándolas con martillos, dizien' do que si era esmeralda no se quebraria; otros las despreciaban, diziendo que era vidrio." Pedro Pizarro, Descub. y Conquista .• MS. (1) Pedro Piznrro, Descub. y Conq. MS.-Herrera, Historià general, dec. IV. lib. vn, eap. IX. (2) «Los espailOles fus recoxieron y juntaron el oro y la plata, porque así estaba mandado y ordenado, so pena de la vida el que otra cosa hiciese, porque todos lo habian de traer :1 monton para que de allí el gobernador lo repartiese, dando á cada uno cOllforme á su persona y méritos de servicios; V esta órden se guardó en toda esta tierra en .Ia conquista de ella, y al que se halla re oro ó plata escondIdo m'mera por ello, y dcsle modn nadie osó escondello.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS... (3) El botín ¡ue grande en verdad, si como dice Pedro Pizar"ro uno de los conquistadores que I~ viernn, valia 200,000 castellanos de oro. «Aqll[ se halló mucha chaquira deoro y de plata, muchas cnronas hechas de oro, ¡\ manera de lmperiales, v otras muchas piezas en que se evaluó montar mas de dosc1entos mil castellanos.' ([)escub. y C:onq. MS.) Naharro Montesinos y Herrera se contentan con decir que envió e~ los buques á Panamá veinte mil ra~lellanos. (-i) Pedro Pllarrù, Ilesruh. y r.onq., ~b. «A y ROIG. tal punto que las desmayadas tropas casi se ahogahan de calor. Para aumenlar sus desgracias atacó al pelfueilO ejército una singular enfermeùad epidémica. Tomaba la forma de Úlceras, Ó mas hien de horribles berrugas de gran tamaño q'le cubrian el cuerpo, y cuando se abrian con lanceta, como sucedió en algunos, echaban tal cantida<l de sauwe que de sus resultas moria el enferno. Varios murieron de esta horriole enfermedad, tau rápida en su at;,que, acompañada de tal desfallecimiento de fuerzas que los qlle se acostaban buenos de noche, amanecian sin podel' siquiera llevarse la mano á la cabeza (5). E,ta epidemia, que se presentó por primera vez durante esta invasion, y que no duró mucho desplles de terminada, se estenùió por todo el país, y fue tan fatal en sus ataques para el indigena corno para el blanco (6). Fue una <le esns plagas que el ángel destructor que sigue los pasos del conquistador, derrama Cil su ira en medio de las desgraciadas naciones. En su marcha pocas veces esperimentaron los esparlOles resistencia ni incomot!irlall por las hostilillades de los habitautes, que aleccionadus por el ejemplo de COlique, huian con sus efectos á los hosques y á las montaïlas mas próximas. ~adie salia á felicitar á los extranjerus y ú ofrecerles los auxilios de la hospitalidad, como sucedió en su Úllimo viaje á este país, porfIue ya nl) se eonsideraba á los blancos como seres superiores bajados del cielo, sino COIllOazoles destructores, que, inv!.llnerables á los ataques de los indios, iban montados en animales feroces, mas rápillos que el viento, y lIevahan armas que esparcian el fuego y la ruina por todns rartes. Tales eran las noticias Ile los invasores que ahora circulaban, y que preeediélldol(ls por to,las partes, les \~errabanlos eora7.Ones, si no las puertas de los indios. Exhaustos por el cansancio del viaje y por las enfermedades, y desanimados por la pobreza del país, que ahora no compensaba con ~Iada sus trabajos, los s?ldados de Pizarro mahlecIan la hora en que se alistaron baJO su handera, y particularmente los de Nicaragua, dice el cronista antiguo, trayendo á la memoria la mansion a¡;(radable de aquel l'ka país, sula suspiraban por volver al paraiso de Mahoma que hallian abandonalia (7). En esta situacion recihió ]a tropa algun consuelo al,lescubrir un buque que venia <le Panamá, que les traia lIlas provisiones, y además el tesorero real, el veellor é inspector, el contralor, y otros altos fUIIcionarios nombrados pUl' la corona para (lue acornp'lilasen á los conquistadores. Pizarro los habia dejado en España, de resultas de Sil marcha brusca y repentina; y al saber esto el consejo de Indias, mandó instrucciones á Panamá para que no se permitiese la sab' Iida de aquel puerto, de la espedicion. Pero el go lerno español, mas sabio y mas prudente, revocó la órden, v solo exigió á los funcionarios que activasen su par"tida, v fueran sill pérdida de tiempo á ocupar su puestO' en la espedicion. Los españoles en su marcha habian llegado ya hasV" All' I .. ta Puerto lejo. I se .es reulllo otro pequeno refuerzo de unos treinta hombres, mandallos por un olicial llamado Belalcazar, quc posteriormente suhi6 fi grandes puestos,! dislincion en este servicio. Muchos de los compañeros fill Pizarro hubieran deseado detenerse ell e~te punto y establecer en él una colonia. Pero ef jefe pensaba mas en conquistar que en ~ P' (5) :'>aharro, ne~aclOn sumaria, MS. - Pe,~ro _ 17.~~!0, Dw:ub. y Coaq., M::..-Monteslllos, Anales, MS., an~ ~;>.)O. I (~) Garctlasso, Com. H~al, parte 1/ , hb. l, cap. XV,.. I (I) «Al1n'llIe ellos no nlllgulw por haber Velll?O,. po~que como hablan delado el paralso de Maho~la que era Nicaragua y hallaron la Isla alzada y faHa de comidas y la mayor parte de la ¡(ente enferma y no oro IIIplata rOtllU otra, hablan haliado, aJpunos 'f. todos se bol¡!aran volver ad.onde hahiar, veIIIdo.• t edro I¡zarro, llescuh. y Î.Ofl'l., M:,. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia U co~\!r;ISTA DH colonizar, it lo menos en l!quelln~ primt'ro~ tiempos y se propo'1ia, corr.o primer paso, apollerarse de ~umbez, q.le consi,leraba como la puerta Ilel impe1'10peruant'. Prosiguiendo por consi¡.;uiente su lIl¡¡rcha hasta 1¡ls costas de lu <¡ue ahora se llama el gnlfo de Guayaquil, llegó al frente de la pequeña isla de Puná, situada no á gran distancia del pUtlrto de Tumbez; y pensó que est,: isla III ofreceria un PUllto (:?nveniente para acampar hasta que lo tuviese todo (hspuesto para apoderarse de la ciudad india. Las disposiciones de los naturales pnrt'cir,roll ser muy favllrnhles á su propósitll. NO) hadil mucho tiempo q~e se Nlcùntraba en aqul1l1os parajes, cuando· u.nalhputat:ion de los illllígenas, presírlh a l'orel cae¡que, pasó al continente en sus balsas paru invitar lllos espaÏ:oles á trasladarse á su territorio. Pero los intérpretes indios de Tumbel, que hahian vuelto con· Pizarro de España, v que seguían en su sel'vieio, le dijeron qu~ se pusiese en guardia contra la IlICflit¡;da traicion de los isleÏlos, á quienes. acusaron dll querer deshacerse de los espailO12s cortando las cuerdas (lue sllJetabanlos maderos de las balsas y dejiÍntlolos asi perecer en las olas. Sin embargo, el caciql/e, cuanth Pizarro lo acusó de hal>er meditatio tall perlitlù proyecto, lo negó con aire dll tunta ~ill.;erillad é inocencia, (lue sin vacilar masel eS(lililOl se conlió it él eon los suyos, y todos fueron trasportado)s con segurulad cO;llpleta t, la isla. Aquí fueron recibidos los espailOles con mucha h~spitalidad, y las tropas encolltraron cómodo alojanllenlo. Satisfechos. con su situarion, Pizarro detllr· milló permanecer eu ella hasta que hubiera pasado (a fuerza d~ I~ estacion ¡\~ las agua,s, época en queesperaha recllllr refl:ler1.Os que pusiesen mas elemenlos cn su .mano paril penetrar er. el imperio dellnGa. La Isla qUIl está en la emhoeaùura del rio de Gua· yaquil tiene unas ocho leguas de largo y euatro de ancho en. ~u parte mas <llIcha, y ell al/uellla época estnha cU¡)lerla. en parte con ul1a arboleda uliIgniliea. r,ero otra lIJuy considerable estaba cultival\a, y hahw en ell;1 plantíos Ile ea\:ao, Ile batala y de los direrenteS pruductos de los climas tropicales, que probahan con~cimjentos agrir.olas y amor al trab~jo en la P?blac~o~l. Era esta una, raza muv beli'~osa, que J~:lbla recl~l~o de su~ ~1I'~nJlgos p~ruallos la calilkacion de per/ula. QUlzas 110 tel~dr¡¡¡n Jllas razon (tue los lwbit;mtes ùel PCI'll los histori;}doreS fllmlllOS para illfamar ¡í sus enemigos cartaginesescon ellllis11I0 epíteto. LlJs isleîios, audaces é inrlepen,liellte¡;, opusieron una tenaz resisteneia á las. armas .Id [Ilca; y aunlJ~e por fin habian cedido, siempre habían estado e~ ,<Ilsputas , á veces a?ompaimdas de s;lngrielltas IlOst¡hdades, con sus veclClo~ de TlImbez .. Apenas supieron e¡¡los últim<>" la Iluga,lillle Pizal"1'0 á la isla, cuando. con liando sill dud;} ell sus il/¡li· g~as reh~ciones amistosas COll él, pasilrOIl en wan lIumero a s.u campamento. La presencia dc-sus riv¡¡les aborrecidos no fue nuda grata á los cclo~os halliI¡.w t es (eI P aná, al paso que )a prolon" il<la pel'UlillleU"la (eI Jos b laneos no pOlliu dejar de series Olll~rosa. Eu su conducta anterior ¡¡un no hacia n ¡¡Jarde de senLilllie[1~os amistosos; pero IllS intérprel.es Ile pj,... z',Irro vol\'le.r0:J á ponerlo eu Rual'dia coutra la (.Ierli· (lia proverl.l1al de los i~ltlños. Su~¡;¡tadus ya sus SIlSpedlas, sup:> el cOlll¡¡udall te eS(Juiwl (/ue ai"oun(}';J·e!'es I b' ~~ la lall reunido (Jara delillerar sobre un pbn de lO~urreccioll. No queriendo esperar ¡j que reveutase la Illma, rodeó el punto de reunioll con sus s(¡JJullos, y se al)oderó de los jefes sosrechosos. SegulI Ull escrÍ· tor! ~ollre~aroll su culpa (I). Esto eslá "~jos rie ser poslll v:¡, III tampoco lo es r¡lie rne,litasell u II le Villlta _ miento Sin mb' l''' I h ,( .' , .... l' , e a "o, e c~ 10 cn SI no es laI pl o l.lf7 " (I) x..er~z. ConquisLa del Perú, al'. Barcia, tuUlu III, pá "lila 183. \;1 PEnl;. hie, ,lUnque aumenta poco los gmdos de pruha[¡ilitlad elle;,timonio de los intérpretes enemigos. Lo ciertu es que Pizarro se convenció de que la conspiracion exisl'a; y sin vacilar lin instante, entregó sus ctesgraciados prisioneros, qUI! eran diez ó doce, en lllano~ de SIISrivales de Tumbez, á quienes estaban muy "'jos de inspirar compasion, yque por consiguiente los mataron ell el acto en su presencia (2). Ellfurecidoscon este ultraje, loshabitantllsde Punit acudieron á las armas; y con furiosos gritos v eon las ame:¡azas mas salvbjes de la desesperaeion, àtilC¡¡rOn iUllHdialamente el campamento de lo, espaÏlOles, El nÚII'ero, estaba sin comparadon alguna en favor <le ello,;. porque tenian algunos miles de eOlOhatientes. Pero 1,1sU(Jerioridall mas decisiva de la disciplina y de las arlllilS, f:staba por parte de sus contrarios; r cuando los indios se lanzaban al ataque en lIlasas confllSilS-y llesordllnadas, los castellanos lus recibian illlpasiutes en sus largas picas, ó los diezma han con descargas de fusilería. Por sus cuerpos intll'l'enso!' penetrul.l:ln muy fácilmente las agudas espa,las lie los españoles; y poniéndose Hermllldo Pizarro á la cabeza de b caballeria, cargó á los enemigos COlivalor y al/· dacia, y los dispersó comrletamenle por Jus (,;Ilil/lll' hasta <¡,ue aterrados por e terrible aspedo de lo~ gi. net'lscubiertosde acero, y pnr el estillllpiJoal/'Olíadoc y los· relámpagos que lanzahanlas Hl>laS de fUt'go los fugitivos se refugiaron ell lo mas profundo ¡Je su~ boslues. Sin embargo, si hemos de creerá los \'eneedores, el triunfo se debió en parte â 1,1interrellciou ctel cielo; porque se vió,en los aires por encillla de los cOllluatientes á San Miguel/l/challdo COli el "uem'go del hombre, y.alentando á los crislianos con su l'jemplo ( 3). No pasaron de tres ó cuatro los espaiioll's que pi'recieron en este comhate j pero hubo muchos hl'l'iJos y, (ntre ellos lIernando Pizarro, que fue herido de mucha consideracion en una pierllacún una javelina. Ni. terminó aqui la gnerra; porque los implacables islEños lIprovech •.ínrl08e de la noche 6 de· cualquiera dg~,cuido tie IllS in.vasores, siempre estaban listos it salir de sus guaridas y á atacar el campamento enemi ~o , rnientrus <Iue sorprendiendo á su~ partidas suell:1s y destl'llyelldo sus. viveres, la tenian ell ill¡ esbdo de perpétua, al;mna. I~n esta desa"radable sil.uacion Pizarro vió con gosto la llegada Je dos huques á la isla, [~sLos traian un refuerzo que consislia en cien \'olunt~rius y además caballos para la caballería. Mand¡\halo /Iernanrlu de Soto, capitan que arlquirit\ mucha celeuridarl posteriormcnte por el descubrÍlniento dill ~Iisisipi, !J..ue· aur¡ arrastra su llIagef.tu~sa cOrriente sobro 01 s¡ti\) en que está enterrado, digno mOllumento. paIa su. celizas, asi como lo es de :;u fuma. (i). (2) ((y el mart]llés don l'ranr.isro Pizarro, por tene/l,)s pur aUIIgùSy estuhicseu de paz quando allá passasen. les dió aigUIIOSprincipales, los c.lales ellos mataban en presencia de los espaiioles, cort:\ndoles las cabezas por el cogntp,» Pcdru l"¡zarro, ()escu,b y ,.vvnq .•. MS l:'i) La ciudad de San ~liguel fue asi llamada por Pizarro en memoria de cste acontecimicnto, y algunos cretn 'lue la e"is· tcrcia de scmejante ciudad es prueba suliciente de la verda,f dcl mil~gro.-((ElIla batalla de Puná Viel'lilllIIuchos. "a d•• lus indiOS, ya de lus nuestl'os, que-habia.cn·el aire otl'lls dl:~ ca:npos, uno acaudillado por el arcánl(el ~an :\Iiguel COlitspa la y rudela, y 011'0 pOI'Luzbel sus SCCl/act','. 1lI;.sapena' calltaron los castellallos la victOria, huyeron los diablos. \' ft)fmando lin gl',Il1tod¡cJ/mo de viento, se oyeron en ci a,re lin IS terribles voces que decían: i Veodsll'nos, )t,guel, ven· r.istenos! De ,lIlni tornó don FranCISco ~'Izarro.tallta devocioll a~arcán::el, que prometió Ha~a~ la prllllrra ~lud~d que (UIIda ,e de. .u nombre. Clllllpltól!laSI.~como veremlls ad~lantc.'J ~t"nt~sIJ1l)s. Anales, M:>" allo 1;,30. f 4) Helicrell con Ihas Ó menos estensioll IllSsuce,os ornrrido, Cil Puná. Nah.rro, fielacion SUlIl:ll'ia, .\b.-C"'''1ui-ta v p,d). de,' Pert'" M~.-l'f::ll'o Pi~:lJ'I'o, ()esrllb. ~ Cunl). M~ _..'. '\bulcSIOOS, ,\IIJIr3, ~IS" ubI sUin'a.-Helaw)n del primer r I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 8-í BIIILlOTECA OE . Este refutlrzo fue muy oportuno y muy agradable á P.Jwrro, lJ~1eesluba ya muy disgustarlo con su posicIOn l'n la. Isla, (\,)ndc. ~o IH,!laba nada que campen· sase la \"hla de IlOstJll(tad Incesante á qur. se \'eia conrlenudo. Con estos reclutas, se senUa con bastante fuerza para pasar al.couUne!J.te y para vuh'er á emprender sus opcraclrnes militares en el verdadero I ,. I I 'd' b' . d . e~l~o l. e. o~ e-cu r.lllllentos y e I~ l'onqlllst~. Por lo~ IfIdws de TUlllbez supo que haCia aigu II t!Crupo que el pnís .~e hall:~ha. agitado con ulla guerra cidl . t'lItre d,,~ hIJOS del ultimo mouarca, c()mpetidorc.; al trono. Pizarro consideró esta noticia comó cosa de la mayor importancia, porque recor"aba el uso que hahi!l hecho Corlés de disellsiones allálogas cntre las tribus lie Anahuac. Es verl\ud que Piz:¡rro parece Iwul'rse propuestu por JlJode!o y ejemplo á su gran predecesor en muchas ocasiones además de esta. Pero se quedó á mucha distancia de su model,); porque á pesar .Iel freno que á veces se imponia á sí mismo, su Il~tund('za mdS grosera y su caráder mas feroz rom- GASI'AR y RUU; . pian á menudo todos estos Jazos y lo inducian á ob. i serval' una eÛlllluctaùiametrahnente opuesta á la que . una política prudente Ir. indicaba, y que jamás JJU! hiera aprobado el conquistador de ~Iéjlco. II CAPITCLO II. El P , ] é dl' IR' d de H cru eo a poca e n conqUis a.- ema o uayna Capa,·.-Los hermanos dellnca.-Disputa sobre el illlperill.-Triunfo y crueldades tic Alabuallpa. A:'iTES de acompañar á Pizarra y á sus compañeros al pais ,le los Incas, cOllviene manifestar al lector la situacioiJ crítica del reino en aquella éroca; porque 108 espailOles llegaron cubalmente en e momento de coIi.;umarse una importante revolucion ,en uoa crisis de las mas favorables á sus proyectos, y sin cuyo auxilio la conquista, con un puiwdo de soldados como el que iba á emprenderla, no se hubiQra podido llevar á r:lbo Jamás. Ell la última parte del siglo IV murió Tupac Inca emplearon en someter á las Irilms independientes que ocupaban los remotos limites de su territorio, y aun mas en consolidar sus conquistas illtroduciendo en ellas las coslumbres y la civilizacion peruana. Ocupó se activamente en completar las grandes oLras ¡je su padre, especialmente los caminos (lile ullian á Quito con la capital. Perfeccionó el estableeimÏt'nto de Jos correos, trabajó lIlucho por introducir el rlialecto quidma en todu el imperIO, mej'lró la agricllltura, yen una palabra dió estimulo á los diferentes ramos de la industria doméstica y d"sarrolló varios I planes ilustrados que Imbian concebido sus predecesures para mejornr la cOlulicion d(~ su pueblu. Bajo su ¡ mandu la monarrlllia .peruana llegó Ú su periollo lilas bnll:lllte, y tanto baJu su cetro como bajo el de su , ilustre padre, estaba al'an7.andolan r;ípidamenteen]a ! carrera de la civi!izacion ~que pron lO hubiera llegado I al nirel de I~s naciolles lilas ciriJizadas del Asia, ofr(;d~scuh .• MS.-:Xerez, Conq. de! Peltl, ap. Barria, Iowa 11/, eiendo fJujzús al mundo una prueba Illas elevada del ¡'abS. t8~. 18,). Jlllnto Ú que puedl' l!q,ar la capacidad riel indio arol)Yllp;IIHflli, ulla de los mas célehrcs «hijos del Sol,J) '/ue IIcvallllo Jas armas del Perú al tra\'és de los arlIielltes arena'es Je Atacama, penetró en los remotos IilliÍtl s de Chile, mientrils quI' en la opuesta direcdon estclldia su imperio CUll la adquisicion de ias provil.,,:iil.s meridionales de Quilo. Su hijo lIua)'na Capac dll'll:\Ia la gUl)rra por esta [Hlrte. y suc"diendo á ~u padre en el trono , lIegó6 ser tan grallde comlJél ell fnll}a lhilitar y cn capacidad para el gobierno uel JHlISB;'.io el mando de este príncipe, toùo el poderoso estado de (¿uito, que ril'aliznba 1'011 el mismu PerÚ en rifjueza y civilizacioll, fliC sometido nI cetrode los: Illc.as; cu.yo illlperio recibiÔ por lIledio de esta cun(Iulsla d I/H:remellto llIas considerable 'lile habia te"ido desrle la fundacion de la dinastía de ~lanco Capac. Los últimos dias del monarca victorioso se I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:-iQUlS1A rica no , qLle las que se han encontra(lo en el resto del grau cou:.inente occidental. Pero otro destino, y muy triste pOI' cierto, eri< el que el porvenir destinaba á las razas indip-s. La primera llegada de los blanc08 á las co.stas _<leI Pacifico en la América <leISur ocurrió unos dIez anos anles de la muerte de HLlavna Capac, cuando ~alboa alravesó el golfo de San Miguel y obtuvo la pI'llllera I UallJodo DEL I'iz.oro huido valor formidable y en las armas de los invasores pruebas de una civjJjzacion muy superior á la de su pueblo. Manifestó sus temores dlJ que volviesen, y que en alguna época no muy remota quiziÍs, fuese conmovido el trono de los lucas por estos extranjeros que.disponian de Ull poder tan incomprensible (I). Para la vista vu:gar, no era mas que un punto en ei remoto horizonte; pero la rlel sagaz monarca parecia descubr;,' en él el gérmen de la tOl'lnrnta que habiade estcn(lerse y desarrollarse IJasta reventar en toda su furia sobre su nacÏon. Hay motivos para creer qne esto sea verdad. Pero en otras relaciones, aceptadas por el vulgo, se refiere que la primera aparicion de los ulancos en el país, estaba de acuerdo call antiguas predicciones, y que coincidió con ocnrrencias sobrenaturales qUll llenaron de pavor á todos los peruanos. Viéronse cruzar camelas de silliestra luz por los cielos. Los terremotos 5e m~¡Jtiplicaron; Ja luna se vió rodeada de circnJas de rue~o de muchos colores; un rayo cayó cnuno de los akazares reales ~. la convirtió en cenizas; y se viú súbt'e la gran plaza del Cuzco IIna águila perseguida por varios IlalcOlllJS, gritando asustada, que al cauo cayó, herida de lIIuerte por Jas garras ¡je sus e~lCmigo~, ell presellcia dp, muchos nobles IlIcas, que VlerOIl en este htlcbo lin triste agÜero de sU propia destruccion. El mismo Huayna Capilc, cUaJv[o callac.ió que iba;i morir, convocó (¡ sus grandes di"II<:taI '6 I I I " rIOS, y es anllllCI a (estrucciulI (el imperio por esa raza d~ p;xtranJeros blancos. y con bar/:as, como ,el cumplimiento Je la (pe haulall pronostICado los ora, (:I). Sarmienlo, .cu;o testimonb es siempre de mucho pe·'1 so, dice lJue Je relmo eslo nusrno un noble de la raza Inca que lo oyó. Ilelacioo, ~IS" cap. LXV. ¡>ERÚ. Si; noticia inteligible rlel imperio rle los Incas. No se sabe si llegara u á oidos del mona~ca indio rumores de esta~ aventuras. No hay duda sm embargo que tuvo uoticias de la primera espe¡;icion á las órdenes de Piz~rro y Almagro, cuan~o este Último penetro hasta el I'lo) de San JUiIU, como a unos cuatro grados al Norte. Los il~f~rmes que recibió hicieron mucha im~resion en el alllmo deHuayna Capac, porque desculmó eu el en ('uná. culos para despues del reinado dellluodécimo Inca, mandándoles al misœJ tiempo que f.O resistiesen á la vuluntad del ciclo, sino que se sometiesen á sus rllpresentantes (2). Tal es la impresion que causó la llegada de los espailOles ri aquel país, la que nos recuerda los sentimientos idénticos de terror supersticioso que causó Sll presencia en lIIéj¡co. Pero las tradiciones de este Último país descansan en testimonios mucho mas sólidos que las del Perú, que no estando apoyadas por al:toridades coutelllporáneas, deper:den esclusivamente d~l r1ic!!O ¡je uu escritor hijo de aquel pais, que sin dud,¡ creyó encontrar en los inevitables decretos del cielo Ja mejor escusa de la indolencia de Sl.S paisanos. ' No es improbable que se estendiesen gradualmente, nmores de la llegada de una raza estraña y misteriosa por todas las tribus indias que ocupabau las grandt s llanuras elevadas de las cordilleras, y que hiciesen estremecer el corazon de los guerreros mas va lieutl's con sentimiento ele terror indelinido , como si anunciasen alguna próxima calamidad. Estando en semejante situacion los ánimos, era natural que las conl'ulsiones fisicas á que está part.icularrnente es(2) Garcilasso de la Vega da en su Obrt una relacion minuciosa de todas estas oCllrrencias sobrenaturales. (Com. R(al, parte [, lib [X, eap. X[V.) La situacíon de este escritor le abria la fuente de todas Jas notldas mas exactas, ventaja eqa,hbrada con escesù pili' los defectos dt su carácter por su infantIl curiosidad, y ponu deseo de abultartodo lo' reJatilO á su cl3se y allo á su I;aciùn. Su obra es el origen de casi todos los hechos, y lambien de casi todas la. mentiras que haa circulado en elmuudo sobre 103 peruanos antiguos. Por de 'gracIa en época tan remota no es fácil distinguir [o uno dI' lo otro. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 86 1I111LlOTECA ilE puesto aquel pais volc¡Ínico, Itici~sell ell ellos mas ¡mpresion que la acostumbrada; y que los fenómenos <J.uesolo se huhieran considerado como estraordinarIOs en las épo~as (' . a, se interpretasen altor el supersticioso arlivino 10decretos tiales por cuyo medio el dios de lo lcas unciaba la caida de su imperio. Huayna Capac tenia segun costumhro de los principes peruanos, una multiturl de concubinas que le dieron una numerosa posterirlad. E! Iwredero dll la corona, el hijode su mujer legitima y !lerma/iii, se IIamaha lIuascar (I). En la época histórica de que a11Ol'a 1105 ocupamos, habia cumplido unos treinta ailos. Despues del !leredem aparente seguia en el órden de sucesion Manco Ca pac, hijo de otra esposa prima dcl monarca, principe jóvclI que desempeilará lin rapel importante en nuestra historia fULUI'a. Pero Il mas querido de los hijos dellllca era Ataltuallpa. Su m;ltire era Itija del último Scyri de Quito, qlle h~IJia muerto de rlolor, segun se decia, poco despues de conquistado su reino por Huayna Capac. La Iwincesa era hermusa , y el Inca, Ia fuese para satisfacer su pasion, ya, como dicen I(.s peruanos, por indemnizarIa cie la ruilla de sus pallres, la rel'Íllió entre SIlS cOllculJilla~. Lus historiadores dl' Quito aseguran flue l'l'a su legítima esposa; pern este honor, sl'gun las costumbres dd imperio, se resl',rvaba á las dOllcellas de la sangre Inca. Huayna Capac pasó los Últimos aiíos de su villa en su lIuel'O reino de Quito. Por cünsiguiente, A tahualla se educó á su vista, lo acornpaiíó I'll su inrancia e otlas sus campai,r,s, durmiendo en la misma tienda su Jarlre y comiendo en el mismo l/lato .. La vive el niiw, Sil valor y su ¡:;enerosid , ..edujeronlnsta ¡ nto 1'1amnr rI(!1al'" nlonarca, que resolvi'¡ separarse, e, C s lImbres estableci,las en su reino, y divi,lir 1'1ilnpcrio cntre él y su hermano mayor Huascar. En el lecho de la rrtuerte CIIUVIIcú á su alre/ledor los 11ltos funcionarius de la corona, y les declaró que era su voluntad flue 1'1reino de Quito pasase 1Í Atahuallpa, quien cn cierto modo podia tener derecho á él como dominio de sus antepaFados. Di6 el resto del impcrio á Huasear, y mandó, á los dos hermanos que crnsintiesen en este arrcl!fo, y que viviesen en paz y amistad uno con otro. Eita fue la il/lima ,Ietermillacion que adopt6 el herúico llÍon¡,rca, é indudaIJlcmente la mcnos po'ítica de toda su I'ida; ron su último uliento derribÓ las leyes funllamentales del imperio, y mientras (lile recomendaba la concordia á los herederos de su aUlorid,ld, les deja!ll1 CD la division de esta las semillas de una l!;scordi;¡ illevitaLle (3). Pareei' probahle que su muerte ocurrj,j ;i linp.s de t52;i, siete ailOs apenas antes de la llegada de Pi(I) HUH,:ar en el dialecto quichu~, si:¡oifir.a cable, Es muy ~ilJgu¡ar el motivo que hizo 'I"e se a~líra~e al heredero de la coruna. lIuayna Capac celebró el nacimientodeJ principe con una tiesta en que hizo bailar il SIlS nobles azarradosá una cadeua de ow macizo. La radena Lenia seteclen tos pié. de lar;!o, v sus e.Jabones eran rasl baslante grandes para abrazar la ;uuileca del brazo. (Véase Zárate, Couq. del PerÚ, libro l, cap. XIV.-Garrilasso, COIn. Heal, parte I, lib, IX, cap. l.) Este Último escritor dire que supo esto por un tio suyo IIIC;I que pareco habor sido muy atieionadQ á Jo sobrena t~l'al y mara vil/oso, au~que no demasiado, segun parece, paraJus que le e~euchaban,puescsLe cuenLoha sido inmediatarnente prohijado por casi todos I,s escritoresespailoles, tanto de aquel siglo como del que sigui0. (2) «AtatJalipa era bien quiSlO de lo;: capitanes viejos de su padre y de los soldados porque anduvo en la guerra en.u n¡iler., y porque él en ;ida le mostró tanto amor que no I,e ùejaba comer otra 1'053 que lo que él Je daba de su plato, Sarmieuto, Re/acion, MS, • cap, LX VI. (:l) Oviedo, lIi.t. de Jas Indias, MS., parte l, lib: VIII, cap, IX.-Zárate, Conq, del PerÍl, lib, l, cap, X:I.-SJ\'rnicllto, Ile/acion, MS"car', LXV.-Xcre7.,Ü)(I<j. de/Perú, al'. Barcia, tomo III, l,á¡; :!OL GASI',~R y IIIIIr.. zarro 1Í Puoú (i). Las llolici¡¡s de su muerte l'sparcieron el dolor y la conslt~rnacion en I"doe: imperio; porque aunque duro é inexoruIJle, COll los reIJeldes y el enemig/l oLStÍllildo, era un monarca I'alienle 'f lllagn;\lIim o, y le~islócon la amplitud de miras d(~ un pl'illcipe que consideralJa toda la estension rle Sll~ r1ominios corno igualmente acreedora 1'1 su cui,lad" V v' . ancia. El plleblo Je Quito lisonjeado por las prw'IJas e le habia dado de preferencia, residiend'J constan 'nll~nle en aquel¡lals y hermoseando su capital, se I III) de luto á su muerte; r sus sÍlhrlitos del Cuzco, env necidos con las glorias que sus armas y su talentohabian rl¡llloá su patria, no lo miraIJan con menos admÏi\ ciOIl (:i). Mientras flne 105 mas inteligentes y illaS hnidos en amhos paises miraIJan COli recelo el pon' ir, cualltlo el eetro del im(J0rio ell vez de ser m In jallo por la esperiencia de la edad i\¡~ Ú dividirse cntr prínci:les rivall's, lIatllrahllcntecelosos uno de ot y por su ellad l'spuestos necesariamente á III mal liea inl1uellcia tic a,;tutos y ambiciosos consl'jeros, I pueblo manifestaba Sil dol¡;r con las flOnras sin eje nplo (IU(~detlicalJa ÍI la memoria del monarca difu lo. Su cor¡¡zon se (~ejó en Quito, y su cuerpo emba amado, seglin la costumhre del pais, fue trasporto lo al Cuzco p;lr;! ocupar su puest" en el gr:1lI temp del Sol alladode los re~tosdesusregios anlcceso s. Sus funerales se celebraroll con esplendor sa riento en ambas capitales de su dilatado terrilori , y diccse que algunos miles desus concubinas iln riales, cOllllumerososempleallos de su palaci(., ,lllif •.starun Sll dolor ó su supersticion sacrilicándoe sus vidas, Ú lill de acolnpailar ¡í su señur difunto á las brillantes mansiones del Sol (6). Durante casi cinco ailos des pues de la muerte de lIuayna Capac, 10$ hermanos reinaron calla CII1.1ell su parte dd imperio sin tlesconlianza (11I0 Ile otro, ¡'J Ú lo menos sin hacerse la guerra. Parecia corno fIlle iba 1Í quedarcolllpldalllente satisfecho el deseo¡je su padre, y qlle al.lIbos e~tados iban;Í r!lantener s~¡s re~pectivas integridad é mdepen<lenclU, corno SI Jamlls hubiesen est¡Ítlo unidos. Ptlro cou la~ mucltas causas de recelo y de descontento (Jue existían, y clin los enjambres rie adulador(!s corte~an.os que esp~ralJan medrar fomeut,¡udo estus seutlllllentos, facll era prever que selllejallle tranquilillad no podia dural' lI11~clw. ~i hulliera durado [¡lIIlo lt 110 ser po.r el caract~r hondadoso d" Huasl'ar, que era el UlllCO que teilla motil'Os cIe queja. Tellia cuatro b cinco aiHI> milS que su hermano, y n? caIJe dl\lla alguna s?ltre su v:.dor, pero era IIU.pl'IllClpe gcneros? ~ Pil.l'llico, y fJuiz{ls si se le hul/leraahandonarlo a SI llUSlIlO, Se huhiera sOluetillo;í uu arr"fllo 'lue. (\(;1' des¡¡gradahll~ que fue~c, era la l"ulu1lLat! flc su pa.!re que ¡J!lOrll se hallaba ell el ciclo. Pero Atahuallpa era Ile tellll'l~ramento muy distinto; holicoso, ambicioso yatredt!u; , ' . tall (I) La rerha exarta de e~te acontecllnlento, aunque, ' pruwno á la conqu:sLa , es ,Iudos,a. !lalboa, contemllOrar'('IJ de los COI"I,lIi~tadu~~~:. y,que escrlhw e,n QUitO. ,l:~nd~ ~:al:~:;'l IIIUI'IÓ, la liJa en 1<>_". ,Ill~l. del Peru, cap. X :) , , , otro habitanledelrnisrno~unto, despue;:rlelnvesll;¡ar ve,~,'· minar direrentes relacione:,:. I/clta al mismo re;:ultado. (Hlsl~. ria de9uito, tumo l,pág. l.):!,) El doc~or RO'~~ótson'l~~~I::';; de dewllo. que Hua)'na Capac, ~urJO ,en t"~l "Vlle blal' de e;:te IIcontecllnlcllto .e~~n~)~1hubiese oc mdo rn II -s: (Conf.Amónca,lol.llI, 1';\~,._,),;)HI.)LOSq~eeSlá~ó co , tumhrados á I'erse mnru~dldo3 con los enredo, crOIlO ¡(lrlb ùe los cronistas anlJ¡¡nos, /lO se sorprenderá,n al descubl'l1' de cuando en cuando ~sLO~ er~'ores en un eSr.rJ~~rtlque tIene que toma l' á esos cronista, l"lT JUlas de sus ,es, ». (5);'</0 ~e puede poner.en du a la ¡!opula~lda,d de est~ m'~i narca con la part¡, remenJlla de sus subdlto" S\ COlllO dice -, historiador de los Incas, j'lOla> nelto ¡\ IlIuJer alguna, sea i1~ la e,darl. ó condiClOn que rllese, r~lalqulcr ral'or que sollclta:.e de el. Corn.lleal, parte 1"lIb. \,!II, cap. VI~, .' .16) Sarmiento, llelarlOn; Al:>., cap. LXV.-lIclrer,', lits t. general, dec. V, lib. \ Ill, cap, X VII. 15"7' l Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO;-¡Q¡;lSTA siempreest:1haempeiíado en espediciones destinadas á estender lo, límites de su lerritorio, aunque su astuta polítiea lo inclinaoa á no aumentar sus conq'Jistas en la direccion del país perteneciente á su régio hermano. Su espíritu inquieto e.ausaba, sin embargo, lllguna alarma en la córte del Cuzco, y HUasGar, por lin, enviÔ un emuajadM á Atahuallpa para reconVQnirlo por su ambicion, Y para exigirIe que le hiciese pleito homenaje por su reiuo de Quito. Esto es s\~gun algunos e~;critores; segun otros parece que la I;ausa inmediata de la disputa consistió en que HuaScftr reclam6 el territorio de Tumebamua, que poseia su hermano, camo parle de su herencia paterna. Importa poeo cuál ruese el motivo ostensible de la di~puta entre personas colocada~ por las cirl:unstancia',en tan falsa posicion respectivamente una á otra, quc tarde ó temprano la lucha entre ellas era inevitaule. El principio, y en general todo (JI curso de las hostilidalles que no tarrlaron en estallar entre los clos hermanos. se relieren ron increible divergenci3, tanto mas estraordinaria, cuanto que estos sucesos ocurrieror. poco antes de la ínvasion de los espailOles. Unos (licen que en sn primer encuentro con las tropas del Cuzco, At~huallpa fue derrot;tdo y cayó prisionerr cr-rca de TUlUeb:ullha, residencia favorit:1 de su padre en el ¡llltiguo terri torio de Quit0 y en el distrito dl' f,ailaris. l1ecobróse rle este ,\esastrè escapándose (le su enciel'1'o, y volviénr.lose á su capital, donde ml'y pronto se encontró al frente Ile un ~jército I?uy n lmeroso, mal\llatlo por los capítanes mas valIentes y mas esperimcutados llel imperio. Lus maneras francas del Jóven Atahuallpa lo habíall hecho muy pop'llar entre los soldatlos, cou Il)s que, como ~a hemos vísto" hahia sf:rvilio en mas de ulla campana durante la vld;t de so padre. Estas tropas eran la 1101'd~1 priln ejército del Inca, y alW.lllos habian encanecldo en }a larga carrera militar de este, que los deJÓ en el l'\orte, (lonLe fácilmente trasladaron su obediencia al j6ven soherano de Quito. ~landábanlas Ilos o~ci;¡l~s de mucha co~si¡Jeracioll, ambos de gran esperJ~ncla en a~u~tos militares, y que poseían toda ]a conlwnza delllltIlno luca. Uno deellos se llamaba QuizquÎ;~; el otro, que llra tio por parte de madrede Atahuallpa, se lIamaua Challcuchina. Guiado por guerrero') de tanta esperient;Ía, el jóven monarca s~ puso al frenle de su ejército y dirigi6 su manha MCla el Sur. Apenas hahia llegado á Ambato, CI)mo á sesenta millas fie su capital, cuando se e~lcontr6 con un llumeroso ejército que contra tÍl ellvIa.ba Sil hermano, baJO las (¡rdenes de un jefe distin~u.ldo de la familia Inca. SiguilÍse un combate sangrlCnto, que duró la mayor parte llel (lia; y el teatro ,le esta batalla rue la falda llel colosal Chimborazo (l). Atahuallpa triunfó, y Jos peruanos fueron derrot¡(do,S C~II gran ~alanza y con pérdida de su jl!fe. El JlrlllCI~~ de QUito se aprovechó de este triuufo para pro~e~ur su marc!lU, hasta que lI,eg6 á las puertas cI~ 1 ~mebum~a ',clud,HI qUI!, lo mIsmo que todo el lhs~l'lto rlp. Cal,larls, aUtlque dependencia uutigua de QUito, se habla declarado por su rival en esta lucha. Entrando e~ la ~ju¡Jali cautiva como conquistador, pas6 á cuchillo a sus llllvitantes y la arras!"' con todos. sus .suntuosos ,erlificios, al;';lmos de lo~ cuales hablar Sido constrUidas por su padl·e. La misma guer(1) (;ar~il;¡sso sost.iene que no hnbo mas qae il1sigaifi~anles escaramuzas antes de la accion decisiva en las llanuras de! Cu'co. Pero ,el11cúncíado Sarm,iento qu~. segun nos dice, 'ec~riló la hlstona de estos acolltp.ClInientus de hoca de los que tuvIeron parle en ellos, recorrió el camrodebatalla de Am. balo crando aun eslab;¡ la lierra cubierta COlilos huesos de los mu"rtos: «Yo he pasadü por este pueblo y he vist.o ellu¡(al' dOlde dIcen que est.a batalla se dió, y cierto segun h,li la osameuta debieron aun de morir Illas gcnte de lo que cuentan.'J Re/aclOn. MS" c;l/>. LXIX, \JEI. >t:RL-. ~7 l'a de lsterminio hizo al atravesar \000 ci (HSll'ilo rcbelde ,le Caiíaris. En algunos lugares d:cen que las mujer JS y los nillOs ~alitlll en triste procesion, con palmi\'; eñ las manos, para implorar su mis{~ricordia; pl,ro ci vengativo vencedor, sordo á sus ruegos, asoló el pai! á sangre y fuego, sin perdonar ¡í hombre alguno :;apaz de llevar armas que cayese en sus manos (:c). Lai. de,~racias de CaÎÍarís aterraron á los enemigos de Atahuallpa; Y toda~ las ciudades ihan ahriendo sus puertas al vencedor que marchaba triunfante hilda la eapitll peruana. Sus armas esperimentaron un ligero revé~ a! frente de la isla dl' Puná, cuyos intrtÍpido> guerreros defendian la causa de su hermano' y despues de perder algunos dias en este punto, Atahuallpa dejó la lucha en manos de los antif{uos enemígos de aquellos, los de Tumbez, que desde el princípio se haui III adherido á sn partido, y siguió sn marcha, avanzando hasta Caxamalca, como sicte grados al Sur. Aqui se detuvo con un destacamento de sus fuenas, enviando al cuerpo principal hajo el mando de SJS dos generales en Il11ea recta al Cuzco. Preferia liO adelantar mas en ellerritorio enemigo en que una derrota podria serIe fatal; y estableciéndose en C¡;xnna!ca podia sostener á sus gener;>\es en caso de ocu:rir un revé~, 6 en el peor caso po:;iule asegurar su 1 etirada á Quilo hasta que estuviese en estado de em lrender de nuevo las hostilidades. ;I.vanzanrlo Jos rlos comandantes á marchas forzadas, llegaron por lin ó. cruZllr ~I rio Apurimac, y Ilcurnparon á corta distancia de la cllpital del PerÚ. EIl.,re tanto Huascar no permanecía ocioso. Al reciuir noticias de la derrota de su ejército en Ambato, hizo gr; niles esfuerzos para levantar tropas en tOllo el pais. l)ícese que por consejo de sus ,acer,!oles. los co lscjeros menos competentes en época de peligr", determinó esperar á que el enerr.igo se ucercase [\ EU capítal; y hasta que este llegó á !locas leguas del CI' ZC.!), ellnca, "olviendo á consultar 6.los sacerdote:;, no salió á prcsentarle la balalla. Los dos eicr<:it.o~ se uvistaron en la llanura de Quipaypan, cerca lie la melrÓpoli india. En cuanto al nimero de las tropas, hay laacostumhrarladivergenci I eu los escritores; rero las de Atahual/pa tenían ulIa gran superioridal de disciplina y esperiencia, porque una gran parte de las de Hua~carse componía lit, ¡(ente bisoña reeien reclutada en los 1t1rederlores. A:nbo, ejércitos pelearon Sill embargo con la desesplracion del que sabe que juega el t:ldo por el todo. V 1 no se disputaba una provincia, siuo un imperio, L1S tropas de Atahuallpa, embriag:t1las con sus rec!entes triunfos, peleaban con la confianza que da la sJ[1erioridad; mientras que los leales vasal/os del I/lca daban pruebas de esa lealiall absoluta de hom'¡res ql~e no piensan en su propia vitia cuando sir~en u su senor. La ha talla duró con el mayor encarnizamiento des(.e que amaneció hasta el añochecer; y la tierra esL1loa cubierta de mOtltones de muertos y moribundos cuyos huesos qUI~dahan ¿¡un soure e. campo tie uatal1a llIucho Iles[1ues de la conquista de bs espailOles. Por titi la fortuna se declaró en favor ùe Atahuallpa, ó (2) .Cuentan muchos indios á qnien yo lo oí, que por lmansar su ira, mandaron á un escnadroa grande de niños y ,¡ otro de hOIT.bresde toda edad. que salie;en hasta las ricas IlIJas donde ,'enia con ~ra!l pompa. llevando en las manos l'a· mos verdes y hojas de palma, y que le pJllies~a la graria y amistad suya para el pueblo, SlU mirar la injuria pasada, y que en tantos clamores se lo sllplicaron y con tanla humildad, qne bastara ¡Iquebrantar corazones de piedra; mas poca impresion hicieron co el cmc! Atabalipl, porque dicen que mandó á SllSrapitanps y ¡rent.es 'lue mataseu á lodos aque· llos que habían vcuido, lo cual file hecho, 110 perdonando 51110 á al:(unos uiílOSy á las mujeccs s;lgradaa del tcmplo, 'l S:lrnlleat.o, Helaclon, ~¡S" rai'. LXX, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ,~s IlIHLIlIJf:CA Ill:: (;ASI'AR mas bien so obtuvieron los acostumhrados resultados de la disciplina suporior y de la esperiencia. Las lilas delInca cedieron por todos lados, y se introdujo en e!las. el mas espantoso desórden. Los vencedores persIgUieron de cerca á los fugitivos. Uuascar mIsmo entre estos trató de eseaparse con unos mil hombres que permanecian alrededor de su persona. Pero el real fugitivo fue descuhierto antes que abandonase el camIlO; su pequeña faJanje fue envuelta por un número infinito de adversarios, y casi todos los que la (~omponian perecieron defendiendo al loca. Uuascar fue hecho prisionero y los victoriosos jefes marcharon al instante á su capitai, de que tomaron posesion en nombre de su soberano (i). Estos sucesos ocurrian en la primavera de i532, pocos meses antes que desembarcasen los espallOles. Las notidas de su triunfo y do In prisíon de su desgraciado hermano, llegaron á oirlos de Atahuallpa en CaxamalCll. Al instante di6 órden para que se tratase á lIuascar con el respeto llebido ¡j su rango, pero que se le trasladase á la gr;! n fortaleza de Xauxa y que fuese estrictamente gllilrdado allí. Pero no terminaron aquí sus órdenes, si helllos de creer /0 que dice Garcilasso Ile la Vega, que era de la raza Inca, y sobrino por parte de madre def gran Huayna Capac. Segun este autor, Alahuallpa invitó á todos los nohit's lnclls esparcidos por tudo el país, á que se reunièsen en cf Cuzco, ¡i tin de deliùerar sobre los medios mas oportunos para dividir el imperio entre él y su hermano. Cuanrto estuvieron rellnHlos en la capital, los rodelÍ la soldadesca de Quito; v fueron todos asesinados sin comp~sion. El objeto de este pértido crímon fue esterminar torla la real familia, cada uno tIc C\1)'os inllividuos pallia prohar mejor derecho a la corona que el ilegítimo Atallllallpa. Pero no paró aquí la matanza. Los hijos ilegítimos corno él, hprmanos de padre del múnstruo, todos en fin Ins que tenia n sangrll inca en jlls vell:ls, fueron e •.termínados: y con un apetito sanguinario, sin ejemplo ni aUIl en los anales del imperio romuno ó de la república francesa, hizo matar ¡Í torlas lag mujeres de la f¡¡milia real, sus tias, sobrinas y primas, y esto con los mas crueles y rl'linados torl11entos. Para aumentar la salisfaccion {lue le inspiraban las ejecuciones, muchas de ellas se verificaron en Jlre~ellcia del mismo H u¡¡SCar á quien se obligó así á ~er testigo del asesinato de sus propias mujeres y hermanas, que en su dolor yen su agonía !e snplicàban en vano que las rrotegiese (2). Esto es á /0 que se refiere e historiador de los Incas, liado, segun nos aseguran, en lo que le conta· ron su madre y su lio , quienes siendo niños en aquelia época, tuvieron la dicha ne hallarse entre los pocos que se libraron de la matanza general ~u familia (3); Y tal es la relacionque han repetido posteI ne (I) r.¡e1.a <le l••.on. Crónica, cap. L"XVII.-Oviedo. Historia de las Indias, MS .• p~rte Jll, lib. VIIt, capitulo Xerez, Cor.qui~ta del períl, ap. llarcia, tomo III, pag-. 202. -Záratc, Conqui4a del PerÚ. lib. l, cap. XII.-:'armiento, Relacion, MS., o.ap. C"X.-Pedro Pizarro, Desrub. y Conq\Ji~ta, MS. (2) f,arcilasso, Corn. Real, parte I, lih. IX, cap. XXXV -XXXIX. «A las mujeres, hermanas, tias, sobrinas, primas hermapas y madrastras de Atahualpa, colJ(ahan de ks arboles y de IIl1lchas horcas muy altas qlle hicieron: á unas colgaron de 103 cabellos, á otras pllr debajo de los brazos, y á otras de otras lnaneras feas, flue por la hooestidad se callan: dáùanles sus hiJuelos, qlle los tnviesen en brazos; tenianlo. hasta <lue se les caian y aporreaban.» (Ibid .• ('ap. XXX\'!!.) Esta variedad en torturas indira inV€HCion ell el autor. Ó ma5 probaùJet11ell'te en su tio, el Inca viejo. qlle le referiria sIn duda estas carnicerias digna, de Barba-azul. (;)) .Las cru~l,jades qne At¡¡bllalpa en Jns de !a sangre real hizo, diré de rdacion de mi mallre. y ,le IlIl hermano su"o. qlle se lI¡¡mó don Fernando IInall;¡:¡ TllparInca Yupan,t'Ii, qlle entoures er3nllilHls de dle~ ¡¡lIos.> Ibid" parte I, li!l. IX, rap. XIV. 1".- y IHlll;. riormente llIucllos escritores castellJHos sin vl¡cil¡¡r en lo lilas mínimo. Pero un tejido de atrocidades tic esla espe(:ie sin provocacion por parte de las viclÏmas, es demaSIado repugnan le á los principios de la naturaleza humana, y hasta al sentido comun, para QUI' I~s d~mos crédito Sill mas seguridad que el diche) oe (,arcllasso. Los anales de las naciones semi-civilizadas prueban por desgracia que mas de una vez se lia tratad{\ de ~slÏng?ir por estos medios una raza odiada, que haLla escltallo los zelos rie un tirano; aunque semejante tentativa es tan quimérica casi como lo seria la de estirpar alguna phlllta particular, cuvas semillas han sido t.rasportadas á.todos los rincones (lei pals en ahs del vIento. Pero SI realmente trató Atahuallpa d~ est~rminar la. raza Inca, i. cóml) es que el mismo IlIsloflador cOllheSIi que setenla alIOS despues cie la supllesta matanza existian cerca de seiscientos descendieoles dl' la raza pura por cuyas venas corria la san¡;re real (~)? ¿ Por qué esta matanza, en lugar de ceillrse á las ramas legí timas del tronco real, que tenian mas derechos á la corona que el usurpador, se estendió á todos los que estuviesen enlazados con él, aun en el grado mas remoto? ¿Por qué induvó á las ancianas y á las dOllcellas , r por qué se las sometiÚ á torlllento~ tnn refinados y supèrlluos I cuanllo es evidente que unos seres tan impotentes nada podrian hacer que escitasen los zelos del tirano? ¡'por qué, cuando se sacrificaron tantos á una vaga aprensi'JlI de riesgo futuro, se dejó vivir á su rival Huascar y á su hermano menor Manco Capac, los dos hombres de quienes mas tenia que temer el vencedor? ¿Por qué en lin, ninRuno de los que escribieron medio siglo antes que Garcilasso retieren suceso semejante (5)? Que Atahuallpa cometiese escesos, y abusase \hl los (lerechos de la conquista por merlío de algunos actos gratuitos de crueldad, es fácil de creer, porque ninguno que recuerde la con,lucta que observó en Caïlaris, que sus apologistas mismos no niegan (O), podrá dudar que tenia su parte completa (le aqulll espiritu venga! ivo que pertenece á Esos hijos del Sol, almas de fuego, Para quieues virtud es la venganza. Pero hay una gran diferencia entre eslos y las atr(l· cidarles monstruosas y sin provocacion que se le imputan, y que indicarian una naturaleza diabólica, que no pOllemos aceptar bajO la pltlabra de UII hOI11bre de rartidb indio, enemigo mort,ll de su familia, y cuya relacion ha sido repetida por algunos crouista, espaiioles ,quienesexagerando naturalmentl~ lasatrocidades rle Atahuallpa , tratan de paliar algulI bnlo la conducta cruel que con él observaron sus compatriotas europeos. (4) Esto resulta de una peticion en que solicitaban cierta:: inmunidades, remitida á Espaila en 160;), y firmada porquinientos sesenta v siete indios de la raza real de los Incas, (Ibid., parte III: lib. IX, r,ap. Xl.-Oviedo dice que Huayna ¡:apac dejó cien hijos é hijas, y qlle l¡¡ mayor parte de ello, vi,ian alln cuando él esrribia./Iist. de las Indias, ~h., parte Ill, lib. VIll. cap. IX. (5) En vano he bllscado al,!!una confirmaeion de este cuento en Oviedo, Sarmiento, Xerez, Cieza de Leon, Zarate, Pedro Pizarro, Gomara, que torlos vivian en aqueJla época, y tenían á su disposicion torlos los medios posibles de. averi¡ruar la verdad; y torlos, debemos al1adir, estaban dispuestos á hacer severa jU5\icia á las malas propensiones del monarca indio. (6) ~in:;lIno de 105 apoltlgistas de '\lahuallpa se atreve;¡ tantocomoel padr~ Vela,cl). (j'le en el entllsiasmode sulealtad póstuma al mOllarca de QuilO, lIe:!a a considerar la matallza de losCaüaris CORlOlin casti¡¡o muy justo de SIlS delitos. «Si los autores ùe que acaho de !labial' se bubieran vistll en las mismas circunstancias de .\ta!luallpa, y huhierall sufrido talltas ofensas y I,rail~iones. nn creo que !lubi?ran obrado de otra manera,,, llist. tic Quito, tORlO [, pá\;, 2:;:;. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L.\ CO:-iOl;¡STA DJ:L p¡¡nú. 8~ La noti~ia de la gran victoria llegó muy pr~nto á de:mliento á los conquistadores; porque hasta los Caxnmal.~a; y grande 'j ruidosa fue la alegna que nuevos reclutas, que jamás habian estado en esta produjo, no solo en el campamento de Atahuallpa co!;ta, habian oido rcrerir los cuentos maravillosos sino en la ciudari y en sus alreùerinres; porque todos de los tesoros de Tumbez, 'i abrigaban la seguridad acudian ahora á porlia á coof!ratular al vencedor y á de encontrar aquí rieos ~espojos que los recompenprestarle homenaje. El príncipe de Quilo no vaciló sasen de sus fatigas. Pero el oro del PerÚ se asemeya en tomar la borla encarnada, diadema de los Incas. jaba á un fanlasma engailUdor, que despues de ]IaSu triunfo era completo. Habia vencido á susellemicelse seguir por los conquistadores al través de gos en su propio territl)río; se habia apoderado ne su tra:lajos y padecimientos, desaparecia. en cuanto estos capital; Ilabia humillarlo á su rival. y conquistado ell qUllrian abrazarlo, antiguo cetro de los hijos del Sol. Pero la hora de su \ Pizano. ~espach6 una corta partida en persecucion triunfo estaua Jestinada á ser la de su mayor humi- de os fugll1voS; y rlespues de algunas hgeras escalIacion. AtallUallpa no tenia el tion de pro'feta, y no ' ramuzas se apoder6 csta ~e algu~os de los naturales, habia leillo lo que estab<t escrito en el cielo. El pe- entre los cuales la ca~uahdarl qUIso qu~ se ha!lase el queîío J.lunto que el ojo perspi~a7: de su padr~ habia curaea delluga.r. Trald,o ,ant~ la presencia de PIZarr?, descubIerto en los remotos limites del hOrizonte, nCi;ó haber temdo partlclpaclOn al¡:una en las 110stlaunque poco visible para Atahuallpa, que estaba em- Iilla]es que habiall sufrí,lo los blaocos, atrillu)'éntlopeñado en una lucha mortal con su hermar.o, se las Ii una fraccioo rebelde de su pueblo, y manífesllabia levlmtado, va hasta el zenit estendiéndose mas tando sus deseos tie entregar Ii los criminales á la v mas hasta qlle 'envolvió en su' oscuridad á todo el jusdcia de los conquistadores si podian ser hallidos. Ürmall1ento, y preparánJose á estallar en truenos y ESf'licó el desmantelamien,to de ]a ciudad por Jas ]arl'elámpagos sobre la desgraciada nacíon. gas ~¡]erras que habia temùo con las triuus feroces. de Punú, que allin habían logrado apoderarse do CAPITULO ur. ella, obligando á los habitantes á refugiarse elllos Los españoles de~cmbarcan en Tumbez.-Pizarro rcco. bos,l~es y mO!ltaîias. El Inca, cuya ca~sa, defendian, noce el pnís.-FulIdsciulI de San lIIil(ucl.-lIlarcha á est"lhl demaslUdo ocupado cop sus plOpms guerras lo interior.-Embajada <Iellnca, -Aventuras del ,'ia- . para rlefef](lerlo~ de sus enemIgos. ,." je.-Llc~ada al pic de los Andes, l'o s;¡bemos SI Pizarro creyó lo que el cacIque (lIp i532. cn ~,unefensa. Sill embargo, disimuló sus sospechas, y cllmo el señor inrlio prometió obejiencia en su DI!JAMOS IIlos ('spaiioles en la isla de Pllná, prepa- nOll,bre yen el de sus vasallos, el gener,11('spailOlconrándose ú desembarcar cn el vecino continente por, sintió en que no se volvillse á hablar de este negocio. parte rle Tl1mbez, Este puerlo estaha Ii pocus legllas I [>ar'~CI)que en esta oC:lsion conoció por vez primera de distancia, y Pizarro, con la mayor p~rte rle los I la n )cesldad de atraerse el amor del pucblo en cuyo !;uyos, hizo la travesía en SIlSbosques, mientras que: territorio hahia penetrado á pesar de la inmensa desalgunos pocos se quedaron detrás para trasportar los I prol,oreion numérica. Quizás los escesos que habian equipajes del jefe y los pertrechos militares en aigu· cometidu los esp~li\oles en los primeros pasos de la nas <le las balsas ¡je los iortios. Una rle esta~ elll¡'ar- esp' dicion , fueron causa de que pcrLiese el pueblo caciones que primero tc,có en tierra, fue rodeada rie TUlllbez la conlianza que tenia cn ellos, 'i lo que por los indigenas, y tres ocrsonas que en ella se ha- les ilr.it6 á estas traidorcs represalias. lIaban fueron nrrebatadas (, los "ecinos bosques y pzarro pregilntiJ á los naturales que :)),ora, b~jo asesinadas nllí. Los ¡n,!ios se apoderaron en se:;uiùJ I promesa de impunidad, venían al campamento, que de otra cie las balsas que con tenia el equipaje perso- habil sido de los dos espa:lo]es que cutre eHos dejó llUl rle Piz~rro; pero como los hombres que la de- en Sll cspe,licion primera. Las respuestas que le lliefenrlian pedian á Wilos socorro, llegaron estos áron 'ueron Oscuras y contradictorias. Algunos rlecian oidos ric Hernando Pizano, que coo unos cuantos que !wbian muerto de IIna enfermedad epidémica; ¡::illetes habia desembarcado cerca de aquel punto. otro.' que habian perecido en la guerra con los de la Entre ellu¡!llr donde este se hallaba y aquel en que PUIl;i; y otros por lin indicaron que IJilbian perdido estaba la pnrtida atacada tan vigorosamente por los la vi la'lIe resultas de un ultraje hecho Ii hiS JIIujeres indios, mediaba un ancho trozo de tierra p:lI1tanosa. imlj¡ s. Fue imposible averiguar la verdad; pero lo ta marea I'sl.aha baia, y ci fondo era blando y reli- úItinlo no era lo menos probable. Sin cmburgo sea groso. I'ero oh'idánrlose de todos los peligros, e va- cual fuere la causa, lo cíerto es que hahian perecido. liente cah:¡]lero metió espuelas á su caballo, y peneEsta notieía aumentó ti dcsaliento de los españolcs, t.ranrlo con 1(lssuyos en la far¡gosa profundidnd, con que 110 pudo disiparse ni con ¡as urillalltes pinturas el fangl) Im,ta ]a~ sillas, echarol~ á correr, hasta que que les hicieron los indigenas de la riqueza del pais, cayeron er.~medw. (~e 1M encm~gos, que aterrados y del esplel!dor y magniliccncia del. sOJer,ano en S!l por la e~trnna aparlclOn de los gllletes, huyeron con relllota capital mas allá de las lIIontalJas, l'il fuc POSIprecipitacbn y sin la mas leve resistencia á los bos- ble convencerlos de la autenticidad ue 110 pedazo de queso pape. escrito que entregÓ á Pizarro un indio á quien No es fácil esp1ic~r esta cOIll]ucta por parte de los se la :l3bia dado uon rie los dos espailOles que se quenaturales ,;e Tumhez, conshleranl!o las amistosas da,oJ: cn el país. I( Sea quien fuere, decia el escrito, relacioncs que tu\"ieron cOlllos espaÏloles en su vi~ita el qWl llesembarque en este país, sepa que contiene anterior, rc.nOV1d~~posteriormente en b Pun:\. Pero mi;S (lata)' oro que bierro hay en Vizca:'a. ,) Cuanùo mnyor ,fue pl asombro de Pizarro cuando al entrar se ~lI5elló este papel á los soldados, dió pábulo á sus en la CIUdad',a encontró no soJamen te desierta, sino burlas solamente, porque cre~eron que era una inconlu ~scepclOlI de Iln~s poeos cllificios, enteramente geuio~a ill\"cncion de su capitan destinada á alim\:ndestl'Ulna. Cuatro 6 cllleo de las casas particulares I tar el fuego ue sus esperanzas quiméricas (2). mas fuert~s , el gran,templo y la fortaleza, y est~s muy d~tef1orarlas y Sill vestigios de sus adornos inte-/ «Aunquelo del templodelSol en que ellosilioran era cosa riores, era 10 (lIlicn que exisUa para indicar el punto de ver. porqueteman¡;rande~eÚi\\r.io5,y todo él por dentro donrie la cindarl estuvo, y para dar testimonio de Sil I Yde filera pintado de grandes pint,urasy ricolsmalices d,e ant¡nuo eSl)'endor (i). Esta lÚ"ubre escena JI 6 I I colore;, pOr!IUe JoshaY,cnaquella tierra.» lIe.aclOlldel prie e en (e mer dcsr,ubnrmcnlo, )1:0, . (:1) e:ncuanto á tuúolo ocurrido en Tumbez, véasePedro (lf)8.~erez,Conq. del Perú, 3p. Barcia, tomoIII pá"i- Pizarro, Dcsrubrimieoloy Conquisla. MS.-Oviedo, IIisto- I I l' I na <l. ' o ria de las Inùias; MS" p3rle III, lib. \'!II, cap. I.-Relacioa Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 00 Bl/JLlOlECA /l~; GASPAII y 1I00G. Pizarro vió ahora que no convenia á SlIS planes permauecer mils tiempo en este IUi(ar, en que el ócio fomentaría el descontento en sus lilas, á menos que no se estimulasen los án¡rnos con la novedad ó con una vida de actividad illces·allte. Sin embargo, deseaba adquirir noticias mas positivas que las que habia recogido hasta entonces sobre la condicion actual ùel imperio peruano, sobre sus fuerzas y recursos, sobre el monarca que reinaba en él, Y sobre la presente situacion de este. Tambien deseaba, antes de adoptar medida decisiva alguna para penetrar en el país, encontrar algun lugar oportuno para fundar ulla colonia, que le proporcionase un medio para Gostener relaciones constantes con Panamá, y un lugar seguro á que él mismo pudiera retirarse en caso de derrota. Resolvi6, pues, dejar parte de sus fuerzas en Tum.bez, incluyendo á los que por el estado de su salUd eran menos aptos para soportar las fatigas de !a ca!TIpaña, y con el resto hacer una escursioIl~ Jo Intenor y reconocer el país antes de formar su plan de operaciones. Sali6 call este tin á principios de mayo de 1532, Y caminanllo él por la region mas llana, envió al mi3mo tiempo un corto destacamentu á las órdenes de lIernando de Soto á esplotar las faldas de la vasta sierra. Conservó durante torla esta marcha una disciplina severa, mandando á sus soldados que se abstuvlesen de toda agresion, y castigando la rlesobediencia <le la manera mas rápÍlla y vigorosa (l). Los indígenas pocas veces hacian resistericia. Cuando la iotentau:1II pronto se les somelia, y Pjzarro lejos de adoptar llledidas vengativas, aceptaba gustoso las primeras demostraciones de la sumision. Con esta política liberal y tolerante, pronto adquirió entre fos habitantes fama que borr6 la imprllsinn desagradahle prorlucida por las primeras operaciones de la espedicion. Al atra- . vesar los poblados caseríos que cubrian la region' llana que media entre la cordillera del Océano, los indigenas la recibian coa rÚstica hospitalidarl, y proporcionaban Il. sus tropas buenos alojamientos y provisiones abundantes, qlle costaban poco en el proJHico suelo rie la tierra caliente. Pur todas part~s hacia proclamar Pizarro que venia en nombre del santo vicario de Dios y del soberano de España, exigiendo la obediencia ..de los habitantes para comertirse en verdaderos hIJOS de la Iglesia y en vasallos de su amo y señor. Y como el puebld sencillo no se opouia en lo mas minima á una fórmula de que no comprendian una sola sílaba, se les reconocia como tieles súbditos de la corona de Castilla, y se consi"naba su sumision, 6 la que mcilmente se consideraba como tal, con todos los requisitos ltlgales (2). Despues de invertir tres ó cllalro semanas en l'econocer el pais, Pizarra crcyó que el punto mas con veniente para establecer su nueva colonia, era el rico valle de Tangarala, á treinta leguas al Sur de Tumbez, cruzallo por lIJas ùe una corriente que abre comunicacion con el Océano. A este punto mandó pue~ que fuera por mar la gente que en Tumbez había dejada; yen cuanto llegó, empezaron á hacerse preparalivos sumamente activos pilra elli/icar la ciudad ¡Je una manera conveniente á las necesidades de la coIonia. I'rocuróse mndera de los próximus bosques. Sacáronse piedras de las canteras, y poco á poco se vieron crecer lus edilicios, al¡.;unos de los cuales, si no aspiraban á la elegancia, eran cuando /llenos sólidos. Entre otros se construyó una iglesia, un alrnacen para los efectos pÚblicos, una sala de justicia. y una fortaleza. Organizóse un ayuntamiento, que consistia, de regirtores, alcllldes los acostumbrados empleados municipales. Repar1l6sc el territorio adyacente entre los pobladores, y á cada colono se le seiíaló cierto nÚmero de indigenas para que lo ayudasen ¡m sus trabajos; porque como dice el secretario de Pizarro, los vecinos, sin ayuda y servicios de los naturales, nose po(lian sostener, ni poLlarse el pueblo ... A esta callsa, Call acuerdo del religioso ., de los oficiales, que les pareció convenir así al servIcio Je Dios y bien de los naturales, el gobernador depositó los cacíques é indios en los vecinos de este pueblo, porque los ayudasen á sostenllr, ~. Jus cristianos los doctrinasCll en nuestra sante fe, conforme Il.los manrlamientos <le su m;¡~l)sl:1,1 (a). Habiendo adoptallo todas estas disposiciones con tan t>enévola solicitud por el bien estar de los que aun yacian en las liniehlas del p:lganislIlo, Pizarra díó á su ciUllad naciellte el nombre de San ~Ii"uel, en reconocimiento del sin¡;ularservido que IIII.abia hecho ese santo en sus batallas con los indios de la Puná. Posteriormellte se descubrió que cra tan lIlal sano el punto que se habia escogido para funllar la ciudad, qUI) se ahandonó por otro mas salllllable en las márgenes del hermoso Piura. Esta ciudad conserva aun alguna importancia por sus manufacturas, aunqull está muy decaida de Sll antiguo esplendor; pero el nombre de Sali .\Iiguel de Piura que lleva, recuerda aun la fundacion de la primera culonia ellropeaeu (JI imperio de los Incas. Autes de ahandonar la nueva colonia para emprendel' su espedicion, mandó Pizarro fundir todos los adornos de oro y plata que había recogido en diferentes puntos del país, forman.rlo rie todo ello una masa, de la cual se dedUJO la qUInta parte para la corana. El restu pertenecia á las tropas, pero él las convencia que dcbian abaadonarlo rIOI' ahora, prometiendo que se la indemnizarían con los primeros despojos que cayesen en sus lllanos (4). Con csto~ fonrlos y otros objetos rtlcogidus en el curso de la càmpaÜa, volvió á enviar sus buques á Pa:lall"L El oro se aplicó al pafW dll los propietarios de Jas buques y de los que hahian provisto de víveres á la espedícion. El haber persuadido tan fácilmente á su gente que abandônase)a poses ion presente por lascontin~enc¡as futuras, prueba que el espiritu de empresa habia vuelto á retoñar entre los aventureros, y que volvian á confiar plenamente en los resultados. En su Última marcha, el comandante espailOl había recogido datos muy importantes sohre el estado del reino. \labia sabido el éxito á la lucha entre los hermanos Incas, 'f que el vencedor se eneontraba por entonces acampado con Sll ejército á la distancia tau r del primer descub., MS.-Herrera, Jlist. general, dee. IV, lib IX. ea p.II.-Xerez, Couq. del Perú, ap.Uarcia, tomo III, pk 185. (I) «!lIandó el gobernador por pre¡ron é so graves pena. que ua les fuese hecha fuerza ni descortesía. é que se les hiciese OlUVbien tratamienlo por los españoles é sus r.riados.• Oviedo, lIist. de las Iodias, !liS., parle III, Jib. VJII, cap. II. (2) "E malldába'es notificar ó dar á entender con las lenguas el reqcenmiento que Su .\lagestad mandaba que se les haga il los indio, para ll'aell05 cu conocimiento de nuestra santa fe r.atÓlica, y requiriéndnl.~s con la l'al, é que obede7.can Ù la I~lesia a~osl¡jlica de Homa, é en lo temporal den la obediencia á Su Ma¡¡cstad é á los reyes sus sucesores co los reynos de Castilla y de Leon; respondieron que a,i Jo querian é harian, guardariao. é cumplirían enteramente: é el gobernador los recibió por tales vasallos de 50S ~Ia¡restade5por auto público de notari05.~ Oviedo, lIist. de las Indias, ~IS., ubi (ii) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, p~. gin:! 1H7. Pedro Fizarro, Descub. y Conq., MS.-Coni¡. y l'ob. del PerlÍ, ~!S.-ClCza de Leoo, Crónica, cap. LV.-Helacion del prImer descub., ~IS. (oi) "E sar.ado el quinto para Su )Iagestad, lo restaote que perteoeció al ejército de la conquista, el gobernador lo tomó prestado de los compaî.eros para se lo pa~ar del primero om gue se hobiere.» OVICUO, !list. de las Indias, MS., parle!l/, supra. libro VllI, cap. 11. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia r,A r.O:'\Q!:ISTA DEL PI:nt:' :J I solo de dieT. 6 doer. t\ias ùe: marcha de 5an ~liguel. Lo cion se confió al contador Antonio Navarro (1 ). Poque se le rdiriû de la opulencia y pOIler de aquel mo-jniér dose en seguida ul frente de sus tropas, penetró narca y de su gran capital del Sur, correspondia per- audazmente en el eorazoo del país, en lu direccion feetamente con los rumor~s que antes se habian reque lo habia de conducir, segun le habian dicho, al cibido; y contenía por tant.o una parte que hacia campamento del Inca. Atrevída empre~.a era por ciervacilar la COlll1auza (l.j los invasores, y otra que es ti- to a"enturarse asi con un puimdo de combatientes á mulaba su sed de oro. pelll'trar en el corazon de un poderoso imrerio, prePizarro hubiera visto C(ln I,;usto llegar un refuerzo senlarse cara á cara ante el monarca peruano en su para su petluelJO ejército, por pequellO que fuese; y cam~amento mismo, rodeado por lu flor de su ejércipor esta ralOn retardó su espcdicion durante varias to victorioso. Pizarro habia esperimcntado ya mas l\emanas. F l'ro no llegaba refuerzo alguno; y como no de una \'ez cuán difícil era contrarestar las tribus salrecibia noticia de sus soc:os. creyó que mayor dilavaje; del i'iortc, tan inferiores en número y fuerza á cion seria probablemente ;nas peligrosa que cualquier las ¡,)giones disciplinadas del PerÚ. Pero lo peligroso riesgo que pudiese encontrar en su marcha, que la del íu()go, lo imprevisto Ile los resultados, eran, inaccion engendraría el descontento, y que la fuerza com) repetid,as Vl}ces lo he observado, las circunsy el espíritu del soldallo se agotari:lO bajo fa influencia t~ncias que, constituian la mayor parte de su mécnen'allorll rie un clima tIn los trt"píeos. Sin embargo fltO á los oJos del español. Las brill.înlt~s hazaiías la fuerza qlle mandaba, y que en todo subia á menos dl) S'lS compatriotas en circunstancias análogas, con èe doscienlos hombres, despues de dejar cincuenta tan 3scasos medios, le inspiraban confianza en su para guarniciun de la nueva colonia, parecia demabuella estrella, y esta conlianza era ya una gran gasiado insig.lilicante para la conr¡uista de un imperio. ran t'a de buen éxito, Si hubiera vaeihlllo un solo insVerdad es llue bien hubiera podirlo, en lu!¡ar de mar- tantJ, si se hubiera detenido á calcular Jas probabichal' contra el Inca, dirigirse hácia el Sur á la rica dades, hubiera perdido su causa irremisiblemente; capital de,l Cuzco. Pero esto no hubiera sido mas que porque la desproporcion era demasíallo gigantesca retardar al~un tanto el momento decisivo. Porque para luchar con ella racionalmente. Lo único que la ¿en qué punto del imperio podia esperar poner el pié, po:lil vencer era el espíritu caballeresco. sin que en él lo alcanzasll el brazo ~e su dueño? Con D\;spues,de ~ruz~r I~S manS1S aguas del Piura, el semejante conducta, además hubiera probado que peqleuo ejérCito SigUiÓ marchando por una region no confiab:¡ en si mismo. Hubiera desvirtuado esa llana, cortada de cuando en cuando por arroyos que creencia en su valor invencible que hasta entonces baja!lan de la cordillera. El país estaba cubrerlo en habia tratado rie infundir en los naturales, y que era parte por bosques compuestos por árboles ¡;igantesuno rie los grandes resortes secretos de su poder, po- cos, y atravesado en otras por cadenas de montecider que sometia mas enérgicamente ri la opinion que \los estériles que parecian como las raices de Jos Anel simple e~pectáculo del número Y la aplicacion de dos" y que dividian á esta region en valles retirarlos, la fuerza fíSica. Y lo peor de toclo seria que semejande Singular hermosura. El suelo, aunque pocas veces te conducta hubiera disminuillo la confianza (lUll en lo re~aba el agua rie las nubes, era naturalmente rico él y en sí mismas tenian sus tropas. Esto hubiera sido Y do lde quiera que habia humedad, como en las paralizar el brazo derecho de la em;¡resa, y no se de- m:írfenes rie los arroyos, estaba esmaltado con el bia pensar en ello. verdI: mas hrillante. Además, la indu3tria de los haPero al raso que Pizarro !lahia r()sllelt'J marchar llitantes habia sacado el mayor partirlo1osible de esI¡¡íeia lo interior, es durloso que tuviese un plan hien tos aITOYOS, y veianse en todas direcciones los canacombinado y definitivo rie operaciones. En esta época les y acueductos que crll7.aban la parle baja, como tan remo~a de I~ suya, no tenemos datos para averiuna, i~mensa red, Yflue esparcían por t111as partes la guar sus mt.enelOnes, á no sr.r los que se de(lucen de fertll:dud y la hermosura. Inundaban el aire los olores sus hechos. Por desgracia no sabia escribir y no ha mas ¡;ratos que despedian la! flores, y ¡lor todas pardejado historia alguna que nos rlé luz en cu;nto á sus tes se deleitaba la vista con el espectáculo de huertas motivos, como los inaprecial,Jes comcntarios de Cor- llena:; de árboles frutales desconocidos y de campo; tés. Su secretario y algunos de sus eornpañeros de ar- cubiErtos de amarillo grano y Je ricos vejetales de mas, han referido sus hazaÏms como pormenores' pe- tor\a lspecie que ahundan en los ardientes climas ¡jel 1'0 no t~nian medios de de3cubrir los motivos q~e lo Ecua lor: Los españo~es se enco.ntraban en medio de conduclan ,\ ellas. una HaelOn que habla perf~cclODado Ja agricultura ,Es posibl¡~ que el general espaiíol, aun desùe los hasta un punlo muy superior :i todo lo que hasta enprimeros dias de su residencia en San Miguel, medi- tonces se hahia visto en el continente americano; y tase alguD r;oIpe de mano atrevicio y ventajoso, que, al atravesar este para iso de abundancia, su condicioll como el de Cortés euando se lIe\'ó á su cuartel al form: ba lin agradable contraste con lo que antes hamonarca Azteca, llenase de terror al pueblo é incli- bian ¡;ufrido en la trisle soleflad de los bosques. nase de una vez la balanza en su favor. Sin ~ml);\rgo POI' todas partes tambien fueron recibidos con hosmas probable es que por ahora solo pensase prcsenpitalidarl y conl1anza por los sentil/os hnbitantes; lo tarse al Inct, corno representante pacífico cie otro que sin duda debían en gran parte lÍ ~u inoCensÍ\'a monarca, y desarmar por medio de estas demo,;traCOUdl cta. Caria l'S[lHiíol parecia saher perfect,'\mente ciones amistosas cualquier sentimiento rie hostilidarl que Sl1 Íluica esperanza de triunfo consistia en cony aun de s05pecha. Halt¡n(\ose Ulla "e~ en contacto eiliar> e la buena opinion de los habitantes, entre los con e\ príncipe indio, las circunstancias servirian de cuale!: se habian lanzado con tan poca reflexiono En norma á su conducta. casi t1dos Jos pueblos, y toda ciul'lurl algo grande El 2·\ de ~etiembre de HiJ'!, cinco mAses rIespues siempre encontrahan alguna fortaleza ó posada reai de haber dcsembarcado en Tumbe?, Pizarro salió al destir.acla para los viajes dr.1 Inca, cuyos ámplios safrente de su pequeña falangr. de avp.ntllreros por las lone~ )frl'l~ian ~lojallJiento sobrado para jas tropas, á puertas Ile San !l'liguel, ha,Jienllo cl"ja(!o lIIandallo á c~pen.,as del mismo gohierno qlle iban ¡Í dr.rribar (2) los colonos que trdtasen ú sus vasallus inltios con huAl'luinlo dia despues de haber salido de San Mimanillad, y (lue se portasen de modo que se atrajesen la .bUClH! voluntad de Jus Yeci~Jas tribus. Su p'ropia (1) ;~erez, Cùnq. del PerÍl, ap. narria, tomo 111, p, 187. eXlste,ne,la, ~{con e!la la seguwlad del cj'(>.l'dto y el -Perllo PIzarro, rJescuh. y COllq" ~tS,-Ovi'ldo, llist. de IdS Ind',1s, MS,. p,1rle 111, Jib, VIII. cap, X, IlUen c:uto d e Ia empre~a, (IlJ esto dependía. En San (:2) OVlcdo. mst. rle las Indias, MS. \larte Ill, lib. VIIl, Miguel de.hian quedarse el tesorero renl, el \'eedor, v rap. IV.-:'Ialmro, Helarion sumaria, )lS,-Cooq. y Poblaotros oficIall'S <le la corona; y el mando tie la ¡::l1arni- Tion dei PerÚ, MS.-Hrlarioll dl' rrim~r descub,'iUliento, ~l~. I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia !1:2 D1~LIOTECA DE GASPAR guel, Pizl\rro hizo alto en uno dll esos valles dllliciosos para ciar ciescanso á sus tropas, y para pasarIes una revista. Su número subia en todo á ciento setenta y siete hombres, cie los cuales setenta v siete eran ¡le caballería. En tocio su e;ército no habia mas que tres arcabucer05, y algunos bnllesteros, que en todo no pasaban de veinte hombres (l). Las tropas estaban regularmente equipadas yen buen estado. Pero el ojo \'igilante del jefe obsefl'l! con inquietud que á pesar del entusiasmo general que manircstabanlos suyos por la CllUSrl, algunos hahia entre el!o~ en quienes fermentaba va el descontento, y que aunque aun no lo lIwnifestaban abiertamente, estaban lejos de dar pruebas de SIl acostumhrada llctivÍllalI. C.,noCÎó que si se pro(lagab~ ~sta peligrosa i.nfluenria, ~eria la ruina Ile la espedlclOn, y determllló esterIDlllar la gangrena de una vez, á cualquier costa, antes que inficionase todo .el sistema. Con este objeto adoptó una resolucion estraorrlinaria. Reunien,lo su.; solrlados, les dijo que sus nel;locio~ habian llegado ya á un periodo de crisis que eXlgia la aplicaeion rle todo su valor para vencerla. Que ningun hombre debia pensar en proseguir la espedicion, SI no pensaba hacerlo con todo ~u rorazon, ó si abrigaba la mas leve duda de Sil b¡:en éxito. Que si alguno se arrepentia de haber tomado parte en ella, no era aun demasiado tarcie para que se volviese. Que San Miguel tenia una guarnicion muy corta, yqu~!l0 estaria de mas reforzarla. Que por fin los que qUlslesen podian voll'erse á esta colonia, donde tendrian derecho á la misma canti,lad tie tierra y de vasallos inciios que ~e hahian repartidn á los nuevos pobla,lores; pero q'le él pnr sn parte, ya fuesen muchos ó pocos los qUll se atreviesen á sll!{uirlo, proseguiria la aventllra hasta llevHrla á cabo. (2). Ciertament.e esta era una prnpllesta muy notnble en boca de un jefe que ignoraba hasta qué punto hulliese cnndido el.1escontento en sus filas, y que no podia desprenderse de un solo hombre de Sll~ fuerzas, de· masiado escasa~ ya para la empresa 'lile ocometian. Sin embargo insistiendo en las necesidades Ile la pc· queña colonia de San Miguel, ofreció un pretesto d.ecente á los deseontentos pura que se separasen, é h IZO desaparecer el obstkulfl de la vergüenza y el pundonor que aun podia obligarles á permanecer en su campo. Pero á pesar de la libertad ofrecida de este modo, pocos fueron, en todos nueve, los que seaproveclmrnn del permiso del general. Cuatro de estos eraninhntes y cinco de caballería. Todos los demás declararon enérgicamente que estahan resuellos á seguif á su intrépido capitan; y si se notaban algunas voces mas débiles que otras en las aclamaciones generales, estas á lo mImos habian perdido el derecho (le quejarse en adelante, ya que voluntariamente habian renunciado á la retirada que se les ofreria (3). El gol re del sagaz capitan produjo losrn~Jores efectos. Con é arrancó los pOI~OSgérmenes de descontento que elistian, y lJue pudieran haber fermentallo en secreto hasta que to,la la masa se hubiera inficionado con el espíritu de sedicioll. Cnftés había forzalfo á los hombres á marclwr con decision, quemando sus naves, y cortando asi los Únicos mlldios de retirada T ROIG. posibles. Pizarro, por otra parte l\brió la puerta á los descontentos y facilitó su sllparacion. Ambos juzgaron con e.xactitud en su~ respectivas y peculiares circunstancl3s, y ambe,s obtuvieron el éxito !flas feliz. Sintiéndose mas fuerte, que no debililado, con su pér,lida, Pizarro volvió á emprender su marcha v al segundo dia lIegÚ á un puehlo llamaJo Zaran, ~olocado en uu rico valle en medio de las montaÏlas. Algunos cie sus habitantes habian si,\o reclutados para aumentar el ejército rle Atahuallpa. Durante Sil r:13rcha lo~ eS[Ja~lOles tuvieron repetidas pruebas de lo opresor del ~Istcma del Inca, que hahia casi despo~ blado} algunos de los yuill'S para reforzar su e;ércilo. El cllraca de la ciudad india á que lIegÔ Piz&rro , lo recibió con bondad y ho;:pitalitlad, y jas tropas segun costumbre, encontraron sobrado alOjamiento en uno de los tambos reales que hahia ell los lugares principales (4). Sin embar~o los e3pañoles no descubrían señal alguna que les IIIdicase su aproximacion al campamento real, aunque ya habia pasado mas tiempo del que al principio se creyó necesario para llegar á él. Poco antes de entrar en Zaran , Píza!ro habia oido decir que existia una guarnicioll perunna en un lugar lIamado Cuas, situado entre las montaÎÍas, y no muy distante del punto que ocupaba ahora. Inmediatamente despach6 un pequeiío destacamento h;íci:¡ aquella direccion, bajo las órJenes de Hernando de Sot~! para que reconocíesll el terreno, y le trajese notlr.ms sobre el estado de las cosas, mientras que él lo e~peraria en Zaran con el grueso de las fuerzas. I'Jsaron dias y hasta una semana entera sin recibir noticias de Hernando de Soto, y por fin empezaba Pizarro á alarmarse seriamllnte cuando eula mailana del octavo dia volvió Soto trayendo con~igo llll cmbajador del [nca. Este era un personaje de aJl.o ran~() y lo acompalJaban vari(ls III! inferior cnnllicion. liabia encontrado á los e~paÎÍole~ en Caxas, y ahora vIIIvía con ellos, para IIIlSem[Jeilar la comision de su so· berano y enlregar un regalo tie este al Jefe español. El presente consistia en dJS fuenles de piedra hechas en forma de fortaleza, en algunos lejidos ée lana lOuy linos, bordados de oro y plata, y UIlOS palos seco~ de una clase particular que pulveri"l.allo~ \()~ usaban !o~ nobles peruanos como perfume (;i). El embajador indio estaba encargado talO bien de saludar ¿j lOs esp:lñoles en nombre de su amo, quien los invitaba á irlo á ver en su campamento de las montañas (6). Pizarro comprendió muy !Jien que el objeto del Inca III enviarle esta visita diplomática mas que honrarlo era averiguar la fuerza y condicion de los Í:lvasores. Pero [Igradábale mucho la embajada, y disiœu(4) Conq. i Pob. del Piríl, MS. (5) «Dos fortalezas, á manera de fuente, figuradas en piedra, con que beba, y dos cargas de pa tos scens, desollados, para qne hechos polvo se sahnme con ellos, porq'.le así se usa entre los seÏiorc3 de su lierra: y qne Je envIaba :\ decir qne él liene voluntad de su amigo, y esperall.3 de pn en Caxamalra • Xerez, Conquista del PerÚ. ap. Barcia, lomo Ill, pág. 189. (6) Pedro ['Izarro, Descub. y Conq., ~IS.-Oviedo, IlIstoria de las ludias • MS., parte III, lib. VIII, cap. III.--lleJaclon del primer deseübrirnienlo, MS·-Xerez, Conq. del PerÚ, ap. Barcia, lomo Ill, pág. 189 . .Garcilasso, nos dice que el enviado de Atahuall~a habló á (I) !Iay menos divergencia cntre los autores en esle mi- Pizarro de la manera mas humilde, Ilamándote hijo del Sol y mero que los de olrns acoot.ecimieotos. La escasez de los hom- del gran Oios Viracocha. Ailade que venia cargado COG una bres daba menos lugará la duda. :-iingun escrilordice lIega- asom~rosa call1ldad de presentes, de toda clase de caza. viva Mn á dosciento!. Yo he adoplado el del secretario Xerez. y muerta, de vasos de plata Yoro, de esmeraldas, turque(Cono:¡uistadel Pe.rÚ, ap. Barcia, lomo III, pil;r. 18i), á quien sas, etc., etc.; todo lo necesario para componer el capitulo si~ue Oviedo (1118t.de las Indias, MS., parle IIl,llb. J, ra- mas brillante de la, mil y una noches. (Com. Real, parte II, pítulo III). y el Juicioso lIerrera (lIist. general, dec. V, lib. l, cap. XIX.) ~:s muy raro Que n:n"uno de los conquistadores haga la menor alusion á esto; y "eso que eslaban /Duy lib. l,cap. II) .... (2) Oviedo, Hlsl. de las Indias, ~IS., pari. III, lib. VIII, alerta en tratándose de semejantes bocados. i"o puede dejarse de sospechar que el tio viejo se burtaba il espensal! de Silso~p. Ill.. brino; y, como despnes se ha visto, á espensas de casi todos (:5) Oviedo, Hist. de las Indias, MS.~ lor. cit.-Herrera, ms!. general, der.. V, hb l, eap. H.-l'erez, Con:¡. del Pe- los leclores , que rer,iben como si fueran herhQs hist írico. los cueDtos de hadas delInca. n·" ap. Barcia, lomo III, I'á~. 18i. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA t:U:><Q¡;ISTA 11l':1, I'EIIL. ló el conocimiento qll<\ tenia de su yerdadero !ln. Mnndó qUI'. se tratase a' peruano la mejor posible, y le manj[,~stó toda la def.~renciu, dice uno de los conquistaùürt,S, que se debia al cmbajador de tan grail monarc. (I). Pizarro le rogó que prolongase su visita duralJte algunos dias; pero el embajador no nccedió á eS'a demanda, y aprovechó el tiempo de su permanencia lo mejor que pudo recogiendo noticias sobre .el uso de torlos l(,s Objfltos estraiíos que veía, corno 19lalmenle soure lú que se proponían los blancos al vi,itar el [lab, y el punto de ctoncte venian. El clIpitan espailOl s.¡tisfizo su curiosidad en torlas estas materias. Las reladones con los naturales, dehemos re.:ordarlo, se mantenian por me\lio de los dos: j6renes que Imbiall acoll'paÎlano Ú los conqllis!atlores cuando e.;los volvieron del viaje anterior. Pizarro se 108 habia llevado á Espata, y como se habia esmerado mucllc en Itlcerles aprender el castellano, servian ahora lie intérpetcs, y por su medio se entenllÙln perfeetamt~nte los espail11es con los indíHcnas. Sus servicios ~ucroll <le la nm)'or utilidad, y el jr.fe espaîiol recogió los mejores frutos de su prevision (2). Al mar('llarse el mensajero peruano, Pizarro le regaló .un. ge'rro de pailo encarnado, algunas .bagatel~s de Vidno:: otros Juguetes que con este objeto halJJa traidn de Castilla. Encal gó al envilldo que digese á su seilOrque los espailOle., eran sÍlbliitos de un prin-; cipt~ poner'lso que residia lllas allà del mar; que haIlian oido hablar lIIucho de la fama de las victorias de Atahuallp.', y venian ú tributarle respeto y á ofreeerie SlIS s.lrvicios lIuxiliándolo COll sus arm'as contra SllS ene~ni¡.;os; y por.lin que le lIsegurase que no se deteudl'lan en el canllllO mas de la necesario antes de ('ompar'!cer ante él. 'I Pizarro lecibi6 ell seguiJa de Solo la relacion compIela de su reciente especticion. Al entrar en f,axas !lahia ellcon trado II los hahitantes armarlos y al parecel' dispuestos á intercl'ptarle el paso. Perô pronlo los c6nven.;Íó de sus intendnncs pacificas, \' aban¡¡ouando Sll actilud umen.lzadora, rccibiero"n á los espailU!es coula misma corlesÍa que se les habia lI1anifestado e;!si en todas parles durante su marcha. Aquí enconlr6 Soto urlO lie Jos funcionarios de la Cf>rona ocupado en recaurlar los tributos para el gobierno. Por este supo que el Inca estaba acampado con un gran ejército en CaxamaIca, eiurlad considerahle situarl.l al otro lado el,} la cordillera, disfrutande los b,lilOS calientes surtidos por manantiales que hacian :: aun hacen hoy á este lugar famoso en el PcrÍl. TalOuien recogió este jefe espailOl muchas noticins im¡:.ortantes relatil'lIs Il los recursos y á la política gent,ral del gobierno, al esplendor con qne vivia el/nca, y ¡í la inflexihle severidad con que se hacia obede!'!'r la ley en todas partes. Esto lo pudo observar per;onalmente, rocc¡ue al cnlrar en un pueIllo vif\ á varÍJs indios ahorcndos por los píés, á quienes se había \'ilstigado por lwhl'r violado el asilo tic las v'rnenr.s rlel Sol que l . t I". , elll<.:n Ull conven o por .lquelIos aIre ledores (3). no ru Ile Caxas, Soto habia pasadu oí la ciudad vecina de G Iai\cabnlllba, muchu mayor, lilas IlOltlada y llll'jor c('lIstrui,la que nquella. Muchas de las casas, enlu{.:[l'de estar construidas l~on barro co~ido al sol, eran dI piedra sólida tan perfectamente ajustada que era in posible descubrir la línea de union. Un rio atra. l'csaba la ciudad, y tenia un puente; y el gran camiI no de los Inclls que atravesaua este distrito, era muy suoerior al flue los espaÎloles hauian \isto en la costa. I Estalla elevado en algulJas partes COIllOuna calzada. I en osarlu con gr¡I/Hles [Iiedras cuadradas, y ¡í cada I laéo tenia una hilera Je árboles que proporcionaua : un 1 agradable sombra óÍ los via.ieros, corrienllo pOI' los mismos corrientes de agua en al~ueductos para i ali':ial' su sed. De trecho ell trecho descuhrian tamI bien unas casitas que, segun les digeron, servian I para alojar á los viajeros, que de esta manera porHan atravesar lie un eslreIllO ¡'¡ 011'0 ci territorio sin inconveniente (4). En otro punto vieron uno de aquelIos almacenes destinados al ejército, llenos de provishnes y Ile prendas de vestu3rio; y r.. la entrada de I la ciudad habia un edilicio de piedra, en r¡\:Ie se hai lIab:! un emplealio en recaudar los derechos corresi pon1ientes H.ciertos a,rtículos 9~e entraban ó salian i (le a poblaclOn (5). Estas notiCiaS lie Soto no solo ' con lrmarolltoclo lo que los espaiwles sabian del illlperi:> indio, sino que Jes dieron una hit-a mucho mas ~ elenda de sus recursos y de su gobierno; idea que . hub'era mUerto toda esperanza en corazones mel¡'os I heréicos que los suyos. i Pizarra, antes de abandonar el punto que ocupaba : desp'lch? ':ln correo á S.a~ Miguel, .con n~ticias lie I sus 110\'lIlIlentos, y remlllelll!o al mismo tIempo los rega os delInea _ y olros ohjdos lIdquirídos en difl'rentl'S puntos durante la marcha. La defitreza de que daba 1 testimonio algunos lie los tejÏdos, eausó gran admi "acion cuando s~ enviarou ¡í Casti/l¡I. Sobre torlo, se declaró que Jos w,idos lirIOS de lana con sus ricos b3rrlados eran comparables á I¡I seda, de /a eua! no cIa fácil distinguirlos. Probablemente el'un de la delic¡ùísima lana de la vicuim, de (lue hast..1 en lonCeS nl se habia visto muestra alguna en Enropa ((I). Ha.)iendo ya averiguarlo culll era cll'amino mas corto para Caxamalca, la ClIjamarca de allOra, Pizar1'0 voldó á emprentler su marcha tomando ulla dke\'cion (asi recta hácia el Sur. La primera poblacion Ii" ¡¡lgun;1 importancia en que se ¡letuvo, t'ue MOlup!', agrud IbJemente situada en un rico valle, entre colinas dI' pnca elevacion que Se agrupan al rededor Ill! la bas.! de las cordilleras. Este puntu hahi1 sido ahan· donad,} por su curaca, qUB con trescientos lie sus guerl'fros habia ido á reunirse al ejército delInca. Aquí, á pesar de sus deseos de Ilpresurar la marcha, e~ gell'~rnl espaiíol s~ detuvo cuatro dias. !':sta detencIOn S(,]Opuede esphcarse por la esperanza quo aki- i dó t d 11 t 6 I d I man lOa ar, porque uno e e os en r en a casa e a, mujeres á l.ormir con una; al qual, y á todos los porteros qur. consinli ~ron• ahorcó .• Xerez. Canq. del PerÚ, ap. Bal'cia, tomo Ill, pág. 188. (I) ."Y maUllóque le diesen de comer á él Y á los que con I (4) .'.Ian por esle camino caÏlOs de a¡!ua, de doude los caél venlan. y tedo lo ¡¡\le huhlesen menester, v fuesen bien! minanlel beben, Ira idos de sus nacimienlosde ulras partes: aposentados. como embajadores de liln gran sèùor.» Xerez, I y á cada jornada una casa á manera GevenIa, donde se 31'0Conq. del Perú. ap. Barcl1llomo 1/1, pá~. i8H. sentan IllS qne van é "ieuecl.>lOviedo, Historia delas ludia~, ('2) uLos ind;os de la tierra se enlcflúiau muy bien con' MS., pa··te Ill, lih. VIII, cap. Ill. los españoles, ¡,orque ~quellos w.ochachos indios ~que en el: (5) la entrada de este camino. en el pueblo de r.ajas rl~scubrJUllelllo de la l\Crra Pizarro truxo á Espana, ellten- , está una casa al prinCipio de una puente, donde ('eside Ull dlau muy hien Duestra lengua, y los tenia alii. con los e.uales guarda que recibe el porta7.go de todos los que van tÍ vienen, se Mlcndia muy bien con todos os naturales de la lien'a." I épaganlt en la misma cosa quI' llevan, y UJlljiunl puedesa(Relacíoll del prlmcl' descub., MS.) Sill embargo, es uua ~ car carg: dcl pueblo si no la mete. Y esta costumbre cs alii prueba de los ridículos errores en Ilue los conquistadores in- I autigua.) Oviedo Historia de las Indias, ~IS., uh supra. curriô,n de continuo, el qnc el secrelario de Pizarro confunde I (6). I'ilflas de lana de la tierra, que era cosa mucho de I'Ct' ronstanteroente el nombre del In"a ron el de su capital. A I segun su primor é genlileza. é uo se sabian det~rlllinar si Huayna Cap:l~ le llama scempre el viejo Cuzco, y á su hijo' era seda 'J lana sc¡:,unsu fioeza. en muchas labor'~s y figuras ¡¡(lascar cljóven Cuzco. ' de oro de marlillo de tal manera asontado en la rcpa que l'l'a (3) "A la entrJda del pueblo IHlbia ciertos indios ahorcd-: rosa de loara\'illa .• Oviedo, Ilislol'ia de las In,lia3, MS. dos de los piés: i supo de esle principal que Atabalisa los parte III , lio. VIlI, cap. I V. ' o I I I ,,!. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 94 IlIULlOTECA lIE GASPAR gase aun de recibir refuerzos antes de atravesar la cordillera. Sin embargo, estos no comparecieron; JI adelantando al través de un pais en que lail llanuras arenosas estaban entrecortadas de cuando en cuando por anchos camposde verdura, regadas por corrientes naturales y con mas ahundancia ann por canales artificia les, las tropas llegaron por fin ~ orillas de un rio. Este era ancho y profundo, y la rapidez de la corriente ofrecia grandes inconvenientes al pasaje. Pi· zarro, temeroso de que le disputasen ~ste paso los indigen'as desde la orilla opuesta, mandó á su hermano Hernandoquelo ntravesase con lin corIo destacamento de noche, y se apoderase ¡Je un punto de desembarco seguro para el resto de las tropas. Al romper el dia, Pizarro hizo preparativos para atravesar la corriente, cortando árboles de los bosques ¡¡ue tenia cerca de si, y formando una especie de puente flotante, por el cual, alites de anochecer hal:,ian pasado todos los aventureros á pié enjuto, con los caballos nadando guiados pur las bridas. Fue un dia de mucho trabajo en que tomó una parte no pequeña Pizarro en persona, quien esforzándose lo mismo \fue un simple sol· dado, estimulaba al mismo tiempo con sus palabras á todos los demás, Al llegar á la orilla opuesta supieron por sus compañeros que la gente del pais, lejos de oponerles resistencia, habia huido aterrarla. Habiendo cogido á uno de ellos, y presentado á Hernando Pizarro, se negó Ii contestar á IllS preguntas que se le hicieron sobre ellnca y su ejército, hasta que se le hizo (hr tormento, y entonces declaró que AtahuaJlpa estaha acampado con toda su fuerza, en tres divisiones separadas, que ocupahan la parte elevada y las llanuras de Caxamalca. Anadió además, que el Inca sabia que se acercaban los espîíoles y <¡ue era corto su número, y que los estaba atrayendo hácia su campamento para tenerlos mas completamente en su poder. Cuando Hernando refirió esto il su hermano, le causó ~ran inquietud. Sin embargo, ¡\ medida que disminuia la timidez de los campesinos, empezaron estos á mezclarse con la tropa, y entre otros el ('uraca, 6 principal rersonaje del lugar, Este habia visto por sus OjllS e campamento delinca, v ase~uró al general que Atahuallpa se hallaba en la cIudad fortificada de Guamachuco, como á veinte ó mas legnas al Sur de Caxamalea , con un ejército compuesto á lo menos de cincuenta mil hombres. Estas noticia~ contradictorias causaron muchas perplejidades á Pizarro; y propuso á lino de los indios que lo habian acompailado durante una gran parte de la marcha que pasase como espía Hl campa. mento delInca, y le trajese noticias sobre su "erdadera situacion, yen todo lo posible de sus intenciones con respecto á los españoles. Pero el indio se negó resueltamente il ocuparse en tan peligroso servicio, aunque declaró que esluha dispuesto á ir como agente autoriZa(lo del jefe espailol. Pizarro accedió á esta proposicion, y encargó á su enviado que manifestase alInea que iba marchando con toda la rapidez posible para llegar adonde él se hallaba. Habia además de manifestar al monarca que los españoles se habian portado constantemente con suma moderacion con sus súbditos al atravesar su territorio, aSl'gurándole que venian con la plena confianza de encontrar en él los mísmos sentimientos amistosos. Encarg6se además especialmente al enviado que observase si los pasos difíciles del camino .b d f d'd' . _ esta ~n e en I ?S, 6 51 s~ descubr~an. alguno~ 'p~eparatlvos de caracter hoshl. Estas ultImas notICias habiade cornunicárselas al general por medio de dos I ó tres ¡,ápidos mensajeros que lo debian acompañar en su mis ion (I). Y nOIG. Adoptadas estas precauciones, 1'1 cauto generut volvió ÍI emprender su marcha, y al cabo de tres di as llegó á la base del gr:1/I baluarte de montañas, detras del cual se hallaha la antigua ciudad de Caxamalca. Delante de él se levantaban los Andes estupendos, roca sobre roca, con sus faldas cubiertas lie bosques siempre verdes, varia,los de trecho en trecho por terraplenes escalonados de tierra cultivada, con la chliza del campesino agnrrada á su quebrada pendiente, y con sus crestas cubiertas rIll nieve en que refiejl¡ball los rayos d¡,1 w) á una elevar.ion inmensa, presentando en conjunlo un caos de silvr.stre hermosura y magnificencia con que no puede cOlllpararse liada de lo que se ve ell otros paises montaÎlOsos. Al través de es tu formidahle barrera, por un laberinto de pasos que un puñado de hombres bastaba á defender contra un ejército entero, tenian ahora que emprender su marcha lus tropas. A la derecha se veia un COlmillO lIallo y allcho, guurnecido de árboles sombríos, por el cual eabian dos carruajes de frente. Era uno de los grandes camillos que iban á parar aJ Cuzco, y COll su comodidad parecía convidar al cansado ~uerrero ;i que lo escogiese en vez de los pelil-'ro~os desliladeros de las montañas. Muchos por consiguiente opinahan que el ejército debia marc-har por ese camino, yahannonar el primitivo pensamiento de ir á f.axamalca. Pero no lo pensaba a,í Pizarro. Los espanoles, decia, habian anunciailo por todas partes que querian visitar allnca en su carnpam~l\tlt. Este.propósito habia sido comunicado (IImismolnca. SeguIr ahora otro camino era esponer;;e fi que los tuviesen por unos cobardes, y á que Atahuallpa los mirase con desprecio. No quedaba mas alternativa que marchar en linea recta al través de la sierra á su campamentu. Que todos, decia el intrépido capltan, cobren ánimo y avancen como buenos soldados, sill arredrarse por lo escaso delllúmero; porque en los gran1es riesgos, siempre comhate Dios con los suyos; y DO dudeis que él humillaní la soberbia d,') pagano, y la traerá al conodmiento de la verdadera fe., el gran ohjeto y tin de la conquista (2). Pizarro, como Cortés, tenia mucha {le esa elocuencia fl"anca y varonil que llega al corazon del solt1~do mas ql!e fa retórica mas culta y mas que log dlSCl1rSOs pemados. Él era soldado tambien, y esperi!flentaba las l!lismas sensaciolles que los deniás; sus Ilasmas esperanzas; sus alegrías y su abatimiento, La educacion y el rango no hahian intervenido para evitar que gimpatizase con el mas inlimo de sus compaileros. Todas las cuerdas de su corazon vibraban unísonas con las de SUi soldados, y la conciellcia de esta verdad le daDa un absoluto poder sobre ellos. «Guiadnos, gritaron todos cuando él hubo termil;adn su corta pero ardiente arenga; guiadnos por donde os parezca mas conveniente. Os seguiremos con buena voluntad, y ya vereis cómo sabemos cumplir COll nuestra obligacion en servicio de Dios y del rey (3).1l Ya no habia indecision. Ya no pensaban todos ma¡; que en pasar inmediatamente las cor<Wleras. descub., MS.-Xerez, Conq. del Pirú, ap Barcia, fama III, pág. 190. (:1) .Que todos se animasen y esforzasen á hacer como dp. ellos esperaba.y como buenos CspailOles lo suelen t,acer, el ~ue no les pusiese lel!IOr la mullllud que se deCl8que habia e gente, ?l.el poco /Jumero de los.CTlStlan05;que ~un mena, fuesen é. ma~or el ejérCIto contrario, la a)'lIda de DioSes !OlIcha ma~or , y en la~ rnl)'ores ner.eslda des socorre l' faVOrece á los suyos, para desbaratar y abajar la soberbia de los infleIrs é traerlos ell conocimieulo de /Juestra <anla fe católica, O,'¡èdo, Hist. de las Indias, MS., parte III libro VlI/ ~_ pitulo IV... " (5) .Todos dijeron ql!e fuese por el camino que quisiese, y Viese que lOas convenia • que todos le seguirían con buena ., .. voluntad é obra al tiempo del defecto, y verla lo que cada (i) OVled?,HISt. de las Ind!a~, MS.• parte Ill, lib. VIII, uno de ellos haria en servicio de Dios é de Su A1ageslad. cap.IV.-l.onq, 1 l'ob. dell'll'u, MS-Rclanon deJ primer Ilbid., MS., loc. cit Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia U !:O\QlISTA lli':r. I'F.Rl'. ni; sdida, la parte inferior es cavada en la peiía viva, y te'lla la obra ejecutada con destreza no mferior ;l la Paso tlifll'i1.!le lo~ Andes. -;-ElI1bajad8~ de ~tahuallpa, dd arquitecto europeo (j). (."5 I'SI_anoles llegan L3X81alca: F~lI1baJaltladel Inca Aqlll se alojó Pizarro paru pasar la noche. Sin es-' ~~~~~evista con el nca,batuUlcoto { Il los espap'lrar á que llegase la retaguardia volvió á emprender " , I SI: marcha al día siguiente, penetralldo mas y mas en (I ¡¡32,) 10-;intrincados des(i!;uleros de la sierra. El clima haAQuELLA noche celebr,) Pizarro un consejo con süs bia ido cambiando por grados, y les hombres y los principales oliciales, y en él se determinó oue él ea ballos, especialmente estos, sufrian mucho por Inimdase la vall,gual'llia ,compuesla de cuarenta ca - eft~cto del fr1O, por la razon sobre todo de haber estalliIlIos y sesel/ta mfantes, para recol/ocer el terreno; do acostumhrados durante tanto tiemJlo á los ardienmientras que el resto d3 la fuerza, manrlada por su tes climas de Jos trópicos (2). Tambiell habiacambiado II/\rmano Hel'lllll1,lo, ocuparia su actual posicion el carácter cie la vegetadon; y los ár:)oles magníficos hasta nueva ÓrJe/l. qce cubrian la parte baja del pais habian pocoá poco A I amilnecer ya se hallaban el general espaiiol y su cedido el pueslo á los tristes bosques de pinos, y á ,Ieslacamento sohre las armas, y preparados á hac'll' m3l1ida que subian mas, á la raquitiea vegetarion de fn'nte:í las (lificultades de la sierra. Estas fueron ma- innumerahles plantlls alpinas, cuya áspera naturaleza vores a\lfl de lo que se '-abia previsto. El senrlero se encontraba lIua temperatura que le convenia en la liahía ¡¡hierto de la manera ImlS convenienteol redefrígida atm6sfera rie las regiones mas elevadas. Estas (\c.r (le IllS ásperos costalios de los precipicios que tri stes soledades parecian haber sido casi enteramenrllrmabanlas montaïms, para evitar del mejol' modo te abandonadas por la creacion brula lo mismo qu/\ po-iule Ins ilflpedinlfJlllOS naturales que prescntaba la por el hornbre. De cuando en cuando se veia fi laá¡¡il superlici,', Pero por nr.resÍllad era tan pendiente en VirUlJa, en su estado de Iibertnd Ulltural, miranrlo algunos plIntos, que la caballería tellia que desmonh~cia abajo deslle el encumbrado pieD adonne no sr. tal', subiendll como mejor podia, y llevando á los atrevia ¡í acercarse el cazador, Pero en lugar de los cahallos por la brida. T¡¡lTIbien en IlIuchos puntosrlonbr:Jlantes pájaro~ que animaban la oscurirlarl J\~ los tIll a~glJlla roca inmensa est.aha susp,endida .sobre el bO:lr¡ues de los trópicos" los aventureros no veian cammo, este pasaba por la estremH\¡lll mlSlna del allor~r m~s quc al nve gIgantesca de Jos Andes, el precipicio; y el viajero tenia que caminar por el es- cO~ldor, que cerniéndose en los aires á una elevacion trecho lomo ¡je una piedr.l, que apenas era bastante inmensa, seguia con meluncÔlicos gritos la marcha ancho para (lile pasase un solo cahallo de frente, y en de, eJI\rciLo, como si el instinto lo guiafe p0r el sen<¡~Ieun soIt) paso falso lo precipitaría á millares de t1e:'o dc la sangre y rle la c~rnicel'ia. Illés al fondo del horrible ahismo. Los ásperos sende?or fin llegaron á la cumbre de la cordillera, donros ,le la sierra, praclicahles para 1'1in,lio medio desde esta sa estiende en una inmensa r árirla llanura, lIu~lo, 'f aun para la Ionia firme y círcunspe~la, en qn.e apenas hay vestigios de ,vejetlcíon! ¡Í no ser alllmal qu~ par/\ce haher ,:i,lo crm\llo para los camlllos el.')aJ0!'..al, yerha seca y am~rllla, IJ~le vIsta d~sde de la eordlller:l, erau rOl'lllidables para los /wmhres ab:Jo cJllendo la base de los piCOSculuertos de lIIeve arm:ulos ~.cuhierlns ron sus pesad:ls cotas de malla. é iluminado su color amarillo con los ra)'Os de un arL:lS tremelHias quehradas, tan horribles en esta cade(liente sol, parece un engarce de oro que abraza pina d,~ mOlltes, parecian hostezar, corno si los Andes narulos de plata pura. La tierra era es1éril, como sc huhieran abierto COll alguna lerrible convulsion, sucede en los distritos minerales, y ya se acercaban Ilescubríenllo trozos inlll(lIlSOS Ile la roca primitiva en á IllS antes farr.os¡¡s minas de oro de Caxamalca. Aquí sns costados, cuhierta en parte (\01' la vegetacion es· se deluvo Pizarro para csperar â la retaguardia. El p,nll [¡inea de los siglos; mientras que sus tenebrosas llil't~ era penetrante y frio;y los soldados cstendiendo sllnas ofrcc;llll lin leclIo ¡í los torrentes que, naciensu~ tieJlllas dc camp:Úía, encendiendo rnegos, y lIo ell el corazoll,le la sierra, se ahrian paso gr¡lllualagrupándose ullosjuntoá otro;;, tratalJ1n de buscar un 11Ienle. y se estenJian por las sáhanas y verdes ••u· des~anso llecesariodespues cie su fatigüsa marcha (3). l'es de la tirrra caliente en su marcha h;\cia el gran l'fu habian permaneddo mur,ho tiempo en este punOt'éano. purlo, cuando llegó Ull mensaj,~ro que era uno de los En muchos ,.le t~stos pasos se descuhrian fatilÍllarles <¡ti( habían acompaiiadoal conlisiona,lo indio enviapara Ulla en,~arl1izada defensa, y los espaïlUles, al do pOI' Pizarro iÍ A talmallpu. Dijo al general que no pelletrar por los de~(jlalleros rle las rocas, mír¡¡b:lll haliia enemigos en el camillo. y que venía y llegaría por 10,las j1l1rtestemerososrle levalllllralgulI enemicn hreve al campamellto español una clIlhajada del go (Jcultn t~1Isu embosca'!;l. Creció .le punto este te- Inc;l. Pizarro despachó al instante otro emisario para lIlor rua!l.lo Cil h cllmbre de ulla g;lrgallta estrecha que la rlltagual'llia upresura,:e su marcha, porqne DO y pelldiente ell que se halla hall empeilatlos, r1escuqueria que el enl'jado peruallo lu encontrase con tun brieroll una gran obrn que se aselllejaha á ulla forlacori o nÚmero de parciales. El resto del ejército no leza y Ilue parecía amenazar y desaliar ;l los illvasose I nllaba muy ,listante y poco despues llegó al caml'cs. Al acercarse á e~te edificio, fIlle er,l todo de panlentJ. pic,lrn, y que dominaba UII ¡Ínglllo ,el canlÍno, rasi espcrauan ter ar.arccer en sus nlmenas los guerreros ti) "Tan ancha la cerra corno cllalql!iera fort~Jeza de Es· peruanos, y reCIbir en sus escudos U1HI tormenla de pa:I<, COllsus puertas: que.sl en as.a tlen« llVlèse losmacs· pl'l).\'e£tiJe~; porque estaba en posicion tan fuerte, llue trOSy herra rmenta~ de Espall~; ~OP."dlera ,s~r lIIeJorJabrad~ lIll p,ll.llarl?de hombres valll!'osos 1,I.ub~eran podi(:odes~¡::r{;;~/ Xerez, Conq. dell ern, a,I, llar"." tOUlO/II, pá de ~."a lhspula,r el paso ti 1\1\ eJér~lto entero. P~~'o (2) ,,(,;s tanto el frio que hare en esta S'l't'l'a, que como IUVleJ'llIl la satlsraCCll'1I tic dcscubl'lJ' que este eddllos clballos veoian hechos al calor que eolos valles hacia, ci,; no estaba hahitado; ymlJch(J ser'lanÎlnaron al con- a/;¡u lOS de ellos s(' resfriaron" X('rez, ConI[, dei PerÚ, ap. venceJ'sedetllleelrnollarc~jntlionoflensabaen(lpOIH'r !larrl;!, !OlllOIlI,y¿¡;.1!J1. • illlpedimentos á su marcha, pues si lo huoiem que(:i, «I<: al'osenlar(\llSC .Ioscspalloles en sllS,lodos ó pabe ritl" esta era fácil ocasion para /¡acerio con buen (~xito'llIolles de al~odon dI: la tterra que llevaban. e hrlcndo fuePizarro rnandlí Ïtllncdiillarnente Itrdenes 'í su IH~r- gos l,ara der~llderse dellIlllclto frIOque en.aljue a 51erra ha, '. ,',,' .,.' .. " 'I rc, I:orque sm ellos 1I0 se pudIeran valcrslll paderer mucho m,lIlO par,1 que lo sloules6 Sill t.ll'il.ln';d , ~,des pues letra II: jll, Yse~un ;\ los crlstiallo~ les parceló, y aun como era lIar.,i/gun d~St:ilIlSO a Sil gente, (JrllslgulO su penosa lo ci(·rto 1I0 podia haber mas frio en parte de Espaiíacn insubida IIcgalltlo al anochecer :í otm fortaleza mas víerno" Oviedo, llist. de las II:dias, ~IS" palte Ill, lib. Vlll, fuerte aun fIlle la anterior. Era tOIl.: ,le m~lInpostaría cap, IV.. CA PIlULO IV. t I e P Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia !Ill IlInLlOl1lCA ilE GASPAR Tampoco tardó mucho en lIe¡rar la emhajada india qUIJ se componia de uno Ile los Incas nohle, y varios sirvientes, y que traia un oflorl\lno regalo de lIama~ al comandante español. El enviado peruano traia tambien el encargo de salndar¡[ los españoles en nomllre de su se¡lOr ,quien deseaba saber cuándo lIegarian los españoles á Caxamalca, para porlerles proporcionar todo lo que necesitasen. Pizarro supo que ellnca habia salido de Guamachuco, y que ahora se encontraba con 'uua pequeña fuerza cerca de Caxamalca, en un punto afamado por sus manantiales de agua ca- Y ROlG. Iiente. El peruano era hombre <le inteligencia y el e'pañol supo por él mnchos pormenores sollre la r('ciente Incha que hallia agitado al imperio. Como el enda<lû se jactalla en términos pomposos de las hazaÎias militares y de los recurs!'s de su sobl', rano, Pizarro creyó con veniente manifestar que toril) es.lo no le asustaba. Esprcs{,le sn satisfarcion por los triunfo, de Atahuallpa, confes:índole que habla conquista<lo nn alto puesto entre los guerreros indios. Pero añadió con mas prUtlencia que cortesía, M tan inferior al monarca de los españoles como inferiorá (,1 P~so de los .\ndes. ¡ (>5 el último cura ea del país: Esto era evidente, con- empezando ya á bajar por el lado de Este, llegó otro siderando la facilid,ld con qUll unos pocos españoles emisario dellnC'J con igual embajada que el anterior habian atravesado ese gran continente, sometiendo y COll otro regalo (le llamas. Este era el mismo noble una tras otra las naciones que habian querido resisque hallia visitado á Pizarro en el valle; pero ahora tirá sus armas. La gran famadeAtahuallpa, prosiguió, venia COll mas pompa, bebiendo chicha, el jugo ferera ]0 que le hallia incitado á visitar sus dominios mentado del maiz, en copas de oro que I\e\'aban sus para ofrecerle sus servjcios en sus guerras; y si el criados, y que escilaban la admiracion de los codiInca lo recibia con el mismo espiritu amistoso quelo ciosos aveulureros(2). animaba á él, no tenia inconveniente en retardar por Mientras qne se ¡!allaha en el campamenlo, \'olvió algun tiempo su viaje al través del pais hácia el el primer mensajero indio que Pizarro habia enviado opuesto mar. El indio, segun las rclaciones de los alinea, y apenas vió al embajador }' la cortesia y deespa¡lOles, escuch6 con terror eslas pomposas pala- ferencia con fJ1le lo trataban los españoles, cuando bras del general español. Sin embargo, puede ser que estallando en ira, quiso venir á IllS manos con él, Y lo el emllajador fuese mejor diplomático que lo que ellos hulliera hecho á no hahérselo impedido los circunsimaginallan, y que entendiese muy hien que solo tantes. Era COsa muy dura. decía, que se tratase se trataba de fanfarronadas enlre él y su mas cilizat:j[) !Jilln á este perro peruano, cuando él easi habia do antagonista (i). perrlido la \'irla al llevar una mision análoga entre sus A la mailana siguiente muy temprano volvieron á propios compatriota~. Al llegar al campamento del emprender su marcha Jas troplls, y emplearon dos Inca, no se le habia permitido presentarse á este, bajo dias mas en recorrer las gargantas de las cordilleras pretesto de que llslaba guardando un ayuno ~ que no qUll parecian suspendidas en los aires. Poco des pues (2)« Este embajador traia servicio del Señor, 1 cinco Ó seis vasos de oro fino. con qne bebia, ;f con ellos daba á be(i) Xerez. Conq. del PerÚ, ap. Rarcia, tomo Ill, p. W;). 11erá los cspailOles ¡Jela chicha que lral~." Xcrez, Conquista -Oviedo, IIisloria de las Indias, MS., parte III, lib. VIII, del PerÚ, ap. Dan'ia. tOIllOIII, pág. W3.-0viedo, Hislocap. V. ria de las Indias, ~l~., uhi snpra. I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia {¡\ Co..'\.QU~J"A ~(\ \t' pn.lia ,1'1'. \Il ;,~ h:¡hian '\Iceno rnso algu\ln (,uando dijnlfUe Vf!nia d,! l-misal' ¡" Ile Jo-; hlalWo<; y pJ'lIIl~hlelllellt..\ 11<1 huhiel'a l'sr.ap;lllo eon "ida si no lo s hllhírs,~ aSt~gurarlo qUll pur cUlllquier dailo que se le 1,licil'~fladoplarialJ re[lrc"a'ias tns espailO1eseuloseul'j:lllo, l'errJiWOi' que Sf! hllllll ban en ,SIl campamento. Ailill!t{. (ll).l \lO ha~i:l dnda alpllla sohre las inte\lcinIles h(lsllle~ rlfl A ta tllwll [la; porque,.e hnllaha I'Urlll¡'do por un [loll~roso ~.léJ'eilo, en UII campamento muy l'Ill ti l¡ca(lo á eosa rie una legua rle Cnxil1lwlrnu, lIiielltras que e, ta l'Ïurlad habla fido cOJllpletumeule cv:'l'uada ('or sus hahitantes. un. 1'{""Ill'. ~" , . - - .. .:.=-~,-~::.=--~- "'=>- . " . -; ,~~/¡~.~.;l, './ I -,; :1 •..•.. 'l, r \. \ .\~ El Y~llc de I A tndo e~to 1'1rm'indo tlt·I.!tlt':l rr.'pcnilití ('o,n HlU':" rhH ~¡¡ngre Il'ia , Ifll~ hielll'0dla "1 ~lIvia(\ode PizlIrI'(\ Iwb"r prel'i~'t) e~te reclbilllicnfo pnesto qlle no /1/'1'11bJ credencial algupa (le SU Ini~ioll. Eu '~Iwnto al a)'IIno del Inca, era "erilad, y aUllqu~ hahria recibid" con gusto al enviado lie ltls exlrltllJeros si hubiera ~nbid •• que se hallaba nun pn su ralllpameuto, era Sill eml¡lIl'go pefigrosu illcomodarJo I'll estns ocasionl's SOiEmiles cuando estaba ocup;¡do en sus deberes relIgio:.os. La, tropns quc lo rodeaban no enlll lJurncrn· sas, consideraudo 'lue ellnea sc hallaha empeilado en a'luedos momenlos en una guerra impoJ'lalltl';.Y Cnl~m3Ic., r.orlo que haria·á Caxamak~, lahahi¡(I1 ahandnna,lo o"alada, y tiene como cinco legllnsdeancho. Su r.'I'<. ,S/lS hnl>itantes para ripjar alojmniento á 10<; hlanco~, hlacion tenia un aS[ledo muy ,upflrior;Í to,los los I;~que tan pronto hahi¡·n <le lIe,!!ar á or.npnrla (I). hitnntes <lei país que hah;all vistn 1M ,'spaiíoles al ntl':' .EMa espli('arion, ¡(/lnque j~lge"josa. no sali,Ozo ¡n~o tie Ins montailas, ('011J0 lo pl'ohaha el mejorl'es. elltl'rnmente nI generrl. porquc p.<taba tlemnsiallo ti 10 Y la mayor limpieza quesed,'sel1hria enSUSpff'· rou\'f'nrido .le la ilsturin (le Atahu;dl[la, tic ru~as itt- s(,nns y ~n sus habilaci{lllPs (2). Hasla (lontle la visl:l 'l,'wiones l'l'la tivnmente á los espaÏ101es descon.fiaha alen nZilha, la pnrte Ibna ofrecía 10s rrsu'ta,ios (le un:1 mudJÍsimo.Comose p.ropouiilsin emhargn cOnserVilr Ilnicllltura nrtiva y hien entenrlirln. Un nnrho ri.1l relucilll'es amistosas por ilhora con el monarcn ,claro Sf rpe¡lle.ahlt entre las ,rriJenter;ls. facilitnnolo :llllplios e~ que no dchia apnrcntnr 'l'le ahrigaha <osnechns. medios;í la aco,tumbrarla irrigacio·.1 nor medio de Afectantlo pups erepr impliritamrnte la cSfllicariol1 e; mdes y aellc(lurtos 'Ilhtcrr;íneos. Lo·s campos, dldel en"iado, lo (le~pillió con reit~ra(hs spgllridarlps v¡ditlos por I'nlhtlos ver(le~. preSl~nl¡¡han un table' o rifl r¡lh~ se [lresentnria en hreve nllte pllnea. d.(, trozos ,ill difprcnlfl ('ullil'o, porr¡'lc la li~rra cr" Enla hiljada(le la sierra, alln'lll" I;(s ppn¡lipntlltlll rértil, y el clima, si bien menos e,timulante que el fos ,Anlies.son menos rfl[lidns por el cOi;tarlo del Esl,\ dl' las ahrnsadas regiones dfl la costa, era ,mns fal'flqne por el ciel Oeste, casi Sil eS[lcriqlellto1ron 1a/Jta~ rabIe á losfuerllls productos de /:¡s lalitlllll\s t.emplarli(je.nltarles como en k <uhida; y no rne pl'flucña la rlns. Oebajo Ilelos av(,ntllrpros,ron sushlanr.nscasns satisfacl'Íon de los e,pailOles euanno III sétimo di:l (IManas pllr el sol, se vein la pll'luPÎÍa rillrlall de C;¡avistaron el valle lie Caxamillra, r¡uearlorna.lo cnll ,xamnlca, ('omo una jrlya hrillanleen las ne/mn; faldas torlns las qll[as rie [a a::ril'ullllra, yacía corno ulla hrirlr I:¡.sil\rra. Como;í una legua mas /JIIl( aL través dl'l liante YViÍria,Ia alfombra I'errll\; que nfreria UII I:on- I valle, se veian columnas de va[lorqne se levantahan traste notahle ron las negras m:!!;as dlllos Anr\ps '1\11\ I h:ír.ia las nuhes, inrlicllntlo el punto <le los ramo<os por toll¡.s partes· lo I'otleaban. Ell'alle es tie forma I hniios ralie:.tes mny frecuentarlos [lor los soheralllls I {lei PerÚ. Y n'lui tnmhicn se prpsentaha un espflcl;'lEste Último a,utor. P1 o,la parle d~ su ~hra, \¡a herho po· I culo no tan ~r~to á lo~ ojos de los espaillllcs ,;[lorql1.P M mas ~re ~nrllar.la rip..Xprez. Su .arlnprl0l1 de la nhra del l' á lo lar"o "el neC!iVfl rlfllns ('olinns v"íaSflnna blane:! scr,retartn P'7.arro.rs"nemhar~nlmpnrtantp., pnrqnrrnr¡ nib 1"1' 1 1 ,-, l" 'l' t' rnenos tentaciones para apart'r,e dr.1 sondel'n de la Vetllad,/, I e (fl wn( as (e camp'\naqlILcu molli ,I lerracolp.nia esr.é1entes nra~i'>nes ,le adquirir nnlir.ins, (I) Xerr.z.r.nnq.dr.1 Prr"I.ap.Tlarria,tnrnn l1I,p;í~i-1 1:1) Xere7., r:onqnist1 del PerÚ, ap. RHeia, t,)mn lI1. na UH,-Oviedo. !Ii,l. rie las Indias, \IS., llbi snpra. I pa::ína i O:;, I TilllO l. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia !,~ UIllLIlJTEC,1III·; G.I';I',\H r HOIl,. mo COpOS \Ie lIieve, ell ulla eSIl'nsion al parecer Ile raun hácia el C;lIllpallll'nto inllio , hahía un;¡ p!:¡za ,:a varias millas. ((reran tantnslas tiendas, l'sclama uno si Lrianguldl', de es!en~ion inmensa, rodeada por e:Iiell' los conquistadores, que pnreciall, que eíerto IlOS Iicios bajos, Estos consistían en wandl'ssa/ones, con puso harto espanto, porque no pensábamos que inpuerLas muy anchas que cOlllunicaban COll hl plal.a. dios pudiesen tener Ian soberbia estancia, IIi tantas Prohablemenle su objeto seria servir de euart,"!,,:i tiendas, ni tan á punto, lo l'liai hasla allí cillas I1lllias IllS soldarlos dd Inca (I). Ell la esLrelnid,lll de la plaza lllir,lIldo al calnpo ¡lahia una lurtaleza lie piedra, nunca se viÓ, que nos causó á todos los espailOl"s hasta coufusion y temor aunqne no con venia mostra l'- con Ulla esc.llrra por la parte Ile la ciudall y una 'Jntrad:, particular por el lado de los arrabales. Otra se, IIi menos volver atrás, pOrl/ue si alguna flaqueza en nosotros sin!ieran, los mismos indiûs, que Ilev.í- fort,dl'za habia adcm,ís en el Ll'ITenO elel'allo que do· minaba :i la ¡:iud,ll!, de piedra l,lIlll,il'n, )" rlllleada bamos nos mataran, y ansi con animoso seloulallt(" despnes de haber muy bien atalayado el pueblo y por Irf's n~urall:ls circulares, ó mas bit'n una ~ola tiend~s que he dicho, abajamos por el valle abajo y muralla que la rod'!aha en 10rm,I de espiral. Era \In entramos en el pueblo de Caxamalea (I ).l) punto sumamente fuerte, y la Ilbra indiraha !lias No sabemos cu;í1es serial) los sentimieutos riel moconocimiento del arte de la albailÍlería y de la cil'nda narca peruano, cuando descuurió la cabalgata mararquitectónica de la n:lcion, qlle torlo jo lJue Imbian I'isto los espailùles hasta entonces (5). cial rie los cristianos, que con hanlleras despll'f!adas y con hrillantes cotas en que rl'f1ejaba el sol, salia de Era ya una hora muy avanzada de la tarde rie] 1;¡ lip. noviemhre de I ,i32, cuândo los COllljuÎstadorl's las oscuras sinuosidades de la sierra v se llllelantaba con aspeclo hostil por el magnífico !l:rri!orio que na- entrarPll l'n Caxamalca. El tiempo que habia sidn die habia pisado hasta entonces mas que el indio. hermoso dumnte el dia amenazaba ahor!l torm('n~a, y hacieudo al mismo tiempo mas frio rkt aco,LUlllPUeile ser, como algunos dicen, que ellncahubiesp atraido Ile intento á los aventureros al corazon de su brado, empezó :i I/ol'e¡- y á caer graniw (6). Pizar¡'o, populóso imperio, para envolverlos con sus legionps sin embargo, tenia laI ansia por al'eriguar tiS intl'ny apoderarse con mas facilidad de sus propierlades y ciones del Inca, que determinó enviar en el ado de sus personas (2). ¿O era unsenlimiento natural de mismo una embajada á su campamento. Escogió l'a· la curiosidad, cOliliando en sus promesas ami3tosas, ra esto á lIernando de Soto con quince f!inetes; pl'rn /0 que le hauia impulsado á dl'jarlos venir, sin intl'ndespues r¡ue este hubo marchado, considerando eSI~ tal' resistencia al1'una, á su presencia? (),~torlos monÍlmero como muy peqncilo para el caso de ([ue IJ1Idos, difíeil es neeI' que tuviese tnl,~onlianza en sí ['iese alguna dl'mostracioll hoslil por parte ele los mismo, r.¡ue no mirnse con temor á los misteriosos indios, mandri á su hrrmallo lIern:lIldo que lo siextranjeras, que viniendo de un mUllllo desconoeirlo, guiese l'en veinte c;thallos mas. Este capitan y otro y con tan estr,¡iias fncullades, se Iwhian ahiel'to paso de su parlilla, nos han <lej,lllo una relacion (le esta al través de las montañas y los vnlles, á dl'specho dI' esrursiün primera (7). ruantos obst<ÍCulos les podinn opl1lwr los hombres y Entre la c.iudad y el campamenlo illlflcrial !rabia una calz:ll!a construida con mucha soli, rz al través la naturaleza. Entre tanto Pizarro, formando su pequeño cuerpo Ile los rampas intermedíos. Por esta galopó rápidaen tres divisiones, marchó hncia adelanle ron paso mente la cahallería, y antes de baher and:lllo una lrmas mesurado y en órden de batalla por los declives gua, IIrl"n al frente elei campamento peruano, óond,' que cOlulur:ian á la ciudad peruana. Al acercarse, nase l'stenrlia por el sua ve declive de las muntaiws. Las die saliÓ Ú recibirlo y penetnj por]a ciudad sin enCOll- lanzlls de los ~urrrrros eS!:1ban clavadas en tierra drIrnr un solo ser viviente, ni oil' mus ruiùos que el ceo lante dl) sus licurlas, v los soldados iudios hahi,llI salido rie ellus pnra coutemplar en ~ilencio y COli de los pa~os de sus compañeros. Era una ciudad de hastante considerarian, q~le asümbro la partida cr¡st:ana , que con ruillo Ile arm:l, y de trompetas pasaha rápid,lIl1ente junto á ellos, contenia unos diez mil habitantes, nlgo mas prohncomo alguna terrible npariciOIl, en alns 111'1viento. bll'mente que la pobladou que contiene hoy á la ciudad morlerna de Cnjarnarca (:1). La mayor parte de I,ls El rlestacanwnto ]Iegó en breve á un ,lIlcho pern por la pr;'casas estaball construidas con arcilla l'nllurecÏtia :1\ poco profun,]o ¡¡rroyo, que serpenteando sol, y los techos de paja, Ó IIlndera. AIf(lInils rie I,;s dera, formalw lIna de 1;15defens;ls del campamenlo cnsas princip,lles ern!) de piedra, y IwlÚ en ]a ciud ••d dellncn. Atra\'l'sábnlo un pUl'nte de madern, pero un convento de las vlrgenes del sol, y un templo de- desconfiando de su solidez los f(inetes, prefirieron dicado á la misllJa deirlarl tUlelar, y esle se ¡wllnha pasar el río 5 vado, v sin dificulLad llegaron :í la orilla oculto entre las profundas sombras de un bosquecil!o opuest;¡. Un b,.talloù de guerrl'ros iudios esta ha foren los alrederlùres cie la ciudad. En el barrio rlue mi- mado en la otra estremidad del puente, pef!) no cau(I) lIeJaciOlI del primer descubrimiQnto, ~¡S. (4) Carta de Hernando Pizarro, ap. Oviedo. lJis!. de 13~ E~ta el'a iodudablemente la opiniou del couquistador Indi~s, MS., rarle 1II,lib. VIII, rap. XV.-X'~rez, Conq. que tanto hemos cilado, y cuyo manmcrito impetrerto con- del PerÚ, ap. lIarria, tomo Ill, pag.1H:i. tiene lo~ datos que dan masJuz en esla rarte de nue~tra his· (5) "Fuerzas son que entre iodios no se han I·i'lo tales" toria. I Teniéndunos en muy poco y no hacieodo cuenla que Xerez; Conq. del Perú, ap. lIarcia, tomo Ill, p;íl'. H):í1UO hombres le habian de ofender, dió lu¡rar y cooslntió pa - I1elacion ,Jel primec desCJJb., ~JS. s;jsemos por aquel paso y por 011'05 muchos Lan ;nalos 1'001,1 (G) .llesde:l poro rato comenzó á !lover y rarr granizo " ~I, l'orque realmente, :llo que despues se supo yaveri!(Ul1, (Xerez, (on4. dell'~ríl, ap. nareia, tOIllOIII, l'il!!. W:; ) su intencion el·a vernas 'I pregollnlarnos de dlínde vel:ialllos, Caxamalra en el dialecto ¡udio si~nifica: "lugoar de hielo ,l' y quién uos hahia ech~do alii y qué qucriamos. !'iJrlllle f/'/r porque la tflllperatura allnljue goeneralmeutc suave ya¡:n7/lUl/ .çríbio 1/ discrelo, 11 aUl/que .Wl IlIz 1/i·esr,riplu1"II, dahle, suele variar á v·ccespor efecto de lüs hclados vient'\s IImÎ.qo de .'liber 1/ de NOW e1/leudimiento; y dcsplles Ú del Este, muy perniciosos á la ve¡relaClon. Stevrnson, Il~hol~~¡Jo;e con nesotros, lomarrlOSlos eahaJ:os y 'as rosaô 'Inc· sidenria ell la ArT.érica del Eur, tomo II, p;\g. I::lU. á él mas la aplacian '1 sacrificar á 103 deln;js.> lIelacion d,l (i) Carl:; de IInnadé [,izarro ~IS. primec de<cuh , ~IS. I.a carla dl' IICI'IJando[,izarro, diri¡rida á la Ilea/ Audiencia (:1) ~egun Steveson, e~ta roblaclOn qlle e<tá muy mcz- de Santo 1J0min!!o, da nua rc/acJon eompletn dc los estraorriada, s'lbe ó suhia haee IJIlOSIrclllta alIOS:l'unos ~Iete o,iI dir.arios acontecimientos contenidn>en este yen el si¡rlJienLp. habitantcs. Este inteli¡rentc viajero hace una descripflonllluy capitulo, en (lile l'ste conquistador tuvo una parte IIIUY1'1'11Ianimada de la eilJd¡:d, en que re~idi¡\ al¡rlln ti,'mi'0' Y q!;C : cipal. Concediendo ~u rarle correspondirnte ~ la p;Il'l:,a/ida'¡ par~ce haber mirado COllespecial pre:]i!crr¡on. Probal,!elJll'u- , inevit;,ble en uno de los principales actores de las escenas I/"" te hoy no ocura el rango relativo que tenia en llunpo dI' los I !'e describen, no rllede hubl'l' mejor testimonitl. El infatig;Inca~. lIesideucia en la Améliea dcl ~lIr, 1011.11 If, I;;.::. 1;;1. I hie OI'I€'!O, (I"e vi,'i,', ell Salita Dúlllingo, cún'ICiÚsu illll'I"·(2) Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1.\ cO~Q(\ST.\ UEI. l'J:lli:. Raron la menor molestia á los españoles; 1. est09 tenian órdenes severas de Pizarro, caHiinútiles en sus actuales circunstancias, para tratar con cortesía á los naturales. Uno de los indios indi~ó el punto en (lue se hallabl ellnca (I). Era este ua patio aùierto, con un lisero edificio ó casa de recreo en el centro, rodeada (le corredores que por detns miraban á UII jardin. Las paredes estallan cuhierlas con una especie de e;Luco bl illante, blanco vde color, yen el espacio abiertodelauteuel edificio', habia nn estanque ó bailaclera de piedra, á que venian á parar acueduct.os que lo surtian rIe agua caliente y fria (2). Una especie de tina de piedra labrada, quizas construida posteriormente, aun se co· noce en aquel punto bajo ri nombre de l( bailo del Inca (3).» El patio estaba lleno Ile indios nobles, vestidos con brillantes trajes, sil'\'iendo al monarca, y de mujeres de la casarea!. En medio de esta reunion no era difícil distinguir la persona de Atahuallpa, aunque su traje ~ra mas sencillo qu,) el de sus cortesanos. Pero le calUsobre la freJlt~ la borla encarnada, distinti\'o Illuy conocido d3 Jos monarcas perUa¡lllS, y que este no habi,} usallo hasta ùespues de la derrota de su iwrmano lInasear. Estaba sClltiulo Cil Ull banco bajo ó almohadon, poco mas 6 menos segun /a costumbre morisca, y sm. nobles y oficiales principales se hallaban en pié al rededor de éJ, call gran ceremonia, ocupando puestos segun su rango Ci). Los esp¡,ilOles miraban con mucha curiosidad al príncipe dl) cuya cruel,\ad y ast.ncia habian aida hahlar tanto, y cuyo valor le'llUbia asegurado la pose.sion del imperio. Pero en sulisonom[a no se conoCla el rasLro ni ùe esas feroces pasiones ni de la sagacidad que s(' le ha atribuido; y aunque en su comportamiento ~e notaba l¡t gravedaù y la conciencia del poder que tambien sientilll á un soberano, parecia haber des1errado toda clnse de espresiOl~de sus facciones, conservando tan solo la apatía tan caracteristica de las raza~ americJJlJs. En la ocasion presente esto debió ser, á Jo menos en parte, fingido. Porque es imposihle que el principe indio no hubiera contemplado con interés y curwsidad un eS(lectáculo tall estraño, ':f en cierto 1Il0do, tan aterrador, corno el que ofrecian estos misteriosos rxtranjeros, y para el cual ninguna descripcioll anterior podia haberlo preparado. IIernando Pizarro y Sl)to , solo con dos ó tres de tancia, y felizmente incorporú el documento en su gr~n obra, [list. de la.' Indias, MS., parte IJI, lib. VIII, rap. XV.- El autor anóninlO de la lIelacion del primer descub., MS., tambien fue con esta partida. (1) Pedl'o Pizarro, Dcscub. 'J ConlJ. MS.-CarLa de lIernando PitRrro, MS. (:!) Xer"-z, Conquista del Perú, al" Darcia, lomo Ill, página 202. «y al e,tanque venian dJ3 caiíos de agua, uno caliente Y otro frio, Yalii se templaba la una con Ja otra. para cuando el seiíor se queria baÎ1ar Ó SIIS mujeres, que olra persona no osaba ent,'ar en él so pena de la vida •• Pedro Pizarro, Descubrimiento Y Conq., MS. (3) Stevenson, ll.esidenc:a en la América del Sur, tomo II, pá¡¡. HH. (-l,) Xelez, Conq. del PërÚ¡ aro Rarria, tomo III, página H16.-Carta de I/ernando '¡zarro, MS. El conquistador anónimo á quien tantas veces he ritado y que fue tèstigo presencial de todo esto, describe el aspeclo del monarca peruano en lenguaje animado aunque sencillo. «LIegados al patIO de la dicha casa que lenia delante de ella, vimos estar en medio de ([rac muchedumbre de indios asentado aquel ~ran señor Atabaljp) (de quien lanla nOlicia y tantas rosas nos habian diCho) con una corona en la cabeza y una horla que le saha della y Ic< cubria toda la frente, la cual era la insinia real, sentado en IIna sil/ecHa mny haja del suelo, como los lurcos y moros acoslumbran sentarse, el cual estaba con tan la magestad y aparato cual nunca se ha visto jamás, porque e~taha cercado de mas de seiscientos sciiores de su tierra .• Heladon del primer descub., MS.. TO)I') l. {lf) los que le acompañaLan, se acerCaron le.llamente á caLallo para colocarse al frente del Inca; y el prime1'0, hat:iéndole un resp~tuoso salul;'), pero sin de~montar, dijo á Atahuallpa !Jue veuia COIn,:'embajador de su lermlno, comanllante de los espauoles, á poner en su conocimiento que hahia llegado á Caxa~ malca. Anuncióle que eran sÚbdilos de un poderoso príncille que vivia mas allá del Océano, r que \'enian atraid JSpor la [uma de sus grandes \'iclori"s {¡ ofrecerle fUS servicios, y á cOIJIunicarle lasdo!:lrinas de la verclarlera fe que ellos profesaban; é ¡nyitóle además e} nombre de su jefe á que pasase á visitllr á los españJles en su residencia actual. A tllllo esto el Inca no contestó una sola palabra, ni aUIl h:w un gesto que pudiese indicar <¡ne queda!.", enterado) aunque se la tradujo todo Felipillo, IIIJOde los il térpretes de qua hemos hahladu ya. El Inca guardó un silencio absoluto, y perrnaneeió con lu~ ojos ¡;jos en tierr~; pero uno de sus nobles, que sr hallaba en pió á su lado, contestó: l( Rien e:;l;'1(';).1) Esta I)r:t una situacion muy embarazosa p:lr;llos es pailO!es,lJue parecían ahora tan dislantes dc saber cuales l'l'un las verdaderas iutenciones del llWIJ¡jl'('¡j perulllo relativaluente á ellos, COIIlOcuando se h;lI:aban al otro lado de Jas monLañas. Pero lIern~ndo Piz:¡rro voldó á hablar en ll'~rminos cortc;;es y respetuosos, suplicando al lnca que contestnse ÚImismo, y les hiciese sahel' cuul era Su "0luntad (6). Atahuallpaentoncesvolvi6.a eabczasonrién,\ose para mirarle, y le contestó se1::ununo de los testi!)os de la escena: «Decid á ese capitan que os envil acá, que yo estoy en ayullo, y le acabo maÏJana para mailana; que en bebiendo una vez, yo iré con aIgu nos de estos principales mios á l'l'l'me con él: que en tanLo él se aposente en esas casas que esLán en Il plaza que son comunes á todos, v que uOentren en (,tra ninguna hasta que yo va~'a, q'¡;,eyo mandaré lo que se ha de hacer (i).» Soto, que, como alites hemo~ dicho, presenciaba estr entrevista, era el mejor montado y quizás el mejor ginele de la falanje conquistadcra. Observan· do 'lue AtalJllallp~ examinaba con algun interés el fo' gOS) caballo que tenia delante taseando el freno v rat~ando cùn la impaciencia natural de un caballo dè batllla, el espailOlle meM espuela y le di6 rienda, y ecl:6 á correr Ii todo escape por fa llanura; luego revol·¡jendo y hacieJlllo describir \'arios círculos á su eal:allo, desplegó todos los hermosos movimientos de est'1Y su propia destreza; por lill, par;ínllolo repentinamente en su carrera, casi hizo dO-sclllsar al animal sol ,re su cuarto trasero, tan cerca ¡le la persona d!'1 Inla, que parle (le la espuma rIel hrioso animal salpit ó su traje. Pero Alahl1allpa sosteni¡lla misma COII1po,lura marmórea que antes, aunque algullos de sus soldados junto á qUIenes pasti Soto en Sll earrera, se aS'llitaron tanto que huyeron despavoridos; timideT. que les costó muy caro, si es cierto, como aseguran lo~ espaiio:es, que Atahuallpa les hiza (¡uilar la vida aquella noche lllisma por haber manifestado debi(;jj «Las cuales por él oidas, con ser S.1 iur.linacion pregrntarnos YSdher<1ónde veuialllos, y qué qucriamos, y ver III eSlras personds y caballos, tubo laula serenidad en el rostr'l, y tanta gravedad en su persona, que no quiso responder 1'[labra á lo que se Je decia , salvo que un señor de aquellos gle estaban par de él respondia: bien eslá.' Relacion del l',imer descub., !tiS. «(i) .Visto por el dicho I1úrnando Pizarro que él no hablahl., Y que aquella terccra persona respon:Jia de suyo, 10rllÓ á ;urlicar que él hablase por w hoea y le respondiese lo que (Ilj~iese.» Helaríon del primé!' descub., ~18. (i) Ibid., MS., ubi ~upra. En esta sin¡¡ular entrevista he seguido la relaeion del cabll1ero que acompañó á l/ernando PIzarro, prefiriendo á la de este, porque se da á si mismo un aire I'anfarron poco creib e, y se atribuye una conducta demasiallo/~agestuosa. ;¡ Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ill(, DIRI.IOTf:C.\ ilE li.\atl Ian ill¡Jl~corosa en presencia de los extranjer(\~ (I). En $cgah.la los criaJos del monarca ofrecieron algl1na~ cosas de comer á los espailOles que estos no aceplartm porque no querian dl'smontnr. Pero si behieron un poco de chicha , servida cn vasos de oro de nn tamaiío estraor(linario, por las hellezas del harem imperial (2). f)es{lidÍt~ndose d(~spucS rcspeluosamenle, 108 espailOlcs volvieron á Caxamalca hac¡'mdo muchas y tristes reflexiones sohre lo que hahian visto; sohre ell'stado yopu/encia del monarca iodin; ~obre la fuerza de su al'mamclJ to mi/itar; sohre su ri¡uipo perfecto, y la lIparcnte disciplina (lue cn sus filas se llotaha ; to,lo lo (¡Ile parecia denotar un gr:ldo mucho mayor Ile civ:lízacion, y pOI' consiguiente de poder, ql\<\ cnanto habiall v¡stocn las regiones b;ljas del pais. Al ponel' t.odo esto 00 contraste con lo pequciío de su propia fuerza, demasiado avanzada ahora para que le pu[liesen llegar socorros y l'efuel'1.0S, c'lllocieron que 110 hahian obrado con prudencia lanzándose al centro de tan formidalJle imperio, yestaban llenos de tristes presentimientos para el porvenir (;I). Pronto SP. comunicó á sus camaradas llel campamento su espiritu de ahatimiento, que no disminuyó ciertamente cuando, habiendo anochecido, "jeron encenderse los fuegos de los peruanos, que cnbrian el declive de la 1lI0ntaÏia, y que, segun lUlOIle los conquistndores, eran tan numerosos COllJO las l'strellas del cie!0(4). Sin l'mbargo I.ahia un corazon en el seno Ile ¡¡queHa pOlJueña hueste en que no lograban penetrar ni el aùatimiento ni ci tomnr. Este era el de Pizarro, quo al re ves estaha I/eno de Slltisfacci()n al ver que por tin habian llegado las cosas á In erisis qne él habia ansiado duraute tanto tiempo, Vió la llecesidad de dur páhulo (¡ nn sl~ntimiento un:ilogú en los suyos, siu lo cual todo se había perdido; y así, sin revelar sus planes, hahló con SllS soldados y les suplicó que no desmayasen ell semejante eircunstancia, cuando ya se encontrahan fl'elltl~ á frente con el 'Cnemigo lJue tan cOIlstantcmentehabian hm;cado.llogóles que confiasen en su propio v:dor y en el auxilio de aquella Providencia que /05 hahia salvado cn tantas pruebas terribles: en esa Providencia que 110 los abandonaria ;¡hora. Y si la ventaja de/ número, pOI' grande que rU~St~, estaba en favor tlcl enemigo, ¡.qué importaba si el brazo de Dios cstaba ell favor do los espaîia- GASPAR Y nOIr.. les (5)'~ El sohl:\llo espailOl obra l/a :i impulsos de la doblo influencia del espíritu caballeresco y del entusiasmo religioso. Este Último era el mas eficaz en la hora del peligro; y Pizarro que cllteIllli:) bien el carácter de la gente que tenia que manejar, presentanrlo la empresa hajo el carácter do una cruza,la, reanimó el fuego cntre las eeniz:ls del entusiasmo en los pechos rle sus soldados y restableei6 en ellos su decaído arrlor. Llamó, l'Iles, á eonso,io á sus oficiales para discutir el plan de opcraciolws {¡ mas bien para proponerles el prnyecl.o estraordinarío eU)'a cJ(~wcioll habia decirlill(). Era este armar lIna cela,h nllnca , y kOgerle prisioneroála faz de to,lo su ejército, proyêT'to peligrosislmo y COIllOse deia com'cer, casi desesperad,). Pcro tambien eran desesperadas las c1rt'unstancias en que los espaÏioles so hallaban. A cualquiera parle qne se volviesen veíanse amenazados de IGS lilas terribles rie~gos; y val iil mas arf'rostrarlos con valor que retl'Oeeder ante ellos cuando no hahia medio de evitarlos. Para hui¡' era ya demasiarlo tnI'M, ¡. A,IÔnde /Jahian de huir? A la primera s,~i)al Ile retirada eneria sohre cllos tod.) el ejército del lRc:!. Sus pasos serian contados por nn enl\migo mucho lilas conocedor (IUfl ellos mismos de la.; escabrosidades de la sierra, el cllal ocnpando las salidns ~odria cercarles por todos lados, además este lIlovinncnto retróf!rado disminuir~a III conli:lIlza y por cor~siguiente /a fllerz~ del e.lércJto espanol alllllsmo tIempo que doblana la ¡JI' su enemJgo. Piles permnnhcer largo tiempo en Ja inaccion , en la posicion que los españoles ocupaban, parecia igual· mente peligrMo. Aun suponíen,lo 'lile At:lIlUallpa fuese amigo d,~ Inscristiano.;, no podian ~stos cUllliar en que pe'rscI·t'r:lse en su amistad. La falllíliaridn[l con/os blancos de-truiria pronto la idea de lJ.ue fuesen seres sohrenatorales y aun la de que fuesell de naturaleza superior á la sup. Su corto nÍllllero JI) inspiraria desprecio: sus caballos, sus nrlllas y su ostentoso aparato sPi'ian UII ceho para el bárbaro monarca, y cuando ~\l[liese qne estaba en su lIlano aniquilar :i SllS poseedores, no t.ardaria en enconlrar prctesto para ello. Uno hue'no se le ofrecia ya en las lIledidas arhitrarias de los conquistadores y cn su marcha por sus dominios. ¿ Pero qué motiro tenian para lisonjearse do que ollnea les fuese 1'1Iboral>le? Era un príncipe astuto y nada escrl1puloso, y si las noticias que con frecucncia habinn recibido en el camino erau ciertas, siempre ~abia mirado COli 1Il~los ojos la. llegada de fos espanmes ; apenas era poslb/e que huhlCsehecho otr'l cosa; sus mensajes de amistad no habi~n tenido mas objeto que engailarlos para (lue cruzaran Jas montañas donde con el auxilio Ile sus guerreros podria fÚcitmente destruirlos. ¡':staban pues envueltos en las redes que el sagaz monarca les habia tendido. Asi su Único remedio era volver contra ellnca los arWicios con que habia engañado á los esvaùoles y cogerll\ si 1'1\1 posihlc en sus propias redes, No había tiempo que perdcr, porque de un dja ¡j otro podian volver Jas victoriosas legIOnes que acababan de vencer en el Sm', haciendo asi mas grande la desigua/nad IlÎlInerica entre el ejército del luca y los espallOreS. Sin embargo comba lir á Ata.huallpa en campo abierto era muy airiesgado, y aunque la victoria coronase sus esfuerzos. 110 era probable qlle una persona tan imporl.uute cómo la del Inca cayese en poder de los vencellores. La invi tacion que habia aceptado de visil.arles t!lISlISreales les proporciollaba el medio mejor de asegurar la [Iesealla presa. Ni parecia tan desesperad,) (I) Pedro Pizarro, dcscub. 'i Conq., MS.-ReI. del primer tlescub. , MS. "y algunos iodio~, con miedo, se desviaron de la (arrera, por lo cual Atabalipa los hilO luego malar .• (Zárate, Conquista del PerÚ, lib.lI, cap. lV.)-Xcrez dire que el mismo Atahnallpa coofesó e~te hec!tocnconvers.ciou con losespaüoles cuando estaba prisionero,- El caballo de Soto ¡Jebia ciertamente asustar {¡ Jos indios, si, como asegnra Ba/boa, salvaba IllI espacio ùe veinte piós en un salto, y esta llevando un ginete cubierto de al'madura. lIi~toria dell'cril, cap. XXII. (2) Helacion de! primer descuhrimiento, MS. - Xerez, Conq. del Peril, ap. [larcia, tomo 11/, pág. i9G. (:'i) .1Iecho eslo y vislo y alalayado la grandeza del ejçrdto, y las tiendas que era bieu de ver, MS volvimos ~dollde ci dicho raplian nos estaba esperando, harto espanl~dos de lo que habíamos visto, hablaudo y tomando entre nosolros muchos acnrl'dos y opiniones de lo que se dcbia hacer, egtaado todos con mucho temor de ser tan pocos, y estar lao melidosen la tierra donde norodiam03 ser socorridos.» (Relarion del prirn[1tdescub., ~lS.) Pedro Pizarro tiene hastante franqueza para confe;;ar la consternacion de los €sPllilO!es. ([¡escub. y COlJq.) El miedo era una srnsation fIIUY estraila .para el soldado t'SpailOl.Pero si BO )0 esperimentaba eu ocasio!! semejaute, debía parererse (¡ a'luel intrépido cal,aJhro que, COIllO deci3 Cados V, «nunca s.e hubiera atrevido á despaviJar IIna )uz con Jas drdo,." (l) ,,J!erimos la ¡:uanl,a de la plaza, de donde se veian los fuegos ùel ejérrito de JOSiodios, Jo CHal era cosa ~sralltabl~, que como estaban en una ladera la mayor ¡¡arte, v ¡anjuntos Ci) Xerez, Conq. del PeriÍ, ar. Barcia, tomo ur, p;lg.19ï unos de otros, no parecia 8ino Uf!cielo mu~' estrellado." Hel acion de/l,rimer d~srllb, , .'IS. -- :'\aharro, IIclac!Oll sllmaria, ~IS, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I ,CUW\;ISTA tO~ 1)1::1.I'I:.I\\'. ~us espaldas, y Iju'~ d"'pues de c~i~ladosalllente pe :;adu y U!1ulu,lu era Ilue~ to en depuslto La.!o la custu; dia de l,na fuerte Ijua·dia. EnL0l1ces empezaron u "reer que se cumplida!. las ma¡.(níficl1s prumesas del Illca' l'cm al paso que su avaricia se aguzaha al ver dela:lte \'e sí ulla riqueza Que ap~nasse ha!¡ian aLre.,'iJo d in:üginar; se allluentaball sus IIlIpaclCDtes e!.'· I,(tnei,ls, 110 ¡,aciéndose car¡:o de la di,1 ¡n,{·ia )' diliel Itades del c¡llIliIlO, y vitupl'lando ¡dlallll'nte la t¡n\anla con que se ejecutauan Ius Il'/.(il''; IJlilud¡,!os. L11)garon;í sospeclwr taruLien que Ala[¡U¡t1ll'a Il ubl\~se iuventado el pretesto de su rescat •., solamenLe Clin el oujeLode entablar comi.1nÏl:aciones COli~us ,<,sal/I's 1m,s di;;tante;; Y que la dilacion fues~ e¡drul ¡,da CUll ~I"r.rle de 1/uasc,. r; I~l ùlljp.lo ¡le ganal' tienipo para asegurar la ejecllc~on ; florlr,ín inspe,l~cion3r la ejecucion (h: III1Sb,rdencs y \'Cr tie, Sll~ planes. ClrculaiJa!~ n~mores rll) suhlevacron I con W~ flronlOS 0IOS que 110 se I"'l'para ¡\II1~lIn IIIUVI.. 1~Il~relos [l,'ruanos y lIIar.tlestaballStl entre los espa- I miento hGstil." La orel'la era 11Iena; ~ I'1zarrn rle¡.oles lëmores rie Ull ¡¡taqlle.repentinoY~èneral con-l seOS(1 .le alitluirir noticias lIIasl:jl'l~llnst;lnci;lI\;¡s YHU' ti'a sus real,s, Sus nuevas rHluez::s les (heron IlHl)'Or t~llti':as del e"tohlo del país, la aCCpl') tie ùuuisJllIa causa rie cuÎtl¿lllo y temblaban (()1II0 el a mro ellllledio "anr. (2). Ile sus tesoros (I), ,.. Alites Ile la parLi,la de ,,~tos emisario;, el glllll\ral • Pizarro comullicó :í su prisi~n~ro los rUIllOres que hahía de;;p;lI~hudl) á su her~lallo He,rualillo f'OIl U!IU~ f'rrculahan r.ntrè los soldado;;, .helell'\o que I!no de los veint'l caballos y un pequello cuerpu de IIIfanlNJa a ~ilios que SIl sell~l¡¡han COIllOpunto Ile reUIlIOI1 cie los' la illlllerlíat¡¡ ciurlad de l;uamadllldJo , COli ,',rdtHl dll illllios era I" inmediata dlll'ad de t;u;lIl1.al:hucho. Ata- ! reconocer el pais y al'eriguar si t\l'il lí /JO ci"/'Io nll'll' Iollallpa oyÓ COll graIl sorpresa la IlollCla y rechazó: /Ililrde llillwrserelluído allí fuerza armar a.llel'll;lIl1lu "'III jlJdigIla~í~n el cargo que se I~..hacia COni;) fal~o ' PízaITo (\ncoutrÔ el pais tranquilo y rl~ci¡'ió Illuy ~)uCdesde el prItICI!HO !Iasta <'lfin, Id';l unu solo rie JIIIS Ilí:l ac,)girla de los nalurales; pm'u anle, Ile sahr de \'3sallos, .Iijll, se atreverá il presentarse armado pi á [ t;uamaehucho re,~ihió Mdcups de su IIcrlJiilUo \JJra. levanla¡: tin :Iello sin, I"fl!t>n m,iil: Me tenei~, (l~a~lió, Ique continuase su lJ):u'cha á ¡lachacan¡;¡t:, ,'il\llal ~in vuestro poder; IIlI VIda rsta a vuestra dISpOSICIOlJ; ll1ada en In cnsta 4 clCulr;.;uas pUl' lo 1l1l!II11Stlo IlIsi.t(Ut\ luejnr garallLia podeis tenC!" de I1Ji lidelida,J '? Il tancí¡¡ dl! Caxamalca. I1abia en esta cítll\;lll un grao Ilesnucs manifcstó al .ido l!ôpalJOI ljue las distancias tcmlll'l eOl1s:Igl'allo al dios Pachac;trJlac ¿J (juie/J Ins de ÚludlOS )llllltos erilll Illuy grandes; ljlle :lUnque perua10s reverenciahan corno Ii criador delnlundo. Sl! enviase :í Cuzco, la cnpital, un lIIens;"ie pnl' Illla Dicest' qlle en SÍ! priluera ocupal:ioll del país elll:oll' , rie de corr~os apo,;tnd(,!; tI ef'lcto, tafllaria enlle- : tra!"On allí alrarcs erigi,los ell hOllOI' de IISlt~dius; y ar llesde Catam¡dca cinco d¡as y fJlle se necesil¿¡rlulI : era talla \'cncrac¡on en qlw le tcuiHn lo; natura'f!s. ¡,\uf:has Sl'lIWllaS pa~a que :o~ portadores del tesoro! que IllS Illcas e~ vez de ahlllir Sil culto juzgaron /ll:~s '.HldlPscn haecr elmlslIHl ealllllJoYUlJ ~arga tall pe~a- : ¡>l'lI,lentt' autorI7.arlo:.!u/ltalneIl1e CO!! el de su pro¡lla da sohli>, sus esp;¡lrlas, 41'el'0 pod,els ~atlsraceros, diJO, I Ileit.lad ei Sol. Dno y otro lBlIlplo se elcvahan JUlllos de (/ue 11I"i·lcedoIle huena fe, envl;IIHlo algullos de vos: sobre las alturas qlle dominaban la I~i\l"ad Pach;tvtros á (uzct). Yo les d"ré 1:11 salvo cUllllucto; y aliI l' camac,Y prO;;Il\ll'itban ~onlas orrendas.dtè s,us resl:l'c" I ne (I) Zárate, Î.ouq. del Pelit, ¡,h, II, rap,lV.-Naharro, \lrlarinu SUII\;/Iio • MS.-Xere7., COllq Jell'elÚ, ap,llarcia, (.IIIa, Hf ~ 1';1:..". ':?flL (:!) ll'dro PIzarro. ! (1,«,L:, I "l'scuh. (le) Perll, al'. llama, ;,\;d¡;lITII, JhJacilJII y JI.:,.-Xc..!e7.. (.11\1Ill. pag;;. :!O" :- ,:!().!,- . ClllIll', IOllll) ~tllljjrj,'l .. ,,~. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia JI [) IHIlLlOJ El: \ IlE ';.\"1'.\11 \' l¡(lIG. (Sagaz concierlo, dice un :lllti¡rUO ('s- . IlIagnituc1 de Jas rehailOs de llamas que [lacían la lile· critor, con ci cual el granrle ellcmigo rirl géucro 1I1da ycrha que crece en ¡:IS elel'adas regiones (le los hnmano se aseguraba doble cosccha dc ai/llls (t ).1) AIl(les; alguno; esrahan rr.cogido~; cn ccrcados; pero I'cro e/ templo rie I'achacnmac continuaua manlegeneralmente pacían en Iihertad bajo la eustorlia d,~ niendo su ascendiente, y los or¡jcu/os 'lUll se dahan ~us pastores indills; V los conquisladores supieron desde su oscura v misteriosa gruta nil tenian !llenos f'nlOIICes que al/uellos' illlimales eran guardados l'OH replllaeion entre los naturales rl(~ Tal'aulinsuya (ó tallto cuidado eOlllo los merinns de su país V sus emisean las cuatro ¡¡¡,rIes del mUIlI!n, segun se lIalllaba al graciones ill regladas call tunto esmero co'1Il0 las de PerÚ [lor .los IlIcas) que los onículo, de Delflls entre aqucllo~ (4). los nllti¡,;uos griegos. l/aGÍallsc peregl'illnriolles á, Las [lendientes (le las JI)(lntnÏlus estahan cubiertas aquel sagr'ado silio desde fus r,'giones IIHl5dislantes, de cllOzas y poLlaciones, algullOlsdegran1e estensior; y la ciudad de l'admcarnac era para lo~ peruallos Jo y el pais pr,~sentab;¡ por todas parles señales Ile un ;/ue la Mera pnrn I,)s llI:dlOlIlrtanos Ó Cholula para ell cultivo muy arielantarlo. Veíanse campos de tri;;o inpuehlo de Anahuac. El sallllwrio de la ¡Ieida,l énri- I ,\io en toclos sus diferentes gratios deuesarro'lo, desljuecid(\ con los trihut.os <le los peregrinos, )Jeg,) il de 1.1tierna y verde paja hasta la amarilla y madura ser uno d(~ los lilas opulelltos de la tierra, y Atahuallesph;.l. Al paSI) que los españoles descendian á IllS pa, deseoso de reunir su rescate la mas pronto po- profundos valles que elividen las crestas de las cordisible, aconsejó;í Pjzarro que cnviuse un destaeamen: lieras, se veian rOlleados de la vejetacion ele un clillla tll en aquella direccioll pam "poderarse rlelos tesoros ¡Illas cúli.¡o, vejetacion que eleleitaba los sentitÏos con antes de ql1e pudiesen ocultarlos los s;lcerdotes del el aJewe espect;ículo de mil brillantes co'.ores y la lemplo. deliciosa percepcion de mil esquisitos perfume,;. PJr Ofrecia este viaje muchas difknllnries. El camillO tOtlas partes Ja feracidacl natural del suelo estaba escorría en sus clos terceras parles á la larl!o de las cor- timulada por un si,tema cuidacloso de riego, en q'le dilleras V de trecho ell trecho Je interrumpían las e,tahan aprovechadas todas fas aguas qne descendilll ''restas ¡j(~las montaiws que presentaban obstáculos cie los Audes, y el terreno dll lJs mOlltnlms esta ha no pequeilOs rle vencer. Afort!!nariamente en la otra adornado de .iardiues y huertos que osteutaban fruparte tenían 108 viajeros el heneficio del grau camino tos de todas latitllrl~s. Los espailOle;; no se causahan de ï.U7.CO, y (maria en la crislianrlael, esclama Hernan· de admirar !a industria enn que los indígenas Imbian do pjz;lfl'O, iguala á la magniJiceur.ia ele este camino aprol'cchaoo la honrlad natural del suelo Ó sllplid) á (Ille atravies'a la sierr,1 (2). >J En algunos IlUntos los la falla rle la naturdleza doncle r.sta no hahía sido tan lomos de roca eran tan pendientes lJue se wbian fa- pródiga de sus benelicios. hricadn escalones en e(los para los \'1ajeros; y aunque Y a fues~ por {¡l'den del Inca Íi ra por el temOI' que el camiuo estaha protegido á los lados por fuerte~ ha- en toelo el pais habian infunelido las /wzail3s ele los lau~tradas ó parapetos de piedra, costaba gran dili· eonquistarlor~s, lo cierto es que fueron estos recibiculhlel á los cahallossubil' por él. C/lrtábaole tambjen Ilos CO'! benévola hospitalidad en todo~ los puntos muchas corrientes sohre Jas cuales se ¡/lluian conS-IliaI' donde pasaron, dálllloselrsillojllmielltos y rlisLriI.l'uido puenles de mallera y algunos rie piedra; lIUU- )uyéndoseles rie cuando en cuando ;lImndantes p~o(lue ;í veces Jas ;¡guils (/ue se rlesprenrliun de las mou- visiones sacadas de bien surtidos almacenes j y en taÎÍas formab;m tan furiosos torrentes gue el Único a'gun;ls ciudades salían los habitantes ;í recibirles Inedio de pasar/?s eran los nexiules puentes ~e mim-\ caulaudo y biliJanno y ~uallrlo se.v?lvian ;í pon.er ell !Ire, en cuyo metodo estaban muy poco espernllentamarcha les dahan uu numero suhcJCnte Ile IIllh(l;, cie ,los los es~ailOles. Eslos ~uentes es~ahan as(~gurados car/Za pmI 'Ille les lIevasell sus I~ql¡jnajes P). (ln carla orIlla á fuertes pIlares de piedra; pero como Alltn desplles de u/gunas semanas de vlilJe penoso, Ilabian si.io construidos para sostener un peso no •.•pesal'lle todos e"tos alivios, llegó lIernand(l Pi7."rro lili/VOl' quc el de un hombre y un llama, y como en la deJante de la eiurlad de Pachacamac. Er:! !)sla muy apariencia eran escesil'amente frá¡;iJes,los esplIilOles popul/lsa y rie edificios ¡;ólirl;lI11enle construidos J'ilUtelllian avellturarseá pasar por e(foscon sus caballos. dIOS de r.(fos. El templo de la deida,ltutelilr en lin La espr.rieucÏa, sin embargo, les mostró en breve que vasto edificio de piedra, Ó Illas hien un conjunto dI) nran capaces de sostener mucho mayor peso; y si bien I erlilidos que agrupados alrerledor de una colina cÔ1:\Iusa!lan vértigos el ruido t1eltl)rrente y la vista del niea, mas parecian una fortalpza qur. un templtl. I'eabismo en que aquel se precipita, nbismo que ()ra;í 1'0, aUllque las paredes eran de piedra, el techo sr. veces de cien piés el masde profundidad, torla la caha"om\'Onia de delgùela paja, cosa muy comun en p"ises lIería pasó liin el menor accidente. En esl.os puentes donr e Ilnnl~a (í pocas veces llueve, y donde [lor 1;0/1fenian los indios I'arias personas cuvo olicio era re;;i~niellte solo es necesari., resguardarse de los nyos "aUllar los dereehos que el gobierno cxigia de toelos dcl sol. . los pasajeros (3). Al presentarse Hernan,lo Pizarro á la entrada mas AdmiriÍronse los espaiiolcs de ver el nÚmero y la pe1llleila del templo Je impidieron el paso los guardias de la puerla; pero esclalllaudo que ( fia lia/lia I'enioo . (I) .EI demollio pacltacama, alei're l'on este conciert/l, (le tan lejos.para q(W, le detuviese el. braw rle un saalirman que mMlraua en sus rc~pucstas vran contento: pues cerrlote ll1(ho») forzu el paso y segUido de su g¡:nte, r~n lo 1JI,1ly In olro cra él sern;dt). 'f qucdavan las ánilllas clr los simples lJIa/auenl::rados presas en su poder .• Cier.a de Lean, I:rónica, l'Hp. LXXII. (i) [na chistosa errata de imprenta hay en el pa,al'e rp(2) .EI ramiuo de las sierrils es rosa de ver, pO"qnc en . ferc,¡¡te á est;l espedtCiou rn la esreJente traduceion de \rrez, verdad ell tierra tan fra~Ma. Cilla rnslianrl~d 1I0.e han \'1:'to I "echa por .\/1'. Ternaux-Compans. "On Irollllf' sur IOllle la la n hermo>os eamilwi;, toda 1:( ma~'or purte de calzada.» route /Jelllc"/f1 de I·nr~<:s. de lal/ll.l » (lIdarion de la ConC.fta. MS. ; 'iaéte dnl'érOtl. p:irr. J;iï.) La susti!"pion de la pa)~bra 'porc .• (;;) "Todos los arl'o~'oS lienen pnentrs do piedra ÍJ de ma- l, l'Or parcs I'ndria i"Juri,' a//eelor á sllpoller erradamen:e {lue .Jera. Es !In rio ¡:rande, qlle rra IlInl' r:Jnd.II",o é muy f!rall- I "a"ia rerdo;; en el Pení, antes de la conquista. de, que l,as"mns ,los veres, hal/amus pllt-nles de red: que es .(1)) Carta de Hernan"o Pizarro .. 'tlS.-EsteCe, ap. !larcia. rosa mar;J\'illosa de ver: p,,-aIl1M por ellas los callai/os. TIC. lornn Ill. pá~s. 20ü I' 20ï. Helacion de/ primer deSCIlhr¡Ilell en rada ras/l~e dos pIII·nle •. fa IIna por donde pasa la genmiento. ~IS.• le comun, la nlra por dundé pa,a el sei,or e1eIii tierra Ú sus Tanto el autor ídtim~me"te citado cnmo Estete, \'e,~dor II rapitllllCS: csla tiellcll siempre rrrr"e1a. é iodios 'Jlle)a vuar- inspeclor real, ar.ompaÏ1aron á IIernaudo Pizarru en esta l'SI,edan. er,lls ¡"dios cobrall porlaz;:;,,> IJe los 'lile pasan .• Carla '¡,"cinn, y fue"onp"r ennsi¡;-uíente testigos or"lal'r, de lo que Je llena "do Pizarro. ~1::;.-IlI·juejuJl dl·J pl'lllléf JescubrlI'pf¡crell 1'.1sCl'I'ctal'io Xerez reunió la uarral'i.J11 Je E,lrtc á lllœu~.MS. ,~su~. U\,O, (lel'otos, I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CONQ\)lgn DEL PEl\lÍ. ii! suLi61a galClia circular que conducía á una plalaforPero el jefe esparlOl no estaba "-!1 ab6orto en su~ mn en la cima del monte, eu ulla ue cuyos estremos tareas espirituales que deja.se de cUlda~ de los n~I:l0~ babin una especie de capilla. Estll era el santuario de dos temporales que le hablan Ileyauo a aquel Slt~O. la veneralla deidad. La puerta estaba guarnecida con Yió con gran senlimiento que halua llega¡lo def!las¡aaJamos cie crislal y con turquC!'as y pedacitos de co- è o tarde y que los sacerd~t~s de Paehacamac, ~nforl'al (1). Allí trataron dll nuevo los indios de disuadir r.lados rlelohjeto de su mlSlOn, lwblan pl!estoa bue!1 á Hernando Pizarra de su propósito de violar el sarilcaudo la mayor parte del oro, y march.adose con el Wado recinto, cuando en ar/uel momento la convulantes rle su lIegarla. Despues se d~scubr.ló .una gran sIOn de un terremoto qne IIIZo tpmblar hasta los ci- cantidad deltesoroenterrada en Ins IlImeulUclOnes (5). mientas del antiguo templo atemorizó tanto á Jas 5 in embargo, la que se encontró fue bastante, pues indígenas, así á los que acompañaban á Pizarro como no bajó de ocho rnil castellanos, s·.Ill1a que en o.troAlas demns hahitantr.s de la cíudall, que totlos 111I- tempo les hubiera parecido bastante compensaclOn yeron e~pantados, no dudando que su auorada deidad d~ las grandes fatigas Je su "hlje;. per~ ya. ellos ~c ;;epultaria á los invasores bajo Jas rllinas del edificio habian familiarizarlo Call el oro y su lma "mapon e.\alÓ lesconsumiria con sus rayo,;. Pero semejante terror tada con las avcnturlls novelescas [!ue es Iban suce,no tuvo entrada en 108 pechos de los conquistadores d:endo, se formaha visiones que toJo el oro del Peru convencidos corno estahan rle que en aquel caso po; a.lenas hubiera podido realizar. la menos servian verdaderamente la causa de la re. Un premio obtuvo no obstante Ilernanrlo .en suesPizarra y su gente echaron abajo la puerla yenr3dicion. que vino á consolarle de la pérdIda de su traron; pero en vez de hallar un salan lleno de oro y t(:SOI'O. Mientras estaba en Parhac¡llllac supo que el de piedras preciosas, dones de lo.s devotos de Pachac;,cique indio Chalcuchima sr. hal!dJa con grandes ~amac, segun ellos se imaginaban, se encontraron fuerzas cn las iumedhu;iones de Xallxa, ciudad de al.en un cuarto.ó mas bien en una cueva pequeilU y ns- ¡;"lna considerM~ion situada á grail dis.tancia. entre cura, cuyo (lISO y paredes exhalaban los mas repuglas montailas. Este cacique, pariente llllnedlat? de nantes olores COIllOtos que saJen de un matadero. A:ahuallpa, era el mas csperto de sus generales HunEra el sit.io de los sacri[icíos. Descubrieron sin em- lamente con Quizquil. que entonces sc. 11<11I~baen bargo, Ullas cuantas piezas de Oru y algunas esmeraldas Gllzeo, hauio. uleanzatlo en el Sur las vlctooas (tue en el suelo; 'i lueeo que sus ojos se acostumbraron Iwbian elevado allnca sobre el trono. Por su cUlJa~ ~n poco á la OSCUridad distinguieron en el rincon mas S¡;s talentos y su grnnde esper.ienci~!l~ tenia superior apartado del aposento la figura del ídolo_ Era este un cr' el reino; y Pizarra ~olIoeHt cuan Ilnp~rt~ntc cm mónstrul) co.nstruido de madera, de forma rara y con ascgurar su persona. Vlendo que el ~oblu 1IIdl0 rehucabeza sc~eja~te ti la del .horr:ure. Tal er.a el dios por saba verse COil él,i su vuelta, rlelermllló marchar clescuyos lalnos Satanás IwulU dictado los lamosos orá- de luego á Xauxa y apodera~se lid jefe en sus mism?s culos que desde tau antiguo teniall en"aliaJos tí sus rellt~9. Este proycdo, conslde~·an.do .lt. enor!ne liesldevotos (2), o g¡;alilad numérica de ambns \'jercltos, parcela descs. Los espaiíoles ímli¡:;nados arrancaron el Idolo de su perado aun para los espailOles; pero los triu~lroS les mcho y !.~Sllcaron ¡ti aire hure donde le hicieron mil hau!an insriradolal c\!nliallza,que apenascrclunque {leda~os. ~espues se pl!lificÓ aquel lugar y se puso en pu¡hese sltlirles mal I1lJl~l\na emp!esa. el una cruz hecha de l\Iedra y yeso. A los pocos aÚos ¡~I camino á lran\s de I", 1Il0nt¡¡llag presentaba f!lalas.paredes del templo ruoro~ derribadas pllr los es- yo 'es dilicultades qu~ el, primero por ,doll\\e habl;¡n pa!lolcs que hallaroll conveOlente aqllel sitio para fa- lIe:;aolo, y á estIs se anutlltlIl, respect:> a la caballerla, IJI'l~ar en el ~lIS edilicios; pero la cl'U1.todavia perlllaque se habian gastatl.o las hcrradl~ras de los caballo~ COCIÓestcn(ltenrlo sus anchos brazos sobre las ruinas; y I"s cascos de los allll.nales pa~leclUn. m\lyho e~ aquoi jlermanec1a donde fue p'aulatla, ell el centro mismo ter:eno peJrcgroso Y aspero. No h¡~IJla 11Ie!ro a.lIlane> del alc<~zar de la idolatría, y mientras todo alrededor soir¡ habia plata y oro, y en semclant~ Slluac!on se se. hauta convertido en ruinas ella proclamaba los apro\'ecllaron de eslos melales, haCIendo Plzarr& trlllnfos permanentes de la (e. Lerrar á toua la caballeria COll helT'.duras de plata. Los sencillos indi~s viendo que el cielo no tenia qUI!, hechas por los fu[)(lidor.cs indios, llena.roll tal1 ray~s par,\.los conquIstadores y quesu dios no habia hien su objeto que este precIOso mel.a~ suslJtuyó al' ro(h.do e\'ltar la prolhnilcion de su santuario fueron l¡Ïe,ro durante el resto Ile la marchn .•ü) ... volv!enllo poc~ á poco y ~índicron homenaje Jos exJ:auxa era una ciUllad grande y populosa¡ SI bwn tranjc~?s lÍ qUle~es ya mIraban con supersticioso te- apenas es creible ]a a~ercion . de los conlJulstadorcs mor. ll:wrro qU!SO apro\'echarse de esto para aparque: dicen que se reulllan halJ~tuillJn.e~te cn la (}laZlli tarle~ SI cra poslule de !miuolatría.; y aunque no era principal cien m!! personas. (I). El jele.peruano esp:edlcatlo~, segun el ml~r~o nos (hce, les dirigió un tabl acampado a pocas.nullas de la clUùad con.u~ \hSCllrSo Slll duda tan elhflcante corno era de esperar ejército que se"un los calculas comunes, oseenlllaa de_la boca de un soldado (3); yen conclusionles en- treillta y c¡:lcoomil hombres. Gran dificullad cosIó senó la cruz como un talisrniln inesti/lJable para Iíb~ar(I~)s en adelante de las Illafjuillaciones del dClllo(Z).'1 andando los licmpos cI capilan nodril!o Or¡;oùcz y DIO . FrallCÎ5co de Godoy,! otros sacaron ¡;ran suma de oro y ~Iata d~ 1.,s enlerramientos, y aun se plcsume y tlenc por cierto (i) «Esta puerta .era muy tcjida dc divcrsas cosas de cara. quc ay mucho mas; pero cemo no se sabe dojnde est~ entcrles ylurque¡;as y cr¡stales 'fIltras cosas.))-!\elacion del pri- rada, Ee pierde .• Cicza de Lean, Crónica, cap. I.XXI/. mer descub .• M5. (Oj «Hicieron hacer hcrra¡¡e de herradnras é clavos para • (:1) «Aquel era Pachacama, ci eua! le.~sanabii de sus cnsus (aballo.~ de plat.a, los cnaJes hirièronloscien indios fundi,crmedadcs, y a lo que alii se cnll'ndlll, el demomo aparccia I dore; rouv buenos e ruantos qUlslcron dc ellos, con el cual en aquclla "uc~a á los ~accrdotes y h:¡blaba con cll05, y. eslos I hcrrdg-e a~lllnbieron dos meses.)~ (Oviedo, Hi;t. de las Indias, cntraba~ Cl,1Ilas petlcwn,,!; l ofrcndas de ~os,q\le vOlllan ell ~IS.. parte Ill, lib. VII, rap. ;¡, \'1.) ~l autor de !a rclaclOn ~omerta ~ q\le es clCrto (rUe I e todo el sellono dc Atabalipa d<:ll rimer desrub, MS., diœ que hcrraron los caballos con l~a~l alii, rOlllO108\lnros y turros v~n á la casa de Meca.l) plat. y cobre. '! otro de los ronquistadores asegura quc usa~ l~el~2F,r,.delllJ'lmer descub., AlS.-E.-tete, ar. Uarcfa t. 111, ron ('1"0 y plata. <H.elalio~ed:Ull rapitano s.~~~lIuoIO,ap. R~p ~) .E:i '.. '. ) IIIUSII, ~"\":gatiulII el Vla¡!gl, VClletla 16;).'), lomo 111, rudo \~I n '-: Ila do rred,leador I~~lure IlII sermon, dicien- lia 3ïli.) Pero todos run vienen en lo de la pla la. ro M~.gau~ Cil qlle vman.) - Carta GCllefll:iIlÙO l'izar(í; .~ra mucha la gente d~ aqllcl ,!'wblo l' de S~IS comar(.f) lbid"S RI,' .. cas, ('Ile al¡larecerdelos espanolcsscjllntabanrada.dlacnla ap IJ . '-111 aClOndl! pn:J)cr dcscub., ~IS.-Estcte, plaza rtincr¡,¡¡1 cien mil personas.' ~stete, ap. llarClll, l. 111, • aCCla, omo ,P~b'· :W:J. pàg :13U. 1 á I "i Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia t l2 BIIll.lOTr.C,~ OE GASPAR Y ROll;. I hacerle consenliren una çntrevísta con Pizarra; este plata, y su traje, del que cambiaba á IllClltll.lo,se I.e habló cortr.smente y le I~StÓpara qu~ ~~Iviese con campania ùe lana de ~icuiía f~llliua qU? P3.lrecjas.eda. el al campo castellano eu Caxamalca, dlc¡endo[e que Algunas veces se pallia lamblen una tunl.:a óe p.leles tal era la ~rden delinca. Desde la captura de su sobe- de murciéla¡:;os tall blanda y lustrosa como lerciopcrano habla p.ermanecid? Chalcuchima incierto del lo. Ceiíía sn caLaa el Llautu , especie de turlJallte ó plan que ha\)la de segUir. La captura del Inca he- chal de lana de tejido lllUYddicado Ydoblado en pliecha óe una manera tan repentina y misteriosa por gues de varios co!oresbril/antes, cOlltinuaba tamlJÍen una raza de seres que parecían caídos de Jas nubesy f1evaudo roùeada á las S;(\II(\S la borla imperial cuyos en el momento mismo de sus triunfos. le tenia com- hilos eDcarnadù~ eutremezci:J.los de hillls de oro llespletamente asombrado, y ni habia concebido proyec- cendian basta taparle en rarte los ojos. La illlá¡;en de f.,~al¡;¡Unllpara rescalar á At.ahuallpa, ni sabia á punto la soberanía tenia toda ,'ía utracliro para él aun cuanhJo SIel que c.oncibiese seria ó no aceptable al sobe- do en realidad habia desaparecido. Ninguno podía rano. OetermlOó ptles cllmplir la órtlen que de su ' lIsar vestido ni utensilio <¡uehubiese pertenecido iÍ un parte Je daba Pizarro, porque de tod,os modos desea-I souerano del PerÚ. Cuando este los desechaba eran ba tene~ una entrevista con Atahnallpa, y Pizarro depositados cuiliadosamente eu una caja d!'slinuda ¡II consigUIó su fin sin necesidad de apelar á medios vio- erecto, Ydespues quemados cen ella. Hubiera sido leulos para ello. El jere hárbaro cuando lleAó á pre- lin saerile¡,:io aplicar ¡Í u,;os vu/gares lo que el COl.lsencia riel blanco pareció asomhr¡1l10de su superior taclo delInca hahia hecho sagrado (3). genio del mismo modo que el animal salvaje tieGlbla Poco des pues de la llegada de las tropas enviadas fi ante la mirarla fi.ia del cazador. Pachacamac á tines de mayo, volvieron los W'eseolÍ· Llegó Chalcuchima escoltatlll de numero~a hueste sarios de Cuzco. Su mis ion halJia teuido Illuy huell conducido en sus andas en hombros de sus vasallos; resultado. Merced á las órdenes del Inca y al respcy acompaiíando á los espailOlcs á su vuelta por el tUOSQtemor que los blancos inspiraban en el país. pais, recibió en todas part.es de los habitantes home- habían sidll bien recibidos en todas partes. Los natunajes que solo trihutaban al favorito de un monarca. raies les habian llevado en las lJamacas ó andas del Sin embul:¡;O, toda su pompa se desvaneció al entrar pab;; y ~omo I!abian ido hasta la capital por la.sran á presencia del Inca á quien se acercó con los [liés c~lzada !mperl.al.en .que eSlaban ap?~tad(/s Ile ~;~tanilesnudo~ y lIevand.o Cillas espaldas una ligera carga CIUen dls~an~1UIIldlO.Sde carga, 11I?lCronel ~JaJe.de que to.mo cie un crllldo suyo. Al aproximarse Jevant6 mas de seJsclent~s nullas, no solo SID m'llest~a, Sloe) el anciano guerrero las manos al cielo y escLlmó' con lUJOsacomollJdatl, Atrav,~saron muchas CIUdades «Si yo huhiera estado aquí no hahria sncedido est¿.,; popu[05as, y en todas cncontraroll á lós sellcillosindesllUes arrodillándo.;se, besiÍ Jas manos y los piés' á dios dislluestos á vcnerarles C()llIOá,s~res de superi/l,r su soberano Y los bim,) con sus hígrillJas. AtahlJsl1p8 !latur.aleza. En el Cuzco fueroll reClUidos COlircgoclpor su parte no manifestó la menor emocion ni (lió JOs (lld¡!leos?se le~ alOJÓsuntuosamente y lo~ ouseo~ra seilill cielCO!,1tplllO que dehia cuilsar!e la prcsen- (Iuiosos h~llJllallles se e,m'lraron cC! satisr;!ci;r loJall c!a cie S~I conseJr.ro ravorito, mas que el .tarie la I sus IHlcesld,~desy r,revellll' tOllos sus, deseos., hlcnvcnlllll. La frwldarl del monarca conlraslaha sinLas 1l0tlClilSque trajCrOll ue la capital COllflrmarl'!l gularmenle e.onla leal sensibilidad del vasallo (t). CUal!to (,izarro haui!1oido acerca de la.riqueza y (lo' La cat(\~ol'la del Inca le c!llocaba á una distancia h!aclOll de n1luelJaCIUdad. AUlI(lUehalmn pcrma~wennrme hasta del mas elevarlo v or"ulloso de sus va- cI,domas de ulla semaua ell ella, 110la IHlIl/an Vlslo sallos; .Y los españoll:s tuvier;;n r~pctirlas ocasiones toda. Vieron sin ellluarg~ el gr:lll templo del Sol quo de ~dmlr¡II' el asccnniente que aun en su Ilesgracia I cstabaabsoluta\l\cut~~ eulJ1~rto de pland!as <leoro. Pl)' t~ma. slllJre su pu(>blo y la ve'leracion con que sus nelraron Cillo 11lt.l~1'IOr y v¡em'llos cadaver¡)s emu,alsubdltos se le acerca1ull. Pedro Pizarro retiere \lna sama,los de los reyes s~ntadùs cada ,1I1l.0en su SIlla entrevista que prcS(\lIeic\entre Atahuallpa y uno de chapeada de oro )~culllerl?s de vesllduras llenas tit} s~s grandes, el cual habia ohtenido jicencia para yi- adornos. Los espanole~ tuvICron el bU,cngusto de re~sitar un punto distante del país con la condicion ¡le , p~tarlos segun II~S habla &.conscJadoel Inca, pero e,\lque volViese para cierto dia determinado. Oetúvose ' gleron que la~ planchas de (Ira que guarneCla!1 ¡as un poco de tiempo mas, y al entrar á presencia de paredes se qUl":1sentodas. Los peruanos obedeCieron Atahua/lpa con un corto dOllpropieiatorio, sus rodi. con repugn~lllc¡a la 6rden de su sO,berano para desflolias. temlJI~ban, tanto que, segun dice el cronista, pa- Jar I~esus rlqueza~ el templo. naCIOnal q';1e todos los rccla quc I~Ja.á cae, en tierra, Sin emhargo, su soue- habitan les rlç la CIUdad llllraban con p~trelllar.or~urano te recllJló con bondad y le de.~(lidiúsin di,jgirJe ¡ 11.0Y veneraclOn. Con menos repugnancia cons.llltwla menor palabra de reprcnsion (~). I ron de enlregar ~.l<~sconquistadores los adOrl!OSde Atahu~1l1paen su prision contilluaha tratado por ulgunos otros cch.hcIOS,en los cuales el oro, telllenc!o, los espanoles con el mismo respeto que al principio. I mucha parte de (¡ga, cra dt} menos valor (4). Enseií~íron'e el.iuego de los dados y el mas di/iculto- I Elnúme,ro de plal~ehas que ,¡uilaron ùel templo {leI so aun del agedrez, en el cual el monarca cautÍl'o· Sol no bUJode seleelcntas , y UUlHjlleprouablemente 1I~~óá adiest;arse Ygustaba de entretener COllél el I no erun ~de gran espesor, los auto~es l,as comparJiI tedIO de la prlsion. Respecto á sus v¡¡sallos, mantenia en tamano â J~ tapa tie una arca ~~ ~ICZ u doce ~ulgaen todo lo posible su grüredad y ('cremonia. Era ser- das de ancha \5). Hodeaba el edlhel,o lIna coru!sa de "Ido por SllS esposas y por las mujeres de Sil harem, oro puro, pero tan f~er.lemente encajada cnla ple(h'/l, las cuale~, segun costumbrc, le servian á la mesa y lJue por fortuna resistiÓ á todos los esfuerzos de lus desempenaban los demás oticios domésticos cerca de ~u I?crsona. En la antecámara tenia ulla guardia de (3) Esta relacion de Jas coslumbres personales de Alal~dlOS nobles, quc nUllca entraban á su presencia' hualJpa eitá. lomada de Pedro Pizarro que le vió con frecuensm ser llamados, y cuando lo eran se sometian á las cia en su prision , y pot ser tan curiosa narracíon muy poco o£iginal en el Apé/ldice númas humildes ceremonias que se imponian hasta conocida, he estraclado 9. al mas poderoso. El servicio de su mesa era de oro y mero (4) .Rel. d'un capitano spa~n., ap. Ramnsio, tomo III, 1'0- I I 'I '* Iio :ms.- Pedro Pjzarro. Descub. y COllq •• MS. -lIerrera. His!. general ~ dcc. V, Jib. II. cap. XlI-XIII. (ti) .V de Jas chapas de oro que esta casa tenia quitaron .Cosa semejante. esclarna Es~ete, no se habia visto de<de el.descubrimiento de las Indias.» Este!e, ap. !Jarcia, t, III, seteeientasplaRchas ... á mancra de tahlas derapsdc lresy paz.23I. cuatro 11&111\06 de largo," Xercz, Conq. del Perú, ap, Ilarcia, lomo lU, pig, '2~,:!, (2) Pedro Pizarra, Descub. y Conq, )15. (1) Pedro Pizarro. Descub. y Conq., MS. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO)iQUlSTA llespojadores Quejábanse e5tos Je la falta de diligencia que mostraban los inllios en la obra de destruccion, y decian que habia otros puntos en la ciudad que contenian edlücios abundantes en oro y plata ¥ que no se los hab,an dejado ver. En realida.i su mlsíon qu~ en si misma era de las m:\s (Ie~agradables, se hiz~ o,l1osa por la manera con que la cJecutaron. Los emisarios eran homùresde baja esfera; y envanecidos con los honores que les tributaban los indígenas, creian IDp.reccrlos y despreciaban ¡i los pobres indios como á una raza incomparablemente inferior á la europea; y no solo mo,traron la mas repugnante avaricia, SÍuo que trataron á los mas elevados señores rOll grosera iusolencia, en la cual se escedieron tanto, segun se dice, quo violaron el secreto de los conventos ultrajando los sentimientos religiosos de los peruanos con ~us escandal'Jsos amores con las virgenes del Sol. Tanto exasperó esta conducta á los habitantes del Cuzco, que les hubieran maltratado á no impedírselo su habitual rflverencia alInea, en cuyo nombre venian los. espaîíoles. As! recogieron todo el oro que fue n:~esaf1O para satisfacer la ,codicia de sus inlligllús VISitantes y I: brarse de ellos .0 mas pronto posible (j). Grande errol' fue en Pizarra enviar á tales hombres: aun entre su gente había otras personas que como se vió ~es~u~s, te~ian alguna idea del respeto que se ll~b¡an a SI propIaS, ya quo no respetasen dios indIOS. Los mesajeros se llevaron consigo además do la plata, doscientas cargas rle oro (2), importante aumento á Jo que ya habia presentado Atalmallpa si hien .el teso~o todavía distaiJa mucho de llegar' ]a cantidad senalada, el monarca vi<Ícon sati~faccion que se acercaba el tiempo de completar su rescate. . Poco. ante.s de estos sucesos ocurrió uno que cam?IÓla slt.uaclOn de los espai:oles, y tuvo desfa vorable 1I1lluenclaenla suertedellnca. Fue estela llegada rle Almagro á Caxamalca con gran refuerzo de tropas. Almagro rlcsrues de grandes esfuerzos habia lo"rado armar tres b¡¡jelesy rennir ciento cincuenta hombres, ron los cual"s se ¡labia embarcado desde Panamá á ú~timos del UÎIO~nterior. En su viaje se le habia reunIdo una pe1luena fuerza procedente rle Nicaragua de modp ~Ull su ej~rcito se componia de ciento cin~ ruenta !D.antes y clllcuenta caballos hien provistos de mu.nieione~ de guerra. Dirigia sus' bajeles el antiguo piloto HUIZ, pero desp'les de haber Ile"ado á la bahía de San Mateo navegó lentamente á lo"brr>o de ]~ costa detenido por los vientos y corrientes y ~spp.I"Ullentan.r!otorlos los rlesagradables incidentes que trae COIlSIf'?una ]lIrga nayegacion. No había podido saber nollew alguna de PIzarra, y tan desanimallos f.stabau sus soldados, muchos de los cuales erall in'~?p~rtos aVel!tureros, qne cuanrlo llegaron á PuertoV leJo propusieron abandonar la espedicion y volverse ,lesde !uego Ii Parlilmá. Por fortuna, un individuo del requeno escuadron que Almagro había enviado á Tumbez, traio noticias de Pizarro y de la colonia que habm fundado en San Miguel; y animado con estas llUel'aS el caballero espailOl, prosiguió su viaje y ]0gró por último, á lines de diciemùre de 1532, llegar ~a12oy salvo con toda su gente a[e~tablecimiento cspanol. Alli supo la marcha de Pilarro por las montañas, la ca~tura rlcllnca, y poco dcspues el enorme r(~scate ofreCIdo por su libertad, y tanto ôl como sus compa- '1 (I) Herrera, Hist.reneral, chi ~upr~. (::1) ASI se I'sprp.,ael ~ecretario: <eY ,inieron dosl'ientas l'; rr.as de oro '" veinte y cinco de plala"»(Xel"er.,Conq. del I erll , al" Barl'Ja, ubi supra.) Estas car¡!asllevaban cualro indios. «Cargas de "aliguel"esG"elas II·aen qnatro iodios.» La si¡rllilica~ioilde pali{Jueres, que no es palabra espaito/a, I'Sdlldosa,,1ern~nx~l:ompallssu~onebaslante inreniosamen. le qlle debla s,gn,l1raral¡;o semcjanlc á 1Jalal/lll/ill, con la ("lIall,ene murha sellleJauza. DE~ p:;né. i13 ñeros, manifestaron grande admlracion y asumbro cuando llegó á su conocimiento una m!ldanza tan rápida en la suerte de Pizarra que parecia poco menos ~u~ verilicada por arte má~lca. Al mismo tiempo le aVISlron algunos de los colonos, que nu se liase de Pizarro ni se pusiera en sus manos, pues saùian que no le lenia ùuena voluntad. Poco despues de la llegada de Almagro á San Miguel, ¡:e recibió noticia de ella en Caxamalca, y uua nota rtservada de su secretario Perez, inlormanrlo á Pizarr,) que su socio no habia venido con propósito rle auxiliarle en la empresa, sino con intene ion rle establecer un gobierno independiente. Parece que ambos capítanes estaban rodeados de hombres de espíritu mezquino y turbulento que procuraban desavcnirlos creyer do sin duda encontrar su propio prol'echo en la enemistad recíproca de sus jefes. Sin embargo por entonces so fustraron sus maliciosas maquinaciones. Gra:l satisfaccion causó á Pizarra la llegada de tan considerable refuerzo, que]e proporcioraha medios de aumentar su fortuna y seguir adelante en la conquista del pais. I1izo poco caso de la comunicacion del se:retario Perez; pues cualquiera que fuese el primit:vo designio de Almagro, sabia que la rica vena cue habia abierto en el país le aseguraría su coopeiacion para esplotarla. Tuvo por tanto la magnanimidad, porque magnanimidad hay en desatenrler las sugestiones de una ri,alidad lIlezquilll por seguir los cOllsejos rle una saoa politica, de eoviar un rncnsaje á su an tiguo compaÎlCro invitándole eon muchas protes.as de amistad á que fuese :í Caxamalca. Almagro, que era de carácter franco é indolellte, recibió la con,unicacion con las mismas muestras rle corrliaIidad COllque estaba hecha. Ysin detenerse mas que el tiellpo necesario para los precisos preparativos, dirigié su marcha álo interior. Pero ante~ de salir rle San i\ligulJI habiendo sabido la doble conducta de su secrebrio, recompesó su traicion ahorcálhlole en el mis:no sitio (3). Almagro llegÓ á Caxamalca á mediados de febrero de j 5,'3. Los soldados de Pizarro salieron á reciùir á sus cO'llpaileros, y los dos capitanes se abrazaron con much¡ls muestras de cordial satisfaccion; diéronse al olvido todas las pasadas desavenencias, ytaulo 111I0 como otro se manifestaron dispuestos oí :tuxiliar~e mútu8mente en la brillante carrera que la conquista de aq'lel imperio les ofrecia. \Jna persona hahia en Caxamalca en quien la Ile¡:::ada de os españoles produjo muy rliferente impresion; esta p:)rsona era AtallUallpa, el cual no solamente vió en los recien llegados otra nube rle langostas (llln iba á devorar su desgraciado país, sino que conoció que multiplicándose de tal modo el nÚmero de sus enemi.:;os, se disminuían las pruùahilida, les de recobrar Sll libertar! ó de conservarla si Ilegaha á poderla recohrar. Una pequciJa circunstancia, insignllirantr, en sí rnisma, pero á la cual la supersticion rlaba UII aspect') fo!'mid¡!hle, vino en aquel tiempoá )¡¡¡cermas tnsle 3UsltuaClOn. Algunos solrlados vieron en el cielo um. especie de meteo;o ó cometa, y se lo enseîíaron á Atahnallpa. El mo¡¡¡rca le estuvo mirando fijamente por espacio de algl1nos minutos, y des pues ron aire de ,leseonsuelo Jscldmó, que se habia visto en los aires uua señal semejante poco tiempo antes de IUlllucrtedesu padre Huayna Capac (4). Desde aquel dia se apoderó de él lila profunda tristeza presintiendo y temiendo (3) I'edro Pizarro, !lescub. y Conq., )IS.-Xerrz. Conquisla ,:el Pe,Ú, ap. Barcia.tomo III. p¿¡rs.:lO.!y ~{);;.-nclarion Hlluaria, MS.-Conq.~, Pob. del PerÚ, ~:S-!lelari'''t del pri"lCr dcscub., MS.- Herrera, Hist. gcneral, uec. V Jib. III, rap. l. ' CI) Iiel. d'un capitano ~pa¡:n. al'. namu~io t01110III, rol. 3T. - Ciezade Leol1,Crónica, rap. LXV. ' Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia fl·i IlIllLlOTECAnE alguna próxima llesgracia. Aií es come en las ocasioIles de peligro se aumentan considerablemente la percepcionlllll alma y de los sentidos, y la menor diferencia en el curso regular de la naturaleza, diferencia (lue ell tiempos ordinarios apenas huhiera sido notaI a, á los ojos de las personas supersticiosas ararece corno nUIlcio fatal cie alguna flesgracia, cual s el fe· nómeno estuvicse directa óindirectamenterelacionado con el destino particular del individuo. CAPITULO VII. Inmenso vnlor do tns riquezas.-Su divisIon entre las tropa s.-Humores de alzamiento.-Causa dellncJ.Su ejecucion.-Reflexiones. f 533. LA negada do Almagro hizo variar considerahlt!meute los cálculos de Pizarro, pues le ponia en situacion de volver á emprender Jas operacioncs activas y Ilcvar adelante su conquista. El único obstaculo para sus proyectos era el rescate del IlIca tuya llegada habian esperado los espailOles con jlacicncia hasta (lue con la vuelta de los el.nisarios del Cuzco se üumentó grandemente el tesoro, si bien no habia llegaso aun al límite estipulado. Pero ya su avaricia acabó con su paciencia y les hizo reèlamar altamente la inmcdiata reparticion del oro. Esper:lr lilas hubiera sido e~p')nerse á un ataque delos enemigos á quienes !lO dejaria de atraer tan buen cebo. ~lienlras no se contase el tesoro nadie sabría su valor ni la parte de éllJue le tocase. Era mejor distribuirlo y que cada uno poseyese y llefendiese lo suyo. Arlemás algunos se hallaban dispuestos á volver á su tierra y á lI~varse 8U parte de botin á puntodonde pudieran lenerlo seguro; si hien estos era n pocos, pues la IIwyor parte solo (Ieseahan salir de Caxamalca y marchar directamente al Cuzco, creyendo(Jue en la capital encontrariilll mas oro del que podrian adquirir prolon~ando su permanencia en aiJ1wl sitio; y juzgallllo que no habia tiempo que perder para evitar qlle los habitantes ocultasen sus tesoros segun ya se sabia que intentahan hacerlo. Esta última consilleraciùn fue la que mas espel'Íalmente movió ¡\ Pizarro, conocielldo que sin poseer la capital IW pollria enseilOrearse del Imperio. Asi sin lilas dilacion determinó hacer la distribucion del tesoro. Sill embargo antes era necesario reducido á barras de igual tamailO; peso y calilfad, porque el botin se componia de inlinita varied:1l1 dl' artículos en los cuales clOro tenia dil'ersos ¡;rados de pureza. Estos artículos eran cOllas, jarf(\s, handelas, vasos de todas forJ!w8 y talIlanos, ornamentos y utensilios de los templos y reales pal<lcios , tahlas y planchas para el a1lornod,) los e..!iticios pÚhlicos, y curiosas imitaciones ùe diferentes plantas y animales. Entre las [Jlantas \;1 lIlas preciosa ÏlnÏl.acion l'l'a la que liguraha elmaiz COli su dorado gl'UIIO cuhierto till anchas hoj:'s de phlta, de las cuales colgaba Ilna riea borla de hilos del lIIislllo metal precio~o. Tambien era lllUY de admirar una fuente con su brillante chorro de 01'0 y pájaros y animales de la lIlisma materia jugando en las aguas de su taza. La del icadeza del tmba jo de algunos ohjetos y la be!!eza y naturalillad del dibujo cautivarOll la admiracion de jucces mejores 'lile los ignoran. tes conquistadores del Perú (j). G,\~PAII Y 1I111G. Antes de destruir estas muestras tld al·tl~ ¡n.Ii,) se ,letermin6 enviar al¡.;unas, que luegtl hahian de deducirse del quinto real, al emperador para que sirviesen como ejemplo del ingenio y hahilidall de los indios y del mucho valor de la conquista. Eligiéronse las mejores, que valdrian unos l'ien millllleados, 'j Hernando Pizarro fue nomhrado para IIevarlas á E,paña, el cualllevaha tambien enc:lrgo de presellt:m;e á Carlos, y al mismo tiempo que le entre¡;asl! los tesoros le diese cuenta de los sllcesos de los conquistadores y pidiera que se les diesen mas facultade, y se les elevase á superior categoría. No había en el ejército quien pudiese desempeimr mejor esta niÍsioll que Hernando Pi7.3rro por su destreza y conociIl)iento de los negocios, y nadie tampoco podia abogar con mejor efecto por la causa de los conquistadores en la altiva córte castellana. Pero otras razones influyeron en su eleccion en aqnel caso. To,lavía hervia en su pecho la celosa furia <rue en otro tiempo aiimelltara contra Almagro; la llegada Ile este jefe al campamento le habia causado tin disgusto que no trató de ocultar. Mirábale como si hubiera venido á participar del fruto de la victoria y á defraudar á su hermano de la gloria que lcgitimamente le correspondía. En vez de contestar al cordial saludo do Almagro en su primera entrevista, se h:lbia mantenido en arrogantc y profundo silencio. Mucho desagradó á su hermano Frandsco esta conducta que podia renovar la anti~u¡l enemistad, y para evitar sus COI¡secuencias hizo que Hernando leacompaÏlllse al campo de Ahnagro ylediese alguna disculpad'l su descortesía (2). Mas á pesar 11eesta apariencia (le reconciliacion, el ~eneral quiso aprovechar la oportunidad de apartar á su hermano ciel teatro Ile las operaciones donde su espiritu turbulento perjullil'aba por ul1lallo á su causa lilas de lo que por otro la serl"ian sus emi· nentes prendas militares (3). Confióse á los plateros indios el encargo de fundir el metal, con /0 cual se les obligó ¡í deshacer /0 que (~on sus propias mllnos habian hecho. Trabajaron dia y noche, pero tanta era la cantidad que debian fundir, que gasLtlron en ello un meS entero. Cuando todo quedó redueidu á harras de i~ual valor, se procecli6 á verificar el peso en presencia de los inspectores reales. La suma total del oro se halló que f~ra un millon trescientos veinte y seis mil quinientos treinta y nueve pesos de oro, lo cual teniendo preseute ellllayor valor de la moneda en el siglo XVI, vendria á equivaler en el adual á cerca de tres millones y meclio dc Iibra3 esterlinas ó poco menos de quince millones y medio do duros (i). Calculóse la cantidad de plata en (~) Ilerrera, IIist. Itcneral, ¡fer. V, lib II, rap. /II. (5) Segnn Oviedo se determinó qne del rescate dellllcn tu· viese lIernando nna parte mucho lIlavor de la qne le correspondía, COR la esperanza de qne yiéndose tan riro no quisie~e "01ver m3Sal Períl. ((Trabajaron de le emb;ar rico l'or 'I'¡ilarle de entre ellos, }' porqlle yendl) IllUY ricl) pm,,,) fué nn trlbie,e voluntad de tornar á aquellas partps." /listoria de jas Indias, MS.• parte III, lib. VIII, rap. XVI. (el) Aria de reparlicion del rescate de '\tahuallpa. '15.Xerez, Conq. del PerÚ, al'. Barcia, tomo III, I'á~. 2;;1. Para reducir las sUlIJas rnenrionada~ ell e~la obra, me he aprovechado, camo hire en la /listoria de la rllllquista de ~Ié jico, de los trah~jos del seÎlOr C/emello'in. anti~uo ser.retal'in ,je la Heal Academia de la llistoria de M;"lI·id. Este clr,incnlc literalo, en el tomo sesto de las 'll,morias de la Ara.JCllIi;l, (I) nel3tiooe de Pedro Sancho, nI'. namu,io, Vin~L!i, to- preparado enteramente por él, Ila jwlnitlo nulahúricso enmo III. fol. 3!llJ.-Xerez. Conqllistn ,1../ I'I'n'" al'. Barcin; sa yo sobre el valor de la moneda en cll'cillado de Feruando é tOIllOfil, p,íg. ;:>3.- Z¡\rate, Con'l"isla del Perú, lib. II, Isabel. Aunque este período (el flnal dcl ~i~lo xv) es nn poco anterior al de la conquista del PerÚ, los dlculos del SeÎ1l'r cap. VII. Ovipdo vió en Santo DomiuL!olos objetos qlle "ernando Pi- C1emencin se acercan snlkienlementc á la vrn/ad, l'urs to .. zarro IIc\'ab3 i, Ca~ti/la, y se eSliende lar¡:amcnte en 1<1pin· davia ci vnlol' de la mOiled,]espaiíola ut! ,'e hahia lIIodificado tora de varilJs Va~o~de om 111101II0Yhiell I.rabajados y rica- ;rran'cosa /,lIr el inflojo de II)s IlIctales preciosu$ del ;-;\leV" \llente adornados. Cllya cabida era dc dúcc pulg-adas de altura Mundo, iuflll.1oqne despucs foc tan l'l'a IIde. p,)r lreillta de riwlllferencia. lIi$[. de lag Indi~s, ~15., parl'ara averi~uur ri valur de la IlIll1ledaco nlla r,lad rI'llIol.J. tClICUlO:; que ~('ùl1siùcrJr ¡lrimcro su valor c:;p..:cilicù, c.ilo L:--, le /II, lib. VfII, cap. XVI. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 115 , sol,la~Js de A1masro dCBi,;tieran de Slls ¡Jl'etensinnl's, rncihimdo I'll camuio una pequ,'iía suma que sr. I'Stipuló, y que. procurariall ¡;r,llIje~rse por sí mismM su fortuna en 1~1IIU~V:I carrera que telli~m ahicrt::. ArrJglado aSI alll!stosamente este dehcado nef!ocio, Pizarro pr¿paró con toùa solemnidad la tlisll'iImcionlle! botiu.l!euniérollsc las tropa~ el~ la gr.an plaza:' el Jefe esranol «con tO(\o temor ù,~ Dlos\) (hcl1 elacta, inl'ocóe auxilio del ciclo para cjellutal' :Iqurl acto cOlleien7.UJa y justamente (1). La invocarion IJllI'lll~ p;lreecr un poco inoportuna sienllo 1'111110rra para di,;t.rilluir \1nos despOJOs tan siu derecho a,lr¡uiI ridos, sin ern uargo, es cierto que considemnrlo la magesuul dell('soro y I~facultad que se ahrogÔ Pizar!'1l tie repartido eLtre todus, s'~gun losrespedivos mérite s Ile calla uno, pocos ados tic Sil vida envolvian II a~ resl'llnsabilidad; ptWS tll' ;]'IUella decision suya ¡odia d,'cir,e que depelltlia la fortuna (le cada uno d( sus soldútlos, la pobreza Ó la independencia duranl c el reslo de sus llius. Oed 'Ijose prinlero el quinto real incluyendo los pl:esclItes re\lli~idos ~a á España. ,La pa~te qu~ tomó Pl~arro ;]scenrhó á cmcuollta y SI~tC JIllI.dosclen.tos Vemtc y dos pesos tie oro y ,los lInl treSCIentos Cmcuenta marcos Ile plata. Tomó además la gran silla ú trnno flet Inca, toda de oro macizo y valuuda en veinte y cinco mil pesos de oro. A su hermano Hernanllo 'lió trienta y Ull mil uchocientos pesos de oro y ons mi trescientos cincuenta marcos Ile plata. Sotu recibió quince mil seLecienLos cuarenta pesos de oro I setecientos veinte cnatro marcos de plata. Mu' chos de los restantes caballeros que eran sesenla, recibieron.cada uno ocho mil ochor.ientr,s pesos de 01'0 y ti cSClentos sesenla )' lIos marcos de plata, aunqne algunos tuvieron lilas y unos pocos reribicron mncho menos. La infantcl'Í:¡ se componia de ciento cinco l,ombrl1s, Casi la qninta parte de el.os recibiercn calla ¡1Il0 cuatro mil r:uatrocientos cuarenta pesos de lro y cimto ochenta marcos ùe plata, la mitad de 'a pàrtc que tllc6 á los ~oldaJos de caballería. Los re::tantes recibit)ron una cuarta parte menos, aunque aquí tambien hubo e:::cepciones y algunos tuvieron que contcutarse con una porcion mucho menorlel uolin (2). La nIeVa iglesia de San l"rancisco, prilner templo cristiaro del PerÚ, fno dolada crJJlllos mi docientos veinte )lesos rie oro. La suma asigna~a il los soldados de Alm~¡;ro no fue esccsil'a • si COlnO se ('\H;nta, no pas6 de veinte mil pesos (3); Y la reservada para los colonos rle San Miguel, (lilt! ascendía snlarnonle á quince mil¡lesos fue pequeilísimn (4). Hahia entre ellos cí".rlos soldados, que al principio de la espedicion, c·lmo racordará el leclllr, ahandouaron la marcha. y "olviaron á San Miguel. Eslos ciertamente teman ¡lOCOrlerecho {¡ (lue se contase con ellos en la repartition del botin. Pero la mayul' parte de los eoh- I.A CO:>(Q~I~T A DEL I'ERÚ. cincllcr.ta y un mil seiscientos dirz marcos. La historia no ofrel'r I'jl'mplo dI' semrjante !Iotin tOllo ell metal precim;o y rCllucihle CUIllO er;1 :'lllincro conlalltl1, gauatlo pUl' nna. pequella tropa tI,e anml.ureros como eran los cO!lCIlIIstarlorrs tiel Peru. El gran obJl'to ùe las espedicil1nes espailOlas en ri Nucvo Mundo fue el or~; y c~ Ilot.lble que tan COIll\lletamente lo lograsen. ¡SI huhleran seguIdo las huel as de lus ingleses, francl1ses ÍI hol:udcscs rn el continentcdel Norte, cuán distilltll hnlJ'era sill,) el rcsultado! Es igualmcnte notaille que la riqueza tall re(lenlÍnalllentl\ 3,lqniritl:I, al'art:'Lndoles de las l'ucnlcs mcnos copinsas ¡w\·o mas seguras y plrlllanentcs de la prosperidad naeiona I, se les rseapl' al fin do las llIallOS constituyén~olrs en \Ina lh) las n:.ciones lilas pohres de la erislianllatl. Suscilóse I'nt\luce~ \Ina nl.:I1V¡\dificultatllln la ft)purticiun tiel tn; 01'11.Lns sol~atlos Ile Almagro reclumaron sUll:lrle, Y como (~ran tanto,s ú por mejo!' de¡;i¡', cran mas que los que form Iban el pequeÎIÜ ejército tic Pí7,arro, m participacion llisminuia consitlerll Llemente 1'1sueïte de cuda lino. (\V erdall es, t1l)cian, que no nl1~ hemos hallado en la captura del Inca, pero en camillO os hemos ayu,rlado II guardarle y á defender el tesoro, yen 'a actuahdad os damos metliosùe prosegniry asegurar vuestras con"~uist¡lS. Nuestra cuusa es comun y por tanto la ganan~ia dr.be serio tambien.)) Peroestemo"odeconsid(~rllr elasunlo nO era muy del g\lsto de los ~olùados de Pizarro, los cuales alrg'ib:m \)lIeAlahualll'ahabiahechoelcontratoesclusil'alllenle con ellos; qu,) elios habian c.lpturado al Inca ase"urnndo el reSl\.¡te y corrido solos los riesgos d,; la ~npresa y que no estaban dispuestos por lo mismo Ü d\viLlir el, fruto,lle elln con tollos los quedespues vimesen. No p"(ha negarse que este razonamiento cra fuerte, y all'n se clJnvinoentre los capitanesc¡uc lo,; I el que ~e deriv;1 del peso, pureza, etc., del metal, circunstancias quc puedc'l facihnente deterwinarse, En segundo lugar dehcmos avcrijtuar el valor comercial ó romparativo del dine1'0, es decir, el valor que resulte de la comparacion entre la sUlllade arlícul.,s que antijtuamel. te podian comprarse con una rantidad dada" los que pueden comprarse en los actuales lie!llpos. Esta Ú'tima iuvesti;;aril,n es muy emuara7.0sa por la d,lhcultad de encontrar un artico'o que pueda tomarse como tipO ver',ladero ,lei valor. El trijto, por so uso y rultivo ¡!'enel'al. ha Sido rorrunmente elegido :lOr illS economistas romo tipo, y Clewencln Je ha adoptado eu sus cálculos, procurando averiguar el valor de las principales monedas en cireulacion en el tiempo de los reyes católicos.:'io hacen mencion en 5\1 tra. tado del peso de oro, por cuya dell<)lIlinacioll,con prererencia fI otra alguna se dcsI¡:naballlas sumas á principios del si¡!'Io XVI; pero declara el valor especifico y comercial del castellano, quc, segun el testimonio mmun de varios eserit?res antig-uos, ~omo Ovied~, Herl'era y Xerez, equil'alia pre. ClSamente al pe,;o de oro. Segun sus cálclllos parece qne el valor esper.lfico dcl castellano, que él redur.e JIreales es igual á tres dull~rs. siete centésimas de Duestra moueda (I), Y ci "aloI' nO~lIlal n,a~ de watro VeCèSmayor, Ó sean dos libras, doce cbelInes y 3etS pemques, moneda esle¡'lina (2), Adoplan GOeste valor cOlno el mas aproxirJado al del peso de oro en la primera l'ar~e d,el siglo XVI, el lector podrá comparar fádllIlente por 81 mismo el valor que teOlJn en aquel tiempo las sumas mClicíou:,das en estas l'áliinas, muchas de las cuajes están e¡;presada, ron aquella denominacion. Me he detellid) mas en estas particula ridades. porque en mi primera obl'a me limité á calcular el valor cOlnerr.lal de la maIle~a, el cual si,~ndo mayor que l!i esperitiro, fundado en la calIdad y pe~o d(,1metal, jUZ¡(Ó Ulling-eniûso corrcsronsal, qne daba al lector nua Idea exagerad:. de las sumas mencionadas en la histoCla. I'e~o me p~reee qLe esle valor comparativo ó c~mel'Clal es el "IlICOque Importa sahel' al lector, pues le in. dlco cuánto puede comprar con nna suma dada, dando así á c~noeer el. \'cr~a-Jel'o valor de ella, y adoptando por cOllversIOn el prlOClplOde la alltijiua m:ixima: i, Wf/lll is wor/it III nlll' lihllg , But so mlleh money as'twill/Iling? (:ï) (I) :-<rscnla y ours,caloree Pl3r:'I'cdis. (.'1', del Trad) '.'.!) llu,cICnl~s C!""U"ll. y cuatro l'S, (lV. del Trad.) (~I 1\0 vale mas fllla "Osa I (lile el dillet'O QUc J'rodufr. I r y (J) «~;e¡!'unnios nnestro Seiior le diere:l entender teniend~ su cOllcien~i:~, y para lo .mejor h~rer .p~dia el ayuda oe IllOs nue'tro ~elior, é lOI'oeo el auxl]¡o dmno.» Acta de repartidor dell'escate, MS. (2) El el Acta de repartirion del rescate. illstl'Ul1Jento rcdactado Y, fir~ado por el escrihano real, cstán Jos pormellol'es ~e la dl~trlbuclOn. Este documento, que es por tallto autoridad lI,lcuestl(,naule, se halla entre los manuscritos q'le se me faellltaron de la coleccion de Muiwz. (5) « Se diese á la genle que vino con el capitan Diego de Ahna~ro, pa,ra ayuda á pagar sus deudas y fletes, y suplir al¡junas ,11t'CeSldades que traian I'einte mil pesos .• (Acta de re,Partlcl'lll del rescate, MS.) lIerrera dice qne se dieron cíen mIl peSOf á la gente de Almagro. (Ili~t. general dec. V libro III,) I'em esto 110cOJlsta cu el Acta. ' , (4) ," ¡:n treinta l'ersouas que quedaron en la cindad de San MIgliC1 de Puna dolIentes v olros que no vinieron ni se haUaron cn la prision de AtalJUa'Upa y toma del ,)ro,llorque algunos .Jn pobres y otros llencn necesidad, seiwlaha quince lUll peso~ de oro para los repal'lir sn ,rilOria entre bs dlch;]s personas,)) Id, , MS, ' Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia BlDLIOT£CA DE GASPAR Y BOJC. eran inválidos cuya salud se habia deteriorado por efecto (le sus anteriores fatigas, y que todavia conánimo esforzadoyentusiasta, presentaron buenos servicios en su puesto militar de la costa; y no eg fácil esplicar por qué motivo perdieron el derecho fi mas limplia remuneradoD. Nada se dice en la repartidon del mismo Almagro, el cual, segun los términos del primitivo contrato, podia reclamar una !larte igual Ii III de su socio. Tampoco se dice nada de Luque el otro compañero. A este en verdad no le aprovechaban ya los tesoros mundanos, pues habia muerto poco antes de la partida Ile Almagro de Pallam:i (il sin /wber llegado Ii saber el éxito completo de una em\)resa que á no ser por sus esfuerzos nunca hubiera I egado oí feliz término, sin tener noticia tampoco' de las hazañas ni de los crímenes de Pizarro. Pero el licenciado Espinosa, Ii quien representaha, vivia aun en Santo Domingo y Luque le habia legado esplícitamente sus derechos. Sin embargo, en cosas que sucedieron eD tiempos tan remotos no es seguro el fallo que se pronuncia fundándose en testimonios puramente negativos, y debe admitirse como fuerte presuncion en favor de la equidad con que Pizárro debió de hacer el reparto, la Circunstancia de no hahcr llegado hasta nosotros ninguna queja de los que it él se hallaron presentes ni de los cronistas contemporáneos (2). Terminada la reparticion del tesoro, parecía que ya no se presentaba obstáculo para prose¡;:uir las operaciones activas y emprender la marcha al Cuzco. ¡Pero qué habia de hacerse con Atahuallra? Para resolver esta cuestion, lo mas espedito era para los conquistarlores lo mas justo (3); darle libertad seria dÚrsela Ii su mas peligroso enemigo, it un hombre cuyo nacimiento y categoría reunirian alrededor suyo it toda lil Ililcion y pondrian en su mauD todos los recursos y resortes del gobierno, á una persona en fin, cuyas palahras por sí solas serian capaces de dirigir toda la energía cie su pueblo contra los españoIt~R y dilatar por mucho tiempo, sino frustrar completamente, la conquista del país. Sin embargo tenerle cautivo ofrecia casi tantas dilicultadcs; pues la guarda de tan importante presa exigia mucha gente, lo cual era forzoso que disminuyese grandemente el ejército; y COli todo esto todavia no se evita ba el peli?;1'o de que el prisionero fuese rescatado en los peligrosos pasos de las montañas. En esto el Inca reclamaba altamente su libertad. Sin emhargo torlavia no hahia completado el pago de la cantidad estipulada para el rescate, y puede dudarse que allin hubiera logrado completarlasi se consideran Jas dificultades que oponian los encargados de la custodia de los templos, los ouales parecian mas di spue~tos á ocultar sus tesoros <{ue á despojar de e/los it los sagrados edificios para satisfacer la codicia de los extranjeros. Tuvo talO bien el monarca indio la desgracia de que gran parte del oro y el de mejor calidad consistía en planchas ó tablas aplastadas que, aunque de mucho valor, por su forma compacta, hacian poco bulto. Pero se habia va realizado una cantidad iumensa, y el Inca podin ¡¡legar que habria sido mayor si la impaciencia de los espaïlOles hubiese dado 1I0S (i) Montesinos, Anales, .\IS. , aiJOJtj:i;j.. (2) El capitan espaiíol varias veces citado, que nos dice que fue uno de los nombrados para ¡¡uardar el tesoro, se queja sin embargo de que no entraron en la distribucion una gran cantidad de vasos de oro y otros articulos, y ailade que esta fue una injusticia palpable hecha á honrados conquistadores que lo habian ganado todo con sus fati¡!'asy trabajos. (ReI. d'un capitano :;pa~n., ap. Ramusio, tome /II. foIs. 5i8 yoiO.) El escritor en toda su relacion maninesta muy il las claras el mezquino y codicioso espiritu que animaba {¡ los aventureros dell'erú. (3) « Y esto tenia por justo, pues era provechoso.» Tales son los sentimientos que lIerrera atribuye il Pizarro. lIi:!t. ~eneral, del'. V, lib.lII, cap. IV. tíem~ para reunirla. De todos modos el rescate babia sido magnífico y tal como nunca le habia pagado príncipe ni potentado alguno. Estas consideraciones esponia AtahualJpa á muchos de los caballeros, y especialmente á Hernando d~ Soto eon,quien tenia mas familiaridad que éon PIzarro. Soto habló de la demanda de Atllhnallpa ¡'¡ su capitan; pero este dió una respuesta evasiva sin descubrir las negras intenciones que iban gennínan· Jo en su mellte (4). Poco tiempo despues hiZ(> que el escribano preparase un instrumento público en el cual eximia al Inca de toda n lleva obli~acion respecto al .rescate; y mandó que fuese este <1ocumento púbhcamente pregonado, declarando al mismo tiempo que la se~uridad de los españoles exigia que el Inca permal/eciera prisionero haSta que aquellos recibiesen nuevos refuerzos (5). EI/tr.ltanto comenzaron otra vez Il correr rumores entre los soldados del ataque que, segun se suponia, meditaban los indios. Todos repetian estos rumare~ y.con la re(leticion iba tomando mas crédito la noticIa. Beciase que en Quinto, patria de Atahuallpa, se estaba reuniendo un inmenso ejército, y qne treinta mil caribes estaban va en camino para aumentar sus ii/as (6). Los primit{vos españoles S\lpllnian que lo~ cari\.¡es estaban diseminados indistintamente en Jos difertlntes puntos de AmérÏt:a, y les atribuian todo~ los horrores ¡¡ropios de una raza de caníbales. No es fácil describir el origen de estos rumores. En el campo español habia consirlerable número de indios que pertenecian al partido de Huascar y que por tanto eran enemigos de Alalmallpa. Pero el mas ellI'.amizado de todos era Felipillo, el intérprete ùe Tombez )'a citarlo en esta historia. Este j1Íven habia concebido una pusion ó mas biell habia sido descubierto en una intril'!a con una de las concubinas del rey (i). Esta intriga había llegado á oidos de Atahuallpa, el cual lo sintió sobremanera diciendo ((que le era mas doloroso todavía que su prisiou , el ultrajf' que le habia hecho una persona de tan baja esfera (8) y que poria ley peruana seespiaban tales insultos no solo con Ja muerte del criminal, sino con la d(\ tO(1a su familia y parientes (9).) Pero Felipillo era una persona demasiado importante en aquella empresa para que los españoles Je tratasen de aquella manera, ni elJos juzgaron grande la ofp.Dl;a, si es cierto que (.&) .Y como no ahondaban los de~ignios que tenia, le replicaban, pero él respondia que iba mirjlndo eo ello.» Herrera, Hist. genera!, del'. V, Jib. III, cap. IV. (ri) «Falla quclla fusione, il Gobernatore face un atto innanli al notaro, nel qua/e liberalIa il cacique Atabalipa el l'ahsolueua della promessa et "arola che haueua dala a gli spa!!ouoli che lo presore della casa d'oro e'hauena lor concessa, it quale fece publicar públicamente á SDondl trombe nella pia7.za di qnella Clt:!di Caxamalca .• (Pedro Sancho, Rei. ap. Ramusio, tomo Ill, fol. 399.) Esla alJ.toridaà es innegable, por lo menos cuando renere algo contra los conquistadores, pues l. Relacicm la escribió uno de los secretarios de PÎu¡rro cou autorizarion y á la vista del ~encral y de sus principa.les oficiales. (6) «De la gente natural de Quito vienen doscientos mil hombres de ~uerra y tremta mil caribes que comen r.aroe humaua.» Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo 111, página ~35.-Pedro Sancho, Ilel., ap. Ramusio, ubi supra. (7) «"ues estando así atrave¡:ose un demonio de una lengua que sc dezia Ffelipillo, ulla de los Ulllchachos que el marqués avia IIcvado il España, que al presente ,bera lengua yandava enamorado de Ulla muger de Atabaltpa.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS. Del amor y malignidad de Felipillo, cuya existenci:l segun Quintana se apoya prÎneillalmcntc en el dichO de Garcilasso (Españolcs célebres, tomo II, pág. ~tO, Dota), hablan tambien muy esplicitalllcnte 7.árate, Jliaharro. Goma.ra Ba/boa. todos ellos contemporáneos, aunque no testigos de vista como Pedro Pizarro. (8) .Diciendo que sentia ma, aquel desacatn que Sil prision.» Zárate, Couq. ilel Perú, lib. II , cal'. VII. (9) Ibid. , 101'. cit. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia fF.l\l:. i 11 I,)sos enl:t clcrcion ,le medios rnr;¡ destruir!a causa Felipilll) Sill'/) en l.rcvl) l:t irriLae.ioll del ln~~a contra d.e su temor. Oyéronsr. murmullos mezclados con ter'-'1, Y <l('~<1caqud monelllo le Illlro con 0(110 mortal. r.bles.amc.n:lzas ('outm el l¡~ca cailla autor de eslas Por d,'s:.;racia !'1I1'<l/llrLÍ<implios medios Jll satisfacer nHlIlu!naClOnes. Muel.lOs pedm~ .su. mu('rte como nesus malts pasiont's .. CJsa1'la l'?f:t la segurlflad del eJercIto; y enlre estos J.o~ TlIiIl(lf('S rdalivos á la sublc\'aClOn entre los )¡,s mas \"IoJel1tos eran Almagro y sus Stlcuaces, quo indios sl\llalabanL\tal;uallpacomo anturdeella. To- nJ '.abienoo prese~cíaoo l!l ca~tur;l oe.Atahuallpa, lnt\se d,!claracioll á Chalcucllim;t sobrc este ¡lUnt.o, na les causaba lástIma su sltuaclflll; le nmaban como perodijll (Ille estaba igllOl:anteoe que su se.rlOr tuvl,e- U:1 obstáculo il,su fortuna y arolan el'! rleseos.(l? pese la] d,'si¡,iuio y quc crcla que la catuullllab.an. l~n II ~trar en el palS ya que tan p0c..0 hablan participado sl!"uilla Pizarra hahló rId asunto alluca repiLIéndoltl dd oro de Caxamalca. Acompan:\bales Hequelme el IO;l'ulllorps que cirl'l1lah~n y aparentanrlo creel'~os. tesorero y I~s dem:ís comisionad?s régios a <¡uienes ¿ Qué t raicion es ('sa, diJO el general, q.ne me(htlls p, ~arro Ii~llla dCJndo .en. San !thgud rara nn ten!'r ~"'Iltra mi, contra mí qlle tl! lir. tralallo slCmpre con qlllen esplasesu8 mo\')nllentos; pere e1.lfl.shablan vt'('lJllSi¡JI'rwi<1n ('oulian,III l'Il tus palabras CflOlOr.1I las Iwlo al campamr.nto con Almagro y ,'xlgIallla mll!'rtic un IIl'1'm:lllll 'Il) (I¿ Illl'\aslc conmi!.!:o '!n conlestó el te del Ine:, camo illdis(lensaLle para la lranquilidalI lllea, '1l1n rat VPZ no lJ:lhia 110lallo sel\wjantrc~nfiandd país y par~ los interes~s d~ la co~~n~ Ui) .. 'la: IISiel'lr!'e IllC h:,hlas COS,IS,Ir. hurlas. i. Quc. parte A estas terrIbles sugestIOnes no .d!,) Didos PIZal'r~, SOIllOS y" y lOlla mlgr.n:,(' para t'lltljar á tan valwntps ó Lpare~~ó no o"rlo"! 1?ostranrIo VISIble repugnancIa hombres conll)vo~otros~Nolne<ligas esas hurlas (2).1l en sacrIflcar:\ sn pr1:Honero (O). En cst:t repugnan«Esto, cOlllinlla ci ~et:r<'lario dc' Pizarro, lo rli;o en cj;, habia pocos que le :'colllpai¡;¡ser, y pntrc ellos tOllO elln;\s rf'posaJoy nalural, sonriéndose mientras esiaha Heruando (le Soto que {'onsidcrah:t SCIllC'jal1tc prol!nnci,I}¡,1 estas palabras para disimular Sil falsesaailicio como injuslo por no eslar :'l'obado el cridad, de ~nolln (lUll los l'spalllllcs (lue se !as oyero:! lilEn .de A tahual!pa, En .este ('sl:lIlo d,~cos:ts, el jef\~ f'stauan r.-pantados de I'{'r en 1111hombre harharo tan- CSI':lIIol deterllllllÓ ennar lin corto dp,stacanll'nto a la prudencia (:l). Gtnmachucho para r(~conocer el pais y al'erigu:tr el l't'l'a nil era con pru,Il'ncia como Atahuallpa confuI' r1arnlmto que lellÏHn los rumores d~ insurreccion. tesLó enlonces:í Pizarro silla t~on ci convr.ncllniento Ili( á SotJ f'lman,lo de e,te rlcslaramcnto, el cual, dll su inllcrncia, scgull lÍespues t!cmnstraroD los cono la distanci'll111 era gl'ande,t1elJb estar de I'Ué!acontecinlit\ntos. Sin 1~lIlhar~o, ellnca couoció f<Ícil- ta (r.ntro (lè pocos .lias. mente!:ill ['nu~:J~ y l:iI VeZ las eonsecuclH'j;ls rle]a l1Cllr,espues de b partida de Solo la ngilacion enlre s;¡eÎon. "i¡'lla pro\'unda sirna (l'w se abl'h á sus piés; los soldados en vez de disminuirse allmenló tanto, eslaba rod('allo ¡le pxlran.lcl'(Is de ningll\lo de los eua- qllP. Pizarro \la pudiendo resistir sus iurnrtunidade~ ll~s !India ('slll~rar consl'jll IS rroteccinll. La vida de un , G(1n~ínIÍlí ('n que sn formase caus:t oí Alahuallpa. Era mOllarca rllltÍl'o es gPlll'ralllll'lIle {'orta, v Atahuullpa ' ci,~rlamellte (b~Gro"o y Ill:\<; scgul'O gll~,f{lar I:\s fordehili dI' II ICCrSll('argo t1<l¡~sla v('f1lat! cllaudo pellsa-!l11as de un juicio. Organizúse un lriuunal que presise l'n IlU:ls<:ar. lle¡:llll'lí ('lIlonces i\lnarg:llllenlc la oier HI eoOlo jlwces /05 dos capitau!'s Pizarro y AIauscllcΡ¡ d(\ llernalldlll'j~:;¡J'fO, [HI!'S por rí¡as es ll'i1ilO magro. !';'Hllurúse un fiscal y diúse al prisionero un que pm'p'l,('a, la sitU:ICioll dId rl'gio call1.il'O lIaLia eOIl- ocfe,lsor. Illovido el id til'o corawllllt~ aquel, y Il'Ibja Iwcllo que Los cargos qlIcse articlIbùan conlra el Inraredacle tralas('1l ron alguna al'f"I'ellda que Ic ¡;ralljeú la tarlo; en furma de interrogalorio eran dore. Los mns ('sl¡macion y la conlianza :ll'lln¡;a. Sin emhargo este impn'lantes eran q Ile halJia usurpa,lo la corolla y llSCno t1cr,lilÍ tielllilll fl~Jra prol~urar disipar Jassllspecllas sinatlo á su hermano lIuascur; (Ille hahia disipado d~~.1g~~n~ral y convenccrlc de ~1l inoGcncia. ((¿i\'o soy, las r:;nlas pÚblicas desde la eonquisla ~el país porlos diJO a Pizarro, un pobre cautll'O cntus manos'! ¿CÓ- esp:llloles dotalldo con ellas il sus parwnles y á sus n~o pnedo a "riga!' IllS Ilesi¡::nios quc lile atribu~'es sa- favOlilos; que hallia cometirlo los crímenes oe ¡do lablcn~lo qlll) seria yo la primcra vídimu de la msurtrin:: ullultcrio vil'ielldo púhlicamCl:le casado con reC(;lOn? Poco conoces á lIlis vasallos si piensas que lIlue! as Illujeres; por último que habLI tratado de llalllall Ilt~ !llaVer,.;e sin {¡rder¡ mia, Illies si yo no lo suLle val' :i SllS vo1sallos eontra los espailOlc3 (7). (Iuiero, aiiadió Iaireruóliealllclltc, ni as aves volarán Estos cargos muchos de los cuales se I',eferian tí las ell mi tierra (4).,) eoslu nllfl~s del pais IÍ á las rr.laciones pl'rsonales oel Pero esla~ pl'Otestas Ile inocencia proùujeron poco lnc:t !'obre Jas cuales los conqnisl:ltlores nspal¡oles no cft',cto en las tropas ell tre quienrs la notida rie un I tenían jurisdiCtion alguna, son tan ai)surdos quo levo1ntalllientJ general tic illS indios conlinuaba de ~Iora ,ell hora garland?, cr{~dit(). !)eeíasc 'lue se habia .(;;) :'eùro Pizarr.?, De,scub. J Cong" MS.- I1elarion del rt:Hlllltlo 'ylI 1111grail ejercito Cil Gu;¡mo1cJ¡ucllO, oí Ille- pnu,er :lescub., ~/:'. -t edro :,allcho, ReI., ap. !lamus10, !lOS dI! cien Illillas del campamento, v que de un ins- tO(~Ol'''' fùl. 400. tunte á olro dcbia e-p l"" 'l' l' ~ El t E,to, se hallaban presentes eu el campo, .• ~ " .'. s e"u,.e.c a .¡que.' eStlro (lU: (fi) ,Aullque contra volulltad del dicho ¡:o':ernaùor que ~o~ espanole" h,lhl,all aW!llIrldo er,¡ un cebo tent.ador, nUllca <,;;tuvùeo ello.» Relacion del vrimer de'cub., MSaSlla alarma crecI:t COll el, t~'IIl(ll' rie perdcrlo. DoLliÍPedro '¡zarro, Desrub. y Conq., :lIS.-Pedro Sancho, Relarouse laspat;uHas, ;¡perclhr¡'lselacahallería teniendo cion, a J. I1amusio, ubi SU¡lL'a. ¡;ie.mpre á ~os caba!l0s. ensill,lllos y puestos Jos frenos; (i) (,arcilasso e~pecífira los carl!,n~.qtle se hicieron al fnra. la mfantena .lorm¡a SIn ocjar las al'!lIas ; Pizarro ron- (COIll. I.e'!., ¡.arte Il. hb. l, cap. XX,\ I'll.) Jledesear hU~le<Iaba rie cmndo en cuando l,ara cuillar ..le que todos ra SIdo.que,11¡:unode lo~ ,1utOl'esen esta tr<lgedla los huble.oc los centínel;¡~ estuvie~ell el sus puestos' e r I esp,eclllcado. PeroG~rcliassopl\{ha tenrrsobre ('Sle punt~Jos , .~ .¡ ..•.. ~ l, ' .n l1l, e mejores mformes, y comn no hay motivo para ruc fueselllcpU{lI.eno ('JCI dto e~r,lllol se hallaha preparado para, sacto, pu~¡Je diJrsele c/édi!o en el prricnte r~so. El hecho de l'cslt¡r al ala.qlIe que se cspcl'aha por 1lI1111lt'tllos. haberse formado causa contra cllllonarr.a indio, eSlá esplíclLos rlUC tH'nen miedo no Guelca ser muy èscrupll- ' tamellle rcconocidopnr ,·ariosesrl'itùre;;rontclII[lor.lncos,como (iom~ra O"iedo)' Pedro :ii/nebo. Oviedo califica d proccso do (I) «E le hal.'!an tomado ~us mUJer,'s ér~l,a~lído¡as rn¡¡u «lIIal i¡jrado y peor esr.rito, iuvcnlado pill' un clérl~o lHI'bul'resenCl3 é usa'lall de ell.s rie sus adlllt~J"(I;." O"'r,~o, 1115-1 ¡euto y! in pnucipio;, l'or ulll~noranle esrribano siu cODcieutuna de l.s 11l~':JS, "':00" [larle fIl, lih. \ ¡Il, cap. XX] I. cia, y 1'0"IIlros dc la mi~ma e~to!a c,julplicrs Cl!cHa inral\li~ .l' ,,{:2),)~crcz, (.LIl,!u'sta dL,!l'l'l'II, al'. Liama, tumo Ill, (lIist, dl I;¡s India~, MS. ~parte /If, lill. V(~I, .cap. XXXII.) ,,1I1~-.)-~: . ~luchas ,:utondades convlencn en los dos rrmc/pales cargos, Zlbld., Jor Cit. á saller: el as('sinato de Ilnasral' y la r,JlI~!,irari<ln contra lo~ .• "Ira/l', CIll!t¡ui;,I:(llo:!Perli, ¡ib If, r~p \'If, cSl'aill\le '. ' 1.,\ r.O:'\QI:ISt.\JEL hahbn romcli,IIJ el mismn ùcliln (I). Sin cmhargo I l( ! I I I . ,.. I Pi'l (\~» Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia f 18 llIDJ.\OTECA DE GASPAR Y ROIG. provocarán la ris:! si ya no escitan un sentimiento manifestó gran p~sadumbre r angustia, pues á pesar mas profundo. El último er~. el Ílllico im.port~nte en de que de algun tiempo á aquella parte habia mirado llemejante causa, y su debilidad puede mfemsll del co~o ~ro~able 9ue le condenaran á muerte, y así lo euida¡\o que se puso en aiíadirles los demás. La sim- hab!~ mdlcado a ]05 que le ~odeabaD, siempre la pro· pie enunciadon de ellos muestra suficientemente bab1l1d~dde un aconteCimiento de esta especie e~ que estaba decretada la suerte del Inca. muy diferente de la realidad, mucho mas cuando Examináronse varios testigos indios, y sus decla- esta realidad se presenta tan rápida y repentinamel1' raciones al pasar por la interpretacion de Felipillo te como entouces. Por un momento la certeza de su riícese que recibieron cuando era necesario un colo· destino debilitó su ánimo y le hizo esclamar con Iágri· rido muy diferente del que les era propio. Pronto mas en los ojos: «¿Qué he hecho yo qué han hecho eonclll}'¿ el exámen de los testigos, al cual, segun mis hijos para merecer tal suerte?'Y ~obre todo ¿qué :\se~ra uno de los secretarios de Pizarro, siguió una h~~o.s hecllO par:a merecerl:, de tus manos, aÎladió acalorada discusioll resflecto á las ventajas ó des\'en- dmglénrlose á PIzarra, cuando tú DOhas encontrado tajas que resultarian de la muerte rie Atahuallpa (I). mas q~e amist~d y afecto en mi pueblo, cuando he La cuestion era de conveniencia. Hallúsele culpado, repartHlo contIgo mis tesoros, cuando de mí no bas no sabemos si de todos los crímenes que se le atri- recibido sino beneficios?)) Despues en el tono mas hui:m, y fue sentenciado á ser quemado vivo en la ~atético suplicó que le per:donasen la vi~a, prome#;ran plaza de Caxamalca; sentencia que debia po- tiendo d~r todas la\1garan~Jas que se le eXIgiesen para nersc en ejecucion aquella misma noche, sin espe- la s~.!~u~ldadde. ca~a espanol de los que componian l'al' siquiera la vuelta de Soto, cuyos informes podrian el eJercIto, Y olreclendo dable rescate del que habia poner en su punto la verdad ó la falsedad de los ru- pagado si.se le daba tiempo para reunirle (4). mores relativos á la insurreccion de los indios. Como U.n.testIgo ocular asegura que Pizarra se manifes!;e desease outener la aprobacíon del padre Vah'erde, tó VISIblemente afectado al separarse delinca á cuse le presentó una c(\pia dtlla sentencia para que la yos ruegos no podia acceder oponiéndose á la'volunfirmase, lo cual hizo sin vacilar! declarando que <Ien ta~ ~el ejército y á su propia convicdon de lo que suopiníonellncam~reciaen toltocasolamuerte(2).I) eXlgla la se.guridad del pais (5). Atahuallpa, viendo Hubo Sill embargo algunos en aquel tribunal mi- que no podia hacer que el conquistador desistiese de litar que se opusieron 6. estas medidas arbitrarias, su propósito, recobró su habitual serenidad, y desde consideránclolas como una insigne ingratitud á los aquel momento se sometió á su destino con el valor favores recibitlos del (nca, el cUlll hasta entonces de un guerrero indio. solo n¡;ravios habia tenido en pago. Declararon que Publicóse la sentencia delInca á son de trompeta eran lRsuficientes para condenarle los testimonios en la gran p'aza de Caxamalca i r dos horas despues que deponian en su contra, v negaron que el tribu- de puesto el sol, los soldados se reunieron en ella nal tuviese autoridad para sentenciar á un príncipe jlon antorchas para presenciar la ejecucion. Era el29 soberano en el centro de sus propios dominios, pues agosto de l533. Atahuallpa sali6 encadenado y {¡ en c~o de haherIe de formar causa debiaseI' envia;.oplé para el lugar del suplicio, pues le habian puesto do á Espaila y juz¡;;ado ante el emperador, único que W,'iIIosdesde el momento en que los rumores de pró· tenia facultades para decidir de ~n suerte •. X!'P0.ataque habian. introdUCIdo la agitacion en el Mas la gran mayoria, que era ¡Jediez contra uno, eJercito. El padre Vicente de Valrerde iba á su Jada respondió á cstllS objeciones declarando que estaba procurando consolarle y en lo posible per;ua-dirle á convencida del crimen de Atahuallpa, y que tomaba que en su última hora abjurasc de sus creencias susobre si la re~ponsabilidad de iU castigo; que se en- persticiosas y abrazase la reli¡:;ionde los vencedores; 'liaria á Castilla Ull informe minucioso de los proce. porque queria salvar el alma de su víctima en el otro dimientos, y que el emperador sabria quiénes eran mundo de la terrible espiado n á que tan espontánealos lieles servidores de la corona y quiénes sus ene- mente habia condenarlo á su cuerJlo en este. migos. La disputa se fue acalorando de tal modo, que Dur~nte la prision de ~ tahuallpa el padre Valverde estuvo á [lique de producir un violento rompimiento; le habla eS¡luesto repelidas veces las doctrinas del pero nllin la minoría. convencida de que la resis- cristianismo, y el monarca indio habia manifestado tencia era inútil, hub(} dl.\guardar silencio, y aunque mucha penetracion para comprender los discursos de tIO se dió pM satisfecha, Fe limitó á formular una su maestro. Pero estos no habian introducido en su protesta escrita contra aquellos procedimientos que alma la conviccion, y aunque el Inca los escuchaba {lehian dejar una indeleble mancha sobre los nom- c?n paciencia, no se manifestaba. dispuesto á renunhres de los que en Illlos tuvieron parte (3). cIar á la fe de sus padres. El dominico en aquella hoCuando ellnca recibió notificacion de la sentencia l'a solemne hizo el último esfuerzo, y cuando Atahuallpa estuvo atado al lugar del suplicio teniendo (I) .Dopool'essersimoHodisputato, et ra!(ionatodeldanno alrededor los baces que habian de incendiar su pira pt vtilechesariapotutoauuenire per il viucre a llJorirediAta· funeral, Valverde levantando en alto la cruz le ro"ó balipa. fu risoluto che si facessegiustHiadi llli.~ (PedroSan· que la. abraza.se y se deJ'ara .bllutizar, pro~etiendo cho,lle!., ap. Ramusio, tomoIll. fól.400.) Este I!S ellenI I ¡tuaje de un escritor, órgano del mismol'izarrJ. Segunél, el que SI a lacw, se conmutar¡a la terrible sentencia cónclaveque a¡<ltócsta ccucstwnderon\·eniencia,. se com- de !lOguer~ en la mas suave del ~arrote (6). poniade .ollcialesde la corona y delejército,cierto doctorell I~IdesdIchado monarca preguntó si era verdarllo leye!'querasualmente se encontraba~fli, y el reverer.dopa. que s~ le decia, r confirmado por Pizarro, consintió dre Vicentede ":V'·croe.• en abjurar su religion y recibir el bautismo. Pl'acti(:1) .Respondió qUI! tlrmaria, quc cr-abastante para que el cóse la ceremoniagor el padre Vaherde v el neófifo Inga fue,econdenaúoámuerte,porqueaunenlncsteriorql¡'_ bó I b J d At ¡ Il I d ~ieronjustificanu intento.• Herrera. Hist. geoeral, dee. V, reci i e nom re e uan e a lila pa, ¿'n IOnor e lib. Ill, caP.'IV.. (.I) Pedro Pizarro. Descllb.y Cooq.• MS.- Herrel".!.l\is. ('3) Garcl/asso ha conservadolos nombres de los que tan tOfla general, dcc. v. hb. JII. cap. IV.-Zárate, Conq. del animosaaUlnq~etan ineficazmentese opusieroná la vozpopu- Perú, lib. Il. cap. VII. lar que.pet ia a muerte del Inca (C8m.Real., par.II,lib. l, (5) ,Yo, dicePedro Pizarro,vide llorar al marquésdc pe· ,·ap. XXXVm.).Tuvleronrazon sin duda en ne¡¡arel derecho s~rpor no podelIedar la vida.•porquecierto temió /05 requide semejante trIbunal para formarcausa á UII principe iode· T1mlentOl¡ y el riesgo que aVla en la tierra si le so/lava.opendiente 1'.0010 era ellnca del Penl; pero no ¡lian tan fllnda· Descub.'! Conq., !ifS. dos en Fllponerque~usoberanocfelllperadorteaia mejorde(6) Xer~z,Conq.cel Perú, ap. narcia, tomo I1I,]l. 2¡¡~. recho. Vatt~l.(lib. JI. cap. IV) vitupera espresamente este -t'edro PIzarro, Descub.y Conq.MS.-Conq. i l'ob. del PipretendldoJU1CIO de A!ahu~lIpa.consider~ndolecomoun ul· ni, MS.- Pedro Sancho, Helacion,ap. l\amusio, tomo Ill, lraje maniliesto á la ley de las naciones. fol. 400. -,e Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia !..\ ,:ü:\lJlI~T\ liE!. I'EIlI. JI!j San Juan I:autisla, en cuyo Ilia se verific,') aquel ,;u- ser;u alIligo. Sin embargo, al rrincip:o su cOllllUela ceso (I). call ellos habia sitIo alllislusa)' benéyo a, y ellos se la Atahuallpa manifestú su deseo ùe que fuCSelllr¡lspaglroll con la prision, el despoil) y Ja muerte. h\lIados su:; restos Í\ Quito su patria para que fue,ell E. cuerpo clellllca permaneció ell el siliode la I'jeconsen'ades COllIas de su, antecesores por linea ma - cUl;ioll todól la noche. A !:J. maiwna siguiente Icl trasterlln. Despues yulviénùose á Pizarro, le suplicó CUIlJU ladaron ú la iglesia de Sali Francisco, ,lond •• se celeÚltimo favol', que tuviese compasioll de sus Jóvelles braron sus exequias con grail solClllnil;,d. Pizarra y hijos y les recibiese bajo su protcl;ciun y al11palo. los principales caballeros ¡¡s:slieroll de IlIto, y Jas ¿~o habia l'nlre aquella terrihle trop:lljue Je rodeaba tropls escucharoll con devota ateueiun el olido lie llill~Un otro á quicn pudiese eucomenuar la protecdifultO~ que celebró el padre Vall'fI'de (:l). Inlerrumcion de sus descendientes? tal vez pensó que ningu· pier'ln la ceremonia Jr.udlOs britos y sollozos (/ue se no podria prolejerlos mejor, y que Ian solellllle~ oyeron á las pller!;ls de la iglesia, lus clIules ahriéllIleseos manifestados en arudla hora postrera seria u dose de I't'pellte, dieron entrada Ii UlI !ii'¿U1nÚmerll de respetados ann porel mismo jefe de los conquistadoindias esposas y bermanas deldifur;to; que inl'adienl'cs. LlIego, recobrando SlI serenidacl estóica ljlle por do la gran nal'e, rodcllron el cuerpo dieiclIdo, qlle no ¡Ù¡ momenlO le habia abandonado, se sometió tranera ¡'(/lIel el modo nI' celebrar los flllllmdes de I1nlnca quilo ¡í su suerte luientms los espailules que le rodeay Iltclarando ~u intl'.ncion rie sacrilicilrsc ~obre Sll !Jan entollahnn el crel"lfJOr la~alvacion de su :t1ma (2). tumba y acolllpaiwrle al país de los espíritus. Los Así pereció el último de lo~ Incas como si fllera un vil circunstantes ofendidus de estc luco proceder, maní· malhechor. festaron á las inyasorus que Ata !nwll pa habillmllerlo Ya be hablado de la persona y cualidades cie Atacristiano,)' que el Dios Ile loscristiallos ahol'l'l~cia tahuallpa. Tenia hermosa presencia, allllllue le Iweia les s,lcrificios. Despues las intimaron que se saliesen desagradalJ!e r.ierta espresion de ferocidad. Su cucrcie la iglesia, y muchas de ellas ul retirarse se suicipo era musculoso y uien proporcio/lado; su aire ll'a- daron con la vana esperanza de acompallar Ú Sil amagcsllloso, y sus maneras, mientras esluv::l en el calli· do sllilOr en las urillallles rnallsionl's dl,1 Sol ((i). poespai:ol, tenian cierto gradoderelinamient.l, lanlO Les restos de Atahuallpa, II@ obstante In sÚplica mas illtere'ante, cuanto <fue se mezclah<\ con él 1I11 que habia hecho este monarca, fueron Ilepositados l'oCO lie IIHlancolia. Adls¡:nle de haher sido cl'l\el ell en el cementerio de San Francisco (7). Pero se dict: la guerra, y sanguinario (U la venganza (3). Tal vel. que destll' allí, lu~go que los cspaiíoles 'salierou dt! seni asi , pero el piucel de lIlI enemigo suele sobrecarCaxa naka, los trasladaron los indios se·~retamente ;i gar dClIwsia(\1l las sOll/br~s del retrato. C(l!1cédcnle Quilo. Los colonos que en tiempos postl'riores se eshauer sido animoso, magn;\nimo y liberal (4); tOl\OS table ~ieron, suponían que se habían enterrado con e( convienell "n que ll/ostró singuJar penetracion y riÍ- cucr¡ a algtinos tesoros; pero £e hicieron escavaciopida perecpcion; sus hazairas "omoguerrero, ponian nes, y ni tesoros ni cuerpo se cnconlró (8). fuûra de duda su \'alor, y la mayor prueba de él es la .Uno ó tillS dias despues rie estos Ir¡ígi,:os acontecirepugnancia que 1lI0straron losespaiiolesádevolverle nuentos, volvió Hernando de Soto de sn e'pe¡liciOll. la libertaJ. Temiallle como enemif!o, y le lwhinnlle- I Gralldes fueron su inclignacion y üsolnlll'u cuando cito llcmasi.ldos ugravios para cOll/iar en que pudiera supo la t¡ue se hahia beche;¡ ell Sil ausencia. Busdl inme,liatumenle á Pizarro y le el,contrr'l, dice el cro(I) Velasr,), IIisl. de Quilo, tomo I, pág. 4i:!. 'llIisla, cubierto con lin ¡(I'an somhrero de licltro por (:1) .Ma quando se lo vidde appress~re ¡leI'douer esseI' mor· luto, c~lado !Justa los ojos y ¡hlndo ('II :'lI traje y en t.o'. d,sse chn racromandaua. al gouerualMe I SUOIpirrwli sus If ¡merus seilales Ile mucho senliJllien to ( !). ;,I\ahglluol>, l'hl' :'olesse tene~seldl appresso, et con queste vltur.e beis e brado COli mucha imprudenciu y t. meridad , 1\\ parole, ~t ~hcendo pel' l.allll11.1sua h spa¡rolloh rhe erauo lliJ·o SJto brÍlscumellte lu (lue se lecÍ'l d, \l'rImallr' all'lOtor Ill.redo. fu subIto aflogato.» Pedro Saucho, He/a- I • '.' .: I. 1 '. ),1 cion, ap. Hamusio, lama Ill, '01. ;l!)!). : era una Il1fame. Ca~Unlllla, no habla '~llerrl1~U t'n Xerez, Cou'luista del I'er,'" ar. !Jarria, l. III, pilg. G.uarfiJchucllO III s~l1alesdesubJe\'aCI?n entre 10D ¡n-Pedro ['¡¡.a.-rll, Descub. y Con~ .. ~IS -Naharro, lIel. Sll- tilOS. Todo la he encontrado tI anlJlIllo y en lotio ci maria, ~IS.-Conq. i l'ob. del Pifl't. ~IS.-nelarlOn de/ pl'l- camiro me hun recibit!o COll(lernustraciolles de buena mel' Gesrubrilliento, ~lS. Zàrale, Conq. del PerÚ, :ib. II, capitido VII. La llIuerte (e At~huaJlpa tiene llIurhos pUlllo,de selflc.ian7.~ (;)':1 ,~cret~rio Sancho piensa qllC los peru~nos dehían ron la de Caupoliran, el ~'·~n.idc ar''.ucano, sr;:ull se de,rn- I haber ~ollsiderado aqnellos honores r(¡nebres romo ámp!la he cn ell'ocn,a épico é IlIstónco de I~\'cdla. Amllos ~b\'~zaroll cOlTlpellsarioode loS a~ravios Que rudíer~ haher reribido .\tala religion de sus vencedores en ~Isuplicill, ~unqueCaup,)lirau huallpL, pnes le elevaban alnive de los espaiiolcs. Ibidt'lIl fue r:lenos afwtunado que Atalllwllpa, (Ines su cI,urer,;í'lllll.) , lac. cit. ' Ie libr'" de lOf tormenlosdcl ~éoero terribl~ d~ mnerteá que (O) :Ie;acion dclprimer descnh., MS. fue condenado. Fue ellll'aladll~· asactado. Los in~cn;osos \ c\'· I Véa,e el Apéudice oÚm. 10, donde he insert;ldo originale3 sos de Ercilla pintan ron JjJeli(ad el curáclerdeJo< primeI'll' I varias notieias clll,lelllporáneas sobre la ejecveil1n de Ata. aventureros, po l)uiene;;se uni;; el ral:atiSIllJdé! e~lJ7;ldúron I hnallp;, noticias qne por haIiarse en lIlanns~ritcs no era muy IJ crneldad dd conqnislaoM, y tip/len t~nt:1 auaJo~ia.ron el I fáci~ql e las. poseyesen '.lÍ¡tun los mismos espaioles. plinto ,le lJ'~e"oy Ir~l¡lndo, (Jnede buen:ll!ana In<ert:lrJa :I'1ni (1 JO! dIcen los IfIdlOSque eslá sn scpulcr(' junto á una el pa<:I.1eSUIO fllese deulllslaÙC lar;0. l/case la A(:Inrana, . rruz dI pIedra blanca en el rementerio del convento de San palle II, canlo XXIV. , Frane¡'co .• ~lonte,iMs. Anale., MS., aÎlo 1505. (3) «Asi pa~ó la pena Ile SIlS errores y crueldades, dIce (ll) Oviedo. Iflst. de las indias .. Ih. parte Ill, Ilb. VlIl Xerez, ("Je, e 'a, segun Iodos ""nvicnen, el hOlflbre mas san· cap. X\lI. ' • gnin:lrioque la lcnido e/ mnndo. no illlpo,tándo5ele :masar Segun Steveson. en la capiHa pert~necien¡') á 1.1cAI'eel toda una cindad hasta los cimIentos poria mas leveofl'nsa, y pública que en otrotiempo forllló parte del pallcio, ci altar haciendo malar á miles de {Iersonas l'or la ralta de [Hia sll/a.u e>triba sobre Hna piedra, eu la rua/los e>pañol(s dieron gaI" (CO:lq. tiel Pc"ú, "p. Bareia, tomo III, pà~. :!34, 'l:erel era rote á Alahual/pa, y bajo la cnalle sepnltaron. (Re.idcncIa secretarIo par.¡eu/ar de Pizarra. Saud:o qne le ,,,cedIÓ en el en la AlIlénea del Sur, tomo Il, pág. Hi;» )Iontesinos que mi,mo deslinc l'nando Xel'ez r~rlió ¡nra Espa;¡;I, l'Inde un eswbló mas de un siglo des pues de /a eOIlIluisla, nos dire tribulo lilas d~coroso á la memoria de/Inra, Ydice '1ne cree que todwia se veian manchas '!e sangre en la ancha losa de «line filOS le rèeibiú en su ,,!nI'ia, pues murió arrer,cntlllo de la prisic:{Ide Caxama/ra .Joude Alahualll·a rue ({r.capita(/o. ,," pecndo. y e,., l:l verdadera fe d~ cristiano. u I'~Jro Sancho, (A~ales. MS., aiio 1534:) Es rasi imposible llevar lilas allá HcI. :;p. ~amllslO, tomo III. rol. "UD. _ .. la 1I!Il0rlOcia'lIa rredultù"d ... (4) 111'.1 '-ra muy regalado y IJIUYsella"" àl,~e Pllarr". (D) «]all:¡rollle mostrando mucho sentlmlenlueon UI1gr:¡¡l (Descubrimiell:o y COUlllli~ta. ~JS,) ")Iuy dispueslo., ~ab;o, somhrCI} Ile Iieltro pucsto cn la cabeza por luto ~ lIIuy ralado ;¡nlIllO~O.r"anro," dIre 1,0marJ, (1lISl. de las luJlas, ea- sobre lo; ojos." Oviedo. /lisl. de las Indias. ~lS., parle tll, "ilulo ex \'111.) lih. VII ,'~a(l, XXII. I I I 23.1., I '1 I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia t~f) B!1l1IlYt'rr..\ £lE ¡;\":'I'\H I'll Y 1I1'1t:. v'llunJa,1. Si era prr,'i~o r'lrInar rall~a allnr~;¡ • d~bi;l I Losa. Siu rmbargo, SIl prilJlC'r aelo;¡/ CCIIZ:1r¡as 'l'nI)· habersclr enl'iado :í Caslilh para r{!lr II~ jlll.g:'i'fl tallas flic arlfld.~r"rse dl'l nl/lnar,~a y ,.""I.:.,r;í ,I)~ I)mper;lIlor; )lo mislllo me hllbirra comprnmrlido á vasallos. La eHptlll'a dr' Inca podia rneonlrar jmli· tra~ladarle P,OIl tOlla segnridad :í hordo dr Ull ha- !icacion para los r¡lIe crepn lllle PI lin justiliea los .Ict (\). (lilaI'm rOlJfcs,í l/Il'~ ~e habia prrripitarlo som~rlios en la consider:lI'ion rie qlle era illdisl'cnsab"· hradarr.,ente, 'f diJO r¡lIll Bir¡lIclmc "ah'rrrle v olros para :lst'!!Urar ¡oj triunf,) ne la erllz, pero no pueril' Ir. habJalJ ell!!:JIJ:llln. EsLas aensacionrs Ilrgarol! l'Il disculparse (I~¡ll1ismn mndo la IllaLallza, tan Inn'~· ~revp.:\ oillos rIel tesorero y del Ilnl1linil'o, losruales rr.saria COlllO inicua, de la destliellüda é inerme ¡loa Sil l'p.? sr dl~l~ulpal'on y r,~convillieron :í I'i?~rro blaciOIl. pO'·.f'.1 hl'cho, de,:argand? sohre él toda la fespon~r.Js conquislarlorr$ hahian aprovrl'ha,]o la larp:.\ sallllllla,1. Acalorosp. la nls)luta y hubo mrnti~ por prlslon nellllca para -acarle sus lesorlls, ~ujetandol,o ambas partes (2). Esta I'ulgar rontiellrla l'litre los· para que lilas soltase;¡ la dura opr¡'sion qlle sabr. inJeft's euando tan poco tiempo habia pasado dcsdl' la / v('nlal" la ¡¡I'¡¡rida. Po~ el eontrario, el/llea duranl •• ,!1l.JPfl:Pd,~ .\LalJ/llll1p;¡, es l'llIlejor COfl]rntarjn rie la ' este funestn Iwriorlo sc habia porL"dr) ~on singnlill" HIlfJulrlad de allllCllos y de la inocrneia delinea. gpnl'rosirlall y buena fe:; habia franqueado el ¡>~so ,.\ .EI .tr:,tamiruto r¡ue recibi() ALHhllallpa de~r1e ell' IllS espalJoll~s por todos los puolos dI' su irnpf>rio, SlIrflnC/PIO hn"ta el tin forma en ('t(~do urH\ rll) las TIIiniqriÍndoJ,·s toda p,lase de medios pan facilitarlí\ m".:s nrgras p,ígina~ en la historia rie las I'nlonias es- ('.Ip.l~ueion dr SIlS planes. Cuaudn .'stos ~e vieron 1:11I11panolas. PuerIen habersp. cometido hOlllicidills en ~ pli,llls y enanllo Atahuallpa lIeg6:í serviI"J(~s de estormas esfensa p.sral~; puelle haber hahido ejecIlciones ., 1.10, á pesar dp. que /rahian prometido espresa 6 jlll,'on cir'~'~nstanl'i:is de mas relinad.a ~ueJdad; pero i p~¡cilarnente d:~rle liberLa(1 (y Pizarro! CO}n~1hl'lI1o~ lo~ sangrll~ntos analrs rie la ronrj1l1sta no presf~ntan 'I v/Sto, Jlor me(llo de un ado fornwl eXimiO a Hl CilllI1n Pjp.mplo sernpjantp. cie fria y sisternátiea persecutivo de Ioda oll/ig¡¡cion ultl'rior res(ll!cto ¡il r('scnlt) don dirigida no contra un enemigo, sino rOl/tra 1I11 le arrasLrarOll rlelantc rie uu burlesco tribuna' " homhre que constantemr.nte se hahi:\ manifestarlo ; bajo prPle,tos tan bajos corno frívolos, le ronden¡¡\,oll IImi¡!O y hil'nhechor. I á una horriblp. muerle. Oesrle el principio basta t'.l /le~rle I'llllOlllenfll l'n r¡lIe Pizarro y SIlS solrhrIos I lin, la poliliea de lo~ conquistadores esp"iíoles pal'il haIJian l'nfTanO l'II /,1 l'sfera de la iuntll'uda tie Atn- i con Sil dl~sdi('hana víctima lIcva el sello rie la barb,,· huallpa, IJ:lhian/es ten.lido los indios unamanoamis-! rie y,lel t'mune .. I I ! I I I el. l1is/fl~o PS r,íril,ll'srar~;¡r:\ Pi7.arro (le cier~o Q\ao/) (l·· : culpa Sil ap~ya ('n tan ¡(~bil('s fundamentos, rio,l/)r que t,lln¡Z:1merlios ¡Jr. compar.ar to~ .rllvprsos responsahit¡'la,1 p.n esta PIl!ílira .. Sll~ partlrlafllls hall testimonios tie aqncl tiemp/) no {lotira nllmlflrla; (1)111lefe la nrrrproP,1\r",,lo (Inmostrar " " , ohli"lÍ - a lIsarla 1 t J 1 sida.1 rirl caso, Y que I)sflecia lml'ntp; en a m\~cr e, r inca arrp',lió rOTl rcpuQn'\nria iÍ las 'mporlllnllla(lrs. v lo, te,limon;o, ~no reeo~1ÍI. ~¡~,m~' Ve"PS~ r.ief!as. SOnrie .. el SIlS secu~rrs (3). Prro como esta IIis ~r.n(le alltnerrj.lrt. F:nel Irl/t.nrJirt' nl·,m. 10 Plleontrara eller. rXlflenc,as c. " ' .. tor la narrar.ion rip.la IOllrrte rlrl Illra herha por Ol',edo \. ' r ~ p' a o Oescuhrimien- ,~"~ria nel ori"inal, con otras nOl'cias re'atil'as ~ 31uell~ h (Il Ihi,!. 'Ie;., u I .npra.- ,e r,) (l rr , r.t'.slrok o lo v r.on~ .• "".-.1rén¡llCt'tn 1O. t ) I no en el enpr- I (:'i) .r.onlra su volnnlarl spnlrnrió:\ mnprlP. ;\ Atah~ lira" (:1) Ovio~o 'h nof,ela (ees p Ir(~'~onna ~";;'os s;, I.lorios ,!Penrll Piz~rro, Do,enh. y r.on!J., 'IS,) .r.onlea vol"war) ri. po rie sn n~erar,on ..SIOO,pl·n,11,nn, . l s c:l,nll rt·e~llo' ¡1Il- . rlirho",)herna']or »rRelarjon elrl orimer r¡rsenh., 'I">.) • "!l' I l· , .. ;\ '111r't I) ~ tf)o r pr¡rr; en !Jnert'la f!r'n r\lyer't' au 'r hIHIIl h 'H,-10~ "nnos -'I h' t r,' 'a r.nmo , enra che 100 '.0 1 ell<plaresse rh ven'r porIa ntr~.por.aarl.1rat~·I?sl ~ran e~n:lees~;l~~:;n el:t~:~;r;n,< Sancho. Ild., ap. Ilamll,jo, tomn lJl • fol. :'i!J!).) Oviorln tam ,;,0 n énO(:~/.l ' •. hmlJI.?rm('ln ] .• . 0d ():--prtnt"l, 'I • 'I ..•• ::-.' , Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia PEIIÓ. 1:Z I en el mismo dia el exilrnen de los testigos, l~ vi, ta y )a cjecucion de la sentencia. La multiplicidúd de cargos deslinarlos á demostrar completamente ci cr'men dei acusado, no podia por si mismo sino prod~cir el efecto eontri!rio, proband,) ímicamente la re;uelta intencion de hallar delito en él. Si Pizarra hl biera ,csperimentado la repllgnaneh que se pretcmle ¿ por qué separó del campo á Soto, el mejor amigo rie Atahuallpa, precisarllenk cuando se iba á organizar el trihunal? ¿ l'or qué Sil ejecutÓ la sente:lcia en tan breve tiempo sin dar lug:!r á que con la vnelta de Soto se desvaneciese el principal cargo, el único en realidad en que e~taban interesados los espaiioles? La solemne farsa del luto y del profundo do101' aparentario por Pizarro, que con tales honores al lllllCrto queria dar á entelHler el sincero Mcdo que le habia profesa,io cuando vivo, era un velo demasiado cl::ro para (lue pudiese engañar ni a\lu á los lilas cré· drlos. ~o se dirigen estas reflexinnes á cliseulpar al resto del 'ljército, y especialmente á los otieíales, de la parte que tuvieron ell aquel acto infame. Pero Pizarro co:no jefe era ci principal responsabll;l de aquellas m.:(I;das, no sienllo honÓrlJ que se d('j1se arrehatar LA CO:'\QU5TA tEl. I do;e t·~Shien c '~l1r:1 r¡np. Pi7.;\~ro conshlerÓ prouahlemente la desapr-rieioll cie Atahllallpa cornu escncial para el éxito rie ~.u empresa. Pizarra sin dUlla previ" cI odio" que la llIucrte de su régio cautil'o Sill sulicientes 1I10til'oS h atr;¡eri:t; y tr:ienlras se esforzó en hallar functamelllos par:! cil:!, rehuyó la respons:!bilidad dcl hecho y ¡:refirió cometerlo obedeciendo á I:!s snjestion<\s de otros, á perpetrarlo siguiendo su propio impulso. Imitando la concluela de muchos politicos sin conciJncia, qniso rccoger los beneficios de Ulla mala accion v hacer recaer el odio sohre otros. .Alma~ro los suyos, dicen los secrl'tarios Ile Pizarro, fueron los primeros en periir la muerte llel Inra. Apoyaron fuertemente sn pretension el tesorero y los empleallos civiles ({U e la considerahan indispensable á I¡,s interes de /a corona; y finalmente los rumores de conspiracion suscit;¡ron las mismas reclamaciolles entre los soldados; y Pizarro, lí pl'sar rlel afecto que le inspiraba su cautivo, no pudo negarse á sCllleterle á unjnicio. Las formasrie un juicio eran ne~csarias para (lar cierta aparienci;¡ de imparcialidad r. los prore{limi~ntos, pero que el juicio fue de pura forma, la prueba hasta la evidencia la in(lecorosa pr~ripitacion con (lile se celebró, veriflcún- I y C'"""_-' ~._ , ':" .. -......"....,. - -(~,.-,- .-:~.';:'.:""--:':~";:-. .. la autoriciad de las manJs, ni que ,:el!iese tímiJamente al impulso de lus demás. 1'\0 cellia ni aun al suyo prol'iu, Y I'll toda su carrera mostró que ya en hien, ya (n mal, obrabrl siguieudo las reglas de una políticn fria y calculadora. fiefiérese por muchos un'l ané~dota que atrihu'{c la conducta de Pizarra en cierto modo á un resr.Ilt'imiento personal. Dicesc que el Inca habia pedido n uno ùe los soldados espailOles que le escribiese el nombre dc Oios en la luia. El monarca enseÎ1ó sucesivamente fi v:!rios de sus guardias lu que tenia tlscrito y como tuJos la l('yeseu y pronuuciasen la misma palabra, el.sagaz entendimiento del bárbaro que'Jó muy complaclllo con aquello ((lie le parecia poco ruenos qne ruil3bl'oso, y á que la cieucia de slluacion no alcaozaua. Al mastrárselo á Pizarro, este guardó si- - -.- .:. ... :•... Jelcio; y ellnca viendo (jue no sabia Jeer concibió ciuto ricsprecio h:ícia un jl'fe qur. le parecía menos im truido que sus sol(bdos. No pudo ocultar cornplrlanellte este despreciu, y Pizarro Sabl!dor de la causa, ni .0 olvidó ni la perdonó (i). Esta anécdota no se apnya en una grande autoridad. Puede ser cierta; pero nn es necesario atriLJuir la con(\ucta de Pizarro á Ln pique personal cuando tantas prue[¡as hay de qu~ fue efectu de tenebrosos cálculos de política. ~;in embargo, los artiticios del jefe espaiiol no PUclieron recollciliar á £us compatriotas coula atrocida(\ del hecho. Es notable la diferencia que se observJ. enl re el lenguaje de los primeros cronistas que escri· [¡ieron poco tiempo despues de la muerte delinca, y el de los que habiendo escrito al caho de algunos años tul'ieron ocasion de observar la tcnd~lIcia de la opiI ; ricl! se illCJi,¡a a a-Imilir cùmo posible que Pizarra fuese' euga· ii1J'I .• Que tamoien se puede creer era engañado. I11St. de la5 InJlas .. \15., parte III, lib. VJII. cap. XXII. rO):Q l. (I) .¡I.\Ilase esta an~cdúta en r,~rri1aS!ô Ile la Vega. (f:omel,tario Real, parle /l, cap. XXX VIII.) ;>ero que va sepa, nill;¡ulI otro escrito!' de aquel liempo la refiere .• G Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 112 l\1Il1.l0TI:í..\ liE ¡;.\~I',\I\ \' nOJ(;. llinn pÍl[¡liea. Los prImeros declarau osadamcntc que cante sin SllceSlr cierLo, silla que se .lió á entender la cOhl'eniencia,si no necesida.l, hahia cxigitloaqueá los peruanos, 'lue una mano mas fuerte que la de Jla muerte, cenmran en términos nada mesurados, sus lucas hauía CIlI uiiado el cetro, y que la dinast;a el carácler Je la desgraciada "íctima (t). Los Últimos, de 105 hijos del Sol 1mbia lIes~parecido para siempre. por olra parle, al paso lJue atenll<tI1 los errores Ile.!. Siguieron á esta couviccion sus naturales conseInca y hacen justir.ia ¡í su hueua fe, condenan sin re- I (~uencias. Altcl'<Íse el 6rden admirable ,le tas anti¡was serva la conducla de los coulJuistadores, soh~e la i instituciones tau luego como desapareció la auturidad cual diceulJue el cielopl1so pl sello de ~u r¡~prohaciou qu~ las protegÏ:t y vigilaha. Los ¡litHos, rotos I~s frehaciendo que todos elllls tuviesell ua fin tClI1]lrano y ¡ flOS poderosos que hasta entonces los habian sUJet.,uln, misera[¡le (2). La sellt.ellcia .le Jas cont.elllpofiíneos I ~e eutregaron Ù los. mayores escesos. /luùo pueùlos ha sillo rat.ificarla por la posterj¡la.¡ (:I); y la per,;el'u- : qucmados, templos y palacioss.1llueados y los tesoros l'ion de AL,¡JllIallpa es consi(lerada COll justicia 1'01110 ~ que contenian I'ueron robarlos Ú oeultados. Eloro.y IIl1a mancha inllr.leble sobre las armas e~paÎIO"ls en i la plaia adquiri'~ron importancia á Jas ojos de los pe1,1XU(,l'o-~lundo. ruanos luego que estos vieron Ja que tenia n á Jas ojol! rie sus conquistat!ores; y los metales preciosos que CAPITULO \'11\. anLes no servian sino para ohjetos dll pompa y ostenLacíon ó para el adorno Ile los templos, fueron recoDesórdenes en el Perú. - Viaje al Cuzco'-- Encuentro gidos y enterrados en Jas cuevas y en los bosques de con Jos peruanos.-(;halcllchima lIIuere cn Jas llamas. ta) mOllo, que se afirml que )0 escondid[) eseellió en - L1egarla al f.uzco. - Ilescripcion de la ciurlad.-I1imucho lÍ la que cay6 en manos de los espidlOles (6). (I\lezas ((ue se encontraron. L~s provineias remotas del imperio sacullieron tJI i53:l-ltí3¡'. yugo tic los luc.ls. Sus ¡;randes capitanes á la cabeza El. Inca rIel PerÚ era el soberan.o de aquel imperio tic distantes ejéreitos se alzarOIl con ellas. Huminavi, en lin senth¡o particular. Hecibia ¡le SIlS "asallos una jde que manda[¡a en las fronleras dó Quilo, intentó obediellcia ma5 implícita que ilingun ot.ro déspota; segregar aquel reino Ilel imperio pernano, y rest.nporque su autorilla,l alcanzaba hasta lo mas secreto hlecer su antigua independencia. Eu unl palabra, el de la conductaindil'idu.ll, hasta los pellsamientos del país se hallaba en ese estado eu l/ue la antiguo va individuo. Era reverenciado COIllO un Sl)r sobrehudèsaparecienrlo sin que el nuevo órrlen de eosas ha~a muuo (i). No solamente era eabeza del Esta.lo, sino. podido establecerse todavía, es decir, en un estudo talllbien el punto donde ~e concentrahan todas sus de revolucion. instituciones y la piedra fundament.al de la" fábrica Los autores de la revolucion, Pizarra y su gent.), p'llilica que debia arruinarse por su propio peso permanecian entrr.tanto en Caxamalca. Pero el pricllando esta faltara. Así sucedicí en la muerte de Ata- mer paso Ilel jefe espailOll'ue nllmbrar sucesllr á Atahuallpa (5) , con la cual, no solo r¡uetl6 el trono va- hl1allpa ;¡nes era mas fácil gobernar 1Í nombre de:a autorida venerllda ¡í que (¿Hl acostulllbr.1dos esta han . los indios. y no era dirici/ encontrar UII sucesor á (I) Ya he referido los insultantes epítetos coa que habla El legítimo heredero Ile la corolla Xerez de la crucldad delInca. Esta narr~cion fue Impresa en aquel soherano. EspaÎla en "'34, un aiio despues de la ejecucion. «El sober- era un hijo segundo de Huayna C¡¡pac lIamallo ~lanPCi'O bio tirano, dice el otro sccretario Sancho, hubiera pa¡rado las co, hermano carnal del desgr<1ciado /luascar. bondades y buen trat~miento que recibió del gobernador y de Pizarra no sabia en qué disposicion se halla~a este Iodos nosotl'os con la misma moneda ea que sabia pagar á sns príncipe respecto á lo~ espaÎlOles, y por consiguiente propios súbdítossin falta alguna de su pa l'te, esto es, hacién- no tuvo escrúpl'llo en preferir á él un hermano de doles dar muerte.» (Pedro Sancho. Hel. ap. tlamlBio, t. II/, Atahuullpa y presentarle á Jas n'lbles indjos COIIIO FU fol. 3UU.) «,\lerecia morir, dice el antiguo conquistador espaÎlol antes ritado, y todo el pai~ se re~ocijó al saber que le ha- fuLuro Inca. Ninguna noticia tenemos aCerC¡l del C;lse rehiamos quitado de eo medio.\) Hel. d'un capitano spagnuolo, rácter del jóven Toparca, que probablemente síçnó sin repugnancia á un destino, (lile aunque huap. lIamusio, tOIllOIII, fol. 377. (~) «Las demostraciones que despues se vieron hien, ma- millante bajo ciertos puntos de vista, era mas elevallo nitiestan lo muy iujusta que fue ... puesto que todos cuantos lIel que podia esperar en el órden natural de los sur.nteudierou en ella lu vieron despues muy desastradas muer- cesos. Ouserváronse Cil C'Jll11to la per¡nitian las cirte,.» Naharro. Relacion sumaria. MS.) Gomara u~a de lin CUllstancias, las cCfllmonia5 ordinarias de la 1~()rOnalengll~je casi idéntico. «No ai que reprehender á los qlle le cioll que se tlsahan en el Perú; eljóvenlnca vi6ceîiid¡ls mataron, pues el tiempo y sus pecados Jas castigaron despues; ea todos ellos acabaron mal.» (His!. de las Ind., cap. Cx.VIll.) sus sienes con la borla imperial por la mano de su y recíbió el homenaje de sus vasallos Segun el primero de estos escritores. Felipillo pa:!'ó sus cri- conr¡uistador, menes poco tiempo despues, siendo ahorcado por Órden de Al- perUilllus, los cuales se le tributaron con tanta menor magro en la esped¡c¡oa á Chile, donde, COII/O al,qunos dicen, repugnan.cia, (~uanlo que la mayor parte de los que .eoufesó haber variado el sentido de las dccl.1l'dciones, supo· se hallaban en el campamento pertenecian á la ráccíon niendoqueerancontra Atahuallpa las qucsedlri¡rian á mani- rie Quito. Dirigieron (Iespues lados ansiosamente sus festar su inocencia.» Oviedo, generalmente dispuesto á eswal Cuzco, del clIal circulaban las mas sal' los escesos de su, compatriotas, condena tambien su pensamicntos sorprenden les noticias enLre los soldados, asi corno conduela en la muerte del Inca (véase el Apéndice nÚm.10), muerte qne, dice otro contemporáne(l, .lIena de cnrnpa,itlO ;\ de SilS temp/os y palacios reales que se decia resplandecian COli oro y plata. Con ]a imaginacion así exallodo el que tiene una chispa de humanidad en su perhl'» Conquista i l'obI. del Pirú. ~IS. (:il !le e,lo da el mas eminente ejemplo Quintana en su vida de P¡laITO (EspailOles célebres, tllmo 11), en la cual el es· lib. VIII. rap. XVI) Sin embargo, he preferido seguir la • ueritor elCl'Úndose sobre las nieblas de Jas preocupaciones na- toridad d~ Garcilasso que, como peruano y cercano pariente cíonale, que á menudo ofuscan la vista de sus compatriotas, delinca, debla de estar mejor informado. «:IIis rompatriotas sostienen con mano ímparcialla balanza de la crítica histÓrica, dice, prctendlao que los gallos que Jo, españoles llevaron ai y condena decididamen te la conducta do los autoreô de aque- perÚ cllando r;¡ntaban pronunciaban el nombre d~ Atahualloa. Jlas escenas funestas. v'fl! y otros murhachos j¡¡dloS cuaudo íbamosá la escuela nos (4) Tal era el respetuoso lernaI' qlle se tenia aJ Inca, dire ëntretplllamos en remedarlos.» Com. Heal., rarte l, hb. IX Pizarro,quenoncce,itabasinomaudarloparar¡ueunperllano, cap. XXIII. ' se lanzase :\ un precipicio. se ahorcase il )Iu;iese fin á su I (n) .Que lo que ellnea dió á los espailOles, dijo UIlOde los vida. del modo que se lo Dlauda,·a. Descub. y Conq., ~S. I nobles indios, Abenaleázar, conquislador de Quito, era eomo (1)) OVlC¡]O nos .j,ce que el rCl'dadero no:nbre dcl Inra era \ un ¡<rallo demail cOlllparado con los montone, que tenia deAlabaliva, y (¡ue los c3pailOl~s le pronunciaban mal, porque lante,"JOvie¡fo, !list. de las Indias. MS., par. I/f, lib. VlJl, ,e eUHlaban luas de apoderarse de los tesoros que de sauer el cap. XXII.) Pedro I'I<arro, De,rub. v COll']" \':::., Ilelacion nombr¿ dl' su prnpietario. (flist. de las lodias. "S., partelll, , del primer descuh .. ~IS. " j I I 'I' I •• Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia U Cf)"l,'¡l'lSf.\ IEl. fl::né. l~!:l tada, P,r.1\rro y torla 811tropa, qUé se componia de franos y otros artículos en Jas prif)~ipal'cs ciudades, cerca dc r¡ninieJlto~ hornhr!'s, de los cuales COlno una d estillarlos para los ejércitos indios. Así los espailr,les tercera 'lafle eran de clh;t1lería, salieron á priucipios s~ aprovecharon de la pruJente prevision dcl gohicrlie setiemhre de Caxamalca, lu;..;ar para siempre me- ),0 perunno, morahle par hauer sido telltro de !lIJa Je las Inns esllespues de haher atravesn[lo w rias pohlaciones traîiasysanguillariasescenasquerecuerdalahistoria. requeilaS y olras de alguna noLa Ile las cuales las Torlas ihan con granrll~ entusinslTln, los de Pizarro r riJlci[lilles Crall GUillnacllllcllU y Gualluco, y Pizarra con la e,peranza de dnblar sus riquezas,! los de AI- \ Sll gente al caho Je algun tienl(lc dll fatigosa m:lrmagro con la de adquirir otras tantas como hahian èha llegaron á la yista dId rico valle de Xauxa. La adquirido los primeros conqui~tadores (I). El jóvi~n J ¡archa n unque incó/lJOlla no les h;1hia .hec ho paof'cer Inca y ('I antiguo jefe Challcuchirna les acompaitaron I emasiaùo, escopLo al cruzar las erIzadas Clrestas en su~ ¡neras servidos por numeroso ~équilo de va- (c las corlliller:1 s (¡ue ouslruian el e:mlÍno, IIsporezas s~lIos, y caminan 11o con tanla ostentacion '! ceremoe uc llacian resaltar la IICrmo ..ura de los valles engasnia como si se hallar; n en verdadera puses ion del hilos como perlas en aquella elovall:\ region. Al pasar po[ler ("!). Il montai¡a les incomodó hastante el frÎ::l; pues rara Tomaron el gran camino de los Incas que se esten(ue)a marcha fuese mas rápida se habían dejad,) dia enlr~ las cle\'ndas 1'( giones de las cordilleras hasta ÚtriÍs LOllo el uagajr. supérl1uo y no llevaban consigo el CuZcn. Era esLe un camino casi unifol'me aunque Iii aun tienùas (i). Los frios viento:,lle Jas montaÎlas constru ;do en unas p:lrtes con mas V en otras con I enetrauan el espeso arnés de IllS ~ol'¡ados; pero los menos cuidado segun la nnturaleza d:JI terreno (3). [Ioures indios, vestidos mas ligeramente yacosLullll.;nas veces cruzaba llanos y halagüeiios valles que l'ados III clima de los trópicos parlccir.ron mucho. ofrecian pocos obstftculos al viajero; otras .,egnia el I 1:1 esparlOl parecia tener cicrLa osaLÍa Ile euerp'l cocurso de un torrente que descendia de una IIJOntaÎlil "10 la que tcnia Je alma, que le hacia casi JlO sentir é iha á rstrellarse en In base Ile alguna enorme roca \)s rigores del clima. dejando un pequciJo espacio <ion de porlia !ljarse el No les molestaron cnemigos en Sll l\J1rcha ; pero pie, 01r'1s en fin rlonlle la sierra cra t¡¡n fr~gosa que Ilas £le ulla 'Vcz enl~J)ntralOn vesligio, tic cllos ell parcela imposible pHsrr arlelante, el camillo, aCIJ- IluehleciLos illmediatos yell an:uin ~dos fluentes. De modarlo á las sinuosidia\cs natHr~les del terreno, iha cuando en cuando hahían Ilcgalll) iÍ oillos de Pizarra costea Ido las eminencias que fIUhiera sido imposiule rumores relativos á guerreros qne III seguian las hue· subir cn línea recta (4-). I as; de cualldo en cuanilo ta~lIltie[ se habían visto Pero aunque construirln con gr~n destreza prcscnr.equeñas tropas de illdios como (oscuras Hubes al taba ¡;raves obst¡\culos al pa~o de la caballería. En la estremo del horiwnte, qUtl se desvanecían al ;icermOlltaiJ:l habia ahierto, escalunes; pero las puntas I car,;e los espailJllls ; sin embargo, al llegar á X1l!xa de ro::a lastimaban los cascos de los caballos; yaunestas llulH~s se r~.unierol\ forman,lo una negra lllasa que )os ~ineles se apeaban y les lIevauan por la bride guerrcros en la opuesta orilla del l'il) Ijue airal'cda, pa(l(\cian mncho en los esfuerzos que hacia n s,tba el I·alle. para apoyar los f,ies (5). El camino estah~ consLruiAdeblltár,Hlse los cspañoles IHÍcÏ1 el rio r¡ue nudo para el hom Ire y par;!. e1lígcro IlÍe del Illlm,1; y lIlentado con las lIievcs er<.lcnto ¡ICe, de conslllcrahle el ílllieo animal rIe carga '!ur. mas fácilmenLe pOllia allchura I aunque no muy prol'ullllc. El puente hahia pasar por él era la saglll. y sc¡;ura mula, rie que los. s'dorlestruido; p,)ro los conquist;uldres sin vaeilarse cspailOl,~s no se hahiar aun provisto. Por una sin- : arrojaron resueltamente al agua y nadlndo y vadeauguIar c~sualidad la Espaila era el país qUI! producía do como mejor pu,lil~ron lIegaroná la orilla opuesta, mayor Ilúmero de rnul:ls; y así Cil brel'e se pro,e[cseoncel'tados los indios con esLe mo~imfcnto qne )'cron los conquislallores de los animales que [lal'l~- no habian previsLo, ¡JUes liaLan en la cfefl~nsa que les cen hahqr sido criados para atravesar los pasos difiofrecia el rio, tomaron la fuga despuI~3 dc haber hecullosos ,le las cordillrras. CIO un irnllOtel!Le rlispJro OP.su' aI mas arro.hdizas. OLI'Oohst:ículo de los que á rnellU[lo sc les presenEl miello dió alas;\ los fugitivos; pero r.1 caballo V su taba~1 crall los torrentes prrfunllos que furiosos re g'lIcte crall lilas ligeros y los ven"edores tOltI:;roll preclpilaban de los Andes. Sobre eslns torrenLes ha- • S,lllhrienta venga liza de sus enemigos por It ¡LerPI' bin puclltes colgantes de mimbrc, fr¡í¡;il material que, I a Ire\'iclo aun á pellsar en la resistencia: al C¡,]JO de tiempo, roLo por los pesrulos pies rie la! Xauxa era una ciutlall mllY consi'.craulo dllla ella I c~ballería, aU~lenLó eo?I,)s ai;¡ujeros que en él se hi- I YI hemos dado noticia al, hahhr .de )a "isita qUtl la Cleron los pel/gros y d¡/¡culLadlls del paso. En tal,'s ]¡ zn IIcrn;lIIdo Pizarro. "sLaba slLuada en medio dl~ ocasillnes los. espaÎlOles ron tinuaban sn camino a:ra· : Il I verllc ':alle fer.tilizHtlo pJr mil .rer¡ueño~ arro )'ucvesando los rt~S en halsas y llevando á los caballos á Il s que elllldusLrlOso agrIcultor IlICil! haCia salir del nado por la ¡)l'Ida (6), I g 'an rio que aLravesaua mansnl\J[~lItdos prados. Eli . En to,la la estellcion ~lel car,nino ]¡allaron esLable- : eila babia varios cdílicios gran(h's[le pi,',lra tosca y lIo cldus ca~¡'s de posta á dlstan~Jas regulares para al- l(·mplo de al¡:(una Ilota en titllllpo de los locas. "t~I'O el bergar a los correos del gobIerno; v almacenes de fI crte brazo del padre \'¡II\'er,le y de su, cOlllpalrio• ti 5 l.!errilló ell hl'eve los Irlolos de ~Il elev,1r10 plil~sto (I) Lo~ primeros eonqllj,ladtl1'e~, SC¡;lln r.arrilas,o. fuc- y ruso en su lu¡:;ar las Ím:ígcnes dc la \ïi'g[~1I ~.del l'Onmlly bonrad'lS yrespelados "orlo~qllelle¡!aron de~pues. 11:110. , llunque el' ¡;encral. c~an hJ,mbres de menos ronsidenrlcn y Ell X:\Uxa se propuso Pizarra har,~r alio por al,.'u-~ forlnna 'Ioe eslos u!llmo:. Com. Ileal, parta l, lIb. VII, CiI-¡ n'IS rlías V fundar una colonhcspai'I·.I:l. Creía f:l\.or". (Illnl,) IX. II I '... t .. I . \. -1 I . (2) Pedro Pitarro, OC'cI,h. y f:onq. MS.-:'\al,.lrl'll, Rcla-' ) e a ~~slcl~n.para, en~r en Ja<J~ea o~ ,"1\ illS .\I~ ;~ c[on SUUJ¡irra.MS.-Pedro Sancho, Rcf., al'. lIalllusío, to- 1l10ntur!a y.p,lra cstabiLcer ni 1,lIIs.no !tempo fac!le~ 1110III , f.,1. 400. , C(:I~unlcaCllmes con la cost:¡, Entre tanto detcrnunll (3) aV, lodo el camino de n1a Iraza y anchura hecho á l'lIviar aùelante á S,lto con lin destllcamcnto rie sem:lnO,l) I~~Iacion del primer.descuh., MS. : Hllta cnballos para reconocer cI pais y r~COllJponp,r (4) «b'l [IIncha, P,Il'lcs ,tcndo lo que está delanle p'lrece 105 puenteS destruido, pur el enemi 'o (~) cosa Ilnpo,ih:e poderlo pa,ar.» lIeladon del primer dcscu¡'ri~ ' ,") . mi~~lo, MS.... (i) .La nolle ù"rtnirono tnlLí in quell:1 rampag-h:J, scitza . (a) I'edro Sancho, RelaclOn, al" hamuslO, tomo III) fuco ,crLo alcllllo, supra la lieue nepllr IJchbt!r souuenimcntu dl J,O 40.!. I \"rne ~c d;¡ mangiare.») Pedro Saucho; llel., ap¡ n~tllu,io, (6) Ibid., ubi supra.-Helaciun del primer descub['ímien- tn'nl~ J!l, fol 4UI. .... ' t,), MS. I (8) Carta dllla JtlsttCla y regimiento d~ la c;u.lad Je Xal\~a. I I TOW) I. (J" Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 12 i IJWI.I01EC.\ ilE GASPAR' 1I01G. El ac.liyo Soto salió innJedialamente para cumplir de la fuerza del brazo quo la manejaba (I). Tambien su comlSlOn , pero encontró grandes obstáculos en habian muerto algllnos caLallos, cuya pérdida fue casu marcha. Las huellas del enemigo cran mns fre- si tan sentida como la de los l5inetes, por los grandes cuentes á medida que avanzaha. Encontró pueblos gastos y dificultades que se orlginaLan para trasladarquemados, puentes dfstruidos, pesadas piedras y los á aquellas distantes regiones. Pocos fueron lœ grandes árboles en medio del camino para impedir hombres y cal>altos que salieron ilesos de la accion la marcha de la caballf'ria. Al llegar cerc:1 de Bi/cas, y los aliados indios ~adeciel'on todavía mucho lilas. ciudad im ¡lOrl..ln te en otro tiempo aunque ahora bol'Segun la pertinacHl y cierto ól'den que reinaron en rada del mapa, tuvo que sostener una seria escaramu- el ataque, parecia este haber sido dirigidl'J flor algun za con los indios en nn desliladero, lB cual le costó Jefe de es¡>eriencia militar, tal vez pOI'el índioQuizla ,ida de dos ó tres de sus soldados. La pérdida no quiz, que, segun se decia, andaba recorriendo las fue grande; pero cualquiera pérdida hacia sensacion inmediaciones del Cuzco COli fuerzas considerables. en los españoles por lo poco acostumbrados que esNo obstante, las causas racionales que habia para taban de lllgun tIempo á aquella par á que se les opu- temer el resultado del combate del dia siguiente, Sosiese resistencia. to como jefe de ánimo esforzado, procuró reanimar Continuando mas IIdelante el capitan e~p:lño] cruzó á su gente. Dijoles que si habian hecho frente nJ eneel rio Abancay y las caudalosas aguns del Apurimar; migo cuando los caballos estaban cansados y sus pray al llegar cerca de la sierra de Vilcaconga supo que pias fuerzas casi exhautas, seria mucho mas fácil un cuerpo considerable de indios le esperaba en los vencerle despues de restauradas con el descnnso de peligrosos pasos dela montaila. La sierra estaba á al- una noche; y liñarlió que, «confiaba en el Todopogunas leguas del Cuzco; y Soto, deseoso de Ill'gar deroso que lIunca abandonaría á sus fieles servidores al otro lado de ella antes de que onochedese, preci- en aquel estremo.II Los sucesos justificaron despues pitó incautamentel:l marcha de sus cansados caballos. la confianza de Soto en este oportuno socorro. Luego que hubo penetrad u completamente entre las De cuando en cuando en su marcha habia Illlviado rocas y desfiladeros, una multitud de indios arm~ldos, avisos á Pizarro noticiándole la situacioll arnenazasaliendo al parecer de las cavernas y espesura de la dora del pals, y al fin, esle jefe sériamente alarmado, sierra llenaron el aire de gritos guerreros, y como temió que SolO fuese arrollado por las fuerzas supe· si fueran un torrente de sus montañas, cayeron so- riores del enemigo. Para evitarlo destacó en su auxibre los invasorei mientras estossuLian trahajosamenlio á Almagro con casi lodo el resto de la caballería te los escalones abiertos en el camino. Hombres y caba- sin darle infanteria para que pudiese caminar mas d.) 1I0s quedaron trastornados con]a furia del ataque, y prisa. Este aclivo jefe se adelantó Il.marchas forzaIGS que marchaban los primeros retrocediendo sohre das, estimularlo por las noticins que recibia en el los 9ue iban detras esparcieron la ruina y fa consler- camino, y luvo la fortuna de llegar al pie dI! la sierra naclOn en las filas. En vano ptocuró Solo restablecer de Vilcasonga en la misma uoclle de la acciono el Jrden y si posible fuera tomar la ofensiva. Las arSabedor del combate que acaLaba de darse sigui6 mas arrojad izas cegaban y aturdian á los caballos y adelante sin querer dar descanso Il.fos caballos Il.pesar los indios desesperados se colgaban de sus piernas de que estaban fatigados en estremo con la larga marpara evitar que silluiesen SUbiendo por el caJllino cha. La noche era muy oscura, y Almagro temeroso abierto en la rOca. :soto vió que si no llegaba Il.una de tropezar COllel campamento enemigo y deseoso al plataforma que habia á eierta distancia, todo se per- mismo tiempo dé informar á Soto, de su lIegaela, (lia. Animando pues á su gente con e/ antiguo grito mandó tocar IllStrompetas, cuyos acentos penetrando de combate que siempre llegaba al corazon del espa- por los desfiladeros de Jas montañas despertaron :í ñol¡ hundió las espuelas en los hija res de su cansado los su/dados de Soto, sonando en sus aidas como la corcel, y sostenido animosamente por su tropa se mas armoniosa música. A ellos respondieron con sU!; abrió paso entre la densa nube de guerreros dispel'- cornetas y pronto tuvieron la satisfaccjon de abrazar sándolos á derecha ó izquierda y logrando al fin llegar Il.sus Iibertadores (2). á la ancha plataforma. Grande fue el des,¡lIiento de las huestes peruana~ Allí como de consentimiento mÍltuo suspendieron citando con la luz del dia descubrieron el nuevo' reambas partes el ataque por algunos instantes. Corria fuerzo con ~ue se habian aumentado las filas de los nn riacllUelo por aquella llanura en el cual los espa- espailOles. Era inútil pelear con un enemigo I cuyas ñoles abrevaron sus c;¡ballos j y habiendo recobrado fuerzas aumentaban á medida de su necesidad, y que los animales aliento, Solo y su gente dieron unll carga parecia tener el poder de multiplicarse cuando le desesperada á los indios. Esto~ la sostuvieron imper- convenia. Así sin intentar nuevo combate se apr,wctérritos y el resultado del combate era todavia dudoso charon de la espesa niebla que cubria las colinas cuando las sombras de ]a noche haciéndose por mo- inferiores para efectuar su retirada y dejar Ii los esmentos mas espesas separaron los combatientes. pañoles franco el paso. Entonces los tios jefes contiLos espailOles y los indios se retiraron enlonces Ii nuaron su marcha hasta que salieron con sus tropas sus respectivos campos, conservando sus puestos á de la sierra, y tomando posicion sesura se propusietiro de ballesta unos de otros, de modo que las "oces ron esperar en ella la llegada de Pizarra (:1). de los guerreros de ambas partes podian claramente Entre tanto, el comandante en jefe continuaba ser oidas en el silencio de la noche. Pero eran muy en Xauxa grandemente alarmado por los avisos que diferentes las refiexionps que se hacian en cada una recibia acerca de] estado del país. Su empresa hasla de las huestes: los indios animados con su triunfo entonclls habia encontrado tan pocas dificultades, momentáneo esperaban con confianza e] dia para que no estaba lilas prllpararlo que su teniente á la recoml'letarlo; los españoles por su parte estaban pro- resistencia abierta de los indios. Nocomprendia tal vez porclOnalmente desanimados; no habian previsto tal que el carácter mas pacífico puede al fin irritarse con cspiritu de resistencia en un enemigo hasta entonces tan pacifico. Varios hombres habian muerto en la pe-! (t) Pedro Sancho, Relacioa, ap. Ramusio, tomo III, lea; uno de resultas de un golpe que le dió un perua- : fol. 405... _ no con su hacha ele armas y que le abrió la cabeza \2) Pedro Pizarra, Descub. y Conq., MS.-Hcrrera, HI>hasta la barba, indicio del buen templo del arma y lO?;) g~r~g;~~~~~I~ë~¿l~ac"c;n)f~~ indios le refierencon m;ls Ó menos pormenores Pedro Sancho, ReI., ap. Ramusio, toMS.Pedro'Pizarro, Descub. y Conq. , MS.-Conq. l'ob. del , ma JII, foJ. 4ü:S.-Conq. i l'ob..del Pirú, MS.- Relacion del Pirú ,.MS.-Herrera, Hisl. Gene.,dec. V, lib. IV, cap. primer descub., MS.-Pe.dro Plz~rro.• Descub.y r.onq., MS., Relaclon deJ primer deseub., MS. lodoslos cnales pcrtencclan al eJércIto. X'-I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia ,\.J, 1'1':\1, i:;:¡ arm.r.llo~ silins rnagllínro~ fIue tan ôí menultù se encllI:ntr;1II eomo rndtl';lllos en mEdio do los Andes, y cuya hrll"7.a resaltaba lIWS por el contraste qne hacia con los cerro, fragosos que le rnrleaban. Atravrs:ivale nn rio, qur regando el ;uelo m;~ntenia en él una alfombra perpetua de vcrdor y la fJ'~a y lozana vejtnacion le daba el a~pecto óe Un jardin cullivLdo. La hermosura del sitio Y ~n t,:mple delicioso le hacinn muy á prop6silO pnra residencia de los nohies peruallos, los cuales tenían en las laderns de los montes casas de earnpo, que les proporcionab;.n agratlnblc mansion durante los calor!'s del es· lío Ui). Sin embargo, el centro de, vallu estaba desligurUllo por un pantano de cierla C>l\:\llsion producido por las frecuentes avenidas del ri,), pero la indllstria tie los arquitectos indios habia construido un sólido arrecife de grandes pil'dras, unido con el camino real que atravesaba eu toda su latitud el pantano (6). En este valle hizo alto Pizarro por algunos dias, [laa dar descanso ;í sus tropas y municionar/as en los bien provistos almacenes de los Illca~. Su primer acto fue formar causa á ClJallcuchima, si causa rucde llamarse un procedimiento en quc 1(\sentencHl SI1 dió la mano con la acusacioll. No sabemos dc qué nnturaleza eran los testimonios qu J se alegaron en su contra, solo si qne fueron suficientes para que los capitanes espailOles le rleclaraselJ culpado. Ni es entp.ramente increíhle que Challcuc:tima hubiese estiIlnlado secretamente lainsurreccion riel pl'eblo para alcanzar su lihertad y la de Stl pa:s. Fue condenado á ser quemado vivo en aqnel sitio, « sentencia, (lice Herrera, que pareció ¡i a/gullos demasiado cruel, pero los que se rigen por razones de alta política no a\ienden á ninguna otra (i).» No sabemos por qué 1doptaban los c'spaiíoles CJII prefcrencia este métc,t1o ~ruel de ejecucioo, á no scr que fllese porque ri iu· iiu era inliel , Y el fuego desde !TIny antiguo parecl' haber sido corlsiderado el elemento mas á propósito ;lara ,br muerte á los infieles COIllO tipo de la ines:inguihle llama que les espernha en las regiones in,'ernales. El padre Valverrle acompaiíó [I jefe peruano nI 1alibulo, el cual presenció ansioso de aprol'echar lquellos t~rribles momentos para conseguir la con¡l'l'sion de la victirna. Pintóle COll sombríos colores ,\1 terriblc destino del infid, á quien solI} las aguas de: bautismo podían proporcionar las ineFables glo;'ias del Paralso (R). No parece que le prome\iera conmutacioll alguna de la pena ell este mundo. Pero !u, argumentos se dirigian á un corazon de bronce, :. el inôio respondió friamente, ((que no entendia la leligion dll los blancos (n).» Debe perdon¡irseJu que 110comprenrliesr.las belle.ws de una fe que segun se La visl!! le produjo tan amargos frutos. En mellío rie 'us tormentos lIloslní el valol' caraderí~tic.o del in(io americano, cuya facultad de ~lIfrir triunfo' dl:1 lo,ler Ile persecucion fie sus enemigo~, y murió Íll\ocando el nomhre de Pachacamac. Sus proliiù~ sol" t'arlos reuoieron los haces para alimentat las J/ama~ (I) l'cIro Pizarro, flesFllh. yCooq" ~IS.-P€dro Sancho, que le consumieron (10). , Hcl.. np Hamusio, tomo III, fuI. 40U. Poco Ilespues de este tr¡\~ico aconteeimientr.; fior(2) Ibid .• Ilbi 'Ilpfa. d'ó á' l' ·t I.) (3) :-;"':lIn la carta diri¡:ida ni empcrador por cI aYllllta- [lren I , Pizarro a VISI a f e llll ncu e peruallo ljtll' mienlo ,l,~','\auxa, pal'cee que )Ii allll las tropa~ lIe¡:aroo;', (5) «Auia en este valle muy sllmptuo'n aro~cntos y riros; ronvenrr ',e dcl CI';mCIlde î.hallrurhima. "Ptiblitü fuc, allnque d,'/lo no ub" aVeri!'lliICiollni rertenidad. 'lne el ra- a loude los seiíores <lei Cuzro ,aliall .1tr'llar sus l"arcres y jlllall Ch dironim:'1I le ;]ti:1 dado i('r!J:ts Ó à bebe,' rOll qllc s"I~?os,» Cic?a oe Leon, CrÚnica , cap, ~~CI. rU) Cie?a dc Leon, f:rón;r.a, cap. XCI. 1IIIlI';",» I:arl~ de la Just. y lIeli, de Xallxa, ~IS, (ï) Hisl, ¡(cneral. dec. V; lib. VI, raro Ill. , (I) SClun Veia~ro, Toparca. á 'l"ien llama por 011'0 nom· (H) I'edro Sancho, (lelarion, al'. Halr'u~io, lomn 111, fn·' hre. ras~') rOll dc,prerto 11diadema quc le diera Pizano. y mm';", d" tI"lor i1la~ poras semaoas. (lti't. Ilc QllilO, lOmil J. Ii l40U. (D) Ibid., Inc. rit. pâg. 5ïï'J Esle esrritor, IjllCera 1111 jesllita tie QuilO. pa:'cre (10) Ihid.• lor., cil. - Pedro Pizarro, [lesr.,llbrími,'nlo ':f (JIlC se crea ob¡¡gado á delendel':\ AlahualJl'a y su f:¡,ni/;a, e )Ilquisla. ~IS. l'omo si c,'presafllentc sc le !l1Ibiesl)cur.lImendado su defen"" El mallllsníll\ del allti~no r.on1jlli~ta,lilr e,lá muy ¡jl'tel'ioSus lesliUlotlio~, c-tl:lndtl ror siente ell pr,>~{~l\tilrilh~llnl)~, rar.l~ 1'.100en cste pa,ulC , y ¡;ran partc dc sn uarrar.inn eSI,¡ r.Oll1' \'t~¡;es vienen (.111 ~rl)!·O de :;U~ ,hrllos, flf~ modo quc Illll'dAII ,Jietaull:n le horr.da. ,r¡!'pirilfll1l5 r,L:ii:llll.;1 ru ~' t \:;lt'titutl. r •• TOllO I. 1.\ \:O\(llh'r. la oprcsion , y r¡nr In muerte .Irl Inra, ñ qnien lo~ il,ldios mirahan ('Oil tanlo rl'~[lrl." y \'l~ner;t('ioll, pod,:! ~er un e,límulo po,lrrnsn p;,ra ';Icarll's fi,: su apatia. Las IOti"ias que dr~purs rt:t'Ïbiú de la rrlirada ,le los peruanos le llenaron por tanto de satisfacC'Ïon, Y mandó que se dijesen mj~a, y se diesen W;\l:ias al ('iclo, ,,<¡ue sc hallia mostrarlo tan propicio ô; 10, cris· tia nos ~ll toda aquella wande empresa.» El p.spailfll fue sïem[lre un cruzHtlo. Era en el si/do X\'I lo que Cora;:;on de Leon v sus valienles cahalleros I\rall l'Tl "I ~i¡.;10X1!, con I;,diferencia de que estos pelüahnn por la ,:rnz y por In gorin, y el espaÏlO1 por cloro y por la :ruz, El esp:ritn caballeresco ~e hahia rl:sfria· do UIl JOCOalite el espíritu ",,:rcantil; pero p.I fne~o del entlsiasJllo reli:Úoso todavía ardia tan vivo lInjo Il' cota de malla riel' conquistador de América, como nrlli(, en otro tiempo Jajo la armarlura de hierro lId soldado de Palestilla. Parc'cia plobilhle q:¡e aJ6una persona de autoridad huhies 1 organizarlo Ó á lo menos or,lenado la resistencia ,le los indios, y la~ sospechas recayeron sobre el cautivo jefe Cf¡alkllchima, el cual fue acusano rie manlCl~er correspolld,:nria secreta con su confent:rado I,Jlizr¡uiz. Pizarra pasó á ycrse con el noble indio, y acusándole de autor ne la conspiracion, le echó e'l cara, como antes halda hecho eon ellnca, su ingratitud con los cspaÏlOles que tan genero,amellttl le habían tratado, y concluyÔ asegurúndole que si 'lO hacia que los l'eI'uallos depnsiesen las arma~ y ~c sorretiesell Olll'\lliatamente, le haria quemar "i,·o tan Inego C0110 llegasen al campamento de Almag"o (l). El.le"e inùio escuchó esta terrible amenaza con In mayor serrninad. Ne;.;6 bah!'r tenidn comunicacion ninguna eon sus COmlHJlrilltas, Y dijo, qUI~ hallt;ntlose prisionero no pOllia, mientras lo estuviese, hacel' qUI~se sometieran. nespues gllurd6 un ohstinn<lo ~ilcneio y Pizarro II \ le yoh'i6 á hablar del nsunto (2), pl'ro le sOlllet;,í á la custodia ele una fUl'rle gu~rdi •. y rnantlÚ 110uerle gr.illos, procetlimienlo de mal agiiero. pues h"liia Sido el precursor de la mUl1rte de Atahuallpa. Antes de salir ,le X1uxa sucedió una !Iesgracia:í lo~ eS[l:tÏlOles con la muerte de su hechura él jnven I uca Toparca. Las sospechas recaYl'ron talllhien sohre CI¡;dlcuchill1a á quienJu atribui:m los cS[laÏlOll's todo lo malo que II'S fuce ia (3). Sintió mucho I'izarro c;ta mUl'rte, pues perdia COll elb la oportunilIarl de cubrir sus actos futuros con aquella somhra Ile sobt'rania ('f). Pizarro consideró Jo mas prudente, no avcnturarSI) {¡ p!'rdrr sus tesoros h~V¡'lJl'¡olos eonsigo; y los deJÓ por tanfo en Xauxa hajo la custollia tIc cuarenta soldados ('lIe se (IUcdaron allí rie guarnicion. i\'ingllll acontrcÎmiento de importancia ocurriÔ en 1'1cnmino, y reunUas las fuerzas:le Pi'l.arro con las (le Almagro y Soto, penetraron en ri valle de Xar¡uixaguama (¡ uoas cinco leguas del Cuzco. Era este valle uno de Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 12r. ntrol. ·OTr.O rlf. llegó al campamento con gran ceremonia y con numeroso y brillante séquito. Era el jóyen príncipe Manco, hermano del malha(lado Huascar, y legítimo heredero de la corona. Conducido ante el jefe español, anunció sus pretensiones al trono, y declaró la proteecion de los extranjeros. Dícese que habia pen sada en oponer/es resistencia COD las armas Y que habia Comentado el entusiasmo de losinrlios para que atacasen á Jas espailOles en su marcha, pero que viendo que era inelicaz la resistencia, habia adoptado aquel partido que le aconsejaba la política, no obstunte el gran descontento qu~ su proYl'cto habia escitado entre los mas resueltos Jeres de la nobleza. Sea de esto lo que fuere, Pizarro escuchó sus pretensiones con singular contento, porque vió en este nuevo vástago del verdadero tronco real un i/Jstrnmento ma~ eticaz para su propósito que el que pudiera haber encontrado en la familia de Quito, á 1,1 cual, los peruanos tenian poca aficiono Recibi6 pues al jóven con gran cordialidad, y no vaciló en asegurarle que había sitIo enviado á aquel pais por su amo el soberano de Castilla, para apoyar las pretensiones de Huasr:ar Ii Ja corona, y castigar la usurpacion de su riv:il (I). En seguida, llevando consigo al príncipe ¡nriio continuó su marcha. Fue esta interrumpida por al"unas horas por una partida de peruanos que le esperaba en la inmediat .• sierra. Al llegar á ella, huho una animada eSC3r;¡mUZa en que Jos indios se Jlortaron con gran val'Jr, é hicieron algun daño á los l'spailOles; pero estos al fin les dispersaron y forzaron el paso del desfilauero, y el enemigo no se cuidó de seguir/os en campo abierto. Era ya muy ent;ada la tarlle cuanóo los conq~istarlores llegaron á vIsta del Cuzco (2). El sol pOlJlente dirigia sus ra)'os casi horizontales sobre la ciudad imperial donde tantos altares se elevaban en su honra. Las filas de bajos edi/Jcios, que miradas al través de sus rayos parecian otras tantas Iíne~s de plateada luz, llenaban el fondo riel valle y los puntos menos elevados de las montañas, cuyas formas rnagl'stuosas y sombrías, parecian querer tender un oscuro lelo sobre la ciudad, como para protejerla de la profanacion que le amenazaba. Era tan tarde, que Pizarro resolvió diCerir su entrada hasta la mañana siguiente. Aquella noche se estableció una gU'lrrlia vigilante en ef campamento, y los soldados durmieron sobre Jas armas; pero no les molestó el euemigo, y á la mañana del dia siguiellte, 15 de noviembre de i 533, se preparó Pizarro para hacer su entrada en la capita] del imperio peruano (3). Formóse el ejército r.n tres divisiones, de las cuales la del e.entro ó batalla, como se llamaba, iba á las órdenes de Pizarro. Los arrabales estaDllll llenos de innumerable multitud de indios que habian salido de la ciudad y de los puehlos inmediatos para presenciar aquel ostentoso y para ellos sorprendente espect1culo. Todos miraban COll anliente curiosidad á los extranjeros, cuyas terribles hazañas habia publicado la fama por Jos punlos lilas remotos del imperio. Contemplaban con asombro sus resplandecientes armas y sus blancos rost.ros que parr.cian proclamar los verdaderos hijos riel Sol, Y escuchahan con misterioso temor el sonido de la trompeta, cuyas prolon~adas lIotas se estendían en alas del viento por las CA~I'AR l' ROIC. callt's de Ja capital, al paso ql1f\ la sólhl:t lieïra tell!biaba bajo los pesadl,s piés de los cabdlos. El jefe esraíiOf se encaminó directamente á la plaza principa . E~taha esta rodeada de varias lilas de e,lilicios bajos, entre los cuales habia algunos palacíos de los (ncas. Uno de ellos levantado por Huayna Capac, estaba coronarlo de una torre, y el piso bajo ocupado por uno ó dos de aquellos inlllcnso~ salones seml'jantes á Jos de Caxamalca, doudl' los nobles peruanos celebraban sus fiestas cuando el mal estado del tiempo no les permitía celehrarlas en otro sitio. l~stos edi/icios podian servir muy bien dl~ cuarteles para las tropas; sin emhargo, en Jas priJlli'ras sernanas los soldados permanecieron bajo sus tíelHbs en la gran plaza con los caballos atados á sn inmediacion, y dispuestos á rechazar cualquier movimil'lIto hostil de los habitantes (4). La capital de los Ineas aunque muy inferinr á El Dorado, que tanto habia eseitado la crl'dula falltasia de los españoles, los llenó dp. admiracion (lot' la hern](\sura de sus edificios, la estension y reglllaridarl de sus c.'lIes y el buen órrl(m y el aspecto de comorlidati y aun de lujo que se obsèrvaba en su numerosa poblacíon. Esta ciudad era muy superior en tndo á cuantas habian visto l/asta entonces en cI !'iucvn Mundo. Un(l de lo~ ronquistadores calcula Sil pohlncion en rioscientùs mil hahitantes, y la de los arrnhales en mnchos mas (ij). No tengo noticia de quc ningun otro escritor confirme esta relaciono Pero aunque parezca exagerada j es lo ciert() que el Cuzco era la metrópoli de un grande imperio, residencia rie la c6rte y de la nobleza principal, frecuentada por los mas hábiles mecánicos y artesanos de toria especie que en ella encontrahan limplios medios de ejercer sus oficios, guarneci<ia por una tropa numero~a y finalmente punto de reunion de torlos los que emigraban de las rlemás prol'incias. Los pun/os (je donde esta heterogénea poblacion procedia, estaban indicados en sus trajes l¥<lrticulares y especialmente en lo!'adornos de la caheza, qne tan raras veccs se encuen· tran en el indio americl/nn, y que con sus variarlos colores daban un aspecto pintoresco á los ¡.:rupl1s ) masas de gente que circulahan por las calles. El órden y el decoro que se observahan en aquella reunion multiforme de ~entes eran ulla prnr.lJa de la es· eelente policía de la ('apital, donde los Únicos sonidos que turbaban el rpposo (le Jos espailOlr.s eran los ri.r las fiestas y danzas que los ¡!Iriios cnn feliz insensibilidad prolongaban constantemente hasta una hon avanzada;le la noche (H). Los mejores edificios, y hahia ml1ch()s rlr. esta C!:lse, eran de piedra ó con fach~das tir. pi~dra (7). Entre los principales se contahan los palacios de los monar- (4) PedroSanrlw, Rel.,ap Ramu¡;io, Lili, fol. 407. -GarciJasso, Corn. Real. parle I, lib. XII, cap. X.-Relacion del primer descllb .• MS. (5) «Esta ciudad era lOllY grandeymuypopulosa de¡¡randr.s edificios y comarcas, cuando Jos esp~ilOlesentraron la prinlera I'ez en ella havia gran cantidad de gente, seria pueblode mils de cuarenta mill'ecinos solamente lo que tomaba la ciudad, que arravalles y comarca en derredor del Cuzco á diez Ó dO('fl leguas, creo io que havia doscientos mil indios, porqne es'o era lo mas poblado de todos estos reinos .• (Cunq. i Pob. dr:l PirÚ. MS.) Se calcula que el vecino representa genera/mente rinco iQdlVlduos. Sin embargo. el padre Valverde en ulla carta escrita pocos aiíos despues de estos suceso~, dice que la ciudad tenia solamente de tres á cuatro mil casas en tiempo (I) Pedro Sancho, ReI., ap. Ramllsi(), tomo III, fol. 406, de la ocupacion , y lus arrabales diez y nueve ó veinte mil. (':::arta al emperador, MS., 20 tie marzo de 1539) Es posible -Pedro Pizarro, Oes~nh. y Cnnq., ~IS. (:l) ~Y dos hor~s antes que el sol se pnsiese, lIe¡raron á que no tomase en cuenta siuo las casas mejores, uo ronlall10 vista de la cillrlad de Cuzco.• Helacion del primel' descubri- Jas cabaiías de barro, ó mas bien cobertizos, qoe f8rmab:lJl una gran parte de Jas poblaciones peruallas. miento, MS. (6) .Heran tantos los atambores que de noche se oian por (3) Los cronistas difieren en cuanto á la f-cha precisa de la entrada. Pero no puede haber mejures autoridades para todas partes bailando y cantando y bebiendo, (/UP. toda la determinarla quP. la rrJ~cjon de Pedro Sancho y la carta de mayor parte de la noche se les pasal'a en estu cotidianaJos ma¡;istrados de Xauxa Estas son las que he ¡;cguido en mente .• Pedro Pizarro, Oescllb. y Conq .• M:-. (7) .La magginr parte di queste case sono di pietra, el el testó. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA COl'i(lllST\ IlI::I. I'I::Ul:. I:! 7 cas; plIes COIIIO cada soberalJo construia para si uno El edjficio~mas suntuoso del Cuzco eu tiempo dA uuevo, auuque no eran IIIUY elevados, cubrian una los Incas era indudablemente el gran templo dedicado grau estension ùe terreno. L;¡s paredes de algunos al Sol cubierto todo de chapas de oro, como ya se ha estaban labradas 6 p:ntadas de colores vivos y las dicho, y rodeado de conventos 'f dormitorios para Jas puerta~, segun dice un escritor eran en algunos de sacerdotes, con sus jarrlines y vastos parterres resmármo, de colores (t), « En delicado labrado de planùecientes de oro. Los conquistadores se hahian las pie,lras, dice uno de los conquistadores, los in- yn \levado todos los ornamentos esteriores; pero el dios escedian con mucho Il los espailOles, ¡¡nnque Jas fr:so rie oro que eslaba engastado en las piedras cirtejados de sus edificios en Vel. de tejas tenian pilja, eurlllaba todavia el edificio prineipal. Es proba!Jlll si bieu colocalia con mucho artificio y primor (2), El que las relaciones acerca de la riquel.a del templo clima ardiente del (Ulcn no cxi¡;ia oLra materia ma5 que tanto escitaba la avaricia de los españoles fuesen sólida IJllril defcuderse dcl mal tiempo. c1emasiado exageradas; pero si no la eran, los indios EJ e(¡ificio mas importallle era la forlalcza, situad¡l debieron ocultar muchos tesoros en parte tau segura sohre ¡,na roca sólida que se alzaba orgullosa sobre que los invasores !lO pudieron descubrirlos. Sin emt.oda la ciutlad. Era de piedras cortadas y trabajadas hargo todavía quedaba mucho f.O solo en el gran COli tallto arte, que eta im[lOsi!J!e descubl'ir la línea templo del Sol sino en la inmensa multitud de te mde unicn entre unas y oll'as; y las avenidas estaban plos inferiores que habia en la capital. defendidas por tres parapetos semicirculares comPizarra al entrar en el Cuzco tliú una órden prohipuest.o, de masas de roca tan enormes que los asebiendo (¡ sus sold¡¡dos bacer daño alguno á los edilimejaban á la obra de arquitectura que los maestros cí'lS de los habitantes (6). Pero los palacios eran muen el al te conocen con el nombre de ciclo pea. EleVá'1 ebos, y las tropas no perdieron ticlnpo ell snc/uearlos base l)¡ista una altura estr¡tOTliinaria para un edil1cio asi como á los templos cuyos adornos interIores les peruanll, y desde su mayor r.levacioll se descubría dieron un botin cOlll;itlerable. Despojaron do sus il)una pel'specth'a magnífica, en que el a~resLe aspecto I yas y ricos ornamentos á las régias mómias que repolit) la monta/la COli sus rocas, bosques y torrentes, : sahan en el templo de Corie<lncha, Indignados conlra el noreciente verdor ùel valle y la hrIllante ciudad que los hahitantes que habian ocultado sus tesoros dieron ocupau,\ el primer término, formaban un armonioso 11muchos tormento para arrancar. es la ~onresion del V admirable conjunto !Jajo el oswro azul del cielo ùe ;ilio en que los tenían (7). Profanaron los sepulcros los tróp¡'~os. en que los peruanos solian depositar sus efectos mas Las calles eran largas y estrechas y estaban dis- preciosus y obligaron 11la tumba á entregarIes los puestas con perfecta regularidad, cortáu(lose unas Ú êucrpos que ocultaba. N,j(la se lior:) de la esploraciou otras en ángulos re,;! us; y (le la grail plal.a salian Je los rapaces conquistadores, los cllales tropezaron cuatro calles principales qUll i!Jan;Í par.tr á los cuatJ'lJ êasualmen te tambir.n con una milla ùe riqueza quo granùe,; caminos del imperio, Esta pInza y muchas lOS recompensó de su trabajo, ralles de la ciudad estaban cmpl)dradas con pequeñas En una caverna cerca de Iii ciudad encontraron guij;ls (3). Por el centro (le la ciutlad pasaua. un ri<1 ~ran uÚmero de vasos de oro puro ricamenLe grauacristalí.1O 6 mas bien canal, cuyas orillas en una esdos con liguras de serpientes, 1:\lI~ostas y otros anitension de veinte leguas estaban fabricadas de pie- i nales. Entre ellos se hallaron asim smo cualro llamas dra Ci); y sobre él hab.a pucutes construidos tambieu lie oro y (liez ó doce estútuas de mujeres unas de oro de ancLas Josas que proporcionaban [¡ícil cOlllunicav otras de plata «que solamente el verlas, dice uno cion entre los diferentes barrios de la capital (5). ie los conquisladores con cierto candor, da!Ja verdaleramente gran satisfaccion.» El oro era probable¡'altre hanno la melá de la CaccioLa di piell'a.» Pedro Sancho. 'llente (le poco esresor, pues las figuras tenian todas Ilel. , ap, Ham., t. Ill, fol. .it3. ~ILalllaiio natura; y muchas de ellas fueron reser(1) "Che sono le principali d~"a cillá dipinte et lauoratumtlas para el quinto real y enviadas á Espai13 en la re, el di pietra; et la mirlior d'l'se é la casa di Guainacab·), nisma forma en que se lmllarùn (8). Los almacenes ("arique vccchio, et la poria d'es.oea é di marmo bianco et rossn ~slauan llenos de curiosas telas unas ICllirlas ùe ,,¡set d'altri colori,» (Ibid., lIbi supra,) Los edillcios cran ¡ren~osos colores, otras de algorion y d\~ pluma, sandalias rahnent" de piedra r011lun. Lo que los espaiiol~s luvi~ron I'''r I chinelas de oro 'i plata V \'cstirlos compue,tos cntemármol, seria probablemcnte pórliro, cou el cual esta hl lue7.rlad:¡ la piedra de las callteras inmedialas. 'amente de cuentas cie 01;) (9). El lIluil. y olros artí(2) "Todo labrado de I iedra llIuy prima, que cierlo toda ,:ulos de alimento de que tamllien esta han llenos lus la rantl~ad de csta ribdac hacc gran ventaja á la dc E"paiia, :llmacenes fueron ùespreciarlos por los españoles aunquc ,'arcccn dc teja, (~ue todas 1:ls ca,as, si 110 es la fOI'atento~ solo por entonccs á sulis~acel' su sell de laleza, qu~ era hccha dc azoteas, son clJbicrlas de paja, ann- ci l. que tau jlrllUamente pnesta qu~ parece bien.» ReI. del primer descub. , ~IS. (3) Pdru Sanchu, Relaciou , al" Ramusio, lomo Ill, uui I I~jo el dominio de los In~9. Pero los hechos aqUl referid", supra. ,stán s:lcaoos en su mayor parte dr. olras fuente;;, ~ era ¡!l. ~s di;~no de citarse un pasaje de la carta de la justicia de "vitnble albuua repetic;un para dar U<la idea dlstiuta de la Xauxa, \lues eonlinna ap\)~il(Hlo,e eu las mejures auloridades, "al'it1l1. albuoo;; de lus iuteresauccs pormcnores lIleucionados en el, (!i) "Pucs mandó el marques dar uu pregon que nin!;1I1l testo .• Esta eibdad es la r'¡cjar é maior que Cilla tierra se ha "5I'aiiol fuc>e" eotrar en Jas ca,as de IdS naturales IIi IOIlJ1vislO, y aun en IlIdia>; é decimos á V. ~I. que tan hermo'~ v !les nalla.' Pedrn I'izarrn, flcscuh. Y Conq., MS. de tau bucnos cdilicios qnc en ~spaiia seria muv de ver; tiè(7) GOlnara, l1isL de las Indias, cap, CXXlIl. ~¡e ¡as c:J/lc;; l,or IIlu;:ho cuncierto elllpedradas de guijas peque(8) «~l Cra ¡'allre cosse singolari, era veder cnattro casU3S l"d.>, I,IS Illas de las rasas son de ;¡ei,Ores principale" heIrali di Hno oro molto ~I'audi e110 Ó 12 ¡Latue di donne, della dlas de ,'allterÏa. Lt¡\ en una lader;' de un zerl'o, ml el ruai ¡:randezza delledúnne di quel paese, tutte d'oro fino, eosi belle suhre ci pueblo está una fUl'taleza lIJUV bienobradil Je raud ben falle caille se Cossern vlue .... Qu~ste furono dale neJ t"ria. ta'l de ver que pal' espailolcs 4·U~ han andado reillos ,¡uintll che toca va á S. M.» (Pe~l"o Sanch,), ReI. ap. Ramusio, estraûos dicen uo haber visto otro edifho igual al del/a .• lomo III, fol. 40U.) .jluchas Ii¡¡uras de oro y plata euteras, Carta de la Ju'l. y Be:;. de Xauja. jlS. hecha la forma dc uua luuJ',r, y el del tal1Jaiio della, muy (4) .Cn no ciel ruaI baja pvr mediO de la cibda 1 y dc,de biell labradas,» Relawl11 delprilOcr des"ub., MS. que naCl!, llJas de velllle le¡!l1as por aquel valle abajo dOllde (9) "Avia ausi mismo otr:;s muchas plumas de diferentes hay 1I1\l1has pob/ariGlles VH culusado todo por suelo, y 1,IS l'olures para este efecto de hacer ropas que vestian los seiiores V;lITilllra, de ulla pdrte y de IIlra echas de calltel"ia lahrada, :. seiwras y 110 olro eu IllS tiempos de sus Iiestas; avia taro"osa nUllca vl;la Jli oida .• Bt/aeion del primer de.ieU;,ri-\I,ien wantas bechas de ehaqcira, de uro y de plata, que hera lIur~llo 1 illS. '"lIas qucJltc"¡la~ muy dt'licadas, Que preria cosa de espauto (,)) E¡lector recordará cu e,le. capitulo al¡;unas repcticio'I 'cr 81111\:chura.v I'cdra Pizarro, Descutrimiento Y COllquisIles de lo que ya he dicho en la introduccion acerca de: C~zco Ia, :lIS. I I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia L!~ 1l1l11.IUTECA ilE G.\SPAI\ llro (i). Pero desrJUt~, lIe¡.;ú uutielllpo en que el grano huuiera sitio de muchu Illas valor. Sin embargo la suma dlJ riquezas encolltradas en la capital no igualó á las grandes espe/"dllzas que se lwùian formado los españoles, si bieu el défieit la su?lió el saqueo que hicieron ell variùs puntos durante iU marcha. Ell uno pOI' ejemplo, cncontr;¡ron diez taulas 6 barras de plata macizas, caJa ulla de las cuales tenia veinte piés de largo, uno <:le ancho y dos ó tres pulgadas de grueso. Estas taulas estaban destinadas para adornar la l1abitacion de un noble Inca (2). De todo el tesoro se hizo un fontlo comun como en Caxamalca; y ctespues de haber separado para la corona algunas de las cosas de mas valor y he.cmosura se entregó el resto á los fllllditlores indIOS para que hiciesen barras de igual peso. Rizase esta division del hotin bajo los mismos prillcipios que la anterior. Eran en lodo cu;t!riWentos ocll.;nta soldados, inclusos los de la guarnicion de XaUl¡iI, los cU31es debian percibir tambien su partc, siendo la de los de á caba"o doble que la de los infantes. Los que se hallaron presentes ¿j la division calculan de diversos modos el lmportll total del botin. Unos alirman que fue mucho mayor que el del rescate de Atahuallpa ; otros por el (~ontrarlO aseguran que fue menor. Pedro Pizarra dice que cada soldado ¡Je á cahaJlo llevó seis mil peao~ de orr, y cada uno de los de infanteria la mitad (3); aunque Pizarro hizo como la otra vez alguna dife· rer¡cia en la reparticion segun la categoría de los in· dividuos y los servicios que hauían prestado. Pero Sancho, notario real y secretario de Pizarro, calcula el total botín en mucho menos, pue~ dice que no pasó de quinieotos ochel1ta mil doscientos pesos ile oro, y doscient(\s quince millllarcos cte plata (4). No teniendo datos oficlUl,)s es imposible determinar cuál de estas dos relaciones es la exacta; pero debclenerse presente que lu de Sancho está firmada por Pizarro y por el tesorero Riquclme, y por consiguiente que esta manifiesta sin ctuda alguua por lo lllenos lo que los cOJ:jqU,Ísta¡[ores dijeron al emperador. PerQ sea cuak/uiera de estas relaciones la exacla, e! tesoro adquirIdo en el Cuzco, unido al que outuvIeron en Caxamalca, podia hauer satisfecho los de¡¡eos del mas avaro. El inllu,io repentino de tanta riqueza, y esta en forma tan fácil de trasportar, en una tropa de incalJsables ayentureros poco acostumurados l'I. posee, caudal, produjo sus naturales efectos dándoles medios de entregarse al juego, pasion tau fuerte y Ian comun entre los espllñoJes que se la puede considerar como un vicio nacional (1). Perdíanse y volvíanse á ganar en un mismo dia riquezas bastantes para hacer á sus propietarios independiente~ por toda su vida; y mils de un jugador desesperado se vió por un desgruciado golpe de dados ó corte de haraja despojado eu pocas horas del fruto de años de fatiga y obligado á empezar de Huevo su obra de rapacictad. Entre estos se hace llIencíon de un soldado de caball¡,ria llamado LeguizJno , á quien habia tocado en suerte la ílT'ágen del SJI elevánrfose sobre una lámina de oro brl'ñicto que ~e habia hallado ell Ia,s paredes en \ln lugar ocu!lo del gran templo, y (1) Ondegado, Hel. prim., M.S. (2) .Pups andando yo huscando mahiz ó otras eo~as para cQmer, acaso entréen un buùio donde hallé tstos tab!oues de plata que tenlto nicho que heran hasta diez, y de larg:o tenian veinte piés de arir~or de lino y de I?ordor de tres dedos, di noticia dello al marques y él Y todos Jes uem"s que con el estavan entraron á vello.» Pedro Pizarro, Descllb, y CO.llquista, MS. (3) Deseub. y Conq. , MS. (.i) PedroSaneho, RelacioD, ap. Hamusjo, tomo III, folio 409. (ii) No/a del/raduc/or. El aulol' para barer egla oh~rrvacioll sc ha propuesto SIllUUU. 1'0:' 1;1'0cI "'Vailol de :\111)· y ltuU:. que tal vez por su grande hermosura ó por cuall¡uier a otra razon no fue fundilla cou los dem;is ornamentus. El jugador perdi6 esta rica presa en una sola noche. ¡je donde vino el proverbio esparlol :juega el sol anles que amanezca (Il). El efecto de tal sU[lcrabuudancia de meta/es predosos ,e dejó senlir inlllediatamcllte en los precios. Los artículos mas comunes costaban sumas exorbitant~s: una mano de (lapel valía diez pesos de oro, una botella de vino sesenta, una esrJatla cuarenta ó cincuenta, una capa ciento y algunas veces mas, un par de zapatos valla treinta ó cuarenta pesos de oro, y no se compraha un buen caballo por menos de cto~ mil quinientos (7). Otros artículos subieron todavía f¡ mas altos precios, segun que bajaua el valor del oro y la plata que los reprt:sentaban. En suma el tiro y la plata parecian ser en ef Cuzco las únicas cosas qlH" no eran riqueza. Hubo sin embargo alguno~ sold;dos prudentes que se volvierou á su país contentos ron 1"ganancia que hauian hecho y en él sus l'iqlltlzas h~s dóeron ~onsideracion tÍ independencia y csci taron /il ell\'idia de sus compatr:otas estilllulándoles Ú buscnr fortuna por las misllIils vias. LIBRO TERCERO. COH(IUlstadelllOeru.-Colltillllaeloll. CAPlTlLO IX. Coronacioll del nuevo IncB. - Arreglos municipales.-Terrible marcha de Alvarado.-Eutreyista eon PizarrO.-fundacioll de Lima. - Llegada de lIemalldo Pizarro á España.-Sensaciun en la cÓrle. - Dcsavcncncias cnlre Almagro y los Pizarros. i:J;¡L-I:J3:i. El. primel' cuidado Jel jefe cspailOl desfllIes de la rli,ision del uolitl fue poner á Manco en el trono y hacer que le reconociesen sus compatriotas. I'rcsentliles est,) príncipe como su futuro souerano, hijo 1(:gitimo Je HU;¡Ylla Capac y verdadero heredero dl'! cetro peru<luo. Este allUI!eio fue recibitlo eon entusiasmo l'0r el pueblu qlle amnb:l la memoria tic su ilustre padre y se complacia de ser gobernado todavía por un monarca de la antigua f<llna del Cuzco. Nada se perdonó para conservar la ilusion del pueblo indio. Obsel'váronse e~cruplllosamente las ceremonias de la coronacion; eljóvcn príncipe gual'lló 1:ls vigilias y Jos ayunos prescntos; y ell eJ dia señalaco los noules y el pueblo y toda la tropa espaÜola se l'eHnieron en la gran plaza del Cuzco p¡lra terminar la ceremonia. El padre Va!l'erde celehró púLlicamellle Ja misa, y el Inca Manco recihi6la diadema del PerÚ, no de manos del gran saeerdote de su llucion sino de las de su conquistador Pizarro. Desplles los seiiorl~s inJios prestaron su o!Jediencia eo 1,1 forma acostUlIlurada; y luego el notario realle)ó en alla voz UII dJcument(1 en que se ase¡.;uraba la supremacia de la corona de Castilla y se exigia de todos los presellt,~s que rindieran homenaje á su autoridad. Esplicado este documento por un intérprete, se verificó la ceremonia del homeuaje por cada una de las clases presentes saludando Ú la uandera de Castilla dos ó tres veces COD la mallo. Ell se~uida }Janco brindó cou piznrro en ulla copa de oro lIella rie chispeante chicha, y el jefe español despues dl\ haber allrazal!o eordialmenle al nuevo monarca, di6/a .;er/al á las trompetas las cuajes alJuncjilron la cunclusilJn de Ja ceremo\'0 Inuuún, dllnde dp,,~rariadalllelllc es l'Il erecto la pa,¡ull del lue¡:o la que Ú,",lil¡l¡ ~ nuestro,; henn?n(,g. (/J; I;arcilasso, Cow.Ile:!1 !,~rtc l, Iib./Il, r:!p. XX. (7) :'<ercl. CO!l'luÍ>la del 1'0.111, ai'. Barci., LoUlO III, !'¿":111:; ~J3. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia [EL l'Elit:. t 2D nLlIor (5). Ambos títulos tenia por eoncesion régia. No descuidó tampoco Pizarro JOB intereses de ]a r( ligion. El padre Valverde, cuyo nomhramiento de ohispo del Cuzco recibió poco des¡>¡:es la sansion del pL'pa, se preparó á desempeñar las funciones de su mlllist~rio. Eligi6se un sitio para la catedral de su diócesis, que diese freute á la plaza; en su consecllencia se levantó un espacioso monasterio sobre las mina de la espléndida casa del Sol; cOIlstruyéronse las paredes con las antiguas piedras; erigi6se el altar ell el sitio donde antes brillaba lu r(duciente imágen (¡'l la deidad peruana, y Jas frailes de Santo DominHo vinieron á habitar los clâustros del templo indio (6). Para que la melamórfosis fuese completa, en la casa d.: las Vírgenes del Sol se establecit· un convento de rronjas católicas (7). fglesias y mona,terios cristianos [Leron sustituyendo á Jos antiguos :emplos, yalgunl)S de estos que se libraron de la deEtruccion, fueron sin embargo despojados de sus insignias gentílicas y (lJestos bajo la proteccion de]a cruz. Los padres de San to Domingo, los hermanos de la ó'den de la Merced y otros misioneros empezaron á trabajar en la santa obra de la conversion. Ya hemos v.slo que Pizarra recibió órden de I<:corona para lIeval' consi~o cierto número de estos santos varones; y cada buque que habia ido llegando despues hahia traido un refuerzo de eclesiásticos. No eran todos cnmo el obispo del CUZI~r¡tan fanáticos que cerrasen Sil corazon á toda cla~e Ile simpatía para con los desdichados indios (8). Hahia muchos de singular hun:iltlad que seguianlas huellas del conquistador para esrarcir las semillas de la verdad espiritual y que con CliO desinteresado se dedicaban á la propagacion del Evangelio. Así sus riadosas tlreas probaron que eran ((·S verdaderos soldados de la cruz) y demostrrlron f(lle no habian sido vanas la declaraciones ostentosas . d~ que el objeto de la espedicion Ha IJevar la bandera I d ~ Cristo entre las na('lOncs gelllil('~. I Los esfuerzos hechos para convertirá los gcntiles, son un rasgo característieo y honroso de la conquista española. Los puritanos, l~on ignal celo religioso, han h~cho comparativamente llIenos por la convrrsion dl~ le s indios, contentándose segun parece con haber allquirido el inestimable privilegio de adorar á Dios á su modo. Otros aventureros que han ocupado el Nuevo lIIundo, no haciendo por si mismos ~l'Hn caso d ~ la religion, no se han mostrado muy sohcitos por difundirla entre 108 salvajes. Pero los misioneros esplñules, desde el principio hasta ellin, han mostrado (I"ofundo interés en el bH~ne~tar espirilual de los nalmales. Bajo sus auspicios se levanlarún magnilicas if;lesias, se fundaron escnelas para la instruclOll eley se adoptaron lodos los medios rllcionales (f) Pedro Pizarro, De,cllb. y Conq., MS.-Pedro Sancho, lcental, (llra dirulltlir el conocimiento de las verdades religioReI., ap. RamuslO, toma HJ, fol. 407. s:\s; al mi~mo tiempo que cada uno de los misioneros (2) Pedro Pizarro, Descub. y COl1q., ~tS. «Luego pOI'la mai,ana iba el enterramiento donde estaban penetraba solo por remotas y casi inaccesibles regiocada uno por órdcn embalsr.mados como es dicho, y asentados en sus sillas, y COllmucha venerarion y respeto, todos por (ti) Montcslnos, Anales, año 15:>4. (G) r.arcilasso, Î,om. Real, parte I, Jib. III, cap. XX; órden los sacaban de alii y los trahian ~ la ciudad, teniendo cada una su litera, y hombres COllsu librea, que Je trujesell, Ii 'J. VI. cap. XI. Naharro, Ile/acion sumaria, MS. y an~i desta manera todo el servicio v aderezos como si eslu(7) Vlloa, Viaje á la América del Stir, lib. VII, capibiera vivo.» lIeJacion del primer descub., AIS. tulo XII. (:» Pedro Sancho, ReI., ap. Hamusio, tomo III, fol. 400. Las monjas indias, dice el autor de la Relacion del primer -Montesinos, Anales, !l.!S'1año W:>i.-Acta de la fundacion D~scub., {(vivIancastamente y de santa manera .• -«Su cas· del Cuzco, ~IS. tidad era fing-ida, dice Pedro Pizarro, pues tenian constantes Este instrumento, que pertenece á la coleccion de Muñoz, amores con los ministros del templo.» (Descub. y Conq. MS.) contiene los nombres no solamente de los magistrados, Fino ¿ :;uál es la verdad? Entre a,erciones tan contradictorias de· tambien de los vecinos que formal'on la primera poblacion de b'lmos aceptar la mas favorable á los peruanos. Las preocnpala capital cristiana. ciones de los conquistadores no 8e desminlieron en este punto. (-i) Acta de la fundacion del Cuzco, MS.-Pedro Pizarro. (8) Debemos bacer al padre Valverde .a justicia de decir Descub. y Conquista, ~IS.-Garcilasso, Com. Real, ¡mte I, (ne no es este ellen~uaje con que hablan de él/os ignorantes lib. VII, rap. IX y sig. Sl:ldados de la Î,onqmsta. La justicia de Xauxa en una comuCuando un edificio era demasiado estenso, como sucedia n cacion á la córte representa al dominico como «persona de con algunos templos y palacios, se le adjudicaba á dos ó tres rr.ucho ejemplo y doctrina, y con quieu Iodos los españoles de los cOllquistadores para que lo repartiesen entre si. Garci. h III tenido mucho consuelo.» (Carta de la Just. y Reg. de lasso, que ~escribe la ciudld seg-un se hallaba poco despues Xauxa, MS.) Sin embargo, todo esto no es incompatible 1'011 Ile la conquista, cita eon mucha prolijidad Jos nombres de ti:] 31to grado de insensibilidad para r.on .'os indios v de indicaballeros entre qllienes fueron di,tribuidos los edificios. fercncia respecto á sus naturales derechos •• 1..\ COXQUISTA nia (I). Pero sus sonillos no eran los sonidos del triunfo sino de la humill3cion porque anunciaban que los extra njeros habian hollado ]05 salones del palacio de los Incas; que la ceremonia de la coronaclOn era una miserable farsa; que el príncipe mismo era solo nn instrumento en manos de su conquistador, y que la gloria de los hijos del Sol habia desaparecido pard siempre. Sin embargo el pueblo se dej611evar fácilmente de 6US ilusioIHlS y se apresuró á aceptar esta imágen de su antigua independeneia. El advenimiento deljóven monarca al trono fue solemnizado con las lieslas y regocijos de costumbr3. Sacáronso á Ja plaza con gran pompa las momias de sus régios antepasados, cubiertas de los ornamentos que se les habian dejado y servitlas por numeroso séquito que desempenaba para con ellas todos los oficios que hubieran desemJ1eñado para con los vivos. Cada uno de los cadáveres fue colocado en su sill:l delante de la mesa del banquete, privada ¡ah! de I;; magnífica vajilla que en otro tiempo resplandecia en ella cuando se celebraban estas grandes festividades. Los convidados bebieron repetida, veces en !Jonor de luS ilustres difuntos; despues comenzaronl •.s danzas y lasdemústraciones de regocijo en la plaza, que se prolongaron hasta hora avanzada y en las cuale" noc!Je tras noche continuó aquella ilusa poblacion entregán:iose ó su alegría, como si los conquistadores no se hubiesen apoderado de 1:1capital (2). ¡Qué eontraste con los aztecas en la conquisla de MéJico! Despues trató Pizarro de organizar el gobierno municipal del Guzco d:indole la forma que tenia en las ciudades de su país. Nombráronse dos alcaldes y ocho re¡.,i(lores, y entre estos últimos á los hermanos de pjzarro, Gnnzalo y Juan. Todos juraron su oficio con ~ran solemnidad el24 de marzo de 1à3i en presenCIa de espailOles y peruanos y en la plaza pública; COIllOsi con esta ceremonia quislera Pizarro anunciar á los indios que si bien consen'aban una imágen de sus anti3uas instituciones, el verdadero poder debia estarde alii en adelante en manos de los conquistadores (3). Invitó á los españoles á estublecerse en la ciu· dad con grandes ofertas de tierras y casas, para lo cual le daban medios suficientes los muchos palacios y edificios de los Incas; y ma~ de un caballero que en su patria era tan pobre que no tenia sitio donde descansar, se vi6 propietarIO de una espaciosa mansion capaz de dar abrigo ála comitiva de un príncipe (4). Desde esta época, dice un antiguo crolll~ta, PIzarra, que hasta entonces habia sido distinguido con el título militar de capitan general, tomó el de gr¡ber- II Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia IJ) 8;ULlUn:C.\ DL; GASPAR r nes ó reunia ~us lliseipulos inllios en comunidades como hizo el honrado Las C;lsas en Cumaná 6 como hicieron los jesuita,; en Cali fornia y paraguai. En todos tempos el animoso eclesiástico esp¡¡ilOl estaba pront(l iÍ levantar ~u voz contra la cruehlad de los conquistadores y contra la avuricia DO lIlenos destructorll de los colonos; y cHanoo sus reclamaciones eran inÚtiles, COIliOsucedia muchas veces, todavía se <ledicaban á consolar aJ desdichado indio á enseñar· le á resignarse á su suerte y á i1umina~ su oscuro enlendimiento COI) lu revelacion de una existencia mas santa y mas felil.-Al recorrer las páginas sangrientas de la historia colonial espailOla justo es, y ¡II mism.o tiampo satisfactorio, ouservar (l~e la misma naeion de cu~'o senosaliü el endurecido conquistador elll'io asimismo al misionero para dcsempeilar la obra de la heneficencia y difundir la luz de la cívili7.acÎon cristiana por las regionei mas apartadas del Nuel'o Mundo. Durante la permanencia cn Cuz~o del gobernador, como le l/amaremos de aquí en adelante, recibi6 repetidos partes sobre la reunion de considerables fuerzas en la~ inmediaciolles iÍ las 6rdencs de Quizquiz, uno de los generales de Atahuallpa. A consecuencia de estas noticías oestacó á Almagro con una pequeilll fnena de cahallería y un gran cuerpo <le indios lIlandados por el luca Munco, para dispersar al enemigv y, si fuera posible, hacer prisiollero á su jefe. Manco: se }nanifest6 tanlo mas dispuesto á tornar parte I1n fa espedici(lIl, clIunto que esta se dirigía contra soldados de Quito y coulra su jefe, los cuajes no le tenian buenavoluntml. Hubo algunos serios encueptras, y el ejército d,) Quito se retiró sohre Xauxa cerca tie cuya ciullad un combate general decidi61a suerte de la guerra con la complela derrota de los indios, Quiz· quiz hnyó á las elel'adas.llanuras de Ql\ito, ,lonoe tollavia hizo frenle Call únilllo esfurzado a las fuerzas espallOlas que habia en aquel distrito, hasta que al fin sus propios soldados cansados de tan largas é inútiles hostilidades fe maturon û sangre fria (f). Así pereci6 el último de los dos wandes¡;enernles de Atahuallpa, los cualt's, si su nacion hubiera estaoo animada de un espirilu igu~1 al suyo, habri~n mantenido, por largo tiempo la independencia de su patria COfltra su inva~or. Puco tiempo despues Ile estos acontecimient.os el gobernarlor español hallándose en el CUZC!}tuvo noHcia de un suceso mucho mas alarmante para él qu~ las hostilidades de los indios. Fue este la IJcgarla a la cosla de gran núrnero de espailOles rn¡lndados por Pèdro de Alvarado, valiente capitan que á las órdenes de Corlés habia adquirido tanta fama en la guerra de Méjieo. Alvarado de'pues de haber contraido un hrillante casamiento en Espaïía, al cual estaha /Iamalia por su cUila y por su categoría militar, hahia ,'uelto ¡í 'u gobierno de Guatemala, rlonde las magnífic~s relaci,mcs que diariamente recibia de las conquis, tas lie Pizarro, escítaron su avaricia. Supo que es· las COIHluistas se habian limitado al Perú, y que la parle del Norte donde estaba el reiuo lie Quito, ~n1 igua residencia de Atahuallpa, y sin duda, p~Ill<;lpal tiepósito de sus tesoros, permanecia aUll IIltacta. A Pilfcn I.:llldo pues cOllsj¡jer¡¡r esle pais corno fuera <le la jurisdj¡:cion tiel goberQador ',hizo 9uc la gran f1o~a qlle deslinaba á lus i,Jas de la hspeCliI tomase la (11reccion de I:.¡Arn{~rica del Sur, y eo rr.arl.Ode 153·í dese.mbarcó eu la hahia de C"racas COll quinientos ioldados de los cuales la mitad eran de ca/¡;¡/'cría, IOuos !!lU'r provistusllc armas y l/lunkiones. Er¡¡ ~sta J\OIl;, la fuerza mas formidable y lIlas bien equipada qu~ hasta cntonces se babia presentado en los mares del Sur (2). Aunque esla era evidentemente una invasion del territorio concedido á Pizarra par la corona, Alvarado determinó marchar inmediatamente sobre Quito, y tomando un guia indio se propuso seguir el camino directo á través de las montuiws, paso de estrema dificu/ta¡) aun en la estacioIl mas favorable. Despues de haber cruzado el rio Oable, su guía se le desertó dejándole encerrado en las intrinc~das malezas de la sierra. A. medida que iba penetrando mas y mas en las elevadas regiones del invierno, iba viéndose rOllcado de hielo y nieve, contra los cllales sus soldados, procedentes todos del cálido clima.de Goatemala, estaban muy poco prevenidos. Segun iba haciéndose mas intenso el frIO, llIuchos de el/os I/eg~ban á entumecerse de tal modo, que les era impoSIble marchar. La infanteria, que po.r precision tenia que hacer ejercicio, lo pasó mejor, pero muchos de los soldados de cabal/errll se quedaron h~lados sobre sus caballos, y los indios, todavía mas sensibles al frio, perecier(ln á centenares. Los espaiíoles agrupa· dos en torno del escaso fuego que podian haber á lali manos, yeasi sin aliento alguno, pasaban la noche esperando en taciturno silencio la luz det dia, pero la luz del dia no les traia consuelo alguno eU aquella. desiertas montañas, ysolo/es re,'elaba mas clararnente la estension de su desgracia. Su marcha al través de los Puertos ;'l/evadas y la lucha que sostuvieron con los elementos podia conocerse por los fra~mentos de vestid,os, los arneses rolos, tos adornos de oro '! otros objetos de vafor, fruto de anteriores rapiñas, por los cadáveres de los que morian, 6 por los cuerpos de los que mellOS afortunados erall :Ibandonados á morir S%S en ¡¡(Iuel/as asperezas. En cuanto á los caballos sus cadáveres 110 calentaron mucho el suelo, pues inmediat1tlTlente que morian eran devorados casi crudos por las tropas que corno los hambrientos con dores que á ¡¡aRdadas se cernia'n sobre Stls. cabezas, se arrojaban sobre el objeto masrepugnante con la) que purliese satisfacer su necesioarl. Alvarado rleseoso de ase~urar el botin qlle habia caido en sus manos al prinCIpio de su marcha, invilo'¡ á su gente á tomar cloro que quisiesen del fondo comun reservando solamente el quinto real. Pero ellos respondieron con sonrisa despreciativa y melancóliea que el alimento era ri único oro que necesitaban. Sin embargo, en aquel estremo que al parecer debia disoh'er basta los lazos de la naturaleza, se vieron algunos l'jemplos patéticos de afecto y de amistali; huIlo solllados que perdieron sus vidas por socorrer á s.1.I6compañeros, y parientes y esposas (porque algunos oe los calml/eros ihan acom¡·ailíldos de sus Illujeres) qUI', en vez de procur'lr su propia salvacion prelirieroll quedarse v perecer en Jas nieves con los ohjetos de su ç¡¡riíl,o.· l'ara colmo oe desgracias el aire se lIen6 por IllUchas dias de espesas nubes de particulas de tierra y cenizas que cegaban á los hombres y IlHcían la resl'iracioll ell estremo dilicu/Iilsa f3), Es/e fenómeno parece probaule que fue efecto de una ernpcion del <listante CotopaxI que á r100e leguas al Sudeste de Quito levanta su cabeza colosal y perfectamente Cónica mucllo m¡¡s allá de los limites dl: las ctcrnas niel'es, siendo el /lias magnítico y terrilJledelos voScam:s (2) Lo~ hí.loriadore~ difieren respecto al nümerQ de ¡'lS soldados de AlvJrado. I'ero ,elron una in[ormacion legal IInrha eo Gualemaja eran 500. de los cuales 230 er"n de raha(I) Pedru P"7.arro., Dr~euh. y Conq,. ~IS, - ~almro, lIeria ..-I.nform,acion hecha en Santi,a~?, Sel. 1.1;de 1436, MS. ReI. ;-umaria, hiS -llVII'do, !lIst. Ijr J;•.< JfldJ~s, M:-.• Jlar(3) .Empezo :llloVl·r ~lerra de lo, (.elus, dice OViedo, que le HI . Jill \'111. rap, X~\.- Pedro S;¡lIc!tn. IIrlariron. ap. : r.elralla á los hombre¡; ya In:; raballos, de laI soerte que ''>5 1I'lOn;¡o. [filon Ill, fol. 40!:l,--Helaeiuo dd l'rimer desr.\I~ i árboles J arBustos esta han IIcnos de po/l'o.» Ihst. de jas IJIhnnrícntll, MS " ,jla;!, MS" parte 11/, ¡lb, VIlI, car. XX, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 13 f plsadu por alii anLes que él v que ¡Icspucs de Iodos SllS trabajos y fatigas se cnl:u'uLraba COll que otros Jc h lbian precedido cn la emprcsa cunlra Quito. preciSil es decir aIgu nas palabras para esplil:ar este punto. Cuando PizJrro s;dió de Caxamalea, conociendo la C'cciente importancia de San ~ligue), Único puerto q le habia entonces p;lra entrar en el país, cOOlisionó á una persona en quien tenia gran confianza con el ohjeto de que se encargase del mando de la colonia. E;ta persona era Scbastian Benakázal', caballero q'lC despues elel'ó su nombre hasta la primera linea cntre los conquisladores de la América del Sur por Sll valor, inleligencia y crueldad. I'cro apemls Uenalcázar llegó á su gohierno, recibió como Alvarado tales noticias dc las riquezas lie Quilo, que rèsolvió Clin lu fuerza de su manllo, aunquc sin órden para ello, emprcnller su reduccion. A la cllbeza pues, de unos ciento cuarenta soldad\IS entre caballería é infanlería y Ull cnerpo considerabie de indios auxiliares, marchó sllbiendo la ancha c(:rÜillera de los Andes por el punto donde se estiendc 1'('1' la elevada planicie de Qui to y por un camino Illas j'!( guro y mas corIo ljue el qlle (Iespnes llevó AII'nraII<. ¡':n las llanuras de Riobamba eneontró al general indio lluminabi, con el cual sostur!) vados alaqUtJs dI éxito dudoso, hasta que allin la cienda nlÍlitar deci.lió la vicLoria como la ¡lccide clI.l1hlo el rulor es pl'r ambas parles igual; y B¡'nale:ízill vcncedor plantÓ el estandarte ùe Casli!!a ~oure las antiguas torres de A ahllallpa. Le eiullad, ell honor ri(~1general F'rallci,co Pizarro, fue llamada San Francisco de Quito; 1'11'0 grande fue la morlilicacion dc' invasor cuando h<.lIú que los rumores relalirosá Jas r:quezas que eOIltenia eran falsos, ó los indios las h~hian escondido,. pl:es la ciudad fue el Único [rulo de sus victorias, es dlcir, la conclia sin la perla que constituia su valor. E:itando BenalCiÍzar de\',¡randu su disgustf) como mejo: podia, recihió lu noticia de la a¡iI óxinlUcioll de su stlperior Almagro. (5). 1\:0bien llegaron ul Cuzco las lIuevas de la espedicion de Alvarado, salió Almagro de aquella ciu(\:J¡\ C(ln una carIa fnerza para San ~Iiguel, proponiénd¡lse tomar allí la necesaria y marchar en seguida conlra ¡o~ invasores. Grande fue su asombro ulllegar ú San Miguel, cuando supo la partida del gobemader <le la cl,lonia. Dudanrlo de su lealtad y aconsejáll<luse sola(I) Garcila~so dice que la lluvia de cenizas proccdia del mente del espiritu uni:noso y aventurero propio de la \'olcan de QUIlo. (Com. I\c:lI, par. Il, lib. II, cap.II.) Cieza juyentud, aunlJue su cUI'ri'0 .'staln debilitadu por de Leon dice únicamente que procedia de uno de lus volcanes los achaques de la edad, nu \'aciló en se¡;uir ú Hed.eaquella re¡¡ion.(Crónira, cap. XII.) Niof'uno de rl/O' espe- lH.lcázaral trayés de liis lIIunl;¡ÎI;IS. clOca el nombre.llumholt arepta la opiniou comun de que Cra Con su ¡H:ostlllllhrulla eller •.. nia al i:ltrépi¡\o vetl'raelCotopaxi.-lnvestigacíoles, 10010 l, pi>¡:.123 (2) Segun una tradicion ,lol1ular cutre lo, illdios, \ln gran 11(1, sllperun¡lo todas las diliculladl's r¡ue encontró 1m fragmento de pórfiro que estaba cerca de la hase de/ cono, SI marcha, lleglÍ en pocas semanas con su pequeilO fue arroja,lo por el volcan ~n una erupcion quc ocunió cn el ejircilo tí las elevadus llanuras que se estendian almomCnlo de la muerte de Atahuallpa. Pero esta lradicion fI,dedor de la ciullad illdia de Rioh;ulIba, 110 sin 1'1'1'apenas puede pasar l'or verídica en esla historia. sc obligado á sostener l!lICarniz:Hlos combatcs l:olllos (3) De esta formidable.montai,a de una eslen~a rclacion j¡digenas, cuyo VOIlaI' y perseverancia furmalwlI Mr. HUOlIl?ldt (lnv~st1gaclrn~s, to.mo I, pllgs. 1IR y ~ig,) Y t t t II I t' I I otra todavla mas ClrcunslanClada Condamine. (Voyage Il I'E- un con ras e muy no a I e call a apa la l e os peq~laleur, pllgs. 4R, 56, 1:;fj, 160.) Este Último IíIÚ,:orohu- !'l'anos. Pero 1IU cSlulta apagado el sa¡;rado fuego ell bler~ csea~ado Jas paredes (así llerpendiculares del volcau si 103 pechos de estos últimus; era sol'lmenle que 110 hU!Hese enconlrado 5lguno que se hubiera atrevido Il awmh: bia llegado el mon~cnlo Ile manír"starse. panar/e. En lliobamba, Alllluf!ro se reunió con el goberr.a(4) La mas completa y animada narrarion que hay de la del' de San ~Iiguel, el clwl proteslií, lai vez sinceran:archa de Alvarado cs J.adi' "errpra que H",IÚ en su deserip- mwte, que nillgun I,¡o!¡"n desle.d h~ Illlbin llevado á cion el estilo dc Tito LII'1O en la de la marcha deAnibal por erlprender su espediciOIl. lIe[ol·1.alhs de esle modo Jos Alpes 'His!. li.eneral, dee. V, lih. VI, cap. J, JI, VIn, IX.) Véan':c ta.mlllen P~dro PlZ3rru, lles'·lIh. y Conq. 0\1:;.- Sl s ~ropas, esperó trall¡jllil:'II11'II!e Almagro la IIrgaOVlcd?, 11151.al.' las Indias. ,"S., parle III, lib. VJll, rapid¡ de Alvaradu. Erall l:is tropas de cHe /lIuy superiolulo XX,~· la carIa de Pedr·) deAh'nrado al emperadur, fecha !'l''; en número y calidad á l:lti de su riv;d, si bien 110 en 5an .'(Igouel á 15 de enero de '1:i3ti. MS. se hallalJan lan en eslallo ¡le pelear. Al enconlrarse AlvaradJ en la carta alTi!)a citada que se¡;onserva ell la co- frl!lIle á frente en las dilatadas lIalluras de lliobnmba ¡eceioo de ~lll¡¡OZ,c~\llica al cmrcradnr ron no poco dcsraro los motivos de su cspcdlcllln. Ell esle documento desrribe IllUYligeri'Olelll~';u mal'cha, pues su objelo principal era ha~.;;)Pedro Pizarro, Dpsrub. ~. Conq. :1\:'.- Herrera, \lisblar de Jas negocIacIones COllAlmagro, Y hacer insinuacioncs tOH ¡:eneral, der. V, Iih. IV. cap. XVIII; lib. VI, cap. V, dm¡ndas á combatir la polílíca 'lue seguían 103 conr¡ui,laVl.- Oviedo, Hist. de las Indias. ~IS., parte 1\1, Iih. VIII, dores. cal. XIX.-C3I'ta de [lenlllci,zar. 'IS. L\ r:O.~QLlSH JE!. rElU'. de América (f) el cual cn la ép(wa (le la espc(Jj(·jon ùe Alvarado se.lJallaba cn estadu de erupciull. Prilll!>r casa de esta espede de Clue se ticnc noLicia >aUllfj ue sin duda !lO flie el prilllêro (2). \)esde aquella éPOCl' ha leni<lo frecuentes conmociones, dl'spldicndo torrentes de llama hasta lu altura lie media milla, vomitanrlo cataratas de lava que han destruirlo ciudades y \'iIIas en su carrera, y haciendo temblar el suelo con trnenos suhterráneos que aun á la distancia Ile nUIs lIe cien leguas sonaban cOlno disparos de arlillería (3). Los sold'ldos de A)l'ara¡)o ignorantes de la caURa del fenómeno, pues camiuauau sobre nie\'e, cosa que lIunca h:luian visto, y cn una atm()sfera cargada de cenÍ7.as, (luellaroll espautados con la confusion de los elemenlos, coufusiolJ que pareciadecrel:Hlaá propósito por la naturaleza l'ara deslruirlos. Algunos de ¡¡quellos homhres eran ~oldados de Corlés, cnuurecidos por mllchas y penosas marchas y por muchos y cllcul·ni1.,IlI(lseOlllhutcslonlos aztecas. Pero entonce:; confesal'On que a<lllella guerra de los elemeutos cru mas terrible que t,¡lIo. Por fin Alvarado des pues de padecimiún los que aUll ri mas dlll'o probableœenle no habría sufrido por muchos dias mus, salió de Puertos Nevados y llegó á una elev:,da llanura que se estiel1cte á la altura de mas de llueve milpiés sobre el Océano en la~ inmediaciones de lliobamha. Pel'Ounacuarta parledesu valien· te ejércilo se hahià qnc¡lado á servIr de pasto al condol' en la intrincada sierra con la mayor parle, dos mil por la menos, ùe Jo:; indios auxiliares. Gran Jlílmero de caballos habían perecido tambien y tanto los caballos COIllO las hombres que se libraron, quedaron mas Ó llIl'II0S eslenuados por el [rio y los muchos radecimien.os. Tal fuecllerrihle pasode los Puertos :\"e\,¡:Jos de fjlW !Je hecho ligera rJleneion como l~n "¡lisodio rie la cOllllllista del Pcrú, pero cuya narraClOlr en lodlls sus pormenores, aUllqlle la marC!l1l duró lIluy pOCilS sernanas, d,lria mejor idea de Jas dlficulta,'es que eacontraroTi los espaÎloles que volÚllJenes ellleros de las relacioncs ordinarias (4). . Cuamh Ah'arado ,lespues cle lwher liado algunos dIas de descanso :i sus futigadas tropas, emprendió de nUe~'o su mareha por la 1I,1llura, queiló adlllirado al ver Impresas cn el suelo huellas Ile herralllll'as. Era pues cl'idente que soldados espaiíoles habian Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1:.12 BllIl.IOTHA DE G.~~HI\ T RI)I(;. parecía pr,!ba/¡Ie que se efll[leii Ise inmediatamente y maravillas del Cuzco, que !IIUe/lOS el/os quedaUll~ san~rlenta batalla y que los indios tuviesen la ron deseosos dp- dejar el servicio de Alyaraoü '! entrar satlSfJCClOn d.e ver vengados sus agravios plJr Jas ma· al de (,izurro. Su mismo capitan persuadido de 'lll'~ lias de sus mIsmos autores. Pero cntraLa en Jas mi-/ Quito 110 conteuia recompensa alguna (ligna de to~ ras políticas de Almagro evitar Ull ellcuentro con su sacrilkios que halda hecho y que aun ,Iehia hacer ~i antagonista •. illSisl ia en sus rec\¡lIl1aciones, empezó á conocer !jue. ALriéronse negociaciones, en las cuales cada par- ¡ Sil cOll(lucta hahia sido precipitada,! que pOllria intido SOStUI'O sus I¡erechos á la conquista Ile.l país'l '.In'.l<lh!elllente illcurrÍl' flOl' ella eu el desagrallo de su Entretanto las tropas de Alvarado se mezclaron li- sohel'ano. Con est.o no fue dificil erectuaïp-I arreglo, Lremente con sus ('ornpatriotas del ofluesto ejército, '! l'OlllO hase de él se acordú que-el goijernador pi/gay oyeron tan magníficas relaciones sobre las rIquezas l'Ía dell mil pesos de oro á Aharado, por IJS cuales "e I I i I AI.lqtl~ en \:>s llanuras p-st~ le ce(leria su flota, sus tl'opas y to(los sus nlmhcenes y municiones. Los buques entre grandes y peljueilOs que llevó Alvarado eran doce, y la cantidad que recihió aunqlle grande, no fue suficiente para cubril' ]05 gastos que habia hecho. Arreglado este punto, Alvarado se propuso antes de abandonar el país. tt'ner llll.l entrevista COll Pizarro (I). Eutl'etanto el gobernador haLia salido de la capilai tiel PerÚ para la costa con ánimo de rechazar cualquiera invasion que por al81ln punto intentase Alvarado. de cuyns movimientos no tenia lIoticia '. t D" ." I l, l' ~I e / cler a. eJo enc.lr..,ar o e go )lerna Ile uzco a su hermano Juan,. caLnl!e.r0 cuyos modales eran en su conce~to ~IlUYa proposlto p;.II·agrallJ~al'le la voluntall lie los mlllgenas ..DeJÓ tam LI~n con el lJoven~a soldaI\OS que gllnrneCJesen la capllal y fue~ell el nucleo de de lIiobamba. la ;utura colonia. Despues IIc"áJlllo~c consigo alllll'a ~Iallco, se diri¡:(ó á Xauxa. En aquel pUllto el príncipe indio le obsequió con una caceria al estilo lIel pais, como las que ya se· han descrito ell esta historia, y l!n la cual rncmn muertos gran número de animales salvajrs, Ile vicuñas y cameros peruanos (le otras especies que vagabnll por las montaiJas, y qne fup-ron encerrados )'desprrjados de sus tillOS vellones (2). ¡EslraiJo fenlimicnlo cn un r.onq~istadorr~slclla.~.?! (Carla Je Dlrgo ;¡Imagro al "'llpr.rarJor, ,\1:>.. Oct. lo) de 1,)"i.) . (:!) Carla dc I;,.II1St. y Reg. de Xauxa., ~IS.-l\elaclon del primfl' de;cub., )b.-lIerreJ'a, Ilis!. ¡;eneral, del'. V, lill. VI, , cap. XVI.-)Iontcfinos, Anales. ~IS., a¡1O·153-i. En.este plinto ~I ,autor de la. Relacíon del primer duo/.\ bri1l1/cnto dcIP/rll, manusento talltas vecf'SCItado en esla~ pagmas. termina brllsramente w larca. Es esentor sensalo y ohser\'ador, y aunque partiripa tic la lendencia nacioual á (lar (I) Conq. i Pob. del P¡rÚ. ~IS.-:"aharro. Relacion suma- nn coloridn exa¡rcrado ¡j los l'MaS, escribe COIllOhombre de ria, MS.-Pedl·o Pizarro, descub. y Conq, MS.-Herrera, , conciencia ~ qne ha vi!'tolo qlle rellere. lIisl. genel"al, dec. V, lib. VI, cap. VIII. X.-Oviedo, Bisto, £n Xauxa tambien e1nolario Pedro Sanr;ho termina su rc· ria de las Indias. ~IS., parte III,Jib. VIII, rap. XX.-(;atta lacion que compl"ende nn ~eriodo mucho mas corto que la énde Benalcázar, MS. tprior, peril qlle es iguaJmpute auténtica. Esta relacion en Los autores no er,ncuerdan en el imporle de la indemniza- efccln, por Sf I' del ,eerelarío de Pizarro 'j estac lirIll:nla por cion satisfecha á Alvarado; pero tantoesle como Ahnagroen el mismo ¡¡encrai, pllede ser c.onsiderada como la mayor ausus cartas al emperador, que t!asta ahora han sido desconoci- toridad p(,sible. !Je ella putdell saca'!'e rrsper.to á SI. orígen pas de los histol·iadores. convienen en que se le pa/ró la suma grandes dedllciülle!', pues se 11 puede replllar romo una 1111'que e.presa el testo. Alvarado se queja de que nô tuvo mas' rarion que haec I"l'm'o de sus prnpios hechos. algunns dp. arbilrio que tomarla, aunque de ello Je redundaba ¡(ran per- los cuales tenian'mllcha nere,idad de disrulpa. Debe ail.aJirse, juicio, y auuqne~ se¡¡un indiea mndesta~ente,. quedaba lam- hacíelldo .íuslicia .lanlo al ¡(encrai el,mo á su seeretano, (ju,c bIen muy perjudicada la enrona enn la dlsoluclOn de su espe- esla relaclOlI no dlncrc suslanrlalmente de otras contemporadicion. (Carla de Alvarado al emperador. ~IS.) Almagro sin neas, 'j que las tenlalivas que en ella se hacen para jusllfiêar clLbar¡(o dice qne la suma pagada fue tres veces mas de lo que al¡tunos aclos "iluperahles de los eOllqui;laJor~s. 110 están valía al armamento .• Sacrificio, añade, que hizo ef.goberna- I t"aidas filera de própos:tn .. ,lor por ronsernr I~pal 'Ille nllnca es fara á cualquier precio.~ Debcm~s 1.1publicacion rle est) rclarion á Ramurtn. rU:'~~ Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 1.,\ CO:'iQUISTA O,L Pasó Iles[lUes Pizarra á Pachacamac donde recihi6 la grata noticia del ~on\'enio hecho con Alvarado, el eual ¡\ Jo~ pocos dias le "isillÍ corno tenia intencion ùe hacerla antes de embarcarse. Enlaconferencia ambos mostraron cortesía y buena "o\untad pues ya no hahia causa verda(lera de recelo; y como f1uede imaginarse, cada uno de los dos Jefes contempló al otro con no (IelJuellO interés pues amhas hahían llegado á una grande altura en materia de arriesgadas empresas. En la comparacion sill ernhargo Alvarado tenia algllIla ventaja sobre Pizarro; flues este aUlque de presellcia magestuosa no tenia el esterior brillante, las maneras francas y joviales que' t3~ PERl:. n~ menos que su fresca tez y sus Joradós cabellos hahían granjea(lo al conquistador Je Goatemala en ' S'lS campallils ,conlra los aztecas el sobrenombre de 1'onatiuh ó hijo del Sol. ~ f,nIlH!es fUlIl'inlles presenció enlonces la antigua , c u(lad (1(' Pachacamac; pero en vez de los cánticos y sacrificios ofreddos en honor de J:¡ diviniùad india, : r'~sonaron en ella los ecos de los torneos mariscos y dJ los juegos de callas y jnstas con 'Jue los guerreros , e,p:IIlllles se complaci'lll en recordr.r las diversiones d~ su pai,; natal. Termieadas las funciones Ah'ura,\o S! volvió á embarcar para su gobier:1O de Goatemala~ d1nJe suánilllo inquieto le empeiJó Je nuevo en otras I 'l LvHrt:r~ncfa tie P.zJrfO '! Al\'arat1o. ~mprcs~~ que pusicl'?lItérllli!1O ~ Sil vida ul'l'nlnrrra. , La sumisioll del PerÍl Jlililia Y.l cOllsirlerarse en S,n f',pc'¡l~lOn nll'eru "'''):lllIla ,~lc;1 perfecta del ,'a- , c'l'rlomo lo eOITIOeOlnl'~el;l. '\lgU!l¡'~ tribus bárharas ~actel'.Y, \'Ida (le aquel hombre. I~sta!m Iundarla en la I d~ lo IlIt"fJOI' se SIJSll'nlan IUllal'Ja IIl1lepelldicntes; Jll/nslIc:a, fue eJecntada con temel'lllad )' cOllclu)ó p21'O A!onso de Alv,lr,l"o, oliL:ial pl'lllente é ills!ruidesastrosamen te (I). ,h. eslaha encar¡rl,ln de suhnl¡.:arlas, Benulcá1,ar se I¡¡llaba aun en !"luito, de cuy'a capital fue nombrado ilustrada'; tarcas nos han cúnservado mas de unl preciosa l'rOduCCi::,n de "quel be,~,p'J, ."unque en ~e tr"d)u"~ion. De~:Jb N;.I:~~~O,'II~el~:o;,t' ud"aI.!~.' ~IS, pl edlo I¡,zar!", de Moli' - ~l:; q,. , ,I a e lall Iseo llano a StllOr '?r:" AJ\'a~;dn' ~rjó en i;¡H de resultas de Jas liC"idas que re. I ' ritJiÚrayend'),d'~srrîiado rOll su raballo al !fuerer subir un preCt¡lll'l? cula l"uen (¡al<cia. En el mi,mo ailo por ulla sing"la,' rllnc,dencl3 pcrerio su bella esposa en la inundaeion que ~:~Itl~~t~sá. Guatemala, causada por un tor~ellle de las vecina$ Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia <>1 a·¡ BI1lI.lOn:C.' DE GASI'AII y nOIG. despu~s 'tl0hernador por la corona. Allí empezó á zándose uuas á otras en ¿íngulos rectos y bastante abm CllllIentos mas pl'Ofundos para consolidar el po- 8partados para dejar ancho espacio para jardines y del' de los espailOles y adelantar hációl el Norte la línea plazas púhlica~. Dióselc una forllla triangular teniende sus conquistas. El Cuzco, la antigua capital de la do el rio por base, cuyas aguas llevadas por acueducmonarquía india, se habia sometido. Los ejércitos tos de piedra debian atravesar las pl'inclpales calle3 y de Atahullllpa habían sido derrotados v dispersarlo~. facilitar el riego de los jardines de las casas. El imperio de lo~ lucas estaba disuelto', y el príncipe l'io hien decidió el gobernador el sirio y el plan de que llevaba la diadema peruana no era lilas que UIU la ciudad, corncuz,í con su caraderbtica energía :as sombra derey, queuninstrumrntodel conquistador. operaciones, HeulJiérollse indios de mas de cienllIi. ~l primer acto del gohernador fu e determinar el . lias á la redond~ pal'a ayudar á la obra; los espailO :es SitIO donrle .habia de cdHicarse la futura 'capiLal de j se rledicaron cou "igor á esta tarea bajo la vigilan<;Ía a.quel vasto Imperio colonial. El Cuzco, poblacion re- de su jefe; camhióse la espada por el instrumento del tlruda entre montaîias, estaba demasiado lejos de la artesano, convirtióse el campo en un enjarnbrede dicosta paru capitaJ de un puebto comerciante. El pe¡¡geutes trabajadores, V á los sonidos de la guerra queño establecimiento de San Miguel estaba demasiareemplazaroll los rumor'es de una bulliciosa poblado al Norte. Era de desear alguna posicion mas cencion. La l~slensa plaza debia estar formada por la catral cie las quefácilmenle podian encontrarse en alguno tedral, el palacio del virey, el del ayuntamiento y de los férlJles valles á orilla1! del Pacífico, por ejemplo otros edificios públicos cuyos cimientos se echaron el de Pa~hacamac que Pizarro ocupaha entonces. Pe- en tan gralldr. escala y con tanta solidez que desalia1'.0.exa~lllado. con mas dete~cion este punto, se pre- ron despues los ataques del tiempo y en algun~s 11:IÓel mmedmto valle do Rlmac que se estendia llácasos hasta Jas mas violentos terrerllotos que en IJ¡, clael Norte, y cuyo nombre, que significa en lenl-)ua ferentes épocas han convertido ell ruinas parte de quichua uno que habla, procedia de un célebre idolo aquella hermosa capital (3). que tenia un templo muy frecuentado de los indios á Entretanto Almagro, el mariscal , COIllO le llaman causa de los oráculos que en él se daban. Por este va- comunmente los cronistas de aquel tiempo, había Ile corria un ancho rio que como una grande arteria marchado al Cuzco enviado por Pizarro para encarsuministraba por efecto de la industria de los indios garse del mando de aquella capital y con instrucciomil pequeñas venas que fertilizaban Jos hermosos nes para emprender por sí mismo 6 por mellio de sus pradus. capItanes la conquista de los paises situado~ hácia el En sus riberas fijó Pizarro el sitio de su nueva ca· Sur y que formaban parte de Chile. Almagro desde su pital, á poco menos de dos leguas de su nacimiento, llegada á Cexalllalca parecia haber moderado su sendonde se estendia formanrlo un cómodo puerto para limiento con Pizarro, ó por lo menos había procura-io el comercio que el ojo profético del fundador vió que oeultarlo y consentido en servir á sus órden, s obedehabia de cu·urir sus aguasen alguna éroca, y HOIllUY ciendo ill empemdor que así KI habia dispucsto. En distante. La situ~cion eenlraJ de aque punta le hacià suseomunicaciones habia tenidu talllbien la lI1agnaá prop6sito para residencia del virey, pues desde él : nimidad de ha(~I~r honrllsa mencion de Pizarro cltÚnpodia fácilmente comuniCllrse con los diferentes dis- dole como jde des,~o~o de prolllover los intereses del tritos del país, y vigilar de cerca los movimientos de gobierno. Sin embargo no ~e fió de él tanto que desStlS vasallos indIOS. El elima era delicioso, V aunque cuidas()o la preeaucion de enviar un confidente qno á solos doce grados al Surde la línea, tempJ¡Îban tanrecordase sus servicios en la espedicion que elOprento el aire Jas tihias brisas que ¡!eneralmente se levandió HernanJo Pizarro para la madre paLria. tan del Pacifico ó de Jas opuestas cordilleras, que el Este, de~pues de haher tocado en Santo Domingo calor era allí menos senSIble que en los puntos del llegó sin no\'edad á Sevilla en enero de 1534. Adem~s continente situados á igual latitud. Nunea 1I0via en del quinto real llevaba consigo por valor Ile medIO la costa; pero corregia esta sequedad tina ~ube de millo.n de pesos en oro, y uny gran cantidall de plata, vapo~es que en los meses de verano se estendm como pl'OplU de aventureros parlJculares', algunos de los una cortina sobre el valle prutegiéndole de los rayos i cuales satisfechos con sus ganancias se habian vuelto del sol de los trópicos y destilando imperceptiblemen' á Espl\.ña en el mismo buque que él. La aduanü se Ile· te una humedarl refrigerante que vestía los campos nó de sólidas barras, vasos de rliferentes figuras, Ilel mas hrillante verdor. imitaciones de animales, flores, fuentes y otros obJe. Dióse por nOll1bre á la naciente capital Ciu~~rl de tos ejecutados con mas ó menos hahilidad y todos de los Reyes en honor de Ja 1iesta de la Epifanía, pues oro puro, con gran asomhro de los espectadores q~e fue el 6 de enero de f 535 cuando, segun se dice, fue de las poblaciones inmediatas vinieron en wan nufundarla, ó mas probablemente Guanrlo se determinó lIIero á contemplar la~ maravillosas prodUCCIOnes del el sitio que habia de tener, porque la construecion arte indio (i). ~Juchas de' estas eran propiellad de la parece haberse verificado doceaiíos des pues (I). Pero corona; y Hernando Pizarro, despues de ulla corta el nombre casteliano cesó de estar en uso aun en tiemestancia ~n Sevilla, eligió algunas de las mejores y se po rle la primerageneracion, y fue reemplazado por partió para Calata) ud domle estaba el emperador y e.l de. Li~a que .es una corrupcion deJ nombre primidonde se.hahían reunido las.c?rles de Arag?ll. tlVO IIlrllù Ile Hllnac (2).' IllllledJatamcnte fue arlmltllio á presencia del rey El plan ~ara su construccion era muy re/wlar. Las ~n ~udiencia (lart~cular. Est.aiJa Iternanllo mas fal~J1c~lIes deblUn _ser mucho mas anehas l/ue Jas de las hal'1zado con las curtes que nlllguno de sus hc.rman,.s, cllhlades espanolas, y perfectamente alineadas cruy sus modales, cuando se ha!laha en gltuaCI?neS ·~n que necesitaba domi(larla natural arroganc~a de Sil t . i dit 'd d él Il carácter, tenian gracia y aun atractivo. Hefirll\ en lo(1) E s to d·Ice (l' ¿UIOana, SIItUen o a au 01'1 a que al' t I I I' lano Ola segura, del padce Rernabé Coba, en liulibcJ titulado, no respetuoso asarrleSo<lU3SaVen uras( esu le n t'l.UJdacion de Lima. EspaÎlOles célebrcs, tomo", pág. 250, ¡Jota. (:;) ~tonte~mos, Anales. ~I~. , ano 1:'.)0) .. (:lJ Los manuscritos de los antiguos conquistadores deLes resto~ del palacio de PIzarro pueden descubrirse aUII muestran cuán desde el principio se corrompió el nombre en el Cal/cion de Patateros, segun. dice St~venson, auLm' primitivo indio en el de Lima. ,,¥ el marqués se passó á Lima cuyo libro es ell)ue da mrJores noticl~s de LIma entre todos y fundó la ciudad de los rreyes que altora e•. » (Pedro Pizarlos molemos que he coosult.do. ,ResldenclU en la AmérICa l'v, Descllb. y Conq.) «Asimismo ordenaron que s~ pasasen el 'I del Sur, tomo JI, cap. VIII ... pueblo que tenia en Xauxa poblado â este valle de Lima don(4) Herrera, His!. ¡:eneral, dec. V, hb.. Vt , ca~. XIIl :: ¡le al(or.a es esta ciud~d d~ lOi reyes y aquí se pobló .• con-I Lista d_etodo la que lIernando PIzarro trajo del l'cru, ap. M~. J)u;;Jta 1 l'ob. del Plru. M:=-. de MUlloz. (T'" I • _ •._,. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA I.:U:'iQl'lSl'A DL. P; Rij. 135 Y dll la pequeiia tropa que le seguia , las fatigas que únicamente estaban seguros e\a rie las dinc!lltades de habian sufrido, las dificultades que habian superado, : la empresa; y de iadesconfiancJacon (J1~eml~aban sus la captura ,1ellnca peruano y su magnifico rescate. : restltados fue huena prueb:¡ e! pequ~_lo numero de No hahló d\~ la muerte delllesgraciado príncipe por-\ aveatureros que se prestaron a segUll'lll yd ser estus que no tenia aun nuticia 1e este trágico suceso qUIl de Il mas baja ralea ... , ocurrió despues de su partida del PerÚ. Estenllióse i Peril las prom.esas de P.lzarro se hab¡an reahzado en la pintunl de la fertilidad del sucIo de la civilizaya. ~o eran relaCIOnes de rJ(!uezas las Ijuereclamaban cion del pueblo y de sus adelantos du varias artes! el c.·Mito de los ~ôpañoles ; era. el uro mismo desplemecánicas; en prueba de ;0 cual presentó las telas de gad) c.on profusIon ant~ ~us oJos ..Todas h~s limadas lana y al"udon y los ricos ornamentos de oro V plata se \olvIeronentonces haCia el Ocelllcut~. f.l gostadol' que J1cval~a. Los ojos dellllonarca brillaron de àlegría per,lido vió en el Nuevo Mundo elm.cdlO d? rehacer al contemplar aquellos metales preciosos. Era dema- su lortuna tan pronto COl1l0 la hablil. arnl1nal!o; el Sildo saga/. para no conocer las ventajas de la conmercader, en vez de huscar .los prcelOso~ artlculos quista de l.n pafs tan rico en recursos agrícolas; pero del ')riente convirtió Su atenclUn e~ d: rccclOn o(lu.es-las rentas prucedentes de estos recursos, debian neta prometiéllllose mayores ganancIas en .unos paI~S cesariamcllte irse aumenLando con lentituLl y tarl~ar donde las cosas mascumunes se pagablllatanexo~blmucho en llegar á sus manos; nada tenin pues de es- tau ~es precios; el soldado deseoso de ga nar glOria '! traiio que oyese con mas satisfaccion la noticia lte las riquezas con la punta de su lanZJI, pensó encontrar riquezas minerales encuntradas por Pizarro, porque vasto campo para sus proezas ~n las·altas llanuras de la lluvia de oro que tau inesperadamente caio sobre los Andes. Hernando Pizarro VIÓqu.e :;u hermano ~aélie proj)(Jrcionaba el medio inmediato de llenar el Ilia juzgado acertadamente concedlClldo el permiso tesoro imlJfJriul agotado á causa de sus proyectos amde volver á su país á t.odos los que lo s()~citaran, ~ehiciosos. ¡{uro de que las riquezas que en Espana mostrasen l\"oopuso ùilicultad por tuntoenconceder lo que el lIe'-arian á sus banderas diez hombres por cada uno afortunadc aventurero le pedia. Todas las anteriores de os que las abandonaban. concesioncs hechas ú Francisco Pizarro y ú sus asoEn poco tiempo se vió Hernando á la cabezn de ciados fueron confirmadas de la manera mas ámplia; uni. de Jas mas numerosas y hien surtidas escuadras y los límitl~s de la jurisrlil:cion del ¡;obernador fueron qUIl probablemente IJUbian salillo de I,.s costas de 1':scstcndidos bastasetentaleguasmas halleí háciaelSur. pai.a desde la gran Ilota de O\'ando en tiel1lpo (h: No <¡uedaron olvidados tampoco los servicios de AI- FeJ'l1ando é lsahel. Poco mas ufol'turllda que aquella magro, el cual recibió facultades para descubrir y fue esta utra escuallra; pues apenas habia salido la I ocupar el país hasla una distancia de doscientas le- ma~ cuaudo una violenta ten:pestad la oblígó á reti~ gu~s elnpl·z.ando desde el límite meritlionalllel terri- I rar',e de n}levo al pucrt~ para remediar sus. a.verias. !.OrlO Ile PIzarro (j). Carlos, para lIIayor prueha de Al JlI logru cruzar el Oceano y llegó con fellclllad al sù satisf¡tl"cion , se dignó ademas dirigir ulla carta á pe('UeilO puerto de Nombre de Dios. Pero no se halos dos jeres cumplimentándolos por sus proczas y bian hecho preparativos para su llegada, y COlnO111'1'dándoles ¡.;racias por sus servicios. Este acto de jusnaJJdo tuvier¡¡ que deterse alii algull tiempo alites t¡cia para ~Ull AJmagro hubiera sido altamente hunde poder pasar los montes, sus tropas padecieroll roso á lle[lIandu Pizarro, consi,lernndo la enemistatl mucho tí causa de la escasez de víveres, la cual fuc que reina:la entre ellus, si lIO le hubiera hecho netanta <¡ue hasta las cosas mas dailOslll; llegaron á SCI'ce~aria J'l ')resencia de los 8gentes del mariscal ell la virles de alimento, y muchos gastarc'l1 sus pequeilOs ~órte;.loscuale~ como ya se ha dichuestabau prontos ahorros para procurarse una miseral;le.sub~ist~ncia. a suplir cualqUiera falta que notascn en la relaclOn La:; eufermedades corno sucede de onlinano slguiedel envÍ¡ll:o. l'or iumediatamente al hambre, ymudlOs de los desEste, comnes fácil presumir, no quedó siurecomd¡chadus avcnturcros, no pudiendo resistir los arpensa ¡le la régia bundaJ. Dióse!e alojamiento como I dores del clima Il que no estaban acostllmhra'los, ilJdividuo de la córte; se It~hizo caballero JeSalltiago, pelecieron á las puertas mismas del país adonde iban ulla de la> órdcnes llwsestimadas de Espaila ; recibió á hùscar fortuna. facuILades para armar una escuadra y tomar elmanEsta es la historia de la mayor parte de Jas empredo de clla; y se maudó ,í lus oficiales de la corona en sas de los cspaïlOle£. Unos pocos, mas venturosos Sevilla lJll<lle nuxiliasen en sus proyectos y facílitasel1 qUtl los demás, encuentran incsperadamente alguna su emharco paral;;s Indi¡.s (2). ric.l presa, y ccntenares de c1lus atrr.idus por la l'orLa lIeg;lda de Hernando PiZaITO á Espaïw, y las tUlia de los primerus se a presurarun tí seguir el mismo descrip~iones que sus c(llll(lailer(~~ de viaje hir;ie~on callino. Pero. la rica presa que estabo.en la superficie del Peru, causaro~ e~tre los espanoles una ~ensacI.on ha desa pareCido .ya en manos de Ips quela deseubrie~ul como 1'0 se hHbla VIstO nunca desde el primer VIU- 1'01', Y Jos que vienen despues tienen que ganar sus JO de Colon. El descubrimiento del Nuevu MUllilo les riquezasá fuerza de largos y penosos trahajos. 1\111habia dadl> esperanzas Ile poseer inlinitas riquezas, chos, perdillo el ánimo 'J el ainero vuelven disgustlesperanzas c~~a falsed¡ul habiunll'lmostrado casi to- ¡1os á su país natal, otros n3 quieren vulvery mueren dos.las espedlclones !lCclJas de~pu~s. La conqu ista de de¡esperados encontrando su tumba donde pensaban MéJICO, aunque escltó 1:. admlraclOn general como eUI:ontrar riquezas. lJazaiia, hrill:mte y ma~a.villosa , nu !¡abia producido ~;in embargo, no slle.edió así con todos los que siaun lo., r('sull.;lIlos POSltll'OS y materl<Jles que ~e hagUleron á lIel'llanllo PWlrro. Muchus de ellus cruzab.ian p:ol'o~ticado. Asi las. magn~li~as prol~lcslS de rOL .con él el Istmo d~ ~:!namá y lIegaron.á tiempo al f rancl~eo PIzarro en SlllecICutll VISIta al pais no ha- Pel'u doude en las VICISitudes de las coutlcndas revoliaron crédito eutre sus compatriotas á quienes los luciollurios algunos alcanzaron puestos de provecho repetidos chascus habiau hecho incrédulos. ne lo que y distincion. l.;no de los primerus que, legaron oll'erú rue un emisario enviado por los ¡¡gentes de AIIlIJgro (\) ~1 p:lÍs que debio oC!Jpor Almagro recibió en Jo l'cal p:u a anunciarle LIS illlportautes conl:esiones que III concesion el nombra de ]'i'lela Tuledo. así como de Pizarro hahia hecho la corona. Almagro recibió la nuticia habia rccib:do el de Nueva CosWla. Pero csta tenlotivo para justamente al hal~er su entrada cn el Cuzco, donde cambiar el nombre indiofu~ liln ineliral como /0 primero, y fue redbido con todo respeto por Ju; n y Gonzalu Piel anlll(uonolllbre de Chile desi¡:na todwio Jo estrecha lengua zalro (fue en cumplilnieato de las órdenes de su her,le férttltl(;'ra entre los Andes y el Océano que ,e estirado mano leentr('garon inlllediatamente el gobierno de la bas~a el SIP' del gl'an conlilll'lIte. (~!.Herr., loc. rit. carita!. 1'<'1'0 Almagro se envaneci6 muchísimo III I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia f:lU BIBLIOTECA DE verse col~cado por su soùerano en un mantio inrlep~ndiente. del hombre qne tan profundamente le habla a~avlado; y asl declaró que en el ejercicio de I a autorIdad en que se bailaba constituido no reconocia ya superior. En estas ideas de altivez le confirmaron va~ios d~ sus soldados i.DSi~tiendo en que el Cuzco cala hácla el ~u~ del terntorlO concedido á Pizarro, y que por consIgUiente estaba comprendido en el suyo. Entre los que sostenian estas ideas habia muchos de los .que lIo~~r?n con Alvarlldo, ~ente que, aunque de mejor condlclon que los soldados de Pizarro estaban muchisir~1O menos disciplinados y que baJo ~I mando do ~lluellefe poco escrup.uloso. habian adquirido Urt espmtu de desenfrenada hcencra (f). Estos no tenian consideracion pin¡;¡una con los indios. vno contentos con los edincios pÚblicos se apoderah'an cuando les parecia delos p~rticularcs , apropiándose sin ceremonia cuan~o contenian , y mostrando en suma tan poco respeto a las personas V á las propiedades como si la pla~~ hubiera sido tomada por n ;alto (2). MIentras pasaban estos acontecimientos en la :mtig~la capita] del PerÚ, el gobernador continuaba en 1..II~a, donde le alarmaron mucho las noticias que reclblÓ de los nuevos Iwnores l'oncellidos á su socio. Nfl sabia que hahia sido estenrlirla su propia jurisdiccIOn hasta ~eteuta leguas mas hácia el Sur. y sospecImba la nmmo que Almagro, que la capital de los Incas no habia de estar comprendida en los limites de su territorio. Vió todo el mal!Jue podia resultarle Je que tan opulenta ciudad caycsl' en manos de su rival, dándole de e~t~ modo medios ahundantes para sati~facer su C?d1c1a y la .de sus soldados; y conoció que en tales ClrCllnstanclllS no era se/ZUro permil.ir que Almag~o tomase posesion de un poder á !Jue toilavía no tema legitima mente derecho; porque 105 plie~os que contenia la concesion se hallaban aun .en Panamá en pod~r de IIernanilo, y lo Único que habia llegado al Peru era un estracto de pllo~. Por tanto, envió sio pérdida de tiempo instrucclones al Cuzco para que sus hermallos volviesf'n á encargarse_ del ~ohierno, y prohibió á Almagro el desempe!l~r sus funciones fund:ln~oge en que debiendose reCibir des pues sus credencIales no seria decoroso que al tiempo de recibirlas se hallase ya en posesion de su puesto. Por último, le invitatla á que emprendiesen sin demora su espedicion al Sur. Pero ni al mariscal ni á sus amigos les allt'adaba la idea de dejar una autoridad que ya miraban como suya cie derecho. Los Pizarros por otra parte la recIa maban con obstinacion. Ladisputa se fuo acalorando; carta partido tenia sus defensores; la ciudad se divi,lió en fracciones y el ayuntamiento, los soldados y hasta la poh]acion india se adhirieron á uno y otro de los bandos que se disputaban el pori'll'. Ya ilian a lIevarso las cosas al estremo y á decidirse la contienila por medio de la violencia y de la efusion de san~re, cuando Pizarro se presentó entre los con tendientes (3). (i) En punto á disciplina presentaban estns soldados un notable contraste cOlllos conquistadores del PerÚ. si hemos de creer á Pedro Pizarro, el cual asegura que gUS compañeros no se hubieran propasado á tomar nna mazorca sin licencia de su jefe. ((Que los que pasamos con el marques á la conquista no ovo hombre que osase tomar una mazorm de maiz sin licencia.» Desenb. y Conq., MS. (2) .Se entraron de p"z en la ciudad de Cuzco i los salieron todos los naturales:í rescibir i los tomaron la ciudad con todo quanto havia de dentro llenas las casas de mu,~ha ropa i algnnas oro i plata i otras muchas cosas: i las que no estaban bien llenas Jas enehian de lo que tomaban de las demas rasas de la dieha ciudad, sin pensar que en ello hacia n ofensa alguna divina ni humana. i porque esta es una cosa lar¡:a i rasi incomprehensible, la deJaré al juicio de quien mas .entiende, aunque en el ~año rQscibido por parte de los naturales cerca de este articulo yo sé harto por mis pecados que no quisiera saber ni haver visto .• Conq. i l'ob. del Piní, MS. (3) Pedro Pizarro, Deseub. y Conf[., MS.-Herrera, IIis- G.~SI'AR y IWIG. Al recibir la noticia de las fatales consecuencias de sus mandatos se puso Pizarro en marclJa á toda prisa para el Cuzco, donde fue recibido con manifiestas ~eñales de júbilo por los indios así como porlos espanoies mas moderados, deseosos de evitar la eminente luc/,a. Lo primero que hizo el gobernador fue visitar á Almagro, á quien abrazó con aparente cordialidad, Y sin manifestar resentimiento alguno pregunttí la causa de aquellos disturbios. A esto contestó el mari~cal echando la culpa de todo á los hermanos de Pizarro; pero aunque el gobernador les reconvino con alguna aspereza por su violencia, pronto se vió que se ponia de'll parte. y los peligros de Ulla seria desavl:nencia eotre los dos socios se hicieron mayores que nunca. Afortunadamente evitó por entonces un rompimiento la intervencioll de amigos comunes que en aquellas circunstancias mostraron mas discrecion que sus capitanes. Con su auxilio se efectuó por último una recollciliacion sobre las bases, con corta diferencia, del pacto quo anteriormente tenian hecho. Acórdose que su a'llistad continuaria siempre iDviolable; y en un articulo, que no hace demasiado honor á ninguna de las partes, se estipuló que ningunode ellos hablaria mal dolotro ni haria insinuaciones malévolns respecto á él especialmente en sus comunicaciones al l\mperador, y que ninguno se comunicaría con del gobierno sin el conocimiento del otro; por Último, convinieron ambos en !Jue los gastos y beneficios de los ulteriores doscubrimientos serian repartidos entre los dos por partes iguales. Invocóse la ira del cielo con las mas solemnes irnprecaciones con Ira aquel que violase este pacto, rogando ni Todopoderoso que les castigase con lapél'didadesu vida en este mundo y con l!l eterna perdicion en "el otro (4). Ambas partes se obligaron al cumplimiento deestecontratacon solemne juramento pronunciado ante los Sacramentos en manos del padre Bartolomé de Segovia que concluyó ]a ceremonia celebrando la misa. De todo lo cual, con los articulos del convenio se formalizó testimonio público ante escribano y mu· chas testigos, á i2 do juni() de i535 (5) . Asi estos dos antiguos compañeros despues dll haber roto los lazos de la amistad y del honor quisieron Ii¡(arse mútuamente con los sagrados vinculos de: la religion, medida de cuya ineficacia deberia !laberles convencido el mero hecho de ser necesario recurrir á ella. : Pxo i1espues.de arregladas sus dp.sa'\"enencias, el mariscal levantó bandora para Chile, y muchos, a traidos por sus maneras populares, y por su generosidad que casi ravaba en prodigalidad, se alistaron con gusto en la einpresa confiados en hallar todavía mayores riquezas que las quo habian encontrado en el Perú. nos indios, el uno Paullo Topa, hermano delInca Manco, y el otro Villac Umll, gran sacerdote de la nacion , fueron enviados delante con tres ospañoles para preparar el camino ni pequeño ejército. Púsose despues en marcha un destacament.o de ciento cillcuonta hombres á las órdenos de un oliciall/amado Saavedra. AlmaDro se quedó delras á reunir ., mas reclutas; pero antes de completar el número de estos que pensaba llevar, emprendió su marcha; 00 creyéndose seguro con sus cortas fuerzas al lado de toria general, dec. V, lib. VIII, cap. VI.-Conq i l'ob. del PirÚ, MS. (01) .E suplicamos á su infinita bondad qne á cualquier de nos que fnere en contrario de lo asi eOllvenido. con todo rigor de jnsticia permita la perdidon de sn :lmma. fin y mal acava· miento de su vida, destruccion y perdimientos de su familia. honras y hacienda.» Capitulacion entre Pizarro,,! Almagro t~ de jnnio de 1535. MS. (1;) Este notanle dorumento, ruyo original existe en el arr.hivo de Simancas, se ellcuenlra integro en el Aplndice nÚmcN It. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CU~\!~I; I I I¡EL l'~,I\Ú. I;ri Pizarro (I). El n'sLo ,lu ;us Lror,as deh; •• ~Ufíuil'l(~ LOllce.' los peruanos habianllloslrallu un car;lcLer nu· lue:.;o qu" se reulliese. I l'il Y SUllli~o (lile iIlspil'aha :í los COlllluisLadllres dell,laDesemhal'az;plll ya de la pres,'nl:ia Úe s u rival, vol- siado desprecio para d:lrles oC,asilln de t ,:nll'r. Ilahw II v¡ó el gobcrnudor illmediatamente ¡J la ('osla para I miralo impasihles la IlSnrpaClO1l de los Illvasores, I:l cOlltinuar sus proyectos rltl arrrl'lo dellnís .. \rlem{¡s , ejecu ;ion tie un monarca, Clllllllllll'aln unto de o! Il' lie la principal ciudad de Los Reyes, fundÓ oLras {¡ . para(cnpar el tronovacanLe, los lernplls IlespoJallus orillas del P lcilico , destiuadns oí ser cun el tiempo ne SWi Lesoros, su Ca(1ilal y su país presa de los espaemporios /1orecieJlLes dcl comercio. La lilas impor¡¡oies (Pc se los repal'Liau enLre sí; per:1 (¡ escep~ion tailLe de esLns recibic'¡ el no~nhre Ile Truxillo en hOllOI' de al~unas escaramuzas culos pasos rie Ils lIIontanas, del pueblo tic su nacimi'~l1lu, y rue l~sLablecÍlla en el ni un solo golpe habian dacio cn defeus,'. de Sll~ drresiLio ya inrli,:allll por Almar;ro (2). ¡¡¡ZII talllhien lnu- chas. ¡Y sin embar¡.;o aquella era uua n Icion 'lue hachos repilrlirllicntos así dl' tierras como rie iutlios bia e ;tendido sus conquisLas por uua gran parLc del enLrc sus soldados en la fOrllla Clue acosLumhraban los con tinen te! .:onqui';\¡lllo 'cs espaïlOles (3) : annque la ignorallcia PÏí,lI,-ro en su carrera, aUll(!nr. nada I,ellcLenia parl,\ rie los verdaderos recursos dcl pais produJn rcsultalleva-' a cabo sus proycdos, no se habl;) euLrcoado a llos dircrentes rie los <¡ue se haiJi,t propuesto, pues aque los acL05 supél'lIuos lIe crueldad que Lantas veeu muchos .:asus el tcrritl)I'io lIlas pU'lueilo, :\ causa ces n:aucltaron las armas de sus campa tl'iotas en otl'US ,le los tesorns que enLerraha en su seno llegó á ser punLJs del continenLe, y que en pocos aTlaS estl'rm~el de mas v,llor (.l:). DarO,l casi Lada Ulla poblacion en Hispaniola. Halna Pero nadlllal1l{¡ LanLo la atencion de Pizarro como' dado un gran golpe con la captura de AtahuallI1a y hi construce¡on de la metrópoli de Lima, y tic tall pareda coutarcon él para inspIrar terro;';Í los ¡rH ios, mOlloapres1\1'ó la obra, y t: llIbieu fuesucund;¡do por I no cl"evendo ueces'l1'lOS olros uuevos. 'Iabiaaparenla mulLiLUll de trabajadores que scrviall á sus úrdetll's, I Larlo Làmbien cierto respdo Ú las illsl itudones ciel que Luvo la sHtisfaccion rio ver :í su IJ:lcienLe capitall pais y reemplazarlo al mOllan:a á quien hahia dado con sus gralldiosos edificios y magllílicos jardines I l11ue 'te con otrode la dill.lslía Il~gíli/lla, Sin cmbargo, muy próxill1aá su completa cOllslruccioll. Es satisf:W-\ esLo no era mas que un prelesLo. El rei lO Iiabia e~[leLorio cOllt~!n[llar baJO un pUlllo de vista mas agrada:implIta,rlo la revolucion lIlas,clllllpleLa, ~us anti¡;uas hie el cara del' de aquel losco soldadn, ocupadl) en l11sLiluClOnes estalian destrulllas, Su :lNsIOcraCla tin remediar los estragos de la guerra y en neliaI' los fun- ! oríg HI rlivino '¡¡¡bia dnseelldidú casi ¡asta el lIi\'e! ,Iarllelltos de un imperio mas ciYilizarlo qlln el CJlIe dr.1 [1twblo. EsLeera sicrvo de los L'Onc¡ujsLa¡\ol'l~s. Sus acahaha Ile ,lr.s'ruir. Esla oeup:¡eioil p::dlÎt;a formaba, cllili ~ios en la capiLIII, {¡ lo nJ(:nos desde la IIpgada de Clllltraste cllnla villadcag.tacion inl'l'"alll.e IjllchasLa : los clidale" dp, Alvarado, hahían (lllsalio Ú mallOs dl~ elllonCI!S Illhia Ilel'ado, y parc.:ia ¡¡,hptarse l/ll'jllr;í I las t'o 1:IS, Los le!l;plo<; se Jlilhj;11I rOJl\"'rlido ell ,'llasu cllt,,1 va madura qUl~ 11:Luralmel,te le Cllllvil\;,J,a al i dras y IllS palaci,)s reales P,1IclIarll'les. La sallLidad d,: r(~poso. SilclIlos de cree' tall:hiell fI sus cro/listas, lias (asas reii;:Îosas hahia sido \·illlada. ~íil¡a!"es¡\e lIlano hubo oCllpacion (le tod IS Ins que tuvo l'n Sil cal'- : trOl1i1S~'dOllccllasaueaun(llleerradasl'l suscreellcÎ:ls I'era ¡¡ue l/JiS placer le die~p.. EsJocir.rto qne nÎnl-!IIna : vivi: n Cil ('asia I'~clusioll en es[a'deeillli.'nLlls ('on-, ha sidu llIiralhl COli IIlUSSill isl";l"('illll [lorla postl~ri,J;¡"; V'~II:lwl,'s, Iml,j,lIl sido lamadas tic sus l'el iros villi"!Iy enLrc ell,olory la dl'sul:",illll 'Ille Pizarro y !uS ~lli- dl) ¡Í SPI' l'l'l'sa dn la li':~n,~iosasl)I,ladl'~:,;a (5), l!!IilI'Sdados 1,1,)VJl'ona la lil)rra de IllS 111I::1S,Lima, lallCrpOSi favorita rlpl JI'I\'I~Il lill'a hahia ~ido sl'dllcida pnr mosa clUlkl cte Los lIeye.;, sobre'live aun como la lus ({iciales custellanos' y e: IlIca llliSlllO L1'llLaduCUll ohralllas çloriMa d,~ su creuciou, COJilOla perla mus ' hermosa de las del Pucíiico. qllal'is fu~ron por notirias qlle ni él ~a,ia Jo que dava ni nauie Il ":JC rc.cihia siuo á ticnto i á poco nws Ú tllenos, i a~í CAPITULO X. milI' lOS que ¡¡ensaron que se les dava poco se haJlaroJj coa IlJ(J~10 i al contrario.» Onùeg-ardo, lIel. prim., ~IS, I~\'asion úc: fuca, - Vuella d~ Ilertllltldll l':zarro.-Su· (:il Esto dice el autor ùe la Cvnquista i l'(lbtacicJ1l del fli, blevadllll ,le los penlllllo',-Sílio é int,endio del C\Il-' co.-Sil1¡;ll'ÎOU preeut'in ':c los e;;llaïlutrs.-A~¡¡II(J de ni, esrritor contemporiJllcll que ùescril.e la que vió lo mi,mo qlle la que supo por relaciones ùe otrlls. Valia; ci ,'cllnstancias. la forlale/.a,-Oesalietlto de I'jzarro,-El JlIca lcvanespc :ialmeote la honrada indi¡;na~ion 'lile lJIallilir,la al !Jablal' ta el sitio. de Il s esrews ue los conqnistadores, indnre 1 ~ creer que pl'l (I ;;;I;;,--i ;;;1:;.) , cric: i:isticu, uno de 'llucllns hou,hrcs prubas qllc !:i¡!ui,'ron la S I ~,' 1 'I AI ' 'ó ' I)' ! cruel cspedicion ruu un o~jctu ue allloryde n¡i,erirordi:l. Es 1 a all. 1.1lr.1iI, Il ~u rl"a. lll~gro (.('.1 a JZilr:~ de S.1poncr talllhieu que ;;u rredulid;1l1 la h.ga exafierar oí 1101' esLe la,llI libre de LOIa lllC!Utctull,' pOl' 011'0 VIO veel" lu, ps~esos de sus cOUlpatl'lol3S, Illcspel'¡IlIBlIlellLe 1tlup.n:izatl" su ;!\llllndad. El nueyo! S,:~(Jn él cran seis mH 'a, mujeres de caliL.!d que viviau cu ellcITlIgo el\lla poblaciùJl i¡ldi~(~:Ja del pais.ILisLa eu- los convcntos del CU7.CO,ser\'id"s rada Ilna rul' quitlrc Ó vciu, ~ : te cJÍad.s, y lIlu,:has (11~Jos rllales que uo perel'iprtlll e" I:t (I) "El ::dclantado A/ma~rJ d""pncs '111P.se viJo eu el ¡ruelr., turi/'I'OI/ Inas desdirhada suerte, ¡)[le; fucrol/ v¡dimil.' Cuzco desra:'naJu ue su ¡(CIlI,: tcwiú al Inarques no le pren- dc la pl'o,titllfÍoa. Este [l1I,iljePSl"n noLab/,: vel manusui!o diese por la,. alterao.íones pandas que havia tenido con ,IIS , tau 'aro, 'l'le voy ;i cilalle uriginal. • herlllanoscc'lIo ya hemos dlehu, i dil'cu qllc por Sll' avisado "Ile e;las S('ÎI'JI'aSùe CU7.l'Oes cierto de tener ¡:ranùe sel!dello t?mó I:¡ posta i se fué a' puph:o de l'aria d"ude eslan timi !n,O el '1ne tuvitse alguna humauidad ,~n el pecho, qu,~ su "a[lllan !:CaaHdl'a.» CUIIlI' j I'ub, det f'lflÎ , M~. en t elllpo dfl la pro,peridau ùel Cllf.eo cual/do Jos esp"îio¡,'!; (~) CarIa d,e Francisl'o 1'i1,al'ro"' seÎlOr de Jlolina, 11S. cntr ¡ron en èl ""via ¡:¡'and rantidad de ,eÎlllrüS que tèuian su;; l,)} Teu::" il la \'I,;ta dl)s cllplas de conce,ione~ ~e l'urocasas i sus usicnlos nluy quieta;; i sosc"ada' i v¡viaulllul' pomicndas hechas por I'l7.uro, la ul1~CUXuuxa ell 1;;3., y la , Iílic;,'l1cnle i como Ullll' bucnas llIujeres,cad: s('ilOra xcoOllJaI utra ell el (lII:CO ~n 1:l.i)D. En pIla:; se rcrolllit.:uda ClJrilti'.':l- I fiad, COli 4uinf'eó veiute ¡olljcrcs, que tenin de servicio ell Sil meule 4 10s 'ldolJOS la I/I,trtl"('iotl rrl¡¡rio'" Y ci !Juel) lralo Je casa bien traidas i aderez.das, i no saJian tllenos dcstll ¡con f,tlS'tlJlUS. ;'cruruáu JI1eIÏëaf:<fucroll rstasfcclIllIeuda,'ioucs ¡:rard onestidaJ i ¡:ravcùad i alabio ~ "u IISaU7.a, i eS oí la puede lufc:",e ue Jas !allll'ul:ICIUUC,ùel c$critur alll\uiulll y ; ca:llid::d destas seÎJOras principalps rr~o yo :¡UI:pn él. ..• quc eonteOlIHlru;,eo repet"la. vec~s ellado, e[ o.u:1idll'e 'lile "des, . aVla ilia;; de SCIS,mi sin las de S,'I'\ïr¡o q'll' creo )'0 Illas uo de entol/res -'11 cstendll\ eutre Jos i:Jdios Ja pesliklJci;¡ de la ' vciule :nillllujercs ,in la, de servicio y m:ttuacones, IJue CI';¡U serVidumbre prr::orlill, é Il!ua ~1I1 Ide d...::-:a~(l'osa para el :llma, l¡lS I ue :wdaVilll COlllO h(;{1las y t..IolJ~e á dos aiJOs c;¡si IIU SH aSI del allia "011I0deJesrla\'o.>i (r.ou,!, i l'ob, del I'i,lt; .lIS,) alla\ a eu ci Cuzco i su tierra, sino caJa qlal i quai porque Este bOUI'cull UlOVlfTllento lh~ II:dip:(J('illll, qUt~ no era de e::;- ~ THur-l,H murieroll eu la guerra f}lH! huyo i lIS otras \'iIlÍCI'Il!l peral' .en Ull tosco euu'luiftal or, es pr'JLaLlclllellle de aJguu ; las rlas á ~el' malas lIliljeres. ~¡ Sei"", IlcrdllUC á qu'cu fliC ccI,e,SIJSlICO., '.' _ la c,.u;a de',to!, ~ '{'lj."U ilù la rellledió {'wJieudo,', (:U)I(!. ; ,.,) "El 1:I.¡rques lmo CllcouHenJJS Cil lus l';I'''"Ull'', la, l'ilL ,kl Plru, ,Ü~, Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia l;¡~ B16LIOTJ:;CA Ut; G_\SPAII desJeÎiusa il1ll,jferenci~ vió qU,e no era mas que un pobre depend,lente, SI 110un IOstrumento en manos tie sus cunqUlstaJore£ .• Sill embargo, elluca Manco era homore de elevado espiriL~1 y anilllOso c0.razon, tal que p~diera hal!er sostelluju la comparaclOll COll elmas,v¡¡flCnt~ yalli,vo de su~ antecesor-es en los lIleJores dI as c\~lllllp~rlO. ()felldldo profundamente COli la~ hUllllllaclOnes,1l que estaba eSpl,lCstu , redamt¡ repetIdas ,v~\ces de Ptl.¡¡rr~ que le restItuyese al verdadero eJerCICIO del puder aSI cOllloá la osteut¡ll:iolllle él. Pero Pizarro COlirespllest~s evasivas desestimó ulla re~l!lmaci~n tan iucompat~ble con sus r!r:oyccto~ arnlllclOsOS,_ o por llIeJ01' decu', con la 'polltll~a de Espana, yel Jóv,en Inca y sus noo/es tuvIer~n que devorar sus agl'li\'IOs en s~cl'eto y espPf¡~r [l'¡t.:lentemente la Iwra.'le 111venganz,!, Las dlsenslOues entre los espanoles le, pareclCron ocasion oportuna [lara sublevarse. Los jdes peruanos tu\'Íerol1 !lIllchas cOllft'l'encias sobre este punto, vel gran sacerdote Villac Vrnu encareciÓ la necesida,l de 10\.lIllarsc tan llle¡.:o LOIllOAlmagro hubiese retirado SIIS fuerzas de la eapital, pues entollces les seria mas ¡-,ícilalacando:í los invasores á la vez en los varios punt?s dIstantes unos de otros que ocupabau en tOl~O el pa IS, arl'ollarlos con sussupcrlOres fuerzas ysacudlr Sil aburrecido yugo antes que la lIègada de nuevas tr'Opas I,~sencerrase para siernpre en las redes de ~us co:npatriotaè. Formóse un plan para ellevanl:llniento ¡.(l'llPral, y con arrl'glo á él nombró el Iuca al gran sa¡;erdote para qlleacompaÎi~se áAllIlagroensu lIlarl'lw, á tin de que se asegurase de la cooperaeion de los intlios del pais y volviese despues secretamente, COIllOlo bizo, para tomar parte en la bsurreccion. Para llevar á callo sns proyeclos se hizo nece;;ar'io (lue el/nca Manco saliese de la capital y se I'rllselltase entrp. Sil pueblo. No encontró Manco Jilkultarl para retirarse del Cuzco donde su presencia apenas era nolada de los españoles qllC altivos y confiados hncian poco casu de au poder Ilominal. Pero en la capital babi;l un cuerpo de indiús aljallos Illas celosos ¡je SIlS llIovimientos, Eran estos inrtios de la tribu de Cailares, raza guerrera del Norte, sOIll~tirla I¡;¡cia pneo tiem¡u, pOI' los Incas, y que por lanto no simpatizaban COli ellos IIi con sus in,;titucÍones. Se hallahanllnos mil de ellos eu el Cuzco, y ha¡'i(~nrlo concebido algnna sosperha de Jos proyèctos delinca, vigilaron Sil. movimientos y rliel'ou',¡arle de su ausencia II Juan Pizarro, Este salió inlllf'¡iiatameute á la cabeza de una peque(¡a fuerl.a de l:ahalleria en [lersecucil)n del fugitiVO; y fue ta!! afortunado ql1l! I~f:ró de~cubrjl'/o en 1111es~ [leso callaveral donde "ahm procmado ocult.arse a poca distancia d~ la ciudad. Manco fuc preso, flevarlo al CUZI~OY encerrado en la fortaleza con u na fuerte guardia, LI conspiracjl)n parecia ya ter~inada y nada quedaha;í los desgraciados P?ruanos SlIlOlamentar sus muert.as e~rwl'anzas y malllfestal' su desconsuelo en lastimeras haJ;itlas que recordahan la cautividad de Sil Inca y la caida de la l'égia estirpe (l). Mientras estas cosas succ,liall , Hèrnando Pizarro volvió á la ciullad de Los Ileyes trayendo consi:.!o la real concesion en que se rlalia estclision á las rilcultades de su hermano y Sp señalaba el. territorio llue correspollllia á Alma¡¡ro. TrHJo tamlllen la real patente confiriendo tÍ Francisco Pizarro el título de marqués de los Atavillos (IlIW provincia del Perú), Asi fue colocaJocl feliz aventurero en las lilas de IIIürgullosa aristocrácia de Castilla, ¡je cuyos individuos pocos podian jactarse (si á jactarse se IJllbierall atrevido) de descentler de tan humilde orig~n, asi eOI.llo pocos podian justificar el SUj'O con ma~'ores serviCIOS hechos á la corona. y IlUIG. El nuevo marqués rcsoh'i6 110 poner en posesioll por entonces al mariscal de su territorio, y estimularle á, que se el!lpeilase m:1S y lilas en la conquista de Clllle para dJstraer su atellcion del Cuzco cuva capital sin emba~¡:(O, segun le ~seguraba su herill:llio, estaba compren(hrla eu el terrJlorio que nuevamellte se le agreRa~Hn. Pera asegurar lilas esta irnp(lrtalltll I¡res~ envIO a Hern:\IIdo á que tomase en sus manos las l'lendas del gobierno, por ser entre sus herlllanos aquel en cuyos talentos y esperiencia tenia mas con¡¡allza. _ lIernallJo! á pesar ~esus arrogantes maneras con sus G!lmpa~rlOtas, halJla manifestado lIlas que ordinant Sllllp-Itla para con los indios. Hallia sido amigo rle Atalwallpa, y tanto, que segun sedecia, siél hubiera estado ell Ca,xamalca ~n aqûella ocasion, habría evi. tado su SUphClO, Malllfestó entonces la misma amistosa disposicion para con su sucestlr Manco mandó ponerle en libertad y puco~ poco le fue dando' su (:onliallza. El astuto indio se apruvechÓ de su I¡Lertl ••¡ llara madul'¡lI' sus [lIHnes de levantamiento, l>ero lo lizo con tallta cautela que Hernando 110turo (e ello.; ]a lIlellor sospecha. El secreto y el silencio son cualid:ldes car'lcteristicas del a~ericano y casi, tan invaI'lables como el color particular de su pIel. Man(~o descuorió al conquistador la existencia de varios lesoros y los silios donde habian sido ocullados; y cuand" bubo ganado su confianza estilllu!6 mas su codicia Itablálldole de ulla eslÚtull rie oro puro que repl'esentaha ~ su p;¡dre Huayna Capac y [lidiélldo]e lic,~ncia para traerla rie la cllel'a rlonrle estalla depositada en Jas asperezas de los vecinos Andes. lIerrwndo cf'g~do pUl' su avaricia consintió en la parli(la delinca. Envi6 COli el á dos soldados espailOles, mcnos para guardarle que para que le aYUllasen en el objeto de su espedicion. Pasó una semaña y no volvi¡) ni se tuvu noticia al;.!una suya. Hernando conoci6 entonces su error, y lllucho mas cuanl10 vió con¡¡rmadas sus sospechas por las relaciones desfavorahles que le bicieron sus aliados indios. Sin pér¡lida de tiempo envió á su llermano Juan á la cabeza de sesenta caLlIlllos en busca del príncipe peruano con órden de pre~der!(1 otra vez y llevar/e á la capital. Juan Pizarro COll sus soltiatlos bien armados O1tr01vesó en breve las inmediacionesdl'l Cuzco sin dl'sel1brir vestigios del fugilÏl'o. Halló el país Ilotablemellte desierto y silencioso, hasta que al at:ercarse á Jas montañas que circundan el valle de Yucay, corn.? á seis leguas de la ciurl art , encontrÓ á los dos eSflallo!es qlle hahian acompañado;í Manco, los cual~,s le d,Jt~ron que solo ponna apoderarse dl! él, abrlel~dost' paso con la punta de la espada, pues las poblaCIOIIl'S estaban todas sublevadas y el Inca á su cabeza Sf~ prl'paraba á mar~"ar sobre la..capital. Sin embargo)lanco no I~s habla he,cho dano, ¡lIguno en ,sus persoms, antes bien les habla concedido el permiso de volversll ;í sus filas. Pizarro h~lIrí,plennmenle confirmada e~tar~lacion al llegar al flO \ IIcay, en cuya opuesta orilla VIOfor- mados los batallones indios en número de Illllch"s miles, que con su jóvllll II/Cil á la caheza se pre[lal'ltha~ á di,puta~le el paso. Parecia ,sip ernbdr¡;o que 110 Cre¡¡lfl dernasla"lo fuerte su roslclOn I'ues COlllO rll\ costumhre halJllin puesto el riO entre ellos y sus enemigos. No detuI'o IÍ los español('s este ohs~:Ít'ultl. E! rio aunque profundo era eslrecho; y arrOjándose a éllladaron con sus ?aballos hasta la otra ~,rilla entre una tempe~tad de piedras y /lechas que calan espesas COIIIOgralllzo sobre sus arneses y que algun~1 que otra ve?;encontl'ahal~ algun ',\Unto vuhHlrahll'/ SI ulen las herlrllls qUll hacwn servian solo para estrmIJlar á los españoles á lilas desesperados esfuerzos. Lo~ inal saltar en tierra sus enemIgos; (I) Pedro Pizarro, Deseub, y Conc¡" MS.-Herrer~ ' His- dios retrocedieroll toria general, dee. V, lib. VIIl, rap. I, ,1I.-COIlC¡_ 1 lob, del pero sin darles tiempo purn que se forll:asen, con uu al'llor (jue hasta entonces no hahian l!C'sp!egado, volPirÍl, MS.-Zárate, Conq, del "eru, lib, /I, cap, /II. I Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I.A co:'\On,,.., vieron á la carga y los rodearon )lor todas partes eon susnumerosa, tropas. La batalla l'ntonces Sil hizo encarnizuda. !lluchos de los iudios iban armados con lanzas cuyas puntas eran cie cobre templallo hasta darle la dure~.a del acero y con grandes mazas Ó IHIchas cie arm¡;s delrnislllo metal. Sus armas defensivas eran tamJien boja muchos conceptos escelentes 'I consistian en fuertes colas Ile algodoIl acolchadas, èscudos cubbrtosde pieles y eascos ricamente adornados con orn y joyas, y alglllln, hechos COrno los oe los mejicanos tigurandocabl!ZaS fantústicas oe m{¡nslmos conlaqas lilas ele elil'lItcs y cuyas bo(~as se bahrian horrjLI'~melJtc sobre ri rostro del guerrero (1). Torlo el ej(;rcito tcnia un aspecto de rerocielad Illarcial y pelea ha con mudw Illas díciplina qlle la que Iwsta elltollc¿S habian \'isto los espailOles ell aquel país. La peque-,a tropa (le ginl'll's sorprenllilla por el furioso ataque de IllS ind:os se vi,', al principio un tan· to desol'llenaJa; pe:'o al Jin anill'ándnse mútuamente con el antiguo grito de gUJrra de "Santiauo,) formaro n una sóliela colulIllJa J' cargaron atrevidamente sobre las mas espesas lilas de los enemigus. Estos, incapaces de sostener el c:loqlle, cl'oieron ó fueron atropellados por los caballo, ó por las lanzas de lo, ginetes. Sin emhargo, su fuga se hizo con ci'~rto órdcn y de cuando en cuando volvian caras para ciisparar una granizada de flechas tÍ para rial' fllriosos golpes con sus hachasó clavas. En una palahra, pell'aba cada ulla como si supiesequ~ le miraha elluca. Era va tarrle cuanelo abancionaron el llano 'I se retiraron'ú la e:;pesura rie las chIVadas colinas quc'rodean el ht'rmoso valle de Vucay. Juan Pizarro y su pequniltl t'Jtlrcito acamparon I'll el llano á la falrla de Ja;; monlailUs, Hubia vencido como de costumhre á una multitud inlllensa; peronllncahabiavistobalalla mas bien llisputatla, v su v¡ctorb le habia costado la pérrlida rlealgu,lOs hombres y caballos, muchos heridos y otros Illuchos rendidos por las fatigas riel dia. Si o embargo cOll¡;aha en lJue la s('vera leccioll que habi:l darlo¿¡J enellligo, ClIY¿1matanza fuegrarule, ¿¡cabaría con su resistencia. 1">1'0 se engaiíaba. A la mai/ana siguiente granIte flw surlrsalientoal ver los paso:;deIns montail:ls Ilellos de oscuras Iineas de guerreros qlJcseestf'llIljau hasta perderse de vista en las prolundioaeles de la sierra, mienlras masas enormes de cnemigos estaban reunidas cual negras nuhes soure lils eimas de los rl/Olltt'S, dispuestùs á des!~arf{ar su furia sobre los invasore.s. El terreno, desfavorable para las m:lIliobras de la cahalleria orrecia graudes ventajas á los Jeruanos, los cuales desde su elevada posicion dominahan grandes rocas y descargahan Ulla lluvia de a~lIIas arrojadizas sobre la caheza de los espailOles. Juan Pizarro no quiso penetrar mas adelilnte en el peligroso desflladero; '! aunque rlió repetielas cargas al enemigo, y le hizo retirar caus:íuelole considcr:\ble pérdida, la segunda noche le co;;ió cnn los hombres y cahallos cansados,! heridos y tenient!o tan poco adelautado el objeto de su espedicion I:OIno en la noche anterior. Hall(u'lClose en esta emharazosa situ:lciou despues de uno ó dos diils mas, gastados en in(¡li/ns uostilidades, le sorprendió lin mensujo ele su hel'lnallo malll\;iudole volver con bIla su gente al Cuzco que estaua sitiado por el ene- miga. ¡:W Sin pérdi¡la de ticmpo cOlOpnzó Sl1 retil'alla, atra"esó ,le nuevo el valle tl'atlo d,' la ;,nt"rior batal!;l, p:1SÓi nacio (!I rio Vucay. y contramarchando rápirlnmentI!, seguido de cerca por su victorioso enemigo que celp.bl'lIbasu victoria con caneioul's Ó mas bien gritos de triunfo, llegó antes cie anochecer ú la vista de Iii ellpit:·1. El I'spectúculo que entonces se prcsellt,í lí sns ojos era muy difereute del que bahia vislOal salir del Î,IJZco po'~os dias autes. Todos los alrl!dndores de la ciud,lllliasta don(le poelia alcallzar);1 vista eslahall OCIIparlM por una po,hmlsa Illwsle de indios, (lue sc:,:un ell'ilklllo de uno de los cnnqnistndorcs eomponelrian ni uÜmcro de eloscientos mil glll'rréro, (2). Las oscurn, lineas de los hutaIlones indios se esteneliall hasta las misnlas CJ'l~stas de las IIlnlltai.ns, y Indo al reLltH or no se "eian lilas que halldnr:ls v ciuwras o¡HII'Lntesde losjdes con ricasarmatlul'as ¡¡e plumas que ¡í los que IlUiljan servido iÍ las órdenes de Cortés les rfcorllahan el traje militar de los aztecas. Sobre toJalquclla multitud SI' elevaba un IlnSf{Ue ,le largas lanza, y hacha3 con tilos cie cohre, IJIW moviénciose ilc:í y allá cu dl'sllfllerHlIla coníusion h'Jritllls por ir,S raym del sol poniente resplandecian como la luz que rt.ll'Jja en el OSCll1'0 y turbado O,'éano. Era la primera vez que los t'spailnles v,~ianlln ejercito indio en toda su in ponente ilctitud, un 'ejército lai como el que los Itll:a~; conducian lÍ las batallas cUllndu ;a b:lI11lera del Sol S'l paseaba triunfaute sobrnla tierra, Los esforzados corazones de los espaîioles, si por un l1omento les de,alentó semejante espectáculo, pron ~o recobraron su \'alor, y pstredmndo sus filas se pl epararon á ahrirse paso l'nI' IlIed io de la sitiadora hues~e. Pero el enemigo fliln'ci;¡ qut'r¡~j'evitar su enellentro, y retrocediendo á medida que se aproximaban les dejó libre la entrada dela cap'tal. Probable· Ulen.e los peruanos querian que cayesen cuanlas victi.uas fuese posible en las rerles que tpnjan f.euilidas (onverll:irlos de lJue cuanto mayor fuera el núme1'0 do sus ennnlÍgos mas pronto sentirian estos los horrores del l¡;,mbre (.1)HI mando Pizarro recibió á Sil hPrmal10 con no pequeila satisf;lccion, pups In traia 1111 importante refuer:-:o ií su gente, la cualtfllla uni,la no pasaba sin emb.'rl)ode doscientos hon;hr('s entre inf:lllles y cahalles (4) arlem:ís de unos mil indios arxiliares, tucrza ir significan te en cOlllpilracion de la innumerable /llulitud de enemigos que hormigueaha :í las puertas (e la ciudad. Los españoles pasaron la noche COll la Ir ayor angustia esperando con el recelo que era natural la lIegalla rlel rlia. Comenzó el ,¡tio dél Cuzco Ú pl' neipios de feIJrero tIe 153ti, sitio memnrahle ¡jonL:e se hicieron los Illas heróicos esfuerzos de l'aloI' por 3arte oe los indios "j de los europeos, y donde las dos razas tuvieron los ¡nilS mortales encuentros que Iwsta entonces habian ocurrido e:¡la conquista dell'erú. Li. multitud de los enemigos p¿¡rel'ia no menos fomidalJle durante la noche qlle ('all la luz del dia; vei:use grandes é innumerahles flle~os en torlo el valle y en las crestas de los mnntes y l:Hl espesos dice un testigo de vista, como /:is esf.rellas delddo en una clara noche ele verano (~). AlIlf'S (lue Iii luz que desredian estos fuegos hulJiesen empalidecï.loallte la IlEf. \'EHI". (2: « Pues junta toda la gente quel ynga avia embiado á (I) .Es geôte, dke Oviedo, muy helicosa é muy diestra; jnnt: I' que á lo qlle se entendió y los indios dixeron, fueron 8\ISarn,as pif'as, é ondas, pOrl':JSé aJabat'das de plata é oroc dozientos wil indIOS de g'uerra los que vinieron á poner cste c(bre .• (Uis!. ue las ¡udias, MS., parte Ill, lib. VIII, capi- cem,.» P~drl) PlldrrO, lJescub. y Conq" illS. (3, Pedro Pizarro, Descub. y Conquista, MS,-Cûnquista t;:lo XVI!.) Xerez hace una hueua Ilescripcioll de las armas de los peruanos. (Conq. del PerÚ, ap. Harcia, tomo Ill, pá- i Pot.. del Pirú, ~b.-lIerrcra, Illstol'la gcneral, dcc. V, liHistoria de Jas Indias, capitugina 200) El padre Velasco ha aÎladido otras muchas al ra- bro "1\. cap. lV.-Gomara, tálo¡;o Je Jas que cita aquel escl·itor. Segun él, usaban lo C\XXIJI. espadas de cobre, puñales y otras armas europeas. (Ilist. de (4j aY IllS pocos españoles que heramos ~~n no dozientos Qllito, tomo l, págs. tiS. IHO.) No insiste en que les fuesen tûdos.» Pedro PIzarro, Descub. v Conq" )"5, co~oeidas las armas de fuego antes de la conqui~ta. (5) .• PIlCSde noche heran lalitos los fucgos qne no pare- Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I iil B1nI.IOTI'C \ nE c1arida,l de la marwna, d"~perl(, fI Iils rspailOlps 1'1 horrihh:. dlm(ll't~O dtll:al'at:lllp,; , trillllpetas y ata h;1ks acompalludos dll fero1:r,; gritns d'l guerra quP. lalll.;lhan los hál'harns ;¡ ti"lIlPO dl' disparar granizada,; de armus de todas forlllas. ~llIdlas de e,;tas armas caiall sin hacer rlarlO delllro dl' la ciudad; pero otrus ofrecían UII peligro lilas serio, plies t:rall Ilechas p.nCI'IIdidas y piedras hechas u,;cua envueltas en al~orlones impregnados rlc alguna slIstancia I:etuminosa que describienrlo largos rastros de luz en el aire c:\Ian sohre los techos de los edilicios y les inr.endiaban en un momento (i). Los techos, aun los rie los mejores l'dincios , eran dr. paja, y l.lI'Ilian con tanta facilidad como SI fueran rie yesca. En un momento estalló el incendio en los màs opurstos burrios de la ciu,la,l ; el cual comunicándosc COli ra[lidez al ma(lcraje inte· rior de los edilicios, lr.vantah:l allchas lenguas dr. llama qur. mezclarlas eon humo suhian hasta los cielos, iluminando con horri!'lt's resplalldores todos los ohJetos. La atmósfera elll'arecirla aumentó la impr.tuùsidad del viento, que estc/Illiendo las llamas las prollilgaba de hahilacillll en habitacion hasta que tOllo ,~Igrau r.difir.io conmovirlo por el hura'~lIn, se lllIrH!ia conlin estruenclosemejanteálosbrllmidosllelln volran. lIi7.0se 1)1calor intensu y las nuor.s de hUlllo, quI' com'l un negro p;\lio e'uhrian la ciudad, sofocaban y casi privaban rie la visla en aquellos harrios adondt' erun Ileva.bs por el viento (2). Losrspañolesestaban ar.;,mparlos en lagranplaza, parIr. de ellos debajode toldos, yotrusen las sala~ del Inca Viracocba, cuyo edificio estaba situado sohre el terreno quedt'spues ocupó la catedral. Tres veces flurante aquel terrihle dia se incendio eltechorle aquel edificio; pero aunqne no se hi,~ier()n r.sfuerzol para apagar el fuego, este se eSlinguió por sí mismo sin hacer mueho riailO. Atrihuyóse este milagro Ii la bien aventurada Virgen á quien varios caballeros cristianos vieron disLintamenteen ¡gS aires sobre elsilio en flue debió levantarseeltemplodr.dicadoásucullo (:1). A fortunatlamente el a/who espacio qur. había por to.los I:HI,)s entreel peqnerlo ejél'l:ito d'lllernanrlo y los edilicios de la ciudad sl~paraha;í los españoles df,1 teatro ¡Jr.1 incr.ndio, proporcionándoles un medio de preservacion semr.jante al que empIra el cazador americano que procura rodearse deuna circunferencia de terreno incendiado cuando le sorpen(le all(una conOagracionen los prados. Todoel dHI conlinuóetruego sino un cielo muy sereno lleno de estrellas.>! Pedro Pizarra, Descllb. y Conq., )1:;. (i) .Unas piedras reùond.ls y hechal/as en el fuelto y ha,.ellas asqua enbolvialllas en voos algodones y p01l1éndolas en hondas las LiraYan á las casas donde no alcanzaban ;\ ponp.r fuel/o con las manos, )' ansi nos quema van las rasas sin enLenùelin. Otras veres ron flechas encendidas tirándolas á las rasas que como heran de paja IlIego se encendian.» Pedro Pi?arro. Descllb. y COni)., MS. (:2) "I era lanto el hUlllo 'lile casi los ovicra de aOl/ar i pa· sarllll grand trabajo por esla causa i SIllO fuera porque de la una parle de la pla?a no havia casa, y estaba descoronado nil p!Hlieran escapar porque si por lodas partes les diera el hum¡) i el calllr siendo Lan grande p3sal·;ln travajo, pero la DivilJa PrOVidencia lo esLorvÓ.>!Conquista i l'ob, del Pir.¡, MS, (3) El templo fue de,Hrado á nuc:;tra Seimra de la Asunrion. L.a aparicion de la Vir!!en fue manifiesla no solo á los cristianos sino talllbien á los ¡!uerrerOs indios, murhos de IllS cuales rcfi,·ieron el suceso á f;arciJ¡¡sso de la Ve¡:a , en rnya pluma lo maravillllslJ nunca pel'dia nada de Sil brillantcz. (Cam. Ileal, parLe Il, lib.lI, cap. XXV.) Tambien la atesLi~ua el padre Costa. ,,"e 1I~i!ó al nais "lIarcnta aiJos despncs de este succ~o, (Lib. VII, rap. XXVI!.) ..\lllboscscriLoresha· blan del oportllno auxlli,) qllc cti,i á los espai,oles el apóstol Sanliago, el l'liai l'on S1I c,"udo. t1esple¡:an,I¡lla divisa de su órden militar y armado rOll ~u namaute espada, se pl'eripítaha con su raballo blallro ~obre las mas espesas filas del l'IleIlli¡:o, Siempre contaban los espailoJlcs COllel auxilill de SlI >antll pall'lln cuando su prescllcia Na n,'resal'la, ¡¡¡,fl/lIlS I'il/dic£' nod/(.~, f:\<=P ••!~ 1 r:f11r;. con furia , ~. por la nocllr sns efecto;; fl/eron aun m~, dolorosos, plies al IÍl¡:mure resplandnr rie Jas JlaI/ws los desgraciados espailOles pod/an J"l'r la consternaci'lIl pilltada en los rostros macilent.os dllcada \lno d., sus o:ompaileros, mientras en los arrtlhales y 'm las alturils que rodea hall la cindarl veian la inlllllll/!ralJle multitud de los sitiadores rlne eon g07.0 diabólic')(lontempla han su ob:a de destrllcc¡on. Ilorninanrlo la ciu.lad hácia el Norteselevantilba la cenieienta fortalez~ que COli el resplandor ne las llamas parecia rOja y que se asemeJaua á un disforllle ¡zigante miran< () las rui/Hls de la hermosa ciudad ql/é ya no habia dr. proteg¡,r.l\l1s rlistanle sr. lIistínguian tilIllhien las formas somlJrías dI' los Andesremontóndoseen solital"Ía grandeza hasta las f'l'gionesrlel eterllosilencio, donde ya 110 ponia oirst'. /'.\ feroz y horrible tumult.o de I\os guerrcrns (lue se agitahan en sus faldas. T;d pra la I!st"nsionlle la ciudarl que pasaron IllII•.hos dias alltps rlue 1:1fI/ria riel fuego se est.ingllíl'st~. Torre, y telllplo~, cahallas, palacios y edificios particulares (1'll)darou consumid!)s por las lIalllas. l'or fl)rtuna entre (¡trns se salvaron del incen(liola mag· nifica ca:;a dl" Sol yel inmediat(l cOI1\'l)nto de Iils vírgeues, cuya posicion aislarl;l orrecia elllll'llio de COIIsr.rvarlos, medio de que Ir¡S indios por motivos de pied:ul quisieron aprovecharse (í), Toda la llliLlrl (In aqll~lla capital que por tau largo tielllpo hábia sitIo la metr6¡w!i de la civilizacíon de OCCÎtlent.e , el orgullo de los IlIcas y lu hrillante mansion de su deidad tlltt'lar, fue redilCída á cenizas por las manos d,~su~ mismos hijos. ~~ncierto modo, sill emhargo, (Jorlia servir á estosde cousur.lo la considrracion de '1ù!- ardia 50hre la, cahezas de sus conquistadnres, sobre sus tr,lfl'oS y sobre sus t.umhas. Durante el largo período nel incendio 10sespa:-IOJt~S no hicieron tentat.iva alguna [lara all1gar las llamas, pues hubieran sido inÍltiles sus esfuerzos. Sin r.mhargo, no sl~sometieron dócílmentr. á los atar¡u:.'s del enemigo, antes bien dr-cuan'!/) en cuaudo hac;an sa1¡.las para rechazarlos. Pero los trozos de erlificio y los escOlllhros que ohstruian el terreno , presentahan grandes obstÚculos p:ira los movirnir.ntos de la cabalIeria ; y cuando por Ins r.sfllerzos rie la infantería y de los aliados indios r¡ur.daba en parte desr.rnbarazado el paso, los peruallos plantaban estacas y ('onstruían barricadasqueorreclan lo~ mismos obst.áculos á su marcha (5); yel nestruir estos obstáculos era (<I) Garrilasso, Com. Real, parte II, Hh. Il, cap. XXIV. El padre Valverde, ohispo del CU7.ro, que tan sei,alada parte tuvo en la captura de AtahuaJlpa se hallaba allsente del pais en aquella é~oea, pero volvi¡j al aiJo si¡¡uientr: y ell uua carla al emperador establece el couLraste entre la ,:ondicion florecienLe de la capilal c\lando salió de ella, y el estado en que la enconlró desplles, despojada asi de S\lS hermosos arrabales como de sus antiguas ¡¡lorias. «Si no hubiera sabido el paraje en que esLaba situada la ciudad, dire, no la hubiera rer.on¡lcido,l) EsLe lIasaje es demasiado noLable para omitirlo. La carLa ori¡dnal exisLe en el archivo de Simancas. ·-«CerLit1co IIV. )1. 'lile si nu me acordara del sitio desta ciudad yo no la conosr,era, ;i lo menos por los edit1cios y IIceblos della: lI"rqlle c\lando el ¡:obernador don FranCISco Pizarro entró aqui y entré yo con él, estaba este \'alle Ian hcrrnc,so en edifirios y p"IJlazion 'lile en rOrDll lernia q\le era COS1de ad· rnirarion vello, porqll" aunqlle la rindad ea sí no lernia mas de;) Ó 4000 ca,as, terni" ell l<lrllOquasi:\ vi:;t~ Hl Ó ':!O,OOO; la fortaleza quP. estava sobre la ciuda,l pares. ia desde allarte una mll)' ;iran fortale?a de las de Espa1la: a¡¡ora la mayor parl) de la riudad está Loda derribada )' quemada; la fllrta/rza no tiene qllasi nada enhiesso; todos Jas pueblos de alderredor no Lienen sillo las p;lrcdes 'lile ror m,1ravilla ~i casa cuhier\.1. La ro,a 'I"e ma, cOlltl'lltamienLo me dió en esLa ciudad flle:a igle,ia, que para ell Indias es arto buclla cosa. aunque srgull la riqueza ;j ha vidll l'II ('stll lierra plldiera ~er mas ,emf'jante al tcmplo de Sa!omon)) Carta del obispo fray Vicente de Valverde al empe.'ador. )IS" :lO de m:.rw de l:i;)O. (1i) 1'1',lro 1'¡lalTo, lIesfub. y Cont¡., MS. -Los indios ;:anarlln el Cuzco casi todo ,lrsta maner.\ qur l'Il ~;rIla",!o la ra Ile hiva nllac if'IIII\lulla 1';11 rd l·ara 'I"e I1s ca· Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia tA CO:'\QlIST.\ obra de tiempo y no de poco peligro, pues los trabajadores estaban espuestos á todos los tiros del en emigo '! el ojo del peruano era certero. Cuando al fin quedaba libre el paso para la caballeria, los españoles se lanzaban COliirresistible impetuosidad sobre sus enemigos, los cuales, retrocelliendo en desórden, eran atropellados por los c.'1baIlosó atravesados con las lanzas de los ginetes. La matanza en estas ocasiones era gran,lc; pero los indios no por eso se desanimaban, y mientras con nuel'os refuerzos arrostraban cie frente el ataque de los espallOles, otros ocultándose entre las ruinas introducian el desórden en las filas de sus enemigos atacÚlHloles por los flancos. Los peruanos ernn diestros en el manejo del arco y de la honda: estos encuentros e3slahan á los españoles, á pesar de la ~uperioridad de sus armas, mas vidas de las que en su apurada situ;lcion les conviniera perder, y la pérdida de un eS?nilOl no se compensaba can la de di&z hombres que podian malar al enemigo. Tambien usaron entonces los peruanos con buen éxito una arma particular de los americanos del Sur. Esta arma era el Jazo que arrojaban diestramente sobre el ginete, ó á 11s piernas del caballo, haciendo de este modo que ambos viniesen á tierra. )Ias de un español cayó en manos del enemigo con este ardid (i). Así los eSllailOles acosados por todas partes, durmiendo sobre las armas, con los caballos atados á su inmediacion, prontos para peleur á todas horas, no tenian descanso ni de dia ni de noche. Para mayor embarazo, el fuerte que dominaba la ciudad, yespecialmente la gran plaza en 'lue estaban acuartelados, habia tenido tan poca guarnicion :í causa de la gran confianza con que se habian contado exentos de todo riesgo, que al acercarse los peruanos habia sido abandonado sin resistencia y estaba ocupado por una fuerte tropa de enemigos, los cuajes desde su elevada posicion lanzaban sobre los sitiados de cuando en t:uando todo género de armJ.s arrojad izas, aumentan· do lIsi su confusion y sus recelos. Entoncçs lamentó amargamp.nte el capitan la imprudente seguridad que le habia hecho despreciar una posicion tan importante. Su precuria situacion se agravaba con los rumores que diariarnBllte llegaban á sus oidos acerca del estado del pllí5. Deciase que J:¡ suLlevacion era general; que los espnñoles que habitaban en haciendas aislaous habian perecido á Illanos de los iudios; que Lima, Truxillo y las principales ciudades estaban sitiadas y próximas {¡ taer en manos del enemigo; que Jas peruanos se habian posesionado de todos los pasos, y que cortadas de esle modo las comunicaciones, no era de espe¡ ar socorro alguno de los españoles de la costa. Talf!s eran los fUlle~tos rumores (que si bien eran exagerados tenian en realidad demasiado fundamento) que penetraban en la ciudad desde el campo de los siliadores; y para darlos mayor crédito, los indios arroj:¡J'on á la plaza ocho ó diez cabezas humanas, en CU)·ossangrientos rostros los españoles reconocieron con horror Jas fisonomias de sus compatriotas que antes habitaban retirados en sus tierras ( 2). Desanimados con estos horrores muchos opinaban que debia abundonarse la posicion que ocupaban por insüstenible y proponian abrirse paso hasta la costa con sus buenas espadas. H3bia en p.steproyecto cierta audacia, h~lagüeila para el espiritu aventurero del castellano. Mejor es , decian, pr.recer como hombres peleando por las vidas, que morir ignominosalllente como zorras ahumadas en sus cuevas por el cazador. I nEL PERl:. I Ii Pe ~o 108 Pizarras, Rojas y algunos otros de los principales jefes rechazaron semejantelroyecto, diciendo que les cubriria de deshonra (3); que el Cuzco habia sido el grlln premio por que ha)ian peleado; que era la antigua capital del imperio, que aunque redudda á ce¡lÏzlIs volveria á levanlal'se sobre sus ruinas tan gloriosa como en olro tiempo; que todos tenia:! fijos en ellos los ojos como sus defensores; ~ue su re .irada inspiraria conlianza al enemigo, decidlria la SUffte de sus compatriotas en todo el pais; por último que aquel era un puesto de honor y que debian morir en él anles que abandonarlo. Nu parecia en efeclo que hubiese alternativa alguna, porque todas Jas saJirlas estaban cortadas por un er.emigo que conocia perfectamente el pais y que estaba posesionado de todos los pasos difíciles. Pero este t:stado de COSIlS no podia ser duraùero, ni á la larga podian los indios disputar la victoria á los blancos. El espiritu de insurreeci.\fi debia irse estinguiendo por si mismo: el gran ejército de los indios no pcdria menos de disolverse, no estando aquellos acostumbrados á las privaciones y f<.ligas de una larga campaña. De las colonias deberillll de un momento á otrf) llegar refuerzos, y si los castellanos continuaban sosteniéndose por el tiempo de una estacio,¡, debian ser socorridos por sus compatriotas, que no les dejarían nunca morir como fieras en las montañas. La, animosas palabras y la bizarra conducta de los jefes avivaron el entusiasmo en el corazon de los español es , porque el corazon del español fácilmente respcndía al llamamiento del honor, sí no al de fa huIllllnHad. Todos pues prometierou seE;uir alIado de su c;lpitan hasta el último trance. Pero si querian permanecer por mas tiempo eula posicion en que se hallailan, era absolutamente preciso desalojar al enemiga de la fortaleza; y antes de intentar esta empres¡, peligrosa, Hernando Pizarra resolvió dur un golpe al enemigo capaz de retraerles de nuevos ataques á sus cuarteles. Comunicó el proyecto á sus oficiales, y formando su p3queña tropa en tres divisiones, Jas puso á lad órdenes de su hermano GOllzalo, de Gabriel cle Rojas, (ficial en quien tfmia gran confianza, v de lIeruao I'ouce de Leoo. Envió delante á los indios auxiliare5 para desembarazar de escombros el terreno, y despaes las tres ~ivisiones salieron simultáneamente por los Ires puntos principales que conducian al campo de los sitiactores. Las avanzadas ~ue encontraron €I paso fueron fácilmenle derroladas, y Jas tres divisones ca)·elllio luego impetuosamwte sobre Jas d~SOldenadas Iineas de los peruanos, les cogieron comr,letamente de sorrresa. Por algunos momentos la redstencia fue débi y la matanza telTiLle; pero los indio;; se fueron despues poco á poco rehaciendo, '! formíndose con cierto órden, volvieron á la pelea con Id valor de hombres acostumbrados ya á los peligros. Entonces combatieron cuerpo á cuerpo con sus haclns y mazas chapeadas de cobre, :nientras una gran zada de dardos, piedras y Oechas Gaia sobre los bien defendidos cuerpos de los españoles. Los hárbaros mostrarOli en esta ocasion mas disciplina de la que era de esperar, lo cual se atribuye á varios españoles, que habiendo sido generosamente perdJnados por ellnca, le dieron algunas lecciones en el arte de la guerra. Tambien habian aprendido los puuanos á manejar con cierta dest/'eza las armas de los conquistadores; los españoles vieron á muchos de ellos con escudos, yelmos y espadas de fábrica, vallos ni los españolesno los pudiesenromper.» Conq. i Po(3) «Pues Hernando Piçarro nunca estuvo en ello y les blacion del PirÍ!, /liS. respondia que todos aviamos de morir y DI)dcsamparar el (I) Ibid., MS.-Herrera. Ilist. general, dec. V, lib. VIIl, Cuzco.JOnlávaDseá estas cODsultasHernall;loPiçarro y sus cap. IV. hermanos, Graviel de Rojas, HernandoPonce de Leon, el (2) Ibid., ubi supra.-Conq. i Pob. del PirÍ!, MS. Thesllrero Riquelme.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia t 4:! mm.IOTEf..\ DE GASP.~II y K'IIG. eur~pea y. aun á algunos montadù~ en .caballos que' I en el.centro del muro,. pero e~taba cerrada con pellahablan qUltalio á los blancos ( t ). Espl!cmlmente fue das pIedras que pareclan formar IIna sola y misma de notar el jóven Inca que vestido á Ja moda ~uropea, : obra con el rest~ de la fábrica. El separar aquellas montado en un caballo de batalla que manelaba con enormes masas sm que la guarnicion lo echase lie ver gran (Iestreza, y llevando una larga lanza en la mano, i era solo asunto de liempo, pues Jos indios que raras guiaba á sus tropas al combate. La prontitud con que veces pelealJan de noche, no estaban ente'raJus en el los peruanos adoptaron la táctica superior y las ararte de la guerra lo suficiente para proveer á su segumas de los conquistadores, supone en ellos un grado, ridad por medio de centinelas que e\'Hasen las sorde civilizacion mayor que el que habian alcanzado I presas. Terminada la oyeracion, Juan Pizarro y su los aztecas, los cuales en su larga lucha con los espa-I valiente tropa penetraron á caballo por la puerta! se ÎlOles, jamás pudiemn dominar el terror que les insadelantaron háci:1 el segundo parapeto. piraba el caballo hasta el punto de montarle. Pero sus movimientos 110 fueron ejecutados eon Pero pocos dias ó poc~~ s~manas de esperierlcia no ' tanto.secreto 9ue dejasen de ser advel·tidos por el eran bastantes para famlhaflzarlos con armas y mu- I enemIgo, y USI encontraron en la parte inferior un ch? menos con táctica, t~n distintas de las. 8U)'as. enjambre de guerreros. f1ue al acercarse los espaÎlole.~ ASI el combate en esta ocaslOn, uunque sostenIdo con descargaron una llUVIa de flechas, obligándoles á ardor, no duró mucho. Despues de una animada lu- ! hacer allo. Juan Pizarro conociendo que no habia cha, en que los indios se arrojaban impávidos sobre i tiempo que perder, mandó que la mitad de su gente los ginetes procurando nrrancarles de sus sillas, se : se apease, y poniéndose á la cabeza se preparó á viemn obli"ados á ceder el campo ante las repetidas' abrir otra brecha en las fortilJcaciones, Pocos dias caTHas de ros españoles. Muchos fueron atropellados' antes habia sido heri¡io en la quij¡ula, y notanrlo que por los caballos, otros heridos con las anchasllsparlas . el yelmo hacia mas dolorosa su herida, se Je quitó españolas, mientras los arcabuceros-sosteniendo á la I fiándose del escudo para pl'otejer la cabeza (4). En cabnllería hacian un nutrido fuego que diezmaba teresta situacion y al frente de sus8oldados les animaba riblemente la retaguardia de los fngitivos. Al lín el lÍ terminar la obra de demolHon á pesar de la temjefe castellano, saciado de matanza y esperando que' pestad de flechas, piedras y dardos que descargaban aquella leccion bastaria para que el enemigo no vol- sobre ellos con furia capaz de estremecer al mas viera por entonces á incomodarle, retiró las tropas á ¡fuerte corazon. Las buenas cotas de malla no siemlos cuarteles de la capital (2). pre bastahan para protejer á los espailOles; pero En seguida triltó de recobrar la ciudadela. La em- I otros o~upaban el lugar de los qoe caian, hasta que presa era peligrosa: la fortaleza dominaba la parte: abierta brecha, penetró por ella la caballeria atropedel Norte de la ciudad y estaba situada sobre una ' liando y rlestrozarmo á cuantos hicieron resistencia. alta roca bastante esc<\rpada para ser considerada Ahandonando el ¡¡;)rapeto, el enemigo se refugió como inaccesible por aquel punto, en el cual solaprecipitadamente en ulla especie rie plataforma (¡ termente la defendia lin simple muro. Por la parte del rado domillado por la torre principal, y desde allí campo era mas f.jcil el acceso, pero estaba prote¡;(ida descargó nuevas granizildas de flechas contra los espor dos muros semicirculares de unos mil doscientos pañoles, mientras la guarnicion de la fortalezadlljaba piés de estension cada uno y de granrle e3pesor, conscaer sobre sus cabezas enormes madems y fraRmentruidos con piedras macizas, ó mas bien l'ocas, puestos de roca. Juan Pizarro que iba de .108 primeros tas unas sobre otras sin mezcla alguna que las uniese saltó al terrado animando IÍ su gente con la voz y con " formando una especie de obra rÚstica. El terreno el ejemplo; pero en aquel momento, cayendo una ëntre estas dos líneas de defensa tenia el rleclíve su gran piedra sobre su cabeza, que no estaba entonces ficiente paro que la ~uarnicion, protegida por sus protegida por el e~curlo, dió con é! en el suelo. Desparapetos, puiliese descorear sus flechas sobre los ' de alfí el intrtlpido jefe continu·S escitanrlo COli su siLiadores. Pasarlo el muro IlIterior se encontraba la I,VOZ á los soldados hasta Ifue se apoderaron del terfortaleza, compuesta de tres fu(!rLes torres, una de . rado y pasaron Il cuchillo ¡\ sus miseros defensores. gr3nrlIJ altura, de la cual y de una de las mas peque- ' Despues, aumentándose dema¡;iado sus dolores, fue ¡¡as estaba posesionado el r-nemigo bajo el mando rie preciso bajarlo á la ciudad, donde á pesar de Jos esun Inca noble, guerrero de probado esfuer7.0 y disfuerzos que Se hicieron para salvar su vida, murió á puesto á defenderse hasta el Último ecitremÙ. Ilos quince dias entre horribles padecimientos (5). Hernando Pizarro confió e:;ta peligrosa empresa á ' Para decir que era valiente, hasla decir que era PIsu hermano Juan, en cuyo pecho ardia el espíritu! zarro; pero lo que mas constituye su gloria era que aventurero de uno de aquellos caballeros errantes sabia templar el villor con la benevolencia. Su carácque nos pintan las novelas. Como la fortaleza deLia I ter pareda en alto grado apacible por el contraste ser acometida por la partIJ del campo, y como para I que formaba con el d(! sus hermanos, y su~ modales esto era preciso atravesar Jos pasos difíciles de la : le habian granjeado el afecto lie toclo el ejército. Hamontaña, fue necesario llamar la atencion del ene- ' bia servido en la conquista del Perú desde el princimigo hácia olro punto. Poco nnte, de ponerse el sol, I pio, y n¡ngun nombre entre los conquistadores está Juan Pizarro salió de la ciudad con un cuerpo esco- i menos de~lustrado que el suyo por la manch.! de ~ido de caballería y tom?, u~a direcc~on opuesta á la I crueldad, ni mas acrisolado por las cualidades de del fuerte, para qUll el ejercIto enemIgo creyese que' leal y valiente caballero que le adornaban (6). su objeto era forrajear. Pero contra marchando en secreto luego que llegó la noclw, halló afortunadamente los pasos Ile la montaña abandonaclos y llegó al muro (.1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., ~IS, . dl' ti' 'J d . (~) • y e;;tando batallando con ellos para ecba'los dc alii esterlOr e a lor a eza sm ser senti o e la guarlllJoan Piçarro se de5cuidÙde cllbrirse la cabcça con la acar¡za cion (3). Y con las mllchas pedradas 'lile tiravan le acerlaron vna en la La entrada era una estrecha abertura practicada cabeça que le quebraron los cascos l' dende í qNinre dIas : murió dcst3 herida, y ans; herido estuvo fùrrejando rotl los (I) Herrera afirma que los peruanos usarùn contra los indios y espailtJles hasta qu~ se ganó este terrado, y ¡ranado conquistadores de sus mis,nas armas d€ ruego, obli¡:ando á le abajaron al Cuzcù,»Pedro Pizarro, Desr.ubrimieotoy Conlos prisioneros á poner en su órdcn los mosquetes y fabrirar qui>la, MS. pólvora para ellos. !list. gen., dec. V, lib. V III, cap. V, VI. (6) .Hera valiente. dice Pedro Pizarro, y muv animoso, . (2) Pedr~ Pizarro, Descub. y Cooq., MS.-Conq. iPebla- ¡rent:1 bombre, magnánimo y arable.» (!lescub. y ëonq. )IS.) Cl~n del Plru, MS.-Herrera, RISt. general, der. V, hb. VIlI, Zárate termina la relaeion de su muerte con este breve panecap. IV, V. girico:-«Fue ~I'~n pérd:da en la tierr,l, porque era Jua~ Pi(5) (;onq. i l'ob. del Piríl, MS.. tarro mil; vaFente; y esperimentado en las gllerras d,! los 'I I I i 1 Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia LA CO:'iQVISTA [EL PERÚ. H:l .\unquè Hernanllo Pizarro silltilÍ profundamente á ru suerte. Estaban convencidos de que el gobernala desgracia de su !JermalO, conoció que debia apro· d<)\' no habría dejado de hacer todos los esfuerzos povecharse fin pérdida de l¡!.llOPO de las ventajas consib'es para librado;; de su desesptlradl posicion. Era, seguidas. Así, dtljando el mando de la ciullad á PU'lS, probable que sus tentativas no hubieseu tenido Gonzalo, se puso á la e •.heza de los comhatientes y bu,m éxito, que se hallase en una situaciou illénlica estrechó con ,'igor el sitio de la [ortaleza. Una de las y aeaso que fuese ya con todos los suyos viclima del torres se r:udió despues de corta resistencia. La otra, furJr de los insurgentes. Asallábales :;ntonceS ellerla mas formidable da las dos, Stl defendia aun hajo la ribie ponsamiento de si estarian s.)los en aquclla direccion dill valiente Inca que la manddba. Era este tierra, lejos de todo socorro humano y destillados à hombro de formas atléticas y se le veia recorrer Jas perecer entre las montHiías á manos de Jas hárbaros. a~menas a¡'maclo cle cOl'aza y escud.o espa/lOles y hlanSin embargo, la situacion de Jas cosas, aunque dlelh!o uni enorme maza guarneCIda lte puntas 6 cla- tri, te en estremo, no era tan Jesès}erada CGlIIU la \'os cle cohre, con cuya arlOa terrible derribaha á im:ëginacion de los sitiado~ en el Cuzco la pinl:lba. La todos lo~ (JlW iutentahan forzar el paso hasta lo inteinSJrreccion, en efêcto, habia siclo gencral, á lo lIlerioI' Ù!.lla fortaleza. Oícese que mató con su propia nm enlos puntos del pais ocupaflos por los espaÙoJes, mano á varios de sus secuaces que propouían la reny tan bien concertaùa , que estal!ó. c;;si sÍl.nulláneadicion. Hernando pjzarrc se preparó pura tomar Ja me ltc, y los conquistadores que v¡v¡an cunl1a<!amellte torre por asalto. Plantáronse esc<llas en los muros, en ,us tierras, fueron asesinados en número de alpero no hien llegaba un español al estremo superior gunos centenares. Un ejército indio se presentó decuando caia precipitado y herido por el arma terrible Ian .e de Xauxa, y otro considerable o~upó el vulle de del guerrero indio. Su actividad era igual ásu fuerza, Rimac y puso SitiO á Lima. Pero el pds que rodeaLa y parecia hallarse en todos los puntos cn el momento est:: capital era abierto y llano, y muy favorahle por en que su presencia ('l'a necesaria. tan.o para las maniohras de la caballeria, Pizarro, no Tanto valor llenó fie admiracion al jefe espaîiol, bien se vió amenazado por aquella f.lullitud IlOstil, porque Pizarro era capaz de atlmirar el valor aunque enrÎó contra los peruanos la fuerza suficiente para fllese en un enemigo. Dió órdeu para que no se le ponerlos prontamente en fuga como se ejecutó, y hiciese daÚo y se le cogiese vivo si era posihle (f). apr,)vechándose de csta ·ventaJa logró castigarlos tan Pero esto 110 ()ra fácil. Al lin, habiéndose plantado SeVl\ramente, que sí Ilien continuaron manifestándose gran nÚmero de escalas conlra la torre, los espaiioles en jlS lejanas cumbres y cortando Jas comunicaciola asaltaron por muchos puntos á la vcz, y penetrantlo nes con el interior, 110 se atrevieron ti pasar al otro dentro del recinto arrollaron á todos los combatientes lade del Rimae. que todavín. hicil'ron una ~ombra de resistencia. Pero Las Iloticja.~ que entonces reciLió (,izarro acerca eljefe Inca no debil\ ser hecho prisionero: ••.iendo la del estado del país le llenaron de Zllzollra. Temía resistencia ineficaz, se suhió soLre una almena, arparlicularmente la suerte (lue podia haber cabido á rojó lejos de sí la clava, se cllI'olvió en su manto y se la ¡parnicion del Cuzco, é hizo repetidos esfuerzos precipitlÍ ¡lesde aqnella altura (2). ;\furió como un par¡ socorrer ¡í aquella capital. Ellvió ell diferentes romano de los tiem¡Jo, antiguos. lIabía datlo el Últiocaf ion es cuatro distintos destacamentos compuestos mo golpe en defensa de I:. libertad de su país y no en fU totalidad de mas de cuatrocientos hombres y quer¡a sobrevivir á su d(,sllOora. El jefe casteilano mandados por algunos de sus mas vali.mles oficiales; dejó una corta guarnir:ipu para asegurar su conpere ninguno consiguió llegar al/lUuto de su destiuo. quista y volvió en triunfll á sus cuarteles. Las astutos indios les dejaban al elantarse por lo inPasábanse semanas tras semanas y ningun socorro terior del país hasta que habian penetrallo bastante venia á los sitiados. Ya emrczaball á sentir la escasez ell lus intrincados paso~ de las cordilleras j entonces de víveres. Alortunadamellle los arl'O)OS que corrian les enl'olvian con sus superiores fuerzas, y ocupando por el cent!'o de la l:iutlad les provl!ian de agua, pero las alturas, descargaban sobre ellos ur:a lluvia de araunque hailian economizallo lo posible sus recursos, mas arrojadizas, ó les aplastaball bajo jas rocas que h.nbíanse ya consullli~o las provisiones, y hacia algun hacim rodar desde sus montaÏias. De ¡¡Igunos destatiempo que solo se alImentahan con la escasa porl~ion cam ~ntos no quedó un solo hombre COll vida, y de de grallo que podian recoger fie los almacenes arrui. otro;; solo algunos pocos fugitivos voll'ieron á Lima nados ó dtli botin que alcanzahan en alroulHI saJi- con la Iloticia de su san¡:¡l'il!flta derrota (í). da (3). Este último recurso prrs,~ntaha no por-as IliliLa cOllsternaciofl de Pizarro uu tenia limites, Acocultades, porque cada espediciofl ocasionaba un sábn:Jle los mas tristes presentimientos :;oore la suerte encarnizado combate con 'os enl!migos, pl cual cosde lo,; espailOles dispersos en todo el país, y aun dutnl~a.la viqa á. hast~nte nú!nero dI! espaîioles y á 1TI1l- daba que él mismo pudiera mantellers.~ en su posidl.lslmos In~lOs.all~dos. ";;ta p¡:rrfida tenia una vencion sin auxilio esterior. Ilespnchó un buque á la taJa, la de illsmlflUlr el numero de ho;;as, pero era inmllliata colonia rie Truxillo, con órdcn pat'u que tan corto el ,le los sitia' los , que una pérdida por los c·¡lofloS abandonasen aquel pllllto ~on todos sus pe'lueîia que fue~e, aUlllentaDa. eonsi,lerablemellte efectos y fuesen :¡ reunit'sB COll él .í Lillla. Afortunala.s .dilicultades para Ja defensa de los que ~obredallll'lIle no se arloptó esta lIIeflida. Muchos de los v¡vmn. suyo;; querian aprol'eclwrse d •• Jos huçues uncbdos . Como pa~a.han los rncsc~ sin qua Jos sitiados tucr.1 e puerto para huir y l'efllgiar~e eu Panamá; pero VlCsen notlcHI algulla de sus cOl/lpat.riotas, se allPIzarro no Cjuiso dar oidos á e~tos con);ejos egoístas mentaron los recelos Cjue I:abían concebido respecto r,ue /:nvolvian la perdicioll y el ubandclIo de los vaIWlItns que (luedahan en el interior, v que todavia indios, i bian quisto, i amado de todos .• Conq. dcl Pírú li- esperaban de él protecciolI y ayuda; y' para frustrar bro 1/1 , cap. HI. ' (I) .Y mandó Herna~do.Piztrroá losc.paiíoles quc subian que no matascn á este IndIO SIno.que se /0 tomasen ávida jurando de no matalle si lo a\'L1 vivo.» Pedro Pizarro Des: cuhrimienlo } r:onq. MS. ' (2) .Visto estc orejon 'lue ,e lo avian ¡¡anado y le avian tomado por dos ó tres partcs el fuerle, arrojando las armas SP. l.apó la cavep y el rostro con la manta y se arrojódclcubo ah"J~ mas ,Ic C'CIlcstados y ansi se hizo pC1la7.Os.A lIernando t·'~.;rro Ie pcs-) mucho por no tomalle á vida.)) Ibid. MS. "') GamlassoJ, Com. [leal, parlo II, lib. If, rap. XXI\'. .(4) Zante, r.on~. del Perlí, líb. IV, cap. V.-Ilerrera, IIlst. gen. del'. V, hb. VIII, cap. V.-Garcilasso Com. Real parte", cap. XXVIII.. " . Segun el historiador de los Incas, murieron eu estas esp~ dlCIúll,;s cua lroclen los seseDta espailO/es. Cieza de Leon calcula el numero de cnslJanos que perecieron en esta illsurreecíoll ell set )cientos, y añade que muchos de ellos fueron muerlos con mJcha crueldad. (Crónica, cap. LXXX!.) Este cálculo, eODsld,!rando /a esten~lon y el espiritu de la sulJ'."·arion, 110 [¡arere e~agerado. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I 1H BIBI.IOTECA. DE GA~PAR f ROIG. <le una n!z las espernnzas do los tímidos. despachó concesiones hechas al hombre á quien dos me3es ancon difewutes comishmes á todos los buques <J.ue tes hubiera querido Pizarra echar del país casi á tenia £ln el pUi>rto. Por pllos envió cartas á hs f!o- cualquier precio, prueuan hastn la .evidencia lo cribernarlores de Panamá, :'IIi<:aragua, G"atemala y Mé- tieo Ile su situaeiou. El socorro tan ardi,'ntemente .lieo manil'estándoles el triste estallo de sus negOCiOS' solicitado 1Il'g<í :i tiempo, no de apagllr la insurrp./2é invocando su auxilio. cion de los inllios, pero sí de ayudar á Pizarro cuuna Se ha conservado Slll'pístola á Alvllrallo, que encontienrla igualmellte formidable Call SllS propios tonees se hallaha establecido en Goatemala. Apelaba cOlllputriot;ls .. en ella á su honor y patrilJtismo para que le auxiliase, Llegó 1!lll\I~S rie agosto. Mas Ile eineo meser, hahían y rogáh¡¡le flue la hiciera ¡mtls que l'uese demasiado: trascurrido desde que principiara el sitil) del Cnuo, tarde. Decía'e además que Sill ser socorridos los es- I v todavía LIS legiones peruanas [lermanccian acamp¡\' paDDIes no podrían sostenerse en el Perú, que la : (las alrededor de la ciullad. El sitin habia dllrarlo mucorona de Castilla perderia aqut>l grarllle Imperio. cho mas de lo que se acostumbraba en la táctica de Por Último, le ofrecia parte en los resultados rle ]as lus indios, y mostraba ]0 resuellos qUe se hallahan conquistas que pudiesen hacer reunidos (i). Tales estos á esterminar á .los blancos. Pero los mismos I r I lIeróica defensa drlluc3. perunnos se hahia~ .vislt) p~r algun tiempo a~igiJos su primera. ocupaeion habían consumido y aun disipor la falta de provISiones. No era empresa facIl man- palio prodlgamenle grûn parte de ellos (2). HaLlia tener tan numerosa hueste, y'el.r~curso de los alma- lIegad.o la est,aei?1l de la siembra, y ellnea conoció ~enes Ile grano, con lanta PrllVISIOn pr('paralios por que SI sus subdilos -abandonaban este cuida/lo no los lucas, les ~irvíó de poco, pues los espallUles en ! taruaria en caer soure ellos otra plaga todavia ;nas (I) «E crea V. S. si no somos socorridos se ï>erder~ elCuzco, ques la cosa mas seùalada y de mas im[lortancía que se puede descubrir; é Jucgo /lO., perderemos todos, porque 501Il0S pocos é tenemos pocas armas, é los indios están atrevi· do •. > Carta de Frauc:3co Pizarro i1 don Pedro de Alvarado de:;dela ciudad de lo:; ltey~:;. 29 de julio de l~:5tl., M~. (2) Ond~¡;¡rJo, Rd!. pnID. y sell'., MSS. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia U I f~ DEI. ¡·Ellt:. CU:\lílJIST.\ ormidahle (lue la (le los invasores. Por tanto, dissitio residencia favorita de sus antecesores. Apes"! persó la l11ayor flarte cie sus tuerzas, mandándoles tarnlien. un gran cup-rpo de observacicn ;í las inIllL'que se retirasen á sus ho¡;ares, y que luego !Jue los tliacio.nes cI.el Cuzco para vigilar los movimientos del trabajOS tir! campo estmi(~sl~n terr!llf1;lllos, vol.viesl:n euellllg(~ é ~nte:c~ptar los soc~rr.os. '.' , '. Ù continuar el bloqueo de la capItal. Heservose sm L'lS e,pallllle, \11~rOn COli Jubilo cI.lslparse .If/uel ,\ embargo para "lllIrdar su persona lIna fucrza consi- I h!le,te pOllerosa q~e [llll' tan largo tlC.lIpO 1Ialola ,,,derallle,yon l~ cual se rctirÚ ¡í Tambo, punto lIl~y 11\1(1<:r?~leatl;~ la cllldad. ,AP:.es,uróse H,~~.rr.lantl.~' PIfuerte, sItuado al Sur ciel '1alle Ile Yucay, y que habla' zarro ,I .\proveeharse cie \,b clrcunst,IlICI.I, pal u en- l.i! lÚrlil[('lil vial' partIdas que esplorascn el pais y trajesen vi veres á sus hambrientos solllallos; yen esto tuvo tal suerte, que en ulla oeasion entrurùll cou seguriùad en el Cuzco no menos dc dos wil cabezas de ganado (carn~ros peruanos) arrellal;rdo dc las plautaciones iil-'/ dlas (I). Esta presadesv; neciÚ por entonces completamente los temores de falta tie víveres. Sin embargo, corno cstos no se obteniau sino á punta rie lanza, hullO muchos y sérios encuentro,; en gue se del'ramó la mejor sangre de la caballería espanola. Otras veces no se limitaba el combate á grandes cuerpas de tl'opas, sino que habia escaramuzas entre cucqlOS per¡ueilOs, Jas cuales en ocasiones se (I) ,dl,;r,',iIllJ5 h h[;¡ dJ< ,nil ,':lVcns J~ ganad,'.» PizarrJ, O-';ëUU. y Co~q .. :,1,. ' Tp~llJ de TamlJ:/. ('l)lIVertlan ell cOlllbates personales. En estos la dl"igualdall entr(~ los comhatientes no ('l'a tanta e01l11l pudiera SUPOIWIM; y el guerrero pernano con Hl hOIIiI,), su ¡11'l;0y sn lazo no era un [(Iversario cle...;prE ciaLle para ci ginele cubierto de !llalla, :\ quiell algolllas veces acometia cuerpo ¡I cutlrpo con su terI'ib;e mazade arrna~. Ell.erren!) (IUerodeaba el CUZt" ; Ile~(! á ser un campo de batalla ccnno la ve¡:;a de (;1'.1. IJal a, eu queel cristiano y el pagano èesplegahan los ardides c:tr¡lclerísticos de Sil Uldica peculiar, y mudlas haz¡¡llas Ileróícas se ejecul;l/'llll, ;í las cuales solI) fait Ih:1 ,~lcanto Jel trovador para d;t'ies la aureola de 1~loria que iluminl las de los Í1ltiulllS tIempos J~ la dorni nacioll musulmana 1~1lEspÚIa (2). l'cc!m (~) l'e.lrù Piz ¡¡"Ii) r,·(j 'l'l' (1111 1:1;:- de l'.~ll)" I: "¡"h I. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia 7 H titi ar 11li R1lll.iaTr.C~ /lr. f,,\SI'AR Pero IIcruanJo Pizarro no se contentlÍ eOl1lllantenerse á la Jefensiva, sino quP. imaginÚ dar UII golpe atrel'Îdo para poner lin de una vez á la gtwrra. Fue este capturar al Inca ~f¡¡nco, á quién l'SilCraha sorprender en sus reales de Tambo. l'ara este servicio eligió unos oC.hent •• rle sus meJores caballos con un pequeilO cuerpo de infantes, y dando un largo rorleo por los dl~sfilarleros menos fre· cuentados de la montaïla llegó delante de Tambo sin ser notado por el enemigo. Pero encontró la plaza mas fortilicada de la que creia. El palado, ó mas bien ef fuerte rle los Incas, estaba situado en una elevada emineneia, cuyos esearpados lallos, por el punto á que se aproximaron los espailOles, e,tahan cortados en mesetas defendidas pOI' fuertes muros ¡le piedra y adolll's (I). Por aquel Sllio la plaza era inespugnable. l'III' el lado opuesto que miraha hácia el ¥UC;¡V, el teITI'IIO'descen¡liaen gradual declive hasta la Ilallura en que corre aquel rio por una márgen estrecha pero de mucha profundiltat.! (:2). Este era el punto lilas susceptible rle ataque. Los espaïlUles cruzando la corriente con gran rlificultad cOl11emr.aron á subir el !llacis haeiendQ el mellor ruido posible. La luz de]a maïlana apenas hlanqueàba la cima de las rnontailUs, y Pizarro al acercar3e á las rlefensas esteriores, que como en la fortaleza del Cuzco consistian en un parapeto de pierlra de gran magn.itut.! COllstruirlo alreoedor rlel recinto, apresuró el paso confiando enconlrar á la guarnicion sepultada torlavía en el sueilO. Pero millares rle ojos estaban fijos en él; y así que los espailOles /legaron ¡Í tiro de flecha, levanLáronse de repente rletr¡ís rlel parapeto multitud rle oscuras formas, mientras que ellnca á cak.llo y con una lanza en la m:mo diri~ia las operaciones de sus tropas (:3). Al mismo tiempo se oscurecÏií el aire con innumerables piedras, javelinas y flechas y caíau como un huracan solll'e las tropas mientras las vecinas montañas retumbaban con el salvaje grito de guerra ¡lei enemigo. Los españoles, cogidos de sorpresa, y muchos (le ellos gravemente herirlos, se rlesordenarl)n, y aunque inmcoiatamente volvieron á estrechar sus lilas é hicieron dos tentrrtivas para renovar el asalto, se vieron por Último obligados á retroceder, no pudiendo resistir la violencia de la tempestad. Para aumento de confusion ellerreno mas bajo á donde se retiraban estaha in~ndado por Jas aguas rlel rio, pues los indios abriendo las compuertas le hahian hecho salir rle madre ( 4 l. No era posible va sostenerse en aquella posicion. éelebróse lin consejo de guerra y se decidiÓ á abandollitr el ataque como desesperado y retirarse en el mejor ónlen posible. Eu estos vallOS esfuerzos se hahia gastado todo el r 1101(;. .lia; y I1ern:tlltlo aprorech,í ndose de la oscuridad de la uoelle, rnvilí dl~lan,B la infantería y los ba"ajes tOIll", rlmandll del cenlro, y eOl;¡fió la"relagua~d'ia su Ill'l'IIrano (;onzalo. Cruzúse rle nuevo ci rio sin accidente, aun'lue el enemigo conlianrlo en su furrza salió de sus parapetos y siguió á los espailoles in,·olllorlándoles con l'l~petidas' drscargas rle flechas. lIIas de ulla vez les estrecharon l:tnto que I~onzalo Pizarro y Sil cahallerla se vieron obligados á volver caras y Ú dar desesperadas cargas <¡ue casligaban Sil atrr'l'i"!iento y paralizallan fl"r algun tiempo la persel:ncIOn. 1\;1'0 el enemígo vidoríoso toda I'ia. contínU/', picando !a rl'laguarllia de Ifls rspallOles hasta l¡tlt' est.os sahel'OlI dI' los deslilarlero,; y III':..:arou á d1lr Yis~a.á los e.nnegrlwidos lllllros d¡~ la eapit'll. Eslf~ rlh' el IIlIul1l1ll'1l1nfo delinca U;). ¿ I E:'-lTRE los manllscrit.os que debo ¡\ la f.:cnerosidad del ilustl'l' escrilllr espaiiol seïlOr :'oIavarrett', pl lilas notahle d(\ los que tienen relaei'lII eon esta IlIsloría I~S la ohra de Pedro Pizarra titulada Relaciones del d~scubrimiento y conquista de los Tfinos del PcrlÍ. ~1:lS parece que rle este importante rlocumento solo se ha const~rvado llna copia, cuya existencia era poco ('O, nocida t¡¡¡sl.a que cayó en manos del st~ïlor :'I'avarrl~t(', si hien no se ol'ultó;¡ las investigaciones drl infali¡.:able I1enera, COUlO lo prueha la Illenl'ion qllt~ hace dI' varios incidt'nles, algunos de los cuales se rclierell ¡\ la persolla del lIlismo Pedro Pizarro y que 110 podian hailer llegado á noticia ¡jel historiador de las Indias por n¡ngun otro conducto. Este manuscrilo se ha dallo ÍlILimnmcnte al púhlico como part.e de la inestimahle coleccion ¡le .Iocumenlos históricos que alHII'a se está pnulicanrlo en Madrill bajo auspicios que COIIfiJ asegurarán su éxito. Pero como el impreso nil ha llegado á mis manos sino cuando la presl'nte obra ¡'S· taha muy adelantada, he preferido valernw del ejemplar manuscrito para lo poco que quedalla de 1111 historia COIllO lo habia hecho desrle el principio dl~ èlla. Nada, de que yo tenga noticia, se sahe r(~speclo al autor, sino lo que puede deducirse de las noticias qlle él mismo oa incidt>ntalmente en su historia. Era natural rle Toledo, en Estremat.!ura (ü), provincia fÚrtil en a \'entureros que pasaron al Nuevo Mundo, y de la cual cmigró tambien la familia IJe Francisco Pi· zarro unida con la de Pedro por vincnlos dll parent(,seo. Cuando Francisco Pizarro pasó á la conquista dl'l Perú, despues Ile haber recihido autorizacion del em· perador en 15:19, Pcdro Pizarro, que tenia entonces mas, de al¡(unos de los wales fue el héroe. r.uenta tambien quince <lÏlOs, le acompañó en calidad de paje. Tre,; 1111 aclo de crueldad que hace po..'o favor á ~u jefe Hernando alios esturo al servicio Jlarticular de su jefe, y desPizarro, el cual, dice. que despues de lin reùido combate hi- pues continuó siguiendo su bandera como solrlado ¡JI' lO cortar las maDOSá sus prisioneros, y asi mutilados les fortulla. Hallóse presente en muchos de los memo· dió liberlad. (Descub. y Conq., MS. (Los el'onislas refieren de la conquista, y parere rocas alrocidades de e~la especie. y es de creer que fuesen rabIes acontecimientos escepciones de la polilica general de los conquistadores cn que poseyó en alto grado la confianza de su capitan, que le empleó en comisiones rlifíciles, en las cll<lles esta invasion, (1) «Tambo tan f,¡rtaleseido que hera co.a de grima, por- dió pruebas de serenidad y valor. Verdad es que sohre qqe el assiento dunde tambu eslá es muy fuerte, de andene~ este punto hay que creerle bajo su ~alabra; pero nmy altos y de mny grau cauterías fortalcscidos.» Pedro cuenta sus hazaÎÍas con aire de sinceridad y sin haPizarro, C'lOq., ~IS. cer n¡ngun esfuerzo esl.raordinario para colocarse t'n (2) «El rio de Yucay.ques g'rande por aquella p~rte va muy habla de sí propio Cil angosto y hondo.» l'edro PIzarro, lle.eubrlllliento y Con- lugar que no le corresponda, tercera persona; y como su manuscrito no eslalla quista., ~I:-. sino tamhien á (:i) ,Pareria ellng-a á caballo entre su gente, ron su lança destin¡¡¡lo solamente á la posterillad en la mano.» Herrcl'a, IIistoria gcncral, dec. V, lib. VIII, los contemporáneos, 110 es probable que se aventurase cap. VII. (;i) ¡hid. ~IS.-lIcrrera, lIisl. genel'al, dee. \', !tb. VW. (i) "Pues hechos dos Ó tres ar.omelimieulos;\ lomar este pueblo, lalltas velCS nos Ilizicron bolver dando de I~anos. cal'. VII. (••) Nota del t,'adllctor. O el aolor ha cometido aquí lin Am:i estnvimos todos este dia hasla puesta de sol; los JOdlOs sin cntrndell() nos herhal'an el rrio en clllano donde csl;Ïl'a· error I'Po~r;ílieo, II ha qllerid0 decir que Pedro Pllarro nacÍó JUos, y de aguardar ~n:lSperr~ricrarnos aqllí todos.}) I'edr" I'll T(lll~dode una familia ol·iund3·de Estrellladllra. ~ill embargo,.i lo ha querido decir, 1101" ha didl'). Pizarro, Oesrnb. y Conq., ~IS. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia I..\ W '((!t: 1ST I Ill:, r::lIl'. 1 il ;'t prodigar_e cscesivas alaLallz:t~, cUllldo ci fralllle (L~s~ortaria m~sll,)lo rlll~ dehicra y ,tll'in en un ~:,',r, podia tall ;ácilmente ser conorido. J-izarro no slllaillcntc es ill,!epêlHlie [lt.~, ~inll Il '.'c~)espucr, de iii conqllina, nllcslro autor siguió la ces cáu~tico al condl!nar la conducla ,Ir. sus .Iel't's, f.uerle de ,u jel'e y se /Jailli ¡¡ su J;¡do ell lodo~ lu~ dis- lo (ual sueetle especialmellte ell lus ":IS<lS en r¡ ue las Lllrbios qt',e acaecieron, "'¡sta quP. iJahien,lo sido ase' mp.li.lus cte eslos eran desl'al'oraLII~s :1 SitS ¡W'! kulusinado Francisco Pizarro, ~e retirÓ Ü Arequipa para res Ï1,teI'l!se- ¡);j lo~ :Iel P.jélCiLo, He~pc~to Ü los d,'sgozar traequilamellte dell'cparll/iIlcnlO de tierras é graci;l,dos int.lígen:ts ni) tielW COli ellos IlIi:S cO'lsi,I,)indios que le tocaron COIllO recompells'l tic sus ser vi- raciO;1 que la qlll' telliall Ins anliguo; ,jll,líJS con IllS ('ios. Il.dl;'d)ase en arlllel pUlllo cuando estalló la gran filidl~O" ií qui~ll{,s mi:allan t~orn,) de5Iill~,los tÍ llIo •.i;· I'ehelion r:e Gonzalo Pi!.arro; pel'o quiso ser ficl :l. su all.lo de ~\JS c~p I'hs, y cuyas prn;·ieda,ies cr,'i:¡¡¡ juramenl.o y prefirió, Sl'I-',1I11'lOS tl;(~tl, l'allaI' ií lo <¡Ile seres deh;d;!s I;o:no k~íl.irna 11:"~l1ci;J. :-:1duro condehia á Sli lIumbre y á su lillaje por 110 l'allaI' á lo qlle quistador trataba sin ,"lIn:la,;iol1 al i:¡Jipl. riehia á Sl: lealtad. Gonzalo en \'PIIgal17.a , se apoller'ó Pizarro era el rerl'è~l'n f;,n' rd,,; si;llo ('Il qlll) ,,¡viol. de sus prupiellatles y se hultiera dejado Ikvar á ilia - Sic embarg", 110 IlIl'rJ're "I sinlo tlllla ,II~":" '111';1, ¡)tIC"; vore,delllasías contra élt'U;lIl<,olc tuvoen SIlS mallos si !tien en partll Pi ~rro Ir rep"l'sJ'lIlaj¡;¡, r(lIJrt'st:lltaèll Lima, (1110 haber silio pur la inteI'\'enl:ion de Sil ba nns "rrdaderalJlcllk (II "spírilU dl' IllS ¡ierlls soll\asegundo, el ¡¡"noso Francisco de Carbaj:i1, á qllicII tlo~: que destrlly~roll la dill"slía d,~ los Irl<~~s. ;¡;,) era el erollis!.l hahia tenÍtlocnlln,1 ol~asionla [ol'luna Ile sol unente uu cnlzil,lo (JIW IlI''''a:,a por l!slpJ:r1I'l' el prestar ur: senicio importallle. Este Carvajal illterce¡m Icrio de 1,1cruz ,0!J1'C las lIaciulles S:,h-:IJl'S; 1¡¡1lIdió para s:dl-arle 1;1l'ida ·'n dos ocasíolles; pero Cilla bien Stl gran,le obJdO l'l'a ad(luiril' oro; porél jllz!!asc¡;undü.le llijo con I'rialtlad: « nillgulI hOIllLre tiene I ha rIel valur rie la conquista, y él er;¡ la rl'COmjh'IISa derecho mas que á una vid:,; y si vol veis á eacr en I á que aspirab:11I r.n camhio tll) una vi.la de trabajos y Illis mano., pUl' Lercera vez, DillS solo porlrá eonce.icpeli¡;ros. El aventurera del P~rÚ aiiml'n!"ba su tOsca ros otra.» Por fortuna Pizürro no se viú en el caso de y llUlldanll inwginaeioll, Illas biell Call tln-adas visioc;perimelltar el efecto dn esta matanza. Despues de Ilel; que con visit1l1es de gloria, y menos de i"loria ceLt paeilic::cion Ilel pais s(~retiró ll,~nuel'o;'¡ Arequipa; Il'slial. Pizarra no se elevó ~obre IllS de Stl raza ~Ii Illas par el Lano resr.ntídc rIe sus ousel'vaciones se a,I'1 h:IJo el pUllto de vista intell'ctual, ni '1:1;0 el (lIllltO dJ viertequc [la sc lereillslaló pienamenle en el gorcrle vista moral. De Stl historia no sc dedllce Iltle tu\'Íe,e las posesiones que habia s1crilicado por suleallatl al I gr;ln penetracion ni mucho vi¡?or dr cOlllprellsiun: f.'o!lIerno. Las Úllimas noticias qun tenl~II1OSde él slIn ! es 'a obra de un sohla,lo r¡ue rdiere S::IIl'illalllente los Ii~ 157\, Fecha en que da por conetuida su histori:l. II hedlOs sangrkutos qne la r.omponen, Su valoi' COIlLa narl'acion de Pedro Pizarra comprende todo el siste en que las escenas están narr;:das por uno dll Iiempo (le la eonl]uisla; desde la primera espedicion los actores; y esto para el historial:ur 11I1)(lel'llo III que sali¡) de Panamá hast;] las turbulencias quP. siha,:e !lias preciosa que las Illejoms (Jroduccio liPS rie gtlieron á la parliria del presillcllle Ga~ca, La primera se¡;n:lda llIano. Es el Losro mineral 'iue sometido al parte ct~ la obra se funda en el te"limonio de otros, prllceJillliellto rl'glllarderefinall1ientll y purilicacillTl, J en realídlld no tOllos los lieehos que compren,le ; pu:)rle recibir el sello que le hace apto para la cirrupueden S'lr admitidos (~Olno cI-¡delltr.s. Pero tOIIl) lo Ilaeion general. 'lue sigue á la vuella de Frallr¡"'o Pizarro de Casli')tra autorid311, á quien algunas Vl'ers me 11r.rdè11;1,en suma, torlo la qUIl cOlIslililye la cOllquista .lei rido, Y CU)'OS trabajos torlavía yacell mallllscritos, es pais, pUI~de decirse (Iu'~ es producto de su propia I el 'iecneiarlo Fel'l1ando :lIllnlcsínos, el reverso en toollSel'l'acioll como testi¡;o y como actor, Esto da á su do i couceptns del cronista mil itar de quien "cabo de narraciol: un mérito, á que literariamcnte 110 puede h~~er meIlcion. Moutesinos l1oreei6 romo rosa rie UIl ;¡spiral·. Pedro Pizaro era soldarlo; y probablemente siplo riespues de la cOllquista, y (,1 '.'nlor de sus estendria Lan poca e.lucar:ion eorno en general tienen crito<; cailla autoritlad para hechns Ili,I,'lri.;os "l'[lI~nlos que ùesr.e su jUI'entu'¡ hall cursado la ruda esde esclu<;il'alllente de I:t mejor oporlllni,l.:d (Ille turo cuela Ile las armas, la nlrnos :í proplísilo del mundo pa,a consultar ùocument.os originale s, J>"rlll'n I'slo para los progrl'sos inte"'ctllales y Illorall~s. 'l'l'nia sin su, ventajas eran wa\llles. Fue ellviado .105 ve~es III ~mhargo la sufideIlte sellsatez para nil asp:rar á una Perú con un empleo que le obli¡;ó á visitar las difeperfeccion que no le en dado conseguir. No se arl- re ltes parles del pais; y en el descmpeiío de sus vil,rte en S\I crónica el menor deStlO de alcanzar la do<; comisioncs empll'''' quince a¡¡as, (le morloqup al ¡.;Ioria de liuen escritor; nu hay en ella ninguno de paso que su plJsi:;ioJl le daha accpsl:' It los art:l¡¡ro~ e~os adornos efectu,Jos (lile solosirven pnra Iweer 11l;IS co'oniales y :i I,,~ III'pósitos literarios, poriia compropatente la pobreza de recursos dellJlle l'chI{ mano ,Ir. har sus investigaciones con I{lguna estension, Il!Cl'lias. Su objeto fue sin:plemellle referir la hístoria rii;lnte su ohscl'l'acinn tiel país. II,~ la conqlll:;ta tal caine la había pre;;enciarlo' y coResultado de ella,; I'ueron sus dos ohra5 liÏstórir':¡s ma para sunarraciùn solo necesitaba hechos, 'n'o pa- liI.ul111as, la \Ina Afr'l1wr{(/s all/(r¡uas hi,lorwlcs del labras, dl)Jó las palahras para aquellos (lue, hahien,lo ¡'(/'Ií. Y la otra Anales, cllatlas algllnas VI!ees r.n et; llegado :t1 campo despu~ de reco¡;,ida la cosechH, t~l; p¡'¡gin;ls. La prim,era comi.L:llzü.,de,de los prim~rr.s solo podlln recoger lo que otros hülJlun dejado. LI('mpOs de la JustOI'm del pals, tlCmpos en reaJ¡Jall La situilcion rie Pizarra dêLia esponerle necesariadcmasiar\o antiguas, pues se remoutan h~sta el d¡mente ¡'¡las inl1uI~nciilsdeparti¡\o y dar cierto aire ne lllvio. La primera parte rie ella cstá principalmente parcialid'll¡;Í. su nilrracÍGn. l'io es dificil, en efedo, rle- rlf'stinaria á riemostrar la irlenUdall del PerÍl rOll 1'1 termiuilr lJajo que bandera se hahia alistado. Escribe lI(.ral10 Ofir del tiempo de S;dlllllon, EstR hipótesis, ea ola hOI,1Lre rie partitlo, pero como hombre honl'l\'\o qlw no es origina! en el uutor, pUedr~ dar ulla uociou que en los hechos qlle refiere no se uparta riel juieio u:Anllte esacta de su caráeter. En el curso rie su correcto sino lo que necesariamente debia apartarse oLra. sigue la Iilll~a rie los prí!leipes 1:1cas, cuyas hael que Lenia su opinion l'armada de antemano. ~o in- zañas y nombres no coilleiden CO;) el ratálogo dr: Leuta inelinar la conviccíon riellecLor mas á un lario G'u'cilasso; circunsL3ncia, sin embargo, que esl:i que ó otl·O. IIi menos pror.ura desnaLuralizar los he- lIluy lejos de probar su inexactitud. Pero el que ll~;t chas. Cree evidentemente la que rlice, y esto es torlo 103 absurdos cuentos refcrirlos cn ei grave L(lIlO rplo que se puede apetecer. Nosotros podemos ahora culiar rie Montesinos, que parlicipa'.Ia pn g":UI mallpnescarl.ar lo que es efecto de la natural influencia de rr de la credulidad y alicioná la maravilloso, pru;lías su posicion, pero si hubiese sido mas imparcial todadt) siglos menos ilustrados, no vr.cil1rá cn darlos t'l vía, el crítico modena al suponer en él parcialidari, crédito que merecen. I I TOllO I. î Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia j ¡'< ~1¡;l.l,•.r;'<:I lOt! ';,I<Pln r n'If,~, Lo mislIlo SP adl"Íl'rte CIl ,.;us Allalcs, dcdieallos mil'!lluros. Otr,',s regaron Ú eOIlSrCUl'lli:ia tit>.la rrp,;dusivamcnte :í referir la hi,;toria de la conquista. verbcracion de la nieve que rpOejabalos rayos de Ufl AqnÍ cn verda,l el autor, despues Jt~ halJl'r remont/!sol intolerablemente brillante en la delgada atmósdll Sil vuelo por nebulosas regiones,ùt~scientle á tierft~ra de aquellas elenlllas regiones. El hambre vino, l'a firIlle, donde no son de espera l' groseras faltas oe como de costulllbre, en pos de e,ta série de calamiv('rdad, ó por lo menos de vero,imililthl. Pero el ,bdes; porque en :I(l'lellas tristes soleclades no ~e quc tenga OCilSICn de comparar su historia con la de : advertia vpgetacitlll que pudicra bastal' para el aliIllS rscrilnrcs ctlutr.mp,lI'i'n¡COS, encontrará frecuen; mento del hombre, ni St) veia ser alguno vil'innte, á tl's,nwli~os¡Jl~dèSL'O,n!iar tic cil;'. Sin pml¡¡lr¡:!1, ~I(lr,l-I (·,cepci.on tall solo ciel gl'an p;lJal'O Je los Andes, que ll'SlllClS Irenc lIil rnerro, yes pl halleI' terlJdo á la: S) cerril a sobre sus cabezas, espera nllo el banquete visla I'll SIIS estcnsas investigat:Ïlllles muchos instru- I que le propcrcionuhan con frecuencia el gran nÚmllmentas original~s, algunos cie los nwlec; ha trasla- ; 1'0 de llesgraeiad'ls indios, que incapaces cie resistir Iladl) á ~tlS p:'¡gillas, rlue con II;linllta¡1 habríall po-' con sus téllnes vesthlnras fI los rigor!'s del clima, pedid,) CIH;olltrarse I'll otra parle. rl~eian en el camino. 1'al1to lI~glí tí acosarlos el hamAI¡,;u!IOS de sus illlstrados cornpat •.ioti¡s han reeobr<l, qnlllos miserables que sohre\'i\'ian se alimentamenllado sus escritos como producto de diligentes ban de los cuerpos mnertos dll SIlS cOlllpatriotas, investigacionr.s y lIlinuciosos informes; pero mi pl'O- mielltras los españoles se sostenian de los cildáverc~ pia esperif~neia 110 Ille condnce á plmPl'los cn elcv;tdo ' cI~ StlS caballos, que se quedaban helados en los des· III¡.;ar como t.'stimonios Ilisl.,'lr¡"os, p'Jes no lile pa-llihclnros de Ja rn'Jnlaib (I). Tales fueron las tl'rrible~ recen dignus de grande e¡••gio Iii por la esactitud d'l I penalidades que la naturaleza imptlso á los qur. tall lOS hechos ni por la sil:.(addatl de las reIlexiones. El precipitadamente se introdujeron en SUll mas solitaespíritu de fl'ia iodifel'ellcia con que mira los pade- [ rios y salviljes clistritos. cimientos tie los illdiRenils es odioso, y tiene menos Pero sus patlecimiento.; !ln inclinaban el ánimo cie disculpa en un escritor ,lei siglo XVII que ten,lril I'll los españoles á la compasion cou los débiles indins. urJa de los primilivns conquistadores, cuyas pasioPor todas partes dejaban 11IIellas de sn paso en cah~nes estahan inflama(!.,s por largas y constantes ho'-I rIas desil'rtas y (luemadas, á cuyos habitantes ohlitil¡dades, ~lr. Ternaux Compans ha traducido las gahan á hacer el servicio de hestias de carga: los Memorias antiguas l.:on su acostumhrada elegancia indios eran encadel!ados en cuadrillas oe diez 6 doce, y precision en su coleccion tic dOI'nmentos originales y ni las eufermedaJes, ni la debilidad del cuerpo esrelativos á la historia ctd Nuevo Mundo. En su prócusaban al (lesgraciatlo cautivo de llenar su parle en lago promete trasladar mas lldelante los AlIalcs: ni) I el trabajo cumun. Asi algunos caian muertos de fa~é si la hahrá hecho; pero creo que este eseelenle I Uga sobre SlIS mismas c,\denas (2). Lossol,la(los de traduClor encontrará materia mejor para sus trahaAlvarado fuuotl, segun se dice, lilas cruel,~s que lo~ lOS "n al:;nllos de los manuscritos que pos~e, pertede Pizarro; y el lector recor(lará que mucha de I;t uedelltes á la rica coIeccilln de ~lllïlOZ. genle que Ilev,.ha Almagro Sil reclutó de entre ellos. Clléntase que este jefe miró con disgusto semf'J!tntes atrocidüd ••s, é hizo cuanto pudo por rl'prilJlirla~; pero no ùiÚ IllUY buen ~'jemplo con su conducta, si e~ \'erdad la que S'l le ~trlbuye de hailér mandado queiliaI' vivos á treinla ,ieftls indios para cast.igar la Gr~:aR"'S I:I'·II.E" DE J.OS 1:0:WQ1!IRT,~llIuerte tir. tres d~ los suyos (3). El ctlraZOIl se estreDOUIE!!!. IfIcce con la rclacion de tales atrocidades pl'rp~tradas clin un pucillo inofensivo, ó que, por la llIenos, C,\PITULO Pnl~ILRO. /JO tenia otro crimen mas que el ddender demasiado Jlarcha de Almagro ~ Chile, - Padecimientos "e ;;\I~ 11'0- bien su pro¡'¡o territorio. pas.- \' ucl\ e y se HIIO""ra del Cuzco, -- ,\crion tic, En la posl~sj(Jll dll una fuerza superior hay, h/!jo el Ahant'ay, -Gaspar de ",piAo~a,-Alnlilër.., sale tlcI I punto de vista moral, algo de peli:;¡roso para el por:ulw ...--.~egociaci()oes con l'i7.ôrro, ¡ sped"r, El europeo COli sus cualiùades y su fl,lerza f:;3Li.-J:j17. ; illmcnsanll'nle ;;uperiores, puestoeu contacto con el I I LIBRO IV. Mf!:'ITRAS ocurrían los aClIntecilllicntos menciona-I \ os en e l·tCUPI u It'o an erlor, e l'·'maI'lsea." 1\1'"m.l¡;ro est.aba ocupado en su mllmorahle e~pedlclOlI il Chde. lIabia salido, com~ hemos visto" COll sola una part,e lb sus fuerzas, dejando á su temente para que le Slf)uiese con el rr.sto, En lus primeras jornadas se ¡¡pro\'eehó del gran camino militar de los Incas, que se estendia á la lejos por la llanura hácia el Sur· pero ' 'I 'I ó - J' I a I a,cerearse a e II e se _eIICOlitI' ern,pe!la a en. ~s deshluderos cie l¡lS montanas, donde nlIlgun vestIgIO de camino se oescuuria. Allí impedian su lIIarcha trl.los los ObSláculos propios de la aspereza y eseahrosidad de las cordilleras: profundos y escarpados barraucos, cuyos lados rodeaba un estrecho sendero, capaz solamente para cabras, y que subia serpenteanI t t I It .. d' b II I 'o tas a. a~ ~ ,lila,S que om,Hln an Itqu~ os lonrrenII?s precIpIcIOS; fl~S que caliln cou furia par los Of'chvr.s rl~las montanas formando e~pllntosas cataratas y hundlé~dose en el prof,undo ablsmo,¡ negros boopues de pillOS, que parecliln no tener lin, y despuf's larg~s, pár~mos sin el m~nor ~r,busto que plI"liera poner acnlHerto al alrevldo v¡'Jero de la br¡sa pene, l' ù', I' hl'· I J tr,lIlte,que (eSpe. l,l!I as e a as cimas (e .a sierra. ~] frIO era tan mtenso, que n:'lIchos pl'rrlieron las UIHlS de los deùos, los dedos mlslllos( y á veces los I (1) II II' 't I d V I'b X I III ~rrera. I>.gcnera, el' •• l. ,cap. ,OViedo, I1i-l. de 13$ Indias. MS,. parle III, lib. IX, cap. IV, -Conq. i l'ob. del PirÚ, ~l~. (2) t:onq. i l'ob. del P¡rú. ~IS. '. 1<:1 antor de esta narradon debió haber Sil lo al' e~ta e~pe-· (lIdon, pue, habla romo testigo pmencial. Lo~ pobres i~di{)" tpnlan á ,'o menos nn 1!.ml¡(Oen el campo cristiano .• ~ SI en el real haVla &Ig'un espalJoJ que era buen rancbeador I cruel I m~taha muchos ¡nùlOs teulanle por bUCDhnmbrc I en grand rc/,ularilln iel que era incliuado á hacer bien i hacer buenos tratamientos ¡t lus ualundrs ¡Ills FaI'Grl'cia Ull el'a tenido en tan bucna estiu13, he apulltado es/o que vi por mis ojos i ell que Jlor mis Jll'cados uIlduve porque elJti('ndan los qu~ es lo leyercn quc de Ia,manera ~ue aqu~ dizo y c~lnmayores cru,eldadcs harto se luzo esta Jornada I descuhmnlcnlo dc Ch(l~e) .• I t' I I t d t t - 1 .) « para ras l¡.tar os por a muer e es os res espaU:l es jUlltó/os en un apusellto donde estaba aposelltado i mandó ra, valgoar la gocllte de r.avaI:o i la cie á pie que ¡1'Flrdasen Jas puertas ¡todos estuvie,en aperrlvidos i los prendió i eo COli' , elusion hi7.0q'h'm;¡,r mas cie treinta seoo,res v~vos at.ados rada I lino á sa pal.o;. (Conq, I1'0b; úel Plrn. ~IS,) OViedo. que slE:mpre lIlan¡hi~la en S'lS ~SCl'ltosel duro carácter,del ~olono, dl.culpa,este acto r~n la 'leJa esc_usa de la necesldad.-(ue llecesarlOesle casllgo, dice, y anade que despues de Ter,lirado se podia enviar un mensajero de ua es!remo á otro del I'ôis sin temor de que le maltratasen. HiEl. de Jas lodias, AIS" parte IJI , lib, IX. rap, IV. II Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia tA il!) CO:"iQl:ISTA IlEI. PI:nu. hombre se.micivllizado 10 consÍtlera cnmJ un ser l' norm.. de su marcha. Desanimnr\o por la', ¡lifictÙa¡\es poco mejor que el lJrut~, y nacido igualmente para que cfrecia el p~so ùo los mo~tcs, tomó, á lo ~argo de su scrvicio~ Cree que tiene un ùerecho natural á su ¡la co;ta, el caml!lO que atravl!Jsa. el graL ¡bsl6rto de obediencia, y que esta obeùiencia elcbe medirse, no , Atac~m3. Al cruzar aguellas terrIble,;. soledades, quo por las facllltades del hárlJaro, sino por la voluntad : see~ .1~n'Ien por esp~clO decerca ~IecIen leguas hasta rlel conquistallor. La rcsblencia entonces llega á ser l' los!Jmlles sep\.entnonal~s deÇlllle,~oledndes e~ que un crimen r¡ue solo llUll(le lavarse con la san,!.lrede la ap~ras una h~pverde viene a reallllf.:lr nI faLJgado víctima. Tales crueldades no se limitauan á los cspa- VlUjtr.O,espenmenlar0!l Almagro y.sus tropas tantos ñoles: rlonde quiera que se han pue!;to en contaclo, trah:ljI)S, uunqlle de diversa eSpel:le, como l.os que el hombre civilizado y el salvaje, usl en Oriente co- sufr eron en. el paso de las cor,llllcra~. En reahrlad no mo en Occidente, la hi!;toria de la cOI!(!uista ha sido se e'lco~trarJa en la ép?~a .actyal un)efe que se avenescrita IllUdlaS veces con san "re. J tur: se a condUCir 511 eJ(~rcll!),I tral'l~s d,! aquella esDesde el agreste caos ¡le mgntaiias salieron los es- tórÍ; region. Pero los espaîio\.os de! g,glo .>"~Itenían paiíoles al,'erde valle de Coquimbo, como ú unos una fuerza ~e cuerpo y. una viveza de esplrltu tales, treinta grados de latitud Sur. Alli hicieron alto para 9Uf .les ha clan. despreCIar t~d:l clas,c de olJst~culo.s, descansar en tan abundrntes llanuras, despues ¡le jus'lficando aSI las palabr:ls JUct¡lnclO;~s del hlstol'lalas fatigas y padecimientos sin ejemplo que Il~u!an dor, gue dice que peleaban «en un tlempo con los pasado. Entre tanto Almagro despaclló á un ohclal, entlmgos, con los elementos y. con IL .hambre (3)1). con una fuerte avanzada para examinar el pais hácia Despues de atravesar el terrIble deslCrto, lleC;óAl· el Sur; y poco dc!;plles' tuvo la satisfaccion de ver m~gro á la antiglla ciudall {le Arequ ipa, á unas se'"' llegar el resto de su<;fuerzas ú las órdenes de Sil te- sellta leguas del Cuzco. Alli supo con asomhro la inniente Rodrigo de Ornoñez, persona notable é inti- su.·reccion de los peruanos, "que el jl)ven [ncn Manco mamente Ií~ada con la suerte futura de Almagro. p~'man.ecia aun c~n fuefZ[i~ forn!idaules á no. larga Era Ordonez nat.ural de Oropesa; habia estado en dl!;tancm de la capital. lIabla tellldü en otro tiempo las guerras de Italia, y tenia el grado de Alferez en un1Ístosas relaciones con el príncipe peruano, y l'Cel ejércilo del conneslable de Barbon, en el famoso so:vió, por tanto. antes de emprender na{!a, enviar saqueo de Roma •. ~uena escuela era aquella para ulla ~~nbajad~ á su .ca~po y arreglar una entrevista apren,ler ci arte mIlitar y en<iurecer el corazon, pre- Cfn el en las IIImedlaclOnes de Cuzco. caviéndoie de la sensibilidad que generalmente se Los emisarios de Alma~ro fueron bien ~ecibidos tiene en vista de los raùecimientos humanos. Era por el Inca, el cual alegó sus motivos de queja contra escelente soldado l fiel :í sn jefe, activo, impávido é les Piz~rros, y designó el ralle <ieYucay para la coninllexíble en la ejecucion de sus órdenes. Su::!servi- f( renein con el mariscal. El jefe español volvió, pues, cios llamaron la atencion de la eórte, y poco des pues á empren¡jer su marcha, y tomando 1,1mitad ùe sus da aquella época file dllvano á la categoría de maris- fuerzas, cuyo total ascen¡lja á poco menos de quical de LI Nueva Toled~. Pero su carácter le hacia n¡entos hombres, se presentó en r: pnnto seîiala¡lo probahlemente mas á Pl'Opósito para papel de ejecu-¡ nientr~s el resto de sns tr(lpas e!,1aIJleci!lsus cuartor suborrlinado, que para un empleo ùe mas grave t~les en Vrcos,;í seis leguas no la capital (4). Lo,; responsabilidad. (spañole,; del Cuzco, sorprendirlos por la nparicion de Almagro recibió tamlJien el real decreto confirión- I (ste nuevo cuerpo de tropas en Jas inmedlacíones de dole sus nuevos podercs v jurisdiccion territorial. Los 11 ciudad, cuando supieron Sil procedencia, dudaron· Pizarras halJian detenido este decreto hasta el Último d debian temer ó esperar de ellos. Hernando Pizarro momento. Las tropf\s ,le Almagro, disgustadas ya de !;alió de la cíu(bd con una carla fu(:rza, yaccrcánrlosu penosa é inútil marcha, cbmaha.n porque se em- :;e á Urcos supo, cún no poco nisguslo, la intenciun prendiese la retiratla. Decian que el Cuzco caia dentro le Almagro de sostener sus pretensiones al CUZC!). de los,límites de su gobierno, y que era mejor tornar Pero .aunque muy inferior en fuena á su riraI, dcposeslún de sus cómo~os cuarteles, que vagar como termmó oponerle resistencia. proscriptos por aqueLas terriblt\s asperezas. ne~rcEntr~tanto los peruanos, qlle ll;¡Lj~n siùo testigns sentaban á su jefe, que solamente así podria Il1Irar de la conferencia enlre los soldad<1s de Jos opuestns p~.r 10<;intereses de su hijo don Diego. Este era un cê.mpos, sospecharon que se halJiall puesto rle acuerhJj~ ~wtural d~ AIl!l~lgro,á quien su ,padre queria con do para apoderarse del lnca .. (:onnnicaron su sospedehrlO, limar Jusllhcarlo mas que ne costumbre par cha á Mauco, y este, p:lrllclpando de los misl1l'ls las cualidalles y grandes esperanzas del jóven. sentimientos, ó tal vez merlitando sorprcnder á los . Despues de dos II1I!SCS de ausencia, el ofieial en- espaiíoles, cayó repentinamente sobre ellos en el l'a, vJado ~lesplorar el país volvió con noticias poco satis- Ile de Yuca y ,con un cuerpo de q'.Iince milllOmures. factoriBsl'especto á las regiones al Sur de Chile. Para Pero los veteranos de Chilc estaban demasiado acosque un territorio ofreciese ventajas al castellano era tumhrados á la táctica ¡n,lia para dejarse sorprendei" preciso que estuviese cuajado de oro (I). Bahia pene- y aunqu<l siguió lin reÎlí,lo ClICl:,mtro <¡ue dUl'1Ímil¿ trado hasta unas cien leguas, probablemente hasta, de una hora, yen el cllal cayó mllerto el eaballo qlle los límites de Jas conquistas de los locas sohre el rio montaba Orgonez, los indios furron finalmente r('Maul~ (2). Afortunadamente lo~ espaùoles se habian ch?zados con gran p¡;rdida, y el IlIca quedó tan desdeteUldo antes de entrar en la tlerra ¡je Arauco, don- . ammado call este golpe, que no se atrevió, por en¡le poco despues habia de correr tí torrentes la sangre tances, á molestar de nuevo 6. los espaÎlolcs (5). d.e sus compatriotas, y cuyos habitantes todavia manA.lmagro, reuniéndose despues con la division que tle~en una orgullosa independencia entre la humi- halna dejado en Urcos, no encontró yu impedimenlo Ilac¡¡,n general de las razas indias que los rodean. para sus operaciones sohre el CUl.co. Envió deSlio Almag!'o ac.cedió, p~e,;, con poca repugnancia á luego u~a embajada al ayuntamiento, exi¡:;iendo se le l~s repelidas Importumdades de sus soldados y vol- reconeCiese corno ~obernador, ~ presentando copia \'lÓcaras al Norte. No hay para qué referir los'porme-¡ ~e las ,c~eden.cialcs gu~ h.ahi.a recihido ~e.la córt". un cscn't or e~pallo: - 1 «COcIlO (1) .Este - .. es ellengu"J'ede " no Ie I era la cuesl10n de jUl'lsdlcclon no era fac¡} ¡je arreo pal'eClablCn.la t~errapor no Serquajada de oro.» Conq. 'Y (:l) Herrera, Ilist. l'encrai, dee. 'l, Jib. X, car.l!. Pob, d¿l P¡ru, ,~L... (l). I~cdroP¡Zal'ro. De!'r.ub.y Conq., JIS.-Cooq. i Pob. (2) ~egun Olledo, clCnloclDcuentaleguas, :r cerca, come del P¡ru, ~lg.-O\'icdo, Ilist, ùe la; Inùias MS. IJartcIII le dijeron, del fin del (lnndo. (H,sl. de las Indias, MS., par· lib. IX. cap, VI. '" te III, ;lb., IX, cap. '.) Noson de esperar Ijrandes nocionc~ (5) Z:irate, Conquista dell'erú, l'b. m, r.ap.IV.-Conde gco"rafla en los toscossoldadosde Awéflca. quis!a i Pob. del PirÍl 1IIS parle III lib Vil! cap XXI I I ¡ TOMO l. ' ., r¡""'. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia , .• 1M DIDLIOTECA DR glar, pue~ depenilill del conocimiento de las verdao!!ras parale/as oe latilud, conocimiento que no era probable tuviesen los toscos soldados de Pizarro. El real decreto ponia bajo /a jurisdiccion de Almagro á torlo el [lais slluado á dosci!\ntas setenta leguas al Sur dtJI rio dc Santiago á un grado y veinte minutos Norte del Ecuador. Doscientas setenta lpguas en el Meridiano, segun nuestra medida, hubieran terminado los limites en un grn.do antes del Cuzco, y apenas hubieran comprcndidü la ciucla(1 de Lima. Pero las leguas españolas de diez y siele y media por grado (j) hubieran estendiclo los límites meridionales de la jurisdiccion de Pizarro á cerca de medio grado mas allá de la capilal de los Inc¿ls, la cual de este modo recaia dentro del término de aquella jurisdiccion (2), Sin embargo, fa linea do division caia tan cerca del terreno disputado, que racionalmente podia dudarse ,leI resullarlo verdadero, no habiéndose hecho minuciosas investigaciones científicas para obtenerlo, á pesar de que cada una de las partes aseguraba, como sucede siempre en tales casos, que sus pretensiones eran claras tÍ incuestionables (3). Las autoridades del Cuzco, al recibir la intimacion de Almagro, no querienrlo indisponerse con ninguna de las partes contendientes, aplazaron la resolucion hasta oil' el consejo ( lo cual prometieron hacer en breve) de ciertos pilotos mejor instruidos <{ueellas mismas acerca de la posicion del rio de Santl39o. Entre tanto se arregló una tregua, y cada una de laS partes r.rometió solemnemente abstenerse de medidas hoshles y permanecer pacíficamente en sus cuarteles respectIvos. El tiempo se puso entonces fria y lluvioso; y los ~oldados de Almagro, desconlentos con su posicion û inundados por las aguas, no tardaron en deSCUbrir que Hernando Pizarra se ocupaba activamente en fortificarse dentro de la ciudad á pesar de lo pactado. Supieron tamnien con desaliento que una gran fuerza enviada por el gobernador de Lima á las órdenes de Alonso de Alvarado se habia puest!) en marcha para socorrer al Cuzco. Entonces esc.lamaron que estaban 'Tendidos, que la tregua no habia sido mas que un artificío para asegurar su inaccion hasta la llegada de IGS refuerzos que se esperaban; y en este estado lle escitadon no les fue dificil persuadir á su jefe, dcmasiado dispuesto á dejar~e llevar de los violentos consejeros que le rodeaban, (iue debia viol:tr el tratado y tomar posesion de la capi tal (4). A la sombra de una oscura y tempestuosa noche el 8 de abril ¡je j 537 , entró Almagro en la plaza sin oposícion;se hizodueflo de la iglesia princip,II, eslableció fuertes avanzadas de caballer¡:l en torlas las avenidas para evilar una sorpre3a, y despach6 á 01'goñez con un cuerpo de inlànlería para forzar el alo _ (I) .Cnntanda diez ¡siete /eftuas i media per grado.»lIer rC(2) ~lls~~:i~~~~a~~o~~c;ó~~, a:I~~~I:n'oc~ei't~r'toda disputa sobre los limites de fas respediva~.iurisdicciones. El lenguaje de la real concesion daba lugar á interpretaciones diversas; pero ya en 1536 fue em·iado á Lima Fr. Tomás de UerJanga, obispo de Tierra Firme, con pleDos poderes para arre~lar la cuestion de limites, 1ijando la latitud del rio de Saullago y midiendo doscientas Sdenta le¡(uas al Sur sobre el Meridiano. Pedro Pizarl'o, tpnienùo ocupado á Almagro en su espedicion Ii Chile. no quiso resucitar la cuestioo, y el obispo se vohió f'e iT/fecta. á su diócesis muy, dis~usladO del gobernador. lIerrera. Hlst. ¡(cneral, dee. \ I. lib. III. cap. I. (3) <,Torlosase~uran, dice Oviedo en una carta al emperador, que el Cuzco cae dentro del territorio ùe Alrnagro. D Oviedo era, probablemente, Ja persooa mejor informada. sobre estos asuntos que habia en Jas colonjas. Sin ewbar¡ro, estaba en un error. C:¡rta desde S~nto Domingo, MS., 25 de octubre de t:>:>9. (4) Zárate dice que Almagro al entrar en la capital no encontró sclial alguna de los desi¡:nios imputados á Hernando. y eselamó que habia sido engaÎlado. No es estraiío que I~e3e demasiado crédulo en esle puuto. GASPAR Y ROlC. jamiento de HernandQ.Pizarro. Habitaba este con su hermano Gonzalo uno de los salones construidos por los lllcas para las diversiones pública~, cuyas inmensas puertas daban á la plaza. Veinte soldados le guarneclan, Jos cuales 1I1 abrirse las puertas con violencia salieron valerosamente á III defensa de su capitan. Siguióse ulla encarnizada Jucha en que algunos perdieron la vida, hasta que al fin Orgollez irritadO al ver la obstinacion de los si liados puso fuego al inflamante techo del edificio. Las llamas se estendieroll eon rapidez por todo él, y Jas vigas inflamadas cayendo sobre las cabezas de sus ddensores obligaron á Hernando á ceder aunque con repugnancia y á I'endirse á discrecion. Apenas habian salido los espaisoles del edificio se hundió lodo el techo con terrible estallido (5). Dueño Almagro del Cuzco, mand6 encerrar á los Pizarros en sitio seguro con otros quince 6 veinle de los principales caballeros. No parece que ejerciese ningun acto de violencia contra los habitantes á escepcion de los necesarios para consolidar su aut'lridad (6). Dió el gobierno de la ciudad á Gabriel de Hojas, uno de los mejores oficiales de Pizarro; y el ayuntami!lnto, convencido ya de la validez de sus pretensiones, DO tuvo ninguu escrúpulo ell reconocer sus derechos á la posesion de la ciudad. El primer acto de Almagro despues de la toma de la capital, fue enviar un mensaje á Alonso de Alvarada anunciándole su entrada en el Cuzco y exigiendo de él obediencia como Jegítimo señor. Alvarado estaba acampado con quinientos hOlnbres entre infanteria y caballería en Xauxa, á unas trece leguas de h capital. Habia sido énviado algunos meses autes para socorrer ¡ti Cuzco, pero inmotivada, y segun se vi(~ desgraciadamenle para la capital del Perú, se detuvo en Xauxa con el prctesto de proteger aquel establecimiento y sus inmediaciones contra los insurgentes (7). En aquella ocasion se manifestó leal á Sll jefe, y cuando los enviados de Almagro llegaron al campamento, les hizo pr('nder y di6 al'i.o de la que pasaba al gobernador de Lima. Ofendido Almagro de la prisíon de sus emisarios, S0 preparó ;í marchar contra Alonso oe Alvarado ,. á adoptar medidas mas ('ficaces para c()nseguir su SIImision. Su segundo Orgoiiez le instó fuertemente antes de su parl1da para que hiciese carIar la cabeza á los Pizarros, alegando que mientras existiesen nunca estaría la suya segura, y concluyendo con el proverbio español, de que el muerto no mordia (8). Pero el maris~al, aunque detestaba á lJernando, se opuso á tan violenta medida. Además de estas consideruciones tenia presente el afecto que todavia conservaba á su antiguo socio Francisco Pizarro, y 110 queria romper para siempre Jos lazos que les unian. Contentándose, pues, con poner á fos presos bajo la custodia de una fuerte guardia en uno de los edi!icios pertenecientes á la casa del Sol, salió á la cabeza de sus fuerzas en busca de Alvarado. (ti) Carla. de Espinall, Tesorero de N. Toledo. 15 de junio, 1a;)9.-Conquista i Pob. del PirÚ, MS. - Pedro Pizarro, Descubrimiento y Couq. !list. de las Indias, MS., parte III, lib. VIII, cap. XXI. (6) Así aparece del testimonio general; pero Pedro Pizarro que era del bando opuesto, y fue preso por Almagro, le acusa de haberles arrebatado los caballos y otras cosas. Descub. y Conq. , MS (i) Picado, seeretarlO de Pizarro, tenia una encomienda en las inmediaciones, y Alvarado que le debia favores personales, se detuvo alii, segun parece. Ii instigarion suya. (lIerrera, Hist. general. dec. V, Jib. VIII. cap. VII.) Alvarado era un huen olicial, y poseyó toda la coofianza de Jo~ Pizarros, asi aotes como despues de estos sucesos. Debemos. pues, suponer que su conducta tenia alguna otra esplicacioll que DO1),\ llegado á nuestra noticia. (8) Herrera, IIisloria general, dec. VI, lib. II, capitulo VIII. Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia tA COi'QUI5TA ¡bbia tomado esLe posicion al otro laJo del rio de Ahancay, colocándose COll el grueso de su pequcño ejército cn frcnte de un puente que atravesaba sus rápidas a¡:;uas, mieutras Ull fuerte destacamento de sus tropas ocupaba una elmincncia que dominaba un vallo á cierta distancia en direccion de la corriente. Pero en este destacamento habia un caballero de ~ran consideracion en el ejército, llamado Pedro de Lerma, el cual por cierto pique con su comandante, resuelto á hacerle traicion, habia entrado en correspondenCia con el opuesto bando. Por su consejo Almagro al llegar á la orilla del rio estableció sus fuerzas junto al puente frente de las de Ah'arado como preparándose á forzar el paso, y concentrando de este modo sobre aquel punto ]a atencion dr. su adversario. Pero cuando ya estuvo bien entrada la noche destacó una gran fuerza á las órdenes de Or~oñez p;,ra pasar el vado y operar de acuerdo con I.erma. Orgoñez ejecutó su cornision con su acostumbrada prontitud: cruzó el vado, aunque la corriente era tan rápida que muchos de sus soldados fueron arrebatados por ella y perecieron en las aguas. ElllIismfl recibió una grave herida en la boca al saltar á ]a opuesta orilla, pero sin arredrarse por este contratiempo, animó á su gente y cayó con f!Iria so· bre el enemigo. Pronto se le unieron Lerma y los sol· dados que este habia sobornacto, y entonces los de Alvarado, no pudiendo distinguir los amigos de los adversarios, se vieron en confusion completa. Entretanto Alvarado alarmado con el ruido del ataque por aquel punto, se apresuró á ir en auxilio de su tropa; pero Almabro, aprovechando la ocasion forzó el paso del puen te, dispersó el pequeilO cuerpo de tropa~ que habia quedado defendiéndole, y cayendo despues sobre la relaguardia de Alvararlo logró cerrarle por toctas partes. No duró mucho la pelea, 1!0rque ci desgracIado jefe, no sabiendo de quién 1iarse, 1mbo de rendirse con las fuerzas que le habian permanecido fieles, Tal fue la batalla de Abancay, lIa!TIa,da asi por el rio en cuyas márgenes se dió el f2de )':l110d.e j 537. Nunca se ha conseguido á menos costa vlctorm mas completa; y Almawo volvió eo triunfo ni Cuzco con una cuerda de prIsioneros apenas inferi~r ell nÚmero á su propio ejército (1). 11118l1tl'asocurrian los sucesos referidos en las aot~riores páginas, Francisco Pizarro coutinuaba en LIma, esperando ansiosamente la llegada de los ref':lerzo~ .que habia pe.iido y que debian ponerle en d~Sposlclon de marchar en auxilio de la apurada capItal de los Incas. Elllftmamienlo que habia hecho á sus amigos no quedó sin respuesta. Elltre otros llegó un cuerro de doscienlos cincuenta hombres mandados por el licl'nciado Gaspar de Espinosa, el cual, seg~n reeordará el. lector , era uno de 1m; primitivos 80CIOS que aeometlCroll la empresa de la conquista del Perú. Habia dejado su residencia de Panamá y veni~ en persona por la primera vez á reanimar la decnlda fortuna de sus confederactos. Pizarro recibió tambien ,un buque carga.lo de víveres, municiones y otras cosas necesarias además de un rico guardaropa, todo Jo cual le enviaba Cortés al conquistador de Méjico, que queria prestar su generoso apoyo (¡ su panente en la hora de la necesidad (2). Salió, pues, el gobernador de Lima COll una fuerza de cuatrocientos cincuenta hombres la mitad de caballería, y emprendió su macha háci~ la capital de los IlIca,;. No se habia adelantado mucho cuando re_ (I) Carla de Fr~ncisco Pizarro al obispo de Tierra Fir. me, MS" 28 de a,l(oslo. 1:;;;9.- Pedr~ Pizarro, Descub. y Conq, , illS. -Oned~, ,ll1sl. de las Indias, litS,. ubi supra. -Conq. t Pob. del Pmt, ~IS..-Carta de Espinall, litS, (2) «Ferna~do Çorló" embló eon Hùdril(O de Grijalva en u~ prop,lOnavlO SUladesde la ~lIeva Esp.Îta muchas armas, Ilros, Jaeres. aderrçQs, veslldos de seda, í \'na ropa de mar las .• Gomara, Hist, d~ la. Indias, cap. CXXX\1, ij I ciL ió las nuevas Ile la vuclla de Almagro, de Iii tailla de! Cuzco, y de la pri~ion de sus bermanos, )' antes de que pudiera recobrarse de la sorpresa <¡ue la causal'on, supo la derrota y captura de Alvarado. Lleno de consternacion con los rapidos triunfos de su ril'al, vo vió á toda prisa (¡ Lima, y la puso en el mejor estado de defensa para que pudiese r,~sistir á los 1110viuientos hostiles que juzgaba se dirigian contra aqlella capital. Entre tanto lejos de dar rienda SUelILll (¡ un impotente resentimiento ni de proferir qUl'ja aJ¡;una contra su compañero, se contenLó COll lamllntarse de que Almagro hubiese recurrill0 á tau vi.)lentas medictas para el arreglo de su disputa, y esLo segun decia. menos por con~ideracione~ person8les que por el perjuicio que podian sufrir los inle: reses de la corona (il). Así mientras se ocupaba activamente en hacer pre· parativos de guerra, no omitió el probar el efecto de la!; negociaciones. Envió una embjada al Cuzco, Cf mpuesta de varias personas, en cuya discrecion tenia la mayor confianza, y á la coheza de las cuales P"SO (¡ EspInosa como el mas interesado en que S6 efectuase un arreglo amistoso. El licenciado E,;pinosa fi su llegada no encontr6 á Almagro tan favorablemente dispuesto para un arreglo como él lo huLiera deseado. Enorgullecido con ses recientes triunfos, aspiraba no so