Historia de la conquista del Perú con observaciones prelimi

Anuncio
llmLIOTE~A lLUSTRADA DJ GASPAR Y nOIG.
HISTOltlA
DE LI
CONQUISTA :OELPERU
CON onSERVACIONES PRELIMINARES
sonnE
LA CIVILIZACION
:DE LOS I:N~AS
POR
~\lHLermo
14> ¡tlrcscott.
- ..•
,
TERCERA .EDlt::10N.
/~!:?;&¡Jjdt~~:¿::~,
"
r~?~
MADRID,
ŒPRE:\"TA Y LllHlERIA DE GASPAI1 y nOlG,
r~l/è ,Iél Principe,
E[)(TOnES,
n""n, .{,
1a53.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
/
,.-
.
'.'
PROLOGO
-.-
•
Es indudable que las mas brillantes páginas de la
historia de Espllna en el Nllel'o-Munrlo
son las que
relieren las conquistlls de 1I1éJico~' del Perú; ùe esos
das estados en que se combinaba la gran eSLensilln
de territorio,
con una consLitucioll social muy aùelantat/a, y con grandes progresos en las artes de la
civilizacion. Tanto es lo 'Ille sobresalen
en el gran
cuadro dp. la historia, lJlIe el nombre rie uno de ellos,
á pesar del con~raste que se Ilota ell sus respedjfas
insLituci()nes,
recuerda naturalmente
el del otro; y,
cuando hiee recoger ell Espaj¡¡;, materiales para la reI¡¡cioll de LI conquista de M~jico, inclui enlll;s iu"pstigaciones los !jlle se refcrian A la conquista del Perú.
En ambos caws se sacó la mayor parte de los documentos delmislr.ú gran depósito, los arc~\'os de:
la Real Academ;a de la Hist:¡ria en Madrid. cuerpo,
al que se lHlIa cspeci.1lrnente confiada la cOllservadOll de todo lo que puede sen'ir para ilustrar lus anales de Jas COIOlli¡;sde Espnií¡¡, La parte lilas rica de Sll
colecci.m es prouablelllente
la tic los papeles de MuÎlOl. Este emine'lte
erudiLo, cronista de las Iunias,
empleÚ cerca de cincuenta uilos de su existencia en
acumular materiales para la hisloria del descubrimiento y conquista ùe Amériea por los espallOles.
Ol.Jraudll para este lin bajo LIS órdenes dcl guuierrw,
todo se le facilitó, y se le al!rieron y scrnctiel'on á su
exárnen tanto los archivos púl,lil'os como las coleccioIles partic,ulares, asi en Espaila como en toda la I'asta
o>oli'noiOll de sus posesiones ultramariuas.
EIl'e~ulta~Stllfue una mcgnífIca colel'cio,j de manuseri·
uchos de )0.5 l'uales copiú fllllismo Call adllli'j'1II1O l.
rabie pücienda.
Pero !lO vivió lo hüsLñnLe para reco·
gel' el L'uto de su constante
laboriosidad.
Apenas
, habia te~minado el primer tomo relativo á los viajes
' de Colon, cuanrlo murió; y sus nlanuscriros.
á lo
menos LI parte que se l'elJere á !lIéjico y al Perú, p.slaban destinados á servir de materiales á otro ha' bita¡;te de ese misllJo NUIlI'O-Mullllo, á cura historia
pertenecen.
"
I
Otro de los eru(Etos á cuyos tesoros liler¡¡rios debo
I lIlucho,
~s D, Martin FerIlalldez de Navarre:,e, direc! Lar que f,IC de la Heal Acadelllia de la Historia. Tambien el ~,r. ~a"arrele dedk6 la lOayor parte de su
: larga exi,tencia á reunir documentos originales para
, ilusll,u'llIs anales de las colonias. Muehos lie ellos se
, !Jan inelLido en su ¡;ran obra COl.ECCIO:\'DE YIAJES y
DESC[j81tlèlll::l'iTOS,qlle, aunque leJOS de hal.Jerse comI ¡lletado s'~gull el plan original
de su autor, es para el
¡¡storiad.)r UD auxiliar indispensable.
Al seguir el
rastro de los descubrimielltos
Navarrete se apartó
, de las cOIJ(I~istas de MéJico y clel Perú para 'lilbJ¡¡r de
les viajes de sus cumpatriotas
ell los mares de las
lu,lias. Ciln su natural cortesía permitió que se coI piasen
para mi u~o sus manuscritos
que se retierell
! á aquellos dos paist~s. AI¡;ulloS de estos se h::n publi; cado ¡]esplles bajo los au"picios de sus erudi~os cole! ps S¡,jl'á y Baranda, asociados á él en la Acactemia;
I pero los (bcurnento,; que están en mi podel' forlllan
Ulla fral'cion lIluy importante de lll~ materi:Jes que
he tenido á mano para la presente historia.
La lIluerte de este hond,re ilustre, ocurri,ja (loeo
, despues £I~ haberse principiadu e,;ta obra, IJiI ileja<lo
: en su país un "udo que 110 ~c colmará fácilmente,
I porque
cri, hombre cOllsagrado eon ¡¡1'Llor al cllltil'O
' de la~ letras. y pocos han contribuillo mas á difun,lir
i"
I
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
¡
l:lIl1.1tlTECA
[lE
el conocimiento
de la hisloria colonial de España.
Lejos (le pensar esclusivamenlc
en SitS propios proycctos literarios, siempre estaba dispursto á prestar
su auxilio y su simpatía á los de otros. Realzaban su
rrputacion
COIllO en:,lito las allas prendas que le
adornaban como homhre, su benevolencia,
la senci·
liez de sus costumbres,
y su moralidad á totla prueb;l. Mucho rs lo que yo le debo, porque desde que
puuliqué mi primera obra hislórica, hasta la última
semana tic Sil vitia, siempre he recibicto pruebas del
sincero y útil interés que le inspiraba la continuacion de Illis trabajos, y en este instllnte tl'lhuto con
tanta mas sati"faccion e"te elogio á sus merecimielltos, cuanto qUllllo puede sospecharse en él la intencion de a.-Iular.
Tambien deho incluir en la lista di! los que me han
suministrallo
materia:es á MI'. Temaux-Compans,
tan conocido por Sil /icI y elegante tradllccion francesa de 'OSmaliUscritos tic Muñoz, y á mi amigo Don
Pascuaí Gayan¡:;os, quien baJO el modesto titulo .le
tratluccion,
ha publicarlo un comentario
tan agudo
como erudito sobre la historia hispano-árabe,
colocándose en primera linea en aquel dificil departamento de la republica de las letras que han ihl$trado los
trabajos de un Masdeu, de un Casid y de un Conde.
A los materiales que estas fuentes me han prororcionado, he ai¡¡uiido ¡¡Igullos manuscritos
importantes sacados lie la bihlioleca del Escori¡¡1. Estos, qlle
_e refieren principalmente
á las antiguas instituciones rlel Perú, form:lban parte de ]a magnifica coleedon de lord Kingshorough,
que, por desgraeia,]n
tenido la misma suerte que casi todas las col~cciones
lítrrarias, y se ha dispersado por todas partes des,lc
la muerte de su nohle autor. Me ha proporciona,lo
estos manuscritos el acth-o hibliógraro !tIr. O. Rif·h,
que r· side actualmente en Lonrlres. Por fin, no dcha
olvidarme Cil otra línea de los servicios que mc ha
tedIO el erwlito hibliotecario del ¡¡ten ea de noston,
mi ami¡:;o Mr. Charles Folsom, cuyo saber en malerias gl'amalica\¡~s, yen la diccion castiza y propiedad
del idioma inglés, lile han servido para corregir muchas faltas en que hahia incurrido al componer tanto
e,ta como mis obras anteriores.
Di~ponieo.lo de totlos estos direrentes manantiales,
he acumulado una gran cantidad de mar,uscritos tan
auténticos corno \'ariado~, concesiones reales y decretas, instrucciones de la CÚl'tc, cartas del emperadOl' á los principa'es oOciales de la5 colonias, archi\'05 municipales,
diarios personal. s y apuntes, y vna
gran masa de correspondencia
particular de los principales actores que desempeñan·n
un papel en este
(lmma turbulento.
Quizás este mismo eita.lo de turbulencia del país fue Jo que contribuyó á hacer mas
frecuen te la correspondencia
entre los emplearlos cOluniales y el gohierno de la metrnpoli. Pero, sea CUh)
fuere la ('ausa, la coleccion de materiales manu<critos que se relieren al Perú, es mucho mils ámplia y
mas complet'lque la que se refiere á Méjico; ,le modo
que apenas hay rincon r,scuro en el camino del tlescuLridor sobre el cual no haya arrojarlo alguna luz la
corres;:lOutlenda escrila de la época. Quizás mas bien
tienp. que quejarse el historiador
del UIDARRASDES
RICHESSES,porque ell la ltlultiplicitlad df) te,limonios
contradictori(ls,
no siempre es fácil sorprender
la
verdad. así como la multipicirlarl de los rayos Ile luz
que se cruzan unos á otros deslumbran y confunden
la vista del espe.tador.
La presente historia se funda en el mismo plan gelH'.ral que la de la CO:'iQUSTAI>E)IEJlco. En unliuro de
introducCÍon he tralado de I/resenta¡' (le bulto las in sLituciones de los Incr.s, para que elleeLor conociese
el carácter y J;¡ conllicion .Ie esa raza estraordinaria
antes lie cntnr en la historia ,le su conquista y aYasallami( nto. Los demás lioros cOlllier.ell la reladon
de la conquista; y aquí el asunlo, dehemes confesar-
G\SI'AR
I
T nOIc;.
lo, /1pesar de las oca,ir.nes que ofrrce para pintar
caracteres,
referir incidentes
estraños';l poélicos, ~.
rscenas pintorescas,
110 proporciona
ni hi~toriactor
ttlntas vent.ljas como la historia de ~téjico. Verdad es
que pocos asuntos pueden compararse con este para
los fines Jel historiador ó dr] poeta. En él el desarro110natural de la historia se amolda exactamente
á lo
que exigen las reglas mas diversas del arte. La conquista del país es el gran ohjeto que siempre est;í prcsente en la mente del/llltor. Desde qye los espailOles
llesembarcan
por primera vez en el territorio,
su,;
aventuras posteriores,
SllS neg0ciaciolles
y hatallas,
su retir:¡oa terrible, sus nuevos esfuerzos y el sitio
linal, todo contribuye á preparar esle gran rèsllltacto,
hasta que con I" toma de la capital termina ]a larga
~erie tic los acontecimientos.
~n la marcha de los SIlC('SOS, totlr¡ camina de frente h.ícia este término. Es
uu poema épico magnífico, en que la unidad de inter~s es rerfecla.
En la CO:'iQlISTAnEI. PERÚ la accion ,á la menos en
cuanto á lo relativo á la cailla de los Incas, concluye
mucho antes que termine la narracion. Ocupan el resla las terribles luchas cÍ\'i1es de los t;onquistallores,
luchas que por su misma n:\tura!eza nil pueden agrllparse alrededor de un punto central de inlertls. l'ara
alcanzar este úllin;o ohjeto, debemos traspasar ellímite estahlecido
en la inmediata caida del imprrio
peruuno. La conquista úe Jo~ indígenas no es mas
Que el primer paso, á que debe seguir la derrota (h~
los espailOles rebeldes, hasta que se establece la supremacía de 1:1corona de una manera perman.'.pte en
el país. H~sta este reriorlo no se pue(le considerar
como complet:¡ la adquisicion de aquel imperio trasatlántico, y, fijando [a vista en este punto mas rcmotû, Se verá que los pasos sucesivos de la narracion
conducen á un gran resultado Único, y que se ccnserva esa uni,ia" de interés, que casi es lan csenci;, I
en la cOlllposici'Jn histórica como en la dramHica.
Basla qué pun to se ha conseguirlo esto en 1.1prc~entf~
historia, es cosa que ahanctono al jui~io tiel lector.
1'<0 lengo noticia de Que ningun español haya corn·
puesto historia alguoa de la conquis!a del Perú. fundada en llocumenlos originales, que pueda ¡¡<piral' á
ponerse alIado de la COXQUSTA[lE MEJICO, por So!is.
com,) obra clásica. Llls ingleses deben Ulla de gran
mérilo á la pluma de Húberlson, cuyo magnilico [lf'Squejo ocupa el espacio que le corresponde en su grail
obra sobre ;\mérica. Mi objeto ha sido presentar:iI
Il!ctor la misma historia con todos sus poéticos rormenores; no simplemente retratar los rasgos caracter¡stico:> de la conquista, sino realzar los permes call
un colorido animar[or, de modo qne presente una
minuciosa
y lid pintura de aquellos tiempos. Con
este objeto al componer esta ohra me he aprovechad'l
la mas posible de los mcteriales rnanuscl'ltos que poseo; he dejarlo que los actores hablen persoualmell(¡~
lo mas posilJle, y sobre totlo he sacado 1:1UC(¡O partido
de sus cartas, porqne en nada es mas probable que
~e descubra el coralOlI que en la Iiberlad de III corresprndencia
pri vada. He hecho ámplio~ estractos dll
estos documentos en las Dotas, tanto para apoyar el
testo, como para dar publicidad á esas prollucciones
de los eminentes capitaues y estadistas
de aquell.l
época, producciones
que los mismos espaÎloles no
conocen.
MI'_ AmÚ,lée Picltot, en su prólogo á la tradnccion
rroncesa de la COXQI:ISH DE ~h:J\co, inliere dt'1 plan
de la composicioll qlle ,Id)o haber estudia:ln cu idadosamen te los Escritos de su compatriota ~tr. de Barante. El agudo crítico no me hoce mas qu~ jnsticia al
suponer que me son familiares los principios rie la
teoría histórica de aquel escritor,
tan habilmente
presentada en Sll prólogo á SllS OrQUES ilE nORGO:l.\.
Y he tenido motivos para admirar la de~treza COll
que ¡llmisl'lo i'nstra su teoría, cOll5truy<,ndo con los
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1•.\ CO:'iQl'I,1 A £lEI. PEnt-.
!¡
toscos ml~eriales de una época re~otl un monumen- I aida, si fue~e posihle, h!ciese las veces del ojo. Tomé
to. del gema qu~ nos trasporta rápJda~ente al cell.tro . un secret~rlO que me lem los d!ferentes documentos,
mismo de l?s Siglos feudales; y esto Sill aquellas Ill- I Ycon el tiempo me acostumbre de tal modo al sonido
con.gr.'Jell(~laS que gcneralment~ afean la~ obras de I de los diversos i,¡¡omas extranjer'os (con al...•:mos de
antlgue,hlll hech~s en nuestros ~Jas. DcIIllEI:IO.modo' los.cuales me hallia familiarizado ell mis "injgs á otros
he tratatlo II.ll deltneal la espreslon caractenstlciI dll pUlses), que p:lIie comprentler su lectura sin muclHl
una ~pf)cu.distante, y.presentarla con toda la lozanía :Iiflcultad. A medida que esla adelantaba, iba yo diey Blllmacl.ùll (~e b vitia. pero me he separ~do del mido numerosas notls; y cuando estas se hubieron
plan del lllstorlador franctJs ell Ulla cosa muy Ill1pOr- pumentad'J de ulla manera considerable me las voltante: he dpjado en p.itÍ.el a,ndamiajíl des pues de h~- ríero.n 6. leer repetidas ve~es, hasta qu~ comprendí
bür complela1lo el edl~IC!,O.bn otras palabras, he dep- 3:J~c¡entemente su c0.ntellldo para componer mi hisdo ver al lector los tramites por los cuales he llegado tllfla con estos materIales. Las mismas nolas forma.
á mis couseCllenc;;¡s. Eulug'lr de exigirle flue crea en n;1l una coleccioll necesaria para ilustrar y apoyar el
mi versiondelahístoriahajo
mi palabra, Iw tratado de . teslo.
manifestarle las razones de mí fe. Con abulltlantes ciPero aun quedaba otra dil1cullad en eltrauajo metas de 105originales que me sirven tic testo, y con al· , cáoieo de escrihir que me fatigaua extraordJllariaflunas noticias críticas de ellos para esplicàrles las ml!llte la vista. Venciósc esta por medío tic uno de
IIll1uencias á que estaban sometiùos, h~ tratado de ese's nparatos para escribir que usan los ciegos, me.
colocarlo en una posicion cn que pueda juzgar por diante el cual rodia trasladar mis p~nsamientos al
sí, y aun enrnenctarú cOll:.radeeir los juicios del his- papel sín el aUXiliode la visla, y con igual facilidad
tormdor, si asi lo cree conveniente, A lo menos por I sin luz ó con ella. Las letras que asi forrmba se ase·
este sistema po,lrá calcular la gran tlilicultad qlle mej,lban mucho á los geroglílicos ; pe."o mi secrelnexi~te para llegar al conocimiento de lu verdad entre rio S3 ndiestró en el arte Ù~ desenmaral¡arlos, y pu·Jo
el conOicto d,~las contradicciolll's, 'I aprenderá á t.e- trashdarse una copia para el impresor, con un nú·
ner poca cOllfianz:l en aquellos es~rltores que hablan mero no m~y exagerado de inevitabl€s errores. He
de los miste"ios de lo pas:\llo con lo que FontcntJlIe dosCl ito con tal minuciosid:HI este procedimiento,
llama «un grado horriùle da certezn ') espiritu el mas porql1e se ha manifestado mucha curiosidad repetí·
opuesto ¡í la verdadera Iilosofía de la historia.
dilS veces !,lor saber mi MOIlt;S CI'El\.\~IHen medio de
Sin embar"o, debe confesarse 'lIle el historiador mis privacIOnes, y quizás su conocimielilo podrá Ser
que refiere It,s acontecimientos tie un siglo pasado, útil á otros que se encuenlren en el mismo caso.
disfl'uta de al:;llllas grandes venl..1jasen el hecho de
Aunque me animaba el progreso visiblcde mi ohrn.
poseer materiales manuscrih;; ya qllC los teslimoera cst~ necesariamente lenlo. Pero con e1lil'IlIPO se
Ilios de amigo" rivales y enemigos se eqnilibran unos dismin:l)'ó la tendencia háda la i:Jf1amacion, v Sf'
á otros. Otra \ent.ljl no menor consiste en contemalirmó lilas y mas In fuerza del ojo. Por Jin se restapIar el curso ;;eneral de lo; acontecimientos como bleció hasta el punto de permilirme leer \'arias horas
ocurrieron reahnente, lo que forma el mejor com~n- durante el dia, aun(¡ue mis trabajos ùe esta manera
tario sobre los verdaderos motivos de los diferentes terminahan necesarIamente anles de la uocue. I'\i
actores. El actor, empellado en el calol' del combate, nunca plhle privar me de los servicios de un secretave limitado su juicio por el circulo que lo rodea, al rio, ni [¡ bandouar el uso del apar;¡to )lara escribir;
paso que lo cíe,i:m el polvo v elllUmo de la luchl; porC{ue, ,11rev~s de lo qtle generalmente sucllde , el
mientras que el espectador, cuya mirada recorre el escnbir es para mi vista una tarea mas dificil que la
campo desde m:\s distancia y desde un !,lunto mas de leer, ouservacion siu embargo que no se aplica á
elevado, aunque para él los objet<ls indiVIduales no la lectura de los manuscritos; y por consiguiente,
aparezcan eo todo su brillo, abarca en una mirada para pOllel' revisar con todo cuidado mi trabajo, hice
todas las operaciones del campo. Aunque parezca esto Imprimir t·o ejemplar de la IIístoria de Fernanùo é
una parad(lj,l, tau probaule es qut' el escritor futuro Isabel para mi uso, antes de envbrla á la prensa para
descubra la verda:! ap"yado en teslim'lnios contem- su publicacion. Tal como la he referido era IIImeJoria
poráneos, como que la refieran los contemporáneos
Ile mi salud mientras preparaba la CO~QUlSTA DE ~1t::mismos,
JICO, y satisl"echo al verme elevado casi al nivel del
Antes de terminar estas observaciones, permítase- resto de mi especie, apenas envÍtliaua la superior fume añadir otras de un carácter personal. En varias Iicidatl de 10, que podi¡¡n prolongar sus estudios hasrevistas extranjeras de mis escritos, se lu dicho que ta las altas h lras de la noche.
el autol' do ellos era ciego; y mas de una vez se me
Pero he esperimentado otro camlJÍo en los dos úl·
ha atribuido el mérito de haber perdirlo la vista al es- timos aÎlos. I a vista de mi ojo se In Ílt'J poco á poco
cribir mi primera J¡istori~, Cualltln he descllllierto debilitando, mientras que se ha acmentado de tal
estas rtJIaciones err(,neils, me he apresurado Ii rec- manera la sel'síbilillad del nervio, que durante vatilicarlas. Pero la pr(!sente ocasion es la meJor para rias semanas llcl aiío pasado no he abierlo ulllihro, V
hacerlo; y lo deseo t:\nto mas, cuanto que se me fi- por término lI:edio puedo decir que solo IICdisfrula'gura que mis propja~ observaciones en los prólogos do de la vista ¡\ réllOn de una IlOi'aeor dia. Ni puedo
de mis anteriores historias (¡an daùo origen á esta anirmrme á lU í mismo con la engallatlora esperanza
equivocacion.
de que, gastado como se encnentra este ó~ballo por
Mientras que estal,a en la universidad, tuve un haber quiz:ís abusado de él, pueda voll'Cr nunca á su
accidente en un ojo qUI}privó de la vi~ta á este órgano. estado de ju \'el·tuù Ó servirme de mucho en mis lSA poco tiempo fue ataeado el otro de t;nil inl1amacion tuùios literarios de aqui en adelante. No ~é si tellilré
Ian aguda, que durante algun tiempo tampoco veía bastaote ánimo para entrar con semej:mte im~edilllen.
call él ; Y aunque despiles se curó, llnelló el órgano ¡ to, como lo habi:¡ rensado, en un campll mas vasto
en tan mal estallo, que sufro en él ulla leuilídad per- de estudios históricos. Quizás la costulllhre, y elll:!manente, allem;ís de h.\berme visto posteriormente
seo natural de sl'gnir la carrera que he emprendido
dos veces privadù de su uso para leer y. e,cribir dll- tallto tiempo ha, me oulig.\fán á hacerlù, ya que Il
rante varios a¡los. En uno de estos ú~timos períodos espcriencia me In probado qlle no es imposible.
fue cuallllo recilli de ~1.lIlrir1los lllatcriJlcs para mi
Por esta relackn , tal vez demasiado larga, eller.tol'
historia de los Reyes Católicos; y ellllli triste cOIl<lí· que tenga algulla curiosidad en esta materia, concecion, rodeado por mis tesoros lransatlán!Ícos, me veia birá hasta dónd~ I'e¡;;an los obstáculos que se meopo) un homllre qne perece de )¡:¡mbre Cil medio de neo en lUis trabajos lIistóricos. Fácilmente se ronceayor abundoncia. Ell este estado rosolví que el del'á que no han si,lo leves, si se consirlera que solo
TmlO l.
t··
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
nllll.l.)1EC\ DF. GHI'An y nOlc.
he pOIJ¡do lweer uso (le un ojo, y no consl:mtemcnte,
la historia. Es cierto, sin emllnrgo, qne habia gran
v qac durante una ~ran parte del tiempo me he visto
desproporcion
entre su longilud y sn anchura (I).
;mteramcnte
prirado de él. Sin embargo, la~ ctificulEs muy notahle el aspecto topo¡;rállco del país, Una
talles qlle he tenido qUI) vencer son IIlUY inferiores á faja de tierra, cmo ¡lOcho raras veces pM;n de veinte
las que aserií:tn ó mi hnmlJre enterameute
ciego. No Icguns, corre en la direc~ion de la costa, y eslá enconozco historiador algullo (lue viva hoy y que pueda
cerrada en toda su estenslOn, por un,] cadena colosal
aspirar á la gloria tic hailer ,-encido tales oustáculos,
de monlailas, qlle, partiendo del estrecho de Ma~asino eS el autor tIc (,~ CO:-iQClST\ !JE hGL.\n:nR.\ ron llanes, llega á su mayor elevacion, que es en "cruad
1.05 NORI"':'Î[)O~, el cual, corno él dice ron tantu senla mayor del continente
americano,
Meia los diez y
sibilitla,l y b!!'lIeza, «se ha IH'eho amigo de la oscurisiet'l grados de latitud Sur(2), y, despnes de cruzar
dad ;ll y :í IIna l'rofnnda filosofía qne 110 necesita mas la linea, y gradua/mente,
ôeelina én alturas de poca
Il1z (JI'." la que viene de adcntl'o • rcune una ea pacidall
importancia,
al cntrar Cil cI istmo de I'anam:'i. Tal es
p:¡ra el l'studio de estensas~' "ariad"s in\'es!igaciollI'S,
la fJmosa cordillera de los Andes, Ó II montai¡as rl,~
Ilue I'xigiri:1 la mas severa :1plkacion por pJl'te del cobre (3),n como las llaman los naturales,
allnqu,~
que quisiese seguir esta carrt'ra.
con mas razon podrian llamarse (montaîías de oro."
E,pero qne clleetor no atrillUid estas largas ohDispuestas muchas veces en \Ina sola línea, mas rl'l~servaciones á un rillku!o egoi,mo, sino á su verrla- cuentemente
l'n dos ó t.res, que corren paralelas enriera causa, es dedr, al desoo tie corregir algunas
Ire si, óen sentido oblicuo, p:lrecen \Ina continua cae(lnivocacíoncs
tl que qUiz:\s sin quererfo he tlado dena, ,'istasdcsde el Océano. Los estnpenilos volcane!l
origen )~ mismo, ~'que 11:1hecho que algunos me que el habitante de las llanuras mira como masas soatrihuyan la ~Ioria, poco grata á mis sentimientos,
ya (¡tarins é independientes,
parecen nI naw'gante otros
que no es mel e<:ida, (le h;ther I'cm.ido los ohstáculos
tantos picos rid mismo vasto y magnífico sistema. En
incalrulabll's
que sinen de impedimento ;j la carrer.~
tan inmensa escala ha trabajado la iiatnralezaen
aquede un homhrc entet'amcllle
ciei-(o ..
lias regiones, que so~o desde una gran distancia rueBuston ~ <le .!lril .Ic IS 17.
de el espectadol'cornprenderde
:Il¡;;un mo,lo la relacioll
de las ,¡¡versas p:¡rtes que form'lIl aquel a:>ombro:'o
conjunto, Pocas ohras han salitlo de la mano de la naturaleza capaces de rroducir impresiones
tan subliLIBRO
mes, como el aspecto de esta costa , cuando sedesarrolla gradualmelJte:í
los iljOS del marinero en Jas aguas
'I distant·'s
del J>acílico, cuamlo se enSeilOre:lO montañas sobl'e montaiws, y el Chimborazo,
con su espléndido dosel de nie\'e, resplandeciendo
sobre las nu·
on3ERV ACIO~ES PREI.BIINARES
sonRE LA
bes, corona eltorlo como una diadema celestial (-t).
CIVIU7,ACIO~ m~ LOS I:'iCAS.
El aspecto flslerior del pais no parece muy famra
hIe á las operaciones de lar.gricultura,
niá lascomuCAPITULO PRlMEfiO.
nicadone,
ir;teriorcR. L3 faja arenosa q\le corre por
ASl'rrlo risÍl'o llel país.-Orígen
de III civilizadoll pe- la costa, <lon,le nunca lIueye, no recibe mas hUllleruana. -Impt'rió
de los Jnras. - familia I\onl.dad que la 'lue le suministran
unos pocos y escasos
Nobleza.
arroyos, ofreciellllo un nolahle contraste con l.:Js vas·
Th: las numerosas naciones qUi! ocupaban el gran
los volÚmenes rie agua que se desprenden
de las hI
deras orientales hácia el Atlántico. Ni son mas aptas
f'ontinenle americano cuan( l o los europeos Io (escucara el cultivo las faldas de la sierra, cortadas c,0r
brieron, las mas arlebntadas
en rode¡' y en cultura
d
' .
d
f~\'an , sin duda, las d!! Méjico y PerÚ, Pero, aunfJue
1011 os precipiCIoS, y masas estrozadas Ile pór Ido
se aSf'mf'jahan en cf grado de ri \'iIízacion á que habian
y granito, ni sus maS altas rr.:gil)nes, envueltas en
"
d d'f
'
nieve que nunca se rlerrile hajo el sol .ardiente de,
subido, esta c¡vi l IzaCIOII era e. ¡ erente cnracter en· Ecnador, y. sí solo nor la aecion desoladOr:! de los
ca,la una cie ellas, y el ohservarlor filosófico de la es •..
,.
l'
.I d
I fuegos v'¡ld nico.~. Los derrumbad~'ros,
los furiosos
pecic hllnlHna puel e sentIr una curiosl( a naturn
torrentes,
y las quebradas intransitables,
rasgos caen la a"~riguacion de Ins v3rias transiciones
por las racteristicos
de esta region escabrosa, parec!!n oh~ClinIcs pm,aron aquel!os dos pueblos, en sus esfuerzos
táculos insuperables
á torla comunicadon
entre Jas
para salir del estado de barbarie, y nlcnnlar .una posicion m~s elevada en la escala de la humamdad,
En
(i) Sarmiento. Heladon, MS. capitulo LX V ,-Ciez3 de
otra ol>ra que he publicado, procuré describir las in~· Leon, Crónica dell'cl'Ú (Amberes, ~:mJ)cap, XLI.-Garctlitucior,es y el carácter de los antiguos mrjicanos, y la~5o de Il Veg-a, Comenlarios Heales (Lisboa, WOU). parIa historin de su conquis!a por los espaÎíoles, En esta te', lib. I, cap. VIII,
'
'IOy á tratar tic los peruanos;
y si su historia presenta
SCi(lln e~te ¡'¡Ilimo escrilor, la JIllllor anchura del imperio
'.',11ñnlalías mellos estraiías, y contraste~ menos notano pas¡tbll de HO lcguas. I'ero la Geografía de Garcílasso es
harto incorrerta.
IMs que la de 1M aztecas, no será menos interesante
(2) t>lalte-3nm afirma que Jas mas alias cimas de la rordi.
al lector l:t grata pintura que ofrece de un gobierno
liera están bajo el Ecuador (Geografía Universal,lib LXXXV!).
bien arn~gla¡Jo, y de los hábitos morl(~stns y lahorinPero de IlbsCI'vaciones y medidas posteriores resulla que son
sos que se introllujcron
hajo el dominio p3triarcal de todavia mas cle,adas las que SCcnruentran entre los ~rados
los Incas.
qnince '! diel y siele de latitud Sur. donde el Nevado <leSoEl imperio del PerÍl, en la época de la invasion e~- r;,t1 le\'anta su arroa:aflle cÚpula á la altura de 25,250 piés,
d
Il'
'fi
I 1 ellllimani á la de 2",:507.
pailOla, se esten d ia por Ia costa
e aCI tCO, ( P,I t'
(3) A lo m~nos la VOl al/fa, de donde sa uee que provied segundo grado. poco mas 6menos, de latitud Norte,
ne la etimolo~ia de Al/des. significa cobro en leD¡rua perua"l'sta c\ treinla Y sit~te de I~titud Sur; línea que ries- na. Garci]a,so, Com. Ileal, parte l, lib. V, cap. XV.
,
eri!.lf'n actualménte
lo~ lílll:tes occci,lentale,
rie las re(I) I/urn!..)]t". Vll.~,; des CorJdlé,es et ~Ionuments des penpítbliea5 modernas del Ecuador, PerÍJ, I.lolj"ja y Chil ••. pies indi~éne~ lip.,J:Amérique (París, i8tO), fl. iOO. ~Ia]teSu anchura no puedl'l ser Ileterminada con exactilnl,
Ilrrlro, !.h. LXXX\ Hl.
aunr¡l1\l totalmente limitat1a al Orste rol' .1
Los p01'03 bo;;qu~10sque ~tr, de lTumbolld ha dado de lo~
Jlo~quc
..
,.
I "
I
'1'1
I
,,'
l'
palsaJcs de la rord,.!era. \. que des~ubren la mano de un
Gran Ocea~o, Iacta P. r_,tc se r I a~a la en :,I\'I:IS par es I gran pilltor y de. lin Ii]Ù>\'fo. nos fnerzan á deplorar que no
mucho lIl.as allá de I·)s montes, h:'st'\ !o~confines de nos ha';a C[,lllUl1lradoel resultado de 51.15 observaciones en
las tribus h(¡rùara~, cuya exa~ta SltnaelOn no es conoesta ínierr~3ntp. region tan menudamente como lo ha hecho
.la, y cuyo~ nnmbres han SItio borrallos dd mora rie ' con respect.) ¡\ ~téJil'O.
fi
I
PRIMERO.
L'
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..1 CO:\(!t:IST.I IlEl p¡.:II(',
I
7
rli"ersas p:ntes de ~u Jilata,llJ lerritorio.
Cnan,lo el sexe en los misterios d('llJil~do y del h~jitl0, A'juell;ls
vinjero alerrado sc rcmonla pOI' aquellas "ercclas :Ié- genII's sencillas Sé mostraron dúdles ;Í los men~,riel'cas en VUllOprocura medir COll la risl:1 la pl'Ofundi- , IUS (:1'1ciclo, y congreg:índllse
l!l\ grlllll\ÚlIlerO, echa·
dad de las e ·wrmes auer luras rlue desgarr;1I1 la carleron :os cimientos de la eiurlad del CIlZ('O. Las mismas·
lia de los nJ·mteS. Y siu l'Il' har!,:", la iudustria,
Ó pOI' saLils
y bellévolas m,íximas quc diri¡oil'rOIl la COlllIIejorrlecir. elgenio de Ins intlill' ha si,lo bastallte para
llucl a de los p rimeras Incas (ii), rlescl'llllil'mn :í SllS
sohrepujar
todos los obstículos
Ile la naturaleza (I). sucesores,
y hujo el sua"e dominio dl' a(lu,'1I0s morOl' un sislema juicioso de acer¡ni.ls y ¡It'lll·duc[os
lIarcas,
la lIacion se egparció gr¡llltlllnl\'nlc
por la
suhterráneos,
Jas Halluras de la cosla estériltls por gi, ancla superlieie de I¡¡s lI¡¡nur:ls ;i1I~, y s,~ h;z,) muy
recibian copiosos rau:-lales, que las cuÎJri:1II dl' ferliSllP{ rial' it la, trihus,
qllela rodcaha~Tal
es la ;;ra- J
Iidad y hel'lI,osura. Se construianli'rrallos
en los cos- ! t'l \Iinlt:ra del (d~ell {le la mOllarquia peruana, ('orno·
t;Íllos mas pendien!l:S de la cordilh'ra,
y COlJlO sus di-I se ¡a hecho Llllliliar ;Í lo;; "'ctores europeos,
ell "irf.:rentes ele\'acioncs
produdan ellllisn:o creclo quI' la twl le la relacion (le Garcilasso de la ,"l'ga ùes~enJIlurlanza d( latilud, nfrecian r,ll rl'gular graduacioll
dienLe (Ie la familia imperial de 10S In(¡¡s (G),
torla "aried;,rl de formas njl'!aks,
rll"de Jos lozallos
PaG esla tradici( Il cs unn rie hiS Inullas
(lue corfrutos rle Jo!- IrÓpicos, hasla lus productos lempl;Hlos
rCIll:I1tre los iudios pernanos, y prohal)JelllPlIle 110Ja
riel clilll,1 del ;';'orte. Los llamas, (llIC sonl~s oYl'jas del Ilns recibida y propag;;¡la, Otra leyenda habla de ciel'Perú, vagaban en reuailOs, hajo la custodia tic ~U3 \tos Iombres bl,Hlcos y lwrhudlls qlle, ¡"Il,iel\llos,IlÍl\o
paslores en los pÚr¡¡mos hdadcs (Ille cllhrenlas
cr('s-I de I;IS orillas dclla¡::o de THicnca, ;lll<luirieroll un firall
tas de los mOlltes, mucho mns arrioa de los Iimil.l·s asce'ldiente
en los hahitantes,
y les hicicroll COlloc!!r
del cnlli\'n. rna pI,hlacion illllustriosa estahlecitla en ] los lendicios
(le la civilizacion, Esta espeeie 1I0S re·
las elevadas llanuras,
y las ciudades y \"ill,ls, (~sp:lrl'ueda la tradicion quc existc entre lUE aztecas acercidas entre huertas r espaciosos jardiur.s,
pan'cian
: ea (It~Quetza!coatl,
la deidad bUclIa, oue, reYt'sli,la
8U!'{lensas el] el aire, IInsei,orenn!lose
sobre la region
del nismo aSJlecto r.slerior, descendi(
á la wan lIaorr\¡naria lIe las nubes (2). :\Lir,tení;llIse!:is
rl~laciones
¡IUra, vinien o del Este, para ¡J~selllpeÎÍ;lr una mirle pueblo á ¡mehlo, por medio de los grunùes camisionno mellOS hené"ola y fayoruhle á Ins naturales.
nos que atra,'esaban
las gargantas
de los montes, y La allalogía enlre eslaS dus tradil'Íones
es tan lo Illas
abrian fácilt!s COlllunicaciones
entre la capi:al 'i Jas Ilota'lle, cuanlo qllc 110 hay la menor s,~iHlI de cmnumas remota, estremid~.des
del imperio.
nicadon cntre Jas dos naciones,
ni la menor prueba
La civiliz¡clon peruana tü\"O Sll nacimiento
en el de rJlIe haya jam:'is sahido una de otra (i),
"alle del CU7,CO, que cs la regjl)n centralllel
I'crÍl,
Estos extraordinarios
sucesos ocurri :ron, segun la
como sllllombre
la indica (:l). El orígen del imperio
opiu all comun, cerca de cuall'ocil'nlo,
alIOS anteS de
pernano, c~mo el rie c;\si Iodas las n;¡cione'i , se pierla lIe~;\(la de los ('spaÎÍnles, es ,Iccir , ell Ins priuwrus
tic I'n las tirliehlas de la~ f¡j!,ula , la l'liai se presellta r ¡¡iloS del siglo XII (X). l','l'a pOI' muy pl pulaI' y grala
con tanta o5cnridud ell el prilll:ipio d.~ al¡tli'l!a hi~lo{¡ la il1l:lgillaciou
qlle Bca la leyellllil de ;I!¡¡nco C:,pae,
ria, como en el de los pril'1Cros analt·s till I.olltls los, pOl'a rellexion se IllIc{~sita para conocer su jlllJJI'o"apuchlo~ del rnUrl,:o allligto y .l,d n1o:lerllo. Segllll I "ilirl;, ..J, aUII cualldose la (It:SP.Ojl~de lodo illgredienlfl
Jas trarlicioLes lilas rllnili;l:·'~S ;í los ellropeos,
hllbo
sohrcnatl1ral.
Exist(~1\ 1011a\"ía en LIs ol'ilL¡; dd lago
111\tiempo en que las ar,lignas razas dt:! COlllíll'!llte
de TilÍi:aca "astas ruinas, las cual.!s, cn opinion de
americano eslah,m ell\'uelt;ls 1'1\dl'plo~a"le harharie;
los peru:rnos mi~lllos, SOli II\;\S anligl1ns qllC la ~1Icuantlo !ldoral~an.r:asi tOlIng los ohjeto, rie la nabrapues a Ilega:!a de los Incas,
y Ics ¡HIll seniJlI d,!
raleza SIll (1ISIIl1CIOI\, CU1111!Ola Kuerra era su O{~U-I
pacion. ,y los ('I
manjares
de SIlS
I 'ni' 1'1I¡ (l'~ n,h
I
t l','sI
I ines, Ila carnc
I JI' de '. 00, C)m ,'·uHMI , p"ni'le I , "b
.r. 1\' , Mp
...•. I ) I-a' r'~,.II.
c. ,
~us ~a~ t 1\'OS, ~ so • Fan an orc la y POlir~ l e a lU:: l'OZ e{,nla que se osa en ¡':U1·opaca el rr1!SIllO,cntrrJo, cs IIl1a
~ullldad,
C('lIlp~deèlllo .le lan,ta (kgr;lI.ac,lOn,
ell\"ll.! eOinci.lencÜ curiosa. >'\0 lo es lIIè!IOSla de la '·Ol.. corl'c"l'on,\ dos de sus hiJOS, MaliC'] Capac,
y ~l.lIna Oello,
d,edl lH1pa, qlle, en el anlr{;lIo Jen~ua.Je de ~1~J,eo, drlwt"
para congregar
á los lIiltllrall:s cri J,ahifaciones,
y un sa"erdote de alta ;;erar~;jia, Las d03 yaces al,r'awII pl sell·
euseÎlarles Lts artes de la villa cirilizada. Aquella cc.,. l. lido dl la relaeioll palerlla cn la .m~s ¡implia ('5[CIl'i,," que la
lestial ~areja, h.erm,:no y JJCruHlua, y alllli~llIn liem-¡ d~nla I~~y~r partede,lus,I~",~tlaJes eur~peos, L.a 1.'~la!i:a 110
po marIdo y unSer al.ra"csarolll;IS alIas llanuras qU!) co. de 'll !"e~..moJerno, I,~' ,.~.lrg-03y los, or!lallo, le dallan la
:·.
l·"
ci
sl~lllhcac¡(\n <l1I"1<7r"",")",» dIce "aus,caa \1aLhndo
ra rlea!! e II;~go e 1¡tlcaca , po!' los I lez y :~rete grn us con S[ pa'dl'e con IIna fenr.illei de estilo, que ha parecido derlll htItud Sur. L1e\"uhftll cr!llslgo ulla l'Ulla de 01'0, y Imasia la á los t,'aduetore3 modernos.
(Iehian fijar su resideucia en el ,itio ell que ~quel sa(:;) Inca sigllilk~ rey 6 sei)')r. CII)lIlC sigllinc3 ~m n¡j,~ Ó
grado emhlema penetrase sin esfuerzo eu la tierra. A pod¿r'olso,Se aplicaron estos d.irtadll~ ;\ los Sll:~rsorr3 ,de )I~n'
poco de haber entrado Cil el valle dl~1Cuzco, se rlescu- I CIJ, del mismo .modo que el eplldo ) upnnqU!, slf:.n;llra nfO
brió el sili.? inllieallo para la e~eeur.i(¡1l del milppro, 1l'lI,tor:lIs las l'IJt/ldl',~, ~e a;;.rrq~/I nombre .proplU d~ ~J.~upues la cUila p.enetró ell J:¡ !.ien'a , y desapareciu
para no, luras. (Clela de Leul\. CIÓ.U.~; cap, ;\ It. Ga rrrlh o,
.'
All'
\JI'
11·'Jl'l
•.
Conl..\e~l,partel,¡'bll,rap.X\¡[,)LasluenasrllalJ(lasremrre.
I esta eCleran o,s IIJOS (.C so su re~l:- des dEnotadas 1")1'los dlrtados de la mayur pêrte de lu,; 1110rlcnelU, y prollro empezaron ~ emprender
~II benefl- r narca~ peruanos, son sin duda Irstimonros bnnoríliros de l~s
ea tarea con lus groseros hahltantes del paiS . .\I"n.'o
q¡le prse:all, annt[ne no lihres de toda sooperha de allulaeioll.
Capac ensciJaha :í lus bomhres las :Irles rie la ai!ricul(O) Cam. Real, parte l, li~, l, cap. IX-X 1'1.
tura y Mama Dello (I) inidaba á l,¡s pûrsoll~s de su
(i) Estas varias y pu?riles tradir.ioncs, se ellcllentran, Cil
,
()nd<,~ardo, llelacion se\?undJ, ~l::;.-S"nni('nlo,
IIGlariull
~IS. r<p. I.-Cirza de Lron, Crónica, rap. CV.-r:()n~()¡sla
y
pobllrioJl
del
Per.Ù,
MS,-lleclal'acio.1I
de
;0S
presidenll's
(I) • Estas 'fnebradas, dire ~Ir. de l!u'llboIdt en su arostumhrado estilo de comparaeior,es, son tales, que si el Ve- v oldo'cs de la AudienCia Heal del ['cru, ~l~" alltondades
subio ó el Puy de Dome estuviesen en el fundo, sus cumhr,~s ;'onter'lpor,;ncas á la conquista. La hi~tolia de Jo:! hrnlin'es
no se elevarian sobre el nivel dû las bases de las mOlltaii;¡s harh:lllos se eneuentra en la mayol' parte de las leyrnda,.
(8) ,\I~unos escrilorc:; alra;;an esta feeha l1a,\a ,,00 ~ ;;;;0
vecinas,» Vue des C.ordil:éres. Il. U.
(2) Las llanuras de Quito est,io á la ~Ilura ,le nneve á dilll aï¡ós a :Iles de la invasio~ espa iltJl~, (Il t1boa, II i;to;re du Pérou,
chap.
[,-Velasco, lIistoire dulluyaume de QuilO, tvl!lO l,
mil piég sobre ,~Inivel del mar. (Véase Condamine, Journa!
d'un voyage á l'Equatenr, Paris, 1 ï'>I. p. -tH.) Olros vallcs p:\". HL) Estas (\,)sanloridades se c¡lan en b I bra, Helalions
et ~nérnoires ori~inaux ponr sen'ir á l'ltistoirJ de la llecolIy llanuras de e,te vasto grupo de montaiias tienen todaviJ
verte ,le j'Amérique, po,' Ternaux-Cnmparrs. Paris, 1HIll.)
IDas ele,·aeioo.
("'\ Cuzco, se~un Garcilasso, si¡:n¡fica omlJ/igo cil ellen- En el ;nf'lrme de la Heal Audiellcia del PrrÚ, la época SI'
de los Incas. Com. !leal, pal'le I, Jib, l, cap. XVII!. lija en 20û ailOs anles de la eonquisla. Dóc. de In Audiclleia
!tlama, si:;nifi~a mltÍre enlengU1 perulOa. (111rcilas- Heal, ~IS.
I
I
I
II
I
mI"",
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
S
11IULlÚTlC.\
DI:: GAS¡'AII y IIUle.
IIIU.lelo para IiU arquiteclura (j). La ff~cha de esta
llegillia eS t¡¡mllieu irreconcilia/.¡Ie COll los sucesos
posteriores. No hay rela,cio~ alguna que haga rl!encion mas que de trece prlllclpes antes de la eonqlllsla.
1\1aseste nÚmero es demasiado pequeilO para haber
llenado un espacio de cuatrocieutos arIOS, y • cuando
mas supomhia, segun cálculos probables, una fet'ha
de d~s siglos y medio á la f!lndacion del imperio; y
esta antigüédad no tiene nada de increible, debiendo
tenerse pres~t~ que no p.recede lilas 9ue en "J~Jio
siglo, á la supuesta fundatlon de la call1tar de AleJlco.
La ficcion de Manco Capac, y de su hermana y cspo~a, se invcntó, sin dUi\a, en tiempos posteriores, para
Jisonjear la v:midad de los /lJOll:lrcas peruallos, y
para dar otra sancion ú su autoriJud, derivándola de
un origen celesle.
lIay motivos para creer que existia en el PerÚ una
raza civilizada alltes de la época de fos /Ilca~;'y, en
conforrni¡lud cou la mayor parte de las tradicIOnes,
podemos lijar su orí~en en las inmediaciones ~ellago
de Titicaca (2); ded'uccioll fuertcmcnte conhrmada
por los magesluosos restos de arquitectura que se
ven en sus ori/!;!s, des[llles del trascllrso de tantas
generaciones. ,Qué raza era esta, y de dónde prove-:
IÜa son cuestlunes que ofrecen un tema seductor a
Jas ¡nveslig~ciones del anticuario. Pero e~ r~gion oscurisima, colocada Illas aiM de los domInIOS de la
historia (3).
Las mismas tinieblas que rodean el origen de 108
Incas continuan ofuscando la serie de sus anales, y
tan imperfectos eran los recursos de los peruanos, y
tan confusas y contradictorias sus tradiciones, que el
historiallor no cncuentra terreno lirm() en que apoyarse antes del si610 que prece(üó á la conquista es-
pailOla (.í). Desde JUl'golos progresos de los peruanos
parecen haber sido muy lentos, y casi impt'reeptillles.
Valiéndose de una política templatla y prudente, poco
Ii poco atrajeron á su dominio Ills vecinas tribus Ii
medida qUe es tus se cOD\'encian mas y mas de los heneficiús que consigo trae un gobierno justo y !,¡icuorganizado. Creciendo su fuerza, cOl/fiaron maS directamente en su apo~'o; pero addautando siempre á
cuhierto de los ùeDélicos pretestos inventados por sus
predecesore5, lIevallan la paz y la civilizacion en la
punta de la r.spada. Las uuciones bárbaras del pais,
sin elemento alguno de cohesion rntre eJlas, cayeron
una tras otra bajo las arinas victoriosas dejos Incas.
Sin embargo, I/Usta mediac!os del siglo xv, el famoso
Topa Inca Yupanq¡¡i, abuelo del monarca que ocupaua el trono cuaudo llegaron /osespaño/es ,noatravesó coli sus ejércitos e/terrible desierlode Atacama, y
penetrando en la region meridional de Chile, fijó los
limites permanentes de sus dominios I'll el rio Maule.
Su hijo, Huayna Capac, con una ambicion y un talcnto militr.r dignos de su padre, marchó á lo largo
de las cordilleras hácia el Norte, y llevando sus conqui~tas mas allá del Ecuador, agregó el podllroso
reino de Quito al imperio llel Pcrú (:¡).
Entretanto la antigua ciudad <Id Cuzco habia ido
gradualmentecrecjcndo en riqueza y pobJacion. hasla
que había llegado á ser la digna metrópoli de una
monarquía S'mnde y Uoreciente. Estaha situada en un
hermoso valle en una region elevada de la alta llanura
que Ii hallarse en los Alpes, hubiera e¡,tado sepultada
entrenieveseternus, peroljue en los trópicos dlsfrutabadeuna temper~turasllaYe ysaludable. Hácia el Norte la r.rotegia una elevada montaila , ramal de la grilll
cordIllera; y atravesab;; la ciudad un rio, ó mas bien
riac/me/o con puentes de madr.ra cubiel tos de piedras pesa(las que proporcionaban fáciles ml·dios d~
comuuicacioo entre ~mLas orillas. L;:s calles eran
.largas y angostas; Jas casas bajas, y I~s de I¡ISdIses
mas pobres estaban construida, con harro y callas.
Pero el Cuzco, era la mansion real, y contenía las
amplias moradas de la a:ta nobleza; y los macizos
fr:lgmentos que !lun I'xisten incorporados en muchos
de 10$edificios moderuos , prueban el tamaño y la so-
(I) • Otras cosas ay mas que dezir de,te Tiaguanacp, que
)lasso por no delenerOle: concluyendo que yo par~ ml le~go
Ilsta antigualla por la mas antigua de lodo ell'erll. V.asslSe
tic nI' que antes quo los llJ~as reinassen CORmuchos hempos
csta vall hechos algunos ediJ)cios deslos: pûrque yo he o}'do
afirmu á indios qu~ loslugas hizieron los edificios grandes
del Cuzco por la forma que vieron lener]a muralla ó pared
que se vel' en este pl~ehlo.» (Ciez' de I.eon, Cron., capítulo CV.) Véase umbien á GarcJlasfo (Com. Real, parle l,
Jib III cap. I), en donde ~e hallará una descl'ipcion de eslas
ruinas' tomada dI) un eclesiástico, eJ ruaI refiere de ellas
cosas harlo mal'avlllosas. ",'rrera menciona otras ruinas de la
misma anligù.edad ~radicionaJ. (Hisloria genera] de los herhos
de los castel!anos en las islas y lierra firme del mu Océallo
(~Iadrid, 1i;>O J d,)c. VI, ]ib, ~I, cap. IX: J. ~'CI!lloh, I'D SIlS
,cnsatas relIexioncs sobre el or/¡(en de la clVlhzaclOnperuana,
cita con la autoridad de Garcilasso de Ja Vega, eJ famoso
templo de Pachacamac, no lejos de Lima, como ejemplo de
arquiteclnra anterior á Ja de Jos Incas. (Re~e~rches. Phi!osophical and antiquarian, cocernin the abor/¡rlllal Ihslory of
América Baltimûre, 18~U, pág. 401>. J Si esto es cierto, puede servir de confirmacion á lo qne en ellesto de~imos. P~ro
JlI'Cul!oh ha çaido en un erro;, á que lo ha condUCIdOsu gUla,
Hicaul traductor de Gareilasso , pues este no h~bla dellcmplo COll;Osi existiese anle,; del tiempo de los Jocas, Slnl>
alites que los Jn~a.sconqui,tasen el l,ais. Com. Rcal. p. l,
lib. VI. cap. XXX•...
(2) Entre olras aulo~idades relativas ~ esla lradlclon, v~ase á Sarmiento, llelaclOn MS. cap. III y IV.-Herrera, HlstorIa Gcn., del'. V, lib. m, cap. VI.-Conq. y Pobl. dlll
Perú M3.-ZÚrate, Historia del descubrinllenlo y conquista
tiel P~rÚ, lib. ~,cap. X, apud Barcia, Historiadores primilivos de las IlIdi~s Occidentaleg pladrid, i74U) tom.lII. Ell
casi lodaslas tradiciones, sc da el nombre de Mallco Capac
al fundador de la ffi!marquia peruana, aunque COll mucha
discrep~ncia con respec\o á su historia ~ carácter.
(:i) ;\11'. flanking,de
q~jen puededeCJfse que
Rcsueh'e difieullades
I.as mas ásperas y oscuras,
C"n tanta facilidad,
Como cnsartar Urla aguja,
cree quc «esmu\' probable que el primer Inca ùe] Pertl fuese
hiio del f"ran I\a"uhublai.» (Investil(acioncsh;slóri~as sobre
)lIl)ui"ta del Perú. 1'11'., por los Mogol(s (Londres, t82i),
iO. ) Las cuÍnrí,lcncias soa curiosas, aunque 110 a~llorizall
plenamenle la awnturada consecuencia del autor. TodI)hombre investigador debe desearcon llumbold' «que¡lgun sabio
viajero vislle las orillas del lago de Tilicaca, el dislrilo del
Callao, y las elevad~s llanuras de Tiahuanaco teatro de la
anligua clvilizacion american3.» (Vues desCordllléres, p. t!1J.)
y sill embargo, los monumentos de arquitectura de los indigenas descubiertos hasta ahora, han suminislrado pocos
materiales para colI:ltruir el puente que atravicse el oscurO
abismo que aun.separa al mundo anli~uo dcl nuevo.
(4) .~Iucho menos de un siglo en verdad. Garcilasso y Sarmiento, por ejemplo, los dos escritores anliguos ùe mas rcputacion apeuas coinciden en un puuto al hablar de los an\iguos principes peruanos; seglin el pri~ero la corona baja
pacílieamente de sucesor en sucesor de una dinaslia que no .
se lllterrumpe; mientras que el olI'Oadorna su narracion con
multitud de conspiraciones, deslronamienlos y revoluciones,
de esas 'lue brillan en las p~ginas de la historia de los paises
mas bárbaros , ypordes~raciadelosmascivilizadostaUlbien.
Si ailadimos á eslos los difercntcs autores conlemporáncos y
del siguiente siglo, que han tratado de los ana/es peruanos,
se encuentra tat conllicto de cOlitradiccioncs, que el crilerio
se pierde y se c01viede en conjetura. Felizmente esta falta
de seguridad en lllsacontecimielltoshislóricos no seesliende
á la historia de las artes y de las instilucioncs que existiau
cuando los espailOles Jl!'f\,aron.
(5) Sarmiento, Hclacion MS., rap. LVII-LXIV.-Conqu:sla y Pob. del PcrlÍ. MS.- Velasro. "ist. de Quito,
p. 59.-Dec. dI! la And. Real, MS-.-(iarcllasso. Com.Hea/,
parte l, c:>p. XVIII-XIX; hIJ. VIII, cap. V-VlIl.
£sle tUllmû IlIstoriadol' y otros var/os alrillll yen la conqui~la de Chile á Yupanqui. padre de Topa Inca. Las hazailas de
ambos monarcas se hallar. .tan eutl'clazadas 1Iuas COllotra~,
I pOI'las relaCIOnes de .IosdlfereDtes anahstas, que CD clcrto
modo se confuude su ¡den!ldad l'en,oual.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..\ CU:\QUST.\
hEI.
"UU~·.
~)
litlez de los antiguo,; (I); t:ol~tribuiall á la saluJ¡ridaJ
ellos ni Iii hoja tic un cu~IJiJlo (5). EltalllalIu lhl ,aigu'
dl¡ la ciuùad grandes V espacIO~as plazas, en que una nos de estos trozos era mmenso, pues los habla de
roblacion numerosa ~e la ciudad y ùe las provincias
treinta y ocho piés de largo, diez y ocho de ancho,
remotas se reunía para celebrar Jas grandes funciocou seis de espesor (6).
Iles de su reiigion. Porque el Cuzco era la Ciudad
l'los llenamos de asombro al considerar que elllUe·
Santa (:!), '! el gran templo del Sol, al que acullian
blo !Jue sacaba est.'ls masas enormes di) I~s cauleras
peregrinos [Ie,;de los mas remotos límites del imrerio,
y b d~ba forma, Iguoraba el uso del lller~o; q~e
era el edificio mas lI1agnilico, del Nuera ~Iundo, y las Iral.1 de cal,lleras que se hall~ball á.I,ma distancia
qui~ás no IJ:lLria otro en el antiguo que pUùlCra com· , de c~Ja.tro a qUInce leguas (7), Sill auxlliù cie granJe~
para:s~le ell III riquezll d~ sus ~d?rnos.
,
I cua<.rupedos, atravesando l'lOS y barl'al~c?s, y que
BaCIa el '1orte, en la sierra o aspera eltlvaclon de Il~s levant~ha hasta su encumbrada
roslclOn cn la
flue ya hemos h') Liado, exislia una_ gran for.tale,za, I SICr:'a, y ',malm,ente las colocaba con ~a mas e5crup~cuyosrest(sescitan
hoy porsu tamanola admlr~clon , losa exactltullsm
conoc.er las herraJ"!llenta~ y maquIdel viaiero (3), Defendiala por el lado d~ la clUd,~d Inarn de los europeos. Dlccs~ que velllte IllII hOI~lhr.es
una sola muralla muy gruesa de mil dOSCientos ¡lies l' se ocuparon cnla construc~lOn de est~ gran ed¡(Il'IO,
,le estension
si bien hubiera bastado para su derensa , y que t,ll'ltaron en hacerlo clllcuenta anos (8). Sea de
PQr e,a part¿ el prècipicio natural que exislia. Por el esto lo,que ruere,,(lesc~brilllos
aqui la accion cie un
otro lado, por donde era mas fúcil el ataque, la lleIlespotlsl~O que cll~pOll1a absolutamcnle
del caudul
fendiandoslllurallascircularesdehlmísmaestension
}' dt, /.1 \'Ida de sus \'nsallos, y que flor suave (Ille
que la anterior. Estaban separadas á gran distanciu
~ue~,e en su c3ráclcr general, no daba mas precin
una Ile otra y de la fortaleza, y en 103 intérvalos es- a e;;~o,s vasallos cuan.do estaban elllflleados en Sil
taba levantada In tierra de modo que Jas ml!rallas , ~ef\1CIO, que á los a\1lmJles cuyo trabajO desempeformaban Jn parapeto para las tropas que hablUn de naban.
t1efenderlas en caso de ataque. La lortaleza se compoLa forlalez~ del Cuzco n,o. era. mas que Iln~ rarte
Hia rie tres torres separadas unas de otras. Una estaba
de l:n vasto sIstema de fortlhcaclOnes estableclllo pOI'
destinallll allnca, y se hallaba alhajada mas bien cop l?s :ncas en-todn Ja estension de sus ~ominios. Este
tOdll el eSI~lendor que correspondia
á la :~sidencIa
slst3m? .desel!l'penaba un papel muy nnportante
eu
real, que a lo que dehía ser \1U puesto militar. Las su :)Olltl~a militar: pero antes que hablem(ls cie csolras dos esta han ocupadas por la guarnicion,
comte, conViene que presentemos
al lector un cuadro de
puesta dc nob'es peruanos,
y mandada por un oficial' sus instituciones
civiles y le demos algunas idetls
.te la sang,'e real, porque la posicion era demasiado
sob~e su ~istema de gobierno.
importante para conliarlaá mauos subalternas.
Habia
,El cetr.o de los Incas, si hemos de, creer lo que
escavaciollps debajo de las torrcs, y varias galerÍils
d!cl) sulJJsloriador,
bajlí en sucesion uo illterrulllsubterráll~as
eS,taban ell comunicacio!! con la ciudad
plI!a ~I,epad:es ¡Í}Iijos durantr~ todo el período en que
y COli lus palacIOS delinca (.\-).
eXlitlO su dmastla. Sea de esto lo que fuere, parece
La fortaleza, las murallas y las galerias erantoi\as
prollable que el derecho de sucesÍllll ¡;ertenecíese
al
<le (liedra; pero los graudes trùzos no estaban colohijll mayor de la Cuya, ó reina legítima, como la lia.
cad,)s en capas sucesiv,ls,
sino dispuestos
Ile tal ma lan para ctistiuguirla de la llIultitud de cOllcuhi.
manera q'Je las piedras ehicas ocupabau los iytersIHIS que poseía el soberano
(9). Oistinguíase adem¡Ís
tidos qnc dejaùan las griwcllls. El aspecto de la ohra la I'ellla, ¡Í lo menos en los últimos reinaùos , por la
()ra rústico, porque las pierlras no estahan pulimen·
cin;unstancia
Ile scr escogida cntre la, hermunas del
tarlas sin!. cn los bordes, en que el trabajo er.! esqui.¡lnCl,
urreglo que, pOI' repugnante que sea á los sensilO; y aunque no emp'eaban
ninguna espede de lirnientos de las uuciones civilizadas,
era muy agraargamasa, los diferentes trozos estaban tau admira-l' dable á los pernanos porque les aseguraba llU herehlemente uniùos, que era imposible introducir entre
ller~ de la corona ,perten.eciente
á la raza pura que
habla veludo del cielo, sin mezcla alguna COll ci bar·
(I) Garrilasso, Cum. neal,lib. VII, cap. VIII-XI.-Cieza
I ro ,Ie los (lemÚs mortalcs (to).
ùe L~on, Cróuica, cap. XI;U,
«1'1 Cuz,:o tuuo grau manera y calidad, deuio ser fundada
(1;) .Ibid. ubi supra,-Inscripciones,
Medallas, ']'.)mplo:;,
por gente de grau ser. Auia grandes calles, saluo que crau EdIICIOS, Antl¡;uedades y:llonumentos del l'en'l, MS. Este
~lIgostas, y Jas casas hechas de piedra pura con tall lindas manuscrilo, que antes pertenecía al Dr. Hubertson y que
junturas, que ilustra el antigüedad del edificio. pues estauau ahol'a eslá Cu el Museo Británico, es obra de un aul~r desco'
piedras tal' grandes muy bien assenladas » (Ibid., ubi su- nocldo. probablemente de la época de Carlos Ill, élloea que
pra. J Compárese 1'011 esto lo qne dice )lillcr de la ciudad se· ron,o observa el agudo erudito que me ha proporciouado l,;
gun hoy exisle. « Las paredes de muchas de la;; casas no hau cor:a, era lilas DOllble el espirltu de sana :rilica eu los his·
experimeni.ado cambio alguno durante siglos, El ¡rrar, lan:a- loriadores espaiíoles,
ÎIO de las piedras, la variedad de sus rormas, y el tra b:ljo ini.
(';) Acosla, Ihstoria natural y moral de las Indias, lib. VI
mitable que eu ellas se descubre, dall á la ciudad aquel as- rap \IV,--Elmismo
midió las piedras.-Véase
tambie¡:
pectn iuteresante de antigüedad y poesía 'que llena el ánimo Gal c¡lasso, COlO,Real, lu¡:ar citado.
Ile a¡!rada~le, aunque lriste veneracion.» Memorias del ge(i) Cíeza de Leon, Crónira, cap, XCIlI.-Ondegardo
lieraI Miller, al servicio de la república dell'erÍl (Londrès,
ReI. se¡!., MS. Segun dicen, aun se ven c('ntenares de tro~
1R~!), 'egunda ed. J, tOlll, Il, l'. 2::!5.
zos de granito por concluir en una cantera cerca del Cuzco.
(2) « La imperial ciudad ill' Cozro, que la allol'aban los
(8) Sarmiento. nela~ion, MS" cap, XLVIlI.-Onde~ar¡udlo;; como áco,a sagrada.» Garcillasso, (;om, Real, par!.l,
r/n, Ilel. SPI!. MS,-Garcilasso, Com. neal. (Jarte I libru
lib, \11. rap. XX,-Tambien Ondezardo, lIel. se¡,r" MS.
VII, cap. XXVIII.
'
(:iJ Véase enlre otras las lIemorias de ~liller anles ciladas
\.05 españoles, no sabiendo cómo esplicse la ejecucion de
que contienen una dcscril'clon IIlllY iuteres'nte del CU7.cJ tan gran obra con medios al parecer tan pequeilOs, la atribuInoderno (10m, Il.• p. 223 Y sig', J, Ulloa, que reporrió el país yell '. con su nalural desenfado, al demonio; opinion que
il mediados del sll!lo pasado, no pone illIlIles:\ las eSllresinGal'c¡Ja~s~se manifiesta muy dispnesto á aroyar. El autor d,)
ues de su :ulmiracion. Viaje á la América del Sur, Jih. VII, las Antlgucdades \' Monumenlos del PerÚ MS. rebate est.
capitulo XII,
opinion con loda fa seriedad que el caso ;xi~ia.'
(i) Retan7.0s, Suma y narracion de los Incas, ~IS. capÍ(9) Sarmiento, Relacion, MS., cap, VII. -Garcilassù
'"l,! XI/.- /:nrciJasso, COHl.Re:d, parle I, lib, VII, capitu.
COIII.Heal, pal'te I ,lib,l. cap. XXVI.
'
J~ XXVII-XXIX.
Mosla dice que el hermano ma \,01' del Inca sncedia rol¡
La demolition de la fortaleza, empezada en cllanto se cnn· preferencia al hijo (lib, VI, cap. XII J. Quid, confundió l.
,umó la conquista, arraucó recon\'cnGÏones amarl1as á lilas ('Os~nlllbreazteca con 1.1pernaJJa. En eJ iufurme de la Heal
de un esp, ñol i1nstrado. ""ya VOl sin embargo rue impo- AlIliencia se dire 'Ine sll~edia el h~rmauo cuando no hahia
contl'a el espil'itu de tlvariri. y de tiranía, Véase Sar- hij I ller. de la Aud. RI)al, AIS,
o, Reltlcion ~IS., rap XLVIII,
110\ El
ri cVllju:r,-:-:egun r.arcila;so, ti hcrtdero
sn,.",.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
III
IlIBI.IOTF.C
\
r..\~p.\n y RlllG.
Of;
y seis aiios los estudiantes
sufrian un exámen p(II,I;co. antes cie ser recibidos en lo que podemos llamar
la órden cie caballeros. DiriRian este exámen algunns
Ile los Incas mas ancianos y mas i1ustrèS. Los can,lida!os; teniilll que manifestnr su saber en los ejercicios
at1éricosrlcl guerrero,
en la lucha, en carreras qlll!
prohascn su fuerza y agilidad, arunantlo rígidament"
I dnrante varios dias. y por mecha de c~mhates (~gu. rall05, en que, aunlJue las arm:ls no telllan filo, ~i1emprn resultahan heridas y de cuando en cuando muertes. :lli¡>ntl'as duraùa esta prueh:l, es decir, p(\r
espacio de treinta dias, el ré¡¡io neófito no lo pasa ha
mejor que sus compañeros;
dormia en el suelo, anda ha descal7.0 • y ve~tia pobremente,
lo que, SI'!¡UIl
se snponia, dehia inspirarle mas compasioll
h;icia
los pobres y,Iesgraciallos.
Con todo es'e a"recto de
I imparcialidad
quizás no será hacer injusticia -Í los
En sus prirueros uoos, cOII!iuuuse rI régio infante
al cuidado de los amal/tas, Ó sabios, como se lIamaba á los maestr,)s de la ciencia peruana,
quienes le
conlllnicaball
todos los elementos ¡le saher lJuc ellos
poseían, especialmente
en lo relativo al complkado
ceremonial
de sn reli;;ion, cnlJue tan Plillcipal papel habia lle representar
ci h~redero de la corolla.
Tamhi~n sp. cnl,laba mucho rie su ed~lcacion militar,
h mas Hnpflrtante de totlas en UII p:IIS que, con todas sus prott'st:)s de paz, siempre estaba en un es-I
tado de guerra rara adquirir m:Jli territorio.
En la escuel:! militar lo eùucaban con los nohles
locus que tenían poco nInS Ó menos su misma elhd;
porque rI sagrado nombre de Inca, origen f"CUllllo
de uscnridad ·en sus ¡mall's, se aplica ha indistinta-I)
mente tí todos los que descendian por línea masculina
del fuudador de la monarquia (I). A la edad oe di¡>z
I
I
I
Ptil'lh'o de una snI:) pit~dla de nn tcmplo
JU'~ces suponer que \1ua discrecion politica avivaba
SlI percepcion en ClIanto al mériLo del heredero de la
corona ..
Termin:ulo el periodo ile las prucbas, eran preselltallos al soberano los candidatos elegidos como rfignOs de recilJir los honores de la caballería; y t)\ soberano se rlígrwba tomar parte cn la ceremonia rfe la
inaugnracion.
La iniciaha con Hn breve disCl:rso en
que. despues de l~ongratular fi los jóvenes aspirantes
por la destreza qlle habianlllilnifestado
en los ejerc'Ïdos guerreros,
les recorda"a la responsabilidad
que.
les imponian su cun[L y sn rango; y apellidánllolos
afectuosamente"
hijos Ilel Soin, los estimulaba
á
que imitasen á su gr:m progenitor
en SIl gloriosa
" , ..
l','.
1 " ,. I
~
Enton'"
<p.
, tlrru.\ tan Jeneli~,I. a genero .ll~m, no.
~ s ...
acercaban los nOVICIOSy arrolJ¡lIanr!ose uno despues
oIp. otro delante dl!1 Inca, c.ile les perforaba las oreJils
l'on tina aguja de 0ro, que ,~onservaban en ellas hasta
.\ymdra
en T;n~lhl1;1co.
r¡ue la aùertura I'uese hastante granl]e para conlp(ler
los enormes [landientes pecllliares fi su órdell, v qne
les bicieron dar por los espallOles el nombre d~ ore·
¡ jOlies (2), Este adorno era tan macizo para el soheII'i/no, que estiraba el cartílago hasta que casi le lle: gaba :í los homhros,
produeiell(lo
Hila r!el'ormi¡)i,,1
¡ monstruosa á los ojos de los europeos, annque bajO
i la mágica innllencia de la moda, Jos naturales lo con·
i suJeraban COIllOIIna cosa hel·mosísima.
: Terminada e3ta ceremonia,
lino de lüs nohles mas
venerables cal7.aua ú los candidatos con las sanllalias
que usaba la órden, lo flue tiene cierta analogía eon
..
(2)« Los cahalleros de la saUl(re real telHan orcJils horadadas, y de el/as rol:;ando grandesrodete~ de plata yoro: Ilámáf<lulespor esto !osorejolles, loscaslellanos, la primera vez
i que los vieron.» plontesinos, )Iemorias nlltiguas histori~les
<le! Perú, MS., \ill. ", cap. IV.) El adorno, que tenia lorma
de rueda, no col¡;nba de la oreja. sino que se introducia en
,1p. la cor(l~a slemp"/' so.casaba con ,una de ,lB hermanas .. la parte cartilag-illosa, y era del tamailO de un~ naranja: (.La
rCom. Real, parte I , hh. IV, cap. IX). Olloegardo habla de hacen tan ancha .como una gran rosca de naranJa; losseuores
esto NUlO de una innovacion á flnes <leIsi~lo XV. (Rel~cion Y prmclpales tramn aqnellas roscas de oro fino en las oreja,.»
prllUera, )15.) Sarmiento confirma sin embar!1o el e,traordi- (Conq. y Pob. del PerÍl, MS.-rambien
lo dice liarcilasso.
nario necno de que nabla et historiador de los Incas. Relacion Corn. Real, parte l, lib. l, cap. XXI!.) «Cuanto mayor era
MS.• cap. VIf.
el agujero. dice uno de Jos eonqui~ladores. mas elevado era
fi) Garcilasso, f;om. Real, part, l, lib. cap. XXVI.
el fa\\'~o.u \'cllrl>\'inul>, \\c"c\\h. y r.ont¡., ;'t\~.
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
/
l..\ C0;o.¡QLlS I A DI::L N.nit.
tI
.a anligua ceremonia de calzar lus espu'~las al caua- I rjércilos J gt)jJeralrllcnlc
los mandaua en persooa.
Ilero c.ristiano. Enlonees se les permilia ccilirse la Impünia couldbuciones,
hacia leyes, y n')muraua
j',lja en la ci!llura, que correspondia
á la toga virilis
los jueces que hauian de adminislrarlas,
á quienes
de los romanos, y que significalJa quc )'a habian lIe- privaha rle sus cieslinos cuancio lo jUl.gaha COnfegado á la edild de la virilidad. Adornabanles
la cabeza
!licnte. El cra la fuen'e y ci mananlial
de lodo; del
con guirnalJas
de Ilorcs que, en SllS varios colores,
rango, del poder, de la ri()llf'za. En una palahr:!, coencerraban
el sentido emblemático
de que la c\emo III es presa la célehre frasc del déspola europeo,
mencia y la uondaddebcn
adornarcl car1Ícter de lodo «él mismo era el Eslado (5).»
.
guerrero valienle, y mezcláuanse
con las llores .11Ellnca, consj¡ler;índosecomo
un ser' superior, roo
gunas hojas de sielllprevÏ\'as para signifiC:lr que estas
deal:a su existencia de una magcstarl y pompa hien
virludes vivirian etername,nle (I). Ademús de esto se e~lci.lla(\as para deslumbrar á su puch\,). Su truje eF.a
ailadia en la caueza licl prí::cipe una cspecie de vcnrla cie I;: lana lila!; fina dc "¡eulia, leÎlido con colores IIri·
con !.Iorlas de eolor amarillo,
tejilla COli la linísima
lIanles, y adornado profus~mente
con oro y piedras
lana de la "iculia, y que le ccilÍa la frenle como insigpreciosas. Cciiíalc la cabeT.tl un turh~llIte de muchos
nia peculiar al heredero de la corona. I'resenláhansç
colores lIamarlo clllaulu (ù); y una venda con borlas,
ell seguida lorlos los nobles Incas, y empezando por como)a qne lisaba el principo,
pero de color rojo,
los parienles ma:; inmedialos,
todos se arrodillahan
con dos piunw; (je un ~(,jaro curioso y. raro llamado
rlelante del principe y le h,;cian pleito homenaje como d coraqucnq¡¡c qUe sahan de ella, er~u las insignia~
sucesor altrouo.
Por lin Ioda la rcunion se dirigía Ú pertenecientes
á la dignidadsobcrana.lIalláhanselos
la gran plaza de la capital, donde con c,lnlos ,hailes
p¡\j. ros lJue producian estas plumas en una region
y otras diversiones publicas lermilw!.la el imporUlIIle
des.erta de la lIlonlaiia, y como se reservaban
eselu·
ccrelllonial dei hU'lraco (2),
sivamente para la prorluccion de eslas régias insig1..1 seml'j1lnza ele l'sIe cl'remonialcon
ellJue se oh. nia:;, se imponía. la pena de muerle:1I que los mata bu.
servaha al recibir en la órllen de cabal:ería il un calJa- Cada monarca suecsivo tomaba dos plumas nue\'us,
lIero crisliano en los siglos feuMles, no sorprenderá
Y SIIS erMullls sÚhdilos creían firmemente que jamás
tanlo alleelor si recuerda que la misma analogía se h.alian existido mas que dos individuos de esta fspeencuentra cnlas insliludones
ele olros pnehlos lilas Ó cie para propo~cionar su sencillo adorno á la diadema
menos civilizados; y gUll e~ natural que las naciones
de .ûs Incas (i).
lJue se dedican prinCipalmente
al estlHlio Ilel arl.~ de
Aunque el monarclI peruano se hallaba á una disla guerra señalen el periodo en que larmina su caJ'- taneia tun inmensa de su~ sÚbdilos. algunas yeces
rera prep¡:raloria
con semejantes ceremonias caractcnia la condescendencia
de mezclarse con ellos, y
teriSlicas.
cuidaln lie eX:lminar personalmenle
la condicion de
Despue:; de haber pasa(lo por est;ls prueuas,
se las clases inferiores. Presidia algunas de las feslivicoushleraha al heredero como digno de lo mar asiento
dalles religiosas,
y cn estas oC/lsiones elaba á la noentre los ("onsejero~ de S\I pad~e, y ó se IlJ empltlaha
hlez.a gnndes c?n."!lcs, en qu~ siguienrlo la !noda de
en puestos de con(¡auza en lo IOteriol', 6 lo que era na':lones mns cJ\'1IJzarlas. brJllrtabll por la !kdUlt du
lilas general,
se le en"iaua á espediciones
remotas
aquellos á quienes mas queria (8).
parn que practicase en el campo Ile hnlalllll:¡s Icceio.
Iles que hasla enlonces ha uia eslu!liarlo tan solo en real y la sacerdotal en el Pe:'ú, lo que prueba que /lO succd,a
simulacros bélico~j,~cc
taha StlS primeras campaiias
esto siempre como dice Carli. ~las adelanle verelllos que la
hajo la direccion {ie'!w; cLlelJres "enerales que I¡aIJiIlIl pOslclo.nque ocultaba eJ ~ran sacerdoleera mll~ encumhrada
e'lcanllcillo al servÏl:io di! sn paâre' Ii~sla que crey nlUYIOd,·p~nlltente. « El saeerdoc.lo y elllllperlO estaban se·
c'el 'I n ,
.,;
.
'I l. l.. .' ':1 . ,paradus cu ~1l~J'co;pero ell el Peru eslaban reullldos, "omo
.1 1 O e anos)
en espcr.ellcl3 ,se e: ,Iua a c mls- sucede en el Tlhet v en la China, y como sllcedló en Roma
010 el,llI~l\do para que .• corno Huayna Car..ac, ci váse!lando Agusto echÓ las bases delllllperio asimilándo!c el sataro ultllno y el mas Iluslre de su famllra, llevase
celd,)CIOÓ la dignid~d de Soberano Ponlil¡,e» Lettres Amet~lUllfanle el es/anrlarte
del afco-iris,
ensei¡a de su rir;;ines (Paris, fïH8), trad. franç., tom, l, Jet. VII,
l!JntlslÍa, mas allÚ de las fronteras hasla las tribus
(;i) « Porque el Inga d3\"a á enlender que era hijo del S.)I,
mas remolas de la ptula,
Ó IIl1l1ur;¡ elcraJa.
CO! eslc titulo se hacia adorar, i governava principa.lmenlc
El gohierno del Perú (:ra despótico tcmr)hlllo en su en lanto grado que nadie se lcalrel'ta; 1 su palabra era ley,
carácter
pero puro y 'l¡'so]ulo 'Il s fI l. FI
_ '.nadle osaba Ir.contra su palabra III voluntad: aunque Iio'/'11"
,"'
/,
e ... u r.rl~l,l ..
mil
blesedemalarClCnmllll/ldlos,
no bavla nlnl1ulIOen su reino
narca. se ,l,l,ilIa co orado a una el/stanc/a IIImcnsa de qUl le osasc decir que 110 Jo hiciese." Conqu.ista y Poblacion
sus su!.ldltos. Hasla los ;"THISencumhrados
de la nodell',ní. ~JS.
h~e~a inca, (lue creían descenr!PI' del mismo ori .•cn
" (») lYola llel tralluclor. Creemos qlle en esta parte
(\¡VIllO
que ~I ~o\¡erano , no sc ntreian {¡ presellt,~rse
Ml' I'r~scotl padece ulla lijera eqlli\·ocacioll. Ell al.Jrllllascolec.
delante de ci SlllO lIcsc:J1zos V car"nllns eon un Iinel'o clon~s de antlgl!edades peruanas qu~ nosotros nllsmos hem03
hulto en se¡¡nl de sumision (3). C"omo rerre.sent~lIle
YI;(O en el Pel'll yen BohvlJ, se consenanunas filJas de Oro
llel Sol era el 'cfe d _I íd.
I t, I ...
\'. pu~o muy Ilexlble, como de pul~ada y me,J/a de ancho y \"a·
',',
.. J,
l', ~.
en s~cerl o d , ) pl eSlr 1,\ l'a y media de Jarw>, que ,l'gnn Ja lr3dicioll generalmente re,
las fleslas rellglOs<ls IlI,IS 1I11porlantes (·i) Levantaua
cIl:ida en el pais, era la verdadera insil1nia d.! la dignidad
re;d. Estas f.jas ó cinlas SOlisumamenle escasas v se cn(I) Ga.rcilasso, r.om. ne~1 ,parte l. lib. VI, cap. XXVII. cucntran con las momias de sepulcros çuc parecén habcr
(:?) Ibll'., parte l, lib. \ l, CJp. XXIV)' XXVII.
cO'ltenido individuos de la familia real. Todos los sepulcros de
~egun Feluandez los e.ndidalos vestian una camisa hlnnca indio;; nntiguos se llaman en nf/uel pais l/vacas, y todos elios
con cosa q~w;se f'~erneJaba :l..~na rruz hord.da rn elpccho, : "ontienen muchas curiosidades, entre ellas al¡:unas de grau
Iltstona d.,11 crll (Sev"h, I", I), parte II. Jlh. /JI. rap. YI. I valor Intrinseco, como idolillos y adorno.' "e oro pnro.
I'(ldemosl'lfurarnos que estamos lratando de una ceremonia
(i) Cieza de Leon, Crón:ca, can, CXrV.-Garc¡r~s'e
cnhEII~resca de la edad ~cd! •..
,
Cem. Ileal, pade l, liJ.1. cap. XXII; iib. VI, cap. XXYIJ/:
(a) Zárate, Conq. de.' I èru, Ir!J. l, car. VI.-Sarmiento,
- Acosta, Jib. VI, caJi. XII.
Helaclon, .\!S., cap. 'ill.
(!Il Sorprende eucontral' entre los indios amerie~nos esla
«Porque \"erdaderalllellt~ á lo q:;o. yo he averi!!uado toda ru;tumbre sorial 'f amistosa de nuestros ~"jones, ~l"o derai,la
la pretcns:on de Jos.lnga, fue ulla. suh'CCCIOIIcnloda la ¡!Pllle, ! hoy dia, ¡;rllcjas á Jas caprichosas inllovaciones d:Ja moda.
qual yo m,nra he oldo. dec,,· de IIInl1una.olra nacion ell tanlo (i"rciJ~sso trata ron mllcha eslension de las ceremonias qllc
¡:-r~do. que por mut prlllc/pal.que uu sellor fuese, dende que se oh~er\'"han en la mesa real. (COlo. H(·al parle I lib. VI
e~,trava cerca del Cuzco en ClCrta seiial quc e,tava puesta Cil c.p. XXIIf.) Las úmcas horas de comer er;n las O~ho Ó \a~
cada caml.no de cllatro) que hal, havlQ ~ellde alii de I'tnir c?r- nlle\'e de la mai13na, y cuando se ponia el sol, lo que ocurría
¡::-adohast.! la I'rc5enrla dclluga, y alii dpJ3va Ja car;!a y ha- c;;si á la nllSma hora en todas las eslaciones ell ta lalitud
cIa su obedienCia.,) Onde:rardo, Re/acion primera. J\IS.
dd ClllCO El bistoriador de loslncasconficsa queaun'lueco.
(t) Solo en una dee-tas fi,~,t"S sr.amalgamabaula aulor'}a(!
Ulian poco, soliau beber ma~ de lo re¡prlal', prolongil-lldo á Yr.
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
j:1
HlUlfOILCJ
DL
Lhl'.~1\
J
/,UIL.
Pero lo~ Incas Sil ponian ell cOlllunicacion mas di- I de llevar los equipajes Je UIl pueblo á otro. De cunndo
recta COlisus sÚbditos por medio de sus viajes1Í tliferen- , ell cuando se detenia el monarca para enterarse du
tes partes del imperio. Estos se hacíall, con illtérvalo
Jas quejas de sus sÚbditos, ó para arreglar asuntos
de varios aiios, con grail pompa y magnificencia.
Ln que los tribun~les habian sometido á su decision. Por
litera ó silla de manos clll/ue viajaban, guarnecida de todas partes acudia multilUd de gente ansiosa de ,·er
esmeraldas y oro, iba custodiada por una lIumerosa
1111 instante
:í su monarca, )" cuando este levantaba
escalla ..Dos ciudarles, especia!rnente escogidas para las cortiuas de su Jitera para ùeJarse ver, crall illmeneste objeto, propürcionaban los hombres que lleva ban sas las aclamaciones call que la salurlaban invoca !ilIa
la Iilera. Si hemos rie creer á los historiadores,
este ell su faror la benrlicion del cielo (2). La tradicion
olicio era poco apetedhle, ya que se imponia la pena sell:lló ,lurante mucho lielllpo los puntos en que se
de muerte al que se caía (I). Yiajahan con comodidad
h;:bia delenido el soberano, y los sencillos habitantes
rapidez,
paránd(ise en los tambos ó posadas consdel pais los reverenciaban
COIIIOlugares consagrados
truidas por el gohierno {¡ la largo del cambo,
y alpor la presencia de ulllnca (3).
gunas veces en palacios reales que en las grandes
Los.palacios reales eran edilicios magníficos, y leciudades proporcionaban
amplio alojamiento á toda j.os ùe ser csclush·os ¡Íla capital ó á algunas cíudades
la comitiva del monarca. Los magníliûos canlinos que principales,
estaban esparcídos por todas Jas pr(Jvinatra\"esllball Jas elevadas llanuras, estaban ocupados
cias del vasto imperio (4). Estos edificios eran bajos
en toda su cstemion por hombres que separaba/J las pero cubrian ulla gran estensioll de terreno. Algunas
piedras y les dem1Ís ohstáeulos de Ja su perJicie , cu- (je las habitaciones eran mu! grandes, pero generalhriéndola de olorosas llores, y (1isputálldose el honor
mente eran pcqueilas, y no comunicabun
unas con
N~nnmenlO peruar.o del C"ùor.
otras, sino que lodas tenian salicla á un patio cornun.
Las r,aredes estllban construidas con grandes trozos
de piedra, corno los que hemos descrito en la fortaleza
fiel Cuzco, sin pulimontar,
csceptullndo
la línea en
(lue se reunian,
que r.penas era \"Ísihle. Los techos
eran de madera ó pnja, y estos IWIl desaparecido
CO!!
rcs sus festines hasla una hora muy a\"anzaJa de la nochc.
¡birl., parle I,lib.
VI,rap. I.
(1) «In lectica, auru tabulata contrata, humcris fcrebanl;
in summa. Cl eral obs('f\'ancia, ul "ullum cjus iulucri maXi"
lile incivile putaren t, el iu 1er baiulos qu;clIllJqlle '·el leviler
"ede offeuso h,csitarel,
(\ vesli!!io il1lerfi:erl'nt.»
Le\,;lIus
Apollonius, Ile Peru\'i¡( Reo:illuis Iu\'clltioue, el Rebus in pa,
nen ¡¡esli, (Antuerpiœ,
156ï, fol. 3ï). Zarale, Conq. del
PcrÍJ, lib. I, cap. XI.
5e\;'ln e,le escrilor, los nobles er~Jn los que IIp\"3ban Ja lilera, y eran mil los destinados rspCCJaI!llUltc á ~isfrular Je
<,sl·e honol' llllmill.nte.
l;bj supra.
('l) E~t;lS ar.l;lmacioncsserian
rea/mente cspanlo,a,sí,
ro,
mo' dice Sarmicnlù, hacian racr Ii lierra I~s aves qne iLIlII \'0lanJo. «De e~la manera eran Ian temidùs Jos reyrs, <¡lIC~i
,anan por el reino y permilian a/zár algun palll) Je los que
il,an cn la~ ar.d.1s para rlrjar,e 'cr de sus "a,allos,
./zaban
I elliempo,
consen{¡nrlos,l
~o]¡'mcnte IllS Pllrcrlrs ¡fe
los edificios. Lo que ell ellos parecían Lusr¡¡r era IlW»
hien la solidez y la fuerza que la elegancia 3lquilectónica (5).
Pero si los eùificios imperiales eran poco ell'gantell
ell su forma esterior, el inferior compensa ha JUllpli'l.-
Ian gran ala riJo que hacian caer las aves de lo allo ,don.le
iban \"olanJoá ~er lomadas á manos .• (llel:Jcion, MS. ra/.í1110 X.) El mismo autor Já pormcnorcs mas creiL/es de los
viajcs ré)o.,
cUIo e¡tracto illserlamos en e! Apéndice 11I;mero l.
(3) Garcilas,o,
(;nm. Real, parle l. lib. III, rapilulo XIV;
lib. YI, cap.III.-7,àrate
Conq. JelPerú,
lih.!, car. XI.
(-i) Velasco nos da pormenores
Je algunos de estos palacios ~illI3do~ en difereules l'unIas del reino de QUilo. Ilistor(a de (lullo, [I'mo !, p;i!!. 19:i-lVï.
(:i) •. ieza de Leon .•. ,única,
cap. XLlV.-Antig.
J' M¡,numen los tltll'erÚ,
MS.- Véase, cntre otras eo,as, I~ (~esrriprion Ge los restos qlle aun exislen de edificios reales en
•. aliaD. como ¡j 1111., diez /el!uas al ~nr Je Quito, por Ulloa,
Viaje á la América del ¡,ollr, lib. VI, eaJl. VI. Posteriormente
I/umbû!dt los 10:, cxaruil:aJo ccn mas cuidado. Vues des Cordi"ére~, I'~r.lUi.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L,\ CO:'iQl:ISTAl'H
menle es.u falla, pues que en él desplegaban
pompo6amente lorla su opulencia los principes peruanos.
Cubrian las paredes numerosos
adornos de oro y
plata. El, ellas habia unos nichos llenos de animales
y plantas curiosamenle
trabaj:¡dos con los mislllos
maleriales preciosos;
y aun en gran parle del ajuar
doméstico,
inclusos los utensilios
de servicío lilas
oN!ínario,
se observaba la misma prodiga lidad de
magnificencia
(l). Con estos espléndidos adomos se
mezclaban ricas telas de brillanles
colores,
tejidas:
con la delicada lana del Perú, y tan hermosas en lodo"
que los soberanos espailoles,
que disponian de todo
lo que podian proporcionar
Asia y Europa, no se,
desdeñabll11 de usarlas (2). Componiase la regia ser-\
vidumbre de uIIa multitud de criados de los pueblos
~fomjas
I'El\U.
j.1
1 y ciudades comarcanas,
que, como en Méjico, tenian
(,bligacion de suministrar
al monarca el combustible
y lodo lo necesario p3ra el consumo de pabcio.
Pero la residencia favorita de los Incas era Yucay,
como á unas cuatro leguas de dislancia de la capital.
En esle delicioso valle, rodeado por la sierra que lo
\ dden,lia contra los ásperos vientos (lei Esle, y lo reI fr lscaha con abundan les manantiales y arroyos, cons·
, truyeron el mas hermoso de sus palacios. Allí, cuan·
d" estaban cansa(\os del polvo y de los afanes de la
c;,pital, se cornplacian en retirarse y· solazarse con la
I srciedad
de sus coucubinas favorilas, vagando entre
los bosfJues y frescos jardines, que embalsamaban
el
aire con olores deliciosos, y at!orrnecianlos
sentit!os
ell volupluoso descanso. Allí tambien disfrutaban rlo
de los ;\nti£uos A ym,lr::II.
In~ ,Iel~cias del baiío, turl:do por corrientes
de agua:
crlstahna q~Je pasaba~ por conductos de plnla sul,ler.,
ráneos y l:awn en banadcras de oro. Los espaclúsos
jardines estahllll cubierlos de numerosas yaricrl;lllrs
de planl~s y flores que cl',\chn, si,n esruc,rzo alguno en
esta regIOn templada rle I~s lroplCOS, llllenl.ras qne á
6US la~os ]~ablU otros Jar!!Jnts de un:,' especie 1ll,ISestraOl'dllllll'la, en que lmlla!Jan las d,ftll'e,lles formas
(l.e vida njelal dieslrnmeute
iUiÍ.tadas con plata Y' oro.
Entre ellus se rel'uer¡la e5pcclalmente
el maiz, el
m;,s hermos,) de los granos de América v se habla del
tr;dJ1ljo aclmirahlt! cli que la mazorCl: dè oro se dpsl'uiHia ~n parte l'n 1I1()(liode las allclws IJnjp.s de plata
y dC,1 IIJero peuacho l!el ,mismo mdal que n()la~a
¡,;nyosame'!te
en Sil cllspllle (3).
:~Iesla hl"lllanle pintura hare vacilar la fe del leclor, quc recucrde que la ablludancia
de oro que cn·
(I) Garcilas,o, Com. Rcal, parle I, lib. YI, cap, I.
cit'rrau las mùnla/las del PèrÍl cs increible'
l)lle los
.Taulo que l.odo eJ scrvicio de la casa det "l'Y, nsí de cántaras para su Vino, como rie cocil/a. todo era oro v plala. v l1alurales cntendían bastallte hien el arle <Id esplotar
esto no cn un lugar ni en ningunl palle Jo leuia, s¡¡tOell mu', Jas Iniuas j que ninguna parle del /lIetal, COIllO mas
chas,~ (Sar'llienlo. lIela~¡on, MS., rap, XI.) Véanse lamhien :ld('lallle vere/llos, se con"erlia en moneda, v que
las lmllanles desrrip~ione; de los palacios de !.lilcns, al Oesle loti,) él pasaba pnr malins del monarca para su uso
de~ Cuzco, por Ciela de Leon, se¡¡un lo que Jc tlij,~ron lós es- ('sclusiro,
ya fue~e de ulilidad ya de adomo. Lo cierpauo/es que los neron cn lotio su esplendor, (Crónica. capllulo ,LXXXIX.) Los ,'¡ajcros nlOderuos dicen que ann se "cn
(:i) G:;rcilas,o, Com, neal, parle l, lib, V, capítulo XXVl,
l"s n:r~los enlas ¡¡al'cdes, (lIolJ,bo:dl, Vues CordíJlére" p;ígl- lib, VI, cap, II,-Sannlcnlo,
IIcladon, M5" cap. XXVI.m HlI,,)
Cie;:a de Leon, Cr6nica, cap, XCIV.
(:1) «La ropa, de la C3m~ lorl,n era de manIas, y freçatlas
E,te ÚllllllO escrKOr hah!a de UClamezcla, compucsta en
de lana devlcuua, que es Ian llll~ Ian "cgalada,qlleenlre
parle dcoro liquido, quesp. usaha Cil losedilicios reales de
olras cosas preclada~ de aquellas llCrras, se Jas han tmdo
'I'w,bo, valle qllC eslaba cerra de Yucay, (Ubi sllpra.) Deliep:'ra la rallia del l'Cr don Phellpc Segundo,)1 Garcilasw,
mos dlsculpar;i JIlSespaiioles que derribarou serneJantei edlCorn. Real, parle I, lIb VI, rap. J.
lir'io;, fi csquc alguna \"ez las cnrclllraron,
r
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
j
1
DIDI.101 ECA
!)fo;
GA.sr,l/\
y
ROIG.
to es que no /Juy /Jec/Jo alguno mas'cornpletumcute
estaban sentados Cil sillas de oro cOlllas cuLezas illprobado por .Ios mismos C01\fluistadores,
que estahan
elinadas ni suelo y las lI1nllOS tranquilamente
cruzadas
en I~ mejor situacion para Juzgar, Y que no len!an
sohre el pecho. Sus rostros conservaban
su natural
motivo alguno para falrar á la verdad. Los poetas Ita- color oscuro, menos espucslo ~ camhios que el color
Jianos, en sus esplÜndiJas pinturas de losjurrlines,le
mas sonrOSUllo de una cara europea;
y su cabell,),
Alcina y de ~Iorgalla,
se acercaron á la verdad mas negro COTIIOazahache,
6 plateado por la e;!acl, perde la que creian.
manccia lo mismo que durante FU existencia. Se ase·
Pero crecerá rie flunto nuestru sllrpresa si renexiomejahan Ú un !<rupo solemne de adoradores,
ahisnamos que toda la riqueza que poseia pi JlJonarca pe- mados en el silencio de la dcvocion,
Ian hien so
fuuno no consistia mus que Cil Jo que élmismohahia
conservabun
las formas 'i el nspecto de la vida; Los
acumulado
para'si: Nada debia Úl;¡ h~rlll;ia
de sus
peruanos tuvieron tan buen éxito como los egipcios
predecesores.
Cuando.q¡oria
un [uca se a/Jallllonaban
en esos miserables esfuerzos p:u'a perpetuar la exissus palacios ; todo~, sus tesoros, con In escrpcion
de tencia riel cuerpo mas allá de los límites que le ba
los que se aplicahan á su entierro, sus mnebles y sus selwlallo la naturalrza
(5).
_
vestidos, se f[uedabaINXlCl'lO él/os dej6, y sus nUlneOtra iJusionlllas estrail,1 aun consistia en el respeto
rosas resi,lencias se cerrabnll para siclupre. El nuel'l)
que seguian tributallllo
:í esll'S rrstos inanimados
soberano tenia que proveerse de Iluevas cosas parn
como si estlll'i'~'l'n llenos de I·ida. Vila rie las casas
sJsteller eJ lujo de su posicion. La l'ilzon en (IUf) esta
;lCrtellecielltes
Ú un[uca difunto se conser',-aha
ahil:r·
costumbre
se runrlaha era Ja creencia popular rie 'Ille ta y ocupada pOI' su guardia)'
servidumbre
con toJa
el alma delmûnurc,!' difunto volveria r1espups de algun
la pompa correspondiente
á /11 di¡:rllldad real. En cirrtiempo á animar d,) nuevo su cuerpo en la t\prra, y tas fcstividad(·s se sacaban can· gran cel'f!monia los
deseaban lIne etlcontrase
torlas las cosas oí que hahia
cuerp,ls re,petadosde
los mOllal'c,l:; Ú la plan ma)'or
estado acoslullI/'rado
duranle
su l'ida el! el mis!tlo
d,! la. tapi/al. Los. e,1riJan(~s ,.le J:¡s?;,!ar.Jins de Jas r(sestado en que las r.ejarn (I) ..
peelll'os Incas, Hll'ltaball a lo:; dIferentes
!Ioblcs y
Cuando unlnca moria,Ú,comorlecinnr.llos,
((Cltnn- fl!lciales dI.' la cÔrle, y se daban cOllvites en nombrn
do volvia Ü ser Jlarr.ado oí la mansion rie SIl parlre, eJ de SIlS amos, ('n que se desplegaba
lod.l 1.1 profusa
Sol (2),» celehr:íba nse sus funerales con gran pompa
magnificencia
de Stl!; tesoros; y, segutl dice un antiy solemnidad.
Estrníansele
al clJ(~rpo los intestinos y guo cronista,
nini!Ulla dudar! r1ellllunrlo vi6 jam¡\s
se di!posiWlJan en el templo rJe Tampll, cOl!lo;í 1l1l:IS It:¡J ,1ClllDlllncion de 1,lala, 01'0 y alhajas corno lu que
cinco le¡ruas de la capital. Enlerr{'¡¡ase
COll él lIna se I'ei'l. cn la !;ran plaza del CUZto ell estaocasioa
(fi).
gran cantirlarl de SilS alhajas y pinta lalmllla, y sollre
S,~rl'ian el hanr¡lletf~ los criados rie las resr(~ctiras ser·
su tumba se inmo);¡ha wan nÚmero rie sus criados y vidumhrcs) y loscnnl'idadoseollli;Jn
en Jlre,eucia Ile!
concubinas
favoritas, hahiendo caso cn que, segun
real cadáver con la misma etiqueta que si i1uuiese
se dice, lIcgó Ü mil el m'lInero de las víctimas (:3). presidido p-I festin el monarca "i\'() (7) ..
Algunos de eIJos manifestaban la natural repugnancia
La nobleza del PerÚ consistia rie oos 6rllenes;
la
al sacrificio r¡lIe se ve algullas veces en la IlIdia enlre
primera, y sin comparaeion
la lilas ¡llIportanle,
era
las víctimas dc Una superJticion
serrr¡rjaute. Pero es- la oe Jos Incas qtll', pl'eci:ínrJose de descrnrler
del
tos eran si:! (lu(~llrls criados mas suh:J!lernos,
ya que
mismo t.ronco llue 511soherallo, virian pOl'dl~cirloa,í,
á las mujeres ~e 1,,5 ha vislo en mas rie tina ocasion
en el rcnl'jo de la luz .!e su gloria. COIllO los monarl as
tratar de suicidarse cuando se les ha imp,~dirlo probar
peruanos S,) aprovechaban
mllY I'sll'lJ';:ul)l'nte riel desa fidelidac[ pnr mellio de esle aclolÏl~ m:¡l'lirio conYIIl'l'clio dl' la poli¡;alllÍu, rjrjando familias .If' (~iellto y
g:d. Sf'gllia:í esta triste ceremonia lin filin r;encral,en
aun de doscien(os hijos (8), los nohles de la sall£Te
toJ/l ~I imperio. ~llr:lllte lin aiJo se relluía él pue~lo,
(Ci) Ondcf!ardü• !lcl. prien. ~IS. _ (jarcilasso, Corn. !l(aJ,
con IIltervalos sell:dad~s, pnra repovar las espreslopalle l, lill. V, rap. ~~IX.
ne3 de su dulor; se haclan proceslOlles en que
desLos perllanos escondieron estas momias de SIlS soberaJOs
plegaha la handera lIel difunto mOllarca; co,di,ihase
r1espues de la conqllista, para qne no las prolar:a,enlns espa·
á poetas y trovadores
el cuidado rlc refl~rir y ennserilOles rOll SIlSmSlIllos. Onrlegardo, siendo corregidor de Cuz·
Val' la reIaciJtI de StlS hazañas, y repetíanse estas C:llI- ro, deseullrlÓ Cinto de ellas. tres homhres)' dos nll~leres. Las
cjones en Ins gfnnde:; festiridades
ell preseucin del p.rlmeras,er.'lIll~sr".rrl'osd~
Vlra,r~):ha"del.1!:a~llllpac.l"l('a
monarca
l'Mi nn!; ndo asi a los "iyos rOll el 'J·erlplo
\upa[JQ'I,) ¡le. u IH)!) ll"ayna LI,lar. ha~tJlas>o J~s VIOen
.
'
[
l,
,,(
I
L,GO. Ve;;llan elll'aje real, Sin mas In,:¡rnla q"e elllaltc/I en
gloru,so de Jos mllertos (-í).
la "ahela. Estahan set1tadasr~<,~unél W;Srll!) dire. en unes.
Des[lucs rie emloalsarna(lo eon n;ncha rll~",lreza el tOldotan perferto rie ronserv~l:lIin , que no I"s fallaha ui 11"
cuerpo llld Inca, se le trasladaba al gran templo riel pel". de las reja,. Al llevar/as por la ral'p, r.lihirrt:Jsr'on fIJ,lll'
Sol ell el Cuzco. Allí elmollarca
.pen¡;¡no, al ~nlrar
las, los indi,!s se hiw¡¡b"n .de rodillas el.' ,eiJal de rr'sp!'lll,
rn el saulu¡¡rilJ terrible, podia contrmplar
las eligies
cünlIl'll'h~;; la"n,na;; y ,u<l".rus~ Y se enterne"¡f.'rnn ann l,las
de sus ré¡¡ir,s prellecesores
colocarlas I'll dns lib:; ; cualir!o \'trrull r,".f' "IZlillns ('sp"lioles ;;e destllbr:an al pasa~
opul'slils
los hombres (¡ Ja derecha
\' SllS e 'II S'IS" ' los re,to~ mort:t1.·s de los que flleron mOllarra,. (lhld. uh¡
.'
.'.
I
.'
'.",
S'!""\
,"rra.) !'(),lel'lf'r1Il'~nlcse)Jr:V;I""nJosrlll'rpos
al.J1ua;yel
1:llzrllllerrl.1 dc. gran lUlIllllar que Imll,lba en OJO repadre Aposta qll~ los l'j" alii unos veinte aiJOs de,pues, (lice
1~lg'~1Ite ell las paredes del terr'p/o. Los cuerpos rel'cs'Ine :",n esta ha rt l",rferlanr('lItl! ('cn~rl'I'adc)".
tldus con ci ropaje real que aCoSlUlllhr;¡Il:iH á llevar,
({i) .Tenemlls 1'01' mill' '·i"I·tn, qne ni cn Jerllsalen, 110m~. ni en ['cma, IIi étl nia~J1na pule dellllundo, [".II'¡in¡l'un;1 repÚhlica ui I'ey dc él, ;;e junlaba en 1111III~ar tanla
(I) Acosta. lib. VI, capítulo XIl,-Garcilas;o,
Com. neal, rllple,a de mctale, de oro I' phta y pcdreria conlo ,'n rsln
pJal:1 de ruzco, cuando e,las lie,tas y DIras ,emrjanle; se
parte I, Jih. VI, cap. IV.
(¡arian,» Sarmi"nto, l\t'ia,'ioll,~IS .• rap. XXVII.
('2) Los azteca;: también creían que el alma ti.>! gllerrero
(7) l,l., IIcla,';oll, ,\15., cap. VJII-XXVJI-Ondeg:JI')').
<lue moria en h~lalla ¡ha :i r.rompailar al ,olea su hrillante
Cllrso l'or la esfera. (Véase Conquisla de ~léJiro, lih. I, ca- !leI. se¡(unda, ~tS.
Sin emhargo, IJOse honra/,a a,j la memnri,l de todos los
pílUlo 111.)
principe;:. sino de a~uelil1s que hnhian sidll i!IJlJdes y Ilue(3) C:on". y Pub. del PirlÍ, ~IS. - Arosta, Jih. Y, rapínos. de qUienes Sarmi,'nto tllce. « los que hahiend,) ;;"if. ell
lulo VI.
r:nat,.o mil "¡climas de estas, se;rlln Sarm¡e~lo. Jo qllr es vida l.uenos y valero;:Il>, ¡:enero;:o,; C3n lus indio, l'n hace-les
rnerrede¡:,
pel'donadorc; de ¡n.furias, pOl'flue á ",tos tales
qUilás una eX3geraci,m. adornaroll los fllller,1Ir;: rie HlIavna
r.apae. el Último de las incas allt~s de l~ilega.ja cc los l'Spa. canonizaban en su rrg'urdarl pOI' ;.antos y hQnraban 'us IIl:e
~o; Sill enlender qlle Jas ánim., ¡¡rd,an en IllS ¡n!iernos.'
¡¡oies, Belacion. ~IS., raro L:í.V.
('rei;¡n que est.1han en ci Óe/ú.» Ihid. ubi. ,uprn.
(.i) Ciezu de Leon, f:rÚniea, carílulo. LX1I.-(jareila>s0,
(R) (jarcilas,o d,re qlle TIWSde lreSCIentos. «(:Olll. 1l'1~I,
r:"rn, neal, parte l, I,h. \'f, cap. Y.-Sarmiellto,
Reladoll,
MO:;., rap. VIII.
parle I. lih. 111, raI'. XIX.) El herlw, aunque a/;;o ~orFel;'
S"
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA. COlÎQlIISH
l;¡
Of:!. PERÚ.
real, aunque se conocian
por tales solamente
sus
descendientes
en la línea masculína,
llegaban {¡ ser
con el tiempo muy numerosos (1). Ilivirlíame en Vilrias líneas, cada una de las cuales huscaba sn origen
cn un iUllividno Ile la dinastía
real, annque totlas
terminaban
cn el divino fllnrlarlor del imperio.
Distin¡.;uíanse por muchos privilegios importantes;
usa han un traje particular;
hablahan,
si hemos de
creer Jo que dicen los cronistas,
un dialecto que les,
era peculiar (2), Y se Hfllicllha ¡Í su manutencion
la
mCJor parte dc las propieda(les pÚblicas. Casi toclos
I'\los vivian en la cÚrte ('crea de la persona (leI f1rincipe, tomando parte ell sus con!'ejos,
y t~omiendo
('on él, ó recibiendo sns alimentos rie su mesa. Solo
á ellos ¡)odian conferirse
las altas dignidades del sacerdocío. Confiábaseles el mando de los ejéreitos, el
de las guarniciones
remotas, y el de las provincias,
yen una palabra, á ellos pertenecian
todos los empIcos rie confianza y dc lucro (3). Hasta las leyes, que
generalmente
eran muy severas, no parecen haber
sido hechas para ellos; y el puehlo, revistien(lo
á
torla esa Mden de nohleza de una parte del sagrado
c¡¡r,íctl~r qne pertenecía
al soberano,
creia que un
noble Inca era incapaz de cometer un crimen (4).
La o,ra úrden de nobleza era la de los curacas,caciqtws (le las naciones conquistadas
ó ~us descen,lientes. Generalrr:ente el gohie,no les confirmaba su posicion; pero exigía que visitasen de cuando en Cl11ndo
la .;apiLal, y lJue riejasen r.rlucar ell ella á sus hiJOS
como reh<!nes que respondian
de su lealtad. ~o es fácil definir la natur.¡leza ó la eslension de sus privilegios. Poseían mas tÍ menospor\er
segun laestension
de sus palrimollios
y el númrro de StlS vasallos. Su
"uloritlad se tmsmiti:! generalment~
de padre á hijo,
aunl]u¡~ á veces el pueblo elegia el sucesor (5), No
ocupa han los empleos m"s elevados del estado, ni los
qur estaban mas próximos á la persona riel monarca,
como los 1I0bles de salll;re. Su autoridad, segun parece, era gl!neralm~nte
local, y siempre suborriinalla á
la jurisr\iccion
territorial
de'los gobernlulores
de las
provindas
que pertenecian:i
la úiden de lôs Incas (U).
La nobleza inca era en realidad la que constitllla
la verdadera fuerza tic la mOllarr¡uía peruana. Ligada
al soberan!} por los lazosdela sangre, tenian simpaI ¡as comunes,
y. en gran parte intereses irlénticos.
l:istinguiéndose
por un traje y unas insignias pecuIiares, como i~ualmente por el nacimien '.0 y. el í,!ioma,
tiel resto de la nacion, no se confllndm Jamas con
las otras tribus y naciones incorporadas
en la gran
110llarquía peruana. 'Oespues del tl';lSCt:rso !ill siglos,
conservah~
aun sn incli\'idu~lidad
como un puehlo
[,eculiar y separallo. Era relativamente
á las razas
l'onquistadas
del pais lo que los romanos á las hárbaras tribus del imperio, ólosnormanrlosálosantiguos
habitantes rie las islas británicas.
Agruparla alretlerlor
r,el trono, formaba una fahmge im'encihle que lo (Ief~ndia, \0 mismo rie las conspiraciones
secretas, qllP.
de la abierta insurrecdon.
Aunqu,~ vivia principall'lente en la capital, tambien sus individuos estahau
rlistribui,los
par tOllo el pais en todos los altos de~tiIIOS yen todos los puestos militares fortificados,
establecíelldo asi Iinea~ de comunicacion
con la cMte,
que proporcionaban
al soberano
medios para obrar
!;irnultáneamente
y con buen efecto en las regiones
mas remotas de su territorio. Los nobles además poseian una preeminenda
intelectual
que los realzaba
a los ojos del pueblo tantu como su rango mismo.
Healmente puede decirse que esta era la hase primera de su autoridad:
Los cráneos de la raza Inca
manifiestan nna superioridad
indudable sohre las demás razas riel país en ClIanto á la estension de la inteligencia (ï); y no puede du(lar~e tampoco que p.ste
rue el origen de aquella cívilizacíon particular
y de
aquella politica socllll que hizo á la monarquía pernaII" superior á todos los demás estados de la América
,lei Sur. I)e dón'lc vino esta raza notable, y cuál f¡w
~;uhistoria primitiva,
son cuestionl~s que pertenecell
;'1 esa categoría
de mistrrios que descubrimos
tan Ii
menudo en los anales del Nuevo Mundo, y que aUII
10 han podillo rlisipar ni el tiempo ni los esfuerzos
,.le los anticuarios.
denle, 110 es increible, si como Huavna Carac, encerraba o
setecienlas mujeres Cil sa scrrallo. Véase Sarmienlo lIel.,
MS., capilulo VII.
(I) Garcilasso habla de uoa clase de Incas por privilegio.
¿\ quienes se permilia usar el nombre y disfrular de muchas.
de las irmunidadesde la sa~gre real, allnqlle solo descelldianas
.le los grandes vasallos que sin'ieron á las órdenes de Manco
Caraco (CO'll. Heal, parle I, lib. I, car. XXI!.) Ileseariamos
encontrar la menor conflrmacion de este becho imporlanle
á que alude Garr.ilasso con rnucha freclleneia.
(2) (,Los Incas tuvieron Olra lengua parlicular que hablaban enlre ellos que no laentandian los demás indIOS, ni les
era licilO arrenderla, corn,) leu~uaje divino. [31a, me escriben
del Pe.rÚ.qlle se ha perdlllo tOlalmente; porque c0'!l0 pereció
la republica parllculal' de los lucas, rerecló lamblen el leng'uaje de ellos.)) {(jareilasso, Com. Real, parle I, lib. VII,
ca rilulo l.)
(3) "Una sola ¡(enle hallo yo que era exenla, qlle eran jas.
In~as del Cuzco y roralll alrededor de ambas p3rcialid;¡dCS,1
porque eslos uo solo lIOpagaban tribu lo, rero aUIIcomian de
lo que l'aian '1Iln¡¡a de lodo el reino y eslos eran per la ma.yor
parlehlos gobernadores en lodo el relllO, y por d,mde ljlllera ,
~1~r.1se les hwa mu~ha houra.l! Ondegardo Hel. prrme-
SI nos sorpren¡le el aspecto ùriglnal y peculiar rie
lo que puede llamarse la aristocracia
peruana, mucho
:nas sorprendidos
quedaremos
al descender ¡i las ¡n~imas clases sociales, y al contemplar lo artilicial del
cal'iÍcter Ile sus institucit.lne~,
tan artiliciales
como
de la antigua Esparta, y, aunque por diferentes
motivos, tan repua. nantes como ellas á los principio,;
,~
esenciales de la naturaleza
¡llImana. Las leyes de Licurgo 1 sin embargo, estaban destinadas á un es tu do
pequeno, mientras que las del PerÚ, aunque tenia n
la misma aplil'acion al principio,
parecian poseer,
como la tíeuda mágica riel cucnto arabe, una facultad indelinida de espansion
y se acomodaban igual.' l' . "
fi
. '•• d ,I ..
.' I
m~nte.¡
a SlttlilCiOll oreclCnte
L ImperiO,
y ,lOS
f1rI~neros pasos. de su. carrera. E.n esta uota hIe o1daptaclOn .al cambIO de.clr.cunstancws,
vemos la pryeha
rie un IIIgenlO que JIl(\¡ca un arlelauto no pequeno .Ie
civilizacion.
El nombre de PerÚ no era ~onocirlo ¡í los naturales.
Fue rlado al país por los espa ooles, y, segun se dict!,
Iwciódeuna
equivocacioudelnomlJreinrlioderio
(8).
e Al'ITl!LO
II.
Oruenes ud eslado.-Adm¡nistracion
de juslicia.-Oi"¡sion de las licrras.-Rcnlas
y \'O'gistro. - Caminos
reales y postas. -noticn
militar,! Ilolitica.
I
i~'~
(4) ¡;arcilasso, Corn. Heal, parle I • lib. II. rap. XV.
(5) En es le caso, se¡¡lIn parece, se rresenlab3 el sucesor
(i) La imporlanle obra del Ilr. ~!orlon conliene varios t1i~llnca rara que la confirmaSe. (Ore. de la Aud. Real. MS.) I ,eÎlos del cráueo inca J del cráneo comun peruano, probando
(liras veres el/ura nllsmo esrO~la el sucesor cuire los hijos que el án~ulo facial en el rri!TIero, aunque no muy grande,
del difun lo ".uraca. En una palabra, segun Ontlel<ardo, no era lTlucho mayor que el segundo. que era eslraordinariaulenhabla regla alguna de slJcesion que no pudiera anular la vo- le ch~lo y escaso de carácler inteleclual. Cranía Americana,
Junlad goberan~ del Inca. lIel. prim., MS.
(Filadelfl~, 11\29.)
(6) Gal'cilasso, Com. Ileal, parte I, lib. IV. cap. X.-Sar(H) Pelll, sequn Garcilasso. era el nnmbre indío de rio, \'
mienlo,. lIelacion, M. ~. ,.cap. XI.-Ile.c. de la ,Aud. Heal, rue pronuuciado ro~ uno de los n..al,lIralcs~I resro,lder;í UII~
~IS.-Cleza de I.eon, CroUlca, raro XCIII.-(.onqlllsla
y In'cl<unla que le Incleron los espano,es, qmcnes creyeron qlle
Pob. dcl Pirtr, ~IS.
era eluombre del rais. (Com. lIe~l, pa'le'. lih. I. raro VI )
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
il\
1l1lll.IIJ"JU:.\
IlE
¡;\SI'III
\
1111";.
Sea de esto /0 que fuere, lo cierto es que los naturatras qlle lus mas elevados tenian Ilasta dedo punln
les no tenian otro epíteto para designar la gran co- autoridad en materias de pohtica. POI' último, totin
I<\cr.ion de tribus y naciones reunidas
bajo el cetro
el imperio estaba dividido en secciolle~ Ó departade los Incas, que el de Tavanl nsuyu, ó (( las cuatro
IIlentos de diez mil habitantes,
cada uno de los cuapartes del mundo (j).» Esto no sorprenùerá
á un ciu·
les tenia un gobernador
de la nobleza inca que mantladano de los EstaJos-Unidosque
no tiene mas nom- I ¡JaIJa á los curaras y útros empleados subalturnos del
hre para c1asilicarse entre las naciones que el que distrito. Habia tambien tribunales
de justicia,
que
tom1 de una de las partes del mundo (2). El reino, I se componian
de magistrado;;,
en caJa una rie las
conforme su nombre lo indica, estaba dividirlo en ciudade£ ó pueblos, con jurisdiccion
en materia de
t:uatro partes, cada una de las cuales se distinguia
delitos leves, al paso que los de carácter mas grave
.le la otra por un título diferente,
y á cada una de las se sometian á jceces superiores,
que eran gencralt:uales llegaba uno de los cuatro grandes caminos que mente los gobernadores
de los distritos. Estl'S jueces
partían del Cuzco, capital ó centro de la mnnarquía
recibian su autorhlad y su apoyo de la corona, que
peruana. La ciudad estaba igualmente
dividida en los 1I0mbraba y separaba segun su voluntad. Telllan
l:uatro barrios; y las diferentes
razas gue se reunian
ouligar.ion de sentenciar
todo pleito en cinco dias,
alii de los puntos distantes del reino, VIvian en el bar- contados desde aquel en 'lue se habia sometido á su
rio mas próximo á sus provincias respectivas.
Todas
r1ecisioll, y no habia apelacion de un trilJUr.a] á otro.
seguian usando su traje peculiar,
de mojo que era Sin embargo se adoptaban importantes
precauciones
fácil saber Sll origen; y el mismo órden y sistema de para asegurar la rectitud de la justicia. Una comisioll
arreglo de la variada poblacion que existía en la capiIle visitadores recorria el reino de cuando en cuandé'
tal, existia igualmente en las grandes provincias del para tomar informes .oure el carácter y conducta de
imperio. La capital efectivamente
era una copia en los magistrados,
y cualquier descuido 6 infraccioll
miniatura del imperio en general (3).
del deber se castigaba de ulla mallera ejemplar. Tam·
Al frente de cada una de las cuatro grandes prohien se exigia á los tribunales
iufel'iores que diesell
yincias habia un virey ó gobernador
que ]a re~ia con mensualmente
cuenta de sus actos á los superiores,
el auxilio de uno 6 m~s consejos para los \'arios dey estos á su \'ez la dabau á los vireyes; de 1I10do qU-l
partamentos.
Estos vireyes solian residir de cuando
èl monarca,
sentado en el centro ae sus dominios,
('n cuando en la capital, donde constituian
una e~rèpodia dirigir la vista á SllS estremidades
mas remocie de consejo de estado delinca (4). Toda la naclOn
tas, y revisar y rectificar cualquillr abuso que huI\staba dividida en décadas,
ó cuerpos pequeilOs de hiese en la administracion
de justicia (6).
diez individuos;
y de cada diez hombres uno era el
Las leyes eran pocas y sumamente
severas. Casi
jde de los demás, y á élIe tocaba yer que disfrutatodas se aplicaban á asuntos criminales.
Pocas le)'e3
~en los otros de los derechos é inmunidades
que les de otra clase. necesitaba
ulla nation que tenia poco
correspolldian,
solicitar el apoyo del gobierno en Sil comercio,
ningun dinero, y casi nada que pudiera
favor cuando fuese necesario,
y entregar los crimilIamllri'e propiedad lija. Los crimcnes de robo, adullIales á la justicia. Estimulábalos
á cumplir con este
terio y asesinato se castigaban
con la pena capital,
{¡Itimo deber una ley que, en caso de negligencia,
aunqu~ se disponia sábiamente
la adn:ision de cirles imponia la misma pena que habria esperimentado
cunstancias
atenuantes
que podian mitigar el casel criminal. najo la amenaza constante de I\sta ley, tigo (í). Tambian se castigauan
con la muerte la
es probable que el magistrado
peruano no se durblasfemia contra el Sol y la~ maldicioncs allnca, cri
lIIiese á menudo en su puesto (5).
menes que en rr.alidad \"enian Ú ser idénticos. Quitar
Dividíase además el pueblo en cucrpos ¡Je cincuP'lIlos Iind~I'()s .If' Jas propiedades,
variar el cursa del
I a, ciento, quinientos
y mil, cada UIIO COli su jefe i1gua para regar la tierra propia á espensas de la aje·
que tenia el mando general (le los inferiores,
mienna, y quemar uua casa, eran delitos que tambien se
castigabulI con mucha severidad. Quemar un puent':
que se
E3to~ errüres han dado orílten á muchos nombres dA lug-ares, era delilo de muerte. El Inca no consentia
tlnto en la América del :'Iorte como en la del Snr. Montesinos opusiese obstáculo algunll á aquellas facilhlades de
~in embargo niega que exista semejanle voz para significar comunicacion
Ian esenciales
al man tenimirnto
del
rio. (Mem. Anliguas, MS., lib. cap. 11.) Se~un es le escrilor órden pÚblico. I~n caso de rebclion de una ciudad (.
el Perú era el anliguo Op/lir de donde Salomon sacó tan los rie una provincia,
se 1;. asolaba y eslerminaha
á sus
tesoros; y que por una transir,ion /n!1I1 natural se convirlió habitnntes.
La insurreccioll
contra el (( Hijo del Sol,"
ron el tiempo en Phirú, l'irú, Perú. El primer libro de las
ale!Ilorjag, que comprende Ireinla y dos capí:ulos, esl~ de- era el ma)"or de totlos los crímenes (8).
dicado á es le prwosù de~cubrimienlo.
(I) Ondegardo, Rel.llrim., MS.-Garcilasso,
Corn. Ileal,
(Il) [le". de la Aud. Real, MS.-Ondef!ardo,
Ilel. "rim
.p~rte l, lih. II, cap. XI.
y si¡:. -)IS -GarcilasSfl,
Com. Ileal, parI. I, lih 1/, capiC:!) Sin embargo, un americano puede alimenlar su va- tulu XI-XIV .-,\Iun lesinos, Mem. Anliguas, M~., lib. II,
lIidad con la idQadequc le ha sido concedido QI nombre de cap. VI.
una parte del mundo habilada por lantas naciones civilizadas
Las noticias qUI:nos dan los autores anti¡:uos de los tribu·
(3) Garcilasso,
parte l, cap. IX-X.-Cieza
de Leon, nalcs peruanos, son muy esrasas y porosatisfactorias.llast~
Crónica, cap. XCI/I.
la ardienle illl3ginaeion de Garcilasso Oaquea y no alcanza ;)
La capilal se hallaba dividida además en dos parles, la s.lvar el vario.
Silperior y la inferior. /0 que segun dicen indicaba el origen
(i) Ondegardo, Ilel. prim., MS. - Hcrrera, IIist. Gene¡Iiferenle de la poblacion. Tamblen existia csla division en raI. der. V, hb. IV, cap. 1/1.
las ciudades inferiores. Ondegardo, ReI. segunda, ~IS.
EI.robo se casllllaba con menos severidad si el q;re lo habia
(-I) Dec. de la Aud. Ileal, MS.-Garci/asso,
Com. Ileal, coO'el1do lo necesilaba realmenle para subsislir. Es mcullsparle l, Jib ", cap. XV.
tancla ITIUYpartICular que la ley peruana no establecla d,feIle sacadQ de Garcilasso esta noticia socre los consejos. renct3 algulla eulre la fornicaCiOn)' el adullello, pues qll'
IJarcjlasso colma n¡uchos vacios que dejaron abiertos sus COUl- ambos se casti[(aban con la pena de muerle. Sin embar¡¡o,
paileros de Irabajos. Es dudoso que cn Iodos los casos eslas no parece que estaba en uso esta ley, puesto que se eslableesplieaciones que suplen los vacíos pue lau reSIstir al tiempo I r,ian , ó fi lo llleno~ se toleraban, p"ostiluLas en los arrabalc~
tan bien como el resto de la obra.
de las cindades. Véase Garcilasso, COlli. Ileal, parte I, li(:i) Dec. de la Aud. Ileal, MS.-Monlesinos,
~Iem. An- bro IV, cap. XXXIV.
liguas, ~IS., lib. II, capitulo VI.-Ondegardo,
Relaeion
(8) Sarmienlo, I1clacion, AIS, cap. XXII/.
prim., MS.
"y los traidores entre ello;; llamaban aucal'S, y esla pala.
Esta division de los pel'uanos es sumamente análoga á la de bra e~ la mas abillada de Iodas cuantas pueden dem ~ UII
los sajones en cenlenares y decmas. Pero la ley sajORa era indio del Pirú, que Quiere dècir traidor á su seilOr.» (f:onq.
mucho mas humana, porque solo impunia una mulla al dis- y l'ob. del P¡rÚ, MS ) «En Jas rebelioncs y alLamien:03 H
Irito en el caso de escaparse el criminal.
hicieroll illS caslil'os Lao ¡'''pC\'os, 'lue alpHlas vcces asolaron
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
fí
tal,a e] territorio de]a monarquía;
pero la proporcion
va'jaba segun la ('antidad de pobladores,
y la ma~'or
ó menor c¡,lItirlaù de terreno que se necesitaba para
su sustento (.i).
Los productos de la~ tierras pcrtcnecientes
al Sol,
se aplicaban á la consefl al'Íon de los templos y al sostCl1Ïmiento de las COs~osaS ceremonial' del culto peru IDO y de su inmenso sacerrlocio.
Los de Jas que
pertenecian
al Inca, senian para sostener el lujo de
laiignidad
real, y para alimentar
Ie,s i:lIlumerables
individuos que cOlllpollian su servillnlllbre
y sus paric n tes, además de pagar todas las at.enciones del gobkrno. El resto de las tierras se dividia, 1JOrcapita,.
en partes iguales entre el pueblo. La ley mandaba,
co'no mas addante
,"eremos,
que llegado á cierta
ed,ld todo pl'ruano se casase. Cuando ocurria ellto,
el [1uehlo ó distrito ell que v¡via le proporcionaba
una
cu:;a, que cOllstl'Uida COll pobres materiales,
se hada
Ú poca cosla. Ell srguida
se le seilalaba cierta can tillaJ de tierra suficiente para su mantenimiento,!
el
dtl m mujer. Concediasl,le otro trozo además por cada
hijo, sien({o la canthlad que se daba para un hijo \'31'0,1, doble de la que correspondia
plra una hija. La
di"ision del suelo se fl'llol'uba cada ailO, y la parte
de cada cual se üumentaha ó se disminuia segun el
número de in(lil'i¡luos de su f¡¡milia (5). El mismo
ar:'cglll se observaba
rn lo tocante á los curacas,
COl la direrencia
de que se les asignaba un terreno correspondiente
Ú la superior
dignidall de su
l'a Igo (O).
~o se puede imaginar una ley agraria lIlas eficaz y
mas completa que esta. En otros pai3es f.n que Sf. ha
ad:>ptado una ley de esta especie, Sil accion ha cediúo
con el tiempo al curso natural de los acolltecimiellto:;, y ~'a por la superior inteligencia v economía de
UI:OS, ya por la prodigalid;¡d
rie otros', ~e han desar-oJlado las aco:;tumbradô's
\·j,;isÏLu(;es de la fortuna,
y han vuelto fas cosas á su natural ùesigu;dlhlll. Hasta
la férrea ley de Licllrgo Ilejl) de obrar de~pul's de algun tienlllO, y se desvaneció
ante la influcncia llel
lu. o y de la avaricia. Lo qlle mas se acerca á la const¡tucion peruana es quizas la de la antigua Judea,
donde en el gran jubileo uaciollal, que ocurria al terminar cada IIll'dio siglo, las Iwcienllas volvian á sus
pr:mitil'os propietarios.
Pero existia ell el PerÚ esta
mportanttl
rlifl'rellcia,
IJUè no solo terminaba
la propi'ldad, si así pu(lia I1alllilfsc, COli 1;1ailo, sino quo
durante este período el poseedor 110 tenia el derecho
LA CO:'\QVISTA D~J. I'fIll'.
La sevtridad y sencillez del có,1igo peruano parecen indic"r un estado social poco adelantado,
que
tenia poco complicarlos intereses y pocas relaciones
de aquellils que pertenecen
á una sociedad civilizada
estado en que aun no se habia desarrollado
bastante
la ciencia de la legislacion para economizar los padecimicntos humanos, acomodando
proporcionalmcnte
hIS penas á los crímenes.
Pero debemos considerílr
las Instituciones
peruanas
desde un punto de vista
muy diferente de aquel en que estudialIlos las de otras
naciones. Las le~'es emanahan del soberano, yese 50ocrano tellia un:¡ mision divina, y era de naturaleza
dÎl'ina. Violar la ley no era tan solo insultar la mageslad del trono, tiino cometer un sacrilegio.
Así
considerado,
el menor delito merecía
la pena de
muerte,
y el mus wave no podia incurrir en pena
mayor (I). Sin embargo, en la aplicacioll de sus castigos no rJesples;aban IIna crueltlnd inÚtiJ, y no se
prolongahan
los padecimientos
de las \'íctillJas por
u.edio de esos tormentos
inl?eniosos
tan comunes
cutre las naciones bárbaras (2).
Estas dj~posicione;
ICf:i;lativJs podr¡ín parecernos
muy defedUOs¡ls, aUIl comparadas
con l:!s de Jas razas semi·civilizadas
de Anahuac,
donde existia una
graduacion
de tribunall's,
y ell que el derecho de
¡¡pelacion de unos á otros daba hastante
seguridad á
la justicia. Pero en un pais COIllO el PerÚ, donde aperws se conocian mas causas que las criminales,
el derecho de apelacion no cr.! tan irnportilnte.
La leyera
sencilla,
su ap:icacion
fúcil; y cuawlo el juez era
r('cto, lall probable era que la causa se decidiese con·
forme ¡í jlisticia en la primera como en la segunda
instanci;I, La illspeccion
de los visiladllres y el illforme mensual de los tribunales,
eran garantías no
despreciables
de inteeridad.
La ley que exigia una
sentencia
dentro delqllillto
dia, parl'ceria poco apli('¡¡ble á la complicacion
y litigio embarazoso de un
t, ibunallllodcrllo.
Pero en las senriJlas cuestiones
sometidas Ú un juez peruano, la dilacion hubiera sido
cosa por demás inÍltil; y los espaiiolcs, que conocen
IlÍen Jos males que traen consigo Jos pleitos illtcrminables, en que el que triunfa queda con demasiada
frecuencia
urruinado,
celebran mucho esta justicia
nípida y ecouómica (:1).
Las disposiciolH s hscales de los Incas 'f las leyes
relativas ;1 la propil'rlarl. SOil los rasgos mas notables
de la politica pel'uana. 1'(hlo el tcrritoriù del imperiu
estaba dividido ('Il tres pates,
una para el Sol, otra
para ellnca,
y la última para el puehlo. i'\o se sabe á
punto fijo cuál de loS trc·s era la ma~·or. Las proporci'Jnes variaban mucho elllas diferentes
provincias.
La distribucion
se hacia segulI el mismo principio
general, ú medida que cada conquista nueva aumeu-
(4) Acosta, lib. VI, cap, XV. - Garcilasso, Com. Real,
¡¡artcl, hh. V, cap. I.
'~I eslas parlesfuesen ¡qua les , ú l'ua I fuese ma ~'or, )'0 lo
he procuradu av·,n¡;lIal; y en unas es dif,~rentc de oLras; 'i
linahncnte )'0 ten¡;o enteudidu quc s~ ¡¡¡¡cia conforme á /a
las provincia~ de todos los yarones de edad, sin quedar njn- dl!posicion uc Ja tIerra y á la calidad de los iudios .• Ondcguno.» Onde~ardo. ReI. rrirn., ~IS.
ga"uo, tiel. prim., MS.
(I) «El Cdsti¡w era riguruso, qnc por la mayor parlc cl'a
ti) Ondt>gardo, Hel. prim., MS.-Garc:Jasso,
CaUl. Real,
dc muerte, pOI'liviano que ruese el delito; pOI'!J'Jed~cian qne pa·te l, Idl. V, caf'. /J.
IlO los easligaban por el de:llo l]lIe hahian heclJO, no por la
:"a calltiuad !JIIC'c eonccdia á dos recien casados, segua
ofcnsa agena, sino por haher !JlIchra:Jtado el lIlandanllellto
Garcllasso, suhm á fanega y media èe tierra. AdjlHJicábasc
y rompi~o la palabra del Inca, quc lo respctahan como á igl,al canLldad ~'Ol'cada hijo varoll flue Ilacia, )' lil mit&d por
lIios .• (¡'lIcilasso, COOl,Ileal, I'arte l, lib.ll, cap, XII.
càda hcmbra. La ralJl'~a era aquella canlidad dc licrra que
(~) Uno dc los castigos fOas comunes para culllas ICI'es, podia scmbrarsc con CICU'¡bras dc Illai~. Ell cI fértil territo·
cons;,tia en llevar una piedra á cucstas. Como observa muy rio del Pel Ú c:Lo cra IllUYsuficicntc (lara 'Jlla faluilia.
bien ~Ir. (ulloch. UIl ('asti;:o Cil que 110 se imponc Illas pa:(ij Ibid, par. l, lib. V. cap. ilL
decimiento quc el que resulta de la vergiienza, prucba SCIl;';s cosa IIIUY singnlar qae al paso qne sc !Jabla tanto
siblltdad y clI'ihzaclon. Invl~ll~aClOlles, p. :'lUI.
de monarca Inca, sc d;;;a tau poca cosa de la noh]e~a, ~c
(:5) La I (':Ji audiencia del Pel,'1 enlll'lllpO de Felipe II, Y sn:' estados, Ó del u~rccho en vlllud del cua/los posclan. Su
110 flnc/le haber ell cs!a 1113.'(:/'/.1 autoridad mas c'l/1lpelente,
biitor/ado/' nos ulce que dl.;fr~taball dé Jasllll'Jortstlerrasell
aprueba de ulla manera cnf.ili¡·a la ecolJomia y la ehcacia dc I cu.dquler punto ell que rcsllltescu, adcmas de la parte quC
la 3dminis~racion dû la Juslil'ia cnlrc los Incas. «De SUCILc Ill's currespondlan UI las dcl Su.1Y en las del tllca, COIllOhiJOS
'lile los vi·ios l'l'an bicn ca3Ij;.'ado~, y Ja ¡;ent~ eslaba hien I del uno y p;JrIcnll.'s del otro. lillllbll'n nos ¡]¡cc qllc I'cClb13J\
su;ela y obeuiellle; y aunquc cnlas dirlras penas habia csce- sn:, provlslOlles dc la mesa l'l'al cualldo rl'Sldlan cn la córte
so, redundaba cn bueh J;üh'crno y policía suya, mediantc (¡¡h. VI, cal'. Ill). Pero todo eslo es SIJlIlalIlf:utevago. EI.I/.Ile
elia.crall aJ:llcntados .... I'Ul'qUC lo.; llldios alababan la gober- cstlldla la hisloJ'la uescul,rc !lIUYI,ruulu ¡lue paras /Jolll'/as
naclon del loga , y aUII los cspaÎloles !J'le algo alcanzan de cXlrtas I'ucde sacar s(¡bre las IlI,tlIUl:lOlleS de Ull S'Ii/a y de
dIa. es jJ(rljue todas las cesas Hlsodirlias sc dcterllli:l3ban
U1lpueblo bárbaros, dé Jas obras dc los auahslas conlcl\lpusin hacerlcs cOblas.)) !Jec de IJ Auu. Real, M~,
rál¡cos,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I~
mm.lÛTEC.'
[lE GASPAR Y flOlr..
de enajenar ó de aumentar
sus posesiones.
Eltérmino del breve plnzo le encontraba
exactamente
en
la misma posicion en que estalJa al principio. Parece
que este estado de cosas delJia ser IIIcompatible con
el amor á la posesion, 6 con esc deseo de mejorar)a
que es natural al propietario
permanente.
Pero la
operacion práctica de la Jey p:lrece haber producido
Jos resultados contrarios;
y es probnble que lJiljo la
influencia de esa ulicion al 6rdell y de esa aversion á
Jos cambios lJue formaban los rasgos característicos
de las instituciones
peruanas, cada nueva rrpartieion
deJ territorio
confirmase la posesion dellJue lo ocupaba, y la poses ion de un allo se comirticse
ell po¡;esion para toda la vida.
Todo el territorio
r.staba cultirailo por el pueblo.
Primeramente
se atendia á las tierras pertenecientt's
al Sol. En seguida se lahraban las tierras de los ancianos, de los enfermos,
de I,IS viudn~, y (le los'
huérfanos y de los soldados que se hallaban en sen-icio activo; en fin, de totlos nqllellos que por sus dolencias físicas, ó por cualquièra
otra callsa, no podian atender á sus f,ropios intereses. Despues de esto
se permitia al puch o que cultivase SllS propias lierras,
cada cual la suya; pero con la ohligacion gençral de
ayuilar Ii sus vecinos clIando cualquiera
circunst:mcm Jo exigiesr., COlDO por ejemplo la carga de lIna
familia numerosa
(i). Por ÍIIlUlIO, cultivaban las
tierras delinca. Esto se bacia con gran ceremonia por
toilo el pueblo en masa. Al romper el dia lo convr,caban desde alguna torre 6 ele\Oacion próxima, y torlos
Jos Ildilitantes del distrit(), hombres,
mujeres y ni¡¡os, se presentaban
con sus mejores trajl's, y cubiert()s con todos sus adlJrnos, como si fuesen á asistir á alguun gran festividad. Descmpcilahanlas
faenas
del día con el mayor regocij,), entonando sus cantos
populares que recorllaban
los hechos heróicos dl) los
Incas, amoldando
sus mOl'imientos á la nlCrlida dd
cantl), á que generalmente
servia de estrihillo la palabra /¡ailli, que significa bol triunfo. Esfos cautos nacionales eran agrad,¡hles y dnlces, y gustaron mucho
Ii los espailOlcs. lIIul'has c:lIlciones peruanas aCOlllOdaron ellos á su mÚsica despues de la cOllquista,
canciones que los desgraciados indígenas escllcharian
sin duJa con melancólica
satisfac"¡on,
ya IJtle les recordaban Jas épocas pasadas en quese deslizaha tranquíla su existencia hajo el cetro de los Incus (2).
En Jo relativo á las diferentes
manufacturaS
.iel
p~is, regian los mi"mos princjpilJs lJue en lo tocantn
ú los productos
agrícolas.
Los rehaiios (le l/amas ó
carnero,
peruanos,
pertenecian
esclu~ivamellte
al
Sol y allnca (3). Su nÚmero era inmenso. Estaban
esparcidos en todas las provincias,
especialmente
en
los regiones mas frias del país, don dI! se confiabanal
cuidado de pustores muy esperimenlados,
quienes los
conducian á los difl~l'entl's pastos seglin el cambio de
pstacion,' ELlvi:íbase Iodos los nilos ulla gran cantidad
de llamas á la capital para el consumo de la córte, y
' ··d ildes re l'·
para Ias ,eSfl\'¡
Iglosas y Ios sacrJ 'fi'
ICtOS. P~~o
estos no era o mas que los machos, y 110se per~ltJ:1
matar á las hembras. Los reglamenTOs estableCidos
para el cuidado y la cria de los rellailOs eran suma
(t) GarcilasslJ l'encre qlle Huayna Capae ahorró á UIIindia
porque labró la tierra de un cmara , parien te ccrraUJ suyo,
antes que la de los pobres. ~:Irad~/slJ se rolol'ó en/as mismas
tierras del curara. Ibid .• parte I, lib. V. rap. JI.
(2) Garcilasso, part. l, [¡b. V, cap.I-III.-0nùegardo,
Ile/. se~.• ~tS.
(3) Ondegardo. ReI. prim. , MS.
Siu embargo. el soberano sabia recompensar á alg-un jefe
principal, y á veces á algun hombre del pueblo que le huhiese prestado algun servicio, ronce/héndole nn nÚmero pequeño de Ilalllas , pero jamás muchas. ~:stos propietarios uo
pod'an matarlos ui vender/os, siuo qne pasaban á sus herederos romo cualquiera otra e/ase de ¡;ropiedad. Esta estrai13
costumbre fue erigen de inuumerables pleitos rlespue3 de la
conquista, [bid, ()hi ,upra.
mente minuciosos,
y estab~\1 concebhlü:; con tal sa~acidad, que escitaron fa admiracion rie los espailOles, aunque estos sabian c6mo se maurjalJall I"s
grandes rebaños de merinos trashumantes
de su propio país (4).
En la estacion oportuna se esquilaba nI ganado, y
se depositaba
la lana en Jos almacenes pÚblicos. En
seguida se repartia á las familias en cantidad suficien te segun sus necesidades,
y w entregaba ¡í la
parte femenina, CUYOSindividuos conocian muy bien
el arte de hilar y tejer. Cuando este trab,ljo se halJia
concluido, y fa familia se balJ:¡ba provista i1e tr:ljes
groseros pr.ro abrigallos,
acomodados al clima lrio
de Jas montañas, porlJue en la parte caliente elnlgo.
don, rcparlido igualmente
por la ccrona,
se usaba
hasta cierto punto en IlIgar tle la Jana, se exigía al
pueblo que trabajase
para el Inca. Primeramente
se
determillahll en el Cuzco la cantidad de palIO que so
nl\cesitaba,
y la calidad 'I especie de tejido. En seguida se repartia el trabuJo entre las diferentes provincias. Ciertlls oficialtls nOlllhrados con este ohJeto,
cuidaban de la distribul'ion
de la lana para que se
conliase la manuractnra
de los difercntes ohjetos á las
personas mas intelir;;entes en la materi<l (¡;). i'\i terminaba aqui su acclOn, sino que \'isit[lhan dr.spues
de cuando en cuando la$ l'asa, para que el trabujo se
ejecut!ISe bien. Esta inqui,icillll
doméstica no sc Iimi taba á los trabajos llue se ejecutaban para 1'1 In.:a,
sino que se aplicaha tambicn nI que se hacia j'lara las
diferentes
familias; \' se cuidaha de que cada cllal
IIsase los materiales (fe que se le habia prol'isto de la
manera mas conveniente,
de modo que nadie carccies.} de la ropa necesaria (6). E~tas tareasllomés:icas pertenecian
Ii to[las las mujeres (:e la familia.
Dál:,nse ocupncicn n todas, dede la nilla lie cillco
años Iwsta hl ~neiana matrona cuyas enfcrmrdadl's
no le impellian manrjar lIna rlleca. A ningllno se pllrmitia en el Pel ÍI que comiese pan sin ganarlo con el
sudor de su frente, á no ser los dClcrépitos y los enfermos. La ociosidall era un crimen á los oj()S de la
ley, y como tal se castigaba severamente,
mientras
que la acli\idad
y la laboriosidad se recompensalltln
y estimulalJan pÚblicamente
('on premios (i).
Las mismJs reglas se ohserl'alwn
en cuanto ¡\ las
demás necesidades del gobierno. ToJas las minas que
encerraba el territorio pertencci~n
alInea. Esplolá~
banse esclllsivamente
para su U"O por personas acostumbradas:í
c,sta clase de trabajo, y escogidas entre
los hahitantf)s de los distritos en que exislian las minas (8). TOllo peruano de clase humilde era agricul.
tor, y con las escepciones que hemos enumerado ya,
de todos se esperaba que probeyesen á su subsistencia
I
I
(oJ) Véase especialmente Il relacíon del Iicene:ado Ondegardo. qlle entra en mas pormrnore~ <¡IleI~)sdemás e~rrJtores rOI!temporaneos F~bre el mudo de manejar 103rebanos en
el (r,~)101. Rdel;"~ejl?, ~s,. 'm y se" 'IS"
,J
n C"urt il, de
ne . pn.
," inclllia
v.
La
manufaclura
telas para el".Inca
la de las qt:e
se drstina~an â los nUlllerO~05individuos de la sangre reaJ,
que usaban trajes mucho rna~ Hnos que los q'le se perm\lta
usar á 103 demás pernanas. Garcilasso, Com. Real, parle [,
lib, V. rap. VI.
(G) Ondegardo, nd seg., MS. - Acoita, lib, VI, capitulo XV.
(7) Ondq~a\'do. 1\'" ~eg., ~I:'·.-Ga\'cilasso,
Com Real,
part. I. lib. V, cap. XI.
(8) (jarcilasw nos q,¡jere hacer creer que el oro y 1&pM:!
de 103 Incas procedian de los curaras. que se lo enviaban de
re¡plo coml) ~us J:rande.; vasallo~. (CO"" Hral, par. J, J.b. V,
rap. VII.) Esta nolteia improhable está en eOlltradicilJo eOll
e[ informe de la Heal Audiencia. ~IS.• l'on Sarmiento (Relacion, ~[S., rap. XV), y can Ondegal'do (Hel. prim., MS.)
Todos ellos dicen que las minas eran I'rnpir.dad ~sclusiva del
gobierno, y que ~e esrLtauan esdusivan:ente en provechlJde
él. De este depósito salian los metales preriosos en grandes
cantidades en forma de rc¡:alos á los seilOres principales, y
aun mas para el adol'no de los templos.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L~ f.O:'fQVl5TA DEL PElIl.
H)
jlOl' mCllio de la agriclIltll:'lI.
Sin embargo,
una pe!ici,mte para atentler á las necesidadl~s ele su propia
qllCllil parte Je la pohlacion conocia las artes rnecáfan,ilia. Segun la opinion de un ilustrado escritor esnicas, algunas rle estas tie la cla5e mas elegante que
parol, era imposible mejorar el sistema de distribllse consagrl 1Í la prodllccion
tic objetos de adorno y cio); tan perfectamcnte
acol\lodal~o estaba á la conIni'>. E~t05 ohjetos sedeslinahan
casi esclusivamente
dicíon ya bienestar del artesano (7 ;" Parece que el
al soheran,) y á su c6rte; pero se exigia la ocupacion
gobicrno siempre tenia presente en sus reglamentos
(lc un nÚlllcro de hOI\l!lres mucho mas es tenso para
la lIecesi,lü¡! tic cuidar Je lasalud de bs lrabajaJores,
la ejeellciun tic las W.1ndes obras pÚblicas que cuy C311 tal lino lo arr<.>glaha, que los tl'ahajos lilas pehi'í.in la superficie ti I país. La naturaleza
y la estenno:;os y lIlas mal sanos no les cau~a Jan detrimento
sioll Ile IO:i servicios qur; ~e exigían se scilalaban en alguno en su s,dud; contraste notable con su candiel Cuzco p'lr eIII(lleado~ que COllocíall pllrfeclamente
cbn poslcrior cuando cayeron hajo el llominia de
los recursos del país y el ear¡ícter de los habitantes
E~[)¡¡ña (8).
de la~ lliferentes prol'incias (t).
Un:! parte de los productos
agrícclas y [ahriles se
Estas \Il)ticias se reuniall por medio de un sistema
tr[SportaLa al Cuzco para atender á Jas necesidades
admirable que apellas Iirncejelll(llo
en J05 anales lIe inlneeliatas
del Inca y de su c6rte. Pero la mal'or
un puchlo semi-civilizad,],
Se lIel'aha un registro de pa:te con mucho se almacenaba
ell depósitos eS[lllrt"dos los nacimientos
y defunciones
que ocurrían en l'Íl.os en las diferentes [lrovincias. Estos grandes editalla la estensiou del puis, y cada aiJo sc èlH'iaha al licios, construidos
con piellra, se divi¡lian en dos
gobierno un C<J!lSOde talla la pohlacion por medio de partes, una para el Sol y otra para el Inca, aunque
los quipus imencion curiosa que mas aJelante espliparece que la mayor de las dos pertenecia al soberano.
carcmos "2). De cnanllo en cuando se hacía un exáUra dJs[losicion muy sahia determinaba
que todo
men gcnèral del lel'ritol'Ío, del cual resultaba
una rléficit en Ins contrilmciones
delInca se pudiese cuTI)lacion f:0mp]eta ele la clase Je tierrus, ele su fertíbl'il' con la que enccrraban
los graneros del Sol (!l).
Ihlatt, de la nut\)l'al,~za de sus productos,
tanto en la Pero pocas veces podia ocurrir semejante necesidad;
ngricnltura
corno en la mineI'm; en unil palabra, df) V la economía del goJ.¡ierno proelucía por Jo regular
todo lo '1ne constiluia
los recursos físieos llel imllll gran sobrante en los almacenes è.el soberano, que
perio (:3), Con estos pormenores estadísticos ¡í SlI disse tl'asladaha luego á lin tercer 6rùen de almacenes,
posicion, f;icil era para el gobieruo,
ilespllcs de ùedl,stinados 1\ alimentar al pueblo en épocas ele escalerminill' la suma de I¡¡~ necesidades,
distrillllir el St'Z, y algunas veces fi proporcionar
socorros á intlitralwjo entre Jas rlifcrelltes provino:Íils que mejor po- l'i,llIOS sumidos en la miseria por sus enfermedades
dian desempeñar1o. La ouligileion de re¡lUrtir eltraó sus desgrucíus,
la cual justifica en cierto modo la
ha,j(¡ correspondía
á las aulol'i,lades Jocn es, y ~e cuiqJe dice un elocurnellto espaîiol, fi saber; que una
daba JIlu.;/lOoequeill
rasoqnese
conlhscá lilS manos
¡PlU parte de las rentas delInca vclvia despues por
mils espJrimentullas,
1'0 huhiese
t1csproporcion
en ulla Ú otro conducto ti manos del puehlo (10). En esla que ~f' seÎwtaba á calia uno (.1).
tllS almacenes encollt1'llrOn los españoles cuando lIeLas ,líferenb)s provinr.ias del país producianlwmS.lron, granùes acopÏ;¡s de los rliferentcs productos y
hrcs Útiles para ¡Jirers(.s elIlplr.os, los cuall's, COIT'O 1lI.lnufacturas Ilel [laís, maiz, coca, I]uinua (II), te·
Illas ar\eh1utf' I'eremos, sc tt'aslllitian rie p:\llres á hi- j:,los lIe (ana y al¡.;octoll rie la calid'lllmas
lina, con
jas. Así por ejemplo los hahilllllll'S dl' UIl di,trito eran
vasos~' ulell silios Ile oro, [,lata y cobre; en !Jna palos Illas á pl'opÔsito para el tr:d¡ajo de lus milllls, los libra, de 10llus los o\tjetos de lujo ó de ulilidad (JU6
rie otro los mejolres arlilices para ourlls Ile metales y [,rollucian las artcs peruanas ( 12). Los almacelles do
rie lIla<l"ra. y a~¡ Ile los llelllás (;i). El goltiemo pl'Oporcional~llllls
male,dales al arte.sl!nO, y tÍ nillgullo
(i)« 'í lam"ien se lenia cuenta que ellrabajo que pasaban
se le ex'gla que destl~ase ¿II SerVJCIO rlel.Eslllf!O mas I ¡uese lIIoderado, y con €I menos ries¡¡o qne fuese posible ....
que ulla parle de su tIempo, segulI se estl[lulaha. Su- ¡Era lanla la úrdell que luvieron eslos indios que 1i mi parecer
ccJiale luego otro para trahajar ¡Iurante un período
.'.unque mucho se piense en clio, s~l'ia difi~ultoso mejorarla
igual; y rlebemos observar (lue to'los los que estahllll
¡;<'!locidasu condicion y costumbres.!) Ondegardo, ReI. pritrabaj,indo
ell sen-icio del gohierno,
Lanta en Ius mera, MS....
facnas de la a/{I"Ícultul'U como t'Il todas las demás, se ,(8) .La esplolaclOn de las minas. segan eJ preSidente del
IIlJI'lelliall
dUl"lnle todo el tiempo á espensas rle v?IISCJOde Indias, cslab.a de laI manera arreg~ada, que
,)
, l' I
..
~m~uno scnlla su peso, 01 mul"i1Omene,s contnbUla á corlar
ar¡lIel. (Il '. I or mellO l e cst~ rotan.on constante. rlea
"iùa del trabajador. (Sarmiento, Ilelacion, MS., cap. XV.)
lrabsJo se JJJtenLaIJa consegUIr qllc IlInguno e,lunese
Esta confesion es muv franra para un l'~paùol.
sohreeargado,
y que cada homure llll'Íese liempo su(O) Garcilasso. Com. Real, parle l, lib, Y, cap. XXXIV.
-Ondegardo,
Re!. prim., MS.
(I) Garcilasso, Com. R.'al, parle l. lib. V, cap. XIIl«E asi csta parle dellllga no hay duùa sino que de lodas
X VI.-Ollde¡prdo,
I\el. prim. y seg .• MSS.
ltrcs era la mayor, ~,ell !os depósitus se pal'ece Ùi'JII, que yo
(::1) Montesinos, l'km. Allti~u1s, MS., lih. II, cap. IV, visité /llnchns en dlfel'cntes parles, é son mayorcs é mas
-Pedro Pizarro, Helacion del Descubrimiento y Conquisla lal'gos que no los de su religIOn sin comparacion .• Illem,
de lo~ r,;ioos del PerÚ. ~IS.
HcL ~egollda, MS.
'ICada provincia, en /iu dcl aùo. man,la"" as,~nt"r en Jos
(10) .Tollos los dicho5lribulos y servicios que el Inga
quipos, por la cuCnta de sus lIudos, lodos 10£ hOlllbres que ímponia y Jlel'aba COlllOdicho es, crall ~on color y para efec~o
había!1 n¡lIrrto en ella I'll aqllel aÎln, y pne_el co05iguicnte
del r;,¡blc!no r pro comull dc ,Iodos" a~J comn Jo qlle se /ll1ma
los quc i¡abian lI;¡r¡tlo, y pOl' prinCIpio ;Ici ano que elltraba,
en depÓSItos todo se cou\'erl1a y dlstClhUla entre los mismos
venia n "Oll los qnipos al ~U7.co,. Sarmicnto, Relacion, MS., natur~lès .• Dee de la Aud. Real.. MS.
cap. \\,'(.
(I!) Nota £lf',zt~nllllr.t~r. La coca .;s Ja hoja.d,! un. árbol
(J) Car~ilasso, f.n:n. Hea l, parte l, Jib. rr • ca p. XIV.
q.~lelIla>can los IndiOs, y. Sll~cn yo n~o, hasta el dl3, e~ J mpo(.~) Ondc:¡ardo, nel. I.r:m., MS.- Sarmienlo, Helacion, ~IDlehacerles tl'abaJar. ç:r1I¡vasc en las rcglOues c~¡'ùas del
MS•. C:lp, XV,
InterIOr, y es tao apreCIada por su [acl despacho y su ¡tran
«l'l'ewl'llc,;ta y enlendila la dicha ¡];"i,ion qlle el In;:a conSllmo, quc tencr .cora y lener, oro viene á se~ casi lo
tcnh h!rha de su gente, y órtien que l~uia I~llesta cn Cll!l)- mismo para el rOIllCCClante. La fJlI//l/U es una semrlJa mu~
vicrno de e/la, cra mn)" f;icil h,werl" en ¡a divi,;ioil y cobran- cilJ:¡inosa, muy a~ra¡]able al llaladar, Y que se cnllil'a en
7.a de Ie.sdirhns tributos; porqne era claro y rierl,) In qne á lus tcrrcnos lilas .eslÓt·iles..
rada UitO r~bja sin quo. huhicse úrsí;;ua!dad ni engaiío.JJ
(I:!) Acosta, J,b, VI, cap. XV.
lier, de la lIcal Audicncia • J.h.
,
(11\,)podré decir,' dice uno d,) los cenquisladores, «Jus de·
(ii) ~,armienlo, Relacion. ~JS., rap, 'i. V. -Oodcgardn,
pósilos. Vide de ropas y de todos ¡:énerns de ropas y vestidos
ReI. sel!un,la. MS.
I'f,le en esle reino. sc hacian y usavan q'le faltava tiempo para
(Ii) Ol1dc¡;arJo. Rclarion prim., ~IS.-Garcilasso,
Corn, velin y enlendimICnlo para romprcnlli:r lanla l'Ma, lOucllns
Ileal, parte I, lib V, rap. V.
d~pÔ,;]lo5de bal'Cctas de robre (lara las 1I1I1I1lS,
y de fO.llales y
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
:lO
BIO:.JOTEC.~ DE
grano, en parlicu\.lr, hubieran baslado para el consumo de muchos años en los distritos adyacentes (I).
Todos los años hacian un inventario de los direrentes
productos del paîs'y de los puntos productores los
empleados de la corona, y luego lo consignaban en
sus registros los quipucamayus COllasombrosa regularidad y exactitud. Estos registros s~ trasmitilln á
la capital y se sometian al (nca, que asi podia con una
sola ojeada abrazar todos los resultados de la industria nacional, v ver hasta lJué punto correspondian
COlllas necesidades de! gobierno (2).
Tales son algunas de las particularidades mas notables de las instruceiones peruanas en lo relativo á la
propiedad, segun (~llRstimonio de autorlls, qua aun·
que se contradicen en los pormenores, están con rormes en los rasgos princillales. Eslas institucíones
son realmente Ian notables, que apenas se puede
creer lJue se hubiesen puesto en práctica en toda la
estenslOn de un gran Imperio, y durante un largo
período de ailOs. Sin cmhargo, prueba este hecho el
Irrecusable testimonio de los e-paÍloles que desembocaron en el Perú en tiempo oportuno para verlas
funcionar; algunos de ellos, hombres que habian aleanzado altos puestos en la ma~istratura, rueroo comisionados por el gobiern~ español para ll'lcer investigaciones sobre el estado del país bajo el cetro de
¡¡USantiguos dominadores.
Las contribuciones que se imponian al pneblo peruano parecen haber sido bastante considerableil.
Sobre ellos recaia esclusivamente la carga de sostener á su propia clase si no á todas las demás del Estado. Ll)s individuos de la rami!ia real, la alta nobleza,
hasta los funcionarios púhlicos, y el numeroso cuerpo
del saccnlocio, todos estaban libres lte contribuciones (3). El pago de todos los gastos del gobierno
recaia cn el pU/lùlo. Sin embargo, esto no se direrencia mucho del órden de cosas existente en otros
tiempos en casi toda EurOral donde las varias clas~s
privilegiadas exigian, es veraad, que no siempre con
huen éxito, que se las eximiese de sostener una parte
de las cargas pÚhlicas. La gran desventaja relativa
del peruano, era que jam,\s poJia mejorar su condicion. Sus trabajos eran para otrlls mas bien que para
si mismo. Por industrioso que ruese no podIa aumentar un ápice sus posesiones, ni subir en lo mas minimo en la escala social. No sentia el gran estímulo
del trabajo, ~ue es el deseo de hacer mIs agradable
nuestra condlcion. La gran ley del progreso llUmano
no le alcanzab~. Como nacia, así estaba destinada á
morir. Ni á su tiempo mismo podia considerarlo como suyo. Sin dinero, con escasa propiedad de cualquier clase qUlJfuese, ni pagaha sus contribuc!ones
en rl'Ulos ( ~). No es estrallo, pues, que el goblCrno
considerase la prreza como un crimen. Era un crimen contra el Estado, rues que en cierto modo perder e.ltiempo el'8 d~rralhlar el tesoro .. El peruano,
trabajando toda su vld;l para otros, poLlI~compararse al presidiario que todos los dias dlJsempeiïa la mis·
GASPAR
Y nOIe;.
ma tarea penosa y triste, sabiendo que (lor útile¡;
que sean sus esruerzos al Estado, nada le producen á él.
Pero esta es la p~rle sombria de IJI pintura. Si
ningun hombre podia lIel:lar á ser rico en el Perú,
tampoco ninguno podia lIe~ar á ser pobr!'. Ningun
pródigo podia gastar sus haberes en ruidosas diversiones y en lujo. Ningun atrevido especulador podia
arruinar á su ramilia con especulaciones aventuradas. El objeto constante de la leyera establecer un
trabajo tranquilo v (lrlJilenle manejo de los DIlgocios.
No se tolera han inendiços en el Perú. Cuancto un
hombr~ quedaba re.lucÎtlo á la pobreza por sus desgracias, que jamás podia ser por su culpa, la ma·
no de la ley acudia á sll"!inistr;¡rl,~ socorr~; no el
socorro mezquino de la candarl partIcular, fil ese que
derraman gota á ~ota los fiogidos depósitos de la caridad pública r.n cIertos paises, sino un socorro Q'ene·
ros o y abundante que no humillaba al que era Ol»\)to
de él y que lo colocaba al nivel de sus tlem:\s paIsanos (5).
Ningun hombre podia ser rico ni pobre en el per¡'l;
pero tol103podian disrrutar y llisfrutahan de lo necesario. La ambicion, la avaricia, la aficion ¡\ cambiar
de objetos, el d'lsContenlll, tOllas Iils pasiones que
mas agitan á los hombres, no eocontraban abrigo ell
el corazon del peruano. La misma condicion de su
existencia pan~cia oponerse al cambio. I\e~orria el
mismo círculo que SllSpa·lres habian recorrHlo antes
que él, Y en que habian de seguirle sus hijos. la
política de los focas comistia en ¡nrundir en sus sÚh·
ditos un espíritu de obediencia pasiva y de tranquiIidad, una conrormidad completa en el órden de ~osas establecido. En est:! part~ alcanlaro~ ~1IléXIto
completo. Los primeros espanoles que vlsllaron el
país aseguran enrálicamente que ninUlln gobierno
podia ser mas acomodaclo á la indole del pueblo, y
que n¡n"un pueblo podia parecer mas satisrecho COli
su suert~, III mas amante de su gobierno (6).
Los qua desconOen cle las relaciones sohre I.aindustria p<Jruana, pueden disipar sus dudas recomendo
el pais en que floreció. El viajero encueotra aun, especialmente en las regiones centrales de las llanuras
elevadas, muchos vestigios de otra epoca; re,;tos
de templos palacios, rortaleias, montañas terraple·
nadas, gra~des caminos militares, acueductos y o~ras
obras públicas, que, sea cual fuere el grado de ciencia que ¡¡e descubra en su ejecuci~n, lo asombran
por su número, por el aspecto macIzo de los mat.eriales, y por la grandeza del plan. ElIt~e elJas qUIzá
las mas notables son los grandes camlllOS, CUYOll
restos se conservan aun bastante bien para atesti~uar
su antigua magnificencia. Muehos de estos cammos
atravesaban direrentes partes del reino; p~ro los mas
considerables eran lus dos que se estendlan desde
(1)) «Era tanta I~ órJen que tenia ~n todo.• sus reinos ~
provincias, que no consenlla haber nmgun mdlO pobre 01
menestero,;o, porquehabia órden y forma,;p1ra elJosin que
los pueb!osrecibiesen vexacion ni molestia. ¡¡orqueelln::a
lo suplia de sus tribulo,; » (Conq. y l'ob. del PerÚ, MS.)El
Iicencia~oOade~ardonove masque uoa invencioll.de Satanás
eo estas disposicionesè~ las leyes peruanas, en vlrlud de Jas
cuales los ancianos, los enfermos y lo; pobre,;quedaban en
cierto modo inde¡¡endiente.de sns hijos y de sus parienles
mas cercano,;, en quienes habrian descan,;ad·}naluralmente
á no ser por esla invencion.Nohay mejormerliode endurecel'
el eorazon, segun él, que el separarlo asi de las simpatías
de la humanidad, y opina q~e nin;¡unacircunslancia ha sido
tan poderosacomo.esta para oponer obstáculosat de;:ar!ollo
del Cristianismoenlre lo;:nalura/el. (lIel. seg., MS.) Eslas
itleas SOli ingeniosas; pero en un pais comoel PerÍl, donde
el pueblo no lenia propiedad, parece .que no podIa ha.ber
mas allcl'aaliva para lo,;sU(lernumerarlOsque la de reCibIr
socorro;;del gobierno ó moril';;ede hambre.
(6) Acosla, lib. VI, car. XII-XV. Sarmienl,l, Relacíon
sogas, de vasos de palo y plJtos de or.l y plata que aquí se
halló era cosa de espanto.» Pedro Pizarro, Descub. y Conquista. !I!S.
(I) Para diezaiíosalj(unasveces, si hemos de crecrá Onde"ardo, que teaia medios para informarse bien. (E ansi
cn~ndono era menesler se estaba en los depósitos é habia
alguna, veces comidadc diez a¡jos....• Los cuales lorlosse
hallar03l1enos,cuandollegaronlosespauolès.dcstoyde lodas
las cosasnecesariaspara la vida hunHna.))nel. seg., ~IS.
(2) Ondg¡:al'do,ReI. prim, MS.
• Por lanla órdcn é cncnta que scria dificu:tosocreerlo ni
darlu á enlender comoeu.)slotienenen su cuenla é por registros é por m~nudolo mauifeslaron que se (,udiera por eslenso.• Idem, ncl. seg., MS...
(3) Garcilasso, Com. fieal, parle l, lib. V, cap. XV.
(.i) «Soleel ¡¡'abajOde las personas cra el l¡'¡butoqnc se
daba, porque ellos no poseianolra cosa.» O.ldegardo, nelaMS.,
cion prim, MS.
call. X.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..\ r.O:-iQl.'I':U
.IEL
l'ERI:.
2t
lJuito al Cuzco, y que, partienllo olra vez de la capi-llJlas
terrible para el que se miraba suspendido sobre
t;d, continuaban
en la direcciorJ del Sur hácia Chile.
un oscuro abismo en que hervian las aguas á una
Uno (:e estos cominos atravesaba
la gran llanura
inmensa profundidad.
Y sin embargo,
los peruanos
elevada, y 1)1 olI'O corria por las tierras bajas yorillas
pasaban por estas ligeras V frágiles construcciones
sin
lIel Océruo. La construccion
del prImero fue la mas tnmoralguno,
y los espallOles las han conservado en
difícil por la especie de terreno que atravesaba. Pa- ' aquellos rios en que la profundidad ó la impetuosidull
saba pOI ásperas sierras de nieve; habia leguas enlie la corriente haria imposible la aplicacion de lOi)
teras de galerías abiertas en la peña viva; atravesaba
medios ordinarios para establecer comunicacion
eulos rios por mellio de puentes que se mecian sustl"e las dos orillas. Los rios mas anchos y mas Ira npendidos en el aire; ascenllia lOi precipicios
por quilos se atravesaban en bals¡,s, especie deemharcamellio de escalinatas cortadas en la piedra; crnzacion que aun usan mucho los nóturales,
en que SI)
ba barrancos de espantosa profundIdad
en sólillas : aplican las velas. Este es el único ejemplar de naveparedes de ladrillos que rellena han el hueco; en una I gacion algun ta[jto perfeccionada
que se haya enpalabra, combatia y vencia todas aquellas grandes di- contrado entre los indios de América (3).
ficultades que existen en las regiones montañosas, y
El otro gran Camilla de los Incas iha por la region
• que bien hubieran podido asustar al mas atrevido
llana que media entre los Andes y el Océano. Estaba
ingeniero civil de nuestros tiempos. Calcúlase fa es- construido
de una manera muy diferente,
como lo
tension del camino, de que no quedan mas que frag- exigía la naturaleza del t¿rreno, qne era en general
mentos esparcidos,
en mil y quinientas
á dos mil baJO yen gran parte arenoso. Levanlábase el eamino
millas; y en tolla su estension se elevaban columnas
siJbre un alto terraplen de tierra, sostenido á cada
de pied.a como las que se usan en Europa para. sehulo por un parapeto ó pared; y toda la estension de
ñalar las distandas,
con intérvalos fijos de poco mas
limbos lados estaba cubierta de árboles y arbustos
de una ¡egua. Su anchura apenas pasaba de veinte
olorosos, que rleleitaban los sentidos del viajero con
piés (t). Componíase
ne grandes losas de piedra
Sll perfume,
y lo refrescaban
con su sombra,
tan
cuhiertas,
á lo menos en algunas partes,
con un~ agradable bajo el ardiente sol de les trópicos. En Jas
mezcla bituminosa, á lJue el tiempo había dado Ulla plrtes de desierto arenoso que atravesab:¡ de cuando
dureza superior á la de la piedra misma. En algunas
en cuando, donde la ligereza y fa movilidad del suelo
partes donde se han colmado los barrancos con obra
no podian sostener Ull camillo, inlroducíanse
grandealbaïlilería,
los torrentes de las montaÏias
socades estacas en la tierra, muehas de las cualespuenell
Tando la obra durante tantos siglos, han tra;pasado
yerse aun, para illdicar el curso del camino al viapoco á poco la base; pHO á pesar de esto, tal es la Jl:ro (,i).
cohesioa de los materiales,
que ha permanecido
firEll to~a la longitu(t (le estos caminos se habian
me la base superior, atravesando
ann el valle como
COllstrUldo posadas ó tambos, come Jos lIamall, ádissi fuera un arco (2).
t IIlcia lie unas diez ó doce millaS unos de otms, espeSobre algunas de las corrientes
mas rápidas era eialmente destinados para el descanso delInca y de
preciso construir puentes suspendidos, como los 11:1- S:J ~omitiva , y d!' los que vinjaban con (Ill carácter
man, y que se componian de las sólidas fibras del ma. ofic!al. Pocos viajeros rie otra clase habia en el PerÚ.
guey, ó nel mimhre de aquel pnis; que es Snm3mf\nte
Algunosde es.tos edificios tenian grnndesdimensiones
tenal y fuerte. Con estos mimbres se tejiaR unos ca- Y se co~pol1lan de una forlaleza, cuarteles y otra,;
hies que podian tener el grueso del cuerpo de un obras milItares, que ocupaban una gran estension de
hombre. Estas inme[)sas cuertlas susp~ndidas sobre
t,;rreno, y que estaban rodeadas por un parapet? rie
el agua, p3saban por unos agujeros abIertos en unos
plellra. Indudablemente
sU objeto era dnr aloJarnlengrand!'s estribos de piedra construidus
en las orillas
ta lí I~s tropas imperiales cuando atravesaba el país.
opuestas del rio, don~e se aseguraban
con el peso de El cUldado?e la co~se~vacion de los granrles cam!nos
fuertes maderos. Varios de estos cables monstruosos
carrespondlaá
los distrItos por donde pasaban, y slem·
unidos '·ormaban un puente, que cubierto con tablas
pre se empleaba en ellos un nÚmero considerable de
bien asegurado y defennido por una barandilla de lo; trabajadores
para atender á su composicion.
Esto era
mismos materiales,
ofrecia un paso seguro al viajero.
sJmam~nt<J fácil en un país en que no se vinjaba mas
La longitud de este puente aéreo, que pasaba á veces
que á plé; aunque se dice que los caminos estaban
de dOSCientos piés, y el no estnr sujeto mas que por bn .perfectamente
hechos, que un carruaje hubien
dos estremidades,
le daban una inclinacion alarmanpo(hdo correr por su superlicie con la misma segu¡'i.
te hácia el centro, mientras que el movimiento que dad que en las grandes carreteras d,} Europa U;). Sin
le comunicaba el viajero producia una oscilacian aun embnrgo, en una region cpo que lus elementos
del
fllego y del agua están siempre activamente
ocupados
en la obra de destruccion,
debieran desmoronarso
(I) Dee de la Aud. Real, m.
graduulmente
en cunnto les falló un cuidado cons• Este camino, hecho por valles hondos y por sierras altas
por montes de ~Ieve '. por tremendales de agua, y por peila tlll te. Tal ha sido su snerte enlllanns de los conquis.
VIVa, JUr. to á nos fUriosos por estas partes, y ballano Yem- tadores espailoles, que no cuitlaron de nplicar el adpedrado por las laderas, bien sacadQ por las sierras, deseèhado mirable sistema adoptado por los ncas para ~Il
por las peñas, socavado por junto á los I'iosSIlSparedes, elltre cOlIservacion. Pero los frngmen tos rotos (¡ue aUIl subnieves CUllescalone, y descanso, por todas partes limpio,
barrido, descombrado, lleno de aposentos, de depó~Hos de
tesoros, de templos del Sol, de postas que habla en este ca(3) Garcilasso, Com. Ileal, porte l, lib. III, cap. VII.
mino." R~;'(cion, MS., cap. LX.
En Ilumboldt se encontrará uoa descripcion detallada de
(2) «ùn avait comblé les vides etles ravins par de l(randes e;tos puentes como aUIl se ven en diferenle~ partes del PerÙ.
masses de maçonnerie. Les torrents, qui descendent des hau- (Vue~ d~s Cordilléres ,.1'.250 Ysi;;.) Ste\'eson ha dado una
teurs aprés d~ pluies abondantes, avalent creusé les endroits d~scrIpclon muy 1IIlnUClOsa
tambien de las balsas. (Residencia
les moins solides, et s'etaient frayé une voie SOliSle chemin, e I' Amér.ica, tomo 1/, p. 222 Y sig.)
le laissant alns! suspendu en j'air, comme un pont fait d'une
(4) Cleza de Leon, Cróoica, cal'. IX.·-Rrlacion del priseul~ piéce." (Velasco, lIisl..de Quito, t. l, p. 206.) Este n:el' descubriQliento de la costa y mar del Sur, ~1:5.
escntor ha hla de SIlSobsenaclOnes personales, habiendo exaEste documento anónimo de uno de los primeros cOllquista·
minado y medido diferentes partes dei camino á fines del slSlo ~)res contiene una descripcion millucioS3 , 'Y probahlernente
pasado. Véase en el .4péndiee, nÚm. 2, una descripcion muY hllelhgna de ambos caminos, que el escJitor vió en toda Sil
allimada de esta obra magnílica: la I,intura de los obstáculus g oria, y que coloca entre las grandes maravillas delloundo.
que hubo que vencer para ejecularla, se hallará en Iln c¡;(5) Relacion del primer descub., MS. - Cieza de Leoll.
tracto de la obra de Sal'mieuto que v:ó el camino en tiempo (;:QIIl~a, cap. XXXVI/.-Zárate,
Conq. del Peril, libru l,
de los Inl'as.
rllp. XI.-Garcilasso, Cùlll. Rtal, pHte " lih. IX, Clip. XIII.
l·
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
22
BlIll.lOrECA
ilE
sisten, como los de los grandes camillos ronlllllOS eso,
parcidos por toda Europa, prueban su grandeza primitiva, y han merecido los elogios de un juicioso,
viajero, no muy pródigo en general de alabamr,as, que
dice que (dos caminos de los Incas deben clasificarse
entre las obras mas Útiles y estupendas
que en cual·
quier tiempo haya construido
la mano del hombte (t).»
Unlluevo adelanto hicieron los soberünos del PerÚ
en el sistema de comunicacioncs
que establecieron
en sus dominios, introduciendo
~as pnstas del mismo
modo que se conocian entre los aztecas. Sin embarno,
las postas peruanas, eSlablecidas en todos Jos gran~es
caminos que conducian á la capital, estaban fundadas
en un plan mas vaslo que el que regía en Méjico. Eu
toda la estensíon de estos caminos se habia construido edilicios pequeños, á distancia de cinco millas uno
de otro (2), en cada uno de los cuales se hallaba estacionado cierto número de correos, ó chasquis como los llamaban en su idioma, para trasportar
los
despachos del gobierno (3). Estos despachos eran ó
verbales, ó se trasmitian por medio de Ips quipus , é
iban á veces acompañados
COll un hilo del ceÏlidor
rojo que cubria la frente del Inca, y que se miraba
con ellllislllo respeto y sumision que el anillo de un
déspota oriental (4).
,I
Los cllúSquis vestian un traje particular que indicaba su profesion. Se les educaba para este olicio y
se les escogiaJlor Sl,l rapiùez y fidelIdad. Corno la distancia que ca a correo tenia que recorrer era corIa,
y como tenia tiempo de sobra para descansar en las
estaciones,
sah'sban la distancla con gran velocidad,
y las noticias se llevaban por los caminos á razon de
ciento cincuenta mill,ls por dia. Elempleo de lo, chas·
quis no se limitaba ;Í trasmitir noticias y comunicaciones oficiales. Con mucha frecuencia traspurtaban
varios objetos para el consumo de la córte; y por este
medio el pescado del remoto Océano, frutas, caza y
diferentes
productos
de IllS cálidas regiones de la
costa, llegaban á la capital en buen estado, y se servian frescos á la mesa real (5). Es muy notable que:
esta importante institucioQ fuese conocida en Méjico
v en el Perú al mismo liempo sin que hubiese comu·
ñicaciùII entre ambos paises; y que se haya encontrado establecida en rios naciones bárbaras del Nuevo
Mundo mucho antes que se adoptase entre las nuc;ones civilizadas de Eurol)a (fi).
GASPAI\
y
ROH;.
Por medio de eslas saJ¡ias imenciones
Ile lus luc¡¡~
lus partes mus remotas del vasto imperio del Perú se
poni;lll en ínlimo contacto \lnas con otras. Y mientras
que las capitales de la cristilmdad,
separadas solamente poraJgunos celltenares de millas, perlllalleeiall
tan eslraÎias entre sí como si las hubieran separado
los mares; las grandes capitalcs del Cuzco y de Quito
estaban en correspondencia
constante
por medIO de
sus magníficos caminos. Las noLicias de Jas IlUnlero·
sas provincias se trasmitian
en alas del viento á la
metrópoli peruana, gran foco en que se reunian to, das las líneas de comunicacion.
No podia ocurrir un
I muvimiento de insurrecciun
, ni una in vasion de la
mas remota frontera, sin que la noticÎ:l se comunicasr
en el actoá la capital; yal instante se ponian en marcha los ejércitos imperiales por los magnilicos caminos del país para restablecer el órden. Tan admirabb
eran las disposiciones
adoptadas
por los déspota~
americanos para mantener
la tranquilidad
en toda la
estension de sus dominius. Esto nos recuerda lasins
tituciones análogas de la antigua Homa cuando hajo el imperio ùe los Céfares era señora de medio
'I mundo.
Uno de los principales
objetos de los graudes caminos era facilitar las comunicaciont·s
militares.
Formaban un ramo importante de ~u política militar
, q¡,\C es tan digno de ser e~tudiado como el de la muInicipal.
A pesar de las protestas pací/icas de los locas, y de
la tendencia pacifica en ¡:eaJidad lie sus instituciones
I domésticas,
siempre eslab:1Il en estado de guerra.
I Por medio
de la guerra habian ensanchado
1/radual' mente su mezquino terriroriohasta
convertirlo en un
' poderoso imperio. Cuando esto se hubo verificado, la
I ('npital, segura en su posicion central,
110 se V¡Ó ya
espuestJ al choque de esos movimientos
militares,
~.
el país disfrutÍl de las ven lajas de la tranqllili,lad yel
órden. Pero por mas trallquilo que estuviese en el
, centro, la hi,toria no hall/aba de un solo reinado ell
I que el pais no eSLuviese en glJerra con algunas de la:,
Ilárbaras naciones fronterizas.
L3 religion ofrecia Ull
pretesto plausible para las agresiones cons/nlltes,
y
disfrazaba probablemente
á los ojos de Jos Incas y ,1
l'ls rie sus súhditoslüseddeconquista
que era elmúdi de la guerra; como los discípulos de Mahoma que
llevaban la espada en ulla mano y en utra el Aleor<ill, los Incas del Perú no ofrecian mas alLernaliv:l
qUl~ el culto del sol {, la guerra.
Es verdad que su fauatismo, Ó su politica, se pre(t) • Cette Chaussée, bordée de grandes pierres de taille, , sentaba
con lurmas rnenosásperas
quejas quese despeut ctre comparés aux plus belles route, des romains que I cubrrn en los dcscendientes
del Profeta. COlllO el "rilll
j'aie vues en Italie, en Fraoce et en Espagne .... Le gran
"
chemin de l'Inca, un des ouvrages les plus utiles et en méme luminar á que tributahan culto, obrab:1I1 con ¡¡¡aΡ,l
temp des plus gigante,ques que les hommes aient éxé~uté.» lllucho Illas poderosa (lue la fuerza (7). Trataban de
Humboldt, Vues des Cordilléres, p. 2U4.
ablandar los corazones de las tribus salvajes que los
(2) Se habla coa divergenCIa subre la distancia que habia rodeahan, utrayéndost'laspormediodela
rondescenentre las casas de posta; casltodos los autores dicen queno
dencia y de la bondad. Lejos de provocar las hl!stilj.
pasaba IfUnca de tres cuartos de legua Ile prererIdo la o(lIDlOn . dades, dpjahun obrer al tiempo para que produjesr.
de Ondëgardo, que generalmente eSCrIbe con Illas conCienCia su resultado el saludable eJ'emplo de sus prupias insy con nIas conoclmienco del terreno qne la ma)'Or parte de
sns contemporáneos.
tituciuucs, conliaudo enllue su~ "ecinos menos ci\'i(3) La palabra chasqui, segnn ~Iontesinos, significa I(UnO
q\le recibe \Ina cosa.» (Mem. Antiguas, MS., cap. VIl.) causado una gl'an impresion en el ánimo de los primeros e,Pero Garcilasso, autoridad muy superior en lo que to~a á su paiio!es que rec(.rrieron el país, y encontramos muchos (101'propia lengua, dice que significaba "uuo que hace un cam- menores de ellas en Sarmien to. Helacion, ;¡:;., ca p. X\'.
bio.» Com. Real, partel, Jih. VI, cap. VIII.
- Dec. de la Aud.lleai, ~IS.-Fernandez,
IIísl. del PerL,
(4) «Cou un hilo de esta borla, entregado á \lno de aque· partc II, lib. III , cap. V.-Conl). v l'ob. del (,irll, MS.,
1I0s oreJones, l'obernavan la tierra, y proveian lo que querian 'f otros llIuchos .•
con maioI' obediencia, Que en ninguna provinria del mundo • El establecimiento de correos es muy antiguo entre ks
se ha visto tener á las provisiones de su rei.») Zárate, Conq. chinos.~' quizá Illas entre los persas. (Véase Herodoto, His·
del PerÚ,lib. I, Cal), IX.
: toria Cnana, sec. XCVIIl.) Es ,ingular que una invencion
(5) Sarmiento, Helacion, MS., cap. XVIII.-Dec.
de la desLinada á servir á los lines de un gobierno despótico, soJo
Aud. Real, ~JS..
haya recibido su aplicaclon completa bajo 105 auspicios de un
Si henlos de creer lo que dice Montesinos, servíase en la ,istema I:beral, pues cn ella tenemos el génr.cu de este he,··
mesa real pescado cO¡;ldo á cien leguas de la capital, veinte y 1II0S0sistema de mÚtuas comuuicaciones que uue á todas I.s
cualr" horas despues de s~carlo del Océano. plem. Antiguas, nariones ùe la cristiandad, como si cOlJstitul'e~'eu ulla vasta
~IS., lib, II, rap. VII.) Esto es demasiado lápido para lOdo rèpÚhlica.
lo qne no sea lin ferro-carril.
.
(i) • ~Ias ,e hicieron seÏlOres al prinripio por maÏla q'lC
(O) La inslitucion de l~s poslas peruanas parece h~ber I>~rfuerza.> Ullrl('~~rèo, Hel. prim. , r..'5.
I
i
I
'I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L \ f.n~()L:lST.\ llEL I'Ené.
2J
Iil.ados S~ someterian
¡"I su cetl'O conveneitlos
del I ta :lcias igualés linos de otros cuarteles en que encanhienestar que les asegunria.
Cuando este sistema no ¡traba todo la que pudiu necesitar. Aun se encuentrun
producia el.deseado efect~, cmple~l~an otras medicr: muchas p,~rtes del pa.is ,fra¡;ment(~s de obras J?ilidas pef() sIempre de Clracler pacIfICO, y trataban
tares construIdas
con purhro ó gralllto,
y destmade ,;trnerlos á su dominio por mellio de ncgoCiaCiO-¡ d, s, segun nos asegura la tradicion,
á alojar allnca
nes, de un trato concili,lllor, y de regalos á sus 11Om- y i su ejército (4).
llres principales.
Por fin hadan uso ôe todos los mo)- . Tambien de cuando en cuando, con intervalos fidios tan familiares á los :lOmbres políticos mas sutiles' JO;, se encontraban
almacenes llenos de grano, arde una nacion civilizad,~ para conseguir la estension
mas y toda clase de municiones
de guerra que el
de su imperio. Cuando todos los esfuerzos de esta
eFrcito pudiese necesitar durante su marella. E/ go·
clase eran inútiles se preparaban para hacer la guerra.
blCrno cuidaba escrupulosamente
de que estos almaSacabt:n sus soldados de todas Jas diferentes procc Iles, que se surtian de los dcpósitos dc/Inca,
esvincias, aunque mas de algunas Cil que ci carácter de tuvieseu siempre llenos. Cuando los espailOles ¡nvalos habit1ntes era lilas acomodado á los trabujos de dieron el país, sostuvieron durante mucho tiempo á
la guerra (1). Parece probablel[ue
se pudiese llamar
SlS ejércitos con las provisiones que en ellós en conú las armas á todo perua:1O que hubiese llegado á ciertraron (5). Prohihiase al soldado peruano que causata edad. Pero la rotacion del serviqio militar y los se el daîío lilas leve á I"s propiedades do)los habitanejercicios periódicos qae verilicahan
los h:lbitant.es
tes del territorio
p.or donde pasaha. El que violaha
de los pueblos dos ó tres veces al mes, hatla que los esta órden era castIgado con la muerte (6). El trabajO
soldados fuesen generalmente
algo lilas que una mi- lid pueblo vcstia y alimeutaha al soldado, y los Incas
lieia indisdplinada.
El ejército peruano, que al prinquerian prudentemente
que este no le hostil izase.
cipio era po~o cOll?iderable,
llegó á ser en los Í1lti~nos LI~j?s de ser ~ua co.ntr!bueion
sobre .Ias. faenas del
tiempos (Iellmpeno con el aumento de la poblaclOn,
aFrlcultor,
III aun s!(IulCra una carga Illcomoda para
sumamente numeroso, de modo IIue sus monarcas,
sr hospitulifhd,
los ejércitos impenales atravesaban
segun nos as~guran los contempuráneos,
podian. po- -el pais rie un estremo á otro, sin causar mas molestia
nerse al'"rente de doscientos lIlil homhres. En su 01'- áos habitantes quc una proccsiou de pacíficos ciuganizacion militar manifestaban
la misma destreza y dr danos, ó una reunion de milicianos,
que se citan
clmismc respeto al órden que en las demás cosas.
u u dia de fiesta para divertirse con una revista.
Las tropas se dividiun en cuerpos que correspondian
Desde elmumento
en que se declaraha la guerra,
il nuestrcs batallones y comp¡¡Ïlias, mandadas por oli- el monarca peruano hacia toda clase de esfuerzos para
ciales de'diferente
graduacion,
desde el ínlimo su- reunir cU:lIIto antes á sus tropas, para poderse antibalterno hasta ellnca liable que l11audaua en jefe (2). ci pal' á los movimientos
del enemigo, é impedir una
Sus armas eran las que usabau tudas las naciones,
c(:muinaciou
con sus aliados. POI' desconocer
este
hárharas ó civilizadas,
antes de la invencion de la principio de cOll1uinacioll militar las varias naciones
pólvora, arcos y Oechas, lanzas, dardos, una espede
dd país, qlle pudieran haher vcncido con sus fuerzas
de espàd1 corta, una hacha de combate ó partesana,
clin r(~(leratlas, cayeron UlWS tras otra bajo el yugo ¡my hondas, en cuva mallejo eran muy (liestros. Sus Pl'l'ial. Pero cuando va estaba el Inca en campaîía
ianzas y Oechils estaban armadas cnla rslremi~lad call no solia manifestarse'
dispuesto ri !levar sus ventajas
fledazos Ile cohre Ó lilas ,comuomente de hueso, y las h; sla. el Úl!imo f!rado, ni á ~olocar ;Í. su enemigo en
armas de los oollles tenlan Illucllns \'eces adurnos de ulla SlluaClOn desesperada, En cualql;¡el'estadoen
que
oro y de plata. Cubrianse la caheza con cascos de ma- se hallase la gllilrra, estaba displl~stO iÍ escuchar
(lera ó de pieles de fieras, espléndid,lmente
adornados
proposiciones
de paz; y aunque trataba de someter á
á vcces C3n metales y piedras preciosas, y COllel plu- Sl s enemigos !IeviÍndose sus coseclJas y sitiándolos
maje brillante de los pÜjaros de los trópIcos. Estos
pf;r hambre, 110consentía que sus tropas atacasen
adornos, por supuesto, correspondían
esclusivamencuando no el'a necesario ni las personas ni la propiete fi las clases elevadas. Los soldados rasos vestian el d;:d.·« No debemos destruir á nuestros enemigos
se
traje peculiar de sus provincias,
y se ceñianla cabedi~e qllcesclamaba
Ull principe peruano, porque pérza con una especie de turbante de telas de diferentes
di..!a nuestra seria, ya que ellos y todo la que les percolores que producb un efecto alegre y animador.
teneceserá
prontonuestro(7).lJ
Esta era una máxima
Sus armas defensivas Sf' componian de \In escudo y sabia que, como todas las de esta especie, se fundaba
de lIua tunica de algodon entretelada,
á manera Ile
la que usaban los mejicallos. Cada comp"ilía tellia su
~4) Zárate, Conq. del Perú, lib. J, ca'). Xl.-Sarmiento
bandera particular;
y el estandarte
imperial,
mas Hl'iacion, )IS., cap. LX.
'
Condamine haola de muchas de estas fortificaciones esp~relevado lIue todas las demás banderas,
desplegaba la
ridas en la re¡¡iUll que media entre Qnito )' Lima, que vió
brillante 'enseña del arcu-iris, emulema de los Incas,
f)ue indicaha sus pretensiones
de hijos del cielo (0). du rante su v~aJepor la América del Sur en 1737, Yque descr bc muy OImuclOsamente,-Mémoires Sill'quelques anciene
Por meJio del sistema completo de comunicacioMonuments du Pérou, ~u temps des Incas, ap. IIistorie de
nes establecido en el país, baslaba poco tiempo para
l'Uadémie Royale de Sciences et des Belles Lettres (Berreunir los reclutas de los puntos mas remotos. El lin, 1748), t.1l, p.438.
ejército se ponia bajo las órdelles de algun jefe de
(;j) "E.asi cuando, dice Ondegardo, habtando por su propia
mucha esperiencia,
individuo de familia real, ó la es 1eriencia, el seilOr presidente Gasra passó con la ¡¡ente do
castigo de (;onzalo Pizarro por el \'alle de Jauja, estuvo allí
que era mas frecuente,
Jo mandaha ellnca rn persoside semanas á lo que me acuerdo, se hallaron eu depósito
na. La marcha se hacia con rapidez y con poca faliga
m'¡z de Cllalrn y de tres y de dos aÎ10s mas de 15 mil hanepara el soldado, porque cnlos caminos habia Ú disgas juuto al c3ruino. é allí comió la gente, y se entendió
IllIe si filera menester Illllcha~ mas, no faltarán en el valle
(1) Ondegardo, ReI. pri·n .• MS. - Dec. de la Audiencia en aquellos depósitos, ron forme ilia órden antiglla, porque á
Real, MS.
mi car!.'o estllvo el repartidas v hacer la ruenta para pagar(2) Gomara, Crónica, cap. CXCV. - Conq. y Pob del la;.» lIelacion seg. , MS..
PirÚ, MS.
(G) Pedro Pizarro, llescllb, y Î.onquista, ~IS. -Cieza de
(3) Gomara, Crónica, ubi sllpra.-Sarmiento,
Relacion, LIon, Crónica, cal', XLlV.-~aflJl,ent,),
Helacion, MS"
MS., cap. XX.-Velasco,
I1istoria de Quito, l. J, págo:- capítulo XIV,
Das i76-1íD.
(7) dlandábase que en los mantenimientos y (asas de los
Este Último escritor de un catálogo minllcioso de las antieremigos se hiciese poco dailO. diciéll'Joles el seilOr, presto
guas armas del PerÚ que contiene casi LOdùlo que usa el s01- se:án estos nllestrus, como los que ya lo son; como esto te·
dado europeo, con la cscepcion de lasarmasde fuego.-Esta
ni~1lconocido, pl'ocul'aoall que la guerra ruese la masliviulla
omision prueba juicio en el autor.
(]lre ~er pudiese»
Sarmiento, Helacioll, MS, cap. XI\'.
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
2~
BIULIOTECA
Dr.
GASPAR
l'
ROIG.
¡ tarlos medidas
suyos como del enemigo, no vacilaban en adlll'·
mas severas cuando ello los estimulaba
en la benevolencia v en la prudencia al mismo tiempo. Los Incas adoplÎ1ban la política atribuida á los romanos, que, segun uno de sus historiadores, ganaban mas por su clemencia con los vencidos que por
sus victorias ( i).
Con el mismo espíritu de prudente benevolencia,
tenian el mayol' cuidado en que nada faltase para la
seguriilad y bienestar de sus propios soldados; y cuan·
do se dilataba mucIJo una guerra, ó cuando el clima
era mortífero, cuidaban de relevar á menudo á su
gente por medio de refuerzos, permitiendo iÍ los mas
antiguos en el sen'icio que volViesen á sus casas. (2).
Pero al paso que así economizaban la vida tanto de
á
el carácter feroz 6 tenaz de la resistencia; y los ana·
Iles peruanos contienen mas de una de aquellas sangrientas páginas que no podemos leer en la época
actual sin estremecernos. Conviene añadir que esta
benéfica política que acabamos de delinear com/) caracteristica de los Incas, no perteneció á todos ellos;
y que reinó mas de un soberano que hizo alarde de
i ese espíritu osario y poco escrupuloso que corresponI de al conquistador vulgar.
I La primera medida que adoptaba el gobierno des' pues de consumada la conquista de un país, era in-
Sold3do peruano. - El ¡lama, rumiante de género de los camellos.
lroducir en él el culto del Sol. Edificábanse templos
Ull clero numeroso que
esplicaba al pueblo conquistado los misterios. de su
nueva fe, des!umbr¡índolos con su espléndido r pomposo ceremonial (3). Sin embargo, 110destruian ni
trat¡¡ban con falta de res¡>eto la religion de Jos conquistados. Era preciso adilrar al Sol sobre todas las
cosas; pero las imágenes de sus dioses se transportay se éonfiaban al cuidado de
I para
ban al Cuzco y se colocaban en uno de ll)s templos,
que ocupasen su puesto entre las divinidades
subalternas del panteon peruano. Aquí permanecian
en cierto modo como ref¡enes de la nacion conquistada, la que se suponía que estaria menos inclinada
á sacudir el yugo de su nuevo soberano sabiendo que
al hacerlo lenia que d~jar á sus dioses en manos de
sus enemigos ('¡).
Los lncasechaban las bases de la buelln administra(f) «Plus pene parc.!ndovieUs, quam vicendo imperium f cion ùe sus nuevas conquistas mandando r¡ue se hiauxisse.• Tilo Livio, lib. XXX, cap. XLII.
¡
(2) Garcilasso,Com.Real,parl.l,lib.IV,cJp.
\V[[1.1
(i) Aco-LI.lil!. V. cap. \Il.-r.arr.iiagso,
Com. R~al,
(3) Sarmienlo, Relacion, MS., cap. XIV.
I l'Ide I, IiI!.Y, c"p. \11.
'l·
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
25
I
l.A l:O:'\Qt;ISTA IlEI. N:III..
eiese un censo dllla poblacioll, y que se examinase
abolic on completa dI) la propiedad.; pe.ro la quese
cuidadosamente
el país, para s.aher cuáles eran sus someta á ell~ era una naClOn ~onqulslaca,
temerosa
pro,luctos y 'a clase y la capawlad
de su suelo (I). de sus conquistadores,
y que·a la menor sospecha~e
I-lacíase en sq:;uida una clh'ision delterritoriosiguienque iI:lcnlase sublllvarse se la ocup.aba con guarUl,lo los mismos principíos qUI) se adoptahan en el resto
cione~ armadas, eSlablecidas cn diferentes
puntos
cie la monarnua,
y señalábatlse sus respedivas par- fuerte, en toda la estellsion riel pais (2). Es pl:obable
tes al Sol, al soberano yal pueblo. La estensioll de tambien que los Incas no hiciesen mas caminos que
esta última se calculaba J,or el nÚmero de la poblalos eSl!nciales al nuevo arreglo, y que en todo lo pocion, pero Ir parte de ea a individuo era const:rntesible adJudica.sen las tierras ásusantiguos
poseed0.res.
mente la misma. Parecerá estraño que un pueblo se , Se contirmabl,
arlem{ls Je esto, la anterIOr autol'lcl~(1
sometiese ccn paciencia Il.un arreglo que envolvÏlla I de los curacas; ó bien cuando se Juzgaha necesarIO
I
Huillas ùe un l',mplo de los Incas,
cilla isla de Tilicaca.
d~poner al curaca reiY.llllle. se pern,Jitia que le suce.
farrilias al Cuzco. Alli aprendian'el
idioma de la cadiese su heredero legitimo (3). Acatabanse respelu(Jpit:d, se familiarizaban
con los usos y costumbres dI'
samente todas las antiguas costumbres
y leyes del la drte y con la política ¡zcneral del gobierno; yerall
pais, en cuanto era compatihle con Jas institùciones
Obj'ltO de seilaladas muestras de favnl' por parte d(>1
fundamentales <lelos IlIc¡¡s. Tambien debe tenerse en soberano,
bien calcuhlll:ls para halagnr ~us ~cntiCUenl!! 9l!J ~uchas de !as tribus conquistadas
tenian
miEntos 'í para fomen/nf en "lIos un :.J'ojente amor;,
una ~lVIhi.aclOn demasIado escasa para que pudiesen
sUlersona.
Bajo la innuencia de estos sentimientos,
sen~lr ese amor al suelo que corresponde á un (¡rdell se les volvia á enviar á regir á ¡liS \'a~allos. fero de·
SOCIal ava,lzado (4). Pero. sea cual fuere la causa,
jando aun ¡¡ StlS hijos mayores en la capita , tanto
parece probable que las eslraordinarias
illstituciones
para rIlle sirviesen de garantia de la lidelidad de SllS
de los Incas fuero U ~st~Lleeidas ~onJloca oposicion
lar res, como para que aumenlasen
el esplendor de
por .parle de los terntorws conquIsta
os Ci;).
a córte del Inca (D).
Sm embargo, los soheranos del Perú no cflufiahan
Otra de SllS medidas era mas atrevi>.la y de car¡íclr.J'
enteramente en estas esteriorida<les de obediencia rie ma.; original. Esta consi~tia nada menos que cn ¡¡bolil"
sus nuevos sÚ~)ditos; y para aregurarla de una ma- el iJioma ¡le! pais. En la América del Sur, como en
nera mas efecllva adoplauan medidas r1emasiado no- la del Norte, existía una inlinita varied;j(1 ne dialectns,
tl~bles para que nù 1\05 haga mos cargo de ellas. Inme- ó lIlas bien Idiomas, que tenían pocas 'lfinidanes linos
dlatamentedespues
de verilicada una nueva conquista
COll otros. Esta circunstancia
causabl grandes incose llevaban por algun tiempo á los curacas y á sus
l
II) Ibid .• parte I, lib. V, cap. XIII-XIV.-Sarmiento
Relacion, MS., cap. XV.
'
(2) Sarmiento,
Relaeion, MS., cap. XXI.
(3) Fernandez,
I!lst. dell'erú,
par. II, lib. III. cap. XI.
. (4) Sarmiento nos ha dado ~oticias llIUY completas y muy
Interesantes sobre la pohtlca sln¡!lIlarmente humana que ohservaban los Incas en sus conquIstas, j'.que ofrece un notal,le.
contra~te cnn la de eSO$ OlOlcs de la humanidad, á quiencs!a
hnmanldad rccompcn:ia pro('i~ándolcg mas admiraclOn 1]lle á
sus bleuhcchùl'e5.
Coultl es de mucha impurtancia el tcsli11111010
de l,II hombre como SarlilicnlO qlle era IIl'csidenl.; tld
1'0.\111 1.
Consejo de Indias, y como su obra , sepu:t~àa en un rincon
oscllro del Escorial, apenas es eonocida, he reproducidu todu
el capitula en el Apéndice nlÍm. 2.
('i) Serrun Velasco, hasta el poderoso estado de Quitn,
ba.:ante adelantado cn su civili7.acion [lM~ tenrr una lev de
propiedad que enlendia bien el pnelJlo, ad ,[¡ilió las instíludOlles de los 1J1ca<. «110 solamente sin repIII!1I3I1Ci", sino con
ale!:r!a,» (!list. de Quito, tom. II, p. 183.) Pero Vela~cù,
esc 'itor modcrno, cleia fácilmente ó conlaba con la credulidad
de '"5 leclores.
(3) Ga:'cilasso,
Com. Hca!, parle l,l,h. V. rap XII: Ii·
hre VII, cal'. II.
.)
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
~Ii
Illlll.luTl·.CA
ilE
GA:'I'.\H
\'
IlOtG.
mullit/alles al gouierllo en la administracion
Ile las
diferentes pro\'incias cuyos idiDmas ignoraha. nesol·
\'i6se, l'or tanto ,.suslituirles un idioma universal, el
Quichua, el idioma de la córte, de la capital y del
territorio adyacente,
el mas rico y mas completo de
los idiomas americanos. Ellviábanse maestros á todas
las ciudades y pueblos del país, para que instruyesen
;'¡ todos,
hasta;i los dc la~ clases mas humildes'; y se
les hacía saber al mislllo tiempo que niÍlRuno podria
(Ihtener empleos de dignidad ó provecho si DO sabia
hablar esta lengua. Loslcuracas y otros jefes que iball
{\ resiJir á la capital, se familiarizab¡lII con el dialecto
c.n sus relacioIlcs con la córt~, y al volver á su pais
daban el ejemplo de hablarlo entre sí. Los que con
ellos vivian imil aban este ejemplo, y el quichua llegaba á ser poco á poco el idioma de la moda y de la
(:legancia, así como afectaban hablar el francés normando los lllle á algo aspiraban en Inglaterra despues
de la COlHluisla. Por estos medios, mientras que cada
provincia cOIlsenaba su dialecto peculiar, se establecia un escelente me(lio de comunicllcion
que hacia
posillle que los habitantes de una parte Ilet país se
entendiesen
con los tic las demás, y ellnca y sus reprcsentantes
con todos. Tal era el estado de las cosas'
I'n esta parte cuando llega"ron los españoles. Es preciso confesar que la historia nos presenta pocos ejemplos de una autoridad mas absoluta que la de una
revolucion en el idioma de un imperio al disponerIo
así el amo (I).
Poco menos nolllble era olI'O recurso de los Incas
para afianzar la obediencia de sus súbditos. Cuando
un~ parle de las recientes conquistas manifestaba un
espíritu tenaz de oposicion y odio, se solia obligar á
ulla parle de la )loblacion, porejemploádiezmil
rersonas, á emigrar ú un punto remoto del reino ocupa·
do por vasallos de probada é indudable fidelidad. Vn
número igual de estos se trasplanlaba
al territorio
que }muian eVllcuado los emigrados; y por este cambio la poblacion se componia de dos distintas razas,
que se miraban una á otra con un recelo queservia de
I'reno roderoso fi cualquier tendencia revolucionaria.
Con e tiempo vencia la innuencia de los lealcs, sostenidos, como lo estaban, por la autoridad real, y
por la operacion silenciosa y lenta de las instituciones
nacionales á que las razas estraiJas se acostumbraban
poco Ú poco. Poco á poco tambíen empezaban á amar
ú su soberano, y.antes que hubiese desaparecido una
generacion,
las dif~rentes tribus se mezclaban pací¡¡camente como individuos de la misma nacion (2).
Sin embargo, seguian distinguiéndose
las diversas
ruzas por la diferencia del traje; ya que una ley del
p~is maudaba ¡\ todo ciudadano que usase el trajede
su provincia (3). Ni podia el colono, trnsplantado
con tan poca ceremonia,
volver al distrito en que
nació; porque en virtud de otra ley estaba mandado
que nadie cambiase ile plinto de residencia sin per. miso (4). QuedJba establecido para toda su vida. El
gobierno peruano seilalaba á eada hombre el lugar en
que habia lie resillir, la esfera de su acclon , y hast;t
la naturaleza y calidad de esa accion misma. Dejaba
de ser un agente libre; casi se podia decir que se Je
relevaba de toda responsabilidad
personal.
Al aplicar este eslraordinario
sistema, los locas
cuidaban del bienestar y de la comodidad del colono
en cuanto era compatible con la ejecucion de sus designips. Mandaban que los milimaes, como llamaban
á estos colonos. fuesen trasportados á los climas mas
análogos al del lugar de su.nacimiento.
No se habia
de llevar {¡ los habitantes de pa.ises frios á las regiones
cálidas ni vice-versa (5). Hasta se consultaban
sus
habituales ocupaciones,
y se llevaba al pescador á
las playas del Océano 6 á las orillas de los grandes
lagos; mientras que se arljudicaban al labrador las
tierras mejor ailaptadlls al culti\'o á que habia estado
acostumbrado
toda su vida (6). Y como muchos,
quizás la mayor parte, consideraban
la emigracion
corno una calamidad,
el gobierno cuidaba de dar
pruebas de un especial favor á los mitimaes, y les
concedía varias inmunidades
y privilegios que mejoraban su condicion, y Jos reconciliaban en lo posible
con su suerte (i).
Aunque las instituciones del Perú hayan sido modificadas y maduradas bajo la innuencia de los soberanos sucesivos.
todas lIevun el sello del mismo
original, todas están vaciadas en el mismo molde.
Ensanchándose
y fortaleciéndose
el imperio en cada
época sucesiva de su historia, no era en sus úllimos
dI as mas que el desarrollo en escala mayor de lo
que era èn miniatura en sus pri!lcipios. asi corno se
dice que el gérmen que enderra la bellota contiene
dentro de si mismo todas las ramificaciones
del futuro monarca de los bosques. Parecia ~ue cada luca
sucesÍ\'o no aspiraba á mas. que á segUir IllS pasos y
á ejecutar los planes de su predecesor. Las grandes
empresas que uno acometia , Jas continuaba otro, y
les daba cima el que venia despues. Así, mienttas que
todos obraban ajustándose al mismo plan, sin ninguno de esos movimientos escénlricos 6 retr6gradosque
indican la direccion rie individuos diferentes, eJ Estado parecia ser regido constantemente
(lor una sola
mano, y proseguia magestuosamente,
como si fuese
altravès de un reinado lar~o y único, su gran carrera de civilizacion y conqUIsta.
El objelo linal de sus instituciones
era la tranquilidad doméstica; pero parecia que no les era lícito
alcanzarlo
sino por medio de guerras esteriores.
Tranquilidad
en el centro de la monarquía y guerra
en sus fronteras: tal era ]a condicion del Perú. Por
medio de esta guerra daba ocupacion á una parte de
sus habitantes; y conllui~ lando y cil'i1izandoátas bárbaras nacioncs que lo rodeaban,
daba seguridad á
todos. El soberano Inca, por pacífico y benévolo que
fuese en su administracion
interior,
en la eslerior
er:!. siempre guerrero y mandaba sus ejércitos en
persona. Carla reinado sucesÍ\'o veia estenderse mas
las fronteras del imperio. AilO tras ailo volvia el victorioso monarca cargado de despojos: y seguido por
Ile jefes tributarIOS á la capital. Su
(\) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. VI, cap. XXXV; URa mullitud
lIb. VII, cap. I-II.-0ndegardo,
ReI. seg., MS.-Sarrecibimiento
en ella se asemejal'a a] de un trÍllllfo
miento, Relacion , MS., cap. LV.
romano. La poblacion salia en masa á victorear á su
• Alln la crialllra no hubiese dejadQ el pecho de su madre souerano, vestida con los pintorescos
trajes de las
cuando le cnmenzasen ~ mostrar la lengna que habia de saber; diferentes provincias, llevando banderas que agitay aunque al principio fue dificultoso, é muchos se pusieron
en no querer deprender mas lenliuas que las su l'as prOpl!S,
(~) «Trasmulaban de las laies provincias la cantidad de
los reyes pudieron tanto que salieron con su intencion, y ellos
tuvieron por bien de cumplir su mandadll, y tan de veras se genle que de ella parecia convenir que saliese, á los cuales
mandaban
pasar á poblar olra tierra del temple y manera de
entendió cn ello que en tiempo de pocos ailOsse savia y usaba
una len~na en mas de mil y doscienlas leguas." Ibid., ca- donde salian, si fria fria, si caliente caliente, en donde les
daban tierras. y campos, y casas. tanto y mas como dejaron.»
pitulo XXI.
(2) Onde~al'do. ReI. I,rim .• ~IS.- Fernandez,
llist. del Sarmienlo. lIel., ~lS., cap. XIX.
(6) Onde!(ardo, ijel. pnm., MS.
Perú, parle JI, lih. III. cap. Xl.
.
(i) Aun exi,ten, ó existian â fines del siglo pasado. estos
(3) Segun el padre Acosla, los Incas creian que esta ley
mitimaes
cn Quilo, segun Velasco, dislinguiéndosc con este
era de la mayor imporlancia para el órden y buen gobierno
nomÈ!.e del reslo de la poblacion. Historia de Quito, tomo l,
dela monarquía. Lib. VI, cap. XVI.
I p. 1"..
(4) Conq. y l'ob. dell'irú,
~IS.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
tA
C():'iQ¡;ISTA !lEL PERf.
ban en ei aire, y cubri~ndo de flores el suelo que
CAPITULO Ill.
iba Ii pisar el vencedor. El Inca, llevado en su silla
Rehgion
del
l'ení.-Deidad¡·s.-Esplellllor
de los temde oro en hombros de sm nobles, se adelentaba ell
pI )s. - Solemnidades, - Vírgenes dl:l Sol. - Casaprocesion f;olemne, bajo Jos arcos triunfales que cumientos,
brian la Ci rrera, al grltll templo del Sol. Allí, sin
comÏlh'a, ¡)orque á todus menos al soberano estaba
E; lin hl1cho muy notable que Illuchas. si nCl todas
vedada la entrada en el ~agrado recinto, el victorioso
las tribus salvajl's que habitaban el vasto continentp.
príncipe, Lespojado de sus insignias reules, descalzo
ame:icano, por desfiguradas que estuviesen en otros
y con la mayor humildad, se acercaba al temido san- p~nLos sus cr~encias por pueriles ~upcrsliciones, hatuario, y ofrecia sus sacrificios y elevaba el tributo
IJlal: llegado a la subhme concepcIOn de ua gran esde su grat tud á la deidad gloriosa que presidia al píri1u del Creador del universo, que, inmateri;¡l en
destino de :os Incas. Terminada esta ceremonia, toda sû propia uaturaleza,
no debia ser ultrajndo con ninJa poblacion se entregaba tI las diversiones;
oianse
gucn il/lágen visible, y que, ocupando todo el espala música, y los f(ritós d,} alegría, y los bailes por cio, no podia circullscribir~e
á las t,arc les de UII
todos lQSángulos de la ca lilal; y las iluminaeiones 'i tern Jlo. Pero estas elevadas ideas, tan superiores á
las hogueras celebrahan 'la campallu victoriosa del los llcances ordinarios de la inteligencia cuando no
Inca y la a;;regaciou de UII nuevo territorio al impetien3n guia, no parece que les inspiraron las conserio (i).
cuencias prácticas que era de esperar; y pocas SOli
Ell esto, regocijos se descubre en gran parte el las :Iaciones ¡,mericanas que maniiest~ronlllterés
en
carácter rdigioso que tenian; en realidad todas las la c'lnservacion
de un culto religioso, Ó que enCOlJguerras de los peruanos estaban marcadas ('on el setrarJn en su fe un poderoso estímulo c.e acciono
110 religioso. La vida del Inca era uua larga cruzada
Pero con los progresos de la civilizacion, se desaFpara estelhler el cullO del So!, para desarraigar
en rolla ron gradualmente
ideas mas amílogns á las do
las naciollf's bárbaras las supersticiones
embrutecenaciones civilizadas;
destináronse
(¡mplios medios,
doras, é imponerles Jos heneficios de un buen go- é instituyóse un órden separado para el servicio de
bierno. Tnl era, segun la frc.se favorita de nuestro
la rdigion, en que se desplegaba un ceremonial misiglo, la wision delinca. Tambien fue la mision del nucioso y magnífico, digno de compararse en mllchas
conquistador
cristiano que invadió el imperio de ese cos •.s con el de las naciones mas cultas de la cristianmismo potentado indio. La historia decidid cuál de dad, Esto sucedia entre las naciones que habitaball
los dos cumplió mas fielment() con los deberes de Sll lias llanuras elevadas de la América del Norte, y entro
mision.
los laturales de BogotÚ, Quito, Perú y las ùemÚs reSin emb~rgo, los monarcas peruanos no manifeS-¡
giones elevadas del continente del Sur. Sucedia, sotaban una impaciencia pueril por adquirir terrilorio.
bre todo entre los perU:lllos, que atribuian lin origen
Se detenia;¡ desplles de ulla campaïla y dejaban tiemdivi 10 á los fundadores de su imperil). cuyas leye!!
po para que se llfianzase \Ina conquista ailles de em- ~od,s descansaban
en una sancion divin:\, y cuya!!
prender olra. En es le illténalo
se ocupaban en la IIIstituciones domésticas y guerras exll'anj,>ras tenian
pacílica administracion
de su reino, y en esos largos
por objelo conservar y propagar su fe. La religion
viajes que .os ponian en contacto mas inmediato con era la base de su polílica, \a cOlldicÍon misma, (lor
su pueblo. Durante este tiempo tarnhien sus nuevos
deCIr/o así, de su existencia social. El gobierno de
vasallos haiJian empezado á allJoldarse ú la~ estraÏ\as
los ncas, en sus principios esenciales,
era una verinstituciones
de sus amos. Empezahan á conocer las dad',~ra teocrácia.
verdaderas ventaj'lS de UII gobierno que los ponin
Son embargo,
aUlJque la r'lligion formaha lIlI"
abrigo de IllS maills físicos que consigo trae un estaparle' an importante de las institucion ~s polltkas del
do de barLarie, que les aseguraba la proteccion de 'I pue )10, su mitologia, esto es, las leyendas tradiciola persona, y una ahsoluta partieipacion de todos los nalfs con que afectaban eS[llicar los n1Ísterios del
pnvileHios de que disfrut,han sus conquistadores,
y uni"erso, era escesivamente mezquina y pueril. Apeá medida (iue se familiarilaban
mas con las institu¡HIShay ulla de ~us tradiciones,
cou la eS(~I~pcion de
ciones pecnliares del pal.;, la costumbre,
esa segunla tradicion magnilica relativa á los fUlllladores de la
da natumleza,
Ins adheria á esas inslituciones
con dinusLía real, que merezca atencian , ó que arroje
una fuerza (lue estaba en ~azon de su misma peculiamucha luz sobre sus propias anth;üedades,
ó sobre Ja
ridad. Asi, [101'g¡'ados, sin violencia, creció el gran
hist )ria primitiva del homhre. Enlre las tratliciones
edilicio del imperio peruallo, compuesto de numerode iuportancia
hay una dd diluvio, que les era cosas tribus independientes
y aun enemigas unas de mUll cun tanlas otras naciolles en todas las partes dt~1
otras; trious que á pesar de esto y bajo la inOuencia
lIIur'do, y que referian cou algunas drcunstancias
de una religion comun, del mismo idioma y del mis- que se parecen á las de ulla I()yenda llIejiealla (2).
mo gobierno,
se convirtieron
en una sola nacion,
Mas atencion merecen sus i(leas sobre el eslado
anilllalla por un comun espíritu de amor ú sus insti- futuro de nuestro ser. Creian Cil la existencia del altuciones y de fidelidad absoluta su soberano.
j Qué
ma jespues de,esta vida, y unian á estú la creencia
contraste r,ntre esta cou(\icion y la de la monarquía I de la resurrec~lOn del cuerpo. SeÜalabdn dos lugares
azteca en d vecino conlilltlnte , que, compuesta de dist nlos de residenci;¡ para los huenos y para los malos mismo~ materi;¡les huterogéneos , sin principio
los, y lijifban este último en el eentn dé la tierra,
alguno illt?rior de coh()~ioll, solo se m,atepia umda
Creian qll,e los huenos e~taban destinados ~ pasar ulla
por elternble
lazo de la frerza! En las sIguIentes pá- VlLb ÙehCIOSJ de tranql\1hdad y comodIdad, en que se
ginas veremos por qué la 1t10narquíil peruana no tu 1'0 enc'lrraban
sus mas elevadas ideas de la felicidad
I~ejor suerte que su rival en su lucha ~on la civilizahunana. Los malos tendrian que espiar sus crimeCIOn europea.
(2: Heferian que despues del diluvio siete personas salierou l'e una rueva en que se haL}an librado ,le la muerte, y
Que llstas volvIeron á po!llar la tlcrra. Una de las tradicionc,;
(1) Sarmienlo, Helacion, ~IS , cap_ LV,-(jarcilasso,
de los mejicallos atribuia su ori~en y ci tic las tribus aliada,;
Com, Hcal. ¡larte ',libro III. capitulu Xl-XVII; libro VI, á sie.e personas que lambien salieroll de olras lanlas cuevas
ca pitulo X\'1
'
en A~lIa, (Conf. Acosta. Jib, VI, car, XIX; lib. VII,eap.IL
- Oudc¡:ardo, Rê!. pmn., ~IS.) Hrlteren la h"lona del diIuvic diferentes autores roa 11luchas v:l1'iall,ès, en alguna,;
de las cuales no es dificil describ;r las tendcncias iwiLadolas
del c'lOl'erli.lo al Cristianismo.
all
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
2S
nlUJ.lOTEC
\
[1I;
GASi'AIl
l' 1\(>((;.
nes por medio de un pcnoso trallajo que duraria siglos. Asociaban á estas i,leas la crcencia en un principio ó espíritu malo á quien daban el nombre de
Cupay, quc no trata han de hacer favorable por mcdio de sacrilicios, y que parece no hailer sido mas
que una personificacion oscura del pecado, que ejercia poca inOuencia en su conducta (t).
Est.a creencia en la resurreccion del cuerpo era la
lJue los instigaba á conserl'ar los cadáveres con tanto
('uidado , y por un sistema sencillo que, muy diferente rlel embalsamamiento complicado de los egipcios,
c'lnsistia en esponerlo il la aceion del frio escesiv:tmente seco y á la delgada atmósfera rle las monta/las (2). Como creían que Jas ocupaciones Je la vida
futura se abemcjarian mucho á las de esta, enterrahan á los nobles (muntos con una parte de sus vestidos, con sus Ilt'~nsilios y á veces con sus tesoros; y
terminaban la triste ceremonia sacrificando á sus muieres y á sm; criados favoritos, para que lo acompanasen y sirviesen en las fcliccs regiones colocadas
mas nllá de las nuhcs (3). Construian grandes montículos de tierra de una (orma irregular, ó, lo que era
ma~ comun, oblonga, atravesado por galerias que
se cortabun en ángulos rectos, para enterrár á sus
muertos, cuyos cuerpos sccos ó momias han sido
descubiertos en granrles cantidades, unas veces en
pié, pero lilas á menudo scntados en la postura comun á las tribus indias de ambos continentes. Tambien se han encontrado il veces tesoros de mucho
valor en estos depósitos monumentales, que han estimularlo á los especuladores il hacer escavaciones repetidas con la esperanza de alcanzar igual fortuna.
Ha sido una loteria como la de buscar minas; pero
los empres.arios han esperímentado mayores pérdidas
en el primer caso que en el segundo (4).
Los peruanos, como otras muchas razas indias,
reconocen un ser supremo, creador y señor del uniYerso, á quien adora han bajo los diferentes nombres
de Pachacamac y Viracocha (5) ..No tenia este ser in-
visible Illas que \In solo templo, colocado en el vaHe
que toni¡¡ba Sll nombre de la deidad misma y q\le está
próximo á la ciudad española de Lima. Este tcmplo
habia existido alii desde antes que dominasen al país
los Incas, y era el gran punto de reunion de los peregrinos indios que veniall de los parajes mas remotos;
circunstancia que parece indicar q\le el culto de este
~ran espíritu, aunque tolerado quizás por su flexible
política, no fue establecido por los príncipes peruanos (6).
La deidad, cuvo culto inculcaban I\specialmenlQ y
que jamás dejaron de establecer en ningun punto en
que pene,traron sus ejércitos, erael Sol. El era el quede
una manera especial presidia á los destillos del hombre, daha luz y calor á las naciones y vida al mUlldo
vejetal; él era al que revarenciaban como padre de
su régia dinastía, como fundador del imperio; á é!
pertenecian los templos que existían ell todas las ciudarles y en casi todos los pueblos del territorio peruano, mientras que ell sus allares humeaban los
holocaustos, forma de sacrificio peculiar oí los peru¡¡·
nos entre las naciones semi-civili~adas del NUllVO
Mundo (7).
Además del Sol, los Incas tenian otros varios objetos de culto, relacionados en cierto modo con esta
deidad principal. Tales eran la luna, su esposa y her·
mana, las estrellas re'l'erenciadas como parte de su
celeste comitiva, aunque la mas hermosa de todas,
Venus, conocida de los peruanos bajo el nombre de
Chasca, ó (el j6ven de la larga cabellera rizada,ll era
adorada como paje del Sol, á quien acompaim tan de
cert:a cuando nace y cuando se oculta. Tambien dedicaban templos al trueno V al rel~mpago (8), en
quienes reconocian los temibles ministros del Sol, y
a] arco-iris, que adoraban como una hermosa emall'Icion de su gloriosa deidad (9).
Los súbditos delinca colocaban adem¡ís entre sus
deidades subalternas varios objetos de ]a naturaleza,
como los elementos, los vientos, la tierra, el aire,
(I) Ondegardo, Re). seg., MS• .:....Gomara, llist. de las
Iud., cap. CXXlll.-Garcilasw,
Com. Ileal, par. l, lib.lI,
eap. Il-VII.
Se puede supouer que Ins peruanos de educacion, si asI se
les pucde llamar, creian que la g-ente baja no tcnia alma, segun lo poco que se nos Ilice sobre sus opiniones en cuanto á
la condlcion de estos cn la vida Culura, mientras que se Ilah1a
con mucha e~tension sobre Jas esperanzas de las clases elevadas, que, segun creian, pasarían una vida análoga á la que
disCrutaban cn estc mundo.
(2) Tal parece ser á lo menos la opinion de Garcilasso,
aunque algunos autores hablan de ma terias resinosas yotras
cosas que se usaban para embalsamar los cuerpos. El aspecto
de las mnmias reales encontradas en ci Cuzco, segun el testimonio tanto de Ondegardo como de Garcilasso, hace parecer
probable que no se empleó sustancia alguna estraña para
conservarlas.
(;;) Ondegardo, ReI., seg'. , MS.•
£ste autor dice que se siguió esta costumbre aun despues de
la conquista, '! que él habia ~alvadu la vida á mas de un criado
favorito que había implorado su proteccion cuando lo iban
á sacrificar á los manes de su diCunto amo. Ibid., ubi supra.
(4) Sin embargo. en muchus ca,os valia la pena hacer estas
esca vaciones sepulcrales. Sarmiento dice que á veces se enterraba con los seilOres indiOS una cantidad de oro equivalente á
cien mil castellanos (Relaciun, capitulo LVII), y Las Casas,
aunque no es la mejor autoridad tratánduse de números, dire
que veinte años despucs de la conquista se habian encontrado
cerca tie Trujillo sepulcro3 en que habia mas de medio millnn
de ducados (Œubres, co. par Llorente. Pari;:, 182:!,tom. II,
pilg.192.) [I \'aron de Humboldt examinó el sepulcro de un
vrincipe peruano en Ja misma region del país, del cual habia
sacado un espailOl ell Hi76 una !llasa de oro que valia un mi·
lion de duros. Vues des Cordilleres, pág.29.
(5) Pachacamac SIgnifica «aquel que sostiene ó da vida al
universo.' El nombre de la gran deidad se espresaba a¡guRas
vece;; por los d~s nombres de l'ae harama.c y Viracocha combinados. (Véase Balboa, Hlst.' del Perú, cap. VI.-Â,costa,
lib. VI, cap. XXI.) Un antiguo espaîlOl descubre en el signiticado popular-de ltracocha, «espuma del /llar,» un argu-
mento para atribuir el origen de la civilizacion peruana fi
algun viajero del anliguo continente. Conquista y I'oblacion
del Pirú , MS.
(6) Pedro Pizarro. Descub. y Conq., Hel" ~IS.- Sarmiento, MS., ca~. XXVII.
Uloa habla de las grandes ruinas de ladrillo que indicó n el
sitio que ocupaba probablemente el templo de P"chacalllac,
y que prueban por su aspecto presente su antigua ¡(randeza
y esplendor. MéulOires Philosóphiques, Historiques, Physiques
(Paris, 1iH7), trarl. fr., pàl(. i8.
(7) A lo menos así Iodice el !Jr. M CuIJor.h, y no hay autoridad mas competente en materia de antigüedades peruanas. (Investigaciones, pág. 59:!.) ¿;I¡o pudo hailer aùadldo
naciones bárbaras tambien?
(8) 1<:1
trueuo, el relámpago y el rayo, se podian espresar
en el idioma peruano con la palabra lÍuita de iIlapa. !Je.1qui
han tomado pié algunos espailOles para .creer ljue los indígenas
tenian algun cunocimienlo de la Trirlldad. ri El dlabJo robó
cuanto !ludo" esclallla Herrera con vJrlnll:¡¡linài¡;nacjo/l. (!listoria General, dce. V. lib. IV., cap. V.) Garcilasso reprneba
estas y otras /lresunciones anu lilas a\'entl.radas, como invenciones de los indios cou\\Crtidos deseosos de hala¡rarla Imaglnacion de sus maestros cristianos. (Com. Heal, part. 1,lib. 1I,
cap. V-VI; lib III, cap. XX!.) La impostura por una parle y la credulidad por otra, han producida nna abundante
cosecha de necedades que han sido recol(ldas CUIdadosamente
por el piadoso anticuario de una general'iún posterior ..
(9) Garcilassndiccque loscuer/los celestes cran revercncla·
dos como cosas santas, pero no como objetos de culto. (Çom.lteal
parte I, lib. II, cap.I-XXIII);
pero Onde¡rardolo contradice (£tel. seg .• MS.), '! no 1'010 él sino r¡¡¡;j toùos los aulorcs
. que he consnltado. Véase !Jec. de la Aud. Ileal, MS.-Herrera, !list. Genel'at, dee. Y, lih.IV, cap. IV.-Gomara,
Hist. de las Iud., cap. CXXl. Eu cierto modo tambiense contradice GarcIlasso diciendùque personificaban los indios estos
ubjetos, como si fueran seres \'ivi~ntes, y les dedicaban templos
como á tales, con sus eligies delineadas en la misma forma que
las dd Sol en 'u lelllpll). El esfuerzo que hace el historiador
para circunscribir el culto de los Incasal Sol tan solamentr.,uo
eS"onciJiable con lo que lilas addante di"e sobre la adoraclOn
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1.A
f.U~IJLl~TA
DEL
~H
VEnt'.
11<5mOI~tai¡as }' rio~ Wóllldes ,qllC il'; infondían iJ~'ns l' de.l~ ~Inse.qu.e lWnJllS dyscrilo ya al lIabl~l' de ?~ros
.1'1subhmidad y de poeler, y que segun ellos e.Jf~rCJ10 ed¡ficlOs pUlll1cos JeI p.IIS, y ,~staha tan bIen eÙlhcauna inl1ulHlcia misteriosa
ell los destinos del 11011- Jo, que un espalíol qoe lo yió en toda su gloria, 1105
hIe ( 1). Tambien abdf!alJan la cl'celwia, p:lreeida fi ¡,Isegura que solo podia rccorr'ar oos eùificios en Esla- de algunas de "lS antiguas escuelas li!osÚticas, de , paila que se pudieran compan I' á él en lo !fue haceá
'lIle todos los objetos terréstres tenian su arquetipo ú : la eJecucion (:¡). y sill emhar¡.ro, este edifkiorobus¡dUl, su madre, (:0100 lo espnJsaban enrát¡~amellt",
/to.Y en ciertas cosas magnífico, e'taba lechado con
(Iu.~ consÍtlerab;Jn sagl'lda, porqulJ era, en cierto nw- paja.
(o: Sil esencia espiritual (2). Pero su sistema lejos
. Lo interior d~1 templo era lo 'nas digno (]e:lflmirade ecÎlirse aUT) á estos multiplicados
objetos de de·- ClOn. Era mateflalnwnte
una mina de oro. Eu la pavocíon, ahrazaba en sus auchos pliegues las IlUlllt'"
;ed que daba al Occidente,
e~laha representada
la
rosas deidades de las n,1ciolles conquistadas,
cuya~' 11ll,\gen de la diviuidad, /fue cûnsistia en ulla cara
irn(¡aenes se lI'asportauan
á la capital, donde las res-o humana rodeada de inll1l1llerall1es rayos de luz que
pecI ¡vas provinCIaS pagaban los grandes gaslos de su emanaban de ella por todas parles, á la mallenl que
I~ult'l. Este era unlas;:;O !lotallle de la pulítica de los suele pcrsonilicarse
ese mismo Sol NItre nosotros.
lneBS, (jue así podian acomodar su religion á sus in- ~sta figu~a esta.ba grabada ell ulla pl;l neha de oro matere3es (3).
CIZOde dunenslOnes enormes, profus<\1lJente salpicap¡ 1'0 el culto del Sol constituia el cuidado peculiar
da de esmeralùas y piedras pl'eeitlsas (6). Se !¡¡¡lIaha
(le los Illcas, y era el olljeto de su prolligalidad.
El colocada de tal mallo al freute du la gran puerta que
lilas antiguo de los lIluchos templos dedicados á esta I miraba al Oriente, que los primeros rayos Ilel Sol
ílivin,,\a¡\, estaha situado ell una de las islas dcllago
dahan Cil ella al amanecer,
ilumiuandú toda la habide Tir.icaca, de dOlllle se óecia que hlluiilll salido Ill'; l' tacion clin Ulla refulgencia que pa¡-eciasobrellatural,
J'égios fundadores de Ja dinastía peruaua.
Por csta y que rellejalJan todos llls adornos de oro con que pacirCullstancia,
este santuario era objeto lie una vene- I l'cries y techos estahan Ílwruslado<; por todas partcs.
racion peculiar. Todo lo (jue le pertenecía,
hasta los ((El oro,. segun ellen¡¡uaje
tigurililo del pueblo, cra
graudes campos de maiz q~e rc>deaban el. templo y nIas l{¡grlma~ que. vertJa el Sol (ï),n y lod?.nl tcmplo
formahan parte de sus pro\"edaùes,
embehwn cierto
an su parte IIIterlOr rcsplandecla con hl'ullldas plangruuolle su santidad. Su producto anual sedislribuia
~has y clavos del metal prccioso. Las cornisas que
entre los diferentes almacenes públicos, en pequeilas
rodeaban las ~aredes del santual"Ío, eran Ilel mismo
cantidades á cada UUr), cnmo cosa que santilicaba
rustoso matel'li,I; y Ulla <lucha fajlt ó friso de oro iuIllS demás objetos depositados.
j Feliz el hombre que
crustado Cilla piedra rodeaba todo el edificio por su
podia ol)tener aunqlle no fuese m:,ISque una ma7.ore:1 parle esterior (8).
de la cosecha sagrada para su propio granero (4) ~
Junto á la cstmctura
principal habia varias capiSin embargo, el mas eúlebre de los t!~mplos peru;¡illS de mellor dimellsioll.
Una de l'lias cstuba COllSitHOS, et orgullo oe la eal,ital, lamaravill;¡ del imperio,
g ..ada ¡[ la luna, la deidad que Illas se veneraba desest.aba en el Cuzco; y este, :{facias á la lIlunificencia
piles del Sol, corno maùre ,le los llH:as. Su efigie
de los sO'Jeranos sucesivlls, se habia enriqueciôo tall- estaba delineaùa lo iIIismo que la del Sol en unll w"n
t.o, que re le dalla el nombre de Corícancha, Ó ellupl.lIlcha que casi cubria uno de los lí.dosdel edilicío.
gar Jel oro. Il Consistia en un edilicio prineip:il y Per? esta plancha, así COIllOtodos los adumos oe la
"arias capillas y ediljdo~ inferiores,
que cubrian una ca¡lIl1a, era de plata, Cl>ltlOconvenit: á la míliôa v
gran estcosion ele terreno cn el corazon de la ciudad,
pliltenlla luz del hermoso planela. Habia lres'capilla:s
rodeados complet.amente por un muro que, lo mismo
ma;, Ulla de lus cuales estaba dedicada it la multilud
l/lIe los ctlificios, era touo de piedra. La fábrica era de ,as estrellas, que formahanla
Ilrillante córte de la
l1er'naoa del Sol; otra á Jos t.erribles milli:itrus de su
que se trihut~ha á f';Ir.ha~ama<, ~f,hre totl", v á nimar., q(IP veng?~za,
el t.rUCllO y el. relámpago;
.v la tercera al
cra el. gr~n .)1':\01/10delpucbJn oljn. Ln mitolùg-Ia poriJana >~ ! arcr' Jrl~,. cll~'a CUl'va bnll~nte a(~orna,Ja las paredes
parcela protaolplnenle á la dd In<lüstan, que subordinaba á I del ,~.'I~llcJOCOllculorl's CaSI tan lmllalllescr'll1ulosdel
dll~, Ó eua lI'to IIl¡¡Stre;; lipiOall·>;;pt"ine;pall''', Iellla una mnl· ' arco \fiS \'en1üdero. Otros varios ediliciJs ó hahitilciolitlld de Olr;,s iul','riures{¡ Ijuicues l~ Il:lr;on triblllaba eullo !les ¡ isladas, sen-ian de reSIdencia á Jos nUlIIerosos
reh;;loso, romo I'cr;¡OlllltcaelOiJeSde lu:; diferentes objetos ùe
la natlll·al"l~.
(1) Ondc¡!;:rdo, Bel. ;;e¡¡ , .\J~•
I
. E~IO;¡objr.tos .consa¡:rauos se ¡¡;lmall l/llacl1s, palabra de
(tl)" Tenia este templo en circuito Ola;; df cuatroC;ClJt0~
wfintt<ls al'll.r'l~loue;;, pnes q!?e slg-lufiea tCll~.i':O, ;;cpulero_ pasos, todo cercado de Ilna mllr'll/a fncrte, labrado lodo ci
cllalq(~ler ¡~b,!etoI!,~/ur,alnotabh ~or.;¡¡,I,tamallo Ú :Ilrma ',('0 I edifici(, d~ cantera muy e;;eelente de Hnn piedrd, lllUY bien
fin lIn,¡sel ~e de .sl.l1Ihcados ,IL ¡!Cnltes, .qu: por >u ;;pnl:,do , (lue.ta y asentada, y alg-un~s ¡>ledriISeran muy çrandes y
r.olllrar:o h'I~JjJ~dllc¡d~ una f,:T,!U;;¡OUmcalrulable ¡'n l•.' I soberb,as: no telHan ulezela de l¡eml ll¡ cal, sino eon el beese~ll<l. de hl"ortadore.y 'laJe~,.
Ilull qu,' do, suelen hal'er sus edllielOs; y c;;t:'!!!tan bien la(2) "L~ órLen (lortlonde fundaban ;;us bU3cas, que ello,' bradas ~,tasl)Jeùras,qlle
no Sé Ips pal'uce m':7.l'/a n:juntllra
lIa~ahan a lasl~olatflas, era plI ·qu., deCJalll)lIe todas nlabOi nin¡!IIm . [':u toda EspaiJa no hc visto r.os? 'lile ~ued~ r.ompac,l :0-01,1que je, daba mallre 1101'maLre,.que ~lIn;;traban ;J la raI' á es'a, paredes y po~tura de pledra, sino ¡. I;¡ torre 'Ille
tIer¡ a) porque ,Iecla.n que telll.1 (\ladre, 1 terllanle hecho ~u lI~man II Ca!ahorra , que est:'! jllnto COllla puente d~ Î,órdo~lIlto I sus adontol'loS; y el fueço <le':1óJ1l
q."~ lambleu telll;! ba, y á una obm 'lue vi en Tuledo, euandn fui á pre,entar
J~adre, l.almalS l ¡\ ,Jasotl'as SCllènt~ras, I a IdSll\'cJas i ga- la .I'rilll!':,·ap~rte de mi Crónica al príncipe O. Fdipe .• Sarliado de.el,ln ¡III~el VJJlilf(l'edella "l'a Id madce, l lo rcv.cl'eo- 1IIlpnlo, Relaeion, JIS. ,·ap. XXIV.
clabanlllamabilo m,lma ligna 1lJ;:u,'e del vllla:.'re: 1 il cada
(G) CO'lll. l l'uh. dell'irú, JIS.-Cieza
¡Ie Leon Crónicos: adoraban dO,ltasde su manera,," C0oq, i ,l'ob. el Pirú, ~IS, ca, cap. X., lib. XCII
L'¡ li;!ura del Sol, IllllY 'g-rande,
('»). Pedro Plzlrro, flescub. y Conq: • JI;;.
hecha de 9ro obratla, muy prllllOrOSaml'lltc~l1~astada ,'1\ lIlll.
,ASI parece que la coo;;lllel'aba ,clllccncJarlO Onde¡;ardo. chas pied"as riclI' .• Sarn,i¡'u\", Helaeion. )IS., ('afl, XXIV.
(~E los Jdolo~ est.lban en aque! ha,pOll grande de la casa del
(i) "y al oro asiroislllo d¡'riHllljlJe era lágrimas que el Sol
Sol, '! cada ldolo de e5~os tema Slo,;;erl'lelO y ¡¡a;;los y mu- llora ha.» 1;011l].i P"b. dd Píní • MS.
J~rcs, yen la eaS1 dcl :001se lban a h¡¡cCi're,vcrcnr¡a los Illle
(!i) Sarmiento,
Rel;¡eion, M';', (';¡ p. XXIV .__ Anti", \'
\~llIall de su proYIlJCla1 para lo ellll é 53cnhelos lJue se ha- Monumentos dd Perú, ;\J;;.
~ clan ~lrovelall de su IlllSma tierra Ordl(larl~ é muy ahn.Cercad.( junto Ú la t"chumb ..c ¡je una plancha de oro d~
d~nte ro.r la m~sma órjen lJue lo h.eJan quandoestaba rnJa palmo i multo de ancllo i lo mi,mo lcni;¡n por de lentm ell
~~lSUl~plov'nc~, 'lue aba grao al.tofluad il.'lll par('r.~r, é c~da bohio ó '~asa i apo;;ento_l! (Couq. i l'oh. del Pirú, MS.)
~¡'~ f~eRal á.e. tosyn¡!a~ que clertc me e.auw gran adUlír,l- "Tpnia una cita de planchas de l)(,IJ. de au('ltm' de mas de \lll
,o (l') ('-.ec~fl~n5e MS1·, l.
palmo , eIl~dr.adas en las pieJrRS. > l'cd "O l'iz3I'fO. l!cscub.
,,,1' ,a,so,
~OlO. ,ea,
parte l, I,b. Ill, rap. XX\'. \' Con~,. \h,
I
-(I
>
TlD101.
I
'
'
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
:.11)
BlIlLlon.L\
llE (;A~I'.\1\
\
ROll;.
sacerJolt'¡; qne olici;lhan Cil el serviciodeltcllIplo(
I) . UUC\'O$ellHicins. Soore el mismo Lerrenoqul!O~upaua
To.los Jos vasos, ;¡(IOfllOS y utensilios de cualquicr
cl espl.éndi~o Coricancha, se. elevó despues la lJJ~gl'Sl'Iase que fUl'st'1J , que servian para usos reJi¡âosos,
tu osa IgleSia de Sauto Dommgo, uno de los edilicios
emu de oro ó plata. noce vasos inmensos Je esLe úl- mas soherLios del Nuevo MunJo. Semeutcrns de mail.
limo melal esta han colocados eu el suelo Je la gran
y (~e ;dfalfa crecen hoy en el Ul!SIllO terreno en t/u,'
lIa\·e, y llenos .le granos de maiz (2); los incensarios
bn!laban mItes los dura?os Jardmes del templo; y 1'1
pam los IIl.lrfulIles, las fueutes ¡/Ul~contnuian el agua
fr;,j.le canta hoy los oficlUS Je la Iglesia cattílica en 1'1
l'ara los sacrílicios, y la t'ailCria ~uhll~rr¡jllca (101'<1011- reclllto sagrario que ocupaban antes los hiJOS dt'!
de se IIc\'alJa esla ¡í los edi lidos, el d"pÚsito que la Sol (i).
l'outcnia, y hasta los instrumentos
(II' agricullura
Además del Hrao tcmplo dd Sol, existian mudlOs
(IUl' se usaban en los jardines del tCl1I(I lo , tOllo se inferiores y casas relifâ"s~s en la capital del Perú \
t'OInpouia dollos mismos materiales riquísimos.
Lo,; en sus alrededores, hasta elllúlllero,
se¡¡un se dict'o
Jardines, corno los pertenecio~lItes il los palacios rea- Je trcseÎenlos ó t~uatrodentos
edilícios (;;); porqul'
les que hemos desc!'ito., ~ont?nian I1lIH;IJ.OSadornos
el Cuzco era unlu/wr sagrado que se venclrada COlo ••
.le oro y pl;rta y vanas IIIIILaClOneS del reino vCJeta!. residencia no solamente de los Incas, siu(\ de todas
TamLien Iwhia alii animales eJecutados por elmislllo
las deidades que adoraLan las variadas y heterogéestilo, y entre ellos el mas notable era el llama con neas naciones del imperio. Era la ciudad querida del
su veHon dOl'ado; todo he~ho con una destreza que,
Sol; donde se c?nserv;¡ba eu todo su esplendor elculen este caSlJ, n') sobrepujaba probablemente
á la n- to del gralllllllllnar;
donde, segun un eronista antiqueza dellllnterial
(3).
guo, Ill) había fuente, camino ni muralla, que no el¡Si el lector no ve en esta mÚgiea pintura mas que cerrase algun sagrado mi~terio (G): y desgraeiadll
el colorido romanesco de un nul'VO El Dorado, debe del indio lIoble que en al¡.:una época 'de su vida Ill>
traer é. la memoria lo que anles hemos dicho relatihubiese hecho su pel'egrinacion á la Meca del Perú.
vamellle á los pal:l(~ios ùe los Incas, y cOllsidertll' que
Otros templos y mansiones religiosas se hallahal'
cstas «casas del Sülll , C0ll10 las llamaban, t'l'a ti de- esparciJos por las provillcias , y algulH's encerrab;'l'
pósito conlllll ;i que \,/;ninll á confluir todas Jas corLanta magnificencia,
quc casi ribalizaban con los d"
rientes (le beneficencia púhlica y particular del imla metrópoli. Los ministros para su servicio podian
perio. ,Algunas de las relaciones,
Cil !lnos por!a
c~rnparar~c en nÍlmero á un ~jé\'ci,to, rues que este
cl'edullllarl, en otros por el deseo de. cscltar la admlnumero, lIIduyendo los fUllclOn~l'los del órden saracion públiea, pueden sel' muy exa]cl'adas; pero en cerdotal que solo oneiuban CIl el Coricallcha
110 asla coincidencia tic los testimonios
contemporâneos,
cendia á menos. de cuatro mil (il
'
no es fácil trazar la Imea l'xada que ha de seilalar la
A la cabeza de todos, tanto en la cupilul como en
medida de nuestro escepticismo.
Cierto es que autolas provincias, estaùa el gran sacerdote ó Villac Umu.
rizan la brillante pintura que he trazado los que vie- como lo llamaban. Solo cedia en ran¡.(o allnca
y geron estos edilicíos e~llodo su or~ullo, Ó poco l1es~ues neralmente era e¡e¡¡,ido entre sus hermanos ó pai-iende haber s:du despo,¡ados de sus nquez;ls por la aVidez If'S mas allegados. El sobaano lo nombraba \' su di¡.;tiel conquistador.
Muchos de los riquísimos objetos
nidad era vitalicia; y él á su vez provcia todos Ie·s
fueron enterrados por lo:>lJ:ltul'ales, Ó arrojados á los ¡-¡nidos inferiores de su órden. Esta órden era muy
rios y á los la~os; pero hastante quedaba para comnumerosa. Los individuos de ella queoliciaban
en la
probàr la sill iglHll opulencia de estos establecimiellcasa del Sol ell el Cuzco, eran elegidos esclusivamelltos relif!iosos. Las cosas que por su naturaleza eran
te entre la raza sa~rada de los lucas. Los ~acerdotes
portátilés,
pronto desaparecieron
para satisfacer la de los templos provinciales salían de las familias d,se,) de oro de los conquistadores,
quienes hasta arlos curaras; pero el empleo de gran sacerdote en
1'3nearOn las comisas macizas y el friso de oro del cada distrito ,;e resen'aba ¡i uno de sangre rcai. Tr;)gran templo, llenando el vacio COli yeso, material mas tábase por este medio de conservar la fe en toda su
harato y mas duraderr) que (') oro ya que no ofrece I pureza, y evitar la lilas leve infrac:iou del mag~stuotentacion á la avaricia. Aun despojados de su esplen- I bO ceremonial
que aquella prescrihia
minuciosan.or los venerables editicios conservaban
un gran' Blente (i').
8lrdclivo para los robado res , que encontraban en sus!
La ól'den sacerdotal, aunque era llUme¡'Osa, no se
muros dilapidados una irwgotable cantera para sus: Jistinguía por truje alguno diferente del resto de J¡¡
I
I
I
(I) Sarmiento,
Relar.ion, MS., C'lp. XXIV.-Garcilasso,
Com. Real. parte [.lib 111, cap. XXI-Pedro
Pizarro, Descubrimiento v Con,!,. MS.
(2) ((El bülto del Súllenian mui :<rande de oro, i tl¡do el
sel'\'icio d~ eSUI casa era de plata loro; I teman doce houores
de plata hlanca
que dos hombres no abrnarian
cada 1II10
cuadrado:", i era'n mas altos que una buena ~ica. donde echa·
han el maiz 'Ille hanian de dar al Sol, segun ellos decían q'¡e
comiese.» Conq. y l'ob. del l'irÚ, MS.
Como c~to pudiera parecer al~o duro de creer á los mas
crédulos, he pruf~rIdo 1J0.echarllle enelma .Ia resp~nsabdJdad
de las dimenSIOnes, y aSl es que no he wdlcado nllll(Ulla.
(S) Le\'inu~ AVollunius. fuJ. :18.-Garcilasso,
C;¡m. Ileal,
parte I, Iib.lII, ca~. XXI V.-Pedro
Pizarro, Descub. y Conquista , MS.
«Tenian un jardin que los terrones erau pedazos de oro fino; Y e~laba al'tilirioR:lIl1Plltp sembrado de maizales los cuajes
cran '01'0, asi las caiias de cil.) como JashoJas y muorcas;
y
/>staba Il tan biell plantados que aunque IllcleseureclOs v.ent(,s
IlO se afl'all~aban Sill todo esto teolan hechas lilas de veUlte
uvejas de 01'0 ellll sus corderos, y los I'~slorrs CVIl ~Ug ood~s
y cayados 'lut las guardabau,
hecho de este lIIetaL Habla
rnll<'ha cantidad de tinajas de 01'0 y de vlata y esmeraldas,
Yasos, ol:~s, y todo ¡reuero de \,;¡sijas. todo ¡le oro ti n.). Por
u(ras paredes tenlan esculpidas '! ~lOladas ot.'a. majores cosas Fn lin. era UlIO de. Il>s I'JCll~ templus que hubo cn el
Hluudo .• ~arlllie"tu, He¡~.:ii)n, ~b, I'~I" XXI\'.
(4) Memorias de Milier. tom. II. p~gs. 22:J-~4.
(o) Herrera,
Historia Gcneral, \Jce. V, libro IV, capítulo VIII.
«Babia eo aquella ciudad y lerua· y media de la redQnda
cuatroclCnlOs y t¡¡utus lu¡;af(·s. dHlJole se hacian sacriEcios y
se gastaba n:llcha suma de hacienda cn cllos." Ondqardo,
ReI. prim., Mi>.
(6) «Que aquella ciudad del Cuzco era casa y morada de
dioses, é all;;i no h¡¡bia en Ioda ella fuellte, ni VaSil. ni pared que no dixeseu que tenia mislel'io.) Oudegardo, Rclaciou
se¡tund:!, MS.
Ii) Conq. i Pob. dcl PirÚ, ~IS.
R~almellte formaban un ejército, si, com,) dice Cieza de
Leoo, el nÚmero de sacerdotes y criados empleado! en el fa10!lSn templo ùe Ilíleas, en el camino de Chile,
ascendia à
.iO,OO/), (Cról1i •.a, ca~. LXXXIX.) Parece que todo lo que
IIerteneci8 á e;;tas casas del Sol teuia dimensiones colosaJe~;
pero ell cuanto á este nÚmero, vuede ser Ull error, y quizás
Ùe!IPI""S
illterpretarlo por cuatro mil.
(fi) S'mllieut",
Ileiacion, MS., cap. XXV!I,-Conq.
y
Puh. del PirÚ, M:;.
:,r.gurl Garciia,so, los sarerdoltes no se mantenian á espensas de la;; propiedades del Sni sino eUlndo estaban de servicio
en lo; templos. En otras épocas parere que vivian !:on el produeto de sus propia, tierras, Que, si (;arÓlasoo 110 se equívol'a, se It:s adjndlt'aban como á las oemás órdenes del Estado.
LOm. Heal, \lalle l, lib, V, rap. VIII.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
:ll
1.,\ CO:'iQII"'L\ IIf,l. ¡'¡':I\(,
nacioD, Ni era la Úoita depositaria lIn la escasacieoA mellida r¡ne entrahan
por la l;illlc .luI silgr:vlo
cia del país, ni le e,.;taha con liada la e,lul'acion,
ni l'dilicio, tndos sc Ilpsl'"j'dJ;1II de sus sanllalias, con la
aquelll's debr.res parror¡ui:lles,
si así se \"s \lucIle lIa- ps['epeioll dId Inca y sn familia r¡ue lo hacian tan solo
mar, ¡¡ur. ponen al sacertllll,~ en rontacto con la llIa- ni entrar por las pllertas deltelllplo donde ;í nadie se
sa tiel ;JUehlo, enmo surellia en ;\lújico, La eausa <le IleJaba entr,lr sino á estos alH.:usl"S persllnajes
(2),
esta pl'culiari.lad
pucir. probablemente
atribuirse
b [)espues de consagrar
algulltir.llIf'o
;i sus oraciones,
la eXls'r.neia llll nna tirden superior,
COIllO la Ile la el soberano seguido por su rúgia ~ollliliva, volvía á
nobleza Inca, la santidad dp, ¡'UVO origen era tan sn- presentarse,
y se hacian preparativos
para f\lTlpezar
perior.\ los nombramientos
humanos,
gue en cierto
el sacrilicio.
Este, l~ntre los peruanos consisl¡a en
modo absorbia to,la la venprar.Ïon reli~lOsa del pura:1irnales, grands, nores y olorosas gomas; alguna~
hln. Elf'ctivamente,
Il n,.hleza era la úrtlf'n sagrada
voces r.nseres hUlI/anos, yenestusocasionesseescodel Estado. !\luchas ill(lividuns tic ella se revpstian
E;i3 com" victillla á un nilll} tÍ il UII~ Je las doncellas
<:on 1!1car{¡c!f!r sacercotal;
y sus propias insignias y Ilias Ilerlllosas. Pero estus sacriOci )S eran muy raros,
pcculiares privilegios erandemasia<lo
hien conocitlos
~'s,· re~,"vaban para celebrar algun gran acontecil'ara r¡ Je se necesitasen
otras sellales estcriores
r¡ne IlIicm •. pÍi l'lko, como una coronation,
el nacimiento
Ius sC¡J:lrasen del puchlo.
did here >ru del trono, ó nna ¡:(fall vídoria.
Jan;ás
Los debp,res del sacerdote se Iimitahan (I oficiar en terminaban
con esos festines de antropófagos
que
I'ltemplo.
,'¡i sir¡uiera asislia ;Í él cOllstantement.e,
acostumbrahan
los mejicanos, y muchastle las feroces
porque despues rle CiNlO periollo seiiala, lo lu rclevatribus que conr¡uistaron
los Inens. Las cooquiftas de
han ot,'os hermanos
..le su órtlen, que se sucedían
estos príncipes eran realmente un ~ran henelicio pal'u
unos :i otros por una rotilcionlJstahlecida.
Su ciencia
las naciones ¡nllias, aunr¡ue no fuera Inas que porqulJ
se reùlIcia á sahr.r las épocas tic los ayunos y feslivisuprimian el canibalismo,
y pOI' la disminucion,bujo
,Iatles tic su religion, y la.; eeremonias
que ,í cada uno su imperio, de los sacriliclos Iltmanos (:3).
de ello:; corres(l'lIIdian.
Ptlr frív'olo r¡ue esto fuese, no
En la liesh tic Haymi, el sacrificio (Jue generallllen(~ra fÚcil aprentlerln;
'lorque p,1ritual de los Incas in- te Sl~ hacia era el del llama ; y el sr,cerdoLe, dr.spllus
"'uia ulla rutina de práctIcas tan coruplic:llla y cond,' ahrir el cucrpo tic la vklil!la,
buscaba Cil las enfusa c'lIno las riel sistnma religioso l)u\llllas sohresaltr,\iias el anuncio de los osemos arout.ecimieu
tos oIn1
ga en esta parte. f:ada mes tenia su festivida¡1
p'lrveuir. Si los agÜeros no eral! propicios, sal:l'ifidparticular,
ó mejor dicho, sus festil'illades.
Las cuahase oLra víctima, con la esperama tll! llescubrir pro,
tro principales tenian relacion con el Sol, Y celebranlísticos ma, consolu(lores.
El uugur pel'u:lIlo po,]riu
han lo';cualrog¡'an,les
pl!rÍodosllesuprogresoauual,
Inbel' recibillo uua huena Jeccilln Ilel de Hamn, flue
los soHicios y l'ljuin:'ceÏos.
Quiz:ís la Illas uJ:lguífíca
~llllsbtia el! consitlnrar COIllO fa vnrahle Lorlo Ilgïlero
de tOII;ls Jas so/emuid ¡des nal'iollul,)s cm la fiesta de 'IUC putliese servir;Í IllS iutercses rie su paí~ (1).
HaYllli, celebmtl,¡ I'll el periodo ilnl solst.icio de veraEn seguida se enccllilh fuego lUI' Ilwtlio ,le un es110, l'1J.1flllo r.1sol, b,¡blen,lo lIegatlo va á la estremiriad
¡wjo cóncavo tic mctal bl'uili,lo , fi Ir., reuniclHlIl los
lueritlional tic su calwra,
\'nh'ia atr;ís camo para lle'Ol\'OSdel sni en un rocosnbre uua e:IllLidall dl' algotlon
llar till gozo Clll! "U I'l'eseueia :i su pueblo escogido. ' ';,::0, Illuy prouto lo hacia arlll'r, Esto t~r;¡ ex aclamenEn CSt.l ocasiolllos
indios 1I0bles tie lodo el raís acu- I" lo que se bacia en Ulla oeasion semejaul I: nn la aulliau ell graudcs multitudes
á la capiLal para tomar I ,igua I\nma, ;Í la JIIenos hait) el rfinaJo IH piadoso
parte culas funciones religiosas.
I .\"uma. Cuantlo el cielo nsluba cubierto,
y b dej,!;!,1
[)uraule los tres <lias antes tic la fe~tividaù se oh- I,nlelar se ocultaba Úsus adol'illlorl's, 1'lISa que se conservaha un,ayuno gClleral, y no se permitia IIncentler
;ideraha COIllO de mal agiiero, oblt:nía"l: .!I flll'go por
fuego "lInmguna
casa. Cll1lndollegabael
dia sp,iJala- rUI~tlillllc la rl'Íeeion. La llama saglada sc couliaha ~I
rio, el 'nc:! y su cúrle, seguirlos de toda la poblacion
:uidado de las vírgr'llllS del Sol; ':! si por alglln ,lestie la ciUtlad, se reunian al alba en la pluza mayor
.:ui,lo se apagaha Iluruutc el allil , con,¡,lerÚbaseest.o
parasalndarelunrírnicntorlcl
Sol. Ihan todos vestidos
cOlIsu~lIlpiores
trail'S y losillllios 1Il)blcs riv'i1lizahan
(:!) «~in~nn itldi,] r,ll1lllll o,nlla pasar I'nr la ralle dcl S"¡
e[~tre ~íen los adornos y alhajas eOIl ql:e le cubrian;
'J!l.llJu, ni nin!!"n,) un",l'''' r"",e Illlti w'an 'l'i(l}r, enlrava Cil
ml,ent~,IS r¡ue los dos,!lt'S tlt~ hrillautes
plullIas y esa; r:lsa,' del Su! l'on 7.'lilat.,.,.• 1~1)1l'I'i ['oh. del l'irÚ, MS,
plendlllas tehs r¡ne lIuI':¡Jlilulos criados cubriendo las
(:'» I;ar~il",,,, de In V,,"a liie!!3 rull\n<lamellte '1"e Ju~Inea,
eabeza~ dn SIlS sellores, h;¡l:ia Il parecer;í la gran Illaza
lirie.;en s.t'ril'"'"" tll' lita 1111':v al rontnrio , ~o;¡lt'll~ que lus
íI
I
'¡,,}li3n ,'onstanlr.menl,' en t".Io p.is 'lile eonquistaban y cu
y ¡ as ~a lcs 'lue deSl:llbOI::lballl'n
ella como cuhicrloe existiespu, (Cnlll.lI<:nl, parle I,tih. II, ['''l'' IX, et alibi.)
tas de uU,vast.o y lIIa¡:ní(i,!o toldu. f:oll ansia espera',"oruut,':«ltreu~,pli,'itallléulee,le
hl',ho: S;¡r",i,~nlo. néhan la .;¡¡lllla de la dei,lad; Y allcnas tocaban Ins pl'Ïarion, MS , cal' XXIJ.-Ilce, de la Ald lIe.l, :'J:-;,-~IonllIP.ros r'ayos dorados las torrecillasy!oslllaselevados
"',ioos, Mem, Anlif!ll.s, ~lS., Iih, II, cap, VIII-Halho;l,
llrli!idl's do la ciudad, ruando Ull grito inmenso dc !I"t. dll I'pr'"I, rhap. V-VIII
--Cie7.: dp. Leoll, CrÚlli['~,
jÚhilo salia de la Illulblud
acolllpaÎlal\o pOl' C1Ínticos
pilll:" ':\ ~II,--O'lIl"I!~r(I", ,lid" ,p.~" ~IS,-Aru;I~, hll V,
ole triunfo V por h sa'vai; melotlía dt! SIIS hárbaros"¡pltulo\I\;
Y.l'odr¡,lallad'r~ril"t"do.;I"s~uto,re,all'.!l!lIo~
inslrulllCnt
~ I'
. ',I' <"
• 'l,'
, ,,' I ·Ié al~lI11a alllor¡Jarl, al¡!lInl1 dp lo, rt,.I,'s, h~hteIlJ" IIlll al
. "
o., ,uY,o lUlO,., e dlllllt.ntd ,~ 1ll,IS y II"~S.,
,,<is (1orode~p'It'~ de la rOllquista, elPltldo sus primilivas io,InedIfl.1 qUI) elllll/ll~ar
bri'lante,
leyaulándlhü
so:,re I :11ll'iones e,lahan aUII en tod"ou VI!!'"', '''J:lllla;;ar.ree,lorcs
la cadena <le 1Il0ntaII:IS del Este, derramaha
tallo su l" l"I"~tra rOllliallza quc e!lIlislllll (;ar[:i!,,~so. Era Il:ltur~\ oll~
":,pl'!II(,orsohrü
sns ~r:.ol'atllU't". Desplles de las al!OS- "I descendle"le d" lo; I-tc~s dc,ease 1.leflud.'r;í su r"zn d,' t:lll
Illlllhr.,das l'el'l!IIIOIIW< dc la ;ltloral'lon
ellnl:allfrr."dlO:,a aru,:¡rlon, y drh"Illl);; re'llttarlo SI rnand" oP hall"
t'ii.lllltil
lihacioll el h ;~1';1I1 dnidad en ll;) \'aSn gigilll"I.llllpn)l1lrtido e~ hn.Jlor d,e sn. l,lilÍ:' l'iel'~a volunl:lI'ialllt.'nlpIII..•
Icsco ùe oro, IIt)ul1 ti•.' lil>u' rel'IlI11ulado del llIai I, Ú "l''', 1I,'helll'¡s "o:dl~ CII.1nstl,rl,:1aluo,lltr,."" penlallO qnc ¡",
lt'lmu 'ue
I
I
I I
I
'l'le pod'an tenpr nltl]O"''' o,tllrlas e'lall de ~"nprdo~u sllsL,'-
I '.
I
I '.
;..,
y, c¡U(\.( (l~rl1IPS l r pl')
Jilt.o
por
e,
!lJOfWI'¡;a
1~I' quc
In:-5:-;j('I'iti~iIlS humanos
cnul muv C~C;15tlSen
U¡'JlI111ïl
111151110.sc rt'parll~ a HIS ~P;¡¡"S parwntes,
lel'll1i11:Idas ¡:stas eer"OIOl1laS, lu 1i1ll1enS;¡ asarnhlea St: eolfl"aba e11lírtlPII tic pi'Ocesion, v se tlid;¡;ia "¡¡cia el CorícanclH! (t),
•
-
'pllrn f"éllilcntc,. re,crváild,,,c I'ala alíilcllas ocasrOI1C:les·,
"~ordin"rias de II"e sc halda e'l el test\.
(4) .Aw!;ilr'lnc Ciln cs~cl, dil','ré au'us cst. opti'ni< (IU,liriis ea ¡!eri, 'Iu:e pro ,cil'uùli"a! salute ~érerl'ntilr,» (;iceI'll,
de Scncrtute,
P) [ler,.de la Aud. Real, ~IS,-Sarrniento,
Belarion,
Esté cxálllcoJpla-entraÎi"sdel"sailiiltale,rnnliobjctod,'
MS;, rap, XXVII.
Idivinar el pUI'Veili¡', es di~lIo de (lIIlars,) "."'110ejé,"pl" ulny
Elleclor enconlr,lr;Í una brill:lnte r1es~rillrinn, sill mucha"iill!il1u,'.
('''illllll'' sc:, ¡'¡ni,'o, de esta pr.rti<:a entre las na,:",";l1'avacancias de las liestas de ¡o' pCI'Uanl), Cil la Il'Jvcla d~ 1'" del N'I')\"! )¡,,;,<I,), aunque tailu:,n,](. en el rCrl!ln,",j:,J d"l
.\llrJOOII~cl illlitlJlad:1lus
!ruJa." Tllloo I, cap. I-IV.
"lcliii'~illl'illl't~ J •.::; U;ir·jIIlIC:-' l'iP.!:Hltl.~ dt'l ftllli~t1u
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
ft1htlllcull'
IllBI.IOTF:CA
ilE
G 'SP.U\
como una t'alamillaLi prccur~ora
de lIlale~ para la
monar,!uia (I). En ~emejante caso se hacia uu 11010causto de las víctimas cnlos altares de la t1l'idad. Este
~acr~licio era el preludio de la matanza de una gran
t~anhdad de llamas, pert.enecicntes
á los rehallOs del
Sol, que propnrcionahan
un hanquete no s"lo para el
Inca y su clÍrte, sino tamhien para el pueolo que en
estas ocasiones se indemnizaba
de la frugahdad á
que generalmente
est.aba condenado. Tambien se colocaba cn la mes:! real un pan fino hecho con h~rina
¡je maiz por Ins virgenes del Sol, y ellllca presirliendo
(\1 ban!fuete,
brindaba á la snlurl tic sus principales
nobles COli ~randes libaeiones del licor fermentado
del pais; r las diversiones del dia terminaban
con
I~ailes y mÚsil;a. El baile y la hebida eran los pasatiempos favorItos de los peruanos. Estas fiestás duraban varios dias, aun!fue los s:lI:rilicios terminaban
1)/ primero.-TaJ
era la gran festivid,lIl del Raymi; y
esta y otr;!" Iiestns por este estilo, interrumpian
la
rutina monótona del trabajo !fue se impollia á las cla~es inferiores del pueblo (t).
En 'Ja rlistribnl'Ïon de pan y vino Ile esta gran festividad los orto,loxos espaÎlOle's (¡ue lIegaroIl primero
a] país deseubrieron
una notab e analogía con la comunion cristiana (3); asi como en la práctica rle la
confesion y la penitencia, que segun parece conocian
los peruanos ell una forma muy irregular,
creyeron
ver una coincidencia con otro de los'sncramentos
de
la Iglesia (í). Mucho gust.aban los eclesi~sticos de
aquella época tic de-cuhrir èstas coincidencias,
!fue
consideraban COIllOinvenciones de Satanás !fuien tra·
taba por estos merlios de engnÎlar á sus victimas remedando los sagrado~ ritos del Cristianismo
(1)).
Otros, siguiendorliferent.è
camino, creian descubrir
en estas analogias las prlle.[¡as de que algunos (le los
primitivos predicadores
del Evangelio,
!fuids un
apóstol, habian ,,¡gitarlo estas remotas regiones, y es'parcid(\enella~lassemillas
de la verdatl religiosa (6).
I
(I) « Vigill'mque sarraverat i!!lll'm,
Excubias divum :eternas,»
Pllllarco en su vida de Numa describe los inslrumentos que
Ilsahan los romanos para encender el fuego sagrado, como
I'spejos cóncavos de hronce, aunque no esfériCOS com'o los
peruanos, sino de forma lrian~ular.
(2) Acosla. lih. V, cap. XXVIIl.-Garcilasso,
COlli.Real,
I'alte l, libro VI, cap. XXIII.
(5) Lo mas admirable, segun el Padl'e Arosta, en el odio
y presuncion de Salanás,
es que no solo falsificaba en idolatría y sacrificios. sino tambien en ciertas ceremomas, los
,acramentos instituidos por N. S. J. C. y que usa la Iglesia,
liabienJo aspiradn especialm.';ntc á imilar, eu rierto modo,
el sacramento de la comu·nion, que es el mas divino y el superior á tO~05. Véase Acosta, lib. V, cap. XXIIl.
(4) Herrera, lIist. General, dec. V, Jib. I V, cap. IV.Ondegardo, ReI. prim., MS.
El padre de la mentira queria tambien remedar el sacramento rie la r.onfeSion, y en SIlSidolatrias tralaba de que SP.
le honrase con ceremonias, muy pareci~as á las que usan los
cristianos; todo esto segun opinion del Padre Acosta, lib. V,
cap. XXV.
(;j) Cieza de Leon, no satisfecho con publiear !Luchas rela·
riones maravillosas sobre la inflllencia y aparicion de Salan~s
en persona en las ceremonias de los indiM, ha adornado su
ohra ron multitud de YIÎletas que representan al príncipe de
Jas tinieblasconsus acoslumbradosperfilesderabo, uiJas, etc.
romo para dar mas fuer7.a á la.s homilias del testo. El peruano
rreia que su ídolo e,'a un Dio,. Su ronqUlstador rrisliano creia
que esle idolo era lin demonio. LJificiles dp.m ruáJ de ios dos
daba pruebas mas inrlu~able5 de IlI'osera superstlc.lOlI.
(6) PICdrahlta, el historiador de los Muysras, eslá muy
ronvenrido de que este apóstol rlebió ser San flart%mé, de
quien se.sahe que viajó mucho. (Conq. de (¡ranada, parle I,
lib. I, rap.IIL) Los anticuarios mejiranlJs creen que Santo
Tomás fue el cncar¡:ado de la mision apostólica para el puehlo
de Anahuar. Parece¡'ia, pues, que estos rios apÚstoles se hahian reparlido enlre sí el Nuevo ¡\fundo, á lo menlJSsus partes
civilizadas. Si vimeron por el estrecho de llehrin¡!', Ú en Jinea
rerta atravesando el Atlántico, es cllsa que nadie nos èi~.
Velasco, escritor d(·1siglo XVIII (cosa singular), apen~s dllda
\.
RIIIG.
Pero apenas parece necesario invocar al príncipe ù'~
las tinieblas ni la iotervencion
de los santos para es·
plical' coincidencias
que han existido en paises muy
distantes de la luz del Cristianismo,
y hasta en siglos
en que su luz no habia aparecido aun al mundo. Mas
raciúnal es atribuir esas s~mejanzas casuales á la
constit.urion general del hombre, y á las necesidades
de su naturaleza moral (7).
Otra analogia Illuy estraordinaria
con las institueiones del catolieismo,
se encuentra en las virgenes
del Sol, Insescogidas, como las llamaban (8), y las que
ya hemos alutlhlo antes. Estas eran doncellas jtívelle!l
t1edicadas al servicio de su dios, que des1le una edatl
muy tierna se sacaban del seno de sus familias para
colocarlas en cClnventos y Lajo la direccion de unas
matronas ancianas, á quienes daban el nombre de
rnamaconas,
y que habian encanecido entre aquellas
paredes (9). flajo ]a tutela de estas maestras venerables las santas virgenes se instrui:m en la naturaleza
de sus deberes religiosos. Ocupábanse en hilar y bordar, y con la finisillla lana de la vicuÎw. tejianlas co~gaduras de los templo, '! los vestidos del Inca y Sil
familia (tO). Pero sobre todo ~u gran deber conslstia
en cuida,r del fuego sngrado que se habia encendido
en la festividad del Raymi. Desde el instante en que
entraban en el convent.o, se cortaban todas sus re laciones con el mundo, hasta con los individuos de su
familia)" sus ami¡(os. Nadie sinn ellnca y la coya, 6
reina, podianentraren
elrecinto sagrado. Cuirlabase
escrupulosamente
de su moralidad, y todos los años
se cnviaban visit.adores:í examinar estas institueiones
y á dar informes sohre el estado de su disciplina (I t).
j ()esdichada
la lloncel/a sorprendida en una intriga
amorosa! La terrible ley de los Incas hahia dispuesto
que se la enterrase viva, que su amante fuese ahorcado, y que se destruyese
el pueblo á que pertenecia,
« sembrando
con piedr:ls I) el terreno que ocupaba,
como para borrar hasta la memoria de su existencia (12) .. \sombra en verdad encontrar aualogía tan
notable entre las instituciones
de los iodios americanos, de los romanos antiguos ydel católico moderno.
La castidad y la pureza son virludes en la mujer qlle
parecen ser tan arreciadas en los bárbaros como por
que realmente fuesen esos apóstoles á América. Historia de
Qllito, tlJmo l, pá¡!'s. 89-90.
(i) Se ha ilustrado este asunto con al¡."Imosejemplos en Ja
Historia de la eonquista Ile Méjico, tomo Ill, Apéndice, nûmero t; ya que los mismos usos en aquel pais dieron márgen
á las mismas aventuradas creencias por parte de los conquistadores.
(8) (¡[.lamá banse Casas de esco!i:iJas, porque las escogían,
ó por linaje, ó por hermosura.» Garcilasso, Com. Heal, parle l, lib. IV, cap. J.
(9) Ondegardo, Re!. prim., MS.
La voz mamacona significa «matrona;» mama, la primera parte de esla palabra eOlllpuesta, romo ya 1(1 hemos dicho.
queria decir madre. Véase Garcilasso, Con:. Heal, parle l,
Jih. IV, cap. I.
(tO) Pedro Pizarro, Desc. y Couq., ~IS.
ft I) Dec. de la Aud. Real, MS.
(I:!) Balhoa, Illst. du Pérou, chap.IX. Fernandez, Historia
del PerÚ, p:lrte II, lib. Ill, cap. XI.-Garcilasso, Com. Real,
parle l, lih. IV, eap. III.
Segull el historiador de los IlIras, jamás ocurrió un solo
deslizeo la hermandad femenina que hiciese necesaria la apliracion de la terrible pena, aunqlle, si hubiese sucedido, el soberano, segun nos lo aSl'gura, la huhiera aplicado en lodo su
rigor sin el mas leve remordimiento. (Com. R~~I, parte l,
lib. IV, cap. Ill.) Olros esrrilorrs. al reves sostienen que es·
tas vir¡le/les no lenia Il derechos IllUY claros á la repularion
de vestales. (Véase Pedro 1'i7.arro, llesruh. y Conq., MS.GIlI1:ara, Hist. de las Ind., cap. CXXI.) ESlab acusaciones
rontra los habitantes de las casas religiosas, sean rristiar.as
ó paganas, son bastante comones. En csle caso se encuenlran
en absolllta contradicrion ron el teslimonio IlUánime de casi
todos los que tuvieron mejores medios pua descubrir la verllarl, y parecen e~pecialmente improbables si eOllsideramos
"1 amor superslicioso ron que se IJ/ir~ban á los Incas.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..\
COX(jt:15TA
m.'-
33
l'Eni:.
los honores cívilizad(,s; Sill emh3rgoes muy diferen-lasta
el punto de casarse con su propia hermana (5).
te el ohJeto linal á que se destillaùall estos haoitantes ~ingun casamiento era válido si se contraia Sill COllfemeninos de las casas religiosas.
,entímiento dc los pallres, y segun se dice, tambien
!<:l S'an monasterio del Cuzco Solcomponia esclulebia consullarse la inclinacioll de los contrayentes,
sivamente de doncellas de la sangre real, que ascen- 1unque considerando los límites que á esta señalaba
rlian, segun scdice, nada menos que á mil y quinienu edad legal, este derecho debia ser sumamente meztas. En los monasteriús provillcialesentraban las hijas 'luino. Construíase una habitacion para la pareja rede los curacas y de los nobles de segundo órden ,y ,~icncasalla á espensas llel distrito, y se le entregaba
alguna:; veces, cuan(\;) se liescubria una doncella de .acantidalJ de tierra seîialada flara su lllilntcllimiento.
gran hermosura personal, Jas de las íntimas clases del ·.a ley del PerÚ cuidaba tiel porvenir lo mismo que
pucIllo (I). Las ({casas de las vírgenes del Sol') eran ,le lo presente. No ,\ejaba natla al acaso.-Seguian
á
unos e,lilicios bajos de pielira, que cubrian um gran la scndlla ceremoniauel casamiento lie,tas ¡;encrales
estensíou eteterreno, y estaban rolieados por paredes ,~ntre los parientes de illSrecien cas:ldos, que duraban
muy altas, que.jmpedian enturamcnte verá sus ml)- '.'arios ,lias; ycomo todos los casamientos se verilicararlore~:. Las vírgenes encontraban en ellos cuanto bun en un dia mismo, y corno pOI:as familias había
podian necesitar; y estaban adornados con tauto lujo true no tuviesen un pariente interes:ldo en la ceremocomo los palacios 'de los Incas y los templo;; porque Ilia, se celehraba realmente una liesta nupcial unid gobierno les dedicaba una atencion muy especial, ,·er.al en todoel imperio (6).
COIllOá una rueda muv imoortante de su sistema reLas leyes singulares de los Incas relaLivns á los mnIigioso (2).
".
t rímonios, son emínentemente ca ractcristicas de la
Pero la carrera de todos estos habitantes del c1áus- hdolr. de su gobieruo, que, lejos de ceÜirse á los
tro no terminaba dentro de sus lOuros. Aunque vír- ~suntos de púhlico interés, penetraba en los pliegues
genes lbl Sol, eran lJSpOSJSdelinca, y cuando llegaoan Inas íntimos de la vida doméstica, y no permitia á
á la edad conveniente se escogian las mas hermosas 1.ingun hombre, por humilde que fuese, que obrase
para él; Ylas llevaban á su serr~llo. El nÚmero de las [,or si aun en aquellos negocIOs personales ell que
que a(llli resirlian llegaba con el tiempo no solo á cen- I. adie sino él, ó cuando nHls su familia, podia estar
tlJnares sino á miles, y todas tenian habitacíon en los i lteresado. NillgUIl pernano era de¡nasiallo bajo para
l'alacio~; que poseía el Inca en torla la estension del lit vigilancia tutelar <ici gobierno. Ninguno era tan
pais. Cl ando el monarca deseaha <iisminuir este nú· encumbrado que no sintiese que de él llependia ell
mero, \;¡ concubina cllya sociedad no le agratlaba ya, t'j(los los actos de su existencia. Su existencia misma
volvía, no á su antiguo encierro monástico, sino tí su como ~ndivitluo estaba absorbida en la de la sllcíella,l.
propia casa; donde por humilde que huoiese sitio Sll Sus esperanzas y sus temores, su gozo y su pesar,
,!rigen)' su conrlicioll, se la mantenÎ<1 con mucho l¡ s mas tiernas simpatías de su nat.urale¿a, las l/ue
lausto, y lejos de verse deshonrada por sus ante- n:as naturalmente huyen de la ouservallcia de los
celiente;, tOllos la respetaban como á esposa del ooros, todo estaba arreglado por la ley. Ni alln Se le
Inca (3).
P lrmit.ia ser feliz á su modo. El gobierno de los Incas
Los nobles de primera cl3se del PerÚ podian lo era el mas suave, pero tall1bien el lilas I:oillpleto de
mismo çue su soberano, tener muchas mujeres. El los despotismos.
hombre liel pueblo f:eneralmente, ya fuese por lev,
CAPITULO IV.
ya por la necesidad que puede IllllSque ella, tenia h
dicha d( no poseer mm; que una. El matrimonio Se E,tucacion. -Qui(lus. - ASlronomía. - A~rit\lllura.verHicaba tic una manera que le daua un caráctr.r t3n
Acueductos.-Guano.-Principales
alimcnlos.
original como el de las demás instituciones del país.
((Noes licito que se enseiíell ti los hi.losde los plllbeEn un li:a seilalado delllilO, todos los que hablan lIeg~do ¡í la edad de .contraer matrimonio, que, ~~pen- yes la¡¡-eiencias que pertenecen á lúE gcnerosos y HO
ihendo Ile su aptltull para mantener una falIll!!a SI, mls; porque como gente baja 110 se eleven y en sofijaba ell los hombres narla mellos qlle á la edad de u(·rbewlIl y menoscaben y apoqnen la república: bá~veinte y cuatro ailos, y en lasmujeresá ladediez yocho ta.es que a'[!rentlan los (¡ticios de sus padres; que el
ó veinte, se reunian en la plaza mayor de sus respecm llItlar y goul\rnar n;) es de pleheyos, que es hacer
tivas cíwladcs ó pueblos en toclo el imperio á la vez. a~l'avio al olicio y á la repÚblica, encomcndársela á
Ellnca prl~sidia en persona la reunion lie Sus propios gellte comun (7).1) Tal era la máxima fa,·orita que
parientes, y tomando por la mano á las diferentes sir.mpre repetía Tupac Inca Yupanqui, uuo de los
parejas que iban á ullil'~c, hacia que se la diesen, v mas famosos monarcas peru:lIIos. EstraÜo parecerá
declaralm que ya eran marido y mujer. Lo mísmo hi- que semejante máxima haya sido prlle!allHllla Cil
cían los curacas con lo;; individuos de su clase ó de IIi 19una época en el Nuevo Mllndo, tlonlll~ las instiotras inft..riores en sus distritos. Tal era la forma sell- tu :íones populares s(\ han cst¡lblecido deS/lUes ell
cilla con que se contraÍl matrimonio ell el PerÚ. A base;; mns ámplius que las conoeillas hasta clItollces:
ninguno se le permitía buscar mujer fuera de la co- (Jonde el gooierno depende enteramente del puebl!';
Illu!Jidad {¡ que pertcneeia, lo que generalmente in- y {ionrlela educacion, á lo menos en la gran rlivision
dUla á toila su parentela (4); ni á nadie se autorizaba del Norte del continente, Liene por ohjeto principa I
fuera tiel soberano', á que filltnse â las leyes de la M· prl:parar al pueblu para desempeñar 105deberes Ih:
turaleza, ó {¡ lo menos iÍ la ley general de las naciones, la ,jubernaeion. Sin emhargo, esta máxima se ajustaba perfectamente á la indole rle III monarquía pè~
ruana, y puede servir de clase á su política habitual;
(I) Perlco Pi7.arro, Descuh. y Conq., MS.-Gul'cilasso,
Com. Real, parle l, lib. IV, cap. I.
(:1) Ibid., p.Hte l, lib. IV, cap. V.-Cieza
de Leon, GrólIil'.1, cap. XLIV.
(;'i) DcI'. de la Aud. Real, MS.-Garcilasso,
Com. lIr.al,
parle l,lib.
IV, r.ap. IV.-~Iontcsinos,
Mell1. Antig., )1:5.
lih. II, l'al'. XIX.
(.f.l Scgl·n la letra de la ley, dire r.arr.ila~::o, ninglllHl hahia (e casal'se C.OIl quien no fnese de 'u familia. Pero csla
ley e~t\'echa tenia una inlerprctar.íou
muy ámplia, porque,
:icgull el 011:;100 flOS élSCg1II'íl, ~I~('oll~¡ùel'¿¡ù:J.
á lodns Jo~ de
e
nna misma ciudad, '! aun \lIùvin ia, ('omo parknleg.
COlli.
llel., partI' I , lib. IV, '.i1!,. VIII.
(}) Fernande7.,
\list. del PerÚ, parte Il, libro III,
capi-
tul,) IX.
Esta co~tumbre,
tan repugnante A nuestros senlimiento::,
casi podria considcr~rse como lIna violar.ion de la ley IWtunl, no dene sin emhar!(o cGnsiderarse como enteramcnte
pe(uliar á los Incas. ya que la tolerahan algunas de Jas uacio Jes mas civilizadas de I~ antigiiedad.
_
(3) Orlllegardo, ReI. sri:., ~IS. ,-Garcilasso,
Com. Real,
palte l, lib. Vl, car. XXXVI.-Oec.
de la Aud. Ileal, MS.
-~lontesino~,
~lern\lri.s Antignas. ~'S.líb. II, rap. VI
(i) GarcilaS3o, Com. Real, parle I, lib. VIII, cal'. VIll.
QUI:
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
;¡ ~
IJIIlLlUTl:C.\
LiE r,,\SPAI\
y 1\01fj.
pues :Iunque vela ha con solicitud incansable por SllS ~iones de diferentc clase cntreg,lllns á los almacencs
~úb(litos, proveía á todas sus nccesidades físicas, reales. Otro enviaba la estadística de los nacimiencuid¡,ba de su moralidad y manifestaha en todo el tos y muertes., de los casamientos, del número de
interés afectuoso de un padre por sus hiJos, sin em- los que se I¡allaban en estado de servir en pl ejércitl'l,
hargo, no los consideraba mas que como á niflOs y olros pormenores de es la clase relativos á la poque nunca habian de salir del estado de pupilaje, ni hlacion del reino. Estos informes se remitían anualobr;¡r ni pensar por sí, y cuyos debp-res todos se en- mente á la capital, dOllde se sometian á la inspeccion
cerraban en la obligacion de la obediencia ahsoluta. de otros empleados que entendian el arte de desciTal era la condicion humíllante del pueblo bajo el frnrestosmisteriososescritos.Asíadquiriaelgobierno
cetro de los Incas, mientras que las numerosas fa- una vasta coleccion de datos estadísticos preciosos;
milias de la estirpe real disfrutaban de todas las I'en- y las cuerdas de variados colores, reunidas v cuidatajas de aquella educacion quc estaba al alcance de la dosamente conservadas, cOllstituian lo que bien pocivililaciou dp-Ipltis; ymucho rlespues de la conquis- dríamos llamar los archivos nacionales (4).
ta, aun se seÎwlaban los lugares en que habian exisPero aunque los quipus bastaban para todas las
t.iriolos seminarios en que se les educaba. Estos se necesidades aritméticas de los peruanos, no podian
hilllaban al cuidado de los amautas ó «sabios)) que representar]a multitud de ideas é imágenes que
poseian la escasa cantidad de ciencia, si ciencia po- espresa la escritura. Sin embargo, aun para esto la
.lia lIi1marse, que habia en el Peró, y que eran los invencion no dejaba de tener su uso; porque, arlemás
únicos maestrus de la juvenlud. Natural era que el de la representacioll directa de objetos sencillos y
monarca se interesase,·ivamenteen
lainstruccionde
aun de Ideas abstractas denlro de un corto limite,
los hijos rle la nobleza, parientes suyos. Se dice que como ya hemos dicho, era un porleroso auxilio para
muchos príucipes peruanos edificaron sus palacios la memoria por medio de la asociacion. El nudo ó el
cerca de las escuefas, á till de poderlos visitar mas color peculiar indicaba de este modo la que no podia
fácilmente y escnchar las lecciones de los amautas, representar, de la misma manera, como dice uu an;\ que algunas veces dallan mas autoridad comentán- tiguo escritor, que el nÚmero del mandamiento redolas con un discurso propio (1). En estas escuelas cuerda el mandamiento mismo. Así usado el quipu,
~?c?municaban á los reales pupilos todos los cono· podia considerarse comoelsistemamnemónicodelos
Cllluentos qne sus mae5tros teman, acomodándolos peruanos.
al rango Que habían de ocupar durante su vida. EsHabia cronistas nombrados en cada una de las
tudiaban las leyes y los principios de atlminigtracion provincias principalcs, cuyo deber era consiRllar los
Ile un gobierno cu que muchos de ellos habian de hechos mas importantes que en ellas ocurrian. A
tomar partr. Se les iniciaba en los ritos peculiares otros fUllcionarios de mas elevado canícter, qUI~
de su religioll, mas nrcesarios para aquellos que emn generalmente los amautas, se les eueargaha 1:1
habian dedesempeilarloslleberes sacerdotales. Tam- redaccion de la historia del imperio v de las grande5
hien aprendian á emular las hazañas de sus régios hazaîias del Inca reinantn 6 de sus àntecesores (5).
lIntecesores, escuclmndo las crónicas compiladas por Arreglada de este modo la n:¡rracion, solo pOlha
los ama u las. Se les ensettaba á hablar su idioma con trasmitirse por medio de la tradicion oral; pero los
elegancia y pureza, y aprendi;lllla misteriosa cien- quipus servian al cronista para arreglar /llc,ódici\cia del quipus, que era el vehiculo de que se ser- mente los sucesos y para refrescar su memoria. Una
vian los peruanos para comunicarse sus ideas-y para vez confiada :í esta la historia, se wabaha en ella de
trasmitirlas Ii las futuras generaciones (2).
una manera indeleble por medio de la frecuente reEl quipus era una cuerda como de dos piés de peticion. El amauta se la repelía á sus discípulos; y
largo, compuesta de hilos de diferenles colores fuer- de este modo la historia, en p;irte por la tradicion
tcmente retorcidos y entrelazados, de la cual salia oral y en parle por medio de signos arbitrarios, fue
l!Da multitud de hilos mas pequeños en forma de trasmitida de generacion en generacion con bastante
franja. Los hilos eran dc diferentes colores y habia variedad en los pormenores, pero con un aspecto
en ellos muchos mulos; y efectivamente la palabra general de verdad en el 10110.
r¡uiptt signillca nudo. Los eolores rcprp-sentaban
Indudablemente los quipus peruanos suplian de
nbjetos tangibles; así, por ejemplo, blanco signifi- una manera insuficiente y pobre al admirable meca·
caba plata, y amarillo, oro. Tambien indicaban al- nistllo del alfabeto, qUIlempleando unos pocos cara¡~~unas veces ideas abstractas; así blanro, queria teres sencillos para representar sonidos en lugar de
rleeir pa::" y rojo, guerra. Pero los quipus se usaban ideas, puede trasmitir las morlíficaciones mas deliprincipalmenle para c¡íleulos aritméticos. Los mIrlos cadas del pensamiellto del hombre. La invencion pe~ervian de números y s~ porlian combinar de manera ruana era muy inferior á la de los geroglífiGos, y aun
que representasen cualquiercantidatlr¡uesequisiese.
á la de la !;rosera escritura dp. dibujos de Jos aztecas,
l'or medio de ellos har:ian sus ciÍlculos con mucha )Iorque esk último ¡¡rtc, auuqur ineapaz de tmsmitir
rapidez, y los primeros espalJOles que fueron á aquel ideas abslract;ls, podia retratar los OUJelllScon baspais atestiguan la exar.litud de estos (3).
tante exactitud. Prueba evidente de la absoluta ¡gnoEn cada distrito hahia empleados á quienes lJama- rancia en que vivian una de otra las dos naciones, es
hau qui¡J!lcamayus Ó ((conservadores d¡l los quipus,l)
(.() Ondegardomanifiesta el asombroque le r;JUsala varie·
cuya obligacion consislia en ¡jar noticias al gobierno
sobre varios asuntos imporlantes. Uno eslaba en(:ar- dad de objetos que abl·azahaeste sencillo sistema, apenas
creible. se¡!llndire, para el que no to hu¡,iesevi,to. «[n aquélla
ga¡jo de las renIas, y ¡liba parte al gobierno de la ciudad
se Ilallar¡)Ilmurhos v¡rjos oliciaJe5antiguos del In:'n
cantidad de materias primeras que se rlistribuian así de la religiollcomo del :;oIJJerno,y otra co~aque no I:U~
f~ntre los trabajadores, Iii calidad y cantidad de los diera creer 8i no la viem, que por hi/os y lIudos se halJan
tejidos que COtiellas se hacia n , y la suma de pro\'i- tiguradas las le~es y estatuto" así de lo utJorOIlrodelo otro,
y las 81lcesionesde los reyes y tiemvo quegobernaron: Yla.
(1) ';arciJasso, Com. Ileal, parte l, lih. vrr, cap. X.
lI(j~e lo que todo.esto tenia it su cargo no fue poro, y aun
El descendientede Jos lu~ashah/arielosre,tos. 'lue aun se tube alguna clamlad de los estatutus que en tiempo de elida
veian en,1l tiempo, de du.< p.1/aciosde sus ré;:iosprog'euito- 'UIUse habian puesto.» (Re/. prim., MS.,- V¡;aset~mbien
res, que habian sid" construidos cerca de ¡as escuelas, pala S~rmlellto, Ile/arion, )/S., cap. IX.-Arosta, Iih. VI, "aque fuese ma6fácil ir á ellas.
pltulo V"J.-Garc¡/as~o, varte I, lib. VI, cap. rIll-I\:).
(2) GarciJasso, Com. Real, parle l, lib. 1\', cap. XIX.
Aun se encuentra en al¡.'Imaspartes del Perú un vestigio de
(3) ConlJ. y Pob. del PirÍl. ~IS.-Sarmieuto. He/arion, los q1Jipll~.Yhay pastore" que JIeran la tlll'nta de sil. nu~IS., ca~. IX.-Acosta. Jih. VI. eap VIlI. - GarcilassQ, merosOsrAbaiiospor mediude e"ta antigua aritmética.
I r:j) Hel. prim.• M~., llhi supra.
porte l, lib. VI, r-<Jp. VIlI.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..\ CO:-iQ¡;rSTA DEI. I'ElIl>.
que no adopfase la peruana lu mas leve parte dei Si3tema geroólílico de los mejicanos, y eslo á pesar Ile
que la exislencia de la plrnta del maguey (agave) en
la América del Sur, pOllria haberle proporcionado el
mismo material que usaban los aztecas para construir sus mapas (I).
Es imposiLle contemplar sin gran ¡nteres los esfuerzos hechos por diferentes naciones, al salir de la
barbarie, para proporcionarse
algun símbolo visihle
del pensall1iento,
ese misterioso a¡;ente por medio
(leI cual la inteligencia del individuo puede ponerse
\lO contacto
y comunicacion
con las de III sociedad
entera. La falla de semejante símbolo es el mayor
obstáculo que puede oponerse al prol3reso de la ci,,¡¡izacion, porque ¿ qué otra cosa es SIlHl encerrar el
pensamiento,
que t!Cne los elementos de la inmortalídad, cr. el seno de su autor, ó en el del peqlleílO
círculo que está en contacto con él, en lu~ar ,le
lanzarlo al mundo para que dó luz á millares de seres
humanos, y á las generaciones que aun están por
nacer? No solo es semejante símbolo un elemento
esencial de la civilízacion, sino que debe considerarse como IL prueba de que esa civilizacion existe;
porque los adelantos intelectuales de un pueblo están
al U1vel de las facilidades rle comunicaclOn in telectuai que posea.
Sin embargo, no debemos rebajar el venladl,ro
valor del sistema peruano; ni suponer qne el guipu
era un instrumento torpe en munos de un indlgena
práctico, como la seria en las nuestras. Conocemos
los efectos riel h¡ibito en todas las operaciones mecánicas, y los espa!lOles dan repetidos testimonios de la
destreza y exactitud que en esta desplegaban los pe·
ruanos. Su destreza no es mas notable qne la facilidad con que el hábito nos permite enterumos del
contenido ,le una página impresa, que comprende
millares de caracteres separados y como SI fuera
con una sola ojeada, aunque el ojo tiene que reconocer cada letra por si, y esto sill interrumpir la cadena
delos pensamielltosque
existe en el ánimo del lector.
No debemon despreciar la ínvencion del quipll si rellexionamos que proporciollabalos
mediosde calcular
que .exigian los negocios lIe nna gran nacion , y que,
por msulicinnte que fuese, era un instrumento
que
no auxilió ,lOCOá los que aspiraban al lauro de la
literatura.
. El deber de compilar los anales del país no se conhaba esc\uslvamente á los amautus; una parte de él
correspondja ¡i los haravecs, ó poetas, que escogian
los a¡;untos lias (¡rillantes para sus canciones, compuestas par¡;. que se canta~en en Jas fiestas reales y
en la lIlesa tlel Illca (2). Dc este modo se formó una
coleccion dE poesia tradicional, como la de las ba lada~,ingles¡;s y los romances castellanos,
por cuyo
med.1Olos nom~res de mucho~ jefes hárbaros, que
hubIeran pel'eculo por falta de uu cronista, han Sido
trasm!tirlos en ala? de IIna rÚstica melodia á las generacIOnes ¡;osterlores.
Sin embargo,
es lícito creer que la historia no
~ana mucho en su alianza COll la poesia; porque los
rtominios del poetu se eSlienden á uua region ideal
poblada con las fantásticas formas de la imaginacion
(I) Rei. prin., ~IS" ubi sllpra.-Dec,
de la Aud. neal,
MS.-Sarmien~o, MS., cap, IX.
Sin embargo, debemos confesar que los qllipus se asemejan
algo á las fajas de cuentas de co;or ensartadas que usan las
tribus de la América del Norte para recordar los tratad'ls
para otros objetos.
(2) Dec. de la Aud. Ileal, MS.-Garcilasso,
Com. Real
parte J ,lib. Il, rap. XXVII.
La palabra haravec significa ,<inventor» 6 "descubriior,'
tanto por su '.Hulo como por su empleo, el trovador· poeta
nos recuerda al trouvère normando. ¡;p.rcilasso ha traducido
una de las lijeras composiciones /iricas de sus compatriota~.
Es ligera y fácil, pel'o una muestra so/a no es base suliciente
"ara fundar un edmcn crítiro ¡:~neral.
"!
"!
I
3;j
que se parecen poco á las severa~ realidades II e la
vida. Los anales peruanos manifiestan síntomas (le
los ?fectos de esta union, pues que est.'Ín cubiertos
con un velo de circunstancias
marav:llosas hasta el
último periodo, que estendiéndose ante el lecloreoma una neblina, hace difícil el distinguir los hechos
de la Iiccion.
El poeta encontraba un illstrumento muy útil para
sus hues en el hermoso dialecto quichua. Ya hemos
visto las singulares medidas que los Incas adoptaban
para propag"r su idioma pOI' todo el imperio. Naturali:mdo rle este modo en las provincias mas remotas,
se 'lnriquecia con muchas palabras y locuciones
exóticas que J bajo el inOujo cortesano yel cultivo
poél ico, si aSI me es lícito llamar10 , se amalgamaban
gra(~ualmente, como un mosáico acabado compuesto
de materiales groseros y heterogéneos,
hasta formar
un lodo armonioso. El (¡tiichua llegó Ii ser el mas
comprensivo y mas variado, asi como el mas elegante, de los dialectos de la América del Sur (3).
Además de las composiciones de que hemos hahla·
110, se dice que los pernanos manifestaban
alguna
disposicion para las representaciones
teatrales, y no
esas estériles pantominas que no recrean mas que
la vista, y que han servido lie pasatiempo á mns ,le
una nacion bárbara. Las piezas peruanas aspiraban Ii
los honores de la composlcion dramática, sostenidas
por los caractéres y el diálogo, y funllaclas algunas
vcces en argumentos de interes trágico, y otras cn
los IJ ue por su carácter ligero y social corresponden
á la comedia (.i). En el dia no tenemos medios para
juz~ar de la ejecucion de estas piezas. ProlJah,lement~ •.
sena bastante grósera,
como correspondla
á un
pueblo que no se habia formado aun; pero sea lo
que luere la ejecucion, el haber simplemente COIIGC'
bido la idea de una diversion de esta clase es ya una
prlle la de cultura que distingue
dr. nna maner;¡
honnsa á los pcru:mos de las demás razas americanas, 1ue no conocian mas pasatiempo que la guerra,
ú las diversiones feroces que rellejan Sll i!ll;ígen.
El carácter intelectual de los peruanos parece haberse inclinado mas bien hácia la cultura que á eS;I,
cuali.ladcs superiores que asegurau ci LUP-II éxito en
los s(;nderos mas ásperos de la deuda.
¡';n esto Sll
quedaban muy atras de algunas otras ,le \;¡s naciones
semi-civilizadas
del Nuevo-~lundo.
Sahian algo de
geom?tría, en lo que tocaba á su propio territorio,
que clCrtamente era muy es tenso ; y rOflstr\ll:\11 ma·
pas con lineas protuberantes para iurlicnr los limit(·s
y las 'ocalidades, que tenían alguna ana logia eOlllos
que altes se usaban para los ciegos. En la astrollomía plrecen haber hecho pocos adelantos. Dividían
el año en doce meses lunares, cada uno de los cuales
tenia su nombre propio, y se ¡listinguia )wr une
festividad correspondiente
Ut). TamIJieu telliall Sfl-
(7.) Ondcgal'do. Re\. prim. ,~IS ..
Sarniento se lamenta con justiria de que los e~p3ilOle,
hubies"n dejado caer en t1esu~o este dialecto. que tan ,.,til
les hul.iera siFloen sus relaciones ron las \'al'ia rias trious dI'/
imperio. "y con tanto digo que file harto "eueticío para lu~
espailOes haher esta len¡¡ua, pues podian cou ella andar 1'1)1'
lorlas partes, en algunas de la s cuales ya se \'.1 perdieudo.ll
He!., ~·S.• cap. XXI.
Sei!un Velasco, los Jnea~, alllc¡¡ar á Quito eOHU, le¡¡iollc~
ronquistadoras. se sorprendieron al descubrir q le allí se hablaba e: dialecto quichua, aunque era desconocido en uua
l!l'an parte de la region intermedia; hedlO singular si es cierlo. (lid. de Quito, tom. I, p. 18:;.)El aulor. natural ùrl
país, tuvo medios de adquirir noticias Illll,,!curiosas, y en ,;n
interes;lI1te obra establece IIna intima analo¡ria entre /a cirllcia v la; instituciones sociale. de los pnp-b/os de Quilo,,! del
Per~. S.n embargo, se nola en ella el afan de d:trsiempre la
primacla á su propio pals, y aventura á veces obscr\'aclOneS
y hechos con una confianza no muy Ii propósito para cou,cguir la (le !'Uslectores.
(.i) r.arcilas50, Com. Real, uhi supra,
(:,) Ol(h'¡:~rdo.Re\. prim., Mg
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
:w
1l11l1.101"I::C,\
()~:
manas, pero no Se .aue Ú punto lija su e,tension,
y
sí se componían de siete, nueve ó diez dias. CÜ1I10su
ailO lunar tenia necesariamente
que ser menor que
el tiempo verdarlero , recti!icauan su ealcnrlario ¡JOr
medio de obsen'uciones
solares hechas con muc ¡;¡s
columnas cilíndricas
que fwbian construido
en los
terrenos elevados que rodean al Cnzco, y qlle les
servian para tomar ni azimut; y midiendo su sombra,
rleseubl'1an el periodo esacto ¡je los solsticios. Determinab:m el periollo de Jos equinoccios
por medio de
una sola columna ó gnomon, colocado en el centro
de un círculo descrito en la Úrea del gran templo, y
atravesado
por un diámeLro tirado de Este á Oeste.
Cuando bs sombras eran apenas visibles bajo los
rayos del sol de medio dia, decian que CI el Dios se
apoyaba con toda su luz sobre la columna (I ).» Quit\l, colocada esactamentc
en el Ecuador donde los
rayos verticales del sol no dan sombra alguna il me-
';A:;I'.\I\
y "'\lG.
I mansion
dio dia,
era Uti objeto especial de veneraciotl,
como
favorita de la ~ran deidarl. El periodo de los
equinoccios se celnhraba con fiestas pÚhlicas. La eolumna estaba eoronnda con la silla de oro del Sol, y
i tanto en aquellas Úpocas como en los solsticios, se
colgaban guirnalda.
en las columnas y se ofrecian
llores y frutas, mientras que se ohservaba una gran
I¡¡esta en todo el imperio. Por estos periodos arreglahan los peruanos sus ritos religiosos y su ceremonial,
y seiwlahan la clase rle trabajos en que había de
ocuparse la agricultura.
El año empezalJa con el solsticio de invierno (2).
Esta escasa rclaClOn abraza casi todo Jo que sabemos de la astronomía peruana. Parecerá estraîío que
una nacion que hahia llevado susobservaeiones
hasta
este punLo no pasase mas adelante; y que á pesar de
sus progresos generales en la civilizacion,sehubiese
quedado en esta ciencia tan lejos, no solamente de
I
V¡,la de' cerro d. I'ol",!.
los mejicanos, sino de los 1lIlJyscas, que ocupahan
las mismas repiones elevadas de la gran llanura rlel
Sur que ellos. Estos arreglaban
su calendario segun
el mismo plan de cielos y. series periódicas
que los
aztecas, acel'cándose aun mas al si ,tema seguido por
los pueblos riel Asia (3).
Fernandez. que se separa de casi todos los demás autores
p.n ruanto á lijar en junio rI principio del aüo. da jas nomhres de los difereutes meses ron sus rorrespondientes ocupaciones. Hist. del Perr'J, parte II. Jib. 1/1. cap. X.
(1) Garcilasso, Com. Real, parte I, lib. II, cap. Ji.XIIXXVII.
Los conquistadores espaiíoles destruyeron estas columnas.
porque indicaban la idolatria de los indios. ¿ A quién COrrespondia mejor el nombre de bárbaros?
(2) Betan7.0s. Nar. de los lng-as, MS.• cap. Xn,-Sarmiento, lIel .• MS.. XXIJI.-Arosta,
lib. IV, &ap.lII.
EIl(nomon mas célebre de Europa, el que está en el domo
de la iglesia metropolitana de Florencia. fue construido por
el famoso Toscanelli, ~ou el ohJeto de terminar Jos solsllcios y
arre¡¡lar las festividades de la Ig-lesia hácia el,aiio de H~8,
quizás poco mas ómenos en la épora en que el mdlo amerICa·
ua bizo un instrumento astronómico análogo. Véase Tiraboschi. Jlistoria de la Lelteratura Italiana, tom. VI. lib. II,
sec. XXXVIII.
(3) Una noticia muy escasa de este pueblo interesante,
aunque quizas t,an c0ll!pleta r;omo la permitian los datos. f~e
publicada por P,edrah¡ta, obiSpo de Panamá. en los dos pnmeros libros de su Ilistoria General de las Conquistas del
Nuevo Reino de Granada. (Madrid, 1688.) M. de Humboldt
tuvo la dirha de ronseguir un manuscrito. compuesto por un
eclesiásti~o español residente en Santa Fe de Bogotá, relativo
al candelario Muysca. de que el filósofo prusiano ha dado
lIU ámplio)' luminoso análisis. Vucs des CordilJéres. p. 2-14,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:\'Qt:IST A PEL
PERÚ.
37
Debería haùerse esperado lJue los Incas, que se "io, y milita coutra él. el silencio (~e historial!ores anenorgullecían con el título de hijos del Sol, IJUbie'.eriores y mas atendIdos, corno If:ualmente la falta
sen hecho un estudio particular de los fenómenos
.ie todu monumenlo, como los que se hau encontra~o
astron6micos,
y lIll calendario rundaóo en princicntre otras naciones americanas, que pruebe la eXlsrios tau científicos como el de sus somi-civilizados
:cncia de semejante caleudario. Ln in rcrioridad de
vecino,. Es vJrdarl r¡ue un historiador uos asegura
los perua nos podrá quizás esplicarse hasta cierto punque ret¡nian sus ailOs en ciclos de diez, cíentoymil,
10,porelhechode
que su sacerdodo se comp(llli~ ~e
y que Ú estos ciclos arreglaban su cronologia (f). individuos del cuerpo Inca, órden de nobleza pnYIPero este aserto, que en si no es improbable, desleniada que no necesitaba r(ldearse de .una ~uperIocansa en el testimonio ùe un escritor de poco crite- . riâaddesaberparaescudarsecontralasmvaslOnesdel
-
--
_:-
-==--
-
--
~
.
-
_....:
=-
--':-''''-,--:-.-.
-
-i-~::~~~l},~/;-2;::'7J0~~~'~
:;
Ruinas ~o Olro templo de los Inr:'s en cJIJgo dc Tilleaca.
vulgo. La pequeña parte £le verdallera ciencia que
poseía el sacerdotè azt~ca, le servia de chIve para
revelar los misterios eelestes, y el falso sistema rle
astrología que en estas hases fundalla, lo lIacia aparecer como un ser super ior, que tenia algo de di vino
en su naturaleza.
Pero ellnca noble era £livino de
nacimien to; el estudio ilusorio de la astrologia, tan
selluctor para las inteligencias
que aun no están
i1ustrurlaf., no ocupaba su atencion ; Ins únicas personas que en el Perú asuminn el poder de escuóriïínr
ios misterios del porvenir, eran 105 al\ivinos
homhres que combinando con sus pretensiones'alguna
destreza en el arte de curar, se asemejaban (¡ los hechiceros I¡ue Se lIan encontrado entre tantas tribus
indias. Pero esta ocupac;on era poco apreciada, escepto entl'e las clases inferiores, V ¡::enerahnente se
abandona\Ja {¡ los que por su edad'6 sus achaques no
podian ddicarse al ,'erdadero trabajo (2).
(I) Mont~sinos,
Mem. Antl¡¡U3s. ~IS., rap. VII.
_ ~ Renovó la computadon
de lo~ tiempos. que ~r. iba perdiendo, y sr. eentaron en su reinado los aiíos por ;)Ua dias y
seis horas; i los aiíos añadió déradas de diez aiíos, á rada diez
déradas una centuria de cien ailOS y á cada diez centurias ulla
capachoata Ó jutiplIu8cau,
que SQU mil ailOs, que quiere
decir el grande a;lo del Sol; así contaban lo~ siglos y los su~esos memoca~les de sus reyes. Ibid., loe. cit.
(2) IIAnsi mismo les hicie:on seiialar ¡rcnte para heChi-¡
ceros. que tr.mblen es entre el/os ofirio ptibliro y eonosr,jdo
en todos.: .. los dípu!ados para ello no lo tenia n por lrabajo,
pOr'llle nlngllno podia lencl' semejante oficio COIllO las dichos
Los peruanos conocian una {,dos constelaciones.
y observaban los movimientos del planeta Venus, al
cual, como ya hemos visto, consagr;ihan altares.
Pero prueha de su ignorancia de 10£ principios elementales rie la ciencia astronf>mica son sus ideas so·
brl! Jos eclipses, que in-rlieaban , segun ellos, nna
gr:!n alteracíon en el planeta, y cuando la luna se halla.lU sometida á una de estas místeric'sas enfermedades, tocahan sus instrumentos,
y agiL'Iban el aire
COll sus gritos y lamentos rara sacarla de su letargo.
Es! as ióeas pueriles forman un contraste muy notable
cor; el verdadero saber qun l'osrian los mejicanos,
Cor.lO lo prueban sus m:lpas geroglíí1cos, en QUc ~e
{le, cubre con toóa clarióad la verdu(lera causa de este
fenómeno (3).
Pero si no supieron esplorar tan uinn los cielos,
,je\;e confesarse flue los Incas sohrepujaron á to(las
otras razas americ;lIJas, en su rlominiode la tierru.Su
agricultura se fund:\h~ e,n principios {Jue realmente
puc¡!en llamarse cicntílicos. Era la bnse de sus instituciones políticas. ]1\0 teniendo comer~io csterior, la
agr.cultura era la que les racilitaba elementos para los
canluios interiores, para su subsistencia y para sus
renas públicas. Ya hemos \'isto sus e.,traordinarias
si no Cuesen \'iejos ó viejas. ":I per~onas inhábile~ par~ traba.i~r.
com" mancos, cojos Ó ronlrecbos, v l'ente ~~iâ Quien faltaba
las fuerzas para ello.» Onrle:?ardo ,·Rel. se¡r .• MS.
(:'i, Véase r.odex Tel-Remcnsis.
parle IV. pl. XXIl, ar.
l\nti :iícdade~ de ~Iéjiro, tomo I. (l.ondres, 18:!lJ.)
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
:Iii
BlIlLlOTECA.
Ill¡
GA.SI'A.R
y
ROIG.
medillas para la distribucion de las tierras en partes aunque e( canal está destruido en parte y cegado por
iguales entre el pueblo, mi.mtras que exigian á todo la basura y la vegetacion silvestre, aun se revela su
hombre, esceptuando á los de las clases privilegiadas, curso por vo1rioso¡¡sis de fertilillad. Esto sucede en
que se ocupase en su cultivo. El Inca mismo no se el valle de Nasca, region fértil, colocada entre dos
deslleñaba dt!darles el ejemplo. En una de las grandes largos desiertos, donde los antiguos canales de 105
festividades anuales se dirlgia á los alrededores del Incas llegan desde una distancia desconocida por
Cuzco aeompailado por su rórte , yen presencia de medio de un cauce que tieue de cuatro á cinco piés
todo el pueblo abria la tierra con un arado de oro, ó de profundidad y tres de ancho, y construido con
con un instrumento que hacia SllSveces, consagrando piedras enormes Sill mezcla alguna.
así la ocupacion del campesino como digna de 108
Teniase especial cuidado en que todo aquel que
hijos del Sol (i).
cultivaba un terreno por donde uno de estos canale:;
La protecclOn del gobierno á la agricultura no ter- pasaba ,disfrutase deé!. La ley (leterminaba la can timinaba con esta fácil ostentacíon de la real condes- liad de agua que á cada cual correspondia; y unos ins·
cendencia; sino que se manifl\staba en las medidas pectores reafes cuidaban de la distribucioll , y de que
mas eficaces para facilitar los trabajos del campesino. se aplicase el agua al riego (3).
Mucha parle(\elterritorio situado ú laorilladel mar teLos peruanos (lieron muestras del mismo espíritu
nia el gran inconveniente de carecer de agua, pues emprendedor en sus planes para introducir el cultivo
que en él6 no 1I0viaabs'llutamenteó 1I0viamuy poco, en la parte montañosa de su territorio. ~[uebas de las
y los escasos riachuelos que én curso corto y rápido colinas, aunquecubiertasde buena tierra, tenian una
bajaban de las montañas, ejercían poca inlluencia en pendiente demasiado rápida para que ~e pudiesen latan vasta estension de país. Es verdad que el suelo brar. Estas las dividian en terrados, revestidos con
era en gran parte arer-oso y estéril; pero muchos pun- , piedras, los que iban disminuyendo gradualmente,
tos eran susceptibles Ile cultivo, y no necesitaban I hasta llegar á la cumbre; así que al paso que fa faja
mas que agua para ser maravillosumente fecundos. A inferior, 6 anden, como los lI~maron fos españoles,
estos puntos se llevó el agua por medio de canales y rodeaba la base de la montaim y podia contener una
acueductos suhterráneos, que eran obras verdadera- gran cantidad de fanegas de (ierra, la superior no almente gigantescas. Componíanse de anchas losas de canzaba á contener mas ·que unas cuantas hileras de
piedra, perfectamente ajustadas sin mezcla alguna, cañasde maiz (.i). Algunas de las cumbres presentaque por medio de compuertas dejaban salir la Canli-¡ ban tal !lIasade roca compacta, que despues de cortar
dad suficiente para regar las tierras por donde pasa- en ella los terrados, era preciso cubrir su superficie
ban. Algunos de estos acueductos eran sumamente de tierra antes que pudiesen servir pnra el cultivo.
largos. Uno que atravesaba el distrito de Condesuyu, Tal era la paciencia con que los peruanos luchahan
tenia (ie cuatrocientas á quinientas millas de estl;!n- contra 108 obstáculos formidables que les presentaba
sion. Partian de algun lago elevad06dep6~ito natural su pais. Sin la~ herramienta~ y la maquinaria qlle
que se hallaba en el corazon de las rr.ontallas, yse au- usan los europeos, poco hubIera podido hacer cada
mentaba el caud-alcon ciertos intervalos por mediode individuo J,lorsí; pero obrando en grandes masas y
otros dep6sitos que encontraban al paso en los decli- bajo una dlreccion comun, lograban con su perseve·
ves de la sierra. En esta bajada hahia á veces que rancia infatigable alcanzar resultados que los mismos
abrir un cauce en Jas rocas, y esto sin herramientas europeos no se hubieran atrevido Il. esperar (5).
de hierro; babia que rodear las grand~ montaiJasj
Conel mismo espíritu de economía agricola que los
atravesar rios y pantanos; en una palabra, vencer los impulsaba á sacar á los peñascos de la sierra de su
mismns obstáculos que encontraban en la construc- triste esterilidad, escavaban el árido suelo de los V:leion de sus gigantescos caminos. Pero los peruanos Iles en busca de alguna capa de tierra en que se enpar.ecian complacerse en luchar con (as dificultades coutrasealguna humedad natural. Estas escavaciones
de la naturaleza. Cerca de Caxamalca existe aun un que losespañoles llamaron hoyas, eran muy grandes,
tunnel6 ¡zaleríaque escavaron en las montaÏlas para é incluian muchas veces un acre de tierra escavado
dar salida á las aguas de un lago cuando en la esta- hasta la profundidad dequince6veinte piés, y rodeacion de las lluvias llegaban á un nivel que amenazaba do con una pared de adobes. El fondo de esta escainundar el pals (2).
vacion se preparaba perfectamente ahonl!.ndolo eon
Los conquistadores con su abandono dejaron que una especlC de sardina, que se pescaba en cantidades
se perdiesen muchas dI' estas útilcs obrasde los Incas. inmensas en la costa, y luego se sembraban en él
En algunos puntos lIun corren las a~uos en silencio granos lÍ legumbres (6).
SlIS conductos subterráneos,
y nadie ha tratado de
Los labradores peruanos conocian perfeelamente
examinar y descubrir su curso y su orígen. En otros, las difl'rentes clases de abonos, y hacían mucho uso
de el/os; circunstancia muy rara en las fértiles regio(1) Sarmienlo, Retacion, MS., cap. XVI.
nes de los trópicos, y (lue probablemente no existia
Parece que lambien lo, nobles imilaban el ejemplo de su cntrenin~una d~ las demás tribusdeAmérica. El aboseñor en esla gran festividad. «Pasadas todas las fieslas, en no de que hacian mucho liSO era el guano, precioso
I
I
i
la itllima llevan muchos arados de manos, Jos cuales aUligua·
menle eran de oro; y hechos los oficios, tomaba el Inga un
arado y comenzaba con él á romper la t¡erra, y lo mismo los
(:i) Pedro Pizarro. Oescub. y Conl!., MS.-Memorias del
demás seùores, para que de allí adelante en lodo su seiíorlo Gen. Miller, lomo II, p. 220.
hiciesen lo mismo; y sin que el Infla hiciese esto, /JOhabia I (4) Miller sUJloneque eslos andenu fueron e/ o~ígell del
indio que osase romper la tierra, ni pensaban que produjese nombre de Andes que dieron los ~spaitoles á las cordilleras de
si el Inga noJa rompia primero, y eslo basle cuan lo álas la América del Sur. ('fern. del Gen. Miller, t./l. p .. 2W.)
fiestas.» Conq. y Pob. del Pirú. MS.
Pero es le nombre es anterior á la conqlJlsla, segun Gamlasso,
(2) Sarm:enlo, Relacion, MS.• cap. XXI. - Garcilasso, que lo deriva de Anli, nombre de una provincia al Esle del
Corn. Real, parle r, hb. Y, cap. XXIV. Sleveson. Relacion r.:lIlCO.(Corn. Real, parte l, !tb.lI, cap. XL) Ailla. que
de una residencia de veinle aiíos en la ,\m~rica del Sur (Lon- sl~ml\caba cobre, melal que se encontraba co/J mucha abundres, Hl29), l. l, p. 412; II, páginas 1ï:>-1 ¡.J.
danria en al¡(lInas partes d~1pais, pudo haber dado su nOlll«Sacauan acequias en cabos y por partes que es cosa es- bre á la provinc.ia. y qlliz:is directamenle á las montailas.
lraila afirmarlo; porque las echauan por lugares allos y hajos:
(5) Memorias del Gen. "'¡)Jer, ubi supra. - liarcilasso,
y por lad~ras de los cabesos y haldas 1e sierr3s que están Co"!. Real, parle l, lib. ,V: cap. I. ..
en los valles; y por ellos mismos atraulessau muchas, unas
(h) CICla de Leon, Cronlca, cap. XXIII.
por una parte, y otras por olra, que es ¡(ran deleclacion
Los res los de esl.as anliguas escavacione~ aun escitan d
raminar por aquellos valles. porque parece que se anda en- t asombro de IllS viajeros modernos. Véase á Slevesoll, lleslIre huerlas y fioreslas llenas de frescura." Cieza de Leon, I dencia en la Amém.a del Sur, lomo I, p. 35\l.-Culloch,
f:rónica, cap. LXVI.
. : IlIvc·sli¡;ariollcs, l'. ;>1i'l.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
l.A COXQl:ISTA ;lEL r¡,:nú.
pscremento de aves marítimas que tanto ha llamado
recienteHlente
la atencion (le los agricultores,
así en
Europa como en los EstJllos-Unidos,
y cuyas propiedades eSl,imulantes y nutritivas
eran perfectamente
a]l~eciadas por los indios. Este quano cxislia en can·
tidades tan inmensas Cil muchos de los islotes de la
costa, que formaba unas romo colinas elel'adas, á
que diercn los conquistadores
el nombre de Sierra
Nevada, por el color blanco clln quc las cubria una
incrustacíon
salina.
Los Incas adopt¡U'on sr,s acostumbradas
precaucio~
nes para quo el agricultor
pudicse disfrutar de este
allano importante.
Destinaron las pequelms islas de
la costa para uso de los respectivos distritos á que se
hallahan adyacentes.
CLèando la isla era grande, se
distribuia cotre varios distritos, y se sellalaban cxac·
tamenteloslírnitesdecarla
division. Toda usurpacíon
de derecll1s ajenos se castigaba severamente;
y aseguraban lE conservacion
de las aves con penas tan severas como la~ que fullllÍ'laron en Inglaterra los tira·
110S norm: ndos para conservar su caza, A nadie se
permitiR poner cI pié en la isla en la época en que las
aves criaban, bajo pena de muerte; y con la misma se
castigaba al que en cualquiera estacion matase uno de
estos p;\jaros (1).
Con estos progresos cn la ciencia agricola, era de
suponer ql'e los peruanos tuviesen algun conocimiento del arad'l, t:m generalmente
usarlo entre las naciones primitivas del continente oriental. Pero ni tenian
]a reja de arado de hierro de Europa, ni los animales
para tirar (e ella, que no se encontraron
en ninguna
parte del Nuevo-~Iundo.
El instrumento
que usaban
era una eshca fuerte y puntiaguda,
atravesada por
una ~ieza oriental á diez ó doce pulgadas de la estremularl, para que ellabn:dor apoyase en ella el [lié y
Ja forzase á I)enetrar en el snelo. Seis Ú ocho hornhres
robustos se Imeian á esf.einstrumento
y lo arrastraban
con fuerza ¡¡ran(lo á un tiempo y llevando el compás
,lei movimÏcnto con el canlo de sus aires nacionales,
en que los acompaiJaban Sl;S mujeres que seguian el
¡;urco pñra romper los terrones con sus rastrillos.
Como el terreno era blando, ofrecia poca resistencia
y la mucha práctica hacia que el labrador pudies~
romper el tNreno hasta la profundidad necesaria con
asombrosa lacílitlad. Esta especie de ilfado era una
grosera invtlncion; pero sumamente
curiosa corno
único instrumento
rie su clase que se ha encontrado
~utre.los il~¡{ígenas de América, y quizás no era muy
InferIOr a/mstrumento
Ile ralo que introdujeron
eu
su lugar los (~onquistallores europeos (2).
~ruchas vrces los Incas Ùspucs de proporcionar
agua ~ un dhtrito desierto, rrepar:íllilol,) asi para los
trabajOS dI! h' agricultura,
trasplautaban
á él una coJonia Je mitl7!aeS que lo cullivah:m c(m los vejctales
Illas convenil'ntcs
:í la naturale7.a del suelo. Mientras
'lue asi consultaban el car<Îcler pecnliar y l(\ capaciriad de Jas fie 'ras, sc proporciona ha un mèdio de camhi;¡~ sns diferent.es prodncto:;:i las provincias circunvecmas, (IUC, pOl' la formacion del país, variahan
muc IJO !lias de Jo que sucJe suceder dentro de los
llli~mo~ lí~nitl~s. ~)ara facili tal' estos cam bias agrícolas,
¡;e IllstltUJan 'el"las, que se celebraban trèS veces al
lUCS en algunns de los Ill~ares Illas rohlurlos, d'Jnde,
('amo el diller:! era d~SCOlloci:lo, se hacia una especie I
do comcrcio P)J' ml~(ljo ciel cambio de ¡"S rl'srectiros
I
productos.
EH'IS feri'ls er'ln oIns tllltas /Jestas en I
l"
,' .....
" , "
..
, I
1 '
l/lIC (eSC,lllsa
a III tr,!b,lj,llloJ' (,l).
Tal~s eran LISmedidas adoptadas por los Incas para
1'1CUltIVO Y ml'jora de Sil t.erritorio; y aunque imper1
I
(1)
pal~e
(;;)
(v)
'r
• , ".
Acosta .IIJ¡, 1\, rap. XXXV .-GarcJ/assa, Com. Heal,
l, lib. V, "al'. III.
,
..
~arcJiasso, Com. Real. rarte l, H. ", cal'. II.
Sal'nllento, Rebr.l~n, ~lS.• , ~ap.. XIX.-.r.areilasso,
f:nm. Real, (lartd, Ilh. 'I. rap. XXXvI; hb. vIl, cap.
-lIerrera ,illS!. r.r.neral, dCI·. v, hh. IV, r;ql. III.
I
I
1.1
~!l
fe ;tas, es preciso confe,ar q'Je in,li,~ahan conocimiento, sobre los principios de la cienda agrícola que
le:; dan algun derecho á ser clasificad)s cntre los puebiliS civilizados. Gracias:í la [laciénc;a y al saber que
de,plegahan en su cultivo, no hab¡alUlgada
de terre 10 cuya produccion no se elevase al mayor grado
posible, mielltras que se obligaha á los parajes ma~
esl ériles :i contribuir en algo Ii la suhsistencia
de!
pucblo. Por todas partes del territorio allun<lahnll los
¡ndcios do riqueza agrícola, desde los risuriíos vallc!!
de la costa, hasta las escalonadas
p 3ndientes de la
sie~ra, r¡ue elevándose en pir,ímirles de verdura, brillallan con todo el esplendor de la vejetacion tro~
pical.
La formacion del país era especialmente
favorahle,
COr.IOya la hemos ,Jicha, á una varielad infinita de
pro:luctos, no taoto por su estcnsion como por sus
llifcrentes elevaciones,
r¡ue, mas notaùles aun (Iun
hs le Méjico, encierran
todos los grutos rie latitud
rlés,!e el Ecuador hasta las regiones polares. Sin embarl;o, aunque la temperatura
cambia en estas regiones segun el grado de c!evacion, sigue sienna casi la
mis'TIil en Ca({¡lpunto durante todo el aito; y los IIabitantes no espermlCntan
ninguna de a(!udlas agradables vicisitudes de la estacíon r¡ue cornsponden
á las
latÏtJnes templadas del gloùo. Asi mientras que el ver~n(: brilla en toda su fuerza CillaS ardientes regiones
del flalmero y nel cacao que ocupan las costas del
Océ, no, se goza de una primavera perçétua en la an'clIa ,uperficie de la llanura elevada, y las cumhres
mas altlls rie la cordillera están cubiert¡,s con las nievcs de un invierno eterno.
Les peruanos sacahan de esta varieeb.i fl,ja de clima,;i así me es lícito /IiHnarla, el mejllr partido posihle, cultivando las producciones
prc pias de cada
una; y consagraban
especialmente
su :¡tencion á Jas
qne nas alimento pollian p¡'opor('Íonar al homhnl.
Así cn la region inferior se encontrahanla
yuca vcl
pláta la, esa planta henéflea que parece deslinalra ;i
lihrar al hombre d" la primitiva malllicion (le ganar el
sustellto con el sudor de su frente ( .}). En las ¡wl'tes
del pllís en que Y>tno se pOllia cultivar el plátallo, se
encortraba
el maiz, la gran base alimenticia
en las
rios g 'antles divisioues ael Norte y del Sill' del con tinente americano;
y que, despues dc SI: esportacion
al antiguo conlinen le se cstenllió cn él con rapidez
tan asomùrosa, que llegó ,í creerSfl llue (Ira illlllgcna
de cst'! parte del mundo (G). Los peruanos conocian
perfectamente
las diferentes maneras de pl'flparar
esle ú'.il vejetal aunque parece que lia haeian pan con
él mas que en las grandes festivitlades. Estraian ademÚs rill su tallo una especie de miel, y hacian nn licor
muy fllerte con el grano ferment/Illo, de qne, COIIIO
los azt lcas, abusaban estraonlinariamclI
te (G ¡.
(,j,) lIumbolllt demuestra las propiedades pacífIras del ",~.
taoo, y dice que Sil fuer1.a de produccion comparada con la
del tri!!), es coUla 133 ¡¡ 1. ~ COliia de la patata comoH;\ l.
(Essai 1'0Jitique sur Je floyaulOC de la i'\ouvelle Espa¡;ne.l'aris, 1R:ï, tOIOOIl, p.380,) Es una eqOlvocacion suponer
que cst, planta 00 era iodí;:ena de la América del SUI·. La
lw.ia de pl;itaoo se ha encoutrado muchas ,·eces en los aoti¡:uos scr ulrros peruanos.
(,';) E nOOlhrc rie blé de. Turquie cs prlleha :leJ,error po1~1I1;lr.S n cllIhar¡?o. la r;lpldez cou. que sc estend,llJ por toda
¡-,lIropa~ ASIa, desplles del dcscubrHlllL'oto deAmerw;I" hasta
para prUlar que no pudo ser ,Iodl;;ena del antl!?lIll rontllJeute
Yhaher ~)ermanerldo tanto tiempo desconocHla aW.
(ô) Alosta, lib. IV, cap. XV!.
La ma leria sacarilla que routiene el tallo Ilel mail. es muc1lo
mayor ellla~ rel\iones tropicales que eu 13titud,~s mas septcntrlOnó les; aSI es que se sllele ver muy á mcnudo {¡ los
naturale" de aquellos m~scarlos como si fllcran tallns de
a7.Úear. l'na de .JascJ3,es de licor fel·mentado, S,Ira, que s~
haCia Crll el mall., era tan fllcrtc. que I(I~lnras prohibier"n
~I1IlS~,;\ Jo menos ¡¡.las clasp;s bajas. Pal"t~re que I'll ('sla
matena 1:0 se ohedcclan sus ordenes tau escrul'ulOSal11el1te
!:Omu l'n,as denJJ.;.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
·10
1l11ll.IOTECA M: CISI'.IR y !lUI¡;.
El clima templallo ,le la region r.levacla l('s pr'lporregiones del silencio eterno, cubierlùs con las nieves
cionaba el maguey (A,qave americana), muchas de tic los siglùs (6).
cuyas estraordinarias
cualillades conocian,
aunque
no la mas importarite de todas, como la es la de proCAPITULO V.
(lucir un material con que se puede hacer papel. TamGanados del Perú. _ Grandes eReerias. _ lUanufacluhien era el tabaco una de las producciones
de esta
ras. _ I1abilidad mecániea.Arquilectura. - nefllJelevada region. Sin embargo, el uso que de él hacian
xiones fiuales.
Ins peruanos era diferente del tie todas las demás naciones de Amérir.a que
conoci~n, puesto que no
U:'IA nacion que habia hecho tantos progresos 1m
l,) emple;¡ban sino como medicina en forma de rala a¡;ricultura,
debia naturalmente
haber hecho a\pé (I). Quizás lo reemplazaban
en cuanto á sus progunos tambien en las artes mecánicas, especialmente
piellades narcóticas con la coca (Erythroxytum pe- cuando, como sucpdia entre los habitantes del Perú,
ruvianulIl),
ó cuca, comoïa llamaban los indígenas.
su economía agricola exi¡;;ia un graclo no despreciahle
Este es un arbust.o que crece como hasta la altura de tie destreza mecánica. Nótase en t.odas las naciones
lin homhr('. Se recogen ~us hojas y se secan al sol, y flue los progresos en las manufacturas
tienen relacion
mezcladas lu('go cou un poco rie cal, forman una com- íntima con los progresos en la agricultura.
Amhas arposicif:n que se masca, muy parecida á la hoja riel tes se encaminan al mismo gran objeto de proporciotletel en Oriente (2). Con una pequeña cantidad de nar al hombre todos los elementos necesarios para su
esta coca y con Ull pUÎlado de maiz tostado, el indio
existencia, para su comodidad, y en una sodellad mas
peruano ¡je nuestra época hace sus peno~os viajes
adelantada, para sus goces; y cuando una ¡le ellas ha
dia tras ¡lia, sin cansancio ó á lo menos sin quejarse.
alcanzado un grado de pcrfeccion que indica cierto
Hasla losalimenlosmas
suculentos le son menosgraadelanto en la civilizacion, la otra debe naturalmente
tos que su predilecto narcólieo. Bajo ci imperio de los encontrarse en un grado correspondiente
de des aITOIncas se dice que se reserva ha eselusivamente
para 110, análogo al aumento de las demandas y de la calas clases nobles. Si así era,;\ lo menos el pueblo ga- pacidad de s'}mejante estado. Los ~úbditos de los Innó este goce con la conquista;
y t1espues rie aquel cas, en su paciente y tranquila consagracíon
tí las
periodo llegó este á hacer un liSO tan general de la ocupaciones mas humildes de la industria que los licoca, que este prollucto lIeó'\ á ser uno de los ramos
gaba al suelo en que habian nacido, se parecian lilas
mas importantes
de las rentas coloniales de Espaá las naciones orientales,
como los hindus y los chiila (3). Sín embargo con tOllas las agradables cualinos, que á ICls individuos de la gran familia anR'loIblles de una opiata, sedice tamhieli que cnandoesta
sajona, cuyo arrojarlo carácter los ha lanzado tí bushoja tan ponderada por los n:lturales se usaba con es- C;lr la fortuna en el borrascoso Océano, y á entablar
ceso, producia todos les efectos peligrosos de la em- comercio con las regiones mas remotas delalobo. Los
briagued hahitllal. (4).
peruano~ , aunque poseian una grau estenslOn lie cosSuhiendo algo mas por los declives de la cordillera,
ta, no tenian comercio algu\l!l est.erior.
mas alhi de los límites del maiz vde la quinua, ~rano
Tenian á pesar de esto ventajas peculiare3 para la
!'fue se parece algo al arroz, y 'que cultivan mucho
fabricacion doméstica ell un malerial incomparablelos ¡nrtios, se encontrahaba
la patata ó papa, cuya in- mente superior á lOll que poseian las demás razas del
trolluccion en Europa ha hee/ID Úpoca en la historia
continente ·oceitlental.
Sabilln tejer COll la correosa
de la agriculllll'a.
Ya fuese indígena del PerÚ, ó imfibra del maguey una tela qu(', cnmo sucedía entre
portada de Chile, formaba el principal alimento de {as los aztecas, les servia CUIlIO los tejirlos rie !tilll. El
llanuras mas elevadlls en que dominaban los Incas, y algoclon crecía con abundancia
en el nivel baJO y arsu cultivo continuaba
á una altura ell las regiones
diente de la costa, 'f les proporciona ha UD v('stido
et~natoriilles que era llluchos miles de piés sU[Jeriorá
acomorlado á las latitudes mas templada~ del I'aís.
Pero del llama y de los otr:lS animales de la misma
Ins limites ,le la nieve perpetua en las latitudes templallas de Europa (5). 11Itlivilluos silvestres de la mis- familia sacaban lin vellon muy Útil para los clima~
ma familia se encont.raban á rna~'or elevadoll aun, y mas frios de la region elevada, « vellon, dice Ull esI:recian espontÚneamente
entre los raquíticos arbu~tos
critor célebre, mucho mas apreciable que el pf~lo fino
del castor del Canadá, y que la lana de la brébis des
que cubren las magcstuosas pendientes de hl cordilleCalmoucks 6 de la cabri! fIe Siria (7). »
ra, hasta que r¡rarlualmente la vejetacíon degenE.'raha
De las cuatro variedarles riel carnero peruano, la
I~n musgos, y una yerua amarilla y ce,rla, pajonal,
'lue, corno una alfombra tic oro, se estendia por la base tlelllama, que es la que mejnr eonocemos y lu mas
tic esos conos soherhios fluC se encumbraban
hasta lus comUII, es la que menos vale por su lana. Empléasela
casi esclusil'alllente
corno acémila, cosa imprc.pia al
(I) (Jwila~so, Com. Ueal, pafte l, lih. II. cap. XXV.
parecer de su pequeÎlCz y de Sll poca fuerza, aunque
(2) La h~ja pi~antp. del betel ~e meula lamhien ~on cal es algo mayor quc las demás I·ariedadl~s. Lleva un per.1r~ !llas~arla. (EljJhiu~tonp., Historia de ta India, Lólldres. 1RU , lomo l. l'. 331.) La aualogia de este goce social so de P¡¡CO mas de cuatro arrohas, y no puerle antlar
lilas que de tres á cuall'o leguas al dia. Pero 10110 esto
en eJ remoto Oriente y Occidente es muy singular.
(3) Ondegardo. Rei. seg .• MS.-Acosta,
!th. IV, capitlllo XXll.- Stevenson, fleslllencia en la América del Sur,
(6) Mienlras que el PerÚ, bajo el imperio de los In~as,
tomo rr, p. 63.-Cieza de Leon, f:rónica. cap. XCVI.
poseia estos magnificos produ~/os indi7enas, y otro.~ murhos
(4) Un viajero (Pœppig-) de ql/ien se habla ennna revista !llenOSconocidos de lo, europeos, carecia de ()lros de gran
inglesa, trala lar~amenle de Jos malos efectos que produce el importancia, que, despues de la conquista, hao norecido alii
nso habitual de la eoca, y los compara á los que sufren los romn si aquel fl/era su terreno nalural. Tales son el.)livo, la
que masran el opio. E~/raiío es que olros autores no hablen parra. la hi¡ruera, el manzano, el naranjo • la caila de azÚde e~lo. No r~cuerdo haberlo leido en ningun 0/1'0.
car. cte. Ninguno de lo;;cereales del anligno I~on/inente seen(;» Malle-Ilrnn, ¡¡b. LXXXVI.
contróen el nuevo. El primer tri::o fue imporlado por una
La palala, d"swblerla por los primeros que fneroll á f:hi- ;;eÏlora espaiiola de TrujIllo. que hizo ¡rraudes esfuerzos por
le. Perú, Nueva ('.ranada, y euloda la r.<lcnsion de las COI'- diseminarlo enlre Jos colonos, cosa qne lampoeo de;cuid.ha
<ldleras de la América del Sur, era dcsconoeida eu Méjico, el gohlerno, sea dicho en honra suya. El nombre de esta
olra prueba de que las naciones respectivas de los dos conli- seiíora era .Harla de Escobar. La !l1storla, ql/e se oc"pa lantn
nen/es ignoraban la existencia unas de otras. Humholdl, que en relebrar a los azotes de la hUlllallldatl. tlehe ron,placer;;e
ha consagrado mucha.a leocio~ á la historia ~rimiliva de este " en c:?use~v~rel nornbr~de uno de.sns bienherhores vcrdaderos.
vejetal, q'le ha ejercido uoa 1II11uen~lalan Imporlanle en la
(I) Wallou. Ue/arlou IlIslór¡r,a y deScriptIva del ~arnrr¡)
~ociedad el/ropea. supone I¡Ue su cullivo en Vir~illia. d.lllde I p~rl\an() (Londres, Hl! 1). p. 1 t;;. I.a cOJllparaCiofl de I~ste
fue conocido por /05 primeros colono~. se iutrodurit-ia de !:ts . esrrilor se reHere ;í la lana de la viruÏla. el animal de e,l.a
t:lllouias espailOlas del Sur. E,sai Poliliql/e, lomo Il, p. H:l. I familia lilas estilllaùo por su ve/lon.
:0
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:'\QLlST.\
nEI.
íl
¡'El'l'.
Sl)
halla compensado por el poco trabajo y gasto que
ocasiona eo su manejo y manutencion.
Elllamn encuentra un f!cil alimento en la yerha raquítica que
crece en los <:ostados y puna,ç, ó llanuras elevadas cte
las cordilleras. La estrudura
de su cstÔmago, corno
la del camello, le permitl' pasarse sin heber duran!.e
semanas enteras y aun mcsps. Su pezniia t>splJnjosa,
armadaporla
naturaleza con un especiedegarra
para
que puecta so,telll'rse en la nieve, I'Hnás necesita herractura, y la rar¡;a que lleva, descansa segura en su
lecho, de Ian;, sIllnecesirlad lIe cinchaó aparejo. Los
llamas viajan en recuas de quinientos y aun cte mil, y
a,i, aunque rada inrlividuo lleva poco, la totalidad es
muy consille-able.
Toda la l:aral'ana anda á su pa<;o
regular J pasando h, !loche al aire libre sin que la temperatura mas fria le cause daiio alguno, y caminando
I'n ónlen admirable obedeciendo fi la voz del conductor. Solo cu Indo lo cargan demasiacto se niega fi
moverse estn animal, y entonces ni los golpes ni
los halagos pueden inrlucirlo á que se levante
del suelo. Tan ohsl.inacto en so,tener sus cterechos
es en esta ocasion , como r\ócil y manso generalmente (i).
La aplicac;on de los anilllr les domésticos al trabajo
distinguia ú hs peruanos Ile las demás razas del nuevo mundo. l'sta economía del trabajo humano sustituyéndale el riel animal, es un gr¡Úl\le elemento de
civilizacion, que solo cecte en importancia al que con
la maquinaril suple á ambos. Sin embargo,
parece
que los antiguos peruanoslncianmenos
¿¡ISOde esta
parte de la utilidad del l/ama que sus conquistactores
cspailOles, y 'lue le apreciab ln especialmente,
lo mis100 que á los demás animales de su clase, por su vclion. El gobil~rno, segun ya lo hemos diclio, poseia
rebailOs inmensos de este ganado mayor, como In
llamaron los ~spañoles, y dd ganado menor, Ó alpacas, confiados al cuirlado de pastores que los conolucian de una I'arte á otra del pais, segull los cambios
oe la estacio!\. Estos viajes eSLaban arreglados con
locta la exactitud con que el código de la Mesta determinaba los di) los grandes rebaños trashumantes
cte
merinos en Esp:lita; y los conquistadores
cuando
desemharcaron
en ell'erÍl,
se sorprenrlieron
al ver
una raza de animales tan parecida á la de su propio
país en propiedades y hábitos y someticta á un sistemfl cte legislacion que parecia copiado del de la Peninsula (2).
Pero la mejor clase cte lana era producto no de est?S animales domésticos,
silla de las otras dos espe~lP.S, el huanaco y la vicU1ia, que vi\'ianlibrrs en las
heladas cumhres de la~ cordi lieras; llomle era hastante comun vellos trepar por los picos cubirrtosdenieve en que no,~xistt~.ningunser animado, esceptuancto
al condor, el ave gIgantesca de lus Andes, cuyas amplias alas se remontan por la atmósfera hnsta la altura Ile mas de veinte mil piés sobre el nivel del
mar (3).
En estas ¡Isperas praderas el rehaño sin redil ellrucntraun alilllento abundante ell el ichu, especie <le
yerba que se encuentra
en toda la estension de la
gran c uleua de la cordillera, llesde el Ecuador hasta
los limites del Surcte Patagonia. Y corno Estos límites
selJala '1 el territorio en que vive el carnero peruano,
que nbnca pasa al Norte de la línea, no parece improlJaUe que esta planta misteriosa y pequr,ña sea
tall importaI]te para SIl existencia,
~ue su taita sea
la princip:{1 razon que le haya impedIdo penetrar en
las latitudes dell'iorte
de Quito y la ~~ueva Granada (4).
Mas aunque vagaban así sin dueño por los ilimÍ\ados de,iertos de las conlilleras, jam:ís se p('rmitia al
call1pe~ino peruano que eazase estos anir~ale<; sill'estres, q le estabau protegidos por leyes tar. severas 1'0mo lo~ ricos ganados que pastahan en los mas cullivallns ,Ieclives lIe la region elevada. \.a caza de las
monta,'lUs y bosques era tan propiedad del gobiel'llo.
COlllO:;Ï huhiese estacto eocerrada en un parque ó en
un rectil (5). Solo se permitia cazar los animales silvestre:; cn ciertas ocasiones sl'llUladas, en las gral1r!es
cacl~rias que <;ccelehraban una "ez al ail') bajo la ~uperint'llHleneia
general delInca ó cte sus principales
olicialcs. Estas eacerías /lO sc repetian cn la nlisma
parte (el pais sin(luna vez cada cuatro años, á fin de
dar tiempo fi que Jos animales se repusiesen de J¡ulestrucci'IO causada en ellas. F.n la época seiïalada todos
los qun vivian en el distrito yen wsalred'Jelores,
much~s V'lces hasta el nÍlmero(le cincuenta (¡sesenta mil
hombres (ü), se distribuian alrerledor de manera que
forma~,cn un corcton inmenso que abrazase toda la
estension delterritol'io
en que se iha II cazar. Estos
hombres iban armados con palos largos y lanzas, con
los cw,les hacia n salir la caza de toda especie que se
ocultaba en los bosques, en los valles y las monl.a¡¡as, matando sin compasioll á las lieras, y arreal1llo
ú los ct)más animales,
que erHII princip,·lmente
venactos del pais, hU¡lnacos y "icullas, hácia el centro
del va~to círculo, basta que estrechándose
este por
gradm, se concentr:lball
los tímidos hahitantes del
hosqu" en alguna espaciosa llanura donlle el cazador
pudie~e examinar cómoctamente á sns vktimas , que
110 tenianni
donde ocultárse,
ni punto algulIo l'or
el cua pudiesen huir.
MatiJ)ame entonces los venados mach(ls y algunas
tie las clases mas orctinarias rie carneros peruanos;
sus pieles se conservaban para los varios objetos útiles qu.) con ellas sehacian generalmente,
y su carne,
cortadc! en tajadas muy delgadas,
se distribuía al
pneble, que lo convertiü en charqui, la carne seca
lId pa's l'I"e cOllstituia el Único alimento animal,
como despues ba constituido
el principal de las clas.',s ha. as en el PerÚ (7).
Pero no se mataha it la mayor parte de las vicuilas, que solian llegar hasta treinta ó Cll1renta mil,
~illo que despues de e~quiIarlas cuidadosamente,
~e
II'S dejlba escapar y volver :1 sus rastas solitarios
Ile las m:mtallas. La lann que Ilsl se reeogia se depositaha en los almacenes reales, para repartirla
despul's en época oportull:l al pueblo. Li; mas ordillana s~ convertia en vestidos para su propio uso, y la
mas lina era para ellnca; porque â nadie mas que á
(1) Walton, Relacion histórica. etc., p. 23 Y sil'. Garcilasso. Com. Rf'aJ, parte I, lIb. VIII, cap. XVJ.-AcOSld.lihro JV. cap. X '_I.
Llama, se¡(un Garrilasso de la Ve~a, es una palabra peruaua que si¡!n,lira reba/ln. (Ihid., ubi supra.) Los peruanos
no sacaban /ecl'e de su; anilnalcs domésticos,
ni creo que
nin¡runa otra tribu del conlineule
alllericano usase este alimento.
(2) El juicio;o Ondcp-ardo recomienda
enfáticamente
la
:¡dopcion de muchas de estas ¡el'es al gobierno espaiiol, cnn,iderándoJas co,no pf'l'fert.,menteo1daptadas
~ las neceslùades
de los indígena'.
«En estode los gdnados paresció haber heo:ho muchas coustituciones
en diferentes tiempos, é algnllas
tan l'ltIles é provechosas rara su conservacian,
que con I'en.lria que tambien se guardasen agora.» Hel. seg., }lS.
(3) Malle-Brun,
lib. LXXXVJ.
(4) ¡chea, llamado en la «Flora Peruana" krava; clase,
}lonancriu lli!!Yllia. Véase, Walton, p.
(fi) e ude¡:anJo,
ReI. prim. , MS.
(ü) A vercs se reunian cien mil homb"es cuando el Inca
cnaba ln pel'sona, si hemos de creer lo que dice Sarmiento:
«De donde habiéndose ya juntado cincuanta Ü <;esenla mil
personas, ú cien mil si mandado les era." Re/acioll,
MS.,
cap. XIII.
(i) Il elation. ubi supra.
No/a (/1'l/ra(/lIc/or.
Ahora se hace este cha1qui en An,érícd con carne de vaca, se conoce bajo este uombre en Id
mayor parte del contiuente y se esporta eu ¡ml'ldes cantllJadps á la Isla de Gnha baJO el \lombl e de tasnJo. Eu Chile yen
Unenos· Aires se usa IllU"¡1Olilas qne en el PerÚ, dOllde <"1:\
muy dis .antedel'oderse
rousiderarcomo
el principal alilllento
de Jas c ases bajas.
n.
i
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
·¡2
nrnl.lOTLLI ilE l:.\~I'\1I \' 1\ Jll;.
\ln noble Jnca era permiU,lo usar lo~ tejidos finos de !'uanos ,1E'bia inclinarlos mas Ii la imitacían <¡ue á a
lana de vicuña (1).
invencion; á la delicadeza y exaclituddr.los
pnrmr.Lús peruanos manifestaban
mucha destreza en la nore~, mas bier¡ que á las formas atrevidas y á lahermanufactura
de dir(~rentes objetos para la casa del mosura y grandeza del plan.
soberano de este delicadl) material, hoy bastante coQue p]ecutasen todas estas obras difíciles con las
nocido en Enropa. lIacíanse con él p3ilOlones, veshermmientas
que poseian, escasa realmente mara vit idos, y otras prendas del trajr. del monarca, yalfomIlosa. Comparativamen
te era fácil funrlir y ann labrar
bras, cokha~ y colgaduras para lo~ palacios imperiales
las sustancias metálicas, Jo que hacia n con admirable
y los t,~[JIplos: El tejido eI'a igual por ambos lados (2); dest.reza. Pero que hubiesen dado l'ruchas de la missu delicalleza era tal, que tenia el hrillo rle la stlda; y ma facilidad al cortar las sustancias mas duras, como
.~I esplenllor de sus colorr.s e;;cit6 la admiracion Y la .~smeraldas y otras piedras preciosas, es cosa que no
r.flvidia del fabricante r.uropeo (:I). Los peruanos ha- admite fácil esplicacion. Sacaban grandes cantidades
l'ian tambicn otro tejillo muy fuerte y duradero mez- de esrncralrlasde los estérilesdistritosdeAtacama
yes•.lando el pelo tie otros animales con la lana, yeran
ta materia inflexible parece haber sirlo tan dúctil en
Jlluy diestros en los hermosos tejidos tie plumas, aun- manos del artista peruano, como si se bubiera comque les daban menos valor que los mejicanos por III puesto de cera (ll). A pesar de esto los naturales no
gran superiorillad de los mat.eriales (le que disponian
conocian el uso del hierro, aUlHJue era sumamente
(lara ot.ras t,'las (4).
ahundante en el pais (9). Las herramientas
qUI) nsa!'Ii r.ra menor en otros ramos la destreza mecánica
ban eran de piedra, y mas generalmenle
rle cobre .
•Ie los inllígenas. TOllo hombre r.n el Perú t.enia obli- Pr.ro el mat.erial en qur. conliaban para la cjecucion
~acion.ie sabr.r totlas las arles esen'lialr.sá la comll- rlesustrabajosmas
difíciles,se
formaba combinando
;lida,i domésLien. :'l/ose necesitaba Illl lar¡ro aprr.ndiuna cantidad ml1Y pequeña de r.stailO con cohre (tO).
7.aje para est.o cuando erau tan (locas las riecesid:lIles
Parece que esta composicion
rlaba al metal ulla Jude los sencillos labradorr.s súhdlt.os de los Incas. Pero reza poco inferior á la del acero. Con su llUXilio el arsi esto hubiese sido tndo, inllicaria adelantos muy tista peruano no solamente daba forma al pórliro y al
escasos en las artes. Habia, :lIlem;ís, ciertos indh'igranito, sino que con ~u paciencia incansable lIr.vaba
duos, á qnienes se ensei¡:dla cuid,lIlosalllente
y se á cabo obras que los europeos no se hubieran atre:Icostumbrabll lí aquellas ocupaciones que satisfacen
vido á e·mprender. Entre los re~tosde los rnonllmen.
las exigencias de las clases acomoda(las de ]a societos de Canaz se yen unas argollas sueltas que atradad. Estas ocupacionr.s, como t.odas las demás ortes viesan los labios dt\ animales, Y se muevr.n 1m todo
~'oficios en el Perú, se tra~mitian constantemente
sentido, siendo así que argollas y caheza totlonllo sr.
de padres á hijos (5). La division de castas, en este I compone dr. nn solo y único trozo degrHnito (1 I). Es
particular, era tan exact.acomo la qut\ existia en Egip- (¡¡gno de observacion que los rgipcios, los IIIrjicanos
to Ó en r.1 Hindostan. Si e~te Ó!',len es eontrario á la y los peruanos, en sus adelantos hacia la civiliza,)ion,
nriginalitlad
Ó al oe~arrol!o 01'1 talent.(l pr.culiar drl
no huhiesen nuncadr.scubier!orluso
del hierro, que
individuo,:í
lo menos conducr. á una f¡icil y acabada
ahundaba en sus re~peeli\'os paises; Y 'lile cada uno
e.lecucion, familiarizando
al artista con la práctica
de esos tres pueblos, sill conocimir.nlo de los otros,
de sn arte rlesde la infancia (I)).
hubiese encontrado una cosa qlW snplia su faita en
Elllosalmacenr.sreales
venIas huacasó s"puicros
una composicion curiosa de metales que casi daha fi
,1I~los Incas, se han encon'trado muchas mnestras de sus herramientas
el temple dt\1 acero (12); sccrr.to
Irahajos curiosas y complicados. Ent.re estos haY\'asos
que ha perddo, ti por mrjor decir, que jamás In des·
.Ie ow y plata, pul~eras, collares, y ot.rosarlol'llos para cubir.rto !'Ienropeo civiliz~lllo ..
la persona; utensIlios de toda clase, algunos de barro
Ya he hablado d'l la gran cantlllad de oro Y plata
fino, y muchos mas de cobre; espejos de tina piedra
que ~e convertia en diferentes objetos rleeleganda
y
.Iura y pulimentada ú de plata bruilÏda, con una gran
utilidarl para los Inras; aunque en realidadest:ll'an\'3rif~dad de otros objetos, muchas veces de forma l.idad era poco considerable si se compara con loqlw
¡.<rotesca, que prueban tanto ingr.niocomognsto
é inbubieran podido pro:lucir los tesoros minera les que
\'eneion (7). El carácter de la inteligencia de los pe- encerraba el terr!t.~}rio, ":! con lo que despues ha sacado .Ie él la avarwla nws sagazy menos escrulm'osa
del europeo ysus descendientes.
Los Incas saca Ian su
(l) Sarmiento. Ilel., MS., lor. cft.-Cieza
de Leon, oro de los dep{,siLos rie lo.; rios. Tambien se sacaba
r.r¡)nira, cap. LXXXI.-Garcilasso. Com. Ileal. p. I,lib. VI,
rap. \'1.
(2) Acosta. lib. IV, cap. XLI.
(3) "lIopas finísilllas para los reyes, que la crau tanto
'lne pareh;ln de sarga de seda, y ron c(,lnres tau perfectos
rnanlo ~p. puede afirmar.» Sarmienlo, Helarion, MS., capilnlo XIII.
(4-) Pedro Pizarro, I}escuh. y Conq.. MS.
«flopa Iínísima para los seÎlOres Ingas de lana de las v¡runias. I cierto fne tan prima esta ropa. comn auriln visto en
España: poralgunaquehallá fuelueg-oquese"auóeste
reino.
Los veslidos deslos lngas eran ramisetas desta ropa, vnas pn·
hladas de ar¡;enteria de oro, otras de e,meraldas y piedras!
preriosas: y al¡runas de plumas de aues: otras de solamente
la manta. Para hazer estas ropas, tnuieron v tienen tan'
I'l'rretos colnres de carllle~i, awl, alllariJll', 'neg-ro, y de
ntras suertes, qlle vel'daderamenl!' licnen venlaja á Jas de
EspaÎw.» Cieza de Leon, Crónica. rap. ex IV_
(;;) Onde;!ardo, Hel. prim. y ~p£:., M~S. -Garri:asso,
Com.lleal, parte I, Jih. V. C"p. VII-lX-XIII.
(H) A lo menus tal l'l'a la opinion de los eg-ipcios, que
ntrihllian á este arre¡rlo de rastas al ori~en de,lI particular
destreza en Jas artes. Véase llilldnro, Sir:. Itb. /, ser. LXXIV.
(i) (Jl/oa, Not. Amer., enl. :lt.-Pedro
Pizarro, Desrnhridor y Conq., MS.-Cie711 de Leon. (r'Única, l'a p. r.XI V.
-r.ündamine, ,\lem. ap. His!. de l'Arad. Huvale de Berllll,
tomo II, pp. 4:)l-4"O ..
Este ÚltiUlo escritor dire que durante Ulucho tiempo se
I
conservó en el real tesoro de Quilo una coleccion de adornes
macizos de oro admirablemente trahajados; pero cU:lfldo él
f'Je á examinarlos, supo qne se arabHhan de ronvertir en
harras, I,ara ser lraspol'ladas á Cartag'ena de Indias, que á
la sazon se hallaba sitiada por los in~leses. W arte de la ¡(nerI'ano puedellorerersino á e,pensas de todas las delll;lsarles.
(Il) Tenian tur(lues:ls l~mbien, y hullleran podIdo tener
perlas, á no ser por la hlandura de rorazon de lo, locas, que
no qnedan al'l'les~arla Vida desus snbdltosen pesca tan pe"¡!'l'osa. A lo llIenos asi lo asegura Garcilasso, r.om, Ileal,
parte l, lib. VIII, rap. XXIII.
(9) .No tenia n herramientas de hierro r:¡ azero .• Onde!!ardo. Rei. se!!., ~IS.-lIerrera,
1I1st. GI~Ileral, dee. V,
lib. IV, rap. IV
(10) Humboldllle\'tI il Europa una de eslas herramienlas
metálicas, un ese<Jplnque se eueo'ltrfÍ en IIna mina dc plata
abierta pOl'los fneas lin lejos del Cuzro. Analizándola se Cil·
rootrÚque ronl"IIia O,Hlde rnhre, y 0,06.11' estaÎIO. Vóa,c
Vues des Cordillères. p.lli.
(I I) Sea de eslù lo que fllpre, dire ~1. de la (ond Imine,
hemos visto €n a/punas ùtras ruinas ad'lrnos del misnl\} ¡!ranito represpntando horiros de animales. en cnyas narices
perforadas hahia ar!!ol!as de la miStllapiedra que se INvian.
.\Iem. ap, Hlsl. de l·.\cad. H'lyale de ""rlin, t. Il, ¡C. 4:;~.
(12) Véase la lIislllria d~ lJ conqllista de ~Iójirl),líbr" f,
cap. V.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L.\ LlI:\QLlsT.\
11I:.1.IEI\l;.
·í:!
en grandes c.LJllidades el rudal de las millas (Ici valle truian de pfírliro ó ¡..(ranito, y muy:í mCIIllll0 Je ladride Curimayo al Norllrste de Caxalllalca, 'I .Ill otros
110Ú adobe. Este, que se formaba dü trozo;;ú cuadrados
puntos difèrcllles; y las miLas Ile pl~ta de hm:o , es- t\cdim ~usiones mucho lfWYO¡'esque las de nuest.ro lapeelallllente, les producian una call1idall considerable
dril lo , se hacia con ulla tierra peg;:josa mCZl'lada con
tic ese miliCi'll. Sm embargo, no trataban de penetrar
yerba~ corn'usns,
Y adquiría tal dureza cOlllos ¡IIIUS,
cnlas entrallUs de la 1ierra abrieullo un pozo, sino que cr 1 inscllsil,le il Jas t"l'tUell tas y al sol, mas incque escavab:lll silll(JJelllellte ulla canm¡a en el decli- sistibl~ aun, de Jos trópicus (5). Las puedes eran
ve de 1:l1ll0ntLÜa, Ú cuando [[:as, seguian una veta ho· IIlUY ruesas, pero hajas , y pocas veces sr elevalJau
rizontal á una profundidad !lIuy corta. Tambien ¡gno· á mas de doce ó catorce piés. Pocas veces hablan los
ravanlos lIIejores mJdics cie separar el metal precios/)
escritores cie eclilicios que tuviesen mas de un piso ((i).
de la eseoria con que está uuido, y no tenían iJea alLas habitaciones notenian COlllunicacion una, C:Oll
guna tIc las virtudes del azogue, mineral bastante
otras, y gr.nerulllleute davan todas á un putio; y coabundaute ell el Perú, como amalgama para ef'lctuar
mo no tenian ventanas ui aherturasque
las reempla·
la descompo~icion
(1). Fundiunlos met.lIes en hornos
zasen: toda la luz estcrior tenia que cutral' por la
que cOllstruian elllas posiciones mas elevadas y lIlas puert,. El hueco de e·;tas se hacia de tnl modo que
sin abrigo, para a~rovecharse de los fuertes vient'¡s
los laJosseacercavilllUlIoáotro
por la parte superior
de las monta ilils. Enfin, los súb,litos de Jos Incas, con Je tallnanera que el dintel era nlUch!) llIilS estrecho
toda su paciente perserer:lucÎ:l
bieieron poco ruas que el unlural, peculiarirl.jd que tamvieu se encueuque penetrar la costra. la CÚscara csterior, si asi pue· tra l~n la al'quitedura
egipcia. La B1ay"r p;¡rtede los
lie llamarse, que cuvria las cavernas Ile oro que se techo, ha Ilesa parecido con el lrascurso del tiempo.
ocultan en la!; trnebrosasprofundilladesde
los Andes.
Algun,¡s existen aun cnlos edificios menos importanSin cmbargo, lo que recúgierlJlI en la superlicie
era tes, y tienen Ulla fo~ma de campana l11uy singular,
mas que sulieientc para t'l,hs sus necesidades,
1101'- hecha con und composicion Je tierra y pie.:lrecitas.
que no forlll;¡ban UII pueblo mercantil,
ni sabiaul.) I Créesl',sinembargo,quegeneralmt~litesf
con: rJOlliau
que era dinero (2). Ell esto se diferenciaban
de Jas' tie llIiJteriales menos duraderos,
de ma:lera y pnja.
antiguos mejicanos, que tenian una especie de 1Il0ne· : Es indudable que Dlgunos de los edilkios mas impor(la curriente.!e
determinado
valol'. Pero en una cosa' tautes de picllra est.;,ban ter.hados con paja. J\luchos
eran superiores á sus rivales americaur¡s, ya que usa- ¡ parecen haber sido construidos sin el auxilio demezban el peso para determinar la canticlad ¡Je sus mer- ¡ cia al~una; y al~unos escritores
sosLÎellen que los
canclas, COS:1ent:lralllcnte ignorada por los az tecas. I peruanos no couol:ian nin¡¡una espccil' de mr.zcla para
Este hecho está compro baJo por ci descubrimiento
I construir
sus cdil:cios (7). Pero en los intersticios
de balanzas de plata; arrcglallas con perrccta exac- : de algunos de estos se ha descuvierlo una tierra dura
titud en algunos sepulcros Ile los Incas (3).
I mezdula
cou cal que une á las piedras; y cn otros
Pero Ja ml'jor prueha de la civilizacion de un pue- Cil que Jo bien aJustadll de los grandes trozos de pieblo, á lo meros tall segu~a cOlllocualquiera
otra, se- dra no dr-j.llugar al material mas ordinario,
elojodel
gunsededul'e
Ile sus artesmecánica5,
estriba ensu
anticuario ha visto los restos de IIl1a colu hituminosa
arquitectura,
l/ue presenta un campo tan 1I0ble al . muy /ina, tan dura CI)1lI0la misma roca (8).
Ilesarrollo de lo bello Y Ile lo graude, y que al mismo!
Ous ~rvase Ja mayor sencillez en Ja construccion dn
tiempo está ton íntimamente
enldzada con las coruo- : los edLicios , que generalmente
carecen de todoadorlhdallès esen ~iaks Ile la \'i.la. \'\.) hay objeto alguno ~ no estll1'ior; aunque en algunos las enormes piedras
cn que mas se pfl\(ljgucnlo~ recursos de los ricos ó lienen una forma convexa muy rr.gulnr, y están adapque estimule lilas enérgicamente
la invenrion
del tadas lnas á otras con tan admirahle eX¿lctitud, (/IW
artista: El pintor y el escultor pueden desplegar su ' ñ uo scr por las estl'iaduras seria imposible descubrir
~enio lIldividual eu creacionèsde
pl'imel'órden;
pero' la Hile,} rie union. En otros la piedra está en bl'Uto,
los grandes mOllunJenLos del gusto y de la magniti- ¡ como ~,e sacó de la calltera, con las formas lllasirre·
een.cia arquilectónica
son lus que llevan el sello pe- ' gulares, pero con los bordes perfectamente
trabajados
cuhar del genio cie la nacioJl. El griego, el egipciu, ¡ '! unicos unos con otros. No hay ves!igius tie roe! árabe, el gótico; icyánt¡¡ luz no !l~n estos géneros I )umm" Ili dearcos, a~1l19ue existen opinion~s ~ontralhferentes SOiJre el caracter y condlclUn ùe los llUe- ! dJCtor,.as sobre este lilLI/no punto. Pero es IlIl1udable
vlos que los han usado! Los monumentos
de la Chi- \ que al.nque sc-hayun acercado algo:í est~siste\lla de
na, del Hiudostan y de la América tiel centro, torlos .
indican un p'lriodli en que no se habia llegado á la : perficie de los Andes, elluna eslensioo de rnasle cualrocien.
marlurez, en que la imaginucion no estoba discipli- I tas leglas, desde milllasta cuatro mil metros de elevaciul\
naùa pOI' el estuJio, y que por tanto en SllS mejores i sobre el nivel del Océano. Parece que un solu arquilecto ha
re¡¡ultados solo descubren esas aspiraciones mal en- : coostruido este ~ran número de monumenlO;.» Vues des
caminadas h:ícia lo bello que pertenecen
á los pue- ; Cordt!l{res, p. ill7.
bIos semicivilizados.
\ (5) \ !loa, que examinó cuidadosamente eslos ladrillos.
La ar(!uite'tul"l
peruana
que ta nvi'n llevaba en dice qu~ puede ha~er eo su compOSlclOnalgun secreto hoy
'I - . '"
~ : '.'
;
.. ,I,.,1l
.'
perdido j tan snperlOres le parecen en muchas cosas á Josque
SI o~rüs"os c?ra?ter~stlcos
g~ne! ,ties Ile un estado l/U nosolr03 hacemos. Not. AIDer., enl. XX.
perfecto ~\e C1\'1l1zaCI?n, tema SHI embargo su carác(fi) Ibid., ubi supra.
ter peeuhar; y tan ulllforme eraesle carácter, que los.
(7) ~ ntre otros véase Acosta, lib. VI. cap. XV.-Roberl·
edilicios de t,Hlo el país parcciiln haher sido fundido.> I' SOli, II sloria de América (Lólldres. ti96). l. III, p. 213
todos en ellllismo !llolde Uj. Generalmente
se COIlS(8) C.ndegardo, Relacion seg., MS.-Ulloa, Nol. Amer.,
ent. Xl.1.
lIuIDJo;dt, que analizó el mortero usado en Jos antiguos
(i) I;arcilas"o, Com. Real, parle I,lib. VIII, cap. XXV. edificio; de Caunar, dice que es una verdadera mezcla, COOl(2) Ibid., parte l, !tb V, cap. VII; lib. VI, ca p. VIII. puesta de piedrecitas y lIoa marga arcillosa. (Vues des Cordi·
-Ondegardo,
Helacion Il , ~IS.
lIéres, p. t 16.) El padre Velasco se entusiasma.JI cUlllelllp~ar
ESlO, que p;lreeió increlble á llonaparte de la peqneíia isla « una e ;pecie de mezcla casi imperceptible,» "ompuesta de
de Loo Chao, cra aun masestraordillario en un imperio gran- cal y dl una suslancia bituminosa parecida á la cola, que se
de y florecienk como el Perú, y elllais por cierto qne con- illcorpcraba con las piedras hasta el pUllto de unirlascomo si
tenia en sus elltraiias los tesoros que habían de dar al¡run dia compu,iesen uua sola masa, y sin que pudiese descubril'se
á Europa la baJe de su illmensa Clrrulacion melálica.
sino de;pues de un exámen escrupuloso. Esla composiclUII
(3) Ulloa. Not. Amer.• ent. XXI.
~Iutiuo;a, lllezclada con piedrecilas, hacia Ulla especie de
(4) \<:súbsel \'aciou de Humboldt. «Itllposible es examinar camino lIlaeadtzmi;adú que usaban mudlO lo, Incas, y que
con atencion un solo edificio del tiempo de los Incas sin reco· era tan duro y casi tan pulido como el wármol.llisl. de fjuilJ,
nocer elnfimlO tipu cu luuos lo;,demás que exislell ell la su- lOlllo l, p~ginas I::!G-·1:l8.
e
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
.¡ ¡
1lllll.IOTECA
DE ¡;ASI'AII
construccíon
por la mayor ó menor inclínacion de los
muros, los arquitectos peruanos llesconocian enteramente el verdadero principio del arco circular que
descansa en su llave (1).
Lo que caracteriza la arquitectura
de los Incas, segun un eminente ,i~jero, es ((la sencillez, la simetría y la solidez (2).» Parecerá poco filosófico condenar la moda peculiar de una nacion como falta de
gusto, porque las reglas en que su gusto se apoya no
son las nucstras. Sin embar¡.;o, hay en la construccion
de los edilicios peruanos ulla incollgruencia que in.lica un saber muy imperfecto aun enlotocallteá
los
primeros principi0s de la arquitectura.
Mientras que
arreglaban escl'upulesa y artísticamente
sus grandes
lllasas de pórliro y de granÏlo, eran iucapaces de
empalmar SIlS maderas, y en su ignorancia del hier1'0, no conocían mejor medio de sujetar sus vigas que
atarlas con cllerdas de maguey. Resultado de esta
misma incongruencia
era que el edilicio que estaba
cubierto con paja, y sill una I'cntana para recibir la
luz, resplandeclU por dentro con tapicerías de oro y
plata. Tales son las contradicciones
de un pueblo
atrasado en que upenas empiezan lus artes á desarroliarse. No serIa difícil encontrar ejemplos análogos en
la arquitectura
y disposicion doméstica de los anglosajones, 'I aun postel'Íormente
de los normandos.
Sin embargo, los edificios de los Incas se acomodahan al carácter del clima, y eranllluy á prop6sito para
resistit' á estas terribles convulsiones (le la tierra de
los volcanes. LasabiùurÍa de su sistema está comprobada por elllúmerodeesosedifidosqueaun
subSiste,
mientras que las c,mstrucciones
mas modernas delos
conquistadores
est4n sepultadas en ruinas. Es verdad
que esOs mismos conquistadores
han hecho mas dallO
á los antiguos y venerables edificios, en su cieRo y
supersticiosoafan
por buscar tesorosocultos,
que los
mismos terremotos (3). Pero aun subsisten bastantes
monumentos Je esta clase para dar estímulo á las investigaciones del anticuario. Hasta ahora no se haexaminado, por decirloasí, mas que los que están á la
vista, y segun testimonio de los viajeros existen rou·
(1) Condamine. Mém. ap. de l'Acad. Royale de Berlin,
tomo Il, p. 448.-Anl.
y Monumentos del Perú, MS.Herrera, Hi,l. General, dec. V, lib. IV, cap. IV.-Acosta,
lib. VI, cap. XIV.-tjJloa, Viaje á la América del8ur, t. l,
p. 469.-0ndegardo,
Hcl. 6eg., MS.
(2) «SenciJJez, simetria y solidez; he aquí los tres rasgos
característicos que distinguen de una manera ventajosa á todos los edificios peruanos.» Humboldt., Vues des Cordilléres,
JI. 1Hi..
(3) El autor anónimo de las Antig. y Monumentos del Perú,
MS., nos da de segundl mano una de csas tradIciones doradas que en épocas tan antiguas daban cstimulo al espiritu
aventurero. El cree que en este caso la tradicion es digna de
crédito. El lector Juzgará.
.Es un hecho, dire, bien probado y generalmente creido
que en la fortaleza del Cuzco existe un ;;alon secreto donde
se oculla 1111 inmenso tesoro, que consIste en las eslátuas de
oro de lodos los Incas. Vive aun una seilOra, doña ~Iaría de
Esquivel, la mujer del Último Inca, que visitó esle salon, y
yo Je he oído referir CÚtllO la llevaron á vedo.
«Don Carlos, el marido de esta señora, no vivia con el Jujo
y esplendor digno de su elevado rango.lloña María se lo ecba·
ba algunas vec(;sen rara, declarando que habia sido engaña,Ja al casarse con un pobre indio bajo el titulo pomposo de
Iuca. R~pitió esto tan :\ menudo, que D. Carlos esclamó una
noche: SeÎlOra, ¿quercis saber si soy pobre Ó rico'! Ya vereis
que nin¡.:un noble ni rey del mundo tiene tesoro mas rico que
'l'o.Tapándoleen seguida los ojos con un panuelo,le hizodar
dos ó tres vueltas, y cogíéndol¡¡ por la Illano Je hizo correr
una distaucia corta antes de quitarle el paÏllIelo. Al abrir ella
los ojos ¡cuál fuc su sorpresa! No habla andado arriba de
l!oscientos pasos, haLla haJado unos pocos escalolles, y se
encontraba en un gransa¡oncuadran~ulu,
donde, colocadas
en bancos alrededor de la pared, viú Jas est~tuasde los Incas,
rada uua del tamaño eomo de un niÏJOde doce aÏJOs, y todas
.le oro macizo. Tamhien vió muchos vasos de oro y plata; en
ulla palabra, segun e:la decia, era uno de los tesoros mas
ulagniticos del Dlundo cntrro.»
y RUIG.
chos mas en regiones del país mucho menos frecuentadas. Esperamos que algun dia serÚn examinados
con tan buen éxito y á impulsos de un espíritu tan
emprendedor como el del que ha esplorado Jas soledades de la América del Centro y de Yucatan,
l'io puedo terminar este análisis de las instituciones
peruanas sin hacer algunas observaciolles
sobre su
car;ícter general y su tendencia, que, si ·contienen
alguna repeticion de observaciones allteriores, espe1'0 que se me perdonará en ¡.:racia llel deseo queaol'igo de dejar grabada en el ánimo delleclor
ulla pinluraexaeta yconsi;;tente en todas sus partes. En este
exÚmen no puede dejar de sorprendemos
la falta absoluta de analogía !Jue existe entre estas instituciones
y las de los azteca~, la otra gran Ilacion que ~staba
a] frente dela civilizacion en el continente occidental,
y cuyo imperio en]a parte del Norte fue tan notable
COIIIOel de las Incas en la del Sill'. Ambas naciones se
establecieron
en la region elevada, y empezaron su
carrera de conquistas el~ épocas quizás //0 mu~ separadas una de otra (4). \' es digno de notarse que en
América la region elevada que está al pié de las CUITlores de lus grandes cadenasde montallas fuese elegida
para asiento de la civilizacioll ell amhos hemisferios.
Muy diferente era la politica que siguieron las dos
razas en su carrera militar. L03aztec,¡sanimados
por
el espiritu mas feroz, hacian una guerra de esterminio, señalando los triunfos con el sacrificio de hecatombes de cautivos; mientras que Jos Incas, aunque
seguiau]u carrera conquistadora
con igualtenaddad,
preferian una política mas sual'e, sustituyendo
á la
violencia la negociacion y lu intriga, y tratando á sus
antagonistas de modo que no se entorpeciesen sus recursos futuros, y que viniesen al seno del imperio
como amigos y DOcomo adversarios.
Su política con las naciones conquistadas
pr.:scntaba un contraste no menos notable con laque seguian
los aztecas. Los vasallo:! mejicanos estaban agobiados
con contribuciones
escesivas y conscripciones
militares. Para !lada se pensaba en su bienestar, y el único límite á la opresion era la fuerza del sufrimiento.
S'lIes sujetaba 1'01' medio de fortalezas y guarniciones,
y constantemente
se les hacia sentir (lile no formadl"
I
b
b
ban parte e a naclOn , S1ll0que se es su yuga a solamente como á pueblo conquistado.
Los Incas, al
reves, cODcedian en el acb á sus nuevos súbditos todos los derechos que disfrutaba elrestorle lanacion;
y aunque los obligaban á conformarse
á las \('yes y
usos del imperio, velaban por su seguridad personal
v por su bieuestar con paternal cuidado. Así ligada
h" or los lazos del interés
comulJ, la heterogénea rod d
llacion se sentiaanima
a e un sentimiento,
eomun
tambien, de lealtad, que daba mayor fuerza y estabiIidad al imperio á medida que se estendian sus limites
mientrasqunlasvariastribusque
fueron somcl.iénclosesucesivumente
al cetro mejicano, sujetas solo por
el [¡IZO de la fuerza, estaban dispuestas
á separarse
fi'
l"
d
en cuanto esa ucrza (esa pareciese. En a poilUca Il
las dos /lacio/lcs se .:Iescubria 1'1 principio del miedo
en contraste con el principio del amor.
Los rasgos cal'acteristicos
de sus sistemas r(lligiosos tambien eran totalmente distintos. l\llioel panteoll
azteca participaba mas 6 menos del espiritu sanguinario del tcrnblc dius Ile la ¡;u(~rra t¡ue en él prcsidia
y su frívolo ceremoni::tl casi siempre terminaba COli
d
sacrificios humanos y llrglas e caníhales. Pero lo~
ritos de los peruanos pertenecian á un culto mas espiritual; porque el culto que se acerca mas al de I
Creador, es el de los cuerpos celestiales que al recorrer SlIS hrillantes órbitas pareceu ser los símbolo,
m.s gloriosils de su [¡ondall y de su poder.
En las <trtes mecállieas mas pequl~ñas, ambos purbIos poseyeron una destreza admirable; pero en b
(i) Ante, eap. I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L.\ CO:';QUSTA Dt:L PEUl:.
construccion de lIbras púHicas importantes,
de caminos, acue\luctos, canales, yen la a~ricultura en tOllos
sus porme1lores, á los peruanos corresponde la superiorirlad. ¡';straño es que estos se quedasen tan atrás
de sus ril'ales en sus esfu'lrzos por alcanzar un adeJanto intelcctual mas elevado, especialmente
en la
ciencia aSlronómica,
y en el arte de comunicar el
pensamiento por merlio rle simbolos visibles. Cuando
l;onsideralOos la superiori(lad de los Incas en todos
los demás adelantos, su inferioridad á los aztecas en
pstos rames particulares solo puede esplicarse suponiendo qUJestos sacasen su clencia deJa raza quelos
precedió ~n el pais, de aquella raza misteriosa cuyo
orígen y cuyo lin se ocultan igualmente al investigadol', pero 'lue quizás, huyendo (le sus feroces invasores, líuscó :Jsilú en aquellas regiones de Centro América los restos rle cuya arquitectura
nos enseñan hoy
los monumentos
Illas agradables de la civilizacion de
los indio~. Con esta raza :nas culta, con la que parece
que tenían alguna semejanza los peruanns en su órganizacior
moral é iutelcctual,
es con la que debe
comparárseles.
Si se hulÚra dCJadn al imperio de los
Incas estenderse al paso rápido con que iba adelantan do en h\ época de la conquista espailOla, quizás
ambas razas hubieran llegado á chocar ó á unirse una
con otra.
Los meicanos y los peruanos, tan diferentes en el
carácter rl,) su civilizacíon peculiar, igooraban,
segun todas las probabilidades,
la existencia unos de
otros; y parece estrailO ljue rlurante la continuacion
simultánea de sus imperios no hubiesen atravesado
el espacio (lue separaba f.las dos naciones algunas de
esas sem¡;¡as de las ciencias y de Jas artes que pasan
de una m;lIIera tan imperceptible de un puehlo á otro.
Entretanto ofrecen un ej~mplo interesante de ]05 caminas opue~tos que puede seguir la inteligencia humana en ~us esCuerzos por ¡;alir de las tinieblas á la
luz de la civilizacion.
Como mas de una vez he observado, se descubren
mas punt'ls de analogía cutre bsinstiluciouc
.• perua·
nas y algunos dc los gob:ernos despóticos del Asia en
su parte l,laS orieutal; esos gobiernos en qU!) el despotismo fe presenta bajo formas mas templadas, y
donde todo el pueblo, bajo el mando patriarcal de su
soberano, pal eel'. no componer mas que una inmensa
familia. Talcs son los chinos, por ejemplo, á quienes
se parecian los peruanos en su obediencia implícita
:\ la autoridad,
en su carácter suave aunque algun
tanto terco, en la cuidadosa observaçinn de las formas, en su respeto á los usos antiguos, en sudeslreza en pef(l.lCños trabajos, en su tendencia mas bien á
]a imitacion que á la inrenciou,
y en su iuvencible
paciencia que suplia en ellos la falta de un espíritu
Illas auda:~ para la ejecucion de grandes empresas (t).
Otra analogía aun mas estrecha puede descubrirse
con los naturales dellIíndostan
en cuanto á su clivision en castas, su adoracion á los cuerpos Célestes y
á los elementos de la naturaleza,
y su COllocimiento
(l~ los pri¡lcipios cienWicos de la agricultura.
Tamhlen se parecian bastantf~ á los antiguos egipcios en
los m;smo., puntos, como igualmente en aquellas ideas
sobre una existencia fnlura que los incitaba á dar
tanta importancia á la conservacioll del cuerpo.
Pero cr; vano buscaremos en la historia de Oriente
nada que se parezca al predominio absolutoqueejercian los Incas en sus s(¡b,litos. En el Oriente este pre·
.j;j
don.inio se funclaba en la fuerza física, en los reCursos esteriores del gohierno. L:\ autoridad del Inca
podia compararse
con la del papa en la Ôpoca Ile su
grail poder, cuaudo la cristiandad temblaba ante las
ray)s del Vaticano, y el sucesor de San Pedro apoyaba nI pié en la cerviz de los príncipes. Pero la autorid1!.d del papa se fùndaba en la opinion. Su poder
terr l'oral era nulo. El imperio de los Incas descansaba ,)il ambos. Era uua teocracia mas flierte en su acciOIl que la de los judíos; porque auntJue la sancion
de la ley pudiese ser tan enérgica en el ca50 de estos
COIllOeu el de los peruanos, la esplicLba un legisladar humauo, siervo y representante
de la divinidad.
Pero el Jnca era á un tiempo mismo ellegislarlor y la
ley, N'a era simplemente
el representante
de la divinid;¡d/ ó como el papa su vice-gerent(l,
sino que era
la L iVlllirlad misma. Lit iufraccion de ws órdenes era
un sacrilegio. Jamás hubo sistema de gobierno apoyado por sancion tan terrible, ó que obrase tan COlllpletamente
en sus súbditos;
porque alcanzaba no
solamente á los actos visibles,
SlllG á la conducta
particular, á las palabras, á los pensamientos mismos
de luS vasallos.
~¡o auxiliab.! en po~o á la eficacia del gohierno el
que debajo del soberano hubieso un órden de nobles
hereditario:; que reconocian el mismo origeu divino,
y qile colocados á una gran distancia de él, eran sin
em:Jargo iulinita!llente
superiores al _'esto de la nacioll, no solo por sulinaje,
sino taml,ien, segun parec ~, por su naturaleza intelectual.
Estos eran los
rler-ositarios esclusivos del poder, y COIllO su larga
edl'.cacion hererlitaria los habia familiarizado con sus
deberes y asegurádoles
la deCerencía implícita de la
mullitun, eran a~entes activos y útiles para ejecutar
las medidas delgobiemo.
Todo lo qU'3 ocurria en la
vasta estension del imperio, tan perfecto era el sistell,a de comunicaciones,
pasaba, por dccirlo así, en
J'ev.sta ante los oJos del monarca, y m:t brazos armados con una autoridad irresistible,
estaban ell tOlbs
partes dispuestos {¡ ejecutar sus órùenes. ¿No era este, como antes lo hemos dicho, el mas opresor de los
despotismos y al mismo tiempo cI mas suave?
¡:ra el mas Sllale por la circunstancia
misma rle
qUt era tan inlinitameute elevado el rango del lIlonarca, y la humilde, ó mejor dicho superst 'ciosa sumisiou
á s 1 voluntad hacia inútil tollo me,lio ,le coacciou
par.! que esta voluntad se ejecutase. La gran masa
del pueblo apareceria
á los ojos del monarca como
poco superior á la condicion de Jas be, tias, y formada
para suministrarle
á él placeres. Pero por su [uisma
im¡;otencia, miraba á sus súbditos cou sentimientos
de compasion,
como los que pudiera esperilucntar
un amo bonrlalloso eu fa\'or de los anilllales confiados
á Sll cuidado, ó para hacer justicia al carácter bené\'01,) que se atribure
á muchos de los Incas como 10li
de lin padre hácia sus hijOS cuya tierua edad les impide aun mirar por si. Las leyes tenian por objeto
esp~cial defenderles y asegurarles su bienestar. No so
perŒ\itia ocupar al pueblo en trabajos que pudieran
ser nocivos á su salull, ni se le agobiaba (¡triste COIltra!;te con su destino posterior!)
con tareas impuestas, demasiado pesadas para su fuerza. Jarn;ís eran
las ·.:lases bajas victillla~ del robo pÚblko Ú (!llrticular,
y unaprevision
benévola, velabacuida,losamente
por
sus necesidades, y proveia á su sllbsistencia durante
su )starlo de salud. El gobierno de los Incas por arbitl'ario que fuese en su,; forma,;, era vel'dad~ramentè
(I) El conde Carli se ha d.vertido en seÏ¡alar los diferentes pateiarcal en su espíritu.
puntos de semejanza que existen entre los chinos y los peTodo esto es muy poco satisfactorio para la digniruanos. El ~mperador de la China se llama hijo del cielo ó del dar. de la naturaleza humana. Lo que tenia el pueblo
sol. Tambipll rnanej'¡ba un a~ado una vez a] aúo en presencia se .e concedia como un favor, no cono un derecho.
del pueblo, en prueba de] respeto con que miraba á la agricullura. Se seùalaban los sol¡ticivs y eqllicoccio~ para deter- Cu:.ndo una nacian se sometia al cetro de los Incas,
todos sus dP.!'eciJos personales,
hasta los
rnmar lo~ I er!odos de las festividades religiosas. Son muy reiglwba
cUriosas eoias coincidencias. Lellres americaines, tomo II, derechos lilas caros al género humano. COll esta pvlipp.7-8.
!iCi. estraordinari~,
adelantado en muchos rillllOS de
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
4(i
HIUI.IùTI.CA
ilE
la cultura social, lliestro en las manul'acturas
y cienti.tico en la agrieultura,
eSl~ pueh!o, como ya hemos
VIsto, careclH de moneda. No tema nada que pUtllCfil
J1~Il!¡u'se pr\lpi~dad. Los SÚlllli,los no podian seguir,
?l1cl¡) ,alguno, III ocuparse ~n nmgun,a clase de tl:abaJO Ó dlV<~rsJ(ln I/ue /JO/'stuvlCse r.spel.'wlmente senala·
do por la ley. No po.lian camhiar de lugar de residenda !IÎ aun Ile trajt~! sin licencia del gObiern? Ni aun
POdlall rJcrn~r la hhr.rt.¡lli rIlle sr. concede a los mas
ahyectos t'Il otros paises, la dI' •.scog •.r sus propias
IIInje~'''s, El •.s~il'ltu imp;.rioso dd. d•.spuli.smo no les
Jl~I'I~11.11lser lh~hosos III desg~acl.ados silla por los
trwutes
que senalaba la ley. 1,,1 (¡bre &lbedrlO, eSI~
d.erecho ~nnato y prec~oso de todo ser humano, habia
Sido abohllo cn el "r.ru.
El asomuroso nWI~anisJllo dr. la política peruan~(
solo putlo resultar de la autorillad co;nbinada
de la
opinion y d~1 paller, efectivo has~a Ul! esceso deseonuc/do en nlllguna epoca rie la IlJstofla del hombre.
Pero rrue se hubiera aplicado call tan Imen éxito, y
que hubiera llurado tallto, en oposicíon á los gustos,
á las rreocupaeionesy
aunálos rrincipios mismos de
nuestra naturaleza,
es una prueba elocuente de que
en ¡:(eneral se admillislr6 el gobierno con sabiduria y
teniplanza.
Es buen ejemplo de la polit.íca generalmente
seguida por los Incas para prevenir los males que hubieran
pOliillo turhar el úrden de cosas existente, las medidas
que adoptahan contra la ociosidad y la pobreza. En
estos dos males reconocían
sábiamente las dos grandes cuusas de la tendencia al desórden eu una poblacion numerosa. La actividad del pueblo se useguraba
no solamente por sus ocupaciones
forzosas en sus
propias pHtenencias
y en sus casas, sino por la construccioll de esas grandes obras públicas que cubrian
toda la superficie del país, y qne ann NI su decadencia nos dicen la que fueron en su primitiva grandeza
y esplendor. Aun mas nos asombrará descubrir que
el gobierno en su política aumentaua mucho las grandes dilicultalles de estas ohrus, bastante insuperabll!s
al parecer en si, si se considera la irnperfeccion
de las
herramientas
y la falla de maquinaria.
Los conquistadores espai10les nos asegurun que los régios edificios de Quito se construyeron
call grandl!s m¡\sas de
piedras,
rn~chas de las cua!es fueron llevadas por el
mismo callnno de las montauas desde el Cuzco, medi ando algullos centenares
de leguas enlre ambas
pohlaciones
(1). La gran plaza de la capital estaha re·
llena hasta una profundidall considerable de arena, del
mar, traida con UII trabajo increibll! por las ásperas
pendientes
de las cordilleras desrle las remotas playas
del Océano pacífico (2). La ley peruana cOlJsideraba al
traiJajo no solo como un medio sino como un lill.
GASI'A/\
y lllllG.
Ya sabe el lector cuáles eran las numero~as me(lí~
lias que alioptalJlIn contra la pobreza; y estas eran tan
perfectas, que en toda la vasta estension dd territorio
estéril en muchas partes, no habia un solo hombre,
: p~r humilde que fU,ese su condicion, que careciese de
I alimento
y de vestido. El hamure, azote tau comlln
en las dem;Ís naciones americanas
tan comllntambien
e~.aqudla época en todos los pai~es lie la Eu,rop,t civ¡l1zada, era Ull malliesconocldo
en los doml11ios del
Inca.
L?s primeros espaiioles
ilustrados quc fueron al
Peru, adllll~ados del aspecto geueral de pr0~perida.1
' y abundanCIa y Lid asombroso órden que remaba cn
t,o<lo, 110 ponenlÍm!tes
á !a e~presion de su sorpre~a.
Segun ellos, era lInposlble mventar mejor sistema
de gobierno para aquel pueblo. Satisfecho
con su
condicion,
libre dr. vicios, como dice un hombre
eminente de ar¡ueHa época, el c!t~ácter blando .y dúdl
del puehlo peruano huulCra facllltallo estraordmariamente la r.nseilanza del Cristianismo,
si el amor á la
conv,~rsion, cn lugar del del oro, hubiera anima:lo
el pecho de los conquistallores
P). Y un fil<\sofo dll
época posterior, enardecido al contemplar la pintura
que habia creallo su propia irnaginacion
lie la PI'Iblica prosperidad y de la dicha doméstica de que se
disfrutaba
bajo los Incas, declara ((que el hom!Jrl~
moral en el Perú era infiuitamellte
superiol' al eur,lpeo Ci).»
Sin embargo, estos resnltados se concilian rljfícilmente con la teoría del gobierno que he tratado de
analizar. Dond,) no hay libre albedrio • ua puelle haber mor3:idad. Donde no hay tentacion,
pocos dr.rechas puede haber á llamarse virtuoso.
Donde la ley
dispone rigorosamente
la rutina,
á la ley y no al
hombre pertenece el mérito de la conducta.
Si es el
mejor gohierno aquel qUl! menos se siente, el que
usurpa menos parte de la libertad natural del súbdito,
la parte esenCial á la conservacíon
de la subordinacion civil, entonces de todas las clases de gobierllo
inventadas por el hombre la de los peruanos es la
que menos derecho tiene á nuestra admíracion.
No es fácil CtlIllprellller el cspiritu verda,lero y talla
la sigllilicacion
de institucioncs
tall opuestas á las
de una república libre, dOllde cada hombre, por humilde que sea su condicion,
puede aspira: á los empleos mas elevados, puede escoger su propia carrèra,
I
tender eu ello. porque la plaza es grande. y no tiene nÚmèro
las cargas que ell ella entraron; y la costa por lo mas cerra
está mas de noventa leguas a 10 que creo. y cierto yo ille
satisface, porque todos dicen que aquel género de aJ'ena no
lo hay hasta la c<!sta." lIel. scg., M:5.
(3) «y si Dios permitiera que tuvieran quien con rejo de
crIstiandad, y no con ramo de codicia, en l,! "a~ado les diera entera nohcia de Iluestra sagrada religion. era gente en
quien bien imprimiera, se¡run veruos "or Jo que ahora con la
(t) « E"a muy principal intento qu"- la J;'ente nil holgase,
qne daba cansa á que des~ues que los lngas estuvieron ell ¡}az buena órden que hay se obra.» Sarmiento, Hel. ~1:5., (¡¡hacer traer de Quitu al Cuzco piedra quo veuia de provincia pitulo XXtl.
Pero el testiml)nio mas enfático eu favor de aquel puehlll
cu proviucia p¡¡ra hacer casas para si u para el Sol en gran
"aIlLlùad, y ¡Jel CUECOlIeval/a !J QUito para el tIlISlllfJefeto ... es el de Mancjo ~i"-rra Lejeserua, el último de los primitil'(¡s
conquistadores del PerÚ, y que se habia establecido a/Jí. En
y así de estas cosas hacia n los Io~as llluchas de poco proveel preambulo de su testamento. hecho, como él dice, pal'a
cho v de escesivo trabajo eu qne traian ocupadas las pronn!'ias 'ordinariamente, yen tin. el trabajo el'a causa de su aliviar su conciencia al tiempo de morir, declal'a que toda la
ronservacilln." Ondr.;:ardo, Ilelarinn prim., 3IS.- 'fambiell ¡Job/acion, bajo el dominio de los Jucas, se distinguja por su
sobriedad y amor altr¡¡bajo; que el robo era una cosa des~()Anti!;, y ~lunull1entos del PerÚ. MS.
uocida; que lejos de haber corrupcioo en Jas costumbres, no
(::Ji Esta fue lue¡¡o a¡pié de la letra arena de oro, porque
Ondegardo dice que sieuùo gobernador dcl CUlCOhizo deseu- exi¡;tia una sola prostituta en el pais; que todo se hacia (On
terral' de esta 11I'ena una (¡ran cantida~ de vaSIlSde oro v otros el ma)'or órdeu y la mas completa sumision á la autorjd'ld.
adornos que alii habian'ucultado los indigenas. "Què toda Este panegírico es demasiado absoluto tratándose de una ua·
Hquella plaza del CUlCOle sacaron la .tierra ,I,,'opia, y se llevó cion eutera; v es licito sospechar que las puuzadas del J'elllal'dimiento al rècordar el ruaI trato que él mismo dari3 á lo_
Ú otras partes por cosa de ¡p'an eslnna. e la 11Iucheron ùe
arena de la costa de la lIIal', COIllOhasta dos palmos y medio indí¡(enas, serian el estimulo que tendría elmol'lbundo veteell ¡¡¡¡;uuas partes, lilas sellluraroll pilI'toùa ella lIIurhos vasos rano para elogiar/os algo was de lo que mereciau. Sm erubll"
,le oro é plata, ê oveJoelB é hombrecillo~ pequè1JUsde la mis· go, este testimonio, partiendo de semejante hombre y eu
mo, lo cual se h,l sacado Cil mucha cantldad, que tod" lo he- semejante. momento, es demasiado importante y demasiado
mos visto; de,ta al'en;¡ e,;t;¡ba tuùa la "laza CI¡;¡nnOyo fui á hOllroso á los peruanos, para que el historiadù,' dejc de CCIl¡:obernar aquella ciudad; é si foe I'erdad que ;¡quell;¡ se trajo signarlo cn ~us l,á!!Înas, y pOI'consi¡:ujentc inserto este cocumcnto origlllal ell el Apcndice IHlIIl. l.
lie enos, afirman é lir.IlCll "\lC~tús en ~us rc¡;islrdS, par~scelllc
( I) CJr:¡, Lett('~s ,\:¡¡erÍraÍuc,;, t"Ill.1 l, l', :)1:,.
qUè sea an~i , q'lC t"da la llcrra juula tUl''' IlC"l':;j,Ja,¡dl' cn-
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:-iQl;ISTA IlH
y abrirse ,í su modo pasó ú la fortuna j donde la luz
del saber cn lugar de eoncentrarse en unos pocos escogidos, se esticnde por tOllas partes como la luz del
dia, la mismo para el pobre que para el rico; donde
la rivalidad entre hombre y hombre despierta una
emulacion generosa que saCRal talento de su estado
latente y estimula la energia hasta el último grado
posible; donde la independencia inspira un sentimiento de confianza en sí mismo, desconocido allí.
mido súbdito del poder despótico; dOlide, en una palabra, el gobierno se hu hecho para el hombre, no
como en el Perú, donde el hornhre solo parecia haber
sido hecho para el gobierno. El Nuevo Mundo es el
teatro en que estos dos sistemas políticos, tan opliestos en su carácter, se han desarrollado. El imperio
delos Incas pasó sin dejeT un rastro de su existencia.
El otro gran esperimento se está verilicando aun, el
esperimento que ha de resoh'er el problema, tanto
tiempo refutado en el antiguo conlinente de la aptitud del pueblo para gobernarse á sí mismo. ¡Desgra·
ciada humanidad si el esperimento falla!
El testimonio de los conquistadores españoles no es
uniforme en cuanto á la influencia favorable que las
instituciones peruanas ejercian en el carácter del
pueblo. Oicese que los placeres á que tenian una
alicion desenfrenada eran el baile y la bebida. Como
los esclavos y siervos de otros paises, cuya posicion
los escluia de ocupaciones mas nobles y mas sérias,
buscaban una indemnizacion en diversiones frivolas
y sensuales. Perezosos, lujuriosos y clnicos, son
los epile.Los que les da uno que los. vió en la apoca de
la conqUIsta, pero cuya pluma no era muy favorable
al indio (I). Verdad es que el espíritu de independen·
cia no podia ser muy enérgico en un pueblo que no
tenia propiedad alguna en el territorio, ni derechos
personales que defender; y III facilidad con que cedió
al invasor castellano calculando en todo su valor su
inferioridad comparativJ., indilla una deplorable falla
de' aquel sentimiento patriótico que considera en
poco la vida cuando se trata de la libertad.
Pero no debemos juzgar con demasiada severidad
al desgraciado indígena porque se anonadó ante la
cÍ\'i1izacion del europeo, no debemos desconocer la
verdadera magnitud de los resultados que alcanzó el
gobierno de los Incas; no debemos olVidar que bajo
su mando el hombre mas humilde del pueblo disfru·
taba mucho mas bienestar personal, y estaba mas
libre de padecimientos físio:os que las clases correspondientes en todas las demás naciones del continen.
(I) .Eran lIluydadost la lujuria y al beber, tenian acceso carnal con las .hermanasy las mujeres de sus padres
comono fuescn sus mIsmasmadrcs, yaun algunosnabia 9,ue
con ellas mismaslo hacian y ansi mismo con sus hijas. Estando borrachostocaban algunos en el pecado nefando, em·
borracháoanse muy á menudo, '! e~tando borrachos todo lo
que el demonio les traia á la volunlad hacian. Eran eslos
orejoneslUuysoberbios y presuntuosos.... Tenian olras muchas malc-adesque porsermucbas nolas digo.»PedroPizarro,
Descub.y Cong., MS.
Eslas ('cusaclones¡teneralesdel rudo conquisladnrmanifieslan una ignoranciademasiado,groserade las instituciones
de aquella nacion para que merezcanmucha confianzaen la
relatiVOal carácter de esla.
Nota tiel traductor. Por mas que diga Prescott, la pinlura
que hace Pizarro está tan perfectamente de acuerdo con lo
que hoy pasa desgraciadamente. que lleva en si el carácter
de la man estricta verdad. Es públicoy 1I010rioen mucbas
partes del Perú que en Jasorgiasque celebran los indios en
los dias de festividadesreligiosas, en que, sea dichodepaso,
mezclanaun muchas práclicas de su antigua idolalria con el
semi-catolicismoque se les ha impueslo, secomelenloshorrores mas increiblesy mas repugnanles á los instintos de la
lIalurale7.ahumana. Eslo es tan comun, que la práclica ha
establecidoya una fórmula para que el indio se confiesede
eslos pecadoshorribles, y cuandoel curaoyp.decir: aCÛsome,
padre, que me equit'oqu¿, no necesita mas esplicacion
I'~ra saber de lo que se trala.
I>[al:.
47
te americano, y quizás mucho mas que esas mismas
ckses en la mayor parte d<llos paises de la Europa
fetdat. Bajo su cetro, las clases altas habian hecho
en muchas artes adelantos (lue eran dignos de una
na~ion civilizada. Se habilln echado las bases de un
gobierno de órden que, en un siglo dû robo y ~aqueo,
aseguraba á sus súbditos los incalculables benelicios
de la paz V de la ·~eguridad. Gracbs á fa politica
CO;lstallte de los lucas, muchas de las tribus salvajes
de los bosques fueron poco á poco sacadas de sus
guaridas, yatraidas al seno de la civifiz/lcion; y con
estos materiales se constru yó un imperio floreciente
y poblado, como no se encontró otro en ninguna otra
pa~tc del continen te americano. El defecto de este
gOJierno era un' esceso de relinamiento en la le¡¡isladon, el último defecto, ciertamente, que se hubiera
podido esperar entre los indígenas de América.
NOTA.No he crehlo necesario es tender los limites
de esta introdllccion añadiéndole una invesligacion
sobre el origen de la civilizacion peruana, como la
que he agregado á la historia de MéJico. Es indudahle
qL:e la historia peruana sugiere puntos de llnalogía
con algunas naciones orientales, algunos de los cuale!; están indicados en breves palabras en las páginas
anteriore¡¡; aunque se consignan estas analogias como
pruebas no de su orígen comun, ¡¡ino de las coincidencias que pueden surgir naturalmente entre diferentes naciones que se encuentran en la misma fase
dE civilizacion. Estas coincidencias no son ni tan nu·
merosas ni tan notables como las que presenta la
historia azteca. La correspondencia que ofrece la
ci~neia astronómica de los mejicanos liene por si sola
mas importancia que todas las demás. Sin embargo,
la luz de la IInaloglUque sacamos de las instituciones
de los Incas, parece señalar háeia la misma direccion;
y como la investigacion podia ofrecer pocos datos
que conlirmasen, y mucho menos que refutasen las
opiniones que he manifestado en la historia de Méjico,
hl) creido que lo mejor era no fatigar al lector con
repeticiones.
SARMIENTO Y ONDEGARDO.
Los dos escritores de quienes mas datos he sacado
pIra la precedente introduccion á mi obra son Junn
de Sarmiento y el licenciado Ondegardo. Del primero
UlJ he podido alcanzar mas noticias que las que contienen sus propios escritos. En ellílulo de su manuscrito se le Uama presidente del consejo de Indias,
empleo de altísima importancia, que inelica tanla
gravedad en el escritor y tantos medios de adquirir
noticias, que sus opiniones sobre asuntos uItramar;nos son dignas de la mayor consideracion.
Estos medios se ampliaron muclw con motivo del
viaje que hizo Sarmiento á las colonias durante la
administracion de Gasca. lIabiendo formado el plan
de escribir una historia de las autiguas institneiones
del Perú, pasó al Cuzco, segun él F.1ismo dice, en
i 550, Y allí obtuvo de los mismos indigenas los mal-lrjales para su narracion. Su posicion le permitia
obtener las mas auténticas noticias, y de los lábios
mismos de los nobles Incas, los mas instruidos de la
raza conquistada, recogió las tradiciones de sus instituciones y de su historia nacional. Los quipus, coLlOhemos dicho, cl'usLiluian un sistema de mnemódea que exigia una ¡¡tencion cœlstante, y muy
i!lferior á los geroglíficos mejicanos. Solo mediante
till estudio asiduo podian servir para los fines de la
historia; yeste estudio se abandonó tanto despues de
I! conquista, que los anales del país hubieran perecido con la generacioR que era su Única depositaria,
fi no hubiera sido por los esfuerzos de algunos homhres inteligentes y estudiosos como Sarmiento, que
conocieron en este periodo critico la importancia de
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
·18
1l1ll1.IOl't:C.\
IJIl: GASPAR
Y nOlG.
ponerse en comunicacion
con los naturales, y apo-I truoso y disparataJo quc se puede concebir. Sin em(ferarse de las noticias qne conserva han .
bargo, estas fáhulas pueriles forman una mina inaPara dar mayor autenticidad á su obra, Sarmiento
gotable para los trabajos del anticuario, que trata de
viajó pùr el país y examinó con sus propios ojos los devanar la red ale6órica que un ~acerdocio astuto ha
objetos mas intercsantes,
á /in de comprobar en todo inventado como Simbólica de aquellos misterios de la
la posible las relaciones de los indígenas por medio
creacion que no podia comprender.
Pero Sarmiento
de sus observacioncs personales. El resultado de sus felizmente se limita á referir las fábulas tradicionales,
trabajos fue la oura intitulada «Itclacion <le la sllce- sin la quimérica ambicion de esplicarlas.
sion y gouierno de los Incas, seilOres naturales que
De esta region de la poesia pasa Sarmiento á hs
fueron de las provinéias del PerÚ, y otras cosas tO-I instituciones
de los peruanos,
describe su antigua
cantes á a(IUel reino, por el Ilmo. Sr. D,ln Juan Sar- politiea, su religion, sus progrcsos en las artes, y
miento, presillente del consejo real <le Indias.»
especialmente
eu la agricultura;
y presenta, en ulla
Está dll'illiJa en cnpítulos y abraza unas cU:ltropalabra, un cuadro complcto de la civilizacion que
cientas páginas en folio manuscrito. Ocupan la parte
alcanzaron hajo la dinastía Inca. Esta parte de la obn,
oe introduccion
<le la obra los cuentos tradicionales
descansando
como descansa,
en los datos mas audel origen é historia primitivil <le los Incas, llenos se- ténticos, conlirmados en muchos casos por sus progun costumhre
en las antigÜeda<les de un pueblo
pias observaciones,
es de gran precio, y está escrita
bárbaro,
con leyclHlas fabulosas de la mas monscon un aparente respeto á la verdad que desde luego
I
Jarras antiguas
inspira completa couHallla al lector. La Última parte
del manuscrito
trata de la historia civil del país. El
autor despacha cori laudable laconismo los reinados
de los primeros Incas. que no pertenccen
al campo
legítimo de la historia. Pero es mas difuso al hablar
de los tres Últimos reinados y felizmente rie los tres
principes mas eminentes que ocuparon el trono del
PerÚ. Este era comparativamente
terreno mas firme
parl¡. el cronista,
porque los acontecimientos
eran
demasiado recientes para que los desligurasen las leyendas vulgares que, como la hiedra L'fi ks edilicios
arruinados,
se apresuran á crecer alrededor de todos
los hechos antiguos. Su relacion termina en la invasion española; porque sin duda crevó Sarmien to que
esta parte de la historia podia confiarse á los que representaron
un pa pel ell ella, y qne por su eJucacion
y sus h:íhitos no eran muy ú propósito para esplorar
las antigüedades
é instituciones
sociales de los indígenas.
El estilo de la obra de Sarmiento es claro y sencillo
y no aspira á l'sa ostentacion retórica demasiado comun entre sus compatriot:\s. Escribe con candor laudable, y mientras (Ille hace completa justicia al mérito y capacidad de las razas conquistadas,
habla
con indignacion de las atrocidades de los españoles y
tIe la tendencia desmoralizadora
de la conqUIsta. Quizás se creerá que exagera algun tanto los prollresos
oe la naeion bajo el imperio de los Incas;y no~simprobable que as'bml>rado por los vestigios que le presentaba de una civilizaeion original, se enamorase <le
de los peruanos.
su asunto, y lo revistiese de colores demasiado brillantes para presentarló ante la vista del europco. Pero
esta seria en todo caso una fJlta interesante,
en que
no incurrían
por cierto los severos conquistadores
que destrozaron
las instituciones
del país, y que
veian en él pocas cosas <lignas ùe admiracion fuera
del oro. Ademús debemos reconocer que Sarmiento
nunca fl'ata de engaïmr al lector, y que tiene mucho
cuillado de indicar lo que reliere en virtud de lo qlfe
se le ha contado, y la que es fruto de su esperiencia
personal. El mismo padre <le la historia no sepam
estas dus cosas mas escrupulosamente
(lue él.
El historiador
español no está enter~mente
Iihl'e
de la superstícion
caracteristica
de su siglo, y mucbas veces atribuye á la intervencion
inmediata de
Satan¡ís cosas que' con mas justicia podria atribuir á
la perversidad del hombre. Pero este era defecto comun á los hombrcs Illas sábios de aquella época, y
seria exigir demasiaùo á un hombre el que fuese SIlperiór á su gcneracion.
Bastante alabanza haremos
de Sarmiento si ùecimos que en un síglo en que la
supersticion
se unia con delQ/lsiadn I'reenencia HI
fanatismo, él par~cc haberse librado completament.e
de esta mancha. No era fanático puesto que su ('0ralOn estaha lleno de benevolencia
para el desgraciado indigena; yen su lenguaje, si no se llescubre
la llama abrasadora
dellllisionero,
se encucntra un
rayo generoso de filantropía, que envuelve taulo ;JI
conquistado!' ('omo al conqlliSI,lIb,
{'onside1'<ÍndoIM
oí todos COIIIOIlI1rInanlls.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I
1.1. r.O:'iQUISH IlEl. P.EU!':.
A pesar del gran valor de la obra de Sarmiento por
las muclmsnoticias
que da soure el PerÚ uajo el rei·
nadu de los Incas, es poco conocida;
ha sidù poco
consultada por los !listoriallcres, y aun est.\ enterrada
entre los manuscrItos inéditos que, como metal no
¡~cuña,do aun, guardan los receptáculos secretos del
Escorwl.
El otro escritor á quien he aludido, ellícenáulo
Polo de Onde¡;ardo, era un eminente Jurisco:Jsulto.
cuyo nombre aparece muchas yeces en los asuntos
del Perú. No he podido fijar la época de su lIeg,.da al
país, pero sé que ya estaba alii cuando llegó Gasca,
y que yidó en Lillla hajo el poder usurpado, (Ic Gouzalo PiZarro. Cuan.lo el astuto Cepeda t::ataba de
hacer tir.nar á los Iwhitantcs el documento en que se
proclamaua la soberania de su jefe, vemos á Ondegardo al frente de los de su p"o;'esion ~lloner;;e á ello.
.
"- _...'~~--=
-
I
{!)
Cuallllu llegó Gasca. tomó servicio en BU l'jército.
Cuando terminó la rebelion, se le hizo corregidor de
1,1 Plata y luego del Cuzco, emplt~o honroso quc, se¡;.ln parece, consenó muchos ailOs. En el ejercicio
d,) sus funciones estuvo en contacto familiar con los
indígenas, y tuvo acasiones inmpjoraùles para esluti ar sus lC"es v antiguas costumbres. Se port6 con lai
p'u,lcncia'y
m'o,leracion, que parec,) halier3e atraido
la cGnlianza no sob de sus cùmpatriotas,
siflo tam·
b.eIl de los indios' yel gobierno Sll[lO aproyccharso
d,~ su vasta esperidncia [lara adopta:: mellidas encaminarlas á la mejora de la adrfliuislracioll
de la CoIonia.
Las Relaciones que tan á menudo se han citado en
e~ta historia, fuerull escritas por iudicacion de los
vireyes; la primera está dirHrla al marqués de Caitetu, Cil 15li I , Y la scgunda ~ die;l: liIJOS desrucs, al
..:__
o
.
':'-=--=;:--~-'-,.~,-:-:-=-5~-S.""-.:::"'·~"':'..--
_:"•.
-...-'=-"
...,"!'""". ,:......
,---,:....-,
_.~--=
_," --
.----r-=:-~..
rqiascal ~c IQti Guaicu.
conde de Nieva, Lm; dos .Juntas sou poco mal; Ó Illenos pa, o que presenta sus d(~,lucciJnes con modestia, se
delamisma estension que cI manuscritu de Sarrnien·
conoce que está conyencido,de ,hahcr Iieuido sus noto; ':f en la segunda, escrita tanto tiempo despues de tic:as en las fuentes mas aulentIcas. Ilesf~cha lo fahula. primera, parece descubrirse r/Ul)'ti era muy ayan·
lo~.) eon des(lén ; examina la prolialJilidart rie los hezada la edad dcl autor, scgun sus descuidos y lo di· cllos que rcHere, y habla COll tOrlOcnlldor dc hl f<llta
fuso de la composicion.
de evidellcia irrecusahle, LeJOS de m:IIlIfcstar el senComo cstos doeu:nentos están en furma de rescillo entusiasmo delmisioncru hi,m intcncionatlo aunpuesta á las preguntas dirigidas por el gobierno, pa'lIW crédulo, adelanta C~fI la len~i(ud'y cautela ~ll'I
rece que los asuutos de 'lUll tratall se encerraríau en ¡¡u(;"a,!o acostumhrado
a los testImonIOS contr¡;.-!Iclimites mus eslrecl:os de lo que desearia el historiador
tori~s y á la ills<lgul'i(hlll de la tradícioll oral. Est,l
Illoderflo. Esas preguntas se dirigian especialmente
milllCl'a eirwnspecla
rie proceder, y ci carácter tCIIlá las rentas, fi 10&trihutos, en una paiaùra, á la aùpla!J de sus juicios, dan derechUI{ á Ondcgar.!u para
ministracion liscal de. los Incas, y sobre estos asuntos
ser c"n,idel':luo como UU<lautoridad muy sUj'lcnol' ti
complicados la comunicücion de Ondegardo es lllllY la lI1ayOI' parte de sus cornpatr¡ot¡¡~ que hall [¡'atauo
completa, Pero la ilulitl'r.ua curiosidad del gouierno
de las antigïwdades indias ...
6e estendia á un campo mas Yasto, y las respuestas
I:osusescriloshrillacollstalltementeunsentlmlenindicau nccesariameute
el conocimiènl0
de la polito l:e hllmanida'! que se mallílie,ta especialmente cn
tica domé,¡tica de los Incas, de sus leves, Ile sus lIá- la blandura con que tral1 á lo:; r1esgruciados illl.ligebitos soci,:les, de su religion, ¡le su éieneia, de sus nas,:í cuya untigua cÏrilizacion hace entera aunque
mtes; por,lin,.de todo lo <fue c~nstilllye los elementos
nn 1~~,tr:Ir¡¡gante Justicia ;,al pa,o que, lo mismu que
de la ClVJ(¡zacIOH. Las mcmOrIa,; de OnJeg:¡rdo ocu- ! S:.\r1lllenlo, reprueba encr¡:;¡Ca11entc los escesus lie
pan por cnllsiHuiellte lodo cJ te!'l'enu (lue desea cs-I Sus.colnpatriotas,
y reconoce el Iior!'(,n \'011 que lIaludíar el historiallor filosófico ..
bia 'I empai'wrlo el hono!' nar;Íollal, I'ero lIlienll'as que
En ellleseJllpeîio rJl~estos diftirentes asuntos, on'l est:~ cenSllra fvrllla la mas terrible acusacion contI',l
degardo manifiesta tanta agudeza corno erudiciou.
lùs ~onquistadores,
ya que sal~ de los labios tic Ull eS'
Sam6.s huye de la díscusil)n, por difíeil que sea; yal pailol, prullba tambien que Espa'/a ell !l(luel siglo de
TOllO (,
3
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
50
1111I1.10TEU
\lE
(¡.'SPAR
y ¡\fliC.
\'iolelll~ia producía homilres sabios y buellos, qllc se ÎIOZ, quien, sin r.mbargo, se erluivocaha tan por:.1S
negahall á hal:er causa t:ornun con la canalla eorromveces.
pida que los rodeaha. E,;tas mismas memorias contienen pruehas abunrlautes de los con,tantl'S cskl:rzos
LIBRO II.
que hizo el gobierno colonial, desdl! la ér¡oca del hilen
virey !\Iendoza en adelante, para protegl~r yasegurar el henelieio (le una legislo don lemplada Ú los desdielwlos indígenas. Pero los rudos cOIH!ni"tarlores y
CAPITULO I'HL\n:RO.
los cobnos, euyo coruzon no se aLlandaba sino con
ci contacta del 01'0, oponian un obtáculo forrnidalJle
C¡euein anti~lla ~-ciencia motlcflIa.-Artc
rie la naH;í los ~delantoo.
I
¡racioll.-Vesruhrilllicnlos
mantimos.-lnlrcl,idcz
de
Los esaitos de Onticgal'(lo están libres de esa S\I- I los espaiíoles.-Sos
Jlost~siolles I'll et ;'iUCYO ~\Iundo.-.
perslici(¡1I que es d humillante rasgo característico
RUHWfCS
;¡cerca uel Perú.
de la época; supersticion
qne ¡;e JIIanifestaba en la
credulidad con que se reci[¡ia todo la maravilloso;
SE.\ cual fllere la diferencia
ùe opinion que p-xi,tia
ya fuese en historias cristianas ó paganas; porque
entre el m~.itù cOJllparati\'o de los antiguos v de l'.l~;
la credulidad desclibria tan ¡acilmeule el brazo del modernos en las al'les, en la poesia, en (a eloèuenda
Todopolleroso en las primeras, como la intervencion
y en todo la que d,'pcnde de la imagilladon , no hal'
directa de Satanás en las segundas. Esta fÚcil creellduda alguna que en las cieneias los mot!t>ruos "~s Ile.
cia en una agcnciaespiritual,
)'a fuese para lo J11110ú van Ulla inmensa ventaja. Y no podi;1 ser de otro !llO'
para la bueno, es lo que constituye UlIO de los rasgos
do. En los primeros siglos del mlw<lo, como en los
mas notables en los escritos del Giglo XVI. Nada puede
prImeros periodos dc la vida, existia la frescura del
lier lilas repugnante al verdadero espíritu de la in \'es- primer alhor de la eXÍi;tencia, cnando todo lo qUI~
tigadon filosú!ica, ni mas irrecllllciliab!e con el cride,culJria la vista estaba revestido con la hrillante:~
terio racional. Lejos de manifestar deLilidad semede la novedad; cuando los sentillos, que la falllilíarijante, Ollfk~gal'llo escribe con elaridad como hombre
dad no habia embotado aun, tenianlllas sensibilid:lIt
de negocios, apreciando las cosas scgunlo que valen,
para eoncebir lo bello; y la inteligelleia,
bajo el intluy. sometié!ldolas á .101
re~la sencilla del se~titto cOlllun. JO de un provccb?so ~uslo .natural, no estaba perverSiempre llene la vista h]il en el o[¡.IetQ pnaclpal de su llda con las teonas hlosóhcas,
cuando la sencllJeL
argumento,
sin estraviarse,
COlllO 108 charlatanHs
estaba indispensablernente
unitla con la helleza, y Il
cronistas de aquella época, en mil episodios iucoimaginacion epicÚrea, empalagada con la n!peticion,
ncxos, que confunden a lector y no cOllllucen á nada.
aun no hahia ell\rezado á buscar el estímulo eu la fanLas memorias de Ondegardo tratan no solamente
lástico y lo caprichoso. Las rp-giones ck>- la fantasia
de las antigüedades
(le la nacían, sino de su eondiestahan por descubrir, y ni sus lilas hermosas llores
cion intelectual y de los mejores rr:edios de cOlTegir baLian sido cogidas, ni su belleza r:wncil:alla por ei
los numerosos males que la aqueja~ül1 bajo el férreo ásper!) contacto tic Il)S que fingian cultivarlas.
Las
cetro Ile los conquistadores.
Las indicac;l1tlt)~ que ¡lias lh.¡ genio no estaban atadas .i la tierra por las rehace están llenas lIP-sabiduría, ~ de una política 1I1i- glas frias y cOllreneillnales dt~ la crítil:a, sino que se
sericortliosa que aspiraba á conciliar los intereses del le p('nnilia elllprellller Sll vuelo por toda la inmensa
gobierno con la pro;:perillad y la llíeha del lIlenor d,! estension de la crea tia.
los V¡lsnItos. Así mientras que StiS eont! rnporáneos
PCI'll conl~ cien,~ia !lO era lo mismo. Ningun genio,
se i1uslrabaIlC'iln sus observaciones soLre el esta,lo de por privilegi,llln que farse, I'0dia crear llt!chos, y
los negocios, el historiador de una ~poca posterior no apenas descu\¡rirlos siquiera. Era preeioo recl'gerlos
debe estarle menus agralleeillo por las notici;is que le eon penosisimo trahajo, á fuerza de escrupulosas
da sohre \0 p~sado. HlJrrera ('onsultó mucho su maol.J~erYaciones y esperiml'nlos.
El g.mio, es verdad,
nuscristo
y ('llector al recorrer las piiginas del eru- podia combinar eslos hechos y tlarles nueva forma,
dito histo~i¡l<lor rIe las Indias, ignora que está disfruy sacar de su combinacion lIuevas é importantes eon·
tanllo llc las in\'l,sli¡;aeiones de Olldegartlo. Asi sus secuencias; yen este procedimiento
casi podia rivaJiapreciabh~s ¡¡clacioncs sirvieron para lü ilustracioll de zar en originalidad
eon las e~eaeioncs del poeta y
hIS geueraeiolles
futnras, :\l1nque j'lIllas reeihieron
del artista. Pero si los pasos progresi\'os de fa eiencia
los honores tic la impresiono Debo/aeopia
que poseo,
soulentos !Jar l1ecesitlalt, tambien son seguros:
\la
como igualmente Iii de la obr¡¡ de Sarmiento, ,\I acti·
lny movimiento retrógrado en sus dpminios. Las arva biblitÍgrafo !Ill'. Rich; ambas formaban parte de la tes pueden decaer; puede ellmudeecr la musa; lin
mag\lílka clJlecciou de lord I\ingsborough,
nowlire
letargo moral puede embargar las facultades de una
digno Ile mcmoria etcrna por los infatigé¡bles esfueruncion; la naci"n misma puede desaparecer y 110dezos que hizt) para ilu,trar las antigÜedades de Amé- jar Iras sí mas que la memoria lIe su existeneÏa; P'!~O
rica.
Jas rill'lezas ljlwla ciencia lIa atesorado no desapar'~Debcmos ohservar qUl3 los manuscritos
de Omlecen jalll<Ís. A lIle,lilla que s:llen á la escena alms nlgardo no !levan su tirma; pero eonlienen alusiones á eÎoues y se levantan lllIe\'aS form;\s dt! civilizac 'on,
varios sucesos ile'la vida del autor qllc prueban hasta los mOllumelltos de la illl:lginacion y tic] ¡lrte, proIa evidenria que son obra suya. Erl I~larchiro de Si- , duelos de peri(hlos mas rell:ot(lS, se opùndrán cOlno
mancas existe una copia duplír.arlu de su Rclacion ,:1111üustá'~ulo ('n la carrera de las meJor,ls Y del proprimera, aunque como la del Escorial no tiene el greso. Nu se puede edilicar sobre elJus, ocupan el
nombre del autor. Muiío7. se la atribuye oí Gabriel (le' terreno qUí' quisieran cllur~r los nlle\'os aspirantes á
Rojas, uno de los mas distinguidos
eOIlr¡uisla<lurc.;. Ilainmortalída-l.
Espreciso haœl' toda la ol)ralle IllleEste es Ull error palpable; porque el autordel manus- ¡ va; y otras furmas de hc!leza, ya Illas plc\'adas, ya
crito prue[¡a que es Ondegardo,
declarando,
en su inferiores en 1;1escala llelmérito,
)Jero dif,~rentes de
contestacion
al quinto interrogatorio,
que él fue las anteriores, tienen que bmLlr para ocurar UIIpu:!squien descubrió las momias de los Incas en I~ICuzco;
to á su lado, 1)I!ro en la ciencia eacla piedra que se ha
hecho atribuido esprcsam~lIte,
tanto por Acost~, co- colocado queda euteram~llte como hase para colocar
mo por Garcilasso, al licenciado Polo de Ondegui'do
otra. La generacion que sigue emprende la obra por
cuando cr;¡ c~)!'regidor de aqnella ciudad. Si los erunondc In dcjù la anterior. ~o hay movimiento retr6di tos de Madrín incluyesen ¡dsulla vez estas Relacio· gradp. ena nadan indivi.lmdmente
puclle retrocencs en la publícncion tIe importantes
manuscritos,
! del' , pero ¡\ pe;;ar de esto la ciencia
adelanta. Cada
dcl~cTi lener cuid¡¡,~o uc no incurrir en el crrordu Mu- I pas!! que se ha cla(]o facilita mas )' mas la suhilla para
I-
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:'\QU~T,\ DEL I'EUi:.
:í I
los qur. vienen £ln pos; cada paso conduce al paciente!
ml,;os lIaturalr.s;í 1"5 hUIlIUl'l;'; Jikes; y las pequciias
investigador
de la nrdad lilas v mas alto hácia el :epúblicas (leI ~ledilerrÚneo
y del /I;'dtico lanzaron
cielo, y ft medida que sube se lÍesarrollan ante sus. sus enjambres Ile marinos ;'1 \11\ eonH~rcio provechoso.
ojos Ul horizontema,
vas lO, y nuevas Y ilia,,; esplÜu- I ~l1e unió ;í todos los [!iferpnlrs pa:ses aparœidos ell
didas regiones del universo.
' las 01 illas rIe los Illarrs europeos,
La ¡:eografía participó dr. esa oscüridad é inrertí
I
Pero los ~tlel¡¡nllls qU(l Sll hiciercn en •.I arte dr. I;¡
dumbr3 que reinahan en todos los deru:ís deparla-Inavega,:ion,
('I cÚlculo m:¡s e~acto del tiempo, l' somento:, de la eiencia en los pl'imeros siglos dellllunhre tOtlu td de;;cuhrimiento
de 1:1 p,daridad,
de la
do. El conocimiento
de la tierra sulu podii! resultar!
aguja ma¡,;nétiea, eOJltrihuyeron IdudlO oílksarrollar
de un ~rá(jco eslenso; y el comercio se fuwla en nelos conocimientos
geogl':íficos. En lugar dr. deslizar>e
cesidades artificiales:'
en una ilustrada curiosil1ad,
tÍlnidamcnte po~ la cosla, óde eei:ir sus navegacioqueap'nas
sonc(Jlnjlatiblesconlacon[!icion/¡ulII<lua.
ne,; alestredlo
círculo de uu marinleriur,
elviajr.fO
En la infancia de Jas uaeiones, orupadas las Jirercnpudo ya desplegar atrevidamente
sus \'clascnelOc('ates tribus con sus feudos doméslicos,
ienian pocas
no , Sl~gUiU de que tcuia un guia á su disposicion qlJt~
ocasiones de vagar lIlas allá de la cadena rie monlarlidgiria su buque con tino inerrable al través de la
lia3 ó del ancho riolJur. formaha el limite natural de inmensa soledad. La conciencia
de este roder r.ncasu terI ¡torio. Vert¡ad es, scgun dice, que los feniminó el pensamir.nlo:i
otra direccioll; y e marino em·
cios m,\'egaron mas allá de las columnas rie Hércules,
pezÔ á buscar sériamente otra via:i I.ISislas perflJluad¡lS
que penetraron
en el gran océano AtliÍntico. Pero de los mares ilIL:ios de donde se tmiaulas eSJlecerías,
Jas aventuras da estos antiguos viajerus pr.rlenecen á distinto del que seguian las carav¡ nas llrientales que
las leyendas místicas de la anti¡:i1edad, Y trasrasall
tenian que atravesar todo eJ continente asiÜtico. Las
hasta \lna distaneia ir,meus<llos límites de los ,Iatos naeiones ¡i quienes toca ha naturalmente
el espíritu
histôricos auténticos.
emprendedor
en esta crisis, eran ¡':~paiia y Portugal
Los griegos, llenos de viveza '! allligo~ de avcnlucolocarlas, por deeirlo asi, eu los pueslos avanzado~
ras, d estros !ln las a, tes m~c¡jnicas, telliall lIIUCh:IS del conlinente
europeo, Y dOlnimllldo el gran teatro
de las cualhlarll~s rie l:uellos navt'¡.'allles,
V ereeli\'ade los descubrimientos
futuros.
mente recorrieron
complelamenté
y COll ¡nucha allAmbus paises conocieron los de'Jeres de su nUel'a
dacia ~·u pequeÎIO mar Medilerráneo.
Pero las conposicion. La corona de PO:'lug~llIizo
constantes esquisla:; Ile Alejandro lieit:ron mas para estender
los fuerzas en tOtlo el siglo xv para l!,~scu')rir un p~saje
limite~; de la delIcia geogrÚfica, Y (Iicroll á conocer
al océano indico, rudeallllo la cstremidad meridional
los paises remotos del Oriente. Sin embargo, lillllardel Africa; ¡¡unl/ue tau timida (ra la nal'egilcion
cha d, I .:onquistatlor
es lenta cOlllparada COll la del que catla lIuel'O callo se I:UII\'I\rl:" l~n un:i barrer;:
viajero sin tI';lbas. Lps rnmanO:i fueron ¡¡un menos
l'ormidaLle, Y lIO rue siuu Ü lilll's llel ;i,çlo cuando 1'1
emprende(lores
que Irl~ gl'icgos, menos mercauliles
atrevido lliaz tlió enter¡¡lIIeute la vuelta al eabo de las
en su carácter. Sus ~ontriIJU~i(lnes al saber gcogrÚlieo
Torlllcnt~s COIllO6110 1J:lIlllÍ, pero a] qur. JualJ Il tliÔ
crecieron con la lenta adquisicion de territorio. P,~ro con ma~ reliz pronÓstico el uombrl' d(~eauo de lluena
su siskma eracentralila,lur
en sus tendencias; Yelllu- I Esperanza. Pero alltt~s r¡lIe Vasco <ie Ganla se hubieSe
gar de tomar una direccioll csteriur y buscar ilUevos I aproyeelIaJo
de este c!(lscubrilllielilo
para despleg¡ll'
descui'rimientlJs
mas all¡i de la conocido, cadlI IracS¡;S velas !Joíeia lus mares de las 11I.lias, EspaiJa entl'ó
cion del vasto imperio se volvia hÚcia la capital, ('omo I en su gloriosa carrer'l,
y emiú á CoJun ¡II Ocd,
su cabeza ysupullt,ocentrill
l!llatracc!on.Elconquis,dente:
.
tador 'omano segUla Sil carraa por llena, 110por el
El lIn qur. S3 propoma el gran :lal'eganttl,
no cr.:
mar,~. el mar es el g,'lIll camino rie las nacion~s,
r.l ; otro que el rie de ..cubrir 1111camino :i la India, pem
verda! ero elernentodddesr;uuridor.
Las romanos 110 no por el Esle, silla por el Oesle, l'~o t'f:peraba enconformahan nn puehlo maritimo. Al terminar el impe- I trarsocon uacontilll)lIleal
jI:ISO; yù,)s)JUcsderepetidos
rio, ~e porlia decir que la (:j¡~ncia geogrÚfiea no s~ I viajes permancció
en su error prilmtiro,
muriendo
estelloia mas que al conocimicnto
rie Europa y esto I como es sabido, ell la cre'~lIo;ia de qne lo que haui~
no en su divi~i0.n mas scptelltrional
, juutarne~¡c con I alC<lll7;ado ~~n s,us Ilavct~;,eiolles era h c~s~a orienf:tJ
unapartede
AslU y Africa, al paso qUt~no t~nian irlca ' de ASlll: El mIsmo uUJelo flW cll/~e d¡¡'¡gIÓ las elllalg\JI~: de un mUlldooœidlllltal,sinoes
la que podian
presas marítimas de los que S.i~uiCI'On!:l ruta trazada
colegl1lh~ la feli7. rrellir.cioll del poeta (1).
por el Almirante,
y ci dcscuhrilllil nlo l!~ un estrec!Jo
"mil en pos de est.) la edad media, la ed;lfl de Lis . [JI,e cOII(lujr.se al océallo IlIdieo, Jra 1'1 eslribillo dr.
tiniehlas cumo la lIan1au, allllf!Ue en sus tiuicblas se to,las J¡,s ónlenr.s riel gobit:l'Il1l, y el till de muchas
I~ladul'aron a,quellas semill::s del saber que, con el : espel¡i·;iolles ,á dif"!'I)nles puntos dl'! lIuevo continen·
tiempo, IIabliln de h"otal' en nuevas y espléndidas:
le, que parec¡¡¡ estelluerse 1:01110 ur il)rnl~nso lerÍ;¡tao
forma,. decivilizacion
La or~ilnizacioll'de
la sociedad lie un polo Ú otro. El descuLrilllieuto
,~e un paso á )~~
llegÔ Ú ser mas farorablc á la ciencia geo"rálica.
Ell Indi:,s es el verda(lcro motiro que c"plica todas las
lugar de un imperio d,) rlimen,ioncs
e~~1¡;e~adas su-. ~mpresas marílimas del siEII) XI' y tie la primera mimitlo fn el letargo , opl'ilni,;,)(ll1lo torlo con su' peso i tud riel XIV. Era la gran idea predominante
que dabu
colosal, Europa se vil) divillida £lO muchas naciones
in;pulso al carácter emprenderlor del siglo.
inrlep[ llllicntes,
muchas de las cuales, a(¡optando,
l'iu es fácil comprender en la épo':a actual el impul·
formw, liberales de gohierno, sintieron todos los im- : ,o que diú lÍ Europa el rlp;cubrillliJnto
de América .
.
. ,
. i\o fue la ad'luisiciou ~,radllal de uo tJrl'itorio limí(,Il, La eono~lda prcd,cetOn de Séneea en ~u Medea, ,es .rofe Ile una prorincia,
l!e un l'cino, 10 que se a lelinqtm , la profCCla fortUItI mas notable de que I1a)' memoria. I.ó· fne un mundo nuevo que abrió de repenle sus
Porqlle 110 anuncia "na s mple cstenslOn de Jas part ronori'I
1
l'
.
das Jel.~iubo con Ian asombrosa confianza, sino la ~~islellria )I~ertas a europeo .• as razas ( e allllnales, los tesoros
de UII ://(evo munúo nla~ allá de los mares 'lue descubririan
1II11era~es, las formas del Jnuudo r'lJclal, y los (,ISpeClos slgl"S velJldcros ..
0'; V¡~lÏados de la n:llur;¡l~z~ ~ el !JCIlf1hre, por fill, ell
as dllerentes lases de la cll'llIzaCIO:l, lIen.lron el áni.
« I)uihu> OreallUS,
,no de una multitud de ¡,leas ent,'ramenle
nuevas
\'iIH:ula ral1llJ ;<I.\e~_ el jn::cn~
, que cambiaron el curso dr la c:)l'I'i)nte habitual de')
Paleat Id/liS, 'l'lÎ,III>lI"e :'iuvu,
;ensamiento y loestimularon:i
conjeturasiudelinidas.
Vdega! Ul'~t:s.u
~l Únsia de esplorar los setrdos
m.ll'ilVíllosos dd
Aqui SI) descubre III"S hiell el a";el'l'l fel;7, dd ailÍ'iI!" 'lile lIlevo hemisferio lIeg'\ á SPI' tan ar:tiva, que las ciuel del l'Jeta,
,ta.les principales llt~ E!'paÎIU casi lIeg.lI'on á despo-
I
I
n,
TOllO
l,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
3'
;;2
n1BI.I(1TEeA
ilE (,ASP.IR
1" ROlG,
blar~e, ri mc(lida que los emigratlos se acumulaban á r mlllliLu,1 tie pecados, que s,i1us ucwtàù,t Ii él mismo.
la orilla (le! m~r para ir á prolmr fortuna (1): Era un El casLell:~I~o clema~iado orgullow para ser hipócrimun(lo cie IlUSIOnes noyelescas el que se abI'la; por- la, cometlO mas crueld:ules en nombre de la religion,
quc cualquiera que fuese la slIerLe del aventureru, lo (/uc las que cometieron jamás los paganos idólatras Ú
que contal)a ,ti volver tcnia unl'olorido tan novelesco,
los fanáticos musulmanes.
El qllelllar ri un inliel era
que esLimulaba mas y lilas la ardiente imaginacion cie un sacrilicio grato al cielo, y la conversion dc IllS que
sus compatri(,tas,
y daba pasto á los sentimientos
sobrevivian cOlllpensaba álllpliamente los pecados lilas
quiméricos de un siglo de cahallería anllantc; y era ilnperdonables.
Triste y humillantc consideracion es
grande el interés con que se escuchahan cuentos de que el espíritu mas feroz de intolerancia,
el del inlas amazonas, que parecian realizar las leyentlas cin-I quisidor en cuanto á la doméslico,
yel del cruzado
sicos de la antigÜedad,
historias de los gigantescos
en cuanto á lo esterior, haya emanado de la religion
Patagones,
y brillantes pinturas de un Et Dorado, que predicaba paz r.nla tierra y amor entre todos los
donde la arena se componia de piedras preciosas,
y hombres.
donde se sacaban de los rios con redes de pescar piej Qué contraste
presentan estos hijos del mediodh
dras de oro del tdmaño de huevos.
de la Europa con la raza anglo-sajonà que se derramó
Pero estos aventureros
no eran impostores,
sino por la gran division del i'iorte del hemisferio oecidenvíctimas de su credulidad v de su imaginacion, como tal! El priucipio de accion en estos homlJres nú era
lo prueba el carácter estrafalario de sus empresas, y la avaricia, ni el pretesto del proselitismo,
sino la
sus espedicione,; en busca de la mágica fuente de la independenda,
la independencia
religiosa y política.
Salud, del templo de oro de Oohovha, de los sepulPara asegurar estos beneficios, se contentahan
con
cros de oro de Zenu; porqne sielnpre estaba el oro ganar la subsistellcia á fuerza de privaciones y de traflotando ante su vista estraviada, y el nombre de Cas- bajo. Nada pedian al suelo que no fuese ci interés letilla de Oro, la mas mal sana y pobre region del gitimo de este trabajo. No habia para ellos visiones
Istmo, prescntaba
esperanzas brill:llltes al infelíz ~oradas que cubriesen su C[lI'rera con un velo engaemigrado, que con demasiada frecuencia encontraba
lIador, y que los impulsase á canlinar á través de
en vez de oro un sepulcro.
mares de sangre para echar por tierra á una illocente
En esta region encantada,
Lo,lGS Jas accesorios
dinastía (2). Quedaban satisfechos con el progreso
contribuian á mantener la ilusion. Los sencillos natulento perú constante de su sistema social. Sufrian con
l'ales, con sus cuerpos sin defensa y sus groseras
paciencia las privaciones de la soledad, regando el
lIrmas, no podian hacer frente al guerrero europeo,
árbol de la libertad con sus lágrimas y con el sudor dr.
cubierto de hierro de la cabeza á los piés. La des pro- su frllnte, hasta que echó hondas raices en la tierra
porÓon entre los combatientes
era tan grande como y encumbró sus ramas hasta el cielo; mielltras quo
nquella de que nos hablan los libros de calJallería, en las sociedades del continente vecino, brotando repenque la lanza de un huen caballero derribaba cellte!latinamente en todo el esplendor de la vcjetacion de los
res de enemigos á cada bote. Los peligros que rodea~rópicos, manifestaron,
aun en sus principios,
IllS
han al aventurero,
~'los parlecimientos que tenia que Illdudables síntomas de la decadencia.
sufrir, apenas eran inferiores :i los que acosa han all
Parece que la Providencia ordenó especialmente
caballero andante. El hambre, la scd, el cansancio,
que el d~scu~rimien.to de las dos grandes divi~ionef,
las emanaciones mortíferas de los lerreno~ pantanodel hemisferIO americano toca~e en suerte á las do"
sos, con sus !nnumerabJes
enjambres cie venenosos
razas .que lilas el:lIlellto~ tenian para conqui~tarlas y
insectos, el frIO rie las montailas. el sol calcinador de colomzarlas. A~lla seCCion del.Norte fue senalada a
los tNpicos; tales eran los enemigos del caballero que la raza anglo-saJona, cuyos hábitos de órden y de traiba ti huscar fortuna al Nuel'ú ~lundo. Era la realidad
ba.loencontraban
un vastocampoen
quedesarrollarsH
de la novela. La vida del aventurero
espaÎlOl consUhaJo su cielo mlS fria y en su suelo menos feraz;
tuia un capitulo mas y no de los menos estraordinamientras que la parte del Sur, con sus ricas producrios en Jas crónicas 'de la caballería andante.
ciones tropicales y sus tesoros de riqueza mineral,
Ei carácter del guerrero se revestia en cierto modo ofrecían el premio mas seductor para estimular las
del colorido exager:Hlo que se atrihuia ¡í sus hazañas.
facultades. empren.dedorDs del espailOI: j Cuán difeOrgulloso y vdno, I~llamado por las pomposas esperaute hubl.era podido ser el resultado SI pl buque de
ranzas de su porvelllr, y con una invencible confianza
Çolon hubiera Illchnado su !'umho mas al Norte, corno
en sus propios recursos, ningun peligro podia desello pplISÓ dur~nte algun Ilempo, y huhie~e desemcorazonarl?,
asi como ningun trabajo lo podia cansar.
varcado su punad? ~e :!.I'elltureros en las playas de lo
Al contràrlo,
cuanto mayor era el peligro, mayores
que ~s hoy la America p.r~testante!
..
eran sus encantos; porque se deleitaba en obrar:i
A I~pulso~ de ese esplflt~ de empresas marll1,:"a~
impul~o cie granlles estimulas,
y la empresa sin ries· que agitaba a .todas las naclO~es eur?peas en el slg~(1
go carecia de la espuela novelesca indispensable para XIV, se esploro toda la .estel1...slOn del Illmenso contldesperLar su energía. P'lro en ios motivos que tenia
nell~e en menos de trelllta anos, desde Labrador hasta
para obrar, se mezclaban de una manera estraña hos la TIerra del Fuego; yell i 52i, el portugués Mag~lIamlluencias mezquinas COllIas aspiraciones
mas noIles, navegalldo baJO la bandera española, resolVIÓ el
Illes, y lo temporal con lo espiritual.
El oro era el prolJlema del estrecho, y ençontró un pas? occidenestímulo yla recompensa,
y al correr tras él su na[¡¡I,.buscado durante t~nto tIempo, ti las Islas de la
turaleza inflexible pocas veces vacilaba an te los meII!dl3, Clln gran ~,ombro d.e los portugueses,
que hadios. Su valor estaba mancillado
por la crueldad,
bIendo empren,ildo el camilla en la opuesta direccion,
rru~ldad que, por estraño que parezca, dependia
1.1n~0de su avaricia como de su relieion; religio.n~ es
(2) Nola del tradzu;tor. Y nosotros podemos ai¡adir: i q\J~
decIr, como se entcndl3 en aquel siglo: la religIOn contraste Ian humillante presentan los hombres del ticlIIl'o
del cruzado. Era el manto cómodo que cubría ulla de Penn con su~ de¡renerJdos descendIentes! Aquellos, como
..
'
,
...
,Prescott dIce, 110 querian mas que libertad CiVIly relIgiosa,
(t), El~mbaJ3~~.'eneelano,
~ndrea Navaglero, que VIaJó I y Ira baJo ; estos, Impulsados por una ambicion mezquina,
por ~spana en 1¡)~<>!poco mas o menos.en el periodo corres-\ d,'spoJau de su territorio á una nacion que no podia haeerles
pondiente aI prmclplO de n.ueslra na rraClOn,ha l'la de la.fiebre . dai:o, y todo .por el ansia del oro y por la sed de conquista.
general en Favor de la emlgracl.on. Particularmente SeVIlla'\ Si ,la cO.loni7.aCiOnespaiíola fue eflmera porque no lenia mas
ese gran punto de partida, tenia tal Falta de hablta~les que objeto qll~ el oro ni mas pret~slo que el proselitisrno ¡,qué s.~.
romo él dICe, parece que la CIUdadhabla quedadoca~1 eSCluSI., ra la domlnaclon anl(lO-amerlcana en Méjico, va que no liene
va!llen!e en mano~ de,las mUJeres. VwgglO fallo 10 Spagna pretesto siquiera, ni mas que las minas de PO'lOsi el oro de
(Vmc¡pa 14(3), Fol. 1;,.
Jas igle~ias y los pingÜes territorios de Jas CaliFor~ias?
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:-;'!llST.\ "EL l'LilI'.
:;:1
,;!",!",npllltraron para á cara P,)lI SllS rivales ('n h- <In· ,II",li:\l'ioil una estr.n'ion
in,\din¡,b
para sm Ilr~cntípoda;. Pero m;elllr;:s lIne toda Ja costa oriental ,lei :Jrilllient.os, con los cnales ca<I:1 p~qnellO potent.ado
c,llltill.mte americanc estab1 eS[lloraùa, y colonizada
)orlia aunlCnt:lr su territorio, y Pllril!uecersn ¡¡ sí )' ;t
sn partr. central, y ;Il:n despues de la brillant.e COIl- ,us allcg::dos. Esta displlskiol1 política I~ra]a lIne lile,
qnista dc Méjico, to.lavÍiI no se habia lev;lI1tarlo el ,01' cOIII'cnia;Í los fines de la corollll, P'J/'IluC prt~senvelo qne ocultaba las dor,vlas p!;lVas del Paeílieo ..
aba un estímulo perpet.no a\ espíritu elllpI'I:lIllellor.
Dù ,'uando en cuanrlo habian Iregarlo:\ oidos rie los Viviendo así en sus propios dounuios,;í gran di,;taaespallc.ll·s rnlllores vagos sobre paises sit.uados en el I ¡;j,l de la metrópoli,
estos jefes ;nilit:lres er;1II PU
remoto occi,lente, en Ilue abundaba el metal que tancil~rto modo v¡reyes, y con dellJasi Ida fr('cuencia ltito allll,icinnahan;
pero la primera noticia clara que cil~ron un uso tir:ínico del ~oder 'lu,~ poseian; tir;ínieo
tuvieron del l'erÚ ruc h:íci¡¡ el ailO de j 511, cuandol:¡ra
los indígenas 'f tamlJlcn para sus compatriot3s.
Vusco i'iullez de nall)')a, el descubridor
(Iclmar del '::ra consel'llCnr,Îa
natural é indi,pl'nsable
cuando
Sur, rsluba [Jesaudo algun oro qu.) habia rccngído
:lOlIlhres de clasc Illl/uilde, y IHI preparados
por la
(mtre los ill(lí:.:enas. I~n jÚven eacique .le los indios
ô~lllcacioll para el desernpeiío ,le sus destinos, ascenque eSlaba prI'SI~lIIC, <lió un pUlwlaZll:\ la balanza, 'yl~an
repentnlail~e[)te
á evrr::-~ una aut.ol'!lJ:ul bl'cve
esp,arell'ndu ell~rill;lnte Illet ti \lnr el suelo de la 1lJ.l.l!- ,~III duda, pl'rn SIU J'l'sponsa,bdll!ad dn um1;uua clase.
tacwn, esc\amo: «Si I~StOes o que tanto apreclilIs
:Solo desplles que la nspCrlClll~1ll ltllho h~c/¡o tocar
que estais di~puestos:í
ahandollar \'uestl'OS rl~1I10t'lS .ligunos tristes resultados,
se acoptaron
medi,las
laises y aun (I arriesi!ar Vllf'str:1S vi,las por alcauzar·
para sujetar á estos tiranuelos por la acdon de tr¡ulIo, yo (IS puedo decir r1Únlle est;\ ulla nacion llúude se .lales regularizados,
ó audiencias
reales, corno Jas
come :: sn belle en [l13tos y vasos de oro, )' dónde el lamaban '. IIue cor~lpue3t;;s de homhres de respeto y
oro es tan barato como t~1hierro \'utre ,"sotros.»
Poco
te saber, mterponmn
el brazo de la lr.y, ó á IiI llIenos
tiempo despues de rer.ihir t'sta sorpren,lentc
nol.icia,
él aceuto de la reconvencion,
para proteger tanto al
Balboa llevó ;í ('abo la formidable a\'elltura de esetlla¡' colono como al indígena.
la muralla montailOsa que separa :í los dos gíg:lllte,;·
Entre los gobernadores coloniales que debieron su
eos océanos uno de otro, y eotouces,
al'lua,lo con '~mpleo al rango que tenían en su país, se contau,t :'t
psrad;: y brnqwJI, se lmzó á las a~uas del Pacifico, y ion Pedro Arias de Avila, 6 Pedrarias,
como SI' le
ese/amó con el verdai.ero espiritu cahalleresco,
que llama eom:Inmenle.
EstaÎla casado eon una híja de
(,tomaba poses ion de fJste mar desconocido COli todo
101la Beatriz de Bouadilla, la célebre marquesa de
Jo que ~l)lltenía [Jara el rey dc Espail¡¡ 'I que defellde\Ioya, muy conocida como amiga dc Isabella Cat,íliria sus dereehr¡s eontra todo, I\.s qu¿
atreviesclI á ~a. Era homure de algulla espericncia
militar v de
lIegarJ,¡s, ya fuesen aislianos
ya inlieles (I).)) ¡Todo
~arácter muy enérgico. Pero, como despues sc·vió
el anclIo continente y las rhuellas islas que hallan laslra
de genio mlillÍvolo; y las bajas cllalid;l<lcs que qui:
olas del mar del Sur! Poco comprendia el atrevido ca· ,-á~no se hubieran notad.o cn la oscuridad lic la vida
ballero toda la estension,
todo el significado de su :lI'Ivad~, resaltaron,
y qUizás fueron crea.las en parte
magnifica Jactallcia.
Jor su cnculllbrlimi~lIto
repentino al po,ler; asi COIIIIl
En l'ste punto recibirí noticias mas esplícitas del
os rayos del Sill obrallbenélkamente
en un suelo g{~imperio peruano, oyÚ referir pormenores de su civí1ernso, y lu estimulan á la [Jroùuecion, mientras qUll
/izac~on , y se le ense.ÎÍaron dibujos del llama , que á !;~Io sacan del pantKno vapores pe~lilellt,~s y daiJinos.
los 0Jo~ de los enropeos,
pareá\ ser una especie 'de )IÔse á este hombre el m:mdl) del territorio ¡Iamado
camello ¡¡rahe. Pero cunque dirigió el rumbo de su 'Jastilla del Oro, el terreno l'scogido por ~uiíez de
carabea h<Ící;¡ esas r('giolles del oro, y aun adelantó
¡l¡¡lboa para teatro de ~us descubrimientos.
El buril
sus deseuhl'il1lientl)S hasta unas veinte leguas al Sur ,',xito de esie dió origen (\ los zelos de sn superior
del go;fo rie San Miguel, la avrntura no le estaba re- porque á los ojos de Pedrarias era un crimell llace;
servada. El ilustre deSl:ubridor estaha destilladlJ <Íser grandes servicios. J,a historia tr:igica de este caba ..
victim;. de esos zelos miserables con que un espiritll
lIero pertenece:í
lin periodo algo anterior que ci u,:
peqnÚ'o contempla
lus proezas de uno de primer
1I0S ocupa. Ha si,lo rel'erjlla pOi' plumas mas di,'s:r:ls
órden.
que la mia, y aunquc breve, forllla UIlO de 105 I,:;¡S
. Las posesiones colorliales dc Espalm estaban divíbrilla!ltes trllzos en los anales de Jos COll(lu:sL:;";~:'~s
dl,las en nna multitud de gobiernos pequcños, que se ¡ merleanos (2).
conferian á veces á favoritos cortesanos aunque coPero aunqne Pel\rarias estaba .1ispucsto á cori:lr 1:\
ma en ,)sta época primitivn eran muy árduos los r1e- carrera gloriosa de Sll ri\'al, no ctescollocia ks CO¡J~·').
beres de serneJantl's destinos, se reservabnn con rrws (uencias gloriosas de sus descubrimientos.
;;es,:e
frecuencia para hOlllb"es elll[Jrendedores
y de algun
llego eOI~oció que O:lril~lI era puuto JlOCO;Í pro~'Ús.:rJ
talento, Colon, ell virtud de su trat;ldo con la corona,
l,ara servIr de base.ti lils es;¡eJiciofl(ls del Paci!ico v
tenia jurisdiccion
en los territorios Ilescnhiertos por ((lllformánd.ose clin la idll" primiti";( de 13:1\:¡O", ;,j'l
él, en qne se incluian algunas de las islas priuGÍ15 t ti hizo tra~ladar su llaci,!nte cal,:t¡¡1 dl'sdIJ las ~)¡:I.
p:lles, y a,'WlIlos,Puntos del continente. ~stajurisdic)1IS del Atlaul.lt:o,al
SIlla 'Iu~ antes ,cUIJaba ?analll:j
cIOn Sl~ dderenc¡aba
de la de otros funCIOnarios, por- ln poco lilas al l~ste de la clU(lad (Ine JOy lIene est¿
qneera hereditaria;
[Jrivifegio que::1 cabo ,e consideró
l. ombre (3). Este lugar mal sano, ccmenterio de mu_
COIOOd:rnasiado Ï1.lIpl!rtante para U~l súbdito, y se
(2) Las memorables aventuras de Vasl:O>'Iuiiez de Balboa
~.ermu}o, por c,onslgulente! por un titulo runa pen- han sido ,referidas por Quin!ana (Espaiícles célebres, t, II)
sIon. Estos gobIernos co.lo,males sc multlpltcaron
con yyor Imng en sus COUlpaneros de Colnn, -:- Es raro que la
el aumento de los r1onllnIOS, y rol' el ano de i 5H, v<ùa de un solo I,[)ù,vlduo ~aya dado asunlo a dos escritos tau
que es I:uando propiamente
conlÍI'nz3 nuestra narrae,el(anles, publicados easl. al lll!SmOtiempo eu dos idiomas
cio~, estaban esparcidos en las islas, en la c,;t.ension
d s~ntos, y Sill COI~UUlr;¡ClOn
ai~uu.a t~l~; los ~ulorès.
tieIStlll'),\e Darien enh I"lstarcnjontl.> tiel'f'llhlle
(o.l) La tÓ,le '¡<o Órdelles po"tl\,lsa
I ell.rallas.l'ara 'lue
I'
]."
't.'
' .. ', ù ~ .... '.
' '. l' f.,nuase un esl?hlccrnllen~, PUel ;;ul/y de ~an JJI~ucl, de
, en ,I, r~clCr. l.S conqUl~t.ds e ~J¡.JICO.,Algunos '. t\ a "I"rdo) roll /'1 IIldll'aclO'¡ IlCV.•,co ;'t;uue¡., que dr.ri" qUe era
('~tos gobiernos
no teman ¡:rllnrks dllnellslOlIes.
e' punto mas favoraùle ¡lal'a los dèSCUùrillllcntns 'i ll'álito en el
Otr"" eOlllo el de Méjico , tenia!! tant" estclIsion !;O- S JI'.• EI ;¡SIl'U!UqUt:,e ol'iese de Iiacer ell el goJÍ'ode San ¡\limo un reJUo; y á casi todo:; Se les selJ:llaua cu su iu~jtl eula Illar del :;ur debe sel' eo p.ll'ue~to que mejor se lia.
lt Ise: ilia, conve'lIhle liara ,I~ C'''ltl'alaC.on de aq¡¡el ¡:olfo,
(I) lIerrer", lIist. gen"ral, d'co L, Lh, X, r"p, 11.- p )r~ue ,ef!ünlo que Vascu "Ullez eStribe, sen:! UIU\,no.r,."s,(.
QllIIIL<lUa, \',d ,s de EspaÎlú'es célebres (jladrid, 1/l30, l.1I, ri) que alIi hJya ~¡gllnos navios, así P;Hll ¡Je:,rlJhl'ir~la::; rOS:l~
fJtJ,:.!dJiI .f!..
d·:/ gulfo ~' de la comarca de ei, nHUu parJ b rontlalariou dt
TlIllll .
:3"
l
se
(l
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
,; \
RInLfOTr::CA
or. r.A~P'\R
y 11'1\1;,
~lJos desgr~cia¡lo~ colono~, ('sInha prl'f.'clallll'llt('
~i- c0l1qlli~t1 dro! P,'rÚ ('I mismo purs!,) eminelte
qlH'
tuallo IJara el gran ohjeto de las e~(1ediciolws IlIi1ríti- COI'tí's t'n la dfl lIIejico, será necesario referir breveIllas; y el puerto, ~or su posicion ce,ntral, era el mente su villa.
mrjor punto de partida para c~as e~pell!eIOllrS, ya se
CAPITl'LO
II.
rlirigies.)n al!líorte y~ ni Sur, qlle halll<~n de eX~"l1el O'~eaDo Francisco Pizarro,-Su
ju\'cnlud,-Primcra
e,rwdirioll
nar la inmensa estenslOD <le costaa.ue hana
il
.
al ~ur.-lJesvcnlUras
fie los viajl'l'os,-Er]l:\lclltros
del SUI'. Sill emhargo ell esta nueva y favora l e POSIpcligrosos.-Vuelta
Il l"lIIama.-Espcdicioll
de AIcion, pasaron algunos años, ante.s que el n~lll!l? dr~1
magro.
rlescubrimiento
tomase
delti:\'
PPI'II. It,"dos .
('"'','_I'_I ,,_.,.
""" )
' . , la dlreer.lon
l'
los esfuerzos se.r Imglan ese IlS,lVamen c,~ ,or t., o
mas bien al OC~lllente, obedecl.eudo las ordenes <lei
FR'\~Clsco Pizarro nació t'n TI'ujillo, ciu,larl de Esgohierno, que siempre an'cpollla á torlo el ~Ieseo ,~e , tremadura en Espaila. La época dc su naeillliento es
drscuhrir lin estrerho que, segun se ,suprllla, deb~a : incierta;
pero probablemente
fue hÚcia j 4ï I (2). Era
rortar por nlgun punto el prolongado IStll~O.•S~ ha?la . hiju natural, y no rlebe sor(lrenderntls
que sus padres
armamento tras armamento
con este qlllmerlco ~1Il; no se cllirlasl'n lIlUdlO dr, perpetuar la f.~eha rie su
y perlrarias veia estenoersc
mas y mas tudos los ano.s nacimiento, Pocos gustalJ <le consignaI' el testimonio
~IIS dominios sin sacar ¡;rande,s ventaps de SIIS a¡lqlll- <le SIlS fallas. Su p1flre, Gonzarro Piz:¡rro, era coronel
siciones.
Veragua,
Costa RIca, I'i.lcaragna flwro,1 de infantería,
y sirviÓ con ,dguna distincion en las
sucesÏ\'amente
ocu¡>ada~, y Sil;; valwntes caballeros
campañas italianas bajo Jas rírrlenes dl.,1 (;ran C¡¡pitau,
se abrieron paso al tral'cs rie. bosques y montallas y y IlIego en las glIPrras de ~avarra. Su madre, Frande tribus Huerreras de salvajes, ha:::,ta que en Ho~cisca t;onzalez, era mujcr de humilde condicion en la
dur,\s se encontraron
con los compan~roS <le Cort.cs,
ciudad de Trujillo (:{).
los conquistadores
da Méjico, que ha,bmn des,cell(hdo
Poco se sabe de los primeros años de nuestro héroe
Ilr la gran llanura elevarla del Nor~e a las regl?nes de r aun eso poco 110sicmpre es <lignu rie fe. SegulI UlIllS:
Î.entro América, comple~an<l~ aSI el descubrlllllento
sus padres le ahandonaron,
dCJánJolo como espósito
de ¡'sta tirrra salvaje y m.•sterlO~a •.
,
á la puerta de una de las iglesias prmcipales
de la
Fbsta t :i22 no se envIó una esperhclOn fonDaI y ciudad. Ailádese que hubiera muerto á no haberle
organizad:¡ liácia el Sur de Panamá, baJO ~s ~rdel.les
dado de mamar una puerca (4), nodriza m:1S improde P :scual oe Anrlogoya, .caballero muy dlstmgUldo
bable aun que la que se seimla á Rómulo. La historle la Colonia. Pero e.steJefe solo pene~ró, hasta el ria de los primeros años de hombres que des(lues
Pl\prto de Piñas, límite
e los descuvr¡mlP./lto.s
d~ se han hecho famosos, lo mismo que la historia rrillalhoa, cuando el mal estado rie Sil salud le obligó a mitiva de las naciones,
ofrece un campo fértil a la
rmharcarse
de nuevo y abanùonar su empresa en su invencion.
origen mismo (i) ..
~
P.1rece cierto que el jóven Pizarro fue poco atendíEntretanto
seguia!! \le~and.o á oldo~ (!e los espa!I~do por sus padres, y que se confió su educacion á la
les é inl1amando su Imaglllar;lOn, n?tlclas oe la CIVI- naturaleza.
No se le pnseñó á leer ni á escribir,
y ~u
Iiz,;cion y de la riqueza de una naclOn poderosa del principal oCllpacion fue la de porquerizo.
Pero csle
Sur.; y p·are~e.e.strarrlinario.
que .se tardaS!l ta~~o.en
si.stema de vida no ~onvenJa al car,'tcter a~<liente rie
cnVI,lr espedlf;lones en esa rhrecc~on. Pero 1.\ pO~lcwn Pizarro cnando crecll~ en anos, y oyó refenr las notiexacta y 1.1distancia de este relllo e!lca~ltado era.n cias del Nuevo-J\lundo, tan seductoras para la juvensolo ohjetode conjetura.
La gran reglOn.lIltermedla
tud, y qlle eran el asnnto principal de torlas la, conesta ha ocupaoa flor razas s.alvajes ~ ~elicosas ; 'j la versaciolles. COlllunicósele el entusiasmo
popular, y
poca esperiencia que ya haluan adqlllrld.o los marmos
se aprovechó de un momento oportuno para abandllespailOles de la vecinn costa y dll SUi habItantt's .• yaun
nar su innohle empleo y escaparse á Sevilla, puerto
mas 10 tell1pes~u.oso de los mares, po:r¡ue halll:1l ~le- ~n que se embarc,lban los ~vp-ntureros esp;¡ilOlt~s parl'.
cha SIIS cspedlclUnes en las peores epoca s dd ano, Ir á buscar fortuna al Occnlente.
Pucos rie estos PI1aumentaha
las di(jeultad~s apa~enl~s.rle la em'pre~a,
rlian a~an<lun~r sU patria COll menos motivo de pesar
v hacia retrocerler hasta a SUs.lI.ltrepldos corazon!::q.
que PIzarro (;,) .
. Tal era el estudo rle las oplOlOnes en la pequella
cindar! riel Panamá durante algunos ailOs despulls ~le
(2) Los poros es;rltores que se aventuran á fijar la épora
su fun,lacion. Entretanto,
ladeslull1uradoraronr¡llIsi dcl naculIlen.to de I ¡zarro lo hacen deuna mancra tan yarra y
'I
'1"
'e't'mulo
• I ri 'SI'O ardiente de I rûntradlctona, que tenemos poca conhaflza en sus datos, Vel'I a • e MIlJICO, lo nue'o. ", I
,I e.~ .•.
dad es que lIerrera dire Icrmiuantementil que tenia 6;) a¡lOi
l1acer nuevoS descubrlllllentos,}
en ia~í se enco~- i cllando murió en Hilt. (lIist. gelleral, dec. VI, lib. X, raIraron tres hombres en la Coloma en qllle,nes el e~pl- , pitulo \'1.) Esto fijaria la épora rie su nacimiento ell HïH.
ritu aventurero
triunfó de todas IllS demas conslde- • Pero Garrila,so de ,a Vega asegllra qlle tenia mas de cincllcuLl
raciones
rIe dificultad y peli;.¡ro que impe~lian el a¡lOs.en 1'i2;;. (r.OIll. RI~~:'pa)l:tr.II,lih.l.rap.I.)Segun
est,)
aclelanto de la empresa .. Uno rie ellos fue ~l••glcto por habl'la narldoantr.s dc U',l, .Ilzarr~l~ ?r~!lana_q,ue, .como pa,
lo t'r
Y por sn aptllnd para lip-varia a c:t(¡".ble
l'Ientc del cOllqol~tador, tenIa motno, pa~a c,tar I!len wtorsu cardC"
,
,
P"
"
.'
• l' mado ,dire que terlla clIlcue~ta y cuatro aoos en la mIsma fehombre era FranCISco
¡zarro, ~ COIllO ocupo l.U ,l, cha de 1:i25. (Varone, 111l,tl'es del Nuevo Mundo, ~Iadr¡d
r¿sc~l.p~ de la;; otras co,a, ncrcsarias al bucn provcimiento de . Hi39. p,ig.12R) l'ero_ en laéDor~.rle Sil muertc dicc que tea.:¡uello: é para que estos IlaI'iú, a provl'chen es mennslel', qlle ' lila ccrca de ochenla auos (p~l(, 18.,.) ConSiderando .esto rom,)
,e hag-an all,\.)) Capítlllo de r:arta csrrita por ell'ey Catullw
ulla exag-eraclOlI de;;tmada á prodllclr efecto Cilla Cirrun,tar:(,P.;drarla, lJá\'ila, al', ;';aviwcte, C'lleerlon d,e Jo;; V!aJes CIa parllclllar en ~,ue se lI,a, y a~lO!tleudola e~artltud df'!
v tlc,cubrimiento;; (Madrid, 182fJ), torno /Il, nlllll, il,
' dalo antcrj()r, la cpoca de Sil 1lo1Clmlentùl'lcnc a scr la quc
• (t; SCl(lIn }!ontesinns, Anda!(oya se la~tillJó lIIurho de re- damos en el testo .. Er,to le hace allto viejo yara emprend¡r
,¡litas de IIna eaida de caballo estando desplc~ando Sll hall'l~- la couqlllsta de un IInperlO; pero CoJon tema alln lilas edad
dad de ¡Únete ante los asombrados 'IIrJíl1ena;;(,\Il:!lcs drll'l'rll,
cua~ldo empren,dló Sil carrera ....
MS., ailO 15~:H), Peril el adclantado en una relariOll Ile SIlS: . (i» Xerez, COllqu!sta dcll'eru ~al': (Jarr¡a , loOlu III, pad~;;rllhrilOientos escrita por él mlSlllo no dice nada de este. ¡!'Iua 197,-Zárate
Conq, dcl Peru,hb, I, cap. I.-Pizano
aecidt1ltc, y atribuye su enfermedad;¡ haberse caido al agua, y Orella~a '. Yarr'nes ..i1u~trcs, rág. 12S ..
Pli 'l'Je por poro se aho¡rÓ, enfcrmedad que tardó .mucho
. (.1) «i"aclO en TI,t1J¡/fo~yecharon/o a la puerta rie una ¡gl'ltielllp" rll rUral'se, E,ta esplicariOIl de su vuella era S1/I duda. sw, mamó ,una puerca rlertos. dJa" no ;;1' halland,) q~lIen le
1l",S ;¡¡rra,Jahle ti Sil \'anidad qllc la ¡reliera/mente reclhlda. (1'1I~,'es~darleehe,1)(jolllara, Hlst. de la, Inùlas, rap, LXLlV.
E,te dorllmento, iUlf,ortante por sel' ubra cie uno de I.q;: pr¡(JJ ~e¡rlln e.1 c'lnJendad¡)~ P,zarro y Orellana,
FranCISco P l·
.
o"
mil i \'lJ" de~rllurirlores, se consen';} cnlllS ~lr('hl\'fl~ de :-,~vtll~, 1-1r1:o ~lrvló, ~l(lndo ~¡I!n UlIIO, ('-oo.su padr'e en I:1s)!U~rras de
y Il1é puhheado ,por :'\a~alrete, Co¡crrion, to,,,o Ill, nUIlI, /. , Italta; y dCSPUCSCúll,lolon y otrns :lu,tl'es dcscllhrldorc; en d
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I.A
CO:'iQl:ISTA
Il"l
¡:i
PEUÚ.
;\lo SJIH~IIl')SPIl r¡oé ailo ¡),'II1'l'ié, l'ste ~II'~"SUirllpor-
\IIrlaf!oya voll'i,') Ile Sil ,'s!,,',licioo incnJllplda .1 S,ll'
iallLe I:e su vida. l.a prilller;! Il~Z 'lue oirr.uli hablarlle
de P,H1amá, Lrayendo noLicias nll,dJlJ rllas ¡¡IIl!,tl;'s
ill en ¡I 1\uevu-~lun,I(J, es en la Espai101a, en lU 10, I[ue hasta entonces se habiall recil'¡du de la UpU"~"dlJllde ,Plltó plaza en la espellicion;í lira ha eu Tierr;¡ cia y gr'andela ue lus paises situadls aJ Sur (3). Esto
Firme, lJajo \;:s {¡nIelles ,le Alooso de Ojella, cuyo coilll:idia con lus lIlOIlJelltos è!l (lile estaiJ,ln Iladeudo
car;Íct, I' y hazall;ls no ellcuentl'illl CUIl'juÚ cOlllpararf:U illlP¡'esiulI ell el espíritu
pÚlilícu las J'ril/aldc'
S,) sinu e" ell "'s pÚgillas ri•• Cen,1IJtes.
Hl'rilan CUI'- Jwzallas Je Cort'::,;, I/"e dau;," un nuo:vo es tí IIIUlo ¡'i
lés, cUYi/ madce se.I!;III¡;llia Pizarro, Y SI'¡;LIII sc dice t'sl,iritu al'ellture"o,
L:IS e"pl~dieiQnl's h;Ícia el SUI'
era pi/rlellta d," p¡¡drede Fn,ncisco, estaua eutollces
I egarun;í 3er pI ollje'u favorito rie lo~ cillculus )' tll~
eu Saulo Domillgo, y se dis(lullia á IlIan;liar en la J.IS¡;OUVI~rs;leiulleselrtrc lus eolollosdt~ I'allalll:i. Peril
espelliriou rie Ojf:da, ,'osa 'lue IlU pud.:> rcalizar !Jor ('01U0 hl regioll del uru se bailaba dltn\s de la iliIiICIIIlabersll I:rstimarlo Iigll'¡lIne¡,[e UII pié, Si se llUbiera
~a cortilla de las cordilcras,
aUll e>laba em l!elta I'U
ido, la ,:ai,la d'" irlll'erin azter:a se buuiera retardado
[,roJ'ullda os~urid¡¡d. 1\0 I'0diu [orlllurse idea UlgUIl;1
Ilor algulI ticmllU, Y r,uiz;.s d cetro tic ~Iulezullla se t'e su verdudcra rlistandu;
y los [JU,lel'Ílllicntos 'f dilllluh~r¡' traslll;tírlo p;lcíIÍl:alnellte á su postt ridati.
f;cullarles r¡ue Iwbiau eSl'erillIClltudo los I'0COS llaVePizarru [ue,eoIlJOlusrll,lInís,
victilllade las desgracias
fantes (lue hahian seguido cse I'UmUll, rlalJan un
que su I'riú la CIl:Ollia rI'l Oit'rIa, y su discrecion llI,piró
"spedu somhrio á la tJIl1l'resa , (Ille !rasta cllloilees
tal call íanza á su jefe, tlue este le d"jó el mando del bauia relraído á los lilas anirnosOl, ¡'e tomar partI' ('II
cstable,~illlien(o cuall,io luvo que ir ell husca de pro- ella. No resulta de niuguu dato que Pizano luallif,:svisiuue., ;í las isla". El lugarteniente
sigui,} en su t lS¡~mils ardor qu~ lus (\l\má~; IIi el'a tal el estarlo tIc
puestu peligroso por e31'aciu rie unos dus meses, es- sus fOllrlos que pudi,~sl~ euncelJir esperallzas ,le hllen
l'eral1<l,) á que la Illuerte hul;iL:ra t1islllinuulo In llasélilO sin grautles auxilios por parte tic utms. EII!:!'iltante h eolullia para que fUj~ra posible embarcar
t:1\ {~stl\ auxilio eu otros dos in,jividuos de la colonia,
SlIS lIli,"rable,; res tus ell e1bu\lucdllo
que les que(¡ue 1l(~SenlpellarOn Ull papel I\emasial\u ilnpurt¡¡nlc
dalla (I).
ellJos acouleCÎraicutos
pI¡steriorcs para !lue uu hallJeLlespu,'s Ile esto lu e.\culltralllOS asueíarlo ¡'IBaliJoa, , lIlOS rie elios Cil parlieular.
d de"l'luridor
del Pa,;ilico, y cooper;lu'!o CUll eSle
ello de ello." Dil'go Ile :\llIIagro, l'l'a lIll sUld¡.ric
al estai b:illlielltu
Ile la colonia ¡le Darien. Tuvo la de IUI'Lulla, prouaulen;ellLe tic alguna lilas el\;\f\ qUI~
glurill de acoru[I:tiiar •.. cste illtrépido espaÙol en su I'izarro. alln~ ue poco se sabe lÎe Sil 11iIclillienlo 'f
terrible marcha al tral'ús tll: las mUlltaÎlaS, "1 tie Ser aun está en tlulla el lugar en quc ocurrió. SupÙnl'"e
por tantu 11110de los prilllCrus euro¡wus cuyos ojos que nació en la Cillllilu de AluIagro, en Castilla la
se tlcle laron con la vista) prometiúa tallto ticmpo
l'.ueva, de tloulle, pUl' falta de origen lilas clarll,
,¡ntes, delluar tiel Sur.
S3 deducc ~u nomlJre PUt:sto que, 10 mismo quo
Despilt)>; tic la muerte pl'clOatura rle su jel'e, Pizarr¡zarro,
era esplisilo Ci). Pocos pOrOll\l1UreS se S¡I1'0 se il,:.IJiri{¡ á l'edral'ias,
}' este gubcrnador Jo ocuben de él hasta el aclual periorlo rie JlU0stra lristurj:l;
pl" en varias cSjlelliciunes militares,
que, si 110 le porque era ullode aquellos á quiencsla fel'/ueJllaciuII
produc;al/ muc la, á lo lllelJOS Je acostumbraban
á d? las épocüs turuulentas
lanzan de UlJa I'ez á Ja suesas pnaciones
y peli¡;ros que habian de salir al paso p~rlicie, meuos dichosos en esto quizás que si pl'l'dellu[l,ro conquistadol' riel Perú.
Illauecicsen en su oscuridad primitiva. En su carrera
Ell 1515 ~c Je destinó con otl'O militar llamado
lIIililar, Almagro habia alcal/zudo la replltaciulI tie
Jllorales p,lra atl'avesar el Islmo y cOlllerciar Call lus s Jldado valielltp.. Era de carácter franco y generosll,
,¡aturaL)s en Jus playas del Paeílíco. Allí lllieutras que ¡¡'go alropdlado
Y violento en sus pasiolles; pero,
estaba ocupado ell rccoger su botin de oru 'i perlas
como les sucede álos homhres de telllperameuto
sanJe las r róxirnus islas, sin duda recorria con la vista guineo, rlespues del primer estallido no cra óitïci:
la Illlca prolougarla de .~vstas hasta que terlllinaoa en a~)aciguarlo. l~n una palabra, tenia tallas las cualid,\~l Ilom.oute, Y se inlbrnaoa su illlagiua¡;ion cun, la des y Jas defectos Je un hOlubre hunrado , ¡'I 'Iuill/
Hle~' dl~ r¡lle a¡gun dia I,odria il' á conquisLar las IllIS- I10:¡a Illoditicado lllejol'iíndolo la diseiplilla de la lll'íterIOS;¡, re¡;iolles s¡[uaJas !Uas allá de las montaÏ1as.
lIIera educacion ó ei dUluiniu de sí /:lisrno.
Al tras adarse el as¡el:to del guLierl/o al través del
El otro era nl:l'IIa\lllo de Luque, (;sclesiástico ""paIsllllo Ü Pan?iII¡'l, Pizarro i1colllpaÏJó á Perl~arias, y ÏJol, qllc deselllpellaua
Jas funciollcs d~ ,'urn HU [,¡[SU U01l1:l1e lue 1l~ltalJle cnlre los que estellU¡CrUn la namÚ, y que antes había sillo Ill&eslre !'scul'!a l'n
¡meu d, la couq\llsta ai NtJrte, luchando con las beh- l¡·. catedral de ¡bricn. Parl'ce haber sidu hUl!lb(c de
~OS:IS t",ous de Ver:lriUa. Pero por gloriosas que sn¡;ular (Jrudench y conocimiento rie mun,ln, y [J(,r
lue>,~n ,~stas espedkiones,
lc producian poco 01'0; Y SllS cualidades
respetabJes
I",uia logrado l'j"l'J'er
¡'lia e,bJ de cincnenta alios 1'1c¡'pltan Pizarro se l'n- nlllcha int111encia ell 1,( pe1jueiIU soeiellad Ú ¡¡Ill: pcrconlri'¡ en posesion SOlal/ll~llte rie un trozo de tierra
t'lnecia,
y lIIan~j¡lr fondos que Iia,;iall 'Ille 'Il l'UOm,r! ~at:a cer¡;a de ~a ,,¡¡¡¡jtal, y de un reparti/lliel~to
peraclUn rUe~e esendal al ¡JUen i~xito tic la elllde llld os proporclOlwo
al l'aloI' dc sus sernclOS
preslI.
militari s (2). El Nuel'o':\!undo
era ulla lotería ell \ Colll'Ínose entre los tres socios que los do, mjJj"
qln: t:r¡·u tnll esc:lsos los prl'rnios grandes, que casi
_
'
,
,
t'lllolS 1:ls pr"babilidalles estahan c It .. I u 'adoI' y
(~), Anda~oya dIce que, obtuvo, nnent as eS\UV0 Pli Hlrll,
'I
"
0.1 1.1 e j ,~
,
n)tlclas nlUYrrrcuu,Laucladas del ImperiO de lus I~cas pOI'
11 ¡tesitl' I e csto estllba '"¡Spuesto el Jugauor
a aventumedio de UllOStmlicanLes que recurnan el pais. "En ,',la
nIl' SU s:durl, SU lortuna, y aun muchas \,eœs"u
I'roviuria 3UPr.Y hubc lelacion, ansi dc los ,eiwrc, ,'O'JlUúe
hunul' HlISIllO.
ulcrrudercs ¿ iutél'l'l'etl's l!lle elloi; lcuian ,IJe Lud'lla "ostit de
l'ail l'a la situacioll de Pil,arro cuanJo Cil 1G22 L"lu lu quc dcspncs sc ha visLo hasta ci Cuzco, p:<l'lil'I,lalmente de cada proviucia la llJanera Yl'ellte 11r.el:a, 1'0rqUI'
Nuevo ~iundo, CIIYOhllen úxilù atribuye el auLol' 1lI0de,;La- e,tos a1cao7.ulJanl'or l'la de mercaduria mucha LierTa,» ""1mente, .':OIUO
can,a I'rlllrlpal, aJ valor de su ¡"Iriente. Va- \ varrete, Coleccioll, tumo Ill, nÚIlI, 7,
¡-ùJICS III stres, piJ~~ Uf;.
(,I) "Beeia él que era ,le Alloagrll,l¡ dice Pe,lro Pizarro I1'W
(1) P.l<:rro y 01:0I1all:',VarollCSilusLrcs, p{¡;;s. 121-1::?~, I III WlIùtia nlul'llO. lid, del Uf's".lIh,y C\Jnq, de lo, le,OO, tiel
-lknua,
!lISt. ¡;CUel'~J, ~ee.. ", Id), Vil, cal'. XIV.- . ¡'"I'Ú, ~b.-- Véa;;c lal:llJicn Zarate, C\JlIq, del l'crÚ, lih I,
MonlesJllUs, Anales, }I:,., allo 1<.110.
rip. J.-I;lIllJara, !list. de las llld., eap, CXLt.-Pizarro
y
, (::l) ,(:'clIiclldo su casa, Y, haeieJlda, y rrpartimienLo de (lJ'cl!aIlJ,. V¡Jfoncs i!u£;.ll'es, vag. ':Ht.
mdlOs, (OIlJO~"0 dc lus I'III1C;pa¡,,;dc la 11"l'fa,l'Orque ;iClll1'.1úlLllnoescl'ilo~ cuoliesa Ilue no eran r:onociJos los paur,,~
¡,re lo II'C.» Xerez, Cun'j. dei l'el'li, ap,lJ.wa
toUlU JlI
de A1ma1iJ\);pero aila ti e ljue sus (ll'imeras haZalnlS prllelJ~u Ii'¡{g. "'ill
i I!U'_l'e de ,u I~una. I'rucba quc vak IJOCU¡,ur Clcrl J
I
I
,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
;';!~
BllIl.IulLL\
ilE C.\":l'Ak \' r.nI4;.
lari's (~oiltl'j/¡u¡ri;w eon 'u PH/'l(l;"" I¡;,t)(~l' al cusleo i CiOI; hiÍcÙll'1 Sill', Y !i;IY que tpUWI' el rH'lig/'" ;I¡]jeiode lus gaslos ùellll'II)¡¡lTIt'lIl0, ppro LUII"e fue el que
11,,1de las tcmpeSL"lcs que recorren la \.:o,.la. l'NO los
proporcio/J(Î la mayor parte de Jos fondos. Pizano
,m'nlureros
no entl'ndian esto. llespu,'s dI! tocar ell
Imbia de tomar III mando rle.la espenicion, y á Alma·
la i~la de las Perlas puuto de arribana frecu.!nte á
wo tocaba equipar y surti/' fie víveres á 10sJmques.
pocas lf'¡,:u;ls de )'ilnillIJa, Pizarro se dirigiÓ al tl',l\és
Los sócios ohtuvieroll f{¡f'ilmeule ('I cOllselltimiento
: dl,l ¡!lM" de Sali ~ljglJl'l, Y pu'o el rumbo l'asi al Sill'
¡je) gobernador r;JI'a IIp\,;lr;Í r;¡bo su f'IJlpresa. Ilespues : h{¡cla el puerlo di' Pillas, pUli til de til'rra IlU la 1'1'0(le la I'Ill'lta de ¡\r>d:lgoya, I~Ihabia pr"YI'ctado oll'a i vioda de Birllr¡uele, que sllIlalaba ellimile del viaje
rsprdkion;
pero ••1 qlll! hnbia de rllcar,l(arse de l'lia, de Andagoya. Ailles tic tiU pa¡'titla Pizarro haLia oMe·
murió antes de tiempo. :\0 ,abemos qué razon hubo, Ilido todas I;ls Iloticiati que podia dar este sobre ri
para que lIO realjz~se sn pl;ln primitivo,
confiando:
J'ais y sllbre la direccion que habia de tomar. P8JO la
ri IH'f:ocio á un capitnll de tanta esperiencia
COIllO f csprril'ncia
del Illismo Alltl¡¡p,oya habia sitio demaPizarro. ;';0 le dis8u;;fa)¡a prolla)¡lenlf'ntll
que otrOti . s¡ado escasa para que pudiese ser lIIuy útil á Pipag,lsen las costas, eon tal de que ú élie tocase una 7.'II"I'U.
Imella pm:te de ~lJSutilidades. !';n descuidó esta parte
()1J¡"andr~ el plI;)rlo de Pillas, el bur/necHlo entró
rn las esllpulaclOnes
(j ).
, r;n el 1'10 BII'U, y ,a mala aplicacHln de este nombre
Anxiliado ùe esta manera COli los fondos de Luque
lue, segun l'l'l'l'II alguuos, lo que díó origen al del
y COli el consentimiel,to
del gobernador,
Alm¡¡gro
Ï1npeno d,~ los luc,lS (í). Ol'sp¡,¡es de naveg;,r por
no tarùó mucho en hacer sus preparativos
pura el t~ste rio umtS dus II'gU,IS , Pizarro llIaudó fOllllear, y
vinje. Compr;"rronse dos buques ¡lf'quei'íM, ci mayor
dllsrllllJarcallllo
tO'I~s SIlS fllerzas, eseeptu;;urio á Jos
de los cuales lwbia sido cOIH'truicJo por BalLoa para marinrros,
IlI'I1C'ldió al frenfe de e\lils á csplorar III
emprendl~r I'n persülla ('sta misma espedíeion. Desde
pais. El tcrrenoera un Vilsto p,lnt"no en que las fuertrs
sn muerte habia pf'rmaneeidu
neslllilrJtelado
ell el lluvias )¡abiiln dej~nu illllumerables
charc,.s de agua
plH~rto de p"n¡lmá. ílecorrió~l'lc lo lIl"jor que se pudo, I est¡¡ne¡¡da, y ••111'111(0 110 ofrecia pl/lltO de "poyo al
y se le puso rn di~posicion de s,dir aimaI', lIlielllras
pié del viaJero. Este triste palltano estalla rodeado de
(pJe se mefian :í b(lrdo las prolÍsiones
y pertreeJlOs I bosques, al tra\'€S de cuya espesa vejel<lcion y de la
COli una prontitud que hacia nias honor al celo de : elll'erl¡¡na maleza que la cuhri¡l, penetraban con muAinulpro que il su pre\'isiolJ.
[' cha dilieultarl; y saliendo por Jill de ellos, se CllrOflMayores dilicu Jtanes habia q\le vencer para entraroll enllll(l region montHÎlOsil, de ear¡Jeter tan áspecontraI' d suticiente
número de homlires;
porque'
ro y llena ne l<lIl1~s pierlr',ls, que les corta ha los piÚs
las cspenidollf's
en ¡¡quella di,'eccion hahj¡i11 suscita- . hilsta el hueso, y el soldado cansado, con la carga
do 1~lIa desconJia~lza que era muy ~ifícil "en~er. Per,o ¡ tie su pesada maIJa ó del justi~lo ne al¡!Odon espesahalJla mudlOs OCIOSOSen la coloma que hahlan Hill· ~ mente l'nlretelado,apenas
podIa arr¡lstrar un pie tras
do en busca de fortuna, y estaJ)¡in (lispucstos á uus- : otro. El calor á veces era insoportable;
y cansados y
caria ¡¡un al través rie los mayo: es pdigro~. ':on estos' hambrientos
se tiraban al suelo exhaustos y sin fuermateriales nunió Almugro un t;uerpo COIn(1de U¡¡US zas. Tal fUe el ominoso principio de la espedicion al
cien hombres (2), y estando todo C1i,puesto Pizar- , Perú.
TO tOllló el Illando,
y levando allch·s. salió nel pe- ¡ Pizarro, sin eInuar~o, no ge descorazonaba,
y tra·
queÎlo puerto de P,illamÍt ¡J medi11nos rie n,l\'if'mhre : taha rle reaninm' el valor de los suyos, ro¡;audoles
(le j 524. AJmagro dl'\lia salir despnes de {~lPU otro' que no se Ik:animasen
pOI" dificultades que lin eorahUi]ue menor, en cuanto este ~e hallase listo (3 ).
: 7.011intrépido soLrepu,la siempre sin duda ¡¡I~u[\a, y
La "poca del ¡¡IIO era Ja pI'or que podia ele~irse'lles
recordaba a1 mismo tiempo el premio de abunpara el viôje, porque era la estarion de las lluvias,
danlt' oro reservado para los que rerseverasl'n
eu la
cuando los vicntos contrarios se oponen á la navega-I enlpresa. Pt'ro f¡icil e~a conorer qu~ no )¡a~)ia u~\I1a
_,
. qlle l'sperar permant'C1eI1f10 en esta tnste regIOn. '01(i) «A~¡ que estos tres r,omp~Mros ~;adll·hos arordaron de : vienrlo pUf S il Sil uuque, lo dejariln rlrsli7.¡¡rse con la
~rat:Onql1l~(aresta,provlncJal'a(j¡cha.l
u.el'ClInl'ultálldoloeon cI¡¡'riente v Iro"'·
u
b I<ic', el Sur en el
Pedro Arias de AVila 'lue á la ~az"n era ¡!obernador en Trer., ,. ) slgulr S rum o )" la
ra Firme, vino en ello haziendo compailla ron ios dichos com· i grôn Oceano ..
paileros con condicion que Pedro Arias no babia de conlrlbuir i
De,pues de c"stear af~unas le¡mas, Plzarrnel~ló
enlouces ron ningun dinero ni otra cosa sino de lo que ~e ha- : el :lIJr.la en un paraje de ,Ispedo no muy halagueno,
1I~:e en la l¡,~rra de lo que ilélIe cupiese J'or virlud de la com· donde emba.l'c,ó leila y agua. L~Je/!~, diri¡::iéndo,se, un
pailla de all~ se pap:~selllos pasto. que il élIe cupIesen. Los· poeo mas hilcla alla IIwr, cnntmuúsul'uTllbu
h¡¡clacl
tres rompalleros v¡weron en ,eJlo ¡Jor al'er ,esta ¡¡renrlU, Sur. '.>1'1'0 'II esto fue contruriat!o
por una serie d"
IJllrqur. de nlra maneja no la .t1eanzaran.» (I cdro Pizarro, tornlf'nta'
'l('ofllp'lil'lhs
1101' trrPllos '~pantoscs y
De,culmnllellloyCollq.,MS,)Audagoyaslllell1bargoa~rlDa"
,""
• ~l.
, .,1 ',e,
..
que el ~obcrn;ldor estaha tall IlIleresado como Jos demas, lo. tOIrelitI" de Hu\ la CU.IlOIIfI S,i. 1en ~lr.o en IdS te~lllando fada uno sobre ~i la ruarta parle de Jos gaslos. (i'ia- ! pe>tadl!s ttrrlbles dl' Jos trópicos. Limar esta ha e..u';lITele, CoIercion, tomo m. núm. ï.) Pero sea cual fuere ' lureculo, y lev;lnlando
sus c,pumos¡¡s
fillllltllnns
la parte de Pedraria~ importa l'oro, 'puesto que la cedió ailles: amenaz,!l,a {¡ r¡¡da momento trilgar~e el buqul'cil,lo,
qlleC)laespedl.rlOn hubu'.serlado U!lhdadl,a}¡¡lJlla,.
' I que /laCIa ¡¡¡<ua 1.lor tod,:'~ sus costur1Js: Durante (heL.
,C-) I!el~e:a" el lllslollador I~~S po,"':" I' de estus arr,r.lcrl- d¡¡¡s JOSde,¡:;r¡;f1ados vWJel'os fUcrol\ ,Iu!-(ude de lao
mallto., ralc ul,l que noacompallalOll ",llfarro mas (jueorhell- 1 olas 1" SflJO merced á esfuerzos CUl\slitnlt,s Jos es •.
ta hümbres,l'ero todas la~OIIIlI1SaUll'r1d,,,J<:,qUthccotlwllado·,
' ..
,
.'.'
.brr'll que IJrgah,lll il Illas de cienlo, El P. 1\avarro, contern- , 11I~r~o, de.lil de<es¡Jer;!CI?D, log;"I'(J/llmperllI'
que ~\I
1',,,¡jllCOy que residiÔ en Lima. dire que ~an i!l{J. Relacion ! fnlgJ! Iluque se fuese.a pIque. J ara aumento de dpsStlrllaria de la entrada de los espai,oles en el PerÚ, MS,
i gr,lems, Cltipt'z:lron 11 eseasea¡'las prOYISIOUCSY 50(,;) EXIste la arostnmbrada diver¡:encia enlre los aulores . }¡rc todo el agua de la cual solo teni:lll IIIIOS poeo~;
,~,bre la frr~a ~c la e~ped;rion, ,Casi todos la fijan én j;J25. I harrill's; porque Almagro habia contado con que dl!
'o hl' s,e¡!uldoa ~crez, serrelanode,Plzarro ~ tuya narrarlOn I cuando "JI cUilnrlort'lIo\'arbn
sus esca~as proYbiones
se ['vllllCó dll'~ alIOSde~pues del ~I;r,le, y qUIen éU tan corIo I I'll la cllsta. Tüda su c:rrlle estaba cOllsumida y queIlltcrnlo de llen:po no pudo olVidar la féCh" de aconlecl-.
\'
"'1'
'l.
,,'
'" 'II d' I ," "
mienlo tall memorable. (Véa,e su conquil'ta del I'CIÚ, al'. I (drO'~ I ~"uell os a ,. raClO1I /Il1,!.r,) ) e L 10. mazorBarcia, IO!lIOIII, J';\~' 1711.)
I cas dlill'lilS de m,lIZ para cada homhre.
Parere que no (Jeja dnda en esto la cf1pifull1cio71 de Piza rro
c.owJ¡a lidos de es tll lIIono pOI" t'llirunhrr. y por Jo~;
CiJnla. corona, que )·0 lIOhahia examinado hasta despues de elementos,
Jos dl~gr.aCiadus yiaJcros se dil:I"OIl pOI'
escrihir lo que precede, En esle do('uUlcnlo, fccbado f'n julio
d~ 1h:!9,se habla de la primera espedicivll romo rosa que ha(4) Zárate, (on'l' del Per!'l, lib, 1. cap, .-II,'rrer;¡
bia ocul'I'ido ur.05 cinco a~üsanlc~. (Ycase ApéndicellúllJ. ¡.) , Hist. ,uleral, der. III, hh. VI, cap. VIIl.
I
I
1
I
l'
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..\ CI)\\)t:ISH
IIEL I'lll(:.
;;7
muy saLisfeehos COllvolverse atrás y con eneontrar el de Sll triste posidon. El olidal á quien se cOlllió este
Úllimo puerlo en que habiall hecho provision de agua
servicio se llamaba Montenegro,
el cual llevándose
y leÚn. Sin emburKo, nada era mas {Iesconsolallor
cerca de la mitad de In gente, y despues de recibir
que cll!specto del puís. 8m bajo y pantanoso, lo mis- lus instrucciones de Pizurro, se flÍzo inmediatamente
11I0 1[lIe el desembarcad'lro
anterior;
mielltras que á la vela v se dirigió hácia la indicada isla.
los espesisimos bosques, cuyu profundidad 110 podiu
En cuànto se fue el buque, Pi:~urro trató de examipenetrar lu vista, se esten(lian COlllOuna palltalla por nar el pais y ver si podia ellcontrar ulguna poblacioll
la costa con unn 10ngitu,1 al parecer interminable.
En de indios en que pudiese procurarse provisiones para
vano trataron los CilllSUltOSespaïlOles de recorrer los Sil gellte. Pero sus esfuerzos fucrOIlIl1Ílliles, porque
senderos rie este complicado laberinto,
en que las no se descubrió el mas leve rastro de habitacion huenredaderas y las líanas, que brotan con tal esplendor
manu; si hien COll el denso é impenetrable folluje de
ell una atmósfera c51i,la y hÚmetia, se habían enrelas regiones ecuatoriales podian buSlar algunus "arus
.Indo en los colosales troncos tie los árboles, y habían
de distancia para ocultar á una ciudad. Los únic()S
fornlado un tejido que no se podia penetrar sino con recursos para ulimentarse que quedaban á los desdiellwclJU. Entretantu apenas cesaba de caer la lluvia,
chados ilventureros, eran re,;oge;' de cuaudo en CUilUy el suelo cubierto Ile hojas y satul'ado de humedad,
rio algunos mariscos en la eo,ta, coger las llOjas
parecia huir resbahinrlosc baJO sus piés.
amargas dcl palmero, Ó las yerbas malsanas y desa-,
Triste y desconsolador era el aspecto de estos bos- gl'udubles que crecian cn el bosque. Algunas de eslas
quos sombríos, en {lue Jas emanaciones de la sobreeran tan venenosas, que los que las comían se hincargada sllperlicie envenenaban el aire, y pareciiln
chahan y sufrian los mas agudos dolores. Otros preno consentir el desarollo M la existencia, esceptnan·
ferian el hambre á estos miserables alimentos, desfudo sin embargo la de los millolles de insectos cuyas
Ilecian con la ùebilidad '! se morian de inediu. A pesaI'
relncientes alas brillaban como chispas de fuego en de todo esta su intrépido jefe Sl~esforzaha por contodas las aberturns del boscllIe. Hasta la creacion
serval' su esperanza y por adelantar los abatidos ,ínibruta p;¡reda haber IlUido de estr. punto futal, en que mos de sus compai"teros. Partia francamente con e!lo~
los a'ventureras no vieron animales ni pájaros de nino sus escasas provisiones, era incansable eD sus esfuerguna cluse. El silencio reinaba sin interrupcion en el zos para proporcionarlesalimentos,
cuidabaálos enfer<;nra~.on de estas tristes soledades; á lo menos el Úni- mos élmislllo y mandó que se construyesen
cuarteles
co ruido que se esenehaba era el rie la lluvia al caer 50- para que estos á lo menos estuviesen al abrigo de Jas
bre hs hoja~, y el,.tl los pasos (le los dese onsolados
!lu vias de la estaciono Gracias á esta simpatía que mauventureros (I) ..
Ilirestaba hácia sus cOlllpaÏlHos, adquirió ulla inEnteramente des,illimatlos por el aspecto del pais,
lluencia inmeusa sobre ellus qu~ el ejercicio de su
los espailOles empelaron á comprender
que no haautoridad no hubiera alcanzado nunca, á la menos
hian ganado nada con venir ii tierra, y empezaron
en estas apuradas circunstancias.
tumbien á temer sériamente que se morirían rlé hamDia tras dia y semana tras semana habia pasado
bre en una region que no pro,lucia mas fl'lltl) <jue unllS ya, y no se habían reciuíJo not' cias del buque que
hayasdesagr:h1ables
que recogian algunas veees ell el habia de traer socorro á los aventurero~. En vuno es·
bosquc. Quej,íbunse á voces de su suerte desgraciada,
tendian sus miradas por el vasto Océano en busca do
acus;llIlü á su comanrlantt! como autor de torlas sus sus amigos. !IIi un punlo se llescubria en el horizontt:
desdichas, porque los había engaimdo prometiéndoIle la azularla llanura, donde no se aventuraba la cales u'la tierra encan tarla, que p¡¡recia huir mas y noa del salvaie ~'donde aun no se habia desplegado la
mas á medida que ndelantaban ellos. [nÚtil era, rie- blanca vela del europeo. Los que al principio habían
\:ian, luchar contru el destino, y lo que mas cOI1\'e- resistido con valor á todas lus eontruriellades,
se ennia e",¡ tratar de volver á Panamá à tiempo para saltrc~aban ahora á la desesJleraeion al cOlltemplarso
\'al' la vida, en lugar de aguardar en aquel sitio á abandonados por SlIS compatrioles en estas desiertas
morhe de hambre.
y tristes playas, y decaian ¡Í inf1u.o de aquel doloroso
Pe!'O Pizarro estalla dispuesto ,í combatir males y sentimieGto quo oprime y seca el cornall.
Mas de
llesgracias aun mayores que estas antes de volver il veinte de los que eomponwn la pequeña partiJa haPanamá con su créllito arruinado,
y para scr objeto
Ilian muerto ya, y los quesobrevivianparecian
prúxide la burla general como visionario que habia inci- , mos Ii seguirlos ell rápida sucesion (2).
tado :í otros (¡ embarcarse en una empresa que él DO
En esta crisis vinieron ,í decir á PIzarro haberse
habia tenido valor suficiente para llevar á caho. La descuuierto Ulla luz ¿ti través de una remota abertura
ocasion presente contenia su Úniea espeJ"Ullza. "olver
del bosque. Recibió esta noticia con alegría dincil du
era a('ruinarse para siempre. Empleó, pues, todos describir, puesto que le anunciaba la proximidad de
los argumentos que el amor propio herido y la ava- alguna poblacion; v eoloc¡Índose al l'l'eute de una pericia le podiun suministrar
para disuadir á los snyos queiia partida, se 11irigió al punto iudicado para rede su pl'opósito; les hizo ver que estas eran 1;ls des- I conocer/o. No file chuslJueado por ciertu, porque
¡;r~¡d;¡s naturales I]l.e encontruha siempre el descu- I despues dc salvar penosamente una espesa estension
br~dor cn su carrera, ~ les recol'lló las b~i1lilntes ha-I de monte uajo y rollaje, dcscu.brió Ul~ <l~slllonte Cil
zanas de sus compatrIOtas en otras regIOnes y his. que estaba SItuado 1111 puehleeillo de lIldlOS. Los tlnotiCias repetidas que ellos lllislIlOS habian recibido l' midos hahitantes,
al ver la repentilla aparicion dB
tic los ricos paises de la costa de que les ser!a f:idl . hOlllbres tan e~traj'lOs, ahandonaron e.spantatlos ~us
¡Ipoùerarse sm mas que un poco de constanCIa v de chozas')' lunzullllose á ellas los hunbncntus
espullovalor. Sinemhargo,
COI\IOsus necesidades eran'urles, se'apllderaron
con ansia tic io que conteniall,
gCllte~, resolvió enviar el huque á la isla Ile jas Perque eran alimcn tos compuestos en Sil mayor parte de
las, e:1ra que tr<ige~e iÍ su ¡;ente lIll nuevo surtido de maiz y cocos. ERte socorro, uunque pequeïlO, era deprOVisiones con (lue ptHliesen marchar adelante COll lllasiaùo oportuno para que no los lIelliJse dû gozo,
Ilue\'v 'J mejor espe!"ln·I.~. La distallcia no era muy
Los asombrados il\\lígenas no I,~sol'recierOIl resisgnuJlle, y pocos dlas habwlI de bastar para sac;¡rlos tencia alguna. Pero recobrando su cOlllianzn al ver
que JlO se It'S hacia dailO alguuo , se acercaron (¡ los
O) X?rcz, Cool). <lei PerÚ, al'. Bareia. lomo 11/, p;i~.IRO.
blancos y II'S prt'gulltul'on que por ,tué no sequedahalJ
- (\el"r.Ii)[1 del primer dl'seuh., .\I:-\.-.Ilolltesi.los. Allait;
en su puis y cultivauull :iUS tierrus, en lugar de an,I,,!'
l
A~S. afio 15::!:).. - Z;íralc, COll<j, del I'crÚ, Jib.:, ""I'. l.......'
(,al'rrl~sgo, COlli. Heal, parte It, lIb. / , rap. VIl.--lll'l'l'cra,
(~) lbi<l, uhi Sllpr3. -I\el. <lei primor
¡list. ~cllcral, ,lec. Ill, lib. IV, l'al'. VIII.
Xl'l'tt, COllI).ùcll";I'Ú
, ubi ,UPl';¡.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
dcscub.,
.\IS.- ..
I
:18
BIBLIOTECA
Os,; GASI'An
r [tolG,
,
vngando y robando á los que nunca les babian hecho
como si estu\'iese temeroso ¡Je Que se le escapasQ
dano alguno (I). Sea cual fuere su modo de pensar
alguna fértil regiun ó :t/¡;(una mina pingÜe si hubiese
~obre la cuestlOll de derecho,
parere prohable que la mas leve iuterseccion en la línea (~ue examinaba.
en aquel momento pensasen los espaÎlOlcs que hubie-¡ Sin embargo no <lebemos echar en olvI<lo que :lUnque
ranl1echo muy bien ell OhSf'f\'ar la conducta que les. nosotros sabemos perfectamente
el punto adonde
aconseJahan los indios. Paro los salvajes llevaban en ' ihn Pizarro porque conocemos muy bien la topograsus personas adornos de oro aUntlUf~ groseramente
lia de aquellos paises, Ól ib<l enteramente
á ciegas,
trahajados. Estos adornos cranIa lIIejorcontestacion
sin un mapa siquiera que lo f!lIiase, sin conocel'
posible á su pregunta. El cebo del oro era lo que ha- aquellos mal'e- ni teller idea algllna rie sus costas y
bia impulsado al aventurero espaÎlO1 á abandonar su aun sin mas i.lea del ohjeto que busca ha qlle la notih~rmosl patria Jlara luchar con los peligros del decia que tenia (le un país en que ahundaha cloro, y
sierto. Estos indios confirmaron las I10ticias que ya que estaba colol~ado ell algull lugal' hácia el SUI". Era
habian recibido Pizarro y los suyos sobre un rico y dar caza á un El Dorado, fiándose en pruebas poco
p~de~oso impel'i:, ~ue s~ hallaba.sílual!o
lilas al ,Sur,
lilaS auténticas
y creíbles ,qu: las que sirvi~ron de
itnadICntlo que it dIeZ dlas de distanCia altraves de base á tantas empreslls qUllneflcas en esta tIerra de
Jas montail8s cxistia lin monarca pOlleroso, cuyos
maravillas. Solo el buen éxito, que es el mejor argudominios habiaÜ sido inl'adidus por otro mas podemelllo para el vulgo, pndo conseguir que no se taroso aun, y que era hijo (Iel Sol (t). Quizas aludirian
chasrn de absurllas las espcllíciones de Pizarro.
á la invasion de Quito por el va¡iente luca Huayna
Gobernando siemrre hiÍcia el Sur, y despues rlc
Cnpac, que ocurrió pocos aÎlos antes de la espediulla corta lravesia , Pizarro se encontró en freute de
• cion de Pizarro.
un territorio abierto, 6 á lo menos JlO tan cargwlo de
Por ¡¡n, Ilespues rie trascnrrirlas seis semanas, los bosques, (Jue iba subiendo pl)r grn(los á medida que
espailOles descubrieron
con alegr ia dificil de esplise retiraha de la costa. Dest~lIlbarcó con algullos homcal' que volvia el ~uque en que se habian' marchado
bres, y penetrando un poco ell lo interior encontró
sus compaÎJeros, y poco t1espues lIlontene¡::ro entré. un pueblecillo de indios. Sus Imhitantes lo hahian
cnel puerto con una :implia provision dr. hastimentos
ahandonarlo al acercarsr. los illvasores, refugiÚ\lllose
para sus hambrielltos
compatriotas.
Grande fue su l'lilaS montaiws; y entrando lus esp~ÎlOles ell sus solIorror al contemplar
el aspecto Ile estos. Sus ros- Jllitnrías el)(lzas, encontraron
alii un Luen acopio de
Iras enfiar/uecidos,
sns cuerpos debilitados por el mai? y <le otros alimentus, y groseros arlornos de oro
bambre y las enfermedades,
hacían que apenas los de mucho valol·. El alimento no era mas necesario
conociesen
sus antiguos compañeros.
Montenegro " para sus cuerpos que 1.1vista del oro de cuando ~n
:¡tribl!y6 sulardallza;\
los vientos contrarios y al mal cuando para estimular
su apetito av.~ntllferl). Sill
tie(~lpu; vd tHmbien tenia que referir una t~iste his- I f'JIlbargo, f'~contraron
un espect:irulo que Jos JlelJ(,
tOl'la de los trabajOS que el hambre les Iwbm hecho
de horror. Vieron (Pc enlre los allluentus que Sl~espasar ú él y á los suyos en su travesía á la isla de Jas I.1ban preparando cn el fuego, hahia carne humana
PerJus.-Los
sUCesos minuciosos como los que aC<l- dispuesta para ellwrrible
festin de los bÚrbaros. Los
bamos de contar son los que nos hacen comprender
espaÎlOles, creyendo que hahian encuntrado una tribu
toda la estension de I(ls padecimientos
que tenia que de caribes, la Única raza de aqueJla parte del Nllevo
sufrir el aventurero espaÎlOl en la gran obra d~ sus 'lundo Ile quiell se s1bia que era alltropófag:\, huyedescubrimÜ,nlos.
ron precipitadanH'lIle
{¡ suuuque (,1). No estaban p
Hestahleeidos con los sólidos nlirnentosdc que du- empedeflli\los por la coslumbre de ver este tl'iste (~Sl'alite tanto tiempo hahían eS(¡\llo privados,
los es- peet;ículo COIIIO lo estaban los conquistadores
de
paiioles,
ton esa ela,ficidad
propia de hombres
'IÚjico.
~costulllbrarlos Ú ulla vitia vaganluu.la y roll/~ada de
El femp!), que hasla entonces h:¡bia sitio favorable,
peligros,
oll'¡rlal'Ou sus rle;;gracias pasad~¡s en su empezó á volverse uorrascoso con fuertes chuhaseos,
ansía por llevar adelante su empresa.
Volviendo,.
y con incesantes truenos y relÚlIIpagos; Y la llUVia,
pues, á bordo de su buqlle, l'iZ:IITO se despidió riel ¡ cOIllO sucede siempre en eslas tormentas de los tr6teatro de tantos padc.cimíenlos,
que inramÓ con el ! ['icos, ('ai~ no tallto eu ¡.:.~tas como en raudale_s uo
nombre oportuno de Puerto delllambre, Y' desplegó i Ulterrumpldo£ de agua. Sill emhargo los espanoles
rie lIuevo sus veJils ante la lavorable brisa que Ic
prefirieron esponerse á la furi~ llel terrible eh~mellto
pulsaba hácia el Sur.
que permanecer eu la escena rie tan brutales preparaSi se hubiera aventurado il salir de l!na vez á alta t¡vos. Pero Ja [m'ja de Ja tormenta amainó poco á
mar, en lugar de recorrer la costa (loco hospitalaria
lOCO, Y el Luqueeillo siguió su curso por la costa
en que hasta entoncèS habia encontrado tan poca re-¡ Lsta encontral'se al frente de Ulla le'ngua de tierra á
compensa á sus afanes, podria haberse ahorrado la qur. Pizarro (lió el nombre de Punta Quemada, y en
repetici?n de inc{¡mo(bs aventuras, y alf,~;¡nzado por i (luema!1dófmlllear.Lao.rilla
estaba cubierta con uua
un camillo mas cort" el lugar de su Jestlllo. Pero el i anch,llaja lIe una I~specle de nopales, ruyns largas
marino español recorría ¡J tieutas estas desconocidas
I rai('es se entrelazaban unas con otras, y formaban
costas, y desembarcaba
siempre que podia hacerlo, : una especie de I'lll'erjarlo suu-marillo que hacia (hncilla aproximacion del buquc. \ïend,! varias callcs
(I) « /' orque d'eClan ~ Ios cas t e JIanos que por qll é DOsem- ¡ ,l,'
"
,I
.
I)" ,
, I 'I I)
braban y cogian sin andar tomando los ba,tillleul"s llA'enOs, ,¡ule~~,~sen,e,l~
)f)~qt~e f'SPLSO" IZ~lrro ea (1 ~ qu~
pasando tantos tr~baj()s.» Herrera, IJist. ¡;elJernJ, 1oc. clL
Id pUIS llcbl.t estaI h,t/lIl.Hlo, ) tie,emb~rcó
~on la
(2) "lJíóles noticia eJ VIcio por medio del/engua, romo ¡n:J)'or parte d •• Su ruel'za para esploral' /0 wh'f1or.
die? soles de alii habi;¡ UIIrey muy poùcroso yendo por espeApenas huho penetrado algo mas de una ¡l'gua,
sas montaila~, Y, que otro mas ,Poderoso hijo dcl.~nl habia ve- ('uando se \'eriliró Sll conjetura con el descu urimicnto
mdn de m¡Ja¡;~oaqllltarJp; el. ri'IDOsobre (lue t~lII:¡n_lJJU\',"g!.I- de una ciudad ,Il' judios, ¿¡Igo m¿¡~'or flue las que
(mentas bala,las.» plootestoos, An~I,es. ~b" a,!" 1,':'0) I hasta entonces habían \'isto, colocada Cilla falda de
La cODql~sta ¡Je QUIto por I/uayua Cap;¡c orUfr!O lIJas dt), n n onte y b'en ri 'f'ndid; por medio de cmp,¡lizl!tretota auos antcs de este Jlwodo ùe nurslra h¡,torla. l'ero los, u
I
•. 1
{ I\
.•
b'
pormennres de esta rc~'o)uciun, su épora exacta ó ej ,i¡io en I .las. Los habItantes,.
~e:::\Il1 costumhre,
,la ha Ian
que orurriú, t'ran cosas que sin dilua cülllprender'an muy va- i abandon1c10; pero dl'J:indo en sus f1allltaclOnes pru¡¡-amente las lliJciuoes S,1¡";¡jesd~ Jos a!redcdore" de PiJ~iJm:'t;I
l' su nlnsion á estas cosas en UlldiaJerlo dcsronorido 110 seria
« Y en las oil.1, t1f~la rornida. qllr cslahan :>1fllc¡;o.
l.ampoco muy clara para Jos vj;¡jeros espailOJc3, que mas cntre la ca¡'ue que ,:;l'iJuan h,h¡a piès y U¡:iUOS
tic hOlllbl'es,
bien entenderían esto, pormenor". pill' Sei'iJSIllle vor pa- de donu.l couocieron que aquellos indios eran raribes,,, IlcrIJLras,
, rera., \list. ~cuer31, der. III, ¡¡h VIII, rail. XI.
jm-I'
I
d
I (;;)
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L.-\. CO\Qt:lSTA
[El.
PEH~.
:i!t
vi$iones ahundantes
y al"UlJas frioleras de oro !Jue ' fo, y algunos rle los mas audaces se acercaron
Ii él
los esparJOles no va~ilaro~.en apropiarse.
La ligera
para aeabarlo. Pero Pizarro ;ol\'ió á ponerse cu. pié
barca rie 1'1?~lrro habla slllnrlo mucho con los fuertes
en un momenlo, y matil.l1llo a dos CO~lsu mano vlgovientos á qlle hahia es lado espuesla recienlclllenle,
ro:;a, marltu\'o 1Í lo~ demás Ít res[lt:tuosa dislancia
de manera que era peligroso seguir el viaje sin CO~I~-I Illlentras
que acu,lhan SIlS soldados á defenderlo.
ponerla lilas completamenle
de 10 qlle.lo pernllLla , Asombr,lldos !os barbaros al l'el' tan Lo valor, empeesta tnstc costa. Por taoco determinó envIar su bllque , za:'on a vaLllar, cuallllo llegando orortunalllente
con unos pocos h@lIlbres 11PanamiÍ para qlle alIi lo I Monlenegro, y. alaCÚ~llolos por retagual'llia, los puso
carenasen,
'I enlretanto
estah\cciÜ S\lS cuarleles en : en .completa elisperslOn; y abandonanuo
el campo se
esla posicinn tan ,f:ll'orable á la defensa. Per.? ante l' ~e )ra~on como pudieron ~ las guaridas de las montatodas co,<as,envló a ~Iontenegro con un pequenll des- , nas .. [;1 c~mpo e,slaba culJlt;rto OH! sus. muertos; pero
taLalllcnlo:1 )'()I'onoccr el paí" y si fuese posible, á J~'lvlctona costo muy cara, pu~;; mUrIeron uos espucntablar rdueiones con los indígenas.
/lcles mas y hubo Illuchos hef)do~.
Estns pertenecían
á una rÚa belicosa. Habian
. Beuui~se entonces un enn"ejo de :1uerra. La rosiabandonado Sl:S h;¡bitaciolle;; para poner ¡í sus lOuie- CI'Hl habw perdido tOlla su helleza para los espallolcs
res é hijo:; en lugar seguro; pero no bahian perdido
que ~\quí habian l'ncnntrado
por pri mera vez rl!sisde I'ista lo~ movimientos de los invasores'
y cuando I t~I1C¡¡¡ cteslle que hahbn emprenJlllt) S\l espellícion.
vieron clvillidas sus fuerzas, resolvieron ~;ier ~()bre Era ~I;cesario colocar á los heridos ,~n algun paraj~
ambas \ltla c1espur.s de otra, y antes que se pU1hesen ' se~ulO (lo!llle ~e les pudiese Durar. SIll embargo, 1\0
preslar 'o corro mÚtuo. Pill' consiguiente,
en cuanl')
en prudente Ir mas adc)anle, cons derau(lo el mal
Montenegr~ hubo penetrado en los desfilarieros de las p.stado del buque. Por ullnno, se I'es?lnó volver y
elevallas cohnas Ilue s:den hácia esta parte de la costa do l' parle al gober~lador cte todo lo,?Cllrrlclo; yaunque
c?mo espolones de la,S Corelilleras , los guerreros in- ,1\[; se hablan I'eah(-ado las n~agn¡/Icas csp.eranzas de
d~os salieron repentmamente
de su p.mhoscal1a, y lo., aventureros,
PIlarr~ crela (F1~ se halHa hecho lo
dlspararun u.na nube de flechas y otros proyectiles
lJ('$\¡Hlte para probar l~lIlnportallc.la lie la empresa, y
qne nscnrecreron
el aire eSlremeciell(\n
al mismo
p"ra asegurar el apoyo de I'cllranas en su conlinuatiempo 19s /"¡osr/ues con ~u agudo grilO tic guerril.
cio[~ (2).
,
, .
Los es panales, asombrados al ¡¡;;peclo ue estos sa!l'llSill embargn, haClilse muy duro a PIzarra presenJe~ COli los cuerpos rlesnuel,). y pillt:ldos de colores, tarse al goherr,¡ador en el e:itado prr,sente de la cmImllanLes, blafllllellllo sus armaS al deslizarse I!ntrc ' presa. Deter[1lI116, pues, ut~se!llbarcar con la m:l)'or
los árbol;):; yel [lIollle ~l:ljOIJlle cr.fI"¡lba el desfiladero, i fl,'lrte de. su gente ell ,Chica!llá, IlIg:lr sitllallo ell
se quectarOll sorprr.ndldos y CUlIfusos, y por un lila- ' 11erra Firme, á pl~ca dl:;t¡¡ Ii~ra. al Oesl~ ~le Panam1Í.
mento en el Illas completo rlesÔrJen, Tres rie ellos D'!~'¡0 este pUlltO, ,a,qnc llego sm mas lllhcllllades ni
quedaron muerlos y v;u'ins heridos. Pero recnbl\Ínp',h;.¡ros. rle~l<)al.'ho" Sll hll(IUe, yell él á su tesorero
d~se muy prontt), devulvieroll la descarga del ene- Nlenla$ de Hl lp;ra, con tallo el oro qlle se hahia reIIlIgO.cnn SIlS ball~stas, porque pal'eee que las tropas
cogl(I", y con IOstrucClOlIes para dar al gohernarlor
d~ Pizarro 110teman ar:nas de fuego ell esta esperiiUI! lllrurme delalllllo y t:ornplelo ~I~SU$ uoscllbriCIOn, y cargando Itlego con intrepidez,
y con espada mlenlos y del resultarlo de la espr.dlclOlI.
en_mano, lograron pOllerlos en fuga, Ilácia 1,ISmOIl- _ MlOntra~ estas cosas p~saban, Almagrn, el compati!IlaS. S'n embargo, solo GOllsiguieron haeerles cam. lI~:ro do Pllarro, se hal.J1a OCllpado aCLivamente on
IliaI' el"e~tro
de sus operaciones,
y qlle fuesen oí disponer o~ro buque para la esp.edidl)l) en el puerlo
¡ILacar a Plza~ro antes que su lugarteniente
pudiera
ti,: Panama,
mas so~o mucho tiempo despues de 1.1
prestarle au~tllo.
marcha. ~le su cl1mpanero e<,tuvo pl'epando 1ÍseguirA[lrovechand()~e tic su supérior conocimiento
de lo. ~uxill,l(lo por LUI]ue, allin logró equipar una peles senderos de las 1Il0nlaiías, llegaron al cuartel "eq'lena carabel,1 y embarcar un euerpo de sesenta [¡
lll~ral (le: comaudaute
mucho anles (IUP, ~lllntene"~'o
sdenta aventureros,
casi lOllos d~ 1:1clas(~ mas ¡nlima
(lU: ha/..¡~aeu!,p'eudido ~na marcha relr:¡gatla c~ J¡; d,~ la ,c,olonia. Di<lse ~ la vel.a y sigui,) el ru[ubo tic Sll
lIl~,ma dlrecClon. Y salIendo (le los hosrpll'S, los iu- CI'!I1p,\ller~, COll la. IlIlenClOll l~e alcanl.arlo lo mas
trerltlos salvDles saludaron 1Í la (;u3rnÏt;ion espallllla
pront,) l)llSlb.l~. Medlallte ~na senal clique antes hllcon una lIu",l:\ de dardos y l1echas, algunas de las ball conyen¡r.o y que hael:\n en la cortez'l de los tircuales Se alJrleron IH'SOpor lasjllnluras
de la cola de boles, pUllo recnnocer l()do~_los pUlltns en qu~ 11:ll,i:l
mall¡¡ y de :os pelos c'llretl!I:ItIM. ~'as Pizarro el'a et lad~) PIzarro, Puerto ue PIU:IS, Puerto tiel Hambfl\
soldado dI? dern,lsi:lll1 espcricl1LÏa para dejarse Lnger I !ChiO ql1em;I~lo; tocando sucesil'amenle
en tOllos
despr.e\'('nldo. flellniendo it su genie delerminú ílO lo:; puntos del Iiloral esplorados !lor sus cOlllpalrilllas
reCibir ~I as¡¡lto al abriSO de sus [l\ur'o,; sino hacer
~¡lIn.'/llC enll1uch? l!lenoS tiem~o. Ell el Ílltimo rllllJt~
una salIda y alacar al enemigo en su prdpio terreno.
JlI.'.lleado, fue reeIb~do por los ~Il~rosnalurales ,;elllas
Lns bar'Jar"s que se habíall aeereallo IIIlICho 1Í l,'
nllSlllas demoslraclOnes
hostdes 'lUll h:lbia sufrido
o/..¡ra~ de dere¡ISa, se retiraron en cuanto salieron I~~ I'lz~rr~, aUI)(¡~e ell esle ellcuentru no se atrel'ieron
?Sra}I~!I'S eon;o lin torrente, llel'alldo ci su cabeza al los ]n(li~enas a sabr de sus obras defensivas.
Pero
llltre;lHb eapllan'
pero yolviendo lun"o /1 la c' r'"
e)asperIlSP- tanto el ardor cie Alm.1"I'o con l'ste obs,
.I
I
..J
"
"e'
,1 0,1.' t'
I
I
o
con lerocle ae allllmallle diri"ieron tOI'lo' su' t' os /.' ;Jeu o, qUI\ espal a eu Ilwno tornó por asallo el puep',lzarro, en (11l.Tenpnr
.
, sde II'
'
w'"alrel'imiento y aire
aulo- a, .' :JI l'0-, 1!ICen(l'ó
I Ia empallzaJ,1
y la$ habilaciolle$, é hizo
l'ldad :eco.noclan
al jefe, y bozánlloie
nlillares de .' hUir a ,I.o,s/..¡~~que,-;á 1~lsllliserabl.e> habitanles.
pro)ectdus,
lograron c:llIsarle, á pesar de su arma-!
Su Ilclorla le, costo cara. 11:1'1110con ullllartlo en
dura, n;'da mena> q\Je ~iete heridas (f).
I la cah~za,
prorlllJllle esto una )[][~amaeion ell un ojo,
Rec,l~•.zado por I~I funa de,1 alaque dirigido conlra I ~lIe c1espues Ile {;11\ndl!s parll~.cll1l,IC~1l0S,perdió ente~I~ p,el 'ol~a, e~ C,1 pllall esr:,llInl Sl~retira ha por el de- ; I: me!)I,:. A pesar ~ie eSl~ ~l IlIll'l!llIdo aventurero no
clIve de 1,\cohll.l, dcfelldwndose
como mejor podia: V,lCllo en pruseglllr Sll I'Ió\Je, y dl~sf.ues de tocar en
~on su ('spaua y ~u !J1'()(lllel, cuan.rlo resbaló y CllYú : dlf:~?nleS P~?tos de la costa, ~lgu[:os de ~os clIales
,1\ suelo. bl enemigo lanzo lin alando feroz de triun- ' lo Iccornpens,lroll
con \Jn consldera.Jle hotm de 01'('
I N
- ,
' 1I1~góá la embocadura delIlio de San J¡lan que e,·ti
p ()
aha¡;ro •. Il.elarlon ,um1ria, MS,-Xercl,
ronq. dé! : cllmo al Guarll) grado de latitud Norte. Sor'prendi6le
d:[~'~r~r I~rr:a. Lom,olJl ' pág. 1R~.-Z;\r3lè, Conqllista la hermosura delrio, y III cultil'ado tir. sus már"enp.s
, l. ,cap
- u alboa IIlstoria ùcl (le' ca'
('
" ' .. ,
Lulo XV.
",
rll, ,pI'
:') lIurera.,
IIi,!. gen,:ral, dec. III. lib, VlII cap, XI.
- \crez, ulll suprJ.
'
I
I
I
j
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
GO
BIIlI.lOn:rA
GASP.IIl
DI,:
y
1:(11(;.
lJue estaban salpicadas de chozas de inrlios en cuya lia costa, v pra claro que 6 rlebian haberse hunrlilJo
ronstruccioll
Sf: d(~srubri:l ,algun arto , rn:entr~s. ~llle en medio ~'Iel~)céa~lO! Ó emprenrlid~ su viajn ¡Je vuelta
t~rlas las ca~as Junf:.Is revelaban un grado de cmllza6. Panalll:l. I',slr) ultano le parerio la mas probahl'l,
('/on ~J:iS elevado que todo Il) que hasta entonces ha- puesto qlle el olr'o bllfJlll) pudn pasar junIo al SllYO sill
bw VIsIO.
ser obsl~l'vado dur:lllte la Iloche, ó ell mcdio de esas
Sin elllbar!!o, I'staha lleno d,~ irHluictlld )' 7.'l'lohra esp%as n~hlill::s qlle algllnas veces enl'uelven aquella
por la sueI'll' de Pizarro y de Jos suyos. lI,wia mucho ¡costa.
tiempo que no cncontral>a rastro alHuno de ellos en,
CIlIl\'c/lcilio de esto, /la se determinó Ú continuar
I
su viaje de ,lescllurimie'ltos,
para el cual ereelil'amellle
no bastah,1 Sil pl~(llleiio) huque call su escasa dOlacion
,le
hombres.
Bcsoll'iúse
put's oí "011'1'1' en rI aelo, y
10callllo ell las islas de LIS
I'erlas, SUi10 alií d rr~suaa,lo
lie la I'sp"lIicioll d ~su ami~o, ~' d parad,~ro de es',e.
Tornanrlo
inmed'alamcllle
ci rUllIiJo ,le Chicarn;'I, Jas
dos avelltureros
IUl'íeron
muy prontfl el plao)I' de
hllril7.i1!'f.r, y d,) J'dJ'rir~c
IIlÚtuamenl'~ sus hazall:ls y
pl'lig¡-os, Almagro traia ma's
o~o alln (lU ' ~u s<',cio, y 1'\
,'a,la paso de su n:II'I'!!:Jeifl!J
Il,!tia
adfllliridfl
IlIIens,
prucbas dl~ la f'xistcncLt de:
1111illlprrio opulcllto V gran-:
de h:jcia el Sur .. \lucho se!
f¡rf¡¡["cili con estos c!rsel/-
rii'lS p:lra levantar 1.1gentr, nce:snria fi Ian formillahln
e~pedicion, puesto que ya les parecia formidable despucs rie la quc J¡~bí'111,'ísto, y por lin sc res'lll'ió que
Pizarra pcrll1anc(:ipsll rionde se IJallulJa, aunque pra
pai, Illal sano é inc(,modo, por la IJumellarl rle\ clima
y pOI' la mllllitu~1 de insr,dos que pohlaban la almósfera, y qur, AllIla,~ro p:,sase Ú Panalll<Í; c~pusit'se 10t!O
lo ocurrido al gobernador,
y alcanzase, SI fuc,e POSIble, s ¡ apoyo para 1I"I'ar adelante la emprr:sn. Sí no
encúntrab'lll
ohsl1Íclllo por esta p~l'te, p'lrilall ('speraI', can r.l auxilio de Luque, rcunir Jos l!I(lrlios ncceS~l'í()s; lIlielltras que Jas re~ultadn8 de la l'J~ciente
esp,~d¡"joll Nan ba,;tante satisfactorios
para atraer
gl~nt() :í su balldrra ('ntre UIlOS l1ümbres cuyos illStinlo> avcntureros
Ir,s in',:itaba;Í bu~car con gnslo 1'1
pel;!!r,), y que tenían en poco In viJa si se comparaba
CJn e! oro.
CAPITCLO
Ill.
Contrato famosfI.-Srgnoda
rspcrlicion.-Rniz
('srlorll
\a rosla.-Penalidaol's
de Piza,'I'o en los hosC¡u('s,-,
L1~gada de IlllelOS reellltas,-Nnc\'Os
d(,SCII1Jl'irni(~IIlos l' t1csaSlres:-l'i:-arro
en ,~a~Sl'l dei (jallo.
i
(ll,tü,-j,,~,.)
b~~II;:~nlos.}a
:o~ ',iama d~!
Al. I!l'gar ;'¡ p" n:llll;'¡ supo Almawo que !as eo<a';
J.o", d s arnl."o~, )
IniJian tOllwdo \ln :Ispcclo mCllos f,]\'()ra!tle a su~ plaJlllarol.l IlllllUdlllenlc
mOllI' , !les dc lo fJue cspcralJa. Pl~drari;,s, c1i"0bcrll¡lIlor, S'J
Illas IlIcn 'lue ahalllonar
J,\ " e'l dla I)rl~f)aralldn pa!';) m;¡fld¡¡r ell pl', ¡,sIma un:l f'SpCClllll"C "I (f
'
..
' di.:ion contra \ln o/ici Ji rebeJde Cil Nican'gu:¡ ; y su
I).'Iseu"t'" lerflnse s,'I'la
y es- I
'
E·poda de PIZlrrO,
tensa mente Jas m"Jores lIIe- , cap. XV -HcLlrj¡):! cri I'ri11pr d~srllhriTlliellln. )IS,-llcr: rc,.a JI'!!. i:/'lI"ral, dc",lll,lill.
\'111, rap, XlIl.--Lcvillll'
(I) Xerez,llhi sllpra,-Nalwrro,
/lrlnrion ,1Irr:~ria, ~I~,A!'O'/lfljIIS; fúl. 12,- (jf)lllJ~a, lIi;L. de las Indias, rapilll• Z.rale, COllq. del Peni, lo', cil,-lJallJl<a I Ilist, de/PerÚ,'
IveVIIl.
'":I"OS
~,v
:
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:';QUlsrA
DEI. PERÚ.
61
genio, que naluralm~nte no era de los mas ;!mables,
Este sagaz eclesiÚstico ¡labia concebido una idea
se habia agriado aUIl m% con la defeccion dé su su- muy rliferellte tltl la (lei irritahle gobernador sobre lo
halternn, y con la nec(lsirlad que le imponia de em- qJe resultaba de Jas csplicacíones de Almagro. los
premIer una marcha larga y peli~rosa. Así es qlle rl:sultarlos positivos de la empresa en plat:\ y oro,
cuando Almagro se le presentó pidiéllllole permiso habian sido en verd.ld muy pequeiíos y formaban un
para levantar nuevas tropas y ~a~a I1evar.adelante su I Clllltraste humillante con la mag!litud rie sus, espeempresa, el gobernador lo rec¡[¡¡ó con (hs¡;usto, es- ramas. Pero baJOotro punto de vlsla eran de Imporcuc/Jó can frialdad la reladon de sus pérdiJas, Sll tr nein eminente; )'a que todas las noticias que sucenegó á creer en las promcsas magníficas para el por- I sÍl'amente h;!bian recogido los viajeros confirmaban
venir, y le pidió secamente cuenta tie las vidas sacri- II dl! llna manera indudable las relaciones anteriores de
licadas ]lor la obstinacion tie Pizarro, y que en 1:1 Andagoya y otros sobre la existencia de un rico imocasion presente le hubieran sido tan Í1lliles para su pllrio indio hkia el Sur, que podia recompensar el
espetlicion á l"icaragua, Negóse positivamente ¡'¡ con-I trabajo de conquislarlo, así como tMjico habia resrntir en nuevas y qUi.méricas empresas por parle de compensado la empresa de Cortés. Adhirién(lose pues
los dos aventureros, y la conquist:.l del PerÚ hubiera c(lmpletamente á los sentimientos r1esuscompallCros
quedado ahogada en su gérlllen, á no ser por la in- mili:ares, empleó tod;! su influencia con el gohernatervencion eficaz de! otro sócio, FermnJo (\Il Luque. I dol' ]lara inclinarJo á favorecer ladem¡:,uda deAlmagro;
I
(.,'-.-.:1;",:-"
I
'•.•.
"l,.)
,)
\\
'I
El J"r"r"en~o"
y nadio, en la pequeiia colonia de Panamá, ejercb " lhlm 1I"0S, nom1Jr.1ntloIi Ahwgro com(l su igual en e\
mayor iniluencia en los consejos oel g01lierno que el manlo de la espedicioll propucsta. Este desaire inspadre Luque, inllllencía que debia no menn que {¡ pifÓ (¡ Pizarro un proluudo re;eutiœielllo. Sospechó
su carácte~ sacerdotal á su sagacidad reconocida y ¡j (Ille :;u eOlllpallero, no se sabe con qué motivo, IJabia
su ¡J¡screclOn.
~ll.llelladoesto del gohllrllilllor. Sllseitóse pues alguna
Pero micIJ!l',1S Pcrlrarias VlJlJcidopor los ar"umenlrtaldad en 1rf1ell'15,que ùps,lparcci", fi lo menos estetos ó ~or la importunidud del el~~e~lástÎèI)C31lSCIIlia J'Iorlllclll,e, al rellpxiunal' I'¡zarro fIlle lilas valia que
con (l~sgusto ell acceder á la retlell)ll, tU\"Ocspel"ial se conflrlesrl esta anlorid.ld ¡'¡ un amigo que ¡í UII es;,mpe,lIoen d,al'I!rueba~ deslI ctl;;gustoc?llt,ra PiZarro, lr,I;I(" fJlli/Ús adl'cr>ario ~nyo. Pero que¡j~roll en su
,I qUIen atnhum partIcularmente
la p"rlhda df! SUS, seno los ¡';cl'/nencs de una llIde~elJledesconhallZa, que
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
62
DIil!.IOTECA
DE GASPAR
Y nOll;.
aguardaoan
la ocasion oportuna para orotar en una
la.n~~a que el que hahiarlesempciia,lo
IJasta cntoncl's.
abundante
cosel'ha rie discordia (:).
V1V10, como hemos dicho, pocos allns mas, dejando
Pedrarias hahia estado intel'esa(lo al principio en la lms si la l'eputacion
poco emidiab!í)
l1cl rlue con
empresa, ;í lo menos en cuanto á eSlipular un;¡ parle
pasion¡,s desenfrenadas
liene Ull espírit.u pusil;ínime.
en las ganancias,
aunque,
~egun parece, no hahía
Sin emoargo desplegó cierta energía de car;ictf!r, tÍ
contribuido
con un solo nl¡lra~'edí ;í Jos gastos. Por para hablar con lilas exactitud, una impetuosillarl
dc
fio se consí¡:;uió de él qne renunciase
Ú todos sus depropó-ito que pudo haher COllduddo {¡ huenos resulrechos á parlicipar en las Ganaucias. Pero en su mo- tados si hubiera sido impul_ada por bur'n camino.
do de hacer esto, manifestó IllI espíritu mercenario
Por desgra~ia rra tal su falta de prudellc;a rille la dimas propio je un mercachine
que ÙC Ull alto cm- reccion qu~ seguia pocas veces Cfa útil Jli para él ni
picado de la corona. Estipuló que los ¡¡~oci¡jJos le para su p;IIS_
llsegurasen
la suma de mil pesos de oro erl pago lIe
Arregbrlas
todas las dWcultades con el gobernasu consentimiento,
y ellos aceptarnn inmediatalllente
rial', y ohtenírlu su permiso para la elll[)reSa, los consu proposicion co n tal de '·erse lihrcs de sus preten- ( federados no perdieron tiempu en hacer los necesarios
siones. í Por tan insignificante
suma IIhandonó su ¡' preparativos.
Su primer paso fue celd:rar el contraparte del rico despojo de los Incas (t)! Pero el go- to memorable !Jill' sirvió de ha se Ú sus disl)Osidnncs
bernarlor no era ¡¡n,feta. Su avaricia era de aquellas
futur¡ls; y COIIIOen él a¡wrece el n'lmhre dt) Pizarre>,
cuyas mezquinas proporcior,es
coutribuyeu
;í su pro- I parece prohahll' rlue est\' huhiese pasado á Panam¡í en.
pia destruccion.
Habia sacrilicado al cabr,lIero Bal- cuanto estuvo sCf'nro de /IIS rcsuluciocws favorahl('s
hoa cuar.do este le estaba preparando la conquista del de Pedrarias U). El documento,
despucs de invocar
PerÚ; y ahoril hubiera
qucri,lo ahogar el rspiritu
Ile la mancra nIas solemne los nomhres de lu Salltisiemprelidellor
que se dirigia á los mismos lines en Pi- ma Triuidad y Ile la Virgen, dcelara que corno lus
zarro y sus cOlllpalHlros ..
cootrat~ntes
tenian plem's poderes para descubrir y
Poco despues de esto, es decir, en el sÍl:;U1~ntr- aîío,
someter los paises y pruvincias sitllados al Sur llel
sucelliúle en el golJierno don Pedro de los 1l10:~,natugolfo pertenecientes
al imperio del PerÚ, y como
rai de Córdoba. La polHiea ¡lei gobierno espanol con- Fernando de Luque hahía adelantado los fondos para
sislia en no dejar (/Ile sus repr,_'selltantes en las colo- la empresa en harras de oro hasta 1'1valor de rein!.e
nias permaneciesen
bastante
tiempo para hacerse
mil pesos, se comprometían
mÚtuanwntc
á ùÏ'ridir
fflI.lTlidables por su autoridarl (3), Adem;Ís tenia mu- pIll' parles iguales entre sí todo el territorio conquisCMS motiros particulares
de dis"usto eontr'l Pedr~ltado, Esta cstipulacioll sr- repite much 's veces, esperias. El funcionario con que se It, reemplaz~ha IIcraua
cialmr-nte en lo tocante ;Í Luque, quien se¡';lln st) c!eámplias instruc,:iones
pura el bien de la colonia, y clara, tendl'Ï"l •.Iprcello ~ la lucera parle de todas I~s
especialmente
de los naturales,
cuya conversion
al tierras, repartilllicnlos,
tc~oros de lada clase, oro,
catolicismo se prescribia como "I primero de los deplata y piedras preciosas, y á una terc •.ra parte igualberes dl! la autoridad,
y cuya Jibl!rta.! personal se mente ¡Je to,lns los vilsallos, renIas y emolumentos
aseguraba
de Ulla milllera illllurla[¡le comu lealc" \"a- rlue resulta,el) (le ¡¡iS concesiolles que pllllir-ra hacer
sallas ,k la corona, De[¡e harers.! al gobierno espalJOI la cor,lna (I cuall/niel'a r1esusd03 couljlaiiel as militala jllsticia de cllnfe;ar que rn tl.lJ¡¡S su,; rlisposiclOnes
rcs, y toJo para si )' sus herederGs ó represelltantt's.
parecia guiado por una política muy hum:illa y rnu~
Los dos c;¡pitallPS SH comprometieroll
sole:nllcCO\lr:esccnJiente
,si [¡ipn la ar.1ricia riel l'fJ!fJno y Ja menle á l'onsa:.;rarse de Ulla manera rselush'a
á la
capricho;;a
cruehlarl
del cOllrluistallor
frustra~a[~
dicha elllpresahasta
,que se lIevils~ á buen fi.lI; Y el!
cOllslantement.e
sus huenos deseos. Los pocos alios casu de lfue f¡dtase:! a su comlu'o:J'lso, se ob~lgaball~1
que aun \"iv;5 Pedrarias lo;; imírtiÚ en renl:i1las mísereembolsar (¡ Luque SIlS ade/alitas,
para lo cual t'mraoles, tanto persollales como pÚblicas; ponllle ¡lUll peï13[¡all todos sus lJienes, cUllI'iuiellllo además en
siguió empleado, aunque en destino Je menor imporque esta declaracínn [¡astaba para la ejecueioll de la
_
..
,
seutlmcia contra ellos, como si fuese dis¡lOSicion de
(I) X~r.ez,', Cûn~, del r~ru '}J'; Barr;a, tomo ¡¡!, p~~ fHO. un tribunal rie justkia_
.
-)Iont,:srn ", "l/ajes, allo J;)_b.-lIcII"era,
III,L Beneral,
l'
'j'
l· ntas "·z'lrro ,. Almanro
1 -"1'011 en
der. 111,1,0- VIlI rap. XIl ..
0~ Cl 1I1aU(,I
l"
.'
,o
'. 11
(:l) Tal es la r€iariOI/ de Oviedo ql/e presrnr.i,j la entrel·is· I )1ùlllbre de DH.'s y flor ,los santos EvangelIOS eJecut~r
ta eotre el Ç"ooernador Y Aimaçro, coando se d,srulieron los 110 qlle prùrnellan, haCIendo el1uramellto sol;re el IllIpormenores de Ja compens~clon. I~IdiáJo¡!o, qoe es lDWYdi- sal en el cual trazaroll con sus propias !lIallOS el 5~vcrt:do y quc reli~re mo~' Lier~el,aoti~uo rrol!ista se encoo-j grado emhlella de la cruz. Para dar mas flll~rza nI
trará en el A¡¡t!1I<ilce, 11001. 5. Eli _la Râac/fIlI quP; 1.1l/t.1S cOlllr;,lo, el padre Luquc administró
el sacramento
veces he .c)tadu de uno de los cOIHlu,sladores del T"'IU, sc da de la Ellt¡¡ris¡ía á los cOlllriltantes
¡\ividi"llllo la I;osotra version .de cstc asan lo., seguo la coall'ednll"lB ahao[!o- t'
l".
·t'
,
"
l"
i- tI' S ( U\3
nó volllnl:lrlameote la soc,edarJ dlS~us~arlo l,nr ¡as (l'JCU prola en I t.S P,JI tS, ulla par,~ C-,\(:I 11110, !lI Ln a I
b,1oi/idades de ¡mell éxilo •• Vuelto;coIlJa dirha ¡;-clIl,' é 1'.1- los espl!ctador'!S, lLce UII h.lstol'lador, se cllternec.lilll
nam~, dcstl'u7.adùs y gast~dlls quc ya 110 lelliall hacicodas pa- al ver la solemne (,ereJll?llla con que SI! colls:rgl'a'J¡ju
ra tOl'lIar r.OIlpl·ovisionrsJ'~cntrsqnel.odAJohaLiall¡!a,tado.
estos. hombres VtllulItarlamenti\
Ii Ull sacr¡(JCIO quoJ
el dielJO I'ed'::lrias de ,\I'lia leg dij", que }<lél no '1ucria Illas parecj;¡ poco menos qut) loeura (:i).
hacer rOlllpalua eVIlellos ell los ga:'IOS del. armada, _que SI
Estt) "¡o'~ulllellt(l, que tlClle la fecha del 10 dc marellos quemn vIIIver á SilrMta, que In hlclrsen; y ¡11m.romo zn de t ;;:W, fue lirll1Jdo por LIIIJUC, sirviendu de
¡(ente qne hahla perdido t:¡dIlIO 'flJe tenIa y t:lnto halll" !ra- I- -""
.• -.j
I' I'
' . -I bl.· d' P'tll'llIl·¡ iI/I()
o:l.iado, arordarml de tornar á prllsPj!uir Su J(mlada y d¡¡r'line,stt",o'I'
~c n, ,I~,III~S re~pe a es (l , : '.',r.
á Jas Vidas y haclcndas qne Je, qfledaLan, Ó descuorir aqae- dl. It" cuall.s Imn" pnl Plzdrro y otro pnr .\lrll.I¡';.o,
Ila tierr~. y eie,·tamente el/us tuvirron g-raude coust.ncla y plies que 1lI11¡.:uno "¡I~ los dos, COrllO ,Id ,\ocUlllelltu
ánimo." Bclacion de) prilller descuo,. MS,
l'l'sulla, ~a!Ji'l escribir su propio nombre (ü).
(3j El agudo :\I;irtir haLla de e:'la polilira. /lile mutandis
namqlle.plcrisque guo')rnatorilJus, ne louga minis imperio
(4) En o1'o£l/'ionácasi lodo, los eS"r1l0res, pero_no ¡¡Ijuiasue!udine insoJesrant, r.ogita tur. l¡ui rra~ci)ljljue non fucrJIIl CIOSOQUinla na, lile he ron lormado ron ~IOlilt':'IOUS,ruloc ,11110
provinriarum domil,"'cs, de hi>ce durihus namque al¡;¡r;¡tii la ceil'braclOn del rontJ¡¡(O at pTlnrlJlIO de la sr~ullda y no de
lOnderalul'.» (Ue Oroc NOl'n. Parisii, Hi!;7, pag, 4!JR.) Es lIa r,rIlnr'ra es:.edwlOn, Este .1rre;!Jo cOIlJr.ldeCOlJla fedl; del
/ ástiCl/a q~e este lil(¡,oro '¡!Je tan arrJieotclllente se interesal,a inslnllnellllllllislllo, quc adrmás naJi~ cOI"a.i'1 <,:rlt?f/SO, de
ea las nOlicias sucesivas de Jas dirènte, partes del :';uel"o . IGSanli~uos autorrs ~lJe yo lie r.onsulladu. SII:O.lIorllCS!UO<.
Mundo, huoiese muerlo autes que la exislellci3 del imperio
(;i) V¡;a,e e,'e iustrultleulO SilJ!!ular co .\loutesinll-'. (,IO;Jde los lucas, huLiè.e lIe~3do il rOllocimicl/lo ¡le Jos europeos. les. ,\15., aj,o l;i:W.) Lo he copiado eo el ,'¡)él/dice. uÚllleVIvió Jo hastante ¡ara liablar de las marniJias de Méjiro, TO6_
pero no de las de Cuzro.
(6) \'éanse all)unas inresti¡;aciones saùre el hecho, nq;aùo
I
¡
v
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
H,
LA l:O~Ql1STl lllil. PI:RÚ.
in
Tal fue el singular contrato con que tres índivi(luos
fechad,) el 6 Je agosto de i 5;1I (3). El licenciado Esoscuros se re{lartieroll tranquilamente
entre sí un pillosa era un funcionario de ra I.c¡:;oria, qlje habia siimperio, rie cllya estension, podcr y recursos, de cu- do alcalde primero en Darien, v que despues hahia
ya posicion,
de cuya existencia !lIisma no tenian
represfntarlo
un papel prinr.ipal en la conquista y roo
exacto y segm 19 conocimiento.
1.'1mancra positi\-a con lonizacion rie Tierra Firml~. Era muy ('~nslderado
que hablan de la magnitud dpl imperio, de su abunpor su rango y por su carácter;
y es partIcular que
dante riqueza, cosas tan exactas como se probó des·: tmupoe a se sepa sobre el modo en que se ejecutó un
pues aunquc tan poco sahian Je ellas, forma un Do-I c?ntraio teln solemne en lo relativo ;í él. C01~0 suce~abl.e contraste con el esceplicisrno
general y con la ell6 en el.caso de Colon, es prul~abl~ 9~e la mesperaIndIferencia que casi todo el mnndo manifcstaba
en da maFllItu(1 de los resultanos ImpIdlO que se cumPanamá (i).
pliese liel y escrupulosnmente
la estI[lulacion primitiva
El tono religioso de este documento es uno de sus y sin el1ll.Jar¡::o,por el mismo motivoupen'ls se puede
rasgos mas silguJares,
~specialmente
si .10 ponemos
¡¡ouer "U duna (l,ue los veinte 1!1!1 pesos del a:Tevido
en contraste
con la ¡Joiltlca cruel que siguIeron los especulailor le dw"en un ma¡::nillco retorno. NI tnmmismos hombres que lo firmaron en su conquista dell poco e digno vicario de Panam:í, como mas adelante
país. «En el nombre de un !lias de paz, dice el ilus- la lliriÍ la historia, quedó Ein recompensa.
tre JlÍstoriador de América, ratificaron un contrnto
Habiendo completarlo estas rlisposicion'Js prelimicuyo objeto IJra saquear y derramar sangre huma·
narcs, los tres SOCIOSno perdi(~ron tiempo en hacer
na (2).,) Esta observacion parece muy justa. Sin em.¡ sus preparativos para el viaje. Compráronse
nos bubargo, al criticar lo que se hace, lo mismo que la que ques mayores ~' mucho mejores en todo que los que
se escribe, dl'hemos tener muy rresente el espiritu
se hah all empleado CIlla oeasion anterior. Se hiciede la é[loca. La invocacion de cielo era natural,
rOll prcvisiones en escala mayor que aIlt~s, como la
cuando en p¡;rte era religioso el fin de la empresa.
(hctab: la esperiencia,
y se [lregon6 públicamente
La religion formaha,:í la meIlos en teoría, el pretesto
una «cspedicioll al Perú)) para (Iur. acediesen
los
de las conqui~;tas ,le los espa~lOles en el Nue\'o Munque ql,isiesen tomar parte en ella. Pero los escéptido. Que se mezclaron matins
viles con estos otros
cos hahitautes de Panamá !la se dieron mucha prisa
elevados, y en diferentes proporciones segun el ca- en acu iiI'. De cerca de doscientos hombres que harácter de los individuos, r.s cosa que uadie nef!ará. Y : biall itl');Í III espeelicion primera,
apenas quedaban
pocos son los que se han propuesto (I sí mismos una: las dos terceras !l'lrtes (1). Esta terrible mortandad,
larga carrera de accion sin .nezcla de algun motivo
el as¡:ecto miicrahlr, pohre y enfermizo de lo~ que
vulgar y personal, fama, 110lOres 6 riqueza. Sin cm- I sohrevvian,
h"blaban con elocnrncia mayor que las
bargo, que la religion nos da la clave de las cruzanas
prome~ as pomposas y los magníficos planes que prea mel'Ícarl'ls , por mallllle (~sl:rs sr. ejecuÍ'lsen, es evi- sentaL.mlos
aventureros.
-"pesar ne esto habia hom(lente en la h'storia de sn origen; en la sandon que bres ell Panamá colocados en situacion tan desespeles (lió pÚLlic'illlente el jefe de la Iglesia; en la mUlti-, rada, quecualquiercalllhio
les parecia una esperanza
huI de misioneros voluntarios que siguiel'ùlllos
pasos para mejorar de condiciono TamLien la mayor parte
tie los Con(luistadores para recogcr la pingÜe cosecha
rie los 'lue fueron por primera vez. cosa rara, prefede las almas; en las reiteradas instrucciollcs
de la rían seguir la aventura y Tll)abandonarla,
pl)rque en
[~orona, cuyo gran ohjr.to era la conversion de los in· ella cre ian entrever la luz de lIn porvenir mas agrarlígenas, ell esns hechos supersticiosos
de la misma
dable. '~on .'slos .'Iemento,
Ins capitanes Ingraron
soldadesca cJllpedernida, que por !lias que se atril.m·
alistar IllaS ciento y sesenta homhres, qUI~hacian ell
yan al fanatis'llo, eran demasiado sinceros para que todo Ul a fuerza muy pequelJa para la conquista de un
puedan admitir la :Icusacion de hipocresía. Bealmon- i impede,. Tambien se compraron algunos '~aballos, y
te fue una crm óe fuego la que se pase6 por ese dcs- un surt ido de municiones y pertredlos militares me·
gradado pais, nhrasiÍndulo:,
consuTlIiénùvlo en su jores que los que en la espedicioD anterior se llevaron
lcrrible carrera; pero al cabo era la cruz, el sigilO aunque siempre en pe7uelJa cantidatl. CUllsicteI'ando
de la rerlencinn del hombre, el Único signo mc(Hanel buen r.stano Ile sus londos esto no se esplica sino
te el cual podian salvarse las generaciones
venideras
por la ( ificultad de encontrar estosohjetos
en Panade la etema I'erdicion.
má, cit'd ad recien fundada y cn la rOlllotn eosta del
Es un hecho rnuynotahlc,
y que hasta ahora no ha P.icifico, y:í la cual no se podia llegar sino atrave~iùo descubiert.o por el historiaclor,
que el padre
sando II difícil ¡Jarrcra CJue ofrecÍilíl las 1II0ntal¡as,
Luque lia era la vr.rdadera parte en este contrato,
lo que hacia sumamcnte difícil el transporte de obje~ino (lue reprrselll.aba
;Í olru que colocal..m en sus
tas volt mino:'os. T:lIllhien cs prob¡¡b!e lJUI~cn aquemanos los f(JllIos necesarios p;¡ra la empresa. Esto Ila~ circunstancias
fuerd casi imposible adquirir
r,~sult:l de un instrumento
firmar:o [¡or Luq\le y cer- parte dl los pe'lueiíos rccursos que flo,cia, p"rque
tificallo por elmisllJo escribauo que preparó el contambiel el gobernador estaba har.Íenflo los preparatruto orIginal. Este instrumcnto
d"clara que toda la livos di! su propi;¡ espe,ficiol1 al Norte.
b~mu de veinte mil pesos adeJa¡;tada para la espediCon nstos escasos perlrr.r:hos,
los dlls caritanes,
cIOn In fue por el Iicenci:Jdo (;aspal' de E~rinosa.
caùa CI!:tI en sn bur/up., voll'jeron á ~alir 111\Panam:í,
que se hallaba entüllCr.s en P;illamÜ; que Luque ohrÔ 1 (liri¡::ine s por Bartol"TIln Hniz, piloto de s'lgacidad y
solam'~l1te COIllO ag¡~nl.c su)'o i1l1tOl'iZ:1I10l'0r él, Y i rcsoluc '011, que tenia mucha esperiencia en ici navelJU~ por conSiguiente
el dIcho Espinosa, y solo él,
lellla derecho 'lia tercera parte tic las !ianancias vad_
....
(fuisiciones que resultasen dll la conquista dcll;\\rÚ.
(:l) El IOstrumenlo qu~ contiene esta slOg-ular revelaClOn
Este instrumento
atestinuad,) pUl' tre' I erson'ls una esla cap a¿o Cil 1I!1mallu,cr.lta que I~ltltu!a l'otlcla ¡:cocl'al
.1
I
) f ' , . " II
.. s'.;,
" , .:.' delPcru. f!Crra FlrIlIC yChile, por ¡'raaclsca Lopez deCer·
ue as cua es ue testigo (e contI,lto on¡'lIl,tI , est.r vantes, ,.mp/eada de harienda cu Jas rolouias. El MS. que autes >e co lserl'aba en /a bibli8tr-ca dcl ;tran colegio de Cuenca,
en S,dnu:anca. se halIa ~"ora eu Ja bibJjnte~a rea! de Madri.:.
por algunos, de la il'norancia de Pizarra en el arte de es- Qail1t8ua estracta p/ pasaje en sus EspaflOles célebres, t. II,
cribir eu el Jib. VI, cap. V de esta histnria.
Apéndic'~, nÚm. 2, uota.
(I) Por IIUjU! go de pa/ahras se diú al padre LUljue el epí·
(i)
CODciento )' diez hOlobres salió de Par']má, y foe
teto de loco, 'lue Je mererlú su actividad en esta empresa. doude estaba el eapitau Pizarro ron olros cincuenla de Ins
Ol'ledo la l/ama ,'odre Luque ri loco, CUIIlO si fuera u sinúni- primeros ciento y dieT. que ron él salieron y de los setenta
lilas. Historia de Jas ludla" Isla; é Tierra Firme del mar que ci capitan ,'lmagro JJel'ó ('uando le filé á IlUscar, que
Océano, ¡\!:;, parle Ill, lib. VIII, r"p, l.
los cient,) y treinta ya eran muerto,,» Xerez, CJoquista dd
(:!) fiobcrtson, Amérira, tOIll') /II, p:íg. J.
I Perú, al'. Barci:l, lown 111.1"',. fl:iO.
I )'
I
I
l(
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
64:
1III1I.IOfl::<:.1 Ill:: (.;,ISI'All
r 1(01(;,
~acjon d~1 m¡~l' ,lei Sur. Era natural de M06uer,
en " cia la a¡¡licacion du !:ts velas á la navegaciùn.
Ar
Anùalucla,. cytallero fecundo aunq,uè pequeno de em- acercarse,
descubrió que era ulla grande embarca~r~sas mafltunas, (~ue tantos, marll1~~os pr9porcionó
cion, ó por .meJor decir, una balsa, que consistia de
a Colon ,para sus 'prImeros VIajes. Sm tocar .en lo.s un gran numcro de vIgas de una madclra ligera y
P?ntos Il1terme(~IOS de.l~ costa, que no ofrecmn ah- ~orosa, fuerterne!lte atadas unas á otras, y con un
clente alguno a los vmjtlros, navegaron
mas mar ligero suelo de canas por encima á modo de cubierta,
ad~ntro! ~obernando. hacia el rio de San Juan, el nos mástiles <Í (lal?s gruesos, colocados en el (:entro
61tlmo IUlIlte que habla alcanzado Almagro. Lll estadel huque, sosteman una gran vela cuadrada ùe alciO~1habia sido mejor e~cogida que en la ocasion an- ~odon, mientras que un grosero timon y una especio
tenor, ~ encontrando
vientos favorables llegaron en de qmlla hecha con una tabla encajada entre los mapocos dlas al lugar de su destino. Entrando por la deros, facilitaban al marino el que diese direccion á
emb.ocadura del,rio! vieron ,qu~ sus orillas estaban
esta,clase de buque, q~e seguía su cursosinla
ayuda
cubl~rtas de habitaCIOnes de I/llltOS, y desemharc;ll1del, remo (2). La senCilla construccion
de esta mátlo PIzarro con algunos soldados, logró sorprelHler
quma /Iotante bustaba para las necPsÍllades de los
un pueblo, y llevarse un botin considerable de adorindígenas,
y tambien les ha bastado hasta la época
!lOS de oro que se encontraron
en las chozas, juntapres/!¡;¡te; porque la balsa, con su peque'¡¡¡ choza ell
mente con Idgunos naturnlFs ( j ),
medio, ann Se usa para trasportar pasajeros V equi·
Entusiasmados
con el buen é,dto, los dos jefes pajes en algunos rios, y en algunos puntos (le esta
calcularon qne al contempbr
tan ricos despojos con parte de la costa del continence Sur americano.
tal rapidez adquir¡dos, los aventureros de Panamá no
Al atracar la blllsa al buque, Ruiz encontró en ella
podrian resistir al deseo de acudir á su bandera;
varios indios, tanto hombres como mujeres, alguno.
y como cada dia sentialJ mas y mas la necesidad de engalanados
con ricos arlornos, y además muchos
tener fuerzas m:lyoresp:lra poder luchar con la mayor
ohjetos de plata y oro trabajnnos con sin"ular des(Iob/acion del puís que luan ¡í invadir, reso/vióse que treza, que llevaban á difercntes puntos Ile la costa
Almagro volviese call el tesoro y procurase refuerzos,
para trafiear con ellos. Pero lo que JIIas llamó su
mientras que el piloto Ruiz con el otro buque reco- atencion fue el tejido de lana de que se compollian
1I0eÍ'lla costa hácia el Sur, y reeogia todas las no- algunos de sus trajes, Era un tejido muy lino, deliticias que pudiera para determinar sus pasos futu- I cada mente bordado con ligura~ de n:íjaros y flores, y
ros. Pizarro, con lu restante oe sus fuerzas, dehia tâ/ido COli colores brillantes. TamiJicn vió en el bota
permanecer cerca del rio, puesto que l,)s prisioneros
una balanza para pesar los metales preciosos (3). Su
IIIdios le aseguraron que;¡ corta distaneía en lo inteasomhro nI contemplar estas pruebas de destreza y
rioI' habia una region abierta y cultivada, en que él civilizacion,
tan superior á todo lo que h3sta entony los suyo~ encontrarian
todo In necesario para vivir ces había visto en el país, creció consideraulemento
COll colllllrlirlarl, E.,te plan se puw en obra inmediacon ir,S noticias lJue recogió de estos indios. Dos do
tamelltl~. Pero nnsotros seguiremos antes que á los: ellos venían rie Turnhez : puerto peruano que estaba
demás al intrépido pi/oto en su crucero hácia el ' algunos gradns m~s al Sur, y le dieron á entender
Sur.
qu.) cerl:a de esta parte habia granùes rebaños de los
Siguiendo la costa llel gran continente,
con vienanimales que producian esta lana, y que el oro y la
tns favorables todavía, el pri!ne;" lu¡:ar ~n que Ruiz plata .eran casí tan comunes comO_la madera en los
t'chÔ el ancla fue en la pequena Isla lleI Gallo, como palacIOS de su monarca. Los espanoles escuchaban
á dos grados Norte, Los haLitantes que no eran lIU- con inesplicnble ilIterés noticias que tan de aeuerdo
llIerosos, estaban preparados para recibir/o de una. estahan cnn sus m:ls ardientes deseos, Aunque en
nlUDera hostil, rlOrqne las noticias de los invasores:
parte temiendo que hubiese cxageracion en el relato,
los habian precedido en el pais, y nlln habian lIegp.do : Ruiz resolvió detener á algunos de estos indi(ls, iná este punto aislado. COllhl el objeto de Ruiz era eS-1 clusos los de Turnbez, para que repitiesen la historia
p,lùrar y no conqu,ist~r, no qui£O e,nrerlarse en hoslimaravil,losa á su jefe, y al lIIisn~o tiempo )lara quo
l,dades COll los Illolgenas;
y lISI auandnnarttlo su : aprendfewlo el castellano, pudIesen mas adelanto
proyecto de de~emLarcar, diúse:í la vela y reeorrió , servir de intérpretes
en los tratos eon sus eornpala costa hasta el punto que hoy ~e llama bahía de San I triotas. A los otros les permitió proseguir en su viaje
tflateo. El p~ís que, á medida que al'<lmaha, seguia ! sill mas interrupcion.
Siguiendo des pues su rumbo
,lando indicios de un cultivo mejor y de tina pobla- I el prutlenle piloto, sin tocar en ningun otro punto
cion Illas consiJerable que /0 que hasta ahura /labian ¡ de la costa, llegó á la altura de la punta de Pasado,
visto, estaha cuhierto en las orillus de esrel~tallores,
I com,) medio grado al Sur, teDienllo la gloria de ser
que no parecianteller
Illierlo ni ser hostiles. Perlllael primer europeo que navegando con este rumbo en
necia n en pié contemplando
la nave de los hlancos IIel Pacilieo, cruzÓ la línea equinoccial.
Este fue el
cuando esta cortaha suavemente las aguas cristalinas
limite de sus descubrimientos;
al llegar á él, viró de
de la hahía, figurándose,
dice un autor antiguo, que' bordo, y !!oberuanr!o <IINorte, logró des pues de una
era un s~r misterioso bajado del cielo.
ausencia rie albunas selllanas, fondear en el punSin permanecer en esta costa amiga lo suHejente
para dcsengaiiar ¡Í los sencillos naturales, Ruiz, alc(:2) .Traía sus mástiles y antenas de mllY fina madera '!
.IáfHlose de la costa entró en alta mar; pero no habia velas de al~odoll del mismo talle de manera que los nuestros
navegado mucho tiempo en esta direecion,
cllilJlllo navios,» Relacion de los primero~ ùes~ub d; F, hzarro y
lo sorprendió descuh¡'i¡' un buque que con la d;8- , lhel(o de AllUa~ro,saraùa ~el códIce IIUtU,bO de la Blbllutancia parecia tina "l'an carabe/a,
pero atrave"arla
tera IIl1penal de VIella, ~b.
,,
,
, I
". I
' , , 'b'
.'
(3) En una curta relaclon de esta espeùlclOn, eSCrIta al
por ulla ve a IIlUY ~r:1l1l e que la :lI'r,ls,tr.1 ,\ le,!taparecer en la épora en que .e hizo ó poco despues, se e~pemente por la s,ul.erhelC tiel agua. bl aut;guo 1II,;Jnne- ciflcan rnenlldamente Iodos los ohjelos que se encoutrarou en
1'0 se confnlld!a
al contemplar
scmeJante fenomeno
Ja h~Jsa. «EspcJos ¡ruarueciùos de la dicha plata, y laz:IS y
por(/lIe estaba s(~guro Ile que ninguna Ila I'e enropea
otras vasijas para heber; traían lIIu~has mantas de lana y dl!
podla haber llegado anles qtie él á estas latitudes,
y algodon, y camisas y aljuhas, y alarellle~, y oll'us muchas
ninguna nacíon india de lilS ¡t:lsta ento!lces descurOjla" todo Jo mas de eJJo muy labrado de labores muy nca,
uiertas ui aun la civilizada naciun meJÏcalla cono- de colores de I'rana, ¥ carrnes!, y azul, y amarillo: '! ùe
,
,
lo/las otras colores ùe dll'Cl'sas maneras de labol'cs y hgur:ls
de avcs y animales, y pesr:¡uos. y ~rboles, y traian linos
pesos chiqnilos de pe,ar tIrornlllo herhura d(' romana, '! otra,
(t) Ibid. págs. IStl, ISI.- :laharro, relarioll sumaria,
~S,-1.árate,
Conq, dcl I'er,',. lib. ,. cap. I.-Herrera,
IIluchas CO"I,,' Ilclarioll sacaùa ùe la lJihlioteca illll'eriaJ de
, Viella. )l~.
lIist. ,"encraI, dee, Ill. lib, V1II ,cap. X Ill.
I
I
I
'I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
llEL PD\\;.
1.,\ CO:\QlIST,\
Ii:;
to I~n 'lile kl\)ia llej:do ¡~ Pizarro y it sus cOlllpala llltÎt;a de sns nrillantcs d"scuhrimÎ('ntos;
'f 1")<'0
Îleros(I),
des pues cntró Almagt"û ClI ci puerto COli su IJI:que
y ya ern IiclT:pO que lo hid~sc; porquc el :í~limo carpHlo ti,l prov!sioncs yy?n uu refuerz.o consider,ade csa pcqueíla lnena desfallecl:1 ya ante lus p~ligl'Os I ble Je voJnntarlUs. El vlnJC de cste Jde hallla Sido
á que se Ii"bia visto cspl:esta. Eu cunnto se fueroll
pró,pero y feliz. C\lnllllO 1I.'gó á Panam:í encontró Id
sus bllque;-, Pizarro Cnlpr!lllli¡} su rnan:ha al interior,
gobierno en manos Ile don l'e,Iro de los filOS, y no
con la eSí'~ranZa de, encontrar la deliciosa campilm
se.r revió it desembarcar
hasta obtener del padre Luqne hl hab:an prometido los natumles. Pero á calla qlW ~Ir;una notida soure las opiniolles dd nuevo gopaso parec;a mas y lilas e~pe~o el bosque, y losárboherr:aJor relativamente
á ellos. lLilló r,ue estas eran
les se cler,lhan á· 'HI<J. al_ura gigantesca
que él no bastante fllvoraiJles, porque el golJernador tenia íl'Slos hauia \'isto mlllca, ni en estas feraces regiones
truc~iones particulares para llevar á cabo lo pactudo
¡10n¡le la n; tur;II,~za oura tan en granlle (2). A medipor !,u predecesor con los sódos. Al saber la lle:;¡ula
da que avanzaua encontraba
colinas y mas colinas
de A'magro,
baj6 al pnerto para f('licitar!o, y para
unaS detriÍ\; de otras, como si fueran olas del mismo
asegurarle que estaba rlíspuesto á favorecer cu todo
p..ar que iLan á reunirse á la barrera coJosal de los la eJ'~cucion de sus planes. Felizmente poco antt~S de
AlIlles, cuyas nevwlas cUI;lbres se reian elevadas so- esta ;;POC9, hauia lIegarlo á Panamá un pequeilO cuerlire las oulles
v estendi,las
como una cortina de po d,~ aventureros
militares desde la lIletrópoli, :lrbrullida pllta' que parecia
unir al cielo con la d,iendo en eleseú,;¡le haCllrfortuna en el Nu~\'o ~Iundo.
tierra.
\ ~,stO!. tragaban el ceho de oro con mas albIa y mucha
Al atravesar estas eolinas cuoiertas de bosques,
lIJaS faciliùad que Jos antiguos y cautos co(onos; y
lùs cansados aventurero,; s[¡lían encontrarse al borde
COli ,)lIos y cou algunos otros ociosos que habia en
de 1J1lehraù'ls de espantosa
proruudidad,
donde las lacildad,
Alma¡;ro se encontrÓ nI freutetle
un reemanaciolH:S de un suelo hÚlfllldo salian como un fuerz) Ile á lo lJIeuas ochenta hombres, con los cuavHpor mortifllroCII ffilli1io Lei incillnso de las olorosas
les, (espues tic I¡.¡ber r,mharcaùo provisiones y per!lorI'S, que revestian la sillla con Ja mas asollllJrosa
trechos, se dió fi la vela para QI Tio de Sm Juun.
yarip-d,lll rie nllltices, Los pój;tTns, espl'cialmellte
de la
La lIe¡;u(la de los nuevos reclutas,
~nsiosos por
falnilia de Ins loros, rl~lIleÙ;,lJan esta fantástica varie- Ileval allelante la espedicion,
el camhio ugradulJie
fiad de la n, turalew 1'011 t;nta5 tan brillantes corno prodl cido en sus circunstancias
por ]a5 nueyas y
los (ICI reillo veleta!. Vej;¡n soure sus cauezas millaauunllantes
provisiones,
y las brillantes pinturas de
Tes de monos, que les h;1I ian gestos y parecian los Ins Ú¡uezas que iban ¡j encontrar en el Sur, produjeespíritus ,!i;,bólicos de estas SOkll:lilcs, mieutras que ron Sil efecto en los ahatillos ánimos ùe los que COli
reptil('s IIor."Or050S, engendrados
ell la fangosa proPizar;'o estaban. Sus recientes trabnjos y privaciones
fundidad de las aguas eS'_anca.las, se acumulahan
se olvidaron lIluy pronto, y call la ani)lweion é inulretlcdnr de cllos. Aquí se veia el bou gigantt:l"co,
c,Hlst,lIlcia características
al aventurero,
exigían tan
enlazal\l10 SllS pliegucs colosales en el trunco de un enérgC>lll1ente á su comandante que siguíese ci viaje
{¡rlJOI, ele mulo qlle apen;Is se le distinguia ciel tronem(lJ'rndirlo,
('OfllO antes lIabiau solicitado (lue [o
co hasta que estalla próxímo á lanzarse fi Sli [Iresa;
abandonase.
Aprovech~n¡[ose de estos buenos t\cseos,
allí los Cainl.ll1eS estaban tomanrlo el sol :í I)ri las de los ca )ítanes se emhÍlrcaron,
y glliarlos por d vetnlos rios, ó cesli?.inrlose
p(.r debajo (le la superlicie
rallo ~ i\oto, se dirigieron pur el mismo rumbo que
del agua, se lpo¡Jcrah;¡n de sn incauta víctima anteS este b lbia seguido I'ClCO antes.
(Ilie esta lo "inliese (:J). Muchos cspailUks pereciePen se había l¡'~jado pitsar la est¡\Ci01 favornble,
rnn llIiserabl llllente por estos medios, y otros fueron
que H estas latitulles dura muy pocos meses, par;¡
:lsesinados p,Jr los naturales,
que vigilaban escrllpll- i hacer un viaje al Sur. El viento soplahn constalltelnsamcntc sllS mo,'illlientm; y se aprovecll1ll,lan de ¡mente hácia el Norte, y una fuerte C()rril~nte no lejos
t::nalquiera ocasion para atacarlos con ventaja, Ca- . de la playa, seguia la misma direcc¡on. Los viento:>
turee lIolJ)hr.~s de los tic Pizarro fueron cogitlos ¡\'l se convertían
fIIuy á menudo en telllpesta,les,
y I(lsU!la vez cn u la canoa que enca:ló en las márgenes (le desgra ~iados ,'iajeros estuviero!l siendo juguete de
UII rio (l).
la, ola, durante muchos dias, ell IIwdio de Jas tor-,
El balllhre vino luego Il. aumentar
la lista de sus mental: lilas borriblt!s de truenos y relampagos,
h:lsta
desgracias, y grande fuI', la \\ilicultad quees¡wrimen.
que por (¡Ilimo enl;ùntraron
UII puerto seguro en 1:1
taron para encontrar algo que comer en los hosques.
Isla del Gallu, visitada antes pOï Huiz. Como ahora
A veces encontraloan
patatas silvestres, cocos, ó en rran d"lllasiado numerosos para tener un atilqllp., Jas
la p\;¡ya el espeso l'rut" del mango. Pero la ori;la del tripula~iones desemharcarOIl,
y como no llS¡l\~rilllenIll"r era mas iusoportaule gUll los hosqne~, por los taron Ílcolnodidad
alguna por parte de :os illdigecnjalllures (le mosquitos que ohligahan á los desgranas, pl rmanecieron
en la isla dos semanas,
recurc¡ados aventureros
iÍ sepultar
sus cUel"¡los hasta la riendo ~us averiados bllllutJS , y dcsl:ansando
de las
cara en la arellil, En esla est:·e!Tlidall de padecim¡ellpenalidldes de la navegacion. Despncs, emprenrlielltos solo pensauan en volversl!; y todos sus plalles de do de nuevo su viaje, gobernaron
hó,cia el Sur has la
:I\'aricía y de '],lI~hicion, esc<'rllH\ndo iÍ PiZ:UTO y á que ller-aron á la b"hi" rie San -'I"teo. Al recorrer la
otros pO('os esplfltus llIdoma:¡\es, desaparec;an
alite "osla eSl1crimelltaron
el mismo asomor\) que antes
el deseo de v¡;\\'l~r Ú Panam:i.
había c,peril\1lHltatlu Hui?, y¡endo (J1H~ el país IIl11l1iEu esta crh,is fu(}cuando \'olrió el piloto Huiz con
restaba por tOllas partes ell su aspecto general yell el
.
,
de sus Ilabitantcs,
pruehus rie un grado Illas elt~\·ad(),
,(I) Xere7., r.1~~, del Peru, tOlllllllr" p:lg.IRL - Rela- de eivilil.adon.
Por hulas partes se veian los resul~,nn ~arada de la .\toIHJteca 1l1~i'er"'lde V¡ena, )):,,-lleirera
tados dd r.ullivo. Tamhien el aspecto niltural de la
,JH. ~I'ltel'al. ,lec, III, 11k \111, rap, XIII.
I <t·
'1'1'
,,' , .
I .. 1111'
l;no d.: Il)sanlOI'es dire <Jner~tl, '·¡eron stsenta dias en e,le I co, ,\ el a m,ls "I ",,111'1/0, por~lue en ug.lr (e a)Cvinje, Siellto 110 i'0derseilalar la [l'clin exarla de lùs acollte-: rlllto elt:rlJo de n1<lllglescuyasasperasr:ucespenetr;m
rillJiclIlos cn ('stlS primeras C"fl("lirionc", l'tl'u 'a C"IlIlI,ln:(ÍaI )lor ddnJo del agua r.omfJ para envolver en una red al
110 era rosa di:!lIl de la ¡¡leorioll de estus allti~n\ls crOllistas I viajero d,csprevenillo,
las orillas baja(dellllar
estaqucp'/IWCO crruque porquc ellos rUllsl'r\"!1l enJn meml)~la ban cul'lerl,IS de lIlagestllosoS :¡rboles de (,uano, de
tuda, 'as fechas rlll'l'lIte.:' debe su~eÙ"r lo nmmo a J.osdelllas. una csr(~cie de caoba, v otras maderas liuras, las
(:!) «1,,<10era nlolllaui''', rUlI arboles basta el CIclo,))lIermas SIlSel'IJtilJles (le tomilr un harni? hrilla'lte y \'11rer", ¡list. general, \JIll ,upra,
, .
(:i¡ H"lTel'a, IlIst ¡;ene/,I1, nhi !'nprn.
nado, L:' 1JI;!d(~radel sandalo, y muchos arholcs oloroU,) 11",'-, lo.:. ,·¡l,-I'owa'a
,lIl-l. Je las ¡Jld" rail. e\'IIL sns de lI')ltIhre~ d('~cllnOc\d\ls, ¡Ierr;¡m:d¡all sus gralos
-:--.LiJlTo. Hd,eioll sllwaria, }b.
perfume,; por el <lire, no en ulla atmóbfera illJprep;
I
<
•
,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
,-
•
üG
llIllLIO'J'ECA
•..•E
lwila till corrupcion vl'gdal,
sino por las brisas puras del Océall<J, que lJe\allaIl ell sus alas perfullle~ y
8;t11111al mismo ticmpo. Dc cuando en cuandu se
veian anchos C¡lmpOS dc tierras cultivadas, y repediOS de las colinas cubiertos COll 1~1amarillo maiz y
patata, tÍ euuh'el lll¡¡S h.ljo con 1l1i1gIJíficos plülltios
de cacao (I).
Los pu~blos eranlllas y Illas nunwrosos; y cUi'n,10
los hllllue~ anclaron en el puerto lie TaC,lInez, los
espall"h~s pUdieron ver una ciudad de lilas de mil
casas, arregladas en call.~s, y con una poblacion
nunwrosa a¡JÍllallu alrededor de ella en los Ul'raLales (2). Lo~ hombres y mujeres oslelltaLan en sus
personas mu<.;!Jos adurnos de oro y piedras preciosas,
cosa que parecerá ~illgular considerando
(lue los Inens del Perú se reservaban
el mOllopo/hl de estas
icdras para sí y para Ja3 noLles á (luil~nes se dignaan conceder/ilS. I'cro aunque Jas espailUks !labi¡Ul
nlcnnzüllo ya los Ihnilcs estcriores del imperio p>:ruano, no' cra el Perú lo que veian, SillO Quilo y
aqu!'lIa parte de este paí~ rceieu sOlllctiJo al cetro tlè
lu,; Ine'ls, dondllno era posihle que el opresor sisteilia de los dÚspotas americanos ftllLie~e horrado aun
los nntiguùs usus del pueblo. Adl\más el país advacente era eS[kci¡t1rncntc abundante en oro, que ¡,Ivatlo de la arena de los arroyos. auu cOllstitnye Ulla de
jas principales
prudncciones
de Barha.;oa,;. Aquí
laml,il\ll e~tabil III Ili'rmo~o rio de las Esnll~raldas,
lIumado asi por la,; minas de estu piedra preciosa
tlue existían en sus flI{¡r;;en~s y con que los lllonurca~ indios enriquecían
sus tl~soros (3).
Lus espullUles clllltl~mpLtlJan conlleleite estas pruebas inrlullahles dc ril!lIeZü, Y vieron en el cultivo
admirable del tl~rritorio una agradable scguridad rie
que por !in habi;llI llegado al !laís que tanto tiempo
!lahial! estado coulemplan¡;\o revcsthlo de tall brillantes, pero tambien de tan rcmotos colores. Pcro aquí
tambien tenÍitll flue verse chasqueados por el espíritu
belicoso del pueblo, quc, cono~iendo su propia fuerza, no Sl.lsentia illtimidallo por el invasor. Al contrario, \Iluchas canoas c;m;adas de gucrreros aballllonaron la playa, IIcvando una euscÙa de oro, dieron
vueltas alrededor de los huqucs desaliánd"/,,s
con
s~s. miradas, y cualldo las persiguieron se refugiaron
lacllmcnte en tierra (.~).
GJ.SI'AII
E
Ir'ldl!dol'.
Ttldas la;. c~t.H 'lile h:.ct' Prl'scott 1\1'
Cslfol: nl.wu~~:ntH ,,:S!.IIJ pl;J;!a¡jJs tIf. t~rrort·s, lJu,z,¡ por li.lb{'f
'-Hio
Copi.HJa por e:CIIJ/ljrro.
I1cul\.}s
lril!¡1l1t)
de curn'~lr all:UllUS;
vero
(;t1llrt·~'.Ilnil.S
IIUt'
el
(Ilh~ 11"111\)':;
:-\lIbrayado
~s
ill!llt¡·li;:;ï!Jle.
Lu f.Jl'UI' es IJUt~ ~~lil ll<ll.dlrc: hullo,
¡I/lllo. h" Jll'cllO erecr al ,lUlnr ClUe el rSI:iUtIHLt'
l'r.1 ulla wÚ¡;c¡,ra ù\' UIO, elU dud.! lIor 1•• aUJlubÎJ
n.•11JIil,1 l'ollo.
•.•bsollllaIlH·lllt~
(lue es
da
Cdll
¡Cl~
(IUll.jS
IlnlICI:-
1<1V":<1IHi.l
IIOU;.
I
(l) X~rez, ConI]. del l'en'l, ilp. !larda, tomo 1/1, páp-. 181.
-Hel. sara da de l••hiblioteca imperial de Vienil•.\I:5.-:-;aharro, lIel. sumaría, ~b -~lonteslllos, Anales, ~IS, • año 1:i2li.
-Z'i1atc, Conq. dôl Perú, lib. l, cap.I.-Helacion
del primer dc,rub., )IS.
(~) El secreta rio de Pi?arro dice lJue una de las ciudades
cunlenia tres mil casas. II 1:" esta tierra había muchos IlIauleuimiéntos, y la gcnte tcllia muy buena úrdcn de vivir, los
pueblos con sus calles y pIna, : pueblo habia que Icnia mas
dc tres mil casas, I' otrus hahla mellores.» Conq. del Pérú,
ap. Barcia, tOIllOIll, p~~. if!!.
(3) Steveson que I'iajú por c:;ta parle de la costa en los
primeros años de este siglo, habla mur:ho de SIlStCSOI'OS
minerales y vejetales. La mina de esmeraldas próxima ~I rio de
cslc nOllJbl'e, tall falIlusa ell ulros ticmpos, esl.,·iI ahol'a c.!r·
rada por ulla s!lrerstieioll ¡"as flI'opia delllempo de los In('as.
.Jamás la visité, dice d via.iero, ¡:racias a! lelllorSil/lers[¡cioso
dc los naluralcs, qlle lile asc¡:U1'aror¡que ,~stalla ClJl'alJlad~; y
que la guardaua Ull CllorlllCdrag-IOn,",IC \'ualilaba l!'ucu/), y
reláulpa~,)S contra todos los que se a(l'eviacr á ir riu arriba.»
HC:;ldellcia, clc.
(i) ,,~alierllu it los di,'hos navíos ratoree cauoas !!randcs CUll
mudllls indio.;, do~ armadus de oro y plaIa, y (ralllall ell la
IIl1arallua un ('Ma"dade v eu('ima dc éluJI vol/o úe ur. 1JI1le/lO dG siu de: M'O ('),
l: ùierull una \ueila á lus navíos pvr
e) ..'·ola d<'l
y
Un cucrpo 11I']8 formillaLJe ~e rCllui:, cilla \,[a)·.I,
hasta "lnÚmero,
segun dicen los espalwles, l. e;i lo
/IlCUOS díe~ /Ilil guerrllros, aparelltunll'nle
alisios,,:;
de ¡¡tacar ;Í los invasorcs. Pizarro que desemharcó
cou [lal·te de lus suyos ¡'Spl\ranllo poder eutall!;;r ulla
conlácnda,
no IJUdO evitareuleramellte
las h 'JSlilid aIles; y quiziÍs lo IUQieran pasalhllllUY 1II"llos cspailoles, perseguidus con ardur por lin enenJig" il1linil;fmente supcrioren
número, Ú Iloserp'lrunaccídclt.e
burlesco que, COIllOrelierenlus historiad ores, sufriÚ
uno ,le los ginetes. Este consistió en ulla caida de
cahallo, que asombró de tal nwnera <Í los oároal"lIs
que 110('sperabun ~emejallte Ilivision ,le lo flue parecia un solo y Úuico cUI'rpo , I/ue llenos tic consternacion se retir.tron '! ahrieroll pa,;o á los Cl'btjanos pala
flue volviescn ;í sns buques (:l).
Ell cstas cirClIll-tancias
se relehró un e,'nse¡o Ile
, ¡¡uenn. Era cvidente qllq las fucrzas de los e-pai;oles 1;0 bastaban para luchar con un cuerpo de inlígenas tan numeroso y tan oi!''!1prepara,tl); y aUll'iu,~
venr:iesl.'n ¿¡(lui, no podían abrigal' la esperanza de
uhrirse paso por flIedio del torrente rl,~ guel'J'erlls
que aClllliriu á entorpecer
su murcha,
purque el
pais par¡;cia mas y lilas pohlado á mediJa 'lile adelantaU¡HI
descubrian lJumerosas ciwlades
¡1iWhlos nuevos, cada vcz que descubrian
mus tierra ú
que doblahan un cabo. Segun opinion de algulIos,
los de menos corazon, convllnia auandonar
Iii t'lnpresa de una vez, como superior á sus fuerzas. Pew
AllIlaf(ro consideró csle USUllto Laja lin punl(1 ¡\fl
vista Jirllrente. Volver, decia, sin /¡ailerbecllO nad;l,
era vergonz1lso, era su ruina. Ca~í todos ellos habian
dl'jado acreedores enl'anamá,
flue esperaban su pag')
de los frutos de la espeJieion. V<llver cr:1 entregarse á
rliscrecioll en sus manos, irá In e:irrel. ~Iejorera Vag;¡r como hombres Ii:lres, aUI}(lul~fuera ell el desim"lo,
que yacer COll grillos en los Citla boZlls de Panamá (U).
Lo qne debían hacer, segull él, eru IOIfUChabian hecho
rec.ielltemellte.
Pizarro pOlh'ia encontl"fir algun lugal'
eómotlo en que pern1;lneccr con parte de 1;1fu.!rza,
mielltras que él .,"?Iviel'a á PallallliÍ ~n busca d" ref~,·rzos. Las lIo~1C1as que ahora fJo~lwn fiar s?bre Jas
nr¡lIezas tiel ¡JaiS, ¡¡ul"lan un colol'lllo muy dlferelllfl
á la ,espedicilJn,
y no podrían (h'jaT de atraer .1 ~llS
banllel'as cuantos voluntan/Is neCe~Jtasen.
Pero por preciosos quc fuesen I~slos consejos, 110
eran en terarnellte agradables al olru comandan te , :1
quien no gustaLa el pappI que le tocaba siemprc de
quedarse en los busques y [lalltilnos Ile l'ste pai:; ~alvaje. E,;to, rl~spondió Pizarro, era IIIU)' cÚUlodr, para
lus que pasaban agradahlenlPnte
cJ tit'lfIpo corriend(1
de un ¡¡unto ;i otro I'll su buque, (í c.Ú1I10dalllel.Íll
ahrígadus t'Il UII pëis alHllId;¡nte comu lo era I'anamií; pero era todo lo coutr:mo para los ¡¡Ile 1/lIC.ia}¡;¡ll
detras en el d~~ierto, dl~,falll~ci,¡os y Illllr¡¡\lIdJse de
hambre (7). A csto contestó Almagro con algun Cll-
r
y
avisarlos en lOiln••ra que 110les pudiese enojar, y asi dieron
I'uelta h<ir.ia J ~u pucIllo y los Jlijl'iú, /lO los IJlJtlICI'~uloma r
pOI'quese mdil"l'"n ell Jo,; ~",:os junl" á la 11"Ira.» Helacivll
>arada dp. la \JibLolera ill'l'el'laJ de Viella, MS.
(:i) II AlllClIlpO de roml'~I'los unos Cllll los otros. nllO de
aquello, de raballo rayó del raballo ahojo; y como 1<'5 jlldlUS
VWJ"lJlIdivldir,c aquel animal ell do; parte!;, Irlllclldu ",rcierlu quc lodo erV Ilna eO-3, file lanl', el lIlil'do 'lue lll"Ïeron,
qllC volvierolJ I;l~eSlJiJ:uas d;to'¡ù \'1I('~~ á lo:; ~lIVlJS.
dkí.:l¡dl)
que se halJia hecho ¡Jo,•• , ha,'i"Il¡JU iidIHil':Jl:ilIJllfe
~Iil-:lu ('¡,al
110 fue ~in IlIi~le['id; l'dl'lll1~ J JlO Jcac:-ccl' t'sto se }Jrt':,ulllI~
qllc Illatar,U! ludu, l,,, cr;st;a/".,." (Hel.ci"ll del/JfJ:lJcl' de,('.ubrjlll:éllIO, )is.) E,le 1110,:",!e espilrar ,.J terror pjlli,·o de
los I/;Írbaros c; tan dlf:1l1l<lc fe "011111
la aparicioll del a,,'¡~lul
~antiago
ell circunstanci:Js
<illálo¡.!as, Je (lue lifIltas ~'(:cesha·
blanlns hi,tol'lad"re, dc e,La" ~uerras.
lH) 11;\0 era bien vOÍler pohre,. il pedir limoRII~, v morir
en las cj¡-"rll'~. los 'lile lelli" Il deudas.» Herrcra, !l,si. gellc,
rai. det:. III, lIb. X. ril/l. Il.
(i¡ «CvIJlUilia )' vewa eu Jus navios, ill:~llllleno It fallaba
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I.A
CO:li(JI;ISTA
DEI.
1'f:1\(;.
(i7
lor, m~nib.t(lO(losc
dispuesto fi tom~r el man(lo de nada avarieiillle SIlS jefl·s. Pero cs\.os e','an vas'tante
¡"S valitmte~: qllc se quisier,ln
quedar con él si Pizaraslut lS para frllstrar las consccucndas
de l'ste IJ:I"lJ,
fo) lo rehusaba.
Poco á po~o iba crecicnrlo el tono
y Alntaljro lo consiguit¡ apod •.r;índ[!~e de todus las
amenazarlor de esta disputa,
y pronto l1ullieran pa- cart;;; y cortando así toJo medio (le c:mlUnicaeion
sarlo de las palahras á los golpes, porque echando
cntre los descontentos
y sus ;unigos. Siu cmhargo,
mann á sus espadds ya ihan à atacarse uno á otro,
no consiguiÓ enter:unen!e
Sil ohjf'to, pcrque tin sol('uando el!esorero
Riherr., auxiliado por el piloto
rladn 'l;lI11ado Sarabia, natural de ';'rnJillo, tnvo la inHnizlogró
;pad¡;uarlos.
Pocos esfuerzos se uec'lsigeniosa idl'a rie enl~errar sn ~arta en Un ovillo rie altallan por parte de estos dos consejeros llIas templa1'0,101', que dehia llevarse á l'anaIllá como muestra
dos para convencer á los jdes de o absurdo rie ulla rie 1m productos tiel país, y ser cntrcg;lllo á la espoconlluda qt.e hubiera puesto inlnediatamente
térrllisa riel goiJel'11ador (3).
\lO á la espe,licion de una manera poco honrosa para
La cart.a, que íha lir~n:Hl:\ por ~ario~ .Ie los soldalos que la lIaL ian proyectado.
Por ';onsiguiente
se dos dl'scontentns
ademas de Saral)la , ~liltaha con cocelchró ulla reconctliacion,
suficiente,
:í lo menos llores snm!Jrí.os las miserias (h' sn condtdoll , acusa ha
cn lo esterior,
para que los dos jefes pudiesen obrar
~ los los j'J.fes de ser lIutores de to~lo est,.". y rogaba
de acuertlo. Adoptósc, pues, el plan de Almagro; y a.las ,1lltorHladcs dc Panamá que 1IltervlII.lCsen cnsolo se pens,) ya en buscar el lugar mas conveniente
vlanrlo un buque que los sacase ue esle triste lugar,
y segnro para estal.i1ecer el cuarlel de PiZarro.
si es (fU'l algunos sobrevivian á los horrores de su en·
OClIpáronse vari0s dias en tocar en rli rl~rente~ punciern,. La ('pístola terminaba
con IIna ,;uarteta estos de la COsl1l, volviendo por e! camino que hallian
crita por Sarabia CH que se pintaba ,i los dos jefes
seguido ant~s; p~ro parecia que en todos ellos se COlOn sticios en una carnicería,
ocupÚndose el IIIlO
habian ularmuflo los natur::Ies y estaban alerta .• pre- en traer el g~nado Y,el otro et~ degollarlo .. H~ aquí
sentando
un aspecto amenazador
y aun fllrmnlable
esta cuarteta que Jlego á tener Cierta popJlarltlad ellconsiderando
su número. No les era lícito ní pensar j tre lo;; colollos :
en la region mas al Norte, con sus pantanos mortíferos y sus be,Sf/lIeS, y donrlè la naturaleza
hace una.
(,Pues seoor gobernador,
guerra mas terril.:Jequeel hrmhre. En est.a indecision,
Mirelo bien por entero,
se resolvieron en favor de la peque 1m isla del Gallo,
Que allá va el recogedor,
porque al cabo, por su distancia rie la orilla y lo esy acá queda el carnicero (1).»
caso ,le sus pobladores,
cr;: el punt.o mas á propósito
CAPITULO IV.
para ellos el! su triste condicion (l).
Pero apeuas se supo la determinilcion
ueloptada .
por los dos ca[litanes, cualldo empezaron á milllifes-I in:ll:wadon
d(,\ ¡¡nhc'mador, - Severa resolucion de
tal' su dis,~ucto los al"entureros
quP, los s.!guian, es-,
Piz¡¡rro,-f:ontilllll,
..ion del vi¡¡je,-¡\<;p"clo
hl'IPanUl
pecialmente
los que haùÏ:in Ile quedar<;e en la isla
tlc'111mbez--l)escllbl'imicnlos
enl¡¡ I"hla -Vuelta
á
con Pizarra. Esclarnaban
(jue por qué habia de lIel'Jnumú.-}'izarro
sc embarca para ESIJaoa.
várseles ;i e~e oscuro lugar á mr¡rir de hambre; que
(152ï .-1528.)
to(b 1:\ espedicion uesde el principio hast.a el fin ha- ,
!lia sido un engaño; que I(.s paises de 01'11 de que se:
1'1)10 des pues de marcharse Almagro, Pi7.arro desles lwbia hallladtl parecian liuir delante de ellos ti me- ' p:lch( el huque que le quedaba bajo pretesto de (/ue
dida que avanzaban;
y el paco oro quc habian teni<\o necesituha que se le compusiese
en Panamá. ProlJala dicha de rocoget']lahÏ1¡
sido enviado á Panamá.
blernlllte se lihró así rie una [lar te desu gente cuvas
para ind~lci" Ú otro~ tontos á seguir su ejemplo. ¿ Y . tendencias á la insurreccion
le seI'l'inn de obst:iculo
«1I~ J¡ahj¡¡l! ~onseguido
en pago de sus padccirnien. en su posicion desgraciada,
y rie (Illien %taba l;lllt~
t.IIS . Los UJlICOS tesoros que les qu.edahan eran SI!S mus (1lSpllesto á separarse,
cuanto que era llIuy difiarl~os y sus ne~has, y. ahora se ~es .Iba á dejJr mol'll' cil encontrar
alimentos en el estéril puuto que' ocu1!.U esta trlsle Isla, Sill tener .slqulera UII palmo de l paba.
Ul!~'t'a eonsagrada
para depOSItar en elJa sus IlUeGr; nde flle el desaliento que la vuelta (le Almagro
sos/2).
, o
•
y de I?~ suyos proc.\¡~IO en Punam<Í; por(ille la carIa,
En este :-s.lullo de exaspe:aclon,
alg~n(Js de los sol- trasmitida subreplieJalllente
en el ovillo de algadon,
dados escrll,Jeron á sus parl.e~tes y arnlf{os, dándoles
cayó J1l las manos iÍ f/ue estaha destinada, y su con~:~rl:- d~ su dr.elorable COlwlclOn, y.q,ueján.?ose de I.a tenido se esparció por torlas partes con la acostumIna :ndtferellcJa con que se les sacrIfIcaba 11la obstthr;lrla exageracion.
El ahntido y tri;;te aspecto de los
uventlreros,
era hastante clesanimu(!or en~í, y pron"Hualla, no p::decia la miseria de la hambre, y otras an¡:IIS- to se llegó ri creer gelll'r;¡Jrneuf.r. que lCls POC;)S maltias qlle tenían, y ponian á t.o~)s pn e,trema rung'oJa." (Iler- lwr\ados ayentllreros
que aUII so/¡reviviun de la esr,'ra, Ifi;;t, :relierai, dec. III, lill. X, cao. 11.) Llls cabal/cros
pedklllll,
habían sirlo detenidos por Pizarro contra
,le Cortég y Pizarro, por nlal'; vil'o,as' qlle fueran sus haI
zajjas, se quedan muy atr:ls de aqueilos cahalleros andantes
su 1'0 lIlItad, para terminar sus rlias CO:1su desende qUlerles h.¡hla el poetn But/creu su pnema de Hudlbra~, y galH\do jefe en aquel .triste islote.
que,se~unél,romonopasta-enr!llo~cllnp')Sqlleatl'avesahan,
DOli Pedro de Ins RIOS, clgol,crnaeler,
seenfurecí6
no se sahe lo '¡Ile cornman, porque la h¡,toría no h;d'lajamas
hasta tal punlo con el resultado qlle la espedicioll hade qne llevasen provisiones, lo que p:mr¡a indi~al' que los 1 bi:l te li¡lo, )' con las mlwrtes que había caus:lClo, cli~(·stomag-os nO,I~s ~~rvJau mas <l'le y;¡~a hatl:se ..
: rnlllu:?!Ido 011'0 lanto la poblaeian de la ,~olonia, qne
• (I) Pedro\ :Z,l," o, ye,rub, :' l.~u ¡., 'I~.- ~lp)aplOn sa- se nepo resllclt;lllienlfl1Í
eSI~llchar l;cs sÚplicas de Lnr.",!a de la IlILdo·pr:t IlOpenalde \-!Clla, .\IS.-:';aharro, Ilel, \1"
,
" " I•.
'
••
laclOn ~umari.;, ~IS.-Zarate,
Conq. de/ PeClí, Jib. I capi. qllc y (.l.
ma"r? qlle alln ~oillllau,¡n
su apo)o,
Iulo J. -, He!'1'fJ') • /lISt. :truel'a I • d.~", III , lib X, ca II.
burló; ~ de sns a I~dlelltes e;' pera IIzas para e! ron'ell ir,
E,tuvo 1II11~dès¡:rilciado "¡¡:trro cn esuJ de III'Jlltellp.r,;e Y por 111I,reso]nlÍ enviar un olici,¡l:í la i;Ja dio! Gallo,
sirllll'!'r en Ja;; costas del NJrte, yen no na verar cie lIna Ve',
Inas Id"in Id ~lIr. Dampier lIic0 (Ineen e,tn.< pai,-p, lIuel'e,in
(:'i) .'.Ietierou en lin ov¡1I0cie al!;'odon 1Ina cnrla firmada de
r,{)~.:{~r,
~nielltr:¡:, lfU,í; 811~ tri~ll~s un:'<]l\t~s y p{ ('~rácler fr.rL)l. tie
mlldlo:; en ~uc sUlIlill'iamcn\e dah~tn cuenta de tas hambres,
los IIInl¡:enas hJI:!.1n que flll!"'1l l'oro c"llilciJoIs nllll Pu /a ' Dl'lcrt(s)' de,,"ud,'7, que paderian, y qllP el'a nsa ,le ri,a to.
épnca cn quP él es~riltlÚ, V~~I1,e sus YI"J"S y AvellturJs d", 1111'" las riquc7.lI, se habíau cOllvCrlíl),¡ ell lle,'h:¡" v n,!
(Lón~!'e" 17í'(i), tomo I, eap, XIV.
hahía (!1'1 C:M;U ;\/011[,''':00<, AIl:¡le" ":S., ni,o l:j~7..
(':!) l( \lIserabb:mente IUi)ril'ad,Jllde nun no hahia luO'arsa(,'o) :~rrrz. Cnllq. d"II"'r"I, ap. Uarcia lnllln Ill, /l'¡~. l~t.
¡;rado para sc.>ullura de Sil, ru~rpos,,, HCI'I'CrJ, Ilist. "(lcnc- -'i;¡¡¡; rr,', I\c/.1rj'lIl ,a;u,Jr;a, ~IS,-lhlh'fa,
llist. d;:1 PcrÚ,
rai, dec. III, lib, X, cap. III.
cap X'.'. \!')Ille,in,',;, ,\Il~I('", :lIS" ailO t;;:!ï.
1
I
J
¡
1
p:
o
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
f1R
nWUOn:f.A
Ill' G.~SPAn V nOIr..
con órllenes para traer á tOllos los espaïlOles que nUll lires de estaJ!cqueÏla par~iJa. l<~stos fueron los t1'eœ
conservaban la existencia en su triste man,ioll. Des- de la fama, Ice un crOlllsta antJguo con elltusÏ1slIlO
IJlIcháronse inmediatamente
dos buques con e,le ob- y singular elocuencia. Estos los que cercados de los
jeto, bajo el mando de uu caballero llamado Tafur,
mayores trabajOS que pudo el murlllo ofrecer á hOlllnatural lie Cúrdt)ba.
bres, y Ills 'lU". estando mas para esperar la lllu'!rte
Entre tanto Pizarro y los suyos estaban sufriendo.
que las riquezas que se les prometian,
tOllo lo po,torlas las miserias quc eran de e,perar del/ugar estt\- ! pusieroll á la honra, y siguieron á su capitall y caul'il en que se hallaban encerraùos.
Nada tenia n que! dillo para ej!!lIlplo de lealtad en lo hturo (.í).»
temer de IllS illdígenas, porque estos habian abando·.
Perl) este hecho no produjo a,!miracioll alguna en
nado la isla en cuanto la oeuparon los espaïlnles;
el ánimo de T,lfur, quien lo I~onsider¡) como iIW¡Jilipero tenia n que sufrir r.1 bar!!bre aun en mayor grado l' l'able ùesobediencia ¡í las {,rùenes d!\l gohernador,
y
que lÎurante su permanencia
en los bosques del ve- poco mellos que como ulla locura que iha;í ser causa
ciuo continente.
Su alimento principal consistia en de la muerte de todos los qUIl Sil hadan culpables de
cangrejos y otros escasos mariscos que rec(lgian en ella. El se lIeg6 iÍ ser cómplice dejando uno de sus
las playas. Los truenos y los relámpagos no cesahan
buques fi los aventureros para que siguiesen su viaje,
un illstante, po:que era ]a esta~ion de. las l1u~ias, y y uun fue muy dilïcil l:o!lseguir de él que les d,~j',se
siempre estaba lIIulli!ada la destlchada Isla. ASI, me- una parte de las provl'lones
que para ellos hallia
dio desnudos, y muriéndose de hamhre , poeos había: traído. Esto 110 influyó en la Illas miu ¡mn t!n su deen aquella pequeña hueste que no sintiese!! apagado: termillacion,
Yla pequeÏía partida. despidiéndose
1Irel espíritu emprendedor
que antI's los annllaba, ni ! SI:S camaradas que se volvian ;i Panam;i, no yaciló
<¡ue as['irasen Ii un ~ér!llino mas fel}z fIe su~ desgra- ' un, instante en permallecer
liel à su propósito desedas que el que conslstJa en volver a Panama. La lIe- gUlr la suerte lie su eomanrlante (ii).
g,lda de Tafur con sus dos buqur.s, hien surtidos de
Ejerce un podero<o i••fluju Cil la imaginacion
elps{lrovisiones,
fue? pues , :~alud:~da CO!! todo el entupe~t~culo de e,ste pUÏíado de valielltes consa.::rá~dose
¡;iasmo que espClllnentana
la trlpulaclOn lie un bnque , aSI a tina arriesgada empresa,
tall superIOr a ~us
náufl'tlgo al recibir un inesperado socorro; y el Único· fuerzas, y al parecer como lil mas exagerada que repensamiento,
despue~ de satisfacer las inmediatas
cuerden los anales fabulosos dt~ la caballería andante.
exigencias del hambre, era embarcarse y abandonar
Una docena de hombres, sin alimentos, sin vestido,
para siempre aquella isla orliada.
casi sin armas ,sin cono(;p.rel país que iban á huscar,
Pero pUl' el mismo buque recibió Pizarro cartas de Sill buque para tras[Jortarlos,
se queda han a<i enulla
sus dos sûcios, Luque y Almagro, enl)ue le rogaban
roca solitari,¡ en medio del OCt!l\lJO, eon ellin de Ileque á pesar de todo no perdit~se las espp.ranza~, sino var adelante una eruzilda contra un poderos" imperio
que per11laneci~se tirme en su primer propósit? Vol- Jugando SIlS vidas en ,eJ t!xito. ¿ Qllé se podrá enc¡,n~
verse en estas clrcunstanClnS era matar para siempre
trar en las leyendas rte III cahallel'la que sobrelJuJe il
la esp,:dieion; Y,ellos se c011lprometian sole.IIlDelllente,
esto? Este era el momento de la ?risis [Jara la suerte
si perlllancclil !trme en su puesto, á envrarle dentro
de PIzarro. Momentos hay en la VIda del homhre (lue
de poco cuanto pudiese necesitar para llevar la erll- segull se ahant!'lllen ~ se aprovechen , así.decid'~1I del
presa adelante (i).
destlllo futuro (6). SI huhlera vacll¡¡dll Puarro en m
Un ravo de esperanza bastaba al intrépido esp¡ritu
enérgico prop6sito y ce,lido ante la~ tentacioncs
que
de Pizari·o. Parece que en ninguna ép?ca t~a~ja él I I~ ?freci.a .Ia ocasion para salir él y los suyos de la dipensado ni por un momento en volver. SI ahrlgu esta; fIel.' pOSICIOn en que se encontraban,
su nombre es2tiea lJastaron para disiparla las palahras de estimulo·
t.arm hoy sepultado en el olvido, )' la conquista del
que 'recibía,
y se dispuso á seguir esponilÍndose á Perú hubiera quellado para otros y mas fdices ¿lVent.od,)s los peligr~s dill h~cho en que ,hahia a.ven,turado
tur~ros. Pero su con~tancia esta ha alllivel lie hiS netOlla su exíslenr¡;¡ y lodo su porvenrr. Sabra Siri emcesldades de la ocaSlOn; y la conducta qne ell elJa
bargo que las promesas YLISr'~conveneiones valdrian
observó probaba su aptitud para el puesto peligroso
poco con los suyos j y probahlem,~lIte se cuidaba poco
que habia admitirlo, é inspiró :i los dem,¡s ulla fonde ganarse á los mas tímidos que mirando siempre
(janza en él que era la mas segura garalltía de Imen
hÚcia l\trá~, serian I~rémora de sus futuros movi- éxito.
mientos. Pero él anuncíó su prop6sito de una manera
En el buque en gue voh:i¡Í Tafur. y lo.; que se sepaenérgica y lacóníe~, caracterlstlca
etc un hom~re
r~r~nde la espe(hclOn ,_se lue talJ.!nell c'lnel con~enmas acostumbr3do
a obrar que ¡j Iwhlar, y lllUY t)Jen tumento de sus companeros,
el pIloto HUlZ, eon el
calculada
para
h~cer
impresion
en
sus
rudos
compaE
I
b
d
't'
_
s os nom ,'es no pue en om, Irse cn una h"l.tOrla dc Ia ronneros.
_
,
quista deJ PerÚ. Eran: Bartolomé Huiz, Cristóbal dc Peralta,
Sacanlio su puna], trazó una hne,a :n la ar2na, de Pedro de Candia, 1J0milll(0de Soria Luce, ;I:¡rolás d~ IIlbera.
Este:i Ot\ste. Luego vulvléndose haCia el Sur diJO: Franrisco de Cuellar, AJl)llsode ~loJilla, Pedro Airon, Gardl
«camaralias y. amigos, esta parte es la de la muerte,
de Jerez. AillOlide Carrion, Alonso lJriceÎ1o, Martin d'll'.z
de los trabajo.; de las hambres
¡je la desnudez
Ile Y Juaa de la Turre.
Jos Ilguaceros ~~de;amparos;
)a ~tr;¡ la del gusto. 'I~o~ I \~) ,~.lo~ltcsm,os,Anale., ~S'.' aiio Hi27 ..
.
va á Panam;'1 fi ser pohres' por al/á al Peru a I (") Zára:e, C.9l1q:,d~1Peru, llh.l, rap.H.-~lonl"smo~,
ílqUl se '"
"
Anales. MS., allO li>:!/.-NahaITo,
I1elarlOlIsuman:¡ ~IS.
~er ricos. ESCOJa el qUt~ luere l~u:-n castellano lo '111,e -limera.
dee. II, lih. X, cal'. Ill.'
.
Illas bien le eSlUVlere (2):» DI1'!l<ndo e~~o, pas¡\ el
(ti) Boiardo espre<a esta observaclon vul!!ar con admirala raya. Siguiéronle el valiente pdüto HUlz. y luego hie e1e~allcia, ruando representa á Pmaldo co¡::iendo á /a
Pe(lrli de Candia, griego, natural de la isla de CanFortuna, ba.to el. disfraz de la ral','irhosa bada )lurj!a;¡a, por
dia. Once mas cruz,mlll sllCt'si"amente la raya m:\lIi- la melena .. ;'io d,,~ustal'á al afiCionado refrescar Ja memoria
festando así qur. eslahan dispuesto;; ti sl'f;uir á todo c,m la slg'ulénte octava.
trance á su jefe (3). La fama ha conservado los nOIll«Chi cerca ill qneslo modo a "cr tesoro
,
O ,lileltu. é p¡acere. hOllol'e, esta to,
(I) Xerer., Conq. dell'e,rÚ; :,p.llal'Cla, lomo m, pá!i}~:!.
Po".:.:a)a mallo á qoc"ta rilioma ¡j'uru.
-Zarale,
Conq. tiel PCI'll, hb. I, rap. 11.-~I"lIte,mllS,
n'w 1'01'10ill flullle. e I" far" l,eato'
Anales, ~IS., aiJOj;i:!i.-lIerrera,
illS!. !i"n~ral, der.lll,
~Ia qualldo Iw ill deslro" f:lllo lavor'~.
lih. x., rap. HI.-:'iallarro,
Rd. S'~lllal:!a,:~b.
\vlIl'renda indu~io. chr;'/ tempo I"¡,;sato
(:!) ~IOlltesllloS, Allales, ~b.,allu i.,';.,.
_,
l'"rduttn e tullo, e 1100l'itol'1la lual,
I;») Lns nombre, de estos t:'.ece Iealt,s rompallero., ha~
Ell io mi vollu, e lu; lasciu CUll<¡liai.»
<¡Ollcouservados ell la capltola"1U1lherha rOll h roro,la dn,
.
:tilos uesplles, dOCUIIlCIl
to ,~IJ ~Ill'se har.' JuSllcia á su ,l"i1l"d. \ Or\anc\t)ln\\amoraln , I,b, 1I , canto lilLl.
i
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I..' CO:'iQVIST.\ DF.1. PE 111.
(j!'
objeto de cooperar con Luqne y Almagro en "us r.sBios tOlill', el manllo, traia instrucciones
para auxifuerzas para o'llener nuevos 1uxilios.
Iiar:í Pizarro en su empresa;
y ahandonarlo
ahora
l'oro despurs de haLwrse marchado los huques,
seria frllstrar la Úllima esperanza de hue:l éxito, y
Pizarro determinlí ahandonar e] punto que ocupaba,
echar s)bre sns hombros la responsahilidad
de la
que tan pocos alicientes ol'recia, yen que ahora po- muerte de los hombres intrépidos quI' lo ¡,compailadria verse esp~lesto á los ataques de lo, hahltantes
han. E,tas l,hservaciones
por lin produjeron úlgnll
indígenas, qUI' pOll!'ian anirmrse :\ volver en cuanto
efecto e!l el Ünimo del gobernador,
y con,intió
con
supiesen cUiÍn pocos eran los hlancos que quedahan.
repugnancia
en enviar un buque iÍ la isla de GorgoLos espaiíoles, pues, en virltlll de sus órdenes consna, pero sin mas hombres que los estrictamente
netruyeron un:! ~specie de bole grosero ú halsa, en cesario,: para su lripulacion,
)' con la órden positiva
què lograron '.rasportarse á la pequeiía isla de GorÜ Pizarro de que cstuviese de vueltaen Panamá antes
gona, veinte y cinco ¡eguas al N,trte del plllltO en que de seis meses, flwran cuales fuesen Jos resultaaœ
residian. E~tnba colocada á unas cinco leguas del futuros de su esperlicion.
continente y no Lenia habitantes.
Sn posicion era aIgu
Com;,)quida la sancion rIel gohierno, los dos socios
lilas ventajosa que la de In isla del Gallo: porque cs- no perd:cron tielllpo en alistar un pequeiíotuqne
con
taha mas elevada sobre el nivel del mar, y se hallaba
prol'isicnes, armas y pertrechos, yen despacharlù á
en parle cubierta de basque en que hahitaha una es- la isla. Los llesgraciados hahitantes de esta, que ya
pecie (le faisan, y la liehrc (¡ concjo del pais, lie la habian o;;npado duranle siole meses (:I), lIpm1aS
modo que los espailOles con sus balle;;tas lograhan
pndian creer lo que veian cuando descubrieron
las
reunir una cantidad bustante considerable de caza.
blancas velas de sus amigos que dirigia:. el rumho
Las frescas fuontes que brotaban de la peim vil'a les hkia ellos. Y aunque euando el buqne ancló tuvo Piproporcionakn
agua abundante,
aunque las lluvias
zarro el sentimiento de sahel' que no le tr,da refuerque caian sin l)eSar les probahan que no habia riesf!') zos, siri emhargo , ]0 recibi6 con alegria, porque lo
de morirse de sed. Abrigárol1se de esta incumodiJad
proporcionaba
los medios rie resolver el gran proen algunas malas chozas que construyeron;
llunqne
ulema (e la existencia de un rieo imperio en ,'l Sur,
aqul, lo mislll,) que enliU re~jdencia anterior, sufrJan
abriendo t.sí el camino para su futura eonquista.llns
la íncolllodidatlno
menos insoportaulede
los insectos
de los !;uyos eslahan tan enfermos, que se resoll'i6
venenosos, ql'e se multiplicaban
sin cuento con las rlejarlo~' al cuidado de algunos de los indios amigos
exhalaciones rútridas del suelo. En esta triste manque lo habian acompaiíado todo el tiempo que estuvo
sion Pizarrl' no omitiú medio alguno para reanimar
en la is a, y recogerlos á la vuelta. L1evanrlo consigo
el espíritu abatido de sus cOlllpailCros. Todas las mH- el resto de sus audaces cornpaiícros y los naturales
Î1anas se rezaba, )' por ]a tarde se descrnpeilahan
de Tumbel, se embarcó despidiéndose
df.1 infierno,
otros deberes religIOso,;, guardándose
c,scrupulosacomo le llamaban los espailOles, que habia sido te,)mente las fiestas de la Iglesia; y el comandante se es- tro de tantos padecimientos,
pero tambien de una
forzaba en todo lo posible pa~a Gar un carácter reliresoluc:lln tan her6ica y tan jrJfl"xible (4).
ginso á su el'lpresa , y pard in,pirar
á sus rudo;;
Todos ellos volvieron á llenarse de lisorjera especompañeros confianza en la proteccion del cielo que ranza ¡ I verse (le nuevo embarcados
haj') I¡¡ rlireclos sostendria en meùio de todas sus dificultades (I). cion de buen piloto Huil, quien, siguiendo las in~En est:l incómoda re;itlencia, su principal ocupatruccio~es de los indios, se propuso gohernar hiÍcia
cion consistia en examinar constantemente
la monóTumbel, con ]0 cualllegarian
de Ulla vez al imperio
tona estension del O.:éano, para descuut ir el primer
,le oro de los Incas, al Doraùo que hacia tanto tiemp(\
indicio del socorro que esperaban. Pero muchos !.ris, que esl.:¡han persiguienllo.
Pasandu cerca de la triste
tes meses se cleslizaron y no se presentaba el apeteisla ,iei Gallo, de que tllnian tantos motivos para
ci lo socorro. Por t/¡das partes no Sil veia mas que la acordarse, se dirigieron mas al Oeste, hasla que deslíquida lIanur;¡. escepto por el Oriente, donde las he- cubrielonla
punta de Tacumez, cerca de la cual halallas crestas de los Andes I:eridas por el ardiente
bian desembarcado en su viaje anterior. No tocaron
sol del ecuador,
resplandecian
como una linea de en ninf'llll punto de la costa, sino que siguieron consfuego en toJa la estension del gran continente.
Ca,la tantemente
su rumbo, á pesar de los grandes obstápunto que asomaba en el horizonte remoto, se exaculos que les oponian hs corrientl~s y el viento, qUll
minaba cuidadosamente,
y Jas !llasas de yerbas mari- con pOI:as variaciones sopló siempre ciel Sur. Feliztimas ó los maderos que solia arrastrar la corriente,
mente 1~1 vient.o era ligero, y como ellicmpo era f;lse convertian en su iUl3ginacion en el deseado buque,
vorahle, su viaje, aunque lento, no fue incómodo.
hasta que, ahatidos por sus repelidas el/uivocacioEn pocos dins descubrieron
el cabo Pasado, limite rie
nes, la esper¡ma se convirtió en dUlla y a duda en la nave:;acion anterior del piloto; y cruzando la Iinca
desesperacion
(2).
la ligera nave penetró en esos mares desconocidos
Entretanto
el buque de Tafur habia llegado a] que. jaroás hablan sido surcados Ilasta entolle,p's por
puerto de Panamá. La noticia quo trajo de la obsliquillas europeas. Ohservaron que la costa modificaha
nacion inOexible de Pizarrc y de ~us cOlllpaiieros,
gradualmenle
su aspecto áspero y elevado, dr.clillenó de indign:lcion al gobernador. No podia con si- nando !mavemente h{¡cia la playa y estendiéndose
en
ùerar este hecho sino COIllOun suicidio, y se negó llanura;; arenOS3S , iuterrumpidas
en algunas parte~
rcsueltamentn;i
preslal' lilas socorros á horilbres que por CaJ.lpOS de incomparable
f'~rtilidad y I:ermosll1'<l,
parecia.n decididos ¡¡ lanzarse a] precipicio con los mientr'.\s que las blancas chozas de Jos indígenas que
oJos abiertos. Pero Luque y Almagro permanecieron
brillab;, n en la orilla del mar, y el hUlllo (lue se clclieles á su compromiso. lIicieron presen te al goberv¡' ba Cl'rca de las colinas remotas, indicaban la crenador quesi la conducta de su compailero era illlprucida peblacion dcl país.
dente, á lo menos su fin era servir á la corona y lIePor nn, veinte dias des pues de hnber salido de la
val' adelante ia gran obra del descubrimiento.
Cuando
isla la ;,trevida nave dobló la punta de Santa Elena y
resbal6 mansa mente l'or las aguas del hel'llloso gol\o
. (t) «Cada maTlana daban gracia~ á Dios; á Jas tardes de- de Gu¡¡yaquil. En esta parte del país abundaban las
cran la salve Y Jtras oraciones pnr las horas: sabian las liestas, y tenian cucnta con los vicrnes y domingos.» Herrera,
(il) «Estuvieron con estos trabajos con igunlrlad de ánimo
H¡st. general. dec. lIt, lib. X, cap. '¡rI.
siete m'~ses.• _'Iontesinos, Anales, ,lIS., aTIO1¡;2i.
(2) «Al caboclemllchos dias aguardando, estaban tan an(4) Xerez, Conq. del PerÚ, ap. Barcia, (omo III, pkiAnales, MS., ailo 1¡;:Ji.-Naharro,
gnslJados, que los salvajcs que se hacian bien dRntro de la nn 182.-Monlesinos,
roal', les parccia que era el navíJ.» IIcrrcra, Ilist. gcneral, Helacio I sumaria, )IS -Hcrrcra.
!list. general, dcc. III,
dcc. 1II, lib. X, cap. IV.
lib. X, cap. IV.-Pedro Pizarra, !Jcscub. y Conq., MS.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
ï{)
/lIIlL/OTEC.\ DU GHP.\n
y
1\01/;.
ciudades y los pueblos, aunque la inmensa callena
das de plátanos, yucas, maiz , batatas, piims, cocos,
de las cordilleras,
levantándose bruscamente
rlesde y otros rieos prorluctos del fértil valle de Turr.bez.
la costa, solo ,Iejaba una faja angosta de verde esme- Tambien iba Celza v pescado, con algunos llamas de
ralda, por la cu~\ serpenteahan
numerosos arroyos
que l~izarro habia 'VIstO antes ¡;r(lseros dibuJos, perderramando fertlllllad por todas partes.
tenecwntes á Balboa, pero que ahora veia por priLos viajeros se encontraban ahora al frenle de al-/ mera vez vi,·os. Examinó este curioso animal, el cargunas de las elevaciones mas estupendas
de esta nero peruano, Ô corno lo llamaron los espaÎloles rI
magnífica cadena de moutaÎJas: el Chilublrazo,
con «pequeÑo camello rie los inrliOS,1) con mucho interí,s
su cumL.re aucha y red"nrla, que se eleva corno el admiranrlo mucho la mezcla dtJ la lana y pelo qlH'
domo de los Andes, y el, Co!opaxi, con su cono d~s- daba á los indígenas,
materiales para sus tejirlos.
lumbrador de blanca nICI'/), que no sufre alteraclOn
En aquel momento estaba por casuali.la.i en Tumn!nl3una sino es por lu acc~on de su propio ruegn vol- h~z un uni/Il' illdio Ú orejo!1 , lJu/~ asi, como y,llo h"
camco, porque esta montana es ci mas temule de los dicho, llamaban los espauoles tí los iudividllos de
volcanes de América, )' se eu.:ontraha en tremenrla
esta clase con motivo de los disformes adornos de
activi.ttarl en una época no m~IY remo,ta. de aquella á oro que lIevaba.n en las orejas. Manife,tó gran eurioqlltl se refiel'~ ~)~est:a lIarraClOn. Sa!lsf.'?has con las slda.1 por ver a los maraYII.'osos extranjeros,
y con
pruebas lie clI'Jhzaclon ql!e descubl'!all a cada legua
e~le oUJeto fue á bordo, Facll,era conocer la supeI;ioque avanzahan,
l,OSespanoles por fIn fanrlearon l'fi r¡dad ~e su rango por la mejor calidad dB su traje,
la isla de Santa Clara, que está á la entrada de la como Igualmente por la deferencia con que Je tratabahía de TUlllbez (l),
ban los demás, y por consiguiente lo recibió I'Ízarro
Este lugar uo estaba habitado, pero fue reconocido
con la mayor consideracion.
Enseilóle las diferentes
por los indios corno un JllllltO á que solían acudir los partes del buque, esplicándole el uso de todo lo qu!'
belicosos habitantes
de la prríxI!I!l\. isla de la P'!ná
le lI~maha la atencion , y respondiendo lo mej'lr que
para celebrar su culto y sus sacrifIcIOS. Los espauopodIa tí sus numerosas pregun tas por medio de los
les encontraro!,! aquí algunos pedacitos de oro ¡;rose- mtérprel es indios. Lo que especialmente
quei'Ía saramente trabajados en rtlferentes formas, y qlle pro- ber el Jefe peruano, era de dónde y para qué hahia::
bablemente
se dedicaban á las dh'inidades
indias.
Yeni~o Pizarro V Il)s sUJos á estasJJlaya~. El capitan
L1enáronse de esperanzas sus corazones en este lugar espanol respondió que era vasallo e un gran prillcieuando los naturales les aseguraron que encontrarian
pe, el mas poderoso del mundo, y que habia venido
mucha abundancia Jel mismo metal en Tumbez.
i á este país para asegurar la legitima sU1J1'cmacia de
Al dia siguiente empezaron á nhvegar por la bahia i su soberano en él. Además "enia para sacar á los bacon rumbo á este lugar. Al aproximarse vieron una hitantes de Jas tiniehlas ,Iè la incr!'dulidad ell qUt\
ciudad muy grande, con muchos edHicios al parecer
ahora vagaban á ciegas. Ellos adoraban un e.,píritu
de piedril y cal, colocada en el centro de un fértil impuro que entregaría sus almas á la perdicion etercampo, que,parecia haber sido arranc?do á la es~eri- na,; ~llos ,comunica,riael conocilllie.nto del.vel"lla~er"
lidad del paIs que lo rorleaba por medIO de un riego y UlllCO DJOsJeSUCrISto, porque qUlcn crela en el se
minucioso y bien entendido. Cuando aun estaba á salvaba eternamente
(2).
bastante distancia de la orilla, Pizarro vió que se di-¡
Ell?ríncipe
indio escuchÔ torlo esto con profun,];,
rigian hácia él varias balsas, que segun ¡leipUes se . atenclOn y aparente asombro,
pero no responrli,',
vió ib~n. cargadas de ~uerreros que se dir~gian á una !'lada. Verdad es que ni él ni lo~ intérpretes tenian
espedlClOn contra la ¡sla de Puná. Apro.tlmánrlose á Ideas muy cJaras sobre Jas doctrmas que SElles rel'.,·
la flotilla india, invitó á algunos de los jefes á que laban tan de repente, Quizás no creia que hubiesll
pasa5en á borde de su buque. Los peruanos examina-I
otro potentado en la tierra mas porleroso que ellnca;
ron con asom~ro tod? lo .liue veian, y especialmente!
ninguno:í lo mel~o~ que tiries: lIlas derecho.que él á
á sus compatrIOtas,
a qUienes no espera han encon- ¡ sus propIOs domlllios, y tamlnen es muy pOSIble que
trar el} lugar semejante. Estos les contaroR com? ha- ~o e~tuviese dispues,lo á c.onfesar, que el graillu~inar
bian caido en manos de los extranJeros,
de qUl~/Jes ' a qUien adoraba era mferlOr al DJOSde los espalloles.
dijeron que pertenecian
;Í una raza maravillosa
de Pero sean cuales fuerell las ideas que pasasen en
seres que no habían I'enido para hacerles daÜo. sino aquel momento por el ánimo del peruano, no les dió
para ~onocer el país y á sus habitantes.
El jefe e,- ' espresion,
sino que se encerró cn un silencio di spañol con[irmó esta relacion, y p~r~uadió á los in,d~os cret?, sin ,tr~tarde refutar 6 de convencerá su antaá que se voll'iesen en sus balsas a tIerra y que rehne¡:olllsta CrIsl1ano.
sen lo que habian visto y oido á sus compatriotas,
Quedóse á bordo del buque hasta la hora de cOlller
ro"ándoles al mismo tiempo que III procurasen provi- y comió COll los españoles, manifestando la satisfacsi~les para SIl huque, pO!,l/u,e deseaba entablul' ,elacion que le. cau;auan l,OScstrarlOS guiso~, y esrc~ialciones amistosas ('on I"s IlItligenas.
mente el nno , que dIJO ser muy superIOr á Ie,s hcoLos habitantes
de Tumhez se habian acumulado
res fermentados de su pais. Al despedirse, rogócoren la playa, y estaban contemplando ~on inesplicable
le,smente á los espaÑoles que visitasen á Turnhez, y
asombro el castillo flotanle que, halllendo echado el Pizarro al separarse le rcgaló, entre otras cosas, una
ancla se balanceaba muellelllente en I:.s aguas de 5U hacha que le hahia causado mucha admiracion; porpuerto. Escucharon con suma curiosidad la rclacion
que el usn del hierro, como ya hemos visto, (,ra tan
de sus compatriotas,
y al instante e0!11u~licaron, /a deSCon?cÏl!o á.los pel'Uan?s como ~ los m~J.ï~anos.
noticia al c!traca Ó gobernador del, dIStrItO, ljUleu
Al dIU slglllente el capItan es~auol.e~vlO a uno de
li"urándose que los extrallJeros deblUn ser seres de los su~·os llamado Alnnso de Mohna , a lIerra , acomu~ 6r(len superior, se preparó para concedcrles in- paillldo por un negro que habia venido en el buque
mediatamente
la que le habiall pedido. Poco despues
de PanamÚ, con un regalo para el curaca, comllUesto
salian con direccion al buque muchas balsas cargade cerdos y gallinas, qIle no eran animales indígenas
del Nuevo ~fuudo. Por la tarde volviÓ su emisario con
(I) Segun Garcilmo tra¡:currieron dos afins entre la salida nuevas provisiones de frutas y vejeta/es que el pueblo
de Gorgona y la lIe~ada á Tumbez, (Com; Real, parte l/,
lib. l. cal'. XL) Este l'l'osera error cronologlco no cs muy
(2~ En el testo se abrevia alllun tanto el discurso del
comun III ann en jas narraciollcs de estos sucesos, en que es rredicador mditar, (lne rt'fierc COlitoda cstcnsiOll "elTera,
tan d¡f1cilfijar una fecha exarta, en medio del silt~ncio. mas Iltst, general, dcc. III, Eh, X. cal', IV,-Vé.lse tambier.
bIen que de las contradlclOlles, de los cswtor('s contempo- Montesinos, Anales, MS , ailO 1527.-Con". i Pohl del Pini,
ráneos, como si los acont~cirnlentos hubieran OCUrrIdoantes ~IS. -l'Ïlharl'o, Relarion sumaria, ~IS. - Relaeiou d·'¡ ~}ridel diluvio,
I mer descub .• MS.
I
I
l·
i
i
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1.,\ COXQI:ISTA DEI, I'EIll:.
it
amigo enviaba ¡\ los extranjeros.
Molina tenia que
En seguida le dieron Jas mismas pruebas de cortecOlltar ur cuento maravilloso.
Al desemb1rcar,
lo i sia y hospitalidad
que habian dudo á Molina; y la
rodearon
los llnturales,
que manifestaron
el mayor I des;ripcion
que tliÔ á su vuelta de jils maravillilS que
asomhro ni ver su vestido, su color blanco, y sus habia visto no cetHa en narta Ú hl de su predecesor. La
~recidas b:trhas. Las mujeres sohre todo dieron pruefortaleza, gne estaba rodeada por una triple muralla,
lIas de la ma~'or clll'¡')si,lall,
y parecía (¡tie lIlolina
ten'a una luerte guarnicion.
Ile! templo dijo que eshahia que,lado complel<luente
selitll~i,\o por sus entaln al pié de la letra entapizada
con planchas de
cantos y por sus agra,lah"~s InanerilS. Prohablemente
oro y plata. A liado de este edificio habia uua e~pecie
manifestó su satisfaecioll con su conduela, pnesto que de ,:ollvellto perteneciente
;í Jas que se rlestinaunn á
lo incitilron á que se que:lase, prornetiéndole
que en esposas del IlIea, que manifestaron
¡nucha curiosidad
este caso le proporcionarian
para esposa una herlllosa
por w,r al extranjero.
:'\0 se dice si esta curiosidad
se
mujer.
sati-;fil.O; pero Can,lia diÔ Ulla rlescripcioll de los JarLaS0rpI'eSa t1elpuehlofue
igualmenteestraordinadilll!S del convento cn que entró, y t1i;o (/ue estahan
ria al contemplar
el cu]or de su oscuro compaÎiero.
lIeu,)s de imit,lciones
de frutas y vejeralcs,
todos de
No podian creer que fuese natural, y tratahan de quiplata y oro puro (G). 'fambien Ilabia visto muchos
tarie el tillte ÍlllJgínario
l:aeiénrll)le que se lavase'l' a,r.Li"."as trahajalhlo y cuyo único debe: parecia conCorno el afc'ieauo sufría todo esto con huen humor,
slstn' cn preparar estos espléndidos a,lornos para los
desplegando
al mismo lil!mpo sus ¡¡lallcos dientes,
edificios religiosos.
se Üivinieron mucbo (i), No eran menos sllperiol es
Qllizas Jas noticias de Cannia serian algo exajerafi su comprension
los animales;
y cuanllo cautó el Üas,(i). Era natur"1 que hombres que saHan de un
gallo, la gcnte sencilla empezó;í dar p;i1madas, pre- deSierto triste y mon'Ílono en que habian estano seguntanrlo <Jlle qué era lo flue necia (2), Estahan tan pultados durante lo- últimos siete meses, se entusiasconfuu(\i,los COli cosas para ellos tan nuevas, que pamasen con las pruehas de eiviliza,~ion que descubrían
recia n incapaees de di~tillguir á los hombres de los en la costa peruana.
Pero Tumbez e:a U\11 c¡uda,1
animales.
favo:Íta de los príncipes peruanos, Ern. el punto ltlas
AcompaÏ1:lron luego fi Molina á la resÎilencia del impllrtante en la f/'ontt~r;l del Norte del imperio concuraca,
q:1C vivia con gran lujo, COll porLeros que ligu)Ú la reciente adquisicion de Quito. El gran Tucustodiaban
sus puertas,
y con una gran cantidad
pac Yupanqui hauia construido
alii una gran fortalede vasijas de oro y pla ta en qU'l le servian de comer.
za, y hahia pou/ado el país con una colonia demitimacs.
Despues lo llevaron á diferentes puntos de la ciudad
El t';lIlplo y fa ca;;a que ocupaban
Jas vír¡:::enes del
indía, '! vió enlril oLras cosas una forlaleza constniÏ,la
Sol, hauian sillo construidos
pJr Huayna ,Capne, y
con piedras sin labrar, qlle atlnllue baja, cllbria ulla aalb')s habían sido generosamente
dotadlls ;JOr él segran estensioll de tier/'a (:I). Cerca de esta hahia un Gun las necesidades
sllnluosJs de los estab]ecimientemplo, y la tlescripcion
que hizo e] espa:1U1 de sus tos religiosos del PerÚ. La ciudad estaba bien snrtida
aliamos de oro y plata pareció tall estrav;\¡:;:Jnte, que de a'.;ua por lIlellio rle llllmerO"OS :It;ueductos,
y el
Pizarro, desclllliiando
de su relaeíon.
rewlvió en .. fértil valle cn cuyo sello yacia, )' el Océano que bañavial' nlllia signiente till "nlisarío lilas discreto ~'mas
ba StlS plaY;ls, producim abundantes
n:ediu~ de suhdignt) Ile conlianza (4),
sistencia para una pJbLcion IlUlllerosa. Pl'ro la al'aLa pers(t:\i\ ¡¡Ile para esto se l:scogió fue Pellro ae rieia de los espailOles despul's
la conquista,
no
Candia, ,d grie;.;o de qnit'n ya b,-mos hablado como
tank, en desllUJar á este lugar de su glo:'ia; y en merte uno de los primeros que se mostró dispuesto á nos ole medio siglO des[lucs de este plazo fatal, el
seguir la suerte I]e sn jefe. Ellvilísele ;Í tienil, con Insar que ocuparon StlS tnrl'l)S y sns templos solo se
armadura complcla de umlla, COI;)O correspoDllia;Í
conucia por las ruinas
inmeits~s
qlle cubrian
el
urI buen callallero, COll la I~spatla al cost;ulo y el arsuelo (8).
cabuz al hombro. Los indios se sorprendifl'on
mas
al verlo que cuan·lo babian contemplado
á Molina, y Pero don Pedro era buen católico y puso en ci lomo del animal \;, crUl que llevaba al cuello: y eltíf!re, olvidant!o ell el
quedaban cnmo deslumhrados
cuando l'cverberaba
el ~clO
~u natnra/eza fcroz, se tendió J Jo; piés del caballcl'o, y
sol en su hrillante armadnra
v en sus demás arr¿os
cllIpe;ó á juguetear alrcdedol' dc él c~uw uu gatiJIo, Los inmilitares. ~Iucho babian oi io ¡Îah]ar á sus clllnpatrílldio;, 1ll:1£asombrad"s que antes, no dudaron de la salltidad
tas 'lue venian il bordo del blll/ue, de ese fllflnidable
de SIl huéspcd, y Jo Ilel':lron en bOlllhr,,;; y el.' triunfo al temo
plo,V:Jrios es"-rilo/'cs ron trnl!,orá lle;ISreficrel esta ane,o.dota
arcabuz, '! suplicaroll ;Í Call1lia qll? la "hiciese bacomo
cosa "-nrricule y sill va"-dar en lo \llas :daillll). (Véase
(,blar.)) Para complacerlos
t;olociÍ él á ciertadistaneia
;"iaha,ro, Ilel~cion sllm;tria, MS,-lIrrl'era,
lIist. general,
una tahla qne Ic sirviesll de blanco, y ilpulltandocuid;lIlosameut,.,
,lispariÍ. La I!amarad:l rie la póll'ora y dcc.U, lib, X, cap. V,-Cicz" de Lenn, Crónica, cap. UV,
-Ga'r.ild'so,
COlli, Ileal, parle II. lib. r, cap. XII.) ~:ste
el estampido del tiro, acompJÎladll por el ruido que Últim¡: alltor rerihiria quiz;ls esta \'ér~1l dei hijo del mismo
hizo la tabl,l al volar IwCll1mil fra~lIlenlns , lIenaroll
Call1:,a, con qllien nos d:cc que esluvo ('II la eSl'u~la.
:í los indígenas de espanto. Algullos cayeron al suelo
(O) (( Qlle habia vi,to un jard:n donde las yel"bas eran t!e
cuhriéllllose
la cara con las manos, y otros se acercaoro ill,iL.udocnuulodo
á LISmluralls; nrhol"scon t'rutas de
lo Ill\>mo, y otras IIlllchas ro,a; ,je esle IIwdú, "-Oilque al1ron al cahallero con 'llulin'illntos
Je hlmor que (lesciOIlÓ~ralldementr ~ SIlS('Olll{'aÎlèlos á est1 conquista,» Monapar'll'Íerou
poco ;í poco al cOJitelllplar la esprcsioll
te~inos, AUrilcs, <:Iilo 1!'-i2ï.
risueña de su lisonolllia (:;),
(7) Esta relaeion !lOha s'do hien aco;!ida por el antiguo
(I) «No se cans~ban de mirar/e, haríanJe lavar. p~ra ver cOIlr¡lIistaoor qllc tan á lIlenudo hemos cilado Cilestas páginas,
quien
oire que rua:¡do IlIe.~ovisilaron ;\ TUilILez los espailOs! se le quilaba la linla lIe¡t1'a, y él lo Inci;t rie buella L!ana,
néndose y mO.itranrlo sus dientcs blancos .• lIel'rera , IIlslo- les vieron 'lile Ia>nolicias de Camita eran una menlira dest!e ci
princi,lio al fill, csceptualldoelleill[llo. cn que (;1110 era verdad,
na (!elleral, dec.lll, ¡,b. X, cap, V,
a IInqlle conlicsa el vetcra JlOque la que I'a!l'II'a en Tu fIIbezeSlaua
(~) Ibit!" ubi Slll'ra,
(3) «Cerca del solia estar Ulla fortaleza mu~ fuerte ~ de masque iutleillnizado )lor la m;¡¡:uiliccllna de otl'OSJu;;ares del
linda obra, hecha por los In¡:as reyes de Cuzco y seùores de illlper,O 'lue 110 se haLian visitaol) ;Iun .•• Lo l'ual file mentira;
lodo el PerÚ .... Ya eslá el edilic:o de es la fo,'laleza muy g~sta· porqu,' de'pucs qlle llloO.slos espailOles ent"'lI"n, en ella, se
do y desher.ho: mas no para qlle deje de dar muc,;tra de lo vi.) por vista dc ojos haber mcntido en tudJ, salvo cn lo del
mucho que fu",» Gicza de Lroll • Crónir.:J • cap, Ir.
tempI", qu~ csle e"a cosa de vcr, aunque mucho mas de lo
(4) Conq, i l'ob. dei PirÚ, MS,-lIerrcl'a,
lIist. general,
'lue aqllel encare,:ió, lo 'lile faltó en csta "-iudad, se halló des·
Joc, cil.- Zárate, Conq. rlrll'ertí, lih. l. call, !I,
(lne, ea olras que muchas leguas mas adelanle se descubrie(:;) Dicese además 'lile los indios, deseos,,, de pmhar ann ron,» lel,:cion ,leI primer descub., MS,
mas la nalllra¡',za sob,'chumana dcl cahallero c!'pailol. le s,)l,
(ll) Cieza de Leon, 'lile atravesó esta parle del pais en
taron un tigre 'I"e ¡ruar'Jabar: e;locrrado en Il fort,leza l'cal. l:ii8, 'tabla de lo~ destrvl.Osque la mano d~1cunqllistado!' ha¡
ne
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
72
IJlIlLlOl'Ef.
\
)lE
GASPAR
Y nOIG.
Los españoles casi perdieron el juicio rill al(~;..;ria, I vaua ,Ill sus cOTnp~ileros, y (lue le negaha ('n mQmensegun dice un autor ;lntiguo, ¡¡Irecibir desl:ripcion ' to tal los nle,lÏos de aprovee!mrse de su fortuna. Sin
tan brillante de fa ciudad peruana. Su:, sueilOs Illas I embargo, 110 tenia 1II0tivO de qUl'ja; y el d(~\'oto cacstral'aga!ltcs
se habian realizado,
y hahian Jle-' tlllico veia eJl es la misma circuustancia
un favor <ie la
gada por lin á la l'egion que durante tauto tielllProl'i.lencia 'lUe no les dejaba emprender la CO!l(!nispo habia respbllHleci,lo
COlllO una I'isilln orillauta lIlièlltras que sus e:;f\lerms pu,lieran ser pff~lIlatute [!nle sus ojos. Pizarra di,í graeias al ci,!lr¡ por lnhcl'
ros. El PerÚ 110 estaba aun destrozado por las di:,pucoronado sus esfnerzos con resultado ,"n glorioso,
!:Is de los calldi,\:tlosrivales
altrollo; y unido y fuerte
pero lamentó amargamente
la triste suerte que la pri- oajo el cetro ¡Je un n:onarca guerrero,
bien pallia
••
Pcd~o de Candi.l.
haber desafiado ;Í todas las fuerzas que Pizarro em
capaz de reunir. CiFue maniJies!;llIlCute obra del cietllo, e5clama uu hijo devolo de 1:11;..:le,ia, que los
Il naturales
del país lo hllhie~en re('ihillo con tanlo
Il amor,
cosa que dehia fari/ilar 1IllH:ho la L'onfjllisla,
Il porque
la lnallO del Seilor fue la 'lue los guió á (:I Y
l) â los suvos á estns remotas l'egil/Iles para 'Ille su
1) santa
fi; se estendíc~e y se salvasen a(/uellas ul/) mas (I).
bia hecho en lo~ iodio~, que ya er.1n ruinas en aquellos pri.
meros tiempos. Crónica, cap. LX VII..
. Nola dd Iradu.clor. SIfI embargo, clYI15moPrescott ~os
dirá T!laSadelante que cuando los.!,spauvles '~JlvJ:~rolla la
conqul,ta formal, se encontraron a 1umbel .1rrIlIU:J(;1)
l'or lu,
mismvs indios. Mal, pues, puede atribuirse tod:\ la ré'lloll'
sabilidad de estos destrozos á los espailOles.
(t) Naharro, RclaciolJ su'uaria, ~I:i.
I paraHabiendo
ya recogido torlas
sus Jille~. P;zal'l'o desplle:;
lIoUdas necesarias
de despellirse de los
naturales de 'I'uruuez y prometerles que pronto volveria, se dití. á la ve/a, y prosiguió Sil l'lllllho hácia
el S,Ir. i'Oavl)gando siempre la mas cerca posible de la
CDsla, para. que 110 se le escapase ningun ¡JUlllo ¡mportante, dobló el cabo I3lanco, y Jespucs ¡je recorl'cr como un grado y medio, entr6 en e/ puerto de
Paita. Los haiJitalltes,
que telliun noticia de su llegada, salip,ron en SllS balsas á contemplar á los maral'illosos extranjeros,
y á lIevarles frulas, pes'~ados
Y vejeta/es COli el mismo espíritu de hospitalilla<.l que
lJabian rnanifestado ~us compatriotas
cie TUlllb~z.
l)~spues ,\,~ pl'rlllaneccr nf/Ili Illl poco de tiempo y
I
l'!
' I . I
...
I
I '
I'.
\ calJl'.',~al.l~Il.l't-!:-.'.'l~S I .'~.l·sea~u ~;,I..or ~~n o> ,nat~r~ es,
{HO~I"lllll ~1I IW.le I'lz.mo y leCOrl ItIllll) lu Orl.lI,l cie
las llelllura, arcno;;as de Sechuza l'Il l\1l:.testeoslOn do
!.IS
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I.A CO;>¡Qt;ISTA
('El.
I'ERO.
í3
unas cien millas, ~o!¡ló la Punta de A~uja '! siguió
y ce la su~vida,l de sus molale~. lo 'lue preJispollla
la costa en su direccioll háda el Este, favorecido
en su favor el COrôl1.llllIle los sencill03lUdígenas,
y IllS
siempre por uris:ls ligeras alllHlue algo variables.
illtlinRba á IR confian1.a y fi la hondad. ël corazun de
Pero el li !lm po camuió ah.)ra de aspecLo, y los viaje- hit~l'ro del soldado n, hàbia pnJtioutado aun su fado
ros tuvie"on que sufrir rnue1lOs djas Je un viellLo sombrio. Era demasiado fléhil para Lacerlo. Aun Ilu
fuerte que los alejó mucho Ile la costa. Sin emhargo
hal)ía sonU1ll1la hora Ile la confIuistlt,
110perdieron de vista la cadena colosal de los Andes,
,Jor toJas partes recibió Pi1.drrO l,lS mismas noli·
que á mellida que navegaban hÚcia 01 Sur casi siemcias del mo.larca poderllsll que (Iominaua en aquel
pre á la misma disLancia de tierra, Se iba presentaudo
pais, y que lenia su C¡;rt'l elllas llanuras elevadas do
cumbre tl'as cumbre con sus eslupcn(las cl'estas de lo :nterior, ailadiéfi(los~ que en su capital resplandehielo como un inmenso océano que se hubiera detecian el oro y la p/,Ila por lOdos lados, y qUtl él "¡via
lIido V helado de repente en medio de su tumu/tuosa
con toda la profusion y lujo de un s1ílrapa uriental,
carrera. Teniendo siempre á la vista esta seilal ,el
Pal'ece que los espailOles hahian encolltrudo muv penavegante no necesitaua ni estrellas ni ,la aguja pl\ra (lu~Üas cantidades de metales preciosos entre \o's 1Ilsuiará su nave por el rumoo quP. <[uena,
(í¡oena5'de ]a costa, esceptuandoá
ios de TUlIIlH~Z,
En cuanto calmó la tormenta, Pi1.arro volvió á poMas de un escritor asegura que !JO era esLo lo <f'.:¡~
11er la proa hiÍcia el continente,
tocando siempre en bu';caban Ó á lo menos aparenlauan
110 uuscarlo,
(JUI'
\3s puutos principales al recorrer la costa. Por todas
órdeu de su jefe. Este 110 queria que revelasen su sed
partes lo reciuieron con la misma generosa hospif.ade or.). y llegó á ne¡.;arse a aceptarJo ell furma de rl~'
Iidad, Los naturales salian en sus balsas á saluiarlo,
gah (2). Lo lilas prouaule es que encontrasen
pO'~a
lIev~noole frutas y vegetales oe tooas esas intinítas
riq leza Ile esta ciRse á no ser ell lo~ adornos de lus
y pingües variedades qu~ crecen en la tii;rra calie,!te. templos y otros eJiticios s¡¡gratlns que 110 se atl'evian
Todos des'laban COI] llllSla contemplar a los espanoá violar. No era probaule que los metales precio,os,
les, á los hijos del Sol, como ya empezaban à lIamarreservados para los usos de la religion y para persolllis
los por su blancura, por el brillo de sus armaduras y delito rango. abullllasen ell las ciudades remotas v
por los rayos que manejauan (f), Tambienles
hauiall
en los puehlos de la costa .•
precedido las nuticÎ'ls IIIIS [ll'orables di) su urballirh I
Pero fr.s eS~lailOlcs encontraron Sil fjriCll'C~ prlleb:",
.
-
-,._-
-_.-.
o
-
~
Ii. .. {t...,
0'.-,1.
.,~
1
_.:~:._,.Ji.~ ,'"
- .•.".Jt'-A
If l~:l
-:1
"-:
.:..l."
-
-Li!
1
,f
·.I;~~
•.•
'J
- o~l~
-l_
de civilizac!on gener.il ydr. poder, para convencerse
de que habla un wan fondo de vertiad en \0 que los
natll.rales les declan, Constantemente
veian edificios
de piedra y reso que prouauJll destreza arquitectóni·
(I) «Que resplandeeian ,com) 01 sol., Llamábanles hijns
del Sol por esto.» Montcsmos, tlb" f¡,:l8.
m~L
I
ca cal" ejecu~ioIl, si uien Ilosiempreelegancia
en el
plan. Donde quiera qUll f(l(lIieasen, "ci:lIl campos
culL,ados arrancados á la eslerilidad de la naturalel.a, v ostentando la brillante y ,'ariada vegetarion de
1 (21 Se~un el padre N.h mo, Pizarro qneria que los indigenas entendiesen que el deseo de ravoroeerlos, y no el or",
!
4
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
7•
H1Il1,HlTEC~ IlE G,ISP\R 'f 1\ .Ir..
los t¡"lípicos; ,mil'ntras que un ndmirahle sistema till ks, singular prucha tll' (Ielit~allèza y tic consiclcraci(ll~
riego, por mc(lio de acueductos y canale~, par~cía
Ú los lilas leves temores deslls convidados.
tlstendl'rsc como uná rerl por la slIperlicie ciel país, y
Piwrro se 1'11r.llnlró cOlIlJue se Imhian hecho prp,.
cuhria de 10l.anll vegetacioll al desierlo mislllo. Ell paralil'os para recibirlo con IIna sencilla hospitahdacl
lIludloS de l,OSpuntos ell que desembarcuron
viemll ' \j'le illdicaha eierto grado de bllen gusto. Habian
el gran carll/no de los Incas que arra\'e~aba la costa,
consll ui,lo grandes enrama.las entrelazarlus con
y glle si á veces se perrlia ellmerlio de la mOI'e,liza res'( aruustos olorosos que inundahan el aire con un
¡¡relia en que no se podia 'sosteuer ninglln camino,
pCI t'ulne delicioso; y se h1uia prppararlo un batHluele
tambien se convertia en ufla unchJ y sólida calladu
auulltlanlÍsimo
en viandas preparadas al estilo culi·
Cl lus terrenos
mas lÏrn:es. Semejante disposiciún
nario del Perú, y con frntas y I'egetales de apetitoso
para I.s comunicaciones
interiores,
constituía en si aspedo y agl'arlabll's al paladar, aunqne los eS[JJñosol:l un mouumento,
no peclùeilo, de civilil.acion y les ignoraban SllS nombrt~s y su naturall'7.a. Terminade po,ler.
da la comida sn divertió á Jas huésperles ron músÏ<:a
Siguiendo siempre sn derrotero hácia el Sur, pasó y baile, ejecutados por una compañia de jtivenes de
Pizarro por la altura rlel punto en que hahia de exis- ambos sexos, sencillamente
vestidos, que ,IesplegaIiI' la f1(}!'ccknte ciudad de Trujillo, fnndada por él ron en su diversion nacional favorita toda la agilirlad
mismo pocos ailos despues, y '1le¡;ó al puerto de San- y gracia de que eran capaces. Antes de marèharse
ta. I~stal¡a este en la orilla de un ancho y hermoso rio; Pizarro manifesló á la amable peruana los motivos de
pero el país que le rodeaba era tan sun:amente árido,
su visita al PerÚ, en los mismos términos que lo haque los peruanos lo usaban mucR') para sus sepultubia heeho en otrus ocasiones, y terminódesplep'anrlo
ras, porque la tierra era muy flvlJrah'e á la conserd estandarte l'caille Castilla, que habia Lrai.lo álier"acion de sus mórnias. Tan numerosas
eran aquí l'a, ro¡!ándole á ella y Ú sus sirvientes que lo enarhoefectivamente las huacas indias, que mas hien poclia lasen en señal de surnj~jon á su soberano. Sornetit>considerarse este punto como la mansion de los muer·
ronse á esto COli 1Il1lcha alewía y buen humor.
tos que como la de los vivos (i).
riéndose clurante toda /a ceremonia,
como dice el
Habiendo llegado ya á cerca tIc los nueve grados
cronista,
y haciendo ver qu(' tenian una idea sumade latitud Sur, los compañeros de Pizarro le suplicamente confusa de lo seria que era. Pizarro se contenron que no prosiguiese el vbjll mas al/,í. flastante y tó con este teslimonio .esterior cie homen<lje á su rey,
mas que baslante se había hecho, decian, para pro- y se volvió á hordo muy satisfecho del convite,
y
bar la existencia y señalt:r la posicion de un gran ¡m- meditando quizás sobre ellll('jor medio de del'olvcl'perioindio que habiall estado buscilndo durante tanto
lo mas adelante por medio de la conquista y la contiempo. Pero con sus escasas fuerzas no podian aproversion del país.
vûcharse del descubrimiento.
Todo, pues, Jo que les
El jefe español DO se olvidó tampoco de locar en
querlaba por hacer, era volvrlrse y manifestilr al go- Tumbez en su viaje de vyelta. Aquí ulgunos rill los
bernador de Panamá el buen rxito de su espedicion.
suyos, seducidos por e1uire de bienestar que por toPizarro cedió Ii tan justa demu/Hi". Ya habja adelanda~ partes reinaba ypor las manerasclel pueblo, ma:"
tado diez grados mas que todos los navegante~ antenifestaron el rleseo rle quedarse,
creyendo sin duda
I'iores en estas mares del Sur, yen lu¡(ar del triste
que mas valia vivir donde pasarian por personas de
aspeclo que ha~taentonces
habia pre~entado su suerimporlancia que IIolver á su oscura condlcion en Pate, calculaba que ya le era licito volver
triunfo á namá. Uno de estos fue Alonso de !IIolina, el mismo
referir lo hechoásuscompalriotas.
Sin v¡¡dlar, pues,
que había clesernharcado antes que nadie Cil este
se preparó á yolver por el mismo camino, y "olvió á puerto, y á quien habian cautivatl0 los encantos de
poner el rumbo al Norte.
las bellezas indias. Pizarro accedió á sus deseos, penDe camino tocó en varios plintos en que antes hasando que no estaria clemÚs encontrar á sn vuella albia dp.sembarcado. En uno ,le estos, llamado por los gunos de sus compai/cros que supiesen el irlioma y
españoles-Santa
Cruz, hahia sillo convidullo á ir á conociesen las costumbres de los naturales. Tamlllen
tierra por una peruanadè alto rango, y él hahill pro- le permitieron que se llevase en su buque dos <Í tres
metido visitar/a á su vuella. Aperlils huho fondeado
peruanos con el mismo lin de aprender el eS(lailol.
el huque enfrent1} del pucblo donde ella vivia, cuando
Uno de ellos ,á quielllos espailOles lIamuban feli~illo,
se fué á bordo con una numerosa e'lmítíva de criados.
haec un papel [¡astante impol"tan!e en la histol'la de
Pizarro I:t recibió con 1:'1IIla~'or respeto, y cuando
los fuluros acontecimientos.
volvió á rlesembarCllr le regaló algunas frioleras de
Al salír d<l Tumbe? los aventureros
gohernaron ~n
mucho valor á los ojos cie un:t princes" india, y esta
línea recta para Panamá, toca~:\o cie pnso en la Illle ro~b que le devolviese la visila con ulgunos de los fauslu i"lu de Gorgona para recoJer á los clos compasuyos, c~rnp.r~llIetiéndo,e
á enviar á bordoeiert~ núÏleros que allí haIJi;1fi dejado ~em;Jsiarlo eo.fermos pumero de 1lIc1IVJl!UOStll\l1 como rehenes respunrilcsen
l'a 'lUll los pudiesen acompanar. l!no hubm muertJ,
del buen t.rato que se daria á lo~ espuñoles en tierra.
y embarcan,jo al otro, Pizarro y sus pocos pero vaPir.arrole ;¡seguró que la franca confianza pue Il1lbia ,lienles compaileros prosiguieron
su viaje; y despues
manifestado probaba que no era necesaria semejante
de una ausencia de á ]0 menos rlil~z y ocho meses,
~ar:mtía. Sin embargo, apenas,huho (ligado su bote al volvieron á anebr seguros en el puerlo de Panadia si~uiente para ir Ii tierra, cuando algunos de los mú (2).'
.
priueipales clelll1gar vinierou á borrio para consliGr~ncle fue, como era de esperar, lasensaclOn que
tuirse prisioneros durante la ausencÍ;1 de los egpañoprodujo su llegada. Pocos halliu, aun entre los mas
..
"
.'
optimIstas de sus amigos, que no creyesen que haera 10 que I~ hahl~ Incltado.i venIr de su I'emoto pais. «~1O lIian panado IJilcill IloCO tiempo su temeridad con la
haber querido reCibir el oro, pl.ta y perlas que les ofrCCle-.
"
..
; .. Il l·
..
'.
ron, á tin de que conociesen llO era codicia, sino deseg de vida, ya perlllcndola ~ Ill. uJo tIe cl.lIlla mal s:lno,. y.l
~1Ibien el que les había traido de (an lejanas tierras á las su-¡ por las flechas de los 1lIc1I~S,ya en 11ll, en.la sl/enclOyas" Ilelarion sumaria, ~IS.
sa y vasta tUllIha del Oceano. Su alegna fue pues
(I) .1.0 que mas Ole admil'l¡ quando pasé por este valle, graulle en proporcion de su anterior
abatimiento
fue ver la muchedumbre que tienen de sepolturas, y q'le por
todas las sierras y secadales en los altos del valle, ay nÍlmero
~rande de.~partadtJs. hechos á su usanza. todos culliertos de
(2) r.onr¡. i Pob. de! Pir"', MS, - Montesinos, An~lps.
huessos de muertos. De manera 'lile 10que ay en este vaile ~IS., ailo ("'2R. - ~ahal'ro, Relaclon sumaria, ~IS.-[>edro
mas que vef, eilas sepolturas ole los u;uertos, y los campos l'izal'J'l\, De~cuh. y Conq., MS. Herrera lIist. general, déque labya.ron siûndo vivos, ¡; r.icZJ de Leon. r.rónica, ea pi- j ea?a IV, lib. ~. eap. VI, VII. -!lela ~ion del pnmer descu(ulo LXX.
brlln:enlo,
~l_,
I
no-
en
¡
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
j;¡
\.,\ CO~\l¡;IST
A DU. N:IIl..
l:uando vJeron volver á los vi1Jero:;, no solo llenos de
salud, silla call illlludahes noticias sohre los !termosos paise~: que tanto tie~lr(l habian Imirlo de ellos.
Fue un !lamento de orgullosa satb;faccion para los
tres socios que, á pesar je las calumnias, á pesar de
la mofa d~ que eran objeto, y á pesar de cuantos olistáculos !tIS h:lbian opuesto la desconfiauza
de sus
amigos ó la frialdaù del gobierno, habian perseverado en su gran empresa husta probar de Ulla manera
indudable la verdad de lo que basta entonces se habia
consider; do COIIIOulla (1'lImérica i1usion. Desgracia
es de aquellos espíritus atrevillos que conciben una
idea dellllsiarlo ,'asta para que pueda comprendeda
su gener;lcíon, Ó á la menos para que se a venture á
lIevarla ti cabo, el ser considerados
como hombres
que sueian y ven visiones. Tal habia sido 1'1saerte
de Luque y de sns compailcros. La existencia dl~ un
rico imperio indio en el Sur qne para ellos que hahian
estudia,le durante largo tiempo esta iliea y que habian reco:;ido todos sus argumentos
que le eran favorahles, hahia llegado é. ser nna cosa absolutamente
inductablo, era of;jeto de burla para sus compatriotas,
que la cO;lsiderahan como una de aquellas fantasmas
creados (lor la imaginacion,
qur. se convierten Cil aire en cuunto se trata de abrazarlas;
01 paso que se
consideraba como locos á los que avenluraban
sus
caudales en tan disparatada empresa. Pero ya habia
llegado, lentamente
y al través de muchos trabajos
y sacrificios, la hora tie su triunfo.
Sin en'bargo, el gobernador Pedro de los Rios no
parecia, !Ii aun r.n esta. l~ircunstaneias. muy convencido de Ii magnitud del descubrimiento,
ó quizás la
desanimé ba su misma magnitud. Cuando los socios,
mas conliados ya, solicitaron su apoyo, respondió
friamente, segun dicr. Ull historiador,
que «no entendia di: despoblar Sil gobernacion para que se fuesen á paLiar nuevas tierllls, llluriendo en tal demanda lilas gente de la que hahia llluerto, cebando ¡i los
hombres con la muestra de Jas ovejas, oro y plata
que habian traido (1).)1
Descùflzonados
con semejante repulsa del Único
punto de donde podian esperar un elÎcaz auxilio, los
confederados, sin fondos, y casi exhausto su crédito
con los esfuerzos antel'Íores, no sahian ya qué hacer.
y sin embargo,
detene:'se en este punto ¿ qué otra
cosa era ~ino abannonar la rica mina que ellos habian
abierto con sus sacrilicios y con su perseverancia pal'a q11é ot,·os la esplotasell á su favor? El! este estrema la fértil imaginacion
Ile Luque propuso el Único
remedio (I plicabte á las circunstancias.
Consistía este
en ar,elar á la corona mi,ma. :'I'adie estaba mas interesado que ella en el resultad,) cte la espedicioní porque en rralidad para ~.Il;obierno se hacian los ctescubrimieutos y para el gohierno se habia de conquistar
el país. Sdlo el gobierno podia proporcionar
lus lUedios nece;¡¡rios,
y era mas natural que consiJerase
el asunto bajo un punto de vista mas ámpliu r mas
generoso que un empleado subalterno
en las coloni~s.
Pero ¿(;uién tenia Jas prendas necesarias para hacerse car:~o de esta delkada mision? Luque eslaba
encadenado por sus deberes eclesiásticos
en Pana~
má; y SllS socios, saldados ignorantes, cntendi~n mejar los deberes de la campalla que los negocíos de la
córte. Ahnagro, tosco aunque algun tanlo pomposo
en su mallP.ra de hablar, de estatura pl~quel}¡j, de facI~iones po,~o agradables, :nucha mas desfigurado con
la pénlicta de un ojo, no era tan á propósitn para la
mision co 110 su compañero de armas, que tellia una
presencia agradahle y que impo~ia ~CsPéto, (Ille ha/lIaba bieL, y aun con elocuencIa,
a pesar de tùdos
los defeclcs de su educacioll, cuando se interesaba ell
el asunto. Sin embargo, el eclesiástico opinó que se
(t) lIel'rcra, /list. !tp.np.ral, d¿e. IV, lib. /Il, rap.l.
TI'.'1l)
confiase la negoeiacion al licenciado Corral, funcioIlario pÚblico muy rt~spetalile, qlW esla!>a :1punto de
em barcarse para la madre patria;í donde iha por asulltos Ile pÚblico in\erÚs. Pero á esto se opuso enérgical.1ente Almagro. Nadie, segun él, I,odia desempellar tan hien la mision como la persona mas interesada
en ella. El tenia una alta opinIOn de 11 prudencia de
Pizarro, de su discernimiento,
cte la c'dma y de la rel1e::ion cou que juzgaba los negocios (2). COllocia la
b1l!tallte á su rompallCro para estar seguro de que 110
le Lbandonariasll
presencia de ánimo; aun en las pal'a él nuevas circunstancias
en que se encontraria en
la córte, y que por ser nuevas le serian emliarazosas
taobien.
Nadie decia, podia referir la historia de
sm; aventuras Call tan Imen pfecto corno el hombre
qU) en ellas habia
hecho el primer papel. Nadie podia pintar tan nien los padedmientos
y sacrificios sin
ejemplo á que se habian sometido; nadie Jlodia contal' con tanta energia lo que se habia hecho, la que
qu.:daba por hacer, yesplicar el auxilio que se neee'¡taba para este fin. TerminÚ Ahnagro su discurso
call su franqueza característica
estimulnllilo enérgicatnente á su compañero á que acep .ase la Illision.
Pizarro sintió tocta la fuerza de las razones de Almagre, y aunque con franca repugnancia,
accedió.a una
resJlucion que era menos grata á su gusto, que una
espedicion á los desiertos. Pero Lur¡ue aceptó este
an ~glo con mas dificultad. « Plegue á Dios, hijos,
e~(lamó el eclesiástico,
que no os hurteis la Lendicioll el uno al otro, que yo todavía holgaria que ¡í lo
menos fuérades entramhos (3). Piz,lrro se comprome~ió á lIlirar por los intereses Ile sus coropalleros
COIla por los suyos propios; pero es claro que Luque
no confiaba ciegamente en {:1.
idgullas dificultades hubo para reunir los Condos
neeesarios á lin de que el enviado pudiera presentarse
COI'lO convenía en la cúrte; tan bajo se hallaba el créditll de los socios, y tan poca conlianl.a se tenia aun
en losresulladosde
sus descuhrimientos
magnificos.
rOl lin lograron reuuirse mil y quinieulos pesos ct.,
oro, y Pizarra, en la primavera tie W28, se despidi(,
de Panamá, acolllpaiiallo por Pedro de Candia (4).
Llevóse cl1nsigo al"1I110S ne los indígenas y dos (, tres
lIar:las, varios tejidos curiosos de laua, muchos adorno!' y vasos de plata y oro, corno mUfstras de la civili~acion del pais, y documentos
tlue habian de
comprobar la ver'llall lie su maravilloso relato.
)1
GÀRCILASSO DE LA VeGA.
I
i
Ile todos los que han escrito sobre la antigua histor.a del Perú, ninguno ha alcanzado tanta celebri.
dad. ni ha sido tan citado por los historiadores
poster ores, como ellnca Garcilaoso de la Vega. Nació
en 'll Cuzco en j 540, Y era mestizo, es decir, de raza
mezclada,
siendo su padre europeo y su madre india. Su padre Garcilasso de la Vega pertenecia á aque11:1ilustre familia cuyos hechos, tanto en las letras
COfllO en las armas. dieron tanto lustre ~l período nas m~gnifico de la historia de España. Fué al
Perú con Pedro de Alvaracto poco despues Ile verinrad lIa conquista por Pizarra. Garcila~so se aùhirió;í
est! jefe, y despues de su muerte siguió la varia
fortuna de Sll hermano Gonzalo, siendo siempre tiel
ti e~te durante todo el periodo de su rehelíon hasta
(~) .E pOr pura imporLunàciou de Alma¡:ro eÚpole á PI'
zarr,) \ porque siem pre Alma~rnle tuvo respéLo, é deseó hon·
rarl! .» Oviedo. !list. general de las Indias, '\/S., parte III,
lib. l'Ill, cap. I.
(:i) Herrera, Hist. !teneral, dee. IV, lib. III, cap. I.
(-I) (duntáronle mil y quinientos pesos de- 01'0. que dill de
buel a voluntad dun Fernando de Luque.» Mdntesinos, Anales, ~IS., aiJO Hj::28.
I.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
4'
¡6
IlIBlIlln:r.~
lJE (;~Sl' All
su derrota en XS(luixaguana,
el/anllo Gareilasso siguió el ejem plo de los demás faccinsM, y se pasÚ al
enemigo. Pero esta prueba de I~altad, aunque J¡) lihró la vidi! , fue dem"si:ulo tardía para salvarle la honra y acreditarlo con rI partido victorioso; y la desconfianza que inspirÚ por lu parte que tU\'O mÙa rebelion,
fue fatal para su fortulla CIl adelante, y segun parece
hasta para la de su hijo.
La madre del historiador pertenecia á la familia
real del PerÚ. Era sobrina de Buyna Capac y lIietlt
del célebre Tupac Inca Yupanqui. GarcililsSO, ¡d misroo tiempo que manifiesta su satisfacciooporque
corre por sus venas la sangre del civilizado ~ul'Ope(),
siente mucho orgullo al considerar que dllsciende de
la real dinastia dcl Perú; y dat'a prueha de esto al
r.omhinar con su apellido el título que distinguia á
los príncipes remanos,
firmándose sielllpre (;arcilasso Inca de la Ve~a.
Pasó Garcila~so sus primeros aiios en el país de su
nacimienlo, donde fue educado en la religion calólica, y aprendió cuanto poùia aprenderse en medio
del constante ruido de las arlOas y de las discordias
civiles. Eu 1560, habiendo cumpiido veinte aiios, se
marchó de América, y desde entonces vivió en ~:spaña. En la península l,¡mÓ servicio, y fue capilan en
la guerra contra los moriscus, y des pues á las ,)rdenes de don Juan de Austria. Aunque se portó honrosamente en su carrera, no parece haher quedado muy
satisfecho con la recompensa que d gobiel'llo .lió Ú
sus servicios. La traicion del padre inlluia en la suerte del hijo, y Garcilasso nos IIsegura que esta circunstancia hizo inútiles lados sus esfuerzos por Pecùbrar la vasta herencia de propiedad territorial
perlenecien le á su madre, y que babia sido confiscada
en provecho de la corona. Tales eran las preocupaciones conlra él, reliere el mismo, ~ue no pudo recobrar sus derechos, y abandonó el ejército tan pobre
y con bnlas deudas, que no creyó conveniente volver
á presentarse en la córte, sino que delerminó retirarse á una oscura soledad en que pudiese pasar el
res lo de sus dias, desengaÏ1ado del mundo y de sus
vanidades.
La escena de esta oscura soledad, no era, como
pudiera creerlo el leclor engañado por este lona de
resignacign filosófica, cf rillcon de alguna selva solitaria, sino la ciudad de Córdoba, alegre c{¡rle en
otro tiempo de fa ciencia musulmana,!
enlonces residencia de una numerosa y activa poblacion. Aquí
se dedicó nueslro filósofo á sus trabajos lilerarios,
tan lo mas dulces y consoladores á su ánimo al1igido,
cuan lo que tenia n por objeto referir las ya ajadas glorias de su patria, y presentarlas en todo su primitivo
esplendor á sus compatriotas
adoptivos, y ne ten(Zo
motivo, dice en su prefacio á su relacion de la Florida, para quejarme de que la fortuna 00 se me ha
moslraclo favorable, ya que esla circunstancia
me ha
abierto la carrera de las letras, en que espero alcanzar fama mas vasta 'Y mas duraclera que la que pudiera proporcion¡¡rme III mundana prosperidad.
En i 609 publicó la primera parte de su gran obra.
105 Comentarios Reales, consagrada á la ¡¡istoria de
su pais bajo el reinado de los Incas; yen i 6i 6, pocos meses antes de morir. concluyó la segunda parte
que abraza la hisloria de la conquista, que se publicó
en Córdoba elllÏ10 siguiente. I':¡ cronista que así terminó sus lrabajos con su vida, murió Ii la edad cie
sesenta y seis aDOS. Dejó una cantidad de dinero
muy considerable para que se invirtiese en misas por
su âlma, probando asi que fa miseria de que se lamentaba no se ha de lomar al pió de la letra. Enlerl'ósele en la catedral de Córdoba en una cavilla que
IIllva el nombre de Garcilasso; y se puso en Sll sepulf:ro una inscripcion en que consta cf res pelo con que
se le miraba tanlo por su car¡\cter como por sus tra\';ljolS litl'rari()~.
Y lIUl(;.
La primera parte de Jas Comentarios Reales lrata,
como ya hemos dicho, cie la historia antigua del pais,
presenlandoun
cuaelrocomp)eto de Sil civiJizacion bajO el celro de los Incas. mucho mas complelo que el
cie todos los demás hisloriadores. La madre de Gardlasso no tenia mas que diez a¡los <le edad euando [lScendió ó mas bien usurpó el lrouo, como l\ice el partido del Cuzco, su prÍlllO Atahuallpa. Tuvo la dicha
de Iihrarse de Ja matanza que, segun el cronisla, Sllfrió toda la parentela, y siguió viviendo con su hermano en la antigua capilal despues de la conquista.
Sus conversaciones
se referian naturalmente
á lo~
hllellos tiempos del mando ciel Inca que adornados
por Jos gratos sentimil'ntos
que les inspíraban,
uù
penlerian nada de su brillante colorido vistos al través del prisma Ile la pasado. El jóven Garcilasso I'Scuchaba COli lIrdienle inlerés Jas hislorias l'n que S0
referia la magnificencia
y !as proezas Ile iUS reales
anlecesores, yaunque no Imo uso de ellas milonces,
se grabaron (lrofulillamente
l'n su memoria y 1lllí Sl~
lItesoraron para salir ell otra oCflsion. Cuando desplies de lrn~cu1'fidos rnucho~ n¡lOs, sr disponia en
Córdoba á escribir la hisloria de SlI país, escribi..,;i
sus antiguos eompaiieros y diseipulüs de la familia
Inca, para oblener mas noticias que las que estaban
á su alcance en EspaÏ1a sobre varius materias de interés hislórico. En su juventud habia visto Jas an liguas ceremonias y uso· de sus compatriotas;
enleu,lia la ciencia del quipus y conocia muchas de las
primilivas lradiciones
del pais. Con el auxilio quI'
ahora le proporcionaron
sus parientes del Perú Stl
familiarizó con la historia de la gran raza Inca ,~ Ile
sus instiluciones lIaCionl¡Jes hasta UII punto á què liadie hubiera pOllido llegar, á menos qUI) no se huhit~st!
educado en el pals, hablando el mismo idioma, v
sintieudo correr en las venas la misma sangre india'.
Garcilasso, en ulla palabra, era el repre!!eñlante de
la rllza conquistada;
y es claro que debe dar á su
pintura Ull colorido muy diferente del que le dahall
los conquistadores.
Esto es la que hasla cierlo punto sucede; y esla
circunslancia
nos proporcionll un media de comparacion que por sí solo bastaria á dar un gran valor ;í
sus ooras como guía para llegar al conocimienlo dt·
la verdad hislórica. Pem Garcilàsso escribió en ulla
edad avanzada, cuando ya la hisloria hahia sido referida muy á menudo por aulores espa¡lOles. Naluralmenle tratÚ con mucha consideracion
á hombres
a/lamenle nobles lanlo por su saber como por sn
posicion s0cial. Su objelo al escribir, segun dice. 1I0
era tanto añadir por su parle nada lIuevó, comoéorregir los errores y equivocaciones
en que aquellos
habian incurrido por su iguorancia del idioma y dl~
las costumbres d'll pueblo peruano. Pero en realiùad
pasa mucho mas adelante; v eJ vasto acopio de nolicias que ha reunido es un depósito de 'Iut) trab¡¡jadores porlentosos en el mismo campo han sacaùo
abundanles materiales. El escribe con toclo su coraZOll, IJilustra todos los asuntos que loca con laI variedad y riquf'za cie pormenores,
que no deJa nad:t
que desear Ii la curiosidad mas nimia. La diferencia
que existe eulre sus comentarios y las relaciones de
los escritores europeos, es la misma (/ue hay enlrt~
leer una obra en el original y leerla en una pálida lraduccion. Los escritos de Garcilasso son ulJa emanacion del espíritu inùio.
Sill embargo sus comentarios dan lugar á unu grave duda, 'J una que se deduce naturalmenle
cie su
posicion, Dirigiéndose al alto culto europeo, t1es~aba
lresentar las antiguas glorias de su pueblo, j aun de
:¡ raza Inca, en su punto de viSla mas imporlantf'.
Este fue sin duda alguna ei wall e~tilllulo que luvlI
para cscriuÍl·. ya que Il~ le havia dado elt'U1eutos para
dio S!l antenor eùucaclOn, por buena qlle fllese pari\
la {'poca alr~,ada ell que \·ivia. r;artilasso eSI'riIJi,í
¡
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
PEnú.
-;7
cla,Jo así sin arte, es la que constituye un:! Ile las
gralllles escelencias de este cronista antiguo y pintore~eo. En e~eritos de esta clase es en !ilS que podemos
tratar de encontrar el espíritu y la fmna del siglo.
Los documenlos pÚblicos corro idos por el tiempo, la
co'respondcneia
olicial, son cosas ú.iles, indíspensah!es ,í la bistoria. Constituyen la armazon en que
esl a ha dll descansar; el e;;queleto de hechcs que le
Ila,l luerza y seÎtalan su, dilllensione,.
Pero SOli tan
inl'llil,~s como los huesos secos de ese eSljuelelo si!lll
la re\'is~en la f(lrI?~ r ellraje ue 1:1humanidad,
y si
no respIra el espll'ltn del sll;lo. ~Iueho ddlemos ~I
anticuario que con cxaetilull y paci~neia furma las
anchas y sólidDS bases lie la verdad hislúrica j y !lO
III ~!lt), al filósofo analizador
!fue pre"enla al hombrrl
con ellr~je de Sll vida pública, al hombre Call mûscara; pero no po\' esto debemos negar nuestra gralitUII á hombres como Garcilasso.
y como muchos
nl. ve listas de la eda,1 media, que presentan el espejo
á la humanidad, y hacen rdlejar en él las i!lterit1nd: des de la vida, la granlie y lo bajo, lo hermoso y lo
c(llllrahecho,
con todos SllS accidentes nalurales y
CUI todo su legitimo colorido.
Com.) obra artística,
qllizás se creerá que un trab¡ljo dll esta especie 1I0
merece siquiera los honores de la critica; pero aunqllC desalle las reglas del arte en la composicíon \ID
Pill' esto viola los princi pios del guslo; porque se eonf( l'ma al espiritu del siglo en !fue ~e escribió. Y el
Il ismo crítico !fue la contlena apova(,o en los severos
p 'incipios del arLe, encontrará lI1ieccanto en su senc.llez que le ohligará á I'olver á hOjear sus páginas
n ientras que deje á un lado olvidad<.s composiciones
n as clásicas y correctas.
Esta obra a'dquirió lanta popularidad,
que fue tral!lcida al illglés por Sir Paul Ricaut, é impresa en
Lóndres en t~88. Se conoce qlle el traductor no entnndia una palabra del original, y así es que su obra
e;tá plagada de los mas ridículos enores. Pero aU11
a,í, tan inleresante es el original, que esta malísima
v~rsion gozó de mucho favor con el pÚblico inglés.
LA CO~QLISTA Dn
~lIles par:, alcanza¡' un Oltjtlto particulnr. Se presentó
como ah'1;(ado de SllS desdichados compatriotas,
defenlliendlJ la causa de esa raza degrallada ante el tribunal dc la po,;teridad. El tono éxagcrado de panegírko 'lue ,le esto naturalmente
resulta, S3 descubre
á calla pígina. Helrala un esbrlo social que á un
escritor alópico parècerÍa e~;a~erado. Sus régios anteeesore,: se convit~rlf)n en mOlido de todas las perfeccione~ imaginaulcs,
y "uelre á nacer el siglo de
oro para una nacíon que, mienlras que arl!e la euerl'a del proselitislJlo en sus fronteras,
disfruta lllteriormenltJ todos los !J¡:nllf1rios lie la paz y de la
tranqui/hlad.
lIasta el esple!ldor material de la monar'¡uía, p por si Dastanle W~!llle en esta tierra Ge
oro, se I onvlCrte bajo la ;\['dil~nltl pluma del cronista
indio, elllas deslumbradoras
ilusiones de lin cuento de hadas.
Sin el1lbargo hay Ull f)ndo Ile verdall en sus re:alos
incoherentes,
y haremos al historiallor indio la justicia de crecrqueél eslabl muy persuadido de la verdad
de todas ¡,IS l'osas lJIaravillosas que eontaha. No hay
credulidlll comparable :í Il tiel rllcien converlido al
crislíanismo.
E!I las ti1:ieblas del p::ga!lislllo se han
debilitado sus 0j0:3, y cllando los abre ri la luz de la
verdad no tieneu la st.:!Jcicnte fuerza para calcular
las exactas proporciones de los objetos, ni para distinguir lo \'er,la¡ll'rO de la imaginal io. Garcilasso ,es
verdad, no habia sido con \'crtirlo, ya que desde su
infnncÏ;¡ se le educó el: ln religion calóllca; pero es·
taba rOI~eado de c')lt1'e~'lidos y neófitos, homhres de
su misma raza , quielles des pues de practicar toda su
vida los rilos del pagallismo, enlraban por primera
vez en Id senu de Ia Iglesi¡¡. Oyó Jas leCCIOnes llel misionero; apreudió de él;í creer implícitamenle
en las
maravillosas leyendas de los santos, y las no menos
maravillosas relaciones de sus propias victorias, que
habia alcanzado en sns combates espirituales para
pro(lag~r la fe. Así, acostumhra!lo desde su infancia
il estas ,.~xigendns de la credulidatl, su razon perdió la
facultall celeste de distinguir la verdad del error. y
Il~gó á "amiliarizarse tan to conlo~ milagros, que los
mIlagros depron de ser para él mIlagrosos.
Pero á pesar de lo mucbo que por est.as razoncs debemos eliminar de sus crónicas, siempre hay en lo
(lue dice un gérrnen de verJal1 'lue no es dificil descubrir, y aun despojarIo de los fantásticos adornos
que lo cubren j y desl'ues de cOllceder mucho á las
exagerr.cioneó de la vanidall nacional, encontraremos
Bran ahundancia de dalos legílimos relativamente
á
las anligüedades del país, que en vano bu£cariamos
en los escritos del europeo.
La obra. de Garcilas50 refleja la irnágen del siglo
en que vivió. Dirígeseá la imagkion mas bien que á la
razoll r,·ia. Nos deslumbra con el especLáculo brillante que siempre presenta, y lias deleita con la abunùaucia de pormenores diverlidos y chistes animados
que salpican sus páginas. La hisloria de la aecion
alterna perpétuamente
con discusiones sobre asuntos
que iluslran su curso, de manera que se inlerrumpe
la monotonía de la mrracioll,
y el lector se siente
aliviad,) de UII modo agradable. E,to sucede en la primera parle de su gran ¡¡bra. En ]a segunda ya no habiOl lugar para tales discusione:3 ; pero ha suplido su
falLa een recuerdos,
anécdotas personale~, aventuras, illcidentes y Ulla multitul\ de pormenores triYiales, á la menos :i los ojos de los pedantes, que
los hisloriadores
se han inclinado dema,iado á menlHlo á apartar de sí corno inllignos de la magestad de
la historia. Yernos á los aclares dll esle gran drama
con Sll traje de Iodos los dias, nos enteramos de sus
hábito~, persouales, e,cuchamos
sus dichos familiaTeS, y en una palabra,
recogemos esas bagatelas
que reuu:das constiluyen la vida y el carácler de las
persona~.
E~t:l confuÙn de lo granùe y de la pequeií,) I mez10:10 l.
LIBRO III.
(;O~Vt1I8TA. DEL PI:Bt;.
CAPITULO PRl~IERO.
Lecibimienlo de {'¡zarro en la córte.-Su capitu/aclon
con /a corona.-Visita
dlogar de su nacimienlo.-Su
regreso al ;"iue\"o ~Iundo -J)isensiones
COliAhnagro.
-Su tercera cspedicioll.-Avenluras
en la costa.Balallas cula isla de Puná.
(ní2S.-1 ií3J.)
PIzARRa y su oficial, despues de at.ravesar el (etmo,
se embarcaron en !'l0mbre dI.' Dios para la metrópoli,
) des pues de un vlUJe muy hueno, lIeE!aron á Sevilla
á principios tiel \erano de i :>28. Sucedió que se hallaba entonces en aquel punlo un hombre muy conocido en la historia de las a\"enturas de los españolos
Call el nombre del bachiller Enciso, habia tenido
parte muy actim en la colonizacion tic Tierra Firme,
~. era acreedor tic algunos ùe los primeros colonos de
Darien, en cuyo número se contabJ Pizarra. (llllleÜiatamenle que este desembarcó,
prendi6sele á soliciLudde Enciso parei pagode la deuda. Pizarro, que
habia huido de Sil pai,; como ur. pobre aventurero
dn familia ni hogar, despues de una ausencia de ma~
¡le veinte aÎlOs pasaelos casi tOllos ell medio de patle,:imiel1tos y trabajo,; sin ejemplo, se vió alojado en
ma cárcel:í su ,"uella. Eôte era el pl iucipio de aquella
:ai'fera brillante que, Se¡¡llll lo peu:iJba él, le abria.
;os brazos en su paí~. Este hecllO causó llna indigna-
4"
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
';,q
II111UOTf.:r..I nE r.A~PAR \' ROIr..
•.ioll ~rnrr.¡J; y ~pl'lla' S\lpO la cú:'te su lIeg~da ¡Í la
Peninsula.
y el gra:l o!tJeto de sn lIlision, cuando se
drspaclró la (01'111'11 p¡lra qlle se le rlll~it'ra en libertad,
con pl'rIIlisll de proseguir illmet1i~tamente su viaje.
Pizarro encontró al emperador I'll Toledo, de que
debia salir muy prontoá lin de elllharcarse para Halia.
Espailrl no era la resillcncia favorita de Carlos Ven la
primera época de Sil reinaúo. Ahora se encontraba en
aquel periodo de él en qlie estaha disfrutando de torla
la gloria de sus trillnfos cOlltra ~u intrr.pido rival
francé~, á quien habia vencillo y tomado prisioncro
en Pavia; y el vencedor se preparaba en estos momentos fi pasar fi Hulia para recihir la corona imperial de manosdelsoberano
pontífice. Embriagadocon
SIlS triunfos y con su elevacion al trono alemun, Carlos hacia poco r.aso de su reino hereditario,
ya que su
ambieion le ahria carrera t~11 brillante rn el ancho
~ampo de la política europea. Hasta ahora h~hia recibido utilidades demasiado cortas de su;; pnsesiones
trasatlánticas
para concedeI'll'S toda la atencion qUl!
merecian. Pero al hacerlr. presente la conquista de
Mlljico y las brillantes esperanzas relatil'as al con tineute del Sur, conoció su importancia rOlllo elerneuto.~quepodrian
proporciollarlelos
merlios necesarios
para llevar adelante sus all1lliciosa~ y costosísimas
empresas.
Pizarro, pues¡, que hahia venirlo ahora :í comencel' el real ánimo con pruehas palpahles de la verdad
de los rumores sollre un país de oro que de cuando
en cuando habian llegado á Castilla, fue recibi,lo con
suma condescendencia
y bondad por el emr.erador.
Carlos examinó muy minuciosamente
los (hferentes
objetos que su súb¡fito le presentaba. Lo qlle le intere¡¡ó especialmente fue el llama , tan notable como la
imicaacémila que hasta entonces se hahiadescuhierto
en el nuevo continente; y los delicallos t''iirlos fabricados con su lana, le daban mucho mas valor á los
ojos!!el mnnarca sagaz, (lue el mérito qnr. pudiera tener el animal aplicado;1 tr~bajo. Pero las muestras
de objr.tos de oro y de plut"¡, y la historia maral'iIIosói
que re feria Pizarro dl1la abundancia de metales preciosos debieron satisfacer hasta las úllimas exigencias
del apetito real.
Pizarro, lejos de sentirse cortallo por sn nueva
posicion, conservó sn acostumbrada
calma y sangre
fria, y manifestó en sus tr~tos aqnel drcoro yaun
dignidad ljuc son natllrales al castellano. Hablaha en
estilo sencillo y respetuoso,
pero con la sincerid~d
eRérgica y elocuent~m natural del qne ha sitIo actor
en las escenas que tlescribt', y qne sabe que de la imprl!sion que haga en su auditorio nepcnde sn suerte
futura. Todos escucha han con interés sumo la historia de sus estruordinarias
aventuras por mar y tierra
sus incursiones en los bosques, 6 en los tristes y
pestífero~ pantanos (le la costa, sin alime.nto, casi sill
vestido, con los piés destroz~dos y sangrientos á cada
paso que dahan, disminuÎllo el número de sus pocos
compañeros por las enfermedades y la muerte, y sin
embargo, siguiendo sus planes con valor invencible
parll estender el imperio dp, Castilla, y el nombrey el
pOtier de su soberano. Pero cuando pintó su situacion
solitaria en la triste isla, abandonado por el gobierno
y por todo el munno mp.no~ por \ln puñado de cornp:lileros consagrados entera'.llente á ~l,. arran~ó l.áHrimas, empresa 1\0 muy f;lcd, fi su regio auditorIO.
Al marcharse de Toledo, Carlos confió los asuntos de
su vas~llo á la consideracion del consejo d~ Indias,
recomendÚndolos de la manera mas fa\'orablr. (f).
(I) Pedro Piz~rro, ne~cllb. v f:onq., :IIS.-'i~harro,
RelaríoR sumaria, MS.-Cooq.
i ·Pob. del PirÚ. ~IS.
«lIablaba tan bien en la materia, que se llevó los aplausos
v atenrion en Toledo donde el cmpiradnr estaha; dió/e,au(¡¡cncia con mucho l(usto, tratólo amoroso y oyúIe tierno,
esperialmentc cuando le hizo relacion de Sil cOllsistencia y de
lIal/;íhase ~I mismo tiempo l'n la c{¡rte otrO homhre
~Iue '.J::bia venirlo rlel i\nem Mundo :í Ull negocio
llléntlCo, pero cny~s esplénrlillas haz~ií~s le llabial)
d~do ya u~ nombr~ que oscurcria la naciente repntacion dll Pizarro. !;stc hombre era lIernan Cortés el
conqllis[¡ldtlr de ~Iéjico. lia bia venido á Europa ¡i poner un imperio á IllS piés de su ~obnrano, y á pedirle
justi.ci.a para ~IIS agravios y recomp~nsa para sus
serVICIOS. Hallabase al fill de su carrera, asi como se
encontlaba Pizarro al principio de la suya; el conr¡uistallor del :'Inrte y el ¡jel Sur eraulos dos hombrc~
rscogidos por la PrnviùencÍ1: para derribar las ma~
porlerosas dinaslí¡ls americanas,
y r~ra abrir las dor¡lllas puertas qlle habian (Il' dejar pasar el torrente
de los tesoros de América á Jas arcas de España.
A pesar de h recomendacion
del emperador,
105
asuntos de Piz:lrr,) no sali.1n de ese paso" lento que
es propio de tob clase de negocio;; en la córte ùe CastilJa. \ïó que su,; esc~sos reCllrsos poco á poco se iban
agotando con Ins gastos que le imponia su posicion;
Ú hizo presente que C'lmo no se adoptase pronto una
determin:lcion
relativa á su demanda, por farorabltl
que aquellr. p'Jdiese ser luego, seria demasiado tardll
para él y ya lin le seria lícito aprovecharse de SWI
ventajas. La reina, por consiguiente,
que se habia
encargado del aSllllto cuanrlo march6 su m~ritio, III
desp~ch6 de Ina vez, y el 26 cie julio rie j 52!} se celebró la memoruble capítulacion que indicaba ycontenia los poderes y privilrgios de Pizarro.
El célebre inst~umento aseguraba á este jere el
derecho de rlesrnurimiento y cOllquista de la provin-cia del Perú, (\l'Iueva Castilla (como se llamó al pais.
así como á Méjico se habi~ dado el nombre cie ~lleV1'l
Espaim) hasta la distancia dedoscientas legnas al Sur
de Santiago. Se le dehian conferir el titulo y dignidad
de gobernudory capitan general de la prol'inda,juntamente con los de adelantado y alguacil mayor para
torla su vitI:!, con un sueldo de setecientos veinte)'
cinco tr.aravedís . y obli~acion dl\ mantenl\r á ciertos.
oficiales y servidores corresponnientes:t
la di¡midad
dp, su rango. ConrediÔsele el derecho de construir
ciertas fortalr.zas, con absoluto gobierno Ile ellas; se¡¡alar encomiendas de indíos , con las restricciones.
que innicaba la lev; y en f:n, el ejercicio de casi
todas l~s prerogativas
anejas á la autoridad de un
virey.
A'su comp,¡iiero Alm~gro se le nombr6 comandante d~h fortaleza de T~mbez, con una renta anual dr,
trescientos mil mllral'erlís, y además con el rango '!
privilegios de hitlalgo. El reverendo padre Luque rec¡bió la recompellsa de sus servicios en el obispad0
de TllInbez, y tambien se le declaró protector de los
indios del Perú. Seiíalósele el sueldo anual de mil
ducados, que, como todos los demás sueld)s y recompensas contenidas en la capitulacion, habian dll
salir de las rentas del país conquistado.
No se olvidó tampoco á los participes subalternos
de la espedieion. Ruiz recibió el titulo de gran piloto
del Oc.!ano del Sur. con un árnr.lio sueldo; á Candia se :e dió el mando de la ¡¡rtll/eria; y á los onCl!
compañeros mas de la isla desierta, se les creó hidalgos y caballeros, confiriéndoles cierto rango municipal, todo por supuesto en esperanzas ..
Tambien se adoptaron ~Igunas disposiciones Iibel'ales para estimular la emigracion á aquel país. E,¡irni6se á los nue\'os pohladores de algunas de las
contribuciones
mas pesadas, aunque usuales, como
la alc~bala ,ó modific;ironse considcrahlemente
en sn
favor. Los derechos que correspondian :í la corona l'Il
los metales preciosns que se estraian dr.las minas, se
redujeron al principio á la décima parte, lln lugar de
la quinta que se les imponia cuando se ganaban por
cambios ó saqueo.
I(\s trece I~ompailero~ en la isla en medio de los lrabajos .•
Montesino!, Anale~, M~., ailo 1528.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:'iQUlST.\ IJEI. P¡';Rl:.
';!I
h H;ia mucho tiempo en maS de una de las colonias
wnericanas,
en que llabia suscitado ri\'alidades yaun
/T:uertes (3). Pizarro, pues, viendo que no se hacia
caso de sus razones,
ne tuvu lilas alternativa
que
rl,asumir los empleos en su persona, Ô dejar que se
malograse la espedicioll. Esta esplieacion delnegoc.o no ha sido sancionada por utl'OS historilldorl!s
c'llltemporáneos,
Los temores manirestados PO!' Luque cuando Pizarro se ellc:cr~ú de l.lllli:;ion, fundari·)S sin duda en el conocimiento
de su caráCle¡', llliS
iLclinan á no dur elltero crédito á la vindicuríon de
sn conducta,
y nuestra desconfianza crecerá á nllld:da que sepamos los hechos de su carrera posterior.
L·l virtud de Pizarro no era de I~s <¡.le no cellen á la
ti ntacion,
aunque esta fuese mucho mas pequeña
qJe la que ahora encontraha en su eamino,
El dicho aventurero recibiÔ tamh;cn ]a merced del
hibito de Sautiago (I); y se le auto.'izÔ á lwcer una
ilillOvacion importaute en su escudc de armas, p ••••q JO por parte rie su padre teuia del'echo ¡i ellas. El
águila negra y las dos columllas, b,asunadas cu lus
armaS reales, se incorporaron
á I.ls dll los Piza\'r()~;
Ula ciudad india, con un buquc á lo lejos y eIIlJIlI;¡
¡(,d PerÚ, rel'elaban el tcaLro V el cariÍcter desus haz¡,ñas; mientras Ilue anuuciaha la leyenda que bajo
los auspicios de Carlns, y por medio del trahajo , ing,mio y recursos Ile Pizarro, se habia descubierlo el
l'His y reducido á la franqui/illad,
lo que indicaùa
modestamente
sus hechos pasados y lo que auu ocult~ba en su sello el porvenir (5).
Arreglados todus estos puntos llc una manera snlÍs·
factoria para Pizarro, salIÓ de TolelJo para TI'ujillo,
ellu~ar de su nacimiento,
en EsLrellladura;
dlllllle
CJ eyó Illas probable encolllr:II' r"clnlas para su nue\'u
el ¡pl'esa, y oonde sin dUt1,1satisfacia su van idad prcse n larse cu el estado próspero, ó á II' lIIellOS lleno dI!
c>peranzas, de su situaeion presente. Si alguna VI'Z es
Pl'rdonable la vanidad, es sin riuda nill~ulla cuando la
vemos en un hombre qne; nacido (II la oscuricl¡¡d,
Sil familia, sin apoyo y sill amigos que le favorezcan,
selo por medio de sus propios rec.ursos venciÔ to/los
lo; obstÚculos que la naturaleza \' las circunstaneias
habian colocarlo en su carrera. Tal era la posicion d'l
Pizarro cuanclo volvió á visilar ellu¡::al' de ~u nacjmienLo, doude ]¡asta enton<::es no se le ]¡abia considtrado mas que comoun pobre ]¡uér:tlno dest6rradn,
sill hogar que lo ahri¡::ase, ~in padre que lo rcconociese, sin amigos que le diesen protecciol" Pew llhoraellcontró amigos y personas dispuestLs ;í seguirl.), y
mllCll(ls que aspiraban á prohar~u p'lrèntesco COli1\1,
y:i tsociarse á su destiuo futmn. Entre estos hahi:l
et alro hermanos. Tres de elios ,lo luismo que él, el'all
ilegítimos y UIlO de estos, JI¿lIllado Francisco ~I¿u'til, de Alcúntara era hermano suyo [l.)r parte de m;ldr~; los otros ¡jns, Gnllzalo I' JlIalll"zarro,
descclIdÏ:ill del padre, Todos flran jH)hres, y Lau ur~lIl1osos
como pobres, dice Ol"iedn, que Ins habia visto; ((1\
tall sin hacientla como deseosos de alcanzarla (6),,,
fj) .Y don Francisco Pizarro pidió, con~orllle á lo que lIevaJa capit'llado y urtlenado con sus cornpaiíeros ya dichos, 'f
en ci consl,jo se le res"ondi~ <¡ueno habia u;:ar de dar ;;oberna,;ioll á tlos cOlopaÏleros, á causa de <¡ueen Santa ~Iarta se h"hi; dado asi á dos cOlllpaiieros yelnnuhahia mnerto al otro.,
Pl es pedido, como di¡¡o, muchas veces r or don Francisco
(1) Es!i! notable documento, qne antes estaba en los arI'i:arro se les hicie,e merced á ambos compaï/Crus, se le re,c~ivos de S!mancas y ahyr:¡ en el archivo general de las 11\- pOldió la pidiese pam si, si no que sC daría á otro, y violo
d¡as en 8(v1l1a , fue copiado para la rica coleecion de dun qu~ no habia IUj(ar 10 lIue petlia y quería, pid:ó .e Je hiziese
llIartin Fernandez de !'iavarrete, á cuya bondad tlebo la copia la Inerced á éJ, Yallsi se le hizo. Ilcscub. '! Con'l. , )lS,
queposeo.-Lo traslado por entero cn el ,tp¿lldice nÚm. ï.
(4) Xerez, Conq.tlell'crÚ,ap.llarria,
Lomolll,pá!!".lR':l.
(2) «Al fin se ca pituló que Francisro Pizarro ne;;ociasc la - :Jviedo, !list. tic las ludi as, ~IS., par l.) III, Jib, XVIII,
g-obernacl0n para si, para U è~O d') Almal(ro el ade;aulamieuraI. l.-Caro de Torres, Illst. tie las órdUles mihtares (cd.
to '. y para Hernantlo ~e LU<jueel obispado, y para llartololOé ~h drid, tœÜ), pág. 113,
HUlz ~I al;;uacilazgo mayor; v mercedes para lo, que queda(:i) «Caroli C,e5aris auspicio, et lahore, in~p.nio, ae imban VI~OS de los trece compaiieros, alinnandoslCmpre Fran- pensa Ducis pjçarro inventa, el pacla." Herrera, lIist. gcClscoPlzar.ro.que todo lo '1u.eria para ellos, y prometiendo lierai, dee. IV, lih, VI, r.all. V,
que negoclarla lealmente y sin ninguna cautela." Herrera,
(6) Oviedo, Uist. tic Jas Indias, )15., parte III, lib. V11I,
1115tol'la~cneral, dcc.IV, .ib, III, cap. I.
cap, J.
Mand,jse espresamenta
á Pjzarro que observase los
reglamerltos
vigentes para el buen gohierno y proteccion le Jos indigenas; y se lo exigió que llevase
consigo cierto número d~ eclesiásticos,
con ([uienes
habia dr aconsrjarse durante la conquistadol
país, y
cuyos es:uerzos debian consagrarse al servicío y conversion je los indios, nientras qne por otra parle se
prohibia severisimarnente
á los abogados y escl'iba1I0S que pusiesen el pié en las nuevas colonias consideránt!ose que su ominosa presencia 110 era buen
agüero para la armonía y tranquilidad
de sus ]¡abitantes.
Pizari'o ¿ su vez se ohligaba á levantar, dentro de
<¡cis meses despues de la fecha del documento,
una
fuerza bien equipada pura el servicio de doscientos y
cincuenta hombres, ciento de lùs cuales podia sacar
de la~ colonias; y el gobierno se compro mil tia á proporeion;crle algunos lel'cs recursos para la compra de
artillería y pertrechos
militares, Finalmente,
debía'
prepara:se en seis meSèS dcspues de su vuelta á Panamá á salir de aquel ,Juertl) y á embarcarse
en su
espedici3n (i) ..
Tales son algunos de los l)lmtos principales de esta
eapitula~ion,
por medio de'/a cu;11 el gobierno esparlOl, co 1 la política sagaz que obsefl'aba en semejantes o/:asiones, estimulaba las esperanzas alllbiciosas del ¡venturero
con titulos pomposos, y ámplias
promesas de recompensas
que depcndian del lJuen
éxito; p<lro se absteuia cuidadosamente
de aventurar
lo mas ninimo en el resultado dd la emprl'sa. Tenia
cuidado de recoger los frutos de su traùajo, pero no
pag~r Sl coste.
Una circunstanciaquenopuede
dejarùenotarseeu
estos tr~ tos es que mientras que los empleos elevados
y Jucrat:\'os se acumu):.IJan en Pizarro, casi se esc~uia ¡í ,\Ima;;ro su cOlllpaiíero que, si 110 se hahía
VISto esr uesto ¡i tantos tr¡¡bajos y riesgus personales
á lo menos había llevado á medias cun él el peso cie la
empresa, y con sus esfl erf.OS en otra direccion hahia
contribl'ido
esenciall/Jcnte á su buen éxito. Almagro
!Jabia cldido voluntariamente
el puesto de !Jonor á
s.u socjo : pero habiase (~stiru/ado cnando Pizarro saIIú p,u'a I\spaiia, que al pasu que solicitase el empleo
de gobernador y c¡¡pitan general para sí, obtuviese el
d~ adela Hado para su compaiíero. Igualmente se ha·
Ilia comi1rometiclo á pellir el obispado de Tumuez
pura el cura de PallHmá, yel emplco de alguacilmayo,r para el piloto nuiz. En cuanto al obi<pado Clllllphó su ¡alabra, porque no era posilJle qlle el soldado
absorvieae tambien la mitra del prelado; pero en
cuanto á los demás empleos, en lugar de repartirlo:>
segun StJ habia convenido,
los concentró
tOllos en
su persona. Sill embarc:o, 1Jablando de los deseos de
SIIS amigos fue, cuando antes de salir rie Panamá
l13bia pf¡)me~i~o solemne~enl.emirar
por todos, cu~
11I0lo prtlS~rIÙIa~ l,a JuSi;¡CIUy la. Jealtaa (2),
El.crclllsta
milItar Pedro PIzarro, snsLíene que
efectJvanente
su pariente solicitó con toda eficacia cI
em~leo en favor de Almagro; pero que se lo ne¡:!6 el
gOblern? por la razon de que empleos de tan gran importancIa no podian cunfLlrse á distintos indivhlllns.
Los malos efectos de la separacion se ]¡abiall sentido
1
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
SO
mnUOTJ,;CA
[J¡¡ GA~I'AR
y ROIG.
El olro hermano, que era e] mayor, lIamábase lIer- I por ~u parle, cvn el prrtrsto que los demás se IlaLia;)
nando, y era legítimo, dice el mislPo rscritor c(¡us- ¡ ¡do con Pizarro en ~u buque. Lo cierto es que no se
tico, lanto en la soherhia como en la cuna. Sus fae-I' flusieron mas vbstáculos á Hernando, y que se le
ciones eran feas y aun desa~radables;
pero era de permitió seguir su via;e, en que, COIllOesbbn conhuena eslatura,
y, como su hermano Francisco, te- I venido, se reunió con RU hermano en la Gomera.
nia una presencia imponente (I). En su carácter comDespues de un viaje feliz, los aventureros llegaron
hinaba hldos los peores defectos del castelbno.
Era á la eosta del Norte del gran continente
del Sur, y
I1scesivumente zeloso , rencoroso; no solo cuundo se fondearon en el puerto tie Sanla Maria. Aquí recibi(,·
tralaba de una afl'enta, sino de] mas leve desaire, I ron tan desconsl)larioras
noticias sohre el país á que
Íl implacable
en su resentimiento.
Era resueltiJ en sus se dirigian, de b(Jsques lIenoB de insrclos y de serluedldas, y tenia pocos escrÚpulos en cuanto á su ' pientes venenosas, cte caimaues colosaws que hormi·
ejecucion. Ni ci mas leve asomo de compasi(ln dete- gueaban en las márgenes de los ríos, y de trabaj(ls r
Dia Sil brazo. Su arrogancia era tal, que sil:mpre es- peligros tan superiores á los que habian imaginado,
taba lastimando el amor propio de los que estaban al que varios soldados de PIzarro de~erlaron;
y consilado de él , creando 8!;j una mala voluntad que sin ne- derando su jefe que no con venia permanecer
mas
cesidad alguna multiplicaba los obsláculos que tenia
tiempo en IlIgar tan poco favorable; se dió de una
que combatir. En eslo se i1iíerenciaba de su hermavez á Ja "ela para Nombre de Dios.
110 Francisco,
cuyos modales corteses suavizaban las
Poco despues de llegar á este punto I'inieron á verdificultades,
y le a~eguraban la confianza y la coope]0 sus dos socios, Luque
Almagro, que habian heraeion de los i1emás en sus empresa~. Por desgracia
cho el viaje al través de las monlailas COllel Único ohJosmalos consejosoeHernandol'jercian
en su hermajeto 01' saber de su boca misma y COli tocta exactiw,l
no una influenr.ia que desvirtuaba las vent.ajas que po- los verdaderos
pormenores de la capit.ulacion de la
dian sacarse de su singular aptitud para los negocios.
corona. Grande I'ue, como era de esperar , el disgllst ()
A p:sar del interés general que Jas aventuras de de Almagro al saber el resultado de Jo que considePizarro ('scitahan en su país, no encont.r6 este en él raba como intrigas nérlidas de su compailCro. Asi e~,
todas las facilidades que esperalw para cumplir con las esclamó, como habêis tralado á un amigo que ha parcondiciones de la capitulncion en Jo tocante al númetido con vos todos los riesgos y todos lus Hastos de la
1'0 de gente
que habia de levantar. Aquellos á quieempresa, yeslo[¡ pesar de habernos prometido solemIles mas asombrab~ su narracion no eran siempre los nemente àl marchar que mirari~is por los interese,dc
que mas se inclinaban á seguirlo elija continuacion
vuestros sorios como por lus vueslros mismos. i.CÓ.le ella. Tenian miedo á los trahajos sin ejemplo que mo Imbeis podido conselltir ell que así se me deshonamenazahan al aventurero ell aqnellos paisrs; yescllre á los ojos del mUlldo con tan miserable compensachaban con visible incredulid:Jd las eS¡lléndidas relacion, que parece apreriar mis ~er\'icios como nules
riones de los templos dorados y de Jo~ jardines de comparados con los "ueslros (3)?
.
Tumbe7., en que rrei:m ¡Jcscubrir el colorido de III
Pizarro le cont.esló Hsegurándole que habla hecl¡()
imaginucinn con ri fin tie atraer reclula,:\ SllS bandelealmente toda clase de esfuerzos para sati,facer sus
ras. Dícese que Pizarro!lo II\1IiÍrra podido reunir los deseos, pero que el gobierno se habia negado áconfondos que nerrsifaba , ¡I no haher sido por el oportufiar á mallOS di-tintas facultades (lue tenian I.antospunno amilio de Corll's , natural de Esl.f(·marlura corno tos de contacto entre sí. No hahia tenido mas alterél, su compaiíero de arlllas en SllS primrros tiempos,
nativa que¡¡ceptarlo tooo para si ó rehusarlo todo; y tray. seglin dicen, su parientr(2). :'inoir eslahaenmejor
tó de lJlitig¡,r el disgusto de Almagro tlicié.ndole que
~iluacion para llar lil mano á (¡t.I'Oaventllrero,
y Quiz:ís bastante grande era el país para la ambiclOn de .Ios
nadie leUla mas simpatía por él, ni mayor conlianza
dos, y 'lile HI n'1i1idarl sus fucu!t¡¡'/es le pertelJCcl?)}
en e] éxito de su emprrsa que el 'lile hacia tan poco la mismo que Ú (.l porque tucto lo que Pizarro. tUVllltiempo que haùia recorrido con tanta gloria las faces se (staba ¡\ la disposicion de su amigo como SI fue,;e
de un:t carrera igual.
cosa prop¡n. Peru estas palabras ¡¡Illables no basta"'Ibian trascurrido los seis mrses sriíalarlos por la roa á satisracrr al que se creía injuriado;
y ambos
capitulacion,
y Pizarro habia rrlnlÏllo alguna menos
capitanes "oh'ieron poco d~spues {¡ Panamá con sen¡;l'ente que la estipulada,
y con eJJa estaba prepar:\ntimientos de desprgo, ó quizás de hostilidad,
que Il()
liose á embarcar en Sevilla en tres !Juqnes qlll~ tenia
eran de buen agüero para la empresa.
;Í su disposici(ln;
pero "nit's de eslar rnteramente
Sin embargo Alm¡lgro tenia un carácter g~nero~(),
Iislo recibió noticias de que algunos empleados del y hubiera quizás quedado satisfecho con las c(lnces.lllconsejo de Indias pensaban examinar el eslnoo drsus
nes políti~as d(l su r¡\'al, {¡ 110 srr por I~ intervenclOll
buques, y averiguar hasla (Iué punto habia cumplido
de Ilernando Pizarro que, desde el pnmer momento
]0 pactado.
en que se vieroll, manifestó poco respeto al "eter~n~,
Pizarro, pues, sin pérdida de liempo, temeroso ,le respeto que 1111 illspiril ba por cirrto su estatura dll.lllCJue si se sahia la verdad sr malogr~se la espedicion
nuta, y que 1(1 cousi,lera!Ja con particular aversIOn
••n su gérnlen, ~P, di¡í á la vela ('n ei acln, y pasando
como impedimento
en la carrera de su hermano.
la barn de San Lucar en ellcro de ní:lO, goberrHí,
Los amigos de Almngro, y eran muchos los que le
para la isla de la Gomera, una de las Canarias, dol'- : Iwhian arlquirido sus nlaneras fraucns y genf'rOSa3,
de mandIl á su hermano Hernando,
á quien confió estaball tan disgustarlos como él con la conrlucla solos demás huques que se le reuniesen.
herbia de su nuevo aliado. Ilecian en alta vnz que ru
Apenas se hubo marchado, cuando IIrgó la comihastaba con ser víclima rie la perfidia de l'izarr~ ~ y
~ion investigadora;
y cuamlo se ¡¡uej,) rlr. la escasez
110 verse ademÚs espuesto
ir los inslJl~os desu f"l!IIIiI,
de Ilombres, se la engal¡ó, quizás voluntariamente
que ahora hahi:! venido á medrar con los despOJOs ¡le
la eonqllisla que pertenecian
(¡ su jde.
La dispu ta
(I) L~ Jlint1ll'~ ~ue de él hare Ovie~o no le ~ muy ravo- llegó á tal pllnto tic irritacion , quc Almagro declaró
rable y esr.rihe como quien r.onoda demasiado bien el ori:;inal. que pensaha 1I,~var ade/ante la espedicion sin el auxi.E de todo" ellos el IIernando Pizarrn solo era le¡ritimo. é Ola, lio de su compallern, y lIegb áentablar negociaciones
le¡ritilllado en la soherhia; hO~lhre ,le alta estatura é grueso, para la compra de buques:í fin de ejecutar/a lIsí. Pero
la lenl:lla.é los lahlos !!or~os, e la punta de la nam ron sobra- Ilforlllnad"rnente
llrgaron en nqQella época cte Santo
da rar~e e cnr.endula. y este-file el desavenldor y eRtor~,dor DOlllin"o Luque y el licenciado Espinosa
é inte¡'pudelsoslc¡rode todos yen especlill de los dos VI('JO, compauero5
o
,
Franci,co Pizarro é Diego de Almagro .• IIis!. de Jas Indias.
,
AIS.. ubi sI/pra.
_
(3) IIerrera, IIis!. aeneral, dec. IV l lib. YH, cap. IX.(2) Pizano y Orellana, Varones ¡lllslres, pág'. 143.
Pedro Pitarra, Dc.cub. 'i Cont¡. , MS.
I
I
i
r
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1..~ U1:\(!CJSTA
IIEL
l-lIlL.
:-1
SICron su lilcdiacion para reparar una desavellcllcia
lerlll.emente la ùenrlicion del ciclo enlÚvor ¡le su elllCUI'O término
habia de scr la ruina de sus proyeclos,
presl, Pizarra y los suyos sn fueron á bordo de sus
y la tlesLrl ccion probahle rlc los mas intnresallns Cil buq'le"
y en los primeros tlias tic enero de 1,;31,
'1ulltuvies,) éxito feliz. Gradas á ellos, se celehrÓ al salió aquel hombre singular Ilel puert(, de Panamá (¡
cabo una reconciliacíon aparente, consintierlllo Pi- emp:c~rler su tercera y Última espedicion para la
zarro en alanJon11r su emrleo de adelaulado en favor conuu ista Ilcl Peril.
,lo su rival, y prometienrlo enviar al emperatlor un
Sli intencion era gobernar en linea recta para TUIIImemorial ¡Jara que le confirmusll la posesion; cosa bez, que desplegó tan magníficos te,wros en su viaje
que, como.lS fácil descuh(r, Il:) eslaba muy de acueranterior. Pero los vientos de proa ':fas corrientes
do {'on lo r¡nc Pizarra hauia dicho antes sobre las in- I'ruslraron su plun; y despues tic una navegacion de
lenciones de la corona al conferirle este empleo. Alle· tI'ec'~ dias, mucho mas corta rie la que se acostummás debía pc¡;]ir un gouie ~no separado para su socio
braI a anles, su [wqueîia escuatlra fondeó en el puerto
en cuanto fuese dueilO de la region que le habia sido dp. 5an Mateo, como á un grado al Norle de la línea.
seîlUlada; y se compromeli:t á 110 solicitar empleo al- Aquí Pizarro, despues de consultarlo con sus oficiaguno para .;us hermanos hasta que Almagro estuviese
les, resolvió desemuarcar sus fuerzas y seguir el viaje
satisfecho con lo que se h~.Iiese. Por fin, ratificóse y por tierra :ílo largo de lacosta, mientrasquelos
buconlÏrrnúsl de la manera mas solemue el anterior
que:; se~u:an su rumbo á una distancia conveniente
contrato rdativo á la division cie los tlespojos en tres de Ii. afilia.
parles iguides, que s~, habian de repartir entre los
L I marcha del pequeîio ejército fUll escesivamente
tres sodos primitivos. La reconciliacion (le este modo penolsa; porque constautelllente
se hallaba cortado el
dllctuada ~onvenia al ohj,"to inmediaLo (le permitirles
carnillo por arroyos qne, hinchados ]lar las lluvias
emprendel de aeUl~rdo la espedjcioll. Per'o no era mas de] ·nvierno, se convertian en su erJlbocadura en
que una cicutriz IIlUY lev<l la que cubría la herida,
auchas Ingunds. Pizarro, que ya tenía algunleve coClue, profuHia y encona.la por .Ientro uo espemha ruas nocimiento ciel país, iba dll guia y (le comanclantn á
que un nu )VO motivo de irritadoll,
para abrirse cou un tiempo mismo. Siempre estaua dispunslo á prcsviolencia juas fatui Clue nunca (j).
lar ~.u auxilio clondl) se lIecesitaba, estimulando;í los
i';'o se pltrdió despues Le esto uu solo instante en sUYlls;í 'lue vadeasen ó pasasen ;í nadlllos torrcntes
Ilfltparar el viaje, que era sill cnlùargo muy poco po- eOlllo mejor pudiesen, y auimandQ Ú los abatitlos con
¡lilial' entr ~ los colonos de Panamá, porque estos sa- el e..eruplo de su alegria y rie su illllomable valor.
\lian dCIll~siado hienlos trMhajos qne se hahian sufri·
,P)r fin llegaron á un caserío muy p'Julado, ó mas
tlo nnlas ¡Intcrillrl's eSl'elliciones para qup('('l' lornaI' I bier una ciudarl, en la provineia de Coaquc. Los esparte ell otra, Ü pesar del rico ceuo lfue~e les presen- . r.ail'lles so)rprl~l1llicron inllH)diatamcntc Qste punto, y
tah~ .. Algüuos de.l?s que, ~omp.usier(lnla anteriores! liS habitalltes,
s~lllralal: (~e tlerelldl'rsB siqll!era, hupcdlclOn S,t convmleron a seguIr la aventura hasta su ycrr Il atBrrados a los proxnnos busques, .1eJalHlo en
lérmino; ~ S'1 "B{'ogieron algullos dispersos Illas de la . lIIar o de los invasores sns efedos qlle telljan mucho
provincia ,le :"Iicara¡.;ua, (' .lollia 'lue, como lo ohser- . ruas valor de la que se esperaba. Los invasores, como
varemos dc paso, era u na rarua tic la de Panaln,i. p,~.' dice con candor ínimitaulc uno rie los conquistadores,
1'0 Pizarr"
aumentó muy JOCO las fuerzas IIIlBcon'iicaynron sobre ellos antes que Bstuviescn prevenidos,
go hauia traido de Espaiía, aunque el cuerpo que poruue rie estarlo no se huhiera encontl'Udo en ri pueahora manduba estaba mejor provrsto de armas, lllU- hlo tanto oro Y picdras \lreciosas (4). Segun 011'0 esniciones y de el[uipo en general que sus antiguos com- critllr los indios se (Iuer <troll voluntar;amcnte
Cil su
paileros de aventuras. ElnÚmero total (]e estas fuerzas I pue 110, porque COIIIOno hahian hecho dailO alguno á
no pasnba deeientoocher:tahomhres,
con veintisiete
blnl cos, se lisonjeahan con la esperanza del/ue ni ncaballos para la cahall~ría. lIahíase proporcionado i gu/Jo) se les haria, Y que solo habriacllnlos
extranjctres bUqUl:S, dos rie elllls de buen lamailO, porque los ros uu camhio de servicios mútuos (:j); esperanza
que los trajeron de Europt tcnian que quedarse al otro que se fundaba quizás en la buena opiniun que IlaLian
lado dellHmo en Nombrede Dios; armamento en to· dej:do antes 103 espailOle;.
pero que ahora vieron
.la muy corto ciertamen.e
para la conquista Ile un (Iefraudada de un modo lIluy Ilesar;r,ldable los sellcÍimperio, y muy inferior ~,la pactado con la corona.
lias indígelliis.
Con él sin emuargo sc proponia el intrépido jefe emPenelrando enla~ desiertas chozas _ los invasores
pezarsusoperaciones,
cOlllÏanrloen su huena estrella,
encontraron,
arlem:ís dc tejidos de varias clast~s y
ven los esfuerzos de Altn.lgro, que rlehia (¡ur.darse en alirr entas muy agrarlahles en rrwdio del halllure que
Panamá pill' ahora, pari! reunir refuerzos (2).
estaJan sufricndo, una SI'an ':,llItida(1 de adornüs tllSEl Ilia d,) San Juan Evangelista se ùendijeron el es- camcllte trall<ljados tic oro y plata, jnntanlente
COll
tandarterllal
Y la bandera dB la clllllpailí:l en lai¡.;lesia ml\( has piedras precilJsas; porque esta era la region
catedral dit Pan~lIl;í, predicú un sermon en prcsende ks esmeraldas, donde abunclahal1 estas. Una clr.las
cia del petJllCilO ejército J.r. Juan de Vargas, uno dll esmJrnhl~s que cayó enlllanos tie Piznrro, cra deltalos domiulcos destinados á la mision del PerÚ, se mallO cie un huevo de paloma. POI' des~racia SIlS i¡.;~
celr.brcj llr:a misa, YSll adlilinistró el sacramento de la norluLes compaiie/'Os no conocian 1)1 vMlor de su
cOlllunion á tOllos los sohlndos quc ¡bail á tomar parte
pre>a, y destrozaron muchas piedraslreeiosas
maen la glier-a contra los infieles (3). Invocada ad so- chacándolas á martillazos (ti). Lliecsr. I[uo quien los
I
i
II
(I) Pedrn Pizarra, Descuh. y Conq., ~IS.-:'ial13rt'O.
Re- las b !Olieras y estandarte reaJ dia de San Juan Evan;iclista de
'arion surnvria, MS.-Monleiinus,
Anales, ~lS., ailo 1iJ:!!l.- I dicho ailO de 1530, Y que Iodos Jas soldados confesasen y 1'0Ilelarion de primer descub. , 31:i.-Z{¡rate,
Conq. deJ l'erÚ,
mul~as~n en el ron venta de Nuestra Seiiora de la ~Ierred, dia
lib. l, cap. 1Il.-0viedo
Ilisl. de las Indias. MS., parle III,
de It s Inecenles en la misa rantada qlle rei(brll l'lin toda Sil·
lih. VIII, cap. I.
lemr ¡dad y sermon que predicó ell'. Presenlado Fr. Juan de
I'arece que ell el fondo hahia poca concordia enlre los con- Varpas, nno de los cinco religiosos que en cumplimiento
de
federados. (, EJ padre Luque, COlopa ¡tero de eslos capita nes,
la ol·ediencia de sus prelados y órden del emperador pasaban
(lice Oviedo, con cuya hacienda I¡ieieron ellos sus hecho~,
á Ja ~onquista. Il !"aharro, Relacion sumaria , ~IS.
puesto que el uno é el otro.e lo pagaron con ing-ratitud, sc(,fI .Pues liCitados á este pueblll d., Coaq'le dicron de sílgoun á mi ml la escribió el Ullsmo eleclo de su maJlo., Ibibila sio sahcJlo Ja ~ente del, porqnc si estuvieran
avisadll;
fJe~1 , JIlC. f'it.
no s': tomal'a la ra ntidad de 01'0 y csmeraldôs qne en éJ se to··
(2) El r;Í/cufQ nUlOériro Vi ría se¡;un costumbre. Yosi¡:o la marl n .• Pedro Pizarl'o, Descuh. y r.onq .• ~l".
opinion deJ ,;ecrelario de Piza -l'a, Xerez, Conquista del PerÚ,
(;il Herrera, Hist. ~eneral, dec. IV, Jih. 'III, rap. IX.
,~a)l. !larcia. tomo III, pál(. 18:!.
(fi, I1elarion del primer descub., 3IS.-Z;iratc,
r.onll. fJrl
(:l) • EJ que habiendo hedlo bentlecir en Ja iglesia mayor
Perú, lib. I, cal'. IV,
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
~~
IllULIlll[CA
ilE
G'\SI'.\R
indujo á obrar así, fue uno de Jas misioneros llominícos llamado tray Heginaldo ùe Pedraza, quien les
lIizo creer que este era el modo de conocer si eran
esmeraldas v.erdaderas, porque las legítimas no se
romperian. Obsérvese sill embargo, que el buen pa<Ire no sometió las que á élie tocaron á esta ingeniosa prueba; como de resultas ùe ella bajó consideró.blemente el valor de unas pied~as que consideraban
como vidrios de color, el padre se llevó consigo una
gran culeccion de ellas á Panamá (i).
El oro y la plata que se hahía roba<lo en Jas chozas
de los indigenas, se reunió y deposit6 en un montan
eomUll, del cual se dedujo la quinta parte para la corana, yen seguida Pizarro distribuyó el resto en la
proporcion convenida, entre los oficiales v so/dados
de su ejército. F.,:te fue el sistema constante que se
observó durante la conquista. Los invasores teniao
todos parte en una especulacion
comun; su interés
en ella era comun , y si se hubiera dejado á cada cual
~aquear por su propia cuenta, se hubiera dado márgen á la insubordinacion
y á constantes disputas. A
todos pues se mandó bajo pena de muerte que entrcgasen la 911e hahian cO¡(Íllo , ya fuese por snqueo ya
flor cambIOS, para reumrlo á la masa comun; y todos
estaban demasiado interesados en la l'jecucion de la
pena para dejar ninguna esperanza de librarse de ella
al que tuviese la desgracia de violar la ley (2).
Pizarro, con su acostumbrada politica, envió á Panamá una gran cantidad de oro, hasta el valor nada
menos 'Jue de veinte mil castellanos, supf)lliendo que
Il la visla de este tesoro tan rÜpidamente ¡¡dquirido,
se desl'¡¡necerian las dudas de I(lS que vacilaban y los
incitaría á reunirse il su baudera (3). 1\"0se equivoeó
en este juicio. Como dice devotamcnte uno de los
conquistadores,
"fueron ;í dar en un pueblo que se
decia Coaf)ue, que fuese nuestro SerlOI' servi<lo topasen con él, porque con la que en él se halló se acredit6 la tierra y vino gente a ella (4).»
Habiendo deja<lo algun descanso á su tropa, Pizar1'0 prosiguió
SlI marcha por la costa, pero no ya
acolllpailado por los bnques, que habian vuelto á Pa·
namá ell busca de reclutas. A medida qlle adelantaba
encontraba en el camino fajas arenosas, removida~
porlosl'ien!os,
y que cegab1!1 á los soldados, a/ paso
que presentaban á los de caballo y de á pió un piso
vacilante y traidor. El reflejo del sol era insoportable;
y sus rayos verticales, cayendo á plomo con fuerza
inlensa en las armaduras de hierro y en los just.illos
entretelados
de espeso algotlon, les encendía hasta
Jo que se ha enteadido,en las esmeraldasovo gran yerro y lorpedad en algunas personas por no conoscellas, aunque
quieren decir que algunos que las cùnoscieron J~s ¡¡uardaron.
Pcro finalmente mucho~ vieron esmerald~s de mucho valor;
vnos las probaban en yunques. dándolas con martillos, dizien'
do que si era esmeralda no se quebraria; otros las despreciaban, diziendo que era vidrio." Pedro Pizarro, Descub. y Conquista .• MS.
(1) Pedro Piznrro, Descub. y Conq. MS.-Herrera,
Historià general, dec. IV. lib. vn, eap. IX.
(2) «Los espailOles fus recoxieron y juntaron el oro y la
plata, porque así estaba mandado y ordenado, so pena de la
vida el que otra cosa hiciese, porque todos lo habian de traer
:1 monton para que de allí el gobernador lo repartiese, dando
á cada uno cOllforme á su persona y méritos de servicios; V
esta órden se guardó en toda esta tierra en .Ia conquista de
ella, y al que se halla re oro ó plata escondIdo m'mera por
ello, y dcsle modn nadie osó escondello.» Pedro Pizarro,
Descub. y Conq., MS...
(3) El botín ¡ue grande en verdad, si como dice Pedro Pizar"ro uno de los conquistadores que I~ viernn, valia 200,000
castellanos de oro. «Aqll[ se halló mucha chaquira deoro y
de plata, muchas cnronas hechas de oro, ¡\ manera de lmperiales, v otras muchas piezas en que se evaluó montar mas
de dosc1entos mil castellanos.' ([)escub. y C:onq. MS.) Naharro Montesinos y Herrera se contentan con decir que envió e~ los buques á Panamá veinte mil ra~lellanos.
(-i) Pedro Pllarrù, Ilesruh. y r.onq., ~b.
«A
y
ROIG.
tal punto que las desmayadas tropas casi se ahogahan
de calor. Para aumenlar sus desgracias atacó al pelfueilO ejército una singular enfermeùad epidémica.
Tomaba la forma de Úlceras, Ó mas hien de horribles
berrugas de gran tamaño q'le cubrian el cuerpo, y
cuando se abrian con lanceta, como sucedió en algunos, echaban tal cantida<l de sauwe que de sus resultas moria el enferno. Varios murieron de esta
horriole enfermedad, tau rápida en su at;,que, acompañada de tal desfallecimiento
de fuerzas que los
qlle se acostaban buenos de noche, amanecian sin podel' siquiera llevarse la mano á la cabeza (5). E,ta
epidemia, que se presentó por primera vez durante
esta invasion, y que no duró mucho desplles de terminada, se estenùió por todo el país, y fue tan fatal
en sus ataques para el indigena corno para el blanco (6). Fue una <le esns plagas que el ángel destructor que sigue los pasos del conquistador,
derrama Cil
su ira en medio de las desgraciadas naciones.
En su marcha pocas veces esperimentaron
los esparlOles resistencia ni incomot!irlall por las hostilillades de los habitautes, que aleccionadus por el ejemplo
de COlique, huian con sus efectos á los hosques y á
las montaïlas mas próximas. ~adie salia á felicitar á
los extranjerus y ú ofrecerles los auxilios de la hospitalidad, como sucedió en su Úllimo viaje á este país,
porfIue ya nl) se eonsideraba á los blancos como seres
superiores bajados del cielo, sino COIllOazoles destructores, que, inv!.llnerables á los ataques de los indios, iban montados en animales feroces, mas rápillos
que el viento, y lIevahan armas que esparcian el fuego y la ruina por todns rartes. Tales eran las noticias
Ile los invasores que ahora circulaban, y que preeediélldol(ls por to,las partes, les \~errabanlos eora7.Ones, si no las puertas de los indios. Exhaustos por el
cansancio del viaje y por las enfermedades, y desanimados por la pobreza del país, que ahora no compensaba con ~Iada sus trabajos, los s?ldados de Pizarro mahlecIan la hora en que se alistaron baJO su
handera, y particularmente
los de Nicaragua,
dice
el cronista antiguo, trayendo á la memoria la mansion
a¡;(radable de aquel l'ka país, sula suspiraban
por
volver al paraiso de Mahoma que hallian abandonalia (7).
En esta situacion recihió ]a tropa algun consuelo
al,lescubrir
un buque que venia <le Panamá, que les
traia lIlas provisiones,
y además el tesorero real, el
veellor é inspector,
el contralor,
y otros altos fUIIcionarios nombrados pUl' la corona para (lue acornp'lilasen á los conquistadores.
Pizarro los habia dejado
en España, de resultas de Sil marcha brusca y repentina; y al saber esto el consejo de Indias, mandó instrucciones á Panamá para que no se permitiese la sab'
Iida de aquel puerto, de la espedicion. Pero el go lerno
español, mas sabio y mas prudente, revocó la órden,
v solo exigió á los funcionarios que activasen su par"tida, v fueran sill pérdida de tiempo á ocupar su
puestO' en la espedicion.
Los españoles en su marcha habian llegado ya hasV"
All'
I
..
ta Puerto
lejo.
I se .es reulllo
otro pequeno refuerzo de unos treinta hombres,
mandallos por un
olicial llamado Belalcazar, quc posteriormente
suhi6
fi grandes puestos,! dislincion en este servicio. Muchos de los compañeros fill Pizarro hubieran deseado
detenerse ell e~te punto y establecer en él una colonia. Pero ef jefe pensaba mas en conquistar que en
~ P'
(5) :'>aharro, ne~aclOn sumaria, MS. - Pe,~ro _ 17.~~!0,
Dw:ub. y Coaq., M::..-Monteslllos, Anales, MS., an~ ~;>.)O.
I (~) Garctlasso, Com. H~al, parte 1/ , hb. l, cap. XV,..
I (I) «Al1n'llIe ellos no nlllgulw por haber Velll?O,. po~que
como hablan delado el paralso de Maho~la que era Nicaragua
y hallaron la Isla alzada y faHa de comidas y la mayor parte
de la ¡(ente enferma y no oro IIIplata rOtllU otra, hablan haliado, aJpunos 'f. todos se bol¡!aran volver ad.onde hahiar, veIIIdo.• t edro I¡zarro, llescuh. y Î.Ofl'l., M:,.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
U
co~\!r;ISTA DH
colonizar, it lo menos en l!quelln~ primt'ro~ tiempos
y se propo'1ia, corr.o primer paso, apollerarse de
~umbez, q.le consi,leraba como la puerta Ilel impe1'10peruant'. Prosiguiendo
por consi¡.;uiente su lIl¡¡rcha hasta 1¡ls costas de lu <¡ue ahora se llama el gnlfo
de Guayaquil, llegó al frente de la pequeña isla de
Puná, situada no á gran distancia del pUtlrto de
Tumbez; y pensó que est,: isla III ofreceria un PUllto
(:?nveniente para acampar hasta que lo tuviese todo
(hspuesto para apoderarse de la ciudad india.
Las disposiciones de los naturales pnrt'cir,roll ser
muy favllrnhles á su propósitll. NO) hadil mucho tiempo q~e se Nlcùntraba en aqul1l1os parajes, cuando·
u.nalhputat:ion de los illllígenas, presírlh a l'orel cae¡que, pasó al continente en sus balsas paru invitar
lllos espaÏ:oles á trasladarse á su territorio. Pero los
intérpretes indios de Tumbel, que hahian vuelto con·
Pizarro de España, v que seguían en su sel'vieio, le
dijeron qu~ se pusiese en guardia contra la IlICflit¡;da
traicion de los isleÏlos, á quienes. acusaron dll querer
deshacerse de los espailO12s cortando las cuerdas (lue
sllJetabanlos
maderos de las balsas y dejiÍntlolos asi
perecer en las olas. Sin embargo, el caciql/e, cuanth
Pizarro lo acusó de hal>er meditatio tall perlitlù proyecto, lo negó con aire dll tunta ~ill.;erillad é inocencia, (lue sin vacilar masel eS(lililOl se conlió it él eon
los suyos, y todos fueron trasportado)s con segurulad
cO;llpleta t, la isla.
Aquí fueron recibidos los espailOles con mucha
h~spitalidad,
y las tropas encolltraron cómodo alojanllenlo. Satisfechos. con su situarion,
Pizarro detllr·
milló permanecer eu ella hasta que hubiera pasado (a
fuerza d~ I~ estacion ¡\~ las agua,s, época en queesperaha recllllr refl:ler1.Os que pusiesen mas elemenlos
cn su .mano paril penetrar er. el imperio dellnGa.
La Isla qUIl está en la emhoeaùura del rio de Gua·
yaquil tiene unas ocho leguas de largo y euatro de
ancho en. ~u parte mas <llIcha, y ell al/uellla época
estnha cU¡)lerla. en parte con ul1a arboleda uliIgniliea.
r,ero otra lIJuy considerable
estaba cultival\a, y hahw en ell;1 plantíos Ile ea\:ao, Ile batala y de los direrenteS pruductos de los climas tropicales, que probahan con~cimjentos
agrir.olas y amor al trab~jo en
la P?blac~o~l. Era esta una, raza muv beli'~osa, que
J~:lbla recl~l~o de su~ ~1I'~nJlgos p~ruallos la calilkacion de per/ula. QUlzas 110 tel~dr¡¡¡n Jllas razon (tue
los lwbit;mtes ùel PCI'll los histori;}doreS fllmlllOS
para illfamar ¡í sus enemigos cartaginesescon
ellllis11I0 epíteto.
LlJs isleîios, audaces é inrlepen,liellte¡;,
opusieron una tenaz resisteneia á las. armas .Id [Ilca;
y aunlJ~e por fin habian cedido, siempre habían estado e~ ,<Ilsputas , á veces a?ompaimdas de s;lngrielltas
IlOst¡hdades, con sus veclClo~ de TlImbez ..
Apenas supieron e¡¡los últim<>" la Iluga,lillle Pizal"1'0 á la isla, cuando. con liando sill dud;} ell sus il/¡li·
g~as reh~ciones amistosas COll él, pasilrOIl en wan
lIumero a s.u campamento.
La presencia dc-sus riv¡¡les aborrecidos no fue nuda grata á los cclo~os halliI¡.w t es (eI P aná, al paso que )a prolon" il<la pel'UlillleU"la (eI Jos b laneos no pOlliu dejar de series Olll~rosa.
Eu su conducta anterior ¡¡un no hacia n ¡¡Jarde de
senLilllie[1~os amistosos; pero IllS intérprel.es Ile pj,...
z',Irro vol\'le.r0:J á ponerlo eu Rual'dia coutra la (.Ierli·
(lia proverl.l1al de los i~ltlños. Su~¡;¡tadus ya sus SIlSpedlas, sup:> el cOlll¡¡udall te eS(Juiwl (/ue ai"oun(}';J·e!'es
I b'
~~ la lall reunido (Jara delillerar sobre un pbn de
lO~urreccioll. No queriendo esperar ¡j que reveutase la
Illma, rodeó el punto de reunioll con sus s(¡JJullos, y
se al)oderó de los jefes sosrechosos.
SegulI Ull escrÍ·
tor! ~ollre~aroll su culpa (I). Esto eslá "~jos rie ser
poslll v:¡, III tampoco lo es r¡lie rne,litasell u II le Villlta _
miento Sin mb' l'''
I h ,(
.'
, ....
l'
,
e
a "o, e c~ 10 cn SI no es laI pl o l.lf7
" (I) x..er~z. ConquisLa del Perú, al'. Barcia, tuUlu III, pá
"lila 183.
\;1
PEnl;.
hie, ,lUnque aumenta poco los gmdos de pruha[¡ilitlad
elle;,timonio
de los intérpretes
enemigos. Lo ciertu
es que Pizarro se convenció de que la conspiracion
exisl'a; y sin vacilar lin instante, entregó sus ctesgraciados prisioneros, qUI! eran diez ó doce, en lllano~
de SIISrivales de Tumbez, á quienes estaban muy "'jos de inspirar compasion, yque por consiguiente los
mataron ell el acto en su presencia (2).
Ellfurecidoscon
este ultraje, loshabitantllsde
Punit
acudieron á las armas; y con furiosos gritos v eon las
ame:¡azas mas salvbjes de la desesperaeion,
àtilC¡¡rOn
iUllHdialamente
el campamento de lo, espaÏlOles, El
nÚII'ero, estaba sin comparadon
alguna en favor <le
ello,;. porque tenian algunos miles de eOlOhatientes.
Pero 1,1sU(Jerioridall mas decisiva de la disciplina y
de las arlllilS, f:staba por parte de sus contrarios;
r
cuando los indios se lanzaban al ataque en lIlasas confllSilS-y llesordllnadas,
los castellanos lus recibian illlpasiutes en sus largas picas, ó los diezma han con
descargas de fusilería. Por sus cuerpos intll'l'enso!'
penetrul.l:ln muy fácilmente las agudas espa,las lie los
españoles; y poniéndose Hermllldo Pizarro á la cabeza
de b caballeria,
cargó á los enemigos COlivalor y al/·
dacia, y los dispersó comrletamenle
por Jus (,;Ilil/lll'
hasta <¡,ue aterrados por e terrible aspedo de lo~ gi.
net'lscubiertosde
acero, y pnr el estillllpiJoal/'Olíadoc y los· relámpagos que lanzahanlas Hl>laS de fUt'go
los fugitivos se refugiaron ell lo mas profundo ¡Je su~
boslues. Sin embargo, si hemos de creerá los \'eneedores, el triunfo se debió en parte â 1,1interrellciou
ctel cielo; porque se vió,en los aires por encillla de los
cOllluatientes á San Miguel/l/challdo
COli el "uem'go
del hombre, y.alentando á los crislianos con su l'jemplo ( 3).
No pasaron de tres ó cuatro los espaiioll's que pi'recieron en este comhate j pero hubo muchos hl'l'iJos
y, (ntre ellos lIernando Pizarro, que fue herido de
mucha consideracion
en una pierllacún una javelina.
Ni. terminó aqui la gnerra; porque los implacables
islEños lIprovech •.ínrl08e de la noche 6 de· cualquiera
dg~,cuido tie IllS in.vasores, siempre estaban listos it
salir de sus guaridas y á atacar el campamento enemi ~o , rnientrus <Iue sorprendiendo
á su~ partidas
suell:1s y destl'llyelldo sus. viveres, la tenian ell ill¡
esbdo de perpétua, al;mna.
I~n esta desa"radable
sil.uacion Pizarro vió con
gosto la llegada Je dos huques á la isla, [~sLos traian
un refuerzo que consislia en cien \'olunt~rius y además caballos para la caballería. Mand¡\halo /Iernanrlu
de Soto, capitan que arlquirit\ mucha celeuridarl posteriormcnte por el descubrÍlniento
dill ~Iisisipi, !J..ue·
aur¡ arrastra su llIagef.tu~sa cOrriente sobro 01 s¡ti\)
en que está enterrado,
digno mOllumento. paIa su.
celizas, asi como lo es de :;u fuma. (i).
(2) ((y el mart]llés don l'ranr.isro Pizarro, por tene/l,)s pur
aUIIgùSy estuhicseu de paz quando allá passasen. les dió aigUIIOSprincipales, los c.lales ellos mataban en presencia de
los espaiioles, cort:\ndoles las cabezas por el cogntp,» Pcdru
l"¡zarro, ()escu,b y ,.vvnq .•. MS
l:'i) La ciudad de San ~liguel fue asi llamada por Pizarro en
memoria de cste acontecimicnto, y algunos cretn 'lue la e"is·
tcrcia de scmejante ciudad es prueba suliciente de la verda,f
dcl mil~gro.-((ElIla batalla de Puná Viel'lilllIIuchos. "a d••
lus indiOS, ya de lus nuestl'os, que-habia.cn·el aire otl'lls dl:~
ca:npos, uno acaudillado por el arcánl(el ~an :\Iiguel COlitspa la y rudela, y 011'0 pOI'Luzbel sus SCCl/act','. 1lI;.sapena'
calltaron los castellallos la victOria, huyeron los diablos. \'
ft)fmando lin gl',Il1tod¡cJ/mo de viento, se oyeron en ci a,re
lin IS terribles voces que decían: i Veodsll'nos, )t,guel, ven·
r.istenos! De ,lIlni tornó don FranCISco ~'Izarro.tallta devocioll
a~arcán::el, que prometió Ha~a~ la prllllrra ~lud~d que (UIIda ,e de. .u nombre. Clllllpltól!laSI.~como veremlls ad~lantc.'J
~t"nt~sIJ1l)s. Anales, M:>" allo 1;,30.
f 4) Helicrell con Ihas Ó menos estensioll IllSsuce,os ornrrido, Cil Puná. Nah.rro, fielacion SUlIl:ll'ia, .\b.-C"'''1ui-ta
v
p,d). de,' Pert'" M~.-l'f::ll'o Pi~:lJ'I'o, ()esrllb. ~ Cunl). M~ _..'.
'\bulcSIOOS, ,\IIJIr3, ~IS" ubI sUin'a.-Helaw)n del primer
r
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
8-í
BIIILlOTECA OE
. Este refutlrzo fue muy oportuno y muy agradable á
P.Jwrro, lJ~1eesluba ya muy disgustarlo con su posicIOn l'n la. Isla, (\,)ndc. ~o IH,!laba nada que campen·
sase la \"hla de IlOstJll(tad Incesante á qur. se \'eia
conrlenudo. Con estos reclutas, se senUa con bastante
fuerza para pasar al.couUne!J.te y para vuh'er á emprender sus opcraclrnes
militares en el verdadero
I ,.
I I 'd'
b'
.
d
.
e~l~o l. e. o~ e-cu r.lllllentos y e I~ l'onqlllst~. Por
lo~ IfIdws de TUlllbez supo que haCia aigu II t!Crupo
que el pnís .~e hall:~ha. agitado con ulla guerra cidl
. t'lItre d,,~ hIJOS del ultimo mouarca, c()mpetidorc.; al
trono. Pizarro consideró esta noticia comó cosa de la
mayor importancia,
porque recor"aba el uso que hahi!l hecho Corlés de disellsiones allálogas cntre las
tribus lie Anahuac. Es verl\ud que Piz:¡rro parece
Iwul'rse propuestu por JlJode!o y ejemplo á su gran
predecesor en muchas ocasiones además de esta. Pero
se quedó á mucha distancia de su model,); porque á
pesar .Iel freno que á veces se imponia á sí mismo, su
Il~tund('za mdS grosera y su caráder mas feroz rom-
GASI'AR
y
RUU; .
pian á menudo todos estos Jazos y lo inducian á ob.
i serval' una eÛlllluctaùiametrahnente
opuesta á la que
. una política prudente Ir. indicaba, y que jamás JJU! hiera aprobado el conquistador
de ~Iéjlco.
II
CAPITCLO II.
El P ,
] é
dl'
IR'
d de H
cru eo a poca e n conqUis a.- ema o
uayna Capa,·.-Los
hermanos dellnca.-Disputa
sobre
el illlperill.-Triunfo
y crueldades tic Alabuallpa.
A:'iTES de acompañar
á Pizarra y á sus compañeros
al pais ,le los Incas, cOllviene manifestar al lector la
situacioiJ crítica del reino en aquella éroca; porque
108 espailOles llegaron cubalmente
en e momento de
coIi.;umarse una importante revolucion ,en uoa crisis
de las mas favorables á sus proyectos, y sin cuyo auxilio la conquista, con un puiwdo de soldados como
el que iba á emprenderla,
no se hubiQra podido llevar
á r:lbo Jamás.
Ell
la
última parte del siglo
IV
murió Tupac
Inca
emplearon en someter á las Irilms independientes
que ocupaban los remotos limites de su territorio, y
aun mas en consolidar sus conquistas illtroduciendo
en ellas las coslumbres
y la civilizacion peruana.
Ocupó se activamente en completar las grandes oLras
¡je su padre, especialmente
los caminos (lile ullian
á Quito con la capital. Perfeccionó el estableeimÏt'nto
de Jos correos, trabajó lIlucho por introducir el rlialecto quidma en todu el imperIO, mej'lró la agricllltura, yen una palabra dió estimulo á los diferentes
ramos de la industria doméstica y d"sarrolló varios
I planes ilustrados que Imbian concebido sus predecesures para mejornr la cOlulicion d(~ su pueblu. Bajo su
¡ mandu la monarrlllia .peruana llegó Ú su periollo lilas
bnll:lllte, y tanto baJu su cetro como bajo el de su
, ilustre padre, estaba al'an7.andolan r;ípidamenteen]a
! carrera de la civi!izacion ~que pron lO hubiera llegado
I al nirel de I~s naciolles lilas ciriJizadas del Asia, ofr(;d~scuh .• MS.-:Xerez, Conq. de! Peltl, ap. Barria, Iowa 11/, eiendo fJujzús al mundo una prueba Illas elevada del
¡'abS. t8~. 18,).
Jlllnto Ú que puedl' l!q,ar la capacidad riel indio arol)Yllp;IIHflli, ulla de los mas célehrcs «hijos del Sol,J)
'/ue IIcvallllo Jas armas del Perú al tra\'és de los arlIielltes arena'es Je Atacama, penetró en los remotos
IilliÍtl s de Chile, mientrils quI' en la opuesta direcdon estclldia su imperio CUll la adquisicion de ias
provil.,,:iil.s meridionales de Quilo. Su hijo lIua)'na Capac dll'll:\Ia la gUl)rra por esta [Hlrte. y suc"diendo á
~u padre en el trono , lIegó6 ser tan grallde comlJél ell
fnll}a lhilitar y cn capacidad para el gobierno uel
JHlISB;'.io el mando de este príncipe, toùo el poderoso
estado de (¿uito, que ril'aliznba 1'011 el mismu PerÚ
en rifjueza y civilizacioll, fliC sometido nI cetrode los:
Illc.as; cu.yo illlperio recibiÔ por lIledio de esta cun(Iulsla d I/H:remellto llIas considerable 'lile habia te"ido desrle la fundacion de la dinastía de ~lanco Capac. Los últimos dias del monarca victorioso se
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO:-iQUlS1A
rica no , qLle las que se han encontra(lo en el resto del
grau cou:.inente occidental. Pero otro destino, y muy
triste pOI' cierto, eri< el que el porvenir destinaba á
las razas indip-s.
La primera llegada de los blanc08 á las co.stas _<leI
Pacifico en la América <leISur ocurrió unos dIez anos
anles de la muerte de HLlavna Capac, cuando ~alboa
alravesó el golfo de San Miguel y obtuvo la pI'llllera I
UallJodo
DEL
I'iz.oro huido
valor formidable y en las armas de los invasores
pruebas de una civjJjzacion muy superior á la de su
pueblo. Manifestó sus temores dlJ que volviesen, y
que en alguna época no muy remota quiziÍs, fuese
conmovido el trono de los lucas por estos extranjeros
que.disponian
de Ull poder tan incomprensible
(I).
Para la vista vu:gar, no era mas que un punto en ei
remoto horizonte; pero la rlel sagaz monarca parecia
descubr;,' en él el gérmen de la tOl'lnrnta que habiade
estcn(lerse y desarrollarse IJasta reventar en toda su
furia sobre su nacÏon.
Hay motivos para creer qne esto sea verdad. Pero
en otras relaciones, aceptadas por el vulgo, se refiere
que la primera aparicion de los ulancos en el país, estaba de acuerdo call antiguas predicciones,
y que
coincidió con ocnrrencias
sobrenaturales
qUll llenaron de pavor á todos los peruanos.
Viéronse cruzar
camelas de silliestra luz por los cielos. Los terremotos 5e m~¡Jtiplicaron; Ja luna se vió rodeada de circnJas de rue~o de muchos colores; un rayo cayó cnuno
de los akazares reales ~. la convirtió en cenizas; y se
viú súbt'e la gran plaza del Cuzco IIna águila perseguida por varios IlalcOlllJS, gritando asustada,
que
al cauo cayó, herida de lIIuerte por Jas garras ¡je sus
e~lCmigo~, ell presellcia dp, muchos nobles IlIcas, que
VlerOIl en este htlcbo lin triste agÜero de sU propia
destruccion.
El mismo Huayna Capilc, cUaJv[o callac.ió que iba;i morir, convocó (¡ sus grandes di"II<:taI
'6 I I
I
"
rIOS, y es anllllCI a (estrucciulI (el imperio por esa
raza d~ p;xtranJeros blancos. y con bar/:as, como ,el
cumplimiento
Je la (pe haulall pronostICado los ora,
(:I). Sarmienlo, .cu;o testimonb es siempre de mucho pe·'1
so, dice lJue Je relmo eslo nusrno un noble de la raza Inca que
lo oyó. Ilelacioo, ~IS" cap. LXV.
¡>ERÚ.
Si;
noticia inteligible rlel imperio rle los Incas. No se sabe si llegara u á oidos del mona~ca indio rumores de
esta~ aventuras. No hay duda sm embargo que tuvo
uoticias de la primera espe¡;icion á las órdenes de Piz~rro y Almagro, cuan~o este Último penetro hasta el
I'lo) de San JUiIU, como a unos cuatro grados al Norte.
Los il~f~rmes que recibió hicieron mucha im~resion
en el alllmo deHuayna Capac, porque desculmó eu el
en ('uná.
culos para despues del reinado dellluodécimo
Inca,
mandándoles al misœJ tiempo que f.O resistiesen á la
vuluntad del ciclo, sino que se sometiesen á sus rllpresentantes
(2).
Tal es la impresion que causó la llegada de los espailOles ri aquel país, la que nos recuerda los sentimientos idénticos de terror supersticioso
que causó
Sll presencia en lIIéj¡co. Pero las tradiciones de este
Último país descansan en testimonios mucho mas sólidos que las del Perú, que no estando apoyadas por
al:toridades
coutelllporáneas,
deper:den esclusivamente d~l r1ic!!O ¡je uu escritor hijo de aquel pais,
que sin dud,¡ creyó encontrar en los inevitables decretos del cielo Ja mejor escusa de la indolencia de
Sl.S paisanos.
'
No es improbable que se estendiesen gradualmente,
nmores de la llegada de una raza estraña y misteriosa por todas las tribus indias que ocupabau las grandt s llanuras elevadas de las cordilleras,
y que hiciesen estremecer
el corazon de los guerreros
mas
va lieutl's con sentimiento ele terror indelinido , como
si anunciasen alguna próxima calamidad. Estando en
semejante situacion los ánimos, era natural que las
conl'ulsiones
fisicas á que está part.icularrnente
es(2) Garcilasso de la Vega da en su Obrt una relacion minuciosa de todas estas oCllrrencias sobrenaturales. (Com.
R(al, parte [, lib [X, eap. X[V.) La situacíon de este escritor
le abria la fuente de todas Jas notldas mas exactas, ventaja
eqa,hbrada con escesù pili' los defectos dt su carácter por
su infantIl curiosidad, y ponu deseo de abultartodo lo' reJatilO á su cl3se y allo á su I;aciùn. Su obra es el origen de casi
todos los hechos, y lambien de casi todas la. mentiras que
haa circulado en elmuudo sobre 103 peruanos antiguos. Por
de 'gracIa en época tan remota no es fácil distinguir [o uno
dI' lo otro.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
86
1I111LlOTECA ilE
puesto aquel pais volc¡Ínico, Itici~sell ell ellos mas
¡mpresion que la acostumbrada;
y que los fenómenos
<J.uesolo se huhieran considerado como estraordinarIOs en las épo~as
('
. a, se interpretasen altor
el supersticioso arlivino
10decretos
tiales por cuyo medio el dios de lo
lcas
unciaba la caida de su imperio.
Huayna Capac tenia segun costumhro de los principes peruanos, una multiturl de concubinas que le
dieron una numerosa posterirlad. E! Iwredero dll la
corona, el hijode su mujer legitima y !lerma/iii, se IIamaha lIuascar (I). En la época histórica de que a11Ol'a 1105 ocupamos, habia cumplido unos treinta ailos.
Despues del !leredem aparente seguia en el órden de
sucesion Manco Ca pac, hijo de otra esposa prima dcl
monarca, principe jóvclI que desempeilará lin rapel
importante en nuestra historia fULUI'a. Pero Il mas
querido de los hijos dellllca era Ataltuallpa. Su m;ltire era Itija del último Scyri de Quito, qlle h~IJia
muerto de rlolor, segun se decia, poco despues de
conquistado su reino por Huayna Capac. La Iwincesa era hermusa , y el Inca, Ia fuese para satisfacer su
pasion, ya, como dicen I(.s peruanos, por indemnizarIa cie la ruilla de sus pallres, la rel'Íllió entre SIlS
cOllculJilla~. Lus historiadores dl' Quito aseguran flue
l'l'a su legítima esposa; pern este honor, sl'gun las
costumbres dd imperio, se resl',rvaba á las dOllcellas
de la sangre Inca.
Huayna Capac pasó los Últimos aiíos de su villa en
su lIuel'O reino de Quito. Por cünsiguiente,
A tahualla se educó á su vista, lo acornpaiíó I'll su inrancia
e otlas sus campai,r,s, durmiendo en la misma tienda
su Jarlre y comiendo en el mismo l/lato ..
La vive
el niiw, Sil valor y su ¡:;enerosid
, ..edujeronlnsta
¡
nto 1'1amnr rI(!1al'"
nlonarca,
que resolvi'¡ separarse,
e, C s lImbres estableci,las
en su reino, y divi,lir 1'1ilnpcrio cntre él y su hermano mayor Huascar. En el lecho de la rrtuerte CIIUVIIcú á su alre/ledor los 11ltos funcionarius
de la corona, y les declaró que era su voluntad flue 1'1reino de
Quito pasase 1Í Atahuallpa,
quien cn cierto modo podia tener derecho á él como dominio de sus antepaFados. Di6 el resto del impcrio á Huasear, y mandó,
á los dos hermanos que crnsintiesen
en este arrcl!fo,
y que viviesen en paz y amistad uno con otro. Eita
fue la il/lima ,Ietermillacion
que adopt6 el herúico
llÍon¡,rca, é indudaIJlcmente
la mcnos po'ítica de toda su I'ida; ron su último uliento derribÓ las leyes
funllamentales
del imperio, y mientras (lile recomendaba la concordia á los herederos de su aUlorid,ld,
les deja!ll1 CD la division de esta las semillas de una
l!;scordi;¡ illevitaLle (3).
Pareei' probahle que su muerte ocurrj,j ;i linp.s
de t52;i, siete ailOs apenas antes de la llegada de Pi(I) HUH,:ar en el dialecto quichu~, si:¡oifir.a cable, Es
muy ~ilJgu¡ar el motivo que hizo 'I"e se a~líra~e al heredero
de la coruna. lIuayna Capac celebró el nacimientodeJ
principe
con una tiesta en que hizo bailar il SIlS nobles azarradosá
una
cadeua de ow macizo. La radena Lenia seteclen tos pié. de
lar;!o, v sus e.Jabones eran rasl baslante grandes para abrazar la ;uuileca del brazo. (Véase Zárate,
Couq. del PerÚ,
libro l, cap. XIV.-Garrilasso,
COIn. Heal, parte I, lib, IX,
cap. l.) Este Último escritor dire que supo esto por un tio
suyo IIIC;I que pareco habor sido muy atieionadQ á Jo sobrena t~l'al y mara vil/oso, au~que no demasiado, segun parece,
paraJus que le e~euchaban,puescsLe
cuenLoha sido inmediatarnente
prohijado por casi todos I,s escritoresespailoles,
tanto de aquel siglo como del que sigui0.
(2) «AtatJalipa era bien quiSlO de lo;: capitanes viejos de su
padre y de los soldados
porque anduvo en la guerra en.u
n¡iler., y porque él en ;ida le mostró tanto amor que no I,e
ùejaba comer otra 1'053 que lo que él Je daba de su plato,
Sarmieuto,
Re/acion, MS, • cap, LX VI.
(:l) Oviedo, lIi.t. de Jas Indias, MS., parte l, lib: VIII,
cap, IX.-Zárate,
Conq, del PerÍl, lib, l, cap, X:I.-SJ\'rnicllto, Ile/acion, MS"car',
LXV.-Xcre7.,Ü)(I<j.
de/Perú,
al'. Barcia, tomo III, l,á¡; :!OL
GASI',~R
y IIIIIr..
zarro 1Í Puoú (i). Las llolici¡¡s de su muerte l'sparcieron el dolor y la conslt~rnacion en I"doe: imperio;
porque aunque duro é inexoruIJle, COll los reIJeldes y
el enemig/l oLStÍllildo, era un monarca I'alienle 'f
lllagn;\lIim o, y le~islócon la amplitud de miras d(~ un
pl'illcipe que consideralJa toda la estension rle Sll~
r1ominios corno igualmente acreedora 1'1 su cui,lad" V
v' . ancia. El plleblo Je Quito lisonjeado por las prw'IJas
e le habia dado de preferencia,
residiend'J
constan 'nll~nle en aquel¡lals y hermoseando su capital, se I III) de luto á su muerte; r sus sÍlhrlitos del
Cuzco, env necidos con las glorias que sus armas y
su talentohabian
rl¡llloá su patria, no lo miraIJan con
menos admÏi\ ciOIl (:i). Mientras flne 105 mas inteligentes y illaS hnidos en amhos paises miraIJan COli
recelo el pon' ir, cualltlo el eetro del im(J0rio ell
vez de ser m In jallo por la esperiencia de la edad i\¡~
Ú dividirse cntr
prínci:les rivall's, lIatllrahllcntecelosos uno de ot y por su ellad l'spuestos necesariamente á III mal liea inl1uellcia tic a,;tutos y ambiciosos consl'jeros,
I pueblo manifestaba Sil dol¡;r con las
flOnras sin eje nplo (IU(~detlicalJa ÍI la memoria del
monarca difu lo. Su cor¡¡zon se (~ejó en Quito, y su
cuerpo emba amado, seglin la costumhre del pais,
fue trasporto lo al Cuzco p;lr;! ocupar su puest" en el
gr:1lI temp del Sol alladode los re~tosdesusregios
anlcceso
s. Sus funerales se celebraroll con esplendor sa riento en ambas capitales de su dilatado terrilori , y diccse que algunos miles desus concubinas
iln riales, cOllllumerososempleallos
de su palaci(.,
,lllif •.starun Sll dolor ó su supersticion sacrilicándoe sus vidas, Ú lill de acolnpailar ¡í su señur difunto
á las brillantes mansiones del Sol (6).
Durante casi cinco ailos des pues de la muerte de
lIuayna Capac, 10$ hermanos reinaron calla CII1.1ell
su parte dd imperio sin tlesconlianza (11I0 Ile otro, ¡'J
Ú lo menos sin hacerse la guerra.
Parecia corno fIlle
iba 1Í quedarcolllpldalllente
satisfecho el deseo¡je su
padre, y qlle al.lIbos e~tados iban;Í r!lantener s~¡s re~pectivas integridad é mdepen<lenclU, corno SI Jamlls
hubiesen est¡Ítlo unidos. Ptlro cou la~ mucltas causas
de recelo y de descontento (Jue existían, y clin los enjambres rie adulador(!s corte~an.os que esp~ralJan medrar fomeut,¡udo estus seutlllllentos,
facll era prever
que selllejallle tranquilillad no podia dural' lI11~clw.
~i hulliera durado [¡lIIlo lt 110 ser po.r el caract~r
hondadoso d" Huasl'ar, que era el UlllCO que teilla
motil'Os cIe queja. Tellia cuatro b cinco aiHI> milS
que su hermano,
y n? caIJe dl\lla alguna s?ltre su
v:.dor, pero era IIU.pl'IllClpe gcneros? ~ Pil.l'llico, y
fJuiz{ls si se le hul/leraahandonarlo
a SI llUSlIlO, Se
huhiera sOluetillo;í uu arr"fllo 'lue. (\(;1' des¡¡gradahll~
que fue~c, era la l"ulu1lLat! flc su pa.!re que ¡J!lOrll se
hallaba ell el ciclo. Pero Atahuallpa era Ile tellll'l~ramento muy distinto; holicoso, ambicioso yatredt!u;
,
' .
tall
(I) La rerha exarta de e~te acontecllnlento,
aunque, '
pruwno á la conqu:sLa , es ,Iudos,a. !lalboa, contemllOrar'('IJ
de los COI"I,lIi~tadu~~~:. y,que escrlhw e,n QUitO. ,l:~nd~ ~:al:~:;'l
IIIUI'IÓ,
la liJa en 1<>_". ,Ill~l. del Peru, cap. X :) , , ,
otro habitanledelrnisrno~unto,
despue;:rlelnvesll;¡ar
ve,~,'·
minar direrentes relacione:,:. I/clta al mismo re;:ultado. (Hlsl~.
ria de9uito,
tumo l,pág. l.):!,) El doc~or RO'~~ótson'l~~~I::';;
de dewllo. que Hua)'na Capac, ~urJO ,en t"~l "Vlle
blal' de e;:te IIcontecllnlcllto .e~~n~)~1hubiese oc mdo rn II -s:
(Conf.Amónca,lol.llI,
1';\~,._,),;)HI.)LOSq~eeSlá~ó
co ,
tumhrados á I'erse mnru~dldo3 con los enredo, crOIlO ¡(lrlb
ùe los cronistas anlJ¡¡nos,
/lO se sorprenderá,n
al descubl'l1'
de cuando en cuando ~sLO~ er~'ores en un eSr.rJ~~rtlque tIene
que toma l' á esos cronista, l"lT JUlas de sus ,es,
».
(5);'</0 ~e puede poner.en du a la ¡!opula~lda,d de est~ m'~i
narca con la part¡, remenJlla de sus subdlto"
S\ COlllO dice -,
historiador de los Incas, j'lOla> nelto ¡\ IlIuJer alguna, sea i1~
la e,darl. ó condiClOn que rllese, r~lalqulcr ral'or que sollclta:.e
de el. Corn.lleal,
parte 1"lIb. \,!II, cap. VI~,
.'
.16) Sarmiento,
llelarlOn;
Al:>., cap. LXV.-lIclrer,',
lits t. general, dec. V, lib. \ Ill, cap, X VII.
15"7'
l
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CO;-¡Q¡;lSTA
siempreest:1haempeiíado
en espediciones
destinadas
á estender lo, límites de su lerritorio, aunque su astuta polítiea lo inclinaoa á no aumentar sus conq'Jistas en la direccion del país perteneciente
á su régio
hermano. Su espíritu inquieto e.ausaba, sin embargo,
lllguna alarma en la córte del Cuzco, y HUasGar, por
lin, enviÔ un emuajadM á Atahuallpa para reconVQnirlo por su ambicion, Y para exigirIe que le hiciese
pleito homenaje por su reiuo de Quito.
Esto es s\~gun algunos e~;critores; segun otros parece que la I;ausa inmediata de la disputa consistió en
que HuaScftr reclam6 el territorio
de Tumebamua,
que poseia su hermano, camo parle de su herencia
paterna. Importa poeo cuál ruese el motivo ostensible
de la di~puta entre personas colocada~ por las cirl:unstancia',en
tan falsa posicion respectivamente
una
á otra, quc tarde ó temprano la lucha entre ellas era
inevitaule.
El principio, y en general todo (JI curso de las hostilidalles que no tarrlaron en estallar entre los clos
hermanos.
se relieren ron increible divergenci3,
tanto mas estraordinaria,
cuanto que estos sucesos
ocurrieror. poco antes de la ínvasion de los espailOles. Unos (licen que en sn primer encuentro
con las
tropas del Cuzco, At~huallpa fue derrot;tdo y cayó
prisionerr cr-rca de TUlUeb:ullha, residencia favorit:1
de su padre en el ¡llltiguo terri torio de Quit0 y en el
distrito dl' f,ailaris. l1ecobróse rle este ,\esastrè escapándose (le su enciel'1'o, y volviénr.lose á su capital,
donde ml'y pronto se encontró al frente Ile un ~jército I?uy n lmeroso,
mal\llatlo por los capítanes mas
valIentes y mas esperimcutados
llel imperio. Lus maneras francas del Jóven Atahuallpa lo habíall hecho
muy pop'llar entre los soldatlos, cou Il)s que, como
~a hemos vísto" hahia sf:rvilio en mas de ulla campana durante la vld;t de so padre. Estas tropas eran la
1101'd~1 priln ejército del Inca, y alW.lllos habian encanecldo en }a larga carrera militar de este, que los
deJÓ en el l'\orte, (lonLe fácilmente trasladaron
su
obediencia al j6ven soherano de Quito. ~landábanlas
Ilos o~ci;¡l~s de mucha co~si¡Jeracioll, ambos de gran
esperJ~ncla en a~u~tos militares, y que poseían toda
]a conlwnza delllltIlno
luca. Uno deellos se llamaba
QuizquÎ;~; el otro, que llra tio por parte de madrede
Atahuallpa,
se lIamaua Challcuchina.
Guiado por guerrero') de tanta esperient;Ía,
el jóven monarca s~ puso al frenle de su ejército y dirigi6
su manha MCla el Sur. Apenas hahia llegado á Ambato, CI)mo á sesenta millas fie su capital, cuando se
e~lcontr6 con un llumeroso ejército que contra tÍl ellvIa.ba Sil hermano, baJO las (¡rdenes de un jefe distin~u.ldo de la familia Inca. SiguilÍse un combate sangrlCnto, que duró la mayor parte llel (lia; y el teatro
,le esta batalla rue la falda llel colosal Chimborazo (l).
Atahuallpa triunfó, y Jos peruanos fueron derrot¡(do,S C~II gran ~alanza y con pérdida de su jl!fe. El
JlrlllCI~~ de QUito se aprovechó de este triuufo para
pro~e~ur
su marc!lU, hasta que lI,eg6 á las puertas
cI~ 1 ~mebum~a ',clud,HI qUI!, lo mIsmo que todo el
lhs~l'lto rlp. Cal,larls, aUtlque dependencia uutigua de
QUito, se habla declarado por su rival en esta lucha.
Entrando e~ la ~ju¡Jali cautiva como conquistador,
pas6 á cuchillo a sus llllvitantes y la arras!"' con todos. sus .suntuosos ,erlificios, al;';lmos de lo~ cuales
hablar Sido constrUidas por su padl·e. La misma guer(1) (;ar~il;¡sso sost.iene que no hnbo mas qae il1sigaifi~anles escaramuzas antes de la accion decisiva en las llanuras
de! Cu'co. Pero ,el11cúncíado Sarm,iento qu~. segun nos dice,
'ec~riló la hlstona de estos acolltp.ClInientus de hoca de los que
tuvIeron parle en ellos, recorrió el camrodebatalla de Am.
balo crando aun eslab;¡ la lierra cubierta COlilos huesos de
los mu"rtos: «Yo he pasadü por este pueblo y he vist.o ellu¡(al' dOlde dIcen que est.a batalla se dió, y cierto segun h,li la
osameuta debieron aun de morir Illas gcnte de lo que cuentan.'J Re/aclOn. MS" c;l/>. LXIX,
\JEI.
>t:RL-.
~7
l'a de lsterminio hizo al atravesar \000 ci (HSll'ilo rcbelde ,le Caiíaris. En algunos lugares d:cen que las
mujer JS y los nillOs ~alitlll en triste procesion, con
palmi\'; eñ las manos, para implorar su mis{~ricordia;
pl,ro ci vengativo vencedor, sordo á sus ruegos, asoló
el pai! á sangre y fuego, sin perdonar ¡í hombre alguno :;apaz de llevar armas que cayese en sus manos (:c).
Lai. de,~racias de CaÎÍarís aterraron á los enemigos
de Atahuallpa; Y toda~ las ciudades ihan ahriendo sus
puertas al vencedor que marchaba triunfante hilda la
eapitll peruana. Sus armas esperimentaron
un ligero
revé~ a! frente de la isla dl' Puná, cuyos intrtÍpido>
guerreros defendian la causa de su hermano'
y despues de perder algunos dias en este punto, Atahuallpa
dejó la lucha en manos de los antif{uos enemígos de
aquellos, los de Tumbez,
que desde el princípio se
haui III adherido á sn partido, y siguió sn marcha,
avanzando hasta Caxamalca,
como sicte grados al
Sur. Aqui se detuvo con un destacamento
de sus
fuenas, enviando al cuerpo principal hajo el mando
de SJS dos generales en Il11ea recta al Cuzco. Preferia liO adelantar mas en ellerritorio
enemigo en que
una derrota podria serIe fatal; y estableciéndose
en
C¡;xnna!ca podia sostener á sus gener;>\es en caso de
ocu:rir un revé~, 6 en el peor caso po:;iule asegurar
su 1 etirada á Quilo hasta que estuviese en estado de
em lrender de nuevo las hostilidades.
;I.vanzanrlo Jos rlos comandantes
á marchas forzadas, llegaron por lin ó. cruZllr ~I rio Apurimac,
y
Ilcurnparon á corta distancia de la cllpital del PerÚ.
EIl.,re tanto Huascar no permanecía ocioso. Al reciuir
noticias de la derrota de su ejército en Ambato, hizo
gr; niles esfuerzos para levantar tropas en tOllo el
pais. l)ícese que por consejo de sus ,acer,!oles.
los
co lscjeros menos competentes
en época de peligr", determinó esperar á que el enerr.igo se ucercase
[\ EU capítal; y hasta que este llegó á !locas leguas del
CI' ZC.!), ellnca, "olviendo á consultar 6.los sacerdote:;, no salió á prcsentarle
la balalla.
Los dos eicr<:it.o~ se uvistaron en la llanura de Quipaypan, cerca lie la melrÓpoli india. En cuanto al
nimero de las tropas, hay laacostumhrarladivergenci I eu los escritores;
rero las de Atahual/pa tenían
ulIa gran superioridal
de disciplina y esperiencia,
porque una gran parte de las de Hua~carse componía
lit, ¡(ente bisoña reeien reclutada en los 1t1rederlores.
A:nbo, ejércitos pelearon Sill embargo con la desesplracion del que sabe que juega el t:ldo por el todo.
V 1 no se disputaba una provincia,
siuo un imperio,
L1S tropas de Atahuallpa,
embriag:t1las con sus rec!entes triunfos, peleaban con la confianza que da la
sJ[1erioridad;
mientras que los leales vasal/os del
I/lca daban pruebas de esa lealiall absoluta de hom'¡res ql~e no piensan en su propia vitia cuando sir~en
u su senor.
La ha talla duró con el mayor encarnizamiento
des(.e que amaneció hasta el añochecer; y la tierra esL1loa cubierta de mOtltones de muertos y moribundos
cuyos huesos qUI~dahan ¿¡un soure e. campo tie uatal1a
llIucho Iles[1ues de la conquista de bs espailOles. Por
titi la fortuna se declaró en favor ùe Atahuallpa,
ó
(2)
.Cuentan muchos indios á qnien yo lo oí, que por
lmansar su ira, mandaron á un escnadroa grande de niños y
,¡ otro de hOIT.bresde toda edad. que salie;en hasta las ricas
IlIJas donde ,'enia con ~ra!l pompa. llevando en las manos l'a·
mos verdes y hojas de palma, y que le pJllies~a la graria y
amistad suya para el pueblo, SlU mirar la injuria pasada, y
que en tantos clamores se lo sllplicaron y con tanla humildad, qne bastara ¡Iquebrantar corazones de piedra; mas poca
impresion hicieron co el cmc! Atabalipl, porque dicen que
mandó á SllSrapitanps y ¡rent.es 'lue mataseu á lodos aque·
llos que habían vcuido, lo cual file hecho, 110 perdonando
51110 á al:(unos uiílOSy á las mujeccs s;lgradaa del tcmplo, 'l
S:lrnlleat.o, Helaclon, ~¡S" rai'. LXX,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
,~s
IlIHLIlIJf:CA
Ill:: (;ASI'AR
mas bien so obtuvieron los acostumhrados
resultados
de la disciplina suporior y de la esperiencia.
Las lilas
delInca cedieron por todos lados, y se introdujo en
e!las. el mas espantoso desórden. Los vencedores persIgUieron de cerca á los fugitivos. Uuascar mIsmo
entre estos trató de eseaparse con unos mil hombres
que permanecian
alrededor de su persona. Pero el
real fugitivo fue descuhierto
antes que abandonase
el camIlO; su pequeña faJanje fue envuelta por un número infinito de adversarios,
y casi todos los que la
(~omponian perecieron defendiendo
al loca. Uuascar
fue hecho prisionero
y los victoriosos jefes marcharon al instante á su capitai, de que tomaron posesion
en nombre de su soberano (i).
Estos sucesos ocurrian en la primavera de i532,
pocos meses antes que desembarcasen
los espallOles.
Las notidas de su triunfo y do In prisíon de su desgraciado hermano, llegaron á oirlos de Atahuallpa en
CaxamalCll. Al instante di6 órden para que se tratase
á lIuascar con el respeto llebido ¡j su rango, pero que
se le trasladase á la gr;! n fortaleza de Xauxa y que fuese
estrictamente
gllilrdado allí. Pero no terminaron aquí
sus órdenes, si helllos de creer /0 que dice Garcilasso
Ile la Vega, que era de la raza Inca, y sobrino por
parte de madre def gran Huayna Capac.
Segun este autor, Alahuallpa invitó á todos los nohit's lnclls esparcidos por tudo el país, á que se reunièsen en cf Cuzco, ¡i tin de deliùerar sobre los medios mas oportunos para dividir el imperio entre él y
su hermano. Cuanrto estuvieron rellnHlos en la capital, los rodelÍ la soldadesca de Quito; v fueron todos
asesinados sin comp~sion. El objeto de este pértido
crímon fue esterminar torla la real familia, cada uno
tIc C\1)'os inllividuos pallia prohar mejor derecho a la
corona que el ilegítimo Atallllallpa. Pero no paró aquí
la matanza. Los hijos ilegítimos corno él, hprmanos
de padre del múnstruo,
todos en fin Ins que tenia n
sangrll inca en jlls vell:ls, fueron e •.termínados:
y con
un apetito sanguinario,
sin ejemplo ni aUIl en los anales del imperio romuno ó de la república francesa,
hizo matar ¡Í torlas lag mujeres de la f¡¡milia real, sus
tias, sobrinas y primas, y esto con los mas crueles y
rl'linados torl11entos. Para aumentar la salisfaccion
{lue le inspiraban las ejecuciones,
muchas de ellas
se verificaron en Jlre~ellcia del mismo H u¡¡SCar á quien
se obligó así á ~er testigo del asesinato de sus propias
mujeres y hermanas, que en su dolor yen su agonía
!e snplicàban en vano que las rrotegiese (2).
Esto es á /0 que se refiere e historiador de los Incas, liado, segun nos aseguran,
en lo que le conta·
ron su madre y su lio , quienes siendo niños en aquelia época, tuvieron la dicha ne hallarse entre los
pocos que se libraron de la matanza general
~u familia (3); Y tal es la relacionque
han repetido posteI
ne
(I) r.¡e1.a <le l••.on. Crónica, cap. L"XVII.-Oviedo.
Historia de las Indias, MS .• p~rte Jll, lib. VIIt, capitulo
Xerez, Cor.qui~ta del períl, ap. llarcia, tomo III, pag-. 202.
-Záratc,
Conqui4a del PerÚ. lib. l, cap. XII.-:'armiento,
Relacion, MS., o.ap. C"X.-Pedro
Pizarro, Desrub. y Conq\Ji~ta, MS.
(2) f,arcilasso,
Corn. Real, parte I, lih. IX, cap. XXXV
-XXXIX.
«A las mujeres, hermanas,
tias, sobrinas, primas hermapas y madrastras de Atahualpa,
colJ(ahan de ks arboles y de
IIl1lchas horcas muy altas qlle hicieron: á unas colgaron de
103 cabellos, á otras pllr debajo de los brazos, y á otras de otras
lnaneras feas, flue por la hooestidad se callan: dáùanles sus
hiJuelos, qlle los tnviesen en brazos; tenianlo. hasta <lue se
les caian y aporreaban.»
(Ibid .• ('ap. XXX\'!!.) Esta variedad en torturas indira inV€HCion ell el autor. Ó ma5 probaùJet11ell'te en su tio, el Inca viejo. qlle le referiria sIn duda estas
carnicerias digna, de Barba-azul.
(;)) .Las cru~l,jades qne At¡¡bllalpa en Jns de !a sangre
real hizo, diré de rdacion de mi mallre. y ,le IlIl hermano su"o. qlle se lI¡¡mó don Fernando IInall;¡:¡ TllparInca
Yupan,t'Ii, qlle entoures er3nllilHls de dle~ ¡¡lIos.> Ibid" parte I,
li!l. IX, rap. XIV.
1".-
y IHlll;.
riormente llIucllos escritores castellJHos sin vl¡cil¡¡r
en lo lilas mínimo. Pero un tejido de atrocidades tic
esla espe(:ie sin provocacion por parte de las viclÏmas,
es demaSIado repugnan le á los principios de la naturaleza humana, y hasta al sentido comun, para QUI'
I~s d~mos crédito Sill mas seguridad que el diche) oe
(,arcllasso.
Los anales de las naciones semi-civilizadas
prueban por desgracia que mas de una vez se lia tratad{\
de ~slÏng?ir por estos medios una raza odiada, que
haLla escltallo los zelos rie un tirano; aunque semejante tentativa es tan quimérica casi como lo seria la
de estirpar alguna phlllta particular,
cuvas semillas
han sido t.rasportadas á.todos los rincones (lei pals en
ahs del vIento. Pero SI realmente trató Atahuallpa
d~ est~rminar la. raza Inca, i. cóml) es que el mismo
IlIsloflador cOllheSIi que setenla alIOS despues cie la
supllesta matanza existian cerca de seiscientos descendieoles dl' la raza pura por cuyas venas corria la
san¡;re real (~)? ¿ Por qué esta matanza, en lugar de
ceillrse á las ramas legí timas del tronco real, que
tenian mas derechos á la corona que el usurpador, se
estendió á todos los que estuviesen enlazados con él,
aun en el grado mas remoto? ¿Por qué induvó á las
ancianas y á las dOllcellas , r por qué se las sometiÚ
á torlllento~ tnn refinados y supèrlluos I cuanllo es
evidente que unos seres tan impotentes nada podrian
hacer que escitasen los zelos del tirano? ¡'por qué,
cuando se sacrificaron tantos á una vaga aprensi'JlI
de riesgo futuro, se dejó vivir á su rival Huascar y
á su hermano menor Manco Capac, los dos hombres
de quienes mas tenia que temer el vencedor? ¿Por
qué en lin, ninRuno de los que escribieron medio
siglo antes que Garcilasso retieren suceso semejante (5)?
Que Atahuallpa cometiese escesos, y abusase \hl
los (lerechos de la conquista por merlío de algunos
actos gratuitos de crueldad, es fácil de creer, porque
ninguno que recuerde la con,lucta que observó en
Caïlaris, que sus apologistas mismos no niegan (O),
podrá dudar que tenia su parte completa (le aqulll
espiritu venga! ivo que pertenece á
Esos hijos del Sol, almas de fuego,
Para quieues virtud es la venganza.
Pero hay una gran diferencia entre eslos y las atr(l·
cidarles monstruosas
y sin provocacion que se le imputan,
y que indicarian una naturaleza diabólica,
que no pOllemos aceptar bajO la pltlabra de UII hOI11bre de rartidb indio, enemigo mort,ll de su familia,
y cuya relacion ha sido repetida por algunos crouista,
espaiioles ,quienesexagerando
naturalmentl~ lasatrocidades rle Atahuallpa , tratan de paliar algulI bnlo
la conducta cruel que con él observaron sus compatriotas europeos.
(4) Esto resulta de una peticion en que solicitaban cierta::
inmunidades,
remitida á Espaila en 160;), y firmada porquinientos sesenta v siete indios de la raza real de los Incas,
(Ibid., parte III: lib. IX, r,ap. Xl.-Oviedo
dice que Huayna
¡:apac dejó cien hijos é hijas, y qlle l¡¡ mayor parte de ello,
vi,ian alln cuando él esrribia./Iist.
de las Indias, ~h., parte Ill, lib. VIll. cap. IX.
(5) En vano he bllscado al,!!una confirmaeion de este cuento en Oviedo, Sarmiento, Xerez, Cieza de Leon, Zarate, Pedro Pizarro, Gomara, que torlos vivian en aqueJla época, y
tenían á su disposicion torlos los medios posibles de. averi¡ruar
la verdad; y torlos, debemos al1adir, estaban dispuestos á
hacer severa jU5\icia á las malas propensiones del monarca
indio.
(6) ~in:;lIno de 105 apoltlgistas de '\lahuallpa
se atreve;¡
tantocomoel
padr~ Vela,cl). (j'le en el entllsiasmode
sulealtad póstuma al mOllarca de QuilO, lIe:!a a considerar la matallza de losCaüaris CORlOlin casti¡¡o muy justo de SIlS delitos.
«Si los autores ùe que acaho de !labial' se bubieran vistll en
las mismas circunstancias
de .\ta!luallpa,
y huhierall sufrido
talltas ofensas y I,rail~iones. nn creo que !lubi?ran obrado de
otra manera,,, llist. tic Quito, tORlO [, pá\;, 2:;:;.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L.\ CO:-iOl;¡STA DJ:L p¡¡nú.
8~
La noti~ia de la gran victoria llegó muy pr~nto á de:mliento á los conquistadores; porque hasta los
Caxnmal.~a; y grande 'j ruidosa fue la alegna que nuevos reclutas, que jamás habian estado en esta
produjo, no solo en el campamento de Atahuallpa co!;ta, habian oido rcrerir los cuentos maravillosos
sino en la ciudari y en sus alreùerinres; porque todos de los tesoros de Tumbez, 'i abrigaban la seguridad
acudian ahora á porlia á coof!ratular al vencedor y á de encontrar aquí rieos ~espojos que los recompenprestarle homenaje. El príncipe de Quilo no vaciló sasen de sus fatigas. Pero el oro del PerÚ se asemeya en tomar la borla encarnada, diadema de los Incas. jaba á un fanlasma engailUdor, que despues de ]IaSu triunfo era completo. Habia vencido á susellemicelse seguir por los conquistadores al través de
gos en su propio territl)río; se habia apoderado ne su tra:lajos y padecimientos, desaparecia. en cuanto estos
capital; Ilabia humillarlo á su rival. y conquistado ell qUllrian abrazarlo,
antiguo cetro de los hijos del Sol. Pero la hora de su \ Pizano. ~espach6 una corta partida en persecucion
triunfo estaua Jestinada á ser la de su mayor humi- de os fugll1voS; y rlespues de algunas hgeras escalIacion. AtallUallpa no tenia el tion de pro'feta, y no ' ramuzas se apoder6 csta ~e algu~os de los naturales,
habia leillo lo que estab<t escrito en el cielo. El pe- entre los cuales la ca~uahdarl qUIso qu~ se ha!lase el
queîío J.lunto que el ojo perspi~a7: de su padr~ habia curaea delluga.r. Trald,o ,ant~ la presencia de PIZarr?,
descubIerto en los remotos limites del hOrizonte, nCi;ó haber temdo partlclpaclOn al¡:una en las 110stlaunque poco visible para Atahuallpa, que estaba em- Iilla]es que habiall sufrí,lo los blaocos, atrillu)'éntlopeñado en una lucha mortal con su hermar.o, se las Ii una fraccioo rebelde de su pueblo, y manífesllabia levlmtado, va hasta el zenit estendiéndose mas tando sus deseos tie entregar Ii los criminales á la
v mas hasta qlle 'envolvió en su' oscuridad á todo el jusdcia de los conquistadores si podian ser hallidos.
Ürmall1ento, y preparánJose á estallar en truenos y ESf'licó el desmantelamien,to de ]a ciudad por Jas ]arl'elámpagos sobre la desgraciada nacíon.
gas ~¡]erras que habia temùo con las triuus feroces.
de Punú, que allin habían logrado apoderarse do
CAPITULO ur.
ella, obligando á los habitantes á refugiarse elllos
Los españoles de~cmbarcan en Tumbez.-Pizarro rcco. bos,l~es y mO!ltaîias. El Inca, cuya ca~sa, defendian,
noce el pnís.-FulIdsciulI de San lIIil(ucl.-lIlarcha á est"lhl demaslUdo ocupado cop sus plOpms guerras
lo interior.-Embajada <Iellnca, -Aventuras del ,'ia- . para rlefef](lerlo~ de sus enemIgos.
,."
je.-Llc~ada al pic de los Andes,
l'o s;¡bemos SI Pizarro creyó lo que el cacIque (lIp
i532.
cn ~,unefensa. Sill embargo, disimuló sus sospechas,
y cllmo el señor inrlio prometió obejiencia en su
DI!JAMOS
IIlos ('spaiioles en la isla de Pllná, prepa- nOll,bre yen el de sus vasallos, el gener,11('spailOlconrándose ú desembarcar cn el vecino continente por, sintió en que no se volvillse á hablar de este negocio.
parte rle Tl1mbez, Este puerlo estaha Ii pocus legllas I [>ar'~CI)que en esta oC:lsion conoció por vez primera
de distancia, y Pizarro, con la mayor p~rte rle los I la n )cesldad de atraerse el amor del pucblo en cuyo
!;uyos, hizo la travesía en SIlSbosques, mientras que: territorio hahia penetrado á pesar de la inmensa desalgunos pocos se quedaron detrás para trasportar los I prol,oreion numérica. Quizás los escesos que habian
equipajes del jefe y los pertrechos militares en aigu· cometidu los esp~li\oles en los primeros pasos de la
nas <le las balsas ¡je los iortios. Una rle esta~ elll¡'ar- esp' dicion , fueron causa de que pcrLiese el pueblo
caciones que primero tc,có en tierra, fue rodeada rie TUlllbez la conlianza que tenia cn ellos, 'i lo que
por los indigenas, y tres ocrsonas que en ella se ha- les ilr.it6 á estas traidorcs represalias.
lIaban fueron nrrebatadas (, los "ecinos bosques y
pzarro pregilntiJ á los naturales que :)),ora, b~jo
asesinadas nllí. Los ¡n,!ios se apoderaron en se:;uiùJ I promesa de impunidad, venían al campamento, que
de otra cie las balsas que con tenia el equipaje perso- habil sido de los dos espa:lo]es que cutre eHos dejó
llUl rle Piz~rro; pero como los hombres que la de- en Sll cspe,licion primera. Las respuestas que le lliefenrlian pedian á Wilos socorro, llegaron estos áron
'ueron Oscuras y contradictorias. Algunos rlecian
oidos ric Hernando Pizano, que coo unos cuantos que !wbian muerto de IIna enfermedad epidémica;
¡::illetes habia desembarcado cerca de aquel punto. otro.' que habian perecido en la guerra con los de la
Entre ellu¡!llr donde este se hallaba y aquel en que PUIl;i; y otros por lin indicaron que IJilbian perdido
estaba la pnrtida atacada tan vigorosamente por los la vi la'lIe resultas de un ultraje hecho Ii hiS JIIujeres
indios, mediaba un ancho trozo de tierra p:lI1tanosa. imlj¡ s. Fue imposible averiguar la verdad; pero lo
ta marea I'sl.aha baia, y ci fondo era blando y reli- úItinlo no era lo menos probable. Sin cmburgo sea
groso. I'ero oh'idánrlose de todos los peligros, e va- cual fuere la causa, lo cíerto es que hahian perecido.
liente cah:¡]lero metió espuelas á su caballo, y peneEsta notieía aumentó ti dcsaliento de los españolcs,
t.ranrlo con 1(lssuyos en la far¡gosa profundidnd, con que 110 pudo disiparse ni con ¡as urillalltes pinturas
el fangl) Im,ta ]a~ sillas, echarol~ á correr, hasta que que les hicieron los indigenas de la riqueza del pais,
cayeron er.~medw. (~e 1M encm~gos, que aterrados y del esplel!dor y magniliccncia del. sOJer,ano en S!l
por la e~trnna aparlclOn de los gllletes, huyeron con relllota capital mas allá de las lIIontalJas, l'il fuc POSIprecipitacbn y sin la mas leve resistencia á los bos- ble convencerlos de la autenticidad ue 110 pedazo de
queso
pape. escrito que entregÓ á Pizarro un indio á quien
No es fácil esp1ic~r esta cOIll]ucta por parte de los se la :l3bia dado uon rie los dos espailOles que se quenaturales ,;e Tumhez, conshleranl!o las amistosas da,oJ: cn el país. I( Sea quien fuere, decia el escrito,
relacioncs que tu\"ieron cOlllos espaÏloles en su vi~ita el qWl llesembarque en este país, sepa que contiene
anterior, rc.nOV1d~~posteriormente en b Pun:\. Pero mi;S (lata)' oro que bierro hay en Vizca:'a. ,) Cuanùo
mnyor ,fue pl asombro de Pizarro cuando al entrar se ~lI5elló este papel á los soldados, dió pábulo á sus
en la CIUdad',a encontró no soJamen te desierta, sino burlas solamente, porque cre~eron que era una inconlu ~scepclOlI de Iln~s poeos cllificios, enteramente geuio~a ill\"cncion de su capitan destinada á alim\:ndestl'Ulna. Cuatro 6 cllleo de las casas particulares I tar el fuego ue sus esperanzas quiméricas (2).
mas fuert~s , el gran,templo y la fortaleza, y est~s
muy d~tef1orarlas y Sill vestigios de sus adornos inte-/
«Aunquelo del templodelSol en que ellosilioran era cosa
riores, era 10 (lIlicn que exisUa para indicar el punto de ver. porqueteman¡;rande~eÚi\\r.io5,y todo él por dentro
donrie la cindarl estuvo, y para dar testimonio de Sil I Yde filera pintado de grandes pint,urasy ricolsmalices d,e
ant¡nuo eSl)'endor (i). Esta lÚ"ubre escena JI 6 I I colore;, pOr!IUe
JoshaY,cnaquella tierra.» lIe.aclOlldel prie
e
en (e mer dcsr,ubnrmcnlo, )1:0,
.
(:1) e:ncuanto á tuúolo ocurrido en Tumbez, véasePedro
(lf)8.~erez,Conq. del Perú, 3p. Barcia, tomoIII pá"i- Pizarro, Dcsrubrimieoloy Conquisla. MS.-Oviedo, IIisto-
I
I
l'
I
na
<l.
'
o
ria de las Inùias; MS" p3rle III, lib. \'!II, cap. I.-Relacioa
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
00
Bl/JLlOlECA /l~; GASPAII y 1I00G.
Pizarro vió ahora que no convenia á SlIS planes
permauecer mils tiempo en este IUi(ar, en que el ócio
fomentaría el descontento en sus lilas, á menos que
no se estimulasen los án¡rnos con la novedad ó con
una vida de actividad illces·allte. Sin embargo, deseaba adquirir noticias mas positivas que las que habia recogido hasta entonces sobre la condicion actual
ùel imperio peruano, sobre sus fuerzas y recursos,
sobre el monarca que reinaba en él, Y sobre la presente situacion de este. Tambien deseaba, antes de
adoptar medida decisiva alguna para penetrar en el
país, encontrar
algun lugar oportuno para fundar
ulla colonia, que le proporcionase
un medio para
Gostener relaciones constantes con Panamá, y un lugar seguro á que él mismo pudiera retirarse en caso
de derrota.
Resolvi6, pues, dejar parte de sus fuerzas en
Tum.bez, incluyendo á los que por el estado de su
salUd eran menos aptos para soportar las fatigas de
!a ca!TIpaña, y con el resto hacer una escursioIl~ Jo
Intenor y reconocer el país antes de formar su plan
de operaciones. Sali6 call este tin á principios de mayo de 1532, Y caminanllo él por la region mas llana,
envió al mi3mo tiempo un corto destacamentu
á las
órdenes de lIernando de Soto á esplotar las faldas de
la vasta sierra.
Conservó durante torla esta marcha una disciplina
severa, mandando á sus soldados que se abstuvlesen
de toda agresion, y castigando la rlesobediencia <le
la manera mas rápÍlla y vigorosa (l). Los indígenas
pocas veces hacian resistericia. Cuando la iotentau:1II
pronto se les somelia, y Pjzarro lejos de adoptar llledidas vengativas, aceptaba gustoso las primeras demostraciones de la sumision. Con esta política liberal
y tolerante, pronto adquirió entre fos habitantes fama que borr6 la imprllsinn desagradahle prorlucida
por las primeras operaciones de la espedicion. Al atra- .
vesar los poblados caseríos que cubrian la region'
llana que media entre la cordillera del Océano, los
indigenas
la recibian coa rÚstica hospitalidarl,
y
proporcionaban
Il. sus tropas buenos alojamientos y
provisiones abundantes, qlle costaban poco en el proJHico suelo rie la tierra caliente. Pur todas part~s hacia proclamar Pizarro que venia en nombre del santo
vicario de Dios y del soberano de España, exigiendo
la obediencia ..de los habitantes
para comertirse en
verdaderos hIJOS de la Iglesia y en vasallos de su
amo y señor. Y como el puebld sencillo no se opouia
en lo mas minima á una fórmula de que no comprendian una sola sílaba, se les reconocia como tieles
súbditos de la corona de Castilla, y se consi"naba su
sumision, 6 la que mcilmente se consideraba como
tal, con todos los requisitos ltlgales (2).
Despues de invertir tres ó cllalro semanas en l'econocer el pais, Pizarra crcyó que el punto mas con veniente para establecer su nueva colonia, era el rico
valle de Tangarala, á treinta leguas al Sur de Tumbez,
cruzallo por lIJas ùe una corriente que abre comunicacion con el Océano. A este punto mandó pue~
que fuera por mar la gente que en Tumbez había dejada; yen cuanto llegó, empezaron á hacerse preparalivos sumamente activos pilra elli/icar la ciudad ¡Je
una manera conveniente á las necesidades de la coIonia. I'rocuróse mndera de los próximus bosques.
Sacáronse piedras de las canteras, y poco á poco se
vieron crecer lus edilicios, al¡.;unos de los cuales, si
no aspiraban á la elegancia, eran cuando /llenos sólidos. Entre otros se construyó una iglesia, un alrnacen para los efectos pÚblicos, una sala de justicia. y
una fortaleza. Organizóse un ayuntamiento,
que consistia, de regirtores,
alcllldes
los acostumbrados
empleados municipales. Repar1l6sc el territorio adyacente entre los pobladores,
y á cada colono se le
seiíaló cierto nÚmero de indigenas para que lo ayudasen ¡m sus trabajos; porque como dice el secretario de Pizarro, los vecinos, sin ayuda y servicios de
los naturales, nose po(lian sostener, ni poLlarse el
pueblo ... A esta callsa, Call acuerdo del religioso .,
de los oficiales, que les pareció convenir así al servIcio Je Dios y bien de los naturales,
el gobernador
depositó los cacíques é indios en los vecinos de este
pueblo, porque los ayudasen á sostenllr, ~. Jus cristianos los doctrinasCll en nuestra sante fe, conforme
Il.los manrlamientos <le su m;¡~l)sl:1,1 (a).
Habiendo adoptallo todas estas disposiciones con
tan t>enévola solicitud por el bien estar de los que aun
yacian en las liniehlas del p:lganislIlo, Pizarra díó á
su ciUllad naciellte el nombre de San ~Ii"uel, en reconocimiento del sin¡;ularservido
que IIII.abia hecho
ese santo en sus batallas con los indios de la Puná.
Posteriormellte
se descubrió que cra tan lIlal sano el
punto que se habia escogido para funllar la ciudad,
qUI) se ahandonó por otro mas salllllable en las márgenes del hermoso Piura. Esta ciudad conserva aun
alguna importancia por sus manufacturas,
aunqull
está muy decaida de Sll antiguo esplendor;
pero el
nombre de Sali .\Iiguel de Piura que lleva, recuerda
aun la fundacion de la primera culonia ellropeaeu (JI
imperio de los Incas.
Autes de ahandonar la nueva colonia para emprendel' su espedicion,
mandó Pizarro fundir todos los
adornos de oro y plata que había recogido en diferentes puntos del país, forman.rlo rie todo ello una
masa, de la cual se dedUJO la qUInta parte para la corana. El restu pertenecia
á las tropas,
pero él las
convencia que dcbian abaadonarlo
rIOI' ahora,
prometiendo que se la indemnizarían
con los primeros
despojos que cayesen en sus lllanos (4). Con csto~
fonrlos y otros objetos rtlcogidus en el curso de la càmpaÜa, volvió á enviar sus buques á Pa:lall"L El oro se
aplicó al pafW dll los propietarios de Jas buques y de
los que hahian provisto de víveres á la espedícion.
El haber persuadido tan fácilmente á su gente que
abandônase)a poses ion presente por lascontin~enc¡as
futuras, prueba que el espiritu de empresa habia vuelto á retoñar entre los aventureros,
y que volvian á
confiar plenamente en los resultados.
En su Última marcha, el comandante espailOl había recogido datos muy importantes sohre el estado
del reino. \labia sabido el éxito á la lucha entre los
hermanos Incas, 'f que el vencedor se eneontraba por
entonces acampado con Sll ejército á la distancia tau
r
del primer descub., MS.-Herrera, Jlist. general, dee. IV,
lib IX. ea p.II.-Xerez,
Couq. del Perú, ap.Uarcia, tomo III,
pk 185.
(I) «!lIandó el gobernador por pre¡ron é so graves pena.
que ua les fuese hecha fuerza ni descortesía. é que se les
hiciese OlUVbien tratamienlo por los españoles é sus r.riados.• Oviedo, lIist. de las Iodias, !liS., parle III, Jib. VJII,
cap. II.
(2) "E malldába'es notificar ó dar á entender con las lenguas el reqcenmiento que Su .\lagestad mandaba que se les
haga il los indio, para ll'aell05 cu conocimiento de nuestra
santa fe r.atÓlica, y requiriéndnl.~s con la l'al, é que obede7.can Ù la I~lesia a~osl¡jlica de Homa, é en lo temporal den la
obediencia á Su Ma¡¡cstad é á los reyes sus sucesores co los
reynos de Castilla y de Leon; respondieron que a,i Jo querian
é harian, guardariao. é cumplirían enteramente: é el gobernador los recibió por tales vasallos de 50S ~Ia¡restade5por auto
público de notari05.~ Oviedo, lIist. de las Indias, ~IS., ubi
(ii) Xerez, Conquista del Perú, ap. Barcia, tomo III, p~.
gin:! 1H7.
Pedro Fizarro, Descub. y Conq., MS.-Coni¡. y l'ob. del
PerlÍ, ~!S.-ClCza de Leoo, Crónica, cap. LV.-Helacion
del prImer descub., ~IS.
(oi) "E sar.ado el quinto para Su )Iagestad, lo restaote que
perteoeció al ejército de la conquista, el gobernador lo tomó
prestado de los compaî.eros para se lo pa~ar del primero om
gue se hobiere.» OVICUO, !list. de las Indias, MS., parle!l/,
supra.
libro VllI, cap. 11.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
r,A r.O:'\Q!:ISTA
DEL
PI:nt:'
:J I
solo de dieT. 6 doer. t\ias ùe: marcha de 5an ~liguel. Lo cion se confió al contador Antonio Navarro (1 ). Poque se le rdiriû de la opulencia y pOIler de aquel mo-jniér
dose en seguida ul frente de sus tropas, penetró
narca y de su gran capital del Sur, correspondia per- audazmente
en el eorazoo del país, en lu direccion
feetamente con los rumor~s que antes se habian reque lo habia de conducir, segun le habian dicho, al
cibido; y contenía por tant.o una parte que hacia campamento del Inca. Atrevída empre~.a era por ciervacilar la COlll1auza (l.j los invasores, y otra que es ti- to a"enturarse
asi con un puimdo de combatientes
á
mulaba su sed de oro.
pelll'trar en el corazon de un poderoso imrerio, prePizarro hubiera visto C(ln I,;usto llegar un refuerzo
senlarse cara á cara ante el monarca peruano en su
para su petluelJO ejército, por pequellO que fuese; y cam~amento mismo, rodeado por lu flor de su ejércipor esta ralOn retardó su espcdicion durante varias
to victorioso.
Pizarro habia esperimcntado
ya mas
l\emanas. F l'ro no llegaba refuerzo alguno; y como no de una \'ez cuán difícil era contrarestar
las tribus salrecibia noticia de sus soc:os. creyó que mayor dilavaje; del i'iortc, tan inferiores en número y fuerza á
cion seria probablemente
;nas peligrosa que cualquier
las ¡,)giones disciplinadas del PerÚ. Pero lo peligroso
riesgo que pudiese encontrar en su marcha, que la del íu()go, lo imprevisto
Ile los resultados,
eran,
inaccion engendraría el descontento,
y que la fuerza
com) repetid,as Vl}ces lo he observado, las circunsy el espíritu del soldallo se agotari:lO bajo fa influencia
t~ncias que, constituian
la mayor parte de su mécnen'allorll rie un clima tIn los trt"píeos. Sin embargo
fltO á los oJos del español. Las brill.înlt~s hazaiías
la fuerza qlle mandaba, y que en todo subia á menos
dl) S'lS compatriotas
en circunstancias
análogas, con
èe doscienlos hombres,
despues de dejar cincuenta
tan 3scasos medios, le inspiraban
confianza en su
para guarniciun de la nueva colonia, parecia demabuella estrella, y esta conlianza era ya una gran gasiado insig.lilicante para la conr¡uista de un imperio.
ran t'a de buen éxito, Si hubiera vaeihlllo un solo insVerdad es llue bien hubiera podirlo, en lu!¡ar de mar- tantJ, si se hubiera detenido á calcular Jas probabichal' contra el Inca, dirigirse hácia el Sur á la rica dades, hubiera perdido su causa irremisiblemente;
capital de,l Cuzco. Pero esto no hubiera sido mas que porque la desproporcion
era demasíallo gigantesca
retardar al~un tanto el momento decisivo. Porque
para luchar con ella racionalmente.
Lo único que la
¿en qué punto del imperio podia esperar poner el pié, po:lil vencer era el espíritu caballeresco.
sin que en él lo alcanzasll el brazo ~e su dueño? Con
D\;spues,de ~ruz~r I~S manS1S aguas del Piura, el
semejante conducta,
además hubiera probado que peqleuo ejérCito SigUiÓ marchando por una region
no confiab:¡ en si mismo. Hubiera desvirtuado
esa llana, cortada de cuando en cuando por arroyos que
creencia en su valor invencible que hasta entonces
baja!lan de la cordillera. El país estaba cubrerlo en
habia tratado rie infundir en los naturales, y que era parte por bosques compuestos por árboles ¡;igantesuno rie los grandes resortes secretos de su poder, po- cos, y atravesado en otras por cadenas de montecider que sometia mas enérgicamente
ri la opinion que \los estériles que parecian como las raices de Jos Anel simple e~pectáculo del número Y la aplicacion de dos" y que dividian á esta region en valles retirarlos,
la fuerza fíSica. Y lo peor de toclo seria que semejande Singular hermosura. El suelo, aunque pocas veces
te conducta hubiera disminuillo la confianza (lUll en lo re~aba el agua rie las nubes, era naturalmente
rico
él y en sí mismas tenian sus tropas. Esto hubiera sido Y do lde quiera que habia humedad,
como en las
paralizar el brazo derecho de la em;¡resa, y no se de- m:írfenes rie los arroyos, estaba esmaltado con el
bia pensar en ello.
verdI: mas hrillante. Además, la indu3tria de los haPero al raso que Pizarro !lahia r()sllelt'J marchar
llitantes habia sacado el mayor partirlo1osible
de esI¡¡íeia lo interior, es durloso que tuviese un plan hien tos aITOYOS, y veianse en todas direcciones los canacombinado y definitivo rie operaciones. En esta época les y acueductos que crll7.aban la parle baja, como
tan remo~a de I~ suya, no tenemos datos para averiuna, i~mensa red, Yflue esparcían por t111as partes la
guar sus mt.enelOnes, á no sr.r los que se de(lucen de fertll:dud y la hermosura. Inundaban el aire los olores
sus hechos. Por desgracia no sabia escribir y no ha mas ¡;ratos que despedian la! flores, y ¡lor todas pardejado historia alguna que nos rlé luz en cu;nto á sus tes se deleitaba la vista con el espectáculo de huertas
motivos, como los inaprecial,Jes comcntarios de Cor- llena:; de árboles frutales desconocidos y de campo;
tés. Su secretario y algunos de sus eornpañeros de ar- cubiErtos de amarillo grano y Je ricos vejetales de
mas, han referido sus hazaÏms como pormenores' pe- tor\a lspecie que ahundan en los ardientes climas ¡jel
1'0 no t~nian medios de de3cubrir
los motivos q~e lo Ecua lor: Los españo~es se enco.ntraban en medio de
conduclan ,\ ellas.
una HaelOn que habla perf~cclODado Ja agricultura
,Es posibl¡~ que el general espaiíol, aun desùe los hasta un punlo muy superior :i todo lo que hasta enprimeros dias de su residencia en San Miguel, medi- tonces se hahia visto en el continente americano;
y
tase alguD r;oIpe de mano atrevicio y ventajoso, que, al atravesar este para iso de abundancia, su condicioll
como el de Cortés euando se lIe\'ó á su cuartel al form: ba lin agradable contraste con lo que antes hamonarca Azteca, llenase de terror al pueblo é incli- bian ¡;ufrido en la trisle soleflad de los bosques.
nase de una vez la balanza en su favor. Sin ~ml);\rgo
POI' todas partes tambien fueron recibidos con hosmas probable es que por ahora solo pensase prcsenpitalidarl y conl1anza por los sentil/os hnbitantes;
lo
tarse al Inct, corno representante
pacífico cie otro que sin duda debían en gran parte lÍ ~u inoCensÍ\'a
monarca, y desarmar por medio de estas demo,;traCOUdl cta. Caria l'S[lHiíol parecia saher perfect,'\mente
ciones amistosas cualquier sentimiento rie hostilidarl
que Sl1 Íluica esperanza de triunfo consistia en cony aun de s05pecha. Halt¡n(\ose Ulla "e~ en contacto
eiliar> e la buena opinion de los habitantes,
entre los
con e\ príncipe indio, las circunstancias
servirian de cuale!: se habian lanzado con tan poca reflexiono En
norma á su conducta.
casi t1dos Jos pueblos, y toda ciul'lurl algo grande
El 2·\ de ~etiembre de HiJ'!, cinco mAses rIespues
siempre encontrahan
alguna fortaleza ó posada reai
de haber dcsembarcado en Tumbe?, Pizarro salió al destir.acla para los viajes dr.1 Inca, cuyos ámplios safrente de su pequeña falangr. de avp.ntllreros por las lone~ )frl'l~ian ~lojallJiento sobrado para jas tropas, á
puertas Ile San !l'liguel, ha,Jienllo cl"ja(!o lIIandallo á c~pen.,as del mismo gohierno qlle iban ¡Í dr.rribar (2)
los colonos que trdtasen ú sus vasallus inltios con huAl'luinlo dia despues de haber salido de San Mimanillad, y (lue se portasen de modo que se atrajesen
la .bUClH! voluntad de Jus Yeci~Jas tribus. Su p'ropia
(1) ;~erez, Cùnq. del PerÍl, ap. narria, tomo 111, p, 187.
eXlste,ne,la, ~{con e!la la seguwlad del cj'(>.l'dto y el -Perllo PIzarro, rJescuh. y COllq" ~tS,-Ovi'ldo, llist. de
IdS Ind',1s, MS,. p,1rle 111, Jib, VIII. cap, X,
IlUen c:uto d e Ia empre~a, (IlJ esto dependía. En San
(:2) OVlcdo. mst. rle las Indias, MS. \larte Ill, lib. VIIl,
Miguel de.hian quedarse el tesorero renl, el \'eedor, v rap. IV.-:'Ialmro, Helarion sumaria, )lS,-Cooq. y Poblaotros oficIall'S <le la corona; y el mando tie la ¡::l1arni- Tion dei PerÚ, MS.-Hrlarioll dl' rrim~r descub,'iUliento, ~l~.
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
!1:2
D1~LIOTECA
DE GASPAR
guel, Pizl\rro hizo alto en uno dll esos valles dllliciosos para ciar ciescanso á sus tropas, y para pasarIes
una revista. Su número subia en todo á ciento setenta
y siete hombres, cie los cuales setenta v siete eran
¡le caballería. En tocio su e;ército no habia mas que
tres arcabucer05,
y algunos bnllesteros, que en todo
no pasaban de veinte hombres (l). Las tropas estaban
regularmente
equipadas yen buen estado. Pero el
ojo \'igilante del jefe obsefl'l! con inquietud que á pesar del entusiasmo general que manircstabanlos
suyos por la CllUSrl, algunos hahia entre el!o~ en quienes fermentaba va el descontento,
y que aunque aun
no lo lIwnifestaban
abiertamente,
estaban lejos de
dar pruebas de SIl acostumhrada
llctivÍllalI. C.,noCÎó
que si se pro(lagab~ ~sta peligrosa i.nfluenria, ~eria la
ruina Ile la espedlclOn, y determllló esterIDlllar la
gangrena de una vez, á cualquier costa, antes que
inficionase todo .el sistema. Con este objeto adoptó
una resolucion estraorrlinaria.
Reunien,lo su.; solrlados, les dijo que sus nel;locio~
habian llegado ya á un periodo de crisis que eXlgia la
aplicaeion rle todo su valor para vencerla. Que ningun hombre debia pensar en proseguir la espedicion,
SI no pensaba hacerlo con todo ~u rorazon, ó si abrigaba la mas leve duda de Sil b¡:en éxito. Que si alguno se arrepentia de haber tomado parte en ella, no
era aun demasiado tarcie para que se volviese. Que
San Miguel tenia una guarnicion muy corta, yqu~!l0
estaria de mas reforzarla. Que por fin los que qUlslesen podian voll'erse á esta colonia, donde tendrian
derecho á la misma canti,lad tie tierra y de vasallos
inciios que ~e hahian repartidn á los nuevos pobla,lores; pero q'le él pnr sn parte, ya fuesen muchos ó
pocos los qUll se atreviesen á sll!{uirlo, proseguiria la
aventllra hasta llevHrla á cabo. (2).
Ciertament.e esta era una prnpllesta muy notnble en
boca de un jefe que ignoraba hasta qué punto hulliese cnndido el.1escontento
en sus filas, y que no podia
desprenderse
de un solo hombre de Sll~ fuerzas, de·
masiado escasa~ ya para la empresa 'lile ocometian.
Sin embargo insistiendo en las necesidades Ile la pc·
queña colonia de San Miguel, ofreció un pretesto d.ecente á los deseontentos
pura que se separasen, é h IZO
desaparecer
el obstkulfl de la vergüenza y el pundonor que aun podia obligarles á permanecer
en su
campo. Pero á pesar de la libertad ofrecida de este
modo, pocos fueron, en todos nueve, los que seaproveclmrnn del permiso del general. Cuatro de estos
eraninhntes
y cinco de caballería. Todos los demás
declararon enérgicamente que estahan resuellos á seguif á su intrépido capitan; y si se notaban algunas
voces mas débiles que otras en las aclamaciones generales, estas á lo mImos habian perdido el derecho
(le quejarse en adelante, ya que voluntariamente
habian renunciado
á la retirada que se les ofreria (3).
El gol re del sagaz capitan produjo losrn~Jores efectos.
Con é arrancó los pOI~OSgérmenes de descontento
que elistian, y lJue pudieran haber fermentallo en secreto hasta que to,la la masa se hubiera inficionado
con el espíritu de sedicioll. Cnftés había forzalfo á los
hombres á marclwr con decision, quemando sus naves, y cortando asi los Únicos mlldios de retirada
T ROIG.
posibles. Pizarro, por otra parte l\brió la puerta á los
descontentos
y facilitó su sllparacion. Ambos juzgaron con e.xactitud en su~ respectivas y peculiares circunstancl3s,
y ambe,s obtuvieron el éxito !flas feliz.
Sintiéndose mas fuerte, que no debililado, con su
pér,lida, Pizarro volvió á emprender su marcha v al
segundo dia lIegÚ á un puehlo llamaJo Zaran, ~olocado en uu rico valle en medio de las montaÏlas. Algunos cie sus habitantes habian si,\o reclutados para
aumentar el ejército rle Atahuallpa. Durante Sil r:13rcha lo~ eS[Ja~lOles tuvieron repetidas pruebas de lo
opresor del ~Istcma del Inca, que hahia casi despo~
blado} algunos de los yuill'S para reforzar su e;ércilo.
El cllraca de la ciudad india á que lIegÔ Piz&rro , lo
recibió con bondad y ho;:pitalitlad,
y jas tropas segun costumbre, encontraron sobrado alOjamiento en
uno de los tambos reales que hahia ell los lugares
principales (4).
Sin embar~o los e3pañoles no descubrían señal alguna que les IIIdicase su aproximacion al campamento real, aunque ya habia pasado mas tiempo del que
al principio se creyó necesario para llegar á él. Poco
antes de entrar en Zaran , Píza!ro habia oido decir
que existia una guarnicioll perunna en un lugar lIamado Cuas, situado entre las montaÎÍas, y no muy
distante del punto que ocupaba ahora. Inmediatamente despach6 un pequeiío destacamento
h;íci:¡
aquella direccion, bajo las órJenes de Hernando de
Sot~! para que reconocíesll el terreno, y le trajese
notlr.ms sobre el estado de las cosas, mientras que
él lo e~peraria en Zaran con el grueso de las fuerzas.
I'Jsaron dias y hasta una semana entera sin recibir
noticias de Hernando de Soto, y por fin empezaba
Pizarro á alarmarse seriamllnte cuando eula mailana
del octavo dia volvió Soto trayendo con~igo llll cmbajador del [nca. Este era un personaje de aJl.o ran~()
y lo acompalJaban vari(ls III! inferior cnnllicion. liabia encontrado á los e~paÎÍole~ en Caxas, y ahora vIIIvía con ellos, para IIIlSem[Jeilar la comision de su so·
berano y enlregar un regalo tie este al Jefe español.
El presente consistia en dJS fuenles de piedra hechas
en forma de fortaleza, en algunos lejidos ée lana lOuy
linos, bordados de oro y plata, y UIlOS palos seco~ de
una clase particular que pulveri"l.allo~ \()~ usaban !o~
nobles peruanos como perfume (;i). El embajador indio estaba encargado talO bien de saludar ¿j lOs esp:lñoles en nombre de su amo, quien los invitaba á irlo
á ver en su campamento de las montañas (6).
Pizarro comprendió muy !Jien que el objeto del
Inca III enviarle esta visita diplomática mas que honrarlo era averiguar la fuerza y condicion de los Í:lvasores. Pero [Igradábale mucho la embajada, y disiœu(4) Conq. i Pob. del Piríl, MS.
(5) «Dos fortalezas, á manera de fuente, figuradas en
piedra, con que beba, y dos cargas de pa tos scens, desollados,
para qne hechos polvo se sahnme con ellos, porq'.le así se usa
entre los seÏiorc3 de su lierra: y qne Je envIaba :\ decir qne él
liene voluntad de su amigo, y esperall.3 de pn en Caxamalra •
Xerez, Conquista del PerÚ. ap. Barcia, lomo Ill, pág. 189.
(6) Pedro ['Izarro, Descub. y Conq., ~IS.-Oviedo, IlIstoria de las ludias • MS., parte III, lib. VIII, cap. III.--lleJaclon del primer deseübrirnienlo, MS·-Xerez,
Conq. del
PerÚ, ap. Barcia, lomo Ill, pág. 189 .
.Garcilasso, nos dice que el enviado de Atahuall~a habló á
(I) !Iay menos divergencia cntre los autores en esle mi- Pizarro de la manera mas humilde, Ilamándote hijo del Sol y
mero que los de olrns acoot.ecimieotos. La escasez de los hom- del gran Oios Viracocha. Ailade que venia cargado COG una
bres daba menos lugará la duda. :-iingun escrilordice lIega- asom~rosa call1ldad de presentes, de toda clase de caza. viva
Mn á dosciento!. Yo he adoplado el del secretario Xerez. y muerta, de vasos de plata Yoro, de esmeraldas, turque(Cono:¡uistadel Pe.rÚ, ap. Barcia, lomo III, pil;r. 18i), á quien sas, etc., etc.; todo lo necesario para componer el capitulo
si~ue Oviedo (1118t.de las Indias, MS., parle IIl,llb. J, ra- mas brillante de la, mil y una noches. (Com. Real, parte II,
pítulo III). y el Juicioso lIerrera (lIist. general, dec. V, lib. l, cap. XIX.) ~:s muy raro Que n:n"uno de los conquistadores haga la menor alusion á esto; y "eso que eslaban /Duy
lib. l,cap. II) ....
(2) Oviedo, Hlsl. de las Indias, ~IS., pari. III, lib. VIII, alerta en tratándose de semejantes bocados. i"o puede dejarse
de
sospechar que el tio viejo se burtaba il espensal! de Silso~p. Ill..
brino; y, como despnes se ha visto, á espensas de casi todos
(:5) Oviedo, Hist. de las Indias, MS.~ lor. cit.-Herrera,
ms!. general, der.. V, hb l, eap. H.-l'erez,
Con:¡. del Pe- los leclores , que rer,iben como si fueran herhQs hist írico.
los cueDtos de hadas delInca.
n·" ap. Barcia, lomo III, I'á~. 18i.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA t:U:><Q¡;ISTA 11l':1, I'EIIL.
ló el conocimiento
qll<\ tenia de su yerdadero !ln.
Mnndó qUI'. se tratase a' peruano la mejor posible, y
le manj[,~stó toda la def.~renciu, dice uno de los conquistaùürt,S,
que se debia al cmbajador de tan grail
monarc. (I). Pizarro le rogó que prolongase su visita duralJte algunos dias; pero el embajador no nccedió á eS'a demanda, y aprovechó el tiempo de su
permanencia
lo mejor que pudo recogiendo noticias
sobre .el uso de torlos l(,s Objfltos estraiíos que veía,
corno 19lalmenle soure lú que se proponían los blancos al vi,itar el [lab, y el punto de ctoncte venian.
El clIpitan espailOl s.¡tisfizo su curiosidad en torlas
estas materias. Las reladones con los naturales, dehemos re.:ordarlo, se mantenian por me\lio de los dos:
j6renes que Imbiall acoll'paÎlano Ú los conqllis!atlores
cuando e.;los volvieron del viaje anterior. Pizarro se
108 habia llevado á Espata, y como se habia esmerado mucllc en Itlcerles aprender el castellano, servian
ahora lie intérpetcs,
y por su medio se entenllÙln
perfeetamt~nte los espail11es con los indíHcnas. Sus
servicios ~ucroll <le la nm)'or utilidad, y el jr.fe espaîiol recogió los mejores frutos de su prevision (2).
Al mar('llarse el mensajero peruano, Pizarro le regaló .un. ge'rro de pailo encarnado, algunas .bagatel~s
de Vidno:: otros Juguetes que con este objeto halJJa
traidn de Castilla. Encal gó al envilldo que digese á
su seilOrque los espailOle., eran sÍlbliitos de un prin-;
cipt~ poner'lso que residia lllas allà del mar; que haIlian oido hablar lIIucho de la fama de las victorias de
Atahuallp.',
y venian ú tributarle respeto y á ofreeerie SlIS s.lrvicios lIuxiliándolo COll sus arm'as contra
SllS ene~ni¡.;os; y por.lin que le lIsegurase que no se
deteudl'lan en el canllllO mas de la necesario
antes
de ('ompar'!cer ante él.
'I
Pizarro lecibi6 ell seguiJa de Solo la relacion compIela de su reciente especticion. Al entrar en f,axas
!lahia ellcon trado II los hahitantes armarlos y al parecel' dispuestos á intercl'ptarle
el paso. Perô pronlo
los c6nven.;Íó de sus intendnncs
pacificas, \' aban¡¡ouando Sll actilud umen.lzadora,
rccibiero"n á los
espailU!es coula misma corlesÍa que se les habia lI1anifestado e;!si en todas parles durante su marcha.
Aquí enconlr6 Soto urlO lie Jos funcionarios de la
Cf>rona ocupado en recaurlar los tributos para el gobierno. Por este supo que el Inca estaba acampado
con un gran ejército en CaxamaIca, eiurlad considerahle situarl.l al otro lado el,} la cordillera, disfrutande los b,lilOS calientes surtidos por manantiales
que hacian :: aun hacen hoy á este lugar famoso en
el PcrÍl. TalOuien recogió este jefe espailOl muchas
noticins im¡:.ortantes relatil'lIs Il los recursos y á la
política gent,ral del gobierno, al esplendor con qne
vivia el/nca,
y ¡í la inflexihle severidad con que se
hacia obede!'!'r la ley en todas partes. Esto lo pudo
observar per;onalmente,
rocc¡ue al cnlrar en un pueIllo vif\ á varÍJs indios ahorcndos por los píés, á quienes se había \'ilstigado por lwhl'r violado el asilo tic
las v'rnenr.s rlel Sol que l .
t
I".
,
elll<.:n Ull conven o por
.lquelIos aIre ledores (3).
no
ru
Ile Caxas, Soto habia pasadu oí la ciudad vecina de
G Iai\cabnlllba, muchu mayor, lilas IlOltlada y llll'jor
c('lIstrui,la que nquella. Muchas de las casas, enlu{.:[l'de estar construidas l~on barro co~ido al sol, eran
dI piedra sólida tan perfectamente
ajustada que era
in posible descubrir la línea de union. Un rio atra. l'csaba la ciudad, y tenia un puente; y el gran camiI no de los Inclls que atravesaua
este distrito, era muy
suoerior al flue los espaÎloles hauian \isto en la costa.
I Estalla elevado en algulJas partes
COIllOuna calzada.
I en osarlu con gr¡I/Hles
[Iiedras cuadradas,
y ¡í cada
I laéo tenia una hilera Je árboles
que proporcionaua
: un 1 agradable sombra óÍ los via.ieros, corrienllo pOI'
los mismos corrientes
de agua en al~ueductos para
i ali':ial' su sed. De trecho ell trecho descuhrian tamI bien unas casitas que, segun les digeron, servian
I para alojar á los viajeros,
que de esta manera porHan
atravesar lie un eslreIllO ¡'¡ 011'0 ci territorio sin inconveniente (4). En otro punto vieron uno de aquelIos almacenes destinados al ejército, llenos de provishnes y Ile prendas de vestu3rio; y r.. la entrada de
I la ciudad habia un edilicio de piedra, en r¡\:Ie se hai lIab:! un emplealio en recaudar los derechos corresi pon1ientes H.ciertos a,rtículos 9~e entraban ó salian
i (le a poblaclOn (5). Estas notiCiaS lie Soto no solo
' con lrmarolltoclo lo que los espaiwles sabian del illlperi:> indio, sino que Jes dieron una hit-a mucho mas
~ elenda de sus recursos y de su gobierno; idea que
. hub'era mUerto toda esperanza en corazones mel¡'os
I heréicos
que los suyos.
i Pizarra, antes de abandonar el punto que ocupaba
: desp'lch? ':ln correo á S.a~ Miguel, .con n~ticias lie
I sus 110\'lIlIlentos,
y remlllelll!o al mismo tIempo los
rega os delInea _ y olros ohjdos lIdquirídos en difl'rentl'S puntos durante la marcha. La defitreza de que
daba 1 testimonio algunos lie los tejÏdos, eausó gran
admi "acion cuando s~ enviarou ¡í Casti/l¡I. Sobre torlo,
se declaró que Jos w,idos lirIOS de lana con sus ricos b3rrlados eran comparables á I¡I seda, de /a eua!
no cIa fácil distinguirlos.
Probablemente
el'un de la
delic¡ùísima lana de la vicuim, de (lue hast..1 en lonCeS nl se habia visto muestra alguna en Enropa ((I).
Ha.)iendo ya averiguarlo culll era cll'amino
mas
corto para Caxamalca, la ClIjamarca de allOra, Pizar1'0 voldó á emprentler
su marcha tomando ulla dke\'cion (asi recta hácia el Sur. La primera poblacion Ii"
¡¡lgun;1 importancia en que se ¡letuvo, t'ue MOlup!',
agrud IbJemente situada en un rico valle, entre colinas dI' pnca elevacion que Se agrupan al rededor Ill!
la bas.! de las cordilleras. Este puntu hahi1 sido ahan·
donad,} por su curaca, qUB con trescientos lie sus
guerl'fros habia ido á reunirse al ejército delInca.
Aquí, á pesar de sus deseos de Ilpresurar la marcha,
e~ gell'~rnl espaiíol s~ detuvo cuatro dias. !':sta detencIOn S(,]Opuede esphcarse por la esperanza quo aki-
i
dó t
d 11 t 6 I
d I
man lOa ar, porque uno e e os en r en a casa e a, mujeres á l.ormir con una; al qual, y á todos los porteros qur.
consinli ~ron• ahorcó .• Xerez. Canq. del PerÚ, ap. Bal'cia,
tomo Ill, pág. 188.
(I) ."Y maUllóque le diesen de comer á él Y á los que con I (4) .'.Ian por esle camino caÏlOs de a¡!ua, de doude los caél venlan. y tedo lo ¡¡\le huhlesen menester, v fuesen bien! minanlel beben, Ira idos de sus nacimienlosde ulras partes:
aposentados. como embajadores de liln gran sèùor.» Xerez, I y á cada jornada una casa á manera GevenIa, donde se 31'0Conq. del Perú. ap. Barcl1llomo 1/1, pá~. i8H.
sentan IllS qne van é "ieuecl.>lOviedo, Historia delas ludia~,
('2) uLos ind;os de la tierra se enlcflúiau muy bien con' MS., pa··te Ill, lih. VIII, cap. Ill.
los españoles, ¡,orque ~quellos w.ochachos indios ~que en el:
(5)
la entrada de este camino. en el pueblo de r.ajas
rl~scubrJUllelllo de la l\Crra Pizarro truxo á Espana, ellten- , está una casa al prinCipio de una puente, donde ('eside Ull
dlau muy hien Duestra lengua, y los tenia alii. con los e.uales guarda que recibe el porta7.go de todos los que van tÍ vienen,
se Mlcndia muy bien con todos os naturales de la lien'a." I épaganlt en la misma cosa quI' llevan, y UJlljiunl puedesa(Relacíoll del prlmcl' descub., MS.) Sill embargo, es uua ~ car carg: dcl pueblo si no la mete. Y esta costumbre cs alii
prueba de los ridículos errores en Ilue los conquistadores in- I autigua.) Oviedo Historia de las Indias, ~IS., uh supra.
curriô,n de continuo, el qnc el secrelario de Pizarro confunde I (6). I'ilflas de lana de la tierra, que era cosa mucho de I'Ct'
ronstanteroente el nombre del In"a ron el de su capital. A I segun su primor é genlileza. é uo se sabian det~rlllinar si
Huayna Cap:l~ le llama scempre el viejo Cuzco, y á su hijo' era seda 'J lana sc¡:,unsu fioeza. en muchas labor'~s y figuras
¡¡(lascar cljóven Cuzco.
' de oro de marlillo de tal manera asontado en la rcpa que l'l'a
(3) "A la entrJda del pueblo IHlbia ciertos indios ahorcd-: rosa de loara\'illa .• Oviedo, Ilislol'ia de las In,lia3, MS.
dos de los piés: i supo de esle principal que Atabalisa los parte III , lio. VIlI, cap. I V.
'
o
I
I
I
,,!.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
94
IlIULlOTECA
lIE GASPAR
gase aun de recibir refuerzos antes de atravesar la
cordillera. Sin embargo, estos no comparecieron;
JI
adelantando
al través de un pais en que lail llanuras
arenosas estaban entrecortadas
de cuando en cuando
por anchos camposde verdura, regadas por corrientes naturales y con mas ahundancia ann por canales
artificia les, las tropas llegaron por fin ~ orillas de un
rio. Este era ancho y profundo, y la rapidez de la corriente ofrecia grandes inconvenientes
al pasaje. Pi·
zarro, temeroso de que le disputasen ~ste paso los indigen'as desde la orilla opuesta, mandó á su hermano
Hernandoquelo
ntravesase con lin corIo destacamento de noche, y se apoderase ¡Je un punto de desembarco seguro para el resto de las tropas. Al romper el
dia, Pizarro hizo preparativos para atravesar la corriente, cortando árboles de los bosques ¡¡ue tenia cerca
de si, y formando una especie de puente flotante, por
el cual, alites de anochecer hal:,ian pasado todos los
aventureros
á pié enjuto, con los caballos nadando
guiados pur las bridas. Fue un dia de mucho trabajo
en que tomó una parte no pequeña Pizarro en persona, quien esforzándose lo mismo \fue un simple sol·
dado, estimulaba al mismo tiempo con sus palabras
á todos los demás,
Al llegar á la orilla opuesta supieron por sus compañeros que la gente del pais, lejos de oponerles resistencia,
habia huido aterrarla. Habiendo cogido á
uno de ellos, y presentado á Hernando Pizarro, se
negó Ii contestar á IllS preguntas que se le hicieron
sobre ellnca y su ejército, hasta que se le hizo (hr
tormento, y entonces declaró que AtahuaJlpa estaha
acampado con toda su fuerza, en tres divisiones separadas, que ocupahan la parte elevada y las llanuras
de Caxamalca. Anadió además, que el Inca sabia que
se acercaban los espîíoles y <¡ue era corto su número, y que los estaba atrayendo hácia su campamento
para tenerlos mas completamente
en su poder.
Cuando Hernando refirió esto il su hermano, le
causó ~ran inquietud.
Sin embargo, ¡\ medida que
disminuia la timidez de los campesinos,
empezaron
estos á mezclarse con la tropa, y entre otros el ('uraca, 6 principal rersonaje
del lugar, Este habia
visto por sus OjllS e campamento delinca, v ase~uró
al general que Atahuallpa se hallaba en la cIudad fortificada de Guamachuco, como á veinte ó mas legnas
al Sur de Caxamalea , con un ejército compuesto á
lo menos de cincuenta mil hombres.
Estas noticia~ contradictorias
causaron muchas
perplejidades á Pizarro; y propuso á lino de los indios que lo habian acompailado
durante una gran
parte de la marcha que pasase como espía Hl campa.
mento delInca,
y le trajese noticias sobre su "erdadera situacion, yen todo lo posible de sus intenciones
con respecto á los españoles. Pero el indio se negó
resueltamente
il ocuparse en tan peligroso servicio,
aunque declaró que esluha dispuesto á ir como agente autoriZa(lo del jefe espailol.
Pizarro accedió á esta proposicion, y encargó á su
enviado que manifestase alInea que iba marchando
con toda la rapidez posible para llegar adonde él se
hallaba. Habia además de manifestar al monarca que
los españoles se habian portado constantemente
con
suma moderacion con sus súbditos al atravesar su
territorio, aSl'gurándole que venian con la plena confianza de encontrar en él los mísmos sentimientos
amistosos. Encarg6se además especialmente
al enviado que observase si los pasos difíciles del camino
.b
d f d'd'
.
_
esta ~n e en I ?S, 6 51 s~ descubr~an. alguno~ 'p~eparatlvos de caracter hoshl. Estas ultImas notICias
habiade cornunicárselas
al general por medio de dos I
ó tres ¡,ápidos mensajeros que lo debian acompañar
en su mis ion (I).
Y nOIG.
Adoptadas estas precauciones,
1'1 cauto generut
volvió ÍI emprender su marcha, y al cabo de tres di as
llegó á la base del gr:1/I baluarte de montañas, detras
del cual se hallaha la antigua ciudad de Caxamalca.
Delante de él se levantaban los Andes estupendos,
roca sobre roca, con sus faldas cubiertas lie bosques
siempre verdes, varia,los de trecho en trecho por terraplenes escalonados de tierra cultivada, con la chliza
del campesino agnrrada á su quebrada pendiente, y
con sus crestas cubiertas rIll nieve en que refiejl¡ball
los rayos d¡,1 w) á una elevar.ion inmensa, presentando en conjunlo un caos de silvr.stre hermosura y
magnificencia con que no puede cOlllpararse liada de
lo que se ve ell otros paises montaÎlOsos. Al través de
es tu formidahle barrera,
por un laberinto de pasos
que un puñado de hombres bastaba á defender contra
un ejército entero, tenian ahora que emprender su
marcha lus tropas. A la derecha se veia un COlmillO
lIallo y allcho, guurnecido de árboles sombríos, por
el cual eabian dos carruajes de frente. Era uno de
los grandes camillos que iban á parar aJ Cuzco, y COll
su comodidad parecía convidar al cansado ~uerrero ;i
que lo escogiese en vez de los pelil-'ro~os desliladeros
de las montañas. Muchos por consiguiente opinahan
que el ejército debia marc-har por ese camino, yahannonar el primitivo pensamiento de ir á f.axamalca.
Pero no lo pensaba a,í Pizarro.
Los espanoles, decia, habian anunciailo por todas
partes que querian visitar allnca en su carnpam~l\tlt.
Este.propósito habia sido comunicado (IImismolnca.
SeguIr ahora otro camino era esponer;;e fi que los
tuviesen por unos cobardes, y á que Atahuallpa los
mirase con desprecio. No quedaba mas alternativa
que marchar en linea recta al través de la sierra á su
campamentu. Que todos, decia el intrépido capltan,
cobren ánimo y avancen como buenos soldados, sill
arredrarse por lo escaso delllúmero;
porque en los
gran1es riesgos, siempre comhate Dios con los suyos; y DO dudeis que él humillaní la soberbia d,')
pagano, y la traerá al conodmiento
de la verdadera
fe., el gran ohjeto y tin de la conquista (2).
Pizarro,
como Cortés, tenia mucha {le esa elocuencia fl"anca y varonil que llega al corazon del solt1~do mas ql!e fa retórica mas culta y mas que log
dlSCl1rSOs pemados. Él era soldado tambien, y esperi!flentaba las l!lismas sensaciolles que los deniás; sus
Ilasmas esperanzas;
sus alegrías y su abatimiento,
La educacion y el rango no hahian intervenido para
evitar que gimpatizase con el mas inlimo de sus compaileros. Todas las cuerdas de su corazon vibraban
unísonas con las de SUi soldados, y la conciellcia de
esta verdad le daDa un absoluto poder sobre ellos.
«Guiadnos, gritaron todos cuando él hubo termil;adn
su corta pero ardiente arenga; guiadnos por donde
os parezca mas conveniente. Os seguiremos con buena voluntad, y ya vereis cómo sabemos cumplir COll
nuestra obligacion en servicio de Dios y del rey (3).1l
Ya no habia indecision. Ya no pensaban todos ma¡;
que en pasar inmediatamente
las cor<Wleras.
descub., MS.-Xerez, Conq. del Pirú, ap Barcia, fama III,
pág. 190.
(:1) .Que todos se animasen y esforzasen á hacer como dp.
ellos esperaba.y como buenos CspailOles lo suelen t,acer, el
~ue no les pusiese lel!IOr la mullllud que se deCl8que habia
e gente, ?l.el poco /Jumero de los.CTlStlan05;que ~un mena,
fuesen é. ma~or el ejérCIto contrario, la a)'lIda de DioSes !OlIcha ma~or , y en la~ rnl)'ores ner.eslda des socorre l' faVOrece
á los suyos, para desbaratar y abajar la soberbia de los infleIrs é traerlos ell conocimieulo de /Juestra <anla fe católica,
O,'¡èdo, Hist. de las Indias, MS., parte III libro VlI/ ~_
pitulo IV...
"
(5) .Todos dijeron ql!e fuese por el camino que quisiese,
y Viese que lOas convenia • que todos le seguirían con buena
.,
..
voluntad é obra al tiempo del defecto, y verla lo que cada
(i) OVled?,HISt. de las Ind!a~, MS.• parte Ill, lib. VIII, uno de ellos haria en servicio de Dios é de Su A1ageslad.
cap.IV.-l.onq,
1 l'ob. dell'll'u, MS-Rclanon
deJ primer Ilbid., MS., loc. cit
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
U
!:O\QlISTA
lli':r. I'F.Rl'.
ni;
sdida, la parte inferior es cavada en la peiía viva, y
te'lla la obra ejecutada con destreza no mferior ;l la
Paso tlifll'i1.!le lo~ Andes. -;-ElI1bajad8~ de ~tahuallpa, dd arquitecto europeo (j).
(."5 I'SI_anoles llegan
L3X81alca: F~lI1baJaltladel Inca
Aqlll se alojó Pizarro paru pasar la noche. Sin es-'
~~~~~evista con el nca,batuUlcoto { Il los espap'lrar á que llegase la retaguardia
volvió á emprender
" ,
I SI: marcha al día siguiente, penetralldo mas y mas en
(I ¡¡32,)
10-;intrincados des(i!;uleros de la sierra. El clima haAQuELLA noche celebr,) Pizarro un consejo con süs
bia ido cambiando por grados, y les hombres y los
principales
oliciales, y en él se determinó oue él ea ballos, especialmente
estos, sufrian mucho por
Inimdase la vall,gual'llia ,compuesla
de cuarenta ca - eft~cto del fr1O, por la razon sobre todo de haber estalliIlIos y sesel/ta mfantes, para recol/ocer el terreno;
do acostumhrados
durante tanto tiemJlo á los ardienmientras que el resto d3 la fuerza, manrlada por su tes climas de Jos trópicos (2). Tambiell habiacambiado
II/\rmano Hel'lllll1,lo, ocuparia su actual posicion
el carácter cie la vegetadon;
y los ár:)oles magníficos
hasta nueva ÓrJe/l.
qce cubrian la parte baja del pais habian pocoá poco
A I amilnecer ya se hallaban el general espaiiol y su cedido el pueslo á los tristes bosques de pinos, y á
,Ieslacamento sohre las armas, y preparados á hac'll' m3l1ida que subian mas, á la raquitiea vegetarion de
fn'nte:í las (lificultades de la sierra. Estas fueron ma- innumerahles plantlls alpinas, cuya áspera naturaleza
vores a\lfl de lo que se '-abia previsto. El senrlero se encontraba
lIua temperatura
que le convenia en la
liahía ¡¡hierto de la manera ImlS convenienteol
redefrígida atm6sfera rie las regiones mas elevadas. Estas
(\c.r (le IllS ásperos costalios de los precipicios
que tri stes soledades parecian haber sido casi enteramenrllrmabanlas montaïms, para evitar del mejol' modo te abandonadas
por la creacion brula lo mismo qu/\
po-iule Ins ilflpedinlfJlllOS naturales que prescntaba la por el hornbre. De cuando en cuando se veia fi laá¡¡il
superlici,', Pero por nr.resÍllad era tan pendiente en VirUlJa, en su estado de Iibertnd Ulltural, miranrlo
algunos plIntos, que la caballería tellia que desmonh~cia abajo deslle el encumbrado
pieD adonne no sr.
tal', subiendll como mejor podia, y llevando á los atrevia ¡í acercarse el cazador, Pero en lugar de los
cahallos por la brida. T¡¡lTIbien en IlIuchos puntosrlonbr:Jlantes pájaro~ que animaban la oscurirlarl J\~ los
tIll a~glJlla roca inmensa est.aha susp,endida .sobre el bO:lr¡ues de los trópicos" los aventureros
no veian
cammo, este pasaba por la estremH\¡lll mlSlna del allor~r m~s quc al nve gIgantesca
de Jos Andes, el
precipicio; y el viajero tenia que caminar por el es- cO~ldor, que cerniéndose en los aires á una elevacion
trecho lomo ¡je una piedr.l, que apenas era bastante
inmensa,
seguia con meluncÔlicos gritos la marcha
ancho para (lile pasase un solo cahallo de frente, y en de, eJI\rciLo, como si el instinto lo guiafe p0r el sen<¡~Ieun soIt) paso falso lo precipitaría
á millares de t1e:'o dc la sangre y rle la c~rnicel'ia.
Illés al fondo del horrible ahismo. Los ásperos sende?or fin llegaron á la cumbre de la cordillera, donros ,le la sierra, praclicahles para 1'1in,lio medio desde esta sa estiende en una inmensa r árirla llanura,
lIu~lo, 'f aun para la Ionia firme y círcunspe~la,
en qn.e apenas hay vestigios de ,vejetlcíon!
¡Í no ser
alllmal qu~ par/\ce haher ,:i,lo crm\llo para los camlllos
el.')aJ0!'..al, yerha seca y am~rllla, IJ~le vIsta d~sde
de la eordlller:l, erau rOl'lllidables para los /wmhres
ab:Jo cJllendo la base de los piCOSculuertos de lIIeve
arm:ulos ~.cuhierlns ron sus pesad:ls cotas de malla.
é iluminado su color amarillo con los ra)'Os de un arL:lS tremelHias quehradas, tan horribles en esta cade(liente sol, parece un engarce de oro que abraza pina d,~ mOlltes, parecian hostezar, corno si los Andes
narulos de plata pura. La tierra era es1éril, como
sc huhieran abierto COll alguna lerrible convulsion,
sucede en los distritos minerales, y ya se acercaban
Ilescubríenllo trozos inlll(lIlSOS Ile la roca primitiva en á IllS antes farr.os¡¡s minas de oro de Caxamalca. Aquí
sns costados, cuhierta en parte (\01' la vegetacion es· se deluvo Pizarro para csperar â la retaguardia.
El
p,nll [¡inea de los siglos; mientras que sus tenebrosas
llil't~ era penetrante
y frio;y los soldados cstendiendo
sllnas ofrcc;llll lin leclIo ¡í los torrentes que, naciensu~ tieJlllas dc camp:Úía, encendiendo
rnegos, y
lIo ell el corazoll,le
la sierra, se ahrian paso gr¡lllualagrupándose ullosjuntoá otro;;, tratalJ1n de buscar un
11Ienle. y se estenJian por las sáhanas y verdes ••u· des~anso llecesariodespues
cie su fatigüsa marcha (3).
l'es de la tirrra caliente en su marcha h;\cia el gran
l'fu habian permaneddo
mur,ho tiempo en este punOt'éano.
purlo, cuando llegó Ull mensaj,~ro que era uno de los
En muchos ,.le t~stos pasos se descuhrian fatilÍllarles
<¡ti( habían acompaiiadoal
conlisiona,lo indio enviapara Ulla en,~arl1izada defensa, y los espaïlUles, al do pOI' Pizarro iÍ A talmallpu. Dijo al general que no
pelletrar por los de~(jlalleros rle las rocas, mír¡¡b:lll
haliia enemigos en el camillo. y que venía y llegaría
por 10,las j1l1rtestemerososrle
levalllllralgulI
enemicn hreve al campamellto
español una clIlhajada del
go (Jcultn t~1Isu embosca'!;l. Creció .le punto este te- Inc;l. Pizarro despachó al instante otro emisario para
lIlor rua!l.lo Cil h cllmbre de ulla g;lrgallta estrecha
que la rlltagual'llia upresura,:e su marcha, porqne DO
y pelldiente ell que se halla hall empeilatlos, r1escuqueria que el enl'jado peruallo lu encontrase
con tun
brieroll una gran obrn que se aselllejaha á ulla forlacori o nÚmero de parciales.
El resto del ejército no
leza y Ilue parecía amenazar y desaliar ;l los illvasose I nllaba muy ,listante y poco despues llegó al caml'cs. Al acercarse á e~te edificio, fIlle er,l todo de panlentJ.
pic,lrn, y que dominaba UII ¡Ínglllo ,el canlÍno, rasi
espcrauan ter ar.arccer en sus nlmenas los guerreros
ti) "Tan ancha la cerra corno cllalql!iera fort~Jeza de Es·
peruanos, y reCIbir en sus escudos U1HI tormenla de pa:I<, COllsus puertas: que.sl en as.a tlen« llVlèse losmacs·
pl'l).\'e£tiJe~; porque estaba en posicion tan fuerte, llue trOSy herra rmenta~ de Espall~; ~OP."dlera ,s~r lIIeJorJabrad~
lIll p,ll.llarl?de hombres valll!'osos 1,I.ub~eran podi(:odes~¡::r{;;~/ Xerez, Conq. dell ern, a,I, llar"." tOUlO/II, pá
de ~."a lhspula,r el paso ti 1\1\ eJér~lto entero. P~~'o
(2) ,,(,;s tanto el frio que hare en esta S'l't'l'a, que como
IUVleJ'llIl la satlsraCCll'1I tic dcscubl'lJ' que este eddllos clballos veoian hechos al calor que eolos valles hacia,
ci,; no estaba hahitado; ymlJch(J ser'lanÎlnaron
al con- a/;¡u lOS de ellos s(' resfriaron" X('rez, ConI[, dei PerÚ, ap.
venceJ'sedetllleelrnollarc~jntlionoflensabaen(lpOIH'r
!larrl;!, !OlllOIlI,y¿¡;.1!J1.
•
illlpedimentos á su marcha, pues si lo huoiem que(:i, «I<: al'osenlar(\llSC .Ioscspalloles en sllS,lodos ó pabe
ritl" esta era fácil ocasion para /¡acerio con buen (~xito'llIolles de al~odon dI: la tterra que llevaban. e hrlcndo fuePizarro rnandlí Ïtllncdiillarnente
Itrdenes 'í su IH~r- gos l,ara der~llderse dellIlllclto frIOque en.aljue a 51erra ha,
'.
,',,'
.,.'
.. "
'I
rc, I:orque sm ellos 1I0 se pudIeran valcrslll paderer mucho
m,lIlO par,1 que lo sloules6 Sill t.ll'il.ln';d , ~,des pues letra
II: jll, Yse~un ;\ los crlstiallo~ les parceló, y aun como era
lIar.,i/gun d~St:ilIlSO a Sil gente, (JrllslgulO su penosa
lo ci(·rto 1I0 podia haber mas frio en parte de Espaiíacn insubida IIcgalltlo al anochecer
:í otm fortaleza mas víerno" Oviedo, llist. de las II:dias, ~IS" palte Ill, lib. Vlll,
fuerte aun fIlle la anterior. Era tOIl.: ,le m~lInpostaría
cap, IV..
CA PIlULO
IV.
t
I
e
P
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
!Ill
IlInLlOl1lCA
ilE
GASPAR
Tampoco tardó mucho en lIe¡rar la emhajada india
qUIJ se componia de uno Ile los Incas nohle, y varios
sirvientes,
y que traia un oflorl\lno regalo de lIama~
al comandante español. El enviado peruano traia tambien el encargo de salndar¡[ los españoles en nomllre
de su se¡lOr ,quien deseaba saber cuándo lIegarian los
españoles á Caxamalca, para porlerles proporcionar
todo lo que necesitasen. Pizarro supo que ellnca habia salido de Guamachuco,
y que ahora se encontraba con 'uua pequeña fuerza cerca de Caxamalca, en
un punto afamado por sus manantiales de agua ca-
Y ROlG.
Iiente. El peruano era hombre <le inteligencia
y el
e'pañol supo por él mnchos pormenores sollre la r('ciente Incha que hallia agitado al imperio.
Como el enda<lû se jactalla en términos pomposos
de las hazaÎias militares y de los recurs!'s de su sobl',
rano, Pizarro creyó con veniente manifestar que toril)
es.lo no le asustaba. Esprcs{,le sn satisfarcion por los
triunfo, de Atahuallpa,
confes:índole que habla conquista<lo nn alto puesto entre los guerreros indios.
Pero añadió con mas prUtlencia que cortesía, M tan
inferior al monarca de los españoles como inferiorá (,1
P~so de los .\ndes.
¡
(>5 el último cura ea del país: Esto era evidente,
con- empezando ya á bajar por el lado de Este, llegó otro
siderando la facilid,ld con qUll unos pocos españoles
emisario dellnC'J con igual embajada que el anterior
habian atravesado ese gran continente,
sometiendo
y COll otro regalo (le llamas. Este era el mismo noble
una tras otra las naciones que habian querido resisque hallia visitado á Pizarro en el valle; pero ahora
tirá sus armas. La gran famadeAtahuallpa,
prosiguió,
venia COll mas pompa, bebiendo chicha, el jugo ferera ]0 que le hallia incitado á visitar sus dominios
mentado del maiz, en copas de oro que I\e\'aban sus
para ofrecerle sus servjcios en sus guerras;
y si el criados, y que escilaban la admiracion de los codiInca lo recibia con el mismo espiritu amistoso quelo
ciosos aveulureros(2).
animaba á él, no tenia inconveniente en retardar por
Mientras qne se ¡!allaha en el campamenlo,
\'olvió
algun tiempo su viaje al través del pais hácia el el primer mensajero indio que Pizarro habia enviado
opuesto mar. El indio, segun las rclaciones de los alinea,
y apenas vió al embajador }' la cortesia y deespa¡lOles, escuch6 con terror eslas pomposas pala- ferencia con fJ1le lo trataban los españoles, cuando
bras del general español. Sin embargo, puede ser que estallando en ira, quiso venir á IllS manos con él, Y lo
el emllajador fuese mejor diplomático que lo que ellos hulliera hecho á no hahérselo impedido los circunsimaginallan,
y que entendiese muy hien que solo tantes. Era COsa muy dura. decía, que se tratase
se trataba de fanfarronadas enlre él y su mas cilizat:j[) !Jilln á este perro peruano, cuando él easi habia
do antagonista (i).
perrlido la \'irla al llevar una mision análoga entre sus
A la mailana siguiente muy temprano volvieron á propios compatriota~.
Al llegar al campamento del
emprender su marcha Jas troplls, y emplearon dos Inca, no se le habia permitido presentarse á este, bajo
dias mas en recorrer las gargantas de las cordilleras
pretesto de que llslaba guardando un ayuno ~ que no
qUll parecian suspendidas en los aires. Poco des pues
(2)« Este embajador traia servicio del Señor, 1 cinco Ó
seis vasos de oro fino. con qne bebia, ;f con ellos daba á be(i) Xerez. Conq. del PerÚ, ap. Rarcia, tomo Ill, p. W;). 11erá los cspailOles ¡Jela chicha que lral~." Xcrez, Conquista
-Oviedo, IIisloria de las Indias, MS., parte III, lib. VIII, del PerÚ, ap. Dan'ia. tOIllOIII, pág. W3.-0viedo,
Hislocap. V.
ria de las Indias, ~l~., uhi snpra.
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
{¡\
Co..'\.QU~J"A
~(\ \t' pn.lia ,1'1'. \Il ;,~
h:¡hian '\Iceno rnso algu\ln (,uando dijnlfUe Vf!nia d,! l-misal' ¡" Ile Jo-; hlalWo<; y pJ'lIIl~hlelllellt..\ 11<1 huhiel'a l'sr.ap;lllo eon "ida si no lo s
hllhírs,~ aSt~gurarlo qUll pur cUlllquier dailo que se le
1,licil'~fladoplarialJ re[lrc"a'ias
tns espailO1eseuloseul'j:lllo, l'errJiWOi' que Sf! hllllll ban en ,SIl campamento.
Ailill!t{. (ll).l \lO ha~i:l dnda alpllla sohre las inte\lcinIles h(lsllle~ rlfl A ta tllwll [la; porque,.e hnllaha I'Urlll¡'do por un [loll~roso ~.léJ'eilo, en UII campamento muy
l'Ill ti l¡ca(lo á eosa rie una legua rle Cnxil1lwlrnu, lIiielltras que e, ta l'Ïurlad habla fido cOJllpletumeule cv:'l'uada ('or sus hahitantes.
un.
1'{""Ill'.
~"
,
.
-
-
.. .:.=-~,-~::.=--~-
"'=>- .
"
. -;
,~~/¡~.~.;l,
'./
I
-,;
:1
•..•..
'l,
r
\.
\
.\~
El Y~llc de
I
A tndo e~to 1'1rm'indo tlt·I.!tlt':l rr.'pcnilití ('o,n HlU':"
rhH ~¡¡ngre Il'ia , Ifll~ hielll'0dla "1 ~lIvia(\ode PizlIrI'(\
Iwb"r prel'i~'t) e~te reclbilllicnfo pnesto qlle no /1/'1'11bJ credencial algupa (le SU Ini~ioll. Eu '~Iwnto al a)'IIno del Inca, era "erilad, y aUllqu~ hahria recibid"
con gusto al enviado lie ltls exlrltllJeros si hubiera ~nbid •• que se hallaba nun pn su ralllpameuto,
era Sill
eml¡lIl'go pefigrosu illcomodarJo I'll estns ocasionl's
SOiEmiles cuando estaba ocup;¡do en sus deberes relIgio:.os. La, tropns quc lo rodeaban no enlll lJurncrn·
sas, consideraudo
'lue ellnea sc hallaha empeilado
en a'luedos momenlos en una guerra impoJ'lalltl';.Y
Cnl~m3Ic.,
r.orlo que haria·á Caxamak~,
lahahi¡(I1 ahandnna,lo
o"alada, y tiene como cinco legllnsdeancho.
Su r.'I'<.
,S/lS hnl>itantes para ripjar alojmniento á 10<; hlanco~,
hlacion tenia un aS[ledo muy ,upflrior;Í to,los los I;~que tan pronto hahi¡·n <le lIe,!!ar á or.npnrla (I).
hitnntes <lei país que hah;all vistn 1M ,'spaiíoles al ntl':'
.EMa espli('arion,
¡(/lnque j~lge"josa. no sali,Ozo
¡n~o tie Ins montailas, ('011J0 lo pl'ohaha el mejorl'es.
elltl'rnmente
nI generrl.
porquc p.<taba tlemnsiallo
ti 10 Y la mayor limpieza quesed,'sel1hria
enSUSpff'·
rou\'f'nrido .le la ilsturin (le Atahu;dl[la, tic ru~as itt- s(,nns y ~n sus habilaci{lllPs (2). Hasla (lontle la visl:l
'l,'wiones l'l'la tivnmente á los espaÏ101es descon.fiaha
alen nZilha, la pnrte Ibna ofrecía 10s rrsu'ta,ios (le un:1
mudJÍsimo.Comose
p.ropouiilsin emhargn cOnserVilr
Ilnicllltura
nrtiva y hien entenrlirln. Un nnrho ri.1l
relucilll'es amistosas por ilhora con el monarcn ,claro
Sf rpe¡lle.ahlt entre las ,rriJenter;ls.
facilitnnolo :llllplios
e~ que no dchia apnrcntnr 'l'le ahrigaha <osnechns.
medios;í
la aco,tumbrarla
irrigacio·.1 nor medio de
Afectantlo pups erepr impliritamrnte
la cSfllicariol1
e; mdes y aellc(lurtos 'Ilhtcrr;íneos.
Lo·s campos, dldel en"iado, lo (le~pillió con reit~ra(hs
spgllridarlps
v¡ditlos por I'nlhtlos ver(le~. preSl~nl¡¡han un table' o
rifl r¡lh~ se [lresentnria en hreve nllte pllnea.
d.(, trozos ,ill difprcnlfl ('ullil'o, porr¡'lc la li~rra cr"
Enla hiljada(le la sierra, alln'lll" I;(s ppn¡lipntlltlll
rértil, y el clima, si bien menos e,timulante
que el
fos ,Anlies.son menos rfl[lidns por el cOi;tarlo del Esl,\ dl' las ahrnsadas regiones dfl la costa, era ,mns fal'flqne por el ciel Oeste, casi Sil eS[lcriqlellto1ron 1a/Jta~ rabIe á losfuerllls productos de /:¡s lalitlllll\s t.emplarli(je.nltarles como en k <uhida; y no rne pl'flucña la rlns. Oebajo Ilelos av(,ntllrpros,ron
sushlanr.nscasns
satisfacl'Íon
de los e,pailOles euanno III sétimo di:l (IManas pllr el sol, se vein la pll'luPÎÍa rillrlall de C;¡avistaron el valle lie Caxamillra,
r¡uearlorna.lo
cnll
,xamnlca,
('omo una jrlya hrillanleen las ne/mn; faldas
torlns las qll[as rie [a a::ril'ullllra,
yacía corno ulla hrirlr I:¡.sil\rra. Como;í una legua mas /JIIl( aL través dl'l
liante YViÍria,Ia alfombra I'errll\; que nfreria UII I:on- I valle, se veian columnas de va[lorqne se levantahan
traste notahle ron las negras m:!!;as dlllos Anr\ps '1\11\ I h:ír.ia las nuhes, inrlicllntlo el punto <le los ramo<os
por toll¡.s partes· lo I'otleaban. Ell'alle es tie forma I hniios ralie:.tes mny frecuentarlos [lor los soheralllls
I {lei PerÚ.
Y n'lui tnmhicn se prpsentaha un espflcl;'lEste Último a,utor. P1 o,la parle d~ su ~hra, \¡a herho po· I culo no tan ~r~to á lo~ ojos de los espaillllcs ,;[lorql1.P
M mas ~re ~nrllar.la rip..Xprez. Su .arlnprl0l1 de la nhra del l' á lo lar"o
"el neC!iVfl rlfllns ('olinns v"íaSflnna blane:!
scr,retartn P'7.arro.rs"nemhar~nlmpnrtantp.,
pnrqnrrnr¡
nib
1"1'
1 1
,-,
l"
'l' t'
rnenos tentaciones para apart'r,e dr.1 sondel'n de la Vetllad,/, I e (fl wn( as (e camp'\naqlILcu
molli ,I lerracolp.nia esr.é1entes nra~i'>nes ,le adquirir nnlir.ins,
(I) Xerr.z.r.nnq.dr.1
Prr"I.ap.Tlarria,tnrnn
l1I,p;í~i-1
1:1) Xere7., r:onqnist1 del PerÚ, ap. RHeia, t,)mn lI1.
na UH,-Oviedo. !Ii,l. rie las Indias, \IS., llbi snpra.
I pa::ína i O:;,
I
TilllO l.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
!,~
UIllLIlJTEC,1III·; G.I';I',\H r HOIl,.
mo COpOS \Ie lIieve, ell ulla eSIl'nsion al parecer Ile raun hácia el C;lIllpallll'nto inllio , hahía un;¡ p!:¡za ,:a
varias millas. ((reran tantnslas tiendas, l'sclama uno si Lrianguldl', de es!en~ion inmensa, rodeada por e:Iiell' los conquistadores,
que pnreciall, que eíerto IlOS Iicios bajos, Estos consistían en wandl'ssa/ones,
con
puso harto espanto, porque no pensábamos que inpuerLas muy anchas que cOlllunicaban COll hl plal.a.
dios pudiesen tener Ian soberbia estancia, IIi tantas
Prohablemenle
su objeto seria servir de euart,"!,,:i
tiendas, ni tan á punto, lo l'liai hasla allí cillas I1lllias IllS soldarlos dd Inca (I). Ell la esLrelnid,lll de la plaza lllir,lIldo al calnpo ¡lahia una lurtaleza lie piedra,
nunca se viÓ, que nos causó á todos los espailOl"s
hasta coufusion y temor aunqne no con venia mostra l'- con Ulla esc.llrra por la parte Ile la ciudall y una 'Jntrad:, particular
por el lado de los arrabales.
Otra
se, IIi menos volver atrás, pOrl/ue si alguna flaqueza
en nosotros sin!ieran,
los mismos indiûs, que Ilev.í- fort,dl'za habia adcm,ís en el Ll'ITenO elel'allo que do·
minaba :i la ¡:iud,ll!, de piedra l,lIlll,il'n, )" rlllleada
bamos nos mataran,
y ansi con animoso seloulallt("
despnes de haber muy bien atalayado el pueblo y por Irf's n~urall:ls circulares,
ó mas bit'n una ~ola
tiend~s que he dicho, abajamos por el valle abajo y muralla que la rod'!aha en 10rm,I de espiral. Era \In
entramos en el pueblo de Caxamalea (I ).l)
punto sumamente
fuerte,
y la Ilbra indiraha !lias
No sabemos cu;í1es serial) los sentimieutos
riel moconocimiento
del arte de la albailÍlería y de la cil'nda
narca peruano, cuando descuurió la cabalgata mararquitectónica
de la n:lcion, qlle torlo jo lJue Imbian
I'isto los espailùles hasta entonces (5).
cial rie los cristianos,
que con hanlleras despll'f!adas
y con hrillantes cotas en que rl'f1ejaba el sol, salia de
Era ya una hora muy avanzada de la tarde rie] 1;¡
lip. noviemhre
de I ,i32, cuândo los COllljuÎstadorl's
las oscuras sinuosidades
de la sierra v se llllelantaba
con aspeclo hostil por el magnífico !l:rri!orio que na- entrarPll l'n Caxamalca.
El tiempo que habia sidn
die habia pisado hasta entonces mas que el indio.
hermoso dumnte el dia amenazaba ahor!l torm('n~a,
y hacieudo al mismo tiempo mas frio rkt aco,LUlllPUeile ser, como algunos dicen, que ellncahubiesp
atraido Ile intento á los aventureros
al corazon de su brado, empezó :i I/ol'e¡- y á caer graniw (6). Pizar¡'o,
populóso imperio, para envolverlos con sus legionps
sin embargo, tenia laI ansia por al'eriguar tiS intl'ny apoderarse con mas facilidad de sus propierlades y ciones del Inca, que determinó enviar en el ado
de sus personas (2). ¿O era unsenlimiento
natural de mismo una embajada á su campamento.
Escogió l'a·
la curiosidad,
cOliliando en sus promesas ami3tosas,
ra esto á lIernando de Soto con quince f!inetes; pl'rn
/0 que le hauia impulsado á dl'jarlos venir, sin intl'ndespues r¡ue este hubo marchado,
considerando
eSI~
tal' resistencia al1'una, á su presencia? (),~torlos monÍlmero como muy peqncilo para el caso de ([ue IJ1Idos, difíeil es neeI' que tuviese tnl,~onlianza
en sí ['iese alguna dl'mostracioll
hoslil por parte ele los
mismo, r.¡ue no mirnse con temor á los misteriosos
indios, mandri á su hrrmallo lIern:lIldo que lo siextranjeras,
que viniendo de un mUllllo desconoeirlo,
guiese l'en veinte c;thallos mas. Este capitan y otro
y con tan estr,¡iias fncullades, se Iwhian ahiel'to paso de su parlilla, nos han <lej,lllo una relacion (le esta
al través de las montañas y los vnlles, á dl'specho dI' esrursiün
primera (7).
ruantos obst<ÍCulos les podinn opl1lwr los hombres y
Entre la c.iudad y el campamenlo
illlflcrial !rabia
una calz:ll!a construida
con mucha soli, rz al través
la naturaleza.
Entre tanto Pizarro, formando su pequeño cuerpo
Ile los rampas intermedíos.
Por esta galopó rápidaen tres divisiones,
marchó hncia adelanle ron paso mente la cahallería,
y antes de baher and:lllo una lrmas mesurado y en órden de batalla por los declives
gua, IIrl"n al frente elei campamento peruano, óond,'
que cOlulur:ian á la ciudad peruana. Al acercarse, nase l'stenrlia por el sua ve declive de las muntaiws. Las
die saliÓ Ú recibirlo y penetnj por]a ciudad sin enCOll- lanzlls de los ~urrrrros eS!:1ban clavadas en tierra drIrnr un solo ser viviente, ni oil' mus ruiùos que el ceo lante dl) sus licurlas, v los soldados iudios hahi,llI
salido rie ellus pnra coutemplar
en ~ilencio y COli
de los pa~os de sus compañeros.
Era una ciudad de hastante considerarian,
q~le asümbro la partida cr¡st:ana , que con ruillo Ile arm:l,
y de trompetas
pasaha rápid,lIl1ente junto á ellos,
contenia unos diez mil habitantes,
nlgo mas prohncomo alguna terrible npariciOIl, en alns 111'1viento.
bll'mente que la pobladou que contiene hoy á la ciudad morlerna de Cnjarnarca (:1). La mayor parte de I,ls
El rlestacanwnto
]Iegó en breve á un ,lIlcho pern
por la pr;'casas estaball construidas
con arcilla l'nllurecÏtia :1\ poco profun,]o ¡¡rroyo, que serpenteando
sol, y los techos de paja, Ó IIlndera. AIf(lInils rie I,;s dera, formalw lIna de 1;15defens;ls del campamenlo
cnsas princip,lles ern!) de piedra, y IwlÚ en ]a ciud ••d dellncn.
Atra\'l'sábnlo un pUl'nte de madern, pero
un convento de las vlrgenes del sol, y un templo de- desconfiando
de su solidez los f(inetes, prefirieron
dicado á la misllJa deirlarl tUlelar, y esle se ¡wllnha
pasar el río 5 vado, v sin dificulLad llegaron :í la orilla
oculto entre las profundas sombras de un bosquecil!o
opuest;¡. Un b,.talloù de guerrl'ros iudios esta ha foren los alrederlùres cie la ciudad. En el barrio rlue mi- mado en la otra estremidad del puente, pef!) no cau(I) lIeJaciOlI del primer descubrimiQnto,
~¡S.
(4) Carta de Hernando Pizarro, ap. Oviedo. lJis!. de 13~
E~ta el'a iodudablemente la opiniou del couquistador
Indi~s, MS., rarle 1II,lib. VIII, rap. XV.-X'~rez, Conq.
que tanto hemos cilado, y cuyo manmcrito impetrerto con- del PerÚ, ap. lIarria, tomo Ill, pag.1H:i.
tiene lo~ datos que dan masJuz en esla rarte de nue~tra his·
(5) "Fuerzas son que entre iodios no se han I·i'lo tales"
toria. I Teniéndunos en muy poco y no hacieodo cuenla que Xerez; Conq. del Perú, ap. lIarcia, tomo Ill, p;íl'. H):í1UO hombres le habian de ofender, dió lu¡rar y cooslntió pa - I1elacion ,Jel primec desCJJb., ~JS.
s;jsemos por aquel paso y por 011'05 muchos Lan ;nalos 1'001,1
(G) .llesde:l poro rato comenzó á !lover y rarr granizo "
~I, l'orque realmente, :llo que despues se supo yaveri!(Ul1, (Xerez, (on4. dell'~ríl, ap. nareia, tOIllOIII, l'il!!. W:; )
su intencion el·a vernas 'I pregollnlarnos de dlínde vel:ialllos, Caxamalra en el dialecto ¡udio si~nifica: "lugoar de hielo ,l'
y quién uos hahia ech~do alii y qué qucriamos. !'iJrlllle f/'/r
porque la tflllperatura allnljue goeneralmeutc suave ya¡:n7/lUl/ .çríbio 1/ discrelo,
11 aUl/que .Wl IlIz 1/i·esr,riplu1"II,
dahle, suele variar á v·ccespor efecto de lüs hclados vient'\s
IImÎ.qo de .'liber 1/ de NOW e1/leudimiento;
y dcsplles Ú del Este, muy perniciosos á la ve¡relaClon. Stevrnson, Il~hol~~¡Jo;e con nesotros, lomarrlOSlos eahaJ:os y 'as rosaô 'Inc· sidenria ell la ArT.érica del Eur, tomo II, p;\g. I::lU.
á él mas la aplacian '1 sacrificar á 103 deln;js.> lIelacion d,l
(i) Carl:; de IInnadé [,izarro ~IS.
primec de<cuh , ~IS.
I.a carla dl' IICI'IJando[,izarro, diri¡rida á la Ilea/ Audiencia
(:1) ~egun Steveson, e~ta roblaclOn qlle e<tá muy mcz- de Santo 1J0min!!o, da nua rc/acJon eompletn dc los estraorriada, s'lbe ó suhia haee IJIlOSIrclllta alIOS:l'unos ~Iete o,iI dir.arios acontecimientos contenidn>en este yen el si¡rlJienLp.
habitantcs. Este inteli¡rentc viajero hace una descripflonllluy
capitulo, en (lile l'ste conquistador tuvo una parte IIIUY1'1'11Ianimada de la eilJd¡:d, en que re~idi¡\ al¡rlln ti,'mi'0' Y q!;C : cipal. Concediendo ~u rarle correspondirnte ~ la p;Il'l:,a/ida'¡
par~ce haber mirado COllespecial pre:]i!crr¡on. Probal,!elJll'u- , inevit;,ble en uno de los principales actores de las escenas I/""
te hoy no ocura el rango relativo que tenia en llunpo dI' los I !'e describen, no rllede hubl'l' mejor testimonitl. El infatig;Inca~. lIesideucia en la Améliea dcl ~lIr, 1011.11 If, I;;.::. 1;;1. I hie OI'I€'!O, (I"e vi,'i,', ell Salita Dúlllingo, cún'ICiÚsu illll'I"·(2)
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1.\ cO~Q(\ST.\ UEI. l'J:lli:.
Raron la menor molestia á los españoles; 1. est09 tenian órdenes severas de Pizarro, caHiinútiles en sus
actuales circunstancias, para tratar con cortesía á
los naturales. Uno de los indios indi~ó el punto en
(lue se hallabl ellnca (I).
Era este ua patio aùierto, con un lisero edificio ó
casa de recreo en el centro, rodeada (le corredores
que por detns miraban á UII jardin. Las paredes estallan cuhierlas con una especie de e;Luco bl illante,
blanco vde color, yen el espacio abiertodelauteuel
edificio', habia nn estanque ó bailaclera de piedra, á
que venian á parar acueduct.os que lo surtian rIe agua
caliente y fria (2). Una especie de tina de piedra labrada, quizas construida posteriormente, aun se co·
noce en aquel punto bajo ri nombre de l( bailo del
Inca (3).» El patio estaba lleno Ile indios nobles, vestidos con brillantes trajes, sil'\'iendo al monarca, y
de mujeres de la casarea!. En medio de esta reunion
no era difícil distinguir la persona de Atahuallpa,
aunque su traje ~ra mas sencillo qu,) el de sus cortesanos. Pero le calUsobre la freJlt~ la borla encarnada,
distinti\'o Illuy conocido d3 Jos monarcas perUa¡lllS,
y que este no habi,} usallo hasta ùespues de la derrota de su iwrmano lInasear. Estaba sClltiulo Cil Ull
banco bajo ó almohadon, poco mas 6 menos segun /a
costumbre morisca, y sm. nobles y oficiales principales se hallaban en pié al rededor de éJ, call gran
ceremonia, ocupando puestos segun su rango Ci).
Los esp¡,ilOles miraban con mucha curiosidad al
príncipe dl) cuya cruel,\ad y ast.ncia habian aida hahlar tanto, y cuyo valor le'llUbia asegurado la pose.sion del imperio. Pero en sulisonom[a no se conoCla
el rasLro ni ùe esas feroces pasiones ni de la sagacidad que s(' le ha atribuido; y aunque en su comportamiento ~e notaba l¡t gravedaù y la conciencia del
poder que tambien sientilll á un soberano, parecia
haber des1errado toda clnse de espresiOl~de sus facciones, conservando tan solo la apatía tan caracteristica de las raza~ americJJlJs. En la ocasion presente
esto debió ser, á Jo menos en parte, fingido. Porque
es imposihle que el principe indio no hubiera contemplado con interés y curwsidad un eS(lectáculo tall
estraño, ':f en cierto 1Il0do, tan aterrador, corno el
que ofrecian estos misteriosos rxtranjeros, y para el
cual ninguna descripcioll anterior podia haberlo preparado.
IIernando Pizarro y Sl)to , solo con dos ó tres de
tancia, y felizmente incorporú el documento en su gr~n obra,
[list. de la.' Indias, MS., parte IJI, lib. VIII, rap. XV.- El
autor anóninlO de la lIelacion del primer descub., MS., tambien fue con esta partida.
(1) Pedl'o Pizarro, Dcscub. 'J ConlJ. MS.-CarLa de lIernando PitRrro, MS.
(:!) Xer"-z, Conquista del Perú, al" Darcia, lomo Ill, página 202.
«y al e,tanque venian dJ3 caiíos de agua, uno caliente Y
otro frio, Yalii se templaba la una con Ja otra. para cuando
el seiíor se queria baÎ1ar Ó SIIS mujeres, que olra persona no
osaba ent,'ar en él so pena de la vida •• Pedro Pizarro, Descubrimiento Y Conq., MS.
(3) Stevenson, ll.esidenc:a en la América del Sur, tomo II,
pá¡¡. HH.
(-l,) Xelez, Conq. del PërÚ¡ aro Rarria, tomo III, página H16.-Carta de I/ernando '¡zarro, MS.
El conquistador anónimo á quien tantas veces he ritado y
que fue tèstigo presencial de todo esto, describe el aspeclo del
monarca peruano en lenguaje animado aunque sencillo. «LIegados al patIO de la dicha casa que lenia delante de ella, vimos estar en medio de ([rac muchedumbre de indios asentado
aquel ~ran señor Atabaljp) (de quien lanla nOlicia y tantas
rosas nos habian diCho) con una corona en la cabeza y una
horla que le saha della y Ic< cubria toda la frente, la cual era
la insinia real, sentado en IIna sil/ecHa mny haja del suelo,
como los lurcos y moros acoslumbran sentarse, el cual estaba
con tan la magestad y aparato cual nunca se ha visto jamás,
porque e~taha cercado de mas de seiscientos sciiores de su
tierra .• Heladon del primer descub., MS..
TO)I') l.
{lf)
los que le acompañaLan, se acerCaron le.llamente á
caLallo para colocarse al frente del Inca; y el prime1'0, hat:iéndole un resp~tuoso salul;'), pero sin de~montar, dijo á Atahuallpa !Jue veuia COIn,:'embajador
de su lermlno, comanllante de los espauoles, á poner en su conocimiento que hahia llegado á Caxa~
malca. Anuncióle que eran sÚbdilos de un poderoso
príncille que vivia mas allá del Océano, r que \'enian
atraid JSpor la [uma de sus grandes \'iclori"s {¡ ofrecerle fUS servicios, y á cOIJIunicarle lasdo!:lrinas de
la verclarlera fe que ellos profesaban; é ¡nyitóle además e} nombre de su jefe á que pasase á visitllr á los
españJles en su residencia actual.
A tllllo esto el Inca no contestó una sola palabra, ni
aUIl h:w un gesto que pudiese indicar <¡ne queda!.",
enterado) aunque se la tradujo todo Felipillo, IIIJOde
los il térpretes de qua hemos hahladu ya. El Inca
guardó un silencio absoluto, y perrnaneeió con lu~
ojos ¡;jos en tierr~; pero uno de sus nobles, que sr
hallaba en pió á su lado, contestó: l( Rien e:;l;'1(';).1)
Esta I)r:t una situacion muy embarazosa p:lr;llos es
pailO!es,lJue parecían ahora tan dislantes dc saber
cuales l'l'un las verdaderas iutenciones del llWIJ¡jl'('¡j
perulllo relativaluente á ellos, COIIlOcuando se h;lI:aban al otro lado de Jas monLañas.
Pero lIern~ndo Piz:¡rro voldó á hablar en ll'~rminos
cortc;;es y respetuosos, suplicando al lnca que contestnse ÚImismo, y les hiciese sahel' cuul era Su "0luntad (6). Atahuallpaentoncesvolvi6.a
eabczasonrién,\ose para mirarle, y le contestó se1::ununo de los
testi!)os de la escena: «Decid á ese capitan que os
envil acá, que yo estoy en ayullo, y le acabo maÏJana
para mailana; que en bebiendo una vez, yo iré con
aIgu nos de estos principales mios á l'l'l'me con él:
que en tanLo él se aposente en esas casas que esLán
en Il plaza que son comunes á todos, v que uOentren
en (,tra ninguna hasta que yo va~'a, q'¡;,eyo mandaré
lo que se ha de hacer (i).»
Soto, que, como alites hemo~ dicho, presenciaba
estr entrevista, era el mejor montado y quizás el
mejor ginele de la falanje conquistadcra. Observan·
do 'lue AtalJllallp~ examinaba con algun interés el fo'
gOS) caballo que tenia delante taseando el freno v
rat~ando cùn la impaciencia natural de un caballo dè
batllla, el espailOlle meM espuela y le di6 rienda, y
ecl:6 á correr Ii todo escape por fa llanura; luego revol·¡jendo y hacieJlllo describir \'arios círculos á su
eal:allo, desplegó todos los hermosos movimientos de
est'1Y su propia destreza; por lill, par;ínllolo repentinamente en su carrera, casi hizo dO-sclllsar al animal
sol ,re su cuarto trasero, tan cerca ¡le la persona d!'1
Inla, que parle (le la espuma rIel hrioso animal salpit ó su traje. Pero Alahl1allpa sosteni¡lla misma COII1po,lura marmórea que antes, aunque algullos de sus
soldados junto á qUIenes pasti Soto en Sll earrera, se
aS'llitaron tanto que huyeron despavoridos; timideT.
que les costó muy caro, si es cierto, como aseguran
lo~ espaiio:es, que Atahuallpa les hiza (¡uilar la vida
aquella noche lllisma por haber manifestado debi(;jj «Las cuales por él oidas, con ser S.1 iur.linacion pregrntarnos YSdher<1ónde veuialllos, y qué qucriamos, y ver
III eSlras personds y caballos, tubo laula serenidad en el rostr'l, y tanta gravedad en su persona, que no quiso responder
1'[labra á lo que se Je decia , salvo que un señor de aquellos
gle estaban par de él respondia: bien eslá.' Relacion del
l',imer descub., !tiS.
«(i) .Visto por el dicho I1úrnando Pizarro que él no hablahl., Y que aquella terccra persona respon:Jia de suyo, 10rllÓ
á ;urlicar que él hablase por w hoea y le respondiese lo que
(Ilj~iese.» Helaríon del primé!' descub., ~18.
(i) Ibid., MS., ubi ~upra.
En esta sin¡¡ular entrevista he seguido la relaeion del cabll1ero que acompañó á l/ernando PIzarro, prefiriendo á la
de este, porque se da á si mismo un aire I'anfarron poco creib e, y se atribuye una conducta demasiallo/~agestuosa.
;¡
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
ill(,
DIRI.IOTf:C.\
ilE
li.\atl Ian ill¡Jl~corosa en presencia de los extranjer(\~ (I).
En $cgah.la los criaJos del monarca ofrecieron algl1na~ cosas de comer á los espailOles que estos no
aceplartm porque no querian dl'smontnr. Pero si behieron un poco de chicha , servida cn vasos de oro de
nn tamaiío estraor(linario,
por las hellezas del harem
imperial (2). f)es{lidÍt~ndose d(~spucS rcspeluosamenle, 108 espailOlcs volvieron á Caxamalca hac¡'mdo
muchas y tristes reflexiones sohre lo que hahian
visto; sohre ell'stado yopu/encia del monarca iodin;
~obre la fuerza de su al'mamclJ to mi/itar; sohre su
ri¡uipo perfecto, y la lIparcnte disciplina (lue cn sus
filas se llotaha ; to,lo lo (¡Ile parecia denotar un gr:ldo
mucho mayor Ile civ:lízacion, y pOI' consiguiente de
poder, ql\<\ cnanto habiall v¡stocn las regiones b;ljas
del pais. Al ponel' t.odo esto 00 contraste con lo pequciío de su propia fuerza, demasiado avanzada
ahora para que le pu[liesen llegar socorros y l'efuel'1.0S, c'lllocieron
que 110 hahian obrado con prudencia lanzándose al centro de tan formidalJle imperio,
yestaban
llenos de tristes presentimientos
para el
porvenir (;I). Pronto SP. comunicó á sus camaradas
llel campamento su espiritu de ahatimiento,
que no
disminuyó ciertamente cuando, habiendo anochecido, "jeron encenderse los fuegos de los peruanos,
que cnbrian el declive de la 1lI0ntaÏia, y que, segun
lUlOIle los conquistndores,
eran tan numerosos COllJO
las l'strellas del cie!0(4).
Sin l'mbargo I.ahia un corazon en el seno Ile ¡¡queHa pOlJueña hueste en que no lograban penetrar ni el
aùatimiento ni ci tomnr. Este era el de Pizarro, quo
al re ves estaha I/eno de Slltisfacci()n al ver que por
tin habian llegado las cosas á In erisis qne él habia
ansiado duraute tanto tiempo, Vió la llecesidad de
dur páhulo (¡ nn sl~ntimiento un:ilogú en los suyos,
siu lo cual todo se había perdido; y así, sin revelar
sus planes, hahló con SllS soldados y les suplicó que
no desmayasen ell semejante eircunstancia,
cuando
ya se encontrahan
fl'elltl~ á frente con el 'Cnemigo
lJue tan cOIlstantcmentehabian
hm;cado.llogóles
que
confiasen en su propio v:dor y en el auxilio de aquella
Providencia que /05 hahia salvado cn tantas pruebas
terribles: en esa Providencia que 110 los abandonaria
;¡hora. Y si la ventaja de/ número, pOI' grande que
rU~St~, estaba en favor tlcl enemigo,
¡.qué importaba
si el brazo de Dios cstaba ell favor do los espaîia-
GASPAR
Y nOIr..
les (5)'~ El sohl:\llo espailOl obra l/a :i impulsos de la
doblo influencia del espíritu caballeresco y del entusiasmo religioso. Este Último era el mas eficaz en la
hora del peligro; y Pizarro que cllteIllli:) bien el carácter de la gente que tenia que manejar, presentanrlo la empresa hajo el carácter do una cruza,la,
reanimó el fuego cntre las eeniz:ls del entusiasmo en
los pechos rle sus soldados y restableei6
en ellos su
decaído arrlor.
Llamó, l'Iles, á eonso,io á sus oficiales para discutir el plan de opcraciolws {¡ mas bien para proponerles el prnyecl.o estraordinarío
eU)'a cJ(~wcioll habia
decirlill(). Era este armar lIna cela,h nllnca , y kOgerle prisioneroála
faz de to,lo su ejército, proyêT'to
peligrosislmo y COIllOse deia com'cer, casi desesperad,). Pcro tambien eran desesperadas
las c1rt'unstancias en que los espaÏioles so hallaban. A cualquiera
parle qne se volviesen veíanse amenazados de IGS
lilas terribles rie~gos; y val iil mas arf'rostrarlos con
valor que retl'Oeeder ante ellos cuando no hahia medio de evitarlos.
Para hui¡' era ya demasiarlo tnI'M, ¡. A,IÔnde /Jahian de huir? A la primera s,~i)al Ile retirada eneria
sohre cllos tod.) el ejército del lRc:!. Sus pasos serian
contados por nn enl\migo mucho lilas conocedor (IUfl
ellos mismos de la.; escabrosidades
de la sierra, el
cllal ocnpando las salidns ~odria cercarles por todos
lados, además este lIlovinncnto retróf!rado disminuir~a III conli:lIlza y por cor~siguiente /a fllerz~ del e.lércJto espanol alllllsmo tIempo que doblana la ¡JI' su
enemJgo.
Piles permnnhcer largo tiempo en Ja inaccion , en
la posicion que los españoles ocupaban, parecia igual·
mente peligrMo. Aun suponíen,lo 'lile At:lIlUallpa
fuese amigo d,~ Inscristiano.;, no podian ~stos cUllliar
en que pe'rscI·t'r:lse en su amistad. La falllíliaridn[l
con/os blancos de-truiria pronto la idea de lJ.ue fuesen
seres sohrenatorales
y aun la de que fuesell de naturaleza superior á la sup. Su corto nÍllllero JI) inspiraria desprecio: sus caballos, sus nrlllas y su ostentoso
aparato sPi'ian UII ceho para el bárbaro monarca,
y
cuando ~\l[liese qne estaba en su lIlano aniquilar :i
SllS poseedores,
no t.ardaria en enconlrar
prctesto
para ello. Uno hue'no se le ofrecia ya en las lIledidas
arhitrarias de los conquistadores
y cn su marcha por
sus dominios.
¿ Pero qué motiro tenian para lisonjearse do que
ollnea les fuese 1'1Iboral>le? Era un príncipe astuto y
nada escrl1puloso, y si las noticias que con frecucncia habinn recibido en el camino erau ciertas, siempre ~abia mirado COli 1Il~los ojos la. llegada de fos
espanmes ; apenas era poslb/e que huhlCsehecho otr'l
cosa; sus mensajes de amistad no habi~n tenido mas
objeto que engailarlos para (lue cruzaran Jas montañas donde con el auxilio Ile sus guerreros podria fÚcitmente destruirlos.
¡':staban pues envueltos en las
redes que el sagaz monarca les habia tendido.
Asi su Único remedio era volver contra ellnca los
arWicios con que habia engañado á los esvaùoles y
cogerll\ si 1'1\1 posihlc en sus propias redes, No había
tiempo que perdcr, porque de un dja ¡j otro podian
volver Jas victoriosas legIOnes que acababan de vencer en el Sm', haciendo asi mas grande la desigua/nad IlÎlInerica entre el ejército del luca y los espallOreS.
Sin embargo comba lir á Ata.huallpa en campo abierto era muy airiesgado,
y aunque la victoria coronase
sus esfuerzos. 110 era probable qlle una persona tan
imporl.uute cómo la del Inca cayese en poder de los
vencellores. La invi tacion que habia aceptado de visil.arles t!lISlISreales les proporciollaba el medio mejor de
asegurar la [Iesealla presa. Ni parecia tan desesperad,)
(I) Pedro Pizarro, dcscub. 'i Conq., MS.-ReI. del primer tlescub. , MS.
"y algunos iodio~, con miedo, se desviaron de la (arrera,
por lo cual Atabalipa los hilO luego malar .• (Zárate, Conquista del PerÚ, lib.lI, cap. lV.)-Xcrez dire que el mismo
Atahnallpa coofesó e~te hec!tocnconvers.ciou con losespaüoles
cuando estaba prisionero,- El caballo de Soto ¡Jebia ciertamente asustar {¡ Jos indios, si, como asegnra Ba/boa, salvaba
IllI espacio ùe veinte piós en un salto, y esta llevando un ginete cubierto de al'madura. lIi~toria dell'cril, cap. XXII.
(2) Helacion de! primer descuhrimiento, MS. - Xerez,
Conq. del Peril, ap. [larcia, tomo 11/, pág. i9G.
(:'i) .1Iecho eslo y vislo y alalayado la grandeza del ejçrdto, y las tiendas que era bieu de ver, MS volvimos ~dollde
ci dicho raplian nos estaba esperando, harto espanl~dos de
lo que habíamos visto, hablaudo y tomando entre nosolros
muchos acnrl'dos y opiniones de lo que se dcbia hacer, egtaado todos con mucho temor de ser tan pocos, y estar lao
melidosen la tierra donde norodiam03 ser socorridos.» (Relarion del prirn[1tdescub., ~lS.) Pedro Pizarro tiene hastante
franqueza para confe;;ar la consternacion de los €sPllilO!es.
([¡escub. y COlJq.) El miedo era una srnsation fIIUY estraila
.para el soldado t'SpailOl.Pero si BO )0 esperimentaba eu ocasio!! semejaute, debía parererse (¡ a'luel intrépido cal,aJhro
que, COIllO deci3 Cados V, «nunca s.e hubiera atrevido á
despaviJar IIna )uz con Jas drdo,."
(l) ,,J!erimos la ¡:uanl,a de la plaza, de donde se veian los
fuegos ùel ejérrito de JOSiodios, Jo CHal era cosa ~sralltabl~,
que como estaban en una ladera la mayor ¡¡arte, v ¡anjuntos
Ci) Xerez, Conq. del PeriÍ, ar. Barcia, tomo ur, p;lg.19ï
unos de otros, no parecia 8ino Uf!cielo mu~' estrellado." Hel acion de/l,rimer d~srllb, , .'IS.
-- :'\aharro, IIclac!Oll sllmaria, ~IS,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I ,CUW\;ISTA
tO~
1)1::1.I'I:.I\\'.
~us espaldas, y Iju'~ d"'pues de c~i~ladosalllente
pe
:;adu y U!1ulu,lu era Ilue~ to en depuslto La.!o la custu;
dia de l,na fuerte Ijua·dia. EnL0l1ces empezaron u
"reer que se cumplida!. las ma¡.(níficl1s prumesas del
Illca' l'cm al paso que su avaricia se aguzaha al ver
dela:lte \'e sí ulla riqueza Que ap~nasse ha!¡ian aLre.,'iJo d in:üginar; se allluentaball sus IIlIpaclCDtes e!.'·
I,(tnei,ls, 110 ¡,aciéndose car¡:o de la di,1 ¡n,{·ia )' diliel Itades del c¡llIliIlO, y vitupl'lando
¡dlallll'nte la
t¡n\anla con que se ejecutauan Ius Il'/.(il''; IJlilud¡,!os.
L11)garon;í sospeclwr taruLien que Ala[¡U¡t1ll'a Il ubl\~se iuventado el pretesto de su rescat •., solamenLe Clin
el oujeLode entablar comi.1nÏl:aciones
COli~us ,<,sal/I's
1m,s di;;tante;; Y que la dilacion fues~ e¡drul ¡,da CUll
~I"r.rle de 1/uasc,. r;
I~l ùlljp.lo ¡le ganal' tienipo para asegurar la ejecllc~on ; florlr,ín inspe,l~cion3r la ejecucion (h: III1Sb,rdencs y \'Cr
tie, Sll~ planes. ClrculaiJa!~ n~mores rll) suhlevacron I con W~ flronlOS 0IOS que 110 se I"'l'para ¡\II1~lIn IIIUVI..
1~Il~relos [l,'ruanos y lIIar.tlestaballStl
entre los espa- I miento hGstil." La orel'la era 11Iena; ~ I'1zarrn rle¡.oles lëmores rie Ull ¡¡taqlle.repentinoY~èneral
con-l seOS(1 .le alitluirir noticias lIIasl:jl'l~llnst;lnci;lI\;¡s YHU'
ti'a sus real,s, Sus nuevas rHluez::s les (heron IlHl)'Or t~llti':as del e"tohlo del país, la aCCpl') tie ùuuisJllIa
causa rie cuÎtl¿lllo y temblaban (()1II0 el a mro ellllledio
"anr. (2).
Ile sus tesoros (I),
,.. Alites Ile la parLi,la de ,,~tos emisario;,
el glllll\ral
• Pizarro comullicó :í su prisi~n~ro los rUIllOres que hahía de;;p;lI~hudl) á su her~lallo He,rualillo f'OIl U!IU~
f'rrculahan r.ntrè los soldado;;, .helell'\o que I!no de los veint'l caballos y un pequello cuerpu de IIIfanlNJa a
~ilios que SIl sell~l¡¡han COIllOpunto Ile reUIlIOI1 cie los' la illlllerlíat¡¡ ciurlad de l;uamadllldJo
, COli ,',rdtHl dll
illllios era I" inmediata dlll'ad de t;u;lIl1.al:hucho. Ata- ! reconocer el pais y al'eriguar si t\l'il lí /JO ci"/'Io nll'll'
Iollallpa oyÓ COll graIl sorpresa la IlollCla y rechazó:
/Ililrde llillwrserelluído
allí fuerza armar a.llel'll;lIl1lu
"'III jlJdigIla~í~n el cargo que se I~..hacia COni;) fal~o ' PízaITo (\ncoutrÔ el pais tranquilo y rl~ci¡'ió Illuy ~)uCdesde el prItICI!HO !Iasta <'lfin, Id';l unu solo rie JIIIS Ilí:l ac,)girla de los nalurales;
pm'u anle, Ile sahr de
\'3sallos, .Iijll, se atreverá il presentarse armado pi á [ t;uamaehucho
re,~ihió Mdcups de su IIcrlJiilUo \JJra.
levanla¡: tin :Iello sin, I"fl!t>n m,iil: Me tenei~, (l~a~lió, Ique continuase su lJ):u'cha á ¡lachacan¡;¡t:, ,'il\llal ~in vuestro poder; IIlI VIda rsta a vuestra dISpOSICIOlJ; ll1ada en In cnsta 4 clCulr;.;uas pUl' lo 1l1l!II11Stlo IlIsi.t(Ut\ luejnr garallLia podeis tenC!" de I1Ji lidelida,J '? Il tancí¡¡ dl! Caxamalca.
I1abia en esta cítll\;lll un grao
Ilesnucs manifcstó al .ido l!ôpalJOI ljue las distancias
tcmlll'l eOl1s:Igl'allo al dios Pachac;trJlac ¿J (juie/J Ins
de ÚludlOS )llllltos erilll Illuy grandes; ljlle :lUnque
perua10s reverenciahan
corno Ii criador delnlundo.
Sl! enviase :í Cuzco, la cnpital, un lIIens;"ie pnl' Illla Dicest' qlle en SÍ! priluera ocupal:ioll del país elll:oll'
, rie de corr~os apo,;tnd(,!; tI ef'lcto, tafllaria enlle- : tra!"On allí alrarcs erigi,los ell hOllOI' de IISlt~dius; y
ar llesde Catam¡dca cinco d¡as y fJlle se necesil¿¡rlulI : era talla \'cncrac¡on en qlw le tcuiHn lo; natura'f!s.
¡,\uf:has Sl'lIWllaS pa~a que :o~ portadores del tesoro! que IllS Illcas e~ vez de ahlllir Sil culto juzgaron /ll:~s
'.HldlPscn haecr elmlslIHl ealllllJoYUlJ ~arga tall pe~a- : ¡>l'lI,lentt' autorI7.arlo:.!u/ltalneIl1e
CO!! el de su pro¡lla
da sohli>, sus esp;¡lrlas, 41'el'0 pod,els ~atlsraceros, diJO, I Ileit.lad ei Sol. Dno y otro lBlIlplo se elcvahan JUlllos
de (/ue 11I"i·lcedoIle huena fe, envl;IIHlo algullos de vos: sobre las alturas qlle dominaban la I~i\l"ad
Pach;tvtros á (uzct). Yo les d"ré 1:11 salvo cUllllucto; y aliI l' camac,Y prO;;Il\ll'itban ~onlas orrendas.dtè s,us resl:l'c"
I
ne
(I) Zárate, Î.ouq. del Pelit, ¡,h, II, rap,lV.-Naharro,
\lrlarinu SUII\;/Iio • MS.-Xere7., COllq Jell'elÚ, ap,llarcia,
(.IIIa, Hf ~ 1';1:..". ':?flL
(:!) ll'dro PIzarro.
! (1,«,L:,
I
"l'scuh.
(le) Perll, al'. llama,
;,\;d¡;lITII,
JhJacilJII
y
JI.:,.-Xc..!e7.. (.11\1Ill. pag;;. :!O" :- ,:!().!,- .
ClllIll',
IOllll)
~tllljjrj,'l .. ,,~.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
JI [)
IHIlLlOJ El: \ IlE ';.\"1'.\11 \' l¡(lIG.
(Sagaz concierlo,
dice un :lllti¡rUO ('s- . IlIagnituc1 de Jas rehailOs de llamas que [lacían la lile·
critor,
con ci cual el granrle ellcmigo rirl géucro
1I1da ycrha que crece en ¡:IS elel'adas regiones (le los
hnmano se aseguraba doble cosccha dc ai/llls (t ).1) AIl(les; alguno; esrahan rr.cogido~; cn ccrcados; pero
I'cro e/ templo rie I'achacnmac continuaua
manlegeneralmente
pacían en Iihertad bajo la eustorlia d,~
niendo su ascendiente,
y los or¡jcu/os 'lUll se dahan ~us pastores indills; V los conquisladores
supieron
desde su oscura v misteriosa gruta nil tenian !llenos
f'nlOIICes que al/uellos' illlimales eran guardados l'OH
replllaeion
entre los naturales
rl(~ Tal'aulinsuya
(ó tallto cuidado eOlllo los merinns de su país V sus emisean las cuatro ¡¡¡,rIes del mUIlI!n, segun se lIalllaba al graciones ill regladas call tunto esmero co'1Il0 las de
PerÚ [lor .los IlIcas) que los onículo, de Delflls entre
aqucllo~ (4).
los nllti¡,;uos griegos. l/aGÍallsc peregl'illnriolles
á,
Las [lendientes (le las JI)(lntnÏlus estahan cubiertas
aquel sagr'ado silio desde fus r,'giones IIHl5dislantes,
de cllOzas y poLlaciones, algullOlsdegran1e
estensior;
y la ciudad de l'admcarnac
era para lo~ peruallos Jo y el pais pr,~sentab;¡ por todas parles señales Ile un
;/ue la Mera pnrn I,)s llI:dlOlIlrtanos Ó Cholula para ell cultivo muy arielantarlo. Veíanse campos de tri;;o inpuehlo de Anahuac.
El sallllwrio de la ¡Ieida,l énri- I ,\io en toclos sus diferentes gratios deuesarro'lo,
desljuecid(\ con los trihut.os <le los peregrinos,
)Jeg,) il de 1.1tierna y verde paja hasta la amarilla y madura
ser uno d(~ los lilas opulelltos de la tierra, y Atahuallesph;.l. Al paSI) que los españoles descendian á IllS
pa, deseoso de reunir su rescate la mas pronto po- profundos valles que elividen las crestas de las cordisible, aconsejó;í Pjzarro que cnviuse un destaeamen: lieras, se veian rOlleados de la vejetacion ele un clillla
tll en aquella direccioll pam "poderarse rlelos tesoros ¡Illas cúli.¡o, vejetacion que eleleitaba los sentitÏos con
antes de ql1e pudiesen ocultarlos los s;lcerdotes
del el aJewe espect;ículo de mil brillantes co'.ores y la
lemplo.
deliciosa percepcion de mil esquisitos perfume,;. PJr
Ofrecia este viaje muchas difknllnries.
El camillO
tOtlas partes Ja feracidacl natural del suelo estaba escorría en sus clos terceras parles á la larl!o de las cor- timulada por un si,tema cuidacloso de riego, en q'le
dilleras V de trecho ell trecho Je interrumpían
las e,tahan aprovechadas
todas fas aguas qne descendilll
''restas ¡j(~las montaiws que presentaban
obstáculos
cie los Audes, y el terreno dll lJs mOlltnlms esta ha
no pequeilOs rle vencer. Afort!!nariamente
en la otra adornado de .iardiues y huertos que osteutaban
fruparte tenían 108 viajeros el heneficio del grau camino
tos de todas latitllrl~s. Los espailOle;; no se causahan
de ï.U7.CO, y (maria en la crislianrlael, esclama Hernan·
de admirar !a industria enn que los indígenas Imbian
do pjz;lfl'O, iguala á la magniJiceur.ia
ele este camino
aprol'cchaoo
la honrlad natural del suelo Ó sllplid) á
(Ille atravies'a la sierr,1 (2). >J En algunos IlUntos los la falla rle la naturdleza
doncle r.sta no hahía sido tan
lomos de roca eran tan pendientes lJue se wbian fa- pródiga de sus benelicios.
hricadn escalones en e(los para los \'1ajeros; y aunque
Y a fues~ por {¡l'den del Inca Íi ra por el temOI' que
el camiuo estaha protegido á los lados por fuerte~ ha- en toelo el pais habian infunelido las /wzail3s ele los
lau~tradas ó parapetos de piedra, costaba gran dili· eonquistarlor~s,
lo cierto es que fueron estos recibiculhlel á los cahallossubil'
por él. C/lrtábaole tambjen
Ilos CO'! benévola hospitalidad
en todo~ los puntos
muchas corrientes
sohre Jas cuales se ¡/lluian conS-IliaI'
donde pasaron, dálllloselrsillojllmielltos
y rlisLriI.l'uido puenles de mallera y algunos rie piedra; lIUU- )uyéndoseles rie cuando en cuando ;lImndantes p~o(lue ;í veces Jas ;¡guils (/ue se rlesprenrliun de las mou- visiones sacadas de bien surtidos almacenes j y en
taÎÍas formab;m tan furiosos torrentes gue el Único a'gun;ls ciudades salían los habitantes
;í recibirles
Inedio de pasar/?s eran los nexiules puentes ~e mim-\ caulaudo y biliJanno y ~uallrlo se.v?lvian ;í pon.er ell
!Ire, en cuyo metodo estaban muy poco espernllentamarcha les dahan uu numero suhcJCnte Ile IIllh(l;, cie
,los los es~ailOles. Eslos ~uentes es~ahan as(~gurados
car/Za pmI 'Ille les lIevasell sus I~ql¡jnajes P).
(ln carla orIlla á fuertes pIlares de piedra; pero como
Alltn desplles de u/gunas semanas de vlilJe penoso,
Ilabian si.io construidos
para sostener
un peso no •.•pesal'lle todos e"tos alivios, llegó lIernand(l Pi7."rro
lili/VOl' quc el de un hombre y un llama, y como en la deJante de la eiurlad de Pachacamac.
Er:! !)sla muy
apariencia
eran escesil'amente
frá¡;iJes,los esplIilOles
popul/lsa y rie edificios ¡;ólirl;lI11enle construidos
J'ilUtelllian avellturarseá
pasar por e(foscon sus caballos.
dIOS de r.(fos. El templo de la deida,ltutelilr
en lin
La espr.rieucÏa, sin embargo, les mostró en breve que vasto edificio de piedra, Ó Illas hien un conjunto dI)
nran capaces de sostener mucho mayor peso; y si bien I erlilidos que agrupados
alrerledor de una colina cÔ1:\Iusa!lan vértigos el ruido t1eltl)rrente
y la vista del niea, mas parecian una fortalpza qur. un templtl. I'eabismo en que aquel se precipita, nbismo que ()ra;í
1'0, aUllque las paredes
eran de piedra, el techo sr.
veces de cien piés el masde profundidad,
torla la caha"om\'Onia de delgùela paja, cosa muy comun en p"ises
lIería pasó liin el menor accidente.
En esl.os puentes
donr e Ilnnl~a (í pocas veces llueve, y donde [lor 1;0/1fenian los indios I'arias personas cuvo olicio era re;;i~niellte solo es necesari., resguardarse
de los nyos
"aUllar los dereehos que el gobierno cxigia de toelos dcl sol.
.
los pasajeros (3).
Al presentarse
Hernan,lo Pizarro á la entrada mas
AdmiriÍronse
los espaiiolcs de ver el nÚmero y la pe1llleila del templo Je impidieron el paso los guardias
de la puerla; pero esclalllaudo que ( fia lia/lia I'enioo
. (I) .EI demollio pacltacama, alei're l'on este conciert/l,
(le tan lejos.para q(W, le detuviese el. braw rle un saalirman que mMlraua en sus rc~pucstas vran contento: pues cerrlote ll1(ho») forzu el paso y segUido de su g¡:nte,
r~n lo 1JI,1ly In olro cra él sern;dt). 'f qucdavan las ánilllas clr
los simples lJIa/auenl::rados presas en su poder .• Cier.a de
Lean, I:rónica, l'Hp. LXXII.
(i) [na chistosa errata de imprenta hay en el pa,al'e rp(2) .EI ramiuo de las sierrils es rosa de ver, pO"qnc en . ferc,¡¡te á est;l espedtCiou rn la esreJente traduceion de \rrez,
verdad ell tierra tan fra~Ma. Cilla rnslianrl~d 1I0.e han \'1:'to I "echa por .\/1'. Ternaux-Compans. "On Irollllf' sur IOllle la
la n hermo>os eamilwi;, toda 1:( ma~'or purte de calzada.»
route /Jelllc"/f1 de I·nr~<:s. de lal/ll.l » (lIdarion de la ConC.fta. MS.
; 'iaéte dnl'érOtl. p:irr. J;iï.) La susti!"pion de la pa)~bra 'porc .•
(;;) "Todos los arl'o~'oS lienen pnentrs do piedra ÍJ de ma- l, l'Or parcs I'ndria i"Juri,' a//eelor á sllpoller erradamen:e {lue
.Jera. Es !In rio ¡:rande, qlle rra IlInl' r:Jnd.II",o é muy f!rall- I "a"ia rerdo;; en el Pení, antes de la conquista.
de, que l,as"mns ,los veres, hal/amus pllt-nles de red: que es
.(1)) Carta de Hernan"o Pizarro .. 'tlS.-EsteCe, ap. !larcia.
rosa mar;J\'illosa de ver: p,,-aIl1M por ellas los callai/os. TIC. lornn Ill. pá~s. 20ü I' 20ï. Helacion de/ primer deSCIlhr¡Ilell en rada ras/l~e dos pIII·nle •. fa IIna por donde pasa la genmiento. ~IS.•
le comun, la nlra por dundé pa,a el sei,or e1eIii tierra Ú sus
Tanto el autor ídtim~me"te citado cnmo Estete, \'e,~dor II
rapitllllCS: csla tiellcll siempre rrrr"e1a. é iodios 'Jlle)a vuar- inspeclor real, ar.ompaÏ1aron á IIernaudo Pizarru en esta l'SI,edan. er,lls ¡"dios cobrall porlaz;:;,,> IJe los 'lile pasan .• Carla '¡,"cinn, y fue"onp"r ennsi¡;-uíente testigos or"lal'r, de lo que
Je llena "do Pizarro. ~1::;.-IlI·juejuJl dl·J pl'lllléf JescubrlI'pf¡crell 1'.1sCl'I'ctal'io Xerez reunió la uarral'i.J11 Je E,lrtc á
lllœu~.MS.
,~su~.
U\,O, (lel'otos,
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CONQ\)lgn
DEL PEl\lÍ.
ii!
suLi61a galClia circular que conducía á una plalaforPero el jefe esparlOl no estaba "-!1 ab6orto en su~
mn en la cima del monte, eu ulla ue cuyos estremos
tareas espirituales que deja.se de cUlda~ de los n~I:l0~
babin una especie de capilla. Estll era el santuario de dos temporales que le hablan Ileyauo a aquel Slt~O.
la veneralla deidad. La puerta estaba guarnecida con Yió con gran senlimiento que halua llega¡lo def!las¡aaJamos cie crislal y con turquC!'as y pedacitos de co- è o tarde y que los sacerd~t~s de Paehacamac,
~nforl'al (1). Allí trataron dll nuevo los indios de disuadir
r.lados rlelohjeto de su mlSlOn, lwblan pl!estoa bue!1
á Hernando Pizarra de su propósito de violar el sarilcaudo la mayor parte del oro, y march.adose con el
Wado recinto, cuando en ar/uel momento la convulantes rle su lIegarla. Despues se d~scubr.ló .una gran
sIOn de un terremoto qne IIIZo tpmblar hasta los ci- cantidad deltesoroenterrada
en Ins IlImeulUclOnes (5).
mientas del antiguo templo atemorizó
tanto á Jas 5 in embargo, la que se encontró fue bastante, pues
indígenas, así á los que acompañaban
á Pizarro como no bajó de ocho rnil castellanos,
s·.Ill1a que en o.troAlas demns hahitantr.s de la cíudall, que totlos 111I- tempo les hubiera parecido bastante compensaclOn
yeron e~pantados, no dudando que su auorada deidad
d~ las grandes fatigas Je su "hlje;. per~ ya. ellos ~c
;;epultaria á los invasores bajo Jas rllinas del edificio
habian familiarizarlo Call el oro y su lma "mapon e.\alÓ lesconsumiria
con sus rayo,;. Pero semejante terror
tada con las avcnturlls novelescas [!ue es Iban suce,no tuvo entrada en 108 pechos de los conquistadores
d:endo, se formaha visiones que toJo el oro del Peru
convencidos corno estahan rle que en aquel caso po; a.lenas hubiera podido realizar.
la menos servian verdaderamente
la causa de la re.
Un premio obtuvo no obstante Ilernanrlo .en suesPizarra y su gente echaron abajo la puerla yenr3dicion.
que vino á consolarle de la pérdIda de su
traron; pero en vez de hallar un salan lleno de oro y t(:SOI'O. Mientras estaba en Parhac¡llllac supo que el
de piedras preciosas,
dones de lo.s devotos de Pachac;,cique indio Chalcuchima
sr. hal!dJa con grandes
~amac, segun ellos se imaginaban,
se encontraron
fuerzas cn las iumedhu;iones
de Xallxa, ciudad de al.en un cuarto.ó mas bien en una cueva pequeilU y ns- ¡;"lna considerM~ion situada á grail dis.tancia. entre
cura, cuyo (lISO y paredes exhalaban los mas repuglas montailas. Este cacique, pariente llllnedlat? de
nantes olores COIllOtos que saJen de un matadero.
A:ahuallpa, era el mas csperto de sus generales HunEra el sit.io de los sacri[icíos. Descubrieron
sin em- lamente con Quizquil. que entonces sc. 11<11I~baen
bargo, Ullas cuantas piezas de Oru y algunas esmeraldas
Gllzeo, hauio. uleanzatlo en el Sur las vlctooas (tue
en el suelo; 'i lueeo que sus ojos se acostumbraron
Iwbian elevado allnca sobre el trono. Por su cUlJa~
~n poco á la OSCUridad distinguieron en el rincon mas S¡;s talentos y su grnnde esper.ienci~!l~ tenia superior
apartado del aposento la figura del ídolo_ Era este un cr' el reino; y Pizarra ~olIoeHt cuan Ilnp~rt~ntc cm
mónstrul) co.nstruido de madera, de forma rara y con ascgurar su persona. Vlendo que el ~oblu 1IIdl0 rehucabeza sc~eja~te ti la del .horr:ure. Tal er.a el dios por saba verse COil él,i su vuelta, rlelermllló marchar clescuyos lalnos Satanás IwulU dictado los lamosos orá- de luego á Xauxa y apodera~se lid jefe en sus mism?s
culos que desde tau antiguo teniall en"aliaJos tí sus rellt~9. Este proycdo, conslde~·an.do .lt. enor!ne liesldevotos (2),
o
g¡;alilad numérica de ambns \'jercltos, parcela descs. Los espaiíoles ímli¡:;nados arrancaron el Idolo de su perado aun para los espailOles; pero los triu~lroS les
mcho y !.~Sllcaron ¡ti aire hure donde le hicieron mil hau!an insriradolal
c\!nliallza,que
apenascrclunque
{leda~os. ~espues se pl!lificÓ aquel lugar y se puso en pu¡hese sltlirles mal I1lJl~l\na emp!esa.
el una cruz hecha de l\Iedra y yeso. A los pocos aÚos
¡~I camino á lran\s de I", 1Il0nt¡¡llag presentaba f!lalas.paredes del templo ruoro~ derribadas pllr los es- yo 'es dilicultades
qu~ el, primero por ,doll\\e habl;¡n
pa!lolcs que hallaroll conveOlente aqllel sitio para fa- lIe:;aolo, y á estIs se anutlltlIl, respect:> a la caballerla,
IJI'l~ar en el ~lIS edilicios; pero la cl'U1.todavia perlllaque se habian gastatl.o las hcrradl~ras de los caballo~
COCIÓestcn(ltenrlo sus anchos brazos sobre las ruinas;
y I"s cascos de los allll.nales pa~leclUn. m\lyho e~ aquoi
jlermanec1a donde fue p'aulatla, ell el centro mismo
ter:eno peJrcgroso Y aspero. No h¡~IJla 11Ie!ro a.lIlane>
del alc<~zar de la idolatría, y mientras todo alrededor
soir¡ habia plata y oro, y en semclant~ Slluac!on se
se. hauta convertido en ruinas ella proclamaba los apro\'ecllaron
de eslos melales,
haCIendo Plzarr&
trlllnfos permanentes
de la (e.
Lerrar á toua la caballeria COll helT'.duras de plata.
Los sencillos indi~s viendo que el cielo no tenia
qUI!, hechas por los fu[)(lidor.cs indios, llena.roll tal1
ray~s par,\.los conquIstadores
y quesu dios no habia hien su objeto que este precIOso mel.a~ suslJtuyó al'
ro(h.do e\'ltar la prolhnilcion de su santuario fueron
l¡Ïe,ro durante el resto Ile la marchn .•ü) ...
volv!enllo poc~ á poco y ~índicron homenaje
Jos exJ:auxa era una ciUllad grande y populosa¡ SI bwn
tranjc~?s lÍ qUle~es ya mIraban con supersticioso te- apenas es creible ]a a~ercion . de los conlJulstadorcs
mor. ll:wrro qU!SO apro\'echarse
de esto para aparque: dicen que se reulllan halJ~tuillJn.e~te cn la (}laZlli
tarle~ SI cra poslule de !miuolatría.; y aunque no era principal cien m!! personas. (I). El jele.peruano
esp:edlcatlo~, segun el ml~r~o nos (hce, les dirigió un tabl acampado a pocas.nullas
de la clUùad con.u~
\hSCllrSo Slll duda tan elhflcante corno era de esperar
ejército que se"un los calculas comunes,
oseenlllaa
de_la boca de un soldado (3); yen conclusionles
en- treillta y c¡:lcoomil hombres. Gran dificullad cosIó
senó la cruz como un talisrniln inesti/lJable para Iíb~ar(I~)s en adelante de las Illafjuillaciones
del dClllo(Z).'1 andando los licmpos cI capilan nodril!o Or¡;oùcz y
DIO .
FrallCÎ5co de Godoy,! otros sacaron ¡;ran suma de oro y ~Iata
d~ 1.,s enlerramientos, y aun se plcsume y tlenc por cierto
(i) «Esta puerta .era muy tcjida dc divcrsas cosas de cara. quc ay mucho mas; pero cemo no se sabe dojnde est~ entcrles ylurque¡;as y cr¡stales 'fIltras cosas.))-!\elacion del pri- rada, Ee pierde .• Cicza de Lean, Crónica, cap. I.XXI/.
mer descub .• M5.
(Oj «Hicieron hacer hcrra¡¡e de herradnras é clavos para
• (:1) «Aquel era Pachacama, ci eua! le.~sanabii de sus cnsus (aballo.~ de plat.a, los cnaJes hirièronloscien indios fundi,crmedadcs, y a lo que alii se cnll'ndlll, el demomo aparccia I dore; rouv buenos e ruantos qUlslcron dc ellos, con el cual
en aquclla "uc~a á los ~accrdotes y h:¡blaba con cll05, y. eslos I hcrrdg-e a~lllnbieron dos meses.)~ (Oviedo, Hi;t. de las Indias,
cntraba~ Cl,1Ilas petlcwn,,!; l ofrcndas de ~os,q\le vOlllan ell ~IS.. parte Ill, lib. VII, rap. ;¡, \'1.) ~l autor de !a rclaclOn
~omerta ~ q\le es clCrto (rUe I e todo el sellono dc Atabalipa d<:ll rimer desrub, MS., diœ que hcrraron los caballos con
l~a~l alii, rOlllO108\lnros y turros v~n á la casa de Meca.l) plat. y cobre. '! otro de los ronquistadores asegura quc usa~
l~el~2F,r,.delllJ'lmer descub., AlS.-E.-tete, ar. Uarcfa t. 111, ron ('1"0 y plata. <H.elalio~ed:Ull rapitano s.~~~lIuoIO,ap. R~p ~) .E:i '..
'.
) IIIUSII, ~"\":gatiulII el Vla¡!gl, VClletla 16;).'), lomo 111, rudo \~I n '-: Ila do rred,leador I~~lure IlII sermon, dicien- lia 3ïli.) Pero todos run vienen en lo de la pla la.
ro M~.gau~ Cil qlle vman.) - Carta GCllefll:iIlÙO l'izar(í; .~ra mucha la gente d~ aqllcl ,!'wblo l' de S~IS comar(.f) lbid"S
RI,'
..
cas, ('Ile al¡larecerdelos espanolcsscjllntabanrada.dlacnla
ap IJ .
'-111 aClOndl! pn:J)cr dcscub., ~IS.-Estcte,
plaza rtincr¡,¡¡1 cien mil personas.' ~stete, ap. llarClll, l. 111,
• aCCla, omo
,P~b'· :W:J.
pàg :13U.
1
á
I
"i
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
t l2
BIIll.lOTr.C,~ OE GASPAR Y ROll;.
I
hacerle consenliren una çntrevísta con Pizarra; este plata, y su traje, del que cambiaba á IllClltll.lo,se
I.e habló cortr.smente y le I~StÓpara qu~ ~~Iviese con campania ùe lana de ~icuiía f~llliua qU? P3.lrecjas.eda.
el al campo castellano eu Caxamalca, dlc¡endo[e que Algunas veces se pallia lamblen una tunl.:a óe p.leles
tal era la ~rden delinca. Desde la captura de su sobe- de murciéla¡:;os tall blanda y lustrosa como lerciopcrano habla p.ermanecid? Chalcuchima incierto del lo. Ceiíía sn caLaa el Llautu , especie de turlJallte ó
plan que ha\)la de segUir. La captura del Inca he- chal de lana de tejido lllUYddicado Ydoblado en pliecha óe una manera tan repentina y misteriosa por gues de varios co!oresbril/antes, cOlltinuaba tamlJÍen
una raza de seres que parecían caídos de Jas nubesy f1evaudo roùeada á las S;(\II(\S la borla imperial cuyos
en el momento mismo de sus triunfos. le tenia com- hilos eDcarnadù~ eutremezci:J.los de hillls de oro llespletamente asombrado, y ni habia concebido proyec- cendian basta taparle en rarte los ojos. La illlá¡;en de
f.,~al¡;¡Unllpara rescalar á At.ahuallpa, ni sabia á punto
la soberanía tenia toda ,'ía utracliro para él aun cuanhJo SIel que c.oncibiese seria ó no aceptable al sobe- do en realidad habia desaparecido. Ninguno podía
rano. OetermlOó ptles cllmplir la órtlen que de su ' lIsar vestido ni utensilio <¡uehubiese pertenecido iÍ un
parte Je daba Pizarro, porque de tod,os modos desea-I souerano del PerÚ. Cuando este los desechaba eran
ba tene~ una entrevista con Atahnallpa, y Pizarro depositados cuiliadosamente eu una caja d!'slinuda ¡II
consigUIó su fin sin necesidad de apelar á medios vio- erecto, Ydespues quemados cen ella. Hubiera sido
leulos para ello. El jere hárbaro cuando lleAó á pre- lin saerile¡,:io aplicar ¡Í u,;os vu/gares lo que el COl.lsencia riel blanco pareció asomhr¡1l10de su superior taclo delInca hahia hecho sagrado (3).
genio del mismo modo que el animal salvaje tieGlbla
Poco des pues de la llegada de las tropas enviadas fi
ante la mirarla fi.ia del cazador.
Pachacamac á tines de mayo, volvieron los W'eseolÍ·
Llegó Chalcuchima escoltatlll de numero~a hueste sarios de Cuzco. Su mis ion halJia teuido Illuy huell
conducido en sus andas en hombros de sus vasallos; resultado. Merced á las órdenes del Inca y al respcy acompaiíando á los espailOlcs á su vuelta por el tUOSQtemor que los blancos inspiraban en el país.
pais, recibió en todas part.es de los habitantes home- habían sidll bien recibidos en todas partes. Los natunajes que solo trihutaban al favorito de un monarca. raies les habian llevado en las lJamacas ó andas del
Sin embul:¡;O, toda su pompa se desvaneció al entrar pab;; y ~omo I!abian ido hasta la capital por la.sran
á presencia del Inca á quien se acercó con los [liés c~lzada !mperl.al.en .que eSlaban ap?~tad(/s Ile ~;~tanilesnudo~ y lIevand.o Cillas espaldas una ligera carga CIUen dls~an~1UIIldlO.Sde carga, 11I?lCronel ~JaJe.de
que to.mo cie un crllldo suyo. Al aproximarse Jevant6 mas de seJsclent~s nullas, no solo SID m'llest~a, Sloe)
el anciano guerrero las manos al cielo y escLlmó' con lUJOsacomollJdatl, Atrav,~saron muchas CIUdades
«Si yo huhiera estado aquí no hahria sncedido est¿.,; popu[05as, y en todas cncontraroll á lós sellcillosindesllUes arrodillándo.;se, besiÍ Jas manos y los piés' á dios dislluestos á vcnerarles C()llIOá,s~res de superi/l,r
su soberano Y los bim,) con sus hígrillJas. AtahlJsl1p8 !latur.aleza. En el Cuzco fueroll reClUidos COlircgoclpor su parte no manifestó la menor emocion ni (lió JOs (lld¡!leos?se le~ alOJÓsuntuosamente y lo~ ouseo~ra seilill cielCO!,1tplllO
que dehia cuilsar!e la prcsen- (Iuiosos h~llJllallles se e,m'lraron cC! satisr;!ci;r loJall
c!a cie S~I conseJr.ro ravorito, mas que el .tarie la I sus IHlcesld,~desy r,revellll' tOllos sus, deseos.,
hlcnvcnlllll. La frwldarl del monarca conlraslaha sinLas 1l0tlClilSque trajCrOll ue la capital COllflrmarl'!l
gularmenle e.onla leal sensibilidad del vasallo (t).
CUal!to (,izarro haui!1oido acerca de la.riqueza y (lo'
La cat(\~ol'la del Inca le c!llocaba á una distancia h!aclOll de n1luelJaCIUdad. AUlI(lUehalmn pcrma~wennrme hasta del mas elevarlo v or"ulloso de sus va- cI,domas de ulla semaua ell ella, 110la IHlIl/an Vlslo
sallos; .Y los españoll:s tuvier;;n r~pctirlas ocasiones toda. Vieron sin ellluarg~ el gr:lll templo del Sol quo
de ~dmlr¡II' el asccnniente que aun en su Ilesgracia I cstabaabsoluta\l\cut~~ eulJ1~rto de pland!as <leoro. Pl)'
t~ma. slllJre su pu(>blo y la ve'leracion con que sus nelraron Cillo 11lt.l~1'IOr
y v¡em'llos cadaver¡)s emu,alsubdltos se le acerca1ull. Pedro Pizarro retiere \lna sama,los de los reyes s~ntadùs cada ,1I1l.0en su SIlla
entrevista que prcS(\lIeic\entre Atahuallpa y uno de chapeada de oro )~culllerl?s de vesllduras llenas tit}
s~s grandes, el cual habia ohtenido jicencia para yi- adornos. Los espanole~ tuvICron el bU,cngusto de re~sitar un punto distante del país con la condicion ¡le , p~tarlos segun II~S habla &.conscJadoel Inca, pero e,\lque volViese para cierto dia determinado. Oetúvose ' gleron que la~ planchas de (Ira que guarneCla!1 ¡as
un poco de tiempo mas, y al entrar á presencia de paredes se qUl":1sentodas. Los peruanos obedeCieron
Atahua/lpa con un corto dOllpropieiatorio, sus rodi. con repugn~lllc¡a la 6rden de su sO,berano para desflolias. temlJI~ban, tanto que, segun dice el cronista, pa- Jar I~esus rlqueza~ el templo. naCIOnal q';1e todos los
rccla quc I~Ja.á cae, en tierra, Sin emhargo, su soue- habitan les rlç la CIUdad llllraban con p~trelllar.or~urano te recllJló con bondad y le de.~(lidiúsin di,jgirJe ¡ 11.0Y veneraclOn. Con menos repugnancia cons.llltwla menor palabra de reprcnsion (~).
I ron de enlregar ~.l<~sconquistadores los adOrl!OSde
Atahu~1l1paen su prision contilluaha tratado por ulgunos otros cch.hcIOS,en los cuales el oro, telllenc!o,
los espanoles con el mismo respeto que al principio. I mucha parte de (¡ga, cra dt} menos valor (4).
Enseií~íron'e el.iuego de los dados y el mas di/iculto- I Elnúme,ro de plal~ehas que ,¡uilaron ùel templo {leI
so aun del agedrez, en el cual el monarca cautÍl'o· Sol no bUJode seleelcntas , y UUlHjlleprouablemente
1I~~óá adiest;arse Ygustaba de entretener COllél el I no erun ~de gran espesor, los auto~es l,as comparJiI
tedIO de la prlsion. Respecto á sus v¡¡sallos, mantenia en tamano â J~ tapa tie una arca ~~ ~ICZ u doce ~ulgaen todo lo posible su grüredad y ('cremonia. Era ser- das de ancha \5). Hodeaba el edlhel,o lIna coru!sa de
"Ido por SllS esposas y por las mujeres de Sil harem, oro puro, pero tan f~er.lemente encajada cnla ple(h'/l,
las cuale~, segun costumbrc, le servian á la mesa y lJue por fortuna resistiÓ á todos los esfuerzos de lus
desempenaban los demás oticios domésticos cerca de
~u I?crsona. En la antecámara tenia ulla guardia de
(3) Esta relacion de Jas coslumbres personales de Alal~dlOS nobles, quc nUllca entraban á su presencia' hualJpa eitá. lomada de Pedro Pizarro que le vió con frecuensm ser llamados, y cuando lo eran se sometian á las cia en su prision , y pot ser tan curiosa narracíon muy poco
o£iginal en el Apé/ldice númas humildes ceremonias que se imponian hasta conocida, he estraclado
9.
al mas poderoso. El servicio de su mesa era de oro y mero
(4) .Rel. d'un capitano spa~n., ap. Ramnsio, tomo III, 1'0-
I
I
'I
'*
Iio :ms.- Pedro Pjzarro. Descub. y COllq •• MS. -lIerrera.
His!. general ~ dcc. V, Jib. II. cap. XlI-XIII.
(ti) .V de Jas chapas de oro que esta casa tenia quitaron
.Cosa semejante. esclarna Es~ete, no se habia visto de<de
el.descubrimiento de las Indias.» Este!e, ap. !Jarcia, t, III, seteeientasplaRchas ... á mancra de tahlas derapsdc lresy
paz.23I.
cuatro 11&111\06 de largo," Xercz, Conq. del Perú, ap, Ilarcia,
lomo lU, pig, '2~,:!,
(2) Pedro Pizarra, Descub. y Conq, )15.
(1) Pedro Pizarro. Descub. y Conq., MS.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA
CO)iQUlSTA
llespojadores Quejábanse e5tos Je la falta de diligencia que mostraban los inllios en la obra de destruccion, y decian que habia otros puntos en la ciudad que
contenian edlücios abundantes en oro y plata ¥ que
no se los hab,an dejado ver. En realida.i su mlsíon
qu~ en si misma era de las m:\s (Ie~agradables, se hiz~
o,l1osa por la manera con que la cJecutaron. Los emisarios eran homùresde baja esfera; y envanecidos con
los honores que les tributaban los indígenas, creian
IDp.reccrlos y despreciaban ¡i los pobres indios como
á una raza incomparablemente inferior á la europea;
y no solo mo,traron la mas repugnante avaricia, SÍuo
que trataron á los mas elevados señores rOll grosera
iusolencia, en la cual se escedieron tanto, segun se
dice, quo violaron el secreto de los conventos ultrajando los sentimientos religiosos de los peruanos con
~us escandal'Jsos amores con las virgenes del Sol.
Tanto exasperó esta conducta á los habitantes del
Cuzco, que les hubieran maltratado á no impedírselo
su habitual rflverencia alInea, en cuyo nombre venian los. espaîíoles. As! recogieron todo el oro que fue
n:~esaf1O para satisfacer la ,codicia de sus inlligllús
VISitantes y I: brarse de ellos .0 mas pronto posible (j).
Grande errol' fue en Pizarra enviar á tales hombres:
aun entre su gente había otras personas que como se
vió ~es~u~s, te~ian alguna idea del respeto que se
ll~b¡an a SI propIaS, ya quo no respetasen dios indIOS.
Los mesajeros se llevaron consigo además do la
plata, doscientas cargas rle oro (2), importante aumento á Jo que ya habia presentado Atalmallpa
si
hien .el teso~o todavía distaiJa mucho de llegar' ]a
cantidad senalada, el monarca vi<Ícon sati~faccion
que se acercaba el tiempo de completar su rescate.
. Poco. ante.s de estos sucesos ocurrió uno que cam?IÓla slt.uaclOn de los espai:oles, y tuvo desfa vorable
1I1lluenclaenla suertedellnca. Fue estela llegada rle
Almagro á Caxamalca con gran refuerzo de tropas.
Almagro rlcsrues de grandes esfuerzos habia lo"rado
armar tres b¡¡jelesy rennir ciento cincuenta hombres,
ron los cual"s se ¡labia embarcado desde Panamá á
ú~timos del UÎIO~nterior. En su viaje se le habia reunIdo una pe1luena fuerza procedente rle Nicaragua
de modp ~Ull su ej~rcito se componia de ciento cin~
ruenta !D.antes y clllcuenta caballos hien provistos
de mu.nieione~ de guerra. Dirigia sus' bajeles el antiguo piloto HUIZ, pero desp'les de haber Ile"ado á la
bahía de San Mateo navegó lentamente á lo"brr>o de
]~ costa detenido por los vientos y corrientes y ~spp.I"Ullentan.r!otorlos los rlesagradables incidentes que
trae COIlSIf'?una ]lIrga nayegacion. No había podido
saber nollew alguna de PIzarra, y tan desanimallos
f.stabau sus soldados, muchos de los cuales erall in'~?p~rtos aVel!tureros, qne cuanrlo llegaron á PuertoV leJo propusieron abandonar la espedicion y volverse
,lesde !uego Ii Parlilmá. Por fortuna, un individuo del
requeno escuadron que Almagro había enviado á
Tumbez, traio noticias de Pizarro y de la colonia que
habm fundado en San Miguel; y animado con estas
llUel'aS el caballero espailOl, prosiguió su viaje y ]0gró por último, á lines de diciemùre de 1532, llegar
~a12oy salvo con toda su gente a[e~tablecimiento cspanol.
Alli supo la marcha de Pilarro por las montañas,
la ca~tura rlcllnca, y poco dcspues el enorme r(~scate
ofreCIdo por su libertad, y tanto ôl como sus compa-
'1
(I) Herrera, Hist.reneral, chi ~upr~.
(::1) ASI se I'sprp.,ael ~ecretario: <eY ,inieron dosl'ientas
l'; rr.as de oro '" veinte y cinco de plala"»(Xel"er.,Conq. del
I erll , al" Barl'Ja, ubi supra.) Estas car¡!asllevaban cualro
indios. «Cargas de "aliguel"esG"elas II·aen qnatro iodios.»
La si¡rllilica~ioilde pali{Jueres, que no es palabra espaito/a,
I'Sdlldosa,,1ern~nx~l:ompallssu~onebaslante inreniosamen.
le qlle debla s,gn,l1raral¡;o semcjanlc á 1Jalal/lll/ill,
con la
("lIall,ene murha sellleJauza.
DE~
p:;né.
i13
ñeros, manifestaron grande admlracion y asumbro
cuando llegó á su conocimiento una m!ldanza tan
rápida en la suerte de Pizarra que parecia poco menos ~u~ verilicada por arte má~lca. Al mismo tiempo
le aVISlron algunos de los colonos, que nu se liase de
Pizarro ni se pusiera en sus manos, pues saùian que
no le lenia ùuena voluntad.
Poco despues de la llegada de Almagro á San Miguel, ¡:e recibió noticia de ella en Caxamalca, y uua
nota rtservada de su secretario Perez, inlormanrlo á
Pizarr,) que su socio no habia venido con propósito rle
auxiliarle en la empresa, sino con intene ion rle establecer un gobierno independiente. Parece que ambos
capítanes estaban rodeados de hombres de espíritu
mezquino y turbulento que procuraban desavcnirlos
creyer do sin duda encontrar su propio prol'echo en
la enemistad recíproca de sus jefes. Sin embargo
por entonces so fustraron sus maliciosas maquinaciones.
Gra:l satisfaccion causó á Pizarra la llegada de tan
considerable refuerzo, que]e proporcioraha medios
de aumentar su fortuna y seguir adelante en la conquista del pais. I1izo poco caso de la comunicacion
del se:retario Perez; pues cualquiera que fuese el
primit:vo designio de Almagro, sabia que la rica
vena cue habia abierto en el país le aseguraría su
coopeiacion para esplotarla. Tuvo por tanto la magnanimidad, porque magnanimidad hay en desatenrler
las sugestiones de una ri,alidad lIlezquilll por seguir
los cOllsejos rle una saoa politica, de eoviar un rncnsaje á su an tiguo compaÎlCro invitándole eon muchas
protes.as de amistad á que fuese :í Caxamalca. Almagro, que era de carácter franco é indolellte, recibió
la con,unicacion con las mismas muestras rle corrliaIidad COllque estaba hecha. Ysin detenerse mas que
el tiellpo necesario para los precisos preparativos,
dirigié su marcha álo interior. Pero ante~ de salir rle
San i\ligulJI habiendo sabido la doble conducta de su
secrebrio, recompesó su traicion ahorcálhlole en
el mis:no sitio (3).
Almagro llegÓ á Caxamalca á mediados de febrero
de j 5,'3. Los soldados de Pizarro salieron á reciùir á
sus cO'llpaileros, y los dos capitanes se abrazaron con
much¡ls muestras de cordial satisfaccion; diéronse
al olvido todas las pasadas desavenencias, ytaulo 111I0
como otro se manifestaron dispuestos oí :tuxiliar~e
mútu8mente en la brillante carrera que la conquista
de aq'lel imperio les ofrecia.
\Jna persona hahia en Caxamalca en quien la Ile¡:::ada de os españoles produjo muy rliferente impresion;
esta p:)rsona era AtallUallpa, el cual no solamente
vió en los recien llegados otra nube rle langostas (llln
iba á devorar su desgraciado país, sino que conoció
que multiplicándose de tal modo el nÚmero de sus
enemi.:;os, se disminuían las pruùahilida, les de recobrar Sll libertar! ó de conservarla si Ilegaha á poderla
recohrar. Una pequciJa circunstancia, insignllirantr,
en sí rnisma, pero á la cual la supersticion rlaba UII
aspect') fo!'mid¡!hle, vino en aquel tiempoá )¡¡¡cermas
tnsle 3UsltuaClOn.
Algunos solrlados vieron en el cielo um. especie de
meteo;o ó cometa, y se lo enseîíaron á Atahnallpa.
El mo¡¡¡rca le estuvo mirando fijamente por espacio
de algl1nos minutos, y des pues ron aire de ,leseonsuelo Jscldmó, que se habia visto en los aires uua
señal semejante poco tiempo antes de IUlllucrtedesu
padre Huayna Capac (4). Desde aquel dia se apoderó
de él lila profunda tristeza presintiendo y temiendo
(3) I'edro Pizarro, !lescub. y Conq., )IS.-Xerrz.
Conquisla ,:el Pe,Ú, ap. Barcia.tomo III. p¿¡rs.:lO.!y ~{);;.-nclarion Hlluaria, MS.-Conq.~, Pob. del PerÚ, ~:S-!lelari'''t
del pri"lCr dcscub., MS.- Herrera, Hist. gcneral, uec. V
Jib. III, rap. l.
'
CI) Iiel. d'un capitano ~pa¡:n. al'. namu~io t01110III,
rol. 3T. - Ciezade Leol1,Crónica, rap. LXV. '
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
fl·i
IlIllLlOTECAnE
alguna próxima llesgracia. Aií es come en las ocasioIles de peligro se aumentan considerablemente
la percepcionlllll alma y de los sentidos, y la menor diferencia en el curso regular de la naturaleza, diferencia
(lue ell tiempos ordinarios apenas huhiera sido notaI a, á los ojos de las personas
supersticiosas
ararece
corno nUIlcio fatal cie alguna flesgracia, cual s el fe·
nómeno estuvicse directa óindirectamenterelacionado con el destino particular del individuo.
CAPITULO VII.
Inmenso vnlor do tns riquezas.-Su
divisIon entre las
tropa s.-Humores
de alzamiento.-Causa
dellncJ.Su ejecucion.-Reflexiones.
f 533.
LA negada do Almagro hizo variar considerahlt!meute los cálculos de Pizarro,
pues le ponia en situacion de volver á emprender Jas operacioncs activas
y Ilcvar adelante su conquista.
El único obstaculo
para sus proyectos era el rescate del IlIca tuya llegada habian esperado los espailOles con jlacicncia hasta
(lue con la vuelta de los el.nisarios del Cuzco se üumentó grandemente
el tesoro, si bien no habia llegaso aun al límite estipulado. Pero ya su avaricia acabó con su paciencia y les hizo reèlamar altamente la
inmcdiata reparticion
del oro. Esper:lr lilas hubiera
sido e~p')nerse á un ataque delos enemigos á quienes
!lO dejaria de atraer tan buen cebo. ~lienlras
no se
contase el tesoro nadie sabría su valor ni la parte de
éllJue le tocase. Era mejor distribuirlo
y que cada
uno poseyese y llefendiese lo suyo. Arlemás algunos se
hallaban dispuestos á volver á su tierra y á lI~varse
8U parte de botin á puntodonde pudieran lenerlo seguro; si hien estos era n pocos, pues la IIwyor parte
solo (Ieseahan salir de Caxamalca y marchar directamente al Cuzco, creyendo(Jue en la capital encontrariilll mas oro del que podrian adquirir prolon~ando
su permanencia
en aiJ1wl sitio; y juzgallllo
que no
habia tiempo que perder para evitar qlle los habitantes ocultasen sus tesoros segun ya se sabia que intentahan hacerlo.
Esta última consilleraciùn
fue la que mas espel'Íalmente movió ¡\ Pizarro, conocielldo que sin poseer la
capital IW pollria enseilOrearse
del Imperio. Asi sin
lilas dilacion determinó hacer la distribucion
del tesoro.
Sill embargo antes era necesario reducido á barras
de igual tamailO; peso y calilfad, porque el botin se
componia de inlinita varied:1l1 dl' artículos en los cuales clOro tenia dil'ersos ¡;rados de pureza. Estos artículos eran cOllas, jarf(\s, handelas, vasos de todas
forJ!w8 y talIlanos, ornamentos
y utensilios de los
templos y reales pal<lcios , tahlas y planchas para el
a1lornod,) los e..!iticios pÚhlicos, y curiosas imitaciones ùe diferentes plantas y animales. Entre las [Jlantas
\;1 lIlas preciosa ÏlnÏl.acion l'l'a la que liguraha elmaiz
COli su dorado gl'UIIO cuhierto till anchas hoj:'s de
phlta, de las cuales colgaba Ilna riea borla de hilos
del lIIislllo metal precio~o. Tambien era lllUY de admirar una fuente con su brillante chorro de 01'0 y pájaros y animales de la lIlisma materia jugando en las
aguas de su taza. La del icadeza del tmba jo de algunos
ohjetos y la be!!eza y naturalillad del dibujo cautivarOll la admiracion de jucces mejores 'lile los ignoran.
tes conquistadores
del Perú (j).
G,\~PAII
Y 1I111G.
Antes de destruir estas muestras tld al·tl~ ¡n.Ii,) se
,letermin6 enviar al¡.;unas, que luegtl hahian de deducirse del quinto real, al emperador para que sirviesen como ejemplo del ingenio y hahilidall de los indios y del mucho valor de la conquista. Eligiéronse
las mejores, que valdrian unos l'ien millllleados,
'j
Hernando Pizarro fue nomhrado para IIevarlas á E,paña, el cualllevaha tambien enc:lrgo de presellt:m;e
á Carlos, y al mismo tiempo que le entre¡;asl! los tesoros le diese cuenta de los sllcesos de los conquistadores y pidiera que se les diesen mas facultade, y se
les elevase á superior categoría. No había en el ejército quien pudiese desempeimr
mejor esta niÍsioll
que Hernando Pi7.3rro por su destreza y conociIl)iento de los negocios, y nadie tampoco podia abogar con mejor efecto por la causa de los conquistadores en la altiva córte castellana. Pero otras razones
influyeron en su eleccion en aqnel caso.
To,lavía hervia en su pecho la celosa furia <rue en
otro tiempo aiimelltara contra Almagro; la llegada Ile
este jefe al campamento le habia causado tin disgusto que no trató de ocultar. Mirábale como si hubiera
venido á participar del fruto de la victoria y á defraudar á su hermano de la gloria que lcgitimamente
le
correspondía.
En vez de contestar al cordial saludo do
Almagro en su primera entrevista, se h:lbia mantenido en arrogantc y profundo silencio. Mucho desagradó á su hermano Frandsco esta conducta que podia
renovar la anti~u¡l enemistad, y para evitar sus COI¡secuencias hizo que Hernando leacompaÏlllse al campo
de Ahnagro ylediese alguna disculpad'l su descortesía (2). Mas á pesar 11eesta apariencia (le reconciliacion, el ~eneral quiso aprovechar la oportunidad
de
apartar á su hermano ciel teatro Ile las operaciones
donde su espiritu turbulento perjullil'aba por ul1lallo
á su causa lilas de lo que por otro la serl"ian sus emi·
nentes prendas militares (3).
Confióse á los plateros indios el encargo de fundir
el metal, con /0 cual se les obligó ¡í deshacer /0 que (~on
sus propias mllnos habian hecho. Trabajaron
dia y
noche, pero tanta era la cantidad que debian fundir,
que gasLtlron en ello un meS entero. Cuando todo
quedó redueidu á harras de i~ual valor, se procecli6
á verificar el peso en presencia de los inspectores reales. La suma total del oro se halló que f~ra un millon
trescientos veinte y seis mil quinientos treinta y nueve pesos de oro, lo cual teniendo preseute ellllayor
valor de la moneda en el siglo XVI, vendria á equivaler en el adual á cerca de tres millones y meclio dc
Iibra3 esterlinas ó poco menos de quince millones y
medio do duros (i). Calculóse la cantidad de plata en
(~) Ilerrera, IIist. Itcneral, ¡fer. V, lib II, rap. /II.
(5) Segnn Oviedo se determinó qne del rescate dellllcn tu·
viese lIernando nna parte mucho lIlavor de la qne le correspondía, COR la esperanza de qne yiéndose tan riro no quisie~e
"01ver m3Sal Períl. ((Trabajaron de le emb;ar rico l'or 'I'¡ilarle
de entre ellos, }' porqlle yendl) IllUY ricl) pm,,,) fué nn trlbie,e
voluntad de tornar á aquellas partps." /listoria de jas Indias,
MS.• parte III, lib. VIII, rap. XVI.
(el) Aria de reparlicion del rescate de '\tahuallpa. '15.Xerez, Conq. del PerÚ, al'. Barcia, tomo III, I'á~. 2;;1.
Para reducir las sUlIJas rnenrionada~ ell e~la obra, me he
aprovechado, camo hire en la /listoria de la rllllquista de ~Ié
jico, de los trah~jos del seÎlOr C/emello'in. anti~uo ser.retal'in
,je la Heal Academia de la llistoria de M;"lI·id. Este clr,incnlc
literalo, en el tomo sesto de las 'll,morias de la Ara.JCllIi;l,
(I) nel3tiooe de Pedro Sancho, nI'. namu,io, Vin~L!i, to- preparado enteramente por él, Ila jwlnitlo nulahúricso enmo III. fol. 3!llJ.-Xerez. Conqllistn ,1../ I'I'n'" al'. Barcin; sa yo sobre el valor de la moneda en cll'cillado de Feruando é
tOIllOfil, p,íg. ;:>3.- Z¡\rate, Con'l"isla del Perú, lib. II, Isabel. Aunque este período (el flnal dcl ~i~lo xv) es nn poco
anterior al de la conquista del PerÚ, los dlculos del SeÎ1l'r
cap. VII.
Ovipdo vió en Santo DomiuL!olos objetos qlle "ernando Pi- C1emencin se acercan snlkienlementc á la vrn/ad, l'urs to ..
zarro IIc\'ab3 i, Ca~ti/la, y se eSliende lar¡:amcnte en 1<1pin· davia ci vnlol' de la mOiled,]espaiíola ut! ,'e hahia lIIodificado
tora de varilJs Va~o~de om 111101II0Yhiell I.rabajados y rica- ;rran'cosa /,lIr el inflojo de II)s IlIctales preciosu$ del ;-;\leV"
\llente adornados. Cllya cabida era dc dúcc pulg-adas de altura Mundo, iuflll.1oqne despucs foc tan l'l'a IIde.
p,)r lreillta de riwlllferencia. lIi$[. de lag Indi~s, ~15., parl'ara averi~uur ri valur de la IlIll1ledaco nlla r,lad rI'llIol.J.
tClICUlO:; que ~('ùl1siùcrJr ¡lrimcro su valor c:;p..:cilicù, c.ilo L:--,
le /II, lib. VfII, cap. XVI.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
115
, sol,la~Js de A1masro dCBi,;tieran de Slls ¡Jl'etensinnl's,
rncihimdo
I'll camuio una pequ,'iía suma que sr. I'Stipuló, y que. procurariall
¡;r,llIje~rse por sí mismM
su fortuna en 1~1IIU~V:I carrera que telli~m ahicrt::.
ArrJglado aSI alll!stosamente
este dehcado nef!ocio, Pizarro pr¿paró con toùa solemnidad
la tlisll'iImcionlle! botiu.l!euniérollsc
las tropa~ el~ la gr.an
plaza:' el Jefe esranol «con tO(\o temor ù,~ Dlos\) (hcl1
elacta, inl'ocóe auxilio del ciclo para cjellutal' :Iqurl
acto cOlleien7.UJa y justamente
(1). La invocarion
IJllI'lll~ p;lreecr un poco inoportuna
sienllo 1'111110rra
para di,;t.rilluir \1nos despOJOs tan siu derecho a,lr¡uiI ridos, sin ern uargo, es cierto que considemnrlo
la
magesuul dell('soro
y I~facultad que se ahrogÔ Pizar!'1l tie repartido eLtre todus, s'~gun losrespedivos
mérite s Ile calla uno, pocos ados tic Sil vida envolvian II a~ resl'llnsabilidad;
ptWS tll' ;]'IUella decision
suya ¡odia d,'cir,e que depelltlia la fortuna (le cada
uno d( sus soldútlos, la pobreza Ó la independencia
duranl c el reslo de sus llius.
Oed 'Ijose prinlero el quinto real incluyendo
los
pl:esclItes re\lli~idos ~a á España. ,La pa~te qu~ tomó
Pl~arro ;]scenrhó á cmcuollta y SI~tC JIllI.dosclen.tos
Vemtc y dos pesos tie oro y ,los lInl treSCIentos Cmcuenta marcos Ile plata. Tomó además la gran silla
ú trnno flet Inca, toda de oro macizo y valuuda en
veinte y cinco mil pesos de oro. A su hermano Hernanllo 'lió trienta y Ull mil uchocientos
pesos de oro y
ons mi trescientos
cincuenta marcos Ile plata. Sotu
recibió quince mil seLecienLos cuarenta pesos de oro
I setecientos
veinte
cnatro marcos de plata. Mu' chos de los restantes
caballeros que eran sesenla,
recibieron.cada
uno ocho mil ochor.ientr,s pesos de
01'0 y ti cSClentos sesenla )' lIos marcos de plata, aunqne algunos tuvieron lilas y unos pocos reribicron
mncho menos. La infantcl'Í:¡ se componia de ciento
cinco l,ombrl1s, Casi la qninta parte de el.os recibiercn calla ¡1Il0 cuatro mil r:uatrocientos
cuarenta pesos de lro y cimto ochenta marcos ùe plata, la mitad de 'a pàrtc que tllc6 á los ~oldaJos de caballería.
Los re::tantes recibit)ron una cuarta parte menos,
aunque aquí tambien hubo e:::cepciones y algunos
tuvieron que contcutarse
con una porcion mucho
menorlel
uolin (2).
La nIeVa iglesia de San l"rancisco, prilner templo
cristiaro del PerÚ, fno dolada crJJlllos mi docientos
veinte )lesos rie oro. La suma asigna~a il los soldados
de Alm~¡;ro no fue esccsil'a • si COlnO se ('\H;nta, no
pas6 de veinte mil pesos (3); Y la reservada para los
colonos rle San Miguel, (lilt! ascendía snlarnonle á
quince mil¡lesos
fue pequeilísimn
(4). Hahia entre
ellos cí".rlos soldados, que al principio de la espedicion, c·lmo racordará el leclllr, ahandouaron
la marcha. y "olviaron á San Miguel. Eslos ciertamente
teman ¡lOCOrlerecho {¡ (lue se contase con ellos en la
repartition
del botin. Pero la mayul' parte de los eoh-
I.A CO:>(Q~I~T A DEL I'ERÚ.
cincllcr.ta y un mil seiscientos dirz marcos. La historia no ofrel'r I'jl'mplo dI' semrjante !Iotin tOllo ell metal precim;o y rCllucihle CUIllO er;1 :'lllincro conlalltl1,
gauatlo pUl' nna. pequella tropa tI,e anml.ureros
como
eran los cO!lCIlIIstarlorrs tiel Peru. El gran obJl'to ùe
las espedicil1nes espailOlas en ri Nucvo Mundo fue el
or~; y c~ Ilot.lble que tan COIll\lletamente lo lograsen.
¡SI huhleran seguIdo las huel as de lus ingleses, francl1ses ÍI hol:udcscs rn el continentcdel
Norte, cuán
distilltll hnlJ'era sill,) el rcsultado! Es igualmcnte notaille que la riqueza tall re(lenlÍnalllentl\
3,lqniritl:I,
al'art:'Lndoles de las l'ucnlcs mcnos copinsas ¡w\·o mas
seguras y plrlllanentcs
de la prosperidad
naeiona I,
se les rseapl' al fin do las llIallOS constituyén~olrs
en
\Ina lh) las n:.ciones lilas pohres de la erislianllatl.
Suscilóse I'nt\luce~ \Ina nl.:I1V¡\dificultatllln la ft)purticiun tiel tn; 01'11.Lns sol~atlos Ile Almagro reclumaron sUll:lrle,
Y como (~ran tanto,s ú por mejo!' de¡;i¡',
cran mas que los que form Iban el pequeÎIÜ ejército
tic Pí7,arro, m participacion
llisminuia consitlerll Llemente 1'1sueïte de cuda lino. (\V erdall es, t1l)cian, que
no nl1~ hemos hallado en la captura del Inca, pero en
camillO os hemos ayu,rlado II guardarle y á defender el
tesoro, yen 'a actuahdad os damos metliosùe prosegniry asegurar vuestras con"~uist¡lS. Nuestra cuusa es
comun y por tanto la ganan~ia dr.be serio tambien.))
Peroestemo"odeconsid(~rllr
elasunlo nO era muy del
g\lsto de los ~olùados de Pizarro, los cuales alrg'ib:m
\)lIeAlahualll'ahabiahechoelcontratoesclusil'alllenle
con ellos; qu,) elios habian c.lpturado al Inca ase"urnndo el reSl\.¡te y corrido solos los riesgos d,; la ~npresa y que no estaban dispuestos por lo mismo Ü
d\viLlir el, fruto,lle elln con tollos los quedespues
vimesen. No p"(ha negarse que este razonamiento
cra
fuerte, y all'n se clJnvinoentre
los capitanesc¡uc
lo,;
I
el que ~e deriv;1 del peso, pureza, etc., del metal, circunstancias quc puedc'l facihnente deterwinarse, En segundo lugar
dehcmos avcrijtuar el valor comercial ó romparativo del dine1'0, es decir, el valor que resulte de la comparacion entre la
sUlllade arlícul.,s que antijtuamel. te podian comprarse con una
rantidad dada" los que pueden comprarse en los actuales
lie!llpos. Esta Ú'tima iuvesti;;aril,n es muy emuara7.0sa por la
d,lhcultad de encontrar un artico'o que pueda tomarse como
tipO ver',ladero ,lei valor. El trijto, por so uso y rultivo ¡!'enel'al. ha Sido rorrunmente elegido :lOr illS economistas romo tipo, y Clewencln Je ha adoptado eu sus cálculos, procurando
averiguar el valor de las principales monedas en cireulacion
en el tiempo de los reyes católicos.:'io hacen mencion en 5\1 tra.
tado del peso de oro, por cuya dell<)lIlinacioll,con prererencia fI otra alguna se dcsI¡:naballlas sumas á principios del si¡!'Io XVI; pero declara el valor especifico y comercial del
castellano, quc, segun el testimonio mmun de varios eserit?res antig-uos, ~omo Ovied~, Herl'era y Xerez, equil'alia pre.
ClSamente al pe,;o de oro. Segun sus cálclllos parece qne el
valor esper.lfico dcl castellano, que él redur.e JIreales es igual
á tres dull~rs. siete centésimas de Duestra moueda (I), Y ci
"aloI' nO~lIlal n,a~ de watro VeCèSmayor, Ó sean dos libras,
doce cbelInes y 3etS pemques, moneda esle¡'lina (2), Adoplan
GOeste valor cOlno el mas aproxirJado al del peso de oro en la
primera l'ar~e d,el siglo XVI, el lector podrá comparar fádllIlente por 81 mismo el valor que teOlJn en aquel tiempo las
sumas mClicíou:,das en estas l'áliinas, muchas de las cuajes
están e¡;presada, ron aquella denominacion.
Me he detellid) mas en estas particula ridades. porque en mi
primera obl'a me limité á calcular el valor cOlnerr.lal de la maIle~a, el cual si,~ndo mayor que l!i esperitiro, fundado en la
calIdad y pe~o d(,1metal, jUZ¡(Ó Ulling-eniûso corrcsronsal, qne
daba al lector nua Idea exagerad:. de las sumas mencionadas
en la histoCla. I'e~o me p~reee qLe esle valor comparativo ó
c~mel'Clal es el "IlICOque Importa sahel' al lector, pues le in.
dlco cuánto puede comprar con nna suma dada, dando así á
c~noeer el. \'cr~a-Jel'o valor de ella, y adoptando por cOllversIOn el prlOClplOde la alltijiua m:ixima:
i, Wf/lll is wor/it III nlll' lihllg
, But so mlleh money as'twill/Iling?
(:ï)
(I) :-<rscnla y ours,caloree
Pl3r:'I'cdis.
(.'1', del Trad)
'.'.!) llu,cICnl~s C!""U"ll. y cuatro l'S,
(lV. del Trad.)
(~I 1\0 vale mas fllla "Osa
I
(lile el dillet'O QUc J'rodufr.
I
r
y
(J) «~;e¡!'unnios nnestro Seiior le diere:l entender teniend~ su cOllcien~i:~, y para lo .mejor h~rer .p~dia el ayuda oe
IllOs nue'tro ~elior, é lOI'oeo el auxl]¡o dmno.» Acta de repartidor dell'escate, MS.
(2) El el Acta de repartirion del rescate. illstl'Ul1Jento rcdactado Y, fir~ado por el escrihano real, cstán Jos pormellol'es
~e la dl~trlbuclOn. Este documento, que es por tallto autoridad
lI,lcuestl(,naule, se halla entre los manuscritos q'le se me faellltaron de la coleccion de Muiwz.
(5) « Se diese á la genle que vino con el capitan Diego de
Ahna~ro, pa,ra ayuda á pagar sus deudas y fletes, y suplir al¡junas ,11t'CeSldades que traian I'einte mil pesos .• (Acta de
re,Partlcl'lll del rescate, MS.) lIerrera dice qne se dieron cíen
mIl peSOf á la gente de Almagro. (Ili~t. general dec. V libro III,) I'em esto 110cOJlsta cu el Acta.
'
,
(4) ," ¡:n treinta l'ersouas que quedaron en la cindad de
San MIgliC1 de Puna dolIentes v olros que no vinieron ni se
haUaron cn la prision de AtalJUa'Upa y toma del ,)ro,llorque
algunos .Jn pobres y otros llencn necesidad, seiwlaha quince
lUll peso~ de oro para los repal'lir sn ,rilOria entre bs dlch;]s
personas,)) Id, , MS,
'
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
BlDLIOT£CA DE GASPAR Y BOJC.
eran inválidos cuya salud se habia deteriorado
por efecto (le sus anteriores fatigas, y que todavia
conánimo esforzadoyentusiasta,
presentaron buenos
servicios en su puesto militar de la costa; y no eg
fácil esplicar por qué motivo perdieron el derecho fi
mas limplia remuneradoD.
Nada se dice en la repartidon del mismo Almagro,
el cual, segun los términos del primitivo contrato,
podia reclamar una !larte igual Ii III de su socio. Tampoco se dice nada de Luque el otro compañero.
A
este en verdad no le aprovechaban ya los tesoros mundanos, pues habia muerto poco antes de la partida
Ile Almagro de Pallam:i (il sin /wber llegado Ii saber
el éxito completo de una em\)resa que á no ser por
sus esfuerzos nunca hubiera I egado oí feliz término,
sin tener noticia tampoco' de las hazañas ni de los
crímenes de Pizarro. Pero el licenciado Espinosa, Ii
quien representaha,
vivia aun en Santo Domingo y
Luque le habia legado esplícitamente
sus derechos.
Sin embargo, en cosas que sucedieron
eD tiempos
tan remotos no es seguro el fallo que se pronuncia
fundándose en testimonios puramente
negativos, y
debe admitirse como fuerte presuncion en favor de
la equidad con que Pizárro debió de hacer el reparto,
la Circunstancia de no hahcr llegado hasta nosotros
ninguna queja de los que it él se hallaron presentes
ni de los cronistas contemporáneos
(2).
Terminada la reparticion del tesoro, parecía que
ya no se presentaba obstáculo para prose¡;:uir las
operaciones activas y emprender la marcha al Cuzco.
¡Pero qué habia de hacerse con Atahuallra? Para resolver esta cuestion,
lo mas espedito era para los
conquistarlores
lo mas justo (3); darle libertad seria
dÚrsela Ii su mas peligroso enemigo, it un hombre
cuyo nacimiento y categoría reunirian alrededor suyo it toda lil Ililcion y pondrian en su mauD todos los
recursos y resortes del gobierno, á una persona en
fin, cuyas palahras por sí solas serian capaces de dirigir toda la energía cie su pueblo contra los españoIt~R y dilatar por mucho tiempo,
sino frustrar completamente,
la conquista del país. Sin embargo tenerle cautivo ofrecia casi tantas dilicultadcs; pues la
guarda de tan importante presa exigia mucha gente,
lo cual era forzoso que disminuyese grandemente el
ejército; y COli todo esto todavia no se evita ba el peli?;1'o de que el prisionero fuese rescatado en los peligrosos pasos de las montañas.
En esto el Inca reclamaba altamente su libertad. Sin
emhargo torlavia no hahia completado el pago de la
cantidad estipulada para el rescate, y puede dudarse
que allin hubiera logrado completarlasi se consideran Jas dificultades que oponian los encargados de la
custodia de los templos, los ouales parecian mas di spue~tos á ocultar sus tesoros <{ue á despojar de e/los it
los sagrados edificios para satisfacer la codicia de los
extranjeros.
Tuvo talO bien el monarca indio la desgracia de que gran parte del oro y el de mejor calidad
consistía en planchas ó tablas aplastadas que, aunque
de mucho valor, por su forma compacta, hacian poco bulto. Pero se habia va realizado una cantidad
iumensa, y el Inca podin ¡¡legar que habria sido mayor si la impaciencia de los espaïlOles hubiese dado
1I0S
(i) Montesinos, Anales, .\IS. , aiJOJtj:i;j..
(2) El capitan espaiíol varias veces citado, que nos dice que
fue uno de los nombrados para ¡¡uardar el tesoro, se queja sin
embargo de que no entraron en la distribucion una gran cantidad de vasos de oro y otros articulos, y ailade que esta fue una
injusticia palpable hecha á honrados conquistadores que lo habian ganado todo con sus fati¡!'asy trabajos. (ReI. d'un capitano
:;pa~n., ap. Ramusio, tome /II. foIs. 5i8 yoiO.) El escritor
en toda su relacion maninesta muy il las claras el mezquino
y codicioso espiritu que animaba {¡ los aventureros dell'erú.
(3) « Y esto tenia por justo, pues era provechoso.» Tales
son los sentimientos que lIerrera atribuye il Pizarro. lIi:!t.
~eneral, del'. V, lib.lII, cap. IV.
tíem~ para reunirla. De todos modos el rescate babia sido magnífico y tal como nunca le habia pagado
príncipe ni potentado alguno.
Estas consideraciones
esponia AtahualJpa á muchos de los caballeros, y especialmente
á Hernando
d~ Soto eon,quien
tenia mas familiaridad que éon
PIzarro. Soto habló de la demanda de Atllhnallpa ¡'¡
su capitan; pero este dió una respuesta evasiva sin
descubrir las negras intenciones que iban gennínan·
Jo en su mellte (4). Poco tiempo despues hiZ(> que
el escribano preparase un instrumento público en el
cual eximia al Inca de toda n lleva obli~acion respecto
al .rescate; y mandó que fuese este <1ocumento púbhcamente pregonado,
declarando al mismo tiempo
que la se~uridad de los españoles exigia que el Inca
permal/eciera prisionero haSta que aquellos recibiesen nuevos refuerzos (5).
EI/tr.ltanto comenzaron otra vez Il correr rumores
entre los soldados del ataque que, segun se suponia,
meditaban los indios. Todos repetian estos rumare~
y.con la re(leticion iba tomando mas crédito la noticIa. Beciase que en Quinto, patria de Atahuallpa, se
estaba reuniendo un inmenso ejército, y qne treinta
mil caribes estaban va en camino para aumentar sus
ii/as (6). Los primit{vos españoles S\lpllnian que lo~
cari\.¡es estaban diseminados indistintamente
en Jos
difertlntes puntos de AmérÏt:a, y les atribuian todo~
los horrores ¡¡ropios de una raza de caníbales.
No es fácil describir el origen de estos rumores. En
el campo español habia consirlerable número de indios que pertenecian al partido de Huascar y que por
tanto eran enemigos de Alalmallpa. Pero el mas ellI'.amizado de todos era Felipillo,
el intérprete
ùe
Tombez )'a citarlo en esta historia. Este j1Íven habia
concebido una pusion ó mas biell habia sido descubierto en una intril'!a con una de las concubinas del
rey (i). Esta intriga había llegado á oidos de Atahuallpa, el cual lo sintió sobremanera diciendo ((que
le era mas doloroso todavía que su prisiou , el ultrajf'
que le habia hecho una persona de tan baja esfera (8)
y que poria ley peruana seespiaban tales insultos no
solo con Ja muerte del criminal, sino con la d(\ tO(1a
su familia y parientes (9).) Pero Felipillo era una
persona demasiado importante en aquella empresa
para que los españoles Je tratasen de aquella manera,
ni elJos juzgaron grande la ofp.Dl;a, si es cierto que
(.&) .Y como no ahondaban los de~ignios que tenia, le replicaban, pero él respondia que iba mirjlndo eo ello.» Herrera,
Hist. genera!, del'. V, Jib. III, cap. IV.
(ri) «Falla quclla fusione, il Gobernatore face un atto innanli al notaro, nel qua/e liberalIa il cacique Atabalipa el l'ahsolueua della promessa et "arola che haueua dala a gli spa!!ouoli che lo presore della casa d'oro e'hauena lor concessa, it
quale fece publicar públicamente á SDondl trombe nella pia7.za
di qnella Clt:!di Caxamalca .• (Pedro Sancho, Rei. ap. Ramusio, tomo Ill, fol. 399.) Esla alJ.toridaà es innegable, por lo
menos cuando renere algo contra los conquistadores, pues l.
Relacicm la escribió uno de los secretarios de PÎu¡rro cou
autorizarion y á la vista del ~encral y de sus principa.les oficiales.
(6) «De la gente natural de Quito vienen doscientos mil
hombres de ~uerra y tremta mil caribes que comen r.aroe humaua.» Xerez, Conq. del Perú, ap. Barcia, tomo 111, página ~35.-Pedro Sancho, Ilel., ap. Ramusio, ubi supra.
(7) «"ues estando así atrave¡:ose un demonio de una lengua
que sc dezia Ffelipillo, ulla de los Ulllchachos que el marqués
avia IIcvado il España, que al presente ,bera lengua yandava
enamorado de Ulla muger de Atabaltpa.» Pedro Pizarro,
Descub. y Conq., MS.
Del amor y malignidad de Felipillo, cuya existenci:l segun
Quintana se apoya prÎneillalmcntc en el dichO de Garcilasso
(Españolcs célebres, tomo II, pág. ~tO, Dota), hablan tambien muy esplicitalllcnte 7.árate, Jliaharro. Goma.ra Ba/boa.
todos ellos contemporáneos, aunque no testigos de vista como
Pedro Pizarro.
(8) .Diciendo que sentia ma, aquel desacatn que Sil prision.» Zárate, Couq. ilel Perú, lib. II , cal'. VII.
(9) Ibid. , 101'. cit.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
fF.l\l:.
i 11
I,)sos enl:t clcrcion ,le medios rnr;¡ destruir!a
causa
Felipilll) Sill'/) en l.rcvl) l:t irriLae.ioll del ln~~a contra
d.e su temor. Oyéronsr. murmullos mezclados con ter'-'1, Y <l('~<1caqud monelllo le Illlro con 0(110 mortal.
r.bles.amc.n:lzas
('outm el l¡~ca cailla autor de eslas
Por d,'s:.;racia !'1I1'<l/llrLÍ<implios medios Jll satisfacer
nHlIlu!naClOnes. Muel.lOs pedm~ .su. mu('rte como nesus malts pasiont's ..
CJsa1'la l'?f:t la segurlflad del eJercIto; y enlre estos
J.o~ TlIiIl(lf('S rdalivos á la sublc\'aClOn entre los )¡,s mas \"IoJel1tos eran Almagro y sus Stlcuaces, quo
indios sl\llalabanL\tal;uallpacomo
anturdeella.
To- nJ '.abienoo prese~cíaoo
l!l ca~tur;l oe.Atahuallpa,
lnt\se d,!claracioll á Chalcucllim;t sobrc este ¡lUnt.o, na les causaba lástIma su sltuaclflll; le nmaban como
perodijll (Ille estaba igllOl:anteoe que su se.rlOr tuvl,e- U:1 obstáculo il,su fortuna y arolan el'! rleseos.(l? pese la] d,'si¡,iuio y quc crcla que la catuullllab.an.
l~n II ~trar en el palS ya que tan p0c..0 hablan participado
sl!"uilla Pizarra hahló rId asunto alluca repiLIéndoltl
dd oro de Caxamalca.
Acompan:\bales
Hequelme el
IO;l'ulllorps que cirl'l1lah~n y aparentanrlo
creel'~os.
tesorero y I~s dem:ís comisionad?s
régios a <¡uienes
¿ Qué t raicion es ('sa, diJO el general, q.ne me(htlls p, ~arro Ii~llla dCJndo .en. San !thgud rara nn ten!'r
~"'Iltra mi, contra mí qlle tl! lir. tralallo slCmpre con qlllen esplasesu8 mo\')nllentos;
pere e1.lfl.shablan vt'('lJllSi¡JI'rwi<1n ('oulian,III l'Il tus palabras CflOlOr.1I las Iwlo al campamr.nto con Almagro y ,'xlgIallla mll!'rtic un IIl'1'm:lllll 'Il) (I¿ Illl'\aslc conmi!.!:o '!n conlestó el te del Ine:, camo illdis(lensaLle para la lranquilidalI
lllea, '1l1n rat VPZ no lJ:lhia 110lallo sel\wjantrc~nfiandd país y par~ los interes~s d~ la co~~n~ Ui) ..
'la: IISiel'lr!'e IllC h:,hlas COS,IS,Ir. hurlas. i. Quc. parte
A estas terrIbles sugestIOnes no .d!,) Didos PIZal'r~,
SOIllOS y" y lOlla mlgr.n:,(' para t'lltljar á tan valwntps
ó Lpare~~ó no o"rlo"! 1?ostranrIo VISIble repugnancIa
hombres conll)vo~otros~Nolne<ligas
esas hurlas (2).1l en sacrIflcar:\
sn pr1:Honero (O). En cst:t repugnan«Esto, cOlllinlla ci ~et:r<'lario dc' Pizarro, lo rli;o en cj;, habia pocos que le :'colllpai¡;¡ser,
y pntrc ellos
tOllO elln;\s rf'posaJoy nalural, sonriéndose mientras
esiaha Heruando (le Soto que {'onsidcrah:t SCIllC'jal1tc
prol!nnci,I}¡,1 estas palabras para disimular Sil falsesaailicio como injuslo por no eslar :'l'obado el cridad, de ~nolln (lUll los l'spalllllcs (lue se !as oyero:!
lilEn .de A tahual!pa, En .este ('sl:lIlo d,~cos:ts, el jef\~
f'stauan r.-pantados de I'{'r en 1111hombre harharo tan- CSI':lIIol deterllllllÓ ennar lin corto dp,stacanll'nto a
la prudencia (:l).
Gtnmachucho
para r(~conocer el pais y al'erigu:tr el
l't'l'a nil era con pru,Il'ncia como Atahuallpa confuI' r1arnlmto que lellÏHn los rumores d~ insurreccion.
tesLó enlonces:í
Pizarro silla t~on ci convr.ncllniento
Ili( á SotJ f'lman,lo de e,te rlcslaramcnto,
el cual,
dll su inllcrncia,
scgull lÍespues t!cmnstraroD los cono la distanci'll111 era gl'ande,t1elJb
estar de I'Ué!acontecinlit\ntos.
Sin 1~lIlhar~o, ellnca couoció f<Ícil- ta (r.ntro (lè pocos .lias.
mente!:ill ['nu~:J~ y l:iI VeZ las eonsecuclH'j;ls rle]a l1Cllr,espues de b partida de Solo la ngilacion enlre
s;¡eÎon. "i¡'lla pro\'unda sirna (l'w se abl'h á sus piés;
los soldados en vez de disminuirse
allmenló tanto,
eslaba rod('allo ¡le pxlran.lcl'(Is de ningll\lo de los eua- qllP. Pizarro \la pudiendo resistir sus iurnrtunidade~
ll~s !India ('slll~rar consl'jll IS rroteccinll.
La vida de un , G(1n~ínIÍlí ('n que sn formase caus:t oí Alahuallpa. Era
mOllarca rllltÍl'o es gPlll'ralllll'lIle {'orta, v Atahuullpa ' ci,~rlamellte (b~Gro"o y Ill:\<; scgul'O gll~,f{lar I:\s fordehili dI' II ICCrSll('argo t1<l¡~sla v('f1lat! cllaudo pellsa-!l11as
de un juicio. Organizúse un lriuunal que presise l'n IlU:ls<:ar. lle¡:llll'lí ('lIlonces i\lnarg:llllenlc
la oier HI eoOlo jlwces /05 dos capitau!'s Pizarro y AIauscllcΡ¡ d(\ llernalldlll'j~:;¡J'fO,
[HI!'S por rí¡as es ll'i1ilO magro. !';'Hllurúse un fiscal y diúse al prisionero un
que pm'p'l,('a, la sitU:ICioll dId rl'gio call1.il'O lIaLia eOIl- ocfe,lsor.
Illovido el id til'o corawllllt~ aquel, y Il'Ibja Iwcllo que
Los cargos qlIcse articlIbùan
conlra el Inraredacle tralas('1l ron alguna al'f"I'ellda que Ic ¡;ralljeú la tarlo; en furma de interrogalorio
eran dore. Los mns
('sl¡macion y la conlianza :ll'lln¡;a. Sin emhargo este impn'lantes
eran q Ile halJia usurpa,lo la corolla y llSCno t1cr,lilÍ tielllilll fl~Jra prol~urar disipar Jassllspecllas
sinatlo á su hermano lIuascur; (Ille hahia disipado
d~~.1g~~n~ral y convenccrlc de ~1l inoGcncia. ((¿i\'o soy,
las r:;nlas pÚblicas desde la eonquisla ~el país porlos
diJO a Pizarro, un pobre cautll'O cntus manos'! ¿CÓ- esp:llloles dotalldo con ellas il sus parwnles y á sus
n~o pnedo a "riga!' IllS Ilesi¡::nios quc lile atribu~'es sa- favOlilos; que hallia cometirlo los crímenes oe ¡do lablcn~lo qlll) seria yo la primcra vídimu de la msurtrin:: ullultcrio vil'ielldo púhlicamCl:le
casado con
reC(;lOn? Poco conoces á lIlis vasallos si piensas que lIlue! as Illujeres; por último que habLI tratado de
llalllall Ilt~ !llaVer,.;e sin {¡rder¡ mia, Illies si yo no lo suLle val' :i SllS vo1sallos eontra los espailOlc3 (7).
(Iuiero, aiiadió Iaireruóliealllclltc,
ni as aves volarán
Estos cargos muchos de los cuales se I',eferian tí las
ell mi tierra (4).,)
eoslu nllfl~s del pais IÍ á las rr.laciones pl'rsonales oel
Pero esla~ pl'Otestas Ile inocencia proùujeron
poco lnc:t !'obre Jas cuales los conqnisl:ltlores
nspal¡oles no
cft',cto en las tropas ell tre quienrs la notida rie un I tenían jurisdiCtion
alguna,
son tan ai)surdos quo
levo1ntalllientJ general tic illS indios conlinuaba
de
~Iora ,ell hora garland?, cr{~dit(). !)eeíasc 'lue se habia
.(;;) :'eùro Pizarr.?, De,scub. J Cong" MS.- I1elarion del
rt:Hlllltlo 'ylI 1111grail ejercito Cil Gu;¡mo1cJ¡ucllO, oí Ille- pnu,er :lescub., ~/:'. -t edro :,allcho, ReI., ap. !lamus10,
!lOS dI! cien Illillas del campamento,
v que de un ins- tO(~Ol'''' fùl. 400.
tunte á olro dcbia e-p l"" 'l' l'
~ El t
E,to, se hallaban presentes eu el campo,
.• ~ " .'. s e"u,.e.c a .¡que.'
eStlro (lU:
(fi) ,Aullque contra volulltad del dicho ¡:o':ernaùor que
~o~ espanole" h,lhl,all aW!llIrldo er,¡ un cebo tent.ador,
nUllca <,;;tuvùeo ello.» Relacion del vrimer de'cub., MSaSlla alarma crecI:t COll el, t~'IIl(ll' rie perdcrlo. DoLliÍPedro '¡zarro, Desrub. y Conq., :lIS.-Pedro Sancho, Relarouse laspat;uHas,
;¡perclhr¡'lselacahallería
teniendo
cion, a J. I1amusio, ubi SU¡lL'a.
¡;ie.mpre á ~os caba!l0s. ensill,lllos y puestos Jos frenos;
(i) (,arcilasso e~pecífira los carl!,n~.qtle se hicieron al fnra.
la mfantena .lorm¡a SIn ocjar las al'!lIas ; Pizarro ron- (COIll. I.e'!., ¡.arte Il. hb. l, cap. XX,\ I'll.) Jledesear hU~le<Iaba rie cmndo en cuando l,ara cuillar ..le que todos
ra SIdo.que,11¡:unode lo~ ,1utOl'esen esta tr<lgedla los huble.oc
los centínel;¡~ estuvie~ell el sus puestos' e r
I esp,eclllcado. PeroG~rcliassopl\{ha tenrrsobre ('Sle punt~Jos
,
.~ .¡ ..•..
~
l,
' .n l1l, e mejores mformes, y comn no hay motivo para ruc fueselllcpU{lI.eno ('JCI dto e~r,lllol se hallaha preparado para, sacto, pu~¡Je diJrsele c/édi!o en el prricnte r~so. El hecho de
l'cslt¡r al ala.qlIe que se cspcl'aha por 1lI1111lt'tllos.
haberse formado causa contra cllllonarr.a indio, eSlá esplíclLos rlUC tH'nen miedo no Guelca ser muy èscrupll- ' tamellle rcconocidopnr ,·ariosesrl'itùre;;rontclII[lor.lncos,como
(iom~ra O"iedo)' Pedro :ii/nebo. Oviedo califica d proccso do
(I) «E le hal.'!an tomado ~us mUJer,'s ér~l,a~lído¡as rn¡¡u «lIIal i¡jrado y peor esr.rito, iuvcnlado pill' un clérl~o lHI'bul'resenCl3 é usa'lall de ell.s rie sus adlllt~J"(I;." O"'r,~o, 1115-1 ¡euto y! in pnucipio;, l'or ulll~noranle esrribano siu cODcieutuna de l.s 11l~':JS, "':00" [larle fIl, lih. \ ¡Il, cap. XX] I.
cia, y 1'0"IIlros dc la mi~ma e~to!a c,julplicrs Cl!cHa inral\li~ .l'
,,{:2),)~crcz, (.LIl,!u'sta dL,!l'l'l'II, al'. Liama, tumo Ill,
(lIist, dl I;¡s India~, MS. ~parte /If, lill. V(~I, .cap. XXXII.)
,,1I1~-.)-~:
.
~luchas ,:utondades convlencn en los dos rrmc/pales cargos,
Zlbld., Jor Cit.
á saller: el as('sinato de Ilnasral' y la r,JlI~!,irari<ln contra lo~
.• "Ira/l', CIll!t¡ui;,I:(llo:!Perli, ¡ib If, r~p \'If,
cSl'aill\le '.
'
1.,\ r.O:'\QI:ISt.\JEL
hahbn romcli,IIJ el mismn ùcliln (I). Sin cmhargo
I
l(
!
I
I
I
.
,..
I
Pi'l
(\~»
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
f 18
llIDJ.\OTECA
DE GASPAR
Y ROIG.
provocarán la ris:! si ya no escitan un sentimiento manifestó gran p~sadumbre r angustia, pues á pesar
mas profundo. El último er~. el Ílllico im.port~nte en de que de algun tiempo á aquella parte habia mirado
llemejante causa, y su debilidad puede mfemsll del co~o ~ro~able 9ue le condenaran á muerte, y así lo
euida¡\o que se puso en aiíadirles los demás. La sim- hab!~ mdlcado a ]05 que le ~odeabaD, siempre la pro·
pie enunciadon de ellos muestra suficientemente
bab1l1d~dde un aconteCimiento de esta especie e~
que estaba decretada la suerte del Inca.
muy diferente de la realidad, mucho mas cuando
Examináronse varios testigos indios, y sus decla- esta realidad se presenta tan rápida y repentinamel1'
raciones al pasar por la interpretacion de Felipillo te como entouces. Por un momento la certeza de su
riícese que recibieron cuando era necesario un colo· destino debilitó su ánimo y le hizo esclamar con Iágri·
rido muy diferente del que les era propio. Pronto mas en los ojos: «¿Qué he hecho yo qué han hecho
eonclll}'¿ el exámen de los testigos, al cual, segun mis hijos para merecer tal suerte?'Y ~obre todo ¿qué
:\se~ra uno de los secretarios de Pizarro, siguió una h~~o.s hecllO par:a merecerl:, de tus manos, aÎladió
acalorada discusioll resflecto á las ventajas ó des\'en- dmglénrlose á PIzarra, cuando tú DOhas encontrado
tajas que resultarian de la muerte rie Atahuallpa (I). mas q~e amist~d y afecto en mi pueblo, cuando he
La cuestion era de conveniencia. Hallúsele culpado, repartHlo contIgo mis tesoros, cuando de mí no bas
no sabemos si de todos los crímenes que se le atri- recibido sino beneficios?)) Despues en el tono mas
hui:m, y fue sentenciado á ser quemado vivo en la ~atético suplicó que le per:donasen la vi~a, prome#;ran plaza de Caxamalca; sentencia que debia po- tiendo d~r todas la\1garan~Jas que se le eXIgiesen para
nersc en ejecucion aquella misma noche, sin espe- la s~.!~u~ldadde. ca~a espanol de los que componian
l'al' siquiera la vuelta de Soto, cuyos informes podrian
el eJercIto, Y olreclendo dable rescate del que habia
poner en su punto la verdad ó la falsedad de los ru- pagado si.se le daba tiempo para reunirle (4).
mores relativos á la insurreccion de los indios. Como
U.n.testIgo ocular asegura que Pizarra se manifes!;e desease outener la aprobacíon del padre Vah'erde, tó VISIblemente afectado al separarse delinca á cuse le presentó una c(\pia dtlla sentencia para que la yos ruegos no podia acceder oponiéndose á la'volunfirmase, lo cual hizo sin vacilar! declarando que <Ien ta~ ~el ejército y á su propia convicdon de lo que
suopiníonellncam~reciaen
toltocasolamuerte(2).I)
eXlgla la se.guridad del pais (5). Atahuallpa, viendo
Hubo Sill embargo algunos en aquel tribunal mi- que no podia hacer que el conquistador desistiese de
litar que se opusieron 6. estas medidas arbitrarias,
su propósito, recobró su habitual serenidad, y desde
consideránclolas como una insigne ingratitud á los aquel momento se sometió á su destino con el valor
favores recibitlos del (nca, el cUlll hasta entonces de un guerrero indio.
solo n¡;ravios habia tenido en pago. Declararon que
Publicóse la sentencia delInca á son de trompeta
eran lRsuficientes para condenarle los testimonios en la gran p'aza de Caxamalca i r dos horas despues
que deponian en su contra, v negaron que el tribu- de puesto el sol, los soldados se reunieron en ella
nal tuviese autoridad para sentenciar á un príncipe jlon antorchas para presenciar la ejecucion. Era el29
soberano en el centro de sus propios dominios, pues
agosto de l533. Atahuallpa sali6 encadenado y {¡
en c~o de haherIe de formar causa debiaseI' envia;.oplé para el lugar del suplicio, pues le habian puesto
do á Espaila y juz¡;;ado ante el emperador, único que W,'iIIosdesde el momento en que los rumores de pró·
tenia facultades para decidir de ~n suerte •.
X!'P0.ataque habian. introdUCIdo la agitacion en el
Mas la gran mayoria, que era ¡Jediez contra uno, eJercito. El padre Vicente de Valrerde iba á su Jada
respondió á cstllS objeciones declarando que estaba procurando consolarle y en lo posible per;ua-dirle á
convencida del crimen de Atahuallpa, y que tomaba que en su última hora abjurasc de sus creencias susobre si la re~ponsabilidad de iU castigo; que se en- persticiosas y abrazase la reli¡:;ionde los vencedores;
'liaria á Castilla Ull informe minucioso de los proce. porque queria salvar el alma de su víctima en el otro
dimientos, y que el emperador sabria quiénes eran mundo de la terrible espiado n á que tan espontánealos lieles servidores de la corona y quiénes sus ene- mente habia condenarlo á su cuerJlo en este.
migos. La disputa se fue acalorando de tal modo, que
Dur~nte la prision de ~ tahuallpa el padre Valverde
estuvo á [lique de producir un violento rompimiento; le habla eS¡luesto repelidas veces las doctrinas del
pero nllin la minoría. convencida de que la resis- cristianismo, y el monarca indio habia manifestado
tencia era inútil, hub(} dl.\guardar silencio, y aunque mucha penetracion para comprender los discursos de
tIO se dió pM satisfecha,
Fe limitó á formular una su maestro. Pero estos no habian introducido en su
protesta escrita contra aquellos procedimientos que alma la conviccion, y aunque el Inca los escuchaba
{lehian dejar una indeleble mancha sobre los nom- c?n paciencia, no se manifestaba. dispuesto á renunhres de los que en Illlos tuvieron parte (3).
cIar á la fe de sus padres. El dominico en aquella hoCuando ellnca recibió notificacion de la sentencia l'a solemne hizo el último esfuerzo, y cuando Atahuallpa estuvo atado al lugar del suplicio teniendo
(I) .Dopool'essersimoHodisputato, et ra!(ionatodeldanno alrededor los baces que habian de incendiar su pira
pt vtilechesariapotutoauuenire per il viucre a llJorirediAta· funeral, Valverde levantando en alto la cruz le ro"ó
balipa. fu risoluto che si facessegiustHiadi llli.~ (PedroSan· que la. abraza.se y se deJ'ara .bllutizar, pro~etiendo
cho,lle!., ap. Ramusio, tomoIll. fól.400.) Este I!S ellenI I
¡tuaje de un escritor, órgano del mismol'izarrJ. Segunél, el que SI a lacw, se conmutar¡a la terrible sentencia
cónclaveque a¡<ltócsta ccucstwnderon\·eniencia,. se com- de !lOguer~ en la mas suave del ~arrote (6).
poniade .ollcialesde la corona y delejército,cierto doctorell
I~IdesdIchado monarca preguntó si era verdarllo
leye!'querasualmente se encontraba~fli, y el reverer.dopa. que s~ le decia, r confirmado por Pizarro, consintió
dre Vicentede ":V'·croe.•
en abjurar su religion y recibir el bautismo. Pl'acti(:1) .Respondió qUI! tlrmaria, quc cr-abastante para que el cóse la ceremoniagor el padre Vaherde v el neófifo
Inga fue,econdenaúoámuerte,porqueaunenlncsteriorql¡'_
bó I
b
J
d At ¡ Il
I
d
~ieronjustificanu intento.• Herrera. Hist. geoeral, dee. V, reci i e nom re e uan e a lila pa, ¿'n IOnor e
lib. Ill, caP.'IV..
(.I) Pedro Pizarro. Descllb.y Cooq.• MS.- Herrel".!.l\is.
('3) Garcl/asso ha conservadolos nombres de los que tan tOfla general, dcc. v. hb. JII. cap. IV.-Zárate, Conq. del
animosaaUlnq~etan ineficazmentese opusieroná la vozpopu- Perú, lib. Il. cap. VII.
lar que.pet ia a muerte del Inca (C8m.Real., par.II,lib. l,
(5) ,Yo, dicePedro Pizarro,vide llorar al marquésdc pe·
,·ap. XXXVm.).Tuvleronrazon sin duda en ne¡¡arel derecho s~rpor no podelIedar la vida.•porquecierto temió /05 requide semejante trIbunal para formarcausa á UII principe iode· T1mlentOl¡
y el riesgo que aVla en la tierra si le so/lava.opendiente 1'.0010 era ellnca del Penl; pero no ¡lian tan fllnda· Descub.'! Conq., !ifS.
dos en Fllponerque~usoberanocfelllperadorteaia mejorde(6) Xer~z,Conq.cel Perú, ap. narcia, tomo I1I,]l. 2¡¡~.
recho. Vatt~l.(lib. JI. cap. IV) vitupera espresamente este -t'edro PIzarro, Descub.y Conq.MS.-Conq. i l'ob. del PipretendldoJU1CIO
de A!ahu~lIpa.consider~ndolecomoun ul· ni, MS.- Pedro Sancho, Helacion,ap. l\amusio, tomo Ill,
lraje maniliesto á la ley de las naciones.
fol. 400.
-,e
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
!..\ ,:ü:\lJlI~T\ liE!. I'EIlI.
JI!j
San Juan I:autisla, en cuyo Ilia se verific,') aquel ,;u- ser;u alIligo. Sin embargo, al rrincip:o su cOllllUela
ceso (I).
call ellos habia sitIo alllislusa)'
benéyo a, y ellos se la
Atahuallpa manifestú su deseo ùe que fuCSelllr¡lspaglroll con la prision, el despoil) y Ja muerte.
h\lIados su:; restos Í\ Quito su patria para que fue,ell
E. cuerpo clellllca permaneció ell el siliode la I'jeconsen'ades COllIas de su, antecesores por linea ma - cUl;ioll todól la noche. A !:J. maiwna siguiente Icl trasterlln. Despues yulviénùose á Pizarro, le suplicó CUIlJU ladaron ú la iglesia de Sali Francisco, ,lond •• se celeÚltimo favol', que tuviese compasioll de sus Jóvelles
braron sus exequias con grail solClllnil;,d. Pizarra y
hijos y les recibiese bajo su protcl;ciun y al11palo.
los principales
caballeros ¡¡s:slieroll de IlIto, y Jas
¿~o habia l'nlre aquella terrihle trop:lljue Je rodeaba
tropls escucharoll
con devota ateueiun el olido lie
llill~Un otro á quicn pudiese eucomenuar
la protecdifultO~ que celebró el padre Vall'fI'de (:l). Inlerrumcion de sus descendientes?
tal vez pensó que ningu·
pier'ln la ceremonia Jr.udlOs britos y sollozos (/ue se
no podria prolejerlos
mejor, y que Ian solellllle~
oyeron á las pller!;ls de la iglesia, lus clIules ahriéllIleseos manifestados en arudla
hora postrera seria u dose de I't'pellte, dieron entrada Ii UlI !ii'¿U1nÚmerll de
respetados ann porel mismo jefe de los conquistadoindias esposas y bermanas deldifur;to; que inl'adienl'cs. LlIego, recobrando SlI serenidacl estóica ljlle por do la gran nal'e, rodcllron el cuerpo dieiclIdo, qlle no
¡Ù¡ momenlO le habia abandonado,
se sometió tranera ¡'(/lIel el modo nI' celebrar los flllllmdes de I1nlnca
quilo ¡í su suerte luientms los espailules que le rodeay Iltclarando
~u intl'.ncion rie sacrilicilrsc ~obre Sll
!Jan entollahnn el crel"lfJOr la~alvacion de su :t1ma (2). tumba y acolllpaiwrle
al país de los espíritus. Los
Así pereció el último de lo~ Incas como si fllera un vil circunstantes
ofendidus de estc luco proceder, maní·
malhechor.
festaron á las inyasorus que Ata !nwll pa habillmllerlo
Ya be hablado de la persona y cualidades cie Atacristiano,)'
que el Dios Ile loscristiallos
ahol'l'l~cia tahuallpa. Tenia hermosa presencia,
allllllue le Iweia les s,lcrificios. Despues las intimaron que se saliesen
desagradalJ!e r.ierta espresion de ferocidad. Su cucrcie la iglesia, y muchas de ellas ul retirarse se suicipo era musculoso y uien proporcio/lado;
su aire ll'a- daron con la vana esperanza de acompallar Ú Sil amagcsllloso, y sus maneras, mientras esluv::l en el calli· do sllilOr en las urillallles rnallsionl's dl,1 Sol ((i).
poespai:ol, tenian cierto gradoderelinamient.l,
lanlO
Les restos de Atahuallpa,
II@ obstante In sÚplica
mas illtere'ante,
cuanto <fue se mezclah<\ con él 1I11 que habia hecho este monarca,
fueron Ilepositados
l'oCO lie IIHlancolia. Adls¡:nle de haher sido cl'l\el ell en el cementerio
de San Francisco (7). Pero se dict:
la guerra, y sanguinario
(U la venganza (3). Tal vel. que destll' allí, lu~go que los cspaiíoles 'salierou dt!
seni asi , pero el piucel de lIlI enemigo suele sobrecarCaxa naka, los trasladaron los indios se·~retamente ;i
gar dClIwsia(\1l las sOll/br~s del retrato. C(l!1cédcnle
Quilo. Los colonos que en tiempos postl'riores se eshauer sido animoso, magn;\nimo y liberal (4); tOl\OS table ~ieron, suponían que se habían enterrado con e(
convienell "n que ll/ostró singuJar penetracion
y riÍ- cucr¡ a algtinos tesoros; pero £e hicieron escavaciopida perecpcion; sus hazairas "omoguerrero,
ponian
nes, y ni tesoros ni cuerpo se cnconlró (8).
fuûra de duda su \'alor, y la mayor prueba de él es la
.Uno ó tillS dias despues rie estos Ir¡ígi,:os acontecirepugnancia
que 1lI0straron losespaiiolesádevolverle
nuentos, volvió Hernando de Soto de sn e'pe¡liciOll.
la libertaJ. Temiallle como enemif!o, y le lwhinnlle- I Gralldes fueron su inclignacion y üsolnlll'u cuando
cito llcmasi.ldos ugravios para cOll/iar en que pudiera
supo la t¡ue se hahia beche;¡ ell Sil ausencia. Busdl
inme,liatumenle
á Pizarro y le el,contrr'l, dice el cro(I) Velasr,), IIisl. de Quilo, tomo I, pág. 4i:!.
'llIisla, cubierto con lin ¡(I'an somhrero de licltro por
(:1) .Ma quando se lo vidde appress~re ¡leI'douer esseI' mor· luto, c~lado !Justa los ojos y ¡hlndo ('II :'lI traje y en
t.o'. d,sse chn racromandaua. al gouerualMe I SUOIpirrwli sus If ¡merus seilales Ile mucho senliJllien to ( !). ;,I\ahglluol>, l'hl' :'olesse tene~seldl appresso, et con queste vltur.e beis e brado COli mucha imprudenciu y t. meridad , 1\\
parole, ~t ~hcendo pel' l.allll11.1sua h spa¡rolloh rhe erauo lliJ·o SJto brÍlscumellte
lu (lue se lecÍ'l d, \l'rImallr'
all'lOtor Ill.redo. fu subIto aflogato.» Pedro Saucho, He/a- I
•
'.'
.:
I. 1 '.
),1
cion, ap. Hamusio, lama Ill, '01. ;l!)!).
: era una Il1fame. Ca~Unlllla, no habla '~llerrl1~U t'n
Xerez, Cou'luista del I'er,'" ar. !Jarria, l. III, pilg.
G.uarfiJchucllO III s~l1alesdesubJe\'aCI?n
entre 10D ¡n-Pedro ['¡¡.a.-rll, Descub. y Con~ .. ~IS -Naharro, lIel. Sll- tilOS. Todo la he encontrado
tI anlJlIllo y en lotio ci
maria, ~IS.-Conq. i l'ob. del Pifl't. ~IS.-nelarlOn de/ pl'l- camiro me hun recibit!o COll(lernustraciolles de buena
mel' Gesrubrilliento, ~lS. Zàrale, Conq. del PerÚ, :ib. II, capitido VII.
La llIuerte (e At~huaJlpa tiene llIurhos pUlllo,de selflc.ian7.~ (;)':1 ,~cret~rio Sancho piensa qllC los peru~nos dehían
ron la de Caupoliran, el ~'·~n.idc ar''.ucano, sr;:ull se de,rn- I haber ~ollsiderado aqnellos honores r(¡nebres romo ámp!la
he cn ell'ocn,a épico é IlIstónco de I~\'cdla. Amllos ~b\'~zaroll cOlTlpellsarioode loS a~ravios Que rudíer~ haher reribido .\tala religion de sus vencedores en ~Isuplicill, ~unqueCaup,)lirau
huallpL, pnes le elevaban alnive de los espaiiolcs. Ibidt'lIl
fue r:lenos afwtunado que Atalllwllpa, (Ines su cI,urer,;í'lllll.) , lac. cit.
'
Ie libr'" de lOf tormenlosdcl ~éoero terribl~ d~ mnerteá que
(O) :Ie;acion dclprimer descnh., MS.
fue condenado. Fue ellll'aladll~· asactado. Los in~cn;osos \ c\'· I Véa,e el Apéudice oÚm. 10, donde he insert;ldo originale3
sos de Ercilla pintan ron JjJeli(ad el curáclerdeJo< primeI'll' I varias notieias clll,lelllporáneas sobre la ejecveil1n de Ata.
aventureros, po l)uiene;;se uni;; el ral:atiSIllJdé! e~lJ7;ldúron I hnallp;, noticias qne por haIiarse en lIlanns~ritcs no era muy
IJ crneldad dd conqnislaoM, y tip/len t~nt:1 auaJo~ia.ron el I fáci~ql e las. poseyesen '.lÍ¡tun los mismos espaioles.
plinto ,le lJ'~e"oy Ir~l¡lndo, (Jnede buen:ll!ana In<ert:lrJa :I'1ni
(1 JO! dIcen los IfIdlOSque eslá sn scpulcr(' junto á una
el pa<:I.1eSUIO fllese deulllslaÙC lar;0. l/case la A(:Inrana, . rruz dI pIedra blanca en el rementerio del convento de San
palle II, canlo XXIV.
, Frane¡'co .• ~lonte,iMs. Anale., MS., aÎlo 1505.
(3) «Asi pa~ó la pena Ile SIlS errores y crueldades, dIce
(ll) Oviedo. Iflst. de las indias .. Ih. parte Ill, Ilb. VlIl
Xerez, ("Je, e 'a, segun Iodos ""nvicnen, el hOlflbre mas san· cap. X\lI.
'
•
gnin:lrioque la lcnido e/ mnndo. no illlpo,tándo5ele :masar
Segun Steveson. en la capiHa pert~necien¡') á 1.1cAI'eel
toda una cindad hasta los cimIentos poria mas leveofl'nsa, y pública que en otrotiempo forllló parte del pallcio, ci altar
haciendo malar á miles de {Iersonas l'or la ralta de [Hia sll/a.u e>triba sobre Hna piedra, eu la rua/los e>pañol(s dieron gaI"
(CO:lq. tiel Pc"ú, "p. Bareia, tomo III, pà~. :!34, 'l:erel era rote á Alahual/pa, y bajo la cnalle sepnltaron. (Re.idcncIa
secretarIo par.¡eu/ar de Pizarra. Saud:o qne le ,,,cedIÓ en el en la AlIlénea del Sur, tomo Il, pág. Hi;» )Iontesinos que
mi,mo deslinc l'nando Xel'ez r~rlió ¡nra Espa;¡;I, l'Inde un eswbló mas de un siglo des pues de /a eOIlIluisla, nos dire
tribulo lilas d~coroso á la memoria de/Inra, Ydice '1ne cree que todwia se veian manchas '!e sangre en la ancha losa de
«line filOS le rèeibiú en su ,,!nI'ia, pues murió arrer,cntlllo de la prisic:{Ide Caxama/ra .Joude Alahualll·a rue ({r.capita(/o.
,," pecndo. y e,., l:l verdadera fe d~ cristiano. u I'~Jro Sancho, (A~ales. MS., aiio 1534:) Es rasi imposible llevar lilas allá
HcI. :;p. ~amllslO, tomo III. rol. "UD. _
..
la 1I!Il0rlOcia'lIa rredultù"d ...
(4) 111'.1 '-ra muy regalado y IJIUYsella"" àl,~e Pllarr".
(D) «]all:¡rollle mostrando mucho sentlmlenlueon UI1gr:¡¡l
(Descubrimiell:o y COUlllli~ta. ~JS,) ")Iuy dispueslo., ~ab;o, somhrCI} Ile Iieltro pucsto cn la cabeza por luto ~ lIIuy ralado
;¡nlIllO~O.r"anro," dIre 1,0marJ, (1lISl. de las luJlas, ea- sobre lo; ojos." Oviedo. /lisl. de las Indias. ~lS., parle tll,
"ilulo ex \'111.)
lih. VII ,'~a(l, XXII.
I
I
I
23.1.,
I
'1
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
t~f)
B!1l1IlYt'rr..\
£lE
¡;\":'I'\H
I'll
Y
1I1'1t:.
v'llunJa,1. Si era prr,'i~o r'lrInar rall~a allnr~;¡ • d~bi;l I Losa. Siu rmbargo, SIl prilJlC'r aelo;¡/ CCIIZ:1r¡as 'l'nI)·
habersclr enl'iado :í Caslilh para r{!lr II~ jlll.g:'i'fl
tallas flic arlfld.~r"rse dl'l nl/lnar,~a y ,.""I.:.,r;í ,I)~
I)mper;lIlor; )lo mislllo me hllbirra comprnmrlido
á vasallos. La eHptlll'a dr' Inca podia rneonlrar jmli·
tra~ladarle P,OIl tOlla segnridad :í hordo dr Ull ha- !icacion para los r¡lIe crepn lllle PI lin justiliea los
.Ict (\). (lilaI'm rOlJfcs,í l/Il'~ ~e habia prrripitarlo som~rlios en la consider:lI'ion rie qlle era illdisl'cnsab"·
hradarr.,ente, 'f diJO r¡lIll Bir¡lIclmc
"ah'rrrle v olros
para :lst'!!Urar ¡oj triunf,) ne la erllz, pero no pueril'
Ir. habJalJ ell!!:JIJ:llln. EsLas aensacionrs
Ilrgarol! l'Il disculparse
(I~¡ll1ismn mndo la IllaLallza, tan Inn'~·
~revp.:\ oillos rIel tesorero y del Ilnl1linil'o, losruales
rr.saria COlllO inicua, de la destliellüda é inerme ¡loa Sil l'p.? sr dl~l~ulpal'on y r,~convillieron :í I'i?~rro
blaciOIl.
pO'·.f'.1 hl'cho, de,:argand?
sohre él toda la fespon~r.Js conquislarlorr$
hahian aprovrl'ha,]o
la larp:.\
sallllllla,1. Acalorosp. la nls)luta y hubo mrnti~ por prlslon nellllca para -acarle sus lesorlls, ~ujetandol,o
ambas partes (2). Esta I'ulgar rontiellrla l'litre los· para que lilas soltase;¡ la dura opr¡'sion qlle sabr. inJeft's euando tan poco tiempo habia pasado dcsdl' la / v('nlal" la ¡¡I'¡¡rida. Po~ el eontrario,
el/llea duranl ••
,!1l.JPfl:Pd,~ .\LalJ/llll1p;¡, es l'llIlejor COfl]rntarjn rie la ' este funestn Iwriorlo sc habia porL"dr) ~on singnlill"
HIlfJulrlad de allllCllos y de la inocrneia delinea.
gpnl'rosirlall y buena fe:; habia franqueado el ¡>~so ,.\
.EI .tr:,tamiruto
r¡ue recibi() ALHhllallpa de~r1e ell' IllS espalJoll~s por todos los puolos dI' su irnpf>rio, SlIrflnC/PIO hn"ta el tin forma en ('t(~do urH\ rll) las TIIiniqriÍndoJ,·s toda p,lase de medios pan facilitarlí\
m".:s nrgras p,ígina~ en la historia rie las I'nlonias es- ('.Ip.l~ueion dr SIlS planes. Cuaudn .'stos ~e vieron 1:11I11panolas. PuerIen habersp. cometido hOlllicidills en ~ pli,llls y enanllo Atahuallpa lIeg6:í serviI"J(~s de estormas esfensa p.sral~; puelle haber hahido ejecIlciones ., 1.10, á pesar dp. que /rahian prometido espresa 6 jlll,'on cir'~'~nstanl'i:is
de mas relinad.a ~ueJdad;
pero i p~¡cilarnente d:~rle liberLa(1 (y Pizarro! CO}n~1hl'lI1o~
lo~ sangrll~ntos analrs rie la ronrj1l1sta no presf~ntan 'I v/Sto, Jlor me(llo de un ado fornwl eXimiO a Hl CilllI1n Pjp.mplo sernpjantp. cie fria y sisternátiea persecutivo de Ioda oll/ig¡¡cion ultl'rior res(ll!cto ¡il r('scnlt)
don dirigida no contra un enemigo, sino rOl/tra 1I11 le arrasLrarOll rlelantc rie uu burlesco tribuna' "
homhre que constantemr.nte
se hahi:\ manifestarlo ; bajo prPle,tos tan bajos corno frívolos, le ronden¡¡\,oll
IImi¡!O y hil'nhechor.
I á una horriblp. muerle. Oesrle el principio basta t'.l
/le~rle I'llllOlllenfll l'n r¡lIe Pizarro y SIlS solrhrIos I lin, la poliliea de lo~ conquistadores
esp"iíoles pal'il
haIJian l'nfTanO l'II /,1 l'sfera de la iuntll'uda tie Atn- i con Sil dl~sdi('hana víctima lIcva el sello rie la barb,,·
huallpa, IJ:lhian/es ten.lido los indios unamanoamis-!
rie y,lel t'mune ..
I
I
!
I
I
I
el. l1is/fl~o PS r,íril,ll'srar~;¡r:\
Pi7.arro (le cier~o Q\ao/) (l·· : culpa Sil ap~ya ('n tan ¡(~bil('s fundamentos,
rio,l/)r que t,lln¡Z:1merlios ¡Jr. compar.ar to~ .rllvprsos
responsahit¡'la,1
p.n esta PIl!ílira .. Sll~ partlrlafllls hall
testimonios tie aqncl tiemp/) no {lotira nllmlflrla; (1)111lefe
la nrrrproP,1\r",,lo (Inmostrar
"
"
, ohli"lÍ
- a lIsarla
1
t J 1
sida.1 rirl caso, Y que I)sflecia lml'ntp; en a m\~cr e, r
inca arrp',lió rOTl rcpuQn'\nria iÍ las 'mporlllnllla(lrs.
v lo, te,limon;o, ~no reeo~1ÍI. ~¡~,m~' Ve"PS~ r.ief!as. SOnrie
..
el SIlS secu~rrs (3). Prro como esta IIis ~r.n(le alltnerrj.lrt. F:nel Irl/t.nrJirt' nl·,m. 10 Plleontrara eller.
rXlflenc,as
c.
"
' ..
tor la narrar.ion rip.la IOllrrte rlrl Illra herha por Ol',edo \.
'
r
~
p' a o Oescuhrimien- ,~"~ria nel ori"inal, con otras nOl'cias re'atil'as ~ 31uell~
h
(Il Ihi,!. 'Ie;., u I .npra.- ,e r,) (l rr ,
r.t'.slrok
o
lo v r.on~ .• "".-.1rén¡llCt'tn
1O. t ) I no en el enpr- I (:'i) .r.onlra su volnnlarl spnlrnrió:\ mnprlP. ;\ Atah~ lira"
(:1) Ovio~o 'h nof,ela (ees p Ir(~'~onna ~";;'os s;, I.lorios ,!Penrll Piz~rro, Do,enh. y r.on!J., 'IS,) .r.onlea vol"war) ri.
po rie sn n~erar,on ..SIOO,pl·n,11,nn, . l s c:l,nll rt·e~llo' ¡1Il- . rlirho",)herna']or »rRelarjon elrl orimer r¡rsenh., 'I">.) • "!l'
I l· ,
..
;\ '111r't I) ~ tf)o r pr¡rr;
en !Jnert'la f!r'n r\lyer't' au 'r hIHIIl h 'H,-10~ "nnos
-'I h' t r,'
'a r.nmo , enra che
100 '.0 1 ell<plaresse rh ven'r
porIa ntr~.por.aarl.1rat~·I?sl
~ran e~n:lees~;l~~:;n el:t~:~;r;n,<
Sancho. Ild., ap. Ilamll,jo, tomn lJl • fol. :'i!J!).) Oviorln tam
,;,0
n
énO(:~/.l
' •.
hmlJI.?rm('ln
]
.•
.
0d ():--prtnt"l,
'I
•
'I
..••
::-.'
,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
PEIIÓ.
1:Z I
en el mismo dia el exilrnen de los testigos, l~
vi, ta y )a cjecucion de la sentencia. La multiplicidúd
de cargos deslinarlos á demostrar completamente
ci
cr'men dei acusado, no podia por si mismo sino prod~cir el efecto eontri!rio, proband,) ímicamente la
re;uelta intencion de hallar delito en él. Si Pizarra
hl biera ,csperimentado
la repllgnaneh
que se pretcmle ¿ por qué separó del campo á Soto, el mejor
amigo rie Atahuallpa,
precisarllenk
cuando se iba
á organizar el trihunal? ¿ l'or qué Sil ejecutÓ la sente:lcia en tan breve tiempo sin dar lug:!r á que con la
vnelta de Soto se desvaneciese el principal cargo, el
único en realidad en que e~taban interesados los espaiioles? La solemne farsa del luto y del profundo do101' aparentario
por Pizarro, que con tales honores al
lllllCrto queria dar á entelHler el sincero Mcdo que le
habia profesa,io cuando vivo, era un velo demasiado
cl::ro para (lue pudiese engañar ni a\lu á los lilas cré·
drlos.
~o se dirigen estas reflexinnes á cliseulpar al resto
del 'ljército, y especialmente
á los otieíales, de la
parte que tuvieron ell aquel acto infame. Pero Pizarro
co:no jefe era ci principal responsabll;l de aquellas
m.:(I;das, no sienllo honÓrlJ que se d('j1se arrehatar
LA CO:'\QU5TA tEl.
I do;e
t·~Shien c '~l1r:1 r¡np. Pi7.;\~ro conshlerÓ prouahlemente
la desapr-rieioll cie Atahllallpa cornu escncial para el
éxito rie ~.u empresa. Pizarra sin dUlla previ" cI odio"
que la llIucrte de su régio cautil'o Sill sulicientes
1I10til'oS h atr;¡eri:t; y tr:ienlras se esforzó en hallar
functamelllos par:! cil:!, rehuyó la respons:!bilidad dcl
hecho y ¡:refirió cometerlo obedeciendo á I:!s snjestion<\s de otros, á perpetrarlo
siguiendo
su propio
impulso. Imitando la concluela de muchos politicos
sin conciJncia,
qniso rccoger los beneficios de Ulla
mala accion v hacer recaer el odio sohre otros.
.Alma~ro
los suyos, dicen los secrl'tarios Ile Pizarro, fueron los primeros en periir la muerte llel
Inra. Apoyaron fuertemente sn pretension el tesorero
y los empleallos civiles ({U e la considerahan indispensable á I¡,s interes de /a corona;
y finalmente los
rumores de conspiracion
suscit;¡ron las mismas reclamaciolles entre los soldados; y Pizarro, lí pl'sar
rlel afecto que le inspiraba su cautivo, no pudo negarse á sCllleterle á unjnicio. Las formasrie un juicio
eran ne~csarias para (lar cierta aparienci;¡ de imparcialidad r. los prore{limi~ntos,
pero que el juicio fue
de pura forma, la prueba hasta la evidencia la in(lecorosa pr~ripitacion
con (lile se celebró, veriflcún-
I
y
C'"""_-'
~._
,
':" ..
-......"....,. -
-(~,.-,-
.-:~.';:'.:""--:':~";:-.
..
la autoriciad de las manJs, ni que ,:el!iese tímiJamente al impulso de lus demás. 1'\0 cellia ni aun al
suyo prol'iu, Y I'll toda su carrera mostró que ya en
hien, ya (n mal, obrabrl siguieudo las reglas de una
políticn fria y calculadora.
fiefiérese por muchos un'l ané~dota que atrihu'{c
la conducta de Pizarra en cierto modo á un resr.Ilt'imiento personal. Dicesc que el Inca habia pedido n
uno ùe los soldados espailOles que le escribiese el
nombre dc Oios en la luia. El monarca enseÎ1ó sucesivamente fi v:!rios de sus guardias lu que tenia tlscrito
y como tuJos la l('yeseu y pronuuciasen la misma palabra, el.sagaz entendimiento
del bárbaro que'Jó muy
complaclllo con aquello ((lie le parecia poco ruenos
qne ruil3bl'oso, y á que la cieucia de slluacion no alcaozaua. Al mastrárselo á Pizarro, este guardó si-
- -.-
.:. ... :•...
Jelcio; y ellnca viendo (jue no sabia Jeer concibió
ciuto ricsprecio h:ícia un jl'fe qur. le parecía menos
im truido que sus sol(bdos. No pudo ocultar cornplrlanellte este despreciu, y Pizarro Sabl!dor de la causa,
ni .0 olvidó ni la perdonó (i). Esta anécdota no se
apnya en una grande autoridad.
Puede ser cierta;
pero nn es necesario atriLJuir la con(\ucta de Pizarro
á Ln pique personal cuando tantas prue[¡as hay de
qu~ fue efectu de tenebrosos cálculos de política.
~;in embargo, los artiticios del jefe espaiiol no PUclieron recollciliar á £us compatriotas coula atrocida(\
del hecho. Es notable la diferencia que se observJ.
enl re el lenguaje de los primeros cronistas que escri·
[¡ieron poco tiempo despues de la muerte delinca,
y
el de los que habiendo escrito al caho de algunos años
tul'ieron ocasion de observar la tcnd~lIcia de la opiI
;
ricl! se illCJi,¡a a a-Imilir cùmo posible que Pizarra fuese' euga·
ii1J'I .• Que tamoien se puede creer era engañado. I11St. de
la5 InJlas .. \15., parte III, lib. VJII. cap. XXII.
rO):Q l.
(I) .¡I.\Ilase esta an~cdúta en r,~rri1aS!ô Ile la Vega. (f:omel,tario Real, parle /l, cap. XXX VIII.) ;>ero que va sepa,
nill;¡ulI otro escrito!' de aquel liempo la refiere .•
G
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
112
l\1Il1.l0TI:í..\ liE ¡;.\~I',\I\ \' nOJ(;.
llinn pÍl[¡liea. Los prImeros declarau osadamcntc que cante sin SllceSlr cierLo, silla que se .lió á entender
la cOhl'eniencia,si
no necesida.l, hahia cxigitloaqueá los peruanos, 'lue una mano mas fuerte que la de
Jla muerte,
cenmran en términos nada mesurados,
sus lucas hauía CIlI uiiado el cetro, y que la dinast;a
el carácler Je la desgraciada "íctima (t). Los Últimos,
de 105 hijos del Sol 1mbia lIes~parecido para siempre.
por olra parle, al paso lJue atenll<tI1 los errores Ile.!.
Siguieron á esta couviccion
sus naturales conseInca y hacen justir.ia ¡í su hueua fe, condenan sin re- I (~uencias. Altcl'<Íse el 6rden admirable ,le tas anti¡was
serva la conducla de los coulJuistadores,
soh~e la i instituciones
tau luego como desapareció la auturidad
cual diceulJue el cielopl1so pl sello de ~u r¡~prohaciou
qu~ las protegÏ:t y vigilaha. Los ¡litHos, rotos I~s frehaciendo que todos elllls tuviesell ua fin tClI1]lrano y ¡ flOS poderosos que hasta entonces los habian sUJet.,uln,
misera[¡le (2). La sellt.ellcia .le Jas cont.elllpofiíneos
I ~e eutregaron
Ù los. mayores
escesos. /luùo pueùlos
ha sillo rat.ificarla por la posterj¡la.¡ (:I); y la per,;el'u- : qucmados, templos y palacioss.1llueados
y los tesoros
l'ion de AL,¡JllIallpa es consi(lerada COll justicia 1'01110 ~ que contenian I'ueron robarlos Ú oeultados. Eloro.y
IIl1a mancha inllr.leble sobre las armas e~paÎIO"ls en i la plaia adquiri'~ron importancia
á Jas ojos de los pe1,1XU(,l'o-~lundo.
ruanos luego que estos vieron Ja que tenia n á Jas ojol!
rie sus conquistat!ores;
y los metales preciosos que
CAPITULO \'11\.
anLes no servian sino para ohjetos dll pompa y ostenLacíon ó para el adorno Ile los templos, fueron recoDesórdenes en el Perú. - Viaje al Cuzco'-- Encuentro
gidos y enterrados en Jas cuevas y en los bosques de
con Jos peruanos.-(;halcllchima
lIIuere cn Jas llamas.
ta) mOllo, que se afirml que )0 escondid[) eseellió en
- L1egarla al f.uzco. - Ilescripcion de la ciurlad.-I1imucho lÍ la que cay6 en manos de los espidlOles (6).
(I\lezas ((ue se encontraron.
L~s provineias remotas
del imperio sacullieron
tJI
i53:l-ltí3¡'.
yugo tic los luc.ls. Sus ¡;randes capitanes á la cabeza
El. Inca rIel PerÚ era el soberan.o de aquel imperio
tic distantes ejéreitos se alzarOIl con ellas. Huminavi,
en lin senth¡o particular. Hecibia ¡le SIlS "asallos una jde que manda[¡a en las fronleras dó Quilo, intentó
obediellcia ma5 implícita que ilingun ot.ro déspota;
segregar aquel reino Ilel imperio pernano, y rest.nporque su autorilla,l alcanzaba hasta lo mas secreto
hlecer su antigua independencia.
Eu unl palabra, el
de la conductaindil'idu.ll,
hasta los pellsamientos
del país se hallaba en ese estado eu l/ue la antiguo va
individuo. Era reverenciado
COIllO un Sl)r sobrehudèsaparecienrlo
sin que el nuevo órrlen de eosas ha~a
muuo (i). No solamente era eabeza del Esta.lo, sino. podido establecerse
todavía, es decir, en un estudo
talllbien el punto donde ~e concentrahan
todas sus de revolucion.
instituciones
y la piedra fundament.al de la" fábrica
Los autores de la revolucion,
Pizarra y su gent.),
p'llilica que debia arruinarse
por su propio peso permanecian
entrr.tanto en Caxamalca. Pero el pricllando esta faltara. Así sucedicí en la muerte de Ata- mer paso Ilel jefe espailOll'ue nllmbrar sucesllr á Atahuallpa (5) , con la cual, no solo r¡uetl6 el trono va- hl1allpa ;¡nes era mas fácil gobernar 1Í nombre de:a
autorida
venerllda ¡í que (¿Hl acostulllbr.1dos esta han .
los indios. y no era dirici/ encontrar
UII sucesor á
(I) Ya he referido los insultantes epítetos coa que habla
El legítimo heredero Ile la corolla
Xerez de la crucldad delInca. Esta narr~cion fue Impresa en aquel soherano.
EspaÎla en "'34, un aiio despues de la ejecucion. «El sober- era un hijo segundo de Huayna C¡¡pac lIamallo ~lanPCi'O
bio tirano, dice el otro sccretario Sancho, hubiera pa¡rado las co, hermano carnal del desgr<1ciado /luascar.
bondades y buen trat~miento que recibió del gobernador y de Pizarra no sabia en qué disposicion se halla~a este
Iodos nosotl'os con la misma moneda ea que sabia pagar á sns príncipe respecto á lo~ espaÎlOles, y por consiguiente
propios súbdítossin falta alguna de su pa l'te, esto es, hacién- no tuvo escrúpl'llo en preferir á él un hermano de
doles dar muerte.» (Pedro Sancho. Hel. ap. tlamlBio, t. II/, Atahuullpa y presentarle á Jas n'lbles indjos COIIIO FU
fol. 3UU.) «,\lerecia morir, dice el antiguo conquistador espaÎlol antes ritado, y todo el pai~ se re~ocijó al saber que le ha- fuLuro Inca. Ninguna noticia tenemos aCerC¡l del C;lse rehiamos quitado de eo medio.\) Hel. d'un capitano spagnuolo, rácter del jóven Toparca, que probablemente
síçnó sin repugnancia
á un destino, (lile aunque huap. lIamusio, tOIllOIII, fol. 377.
(~) «Las demostraciones que despues se vieron hien, ma- millante bajo ciertos puntos de vista, era mas elevallo
nitiestan lo muy iujusta que fue ... puesto que todos cuantos lIel que podia esperar en el órden natural de los sur.nteudierou en ella lu vieron despues muy desastradas muer- cesos. Ouserváronse
Cil C'Jll11to la per¡nitian las cirte,.» Naharro. Relacion sumaria. MS.) Gomara u~a de lin CUllstancias, las cCfllmonia5 ordinarias de la 1~()rOnalengll~je casi idéntico. «No ai que reprehender á los qlle le cioll que se tlsahan en el Perú; eljóvenlnca
vi6ceîiid¡ls
mataron, pues el tiempo y sus pecados Jas castigaron despues;
ea todos ellos acabaron mal.» (His!. de las Ind., cap. Cx.VIll.) sus sienes con la borla imperial por la mano de su
y recíbió el homenaje de sus vasallos
Segun el primero de estos escritores. Felipillo pa:!'ó sus cri- conr¡uistador,
menes poco tiempo despues, siendo ahorcado por Órden de Al- perUilllus, los cuales se le tributaron con tanta menor
magro en la esped¡c¡oa á Chile, donde, COII/O al,qunos dicen, repugnan.cia,
(~uanlo que la mayor parte de los que
.eoufesó haber variado el sentido de las dccl.1l'dciones, supo· se hallaban en el campamento pertenecian á la ráccíon
niendoqueerancontra Atahuallpa las qucsedlri¡rian á mani- rie Quito. Dirigieron (Iespues lados ansiosamente
sus
festar su inocencia.» Oviedo, generalmente dispuesto á eswal Cuzco, del clIal circulaban
las mas
sal' los escesos de su, compatriotas, condena tambien su pensamicntos
sorprenden les noticias enLre los soldados, asi corno
conduela en la muerte del Inca (véase el Apéndice nÚm.10),
muerte qne, dice otro contemporáne(l, .lIena de cnrnpa,itlO ;\ de SilS temp/os y palacios reales que se decia resplandecian COli oro y plata. Con ]a imaginacion
así exallodo el que tiene una chispa de humanidad en su perhl'»
Conquista i l'obI. del Pirú. ~IS.
(:il !le e,lo da el mas eminente ejemplo Quintana en su vida de P¡laITO (EspailOles célebres, tllmo 11), en la cual el es· lib. VIII. rap. XVI) Sin embargo, he preferido seguir la • ueritor elCl'Úndose sobre las nieblas de Jas preocupaciones na- toridad d~ Garcilasso que, como peruano y cercano pariente
cíonale, que á menudo ofuscan la vista de sus compatriotas,
delinca, debla de estar mejor informado. «:IIis rompatriotas
sostienen con mano ímparcialla balanza de la crítica histÓrica, dice, prctendlao que los gallos que Jo, españoles llevaron ai
y condena decididamen te la conducta do los autoreô de aque- perÚ cllando r;¡ntaban pronunciaban el nombre d~ Atahualloa.
Jlas escenas funestas.
v'fl! y otros murhachos j¡¡dloS cuaudo íbamosá la escuela nos
(4) Tal era el respetuoso lernaI' qlle se tenia aJ Inca, dire ëntretplllamos en remedarlos.» Com. Heal., rarte l, hb. IX
Pizarro,quenoncce,itabasinomaudarloparar¡ueunperllano,
cap. XXIII.
'
se lanzase :\ un precipicio. se ahorcase il )Iu;iese fin á su I (n) .Que lo que ellnea dió á los espailOles, dijo UIlOde los
vida. del modo que se lo Dlauda,·a. Descub. y Conq., ~S.
I nobles indios, Abenaleázar, conquislador de Quito, era eomo
(1)) OVlC¡]O nos .j,ce que el rCl'dadero no:nbre dcl Inra era \ un ¡<rallo demail cOlllparado con los montone, que tenia deAlabaliva,
y (¡ue los c3pailOl~s le pronunciaban mal, porque lante,"JOvie¡fo, !list. de las Indias. MS., par. I/f, lib. VlJl,
,e eUHlaban luas de apoderarse de los tesoros que de sauer el cap. XXII.) Pedro I'I<arro, De,rub. v COll']" \':::., Ilelacion
nombr¿ dl' su prnpietario. (flist. de las lodias. "S., partelll, , del primer descuh .. ~IS.
"
j
I
I
'I'
I
••
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
U
Cf)"l,'¡l'lSf.\
IEl. fl::né.
l~!:l
tada, P,r.1\rro y torla 811tropa, qUé se componia de franos y otros artículos en Jas prif)~ipal'cs ciudades,
cerca dc r¡ninieJlto~ hornhr!'s, de los cuales COlno una d estillarlos para los ejércitos indios. Así los espailr,les
tercera 'lafle eran de clh;t1lería, salieron á priucipios
s~ aprovecharon
de la pruJente prevision dcl gohicrlie setiemhre de Caxamalca, lu;..;ar para siempre me- ),0 perunno,
morahle par hauer sido telltro de !lIJa Je las Inns esllespues de haher atravesn[lo w rias pohlaciones
traîiasysanguillariasescenasquerecuerdalahistoria.
requeilaS y olras de alguna noLa Ile las cuales las
Torlas ihan con granrll~ entusinslTln, los de Pizarro
r riJlci[lilles Crall GUillnacllllcllU y Gualluco, y Pizarra
con la e,peranza de dnblar sus riquezas,!
los de AI- \ Sll gente al caho Je algun tienl(lc dll fatigosa m:lrmagro con la de adquirir otras tantas como hahian
èha llegaron á la yista dId rico valle de Xauxa. La
adquirido los primeros conqui~tadores
(I). El jóvi~n J ¡archa n unque incó/lJOlla no les h;1hia .hec ho paof'cer
Inca y ('I antiguo jefe Challcuchirna les acompaitaron
I emasiaùo,
escopLo al cruzar las erIzadas Clrestas
en su~ ¡neras servidos por numeroso ~équilo de va- (c las corlliller:1 s (¡ue ouslruian el e:mlÍno, IIsporezas
s~lIos, y caminan 11o con tanla ostentacion '! ceremoe uc llacian resaltar la IICrmo ..ura de los valles engasnia como si se hallar; n en verdadera puses ion del hilos como perlas en aquella elovall:\ region. Al pasar
po[ler ("!).
Il montai¡a les incomodó hastante el frÎ::l; pues rara
Tomaron el gran camino de los Incas que se esten(ue)a
marcha fuese mas rápida se habían dejad,)
dia enlr~ las cle\'ndas 1'( giones de las cordilleras hasta
ÚtriÍs LOllo el uagajr. supérl1uo y no llevaban consigo
el CuZcn. Era esLe un camino casi unifol'me aunque
Iii aun tienùas (i). Los frios viento:,lle Jas montaÎlas
constru ;do en unas p:lrtes con mas V en otras con I enetrauan el espeso arnés de IllS ~ol'¡ados; pero los
menos cuidado segun la nnturaleza d:JI terreno (3). [Ioures indios, vestidos mas ligeramente
yacosLullll.;nas veces cruzaba llanos y halagüeiios valles que
l'ados III clima de los trópicos parlccir.ron mucho.
ofrecian pocos obstftculos al viajero; otras .,egnia el I 1:1 esparlOl parecia tener cicrLa osaLÍa Ile euerp'l cocurso de un torrente que descendia de una IIJOntaÎlil "10 la que tcnia Je alma, que le hacia casi JlO sentir
é iha á rstrellarse
en In base Ile alguna enorme roca \)s rigores del clima.
dejando un pequciJo espacio <ion de porlia !ljarse el
No les molestaron
cnemigos en Sll l\J1rcha ; pero
pie, 01r'1s en fin rlonlle la sierra cra t¡¡n fr~gosa que Ilas £le ulla 'Vcz enl~J)ntralOn vesligio, tic cllos ell
parcela imposible pHsrr arlelante,
el camillo, aCIJ- IluehleciLos illmediatos yell an:uin ~dos fluentes. De
modarlo á las sinuosidia\cs natHr~les del terreno, iha cuando en cuando hahían Ilcgalll) iÍ oillos de Pizarra
costea Ido las eminencias que fIUhiera sido imposiule
rumores relativos á guerreros qne III seguian las hue·
subir cn línea recta (4-).
I as; de cualldo en cuanilo ta~lIltie[ se habían visto
Pero aunque construirln con gr~n destreza prcscnr.equeñas tropas de illdios como (oscuras Hubes al
taba ¡;raves obst¡\culos al pa~o de la caballería. En la estremo del horiwnte,
qUtl se desvanecían
al ;icermOlltaiJ:l habia ahierto, escalunes;
pero las puntas I car,;e los espailJllls ; sin embargo, al llegar á X1l!xa
de ro::a lastimaban los cascos de los caballos; yaunestas llulH~s se r~.unierol\ forman,lo una negra lllasa
que )os ~ineles se apeaban y les lIevauan por la bride guerrcros en la opuesta orilla del l'il) Ijue airal'cda, pa(l(\cian mncho en los esfuerzos
que hacia n s,tba el I·alle.
para apoyar los f,ies (5). El camino estah~ consLruiAdeblltár,Hlse los cspañoles IHÍcÏ1 el rio r¡ue nudo para el hom Ire y par;!. e1lígcro IlÍe del Illlm,1; y lIlentado con las lIievcs er<.lcnto ¡ICe, de conslllcrahle
el ílllieo animal rIe carga '!ur. mas fácilmenLe pOllia allchura I aunque no muy prol'ullllc. El puente hahia
pasar por él era la saglll. y sc¡;ura mula, rie que los. s'dorlestruido;
p,)ro los conquist;uldres
sin vaeilarse
cspailOl,~s no se hahiar aun provisto. Por una sin- : arrojaron resueltamente
al agua y nadlndo y vadeauguIar c~sualidad la Espaila era el país qUI! producía
do como mejor pu,lil~ron lIegaroná la orilla opuesta,
mayor Ilúmero de rnul:ls; y así Cil brel'e se pro,e[cseoncel'tados
los indios con esLe mo~imfcnto qne
)'cron los conquislallores
de los animales que [lal'l~- no habian previsLo, ¡JUes liaLan en la cfefl~nsa que les
cen hahqr sido criados para atravesar los pasos difiofrecia el rio, tomaron la fuga despuI~3 dc haber hecullosos ,le las cordillrras.
CIO un irnllOtel!Le rlispJro OP.su' aI mas arro.hdizas.
OLI'Oohst:ículo de los que á rnellU[lo sc les presenEl miello dió alas;\ los fugitivos; pero r.1 caballo V su
taba~1 crall los torrentes
prrfunllos
que furiosos re g'lIcte crall lilas ligeros y los ven"edores
tOltI:;roll
preclpilaban de los Andes. Sobre eslns torrenLes ha- • S,lllhrienta venga liza de sus enemigos por It ¡LerPI'
bin puclltes colgantes de mimbrc, fr¡í¡;il material que, I a Ire\'iclo aun á pellsar en la resistencia:
al C¡,]JO de tiempo, roLo por los pesrulos pies rie la!
Xauxa era una ciutlall mllY consi'.craulo
dllla ella I
c~ballería, aU~lenLó eo?I,)s ai;¡ujeros que en él se hi- I YI hemos dado noticia al, hahhr .de )a "isita qUtl la
Cleron los pel/gros y d¡/¡culLadlls del paso. En tal,'s ]¡ zn IIcrn;lIIdo Pizarro. "sLaba slLuada en medio dl~
ocasillnes los. espaÎlOles ron tinuaban sn camino a:ra· : Il I verllc ':alle fer.tilizHtlo pJr mil .rer¡ueño~ arro )'ucvesando los rt~S en halsas y llevando á los caballos á Il s que elllldusLrlOso agrIcultor IlICil! haCia salir del
nado por la ¡)l'Ida (6),
I g 'an rio que aLravesaua mansnl\J[~lItdos prados. Eli
. En to,la la estellcion ~lel car,nino ]¡allaron esLable- : eila babia varios cdílicios gran(h's[le pi,',lra tosca y lIo
cldus ca~¡'s de posta á dlstan~Jas regulares
para al- l(·mplo de al¡:(una Ilota en titllllpo de los locas. "t~I'O el
bergar a los correos del gobIerno;
v almacenes de fI crte brazo del padre \'¡II\'er,le y de su, cOlllpalrio•
ti 5 l.!errilló ell hl'eve los Irlolos de ~Il elev,1r10 plil~sto
(I) Lo~ primeros eonqllj,ladtl1'e~, SC¡;lln r.arrilas,o. fuc- y ruso en su lu¡:;ar las Ím:ígcnes dc la \ïi'g[~1I ~.del
l'Onmlly bonrad'lS yrespelados "orlo~qllelle¡!aron de~pues. 11:110.
,
llunque el' ¡;encral. c~an hJ,mbres de menos ronsidenrlcn y
Ell X:\Uxa se propuso Pizarra har,~r alio por al,.'u-~
forlnna 'Ioe eslos u!llmo:. Com. Ileal, parta l, lIb. VII, CiI-¡ n'IS rlías V fundar una colonhcspai'I·.I:l.
Creía f:l\.or".
(Illnl,) IX.
II I
'...
t
..
I . \. -1 I
. (2) Pedro Pitarro, OC'cI,h. y f:onq. MS.-:'\al,.lrl'll, Rcla-' ) e a ~~slcl~n.para,
en~r en Ja<J~ea o~ ,"1\ illS .\I~ ;~
c[on SUUJ¡irra.MS.-Pedro Sancho, Rcf., al'. lIalllusío, to- 1l10ntur!a y.p,lra cstabiLcer ni 1,lIIs.no !tempo fac!le~
1110III , f.,1. 400.
, C(:I~unlcaCllmes con la cost:¡, Entre tanto detcrnunll
(3) aV, lodo el camino de n1a Iraza y anchura hecho á
l'lIviar aùelante á S,lto con lin destllcamcnto
rie sem:lnO,l) I~~Iacion del primer.descuh., MS.
: Hllta cnballos para reconocer cI pais y r~COllJponp,r
(4) «b'l [IIncha, P,Il'lcs ,tcndo lo que está delanle p'lrece 105 puenteS destruido,
pur el enemi 'o (~)
cosa Ilnpo,ih:e poderlo pa,ar.» lIeladon del primer dcscu¡'ri~ '
,")
.
mi~~lo, MS....
(i) .La nolle ù"rtnirono tnlLí in quell:1 rampag-h:J, scitza
. (a) I'edro Sancho, RelaclOn, al" hamuslO, tomo III) fuco ,crLo alcllllo, supra la lieue nepllr IJchbt!r souuenimcntu dl
J,O 40.!.
I \"rne ~c d;¡ mangiare.») Pedro Saucho; llel., ap¡ n~tllu,io,
(6) Ibid., ubi supra.-Helaciun del primer descub['ímien- tn'nl~ J!l, fol 4UI. ....
'
t,), MS.
I (8) Carta dllla JtlsttCla y regimiento d~ la c;u.lad Je Xal\~a.
I
I
TOW) I.
(J"
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
12 i
IJWI.I01EC.\ ilE GASPAR'
1I01G.
El ac.liyo Soto salió innJedialamente para cumplir de la fuerza del brazo quo la manejaba (I). Tambien
su comlSlOn , pero encontró grandes obstáculos en habian muerto algllnos caLallos, cuya pérdida fue casu marcha. Las huellas del enemigo cran mns fre- si tan sentida como la de los l5inetes, por los grandes
cuentes á medida que avanzaha. Encontró pueblos gastos y dificultades que se orlginaLan para trasladarquemados, puentes dfstruidos, pesadas piedras y los á aquellas distantes regiones. Pocos fueron lœ
grandes árboles en medio del camino para impedir hombres y cal>altos que salieron ilesos de la accion
la marcha de la caballf'ria. Al llegar cerc:1 de Bi/cas, y los aliados indios ~adeciel'on todavía mucho lilas.
ciudad im ¡lOrl..ln te en otro tiempo aunque ahora bol'Segun la pertinacHl y cierto ól'den que reinaron en
rada del mapa, tuvo que sostener una seria escaramu- el ataque, parecia este haber sido dirigidl'J flor algun
za con los indios en nn desliladero, lB cual le costó Jefe de es¡>eriencia militar, tal vez pOI'el índioQuizla ,ida de dos ó tres de sus soldados. La pérdida no quiz, que, segun se decia, andaba recorriendo las
fue grande; pero cualquiera pérdida hacia sensacion inmediaciones del Cuzco COli fuerzas considerables.
en los españoles por lo poco acostumbrados que esNo obstante, las causas racionales que habia para
taban de lllgun tIempo á aquella par á que se les opu- temer el resultado del combate del dia siguiente, Sosiese resistencia.
to como jefe de ánimo esforzado, procuró reanimar
Continuando mas IIdelante el capitan e~p:lño] cruzó á su gente. Dijoles que si habian hecho frente nJ eneel rio Abancay y las caudalosas aguns del Apurimar;
migo cuando los caballos estaban cansados y sus pray al llegar cerca de la sierra de Vilcaconga supo que pias fuerzas casi exhautas, seria mucho mas fácil
un cuerpo considerable de indios le esperaba en los vencerle despues de restauradas con el descnnso de
peligrosos pasos dela montaila. La sierra estaba á al- una noche; y liñarlió que, «confiaba en el Todopogunas leguas del Cuzco; y Soto, deseoso de Ill'gar deroso que lIunca abandonaría á sus fieles servidores
al otro lado de ella antes de que onochedese, preci- en aquel estremo.II Los sucesos justificaron despues
pitó incautamentel:l marcha de sus cansados caballos. la confianza de Soto en este oportuno socorro.
Luego que hubo penetrad u completamente entre las
De cuando en cuando en su marcha habia Illlviado
rocas y desfiladeros, una multitud de indios arm~ldos, avisos á Pizarro noticiándole la situacioll arnenazasaliendo al parecer de las cavernas y espesura de la dora del pals, y al fin, esle jefe sériamente alarmado,
sierra llenaron el aire de gritos guerreros, y como temió que SolO fuese arrollado por las fuerzas supe·
si fueran un torrente de sus montañas, cayeron so- riores del enemigo. Para evitarlo destacó en su auxibre los invasorei mientras estossuLian trahajosamenlio á Almagro con casi lodo el resto de la caballería
te los escalones abiertos en el camino. Hombres y caba- sin darle infanteria para que pudiese caminar mas d.)
1I0s quedaron trastornados con]a furia del ataque, y prisa. Este aclivo jefe se adelantó Il.marchas forzaIGS que marchaban los primeros retrocediendo sohre
das, estimularlo por las noticins que recibia en el
los 9ue iban detras esparcieron la ruina y fa consler- camino, y luvo la fortuna de llegar al pie dI! la sierra
naclOn en las filas. En vano ptocuró Solo restablecer
de Vilcasonga en la misma uoclle de la acciono
el Jrden y si posible fuera tomar la ofensiva. Las arSabedor del combate que acaLaba de darse sigui6
mas arrojad izas cegaban y aturdian á los caballos y adelante sin querer dar descanso Il.fos caballos Il.pesar
los indios desesperados se colgaban de sus piernas de que estaban fatigados en estremo con la larga marpara evitar que silluiesen SUbiendo por el caJllino cha. La noche era muy oscura, y Almagro temeroso
abierto en la rOca. :soto vió que si no llegaba Il.una de tropezar COllel campamento enemigo y deseoso al
plataforma que habia á eierta distancia, todo se per- mismo tiempo dé informar á Soto, de su lIegaela,
(lia. Animando pues á su gente con e/ antiguo grito mandó tocar IllStrompetas, cuyos acentos penetrando
de combate que siempre llegaba al corazon del espa- por los desfiladeros de Jas montañas despertaron :í
ñol¡ hundió las espuelas en los hija res de su cansado los su/dados de Soto, sonando en sus aidas como la
corcel, y sostenido animosamente por su tropa se mas armoniosa música. A ellos respondieron con sU!;
abrió paso entre la densa nube de guerreros dispel'- cornetas y pronto tuvieron la satisfaccjon de abrazar
sándolos á derecha ó izquierda y logrando al fin llegar Il.sus Iibertadores (2).
á la ancha plataforma.
Grande fue el des,¡lIiento de las huestes peruana~
Allí como de consentimiento mÍltuo suspendieron
citando con la luz del dia descubrieron el nuevo' reambas partes el ataque por algunos instantes. Corria fuerzo con ~ue se habian aumentado las filas de los
nn riacllUelo por aquella llanura en el cual los espa- espailOles. Era inútil pelear con un enemigo I cuyas
ñoles abrevaron sus c;¡ballos j y habiendo recobrado fuerzas aumentaban á medida de su necesidad, y que
los animales aliento, Solo y su gente dieron unll carga parecia tener el poder de multiplicarse cuando le
desesperada á los indios. Esto~ la sostuvieron imper- convenia. Así sin intentar nuevo combate se apr,wctérritos y el resultado del combate era todavia dudoso charon de la espesa niebla que cubria las colinas
cuando las sombras de ]a noche haciéndose por mo- inferiores para efectuar su retirada y dejar Ii los esmentos mas espesas separaron los combatientes.
pañoles franco el paso. Entonces los tios jefes contiLos espailOles y los indios se retiraron enlonces Ii nuaron su marcha hasta que salieron con sus tropas
sus respectivos campos, conservando sus puestos á de la sierra, y tomando posicion sesura se propusietiro de ballesta unos de otros, de modo que las "oces ron esperar en ella la llegada de Pizarra (:1).
de los guerreros de ambas partes podian claramente
Entre tanto, el comandante en jefe continuaba
ser oidas en el silencio de la noche. Pero eran muy en Xauxa grandemente alarmado por los avisos que
diferentes las refiexionps que se hacian en cada una recibia acerca de] estado del país. Su empresa hasla
de las huestes: los indios animados con su triunfo entonclls habia encontrado tan pocas dificultades,
momentáneo esperaban con confianza e] dia para que no estaba lilas prllpararlo que su teniente á la recoml'letarlo; los españoles por su parte estaban pro- resistencia abierta de los indios. Nocomprendia tal vez
porclOnalmente desanimados; no habian previsto tal que el carácter mas pacífico puede al fin irritarse con
cspiritu de resistencia en un enemigo hasta entonces
tan pacifico. Varios hombres habian muerto en la pe-!
(t) Pedro Sancho, Relacioa, ap. Ramusio, tomo III,
lea; uno de resultas de un golpe que le dió un perua- : fol. 405...
_
no con su hacha ele armas y que le abrió la cabeza
\2) Pedro Pizarra, Descub. y Conq., MS.-Hcrrera, HI>hasta la barba, indicio del buen templo del arma y lO?;) g~r~g;~~~~~I~ë~¿l~ac"c;n)f~~
indios le refierencon m;ls
Ó menos pormenores Pedro Sancho, ReI., ap. Ramusio, toMS.Pedro'Pizarro, Descub. y Conq. , MS.-Conq. l'ob. del , ma JII, foJ. 4ü:S.-Conq. i l'ob..del Pirú, MS.- Relacion del
Pirú ,.MS.-Herrera, Hisl. Gene.,dec. V, lib. IV, cap.
primer descub., MS.-Pe.dro Plz~rro.• Descub.y r.onq., MS.,
Relaclon deJ primer deseub., MS.
lodoslos cnales pcrtencclan al eJércIto.
X'-I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
,\.J, 1'1':\1,
i:;:¡
arm.r.llo~ silins rnagllínro~ fIue tan ôí menultù se encllI:ntr;1II eomo rndtl';lllos
en mEdio do los Andes,
y cuya hrll"7.a resaltaba lIWS por el contraste qne
hacia con los cerro, fragosos que le rnrleaban. Atravrs:ivale nn rio, qur regando el ;uelo m;~ntenia en
él una alfombra perpetua de vcrdor y la fJ'~a y lozana vejtnacion le daba el a~pecto óe Un jardin cullivLdo. La hermosura
del sitio Y ~n t,:mple delicioso
le hacinn muy á prop6silO pnra residencia de los nohies peruallos,
los cuales tenían en las laderns de
los montes casas de earnpo, que les proporcionab;.n agratlnblc mansion durante los calor!'s del es·
lío Ui). Sin embargo, el centro de, vallu estaba desligurUllo por un pantano de cierla C>l\:\llsion producido
por las frecuentes avenidas del ri,), pero la indllstria
tie los arquitectos
indios habia construido un sólido
arrecife de grandes pil'dras, unido con el camino
real que atravesaba eu toda su latitud el pantano (6).
En este valle hizo alto Pizarro por algunos dias,
[laa dar descanso ;í sus tropas y municionar/as
en
los bien provistos almacenes de los Illca~. Su primer
acto fue formar causa á ClJallcuchima, si causa rucde llamarse un procedimiento
en quc 1(\sentencHl SI1
dió la mano con la acusacioll.
No sabemos dc qué
nnturaleza eran los testimonios qu J se alegaron en su
contra, solo si qne fueron suficientes
para que los
capitanes espailOles le rleclaraselJ culpado. Ni es entp.ramente increíhle que Challcuc:tima
hubiese estiIlnlado secretamente
lainsurreccion
riel pl'eblo para
alcanzar su lihertad y la de Stl pa:s. Fue condenado
á ser quemado vivo en aqnel sitio, « sentencia, (lice
Herrera,
que pareció ¡i a/gullos demasiado cruel,
pero los que se rigen por razones de alta política no
a\ienden á ninguna otra (i).» No sabemos por qué
1doptaban los c'spaiíoles CJII prefcrencia este métc,t1o
~ruel de ejecucioo, á no scr que fllese porque ri iu·
iiu era inliel , Y el fuego desde !TIny antiguo parecl'
haber sido corlsiderado el elemento mas á propósito
;lara ,br muerte á los infieles COIllO tipo de la ines:inguihle llama que les espernha en las regiones in,'ernales.
El padre Valverrle acompaiíó [I jefe peruano nI
1alibulo, el cual presenció ansioso de aprol'echar
lquellos t~rribles momentos para conseguir la con¡l'l'sion de la victirna. Pintóle COll sombríos colores
,\1 terriblc destino del infid, á quien solI} las aguas
de: bautismo podían proporcionar
las ineFables glo;'ias del Paralso (R). No parece que le prome\iera
conmutacioll alguna de la pena ell este mundo. Pero
!u, argumentos
se dirigian á un corazon de bronce,
:. el inôio respondió friamente, ((que no entendia la
leligion dll los blancos (n).» Debe perdon¡irseJu que
110comprenrliesr.las
belle.ws de una fe que segun se
La visl!! le produjo tan amargos frutos. En mellío rie
'us tormentos lIloslní el valol' caraderí~tic.o
del in(io americano,
cuya facultad de ~lIfrir triunfo' dl:1
lo,ler Ile persecucion fie sus enemigo~, y murió Íll\ocando el nomhre de Pachacamac.
Sus proliiù~ sol"
t'arlos reuoieron los haces para alimentat las J/ama~
(I) l'cIro Pizarro, flesFllh. yCooq" ~IS.-P€dro Sancho, que le consumieron
(10).
,
Hcl.. np Hamusio, tomo III, fuI. 40U.
Poco Ilespues de este tr¡\~ico aconteeimientr.;
fior(2) Ibid .• Ilbi 'Ilpfa.
d'ó á'
l'
·t
I.)
(3) :-;"':lIn la carta diri¡:ida ni empcrador por cI aYllllta- [lren I , Pizarro a VISI a f e llll ncu e peruallo ljtll'
mienlo ,l,~','\auxa, pal'cee que )Ii allll las tropa~ lIe¡:aroo;',
(5) «Auia en este valle muy sllmptuo'n aro~cntos y riros;
ronvenrr ',e dcl CI';mCIlde î.hallrurhima.
"Ptiblitü fuc,
allnque d,'/lo no ub" aVeri!'lliICiollni rertenidad. 'lne el ra- a loude los seiíores <lei Cuzro ,aliall .1tr'llar sus l"arcres y
jlllall Ch dironim:'1I le ;]ti:1 dado i('r!J:ts Ó à bebe,' rOll qllc s"I~?os,» Cic?a oe Leon, CrÚnica , cap, ~~CI.
rU) Cie?a dc Leon, f:rón;r.a, cap. XCI.
1IIIlI';",» I:arl~ de la Just. y lIeli, de Xallxa, ~IS,
(ï) Hisl, ¡(cneral. dec. V; lib. VI, raro Ill.
,
(I) SClun Veia~ro, Toparca. á 'l"ien llama por 011'0 nom·
(H) I'edro Sancho, (lelarion, al'. Halr'u~io, lomn 111, fn·'
hre. ras~') rOll dc,prerto 11diadema quc le diera Pizano. y
mm';", d" tI"lor i1la~ poras semaoas. (lti't. Ilc QllilO, lOmil J. Ii l40U.
(D) Ibid., Inc. rit.
pâg. 5ïï'J Esle esrritor, IjllCera 1111
jesllita tie QuilO. pa:'cre
(10) Ihid.• lor., cil. - Pedro Pizarro, [lesr.,llbrími,'nlo ':f
(JIlC se crea ob¡¡gado á delendel':\ AlahualJl'a y su f:¡,ni/;a,
e )Ilquisla. ~IS.
l'omo si c,'presafllentc sc le !l1Ibiesl)cur.lImendado su defen""
El mallllsníll\ del allti~no r.on1jlli~ta,lilr e,lá muy ¡jl'tel'ioSus lesliUlotlio~, c-tl:lndtl ror siente ell pr,>~{~l\tilrilh~llnl)~,
rar.l~
1'.100en cste pa,ulC , y ¡;ran partc dc sn uarrar.inn eSI,¡ r.Oll1'
\'t~¡;es vienen (.111 ~rl)!·O de :;U~ ,hrllos,
flf~ modo quc Illll'dAII
,Jietaull:n
le horr.da.
,r¡!'pirilfll1l5
r,L:ii:llll.;1 ru ~' t \:;lt'titutl.
r ••
TOllO I.
1.\
\:O\(llh'r.
la oprcsion , y r¡nr In muerte .Irl Inra, ñ qnien lo~ il,ldios mirahan ('Oil tanlo rl'~[lrl." y \'l~ner;t('ioll, pod,:!
~er un e,límulo po,lrrnsn p;,ra ';Icarll's fi,: su apatia.
Las IOti"ias que dr~purs rt:t'Ïbiú de la rrlirada ,le
los peruanos le llenaron por tanto de satisfacC'Ïon, Y
mandó que se dijesen mj~a, y se diesen W;\l:ias al
('iclo, ,,<¡ue sc hallia mostrarlo tan propicio ô; 10, cris·
tia nos ~ll toda aquella wande empresa.» El p.spailfll
fue sïem[lre un cruzHtlo. Era en el si/do X\'I lo que
Cora;:;on de Leon v sus valienles cahalleros I\rall l'Tl
"I ~i¡.;10X1!, con I;,diferencia de que estos pelüahnn
por la ,:rnz y por In gorin, y el espaÏlO1 por cloro y
por la :ruz, El esp:ritn caballeresco ~e hahia rl:sfria·
do UIl JOCOalite el espíritu ",,:rcantil;
pero p.I fne~o
del entlsiasJllo
reli:Úoso todavía ardia tan vivo lInjo
Il' cota de malla riel' conquistador
de América, como
nrlli(, en otro tiempo Jajo la armarlura de hierro lId
soldado de Palestilla.
Parc'cia plobilhle q:¡e aJ6una persona de autoridad
huhies 1 organizarlo Ó á lo menos or,lenado la resistencia ,le los indios, y la~ sospechas recayeron sobre
el cautivo jefe Cf¡alkllchima,
el cual fue acusano rie
manlCl~er correspolld,:nria
secreta con su confent:rado I,Jlizr¡uiz. Pizarra pasó á ycrse con el noble indio, y acusándole
de autor ne la conspiracion,
le
echó e'l cara, como antes halda hecho eon ellnca,
su ingratitud
con los cspaÏlOles que tan genero,amellttl le habían tratado, y concluyÔ asegurúndole
que si 'lO hacia que los l'eI'uallos depnsiesen las arma~ y ~c sorretiesell
Olll'\lliatamente,
le haria quemar "i,·o tan Inego C0110 llegasen al campamento
de
Almag"o (l).
El.le"e inùio escuchó esta terrible amenaza con In
mayor serrninad.
Ne;.;6 bah!'r tenidn comunicacion
ninguna eon sus COmlHJlrilltas, Y dijo, qUI~ hallt;ntlose prisionero no pOllia, mientras lo estuviese, hacel' qUI~se sometieran.
nespues gllurd6 un ohstinn<lo
~ilcneio y Pizarro II \ le yoh'i6 á hablar del nsunto (2), pl'ro le sOlllet;,í á la custodia ele una fUl'rle
gu~rdi •. y rnantlÚ 110uerle gr.illos, procetlimienlo
de
mal agiiero. pues h"liia Sido el precursor
de la
mUl1rte de Atahuallpa.
Antes de salir ,le X1uxa sucedió una !Iesgracia:í
lo~ eS[l:tÏlOles con la muerte de su hechura él jnven
I uca Toparca. Las sospechas recaYl'ron talllhien sohre CI¡;dlcuchill1a á quienJu atribui:m los cS[laÏlOll's
todo lo malo que II'S fuce ia (3). Sintió mucho I'izarro c;ta mUl'rte, pues perdia COll elb la oportunilIarl de cubrir sus actos futuros con aquella somhra
Ile sobt'rania ('f).
Pizarro consideró Jo mas prudente, no avcnturarSI)
{¡ p!'rdrr sus tesoros h~V¡'lJl'¡olos eonsigo;
y los deJÓ
por tanfo en Xauxa hajo la custollia tIc cuarenta soldados ('lIe se (IUcdaron allí rie guarnicion.
i\'ingllll
acontrcÎmiento
de importancia ocurriÔ en 1'1cnmino,
y reunUas las fuerzas:le Pi'l.arro con las (le Almagro
y Soto, penetraron en ri valle de Xar¡uixaguama (¡
uoas cinco leguas del Cuzco. Era este valle uno de
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
12r.
ntrol. ·OTr.O rlf.
llegó al campamento
con gran ceremonia y con numeroso y brillante séquito. Era el jóyen príncipe
Manco, hermano del malha(lado Huascar, y legítimo
heredero de la corona. Conducido ante el jefe español, anunció sus pretensiones
al trono, y declaró la
proteecion de los extranjeros.
Dícese que habia pen
sada en oponer/es resistencia
COD las armas Y que
habia Comentado el entusiasmo de losinrlios para que
atacasen á Jas espailOles en su marcha,
pero que
viendo que era inelicaz la resistencia,
habia adoptado aquel partido que le aconsejaba la política, no
obstunte el gran descontento qu~ su proYl'cto habia
escitado entre los mas resueltos Jeres de la nobleza.
Sea de esto lo que fuere, Pizarro escuchó sus pretensiones con singular contento,
porque vió en este
nuevo vástago del verdadero tronco real un i/Jstrnmento ma~ eticaz para su propósito que el que pudiera haber encontrado
en la familia de Quito, á 1,1
cual, los peruanos tenian poca aficiono Recibi6 pues
al jóven con gran cordialidad,
y no vaciló en asegurarle que había sitIo enviado á aquel pais por su
amo el soberano de Castilla, para apoyar las pretensiones de Huasr:ar Ii Ja corona, y castigar la usurpacion de su riv:il (I).
En seguida,
llevando consigo al príncipe ¡nriio
continuó su marcha. Fue esta interrumpida
por al"unas horas por una partida de peruanos que le esperaba en la inmediat .• sierra. Al llegar á ella, huho
una animada eSC3r;¡mUZa en que Jos indios se Jlortaron con gran val'Jr, é hicieron algun daño á los l'spailOles; pero estos al fin les dispersaron y forzaron el
paso del desfilauero,
y el enemigo no se cuidó de
seguir/os en campo abierto.
Era ya muy ent;ada la tarlle cuanóo los conq~istarlores llegaron á vIsta del Cuzco (2). El sol pOlJlente
dirigia sus ra)'os casi horizontales sobre la ciudad
imperial donde tantos altares se elevaban en su honra. Las filas de bajos edi/Jcios, que miradas al través
de sus rayos parecian otras tantas Iíne~s de plateada
luz, llenaban el fondo riel valle y los puntos menos
elevados de las montañas, cuyas formas rnagl'stuosas
y sombrías,
parecian querer tender un oscuro lelo
sobre la ciudad, como para protejerla de la profanacion que le amenazaba.
Era tan tarde, que Pizarro
resolvió diCerir su entrada hasta la mañana siguiente.
Aquella noche se estableció una gU'lrrlia vigilante
en ef campamento,
y los soldados durmieron sobre
Jas armas; pero no les molestó el euemigo,
y á la
mañana del dia siguiellte,
15 de noviembre de i 533,
se preparó Pizarro para hacer su entrada en la capita] del imperio peruano (3).
Formóse el ejército r.n tres divisiones, de las cuales la del e.entro ó batalla, como se llamaba, iba á las
órdenes de Pizarro. Los arrabales estaDllll llenos de
innumerable
multitud de indios que habian salido de
la ciudad y de los puehlos inmediatos para presenciar aquel ostentoso y para ellos sorprendente
espect1culo. Todos miraban COll anliente curiosidad á los
extranjeros,
cuyas terribles hazañas habia publicado
la fama por Jos punlos lilas remotos del imperio.
Contemplaban con asombro sus resplandecientes
armas y sus blancos rost.ros que parr.cian proclamar los
verdaderos hijos riel Sol, Y escuchahan con misterioso temor el sonido de la trompeta,
cuyas prolon~adas lIotas se estendían en alas del viento por las
CA~I'AR l' ROIC.
callt's de Ja capital, al paso ql1f\ la sólhl:t lieïra tell!biaba bajo los pesadl,s piés de los cabdlos.
El jefe esraíiOf se encaminó directamente
á la plaza principa . E~taha esta rodeada de varias lilas de
e,lilicios bajos, entre los cuales habia algunos palacíos de los (ncas. Uno de ellos levantado por Huayna
Capac, estaba coronarlo de una torre, y el piso bajo
ocupado por uno ó dos de aquellos inlllcnso~ salones
seml'jantes á Jos de Caxamalca, doudl' los nobles peruanos celebraban sus fiestas cuando el mal estado
del tiempo no les permitía celehrarlas en otro sitio.
l~stos edi/icios podian servir muy bien dl~ cuarteles
para las tropas; sin emhargo,
en Jas priJlli'ras sernanas los soldados permanecieron
bajo sus tíelHbs en
la gran plaza con los caballos atados á sn inmediacion, y dispuestos á rechazar cualquier movimil'lIto
hostil de los habitantes (4).
La capital de los Ineas aunque muy inferinr á El
Dorado, que tanto habia eseitado la crl'dula falltasia
de los españoles, los llenó dp. admiracion (lot' la hern](\sura de sus edificios, la estension y reglllaridarl
de sus c.'lIes y el buen órrl(m y el aspecto de comorlidati y aun de lujo que se obsèrvaba en su numerosa
poblacíon. Esta ciudad era muy superior en tndo á
cuantas habian visto l/asta entonces
en cI !'iucvn
Mundo. Un(l de lo~ ronquistadores
calcula Sil pohlncion en rioscientùs mil hahitantes,
y la de los arrnhales en mnchos mas (ij). No tengo noticia de quc
ningun otro escritor confirme esta relaciono Pero
aunque parezca exagerada j es lo ciert() que el Cuzco
era la metrópoli de un grande imperio,
residencia
rie la c6rte y de la nobleza principal, frecuentada por
los mas hábiles mecánicos y artesanos de toria especie que en ella encontrahan
limplios medios de ejercer sus oficios, guarneci<ia por una tropa numero~a
y finalmente punto de reunion de torlos los que emigraban de las rlemás prol'incias. Los pun/os (je donde
esta heterogénea poblacion procedia, estaban indicados en sus trajes l¥<lrticulares y especialmente
en lo!'adornos de la caheza, qne tan raras veccs se encuen·
tran en el indio americl/nn,
y que con sus variarlos
colores daban un aspecto pintoresco á los ¡.:rupl1s )
masas de gente que circulahan por las calles. El órden y el decoro que se observahan en aquella reunion multiforme de ~entes eran ulla prnr.lJa de la es·
eelente policía de la ('apital, donde los Únicos sonidos
que turbaban el rpposo (le Jos espailOlr.s eran los ri.r
las fiestas y danzas que los ¡!Iriios cnn feliz insensibilidad prolongaban constantemente
hasta una hon
avanzada;le
la noche (H).
Los mejores edificios, y hahia ml1ch()s rlr. esta C!:lse, eran de piedra ó con fach~das tir. pi~dra (7). Entre
los principales se contahan los palacios de los monar-
(4) PedroSanrlw, Rel.,ap
Ramu¡;io, Lili, fol. 407.
-GarciJasso, Corn. Real. parle I, lib. XII, cap. X.-Relacion
del primer descllb .• MS.
(5) «Esta ciudad era lOllY grandeymuypopulosa de¡¡randr.s
edificios y comarcas, cuando Jos esp~ilOlesentraron la prinlera
I'ez en ella havia gran cantidad de gente, seria pueblode mils
de cuarenta mill'ecinos solamente lo que tomaba la ciudad,
que arravalles y comarca en derredor del Cuzco á diez Ó dO('fl
leguas, creo io que havia doscientos mil indios, porqne es'o
era lo mas poblado de todos estos reinos .• (Cunq. i Pob. dr:l
PirÚ. MS.) Se calcula que el vecino representa genera/mente
rinco iQdlVlduos. Sin embargo. el padre Valverde en ulla
carta escrita pocos aiíos despues de estos suceso~, dice que la
ciudad tenia solamente de tres á cuatro mil casas en tiempo
(I) Pedro Sancho, ReI., ap. Ramllsi(), tomo III, fol. 406, de la ocupacion , y lus arrabales diez y nueve ó veinte mil.
(':::arta al emperador, MS., 20 tie marzo de 1539) Es posible
-Pedro Pizarro, Oes~nh. y Cnnq., ~IS.
(:l) ~Y dos hor~s antes que el sol se pnsiese, lIe¡raron á que no tomase en cuenta siuo las casas mejores, uo ronlall10
vista de la cillrlad de Cuzco.• Helacion del primel' descubri- Jas cabaiías de barro, ó mas bien cobertizos, qoe f8rmab:lJl
una gran parte de Jas poblaciones peruallas.
miento, MS.
(6) .Heran tantos los atambores que de noche se oian por
(3) Los cronistas difieren en cuanto á la f-cha precisa de
la entrada. Pero no puede haber mejures autoridades para todas partes bailando y cantando y bebiendo, (/UP. toda la
determinarla quP. la rrJ~cjon de Pedro Sancho y la carta de mayor parte de la noche se les pasal'a en estu cotidianaJos ma¡;istrados de Xauxa Estas son las que he ¡;cguido en mente .• Pedro Pizarro, Oescllb. y Conq .• M:-.
(7) .La magginr parte di queste case sono di pietra, el
el testó.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA COl'i(lllST\ IlI::I. I'I::Ul:.
I:! 7
cas; plIes COIIIO cada soberalJo construia para si uno
El edjficio~mas
suntuoso del Cuzco eu tiempo dA
uuevo, auuque no eran IIIUY elevados, cubrian una los Incas era indudablemente
el gran templo dedicado
grau estension ùe terreno. L;¡s paredes de algunos
al Sol cubierto todo de chapas de oro, como ya se ha
estaban labradas 6 p:ntadas de colores vivos y las dicho, y rodeado de conventos 'f dormitorios para Jas
puerta~, segun dice un escritor
eran en algunos de sacerdotes,
con sus jarrlines y vastos parterres resmármo, de colores (t), « En
delicado labrado de planùecientes
de oro. Los conquistadores
se hahian
las pie,lras, dice uno de los conquistadores,
los in- yn \levado todos los ornamentos
esteriores;
pero el
dios escedian con mucho Il los espailOles, ¡¡nnque Jas fr:so rie oro que eslaba engastado en las piedras cirtejados de sus edificios en Vel. de tejas tenian pilja, eurlllaba todavia el edificio prineipal.
Es proba!Jlll
si bieu colocalia con mucho artificio y primor (2), El que las relaciones acerca de la riquel.a del templo
clima ardiente del (Ulcn no cxi¡;ia oLra materia ma5 que tanto escitaba la avaricia de los españoles fuesen
sólida IJllril defcuderse dcl mal tiempo.
c1emasiado exageradas; pero si no la eran, los indios
EJ e(¡ificio mas importallle era la forlalcza, situad¡l
debieron ocultar muchos tesoros en parte tau segura
sohre ¡,na roca sólida que se alzaba orgullosa sobre
que los invasores !lO pudieron descubrirlos.
Sin emt.oda la ciutlad. Era de piedras cortadas y trabajadas
hargo todavía quedaba mucho f.O solo en el gran
COli tallto arte, que eta im[lOsi!J!e descubl'ir la línea
templo del Sol sino en la inmensa multitud de te mde unicn entre unas y oll'as; y las avenidas estaban
plos inferiores que habia en la capital.
defendidas por tres parapetos semicirculares
comPizarra al entrar en el Cuzco tliú una órden prohipuest.o, de masas de roca tan enormes que los asebiendo (¡ sus sold¡¡dos bacer daño alguno á los edilimejaban á la obra de arquitectura
que los maestros
cí'lS de los habitantes (6). Pero los palacios eran muen el al te conocen con el nombre de ciclo pea. EleVá'1 ebos, y las tropas no perdieron ticlnpo ell snc/uearlos
base l)¡ista una altura estr¡tOTliinaria para un edil1cio asi como á los templos cuyos adornos interIores les
peruanll, y desde su mayor r.levacioll se descubría
dieron un botin cOlll;itlerable. Despojaron do sus il)una pel'specth'a magnífica, en que el a~resLe aspecto I yas y ricos ornamentos á las régias mómias que repolit) la monta/la
COli sus rocas, bosques y torrentes,
: sahan en el templo de Corie<lncha, Indignados conlra
el noreciente verdor ùel valle y la hrIllante ciudad que los hahitantes que habian ocultado sus tesoros dieron
ocupau,\ el primer término, formaban un armonioso
11muchos tormento para arrancar. es la ~onresion del
V admirable conjunto !Jajo el oswro azul del cielo ùe ;ilio en que los tenían (7). Profanaron
los sepulcros
los tróp¡'~os.
en que los peruanos solian depositar sus efectos mas
Las calles eran largas y estrechas y estaban dis- preciosus y obligaron 11la tumba á entregarIes
los
puestas con perfecta regularidad,
cortáu(lose unas Ú êucrpos que ocultaba. N,j(la se lior:) de la esploraciou
otras en ángulos re,;! us; y (le la grail plal.a salian
Je los rapaces conquistadores,
los cllales tropezaron
cuatro calles principales qUll i!Jan;Í par.tr á los cuatJ'lJ êasualmen te tambir.n con una milla ùe riqueza quo
granùe,; caminos del imperio, Esta pInza y muchas
lOS recompensó de su trabajo,
ralles de la ciudad estaban cmpl)dradas con pequeñas
En una caverna cerca de Iii ciudad encontraron
guij;ls (3). Por el centro (le la ciutlad pasaua. un ri<1 ~ran uÚmero de vasos de oro puro ricamenLe grauacristalí.1O 6 mas bien canal, cuyas orillas en una esdos con liguras de serpientes,
1:\lI~ostas y otros anitension de veinte leguas estaban fabricadas de pie- i nales. Entre ellos se hallaron asim smo cualro llamas
dra Ci); y sobre él hab.a pucutes construidos tambieu lie oro y (liez ó doce estútuas de mujeres unas de oro
de ancLas Josas que proporcionaban
[¡ícil cOlllunicav otras de plata «que solamente el verlas, dice uno
cion entre los diferentes barrios de la capital (5).
ie los conquisladores
con cierto candor, da!Ja verdaleramente gran satisfaccion.»
El oro era probable¡'altre hanno la melá de la CaccioLa di piell'a.» Pedro Sancho.
'llente (le poco esresor, pues las figuras tenian todas
Ilel. , ap, Ham., t. Ill, fol. .it3.
~ILalllaiio natura;
y muchas de ellas fueron reser(1) "Che sono le principali d~"a cillá dipinte et lauoratumtlas para el quinto real y enviadas á Espai13 en la
re, el di pietra; et la mirlior d'l'se é la casa di Guainacab·),
nisma forma en que se lmllarùn (8). Los almacenes
("arique vccchio, et la poria d'es.oea é di marmo bianco et rossn
~slauan llenos de curiosas telas unas ICllirlas ùe ,,¡set d'altri colori,» (Ibid., lIbi supra,) Los edillcios cran ¡ren~osos colores, otras de algorion y d\~ pluma, sandalias
rahnent" de piedra r011lun. Lo que los espaiiol~s luvi~ron I'''r
I chinelas
de oro 'i plata V \'cstirlos compue,tos cntemármol, seria probablemcnte
pórliro,
cou el cual esta hl
lue7.rlad:¡ la piedra de las callteras inmedialas.
'amente de cuentas cie 01;) (9). El lIluil. y olros artí(2) "Todo labrado de I iedra llIuy prima, que cierlo toda
,:ulos de alimento de que tamllien esta han llenos lus
la rantl~ad de csta ribdac hacc gran ventaja á la dc E"paiia,
:llmacenes fueron ùespreciarlos
por los españoles
aunquc ,'arcccn dc teja, (~ue todas 1:ls ca,as, si 110 es la fOI'atento~ solo por entonccs á sulis~acel' su sell de
laleza, qu~ era hccha dc azoteas, son clJbicrlas de paja, ann-
ci
l.
que tau jlrllUamente pnesta qu~ parece bien.» ReI. del primer
descub. , ~IS.
(3) Pdru Sanchu, Relaciou , al" Ramusio, lomo Ill, uui I I~jo el dominio de los In~9. Pero los hechos aqUl referid",
supra.
,stán s:lcaoos en su mayor parte dr. olras fuente;;, ~ era ¡!l. ~s di;~no de citarse un pasaje de la carta de la justicia de "vitnble albuua repetic;un para dar U<la idea dlstiuta de la
Xauxa, \lues eonlinna ap\)~il(Hlo,e eu las mejures auloridades,
"al'it1l1.
albuoo;; de lus iuteresauccs
pormcnores lIleucionados en el,
(!i) "Pucs mandó el marques
dar uu pregon que nin!;1I1l
testo .• Esta eibdad es la r'¡cjar é maior que Cilla tierra se ha "5I'aiiol fuc>e" eotrar en Jas ca,as de IdS naturales IIi IOIlJ1vislO, y aun en IlIdia>; é decimos á V. ~I. que tan hermo'~ v !les nalla.' Pedrn I'izarrn, flcscuh. Y Conq., MS.
de tau bucnos cdilicios qnc en ~spaiia seria muv de ver; tiè(7) GOlnara, l1isL de las Indias, cap, CXXlIl.
~¡e ¡as c:J/lc;; l,or IIlu;:ho cuncierto elllpedradas de guijas peque(8) «~l Cra ¡'allre
cosse singolari, era veder cnattro casU3S l"d.>, I,IS Illas de las rasas son de ;¡ei,Ores principale"
heIrali di Hno oro molto ~I'audi e110 Ó 12 ¡Latue di donne, della
dlas de ,'allterÏa. Lt¡\ en una lader;' de un zerl'o, ml el ruai
¡:randezza delledúnne di quel paese, tutte d'oro fino, eosi belle
suhre ci pueblo está una fUl'taleza lIJUV bienobradil
Je raud ben falle caille se Cossern vlue .... Qu~ste furono dale neJ
t"ria. ta'l de ver que pal' espailolcs 4·U~ han andado reillos
,¡uintll che toca va á S. M.» (Pe~l"o Sanch,), ReI. ap. Ramusio,
estraûos dicen uo haber visto otro edifho igual al del/a .•
lomo III, fol. 40U.) .jluchas Ii¡¡uras de oro y plata euteras,
Carta de la Ju'l. y Be:;. de Xauja. jlS.
hecha la forma dc uua luuJ',r, y el del tal1Jaiio della, muy
(4) .Cn no ciel ruaI baja pvr mediO de la cibda 1 y dc,de
biell labradas,» Relawl11 delprilOcr des"ub., MS.
que naCl!, llJas de velllle le¡!l1as por aquel valle abajo dOllde
(9) "Avia ausi mismo otr:;s muchas plumas de diferentes
hay 1I1\l1has pob/ariGlles VH culusado todo por suelo, y 1,IS l'olures para este efecto de hacer ropas que vestian los seiiores
V;lITilllra, de ulla pdrte y de IIlra echas de calltel"ia lahrada,
:. seiwras y 110 olro eu IllS tiempos de sus Iiestas; avia taro"osa nUllca vl;la Jli oida .• Bt/aeion del primer de.ieU;,ri-\I,ien
wantas bechas de ehaqcira, de uro y de plata, que hera
lIur~llo 1 illS.
'"lIas qucJltc"¡la~ muy dt'licadas, Que preria cosa de espauto
(,)) E¡lector recordará cu e,le. capitulo al¡;unas repcticio'I 'cr 81111\:chura.v
I'cdra Pizarro, Descutrimiento
Y COllquisIles de lo que ya he dicho en la introduccion acerca de: C~zco
Ia, :lIS.
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
L!~
1l1l11.IUTECA
ilE
G.\SPAI\
llro (i). Pero desrJUt~, lIe¡.;ú uutielllpo en que el grano
huuiera sitio de muchu Illas valor.
Sin embargo la suma dlJ riquezas encolltradas en
la capital no igualó á las grandes espe/"dllzas que se
lwùian formado los españoles, si bieu el défieit la su?lió el saqueo que hicieron ell variùs puntos durante
iU marcha.
Ell uno pOI' ejemplo, cncontr;¡ron
diez
taulas 6 barras de plata macizas, caJa ulla de las
cuales tenia veinte piés de largo, uno <:le ancho y
dos ó tres pulgadas de grueso. Estas taulas estaban
destinadas
para adornar la l1abitacion de un noble
Inca (2).
De todo el tesoro se hizo un fontlo comun como en
Caxamalca; y ctespues de haber separado para la corona algunas de las cosas de mas valor y he.cmosura
se entregó el resto á los fllllditlores indIOS para que
hiciesen barras de igual peso. Rizase esta division del
hotin bajo los mismos prillcipios que la anterior.
Eran en lodo cu;t!riWentos
ocll.;nta soldados, inclusos los de la guarnicion de XaUl¡iI, los cU31es debian
percibir tambien su partc, siendo la de los de á caba"o
doble que la de los infantes.
Los que se hallaron
presentes ¿j la division calculan de diversos modos el
lmportll total del botin. Unos alirman que fue mucho
mayor que el del rescate de Atahuallpa ; otros por el
(~ontrarlO aseguran que fue menor. Pedro Pizarra
dice que cada soldado ¡Je á cahaJlo llevó seis mil peao~ de orr, y cada uno de los de infanteria la mitad (3);
aunque Pizarro hizo como la otra vez alguna dife·
rer¡cia en la reparticion segun la categoría de los in·
dividuos y los servicios que hauían prestado. Pero
Sancho, notario real y secretario de Pizarro, calcula
el total botín en mucho menos, pue~ dice que no
pasó de quinieotos ochel1ta mil doscientos pesos ile
oro, y doscient(\s quince millllarcos cte plata (4). No
teniendo datos oficlUl,)s es imposible determinar cuál
de estas dos relaciones es la exacta; pero debclenerse presente que lu de Sancho está firmada por Pizarro y por el tesorero Riquclme, y por consiguiente
que esta manifiesta sin ctuda alguua por lo lllenos lo
que los cOJ:jqU,Ísta¡[ores dijeron al emperador.
PerQ sea cuak/uiera de estas relaciones la exacla,
e! tesoro adquirIdo en el Cuzco, unido al que outuvIeron en Caxamalca, podia hauer satisfecho los de¡¡eos del mas avaro. El inllu,io repentino de tanta riqueza, y esta en forma tan fácil de trasportar, en una
tropa de incalJsables ayentureros poco acostumurados
l'I. posee, caudal, produjo sus naturales efectos dándoles medios de entregarse
al juego, pasion tau
fuerte y Ian comun entre los espllñoJes que se la
puede considerar
como un vicio nacional (1). Perdíanse y volvíanse á ganar en un mismo dia riquezas
bastantes para hacer á sus propietarios independiente~ por toda su vida; y mils de un jugador desesperado se vió por un desgruciado golpe de dados ó corte
de haraja despojado eu pocas horas del fruto de años
de fatiga y obligado á empezar de Huevo su obra de
rapacictad. Entre estos se hace llIencíon de un soldado de caball¡,ria llamado LeguizJno , á quien habia
tocado en suerte la ílT'ágen del SJI elevánrfose sobre
una lámina de oro brl'ñicto que ~e habia hallado ell
Ia,s paredes en \ln lugar ocu!lo del gran templo, y
(1) Ondegado, Hel. prim., M.S.
(2) .Pups andando yo huscando mahiz ó otras eo~as para
cQmer, acaso entréen un buùio donde hallé tstos tab!oues de
plata que tenlto nicho que heran hasta diez, y de larg:o tenian veinte piés de arir~or de lino y de I?ordor de tres dedos,
di noticia dello al marques y él Y todos Jes uem"s que con el
estavan entraron á vello.» Pedro Pizarro, Descllb, y CO.llquista, MS.
(3) Deseub. y Conq. , MS.
(.i) PedroSaneho,
RelacioD, ap. Hamusjo, tomo III, folio 409.
(ii) No/a del/raduc/or.
El aulol' para barer egla oh~rrvacioll sc ha propuesto SIllUUU. 1'0:' 1;1'0cI "'Vailol de :\111)·
y
ltuU:.
que tal vez por su grande hermosura ó por cuall¡uier a
otra razon no fue fundilla cou los dem;is ornamentus.
El jugador perdi6 esta rica presa en una sola noche.
¡je donde vino el proverbio esparlol :juega el sol anles
que amanezca (Il).
El efecto de tal sU[lcrabuudancia
de meta/es predosos ,e dejó senlir inlllediatamcllte
en los precios.
Los artículos mas comunes costaban sumas exorbitant~s: una mano de (lapel valía diez pesos de oro,
una botella de vino sesenta, una esrJatla cuarenta ó
cincuenta,
una capa ciento y algunas veces mas, un
par de zapatos valla treinta ó cuarenta pesos de oro,
y no se compraha un buen caballo por menos de cto~
mil quinientos (7). Otros artículos subieron todavía f¡
mas altos precios, segun que bajaua el valor del oro
y la plata que los reprt:sentaban.
En suma el tiro y
la plata parecian ser en ef Cuzco las únicas cosas qlH"
no eran riqueza. Hubo sin embargo alguno~ sold;dos
prudentes que se volvierou á su país contentos ron 1"ganancia que hauian hecho y en él sus l'iqlltlzas h~s
dóeron ~onsideracion tÍ independencia
y csci taron /il
ell\'idia de sus compatr:otas
estilllulándoles
Ú buscnr
fortuna por las misllIils vias.
LIBRO TERCERO.
COH(IUlstadelllOeru.-Colltillllaeloll.
CAPlTlLO IX.
Coronacioll del nuevo IncB. - Arreglos municipales.-Terrible marcha de Alvarado.-Eutreyista
eon PizarrO.-fundacioll
de Lima. - Llegada de lIemalldo Pizarro á España.-Sensaciun
en la cÓrle. - Dcsavcncncias cnlre Almagro y los Pizarros.
i:J;¡L-I:J3:i.
El. primel' cuidado Jel jefe cspailOl desfllIes de la
rli,ision del uolitl fue poner á Manco en el trono y
hacer que le reconociesen sus compatriotas.
I'rcsentliles est,) príncipe como su futuro souerano, hijo 1(:gitimo Je HU;¡Ylla Capac y verdadero heredero dl'!
cetro peru<luo. Este allUI!eio fue recibitlo eon entusiasmo l'0r el pueblu qlle amnb:l la memoria tic su
ilustre padre y se complacia de ser gobernado todavía por un monarca de la antigua f<llna del Cuzco.
Nada se perdonó para conservar la ilusion del pueblo indio. Obsel'váronse e~cruplllosamente
las ceremonias de la coronacion; eljóvcn príncipe gual'lló 1:ls
vigilias y Jos ayunos prescntos;
y ell eJ dia señalaco
los noules y el pueblo y toda la tropa espaÜola se l'eHnieron en la gran plaza del Cuzco p¡lra terminar la
ceremonia.
El padre Va!l'erde celehró púLlicamellle
Ja misa, y el Inca Manco recihi6la diadema del PerÚ,
no de manos del gran saeerdote de su llucion sino de
las de su conquistador
Pizarro. Desplles los seiiorl~s
inJios prestaron su o!Jediencia eo 1,1 forma acostUlIlurada; y luego el notario realle)ó en alla voz UII dJcument(1 en que se ase¡.;uraba la supremacia de la
corona de Castilla y se exigia de todos los presellt,~s
que rindieran homenaje á su autoridad.
Esplicado
este documento por un intérprete, se verificó la ceremonia del homeuaje por cada una de las clases presentes saludando Ú la uandera de Castilla dos ó tres
veces COD la mallo. Ell se~uida }Janco brindó cou
piznrro en ulla copa de oro lIella rie chispeante chicha,
y el jefe español despues dl\ haber allrazal!o eordialmenle al nuevo monarca, di6/a .;er/al á las trompetas
las cuajes alJuncjilron la cunclusilJn de Ja ceremo\'0 Inuuún, dllnde dp,,~rariadalllelllc es l'Il erecto la pa,¡ull
del lue¡:o la que Ú,",lil¡l¡ ~ nuestro,; henn?n(,g.
(/J; I;arcilasso,
Cow.Ile:!1 !,~rtc l, Iib./Il,
r:!p. XX.
(7) :'<ercl. CO!l'luÍ>la del 1'0.111, ai'. Barci., LoUlO III, !'¿":111:; ~J3.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
[EL l'Elit:.
t 2D
nLlIor (5). Ambos títulos tenia por eoncesion régia.
No descuidó tampoco Pizarro JOB intereses de ]a
r( ligion. El padre Valverde, cuyo nomhramiento
de
ohispo del Cuzco recibió poco des¡>¡:es la sansion del
pL'pa, se preparó á desempeñar
las funciones de su
mlllist~rio. Eligi6se un sitio para la catedral de su
diócesis, que diese freute á la plaza; en su consecllencia se levantó un espacioso monasterio sobre las
mina de la espléndida casa del Sol; cOIlstruyéronse
las paredes con las antiguas piedras; erigi6se el altar
ell el sitio donde antes brillaba lu r(duciente imágen
(¡'l la deidad peruana, y Jas frailes de Santo DominHo
vinieron á habitar los clâustros del templo indio (6).
Para que la melamórfosis
fuese completa, en la casa
d.: las Vírgenes del Sol se establecit· un convento de
rronjas católicas (7). fglesias y mona,terios cristianos
[Leron sustituyendo
á Jos antiguos :emplos, yalgunl)S de estos que se libraron de la deEtruccion, fueron
sin embargo despojados de sus insignias gentílicas y
(lJestos bajo la proteccion de]a cruz.
Los padres de San to Domingo, los hermanos de la
ó'den de la Merced y otros misioneros empezaron á
trabajar en la santa obra de la conversion. Ya hemos
v.slo que Pizarra recibió órden de I<:corona para lIeval' consi~o cierto número de estos santos varones;
y cada buque que habia ido llegando despues hahia
traido un refuerzo de eclesiásticos.
No eran todos
cnmo el obispo del CUZI~r¡tan fanáticos que cerrasen
Sil corazon á toda cla~e Ile simpatía para con los desdichados indios (8). Hahia muchos de singular hun:iltlad que seguianlas
huellas del conquistador
para
esrarcir las semillas de la verdad espiritual y que con
CliO desinteresado
se dedicaban á la propagacion del
Evangelio. Así sus riadosas tlreas probaron que eran
((·S verdaderos
soldados de la cruz) y demostrrlron
f(lle no habian sido vanas la declaraciones
ostentosas
. d~ que el objeto de la espedicion Ha IJevar la bandera
I d ~ Cristo entre las na('lOncs gelllil('~.
I Los esfuerzos hechos para convertirá los gcntiles,
son un rasgo característieo
y honroso de la conquista
española. Los puritanos, l~on ignal celo religioso, han
h~cho comparativamente
llIenos por la convrrsion dl~
le s indios, contentándose
segun parece con haber
allquirido el inestimable
privilegio de adorar á Dios
á su modo. Otros aventureros
que han ocupado el
Nuevo lIIundo, no haciendo por si mismos ~l'Hn caso
d ~ la religion, no se han mostrado muy sohcitos por
difundirla entre 108 salvajes. Pero los misioneros esplñules, desde el principio hasta ellin, han mostrado
(I"ofundo interés en el bH~ne~tar espirilual de los nalmales. Bajo sus auspicios se levanlarún magnilicas
if;lesias, se fundaron escnelas para la instruclOll eley se adoptaron lodos los medios rllcionales
(f) Pedro Pizarro, De,cllb. y Conq., MS.-Pedro Sancho, lcental,
(llra dirulltlir el conocimiento de las verdades religioReI., ap. RamuslO, toma HJ, fol. 407.
s:\s; al mi~mo tiempo que cada uno de los misioneros
(2) Pedro Pizarro, Descub. y COl1q., ~tS.
«Luego pOI'la mai,ana iba el enterramiento donde estaban penetraba solo por remotas y casi inaccesibles regiocada uno por órdcn embalsr.mados como es dicho, y asentados
en sus sillas, y COllmucha venerarion y respeto, todos por
(ti) Montcslnos, Anales, año 15:>4.
(G) r.arcilasso, Î,om. Real, parte I, Jib. III, cap. XX;
órden los sacaban de alii y los trahian ~ la ciudad, teniendo
cada una su litera, y hombres COllsu librea, que Je trujesell, Ii 'J. VI. cap. XI. Naharro, Ile/acion sumaria, MS.
y an~i desta manera todo el servicio v aderezos como si eslu(7) Vlloa, Viaje á la América del Stir, lib. VII, capibiera vivo.» lIeJacion del primer descub., AIS.
tulo XII.
(:» Pedro Sancho, ReI., ap. Hamusio, tomo III, fol. 400.
Las monjas indias, dice el autor de la Relacion del primer
-Montesinos, Anales, !l.!S'1año W:>i.-Acta de la fundacion D~scub., {(vivIancastamente y de santa manera .• -«Su cas·
del Cuzco, ~IS.
tidad era fing-ida, dice Pedro Pizarro, pues tenian constantes
Este instrumento, que pertenece á la coleccion de Muñoz, amores con los ministros del templo.» (Descub. y Conq. MS.)
contiene los nombres no solamente de los magistrados, Fino ¿ :;uál es la verdad? Entre a,erciones tan contradictorias de·
tambien de los vecinos que formal'on la primera poblacion de b'lmos aceptar la mas favorable á los peruanos. Las preocnpala capital cristiana.
ciones de los conquistadores no 8e desminlieron en este punto.
(-i) Acta de la fundacion del Cuzco, MS.-Pedro Pizarro.
(8) Debemos bacer al padre Valverde .a justicia de decir
Descub. y Conquista, ~IS.-Garcilasso, Com. Real, ¡mte I, (ne no es este ellen~uaje con que hablan de él/os ignorantes
lib. VII, rap. IX y sig.
Sl:ldados de la Î,onqmsta. La justicia de Xauxa en una comuCuando un edificio era demasiado estenso, como sucedia n cacion á la córte representa al dominico como «persona de
con algunos templos y palacios, se le adjudicaba á dos ó tres rr.ucho ejemplo y doctrina, y con quieu Iodos los españoles
de los cOllquistadores para que lo repartiesen entre si. Garci. h III tenido mucho consuelo.» (Carta de la Just. y Reg. de
lasso, que ~escribe la ciudld seg-un se hallaba poco despues Xauxa, MS.) Sin embargo, todo esto no es incompatible 1'011
Ile la conquista, cita eon mucha prolijidad Jos nombres de ti:] 31to grado de insensibilidad para r.on .'os indios v de indicaballeros entre qllienes fueron di,tribuidos los edificios.
fercncia respecto á sus naturales derechos ••
1..\
COXQUISTA
nia (I). Pero sus sonillos no eran los sonidos del
triunfo sino de la humill3cion porque anunciaban que
los extra njeros habian hollado ]05 salones del palacio
de los Incas; que la ceremonia de la coronaclOn era
una miserable farsa; que el príncipe mismo era solo
nn instrumento en manos de su conquistador,
y que
la gloria de los hijos del Sol habia desaparecido
pard
siempre.
Sin embargo el pueblo se dej611evar fácilmente de
6US ilusioIHlS y se apresuró
á aceptar esta imágen de
su antigua independeneia.
El advenimiento
deljóven
monarca al trono fue solemnizado con las lieslas y
regocijos de costumbr3.
Sacáronso á Ja plaza con
gran pompa las momias de sus régios antepasados,
cubiertas de los ornamentos que se les habian dejado
y servitlas por numeroso
séquito que desempenaba
para con ellas todos los oficios que hubieran desemJ1eñado para con los vivos. Cada uno de los cadáveres
fue colocado en su sill:l delante de la mesa del banquete, privada ¡ah! de I;; magnífica vajilla que en otro
tiempo resplandecia en ella cuando se celebraban estas grandes festividades.
Los convidados bebieron
repetida, veces en !Jonor de luS ilustres difuntos; despues comenzaronl •.s danzas y lasdemústraciones
de
regocijo en la plaza, que se prolongaron
hasta hora
avanzada y en las cuale" noc!Je tras noche continuó
aquella ilusa poblacion entregán:iose
ó su alegría,
como si los conquistadores
no se hubiesen apoderado
de 1:1capital (2). ¡Qué eontraste con los aztecas en
la conquisla de MéJico!
Despues trató Pizarro de organizar el gobierno
municipal del Guzco d:indole la forma que tenia en
las ciudades de su país. Nombráronse
dos alcaldes y
ocho re¡.,i(lores, y entre estos últimos á los hermanos
de pjzarro, Gnnzalo y Juan. Todos juraron su oficio
con ~ran solemnidad el24 de marzo de 1à3i en presenCIa de espailOles y peruanos y en la plaza pública;
COIllOsi con esta ceremonia quislera Pizarro anunciar
á los indios que si bien consen'aban
una imágen de
sus anti3uas instituciones,
el verdadero poder debia
estarde alii en adelante en manos de los conquistadores (3). Invitó á los españoles á estublecerse en la ciu·
dad con grandes ofertas de tierras y casas, para lo
cual le daban medios suficientes los muchos palacios
y edificios de los Incas; y ma~ de un caballero que en
su patria era tan pobre que no tenia sitio donde descansar, se vi6 propietarIO de una espaciosa mansion
capaz de dar abrigo ála comitiva de un príncipe (4).
Desde esta época, dice un antiguo crolll~ta, PIzarra,
que hasta entonces habia sido distinguido
con el título militar de capitan general,
tomó el de gr¡ber-
II
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
IJ)
8;ULlUn:C.\
DL; GASPAR r
nes ó reunia ~us lliseipulos inllios en comunidades
como hizo el honrado Las C;lsas en Cumaná 6 como
hicieron los jesuita,; en Cali fornia y paraguai. En todos tempos el animoso eclesiástico esp¡¡ilOl estaba
pront(l iÍ levantar ~u voz contra la cruehlad de los
conquistadores
y contra la avuricia DO lIlenos destructorll de los colonos; y cHanoo sus reclamaciones
eran inÚtiles, COIliOsucedia muchas veces, todavía se
<ledicaban á consolar aJ desdichado indio á enseñar·
le á resignarse á su suerte y á i1umina~ su oscuro
enlendimiento
COI) lu revelacion
de una existencia
mas santa y mas felil.-Al
recorrer las páginas sangrientas de la historia colonial espailOla justo es, y
¡II mism.o tiampo satisfactorio,
ouservar (l~e la misma
naeion de cu~'o senosaliü el endurecido conquistador
elll'io asimismo al misionero para dcsempeilar
la
obra de la heneficencia y difundir la luz de la cívili7.acÎon cristiana por las regionei mas apartadas del
Nuel'o Mundo.
Durante la permanencia
cn Cuz~o del gobernador,
como le l/amaremos de aquí en adelante, recibi6 repetidos partes sobre la reunion de considerables fuerzas en la~ inmediaciolles iÍ las 6rdencs de Quizquiz,
uno de los generales de Atahuallpa. A consecuencia
de estas noticías oestacó á Almagro con una pequeilll
fnena de cahallería y un gran cuerpo <le indios
lIlandados por el luca Munco, para dispersar al enemigv y, si fuera posible, hacer prisiollero á su jefe.
Manco: se }nanifest6 tanlo mas dispuesto á tornar parte I1n fa espedici(lIl, clIunto que esta se dirigía contra
soldados de Quito y coulra su jefe, los cuajes no le
tenian buenavoluntml.
Hubo algunos serios encueptras, y el ejército d,) Quito se retiró sohre Xauxa cerca
tie cuya ciullad un combate general decidi61a suerte de
la guerra con la complela derrota de los indios, Quiz·
quiz hnyó á las elel'adas.llanuras
de Ql\ito, ,lonoe tollavia hizo frenle Call únilllo esfurzado a las fuerzas
espallOlas que habia en aquel distrito, hasta que al fin
sus propios soldados cansados de tan largas é inútiles
hostilidades fe maturon û sangre fria (f). Así pereci6
el último de los dos wandes¡;enernles
de Atahuallpa,
los cualt's, si su nacion hubiera estaoo animada de
un espirilu igu~1 al suyo, habri~n mantenido, por largo tiempo la independencia
de su patria COfltra su
inva~or.
Puco tiempo despues Ile estos acontecimient.os
el
gobernarlor español hallándose en el CUZC!}tuvo noHcia de un suceso mucho mas alarmante para él qu~
las hostilidades de los indios. Fue este la IJcgarla a la
cosla de gran núrnero de espailOles rn¡lndados por
Pèdro de Alvarado, valiente capitan que á las órdenes de Corlés habia adquirido tanta fama en la guerra
de Méjieo. Alvarado de'pues de haber contraido un
hrillante casamiento en Espaïía, al cual estaha /Iamalia por su cUila y por su categoría militar, hahia
,'uelto ¡í 'u gobierno de Guatemala, rlonde las magnífic~s relaci,mcs que diariamente recibia de las conquis,
tas lie Pizarro,
escítaron su avaricia. Supo que es·
las COIHluistas se habian limitado al Perú, y que la
parle del Norte donde estaba el reiuo lie Quito, ~n1 igua residencia
de Atahuallpa, y sin duda, p~Ill<;lpal
tiepósito de sus tesoros,
permanecia
aUll IIltacta.
A Pilfcn I.:llldo pues cOllsj¡jer¡¡r esle pais corno fuera <le
la jurisdj¡:cion tiel goberQador ',hizo 9uc la gran f1o~a
qlle deslinaba á lus i,Jas de la hspeCliI tomase la (11reccion de I:.¡Arn{~rica del Sur, y eo rr.arl.Ode 153·í
dese.mbarcó eu la hahia de C"racas COll quinientos
ioldados
de los cuales la mitad eran de ca/¡;¡/'cría,
IOuos !!lU'r provistusllc armas y l/lunkiones.
Er¡¡ ~sta
J\OIl;,
la fuerza mas formidable y lIlas bien equipada qu~
hasta cntonces se babia presentado en los mares del
Sur (2).
Aunque esla era evidentemente
una invasion del
territorio concedido á Pizarra par la corona, Alvarado determinó marchar inmediatamente
sobre Quito,
y tomando un guia indio se propuso seguir el camino
directo á través de las montuiws, paso de estrema dificu/ta¡) aun en la estacioIl mas favorable.
Despues de haber cruzado el rio Oable, su guía se
le desertó dejándole encerrado en las intrinc~das malezas de la sierra. A. medida que iba penetrando mas
y mas en las elevadas regiones del invierno, iba viéndose rOllcado de hielo y nieve, contra los cllales sus
soldados, procedentes todos del cálido clima.de Goatemala, estaban muy poco prevenidos.
Segun iba
haciéndose mas intenso el frIO, llIuchos de el/os I/eg~ban á entumecerse
de tal modo, que les era impoSIble marchar. La infanteria, que po.r precision tenia
que hacer ejercicio, lo pasó mejor, pero muchos de
los soldados de cabal/errll se quedaron h~lados sobre
sus caballos, y los indios, todavía mas sensibles al
frio, perecier(ln á centenares.
Los espaiíoles agrupa·
dos en torno del escaso fuego que podian haber á lali
manos, yeasi sin aliento alguno, pasaban la noche
esperando en taciturno silencio la luz det dia, pero la
luz del dia no les traia consuelo alguno eU aquella.
desiertas montañas, ysolo/es re,'elaba mas clararnente la estension de su desgracia. Su marcha al través
de los Puertos ;'l/evadas y la lucha que sostuvieron
con los elementos podia conocerse por los fra~mentos
de vestid,os, los arneses rolos, tos adornos de oro '!
otros objetos de vafor, fruto de anteriores rapiñas,
por los cadáveres de los que morian, 6 por los cuerpos de los que mellOS afortunados erall :Ibandonados
á morir S%S en ¡¡(Iuel/as asperezas. En cuanto á los
caballos sus cadáveres 110 calentaron mucho el suelo,
pues inmediat1tlTlente que morian eran devorados casi crudos por las tropas que corno los hambrientos
con dores que á ¡¡aRdadas se cernia'n sobre Stls. cabezas, se arrojaban sobre el objeto masrepugnante
con
la) que purliese satisfacer su necesioarl.
Alvarado rleseoso de ase~urar el botin qlle habia
caido en sus manos al prinCIpio de su marcha, invilo'¡
á su gente á tomar cloro que quisiesen del fondo comun reservando solamente el quinto real. Pero ellos
respondieron
con sonrisa despreciativa
y melancóliea que el alimento era ri único oro que necesitaban.
Sin embargo, en aquel estremo que al parecer debia
disoh'er basta los lazos de la naturaleza, se vieron algunos l'jemplos patéticos de afecto y de amistali; huIlo solllados que perdieron sus vidas por socorrer á
s.1.I6compañeros, y parientes y esposas (porque algunos oe los calml/eros ihan acom¡·ailíldos de sus
Illujeres) qUI', en vez de procur'lr su propia salvacion
prelirieroll quedarse v perecer en Jas nieves con los
ohjetos de su ç¡¡riíl,o.·
l'ara colmo oe desgracias el aire se lIen6 por IllUchas dias de espesas nubes de particulas de tierra y
cenizas que cegaban á los hombres y IlHcían la resl'iracioll ell estremo dilicu/Iilsa f3), Es/e fenómeno
parece probaule que fue efecto de una ernpcion del
<listante CotopaxI que á r100e leguas al Sudeste de
Quito levanta su cabeza colosal y perfectamente
Cónica mucllo m¡¡s allá de los limites dl: las ctcrnas niel'es, siendo el /lias magnítico y terrilJledelos
voScam:s
(2) Lo~ hí.loriadore~ difieren respecto al nümerQ de ¡'lS
soldados de AlvJrado. I'ero ,elron una in[ormacion legal IInrha eo Gualemaja eran 500. de los cuales 230 er"n de raha(I) Pedru P"7.arro., Dr~euh. y Conq,. ~IS, - ~almro,
lIeria ..-I.nform,acion
hecha en Santi,a~?, Sel. 1.1;de 1436, MS.
ReI. ;-umaria, hiS -llVII'do,
!lIst. Ijr J;•.< JfldJ~s, M:-.• Jlar(3) .Empezo :llloVl·r ~lerra de lo, (.elus, dice OViedo, que
le HI . Jill \'111. rap, X~\.- Pedro S;¡lIc!tn. IIrlariron. ap. : r.elralla á los hombre¡; ya In:; raballos, de laI soerte que ''>5
1I'lOn;¡o. [filon Ill, fol. 40!:l,--Helaeiuo dd l'rimer desr.\I~ i árboles J arBustos esta han IIcnos de po/l'o.» Ihst. de jas IJIhnnrícntll, MS
" ,jla;!, MS" parte 11/, ¡lb, VIlI, car. XX,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
13 f
plsadu por alii anLes que él v que ¡Icspucs de Iodos
SllS trabajos
y fatigas se cnl:u'uLraba COll que otros Jc
h lbian precedido cn la emprcsa cunlra Quito. preciSil es decir aIgu nas palabras
para esplil:ar este punto.
Cuando PizJrro s;dió de Caxamalea,
conociendo la
C'cciente
importancia
de San ~ligue), Único puerto
q le habia entonces p;lra entrar en el país, cOOlisionó
á una persona en quien tenia gran confianza con el
ohjeto de que se encargase del mando de la colonia.
E;ta persona era Scbastian
Benakázal',
caballero
q'lC despues elel'ó su nombre hasta la primera linea
cntre los conquisladores
de la América del Sur por
Sll valor,
inleligencia
y crueldad. I'cro apemls Uenalcázar llegó á su gohierno,
recibió como Alvarado
tales noticias dc las riquezas lie Quilo, que rèsolvió
Clin lu fuerza de su manllo, aunquc sin órden para
ello, emprcnller
su reduccion.
A la cllbeza pues, de unos ciento cuarenta soldad\IS entre caballería é infanlería y Ull cnerpo considerabie de indios auxiliares,
marchó sllbiendo la ancha
c(:rÜillera de los Andes por el punto donde se estiendc
1'('1' la elevada planicie de Qui to y por un camino Illas
j'!( guro y mas corIo ljue el qlle (Iespnes
llevó AII'nraII<. ¡':n las llanuras de Riobamba eneontró al general
indio lluminabi,
con el cual sostur!) vados alaqUtJs
dI éxito dudoso, hasta que allin la cienda nlÍlitar deci.lió la vicLoria como la ¡lccide clI.l1hlo el rulor es
pl'r ambas parles igual; y B¡'nale:ízill vcncedor plantÓ
el estandarte
ùe Casli!!a ~oure las antiguas torres de
A ahllallpa. Le eiullad, ell honor ri(~1general F'rallci,co Pizarro, fue llamada San Francisco de Quito;
1'11'0 grande fue la morlilicacion
dc' invasor cuando
h<.lIú que los rumores relalirosá Jas r:quezas que eOIltenia eran falsos, ó los indios las h~hian escondido,.
pl:es la ciudad fue el Único [rulo de sus victorias, es
dlcir, la conclia sin la perla que constituia su valor.
E:itando BenalCiÍzar de\',¡randu su disgustf) como mejo: podia, recihió lu noticia de la a¡iI óxinlUcioll de su
stlperior Almagro. (5).
1\:0bien llegaron ul Cuzco las lIuevas de la espedicion de Alvarado, salió Almagro de aquella ciu(\:J¡\
C(ln una carIa fnerza para San ~Iiguel, proponiénd¡lse
tomar allí la necesaria y marchar en seguida conlra
¡o~ invasores. Grande fue su asombro ulllegar ú San
Miguel, cuando supo la partida del gobemader
<le la
cl,lonia. Dudanrlo de su lealtad y aconsejáll<luse sola(I) Garcila~so dice que la lluvia de cenizas proccdia del mente del espiritu uni:noso y aventurero
propio de la
\'olcan de QUIlo. (Com. I\c:lI, par. Il, lib. II, cap.II.) Cieza juyentud,
aunlJue su cUI'ri'0 .'staln debilitadu
por
de Leon dice únicamente que procedia de uno de lus volcanes los achaques de la edad, nu \'aciló en se¡;uir ú Hed.eaquella re¡¡ion.(Crónira, cap. XII.) Niof'uno de rl/O' espe- lH.lcázaral trayés de liis lIIunl;¡ÎI;IS.
clOca el nombre.llumholt arepta la opiniou comun de que Cra
Con su ¡H:ostlllllhrulla eller •..
nia al i:ltrépi¡\o vetl'raelCotopaxi.-lnvestigacíoles,
10010 l, pi>¡:.123
(2) Segun una tradicion ,lol1ular cutre lo, illdios, \ln gran 11(1, sllperun¡lo todas las diliculladl's r¡ue encontró 1m
fragmento de pórfiro que estaba cerca de la hase de/ cono, SI marcha, lleglÍ en pocas semanas con su pequeilO
fue arroja,lo por el volcan ~n una erupcion quc ocunió cn el ejircilo tí las elevadus llanuras que se estendian almomCnlo de la muerte de Atahuallpa. Pero esta lradicion
fI,dedor de la ciullad illdia de Rioh;ulIba, 110 sin 1'1'1'apenas puede pasar l'or verídica en esla historia.
sc obligado á sostener l!lICarniz:Hlos combatcs l:olllos
(3) De esta formidable.montai,a de una eslen~a rclacion
j¡digenas,
cuyo VOIlaI' y perseverancia
furmalwlI
Mr. HUOlIl?ldt (lnv~st1gaclrn~s, to.mo I, pllgs. 1IR y ~ig,) Y
t t
t II
I
t' I I
otra todavla mas ClrcunslanClada Condamine. (Voyage Il I'E- un con ras e muy no a I e call a apa la l e os peq~laleur, pllgs. 4R, 56, 1:;fj, 160.) Este Último IíIÚ,:orohu- !'l'anos. Pero 1IU cSlulta apagado el sa¡;rado fuego ell
bler~ csea~ado Jas paredes (así llerpendiculares del volcau si 103 pechos de estos últimus; era sol'lmenle que 110
hU!Hese enconlrado 5lguno que se hubiera atrevido Il awmh: bia llegado el mon~cnlo Ile manír"starse.
panar/e.
En lliobamba,
Alllluf!ro se reunió con el goberr.a(4) La mas completa y animada narrarion que hay de la del' de San ~Iiguel, el clwl proteslií, lai vez sinceran:archa de Alvarado cs J.adi' "errpra que H",IÚ en su deserip- mwte, que nillgun I,¡o!¡"n desle.d h~ Illlbin llevado á
cion el estilo dc Tito LII'1O en la de la marcha deAnibal por erlprender
su espediciOIl. lIe[ol·1.alhs de esle modo
Jos Alpes 'His!. li.eneral, dee. V, lih. VI, cap. J, JI, VIn,
IX.) Véan':c ta.mlllen P~dro PlZ3rru, lles'·lIh. y Conq. 0\1:;.- Sl s ~ropas, esperó trall¡jllil:'II11'II!e Almagro la IIrgaOVlcd?, 11151.al.' las Indias. ,"S., parle III, lib. VJll, rapid¡ de Alvaradu. Erall l:is tropas de cHe /lIuy superiolulo XX,~· la carIa de Pedr·) deAh'nrado al emperadur, fecha !'l''; en número y calidad á l:lti de su riv;d, si bien 110
en 5an .'(Igouel á 15 de enero de '1:i3ti. MS.
se hallalJan lan en eslallo ¡le pelear. Al enconlrarse
AlvaradJ en la carta alTi!)a citada que se¡;onserva ell la co- frl!lIle á frente en las dilatadas lIalluras de lliobnmba
¡eceioo de ~lll¡¡OZ,c~\llica al cmrcradnr ron no poco dcsraro
los motivos de su cspcdlcllln. Ell esle documento desrribe
IllUYligeri'Olelll~';u mal'cha, pues su objelo principal era ha~.;;)Pedro Pizarro, Dpsrub. ~. Conq. :1\:'.- Herrera, \lisblar de Jas negocIacIones COllAlmagro, Y hacer insinuacioncs
tOH ¡:eneral, der. V, Iih. IV. cap. XVIII; lib. VI, cap. V,
dm¡ndas á combatir la polílíca 'lue seguían 103 conr¡ui,laVl.- Oviedo, Hist. de las Indias. ~IS., parte 1\1, Iih. VIII,
dores.
cal. XIX.-C3I'ta de [lenlllci,zar. 'IS.
L\ r:O.~QLlSH JE!. rElU'.
de América (f) el cual cn la ép(wa (le la espc(Jj(·jon
ùe Alvarado se.lJallaba cn estadu de erupciull. Prilll!>r
casa de esta espede de Clue se ticnc noLicia >aUllfj ue
sin duda !lO flie el prilllêro (2). \)esde aquella éPOCl'
ha leni<lo frecuentes
conmociones,
dl'spldicndo
torrentes de llama hasta lu altura lie media milla, vomitanrlo cataratas de lava que han destruirlo ciudades y
\'iIIas en su carrera,
y haciendo temblar el suelo con
trnenos suhterráneos
que aun á la distancia Ile nUIs lIe
cien leguas sonaban cOlno disparos de arlillería (3).
Los sold'ldos de A)l'ara¡)o ignorantes
de la caURa del
fenómeno,
pues camiuauau
sobre nie\'e, cosa que
lIunca h:luian visto, y cn una atm()sfera cargada de
cenÍ7.as, (luellaroll espautados con la confusion de los
elemenlos,
coufusiolJ que pareciadecrel:Hlaá
propósito por la naturaleza
l'ara deslruirlos.
Algunos de
¡¡quellos homhres eran ~oldados de Corlés, cnuurecidos por mllchas y penosas marchas y por muchos y
cllcul·ni1.,IlI(lseOlllhutcslonlos
aztecas. Pero entonce:;
confesal'On que a<lllella guerra de los elemeutos cru
mas terrible que t,¡lIo.
Por fin Alvarado des pues de padecimiún los que aUll
ri mas dlll'o probableœenle
no habría sufrido por
muchos dias mus, salió de Puertos Nevados y llegó á
una elev:,da llanura que se estiel1cte á la altura de mas
de llueve milpiés sobre el Océano en la~ inmediaciones de lliobamha. Pel'Ounacuarta
parledesu
valien·
te ejércilo se hahià qnc¡lado á servIr de pasto al condol' en la intrincada
sierra con la mayor parle, dos
mil por la menos, ùe Jo:; indios auxiliares.
Gran Jlílmero de caballos habían perecido tambien
y tanto los caballos COIllO las hombres que se libraron, quedaron mas Ó llIl'II0S eslenuados
por el [rio y
los muchos radecimien.os.
Tal fuecllerrihle
pasode
los Puertos :\"e\,¡:Jos de fjlW !Je hecho ligera rJleneion
como l~n "¡lisodio rie la cOllllllista del Pcrú, pero cuya
narraClOlr en lodlls sus pormenores,
aUllqlle la marC!l1l duró lIluy pOCilS sernanas, d,lria mejor idea de Jas
dlficulta,'es
que eacontraroTi los espaÎloles que volÚllJenes ellleros de las relacioncs ordinarias
(4).
. Cuamh Ah'arado ,lespues cle lwher liado algunos
dIas de descanso :i sus futigadas tropas, emprendió
de nUe~'o su mareha por la 1I,1llura, queiló adlllirado
al ver Impresas cn el suelo huellas Ile herralllll'as.
Era pues cl'idente que soldados espaiíoles habian
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1:.12
BllIl.IOTHA DE G.~~HI\ T RI)I(;.
parecía pr,!ba/¡Ie que se efll[leii Ise inmediatamente
y maravillas del Cuzco, que !IIUe/lOS
el/os quedaUll~ san~rlenta batalla y que los indios tuviesen la ron deseosos dp- dejar el servicio de Alyaraoü '! entrar
satlSfJCClOn d.e ver vengados sus agravios plJr Jas ma· al de (,izurro. Su mismo capitan persuadido de 'lll'~
lias de sus mIsmos autores. Pero cntraLa en Jas mi-/ Quito 110 conteuia recompensa
alguna (ligna de to~
ras políticas de Almagro evitar Ull ellcuentro con su sacrilkios que halda hecho y que aun ,Iehia hacer ~i
antagonista •.
illSisl ia en sus rec\¡lIl1aciones, empezó á conocer !jue.
ALriéronse negociaciones,
en las cuales cada par- ¡ Sil cOll(lucta hahia sido precipitada,!
que pOllria intido SOStUI'O sus I¡erechos á la conquista Ile.l país'l '.In'.l<lh!elllente illcurrÍl' flOl' ella eu el desagrallo de su
Entretanto
las tropas de Alvarado se mezclaron li- sohel'ano. Con est.o no fue dificil erectuaïp-I arreglo,
Lremente con sus ('ornpatriotas del ofluesto ejército,
'! l'OlllO hase de él se acordú que-el goijernador pi/gay oyeron tan magníficas relaciones sobre las rIquezas
l'Ía dell mil pesos de oro á Aharado,
por IJS cuales
"e
I
I
i
I
AI.lqtl~ en \:>s llanuras
p-st~ le ce(leria su flota, sus tl'opas y to(los sus nlmhcenes y municiones.
Los buques entre grandes y peljueilOs que llevó Alvarado eran doce, y la cantidad
que recihió aunqlle grande,
no fue suficiente para
cubril' ]05 gastos que habia hecho. Arreglado este
punto, Alvarado se propuso antes de abandonar
el
país. tt'ner llll.l entrevista COll Pizarro (I).
Eutl'etanto
el gobernador haLia salido de la capilai tiel PerÚ para la costa con ánimo de rechazar
cualquiera invasion que por al81ln punto intentase
Alvarado.
de cuyns movimientos
no tenia lIoticia
'. t D"
."
I l, l'
~I e
/
cler a. eJo enc.lr..,ar o e go )lerna Ile
uzco a su
hermano Juan,. caLnl!e.r0 cuyos modales eran en su
conce~to ~IlUYa proposlto p;.II·agrallJ~al'le la voluntall
lie los mlllgenas ..DeJÓ tam LI~n con el lJoven~a soldaI\OS que gllnrneCJesen
la capllal y fue~ell el nucleo de
de lIiobamba.
la ;utura colonia. Despues IIc"áJlllo~c consigo alllll'a
~Iallco, se diri¡:(ó á Xauxa. En aquel pUllto el príncipe indio le obsequió con una caceria al estilo lIel pais,
como las que ya se· han descrito ell esta historia, y l!n
la cual rncmn muertos gran número de animales
salvajrs,
Ile vicuñas y cameros peruanos (le otras
especies que vagabnll por las montaiJas,
y qne fup-ron encerrados )'desprrjados de sus tillOS vellones (2).
¡EslraiJo fenlimicnlo cn un r.onq~istadorr~slclla.~.?! (Carla Je
Dlrgo ;¡Imagro al "'llpr.rarJor, ,\1:>.. Oct. lo) de 1,)"i.) .
(:!) Carla dc I;,.II1St. y Reg. de Xauxa., ~IS.-l\elaclon
del
primfl' de;cub., )b.-lIerreJ'a,
Ilis!. ¡;eneral, del'. V, lill. VI,
, cap. XVI.-)Iontcfinos,
Anales. ~IS., a¡1O·153-i.
En.este plinto ~I ,autor de la. Relacíon del primer duo/.\ bri1l1/cnto dcIP/rll,
manusento talltas vecf'SCItado en esla~
pagmas. termina brllsramente w larca. Es esentor sensalo y
ohser\'ador, y aunque partiripa tic la lendencia nacioual á (lar
(I) Conq. i Pob. del P¡rÚ. ~IS.-:"aharro. Relacion suma- nn coloridn exa¡rcrado ¡j los l'MaS, escribe COIllOhombre de
ria, MS.-Pedl·o Pizarro, descub. y Conq, MS.-Herrera,
, conciencia ~ qne ha vi!'tolo qlle rellere.
lIisl. genel"al, dec. V, lib. VI, cap. VIII. X.-Oviedo, Bisto,
£n Xauxa tambien e1nolario Pedro Sanr;ho termina su rc·
ria de las Indias. ~IS., parte III,Jib. VIII, rap. XX.-(;atta
lacion que compl"ende nn ~eriodo mucho mas corto que la énde Benalcázar, MS.
tprior, peril qlle es iguaJmpute auténtica. Esta relacion en
Los autores no er,ncuerdan en el imporle de la indemniza- efccln, por Sf I' del ,eerelarío de Pizarro 'j estac lirIll:nla por
cion satisfecha á Alvarado; pero tantoesle como Ahnagroen
el mismo ¡¡encrai, pllede ser c.onsiderada como la mayor ausus cartas al emperador, que t!asta ahora han sido desconoci- toridad p(,sible. !Je ella putdell saca'!'e rrsper.to á SI. orígen
pas de los histol·iadores. convienen en que se le pa/ró la suma grandes dedllciülle!', pues se 11 puede replllar romo una 1111'que e.presa el testo. Alvarado se queja de que nô tuvo mas' rarion que haec I"l'm'o de sus prnpios hechos. algunns dp.
arbilrio que tomarla, aunque de ello Je redundaba ¡(ran per- los cuales tenian'mllcha nere,idad de disrulpa. Debe ail.aJirse,
juicio, y auuqne~ se¡¡un indiea mndesta~ente,. quedaba lam- hacíelldo .íuslicia .lanlo al ¡(encrai el,mo á su seeretano, (ju,c
bIen muy perjudicada la enrona enn la dlsoluclOn de su espe- esla relaclOlI no dlncrc suslanrlalmente de otras contemporadicion. (Carla de Alvarado al emperador. ~IS.) Almagro sin neas, 'j que las tenlalivas que en ella se hacen para jusllfiêar
clLbar¡(o dice qne la suma pagada fue tres veces mas de lo que al¡tunos aclos "iluperahles de los eOllqui;laJor~s. 110 están
valía al armamento .• Sacrificio, añade, que hizo ef.goberna- I t"aidas filera de própos:tn ..
,lor por ronsernr I~pal 'Ille nllnca es fara á cualquier precio.~
Debcm~s 1.1publicacion rle est) rclarion á Ramurtn. rU:'~~
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1.,\ CO:'iQUISTA O,L
Pasó Iles[lUes Pizarra á Pachacamac
donde recihi6
la grata noticia del ~on\'enio hecho con Alvarado, el
eual ¡\ Jo~ pocos dias le "isillÍ corno tenia intencion ùe
hacerla antes de embarcarse.
Enlaconferencia
ambos mostraron cortesía y buena
"o\untad pues ya no hahia causa verda(lera de recelo;
y como f1uede imaginarse,
cada uno de los dos Jefes
contempló al otro con no (IelJuellO interés pues amhas hahían llegado á una grande altura en materia de
arriesgadas empresas. En la comparacion sill ernhargo Alvarado tenia algllIla ventaja sobre Pizarro; flues
este aUlque de presellcia magestuosa
no tenia el
esterior brillante, las maneras francas y joviales que'
t3~
PERl:.
n~ menos que su fresca tez y sus Joradós cabellos
hahían granjea(lo al conquistador
Je Goatemala en
' S'lS campallils ,conlra los aztecas el sobrenombre de
1'onatiuh ó hijo del Sol.
~ f,nIlH!es fUlIl'inlles presenció enlonces la antigua
, c u(lad (1(' Pachacamac;
pero en vez de los cánticos y
sacrificios ofreddos en honor de J:¡ diviniùad india,
: r'~sonaron en ella los ecos de los torneos mariscos y
dJ los juegos de callas y jnstas con 'Jue los guerreros
, e,p:IIlllles se complaci'lll en recordr.r las diversiones
d~ su pai,; natal. Termieadas
las funciones Ah'ura,\o
S! volvió á embarcar
para su gobier:1O de Goatemala~
d1nJe suánilllo inquieto le empeiJó Je nuevo en otras
I
'l
LvHrt:r~ncfa
tie P.zJrfO
'! Al\'arat1o.
~mprcs~~ que pusicl'?lItérllli!1O ~ Sil vida ul'l'nlnrrra.
, La sumisioll del PerÍl Jlililia Y.l cOllsirlerarse en
S,n f',pc'¡l~lOn nll'eru "'''):lllIla ,~lc;1 perfecta del ,'a- , c'l'rlomo lo eOITIOeOlnl'~el;l. '\lgU!l¡'~ tribus bárharas
~actel'.Y, \'Ida (le aquel hombre. I~sta!m Iundarla en la I d~ lo IlIt"fJOI' se SIJSll'nlan IUllal'Ja IIl1lepelldicntes;
Jll/nslIc:a, fue eJecntada con temel'lllad )' cOllclu)ó
p21'O A!onso de Alv,lr,l"o, oliL:ial pl'lllente
é ills!ruidesastrosamen te (I).
,h. eslaha encar¡rl,ln de suhnl¡.:arlas, Benulcá1,ar se
I¡¡llaba aun en !"luito, de cuy'a capital fue nombrado
ilustrada'; tarcas nos han cúnservado mas de unl preciosa
l'rOduCCi::,n de "quel be,~,p'J, ."unque en
~e tr"d)u"~ion.
De~:Jb N;.I:~~~O,'II~el~:o;,t' ud"aI.!~.' ~IS, pl edlo I¡,zar!",
de Moli' - ~l:;
q,.
,
,I a e lall Iseo llano a StllOr
'?r:"
AJ\'a~;dn' ~rjó
en i;¡H de resultas
de Jas liC"idas que re.
I
'
ritJiÚrayend'),d'~srrîiado
rOll su raballo al !fuerer subir un preCt¡lll'l? cula l"uen (¡al<cia. En el mi,mo ailo por ulla sing"la,'
rllnc,dencl3
pcrerio su bella esposa en la inundaeion que
~:~Itl~~t~sá. Guatemala,
causada por un tor~ellle de las vecina$
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
<>1 a·¡
BI1lI.lOn:C.'
DE GASI'AII
y
nOIG.
despu~s 'tl0hernador por la corona. Allí empezó á zándose uuas á otras en ¿íngulos rectos y bastante
abm CllllIentos mas pl'Ofundos para consolidar el po- 8partados para dejar ancho espacio para jardines y
del' de los espailOles y adelantar hációl el Norte la línea
plazas púhlica~. Dióselc una forllla triangular teniende sus conquistas.
El Cuzco, la antigua capital de la do el rio por base, cuyas aguas llevadas por acueducmonarquía india, se habia sometido. Los ejércitos
tos de piedra debian atravesar las pl'inclpales calle3 y
de Atahullllpa habían sido derrotados v dispersarlo~.
facilitar el riego de los jardines de las casas.
El imperio de lo~ lucas estaba disuelto', y el príncipe
l'io hien decidió el gobernador
el sirio y el plan de
que llevaba la diadema peruana no era lilas que UIU la ciudad, corncuz,í con su caraderbtica
energía :as
sombra derey, queuninstrumrntodel
conquistador.
operaciones, HeulJiérollse indios de mas de cienllIi. ~l primer acto del gohernador fu e determinar
el . lias á la redond~ pal'a ayudar á la obra; los espailO :es
SitIO donrle .habia de cdHicarse la futura 'capiLal de j se rledicaron cou "igor á esta tarea bajo la vigilan<;Ía
a.quel vasto Imperio colonial. El Cuzco, poblacion re- de su jefe; camhióse la espada por el instrumento del
tlruda entre montaîias, estaba demasiado lejos de la artesano, convirtióse el campo en un enjarnbrede dicosta paru capitaJ de un puebto comerciante. El pe¡¡geutes trabajadores,
V á los sonidos de la guerra
queño establecimiento
de San Miguel estaba demasiareemplazaroll los rumor'es de una bulliciosa poblado al Norte. Era de desear alguna posicion mas cencion. La l~slensa plaza debia estar formada por la catral cie las quefácilmenle
podian encontrarse en alguno
tedral, el palacio del virey, el del ayuntamiento
y
de los férlJles valles á orilla1! del Pacífico, por ejemplo
otros edificios públicos cuyos cimientos se echaron
el de Pa~hacamac que Pizarro ocupaha entonces. Pe- en tan gralldr. escala y con tanta solidez que desalia1'.0.exa~lllado. con mas dete~cion este punto, se pre- ron despues los ataques del tiempo y en algun~s
11:IÓel mmedmto valle do Rlmac que se estendia llácasos hasta Jas mas violentos terrerllotos que en IJ¡,
clael Norte, y cuyo nombre, que significa en lenl-)ua ferentes épocas han convertido ell ruinas parte de
quichua uno que habla, procedia de un célebre idolo aquella hermosa capital (3).
que tenia un templo muy frecuentado de los indios á
Entretanto
Almagro, el mariscal , COIllO le llaman
causa de los oráculos que en él se daban. Por este va- comunmente
los cronistas de aquel tiempo, había
Ile corria un ancho rio que como una grande arteria
marchado al Cuzco enviado por Pizarro para encarsuministraba
por efecto de la industria de los indios
garse del mando de aquella capital y con instrucciomil pequeñas venas que fertilizaban
Jos hermosos
nes para emprender por sí mismo 6 por mellio de sus
pradus.
capItanes la conquista de los paises situado~ hácia el
En sus riberas fijó Pizarro el sitio de su nueva ca· Sur y que formaban parte de Chile. Almagro desde su
pital, á poco menos de dos leguas de su nacimiento,
llegada á Cexalllalca parecia haber moderado su sendonde se estendia formanrlo un cómodo puerto para limiento con Pizarro, ó por lo menos había procura-io
el comercio que el ojo profético del fundador vió que oeultarlo y consentido en servir á sus órden, s obedehabia de cu·urir sus aguasen alguna éroca, y HOIllUY ciendo ill empemdor que así KI habia dispucsto. En
distante. La situ~cion eenlraJ de aque punta le hacià
suseomunicaciones
habia tenidu talllbien la lI1agnaá prop6sito para residencia del virey, pues desde él : nimidad de ha(~I~r honrllsa mencion de Pizarro cltÚnpodia fácilmente comuniCllrse con los diferentes dis- dole como jde des,~o~o de prolllover los intereses del
tritos del país, y vigilar de cerca los movimientos de gobierno. Sin embargo no ~e fió de él tanto que desStlS vasallos indIOS. El elima era delicioso, V aunque
cuidas()o la preeaucion de enviar un confidente
qno
á solos doce grados al Surde la línea, tempJ¡Îban tanrecordase sus servicios en la espedicion que elOprento el aire Jas tihias brisas que ¡!eneralmente
se levandió HernanJo Pizarro para la madre paLria.
tan del Pacifico ó de Jas opuestas cordilleras, que el
Este, de~pues de haher tocado en Santo Domingo
calor era allí menos senSIble que en los puntos del llegó sin no\'edad á Sevilla en enero de 1534. Adem~s
continente situados á igual latitud. Nunea 1I0via en del quinto real llevaba consigo por valor Ile medIO
la costa; pero corregia esta sequedad tina ~ube de millo.n de pesos en oro, y uny gran cantidall de plata,
vapo~es que en los meses de verano se estendm como pl'OplU de aventureros
parlJculares', algunos de los
una cortina sobre el valle prutegiéndole de los rayos i cuales satisfechos con sus ganancias se habian vuelto
del sol de los trópicos y destilando imperceptiblemen' á Espl\.ña en el mismo buque que él. La aduanü se Ile·
te una humedarl refrigerante
que vestía los campos
nó de sólidas barras,
vasos de rliferentes figuras,
Ilel mas hrillante verdor.
imitaciones de animales, flores, fuentes y otros obJe. Dióse por nOll1bre á la naciente capital Ciu~~rl de tos ejecutados con mas ó menos hahilidad y todos de
los Reyes en honor de Ja 1iesta de la Epifanía, pues
oro puro, con gran asomhro de los espectadores
q~e
fue el 6 de enero de f 535 cuando, segun se dice, fue de las poblaciones inmediatas vinieron en wan nufundarla, ó mas probablemente
Guanrlo se determinó
lIIero á contemplar la~ maravillosas prodUCCIOnes del
el sitio que habia de tener, porque la construecion
arte indio (i). ~Juchas de' estas eran propiellad de la
parece haberse verificado doceaiíos des pues (I). Pero
corona; y Hernando Pizarro, despues de ulla corta
el nombre casteliano cesó de estar en uso aun en tiemestancia ~n Sevilla, eligió algunas de las mejores y se
po rle la primerageneracion,
y fue reemplazado por partió para Calata) ud domle estaba el emperador y
e.l de. Li~a que .es una corrupcion deJ nombre primidonde se.hahían reunido las.c?rles de Arag?ll.
tlVO IIlrllù Ile Hllnac (2).'
IllllledJatamcnte
fue arlmltllio á presencia del rey
El plan ~ara su construccion
era muy re/wlar. Las
~n ~udiencia (lart~cular. Est.aiJa Iternanllo mas fal~J1c~lIes deblUn _ser mucho mas anehas l/ue Jas de las hal'1zado con las curtes que nlllguno de sus hc.rman,.s,
cllhlades espanolas, y perfectamente
alineadas cruy sus modales, cuando se ha!laha en gltuaCI?neS ·~n
que necesitaba domi(larla
natural arroganc~a de Sil
t
. i dit
'd d
él Il
carácter, tenian gracia y aun atractivo. Hefirll\ en lo(1) E s to d·Ice (l'
¿UIOana, SIItUen o a au 01'1 a que
al'
t
I
I I' lano
Ola segura, del padce Rernabé Coba, en liulibcJ titulado, no respetuoso asarrleSo<lU3SaVen uras( esu le n
t'l.UJdacion de Lima. EspaÎlOles célebrcs, tomo", pág. 250,
¡Jota.
(:;) ~tonte~mos, Anales. ~I~. , ano 1:'.)0) ..
(:lJ Los manuscritos de los antiguos conquistadores deLes resto~ del palacio de PIzarro pueden descubrirse aUII
muestran cuán desde el principio se corrompió el nombre en el Cal/cion de Patateros, segun. dice St~venson, auLm'
primitivo indio en el de Lima. ,,¥ el marqués se passó á Lima cuyo libro es ell)ue da mrJores noticl~s de LIma entre todos
y fundó la ciudad de los rreyes que altora e•. » (Pedro Pizarlos molemos que he coosult.do. ,ResldenclU en la AmérICa
l'v, Descllb. y Conq.) «Asimismo ordenaron que s~ pasasen el 'I del Sur, tomo JI, cap. VIII ...
pueblo que tenia en Xauxa poblado â este valle de Lima don(4) Herrera, His!. ¡:eneral, dec. V, hb.. Vt , ca~. XIIl ::
¡le al(or.a es esta ciud~d d~ lOi reyes y aquí se pobló .• con-I Lista d_etodo la que lIernando PIzarro trajo del l'cru, ap. M~.
J)u;;Jta 1 l'ob. del Plru. M:=-.
de MUlloz.
(T'"
I
•
_
•._,.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA I.:U:'iQl'lSl'A
DL.
P; Rij.
135
Y dll la pequeiia tropa que le seguia , las fatigas que únicamente estaban seguros e\a rie las dinc!lltades de
habian sufrido, las dificultades que habian superado, : la empresa; y de iadesconfiancJacon
(J1~eml~aban sus
la captura ,1ellnca peruano y su magnifico rescate. : restltados fue huena prueb:¡ e! pequ~_lo numero de
No hahló d\~ la muerte delllesgraciado
príncipe por-\ aveatureros
que se prestaron a segUll'lll yd ser estus
que no tenia aun nuticia 1e este trágico suceso qUIl de Il mas baja ralea ...
,
ocurrió despues de su partida del PerÚ. Estenllióse i
Peril las prom.esas de P.lzarro se hab¡an reahzado
en la pintunl de la fertilidad del sucIo de la civilizaya. ~o eran relaCIOnes de rJ(!uezas las Ijuereclamaban
cion del pueblo y de sus adelantos du varias artes! el c.·Mito de los ~ôpañoles ; era. el uro mismo desplemecánicas;
en prueba de ;0 cual presentó las telas de gad) c.on profusIon ant~ ~us oJos ..Todas h~s limadas
lana y al"udon y los ricos ornamentos de oro V plata se \olvIeronentonces
haCia el Ocelllcut~. f.l gostadol'
que J1cval~a. Los ojos dellllonarca brillaron de àlegría
per,lido vió en el Nuevo Mundo elm.cdlO d? rehacer
al contemplar aquellos metales preciosos. Era dema- su lortuna tan pronto COl1l0 la hablil. arnl1nal!o; el
Sildo saga/. para no conocer las ventajas de la conmercader,
en vez de huscar .los prcelOso~ artlculos
quista de l.n pafs tan rico en recursos agrícolas; pero del ')riente convirtió Su atenclUn e~ d: rccclOn o(lu.es-las rentas prucedentes de estos recursos,
debian neta prometiéllllose
mayores ganancIas en .unos paI~S
cesariamcllte
irse aumenLando con lentituLl y tarl~ar donde las cosas mascumunes se pagablllatanexo~blmucho en llegar á sus manos; nada tenin pues de es- tau ~es precios; el soldado deseoso de ga nar glOria '!
traiio que oyese con mas satisfaccion la noticia lte las riquezas con la punta de su lanZJI, pensó encontrar
riquezas minerales encuntradas por Pizarro, porque
vasto campo para sus proezas ~n las·altas llanuras de
la lluvia de oro que tau inesperadamente
caio sobre los Andes. Hernando Pizarro VIÓqu.e :;u hermano ~aélie proj)(Jrcionaba el medio inmediato de llenar el Ilia juzgado acertadamente
concedlClldo el permiso
tesoro imlJfJriul agotado á causa de sus proyectos amde volver á su país á t.odos los que lo s()~citaran, ~ehiciosos.
¡{uro de que las riquezas que en Espana mostrasen
l\"oopuso ùilicultad por tuntoenconceder
lo que el lIe'-arian á sus banderas diez hombres por cada uno
afortunadc aventurero le pedia. Todas las anteriores
de os que las abandonaban.
concesioncs hechas ú Francisco Pizarro y ú sus asoEn poco tiempo se vió Hernando á la cabezn de
ciados fueron confirmadas de la manera mas ámplia;
uni. de Jas mas numerosas y hien surtidas escuadras
y los límitl~s de la jurisrlil:cion del ¡;obernador fueron
qUIl probablemente
IJUbian salillo de I,.s costas de 1':scstcndidos bastasetentaleguasmas
halleí háciaelSur.
pai.a desde la gran Ilota de O\'ando en tiel1lpo (h:
No <¡uedaron olvidados tampoco los servicios de AI- FeJ'l1ando é lsahel. Poco mas ufol'turllda que aquella
magro, el cual recibió facultades para descubrir y fue esta utra escuallra; pues apenas habia salido la I
ocupar el país hasla una distancia de doscientas le- ma~ cuaudo una violenta ten:pestad la oblígó á reti~
gu~s elnpl·z.ando desde el límite meritlionalllel
terri- I rar',e de n}levo al pucrt~ para remediar sus. a.verias.
!.OrlO Ile PIzarro (j). Carlos, para lIIayor prueha de Al JlI logru cruzar el Oceano y llegó con fellclllad al
sù satisf¡tl"cion , se dignó ademas dirigir ulla carta á pe('UeilO puerto de Nombre de Dios. Pero no se halos dos jeres cumplimentándolos
por sus proczas y bian hecho preparativos para su llegada, y COlnO111'1'dándoles ¡.;racias por sus servicios. Este acto de jusnaJJdo tuvier¡¡ que deterse alii algull tiempo alites
t¡cia para ~Ull AJmagro hubiera sido altamente hunde poder pasar los montes,
sus tropas padecieroll
roso á lle[lIandu Pizarro, consi,lernndo
la enemistatl
mucho tí causa de la escasez de víveres, la cual fuc
que reina:la entre ellus, si lIO le hubiera hecho netanta <¡ue hasta las cosas mas dailOslll; llegaron á SCI'ce~aria J'l ')resencia de los 8gentes del mariscal ell la virles de alimento,
y muchos gastarc'l1 sus pequeilOs
~órte;.loscuale~
como ya se ha dichuestabau
prontos
ahorros para procurarse una miseral;le.sub~ist~ncia.
a suplir cualqUiera falta que notascn en la relaclOn
La:; eufermedades corno sucede de onlinano slguiedel env͡ll:o.
l'or iumediatamente
al hambre, ymudlOs de los desEste, comnes fácil presumir,
no quedó siurecomd¡chadus avcnturcros,
no pudiendo resistir los arpensa ¡le la régia bundaJ. Dióse!e alojamiento como I dores del clima Il que no estaban acostllmhra'los,
ilJdividuo de la córte; se It~hizo caballero JeSalltiago,
pelecieron á las puertas mismas del país adonde iban
ulla de la> órdcnes llwsestimadas
de Espaila ; recibió
á hùscar fortuna.
facuILades para armar una escuadra y tomar elmanEsta es la historia de la mayor parte de Jas empredo de clla; y se maudó ,í lus oficiales de la corona en sas de los cspaïlOle£. Unos pocos, mas venturosos
Sevilla lJll<lle nuxiliasen en sus proyectos y facílitasel1
qUtl los demás, encuentran incsperadamente
alguna
su emharco paral;;s Indi¡.s (2).
ric.l presa, y ccntenares de c1lus atrr.idus por la l'orLa lIeg;lda de Hernando PiZaITO á Espaïw, y las tUlia de los primerus se a presurarun tí seguir el mismo
descrip~iones que sus c(llll(lailer(~~ de viaje hir;ie~on callino. Pero. la rica presa que estabo.en la superficie
del Peru, causaro~ e~tre los espanoles una ~ensacI.on
ha desa pareCido .ya en manos de Ips quela deseubrie~ul como 1'0 se hHbla VIstO nunca desde el primer VIU- 1'01', Y Jos que vienen despues tienen que ganar sus
JO de Colon. El descubrimiento
del Nuevu MUllilo les riquezasá fuerza de largos y penosos trahajos. 1\111habia dadl> esperanzas Ile poseer inlinitas riquezas,
chos, perdillo el ánimo 'J el ainero vuelven disgustlesperanzas c~~a falsed¡ul habiunll'lmostrado
casi to- ¡1os á su país natal, otros n3 quieren vulvery mueren
dos.las espedlclones !lCclJas de~pu~s. La conqu ista de de¡esperados encontrando su tumba donde pensaban
MéJICO, aunque escltó 1:. admlraclOn general como
eUI:ontrar riquezas.
lJazaiia, hrill:mte y ma~a.villosa , nu !¡abia producido
~;in embargo, no slle.edió así con todos los que siaun lo., r('sull.;lIlos POSltll'OS y materl<Jles que ~e hagUleron á lIel'llanllo PWlrro. Muchus de ellus cruzab.ian p:ol'o~ticado.
Asi las. magn~li~as prol~lcslS de rOL .con él el Istmo d~ ~:!namá y lIegaron.á tiempo al
f rancl~eo PIzarro en SlllecICutll VISIta al pais no ha- Pel'u doude en las VICISitudes de las coutlcndas revoliaron crédito eutre sus compatriotas
á quienes los luciollurios algunos alcanzaron puestos de provecho
repetidos chascus habiau hecho incrédulos. ne lo que y distincion. l.;no de los primerus que, legaron oll'erú
rue un emisario enviado por los ¡¡gentes de AIIlIJgro
(\) ~1 p:lÍs que debio oC!Jpor Almagro recibió en Jo l'cal p:u a anunciarle
LIS illlportautes
conl:esiones que III
concesion el nombra de ]'i'lela Tuledo. así como de Pizarro
hahia hecho la corona. Almagro recibió la nuticia
habia rccib:do el de Nueva CosWla. Pero csta tenlotivo para
justamente al hal~er su entrada cn el Cuzco, donde
cambiar el nombre indiofu~ liln ineliral como /0 primero, y
fue redbido con todo respeto por Ju; n y Gonzalu Piel anlll(uonolllbre
de Chile desi¡:na todwio Jo estrecha lengua
zalro (fue en cumplilnieato
de las órdenes de su her,le férttltl(;'ra
entre los Andes y el Océano que ,e estirado
mano leentr('garon inlllediatamente
el gobierno de la
bas~a el SIP' del gl'an conlilll'lIte.
(~!.Herr., loc. rit.
carita!. 1'<'1'0 Almagro se envaneci6 muchísimo III
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
f:lU
BIBLIOTECA
DE
verse col~cado por su soùerano en un mantio inrlep~ndiente. del hombre qne tan profundamente
le habla a~avlado;
y asl declaró que en el ejercicio de I a
autorIdad en que se bailaba constituido no reconocia
ya superior. En estas ideas de altivez le confirmaron
va~ios d~ sus soldados i.DSi~tiendo en que el Cuzco
cala hácla el ~u~ del terntorlO concedido á Pizarro, y
que por consIgUiente estaba comprendido en el suyo.
Entre los que sostenian estas ideas habia muchos de
los .que lIo~~r?n con Alvarlldo, ~ente que, aunque de
mejor condlclon que los soldados de Pizarro estaban
muchisir~1O menos disciplinados y que baJo ~I mando
do ~lluellefe poco escrup.uloso. habian adquirido Urt
espmtu de desenfrenada
hcencra (f). Estos no tenian
consideracion pin¡;¡una con los indios. vno contentos
con los edincios pÚblicos se apoderah'an cuando les
parecia delos p~rticularcs , apropiándose sin ceremonia cuan~o contenian , y mostrando en suma tan poco
respeto a las personas V á las propiedades como si la
pla~~ hubiera sido tomada por n ;alto (2).
MIentras pasaban estos acontecimientos
en la :mtig~la capita] del PerÚ, el gobernador continuaba
en
1..II~a, donde le alarmaron mucho las noticias que reclblÓ de los nuevos Iwnores l'oncellidos á su socio.
Nfl sabia que hahia sido estenrlirla su propia jurisdiccIOn hasta ~eteuta leguas mas hácia el Sur. y sospecImba la nmmo que Almagro, que la capital de los
Incas no habia de estar comprendida en los limites de
su territorio. Vió todo el mal!Jue podia resultarle Je
que tan opulenta ciudad caycsl' en manos de su rival,
dándole de e~t~ modo medios ahundantes
para sati~facer su C?d1c1a y la .de sus soldados; y conoció que
en tales ClrCllnstanclllS no era se/ZUro permil.ir que
Almag~o tomase posesion de un poder á !Jue toilavía
no tema legitima mente derecho; porque 105 plie~os
que contenia la concesion se hallaban aun .en Panamá
en pod~r de IIernanilo,
y lo Único que habia llegado
al Peru era un estracto de pllo~.
Por tanto, envió sio pérdida de tiempo instrucclones al Cuzco para que sus hermallos volviesf'n á encargarse_ del ~ohierno,
y prohibió á Almagro el
desempe!l~r sus funciones fund:ln~oge en que debiendose reCibir des pues sus credencIales no seria decoroso que al tiempo de recibirlas se hallase ya en
posesion de su puesto. Por último, le invitatla á que
emprendiesen
sin demora su espedicion al Sur.
Pero ni al mariscal ni á sus amigos les allt'adaba la
idea de dejar una autoridad que ya miraban como
suya cie derecho. Los Pizarros por otra parte la recIa maban con obstinacion. Ladisputa se fuo acalorando;
carta partido tenia sus defensores;
la ciudad se divi,lió en fracciones y el ayuntamiento,
los soldados y
hasta la poh]acion india se adhirieron á uno y otro de
los bandos que se disputaban el pori'll'. Ya ilian a lIevarso las cosas al estremo y á decidirse la contienila
por medio de la violencia y de la efusion de san~re, cuando Pizarro se presentó entre los con tendientes (3).
(i) En punto á disciplina presentaban estns soldados un
notable contraste cOlllos conquistadores del PerÚ. si hemos
de creer á Pedro Pizarro, el cual asegura que gUS compañeros
no se hubieran propasado á tomar nna mazorca sin licencia de
su jefe. ((Que los que pasamos con el marques á la conquista
no ovo hombre que osase tomar una mazorm de maiz sin
licencia.» Desenb. y Conq., MS.
(2) .Se entraron de p"z en la ciudad de Cuzco i los salieron todos los naturales:í rescibir i los tomaron la ciudad con
todo quanto havia de dentro llenas las casas de mu,~ha ropa
i algnnas oro i plata i otras muchas cosas: i las que no estaban bien llenas Jas enehian de lo que tomaban de las demas
rasas de la dieha ciudad, sin pensar que en ello hacia n ofensa
alguna divina ni humana. i porque esta es una cosa lar¡:a i
rasi incomprehensible, la deJaré al juicio de quien mas .entiende, aunque en el ~año rQscibido por parte de los naturales cerca de este articulo yo sé harto por mis pecados que no
quisiera saber ni haver visto .• Conq. i l'ob. del Piní, MS.
(3) Pedro Pizarro, Deseub. y Conf[., MS.-Herrera,
IIis-
G.~SI'AR
y IWIG.
Al recibir la noticia de las fatales consecuencias
de
sus mandatos se puso Pizarro en marclJa á toda prisa para el Cuzco, donde fue recibido con manifiestas
~eñales de júbilo por los indios así como porlos espanoies mas moderados, deseosos de evitar la eminente
luc/,a. Lo primero que hizo el gobernador fue visitar
á Almagro, á quien abrazó con aparente cordialidad,
Y sin manifestar resentimiento
alguno pregunttí la
causa de aquellos disturbios. A esto contestó el mari~cal echando la culpa de todo á los hermanos de
Pizarro; pero aunque el gobernador
les reconvino
con alguna aspereza por su violencia, pronto se vió
que se ponia de'll parte. y los peligros de Ulla seria
desavl:nencia eotre los dos socios se hicieron mayores que nunca. Afortunadamente
evitó por entonces
un rompimiento
la intervencioll
de amigos comunes
que en aquellas circunstancias
mostraron mas discrecion que sus capitanes. Con su auxilio se efectuó por
último una recollciliacion
sobre las bases, con corta diferencia,
del pacto quo anteriormente
tenian
hecho.
Acórdose que su a'llistad continuaria
siempre iDviolable; y en un articulo,
que no hace demasiado
honor á ninguna de las partes, se estipuló que ningunode ellos hablaria mal dolotro ni haria insinuaciones malévolns respecto á él especialmente
en sus
comunicaciones
al l\mperador,
y que ninguno se
comunicaría con del gobierno sin el conocimiento del
otro; por Último, convinieron ambos en !Jue los gastos y beneficios de los ulteriores doscubrimientos
serian repartidos
entre los dos por partes iguales.
Invocóse la ira del cielo con las mas solemnes irnprecaciones con Ira aquel que violase este pacto, rogando
ni Todopoderoso que les castigase con lapél'didadesu
vida en este mundo y con l!l eterna perdicion en "el
otro (4). Ambas partes se obligaron al cumplimiento
deestecontratacon
solemne juramento pronunciado
ante los Sacramentos en manos del padre Bartolomé
de Segovia que concluyó ]a ceremonia celebrando la
misa. De todo lo cual, con los articulos del convenio
se formalizó testimonio público ante escribano y mu·
chas testigos, á i2 do juni() de i535 (5) .
Asi estos dos antiguos compañeros despues dll haber roto los lazos de la amistad y del honor quisieron
Ii¡(arse mútuamente
con los sagrados vinculos de: la
religion, medida de cuya ineficacia deberia !laberles
convencido el mero hecho de ser necesario recurrir
á ella. :
Pxo i1espues.de arregladas sus dp.sa'\"enencias, el
mariscal levantó bandora para Chile,
y muchos,
a traidos por sus maneras populares,
y por su generosidad que casi ravaba en prodigalidad,
se alistaron
con gusto en la einpresa confiados en hallar todavía
mayores riquezas que las quo habian encontrado en
el Perú. nos indios, el uno Paullo Topa, hermano
delInca Manco, y el otro Villac Umll, gran sacerdote
de la nacion , fueron enviados delante con tres ospañoles para preparar el camino ni pequeño ejército.
Púsose despues en marcha un destacament.o de ciento cillcuonta hombres á las órdenos de un oliciall/amado Saavedra. AlmaDro se quedó delras á reunir
.,
mas reclutas; pero antes de completar el número de
estos que pensaba llevar, emprendió su marcha; 00
creyéndose seguro con sus cortas fuerzas al lado de
toria general, dec. V, lib. VIII, cap. VI.-Conq i l'ob. del
PirÚ, MS.
(01) .E suplicamos á su infinita bondad qne á cualquier de
nos que fnere en contrario de lo asi eOllvenido. con todo rigor
de jnsticia permita la perdidon de sn :lmma. fin y mal acava·
miento de su vida, destruccion y perdimientos de su familia.
honras y hacienda.» Capitulacion entre Pizarro,,! Almagro t~
de jnnio de 1535. MS.
(1;) Este notanle dorumento, ruyo original existe en el
arr.hivo de Simancas, se ellcuenlra integro en el Aplndice
nÚmcN It.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA CU~\!~I; I I I¡EL l'~,I\Ú.
I;ri
Pizarro (I). El n'sLo ,lu ;us Lror,as deh; •• ~Ufíuil'l(~ LOllce.' los peruanos habianllloslrallu
un car;lcLer nu·
lue:.;o qu" se reulliese.
I l'il Y SUllli~o (lile iIlspil'aha :í los COlllluisLadllres dell,laDesemhal'az;plll
ya de la pres,'nl:ia Úe s u rival, vol- siado desprecio para d:lrles oC,asilln de t ,:nll'r. Ilahw II
v¡ó el gobcrnudor
illmediatamente
¡J la ('osla para I miralo impasihles la IlSnrpaClO1l de los Illvasores, I:l
cOlltinuar sus proyectos rltl arrrl'lo dellnís .. \rlem{¡s , ejecu ;ion tie un monarca,
Clllllllllll'aln unto de o! Il'
lie la principal ciudad de Los Reyes, fundÓ oLras {¡ . para(cnpar
el tronovacanLe,
los lernplls IlespoJallus
orillas del P lcilico , destiuadns oí ser cun el tiempo
ne SWi Lesoros, su Ca(1ilal y su país presa de los espaemporios /1orecieJlLes dcl comercio.
La lilas impor¡¡oies (Pc se los repal'Liau enLre sí; per:1 (¡ escep~ion
tailLe de esLns recibic'¡ el no~nhre Ile Truxillo en hOllOI' de al~unas escaramuzas
culos pasos rie Ils lIIontanas,
del pueblo tic su nacimi'~l1lu, y rue l~sLablecÍlla en el ni un solo golpe habian dacio cn defeus,'. de Sll~ drresiLio ya inrli,:allll por Almar;ro (2). ¡¡¡ZII talllhien lnu- chas. ¡Y sin embar¡.;o aquella era uua n Icion 'lue hachos repilrlirllicntos
así dl' tierras como rie iutlios
bia e ;tendido sus conquisLas por uua gran parLc del
enLrc sus soldados en la fOrllla Clue acosLumhraban
los con tinen te!
.:onqui';\¡lllo 'cs espaïlOles (3) : annque la ignorallcia
PÏí,lI,-ro en su carrera, aUll(!nr. nada I,ellcLenia parl,\
rie los verdaderos recursos dcl pais produJn rcsultalleva-' a cabo sus proycdos,
no se habl;) euLrcoado a
llos dircrentes
rie los <¡ue se haiJi,t propuesto,
pues
aque los acL05 supél'lIuos lIe crueldad que Lantas veeu muchos .:asus el tcrritl)I'io lIlas pU'lueilo, :\ causa
ces n:aucltaron las armas de sus campa tl'iotas en otl'US
,le los tesorns que enLerraha en su seno llegó á ser punLJs del continenLe, y que en pocos aTlaS estl'rm~el de mas v,llor (.l:).
DarO,l casi Lada Ulla poblacion en Hispaniola. Halna
Pero nadlllal1l{¡ LanLo la atencion de Pizarro como' dado un gran golpe con la captura de AtahuallI1a y
hi construce¡on
de la metrópoli de Lima, y tic tall pareda coutarcon él para inspIrar terro;';Í los ¡rH ios,
mOlloapres1\1'ó la obra, y t: llIbieu fuesucund;¡do
por I no cl"evendo ueces'l1'lOS olros uuevos. 'Iabiaaparenla mulLiLUll de trabajadores
que scrviall á sus úrdetll's, I Larlo Làmbien cierto respdo Ú las illsl itudones ciel
que Luvo la sHtisfaccion rio ver :í su IJ:lcienLe capitall pais y reemplazarlo al mOllan:a á quien hahia dado
con sus gralldiosos
edificios y magllílicos
jardines I l11ue 'te con otrode la dill.lslía Il~gíli/lla, Sin cmbargo,
muy próxill1aá su completa cOllslruccioll. Es satisf:W-\ esLo no era mas que un prelesLo. El rei lO Iiabia e~[leLorio cOllt~!n[llar baJO un pUlllo de vista mas agrada:implIta,rlo la revolucion lIlas,clllllpleLa, ~us anti¡;uas
hie el cara del' de aquel losco soldadn, ocupadl) en l11sLiluClOnes estalian destrulllas,
Su :lNsIOcraCla tin
remediar los estragos de la guerra y en neliaI' los fun- ! oríg HI rlivino '¡¡¡bia dnseelldidú casi ¡asta el lIi\'e!
,Iarllelltos de un imperio mas ciYilizarlo qlln el CJlIe dr.1 [1twblo. EsLeera sicrvo de los L'Onc¡ujsLa¡\ol'l~s. Sus
acahaha Ile ,lr.s'ruir. Esla oeup:¡eioil p::dlÎt;a formaba,
cllili ~ios en la capiLIII, {¡ lo nJ(:nos desde la IIpgada de
Clllltraste cllnla villadcag.tacion
inl'l'"alll.e IjllchasLa : los clidale" dp, Alvarado, hahían (lllsalio Ú mallOs dl~
elllonCI!S Illhia Ilel'ado, y parc.:ia ¡¡,hptarse l/ll'jllr;í I las t'o 1:IS, Los le!l;plo<; se Jlilhj;11I rOJl\"'rlido ell ,'llasu cllt,,1 va madura qUl~ 11:Luralmel,te le Cllllvil\;,J,a al i dras y IllS palaci,)s reales P,1IclIarll'les. La sallLidad d,:
r(~poso. SilclIlos
de cree' tall:hiell fI sus cro/listas,
lias (asas reii;:Îosas hahia sido \·illlada. ~íil¡a!"es¡\e lIlano hubo oCllpacion (le tod IS Ins que tuvo l'n Sil cal'- : trOl1i1S~'dOllccllasaueaun(llleerradasl'l
suscreellcÎ:ls
I'era ¡¡ue l/JiS placer le die~p.. EsJocir.rto qne nÎnl-!IIna : vivi: n Cil ('asia I'~clusioll en es[a'deeillli.'nLlls
('on-,
ha sidu llIiralhl COli IIlUSSill isl";l"('illll [lorla postl~ri,J;¡";
V'~II:lwl,'s, Iml,j,lIl sido lamadas tic sus l'el iros villi"!Iy enLrc ell,olory la dl'sul:",illll 'Ille Pizarro y !uS ~lli- dl) ¡Í SPI' l'l'l'sa dn la li':~n,~iosasl)I,ladl'~:,;a (5), l!!IilI'Sdados 1,1,)VJl'ona la lil)rra de IllS 111I::1S,Lima, lallCrpOSi favorita rlpl JI'I\'I~Il lill'a hahia ~ido sl'dllcida pnr
mosa clUlkl cte Los lIeye.;, sobre'live aun como la lus ({iciales custellanos'
y e: IlIca llliSlllO L1'llLaduCUll
ohralllas
çloriMa d,~ su creuciou, COJilOla perla mus
'
hermosa de las del Pucíiico.
qllal'is fu~ron por notirias qlle ni él ~a,ia Jo que dava ni nauie Il ":JC rc.cihia siuo á ticnto i á poco nws Ú tllenos, i a~í
CAPITULO
X.
milI' lOS que ¡¡ensaron que se les dava poco se haJlaroJj coa
IlJ(J~10 i al contrario.» Onùeg-ardo, lIel. prim., ~IS,
I~\'asion úc: fuca, - Vuella d~ Ilertllltldll l':zarro.-Su·
(:il Esto dice el autor ùe la Cvnquista i l'(lbtacicJ1l del fli,
blevadllll ,le los penlllllo',-Sílio
é int,endio del C\Il-'
co.-Sil1¡;ll'ÎOU preeut'in ':c los e;;llaïlutrs.-A~¡¡II(J
de ni, esrritor contemporiJllcll que ùescril.e la que vió lo mi,mo
qlle la que supo por relaciones ùe otrlls. Valia; ci ,'cllnstancias.
la forlale/.a,-Oesalietlto
de I'jzarro,-El
JlIca lcvanespc :ialmeote la honrada indi¡;na~ion 'lile lJIallilir,la al !Jablal'
ta el sitio.
de Il s esrews ue los conqnistadores, indnre 1 ~ creer que pl'l
(I ;;;I;;,--i ;;;1:;.)
, cric: i:isticu, uno de 'llucllns hou,hrcs prubas qllc !:i¡!ui,'ron la
S I
~,'
1
'I AI
' 'ó ' I)'
! cruel cspedicion ruu un o~jctu ue allloryde n¡i,erirordi:l. Es
1 a all. 1.1lr.1iI, Il ~u rl"a.
lll~gro (.('.1 a JZilr:~ de S.1poncr talllhieu que ;;u rredulid;1l1 la h.ga exafierar oí
1101' esLe la,llI libre de LOIa lllC!Utctull,' pOl' 011'0 VIO veel" lu, ps~esos de sus cOUlpatl'lol3S,
Illcspel'¡IlIBlIlellLe 1tlup.n:izatl" su ;!\llllndad. El nueyo!
S,:~(Jn él cran seis mH 'a, mujeres de caliL.!d que viviau cu
ellcITlIgo el\lla poblaciùJl i¡ldi~(~:Ja del pais.ILisLa eu- los convcntos del CU7.CO,ser\'id"s rada Ilna rul' quitlrc Ó vciu,
~
: te cJÍad.s, y lIlu,:has (11~Jos rllales que uo perel'iprtlll e" I:t
(I) "El ::dclantado A/ma~rJ d""pncs '111P.se viJo eu el ¡ruelr., turi/'I'OI/ Inas desdirhada suerte, ¡)[le; fucrol/ v¡dimil.'
Cuzco desra:'naJu ue su ¡(CIlI,: tcwiú al Inarques no le pren- dc la pl'o,titllfÍoa. Este [l1I,iljePSl"n noLab/,: vel manusui!o
diese por la,. alterao.íones pandas que havia tenido con ,IIS , tau 'aro, 'l'le voy ;i cilalle uriginal.
•
herlllanoscc'lIo ya hemos dlehu, i dil'cu qllc por Sll' avisado
"Ile e;las S('ÎI'JI'aSùe CU7.l'Oes cierto de tener ¡:ranùe sel!dello t?mó I:¡ posta i se fué a' puph:o de l'aria d"ude eslan
timi !n,O el '1ne tuvitse alguna humauidad ,~n el pecho, qu,~
su "a[lllan !:CaaHdl'a.» CUIIlI' j I'ub, det f'lflÎ , M~.
en t elllpo dfl la pro,peridau ùel Cllf.eo cual/do Jos esp"îio¡,'!;
(~) CarIa d,e Francisl'o 1'i1,al'ro"' seÎlOr de Jlolina, 11S.
cntr ¡ron en èl ""via ¡:¡'and rantidad de ,eÎlllrüS que tèuian su;;
l,)} Teu::" il la \'I,;ta dl)s cllplas de conce,ione~ ~e l'urocasas i sus usicnlos nluy quieta;; i sosc"ada' i v¡viaulllul' pomicndas hechas por I'l7.uro, la ul1~CUXuuxa ell 1;;3., y la , Iílic;,'l1cnle i como Ullll' bucnas llIujeres,cad: s('ilOra xcoOllJaI
utra
ell
el
(lII:CO
~n 1:l.i)D. En pIla:;
se
rcrolllit.:uda
ClJrilti'.':l- I fiad,
COli
4uinf'eó veiute
¡olljcrcs,
que
tenin de servicio
ell Sil
meule 4 10s 'ldolJOS la I/I,trtl"('iotl rrl¡¡rio'" Y ci !Juel) lralo Je casa bien traidas i aderez.das, i no saJian tllenos dcstll ¡con
f,tlS'tlJlUS. ;'cruruáu JI1eIÏëaf:<fucroll rstasfcclIllIeuda,'ioucs
¡:rard onestidaJ i ¡:ravcùad i alabio ~ "u IISaU7.a, i eS oí la
puede lufc:",e ue Jas !allll'ul:ICIUUC,ùel c$critur alll\uiulll y ; ca:llid::d destas seÎJOras principalps rr~o yo :¡UI:pn él. ..• quc
eonteOlIHlru;,eo repet"la. vec~s ellado, e[ o.u:1idll'e 'lile "des, . aVla ilia;; de SCIS,mi sin las de S,'I'\ïr¡o q'll' creo )'0 Illas uo
de entol/res -'11 cstendll\ eutre Jos i:Jdios Ja pesliklJci;¡ de la ' vciule :nillllujercs ,in la, de servicio y m:ttuacones, IJue CI';¡U
serVidumbre prr::orlill, é Il!ua ~1I1 Ide d...::-:a~(l'osa para el :llma,
l¡lS I ue :wdaVilll COlllO h(;{1las y t..IolJ~e á dos aiJOs c;¡si IIU SH
aSI del allia "011I0deJesrla\'o.>i (r.ou,!, i l'ob, del I'i,lt; .lIS,) alla\ a eu ci Cuzco i su tierra, sino caJa qlal i quai porque
Este
bOUI'cull
UlOVlfTllento
lh~ II:dip:(J('illll,
qUt~ no era de
e::;-
~ THur-l,H
murieroll
eu la
guerra
f}lH!
huyo i
lIS
otras
\'iIlÍCI'Il!l
peral' .en Ull tosco euu'luiftal or, es pr'JLaLlclllellle de aJguu ; las rlas á ~el' malas lIliljeres. ~¡ Sei"", IlcrdllUC á qu'cu fliC
ccI,e,SIJSlICO.,
'.'
_
la c,.u;a de',to!, ~ '{'lj."U ilù la rellledió {'wJieudo,', (:U)I(!. ;
,.,) "El 1:I.¡rques lmo CllcouHenJJS Cil lus l';I'''"Ull'', la, l'ilL ,kl Plru, ,Ü~,
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
l;¡~
B16LIOTJ:;CA Ut; G_\SPAII
desJeÎiusa il1ll,jferenci~ vió qU,e no era mas que un
pobre depend,lente, SI 110un IOstrumento en manos
tie sus cunqUlstaJore£ .•
Sill embargo, elluca Manco era homore de elevado
espiriL~1 y anilllOso c0.razon, tal que p~diera hal!er
sostelluju la comparaclOll COll elmas,v¡¡flCnt~ yalli,vo
de su~ antecesor-es en los lIleJores dI as c\~lllllp~rlO.
()felldldo profundamente
COli la~ hUllllllaclOnes,1l que
estaba eSpl,lCstu , redamt¡ repetIdas ,v~\ces de Ptl.¡¡rr~
que le restItuyese al verdadero eJerCICIO del puder aSI
cOllloá la osteut¡ll:iolllle él. Pero Pizarro COlirespllest~s evasivas desestimó ulla re~l!lmaci~n tan iucompat~ble con sus r!r:oyccto~ arnlllclOsOS,_ o por llIeJ01' decu', con la 'polltll~a de Espana, yel Jóv,en Inca y sus
noo/es tuvIer~n que devorar sus agl'li\'IOs en s~cl'eto
y espPf¡~r [l'¡t.:lentemente la Iwra.'le 111venganz,!,
Las dlsenslOues entre los espanoles le, pareclCron
ocasion oportuna [lara sublevarse. Los jdes peruanos
tu\'Íerol1 !lIllchas cOllft'l'encias sobre este punto, vel
gran sacerdote Villac Vrnu encareciÓ la necesida,l de
10\.lIllarsc tan llle¡.:o LOIllOAlmagro hubiese retirado
SIIS fuerzas de la eapital,
pues entollces les seria mas
¡-,ícilalacando:í los invasores á la vez en los varios
punt?s dIstantes unos de otros que ocupabau en tOl~O
el pa IS, arl'ollarlos con sussupcrlOres fuerzas ysacudlr
Sil aburrecido yugo antes que la lIègada de nuevas
tr'Opas I,~sencerrase para siernpre en las redes de ~us
co:npatriotaè. Formóse un plan para ellevanl:llniento
¡.(l'llPral, y con arrl'glo á él nombró el Iuca al gran
sa¡;erdote para qlleacompaÎi~se áAllIlagroensu
lIlarl'lw, á tin de que se asegurase de la cooperaeion de
los intlios del pais y volviese despues secretamente,
COIllOlo bizo, para tomar parte en la bsurreccion.
Para llevar á callo sns proyeclos se hizo nece;;ar'io
(lue el/nca Manco saliese de la capital y se I'rllselltase entrp. Sil pueblo. No encontró Manco Jilkultarl para
retirarse del Cuzco donde su presencia apenas era nolada de los españoles qllC altivos y confiados hncian
poco casu de au poder Ilominal. Pero en la capital
babi;l un cuerpo de indiús aljallos Illas celosos ¡je SIlS
llIovimientos, Eran estos inrtios de la tribu de Cailares,
raza guerrera del Norte, sOIll~tirla I¡;¡cia pneo tiem¡u,
pOI' los Incas, y que por lanto no simpatizaban COli
ellos IIi con sus in,;titucÍones. Se hallahanllnos mil de
ellos eu el Cuzco, y ha¡'i(~nrlo concebido algnna sosperha de Jos proyèctos delinca,
vigilaron Sil. movimientos y rliel'ou',¡arle de su ausencia II Juan Pizarro,
Este salió inlllf'¡iiatameute
á la cabeza de una peque(¡a fuerl.a de l:ahalleria en [lersecucil)n del fugitiVO;
y fue ta!! afortunado ql1l! I~f:ró de~cubrjl'/o en 1111es~
[leso callaveral donde "ahm procmado ocult.arse a
poca distancia d~ la ciudad. Manco fuc preso, flevarlo
al CUZI~OY encerrado en la fortaleza con u na fuerte
guardia, LI conspiracjl)n parecia ya ter~inada
y nada quedaha;í los desgraciados P?ruanos SlIlOlamentar
sus muert.as e~rwl'anzas y malllfestal' su desconsuelo
en lastimeras haJ;itlas que recordahan
la cautividad
de Sil Inca y la caida de la l'égia estirpe (l).
Mientras estas cosas succ,liall , Hèrnando Pizarro
volvió á la ciullad de Los Ileyes trayendo consi:.!o la
real concesion en que se rlalia estclision á las rilcultades de su hermano y Sp señalaba el. territorio llue
correspollllia á Alma¡¡ro. TrHJo tamlllen la real patente confiriendo tÍ Francisco Pizarro el título de
marqués de los Atavillos (IlIW provincia del Perú),
Asi fue colocaJocl feliz aventurero en las lilas de IIIürgullosa aristocrácia de Castilla, ¡je cuyos individuos
pocos podian jactarse (si á jactarse se IJllbierall atrevido) de descentler de tan humilde orig~n, asi eOI.llo
pocos podian justificar el SUj'O con ma~'ores serviCIOS
hechos á la corona.
y IlUIG.
El nuevo marqués rcsoh'i6 110 poner en posesioll
por entonces al mariscal de su territorio, y estimularle á, que se el!lpeilase m:1S y lilas en la conquista
de Clllle para dJstraer su atellcion del Cuzco cuva
capital sin emba~¡:(O, segun le ~seguraba su herill:llio,
estaba compren(hrla eu el terrJlorio que nuevamellte
se le agreRa~Hn. Pera asegurar lilas esta irnp(lrtalltll
I¡res~ envIO a Hern:\IIdo á que tomase en sus manos
las l'lendas del gobierno, por ser entre sus herlllanos
aquel en cuyos talentos y esperiencia tenia mas con¡¡allza.
_
lIernallJo! á pesar ~esus arrogantes maneras con
sus G!lmpa~rlOtas, halJla manifestado lIlas que ordinant Sllllp-Itla para con los indios. Hallia sido amigo rle
Atalwallpa, y tanto, que segun sedecia, siél hubiera
estado ell Ca,xamalca ~n aqûella ocasion, habría evi.
tado su SUphClO, Malllfestó entonces la misma amistosa disposicion para con su sucestlr Manco mandó
ponerle en libertad y puco~ poco le fue dando' su (:onliallza. El astuto indio se apruvechÓ de su I¡Lertl ••¡
llara madul'¡lI' sus [lIHnes de levantamiento,
l>ero lo
lizo con tallta cautela que Hernando 110turo (e ello.;
]a lIlellor sospecha. El secreto y el silencio son cualid:ldes car'lcteristicas
del a~ericano y casi, tan invaI'lables como el color particular de su pIel. Man(~o
descuorió al conquistador
la existencia de varios lesoros y los silios donde habian sido ocullados; y cuand" bubo ganado su confianza estilllu!6 mas su codicia
Itablálldole de ulla eslÚtull rie oro puro que repl'esentaha ~ su p;¡dre Huayna Capac y [lidiélldo]e lic,~ncia
para traerla rie la cllel'a rlonrle estalla depositada en
Jas asperezas de los vecinos Andes. lIerrwndo cf'g~do
pUl' su avaricia consintió en la parli(la delinca.
Envi6 COli el á dos soldados espailOles, mcnos para
guardarle que para que le aYUllasen en el objeto de su
espedicion. Pasó una semaña y no volvi¡) ni se tuvu
noticia al;.!una suya. Hernando conoci6 entonces su
error, y lllucho mas cuanl10 vió con¡¡rmadas sus sospechas por las relaciones desfavorahles que le bicieron sus aliados indios. Sin pér¡lida de tiempo envió á
su llermano Juan á la cabeza de sesenta caLlIlllos en
busca del príncipe peruano con órden de pre~der!(1
otra vez y llevar/e á la capital.
Juan Pizarro COll sus soltiatlos bien armados O1tr01vesó en breve las inmediacionesdl'l
Cuzco sin dl'sel1brir vestigios del fugilÏl'o. Halló el país Ilotablemellte
desierto y silencioso,
hasta que al at:ercarse á Jas
montañas que circundan el valle de Yucay, corn.? á
seis leguas de la ciurl art , encontrÓ á los dos eSflallo!es qlle hahian acompañado;í
Manco, los cual~,s le d,Jt~ron que solo ponna apoderarse dl! él, abrlel~dost'
paso con la punta de la espada, pues las poblaCIOIIl'S
estaban todas sublevadas y el Inca á su cabeza Sf~ prl'paraba á mar~"ar sobre la..capital. Sin embargo)lanco no I~s habla he,cho dano, ¡lIguno en ,sus persoms,
antes bien les habla concedido el permiso de volversll
;í sus filas.
Pizarro h~lIrí,plennmenle
confirmada e~tar~lacion
al llegar al flO \ IIcay, en cuya opuesta orilla VIOfor- mados los batallones indios en número de Illllch"s
miles, que con su jóvllll II/Cil á la caheza se pre[lal'ltha~ á di,puta~le el paso. Parecia ,sip ernbdr¡;o que 110
Cre¡¡lfl dernasla"lo fuerte su roslclOn I'ues COlllO rll\
costumhre halJllin puesto el riO entre ellos y sus enemigos. No detuI'o IÍ los español('s este ohs~:Ít'ultl. E!
rio aunque profundo era eslrecho; y arrOjándose a
éllladaron con sus ?aballos hasta la otra ~,rilla entre
una tempe~tad de piedras y /lechas que calan espesas
COIIIOgralllzo sobre sus arneses y que algun~1 que
otra ve?;encontl'ahal~ algun ',\Unto vuhHlrahll'/ SI ulen
las herlrllls qUll hacwn servian solo para estrmIJlar á
los españoles á lilas desesperados esfuerzos. Lo~ inal saltar en tierra sus enemIgos;
(I) Pedro Pizarro, Deseub, y Conc¡" MS.-Herrer~ ' His- dios retrocedieroll
toria general, dee. V, lib. VIIl, rap. I, ,1I.-COIlC¡_ 1 lob, del pero sin darles tiempo purn que se forll:asen, con uu
al'llor (jue hasta entonces no hahian l!C'sp!egado, volPirÍl, MS.-Zárate,
Conq, del "eru, lib, /I, cap, /II.
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I.A co:'\On,,..,
vieron á la carga y los rodearon )lor todas partes eon
susnumerosa,
tropas. La batalla l'ntonces Sil hizo encarnizuda.
!lluchos de los iudios iban armados con
lanzas cuyas puntas eran cie cobre templallo hasta
darle la dure~.a del acero y con grandes mazas Ó IHIchas cie arm¡;s delrnislllo metal. Sus armas defensivas eran tamJien boja muchos conceptos escelentes
'I consistian en fuertes colas Ile algodoIl acolchadas,
èscudos cubbrtosde
pieles y eascos ricamente adornados con orn y joyas, y alglllln, hechos COrno los oe
los mejicanos tigurandocabl!ZaS
fantústicas oe m{¡nslmos conlaqas
lilas ele elil'lItcs y cuyas bo(~as se bahrian horrjLI'~melJtc sobre ri rostro del guerrero (1).
Torlo el ej(;rcito tcnia un aspecto de rerocielad Illarcial y pelea ha con mudw Illas díciplina qlle la que
Iwsta elltollc¿S habian \'isto los espailOles ell aquel
país.
La peque-,a tropa (le ginl'll's sorprenllilla por el
furioso ataque de IllS ind:os se vi,', al principio un tan·
to desol'llenaJa;
pe:'o al Jin anill'ándnse mútuamente
con el antiguo grito de gUJrra de "Santiauo,)
formaro n una sóliela colulIllJa J' cargaron atrevidamente
sobre las mas espesas lilas de los enemigus. Estos,
incapaces de sostener el c:loqlle, cl'oieron ó fueron
atropellados por los caballo, ó por las lanzas de lo, ginetes. Sin emhargo, su fuga se hizo con ci'~rto órdcn
y de cuando en cuando volvian caras para ciisparar
una granizada
de flechas tÍ para rial' fllriosos golpes
con sus hachasó clavas. En una palahra, pell'aba cada ulla como si supiesequ~
le miraha elluca.
Era va tarrle cuanelo abancionaron el llano 'I se retiraron'ú la e:;pesura rie las chIVadas colinas quc'rodean
el ht'rmoso valle de Vucay. Juan Pizarro y su pequniltl t'Jtlrcito acamparon I'll el llano á la falrla de Ja;;
monlailUs, Hubia vencido como de costumhre á una
multitud inlllensa; peronllncahabiavistobalalla
mas
bien llisputatla, v su v¡ctorb le habia costado la pérrlida rlealgu,lOs hombres y caballos, muchos heridos
y otros Illuchos rendidos por las fatigas riel dia. Si o
embargo cOll¡;aha en lJue la s('vera leccioll que habi:l
darlo¿¡J enellligo, ClIY¿1matanza fuegrarule,
¿¡cabaría
con su resistencia.
1">1'0 se engaiíaba.
A la mai/ana siguiente granIte flw surlrsalientoal
ver los paso:;deIns montail:ls Ilellos de oscuras Iineas
de guerreros qlJcseestf'llIljau
hasta perderse de vista
en las prolundioaeles
de la sierra, mienlras masas
enormes de cnemigos estaban reunidas cual negras
nuhes soure lils eimas de los rl/Olltt'S, dispuestùs á
des!~arf{ar su furia sobre los invasore.s. El terreno,
desfavorable para las m:lIliobras de la cahalleria orrecia graudes ventajas á los Jeruanos, los cuales desde
su elevada posicion dominahan grandes rocas y descargahan Ulla lluvia de a~lIIas arrojadizas
sobre la
caheza de los espailOles. Juan Pizarro no quiso penetrar mas adelilnte en el peligroso desflladero;
'!
aunque rlió repetielas cargas al enemigo, y le hizo retirar caus:íuelole considcr:\ble
pérdida,
la segunda
noche le co;;ió cnn los hombres y cahallos cansados,!
heridos y tenient!o tan poco adelautado el objeto de su
espedicion I:OIno en la noche anterior. Hall(u'lClose en
esta emharazosa situ:lciou despues de uno ó dos diils
mas, gastados en in(¡li/ns uostilidades, le sorprendió
lin mensujo ele su hel'lnallo malll\;iudole volver con
bIla su gente al Cuzco que estaua sitiado por el ene-
miga.
¡:W
Sin pérdi¡la de ticmpo cOlOpnzó Sl1 retil'alla, atra"esó ,le nuevo el valle tl'atlo d,' la ;,nt"rior batal!;l,
p:1SÓi nacio (!I rio Vucay. y contramarchando
rápirlnmentI!, seguido de cerca por su victorioso enemigo que
celp.bl'lIbasu victoria con caneioul's Ó mas bien gritos
de triunfo, llegó antes cie anochecer ú la vista de Iii
ellpit:·1.
El I'spectúculo que entonces se prcsellt,í lí sns ojos
era muy difereute del que bahia vislOal salir del Î,IJZco po'~os dias autes. Todos los alrl!dndores de la ciud,lllliasta
don(le poelia alcallzar);1 vista eslahall OCIIparlM por una po,hmlsa Illwsle de indios, (lue sc:,:un
ell'ilklllo de uno de los cnnqnistndorcs
eomponelrian
ni uÜmcro de eloscientos mil glll'rréro, (2). Las oscurn, lineas de los hutaIlones indios se esteneliall
hasta las misnlas CJ'l~stas de las IIlnlltai.ns, y Indo al
reLltH or no se "eian lilas que halldnr:ls v ciuwras
o¡HII'Lntesde losjdes con ricasarmatlul'as
¡¡e plumas
que ¡í los que IlUiljan servido iÍ las órdenes de Cortés
les rfcorllahan
el traje militar de los aztecas. Sobre
toJalquclla
multitud SI' elevaba un IlnSf{Ue ,le largas
lanza, y hacha3 con tilos cie cohre, IJIW moviénciose
ilc:í y allá cu dl'sllfllerHlIla coníusion h'Jritllls por ir,S
raym del sol poniente resplandecian
como la luz que
rt.ll'Jja en el OSCll1'0 y turbado O,'éano. Era la primera
vez que los t'spailnles v,~ianlln ejercito indio en toda
su in ponente ilctitud, un 'ejército lai como el que los
Itll:a~; conducian lÍ las batallas cUllndu ;a b:lI11lera del
Sol S'l paseaba triunfaute sobrnla tierra,
Los esforzados corazones de los espaîioles,
si por
un l1omento les de,alentó semejante
espectáculo,
pron ~o recobraron
su \'alor, y pstredmndo
sus filas
se pl epararon á ahrirse paso l'nI' IlIed io de la sitiadora
hues~e. Pero el enemigo fliln'ci;¡ qut'r¡~j'evitar su enellentro, y retrocediendo
á medida que se aproximaban les dejó libre la entrada dela cap'tal. Probable·
Ulen.e los peruanos querian que cayesen cuanlas
victi.uas fuese posible en las rerles que tpnjan f.euilidas (onverll:irlos de lJue cuanto mayor fuera el núme1'0 do sus ennnlÍgos
mas pronto sentirian
estos los
horrores
del l¡;,mbre (.1)HI mando Pizarro recibió á Sil hPrmal10 con no pequeila satisf;lccion,
pups In traia 1111 importante
refuer:-:o ií su gente, la cualtfllla uni,la no pasaba sin
emb.'rl)ode doscientos hon;hr('s entre inf:lllles y cahalles (4) arlem:ís de unos mil indios arxiliares, tucrza ir significan te en cOlllpilracion de la innumerable
/llulitud de enemigos que hormigueaha
:í las puertas (e la ciudad. Los españoles pasaron la noche COll
la Ir ayor angustia esperando con el recelo que era
natural la lIegalla rlel rlia. Comenzó el ,¡tio dél Cuzco
Ú pl' neipios
de feIJrero tIe 153ti, sitio memnrahle
¡jonL:e se hicieron los Illas heróicos esfuerzos de l'aloI'
por 3arte oe los indios "j de los europeos,
y donde
las dos razas tuvieron los ¡nilS mortales encuentros
que Iwsta entonces habian ocurrido e:¡la conquista
dell'erú.
Li. multitud de los enemigos p¿¡rel'ia no menos
fomidalJle
durante la noche qlle ('all la luz del dia;
vei:use grandes é innumerahles
flle~os en torlo el
valle y en las crestas de los mnntes y l:Hl espesos dice
un testigo de vista, como /:is esf.rellas delddo
en
una clara noche ele verano (~). AlIlf'S (lue Iii luz que
desredian estos fuegos hulJiesen empalidecï.loallte
la
IlEf. \'EHI".
(2: « Pues junta toda la gente quel ynga avia embiado á
(I) .Es geôte, dke Oviedo, muy helicosa é muy diestra; jnnt: I' que á lo qlle se entendió y los indios dixeron, fueron
8\ISarn,as pif'as, é ondas, pOrl':JSé aJabat'das de plata é oroc dozientos wil indIOS de g'uerra los que vinieron á poner cste
c(bre .• (Uis!. ue las ¡udias, MS., parte Ill, lib. VIII, capi- cem,.» P~drl) PlldrrO, lJescub. y Conq" illS.
(3, Pedro Pizarro, Descub. y Conquista, MS,-Cûnquista
t;:lo XVI!.) Xerez hace una hueua Ilescripcioll de las armas
de los peruanos. (Conq. del PerÚ, ap. Harcia, tomo Ill, pá- i Pot.. del Pirú, ~b.-lIerrcra,
Illstol'la gcneral, dcc. V, liHistoria de Jas Indias, capitugina 200) El padre Velasco ha aÎladido otras muchas al ra- bro "1\. cap. lV.-Gomara,
tálo¡;o Je Jas que cita aquel escl·itor. Segun él, usaban lo C\XXIJI.
espadas de cobre, puñales y otras armas europeas. (Ilist. de
(4j aY IllS pocos españoles que heramos ~~n no dozientos
Qllito, tomo l, págs. tiS. IHO.) No insiste en que les fuesen tûdos.» Pedro PIzarro, Descub. v Conq" )"5,
co~oeidas las armas de fuego antes de la conqui~ta.
(5) .• PIlCSde noche heran lalitos los fucgos qne no pare-
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I iil
B1nI.IOTI'C
\ nE
c1arida,l de la marwna, d"~perl(, fI Iils rspailOlps 1'1
horrihh:. dlm(ll't~O dtll:al'at:lllp,; , trillllpetas y ata h;1ks
acompalludos
dll fero1:r,; gritns d'l guerra quP. lalll.;lhan los hál'harns ;¡ ti"lIlPO dl' disparar granizada,; de
armus de todas forlllas. ~llIdlas de e,;tas armas caiall
sin hacer rlarlO delllro dl' la ciudad; pero otrus ofrecían UII peligro lilas serio, plies t:rall Ilechas p.nCI'IIdidas y piedras hechas u,;cua envueltas en al~orlones
impregnados
rlc alguna slIstancia
I:etuminosa
que
describienrlo
largos rastros de luz en el aire c:\Ian
sohre los techos de los edilicios y les inr.endiaban
en
un momento (i). Los techos, aun los rie los mejores
l'dincios , eran dr. paja, y l.lI'Ilian con tanta facilidad
como SI fueran rie yesca. En un momento estalló el
incendio en los màs opurstos
burrios de la ciu,la,l ;
el cual comunicándosc
COli ra[lidez al ma(lcraje inte·
rior de los edilicios, lr.vantah:l allchas lenguas dr.
llama qur. mezclarlas eon humo suhian hasta los cielos, iluminando
con horri!'lt's resplalldores
todos los
ohJetos. La atmósfera
elll'arecirla aumentó la impr.tuùsidad del viento, que estc/Illiendo
las llamas las
prollilgaba de hahilacillll en habitacion hasta que tOllo
,~Igrau r.difir.io conmovirlo por el hura'~lIn, se lllIrH!ia
conlin estruenclosemejanteálosbrllmidosllelln
volran. lIi7.0se 1)1calor intensu y las nuor.s de hUlllo, quI'
com'l un negro p;\lio e'uhrian la ciudad, sofocaban y
casi privaban rie la visla en aquellos harrios adondt'
erun Ileva.bs por el viento (2).
Losrspañolesestaban
ar.;,mparlos en lagranplaza,
parIr. de ellos debajode toldos, yotrusen las sala~ del
Inca Viracocba,
cuyo edificio estaba situado sohre
el terreno quedt'spues
ocupó la catedral.
Tres veces
flurante aquel terrihle dia se incendio eltechorle aquel
edificio; pero aunqne no se hi,~ier()n r.sfuerzol
para
apagar el fuego, este se eSlinguió por sí mismo sin
hacer mueho riailO. Atrihuyóse este milagro Ii la bien
aventurada
Virgen á quien varios caballeros cristianos vieron disLintamenteen
¡gS aires sobre elsilio
en
flue debió levantarseeltemplodr.dicadoásucullo
(:1).
A fortunatlamente
el a/who espacio qur. había por
to.los I:HI,)s entreel peqnerlo ejél'l:ito d'lllernanrlo
y
los edilicios de la ciudad sl~paraha;í los españoles df,1
teatro ¡Jr.1 incr.ndio, proporcionándoles
un medio de
preservacion
semr.jante al que empIra el cazador americano que procura rodearse deuna circunferencia
de
terreno incendiado cuando le sorpen(le all(una conOagracionen
los prados. Todoel dHI conlinuóetruego
sino un cielo muy sereno lleno de estrellas.>! Pedro Pizarra,
Descllb. y Conq., )1:;.
(i) .Unas piedras reùond.ls y hechal/as en el fuelto y ha,.ellas asqua enbolvialllas en voos algodones y p01l1éndolas en
hondas las LiraYan á las casas donde no alcanzaban ;\ ponp.r
fuel/o con las manos, )' ansi nos quema van las rasas sin enLenùelin. Otras veres ron flechas encendidas tirándolas á las
rasas que como heran de paja IlIego se encendian.» Pedro
Pi?arro. Descllb. y COni)., MS.
(:2) "I era lanto el hUlllo 'lile casi los ovicra de aOl/ar i pa·
sarllll grand trabajo por esla causa i SIllO fuera porque de la
una parle de la pla?a no havia casa, y estaba descoronado nil
p!Hlieran escapar porque si por lodas partes les diera el hum¡)
i el calllr siendo Lan grande p3sal·;ln travajo, pero la DivilJa
PrOVidencia lo esLorvÓ.>!Conquista i l'ob, del Pir.¡, MS,
(3) El templo fue de,Hrado á nuc:;tra Seimra de la Asunrion. L.a aparicion de la Vir!!en fue manifiesla no solo á los
cristianos sino talllbien á los ¡!uerrerOs indios, murhos de IllS
cuales rcfi,·ieron el suceso á f;arciJ¡¡sso de la Ve¡:a , en rnya
pluma lo maravillllslJ nunca pel'dia nada de Sil brillantcz.
(Cam. Ileal, parLe Il, lib.lI, cap. XXV.) Tambien la atesLi~ua el padre Costa. ,,"e 1I~i!ó al nais "lIarcnta aiJos despncs
de este succ~o, (Lib. VII, rap. XXVI!.) ..\lllboscscriLoresha·
blan del oportllno auxlli,) qllc cti,i á los espai,oles el apóstol
Sanliago, el l'liai l'on S1I c,"udo. t1esple¡:an,I¡lla divisa de su
órden militar y armado rOll ~u namaute espada, se pl'eripítaha con su raballo blallro ~obre las mas espesas filas del l'IleIlli¡:o, Siempre contaban los espailoJlcs COllel auxilill de SlI
>antll pall'lln cuando su prescllcia Na n,'resal'la, ¡¡¡,fl/lIlS
I'il/dic£'
nod/(.~,
f:\<=P ••!~ 1
r:f11r;.
con furia , ~. por la nocllr sns efecto;; fl/eron aun m~,
dolorosos, plies al IÍl¡:mure resplandnr
rie Jas JlaI/ws
los desgraciados
espailOles pod/an J"l'r la consternaci'lIl pilltada en los rostros macilent.os dllcada \lno d.,
sus o:ompaileros,
mientras en los arrtlhales y 'm las
alturils que rodea hall la cindarl veian la inlllllll/!ralJle
multitud de los sitiadores rlne eon g07.0 diabólic')(lontempla han su ob:a de destrllcc¡on.
Ilorninanrlo la
ciu.lad hácia el Norteselevantilba
la cenieienta
fortalez~ que COli el resplandor ne las llamas parecia rOja
y que se asemeJaua á un disforllle ¡zigante miran< ()
las rui/Hls de la hermosa ciudad ql/é ya no habia dr.
proteg¡,r.l\l1s
rlistanle sr. lIistínguian tilIllhien las formas somlJrías dI' los Andesremontóndoseen
solital"Ía
grandeza hasta las f'l'gionesrlel eterllosilencio,
donde ya 110 ponia oirst'. /'.\ feroz y horrible tumult.o de
I\os guerrcrns
(lue se agitahan en sus faldas.
T;d pra la I!st"nsionlle
la ciudarl que pasaron IllII•.hos dias alltps rlue 1:1fI/ria riel fuego se est.ingllíl'st~.
Torre, y telllplo~,
cahallas,
palacios y edificios particulares (1'll)darou consumid!)s por las lIalllas. l'or
fl)rtuna entre (¡trns se salvaron del incen(liola
mag·
nifica ca:;a dl" Sol yel inmediat(l cOI1\'l)nto de Iils vírgeues, cuya posicion aislarl;l orrecia elllll'llio de COIIsr.rvarlos,
medio de que Ir¡S indios por motivos de
pied:ul quisieron aprovecharse
(í), Toda la llliLlrl (In
aqll~lla capital que por tau largo tielllpo hábia sitIo la
metr6¡w!i de la civilizacíon de OCCÎtlent.e , el orgullo
de los IlIcas y lu hrillante mansion de su deidad tlltt'lar, fue redilCída á cenizas por las manos d,~su~ mismos hijos. ~~ncierto modo, sill emhargo,
(Jorlia servir
á estosde cousur.lo la considrracion
de '1ù!- ardia 50hre la, cahezas de sus conquistadnres,
sobre sus tr,lfl'oS y sobre sus t.umhas.
Durante el largo período nel incendio 10sespa:-IOJt~S
no hicieron tentat.iva alguna [lara all1gar las llamas,
pues hubieran
sido inÍltiles sus esfuerzos. Sin r.mhargo, no sl~sometieron dócílmentr. á los atar¡u:.'s del
enemigo, antes bien dr-cuan'!/) en cuaudo hac;an sa1¡.las para rechazarlos.
Pero los trozos de erlificio y
los escOlllhros que ohstruian el terreno , presentahan
grandes obstÚculos p:ira los movirnir.ntos de la cabalIeria ; y cuando por Ins r.sfllerzos rie la infantería y
de los aliados indios r¡ur.daba en parte desr.rnbarazado el paso, los peruallos plantaban
estacas y ('onstruían barricadasqueorreclan
lo~ mismos obst.áculos
á su marcha (5); yel nestruir estos obstáculos
era
(<I) Garrilasso, Com. Real, parte II, Hh. Il, cap. XXIV.
El padre Valverde, ohispo del CU7.ro, que tan sei,alada
parte tuvo en la captura de AtahuaJlpa se hallaba allsente
del pais en aquella é~oea, pero volvi¡j al aiJo si¡¡uientr: y ell
uua carla al emperador establece el couLraste entre la ,:ondicion florecienLe de la capilal c\lando salió de ella, y el estado
en que la enconlró desplles, despojada asi de S\lS hermosos
arrabales como de sus antiguas ¡¡lorias. «Si no hubiera sabido
el paraje en que esLaba situada la ciudad, dire, no la hubiera rer.on¡lcido,l) EsLe lIasaje es demasiado noLable para
omitirlo. La carLa ori¡dnal exisLe en el archivo de Simancas.
·-«CerLit1co IIV. )1. 'lile si nu me acordara del sitio desta ciudad yo no la conosr,era, ;i lo menos por los edit1cios y IIceblos
della: lI"rqlle c\lando el ¡:obernador don FranCISco Pizarro entró aqui y entré yo con él, estaba este \'alle Ian hcrrnc,so en
edifirios y p"IJlazion 'lile en rOrDll lernia q\le era COS1de ad·
rnirarion vello, porqll" aunqlle la rindad ea sí no lernia mas
de;) Ó 4000 ca,as, terni" ell l<lrllOquasi:\ vi:;t~ Hl Ó ':!O,OOO;
la fortaleza quP. estava sobre la ciuda,l pares. ia desde allarte
una mll)' ;iran fortale?a de las de Espa1la: a¡¡ora la mayor parl) de la riudad está Loda derribada )' quemada; la fllrta/rza
no tiene qllasi nada enhiesso; todos Jas pueblos de alderredor
no Lienen sillo las p;lrcdes 'lile ror m,1ravilla ~i casa cuhier\.1.
La ro,a 'I"e ma, cOlltl'lltamienLo me dió en esLa ciudad flle:a
igle,ia, que para ell Indias es arto buclla cosa. aunque srgull
la riqueza ;j ha vidll l'II ('stll lierra plldiera ~er mas ,emf'jante
al tcmplo de Sa!omon)) Carta del obispo fray Vicente de
Valverde al empe.'ador. )IS" :lO de m:.rw de l:i;)O.
(1i) 1'1',lro 1'¡lalTo, lIesfub. y Cont¡., MS.
-Los indios ;:anarlln el Cuzco casi todo ,lrsta maner.\ qur
l'Il ~;rIla",!o la ra Ile hiva nllac if'IIII\lulla 1';11 rd l·ara 'I"e I1s ca·
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
tA
CO:'\QlIST.\
obra de tiempo y no de poco peligro, pues los trabajadores estaban espuestos á todos los tiros del en emigo '! el ojo del peruano era certero. Cuando al fin
quedaba libre el paso para la caballeria, los españoles
se lanzaban COliirresistible impetuosidad sobre sus
enemigos, los cuales, retrocelliendo en desórden,
eran atropellados por los c.'1baIlosó atravesados con
las lanzas de los ginetes. La matanza en estas ocasiones era gran,lc; pero los indios no por eso se desanimaban, y mientras con nuel'os refuerzos arrostraban
cie frente el ataque de los espallOles, otros ocultándose entre las ruinas introducian el desórden en las
filas de sus enemigos atacÚlHloles por los flancos. Los
peruanos ernn diestros en el manejo del arco y de la
honda: estos encuentros e3slahan á los españoles, á
pesar de la ~uperioridad de sus armas, mas vidas de
las que en su apurada situ;lcion les conviniera perder, y la pérdida de un eS?nilOl no se compensaba
can la de di&z hombres que podian malar al enemigo.
Tambien usaron entonces los peruanos con buen éxito
una arma particular de los americanos del Sur. Esta
arma era el Jazo que arrojaban diestramente sobre el
ginete, ó á 11s piernas del caballo, haciendo de este
modo que ambos viniesen á tierra. )Ias de un español cayó en manos del enemigo con este ardid (i).
Así los eSllailOles acosados por todas partes, durmiendo sobre las armas, con los caballos atados á su
inmediacion, prontos para peleur á todas horas, no
tenian descanso ni de dia ni de noche. Para mayor
embarazo, el fuerte que dominaba la ciudad, yespecialmente la gran plaza en 'lue estaban acuartelados,
habia tenido tan poca guarnicion :í causa de la gran
confianza con que se habian contado exentos de todo
riesgo, que al acercarse los peruanos habia sido
abandonado sin resistencia y estaba ocupado por una
fuerte tropa de enemigos, los cuajes desde su elevada
posicion lanzaban sobre los sitiados de cuando en
t:uando todo género de armJ.s arrojad izas, aumentan·
do lIsi su confusion y sus recelos. Entoncçs lamentó
amargamp.nte el capitan la imprudente seguridad
que le habia hecho despreciar una posicion tan importante.
Su precuria situacion se agravaba con los rumores
que diariarnBllte llegaban á sus oidos acerca del estado del pllí5. Deciase que J:¡ suLlevacion era general;
que los espnñoles que habitaban en haciendas aislaous habian perecido á Illanos de los iudios; que Lima,
Truxillo y las principales ciudades estaban sitiadas y
próximas {¡ taer en manos del enemigo; que Jas peruanos se habian posesionado de todos los pasos, y
que cortadas de esle modo las comunicaciones, no
era de espe¡ ar socorro alguno de los españoles de la
costa. Talf!s eran los fUlle~tos rumores (que si bien
eran exagerados tenian en realidad demasiado fundamento) que penetraban en la ciudad desde el campo
de los siliadores; y para darlos mayor crédito, los
indios arroj:¡J'on á la plaza ocho ó diez cabezas humanas, en CU)·ossangrientos rostros los españoles reconocieron con horror Jas fisonomias de sus compatriotas que antes habitaban retirados en sus
tierras ( 2).
Desanimados con estos horrores muchos opinaban
que debia abundonarse la posicion que ocupaban por
insüstenible y proponian abrirse paso hasta la costa
con sus buenas espadas. H3bia en p.steproyecto cierta
audacia, h~lagüeila para el espiritu aventurero del
castellano. Mejor es , decian, pr.recer como hombres
peleando por las vidas, que morir ignominosalllente
como zorras ahumadas en sus cuevas por el cazador.
I
nEL
PERl:.
I Ii
Pe ~o 108 Pizarras, Rojas y algunos otros de los
principales jefes rechazaron semejantelroyecto,
diciendo que les cubriria de deshonra (3); que el Cuzco
habia sido el grlln premio por que ha)ian peleado;
que era la antigua capital del imperio, que aunque
redudda á ce¡lÏzlIs volveria á levanlal'se sobre sus
ruinas tan gloriosa como en olro tiempo; que todos
tenia:! fijos en ellos los ojos como sus defensores; ~ue
su re .irada inspiraria conlianza al enemigo, decidlria
la SUffte de sus compatriotas en todo el pais; por último que aquel era un puesto de honor y que debian
morir en él anles que abandonarlo.
Nu parecia en efeclo que hubiese alternativa alguna, porque todas Jas saJirlas estaban cortadas por
un er.emigo que conocia perfectamente el pais y que
estaba posesionado de todos los pasos difíciles. Pero
este t:stado de COSIlS no podia ser duraùero, ni á la
larga podian los indios disputar la victoria á los blancos. El espiritu de insurreeci.\fi debia irse estinguiendo por si mismo: el gran ejército de los indios
no pcdria menos de disolverse, no estando aquellos
acostumbrados á las privaciones y f<.ligas de una
larga campaña. De las colonias deberillll de un momento á otrf) llegar refuerzos, y si los castellanos
continuaban sosteniéndose por el tiempo de una estacio,¡, debian ser socorridos por sus compatriotas,
que no les dejarían nunca morir como fieras en las
montañas.
La, animosas palabras y la bizarra conducta de los
jefes avivaron el entusiasmo en el corazon de los español es , porque el corazon del español fácilmente
respcndía al llamamiento del honor, sí no al de fa huIllllnHad. Todos pues prometierou seE;uir alIado de
su c;lpitan hasta el último trance. Pero si querian
permanecer por mas tiempo eula posicion en que se
hallailan, era absolutamente preciso desalojar al enemiga de la fortaleza; y antes de intentar esta empres¡, peligrosa, Hernando Pizarra resolvió dur un
golpe al enemigo capaz de retraerles de nuevos ataques á sus cuarteles.
Comunicó el proyecto á sus oficiales, y formando
su p3queña tropa en tres divisiones, Jas puso á lad
órdenes de su hermano GOllzalo, de Gabriel cle Rojas, (ficial en quien tfmia gran confianza, v de lIeruao I'ouce de Leoo. Envió delante á los indios auxiliare5 para desembarazar de escombros el terreno, y
despaes las tres ~ivisiones salieron simultáneamente
por los Ires puntos principales que conducian al
campo de los sitiactores. Las avanzadas ~ue encontraron €I paso fueron fácilmenle derroladas, y Jas tres
divisones ca)·elllio luego impetuosamwte sobre Jas
d~SOldenadas Iineas de los peruanos, les cogieron
comr,letamente de sorrresa. Por algunos momentos
la redstencia fue débi y la matanza telTiLle; pero los
indio;; se fueron despues poco á poco rehaciendo, '!
formíndose con cierto órden, volvieron á la pelea
con Id valor de hombres acostumbrados ya á los peligros. Entonces combatieron cuerpo á cuerpo con sus
haclns y mazas chapeadas de cobre, :nientras una
gran zada de dardos, piedras y Oechas Gaia sobre los
bien defendidos cuerpos de los españoles.
Los hárbaros mostrarOli en esta ocasion mas disciplina de la que era de esperar, lo cual se atribuye á
varios españoles, que habiendo sido generosamente
perdJnados por ellnca, le dieron algunas lecciones
en el arte de la guerra. Tambien habian aprendido
los puuanos á manejar con cierta dest/'eza las armas
de los conquistadores; los españoles vieron á muchos
de ellos con escudos, yelmos y espadas de fábrica,
vallos ni los españolesno los pudiesenromper.» Conq. i Po(3) «Pues Hernando Piçarro nunca estuvo en ello y les
blacion del PirÍ!, /liS.
respondia que todos aviamos de morir y DI)dcsamparar el
(I) Ibid., MS.-Herrera. Ilist. general, dec. V, lib. VIIl, Cuzco.JOnlávaDseá estas cODsultasHernall;loPiçarro y sus
cap. IV.
hermanos, Graviel de Rojas, HernandoPonce de Leon, el
(2) Ibid., ubi supra.-Conq. i Pob. del PirÍ!, MS.
Thesllrero Riquelme.» Pedro Pizarro, Descub. y Conq., MS
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
t 4:!
mm.IOTEf..\ DE GASP.~II y K'IIG.
eur~pea y. aun á algunos montadù~ en .caballos que' I en el.centro del muro,. pero e~taba cerrada con pellahablan qUltalio á los blancos ( t ). Espl!cmlmente
fue das pIedras que pareclan formar IIna sola y misma
de notar el jóven Inca que vestido á Ja moda ~uropea, : obra con el rest~ de la fábrica. El separar aquellas
montado en un caballo de batalla que manelaba con enormes masas sm que la guarnicion lo echase lie ver
gran (Iestreza, y llevando una larga lanza en la mano, i era solo asunto de liempo, pues Jos indios que raras
guiaba á sus tropas al combate. La prontitud con que veces pelealJan de noche, no estaban ente'raJus en el
los peruanos adoptaron la táctica superior y las ararte de la guerra lo suficiente para proveer á su segumas de los conquistadores,
supone en ellos un grado, ridad por medio de centinelas que e\'Hasen las sorde civilizacion mayor que el que habian alcanzado I presas. Terminada la oyeracion,
Juan Pizarro y su
los aztecas, los cuales en su larga lucha con los espa-I valiente tropa penetraron á caballo por la puerta! se
ÎlOles, jamás pudiemn dominar el terror que les insadelantaron
háci:1 el segundo parapeto.
piraba el caballo hasta el punto de montarle.
Pero sus movimientos
110 fueron ejecutados
eon
Pero pocos dias ó poc~~ s~manas de esperierlcia no ' tanto.secreto
9ue dejasen de ser advel·tidos por el
eran bastantes para famlhaflzarlos
con armas y mu- I enemIgo, y USI encontraron
en la parte inferior un
ch? menos con táctica, t~n distintas de las. 8U)'as. enjambre de guerreros. f1ue al acercarse los espaÎlole.~
ASI el combate en esta ocaslOn, uunque sostenIdo con
descargaron
una llUVIa de flechas, obligándoles
á
ardor, no duró mucho. Despues de una animada lu- ! hacer allo. Juan Pizarro conociendo que no habia
cha, en que los indios se arrojaban impávidos sobre i tiempo que perder, mandó que la mitad de su gente
los ginetes procurando
nrrancarles
de sus sillas, se : se apease, y poniéndose á la cabeza se preparó á
viemn obli"ados á ceder el campo ante las repetidas'
abrir otra brecha en las fortilJcaciones,
Pocos dias
caTHas de ros españoles. Muchos fueron atropellados'
antes habia sido heri¡io en la quij¡ula, y notanrlo que
por los caballos, otros heridos con las anchasllsparlas
. el yelmo hacia mas dolorosa su herida, se Je quitó
españolas, mientras los arcabuceros-sosteniendo
á la I fiándose del escudo para pl'otejer la cabeza (4). En
cabnllería hacian un nutrido fuego que diezmaba teresta situacion y al frente de sus8oldados les animaba
riblemente la retaguardia
de los fngitivos. Al lín el lÍ terminar la obra de demolHon á pesar de la temjefe castellano,
saciado de matanza y esperando que' pestad de flechas, piedras y dardos que descargaban
aquella leccion bastaria para que el enemigo no vol- sobre ellos con furia capaz de estremecer
al mas
viera por entonces á incomodarle,
retiró las tropas á ¡fuerte corazon. Las buenas cotas de malla no siemlos cuarteles de la capital (2).
pre bastahan para protejer á los espailOles;
pero
En seguida triltó de recobrar la ciudadela. La em- I otros o~upaban el lugar de los qoe caian, hasta que
presa era peligrosa: la fortaleza dominaba la parte: abierta brecha, penetró por ella la caballeria atropedel Norte de la ciudad y estaba situada sobre una ' liando y rlestrozarmo á cuantos hicieron resistencia.
alta roca bastante esc<\rpada para ser considerada
Ahandonando
el ¡¡;)rapeto, el enemigo se refugió
como inaccesible por aquel punto, en el cual solaprecipitadamente
en ulla especie rie plataforma (¡ termente la defendia lin simple muro. Por la parte del rado domillado por la torre principal,
y desde allí
campo era mas f.jcil el acceso, pero estaba prote¡;(ida
descargó nuevas granizildas de flechas contra los espor dos muros semicirculares
de unos mil doscientos
pañoles, mientras la guarnicion de la fortalezadlljaba
piés de estension cada uno y de granrle e3pesor, conscaer sobre sus cabezas enormes madems y fraRmentruidos con piedras macizas, ó mas bien l'ocas, puestos de roca. Juan Pizarro que iba de .108 primeros
tas unas sobre otras sin mezcla alguna que las uniese
saltó al terrado animando IÍ su gente con la voz y con
" formando una especie de obra rÚstica. El terreno
el ejemplo; pero en aquel momento,
cayendo una
ëntre estas dos líneas de defensa tenia el rleclíve su
gran piedra sobre su cabeza, que no estaba entonces
ficiente paro que la ~uarnicion,
protegida por sus protegida por el e~curlo, dió con é! en el suelo. Desparapetos,
puiliese descorear sus flechas sobre los ' de alfí el intrtlpido jefe continu·S escitanrlo COli su
siLiadores. Pasarlo el muro IlIterior se encontraba
la I,VOZ á los soldados hasta Ifue se apoderaron del terfortaleza, compuesta de tres fu(!rLes torres, una de . rado y pasaron Il cuchillo ¡\ sus miseros defensores.
gr3nrlIJ altura, de la cual y de una de las mas peque- ' Despues, aumentándose
dema¡;iado sus dolores, fue
¡¡as estaba posesionado el r-nemigo bajo el mando rie preciso bajarlo á la ciudad, donde á pesar de Jos esun Inca noble, guerrero de probado esfuer7.0 y disfuerzos que Se hicieron para salvar su vida, murió á
puesto á defenderse hasta el Último ecitremÙ.
Ilos quince dias entre horribles padecimientos
(5).
Hernando Pizarro confió e:;ta peligrosa empresa á ' Para decir que era valiente, hasla decir que era PIsu hermano Juan, en cuyo pecho ardia el espíritu!
zarro; pero lo que mas constituye
su gloria era que
aventurero
de uno de aquellos caballeros errantes
sabia templar el villor con la benevolencia.
Su carácque nos pintan las novelas. Como la fortaleza deLia I ter pareda en alto grado apacible por el contraste
ser acometida por la partIJ del campo, y como para I que formaba con el d(! sus hermanos,
y su~ modales
esto era preciso atravesar Jos pasos difíciles de la : le habian granjeado el afecto lie toclo el ejército. Hamontaña,
fue necesario llamar la atencion del ene- ' bia servido en la conquista del Perú desde el princimigo hácia olro punto. Poco nnte, de ponerse el sol, I pio, y n¡ngun nombre entre los conquistadores
está
Juan Pizarro salió de la ciudad con un cuerpo esco- i menos de~lustrado que el suyo por la manch.! de
~ido de caballería y tom?, u~a direcc~on opuesta á la I crueldad, ni mas acrisolado por las cualidades de
del fuerte, para qUll el ejercIto enemIgo creyese que' leal y valiente caballero que le adornaban (6).
su objeto era forrajear. Pero contra marchando en secreto luego que llegó la noclw, halló afortunadamente
los pasos Ile la montaña abandonaclos y llegó al muro
(.1) Pedro Pizarro, Descub. y Conq., ~IS,
. dl'
ti'
'J d
.
(~) • y e;;tando batallando con ellos para ecba'los dc alii
esterlOr e a lor a eza sm ser senti o e la guarlllJoan Piçarro se de5cuidÙde cllbrirse la cabcça con la acar¡za
cion (3).
Y con las mllchas pedradas 'lile tiravan le acerlaron vna en la
La entrada era una estrecha abertura practicada
cabeça que le quebraron los cascos l' dende í qNinre dIas
: murió dcst3 herida, y ans; herido estuvo fùrrejando rotl los
(I) Herrera afirma que los peruanos usarùn contra los indios y espailtJles hasta qu~ se ganó este terrado, y ¡ranado
conquistadores de sus mis,nas armas d€ ruego, obli¡:ando á le abajaron al Cuzcù,»Pedro Pizarro, Desr.ubrimieotoy Conlos prisioneros á poner en su órdcn los mosquetes y fabrirar qui>la, MS.
pólvora para ellos. !list. gen., dec. V, lib. V III, cap. V, VI.
(6) .Hera valiente. dice Pedro Pizarro, y muv animoso,
. (2) Pedr~ Pizarro, Descub. y Cooq., MS.-Conq. iPebla- ¡rent:1 bombre, magnánimo y arable.» (!lescub. y ëonq. )IS.)
Cl~n del Plru, MS.-Herrera, RISt. general, der. V, hb. VIlI, Zárate termina la relaeion de su muerte con este breve panecap. IV, V.
girico:-«Fue ~I'~n pérd:da en la tierr,l, porque era Jua~ Pi(5) (;onq. i l'ob. del Piríl, MS..
tarro mil; vaFente; y esperimentado en las gllerras d,! los
'I
I
I
i
1
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
LA
CO:'iQVISTA
[EL
PERÚ.
H:l
.\unquè
Hernanllo Pizarro silltilÍ profundamente
á ru suerte. Estaban convencidos de que el gobernala desgracia de su !JermalO, conoció que debia apro·
d<)\' no habría dejado de hacer todos los esfuerzos povecharse fin pérdida de l¡!.llOPO de las ventajas consib'es para librado;; de su desesptlradl
posicion. Era,
seguidas.
Así, dtljando el mando de la ciullad á PU'lS, probable que sus tentativas no hubieseu tenido
Gonzalo, se puso á la e •.heza de los comhatientes
y bu,m éxito, que se hallase en una situaciou illénlica
estrechó con ,'igor el sitio de la [ortaleza. Una de las y aeaso que fuese ya con todos los suyos viclima del
torres se r:udió despues de corta resistencia. La otra,
furJr de los insurgentes.
Asallábales :;ntonceS ellerla mas formidable da las dos, Stl defendia aun hajo la ribie ponsamiento
de si estarian s.)los en aquclla
direccion dill valiente Inca que la manddba. Era este tierra, lejos de todo socorro humano y destillados à
hombro de formas atléticas y se le veia recorrer Jas perecer entre las montHiías á manos de Jas hárbaros.
a~menas a¡'maclo cle cOl'aza y escud.o espa/lOles y hlanSin embargo,
la situacion de Jas cosas, aunque
dlelh!o uni enorme maza guarneCIda lte puntas 6 cla- tri, te en estremo,
no era tan Jesès}erada
CGlIIU la
\'os cle cohre, con cuya arlOa terrible derribaha á im:ëginacion de los sitiado~ en el Cuzco la pinl:lba. La
todos lo~ (JlW iutentahan
forzar el paso hasta lo inteinSJrreccion,
en efêcto, habia siclo gencral, á lo lIlerioI' Ù!.lla fortaleza. Oícese que mató con su propia
nm enlos puntos del pais ocupaflos por los espaÙoJes,
mano á varios de sus secuaces que propouían la reny tan bien concertaùa , que estal!ó. c;;si sÍl.nulláneadicion. Hernando pjzarrc se preparó pura tomar Ja me ltc, y los conquistadores
que v¡v¡an cunl1a<!amellte
torre por asalto. Plantáronse
esc<llas en los muros,
en ,us tierras, fueron asesinados en número de alpero no hien llegaba un español al estremo superior
gunos centenares.
Un ejército indio se presentó decuando caia precipitado y herido por el arma terrible
Ian .e de Xauxa, y otro considerable o~upó el vulle de
del guerrero indio. Su actividad era igual ásu fuerza,
Rimac y puso SitiO á Lima. Pero el pds que rodeaLa
y parecia hallarse en todos los puntos cn el momento
est:: capital era abierto y llano, y muy favorahle por
en que su presencia ('l'a necesaria.
tan.o para las maniohras de la caballeria, Pizarro, no
Tanto valor llenó fie admiracion
al jefe espaîiol,
bien se vió amenazado
por aquella f.lullitud IlOstil,
porque Pizarro era capaz de atlmirar el valor aunque
enrÎó contra los peruanos
la fuerza suficiente para
fllese en un enemigo. Dió órdeu para que no se le ponerlos prontamente
en fuga como se ejecutó, y
hiciese daÚo y se le cogiese vivo si era posihle (f).
apr,)vechándose
de csta ·ventaJa logró castigarlos tan
Pero esto 110 ()ra fácil. Al lin, habiéndose plantado
SeVl\ramente, que sí Ilien continuaron manifestándose
gran nÚmero de escalas conlra la torre, los espaiioles
en jlS lejanas cumbres y cortando Jas comunicaciola asaltaron por muchos puntos á la vcz, y penetrantlo
nes con el interior, 110 se atrevieron
ti pasar al otro
dentro del recinto arrollaron á todos los combatientes
lade del Rimae.
que todavín. hicil'ron una ~ombra de resistencia.
Pero
Las Iloticja.~ que entonces reciLió (,izarro acerca
eljefe Inca no debil\ ser hecho prisionero:
••.iendo la del estado del país le llenaron de Zllzollra. Temía
resistencia
ineficaz, se suhió soLre una almena, arparlicularmente
la suerte (lue podia haber cabido á
rojó lejos de sí la clava, se cllI'olvió en su manto y se la ¡parnicion
del Cuzco, é hizo repetidos esfuerzos
precipitlÍ ¡lesde aqnella altura (2). ;\furió como un par¡ socorrer ¡í aquella capital. Ellvió ell diferentes
romano de los tiem¡Jo, antiguos.
lIabía datlo el Últiocaf ion es cuatro distintos destacamentos
compuestos
mo golpe en defensa de I:. libertad de su país y no en fU totalidad de mas de cuatrocientos
hombres y
quer¡a sobrevivir
á su d(,sllOora. El jefe casteilano
mandados por algunos de sus mas vali.mles oficiales;
dejó una corta guarnir:ipu
para asegurar su conpere ninguno consiguió llegar al/lUuto de su destiuo.
quista y volvió en triunfll á sus cuarteles.
Las astutos indios les dejaban al elantarse por lo inPasábanse semanas tras semanas y ningun socorro
terior del país hasta que habian penetrallo bastante
venia á los sitiados. Ya emrczaball á sentir la escasez
ell lus intrincados
paso~ de las cordilleras j entonces
de víveres. Alortunadamellle
los arl'O)OS que corrian
les enl'olvian con sus superiores fuerzas, y ocupando
por el cent!'o de la l:iutlad les provl!ian de agua, pero
las alturas, descargaban
sobre ellos ur:a lluvia de araunque hailian economizallo lo posible sus recursos,
mas arrojadizas,
ó les aplastaball
bajo jas rocas que
h.nbíanse ya consullli~o las provisiones, y hacia algun
hacim rodar desde sus montaÏias. De ¡¡Igunos destatiempo que solo se alImentahan con la escasa porl~ion cam ~ntos no quedó un solo hombre COll vida, y de
de grallo que podian recoger fie los almacenes arrui.
otro;; solo algunos pocos fugitivos voll'ieron á Lima
nados ó dtli botin que alcanzahan
en alroulHI saJi- con la Iloticia de su san¡:¡l'il!flta derrota (í).
da (3). Este último recurso prrs,~ntaha no por-as IliliLa cOllsternaciofl de Pizarro uu tenia limites, Acocultades,
porque cada espediciofl
ocasionaba
un sábn:Jle los mas tristes presentimientos
:;oore la suerte
encarnizado combate con 'os enl!migos, pl cual cosde lo,; espailOles dispersos en todo el país, y aun dutnl~a.la viqa á. hast~nte nú!nero dI! espaîioles y á 1TI1l- daba que él mismo pudiera mantellers.~ en su posidl.lslmos In~lOs.all~dos. ";;ta p¡:rrfida tenia una vencion sin auxilio esterior. Ilespnchó un buque á la
taJa, la de illsmlflUlr el numero de ho;;as, pero era inmllliata
colonia rie Truxillo, con órdcn pat'u que
tan corto el ,le los sitia' los , que una pérdida por los c·¡lofloS abandonasen
aquel pllllto ~on todos sus
pe'lueîia que fue~e, aUlllentaDa. eonsi,lerablemellte
efectos y fuesen :¡ reunit'sB COll él .í Lillla. Afortunala.s .dilicultades
para Ja defensa de los que ~obredallll'lIle no se arloptó esta lIIeflida. Muchos de los
v¡vmn.
suyo;; querian aprol'eclwrse
d •• Jos huçues uncbdos
. Como pa~a.han los rncsc~ sin qua Jos sitiados tucr.1 e puerto para huir y l'efllgiar~e eu Panamá; pero
VlCsen notlcHI algulla de sus cOl/lpat.riotas,
se allPIzarro no Cjuiso dar oidos á e~tos con);ejos egoístas
mentaron los recelos Cjue I:abían concebido respecto
r,ue /:nvolvian la perdicioll y el ubandclIo de los vaIWlItns que (luedahan en el interior,
v que todavia
indios, i bian quisto, i amado de todos .• Conq. dcl Pírú li- esperaban de él protecciolI y ayuda; y' para frustrar
bro 1/1 , cap. HI.
'
(I) .Y mandó Herna~do.Piztrroá losc.paiíoles quc subian
que no matascn á este IndIO SIno.que se /0 tomasen ávida
jurando de no matalle si lo a\'L1 vivo.» Pedro Pizarro Des:
cuhrimienlo } r:onq. MS.
'
(2) .Visto estc orejon 'lue ,e lo avian ¡¡anado y le avian
tomado por dos ó tres partcs el fuerle, arrojando las armas
SP. l.apó la cavep
y el rostro con la manta y se arrojódclcubo
ah"J~ mas ,Ic C'CIlcstados y ansi se hizo pC1la7.Os.A lIernando
t·'~.;rro Ie pcs-) mucho por no tomalle á vida.)) Ibid. MS.
"') GamlassoJ, Com. [leal, parlo II, lib. If, rap. XXI\'.
.(4) Zante,
r.on~. del Perlí, líb. IV, cap. V.-Ilerrera,
IIlst. gen. del'. V, hb. VIII, cap. V.-Garcilasso
Com. Real
parte", cap. XXVIII..
"
. Segun el historiador de los Incas, murieron eu estas esp~
dlCIúll,;s cua lroclen los seseDta espailO/es. Cieza de Leon calcula el numero de cnslJanos que perecieron en esta illsurreecíoll
ell set )cientos, y añade que muchos de ellos fueron muerlos
con mJcha crueldad. (Crónica, cap. LXXX!.) Este cálculo,
eODsld,!rando /a esten~lon y el espiritu de la sulJ'."·arion, 110
[¡arere e~agerado.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I
1H
BIBI.IOTECA. DE GA~PAR f ROIG.
<le una n!z las espernnzas do los tímidos. despachó
concesiones hechas al hombre á quien dos me3es ancon difewutes
comishmes á todos los buques <J.ue tes hubiera querido Pizarra echar del país casi á
tenia £ln el pUi>rto. Por pllos envió cartas á hs f!o- cualquier precio, prueuan hastn la .evidencia lo cribernarlores de Panamá, :'IIi<:aragua, G"atemala y Mé- tieo Ile su situaeiou. El socorro tan ardi,'ntemente
.lieo manil'estándoles
el triste estallo de sus negOCiOS' solicitado 1Il'g<í :i tiempo, no de apagllr la insurrp./2é invocando su auxilio.
cion de los inllios, pero sí de ayudar á Pizarro cuuna
Se ha conservado Slll'pístola á Alvllrallo, que encontienrla igualmellte
formidable Call SllS propios
tonees se hallaha establecido en Goatemala. Apelaba
cOlllputriot;ls ..
en ella á su honor y patrilJtismo para que le auxiliase,
Llegó 1!lll\I~S rie agosto. Mas Ile eineo meser, hahían
y rogáh¡¡le flue la hiciera ¡mtls que l'uese demasiado: trascurrido desde que principiara el sitil) del Cnuo,
tarde. Decía'e además que Sill ser socorridos los es- I v todavía LIS legiones peruanas [lermanccian acamp¡\'
paDDIes no podrían sostenerse en el Perú,
que la : (las alrededor de la ciullad. El sitin habia dllrarlo mucorona de Castilla perderia aqut>l grarllle Imperio.
cho mas de lo que se acostumbraba
en la táctica de
Por Último, le ofrecia parte en los resultados rle ]as lus indios, y mostraba ]0 resuellos qUe se hallahan
conquistas
que pudiesen hacer reunidos (i). Tales estos á esterminar
á .los blancos.
Pero los mismos
I
r
I
lIeróica
defensa
drlluc3.
perunnos se hahia~ .vislt) p~r algun tiempo a~igiJos
su primera. ocupaeion habían consumido y aun disipor la falta de provISiones. No era empresa facIl man- palio prodlgamenle
grûn parte de ellos (2). HaLlia
tener tan numerosa hueste, y'el.r~curso de los alma- lIegad.o la est,aei?1l de la siembra, y ellnea conoció
~enes Ile grano, con lanta PrllVISIOn pr('paralios por que SI sus subdilos -abandonaban
este cuida/lo no
los lucas, les ~irvíó de poco, pues los espallUles en ! taruaria en caer soure ellos otra plaga todavia ;nas
(I) «E crea V. S. si no somos socorridos se ï>erder~ elCuzco, ques la cosa mas seùalada y de mas im[lortancía que se
puede descubrir; é Jucgo /lO., perderemos
todos, porque 501Il0S pocos é tenemos pocas armas, é los indios están atrevi·
do •. > Carta de Frauc:3co Pizarro i1 don Pedro de Alvarado
de:;dela ciudad de lo:; ltey~:;. 29 de julio de l~:5tl., M~.
(2) Ond~¡;¡rJo, Rd!. pnID. y sell'., MSS.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
U
I f~
DEI. ¡·Ellt:.
CU:\lílJIST.\
ormidahle (lue la (le los invasores. Por tanto, dissitio residencia favorita de sus antecesores.
Apes"!
persó la l11ayor flarte cie sus tuerzas, mandándoles
tarnlien. un gran cup-rpo de observacicn ;í las inIllL'que se retirasen á sus ho¡;ares, y que luego !Jue los tliacio.nes cI.el Cuzco para vigilar los movimientos del
trabajOS tir! campo estmi(~sl~n terr!llf1;lllos, vol.viesl:n euellllg(~ é ~nte:c~ptar los soc~rr.os. '.'
,
'.
Ù continuar
el bloqueo de la capItal. Heservose sm
L'lS e,pallllle, \11~rOn COli Jubilo cI.lslparse .If/uel ,\
embargo para "lllIrdar su persona lIna fucrza consi- I h!le,te pOllerosa q~e [llll' tan largo tlC.lIpO 1Ialola ,,,derallle,yon
l~ cual se rctirÚ ¡í Tambo, punto lIl~y 11\1(1<:r?~leatl;~ la cllldad. ,AP:.es,uróse H,~~.rr.lantl.~'
PIfuerte, sItuado al Sur ciel '1alle Ile Yucay, y que habla' zarro ,I .\proveeharse cie \,b clrcunst,IlICI.I, pal u en-
l.i!
lÚrlil[('lil
vial' partIdas que esplorascn el pais y trajesen vi veres
á sus hambrientos
solllallos; yen esto tuvo tal suerte,
que en ulla oeasion entrurùll cou seguriùad en el
Cuzco no menos dc dos wil cabezas de ganado (carn~ros peruanos) arrellal;rdo dc las plautaciones iil-'/
dlas (I). Esta presadesv; neciÚ por entonces completamente los temores de falta tie víveres.
Sin embargo, corno cstos no se obteniau sino á
punta rie lanza, hullO muchos y sérios encuentro,; en
gue se del'ramó la mejor sangre de la caballería espanola. Otras veces no se limitaba el combate á grandes cuerpas de tl'opas, sino que habia escaramuzas
entre cucqlOS per¡ueilOs, Jas cuales en ocasiones se
(I) ,dl,;r,',iIllJ5 h h[;¡ dJ< ,nil ,':lVcns J~ ganad,'.»
PizarrJ, O-';ëUU. y Co~q .. :,1,.
'
Tp~llJ
de TamlJ:/.
('l)lIVertlan ell cOlllbates personales. En estos la dl"igualdall entr(~ los comhatientes
no ('l'a tanta e01l11l
pudiera SUPOIWIM; y el guerrero pernano con Hl
hOIIiI,), su ¡11'l;0y sn lazo no era un [(Iversario cle...;prE ciaLle para ci ginele cubierto de !llalla, :\ quiell
algolllas veces acometia cuerpo ¡I cutlrpo con su terI'ib;e mazade arrna~. Ell.erren!) (IUerodeaba el CUZt"
; Ile~(! á ser un campo de batalla ccnno la ve¡:;a de (;1'.1. IJal a, eu queel cristiano y el pagano èesplegahan los
ardides c:tr¡lclerísticos de Sil Uldica peculiar, y mudlas haz¡¡llas Ileróícas se ejecul;l/'llll, ;í las cuales solI)
fait Ih:1 ,~lcanto Jel trovador para d;t'ies la aureola
de 1~loria que iluminl las de los Í1ltiulllS tIempos J~
la dorni nacioll musulmana 1~1lEspÚIa (2).
l'cc!m
(~) l'e.lrù
Piz
¡¡"Ii)
r,·(j
'l'l'
(1111 1:1;:-
de
l'.~ll)"
I: "¡"h
I.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
7
H
titi
ar
11li
R1lll.iaTr.C~ /lr. f,,\SI'AR
Pero IIcruanJo Pizarro no se contentlÍ eOl1lllantenerse á la Jefensiva, sino quP. imaginÚ dar UII golpe
atrel'Îdo para poner lin de una vez á la gtwrra. Fue
este capturar al Inca ~f¡¡nco, á quién l'SilCraha sorprender en sus reales de Tambo.
l'ara este servicio eligió unos oC.hent •• rle sus meJores caballos con un pequeilO cuerpo de infantes, y
dando un largo rorleo por los dl~sfilarleros menos fre·
cuentados de la montaïla llegó delante de Tambo sin
ser notado por el enemigo. Pero encontró la plaza
mas fortilicada de la que creia. El palado,
ó mas
bien ef fuerte rle los Incas, estaba situado en una
elevada emineneia,
cuyos esearpados lallos, por el
punto á que se aproximaron
los espailOles, e,tahan
cortados en mesetas defendidas pOI' fuertes muros ¡le
piedra y adolll's (I). Por aquel Sllio la plaza era inespugnable. l'III' el lado opuesto que miraha hácia el
¥UC;¡V, el teITI'IIO'descen¡liaen
gradual declive hasta
la Ilallura en que corre aquel rio por una márgen estrecha pero de mucha profundiltat.! (:2). Este era el
punto lilas susceptible rle ataque.
Los espaïlUles cruzando la corriente con gran rlificultad cOl11emr.aron á subir el !llacis haeiendQ el mellor
ruido posible. La luz de]a maïlana apenas hlanqueàba
la cima de las rnontailUs, y Pizarro al acercar3e á las
rlefensas esteriores, que como en la fortaleza del Cuzco consistian en un parapeto de pierlra de gran magn.itut.! COllstruirlo alreoedor rlel recinto, apresuró el
paso confiando enconlrar á la guarnicion sepultada
torlavía en el sueilO. Pero millares rle ojos estaban
fijos en él; y así que los espailOles /legaron ¡Í tiro de
flecha, levanLáronse de repente rletr¡ís rlel parapeto
multitud rle oscuras formas, mientras que ellnca á
cak.llo y con una lanza en la m:mo diri~ia las operaciones de sus tropas (:3). Al mismo tiempo se oscurecÏií el aire con innumerables
piedras, javelinas y
flechas y caíau como un huracan solll'e las tropas
mientras las vecinas montañas
retumbaban
con el
salvaje grito de guerra ¡lei enemigo. Los españoles,
cogidos de sorpresa, y muchos (le ellos gravemente
herirlos, se rlesordenarl)n, y aunque inmcoiatamente
volvieron á estrechar sus lilas é hicieron dos tentrrtivas para renovar el asalto, se vieron por Último obligados á retroceder,
no pudiendo resistir la violencia
de la tempestad. Para aumento de confusion ellerreno
mas bajo á donde se retiraban estaha in~ndado por
Jas aguas rlel rio, pues los indios abriendo las compuertas le hahian hecho salir rle madre ( 4 l. No era
posible va sostenerse en aquella posicion. éelebróse
lin consejo de guerra y se decidiÓ á abandollitr el ataque como desesperado y retirarse en el mejor ónlen
posible.
Eu estos vallOS esfuerzos se hahia gastado todo el
r
1101(;.
.lia; y I1ern:tlltlo aprorech,í ndose de la oscuridad de
la uoelle, rnvilí dl~lan,B la infantería y los ba"ajes
tOIll", rlmandll del cenlro, y eOl;¡fió la"relagua~d'ia
su Ill'l'IIrano (;onzalo. Cruzúse rle nuevo ci rio sin accidente, aun'lue el enemigo conlianrlo en su furrza
salió de sus parapetos y siguió á los espailoles in,·olllorlándoles con l'l~petidas' drscargas rle flechas. lIIas
de ulla vez les estrecharon l:tnto que I~onzalo Pizarro
y Sil cahallerla se vieron obligados á volver caras y Ú
dar desesperadas
cargas <¡ue casligaban Sil atrr'l'i"!iento y paralizallan fl"r algun tiempo la persel:ncIOn. 1\;1'0 el enemígo
vidoríoso
toda I'ia. contínU/',
picando !a rl'laguarllia de Ifls rspallOles hasta l¡tlt'
est.os sahel'OlI dI' los deslilarlero,; y III':..:arou á d1lr
Yis~a.á los e.nnegrlwidos lllllros d¡~ la eapit'll. Eslf~ rlh'
el IIlIul1l1ll'1l1nfo delinca U;).
¿
I
E:'-lTRE los manllscrit.os
que debo ¡\ la f.:cnerosidad
del ilustl'l' escrilllr espaiiol seïlOr :'oIavarrett', pl lilas
notahle d(\ los que tienen relaei'lII eon esta IlIsloría I~S
la ohra de Pedro Pizarra titulada Relaciones del d~scubrimiento y conquista de los Tfinos del PcrlÍ. ~1:lS
parece que rle este importante rlocumento solo se ha
const~rvado llna copia, cuya existencia era poco ('O,
nocida t¡¡¡sl.a que cayó en manos del st~ïlor :'I'avarrl~t(',
si hien no se ol'ultó;¡ las investigaciones drl infali¡.:able I1enera, COUlO lo prueha la Illenl'ion qllt~ hace dI'
varios incidt'nles, algunos de los cuales se rclierell ¡\
la persolla del lIlismo Pedro Pizarro y que 110 podian
hailer llegado á noticia ¡jel historiador de las Indias
por n¡ngun otro conducto.
Este manuscrilo
se ha
dallo ÍlILimnmcnte al púhlico como part.e de la inestimahle coleccion ¡le .Iocumenlos históricos que alHII'a
se está pnulicanrlo en Madrill bajo auspicios que COIIfiJ asegurarán
su éxito. Pero como el impreso nil ha
llegado á mis manos sino cuando la presl'nte obra ¡'S·
taha muy adelantada, he preferido valernw del ejemplar manuscrito
para lo poco que quedalla de 1111
historia COIllO lo habia hecho desrle el principio dl~
èlla.
Nada, de que yo tenga noticia, se sahe r(~speclo al
autor, sino lo que puede deducirse de las noticias qlle
él mismo oa incidt>ntalmente
en su historia. Era natural rle Toledo, en Estremat.!ura (ü), provincia fÚrtil en a \'entureros que pasaron al Nuevo Mundo, y de
la cual cmigró tambien la familia IJe Francisco Pi·
zarro unida con la de Pedro por vincnlos dll parent(,seo. Cuando Francisco Pizarro pasó á la conquista dl'l
Perú, despues Ile haber recihido autorizacion del em·
perador en 15:19, Pcdro Pizarro, que tenia entonces
mas, de al¡(unos de los wales fue el héroe. r.uenta tambien quince <lÏlOs, le acompañó en calidad de paje. Tre,;
1111 aclo de crueldad que hace po..'o favor á ~u jefe Hernando
alios esturo al servicio Jlarticular de su jefe, y desPizarro, el cual, dice. que despues de lin reùido combate hi- pues continuó siguiendo su bandera como solrlado ¡JI'
lO cortar las maDOSá sus prisioneros, y asi mutilados les
fortulla. Hallóse presente en muchos de los memo·
dió liberlad. (Descub. y Conq., MS. (Los el'onislas refieren
de la conquista,
y parere
rocas alrocidades de e~la especie. y es de creer que fuesen rabIes acontecimientos
escepciones de la polilica general de los conquistadores cn que poseyó en alto grado la confianza de su capitan,
que le empleó en comisiones rlifíciles, en las cll<lles
esta invasion,
(1) «Tambo tan f,¡rtaleseido que hera co.a de grima, por- dió pruebas de serenidad y valor. Verdad es que sohre
qqe el assiento dunde tambu eslá es muy fuerte, de andene~ este punto hay que creerle bajo su ~alabra; pero
nmy altos y de mny grau cauterías fortalcscidos.» Pedro cuenta sus hazaÎÍas con aire de sinceridad y sin haPizarro, C'lOq., ~IS.
cer n¡ngun esfuerzo esl.raordinario para colocarse t'n
(2) «El rio de Yucay.ques g'rande por aquella p~rte va muy
habla de sí propio Cil
angosto y hondo.» l'edro PIzarro, lle.eubrlllliento y Con- lugar que no le corresponda,
tercera persona;
y como su manuscrito
no eslalla
quista., ~I:-.
sino tamhien á
(:i) ,Pareria ellng-a á caballo entre su gente, ron su lança destin¡¡¡lo solamente á la posterillad
en la mano.» Herrcl'a, IIistoria gcncral, dec. V, lib. VIII, los contemporáneos,
110 es probable que se aventurase
cap. VII.
(;i)
¡hid.
~IS.-lIcrrera,
lIisl. genel'al, dee. \', !tb. VW.
(i) "Pues hechos dos Ó tres ar.omelimieulos;\ lomar este
pueblo, lalltas velCS nos Ilizicron bolver dando de I~anos. cal'. VII.
(••) Nota del t,'adllctor. O el aolor ha cometido aquí lin
Am:i estnvimos todos este dia hasla puesta de sol; los JOdlOs
sin cntrndell() nos herhal'an el rrio en clllano donde csl;Ïl'a· error I'Po~r;ílieo, II ha qllerid0 decir que Pedro Pllarro nacÍó
JUos, y de aguardar ~n:lSperr~ricrarnos aqllí todos.}) I'edr" I'll T(lll~dode una familia ol·iund3·de Estrellladllra. ~ill embargo,.i lo ha querido decir, 1101" ha didl').
Pizarro, Oesrnb. y Conq., ~IS.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
I..\ W '((!t: 1ST I Ill:,
r::lIl'.
1 il
;'t prodigar_e cscesivas alaLallz:t~, cUllldo ci fralllle
(L~s~ortaria m~sll,)lo rlll~ dehicra y ,tll'in en un ~:,',r,
podia tall ;ácilmente
ser conorido.
J-izarro no slllaillcntc es ill,!epêlHlie [lt.~, ~inll Il '.'c~)espucr, de iii conqllina,
nllcslro autor siguió la ces cáu~tico al condl!nar la conducla ,Ir. sus .Iel't's,
f.uerle de ,u jel'e y se /Jailli ¡¡ su J;¡do ell lodo~ lu~ dis- lo (ual sueetle especialmellte
ell lus ":IS<lS en r¡ ue las
Lllrbios qt',e acaecieron,
"'¡sta quP. iJahien,lo sido ase'
mp.li.lus cte eslos eran desl'al'oraLII~s :1 SitS ¡W'! kulusinado Francisco Pizarro, ~e retirÓ Ü Arequipa para res Ï1,teI'l!se- ¡);j lo~ :Iel P.jélCiLo, He~pc~to Ü los d,'sgozar traequilamellte
dell'cparll/iIlcnlO
de tierras é graci;l,dos int.lígen:ts ni) tielW COli ellos IlIi:S cO'lsi,I,)indios que le tocaron COIllO recompells'l
tic sus ser vi- raciO;1 que la qlll' telliall Ins anliguo; ,jll,líJS con IllS
('ios. Il.dl;'d)ase en arlllel pUlllo cuando estalló la gran
filidl~O" ií qui~ll{,s mi:allan t~orn,) de5Iill~,los tÍ llIo •.i;·
I'ehelion r:e Gonzalo Pi!.arro; pel'o quiso ser ficl :l. su all.lo de ~\JS c~p I'hs, y cuyas prn;·ieda,ies
cr,'i:¡¡¡
juramenl.o y prefirió, Sl'I-',1I11'lOS tl;(~tl, l'allaI' ií lo <¡Ile seres deh;d;!s I;o:no k~íl.irna 11:"~l1ci;J. :-:1duro condehia á Sli lIumbre y á su lillaje por 110 l'allaI' á lo qlle quistador trataba sin ,"lIn:la,;iol1 al i:¡Jipl.
riehia á Sl: lealtad. Gonzalo en \'PIIgal17.a , se apoller'ó
Pizarro era el rerl'è~l'n f;,n' rd,,; si;llo ('Il qlll) ,,¡viol.
de sus prupiellatles y se hultiera dejado Ikvar á ilia - Sic embarg", 110 IlIl'rJ're "I sinlo tlllla ,II~":" '111';1, ¡)tIC";
vore,delllasías
contra élt'U;lIl<,olc tuvoen SIlS mallos
si !tien en partll Pi ~rro Ir rep"l'sJ'lIlaj¡;¡,
r(lIJrt'st:lltaèll Lima, (1110 haber silio pur la inteI'\'enl:ion
de Sil ba nns "rrdaderalJlcllk
(II "spírilU dl' IllS ¡ierlls soll\asegundo,
el ¡¡"noso Francisco
de Carbaj:i1, á qllicII
tlo~: que destrlly~roll
la dill"slía d,~ los Irl<~~s. ;¡;,) era
el erollis!.l hahia tenÍtlocnlln,1
ol~asionla [ol'luna Ile sol unente uu cnlzil,lo (JIW IlI''''a:,a por l!slpJ:r1I'l' el
prestar ur: senicio importallle.
Este Carvajal illterce¡m Icrio de 1,1cruz ,0!J1'C las lIaciulles S:,h-:IJl'S; 1¡¡1lIdió para s:dl-arle 1;1l'ida ·'n dos ocasíolles; pero Cilla
bien Stl gran,le obJdO l'l'a ad(luiril' oro; porél jllz!!asc¡;undü.le llijo con I'rialtlad: « nillgulI hOIllLre tiene I ha rIel valur rie la conquista,
y él er;¡ la rl'COmjh'IISa
derecho mas que á una vid:,; y si vol veis á eacr en I á que aspirab:11I r.n camhio tll) una vi.la de trabajos y
Illis mano., pUl' Lercera vez, DillS solo porlrá eonce.icpeli¡;ros. El aventurera
del P~rÚ aiiml'n!"ba
su tOsca
ros otra.» Por fortuna Pizürro no se viú en el caso de y llUlldanll inwginaeioll,
Illas biell Call tln-adas visioc;perimelltar
el efecto dn esta matanza. Despues de Ilel; que con visit1l1es de gloria, y menos de i"loria ceLt paeilic::cion Ilel pais s(~retiró ll,~nuel'o;'¡ Arequipa;
Il'slial. Pizarra no se elevó ~obre IllS de Stl raza ~Ii
Illas par el Lano resr.ntídc rIe sus ousel'vaciones
se a,I'1 h:IJo el pUllto de vista intell'ctual,
ni '1:1;0 el (lIllltO dJ
viertequc [la sc lereillslaló
pienamenle
en el gorcrle
vista moral. De Stl historia no sc dedllce Iltle tu\'Íe,e
las posesiones que habia s1crilicado por suleallatl al I gr;ln penetracion
ni mucho vi¡?or dr cOlllprellsiun:
f.'o!lIerno. Las Úllimas noticias qun tenl~II1OSde él slIn ! es 'a obra de un sohla,lo r¡ue rdiere S::IIl'illalllente los
Ii~ 157\, Fecha en que da por conetuida
su histori:l. II hedlOs sangrkutos
qne la r.omponen, Su valoi' COIlLa narl'acion de Pedro Pizarra comprende
todo el siste en que las escenas están narr;:das por uno dll
Iiempo (le la eonl]uisla; desde la primera espedicion
los actores; y esto para el historial:ur
11I1)(lel'llo III
que sali¡) de Panamá hast;] las turbulencias
quP. siha,:e !lias preciosa que las Illejoms (Jroduccio liPS rie
gtlieron á la parliria del presillcllle Ga~ca, La primera
se¡;n:lda llIano. Es el Losro mineral 'iue sometido al
parte ct~ la obra se funda en el te"limonio de otros,
prllceJillliellto
rl'glllarderefinall1ientll
y purilicacillTl,
J en realídlld no tOllos los lieehos que compren,le
; pu:)rle recibir el sello que le hace apto para la cirrupueden S'lr admitidos (~Olno cI-¡delltr.s. Pero tOIIl) lo Ilaeion general.
'lue sigue á la vuella de Frallr¡"'o
Pizarro de Casli')tra autorid311, á quien algunas Vl'ers me 11r.rdè11;1,en suma, torlo la qUIl cOlIslililye la cOllquista .lei rido, Y CU)'OS trabajos torlavía yacell mallllscritos,
es
pais, pUI~de decirse (Iu'~ es producto de su propia I el 'iecneiarlo Fel'l1ando :lIllnlcsínos, el reverso en toollSel'l'acioll como testi¡;o y como actor, Esto da á su do i couceptns del cronista mil itar de quien "cabo de
narraciol: un mérito, á que literariamcnte
110 puede
h~~er meIlcion. Moutesinos l1oreei6 romo rosa rie UIl
;¡spiral·. Pedro Pizaro era soldarlo; y probablemente
siplo riespues de la cOllquista,
y (,1 '.'nlor de sus estendria Lan poca e.lucar:ion eorno en general tienen
crito<; cailla autoritlad para hechns Ili,I,'lri.;os "l'[lI~nlos que ùesr.e su jUI'entu'¡ hall cursado la ruda esde esclu<;il'alllente de I:t mejor oporlllni,l.:d (Ille turo
cuela Ile las armas, la nlrnos :í proplísilo del mundo
pa,a consultar ùocument.os
originale s, J>"rlll'n I'slo
para los progrl'sos inte"'ctllales
y Illorall~s. 'l'l'nia sin su, ventajas eran wa\llles. Fue ellviado .105 ve~es III
~mhargo la sufideIlte sellsatez para nil asp:rar á una
Perú con un empleo que le obli¡;ó á visitar las difeperfeccion que no le en dado conseguir.
No se arl- re ltes parles del pais; y en el descmpeiío de sus
vil,rte en S\I crónica el menor deStlO de alcanzar la do<; comisioncs
empll'''' quince a¡¡as, (le morloqup al
¡.;Ioria de liuen escritor;
nu hay en ella ninguno de paso que su plJsi:;ioJl le daha accpsl:' It los art:l¡¡ro~
e~os adornos efectu,Jos (lile solosirven pnra Iweer 11l;IS co'oniales y :i I,,~ III'pósitos literarios,
poriia compropatente la pobreza de recursos dellJlle l'chI{ mano ,Ir. har sus investigaciones
con I{lguna estension, Il!Cl'lias. Su objeto fue sin:plemellle
referir la hístoria
rii;lnte su ohscl'l'acinn
tiel país.
II,~ la conqlll:;ta tal caine la había pre;;enciarlo'
y coResultado de ella,; I'ueron sus dos ohra5 liÏstórir':¡s
ma para sunarraciùn
solo necesitaba hechos, 'n'o pa- liI.ul111as, la \Ina Afr'l1wr{(/s all/(r¡uas hi,lorwlcs del
labras, dl)Jó las palahras para aquellos (lue, hahien,lo
¡'(/'Ií. Y la otra Anales, cllatlas algllnas VI!ees r.n et;
llegado :t1 campo despu~
de reco¡;,ida la cosechH,
t~l; p¡'¡gin;ls. La prim,era comi.L:llzü.,de,de los prim~rr.s
solo podlln recoger lo que otros hülJlun dejado.
LI('mpOs de la JustOI'm del pals, tlCmpos en reaJ¡Jall
La situilcion rie Pizarra dêLia esponerle necesariadcmasiar\o antiguas,
pues se remoutan h~sta el d¡mente ¡'¡las inl1uI~nciilsdeparti¡\o
y dar cierto aire ne lllvio. La primera parte rie ella cstá principalmente
parcialid'll¡;Í. su nilrracÍGn. l'io es dificil, en efedo, rle- rlf'stinaria á riemostrar la irlenUdall del PerÍl rOll 1'1
termiuilr lJajo que bandera se hahia alistado. Escribe
lI(.ral10 Ofir del tiempo de S;dlllllon, EstR hipótesis,
ea ola hOI,1Lre rie partitlo, pero como hombre honl'l\'\o
qlw no es origina! en el uutor, pUedr~ dar ulla uociou
que en los hechos qlle refiere no se uparta riel juieio
u:Anllte
esacta de su caráeter.
En el curso rie su
correcto sino lo que necesariamente
debia apartarse
oLra. sigue la Iilll~a rie los prí!leipes 1:1cas, cuyas hael que Lenia su opinion l'armada de antemano.
~o in- zañas y nombres no coilleiden CO;) el ratálogo dr:
Leuta inelinar la conviccíon riellecLor mas á un lario G'u'cilasso;
circunsL3ncia,
sin embargo,
que esl:i
que ó otl·O. IIi menos pror.ura desnaLuralizar
los he- lIluy lejos de probar su inexactitud.
Pero el que ll~;t
chas. Cree evidentemente
la que rlice, y esto es torlo 103 absurdos cuentos refcrirlos cn ei grave L(lIlO rplo que se puede apetecer.
Nosotros podemos ahora
culiar rie Montesinos,
que parlicipa'.Ia pn g":UI mallpnescarl.ar lo que es efecto de la natural influencia de rr de la credulidad
y alicioná la maravilloso, pru;lías
su posicion, pero si hubiese sido mas imparcial todadt) siglos menos ilustrados,
no vr.cil1rá cn darlos t'l
vía, el crítico modena al suponer en él parcialidari,
crédito que merecen.
I
I
TOllO I.
î
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
j
¡'<
~1¡;l.l,•.r;'<:I
lOt! ';,I<Pln
r
n'If,~,
Lo mislIlo SP adl"Íl'rte CIl ,.;us Allalcs, dcdieallos
mil'!lluros. Otr,',s regaron Ú eOIlSrCUl'lli:ia tit>.la rrp,;dusivamcnte
:í referir la hi,;toria de la conquista.
verbcracion de la nieve que rpOejabalos
rayos de Ufl
AqnÍ cn verda,l el autor, despues Jt~ halJl'r remont/!sol intolerablemente
brillante en la delgada atmósdll Sil vuelo por nebulosas regiones,ùt~scientle
á tierft~ra de aquellas elenlllas regiones.
El hambre vino,
l'a firIlle, donde no son de espera l' groseras faltas oe como de costulllbre,
en pos de e,ta série de calamiv('rdad,
ó por lo menos de vero,imililthl.
Pero el ,bdes; porque en :I(l'lellas tristes soleclades no ~e
quc tenga OCilSICn de comparar su historia con la de : advertia vpgetacitlll que pudicra bastal' para el aliIllS rscrilnrcs ctlutr.mp,lI'i'n¡COS, encontrará
frecuen; mento del hombre, ni St) veia ser alguno vil'innte,
á
tl's,nwli~os¡Jl~dèSL'O,n!iar
tic cil;'. Sin pml¡¡lr¡:!1, ~I(lr,l-I (·,cepci.on tall solo ciel gl'an p;lJal'O Je los Andes, que
ll'SlllClS Irenc lIil rnerro,
yes pl halleI' terlJdo á la: S) cerril a sobre sus cabezas, espera nllo el banquete
visla I'll SIIS estcnsas investigat:Ïlllles
muchos instru- I que le propcrcionuhan
con frecuencia el gran nÚmllmentas original~s,
algunos cie los nwlec; ha trasla- ; 1'0 de llesgraeiad'ls
indios, que incapaces cie resistir
Iladl) á ~tlS p:'¡gillas, rlue con II;linllta¡1 habríall po-' con sus téllnes vesthlnras fI los rigor!'s del clima, pedid,) CIH;olltrarse I'll otra parle.
rl~eian en el camino. 1'al1to lI~glí tí acosarlos el hamAI¡,;u!IOS de sus illlstrados cornpat •.ioti¡s han reeobr<l, qnlllos miserables que sohre\'i\'ian
se alimentamenllado sus escritos como producto de diligentes
ban de los cuerpos mnertos dll SIlS cOlllpatriotas,
investigacionr.s
y lIlinuciosos informes; pero mi pl'O- mielltras los españoles se sostenian de los cildáverc~
pia esperif~neia 110 Ille condnce á plmPl'los cn elcv;tdo ' cI~ StlS caballos, que se quedaban helados en los des·
III¡.;ar como t.'stimonios
Ilisl.,'lr¡"os, p'Jes no lile pa-llihclnros
de Ja rn'Jnlaib (I). Tales fueron las tl'rrible~
recen dignus de grande e¡••gio Iii por la esactitud d'l I penalidades
que la naturaleza imptlso á los qur. tall
lOS hechos ni por la sil:.(addatl de las reIlexiones.
El precipitadamente
se introdujeron
en SUll mas solitaespíritu de fl'ia iodifel'ellcia con que mira los pade- [ rios y salviljes clistritos.
cimientos tie los illdiRenils es odioso, y tiene menos
Pero sus patlecimiento.;
!ln inclinaban el ánimo cie
disculpa en un escritor ,lei siglo XVII que ten,lril I'll los españoles á la compasion cou los débiles indins.
urJa de los primilivns conquistadores,
cuyas pasioPor todas partes dejaban 11IIellas de sn paso en cah~nes estahan inflama(!.,s por largas y constantes
ho'-I rIas desil'rtas y (luemadas,
á cuyos habitantes
ohlitil¡dades,
~lr. Ternaux Compans ha traducido
las gahan á hacer el servicio de hestias de carga: los
Memorias antiguas l.:on su acostumhrada
elegancia
indios eran encadel!ados en cuadrillas oe diez 6 doce,
y precision en su coleccion tic dOI'nmentos originales
y ni las eufermedaJes,
ni la debilidad del cuerpo esrelativos á la historia ctd Nuevo Mundo. En su prócusaban al (lesgraciatlo cautivo de llenar su parle en
lago promete trasladar mas lldelante los AlIalcs: ni) I el trabajo cumun. Asi algunos caian muertos de fa~é si la hahrá hecho; pero creo que este eseelenle I Uga sobre SlIS mismas c,\denas (2). Lossol,la(los
de
traduClor encontrará
materia mejor para sus trahaAlvarado fuuotl, segun se dice, lilas cruel,~s que lo~
lOS "n al:;nllos de los manuscritos
que pos~e, pertede Pizarro; y el lector recor(lará que mucha de I;t
uedelltes
á la rica coIeccilln de ~lllïlOZ.
genle que Ilev,.ha Almagro Sil reclutó de entre ellos.
Clléntase que este jefe miró con disgusto semf'J!tntes
atrocidüd ••s, é hizo cuanto pudo por rl'prilJlirla~;
pero no ùiÚ IllUY buen ~'jemplo con su conducta, si e~
\'erdad la que S'l le ~trlbuye de hailér mandado queiliaI' vivos á treinla ,ieftls indios para cast.igar la
Gr~:aR"'S
I:I'·II.E" DE J.OS 1:0:WQ1!IRT,~llIuerte tir. tres d~ los suyos (3). El ctlraZOIl se estreDOUIE!!!.
IfIcce con la rclacion de tales atrocidades
pl'rp~tradas clin un pucillo inofensivo,
ó que, por la llIenos,
C,\PITULO Pnl~ILRO.
/JO tenia otro crimen mas que el ddender demasiado
Jlarcha de Almagro ~ Chile, - Padecimientos "e ;;\I~ 11'0- bien su pro¡'¡o territorio.
pas.- \' ucl\ e y se HIIO""ra del Cuzco, -- ,\crion tic,
En la posl~sj(Jll dll una fuerza superior hay, h/!jo el
Ahant'ay, -Gaspar
de ",piAo~a,-Alnlilër..,
sale tlcI I punto de vista moral, algo de peli:;¡roso para el por:ulw ...--.~egociaci()oes con l'i7.ôrro,
¡ sped"r, El europeo COli sus cualiùades y su fl,lerza
f:;3Li.-J:j17.
; illmcnsanll'nle
;;uperiores, puestoeu contacto con el
I
I
LIBRO IV.
Mf!:'ITRAS ocurrían
los aClIntecilllicntos
menciona-I
\ os en e l·tCUPI u It'o an erlor, e l'·'maI'lsea." 1\1'"m.l¡;ro est.aba ocupado en su mllmorahle e~pedlclOlI il Chde.
lIabia salido, com~ hemos visto" COll sola una part,e
lb sus fuerzas, dejando á su temente para que le Slf)uiese con el rr.sto, En lus primeras jornadas se ¡¡pro\'eehó del gran camino militar de los Incas, que se
estendia á la lejos por la llanura hácia el Sur· pero
' 'I 'I
ó
- J'
I
a I a,cerearse a e II e se _eIICOlitI' ern,pe!la a en. ~s
deshluderos cie l¡lS montanas,
donde nlIlgun vestIgIO
de camino se oescuuria. Allí impedian su lIIarcha trl.los los ObSláculos propios de la aspereza y eseahrosidad de las cordilleras:
profundos y escarpados
barraucos, cuyos lados rodeaba un estrecho sendero,
capaz solamente para cabras, y que subia serpenteanI t t I
It ..
d'
b
II I
'o tas a. a~ ~ ,lila,S que om,Hln an Itqu~ os lonrrenII?s precIpIcIOS; fl~S que caliln cou furia par los Of'chvr.s rl~las montanas formando e~pllntosas cataratas
y hundlé~dose
en el prof,undo ablsmo,¡ negros boopues de pillOS, que parecliln no tener lin, y despuf's
larg~s, pár~mos sin el m~nor ~r,busto que plI"liera poner acnlHerto
al alrevldo v¡'Jero de la br¡sa pene,
l'
ù',
I' hl'·
I J
tr,lIlte,que (eSpe. l,l!I as e a as cimas (e .a sierra.
~] frIO era tan mtenso, que n:'lIchos pl'rrlieron las
UIHlS de los deùos, los dedos mlslllos( y á veces los
I
(1) II
II' 't
I d V I'b X
I III
~rrera. I>.gcnera,
el' ••
l.
,cap. ,OViedo, I1i-l. de 13$ Indias. MS,. parle III, lib. IX, cap. IV,
-Conq. i l'ob. del PirÚ, ~l~.
(2) t:onq. i l'ob. del P¡rú. ~IS.
'.
1<:1 antor de esta narradon debió haber Sil lo al' e~ta e~pe-·
(lIdon, pue, habla romo testigo pmencial. Lo~ pobres i~di{)"
tpnlan á ,'o menos nn 1!.ml¡(Oen el campo cristiano .• ~ SI en el
real haVla &Ig'un espalJoJ que era buen rancbeador I cruel I
m~taha muchos ¡nùlOs teulanle por bUCDhnmbrc I en grand
rc/,ularilln iel que era incliuado á hacer bien i hacer buenos
tratamientos ¡t lus ualundrs ¡Ills FaI'Grl'cia Ull el'a tenido en
tan bucna estiu13, he apulltado es/o que vi por mis ojos i
ell que Jlor mis Jll'cados uIlduve porque elJti('ndan los qu~
es lo leyercn quc de Ia,manera ~ue aqu~ dizo y c~lnmayores
cru,eldadcs harto se luzo esta Jornada I descuhmnlcnlo dc
Ch(l~e)
.• I
t' I
I
t d t t
- 1
.) « para ras l¡.tar os por a muer e es os res espaU:l es
jUlltó/os en un apusellto donde estaba aposelltado i mandó ra, valgoar la gocllte de r.avaI:o i la cie á pie que ¡1'Flrdasen Jas
puertas ¡todos estuvie,en aperrlvidos i los prendió i eo COli'
, elusion hi7.0q'h'm;¡,r mas cie treinta seoo,res v~vos at.ados rada
I lino á sa pal.o;. (Conq, I1'0b;
úel Plrn. ~IS,) OViedo. que
slE:mpre lIlan¡hi~la en S'lS ~SCl'ltosel duro carácter,del ~olono,
dl.culpa,este acto r~n la 'leJa esc_usa de la necesldad.-(ue
llecesarlOesle
casllgo, dice, y anade que despues de Ter,lirado se podia enviar un mensajero de ua es!remo á otro del
I'ôis sin temor de que le maltratasen. HiEl. de Jas lodias, AIS"
parte IJI , lib, IX. rap, IV.
II
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
tA
il!)
CO:"iQl:ISTA IlEI. PI:nu.
hombre se.micivllizado 10 consÍtlera cnmJ un ser l' norm.. de su marcha. Desanimnr\o por la', ¡lifictÙa¡\es
poco mejor que el lJrut~, y nacido igualmente para que cfrecia el p~so ùo los mo~tcs, tomó, á lo ~argo de
su scrvicio~ Cree que tiene un ùerecho natural á su ¡la co;ta, el caml!lO que atravl!Jsa. el graL ¡bsl6rto de
obediencia, y que esta obeùiencia elcbe medirse, no , Atac~m3. Al cruzar aguellas terrIble,;. soledades, quo
por las facllltades del hárlJaro, sino por la voluntad : see~ .1~n'Ien por esp~clO decerca ~IecIen leguas hasta
rlel conquistallor. La rcsblencia entonces llega á ser l' los!Jmlles sep\.entnonal~s deÇlllle,~oledndes e~ que
un crimen r¡ue solo llUll(le lavarse con la san,!.lrede la ap~ras una h~pverde viene a reallllf.:lr nI faLJgado
víctima. Tales crueldades no se limitauan á los cspa- VlUjtr.O,espenmenlar0!l Almagro y.sus tropas tantos
ñoles: rlonde quiera que se han pue!;to en contaclo, trah:ljI)S, uunqlle de diversa eSpel:le, como l.os que
el hombre civilizado y el salvaje, usl en Oriente co- sufr eron en. el paso de las cor,llllcra~. En reahrlad no
mo en Occidente, la hi!;toria de la cOI!(!uista ha sido se e'lco~trarJa en la ép?~a .actyal un)efe que se avenescrita IllUdlaS veces con san "re.
J tur: se a condUCir 511 eJ(~rcll!),I tral'l~s d,! aquella esDesde el agreste caos ¡le mgntaiias salieron los es- tórÍ; region. Pero los espaîio\.os de! g,glo .>"~Itenían
paiíoles al,'erde valle de Coquimbo, como ú unos una fuerza ~e cuerpo y. una viveza de esplrltu tales,
treinta grados de latitud Sur. Alli hicieron alto para 9Uf .les ha clan. despreCIar t~d:l clas,c de olJst~culo.s,
descansar en tan abundrntes llanuras, despues ¡le jus'lficando aSI las palabr:ls JUct¡lnclO;~s del hlstol'lalas fatigas y padecimientos sin ejemplo que Il~u!an dor, gue dice que peleaban «en un tlempo con los
pasado. Entre tanto Almagro despaclló á un ohclal, entlmgos, con los elementos y. con IL .hambre (3)1).
con una fuerte avanzada para examinar el pais hácia
Despues de atravesar el terrIble deslCrto, lleC;óAl·
el Sur; y poco dc!;plles' tuvo la satisfaccion de ver m~gro á la antiglla ciudall {le Arequ ipa, á unas se'"'
llegar el resto de su<;fuerzas ú las órdenes de Sil te- sellta leguas del Cuzco. Alli supo con asomhro la inniente Rodrigo de Ornoñez, persona notable é inti- su.·reccion de los peruanos, "que el jl)ven [ncn Manco
mamente Ií~ada con la suerte futura de Almagro.
p~'man.ecia aun c~n fuefZ[i~ forn!idaules á no. larga
Era Ordonez nat.ural de Oropesa; habia estado en dl!;tancm de la capital. lIabla tellldü en otro tiempo
las guerras de Italia, y tenia el grado de Alferez en un1Ístosas relaciones con el príncipe peruano, y l'Cel ejércilo del conneslable de Barbon, en el famoso so:vió, por tanto. antes de emprender na{!a, enviar
saqueo de Roma •. ~uena escuela era aquella para ulla ~~nbajad~ á su .ca~po y arreglar una entrevista
apren,ler ci arte mIlitar y en<iurecer el corazon, pre- Cfn el en las IIImedlaclOnes de Cuzco.
caviéndoie de la sensibilidad que generalmente se
Los emisarios de Alma~ro fueron bien ~ecibidos
tiene en vista de los raùecimientos humanos. Era por el Inca, el cual alegó sus motivos de queja contra
escelente soldado l fiel :í sn jefe, activo, impávido é les Piz~rros, y designó el ralle <ieYucay para la coninllexíble en la ejecucion de sus órdenes. Su::!servi- f( renein con el mariscal. El jefe español volvió, pues,
cios llamaron la atencion de la eórte, y poco des pues á empren¡jer su marcha, y tomando 1,1mitad ùe sus
da aquella época file dllvano á la categoría de maris- fuerzas, cuyo total ascen¡lja á poco menos de quical de LI Nueva Toled~. Pero su carácter le hacia n¡entos hombres, se presentó en r: pnnto seîiala¡lo
probahlemente mas á Pl'Opósito para papel de ejecu-¡ nientr~s el resto de sns tr(lpas e!,1aIJleci!lsus cuartor suborrlinado, que para un empleo ùe mas grave t~les en Vrcos,;í seis leguas no la capital (4). Lo,;
responsabilidad.
(spañole,; del Cuzco, sorprendirlos por la nparicion de
Almagro recibió tamlJien el real decreto confirión- I (ste nuevo cuerpo de tropas en Jas inmedlacíones de
dole sus nuevos podercs v jurisdiccion territorial. Los 11 ciudad, cuando supieron Sil procedencia, dudaron·
Pizarras halJian detenido este decreto hasta el Último d debian temer ó esperar de ellos. Hernando Pizarro
momento. Las tropf\s ,le Almagro, disgustadas ya de !;alió de la cíu(bd con una carla fu(:rza, yaccrcánrlosu penosa é inútil marcha, cbmaha.n porque se em- :;e á Urcos supo, cún no poco nisguslo, la intenciun
prendiese la retiratla. Decian que el Cuzco caia dentro le Almagro de sostener sus pretensiones al CUZC!).
de los,límites de su gobierno, y que era mejor tornar Pero .aunque muy inferior en fuena á su riraI, dcposeslún de sus cómo~os cuarteles, que vagar como termmó oponerle resistencia.
proscriptos por aqueLas terriblt\s asperezas. ne~rcEntr~tanto los peruanos, qlle ll;¡Lj~n siùo testigns
sentaban á su jefe, que solamente así podria Il1Irar de la conferencia enlre los soldad<1s de Jos opuestns
p~.r 10<;intereses de su hijo don Diego. Este era un cê.mpos, sospecharon que se halJiall puesto rle acuerhJj~ ~wtural d~ AIl!l~lgro,á quien su ,padre queria con do para apoderarse del lnca .. (:onnnicaron su sospedehrlO, limar Jusllhcarlo mas que ne costumbre par cha á Mauco, y este, p:lrllclpando de los misl1l'ls
las cualidalles y grandes esperanzas del jóven.
sentimientos, ó tal vez merlitando sorprcnder á los
. Despues de dos II1I!SCS
de ausencia, el ofieial en- espaiíoles, cayó repentinamente sobre ellos en el l'a,
vJado ~lesplorar el país volvió con noticias poco satis- Ile de Yuca y ,con un cuerpo de q'.Iince milllOmures.
factoriBsl'especto á las regiones al Sur de Chile. Para Pero los veteranos de Chilc estaban demasiado acosque un territorio ofreciese ventajas al castellano era tumhrados á la táctica ¡n,lia para dejarse sorprendei"
preciso que estuviese cuajado de oro (I). Bahia pene- y aunqu<l siguió lin reÎlí,lo ClICl:,mtro <¡ue dUl'1Ímil¿
trado hasta unas cien leguas, probablemente hasta, de una hora, yen el cllal cayó mllerto el eaballo qlle
los límites de Jas conquistas de los locas sohre el rio montaba Orgonez, los indios furron finalmente r('Maul~ (2). Afortunadamente lo~ espaùoles se habian ch?zados con gran p¡;rdida, y el IlIca quedó tan desdeteUldo antes de entrar en la tlerra ¡je Arauco, don- . ammado call este golpe, que no se atrevió, por en¡le poco despues habia de correr tí torrentes la sangre tances, á molestar de nuevo 6. los espaÎlolcs (5).
d.e sus compatriotas, y cuyos habitantes todavia manA.lmagro, reuniéndose despues con la division que
tle~en una orgullosa independencia entre la humi- halna dejado en Urcos, no encontró yu impedimenlo
Ilac¡¡,n general de las razas indias que los rodean.
para sus operaciones sohre el CUl.co. Envió deSlio
Almag!'o ac.cedió, p~e,;, con poca repugnancia á luego u~a embajada al ayuntamiento, exi¡:;iendo se le
l~s repelidas Importumdades de sus soldados y vol- reconeCiese corno ~obernador, ~ presentando copia
\'lÓcaras al Norte. No hay para qué referir los'porme-¡ ~e las ,c~eden.cialcs gu~ h.ahi.a recihido ~e.la córt".
un cscn't or e~pallo:
- 1 «COcIlO
(1) .Este
- .. es ellengu"J'ede
"
no Ie I era la cuesl10n de jUl'lsdlcclon no era fac¡} ¡je arreo
pal'eClablCn.la t~errapor no Serquajada de oro.» Conq. 'Y
(:l) Herrera, Ilist. l'encrai, dee. 'l, Jib. X, car.l!.
Pob, d¿l P¡ru, ,~L...
(l). I~cdroP¡Zal'ro. De!'r.ub.y Conq., JIS.-Cooq. i Pob.
(2) ~egun Olledo, clCnloclDcuentaleguas, :r cerca, come del P¡ru, ~lg.-O\'icdo, Ilist, ùe la; Inùias MS. IJartcIII
le dijeron, del fin del (lnndo. (H,sl. de las Indias, MS., par· lib. IX. cap, VI.
'"
te III, ;lb., IX, cap. '.) Noson de esperar Ijrandes nocionc~ (5) Z:irate, Conquista dell'erú, l'b. m, r.ap.IV.-Conde gco"rafla en los toscossoldadosde Awéflca.
quis!a i Pob. del PirÍl 1IIS parle III lib Vil! cap XXI
I
I
¡
TOMO l.
'
.,
r¡""'.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
,
.•
1M
DIDLIOTECA DR
glar, pue~ depenilill del conocimiento
de las verdao!!ras parale/as oe latilud, conocimiento
que no era
probable tuviesen los toscos soldados de Pizarro. El
real decreto ponia bajo /a jurisdiccion de Almagro á
torlo el [lais slluado á dosci!\ntas setenta leguas al Sur
dtJI rio dc Santiago á un grado y veinte minutos Norte del Ecuador. Doscientas setenta lpguas en el Meridiano, segun nuestra medida, hubieran terminado
los limites en un grn.do antes del Cuzco, y apenas
hubieran comprcndidü
la ciucla(1 de Lima. Pero las
leguas españolas de diez y siele y media por grado (j)
hubieran estendiclo los límites meridionales
de la
jurisdiccion
de Pizarro á cerca de medio grado mas
allá de la capilal de los Inc¿ls, la cual de este modo
recaia dentro del término de aquella jurisdiccion (2),
Sin embargo, fa linea do division caia tan cerca del
terreno disputado, que racionalmente
podia dudarse
,leI resullarlo verdadero, no habiéndose hecho minuciosas investigaciones
científicas para obtenerlo, á
pesar de que cada una de las partes aseguraba, como
sucede siempre en tales casos, que sus pretensiones
eran claras tÍ incuestionables
(3).
Las autoridades
del Cuzco, al recibir la intimacion de Almagro, no querienrlo
indisponerse
con
ninguna de las partes contendientes,
aplazaron la
resolucion hasta oil' el consejo ( lo cual prometieron
hacer en breve) de ciertos pilotos mejor instruidos
<{ueellas mismas acerca de la posicion del rio de Santl39o. Entre tanto se arregló una tregua, y cada una
de laS partes r.rometió solemnemente
abstenerse
de
medidas hoshles y permanecer pacíficamente en sus
cuarteles respectIvos.
El tiempo se puso entonces fria y lluvioso; y los
~oldados de Almagro, desconlentos
con su posicion
û inundados
por las aguas, no tardaron en deSCUbrir
que Hernando Pizarra se ocupaba activamente
en
fortificarse dentro de la ciudad á pesar de lo pactado.
Supieron tamnien con desaliento que una gran fuerza
enviada por el gobernador de Lima á las órdenes de
Alonso de Alvarado se habia puest!) en marcha para
socorrer al Cuzco. Entonces esc.lamaron que estaban
'Tendidos, que la tregua no habia sido mas que un artificío para asegurar su inaccion hasta la llegada de
IGS refuerzos
que se esperaban;
y en este estado lle
escitadon
no les fue dificil persuadir á su jefe, dcmasiado dispuesto á dejar~e llevar de los violentos
consejeros que le rodeaban,
(iue debia viol:tr el tratado y tomar posesion de la capi tal (4).
A la sombra de una oscura y tempestuosa
noche
el 8 de abril ¡je j 537 , entró Almagro en la plaza sin
oposícion;se
hizodueflo de la iglesia princip,II, eslableció fuertes avanzadas de caballer¡:l en torlas las
avenidas para evilar una sorpre3a, y despach6 á 01'goñez con un cuerpo de inlànlería para forzar el alo _
(I) .Cnntanda diez ¡siete /eftuas i media per grado.»lIer
rC(2) ~lls~~:i~~~~a~~o~~c;ó~~, a:I~~~I:n'oc~ei't~r'toda
disputa
sobre los limites de fas respediva~.iurisdicciones. El lenguaje
de la real concesion daba lugar á interpretaciones diversas;
pero ya en 1536 fue em·iado á Lima Fr. Tomás de UerJanga,
obispo de Tierra Firme, con pleDos poderes para arre~lar la
cuestion de limites, 1ijando la latitud del rio de Saullago y
midiendo doscientas Sdenta le¡(uas al Sur sobre el Meridiano.
Pedro Pizarl'o, tpnienùo ocupado á Almagro en su espedicion
Ii Chile. no quiso resucitar la cuestioo, y el obispo se vohió
f'e iT/fecta. á su diócesis muy, dis~usladO del gobernador.
lIerrera. Hlst. ¡(cneral, dee. \ I. lib. III. cap. I.
(3) <,Torlosase~uran, dice Oviedo en una carta al emperador, que el Cuzco cae dentro del territorio ùe Alrnagro. D
Oviedo era, probablemente, Ja persooa mejor informada.
sobre estos asuntos que habia en Jas colonjas. Sin ewbar¡ro,
estaba en un error. C:¡rta desde S~nto Domingo, MS., 25 de
octubre de t:>:>9.
(4) Zárate dice que Almagro al entrar en la capital no encontró sclial alguna de los desi¡:nios imputados á Hernando.
y eselamó que habia sido engaÎlado. No es estraiío que I~e3e
demasiado crédulo en esle puuto.
GASPAR
Y ROlC.
jamiento de HernandQ.Pizarro.
Habitaba este con su
hermano Gonzalo uno de los salones construidos por
los lllcas para las diversiones pública~, cuyas inmensas puertas daban á la plaza. Veinte soldados le guarneclan, Jos cuales 1I1 abrirse las puertas con violencia salieron valerosamente á III defensa de su capitan.
Siguióse ulla encarnizada Jucha en que algunos perdieron la vida, hasta que al fin Orgollez irritadO al
ver la obstinacion de los si liados puso fuego al inflamante techo del edificio. Las llamas se estendieroll
eon rapidez por todo él, y Jas vigas inflamadas cayendo sobre las cabezas de sus ddensores obligaron
á Hernando á ceder aunque con repugnancia y á I'endirse á discrecion. Apenas habian salido los espaisoles del edificio se hundió lodo el techo con terrible
estallido (5).
Dueño Almagro del Cuzco, mand6 encerrar á los
Pizarros en sitio seguro con otros quince 6 veinle de
los principales caballeros. No parece que ejerciese
ningun acto de violencia contra los habitantes á escepcion de los necesarios para consolidar su aut'lridad (6). Dió el gobierno de la ciudad á Gabriel de
Hojas, uno de los mejores oficiales de Pizarro; y el
ayuntami!lnto,
convencido ya de la validez de sus
pretensiones,
DO tuvo ninguu escrúpulo
ell reconocer sus derechos á la posesion de la ciudad.
El primer acto de Almagro despues de la toma de
la capital, fue enviar un mensaje á Alonso de Alvarada anunciándole su entrada en el Cuzco y exigiendo
de él obediencia como Jegítimo señor. Alvarado estaba acampado con quinientos hOlnbres entre infanteria y caballería en Xauxa, á unas trece leguas de h
capital. Habia sido énviado algunos meses autes para
socorrer ¡ti Cuzco, pero inmotivada,
y segun se vi(~
desgraciadamenle
para la capital del Perú, se detuvo
en Xauxa con el prctesto de proteger aquel establecimiento y sus inmediaciones
contra los insurgentes (7). En aquella ocasion se manifestó leal á Sll
jefe, y cuando los enviados de Almagro llegaron al
campamento,
les hizo pr('nder y di6 al'i.o de la que
pasaba al gobernador de Lima.
Ofendido Almagro de la prisíon de sus emisarios,
S0 preparó ;í marchar contra Alonso oe Alvarado ,. á
adoptar medidas mas ('ficaces para c()nseguir su SIImision. Su segundo Orgoiiez le instó fuertemente antes de su parl1da para que hiciese carIar la cabeza á
los Pizarros, alegando que mientras existiesen nunca
estaría la suya segura, y concluyendo con el proverbio español, de que el muerto no mordia (8). Pero
el maris~al, aunque detestaba á lJernando, se opuso
á tan violenta medida. Además de estas consideruciones tenia presente el afecto que todavia conservaba á su antiguo socio Francisco Pizarro, y 110 queria romper para siempre Jos lazos que les unian.
Contentándose,
pues, con poner á fos presos bajo
la custodia de una fuerte guardia en uno de los edi!icios pertenecientes
á la casa del Sol, salió á la cabeza de sus fuerzas en busca de Alvarado.
(ti) Carla. de Espinall, Tesorero de N. Toledo. 15 de junio,
1a;)9.-Conquista
i Pob. del PirÚ, MS. - Pedro Pizarro,
Descubrimiento y Couq. !list. de las Indias, MS., parte III,
lib. VIII, cap. XXI.
(6) Así aparece del testimonio general; pero Pedro Pizarro
que era del bando opuesto, y fue preso por Almagro, le acusa
de haberles arrebatado los caballos y otras cosas. Descub. y
Conq. , MS
(i) Picado, seeretarlO de Pizarro, tenia una encomienda
en las inmediaciones, y Alvarado que le debia favores personales, se detuvo alii, segun parece. Ii instigarion suya.
(lIerrera, Hist. general. dec. V, Jib. VIII. cap. VII.) Alvarado era un huen olicial, y poseyó toda la coofianza de Jo~
Pizarros, asi aotes como despues de estos sucesos. Debemos.
pues, suponer que su conducta tenia alguna otra esplicacioll
que DO1),\ llegado á nuestra noticia.
(8) Herrera, IIisloria general, dec. VI, lib. II, capitulo VIII.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
tA
COi'QUI5TA
¡bbia tomado esLe posicion al otro laJo del rio de
Ahancay, colocándose COll el grueso de su pequcño
ejército cn frcnte de un puente que atravesaba sus
rápidas a¡:;uas, mieutras Ull fuerte destacamento
de
sus tropas ocupaba una elmincncia que dominaba un
vallo á cierta distancia en direccion de la corriente.
Pero en este destacamento
habia un caballero de
~ran consideracion
en el ejército, llamado Pedro de
Lerma, el cual por cierto pique con su comandante,
resuelto á hacerle traicion, habia entrado en correspondenCia con el opuesto bando. Por su consejo
Almagro al llegar á la orilla del rio estableció sus
fuerzas junto al puente frente de las de Ah'arado
como preparándose
á forzar el paso, y concentrando
de este modo sobre aquel punto ]a atencion dr. su
adversario.
Pero cuando ya estuvo bien entrada la
noche destacó una gran fuerza á las órdenes de Or~oñez p;,ra pasar el vado y operar de acuerdo con
I.erma. Orgoñez ejecutó su cornision con su acostumbrada prontitud:
cruzó el vado, aunque la corriente era tan rápida que muchos de sus soldados
fueron arrebatados por ella y perecieron en las aguas.
ElllIismfl recibió una grave herida en la boca al saltar á ]a opuesta orilla, pero sin arredrarse
por este
contratiempo,
animó á su gente y cayó con f!Iria so·
bre el enemigo. Pronto se le unieron Lerma y los sol·
dados que este habia sobornacto, y entonces los de
Alvarado, no pudiendo distinguir los amigos de los
adversarios,
se vieron en confusion completa.
Entretanto
Alvarado alarmado con el ruido del
ataque por aquel punto, se apresuró á ir en auxilio
de su tropa; pero Almabro, aprovechando la ocasion
forzó el paso del puen te, dispersó el pequeilO cuerpo
de tropa~ que habia quedado defendiéndole, y cayendo despues sobre la relaguardia
de Alvararlo logró
cerrarle por toctas partes. No duró mucho la pelea,
1!0rque ci desgracIado jefe, no sabiendo de quién
1iarse, 1mbo de rendirse con las fuerzas que le habian
permanecido fieles, Tal fue la batalla de Abancay, lIa!TIa,da asi por el rio en cuyas márgenes se dió el f2de
)':l110d.e j 537. Nunca se ha conseguido á menos costa
vlctorm mas completa; y Almawo volvió eo triunfo
ni Cuzco con una cuerda de prIsioneros apenas inferi~r ell nÚmero á su propio ejército (1).
11118l1tl'asocurrian los sucesos referidos en las aot~riores páginas, Francisco
Pizarro coutinuaba
en
LIma, esperando ansiosamente la llegada de los ref':lerzo~ .que habia pe.iido y que debian ponerle en
d~Sposlclon de marchar en auxilio de la apurada capItal de los Incas. Elllftmamienlo
que habia hecho á
sus amigos no quedó sin respuesta. Elltre otros llegó
un cuerro de doscienlos cincuenta hombres mandados por el licl'nciado Gaspar de Espinosa, el cual,
seg~n reeordará el. lector , era uno de 1m; primitivos
80CIOS que aeometlCroll la empresa de la conquista
del Perú. Habia dejado su residencia de Panamá y
veni~ en persona por la primera vez á reanimar la
decnlda fortuna de sus confederactos. Pizarro recibió
tambien ,un buque carga.lo de víveres, municiones
y otras cosas necesarias además de un rico guardaropa, todo Jo cual le enviaba Cortés al conquistador
de Méjico, que queria prestar su generoso apoyo (¡
su panente en la hora de la necesidad (2).
Salió, pues, el gobernador de Lima COll una fuerza
de cuatrocientos
cincuenta
hombres
la mitad de
caballería, y emprendió su macha háci~ la capital de
los IlIca,;. No se habia adelantado mucho cuando re_
(I) Carla de Fr~ncisco Pizarro al obispo de Tierra Fir.
me, MS" 28 de a,l(oslo. 1:;;;9.- Pedr~ Pizarro, Descub. y
Conq, , illS. -Oned~, ,ll1sl. de las Indias, litS,. ubi supra.
-Conq. t Pob. del Pmt, ~IS..-Carta de Espinall, litS,
(2) «Ferna~do Çorló" embló eon Hùdril(O de Grijalva en
u~ prop,lOnavlO SUladesde la ~lIeva Esp.Îta muchas armas,
Ilros, Jaeres. aderrçQs, veslldos de seda, í \'na ropa de
mar las .• Gomara, Hist, d~ la. Indias, cap. CXXX\1,
ij I
ciL ió las nuevas Ile la vuclla de Almagro, de Iii tailla
de! Cuzco, y de la pri~ion de sus bermanos, )' antes
de que pudiera recobrarse de la sorpresa <¡ue la causal'on, supo la derrota y captura de Alvarado. Lleno
de consternacion
con los rapidos triunfos de su ril'al,
vo vió á toda prisa (¡ Lima, y la puso en el mejor estado de defensa para que pudiese r,~sistir á los 1110viuientos
hostiles que juzgaba se dirigian contra
aqlella capital. Entre tanto lejos de dar rienda SUelILll
(¡ un impotente resentimiento
ni de proferir qUl'ja
aJ¡;una contra su compañero,
se contenLó COll lamllntarse de que Almagro hubiese recurrill0 á tau
vi.)lentas medictas para el arreglo de su disputa, y
esLo segun decia. menos por con~ideracione~
person8les que por el perjuicio que podian sufrir los inle:
reses de la corona (il).
Así mientras se ocupaba activamente en hacer pre·
parativos de guerra, no omitió el probar el efecto de
la!; negociaciones.
Envió una embjada
al Cuzco,
Cf mpuesta
de varias personas,
en cuya discrecion
tenia la mayor confianza, y á la coheza de las cuales
P"SO (¡ EspInosa como el mas interesado en que S6
efectuase un arreglo amistoso.
El licenciado E,;pinosa fi su llegada no encontr6 á
Almagro tan favorablemente
dispuesto para un arreglo como él lo huLiera deseado. Enorgullecido
con
ses recientes triunfos, aspiraba no so
Descargar