Sistema Digestivo El gran procesador de alimentos E

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Colegio Particular Mixto “Niño Jesús”
Camiri – Bolivia 2008
Sistema Digestivo
El gran procesador de alimentos
Efectivamente, el sistema
digestivo puede compararse con un
enorme procesador de alimentos,
ya que en nuestro cuerpo cumple
una serie de funciones muy
parecidas a las que realiza este
electrodoméstico.
Para funcionar correctamente y
tener energía suficiente para
desarrollar todos los procesos
vitales, el organismo requiere de
un suministro adecuado de ciertas
sustancias esenciales. Estos
elementos vienen contenidos en los
alimentos que ingerimos a diario, y
que son sintetizados por el
sistema digestivo. En el largo
trayecto que recorren los alimentos
desde que ingresan a nuestra boca
y son triturados por los dientes,
hasta que el cuerpo desecha o
elimina lo que no le sirve, ocurren
innumerables procesos que dan
como resultado los nutrientes que
nos mantienen vivos y sanos.
El proceso digestivo comprende una etapa de preparación del alimento, que tiene
lugar en la boca; otra de tratamiento del alimento mediante una serie de acciones
físicas y químicas, que se efectúan en el estómago y primera parte del intestino;
una tercera en que los componentes útiles y asimilables se separan de los residuos e
ingresan en la sangre; y por último, la cuarta fase, en la que esos desechos son
excretados fuera del cuerpo.
El proceso digestivo
El tracto o tubo digestivo es un conducto muscular constituido por la boca, faringe,
esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso y ano. Su función es
descomponer la comida en sustancias que puedan ser absorbidas en la corriente
sanguínea para su distribución a las células, y eliminar los productos de desecho.
El alimento que se ingiere por la boca necesita ser reducido a partículas pequeñas
para que los jugos digestivos actúen con mayor efectividad. Esta función de
desmenuzar la comida es realizada por los dientes, unas piezas duras que van
ancladas en los bordes de las encías, y que según la tarea que les corresponda
realizar se dividen en: incisivos, para cortar; caninos, para desgarrar; y molares y
premolares, para moler. El resultado de la masticación es una masa homogénea
denominada bolo alimenticio, que ya ha comenzado su proceso de fermentación.
Dicha mezcla atraviesa un grueso tubo -demorando entre cinco y diez segundos-,
que es el esófago, e ingresa al estómago, donde es agitada y mezclada con el jugo
gástrico que secretan unas glándulas situadas en la pared estomacal, y cuya
finalidad es romper las grandes moléculas de proteínas y convertirlas en otras más
sencillas.
El paso al estómago
En el estómago el alimento permanece entre tres y seis
horas. Luego, pasa al intestino, donde se le agregan
otros jugos desintegradores procedentes del páncreas y
la pared intestinal. A estas alturas del proceso digestivo
estamos frente a una masa compleja en la que los
elementos iniciales se han convertido en otros más
simples. Por ejemplo, las proteínas se han simplificado en
aminoácidos, el almidón en glucosa y las grasas en ácidos
grasos y glicerina. Estos compuestos más sencillos ya son
capaces de atravesar la pared intestinal e incorporarse a
la sangre mediante las vellosidades intestinales. Después,
disueltos en la sangre o flotando en ella, son conducidos
hasta las células, que los asimilan.
Los desechos que se producen como resultado del proceso digestivo, avanzan
lentamente hasta llegar al final del intestino, donde, a través del ano, se vierten
hacia el exterior convertidos en heces.
Todo el proceso de digestión dura entre 16 y 24 horas, lo que quiere decir que para
que esta operación se realice en forma óptima, la selección de los alimentos que se
comen debe ser igualmente óptima.
Digestión bucal
La boca se encuentra rodeada por unos pliegues de la
piel, llamados labios. Dentro de la boca se encuentran
los dientes cuya función es cortar, trozar y triturar los
alimentos (digestión mecánica). En la boca encontramos
también la lengua -con gran cantidad de papilas
gustativas-, cuya función es la de mezclar los alimentos
y facilitar su tránsito hacia el esófago. En la cavidad
bucal desembocan las glándulas salivales, que
secretan la saliva, cuyas funciones son:



Puerta de entrada
La masticación es el primer
Actuar como lubricante.
proceso que experimentan los
Destruir parte de las bacterias ingeridas con los
alimentos cuando ingresan al
tracto digestivo.
alimentos.
Comenzar la digestión química de los glúcidos
mediante una enzima -proteína que acelera un cambio químico- llamada
amilasa o ptialina, la cual cataliza el almidón (hidrato de carbono presente en
los vegetales) y lo transforma en maltosa, un tipo de azúcar que se produce
como consecuencia de esta degradación.
La saliva está formada, en un 95 por ciento por agua, y el 5 por ciento restante por
sustancias disueltas en agua, tales como iones sodio, potasio, cloruro, bicarbonato y
fosfatos. Posee además una sustancia formada por suero llamada mucus y dos
enzimas que son la amilasa salival y la lisozima.
Faringe y esófago
La faringe es un tubo musculoso situado en el cuello y
revestido de membrana mucosa; conecta la nariz y la
boca con la tráquea y el esófago. Por la faringe pasan
tanto el aire como los alimentos. En el hombre mide
unos trece centímetros, ubicándose delante de la
columna vertebral.
Como arranca de la parte posterior de la cavidad nasal,
su extremo más alto se llama nasofaringe. La inferior,
u orofaringe, ocupa la zona posterior de la boca.
Termina en la epiglotis, un pliegue cartilaginoso que
impide la entrada de alimentos en la tráquea, pero no
obstaculiza su paso al esófago. Para que las vías
respiratorias permanezcan cerradas durante la deglución
(o acción de tragar), la epiglotis obstruye la glotis
para impedir que el alimento se introduzca en el sistema
respiratorio.
Este movimiento secuencial de
contracción y relajación
permite el transporte de los
alimentos a través de todo el
tracto digestivo. Los músculos
se relajan por delante del bolo
alimenticio y se contraen por
detrás de manera de estrujarlo
y hacerlo avanzar.
El esófago
Este conducto muscular se sitúa entre el extremo inferior de la laringofaringe y el
superior del estómago. Tiene una longitud que oscila entre los 23 y los 25
centímetros, siendo su principal función la de transportar el alimento hacia el
estómago. Está formado por varias capas que desde el exterior hacia el interior son
la adventicia, la muscular (con fibras longitudinales y circulares), la submucosa
(con tejido conectivo, vasos sanguíneos y glándulas mucosas) y la mucosa, que
también contiene este tipo de glándulas. El alimento avanza por el esófago hacia el
estómago mediante un movimiento muscular involuntario denominado
peristaltismo, originado en la capa muscular. El peristaltismo -controlado por el
sistema nervioso- supone una serie de contracciones y relajaciones del esófago, que
en forma de ondas se desplazan hacia abajo y propulsan el bolo alimenticio hacia el
estómago. Este proceso se ve facilitado por el moco secretado por las glándulas
mucosas.
El estómago
El estómago es un saco hueco y elástico con forma de J,
siendo la parte más ancha del tubo digestivo. Su superficie
externa es lisa, mientras que la interna presenta
numerosos pliegues que favorecen la mezcla de los
alimentos con los jugos digestivos.
En este lugar las sustancias alimenticias permanecen
almacenadas durante un tiempo antes de pasar al intestino
en un estado de digestión avanzado.
Se encuentra compuesto por una región cardíaca, que
limita con el esófago mediante un esfínter llamado
cardias; una región media, llamada cuerpo o antro, y
una región pilórica que comunica con el intestino a
través del esfínter pilórico.
El estómago es musculoso, por lo que gracias a sus
contracciones se completa la acción digestiva mecánica.
Además, en él se realiza también parte de la digestión
química, gracias a la acción del jugo gástrico secretado por
las glándulas que existen en sus paredes.
Se sitúa en la zona superior de la cavidad abdominal,
ubicado en su mayor parte a la izquierda de la línea media.
La gran cúpula del estómago, llamada fundus, descansa
bajo la bóveda izquierda del diafragma. El esófago penetra
por la zona superior, o curvatura menor, a poca distancia
bajo del fundus. La región inmediata por debajo del
fundus se denomina cuerpo.
Movimiento sin retorno
Gracias al peristaltismo, el
alimento siempre avanza
hacia abajo, por eso puede ir
por los pliegues de los
intestinos aún cuando estés
en posición invertida o
flotando en el espacio, libre
de gravedad.
La porción inferior, o pilórica, se incurva hacia abajo, hacia adelante y hacia la
derecha, y está formada por el antro y el conducto pilórico. Este último se
continúa con la parte superior del intestino delgado, que es el duodeno.
Intestino delgado
Situado en la cavidad abdominal, el intestino delgado es
un tubo alargado y hueco con paredes más delgadas que
las del estómago. Mide entre siete y nueve metros de
largo, plegado varias veces. Se divide en tres partes:
duodeno, o parte más cercana al estómago; yeyuno, o
porción media; e íleon, tramo final.
Al igual que el estómago, el intestino delgado tiene
músculos que, al moverse, hacen que los alimentos vayan
avanzando. La pared interior del intestino delgado no es
lisa, sino que presenta una gran cantidad de vellosidades
intestinales, las que están irrigadas internamente por
pequeños vasos sanguíneos.
El páncreas produce el jugo pancreático, y el hígado,
la bilis. Estos dos jugos son vertidos al intestino delgado. Peso saludable
Cada persona tiene un límite
La bilis ayuda a disolver las grasas, lo que facilita su
de peso adecuado para su
asimilación. Mientras, el jugo pancreático completa la
salud. El incremento en el
peso corporal va asociado
digestión de las proteínas y los azúcares, proceso que
la cantidad de alimentos
comenzó en el estómago, junto al jugo intestinal producido con
ingeridos y el nivel de
por las paredes del intestino delgado. Una vez digeridos
actividad física realizada.
los alimentos, sus componentes deben pasar a la sangre
para ser distribuidos a todos los órganos del cuerpo. Cuando las enzimas digestivas
han disociado las grandes moléculas de proteínas, polisacáridos, ácidos nucleicos y
lípidos en unidades constituyentes, los productos son absorbidos por la pared del
intestino, especialmente del delgado. Pequeñas fracciones en forma de dedo,
llamadas vellosidades intestinales, cubren toda la superficie de la mucosa
intestinal, cada una de las cuales contiene una red de capilares sanguíneos y un
capilar linfático en su centro, al cual son transferidos los nutrientes.
La mucosa del intestino delgado también secreta la hormona secretina, que
estimula al páncreas para producir las enzimas digestivas.
Actividad en el colon
La función principal del colon es convertir en heces el líquido del intestino delgado,
llamado quimo. Los millones de bacterias del colon producen vitaminas K y B, así
como los gases de hidrogeno, anhídrido carbónico, sulfuro de hidrógeno y metano.
El recubrimiento del colon secreta mucus para lubricar el interior del intestino y
facilitar el paso de las heces. Pero además crea anticuerpos que protegen el sistema
contra posibles enfermedades, y corresponden a la inmunoglobulina A secretora.
El sodio, el cloruro y el agua son absorbidos a través del recubrimiento del colon y
pasan a la circulación, de modo que las heces se hacen más secas.
En el tracto intestinal viven miles de millones de bacterias, que si se mantienen en
esta parte del cuerpo son totalmente inofensivas para el individuo. Estos
microorganismos se alimentan de la fibra no digerida de la materia fecal y ayudan a
reducir así la cantidad de heces que se producen.
Intestino grueso
Una vez que han sido absorbidos los nutrientes, las materias restantes pasan del
intestino delgado al grueso, dispuesto en el abdomen en forma de U invertida, de
mayor diámetro y paredes mas gruesas que los segmentos anteriores.
El intestino grueso desemboca en el colon. A poca distancia de la terminación del
intestino se encuentra un área denominada ciego de cuyo extremo sobresale una
porción del tamaño de un dedo meñique, llamada apéndice. Desde la unión de los
dos segmentos del intestino, el colon ascendente, como su nombre lo indica, se
extiende en dirección vertical por el lado derecho del abdomen hasta llegar a nivel
del hígado. En ese lugar cambia de dirección en ángulo recto y se denomina colon
transverso, el que cruza la cavidad abdominal por debajo del hígado y estómago. Ya
a la izquierda del abdomen, vuelve a doblarse en ángulo recto y a tomar dirección
descendente (colon descendente) hasta llegar al recto.
El colon elimina productos digestivos de desecho, que el cuerpo excreta como heces
por el recto y ano. Cuando la comida llega al colon, ya se han absorbido los
nutrientes esenciales para las funciones del cuerpo.
Formación de desechos y defecación
Aunque las materias que llegan al colon han perdido
mucha parte de sus componentes, el conjunto todavía es
líquido. Cierta cantidad de agua es absorbida en el
intestino delgado, aproximadamente la equivalente a la
aportada por la bilis y el jugo pancreático. La principal
función del colon es absorber agua y reducir los desechos
a consistencia semisólida. En el colon se producen también
movimientos peristálticos, aunque de frecuencia más
lenta. Cada cierto tiempo, los movimientos peristálticos
más enérgicos impelen las materias hacia el recto, siendo
más frecuentes después de haber comido, debido a un
mecanismo reflejo por el cual la contracción del estómago
estimula el vaciamiento del colon.
La defecación en parte es voluntaria, debido a la contracción de los músculos de la
pared abdominal, del diafragma y a la relajación del esfínter externo del ano, y en
parte involuntaria, dependiente de la relajación del esfínter interno del ano y de la
contracción del intestino grueso y el recto, que impulsan las heces hacia el ano. La
distensión del recto y el estímulo resultante de los nervios de sus paredes es lo que
despierta el deseo de defecar.
Recto y ano
El recto forma parte del intestino grueso y está situado a continuación del mismo.
Su forma es cilíndrica, excepto en su parte inferior, llamada ampolla. La parte
terminal del intestino o recto mide unos 15 centímetros de longitud y debe este
nombre a su forma casi recta.
La salida del recto se llama ano. Posee una longitud de trece centímetros y está
cerrada por un músculo que lo rodea, el esfínter anal. En su interior presenta dos
especies de válvulas (válvulas de Houston), una de las cuales (válvula de
Kohlrausch) es bastante visible en el lado derecho. En su parte inferior hay una serie
de repliegues curvilíneos, denominadas válvulas semilunares de Morgagni, separadas
entre sí por las columnas del mismo nombre.
Por debajo del recto está el canal anal, de unos cuatro centímetros de longitud,
revestido de crestas verticales llamadas columnas anales. En las paredes del canal
anal hay dos fuertes hojas planas de músculos, llamados esfínteres interno y
externo, que actúan como válvulas y que se relajan durante la defecación.
Hígado, páncreas y vesícula biliar
Si bien estos órganos no forman parte del sistema digestivo, sí se encuentran en
estrecha relación con ellos.
El hígado es el órgano interno más grande. Tiene forma de cuña y se encuentra
dividido en dos lóbulos. Su función es la de producir colesterol y bilis a partir de la
descomposición de los productos de la grasa dietética. Usa aminoácidos, produce
proteínas y almacena glucógeno, hierro y algunas vitaminas. Además, es el
responsable de eliminar de la sangre las sustancias que pueden ser tóxicas para el
organismo, transformándolas en elementos más seguros.
El páncreas está situado profundamente por detrás del hígado y del estómago, tiene
forma alargada y se dispone transversalmente. Secreta el jugo pancreático, rico en
enzimas que descomponen las proteínas, grasas, hidratos de carbono y ácidos
nucleicos; así como también produce la insulina, hormona fundamental para la
síntesis de la glucosa.
La vesícula biliar es un pequeño depósito en forma de pera que interviene en la
digestión de las grasas y transporta al intestino la bilis producida por el hígado.
Sube la bilirrubina
La bilis es un complejo líquido amarillo-verdoso que contiene una mezcla de sales
biliares, lípidos, colesterol y pigmentos variados, proteínas y sales minerales. El
color amarillo se lo da la bilirrubina, formada principalmente por la descomposición
de los glóbulos rojos que han llegado al final de sus cuatro meses de vida.
Un aumento de la bilirrubina en la sangre en vez de su excreción en la bilis, es la
causa de la ictericia (pigmentación amarilla de la piel y mucosas, y de la esclerótica
de los ojos).
El ser humano produce 1,5 litros de bilis al día. Esta bilis es recogida en los
conductos hepáticos y llega a la vesícula biliar, donde espera a que se presente una
comida. Se libera gracias a la acción de una hormona llamada colecistoquinina, que
a su vez es liberada por el duodeno cuando hay comida en el estómago.
Los alimentos
En términos generales, los alimentos proveen al ser
humano de los nutrientes necesarios para mantener el
equilibrio que el cuerpo necesita para mantenerse sano.
Estos alimentos se clasifican en tres grandes grupos, que
son los glúcidos o hidratos de carbono, los lípidos o
grasas, y las proteínas.
Los primeros aportan gran parte de la energía que el
organismo requiere, y de acuerdo a la complejidad de sus
moléculas se dividen en polisacáridos, disacáridos y
monosacáridos.
Los lípidos también generan energía, pero su acción requiere de más tiempo para
producirse.
Las proteínas son fundamentales en todas las etapas de la vida, pero hacen más
falta en la niñez y adolescencia, cuando el cuerpo se está desarrollando y necesita
crecer.
Se debe considerar que en los alimentos consumimos otro aporte primordial para la
vida: las vitaminas y sales minerales.
Las vitaminas son de dos tipos: liposolubles (solubles en lípidos) e hidrosolubles
(solubles en agua). Aunque el organismo requiere pequeñas cantidades, si llegan a
faltar se producen las enfermedades carenciales.
Las sales minerales más importantes son el sodio, hierro, fósforo, calcio y yodo.
Intervienen en la composición de la sangre, la formación de huesos y dientes, y el
funcionamiento de la tiroides, entre otros procesos.
Vitaminas esenciales para la vida
Vitamina A
Ayuda a
mantener el
crecimiento del
cuerpo y el
Vitamina B
Las vitaminas de
este tipo
intervienen en la
división celular y
Vitamina C
Vitamina D
Interviene en el Es esencial para
desarrollo de los la formación de
huesos, cartílago los huesos
y colágeno
Vitamina E
Proporciona
oxígeno al
organismo y
retarda el
Vitamina K
Interviene en la
coagulación de la
sangre
funcionamiento
de los tejidos
el metabolismo
envejecimiento
celular, por lo que
mantiene joven el
cuerpo. Es vital
para el
metabolismo del
hígado.
Trastornos relacionados con el aparato digestivo
Muchos de los síntomas que se atribuyen a enfermedades del estómago pueden
estar originados por trastornos psicosomáticos, enfermedades sistémicas generales o
enfermedades de órganos vecinos, como el corazón, hígado o riñones. Además de las
úlceras y el cáncer, las alteraciones gástricas incluyen: dispepsia (indigestión
gástrica), gastritis y estenosis, fuera de las originadas por las cicatrices de las
úlceras curadas.
En el caso de trastornos orgánicos (gastritis, úlceras) se establece un tratamiento,
dependiendo del tipo de alteración específica. Así, se combina una dieta absoluta y
blanda con algunos fármacos que bloquean la acidez. Se ha demostrado la existencia
de una bacteria, llamada Helycobacter pilori, que vive en el estómago de algunas
personas que presentan úlcera gástrica. Es resistente a la acidez del jugo gástrico y
se piensa que es el agente causante del 70% de estas úlceras, debiendo tratarse con
antibióticos.
Apendicitis
Es la inflamación del apéndice. Sus principales síntomas son: dolor en el lado
derecho del vientre (bajo la línea que une el ombligo con la cadera), acompañado por
vómitos, estreñimiento o, rara vez, diarrea.
Peritonitis
Es la inflamación del peritoneo (una membrana que recubre la cavidad abdominal),
por acción de bacterias patógenas provenientes de la ruptura del apéndice
(apendicitis mal cuidada) o por la perforación del estómago.
Úlcera gastroduodenal
Las úlceras son heridas que se producen en la mucosa del estómago o el duodeno, a
raíz de un aumento de las secreciones gástricas estimuladas por tensiones nerviosas,
bebidas alcohólicas, ajetreo de la vida moderna y comidas abundantes o
condimentadas.
Colon irritable
Es un trastorno de consulta muy frecuente en la actualidad. Consiste en una
alteración motora del tubo digestivo como resultado de cuadros tensionales, angustia
y estrés.
Se caracteriza por dolor o malestar abdominal que habitualmente se alivia después
de las defecaciones, y que es más frecuentemente percibido en la parte inferior
izquierda del abdomen, e incluso, en algunos, casos irradiado hacia la espalda. Hay
alteraciones en el hábito intestinal, pudiéndose presentar estreñimiento, diarrea o
episodios alternados de ambos. Es usual además que se presenten deseos de
evacuación intestinal después de comer, aumento en la producción de gases e
hinchazón abdominal.
Aunque no se conoce el origen específico de esta alteración en la motilidad digestiva,
se relaciona estrechamente con el aumento del estrés.
Principales signos que caracterizan una alteración digestiva
Vómito
Consiste en la expulsión brusca, por la boca, del contenido gástrico y, a veces,
también del intestino. Los músculos abdominales se contraen con fuerza, elevando la
presión abdominal, que empuja el contenido estomacal, lo impulsa hacia el esófago,
y luego es expulsado por la boca.
El vómito prolongado puede provocar deshidratación grave, y otros problemas que
requieren de asistencia médica.
Estreñimiento o estitiquez
Retardo de la defecación. La causa de esta demora puede ser patológica, como
tumores o inflamaciones de la pared intestinal, aunque dentro de sus orígenes más
frecuentes, hoy en día, están el estrés, las dietas incorrectas, la ingestión de
medicamentos como antidepresivos, y la vida sedentaria.
Diarrea
Es la defecación frecuente de materias generalmente líquidas. Se debe al paso
anormalmente rápido de las heces por el intestino grueso, sin tener el tiempo
suficiente para la absorción del agua. Las causas pueden ser bacterias patógenas,
sustancias químicas, trastornos nerviosos o una irritación provocada en las paredes
intestinales por los alimentos no digeridos.
Una diarrea prolongada puede traer como consecuencia una deshidratación.
Aparato excretor: recolectores en acción
Los alimentos que ingerimos tienen ciertos componentes que para el cuerpo humano
resultan definitivamente inasimilables y que, por tanto, deben separarse antes de ser
consumidos. El sistema digestivo expulsa los restos de la digestión mediante las
heces, y el sistema respiratorio libera lo sobrante de la respiración a través de los
pulmones. Sin embargo, existe otro mecanismo de eliminación de desechos, muy
complejo, diseñado para “barrer” los productos resultantes de la actividad celular: el
aparato excretor.
Este aparato está regido por un par de órganos llamados riñones, que se sitúan en
la parte inferior y a ambos costados de la columna vertebral. Tienen forma de
poroto, miden diez centímetros de largo, su coloración es roja oscura y pesan 150
gramos cada uno.
Están formados por millones de pequeños tubos uriníferos que forman un
sorprendente sistema de filtraje.
Funcionamiento
La arteria renal es la encargada de hacer llegar la sangre al riñón, que se difunde por
todos los tubos uriníferos o nefrones (a través de los vasos capilares) y deja en
ellos los residuos contenidos en ella.
La sangre concentrada permanece en los glomérulos, y a medida que avanza en el
tubo urinífero va recibiendo el aporte de agua y los productos útiles, hasta que al
llegar al final del recorrido recupera su composición original y libre de desechos,
saliendo luego por medio de la vena renal. Los productos residuales disueltos en
agua se vierten en la vejiga urinaria, y de allí son excretados en un líquido llamado
orina.
Junto con la función de retirar de la sangre los productos de desecho, los riñones
ejercen otros importantes procesos, como regular el volumen, composición y acidez
de la sangre y mantener el equilibrio acuoso del cuerpo.
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