1 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO PRIMER ENCUENTRO DE LOS MOVIMIENTOS ECLESIALES Y LAS NUEVAS COMUNIDADES EN AMÉRICA LATINA Bogotá, Colombia, 9 – 12 de marzo de 2006 CONSEJO PONTIFICIO PARA LOS LAICOS CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO - CELAM LA INTEGRACIÓN DE LOS SABERES MISIÓN Y DESAFÍO DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA Aporte de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino – FASTASUMARIO: Nota Preliminar. I.- La fragmentación de los saberes en los tiempos modernos II.- La unidad de la verdad y la unidad del conocimiento III.- La integración de los saberes y la cultura IV.- Misión de la universidad católica V.- La dignidad de la persona como objeto y sujeto integrador VI.- Un paradigma apostólico-académico Nota Preliminar: La Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino es una obra fundada en la República Argentina en 1962 por el sacerdote dominico Fray Dr. Aníbal Ernesto Fosbery OP. Es una obra que congrega laicos y sacerdotes bajo la espiritualidad dominicana y carisma específico. Las misiones apostólicas de FASTA se ponen bajo el patrocinio del Doctor Angélico. En cumplimiento de su misión apostólica, FASTA aspira a evangelizar la cultura, la familia y la juventud. Sus miembros se reúnen en comunidades laicales (familiares y juveniles) o sacerdotales y en obras apostólicas (colegios, universidades, movimientos pro vida, centros de formación juvenil y familiar, centros editoriales etc.) FASTA fue reconocida por el Pontificio Consejo para los Laicos como Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio. Dentro de las obras apostólicas, especial relevancia tiene la misión en la universidad. FASTA fundó dos sedes Universitarias -Mar del Plata y Bariloche en la República Argentina- y despliega su tarea a través de 29 centros asociados a dichas sedes. La integración de los saberes es una línea de estudio e investigación nacida dentro de la Universidad FASTA, en el seno de una comunidad apostólica inspirada y constituida por el Padre Fundador. Con el desarrollo y crecimiento de las tareas de investigación y los trabajos y aportes acumulados, la “integración de los saberes” se convirtió en un progrmama que finalmente fue definido como política Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 2 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO de gestión de la Universidad FASTA. Tal es así pues el objetivo de integrar los saberes responde directamente a su identidad como institución universitaria de inspiración católica y a su carisma específico. Queriendo responder a los desafíos planteados a las universidades católicas y de inspiración católica en todo el pontificado de SS. Juan Pablo II -sobre todo en las líneas magisteriales de la Constitución Apostólica Ex Corde Eclesiae y en la Carta Encíclica, Veritatis Splendor- y queriendoser fiel a la impronta tomista de su carisma fundacional, la Universidad trazó esta política de desarrollo1. Actualmente los trabajos del Programa de Integración de los Saberes es desarrollado en múltiples foros e instancias por directivos, docentes e investigadores de la Universidad, tanto areópagos comunes a las diversas áreas del saber y específicos de cada disciplina. En el marco del Programa, se trabaja en todas las unidades académicas, buscando los fundamentos, principios y contenidos positivos específicos en cada una de las ciencias y disciplinas que se investigan y enseñan en la Universidad, con el objetivo de constituir un espacio académico y cultural “(…)donde los estudiosos examinan a fondo la realidad con los métodos propios de cada disciplina académica (…) estableciendo después un diálogo entre las diversas disciplinas con el fin de enriquecerse mutuamente” 2 y a la vez buscando “determinar el lugar correspondiente y el sentido de cada una de las diversas disciplinas en el marco de una visión de la persona humana y del mundo iluminada por el Evangelio y, consiguientemente, por la fe en Cristo-Logos, como centro de la creación y de la historia.”3 Guiados por las aportaciones específicas de la filosofía y de la teología, los estudios universitarios se esforzarán constantemente Habiendo sido invitados a participar en el marco Primer Encuentro de los Movimientos Eclesiales y las Nuevas Comunidades en América Latina de la mesa redonda cuya temática era la “presentación de obras nacidas de la experiencia de los movimientos eclesiales en respuesta a las necesidades” FASTA quiere presentar como aporte al encuentro el las líneas fundamentales que constituyen marco conceptual que sustenta los trabajos que se desarrollan en esta experiencia. FASTA quiere hacer un humilde aporte como movimiento al llamado de la Iglesia a las Universidades Católicas para: consagrarse sin reservas a la causa de la verdad. Es ésta su manera de servir, al mismo tiempo, a la dignidad del hombre y a la causa de la Iglesia, que tiene «la íntima convicción de que la verdad es su verdadera aliada ... y que el saber y la razón son fieles servidores de la fe». Sin descuidar en modo alguno la adquisición de conocimientos útiles, la Universidad Católica se distingue por su libre búsqueda de toda la verdad acerca de la naturaleza, del hombre y de Dios. Nuestra época, en efecto, tiene necesidad urgente de esta forma de servicio desinteresado que es el de proclamar el 1 Su Santidad JUAN PABLO II enseña en Constitución Apostólica sobre las Universidades Católicas Ex Corde Ecclesiae, nª 17 que: “Promoviendo dicha integración, la Universidad Católica debe comprometerse, más específicamente, en el diálogo entre fe y razón, de modo que se pueda ver más profundamente cómo fe y razón se encuentran en la única verdad. Aunque conservando cada disciplina académica su propia identidad y sus propios métodos, este diálogo pone en evidencia que la «investigación metódica en todos los campos del saber, si se realiza de una forma auténticamente científica y conforme a las leyes morales, nunca será en realidad contraria a la fe, porque las realidades profanas y las de la fe tienen su origen en el mismo Dios». La vital interacción de los dos distintos niveles de conocimiento de la única verdad conduce a un amor mayor de la verdad misma y contribuye a una mejor comprensión de la vida humana y del fin de la creación. 2 Idem, 15 3 Idem, 16 Soler 5942 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires [email protected] República Argentina 3 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO sentido de la verdad, valor fundamental sin el cual desaparecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre.4 I.- La fragmentación de los saberes en los tiempos modernos 1. La situación problemática a la que han ido a parar las ciencias y las artes a lo largo de la modernidad, plantea a la inteligencia actual el desafío de una integración de los saberes. Esto se ve con claridad sólo si se reconoce el problema histórico de la fragmentación del saber humano, acontecimiento trágico del pensamiento, que constituye uno de las condiciones más alienantes para el hombre de estos últimos siglos, y ha terminado por eliminar del horizonte mental el ‘sentido’ de la totalidad de la existencia. 2. Aunque la Iglesia se abrió siempre al reconocimiento de la riqueza que hay en todo pensamiento humano -como lo ha hecho con todo lo valioso que el pensamiento moderno ha aportado-, sin embargo, el Papa ha puesto de manifiesto la profunda problemática que aqueja a toda la Modernidad. Al respecto señala: 3. “(...) Se han construido sistemas de pensamiento complejos, que han producido sus frutos en los diversos ámbitos del saber, favoreciendo el desarrollo de la cultura y de la historia... Sin embargo, los resultados positivos alcanzados no deben llevar a descuidar el hecho de que la razón misma, movida a indagar de forma unilateral sobre el hombre como sujeto, parece haber olvidado que éste está también llamado a orientarse hacia una verdad que lo transciende... la persona acaba por ser valorada con criterios pragmáticos... en el convencimiento erróneo de que todo debe ser dominado por la técnica... La filosofía moderna, dejando de orientar su investigación sobre el ser, ha concentrado la propia búsqueda sobre el conocimiento humano... sus límites y condicionamientos. Ello ha derivado en varias formas de agnosticismo y de relativismo, que han llevado la investigación filosófica a perderse en las arenas movedizas de un escepticismo general... La legítima pluralidad de posiciones ha dado paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el convencimiento de que todas las posiciones son igualmente válidas... todo se reduce a opinión... se trata de un movimiento ondulante: mientras por una parte la reflexión filosófica ha logrado situarse en el camino que la hace cada vez más cercana a la existencia humana y a su modo de expresarse, por otra tiende a hacer consideraciones existenciales, hermenéuticas o lingüísticas que prescinden de la cuestión radical sobre la verdad de la vida personal, del ser y de Dios... Con falsa modestia, se conforma con verdades parciales y provisionales, sin intentar hacer preguntas radicales sobre el sentido y el fundamento último de la vida humana, personal y social. Ha decaído, en definitiva, la esperanza de poder recibir de la filosofía respuestas definitivas a tales preguntas”5. 4. Desde este panorama se entiende la situación actual: estamos ante lo que el Papa llama ‘crisis del sentido’, a la que atribuye como una de sus causas la fragmentariedad a la que ha ido a parar el conocimiento humano: 4 Idem, 4 JUAN PABLO II. Fides et Ratio, nº 5. Cfr. Idem nn. 46-47. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 5 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 4 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO 5. “...uno de los elementos más importantes de nuestra condición actual es la «crisis del sentido». Los puntos de vista, a menudo de carácter científico, sobre la vida y sobre el mundo se han multiplicado de tal forma que podemos constatar cómo se produce el fenómeno de la fragmentariedad del saber. Precisamente esto hace difícil y a menudo vana la búsqueda de un sentido... en medio de esta barahúnda de datos y de hechos entre los que se vive y que parecen formar la trama misma de la existencia, muchos se preguntan si todavía tiene sentido plantearse la cuestión del sentido. La pluralidad de las teorías que se disputan la respuesta, o los diversos modos de ver y de interpretar el mundo y la vida del hombre, no hacen más que agudizar esta duda radical, que fácilmente desemboca en un estado de escepticismo y de indiferencia o en las diversas manifestaciones del nihilismo6”. 6. El hombre actual vive en medio de una sociedad que lo abruma con informaciones de todo tipo. Pero esta inmensa masa de datos sólo es un conjunto inconexo, al margen de la búsqueda de la verdad y, por ello, pierde el sentido. Pues al perder la verdad, se pierde la unidad y todo queda a merced de la opinión o de los manejos de opiniones con fines pragmáticos. El cosmos entero parece navegar en el vacío, desde la nada y hacia la nada, en un devenir sin ser, y por ello sin sentido. La nada aparece como el ‘fantasma del Dios negado’, al decir de Guardini7. 7. Si nos remontamos a los orígenes históricos de esta crisis, podemos afirmar que la desintegración del saber tiene como causa las dos grandes rupturas operadas por la humanidad que dieron origen a la época moderna: el Renacimiento y la Reforma Protestante. Éstas configuran el ámbito histórico espiritual propio del mundo moderno8. 8. El Renacimiento -con sus secuelas de escepticismo y su humanismo de inspiración marcadamente subjetivista e inmanentista-, fue despreciando a la Teología y minando los tratados de Filosofía. A ésta última le hizo perder nada menos que su centro sapiencial: la Metafísica. La Filosofía Primera, como gustaba llamarle Aristóteles, terminó por desparecer del centro de los estudios universitarios. En muchos casos, estas ciencias supremas del espíritu humano estarán totalmente ausentes del quehacer universitario. 9. Así lo expresa el Papa: “La consecuencia de esto es que a menudo el espíritu humano está sujeto a una forma de pensamiento ambiguo, que lo lleva a encerrarse todavía más en sí mismo, dentro de los límites de su propia inmanencia, sin ninguna referencia a lo trascendente. Una filosofía carente de la cuestión sobre el sentido de la existencia incurriría en el grave peligro de degradar la razón a funciones meramente instrumentales, sin ninguna auténtica pasión por la búsqueda de la verdad9. 10. La Reforma Protestante produjo el quebrantamiento religioso de la Iglesia, separando de ella a gran parte de la cristiandad. Quebró el principio de autoridad, apartando a muchos de la obediencia del Papa. Pero, además, la escisión se hizo sentir en lo doctrinal-cultural: para Lutero y el 6 Idem n. 81. GUARDINI, ROMANO. Libertad, Gracia y Destino, Capítulo III. 8 Cf. LORZ, J. Historia de la Iglesia, Madrid, Guadarrama, 1962. 9 JUAN PABLO II. Fides et ratio, n. 81. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 7 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 5 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO Protestantismo la razón estaba inevitablemente destruida por el pecado original, por lo que no podía esperarse de ella nada que cooperara a la salvación del hombre. Desde esta afirmación se entiende que el Protestantismo se niegue a enlazar fe y cultura, porque para Lutero lo que salva es la fe sin necesidad de las obras del hombre. Éstas últimas están sólo destinadas a la vida en este mundo, postulado que sitúa a Lutero y al Protestantismo en la profesión formal de un principio anti-cultural, propio del carácter subjetivista del nuevo cristianismo nacido de la Reforma. 11. A ello se suma el hecho de que, durante los siglos modernos, el universo fue entendido bajo el modelo mecanicista, inspirado en el atomismo matematicista y expresado, como soporte filosófico, por el pensamiento de Renato Descartes. La rebelión de las ciencias respecto del saber teológico y filosófico, dejó al mundo sin el significado de vestigio divino que caracterizaba la cosmovisión del hombre cristiano. La Modernidad abandonó la consideración del Misterio de Dios en las cosas y, por esa razón, éstas ya no serán vistas como objeto de contemplación que eleva la mente hacia Dios, sino sólo como objeto de dominio eficientista. El mundo será considerado como una máquina a la que hay que explicar desde el instrumento del cálculo matemático y con el fin de alcanzar sobre él un dominio técnico para el bienestar de los hombres. Éste será un tono distintivo de la época moderna que llevará, tras el optimismo de la ciencia ‘positivista’, hacia la utopía del progreso indefinido. 12. Todos estos factores colaboran con el secularismo creciente de la civilización, que desde el siglo XIV desarrolla en Europa, y después en el resto del mundo, un proceso casi imposible de detener. Se generan las sociedades ateas, con los estados que se construyen al margen de la relación del hombre con Dios (el Estado laico, o laicista). La religiosidad será relegada al ámbito de la vida privada. 13. El quebranto con lo sacral, trajo como consecuencia el quebranto científico-sapiencial. La caída era entonces inevitable. Las ciencias y las artes han perdido el centro que les otorgaba sentido: la Revelación Divina y la Metafísica. A partir de allí, cada ciencia se creerá ‘autónoma’ en grado sumo, sin necesidad de recurrir más que a su propio objeto. Esto traerá como consecuencia las extrapolaciones típicas de todos los reduccionismos, es decir, el intento reiterado de los científicos por resolver desde su propio ámbito del saber, cuestiones pertenecientes a otros saberes. De modo especial este fenómeno se verificó trágicamente respecto de problemas filosóficos y teológicos, como cuando se intenta explicar el alma humana a partir de las funciones cerebrales, o discernir el problema de Dios a partir de la Física, o de la Psicología humana, por ejemplo. 14. Si bien la fragmentación de los saberes fue causada por la pérdida del sentido último, como lo acabamos de exponer, a su vez, esta caótica presentación de los conocimientos de la modernidad hasta nuestros días, dio lugar en las nuevas generaciones al ‘vacío’ de sentido, o ‘perdida del sentido de la existencia’10. Las causas son entonces recíprocas, cada una en su orden. Pero si precisamos en orden a la situación del hombre de hoy, hay que remarcar la especial preocupación de la Iglesia por el hecho de que la persona humana crezca sin percibir un sentido unitario y verdadero de las cosas. 10 VON GEBSATEL, F. La comprensión del hombre desde una perspectiva cristiana, Madrid, Rialp, 1964. Soler 5942 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires [email protected] República Argentina 6 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO 15. Esto termina por alienar al hombre, haciéndole perder el sentido de la existencia. Aquí está la gran preocupación de la Iglesia: “El aspecto sectorial del saber, en la medida en que comporta un acercamiento parcial a la verdad con la consiguiente fragmentación del sentido, impide la unidad interior del hombre contemporáneo. ¿Cómo podría no preocuparse la Iglesia?...”11. II.- La unidad de la verdad y la unidad del conocimiento 16. La unidad del conocimiento humano tiene su más profundo fundamento metafísico en la ‘unidad de la verdad’: unidad y verdad son dos trascendentales del ser en cuanto ser, es decir, que se convierten con él. Donde hay ser, hay unidad y verdad. La unidad de la verdad se funda en el ser en cuanto tal, que es uno es decir, indiviso. A medida que más se penetra en la verdad, más se halla la unidad del ser. Finalmente, en el orden total del ser, se llega a comprender que todas las verdades están contenidas en una única y simplicísima Verdad Eterna: Dios, Verdad absolutamente simple que contiene eminentemente todas las verdades. 17. “... si hablamos de la verdad como se halla en las cosas; así todas son verdaderas por una verdad primera y única, a la cual cada una de ellas se asemeja según su entidad. Y así, aunque haya muchas esencias o formas de cosas; sin embargo, es única la verdad del entendimiento divino, según la cual las cosas se llaman verdaderas”12. 18. Esta unidad ontológica de la verdad se traduce en el conocimiento humano como unidad del proceso intelectivo: el hombre busca alcanzar la intelección de la realidad en una suerte de ‘visión comprensiva’. 19. Este plano ‘subjetivo’ de la unidad cognoscitiva está a su vez fundado sobre la unidad del acto: todo acto es uno. De allí que no podamos entender en acto sino una sola cosa: “... el entendimiento puede entender simultáneamente muchas cosas por modo de una sola, pero no muchas como muchas. Digo por modo de una o muchas en el sentido de una o muchas especies inteligibles: porque el modo de cada acción es consecuente a la forma que es principio de la acción. Así pues todo cuanto el entendimiento puede entender bajo una sola especie, puede entenderlo simultáneamente: por eso es que Dios lo ve todo simultáneamente, porque todo lo ve por una sola cosa, que es su propia esencia. Pero cuando un intelecto entiende cosas diversas por especies diversas, no las entiende al mismo tiempo. La razón consiste en que es imposible que un mismo sujeto sea perfeccionado a la vez por muchas formas de un mismo género y de especies diversas, como es imposible que un mismo cuerpo y según un mismo aspecto sea coloreado simultáneamente por diversos colores o configurado por diversas figuras. Ahora bien, todas las especies inteligibles son de un solo género, como perfecciones que son de una potencia intelectiva, por más que las cosas de que son especies sean de diversos géneros. Resulta pues imposible que un mismo 11 JUAN PABLO II, Fides et Ratio, n. 85. SANTO TOMÁS DE AQUINO. S. Th. I Pars, q. 16, a. 6, co. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 12 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 7 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO entendimiento sea perfeccionado simultáneamente por diversas especies inteligibles, para entender así diversas cosas en acto”13. 20. Para progresar en la comprensión de muchas cosas, necesitamos hallar su fundamento común, para entenderlas en un solo acto, en una sola idea. Así, la multiplicidad va siendo contenida en la unidad de nociones cada vez más ricas en contenido. Esta necesidad de ir hacia la concepción de un verbo mental cada vez más unificado y comprensivo de la totalidad de las cosas es en el fondo una tendencia hacia Dios mismo. 21. Las verdades parciales sólo se conocen fundadamente cuando se vinculan con la verdad fundamental. Nosotros no podemos entender todas las cosas en una sola especie -absolutamente hablando-, pero disponemos de nociones que van conteniendo a otras, como la noción de ser las contiene a todas. Desde el ser se iluminan las otras “especies” inteligibles. Esto explica que el “científico” experimente la necesidad de superar el ámbito de la propia ciencia que él cultiva, orientando su entendimiento hacia un conocimiento sapiencial de la realidad: “(...) las ciencias no son capaces de responder por sí mismas a las cuestiones fundamentales que surgen de sus propios descubrimientos”14; “(...) los descubrimientos científicos y tecnológicos, si por una parte conllevan un enorme crecimiento económico e industrial, por otra imponen ineludiblemente la necesaria correspondiente ‘búsqueda del significado’... está en juego el significado mismo del hombre»...15. 22. Ahora bien, esta unidad de la verdad encuentra su vértice superior en la luz de la Revelación, que nos conduce a una mayor penetración de la verdad y se nos ha dado a conocer plenamente en Jesucristo: “...La unidad de la verdad es ya un postulado fundamental de la razón humana, expresado en el principio de no contradicción. La Revelación da la certeza de esta unidad, mostrando que el Dios creador es también el Dios de la historia de la salvación. El mismo e idéntico Dios, que fundamenta y garantiza que sea inteligible y racional el orden natural de las cosas sobre las que se apoyan los científicos confiados, es el mismo que se revela como Padre de nuestro Señor Jesucristo. Esta unidad de la verdad, natural y revelada, tiene su identificación viva y personal en Cristo... lo que en Él se revela, en efecto, es la « plena verdad » (Cf. Jn 1, 1416)...”16; “...En la comunicación del saber se hace resaltar cómo la razón humana en su reflexión se abre a cuestiones siempre más vastas y cómo la respuesta completa a las mismas proviene de lo alto a través de la fe. Además, las implicaciones morales, presentes en toda disciplina, son consideradas como parte integrante de la enseñanza de la misma disciplina; y esto para que todo el proceso educativo esté orientado, en definitiva, al desarrollo integral de la persona...17”. III.- La integración de los saberes y la cultura 23. La unidad de la verdad garantiza la unidad del bien y la belleza. Así surge, desde este vértice del alma intelectiva, la obra de cultura. Entendemos por cultura la obra que el hombre realiza en las 13 SANTO TOMÁS, S.Th. I Pars, q. 85, a. 4, co. FÓSBERY, A. La Cultura Católica. Bs. As., Tierra Media, 1999. p. 659. 15 JUAN PABLO II. Ex Corde Ecclesiae. n. 7. 16 JUAN PABLO II, Fides et Ratio, n. 34. 17 JUAN PABLO II, Ex Corde Ecclesiae, n. 20. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 14 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 8 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO cosas y en sí mismo desde la distancia tomada por el propio espíritu del hombre, en su percepción de lo absoluto de la verdad, el bien y la belleza: “Toda obra cultural reclama la presencia de una distancia entre el hombre y la naturaleza. Esta distancia, en el orden de las culturas, se manifiesta por el modo como el hombre puede escapar al fatalismo cósmico, diferenciarse de las exigencias de necesidad que impone la naturaleza e insertar en ella la presencia de su espíritu, es decir, de su razón, de su conciencia y de su libertad (...) en orden a la manifestación de la verdad, del bien y de la belleza impresos por el Creador...”18. 24. La cultura se realiza desde cierta ‘movilidad’ propia del espíritu respecto de las naturalezas finitas, porque todo espíritu es quodammodo omnia19 (‘en cierto modo todas las cosas’ por el intelecto). Esto le otorga al espíritu libertad y creatividad, pues el ‘ser espiritual’ se caracteriza por su esencial referencia a la infinitud del ser. El hombre como ente que participa de lo espiritual en su naturaleza (tiene un alma espiritual), supera todo el orden de la naturaleza material. Llega incluso a cierta superación de sí mismo por el misterioso plus del espíritu que le abre al Misterio de Dios por la tensión metafísica20. No decimos que la cultura sea una realidad sobrenatural, en el sentido ‘teológico’ del término, sino que al hacer cultura, el hombre rebasa los límites de las cosas del mundo y de sí mismo en tanto es una cosa del mundo. Por eso la verdad, el bien y la belleza sólo alcanzan la tensión definitiva y superadora del fatalismo cósmico cuando llegan a contemplarse en el orden de la infinitud del ser en cuanto tal. 25. Ahora bien, si la vemos desde la confrontación con lo sobrenatural-teológico, la cultura humana aparecerá como perfección que se inscribe dentro de los límites del orden natural; pero esto no debe hacernos perder de vista ese plus del espíritu, que mira a lo absoluto, a Dios como verdadero y único fin último y plenificante. 26. Ahora bien, para que se dé esta distancia en la cual el hombre encuentra lo absoluto de la verdad, el bien y la belleza, es necesario que los conocimientos del hombre se abran, salgan de la inmanencia de sus condiciones particulares para dar paso al sentido universal que encierran. La cultura reclama la integración de los saberes, ésta mira a la concreción de la cultura: “... una de las principales tareas de la cultura es la integración del saber, en el sentido de una síntesis en la que el conjunto impresionante de los conocimientos científicos encuentre su significado, en el marco de una visión integral del hombre y del universo, del ordo rerum ... Una tal confrontación de saberes es indispensable para sentar las bases de un humanismo integral, radicalmente diferente de la yuxtaposición de los conocimientos parciales sobre el hombre, el cual tiene necesidad de ser comprendido en su unidad y su dimensión trascendente...”21. IV.- Misión de la universidad católica 27. Es la perfección cultural del hombre la que da sentido a la tarea universitaria. Ésta no se entiende sin una integración de los saberes que posibilite al profesional ser culto: “La cultura le dará a la 18 FÓSBERY, A. Op. Cit. p. 277. Cfr. Idem p. 343. Cf. ARISTÓTELES. De Anima L. III, t. 37; Santo Tomás: C. G. L. III, c. 112. 20 Cf. FÓSBERY, A. Op. cit. pp. 345-347. 21 Idem, p. 660. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 19 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 9 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO universidad su razón de ser. Y aún hoy, cuando queremos definir a la universidad, decimos que es una institución que tiene como finalidad la búsqueda de la verdad y la transmisión de la cultura (...)22”; “(...) Guiados por las aportaciones específicas de la filosofía y de la teología, los estudios universitarios se esforzarán constantemente en determinar el lugar correspondiente y el sentido de cada una de las diversas disciplinas en el marco de una visión de la persona humana y del mundo iluminada por el Evangelio y, consiguientemente, por la fe en Cristo-Logos, como centro de la creación y de la historia”23. 28. Por esto el Papa coloca la integración de los saberes como tarea primordial de la investigación en su ‘carta magna’ sobre las universidades católicas: “En una Universidad Católica la investigación abarca necesariamente: a) la consecución de una integración del saber; b) el diálogo entre fe y razón; c) una preocupación ética y d) una perspectiva teológica”24. 29. La cultura que se gesta en la universidad tendrá, entonces, las tensiones propias de esta labor integradora: “Será una institución que abarcará al mismo tiempo lo cultual y lo cultural. Más aún, lo cultural se gestará suscitando un movimiento intelectual que irá de arriba hacia abajo, de la Revelación a la indagación, pasando por el orden natural, para volver, luego de la indagación del orden natural, a la Revelación. Esto le dará a la universidad un tono de universalidad conciliable con la realidad de lo particular que debe considerar (...) Avanzada en su reflexión, será tradicional en su fundamentación; siendo metodológicamente rigurosa estará, sin embargo, siempre abierta para recibir las nuevas manifestaciones de la realidad; sometida a los postulados de una verdad sin evidencia, aunque cierta, buscará liberar al ser desde las conclusiones de la evidencia. Imperturbable en su espíritu, inquieta y cambiante en sus vivencias, coherente en sus fines, contradictoria en sus desafíos, contemplativa y teorética en sus principios, práctica y eficiente en sus realizaciones. Esas notas de la universidad pasarán a ser características de la cultura que en su seno se gesta y cobija”25. 30. Y como la universidad es una comunidad de docentes y estudiantes unidos por el mismo amor a la verdad, nuestro desafío consistirá en formar ámbitos comunitarios de vida académica, para que se pueda gestar una visión comprensiva de las cosas que devuelva la unidad del acto intelectivo al centro de la vida personal, y que las cosas vuelvan a tener el sentido último que las fecunda. Se tratará de un lento trabajo para acercarnos y acercar a otros a la unidad de la verdad. Habrá que arcercarse a la verdad de cada cosa, para abrir las verdades parciales a la verdad total, desde la vertiente metafísica y desde la luz de la plena verdad revelada en Jesucristo. Sólo así será posible la formación del hombre-culto-universitario. 31. Se trata de expresar la ‘naturaleza social’ del hombre en el ámbito superior de la cultura: la comunicación de los bienes del saber humano, para alcanzar en forma egregia el sentido del Bien Común más alto, que es el conjunto de los bienes del espíritu. Por eso la estrategia a ser asumida por todos tiene como secreto la instauración de los ámbitos coloquiales de la comunidad, o mejor, 22 Idem, pp. 245-246. JUAN PABLO II, Ex Corde Ecclesiae, n. 16. 24 Idem, n. 15. 25 FÓSBERY, A. Op. cit. pp. 246-247 Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 23 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 10 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO de las distintas comunidades de cada facultad o carrera. Sólo así se establecerá adecuadamente el dinamismo para la unidad de la verdad. 32. Estamos situando este desafío en el ámbito de la universidad, de una universidad que adquiere sentido desde la cultura, posibilitando la distancia espiritual para que los profesionales ordenen sus vidas desde la verdad, el bien y la belleza. Estamos tratando de concebir la forma de esa actividad integradora de la cultura universitaria tal como hoy reclaman las circunstancias. V.- La dignidad de la persona como objeto y sujeto integrador 33. El horizonte de la integración de los saberes es muy vasto. Todos sabemos lo complejo que se ha vuelvo el campo del conocimiento humano. Las ciencias y las artes han generado una multitud enorme de sectores del saber, de temas nuevos, de problemáticas. Intentar una prolija coordinación epistemológica completa nos parece por ahora lejano. Intentaremos en cambio partir de un centro integrador, un centro objetivo, convergente de todo y abierto a la trascendencia para que las conversaciones sean fecundas. 34. He aquí nuestra opción: creemos conveniente centrar desde un principio la tarea de integración de los saberes de la Universidad en la consideración de la PERSONA, tal como ésta se define en la Metafísica, siguiendo a Santo Tomás de Aquino, y es iluminada desde la Revelación Bíblica y el Magisterio de la Iglesia. Desde la persona, y su apertura a la trascendencia, superadora de todo fatalismo, será posible hablar de cultura. 35. ¿Porqué la persona humana? Porque en la realidad del mundo en el que nos toca vivir, lo primero que debemos saber es qué nos concede el resto para poder dialogar. Decía Santo Tomás que en una discusión lo primero es definir qué cosa me concede el otro. Y lo que el sentido común de la gente en general hoy nos concede – incluso en medio de tantos desastres del mundo en que vivimos- es que la persona humana tiene dignidad. Por eso -aunque muchas veces veamos este concepto formulado y expresado ideológicamente- nos interesan los ‘derechos humanos’. Pero desde la correcta interpretación de la dignidad personal del hombre. 36. De esta manera nos centramos en el tema más concreto y vital de todos los que aparecen en escena: la persona humana, que es naturaleza más un plus. No hay persona sin naturaleza; la naturaleza está contenida en la persona. 37. Nuestro marco está constituido entonces por principios metafísicos y teológicos que se integran en la noción de persona. Nos incardinamos así en la rica analogía del término. Desde el núcleo de significado “sustancia individual de naturaleza racional (y cuyo constitutivo formal está en la subsistencia)”, hasta la aplicación analógica que muestra al hombre inserto en el nivel ontológico más perfecto de la naturaleza: la persona divina, la persona angélica, la persona humana. 38. La noción de persona en la cultura católica, expresa adecuadamente la dignidad del hombre, iluminada sobre todo desde la Revelación, y desde la luz de la Metafísica. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 11 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO 39. En efecto, el hombre es definitivamente reconocido en su dignidad personal desde que es entendido como una creatura hecha ‘a imagen y semejanza de Dios’. Ahora bien: esta jerarquía ontológicodinámica de la persona puede contemplarse en tres grados: a) La naturaleza humana como ser dotado de intelecto y voluntad; el hombre es el animal racional, es decir, poseyendo un alma que no es sólo forma que anima al cuerpo, inmersa en los límites de lo corpóreo, sino principio racional que ordena el vivir humano a la consecución de la verdad, el bien y la belleza absolutos; b) el don divino de la Gracia, que hace al hombre partícipe de la naturaleza divina, incoando en aquél, ya en esta vida, el misterio de la vida íntima de Dios, a modo de hábito entitativo del alma humana del que fluyen hábitos operativos para perfeccionar al hombre en su vida teologal y sobrenatural; c) la gloria de la visión beatífica, por la que el hombre, viendo a Dios ‘cara a cara’ (Cf. I Co 13, 12)26 alcanza el grado máximo de su semejanza con Dios, según la medida que Dios le ha fijado en su sabiduría y los méritos de la vida presente. 40. Esta visión termina de enmarcar la analogía ‘metafísico-teológica’ de la persona y expresa el sentir más hondo de la Universidad FASTA. Esta será la realidad desde la que pretendemos tensionar los saberes de la vida académica para alcanzar una integración fecunda, es decir, humanizante y salvífica a la vez. Todos los saberes, en nuestra Universidad, deberán ordenarse a la consideración, afirmación e iluminación de la dignidad personal del hombre desde su horizonte de trascendencia. Se trata de manifestar claramente, como verdad acuñada por la Revelación Divina y la cultura católica, qué hombre hay en el entramado de las disciplinas y asignaturas que hacen a la docencia y a la investigación; y se sigue, naturalmente la contraria: qué hombre no hay o no debe haber en ese entramado. 41. La persona debe aparecer en su tensión perfectiva como individuo y como miembro de una comunidad de personas. Como individuo, es lo más perfecto de la naturaleza, destinado a ser todas las cosas en tanto participa de la realidad del espíritu, ‘a imagen y semejanza de Dios’. Pero a la vez, la persona humana aparece con toda su natural ordenación a la vida social, porque necesita de los demás hombres para perfeccionarse en el intercambio de bienes y sobre todo en la construcción y participación del Bien Común. La persona que se perfecciona, llega a ser algo muy perfecto que tiende a irradiar la verdad y el bien sobre los demás, por la esencial difusividad de éstos. La persona culta irradia así sobre la civilización, configurando un hábitat humano adecuado para la perfección de las personas, como ciudad y como tradición que alimenta a las sucesivas generaciones27. 42. De este modo evitamos toda consideración ‘individualista’ o ‘colectivista’ de la persona; nos ponemos más allá de toda ideología que aísle y desampare a la persona humana bajo el pretexto de una libertad sin contornos, o que disuelva a la persona en los intereses del Estado, o del progreso o flujo de un devenir sin sentido, es decir, en el fondo, nihilista. 43. “El ordenamiento armonioso de las condiciones sociales es uno de los máximos imperativos de nuestro tiempo. Por ello, en el sentido más noble, la cultura es inseparable de la política, entendida 26 Sobre esta triple perfección con que se mide la imagen y semejanza de Dios en el hombre, consultar a SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. Th. I Pars, q. 93, a. 4. 27 Cf. FÓSBERY, A. Op. cit. p. 631. Soler 5942 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires [email protected] República Argentina 12 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO como el arte del bien común, de la justa participación en los recursos, de la ordenación y colaboración dentro de la libertad. La cultura tiene que ayudar a esta noble tarea política sin dejar que nadie se apropie indebidamente de la cultura y que la instrumentalice para sus propias miras de poder”28... “...la persona, en cuanto tal, se reserva en términos absolutos una superioridad ontológica, ya que éticamente nunca puede ser absorbida por lo social. Hay en la cultura católica una prioridad de perfección que mira a la persona. Sobre ella se asienta la formalidad cultural. Después, o secundariamente, el hombre se proyecta sobre el bien común en busca del bien vivir... EL instinto de simpatía lo lleva a cultivar la amistad, la afabilidad, la jovialidad, el agradecimiento, la cortesía, la verdad. Se hace de esta manera discreto, justo, veraz; evita la mentira, la maledicencia, la calumnia; se siente obligado a reparar. Sólo en este sentido de perfección social, la sociedad deviene también sujeto de la formalidad cultural, pero en este caso, manifestándose más bien como civilización...29. 44. Esta noción de persona, así definida, hará las veces de un objeto formal ‘quod’ de la investigación y la enseñanza en nuestra Universidad. Será iluminante para toda la estructura académica y, por eso mismo, unificante de su despliegue científico y técnico. 45. Esta primera integración en la visión sapiencial de la persona deberá dar sentido de unidad a todas las demás integraciones que puedan sucederse. En cuanto al vasto conjunto de saberes que se cultivan en la vida universitaria, en todo campo o disciplina de conocimiento hay líneas de pensamiento que apuntan a afirmar y desarrollar el objeto propio de su especulación. Algunas de esas disciplinas tienen ya una historia trazada y comportan un cierto estilo tradicional propio del pensar; otras son novedosas y se incorporan siguiendo un legítimo intento de cambio. En nuestra Universidad, esta dialéctica del pensamiento deberá enriquecerse confrontando todas las teorías u opiniones, cuando intelectualmente correspondiere, con la noción de persona que afirmamos. Habrá casos en que esa confrontación sea innecesaria, habrá otros en que las teorías u opiniones podrán enriquecerse y habrá casos donde esas teorías contrasten con el sentir de la Universidad, y allí deberá ejercerse el discernimiento. 46. Es necesario asumir esta política, no como un poder burocrático, sino como fuerza iluminante del espíritu que debe animar a nuestra institución a buscar una común visión sobre el problema de la dignidad de la persona en el mundo de hoy. Es necesario que las respuestas aparezcan con claridad, pues es esa claridad la que se nos requiere en tanto que afirmamos que nuestra Universidad es ‘de inspiración católica’. 47. En esta reflexión nos unimos con la mirada del Papa: “... Guiados por las aportaciones específicas de la filosofía y de la teología, los estudios universitarios se esforzarán constantemente en determinar el lugar correspondiente y el sentido de cada una de las diversas disciplinas en el marco de una visión de la persona humana y del mundo iluminada por el Evangelio y, consiguientemente, por la fe en Cristo-Logos, como centro de la creación y de la historia”30. 28 FÓSBERY, Op. Cit. p. 663. Idem, pp. 400-401. 30 JUAN PABLO II, Ex corde ecclesiae, n. 16. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina 29 Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 13 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO VI.- Un paradigma apostólico-académico 48. Desde esta centralización de los objetos de estudio, queda claro que el desafío no consiste sólo en la búsqueda de una mera ‘fundamentación epistemológica’, como disquisición filosóficagnoseológica-crítica, sino en salvar la identidad católica de nuestra universidad. El desafío no consiste solamente en integrar una ciencia con otra, sino en integrar los saberes en el sentido primero y último de las cosas y de la vida humana, apelando al sentido común e iluminando desde la Metafísica y el Evangelio. 49. Esta política se instaura desde la misión de Evangelizar la cultura a través de la pastoral de la inteligencia. Es tarea de ‘inculturación’. Para llevarla a cabo tendremos que inspirarnos en el paradigma de Santo Tomás de Aquino como investigador, predicador, docente; fiel a la Tradición y al Magisterio y siempre abierto a recibir las verdades de donde provengan; riguroso y erudito en las ciencias, pero subordinándolas a todas a la sabiduría; humilde, asombrado, orante, cultual, sobrio al hablar o escribir, respetuoso; un espíritu lleno de la caridad de la verdad. Será siempre un paradigma apostólico-académico. 50. Pero no será sólo un ejemplo de actitud y conducta, sino que será fuente primordial para abrevar en los principios que permiten una inteligencia de la realidad. En este sentido, tenemos de su pluma una síntesis que posibilitará iluminar progresivamente los claustros universitarios, conforme lo indiquen los tiempos prudenciales. 51. En esa síntesis aparece, con claridad y precisión insuperables, el conocimiento ontológico-teológico de la persona humana, tensionada dinámicamente por el ser, los trascendentales y el dinamismo teologal. 52. Este horizonte descubierto a la persona, permite comprender el maravilloso dinamismo de la naturaleza en armonía con la gracia, que la supone y la eleva. Se establece así un orden moral que articula las virtudes y el decoro humanos con la Ley Evangélica y la vida en el Espíritu Santo. 53. Este paradigma iluminará nuestro discernimiento, para evitar y superar la disolución de la persona en el fenómeno de los empiristas, en las sensaciones de los sensualistas, en el fideísmo ciego que niega el valor de la razón del hombre; en todo tipo de sentimentalismo alienante, en todo racionalismo que clausure la razón ante el misterio y en todo idealismo que disuelva a la persona en un todo confuso o panteísta. 54. Frente a todas las filosofías del ‘devenir’, el pensamiento del Aquinate será el que ilumine el núcleo comprensivo del mundo, del hombre como persona y de Dios, desde la filosofía del ‘ser’, entendido como acto del ente. 55. Quedarán descartadas todas las filosofías del ‘devenir’, que disuelven la persona, para afirmar al hombre en su dignidad, desde la ‘filosofía del ser’ de Santo Tomás, que concibe al ente como aquello cuyo acto es el ser (esse). Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected] 14 FRATERNIDAD DE AGRUPACIONES SANTO TOMAS DE AQUINO ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE FIELES DE DERECHO PONTIFICIO 56. Desde esta tesitura doctrinal, y siempre bajo el amparo del Magisterio de la Iglesia y en consonancia con el tesoro de su Tradición, habrá que iluminar los claustros, yendo de la persona como ‘objeto’ de reflexión y estudio, a la persona como ‘sujeto’ viviente de la vida académica. 57. Tendremos que acercarnos a las personas para transmitir este mensaje en medio de lo que es propio de la vida universitaria. He aquí nuestro desafío apostólico-académico. Soler 5942 C1425BYN – Ciudad de Buenos Aires República Argentina Tel. /Fax: 54 – 11 – 4776 0653 [email protected]