Náufragos; Javier Arias Artacho

Anuncio
Página
1
Náufragos
Javier Arias Artacho
Página
2
Resumen
Capítulo 1. Este primer capítulo es la introducción de la novela que en capítulos
posteriores se narrara. También incluye la crítica y opinión del autor, que dice
de este relato es una historia para recordar a tantos hombres y mujeres, en
concreto a los de la historia, que buscan un futuro mejor en Europa, pero que
nosotros ignoramos.
William Campos, es un pesador, que salió de Bridgetown como cada mañana a
faenar. Mientras faenaba, encontró un velero a la deriva. Le pareció raro
encontrar un velero sin mástil por aquellas aguas, y por ello lo abordó. Allí
encontró varios cuerpos en estado de putrefacción. Horrorizado alerto al
comisario Tomas González Sánchez Araña, que junto con sus hombres y un
forense se acercaron hasta el velero y presenciaron la escena. El forense
declaró que eran once, todos ellos de origen africano (como descubrirían
gracias a su documentación). Pero algo le llamo la atención en uno de ellos. Un
varón tenía entre sus manos una mochila verde, y en ella había dos cuadernos
que narraban su historia, la historia de aquel grupo de personas, con un cruel
final.
Capítulo 2. Marcos Mbá Obama comienza a escribir en sus cuadernos varios
días después de haber embarcado hacia España. En esos momentos todos
sus compañeros estaban medio moribundos, por la falta de agua y alimento.
Marcos empieza a narrar como empezaron su viaje: su padre Jerónimo quería
una vida mejor para sus hijos, fuera de Malabo, porque a él el régimen político
lo torturaba y le hacía la vida imposible. Tras la muerte de su padre, Teresa
(madre de Marcos y Gustavo), les entregó, la caja dónde Jerónimo guardaba
los ahorros. Durante algún tiempo Gustavo y Marcos se instalaron en una
sencilla casa de Malabo, mientras Gustavo estudiaba medicina. Pero los
ahorros de su padre eran pocos, y Gustavo decidió buscar trabajo en la
plantación de cacao. Dos años después, Marcos y Gustavo, buscaron al
Página
3
contacto de su padre para emprender el viaje hacia España, y aún teniendo
poco dinero, lo consiguieron.
Era Julio del año 2.000, y los dos hermanos, montados en un Toyota Land
Cruiser, se dirigían a Nuakchot. Allí les esperaba el velero que les llevaría hacia
España. En el trayecto, Marcos comenzó a sentir como empezaba para él una
nueva vida. Y se sentía feliz por ello, aún sabiendo que iba a emprender una
travesía sin rumbo fijo, en un herrumbroso velero.
Capítulo 3. El día 3 de Agosto del 2000, Marcos y Gustavo embarcaron en el
velero, junto con treinta y cinco africanos más, cada cual de un país diferente.
Había sido un duro viaje hasta Nuakchot, pero tras varios días esperando la
llegada del resto de pasajeros, el momento de embarcar había llegado. Marcos
no estaba muy convencido de que ese velero pudiera aguantar 1.200
kilómetros hasta Fuerteventura; pero su hermano lo convenció de que había
muchísima más gente, que en peores condiciones había llegado a su destino.
Cuando ya todos estaban preparados Abdallahi Ould Naha se presento. Era el
tripulante del velero. Cuando se habían alejado unas cuantas millas de la costa,
les dio ciertas instrucciones para el viaje:
-Solo en caso extremo debéis comer la comida de reserva que hay en el
camarote. Y tan solo una vez al día podéis beber el agua común. En la
embarcación hay un teléfono satélite, que nos mantendrá siempre
comunicados con tierra. Y por último, debéis hacer los mínimos movimientos en
la eslora, para prevenir que se vuelque el velero.
El viaje parecía duro, pero Abdallahi aproximó que en cuatro o cinco días
estarían en Fuerteventura.
Capítulo 4. Eric Lumumba era un congoleño, músico en una banda de
rock&roll. Gracias a ello, o por desdicha; había recorrido muchos países
africanos. Había conocido las pésimas condiciones en las que vivía la mayoría
de africanos. Y así se lo dijo a Marcos: “Nosotros somos privilegiados, esto no
es nada”. Entonces marcos recordó el calvario que había pasado su padre,
meses atrás. La familia de Marcos pertenecía a la etnia de los bubis. El ejercito
acusó a su padre (entre otros bubis) de haber estado en una revuelta, días
atrás contra el gobierno; y de haber acabado con la vida de varios civiles.
Durante una semana lo torturaron: le hicieron beber su propia orina, le
golpearon con una barra de hierro hasta romperle varios huesos del brazo,…
Cuando lo devolvieron a su hogar ya estaba derrotado, tenía heridas internas y
externas. En el hospital solo le pudieron curar las externas, y las internas poco
a poco (durante un mes) acabaron con su vida.
Página
4
Capítulo 5. Era la primera noche que pasaban en aquel velero, rumbo a las
Islas Canarias. Mientras Gustavo dormía, Eric Lumumba le contaba su historia
a Marcos. Eric era guitarrista en su banda de rock&roll, contratada por la OMS
para tocar en aquellos lugares donde ellos iban a concienciar a la gente de la
prevención, a vacunar,… Eric había visto mucha muerte y mucho miedo en los
sitios donde había ido con African Music.
Eso le recordó a Marcos, el empobrecido estado en el que estaba Inés su
primer amor. Él era afortunado.
Eric prosiguió contándole que una vez, a 200 kilómetros de Jartum (Sudan),
había sentido la muerte muy cerca. Se les estropeo el coche, y mientras lo
arreglaban, Eric fue hacia unas chozas donde ladraban perros. No había nadie
y solo los niños lo saludaban por las ventanas con miedo. Entonces
aparecieron tres mujeres, con rostro triste. Eric llamo a Star, un componente
del grupo que sabia sudanés; éste habló con ellas. Les condujeron hasta una
choza donde se encontraba una mujer con la mirada perdida, junto a sus cuatro
hijos. Las mujeres le contaron a Star que su marido había muerto, y al no tener
suficiente alimento para sus hijos, había decidido darle de comer tan sólo a dos
de ellos, y a los otros cuatro esconderlos para que su muerte fuera menos
dolorosa. Eric se estremeció y cuando llego a Jartum contaron la historia; pero
no pudieron hacer nada, allí ya lo sabían.
Capítulo 6. Ya casi hacia 24 horas que habían partido y el motor pronunció un
extraño ruido, y se paró. Abdallahi empezó a desmontarlo.
Marcos tenía hambre y sed, rebuscó en su mochila y encontró un paquete de
galletas. Empezó a comerlas despacio, para que su hambre saciara
lentamente. Pero el resto de pasajeros lo vieron comer; Marcos fue pasando
las galletas uno a uno. También empezaron a repartirse alguna lata de
conserva y algún zumo.
Abdallahi seguía arreglando el motor: primero pidió ayuda a Gustavo para que
le ayudara a encajar una pieza, y luego a Eric para que sujetara la linterna.
Cuando terminaron de arreglarlo Abdallahi lo encendió lentamente, y este se
encendió. Pero Marcos oyó un extraño ruido, y se estremeció; aunque no se lo
dijo a nadie.
Capítulo 7. Eric seguía contándole historias de África a Marcos. Eric se
marchaba de África porque había visto mucha sangre, mucha muerte y mucho
dolor; y estaba cansado de todo aquello.
Página
5
Le contó que en Nyamata se le habían terminado las fuerzas para seguir en
África. En uno de los orfanatos donde African Music tocó, Eric conoció a una
niña, Meffo. La quiso hacer feliz, pero Meffo solo se lo agradeció con una
mirada amable, y no sonrió. Más tarde la psiquiatra del orfanato le contó a Eric
la historia de Meffo, y Eric entendió porque esa niña no sonreía:
-Meffo y su familia pertenecían a la etnia tutsi, y en la primavera de 1994 los
hutus acabaron con la vida de millones de tutsis. La familia de Meffo se
resguardo durante una temporada en una iglesia, como otros tantos tutsis. Pero
hasta en la casa de Dios hubo masacre, y los hutus entraron en la iglesia,
acabando con la vida de todos los tutsis allí presentes, excepto con la vida de
Meffo y su hermano de dos años. Ellos lograron camuflarse entre los muertos y
después pudieron huir de allí.
Capítulo 8. Habían pasado dos semanas y una tormenta desde que zarparon
de Nuakchot. Todos estaban destrozados por el sol, y algunos no podían ni
respirar. La única sombra era la del camarote, pero allí estaban los bidones de
gasolina y el olor ese fatigoso. Aún así, los africanos se turnaban para estar allí
dentro, lejos de los rayos del sol. Gustavo luchaba por proteger la vida de su
hermano Marcos, por ello aun no había entrado en el camarote. Apenas podía
respirar. Eric y Marcos lo arrastraron hasta el camarote, pero con el fétido olor
a gasolina, Gustavo no podía respirar.
Estaban vagando por el océano sin rumbo desde la tormenta. Marcos recordó
esa noche.
Capítulo 9. Marcos recordó la segunda noche en aquel velero. Después de que
Abdallahi encendiera el motor, oyó un extraño ruido en el horizonte. Y después
una lluvia inesperada empezó a caer sobre ellos. Abdallahi no podía controlar
la dirección y dejó que el mar los condujera. El GPS estaba en un lugar seguro,
junto al teléfono y el documento, allí no se mojaría, y lo podrían utilizar cuando
cesara la tormenta. Los vientos hicieron que todos se agarraran fuertemente a
algún lugar para no ser despedidos hacia el océano. Dos de los tripulantes no
tuvieron tanta suerte y cayeron al mar.
Marcos se puso a pensar, en si su muerte había llegado. Recordó como hacía
dos años, cuando todos los vecinos y familiares velaban a su padre muerto; él
había ido a la bahía, junto con Inés y habían estado hablando de la llamada de
la muerte.
Página
6
Capítulo 10. Marcos estaba en el camarote, sacó su cuaderno y se puso a
garabatear. Pensó en Inés, aquella joven a la que tanto quería y con la que
había compartido tantas cosas. Nunca la olvidaría y cuando estuviera asentado
en Europa, ellos se reunirían. Aunque Inés le decía que no se volverían a ver,
porque Marcos se olvidaría de ella en Europa.
Marcos salió del camarote y fue junto a su hermana. Se zambulló en el agua y
cuando volvió al velero, recostó la cabeza de Gustavo sobre sus pantalones
mojados.
Weddady, y algunos más también se zambulleron en el agua. Pero de repente
Weddady vio un tiburón en el horizonte.
Capítulo 11. En este capítulo se sigue narrando la noche de la tormenta. José
Luis Tonka y Francisco de Dios Rupeu (dos guineanos) luchaban al borde de la
barandilla, por rescatar a Irineo y a Víctor, que habían caído al agua. Fue inútil
porque no los veían.
Hassan estaba furioso con Abdallahi porque no les dejaba usar el teléfono ni el
GPS, para pedir ayuda, y guiarse en aquella tormenta. Entonces Hassan entró
en el camarote, y salió de él con la bolsa naranja que contenía el GPS y el
teléfono. Asombrado y furioso a la vez, echó en cara a Abdallahí que el
teléfono no tenía batería y comenzaron el forcejeo. Hassan cayó de espaldas y
con el golpe saltó la bolsa naranja. Marcos la cogió en el vuelo, antes de que
cayera al mar. Con tan mala suerte que uno a uno cayeron los objetos que
contenía la bolsa.
Capítulo 12. Un día más, bajo aquel sol abrasador, Marcos terminaba de
escribir en uno de esos cuadernos. Se levantó, y fué hasta proa esquivando
cuerpos moribundos; se paró delante de Faduma. Ésta le dijo que escribiera en
su cuaderno, su nombre, Faduma Omieh, para que se acordaran de ella quien
leyera aquellos cuadernos. Faduma Omieh, era una joven nigeriana, que salía
de su país porque después de que soldados africanos quemaron su casa, a
Faduma le ofrecieron trabajo y casa en Europa. Ella aceptó la oferta sin saber
qué tipo de trabajo iba a desempeñar. Cuando Marcos se levantó de su lado
para ir a popa junto a Gustavo y Eric, notó como se desfallecía, y se tendió
junto a dos africanos que le hicieron un hueco. Se despertó con los gritos de
los dos jóvenes, que estaban despertando a Weddady porque Faduma estaba
en el agua. Ni ella ni ninguno de los africanos tenían la fuerza como para
rescatarla.
Página
7
Capítulo 13. Era la mañana siguiente a la tormenta. Poco a poco todos
despertaron, sedientos y hambrientos.
Marcos se fijó en Abdallahi. Había luchado toda la noche por el control de la
nave. Era un hombre endurecido por las desgracias que había vivido en el
desierto. Siempre había vivido allí con los jaimas, hasta que una vez un
extranjero le ofreció ese puesto de trabajo. Había realizado dos travesías mas
como aquellas, esta era la tercera.
Aquel viaje tan solo era suerte, porque al haber perdido el GPS, ya no se
podrían orientar y perderían el rumbo. Pero en el horizonte divisaron algo, y
todos gritaron a Abdallahi. Cuanto más se acercaban más nítidos lo veían. No
sabían lo que era exactamente, pero ellos volcaron todas sus esperanzas en
que aquello era su salvación.
Capítulo 14. Marcos escribía en su segundo cuaderno. Hassan divisó
tiburones y cuando se aproximaron al velero, éste se puso a hablar con ellos,
estaba delirando.
Gustavo le contó a Marcos, que Hassan sería uno de los primeros en morir
porque se estaba secando por dentro. Hassan ya no tenía ganas de vivir su
vida había sido muy duro. Era hijo de un militar, y hasta que su padre murió su
vida estaba llena de lujos. Pero, cuando su padre falleció y los ahorros se
terminaron, él su familia malvivían. Poco tiempo después Hassan se puso
rumbo a Marruecos, donde había oído que había pateras que los conducían
hasta el estrecho de Gibraltar. Durante tres años estuvo viajando hasta
Marruecos; y de allí fue conducido hasta Granada. En Granada no tenía trabajo
y vivía en un poblado chabolista, hasta que un día la policía lo interceptó, y
junto a un grupo de mauritanos lo deportaron a Mauritania. Y cuatro años más
tarde, consiguió volver a embarcar en otra patera, esa patera.
Hassan era un hombre resistente y duro, pero las injusticias y la pobreza
podían con sus fuerzas.
Capítulo 15. Un pesquero liberiano se acercó a ellos. Spirit of the Wind. Los
Pescadores les dijeron que ellos no los podían acoger en su barco porque: 1)
No había sitio en sus bodegas; 2) Ningún puerto los dejaban amarrar levando
ilegales. Después uno de los pescadores les dijo que se encontraban a cien
millas de la costa sur del Sahara Occidental.
Finalmente les tiraron una cuerda que ataron a proa, y el pesquero tiraba de
ellos hacia las costas de las Islas Canaria. Comieron y bebieron, lo que
pudieron, estaban felices, porque por fin tenían un rumbo fijo. Todos dormían,
Página
8
cuando un estruendoso ruido a media noche, los despertó, la cuerda se había
soltado y el pesquero ya era una luz en el horizonte. Tan sólo les dejaron una
brújula.
En su tercera noche, el motor se estropeó definitivamente.
Capítulo 16. La muerte merodeaba alrededor del velero. Después de que
Irineo, Víctor y Faduma, cayeran al agua, murió Hassan Ahmat. A Hassan se lo
comieron los tiburones después de que el mismo se tirara al agua. En los
siguientes días murieron Francisco de Dios Rupeu y Mudlala. A todos ellos los
tiraron al agua, y mientras, Marcos rezaba por sus espíritus.
Poco antes de que se muriera Mudlala se acercó a Marcos, y como había
hecho con Faduma, Marcos apuntó en su cuaderno un número de teléfono y
una dirección que Mudlala le señaló. Le contó su historia. Al igual que
Faduma, ella vivía en Nigeria, en la pobreza de Lagos. Y un buen día le
ofrecieron un trabajo en Europa. Ella lo aceptó, porque necesitaba ayudar
económicamente a su familia. Su benefactor la condujo, una noche, a una casa
donde estaba reunido un grupo de gente. Allí le hicieron una ceremonia que la
despojaba de su espíritu hasta que cumpliera su deuda. La hipnotizaron. A
partir de entonces, Mudlala pertenecía a esa mafia.
Capítulo 17. El cuarto día en mar, fue muy duro. El motor se les había
estropeado y Abdallahi lo montó y desmontó cuantas veces pudo. Marcos se
derrumbó y por primera vez en el viaje, lloró. Mientras lloraba su hermano y
Eric lo consolaban diciéndole que llegarían a su destino y que allí podrían
terminar de estudiar. Eric le decía que aquellos hombres habían sido crueles,
pero que pronto les remordería la conciencia, y que, debían de tener mucho
miedo y por eso los habían dejado allí, y solo les habían dejado una brújula. La
brújula cada vez apuntaba más al norte, se estaba desviando y eso les
atormentaba.
Capítulo 18. Gustavo se estaba muriendo y Marcos lo iba aceptando poco a
poco.
Marcos recordó a su mejor profesor. Juan le enseñaba lengua castellana, pero
también le había enseñado los valores de la vida. Cada tarde ambos se
sentaban en el pórtico de la escuela a charlar. En sus últimas tardes con el
(antes de partir a ese viaje), Juan le explicó a Marcos que estaba creciendo, y
que por eso debía afrontar las cosas con madurez. Se le iban a presentar
Página
9
muchas desgracias y problemas a lo largo de la vida, pero ante todo hay que
afrontarlo y saber observar lo que nos está sucediendo.
Capítulo 19. Durante la cuarta noche y el quinto día, Abdallahi seguía
arreglando el motor, sin resultado. Todos estaban sedientos y hambrientos,
comieron y bebieron los últimos víveres. Ya no les quedaba agua, y si no caía
otra tormenta, se morirían de sed. Tampoco tenían alimentos, por eso
pensaron en pescar. Buscaron en el camarote algo que les sirviera de red,
unas bolsas. Hicieron un invento, y lo introdujeron en el agua; sin resultado, los
peces huían. También probaron a pescarlos con la mano, pero se les escurrían
de las manos, en cuanto los querían capturar.
Capítulo 20. Marcos vió en el horizonte un buque mercante. Él y algunos
africanos que todavía tenían fuerzas movieron sus brazos y gritaban, para
llamar la atención del buque. Pero no hubo resultado. Alí aturdido por el deseo
de llegar al buque, se tiró al mar, y braceó, pero pronto se cansó. Quiso llegar
hasta el velero de nuevo, pero el cansancio pudo con él y se quedó allí parado.
Dos africanos vaciaron uno de los bidones de gasolina, y se lo tiraron a Alí,
para que se agarrara a él y pudiera volver. Pero Alí no lo consiguió, y poco a
poco se fue hundiendo.
Cuando vió como se hundía Ali, Marcos miró hacia su hermano y lo vió
tumbado en el suelo, con los ojos cerrado, y supo que estaba muerto. Se
arrodilló ante él, pero no lloró, y un chorro de recuerdos le llegó al corazón. Eric
y Weddady también se acercaron al cuerpo, y rezaron por el junto a Marcos. A
la mañana siguiente, lo sumergieron en el océano.
Marcos se sentó a escribir en su cuaderno. Ya no le importaba morir.
Capítulo 21. Eric Lumumba hablo por última vez con Marcos. Estaba fatigado
por el sol. Y triste por no poder regresar algún día a su tierra. Se negaba a
aguantar, mientras Marcos lo animaba. Eric le recordó que él había sufrido
mucho, y que su vida había terminado. Solo le quedaba el recuerdo de los
suyos, de sus hermanos a la orilla del rió, pero sin Bizima, su hermano Bizima.
Fue capturado por el ejército, como niño-soldado para luchar, y se fue
formando como un sanguinario asesino. Eric siempre recordaría a su hermano.
Marcos descansó un poco, mientras le refrescaba la frente a Eric, con agua
salada. Cuando despertó, Eric estaba muerto.
Página
10
Capítulo 22. Marcos ya había perdido la noción del tiempo. Quizá habían
pasado 25 días desde que habían embarcado. Él, Weddady y Abdallahi, fueron
los últimos en morir. Marcos dejó escrito que lo había venido a buscar su
padre, había guardado su documentación en la mochila y ya estaba listo para
irse. Acurrucó la mochila y se tumbo en cubierta, mientras dejaba una vida
atrás.
Opinión personal
Mi opinión sobre este libro es negativa; porque el libro no es de mi especial
agrado, porque no es un tema que a mí me interese. Es verdad que el tema de
la migración, es un tema de actualidad, pero una novela sobre ello no capta el
interés del lector. Otro punto que no me ha gustado sobre la obra, es que el
autor, Javier Arias Artacho, ha elegido una historia real, y a la hora de
redactarla, ha tomado su propio punto de vista y no en el de Marcos, el escritor
real de la obra. La estructura del libro no me ha gustado porque los capítulos
no van seguidos en la línea del tiempo, sino que van salteados. Y eso hace que
sea más fácil perder el hilo de la historia.
Pero por otra parte el libro merece ser leído, para poder comprender la injusta
situación de algunas personas.
Análisis de los principales personajes
Para mí los principales personajes son Marcos, Gustavo, Eric y Abdallahi.
Marcos. Marcos es el protagonista de esta historia, porque es el escritor de los
cuadernos de los que Javier Arias Artacho se ha basado para escribir esta
novela. Tiene bastante miedo durante el viaje, y se intenta calmar con los
recuerdo de su país y de su gente. Es muy buena persona, porque cuando las
nigerianas le piden que las recuerde en sus cuadernos, el obediente las ayuda.
Página
11
Gustavo. Gustavo es el hermano mayor de Marcos. Tiene mucho valor al
emprender ese viaje, y como le prometió a su padre, siempre cuidaría a su
hermano. Eso es lo que caracteriza a este personaje, la protección de su
hermano: pospone su vida para que la de su hermano sea mejor, y pongo
como ejemplo cuando, cada cierto tiempo los africanos se turnaban para estar
a la sombra del camarote, y Gustavo siempre le cedía su tiempo a Marcos,
hasta que llego a un punto donde ya no podía respirar, del tiempo que había
estado expuesto al sol.
Eric. Eric es un gran luchador africano, que huye de África porque le resulta
repugnante lo que sucede en ese continente. Ha vivido muchas momentos de
tensión, y ha pasado mucho miedo; y con todo ello intenta calmar a Marcos y a
Gustavo, que se asombran de las historias de Eric.
Abdallahi. Abdallahi es el que dirige la embarcación. Es un hombre duro, que
se atiene a ciertas reglas y es el dominante en la embarcación. También sufre
por la dura travesía, pero no lo expresa al resto de tripulantes, como hacen la
mayoría; e intenta redimir sus necesidades.
La migración actual (África-España)
Desde la Antigüedad, la Península Ibérica en general ha sido un foco de
inmigrantes. Pero desde hace unos años, son millones los inmigrantes que
pasan la frontera ilegalmente. Y en su mayoría son africanos los que llegan a
nuestras costas.
Las historias de los africanos que emigran de sus países son muy variadas, y
nunca emigran de allí por placer; en ocasiones es porque están amenazados
por el gobierno, porque la pobreza es superior a sus recursos, o por fantásticas
ofertas de benefactores crueles. Ellos embarcan en pateras hacia un viaje que
les hacen creer que es fácil, pero llegan a situaciones de extrema necesidad y
en las que muchos mueren. Después en España pueden ser deportados
nuevamente a su país, y si con suerte se quedan aquí, tienen muchos
problemas con el Gobierno, con los papeles y para poder encontrar un trabajo.
Uno de los grandes negocios de los jefes de mafias es el tráfico de mujeres nigerianas
con fines de explotación sexual.
Uno de los debates que actualmente azota nuestro país es si es justa o no la nueva
Ley de Extranjería, y si en realidad, es necesaria una ley que haga más difícil a los
extranjeros llegar a nuestro país.
Página
12
Descargar