APL I CA C IÓ N D E LA AG ENDA P ARA DE SP UÉ S DE 2 0 1 5 : NO TA D E O R IENTACIÓN DEL FIDA N O 1 Promover las asociaciones para favorecer una transformación rural inclusiva y sostenible ©FIDA/G.M.B. Akash Existe un amplio acuerdo en que las asociaciones —tanto a escala mundial como en los países— serán decisivas para alcanzar los objetivos de la agenda para el desarrollo después de 2015. Las asociaciones son necesarias para movilizar nuevos recursos —financieros y de otra índole— y para crear nuevas sinergias entre las diferentes fuentes de financiación, e imprescindibles para estimular medidas conformes con las nuevas metas y objetivos y garantizar que todos los interlocutores trabajen en pos de los mismos objetivos. Ahora bien, decidir qué asociaciones entablar y constituirlas de manera que puedan aportar el mayor valor agregado posible a las distintas partes interesadas en la agenda para después de 2015 no es tarea fácil. Y es que, además, las asociaciones también pueden comportar riesgos y desafíos. Para que sea sólida, una estrategia de asociación destinada a aplicar la agenda para después de 2015 debe basarse en un mismo modo de entender las distintas funciones y expectativas, y en la existencia de condiciones que favorezcan la confianza, el respeto, la transparencia y la rendición de cuentas. Esto también se aplica a la perfección a todos los elementos que componen la agenda para después de 2015 que, considerados en conjunto, pueden impulsar una transformación inclusiva y sostenible del sector y de los medios de subsistencia rurales. Asociaciones como esas —entre instituciones públicas, asociados en el desarrollo, el sector privado, centros de investigación y mujeres y hombres de las zonas rurales y sus organizaciones, en sus diferentes combinaciones— deben respetar por encima de todo las necesidades, las opiniones y las capacidades de las mujeres y los hombres del medio rural. Además, deben basarse en la confianza, y muy frecuentemente tienen que ir acompañadas de medidas y contar con interlocutores que ayuden a infundir esa confianza, —y las instituciones de desarrollo suelen ocupar una posición idónea para representar ese papel, junto con las organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos. Por último, las asociaciones suelen necesitar mecanismos innovadores que permitan reducir los costos de transacción, nivelar el “terreno de juego” y reducir las asimetrías de poder, especialmente en lo relativo a la participación en el mercado. LA EXPERIENCIA DEL FIDA EN LA PROMOCIÓN DE ASOCIACIONES En los últimos años, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) ha fortalecido el enfoque con que aborda las asociaciones aprovechando, en consonancia con una estrategia de asociación bien delineada, las oportunidades existentes en este campo y reduciendo al mínimo los riesgos. Como Una estrategia en favor de las asociaciones En 2012, la Junta Ejecutiva del FIDA aprobó una estrategia de asociación con el objetivo de arrojar más luz sobre los motivos por los que el FIDA debía entablar determinadas asociaciones, qué resultados deseaba que esas asociaciones alcanzaran y con qué entidades debía asociarse. En esa estrategia el concepto de asociación se define como “una relación de colaboración entre actores institucionales que combinan sus fortalezas y recursos complementarios y trabajan juntos de manera transparente, equitativa y mutuamente beneficiosa para lograr una meta común o llevar a cabo tareas específicas”. Además, se afirma lo siguiente: “los asociados comparten los riesgos, las responsabilidades, los recursos y las ventajas de esa colaboración y aprenden de ella mediante una labor sistemática de seguimiento y revisión.” organismo especializado de las Naciones Unidas e institución financiera internacional que centra exclusivamente su labor en el desarrollo rural y la agricultura de pequeñas explotaciones, el FIDA ocupa en el sistema del desarrollo internacional una posición única que le permite aunar a toda una serie de asociados en el desarrollo en pos de una transformación rural inclusiva y sostenible.1 En el modelo operativo del FIDA, las asociaciones con los gobiernos son la base para formular programas de desarrollo rural que respondan a las necesidades específicas de un país y región. Sin embargo, el éxito de estos programas depende en gran medida de la colaboración con otros asociados en el desarrollo, centros de investigación, el sector empresarial y la sociedad civil. La estrecha colaboración con las mujeres y los hombres de las zonas rurales, y con sus organizaciones, ha resultado decisiva para comprender los problemas propios de cada contexto y hallar soluciones duraderas a los mismos. Las asociaciones también han demostrado ser fundamentales para alcanzar un impacto mayor. Cada día más, un enfoque de asociación es fundamental para que los gobiernos consigan estimular el interés del sector privado en la agricultura y los sistemas alimentarios, con miras a crear nuevas fuentes de ingresos, mercados y oportunidades laborales para los pequeños agricultores y la población rural pobre. Sea cual sea el tipo de asociación, su éxito se ha basado en el hecho de compartir los mismos intereses y objetivos, en la confianza y el respeto, y en la voluntad común de empoderar a los habitantes del medio rural para que sean ellos mismos quienes, como promotores del desarrollo sostenible, mejoren su existencia y transformen el sector rural. EL RESPETO COMO FUNDAMENTO DE LAS ASOCIACIONES ENTRE LOS ACTORES DEL DESARROLLO Y LAS PERSONAS QUE VIVEN EN LA POBREZA Para alcanzar el éxito, una asociación necesita un reto u objetivo común, y las partes han de respetar sus intereses legítimos, inquietudes y capacidades respectivos para contribuir al logro de ese objetivo. En particular, un respeto auténtico debería ser el fundamento de toda colaboración entre las instituciones de desarrollo y las personas a las que estas prestan sus servicios. En lo que al FIDA se refiere, esto significa actuar partiendo del supuesto de que las mujeres y los hombres de las zonas rurales que viven en la pobreza deben ser los protagonistas de su propio desarrollo, respetar sus inquietudes y su capacidad de delinear un futuro para ellos mismos y sus comunidades, y colaborar con los gobiernos y otros asociados en el desarrollo con el fin de potenciar las capacidades de los habitantes del medio rural y crear oportunidades para que estos consigan mejorar su existencia. Significa garantizar que esas mujeres y hombres hagan valer realmente sus opiniones en las decisiones que les afectan, en esferas como los programas de desarrollo, la investigación y el fomento de tecnologías y la creación y prestación de servicios públicos, entre otras. Y significa asimismo invertir en la creación de las condiciones que permitan a cientos de millones de pequeños agricultores desarrollar plenamente su potencial y alimentar así a sus familias, comunidades y sociedades, al tiempo que contribuyen a recuperar los ecosistemas, combatir el cambio climático y crear empleos decentes y valor económico. LAS INSTITUCIONES DE DESARROLLO COMO INTERMEDIARIAS PARA LA CREACIÓN DE ASOCIACIONES 1Para más información sobre el concepto de “transformación rural”, puede consultarse el documento de síntesis del FIDA sobre la agenda para después de 2015, que está disponible (en inglés) aquí: http://www. ifad.org/governance/post2015/ Overview_PolicyBrief_web.pdf La experiencia del FIDA demuestra el importante papel que pueden jugar las instituciones de desarrollo como catalizadoras de asociaciones entre interlocutores con intereses y objetivos distintos aunque quizá interrelacionados. Las asociaciones pueden cultivarse y entablarse, por ejemplo, entre diferentes componentes del sector privado o centros de investigación, actores públicos y la población rural pobre, aunque esto es algo que casi nunca sucede automáticamente. Las instituciones de desarrollo deben trabajar como facilitadoras de esas asociaciones, sacando partido de sus mandatos y recursos para reducir los costos de transacción y los riesgos, fomentar el entendimiento recíproco e infundir confianza. LAS CADENAS DE SUMINISTRO AGRÍCOLA INCLUSIVAS ENTENDIDAS COMO “ASOCIACIONES” A través de los proyectos que respalda, el FIDA suele prestar asistencia a los gobiernos para elaborar acuerdos de colaboración entre empresas privadas y grupos de pequeños productores de determinadas cadenas de valor.2 En estos casos, las empresas por lo general acceden a nuevos mercados o fuentes de abastecimiento, mientras que los agricultores y otros habitantes pobres del medio rural se benefician de la ampliación de su acceso a los mercados, la tecnología, los servicios, la innovación, los conocimientos y el empleo. Los gobiernos desempeñan la función esencial de mejorar el entorno normativo nacional para promover modelos de negocios inclusivos y equitativos, vinculando a los agricultores con las empresas privadas y aportando infraestructuras y bienes públicos esenciales. La función de una institución de desarrollo en estos casos es usar su poder de convocatoria o su presencia sobre el terreno para reducir los riesgos o aumentar los incentivos para las partes interesadas, de manera que estas puedan trabajar juntas en un terreno de juego más nivelado. Los modelos de inversión inclusivos que vinculan entre sí a los pequeños agricultores, las entidades públicas y las grandes empresas a veces se denominan “asociaciones públicoprivadas”. Ahora bien, para que la función que los pequeños agricultores desempeñan en estas asociaciones sea más visible y reconocible, es preciso añadir a esta expresión la palabra “productores”, de manera que pase a ser “asociaciones entre el sector público, el sector privado y los productores” (conocidas como asociaciones 4P). De acuerdo con el enfoque aplicado por el FIDA, esta expresión remite a formas concretas de reconocer, —tanto desde una perspectiva conceptual como en la práctica,— la especificidad de los productores en pequeña escala como agentes privados distintos de las empresas privadas de mayor tamaño, y de admitir que a menudo hay que tomar medidas puntuales para establecer relaciones imparciales y equitativas con el fin de que los acuerdos relacionados con las cadenas de suministro del sector agrícola sean verdaderamente inclusivos. Con frecuencia esas medidas consisten, por ejemplo, en prestar apoyo a los pequeños productores para que pongan en pie organizaciones que puedan funcionar como intermediarias en sus relaciones comerciales. Los pequeños productores de Guatemala aprovechan las asociaciones para abrirse a nuevos mercados Cuando acabó la guerra civil en Guatemala, en 1996, el FIDA ayudó a organizaciones como el Fondo Nacional para la Paz (FONAPAZ) a reintegrar a las víctimas del conflicto en la sociedad. Asociándose con FONAPAZ, en 1998 el FIDA comenzó a respaldar proyectos de fomento de la seguridad alimentaria y desarrollo rural en El Quiché. En 2006 financió un nuevo programa, denominado FIDA Occidente, que se centraba en impartir capacitación a los pequeños agricultores y proporcionarles la infraestructura necesaria para obtener productos de mejor calidad y hacerlos llegar a los mercados. Con el apoyo de FIDA Occidente, los agricultores han formado asociaciones de productores que han contratado a técnicos y construido nuevos sistemas de riego, instalaciones de almacenamiento y plantas de envasado. De esta forma han conseguido una producción, en particular de cebollas y ejotes (judías verdes), de mayor calidad. Entablando alianzas con asociados del sector privado, como la Asociación Guatemalteca de Exportadores (AGEXPORT), —que presta asistencia en la comercialización, el envasado y la promoción de la imagen de marca de los productos regionales—, los agricultores de El Quiché venden ahora sus cebollas y ejotes a algunas de las cadenas minoristas más grandes del mundo. Las asociaciones de pequeños agricultores de El Quiché han obtenido ingresos brutos de alrededor de USD 530 000 por los ejotes que producen, USD 150 000 por las arvejas chinas (guisantes), USD 72 000 por las cebollas y USD 62 000 por la achicoria. Esos programas también han creado aproximadamente 250 nuevos puestos de trabajo repartidos por toda la cadena de suministro y han abierto nuevas oportunidades para que las mujeres puedan dedicarse a actividades empresariales. Fuente: http://www.ruralpovertyportal.org/country/voice/tags/guatemala/guatemala_smallholders. ASOCIACIONES CON LAS ORGANIZACIONES POPULARES RURALES PARA CAMBIAR LAS POLÍTICAS Para el FIDA, las organizaciones populares del mundo rural son importantísimas para difundir, a escala nacional y no solo, las opiniones y preocupaciones de grupos muy amplios, aunque demasiado a menudo marginados, de ciudadanos. Estas organizaciones llevan a cabo esa labor en todos los ámbitos, desde los mercados hasta la esfera normativa. Para ser eficaces, sin embargo, las organizaciones populares de las zonas rurales a menudo tienen que desarrollar sus capacidades y poder dialogar en condiciones de igualdad con los gobiernos, los actores privados, las instituciones 2Desde 2010, el 75% de todos los nuevos proyectos aprobados y financiados por el FIDA incluye un componente relacionado con las cadenas de valor. de desarrollo y otras partes interesadas. Las instituciones de desarrollo pueden empoderar a las organizaciones populares del medio rural asociándose con ellas para llevar adelante programas de desarrollo y procesos de concertación. La experiencia del FIDA con el Foro Campesino y el Foro de los Pueblos Indígenas demuestra que si uno se toma en serio este tipo de alianzas puede contribuir enormemente a concebir y ejecutar políticas y programas de desarrollo rural como es debido. El Foro Campesino y el Foro de los Pueblos Indígenas del FIDA: asociaciones en marcha El Foro Campesino y el Foro de los Pueblos Indígenas nacieron en 2005 y 2012, respectivamente, como procesos de consulta y diálogo, permanentes y concebidos desde la base, entre las organizaciones de pequeños agricultores y productores rurales, las organizaciones de pueblos indígenas, el FIDA y los gobiernos, y sus prioridades son el desarrollo rural y la reducción de la pobreza. En ambos casos, la colaboración con las organizaciones populares de base y el diálogo a escala regional e internacional se refuerzan mutuamente. Estos foros, que están en total consonancia con los objetivos estratégicos del FIDA y se cimientan en una colaboración concreta a nivel nacional y regional, se reúnen cada dos años para celebrar una consulta mundial, coincidiendo con el Consejo de Gobernadores, y ofrecen al FIDA y los gobiernos la posibilidad de conocer puntos de vista esenciales para que los intereses y las posibilidades de sus miembros no se ignoren en los procesos de desarrollo institucional y formulación de políticas. ASOCIACIONES EN PRO DE LOS CONOCIMIENTOS La cooperación Sur-Sur y triangular está ayudando a impulsar la innovación y la aparición de nuevos mecanismos capaces de generar impacto en el ámbito del desarrollo rural. Antes, este tipo de cooperación consistía principalmente en compartir tecnologías, métodos y enseñanzas en esferas técnicas, como el mejoramiento genético del ganado, la salud, la elaboración de alimentos y el aprovechamiento eficiente del agua. Ahora, en cambio, también engloban el diálogo permanente sobre cómo coordinar las políticas regionales y el intercambio de conocimientos (teóricos, prácticos y especializados) y recursos. A raíz de una serie de acontecimientos recientes, el comercio Sur-Sur y las corrientes de inversión extranjera directa han aumentado, al igual que los movimientos a favor de la integración regional, la transferencia de tecnología y el intercambio, entre otras cosas, de soluciones y expertos. Las instituciones de desarrollo pueden jugar un papel importante en este campo, favoreciendo las ocasiones de intercambiar conocimientos. La colaboración del FIDA con el Gobierno de China —en particular por medio del Fondo de Desarrollo China-África— ha dado lugar, por ejemplo, a importantes ocasiones de aprendizaje común e innovación en torno a las políticas agrícolas, el sector agroindustrial y la mecanización, y la investigación y el desarrollo. Desde la perspectiva del período posterior a 2015, habrá que tratar de ampliar enormemente las asociaciones en esta esfera. ASOCIACIONES PARA MOVILIZAR FINANCIACIÓN Por último, un aspecto clave en el que las instituciones de desarrollo tienen que seguir tratando de entablar nuevas y mejores asociaciones para la transformación rural es el de la cofinanciación. En 2014, el FIDA aprobó 33 nuevos proyectos, de los que 28 habían atraído cofinanciación nacional, ya sea del sector privado local o del gobierno nacional. Si se consideran todas las formas de cofinanciación —tanto nacional como internacional—, el FIDA ha conseguido movilizar USD 1 100 millones adicionales respecto de los USD 713 millones, aproximadamente, que ha invertido con cargo a sus propios recursos. Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola Via Paolo di Dono, 44 00142 Roma, Italia Tel: (+39) 06 54591 Fax: (+39) 06 5043463 Correo electrónico: [email protected] www.ifad.org www.ruralpovertyportal.org ifad-un.blogspot.com www.facebook.com/ifad instagram.com/ifadnews www.twitter.com/ifadnews www.youtube.com/user/ifadTV Diciembre de 2015 CONCLUSIÓN Las asociaciones serán cruciales para que la puesta en práctica de la agenda para el desarrollo después de 2015 tenga como resultado una transformación inclusiva y sostenible del mundo rural. La experiencia del FIDA demuestra que, en este campo, las asociaciones deben basarse no solo en objetivos comunes, sino también en la confianza y el respeto, y prestar gran atención al empoderamiento de las mujeres y los hombres pobres de las zonas rurales como agentes clave del cambio. Su experiencia también demuestra que las instituciones de desarrollo pueden desempeñar un importante papel como facilitadoras y promotoras de asociaciones inclusivas que favorezcan la transformación rural, especialmente en las esferas de la participación en los mercados, el diálogo sobre políticas, la financiación y los conocimientos.