La Viruela de los Canarios La consulta telefónica angustiada de un canaricultor de Almería ha despertado en mi conciencia la necesidad de informar sobre mi experiencia, sufrida el año pasado, de la temible enfermedad que afecta a los canarios y fringílidos en general, llamada VIRUELA, pues como dijo algún sabio: «Mata más pájaros la ignorancia que las enfermedades». Vaya poner un ejemplo práctico de lo ocurrido en dos criaderos de canarios, como podría ser el nuestro y el de un amigo que nos pide un favor. Por experiencia sé que no nos concienciamos del verdadero peligro hasta que nos afecta a cada uno en particular. Un criador X, amigo de nuestra sociedad, piensa irse de vacaciones en agosto y nos pide que le echemos un vistazo a sus canarios. Como nunca le ha afectado a este criador la viruela pulmonar o cutánea, piensa que no existe y, por tanto no vacuna. Una vez acordado con el amigo de turno, que le mire los canarios durante el mes de agosto se va muy tranquilo de vacaciones. Durante los primeros días de agosto, todo marcha muy bien, pero al final, sobre el día 20, aparece en la voladora un pájaro con problemas respiratorios. El amigo, como buen criador, piensa que lo mejor es coger el canario enfermo y apartarlo en una jaula de cría contigua, para darle algún tratamiento de antibióticos. Le llama por teléfono a su amigo y le consulta qué hacer, contestándole el amigo que no se preocupe por un pájaro enfermo. Pero el daño ya está hecho y el canario ha estado en las manos del criador amigo, que ha pasado ahora a otra habitación continua, quizá en compañía de otros pájaros reproductores. Cuando el cuidador regresa a los dos o tres días para seguir alimentando a los canarios, se encuentra que varios más de ellos están enfermos en la voladora, con los mismos síntomas que el primero. Al observar al canario enfermo que apartó anteriormente, lo encuentra muerto en el fondo de la jaula. Lo coge con la mano para retirarlo, pensando que lo mejor es guardarlo en el frigorífico para poder enseñárselo a su amigo, que pronto volverá de sus vacaciones. A primeros de septiembre, vuelve el criador afectado y se encuentra con una enfermedad inhabitual, que no comprende, pero que se ha extendido rápida por las voladoras de los jóvenes que están acabando la muda. Presentan problemas respiratorios graves y una mortandad de dos a tres pájaros por día. El criador opta por llevar alguno de estos pájaros enfermos al veterinario para que le dé su opinión. Este le aconseja que siga un tratamiento de antibióticos y un seguimiento de la evolución de la enfermedad, ya que esta solución resulta mucho más económica y fácil de aplicar, que un análisis de posible virus en un laboratorio especializado; así pasa todo el mes de septiembre. En octubre, la enfermedad se sigue extendiendo por todo el criadero, afectando también a los reproductores, y cuando decide vacunar, ya es tarde, pues no solamente morirá la mayor parte de los canarios, sino que además la viruela ya se ha contagiado al criadero del amigo que le cuidó los pájaros durante las vacaciones. MI CASO PARTICULAR Yo era de los que creían que la viruela pulmonar no existe, pues siendo criador de canarios durante más de treinta años, nunca me había atacado ni la había observado de cerca, ni siquiera en el criadero de un amigo. Los primeros síntomas comenzaron al final de diciembre, en una voladora de unos cincuenta canarios juntamente con tres pardillos y tres verderones. Parte de estos canarios estuvieron expuestos en el nacional de Sevilla y los tres pardillos, de sexo macho, me los dio un amigo, que los tenía en un balcón de su casa. Primeros síntomas El día dos de enero, al observar unos síntomas respiratorios raros (inflamación de garganta, inflamación de la base de la lengua, inflamación de oídos, inflamación de un ojo o los dos, embolamiento de plumas y dificultad para comer), cojo dos canarios afectados y me vaya una clínica veterinaria próxima, diagnosticándome al día siguiente el resultado del análisis: infección por Streptococos + Cándida. El tratamiento aconsejado por el veterinario fue Septrin + Mycostatin, siete días en el agua de bebida. Después de unos días de mejoría pasajera, siguen apareciendo más canarios enfermos y muriendo uno a dos diarios. A continuación, les suministro Minocic1ina +Nitrofurantoina, durante cinco días, incluyendo ácido Propiónico en la pasta de continuo (contra los hongos). Siguen muriendo, manifestándose el contagio sólo en esa voladora inicial. Después de consultar otra vez con un amigo experto en antibióticos, me aconseja Augmentine 750/125 g (Amoxicilina + Ácido Glavulánico), un sobre por litro de agua, durante cuatro días. Pero sigue el goteo de enfermos y bajas. Llevo dos canarios a otro veterinario para practicarles necropsia y análisis, el cual dictamina que se trata de una sinusitis infecciosa, producida por Micoplasmas y otras bacterias. El tratamiento aconsejado por el veterinario es Tiamulina 0.5 x litro de agua, durante diez o doce días. Al inicio de este tratamiento con Tiamulina, noto una mejoría, ya que pasan varios días sin nuevos enfermos ni bajas, pero a los diez días del inicio del tratamiento, comienzan a enfermar y morir más. Dejo de darles tratamiento de antibióticos varios días, durante los que les suministro Ceclor 500g, una cápsula disuelta en un litro de agua, juntamente con un complejo vitamínico, por si fuera Tricomonas (la bacteria causante de la enfermedad de los ojos hinchados). Pero las muertes continúan, porque los pájaros afectados no pueden comer ni respirar. Entre tanto, llamo a dos amigos criadores importantes de Italia, aconsejándome Baitril (Emofloxacina), durante cinco días, y recomendándome que vuelva a analizar los canarios enfermos. Mientras les suministro el tratamiento de Emofloxacina + vitaminas + protector hepático, sin mejoría aparente, decido volver a analizar varios canarios enfermos. Como estaba en contacto con tres veterinarios y un químico analista, envío de nuevo dos canarios a cada uno de los tres veterinarios, insistiéndoles en que le hagan un análisis viro lógico. Recibo los resultados durante los días 20 a 25 de marzo. 1 ° veterinario: El nuevo análisis da positivo en tricomonas, aconsejándome el tratamiento de Ronidazol (Metrodinazol) en polvo, disuelto en agua a razón de 8 gramos x litro, más un complejo vitamínico y protector hepático. No hace ninguna mención a infección por virus de Viruela, 2° veterinario: El día 21 de marzo, se recoge del criadero un ejemplar con disnea y abdomen distendido, pero sin aparentes síntomas respiratorios. El resultado de las analíticas realizadas concluyen que el canario murió de una parasitosis por Tenias. A este canario se le realizó un cultivo yantibiograma, sin resultar concluyente, ya que no consideramos como causa primaria del cuadro del aviario. Así mismo se le realizó un análisis de Micoplasma, que resultó negativo. El análisis da positivo de Tenias intestinales y piensa que no es viruela, pues ve escasa la mortandad para ser un virus tan mortífero. El tratamiento aconsejado para la infección de Tenias es Flubenol Janssen, que es un antihelmíntico oral de amplio espectro, para cerdos y aves. 3° veterinario: Es el primero en darme la mala noticia, llamándome por teléfono el día 30 de marzo, al recibir el resultado del análisis de HISTOLAB (Diagnóstico Histopatológico Veterinario), confirmándome que da positivo del Poxvirus de la Viruela Aviar, cuyo diagnóstico es: neumonía proliferativa asociada a infección por Poxvirus, aconsejándome separar rápidamente las aves enfermas y sospechosas de las sanas y sacrificar los ejemplares más afectados. Limpieza y desinfección profunda con desinfectantes de amplio espectro (lejía) de las instalaciones yutensilios del aviario. Vacunación con vacuna específica de la Viruela de canarios en la membrana del ala de todos los pájaros. Y aconsejándome que no incorpore nuevos ejemplares ni reciba visitas de compañeros de afición. En los últimos días de marzo, coincidiendo con el informe de positivo en Viruela Aviar, descubro que el contagio se ha extendido a los canarios de otra habitación de mi criadero, pues tengo cuatro habitaciones separadas y con medidas de higiene independientes, para impedir la rápida propagación de las enfermedades. Esta lentitud del contagio de una habitación a otra, pienso que fue lo que más despistó a los veterinarios, pues después de varias visitas a mi criadero, y no viendo gran mortandad ni muchos pájaros enfermos, creían que no se trataba de un virus contagioso. El 30 de marzo visita mi criadero el veterinario José Eladio Ortuño, en compañía de su ayudante y amigo Manolo Peñalver, recogiendo varios ejemplares con distintos síntomas y muestras diversas, opinando in situ que es una enfermedad claramente respiratoria y que otra u otras enfermedades se están aprovechando de la debilidad de los canarios del aviario. El cuadro inicial principal de sinusitis parece haberse atenuado, pero los síntomas respiratorios han pasado a ser muy agudos y mortales. Se procesan las muestras recogidas observándose una parasitación por Coccidios y Candias abundantes (las Candias y hongos en general se aprovechan de los largos tratamientos de antibióticos para proliferar). Después de realizar una necropsia, se mandan a analizar a un laboratorio especializado en aves, CESAC (Centro de SanitatAgrícola de Catalunya), el día 31 de marzo, recibiendo el informe final sobre la patología el día 8 de abril, confirmando la infección por Poxvirus, informe que detallo a continuación: La causa del cuadro respiratorio y mortalidad en este criador de canarios es Viruela Aviar. Las lesiones proliferativas de multiples tejidos epiteliales y los cuerpos de inclusión intracitoplasmáticos eosinófilos son características de esta enfermedad. El canario tiene una combinación de las formas cutáneas y respiratoria de esta enfermedad, pero otros tejidos epiteliales (por ejemplo la glándula uropigea, epitelio biliar en el hígado, y aparentemente el epitelio tírnico) se hayan también afectados. Los demás procesos infecciosos y parasitarios concurrentes son consecuencia del estado de inmunodepresión de los canarios enfermos. Teniendo en mi poder la confirmación de dos veterinarios del contagio de Poxvirus, me acerco a la clínica Veterinaria de Juan Martinez, con otro canario recien muerto al que le hace la necropsia en mi presencia confirmándome también que es Viruela Aviar, a la vista de las lesiones en pulmones, tráquea e inflamación de la base de la lengua. Este diagnóstico se confmna in situ mediante tinción de los tejidos, que pone de manifiesto la presencia en la células de "Cuerpos de Bollinger" que es la tarjeta de presentación del virus como lesión típica. Entre tanto, las semanas pasan y nos encontramos a mediados de marzo cuando por fin se ponen de acuerdo los tres veterinarios en la misma patología. Pero mi sorpresa no acaba cuando no coinciden en el tipo de vacuna a emplear. Uno me aconseja vacunarlo con la vacuna de los pollitos (NOBILIS OVO-DIPHTHERlN) y los otro dos, con la específica de canarios (POULVAC P CANARY). Acuciado por la rapidez en conseguir la vacuna, y también por la gran cantidad de pájaros que tengo que vacunar, decido la más barata y fácil de conseguir (NOBILIS OVO-DIPHTHERIN) vacunando durante los días 12 a 18 de abril a todos los pájaros de mi criadero. En total, unas 230 parejas reproductoras, más los hijos nacidos de la primera postura (unos 350) y, además, los reproductores de reserva. Solamente dejo sin vacunar, por consejo del veterinario Juan Martínez, la habitación pequeña de los Cardenalitos, pues al tener calefacción, estar más aisladas del resto y ser la primera en la que suministro la comida, se pensaba que no cogerían la Viruela. MANEJO DE LA VACUNA La caja de la vacuna de los pollitos (NOBILIS OVO-DIPHTHERlN y la de HIPRAPOX) contiene dos frascos, más un punsón con dos agujas. Un frasco contiene un líquido disolvente y el otro frasco la vacuna viva liofilizada, debiendo mezclar el líquido disolvente con la pastilla de la vacuna y removerlo para que se disuelva homogéneamente. Al punsón con dos agujas, se le debe de quebrar una de ellas, pues al estar pensado para manejarlo con pollos, las agujas están muy separadas y se le puede hacer daño en la musculatura y huesos del ala al canario, al intentar atravesar la membrana. El resultado de la mezcla de los dos frascos contiene vacuna suficiente para mil canarios; no obstante, la vacuna que no se utilice durante el mismo día, se debe de tirar y no tratar de aprovecharla para el día siguiente. Vacunar todos los canarios reproductores en fase de cría, durante la primera y segunda postura, además de vacunar todos los hijos, agrupándolos después de los 40 días, me supuso un gran problema. Pero le cogí la práctica y, con la ayuda de otra persona, iba vacunando todos los hijos que apartaba de los padres, antes de echarlos a la voladora de muda. A los 20 días de vacunar con la citada vacuna, la enfermedad estaba atenuada, aunque seguía apareciendo algún caso en los reproductores, siendo la mortandad lenta, de unos 3 o 4 pájaros diarios en todo mi criadero. Seguía esperando notar la mejoría a partir de los 30 días. Comentando mi problema en mi Sociedad, otro compañero de afición, se interesó por mi problema, pues a él le estaba ocurriendo lo mismo y también acababa de vacunar con la vacuna de los pollitos NOBILIS OVO-DIPHTHERIN. La gran debacle llegó a los 35 días de haber vacunado, pues explotó la Viruela pulmonar juntamente con la cutánea, por todo el criadero, incluida la habitación de los Cardenalitos, donde todavía no había vacunado. Por tanto, al final de mayo, la situación estaba peor que nunca, con todas las parejas en fase de cría y produciendo enfermos entre los reproductores, entre los pollos en los nido y entre los jóvenes separados en las voladoras. Se daba el caso de que al sustituir muchos canarios reproductores enfermos o muertos por otros aparentemente sanos, al mes morían en idénticas circunstancias que los anteriores, estando incubando o criando a sus hijos. Rápidamente llegué a la conclusión que en mi caso particular me equivoqué al vacunar con la vacuna viva de Viruela Aviar de los pollitos (tanto la de NOBILIS en primer lugar, como la de HIPRAPOX, con la que vacuné las últimas veces), pues al ser diferente cepa, no erradicó la Viruela respiratoria sino que, además, se sumó a la ya existente, apareciendo canarios con pústulas externas (correspondientes al cuadro de Viruela cutánea), las cuales no se habían manifestado hasta entonces, muriendo en esos días de mayo, de lOa 15 pájaros diarios. Todos los canarios muertos que iban apareciendo, los incineraba en una especie de cubo metálico que tenía expresamente para ese uso. Gracias a la rápida intervención de mi amigo y criador Juanfran, que cogiendo un avión se fue a Bélgica y me trajo las necesarias dosis de Viruela específica del virus del canario (POULVAC), volví a vacunar otra vez a todos los canarios (hasta los pequeños en cañones, que estaban dentro de los nidos), notándose la mejoría a los 20 días y desapareciendo totalmente el virus a los 40 días de haber empleado la última vacuna. La caja de vacuna contra la Viruela de (POULVAC) también contiene dos frascos que hay que mezclar, uno con líquido y otro con una pastilla. Una vez disuelto el líquido en el frasco de la pastilla, se deja la mezcla en el último frasco, para mojar con el punzón de dos agujas, que en este caso no requiere quebrar una de ellas, pues están más juntas y pensadas específicamente para traspasar la membrana alar de los canarios. Aunque en las instrucciones dice el prospecto que hay dosis para unos 50 canarios, todos los frascos llevan suficientes dosis para vacunar de 70 a 100 canarios. Lo más práctico es juntar las dosis de 2 vacunas para aprovechar más el líquido, llegando con la suma de estas 2 a más de 250 ejemplares. En el caso de vacunar una vez contraída la enfermedad, la marca aconseja esterilizar la punta de las agujas, pasándolas por encima de una llama de alcohol o una vela de cera. Pero hay que tener cuidado y no mantener mucho tiempo las agujas sobre el fuego, pues si se calientan demasiado, al mojar otra vez en el líquido de la vacuna, puede ocurrir que el virus vivo atenuado que contiene, muriese por el exceso de calor. CONCLUSION FINAL Después de haber vacunado en varias ocasiones todos los pájaros de mi criadero, en primer lugar con la vacuna de los pollitos y, después, con las específicas de canarios, (y si tenía duda de que no había vacunado algún grupo de canarios, los volvía a vacunar), he adquirido la experiencia derivada de haber vacunado a miles de canarios y haber soportado la enfermedad en mi criadero durante seis meses y haberla superado, que es lo importante. Por tanto, me queda el orgullo de haber vencido a la temible Viruela y no haber contagiado a los pájaros de otros criaderos, pues mi problema se desarrolló solamente durante la fase de cría. He esperado a finalizar la cría del año siguiente, para tener seguridad del resultado, y después de mi experiencia puedo afirmar que con la vacuna adecuada, el virus de la Viruela aviar desaparece y se puede criar al otro año con toda tranquilidad. Los buenos resultados actuales me avalan, pues he criado más canarios que ningún otro año, llevando anillados actualmente, al final de la cría, unos mil seiscientos, con las doscientas treinta parejas reproductoras, estando a principios de setiembre al terminar el presente artículo, y pienso volver a vacunar a todos los hijos a primeros de octubre. Mi consejo personal para vacunar a los canarios, sería el de vacunar antes de la cría a todos los pájaros reproductores, cuidando no introducir después nuevos pájaros en el criadero. El mes para vacunar depende cuando se inicie la cría: lo normal sería entre Enero y Febrero, vacunando otra vez todos los hijos nacidos, cuando hayan acabado la muda, en mi caso es cuando refresca la temperatura, por el mes de septiembre a octubre. Hay que perder el miedo a informar de la posible existencia de la Viruela Aviar en nuestros criaderos, pues solamente el conocimiento y la ayuda de los compañeros hace que la enfermedad desaparezca antes y así impedir que se extienda a otros criadores amigos. Se debería exigir la vacunación de Viruela Aviar a los pájaros de los criadores que participen en concursos importantes, pero claro, siempre llegará la picaresca del veterinario amigo, que te pueda hacer los certificados. Lo que sí está claro, es que, el criador que vacuna todos los años nunca la ha padecido, y el que la ha sufrido, después de vacunar con la vacuna específica, no la ha vuelto a padecer. Extraída de la Revista Ornitología Práctica