DECLARACIÓN PÚBLICA EN DEFENSA DE LA VIDA HUMANA

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DECLARACIÓN PÚBLICA
EN DEFENSA DE LA VIDA HUMANA INOCENTE
Ante la sentencia judicial de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires
que ha autorizado un aborto en una persona menor de edad, la Facultad de Derecho, el
Instituto de Bioética y el Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Pontificia
Universidad Católica Argentina declaran:
Al tiempo que expresamos nuestro respeto para con las personas involucradas en
esta dolorosa y penosa historia, no podemos dejar de hacer una reflexión jurídica y ética
desde nuestra misión universitaria ante un injusto fallo que autoriza la muerte de una
persona por nacer, vulnerando su derecho fundamental a la vida e introduciendo en la
convivencia social una dinámica de discriminación hacia los más débiles.
En efecto, la Constitución Nacional protege la vida del ser humano desde el
momento mismo de la concepción. A tal fin incorpora con jerarquía constitucional los
siguientes tratados internacionales de derechos humanos (art. 75 inc. 22 CN): 1) la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que reconoce que “persona es todo ser
humano” (art. 1) y que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida...a partir del
momento de la concepción” (art. 4); 2) la Convención de los Derechos del Niño, que
considera niño a “todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los
dieciocho años de edad” (cfr. art. 2 de la Ley 23.849 ratificatoria de la Convención); 3) el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que prohíbe aplicar la pena de
muerte a mujeres en estado de gravidez (art. 6 inc. 5).
Por su parte, el art. 75 inc. 23 del texto constitucional establece que será facultad
del Congreso Nacional dictar un régimen de seguridad social especial e integral en
protección del niño en situación de desamparo, “desde el embarazo hasta la finalización
de la lactancia, y de la madre...”.
En concordancia, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires garantiza que
todas las personas en la provincia gozan del derecho “a la vida, desde la concepción
hasta la muerte natural” (art. 12º).
Ante esta normativa constitucional es objetable la constitucionalidad del art. 86
inc. 2 del Código Penal que considera no punible el aborto de un embarazo resultante de
una violación de una mujer idiota o demente. Nunca es el aborto una conducta autorizada
o permitida por la ley, de modo que en ningún caso se puede autorizar judicialmente a
quitarle la vida a un ser humano.
A mayor abundamiento, el Código Civil reconoce que son personas físicas “todos
los entes que presentasen signos característicos de humanidad, sin distinción de
cualidades o accidentes, son personas de existencia visible” (art. 51) y “son personas por
nacer las que no habiendo nacido están concebidas en el seno materno” (art. 63).
Además, el Código Civil regula lo relativo a la patria potestad, entendida como el
“conjunto de deberes y derechos que corresponden a los padres sobre las personas y
bienes de los hijos, para su protección y formación integral, desde la concepción de éstos
y mientras sean menores de edad y no se hayan emancipado” (art. 264).
Sin duda la mujer violada no es culpable de la situación planteada, sino que ella
es, por el contrario, una victima; pero la injusta agresión sufrida no se repara con otra
agresión igualmente injusta contra una nueva victima inocente como es el concebido,
sino más bien con una atención y contención de la mujer violada y del mismo bebé, que
eventualmente puede encontrar una familia a través del instituto de la adopción. No se
puede confundir el agresor y considerar de esta manera al bebe inocente y condenarlo a
muerte. Recordamos que el Estado Argentino está obligado a respetar el art. 3 de la
Convención sobre los Derechos del Niño en tanto establece que “en todas las medidas
concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar
social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
condición primordial a que lo que se atenderá será el interés superior del niño”.
El hecho que la mujer menor de edad que vive este acontecimiento tenga
capacidades especiales, hace que todas las determinaciones que se tomen, en los distintos
ámbitos de decisión, deban ser aún más cuidadosas y respetuosas de su libertad y de sus
derechos, tutelados por sus padres o tutores: cuidado especial de su privacidad, de la
intimidad de su vida sexual, de las circunstancias familiares y sociales. Consideramos que
las dimensiones éticas y humanas deben prevalecer por encima de cualquier interés
sectorial, político, ideológico o mediático que pretenda aprovecharse de estas personas
para impulsar el aborto en nuestra patria.
1ro. de agosto de 2006
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