Participación y consenso educativo, a los 25 años de la LODE1

Anuncio
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
Participación y consenso educativo,
a los 25 años de la LODE1
Ana Leturia Navaroa
Universidad del País Vasco
Sumario: 1. Introducción 2. Los pilares constitucionales del sistema educativo: Art. 27
Constitución Española. 3. Aportaciones de la LODE en la conguración del sistema
educativo vigente. 4. El derecho a la participación educativa: de la LODE a la LOE.
5.-Consideraciones nales.
Resumen
Ante los 25 años de la LODE y la demanda de un pacto escolar de Estado, se trata
de recordar los elementos conguradores del sistema educativo que fueron en su día,
también, fruto del consenso. Entre ellos la participación, que como principio jurídico
inspira todo el ordenamiento, también el sistema educativo: las actividades educativas,
la programación general de la enseñanza, la creación de centros docentes y el control y
gestión de los centros. La Constitución Española junto con el derecho a la educación y la
libertad de enseñanza reconoce el derecho a la participación educativa que ofrece vías
para la efectiva realización de los derechos y deberes educativos.
Palabras clave: Derecho a la educación, libertad de enseñanza, creación de centros,
poderes públicos, derecho de participación, Consejo Escolar del Estado, Consejo Escolar
de centro.
Abstract
In view of the 25th anniversary of the LODE (Organic Law on the Right to Education) and the
demands for a State agreement on education, we should remember the elements shaping
the educational system which were at the time also the result of consensus. One of them
is participation as a legal principle that inspires the whole system, also the educational
one: educational activities, the general program of teaching, setting up new schools and
the control and management of schools. The Spanish Constitution recognizes along with
the right to education and academic freedom, the right to educational participation that
offers ways for the effective fulllment of educational rights and duties.
Keywords: right to education, academic freedom, setting up new schools, public
authorities, right to participation, State School Council, School Council.
1 Este trabajo se realiza dentro del Proyecto I+D DER 2009-06965 (Subprograma JURI), y con el patrocinio de
la ayuda a los Grupos de investigación UPV/EHU 2009, GIU 09/17.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
47
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
Introducción
En tiempos de búsqueda de consensos necesarios para abordar las exigencias actuales
del sistema educativo, es preciso tener presentes los pilares constitutivos del sistema, y
aanzarlos. Sobre ellos, y con su inspiración se trata de encontrar soluciones.
El sistema educativo vigente, fundamentado sobre el Art. 27 de la Constitución Española
de 1978 (CE en adelante), es uno de los exponentes más claros del consenso y de las
mutuas cesiones que tuvieron que darse para hallar el punto de equilibrio necesario para
que la CE pudiera salir adelante.
La LODE plasmó el
consenso social y
político de la época
y reguló aspectos
del Artículo 27 de
la Constitución y es
una norma básica del
sistema educativo
vigente.
Sobre ese consenso quedó diferida para un momento posterior la regulación de aspectos
especícos del Art.27CE. La LODE plasmó el consenso social y político de la época
y reguló aspectos del Art.27CE estableciendo un modelo de sistema educativo cuyos
elementos signicativos siguen todavía, y con algunas modicaciones, en vigor. Por ello,
la LODE constituye una de las normas básicas que conguran el sistema educativo
vigente, ya en el siglo XXI.
De todos los elementos conguradores recogidos en la LODE, nos centraremos en el de
la participación de la comunidad educativa y en las modicaciones que se han dado en
su regulación desde la LODE a la LOE.
Los pilares constitucionales del sistema educativo: Art. 27 Constitución
Española
La normativa que regula el sistema educativo constituye un subsistema del ordenamiento
jurídico general2; por lo que le será de aplicación la normativa básica constitucional que
recoge los elementos conguradores del sistema. El Art.1.1 CE establece, de un lado,
que el modelo de Estado vigente es el de un Estado social y democrático de Derecho; un
Estado de carácter autonómico, Art.2 de la CE, que conlleva una división competencial
entre el Estado central y las Comunidades Autónomas. Al mismo tiempo, propugna
como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el
pluralismo.
Entre los valores superiores se sitúa también la dignidad de la persona. El Art.10.1CE
establece que ““la dignidad de la persona y los derechos inviolables que le son inherentes,
el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social””. En el marco de un Estado social y
democrático de Derecho, los valores superiores citados, se proyectan y se concretan en
el reconocimiento de derechos inviolables que les son inherentes; nos encontramos con
la categoría de los derechos fundamentales reconocidos en la CE.
2 LLAMAZARES FERNÁNDEZ, D. (2007) Derecho de la libertad de conciencia, vol II, Madrid: Civitas-Thomson,
p. 89ss.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
48
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
Prestaremos especial atención a la participación, elemento estructural del ordenamiento.
Como principio constitucional se deduce del Art. 9.2CE in ne, donde se establece que
corresponde a los poderes públicos promover las condiciones y remover los obstáculos
para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en los que se integra sean
reales y efectivas, y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política,
económica y cultural.
Este principio desempeña una función informadora, básicamente integradora e
interpretativa del ordenamiento. Se trata de un principio estructural que despliega su
ecacia en materia de organización de estructuras, y en las normas de funcionamiento
de las mismas. Ahora bien, se encuentran relacionados el establecimiento de estructuras
participativas y la consecución de objetivos materiales. Es decir, la existencia de
estructuras participativas puede generar contextos abiertos, plurales y dinámicas que
constituyan ámbitos adecuados para garantizar la efectividad de derechos y libertades3.
El Art. 27CE reconoce derechos fundamentales propios del ámbito educativo. Es de
todos conocida la naturaleza transaccional de este precepto que consiguió darle forma
jurídica a un pacto en materia educativa, y ofrecer cobertura a pretensiones e intereses
que, en su expresión maximalista, serían incompatibles.
El Art. 27.1CE establece que ““todos tienen derecho a la educación””, y reconoce a
continuación la libertad de enseñanza. Con este reconocimiento conjunto se quiso
alcanzar una solución conciliadora al conicto que tras las nociones de educación y
enseñanza se encuentra, y que sitúan a fuerzas político-sociales que responden a
posicionamientos ideológicos diversos4.
Jurídicamente, se trata de dos derechos fundamentales del mismo rango que gozan
de máximas garantías5. En ese sentido constituyen, de un lado, derechos subjetivos
para sus titulares, pero detentan también una vertiente objetiva, al igual que todos
los derechos fundamentales, en virtud de la cual se erigen en fundamento axiológico
del propio sistema jurídico. Constituyen la proyección de los valores superiores del
ordenamiento reconocidos en el Art.1.1CE ––libertad, igualdad, justicia y pluralismo–– y en
el Art.10.1CE ––dignidad de la persona y libre desarrollo de la personalidad––.
El derecho a la educación se concibe como un derecho de carácter eminentemente
social, directamente relacionado con el valor superior de la igualdad; en ese sentido,
3 LETURIA, NAVAROA, A.,(2006) El derecho a la participación educativa, Bilbao: Servicio Publicaciones de la
Universidad del País Vasco, pp. 37ss.
4 GARRIDO FALLA y otros, (1985) Comentarios a la Constitución, Madrid: Civitas, p 552ss. PUELLES
BENÍTEZ, M. (1999 ) Educación e ideología en la España contemporánea, Madrid:Tecnos, pp. 393ss. Del
mismo autor (2007) Política y educación en la España contemporánea, Madrid: Universidad Nacional de
Educación a Distancia, pp. 124 ss.
5 SATRUSTEGUI, M., en LÓPEZ GUERRA y otros (2007) Derecho Constitucional, Valencia: Tirant Lo Blanch,
Valencia, p. 385 ss.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
49
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
El derecho a la
educación se concibe
como un derecho
de carácter social,
relacionado con
el valor superior
de la igualdad;
en ese sentido, el
sistema educativo
tiene entre sus
objetivos compensar
desigualdades.
el sistema educativo tiene entre sus objetivos compensar desigualdades6. La libertad
de enseñanza se acerca a la consecución del valor superior de libertad; todo proceso
educativo que busque el desarrollo personal, intelectual y social de los ciudadanos debe
regirse en un contexto de libertad7. Situados ambos en un mismo nivel jurídico, es preciso
tratar de lograr su ejercicio simultáneo.
Ante conictos jurídicos que puedan plantearse hay que tener presente que el Art. 27.2CE
establece que ““la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y
libertades fundamentales””. Se sostiene que aquí se recoge el ideario educativo de la
Constitución8 que presenta una vertiente personal que debe posibilitar el libre desarrollo
de cada alumno atendiendo a su propia identidad, junto con una vertiente social, relativa
a la dimensión socializadora de la educación en la formación de ciudadanos. Este
precepto es una proyección del citado Art.10.1CE.
El equilibrio entre el desarrollo de la identidad personal y el respeto a los principios
constitucionales está presente en el Art.27.3 CE donde se establece que ““los poderes
públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la
formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones””. El
derecho de los padres debe hacerse compatible con la libertad religiosa y de conciencia
del alumnado, derecho fundamental reconocido en el Art.16.1CE que lleva a excluir
cualquier tipo de adoctrinamiento. Igualmente, este derecho debe ser compatible con las
exigencias que la propia LODE, Art.18, establece a los centros públicos de desarrollar
sus actividades con sujeción a los principios constitucionales y garantía de la neutralidad
ideológica. Al respecto habrá que tener presente el Art.16.3CE donde se establece el
carácter aconfesional o laico del Estado, junto con un deber de cooperación que habrá
de mantenerse con las confesiones religiosas atendiendo a las creencias de la sociedad,
por ejemplo a través de acuerdos de cooperación. El Tribunal Constitucional considera
que el derecho de los padres a elegir la formación religiosa y moral de sus hijos deriva
de la libertad de enseñanza, igual que la libertad para crear centros docentes y la libertad
de cátedra del profesorado9.
En esta misma dirección de equilibrio y limitación recíproca, el Art. 27.5CE establece
que los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación mediante una
programación general de la enseñanza y con la creación de centros docentes. La CE
asigna a los poderes públicos el papel rector y garante del derecho a la educación,
declarando constitucionalmente obligatoria y gratuita la enseñanza básica, Art. 27.4CE.
En esta dirección, el Art. 27.8CE prevé que los poderes públicos inspeccionarán y
homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes.
6 LLAMAZARES FERNÁNDEZ, D., op. cit. pp. 93ss.
7 Ibídem. 96ss.
8 STC 5/1981 Voto Particular I.
9 STC 5/1981 Fundamento Jurídico 7.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
50
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
Se constitucionaliza la
nanciación pública de
la enseñanza privada, o
de iniciativa social, en
los términos que la ley
determine.
Lejos de constitucionalizar la competencia exclusiva de los podes públicos, o un monopolio
en esta materia, el número siguiente, el Art. 27.6CE reconoce a las personas privadas
la libertad para crear centros docentes, y el Art. 27.9CE prevé que los poderes públicos
ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la ley establezca. Se
constitucionaliza pues, la nanciación pública de la enseñanza privada, o de iniciativa
social, en los términos que la ley determine.
Del Art. 27.5CE se desprende que los poderes públicos en lo que respecta a la creación
de centros docentes contarán con la intervención de los sujetos afectados; se prevé que
la iniciativa privada participe en la prestación. Se ve en ello una proyección del principio
de participación10.
En la misma dirección, el propio 27.5CE establece que en la programación general de
la enseñanza, los poderes contarán con la participación efectiva de todos los sectores
afectados. También, el Art. 27.7CE prevé que el profesorado, los padres y el alumnado
intervendrán en el control y gestión de los centros sostenidos con fondos públicos.
Diversas leyes han desarrollado el contenido del Art.27CE. En la actualidad la legislación
básica educativa se encuentra en la Ley Orgánica 8/1985 de 3 de julio que regula el
Derecho a la Educación (LODE en adelante) y en la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo,
de Educación (LOE en adelante)11.
La LODE sigue hoy en vigor. Si bien las sucesivas leyes orgánicas en materia educativa
la han ido parcialmente derogando y modicando, es hoy, tras veinticinco años, norma
de referencia.
Aportaciones de la LODE en la conguración del sistema educativo
vigente
La LODE representa el consenso social existente en materia educativa; una opción de
realización conjunta de los derechos e intereses implicados en el Art.27CE. Esta ley ha
seguido la doctrina del Tribunal Constitucional (TC en adelante) recogida en la sentencia
5/1981 de 13 de febrero y raticada en la STC 77/1985 de 27 de junio, lo que le ha
dotado de gran estabilidad. Lo consensuado en la LODE sigue hoy estando en vigor, y
congurando elementos estructurales del sistema educativo.
10 LLAMAZARES FERNÁNDEZ, D., op cit., pp. 99ss.
11 La LODE derogó la denominada LOECE LO 5/1980 reguladora del Estatuto de Centros Escolares, primera
ley que desarrolló el Art. 27 CE durante el gobierno centrista de UCD que supuso una dura batalla entre la
derecha y la izquierda, vide. PUELLES BENÍTEZ, Educación……op cit., 396ss. Analiza cada una de las leyes
PUELLES BENÍTEZ, Política…… op cit. 135ss.
La LOE derogó la LOGSE (Ley Orgánica 1/1990 de Ordenación General del Sistema Educativo), la LOPEG
(Ley Orgánica 9/1995 de Participación, Evaluación, y Gobierno de Centros Docentes); ambas aprobadas
durante la Administración socialista. También derogó la LOCE (Ley Orgánica 10/2002 de Calidad de la
Educación) aprobada bajo el gobierno popular.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
51
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
El contenido de la LODE podemos sistematizarlo en cuatro bloques: a) el reconocimiento
de derechos y deberes; b) la determinación de los nes de la educación; c) integración
de los centros en un sistema mixto; d) la participación.
La LODE reconoce
derechos a los
miembros de
la comunidad
educativa. Se trata
de la concreción
de derechos
fundamentales
reconocidos en la CE.
Respecto al reconocimiento de derechos y deberes educativos (a) el título preliminar de
la LODE reconoce derechos a los miembros de la comunidad educativa. Se trata de la
concreción de derechos fundamentales reconocidos en la CE, así como el reconocimiento
de otros derechos de rango legal.
El Art.1 reconoce a todos ––españoles y extranjeros–– el derecho a la educación, a una
educación básica que les permita el desarrollo de su propia personalidad y la realización
de una actividad útil a la sociedad; esta educación será obligatoria y gratuita en el nivel
básico, y en la formación profesional de primer grado, según establezca la ley; todos
tienen derecho a niveles superiores de educación según sus aptitudes y sin discriminación
por el nivel socio económico. El Art.3 garantiza al profesorado la libertad de cátedra
orientada a la realización de los nes y principios educativos.
El Art.4 reconoce a los padres o tutores el derecho a que sus hijos o pupilos reciban
una educación de calidad, a escoger centro docente, a que reciban formación religiosa
y moral, a estar informados del progreso del aprendizaje e integración socio-educativa
de sus hijos, a participar en el proceso de enseñanza y aprendizaje, a participar en la
organización, funcionamiento, gobierno y evaluación del centro, y a ser oídos en las
decisiones que afecten a la orientación académica de sus hijos.
Asimismo, como responsables de la educación de sus hijos o pupilos les corresponde
adoptar las medidas necesarias para que sus hijos asistan regularmente a clase,
proporcionar los recursos necesarios para el progreso escolar, estimularles para las
actividades de estudio, participar en actividades para la mejora del rendimiento de los
hijos, y apoyar el proceso educativo en colaboración con los profesores y el centro;
respetar y hacer respetar las normas del centro y la autoridad e indicaciones educativas
del profesorado; fomentar el respeto por la comunidad educativa.
De estos derechos y responsabilidades se desprende el papel esencial que corresponde
a los padres en el proceso de enseñanza y aprendizaje de sus hijos, donde se les
reconocen importantes derechos de participación. Será cuestión de determinar cómo se
garantizan estos derechos.
El Art. 6 reconoce al alumnado derechos y deberes básicos. Algunos de ellos son
proyección directa de derechos fundamentales reconocidos en la CE: derecho a recibir
una formación integral, derecho a que se respete su identidad, integridad y dignidad,
derecho a que se respete su libertad de conciencia y convicciones, derecho contra la
agresión física o moral, y derecho a participar en el funcionamiento y en la vida del centro.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
52
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
Se reconoce también el derecho a que se valore con objetividad su dedicación, esfuerzo
y rendimiento, el derecho a recibir orientación, a recibir ayudas y apoyos precisos y a la
protección social ante casos de infortunio.
Correlativamente deben estudiar y esforzarse para conseguir el máximo desarrollo de
sus capacidades y respetar las normas de organización y convivencia del centro, así
como, entre otros aspectos, asistir a clase con puntualidad y seguir las directrices del
profesorado.
La LODE garantiza
también a los padres y
al alumnado la libertad
de asociación en el
ámbito educativo y el
derecho de reunión del
profesorado, personal
de administración y
servicios, padres y
alumnado.
La LODE garantiza también a los padres y al alumnado la libertad de asociación en el ámbito
educativo y el derecho de reunión del profesorado, personal de administración y servicios,
padres y alumnado. Derechos importantes para el ejercicio de la participación.
¿Garantiza el sistema educativo estos aspectos? Tras el reconocimiento de estos
derechos residen hoy importantes retos de mejora del sistema educativo.
El Art. 27.2CE se proyecta en el Art.2 LODE donde se establece que la actividad educativa,
orientada por los principios y declaraciones de la CE, tendrá como nes (b), entre otros:
el pleno desarrollo de la personalidad humana; la formación en el respeto de derechos
y libertades, la igualdad entre hombres y mujeres y el ejercicio de la tolerancia y la
libertad dentro de los principios democráticos de convivencia; la adquisición de hábitos
intelectuales y técnicas de trabajo y conocimientos; la capacitación para el ejercicio de
actividades profesionales; la formación en el respeto de la pluralidad lingüística y cultural
de España; la preparación para participar activamente en la vida social y cultural; la
formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos, la prevención de
conictos y resolución pacíca de los mismos y la no violencia en todos los ámbitos de
la vida personal, familiar y social.
Sobre esta base, la LOE orienta el sistema educativo a la consecución de estos mismos
nes, añadiendo otros como: la educación en la responsabilidad individual y el mérito
y esfuerzo personal; el desarrollo de la capacidad del alumnado para regular su propio
aprendizaje, desarrollar la creatividad, la iniciativa personal y el espíritu emprendedor; la
capacidad para la comunicación en la lengua ocial y coocial, si la hubiere, y en una o
más lenguas extranjeras; la preparación para el ejercicio de la ciudadanía y la participación
en la vida económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable, y con capacidad
de adaptación a las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento.
La LOE en su Art. 1 explicita una serie de principios en los que se inspira el sistema
educativo. Entre ellos: calidad, equidad, igualdad de oportunidades, inclusión,
compensación de desigualdades y no discriminación; transmisión y puesta en práctica
de valores como la libertad, responsabilidad, ciudadanía, solidaridad, tolerancia,
igualdad, justicia, respeto; educación y aprendizaje permanente; exibilidad para
adecuar la educación a los intereses del alumnado; orientación educativa y profesional;
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
53
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
esfuerzo individual y motivación del alumnado; esfuerzo compartido; autonomía de
los centros; participación en el control y gestión de centros; prevención y resolución
pacíca de conictos; igualdad entre hombres y mujeres; consideración de la función
docente; fomento de innovación y experimentación educativa; evaluación; cooperación
entre el Estado y las Comunidades Autónomas y entre Administraciones educativas y
Corporaciones locales.
La LOE establece en el Art. 2.2 que ““los poderes públicos prestarán una atención
prioritaria al conjunto de factores que favorecen la calidad de la enseñanza y, en especial,
la cualicación y formación del profesorado, su trabajo en equipo, la dotación de recursos
educativos, la investigación, la experimentación y la renovación educativa, el fomento de
la lectura y el uso de bibliotecas, la autonomía pedagógica, organizativa y de gestión,
la función directiva, la orientación educativa y profesional, la inspección educativa y la
evaluación””.
Cuando en estas fechas se habla de la necesidad de un pacto de Estado en materia
educativa12, las necesidades giran alrededor de aspectos recogidos en las normas como
derechos, nes o principios. Se insiste en la formación y refuerzo del profesorado como
eje del sistema educativo; la autonomía de los centros junto con rendición de cuentas;
la dotación de medios; corresponsabilidad de la comunidad educativa; la equidad y el
apoyo a las necesidades educativas especiales; afrontar el abandono y el fracaso escolar,
modicar los modos de enseñanza y aprendizaje, atendiendo también a la excelencia.
Aquí están los retos del sistema educativo del siglo XXI. Es preciso avanzar sin volver
atrás, sobre los elementos estructurales ya consensuados en la normativa vigente.
El Título I de la LODE se reere a los centros docentes. Si bien las sucesivas leyes
orgánicas educativas han ido derogando y sustituyendo el contenido de este título,
siguen en vigor principios y criterios básicos para la conguración de la ordenación de
los centros docentes (c).
La autonomía de los
centros es uno de los
pilares del sistema
educativo que la LOE
desarrolla en los
artículos 120 y 125 y
sobre el que se vuelve
a tratar estos días.
Entre ellos destacaremos el Art. 15 que desde su redacción original prevé que ““los
centros tendrán autonomía para establecer materias optativas, adaptar programas a
las características del medio en que estén insertos, adoptar métodos de enseñanza y
organizar actividades culturales escolares y extraescolares””, en la medida en que ““no
constituya discriminación para ningún miembro de la comunidad educativa, y dentro
de los límites establecidos por las leyes””. La autonomía de los centros es otro de los
pilares del sistema educativo sobre el que se vuelve estos días13. La LOE desarrolla este
aspecto, Arts. 120-125.
12 Véase la entrevista al Ministro de Educación Ángel Gabilondo, en Cuadernos de Pedagogía, nº 399. marzo
2010.
13 Autonomía como instrumento de mejora, la necesaria formación del profesorado, corresponsabilidad con
la Administración, rendición de cuentas y evaluación, participación de la comunidad, son aspectos que
se desarrollan de modo extenso en el nº 13, marzo 2010, de la Revista del Consejo Escolar del Estado,
Participación Educativa, http://www.educacion.es/cesces/revista/presentacion_revista.htm .
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
54
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
En lo que respecta a los centros públicos, quedan en vigor pocos artículos. Sobre
organización de los centros el Art.18 establece que ““todos los centros públicos
desarrollarán su actividad con sujeción a los principios constitucionales””, garantía
de neutralidad ideológica y respeto de las opciones religiosas y morales a que hace
referencia el Art. 27.3 CE. Corresponderá a la Administración educativa competente, y
en todo caso a los órganos de gobierno del centro velar por la efectiva realización de
los nes educativos, la mejora de la calidad de la enseñanza y garantizar la neutralidad
ideológica y religiosa, así como el respeto el derecho de los padres a que sus hijos reciban
formación religiosa y moral de acuerdo con sus propias convicciones (Art. 27.3CE). Este
aspecto continúa hoy teniendo actualidad.
De nuevo se vuelve sobre la necesidad de encontrar un equilibrio entre la neutralidad
ideológica y religiosa de los centros públicos, junto con la garantía del derecho de
los padres a que sus hijos reciban formación religiosa. Se trata de un tema difícil y
jurídicamente condicionado a los Acuerdos rmados con la Santa Sede en 1979. Delicado
es también el tema de la presencia de signos religiosos en los centros públicos: ¿son
compatibles con la neutralidad religiosa que la LODE establece?
Expresamente, la LODE recoge que el principio de participación de los miembros de la
comunidad escolar inspirará las actividades educativas y la organización y funcionamiento
de los centros públicos, Art.19. Como analizaremos a continuación, el desarrollo de la
participación de los miembros de la comunidad educativa en la actividad escolar, salvo
alguna normativa14, es algo que queda a la autonomía de cada centro. La ley sólo
garantiza el contenido del derecho a la participación en la organización y funcionamiento
de los centros.
Una de las
aportaciones de la
LODE ha sido la de
congurar el sistema
educativo con un
carácter mixto o dual
con un componente
público mayoritario
y uno privado de
magnitud considerable.
Una de las aportaciones signicativas de la LODE, y así lo recoge en su preámbulo,
ha sido la de congurar el sistema educativo con un carácter mixto o dual con un
componente público mayoritario y uno privado de magnitud considerable. Existían
precedentes en esta dirección, pero la LODE dispuso un sistema de conciertos que
ha posibilitado la ayuda pública prevista en la CE a los centros privados que ofrezcan
enseñanzas gratuitas y satisfagan necesidades de escolarización. Este sistema sigue hoy
vigente complementado con previsiones en la LOE que establece que la prestación del
servicio público de la educación se realizará a través de los centros públicos y privados
concertados; integra ambos centros dentro del servicio público educativo.
La LOE parte de la consideración de que todos los centros que prestan el servicio
público de la educación, los de titularidad pública y los privados concertados, asuman
su compromiso social con la educación y realicen una escolarización sin exclusiones.
Considera la LOE que es preciso acentuar el carácter complementario de ambas redes;
14 Existen normas que prevén órganos para desarrollan la participación de los padres y alumnado, a través
de sus asociaciones, o de órganos como la Junta de delegados de alumnos en los Institutos de Secundaria,
o los delegados de grupo, LOE 194.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
55
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
a cambio, deberán recibir recursos materiales y humanos necesarios, y para ello la
sociedad debe dotar adecuadamente el servicio público educativo. Desde los poderes
públicos se le pide a la red concertada una mayor implicación en la consecución de los
retos del sistema educativo; su legitimación y consideración social se vería reforzada
según la función que desempeñe en la consecución de objetivos de interés general15.
El principio de participación informa la relación entre ambas redes escolares. Se trata
de superar confrontaciones, y abogar por el carácter complementario de la enseñanza
pública y la concertada de iniciativa social16 en la prestación de un servicio público de
calidad, equidad y excelencia.
El principio de participación (d) reconocido en el Art. 9.2CE se ha proyectado en el
sistema educativo. Para empezar, el propio proceso de enseñanza y aprendizaje está
inspirado por la participación; se concibe como una actividad compartida, y se insiste en
la importancia de la educación participativa en la consecución de los objetivos educativos.
En este sentido, la LODE reconoce a los padres el derecho ““a participar en el proceso de
El principio de
participación (d)
reconocido en el
Art. 9.2CE se ha
proyectado en el
sistema educativo.
enseñanza y aprendizaje de los hijos””. Asimismo les corresponde ““participar de manera
activa en las actividades que se establezcan en virtud de los compromisos educativos
que los centros establezcan con las familias, para mejorar el rendimiento de sus hijos””;
““conocer, participar y apoyar la evolución de su proceso educativo, en colaboración con
los profesores y los centros””.
En lo que respecta al alumnado se les reconoce el derecho a participar en el
funcionamiento y en la vida del centro, y se establece entre sus deberes básicos
el de ““participar en las actividades formativas y, especialmente, en las escolares y
complementarias””.
Existe consenso al armar que para que la actividad educativa cumpla con los objetivos
previstos (Art.1LODE, Art.2 LOE) es necesario contar con la acción conjunta tanto del
centro educativo junto con el alumnado y los padres, así como las Administraciones
implicadas y la sociedad en su conjunto. Cada centro educativo dentro del ámbito de
autonomía podrá desarrollar vías de participación.
Las exigencias normativas parten del reconocimiento constitucional de la participación
educativa en la programación general de la enseñanza y en el control y gestión de
los centros, Arts. 27.5 y 27.7 CE. No son las únicas vías para desarrollar ámbitos de
participación educativa; ahora bien, es la prevista por la legislación básica como garantía
del contenido esencial del derecho fundamental a la participación educativa. A ello nos
referiremos en este trabajo.
15 ROMEA SEBASTIÁN, A., (2003). Régimen jurídico de los centros concertados, Madrid: Thomson-Aranzadi.
p. 269.
16 LETURIA NAVAROA, A., (2007) ““Del principio de subsidiariedad al principio de participación en la prestación
del servicio público de la educación en España””, Federalismo scale, princpio di sussidiarietà e neutralità dei
sorvizi sociali erogati. Esperienze a confronto. Bologna: Bononia University press, pp. 203-227.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
56
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
El derecho a la participación educativa: de la LODE a la LOE
Nos encontramos ante derechos subjetivos positivizados en la CE y dotados de máxima
protección jurídica, dada su posición en el articulado constitucional. El TC en su doctrina
se ha referido al derecho de participación previsto en los Arts 27.5 y 27.7 CE; igualmente
lo ha calicado como derecho subjetivo consagrado ex constitutione17. Se trata de
derechos fundamentales18, de carácter autónomo y sustantividad propia. Al mismo
tiempo, se encuentran íntimamente relacionados con el resto de derechos y libertades
educativas, a las que dotan ––tanto al derecho a la educación del alumnado como a la
libertad de enseñanza del profesorado, los padres y los titularen de los centros–– de una
nueva dimensión que los complementa19.
Para analizar el régimen jurídico de estos derechos, seguiremos la sistematización que
la CE realiza, diferenciando la participación en la programación general de la enseñanza
y la intervención en el control y gestión de los centros. Esta opción fue recogida en la
LODE.
El derecho a participar en la programación general de la enseñanza
Del Art.27.5 CE se desprende para los poderes públicos la obligación de garantizar el
derecho a la educación de todos, mediante la programación general de la enseñanza,
contando con la participación efectiva de todos los sectores afectados. Del deber
previsto para los poderes públicos, se puede derivar correlativamente una pretensión
para los sectores afectados; de esa pretensión se extrae un derecho subjetivo de
participación20.
La LODE ha regulado la participación en la programación general de la enseñanza en
su Título II casi sin alteraciones desde su entrada en vigor. Se prevé la intervención
de la comunidad educativa no sólo en la planicación de necesidades y designación
de recursos, o la determinación de puestos escolares. Se incluyen competencias de
desarrollo normativo y de ordenación del sistema educativo. El legislador de la LODE
optó por canalizar esta participación a través de la creación de órganos colegiados,
Art.29. Entre ellos se prevé para el ámbito estatal el Consejo Escolar del Estado, Art.30;
se prevé que en cada Comunidad Autónoma existirá un Consejo Escolar para su ámbito
territorial, Art.34, así como la posibilidad de establecer otros de ámbito territorial inferior,
Art.35. Existe una Red Europea de Consejo Escolares21.
El Consejo Escolar del Estado, regulado en la LODE, es el que ha marcado el modelo
también para los Consejos autonómicos. Se congura como un órgano de naturaleza
17 STC 77/1985 FJ 21; STC 119/1998.
18 LETURIA, NAVAROA, A., El derecho a la participación educativa…… op cit., pp. 82ss.
19 Ibídem. 95ss.
20 Ibídem. 101 ss.
21 http://www.eunec.eu
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
57
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
El Consejo Escolar
del Estado, regulado
en la LODE, es el
que ha marcado
el modelo también
para los Consejos
autonómicos. Es un
órgano de naturaleza
mixta consultiva y
participativa.
mixta. De un lado es un órgano consultivo y de asesoramiento técnico de la Administración,
y de otro, canaliza, al mismo tiempo, la participación de los sectores educativos. Esta
naturaleza mixta22 ––consultiva y participativa–– se advierte en su composición y en sus
competencias.
En su composición se combinan representantes de carácter técnico con otros procedentes
de la comunidad educativa. La LODE, Art.31, establece que estarán representados
en el Consejo: el profesorado ––tanto del sector público como privado––, los padres, el
alumnado, el personal de administración y servicios, los titulares de centros privados,
las centrales sindicales y organizaciones patronales, la Administración educativa del
Estado, las Universidades y personalidades de reconocido prestigio en el campo de la
educación, renovación pedagógica y de instituciones confesionales y laicas de mayor
dedicación a la enseñanza. Con posterioridad se han integrado los representantes de las
Entidades locales, las organizaciones de mujeres, el Instituto de la Mujer, personalidades
de reconocido prestigio en la lucha para erradicar la violencia de género y los Consejos
Escolares de ámbito autonómico23.
La designación de los miembros del Consejo se realizará por las asociaciones
representativas mayoritarias de cada sector o interés implicado. Esto supone para
los sectores mayoritarios una vía institucional, regular y sistemática para canalizar la
participación. Entre sus riesgos podría estar la de convertir el Consejo en una estructura
rígida, burocratizada que se aleje de la dinámica social; las nuevas tendencias, o
corrientes críticas o las minoritarias podrían no verse reejadas.
En lo relativo a las competencias, se combinan aquellas de tipo técnico -propias del ámbito
pedagógico, económico, organizativo- con otras de naturaleza más social o política,
como es la determinación de los nes o valores que deben transmitirse en el sistema
educativo. Se trata de competencias de carácter consultivo, informativo y de propuesta
que se verán reejados en dictámenes, informes y propuestas que no son decisorias ni
vinculantes. Ahora bien, en relación con determinadas cuestiones, Art.31 LODE, sí que
se solicita que la consulta al Consejo sea preceptiva y previa; su incumplimiento implica
la nulidad de la acción. El Consejo interviene así en la preparación y la conformación de
la voluntad del órgano decisor.
Tomar medidas para la efectividad de estos derechos no garantiza únicamente los
derechos de los sujetos colectivos implicados a que se expresen y hagan llegar y valer sus
planteamientos. Se podría garantizar también el pluralismo social y el sistema democrático
22 SÁNCHEZ MORÓN, M., ““El Consejo Escolar como órgano de participación, relaciones con las distintas
Administraciones públicas””, ponencia realizada en el Seminario del curso 1995/1996 sobre Consejos
Escolares de las Comunidades Autónomas y del Estado, organizadas por el Consejo Escolar del Estado,
http://wwwo.mec.es/cesces/moron.htm
23 Según establece el art. 32.2 LODE el gobierno desarrollará las previsiones de la LODE en relación con
el Consejo Escolar del Estado, su representación numérica, su organización y funcionamiento. El Real
Decreto 694/2007 de 1 de junio aborda esta tarea. La Orden ESD/3669/2008 de 9 de diciembre aprueba el
Reglamento de funcionamiento del Consejo Escolar del Estado.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
58
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
mismo, aunque para ello es preciso que la Administración tome en consideración las
posiciones del Consejo, motivando de manera suciente las decisiones que se desvíen
o no atiendan a lo dictaminado. Igualmente, los consejeros no deberían actuar guiados
por motivaciones unilaterales, preestablecidas e inamovibles.
La ecacia del Consejo
radica en su capacidad
de actuar como órgano
colegiado que busca
y consigue puntos
de consenso sobre
acciones de mejora
para la comunidad.
Se sostiene que la ecacia del Consejo radica en su capacidad de actuar como órgano
colegiado que busca y consigue puntos de consenso sobre acciones de mejora para
la comunidad; deberían superarse posicionamientos particulares de cada sector que
imposibilitan un margen para el consenso, y que podría llevar a las Administraciones a
tomar decisiones a merced de grupos inuyentes en cada momento, poniendo en peligro
el concepto de comunidad escolar24.
El derecho a participar en el control y gestión de los centros docentes
El Art. 27.7 CE reconoce este derecho en el ámbito de los centros sostenidos por la
Administración con fondos públicos, en los términos que la ley establezca. Se está ante
un derecho fundamental de participación constitucionalmente reconocido y protegido.
Este precepto fue fruto de la negociación, el consenso y la cesión. Tanto los denominados
grupos de izquierda como los denominados centristas y de derechas eran partidarios
de posibilitar la participación en los centros, pero no había consenso en su alcance.
Mientras unos planteaban la participación en términos de cogestión, otros consideraban
que debía limitarse a colaborar con las directrices del centro y la dirección.
Se trata de un derecho donde el legislador cuenta con un amplio margen de apreciación.
El TC sostiene25 que este tipo de intervención puede revestir todo tipo de participación,
tanto informativa, consultiva, de iniciativa, incluso de decisión; no teniendo por qué
limitarse a los aspectos secundarios de la administración de los centros. Prueba de
ello fue que el legislador LODE-LOGSE-LOPEG concibió y reguló la participación de la
comunidad educativa en un sentido, y el de la LOCE lo hizo en otro distinto. Con la LOE
se volvió al planteamiento de la LODE aunque se mantuvieron recortes competenciales
que no han vuelto a los Consejos escolares de los centros públicos26.
El ejercicio del derecho de participación reconocido en el Art. 27.7CE se ha canalizado
también a través de órganos colegiados. Se ha considerado que el cauce institucional
es una opción razonable para la adopción de decisiones importantes de la comunidad
24 DE BLAS ZABALETA, P., ““El funcionamiento y los retos del CEE. Una visión desde la Vicepresidencia””,
Revista Consejo Escolar del Estado Participación Educativa, 10, marzo 2009, pp. 12-13 http://www.educacion.
es/cesces/revista/presentacion_revista.htm .
25 STC 77/1985 FJ 21, también vide STC 5/1981 FJ 15. El legislador tendrá como límite por abajo el
contenido esencial del derecho (art. 53.1 CE) reconocido en el art. 27.7; no podrá restringirse o limitarse
innecesariamente. Como límite por arriba o máximo, deberá respetarse también el contenido esencial de los
derechos de los restantes miembros de la comunidad escolar.
26 Los órganos colegiados de gobierno y de coordinación docente en los centros públicos se regulan en la
LOE, arts. 126ss. La LODE reguló esta materia hasta que fue derogada por la LOPEG en 1995. La LOCE
derogó la LOPEG en esta materia. Finalmente, la LOE derogó la LOCE y recoge la normativa vigente.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
59
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
educativa. Ello no excluye que sus miembros puedan ejercer el derecho fundamental,
participando de modo individual en cuestiones ajenas a las competencias de los órganos
representativos27. El desarrollo que de este derecho ha realizado el legislador se ha
concretado en una serie de prescripciones legislativas, recogidas en la LODE y en la
LOE, y que básicamente se concretan en la obligación de contar con determinados órganos
colegiados de gobierno y de coordinación docente: el Consejo Escolar y el Claustro.
Aparte de los órganos
de presencia obligada
––consejo escolar y
claustro–– los centros
podrán reforzar,
facilitar y fomentar la
participación en virtud
de su autonomía.
Aparte de estos órganos de presencia obligada, los centros podrán en virtud de su
autonomía pedagógica, organizativa y de gestión ––Arts. 120-125 LOE–– reforzar, facilitar,
fomentar la participación de la comunidad educativa en el centro. Es más, se cuenta con
la autonomía de los centros para que desarrollen una verdadera cultura participativa.
Limitar la participación en los centros a la existencia de los órganos legalmente previstos
indica una participación empobrecida28, aunque bien es cierto que sobre todo en el ámbito
de los centros públicos, la autonomía queda limitada por las numerosas exigencias
organizativas previstas en la normativa, lo que diculta la puesta en marcha de opciones
propias.
Ello no obstante, la regulación de derechos de participación en la normativa básica,
en este caso en la LODE y en la LOE, es una manera de garantizar jurídicamente el
contenido esencial del derecho fundamental del Art. 27.7 CE, cuyo contenido puede
enriquecerse, pero como mínimo cada centro educativo debe prever determinados
órganos de participación. Aunque sabemos, también, que eso no garantiza una verdadera
vivencia participativa.
Entre los órganos de participación haremos especial mención al Consejo Escolar del
centro a través del cual se prevé intervenga toda la comunidad educativa en el control
y gestión del centro. Junto con los padres, el alumnado y el profesorado, el legislador
ha introducido otros representantes; es el caso del concejal o representante del
Ayuntamiento que se preveía sólo para los centros públicos, pero tras la LOE deberá
estar también presente en los centros concertados. Esta medida se vincula con la labor
que desempeñan los centros concertados en la prestación del servicio público educativo
y las competencias que tienen los Ayuntamientos en esta materia.
En los consejos de los centros concertados, el titular del centro tiene importantes
competencias en el gobierno del centro que habrán de compartirse con el Consejo.
En origen, la previsión constitucional de que la comunidad interviniera en los centros
sostenidos con fondos públicos se consideró una contrapartida a la nanciación pública
de la enseñanza privada, una vía de control democrático respecto a los fondos públicos.
En determinados sectores se entendió como un riesgo de pérdida del poder por parte
de los titulares. No se interpretó la participación en términos de calidad educativa;
27 Así lo armó el TC, STC 5/1981 FJ 18.
28 SARASÚA, A., ESTEFANÍA JL., (1997) ““Proyecto Educativo de Centro y participación educativa””, en
Participación, autonomía y dirección en los centros educativos. Coord: GARAGORRI, X., MUNICIO, P.
Madrid: Escuela Española.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
60
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
como vía de hacer a los sujetos implicados coprotagonistas de su acción educativa, y
como mecanismo idóneo para la realización efectiva de los derechos y libertades de la
comunidad educativa, respetando los derechos del titular. Más allá de la elección del
centro, la participación ofrece la posibilidad de tomar parte en el proceso activo de dar
vida a un auténtico proyecto educativo y asegurar su pervivencia29.
El Consejo Escolar se congura como órgano de gobierno colegiado. En los centros
públicos se calica como órgano máximo de gobierno; en los centros concertados
el gobierno del centro deberá compartirse con el titular del centro. Se le asignan,
fundamentalmente, competencias de carácter decisorio que pueden sistematizarse así:
a) atribuciones en el establecimiento de las líneas básicas que rigen el funcionamiento
del centro: aprobación de documentos rectores como el Proyecto educativo del centro,
el Reglamento de régimen interior o, intervención en la elección del director entre otros;
b) atribuciones relacionadas con el alumnado: su admisión ––sujeta a la normativa, Art.84
LOE––, o la intervención en conictos disciplinarios graves; c) atribuciones relacionadas
con el profesorado: sobre todo en los centros concertados, su contratación y despido;
en los públicos apenas tiene competencias en este ámbito30; d) atribuciones de carácter
económico y, e) atribuciones de análisis y evaluación del funcionamiento del centro.
Si atendemos a la extensión de las competencias que el Consejo originariamente tenía
con la LODE, tanto en centros públicos como concertados, y las comparamos con las
que están en vigor, reguladas en la vigente LODE y el la LOE, se advierte una tendencia
a la limitación en la profundidad de las competencias.
Junto con las competencias indicadas, originariamente, el Consejo en los centros
públicos elegía su director y decidía sobre cuestiones disciplinarias graves; se trata de
competencias que ha perdido. La LOE ha dispuesto un sistema de elección del director
donde el Consejo interviene pero sin decidir; sí prevé la posibilidad de proponer la
revocación del director, Art.127d). Las cuestiones disciplinarias graves hoy corresponden
al director y no, como antes, al Consejo que podrá, no obstante, ante conductas graves
y a instancia de los padres, revisar la decisión y proponer medidas, Art.127f); la LOE ha
extendido esta posibilidad de revisión de sanciones a los centros concertados.
En los centros concertados, desde el principio la LODE, Art.59 prevé que la designación
del director requiere acuerdo previo entre el titular y el Consejo; en caso de desacuerdo
lo designará el Consejo entre una terna propuesta por el titular. En lo que respecta a la
29 Preámbulo de la LODE.
30 En la actualidad, las posiciones favorables a potenciar la autonomía de los centros para reforzar la calidad
de los centros, siempre con límites y control administrativo, se reeren al papel central del profesorado
en la puesta en práctica de todo proyecto. Véase el nº 13 de la Revista del Consejo Escolar del Estado,
Participación Educativa, 13, marzo 2010. Al respecto, BOLÍVAR BOTÍA, A., ““La autonomía de los centros
educativos en España””, pp. 15ss. TORRES RUBIO, F., ““Autonomía de centros. ¿Qué autonomía? ¿Cuánta
autonomía?”” p. 112. http://www.educacion.es/cesces/revista/presentacion_revista.htm
La LOE Art.123.3 establece que ““para el cumplimiento de sus proyectos educativos, los centros públicos
podrán formular requisitos de titulación y capacitación profesional respecto de determinados puestos de
trabajo del centro, de acuerdo con las condiciones que establezcan las Administraciones educativas””.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
61
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
intervención de los padres en la contratación del profesorado, la redacción originaria
de la LODE preveía que los padres intervinieran, no sólo en la determinación de los
criterios de selección, sino también en la comisión de selección que estaría formada
por el director, dos profesores y dos padres de alumnado. Fue la LOPEG la que limitó
la intervención de los padres en esta competencia, que en la actualidad se reserva al
titular del centro junto con el Director, Art. 20.3 LODE31 que darán cuenta al Consejo que
intervendrá sólo en el establecimiento de los criterios de selección, Art.60 LODE.
En esta línea, la LOCE supuso un cambio sustancial en el planteamiento desarrollado
por la LODE y desarrollado por la LOPEG sobre las competencias de los Consejos en los
centros públicos. El Consejo dejó de considerarse órgano de gobierno, calicativo que se
reservó para el director y un equipo técnico; el Consejo pasó a considerarse un órgano
para la participación en el control y gestión de los centros. Se conguró más como un
órgano de carácter consultivo e informativo, y se excluyó a la comunidad del gobierno de
los centros que mantenían la competencia de aprobar los documentos rectores, pero no
intervenían en la gestión realizada sobre los mismos. La LOCE no afectó en esto a los
centros concertados, que siguieron el régimen de la LODE, y seguían siendo órganos de
gobierno compartido con el titular.
La opción legislativa de la LODE-LOGSE-LOPEG y la del legislador LOCE obedecen a
maneras distintas de concebir la participación de la comunidad educativa en el control y
gestión de los centros reconocido en el Art.27.7CE. Se puede decir que la LODE reguló
al máximo las posibilidades del Art. 27.7CE, mientras que la LOCE lo hizo al mínimo.
Es posible que técnicamente fueran ambas opciones constitucionales. Ahora bien,
consideramos que la opción LOCE disminuyó el ámbito de decisión del Consejo, y limitó
con ello el alcance del derecho fundamental de participación. Este tipo de regulaciones
restrictivas unido a las dicultades de ejercicio que tienen estos derechos, supuso un
retroceso en la efectividad del derecho.
Al margen de la regulación del derecho, en la práctica se constata una baja participación
de la comunidad escolar, en especial entre los padres y el alumnado, en los órganos de
participación. A veces se debe a la falta de interés; se sostiene que en las sociedades
avanzadas de cierta tradición democrática y nivel de vida, proliferan actitudes hedonistas,
individualistas, no educadas en la ética del compromiso solidario y de cultura cívica
que optan por inhibirse del proceso participativo, seducidos por una sociedad de
bienestar que le hace desistir de cualquier intento de participación32. Es difícil recuperar
este tipo de no participación. Otras veces, el funcionamiento defectuoso obstaculiza la
participación: falta de información, de formación, de consideración; miedo al ridículo o
las consideraciones negativas que conlleve la intervención de los padres en el trato
del profesorado respecto al alumnado; malestar docente, actitud reacia del profesorado
31 Vide. LETURIA NAVAROA, A., El derecho a participación……¸ op cit., 330ss.
32 GIL VILLA, F., (1995). La participación democrática en los centros de enseñanza no universitarios, Ed:
CIDE, Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
62
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
Al margen de la
regulación del derecho,
en la práctica se
constata una baja
participación de la
comunidad escolar,
en especial entre los
padres y el alumnado,
en los órganos de
participación.
respecto la intervención de los padres en la gestión del poder; posición de dominación
del profesorado respecto a otros colectivos; falta de tradición participativa en el centro,
cansancio, desilusión, dicultades horarias, o en los lugares de reunión, etc.33 En esta
dinámica, sería lamentable que los padres y el alumnado renunciaran intervenir, a crear
y fomentar una cultura participativa en los centros, e incluso ejercitar una participación
crítica en aras a una mejor consecución de los objetivos educativos.
Ante estas dicultades, que se mantienen en la actualidad, con la LOCE se consideró
que el modelo de democracia participativa en el gobierno de los centros regulado en
la LODE-LOGSE-LOPEG había fracasado. Se consideró que era preciso cambiar de
modelo; se veía incompatible la ecacia y la operatividad que requiere el gobierno de
los centros con la participación. Otras posiciones sostenían que la participación no sólo
mejora la calidad de la educación, sino que contribuye a democratizar la escuela y a
crear cultura participativa que revierta en una sociedad preparada para participar en
todos los ámbitos de la vida, uno de los nes de la educación. Desde este planteamiento,
la solución no vendría de la reducción de las competencias del Consejo, sino de superar
y mejorar sus deciencias. En esta dirección, la LOE volvió a los planteamientos de la
LODE, pero con algunas limitaciones competenciales llevadas a cabo por la LOCE que
no volvieron al estado anterior.
Transcurridos varios años desde la LOE, consideramos que es hora de aanzar las cotas
de participación reconocidas en la LODE y en la LOE, sin que legislaciones venideras
disminuyan este ámbito. Sería deseable que este consenso tuviera estabilidad a nivel
legislativo. Al mismo tiempo, viendo la tipología de las dicultades que presenta el ejercicio
de estos derechos, serían bienvenidas medidas de fomento, formación, asesoramiento y
eliminación de obstáculos que pudieran promoverse tanto por parte de la Administración
como de las propias direcciones de los centros.
Consideraciones nales
Es hora de aanzar el consenso logrado a nivel normativo, tanto en la CE como el la
LODE y en la LOE, en las materias apuntadas y tomarlo como base para buscar nuevos
acuerdos. Al hilo del principio de participación, sostenemos que es preciso avanzar en
la consecución de nuevos retos y afrontar las necesidades del sistema educativo. Se
requiere del esfuerzo compartido y la voluntad de lograr pactos. Es preciso estar a la
altura de las circunstancias.
Los poderes públicos se conguran constitucionalmente como agentes activos que
deben promover condiciones y remover obstáculos para que los derechos y libertades
sean reales y efectivos, así como facilitar la participación de los interesados en el ámbito
educativo en la adopción de grandes líneas de actuación. En la misma línea deberían
33 Ibídem.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
63
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
actuar los centros. La intervención de la comunidad educativa, tanto fomentada por la
Administración, como por iniciativa propia, podría revertir en la mejora de los centros
docentes; nuevas dimensiones participativas podrían incrementar la calidad de la
educación en esos centros.
En el proceso de construcción de un pacto de Estado en materia educativa, la participación
es un principio que debería inspirar el procedimiento, canalizando la expresión de la
pluralidad de posiciones implicadas. La intervención de la comunidad educativa no
debería limitarse sólo a hacer llegar sus posiciones a los órganos decisorios, sino que,
ante la necesidad de llegar a un consenso, deberían exibilizarse posturas y acercarse
posiciones, con el n de adoptar medidas que estén legitimadas. Tras ello, se requiere
que la comunidad educativa, en el ámbito que le corresponda, continúe interviniendo en
su aplicación. Todo ello, con el objetivo nal de garantizar la calidad de la educación,
desde la equidad hasta la excelencia, en la prestación del servicio público educativo que
ya no puede demorarse más
Referencias bibliográcas
BOLÍVAR BOTÍA, A. (2010) ““La autonomía de los centros educativos en España””, en
Participación Educativa, 13, pp. 8-25.
http://www.educacion.es/cesces/revista/presentacion_revista.htm
DE BLAS ZABALETA, P., (2009) ““El funcionamiento y los retos del CEE. Una visión desde
la Vicepresidencia””, Revista Consejo Escolar del Estado Participación Educativa, 10,
pp. 6-13.
http://www.educacion.es/cesces/revista/presentacion_revista.htm
Entrevista al Ministro de Educación Ángel Gabilondo (2010), en Cuadernos de Pedagogía,
nº 399.
GARRIDO FALLA y otros, (1985) Comentarios a la Constitución, Madrid: Civitas.
GIL VILLA, F., (1995) La participación democrática en los centros de enseñanza no
universitarios, Madrid: CIDE, Ministerio de Educación y Ciencia.
LETURIA NAVAROA, A. (2006) El derecho a la participación educativa, Bilbao: Servicio
Publicaciones de la Universidad del País Vasco.
LETURIA NAVAROA, A. (2007) ““Del principio de subsidiariedad al principio de participación
en la prestación del servicio público de la educación en España””, Federalismo scale,
princpio di sussidiarietà e neutralità dei sorvizi sociali erogati. Esperienze a confronto.
Bologna: Bononia University press, pp. 203-227.
LLAMAZARES FERNÁNDEZ, D. (2007) Derecho de la libertad de conciencia, vol II,
Madrid: Civitas-Thomson.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
64
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES. Ana Leturia Navaroa. Participación y consenso educativo, a
los 25 años de la LODE
PUELLES BENÍTEZ, M. (1999) Educación e ideología en la España contemporánea,
Madrid:Tecnos.
PUELLES BENÍTEZ, M. (2007) Política y educación en la España contemporánea,
Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
ROMEA SEBASTIÁN, A., (2003). Régimen jurídico de los centros concertados, Madrid:
Thomson-Aranzadi.
SÁNCHEZ MORÓN, M., ““El Consejo Escolar como órgano de participación, relaciones
con las distintas Administraciones públicas””, ponencia realizada en el Seminario del
curso 1995/1996 sobre Consejos Escolares de las Comunidades Autónomas y del
Estado, organizadas por el Consejo Escolar del Estado
http://wwwo.mec.es/cesces/moron.htm
SATRUSTEGUI, M., en LÓPEZ GUERRA y otros (2007) Derecho Constitucional,
Valencia: Tirant Lo Blanch.
SARASÚA, A., ESTEFANÍA JL., (1997) ““Proyecto Educativo de Centro y participación
educativa””, en Participación, autonomía y dirección en los centros educativos. Coord:
GARAGORRI, X., MUNICIO, P. Madrid: Escuela Española.
TORRES RUBIO, F., ““Autonomía de centros.¿Qué autonomía? ¿Cuánta autonomía?”” en
Participación Educativa, 13, marzo 2010. pp 104-115.
http://www.educacion.es/cesces/revista/presentacion_revista.htm
Breve currículo
Ana Leturia Navaroa es profesora de Derecho dentro del área de Derecho Eclesiástico del
Estado de la Universidad del País Vasco. Es docente de asignaturas como Derecho de libertad
de conciencia y Derecho e interculturalidad. Su tesis doctoral versó sobre la participación en el
sistema educativo y obtuvo el premio extraordinario de doctorado. Entre sus líneas de trabajo se
encuentran los derechos fundamentales analizados desde la óptica de la libertad de conciencia, la
laicidad del estado, el pluralismo, la identidad cultural, la interculturalidad, dentro del orden público
constitucional. El ámbito educativo es sensible a los elementos indicados, por lo que es constante
en su línea de investigación.
CEE Participación Educativa, 14, julio 2010, pp. 47-65
65
Descargar