CONSULTORIO LABORAL ¿Puede un convenio colectivo perder su carácter de norma reguladora por una decisión del Gobierno? MIGUEL ANGEL MORCILLO PINEDA E n esta ocasión la consulta la formula un grupo de trabajadores de una gran empresa. A la vista de que el convenio colectivo de controladores del tráfico aéreo ha sido sustituido por un Real Decreto Ley, el grupo pregunta si es posible que los convenios colectivos pierdan su carácter de norma reguladora de las relaciones laborales por una decisión del Gobierno o, dicho de otra forma, si es posible legalmente que el Gobierno, mediante un Decreto, cambie las condiciones de trabajo que los trabajadores tienen por un convenio colectivo. La pregunta reviste, aún con la simplicidad con que se formula, una extraordinaria complejidad. Y al mismo tiempo cabría decir que, a la luz de la legislación y de la jurisprudencia existente hasta el momento, la respuesta es sencilla: los convenios colectivos se aplican con preferencia a cualquier otra norma siempre que no contradigan disposiciones legales de derecho necesario. Para comprender esta conclusión, sin embargo, sería preciso efectuar un largo recorrido por la historia, examinar la naturaleza jurídica del convenio colectivo y la legislación que lo regula. Es obvio, para sintetizar, que el convenio colectivo es el resultado de la negociación entre las empresas y los trabajadores para dar respuesta a la contraposición de los intereses de ambas partes, regulada mediante un contrato que se suscribe finalmente por ellas y cuya duración tiene un plazo determinado. Capital Humano 114 114_s_Consultorio Laboral_242.indd 114 Analizar la consideración que el convenio colectivo tiene en nuestra legislación obliga a examinarlo desde la perspectiva de ésta, comenzando por la Constitución Española: el artículo 9 consagra el principio de legalidad, según el cual los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y a las leyes. Entre estos derechos fundamentales (la vida, la libertad ideológica, la seguridad, el honor e intimidad, etc…) se encuentra (art. 28) el derecho que todos tenemos a sindicarnos libremente. Esta libertad de sindicación comprende, según ese precepto constitucional, el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse a los mismos. El mismo artículo 9, en su número 3, establece la garantía de que este principio de legalidad ha de cumplirse mediante el principio de jerarquía normativa, (reconocimiento de la existencia de normas de distinto rango de forma tal que las de rango superior se impongan siempre a las de rango inferior); la publicidad de las normas es decir, la inexistencia de normas “secretas” como garantía de que todo el mundo tiene posibilidad de conocerlas; la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales; la seguridad jurídica (reconocimiento del derecho a conocer la existencia y alcance de las normas jurídicas y la imposibilidad de que nadie se las salte, sin incurrir en responsabilidad); y la prohibición de la arbitrariedad de los poderes públicos. Asimismo, este precepto reconoce expresamente el derecho a la huelga para la defensa de los intereses de los trabajadores; por supuesto, ejercitado también con sometimiento a las normas que lo regulan. Y el cierre patronal como medida correlativa utilizable por las empresas. Todos estos principios tratan de imponer, en suma, el imperio de la Ley a todos, de forma que nadie (sea cual sea su posición en el Estado) pueda actuar en contra de la Ley. El capitulo segundo del Título Primero de la Constitución Española establece cuales de los derechos que todos tenemos, revisten el carácter de fundamentales, lo cual determina, a su vez, una especial protección. Por su parte, el art 37 garantiza “el derecho a la negociación colectiva entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios”. Hay que señalar que, en el lenguaje jurídico el verbo “garantizar” tiene una potencia total y trata de expresar que nada puede ir contra lo que se garantiza. Si el verbo se emplea en la Constitución, la consecuencia es de un enorme peso pues es la norma jurídica que da soporte a todas las demás la que establece la garantía. El Estatuto de los Trabajadores, en su Artículo 82 define el convenio colectivo, como el resultado de la negociación, como la expresión de acuerdo libremente adoptado por los representantes de los trabajadores y los empresarios en virtud de su autonomía colectiva, señalando que mediante ellos, “se regulan las condiciones de trabajo”. Nº 242 • Abril • 2010 24/03/2010 12:16:30 e inapelable necesidad, concurran circunstancias de especial gravedad. En el mismo Real Decreto Ley se regula el conflicto colectivo como medida para la solución de situaciones que afecten a los intereses generales de los trabajadores, reservando la posibilidad de instar este procedimiento a los representantes de los trabajadores en el ámbito correspondiente. © LFV_Tommy Säfström. Al propio tiempo se precisa que no puede plantearse un conflicto colectivo con la pretensión de modificar lo pactado en un convenio colectivo. En el artículo 87, enumera el Estatuto quienes están legitimados para negociar un convenio colectivo, según su respectivo ámbito de aplicación. La Disposición adicional 7ª del propio Estatuto reserva la regulación de condiciones de trabajo por ramas de actividad exclusivamente a los sectores económicos de la producción y demarcaciones territoriales en que no exista convenio colectivo. Y, en todo caso, previa consulta a asociaciones empresariales y sindicales. La Ley Orgánica de Libertad Sindical especifica que uno de los derechos que comprende es el de llevar a cabo la actividad sindical que, a su vez, integra el derecho a la negociación colectiva (artículo 8), el ejercicio del derecho de huelga, el planteamiento de conflictos individuales y colectivos y la participación en elecciones sindicales. Por su parte, el artículo 13, establece el derecho de cualquier trabajador o sindicato que considere vulnerados los derechos de libertad sindical por el empleador. O las administraciones públicas a recabar la tutela del derecho ante la jurisdicción competente a través del proceso de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales de la persona. El artículo 15 prescribe que, si el órgano judicial entendiese probada la violación del derecho fun- Nº 242 • Abril • 2010 114_s_Consultorio Laboral_242.indd 115 damental a la libertad sindical, ordene el cese de la conducta antisindical, la reparación de sus consecuencias y la remisión, si procede, de las actuaciones al Ministerio Fiscal, a efectos de depuración de conductas delictivas. El Real Decreto Ley de 4 de marzo de 1977 (llamado en su tiempo de “relaciones de trabajo”) regula el ejercicio del derecho de huelga sometiendo el mismo a determinadas condiciones. Las especialidades referidas a las empresas encargadas de servicios públicos, se concretan en que el preaviso, obligatorio con carácter general, ha de llevarse a cabo con 10 días de antelación (5 para los demás); y en que los representantes legales de los trabajadores deben informar a los usuarios antes de su iniciación. En el apartado 5 del artículo 6 se establece la prohibición de contratar a trabajadores no vinculados a la empresa salvo que se incumpla la obligación de garantizar la prestación de los servicios necesarios para la seguridad de las personas y el mantenimiento de los elementos precisos para la ulterior reanudación de la actividad. El art. 10 concede al Gobierno la facultad de acordar las medidas necesarias para el funcionamiento de los servicios cuando, en empresas de servicios públicos, o en situaciones de reconocida El Tribunal Constitucional, por su parte, ha declarado en su sentencia de 30 de abril de 1985, dictada en el Pleno, que el convenio colectivo es el medio a través del cual se va a regular la relación laboral con virtualidad de vincular a todos. Por ello si el convenio validamente alcanzado es expresión de la voluntad colectiva y vincula o todos no parece admisible que, sin impugnarlo, sea posible una derogación a título particular si cualquiera de los representados juzga que no le favorece. El carácter de norma pactada del convenio, impide la pretensión en tal sentido, pues admitir la disconformidad personal haría quebrar la seguridad jurídica al remitir la efectividad del convenio a la voluntad de cualquier sujeto, suprimiendo la fuerza vinculante que según el artículo 37 C E ha de garantizársele. En realidad lo que esta sentencia pretende aclarar es que cuando se firma un convenio, los particulares afectados por el mismo (tanto empresas como trabajadores) no pueden hacer nada para evitar su aplicación pues, si se ha negociado correctamente y por las partes que legalmente pueden hacerlo, el convenio es obligatorio para todos. Pero, al hilo del estudio concreto del objeto de la sentencia, se llevan a cabo afirmaciones de mucho interés para nuestra nota. Así, la sentencia añade: “La integración de los Convenios colectivos en el sistema formal de fuentes del Derecho, supone, el respeto por la norma pactada del derecho necesario establecido por la Ley, 115 Capital Humano 24/03/2010 12:16:30 que, en razón de la superior posición que ocupa en la jerarquía normativa, puede desplegar una virtualidad limitadora de la negociación colectiva y puede, igualmente, de forma excepcional, reservase para si determinadas materias que quedan excluidas, por tanto, de la contratación colectiva”. Obsérvese que la sentencia no dice que la ley pueda derogar un convenio sino que puede reservarse a la regulación legal la limitación de ciertos derechos y la regulación de determinadas materias, por supuesto, antes de ser negociadas, no después. Pero advierte que la fuerza vinculante implica la atribución a los convenios colectivos de una eficacia jurídica en virtud de la cual el contenido normativo de aquellos se impone a las relaciones individuales de trabajo incluidas en su ámbito de aplicación de manera automática. También la sentencia del Tribunal Supremo de 24 de enero de 1992 afirma, siguiendo la doctrina del Tribunal Constitucional, que, ante la colisión entre un Real Decreto Ley y un convenio colectivo, no se impone una relación jerárquica por virtud de la cual el convenio deba ceder ante la Ley. El conflicto- dice la sentencia- ha de resolverse de acuerdo con lo nombrado en el artículo 3.3 del ET, lo que implica que, no constituyendo la norma un mínimo de derecho necesario, habrá de estarse, al conjunto de condiciones retributivas que resulte más favorable al trabajador. Esta sentencia se remite a la del Tribunal Constitucional para concluir que la concurrencia entre Ley-convenio, en líneas generales, no debe plantearse en términos de subordinación, sino de complementariedad y que la norma paccionada (el convenio) debe prevalecer sobre la estatal porque no viola normas de derecho necesario ni perjudica los mínimos de derecho necesario por lo que la colisión ha de resolverse mediante la aplicación de la norma más favorable para el trabajador, aprender en su conjunto. Capital Humano 116 114_s_Consultorio Laboral_242.indd 116 Podría afirmarse que cuando se plantea la alternativa entre la aplicación de la ley y las disposiciones del convenio colectivo, es éste el que debe aplicarse, siempre, claro está, que sus pactos no resulten contrarios a las disposiciones legales de derecho necesario. Y es en este punto donde se produce el problema. El Real Decreto es una disposición de carácter excepcional que solo debe ser utilizada por el Gobierno cuando las circunstancias lo hacen absolutamente inexcusable. Así, lo proclama el artículo 86.1 de la Constitución al decir que “en caso de extraordinaria y urgente necesidad el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos leyes”. Según esta norma, la primera premisa para que el Gobierno pueda, legalmente, hacer uso de esta facultad, es que exista una situación de “extraordinaria y urgente “ necesidad. El empleo de los dos calificativos unidos por la conjunción “Y” no significa sino que es preciso que la urgencia y el carácter extraordinario de la situación deben presentarse al mismo tiempo. Es decir, no basta con que la situación sea extraordinaria para que pueda dictarse un RDL, sino que es, además, necesario que hacerlo sea urgente. Y no basta que sea urgente hacerlo para que, si la situación no es extraordinaria, pueda dictarse un RDL que la resuelva. Aún así, el propio precepto añade una garantía adicional para evitar el abuso de su utilización como medida para legislar al margen del Parlamento. Se trata del segundo párrafo del precepto citado, en el cual se añade que los RRDD “no podrán afectar… a los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I…” Por tanto, el RDL no será legal si se dicta sin que concurran las dos circunstancias antes mencionadas; pero también lo será, aunque las mismas concurran, si su contenido es contrario a los derechos y libertades de los ciudadanos regulados en el Título I de la Constitución, entre los cuales está el derecho a la negociación colectiva y el reconocimiento de la fuerza vinculante de los convenios colectivos. No es el propósito de este comentario la expresión de mi opinión acerca de la legalidad del RDL que suplanta el convenio colectivo de los controladores aéreos, sino sobre la posibilidad de que este sistema se pueda extender a otros colectivos de trabajadores. De lo antes expuesto se deduce con toda claridad que, en el caso de los controladores, en mi opinión, ni había una situación extraordinaria puesto que la situación derivaba de lo pactado en distintos acuerdos y en el convenio colectivo en situación de libertad (porque, de otra forma, lo que sería nulo es el propio convenio y nadie ha denunciado dicha nulidad); ni resultaba ineludiblemente urgente regular por RDL lo que se estaba negociando entre las partes afectadas. Ahora bien, la tramitación de un RDL requiere, y así se ha hecho, que sea sometido a debate en el Congreso de los Diputados siendo asimismo necesario que éste se pronuncie expresamente sobre su convalidación o derogación. El Congreso convalidó el RDL, con los votos de todos los diputados, a excepción de los de IU. Por consiguiente el RDL podría decirse que, aunque inconstitucional, es legal, gracias a la desidia o el desinterés de los diputaos, siempre más atentos a la popularidad que a la legalidad. Para derogar el RDL o la Ley que lo sustituya, solo queda la posibilidad de que, quien lo pueda hacer, inste la cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal encargado de que las leyes se ajusten a la Constitución. Como los Diputados han considerado que carece de importancia la derogación de un convenio y del derecho mismo a la negociación colectiva, al reconocimiento de la fuerza vinculante de los convenios, se ha sentado un peligroso precedente que puede ser el principio de la derogación misma del principio de legalidad. Nº 242 • Abril • 2010 24/03/2010 12:16:31 MARKETING ¿Y si le damos la vuelta? 12 Casos de Innovación Made in Spain Existe una innovación basada en el avance tecnológico y el descubrimiento de productos y sistemas cada día más complejos. Pero hay otra, fruto del ingenio y las ideas creativas, que depende de la capacidad para mirar la realidad con olfato, saber darle la vuelta, y descubrir nuevas formas de fabricar, gestionar, distribuir, publicitar y vender. Sobre innovación se escriben muchas teorías. En este libro sólo hay práctica, ejemplos reales de los emprendedores que han sabido llevar hasta sus mejores resultados a 12 de las compañías más innovadoras y creativas del mercado español en la última década: Atrápalo, Kukuxumusu, Idealista, Hoteles High Tech, Tuenti, in-Store Media, Privalia, Zinkia, El Naturalista, Zed, Workcenter e Imaginarium. Creatividad, humor, marketing viral, campañas en red, oferta diferenciada, valores auténticos, servicios ingeniosos, filiación de clientes, soluciones sencillas...este es el lenguaje que hablan las empresas inteligentes en el siglo XXI. Nº 242 • Abril • 2010 114_s_Consultorio Laboral_242.indd 117 117 Capital Humano 24/03/2010 12:16:31