LA RUTA DE EBERHARD (Mientras se oye música apropiada se proyectan fotografías alusivas al colonizador y a la calle en cuestión). LOCUTOR 1: La actual calle Eberhard de Puerto Natales, donde hoy se ubican los principales edificios públicos de nuestra ciudad, rinde un inaudible homenaje, a quien puede considerarse en propiedad como el primer poblador de Última Esperanza. Este hecho por sí solo, bastaría para asignarle a este insigne colonizador alemán un lugar de privilegio en nuestra historia. Sin embargo, las características de hazaña que reviste la empresa de exploración marítimo-terrestre llevada a cabo por Hermann Eberhard en el invierno de 1892, deben ocupar un capítulo aparte en dicha historia. LOCUTOR 2: En esta oportunidad, nos proponemos traer a la memoria de todos, los principales detalles de esta intrépida aventura. Volveremos al pasado de la mano del diario del capitán Eberhard… Viajaremos con él por las agitadas aguas del Paso de Kirke… Patinaremos por un congelado Lago Balmaceda (o “Luisa” como le llamó Eberhard en recuerdo de una de sus hijas) y sentiremos en nuestros cuerpos el frío y la húmedad de aquel crudo invierno de 1892. Pero… Antes… ¿Quién era Hermann Eberhard? LOCUTOR 1: Eberhard nació un 17 de Febrero de 1852 en Ohlau, Alemania. Desde muy joven recibió una formación militar llegando a ingresar como teniente al ejército prusiano. No obstante, desde muy joven su espíritu emprendedor lo vinculó al mar. Es así que abandonó una promisoria carrera militar para enrolarse como simple marinero en un buque mercante alemán. Allí… Su capacidad y perseverancia lo llevaron a progresar rápidamente y es así que hacia 1883 lo encontramos como capitán del buque “Malvinas”, cubriendo el recorrido alrededor del archipiélago homónimo, y si era necesario hasta Punta Arenas. ACTOR: “Fue en aquellos años cuando conocí de los primeros intentos por introducir la ganadería ovina en la región patagónica. Varias veces mi buque fue contratado para transportar ovejas desde las Islas Malvinas hasta el Estrecho de Magallanes y allí pude observar, por mi mismo, la potencialidad ganadera de este distrito. Sin pensarlo más, entregue mi buque a sus propietarios y decidí iniciarme en la ganadería ovina. Los ingleses ya habían ocupado los sectores aledaños al estrecho que a mi me interesaba, así que no me quedo más remedio que intentar obtener algunos terrenos en sector argentino. Lo cuál conseguí… Firme un contrato con el Gobierno Argentino, asegurando cuarenta mil hectáreas de campo a orillas del Río Chico y muy cerca del navegable Río Gallegos . Allí me trasladé con mi familia enseres y provisiones hacia finales del año 1887”. LOCUTOR 2: Por éstos años el Gobierno Argentino mostró gran interés por explorar los territorios ubicados en su límite oeste (indicar) de especial interés son las expediciones argentinas dirigidas por Ramón Lista y Agustín del Castillo hacia el sector de Última Esperanza y que no pasaron desapercibidas a los ojos del capitán Eberhard. Aunque como el mismo reconoció su curiosidad no era científica ni política sino más bien saber si estos territorios eran aptos para la crianza de ovinos. ACTOR: “Mi deseo de explorar era grande y así se lo hice saber a mi vecino y amigo Augusto Kark, en una de sus visitas. Las informaciones respecto a las características de la zona de navegación y la tierra misma eran confusas o simplemente no existían. Desde el punto de vista de un estanciero criador de ovejas mi principal interés era averiguar que eran aquellas famosas “Llanuras de Diana” que figuraban en los mapas ingleses de ahí me decidí a ver por mi mismo aquellos reputados parajes”. LOCUTOR 1: Dadas así las condiciones el capitán Eberhard entendió que la expedición debía llevarse a cabo por vía marítima. La incertidumbre respecto a las características del terreno, espesura de los bosques, relieve y otros no hacían aconsejable un reconocimiento por vía terrestre. De este modo, y no sin esfuerzo, Eberhard obtuvo las autorizaciones respectivas y logró equipar una expedición que conduciría a sus cinco integrantes a una aventura sin precedentes en la historia de la región. ACTOR: “La verdad es que mi intención era llevar solo a dos personas conmigo, a Augusto Kark y a Teodoro Huelpers; mi ovejero. Pero las autoridades de Punta Arenas no me permitirían partir a menos que, contara con una tripulación de cuatro hombres. Felizmente pude sumar a mi tripulación a dos ex-guardiamarinas ingleses que se encontraban en Punta Arenas, los señores Game y Cattle. Otro asunto importante era encontrar un bote adecuado. Éste lo pude obtener con la chalupa del vapor alemán “Cleopatra” que había naufragado hacia unos meses en la Punta Dúngenes. En cuanto a las provisiones, y como el viaje debía hacerse en invierno (para conocer el territorio en las condiciones más extremas que pudiese ofrecer) era necesario llevar una buena cantidad de grasas, especialmente tocino y manteca de chancho. También porotos, garbanzos y azúcar. Incluimos galletas, carne enlatada de capón, más un cajón de whisky y otro de coñac. Así mismo adquirí dos buenas carpas, vellones de ovejas, sábanas y una capa de guanaco para cada uno de nosotros. En cuanto a armamento cada uno llevaba un revólver y un Winchester con suficiente munición… Estábamos preparados”. LOCUTOR 1: La expedición del capitán Eberhard abandonó en Punta Arenas el 12 de Junio de 1892 a bordo del vapor inglés “África”. Luego de navegar con mucho cuidado por el estrecho de Magallanes el vapor “África” ingresó al canal Smith para fondear a eso de las cuatro de la tarde del día 14 de Junio en el sector denominado Itsmus Bay . En este punto la expedición desembarcó la chalupa y los víveres bajo una lluvia que duró toda la noche. “Fue complicado el paso en este sector. Nuestras carpas y las camas quedaron completamente mojadas, pero mis compañeros estaban de buen humor gracias a una botella de coñac. La humedad del sector no nos permitió encontrar ni astillas ni leña seca, por lo cual nuestros intentos de hacer fuego fracasaban. Sumando a esto las temperaturas bajo cero grados desanimaban a mi tripulación. Para colmo en este sector de Itsmus Bay, fui sorprendido por un fuerte ataque de reumatismo que no me permitió moverme con toda libertad”. ACTOR: LOCUTOR 1: La expedición del capitán Eberhard continuó por mar a bordo de la chalupa solo impulsada por remos. Las condiciones de viento, poco les permitía hacer uso de la velas. Para el día 18 de Junio la expedición ya había ingresado en el Seno Unión donde navegaron por espacio de dos días hasta llegar al sector denominado en los mapas españoles como “Ancón sin Salida”. De allí la expedición ingresó al canal de las Montañas para luego dirigirse al oeste donde se encontrarían con un embravecido Paso de Kirke. Dejemos que sea el mismo diario del capitán Eberhard el que describa sus impresiones del sector. ACTOR: “Al entrar al estrecho de Kirk mi reumatismo va en franca mejoría, lo mismo que el ánimo de mi tripulación. Al medio día la temperatura es de dos grados bajo cero. No tengo ninguna duda que aquellas angosturas de Kirk, con sus enormes remolinos y olas es el lugar más temible en el cual he estado en mi vida pero, la chalupa y mis hombres se portaron a la altura de las circunstancias”. LOCUTOR 2: El itinerario del viaje continuó con menos dificultades a través del canal Valdés y el actual Golfo Almirante Montt al norte del Seno Obstrucción . Para el 24 de Junio la expedición ya había doblado la punta norte del Monte Rotundo y por la tarde ya se encontraba en el sector costero de Bahía Desengaño. En este sector Hermann Eberhard pensaba permanecer hasta observar con sus propios ojos lo que eran aquellas “Llanuras de Diana” que figuran en los mapas ingleses de la época. Según su diario, esto fue lo que hizo permaneciendo en el lugar entre el 25 de Junio y el 2 de Julio de 1892. ACTOR: “Estos días resultaron difíciles en extremo. Las temperaturas permanentemente, bajo cero grados, el fuerte viento, la nieve y el granizo nos obligaron en más de una ocasión, a permanecer todo el día en nuestras carpas. Apenas pudimos, junto al señor Augusto Kark, salimos a explorar hacia el este, donde encontramos un lago al que di el nombre de una de mis hijas “Luisa” (actual Lago Balmaceda) y que se encontraba congelado. Por eso, al día siguiente regresamos con nuestros patines y bordeamos la rivera norte del lago que llamamos “Luisa”, por supuesto, patinando… En esta oportunidad descubrimos un río (Casa Viejas) cuyo origen supusimos en una sierra cercana a los canales a la que dimos el nombre “Dorotea”, también por el recuerdo nostálgico de una de mis hijas. La verdad es que las tan famosas “Llanuras de Diana” que por fin divise no eran tales. Su terreno pantanoso y densamente poblado de vegetación no lo hacían apto para la crianza de ovinos, ante este resultado negativo, mis compañeros propusieron regresar a Punta Arenas, pero os convencí de acompañarme, hasta el distrito de Last Hope Inlet (Seno de Última Esperanza)”. LOCUTOR 1: La expedición continuó por vía marítima hasta alcanzar la Península Antonio Varas donde la expedición desembarcó y acampó. Aquí Eberhard y sus compañeros se encontraron con terrenos aptos para la crianza de ovejas y ganado vacuno. Para el día 4 de Julio la expedición ya recorrería el costado oriental del Seno Última Esperanza. A poco andar descubren un río que desemboca en el seno y al que dan el nombre de “Río Cuchara” (Huelpers, el ovejero de Eberhard, perdió unas cucharas aquí al limpiarlas en este río). Como a un kilómetro de este río Eberhard y sus hombres ascienden desde un cerro del sector a la altura de Puerto Boris, donde obtienen una expléndida vista de todos los alrededores. Sin duda se trata de la mejor región que han visto hasta ahora. ACTOR: “Luego de explorar este sector un par de días y tomar algunas notas, retomamos la vía marítima internándonos hacia el interior del seno. En esta parte final de la travesía debimos soportar nieve y temperaturas de hasta doce grados bajo cero. No obstante, el esfuerzo valió la pena. Pude encontrar unos campos muy favorables para la ganadería ovina y con buena accesibilidad hacia el interior de un fiordo que mis compañeros había llamado “Eberhard”… Creo que regresaré el año entrante”. LOCUTORA 2: Como muy bien describe el capitán en su diario, la expedición continuó por vía marítima a través de Seno de Última Esperanza hasta llegar a la Isla Guanaco a la entrada del Fiordo Eberhard . Al continuar explorando el fiordo bautizado con el nombre de su descubridor, el capitán Hermann Eberhard encontraría por fin los campos que imaginó en sus sueños y que tiempo después darían vida a la primera estancia surgida en Última Esperanza y bautizada con el nombre de Puerto Consuelo. El actual establecimiento ganadero conserva hoy el nombre que le diera su fundado y administrada por los descendientes del colonizador, es un testimonio material que recuerda la tenacidad y el empuje del capitán Hermann Eberhard en aquel invierno de 1892. LOCUTOR 1: El retorno a Punta Arenas, siguiendo la misma ruta marítimoterrestre no estuvo exenta de dificultades, sin embargo, en la mente de Eberhard la idea de colonizar las vírgenes tierras de Última Esperanza ya estaba decidida. A través de este trabajo hemos querido recordar los principales detalles de este viaje exploratorio a Última Esperanza realizado en el invierno de 1892 por el capitán Hermann Eberhard y sus compañeros, y que se encuentran registrados en el diario del viaje. Este fue escrito de puño y letra por el propio capitán germano durante el transcurso de la expedición y constituye un testimonio de primera fuente de esta travesía, que por las condiciones en que se llevó a cabo, revistió características de hazaña. Nuestros reconocimiento para Hermann Eberhard y sus compañeros y, que su recuerdo, permanezca para siempre en nuestra memoria y en la de los que vendrán.