El concepto laboral de grupo de empresas

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RELACIONES LABORALES
El concepto laboral de grupo de empresas
JOSÉ LUIS GIL
Suele hablarse de grupo de empresas
para describir el conjunto de sociedades con personalidad jurídica propia,
sometidas a la dirección económica
unificada de otra sociedad o empresa. Por lo general, se hace mediante la
obtención del control de una o varias
sociedades (dependientes) por otra
(dominante), gracias a diversas técnicas jurídicas, como la adquisición de
títulos en el mercado, la suscripción
de un aumento de capital o una oferta pública de adquisición de acciones.
El grupo también puede surgir como
resultado de la escisión de una empresa. En el derecho del trabajo español,
la jurisprudencia ha elaborado una
noción funcional de grupo de empresas, para hacer frente a los problemas
de imputación de responsabilidades
laborales y de seguridad social. Por influjo del derecho comunitario, la ley
ha regulado después aspectos parciales de la figura del grupo de empresas.
NOCIÓN JURISPRUDENCIAL
La jurisprudencia social ha tenido que
hacer frente a la ausencia de una definición de empresa y, más en concreto,
de grupo de empresas a efectos laborales. Como han reconocido la STS de
27 de octubre de 1994 (Ar. 8531) y la
STC 46/1983, de 27 de mayo, la creación de un grupo de empresas constituye, en principio, un acto de ejercicio
de la libertad de empresa. Ahora bien,
el principio de la libertad de empresa
no respalda la independencia de sociedades meramente aparentes, ni el
abuso de derecho, con perjuicio de
los derechos de los trabajadores. Por
eso, la jurisprudencia ha elaborado
un concepto funcional y pragmático
Capital Humano
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Y
GIL, catedrático acreditado de Derecho del Trabajo de la Universidad de Alcalá
y miembro del Consejo Asesor de Sagardoy Abogados
de grupo de empresas en el ámbito
laboral, para buscar un centro de
imputación de las responsabilidades
laborales y proteger así los intereses
legítimos de los trabajadores (SSTS de
26 de septiembre y 26 de diciembre
de 2001, Ar. 1270/2002 y 5292/2002;
6 de marzo de 2002, Ar. 4659, y 20
de enero de 2003, Ar. 1825/2004).
En la construcción jurisprudencial del
grupo de empresas, prima, ante todo,
la búsqueda de un centro de imputación de responsabilidades laborales.
La empresa es trascendente en cuanto
sujeto responsable de las obligaciones
laborales. En suma, en el ordenamiento laboral, la regulación del grupo de
empresas ha sido, propiamente, el
resultado de una actividad judicial y
no la consecuencia de la intervención
legislativa.
La jurisprudencia social tiene en cuenta indicios como la existencia de una
dirección única, de una confusión de
patrimonios o plantillas, o de una
apariencia de unidad empresarial, o la
creación de empresas aparentes para
eludir las responsabilidades laborales.
Una vez que el grupo se identifica con
la empresa, a efectos laborales, surge
el problema de atribuir las consecuencias patrimoniales de los contratos de
trabajo. El grupo carece de personalidad jurídica, en tal sentido, no puede
ser sujeto responsable. Si se aceptara
la responsabilidad única de la socie-
dad que concluyó los contratos con
los trabajadores, el resultado podría
ser insatisfactorio, dada la condición
de insolvente que, con frecuencia,
presenta tal sociedad. Por ese motivo, si se dan los indicios a que acaba
de hacerse referencia, los tribunales
españoles deducen la concurrencia de
un grupo de empresas, y establecen
la responsabilidad solidaria de las empresas que lo integran por las deudas
laborales y de seguridad social.
La perspectiva de la jurisprudencia se
sitúa, pues, en la protección de los
derechos de los trabajadores, como
parte débil de la relación laboral, y en
la represión del fraude y del abuso del
derecho, en aquellos casos en que el
grupo de empresas tiene un carácter
patológico. Pues bien, la generalidad
de la doctrina ha aplaudido la introducción de la responsabilidad solidaria
de las sociedades del grupo frente a
los trabajadores de una de ellas. Con
todo, no han faltado voces discrepantes, que han criticado con severidad
la construcción jurisprudencial, por
poner en peligro, sin justificación suficiente, la viabilidad misma del grupo,
y por ir más allá, tal vez, de lo que
requiere la protección de los trabajadores. Y es que, en la doctrina del
levantamiento del velo de la personalidad jurídica societaria, colisionan las
exigencias de la justicia y de la seguridad jurídica.
La empresa es sujeto responsable de las obligaciones
laborales y la regulación del grupo de empresas ha sido,
propiamente, el resultado de una actividad judicial y no
la consecuencia de la intervención legislativa
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de la Ley 45/1999, de 29 de noviembre, sobre el desplazamiento de trabajadores efectuado en el marco de una
prestación de servicios transnacional.
INFLUENCIA DEL
DERECHO COMUNITARIO
qué incluyen los derechos de voto y
de nombramiento (art. 4.3).
Por influjo del Derecho Comunitario,
la ley regula la figura de los grupos de
empresas en lo tocante, sobre todo,
a derechos de información y consulta de los trabajadores. Contiene una
definición la Ley 10/1997, de 24 de
abril, sobre derechos de información
y consulta de los trabajadores en las
empresas y grupos de empresas de
dimensión comunitaria, que transpone al derecho español la 94/45/
CE, de 22 de septiembre de 1994.
En efecto, dicha Ley declara que se
entenderá por grupo de empresas el
formado por una empresa que ejerce
el control y las empresas controladas
[art. 3.1, apartado 3º]. Además, define a la empresa que ejerce el control
como aquella que pueda ejercer una
influencia dominante sobre otra, que
se denominará empresa controlada,
por motivos de propiedad, participación financiera, estatutos sociales u
otros (art. 4.1). A continuación, precisa cuándo se presume, salvo prueba
en contrario, que una empresa puede ejercer una influencia dominante
sobre otra, y suministra una regla de
conflicto para el caso de que dos o
más empresas de un grupo cumplan
uno o varios de los requisitos anteriores (art. 4.2), y aclara, por último,
Cabe mencionar, asimismo, la Ley
31/2006, de 19 de octubre, sobre
implicación de los trabajadores en las
sociedades anónimas y cooperativas
europeas, que transpone la Directiva
2001/86/CE. El artículo 2, apartado d),
de la Ley define la filial de una sociedad, como una empresa sobre la cual
dicha sociedad ejerce una influencia
dominante, definida de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 4 de
la Ley 10/1997, de 24 de abril, sobre
derechos de información y consulta
de los trabajadores en las empresas
y grupos de empresas de dimensión
comunitaria. La Ley obliga a aquellos
grupos que se hayan transformado en
sociedad anónima europea a crear un
órgano de representación con sede en
el grupo, en toda su extensión. En la
actualidad, el ET prevé también el caso
de que una empresa ejerza el control
sobre otra, en las hipótesis de transmisión de empresas (art. 44.10) o de
despido colectivo (art. 51.14). Algunas
otras normas contienen también previsiones similares: así, el artículo 9.1
del RD 1382/1985, de 1 de agosto,
por el que se regula la relación laboral
especial del personal de alta dirección;
el artículo 16.5 de la Ley de Procedimiento Laboral, o el artículo 2.1.1º b)
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Casi todas las referencias legales al
grupo de empresas se han introducido
para transponer las directivas comunitarias y con una pretensión clara e
idéntica para las relaciones individuales y colectivas: considerar el grupo
como entidad unitaria, tanto a efectos
económicos o contables, como laborales. Así, en el derecho del trabajo
español, cabe observar el tránsito de
un concepto jurisprudencial de grupo
de empresas a otro legal, circunscrito
a los grupos de empresas por subordinación. La STSJ de Galicia de 3 de
junio de 2008 (Ar. 1400) diferencia los
indicios que permiten la declaración
de fraude de ley o de empresa única en algunos grupos de empresas,
con la consiguiente declaración de
responsabilidad solidaria de todas las
sociedades que componen el grupo
fraudulento y, por otra parte, los grupos de empresas conceptuados según
las presunciones que menciona la Ley
10/1997, de 24 de abril. La sentencia
destaca que, aunque la Ley 10/1997
define a los grupos de empresas en
el marco de los comités de empresa
europeos, no cabe duda de que su
eficacia traspasa esa aplicación, habida cuenta de su rango legal y de
que transpone una directiva comunitaria. El concepto de la Ley 10/1997
se erige en la definición iuslaboralista
del grupo de empresas. La sentencia
supone un paso adelante en la aprehensión de los grupos de empresas
con efectos laborales, que transita de
una noción exclusivamente patológica
a otra de índole mercantil, que trata al grupo desde la fisiología de sus
relaciones. Si se acepta el concepto
que aparece en la Ley 10/1997 como
la definición iuslaboralista del grupo
de empresas, cabe entender que nos
encaminamos hacia un concepto de
grupo asimilable al del código de comercio, patrimonialista, que descarta
otros indicios jurídico-laborales que se
relacionan con el ejercicio del poder
de dirección o con la recepción de los
servicios del trabajador. 
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