Nada, Carmen Laforet

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LITERATURA CASTELLANA
1o
BACHILLERATO
Resumen argumental por capítulos de Nada, de
Carmen Laforet
I: Andrea, una muchacha de dieciocho años, llega a Barcelona para ir a la Universidad, a
cursar Filosofía y Letras. Se alojará en casa de unos familiares (su abuela y unos tíos) donde
solía pasar los veranos de su infancia. Se muestra expectante e ilusionada ante la nueva
experiencia. Pero esas perspectivas se enturbian a la llegada al domicilio de acogida: la abuela
padece demencia senil y la confunde con su nuera, la tía Angustias aparece como hosca y
autoritaria, el tío Juan como gruñón y malhumorado; y su mujer, Gloria, descuidada; asimismo,
la criada, Antonia, es un ser desagradable y seco. Además, la casa está sucia, desordenada y
dejada. Andrea se siente desasosegada, como con malos augurios ante lo que se le avecina.
II: Andrea evoca los veranos alegres de su infancia en aquella casa y los contrasta con el
estado tétrico y sórdido en que ese hogar y sus habitantes se encuentran ahora.. Angustias le
hace una serie de advertencias sobre los peligros con que se puede encontrar en la ciudad,
nido de pecado y perdición, sobre todo si se aventura sola. También le advierte contra la
amistad que pudiera entablar con Gloria, mujer poco recomendable según ella (además de ser
la mujer de Juan, tiene un bebé). También aparece el tío Román, que vive en una buhardilla
encima de la casa. ES un tipo interesante y atractivo, aunque ya pronto exhibe su desprecio
hacia Gloria, lo que provoca un primer conato de pelea con Juan. Román lo provoca, a cuenta
de su posible debilidad con ella, y logra que la insulte.
III: Angustias acompaña a Andrea en sus paseos por Barcelona, cosa que lógicamente
incomoda y aturden a la joven. Se siente controlada y asfixiada por esa mujer, desconfiada,
puritana y autoritaria. En la casa prosiguen las discusiones entre Juan, Román y Gloria. Román
provoca una vez más a su hermano a través del menosprecio hacia su esposa Esta trata de
trabar confianza con Andrea, a quien previene sobre el carácter de Angustias y Román,
especialmente de éste, a quien califica de "malvado". Andrea describe la buhardilla de Román,
quien a veces la invita a subir allí para charlar y tocar ante ella el violín. La chica parece
sentirse ligeramente atraída por él. Una noche ve a Gloria salir clandestinamente del piso.
IV: Andrea va sumergiéndose en aquel ambiente de tensión y tristeza de la casa. Un día,
entre sueños, escucha una conversación entre Gloria y la abuela en que le sitúan en
antecedentes sobre Juan, Román y Gloria. Del contenido de este diálogo, sabemos que Juan
y Román se querían mucho en su infancia, pero las circunstancias de la guerra les fueron
distanciando. Román era un espía al servicio de los nacionales, e indujo a su hermano a
enrolarse en sus filas. Tras ser descubierto por los "rojos", fue encarcelado y torturado. De ahí
salió convertido en alguien oscuro y rencoroso. También se nos dice que Juan y Gloria se
amaban locamente al principio de su matrimonio, y que Román posiblemente estaba celoso
pues estaba enamorado de su cuñada, lo que le llevó a algún episodio casi de acoso. De todo
eso quedó el desprecio hacia ella. Después sabemos que Andrea ha estado enferma unos
días, con fiebres. Al reponerse, pide a Román que le toque el piano. Por la noche, la mucha
sueña con Román y Gloria abrazados y riendo.
V: Andrea ya se ha recuperado. Angustias le reprocha que salga a pasear sola por
Barcelona. La chica relata sus primeras vivencias universitaria: el establecimiento de sus
primeras amistades jóvenes (frente a la sordidez de las relaciones con los "maduros" de la
casa), su predilección por Ena, muchacha vital y carismática con la que habla bastante y va
generando una mutua simpatía. Ésta le hace referencia de un violinista, que es Román, y
quiere que se lo presente, ya que es su sobrina. Andrea se muestra desconcertada e
incomodada, le avergüenza la posibilidad de que Ena entre en aquella casa de locos. Román,
tras unos días fuera, regresa y discute con Angustias a cuenta del jefe de ésta, que encerró a su
mujer supuestamente por loca. Román culpa a su hermana de este hecho.
VI: Como agradecimiento a su trato y generosidad, Andrea decide regalar a Ena un
pañuelo de seda que tenía en su equipaje. El día de Navidad, a la vuelta de misa con la abuela,
se encuentran con una tremenda discusión entre Juan, Gloria y Angustias. Esta última acusa a su
cuñada de haber robado un pañuelo de la maleta de Andrea.
Esta revela que lo ha regalado a una persona. Angustias cree que está encubriéndola y recibe un
bofetón de Juan, que la acusa de tener un lío con su jefe don Jerónimo. Al cabo de un rato,
Angustias revela a Andrea que pronto dejará esa casa y que fue Román quien escampó el bulo de
que Gloria había hurtado el dichoso pañuelo. Andrea se da cuenta de que Román es tipo
mezquino, perverso y peligroso.
VII: Angustias se va una mañana de la casa. Por la tarde se presenta don Jerónimo, quien
pide a la abuela que le dé su paradero. La anciana miente y dice desconocerlo. Una tarde Andrea
entra en la habitación de su tía y se encuentra allí a Román, quien la invita a su buhardilla. Ante
su negativa, el tío se comporta con brusquedad y le exige que suba con él. Tras observar cómo
Gloria sale una vez más de noche a la calle, la chica olvida su negativa y va al habitáculo de
Román. Este le suelta un discurso crispado, irritante y resentido sobre su dorninio sobre el resto
de los miembros de la familia y sobre sus acciones, y lo asocia con una figurita de un dios
precolombino, Xochipilli, que tiene como elemento decorativo y a quien se le ofrecían sacrificios
humanos (como piensa hacer él con Juan y Gloria). Andrea sale de la buhardilla turbada por el
retorcimiento y malignidad de su tío. Antes de dormirse, recibe la llamada de Ena.
VIII: Angustias regresa a la casa una noche y se topa con Gloria, que va hacia la calle. Se
enoja por la actitud de su cuñada y vuelve a ser insultada por Juan. Angustias descubre que
Andrea ha estado utilizando su cuarto durante su ausencia, y le comunica que en pocos días
abandonará la casa para siempre para ingresar en un convento. Le dice a su sobrina que la ha
decepcionado por no hacerle caso y querer llevar una vida demasiado "libre". También le dice
que se va en parte para no seguir compartiendo techo con Gloria, que según ella ha envenenado
la convivencia familiar, ya que es una mujerzuela, y pronostica que ella también caerá en la
perdición. Finalmente, le informa que recibirá directamente la pensión de la abuela y que la
gestione, pues no se fía de la adrninistración de los hombres de la casa (Juan malvive de la venta
de algunos cuadros). Gloria le muestra a Andrea las señales de la última paliza que ha recibido a
manos de su esposo.
IX: Se junta en la casa las amigas beatas de Angustias para despedirla. Román muestra
su alivio y alegría por su marcha, pues representa lo pasado y rancio de su familia. En su
despedida en la estación, Juan reprocha a gritos a su hermana que no se casó con Jerónimo
porque éste era pobre, y que cuando se enriqueció y se casó, ella siguió coqueteando con él hasta
hacer enloquecer a su mujer, y ahora se hacía la santa haciéndose monja.
X: Andrea ya hace una vida más o menos "autónoma" en Barcelona. Va a casa de Ena de
vez en cuando, y allí se siente a gusto. Después callejea por el centro. En una visita a la Catedral,
se topa con Gerardo, un compañero de Ena, quien le pide que acepte que la acompañe a casa,
de modo entre paternal, exigente y chulesco. Ella lo rechaza incomodada. Una vez en casa,
acuerda con Juan en que solo pagará el pan en su estancia. Sigue yendo a casa de Ena, donde
es bien acogida por sus padres y hermanos. El padre es cordial y atractivo; la madre es menuda y
reservada. Él apunta la posibilidad de que la familia deba trasladarse a Madrid por razones de
trabajo. A Andrea esta idea le inquieta, por lo que representa de separarse de Ena.
XI: Andrea apenas come (solo tiene presupuesto para un panecillo y frutos secos),
frecuenta un restaurante de baratijo. Se suceden las durísimas discusiones entre Juan y Gloria. En
una de ellas, él la agrede. Andrea le propone que duerma con ella en su habitación. Gloria le dice
que su marido es un animal y que ella en cambio es muy buena y tiene derecho a visitar a su
hermana de vez en cuando. Juan entra en la habitación y amenaza de nuevo a su mujer. Al final
ambos regresan medio reconciliados o más calmados a su cuarto.
XII: Andrea consolida su amistad con Ena y sale a menudo con ella y con Jaime, novio de
ésta. Van varias veces a la playa. Son días felices para Andrea, aunque una discusión con su
amiga le hace presentir que algo se ha torcido en su relación. Un día queda con Gerardo, quien la
besa y la pretende sexualmente, con un componente de insistencia y acoso y una actitud machista
y prepotente. Andrea lo rechaza y se siente asqueada. Al final del capítulo, Ena conoce a Román,
lo que inquieta a la protagonista.
XIII: Andrea y Ena se distancian. Pons, compañero de facultad, propone a
Andrea ir juntos al estudio de Guixols, un pintor amigo del muchacho que se reúne allí
con otros artistas jóvenes y bohemios, como Iturdiaga
XIV: Andrea se entera de que Ena va a visitar algunas veces a Román a su
buhardilla. Ambas se ven, intentando retomar el contacto, y Ena le reprocha que se
avergüence de su familia, pues Román es un tipo bastante interesante. A pesar de las
advertencias de Andrea sobre la verdadera personalidad de su tío, su amiga defiende
su libertad para elegir a sus amistades.
XV: Nuevo ataque de ira de Juan, quien al regresar a casa de un encargo de
madrugada se percata de que su mujer no está. Sale enfurecido a buscarla, y Andrea
lo sigue en secreto. Se internan por las calles del Raval. Él sabe que su sobrina lo está
siguiendo, pero está demasiado obcecado contra su esposa como para tenerlo en
cuenta. Se enzarza en una pelea con un borracho. Tras ella, se dirige al lugar donde
cree que está Gloria, acompañado ya de Andrea. Se trata de un local de la hermana
de aquélla en el que participa en una timba, o sea, juega a las cartas, generalmente
con suerte, para poder mantener a su marido y dar de comer a su hijo. Esa es la razón
de sus sigilosas salidas nocturnas.
XVI: Gloria le dice a Andrea que a Román, que lleva unos días muy contento y
coqueto, le gusta su amiga Ena Andrea coincide frente a su casa con Jaime, quien le
informa entristecido que ya no se ve con Ena, que la encuentra muy rara, y le pide que
le diga que desea verla. Así lo hace Andrea, pero su amiga reacciona con indiferencia.
XVII: Andrea sigue preocupada por su fría relación con Ena Juan muestra gran
resentimiento y agresividad verbal hacia su sobrina, seguramente porque ella fue
testigo del comportamiento referido en el cap. XV y ello le causa gran enojo y
vergüenza. Pons, que parece enamorado de la joven, propone a ésta que vaya a pasar
unos días a casa de sus padres en la Costa Brava y a la fiesta de San Pedro que
celebrarán allí. En la víspera de San Juan, ve desde su ventana a Román saludar a
Gloria y cómo ella lo rechaza, entra en la casa y a los pocos instantes lo hace él. Oye
una tensa conversación entre ambos en la que él le solicita que vaya a su buhardilla y
ella le contesta airada que lo odia y que le hizo mucho daño cuando se sintió atraída
hacia él en el pasado.
XVlll: Andrea se atormenta y se refleja angustiada en el espejo, buscando su
propia identidad entre tanta mezquindad y sordidez humana Acude a la fiesta de Pons,
en la zona alta de Barcelona. La experiencia resulta frustrante: desde el inicio se siente
aislada, desplazada, inadaptada en aquel ambiente de clase acomodada. Pons no la
atiende lo suficiente y cuando lo hace ya se ha marchado. Sabe que su relación con el
muchacho no tiene futuro, más allá del contacto en la universidad. Cuando llega a
casa, se encuentra a la madre de Ena, que la invita a tomar algo.
XIX: En una larga confesión, la madre de Ena revela a la protagonista que su
hija la aprecia y quiere mucho (a Andrea), pero que está atravesando por una fase
extraña y desorientada, debido en parte a que mantiene una relación con Román, de
quien le habla con detalle pues en su juventud estuvo muy enamorada de él, pero
también la hizo sufrir mucho, pues gustaba de dominarla y manipularla, y acabó
rechazándola después de ser presionado por el padre de ella y darle una importante
suma de dinero a cambio de la ruptura Le confiesa también que se casó con su marido
sin quererle y tuvo a Ena sin desearla, pero que con el tiempo aprendió a querer al
primero y adorar a su hija, hasta convertirse ésta en lo más importante de su vida. Por
ello le angustia tanto que trate con Román, que también le haga daño como se lo hizo a
ella
XX: Nueva escena de violencia y maltrato de Juan sobre Gloria. Luego ésta
confiesa a Andrea que tiene miedo de él (aunque en el pasado estuvo enamoradísima)
y que algunas noches se dedica a jugar a las cartas en casa de su hermana, con la
complicidad de ésta, para con los beneficios de las partidas costear los gastos del
matrimonio y del niño (se refiere al episodio del cap. XV). También le dice que Román
está implicado en sucios asuntos de contrabando, y que esa tarde Ena irá a visitarlo a
su buhardilla. Andrea reacciona insultándola alterada. Su tía le replica que Román
quiso ser su amante aun estando casada. Andrea sale a la calle a liberarse de tanta
tensión, pero regresa al rato con la intención de sorprender a su amiga y a su tío en su
estudio. Llama y los encuentra tensos y fríos tras una probable discusión. Ena
reacciona con
frialdad y cierto desprecio a la imprevista irrupción de Andrea. Esta, hundida por esta
actitud, sale de nuevo a la calle, en dirección a la universidad.
XXI: Mientras intenta templar el desconsuelo por la escena que acaba de vivir,
Andrea es sorprendida por Ena, quien la ha seguido calle abajo. Excitada y llorosa, le
confiesa que la quiere mucho y se disculpa por su conducta anterior, que justifica como
disimulación del hondo alivio que sintió cuando llamó a la puerta de la buhardilla de
Román. Le explica que en realidad nunca lo ha amado, sino que lo odia, y que su
relación con él ha sido como un experimento para alterarlo, manejarlo y crisparlo, todo
ello como una especie de venganza por el daño que le infligió en su juventud a su
madre (quien, como vimos en el cap. XIX, se enamoró perdidamente de él), pero
también como un juego planteado por ella misma, en su particular astucia y
perversidad. También le confiesa que a quien ama de verdad es a Jaime, y que
padecido mucho por él después de que rompieran. Finalmente, añade que la semana
anterior finalizó su historia con Román, que había comprobado los negocios turbios de
contrabando en los que andaba metido y se lo había comunicado, y que esa tarde solo
había acudido a su cuarto para llevarse unas pertenencias.
XXII: Ena y Jaime reanudan su relación y salen con Andrea como en tiempos
pasados, volviendo el buen ambiente entre ellos. Ena comunica a su compañera que al
final del verano se trasladará con su familia a Madrid (como se había anticipado en el
cap. X). Una noche presagia algo malo, y encuentra a Antonia presa de un ataque de
nervios y gritando que Román está muerto en su estudio. Juan sube a comprobarlo: en
efecto, su hermano se ha suicidado con una navaja de afeitar.
XXIII: Los días posteriores a la muerte de Román transcurren de forma muy
gris. Gloria, que está muy débil y enfermiza, le dice a Andrea que seguramente la
responsable de su suicidio sea ella misma, que llamó a la policía para denunciar los
trapícheos de contrabando de su cuñado y por ello él se quitó de en medio quitándose
la vida. Juan exhibe un dolor inconsolable, con accesos de llanto. Antonia se va de
casa con el perro. En una visita de las hermanas casadas de Juan y Román, éstas
reprochan a la abuela haber malcriado y consentido demasiado al hijo difunto, y de
paso tener muchas más consideraciones con los hijos varones que con ellas. La
anciana se defiende sin fuerza.
XXIV: Andrea comienza a asumir la pérdida de Román, y echa de menos su
faceta artística, aunque tiene como pesadillas o alucinaciones sobre su muerte. La
venta de su piano por parte de Gloria desencadena un nuevo estallido de violencia de
Juan. Gloria le confiesa a la muchacha que tiene miedo de que su marido, que según
ella se ha vuelto definitivamente loco, algún día la mate, y cree que lo mejor sería
internarlo en un manicomio.
XXV: Andrea recibe una carta de Ena desde Madrid en la que la anima a que
se vaya a vivir allí, ya que hay una plaza vacante en el negocio de su padre; de este
modo, se podrían reunir de nuevo, y se instalaría provisionalmente en su casa con
Jaime (con quien Ena tiene planes de boda) hasta que encontrase piso. Andrea acepta
la propuesta, se despide de Juan (que está de relativo buen humor), de Gloria, de la
abuela y deja la casa de la calle Aribau y Barcelona, abriéndose así una nueva y
esperanzadora perspectiva de vida para la muchacha.
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