La avocación como técnica... Joaquín Meseguer Yebra

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JOAQUÍN MESEGUER YEBRA
Técnico Asesor del Consejo Consultivo de Castilla y León
LA AVOCACIÓN COMO TÉCNICA DE
MODULACIÓN COMPETENCIAL
INTERORGÁNICA
Régimen jurídico y aplicación práctica: virtudes y defectos1
SUMARIO
I.
II.
LA IRRENUNCIABILIDAD DE LA COMPETENCIA
CONCEPTO Y FINALIDAD DE LA AVOCACIÓN
1. Concepto y distinción de figuras afines
2. Fundamento
III. EL ELEMENTO SUBJETIVO
1. El avocante: los órganos superiores
2. La iniciativa de avocar
3. Intervención de otros órganos
IV. OBJETO
1. Competencias cuyos asuntos pueden ser avocados
2. Carácter puntual de la avocación
V.
REQUISITOS DE PUBLICIDAD
VI. ASPECTOS FORMALES
1. La resolución de avocación
2. La plasmación formal de la avocación
VII. IMPUGNABILIAD
VIII. LA AVOCACIÓN EN LA NORMATIVA SECTORIAL
I. LA IRRENUNCIABILIDAD DE LA COMPETENCIA
Los principios de legalidad, seguridad jurídica y jerarquía normativa estrechamente conectados con la operación de distribución competencial, constituyen la base
legal para proclamar la irrenunciabilidad o indisponibilidad de la competencia administrativa. Así lo revela el art. 12.1 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común,
en adelante LRJPAC, al disponer que las competencias se ejercerán precisamente por
los órganos administrativos que las tengan atribuidas como propias2. Esto significa que
1. El presente trabajo sirve a modo de guía de corrección, ofreciendo algunas pautas y directrices prácticas para un uso más adecuado de esta técnica. Para la elaboración de este artículo en concreto se han analizado resoluciones de avocación procedentes de las Administraciones estatal, autonómica y local, todas
ellas de fecha posterior a la entrada en vigor de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, lo que garantiza una
actualidad absoluta de los datos aportados y defectos detectados. La cita incluye la referencia del boletín o
diario oficial en que se encuentran publicadas, tanto el número como fecha, para facilitar su localización
por parte del lector.
2. Numerosas sentencias siguen el mismo tenor: SSTS de 3 de febrero de 1997, 11 de mayo de 1992,
20 de febrero de 1990, etc.
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el órgano al que se atribuye la competencia debe ejercitarla inexcusablemente sin que
pueda renunciar a su ejercicio3, lo que en palabras del Tribunal Supremo significa que
"todos los órganos de la Administración deben ejercitar su competencia a fin de perseguir el interés público para cuya satisfacción se otorgó la específica esfera de poder en
que toda competencia se traduce" (sentencia de 9 de noviembre de 1990). Por otro
lado, los órganos no pueden ejercitar las competencias atribuidas por la norma a otro
distinto, cuestión ésta para la que se articula por la LRJPAC todo un sistema para la
resolución de conflictos de atribuciones4.
La nota de la irrenunciabilidad es una traslación, al campo administrativo, por
vía de competencia, de la idea de "juez natural" que la Constitución consagra para la
vía jurisdiccional (STS de 9 de octubre de 1990). Si no fuera así, la seguridad jurídica
resultaría claramente menoscabada, salvo que se arbitrasen mecanismos que aseguraran
la debida tutela de los intereses particulares que, en una palabra, es lo que intentan
hacer todos los ordenamientos actuales.
La competencia además es, por principio, indisponible, innegociable e inalienable. Así lo manifiesta la STS de 5 de febrero de 1990 cuando afirma que ni siquiera
aunque la Administración aceptase una competencia y un procedimiento indebidos
resultaría válida esa "disposición" bilateral de ciertos aspectos del acto administrativo
considerados esenciales, cuya inobservancia derivaría en la sanción excepcional de la
nulidad de pleno derecho5.
De acuerdo con lo exigido en el art. 12.1 LRJPAC, el ordenamiento jurídico ha
de designar el órgano competente para cada caso, "…de donde se infiere que ningún
órgano administrativo, salvo autorización expresa por la Ley, puede compartir sus privativas competencias con otros sujetos, ni tan siquiera con otros órganos de la misma
Administración Pública…"6.
Sin embargo, desde siempre se ha venido admitiendo con cierta facilidad la posibilidad de modular o excepcionar en supuestos muy concretos y tasados este carácter
irrenunciable de la competencia, donde no sólo cabría hablar de las excepciones expresadas en el propio precepto donde aquél se proclama -art. 12.1 LRJPAC-, sino también
de "…los cada vez mayores casos de exceptuación del mismo, mediante las modernas
fórmulas de participación y colaboración en las actividades administrativas, no sólo por
parte de otras Administraciones, sino incluso de los particulares…"7.
Es decir, irrenunciabilidad sí, pero con una cierta flexibilidad o posibilidad de
realizar reajustes competenciales. El art. 12.1 ya citado, tras proclamar la irrenunciabilidad, la exceptúa para los casos de desconcentración, delegación o avocación, cuando
3. Una manifestación la encontramos en el art. 89.4 LRJPAC, donde se dice que en ningún caso puede
la Administración abstenerse de resolver so pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de los preceptos
aplicables al caso.
4. Artículo 20. Decisiones sobre competencia.
1. El órgano administrativo que se estime incompetente para la resolución de un asunto remitirá directamente las actuaciones al órgano que considere competente, si éste pertenece a la misma Administración
Pública.
2. Los interesados que sean parte en el procedimiento podrán dirigirse al órgano que se encuentre conociendo de un asunto para que decline su competencia y remita las actuaciones al órgano competente. Asimismo, podrán dirigirse al órgano que estimen competente para que requiera de inhibición al que esté
conociendo del asunto.
3. Los conflictos de atribuciones sólo podrán suscitarse entre órganos de una misma Administración no
relacionados jerárquicamente, y respecto a asuntos sobre los que no haya finalizado el procedimiento administrativo.
5. Una de las causas que provoca este vicio de nulidad absoluta en los actos administrativos es la
incompetencia manifiesta por razón de la materia o del territorio [art. 62.1 b) LRJPAC].
6. Véase la STS de 21 de junio de 1983.
7. Véase la STS de 14 de julio de 1981.
NOTAS Y COMENTARIOS
se efectúen en los términos previstos en la Ley. Añade, además, que la encomienda de
gestión, la delegación de firma y la suplencia no suponen alteración de la titularidad de
la competencia, aunque sí de los elementos determinantes de su ejercicio que en cada
caso se prevean.
En principio la competencia es siempre efecto de una declaración normativa,
supone siempre un texto jurídico, no se determina por sí misma, por lo que ningún
órgano administrativo puede realizar un acto válido en virtud de poderes que él mismo
se haya dado. Si no existe una norma que respalde una determinada actividad administrativa, su ejercicio es ilegítimo (STS de 26 de enero de 1981). A esta filosofía se ajusta, en principio, la desconcentración, siempre por norma, pero no, por ejemplo, la avocación. En cualquier caso, una y otra figura son excepciones al principio de la
irrenunciabilidad de competencias.
El fundamento de estas excepciones puede hallarse en la necesidad de encontrar
un punto de equilibrio en la tensión existente entre los principios de irrenunciabilidad y
el principio constitucional de eficacia proclamado en el art. 103.1 CE, que exige el
normal y permanente ejercicio de las funciones de la Administración pública. Renunciar a la excepción supondría dejar en el aire las potestades administrativas (y su ejercicio en tiempo y forma) en aquellos supuestos en los que el órgano competente originariamente, por circunstancias y eventualidades, no pudiera actuar sus facultades8.
La trascendencia de las figuras mencionadas que permiten adaptar la atribución
o distribución normativa de competencias es de diverso calado. No todas acarrean, por
ejemplo, una alteración en la titularidad de la competencia. Por ese motivo, se hace
preciso distinguir y deslindar dos planos dentro del concepto "competencia": la titularidad y el ejercicio de la misma.
No tiene igual alcance, por poner un caso, que uno de los órganos administrativos retenga la titularidad de su competencia permitiendo a otro ejercerla, que la transferencia tanto de la titularidad como del ejercicio de la competencia en un todo, modificando la distribución normativa de competencias que existía en un inicio. Incluso, en
ocasiones, puede darse únicamente la alteración de alguno de los elementos del ejercicio, determinante o no, pero no de los restantes, que seguirían residenciados en el titular de la competencia.
Esto es lo que distingue la desconcentración del resto de las "modulaciones
competenciales". No es lo mismo enfrentarse a un acto dictado en virtud de una competencia desconcentrada que aquél que lo es en el ejercicio de una previa delegación o
avocación. El régimen de recursos administrativos, la determinación del órgano jurisdiccional competente para conocer de un hipotético recurso contencioso-administrativo, en una palabra, la imputación e impugnación de los actos de la Administración
están en íntima conexión con la distribución de competencias.
II. CONCEPTO Y FINALIDAD DE LA AVOCACIÓN
1. Concepto y distinción de figuras afines
La avocación, como técnica de modulación de la competencia orgánica, ha sido
definida por la doctrina de forma muy semejante. Tomando como base el concepto elaborado por GONZÁLEZ PÉREZ, que a su vez cita a HERRERO HIGUERAS, podríamos decir que consiste en la transferencia del ejercicio de la competencia decisoria en
8. Cfr. VALLINA VELARDE, Juan Luis de la. "La delegación de competencia". Documentación
Administrativa, núm. 24 (diciembre de 1959), p.18.
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un asunto concreto hecha mediante un acto de la Administración de contenido no normativo a favor de un órgano superior a aquél que la tiene atribuida como propia o delegada, con carácter general por razón de la materia, la jerarquía o el territorio9.
La LRJPAC lleva a cabo, por primera vez, una regulación más ó menos exhaustiva de la figura de la avocación, ya que la LPA se limitaba a decir que era una excepción
al principio de irrenunciabilidad de las competencias y que sólo podía aplicarse en
aquellos supuestos en que estuviera expresamente prevista en una Ley (SSTS de 20 de
febrero de 1997, 28 de octubre de 1986, etc.).
La facultad de avocar podrá ejercitarse por el órgano superior sin necesidad de
que exista una norma de rango legal o de cualquier otro tipo que así lo prevea o permita, eso sí, con sujeción al régimen dispuesto en la LRJPAC. Un sector doctrinal minoritario parece exigir una norma, sin concretar rango pero sugiriendo el de ley, que precise
a qué órgano, de entre de los superiores jerárquicamente al avocado, le corresponde esa
facultad, lo que evitaría situaciones absurdas para el caso de que varios órganos superiores decidieran simultánea o sucesivamente, cada uno por su cuenta, avocar la decisión de un asunto para sí10.
Prácticamente ningún autor de la doctrina alaba la regulación actual, siendo más
abundantes las críticas que los elogios. ESCUSOL BARRA y RODRÍGUEZ-ZAPATA
opinan que la avocación es contraria a las directrices de organización descentralizada y
desconcentrada de la Administración a que se refiere el art. 103.1 CE y que, por esa
razón, los casos que se enuncian en el art. 14 de la Ley han de ser interpretados restrictivamente11. Para DE LOS MOZOS TOUYA la regulación legal de esta figura es casi
una burla a la exigencia constitucional inherente a la sumisión objetiva e imparcial de
la Administración a la ley y al Derecho, puesto que constituye una habilitación general
con respecto a supuestos genéricos cuya indeterminación puede dar lugar a efectos perversos tales como la desigualdad de trato entre los administrados o la desaparición del
principio de inderogabilidad de la competencia12.
En el proceso de definición de esta figura se han sucedido numerosas ambigüedades y la más grave de ellas es el tratamiento que se ha venido dando a esta figura
como una técnica opuesta simétricamente a la delegación (GARRIDO FALLA y
FERNÁNDEZ PASTRANA13, GARCÍA-TREVIJANO, DE LA VALLINA VELARDE,
etc.) o una delegación de sentido inverso. De este equívoco pueden encontrarse, incluso, manifestaciones en los debates parlamentarios con motivo de la tramitación de la
LRJPAC, en los que se calificaba a la avocación como una técnica de transferencia de
competencias semejante a la delegación, pero de sentido inverso.
9. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús y GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco. "Comentarios a la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común (ley 30/1992, de 26
de noviembre)", Editorial Civitas, Madrid, 1999, p. 728.
Véase la STS de 18 de marzo de 1996, que la define como "el acto de recabar para sí el conocimiento
que compete a los inferiores jerárquicos".
10. Cfr. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco y GONZÁLEZ RIVAS, Juan
José. "Comentarios a la Ley 4/1999, de 13 de enero, de modificación de la Ley 30/1992". Editorial Civitas.
Madrid, 2000, p. 345.
11. ESCUSOL BARRA, Eladio y RODRÍGUEZ-ZAPATA PÉREZ, Jorge. "Derecho Administrativo
Procesal. Procedimiento Administrativo y Proceso ante los Tribunales Contencioso-Administrativos", Editorial Tecnos, 1995, p. 81.
12. MOZOS TOUYA, ISABEL DE LOS. "La avocación: de la Ley de 1958 a la Ley 30/1992". Revista
Andaluza de Administración Pública núm. 22 (1995).
13. GARRIDO FALLA, Fernando y FERNÁNDEZ PASTRANA, José Mª. "Régimen Jurídico y Procedimiento de las Administraciones Públicas (Un estudio de las Leyes 30/1992 y 4/1999)". Editorial Civitas.
Madrid, 3ª edición, p. 96.
NOTAS Y COMENTARIOS
Como bien aclaran GONZÁLEZ PÉREZ y GONZÁLEZ NAVARRO la avocación se refiere a la competencia decisoria en un asunto concreto y determinado, por lo
que no puede asemejarse a la revocación de la delegación14, figura ésta que transfiere
genéricamente el ejercicio de una competencia y no el conocimiento de un expediente
o asunto (DE LOS MOZOS TOUYA habla de revocación ad casum de la delegación)15.
No implica, por lo tanto, transferencia de titularidad16, y ello a pesar de que en la avocación se imputa el acto al órgano avocante, por contraposición a lo que ocurre en el caso
de la delegación interorgánica, en la que el órgano que ejercita materialmente la competencia no es a quien se atribuye el acto17. Esta es una de las notas distintivas que confiere a la avocación su gran intensidad, alterando la imputación del acto, el régimen de
recursos, etc.
La avocación comporta como principal efecto la imposibilidad por el órgano
"avocado" de decidir el asunto cuyo conocimiento ha sido transferido al órgano avocante. En cuanto al acto que se dicta en virtud de la avocación, procederán los recursos que
correspondan ordinariamente contra los actos o acuerdos dictados en el ejercicio de las
competencias propias por parte del avocante, aunque en la Ley no se mencione nada al
respecto.
2. Fundamento
La avocación se realizará mediante acuerdo motivado (art. 14.2 LRJPAC), en
base a las circunstancias de índole técnica, económica, social, jurídica o territorial que
la hagan conveniente. No parece existir ningún argumento que justifique el mantenimiento de este elenco de circunstancias en la redacción de este precepto, sobre todo
cuando éstas ya han desaparecido de la formulación del art. 13.1 (delegación) tras las
modificaciones introducidas por la Ley 4/1999, de 13 de enero, estimándose que son
razones tan amplias que el inciso realmente sobra. Así lo han debido de entender algunas Comunidades Autónomas cuando prevén que la avocación opera únicamente cuando existan razones suficientes que la justifiquen (La Rioja) o razones de excepcionalidad o de interés general que la motiven (Cataluña).
Del análisis de distintas resoluciones de avocación podemos extraer razones muy
variopintas: necesidad de coordinar procedimientos, cooperar con otros órganos administrativos, el número considerable de interesados afectados, la trascendencia social o
económica del asunto, razones coyunturales de organización administrativa, eficacia en
la gestión, etc. Sorprendentemente esta figura puede resultar útil, incluso, para solventar supuestos de abstención, como lo demuestra la Resolución de 26 de junio de 2002,
de la Secretaría de Estado de Justicia, por la que se acepta la abstención formulada la
Directora General de los Registros y del Notariado y se avoca la competencia para
resolver el concurso de provisión de vacantes de Notarías, convocado por Resolución
de 23 de mayo de 2002 (BOE núm. 164, de 10 de julio). En esta ocasión la intención de
la citada Directora General era la de participar en el concurso de referencia cuya resolución también le correspondía, escollo que se logra superar gracias a la avocación por
parte del superior jerárquico de la competencia para resolver dicho proceso.
14. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús y GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco. "Comentarios a la Ley de
Régimen Jurídico…", op. cit., pp. 729-730.
15. MOZOS TOUYA, ISABEL DE LOS. "La avocación: de la Ley de 1958…", op. cit.
La Resolución de 3 de julio de 2000, del Servicio Andaluz de Salud, sobre avocación de competencia
delegada (BOJA núm. 82, de 18 de julio) no puede expresarlo mejor cuando dice que "la presente avocación no modifica el régimen de delegación establecido, que subsistirá en sus propios términos en tanto no
sea revocado o modificado por resolución expresa".
16. Así lo pone de manifiesto el art. 28.4 de la Ley 3/2003, de 26 de marzo, de régimen jurídico de la
Administración de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.
17. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco y GONZÁLEZ RIVAS, Juan
José. "Comentarios a la Ley 4/1999…", op. cit., p. 337.
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Otro supuesto absolutamente peculiar es el de la avocación de un asunto perteneciente a una competencia previamente delegada en un órgano colegiado, al darse la circunstancia de que no se reunía el quórum suficiente para la adopción de acuerdos debido a la abstención de alguno de sus miembros [Resolución de avocación del Alcalde
del Ayuntamiento de Tudanca (Cantabria)].18
.
Con este tipo de ejemplos, y más allá de la lógica suspicacia que el empleo de
esta técnica suscita respecto de la presumible y exigida neutralidad de la Administración pública, la avocación irrumpe en el ordenamiento como garantía de imparcialidad,
acierto en las decisiones y rechazo al favoritismo y arbitrariedad.
III. EL ELEMENTO SUBJETIVO
1. El avocante: los órganos superiores
El art. 14.1 únicamente alude a los "órganos superiores" lo que parece no requerir que sea el inmediato jerárquico superior, ni siquiera el delegante cuando sean, avocante y avocado, órganos jerárquicamente dependientes y haya una delegación preexistente. MURILLO DE LA CUEVA habla, en este último supuesto, de una suspensión
parcial de la delegación19. Surgen así dos tipos de avocación: la "propia", que consiste
en enervar la competencia ordinaria del órgano inferior, y la "impropia", que no es sino
una revocación puntual de una delegación anterior (STSJ de Andalucía de 23 de junio
de 1997).
Por otra parte el empleo de la expresión "órganos superiores" es, cuando menos,
confusa por cuanto la LOFAGE y algunas Leyes autonómicas20 reservan esta denominación para un tipo de órganos en concreto [en el primer caso, Ministros y Secretarios de
Estado –art. 6.2 a) de la Ley–] frente a los "órganos directivos". Sin embargo, la práctica desborda esta hipótesis sin que se plantee ninguna duda de que la facultad de avocación pueda ser ejercitada por cualquier órgano respecto de aquéllos que son jerárquicamente inferiores.
Si la facultad de avocar reside en cualquier órgano superior a aquél a quien
corresponde el conocimiento del asunto cuya decisión se recaba, cabría plantearse qué
ocurriría en el caso de que se pretendiera ejercitarla simultáneamente por varios órganos, posibilidad ésta que ha sido calificada como pintoresca y aberrante21, pero posible
en cualquier caso. Igual opinión merecería la avocación en cadena, hipótesis sobre la
que no se pronuncia la Ley a diferencia de lo que ocurre con la subdelegación, proscrita
salvo que la Ley la autorice expresamente.
En la normativa autonómica la determinación del órgano avocante sigue un criterio más o menos uniforme, reconociendo esta facultad para los titulares de las Consejerías cuando se trata de avocar el conocimiento de un asunto que corresponda ordinariamente a los órganos inferiores (art. 74.1 de la Ley 1/2002, de 28 de febrero, del
Gobierno y de la Administración de la Comunidad Autónoma de Extremadura, art.
18. BOC núm. 198, de 14 de octubre de 2002.
19. MURILLO DE LA CUEVA, Enrique Lucas. Capítulo dentro de la Obra "Administraciones Públicas y ciudadanos (Estudio sistemático de la Ley 30/1992, del Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y Procedimiento Administrativo Común". Coordinada por Benigno PENDÁS GARCÍA, Editorial
Praxis. Barcelona, 1993, p. 240.
20. En La Rioja la competencia se atribuye a los órganos superiores de la Administración Autonómica,
entendiendo por tales, aquéllos que designa la Ley 3/1995, de 8 de marzo, de Régimen Jurídico del Gobierno y la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de La Rioja (Presidente, Vicepresidente o
Vicepresidentes, si los hubiere, el Consejo de Gobierno y los Consejeros -art. 4-).
21. Vid. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco y GONZÁLEZ RIVAS,
Juan José. "Comentarios a la Ley 4/1999…", op. cit., p. 341.
NOTAS Y COMENTARIOS
17.1 de la Ley 2/1995, de 13 de marzo, sobre régimen jurídico de la Administración del
Principado de Asturias, art. 43 de la Ley 13/1989, de 14 de diciembre, de organización,
procedimiento y régimen jurídico de la administración de la Generalidad de Cataluña y
art. 37. 1 del DLeg. 2/2001, de 3 de julio, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de la Administración de la Comunidad Autónoma de
Aragón), aunque en algunos casos la atribución se amplía genéricamente a los órganos
delegantes cuando se trate de asuntos relativos a competencias que se ejerzan por delegación. En la normativa aragonesa, cualquier otro órgano del Departamento necesitará
la autorización expresa del Consejero para poder avocar.
2. La iniciativa de avocar
Aunque lo propio es que la avocación sea acordada unilateralmente por el órgano avocante, la doctrina no ve mayor problema en aceptar que la avocación pueda ser
rogada o instada por los interesados o algún órgano administrativo, sin que esta petición vincule en manera alguna al órgano competente para avocar22. Una manifestación
de esta segunda posibilidad la deducimos del art. 8.1 b) del RD 391/1996, de 1 de
marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Procedimiento en las Reclamaciones
Económico-Administrativas, cuando dice que el Ministro de Economía y Hacienda
resolverá en vía económico-administrativa las reclamaciones que por su índole, cuantía
o trascendencia de la resolución que haya de dictarse considere el Tribunal Económicoadministrativo Central que deban ser resueltas por aquél. Otra podría ser la mención del
art. 12.2 del RDLeg. 2/2000, de 16 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de
la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, según el cual los órganos de contratación, a través del Ministro correspondiente, podrán elevar un contrato no comprendido en las letras precedentes del mismo artículo a la consideración del Consejo de
Ministros23.
El ejemplo práctico lo encontramos en esta ocasión en la Resolución de 2 de
agosto de 2002, de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos, por la que se deja
sin efecto la de 24 de julio de 2002 de avocación de competencias, y se delegan determinadas competencias a favor del Director General de Fondos Comunitarios y Financiación Territorial (BOE núm. 185, de 3 de agosto), al prever que el órgano "delegado"
pueda, en el ámbito de las competencias que se delegan, someter al Secretario de Estado los expedientes que por su trascendencia considere oportunos.
3. Intervención de otros órganos
Aunque nada se diga sobre la comunicación de la avocación al órgano del que se
avoca la competencia, MURILLO DE LA CUEVA entiende que será necesario efectuarla al objeto de que suspenda de inmediato sus actuaciones24 (en la Ley 13/1989, de
14 de diciembre, de organización, procedimiento y régimen jurídico de la administración de la Generalidad de Cataluña se prevé expresamente esta comunicación). El apar-
22. Cfr. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús y GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco. "Comentarios a la Ley de
Régimen Jurídico…", op. cit., p. 735.
23. El art. 11.2 de la Ley 33/2003, de 3 de noviembre, del Patrimonio de las Administraciones Públicas
prevé que los órganos competentes para la realización de los actos de adquisición, gestión, administración y
enajenación de bienes y derechos del Patrimonio del Estado puedan proponer al Ministro de Hacienda su
elevación a la consideración del Consejo de Ministros.
La Resolución de 21 de marzo de 1988, de la Intervención General de la Diputación General de Aragón,
por la que se delega en el Jefe del Servicio de Contabilidad la intervención formal y material del pago y en el
Jefe de Servicio de Tesorería la firma de los instrumentos para hacer efectivas las obligaciones (BOA núm.
32, de 30 de marzo), establece que "los Jefes de Servicio podrán, en el ámbito de las atribuciones que se
delegan, someter al Interventor General las cuestiones que por su trascendencia consideren convenientes".
24. MURILLO DE LA CUEVA, Enrique Lucas. Capítulo dentro de la Obra "Administraciones Públicas y ciudadanos…", op. cit., p. 242.
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tado segundo de la DAd Decimotercera de la LOFAGE, mientras tanto, ordena que las
avocaciones sean puestas en conocimiento del superior jerárquico ministerial del órgano avocante sin concretar el momento preciso en que ha de efectuarse dicha comunicación25. Por su parte el art. 28.4 de la Ley 3/2003, de 26 de marzo, de régimen jurídico
de la Administración de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares condiciona las
avocaciones que efectúen los órganos directivos a que sean autorizadas, con carácter
previo, por el Consejero del que dependan.
IV. OBJETO
1. Competencias cuyos asuntos pueden ser avocados
Los asuntos que podrán ser avocados serán aquéllos cuya resolución corresponda ordinariamente o por delegación a los órganos administrativos dependientes del avocante26. Sin embargo esta afirmación no es del todo absoluta tras la LRJPAC, pues se
permite la avocación "extrajerárquica" siempre que se trate de un asunto relativo a una
competencia previamente delegada por el órgano avocante. Según DE LOS MOZOS
TOUYA no cabrá esta técnica con respecto a las competencias conjuntas, ni tampoco
con respecto a las competencias alternativas porque, en este caso, si son solidarias bastará con que sean ejercidas por cualquiera de los órganos titulares, lo que excluirá su
ejercicio por los demás, y si son condicionadas tampoco será necesario el acto de avocación pues bastará con que se den las condiciones previstas normativamente para que
puedan ejercerse27.
La Ley no establece ningún tipo de limitación respecto de las competencias
resolutorias que podrán avocarse28. MURILLO DE LA CUEVA excluye, por esa razón,
las competencias normativas y entiende que deberían también serlo los asuntos cuya
delegación está prohibida en el apartado 2º a) del art. 13 LRJPAC (los que se refieran a
relaciones con la Jefatura del Estado, Presidencia del Gobierno de la Nación, Cortes
Generales, Presidencias de los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas
y Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas), así como aquellos otros
que se determinen por Ley29. Podría añadirse a esta relación y a criterio de un sector
doctrinal la avocación de la competencia para la resolución de recursos, salvo que ésta
hubiera sido previamente delegada (por ejemplo, en un recurso potestativo de reposición), ya que de otra forma se estarían desvirtuando las reglas de competencia establecidas en el Título VII de la Ley.
2. Carácter puntual de la avocación
Curiosamente en la motivación de la Resolución de 26 de mayo de 2004, de la
Dirección General de Trabajo y Seguridad Laboral de la Comunidad valenciana, por la
que se acuerda avocar en dicha Dirección el conocimiento y resolución de los expedientes de regulación de empleo de suspensiones de contrataciones de trabajo, vincula-
25. Según algunos autores, se remitirá copia del acuerdo de avocación al superior jerárquico una vez
incorporado el original al expediente. Cfr. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús, GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco y GONZÁLEZ RIVAS, Juan José. "Comentarios a la Ley 4/1999…", op. cit., p. 346.
26. DE LA VALLINA opinaba que la avocación era una técnica que sólo operaba respecto de competencias desconcentradas en órganos inferiores.
27. MOZOS TOUYA, ISABEL DE LOS. "La avocación: de la Ley de 1958……", op. cit.
28. Algunos autores hablan sólo de competencias decisorias. Cfr. GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús,
GONZÁLEZ NAVARRO, Francisco y GONZÁLEZ RIVAS, Juan José. "Comentarios a la Ley 4/1999…",
op. cit., p. 334.
29. MURILLO DE LA CUEVA, Enrique Lucas. Capítulo dentro de la Obra "Administraciones Públicas y ciudadanos…", op. cit., p. 241.
NOTAS Y COMENTARIOS
das al Plan de Ayudas en el Sector Textil (DOGV núm. 4.763, de 28 de mayo), se hace
una cita defectuosa del art. 14.1 LRJPAC del que se dice prevé que la avocación pueda
realizarse con carácter general o puntual.
Ya lo hemos apuntado desde un principio y algunas normas autonómicas lo detallan con total precisión: La avocación no tendrá carácter general y sólo surtirá efectos
para uno o diversos procedimientos concretos, determinados o determinables (art. 28.4
de la Ley 3/2003, de 26 de marzo, de régimen jurídico de la Administración de la
Comunidad Autónoma de las Islas Baleares y art. 43 de la Ley 13/1989, de 14 de
diciembre, de organización, procedimiento y régimen jurídico de la administración de
la Generalidad de Cataluña).
Sin embargo la práctica (viciada) es otra historia. La Orden de 5 de mayo de
2004, de la Consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (BOJA núm. 90, de
10 de mayo) avoca, ante el cese del titular y Secretario General de una de las Delegaciones Provinciales de esa Consejería, el conjunto de las competencias del órgano para
acto seguido delegarlas en otro distinto, desconociendo que existen las figuras de la
suplencia y revocación de la delegación a esos fines30. Más sentido tiene el Acuerdo de
4 de noviembre de 2003, del Consejo de Gobierno de Andalucía (BOJA núm. 216, de
10 de noviembre), por el que se avocaba una competencia propia de distintas Consejerías, para delegarla posteriormente en una de ellas31. La única duda que se nos puede
plantear en este último supuesto es cómo encajar una y otra figuras, puesto que la primera opera para un asunto concreto (avocación), y la segunda (delegación), al menos
en principio, respecto de la competencia en sentido genérico, abstracto. Este tipo de
delegaciones para un asunto concreto no es nada excepcional sino algo ya típico, aunque nuestro juicio ha de ser de total reproche.
La doctrina apenas reprueba este empleo corrupto de la avocación. La Resolución del Tribunal Económico-Administrativo Central de 28 de noviembre de 2001, al
enjuiciar si nos hallamos ante una avocación u otra figura distinta rechaza finalmente
que nos hallemos ante aquella técnica dado su carácter "de permanencia y alcance
general, al afectar a todos los expedientes que pudiera tramitar la Inspección de los Tributos mientras no se cubriera el puesto de Inspector-Jefe, todo ello con la finalidad
razonable y lógica de evitar, como se dice en el propio acuerdo, los perjuicios que tal
situación pudiera ocasionar al correcto funcionamiento del servicio y, en último lugar, a
las arcas de la Diputación Regional...". Más que un acuerdo de avocación, dice el Tribunal, se trataría de una asunción interina de competencias.
Esta perversión de la avocación adquiere aún mayor intensidad cuando se
emplea la técnica para fines distintos de aquéllos para los que se creó. Al igual que
ocurre con la delegación, es bastante frecuente detectar el uso incorrecto de la avocación como sustitutiva de la suplencia. Así, por ejemplo, la Resolución de 24 de julio de
2002, de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos, avoca competencias de la
Dirección General de Fondos Comunitarios y Financiación Territorial ante una situación de vacancia de su titular y el carácter ineludible de una serie de gastos a realizar
(BOE núm. 178, de 26 de julio). Como curiosidad hay que decir que esta avocación
apenas tuvo una semana de vigencia puesto que el 2 de agosto (BOE núm. 185, de 3 de
30. Por Orden de 18 de junio de 1999, se avocan todas las atribuciones de la Comisión de Urbanismo y
Ordenación del Territorio de Extremadura, en materia de Urbanismo y Ordenación del Territorio, en el Consejero de Medio Ambiente, Urbanismo y Turismo (DOE núm. 76, de 7 de julio). En sentido parecido la
Resolución de 24 de julio de 2002, de la Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos, avoca competencias de la Dirección General de Fondos Comunitarios y Financiación Territorial (BOE núm. 178, de 26 de
julio).
31. La competencia que se avocaba y posteriormente delegaba era para iniciar, instruir y resolver el procedimiento administrativo de reclamación de gastos y costes asumidos con carácter subsidiario por la Administración andaluza con motivo del vertido producido por la rotura de la balsa minera de decantación de
residuos de las minas de Aznalcóllar (Sevilla).
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agosto) se dictaba nueva Resolución por la que se dejaba sin efecto la mencionada avocación.
Otros dos ejemplos más: la Resolución de 30 de junio de 1998, de la Dirección
General de Administración Local e Interior, avoca determinadas competencias delegadas en la Directora Territorial de la Junta de Extremadura en Badajoz en materia de
Espectáculos Públicos (DOE núm. 75, de 2 de julio), durante una quincena y la Resolución de 14 de diciembre de 2000, de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y
para la Sociedad de la Información, que avoca, en determinadas circunstancias y con
carácter temporal, la liquidación de unas tasas que se devenguen durante un determinado periodo de tiempo (BOE núm. 4, de 4 de enero de 2001).
Las resoluciones de delegación o avocación suelen limitar sus efectos a períodos
concretos de tiempo cuando se usan erróneamente con el fin de designar suplentes en
períodos vacacionales o de ausencia, en los que actuarán unos órganos por delegación
de otros32, confundiendo la técnica de la delegación con la designación de las suplencias (a menudo, denominadas incorrectamente "sustitución")33. Se echa mano de esta
figura ante la previsión de la vacancia o ausencia del titular del órgano, y en vez de permitir que opere el orden de suplencias que exista en cada caso o el que venga en aplicación conforme a las normas generales del régimen jurídico estatal, autonómico o local
que correspondan, se procede preventivamente a delegar o avocar la competencia, lo
que constituye una práctica total y absolutamente rechazable.
V. REQUISITOS DE PUBLICIDAD
El acuerdo de avocación deberá ser notificado a los interesados en el procedimiento, si los hubiere, con anterioridad a la resolución final que se dicte (art. 14. 2 de la
Ley), con el fin de que los propios ciudadanos puedan conocer a las autoridades y funcionarios bajo cuya responsabilidad se tramitan los procedimientos en los que ostentan
la condición de interesados [art. 35 b) LRJPAC]. Con esta cautela se garantiza que los
interesados puedan promover, en su caso, la pieza separada de recusación, de acuerdo
con lo que dispone el art. 29 LRJPAC, dando lugar a la suspensión de la tramitación del
procedimiento, según la regulación que el art. 77 de la Ley hace de las cuestiones incidentales.
La publicación del acuerdo de avocación sólo será precisa cuando se derive de
las exigencias de notificación a los interesados. La Ley regula tres supuestos concretos:
- Cuando los interesados en el procedimiento sean desconocidos, se ignore el
lugar de la notificación o el medio a que se refiere el art. 59. 1 LRJPAC, o bien, intentada la notificación, no se hubiera podido practicar.
- Cuando el acto tenga por destinatario a una pluralidad indeterminada de personas o cuando la Administración estime que la notificación efectuada a un solo interesado es insuficiente para garantizar la notificación a todos, siendo, en este último caso,
adicional a la notificación efectuada.
32. Orden de 26 de julio de 2000, por la que se delegan determinadas competencias en las Jefaturas de
Servicio y de Sección de la Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología (DOE núm. 89, de 1 de agosto).
33. Decreto de delegación de funciones del alcalde del Ayuntamiento de Astillero (Cantabria), BOC
núm. 165, de 27 de agosto. Este Decreto otorga en sustitución (debería ser suplencia) las funciones de la
Alcaldía, y delega la firma.
Resolución de 23 de julio de 1996, del Delegado Provincial de la Junta de Comunidades en Ciudad
Real, por la que se delegan competencias en el Delegado Provincial de Industria y Trabajo (DOCM núm.
34, de 2 de agosto). Habla también de sustitución para un supuesto de ausencia.
Orden de 26 de julio de 2000, por la que se delegan determinadas competencias en las Jefaturas de Servicio y de Sección de la Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología (DOE núm. 89, de 1 de agosto).
NOTAS Y COMENTARIOS
- Cuando se trate de actos integrantes de un procedimiento selectivo o de concurrencia competitiva de cualquier tipo.
Fuera de estos supuestos no será precisa la publicación, ya que al limitarse la
avocación únicamente a la resolución o decisión de un asunto concreto, y no a la competencia en abstracto, no habrá más interesados que los existentes en ese procedimiento
en concreto. No obstante, la legislación canaria obliga a publicarla en el Boletín Oficial
autonómico (art. 31.5 de la Ley 14/1990, de 26 de julio, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas de Canarias), si bien se refiere concretamente a las avocaciones generales, noción ésta nada ortodoxa a la luz del concepto que hemos analizado
de esta técnica.
VI. ASPECTOS FORMALES
1. La resolución de avocación
Hemos de distinguir los aspectos relativos a la resolución por la que se acuerda la
avocación, y la que se dicta en virtud de ella. Por lo que atañe a la primera, y dada su
naturaleza de acto singular, deberá observar los requisitos predicables de tal categoría y
no los propios de las disposiciones de carácter general, afirmación ésta nada irrelevante
porque es precisamente este otro de los defectos que se aprecian fácilmente en la praxis.
Por tanto habrá que evitar los preámbulos, la estructura articulada (mejor apartados o cláusulas), la utilización de los términos "disposición", "dispongo", "dispone",
etc., o el empleo de los términos como "entrada en vigor", adecuado para las normas
pero no para los actos o resoluciones administrativas, en los que la expresión adecuada
es "surtirá", "producirá" o "desplegará" efectos.
El carácter motivado de la avocación nos remite a lo dispuesto en el art. 54 LRJPAC (actos motivados), que impone para este tipo de actos un contenido o estructura
mínima compuesta por una sucinta referencia de hechos y fundamentos de derecho.
2. La plasmación formal de la avocación
En cuanto a la forma de hacer constar que la resolución se adopta por avocación,
no existe ninguna previsión concreta en la LRJPAC. Lo más correcto es que en los fundamentos de derecho de aquéllas resoluciones que deban adoptarse por avocación se
haga expresa mención a ella, sin que sea precisa su constancia en el pié de firma34. No
obstante, en ocasiones se opta por esta solución mucho más escueta y menos expresiva.
Lo que no parece oportuno es que se haga a semejanza de las resoluciones adoptadas en
virtud de delegación, en las que se hace constar tanto delegante como "delegado", que es
quien firma sin perjuicio de la imputación al delegante. Aquí sólo debería aparecer el
órgano avocante ya que es el único firmante y responsable del acto adoptado35. Al interesado le resulta irrelevante quién fuera el competente originario si en su día se le comunicó la decisión de avocación, tal como resulta preceptivo por ordenarlo así la LRJPAC,
garantizándosele su derecho de defensa o a formular la eventual recusación del avocante.
34. Dos ejemplos recientes que se ajustan en gran medida a esta opción son el RD 1.935/2004, de 17 de
septiembre, por el que se afecta al Patrimonio Nacional un busto que representa la figura de Su Alteza Real
Don Juan de Borbón (BOE núm. 231, de 24 de septiembre) y la Orden ECI/2756/2004, de 24 de julio, por
la que se adjudican los Premios Nacionales Fin de Carrera de Educación Universitaria correspondientes al
curso 2002-2003 (BOE núm. 194, de 12 de agosto).
35. En el pié de firma de la información pública de proyecto de fabricación de equipos de frenado para
la industria de automoción acordada el 1 de agosto de 2003 por el Consejero de Medio Ambiente del
Gobierno de Cantabria por avocación, aparece también el Director General de Medio Ambiente (BOC núm.
176, de 12 de septiembre).
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Tampoco pide la Ley que se expliciten los datos identificativos de la resolución
por la que se acordó la avocación (y en su caso los de su publicación), pero no es mala
práctica por cuanto aporta mayor información al ciudadano y transparencia.
VII. IMPUGNABILIDAD
El acuerdo de avocación, en principio, no es un acto de trámite cualificado que
pueda decidir directa o indirectamente el fondo del asunto, determinar la imposibilidad
de continuar el procedimiento, o producir indefensión o perjuicio irreparable a derechos e intereses legítimos de los interesados (art. 107. 1 de la Ley). Por esa razón, contra dicho acuerdo no cabrá recurso, aunque podrá impugnarse en el recurso que, en su
caso, se interponga contra la resolución del procedimiento, lo que no es sino reproducción del segundo párrafo del art. 107.1 ya citado. ESCUSOL BARRA y RODRÍGUEZ
ZAPATA consideran que procedería recurso administrativo en el supuesto de que el
acuerdo produjera alguno de los efectos descritos al inicio del párrafo36.
VIII. LA AVOCACIÓN EN LA NORMATIVA SECTORIAL
Las Leyes sectoriales recogen diferentes supuestos de avocación, algunos de los
cuales pasamos a referir. En los apartados 4º y 5º del art. 94 del derogado RDLeg.
1.091/1988, de 23 de septiembre, por el que se aprobaba el Texto Refundido de la Ley
General Presupuestaria, se decía que el Interventor General del Estado y los Interventores de las Delegaciones de Hacienda podrían avocar para sí cualquier acto o expediente
que considerasen oportuno (esta facultad fue duramente criticada por algunos autores
que consideraban que relativizaba total y absolutamente el sistema competencial). DE
LOS MOZOS TOUYA opina que este tipo de previsiones contradice los principios más
elementales de la organización administrativa en nuestro sistema jurídico y sería más
correcto hablar de competencias compartidas, atribuidas de forma alternativa en favor
de los órganos inferiores y de sus superiores, condicionadas a que no sean ejercidas por
los otros órganos y con el derecho de los superiores a impedir su ejercicio a los inferiores, sin perjuicio del control ordinario que les corresponde a aquéllos37. El art. 63.2 y 3
de la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria, norma que deroga
aquel texto refundido recoge también otros supuestos de avocación.
El art. 11.2 de la Ley 33/2003, de 3 de noviembre, del Patrimonio de las Administraciones Públicas prevé que el Consejo de Ministros pueda avocar discrecionalmente el conocimiento y autorización de cualquier acto de adquisición, gestión, administración y enajenación de bienes y derechos del Patrimonio del Estado.
El art. 61.4 del Real Decreto 997/2003, de 25 de julio, por el que se aprueba el
Reglamento del Servicio Jurídico del Estado recoge otro supuesto relacionado con las
funciones inspectoras que puede ejercer por avocación el Abogado General del EstadoDirector del Servicio Jurídico del Estado con respecto a la Abogacía del Estado en el
Ministerio de Justicia.
La Dirección General de Ordenación de las Migraciones cuando lo estime pertinente, también podrá avocar el conocimiento y resolución de las solicitudes de los permisos de trabajo regulados en el RD 864/2001, de 20 de julio, por el que se aprueba el
Reglamento de ejecución de la LO 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades
de los extranjeros en España y su integración social. El Director de la Oficina Española
36. ESCUSOL BARRA, Eladio y RODRÍGUEZ-ZAPATA PÉREZ, Jorge. "Derecho Administrativo
Procesal…", op. cit., p. 81.
37. MOZOS TOUYA, ISABEL DE LOS. "La avocación: de la Ley de 1958……", op. cit.
NOTAS Y COMENTARIOS
de Patentes y Marcas podrá avocar el conocimiento de cuantos asuntos estime oportuno, cuya resolución corresponda, ordinariamente o por delegación, a los Subdirectores
Generales y demás órganos de aquél dependientes (art. 12. 4 del RD 1.270/1997, de 24
de julio, por el que se regula la Oficina Española de Patentes y Marcas).
El Secretario de los Tribunales Regionales Económico-Administrativos podrá
avocar para sí, mediante acuerdo motivado que deberá notificarse a los interesados, el
conocimiento de los asuntos de la competencia de los Secretarios Delegados, en los que
concurran circunstancias que lo hagan conveniente a su juicio (art. 17. 2 del RD
391/1996, de 1 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Procedimiento en las
Reclamaciones Económico-Administrativas) y, para concluir, los Jefes de Delegación
diplomática serán nombrados por el Ministro de Asuntos Exteriores, a propuesta, en su
caso, del Departamento directamente afectado. No obstante, el Consejo de Ministros
podrá avocar esta facultad y nombrar directamente a los Jefes de Delegación que considere oportuno, a propuesta del Ministro de Asuntos Exteriores (art. 19. 2 del RD
632/1987, de 8 de mayo, sobre organización de la Administración del Estado en el
exterior).
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Abreviaturas
Art:
artículo
Arts:
artículos
ATS:
Auto del Tribunal Supremo
BOA:
Boletín Oficial de Aragón
BOC:
Boletín Oficial de Cantabria
BOCyL:
Boletín Oficial de Castilla y León
BOCAIB: Boletín Oficial de las Islas Baleares
BOCan:
Boletín Oficial de Canarias
BOCM:
Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid
BOE:
Boletín Oficial del Estado
BOJA:
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
BOLR:
Boletín Oficial de La Rioja
BOME:
Boletín Oficial de Melilla
BON:
Boletín Oficial de Navarra
BOPA:
Boletín Oficial del Principado de Asturias
BOPV:
Boletín Oficial del País Vasco
CE:
Constitución española
Dad:
Disposición adicional
DLeg:
Decreto Legislativo
DOCM:
Diario Oficial de Castilla-La Mancha
DOE
Diario Oficial de Extremadura
DOGV:
Diario Oficial de la Generalidad Valenciana
LBRL:
Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local
LJCA:
Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción contencio
so-administrativa
LOFAGE: Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la
Administración General del Estado
LPA:
Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de julio de 1958
LRJAE:
Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado, de 26 de
julio de 1957
LRJPAC:
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Admi
nistraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común
RD:
Real Decreto
RDLeg.:
Real Decreto Legislativo
SAN:
sentencia de la Audiencia Nacional
ss:
siguientes
SSTSJ:
sentencias del Tribunal Superior de Justicia
SSTS:
sentencias del Tribunal Supremo
STS:
sentencia del Tribunal Supremo
STSJ:
sentencia del Tribunal Superior de Justicia
TS:
Tribunal Supremo
TSJ:
Tribunal Superior de Justicia
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