Tutores e internet

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SECRETARÍA GENERAL
DE EDUCACIÓN
Y FORMACIÓN PROFESIONAL
MINISTERIO
DE EDUCACIÓN
Y CIENCIA
DIRECCIÓN GENERAL
DE EDUCACIÓN,
FORMACIÓN PROFESIONAL
E INNOVACIÓN EDUCATIVA
CENTRO NACIONAL
DE INFORMACIÓN Y
COMUNICACIÓN EDUCATIVA
Tutores e internet
Tutoría en línea: funciones
C/ TORRELAGUNA, 58
28027 - MADRID
Índice de contenidos
La tutoría en línea: funciones del tutor....................................................3
Tareas y funciones del tutor en línea......................................................4
Funciones organizativas........................................................................5
Funciones de orientación......................................................................5
Funciones conceptuales........................................................................6
El tutor como organizador de los trabajos de grupo..................................7
Las funciones mixtas del tutor...............................................................7
El tutor CNICE.....................................................................................8
Requisitos y cualidades.........................................................................8
Funciones y tareas...............................................................................9
La dimensión pedagógica de la intervención tutorial................................12
Retos y habilidades............................................................................13
La pragmática de la comunicación en línea............................................16
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La tutoría en línea: funciones del tutor
El término “tutor” está intrínsecamente ligado al proceso educativo en su multiplicidad de
matices, que son interpretados según los casos a la luz de distintas teorías de la formación.
Estas nuevas figuras están, en realidad, caracterizadas por definiciones de derivación clásica
porque se refieren a funciones conectadas con la acción educativa desde la antigüedad.
Pero, ¿cuántas definiciones existen?
"Se pasa de la definición de mentor (anglosajón mentor) que se origina en el nombre propio
del amigo de Ulises, devenido después maestro y guía de Telémaco en sustitución del
padre, a la menos frecuente de counselor (muy utilizado en USA) y derivada del latín
consulo que indica hacerse cargo, proveer a..., hasta la más conocida y muy difundida de
tutor" (Scardella, 1995, p. 5)
¿Pero cuál es el origen del término "tutor"?
"En la acepción predominante el término se reporta a las instituciones británicas, pero es de
origen latino. Deriva, en efecto, del verbo tutori que significa proteger, defender, custodiar,
y era el término jurídico normalmente usado para indicar el cuidado y la atención prestada
a individuos débiles física y socialmente como los menores, las mujeres, los enfermos
mentales, y que con respecto a éstos ejercían la garantías derivadas de la patria potestad,
en ausencia de sus responsables naturales (el padre o el marido). Justamente, para
subrayar la dimensión fuerte del término, es usado en botánica para indicar el sostén en el
cual se apoyan las jóvenes plantas para enderezar su crecimiento". (Scardella, 1995, p. 3).
Partiendo del origen semántico del término resulta más clara la distinción, hecha en el
ámbito formativo, entre los términos mentor y tutor: la figura del mentor se asocia a una
dimensión de guía afectivo, de presencia de seguridad como la que puede garantizar un
amigo más experimentado o maduro. En esta acepción aparece junto al mentor la figura del
peer tutor, el tutor paralelo, que a menudo es un estudiante de más edad, con más
experiencia, que guía a un estudiante más joven o inexperto.
"El significante fue transmitiéndose en el léxico: pero, del latín tutor, al instructor privado,
al tutor según la acepción moderna, los cambios de significado son evidentes. Permanece el
núcleo semántico de facilitador, de garante, que con el tiempo se centró en el logro de
objetivos formativos que pueden variar con relación a los contextos, o al tipo de utilización
(por ej. joven o adulta) y a la naturaleza de las intervenciones, pero también a la cultura de
referencia -aquella que cada sociedad expresa- sobre cuya base se fundamenta el sentido y
el valor a asignar a la formación.
En el desarrollo diacrónico del léxico (y esto es oportuno evidenciarlo) se fue perdiendo
poco a poco cualquier connotación de tutela, si por ésta se entiende una relación de
dependencia que pone a la voluntad, a los objetivos y a las decisiones del tutor como
prevalentes por encima de los del sujeto en tutoría" (Scardella, 1995, p.5).
La figura del tutor, por extraño que parezca, no aparece siempre en proyectos de formación
en red: su presencia depende de la tipología del curso on-line. En algunos cursos, poco
interactivos y no muy complejos, el tutor on-line es un sistema automático, un programa
capaz de controlar la actividad del estudiante, registrando sus presencias y sus ausencias;
algunas veces el mismo programa está en condiciones de realizar automáticamente la
verificación del aprendizaje. Este sería el cibertutor, pero nuestro objetivo es otro. Nosotros
tratamos aquí de una persona de carne y hueso, un formador con todas sus pasiones
humanas que transcurre gran parte de su tiempo frente a un monitor, en medio de una
montaña de libros, entre post-it desparramados por todas partes, que dialoga en red con el
grupo de "sus" estudiantes sobre un determinado tema.
La interactividad de las relaciones y la flexibilidad de las metodologías son garantes de un
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sistema tutorial en el cual los diversos modelos de tutor se entrelazan y se amalgaman de
modo coherente con los requerimientos de cuantos están comprometidos en un proceso
formativo: el estudiante, el tutor, el docente y el project designer del curso on-line.
La didáctica tutorial on-line asume aspectos propios diferentes en función de tres elementos
clave:
•
•
•
la naturaleza de la disciplina y del material propuesto,
el estilo del tutor (teaching style) y
el estilo de los estudiantes (learning style) (Binetti, 1999).
Una importantísima variable está vinculada al estilo del tutor on-line: cuanto más
interactivo es un curso tanto más se reflejan en su estilo las diferencias significativas
vinculadas a sus habilidades culturales, organizativas y psicopedagógicas. El clima general
de un curso en red cambia si el tutor no es solo el referente personal de los estudiantes,
sino sobre todo aquel que logra activar un proceso de comunicación efectivo entre los
miembros del grupo.
Tareas y funciones del tutor en línea
Las tareas y funciones de un tutor en red se pueden clasificar en grupos que trataremos en
los siguientes subapartados.
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Funciones organizativas
El tutor suele contar con apoyo en los aspectos estrictamente ligados a la gestión
administrativa y logística (encontrar los fondos, composición del staff, la asignación de los
roles, las autorizaciones y las inscripciones), pero deberá controlar que todos los
participantes del curso en red estén en posesión de los elementos y el software necesarios
pero, sobre todo, que todos los participantes estén en condiciones de comunicarse
inteligiblemente con el equipo informático que hayan de utilizar.
Conocer la tipología del alumnado es útil para determinar desde qué lugar los participantes
pueden conectarse y cuáles son sus condiciones óptimas para seguir con éxito el curso online. Existe una diferencia significativa entre los participantes que se conectan desde un
lugar público, habitualmente el centro de trabajo (company-based learner), y los que se
conectan desde un lugar privado, generalmente el propio hogar (home-based learner).
La diferencia repercute en términos de tiempo y de modalidad de trabajo. El estudiante que
se conecta desde el trabajo o un lugar público, en general tiene poco tiempo para dedicarle
al curso. Con frecuencia lee rápidamente los mensajes que le llegan, produce aportes
breves y no siempre trabajados, participa poco de la comunicación colectiva extra aula y no
siempre es puntual en la entrega de los trabajos.
El participante conectado desde casa, generalmente, dedica más tiempo a las actividades
on-line, y también a la comunicación extra aula: habitualmente lee con atención las
participaciones de sus compañeros, escribe aportaciones significativas, revisa con atención
las elaboraciones y los trabajos. Además, demuestra estar siempre presente en las
actividades didácticas y por lo tanto tiene menos "ausencias". Atiende de un modo particular
las comunicaciones dentro de la comunidad virtual proponiendo actividades paralelas a las
que se desarrollan normalmente en el aula. Cumple puntualmente con las entregas de los
trabajos y algunas veces propone incluso profundizaciones personales.
Normalmente las plataformas educativas permiten un registros de tiempos de conexión, que
ofrecen información bastante clara sobre los momentos y, extrapolando, lugares de acceso.
Funciones de orientación
El tutor ha de servir de guía amigable y orientador on-line. Dado que la red carece de
señales visuales y auditivas, en las cuales frecuentemente confiamos para interpretar las
intenciones de las otras personas, el tutor debe tratar de ser un "guía amigable" en los
numerosos lugares de la red en los que se desarrollen las actividades formativas (desde la
lección, a las actividades de evaluación, a las discusiones en la web, a los chat o al simple
e-mail). Deberá escribir mensajes de invitación cordiales a las personas y luego de estímulo
procurando simplificar al comienzo los ejercicios de los estudiantes con el fin de despertar
su curiosidad y su participación en las actividades del curso.
Con este "traje" el tutor desarrolla una de las formas clásicas de orientación y representa el
instrumento más idóneo para alcanzar los objetivos que le son propios. El concepto mismo
de orientación tiene su referente en la relación interpersonal, que permite al experto no solo
facilitar indicaciones a quien debe ponerse a prueba en nuevas situaciones, sino también
evaluar juntos cómo utilizar estas instrucciones y qué conclusiones extraer. Si el tutor
quiere orientar de modo eficaz, debe adecuarlo a las exigencias de cada persona en
particular. Este enfoque permite distinguir la orientación de la información. Debe también
saber calibrar su participación informativa, en cuanto que el exceso o la carencia de
información pueden ser igualmente desorientadores.
El trabajo del tutor parece difícil justamente porque, en esta delicada etapa de
encauzamiento de un curso en red, se le exige un esfuerzo inicial, a veces realmente
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ímprobo, destinado a crear válidas relaciones con los estudiantes. Las experiencias
desarrolladas muestran que los estudiantes sienten una incomodidad inicial al moverse en
estos ambientes virtuales y los primeros contactos necesariamente se dan con el tutor. Si
estos primeros contactos decepcionan al estudiante pueden llevarlo a "truncar las
comunicaciones". El tutor debe, por lo tanto, considerar como parte integrante de su
formación profesional la capacidad de establecer relaciones significativas con las personas
que le son asignadas.
Funciones conceptuales
Naturalmente el tutor en red es siempre un docente que se ocupa de aspectos didácticos y
que quiere asegurase que todos sus participantes amplíen y profundicen sus competencias
al aplicarlas. Por tanto, actuará con estos perfiles:
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•
•
•
•
•
El tutor es un facilitador: El rol principal del tutor es el de facilitador. Debe guiar,
acompañar a los estudiantes en las actividades en las cuales están comprometidos,
para posibilitar la familiarización con los conceptos principales y la adquisición del
dominio de los mismos hasta hacerlos propios.
Facilitar el aprendizaje a través del diálogo: el tutor puede facilitar el
aprendizaje a través del diálogo de reminiscencia socrática (mayéutica), ese método
de enseñanza basado en el diálogo entre maestro y discípulo con la intención de
llegar al conocimiento de la esencia o rasgos universales de las cosas. Andrew
Feenberg [enlace a Bibliografía] define la capacidad del diálogo en línea entre el tutor
y el estudiante como el arte del "tejido" (interweaving). El arte del tejido es una
metáfora que se refiere justamente a la capacidad del tutor para escribir mensajes
que, a través del sabio entretejido del diálogo, ayuden a los estudiantes a seguir y
comprender el fluir de los temas del curso y de las actividades didácticas
relacionadas.
Memoria escrita: Los docentes en red poseen una ventaja respecto a los docentes
en el aula tradicional ya que disponen de un registro de todo lo que se dijo desde
que comenzó el curso. Por lo tanto, los docentes pueden volver sobre temas
precedentes de discusión, clarificar expresiones confusas, reconocer temáticas, hacer
correlaciones. Este entretejido de comentarios ofrece a la vez una visión global
unitaria de la situación del curso y una visión particular de cada estudiante.
El tutor debe puntualizar la situación. Es aconsejable que el tutor, a intervalos
breves y flexibles, puntualice la situación del curso a fin de evaluar cuántos y qué
objetivos han sido ya alcanzados y de qué modo, cuáles son los problemas colectivos
y cuáles los individuales, qué objetivos faltan todavía por alcanzar, qué
modificaciones aportar al curso, qué actividades actualizar. El tutor debe saber hacer
un diagnóstico de la necesidad formativa de los estudiantes: frente a una duda o a la
petición de aclaración por parte de un estudiante sobre un determinado tema (que
dice no haber entendido), el tutor tiene la función de volver hacia atrás,
reconstruyendo las varias etapas hasta el punto crítico y nodal en el cual es preciso
intervenir. El tutor no se limita a proponer el estudio con un reenvío genérico, sino
que enfoca los puntos críticos bajo un perfil cultural o metodológico. Es función del
tutor promover la adquisición de una buena metodología de estudio con objetivos
diversos. Podrá:
• Prever momentos de recuperación para uno o más estudiantes.
Promover momentos de estudio en los cuales se profundicen temas de interés
colectivo (sin perder de vista los objetivos del curso).
Favorecer la formación de trabajos de grupo en los cuales se apliquen las
metodologías del problem solving como estrategia de aprendizaje, para ayudar al
estudiante a dominar los procesos de decisión.
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El tutor como organizador de los trabajos de grupo
Los trabajos de grupo constituyen una oportunidad esencial para crear una comunicación
abierta entre tutores y alumnos y de éstos entre sí. Un buen tutor on-line logra activar un
flujo comunicativo entre todos, sin que la comunicación deba necesariamente ser mediada
por la propia persona. Sabe incorporarse al grupo como un miembro más, pero también
sabe administrar las dinámicas para intervenir de modo concreto y correcto. La ventaja de
los métodos de grupo consiste en favorecer la participación de todos, permitiendo a cada
uno evaluar el impacto de las propias ideas sobre los otros miembros del grupo.
La confrontación de intervenciones crea un sistema de intercambio: los que toman parte en
el diálogo están influenciados ya sea por las intervenciones de los participantes que
escriben, como de los hechos expresados, y son impulsados a reconsiderar sus propias
posiciones.
El tutor es un agente crucial tanto en la etapa de lectura de los mensajes, ya que estimula
el respeto y el interés recíproco, como en la etapa de elaboración, porque ayuda a
identificar cualquier error o percepción errada de los miembros del grupo. Su actitud
positiva estimula para comunicar las propias ideas y para confrontarse recíprocamente,
evitando errores de comprensión.
El tutor es sobre todo un moderador. Dada la complejidad de la comunicación con personas
que tienen caracteres y personalidades diferentes, el tutor debe:
•
•
•
•
•
•
Concretar las reglas de conducta.
Promover el recíproco respeto entre los participantes.
Suavizar antagonismos personales.
Desalentar la formación de pequeños grupos cerrados.
Aconsejar a las personas contrariadas.
Asegurase que los "conflictos" no sobrepasen un determinado límite.
El tutor experimentado en didácticas de grupo sabe negociar el consenso, valorando al
máximo todas las aportaciones, integrándolas en una perspectiva más amplia y articulada.
Sus intervenciones en el foro quedan reducidas al mínimo, pero son esenciales para
garantizar el clima de trabajo positivo y productivo. Esto no comporta de ningún modo
pasividad o condescendencia de su parte, sino más bien una actitud vigilante, que protege
la unidad y la armonía del grupo. Es un experto en aprendizaje activo, atento a fortalecer la
autoestima en cada participante y capaz de conducir al grupo, haciendo percibir a cada uno
cuánto aprendió con la contribución de los otros y cuánto contribuyó personalmente a la
resolución de los problemas.
Las funciones mixtas del tutor
Las funciones sociales, conceptuales y de orientación no siempre son desarrolladas
separadamente. Un único mensaje del tutor puede contener elementos de uno y de otro
tipo. Rowntree (1995) identifica algunas funciones del tutor:
•
•
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•
•
Reducir la tensión y que los estudiantes se sientan a gusto.
Tener siempre una visión de conjunto de la situación.
Tener en cuenta cada contribución al debate.
Estimular la participación en el debate, aunque sea de modo provocativo si es
preciso.
Revestir el rol de catalizador.
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•
•
•
•
Orientar la atención a las dinámicas internas de grupo.
Revelar errores y corregirlos.
Distinguir entre situaciones en las que existe un problema que tiene una solución
correcta y situaciones en las cuales se debe tomar una decisión, aunque no exista la
solución correcta en absoluto.
Proveer referencias bibliográficas.
A las funciones propuestas por Rowntree, podemos agregar:
•
•
•
Estimular la participación activa de los estudiantes con poca iniciativa.
Sugerir de qué modo entrar en el debate o cuándo dar por terminado el tema de
discusión.
Establecer los límites de la relevancia, de la amplitud y el estilo de los mensajes.
El tutor CNICE
La formación del profesorado a través de Internet que se imparte desde el CNICE se
sustenta sobre tres pilares básicos:
•
•
•
Los materiales formativos con los contenidos de los cursos editados en su gran
mayoría en CD-ROM multimedia.
El aula virtual que promueve la comunicación entre los protagonistas de la formación
y además permite mantener actualizado día a día el curso.
El equipo humano formado por administradores, coordinadores y tutores.
Es preciso destacar la importancia del tutor. Ya que su buen hacer resulta imprescindible en
este tipo de formación.
Todo este sistema se coordina desde una plataforma desarrollada en el propio CNICE. Este
hecho permite una flexibilidad a la hora de la edición de los cursos imprescindible para
asegurar la calidad de los mismos. Además, la plataforma está en constante evolución,
creciendo y adaptándose a los continuos avances tecnológicos.
Requisitos para el tutor CNICE
•
•
•
Dominar los contenidos del curso.
Manejar los medios de comunicación telemática como mínimo a nivel de usuario.
Realizar el curso de formación de tutores antes de iniciar su actividad tutorial.
Además, es muy conveniente que haya seguido como alumno el curso a distancia que va a
tutorar, (sobre Internet, u otros contenidos) y que disponga de tiempo suficiente de
dedicación diaria a su labor tutorial.
Cualidades más valoradas por los alumnos a distancia
Antes de pasar a describir las funciones y tareas del tutor, conviene saber que los alumnos
participantes en diversos cursos a distancia de anteriores ediciones valoran las siguientes
cualidades, por orden de preferencia, en los tutores/as de su curso:
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•
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•
•
•
Cordialidad
Disponibilidad.
Cumplimiento de la tarea de tutor/a.
Seguimiento y conocimiento del alumno.
Propuestas de ejercicios de ampliación y refuerzo.
Utilidad de las actividades propuestas.
Es importante destacar la valoración, en el tutor, de su actitud dialogante y abierta a la vez
que su respuesta rápida a las cuestiones planteadas por el alumnado. Quizás, esas dos
cualidades son las que hacen posible una relación fluida que no se daría de otra forma.
Funciones y tareas
Conocimiento del alumnado
Cuando un alumno se matricula en un curso de formación, el tutor puede acceder a una
ficha de identificación con sus datos personales y profesionales. Con esa información, el
tutor iniciará varias acciones para llevar a cabo la evaluación inicial. Su primer saludo a los
nuevos alumnos le servirá para acercarse a ellos y asegurar la relación tutor-alumno. En
estos primeros contactos el tutor debe sondear al alumno para conocer los siguientes
puntos:
•
•
•
Conocimientos previos que posee el alumno sobre la materia del curso.
Familiaridad con los medios tecnológicos y con la formación a distancia.
Posible adaptación individualizada de los contenidos.
Del conocimiento de estos aspectos depende, en gran medida, el buen hacer del tutor, que
anotará lo más significativo en la ficha del alumno y establecerá pautas de actuación.
Al comenzar un curso, a los alumnos se les entrega el documento Orientaciones generales
con las indicaciones para comenzar el curso via Internet y sobre como utilizar los
Materiales. Los tutores disponen de este documento en el botón "documentos"
de su herramienta de tutor. En este mismo apartado se encuentra el
documento de Funciones y Tareas
Seguimiento individualizado de
los alumnos
Para llevar un correcto seguimiento de cada alumno, se ha diseñado en la plataforma una
herramienta para el tutor, que se describe en el apartado de Utilidades del bloque de
Herramientas.
Ficha de seguimiento y evaluación de alumnos.
Se encuentra en la herramienta del tutor. Es conveniente tenerla a la vista al comunicarse
con un alumno, para adaptar los comentarios a su nivel de conocimientos. Es muy útil para
la tutoría tener anotadas todas las observaciones y ejercicios que se envían a los alumnos y
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las actividades que el tutor debe evaluar y que se reciben de cada uno porque, de otro
modo es difícil recordar todos los detalles significativos de la evolución del aprendizaje. El
seguimiento puede ser completado con el uso de carpetas y buzones del correo integrado.
En ellas, los mensajes pueden ser consultados por fechas y por temas:
•
•
Buzones por alumno. En el programa de correo integrado se puede hacer un
seguimiento de las comunicaciones de los alumnos y alumnas de un curso al quedar
archivados todos los mensajes de entrada y salida correspondientes a cada uno.
Grupos de alumnos. El correo integrado permite enviar mensajes para grupos de
alumnos.
Además, cada tutor puede proponer nuevos sistemas que faciliten y afiancen la tarea de
seguimiento.
Orientación y apoyo al proceso
de aprendizaje
La orientación y el apoyo del aprendizaje constituyen los aspectos de la actuación básica de
la tutoría telemática para que la formación de los alumnos llegue a buen término.
Considerando que los alumnos parten de conocimientos previos diferentes y que el ritmo de
aprendizaje y el tiempo que pueden dedicar también es diferente, el tutor, a partir de la
práctica y la relación con sus alumnos, proporcionará orientaciones encaminadas a planificar
el curso, y propondrá tareas optativas de refuerzo y ampliación según las distintas
necesidades de formación de cada uno. Dentro de las formas de orientación y apoyo,
podemos diferenciar entre:
Las de carácter individual (cerradas) entre tutor y alumno:
En ellas, el tutor deberá proponer al alumno las siguientes cuestiones:
•
•
•
•
•
Recomendación de una bibliografía que complete, amplíe y refuerce los contenidos
del curso.
Información sobre recursos informáticos, telemáticos o audiovisuales a su alcance.
Propuestas de actividades sobre los temas que debe recuperar.
La reconducción del sistema de trabajo del alumno.
Orientar hacia el estudio de un módulo formativo que sirva al alumno para recuperar
ciertos conceptos olvidados.
Las actividades de grupo y abiertas:
Los tutores de un mismo curso deben conocer el Foro del curso y participar animándolo y
resolviendo dudas, pero dejando la iniciativa al grupo de alumnos. Además coordinará las
siguientes tareas:
•
•
•
Organización de trabajos en pequeños grupos integrados por alumnos aventajados
que desean ampliar contenidos.
Organización de trabajos en grupo con ayuda del correo, foro y tablones.
Propuestas de intercambio de información entre los alumnos.
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Evaluación
Toda persona relacionada con el mundo de la educación es consciente de la importancia de
una evaluación continua del proceso de formación. La evaluación puede examinarse desde
dos perspectivas:
Autoevaluación:
Controlada por el propio alumno, que realiza una serie de cuestionarios que a tal efecto se
han incluido en el aula virtual. Tiene acceso directo a los resultados, y puede repetir el
cuestionario cuantas veces considere oportuno hasta que obtenga la nota deseada. El tutor
tiene acceso a los resultados, aunque éstos no tienen carácter de calificación.
Evaluación:
Controlada por los tutores, que deben tener en cuenta tres aspectos fundamentales de la
evaluación:
•
Evaluación inicial- No es necesaria la realización de una prueba de evaluación. Se
trata de formular una serie de preguntas donde el alumno comenta su grado de
conocimientos sobre el curso. Por ejemplo, se puede plantear cuestiones como ésta:
"Coméntame por qué te has matriculado en el curso", "¿Cuáles son los contenidos
que más te interesan?", "¿Has trabajado sobre esta materia o es nueva para ti?",
"¿Le ves posibilidades al curso para facilitar y mejorar tu trabajo?".
•
Evaluación continua- Es el seguimiento del proceso de aprendizaje de los alumnos
a través de la valoración de los ejercicios obligatorios indicados en la agenda del aula
virtual.
Al valorar las tareas de los alumnos, los tutores deben:
•
•
•
•
•
•
Registrar los resultados obtenidos en cada una de las evaluaciones.
Revisar los resultados de las autoevaluaciones en línea.
Comentar los aciertos y errores junto a una orientación de los próximos
pasos, dando ánimos para continuar.
Orientar sobre el uso de los materiales, para resolver errores o ampliar
contenidos, y sobre el ritmo de trabajo de cada alumno.
Proponer tareas según las necesidades de formación de cada alumno.
Recoger y valorar las aportaciones de los alumnos.
Conviene considerar que el tratamiento del tutor debe ser respetuoso con el sistema
de trabajo elegido por los alumnos. Las actitudes de cada alumno son diferentes.
Unos necesitan respuestas a sus dudas para seguir su formación; otros son más
autónomos y se comunican con la tutoría raras veces. Aunque esta última posición
del alumno dificulta el seguimiento por parte del tutor, no debe forzarse el cambio de
sistema de autoformación elegido por el alumno.
•
Evaluación global y final- Cada uno de los cursos incluye una actividad de carácter
global para que, con su realización, el alumno ponga en juego todos los
conocimientos adquiridos en el curso. El tutor la evaluará y con ello dará por
terminado el proceso de formación.
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Tareas relativas a los materiales didácticos:
El tutor del curso debe :
•
•
•
Conocer y familiarizarse con los materiales didácticos.
Preparar material complementario en forma de ampliación, ejercicios prácticos,
problemas, cuestiones, etc. que apoyarán el aprendizaje de sus alumnos.
Todo ello quedará registrado y se transmitirá al coordinador del curso.
Si el alumno necesita un material específico, el tutor se lo enviará por correo, directamente,
o transmitirá un fichero asociado al mensaje. En caso de detectar errores en los materiales
también serán corregidos y enviados al coordinador del curso. Respecto a los materiales, la
tutoría debe tener en cuenta lo siguiente: No manifestar desconocimiento o desacuerdo con
las líneas generales de los materiales didácticos del alumno. No dar información
contradictoria con la presentada en los cursos. Proponer tareas relacionadas con los
contenidos de las unidades didácticas.
La dimensión pedagógica de la intervención tutorial
El tutor en red desarrolla una variedad de operaciones dentro del sistema evaluativo. La
evaluación puede reducirse a un simple acto burocrático o puede convertirse en un
importante segmento del proceso formativo; todo dependerá de la actitud del tutor, de la
calidad de la relación con los estudiantes, de su interés real por la formación.
El tutor que vive la evaluación como formativa recogerá todos los datos necesarios para
evaluar, por un lado, el desarrollo de las actividades didácticas antes de la evaluación final
(el interés mostrado por los estudiantes durante el curso, la claridad y la organicidad de los
mensajes intercambiados en su transcurso); por otro, tanto el proceso del estudio personal
de los estudiantes (la comprensión de los temas, su asimilación), como el nivel de
integración y de colaboración de los estudiantes entre ellos. Para esto será necesario:
•
•
•
•
•
recoger las "presencias" de los estudiantes en el foro, durante las sesiones de
trabajo,
recoger las intervenciones para rediscutirlas,
devolver las pruebas corregidas y comentar los resultados, proveyendo al mismo
tiempo una bibliografía para profundizar algunos temas o conceptos,
predisponer, si fuera necesario, una sesión de estudio de profundización,
recoger y seleccionar los mejores aportes de los estudiantes y publicarlos en el sitio
de modo que el saber se torne efectivamente compartido.
El proceso cognitivo antes descrito ofrece al profesor en formación la posibilidad de
monitorizar constantemente su propio aprendizaje. La verdadera revolución copernicana
está toda aquí: conseguir que el alumno reflexione acerca de la calidad de su propio
aprendizaje; llevar de la mano, controlando desde dentro el propio proceso de aprendizaje
es una operación cognitiva indispensable. Lograr que tome conciencia de que su trabajo es
útil para todos y contribuye al saber colectivo es una operación democrática.
Para concluir la referencia a la dimensión pedagógica del tutor en red, observamos aquí
esquematizadas las competencias del tutor:
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Tal como vemos aquí, las capacidades y las habilidades necesarias para desarrollar el rol de
tutor en red son tanto específicas como particulares. Improvisar es extremadamente difícil.
Por ello, es necesario aprender a ser tutor en red. Pero, ¿cómo se hace esto?
Le resultará más fácil a cualquier formador que haya tenido una experiencia de facilitador
de aprendizaje, también a cualquier formador que haya siempre centrado todas las
actividades didácticas en los estudiantes y que, naturalmente, valora esta forma de
aprendizaje, pero sobre todo a aquellos que creen en la comunicación escrita y la viven
como una forma de comunicación predilecta. Aquellos que, en cambio, prefieren el canal de
la comunicación verbal pueden encontrar estas tareas más difíciles.
En todo caso, el modo mejor de aprender es experimentar el aprendizaje en red en el rol de
estudiante. Esta experiencia puede ser seguida por una especie de entrenamiento, teniendo
al lado a un tutor más experto por algún tiempo. Junto a otro tutor, las discusiones (sea en
red o presencial) pueden ser útiles, especialmente si se centran en el análisis de situaciones
reales, como la transcripción de un reciente intercambio de mensajes seleccionados a
propósito.
Retos y habilidades
Hasta aquí hemos proporcionado un cuadro decididamente positivo de la didáctica en red.
Llegó el momento de expresar algunas reservas, enumerando problemas que reclaman
retos y habilidades específicos.
•
•
Problemas tecnológicos. Para empezar, existen dificultades de tipo tecnológico,
tanto de los intrincados sistemas de conexión a la red, del software para la
comunicación y de la inadecuada amplitud de banda.
Problemas relativos al aprendizaje. Aun cuando la tecnología sea fiable, algunos
participantes pueden sufrir un impacto inicial. Este impacto, a menudo, está
representado por el poco conocimiento de los instrumentos tecnológicos usados en
un curso on-line. Se sugiere antes de iniciar un curso en red, enumerar y dejar claras
las habilidades necesarias para participar. Podemos clasificar estas habilidades en
tres diferentes áreas, y en cada una de ellas mencionaremos algunas competencias
que fueron identificadas en cursos en red ya experimentados.
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•
•
•
•
•
Conocimientos informáticos previos. Para iniciar un curso on-line sería
necesario:
• moverse con habilidad en el ambiente del sistema, utilizar una interfaz
gráfica, el procesador de textos y el software de comunicaciones;
• moverse con seguridad en un sistema de mensajería;
• recuperar y organizar los archivos de correo electrónico;
• Software común. Sería oportuno que los actores de la formación
(tutores y estudiantes) utilizaran el mismo software; de este modo se
evitarían situaciones de impasse debidas a la disparidad de los
protocolos de gestión del software.
Habilidades de lectura, escritura y discusión. Es útil subrayar que en un curso
en red debe haber reglas compartidas de redacción de textos a fin de que la
comunicación no quede comprometida por los "poetas de turno", es decir, aquellos
que no logran expresarse en no menos de cinco páginas o quienes, en cambio, se
expresan de modo demasiado sucinto y críptico. El fin es hacer lo más eficaces
posibles los protocolos de comunicación entre las personas que trabajan en red.
Capacidad de interacción. Las actividades compartidas en red exigen capacidad de
interacción, que deberán irse desarrollando paso a paso a medida que el curso
avance a través de las distintas actividades didácticas, y que requerirán modelos de
comunicación cada vez más complejos. Rowntree resume de este modo las
habilidades de comunicación:
• la habilidad para considerar ideas alternativas y proveer ejemplos
opuestos;
• estimular a las otras personas del grupo;
• ser paciente con las personas y las situaciones;
• saber compartir también el trabajo incompleto;
• trabajar en colaboración;
• ser provocadores de modo positivo y maduro;
• negociar para establecer los roles fundamentales;
• adoptar estrategias que permitan avanzar al grupo.
Riesgos de alienación. El enfoque del aprendizaje compartido en red, basado en
las teorías constructivistas, podría causar algunos problemas de desorientación a los
estudiantes en cuanto a que el método se basa en la independencia, en la autonomía
y en la libre iniciativa de los estudiantes.
Falta de señales visuales. Otro problema está referido al medio utilizado, que
actualmente no está provisto de señales visuales y acústicas, por lo cual una parte
de la comunicación se pierde. En este caso podría suceder que los docentes no se
den cuenta de cuándo los participantes están descuidando sus actividades de
estudios o incluso, en el peor de los casos, están pensando abandonar el curso.
Aunque algunos estudiantes trabajan de modo autónomo, la responsabilidad de llevar a
buen término el curso es del tutor: es él quien deberá asegurar que todos recorran un
camino provechoso, solo de este modo evitará abandonos del curso por parte de los
estudiantes.
La pragmática de la comunicación en línea
Las actividades on-line se basan en las habilidades comunicativas de escritura. Las
capacidades comunicativas no pueden ser improvisadas o dejadas al azar, sino que deben
ser programadas, proyectadas y enseñadas dentro de un curso en red; en caso contrario, se
llegan a comprometer los resultados que se desean alcanzar. A fin de que una comunicación
sea clara y exitosa, es indispensable que:
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la comunicación esté gobernada por precondiciones y convenciones específicas
compartidas;
el comunicador sepa expresar el mensaje de modo claro;
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•
el comunicador controle la comprensión y responda de manera eficaz a las
intervenciones del interlocutor y, de manera específica, a las intervenciones de
petición de ayuda.
Las precondiciones de la
comunicación
Desarrollar un itinerario formativo a través de la escritura no es fácil. Antes de introducirnos
en el intercambio propiamente dicho de la comunicación en red debemos detenernos en la
evaluación de las precondiciones de la comunicación escrita por medio del ordenador. Es de
primordial importancia examinar con los estudiantes en la etapa preparatoria (o sea, antes
de que comience el curso on-line propiamente dicho) tres aspectos de la comunicación: el
aspecto psicológico, el de la credibilidad y el de la pragmática.
Las precondiciones psicológicas de la comunicación
La comunicación está considerada como el punto de partida imprescindible para comenzar,
y luego desarrollar, una relación interpersonal. Este axioma psicológico puede parecer
banal, pero no lo es si pensamos en cómo se inicia una comunicación que no siempre
resulta espontánea y natural. Muy a menudo el alumno está condicionado por el riesgo o
por el temor de comunicarse, justamente por el carácter ambivalente de la comunicación
por ordenador, ya que no se pone en común sólo una fría y aséptica información, sino que
uno se expone a un juicio y a una evaluación por parte de los demás. A menudo el alumno
siente que, cuando ve sus mensajes en el foro, negro sobre blanco, y se da cuenta de que
todos pueden leerle, no puede ya dar marcha atrás y corregirse.
Según la investigación psicológica, en el acto de la comunicación entendida como apertura
de sí al otro, deben tenerse en cuenta las siguientes dimensiones:
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el grado de apertura (calidad y cantidad dedicada a hablar de uno mismo al otro),
las causas que determinan la comunicación abierta de uno mismo (determinante
entre las causas es la situación, las cualidades de la persona, o una actitud, una
disposición),
lo apropiado de la apertura de uno mismo (el justo equilibrio en el grado de
apertura),
el contenido (por ejemplo, el dar información acerca de uno mismo puede ser visto
con simpatía por parte de personas seguras y emotivas, con fastidio por parte de
personas cerradas y reservadas).
Seguramente en el inicio de una comunicación son condicionantes, para su posterior
desarrollo, una serie de factores como la apertura hacia el otro, la manifestación de las
propias ideas y de las propias expectativas, lo que se piensa y las propias reacciones, así
como el grado de disponibilidad para aceptar los puntos de vista de los otros. Una relación
crece y se desarrolla a medida que las personas se abren unas a otras y desarrollan una
recíproca aceptación.
Precondiciones de credibilidad.
Un componente de importancia fundamental es la credibilidad de quien comunica. Para que
un mensaje sea aceptado y comprendido por los demás, debe provenir de un remitente
creíble. La credibilidad se basa en dos elementos por parte de quien lee: el reconocimiento
de las funciones propias de quien comunica (por ejemplo, no aceptamos un diagnóstico
médico de quien no es médico), y su atendibilidad (por ejemplo, una afirmación por parte
de una persona políticamente comprometida que procura ser desinteresada).
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Precondiciones de pragmática de la comunicación.
La pragmática de la comunicación ha sido investigada por algunos autores de filosofía del
lenguaje y, más en general, por parte de la filosofía analítica inglesa, concluyéndose que el
acto de comunicar no consiste sólo en hablar, sino que es una verdadera acción que un
comunicante ejercita sobre el destinatario de su comunicación.
La comunicación eficaz
En una actividad en grupo es importante que los miembros sepan formular la comunicación
entre ellos de manera eficaz. Refiriéndonos sobre todo a un contexto de aprendizaje en red
que se desarrolla exclusivamente a través de mensajes escritos, una situación que carece
de la comunicación corporal, es necesario respetar algunas reglas simples para hacer más
eficaz y completa la comunicación. Estas son:
Personalizar el mensaje.
Es aconsejable evitar los mensajes impersonales e indefinidos. Conviene recurrir en cambio
a formas que personalicen el mensaje; éstas últimas facilitan la respuesta de quien lee, y
permiten, al mismo tiempo, expresar mejor las intenciones del que escribe. Sin embargo,
no siempre es posible personalizar un mensaje en cuanto se está condicionado por el
contexto o el contenido de la comunicación.
Hacer que el propio mensaje sea claro, completo y apropiado.
La construcción de un mensaje claro, completo y apropiado debe tener en cuenta cuatro
aspectos de la conversación. Grice (1975) propone vigilar:
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la cantidad: el aporte informativo no debe superar lo requerido,
la calidad: se aconseja no exponer información de la que no se tienen adecuadas
pruebas,
la relación: proporcionar información pertinente, y
la modalidad: la información no debe ser oscura o ambigua, sino concisa y
ordenada.
Hacer que el mensaje sea apropiado a los esquemas de conocimiento de quien lo
recibe.
Quien informa debe tener presente los condicionantes de quien es informado, de modo que
no se vea comprometida la comprensión. En este caso la comunicación debe
heterocentrarse, es decir, no sólo usar palabras comprensibles para el que lee, sino
estructurar el propio mensaje teniendo en cuenta su punto de vista y los conocimientos que
posee. Esto significa, por ejemplo, apelar a conocimientos útiles, o estar atento a la
distribución de las informaciones.
Ser redundante, para ayudar a los procesos de comprensión de quien recibe.
A menudo, cuando se comunica acerca de argumentos difíciles o poco conocidos puede
ocurrir que quien nos lee nos siga poco, bien por la dificultad intrínseca del contenido, o por
el uso de un lenguaje demasiado técnico. Por lo tanto, cuando la comunicación es
particularmente difícil, es aconsejable, para ayudar y facilitar la comprensión, repetir los
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contenidos parafraseándolos o sintetizándolos o recapitulando los conceptos de otro modo,
de manera que quien nos lee pueda verificar la propia comprensión.
Saber expresar sentimientos y emociones.
En la comunicación interpersonal no se expresan sólo contenidos, sino
emociones. El aspecto emocional juega un papel de no poca importancia en el
las relaciones interpersonales. En una comunicación abierta se expresa
recíproca, la estima, la aceptación, el reconocimiento, el apoyo, la cordialidad y
también las
equilibrio de
la atención
la calidez.
Enviar el mensaje de modo que el lenguaje verbal y el no verbal sean
congruentes.
La comunicación es un acto global. Quienes se comunican prestan atención al doble aspecto
de la comunicación, o sea, por un lado, a la información en sí, y por el otro, al modo en el
cual esta información es expresada; a menudo los dos puntos de vista no sólo no coinciden
sino que se contradicen. No siempre pueden expresarse mentalmente estas sensaciones,
pero pueden modificar el comportamiento de los individuos.
Responder de manera eficaz.
Quien lee un mensaje debe activar la decodificación, la lectura y el nivel de comprensión.
Los procesos de comprensión están ligados a conceptos ya mencionados, pero no agotan
ahí su complejidad. La comprensión de los mensajes escritos puede estar condicionada por
diversos factores, entre los cuales pueden estar:
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el juicio acerca del que escribe,
los conocimientos previos de quien lee,
la tendencia, por parte del que lee, a asociar otros pensamientos con lo que se está
leyendo, favoreciendo así la propia distracción respecto al resto de la comunicación,
la posible dificultad en captar la intención del que comunica,
la tendencia a seleccionar el flujo comunicativo.
Es necesario poner una particular atención a las comunicaciones en las que se expresa la
intención de pedir ayuda, que puede referirse a un contenido o a un aspecto emotivo
relacional. A las solicitudes de ayuda se puede responder de diversos modos, que pueden
ser utilizados según el contexto. Las siguientes situaciones previenen algunos errores
comunes:
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Aconsejar y evaluar. Frases como “Tengo la impresión de que ves las cosas de
manera demasiado dramática...”, “Hacer esto sería cosa de locos...” resumen
consejos mezclados con juicios de valor que no siempre terminan bien, en cuanto
pueden poner al otro, es decir, al que lee, a la defensiva, y pueden interpretarse,
indirectamente, como ejercicios de autoridad.
Analizar e interpretar. “Te había dicho que iba a ocurrir”, “Si hubieras estudiado
siempre, ahora no tendrías esta dificultad”. Estas son las clásicas frases que analizan
y al mismo tiempo interpretan las causas de un problema. En algunos problemas
podría ser verdadera la interpretación, pero quien lee podría cerrarse a la
comunicación, en cuanto querría ser ayudado respecto a lo que tiene que hacer más
que darse la vuelta a mirar el pasado (“dietrología” de los mensajes).
Tranquilizar y sostener. “Venga, no te lo tomes así!”, “Déjalo correr, que no es
nada importante!”. Estas frases de apoyo, aunque animan y consuelan, hacen
experimentar una cierta distancia a quien lee en cuanto expresan la intención de no
dejarse involucrar mucho en el estado de ánimo del otro. Son mejores las respuestas
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que van en la dirección de preguntar y examinar, o bien de comprender y
parafrasear, porque estas ayudas permiten entrar en el meollo del problema, recoger
el mayor número de informaciones posibles, y responder proporcionando feedback
acerca de la comprensión del punto tratado.
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