Cálculo de la rentabilidad económica de una empresa

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3) ARTÍCULOS DE OPINIÓN:
(ECIF no se hace responsable de las opiniones y datos recogidos en los artículos firmados)
Cálculo de la rentabilidad económica de una empresa
Emilio Gironella Masgrau
Gironella Velasco auditores. S.A.
[email protected]
1. Introducción
En el ámbito empresarial el cálculo o determinación de las rentabilidades (en especial
de la rentabilidad económica o rendimiento y de la rentabilidad financiera) de una
empresa es uno de los puntos esenciales del análisis de sus cuentas anuales y una
información financiera de vital importancia muy apreciada, dado que interesa
sobremanera tanto a los agentes económicos externos (entidades financieras,
proveedores, acreedores, empleados, Administración Pública, analistas financieros,
sindicatos…) como a sus accionistas y gestores.
La rentabilidad económica (RE) o rendimiento se conoce también con los acrónimos
ingleses ROI (Return on Investments = Rentabilidad de las inversiones), ROA (Return
on Assets = Rentabilidad de los activos) o ROCE (Return on Capital Employed =
Rentabilidad de los activos empleados), pero aunque la terminología es variada, el
significado es idéntico.
En su acepción o enfoque más generalizado -que no el único- es la relación entre el
BAII (beneficio antes de intereses e impuestos) y el activo total de una empresa, es
decir, mide un determinado beneficio o renta conseguido en comparación con la
inversión efectuada necesaria para obtenerlo. Como veremos posteriormente, existen
diferentes fórmulas y opiniones para calcularla.
A efectos de análisis, la RE puede descomponerse en dos ratios o razones que explican
más adecuadamente las causas de su evolución. En efecto, si multiplicamos la ratio
anterior por Ventas/Ventas, tendremos la RE dividida en dos ratios, a saber:
Variando el orden de los factores sin que ello altere el producto tendremos las ratios
siguientes:
La primera ratio se denomina margen de beneficios (del BAII) sobre las ventas, y la
segunda ratio se denomina rotación del activo. La descomposición o división anterior
implica que la empresa puede incidir sobre la RE a través de la acción sobre los dos
componentes (aumentando el precio de venta, o reduciendo los costes, o ambos a la vez)
para el margen de beneficios, o (vendiendo más cantidad, o reduciendo el volumen del
activo, o ambos a la vez), para la rotación del activo.
La rentabilidad financiera (RF) se conoce también con el acrónimo inglés ROI (Return
on Equity = Rentabilidad de los fondos propios), siendo, a nuestro criterio, la ratio más
importante dentro del análisis de cuentas anuales y de la información financiera, al
medir la relación existente entre el beneficio neto (BDI -beneficio después de
impuestos- o resultado del ejercicio según el Plan General de Contabilidad 2007),
suponiendo evidentemente de que hay beneficio y no pérdidas, y los fondos propios
aportados por los accionistas. De ahí viene que algunos autores la denominan ratio de
los accionistas al medir el objetivo principal perseguido por un inversor, a saber: qué
rentabilidad obtiene en relación al capital aportado.
Al igual que ocurriera con la ratio de RE, la ratio de RF también puede descomponerse
en varias ratios. La división más interesante es la que determinó Parés, de ahí que se le
denomina Método Parés a la fórmula de su descomposición, que se obtiene
multiplicando la ratio de RF por los siguientes cuatro ratios:
Variando el orden de los factores sin que ello altere el producto tendremos las ratios
siguientes:
Conforme puede constatarse, las dos primeras ratios de la RF (BAII/Ventas y
Ventas/Activo) constituyen las dos ratios en que se divide la RE, antes descritos. De ahí
viene la idea de que la RE es la base de que una empresa consiga una buena rentabilidad
financiera (RF), porque está demostrado que sin una buena RE es casi imposible generar
una RF aceptable.
Dado que la rentabilidad económica (RE) o rendimiento puede calcularse aplicando
diferentes enfoques y dentro de ellos existen también diferentes opiniones, el objetivo
de este artículo persigue conocer los más importantes, en orden a saber cómo debe
calcularse.
2. Enfoques para el cálculo de la rentabilidad económica
Existen argumentos diferentes que sustentan diversas opiniones sobre el cálculo o
determinación de la rentabilidad económica de una empresa. Bajo su punto de vista
algunos de estos argumentos tienen su lógica y razonabilidad, mientras que otros, a
nuestro criterio, no lo tienen. Fundamentalmente los enfoques para su determinación se
apoyan en un único aspecto, a saber:
2.1. Cálculo sin tener en cuenta la financiación de los activos.
2.2. Cálculo considerando la financiación de los activos.
2.1. Calculo sin tener en cuenta la financiación de los activos
Primera opción. Cálculo de la RE total de la empresa
Según esta opinión la rentabilidad económica (RE) proporciona la medida de la
eficiencia operativa total de la empresa, al medir el rendimiento o rentabilidad de los
activos utilizados, con independencia de quien los financie y del efecto fiscal sobre el
resultado de la empresa. La RE contemplada bajo este prisma informa de la eficacia o
capacidad de la empresa de convertir sus activos (materiales y humanos) en ingresos.
Los seguidores de esta opción, que hay que decir que teóricamente tiene su lógica
económica, arguyen en su apoyo que el rendimiento de un negocio no es mejor ni
peor dependiendo de cómo se financie (accionistas, entidades crediticias, organismos
públicos, acreedores financieros, proveedores,…) ni tampoco en función de la
legislación fiscal aplicable al resultado, sino por su estructura de ingresos y gastos.
Contemplado bajo este prisma, por ejemplo, la rentabilidad de una fábrica de muebles
depende fundamentalmente de su estructura de gastos e ingresos de dicho negocio, no
de otros factores.
Consecuentemente, la ratio para calcular la RE juzga el grado de eficacia de los
recursos utilizados por una empresa (materiales y humanos), sin tener en cuenta su
estructura financiera, es decir, sin considerar las fuentes de financiación.
De acuerdo con este criterio, en su cálculo no se consideran los gastos financieros
incurridos por la empresa ni el gasto por el impuesto sobre beneficios, por tratarse de
conceptos independientes del objetivo que se persigue. La ratio o fórmula para
determinarla es:
Siendo BAII = Beneficio antes de intereses (gastos financieros) e impuesto (impuesto
sobre beneficios). También es conocido con la denominación BAIT. Dicha ratio
siempre se expresa en porcentaje.
Es evidente que cuanto más elevada sea la ratio mejor, porque significará que los
activos utilizados tienen una buena productividad, mientras que una ratio reducida
puede ser indicativo de un exceso de inversiones (activos) o de otras causas y, por
tanto, de una menor productividad.
En base al modelo de la cuenta de pérdidas y ganancias normal del PGC 2007 que se
adjunta al final, en el que no se ha incluido el epígrafe “Operaciones interrumpidas”
para mayor simplicidad, el cálculo del BAII incluiría las partidas siguientes:
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
16.
17.
18.
19.
Importe neto de la cifra de negocios
Variación de existencias
Trabajos realizados por las empresas para su activo
Aprovisionamientos
Otros ingresos de explotación
Gastos de personal
Otros gastos de explotación
Amortización del inmovilizado
Imputación de subvenciones
Exceso de provisiones
Deterioro y resultado por enajenaciones del inmovilizado
Diferencia negativa de combinaciones de negocio
Otros resultados
Ingresos financieros
Variación de valor razonable en instrumentos financieros
Diferencias de cambio
Deterioro y resultado por enajenaciones de instrumentos financieros
Otros ingresos y gastos de carácter financiero
Para su determinación se han incluido todas las partidas de ingresos y gastos de la
cuenta de pérdidas y ganancias, con el signo correspondiente, menos las partidas 15.
Gastos financieros y 20. Impuesto sobre beneficios. De ahí la denominación de BAII
= Beneficio antes de intereses (gastos financieros) e impuesto (impuesto sobre
beneficios), suponiendo que existan beneficios, que esto es ya otro cantar.
Un cálculo rápido e intuitivo del BAII sería obtenerlo a partir del Resultado del
ejercicio (beneficio neto o BDI), al que habría que añadir simplemente las partidas:
20. Impuesto sobre beneficios, y 15. Gastos financieros.
A mi criterio, el cálculo de la RE anterior, sin incluir los ajustes necesarios que se
comentan, tiene dos grandes problemas, a saber:
1º. Las partidas incluidas en el BAII. De conformidad con lo manifestado
anteriormente, se incluyen todas las partidas de ingresos y gastos de la cuenta de
pérdidas y ganancias con excepción de las dos indicadas: 15. Gastos financieros
y 20. Impuesto sobre beneficios. Ello significa que para el cálculo del BAII se
incluyen:
(a) Todas las partidas de ingresos y gastos de explotación.
(b) Todas las partidas de ingresos y gastos del resultado financiero, con
excepción de los gastos financieros.
(c) Todas las partidas extraordinarias (gastos, pérdidas, ingresos y beneficios),
inexistentes en el modelo de la cuenta de pérdidas y ganancias adjunto, por
haberlas eliminado en el PGC 2007 como tales siguiendo las directrices de
las Normas Internacionales de Contabilidad/Normas Internacionales de
Información Financiera (NIC/NIIF), las cuales se encuentran actualmente
incluidas una parte dentro del resultado de explotación y otra parte dentro
del resultado financiero.
No es este el lugar para exteriorizar mi total desacuerdo con la eliminación
de dichas partidas extraordinarias (que recordemos, son aquellas que: 1º.
Caen fuera de las actividades ordinarias y típicas de la empresa y 2º. No se
espera, razonablemente, que ocurran con frecuencia, según la definición que
de las mismas dio el PGC 1990) cuya inclusión dentro del resultado de
explotación y del resultado financiero representa una gran manipulación de
la información financiera y la aplicación práctica y real de “el humo cierra
tus ojos”, que evita conocer la auténtica y verdadera RE de una empresa y
muchas cosas más. De ahí que cada día son más los profesionales que
abogan, ante tal desaguisado y engaño, por calcular la RE no total de la
empresa sino únicamente la RE de explotación, que obviamente facilita una
información más interesante y útil de la misma.
2º. La determinación del denominador “Activo total promedio del ejercicio”. Es
evidente que por definición hay que incluir todos los activos de la empresa,
sean productivos o no, estén afectos a la explotación o no, estén funcionando
o no…, con una excepción, que es que a nuestro criterio no debería incluirse
la partida VI. Activos por impuesto diferido, incluida dentro del grupo A)
Activo no corriente del activo del balance, por tratarse de una partida
relacionada con el cálculo del impuesto sobre beneficios. En efecto, si no se
incluye el efecto del impuesto sobre beneficios en el numerador de la ratio, lo
congruente es que tampoco se incluya el efecto pertinente en el activo del
balance, que se manifiesta en el denominador. Pero opiniones, haylas.
Idéntico criterio es aplicable al resto de ratios o fórmulas que siguen donde se
considera el activo total promedio del ejercicio.
El auténtico problema existente en la determinación del importe del activo es
su valoración. Ello es así teniendo en cuenta que prácticamente todas las
partidas incluidas en el numerador de la ratio (BAII) están valoradas al valor
actual o valor razonable (ventas, compras, gastos de personal, otros gastos de
explotación, variación de valor razonable en instrumentos financieros,
diferencias de cambio…), la valoración de determinados bienes del activo que
han generado los ingresos y gastos de la empresa, expresados en su cuenta de
pérdidas y ganancias, concretamente para ser específicos los terrenos y
edificios (estén clasificados en el inmovilizado material o en inversiones
inmobiliarias) y las inversiones en el patrimonio de empresas del grupo,
multigrupo y asociadas deberían estar valorados a valor razonable, es decir, a
valor normal de mercado, y no al coste histórico, que es el criterio aplicado
actualmente.
Pienso que el criterio actual de valorar al coste los activos descritos
anteriormente es una herejía de la contabilidad financiera que debería
cambiarse a la mayor brevedad posible, porque la valoración por dicho
criterio conduce, entre otros, a que el patrimonio neto de la empresa no refleje
correctamente la riqueza empresarial real, que es lo que debería expresar.
Se trata simplemente de un problema de homogeneización valorativa. No
hacerlo así implica comparar valoraciones diferentes en el numerador y en el
denominador, lo cual no tiene ningún sentido. Lo que también habría que
hacer es recalcular el importe de la partida 8. Amortización del inmovilizado,
de la cuenta de pérdidas y ganancias, para tener en cuenta las nuevas
valoraciones.
Otro tema que afecta al denominador de la ratio es la necesidad de determinar
una cifra del activo total que sea representativa. Dicha cifra debiera ser la
media aritmética ponderada del importe del activo total del ejercicio, no lo
que se hace normalmente que es calcular la media aritmética simple del
importe total del activo al inicio y al final del ejercicio. Hacerlo de la última
manera significa, en ocasiones, obtener una cifra que es poco representativa
del activo total promedio del ejercicio. Evidentemente, para calcular la cifra
antes indicada hay que ir a la empresa para obtener la información necesaria,
que es precisamente lo que muchos por comodidad no quieren hacer…
De ahí se deduce que el cálculo de la RE de muchas empresas no es un tema
sencillo y rápido, como algunos pretenden, sino bastante complejo y que requiere
su tiempo si quiere hacerse bien.
Segunda opción. Cálculo de la RE sin tener en cuenta las partidas
extraordinarias
A mi criterio es una opción más lógica y racional que la anterior, porque por su
propia definición una partida extraordinaria puede existir este año y no en años
sucesivos o anteriores y, por tanto, lo que conviene conocer es la RE de la
actividad recurrente de la empresa. La ratio o fórmula para determinarla es:
El BAII incluiría lo siguiente:
+
+
+
+
+
+
+
+
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
10.
14.
16.
17.
Importe neto de la cifra de negocios
Variación de existencias
Trabajos realizados por las empresas para su activo
Aprovisionamientos
Otros ingresos de explotación
Gastos de personal
Otros gastos de explotación
Amortización del inmovilizado
Exceso de provisiones
Ingresos financieros
Variación de valor razonable en instrumentos financieros
Diferencias de cambio
Por tanto, se han excluido del BAII las partidas siguientes:
9.
Imputación de subvenciones.
11. Deterioro y resultado por enajenaciones del inmovilizado.
12. Diferencia negativa de combinaciones de negocio.
13. Otros resultados.
18. Deterioro y resultado por enajenaciones de instrumentos financieros.
19. Otros ingresos y gastos de carácter financiero.
Dado que no debe incluirse en el numerador la partida 9. Imputación de
subvenciones, por ser una partida o epígrafe que es de carácter extraordinario, el
denominador debería ser ajustado para no incluir la parte de los activos materiales
o intangibles que hubiesen sido subvencionados, para ser congruentes en el
cálculo.
Abundando en un tema tangencial al aquí tratado, considero que el tratamiento
contable actual dado a las subvenciones de capital, de considerarlas como una
partida incluida dentro del patrimonio neto con un tratamiento auténticamente
rocambolesco, es una negación de la realidad económica, porque si un organismo
subvenciona, normalmente una parte de un bien del activo, lo lógico para
simplificar y hacer fácil el tema sería disminuir el importe de dicho activo con la
cuantía recibida y no complicarse la vida innecesariamente, porque el sacrificio
económico o efectivo que sale de la empresa para adquirirlo es el que es, y punto.
Tercera opción. Cálculo de la RE de explotación
Algunos autores manifiestan que constituye la RE más pura y genuina, al incluir
solamente el resultado de explotación, es decir, el resultado recurrente o típico,
aquel que forma parte del ciclo normal de la explotación de una empresa, sin
incluir, por tanto, las partidas no recurrentes, extraordinarias o excepcionales,
como se las quiera denominar. La ratio o fórmula para determinarla es la
siguiente:
El numerador, esto es, el resultado de explotación (ajustado) se determina
cogiendo las partidas siguientes del modelo de la cuenta de pérdidas y ganancias
adjunta:
+
+
+
+
-
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Importe neto de la cifra de negocios
Variación de existencias
Trabajos realizados por las empresas para su activo
Aprovisionamientos
Otros ingresos de explotación
Gastos de personal
Otros gastos de explotación
- 8. Amortización del inmovilizado
+ 10. Exceso de provisiones
Dicho resultado no debe incluir, lógicamente, las partidas que se citan a
continuación, por no ser conceptualmente de explotación en el sentido más amplio
del término:
5.
Otros ingresos de explotación. No debe incluir únicamente el concepto a)
Ingresos accesorios y otros de gestión corriente, específicamente la cuenta
752. Ingresos por arrendamientos, referidos al alquiler o arrendamiento
operativo de las inversiones inmobiliarias, dado que, tal como se verá más
adelante, dicho epígrafe de activo no se incluye dentro del denominador de la
ratio (activo de explotación).
9.
Imputación de subvenciones.
11. Deterioro y resultado de enajenaciones del inmovilizado.
12. Diferencia negativa de combinaciones de negocio.
13. Otros resultados.
El denominador de la ratio debe incluir únicamente los bienes de activo afectos a
las actividades de explotación, a saber:
- Activo no corriente = I. Inmovilizado intangible + II. Inmovilizado material +
VII. Deudores comerciales no corrientes.
- Activo corriente = II. Existencias + III. Deudores comerciales y otras cuentas a
cobrar + VI. Periodificaciones a corto plazo + VII. Efectivo y otros activos
líquidos equivalentes.
Debe recordarse nuevamente la conveniencia y necesidad de tomar como cifra en
el denominador el promedio ponderado del ejercicio, por ser la cifra más
representativa.
Habría que analizar en detalle si todo el importe existente en el apartado VII.
Efectivo y otros activos líquidos equivalentes del activo del balance es de
explotación o si una parte no lo es y debe asignarse a financiación, en cuyo caso la
parte asignada a financiación no debería considerarse.
A nuestro criterio, esta es la opción más acertada de todas las aquí expuestas.
2.2.
Cálculo considerando la financiación de los activos
Los defensores de esta opción argumentan que es necesario considerar la
influencia de la financiación (deudas) en el cálculo de la RE, dado que dicha
financiación forma parte de la estructura financiera de la empresa, sea la que sea
y, por tanto, no se puede prescindir de este hecho tan relevante. La ratio o fórmula
para calcularla sería la siguiente:
Siendo:
- BDI = Beneficio después de impuestos (beneficio neto del ejercicio) o
resultado del ejercicio según denominación del PGC 2007.
- Gasto financiero neto = Gasto financiero (partida 15. Gastos financieros de la
cuenta de pérdidas y ganancias) devengado en el ejercicio neto del impuesto
sobre beneficios = Gastos financiero (1 – t), siendo t la tasa del impuesto sobre
beneficios, actualmente el 30% con carácter general.
- Fondos propios, no el patrimonio neto, dado que este último concepto incluye
partidas que no han sido aportadas por los accionistas y, en consecuencia,
considerarlas sería un error conceptual.
- Pasivo remunerable = Pasivo con gasto financiero explícito (préstamos o
créditos de entidades financieras; préstamos o créditos de empresas o
particulares, incluyendo accionistas; contratos de arrendamiento financiero…).
Debiera cogerse, como siempre, la media aritmética ponderada del ejercicio.
Esta fórmula, al igual que las anteriores, es muy utilizada en los Estados Unidos
de América, mientras que en los países europeos, por lo general, se prefiere el
primer enfoque de cálculo de la rentabilidad económica sin tener en cuenta la
financiación de los activos.
3. El beneficio generado por el activo
En los últimos tiempos viene hablándose de un concepto, que en mis años mozos no
existía, que es el beneficio sin deuda o beneficio generado por el activo, que no debe
confundirse con la rentabilidad económica, al calcularse de manera diferente, pero que
consideramos necesario comentar aquí para que se vea la diferencia entre ambos.
Este concepto, utilizado actualmente en la valoración de empresas, es conocido como
Beneficio Antes de Intereses y Después de Impuestos (BAIDI o también BAIDT), o por
su nombre en inglés NOPAT (Net Operating Profit After Taxes). Su cálculo es como
sigue:
También puede calcularse como sigue:
Este concepto parte de la idea de determinar, al igual que el primer enfoque antes
comentado de la RE, el beneficio que genera la empresa sin considerar su
endeudamiento o estructura de financiación (ya sean fondos propios o deuda), pero con
la matización de considerar el efecto fiscal o ahorro que generan los gastos financieros
al tener la consideración de gasto fiscalmente deducible en el cálculo del impuesto sobre
beneficios.
Como puede observarse en la fórmula para calcularlo, no relaciona el BAIDI con el
activo utilizado (primer enfoque empleado para determinar la RE) ni con la financiación
utilizada (segundo enfoque), por lo que se trata de un concepto diferente.
4. Conclusiones
No existe unanimidad acerca del cálculo de la rentabilidad financiera (RE) de una
empresa.
Existen dos enfoques claramente diferenciados para calcularla: 1º. Sin tener en cuenta la
financiación de los activos, y 2º. Teniendo en cuenta la financiación de los activos.
Adicionalmente, dentro de la primera opción existen diferentes opiniones sobre su
cálculo o determinación (cálculo de la RE total de la empresa; cálculo sin tener en
cuenta las partidas extraordinarias, y cálculo de la RE de explotación), sin que sean
todas las posibles porque aquí hemos detallado únicamente aquellas con las que estamos
de acuerdo, dado que manifestar un total desacuerdo no nos parece positivo.
Consideramos que la tercera opción de cálculo de la RE de explotación es la más
acertada de todas las existentes porque la determina en base al resultado recurrente o
típico del negocio de la empresa, aquel que forma parte de su ciclo normal de
explotación, sin incluir las partidas extraordinarias o excepcionales, como se las quiera
denominar.
No obstante, úsese el enfoque u opción que cada uno considere conveniente, las partidas
incluidas en el numerador y en el denominador de la ratio o razón utilizada deben ser
congruentes, tanto en lo que se refiere a su clasificación como a su valoración. También
consideramos muy acertado calcular dos ratios, por ejemplo: 1º. El cálculo de la RE
total de la empresa, y 2º. El cálculo de la RE de explotación, dado que una ratio nos
informa de la RE total y la otra únicamente de la de explotación.
Por último, como todo en la vida, si quiere hacerse bien debe dedicarse el tiempo
necesario y calcularse adecuadamente, a fin de reflejar un porcentaje correcto.
Anexo
Modelo de la cuenta de pérdidas y ganancias normal del PGC 2007
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
=
14.
15.
16.
Importe neto de la cifra de negocios (siempre saldo Haber)
Variación de existencias (puede tener saldo Debe o Haber)
Trabajos realizados por las empresas para su activo (siempre Haber)
Aprovisionamientos (siempre Debe)
Otros ingresos de explotación (siempre Haber)
Gastos de personal (siempre Debe)
Otros gastos de explotación (fundamentalmente Debe)
Amortización del inmovilizado (siempre Debe)
Imputación de subvenciones (siempre Haber)
Exceso de provisiones (siempre Haber)
Deterioro y resultado por enajenaciones del inmovilizado (puede tener saldo Debe
o Haber)
Diferencia negativa de combinaciones de negocio (siempre Haber)
Otros resultados (puede tener saldo Debe o Haber)
19.
RESULTADO DE EXPLOTACIÓN (A.1)
Ingresos financieros (siempre Haber)
Gastos financieros (siempre Debe)
Variación de valor razonable en instrumentos financieros (puede tener saldo Debe
o Haber)
Diferencias de cambio (puede tener saldo Debe o Haber)
Deterioro y resultado por enajenaciones de instrumentos financieros (puede tener
saldo Debe o Haber)
Otros ingresos y gastos de carácter financiero (puede tener saldo Debe o Haber)
=
RESULTADO FINANCIERO (A.2)
=
20.
=
RESULTADO ANTES DE IMPUESTOS (A.1 + A.2)
Impuesto sobre beneficios
RESULTADO DE EJERCICIO
17.
18.
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