Documento 57637

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Informe de " "Naciones y Nacionalismo", " "En busca de la politica " y " "Poscolonialismo y el
artificio de la historia"
El autor nos presenta un analisis histórico de la evolución de la nación moderna en los últimos 200 años, ¿ por
qué? y ¿cómo? surgió el nacionalismo, ¿por qué? y ¿cómo? fue transformado en un proceso de transferencia
de una sociedad a otra, y por qué y cómo diferentes formas de identidad y de conciencia nacionales se
tradujeron en prácticas y patrones institucionales de la cultura, moldeando las estructuras sociales y políticas
de las sociedades que se definen a sí mismas como naciones ; Asi Eric Hobsbawm se va enfocando desde el
pro−nacionalismo popular hasta la actualidad, distinguiendo lo que es "historia real" de lo que no pasa de ser
"mitología ", y poniendo de relieve la contradicción que parece existir entre la actual reafirmación politica de
las nacionalidades y la lógica de la integración económica que las empuja, como en el caso de la Union
Europea, a una supranacionalidad cada vez mayor.
Se propone una periodización en el desarrollo de las naciones y el nacionalismo y se rescata el período
ubicado en las últimas tres décadas del siglo XX como un nuevo espacio de estallido de luchas nacionalistas.
La contribución se orienta a incorporar algunas elementos a la discusión sobre las naciones y los Estados
nacionales en el contexto de la globalización
En el siglo XIX, el nacionalismo fue un movimiento decisivo y es difícil encontrar una región en donde no
jugó algún papel. ¿Qué es una nación? ¿Que es el nacionalismo? ¿Qué fuerza tiene el nacionalismo para que
millones de hombres y mujeres maten y mueran por él? ¿Responde el nacionalismo a la necesidad de
pertenecer a un grupo? ¿Es esa necesidad de pertenencia tan elemental y tan fuerte como el alimento o la
comunicación? ¿Responde el nacionalismo al afán humano de libertad y rebeldía que conduce a la acción a
intelectuales, populistas, oprimidos, grupos étnicos, etc.? Los destrozos causados por los excesos del
nacionalismo, ¿tienen relación con las brutalidades del imperialismo europeo? El nacionalismo de finales del
siglo XX, ¿tiene semejanza con los anteriores movimientos nacionalistas? ¿Es el nacionalismo una solución a
los problemas políticos del presente? estas son algunas interrogantes que se pueden obtener de la tesis
principal de Eric Hobsbawm al tratar este tema.
Los nacionalismos occidentales de fines del siglo XX, por tratarse de nacionalismos que aparecían en Estados
ya plenamente desarrollados (España, Francia, Gran Bretaña, Canadá) eran, y son, inevitablemente
nacionalismos esencialmente negativos, o mejor, divisivos. Para el autor, eran reacciones defensivas frente a
amenazas reales o imaginarias y afirmaciones de etnicidad e identidad, surgidas no como reacción frente a la
opresión del Estado central, sino precisamente por lo contrario: por el carácter no nacional y no nacionalista
del Estado occidental posterior a 1945. Las mismas regiones o nacionalidades etno−nacionalistas eran, y son,
de hecho sociedades plurales; el resurgimiento del nacionalismo en ellos fue por eso ,factor de división
política y aún de polarización interna. O si se quiere: el etno−nacionalismo no crea primariamente un conflicto
entre una región y el Estado; genera básicamente un conflicto interno en el seno de la propia región
nacionalista ; Asi ivan Surgiendo naciones, en Europa, pluri étnicas, pluri religiosas, y en la mayor parte de
los casos pluri linguísticas. Eran agrupaciones de personas constituídas desde hacía siglos y reconocidas por
evidencia empírica en sus lugares de origen y establecimiento habitacional; la aparición de un mosaico de
pueblos, etnias, sociedades locales, minorías, etc. sea como se las denomine, que implicaba un complejo
problema a resolver. La Sociedad de las Naciones tuvo entre sus principales temas la protección de estos
grupos minoritarios surgidos de estos cambios, que si bien se venían produciendo en las décadas anteriores
tuvieron su eclosión en las primeras dos décadas del siglo veinte. En este caso podremos ver que existen
conflictos que surgieron en las últimas décadas del siglo diecinueve, explotaron en el período de la Primera
Guerra Mundial y luego fueron de cierta manera "congelados" durante muchas décadas del siglo veinte. En la
década del noventa han resurgido como situaciones políticas "inconclusas". Es el caso de Irlanda del Norte las
rebeliones en las primeras décadas del siglo, los acuerdos de separación entre la República de Irlanda e Irlanda
del Norte, constituirían un típico caso de "asunto pendiente" para Hobsbawm. El caso de los balcanes podría
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ser interpretado de la misma manera al igual que otras situaciones mundiales; así los nacionalismos, que
supuestamente fueron un proceso de integración y construcción en los siglos XVIII−XIX se vuelven
netamente negativos y divisivos a finales del siglo XX. Si construir naciones fue en una primera etapa
sinónimo de unificar territorios, homogeneizar lenguas y culturas, hoy se relaciona con los movimientos
separatistas al estilo irlandes y vasco o catalán en España.
En el caso del País Vasco, se sostiene la idea de que el nacionalismo se inició en forma paralela al fenómeno
de la industrialización de la región, con la salvedad que la gran burguesía no compartía las aspiraciones
separatistas que sí apoyaban determinados intelectuales y la clase trabajadora. El nacionalismo vasco
−explica− se desarrolló como reacción de grupos minoritarios dentro de la minoríacontra los procesos de
modernización y de mezcla étnica como amenaza. Hobsbawm avanza un paso más y afirma que a diferencia
del nacionalismo catalán, el vasco fue en sus orígenes netamente defensivo. El Partido Nacionalista Vasco fue
fundado por Sabino Arana , un sujeto que apelaba a conceptos de etnia o raza y le otorgaba una gran
importancia al hecho de poseer apellidos vascos. Se trataba de construir y sostener, ya en terrenos políticos, la
identidad vasca frente al fenómeno de la industrialización y al hecho de que los territorios vascos ya no podían
constatarse como paraísos perdidos sino como tierras en que la inmigración comenzaba a transformarse en un
fenómeno ineludible, como una sociedad en cambio. La lengua, el euskera, pasó a ser un fundamento de
identidad nacional, ya que distingue lo autóctono de lo extranjero en forma inmediata sin necesidad de
investigaciones profundas. Eric Hobsbawn afirma que la lengua no es más que un modo de distinguir entre
comunidades culturales, pero no necesariamente el principal: De hecho, la identificación mística de la
nacionalidad con una especie de ida platónica de la lengua, que existe además y por encima de todas las
versiones, perfectas e imperfectas, es mucho más característica de la construcción ideológica de los
intelectuales nacionalistas, que de las masas que utilizan el idioma. Es un concepto literario y no un
concepto existencial.
El historiador británico explica que Arana era un hispanófobo que aprendió euskera ya adulto e, incluso,
inventó el nombre del país, que no existía con anterioridad: Se ha sugerido −sostiene− que el desarrollo del
nacionalismo vasco llevaba unos treinta años de atraso respecto del movimiento catalán, aunque el
desplazamiento ideológico del autonomismo vasco de la defensa o de la restauración de antiguos fueros
feudales a un argumento lingüístico−racial fue repentino: en 1894, menos de veinte años después del fin
de la Segunda Guerra Carlista, Sabino Arana fundó su Partido Nacionalista Vasco, inventando de paso el
nombre vasco del país (Euskadi), que hasta aquel momento no existía. La predica de Arana, continúa
Hobsbawn, fue importante en los medios conservadores y católicos y en la pequeña burguesía urbana y
costera, que reaccionaban contra la industrialización. Se trataba (en un período comprendido entre 1870 y
1914 al que Hobsbawn menciona como de auge del nacionalismo, en el que se generaban nuevas formas de
inventar comunidades imaginadas o incluso reales como nacionalidades), de una postura adoptada por los
grupos tradicionales que se veían amenazados por la llegada de la modernidad, por las clases y estratos nuevos
que crecían velozmente en las sociedades en vías de urbanización de los países desarrollados y también, como
se ha dicho, por las migraciones sin precedentes que distribuían una diáspora múltiple de pueblos por todo el
planeta.
En fin Los supuestos peligros que se ciernen sobre la nacionalidad pueden incluirse en los tres factores que
Hobsbawm señala como las condiciones sociales que explican el gran auge de los nacionalismos europeos
entre 1870 y 1914:
1 −la resistencia de los grupos tradicionales que se veían amenazados por la embestida de la modernidad;
2− las clases y estratos nuevos y no tradicionales que crecían rapidamente en las sociedades en vías de
urbanización en los países desarrollados;
3− las migraciones sin precedentes que distribuían una diáspora múltiple de pueblos por todo el globo,
cada uno de ellos forastero para los nativos y otros inmigrantes, y ninguno de ellos, todavía, con los hábitos
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y convenciones de la coexistencia".
Bauman : los problemas contemporáneos más siniestros y penosos pueden expresarse más precisamente
por medio del termino unsicherheit, la palabra alemana que fusiona otras tres en español:
incertidumbre, inseguridad y desprotección. este problema un poderosísimo impedimento para
instrumentar remedios colectivos" ; Una sociedad que no garantiza trabajo, estabilidad, educación, futuro a
una fracción importante de sus pobladores es insegura. También lo es aquella que se caracteriza por la
volatilidad de las relaciones laborales, la falta de lazos solidarios, de sistemas previsionales y de salud
abarcantes. La vasta sensación de inseguridad que agobia a cualquiera que habite ese tipo de sociedad suele,
por un explicable fenómeno de psicología de masas, condensarse en el temor por la inseguridad urbana , todos
estos factores negativos facilitan el despertar de grupos minoristas marginales como los anti−globalización
actuales o anti−industrialización como ocurrio a fines del siglo XX con el ya mencionado Pais Vasco.
Zygmunt Bauman sostiene que entre los 4.500 millones de habitantes de los países en vías de desarrollo, 3 de
cada 5 no tienen acceso a infraestructuras básicas; 1/3 no tiene acceso al agua potable, ¼ no tienen vivienda
que merezca ese nombre, 1/5 carece de servicios sanitarios .En 70 u 80 de los 100 países en desarrollo, el
ingreso medio per cápita de la población es actualmente inferior al de hace 10 e incluso 30 años atrás: 120
millones de personas viven con menos de un dólar por día. Por otra parte, los tres hombres más ricos del globo
tienen un patrimonio privado mayor que la suma de los productos nacionales de los 48 países más pobres.
Concluye Bauman que sacar a los pobres de su pobreza no es tan sólo un asunto de
caridad, conciencia y deber ético, sino una condición indispensable (aunque meramente
preliminar) para reconstruir una república de ciudadanos libres a partir de la tierra baldía del
mercado global. Ese desigual reparto mundial de la riqueza, en un contexto tan globalizado, alienta los
procesos migratorios que ansían esperanza y porvenir
Por otro lado Bauman analiza una serie de movilizaciones ocurridas en tres ciudades de Inglaterra, desatadas
por la posible presencia de un pedófilo, apellidado Cooke. Miles de personas comunes, sin tradición política
previa, poblaron las calles. Bauman concluye que esas marchas son como marchas, mitines, asambleas,
experiencias colectivas que personas sin lazos colectivos jamás celebraron. Y explica que unirse contra
Cooke, un enemigo común de plena maldad, es un modo de enfrentar a las desdichas de cada uno. Desdichas
que no están sincronizadas. La catástrofe llama a cada puerta, selectivamente, en diferentes días, en diferentes
horas. Nada de lo antedicho implica que no exista la inseguridad urbana, el delito callejero. Claro que existe y
que en algunas sociedades prospera más que en otras. el problema de todas estas ocasiones es que se agotan
rápidamente: una vez que retornamos a nuestras ocupaciones cotidianas, las cosas vuelven, inalteradas, al
mismo sitio donde estaban. Y cuando la deslumbrante llamarada de solidaridad se extingue, los solitarios
se despiertan tan solos como antes, en tanto el mundo compartido, tan brillantemente iluminado un
momento atrás, parece aún más oscuro que antes
Dipesh Chakrabarty toma posición crítica frente al discurso nacionalista y anticolonialista de la clase política
india y frente a la historiografía oficial del proceso independentista entre otros factores ; explora el modo en
que las sociedades colonialistas europeas construyen discursivamente una imagen de las culturas no
metropolitanas, especialmente de aquellas que se encuentran bajo su control territorial. Es el poder ejercido
por las potencias imperialistas europeas de entrar sin restricciones a otras localidades y examinar su cultura, el
que permite la producción de una serie de discursos históricos, arqueológicos, sociológicos y etnológicos
sobre el "otro".
La independencia india frente al dominio británico era presentada allí como un proceso anclado en una "ética
universal", traicionada por los colonizadores, pero recuperada eficazmente por líderes nacionalistas. En
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opinión de él, el recurso a una supuesta "exterioridad moral" frente a Occidente conllevaba una retórica
cristiana de la victimización, en la que las masas, por el simple hecho de ser oprimidas, aparecían dotadas de
una superioridad moral frente al colonizador. El proceso independentista indio era narrado de este modo como
la realización del proyecto cristiano−humanista de redención universal, es decir, utilizando las mismas figuras
discursivas que sirvieron para legitimar el colonialismo europeo en ultramar.
Esta desmitologización del nacionalismo anticolonialista conllevaba también una fuerte crítica a la retórica
imperial del marxismo , que para legitimarse políticamente en la metrópoli necesitaba recurrir a los ejemplos
distantes de las luchas anti−imperialistas en el "Tercer Mundo"; la historiografía marxista quiso reconstruir el
proceso liberacionista de la India en base a paradigmas humanistas europeos, que otorgan protagonismo a la
escritura alfabética . Las insurecciones campesinas eran entendidas como procesos de "concientización"
expresados en manifiestos, agendas escritas y programas racionalizados de acción política. Al no ser tenidas
en cuenta por los esquemas homogeneizantes de la discursividad sociológica e historiográfica, las prácticas no
letradas de las masas indias fueron despojadas de cualquier protagonismo. En opinión de él , todos los saberes
humanísticos, incluyendo la literatura y la historiografía, funcionaron en realidad como estrategias de
subalternización en manos de las élites educadas de la India. Son narrativas esencialistas, sujetas todavía a las
epistemologías coloniales, que ocultan las hibridaciones culturales, los espacios mixtos y las identidades
transversas.
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