DE CERCA Texto y fotos: Daniel Arbós y Nagore Sampedro Manglares: los bosques inundados 1. Los manglares son ecosistemas anfibios, que aparecen en zonas protegidas del oleaje con aguas poco profundas y tranquilas. A pesar de la similitud de condiciones, las especies que componen los manglares en América y Africa occidental difieren notablemente de las de África oriental y Asia. (Florida, EE.UU.) 2. Algunos mangles, como Rhizophora mangle son vivíparos. La semilla empieza a desarrollarse convirtiéndose en plántula antes de desprenderse del árbol; tras caer es dispersada por el agua hasta que encuentra un lugar donde poder fijarse y formar un nuevo individuo. (Florida, EE.UU.) 36 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, enero, 2003 NAGORE SAMPEDRO ( Fotografías ) E n estuarios, lagunas litorales, bahías o deltas fluviales, zonas todas ellas de transición entre el mar y la tierra, pueden aparecer manglares. Estos ecosistemas, dominados por los mangles, ocupan áreas donde el agua de mar confluye con la del continente procedente de los ríos o de escorrentía. Su distribución se encuentra limitada por las bajas temperaturas. De ahí su confinamiento a la franja tropical y subtropical. Bajo el nombre de mangles se engloban plantas leñosas de familias muy diversas que comparten en común la capacidad de prosperar en tales ambientes adversos. Adaptaciones estructurales (raíces extremadamente desarrolladas), fisiológicas (la eliminación del exceso de sal por las hojas) y reproductivas (el viviparismo) les permiten hacer frente a la inundación, la salinidad y la inestabilidad del substrato. Los manglares albergan una valiosa riqueza ecológica. La abundancia de nutrientes, las condiciones estables y la protección que dan las raíces hacen de estos ecosistemas el entorno perfecto para el desarrollo de muchos invertebrados y peces. Sirven también de substrato para animales sésiles y filtradores. Así, se convierten en espacios de gran interés económico por su enorme producción de crustáceos o moluscos apreciados en gastronomía, como los langostinos (Penaeus) y las ostras (Crassostrea). 2. En el continente americano las especies más comunes son el mangle rojo (Rhizophora mangle), el mangle negro (Avicennia germinans) y el mangle blanco (Laguncularia racemosa). Su distribución dentro del manglar viene determinada por el grado de inundación, la salinidad y la composición del suelo. El mangle rojo, el más tolerante a la inundación, suele ubicarse más próximo al mar. (Yucatán, México.) Foto: Laia Andreu 3. El mangle rojo (Rhizophora mangle) presenta un sistema radicular muy particular. Sus zancos son poderosas raíces aéreas que facilitan el anclaje en terrenos inestables y el intercambio gaseoso cuando el suelo se halla inundado. Asimismo, evitan que la parte aérea entre en contacto directo con el agua. (Florida, EE.UU.) (arriba y derecha) 5. Elevada biodiversidad la de estos ecosistemas. La cantidad de algas y invertebrados que crecen en los manglares hacen las delicias de miles de aves que se alimentan, nidifican y encuentran allí refugio. Son un buen ejemplo de ello el pelícano pardo (Pelecanus occidentalis), el ibis rojo (Eudocimus ruber), la garceta tricolor (Egretta tricolor) o el flamenco (Phoenicopterus ruber). (Florida, EE.UU.) 37