Otoño en Cataluña

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Otoño en Cataluña
Pinco Pallino
Si el Jordi Pujol fuera una seta sería…
una Amanita phalloides
Esta seta es la polla. Mala, la peor
del planeta. Se ha llevado unos
cuantos ilusos por delante al creerla vianda comestible a pesar de ser
inconfundible. Se expande por implantación de árboles en territorio
neófito por efecto del repoblado.
Huele a pétalos de rosa y reacciona al ácido sulfúrico. Es farinera
borda, oronja verde, canaleja, cicuta y para un gentleman copa de
la muerte. Es mortal. Las consecuencias débiles están en las falotoxinas, concentradas en el píleo,
la cocorota. La verdad reside en la amatoxina
que bloquea el ADN y mata la célula, una
compuesto que desgraciadamente no afecta a
la vida de la propia seta para que deje de dar
el coñazo.
El síndrome comienza cuando te cagas patas
arriba. Es un veneno de acción tardía, entre 6
y 24 horas cuando está totalmente digerida,
ya circulando en sangre. En una segunda fase
hay mejoría aparente, asimilada, uno de los
nuestros. Error: le sigue un terror doloroso,
la destrucción de órganos vitales y la muer-
te lenta y miserable. Imprescindible un tratamiento antes de las 36
horas para salir vivito, coleando y
jodido. La tasa de mortandad juvenil duplica a los adultos. Las babosas la comen y salen indemnes
por su dieta lujosa y excéntrica.
Fue un micólogo francés de allá
por el XIX que se zampó una faloides para anotar en el diario los
síntomas. Sobrevivió el trance. Ahí
está el modelo, imbuirse de pujolismo y sobrevivir. Lo hicieron
científicos como Vallant, Fries, Link, Secretan
sin atender la tele pública de la Generalitat
ni los medios del Conde de Godó. La ciencia yendo al grano. El topicazo de Voltaire
respecto a la muerte envenenada del Archiduque Carlos de Austria y la guerra de sucesión: «este plato de setas cambió el destino de
Europa». Tal vez Pujol lo intenta con España.
El Instituto Pasteur ha trabajado un antídoto
de eficacia limitada sin lograr un mecanismo
exacto de actuación. Puaf! Es una cúpula de
hormigón hermética sin energía nuclear pero
indestructible.
Un químico canadiense lleva años estudiando los venenos de esta seta para inocularlos
en enfermos de cáncer por la habilidad en la
destrucción de células. Un objetivo nada desdeñable. Que de Pujol a Artur Mas se pueda
extraer alguna esencia útil para la salud humana sigue siendo un misterio, y no será por
la falta de horas que le echan los científicos.
Llegan los fríos y el bosque se despeja de ba-
rriobajeros que inundan el otoño. Es hora de
tomar la caja de herramientas, lupa, escalpelo, cuatro reactivos imprescindibles, libreta y
lápiz. A por setas insignificantes, anónimas,
minúsculas, importantes. Llegará el momento de sentarse en la terraza de un bar y verlos
pasar, cada uno con su nombre, familia y estilo, porque éstos son los decisivos.
Si el Pilar Rahola fuera una seta sería…
una Gyromitra esculenta
La cosa significa mitra redondeada y escotada, comestible.
Su desproporcionada cabeza tiene forma de foulard acrílico mal doblado, una chuche con palo, la mata de un
rasta desmadejado, el tocado alienígena de una reinona
en una carroza de carnaval, una orgía de gusanos, los
intestinos al descubierto de un soldado en las playas
de Normandía o gárgola de la Sagrada Familia, una
pechugona derretida por la bomba de Hiroshima, el grito
que el demente Munch no supo dar volumen ni forma, la
exportación made in Catalonia en bote de sesera. El sombrero,
todo él un himeneo, tiene surcos irregulares, cavidades, arados
mal labrados y protuberancias que los finolis imaginan como un
cerebro, un cerebro vacío comprobable al bisturí. Al igual que el
panorama, la seta es de color pardo oficial y tiende al rojizo según
dicte el tiempo. El camuflaje rojo de quinta columna es notorio desde que apareció teñida de progre con Banca Catalana, Pujol, Prenafeta, Presidencia, Fundación Acta, ahora Godó. El pie es corto, hueco también como lo de arriba. Nace entre coñíferas abrazada a troncones viejos y árboles que el hombre arranca. No admite raíz sólida donde
pueda sobrevivir. Matriz, Falopio y camastros se adhieren a la podredumbre. Carne blanca
que a pesar de su mala fama no huele a nada. El factor 33% de cosmética escabulle el hedor.
El abuso catalán por lo gratuito favorece su consumo. Este hongo gordo y carnoso debe la
tradición gastronómica en regiones raquíticas por atractivo y tóxico. La esculenta, consumida
repetidamente en pequeños intervalos de tiempo, llega a ser mortal. La conocemos por bonete,
bolet de greix, seta de grasa, despojo.
Si la archidiócesis catalana
fuera una seta sería…
un Craterellus cornucopioides
Cáliz de la abundancia, popularmente conocida por trompeta de la muerte. Está situada
en la transición del paleolítico a la evolución, entre el hongo pedrusco y la razón
con sombrero, pie y láminas definidas. La
característica principal de la trompeta de la
muerte son las pseudoláminas que apuntan
maneras de quiero y no puedo, amanuense.
Y ya puestos a eligir por
lo troglodita elegimos los
Picapiedra, un Tuber magnatum de Alba. ¡Aviso a
navegantes, ha empezado
la temporada de la trufa
blanca! La cornucopioides
tiene forma de corneta,
débil en carne, vestida
de negro sotana con trazos gris cleirman. Crece en
alfombra de dimensión
seminario que ya nadie
pisa. Han prescindido
del latín, el conocimiento, la liturgia, las buenas
artes y los alumnos. La
trompeta de la muerte es inconfundible
y no precisa mayor descripción. Manda
huevos de Pascua que un pagano en Micología tenga que aclarar la diferencia abisal entre lo que es la Iglesia y una iglesia,
catedral, templo, capilla, el extracto de
la iglesia catalana contra Dios Universal.
Cierto que escapularios de arte abstracto
tipo Lluís Maria Xirinachs han evocado
trompetería del Dies
Irae. Eso ya ocurrió
durante la evangelización del port aventura
espiritual en la montaña: Siglo XIV, Llibre
vermell de Montserrat, Ad
mortem festinamus, canto
a los peregrinos. La
trompeta es seta comestible si evitamos
los hongos de chiruca. Imprescindible
aderezarla con el Stabat Mater de Pergolesi.
Si Albert Boadella fuese una seta sería…
una Amanita caesarea
Manjar de césares. Crece en claros de bosque
y le favorecen los chaparrones. Ama el calor
del sur de Europa, preferentemente la zona
mediterránea desde el Pirineo hasta el cabo
de Gata. Es una seta de grandeza, carnosa,
consistente. Tiene la cutícula lisa, brillante,
naranja vivo y margen agudo. Láminas libres,
amplias, numerosas, doradas. Pie alto, claviforme, igualmente amarillo dorado. No pierde el
anillo. Nace como un huevo de cáscara blanca
con yema de tono intenso, y se transforma en
un ejemplar de gran belleza, una transformación teatral. Un sotobosque de ocres a hoja
caída es el escenario vacío donde aparece el
cromatismo, la fascinante irradiación que excita las emociones, un cuadro de la commedia dell’arte, luces de Rigoletto en El Nacional, Els Joglars, zarzuela en el Canal, tragicomedia, así es la
Amanita caesaera. Como todo lo extraordinario, parece una seta simple pero tiene una laboriosidad milimetrada, compleja y precisa que la remonta al Renacimiento según enseñaba el viejo
José Manuel Blecua: el disimulo del esfuerzo, la naturalidad. Si fuera necesario pedir a la Naturaleza una seta rogaríamos esta amanita como obra de encargo, una de las evoluciones más
contundentes del Reino Fungi. Olor y sabor muy agradables. Carne consistente, tierna, carnosa y fresca. Es una lección de antitoxinas que la convierte en la amanita comestible, una obra
de alta cocina. En crudo es terriblemente satisfactoria a los paladares sensibles. Es un hongo
que actúa en solitario, pareja o pequeño equipo. A diferencia de otros hongos, jamás sale en
masa. Ni copiosidad ni despilfarros. Vivimos una fase de recesión y en algunos suelos ya no
se la encuentra. La caesarea es conocida popularmente como oronja, hongo del César, Imperial,
Real, Kaiser, ovolo buono, orange, reig, y en catalán arcaico bolet d’or. De un tiempo a esta parte los
catalanes la denominan falsa muscària*, traïdor, botifler, espanyol, fatxa, imbècil o fill de puta. La ira de
esos caníbales que se alimentan de vecinos otorga un valor añadido a esta seta.
* Ver Amanita muscaria.
Si el Bulli fuera una seta sería…
un Lycoperdon maximum
Un gasteral, un gigante entre las setas, el
no va más. No tiene pies ni cabeza. Es
una bola. Una bola de color blanco cocinero, calva, frágil, esférica. Cuando madura el himeneo, la vianda interna, esferifica
en polvo y conserva la piel externa a modo de contención como
si fuera un
globo.
Ante una
leve presión, explota
y el polvo sale disparado en una pirotecnia
sin pólvora, una nube de humo chamuscado. Es su forma de reproducirse ya
que entre el polvo están las esporas. Abre
en la temporada de verano y otoño.
Sus esporas se conservan intactas de un
año a otro. De joven es comestible, aunque una vez pulverizada es infumable. De
un tiempo a esta parte aparecen como
Dios, por todas partes, en caterings de escuela y desde la costa hasta los
comederos más remotos de carretera.
Las Lycoperdon son conocidas como pet de
llop, cuesco de lobo, aunque
otros la llaman más finolis, bejín,
por aquello del ventosear latino. Algunos micólogos la llaman abiertamente
Langermannia gigantea, a la brava.
Si Albert Om fuera una seta sería…
una Amanita muscaria
Se trata de la versión falsa de la exquisita Amanita casearia. La muscaria es roja, punto en blanco,
anillo y volva. Tenerla en casa
hace bonito. Como no, es una
seta tóxica debido a la muscarina,
un veneno que afecta al hígado e intestinos, provoca diarrea, lagrimeo y visión borrosa. Sin embargo su fama
se centra en el muscimol, una droga
psicodélica que produce disociación,
deformación de la realidad alterando la distancia y las formas.
El viaje hace ver enanitos, país
de pitufos. El muscimol es apto
para tratar algunas esquizofrenias
crónicas. El consumo de muscarina tiene una larga tradición en Cataluña, de
ahí la expresión popular de tocat del bolet, referida a los que digirieren esta seta.
Si Carmen Chacón fuera una seta sería…
una Ramaria…
¿Curta, decurrens, botrytis, gracilis, palida, sanguinea, stricta, subtilis, flava, aurea, formosa? Depende del viento que sopla en el socialismo catalán.
Nada que ver con una seta provista de pies y cabeza. Las Ramaria
son unas setas inconfundibles, una cepa en la que nacen brotes
disyuntivos y verticales mirando al cielo, un árbol genealógico confuso, un zarzal de vivo color normalmente hacia los amarillos, un
ramillete espiritual, una decoración progre que hace hogar. La punta
de sus extremidades es parecida a un pie de rata, de ahí su nombre popular, peu de rata. Clic,
clic, clic, se las escucha corretear por el falso techo. Cuando chutan restos de obra, croc, croc,
croc. En el revoloteo les encanta frotar los dientes en la tubería, cric, cric, cric. Son indestructibles aunque tampoco destruyen ni construyen nada. De carne tenaz, es un comestible purgante.
Si Artur Mas fuera una seta sería…
una Lepiota helveola
Pertenece a las lepiotas menores, pequeñas, raquíticas. Por aquello de la política, los gañanes
la podría confundir con la estupenda galamperna, Macrolepiota procera, que como su nombre indica es una seta majestuosa, enorme, de carne elástica, una delicia para el paladar. Tal
vez por ello, es habitual que los catalanes le peguen una patada si la encuentran por el camino. La helveola es de cabeza mamelonada color cobre. Carne blanca con leves
tonos rosados. Al partirla, se tiñe de rojo iracundo. Pie delgado, fi broso,
provisto de anillo ascendente, fugaz. Olor harinoso y sabor insípido.
Aparece en bosques, jardines y parterres de la ciudad. La avidez por
recoger setas ha traído muchos disgustos al estimar que en el retaco está la
grandeza. Esta seta es mortal. Los primeros síntomas de intoxicación aparecen
una vez digerida, entre 6 y 8 horas. Le sigue un tiempo de mejora pero antes de
un par de días actúa la necrosis en hígado y riñones, el coma y la muerte.
Si Felip Puig fuera una seta sería…
un Boletus satanas
Comparte con los grandes boletus (aereus, edulis y pinícola) el portento chaparro, pero a
diferencia de estos excelentes hongos, el de Satanás tiene un problema de Pantone, unos tonos que repugnan a la vista y al paladar. La esporada es de color aceituno. Olor desagradable.
Vive cómodo en terreno calizo, entre caducifolios. Al igual que otros boletus menores conocidos como mataparientes, el satanás se tiñe de azul oscuro a lo macho falangista en la fractura, el roce o el quebranto. Por pura lógica, se trata de una seta tóxica, un clásico de vómitos
y descomposición. A pesar del nombre catalán, matagent, no llega a ser
mortal, un lucifer de Pastorets en el apartado de las setas mortales.
Puede ser confundido con el Boletus lupinus, su hermano, Oriol Puig
Godes, igualmente apestoso y tóxico. Crece estupendamente en la
dirección del Servicio de Metereología de Cataluña.
Si los federalistas fueran una seta
serían… una Russula
Bautizada en latinajo por lo de rojo.
Láminas libres, claras, en blanco. Hay centenares de especies, todas similares, obvias. Le pides
a un niño que dibuje un hongo con lápices de colores
y te pinta en torpes trazos una rúsula. Los chinos la reproducen con resina sintética para decorar salones y escaparates, un souvenir de venta en las tiendas del ramo. Es una
seta naïf, el Chiquipark que decora el bosque de mariconada, un tirabuzón hippy, ninguna venenosa. Las que saben a
picante o amargo dan diarrea, pero vas que te chutas. Esas
pertenecen a las Russula maragalla. De carne benevolente,
destacan tres en la cocina: virescens, aurea y cyanoxantha, rarezas impensables en la raquítica cabeza
intelectual de Rupert Raventós.
Si Vichy Catalán fuera una seta sería…
un Marasmius oreades
Es una seta pequeña de elegante color beige. Discreta, nace en familia, en corro
sobre prados y jardines. Sus esporas, aunque transparentes, dejan huella sobre
la hierba. No se pudre ni es atacada por larvas. Se conserva estupendamente
envasada en seco. No puede ser cultivada en granjas ni con camiones cisterna. Es
auténtica. Para recogerlas deberá uno arrodillarse porque la Naturaleza es generosa
y aparecen cual alfombra. Olor y sabor muy agradables, es una seta muy recomendable. Con el nombre de senderuela, en Cataluña se la conoce en negativo, cama-sec, pierna seca, la única parte desechable de este hongo. Habitualmente la venden bajo estafa,
como el vicky. Pides un vicky y el camarero te sirve un vaso con hielo, limón y un líquido incoloro que sabe a gaseoducto. Afortunadamente, en el Pirineo las llaman carreretes y en la
Meseta carrerillas. Insuperables los franceses, ninphe des montagnes, por lo de Oréades.
Una noche de verano, tumbado en el prado, te atragantas de senderuelas crudas recién arrancadas, sólo el sobrero, una tras otra, lentamente, pianissimo. Notarás chispirillas, un burbujeo
natural, un delicado estado de champange, siesta del fauno.
Si los de la estelada fueran una seta
serían… un Polyporus sulphureus
Es una seta lignícola que estropea árboles y favorece la invasión de insectos.
Aparece en bosques y casas. El ataque causa podredumbre cúbica destruyendo la celulosa. También se la conoce como podredumbre parda porque deja
la madera parda, despreciable, como los camisas pardas. Sin valor culinario
alguno, pueden ser peligrosos mezclados con alcohol. Por eso lo llamamos
bolet de soca, que en español sería seta de zoquete.
Si la prensa catalana fuera una seta
sería… un Cortinarius
Es el género que más abunda. Con esporas espinosas o verrugosas, son de color pardo rojizo
que las tiñe de oxidado. Difícil identificar especies distintas ya que, como los cuadros Miró,
son muy parecidas. Se han clasificado a miles. Cualquier mindundi toma la iniciativa en descubrir una nueva especie y ponerle nombre. Para acabar con el cachondeo, algunos micólogos
se han puesto serios y han reducido notablemente la cantidad de Cortinarius fusionándolos al
modo Avui y El Punt Diari. La principal característica de esta seta es la presencia de una cortina, una telaraña, una mantellina que las envuelve de una liturgia de vicaría. Tienen mal sabor,
amargo, son indigestas, tóxicas y unas cuantas mortales por nefritis. Una de las excepciones es
el Cortinarius caperatus, el gitano, muy apreciada en el norte de Europa, lejos de Cataluña, allá
en la Suecia, sueño de Pujol y la demencia de la estelada.
Si Jair Domínguez y B. Ballbè fueran
una seta… serían un Coprinus Niveus
Es despreciable, pequeña, frágil, con sombrero convergente. Al tocarla suda tinta.
Crece en el estiércol. La sabiduría catalana la identifica sin pelos en la lengua como
bolet de femer.
Si Verónica Puertollano fuera una seta
sería… un Cantharellus cibarius
Una copa de brindis mirando a los ojos. Es una seta maciza,
curvada, de cutícula lisa y vivo color amarillo que llega al
anaranjado. Es carnosa y tiene buen olor, un perfume afrutado que deja oratoria en el bosque debido a sus potentes
feromonas. Carnosa, consistente, es un excelente comestible.
Suele usarse en pucheros antiguos pero su fino aroma despega en platos de nueva cocina y poco guiso, incluso sin fuego.
Es seta juvenil, imprescindible. Se la conoce por rebozuelo
aunque la llamaría revoltosa. Muy adecuado los franceses que
la denominan cresta de gallo. Cierto. También los catalanes
aciertan: rossinyol, pájaro de juventud. Se asocia a buenos árboles por efecto de la microrriza. Es asistente eficaz, atenta,
vitamínica y lo que haga falta al instante, aunque el privilegio está en encontrarla pausada entre el boj con máxima
distinción.
Si Arcadi Espada fuera una seta sería…
un Coprinus comatus
Blanco intenso, cabeza prominente, peluda,
puede alcanzar los 20 cm. Crece en terreno
manipulado por el hombre. Es habitual en
los márgenes de caminos, viéndolas pasar.
También habita en jardines y no le importa aparecer en pastizales. Tiene numerosas
láminas, blancas, apretadas, anchas. Con la
maduración de las esporas se vuelven negras,
licuas, tinta negra. Por ello se la denomina
seta de tinta. También chipirón de monte.
Es un comestible extraordinario de la cabeza
a los pies. Los que sabemos dónde encontrar un delicado manjar de tres tenedores la
recogemos. Totalmente desconocida por el
vulgo. Es imprescindible arrancarle la cabeza
para que llegue a casa lo más fresca posible.
Al igual que el periodismo, caduca en pocas horas, a lo sumo un día. Apenas hay que
cocerla, extraordinaria en crudo. No admite ningún tipo de conservación, y por tanto
queda excluida del consumo industrializado,
incluyendo el secado. Siempre fresca.
Si Pinco Pallino fuese una seta
sería un Boletus Regius
Su olor es suave y agradable y su sabor igualmente
agradable, como de frutos secos. Nos consta que en
algunos lugares sale mucho, sin embargo en nuestro
radio de acción (Cataluña sobre todo) es una seta rarísima. Excelente comestible, de sabor fino y delicado,
muy recomendable. Se le conoce como boleto real, es
decir, todo lo que de él se desprende es pura realidad,
directa, sin concesiones. Eso sí: no es apta para paladares pusilánimes: todo catalán debe andar con mucho
cuidado si se la encuentra, pues debajo de su aspecto
inocente esconde mucha sustancia, y de la buena.
Por Xavier Ruiz
Escrito por Pinco Pallino y diseñado por Verónica Puertollano, 2012.
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