Errores arbitrales: breves reflexiones acerca de la

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“Errores arbitrales: breves reflexiones acerca de la impugnabilidad de los partidos y
la responsabilidad civil de los árbitros”
Por Horacio González Mullin
I. Introducción.
Mucho se ha hablado durante estas semanas del resultado del partido clásico entre el Club
Nacional de Football (en adelante NACIONAL) y el Club Atlético Peñarol (en adelante
PEÑAROL) y de los supuestos errores arbitrales de Christian Ferreyra, que habrían incidido en
el resultado final del partido.
Recordemos que, en el minuto 90, cuando el equipo aurinegro vencía 1 a 0 a su tradicional
adversario, una pelota ejecutada desde la esquina de PEÑAROL, rebotó en la mano izquierda
del futbolista de NACIONAL Sebastián Fernández, introduciéndose luego en el arco aurinegro,
sin que Christian Ferreyra lo percibiera y, por tanto, validando el gol del empate.
Tan solo 3 minutos después, en los descuentos del partido, el árbitro sancionó una falta -(que
para muchos no fue)- cometida por el futbolista aurinegro Carlos Valdez a Sebastián Taborda a
tan solo 26 metros del arco de PEÑAROL y que, a la postre, le permitió a Alvaro “Chino”
Recoba, convertir el gol de triunfo para NACIONAL.
No es nuestra intención discutir si efectivamente el árbitro del partido clásico se equivocó o no en
esta u otras incidencias, sino que nuestra intención es analizar si es posible impugnar el
resultado de un partido de fútbol basado en los errores arbitrales y, si es posible, que un árbitro
deportivo sea responsable civilmente por los daños y perjuicios causados a raíz de errores en
sus fallos arbitrales.
II. Fallos Arbitrales e Impugnación del resultado de un Partido.
Por supuesto que han existido una cantidad de casos similares, en donde se ha pretendido
impugnar el resultado de los partidos a raíz de los errores de los árbitros.- En estos días en la
República de Argentina, la Institución Arsenal Fútbol Club ha anunciado que impugnará el
resultado del partido en que fuera derrotado por el Club Atlético Lanús (3-2), en virtud que el
árbitro Merlos adicionara 9 minutos de descuento, hasta que Lanús convirtiera un gol viciado de
nulidad por la mano intencional previa de un futbolista.
Ahora bien; podemos decir que hasta el año 2006, la posición de la FIFA era que existían
distintos tipos de decisiones de los árbitros que, según cuales fueran, podían ser o no
impugnadas.- En este sentido, existen decisiones de los árbitros relativas a la competencia
(cupo de extranjeros, etc.) o al comportamiento de los futbolistas (como ser las sanciones,
tarjetas, expulsiones etc.) que pueden ser revisadas con posterioridad al encuentro.- Por otra
parte, existen decisiones de los árbitros que tienen que ver con las reglas de juego que solo
pueden ser decididas por los árbitros en el transcurso del partido y que no pueden ser
impugnadas ni revisadas con posterioridad por la FIFA o por las Federaciones.
Sin embargo, la posición de la FIFA cambió en el año 2006, cuando sentó un peligroso
antecedente al ordenar disputar nuevamente un partido, luego de un grueso error arbitral.- Se
trató del encuentro llevado a cabo entre las selecciones de Uzbekistán y Bahrein, en las
eliminatorias para el Mundial 2006.- En dicho partido, cuando el resultado era de 1 a 0 a favor de
Uzbekistán, el árbitro sancionó un tiro penal para dicha selección, que finalmente significó su
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segundo gol; sin embargo, el penal fue anulado debido a que antes de ejecutarse, un futbolista
uzbeco ingresó al área, lo que está prohibido por el reglamento.- Lo llamativo del caso fue que el
árbitro, en lugar de repetir la ejecución (como así lo establecen las Reglas de Juego), ordenó un
tiro libre indirecto a favor de la selección de Bahrein.- Por supuesto que tanto durante el partido
como con posterioridad al mismo, la selección de Uzbekistán impugnó la desacertada decisión
del árbitro.
En este caso, la FIFA resolvió que el encuentro debía disputarse nuevamente (generándole un
segundo y grave perjuicio a Uzbekistán que a pesar del error arbitral había salido victorioso en el
encuentro y ahora debía repetir el partido), basándose en que había existido un error técnico
del árbitro, en la aplicación de las reglas de juego; es decir que según la FIFA, el partido
debía repetirse en tanto el árbitro, si bien había apreciado correctamente los hechos, había
aplicado en forma errónea las reglas de juego, motivo por el cual, el resultado del encuentro
podía ser impugnado.En definitiva, podemos decir que hoy, la posición de la FIFA es la siguiente:
A) Decisiones Arbitrales impugnables o revisables.
1. Decisiones relativas al comportamiento de los futbolistas;
2. Decisiones relativas a la Competición (extranjeros, publicidad, etc);
3. Decisiones en las cuales se aprecian correctamente los hechos pero se aplican
erróneamente las reglas de juego.
B) Decisiones Arbitrales no impugnables o revisables: errores técnicos o de apreciación.
En nuestra opinión, la postura del máximo órgano del fútbol mundial es desacertada y genera
una gran inseguridad jurídica, en tanto las instituciones no tienen certeza jurídica acerca de la
inmutabilidad de los resultados.- Entendemos que, por el bien de la competencia, las decisiones
arbitrales relativas a las reglas de juego deben mantenerse irrevisables, más allá de las medidas
que se adopten a los efectos de reducir la posibilidad de errores, durante el transcurso de los
partidos.- En este sentido concordamos con Antonio Aguiar, abogado español especialista en
Derecho del Deporte, en su artículo el Caso Uzbekistán – Bahrein, publicado en IUSPORT, El
Web Jurídico del Deporte, cuya lectura recomendamos.
III. La Responsabilidad Civil de los Árbitros Deportivos: Reparación de Daños.
El segundo tema que nos interesa tratar en forma breve es la posible responsabilidad civil que
pueden tener los árbitros por los daños y perjuicios causados como consecuencia de sus fallos
arbitrales.
La pregunta es: ¿deben los árbitros deportivos responder por los daños y perjuicios que sus
erróneas decisiones arbitrales le pueden causar a los clubes?
En nuestra opinión no hay dudas que la respuesta debe ser afirmativa, en tanto los árbitros no
pueden ni deben quedar ajenos a un ordenamiento jurídico que regula la conducta de la totalidad
de las personas –físicas y jurídicas-, y que dispone, en síntesis, que quien incumple un
contrato o quien a través de un hecho ilícito causa un daño a un tercero debe reparar los
perjuicios ocasionados. Por ello, debemos partir de la base que los árbitros, como cualquier
ciudadano pueden y deben ser pasibles de responsabilidad civil por los daños que su conducta
provoque.
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Debe tenerse también en cuenta que, en muchísimas ocasiones, tales daños no son solo
deportivos, sino que también pueden ser importantes daños económicos; basta con ver las
grandes sumas que tanto la CONMEBOL, como la UEFA y la FIFA pagan por clasificar o por
pasar de ronda en las distintas Copas (Libertadores, Sudamericana, Champions, Europa
League, Mundial, etc.) para darse cuenta que un error arbitral que impida a un club o a un
Seleccionado clasificar o pasar a la siguiente fase, genera graves perjuicios económicos y
deportivos.
Dicho esto, es importante destacar que los árbitros son verdaderos profesionales ya que se
preparan para ello; deben realizar un curso de una duración de 18 meses, tienen que pasar por
exámenes médicos y físicos y por entrevistas con la Escuela de Árbitros y el Dpto. Sicológico;
deben, a su vez, mantenerse actualizados y entrenados físicamente.
En definitiva, estamos ante una verdadera profesión y por tanto, las reglas de responsabilidad
que deben aplicarse a los árbitros, son las mismas que deben aplicarse a cualquier profesional,
como son los médicos, abogados, arquitectos, escribanos etc.
Podemos decir entonces que, como cualquier profesional, los árbitros deportivos se obligan a
prestar sus servicios de árbitro (arbitrar e impartir justicia en un encuentro en base a
determinadas reglas de juego) con la debida diligencia de un buen padre de familia (que se
traduce en la diligencia media de un árbitro), no asumiendo obligaciones de resultado (no se
obligan a no cometer errores) sino que asumen obligaciones de medio es decir que se obligan a
actuar con la debida diligencia dirigida a impartir justicia sin cometer errores inexcusables.
Por tanto, sin querer ingresar en un estudio profundo de la responsabilidad civil de los árbitros,
podemos decir que un árbitro deportivo tendría responsabilidad civil y debería reparar los daños
causados, cuando su conducta se apartara de la diligencia media de un árbitro, es decir
cuando se causara un daño por una acción y omisión no ajustada a lo que la lex artis
establece (lo que debió hacer según “el arte del arbitraje”) ya sea por dolo (a sabiendas de lo
que se hace y con ánimo de causar daño) o culpa (es decir por negligencia, imprudencia o
impericia).
Parecería ser que la responsabilidad del árbitro y su obligación de reparar los daños, no trae
dudas cuando se está ante una conducta dolosa; probado que el árbitro actuó a sabiendas de lo
que hacía y con ánimo de dañar, entonces deberá reparar los daños y perjuicios causados; no
obstante, debemos adelantar que será muy difícil la prueba del dolo, salvo en aquellos casos
muy claros, como pueden ser los casos de sobornos.
Tampoco trae dudas la responsabilidad del árbitro y obligación de reparar los daños cuando se
prueba que actuó con culpa, es decir negligencia, imprudencia o impericia; el tema es cómo
probar tal culpa, ya que debemos recordar que los árbitros tienen milésimas de segundos para
tomar decisiones, muchas veces con otros futbolistas por delante, y que no se pueden valer de
cámaras o ayuda externa, contando solamente lo que sus propios ojos y percepción y los ojos de
sus colaboradores pueden captar.
Por tanto, en nuestra opinión, estaríamos siempre ante errores excusables del árbitro que no
generan responsabilidad; ello, salvo casos de culpa notoria y grave, en donde el error es
inexcusable, como puede ser, a vía de ejemplo, un penal claro cometido frente al árbitro que no
es cobrado; en este caso, estaríamos ante un error grave e inexcusable del árbitro, que si bien
entra dentro del concepto culpa, se podría acercar mucho al dolo, ya que el árbitro ve el penal y
a pesar de ello no lo cobra, sabiendo que causa un perjuicio a la institución que debió verse
favorecida con la ejecución del mismo.-
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IV) Conclusión.
En base a lo dicho, podemos concluir que:
a) Las decisiones de los árbitros pueden ser revisados con posterioridad, en caso de fallos
relativos a la competencia, a la conducta o comportamiento de los futbolistas y en aquellos casos
donde existe una errónea aplicación de los reglamentos.b) Las decisiones de los árbitros no pueden ser revisados, en aquellos casos de errores
técnicos o de apreciación.c) Las decisiones de los árbitros pueden generar responsabilidad civil del árbitro y por tanto
pueden llegar a tener que reparar los perjuicios causados a los clubes, en caso que sus fallos se
hayan realizado con dolo o culpa.
d) La culpa debe ser de tal magnitud que no genere lugar a dudas que se está ante un error
inexcusable (“no tiene excusa alguna”) del árbitro.
© Horacio González Mullin (autor).
© Asociación Latinoamericana del Derecho del Deporte (editor).
www.aladde.com - Noviembre de 2014.
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