4.2. EL REALISMO SOCIAL EN LA NOVELA DE LOS AÑOS 50. TEMAS. TÉCNICAS Y TÍTULOS EMBLEMÁTICOS (LA COLMENA, EL JARAMA) En los años cincuenta la novela abandona la visión existencial y recoge las nuevas preocupaciones sociales. En estos años de profundas transformaciones sociales, la literatura debía cumplir la función de informar al lector de aquello que no aparecía en los medios de comunicación y sensibilizarlo. Y aunque la censura política, religiosa y sexual seguía vigente, los autores de los cincuenta se plantearon un compromiso ético ante la realidad. Hacia 1951 el régimen franquista comenzó a liberalizarse lentamente para lograr la aceptación internacional. Como consecuencia de ello, aparecieron nuevos novelistas que desarrollaron una nueva corriente: el realismo crítico. Consideraban que estaban comprometidos con la sociedad, y que la literatura debía ser "útil" para cambiar el mundo, tal y como proponía el francés J.P. Sartre. Estas novelas, lejos del estilo evasivo o triunfalista de la inmediata posguerra, mostraban a una España destruida, desigual y carente de libertades. Se reflejaba la sociedad tal y como era - la pobreza obligaba a emigrar del campo a la ciudad (hambre, chabolismo) y la alineación de los trabajadores se unía a la frivolidad de las clases altas-. La novela incidía en esta realidad española con una clara intención social, especialmente, entre 1954 hasta 1961, momento en que el género se "agotó" y los autores volvieron a encauzar sus esfuerzos hacia la experimentación (de 1954 destacamos las primeras narraciones de Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Juan Goytisolo). La novela social puede dividirse en dos corrientes distintas: el objetivismo y el realismo crítico. La primera poseía inspiraciones americanas y francesas (el nouveau roman), tomándose diferentes técnicas como el objetivismo en las descripciones o la narración en tiempos simultáneos. En el objetivismo, desde el punto de vista del empleo de técnicas narrativas, destacamos la desaparición de la figura del narrador, haciendo así que el lector se involucre en la novela para extraer sus propias conclusiones; predominio del diálogo; una gran condensación espacio-temporal (desde horas hasta pocos días, como mucho); la preferencia por un personaje colectivo que interactúe con un personaje representativo o la linealidad narrativa (sin saltos al pasado). ; Todos los temas se basan en la sociedad española contemporánea, que puede ser plasmada en libros de viajes (que permiten un alejamiento del lector para mostrar su propia sociedad de forma crítica); en el mundo rural y obrero urbano; en la vida burguesa, o en la Guerra Civil que es siempre un tema subyacente y que hay que tener en cuenta para interpretar correctamente las obras. De este género, podemos destacar La colmena, de Cela, La noria, de Luis Romero (novelas sobre la gran ciudad: Madrid, Barcelona); El camino, de Delibes (representativa de la vida en el campo); y El jarama, de Sánchez Ferlosio (novela sobre la abulia). Por otra parte, el realismo crítico es bastante similar al objetivismo, aunque en las novelas pertenecientes a este género la crítica social suele ser más explícita; en numerosas ocasiones encubierta para esquivar la censura; y se muestran las actividades del proletariado (inspiración del Partido Comunista). Dentro de este género, podríamos encuadrar a autores como Armando López Salinas, Luis Goytisolo o Juan Marsé. Mención aparte merecen dos de los autores más destacados de todo el género: Rafael Sánchez Ferlosio y Camilo José Cela. Rafael Sánchez Ferlosio (1927) es el máximo exponente de la novela objetivista. Se dio a conocer con su obra El Jarama premio Nadal en 1955; aunque también ha aportado textos al género del ensayo y de la ficción. Nació en Roma y era hijo del escritor Rafael Sánchez Mazas. En 1951 publicó su primer libro, Industrias y andanzas de Alfanhuí; sin embargo, no alcanzó resonancia hasta la aparición de El Jarama. Esta novela es la crónica de un asueto dominical de un grupo de jóvenes junto al río Jarama, donde coinciden con otros excursionistas. Está estructurada de forma que el narrador prácticamente desaparece y el lector únicamente puede obtener información de las conversaciones de los personajes, que discuten acerca de la vida social y anodina. Sin embargo, el tedio vital general se ve roto con la inesperada muerte de una joven ahogada en el río, lo que da cierta trascendencia existencial a la novela. En el relato se ofrece una visión fatalista de la vida: los personajes aceptan lo que ocurre como algo inevitable, incapaces de rebelarse contra un futuro que parece estar predeterminado. También se reduce el tiempo, limitado a unas dieciséis horas del mismo día. Por otra parte, Camilo José Cela asentó las bases de la novela de los años 50. Nacido en Galicia en 1916, se alistó en el bando franquista durante la Guerra Civil y cosechó grandes éxitos con La familia de Pascual Duarte. Obtuvo notables reconocimientos a lo largo de su vida, como ser miembro de la Real Academia o el Premio Nobel de Literatura en 1989. Murió en 2002. Su obra más representativa es La colmena, donde se refleja la miseria existente en Madrid en 1942. Uno de los aspectos más notables de esta novela es la del personaje colectivo (más de cien personajes importantes en la novela). En esta novela, Cela muestra la vida de las diferentes clases sociales, plasmando la realidad de forma objetiva aunque adoptando un tono irónico en ciertas ocasionas. El argumento se reduce al mínimo, y los personajes se mueven por dos motivos constantes: el sexo y el hambre. El tiempo se reduce a tres días, y el espacio está limitado a una zona de Madrid. La técnica narrativa predominante es el diálogo y la mínima intervención del narrador permite hablar del punto de vista de la cámara cinematográfica, transmitiendo la sensación de simultaneidad y colectividad. Agradecemos la colaboración de Patricia Aribau, Nuria Doladé, Pablo Orús, Angel Satorres, Ismael Bakkali, Teresa, Carla, David Navarro, Ana Mayoral, etc.