Una vida normal para Niños diabéticos Aunque no es posible la curación definitiva de esta enfermedad, tener un hijo diabético no debería tomarse como una tragedia. Los padres tienen en sus manos la posibilidad de controlarla para que el niño haga una vida normal. ¿Pero qué es la diabetes? La diabetes es una situación que se caracteriza por un aumento de los niveles de azúcar en la sangre, debido a la ausencia o el defecto de la producción de una hormona vital para metabolizar la glucosa ingerida con los alimentos, la insulina. ¿Por qué se produce la diabetes? Esta hormona, indispensable en nuestro organismo, se produce en unas células especiales situadas en el páncreas, llamadas islotes pancreáticos. Desde aquí se vierte la insulina en la sangre para ser repartida por todo el cuerpo. En las personas no diabéticas, la insulina se encarga de abrir la entrada del azúcar en las células, donde se metaboliza para producir la energía necesaria para el buen funcionamiento del organismo. Pero en el caso de los niños diabéticos, como en los adultos, el páncreas no produce insulina o lo hace de forma anormal. Ello dificulta la entrada de la glucosa en la sangre y provoca una elevación de sus niveles en la misma que ha de eliminarse por la orina. Asimismo, esa falta de insulina hace que las células recurran a las grasas y a las proteínas para obtener de ellas el combustible que necesitan, lo que ocasiona una acumulación de desechos tóxicos. Como consecuencia de todo esto, el organismo no produce la energía suficiente para realizar sus funciones con normalidad, lo que produce, a su vez, el aumento en la cantidad de orina, un adelgazamiento por quemar demasiadas grasas, el apetito desmedido y la necesidad de beber mucho líquido. En los niños, además, la diabetes tiene una característica fundamental: pasan con mucha facilidad de tener niveles de glucosa muy altos a tenerlos muy bajos, con el peligro que esto conlleva. ¿Qué consecuencia a largo plazo se producen? Pese a que a mayoría de los niños diabéticos no padecen molestia alguna, esta alteración puede, a medio o largo plazo, conducir a complicaciones muy serias si no se trata debidamente (trastornos circulatorios graves, ceguera o alteraciones renales, por ejemplo). Pero todas ellas pueden evitarse en su mayoría con un cuidado adecuado y un estricto control de la diabetes. Lograr un buen control significa mantener los niveles de azúcar en la sangre próximos a lo normal. Para ello es necesario, además de una buena atención médica, la toma de conciencia y la estrecha colaboración de los padres, adoptando precauciones en la alimentación y administrando puntualmente los medicamentos al niño. COMO UN NIÑO MAS Para que un niño diabético crezca y se integre, los padres deben tener muy claros algunos aspectos: · No esconder nunca la diabetes. · La vigilancia excesiva es contraproducente. · Continuar con la vida en pareja, la entrega total al diabético no es necesaria. · Ayudar siempre a que siga el mismo ritmo de vida. · No estar continuamente hablando sobre el asunto. · Evitar la sobreprotección, abandono o aislamiento. · No hay que tener sentimiento de culpa. · Comprender los cambios de carácter de¡ niño por pensar en su enfermedad, o por las características de tratamiento. · El niño diabético crece como los demás. ¿Cómo se sabe que un niño es diabético? La diabetes se detecta fácilmente por la presencia de glucosa en la orina y por su tasa elevada en la sangre tras unos análisis. Los síntomas que antes han sido enumerados hacen pensar en la posibilidad de que el niño sea diabético, por lo que hay que llevarle inmediatamente al médico, que diagnosticará si existe la enfermedad. ¿Cuáles son los niños de alto riesgo? Existe una primera fase, la prediabética, en la que no puede asegurarse que el niño tenga diabetes. Si alguno de los padres es diabético o existen antecedentes en la familia, hay que señalar este hecho al médico y vigilar por si aparecen los síntomas. Aunque el niño no presente alteraciones metabólicas ni síntomas diabéticos, la prediabetes es una situación que se ve favorecida: - Por una acusada herencia diabética, sobre todo. - Cuando se es gemelo univetelino de un diabético. - En la madre de un feto con peso superior al normal y antecedentes familiares. Por otro lado, el embarazo, la obesidad, las infecciones, el estrés y los tratamientos con cortisona son factores de riesgo para que la prediabetes evolucione a diabetes. Pero la situación de prediabetes puede durar toda la vida sin llegar a hacerse evidente. ALGUNAS VERDADES SOBRE LA DIABETES · Es una enfermedad hereditaria. · La dieta no consiste en que el niño no coma dulces. · Son igual de graves la hipoglucemia y la hiperglucemia. · Aunque disminuya el apetito, la insulina sigue siendo necesaria. · Es un error cambiar de vida si tu hijo padece diabetes. · No te saltes su dieta pensando que por una vez no pasa nada. · La insulina no provoca ceguera ni es una droga que produce adicción, es una hormona. · La necesidad de dosis más altas de insulina no implica una mayor gravedad. · Los productos para diabéticos no se pueden tomar libremente. · No puede administrarse por boca , ya que se destruye en el estómago y no tiene efecto. · Las complicaciones no son producidas por la insulina, sino por un mal control de la enfermedad o la trasgresión del tratamiento. · La inyección no debe ser suprimida en ningún caso. · Es falso que el control de la diabetes sea mejor cuanta más insulina se administre. Tratamiento y control El control de la diabetes se basa fundamentalmente en aportar al cuerpo la insulina que necesita y vigilar los niveles de glucosa a través de la dieta. La visita al especialista es obligada en forma periódica, éste estudiará en cada revisión la evolución del peso, altura, alimentación, el exceso de grasas, y analizará el nivel de glucosa. Los padres de un niño diabético deben aprender a inyectar la insulina por vía subcutánea (bajo la piel), pero es el médico el que determina la dosis y la clase, pues hay varios tipos. Existen dos tipos principales de insulina: - De acción retardada, cuyos efectos duran como máximo de 22 a 24 horas. Se utiliza como tratamiento de mantenimiento. - De acción rápida, y cuyo efecto dura de cuatro a seis horas. Se utiliza en la hiperglucemia. Las inyecciones de insulina deben cumplir con un horario fijo, de forma que la acción más intensa de la hormona coincida con las comidas más abundantes del día. Con ellas se trata de lograr un equilibrio que disminuya el azúcar de la sangre y de la orina. Hay que procurar no aplicar la insulina siempre en el mismo sitio, ya que el tejido celular subcutáneo se atrofia. El lugar del pin tes (4 en cada pierna y 3 en cada brazo), separados entre sí 2,5 centímetros. La insulina se inyecta mediante sistemas especialmente diseñados para ello y su esterilización debe ser estricta. Non-nalmente se utiliza una jeringuilla convencional, una jeringa precargada o una pluma especial. Los padres también deben analizar diariamente la orina para controlar el nivel de glucosa. Existen reactivos especiales que facilitan esta tarea y que el médico recomendará. Para que el control sea completo y no se escape ningún detalle, conviene anotar cuidadosamente los resultados de los análisis, las diferentes reacciones del niño, si padece cualquier tipo de infección o enfermedad. Todo ello facilitará la labor del médico. La dieta adecuada La alimentación de un niño diabético debe diferenciarse poco de la de los niños sanos. No deben ser comidas abundantes y conviene que estén bien repartidas. Cuando el niño ya coma alimento sólido se le dará un tentempié por la mañana a base de leche, galletas, queso o fruta; luego la comida, una pequeña once, la cena. La fruta, la verdura y la leche constituyen el mejor aporte a la dieta de un niño diabético. La ruptura del equilibrio de azúcar Un niño diabético bien controlado mantiene una situación de equilibrio de sus cifras de azúcar en la sangre (glucemia) en torno a lo normal. Pero con facilidad y por diversas causas, el diabético puede caer en cifras demasiado bajas (hipoglucemia) o alcanzar otras excesivamente altas (hiperglucemia). En ambos casos es necesario que los padres apoyen y controlen a su hijo, sepan qué hacer de antemano (consultando al especialista) y mantengan la calma en todo momento. Conviene saberse el teléfono de urgencias de memoria. Hipoglucemia El bajón de azúcar es más frecuente en niños a los que se pone insulina, aunque también puede darse en los casos en que se suministran pastillas. Los síntomas se presentan de inmediato. · Causas de la hipoglucemia: - Dosis demasiado altas de insulina o pastillas. - Aumento excesivo de¡ ejercicio físico - Suspensión o disminución de una de las comidas del día, frecuentemente de las intermedias. - La combinación de varias o todas las causas. · Síntomas de la hipoglucemia. - Sudar frío y, por lo general, abundante. - Al principio, temblor en las manos, que puede extenderse al resto del cuerpo. - Ansiedad: el niño se muestra muy inquieto y no se comporta con normalidad. - Llanto continuo por un hambre intensa. - Somnolencia, sopor y coma en los casos más graves. Hiperglucemia Una subida del nivel de azúcar en la sangre que dure poco tiempo no produce ninguna molestia. Los síntomas de la hiperglucemia nunca se presentan bruscamente, se hacen más evidentes en días o semanas. O Posibles causas de la hiperglucemia: - Exceso de comida, en especial si contiene importantes cantidades de azúcares; o la falta de insulina por olvido o por utilizar una dosis incorrecta. Estas causas pueden no originar síntomas, dado que el aumento de azúcar es de corta duración. - Medicamentos como los corticoides, enfermedades añadidas (sobre todo las que aparecen con fiebre) y situaciones especiales como operaciones o accidentes. En estos casos el aumento de¡ azúcar es más prolongado y da lugar a los siguientes síntomas: - Poliuria: orinar frecuentemente y mucha cantidad. El niño se hace pis durante la noche. - Polidipsia: tu hijo tiene mucha sed. - Adelgazamiento. Astenia - En los casos graves, pérdida de la conciencia y coma. Dr. Pedro Barreda