Deberes morales del médico

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Pensamiento vivo
Ética profesional
Deberes morales del médico
Dr. Manuel Velasco Suárez*
S
eñalar la urgencia de “remontar la corriente…”
para no seguir en el descenso precipitado de
la indiferencia profesional de la ética.
Tomar conciencia de que el descubrimiento de
nuevos medios de diagnóstico se acompaña de
interrogaciones condicionadas por el derecho
de gentes y la inteligencia, mayor instrucción y,
actualización consiente del médico.
Todos aquellos que son trabajadores de la salud,
pero especialmente el médico, están urgidos
de reflexiones frente a los problemas de ética
médica, tan vigente y sin embargo tan olvidada.
En nuestros días la ciencia progresa más rápido
que el hombre…
En los temas de un Congreso Internacional de Ética
Médica a celebrarse en París el próximo marzo de
91, figuran las presiones comerciales que amenazan
el comportamiento moral de los médicos.
La misma curva exponencial de los trasplantes
de órganos plantea problemas para proveer la
“no comercialización” de elementos del cuerpo
humano y protección de su integridad hasta el
final de la vida.
La epidemiología misma requiere de textos legislativos para no caer bajo el impacto de disposiciones penales, como en materia de procreación
“medicamente” asistida.
Los problemas de las nuevas filiaciones deben
ser resueltos con urgencia para salvaguardar la
identidad y la dignidad de los niños concebidos.
Ya vivimos tiempos definidos para la concertación general sobre todo en problemas de salud.
Así como hay una legión de honor debe crearse la
“Orden de Medicina” y llegar a acuerdos de ética
substancial para todo el mundo de la medicina.
Ya se prevé revisar el Código Deontológico especialmente en materia de investigación médica, ensayos
medicamentosos y cirugía experimental, buscando
la protección del enfermo como obligación esencial
del médico y respeto a los derechos humanos.
La bioética habrá de convertirse en un indicativo referencial de guía necesaria en el terreno
del derecho de gentes para la definición de la
conducta exacta del médico cirujano en todas las
latitudes.
Hay aspectos nuevos de las ciencias médicas en
donde reina todavía la confusión ante sus perspectivas y la fascinación solicitante de parejas y
personas que buscan “el llamado a la vida de un
ser humano” que por su parte nada ha pedido y
viene dentro de la incertidumbre y las dificultades
físico biológicas, y hasta psíquicas, de métodos
artificiales tan insistentemente calculados más
allá del consentimiento e información que pueden
tener características de atentado a la dignidad de
la persona humana.
Los desempeños del médico en la magistratura
pedagógica y social exigen reglas cuando se trata
lo mismo del individuo que de una colectividad
que ha confiado su salud privada y pública a la
ciencia médica manejada por los profesionales
que la sociedad ha formado para tal efecto.
A pesar de todo, ahora con gran estrépito se
condena a quien esté contra la interrupción
voluntaria de la vida desde el embarazo.
¿Acaso la ética médica es distinta sobre este
punto?... La evolución asociada al número de
gentes y a la sobrepoblación hace inaplicable
toda la moral.
La extracción del cerebro muerto es disección aprobada para la enseñanza, pero ahora está en juego
el que tenga partes vivas para el trasplante y esto,
como decía Pascal, es producto de una geografía
de la moral en donde la ciencia reina para entender
que la disolución de la ética médica está en relación
con los “avances regionales de la tecnología”.
*Profesor emérito, U.N.A.M. Secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Bioética. Fundador-director emérito I.N.N.N.
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