PSICOTERAPIA DE GRUPO Y WORKSHOP28 Debemos recordar

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PSICOTERAPIA DE GRUPO Y WORKSHOP28
Más adelante agrega:
Debemos recordar que la TerapiaGestalt inició su práctica como psicoterapia
individual. Sólo posteriormente, pasó a
aplicar sus propuestas a los grupos, al
punto de venir a ser conocida por algunos
como un abordaje eminentemente grupal.
Conforme Shepard (1977), uno de los
biógrafos de Fritz Perls, las primeras
referencias a su trabajo con grupos datan
del período de diez años (1946 – 1956) en
que vivió en Nueva York: “Fritz todavía
recurría al diván, pero comenzaba a utilizar
cada vez más los encuentros cara a cara
[…], así como a explorar en el campo de la
terapia de grupo” (p. 57). Su trabajo más
sistemático con grupos parece hacerse
efectivo en el inicio de la década de 1950,
también en Nueva York, cuando fundó, con
la esposa, Laura, el primer instituto de
Terapia-Gestalt, en el cual ofrecían grupos
de capacitación de psicoterapeutas.
En 1967, Fritz publicó “Terapia de
grupo versus terapia individual”, texto hoy
clásico, en que critica la psicoterapia
individual, cuestiona la psicoterapia de
grupo y propone los workshops de TerapiaGestalt:
[...] En mis workshops de Gestalt,
quien siente necesidad puede trabajar
conmigo. Estoy disponible, pero no
hago nada. Una pareja es desarrollada
temporalmente entre el paciente y yo,
pero el resto del grupo es totalmente
envuelto, aunque raramente como
participantes activos. En la mayoría de
los casos, ellos actúan como una
audiencia, que es estimulada por el
encuentro a hacer un poco de la
autoterapia silenciosa (Perls in
Stevens, 1977, p. 35).
[…] ¿Cuál es el mensaje que recibimos
de la terapia de grupo? La terapia de
grupo nos dice: “Soy más económica
que la terapia individual”. La terapia
individual contesta: “sí, pero usted es
menos eficiente”. “Pero”, pregunta la
terapia de grupo, “¿quiere decir qué
usted es eficiente?” Usted notará que
en mi íntimo estas dos terapias
inmediatamente comienzan a pelear y a
entrar en conflicto. Durante algún
tiempo, intenté resolver ese conflicto en
Terapia-Gestalt, pidiendo a mis
pacientes que se sometiesen a ambas
[…] últimamente, entretanto, eliminé
totalmente las sesiones individuales,
excepto en los casos de emergencia. De
hecho llegué a la conclusión que toda
terapia individual es obsoleta y debería
ser sustituida por workshops, de
Terapia-Gestalt. En mis workshops
ahora integro el trabajo individual en
grupal. Mientras tanto, esto solamente
tiene resultado con el grupo si el
encuentro del terapeuta con el paciente
individual dentro del grupo fuera
efectivo (Perls in Stevens, 1977, p. 29).
___________________________________________
Algunas citaciones de estas entradas fueron traducidas por
mí, con el fin de proporcionar mayor fluidez y mejor
comprensión del texto aquí presentado.
28
Esas declaraciones de Fritz revelan mucho
de su concepción sobre el trabajo con
grupos. Inicialmente, notamos que él
restringe las ventajas del trabajo grupal
sobre el individual por el hecho de ser más
económico, además de ser igualmente
ineficiente. Entretanto, la “economía” del
trabajo grupal no se limita a su precio,
generalmente más barato, sino al hecho de
poder más fácilmente ser disfrutado por un
mayor número de personas y de tratar de
cuestiones más amplias y compatibles con
la realidad sociocultural. Su ineficiencia y
superficialidad también son cuestionables,
dependiendo de la disponibilidad de los
participantes grupales de profundizarse en
sus cuestiones y de la habilidad facilitadora
y cooperativa del psicoterapeuta. La
profundidad de la psicoterapia grupal
requiere mayor confianza, tiempo y
habilidad,
pues
lidiamos
con
las
actualidades existenciales de varios
participantes.
Fritz también destacaba, en sus
workshops, la prioridad de la relación
interindividual entre el psicoterapeuta y el
participante grupal sobre cualquier otra.
Esa es una perspectiva aisladora y
concentradora, varias veces criticada por él
mismo en otros profesionales. Perls
parecía no confiar en la capacidad
“terapéutica” y facilitadora del grupo (que
frecuentemente contiene las intervenciones
del
psicoterapeuta),
y
dejaba
de
aprovechar las cualidades potenciales del
grupo como vivencia comunitaria, dialógica
y cooperativa.
Por otro lado, avanzó en una
perspectiva comunitaria y cooperativa con
la fundación de la comunidad de Cowichan,
en Canadá (de la cual infelizmente poco
disfruto como resultado de su muerte, en
1970), creando un espacio propicio a la
vivencia psicoterápica y al trabajo conjunto,
buscando la mantención y el cuidado de las
necesidades colectivas: “la división entre el
equipo y los participantes será superada.
Lo principal es el espíritu de comunidad
propiciado por la terapia – vamos a llamarla
así mientras tanto, en la falta de una
expresión mejor” (Perls, 1977, p. 106).
Posteriormente,
reconoció
parcialmente los límites de su propuesta de
trabajo grupal: “básicamente, lo que yo
estoy haciendo es una terapia individual en
contexto de grupo, pero no se limita a eso.
Muchas veces, lo que acontece en un
grupo acontece por acontecer” (Perls,
1977, p. 105).
Incluso en lo tocante a la crítica a la
práctica de Fritz con grupos, podemos
destacar las palabras de Yontef (1987), que
cuestiona su propuesta y actitud en
relación a los participantes de sus grupos:
[...] La awareness cándida e ingenua
del paciente y el comportamiento
resultante
de
esa
awareness
parcamente
desarrollada
eran
frecuentemente
considerados
sin
respeto y con sospecha. […] La terapia
era muchas veces encarada no como
una aventura cooperativa del terapeuta
y del paciente, pero, sí, como una
aventura entre adversarios (p. 9).
Consecuentemente,
[...]
la
Terapia-Gestalt
fue
muchas veces erróneamente igualada
a un
estilo y punto de vista
específicos sobre
terapia
de
grupo. El estilo que Fritz usó en los
últimos diez años de su vida
era
estrictamente un modelo de trabajo
uno-a-uno con el terapeuta en el grupo
(modelo del “banquillo de los
acusados”), con los otros participantes
como meros observadores […]. Los
modelos de relación con el grupo eran
como rayos de una rueda, con el
terapeuta en el centro y toda
interacción pasando por él (Yontef,
1987, p. 12-3).
Especialmente después de la
muerte de Perls, en 1970, la propuesta de
trabajo con grupos en Terapia-Gestalt vivió
una crisis, pues:
[...] aunque la teoría básica de la
Terapia-Gestalt enfatice el contacto y
el apoyo, esto es, el auto-soporte para
el
contacto
y
la
relación
interpersonales, la falta de claridad y
consistencia
de
la
definición
frecuentemente condujeron a la
confusión teórica y práctica. El autosoporte era frecuentemente discutido
de una manera que lo confundía con la
autosuficiencia, y se pregonaba una
actitud excesivamente negativa con
relación a cualquier indicio de
confluencia.
Eso
oscureció
la
importancia de la interdependencia y
cooperación en el funcionamiento
saludable y normal. Esa confusión
puede haber sido instigada por la
negación de Fritz y de otros terapeutas
Gestalt de su independencia (Yontef,
1987, p. 8).
Especialmente después de la
muerte de Perls, en 1970, la propuesta de
trabajo con grupos en Terapia-Gestalt vivió
una crisis, pues:
[...] aunque la teoría básica de la
Terapia-Gestalt enfatice el contacto y
el apoyo, esto es, el auto-soporte para
el
contacto
y
la
relación
interpersonales, la falta de claridad y
consistencia
de
la
definición
frecuentemente condujeron a la
confusión teórica y práctica. El autosoporte era frecuentemente discutido
de una manera que lo confundía con la
autosuficiencia, y se pregonaba una
actitud excesivamente negativa con
relación a cualquier indicio de
confluencia.
Eso
oscureció
la
importancia de la interdependencia y
cooperación en el funcionamiento
saludable y normal. Esa confusión
puede haber sido instigada por la
negación de Fritz y de otros terapeutas
Gestalt de su independencia (Yontef,
1987, p. 8).
Partiendo de una perspectiva de
grupo individualmente orientado, esa
limitación fue cada vez más reconocida y,
consecuentemente,
fueron
siendo
propuestos cambios en la concepción de
los grupos gestálticos. Los grupos de
modelo uno-a-uno pasaron a ser percibidos
con muy tensionantes y extensos para que
la experiencia intrapersonal fuese asimilada
e integrada; muchos participantes, más de
lo que una cura para sus neurosis,
deseaban sólo conocerse un poco más y
relacionarse mejor entre sí. Kepner (1980)
concluye que “este tipo de proceso de
grupo, […] entre otras cosas, refuerza el
culto del individuo²9, y crea en el
relacionamiento entre miembros y líderes
una dependencia del líder” (p. 15).
Con base en esas constataciones,
nació el modelo de crecimiento personal,
que incluía experiencias de aprendizaje y
cambio psicológico. El énfasis pasó, cada
vez más, de los individuos a los
relacionamientos interpersonales dentro del
grupo. Mientras, en ese modelo, el líder
todavía mantiene un papel central durante
el proceso grupal, y los miembros tienden a
salir de esas experiencias con la creencia
de que expresarse y ser responsables por
sí mismos con el fin de crear una vida
personal, una familia, un equipo de trabajo
o una comunidad mejores. Esa creencia no
es sólo ingenua, sino disfuncional, porque
negligencia la realidad del medio social en
que estamos insertos (Kepner, 1980, p. 156).
En ese contexto, se debe destacar
el papel del grupo como instancia humana,
como mediador entre la particularidad
individual y la totalidad social, bien como,
dentro
del
grupo,
el
papel
del
psicoterapeuta
como
facilitador
de
actitudes
cooperativas
entre
los
participantes propiciando su detección e
inclusión en la comunidad o totalidad
grupal.
Sin duda, los grupos como
comunidades de aprendizaje cooperativa
no son una panacea para todos los males.
Sin embargo, son una forma efectiva de
actuación para psicólogos, educadores,
psicoterapeutas y otros profesionales
comprometidos con la transformación
social, a fin de facilitar a esas comunidades
humanas, los grupos, la concientización de
su alienación y victimización a la
manipulación consumista y las relaciones
de dominación. O sea, cuando bien
conducido por facilitadores conscientes de
esos riesgos y peligros, pueden venir a ser
formas de resistencia a las tendencias
sociales disgregadoras. El trabajo grupal
exige toda nuestra atención, afecto,
dedicación, estudio y conocimiento acerca
de los seres humanos y de los fenómenos
característicos a los grupos y a su realidad
socio-histórica concreta.
Por lo tanto, debemos tener claro
que
[...] encaminar el proceso grupal en
dirección a la realización del proyecto
grupal básico, a su razón de ser
___________________
29
Cursiva del original.
explícita (lo que no excluye la
existencia de objetivos implícitos
concordantes o conflictivos con la
tarea básica) requiere una serie de
decisiones. Es preciso establecer quien
participa, como se estructuran los
trabajos y cuál el tipo de
intervenciones que pueden favorecer la
productividad
del
grupo.
Son
decisiones que deben nortearse sobre
todo por la correspondencia con la
tarea y sólo secundariamente por
teorías y técnicas (Tellegen, 1984, p.
76).
Creo que el gran dato nuevo
respecto del proceso de grupo gestáltico es
la confianza en el poder del grupo como
otro co-facilitador que interfiere, interviene,
interrumpe y transforma, asumiendo un
papel que, de inicio, es privativo del líder,
pero, poco a poco, se transforma en un
fondo disponible a las necesidades
grupales y en un efectivo facilitador de una
verdadera comunidad de aprendizaje
cooperativa.
Georges Daniel Janja Bloc Boris
Referencias bibliográficas
Fonseca, A. H. L. da. Grupo: fugacidade, ritmo e forma.
Processo de grupo e facilitação na psicologia
humanista. São Paulo: Ágora, 1988.
Kepner, E. “Gestalt group process”. In: Feder, B.; Ronall,
R. (orgs.). Beyond the hot seat: Gestalt approaches to
group. Nova York: Brunner/Mazel, 1980, p. 1‑39.
Perls, F. S. Gestalt‑terapia explicada. 3. ed. São Paulo:
Summus, 1977.
_____. (1967). “Terapia de grupo versus terapia
individual”
In: Stevens, J.O. (org.). Isto é Gestalt. São Paulo:
Summus, 1977, p. 29‑36.
Schutz, W. C. O prazer. Expansão da consciência
humana. Rio de Janeiro: Imago, 1974.
______. Psicoterapia pelo encontro. São Paulo: Atlas,
1978.
Shepard, M. Fritz Perls – la terapia guestáltica. Buenos
Aires: Paidós, 1977.
Tellegen, T. A. Gestalt e grupos: uma perspectiva
sistêmica. São Paulo: Summus, 1984.
Yontef, G. M. “Gestalt-terapia 1986: uma polêmica”. The
Gestalt Journal. Trad. de L. F. F. Ribeiro. v. X, n. 1, p.
1-17, primavera 1987.
Entradas relacionadas
Awareness, banquillo de los acusados, Confluencia,
Contacto, Cura, Terapia-Gestalt, Necesidades,
Resistencia.
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