REFLEXIONES PARA LA COLUMNA DE LA BELLEZA

Anuncio
ALGDGA D U
REFLEXIONES PARA LA COLUMNA DE
LA BELLEZA
R H Mateo Góngora Gallegos
BR L S “BENJAMIN PÉREZ TREVIÑO” N° 86
PRESENTACIÓN
Desde su antiguo trajín, involucrado en la búsqueda de la luz, nuestro R∴ H∴ Mateo
Góngora Gallegos ha puesto en evidencia, que entre el inicio y el desarrollo de una nueva
vida ocupan un lugar preferente la sencillez, la humildad, la fraternidad y la sabiduría como
estilo de vida.
Dentro y fuera del Taller, la coherencia entre sus buenos pensamientos y las buenas obras han
acompañado su trayectoria de Masón, impulsando a sus hermanos a reconocerlo como un
paradigma referencial. Ora vistiendo apasionadamente el Templo, confundido entre los
Aprendices, revelando el mensaje oculto de los símbolos, y otras veces enérgico e
imperturbable –más no autoritario- ante los errores ritualísticos. Siempre haciendo gala de la
ponderación y pedagogía propias del que tiene mucho que decir, frente al silencio oportuno
del que tiene mucho que aprender.
No suena extraño el apego del R∴ H∴ Mateo por nuestra B y R L S Benjamín Pérez
Treviño N° 86 y sus obreros de la cantera, habitantes de su casa y de nuestra casa, a cuyo
levantamiento de columnas concurriera en su condición de H∴ C∴ y cuyo crecimiento y
desarrollo forman parte de una historia discurrida bajo su atenta mirada de Hermano Mayor.
La ruta de la evolución espiritual del Masón no es asunto fácil e impone el reconocimiento
consciente de innumerables obstáculos que conforman la parte visible de nuestras
debilidades, cuya superación transita por la finalidad del perfeccionamiento moral e
intelectual desde la iniciación y los primeros pasos vacilantes hacia una vida nueva.
La Masonería reconoce que los hombres no somos perfectos, pero también que disponemos
del libre albedrío para elegir entre las virtudes y los vicios, entre el bien y el mal. La
simbología entonces facilita a los aprendices su aproximación desde diversos estilos hacia
la verdad, exigiendo de sus miembros la dedicación de parte de su vida a la evolución
espiritual, ética y moral, practicando la tolerancia, la fraternidad sincera, la humildad y
afabilidad, sin pensar en una recompensa o gestos publicitarios y procurando un mundo
mejor para el ser humano. Dentro de este quehacer, el RH Mateo como M M hacía
de la docencia su obligación principal y presentaba trazados en los tres Grados, con temas
trascendentes que permitían a los participantes enriquecer sus conocimientos
Por ello, me enaltece en nombre de la B y R L S Benjamín Pérez Treviño No. 86,
como un homenaje a la destacada vida Masónica de nuestro R H Mateo Góngora
Gallegos, hacer conocer sus importantes trazados, presentar a vosotros esta primera
selección, dirigida a nuestros HH que adornan la columna de la belleza. Trabajos
desarrollados a lo largo de estos años y que constituyen un testimonio de vida y un valioso
obsequio para lograr nuestra superación.
La temática tratada es amplia y nos muestra de modo lógico, los procesos inherentes al
recipiendario para convertirse en iniciado. Igualmente el significado simbólico de cada
evento y los objetos que adornan nuestros templos, así como las herramientas de uso del
Aprendiz en su diario trajín para lograr la libertad, y la explicación de los principales valores
que debe practicar.
Damos pues, a nuestro R H Mateo Góngora Gallegos, las gracias por su entrega leal y
por el aporte de sus trazados y hacemos votos ante el G A D U para que lo continúe
iluminando de sabiduría en bien de nuestra Augusta Orden y que este pequeño pero
significativo compendio contribuya a nuestra formación masónica.
R H Ernesto Silva Herrera
VM de la B y R L S
Benjamín Pérez Treviño No. 86
Reflexiones para la columna de la belleza
Contenido
PRELIMINAR
3
TRIGO, PAN, AGUA, SAL, AZUFRE Y MERCURIO VITAL
11
EL TESTAMENTO
14
LA PUERTA DEL TEMPLO
17
LA PRIMERA COLUMNA
19
RESTITUCIÓN DE LOS METALES
21
LA CONSAGRACION
29
EL MANDIL
31
LA PALABRA
35
LA INSTRUCCIÓN SIMBOLICA
38
LA MARCHA DEL APRENDIZ
40
LA BATERÍA
44
CIELO Y TIERRA
49
EL SOL
50
LA LUNA
52
LA CUERDA CON NUDOS
55
LAS COLUMNAS
57
LOS TRES PUNTOS Y SU SIMBOLOGIA
60
EL TRIANGULO
63
¿DE DONDE VENIMOS?
65
EL TEMPLO
68
EL ARA
71
LAS TRES LUCES
73
LAS TRES GRANDES LUCES DE LA FRANCMASONERÍA
75
LAS TRES PEQUEÑAS LUCES
77
EL PAVIMENTO MOSAICO
80
LA OBRA DEL APRENDIZ
83
LA PIEDRA BRUTA O TOSCA.
86
DESBASTAR LA PIEDRA BRUTA O TOSCA
89
SIMBOLISMO DE LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ
92
1
EL IDEAL
95
PENSAMIENTO, PALABRA Y ACCION
98
EL TOCAMIENTO DEL APRENDIZ
102
TIERRA – AIRE – AGUA Y FUEGO
106
SECRETO Y DISCRECIÓN
109
LA MEDITACION
112
TOQUES A LA PUERTA DEL TEMPLO
114
LOS TRABAJOS MASONICOS
117
APERTURA DE LOS TRABAJOS EN LOGIA
119
CLAUSURA DE LOS TRABAJOS
121
EL SALARIO DEL APRENDIZ
123
LA LEY DEL PROGRESO
125
LAS EXCELENCIAS DE LA MASONERÍA ESPECULATIVA
129
LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD
133
LA VIRTUD
137
EL VICIO
139
LA MORAL
141
LA TOLERANCIA
145
LA SOLIDARIDAD
147
LA FIDELIDAD
149
LA RESPONSABILIDAD
151
LA SINCERIDAD
154
LA PACIENCIA
157
LA PULCRITUD
159
2
PRELIMINAR
Cuando nos referimos a nuestra institución, y tratamos de conocer su esencia, un
aspecto a indagar, son sus orígenes – es decir, aquellas instituciones, sociedades,
costumbres o tradiciones en las que la Masonería tiene su raíz, su principio espiritual, de las cuales se nutre, aunque sin derivar directamente de ellas. Desde este
punto de vista es cierto, según lo expresan los catecismos, sus orígenes se pierden
“en la noche de los tiempos”. En aquellas antiquísimas civilizaciones prehistóricas
de las que se han perdido los vestigios y la memoria, que se remontan probablemente a centenares de millares de años antes de la Era actual.
Su trayectoria histórica no desdice esta manera de ver, por cuando se expresa en lo
que significan sus linderos inamovibles como norma; y sus proyectos humanitarios
como proyección. La Francmasonería no es fin sino un medio; no es postura, sino
un movimiento y desarrollo. Ella postula tres interrogantes que estimulan constantemente nuestro Espíritu: ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?,
principios que pueden subdividirse y expresar el Gran Misterio de la experiencia,
el principio de todo conocimiento verdadero y toda Sabiduría. La primera interrogante, es la que especialmente le compete al Aprendiz.
Los primeros rituales, basados en las tradiciones bíblicas -por descansar en ellas
principalmente la fe de sus redactores- nos dicen que: “Adán fue iniciado al Oriente
del Edén, por el G:. A:. D:. U:. en los ritos de la Masonería“, significando esto, evidentemente que los orígenes de la Masonería deben hacerse remontar hasta la primera sociedad humana, de la que Adán es un símbolo, correspondiendo con la era
Saturnina o Edad de Oro de la tradición grecorromana, y el Satya Yuga de los hindúes.
En los tiempos en los que se daba una sacralización del mundo, de sus formas y de
sus efectos; cada oficio poseía, aparte de sus técnicas, los ritos propios de sus trabajos que convertían a cada artesano en un obrero y un iniciado. El oficio integraba
una estructura sagrada y otorgaba todo su sentido a la obligación bíblica: “Ganarás
el pan con el sudor de tu frente “, que es necesario interpretar en su espíritu y en su
letra. El trabajo significa material y espiritualmente un resultado efectivo.
Es cierto que nació ya en la aurora de la civilización (que todas las tradiciones concuerdan en considerar luminosa) ese íntimo deseo de progreso. Esa profunda aspiración hacia la verdad y la virtud. Ese deseo de obrar recta y sabiamente de los que
la Masonería constituye, para sus adeptos: la encarnación.
Cada oficio tenía su peculiar iniciación, es decir, algo que permitía a cada hombre
recibir una influencia espiritual. Lo que hacía de su oficio no sólo una prolongación obligada de la mano, sino también una proyección del ser hacia la realización
espiritual.
3
El oficio, necesario para la supervivencia material, era asimismo indispensable para
la trascendencia del Ser. Cada individualidad tendía -por el ejercicio de su oficio
sacralizado- a la realización de la integridad de sus posibilidades espirituales. Cabe
expresar que, aunque en los primeros tiempos -si el oficio sacralizado pertenecía ya
al dominio del esoterismo- la iniciación, que trasmitía a cada uno la influencia espiritual real, no permitía a todos una realización espiritual total. Todos eran iniciados:
la mayor parte permanecía así. Virtualmente: muy pocos eran elegidos.
Pero si el espíritu masónico debió existir desde las primitivas épocas – conocidas y
desconocidas de la historia y no fue extraño al primer hombre, manifestación natural de su deseo de progreso, de sus esfuerzos constructivos para alcanzarlos. Debió
expresarse naturalmente en una forma adaptada y conveniente en las primeras comunidades-íntimas y por ende secretas- de hombres que se apartan de los demás
por su deseo de saber y penetrar el Misterio Profundo de las cosas; es cierto que no
siempre se manifestó exactamente en la forma en que hoy se conoce, se ejerce y se
practica.
Sin embargo, los principios inmutables sobre los cuales ha sido establecida -y que
constituyen su espíritu y su característica fundamental- no pueden haber sufrido
variaciones substanciales, y desde su inicio en épocas de la antigüedad incalculable,
han debido permanecer los mismos, a través de todas sus metamorfosis o encarnaciones exteriores.
La Francmasonería tiene una base fundamental y es que no propugna sistemas cerrados, sino siempre imprime en el espíritu de sus adeptos una actitud receptiva, una
tendencia señera hacia los grandes ideales de la humanidad. Al no adscribirse con
determinada Escuela o doctrina, forma en sus hijos una actitud y una concepción
Cosmológica personal que resulta de la conjugación relativa de los valores fundamentales: idiosincrasia y mundo ambiente, al igual que la antigua sabia fórmula
ocultista postulaba la armonía entre micro y macrocosmos.
También deben remontarse (por su carácter y su transmisión interrumpida) a la más
remota antigüedad los signos, símbolos y toques. Intima esencia de las alegorías y
el significado de las palabras que corresponden a los diferentes grados; aunque las
alteraciones de las leyendas – en forma exterior –puedan haber sido notables, sin
embargo por el medio elegido y reducido en el cual fueron transmitidas, por el aparato exterior, las pruebas y la fidelidad que se les pedían a los iniciados, siempre
han debido de reducirse a lo mínimo, y por ser más bien intencionales (es decir,
causadas por necesarias adaptaciones), que causales.
Además, dichas alegorías giran alrededor de un mismo tema o Idea Madre fundamental, estas alteraciones han debido de ser más bien cíclicas gravitando alrededor
de un mismo punto y repasando, por consecuencia, más de una vez por una misma
forma o por formas análogas.
4
La iniciación se efectuaba mediante los ritos, se expresaba por símbolos. Nada en
ella implicaba – y no implicará –ningún tipo de sentimentalismo. Era y sigue siendo
un medio espiritual que tenia por fundamento una técnica operativa en el pasado,
especulativa en nuestros días excepto en lo que respecta a la camaradería para tratar de volver a hallar el estado primigenio del Ser antes de la caída. La iniciación
en sus formas, en sus medios, en sus fines, Una en su espíritu pero plural en las
diferentes aplicaciones de las técnicas propias de cada oficio por la Sabiduría que
precede a la elaboración razonada de la obra , por la fuerza que permite su realización efectiva y la belleza que da a cada realizador el amor- es decir, el conocimiento
–ayudaba al artesano a despojarse del hombre viejo para transformarse en uno nuevo, creador de objetos y forjador de otro mundo ciertamente armonioso.
La iniciación en el oficio corresponde al Manifestado. Es decir que situada debajo
de la bóveda de los cielos, coloca al trabajador sobre la tierra, entre los objetos que
existen a la medida de esta, y las estrellas que pertenecen al mundo inmutable. El
iniciado es hijo del Cielo y de la Tierra y su iniciación técnica no procede sino de
pequeños misterios.
5
PREPARACIÓN DEL CANDIDATO
Solicitar la iniciación no es cosa baladí y hay que firmar un pacto. A la verdad no
hay firma estampada, visible ni externa. No va puesta con pluma empapada de sangre, si no que, moral e inmaterial; puramente compromete el Alma consigo misma.
Es un compromiso en realidad muy serio, cuyas cláusulas son ineludibles. Los iniciados, en efecto, contraen deberes muy serios con el discípulo que admiten en sus
aulas, y éste queda a su vez -por el sólo hecho de su admisión- ligado de un modo
indisoluble con sus maestros.
De no verificarse en nosotros la Magna Obra de los Hermetistas, seguimos siendo
profanos y nunca podrá el plomo de nuestra naturaleza trocarse en oro luminoso.
Pero ¿Quién será lo bastante crédulo para imaginarse que tal milagro pueda tener
lugar por la virtud de un apropiado ceremonial?
Los Ritos de la iniciación son tan sólo simbólicos que traducen en objetos visibles
ciertas manifestaciones internas de nuestra voluntad, con el fin de ayudarnos a
transformar nuestra personalidad moral. Si todo se reduce a lo externo, la operación
no dará resultado: el plomo sigue siendo plomo todo lo más, chapado de oro.
Nadie por cierto querrá ser iniciado por un método galvanoplástico. El iniciado
verdadero, puro y auténtico no puede contentarse con un tinte superficial: debe trabajarse él mismo, en la profundidad de su ser, hasta matar en él al profano y hacer
que nazca un hombre nuevo. ¿Cómo proceder para logra el éxito? El ritual exige
como primer paso que se despoje de sus metales. Materialmente es cosa fácil y
rápida, sin embargo el espíritu se desprende con dificultad de todo cuanto lo deslumbra. El brillo externo le fascina y es con hondo pesar que se decide a abandonar
sus riquezas. Sin embargo, aceptar la pobreza intelectual es condición previa para
ingresar en la Confraternidad de los iniciados, como también en el reino de Dios.
Ser consciente de nuestra propia ignorancia y rechazar los conocimientos que
hemos creído poseer, es capacitarnos para aprender lo que deseamos saber. Para
llegar a la iniciación es preciso volver al punto de partida del mismo conocimiento,
en otros términos, a la ignorancia del Sabio, que sabe desconocer lo que muchos
otros se figuran saber, quizá demasiado fácilmente.
Las ideas preconcebidas, los prejuicios admitidos sin el debido contraste falsean
nuestra mentalidad. La iniciación exige que sepamos desecharlos para volver al
Candor Infantil o la sencillez del hombre primitivo, cuya inteligencia es virgen de
toda enseñanza presuntuosa.
La planta que atraviesa la superficie del suelo, deja en la tierra corteza que protegía
la semilla. El niño al nacer se despoja también de las envolturas que encerraban el
6
feto. Por analogía el profano no sale de la Cámara de Reflexiones sin despojarse de
algunas de sus prendas de vestir.
La preparación del candidato para su iniciación en la Masonería es enteramente
simbólica, varía en los diferentes grados. Del mismo modo, varía también en el
simbolismo. Cómo no es arbitraria e insignificante, sino, por el contrario, convencional y llena de significación, no puede ser alterada, abreviada ó adherida en ninguno de sus detalles, sin afectar su designio esotérico. A ella en toda su magnitud,
todo candidato sin excepción, debe someterse.
El hermano que prepara al candidato para la iniciación, no tiene título distintivo en
el idioma inglés. En las Logias francesas se llama “Hermano Terrible” y en alemán
se denomina “Vorbereitender bruder”. Sus deberes requieren que tengan un conocimiento competente del ritual de recepción y por consiguiente se selecciona generalmente un miembro experimentado de la Logia, para el desempeño de este cargo.
Como la preparación para ser admitido en el templo es evidentemente una continuación de la oscuridad del Cuarto de Reflexión. Se impone una ceguera voluntaria, un
aislamiento de las influencias del mundo exterior y de la luz ilusoria de los sentidos
como medio de llegar a la percepción espiritual de la verdad. Esta oscuridad,
además de indicar el estado de esclavitud de sus pasiones, errores y prejuicios, en
que el hombre se encuentra en las tinieblas del mundo profano, el yugo de la fatalidad que pesa sobre él. Muestra su deseo, voluntad y capacidad de librarse de este
yugo y de ésta esclavitud, aceptando voluntariamente las pruebas de la vida y cooperando con su disciplina. De esta manera los mismos obstáculos, dificultades y
contrariedades se convierten en gradas y medios de progreso.
Ningún candidato deberá entrar al templo con su báculo ni con su vestidura exterior, ni con dinero atado en una bolsa. Estas son ciertas costumbres ceremoniales en
la Francmasonería, que proporcionan lo que puede llamarse, a lo menos coincidencias muy notables con las costumbres judaicas antiguas.
El recipiendario ya está en el cuarto de Reflexiones y ha recibido una preparación
física correspondiente a la preparación moral, luego después de despojarse de las
decoraciones, metales y joyas. Habiendo redactado, conforme a las preguntas, su
Testamento, el cual es llevado al templo, por el hermano terrible, quien las presenta
en Logia, para su lectura y aprobación. Del mismo modo, las decoraciones, metales
y joyas son entregadas al V:. M:.
En su permanencia en el Cuarto de Reflexión, ya está con el corazón descubierto, la
rodilla derecha desnuda y el pie izquierdo descalzo. Se le descubre la tetilla izquierda, indicando con esto que el Masón no debe estar separado del resto de sus hermanos por ninguna restricción egoísta. La rodilla derecha al desnudo, indica los sentimientos de piedad filosófica que debe presidir a la búsqueda de la verdad. El pie
descalzo, remeda el uso de los orientales, que se descalzaban, antes de pisar el suelo
de un recinto sagrado. La venda que le cubre los ojos, no es simplemente el símbolo
7
del estado de ignorancia ó ceguera, de su incapacidad para recibir la verdadera luz,
una ceguera voluntaria. Finalmente el triángulo de desnudez, que constituye elemento de esta simbólica preparación, es un nuevo despojo voluntario de todo lo que
no es estrictamente necesario y constituirá un obstáculo al progreso ulterior -el despojo de todo convencionalismo que impida la sincera manifestación de sus sentimientos y de sus aspiraciones más profundas. La desnudez del pié izquierdo, que
abre nuestra marcha hacia delante- indica la facultad del discernimiento que debemos usar en cada paso de nuestro camino y que nos permite reconocer la verdadera
naturaleza de los obstáculos y pruebas del sendero con que podemos tropezar. Con
esta preparación el recipiendario se halla en condiciones de llamar a la puerta del
templo de pedir, buscar y encontrar la luz de la verdad.
8
LOS METALES
El profano que se presenta para ser admitido en la Francmasonería, es inmediatamente introducido a un lugar retirado, donde se le invita a despojarse de todos los
objetos metálicos que lleva consigo: dinero, alhajas, armas, decoraciones, etc. Todo
debe ser entregado al hermano experto.
Al ser desposeído de los metales como acto preliminar de la iniciación, se nos enseña simbólicamente que la Masonería no tiene miramientos con ningún hombre por
consideración de su opulencia, dinero, abundancia de bienes. La obra Talmúdica
“Beracoth”, con el mismo carácter de simbolismo prescribe que durante el servicio
del Templo ningún hombre deberá ir a la montaña del recinto, es decir, al Templo
Sagrado “con dinero ligado en su bolsillo”.
Es que los metales representan todo lo que brilla con engañoso destello. Cuando el
espíritu es inexperto, se deja seducir fácilmente por falsas nociones, admitidas por
el común de las personas. El pensador debe desconfiar de las opiniones que recibe.
La mirada corriente de los prejuicios vulgares constituye una riqueza ilusoria, que
el sabio debe de aprender a despreciar. Es preciso hacerse pobre en Espíritu, si se
quiere entrar en el Reino de los Cielos, es decir si se quiere ser iniciado y llegar a
concebir la Verdad. Se está más cerca de ella cuando nada se sabe, que cuando se
permanece apegado a los errores. Más vale no tener nada que tener deudas.
El hombre que aspira a ser libre, debe de aprender desde luego a liberarse de las
cosas fútiles. Los sabios de la Antigüedad despreciaban el lujo. La razón les permitía reducir sus necesidades a lo estrictamente necesario y buscar la riqueza en la
ausencia de los deseos inmoderados. El que vive contento con nada, lo posee todo.
Sin embargo, el iniciado no está constreñido a hacer voto de pobreza. Debe simplemente acordarse de que la concupiscencia es el eje de todos los vicios antisociales; es el gran elemento de desorden que las antiguas cosmogonías representaban
con la figura de una serpiente, la ambición individual provoca la ruptura de la armonía general, hace rechazar la humanidad del Edén, destruye la Edad de Oro.
El pensador debe colocarse a sí mismo en las condiciones de pureza y de iniciación
que se atribuyen al estado natural. Volviendo a la simplicidad de la Edad más tierna, es como se realizan las condiciones más favorables para la búsqueda desinteresada de la Verdad.
En el ritual escocés del Aprendiz el V.: M.: durante la ceremonia de iniciación dice
al recipiendario: “Os han despojado de vuestro dinero, de vuestras alhajas, estáis
casi desnudo. ¿Qué pensáis de la condición en que encontráis? ¿No teméis que abusemos del estado de debilidad al que os habéis dejado reducir?, sin armas, sin de9
fensas y casi sin ropa, os entregáis a gente a quienes no conocéis, ¿Os inspira esto
algún temor?”
“El estado en que os encontráis, significa que se ha despojado al hombre antiguo,
sometido a las preocupaciones y falsas ideas, para revestir su alma de sentimientos
nuevos ; significa que el hombre vale poco, sin el auxilio de los demás, y que en
nada estima sus vestidos y fortuna cuando se consagra a buscar la Virtud.
10
TRIGO, PAN, AGUA, SAL, AZUFRE Y MERCURIO VITAL
En los misterios de Ceres y Eleusis, el recipiendario era simbolizado por el grano de
trigo que como semilla era echado y sepultado en el suelo, donde debía morir, sufriendo la putrefacción en el interior de la tierra, dando lugar el germen potencial
del equilibrio, que con su propio esfuerzo pudiera abrirse el camino hacia la luz,
dando lugar al origen de una nueva planta, virtualmente encerrada en el germen.
La semilla de trigo en la cual se encontraba en estado de intente o potencial, toda la
planta, era la representación de todas las posibilidades, que el recipiendario llevaba
latentes en sí. El profano debe morir y está análogamente llamado a poner en juego
las energías latentes que lleva en sí. Debe despojarse de sus costumbres, vicios y
pasiones, para dar lugar o paso a un nacimiento, una nueva vida más espiritual.
Todo ser humano es, efectivamente un potencial espiritual ó Divino. Idéntico al
potencial latente en la semilla, que debe ser desarrollado a su más plena y perfecta
expresión. Esta mejora es comparable al desarrollo natural y progresivo de una
planta. La semilla para poder germinar y transformarse en planta, debe ser echada
en el suelo, donde muere como tal; mientras el germen de la planta futura empieza a
crecer. Así también, el hombre para manifestar las posibilidades espirituales que se
encuentran en él, en estado latente, debe aprender a concentrarse en el silencio del
Alma, aislándose de todas las influencias exteriores y morir para sus defectos e imperfecciones a fin que el germen de la vida nueva, pueda crecer y manifestarse.
Dado que el germen espiritual -la divina semilla de nuestro Ser- es inmortal e incorruptible. Está muerte, desde un punto de vista más profundo, es simplemente el
despojo de una forma imperfecta y la superación de un estado de imperfección, que
en el pasado fue un eslabón indispensable de nuestro progreso, pero que en la actualidad se ha hecho una limitación y al mismo tiempo la necesidad, la oportunidad y
la base para un nuevo paso adelante.
Esa imperfección ó limitación a ser superada –por los límites estrechos en los que se
halla encerrado nuestro pensamiento y nuestro ser espiritual por errores y falsas
creencias asimiladas en la educación y en la vida profana- es lo que simboliza la
cáscara de la semilla que actúa como protección necesaria antes del periodo de crecimiento. Lo cual es enteramente análogo a la cáscara mental de nuestro propio
carácter y personalidad.
Esa semilla de trigo que debe de morir en la tierra, para dar origen a una nueva vida:
la planta, cuya perfección se encierra en estado potencial, ha muerto efectivamente
en el pan que se encuentra sobre la mesa del Cuarto de Reflexión. Ese pan es la
propia sustancia, el cuerpo viviente del logos o sea la Sabiduría Creadora, que se ha
hecho carne, siendo la Verdad en el mundo trascendente y la realidad objetiva y
11
sensible de todo lo que aparece manifiesto sensiblemente: por lo tanto, al mismo
tiempo alimenta nuestra inteligencia, origina nuestros anhelos y los satisface, saciando toda hambre espiritual y material. Entonces el pan se transforma en Ambrosia, que es la piedra Filosofal.
Por lo demás hay que considerar que ese pan simbólico no se limita a la harina de
trigo que para nosotros elabora la espiga, formándola geométricamente en la luz del
Sol, por la acción combinada de ésta con su propio impulso vital, que asocian oportunamente las sustancias extraídas del aire y de la tierra; harina empastada y cocida,
cuya cocción le da precisamente su nombre.
También en el gabinete de reflexión, junto con el pan se halla un vaso de agua, que
es la reserva alimenticia que sirve para alimentar el germen de vía de desarrollo; Es
decir, aquel elemento húmedo, que es factor y condición indispensable de crecimiento, germinación, maduración, reproducción y regeneración. El agua es el primer elemento de las cosas, según Thales de Mileto y otros filósofos antiguos.
Como es de suponer, no es el agua del plano material, sino que en un sentido figurado, expresa el fluido potencial contenido en el espacio infinito, simbolizado en el
antiguo Egipto por Kneph, el Dios “no revelado, que representaban en la figura de
serpiente (emblema de la Eternidad) circundando un jarrón de agua, con la cabeza
suspendida sobre las aguas, que incuban su aliento.” Y el Espíritu de Dios cobijaba
la haz de las aguas”.
Como Venus Anadiomena, también la vida únicamente pude nacer en el seno de las
aguas, donde se hace Venus Genitriz, la madre Universal; mientras la tierra mitológicamente simbolizada por Gea y remeter se convierte en Nodriza.
El pan y el Agua, asimismo nos indican la nueva forma de vida del iniciado, que en
resumen debe expresar sobriedad y sencillez. Deberá aprender a usar del mundo
fenoménico lo indispensable para vivir; y ya no, a la usanza antigua y profana, de
vivir para lo sensorial.
El agua en las prácticas simbólicas y religiosas, se usa siempre para lavar las manchas del alma como se lavan las del cuerpo. Vosotros conoceréis las aguas lústrales
de los antiguos, la piscina de Siloé que está a la puerta de Jerusalén: el bautismo de
los cristianos, de manera que encontraréis en nuestras ceremonias una gran semejanza con las antiguas.
Una vasija de Sal y otra de Azufre, se hallan además sobre la mesa del Cuarto de
reflexiones, junto con el pan y el agua. La Sal y el Azufre que juntos se presentan,
nos otorgan también una enseñanza simbólica. La sal que vemos, nos es sal común,
sino la sal Marina, derivada del Alumbre, ó sea la sustancia primordial, no diferenciada: el Océano Cósmico.
12
Esto deberá ser tema de meditación que se presenta al candidato, sobre los medios y
elementos con los cuales debe prepararse para una nueva vida alumbrada por la
verdad. Hecha activa y fecunda con la práctica de la virtud a la que se refieren la sal
y el azufre en su acepción más elevada. Como tal, indica el azufre la energía activa,
que se hace Fuerza Universal, el Principio creador y la electricidad vital que producen y animan todo crecimiento, expansión, independencia e irradiación. Mientras la
sal es el principio activo que constituye el magnetismo vital, la fuerza conservadora
y fecunda que inclina a la estabilidad y se produce toda maduración, la capacidad
asimilativa que tiende hacia la cristalización, el principio de resistencia y la reacción centrípeta que se opone a la acción activa de la fuerza centrífuga del Azufre.
La Sal y el Azufre son en cuenta, el reposo y la acción respectivamente. Se representan en las dos columnas que equidistan de nuestros pasos en la vida. La acción
expansiva del azufre, nos permite avanzar hasta conseguir nuestros logros e invita a
desarrollar la voluntad tan necesaria para nuestra gran obra y nos incita a la realización de acciones inconsideradas que nos distraen de nuestro objetivo final. La Sal
estabilizadora nos calma y merma toda posibilidad de cambio. Nos llama a la permanencia de nuestras costumbres y por ende evita que actuemos irreflexivamente.
El Azufre corresponde a la energía expansiva que parte del centro de todo ser (columna J), su acción se opone a la del Mercurio que penetra todas las cosas, por una
influencia que viene del exterior (columna B). Estas dos fuerzas antagónicas están
equilibradas en la sal, principio de cristalización, que representa la parte estable del
ser.
El azufre es la fuerza centrífuga, es el espíritu vivificante; su opuesto o fuerza
centrípeta es el mercurio. Este mercurio se ha excluido del simbolismo por cuanto
es necesario que el iniciado haga una abstracción de su vida profana. Esto es, la
fuerza ambiental que hasta el momento de la ceremonia ha sido gobernante de su
personalidad. Esta fuerza centrípeta representada por el mercurio debe desaparecer
para dejar solo en actividad la llamada fuerza espiritual que es representada por el
azufre.
La acción e interacción, entre estas dos opuestas tendencias está destinada a producir en nosotros la fuerza espiritual, activándola desde el estado latente en que se
encuentra al interior de nuestro Germen Espiritual, el mercurio vital ó principio de
la Inteligencia y Sabiduría, que corresponde al ritmo de la naturaleza, producido por
la Ley de la Armonía y Equilibrio. El pensamiento, nace, crece, se eleva y sublima
logrando alcanzar horizontes más altos, amplios e iluminados, según predomine en
la mente y en la personalidad, el principio del equilibrio y de la armonía, que produce la Música de las Esferas y engendra toda creación y concepción caracterizada
por su genialidad y hermosura. Pues, este mercurio, sublimado es el único que puede percibir la verdadera Luz.
Vall:. De Lima, Noviembre del 2007 E:. V:.
13
EL TESTAMENTO
En el mundo profano, el testamento es un documento solemne y renovable. En él se
consigna la última voluntad de una persona que desea otorgar, según las leyes de
cada país, lo tocante al destino de la generalidad de sus bienes, así como la declaración de ciertos derechos, prerrogativas para después del fallecimiento del Testador.
También se define como la derivación de la propiedad nacida de la libertad, del
hombre. Esta facultad de hacer testamento es útil a la familia y ventajosa al Estado.
En el concepto absoluto de los hechos, la muerte no existe, esta constituye solamente una transformación un cambio de una vida a otra, pues, al sobrevenir la muerte
física, el Cuaternario inferior o sea los cuerpos mortales, paulatinamente van desapareciendo, lo que no sucede con la Triada Superior, el Yo del hombre, que sobrevive.
El objeto de esta determinación en la orden, muy particularmente en el Rito Escocés
Antiguo y Aceptado, parece ser el darle mayor solemnidad a la ceremonia de iniciación e impresionar al candidato con la idea de la muerte. Los emblemas fúnebres
de la cámara de reflexiones deben recordar el fin necesario de las cosas, la fragilidad de la vida humana y de la vanidad y ambiciones terrenales. El profano después
de haberse abstraído suficientemente en este orden de ideas, debe responder por
escrito a tres preguntas que se refieren a los deberes para con Dios, para consigo
mismo y para con sus semejantes
El testamento es la fórmula usada en las iniciaciones de la Francmasonería, con el
doble objeto de dar a comprender al profano, que muere para el mundo profano de
los vicios, pasiones y ambiciones, para nacer a una vida nueva, donde conocerá los
más íntimos sentimientos de su Alma y Espíritu. El recipiendario mientras se encuentra en el cuarto de reflexiones, deberá redactar su testamento, así como las preguntas que se le formulen por escrito, para que las conteste. Esto tiene una importancia real, mucho mayor de lo que a primera vista parece y que por poco que se
medite sobre ella, no podrá menos que reconocer todo Francmasón.
El Testamento se escribe sobre un papel cortado en forma de triángulo equilátero.
Paralelamente a cada uno de los lados, suelen escribirse las tres preguntas siguientes u análogas: ¿Que debe el hombre a Dios? ¿Qué debe el hombre a sí mismo?..
¿Qué debe el hombre a sus semejantes?.. Y en el vértice del triángulo hállese escrita
la siguiente prevención: ”Formulad vuestro Testamento y Firmad”.
Esta hoja que alcanza el hermano Terrible al recipiendario, cuando se introduce en
el Cuarto de Reflexión, previniéndole que medite seriamente su contenido y escriba
al pie de cada pregunta la respuesta que sus sentimientos le sugieran.
14
El Testamento es recogido a continuación por el hermano Terrible tan pronto como
ha sido llenado por el recipiendario y es llevado y presentado a la Logia en la punta
de la espada; y el V.:M.: dispone que se dé lectura del contenido para que todos los
asistentes al acto puedan conocer los sentimientos del graduando y formular las
observaciones y las preguntas que crean procedentes durante el examen que precede
a las pruebas.
Una vez terminada la iniciación, el hermano M:. de C:. recoge el Testamento del
Oriente, colocándose éste en la punta de su espada. La levanta en alto y después de
mostrársela al recipiendario para constatar que es el que redactó, pasa a quemarlo
entre columnas en presencia del interesado. Explicándosele la significación y el
objeto que ha tenido aquella hoja en la cual había consignado sus más íntimos pensamientos e intenciones.
La primera relación o “deber” expresado en el testamento es la del propio individuo
con el Principio Universal de la Vida, una relación que tiene que reconocerse y establecerse interiormente. Basado, no en creencias o prejuicios, ya sean positivos o
negativos. No se le pregunta al candidato si cree o no en Dios, ni cual sea su credo
religioso o filosófico; para la Masonería todas “las creencias” son equivalentes, como otras tantas máscaras de la verdad que se encuentran detrás o bajo de la superficie de ellas y sólo a la cual aspira a conducirnos. Dios es el ideal que el hombre
lleva en sí mismo, es la concepción que puede tener de lo verdadero, lo justo y lo
bello, es guía supremo de sus acciones. El Arquitecto que preside la construcción de
su ser moral.
No se trata absolutamente del ídolo monstruoso forjado por la superstición sobre el
modelo de los déspotas terrestres. La Divinidad está representada en el hombre, por
lo más noble que tiene en sí, por lo más generoso, lo más puro. Llevamos en nosotros un Dios, que es nuestro principio pensante. De él, emanan la razón y la inteligencia, cosas interiores a que los herméticos se referían con el azufre.
Los deberes para consigo mismo son indicados con la sal, esencia de la personalidad. Habiéndose reconocido, en lo íntimo de su propio ser, en aquella soledad de la
Conciencia que está simbolizada por el cuarto de Reflexión, como una manifestación ó expresión individual del Principio Universal de la vida, el recipiendario está
llamado a reconocer cómo su vida exterior se halla íntimamente relacionada con lo
que él mismo es interiormente, y cómo con la compresión de ésta relación, tiene en
sí el poder de dominarla y de dirigirla constructivamente. El hombre es como manifestación concreta, lo que él mismo se ha hecho y se hace constantemente, con
sus pensamientos conscientes y subconscientes, su manera de ser y su actividad. Su
primer deber para consigo mismo es hacerse y llegar a ser una siempre y más perfecta expresión del Principio de vida que en él busca y encuentra una especial diferente y necesaria manifestación, deduciendo o sacando a la luz del día las posibilidades latentes del Espíritu, aquella perfección que existe inmanente, pero se manifiesta en el tiempo y en el espacio, en la medida del intimo reconocimiento individual.
15
Y los deberes para con nuestros semejantes, con el Mercurio que representa la influencia penetrante del medio ambiente, o sea que todo está necesariamente comprendido en la reunión de: el contenido (Azufre), el continente (Sal) y el ambiente
(Mercurio).
Estos deberes hacia la humanidad representan un sucesivo reconocimiento íntimo
que es el complemento de los primeros habiéndose reconocido como manifestación
individual del Principio Único de la vida, y sabiendo que él es por fuera lo que es y
se hace por dentro, debe acostumbrarse a ver en todos los seres otras tantas manifestaciones del mismo Principio. De este reconocimiento brota como consecuencia
necesaria cuál ha de ser su deber o relación hacia la humanidad, que no puede ser
otra cosa que la fraternidad.
Las tres preguntas propuestas abarcan pues, todo el dominio de la moral universal.
Después de contestarlas el pensador no debe limitarse a la teoría. Renunciando a
todas las debilidades del pasado, le corresponde morir por la vida profana para renacer a un mundo Superior de existencia. El candidato se prepara a esta muerte
simbólica haciendo su Testamento, acto en el que consigna los mandatos de su voluntad que deberán ser ejecutados por el futuro iniciado. La compresión de esta
triple relación es el principio de la iniciación, el inicio efectivo de una nueva vida,
el testamento o don que se lega a sí mismo, preparándose para ejecutarlo; la preparación necesaria para los viajes o etapas sucesivas de progreso que le esperan.
16
LA PUERTA DEL TEMPLO
La puerta ha sido desde épocas muy antiguas considerada como el símbolo natural
de todo paso o ingreso, y en lo particular de toda iniciación. Además la puerta ya es
por sí misma un Templo rudimentario. El ternario que forman las dos columnas con
el arquitrabe constituye el elemento fundamental de toda construcción arquitectónica. Así, pues, el momento de franquear la puerta del templo -después de la doble
preparación moral y física de que acabamos de hablar- es uno de los más importantes de la Ceremonia de Iniciación.
Privado de sus metales, despojado de una parte de sus vestiduras y cubierto los ojos
con una gruesa venda, se consiente al candidato golpear a la puerta del Templo. Sus
golpes resuenan de una manera desordenada, que ocasionan se turben los trabajos.
Interrogado desde el interior, éste manifiesta su intención de ser recibido Masón y
hace constatar que ha nacido libre y es de buenas costumbres. Esta respuesta permite que se le conceda la entrada al Templo. Se le abre la puerta con estrépito y para
flanquear el umbral el candidato se encorva hasta el suelo.
En la antigüedad se obligada al recipiendario a arrastrase a través de un conducto
estrecho, imitando al niño que viene al mundo. La Cámara de Reflexión, figura o
representa la Matriz en que se desarrolla el germen; el niño deja las membranas
que lo contenían; después a continuación de un supremo esfuerzo, viene al mundo,
quedando retenido en el cordón umbilical, representado por la cuerda que pende del
cuello del candidato a la iniciación.
En las iniciaciones modernas se trata sobre todo de hacer comprender que la verdadera Ciencia es hija de la humildad. Al ser recibido en el Templo, con los ojos vendados entre columnas sólo siente sobre su pecho desnudo, la punta de un arma cortante. Esto sirve únicamente para hacerle entender que aunque no vea, puede sentir
y el sentimiento de la verdad será guía que lo conducirá en su progreso y en sus
esfuerzos para recibir la luz.
El ignorante, presuntuoso, cree saberlo todo y no experimenta necesidad alguna de
instruirse. Se realiza, pues, un primer progreso, dándole cuenta de que no se sabe
nada. Muchos Masones se imaginan que conocen la Masonería, cuando ni siquiera
vislumbran la existencia de sus misterios y de su esoterismo. Son los que no han
sabido inclinarse al penetrar al santuario, dentro del cual se comportan como intrusos, como profanadores.
El recipiendario introducido al Templo con los ojos vendados por el guía o H.:
Terr:. quien conduce individualmente a todo ser que se hace receptivo a su influencia en el camino de la verdad y de la vida, se halla materializado exteriormente por
el Terrible (quien por haberlo recorrido, conoce bien el camino y puede así servir de
17
guía al inexperto), sin su guía, le sería imposible al recipiendario llenar debidamente las condiciones que se le piden para su admisión.
Es el guía quien contesta por él a la pregunta ¿Quien es el temerario que se atreve a
perturbar nuestros pacíficos trabajos y trata de forzar la puerta del Templo?:” contestando: “es un profano deseoso de conocer la luz verdadera de la Masonería, quien
lo solicita humildemente por haber nacido libre y de buenas costumbres”.
Del significado iniciativo de esta doble condición ya ha sido tratado con ocasión del
despojo de los metales. Este requisito es de fundamental importancia, por cuanto en
virtud del mismo se le abre la primera puerta del Templo, así como las tres puertas
simbólicas, representadas por las luces, después de cada viaje.
La punta de la espada apoyada sobre el corazón, es el símbolo de la verdad, captada
por medio de su intuición que llega o se manifiesta directamente en lo íntimo de su
ser, al ingresar en el Templo. Al cual se introduce en un particular estado de devoción receptiva, habiéndose aislado de las influencias exteriores y cerrado los ojos a
la vista profana, a la consideración ordinaria, puramente objetiva de las cosas.
Aunque no veamos, sentimos. Aunque no sepamos explicarnos el por qué y la razón
de los hechos, percibimos intuitivamente algo que reconocemos directamente como
verdad y que se manifiesta en nuestra conciencia en esa forma repentina y violenta
de la cual, la espada apoyada sobre nuestro pecho constituye un símbolo muy expresivo.
Si nos acercamos a este momento solemne de la iniciación -como el que está entrando por la puerta hacia una nueva experiencia de la vida- resultará indudablemente una realidad.
18
LA PRIMERA COLUMNA
Al franquear la puerta de Templo se encuentran dos columnas levantadas por la
iniciación, en homenaje a la verdad y a la virtud. Ingresando, la del costado izquierdo, es la Primera Columna que lleva gravada sobre ella la letra “B”. Ella recuerda a
los Aprendices la palabra Sagrada de su grado. En épocas del Rey Salomón, también se denominaba así a dicha columna que se ubicaba al Norte.
Las columnas son de Bronce y huecas, que sirven para guardar en ellas las herramientas una vez terminados los trabajos, simbolizando que dichos instrumentos no
pueden ser usados, sino por el masón y deben quedar ocultas hasta que se vuelvan a
reanudar los trabajos.
Esta columna figurativamente en aquel tiempo tenía 18 Codos de altura y 12 Codos
de circunferencia, llevada en la parte alta un Capitel de orden Corintio dorado y
adornado por tres granadas entreabiertas y lirios en flor. Siendo de bronce podía
resistir el Diluvio, es decir la barbarie. El bronce es el emblema de la eterna estabilidad de las Leyes de la Naturaleza.
La letra B queda iluminada durante los trabajos de Aprendiz. Arriba sobre esta columna se encuentran las borlas dentelladas, de donde parte el cordón anudado que
rodea el interior del templo. Esta columna representa la Belleza y es denominada
Columna del Norte.
Si a cualquier Aprendiz se le pide la palabra Sagrada no le es permitido expresarla
íntegramente, y debe contestar: “no sé leer y escribir, solo puedo deletrearla”, dadme voz la primera letra, que yo os daré la segunda y así sucesivamente. Esto significa: “Que la Sabiduría está en Dios o también se toma en el sentido de Perseverancia en el Bien.”
El Aprendiz cobra su salario en la columna del Norte, siendo este punto donde trabaja, por representar el lugar de la tierra a donde llegan oblicuamente los rayos
solares, produciendo una luz muy tenue y donde reina a veces la penumbra ó la oscuridad. Necesita desarrollar sus estudios masónicos y acostumbrar su vista paulatinamente a la acción de la luz para no deslumbrarse y aturdirse ante la presencia de
una luz muy viva, cuya intensidad podría cegar su inteligencia no estando dispuesta
para recibirla.
La columna B, donde el aprendiz recibe su salario, simboliza la Fe, con la cual el
mismo debe levantarse a sí y hacer de ella un punto de apoyo. Es un principio del
cual nunca debe separarse, en sus pensamientos, palabras y acciones, bajo cuya sola
condición podrá actuar de una manera segura y constructiva en todas las circunstancia de su vida.
19
De lo expuesto se desprende con toda claridad, la importancia de la palabra, su interpretación y significado por ser la inteligencia y el uso de dicha palabra, lo que
verdaderamente, hace al iniciado y al masón. Esta palabra, indistintamente, debe y
puede aplicarse en todas las circunstancias de nuestra existencia, estando en ella el
poder de liberarnos del mal y establecernos en el bien.
En consecuencia, si aprendemos a ser fieles a esta palabra o intimo reconocimiento
de toda forma de miedo o temor, cesará de dominarnos y tener poder sobre nosotros. Si la fuerza es en él (que es la realidad y el principio del bien), toda apariencia
del mal es una ilusión que tiene poder sobre nosotros, mientras nuestra mente reconoce esta ilusión como “realidad”, pero desaparece tan pronto como cesamos de
darle en nuestro fuero, intima realidad y poder.
El temor es pues, la única cadena que nos ata al mal y si cesamos en temerle huirá
de nosotros, como huyen las tinieblas al aparecer la luz.
Vall:. De Lima, noviembre del 2007 E:. V:.
20
RESTITUCIÓN DE LOS METALES
El ceremonial de la recepción termina por donde principio; es decir, el iniciado debe
encontrarse entre columnas. Se le devuelven los metales de los que fue despojado
siendo profano. Por lo que el falso brillo de las cosas no deben ilusionar al hombre
que ha sido intelectual y moralmente purificado. En cuanto a las riquezas no se trata
de despreciarlas, sino más bien de buscarlas, teniendo sólo en vista emplearlas en
bien de todos. Esa devolución de los metales se realizará antes de la proclamación
de todos sus hermanos.
Es conveniente recordar como el VM dispone la restitución de los metales en
los siguientes términos: QH el H M de C os va a devolver los metales
que habíais entregado, nada falta de ellos y nada hemos apartado para destinarlo a la
caridad a pesar de vuestras indicaciones. La Masonería sólo quiere vuestro amor a
la Humanidad y la pureza de vuestro corazón; pero los masones jamás se separan
sin contribuir secretamente al alivio de los necesitados y circulan en todas sus tenidas, un saco para depositar el óbolo destinado al afecto; depositareis el vuestro
cuando el saco sea circulado, de manera que ninguno de nosotros sepa la cantidad
con que habéis contribuido.
Es claro que esta restitución tiene también un significado simbólico: después de
haber visto la luz y recibido la Palabra de la Verdad, puede recibir nuevamente las
posesiones intelectuales y materiales de que antes tuvo que despojarse, para poder
emprender el Camino a la Verdad.
La iniciación al primer grado constituye un ciclo completo: las purificaciones que
enseñan simbólicamente al neófito a desprenderse de los prejuicios y defectos de
los profanos a fin de ponerse en condiciones de ver efectivamente la Luz. El recién
iniciado no podrá retener desde el primer momento los detalles del ritual, acerca de
los cuales meditar; no completará, pues su iniciación sino asistiendo a otra. Esforzándose en profundizar el sentido del ceremonial a medida que se vaya desarrollando en su presencia, contribuirá con su actitud a hacer más profundo el recogimiento en medio del cual verifican las iniciaciones.
Habiéndose completado al iniciación, el neófito tomará asiento en el lugar que le
corresponde, es decir, en el primer puesto al Nor-Oriente del valle, para que pueda
proceder de allí en el simbólico camino que, en sentido inverso a la dirección de sus
viajes, le hará realizar en la Logia su progreso masónico
Este método caracteriza y distingue la instrucción Iniciática, de la instrucción profana. Mientras el objeto de esta última es simplemente el de comunicar determinados conceptos o conocimientos, preocupándose menos de la opinión que el discípulo pueda formarse sobre los mismos, que de su capacidad para repetirlos tal como le
21
han sido comunicados. Para la instrucción Iniciática esto representa Únicamente el
Punto de partida. Lo esencial, es la opinión que cada cual se forma por sus propios
esfuerzos y razonamientos sobre lo que ha recibido.
A una primera comprensión elemental de los principios o rudimentos de la Verdad,
que representan la opinión y el resultado del esfuerzo personal del Instructor – la
primera letra de la palabra de la Sabiduría, debe seguir un periodo silencioso de
estudio, reflexión individual, en el cual el discípulo aprende a pensar por sí mismo,
avanzando con sus propios esfuerzos por el camino que se le ha indicado. Este estudio y esta reflexión hallan su maduración en el descubrimiento de la segunda
letra, que es la que el discípulo debe dar al Instructor, en respuesta de la primera,
con objeto de que se le juzgue digno y capacitado de recibir la tercera, que es de un
género enteramente diferente de las dos primeras.
Desde el momento que se ha devuelto los metales el neófito tiene el deber de hacer
de los mismos aquel uso sabio para el cual solamente se le restituye su posesión,
pues todo indistintamente nos ha sido dado y se nos da para su uso. No existe posesión de ningún género que podamos retener para siempre: ni nuestras propias
creaciones intelectuales, ni tampoco los átomos de que se componen nuestro cuerpo, que están sujetos a un cambio incesante. Debemos pues, convertirnos en canales sabios y provechosos de todo lo que pasa por nuestra manos, transmitiendo
como lo hemos recibido, en beneficio de los demás: esto nos lo enseñará el primer
uso que hará el recién iniciado de los metales que le han sido devueltos, dando su
primer contribución a la Solidaridad Masónica.
22
EL JURAMENTO MASONICO
Juramento es la afirmación o negación de una cosa poniendo por testigo al
G:.A:.D:.U:. o en sí mismo o en sus criaturas. Es asertorio aquello con que se afirma la verdad de una cosa presente o pasada. Existe pues el propósito, del que jura,
de invocar a Dios, a su conocimiento infalible, a su veracidad y autoridad soberanas
como prueba de alguna cosa cuya verdad no se puede corroborar de otra manera. La
esencia del juramento consiste en que quien jura, quiere y tiene verdadera intención
de invocar a Dios como testigo de lo que dice.
El juramento puede ser explícito, cuando se invoca a Dios como testigo con determinadas palabras; e implícito, cuando se jura por las criaturas, de manera que cuánto reluce en ellas de un modo especial, son las perfecciones y atributos de Dios.
Como jurar por los santos, por la cruz, por los Evangelios, el Cielo, la Tierra, etc.,
porque en estos casos se invoca el nombre de Dios, como autor y creador de sus
criaturas.
Las condiciones del juramento son: que sea verdadero, en JUICIO y en justicia. La
verdad del juramento es completamente subjetiva, por lo cual el que jura ha de estar
cierto y seguro de aquello que jura. No de una manera absoluta, infalible, sino moralmente, de modo que la probabilidad de lo que jura llegue a la certidumbre moral,
excluyendo así toda mentira, pero no el error que puede haber en la cosa jurada.
Que sea en juicio quiere decir, que sea prudente y discreto. Cuando al jurar se falta
a la verdad se comete el pecado o delito del perjurio
Históricamente relacionado al juramento, el año 1738 Clemente XII expidió una
bula de excomunión contra la Francmasonería y otras sociedades secretas. Asignó
como razón de su condena, la obligación de observar la discreción por medio del
juramento otorgado ante la Biblia, acompañado por cierta ceremonia y la imprecación de duros tormentos. En el preámbulo del acto, el sínodo asigna las razones para
sus objeciones a este juramento y para la censura eclesiástica de todos los que la
contrajesen. Estas razones son: "Que las posibilidades manifiestas, que entre los
masones, el juramento de discreción se administraba a los principiantes en su sociedad, aun con la pena capital, y antes de cualquiera de estas cosas las que juran guardar secretas, les serian reveladas: y que pretenden tomar algunos de estos secretos
de la Biblia, además de otras cosas que están llenas de escrúpulos en la manera de
efectuar dicho juramento". Estas, desde esa fecha hasta la actualidad, constituyeron
la importancia y esencia de las objeciones a la obligación de discreción Masónica.
El juramento masónico se realiza en el Ara o Altar, que se alza en el centro de la
Logia. Este Altar significa la Conciencia del Hombre y está rodeado de tres luces y
bajo el brillo de una luminaria intensa. Estas luces, son las "tres grandes luces de la
Francmasonería": la Biblia, símbolo de la Verdad o Inteligencia suma; la Escuadra
de la razón que defiende a la conciencia del funesto influjo de las preocupaciones,
23
de la superstición y el fanatismo; el compás que simboliza la vida Superior del
hombre.
El recipiendario, después de haber realizado los viajes y pruebas de su Iniciación, es
colocado frente al Altar de los juramentos, para que preste el juramento a que está
obligado. Esto puede hacerlo sobre el volumen de la Ley Sagrada de su religión, o
en su defecto sobre un volumen cuyas páginas no estén escritas.
El juramento que presta el recipiendario, lo ligará para siempre a la Institución
Masónica. Este no es un juramento vulgar, de esos que exigen los profanos y que se
violan si las circunstancias lo imponen. Es el verdadero juramento de probidad y de
honor, tanto más sagrado cuanto que es voluntario, sin seducción y sin violencia.
Que nace del corazón y del interés por la humanidad entera. Este juramento es grave en sus expresiones. El recipiendario debe contestar libre, franca y espontáneamente.
El recipiendario se halla ahora dispuesto para cumplir con la formalidad del juramento u obligación solemne que hizo delante del Ara, que representa su propia
Conciencia. Para ello tuvo que arrodillarse sobre la rodilla izquierda, formando con
la rodilla derecha una escuadra, en signo de humildad, respeto y devoción. Con la
mano derecha puesta sobre la Biblia y teniendo en la mano izquierda un Compás
abierto, una de cuyas puntas apoya sobre el pecho desnudo, símbolo de la plenitud
de la Conciencia y del perfecto entendimiento de su corazón. El juramento se hace
en presencia del G:.A:.D:. U:. y de los hermanos reunidos en la Logia. Alrededor
del recipiendario los Expertos y el Maestro de Ceremonias, con sus espadas juntas,
forman la bóveda de acero sobre su cabeza, sin que él pueda darse cuenta todavía de
su presencia. Ellos, son el símbolo de aquellas presencias o inteligencias invisibles,
que se hallan constantemente alrededor de nosotros, sin que nos demos cuenta de
ello; mudos testigos de nuestros actos, que nos vigilan, nos protegen y nos ayudan
para llevar a cabo nuestros propósitos y nuestras aspiraciones más elevadas.
La obligación se contrae libre y espontáneamente. "Con pleno y profundo conocimiento del alma". He aquí una condición fundamental de su significado y de su
validez; no se trata pues, de una obligación obtenida con lisonjas, promesas o amenazas, con la que uno se liga en contra de su propia voluntad o de sus deseos y aspiraciones, de modo tal que pueda constreñido o hacer algo que le repugne, como
podría ocurrir en cualquier Sociedad Secreta cuya orientación sea diferente de la
genuina Tradición Iniciática.
24
LAS TRES OBLIGACIONES DEL APRENDIZ MASÓN
La primera de las obligaciones que contrae el aprendiz masón con el juramento, se
refiere a los Secretos de la Orden. El recipiendario se obliga a “no revelar a ninguno
que no sea un bueno y legitimo masón”. Es la obligación de la discreción en lo que
se refiere a toda enseñanza esotérica para que la misma sea útil y provechosa, por lo
cual dicha enseñanza puede darse únicamente a quien esté debidamente preparado
para recibirla, es decir, capacitado para entenderla en su real sentido.
El Aprendiz masón tiene, pues como primer deber el de meditar las enseñanzas del
Ritual a fin de proceder de conformidad a ellas; este es su deber por excelencia. Un
deber que abarca todos los demás, privarse de hablar, para limitarse a escuchar, es
una excelente disciplina intelectual cuando se desea aprender a pensar. Las ideas se
maduran por la meditación silenciosa, que es una conversación consigo misma. Las
opiniones razonadas son el resultado de debates íntimos que se empeñan en el secreto del pensamiento. El sabio piensa mucho y habla poco.
Un masón joven debe pues, en general mostrarse muy reservado. Le está privado
todo proselitismo intempestivo. No hay peor error que la verdad mal comprendida.
Hablar para hacerse entender mal es a la vez peligroso y nocivo. Es preciso, pues
que siempre nos pongamos al alcance de los que nos escuchan. Tratar de asombrar
exponiendo ideas atrevidas, es esencialmente antimasónico. ¿Para qué escandalizar
a los espíritus tímidos? Las inteligencias deben estar preparadas para que reciban la
Luz: Una brusca claridad ciega en vez de iluminar. Cuando cae de sus ojos la venda simbólica, el iniciado ha podido constatar que el deslumbramiento produce una
sensación dolorosa. Escuchemos todos con benevolencia, sin hacer cuestión de
nuestra manera de ver. Tenemos que formar nuestra opinión y por ello nos es ventajoso oír a los abogados de las causas más contradictorias.
Un masón debe abstenerse de divulgar todo aquello que pueda perjudicar a la
Francmasonería o a sus miembros. Todos los miembros de la Orden están solidarizados por un formal contrato de reciprocidad. Tienen obligación los unos para con
los otros y para cumplirlas es indispensable que se puedan distinguir de los profanos. Los medios de reconocerse deben pues, ser objeto del secreto más absoluto. En
cuanto al detalle de los ritos que se practican en el seno de los Templos Masónicos
es prohibido hablar de ellos afuera. Los espíritus superficiales no podrían sino tomarlo como pretexto para ridiculizar la Francmasonería. Esta obligación está en
perfecto acuerdo con las palabras de Jesús.”No deis las cosas sagradas a los perros y
no echéis vuestras perlas a los puercos”. El termino perro en las palabras de Jesús
no significa nada injurioso, siendo una palabra muy usada en Oriente en el sentido
de profano o extraño”; y en cuanto a las perlas, nos presentan una imagen muy expresiva de los fragmentos de la Sabiduría que el iniciado tiene que reunir cuidadosamente en el místico silencio del Alma, en vez de echarlos al mundo de las pasiones, donde ninguno sabría comprenderlos.
25
El formulismo del ritual masónico no ha permanecido por lo demás en absoluto
secreto. Ha sido divulgado en numerosas obras aparecidas desde los comienzos del
último siglo. El Esoterismo no es susceptible de ser divulgado. El pensamiento es
además en sí mismo una fuerza que actúa en el exterior de una manera misteriosa.
El puede influenciar la voluntad de otro sin expresarse por escrito ni de palabra.
Esto es lo que revela el estudio de las leyes ocultas del pensamiento. El iniciado
conocedor de estas leyes se dedica a callarse, se concentra a fin de imprimir a sus
ideas una tensión más alta.
La segunda obligación, es la promesa de “no escribir”, grabar, burilar o formar
algún signo por el cual pueda conocerse la Palabra Sagrada y los medios de comunicación y reconocerse entre masones. Esta obligación en su sentido exotérico, está
destinada a proteger la unidad e inviolabilidad de la Orden, y por ende la continuidad de la Tradición que por medio de ella se transmite simbólicamente. Esotéricamente la Palabra Sagrada se refiere particularmente al místico Verbo o Ideal Divino que cada cual recibe en lo intimo de su ser para expresarlo en su actividad constructiva. Actividad que será el medio con el cual se reconocerá exteriormente como
masón por todos los “buenos y legítimos masones”. Esta palabra no debe darse a
conocer exteriormente a ninguno, pues, perdería su eficacia; así como la semilla
pierde valor vital cuando se la aparta de la tierra donde debe germinar.
La tercera Obligación, es el reconocimiento de los deberes de solidaridad que lo
unen con los demás masones por haber adquirido la conciencia de su relación para
con ellos, que es la fraternidad. Debe pues, considerarlos a todos como hermanos y
sentirse ligados a ellos por aquella fraternidad espiritual que brota de la comunidad
de ideales, tendencias y aspiraciones, que es más fuerte y profunda que cualquier
otra fraternidad puramente carnal o exterior. Así, se compromete a ayudarlos y socorrerlos hasta donde alcancen sus fuerzas, tanto moral como materialmente. Esto
no quiere decir que deba hacerlo con perjuicio de otros, amparando injusticias y
acciones deshonestas, sino que debe cumplir para con ellos. Haciendo en toda circunstancia todo lo que el amor fraternal y su propio sentimiento de bien le sugieran.
Evitando todo cuanto pueda perjudicarles directa o indirectamente. Antes de faltar
a este juramento, el masón prefiere “tener la garganta cortada y la lengua arrancada
de raíz”; lo que quiere decir, perder el poder de la palabra cuya eficacia constructiva y regeneradora depende del secreto y de la veneración con los cuales se custodia
un religioso silencio exterior, para que pueda libremente manifestarse en el interior.
Es el castigo simbólico que el indiscreto recibe -como consecuencia necesaria de
sus propias acciones- cuando haga uso indebido, egoísta o ligero de lo que le ha
sido confiado. Anunciando lo que no hubiera debido comunicar, pierde o retarda su
propia capacidad de expresarlo, así como la capacidad de llegar a una justa y perfecta comprensión de las cosas. El indiscreto y el infiel nunca pueden establecerse
en la Verdad, que se envuelve en sus velos más impenetrables y se aleja para siempre de ellos.
26
LA LUZ
Después de conocer su primer deber de masón, el neófito es conducido al altar donde termina por ligarse con un compromiso solemne. A través de un juramento u
obligación, que contrae ante todos y fundamentalmente consigo mismo. Promete
por su honor guardar inviolablemente todos los secretos de la Francmasonería y no
revelar ninguno de sus misterios, a no ser que sea a un masón regular y bueno. Promete dedicarse con toda su inteligencia a buscar la verdad y consagrar todas sus
fuerzas al triunfo de la justicia. Promete amar a sus hermanos y socorrerlos según
sus facultades. Promete en fin, someterse a todas las leyes que rigen la francmasonería. Consiente, que si se hiciere perjuro, en sufrir las penas que hubiera merecido.
A ser considerado un ser vil, sin honor ni dignidad. El neófito deberá tener siempre
presente en su espíritu las obligaciones contraídas por su propia y espontánea voluntad; estar listo para renovar su compromiso en cualquier ocasión y a sentirse con
fuerzas para cumplirlo.
Con la seguridad de que el juramento que acaba de pronunciar no le causa alguna
inquietud, se acuerda dar la luz al recipiendario. Esta se expresa en forma simbólica,
al dejar caer a sus pies la venda que lo cubría, a la señal acordada. Con la cual hasta
ahora había podido ser admitido en el templo. Éste ve alrededor de si -en la semioscuridad del lugar en que se encuentra- a los hermanos de pie, con espada en la mano
izquierda dirigida a su pecho. El templo se ilumina con repentina claridad, con lo
que el neófito queda al punto deslumbrado, pero a medida que su vista se acostumbra a la luz, ve a los asistentes de pie, por lo que queda sobrecogido. No es una
amenaza, con su actitud ellos anuncian al nuevo hermano que volaran en su socorro
en todas las circunstancias difíciles en que pudiera encontrarse. Las hojas centellantes dirigidas hacia el indican además la irradiación intelectual, que cada masón
proyectara en adelante hacia el neófito. Esas espadas están mantenidas con la mano
izquierda, costado del corazón, aludiendo así, a los efluvios de simpatía que de todas partes se concentran sobre el recién nacido, que se acoge con jubilo en el seno
de la familia masónica.
Las espadas son el símbolo de todas las fuerzas desconocidas que en la vida constantemente favorecen y ayudan a quien permanece firmemente fiel a sus ideales y
obligaciones, a pesar de la situación difícil y de las condiciones en apariencia contrarias en que se encuentre. Mientras por el contrario, se convierten en otros tantos
flagelos, remordimientos y castigo para quien cede y se asusta, renunciando y faltando al cumplimiento de ellas.
La vida se hace siempre más dura, difícil e insatisfactoria para los que renuncian a
sus ideales y a sus más elevadas aspiraciones. Para los que ceden a la contrariedad
aparente de los hombres y de las cosas y se dejan desalentar por su frialdad y falta
de cooperación. Nunca y por ninguna razón debe uno renunciar a la expresión de su
propio Ser más elevado y del Divino deseo que constituye el anhelo de su corazón.
Son estos para quien juramenta, además de un privilegio, una obligación y un deber
27
cuyo perfecto cumplimiento le asegura la investidura de su Primogénito. Si bien
debe uno saber esperar con firmeza y confianza, sin que su entusiasmo se entibie o
se enfríe, permaneciendo siempre fiel en lo intimo de su corazón a lo que él representa, el reflejo del propio verbo divino y su más elevada visión de la realidad. Con
esta firme actitud de su Consciencia, delante de las pruebas contrarias de la vida, se
hace la luz gradualmente en su mundo interior.
Las sagradas escrituras en sus diferentes pasajes consideran la luz en toda su grandeza. Así, en los Salmos se lee: “Por tu luz veremos la luz”. Lo mismo en el evangelio de San Juan, que es descrito como la vida y ésta como la luz de los hombres.
Juan vino justamente como testigo, para rendir homenaje a la luz: “no era la luz
misma, sino testigo de la luz”, y “ El Verbo era la verdadera luz que ilumina a todo
hombre”. En el Evangelio de San Mateo se dice:”La lámpara del cuerpo es el Ojo”;
cuando el ojo está sano, todo el cuerpo estará en la luz, cuando está enfermo, todo
el cuerpo estará en tinieblas, Pero si hay tinieblas en la luz que hay en ti (luz espiritual del alma), entonces habrá ceguera completa, mucho mayor que la ceguera del
ojo.
En la epístola de los hebreos, el Hijo de Dios es descrito como alguien que “resplandece” de la Gloria del Padre. En la epístola a los Efesios se lee: “Antaño erais
tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; obrad como hijos de la luz, pues, es el
fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad” Puesto que toda iluminación del conocimiento es interna y procede de la luz fontanal”, toda lumen viene de
arriba y , por tanto, mencionaremos seis modificaciones de la luz, que son:”La luz
de la Sagrada Escritura”; “La luz de la percepción sensible”; “La luz del Arte mecánica; “La luz de la filosofía racional”; “ La luz de la filosofía natural” y “ la luz de
la filosofía moral”. Estas seis modificaciones de la luz tienen como agregado una
séptima: la llamada” Iluminación de Gloria”.
No olvidemos que: “Conocer la luz, es conocer la verdad y comunicarse con la Divinidad, que es bien omnipresente”, la luz es la fuente de la felicidad positiva: sin
ella el hombre difícilmente podría existir.
El objeto interior iniciativo y filosófico hacia el cual converge todo el simbolismo
masónico, puede resumirse en dos palabras: Búsqueda o revelación de la luz. Como
iniciados que somos debemos saber enviar la luz hacia adentro, esa luz del pensamiento concentrada en el entrecejo, ya que esa iluminación comenzó a invadir poco
a poco nuestro templo y nuestra mente aquietada y que servía a manera de lámpara
encendida. Sabemos entonces que el iniciador es aquel ser que sabe dirigir su pensamiento al mundo interno, mundo del Espíritu, que le conduce al conocimiento de
sí mismo y al conocimiento del universo.
28
LA CONSAGRACION
Toda Iniciación culmina con una Consagración, tácita o expresa, a ese estado superior de Ser en que nos hemos iniciado. La dedicación facilita grandemente el progreso y el que lo hace, debe tratar de que sea todo lo amplio posible. Es la puerta
indispensable a grandes realizaciones.
La Consagración que estamos considerando, tiene lugar en ese punto de síntesis y
centro del todo que simboliza el Ara Triangular, corazón y centro de nuestra Conciencia. Este es el único acto en la Ceremonia de Iniciación que es simbólico sino
real. Para realizarlo tenemos que penetrar en nuestro interior, en el recinto más sagrado de nuestro Ser, el centro de nuestro Corazón, tratando de llegar al
GADUde corazón a corazón y ponernos en su lugar. Debemos acércanos a
este punto con humildad, inclinándonos ante el con reverencia. Por medio de él intentamos llegar a lo infinito a través de lo limitado. El compás y la escuadra que se
hallan sobrepuestos sobre el Altar representan nuestro Ser en ese lugar, implicando
que tenemos depositado allí nuestra vida como ofrenda al GADU expresando en lenguaje simbólico, nuestro deseo de que sea aceptable a él. Cada ofrenda
que le hacemos de una parte de nuestra vida implica cierta consagración de nuestro
Ser inferior.
El acto de Consagración que realizamos sobre este Altar, si lo hacemos conscientemente, implica un compromiso cuyo significado es de una profundidad inigualable y de un alcance imposible de medir. El recipiendario colocado delante del
Altar o Ara, arrodillado sobre la rodilla izquierda, y la pierna derecha formando una
escuadra, confirma nuevamente sus obligaciones. La mano derecha mantendrá, con
la palma hacia abajo, sobre las Tres Grandes luces de la Francmasonería: y en la
mano izquierda sostendrá un Compás abierto, apoyando una de las puntas sobre el
corazón y la otra dirigida hacia el hombro izquierdo. Seguidamente el V:.M:. con su
mallete da tres golpes suaves sobre la cabeza del Compás que sostiene el neófito y
expresa: “aprended por la exactitud del compás, a dirigir vuestros sentimientos
hacia el bien”, Luego apoya la hoja de la espada flamígera sobre la cabeza del recipiendario y pronuncia la formula de la Consagración, acompañada por los golpes
misteriosos del grado sobre la hoja de la espada.
En ninguna consagración cabe, como es lógico lo superficial o lo ficticio aquí se
trata nada menos que de la consagración de nuestra vida a la Suprema realización.
Es posible tomarla ligeramente si no se quiere caer en un acto de indignidad o de
profanación, pues por su naturaleza y la invocación que en ella se hace al
GADU , es inevitable su presencia durante al acto.
No es posible, además llegar a la Realidad por caminos falsos y torcidos. La sinceridad es un factor indispensable en esa realización. Tanta es la rectitud del proceder
29
que se exige en este curso que se lo denomina “el filo de la navaja”. Esto impone
que bajamos por la vida sintiendo una de las puntas del compás que simboliza el Ser
Supremo en nosotros -apoyada sobre nuestro corazón y llevando la mano derecha
sobre la Escuadra- símbolo de la rectitud de nuestro ser inferior. Debemos por lo
tanto iniciar este acto en el fondo de nuestro corazón movidos de Fe, Esperanza y
Amor; de la fe que posee una Visión de la realidad, lo invisible; de la esperanza que
envuelve el deseo o la voluntad; y del amor que reúne la Esperanza y la Fe.
Quien se consagra verdaderamente se da a sí mismo y al hacerlo derrama sobre ese
altar el incienso de su corazón. En este momento culminante de la Consagración
debemos tratar, pues, de ubicarnos en nuestra Conciencia, en el Corazón de todo
cuanto existe, representado por el Ara triangular.
El aliento de esa consagración no ha de concluir allí. En cada acto de nuestra vida
en lo sucesivo, hemos de encontrar un nuevo motivo para extenderla, pues el V:. en
nosotros nos ha de preguntar insistentemente:”¿Os ratificáis, ahora que veis, en la
promesa que hicisteis cuando no veíais?. En el acto consagratorio de nuestra primera iniciación dedicamos el terreno sobre el cual ha de construirse nuestro Templo y
colocamos la piedra fundamental del mismo.
30
EL MANDIL
El mandil es uno de los símbolos más importantes de la Masonería Especulativa, en
sus enseñanzas o más interesantes en su historia. Es de piel de cordero o mandil de
piel blanca. Es la representación general del trabajo, que recuerda al neófito que un
masón debe siempre llevar una vida activa y laboriosa.
Antes de terminar la ceremonia de iniciación se nos ciñe este delantal o mandil, con
lo cual se nos indica claramente -desde el principio- que estamos obligados a trabajar, vale decir, a servir en algo. Por ello, el neófito al comenzar sus lecciones en el
primer periodo su progreso, debe imprimir en su memoria que el mandil es el primer presente que recibe; el primer símbolo que se le explica, y la primera evidencia
tangible que posee de su admisión en la Masonería. Cualquiera que sea su adelanto
futuro en el “Arte Real” y cualquier conocimiento que profundice en su devoción a
la institución mística, siempre será conducido con el mandil de piel de cordero-su
primera investidura- de la que nunca se apartará.
El aprendiz no podrá presentarse en Logia sin decorarse con el mandil. También los
grandes hombres tuvieron el honor de usar el modesto mandil de piel de cordero. El
pensador ve en esto, el cuerpo físico, la envoltura material, con la que el Espíritu
debe revestirse para tomar parte en la Obra de la Construcción del Templo Universal. El mandil representa la túnica de piel o cuerpo físico y sin el cual no podemos
entrar a trabajar en el Taller de la vida para construir nuestro templo. El sacárnoslo
o ponérnoslo de nuevo indica el despojarnos del cuerpo físico y volverlo a tomar
periódicamente, adquiriendo nuevamente el cuerpo de Aprendiz, Compañero o Maestro en que hemos estado trabajando, para así continuar la obra. A este respecto se
puede recordar las túnicas de pieles de que se habla en el Génesis, Adán y Eva las
recibieron como vestido, cuando fueron forzados a renunciar al Paraíso (el goce, la
inacción, el reposo), si los textos antiguos mostraban el trabajo como un castigo, a
la Masonería le toca glorificarlo. El esclavo puede maldecir su trabajo forzado, pero
al hombre libre le repugna la molicie, la ociosidad, experimenta la necesidad de
desplegar su actividad y encuentra el sumun de la dicha, en una acción constante,
fecunda y útil al mayor número.
El verdadero mandil debe ser de piel de cordero, ya que este animal ha sido siempre
considerado como el símbolo de la inocencia. Alusivo a este es lo que nos enseña
en el ritual del grado de Aprendiz, que “por la piel del cordero, se recuerda al masón
de la pureza de vida y rectitud de conducta que son tan esencialmente necesarias
para poder ser admitido en la Logia Celestial Superior, donde el Supremo Arquitecto del Universo preside por una eternidad”.
31
El mandil tiene la forma de un sobre, la solapa o faldeta es triangular, simbolizando
como el Compás, nuestro Espíritu que es Trino. La parte inferior es rectangular y
simboliza como la Escuadra lo material. O sea nuestra naturaleza inferior. Usando
el mandil se adhiere al cuerpo, se sostiene por medio de una cuerda, que forma de
esta manera el círculo y representa el Espíritu de Dios (o el hombre). El triangulo
representa nuestros cuerpos inmortales y descansa sobre el cuadrado, el cual representa nuestros cuerpos mortales (la tierra, la materia, la esencia). Por lo mismo, tenemos aquí la representación del Hombre en Alma, Espíritu y Cuerpo.
Debemos experimentar la evidencia más satisfactoria de que el uso del mandil, u
otro modo cualquiera de investidura, como símbolo místico, fue común en todas las
Naciones de la Tierra desde los tiempos primitivos. Entre los israelitas por ejemplo
se encuentra el Cíngulo o Ceñidor formando parte de la investidura del sacerdocio.
En los misterios de Mitras en Persia, el candidato era investido de un mandil blanco.
En las iniciaciones que se practican el Indostán, se observa la ceremonia de la investidura: usan aunque en sustitución del mandil, una especie de faja, que lo denominan el Zennar sagrado, La Secta Judía de los Esenios vestía a sus novicios con
manto blanco. El célebre viajero Kaempfer, nos cita que los japoneses, practicaban
ciertos ritos de iniciaciones, y revestían a sus candidatos con un “mandil blanco,
sujeto alrededor del cuerpo con una banda circular o Angulo. En el rito escandinavo, el genio militar de ese pueblo los hace subsistir con un escudo blanco, aunque
en su presentación se acostumbra una instrucción emblemática que no difiere en
mucho a la que se relaciona con el mandil del Masón.
32
LOS GUANTES
La investidura de los guantes tiene intima relación con la del Mandil, con la que
intervienen conjuntamente en varias ceremonias masónicas. En la iniciación de
profanos, es costumbre entregar al recipiendario además del Mandil de cuero de
cordero blanco, dos pares de guantes blancos, uno de los cuales será para el uso del
recipiendario y que le recuerde la mansedumbre y la pureza a que está obligado. El
otro par está destinado para que el iniciado, pueda a su vez entregarlo a su esposa
o prometida simbolizando que el Masón debe querer y considerar al bello sexo como digna y necesaria compañera del Hombre; en éste caso hace acreedora no la
mujer que más ame, sino la que más éste considerada digna de ser amada.
El V M o el hermano designado para su entrega al Recipiendario, lo hará en los
siguientes términos: “Estos guantes simbolizan vuestra admisión en el tema de la
virtud y lo hacen comprender que las manos del Masón debe conservarse siempre
puras, sin mancharlas jamás en las aguas cenagosas del vicio e iniquidad. “Estos
otros guantes de mujer, son para vuestra esposa, a quien debéis dar ejemplo de fidelidad conyugal, procurando constantemente su felicidad, encaminándola por el sendero de la moral y de la virtud, para que ella reconozca en voz al digno esposo y
buen padre de familia”.
El Salmista dice: “¿Quien escalará la montaña del señor? ¿Quién permanecerá en
su lugar sagrado? El que tenga las manos limpias y puro el corazón”. Puede decirse
que el Mandil se refiere al “corazón puro” y los guantes a “las manos limpias”; pero
ambos significan purificación, la que se simbolizó siempre con la ablución que precedía a las antiguas iniciaciones en los misterios sagrados.
Los guantes, son muy importantes en la Ciencia simbólica, pues en todos los antiguos escritos, se encuentran abundantes alusiones a las manos puras o limpias. “Las
manos son los símbolos de las acciones humanas. Las manos puras significan, acciones puras. Las sucias, actos injustos” El lavatorio de manos, es signo externo de
la purificación interna. Por eso dice el salmista: “Lavaré mis manos en inocencia y
daré vueltas a tu altar, ¡Oh Jehová!.
En los antiguos misterios el lavatorio de manos, precedía a la ceremonia iniciativa
y servía para indicar simbólicamente que era necesario estar puro de todo crimen,
antes de ser admitido a los ritos sagrados. Por ejemplo, en el Templo, de la isla de
Creta, se leía la siguiente inscripción: “Límpiate los pies, lávate las manos y después entra”.
No cabe duda, que el lavatorio de manos, como símbolo de pureza, era un rito característico de los antiguos. Nadie osaba orar en el templo de Ceres, hasta que se
lave en agua corriente las manos, manchadas en reciente lucha.
33
La misma practica prevaleció entre los Judíos, recordemos la conocidísima acción
de Pilatos, quien cuando le pidieron los Judíos que crucificase a Jesús, se presento
al pueblo y se lavo las manos con agua, diciendo: “Soy inocente de sangre de éste
justo, vosotros veréis”. En la Edad Media, los Obispos y Sacerdotes, utilizaban
guantes, para celebrar todas las funciones y ceremonias religiosas. Estos eran de
lino y de color blanco.
El empleo de los guantes en la Francmasonería conlleva una idea simbólica, tomando del antiguo lenguaje universal del simbolismo, pues con ellos se trataba de
expresar, la necesidad imprescindible de llevar una idea pura. Los guantes blancos
significan: Castidad y pureza, porque las manos se conservan limpias y libres de
toda impureza.
Los guantes y el mandil proceden de una misma fuente simbólica. Ahora veamos, si
tienen también el mismo origen histórico. La adopción del Mandil en la Francmasonería se debe indudablemente a que los albañiles emplean en la Edad Media, esta
prenda necesaria, la que nos demuestra con caracteres evidentes, que nuestra Ciencia especulativa, se deriva del Arte Operativo. Los Constructores asociados en
compañías, que viajaban a través de Europa, Palacios y catedrales, nos han dejado
como descendientes suyos: sus nombres, su lenguaje técnico y esa prenda de vestir,
como que protegía sus vestidos, de las manchas que producía el trabajo. ¿Nos legaron también los guantes?
Un ventanal de la vidriería pintada de la Catedral Francesa de Charles, que fue ejecutada en el siglo XIII, presenta a unos operarios trabajando. Tres de ellos están
adornados con coronas de laurel ¿Representarían acaso, las tres luces o cargos importantes de una Logia. Todos los obreros llevan guantes. El escritor Didron manifiesta, que en los antiguos documentos que ha examinado, se mencionan a menudo
los guantes que se regalaban a los albañiles y picapedreros.
En un número de los Archelogiques, Didron cita los tres ejemplos siguientes: En el
año 1331, el castellano de Villaines, en Dumois, compró gran cantidad de guantes
para dárselos a sus obreros, a fin de que “se protegieran las manos, contra la piedra y el mortero”.
En el mes de octubre de 1383, según dice un documento de aquélla época, se compraron tres docenas de pares de guantes, y distribuyéndose entre los operarios que
comenzaban a contribuir la Cartuja de Gijón.
Por último en 1486, se entregaron a los albañiles y picapedreros de Amiens 22 pares
de guantes. Es pues tan evidente que los constructores de la Edad Media, usaron
dichos guantes para protegerse las manos contra los efectos del trabajo. En consecuencia es más evidente el por qué los Francmasones especulativos utilizan los
guantes el mandil. Los cuales se han dedicado a un fin más glorioso que sus predecesores.
34
LA PALABRA
La palabra, es la expresión de una idea y el conjunto de signos con que ésta se representa gráficamente. Los romanos habían hecho de la palabra una divinidad a la
que adoraron.
En religión representa al hijo unigénito del padre, al que también se llama Verbo o
sea la Vida, en el lenguaje místico; y esto se alegoriza en los antiguos misterios
egipcios, por el Circe o heraldo sagrado, que tenía a su cargo el explicar a los neófitos las verdades contenidas en su misteriosas jeroglíficos y doctrinas, cuyo cargo
está representado en nuestros templos modernos por el H Orad:.
La palabra es uno de los medios adoptados desde el tiempo inmemorial, para reconocer los inicios entre sí. Sirve también para acreditar los grados que se poseen o en
los que se pretenda darse a reconocer. Estas palabras van casi siempre acompañadas
de signos especiales y diversos para cada uno de los grados. Constituyendo un conjunto tal, que sólo es penetrable e inteligente para el verdadero inicio. Es tal su organismo, que por mucho que el profano las vea consignadas y escritas nunca podrá
vanagloriarse de poseer este conjunto tan heterogéneo y complicado para él, como
sencillo y expresivo para todo Masón instruido. Estas palabras, reciben varias denominaciones aunque todas tiendan al mismo fin, cual es: el conocimiento.
La Palabra Sagrada es peculiar a cada grado, por lo que es necesario dar junto con
el toque, para poder tomar parte en los trabajos del mismo. Esta palabra es indispensable; los Masones deben de poner un cuidado muy especial, para tenerla siempre bien presente.
Después de la consagración como Masón, el neófito está en condición para que se
le comuniquen los signos, marchas, edad y batería del grado, así como la palabra y
la manera de darla, junto con los medios de reconocimiento, que constituyen los
fundamentos de la instrucción. Se ha demostrado que desde épocas muy remotas
existió la Palabra. Por lo tanto, esto no es una práctica moderna. De todas maneras
debe admitirse que ésta Palabra, o lo que haya sido, fue en el principio una verdadera señal de reconocimiento. Además puede haber tenido, y probablemente lo tuvo,
una significación mística, la que no fue del todo arbitrariamente adoptada.
El desarrollo moderno de la Masonería Especulativa hasta convertirse en una filosofía, ha proporcionado una forma perfecta al simbolismo de la Palabra no limitándose sino únicamente a la práctica como un medio de reconocimiento. Tan importante es ÉSTA Palabra, que se apoya en la fundación exacta del edificio Masónico.
El primer versículo del Evangelio de San Juan, sobre el cual se ponen los instrumentos emblemáticos de la Masonería al abrirse los trabajos, nos da la clave del
significado de la Palabra, en general para el Masón.
35
La afirmación: “en el Principio era el Verbo (o sea la Palabra)”, es eminentemente
iniciática, Es decir, tal que no puede entenderse sin ingresar en el sentido interior de
las cosas. Es la comprensión de la Verdad, que todo se manifiesta desde un Principio Interior o espiritual llamado Verbo o Palabra. Es la afirmación creadora de su
realidad, que lo manifiesta y lo hace existir desde el estado de realidad inmanente,
latente o potencial.
Como el Verbo-palabra es Pensamiento o afirmación creadora, no puede ser sino
una manifestación de la Conciencia. Toda cosa exterior tiene un origen interior en el
Ser, en donde tuvo nacimiento primero como Causa, el cual estamos percibiendo.
Es pues de importancia trascendente lo que el hombre dice, piensa ó afirma en sí
mismo: sólo con este hecho participa consciente e inconscientemente del poder
creador universal del Verbo y su obra constructiva.
El primer grado del Aprendiz, tiene el privilegio de desarrollar el poder del verbo
sabia y conscientemente en el Iniciado. La palabra significa “Fuerza” y muchas veces se usa con significado de Alegría. El supuesto nombre, corresponde al hijo de
Salomón, de la descendencia de Padres, hijo de Judá y de Thamar y uno de los ascendientes de David y de nuestro Señor Jesucristo.
Así como el toque muestra que el Masón debe esforzarse por penetrar en el esencia
profunda de la cosas, en vez de quedarse en la superficie, la Palabra Sagrada muestra su acto de Fe y la actividad interior de su Conciencia.
Aprender el recto uso de la Palabra. He aquí la tarea fundamental que le incumbe al
Masón. Con esta disciplina hace que su actividad sea constructiva y en armonía con
los planes de GADU es decir de los Principios Universales de la Verdad.
La Palabra Sagrada es el Verbo. Es decir. lo que de más elevado y conforme a la
realidad podemos pensar o imaginar, una manifestación de la Luz que ilumina desde el interior.
Es nuestro Ideal y nuestro concepto de los que hay de más justo, bueno, hermoso.
Grande, noble y verdadero; conformando nuestras palabras a este Verbo, pronunciamos la Palabra Sagrada y decretamos su establecimiento. Pues, como se dijo
“Decretas una cosa, y ésta será establecida en ti, y sobre tus caminos resplandecerá
la Luz”.
La palabra Sagrada, dada por el VM, que se sienta al Oriente, simboliza la Palabra dada individualmente a cada uno de nosotros, por Espíritu de verdad por el
intimo YO SOY que igualmente se sienta y mora al Oriente u origen de nuestro
Ser. A semejanza de la palabra del aprendiz, que se formula al oído, letra por letra, así debe darse la instrucción masónica: se le da a cada cual un primer rudimento; la primera letra de la verdad, para que meditando y estudiando sobre ella, llegue
con su propio esfuerzo a conocer y formular la segunda, que lo hará digno de reci36
bir útil y provechosamente la tercera. De esta manera ha sido y fue comunicada la
doctrina Iniciática en todos los tiempos, siendo el mismo símbolo la primera letra de
la mística Palabra Sagrada de la Verdad.
El significado particular de la Palabra Sagrada del Aprendiz es: “EN ÉL, LA
FUERZA”. Esto quiere decir que el Aprendiz reconoce por medio de la Palabra
Sagrada, o sea del Verbo Divino, que la fuerza verdadera no se halla en el exterior,
en el mundo de los efectos, sino interiormente, en la realidad que constituye el Principio Inmanente y trascendente de todo lo existente.
37
LA INSTRUCCIÓN SIMBOLICA
El simbolismo no expresa ni explica, solo sirve de soporte para elevarse mediante la
meditación, al conocimiento de las verdades metafísicas. Su ambigüedad vela y
revela la realidad y su carácter poli-sémico. Posibilita su interpretación en diversos
órdenes o planos de la realidad. Por eso, cada ser humano penetra según sus aptitudes en la realidad y en la intimidad del símbolo. La polisemia es el reflejo sensible
universal de la Unidad, esencia del símbolo.
La pluralidad de sentidos intuida en cada símbolo se basa en la Ley de la Correspondencia (analogía): una imagen sirve para representar realidades de diversos
órdenes o niveles. La importancia de la forma simbólica en la transmisión de las
enseñanzas doctrinales de orden tradicional. En el fondo, toda expresión, toda formulación, cualquiera que fuere, es un símbolo del pensamiento el cual se traduce
exteriormente. En este sentido, el propio lenguaje no es otra cosa que un simbolismo. No debe pues, haber oposición entre el empleado a través de las palabras y el
de los Símbolos figurativos; estos dos modos de expresión serían más bien mutuamente complementarios.
Si el verbo es pensamiento en lo interior y la Palabra en el exterior. Si el mundo es
el efecto de la palabra proferida en el origen de los tiempos, la naturaleza entera
puede tomarse como un símbolo de la realidad sobrenatural. Todo lo que existe,
cualquiera sea su modo de ser, al tener su principio en el Intelecto Divino, traduce o
representa ese principio a su manera y según su orden de existencia; y así, de un
orden otro, todas las cosas se encadenan y corresponden para concurrir a la armonía
universal y total, que es como un reflejo de la Unidad Divina misma.
En la ceremonia de Iniciación -después de haberse llevado a cabo la consagración y
admisión definitiva en la Orden al Recipiendario- se le hace conocer la Palabra Sagrada de su grado. Ésta, representa un símbolo de instrucción verbal sobre los principios de la verdad que cada aprendiz tiene derecho a recibir de los hermanos que
se hallan más adelantados en el sendero de la iniciación.
Los hermanos congregados desarrollan sus trabajos, con el propósito de mejorar en
la masonería. Se recibe la instrucción, cuando se realiza un ensayo frecuente del
trabajo en el grado. Siendo la masonería en su verdadera esencia tradicional y universal, una escuela iniciática destinada al aprendizaje, al ejercicio y al magisterio
de la verdad y de la virtud, es natural que ésta instrucción deba ser esperada por
parte de los menos adelantados y deba darse por los que se hallan capacitados. Esta
comunicación espiritual de estudios y aspiraciones, es la razón por la cual existen
logias y diferentes agrupaciones masónicas.
38
En analogía al comunicado de la Palabra directamente; “al oído” ó en secreto entendimiento y “letra por letra”. Es decir, partiendo de los primeros elementos y con
la activa cooperación del neófito, cuyo progreso no depende de lo que reciba, si no
de los que encuentre por sí mismo, con sus esfuerzos, por el uso que hace de la primera instrucción recibida como medio e instrumento para descubrir la verdad.
Este método caracteriza y distingue la instrucción Iniciática de la instrucción profana, ya que esta última consiste simplemente en comunicar determinados conceptos
ó conocimientos, no dando demasiada importancia a la opinión que el discípulo
puede formarse sobre los mismos, que de su capacidad para repetirlos tal como le
han sido comunicados. En cambio para la instrucción iniciática esto representa únicamente el punto de partida, y lo esencial es la opinión que cada cual se forma por
su propios esfuerzos y razonamientos sobre lo que ha recibido.
A una primera comprensión elemental de los Principios ó rudimentos de Verdad,
que representan la opinión y el resultado del esfuerzo personal del Instructor – la
primera letra de la Palabra de la Sabiduría, debe seguir un periodo silencioso de
estudios y reflexión individual, en el cual el discípulo aprende a pensar por sí mismo, avanzando con sus propios esfuerzos por el camino que se le ha indicado. Este
estudio y esta reflexión hallan su maduración en el descubrimiento de la segunda
letra, que es la que el discípulo debe dar al Instructor, en respuesta de la primera,
con el objeto de que se le juzgue digno y capacitado de recibir la tercera, que es de
un género enteramente diferente de las dos primeras.
39
LA MARCHA DEL APRENDIZ
Los pasos del profano son inciertos, ya que no sabe a dónde va y para qué lo hace,
lo que representa el estado de ignorancia del hombre anterior a la civilización.
En la Francmasonería la marcha es la disposición de los pasos por los cuales se penetra al tiempo o la Logia y ella varía en todos los grados y en casi todos los Ritos.
La marcha se ejecuta colocando los pies en determinada posición para dar los pasos
en cierto orden, según la instrucción que se recibe al final de la recepción de los
diferentes grados.
La marcha constituye lo que se llama el “Signo Pedestre” y cada grado tiene el
que le es peculiar; y en la mayoría de los casos está en prefecta consonancia con el
simbolismo del grado. La marcha del Aprendiz significa el celo que debe mostrar,
yendo hacia el que nos ilumina, para conseguir el progreso tanto interior como exterior; es consecuencia, pues, del reconocimiento de un camino, como algo que está
delante de nosotros, haciéndonos discernir y actuar en una determinada dirección,
hacia una Meta que percibamos con mayor o menor claridad.
La marcha en el primer grado, consiste andar tres pasos hacia delante, en la forma
que nos es conocida, partiendo de “entre columnas”, en línea recta hacia el Altar o
Ara, lo que simboliza que los Francmasones van de las Tinieblas del Occidente,
hacia la luz del Oriente, en busca de la Sabiduría. La marcha se ejecuta estando al
Orden, dando tres pasos iguales, partiendo con el pie izquierdo, que a este miembro
lo conceptuamos como la parte más débil de nuestra extremidades inferiores, razón
por la cual, necesariamente lo debemos primero afianzar, antes que asegurar el pie
derecho, para evitar con esto un paso en falso y resbalar al abismo; seguidamente se
junta el talón del pie derecho, de modo que los pies formen escuadra, e igualmente
en los dos siguientes pasos.
El primer paso de la marcha representa o simboliza: el nacimiento del hombre, el
segundo la vida y el tercero la muerte, o sea las tres etapas fisiológicas de los seres
organizados, durante su viaje a través de la naturaleza. La marcha significa también: la infancia, la juventud y la senectud. en la marcha al justar los pies para dar
cada uno de los tres, se forma un ángulo recto, con lo que se quiere dar a entender,
que quien desea llegar a la ciencia y la virtud, ha de ir apoyando en la rectitud. Esos
tres pasos que ejecuta al aprendiz al ingresar al templo, simbolizan las tres etapas
de la evolución humana, y solamente de esa manera, podrá penetrar en el templo de
la realización. La marcha del aprendiz, es representativa de sus tres cualidades: la
fuerza, la belleza y el candor, que a su vez estas simbolizan las tres épocas de la
vida del hombre: la juventud y la madurez.
40
La marcha en éste grado indica su espíritu: el aprendiz cuyo estado de desnudez
representa al hombre anterior a la civilización, tenía una marcha insegura, incierta
y que avanzada en línea recta al adelantar el pie izquierdo al que unía el pie derecho en escuadra, para dar a entender que no tiene otro objeto, que el de llegar directamente y sin rodeos a las luces de la civilización.
El aprendiz en los tres pasos iguales ó de la misma longitud que ejecuta en el R:.
E Ay A recuerda los tres viajes de su iniciación, los que constituyen el símbolo del triple periodo que marcará las tres etapas de su estudio y su progreso. Estas se
refieren a las tres artes fundamentales que son: La gramática, la Lógica y la Retórica, a cuyo estudio debe aplicarse. Existe otra interpretación esotérica, que consiste
que el primer paso simboliza el misterio natural; el segundo el misterio espiritual, y
el tercero el misterio de la muerte. Así mismo la marcha del aprendiz simboliza la
regla de 24 pulgadas, que es una herramienta que significa la exactitud y división
del tiempo, en ocho horas para el trabajo productivo, ocho horas para el descanso y
ocho horas para realizar un acto de bien, instruir y meditar. También la marcha simboliza los lados del triangulo equilátero que al desdoblarse en línea recta, contiene
en sus tres segmentos los principios Fundamentales sobre los que descansa la
Francmasonería, cuales son: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Tantos nuestros paso físicos, como nuestros pensamientos, parecen tomar cierta
dirección, marchando precisamente en forma espontánea y automática en aquella
exacta dirección en la cual se fija nuestra mirada, o bien nuestra Visón Interior. Una
percepción o Visión oscura e indefinida dificulta nuestra marcha y hace que nuestro
pasos sean y vacilantes por los que tropezamos continuamente con obstáculos que
se presentan en el camino. La marcha del Aprendiz es fácil, rápida, directa y segura
cuando aprende a encontrar en ese objeto las mejores energías de nuestro pensamiento hacia una meta determinada.
Igualmente sucede con nuestra marcha Intelectual hacia el conocimiento de la Verdad y con nuestra marcha Moral hacia un ideal de perfección. En el sentido moral
la marcha nos indica, que antes de ejecutar nuestros actos y nuestra acciones, primero debemos ajustarlos a los más efectivos y sinceros razonamientos, por que los
hechos consumados, cuando no se llevan a cabo tomando como base los dictados
de la razón más pura, sus consecuencias son desastrosas y perjudiciales a todo hombre de progreso. Obrar a la ligera ó guiados por la primera impresión que se recibe,
es propio del hombre poco experimentado en el ejercicio de su libre razonamiento;
es común de la inteligencias pobres y vulgares, por esa causa, la forma del Masón
al ejecutar sus actos debe ajustarse al ejercicio de la verdad equidad tomando como
base la razón y la justicia.
Conociendo que el Ara ó Altar de los Juramentos representa la conciencia del
Hombre y también el sepulcro o tumba de éste, la marcha que ejecuta en línea recta
el Aprendiz Masón, desde que se inicia, significa que debe vivir sacrificándose en
bien de la humanidad, porque sus pasos están constantemente dirigidos hacia el
sepulcro, donde algún día tendrá que llegar; por eso debe emplear su tiempo contri41
buyendo con el aporte de sus grano de arena a la reconstrucción del templo del deber, de la razón y de la justicia. La filosofía Masónica considera que la marcha del
aprendiz en línea recta hacia el oriente, es el camino que recorre todo hombre en su
destino espiritual que lo conduce a un solo fin: el de su origen.
Cada vez que nos preguntemos: ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? Estamos
abarcando todo el pasado y todo el futuro en un sólo panorama. El presente no es
sino uno de los tantos tramos en este puente que une el Pasado con el Futuro. Otras
veces preguntamos: ¿con que propósito hemos sido creados? y la respuesta será:
para servir al propósito y la voluntad al bien. Para servir a la Perfección.
El análisis de cada uno de los pasos nos dice: En el primer paso o primera etapa, se
busca la belleza ó la Armonía a través de la forma y la luz, para ver el cambio hacia
la misma. Es el primer paso gradual hacia la Realidad de la Perfección. Existe en
una Escritura antigua la “Plegaria del Caminante” y al comenzar el verso expresa el
primer paso, diciendo: “Guíame de la Oscuridad a la Luz”.
En la gran Logia del Mundo, existe grabada una invocación maravillosa, que se
conoce como la “Gran Invocación” y en sus tres primeras líneas se expresa:
Desde el punto de luz en la Mente de Dios
Que afluya la luz a la mente de los hombres,
Que la luz descienda a la Tierra
En el segundo paso se busca: “La belleza del Alma y la Sabiduría necesaria para
hallarla”. En ésta etapa se traspasa los límites de la Belleza de la Forma. Este paso
es la suma con el anterior, porque reúne ciertas cualidades del primero que aún se
encuentra en la irrealidad y que por medio de la sabiduría que proviene del amor
comprensivo que sobrepasa el entendimiento, nos conduce a la realidad.
En el segundo verso de la escritura Antigua antes mencionada dice:
“Guíame de la Irrealidad a la Realidad”
Consecuentemente en la “Gran Invocación”, las tres líneas que continúan, expresan
lo siguiente:
Desde el punto de Amor en el corazón de Dios
Que afluye Amor a los corazones de los hombres;
Que él retorne a la tierra.
Continuando el análisis, en el Tercer paso se busca lo más trascendente, que es la
Belleza Espiritual, la que nos lleva de lo perecedero del mundo material a lo imperecedero e inmortal del mundo espiritual, que significa morir para una clase de vida
y nacer a otra. Esta etapa constituye la síntesis de las dos anteriores y requiere de
una considerable voluntad espiritual, para dar ese gran paso.
42
La Plegaria del Caminante en su Tercer verso dice: “Guíame de la muerte a
la Inmortalidad”.
La Gran Invocación donde la Voluntad de Dios es conocida. Que el propósito guíe a
las pequeñas voluntades de los hombres; el propósito que los Maestros conocen y
sirven. En esta etapa la Belleza de la Forma ó la Armonía y la Belleza del Alma se
fusionan con la Belleza Espiritual. Esta síntesis constituye una Armonía sublime. Es
por esto que en la Francmasonería se denomina a este paso: “El Sublime Tercer
Grado”.
De acuerdo a los tres pasos mencionados debemos cultivar: La belleza de la Armonía;
la Sabiduría; de la Comprensión y la Fuerza de la Unidad, que son conceptos graduales de lo mismo. La evolución de estas tres etapas, nos demuestra que en el primer
paso vemos en la Luz de la Razón, que debe existir la Perfección, aunque no la apreciemos del todo, puesto que vivimos en la Penumbra. En el segundo sentimos que
existe y en el tercero intuimos lo que es, estamos conscientes de su realidad.
No está bien que entremos en logia caminando como caminamos en la calle tropezando con las piedras e imperfecciones del piso. Los pasos del Francmasón han de
ser firmes, iguales, rectos y bien calculados: firmes para que un resbalón en el camino del inicio no nos haga rodar al fondo del desprecio del público: iguales para no
quedar rezagados en la conquista del terreno, donde hemos de plantar la enseñanza
de los progresos legítimos; rectos para no desviarnos de la ruta que hemos tomando
hacia el ideal; y bien calculados a fin de no llegar tarde allí donde haga falta el estímulo, la esperanza y la obra buena.
El francmasón no puede detenerse en su marcha progresiva, no corre nunca ni está
estacionado jamás; va sí siempre adelante con el cuerpo derecho, la voluntad decidida y la mirada fija en el Oriente de la Sabiduría donde reside el conocimiento de la
Verdad. Su decisión es fija y su empeño tenaz, se encamina al triunfo de la Justicia y
al imperio de la Razón. Dirige la cara y atiende eficazmente allí donde una solicitud
le llama, pero no vuelve la espalda a la Verdad.
El significado astronómico de la marcha, podemos aplicarlo por su verdadero origen
iniciativo, y así se entiende que el iniciado forma parte del mundo masónico, cuya
representación en el Universo lo constituye la Tierra. Por ésta razón, el Aprendiz al
franquear las puertas del Templo ejecuta simbólicamente el movimiento del sol en su
carrera al ocultarse en el Poniente, en donde desaparece para dirigirse nuevamente a
Oriente después de haber pasado por el Ecuador, o sea entre los polos Norte y Sur.
Esta interpretación nos representa el nacimiento del nuevo día, o mejor dicho, es el
símbolo del Iniciado y materialmente nos manifiesta el movimiento que ejecuta el
astro Rey del Sistema Solar planetario, de Oriente a Occidente, para dar lugar así al
fenómeno del día y la noche.
43
LA BATERÍA
Batería es el acto de ejecutar palmadas armónicas por disposición del VM tanto al
abrir los trabajos en Logia, como al cerrarlos. También para rendir honores a las
autoridades masónicas. Estas son de júbilo en homenaje y saludo como expresión del
Taller. Las baterías de duelo se ejecuten en Tenida Fúnebre ó en memoria de hermanos que han pasado a ocupar su columna en el Oriente Eterno, Las baterías se ejecutan sacándolas del signo gutural y ellas pueden ser simples, o triples.
En la Francmasonería las baterías tienen doble significado y el definido uso de servir
de comunicación con ciertas órdenes de espíritu terrestres por ellas atraídos y cuyos
solícitos servicios están siempre a disposición de los capaces de invocarlos, pero que
no oirán el llamamiento de quien no les haya sido debidamente presentado por medio
de la iniciación en el grado de Aprendiz. Su principal utilidad en la ceremonia es
formar un ambiente adecuado al grado en que trabaja, y en esta especial labor son
habilísimos, pues, acuden instantáneamente con marcial puntualidad y precisión al
llamamiento de las baterías de modo que aún cuando la logia mude de grado de
trabajo por el método breve, son capaces de producir los necesarios cambios tan
pronto como se les ordene.
La formación del apropiado ambiente es una de las más importantes características
especiales de la masonería, por lo indispensable para la eficiencia de los trabajos.
Quien sea sensitivo a la influencia notará el cambio ocurrido cuando pasamos de un
grado a otro; pero únicamente quienes tengan abiertos los ojos del alma podrán ver
las variaciones del color ó distinguir a los atareados operarios que tan vehemente los
producen. Los debas representativos de la tres luces de la logia se encargan de dirigir
esta importante parte de la obra: el 2do. Vig de los operarios del primer grado; el
1er. Vig de los segundos y el V:. M:. de los terceros.
Los espíritus terrestres obedientes al llamamiento de las baterías aparece el primer
golpe y discriminante retornar a su normal situación cuando otra batería les anuncia
la terminación de su obra. La baterías de cierre corresponden al “Ite misa est” de la
iglesia Católica. Conviene advertir que otras entidades análogas son muy aficionadas
a anunciar su presencia por medio de baterías en las sesiones espiritistas.
La batería del primer grado tiene significado moral e indica que el aprendiz ha de
dominar los tres planos a él fronteros, ó sea el cuerpo físico con los impulsos provenientes del pasado; el Astral con sus violentos deseos y emociones; y el mental con
sus fisgoneos y veleidades. Todo hombre en el transcurso de su evolución, ha de
manejar doblemente cada uno de estos tres cuerpos. Primero ha de dominarlos, regir
sus impulsos y someterlos a la obediencia del Ego; y en segundo lugar, ha de convertirlos en positivo, idóneo y útil instrumento para su servicio.
Se supone que el Aprendiz ha dominado ya su cuerpo físico antes de entrar en la
Masonería, pues de lo contrario nadie podría recomendar merecidamente su admisión,
44
aunque aún ha de desarrollarlo; y por otra parte se supone también que está haciendo
lo posible para dominar su cuerpo Astral. Esta es la labor del primer grado en cuanto
al propio desenvolvimiento, por más que el masón ha de procurar siempre perfeccionarse en todos los aspectos.
En esta etapa ha de adelantar el Masón algún tanto, cada día en el conocimiento
masónico hasta que la mente ya no vacile ni divague y esté por completo denominada. Entonces ascenderá al tercer grado, cuya batería indica que sólo le falta dominar
un plano, esto es, convertir la mente en un perfecto instrumento al servicio del YO
Superior. En esta Obra ha de continuar tantos años como sean necesarios antes de
provechosamente pasar adelante.
45
LOS TRES AÑOS DEL APRENDIZ
Los tres años del Aprendiz, los tres pasos de su marcha, en recuerdo de los tres viajes
de la iniciación, representan un símbolo en los estudios masónico.
Decir que el aprendiz masón tiene tres años, significa informarse de la edad masónica
del hermano, es preguntarle por su grado. El Aprendiz masónico del hermano, es
preguntarle por su grado. El aprendiz masón tiene esa edad masónica, por haber sido
iniciado en los Misterios de los tres primeros números, que son las consecuencias
lógicas que se deducen de las propiedades intrínsecas de esos números. La razón se
basa sobre estas nociones abstractas cuando se aplica a resolver el problema de la
existencia de las cosas.
Esos tres periodos también tienen otros significados profundos que pueden ser relacionados así: A las Artes fundamentales como la Gramática, La Lógica y la Retórica; a las tres cualidades indispensables del masón: Sabiduría, Inteligencia y Voluntad;
a los tres primeros Números: 1, 2 y 3. Estas cualidades son inseparables y deben
existir bien equilibradas en el masón para que sea un hombre perfectible, un iniciado
real y no simplemente un individuo que pasó por la iniciación en una forma formal y
no aprovechó nada de ese formidable medio de regeneración.
Adelantaremos con algunas preguntas relacionadas con los números ¿Qué ha aprendido el aprendiz por el estudio del número Uno? Que todo es Uno, puesto que nada
podría existir fuera del todo. ¿Cómo formula el Aprendiz los principios que le revela
el número Dos? La inteligencia humana asigna artificialmente limitaciones a lo que es
Uno y sin límites. La Unidad se encuentra de esta manera encerrada entre dos extremos que no son sino simples abstracciones a las que las palabras solo prestan una
falsa apariencia de realidad. ¿Qué el Ser, la Realidad ó la verdad?, tiene por símbolo
el número Tres, ¿Por qué? Porque el ser, ó “aquello que es”, nos aparece como un
tercer término, medio, en el que se concilian los dos extremos opuestos.
En consecuencia los tres años de aprendiz son la expresión del Territorio que puede
ser encarado en múltiples formas. Veamos algunas de ellas que sean más interesantes
para el estudio que estamos haciendo: Los tres pilares ó columnas de las Logias
masónicas, las luces del taller: Sabiduría, Fuerza y Belleza, representadas por el
Venerable Maestro y los Vigilantes, colocados en Oriente, Occidente y Sur, siguiendo
la orientación de las tres puertas del Gran Templo de Salomón en Jerusalén, significa el Delta Sagrado ó Triángulo equilátero o compuesto de tres líneas y tres ángulos,
formando un todo completo e indivisible; es el símbolo de la Divinidad que los
cristianos adoran con el nombre de Santísima Trinidad. Los hindúes con los nombres
de Brahama, Vishnú y Shiva. Simboliza También tres virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad.
El Ternario es el Principio de la Unidad, es el primer número primo que no puede
dividirse sino entre sí mismo o por la unidad. El Tres busca solucionar los conflictos
46
entre la Tesis y la Antítesis, entre la afirmación y la negación. Superando el conflicto encuentra la armonía que hace del Todo una cosa única. Los tres años del aprendiz
recuerdan los tres años de preparación y estudios que Zoroastro imponía a sus discípulos ó iniciados. Durante ese periodo se reunía con ellos en sesiones que comenzaban al Mediodía y terminaban a Medianoche con un ligero refrigerio.
El primer grado masónico descansa en la Ley del Ternario. Busca el conocimiento y
muy en especial, la explicación del hombre en el Universo sintetizando el misterio de
la Unidad, de la Dualidad y de la Trinidad; es decir, el misterio de todas las cosas y de
todos los seres. El aprendiz representa al hombre en su dedicarse al conocimiento de
las letras, esto es, de los principios o elementos simbólicos. La Unidad Superior,
desde la cual parten dos líneas divergentes, ha hecho su reproducción por el Binario ó
la Dualidad; pero estas líneas divergentes serían inútiles si no se uniesen en alguna
parte. La unión de estas dos líneas nos conduce forzosamente al Ternario o la Trinidad.
Se ha dicho que el hombre es una unidad completa, por la derecha y la izquierda,
porque primitivamente era andrógino, pero desde la separación del sexo, tuvo que
unirse a la mujer para volver al intermediario equilibrio o Principio de Armonía. El
Padre y la Madre engendran al hijo; EL AZUFRE Y LA SAL producen el Mercurio.
El Cielo y la Tierra engendran al hombre, la criatura más perfecta que realiza la
unión de lo superior con lo inferior. Toda Trinidad resulta de una Dualidad. Un
Triángulo dentro de un círculo es el símbolo más adecuado para presentar la Trinidad
dentro De lo Absoluto. El hombre Dios es Trinidad manifestada en cuerpo.
Cuando el aprendiz afirma que no sabe leer ni escribir, dice apenas una expresión
simbólica que significa que no sabe leer ni escribir: “El lenguaje de la Verdad”, pero
está estudiando y ejercitándose en ello, deletreando letra por letra las verdades fundamentales sobre las que se basan los conocimientos masónicos.
En los tres años de aprendizaje simbólico el aprendiz debía conocer las tres lenguas
sagradas: Sánscrito, Hebreo y egipcio; las tres religiones: Brahmanismo, Budismo y
Cristianismo; las tres Ciencias Ocultas: Cábala, Magia y Hermetismo.
En el antiguos tiempos cuando la masonería era una corporación de picapedreros
libres y solamente en algunas ocasiones se ocupan del desenvolvimiento espiritual,
los aprendices realmente pasaban tres años como mínimo trabajando en compañía de
los maestros hasta aprender perfectamente el arte de construir, solo entonces podían
pasar a la categoría de compañeros de los maestros, después de haber demostrado sus
habilidades prácticamente. Actualmente esos tres años son simbólicos, el tiempo es
contado diversamente en las distintas jurisdicciones; en algunas el aprendiz recibe
cinco lecciones completas en cinco tenidas realizadas en cinco días distintos y debe
asistir a una iniciación. Muchas veces han promovido al Segundo grado a hermanos
que no han recibido instrucción suficiente, sin haber asistido a una ceremonia de
iniciación y sin haber demostrado de modo real que conocen, aman y sienten la
Masonería.
47
Simbólicos o reales, los tres años de aprendiz están destinados a educar y formar a los
masones. Durante ese tiempo éste irá familiarizándose con los símbolos y la terminología masónica, se ejercitará en el trabajo y aprenderá a la par las obligaciones y los
deberes, también conocerá la simbología de los números.
También tiene evidente referencia los tres años del aprendiz con el conocimiento del
Universo; agregando que en el plano superior, el número no es número alguno, sino
Cero- Un Círculo. En el plano de abajo se convierte en Uno, que es un número impar.
El número (1) uno significa para los inicios de Alejandro un cuerpo derecho, un
hombre vivo de pie, siendo el único animal que tiene tal privilegio. Y añadiendo al
“1” una cabeza fue transformado en una “P” símbolo de paternidad, de potencia
creadora; mientras que la “R” significa un “hombre en movimiento” uno que camina.
De aquí el PATER ZEUS no tuviese nada de sexual, ni de fálico, ni en su sonido, ni
en la forma de sus letras, así como tampoco (PATER DEUS) según Ragón.
Los números impares son decididos, los números pares son terrestres, diabólicos y
desgraciados. Los Pitagóricos detestaban el binario. Para ellos era el origen de la
diferenciación, y por lo tanto, de los contrastes, de la discordia o materia, principio
del mal. En todo caso para los primitivos Pitagóricos, la duada, era ese estado imperfecto en que cayó el primer ser manifestado, cuando se separó de la Monada. Era el
punto desde donde los dos caminos, el bien y el mal, se bifurcaban. Todo lo que tenía
dos caras era falso, lo llamaban “Binario”.
La Unidad es la ley de Dios (o sea el primer Principio, la Causa Inmanente y Preantinómica), el número (nacido por la multiplicación de la unidad, por medio de la dualidad) es la ley del Universo, la Evolución (expresión de la Ley del Ternario) es la Ley
de la Naturaleza.
Según las palabras de Romaseun de Tebas: Todo está contenido y se conserva en el
Uno, todo se nidifica y se transforma por Tres: La Monada ha creado la Diada, la
Díada ha producido la Triada, y la Triada brilla en el Universo entero. El número dos
representa la luz y la sombra, el bien y el mal, la felicidad y la desgracia, el hombre y
la mujer. El tres es la Trinidad Divina y otros aspectos a los que ya nos referimos.
El Ternario es el primario de los números impares, así como el triángulo es la primera
de las figuras geométricas este número es verdaderamente el número del misterio por
excelencia. El aprendiz acrecentará sus conocimientos recordando siempre los tres
deberes primordiales del hombre, para con Dios; para con sus semejantes y para
consigo mismo.
48
CIELO Y TIERRA
Los pares de opuestos también se manifiestan entre el Cielo y la Tierra. Están emblemáticamente representados por el Compás y la Escuadra, que entrelazados de la
misma manera el uno con el otro, constituyen los aspectos respectivamente superior e
inferior de una misma cosa. Estas herramientas o instrumentos no representan más
que el Oriente y el Occidente, con los cuales ya nos hemos familiarizado interpretando el valor esotérico de la ceremonia de Iniciación.
El Cielo es el aspecto infinito que rodea a la Tierra y en el que se mueven todos los
cuerpos celestes. Presenta en las noches claras, el aspecto de una bóveda algo aplanada en el Cenit del Observador. El Cielo también recibe los nombres de Jerusalén,
Celeste, Empíreo, Reino del GADU
El techo de las Logias simbólicas debe representar éste espacio diáfano que rodea a la
Tierra y al que se da el nombre de Cielo ó bóveda celeste o estrellada.
El Cielo se presenta a nuestra conciencia por medio del uso del Compás. Significa el
mundo de la Realidad Trascendente; expresa la facultad comprensiva y comparativa
de la mente que conduce al estudio de las analogías, a la inducción y generalización
de las ideas, con las cuales se llega progresivamente desde lo relativo a lo absoluto.
La Tierra -el Mundo de la Apariencia o Realidad objetiva- está representada igualmente por medio de la Escuadra de la Razón, o inteligencia concreta y racional, que
marca los límites fijados por las leyes, por medio de la Lógica y del juicio, como un
determinado del cual aparentemente no podemos escapar.
Sin embargo, el camino de la Libertad se encuentra aquí mismo, por medio del uso de
estas leyes en su aspecto progresista y constructivo según nuestras aspiraciones verticales, indicadas por la plomada.
Es indispensable citar el axioma hermético que ya se indicó cuando nos ocupamos del
cuarto de reflexiones “Visita interiore terrae: rectificando invenies occultun lapidem”.
Debemos de ingresar dentro de la realidad del propio mundo objetivo, y no contentarnos con su estudio o examen exterior, entonces nuestra inteligencia (como lo muestra
la cuidadosa rectitud de los tres pasos de la marcha del Aprendiz) llegaremos al uso
del Compás junto con la Escuadra, o sea al conocimiento de la Verdad que nos libra
de la ilusión.
El Cielo significa lo subjetivo, lo espiritual inmaterial y por eso está simbolizado por
el Compás, mientras que la Tierra significa lo objetivo, lo material, por lo que está
simbolizado por la Escuadra.
49
EL SOL
Este astro es a la vez Espíritu y Materia, es un perenne manantial de vida, que como
la luz, emana de él sin cesar.
Como dador de vida que es, conserva y sustenta todas las criaturas. Es el corazón de
todo el sistema Solar. Es así mismo, fuente de calor y electricidad. Pero el Sol que
nosotros vemos, estrella central de nuestro sistema, es sólo una reflexión, sombra o
cáscara del verdadero Sol central espiritual. Para su propio sistema, el Sol es el Alma,
por ser la reflexión y el vehículo del verdadero Sol, que es espíritu, invisible en este
plano. En todas las religiones populares exotéricas, el sol ha tenido un dual, que fue
antropomorfizado por los profanos; el sol era Osiris, el luminar, el dador de la vida y
de la muerte; asimismo, pilar monolítico, pirámide, torre o templo, originariamente
erigido para glorificar el primer principio o aspecto, andando el tiempo lo vemos
convertirse en templo de un ídolo, o lo que es aún peor, en fálico emblema en su
forma más grosera.
El Sol es el emblema de la bienhechora divinidad que da la vida; es manifestación
exterior del Séptimo Principio de nuestro sistema planetario- Jehová es el sol y, por lo
tanto lo es también el Cristo de la Iglesia romana. Por más que los cristianos califican
de idolatría el culto del Sol, su religión se halla enteramente basada en el culto Solar
y Lunar.
El Sol es un símbolo importante y como origen de la luz material, recuerda al masón
de esa luz intelectual de la cual anda en pos constantemente. Pero es especialmente
como rey del día, donde a él un principio y término y un curso regular de hora, que
el Sol se presenta como un símbolo masónico. Por lo tanto de las tres luces menores,
se nos ha dicho que una representa y simboliza el Sol, que rige el día; otra la Luna
que gobierna la noche y la otra el Venerable Maestro que gobierna su Logia con
igualdad, regularidad y precisión.
Esta es la estricta analogía con otros simbolismos masónicos; porque si la Logia es el
símbolo del Mundo, la cual es así gobernada en sus cambios de tiempos y estaciones
por el Sol, es evidente que el Maestro que gobierna la logia, controlando su tiempo de
abrir y cerrar y el trabajando que hace, debe ser simbolizado por el Sol. La definición
heráldica del Sol es más conveniente al simbolismo de la soberanía del Maestro. Así
decimos, el Sol es el símbolo de la soberanía. El jeroglífico de la majestad que emana
absoluta autoridad.
Esta representación del Sol como un símbolo de autoridad mientras explica la referencia del Maestro, nos habilita para ampliar el significado de los tres orígenes de
autoridad en la Logia; y responde a las posiciones respectivas de los Oficiales, sometidos a su autoridad. Por lo tanto, el Maestro en el Este es el símbolo del Sol nacien50
te; el Segundo Vigilante en el Sur del Sol meridiano; y el Primer Vigilante en el
Oeste del Sol poniente.
Por eso en los misterios de la India los principales oficiales se colocan al Este, al
Oeste y al Sur respectivamente para representar al Brahma el Sol naciente, a Visnú el
Sol poniente y Shiva el Sol meridiano. En los ritos Druídicos, el maestro sentado en
el Este era asistido por otros dos oficiales. El que se colocaba al Oeste como representante de la Luna, y el otro que se colocaba al Sur como representante del Sol meridiano. Esta triple división del gobierno en una Logia entre ofíciales representantes del
Sol en sus tres manifestaciones: de Este y Oeste, nos recordará ideas similares en el
simbolismo de la antigüedad.
En los misterios Órficos, se enseña que el sol surgía de un huevo arrojado con fuerza
para que se triplicara por su propia energía. El poder Supremo parece haber estado
siempre unido en las creencias antiguas a una división de tres partes. Si como el signo
de autoridad se indicaba por medio del rayo tridente de Jove por el tridente de Neptuno y por los cancerberos de Plutón. El gobierno del Universo diosa gobernaba la
tierra en la figura de Diana, los cielos en la Luna y las regiones infernales en la
Hécate, de aquí sus ritos se practicaran únicamente en un lugar donde se reunían tres
caminos.
El sol se nos presenta en la Masonería, primeramente como un símbolo de luz, pero
después más enfáticamente como un símbolo de la Suprema autoridad. Sin embargo,
hablando del simbolismo bíblico “el Sol puede ser considerado como un emblema de
la Divinidad Verdad” porque el Sol o la luz de donde emana, no sólo se manifiesta en
sí misma, sino que hace cosa; de aquí que la verdad investigue revele y manifiesta
otra verdad, pues, todas las verdades dependen y están unidas entre sí más o menos.
Y esto puede ser también aplicable a la doctrina masónica que hace del Maestro el
símbolo del Sol; porque como el sol descubre y manifiesta la rayar el día lo que
había estado oculto en la oscuridad de la noche, y así el Maestro de la Logia como el
antiguo revelador de los misterios, manifiesta la Divina Verdad al neófito, que hasta
aquí había vivido en la oscuridad intelectual y le revela las lecciones ocultas de la
iniciación.
A los lados del Delta, que representa la verdadera luz (luz de la Realidad trascendente), aparecen el Sol y la Luna, los dos luminares visibles que iluminan nuestra tierra y
que simbólicamente representan la luz intelectual y la material.
51
LA LUNA
La adaptación de la Luna en el sistema masónico como símbolo, es análoga aunque
difícilmente podría derivarse del empleo del mismo símbolo en las religiones antiguas. En Egipto Osiris era el Sol, Isis la Luna; en Siria Adonis era el Sol y Ashtoroth la luna. Los Griegos la adoraban como Diana y Hécate, en los misterios de Ceres, mientras el Jenofonte o Jefe Sacerdote representaba al creador, el porta antorcha
al Sol, el hoepi bonos, u oficial más próximo y al Altar representaba la luna.
El oriente del templo masónico del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, las luminarias como el Sol, la Luna y las siete estrellas se encuentra en la parte alta al costado
del venerable Maestro. El Sol, se ubica a la izquierda del V:. M:., lugar por donde
sale y también a ese mismo costado se encuentran las siete estrellas.
La luna es la manifestación externa del cuarto principio de nuestro sistema planetario masculino en su carácter teogónico; en su aspecto cósmico el principio generador femenino. Es considerada también como una potencia sin sexo, emblemática de
la mente inferior del cuerpo Astral.
La luna es guía del lado oculto de la Naturaleza terrestre, mientras que el sol es el
regulador y factor de la vida manifestada. Nuestra Madre Luna es ahora el frio residuo, la sombra arrastrada tras el nuevo cuerpo: la Tierra. A ésta ha trasladado por
transfusión sus poderes y principios de la vida. Se halla condenada a perseguir a la
Tierra durante largas edades, a ser atraída por ella y a traer a su vez a su hija.
La luna irradia influencia maligna invisible y emponzoñada que emana del lado
oculto de su naturaleza pues es un cuerpo muerto y que, sin embargo vive su
máxima influencia sobreviviente en el plenilunio. Sus efectos son psíquico físicos,
haciendo con sus emanaciones perder al hombre no poca energía vital cuando está
expuesto a sus rayos durante el sueño. Las hierbas ponzoñosas son más maléficas
cuando se arrancan en noches de Luna.
Cuando llegue a su séptima Ronda se acabará por disgregar como sucede ya con
los satélites de los otros planetas. Su influencia oculta se manifiesta en periodos
septenarios cada uno representado un cuarto de los 28 días del mes lunar. Es representada en creciente en forma de copa que simboliza todo cuanto es receptivo en la
naturaleza humana, pues gobierna las emociones, instintos imaginación, sensibilidad, lo femenino en la vida. Confiere intuición, pasividad, amor maternal y a los
viajes. Esta profundamente relacionada con el crecimiento de los cuerpos. En un
horóscopo representa el físico, la personalidad y la madre. De acuerdo al signo y
casa que se encuentre significa la cualidad, conciencia o estado que el nativo tendrá
más probabilidades de desarrollar. Mal configurada produce versatilidad, frivolidad,
pereza, inconstancia y capricho. Afecta a lo relacionado con el comercio, agua o
52
mar a los órganos internos de la mujer, la asimilación y el gran simpático. Es de
naturaleza acuática, femenina negativa y rige el signo de cáncer.
Hermes Trismegisto llama a la Luna instrumento de nacimiento que transforma la
materia inferior. Según se desprende de los textos egipcios, la luna a causa de sus
fases, estaba en perpetua relación con las ideas de nacimiento y de renovación. Así
se comprende que el dios Aab presidiera a la renovación. La lunación es el tiempo
que gasta la luna desde una conjunción con el sol naciente.
53
LAS DOS COLUMNAS
En el templo masónico a tres pasos de la puerta, que se encuentra al Occidente,
están situadas las dos columnas “B” y “J”, emblema de los principios y de los pares
de opuestos que dominan el mundo visible.
Las columnas Masónicas, son a semejanza de las puestas por Hércules al Occidente del Mediterráneo, e igualmente de aquellas que se colocaron en el Atrio del Templo del Rey Salomón o sea junto al pórtico de ingreso a ese lugar, con cuya edificación se suele enlazar simbólicamente a nuestra Institución.
La construcción de ese magnífico templo salomónico, fue encomendado a Hiram
Abif, Arquitecto Tirio, el más experto de su época; el mismo que también fundió las
dos columnas de bronce, huecas interiormente, con el objeto de guardar en ellas las
herramientas, después de concluido los trabajos. Esas columnas eran de orden Corintio y cada una de ellas tenía 18 codos de altura y 12 codos de circunferencia,
sobre ellas descansaba un capitel, que cubría medio codo y estos Capiteles tenían
cinco codos de altura cada uno y era en forma de la Flor de Loto. En el fuste de la
columna derecha de la entrada al templo esta esculpida la letra “J” y en el de la izquierda la letra “B” y por lo general son trasparentes, para que puedan hacerse resaltar por medio de una luz, colocada en el inferior del fuste.
El templo masónico sobre capiteles se coloca unas redecillas con granadas entre
abiertas y lirios y donde también terminan los extremos de la cuerda con nudos que
circunda el interior del templo. Constituyen en el punto el punto de partida de todo
cuanto se realiza en el. la primera vez que paseamos entre columnas lo hacemos a
ciegas y sin darnos cuenta de ellos, ya sea al iniciar una nueva vida en el oeste o al
nacer a ella, luego hacemos con los ojos abiertos conscientes de ello aunque no
siempre de su significado. Lo repetimos después de siempre que entramos al templo
o cuando nos podemos al orden del venerable o ser supremo en nosotros para realizar algún trabajo.
Estas dos columnas “B” Y “J” reprendan los pares de opuestos o la dualidad de
nuestro Ser, una es el polo positivo, el Espíritu y la Mente y, la otra el aspecto negativo, la materia o el corazón, cada masón lleva en sí dos columnas constituyen las
piernas sobre las cuales nos sostenemos y caminamos por el sendero hacia nuestro
objetivo. Ambas son necesarias, tratar de eliminar una de ellas para eliminar la lucha de los opuestos es como despojarnos una de nuestras piernas. Faltando una de
estas dos columnas se derrumba el Templo masónico nos muestran, sin embargo
otra solución el surgimiento del caminos en una síntesis o sea donde reina al silencio ambas columnas, el punto donde se inicia el camino infinito.
54
LA CUERDA CON NUDOS
La cuerda que rodea la logia, partiendo de una de las columnas de la entrada para
terminar en la otra, correspondería exactamente al cordón que circunscribía el recinto reservado a las Asambleas ya sea políticas y judiciales de los Germanos. Estas
Asambleas se celebraban al aire libre en un lugar consagrado muy a menudo en una
eminencia natural o artificial. El lugar escogido estaba circunscripto por lanzas o
estacas enterradas en la tierra y amarradas por una cuerda sólidamente anudada a
estos soportes.
En ese recinto sagrado, aquel que hubiere querido pasar bajo la cuerda para entrar
o salir, se habría hecho culpable de un sacrilegio y habría sido seguramente sacrificado a las Divinidades de la Horda o del Clan.
Para participar en la Asamblea, era necesario pasar por entre las dos estacas donde
estaban atadas las extremidades de la cuerda. Aquí se colocaba un Heraldo, que
tenía por misión oponerse a la entrada de las personas no calificadas. Solo los hombres nacidos libres eran admitidos; debían obligatoriamente estar revestidos de sus
armas, colgadas en la cintura en forma de delantal; pues entre los pueblos aficionados a combatir desnudos, el equipo de guerra podía en rigor, servir de vestimenta
La cuerda de nudos en su forma de cuenta con nudos o ya sea esculpida o pintada,
que rodea la parte superior de la logia, es entre los símbolos masónicos que parecen
casi siempre comprenderse muy poco en nuestros días, sin embargo significa la
unión de todos los Francmasones que se extienden por toda la redondez del Globo.
Muchos de nosotros relacionamos en la cadena de unión, el cordel con el que los
masones operativos se servían para trazar y delimitar el contorno de un edificio.
Seguramente tenemos alguna razón, pero ello no basta y sería menester por lo menos preguntarse cuál era el valor simbólico de ese cordel mismo. Este símbolo lleva
también la denominación de un” Moño Festoneado” que parece designar propiamente más bien el contorno de un Dosel.
Desde el punto de vista tradicional todo edificio cual por otra parte actualmente se
especifica expresamente que la Logia, es una réplica o imagen del Cosmos y sin
duda es este el último recuerdo que de aquello ha subsistido hasta hoy en el mundo
occidental. Siendo así, el emplazamiento de un edificio debía ser determinado y
encuadrado por algo que correspondiese de algún modo a lo que podría llamarse el
marco mismo del cosmos; pudiendo decir ya, que el trazado materializado por el
cordel representa propiamente hablando su proyección terrestre.
Lo que hace particularmente neto sentido del símbolo es esto, mientras que el cordel
en cuanto instrumento es naturalmente una simple línea. La Cadena de Unión, al
contrario, tiene nudos de trecho en trecho. Esos nudos son o deben ser normalmente
a los signos del zodiaco. Estos nudos se llaman lazos de amor.
55
En efecto el zodiaco es el interior del cual se mueven los planetas. Constituye verdaderamente la envoltura del cosmos. Es decir, ese marco tiene carácter no ya terrestre si no celeste.
Muchos también pensamos que esos doce nudos implican, al menos idealmente, la
existencia de igual número de columnas. Es decir, además de las dos columnas de
occidente a las que corresponden las extremidades de la “Cuerda con Nudos”. Es de
notar que tal disposición, aunque en forma circular, se encuentra en ciertos monumentos megalíticos cuya relación con el Zodiaco es no menos evidente.
Ahora bien, hay aun otra cosa no menos importante entre las funciones de un “marco”. Quizá la principal es mantener en su sitio los diversos elementos que contiene
o encierra en su interior, de modo tal que forma con ellos, un todo ordenado. Como
se sabe, es la significación etimológicamente misma de la palabra “Cosmos”. Ese
marco debe pues en cierta manera, “ligar” o “unir” esos elementos entre sí. Lo que
está formalmente expresado por el nombre de cadena de unión. Inclusive de este
resultado es lo que concierne su significación más profunda, pues como todos los
símbolos que se presentan en forma de cadena, cuerda o hilo, se refiere en definitiva
al hilo del Espíritu, al Ego inmortal, a la divinidad, a la individualidad que se reencarna en el hombre una vida tras otra.
Puede decirse que nuestro mundo esta ordenado por el conjunto de las determinaciones temporales y espaciales vinculadas con el Zodiaco, por una parte en virtud de
la relación directa de este con el Ciclo Anual, y por otra por su correspondencia con
las direcciones del espacio.
La cuerda con Nudos se humaniza, al tomar el lugar de la plomada para indicar el
ascenso que por medio del esfuerzo gradual y en etapas sucesivas, de da a través de
grandes iniciaciones, con las que se alcanza la plenitud del Magisterio en el dominio
de la Luz.
La cuerda con nudos emblemática de la cadena lógica. Por medio de ella, nos remontamos de la observación de los efectos visibles a sus causas invisibles, hasta
que llegamos a coordinar en la unidad de nuestro conocimiento o bien en una ley
única, nuestras diferentes experiencias.
Teseo utilizando el hilo de Ariadna salió de un complicado Laberinto. En igual forma, el hilo de nuestra comprensión de lo Real nos puede guiar por el camino intrincado que atraviesa las regiones de ilusión.
Finalmente esa misma cuerda indica con nudos, el hilo de Oro o Rayo de nuestra
propia Conciencia Individual. La cual atraviesa y une como Principio Permanente
dentro de la Eternidad, las distintas personificaciones o personalidades en las que
aparece y se manifiesta sucesivamente en la contingencia del tiempo, la inmanente
realidad del Ser.
56
LAS COLUMNAS
Cada columna tiene nombre y se representa por medio de una letra. Ellas simbolizan la doble manifestación que resulta por combinación de la líneas con el círculo,
según el sentido dextrorso y sinestroso, ascendiente o descendiente y la fuerza
centrípeta o centrifuga, que se desarrolla con el movimiento a estas columnas. Se
les denominó con nombres misterios, a la de la derecha con la letra J, que significa
estabilidad; y la de la izquierda con la letra B, que significa Fortaleza. Son también
la virtud y la verdad que flanquean el camino de todo progreso real, el deber y el
placer que solo con el se acompaña durablemente en la senda de la libertad. El estudio y práctica que deben armonizarse y sostenerse el uno con el otro, así como los
pies que contribuyen igualmente a dar cada paso. Pero sobre todo en virtud de lo
que significa esperanza, como aquellos que constantemente sostienen nuestro progreso en el camino de la existencia, mientras el Amor es la Fuerza que nos impulsa
constantemente hacia delante.
Siendo el templo la representación simbólica del Universo, es natural que las dos
columnas correspondan a los dos principios de la Actividad de la Inercia; de la
energía y de la materia, de la esencia y de la substancia que han sido representados
por el Azufre y la Sal en cuarto de la reflexión relacionado con los pares de órganos
del hombre, representa los dos principios complementarios de los lados derecho e
izquierdo de nuestro organismo como nuestros ojos, oídos, brazos, piernas etc.
Según el ritual de la Francmasonería, teniendo las columnas un significado simbólico, la columna “B” designa el lugar donde los aprendices no habiendo adquirido
aún la fuerza y conocimiento necesarios en los trances masónicos, se reúnen allí
para acostumbrarse a ellos y recibir instrucciones. Es el lugar donde deben desbastar la piedra tosca, para recibir su salario despidiéndose contentos y satisfechos.
Para poder entrar al templo y llevar a cabo la iniciación, tenemos que pasar inevitablemente por entre esas dos columnas poderosas situadas a los lados opuestos de su
portal. Estas columnas tienen importancia fundamental en el Templo.
57
LAS ESPADAS
En el seno de la orden las espadas representan FUERZA y decimos fuerza, porque
ellas son empuñadas por manos firmes, enérgicas cuando van en defensa de la justicia. Cuando deben de proteger al débil, o bien cuando nos vemos obligados a usar
de ellas en defensa de los idéales de nuestra institución.
La espada es en la orden de caballería, la insignia o símbolo de la dignidad de caballero. Las espadas significan fraternidad, pues nos cobijamos bajo ellas en la seguridad que nuestros hermanos sabrán defendernos en todo y cualquier momento que
sea necesario. Esta fraternidad es tan cierta, que no solo alcanza a quienes hemos
tenido el honor de ser iniciados, sino a la humanidad entera, que vive actualmente
de un materialismo descontrolado, un nacionalismo egoísta o por la dominación del
hombre por el hombre. Por eso, debemos aunar nuestra espadas e incorporarnos a
una grandiosa falange de forjadores de un mundo mejor, que sepa imponer el triunfo de los ideales de democracia y justicia social. Ubicarnos al amparo de su sombra
que refleja justicia para todos, fraternidad para todos e igualdad, también para todos.
El hombre es quien se ha creado a sí mismo por el trabajo. El hombre en consecuencia es un ser creador que fue desarrollando sus instrumentos, a medida que la
necesidad se lo fue imponiendo. Así, si nos remontamos a una era comprendida
30,000 años atrás, encontramos cómo la necesidad de esos seres hizo crear primero
el hacha de piedra. Ésta le sirvió para su defensa, para la construcción de viviendas,
para la obtención de sus alimentos y a medida que el mundo fue evolucionando,
creó otras armas. Entre ellas, la espada la cual tuvo especial importancia en la época
Romana y Griega, así como en la edad media, hasta antes de la época moderna.
En su acción guerrera se constituyó como principal arma de defensa. La encontramos hasta el siglo XII aproximadamente, en que el hombre creó el instrumento que
lo permitirá usar la pólvora como elemento de guerra.
Hoy encontramos la humanidad toda, tendiente a desaparecer por las armas modernas que el hombre ha creado. Ya no necesita de espadas ni de tabucos, ni de pólvora. Ha descubierto armas más mortíferas que arrasan no solo a combatientes en un
campo sino a cualquier ser del reino al cual pertenezca. Tenemos el ejemplo de la
bomba atómica que destruyó Nagasaki e Hiroshima. Los misiles que se han empleado en la guerra del Golfo Pérsico, etc. Y si meditamos la destrucción que ocasionó y las que podrían causar las nuevas armas de destrucción, como es la de usar
la energía termo nuclear, vemos que si no podemos atajo a esta sed bélica en que ha
vivido el hombre desde su creación, estamos en peligro de destruir el Universo entero.
La espada, que tanto daño causo en las épocas pasadas la encontramos hoy como
símbolo de justicia, de fuerza, de jerarquía etc., en el mundo profano. También bri58
lla en nuestros Templo, para indicarnos que en nuestros actos debemos poner también un sello de justicia, de igualdad, de fraternidad. Que no debemos temer cuando vayamos en defensa del débil, o cuando debamos imponer la razón sobre la injusticia, la democracia sobre la dictadura, cuando debamos salir en defensa de nuestra Augusta Orden, o de cada uno de sus miembros.
Permitidme recordaros un momento de vuestra iniciación cuando al tercer golpe de
mallete, cae la venda que cubría vuestros ojos y se os dio por primera vez la “Luz
masónica”. Contemplasteis las espadas dirigidas a vuestro pecho; y como para corroborar el primer pensamiento, oímos las palabras del venerable Maestro, quien
nos explicó el uso de dichas espadas.
Las espadas constituyen el símbolo de una fuerza desconocida que al prologar el
alcance de la mano que empuña esta pronta a favorecer y ayudar a quien permanezca constantemente fiel a sus ideales y obligaciones. Mientras que puede convertirse
en un arma terrible de castigo para quien traiciona los más puros ideales en pos de
su bienestar personal sin interesarle el sacrificio y desvelos de sus hermanos por
conseguir una vida mejor para todos los semejantes.
Este símbolo grandioso que la orden tan sabiamente ha colocado en nuestros templos, refleja la Luz de la justicia, de la fuerza de la fraternidad. Por ello, seamos
fraternos, seamos justos, seamos fuertes; y así engrandeceremos nuestra Augusta
Orden.
San Pelayo llama a la espada, la divina más Honorable del Señor. Éste, al ceñir la
espada pronunciaba estas o semejantes frases: “En nombre de Dios, de San Miguel
y San Jorge, te hago Caballero. Respecto a la espada, dice lo siguiente: “Ceñidle la
espada que es signo de seguridad contra el demonio y los filos de la hoja significan
el derecho y la ley aludiendo a que el pobre será defendido del rico; y el débil del
fuerte.
Entre las leyendas más comunes se menciona que la que acostumbraban llevar el
Guarda Templo interior y Guarda-Templo exterior, es la espada de forma ordinaria.
Sin embargo, hasta épocas comparativamente recientes, la espada del Guarda–
Templo era de Forma ondulante y tenía esta forma como alusión a la espada flameante que fue colocada en el oriente del jardín del Edén y que ondulaba en todas las
direcciones para resguardar la senda del árbol de la vida. Era por supuesto sin vaina,
porque la espada del Guarda-Templo debe estar siempre desnuda y dispuesta para la
defensa del puesto y esta dignidad debe llevarla en la mano derecha.
59
LOS TRES PUNTOS Y SU SIMBOLOGIA
En todos los escritos masónicos las abreviaturas están hechas por tres puntos; y por
lo tanto, tienen un significado simbólico. La abreviatura tripuntada nació en nuestra
institución el día 12 de Agosto de 1774, oportunidad en que el gran oriente de Francia la uso por la primera vez en una circular enviada a todas las logias de la obediencia. Su origen sin embargo, es mucho más antiguo.
Encontramos estos tres puntos armónicamente juntos y diferenciados en una Unidad
Oriental y Una Dualidad Occidental, en las tres luces del Ara, en torno al Libro de
la tradición que lleva a través de los siglos la Eterna Verdad y los Instrumentos que
se necesitan para comprenderla y aplicarla.
Con un símbolo como éste, familiar a todos; masones y profanos indistintamente,
podemos representar estos tres sentidos de efecto o resultado, estática o actividad
dinámica e inteligencia constructiva (estática y dinámica al mismo tiempo, pues
igualmente se revela en la obra hecha y en su producción) por medio de los tres
puntos .˙. el primero a la izquierda, el segundo a la derecha y el tercero por encima
y en medio de los dos, como arbitraje sobre las dos columnas en la más simple obra
arquitectónica.
En estos tres puntos tenemos los tres aspectos inherentes o inseparables de toda
construcción humana. El primero no puede existir sin el segundo; y los dos derivan
del tercero, como causa o principio permanente de los que son respectivamente medio y efecto; sean sus expresiones en el tiempo (acción) y en el espacio (resultado
visible) el punto superior (o causativo). Cuando se considere impersonalmente, se
compara vivamente eterno, existiendo independientemente de sus manifestaciones,
transitoria y contingente en y por medio de dicha pareja que le acompaña en toda
particular construcción.
Los tres puntos simbolizan el misterio de la unidad, de la dualidad y de la trinidad.
Representan el ministerio del origen de todas las cosas y de todos los seres. Pues el
uno es dios o la unidad fundamental del cual todo tuvo nacimiento. Los otros dos
puntos que veis alrededor del ara -los inferiores- son la dualidad; es decir, los mismos principios que representan las dos columnas. Cada una de ellas es un distinto
aspecto de la unidad primordial originaria.
Si trazamos dos líneas entre el punto superior y los dos inferiores obtenemos un
ángulo, que expresa con sus dos lados que emanamos del vértice, esta misma dualidad de los dos principios. Si trazamos otra línea obtenemos un triangulo, unido a los
dos elementos, representa el tercero que reproduce en sí el mundo de lo relativo
expresando un nuevo aspecto de la unidad absoluta. Es así como, mientras el punto
superior correspondiente al oriente -al mundo absoluto de la realidad- los dos puntos inferiores, corresponden al occidente o sea el mundo Relativo, que es el dominio
60
de la apariencia. Los tres puntos que vemos al final de las abreviaturas, son el
símbolo de la DISCRECION y del SIGILO.
Simbolizan la discreción, porque la Masonería nos inculca que seamos rectos para
formar nuestros juicios y tengamos tacto para hablar u obrar. Pensar, hablar y obrar
es un trinomio que directamente nos concierne en cada momento de nuestra diaria
existencia.
Pensar bien, es pensar rectamente, de acuerdo con la Escuadra del juicio orientando
toda nuestra actividad mental hacia lo que en sí: sea bueno, bello y verdadero. El
pensamiento recto, es pensamiento positivo constructivo, sensato sobre los fundamentos inviolables de la verdad y del Bien. Pensamientos disarmónicos que descansan sobre la ilusión, deben echarse de nuestra mente, así como Jesús lo hizo simbólicamente con los profanadores del Templo.
Esa misma escuadra debe apoyarse según nos indica el signo del Aprendiz, sobre la
garganta para medir todas nuestras palabras, en conformidad con nuestros ideales y
sentimientos más elevados, rechazando todas aquellas que no se conformen con esa
medida de manera que nunca se hagan ellas portavoces de nuestras tendencias bajas
y negativas de nuestros errores y juicios superficiales de nuestros resentimientos y
pasiones mezquinas o sea el dominio que la ilusión puede tener todavía sobre nosotros
El dominio de las palabras, es más fácil que el de los pensamientos. Conforme vamos dominando nuestras palabras y pensamientos, nos es posible dominar también
nuestras acciones. Así llegamos al tercer punto: Obrar Bien, acertadamente y en
nivel con las leyes morales de equidad y de justicia que gobiernan a las relaciones
armónicas entre los hombres y en aplomo con nuestros mismos principios, ideales y
aspiraciones. Este es pues, el signo con el cual se hace universalmente conocer y
reconocer el Masón.
Los tres puntos también simbolizan el SIGILO, que consiste en la inviolable adhesión a la orden en la que hemos entrado, no descubriendo jamás indebidamente
ninguno de los secretos que nos han sido o pueden ser comunicados y fiados. Puestos a nuestro cuidado y evitando prudentemente, toda ocasión que pudiera impeler a
descubrirlos.
De los tres puntos, el superior corresponde al vértice del triangulo equilátero figurado. Representa el primer principio de lo absoluto, de lo único que es el
GADU en el cual existen originalmente todas las cosas. Es la suprema
realidad invisible que produce todos los seres. En él están resumidos el pasado el
presente y el futuro, los dos puntos inferiores son la imagen de la dualidad pero los
tres forman uno solo.
Uniendo esos tres puntos tendremos el triangulo equilátero símbolo perfecto del
equilibrio y de la verdad que resultan del conocimiento de la vida del verbo y de la
61
luz. Esta unión de los tres puntos evidencia los tres elementos primordiales o sea la
sal, el azufre y el mercurio o el padre, la madre y el hijo, que hacen fecunda y constructiva la actividad de los tres principios.
El aprendiz debe sentirse feliz de poder agregar a su firma los tres puntos que representan también tres cualidades indispensables al Francmasón: Sabiduría, Voluntad e
Inteligencia. Esas cualidades son absolutamente inseparables y deben existir en
equilibrio perfecto en su persona. Si no hubiera armonía, esas tres cualidades crearían un ser monstruoso. Si fuera solamente voluntad seria un bruto repleto de energías pero sin amor y el conocimiento. Si fuera solamente inteligencia seria un egoísta un inútil que solamente cuidara de sus intereses despreciando todo lo que no
satisface todo orgullo. Pero si fuera solamente sabiduría o amor, sería también estéril porque sus grandes y generosas aspiraciones no serian puestas en acción por la
voluntad ni controladas por la inteligencia y por la razón.
Los tres puntos también recuerdan el francmasón que él está formado de elementos
animales, vegetales y minerales y que para conservar el equilibrio de su naturaleza
no debe olvidar que entre el mineral y el animal hay intermedio indispensable, el
vegetal que debe predominar la alimentación y en su vida, para que pueda gozar de
salud y equilibrio mental.
Esos tres puntos también recuerdan la flaqueza humana, que uno de los discípulos
del Maestro de la Virtud, Pedro. Lo negó hasta por tres veces jurando no conocerlo.
Así tendrá el francmasón la certeza de que por grande que sea, esta no podrá nunca
confiar totalmente en la naturaleza humana que está sujeta a innumerables flaquezas
debiendo por esto fortificar constantemente su voluntad y sus virtudes.
62
EL TRIANGULO
El triangulo es la figura geométrica resultante de la unión de tres puntos por medio
de tres líneas rectas. Particularmente el triangulo equilátero o regular, cuyos tres
lados y ángulos son iguales, ha sido siempre considerado como un símbolo de perfección, armonía y sabiduría y por ende, de lo celestial y Divino.
No hay símbolo tan importante en su significación, ni más variado en su aplicación
o mas generalmente difundido en todo el sistema de la francmasonería que el triangulo. Por lo tanto no estará demás ni dejara de tener interés para el Aprendiz masón
el que lo examinemos detenidamente.
El triangulo equilátero es en esencia, el delta luminoso que se encuentra en el
oriente en todas las logias masónicas. El ojo que se halla en su centro, es el símbolo
de la conciencia del ser que es el primer y fundamental atributo de la realidad. Nada
mejor que este símbolo para expresar la realidad; y su manifestación ternaria en los
tres lados que lo constituyen. Nada más apropiado para ponerse en aquel símbolo
del Oriente, en el cual únicamente la realidad puede ser encontrada.
El triangulo equilátero parece haber sido adoptado por casi todas las naciones de la
antigüedad como un símbolo de la Deidad, como una de sus formas y emanaciones.
De allí probablemente, que la influencia de este símbolo pasara al sistema judío,
donde el Dios dentro del circulo se hizo para representar el tetragamaton o nombre
sagrado de Dios. El triangulo equilátero visto a la luz de las doctrinas de aquellos
que lo hicieron circular como un símbolo divino, representa la primera gran causa,
el creador y recipiente de todas las cosas, como único e indivisible, que se manifiesta en una infinidad de formas y atributos en el Universo..
Desde el triángulo que forma el delta propiamente dicho, irradian en sus tres lados
otros tantos grupos de rayos que terminan en una corona de nubes. Los rayos simbolizan la fuerza expansiva del ser, que desde un punto central infinitesimal se extiende y llena el espacio infinito. Las nubes, indican la fuerza centrípeta que se produce como reflujo natural de la primera, con un movimiento de contracción que
engendra la condensación de las fuerzas irradiadas.
El triángulo rectángulo, es otra forma de figura que merece ser conocida. Los egipcios la conocían como el símbolo de la naturaleza universal: la base representa a
Osiris o principios masculino: la perpendicular a Isis, o principio femenino y la
hipotenusa a Horus su hijo, el producto de los principios masculino y femenino.
Este símbolo lo adoptó de los egipcios Pitágoras, durante su permanencia en Egipto
donde conoció la propiedad peculiar que poseía. Que es el de la suma de los cuadrados de los lados más cortos es igual al cuadrado del lado más largo, la hipotenu-
63
sa. Expresando simbólicamente por la formula de que el producto de Osiris e Isis es
Horus.
El triángulo doble entrelazado era el emblema que tenía el escudo de David, así
como el sello de Salomón. Los Doce ángulos que aparecen tantos interiores como
exteriores, formados sus vértices, se referían a las doce tribus de Israel. Este triangulo doble entrelazado, se encuentra en las logias colgado del techo sobre el altar o
ara irradiando su brillo luminoso sobre las Tres Grandes Luces de la Francmasonería y representa al Macrocosmos. Una punta de estos triángulos está dirigida al oriente y la otra hacia el occidente.
Existe también el triángulo radiante colocado dentro de los rayos de un circulo o
viceversa un circulo radiante colocado dentro de un triangulo. En el arte cristiano se
llama gloria al círculo, cuando esta gloria es distinta al triángulo. La forma del
círculo es emblema de la eterna gloria de Dios.
Cuando los rayos emanan del centro del triángulo, como es más común en el símbolo masónico de esta gloria es que simboliza la divina Luz. La verdadera idea masónica de esta gloria, es que simbolizan esa eterna luz de la sabiduría suprema y lo
circunda al supremo arquitecto como un mar de gloria y de él como centro común
emana hacia el universo de su creación.
64
¿DE DONDE VENIMOS?
La pregunta expuesta conlleva una meditación profunda y para contestarla en primerísimo lugar debemos referimos al Espíritu que se encuentra humanizado y existe
en este planeta y para ello plantearemos algunas preguntas y de cuyas respuestas
arrancaremos un pequeño Rayo Luz: ¿Qué finalidades tiene el espíritu que se encuentra humanizado en la tierra?¿ Cuales son las finalidades que este tiene que alcanzar mediante diferentes modos de reencarnaciones?¿Si el espíritu es la fuente del
saber, si el poder, la luz la armonía. Por qué dócilmente se somete para manifestarse
en un plano tan inferior, como la Tierra nuestra?
La misión del Espíritu es grandiosa y maravillosa, porque es la misión de la esencia
inteligente de vida emanada por la Gran Esencia de la vida Universal. En consecuencia, su finalidad desde que fuera irradiado de la mente creadora, es laborar en
armonía conjunta con ley suprema.
Si el espíritu trae la Potencia de su mente creadora, el atributo de su voluntad y su
conciencia individual, volvemos a preguntar ¿Por qué se ha ligado en planos tan
densos de manifestación inferior? Al responder esta pregunta muchos estudiosos
que buscan la verdad dicen: “no encuentro la sabiduría del creador que permite que
su creación espiritual descienda a los mundos elementales. Donde en cruentas luchas, en eterno nacer y renacer, se desligue de las excelsitudes de la gloria universal
y se aleje de la sabiduría infinita, en la que navega la creación excelsa, en los planos
de manifestación superior”.
La sabiduría de la ley suprema es inconcebible para la mente humana, que desconoce el poder omnímodo de la misma y aun cuando el espíritu es consciente de sus
atributos, el hombre no puede profundizar hasta dónde abarca su sabiduría, porque
esta desligado de la armonía que el mismo espíritu encierra.
El espíritu utiliza el cuerpo denso para su manifestación y pretende canalizar a
través del todo, lo que guarda consigo. Pero mientras la materia no sea dócil y obediente, jamás podrá comprender el hombre las sabidurías que el mismo posee sin
saberlo. Estas pocas palabras guarda todo el secreto de la limitación de la mente del
hombre tan confiado en el poder de su razonamiento muy escaso.
Es oportuno expresar que la mente creadora omnipotente, no es un Dios así como se
suele interpretar, concebir y como generalmente se entiende por Dios. Según nuestro entendimiento, El es invisible, indestructible, increado, sin principio y sin fin, es
Todo y es Infinito. No es una persona alguna, ni tampoco tres en uno, porque no se
puede ni identificar, ni analizar, ni entender. En su Omnipotencia ha creado leyes
más perfectas, las que podría palpar el hombre si fuese más observador de lo que es.
En la vida, en todo el universo. Solamente los que quieren ver con su mente, porque
65
no la utilizan en los altos raciocinios, los que tienen oídos espirituales y no quieren
hacer uso de estos. Todos ellos son los que no comprenden las leyes Supremas y
Universales. ¿Por qué entonces tratar de analizar la grandeza de esas Leyes, cuando
ni siquiera conoce el hombre la empobrecida Ley de la Materia, Creadora de Causas, al igual que la ley relativa que rige el Alma del hombre?
La verdad es que el espíritu del hombre, su esencia inteligente de la vida, la misma
que está en todos nosotros, es impersonal porque es un átomo infinitesimal del todo
y sigue respondiendo en el mismo modo. El espíritu del hombre sigue vibrando en
el gran espíritu, porque sigue obedeciendo a la coordinación perfecta de su sabia
ley, y continúa en la gran voluntad, llamada por el hombre la ley suprema porque de
lo contrario, no tendría vida ni conciencia de esta.
Los Espíritus humanizados que pueblan la Tierra, no llegaron “cayendo como cae
en puñado de arena atraído por la fuerza de gravedad. los espíritus ya estaban en el
cosmos y la tierra, cuando ésta ultima era todavía la parte de una nebulosa y después galaxia, y después planeta. La tierra, como todos los demás del mundo sideral,
desde su formación trae consigo la vida inteligente que se manifestará después en
ella, porque nada existe que podría estar desligado de la Potencia Creadora del Gran
Espíritu.
Nosotros los habitantes de la tierra al igual que otras humanidades, que pueblan
otros tantos mundos, somos un Gran Familia de Almas en Proceso de Evolución, y
cuando hayamos logrado vibrar en sintonía con ese Gran Espíritu, todos seremos en
El, pero sin fundirnos con él, porque estamos todos individualizados en nuestra
Conciencia y Voluntad.
Nuevamente. Volvemos a preguntar ¿Por qué el Espíritu, siendo Sabiduría Perfecta,
continua en la Tierra, donde existe tanta imperfección? La Tierra se encuentra ensombrecida, es un Planeta de retraso y dolor, pero cuando emergió el principio del
mismo, como semilla cósmica, no estaba mancillado, no era un mundo de expiación. Es lógico entonces, que si ayer era una semilla virgen, donde se encontraba la
sabiduría perfecta, que iría desenvolviendo y madurando los elementos condensados
en su seno, en la misma ya venía la vida inteligente, lúcida que era la cimiente esencial del Espíritu. Y cuando la Tierra aún no estaba mancillada, el Ego a la altura de
su creación vibrada.
La tierra desde su nacimiento cual cimiente cósmica, ya encerraba en si la perfecta
y maravillosa estructura de la vida lúcida que se manifestaría en la misma. De igual
manera traía consigo los elementos vírgenes que se manifestarían en los Reinos
Elementales.
En esta edad ya no se puede aceptar la creación del mundo como explica en Génesis, no se puede aceptar que el día de creación valga 24 horas ni diez mil años, ni
millones. No se puede aceptar que los Espíritus cayeron, como si la mano poderosa
los hubiese arrojado en puñados, tampoco se puede aceptar la creación milagrosa
66
del primer hombre, como lo describe la Biblia. Hay que saber leer e interpretar todo
los símbolos, metáforas que encierran la verdad, pero incomprensible para la mente
del hombre de entonces.
Hoy ha llegado la hora. Que la verdad sea conocida por todos, y no tan solo por los
pocos iniciados que juraban guardar celosamente el secreto; además, que la mayoría
de estos iniciados no conocían toda la verdad o solamente una parte muy deformada. Mis QQHH os dejo esta inquietud para que sigáis meditando de dónde venimos.
67
EL TEMPLO
El templo es el lugar donde se desarrollan los trabajos masónicos y se reúne la logia. Manifestación de Logos o Palabra, que vive en cada uno de sus miembros y
encuentra en su conjunto una expresión armónica y completa.
El templo masónico, es una representación simbólica del cosmos; pero la logia no
es simbólica, esto es un concepto falso; la logia es una organización real existente
que la percibimos, pues James Anderson en 1723 al formular su primera Constitución tuvo fallas garrafales al considerar la Logia simbólica y otras.
El templo es al mismo tiempo un lugar de trabajo y de adoración, en cuanto nunca
cesa de construirse hasta que se aprovecha; y como esta construcción simbólica
necesita expresión del Gran Arquitecto, en la cual la actividad constructiva busca
inspiración; este esfuerzo constante hacia la verdad y la virtud es la más efectiva y
verdadera adoración.
El templo masónico, es un cuadrilongo de suficiente extensión de Oriente a Occidente, es decir en dirección de la luz su anchura es de norte a sur y su altura del Cenit al Nadir. Su área permite admitir el número de hermanos que trabajan en él y a
los visitantes que concurran. La decoración y el arreglo interior este lugar de reunión ejercen una marcada influencia sobre el espíritu de los que reúnen. Un templo
masónico debe, pues ser diferente a una simple sala de conferencias. No hay sin
embargo ninguna necesidad de que sea un local lujoso. Es suficiente que se recuerden constantemente a los masones ciertos datos simbólicos, a fin de que estos se
impongan a su meditación, Es así como, a imitación del universo sensible, tal como
se lo figuraban los Antiguos, el taller será más largo que ancho y convencionalmente orientado, según los puntos cardinales.
La puerta está ubicada en la parte céntrica del occidente entre dos columnas huecas
de bronce, con capiteles armados de Liz egipcios y coronados con granadas entreabiertas y lirios; estas granadas recuerdan la familia masónica, en la que todos los
miembros están armoniosamente ligados por el espíritu de Orden y Fraternidad.
Las columnas están situadas a tres pasos hacia el interior del templo y a la altura de
cada puerta la de sur esta signada con la letra J y es blanca; ella marca el sitio del
2°. Vig cuya joya es la Perpendicular. La columna del norte, esta signada con la
letra B y cerca de ella se sitúa el 1er. Vig y su joya es el Nivel. Estas dos columnas se levantan sobre el pavimento de mosaico y del pié de ellas comienza el templo.
La cuarta parte del piso del templo, se encuentra ocupado por un estrado más elevado, al que se sube por medio de tres gradas, que toman toda la extensión de la puer68
ta principal, esta es la parte que se denomina el Oriente. El resto del piso constituye
el valle y está cubierto por cuadros blancos y negros en forma alternada, lo que se
llama el pavimento mosaico. En el estrado existe una plataforma al que sube por
cuadro gradas. En ese lugar está ubicado el trono del Venerable Maestro y tiene un
dosel rojo cuyos pliegues encuadran el Delta luminoso, que se encuentra suspendido
a la altura del Sol (Sur) y la Luna (Norte) de manera que forma con estos astros un
triangulo invertido. Al costado derecho del sillón del Venerable existe un asiento
que debe ser ocupado por el Ex V M I y al costado izquierdo otro asiento que
podrá ser ocupado por un R H que el venerable designe.
El Venerable Maestro en el Oriente será asistido por el orador (sur) y el secretario
(norte). El techo se halla pintado de celeste, presentando sombras cada vez más espesas hacia el Occidente simulando nubes y está sembrando de estrellas. Es aquel
como la bóveda celeste que envuelve por todas partes a la tierra figurada por el piso
del templo.
Un lambrequín dentado forma el friso y sostiene una cuerda terminada por borlas, la
que después de circular el interior del templo descansan sobre las columnas B y
J Este ornamento ha sido impropiamente designado con el nombre de borla dentada. La cuerda se anuda con enlaces llamadas lazos de amor y representa la cadena
de la unión que liga a todos los masones. Los nudos pueden ser doce, para corresponder así a los signos del Zodiaco.
En el Valle, en la parte céntrica del templo, se encuentra un Área triangular en
forma de pedestal, con cornisa arriba y abajo sobre una tarima. Uno de sus ángulos
está dirigido hacia la puerta principal de la entrada en el occidente junto al Ara. Bajo ella, existen dos gradas con cojines, para que puedan arrodillarse los que presten
el juramento. Sobre el Ara habrá un cojín rojo, sobre el cual se colocaran las tres
Grandes Luces de la Francmasonería (Biblia, Compás y Escuadra). También Habrá
junto al Ara tres luces menores formando una escuadra. Suspendida de la bóveda
celeste sobre el Ara se encuentra la Estrella de David o Sello de Salomón.
Asímismo en la parte norte está colgada la Estrella Flamígera, cerca del 1er. Vig
En la parte Nor- Oeste, cerca de la columna B se encuentra el trono del 1er. Vig
con una luz para los trabajos en el grado de aprendiz. Al sur – Oeste está el trono
del 2do. Vig con tres luces, igual que en la mesa del V M  para significar que
el numero tres figura en los trabajos de Primer grado.
En el extremo Sur- Este y a la izquierda del Orad se coloca el Tes y delante de
él, el hermano 1er. Exp, al frente y a la cabeza del Norte, cerca del Sec está
ubicado el Hosp y delante de él el M de C. Delante de la columna B. y cerca
del 1er. Vig toma asiento el 2do. Exp El GT I se sienta con espada en
mano junto a la puerta de entrada al templo.
69
Al costado derecho del 1er. Vig está ubicada la piedra cúbica piramidal. Delante
del 2do. Vig hay una piedra bruta o tosca. En cuanto a las tres dimensiones del
templo, podemos considerarlas hasta cierto punto equivalentes. Tanto el norte y el
cenit, como el oriente, indican el mundo divino de los principios o dominio de lo
trascendente; mientras el sur, el nadir y el occidente representan de diferentes maneras el mundo manifiesto o fenoménico. La diferencia estriba principalmente en que
el camino del oriente a occidente, se refiere al sendero de la vida o camino de progreso; El del norte al sur, a la ley de los ciclos, que nos acerca alternativamente al
dominio de las causas y al de los efectos; y la vertical, al Padre y a la Madre, de los
que somos igualmente sus hijos. Es decir, las dos gravitaciones, celestial y terrenal,
que respectivamente atraen nuestra naturaleza espiritual y material.
También podemos ver en estas direcciones dimensionales una alusión a los tres movimientos de la Tierra, de rotación (Oriente – Occidente) de revolución (Norte- Sur)
y de Precesión (Cenit- Nadir) o sean las tres dimensiones dinámicas del mundo en
que vivimos.
70
EL ARA
Etimológicamente Ara viene de la palabra latina Altar o Altara, significa también
“Altura o elevación”. Lo que representa el símbolo de la elevación de nuestros pensamientos, por medio del cual percibimos la realidad trascendente, que se esconde
bajo una apariencia contradictoria, llegando a conocer la palabra, la verdad que es el
propósito íntimo, beneficio de toda apariencia, siempre muy bien entendida para
nuestro progreso y bien. Ara también significa peregrino, además era el nombre de
uno de los hijos de Ulla de la tribu de Asser. También se llamaba así el padre de
una de las familias que volvieron con Zorobabel del cautiverio en Babilonia. Igualmente este hombre tenía un hijo cuya nieta se casó con Tobías el Ammonita enemigo de los judíos que reedificaban el Templo de Jerusalén.
Los latinos copiaron los altares del ara máxima de la Roma pagana. Ubicándolas
junto a las tumbas en forma de piedras cuadradas u oblongas, a las que daban también el nombre de Aras o Altares. Nuestros altares tienen su origen en estas piedras
cuadradas, que eran otras formas de mojones, los cuales recibían el nombre de Dioses Término, Hermes y Mercurio, de donde proviene aquello de los Mercurios
“quadratus” “quedrifons” etc, o sea, los Dioses de cuatro caras de quienes esas piedras cuadradas son símbolos desde la más remota antigüedad (H.P Blavatsky, orígenes del ritual en la iglesia y la masonería).
El Ara o Altar es una mesa consagrada por los Francmasones para recibir los juramentos, ofrendas, libaciones, incienso, sacrificios, etc.
Cabe mencionar que la
piedra en que se sentaban los Reyes de Irlanda, era un altar de esta clase. En la
Abadía de Westminster, en Inglaterra, existe todavía una de estas piedras, a la cual
se atribuye además una voz y se asegura que fue la piedra en que Jacob apoyo su
cabeza para soñar con la escalera que lleva su nombre. Los Reyes de Inglaterra para
ser coronados toman asiento sobre esta piedra actualmente.
Astronómicamente el Ara representa al Sol y como la Logia por analogía representa al Universo, al sistema Solar planetario y al hombre, es la razón porque el Ara es
ubicada justa y exactamente en el centro del Templo masónico. Para significar mejor al Sol, se le supone en el centro del sistema solar planetario.
La forma regular y tradicional del Área, es la de una pirámide cuadrangular, que se
usa en ciertos Ritos de la Francmasonería. En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado,
el Ara adopta la forma de un triangulo equilátero, tanto en su base como en su cara
superior, cuyo origen procede de los Druidas, su altura ordinaria es de tres pies,
cualquiera que sea su forma, teniendo tres gradas en su parte inferior y descansa
sobre un pavimento de Mosaicos blancos y negros, que se alternan y que simboliza
la igualdad de las razas y el eterno contraste de los pares que opuesto, que forma la
base de la armonía universal
71
La colocación del Ara triangular, debe ser con uno de los vértices del triangulo
dirigido hacia el occidente y además la base del triangulo orientada hacia el oriente
facilita al V M cuando baje junto al Ara, para tomar el juramento y otorgar el
grado respectivo a los recipiendarios.
El Ara es uno de los más importantes símbolos de la Francmasonería, ya que representa la conciencia Universal y la Conciencia del Hombre. Imaginar que una logia
trabaje sin Ara, sería lo mismo que pensar que en el sistema solar planetario no
existe el Astro Rey.
Nuestro altares o aras triangulares nos recuerdan la Interpretación simbólica del
triangulo, que nos enseña la doctrina del hombre cuya educación y entrenamiento
no es unilateral, con perjuicios e incompleta. Puede ser sabio entre sus semejantes,
pero si carece de fortaleza física y de belleza de carácter falla ante los ojos del creador, Puede ser el epítome de la fortaleza mental y física, pero si carece de sabiduría,
será simplemente un Sansón.
En el Triángulo, el uno representa lo positivo, el dos lo negativo y la unión de ambos, o sea la tercera punta del triangulo, es la manifestación perfecta, El triangulo
con el vértice hacia arriba significa lo que va de abajo hacia arriba, y con el vértice
hacia abajo lo que viene de lo Alto, del Gran Arquitecto del Universo.
El Ara será cubierta en su parte superior por un paño de terciopelo rojo, símbolo del
R E A y A, sobre él se colocara un cojín encarnado rojo y encima las “Tres
Grandes Luces de la Francmasonería “ La Biblia que dirige y sostiene nuestra Fe; la
Escuadra que regula nuestros actos conforme a los preceptos de la moral; el compás
nos enseña que la justicia y la equidad deben presidir nuestros acciones entre los
hombres y especialmente entre nuestros hermanos. En la parte alta sobre el Ara brillara la Estrella de David o Sello de Salomón. Entre los Druidas se usaba la Espada
Flamígera, llamada de Bellino (El Sol), que continúa colocándose entre Masones
sobre el Ara, es el símbolo del Honor por el que juran todos los miembros de nuestra orden, representa para el Francmasón la lucha constante entre los dos principios,
el Bien y el Mal; existiendo siempre para el segundo el castigo simbolizado por el
fuego destructor de la conciencia.
El Ara es la mesa que sirve para la Cena Mística; es el pedestal que contiene el alimento del Alma, por eso está ubicada en el centro del Templo de la sabiduría de la
luz y de la verdad. Debe considerarse dedicado en primer término a la tolerancia y
donde los Masones agrupados a su alrededor unidos por el mismo pensamiento y
marchando hacia el mismo objetivo forman el indisoluble y delicado lazo que la
filosofía y el Amor han bordado.
72
LAS TRES LUCES
Los antiguos masones hacían descansar su obra sobre tres grandes pilares llamados:
Sabiduría, Fuerza y Belleza en honor de antiguos dioses, a los que los fabricantes
de imágenes de la Edad Media, han consagrado tres de las 22 composiciones alegóricas del Tarot.
Cuando el pensamiento y el sentimiento de todos los que participan en el drama del
ritual se hallan aunados en cada acto y cada palabra, como si surgieran a lo inusitado, como el caso de una Logia.
Las tres grandes columnas de una logia, personifican distintos aspectos, facultades y
actividades de nuestro” Ser” o del Universo. Tiene cada uno, un significado psicológico, y a través de su actuación podemos ver cómo funciona el mecanismo de la
Conciencia en el Ser. Según el dicho “Como es arriba es abajo” este “ser” personificado en la logia en miniatura donde vemos funcionando la trilogía; Protón,
Neutrón y Electrón.
En Dios vemos así mismo, la Trilogía: Padre, Hijo y Materia, entre estos dos extremos esta el ser humano con la Trilogía: Espíritu, Alma y Cuerpo. Aun en nuestro
cuerpo o personalidad, vemos actuando también la trilogía compuesta por los cuerpos mental, emocional y físico.
Esas trilogías se hallan sintetizadas en una logia, por tres grandes dignidades, que
son: el venerable Maestro, el primer Vigilante y el Segundo Vigilante, que son las
columnas que sostienen la Logia. La sabiduría, la Fuerza y la Belleza, ó sea la Omnisciencia, la Omnipotencia y la Omnipresencia del G A D U patentizadas
como Principios de Verdad, ubicadas al Oriente, al Occidente y al Sur respectivamente, en donde se manifiestan las tres cualidades.
La actuación de cada una de estas dignidades, para la interpretación que corresponda al “Ser” que deseamos considerar, se establece en el drama de la ascendencia y
descendencia del hombre. Aquí estamos tomando a la Logia como una representación suya y a las tres personalidades principales, como personificaciones de la actividad de su Espíritu (que denomina el Ser Supremo), su Alma mediadora (su Ser
Superior) y su cuerpo ó sea su personalidad (que denominamos el Ser Inferior), sin
olvidar por un momento que él es una imagen del GADUen todos sus detalles.
El drama que se desarrolla en cada tenida por el espíritu, el alma y la personalidad
en acción, funcionan en nuestra etapa evolutiva, denominada en masonería, grado
de aprendiz, en la siguiente forma: el venerable maestro, es aquel hermano de sólida
reputación y reconocida autoridad adquirida por la madurez de su juicio, por su saber y grandes virtudes, es el que ilumina a los hermanos con la luz de su sabiduría;
personifica la divinidad, el espíritu y el poder divino. Se halla situado en el lugar
73
más elevado de la logia, representando así nuestro ser supremo. Su imagen es la
expresión de la Voluntad espiritual y se manifiesta a través de la mente Superior.
El Primer Vigilante como Alma, personifica al “Hijo” o sea la síntesis o relación
entre el Espíritu y Materia, no es ni lo uno ni lo otro. Es por tanto, el mediador entre
los dos opuestos (Espíritu y Materia). Expresa la Fuerza en acción y su característica predominante es el Amor ilimitado u horizontal, distinguiéndose por su acción y
equilibrio. Esto se halla simbolizado por el Nivel, que lleva como distintivo, durante
los trabajos en Logia. Por hallarse con la vista dirigida hacia el Oriente, puede desde
su ubicación ver claramente el Plan, es por este motivo, el constructor en nosotros.
Refleja al 2do. Vig la luz que le llega del Oriente.
El Segundo Vigilante, personifica la personalidad o el aspecto material del Ser.
Constituye el instrumento a través del cual se expresa al Ser Supremo en nosotros, y
lleva a cabo su obra de construcción espiritual del Templo. Reúne a los Obreros, ó
sea a sus instrumentos, para que revelen a través de sus obras, la belleza divina. Su
cualidad distintiva es la inteligencia o luz mental. Se distingue por su acción en un
sentido vertical, en contraste con la actitud horizontal del Alma. Es por esto que su
distintivo en Logia sea la plomada, la cual a su vez en su carácter de péndulo, indica
lo temporal de su existencia. En el cruce de ambos en punto elevado de síntesis como es de esperarse, se halla el primer objetivo de la personalidad, el cual requiere
su fusión con el Alma. Esto se confirma en la Escuadra que lleva el V.: M.: y que
simboliza al hombre, pues es la misma es una combinación del Nivel y la Plomada;
de lo vertical y lo horizontal de la vida.
En el taller, es costumbre que cerca del V M se encuentre la estatua de Minerva que simboliza la Fuerza, y cerca del 2do. Vig la estatua de Venus, que expresa
la belleza.
74
LAS TRES GRANDES LUCES DE LA FRANCMASONERÍA
En la parte céntrica del Valle del Templo de la Logia, está ubicada el Ara. A su
alrededor tres luces. Sobre el Ara se encuentra un tapiz y sobre éste, se coloca la
Biblia o Volumen de la ley Sagrada, la Escuadra y el Compás. Las que se denominan “Tres Grandes Luces de la Francmasonería.” Estas Grandes Luces se encuentran bajo el brillo de la refulgente Estrella de David o Sello de Salomón, cuya significado interpreta el masón Goethe diciendo: “Para empezar y conducir: Compás,
Plomo y Nivel”. Todo se entorpece y paraliza en las manos, si la Estrella no ilumina el día.
La Biblia o Volumen de la Ley Sagrada es: “La Luz sobre nosotros”, no como autoridad dogmática, sino como expresión de fe en una ordenación moral del mundo.
La Escuadra es “La Luz en nosotros”. El símbolo del derecho y del Deber, de la
acción moral. El Compás es “La Luz alrededor de nosotros”, el símbolo de la Fraternidad y del Servicio al Prójimo.
La Biblia simboliza la palabra divina, el verbo o verdad suprema, escrita en nuestro
corazón, en nuestro archivo de la memoria. Es la ley natural de la cual habla San
Pablo. Significa la revelación de lo alto, que obliga a la conciencia del individuo
que está siendo iniciado. La Biblia simboliza al G.:A.:D.:U.: a través del Verbo, del
Logos. En nuestros Rituales se menciona que la Biblia es el símbolo del esclarecimiento que debemos a nuestra Razón.
La Escuadra representa lo sólido, es el símbolo de la materia. Puede representar la
vida terrena del hombre, su parte más inferior, el Soma. Tiene diversas significaciones simbólicas como: Justicia, Equidad, indican que los actos humanos deben
encuadrarse en miras de superior y eminente bondad.
El compás simboliza la vida superior del hombre, la parte espiritual, el Alma, la
Conciencia, el Ego. El compás representa un ángulo de la cual dos líneas distintas
parten de un punto y cuanto más se alejan de su origen, más se separan. Entonces,
el punto central del compás es la unión del Espíritu, del hombre con el Espíritu Divino. Es la realidad que se manifestó en apariencia. Es el Ser que adquirió forma.
Es el Espíritu que se vistió de materia. El punto central de la unión corresponde al
oriente, al mundo de la verdad, de la realidad, la fuente de la creación que permanece eternamente y en estado de unidad invisible.
El compás es la intuición y la Escuadra la Razón. La Escuadra es el inverso del
Compás. Si el compás representa el Espíritu manifestado en la materia, en el cuerpo. La Escuadra, cuyo punto central es hacia abajo y sus dos brazos se elevan hacia
75
el Cielo, representa al hombre inferior que por ser dominado por lo superior se eleva nuevamente a su origen, al Cielo.
También el compás representa el Cielo, la Divinidad, el Espíritu entrelazado con la
Tierra, la Humanidad y la materia. Lo superior se une a lo inferior, el Verbo es
hecho carne, Luego la Escuadra y el Compás simbolizan al Ser Humano en su integridad.
Entonces la Escuadra y el Compás abiertos y entrelazados encima de la Biblia o
Palabra Divina, son los instrumentos simbólicos que nos sirven para interpretarla y
usarla constructivamente. Las dos herramientas están apoyadas sobre el Logos expresando que la existencia del hombre depende del G ADU y que no puede
tener existencia separado de él. Esto tiene vigencia siempre, es permanente, y es por
eso que la combinación de las Tres Grandes Luces de la Francmasonería, tiene que
estar presente en los tres grados. La combinación de las tres tiene por significado:
La existencia de un Espíritu Divino, una Fuerza indefinible o Primer Principio Fundamental, la existencia de un Alma o Espíritu humano y la relación de ambos con el
Universo material.
76
LAS TRES PEQUEÑAS LUCES
La Luz que busca la Francmasonería no es aquella representada por el Sol, sino la
Luz que proviene del conocimiento, porque la luz es Verdad y nuestro ritual nos
dice: La Verdad por sí misma es inmutable; en sus juicios no existe la injusticia y
ella es majestad, poder y gloria de todas las edades.
En el simbolismo masónico, la oscuridad es el Mal, mientras que la Luz es el Bien.
Muchos de nuestros antiguos diplomas ostentan la siguiente Oración: La Luz brilla
en la oscuridad y la oscuridad no la comprende. Que es una forma simple de intuir
que la Verdad no puede ser comprendida donde prevalece la ignorancia. Es por
consiguiente nuestro deber llevar el conocimiento a nuestro prójimo para que él
pueda ser capaz de comprender la Verdad.
En la lectura del primer grado sabemos que la Logia consta de tres Luces pequeñas
simbólicas: una de éstas se encuentra en el Este, una en el Oeste, y una en el Sur.
No existe luz en el Norte, por razón de que el Templo del Rey Salomón, del cual
todas las Logias es representación, se colocaba tan al norte que la Elíptica que el Sol
y la Luna, al alcanzar su altura meridiana, no podían arrojar sus rayos en la parte
septentrional. Por consiguiente, al norte le llamamos Masónicamente el lugar de la
oscuridad. Este uso simbólico de las tres luces pequeñas, es muy antiguo, encontrándose en las lecturas primitivas del siglo pasado.
¿Por qué las tres luces? Porque es la parte de nuestro simbolismo: es la Fe, la Esperanza y la Caridad: la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza: el Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente. El Triángulo equilátero representa a Dios, y el símbolo perfecto
de un hombre cuya calidad es la armonía de su Ser. El triángulo nos enseña la doctrina del Hombre Perfecto – un hombre cuya educación entrenamiento no es unilateral, con prejuicios e incompleta. Un hombre puede ser Sabio entre sus semejantes,
pero si carece de fortaleza física, ó de Belleza del carácter, falla ante los ojos de su
Creador. Puede ser epítome de la fortaleza Mental y Física, pero si carece de Sabiduría, será simplemente una Gargantúa. Si carece de Belleza del carácter ó del
cuerpo y tampoco tiene sabiduría o Fortaleza, no está apto para llevar a cabo su
deber para con su Creador o con sus semejantes.
Las Tres Luces, de igual manera que los Tres Oficiales Principales, y los tres sostenes principales, se refieren indudablemente, a las tres estaciones del Sol – su salida
en el Este, su meridiano en el Sur, y su puesta en el Oeste: y de este modo el simbolismo de la Logia, como representación típica del mundo, continua siendo preservado.
Y es aquí donde vemos la necesidad de arreglar debidamente en forma correcta estas luces para que transmitan su simbolismo. Deben ser dispuestas en forma de
77
triángulo. Desde que es a través de la Luz que se obtiene el Conocimiento, la Luz
se convierte en Saber. La Biblia que a través de las Centurias ha sido la Regla y
Guía para los francmasones es la Fuente del verdadero Conocimiento y como está
en el Altar Masónico, sus páginas se hacen visibles a través de las tres luces conocidas como las “Tres pequeñas Luces de la Francmasonería” y que nuestro ritual
denomina “Los Tres Fuegos Ardientes”, pero los cuales más a menudo se les nombra como los “Tres puntos incandescentes”
Y aquí el modernismo ha invalidado nuestras ceremonias. Una bujía incandescente
nunca puede llegar a ser equivalente a una vela encendida. El progreso es deseable,
pero no a expensas de nuestras antiquísimas ceremonias. Es bueno hacer notar que
la Iglesia Católica Romana no ha dejado de lado las velas (candiles). Y las ha tenido encendidas a través de las centurias y conoce el valor de conservar las costumbres.
Alrededor de 1730, diecisiete años después de la formación de la Gran Logia de
Inglaterra, las Pequeñas Luces estaban situadas en los pedestales de las Tres Dignidades de la Logia, eran candiles (Velas) largos, que representaban el Sol, la Luna y
el Venerable Maestro, estaban situados allí, porque la tradición decía que existían
ventanas en el Sur , Oeste y Este de la Logia que suministraban Luz al Templo.
Princhard, en su Masonería Analizada (Masonery Disected) escribió en 1730 un
Catecismo ¿Tiene alguna Luz fija en determinado lugar de tu Logia? Sí ¿Cuántas?
Tres, ¿Cómo están situadas? En el Este, el Sur y el Oeste, siguiendo el curso del Sol
- ¿Cuáles son sus usos? – Para alumbrar a los hombres, para su trabajo, en su trabajo y desde su trabajo.
Por el año 1813, cuando las dos Grandes Logias de Inglaterra se unieron, el sistema
de los Antiguos fue adoptado: este sistema se refería a la Biblia, la Escuadra y el
Compás como las Grandes Luces de la Francmasonería, mientras que las Tres Velas
se convirtieron en las Tres Pequeñas Luces. En ese tiempo los pedestales empezaron a ser usados y los candiles fueron puestos en los sitiales de las tres Dignidades
donde formaban un triángulo grande usando toda la mitad del Sur de la Logia.
Por esta misma época fueron separadas y desconectadas una de otra: esto prevaleció
en 1787, porque Preston en su obra “Ilustraciones de la Francmasonería” enumeró
el orden de precesión y consagración de “Perfecta Unidad” Logia No. 1 en Maoran,
India”
Hemos visto como eran situadas originalmente las Tres Pequeñas Luces y cómo
deberían ser acomodadas si es que nosotros siguiéramos la historia de su emplazamiento ¿Cómo entonces sería la disposición simbólica? Pensemos que no habrá
interrogante alguna con respecto a su colocación en forma de una Triángulo: aún
nuestro ritual actual nos dice de las Tres Luces en “una posición triangular en el
Altar”. Nosotros damos por correcto que las luces se deben disponer de manera que
den la mayor cantidad posible de iluminación. El amontonarlas no es la solución.
78
Cada parte de las Grandes Luces deberían estar iluminadas igualmente necesitando
por consiguiente el arreglo de las luces alrededor del Ara o Altar, Y es aquí donde
muchas grandes Logias difieren en la forma como se deben situar estas luces. En
primer lugar no hay ninguna Ley, ni tampoco la ha habido para especificar cómo se
deben acomodar estas luces.
Creemos que la mayoría de nuestras jurisdicciones concuerdan en que las luces deberían estar alrededor del Ara y no en el Altar: por lo menos esto parece estar de
acuerdo con nuestras tradicionales. Creemos que la Tradición más antigua es aquella que pone la luz en cada una de las estaciones principales, pero razones prácticas
parecen demandar en nuestro país el que coloquemos las luces alrededor del Altar.
En los días de la Antigüedad existía el problema de suministrar la luz en las Tenidas
y por consiguiente las tres luces estaban repartidas en el Salón de la Logia para así
cumplir su cometido.
79
EL PAVIMENTO MOSAICO
En el Templo masónico, a tres pasos de la puerta, se encuentra al Occidente situadas
dos columnas, “B.: y J.:”, emblema de los dos principios y de los pares de opuestos
que dominan el mundo visible. La actividad combinada de estos dos principios
aparece manifiestamente en el pavimento de mosaico en cuadros blancos y negros,
representando el contraste de posiciones sociales, ideas políticas y creencias religiosas de los masones, que a pesar de su diversidad componen la admirable y encantadora armonía de la Orden.
La palabra Mosaico, etimológicamente deriva del latín mosaicum, propiamente museo y según otros, obra de las Musas, Obra taraceada de piedras pequeñas o de trozos de esmalte de diversos colores formando con su conjunto una especie de pintura.
El pavimento Mosaico ocupa el Valle del Templo y se extiende desde la base de las
columnas hacia el Oriente, igualmente en forma de cuadrilongo, ocupando el centro
del Templo.
El pavimento mosaico, consiste propiamente de muchas piedrecillas de diferentes
colores unidas en conjunto de acuerdo con el modelo o dibujo imitando la pintura.
Se practicaba mucho entre los Romanos, quienes lo denominaban Musivum Opus,
de donde los Italianos tomaron su Mosaico, los Franceses su Mosaique, y nosotros
nuestro Mosaico. La tradición Masónica es que el piso del Templo de el Rey Salomón estaba decorado con el pavimento mosaico de piedras blancas y negras.
La idea Masónica fue quizás sugerida por primera vez en el pasaje, que se encuentra
en el Evangelio de San Juan, por lo que, entonces Pilatos, al oír esa máxima, condujo a Jesús, y le sentó en el trono en el sitio que se llama el Pavimento. Pero que
en Hebreo es “Gabbatha”. La palabra traducida aquí por Pavimento es en el original Lithostroten, que es la misma palabra usada por Plinio para denotar el pavimento formado de piedras ornamentales de varios colores, precisamente lo que se quiere
significar por el pavimento Mosaico.
Por lo tanto, existía una parte del Templo, que estaba decorada con el pavimento
Mosaico. El Talmud nos informa que había un pavimento de esta forma en el
cónclave, donde el Gran Sanedrín verificaba sus sesiones.
El pavimento de Mosaico, es un símbolo antiguo de la Orden. Se encuentra en los
Rituales primitivos del siglo pasado, se clasifica entre los ornamentos de la Logia
en combinación con la franja bordada y dentada. Sus piedras que participan de los
colores blanco y negro han sido fácilmente interpretadas convenientemente con los
símbolos del bien y del mal de la Vida Humana.
80
El pavimento Mosaico es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada por
la dualidad, constituida por los pares de opuestos que se encuentran constantemente
el uno cerca del otro, el día y la noche, la oscuridad y la luz, el sueño y la vigilia, el
dolor y el placer, el éxito y la desilusión, la dicha y la desdicha, etc. Sobre estos
opuestos, que se hallan sobre todos los caminos y en todas las etapas de nuestra
existencia, el iniciado que ha gustado la Capa de Amargura debe marchar con ánimo sereno e igual, sin dejarse exaltar por las condiciones favorables ni reprimir
por las apariencias desfavorables.
El pavimento de Mosaico significa en verdad que así como el G.:A.:D.:U.: estableció sus planes en la alta esfera, así debemos nosotros establecer las nuestras, tan en
armonía con los suyos como podamos y en imitación de ellos. Dicho de otro modo
el pavimento del Templo significa al Plan en el pensamiento del Logos, llamado por
los griegos “el mundo inteligible”. Dicen los filósofos griegos que de éste, provienen todas las cosas que conocemos. Que todo está proyectado de antemano y que, el
mundo existía en el divino pensamiento antes de aparecer en material manifestación.
En las Logias de hace dos siglos, el pavimento del Templo se trazaba cada vez en el
suelo con yeso en lugar de tenerlo estampado y se consideraba como parte de los
conocimientos propios del V.:M.: que supiera trazarlo hábilmente sin copiarlo de
ningún modelo.
El pavimento de Mosaico es una indicación simbólica de los rangos, de las opiniones y de los sistemas religiosos que se confunden en la Masonería. Emblema de la
estrecha unión que debe existir entre los Francmasones, a pesar de la diferencia de
nacionalidad, de temperamento de raza y de ideas, ligados por el cemento indestructible de la verdad. El ladrillo o loseta blanca es el emblema del Alma pura del Iniciado, así como el negro es de los vicios y pasiones a que está sujeto el profano.
Es importante resaltar la “Ley de los contrastes”, la ambivalencia, el sistema binario, lo complementario y encontrado en las columnas. “Son los contrastes quienes
crean lo que se puede constatar, ya que sin ellos no variamos la uniformidad y la
confundiríamos con la nada”. Sin duda la alternancia del blanco y el negro ofrece
una Visión del Bien y del Mal, conceptos indisociables del hombre en su mundo
terrenal, pero también representa a las Tinieblas y a la luz en su concepción iniciática y por supuesto al cuerpo y al Espíritu, negro=materialidad y blanco=Espiritualidad.
El pavimento de Mosaico compuesto de cuadros blancos y negros, indica la doble
fuerza que, a su vez, arrastra al hombre, ya hacia el espíritu o ya hacia la materia,
hacia la virtud o hacia el vicio, lo que es causada que sus pruebas sean demasiados
penosas y sensibles y retarden el instante de alcanzar la bienaventuranza a que el
llamado. Queda así representado el sentimiento de Igualdad y Fraternidad masónica
y humana pese a la diferencia de ideas, razas o color etc.
81
Si bien el profano no ve más que la posibilidad de andar alternativamente pisando
un cuadrado blanco después de uno negro y sucesivamente, el Indicado deberá caminar por la vía marcada por las líneas mosaico, dejando a su derecha y a su izquierda un cuadro de color alternativo. El paralelismo con el tablero de juego de
Ajedrez es inevitable.
Podríamos resumir así el pavimento blanco y negro: el hombre que sepa comulgar
con los cuatro elementos y se integre en esta unión creativa, pasando las “pruebas”
entre el Bien y el Mal, llegará a acercarse a la Divina Sublimación.
82
LA OBRA DEL APRENDIZ
Todo simbolismo masónico señala a la finalidad especialmente operativa de la Sociedad cuyo nombre es sinónimo de Construcción. Únicamente puede llamarse
masónico aquello que eleva o levanta algo en el dominio intelectual, moral y espiritual, en el mundo de la realización objetiva.
El objetivo de nuestra Augusta Institución, es la formación del hombre y la humanidad, para construir el inmenso y maravilloso templo de la perfección y cuyos planos
fueron delineados por el Gran Arquitecto del Universo. En consecuencia, los masones somos obreros que cooperamos con ese Plan, trabajando consciente y voluntariamente, en la construcción de esa obra incomparable que consiste en hacer que la
humanidad se encamine por ese sendero hacia su perfección,
Antes consideramos que todas las fórmulas, símbolos, ceremonias y tipos de la
Francmasonería, nacen del trabajo como el deber principal de la vida y como la
más digna de todas las vacaciones. Representan a Dios en obra constante, para difundir más belleza, más orden, más bondad y más justicia en todos los mundos que
ha creado y perpetúa, recomendando solemnemente al hombre, que siga tan sublime ejemplo dando al iniciado esta primera enseñanza: “Trabaja”, le dice. Trabaja
con las manos y el corazón, que el cielo trabaja incesantemente y la Naturaleza enseña el trabajo del Arte. Todo Francmasón debe ser trabajador, no hay culto más
elevado que el trabajo. Conforme con este principio, todo Francmasón ha de ser
más que todo un trabajador, en el sentido más elevado de la palabra, aquel que concibe y realiza una obra ó actividad inspirada ó animada por un impulso ó fin ideal y
cuyo carácter distintivo es el amor a la obra a la que se dedica y toda reunión y actividad “masónica”, ya que los dos términos tienen el mismo sentido.
Siempre se trata de construir, o sea, poner en obra y levantar, de acuerdo con un
plan determinado, que constituye su fundación tanto ideal como material, las piedras que representan la materia prima, oportunamente labrada y puesta en obra.
El Francmasón no se detiene a considerar el objetivo de su Fraternidad como un
ideal irrealizable, utópico, sino que se entrega plenamente a su labor de hacer a esa
humanidad cada vez mejor, cada vez menos imperfecta, todo lo cual se expresa
simbólicamente diciendo que construye dentro de sí mismo, dentro de su propio
espíritu, un templo a la Virtud, a la Moral y la Sabiduría consagrada G.:A.:D.:U.:,
en otras palabras, construimos una Humanidad mejor haciéndonos mejores a nosotros mismos, que somos parte de la humanidad.
Como en el Templo de Salomón, que representa simbólicamente el Templo de Perfección de la Humanidad, también en el trabajo masónico toman parte aprendices,
compañeros y maestros, cada quien con sus labores específicas, de conformidad con
83
los conocimientos y habilidades de cada uno. La división del trabajo masónico
asigna al hermano Aprendiz, especulativamente, la misma labor que realizaban operativamente los antiguos aprendices, incluyendo a los que intervenían en los trabajos del Templo de Salomón es decir, las labores más duras desbastar y pulir la Piedra Bruta, para que pueda ser utilizada en la construcción del Gran Templo.
La Piedra, es el principio básico de toda labor ó trabajo masónico, de la misma manera que el Plan ó Idea, reflejo del Logos, constituye el fundamento espiritual de la
Obra. La Piedra tosca representa la personalidad del Aprendiz, con todos los defectos del mundo profano: Vanidad, Egoísmo, Ambición, Vicios, prejuicios, bajas pasiones etc. es decir que el trabajo del Aprendiz consiste en desbastar la piedra tosca
significa que deberá quitar de su propia personalidad todos esos defectos del mundo
profano y que deberá ajustar su existencia al cumplimiento de los principios de la
moral masónica, los cuales abarca el aspecto externo como la observancia de una
conducta intachable, y el aspecto interno, subjetivo del individuo, como sus propios pensamientos y sentimientos, todo ese mundo individual interior que solamente
conoce nuestra propia consciencia. En otras palabras desbastar la Piedra tosca no es
solo aparecer que somos mejores, que somos buenos, que estamos en la senda del
perfeccionamiento, sino SER MEJORES, SER BUENOS, ESTAR EN LA SENDA.
En una frase nos superamos integral y continuamente, pues para desbastar esa piedra tosca, el aprendiz requiere grandes y especiales esfuerzos del obrero y el empleo
adecuado de sus herramientas la Regla, el Mazo y el Cincel.
El mazo representa la fuerza interior de nuestro espíritu, la fuerza de voluntad, pues
sin esa fuerza nada es posible realizar y el hombre que carece de ella actuará sólo
por los caprichos y deseos de los otros ó acondicionando a las circunstancias. Con
el mazo, fuerza de voluntad, llevamos al campo de las realizaciones nuestras ideas
de perfeccionamiento, es con esa fuerza de voluntad que ejecutamos los mayores
esfuerzos y soportamos voluntariamente hasta los sacrificios. Debemos sin embargo, precavernos de los excesos a los que pudiera conducirnos el culto exagerado de
la facultad volitiva, dado que los resultados de esta fuerza superan entre todas las
fuerzas cósmicas y puedan ser también destructivas, cuando no se aplique y dirija
constructivamente por medio del discernimiento, que se necesita para su manifestación más armónica, de acuerdo con la Unidad de todo lo existente.
El Cincel es otra herramienta indispensable en la obra del Aprendiz, pues, no podrá
desbastar la piedra tosca, sin su aplicación correcta, sin el empleo de la Sabiduría y
de la inteligencia que le permitan seleccionar la forma más eficaz para librarse de
los defectos del mundo profano y, al par, acrecentar las virtudes. El propósito inteligente que debe dirigir la acción de la voluntad es lo que representa precisamente el
Cincel, como instrumento complementario del mazo en la obra masónica.
Para que la acción combinada de ambos instrumentos sea realmente masónica, esto
es, útil y benéfica para el propósito de la evolución individual y cósmica, tiene que
ser constantemente comprobada y dirigida por la Escuadra de la Ley ó normas de
rectitud, cuyo ángulo recto representa la rectitud de nuestra visión, que nos pone en
84
armonía con todos nuestros semejantes y nos hace progresar rectamente en la senda
del Bien.
En esa obra de desbastar la Piedra Bruta existe una gran variedad de categorías
espirituales entre los aprendices, desde el que se destaca por su constancia, por su
interés, por sus virtudes, por el estudio y se convierte prácticamente en un hombre
santo al lograr un altísimo nivel de perfeccionamiento de su persona. Por otra parte, existen también grandes diferencias en el aprovechamiento de las enseñanzas
recibidas en la Logia. La obra de desbastar la piedra bruta encomendada al aprendiz Masón, es considerada por su enorme complejidad y por los grandes variados
esfuerzos personales que implica, como un trabajo permanente en la vida del
Francmasón.
85
LA PIEDRA BRUTA O TOSCA.
Se denomina simbólicamente así la piedra informe é irregular que desbastan los
aprendices. Emblema de la edad primitiva y del hombre sin instrucción e imagen
también del alma de profano. La piedra por razón de su dureza, ha sido desde los
tiempos antiguos el símbolo de la fuerza, fortaleza y fundación sólida. La piedra
por lo tanto, puede considerarse como el símbolo de la Fe y la Verdad, de la que
Cristo enseñaba el verdadero principio de la simbología, al llamar a Pedro, quien
representaba la fe, la roca o piedra sobre el cual él construiría su iglesia.
Pero en hebreo así como en la simbología egipcia, la piedra era algunas veces el
símbolo de la falsedad. Entre los Masones Activos u operativos es el resultado de
las ideas arquitectónicas, puesto que en la Masonería el Ashler bruto o piedra sin
labrar es el símbolo del mal en el hombre y su condición corrompida, en tanto que
el Ashler perfecto, o piedra labrada, es el símbolo de su naturaleza mejorada y perfecta.
Como joya fija e inmóvil, es el estado de la juventud del alma humana. La piedra
bruta o tosca, se encuentra en las Logias representando al recién iniciado o neófito.
Es la piedra extraída de la cantera del universo en las primeras manifestaciones de
la inteligencia. Simboliza al cuerpo físico del hombre en su propia forma y nos
hace presente el estado todavía rudimentario e imperfecto de la naturaleza, como
preparación material para un trabajo superior.
El aprendiz masón debe sentirse realmente simbolizado en la piedra bruta, en cuanto representación del individuo en estado rústico. En consecuencia, su trabajo fundamental deberá estar dirigido al pulimento de la roca informe, estableciendo que él
es también Piedra Viva. Que debe tallarse a sí mismo, de acuerdo con las exigencias
del ideal constructivo, para lograr los ángulos perfectamente rectangulares de la
piedra cúbica. “Vosotros también, como piedras, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio Santo…” decía, Pedro en su primera Epístola.
El aprendiz masón es entonces, materia prima que requiere ser elaborada por el Mazo y el cincel. Entendiendo que con tenacidad en la tarea puede esculpirse y arrancar sus deformidades espirituales y morales de material bruto, para buscar la perfección en la armonía con la ayuda de la Escuadra. Ésta será guía y comprobación de la
obra bien hecha.
En el aprendiz masón es necesaria la educación virtuosa con el auxilio de la inteligencia y de la voluntad, para poder modificarla con la luz de la iniciación. El templo espiritual que gobierna la masonería es el Universo, hasta adquirir las cualidades que por un trabajo justo y perfecto, le permita, poco a poco, conseguir su perfeccionamiento.
86
Toda piedra bruta ó tosca sale de la cantera; así como el ser humano sale de la matriz materna. Viene a este mundo con el germen de determinadas cualidades, aptitudes y características, cuya actualización depende de una parte del ambiente familiar
y por otra de la educación recibida. Pero el perfeccionamiento del carácter congénito y la eliminación de los defectos o malas cualidades, -en paralelismo con la intensificación de las virtudes- ha de ser obra del mismo individuo, coaccionado por la
experiencia de la vida terrena a cuyo término, -si bien no estará encuadrada del
todo la piedra bruta de su carácter- habrá adelantado algún tanto en su labor, que
proseguirá en la vida venidera, hasta convertirse en un Sillar perfecto del Templo
del G:.A:.D:.U:.
En la Logia debemos considerar a la persona que viene hacia nosotros y sobre todo
la que el arte se propone emplear los instrumentos de trabajo. Desde luego, nunca
es admitido tan y desbastado material. Por eso no figuran ni el taladro ni el pico. Y
es nuestro deber inquirir, en forma preliminar, acerca de las buenas costumbres del
candidato, para ser presentado. El lenguaje del buen informe oído en su favor, motiva el crédito constitucional que lo representa, como una parte de lo que se exige.
Si examinamos la piedra bruta, simbólicamente estará integrada de dos partes que
son: la esencia y la personalidad. Ésta procede de la cantera como masa compacta
de materia prima informe, la cual en base al trabajo tomará forma geométrica, como
un cubo u otra figura. Igual ocurre con el hombre que se va modelando y desarrollando a base de bondad, proceso que se da a medida que se vaya realizando la iniciación del masón.
En la piedra tosca la esencia es el núcleo y resulta del desbaste de la piedra para
conseguir el cubo de caras perfectas y regulares ó la figura geométrica regular que
se persigue. La personalidad es la piedra tosca que está simbolizada por la forma o
superficie exterior que presenta en su inicio y que puede ser modificada a base de
trabajo. Lo que lleva cada persona y tiene en sí desde que nace y puede modificarse
en la esencia y la personalidad.
La piedra bruta, no está presentada como un bloque, sino aproximadamente como
un cubo. Sus prominencias y excrecencias, deben ser golpeadas con el filo del mazo
y el empleo del cincel, para conseguir su pulimento. La cantera está constituida por
las grandes fuerzas acumuladas de los recursos naturales del hombre, las oportunidades, sin fin, del campo de acción humano.
Así como el Universo se compone de individuos en diverso estado de desarrollo, la
responsabilidad, por consecuencia, tiene que ser individual, ya que todo lo que el
hombre desee adquirir lo deberá construir y mantener por sí mismo. A cada hombre
le corresponde una piedra propia, diferente en su iniciación. Por eso, la Masonería
a esa piedra, en particular, le da el nombre de Rudo Ashlar.
87
El rudo Ashlar, contiene la forma perfecta dentro de sí mismo, exactamente cada
block de mármol, no obstante su rudeza y tosquedad contiene un Apolo ó una Venus. Así yace en cada ser humano el germen que siendo cultivado puede desenvolverse hasta la perfección. La misma luz simbólica del discernimiento espiritual, es
la que nos revela el estado de imperfección de nuestra personalidad o manifestación
individual y nos indica la necesidad de superar el estado de desorden profano, que
caracteriza al hombre esclavo de sus pasiones, vicios, errores e inclinaciones inferiores, enseñándonos a desbastar y labrar esa piedra bruta, para manifestar la perfección latente e inherente en la misma.
La piedra como elemento de construcción está relacionada con la sedentarización de
los pueblos y con una especie de cristalización cíclica. Desempeña un papel importante en las relaciones entre el cielo y la tierra. Lo mismo las piedras caídas del
cielo, como los aerolitos, que las piedras levantadas – Dólmenes, Menhires, Betyles
y Estelas. Diversos pueblos de Australia, de Indonesia, de América del norte consideraban el cuarzo como fragmentos despegados del cielo o de un trono celeste. En
cambio las llamadas piedras del rayo – silex prehistórico son símbolos de destrucción, éstas consideradas como la misma punta de la flecha y cargadas de poder
mágico. Betyle término de origen semítico que significa Casa de Dios, se trata de
piedras sagradas veneradas particularmente por los árabes antes del Profeta.
88
DESBASTAR LA PIEDRA BRUTA O TOSCA
La piedra es el principio básico de toda labor ó trabajo masónico. Por su consistencia y relativa estabilidad, así como por su tendencia ó facultad inherente de conservar de una manera firme, a través de los tiempos, la forma recibida y también el
lugar que se le dé en un determinado edificio, es el símbolo natural de todo efecto
permanente y duradero, de todo lo que nos aparece en una forma relativamente
constante y determinada y en particular del carácter o personalidad humana.
Los aprendices trabajan en desbastar la piedra bruta, a fin de despojarla de sus asperezas y de acercarla más a la forma que esté en relación con su destino. La misma
luz simbólica del discernimiento espiritual es la que nos revela el estado de imperfección de nuestra piedra o manifestación individual, y nos indica la necesidad de
superar el estado de desorden profano, que caracteriza al hombre esclavo de sus
pasiones, vicios, errores e inclinaciones inferiores, enseñándonos a desbastar y labrar esa piedra bruta, para que manifieste la perfección latente inherente en la misma, de acuerdo con el Plan del Gran Arquitecto.
Señalaré que cada vez que mi vista se dirige en el Templo sobre la piedra bruta o
tosca donde reside el misterio trascendente de su figura, pareciera que mi silencio
escrutador puede fundamentar mi respuesta, como si fuera un buzo preparado con
sus elementos propios que se sumerge en su propio interior, donde desentrañará su
verdadera historia. Si aquel símbolo que representa al Aprendiz de pronto hablara,
tal vez nos contaría su existencia anterior con todo su pasado ígneo y primitivo;
para luego argumentar su razón de ser hoy, con el fin de demostrar que es un símbolo masónico de privilegio y trascendencia.
Es posible que nos revele historias persuasivas de tantos QQ:.HH:. que han sido
valiosos ejemplos generacionales, a diferencia de otros hombres que no entendieron
el lenguaje esencial de la Masonería, o no sobrellevaron el trabajo constante para el
desbastamiento de su piedra bruta y finalmente, decidieron regresar al mundo profano con su tumulto y su bullicio.
Quiero pensar con alguna certeza que la piedra bruta señala mi origen humano, inteligente pero primitivo, con toda su carga de conceptuarme como un hombre rudimentario que expresa sus debilidades y defectos. Quiero pensar profundamente
que es mi deber modificarme para alcanzar la mutación hacia un hombre íntegro,
como lo hace el artista que de tanto modelar su escultura logra, finalmente, el resultado de su íntima creación.
Una vez reconocidas como tales, las imperfecciones naturales del carácter y del
complejo de hábitos y tendencias que matizan la expresión de la vida interna (perfecta en sí por su carácter divino, aunque parezca exteriormente imperfecta por cau89
sa de aquellas), hay que poner en obra aquellas dos facultades que simbolizan respectivamente el martillo y el cincel, con los que trabaja la piedra material, con el
objeto de remediar de una manera permanente ese estado de imperfección, modelando el carácter de acuerdo con el Ideal íntimo.
El primero de estos dos instrumentos, aquél que lleva en sí y utiliza en forma activa
la propia tendencia de por sí, inerte y pasiva de la gravedad; permitiéndole ejecutar
un trabajo. Es el emblema de la voluntad que existe en todos los hombres indistintamente, pero que, en general, por falta de discernimiento, se confunde con el instinto y la pasión. Muchas veces se halla pervertida al punto de hacerse destructora,
tanto de las mejores tendencias, como de la vida externa.
Efectivamente el martillo, empleado por sí solo y sin la inteligencia necesaria constituye, (como la voluntad desenfrenada y desordenada) el más simple y poderoso
medio de destrucción, mientras que su uso perfectamente disciplinado lo hace uno
de los instrumentos más indispensables en cualquier género de obra o trabajo.
Para labrar y pulir la piedra, así como para darlo ó imprimir y grabar en ella una
forma ideal determinada, el martillo solo nos sirve en proporción de cómo se aplica
de una manera inteligente y disciplinada, sobre el cincel. Y la combinación de los
dos instrumentos expresando una idea ó imagen ideal, hará de aquella misma piedra
bruta (que puede ser inútilmente hecha pedazos con el sólo martillo empleado sin
inteligencia constructiva), una hermosa obra de arte que, como la Venus de Milo y
el Apolo de Belvedere, son evidencias de un genio inspirador.
Ese cincel, que el obrero tiene en la mano izquierda, apoyando su corte en el preciso
lugar en donde la fuerza bruta del martillo debe producir un trabajo útil, es emblemático de la determinación de la inteligencia que guía y dirige oportunamente la
fuerza de la voluntad, produciendo un resultado adecuado al corte del discernimiento y a la penetración mental que se ha aplicado sobre el objeto de los esfuerzos.
Así como el martillo, empleado por sí solo, difícilmente podría darnos un resultado
constructivamente armónico, y de ninguna manera perfecto, así tampoco el cincel
de por sí podría producir algún trabajo eficiente. Lo mismo sucede con la voluntad
y la inteligencia cuando actúen la una sin el concurso adecuado de las otras. La primera lleva resultados que se hallan lejos de ser satisfactorios, cuando no sean brutalmente detractores, mientras la segunda se afana inútilmente en crear los mejores
propósitos y en conceptuar y elaborar planes que, por no ser llevados a cabo y
traducidos en obra, resultan ineficaces.
Me dramatizaría por el paradigma de esos QQ:.HH:. por todo cuanto hicieron por
ellos mismos, por su Madrea Logia y por la sociedad, pero transformando mi propia
tragedia inmaterial en fortalecer mis valores para ser cada día mejor que el anterior,
para eliminar todas las imperfecciones que entraban mi accionar, para prender en mi
alma la pasión del aprendiz con las herramientas del artesano que se nos entrega la
noche de nuestra iniciación
90
Por lo tanto, solo por medio de un acuerdo perfecto entre las dos facultades puede
esperarse tener éxito en el trabajo de desbastamiento y pulimento de la piedra del
carácter individual, de manera que en la misma se revela la forma y perfección inherente de la vida. Elevada interior, que constituye su destino real y verdadero.
¿Qué quiere decir desbastar la piedra bruta? Recibir mi primera educación masónica
é instruirme en los primeros misterios y preceptos de la Masonería. Es también un
trabajo que debía hacer sobre mí mismo, y que consistirá en pulirme en cierto modo, es decir: esclarecer mi razón, acostumbrándome a la afabilidad de la indulgencia con mis HH:., a la benévola tolerancia con mis semejantes y al particular esmero
de corregir mis faltas.
Podemos concluir que:
1.- La piedra bruta o tosca es el símbolo fundamental que representa al aprendiz
masón como iniciado.
2.- En la noche de la iniciación se le entregan al aprendiz dos herramientas simbólicas, el Mazo y el Cincel, para el desbastamiento de su piedra bruta ó tosca.
3.- El mazo representa la fuerza y la energía, las que vinculadas con la voluntad del
aprendiz le permitirán su efectiva evolución masónica.
4.- El cincel representa la determinación de la inteligencia para realizar el trabajo
permanente que significa el desbastamiento personal.
5.- El simbolismo de la piedra bruta o tosca constituye proyección inicial que la
Masonería otorga a los HH:.AA:. para comprometerse con el proceso del perfeccionamiento que corresponde al hombre masón.
En otras palabras, cada piedra que se emplee en un edificio, elevado según las reglas del arte, ha de ser cortada ortogonalmente, quitándosele por consiguiente todas
las asperezas y todo lo que esconde, en la irregularidad exterior, ese estado ideal
de perfección tetragónica, que precisa evidenciar y hacer efectivo. Ningún obrero
puede ser capaz de reducir una piedra bruta al estado de piedra rectangular ó cúbica,
sino en proporción de cómo saber ver ésta en aquella, y se esfuerza en su trabajo
para hacerla evidente, conformándose con esa visión geométrica ideal.
Para ese objeto se necesitan otros dos instrumentos, que sirven para guiar y controlar el trabajo de los dos anteriores: La regla y la Escuadra. El primero nos da la
norma de la rectitud lineal, y además la justa medida que permite tanto la igualdad,
como la armónica proporción de las caras cuadrangulares de la piedra. El segundo
igualmente hace posible la rectitud de cada uno de los tres ángulos que concurren en
cada vértice ó ángulo triedro, representando con el ángulo recto el perfecto criterio,
con el cual únicamente la perfección ortogonal de la piedra puede hacerse evidente.
91
SIMBOLISMO DE LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ
La Masonería es una empresa constructora de vidas humanas a base de los elementos que la integran. La calidad de la vida interna de la Orden se refleja inevitablemente en su actuación, aún en el mundo profano.
Desde los tiempos más remotos, en que el hombre por primera vez dirige su vista al
cielo y contempla el infinito, resolviendo luchar por su existencia. Es así como con
el correr de los tiempos se ha visto enfrentado a la necesidad de crear instrumentos
o herramientas para la concreción de sus ideas y requerimientos. Por ello atribuyó
significados espirituales y mágicos a los objetos que iba conociendo y de ahí que su
vida estuviera llena de símbolos que si los analizamos en toda su magnitud, veremos que ellos nos dejan significativas enseñanzas que nos estimulan para su mejor
estudio y comprensión.
En esa época el hombre descubrió que si tomaba una piedra de forma adecuada y
compacta y con ella golpeaba a otro elemento, paciente y constantemente, al final
lograría modificar su condición primaria obteniendo la forma deseada aún cuando
su terminación no fuera la más acabada. Esto lo llevó a pensar que para poder
mejorar su calidad y aspecto, tal vez apoyándose en otro instrumento podría suprimir las imperfecciones desbastando y puliendo sus asperezas, a fin de lograr el elemento deseado.
De lo expuesto con el transcurrir el tiempo se consolidaron dos herramientas: el
Mazo y el Cincel. Elementos básicos y fundamentales, que los antiguos constructores debían dominar para dar forma a la piedra bruta o tosca y así erigir sus templos
sobre cimientos sólidos y perfectamente armónicos y estables.
Todo esto fue llevado al simbolismo de la Masonería especulativa, Por ello, la tarea
del Aprendiz Masón es la desbastar pulir su piedra tosca. Ésta representa su Personalidad; es decir que debe despojarse de todos los defectos del mundo profano, como son: la Vanidad, el Egoísmo, la Ambición, los Vicios, Prejuicios y Bajas Pasiones, etc. Haciendo uso de su inteligencia y voluntad representadas simbólicamente
por el Mazo y el Cincel, con el fin de edificar su propio Templo, libre de ese lastre
que acabo de enumerar. Nuestro mundo está lleno de símbolos y es que la Masonería hace uso de ellos para que nosotros a través de su estudio y análisis acucioso,
podamos acercarnos lentamente.
En su párrafo del Diálogo Socrático “LA PIEDRA BRUTA” en que Sócrates enseña a un discípulo en qué consiste el desbastar la piedra bruta, dice: “Así como al
desbastar la piedra bruta, arrojarás la escoria convertida en pequeñas partículas,
también al ir puliendo la piedra de tu propio Ser, irás arrojando en pequeños pedazos las escorias del egoísmo, las malas pasiones y los pensamientos necios, para
92
convertir tu obra en pedestal y asiento del Amor y de la moralidad superior, que nos
revela la grandeza de la Suprema Razón”. De estas palabras se desprende claramente el poder y la Sabiduría que estos símbolos representan para el hombre que
trata de perfeccionar su interior. Desde el momento en que entramos en contacto
con esta Augusta Orden y en la Ceremonia de nuestra iniciación se nos entrega el
Mandil para trabajar, nos transformamos inmediatamente en obreros que debemos
de poner todo nuestro esfuerzo, perseverancia y acuciosidad en desbastar y pulir
nuestra propia piedra bruta o tosca.
Nuestro Templo está coronado de una infinidad de símbolos y objetos que ante los
ojos del profano no son más que adornos. Ante el iniciado son los más preciados
tesoros, puesto que en ellos está la síntesis de los más elevados y puros pensamientos de las inteligencias diáfanas. Y es a través de los símbolos y alegorías que se le
entrega al iniciado todas las herramientas para cultivar su espíritu y elevar su condición de Ser.
La piedra es el principio básico de toda labor o trabajo masónico. Es la materia primordial, que debe ser seleccionada para la obra por su calidad y resistencia. Es la
roca informe que debe ser modelada, de la misma manera que el Plan o Idea, reflejo del Logos, y que constituye el fundamento espiritual de la Obra.
El Mazo es un instrumento activo y en forma de la Tau o cruz egipcia, tiene dos
extremos o cabezas laterales, uno de ellos con filo cortante en forma de una cúpula
de dos aguas y la otra cabeza es plana para actuar sobre la cabeza del Cincel. Es
una herramienta que sirve para romper las esquinas y protuberancias de la piedra
Sillar que se labra, viene de la palabra alemana Gipfel que significa cúspide o pico.
El Mallete que utiliza el V:.M:. También se llama Hiram, porque como el arquitecto
gobierna el taller y guarda el orden en la Logia. Siendo el Mazo un instrumento
activo símbolo del esfuerzo y voluntad, condición de todo progreso, simboliza en la
Masonería Especulativa: el Poder, la fuerza física, moral, espiritual, la perseverancia y constancia, la voluntad de golpear incansablemente.
El mazo debe ser de la magnitud y fortaleza que la obra requiere para producir un
trabajo útil. Pero se debe tener mucho cuidado, pues, su fuerza y uso indiscriminado
e incontrolado, puede perfectamente ser destructivo y desastroso si no tiene la dirección y el propósito adecuado. Para ello se requiere de un complemento y éste es
el Cincel, que es una herramienta pasiva de metal, que lleva en un extremo un filo
adecuado y en el otro una sección plana para recibir el trabajo producido por el mazo.
El Cincel simboliza el propósito inteligente de hacer con su filo y su temple un trabajo adecuado al corte del discernimiento y a la penetración mental. Simboliza la
inteligencia y el pensamiento que orienta, la determinación y concentración constante en un objeto dado, para ver las partes positivas y negativas de las cosas que
nos rodean. Simboliza también los efectos de la educación y disciplina en el enten93
dimiento humano, está lleno de Sabiduría, tiene la virtud de llevar una línea de verdad, se da con este instrumento forma a las masas deformes de piedra y del mismo
modo en el hombre para cultivar las ideas y pulimentar los rudos pensamientos,
desbastando lo falso, aparente y engañoso de la vida en su afán de superación y
perfección.
El Mazo y el Cincel deben trabajar mancomunadamente, en forma integral para
producir un trabajo útil, es decir en forma armónica y sincronizada, cuyo resultado
será una obra bella y perdurable. Estas dos herramientas simbólicas utilizadas por
el Aprendiz masón, también hacen uso de ellas, tanto el Compañero como el Maestro, ya que se consideran como eternos aprendices, porque estamos constantemente
buscando la verdad relativa, porque sólo la verdad absoluta es atributo del
G:.A:.D:.U:.
Así como el Maestro albañil le enseña a su ayudante o aprendiz la técnica y el arte
de labrar los materiales, para obtener un producto bello y apto para levantar la construcción, así nuestros Maestros nos guían a través de su ejemplo y enseñanza, para
que cada día, en cada acto que realicemos, busquemos siempre la Verdad, analicemos y estudiemos el verdadero significado del qué hacer cotidiano, su relación con
la sociedad y la mejor manera de poder entregarnos por entero a una causa justa,
logrando así superar en la medida de nuestras fuerzas, desigualdades y egoísmos,
que como profanos, sin intenciones preconcebidas y a raíz de nuestra propia obscuridad, interior, no vemos el mejor camino para el logro de nuestros objetivos. Es así
entonces que con la inteligencia representada por el Cincel y la perseverancia y voluntad representadas por el Mazo es posible encontrar la belleza y perfección que el
G:. A:. D:. U:. depositó en la Naturaleza y todo lo que nos rodea.
Las dos herramientas mencionadas pueden también tener un complemento o instrumento importante, como es la regla de veinte cuatro pulgadas, que puede ser de
metal o madera, que sirve para trazar líneas rectas. Es el emblema de la observancia puntual del deber y el progreso por la senda de la virtud, sin desviarse a derecha o izquierda. Es también el emblema del recto discernimiento y la justa medida.
Nos encamina en el orden moral sin apostasías, nos indica lo sabio y lo justo. Como modelo de orden y armonía, la regla masónica indica el empleo permanente,
perfectamente ordenado y disciplinado de la visión interior guiado por el discernimiento, sin el cual esta facultad se tomaría en nuestro peor enemigo, pues nada hay
tan funesto en la vida individual como una imaginación desordenada y desequilibrada gobernada por la emoción, la sensación y el instinto, en lugar de ser gobernada y dirigida por las facultades superiores de la razón.
La regla de veinte cuatro pulgadas se considera como indicador de la medida del
tiempo, que no debe ser malgastada las horas del día en la ociosidad, en la ambición, el egoísmo y otros vicios, sino ocho horas en el trabajo productivo, otras ocho
horas en el descanso reparador y las otras ocho horas restantes en la meditación,
superación y estudio, realizar actos en bien de nuestros semejantes, todo en beneficio de la Humanidad.
94
EL IDEAL
El término Ideal puede entenderse en varios sentidos:
1ª. Como la proyección de una idea,
2ª, como el modelo, jamás alcanzado, de una realidad,
3ª, como lo perfecto en su género,
4ª como una exigencia moral,
5ª como una exigencia de la razón pura.
6ª como la forma de ser de unas ciertas instituciones.
Como la forma de ser de unas ciertas entidades, el término “Ideal” se usa para adjetivar unos determinados objetos, los llamados objetos ideales. Con ello se quiere
llamar la atención sobre el hecho de que los objetos ideales son en un sentido distinto de cómo son los objetos reales.
En el pensamiento contemporáneo la cuestión del ser de los objetos ideales ha sido
objeto de mucha discusión, especialmente por parte de los filósofos de la matemática y los fenomenólogos. En general el ideal es el tipo de perfección concebido
por la razón y concretado por la fantasía. El ideal, verdadera condición de la vida
abraza todas las relaciones (Ideal artístico, moral, religioso, científico, etc.). El
hombre y muy particularmente el masón, no se satisface con lo que percibe de las
apariencias sensibles, especula, ve a distancia y filosofía y así concibe el ideal de la
vida, como norma y ley de conducta. Su carácter más acentuado, es contrario a la
filosofía perezosa, basada únicamente en las nociones abstractas, requiere el ideal
ser investigado y deducido del fondo mismo de lo observado, como dinámico, de
acción y movimiento.
La idea concebida anticipadamente, se convierte en imagen y símbolo, llega a ser
factor esencial de la vida, pues, se vive lo que se piensa, o como dice el Evangelio,
el hombre no vive sólo de pan.
El ideal, es la concepción anticipada de lo real en movimiento y transformación
constantes. Contra todo quietismo repulsivo a la condición humana, decía ya
Séneca: El amor al ideal, esencia imperecedera del sentimiento, se ha de traducir
necesariamente por virtud y eficacia del dinamismo, en amor al trabajo. Porque el
pensamiento es en último término, como ya decía Aristóteles el acto puro, pensar
es obrar, Y si la idea es el principio de acción, madre de la vida, según Goethe,
tiene a realizarse, posee en sí misma, una fuerza impulsiva y determinable. Todas
estas condiciones de la idea, primordialidad de la voluntad respecto al intelecto,
dice Schopenhauer expresan el carácter dinámico del ideal humano porque el ideal
es la idea, más la imagen en que se concreta la razón y la fantasía que impulsan a la
Obra.
95
Es, en efecto, el ideal eterno, como lo es la necesidad, urgentemente sentida por el
hombre y por parte satisfecha de interpretar la vida en la medida que le sea dable,
según las ideas que predominan de momento o las que se presenten como mejores
y más progresivas. Comprender es comenzar en sí mismo a realizar lo que se comprende, concebir una cosa mejor que lo existente es un primer trabajo para realizarla. El acto es la prolongación de la idea, el pensamiento es casi una palabra, cópula
mental, que sirve de base al origen natural del lenguaje, somos llevados irremisiblemente a expresar lo que pensamos. La concepción misma es un primer esfuerzo,
se piensa, se siente, y sigue la acción.
Lejos de ser abstracto, eterno y vaporoso, el ideal ahonda en los limbos de toda
nuestra vida, porque las ideas son verdadera energía que, antes, y para reaccionar
sobre lo externo por virtud del mandato voluntario, realizan un complicadísimo trabajo en la vida mental y aún en la vida orgánica, traduciendo sus influencias, por
signos fácilmente apreciables, así con rayo de luz muy intensa nos obliga a cerrar
los ojos, la vista de un peligroso instintivamente nos lleva a huir, y cuanto más intensa es la impresión, tanto más variados son los movimientos. Fácil será con lo
expuesto inferir que el ideal será tanto más eficaz cuanto más se acerque al dato real
y concreto,
La vida en los seres está ciertamente ligada a un trabajo constructivo, al cual atribuimos tres fases, que corresponden a los tres grados de la iniciación. Pero en
cualquier grado en que se trabaje, el masón está al servicio de la inteligencia universal, que preside la evolución de los seres. Se hace agente, el ministro de la inteligencia, el ejecutor de sus intenciones. El es el órgano activo, el constructor que no
sigue su capricho, sino que se conforma al plan general según el cual se construye.
Así a lo menos lo entendieron los antiguos Iniciados, que se decían Adeptos del
Gran Arte, a la vez sacerdotal y Real.
En la Logia los dos Vigilantes representan también, respectivamente, el Nivel y la
Plomada, esta última principalmente concierne al Aprendiz, en cuanto muestra la
dirección vertical de sus esfuerzos y de sus aspiraciones, para realizar lo que hay de
más elevado en su ser y en sus potencialidades latentes. Este esfuerzo en sentido
opuesto a la gravedad de los instintos, es el que caracteriza al masón en su deseo
de mejoramiento. Su mira debe, pues, dirigirse constantemente hacia el Ideal más
elevado de su Alma, para realizarlo en cada pensamiento, palabra y acción.
Así como la planta crece y progresa por medio de sus esfuerzos verticales, así también nosotros, fijando nuestra mirada en el Ideal que nos revela la verdadera luz,
crecemos en su dirección y llegaremos a encarnarlo, adelantándonos en la senda de
nuestro progreso individual.
Este es el uso que debemos hacer de la plomada para levantar el simbólico Templo
a la Gloria del Gran Arquitecto, de que proceden nuestras más elevadas aspiraciones: El Templo que construimos o levantamos en nuestro interior con nuestra propia
96
vida, la actividad constructora que obra en nosotros según los planes de la Inteligencia Creadora o Principio Evolutivo del Universo, a la cual tenemos el privilegio
de cooperar conscientemente con nuestro entendimiento y buena voluntad.
El Templo y la piedra cúbica son una misma cosa: el Ideal que debemos realizar
individualmente y en nuestra vida esforzándonos en superar nuestros defectos y
debilidades, y en vencer y dominar nuestros vicios, instintos y pasiones, que son las
asperezas de la piedra bruta que representa nuestro estado de imperfección.
Desde que el Aprendiz consigue alcanzar ese estado superior de conciencia con los
auxilios que le proporciona la Masonería, cuando llega a la altura de comprender y
de reconocer la luz que existe dentro de él mismo, entonces esa misma luz se manifestará en toda su vida, en sus pensamientos, en sus palabras y en sus acciones. El
Ideal del Aprendiz debe ser puesto en acción, para lo cual tiene como símbolo la
Plomada, que al contemplarla ve que está señalando para abajo, pasiones y defectos
que él necesita combatir y vencer o, por lo menos, dominar de tal modo que su
razón impere soberanamente, y para arriba por medio de su cordel hacia el infinito,
mostrando al masón que el cielo es el límite de sus aspiraciones.
97
PENSAMIENTO, PALABRA Y ACCION
Pensar, hablar y obrar, según mejor podamos, de acuerdo con nuestros más íntimos
ideales y profundas convicciones, es un testimonio que directamente nos concierne
en cada momento de nuestra diaria existencia.
El pensar es un acto psíquico que tiene lugar en el tiempo, que es formulado por un
sujeto (pensante) y que aprehende un pensamiento, el cual se refiere a su vez a una
actuación objetiva. Pensar es reflexionar, examinar con cuidado una cosa para formar dictamen.
Las formas del pensar son pues, muy diversas. No solamente cuando son examinadas desde el punto de vista psicológico, sino también y especialmente, cuando se
someten a examen crítico los usos del pensar. Por otro lado, se ha reconocido que
el pensar no puede fácilmente aislarse de otras actividades psíquicas, en particular
la de valorar.
Pensamiento es a diferencia de pensar, una entidad intemporal y especial, invariable
y desde luego no psíquica. El pensamiento es aprehendido o capturado por el acto
psíquico del pensar, pero no puede confundirse con el acto mismo ni con el contenido intencional al cual apunta. El hecho del pensar, que se supone sujeto el acto
psíquico, la expresión, el pensamiento y el contenido u objeto intencional no equivale sin embargo a una identificación de todos estos términos separables en el análisis fenomenológico y pertenecientes antológicamente a diversos tipos de objetos.
Todo pensar apunta a un pensamiento y todo pensamiento apunta a un contenido
intencional, pero si bien el pensar es un hecho psíquico que transcurre en un tiempo
y que implica un conjunto de representaciones, imágenes, intuiciones y expresiones.
El pensamiento entendido como lo que el pensar aprehende es un objeto ideal y,
consiguientemente se halla sometido a las determinaciones que corresponden a tal
tipo de objetos. El pensamiento se convierte, según algunos, en el objeto de la lógica que tiene una realidad formal.
El pensamiento antes que una actividad subjetiva, es una interioridad de la Conciencia, una actividad que se pone en acción según el estado de cultura que recibe
de esta misma conciencia. No es nunca el pensar una actividad vacía, y por tanto no
hay lugar a pensamiento sin objeto.
Mirar y ver el proceso doble y correlativo del pensamiento. El primer momento se
llama funciones y el segundo operaciones. Las funciones son principalmente subjetivas y activas, y las operaciones como resultado del trabajo empleado, objetivas y
receptivas, siquiera ni unas ni otras sean sólo subjetivas u objetas, pues a ello se
oponen las siguientes consideraciones:
98
1.
2.
3.
4.
La unidad de la actividad del pensamiento.
La indivisibilidad del mirar y ver.
La mutua y recíproca disposición de funciones y operaciones, pues, se
mira para ver y en supuesto de ello, y no se ve sin mirar.
La Ley de continuidad que precede el ejercicio del pensamiento.
Pensar bien, es pensar rectamente, de acuerdo con la escuadra del juicio, orientando
toda nuestra actividad mental hacia lo que en sí sea bueno, bello y verdadero. El
pensamiento recto es el pensamiento positivo y constructivo, sentado sobre las funciones inviolables de la Verdad y del Bien. Los pensamientos negativos y deprimentes y todos los pensamientos inarmónicos que descansan sobre la ilusión deben
desecharse de la mente, así como Jesús lo hizo simbólicamente con los profanadores del Templo.
Esa misma escuadra debe apoyarse, según lo indica el signo de Aprendiz sobre la
garganta, para dominar y medir todas nuestras palabras. De conformidad con nuestros ideales y sentimientos más elevados, aunado al constante esfuerzo que debe
hacer el iniciado en ese grado, cuidando y rectificando la expresión verbal de sus
pensamientos y rechazando todas aquellas que no se conformen con esa medida, de
manera que nunca se hagan ellas portavoces de nuestras tendencias, más bajas y
negativas, de nuestros errores y juicios superficiales, de nuestros resentimientos y
pasiones mezquinas o del dominio que la ilusión pueda tener todavía sobre nosotros.
Todo lo que pensamos e imaginamos no es secuela de lo que vemos y sentimos solamente, ya que ello es la resultante de la gravitación de nuestros propios semejantes sobre nosotros. En consecuencia vamos forjando toda una línea de conducta,
actos y procedimientos. En base a aquellos que nos rodean y a lo que nosotros queremos ganar en esa adaptación de la conducta. Por último, comenzamos a elaborar
nuestra conducta en base a las impresiones del ambiente y a nuestra propia conveniencia ¿Cuando seremos reales?
Los pensamientos son fluidos, etéreos, capaces de asumir formas tangibles cuando
hay un esfuerzo o sobrecarga de actividad psíquica y mental que los estimula.
La palabra es la expresión de una idea y el conjunto de signos con que esta se representa gráficamente. La palabra es uno de los medios adoptados, desde tiempo inmemorial para reconocerse los iniciados entre sí, y que sirve también para acreditar
los grados que se poseen o en los que se pretenda darse a conocer. Existe una leyenda que afirma que hubo un tiempo en que el hombre poseía una palabra mágica
que, al pronunciarla adquiría el poder de realizar fenómenos maravillosos, tales como hacerse invisible, obtener una alfombra mágica para transportarse a lugares lejanos, otorgar la salud, multiplicar sus fuerzas, conocer lo oculto y lo manifestado.
Obtener todo lo que deseaba su corazón.
99
Pero el hombre de hoy, olvidó la manera de pronunciar esa palabra. Desde el momento en que su codicia le hizo olvidarse del buen uso que tal poder le concedía.
Esta palabra se llama hoy “La Palabra Perdida”. Sin embargo, existen hasta hoy
seres humanos que dominan las serpientes por medio de un silbido o una música.
Como hay otros seres que con su canto dominan las fieras más salvajes. Otros por
medio de la palabra curan a los enfermos, ayudan a los desanimados. Pero cabe
preguntar ¿Qué hay en el hombre que puede ser despertado por medio de la palabra
y que una vez despertado le comunica un poder ingente de que no dispone en su
estado normal? En el principio era el Verbo, dijo San Juan. Es complemente seguro
que el Verbo, por virtud de la resonancia universal tiene la propiedad de despertar
lo que está latente en el ser y que al emitirse ciertos sonidos, ponen en vibración
por resonancia también los poderes ocultos en el fondo de nuestra subconsciencia.
Esta es la magia del Verbo por el cual todas las cosas fueron hechas.
Debemos así mismo, evitar toda crítica que no sea realmente constructiva, y sobre
todo no permitirnos ninguna expresión que no sea inspirada por una verdadera benevolencia.
El dominio de las palabras es más fácil que el de los pensamientos y en la medida
de la sinceridad individual, tiende a producirlo. Pero éste último es naturalmente el
más importante dado que nuestras palabras no pueden expresar sino aquello que
“se encuentra en nuestro corazón”. He aquí como la selección de las palabras deberá seguir la de los pensamientos, según lo indica, como veremos, el signo del
Compañero.
Salomón dice en uno de sus proverbios “La sana lengua es árbol de vida, más la
perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu”. Jesús dijo: “No es lo que entra
por la boca, lo que hace mal al hombre, sino lo que sale de ella”; es una verdad trascendente, digna de gravarse en letras de oro, y más que todo de mantenerla siempre
en nuestra conciencia para darnos cuenta ex acta de lo que significa para el bien o
para el mal. La palabra cuya tonalidad se emita impregnada de odio, de temor, de
envidia, de celos, de nostalgia, o de cualquier emoción no armónica, causa modificaciones verdaderamente perversas en el funcionamiento de las potencias orgánicas.
Axiomáticamente podemos decir, toda palabra pronunciada es una fuerza inevitable
que no nos produce bien o nos causa mal, según la naturaleza del sonido y la emoción de que va impregnada.
La palabra es el Gran Arquitecto de nuestro destino, es el poder más grande que
usamos sin darnos cuenta. Según su ritmo, estamos inevitablemente creando el bien
o engendrando el mal, por eso con gran sabiduría dijo el Apóstol Santiago que “si
alguien no ofende en palabras, este es un varón perfecto”,
De la misma manera, según denominemos nuestras palabras y pensamientos, nos
será posible dominar también nuestras acciones. Y así llegamos al tercer punto:
Obrar bien, acertadamente y en nivel con las leyes morales de equidad y de justicia
que gobiernan las relaciones armónicas entre los hombres y en aplomo con nuestros
100
mismos principios, ideales y aspiraciones. Este es pues, el signo con el cual se hace
universalmente conocer y reconocer el Masón.
La Acción es la operación de un ser, considerada como producida por este ser y no
por una causa exterior. Ejecución de un acto voluntario, influencia ejercida sobre
otro ser.
El Arte de la armonía es pues, el Alma verdadera del Arte de la construcción. Toda
actividad constructora es obra y resultado de una armonía interior, que la dirige,
cuyas notas se expresan en las formas visibles. Y esto se aplica tanto al mundo
físico como al mundo moral y espiritual: todo indistintamente es producto de vibraciones que construyen cuando son armónicas y destruyen cuando son inarmónicas.
En la alternatividad funcional acondicionado el hombre es artesano o verdugo de sí
mismo.
Lo sublime y lo denigrante marcan el determinismo de la conducta humana. La
puntualidad y fiel asistencia a los trabajos simbólicos que se realizan en la Institución, constituyen la primera y fundamental actividad masónica. No puede, pues,
considerarse masónicamente despierto o activo quien limite su actividad masónica
el envío regular de la contribución que la Logia a la que pertenece haya fijado para
sus miembros, evadiendo el primero y más esencial deber de su presencia en las
Tenidas del Taller del que se hizo miembro. Todo Masón debe, pues, preocuparse
únicamente de lo que puede y debe dar, y por lo que se refiere a su salario o resultado de sus esfuerzos, ser personalmente o como obra realizada, debe dejarlo por entero a la Ley de Compensación.
Así es como debe usarse la escuadra horizontalmente para medir nuestras palabras y
verticalmente, para rectificar los pensamientos, y como nuestras acciones deben por
medio del nivel y de la plomada, estar igualmente en armonía con estos y aquellos.
101
EL TOCAMIENTO DEL APRENDIZ
Los signos son los medios más poderosos que poseen los hermanos masones para
poder reconocerse entre sí. Esos signos forman el lenguaje mudo, pero elocuente,
que tanta admiración causa a los profanos y que preocupa a los enemigos de la
Francmasonería.
El toque o tocamiento, es un signo de reconocimiento manual y constituyen los
golpes o señales táctiles de que se sirven los francmasones para reconocerse y acreditar su calidad de tales y además el grado o grados que poseen.
El toque o tocamiento del Aprendiz, se ejecuta: Tomándose mutuamente la m:. d:.,
cerrando los c:. d:. a excepción del p:. que queda libre y el cual se apoya sobre la
primera fal:. o nud:. del dedo índ:., que se pres:. liger:. T:. vec:., lo que indica que
se está pidiendo la P:. S:. En repuesta se da la P:. S:. en la forma misteriosa conocida sólo por los mas:.
El tocamiento del Aprendiz, tiene un significado muy profundo, que la mayoría de
los masones no perciben, porque no se lo enseñaron, ni los Maestros actuales se
preocupan por abrir los ojos de los aprendices, para que vean ese admirable secreto.
Este misterioso signo que sirve de señal a los francmasones, para reconocerse entre
sí, es el más eficaz y el más potente de lo que son las teologías.
El tocamiento del Aprendiz, aparte de ser una señal de reconocimiento, quiere decir
que “debemos estar prestos a dar la mano al desvalido”, al que sufre, al que necesita de nuestros auxilios. En esto consiste el significado de los tr:. Golp:. o apret:. de
la m:., por medio de los cuales se conocen los masones entre sí, tanto en la oscuridad como en la luz del día.
El toque general o universal del Aprendiz, es antiquísimo. Prescindiendo de los
tiempos bíblicos, sabemos que en las antiguas Corporaciones ó Cofradías alemanas,
tenían para reconocerse signos, palabras y toques. Esto consistía en tomarse mutuamente la mano derecha (o sea la mano de la acción y del trabajo) y con el pulgar
el dedo que enlaza y da cohesión a los otros dedos, dábanse tres golpes sobre la
base del índice del otro, para significarle que tenía que levantar el índice y enseñar
el Cómo, Cuándo y Por qué de lo que ignoraba, cuyo conocimiento constituía el
objeto del aprendizaje. Significaba en conjunto el conocimiento adquirido en el
grado de Aprendiz y debía completarse y desarrollarse con laboriosidad y secreto.
Los verdaderos masones que poseen el conocimiento de la Verdad -obtenido por
medio de la iniciación- ven todo de un modo completamente diferente. Para ellos,
hay una luz distinta que ilumina las cosas y las personas. Juzgan a aquellas que se
les presentan a través de esa facultad masónica. El poder o facultad de ver las cua102
lidades reales, es un privilegio de los masones que han profundizado el estudio de
la Verdad y que tienen por esto, profundamente iluminado su espíritu. Para estos
masones iluminados y conocedores, no vale de nada la máscara del individuo, ésa
máscara que constituye su personalidad, y que no es más que una superficie ilusoria
que esconde la verdadera individualidad. El Masón profundiza más sus miradas y
quita esa máscara.
Un masón reconoce a otro masón por su manera de actuar, siempre justa y franca.
Por su lenguaje ponderado y sincero. En fin, por la solicitud fraternal que manifiesta
hacia aquellos a los que está unido por lazos de solidaridad que corresponde al toque o tocamiento. El toque del Aprendiz de un modo general, significa la capacidad
de reconocer las cualidades reales y verdaderas que ocultan y esconden bajo la apariencia exterior de un individuo. Si reflexionamos profundamente sobre ese espantoso misterio comprenderemos el valor extraordinario de ésa señal masónica. Los
profanos basan sus juicios y apreciaciones sobre una persona, por las apariencias
exteriores de la misma, su maneara de vestir, de andar, de hablar, en la elegancia de
sus actitudes y sobre todo por las manera como esa persona sabe cautivar simpatías
ó despertar antipatías.
La Ciencia, presumiendo que la sede del Alma y del Espíritu se encuentra en el
cerebro conjuntamente con la Mente, deja a un lado sus instrumentos importantes
para demostrar su existencia. Por ese toque o apretón de manos no puede levantarse
el hombre de su nivel mortal a la perpendicularidad de la vida. La lógica trata de
demostrar, después que el Alma es por naturaleza indivisible, indestructible, y por
lo tanto, inmortal. Por medio del tocamiento, no puede tampoco levantarse el hombre a una nueva vida. Nos queda el apretón de manos de la Fe, la profunda e imborrable intuición del Alma, la voz del G:.A:.D:.U:., que habla dentro de nosotros,
la Divina Palabra que mora en nuestro corazón ¿De qué otro modo podría acaso
haber revelado Dios la Verdad al Hombre? Una vez que sabemos que el Espíritu
es semejante a Dios y que el hombre es un hermano menor de Aquel a quien busca,
entonces podemos estar seguros que la Fe y la Fuerza que nos han de sacar de las
sombras a la Luz.
En resumen el tocamiento es un signo manual de reconocimiento que pide la Palabra Sagrada que es muy estimada entre los Francmasones en guarda de sus privilegios, por consiguiente nunca será demasiado toda cautela para comunicarla.
103
EL PLAN DEL GRAN ARQUITECTO
El Gran Arquitecto en su infinita sabiduría como Inteligencia Creadora, cuyas obras
aparecen por doquiera en el Universo lleva a cabo un Plan y este es la Evolución, en
consecuencia el Francmasón está obligado a cooperar en la realización de la expresión de este plan, que es la evolución tanto Individual como de la Conciencia, en
constante esfuerzo y en una superación igualmente constante de las imitaciones,
constituidas por sus realizaciones anteriores.
En los seres inconscientes, que se sientes empujados hacia adelante, el Plan del
Gran Arquitecto obra automáticamente en la vida de estos, hasta que ellos mismos
alcanzan el plano o nivel de la autoconciencia, que caracteriza el estado humano y
diferencia al hombre del animal, que no tiene necesidad de darse cuenta de la
razón de los impulsos que lo dominan ni de las Fuerzas que lo conducen.
Para los seres humanos que tenemos el privilegio de estar dotados de autoconciencia, poseer la inteligencia, una imaginación creadora y el precioso don del Libre
Albedrío (los que comieron del simbólico fruto del Árbol del Bien y del Mal), el
progreso no será posible en un estado de pasividad, tiene que sera base de comprensión y de una inteligente cooperación activa, en proporción con el desarrollo de
estas dos facultades.
La naturaleza evoluciona por sus propios esfuerzos como consecuencia y resultado
de una actividad de millones de años, con transformaciones sucesivas a través de los
reinos mineral, vegetal y animal, hasta llegar a producir su Obra Maestra: el Hombre; quien habiendo recibido el legado de sus facultades superiores y posibilidades
espirituales queda diferenciado por completo de los seres inferiores, y para que
pueda éste transformarse en un ser todavía más perfecto, superado y elevado, en un
verdadero Maestro, se requiere que el hombre coopere voluntariamente con la Obra
de la naturaleza o el Plan del Gran Arquitecto.
Entre el profano y el Francmasón existe una diferencia muy marcada, en cuanto se
entiende y se realiza esta cooperación voluntaria y consciente, convirtiéndose éste
último en un obrero dócil y disciplinado de la Inteligencia Creadora. Constantemente esforzándose en seguir el sendero que conduce el Magisterio, la perfección
de la Magna Obra del Dominio completo de sí mismo y de la redención y regeneración individual.
Para el aprendiz francmasón pensar en el Magisterio constituye un Ideal necesariamente lejano, puesto que él todavía se encuentra en los primeros pasos del camino.
Está haciendo los primeros esfuerzos de esa cooperación voluntaria, con un Plan,
una Ley y un Principio Superior que posteriormente podrían conducirlo a realizar
las más elevadas posibilidad de su Ser, y para ello las cualidades que ante todo
debe adquirir son docilidad y disciplina.
104
Ahora dado que la Masonería es un estudio y un Arte esencialmente prácticos. Sin
perder de vista ese Supremo Ideal, nos enseña en su tendencia operativa, a usar y
aprovechas constructivamente todas, indistintamente, las experiencias y condiciones
de la vida diaria. Orientado ésta, en su propósito hacia la mejor expresión progresiva de sus mayores posibilidades; tratando de cooperar en todo momento y en
cualquier circunstancia con el Plan perfecto del mismo Gran Arquitecto o de la Divina Geometría, en el cual se halla la más justa, recta y apropiada solución de todo
problema que tengamos que resolver.
En toda actividad u obra particular puede y debe manifestarse este punto de vista
ideal y superior, que constituye la esencia del idealismo práctico: una orientación
clara, definida y eficaz que, como la brújula del marinero y la luz que alumbra nuestro camino, nos guía segura y rectamente en el mare mágnum de la vida y en el caos
de las condiciones y circunstancias externas, para que en aquel podamos seguir
fielmente la ruta mejor, y aparezca en éste el orden divino que resulta con conocimiento de la geometría y de su armónica aplicación.
Justamente la cualidad de Masón principalmente estriba en esta actitud constructiva,
que constituye la característica prominente de la Institución, y la base necesaria de
sus infinitas posibilidades ideales. El Ideal más exaltado quedaría indeficiente, como una pura teoría, a la que también faltaría la posibilidad de demostrarse cuando le
faltara la practicidad constructora que todo lo aprovecha y lo utiliza en vista de su
realización.
Esta actitud estriba en una doble cooperación: interior con el Plan Divino o Propósito Ideal del Gran Arquitecto que preside a toda Evolución o Construcción, de la
que es al mismo tiempo principio, base , objeto y realidad. Exterior con las condiciones y circunstancias de la vida, cualesquiera que sean, y que siempre deben de
utilizarse de acuerdo con ese plan, encontrándose en ellas las fundaciones y materiales para levantar el edificio de la existencia que constantemente se renueva. En
cuanto como ya lo hemos visto, toda piedra descansa sobre la que se encuentra
inmediatamente abajo y a su vez ha de servir de apoyo para otra que tiene que ponerse encima.
Reconocer a la Divinidad como Principio Constructivo, o sea como el Arquitecto de
la Vida individual y universal, origen de toda inspiración creativa, de todo progreso
y de toda evolución, es algo más que creer pasivamente en un Dios que vive en una
región lejana, llamada Reino de los Cielos, y que espera nuestra muerte para premiarnos con el gozo de su presencia, o bien castigamos con los tormentos de un
infierno que sólo una imaginación enferma puede crear y una mente débil temer.
La disciplina es la parte que el Aprendiz compete en el Plan del Gran Arquitecto: la
armonización de todo su ser y de todas sus facultades que lo hará progresar de
acuerdo con las leyes universales, transformándolo de piedra bruta en piedra labrada, capaz de ocupar dignamente su lugar y llevar el papel y las obligaciones que
le competen.
105
TIERRA – AIRE – AGUA Y FUEGO
Los cuatro elementos de la Cosmología de la antigüedad: Tierra, Aire, Agua y Fuego, representados por la Tierra, el Viento, la Luna y el Sol, se dice que todo provenía de un solo origen, el Telesma ó Fluido Vital, como lo afirmaba el alquimista
griego Silesio, quien decía: Así como al comienzo fue un ser único, esta “Obra
proviene de uno y retorna a Uno”En aquellos tiempos el candidato a la iniciación era sometido a pruebas demasiado
terribles relacionadas con estos elementos. Ese sistema de las antiguas iniciaciones
ha sido aceptado, y se han perpetuado entre nosotros como una tradición simbólica,
que nos representa al neófito en lucha con las fuerzas de la naturaleza.
La Cámara de reflexiones, representa aquel estado del mundo exterior, pero que
para la concentración y reflexión se hace necesario, es el lugar impenetrable a la luz
del día, está rodeada de emblemas fúnebres, representando el seno de la tierra, ese
interior donde se acumulan nuestros esfuerzos y nuestros análisis que nos conducen
al mundo trascendente de la Realidad. Allí se realiza el “Conócete a ti mismo”
que fuera expresado por el filósofo griego Sócrates, como a medio directo e individual para llegar a conocer el Gran Misterio que rodea y envuelve nuestro Ser.
La mitología pagana hacía de la tierra una diosa hija del Caos, esposa de Urano y
madre del Océano. Este planeta tierra de forma redonda ligeramente aplanada por
los polos, gira sobre si misma en torno a un eje ideal, completando cada día una
revelación. Es el tercero de los planetas con relación a la distancia que nos separa
del Sol.
El esfuerzo de penetración de la inteligencia constituye la primera labor, sin embargo, no es suficiente para formar una verdadera piedra filosofal. Esta requiere,
para ser tal, la larga y paciente elaboración de una constante rectificación. Es la
verdad brutal, privada del velo de las ilusiones, la verdad enteramente desnuda,
que se oculta en el fondo de un pozo. Este pozo, que termina en el centro del mundo, es el interior del hombre. A él se hace alusión en la palabra “Vitriol” cuya interpretación era un gran secreto entre los alquimistas. Las letras de que se compone les recordaba la fórmula: Visita Interiore Terrea Rectificando Invenies Occultum Lapidem (Visita al interior de la tierra y rectificando (por purificaciones encontrarás la Piedra oculta de los Sabios).
Esta piedra, la famosa Piedra Filosofal, no es otra cosa que la “Piedra Cúbica” de
los francmasones. Es la base de certeza que cada uno debe buscar en sí mismo, a
fin de poseer la piedra angular de la construcción intelectual y moral que constituye
la Gran Obra..
106
En los misterios de Ceres a Eleusis, el recipiendario representaba a la semilla sumergida en el suelo, que sufría la putrefacción a fin de dar origen al nacimiento de
la planta, virtualmente encerrada en el germen. El profano sometido a la “prueba de
la tierra” esta análogamente llamado a poner en juego, las energías latentes que lleva en sí. La iniciación tiene por objeto favorecer la plena expansión de su individualidad.
El aire es una mezcla formada de aproximadamente en volumen de 21 partes de
oxígeno y 79 de ázoe ó nitrógeno. Es un fluido que forma la envolvente gaseosa de
la tierra. Cuando se considera el conjunto o totalidad de su masa se denomina
atmósfera, y cuando está agitado es el viento, es el fluido transparente y elástico,
comprensible, sin olor ni sabor, indispensable a la existencia de todo ser creado.
El aire según los antiguos era considerado como un elemento, comprobándose después ser un compuesto de ázoe y una pequeña parte de ácido carbónico. Galileo fue
el primero que descubrió la pesantez del aire y Torricelli el que demostró esa propiedad. Es la prueba del aire de las antiguas iniciaciones, como también en las actuales como lo demuestra la purificación por el aire que corona el primer viaje.
El agua es un cuerpo compuesto de una parte de oxígeno y dos de hidrógeno, es
líquido, transparente, incoloro, inodoro y sin sabor cuando no contiene aire, que
refracta la luz disuelve mucha sustancias, cristaliza por el frío se evaporiza y evapora por el calor y forma la lluvia, las fuentes, los ríos, los mares, en mayor o menor
grado de pureza. Sin el agua no puede existir el hombre, como tampoco ningún ser
organizado se presenta bajo tres formas diferentes, como líquido que es su estado
más ordinario, como vapor cuando por la combinación con el calor se vaporiza y se
convierte en gas, y como sólido por el enrarecimiento de la temperatura que lo solidifica, o por la combinación de ciertas sales. El agua fue tomada como unidad de
peso, cuando se adoptó el sistema métrico decimal, equivaliendo el grano al volumen de un centímetro cúbico de agua pura. El segundo viaje del recipiendario está
representado y purificado por el agua.
El fuego era adorado por los Magos de Persia, como una potencia universal e inteligente manantial de toda creación. Este ha sido considerado desde la más remota
antigüedad como sagrado y como un don de los dioses. Según el esoterismo es la
reflexión o representación más perfecta como sustancia que es, de la llama Una, es
el símbolo más alto de la Divinidad, es la vida y la muerte, el origen y el fin de todas las cosas. El fuego no es un elemento, sino un principio divino. La llama física
es el vehículo objetivo del Espíritu supremo.
También fue venerado únicamente como símbolo visible de la Deidad Suprema, de
la energía creadora, de quien provienen todas las cosas y hacia quien se adelantan
las cosas. Es la flama a que se eleva hacia los cielos para encontrar su origen divino, es la llama mundanal que busca la ascensión y la absorción en el fuego celeste,
o en Dios mismo, que constituye lo que se ha nombrado siempre “ el fuego sagra107
do” de los adoradores del fuego. Esta religión no es únicamente antigua, sino también universal. De la India pasó a Egipto y de ahí se extendió a los Hebreos y a los
Griegos, y ha mostrado su poder y predominio aún en el entendimiento moderno.
En las riberas del Nilo, es cierto que los pueblos no se prosternaban como los antiguos Persas ante la adoración del fuego, pero veneraban el fuego sagrado y su enseñanza era simbólica. De aquí proviene que las Pirámides sean la representación
de la flama ascendente.
Gennings Hagrave sagazmente dice: que lo que se ha supuesto ser una tumba en el
centro de la Gran Pirámide, era en realidad el sitio de depósito del Sacrosanto fuego
sempiterno. Durante la segunda mitad del siglo XIII surgió, la teoría de la combustión establecida por Lavoisier y los Sabios contemporáneos, lo que dejo de lado la
potencia elemental del fuego. Desde aquella fecha cesó, pues, de ser un elemento,
un cuerpo, una sustancia, para convertirse en un efecto completo de combinaciones
y de movimientos efecto luminoso proveniente de la combinación del oxígeno y de
una base. Esta palabra expresa frecuentemente el principio de la luz y del calor.
Durante el tercer viaje pasasteis a través de las llamas para ser purificados. Entre
los Hebreos la idea sagrada del fuego, como relacionada de algún modo en el Ser
Divino era muy prominente. Dios apareció a Moisés en una llama de fuego, descendió sobre el monte Sinaí en medio de llamas.
108
SECRETO Y DISCRECIÓN
El secreto es lo oculto, ignorado, separado de la vista o del conocimiento del mayor
número, callado, silencioso, reservado, antiguamente se llamaba Misterio. Muchísimo se ha hablado o escrito, y gran misterio se hace todavía del secreto que se supone poseedora y depositaria la Francmasonería. Sobre este particular hace ya mucho tiempo que se ha hecho luz más que suficiente para que todo francmasón medianamente instruido pueda saber con toda certeza a que atenerse. El masón debe
abstenerse de divulgar todo aquello que pueda perjudicar a la Francmasonería o a
sus miembros. Todos los miembros de la Orden están solidarizados por un formal
contrato de reciprocidad. Tiene obligaciones los unos para con los otros y para
cumplirlas es indispensable que se puedan distinguir de los profanos. Los medios
de reconocerse deben, pues, ser objeto del secreto más absoluto.
La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería.
Quien habla mucho piensa poco, ligera y superficialmente y la Masonería quiere
que sus adeptos se hagan más bien pensadores que habladores.
No se llega a la verdad con muchas palabras ni discusiones, sino más bien con el
estudio, la reflexión y la meditación silenciosa. Por consiguiente, aprender a callar
es aprender a pensar y medita. Por esta razón la disciplina del silencio tenía una
importancia tan grande en la escuela pitagórica, en donde a ninguno de los discípulos se le permitía hablar, bajo ningún pretexto antes de que hubiesen transcurrido
los tres años de su noviciado, período que corresponde exactamente al del aprendizaje masónico.
Saber callar no es menos importante que saber hablar, y éste último arte no puede
aprenderse a la perfección antes de habernos adiestrado en el primero rectificando
por medio de la escuadra de la reflexión todas nuestras expresiones verbales instintivas.
En el silencio las ideas se maduran y clasifican, y la Verdad aparece como la Verdadera Palabra que se le comunica en el secreto del Alma a cada Ser. El arte del
silencio es, pues un arte complejo, que no consiste únicamente en callar la palabra
ex terror, sino que se hace realmente completo con el silencio interior del pensamiento, Cuando sepamos acallar el pensamiento, es cuando la verdad puede íntimamente revelarse y manifestarse a nuestra Conciencia.
Para poder realizar esta disciplina del silencio, también hemos de comprender el
significado y el alcance del secreto masónico. Dado que el masón tiene que callarse
ante las mentalidades superficiales o profanas sobre todo aquello que únicamente
los que se han iniciado en su comprensión pudieran entender y apreciar.
109
Fue costumbre en la antigüedad enseñar secretamente las Ciencias y las reglas de
las artes y oficios. La Arquitectura al igual que las demás ciencias era enseñada,
pues, en secreto y secretamente también se conservaron y transmitieron las reglas
del arte de construir, que durante muchos siglos fueron monopolizadas por sacerdotes y corporaciones especiales.
Del Egipto, entre cuyos Sacerdotes se contaban los Arquitectos que proyectaron
aquellos soberbios monumentos de los que algunos, como las pirámides, causan
todavía la admiración del mundo. Los secretos arquitectónicos pasaron a Grecia, a
los sacerdotes Dionicianos o de Baco, que a su vez los introdujeron en Persia y la
Siria, hicieron estación en Pérgamo y más tarde fueron legados a la Corporación de
los Attaulus o Compañeros de la Schinda, a los tirios y Judíos, a los Hesedianos ó
Kasedianos y a los Esenios y de estos y los griegos, a los colegios de Arquitectos y
Artífices de Roma, establecidos por Numa Pompilio, de los que emanaron la Confraternidad de los hermanos de San Juan, las Corporaciones francas de constructores
de la Edad Media y por último a las Asociaciones de Masones que expiraron a
principios del siglo XVIII para transformarse en la Institución de la moderna
Francmasonería.
Así se aplican la transmisión de este secreto, la inmensa mayoría de los autores que
de ello se ocupan, pero las Ciencias y estas reglas del arte de construir, que por espacio de tanto tiempo permanecieron ocultas y que se transmitieron con tanto misterio, hace ya siglos que no son un secreto para nadie como la atestiguan plenamente la Historia de la Arquitectura y las innumerables obras que desde muy antiguo
han vulgarizado, exponiéndolos durante a la luz del día, todos los
secretos de la
ciencia y del arte de construir.
La Francmasonería dice: ”Deberéis asistir con asiduidad a los diálogos y trabajos de
vuestros hermanos en cada Logia y guardar el secreto de los signos, con todo aquel
que no sea hermano. Aparte del sello de autenticidad que todavía no ha podido estamparse en este memorable documento, es evidente que tampoco puede aplicarse
este artículo al secreto magno que nos ocupa, porque ni los signos, ni las palabras,
ni nada de los que constituye el esoterismo de la Francmasonería actual, por recóndito que sea, puede ser un secreto, ni permanecer oculto para ningún hermano que
se halle investido con el grado de Maestro.
La discreción del masón que entiende los secretos del Arte debe ejercerse también
en sus hermanos que no poseen todavía la suficiente madurez de espíritu, que es
condición necesaria para que pudieran hacer un uso provechoso de sus palabras.
La Verdad no sirve y no puede ser recibida por quien no se halle todavía en condición de entenderla o prefiera vivir en el error.
La discreción y el silencio son virtudes que constituyen la ciencia del ver madero
carácter masónico, son la salvaguardia de la Institución, son las que proporcionan la
protección y perpetuidad y se les da fuerzas por medio de frecuentes amonestaciones en todos los grados.
110
El aprendiz iniciado principia su vida masónica con el aprendizaje de los deberes de
discreción y silencio. Por consiguiente es conveniente que en ese grado, que es la
consumación de la iniciación, donde se completa el conocimiento perfecto de la
ciencia Masónica, deberá emplearse la parte o conjunto abstruso del simbolismo
para imprimir en la mente del neófito las virtudes más importantes.
El mismo principio de discreción y silencio existe en todos los misterios antiguos
y sistemas de adoración. El ser interrogado una vez Aristóteles, respecto a su opinión de cuál era la cosa que le parecía de más difícil ejecución, y replicó, “Ser discreto y callado”.
Apuleyo fue iniciado en los misterios de Isis y dice: “Nada me intimidará, que me
obligue jamás a revelar a los iniciados, las cosas que me han sido confiadas bajo las
condiciones del silencio”.
111
LA MEDITACION
Meditar es aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una
cosa, ó discurrir sobre los medios de conocerla o conseguirla. La meditación más el
servicio disciplinado y organizado produce al conocedor.
La meditación es el método de obtener por medio del poder espiritual el conocimiento de las cosas que son ordinariamente familiares. La inexplicable y ardiente
aspiración del hombre interior a lo infinito. “Es la continúa y prolongada corriente
de pensamiento dirigida a un objeto determinado hasta llegar a absorberse en él”.
La meditación se apoya generalmente en una fórmula, en una imagen, o en una
fórmula aplicable a una imagen.
Cuando el aspirante ha practicado la concentración durante algún tiempo, enfocando la mente sobre un mismo objeto, construyendo un pensamiento, forma viviente
por medio de la facultad imaginativa, aprenderá, por medio de la meditación, todo
lo referente al objeto así creado. Suponiendo que el aspirante haya evocado, por
medio de la concentración, la imagen de Cristo, es muy fácil reproducir meditativamente todos los incidentes de su vida, sus sufrimientos y su resurrección, pero
mucho más allá de todo eso, es lo que puede aprenderse por la meditación. Un conocimiento jamás soñado fluirá en el Alma llenándola de gloriosa luz. Sin embargo, algo que carezca de interés y no sugiera por si mismo nada interesante o maravilloso, es mejor para la práctica.
La meditación representa el factor personal en la obra siempre perfectible del conocimiento. Quien se limita aprender y retener lo hecho en la obra del pensamiento sin
meditar sobre la cualidad que lo avalora, se expone a degenerar en erudito, sabiendo
lo que todos los demás han pensado e ignorado lo que debe pensar por si mismo.
La lectura por la lectura, sin meditar lo que se lee o sin leer entre líneas es fuga vacui, huir del vacío propio. Se amuebla o rellena el cerebro con el pensamiento
ajeno, no se elabora el propio. Tan imprudente es llenar el cerebro de hechos sin la
adecuada interpretación para asimilarlos, cuanto pueda serlo llenar el estómago de
alimentos que no se pueden digerir. Lo mismo que el avaro, el erudito olvida el
fin por los medios, supedita el primero a los últimos.
¿El lugar de la meditación está bien elegido, es bastante aislado, ventilada y calmo?
Si, ¿Es una hora propicia?. La mejor es la cercana a la aurora, cuando todo sube en
la creación y cuando las casas están en calma. ¿Vuestra posición es correcta? ¿Estáis bien establecidos en la vertical?, por último y sobre todo, ¿Estáis perfectamente
relajados?. La crispación es el obstáculo más frecuente e inadvertido.
La meditación difiere de la Oración en que es, ante todo, una orientación de la mente que produce comprensión y reconocimiento, y se convierte en conocimiento
112
formulado. Bianco de Siena, hablaba realmente de meditación cuando dijo: ¿Qué es
la oración, sino la elevación de la mente directamente a Dios? La meditación lleva
el trabajo hasta el reino mental, el deseo cede su lugar al trabajo práctico de preparación para el conocimiento divino, de manera que el hombre que inició su larga
carrera y experiencias de la vida con el deseo como cualidad básica y alcanzó el
estado de adoración de la Realidad divina tenuemente percibida, pasa ahora al mundo místico al del intelecto, al de la razón y de la eventual comprensión
En la meditación mediante el conocimiento y la comprensión, el hombre iluminado
puede entrar a voluntad en el reino del Alma y particular inteligentemente de su
vida y estados de conciencia. La meditación hace que nuestras creencias se transformen en hechos comprobados y nuestras teorías en experiencias probadas. Alguien dijo: que el mundo no es una cárcel, sino una escuela de párvulos espirituales
donde millones de niños confundidos tratan de deletrear a Dios. La mente lleva de
aquí para allá en el trabajo de deletrear la verdad, hasta que alborea el día y, agotados, nos retiramos dentro de nosotros mismos, meditamos y luego descubrimos a
Dios.
Podemos definir también la meditación como el método por el cual el hombre alcanza la gloria del Yo develado, mediante el proceso de rechazar una forma tras
otra. La meditación es en consecuencia, un proceso ordenado por el cual el hombre
descubre a Dios. Es un sistema bien probado y constantemente empleado que invariablemente revela lo divino. La meditación puede ser considerada correctamente,
como parte del proceso natural que hasta ahora ha conducido al hombre por el sendero de la evolución. Desde una etapa muy cercana a la del animal, a la etapa de la
realización mental, de adquisición científica y de divino descontento.
La meditación desarrolla en la mente el conocimiento espiritual, y partiendo de la
base del conocimiento común, se expande constantemente nuestra comprensión del
término, hasta fusionar el conocimiento en sabiduría. Esto es conocimiento directo
de Dios, por medio de la facultad mental y, así convirtiéndonos en lo que somos,
podemos manifestar nuestra naturaleza divina. Tagore, en uno de sus escritos define la meditación como (la entrada en una gran verdad, hasta ser poseídos por ella),
verdad y Dios son términos sinónimos. Se dice que la mente conoce dos objetos: el
mundo externo, mediante los cinco sentidos y el cerebro, y el alma y su mundo,
mediante lo que podríamos llamar el empleo introvertido de la mente y su intenso
enfoque sobre un nuevo y poco común campo de contactos.
113
TOQUES A LA PUERTA DEL TEMPLO
Para solicitar el ingreso al templo en el cual una Logia se encuentra efectuando trabajos regulares o extraordinarios, el masón debe marcar los toques correspondientes
al grado de Aprendiz o sea en el que están realizando los trabajos.
En el grado de Aprendiz los masones necesariamente tocarán la puertas del templo,
en la forma con les ha sido enseñado (O-O-O) Estos golpecitos son los toques
simbólicos con los cuales la cualidad de masón vibrará en respuesta natural y espontáneamente manifestándose como tal.
El toque reviste una profundidad enorme, de lo cual no se dan cuenta muchos de los
masones, dado que significa, de una manera general, la capacidad de reconocer la
cualidad real que se esconde bajo la apariencia exterior de una persona y, por lo
tanto, implica un grado de discernimiento proporcionado al grado de comprensión
que hemos llegado a alcanzar individualmente.
El significado de estos toques es el siguiente:
Primer toque :
LLAMAD (Las puertas del Templo)
Y SE OS ABRIRÁ
Segundo toque:
PEDID (La Luz) Y SE OS DARA
Tercer toque:
BUSCAD (La Verdad) Y ENCONTRAREIS
Mientras el profano basa sus juicios y apreciaciones sobre consideraciones puramente exteriores para tratar de llegar al conocimiento de la Verdad, en cambio el
Iniciado se esfuerza en verlo todo a la luz de lo Real y juzga de una manera muy
distinta, por haber adquirido, en grado proporcionado al de su iniciación, la facultad
de ver las cualidades reales, íntimas y profundas de las cosas.
Llamad y se os abrirá.Aparte del significado material de solicitar el ingreso al Templo, este toque significa también la solicitud fraternal del masón a compartir los trabajos que se hallan
realizando sus hermanos, a fin de prestar su cooperación en la magnífica obra de la
construcción del Templo espiritual.
Tocad a la puerta del Templo del Saber y estas os serán abiertas pues, todas las
puertas se abren al llamado imperativo de la Voluntad y del deseo de aprender, es la
llave nuestra que os abrirá todas las puertas cerradas a vuestro paso.
114
Llamad al corazón de vuestros hermanos con el toque sincero de vuestra bondad y
éste os abrirá su pecho para compartir con vosotros los dolores y alegrías, los problemas y esperanzas.
Llamad con el llamado mágico del saber en el portal de la vida y ésta os abrirá hasta
lo más recóndito de sus cámaras, donde los más ven sin mirar y los oídos oyen sin
oír.
Pedid y se os dará.Este es un deber recíproco, pues, todo masón que solicita la cooperación, atención o
ayuda material o espiritual de sus hermanos, pueda tener la seguridad de ser ampliamente atendido. Sin embargo, siendo el anhelo más preciado de un masón conocer todo aquello que tienda al encuentro de la verdadera luz, es su obligación
principal buscarla: Una vez encontrada, esparcirla para bien de la Humanidad. Este
toque se refiere principalmente a la búsqueda de la Perfección por medio de la Verdadera Luz, que el Masón debe pedir en la seguridad que le será otorgada.
Pedid la respuesta al enigma que os atormenta, el significado del símbolo que os
confunde, pues el afán de comprender os conducirá a adelantar un poco más cada
día.
Pedid al Maestro la Clave de los Secretos que guarda celosamente, pues, cuando el
discípulo está pronto, el Maestro también lo está y os hará participar de sus conocimientos a medida que os hagáis digno de ellos.
Pedid siempre la tarea más penosa, el trabajo más arduo, la labor más peligrosa y
desarrollaréis una voluntad más poderosa y una fortaleza ún mayor
Buscad y encontraréis.La esperanza de buscar y encontrar la Verdad, que es todo lo que está en armonía
con la Ley de lo Infinito promulgada en el Sinaí, proclamada por el Amor y por
cuya búsqueda se viene luchando de generación en generación, es el simbolismo de
éste tercer toque.
Si el hombre lucha en el mundo exterior, en medio de sus pasiones, de sus vicios,
prejuicios y materialismo. la Francmasonería tiende hacia lo verdadero y hacia la
Paz Espiritual. Dura y penosa es la tarea de todo masón que tiende a edificar un
Templo en cuyas columnas han de reinar, siempre, la Verdad, la Justicia y la Fraternidad.
Buscando en vuestro corazón encontraréis la Palabra suave que borra una aspereza,
el genio dulce que alivie una pena y al Amor sincero que arranque tiernamente la
espina clavada en el corazón de un hermano.
Buscando en vuestra mente encontraréis el dato de solución a un problema, la inteligencia analítica que desentraña un teorema, las facultades que dignifican al trans115
formar al animal humano en un ser pensante y que razona y analiza que dirige el
ama.
Buscando en vuestra Conciencia encontraréis la norma de vuestra conducta, el faro
luminoso que ilumina en sendero de vuestra vida, la brújula que guía firmemente
vuestra conducta por el tumultuoso mar de vuestras pasiones.
Buscando en vuestro Espíritu hallaréis el sentido oculto de las cosas la verdad escondida del símbolo y la armonía del ritmo de la vida.
En vez de quedarse en la superficie, en la máscara de constituye la Personalidad, o
sea la parte más superficial e ilusoria del hombre, se esfuerza en ver su individualidad, o la expresión individualizado del Principio Divino en él, que constituye su
Espíritu, el Hombre-Real , Eterno e Inmortal.
Cada golpe es un esfuerzo para penetrar debajo de la piel. O sea bajo la ilusión de la
apariencia, hasta encontrar el Ser Real, es la búsqueda individual, para descubrir el
Misterio Final dentro de uno mismo y de todas las cosas en las tres etapas que representan las palabras Evangélicas Buscad y encontraréis. Pedid y se os dará, Llamad y se os abrirá, refiriéndose a la Verdad, a la Luz y a la Puerta del Templo.
Así pues, el toque manifiesta y reconoce la cualidad de iniciado en los Misterios de
la construcción, que se desarrollan en el individuo y en todo el Universo. Y expresa
también, como consecuencia natural, la Sociedad fraternal que el iniciado manifestará en todas sus relaciones con sus semejantes y particularmente con sus hermanos.
116
LOS TRABAJOS MASONICOS
Es uno de los más bellos rasgos de la institución masónica, que enseña no
solamente la necesidad, sino la nobleza del trabajo. Se dice que la Logia está en sus
trabajos, desde el momento de su apertura hasta el de su clausura. Este es uno de
los numerosos ejemplos en los cuales los términos de la Masonería activa se aplican
simbólicamente a la Especulativa, pues, así como los Albañiles activos se empeñaban en la construcción de edificios materiales, del mismo modo los Masones Libres
y Aceptados se supone se emplean en la erección del edificio levantado de la virtud
y moralidad sobre la fundación de los Principios Masónicos que les fueron enseñados en su admisión en la Orden. Cuando la Logia se ocupa en la forma y ceremonia de Iniciación en cualquiera de los grados se dice que está en su trabajo. La
iniciación es trabajo masónico. Esta frase o logia sugiere desde luego la relación
que existe entre nuestro sistema especulativo, con el arte activo que le precede, y
sobre el que ha sido fundada.
El trabajo es una palabra importante en la Masonería, pues en realidad, debemos
decir que es la más importante. Para esto, y esto únicamente, el hombre se convierte en Francmasón, todos los demás objetos son secundarios o incidentales. El trabajo es el designio acostumbrado de todas las Asambleas de la Logia. Pero tales
juntas proporcionan siempre evidencia de industria. Como no construimos un
Templo material Salomónico, ni una pirámide egipcia, nuestra industria debe mostrarse visible obras que son imperecederas, para que cuando desaparezcamos de la
vista de los mortales, pueda decirse de nosotros que nuestra labor fue cumplida debidamente. Y como masones, trabajamos en nuestra Logia para construir el edificio
perfecto, trabajando únicamente con la esperanza de la conclusión de la Obra, para
cuando el Santuario de nuestro Tabernáculo terrestre sea terminado. Los trabajos
representan la actividad colectiva de los hermanos en la Logia. Lo que caracteriza a
estos trabajos y los distingue de las reuniones y asambleas profanas, es el ceremonial especial según el cual se desenvuelven y particularmente, se abren y se cierran,
ceremonial cuya peculiar nota distintiva es el orden manifestándose en ese ritmo
constante que favorece la continuidad de los ya realizados.
Tanto la apertura como el cierre de los trabajos se verifica en horas convencionales
y simbólicas sobre las cuales el V:.M:. se informa cerca del 1er. Vig:., en la mayoría de los rituales actualmente en uso, estas horas son del Mediodía a la Medianoche
para los tres grados simbólicos, significando el mediodía (la hora en que el Sol se
halla en el Cenit, en la plenitud de su poder luminoso y calorífico) la madurez espiritual necesaria para el Masón, y la Medianoche (en la que la luz del día ha desaparecido por completo por hallarse el Sol en el Nadir), el momento en que yo no es
posible actual eficazmente.
117
Sin embargo hay opiniones razonables y más conforme a las antiguas tradiciones
masónicas que los trabajos se abran y cierren en horas diferentes ara los distintos
grados (que representan diferentes épocas o etapas de evolución), y que particularmente para el grado de Aprendiz, los trabajos se abran a la salida del Sol (es decir
en aquel período de la vida en la cual la luz espiritual se manifiesta primero en la
conciencia) y se cierra al Mediodía (o sea a la hora en la que la plenitud de la luz
permite el paso a una cámara o grado superior).
También desde el punto de vista del simbolismo material, éstas horas son las más
apropiadas para el trabajo especial del Aprendiz (desbastar la piedra bruta, acercándola a una forma en relación en su destino) mientras las horas sucesivas puedan ser
útilmente aprovechadas por otros obreros que completen el trabajo de los primeros,
llevando las piedras y disponiéndolas oportunamente en el edificio que se está construyendo, para cuyo objeto fueron labradas.
El reconocimiento de la hora debe acompañarse de la edad, que tiene un valor equivalente, representando aquella época o estado en la evolución individual en que es
posible tomar parte en los trabajos masónicos es decir, obrar en armonía con la Ley
y el Principio Constructivo del Universo. Los tres años de Aprendiz significan, en
la evolución individual, el paso en las tres grandes épocas o etapas evolutivas representadas por los tres reinos de la Naturaleza: mineral, vegetal y animal, en los cuales se des arrolla progresivamente aquella individualidad que en el estado humano
aparece en su perfección, como autoconciencia, con las cualidades que la acompañan, el pensamiento consciente, el juicio y la libre voluntad.
No debemos descuidar el particular de que el V:.M:. se informa previamente cerca
del 1er. Vig:., respecto a la hora, como de la edad. Por medio de estas preguntas, el
primero no sólo se asegura de la calidad masónica de la persona con quien habla,
que constituye la primera condición para que los trabajos se verifiquen, sino que
hace evidente la necesidad (o segunda condición) de que el tiempo, que representa
el momento evolutivo y la circunstancias externas, sea además oportuno y favorable.
La actividad masónica necesita tiempo y condiciones especialmente adaptadas, necesita que la responsabilidad del ambiente haga fecunda y próspera la labor que
queremos emprender. Cuando ésta no lo sea, la pregunta quedará sin contestación y
habrá que esperar hasta que llegue la hora. En otras palabras, permaneciendo dentro de nuestro corazón tenazmente fiel a nuestros ideales, proyectos y aspiraciones,
así como a los esfuerzos que hayamos emprendido, hemos de saber esperar la hora
con Fe inmutable, el tiempo no puede dejar de hacernos justicia y recompensará
infaliblemente nuestra perseverancia.
118
APERTURA DE LOS TRABAJOS EN LOGIA
La necesidad de algunas ceremonias preparatorias, de más o menos de carácter formal, antes de proceder al despacho de los asuntos ordinarios de la Logia ha sido
siempre reconocida. Se sugiere de igual manera el decoro y dignidad durante las
Tenidas. Se principia en una Logia de Masones con el empleo de ciertas ceremonias
en las cuales, debe darse atención a su importancia simbólica a la vez que a su importancia práctica, debiendo tomar parte todos sus miembros que se encuentran presentes.
Estas ceremonias, que difieren insignificantemente en cada uno de los grados, pues,
tan insignificantemente que no afectan s carácter general, pueden considerarse, con
referencia los demás fines a los que han sido designadas para realizar, en diferentes partes.
Habiendo significado el V:.M:. su intención de proceder a los trabajos de la Logia,
se espera que cada uno de los hermanos asuman su vestidura masónica necesaria, y
si fuese Oficial las insignias de su cargo, encaminándose silenciosa y
decorosamente a su sitio conveniente.
La primera condición para que pueda procederse a la apertura de los trabajos, es que
la Logia se encuentre a cubierto, tanto exterior como interiormente, exteriormente a
cubierto de las indiscreciones profanas, e interiormente por la calidad de masones
que todos los presentes tienen que demostrar.
El V:.M:. dice: “Silencio en Logia HH:. míos”, y el 1er. Vig:. Servíos disponer que
el H:.M:. de C:. examine si todos los presentes son masones, si ocupan sus puestos
respectivos con las insignias y condecoraciones de sus oficios y grados, y si estamos
a cubierto”, el 1er. Vig:. Repite la orden y el M:. de C:. se acerca al G:.T:.I:. el que
da con el pomo de la espada en la puerta. Si el Templo se halla a cubierto, el
G:.T:.E:., responde en la misma forma. Luego el M:. de C:. se coloca entre columnas y dice: de parte del V:.M:. “de pie y al orden”, todos los presentes se ponen de
pie y al orden. el M:. de C:. examina a los presentes y dice: “Sentaos HH:. míos,
gracias . Da cuenta al 1er. Vig:. Del resultado, quien a la vez lo hace al V:.M:.
Al Guarda Templo Interior le incumbe asegurar que se halle el Templo perfectamente aislado del exterior y cuidarlo, además constantemente con el desarrollo de
los trabajos. Vigilando armado en el brazo derecho de una espada desnuda, la puerta del templo, y abriendo con el permiso del V:.M:., únicamente a los que sean reconocidos como genuinos y legítimos masones. Simboliza el guarda templo la facultad que se encuentra al umbral de nuestra Consciencia, la que tiene que vigilar
que no ingresen en la misma los errores profanos y todos aquellos pensamientos que
no reciban la aprobación de sus ser más elevado (V:.M:.). La hermética cerrazón
interior se asegura por medio del signo que hacen los presentes a la invitación del
V:M:. y de cuya exactitud éste se asegura a través de los dos vigilantes.
119
Continuando con la ceremonia el V:.M:. dice: “HH:.Vig:. servíos anunciar a los
HH:. de vuestras columnas, como lo hago en el oriente, se unan a nosotros para
abrir los Trab.: para el grado de Aprendiz en la R:.L:.S:., según el R:.E:.A:.A:.. Los
Vig.:. repiten y el 1er. Vig:. Da cuenta al V:.M:.
A continuación sigue a éste doble aseguramiento un diálogo entre el V:. M:. el 1er y
2do. vid.: y cada cual declara su respectiva función, como razón explicativa del cargo que desempeña. Habiendo cumplido con estas diferentes formalidades iluminativas y explicativas, y con la seguridad de que la hora y la edad son convenientes, adecuadas y oportunas, el V:.M:. invita por medio de los Vvig.: a que todos
los presentes le ayuden para abrir los trabajos. Esta invitación muestra en primer
lugar la necesidad de que todos se den cuenta de la importancia y solemnidad del
momento, preliminar para la invocación del G:.A:.D:.U:. en su típica expresión,
fijando toda atención sobre las palabras que se van a pronunciar, y que necesitan el
unísono espiritual de los corazones de todos los miembros de la Logia, despertando
en cada cual un Eco profundo. En segundo lugar hace hincapié sobre la cooperación, como condición indispensable para la eficiencia de cualquier actividad masónica.
El V:.M:. dice: “!En atención a la hora que es y a la edad que tenéis, abriremos los
trabajos”. El H:. M:. de C:. se coloca frente al Ara y el V:.M:. dice
“A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:., bajo los auspicios de la M:.R:.G:.L:. del Perú en nombre
de San Juan Bautista y en virtud de la autoridad que la R:.L:.S:. N°. que me han
conferido, declaro abiertos los trabajos en Tenida………. Para el grado de Aprendiz, según el R:.E:.A:. y A:., el H:.M:. de C:. abre el V:. de la L:.S:. . Si se usa la
Biblia en Salmos CXXXIII ó CXXXII según la versión, colocando sobre ésta el
compás y la Escuadra en el grado”. Los HH:. se pone al Orden y se encienden las
Luces.
A continuación se hace la aclamación con la palabra HUZZA, HUZZA, HUZZA.
Seguidamente el V:.M:. invita por medio de los VVig:. A los HH:. presentes, para
guardar un momento de silencio inicial, concentrarse, meditar y buscar el íntimo
contacto con lo más elevado de nuestro Ser, a fin de hacer provechoso el desarrollo
de los Trab:. De la Logia. Luego se apagan las Luces del templo hasta que el V:.
M:. da un golpe con el Mall:.
El signo indica la cualidad del Masón u obrero consciente y disciplinado del Principio Constructivo del Universo y asegura al mismo tiempo la fidelidad y discreción
que deben siempre acompañarse a dicha cualidad. Representando la vigilancia que
el Masón se dispone a observar sobre sus palabras, y la perfecta rectitud con la cual
medirá éstas, lo mismo que sus pensamientos y acciones.
120
CLAUSURA DE LOS TRABAJOS
Agotados los temas y asuntos en la orden del Día, y antes de proceder a la clausura de los trabajos, el V:.M:., por intermedio de los Vig.:. concede el uso de la palabra “por una sola vez en bien general de la Orden, del Taller en particular, y de la
humanidad”. Con este acto se da a todo hermano que lo desee la oportunidad de
hablar sobre algún asunto particular que le interesa, dirigiendo sobre el mismo la
atención de la Logia. Se saluda a los hermanos visitantes, que representan a sus
respectivas Logias, estos igualmente pueden hacer uso de la palabra, trayendo a la
Logia la expresión de sus sentimientos fraternales, así como los mensajes especiales
de los cuales hayan sido encargados, estrechándose así íntimamente las relaciones
de amistad entre las diferentes Logias. También eventualmente se puede hacer alguna aclaración pequeña sobre algún asunto que se haya omitido en la orden del
día.
Seguidamente el V:.M:. dispone por intermedio de los Vvig. Para que el H.: Hospitalario provisto del tronco de Beneficencia, se coloque entre columnas pueden
hacerlo también los HH:. Exper:. Si la Logia lo estima por conveniente en casos
necesarios para otros sacos. Se comienza la circulación de los sacos, y en este caso
cada masón expresará su solidaridad con toda la Familia Masónica y Humana, por
medio de una contribución pecuniaria proporcionada de acuerdo a sus medios y
depositada secretamente en el tronco. Terminada la circulación entre los HH:. presentes, el producto del tronco de Beneficencia será destinada a aliviar las desgracias
ajenas, ó bien para cooperación para alguna otra benéfica, los otros sacos tendrán
fines determinados.
La clausura de los trabajos se verifica en forma inversamente análoga a la ceremonia de apertura, después de haberse concedido la palabra y circulado los respectivos
sacos. Prosigue el V:.M:. quien se informa por medio de los HH:. VVig:., sobre la
opinión de los HH:.. Presentes en las columnas relacionado a los trabajos realizados
y el Orador expresa sus conclusiones diciendo: “Los trabajos han sido justos y perfectos”.
A continuación el V:.M:. en un diálogo con los Vvig:. Obtiene la seguridad de que
el Segundo Vig:. Manifiesta tener tres años como Aprendiz y, el 1er. Vig:. Señala
como hora de concluir los trabajos de Medianoche. En estas circunstancias el
V:.M:. anuncia que en atención a la hora que es y a la edad que tienen los hermanos,
se van a cerrar los trabajos. El H:.M:. de C: se acerca al Ara con los pasos del grado y el V:.M:. da un golpe de mal:. que es repetido por los HH:. VVig:. Levanta el
mall:. Dirigido hacia el Altar y expresa: “A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:., bajo los auspicios de la M:.R:G:.L:. del Perú en nombre de Juan Bautista y en virtud de la autoridad y poderes que por esta Logia invisto, “Declaro cerrado los trabajos para el
grado de Aprendiz de éste R:: Taller”. El H:.M:.. de C:. cierra el V:. de la Ley S:.,
se apagan las luces principales los HH:. cubren el signo y el H:.M:. de C:. vuelve a
su puesto en Logia.
121
El V:.M:. indica que se va disparar una batería, los HH:. vuelven a retomar el signo
al orden y se ejecuta la batería. Seguidamente el V:.M:. lee la sección para la clausura y al término de ella todos los HH:: extienden el brazo derecho hacia delante
diciendo “Así sea”.
Antes de separarse, es costumbre jurar el secreto sobre los trabajos en los cuales los
presentes acaban de participar. El secreto Constructivo representa el silencio que
tiene que preceder a toda nueva actividad, pudiéndose comprar a la oscuridad protectora que, dentro del seno de la tierra, favorece la germinación de la semilla en
sus primeros estados hasta que no se haya abierto su camino hacia la luz.
Después de lo cual se procede a formar la cadena, manifestando ésta en forma tangible el lazo de fraternidad que debe existir entre todos los masones, símbolo de la
unión íntima de todas las buenas voluntades, necesaria para el triunfo de las buenas
causas y el progreso de la humanidad.
Es conveniente que se dedique este momento que procede a la separación de los
hermanos a que éstos se recojan algunos instantes, concentrando la mente sobre
alguna afirmación que sugiere el V:.M:.
122
EL SALARIO DEL APRENDIZ
El aprendiz es un obrero iniciado en la Francmasonería, que está empeñado en trabajar en el desbaste de la piedra tosca de su personalidad, y es así como resultado de
sus esfuerzos, a semejanza del salario percibido por el obrero común y corriente y
como compensación de su trabajo, debe ser objeto de una especial consideración.
Los obreros operativos de la antigüedad recibían, además de los víveres en especie,
un sueldo o compensación en dinero par que con esto pudieran comprar sal y otras
cosas que necesitaban, aquí vino el nombre de salario. Los masones como obreros
especulativos y alegóricos que son para la construcción del Templo de la Verdad, de
la Ciencia y de la Razón, reciben el salario que les corresponde, cada cual según su
gado, por medio de un signo, de una palabra, de los toques y demás medios de reconocimiento exigidos. Los Aprendices ocupados en el desbaste de esa piedra tosca, reciben su salario cerca de la Columna B:. que es la que corresponde al principio
hermético femenino de la Sal tal como lo hemos expresado.
El salario que recibe acercándose después de su trabajo a la columna B:., esto quiere
decir que el resultado de sus esfuerzos lo consigue el iniciado acercándose al reconocimiento del Principio de Omnipotencia, expresado en el sentido de la Palabra
que es el nombre de dicha columna y que significa: “En El la Fuerza”.
Aprendiz desde que se ha iniciado y debido a sus esfuerzos y dedicación progresa,
por lo que recibe como compensación, según se acerca, como fin de sus estudios y
deducciones, a este reconocimiento vital que realiza el primer deber de su testamento, es decir, en la medida de la Fe que desarrolla en el Principio de Vida y en su
poder, como columna y sostén de su vida individual.
La Fe en esa Viviente Realidad Constructora, que se encuentra y obra tanto en nosotros como fuera de nosotros, es el primer paso en la senda del progreso masónico,
muy particularmente del Aprendiz: por medio de su reconocimiento como la única y
verdadera luz que ilumina el camino de la existencia, y el orden o Perfección Inherente que arregla y coordina de una manera constructiva las experiencias todas de
la Vida, salimos de las tinieblas de la concepción profana de la vida, del mundo y de
las cosas y nos hacemos aprendices en ese Gran Arte de la Construcción.
Esta fe, propia de quien se ha iniciado en el conocimiento de lo Real que se esconde
detrás de la apariencia exterior o visible de las cosas, y que no es fe ciega, en cuanto
se basa sobre la propia conciencia de la realidad, es algo desconocida para el profano, esclavo de la ilusión de los sentidos, quien confunda la apariencia con la realidad, y no habiéndolo reconocido (por no haber podido ingresar en su conciencia)
niega la existencia de un Principio Espiritual como Causa Inmanente y Trascendente de la realidad visible.
123
No puede lograrse este conocimiento, ésta convicción que es un estado interior, sin
el estudio, el trabajo y la perseverancia, es pues, la Fe iluminada de que hablamos,
un verdadero salario, fruto o resultado de largos y persistentes esfuerzos sobre el
camino de la Verdad, después de haberse despojado de todas las superficialidades,
creencias positivas o negativas, errores y prejuicios del mundo profano.
El progreso del Aprendiz está caracterizado por el desarrollo de esta Fe y confianza
en el Principio Espiritual de la Vida, en el cual tenemos nuestro origen, que nos ha
creado o manifestado (como distintas expresiones individualizadas de su Ser o Realidad, divididas y separadas en la apariencia, pero íntimamente unidas e inseparables en esencia y realidad), que continuamente nos sostiene, nos guía y nos dirige
hacia el desarrollo y la expresión de las más elevadas posibilidades que todavía se
encuentran en estado latente en nuestro ser.
No se trata aquí de abstracciones, o de puro misticismo sin aplicación práctica,
sino de aquellos verdaderos valores vitales que representan el mejor salario, compensación o resultado, de los esfuerzos hecho en el sendero de la realización. La
Fe es, pues, el salario que se obtiene al buscar la Verdad y la base real de la Vida,
cuando se llegue a percibir el primer vislumbre de la verdadera luz.
124
LA LEY DEL PROGRESO
Progreso viene del latín, progresus, marcha, de progresa, marchar adelante, compuesto de pro, adelante, y gradir, marchar. Si alguna Ley preside al mundo, es el
progreso. Progresa cuanto nos impresiona y cuanto sentimos. Progresa el hombre,
progresan las razas, progresamos nosotros mismos. Todo progresa: como las nebulosas, estrellas, planetas, satélites y cometas, el orden sidéreo, el mundo terráqueo,
los organismos que en ella desarrolla y los organismos que le constituyen: ideas,
instituciones, creencias, moral y lenguaje.
El progreso es cosa que se siente, que se palpa, que infunde profunda emoción al
ánimo. Tiene algo de las figuras de Miguel Angel, algo del colorido de Ticiano,
algo de las Madonas de Rafael, algo de la Venus de Milo, del Apolo de Belveder.
Todo progresa queramos o no ¿por qué?. Porque como hemos dicho al principio, es
la ley que preside al mundo. Si algo hay de prístino en el mundo, debe ser el progreso, su cuna está en la primera actividad cósmica. Parece circular eternamente
por los vasos del Universo. Palpita en el espacio firmamental y late en la entraña
terrestre. El progreso es, en el orden abstracto, lo que la energía en el orden concreto, como ella se encuentra en incesante circulación. La detención del progreso es
una frase sin sentido: es una rebelión del pensamiento del hombre contra la realidad
contra la Naturaleza.
Cada progreso aislado es un término de una serie indefinida. Un progreso particular, estudiado en sí, es una abstracción del entendimiento, pues, cada progreso encierra dentro de términos anteriores a que se liga por una ley indestructible. Todo
progreso dimana, pues, de otro progreso. Tanto en la vida personal como en la colectiva, el progreso es esencialmente consolador. Cuando vemos decaer nuestra
existencia, la encontramos reverdecida en nuestros hijos, en nuestras obras, en nuestro saber. El amor nos dio la vida, y nos ligó a ella por y para el progreso.
Perfectamente conocía Augusto Comte esta condición de nuestra naturaleza moral,
cuando escribía su memorable lema: El Amor por principio, el orden por base, el
progreso por fin. El progreso marcha como debe marchar. No anda a nuestro paso
y tropieza cuando nosotros tropezamos, ni cae con nuestras caídas, ni se apresura si
corremos, ni se detiene si nosotros paramos. Al parecer nosotros, él sigue existiendo.
Se habla del progreso intelectual, económico, moral, institucional, humano y social,
no se había sospechado fuese manifestación incesante de la vida orgánica y cosmológica. Esta palabra de progreso, que significa marcha adelante designa de una
manera especial en el lenguaje filosófico la marcha del género humano hacia su
perfección, hacia su felicidad. El progreso es el movimiento ascendente de la vida
125
en los seres. Para Proudhon “ el progreso es la realización de la justicia. La concisión y elocuencia más bellas. Resplandecen en la definición de Víctor Hugo” la
vida general del género o humano, se llama progrese “Según Litré progreso es”
todo lo que avanza en el tiempo, todo lo que se desarrolla, todo movimiento hacia
delante, toda especie de aumento en sentido favorable, todo movimiento progresivo
de la civilización”.
La filosofía suministró previamente la idea del progreso indefinido, considerando
los seres como formando una serie infinita, y descartándose de todos los viejos
prejuicios de finalidad y voluntad inicial. Los elementos para crear una teoría del
progreso se acumularon con rapidez pasmosa en nuestro siglo. Las teorías de la
transformación de las especies, de la concurrencia vital y de la selección natural,
condujeron a las grandes concepciones de Haeckel, y, por fin, creado ya el transformismo y sirviendo de base a la reconstrucción del cuadro de nuestros conocimientos, apareció ultimada la teoría del progreso, fundida en los moldes del talento
de Spencer.
De modo que, como el mundo existe perfectible, no puede existir perfecto. La perfección fuera a la inmovilidad, y como dijo profundamente un pensador moderno:
“El reposo no es de este mundo”. Un mundo perfecto en eterna inmovilidad, cristalizado, es cosa que repugna a la razón. La idea de un ser Supremo, fuente de perfección y por lo tanto de inmovilidad, está en contradicción con el carácter del
Creador que se le atribuye. La idea del progreso, conduce derechamente, pues, a
la negación suprema.
Según los partidarios de la caída del hombre, él habría sido creado libre, bueno,
justo y perfecto, pero por haber abusado de su libertad, él había introducido en el
mundo la injusticia, la perversión, el dolor, en fin el mal en todas sus formas. Este
principio entraña terribles consecuencias. Si efectivamente un ser perfecto ha podido decaer, ¿Cuánto más no puede degenerar aún un ser degradado de su perfección
primitiva?. El mal no puede sino ir creciendo, la injusticia aumentándose, y el
género humano caer por último en una depravación general.
Las formas inferiores aparecen siempre las primeras y de ellas parten y se desarrollan perfeccionándose por una graduación siempre ascendente, las razas y los individuos… y el hombre no escapa a la ley común ¿Qué era en el origen? ¿Qué ha venido a ser? Toda la cuestión está aquí, y por poco que se exprese el dogma científico y perfectamente establecido de la perfectibilidad indefinida, saldrá adelante, no
por el absurdo, sino por el triple punto de vista fisiológico, intelectual y moral al
menos en lo que toca a la especie humana.
Este perfeccionamiento se observa a veces de una generación a otra. La conformación general del cuerpo sufre las mismas modificaciones, los brazos tienden a acortarse, las mandíbulas y la boca son menos prominentes, la frente menos deprimida.
En fin, el negro se aleja cada vez más del mono, para acercarse a los tipos superiores de la raza caucásica. La antigüedad ha tendido bellos genios y nosotros debemos
126
un eterno respeto a nuestros primeros maestros pero no han tenido un Newton, ni un
Leibnitz, ni un Khepler, ni un Copérnico, ni un Galileo. No comparéis a los astrónomos de Caldea con los sabios del observatorio de Paris, ni las antiguas galeras de
Cartago con nuestros modernos buques de hélice. No puede bosquejarse más
fielmente el cuadro del progreso humano.
El mundo marcha, tituló Palleton un libro suyo en que hace fosforecer su fantasía,
libro en que resuena como un Hosanna al progreso. Tiene razón: porque ¿Qué es el
progreso sino el mundo en marcha, pero marchando hacia el bien?
Hacia el comienzo del siglo XVII, la idea de un progreso general entró en los espíritus, y Pascal escribió este notable pasaje de su prólogo en el Traite Du Vide… No
solamente cada hombre adelantará cada día en las ciencias, sino, que todos los
hombres juntos harán un progreso continúo, según el mundo envejece, porque lo
mismo acontece en la sucesión de los hombres, durante el curso de tantos siglos,
debe ser considerado como un mismo hombre que subsiste siempre y que aprende
continuamente. He aquí el hombre Universal, semejante a un particular que nace,
crece, va siendo cada día mejor, más fuerte, más instruido, más sabio, nuestros padres son los niños y nosotros los ancianos. Así se ha calculado por Helmholtz que
dentro de un millón de años el Sol acabará su enfriamiento y nuestro mundo parecerá aterrido de frío.
Quedemos en que el progreso del tiempo nos lleva a la vida y no a la muerte, porque si tenemos idea del equilibrio, del reposo, de la inmovilidad es solamente relativa y abstracta, suministrada por una operación reflexiva del entendimiento sobre
el cinematismo general que nos rodea, pues como dijo profundamente Bufón: “El
reposo del Universo nace del seno mismo del movimiento”.
El progreso social se forma de la suma de los adelantos particulares a cada individualidad, es la integral de los desarrollos personales, acumulados por la herencia en
los individuos, y acrecentados en éstos por variación específica y por la selección
natural en el combate por la vida. El conjunto de los esfuerzos orgánicos realizados
para alcanzar formas superiores de existencia representa la civilización actual de
una época dada.
No es ya la fuerza, sino la inteligencia, y mejor aún la justicia y la humanidad,
quienes gobiernan al mundo. La guerra no es ya la última razón de los reyes y pueblos. Por el desarrollo de la industria, del comercio y de las ciencias, las antiguas
rivalidades, las animosidades tradicionales, tienden a desaparecer en cada pueblo,
parta ceder lugar a las relaciones más útiles y dulces. Los más profundos pensadores han llevado su crítica hasta la entraña social misma, y han visto cuan susceptible
de progreso es nuestra sociedad y con qué fuerza le demandan la necesidad y la justicia.
Es este precisamente el punto en el porvenir que tiene por objetivo el progreso contemporáneo, y el más espinoso problema de la edad presente. Toda fuerza activa
127
produce más de un cambio, toda Causa origina más de un Efecto. No desconfiemos, no de las virtudes del progreso. Entre las más densas nieblas morales, alumbra de repente con destellos de luz. No nos creamos nunca solos, porque él nos
acompaña siempre. Si el riesgo nos asalta, si la duda nos mortifica, si el quebranto
nos acongoja, si la desesperación nos envenena, hay algo que es nuestro Mentor
sapientísimo, nuestra sombra benéfica, nuestro ángel blanco, el genio alado del
progreso que guarda el secreto de nuestros grandes destinos encerrados en su misteriosa mano, la fuerza de las ideas el espíritu de las cosas, el impulso de los tiempos,
y que se acerca al oído para decirnos con mágico acento, lo que el hombre de la
conquista romana al remero esclavo: “Tiemble, César va contigo”,
128
LAS EXCELENCIAS DE LA MASONERÍA ESPECULATIVA
Las grandezas, elevación y bondades de la Masonería, se derivan de su misma doctrina que ha sido combatida por los ignorantes que nada saben de ella, como también por los egoístas y rutinarios que la contradicen por espíritu de imitación y por
miedo de ver perjudicados sus intereses.
Siendo la Orden opuesta a las explotaciones y monstruosidades de todos los medran
en la ignorancia y abyección de los débiles y pobres de espíritu, el clero la ataca y
calumnia muy frecuentemente, y sus doctrinas e ideales masónicos son objeto de
sus ataques, cruzadas y cuyas relaciones no han sido de lo más armoniosas, pero la
Iglesia no es la causante, ni mucho menos, sino esos hombres de sotana o no, que
han visto en peligro su propia y pequeña porción de poder, y otros que nadan en la
misma execrable ignorancia y que suelen ser los que escriben libros atacando a los
Francmasones.
No se puede negar que la Masonería se ha hecho notable, por ser una Institución de
las más humanas y su seguimiento y continuidad en el tiempo y espacio, así como
por sus trabajos, han dado lugar a la producción del mayor número de moralistas,
legisladores, pensadores, científicos y sabios de la humanidad.
La Francmasonería ha enlazado o unido a todas las razas del planeta, en un ideal
común de sentimientos sublimes de afección y benevolencia, porque combate las
enemistades nacidas de la diversidad de climas, temperamentos, costumbres y sobretodo de sistemas religiosas y políticos, porque ha establecido un lazo e idioma
universal, porque ha tenido y tiene en su seno por adeptos a los hombres más eminentes y finalmente porque traza sin vacilaciones ni argucias el sendero rector y
seguro de la Verdad.
La presencia de la Orden en las más diversas formas que ha tenido que aparecer, en
razón de los lugares y circunstancias han alejado de ella, en cierto modo, la admiración y el respeto. Es absolutamente necesario colocarla ante la opinión pública, en
el rango que se merece, fundándose en la autenticidad de los hechos simbólicos e
históricos, que se ignoran sin duda y cuando menos no han sido sometidos a un exhaustivo análisis y critica alguna, aquellos que han provocado proscripciones contra
sus miembros o que han escrito contra ella.
Esta ignorancia, acompañada de un silencio consciente, ha venido adobada de manera especial en las últimas décadas, por una vaga visión por otro lado positiva de la
Masonería. La leyenda rosada, que se ha impuesto, justo es decirlo, con enorme
facilidad, presenta a la Masonería como una sociedad discreta que no es secreta,
imbuida de valores filantrópicos, dedicada única y exclusivamente a causas nobles,
129
defensora del bienestar social y exenta de participación en conducta negativa alguna, incluida conspiratoria.
Esta leyenda rosada contrasta vivamente con la leyenda negra que ha sido unida a
la Masonería a lo largo de los siglos. De acuerdo con esta prácticamente no ha
existido trastorno histórico que no aparezca vinculado a la acción de los masones,
que serían, a su vez enemigos declarados de todo lo bueno y lo justo, y que se han
coaligado históricamente con la conspiración judía mundial, si es que no son meros
instrumentos de la misma.
Después que la Tierra fue poblada, las razas humanas que la componen recibieron
una tras otra los caracteres que la distinguen. Como todas las demás partes del
Universo, estaban sujetas a estos tres estados inevitables: Nacimiento, Vida y Muerte. Dios les dio memoria, imaginación e inteligencia. Los seres por excelencia, que
reunieron en grado superior estas tres facultades del alma, tuvieron el privilegio de
dirigir las naciones hacia la perfección y bienestar.
Entonces fue cuando dio principio la Gran Asociación, pero ¿Dónde, en que época
y para qué? Esto es lo que puede llegarse a saber por medio de un profundo estudio.
Basta por ahora fijarse en la idea de la Divinidad, mediante los obstáculos que impuso al hombre para ser dichoso, le ha colocado en la condición a propósito para su
destino, porque la vida hubiera perdido para él todo el encanto en una felicidad
demasiado fácil, y no hubiera sido más que un don funesto, en un estado de infortunio irremediable. No debe, pues admirar que la verdad haya a veces prendido su
antorcha en las teas del crimen, ni debe preguntarse por que las naciones se han
visto forzadas a seguir un inmenso rodeo, antes de poder determinar los caracteres
del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, del vicio y de la virtud, no hay que
inquirir porque lo que parecía bueno ha desaparecido bajo el hacha de lo malo, ni
porque la ciencia, que se compone de ideas fijas y simples, ha sido tan difícil de
descubrir, bajo cualquier forma a que se la buscara.
Los cuerpos celestes y terrestres habían recibido su impulso y no han cesado de
seguir su marcha. El hombre debía partir de la oscuridad para llegar a la Luz más
deslumbrante, hoy continúa su carrera. Los cuerpos celestes necesitaban de gravitación, la proyección y la atracción para disfrutar del movimiento. El hombre con la
ayuda de la imaginación, de la memoria y de la inteligencia, recorre la órbita que
tiene trazad de antemano.
La institución masónica, por la naturaleza de sus trabajos ha conquistado todo lo
que puede complacer y perfeccionar estas tres potencias del alma, y para convencerse de tal verdad, hasta abrir y recorrer los anales de los pueblos. En ellos hará
ver una sana crítica que las cosmogonías y teogonías antiguas no son otra cosa más
que la historia de los primeros pasos que los hombres han dado en las ciencias, con
el auxilio de las sociedades secretas y que tales cosmogonías y teogonías no ha
parecido absurdas más que a aquellos que no han comprendido.
130
Pretender que la Masonería tuvo su origen en la noche de los tiempos, cuando la
humanidad recibió la luz, es entrar en la simbología, nada nos permite pensar que
los egipcios, numerosas veces evocados, o el propio rey Salomón, fueran Francmasones, tal como se entiende hoy.
En toda la historia del hombre y en su mitología aparecen series, castas y comunidades que se rigen por formas de vida, creencias, modelos de sociedad, corrientes
de pensamientos, soportados por, o envueltos en una simbología y que a lo largo de
los tiempos ven su herencia reivindicada por otros hombres, otras castas, otras
comunidades que pretenden revivir o continuar tal o cual camino hacia la búsqueda
de la Palabra Perdida.
La Francmasonería no es una excepción y su simbología reclama su nacimiento de
tiempos remotos e inmemoriales, pero nada tiene que ver con la cronología histórica
que rige al mundo y a sus orígenes vitales conocidos. Durante el final de la Edad
Media y el Renacimiento, los gremios de albañiles no pasaron de ser agrupaciones
artesanales que giraban en torno a las disposiciones indicadas. En estas circunstancias resulta obvia siquiera -por el hecho de que los registros de los miembros de las
Logias de albañiles incluyen nombres precisamente de gente que pertenece al ejercicio de este oficio- y no como sucederá posteriormente con la Masonería, los de
personas que se denominan albañiles (masons, macons), pero que rara vez si es que
alguna tienen una conexión real con la Masonería.
Con todo ya a finales de la edad Media encontramos documentos en los que aparecen aspectos que reencontramos en las Logias masónicas posteriores. Así el Regius
Manuscript de 1390 conservado en el Museo Británico, es un poema en que aparecen referencias a una masonería que podría ser especulativa.. Obra de un Sacerdote
con casi total seguridad, en esta fuente hallamos por primera vez la expresión “So
Mote” que luego aparecería en los rituales de la Masonería.
De mayor importancia aún es el Cooke Manuscript, también conservado en el Museo Británico, donde por primera vez encontramos referencias a una masonería que
es, sin duda alguna, especulativa y no gremial. Su autor lo escribió en 1450 y, como luego veremos, casi tres siglos después las Constituciones de Anderson tomaron
bastantes elementos contenidos en este texto, como por ejemplo, las referencias a
las Artes y de manera muy especial, la mención al templo de Salomón.
A finales del siglo XVI y, sobre todo, durante el siglo XVII, se realizó una mutación
de enorme importancia que derivaría en el nacimiento de la masonería especulativa.
De hecho en 1583 un personaje llamado William Schaw fue nombrado por Jacobo
VI de Escocia, que más tarde se convertiría en Jacobo I de Inglaterra. Quince años
después Schaw promulgaba los Estatutos que llevan su nombre en los que aparecían establecidos los deberes que los masones debían tener en relación con su Logia. Pero aún de mayor relevancia resulta el segundo Estatuto de Schaw publicado
en 1599, donde de manera apenas velada se hace una referencia a un conocimiento
131
esotérico comunicado en el seno de la Logia y además se indica que la Logia Madre
de Escocia, Lodge Kilwinning O, ya existía en aquella época.
Sea como sea, la primera iniciación masónica de la que tenemos noticias es la de
Jhon Boswell Laird de Auchenlek. Boswell fue iniciado en la Logia de Edimburgo.
Era, originalmente operativa o gremial, es decir, no tenía carácter ni secreto ni iniciativo. Sin embargo el texto, referido a Boswell ya nos conecta con una masonería
especulativa, como la que encontramos en toda su pujanza a partir del siglo XVIII.
Cabe, por lo tanto, la posibilidad de que a lo largo del siglo XVI se hubiera ido,
operando una mutación de los antiguos gremios, quizá impregnados de cierto esoterismo ocasionalmente en los siglos anteriores , en sociedades secretas de carácter
ocultista en las que, poco a poco, los iniciados estaban dejando de ser albañiles para
proceder de otros segmentos sociales.
Las primeras iniciaciones de las que tenemos noticias en Inglaterra son de algunas
décadas posteriores. En 1641 tuvo lugar la de Robert Moray y cinco años después
la de Elías Ashmole. La iniciación de Ashmole reviste una especial importancia
para el historiador por varias razones, Una es que la documentación que nos ha
llegado sobre la misma, es relativamente importante ya que el propio Ashmole
recordó el acontecimiento, así como una visita posterior que realizó a la Logia de
Londres en 1682, en su diario. La iniciación tuvo lugar el 16 de Octubre de 1646 en
Warrington Cheshire, en una Logia convocada expresamente con esta finalidad y
en la que había un solo miembro albañil. La segunda razón por la que el hecho reviste relevancia es que Ashmole mantenía relaciones estrechas con eruditos de la
época como Robert Boyle, Christopher Wren, Isaac Newton o Jhon Wiking, pero a
la vez, era un claro aficionado al ocultismo. De hecho dedicaba buena parte de su
tiempo a la alquimia y la Astrología.
En 1686 la masonería tenía ya la suficiente importancia como para merecer una
mención en la historia natural de Staffordshire de Robert Plot, y durante la última
década del siglo XVII al menos existían siete Logias en Londres y una en Cork que
se reunían con regularidad. En 1705, el número de Logias londineses era de cuatro
y a ellas se sumaban una de York y otra en Scarborough. A la sazón, la masonería
constituía ya una sociedad de patrones bien definidos. La codificación tendría
lugar en la siguiente década.
132
LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD
La Libertad, es la facultad que tiene el hombre de obrar de una manera ó de otra, y
de no obrar, por lo que es responsables de sus actos, es también el estado ó condición del que no es esclavo, estado de las personas libres. Filosóficamente consiste
la libertad en obrar por motivos propios, en ejecutar cada cual sus actos con pleno
dominio de sí mismo, sin que causas ajenas a la voluntad pongan obstáculos a su
acción. Así, somos libres cuando rehacemos sobre impulsos extraños (ira, pasión),
dominándolos y obrando según nuestras propias indignaciones. Si al recibir un insulto grosero lo rechazamos dignamente sin devolverlo, somos libres, y por el contrario, somos esclavos (aún cuando con falsas apariencias nos creamos libres) si
nos dejamos llevar de los primeros impulsos y al insulto contestamos con otro mayor, son, pues. Libres los actos ejecutados con previo conocimiento de su fin y dirigidos por nuestra iniciativa según motivos internos.
Para elevar al hombre a sus propios ojos, para hacerlo digno de su misión sobre la
Tierra, la Masonería sostiene en principio, que el creador Supremo, ha dado al
hombre como el bien más precioso, la libertad. Esta es patrimonio de la humanidad
eterna, rayo de lo alto, que nadie tiene el derecho de apagar ni amortiguar y que es
el origen de los sentimientos del honor y de la dignidad.
El conocido trinomio masónico Libertad – Igualdad – Fraternidad, tiene desde el
punto de vista iniciático un significado algo distinto de lo que pueden serlo sus interpretaciones político-profanas.
La Libertad es nuestra esencia, tiene a la naturaleza por principio, a la justicia por
regla, por salvaguardia a la Ley, sus límites morales están contenidos en ésta sublime máxima que la Masonería coloca en primer término: “Lo que no quieres para ti,
no lo quieres para otro”. La Libertad en el sentido iniciático es una adquisición
individual, interior, fundamentalmente independientemente de la libertad externa
que pueden otorgarnos las leyes y las circunstancias de la vida. Es la libertad que se
adquiere buscando la Verdad y esforzándose sobre el camino de la Virtud, o sea
libertándose del error y de la ilusión, y dominando las tendencias viciosas, hábitos
negativos y pasiones destructivas.
La libertad que encontramos y que siempre nos es dado a conservar cuando obramos de acuerdo con nuestros principios, ideales y convicciones íntimos, buscando
lo que sea mejor en sí y por sí, más bien que buscando nuestra guía inspiradora en
las apariencias y conveniencias externas, modificando y reglando según palabras, lo
que obtenemos por medio del uso de la Regla y de la Plomada, siguiendo el camino
derecho del progreso y del Deber.
133
La Libertad es entonces la posibilidad de dedicarse y, al decidirse de autodeterminarse. Se dice que la libertad existe al principio y no al fin, porque al principio está
todo el pasado, y no la libertad. Esto involucra una cuestión de tiempo ¿Seréis libre
al fin? ¿Seréis libres después de muchos días, de muchos siglos? No se trata de
argüir con vosotros. Estamos condicionados como creyentes de cualquier religión ó
ideología, por estar moldeados por la sociedad, por los acontecimientos por innumerables influencias.
La Libertad debe ser implantada porque da a cada uno lo que desea y por esta causa
nadie penetra en los derechos de los demás. La Razón puede aconsejar al hombre
seguir decididamente sus tendencias, pero también puede aconsejarle suavizarlas,
corregirlas, modificarlas ó reprimirlas. Lo que se designa con el nombre de “Libertad de espíritu”, matiza de un modo expresivo la naturaleza íntima de la Libertad, y
levanta el velo de la contradicción a la que el hombre está siempre sujeto, entre su
Espíritu y su cuerpo. Esta contradicción se halla presente en todo momento en el
cual el hombre ha de tomar una decisión y ejecutar, con arreglo a ella, actos deliberados y voluntarios. La razón, con su claro brillo, cuando se halla debidamente
informada, nos debe conducir inevitablemente al Bien, y sólo una ceguera mental,
una insuficiencia de nuestra reflexión, puede inducir al hombre a dejar triunfar los
arrebatos de su instinto sobre lo que claramente se le muestra como recto camino
que ha de conducirle directamente al triunfo de su naturaleza.
La Igualdad, es la conformidad de una cosa con otra en naturaleza, calidad o cantidad, correspondencia y proporción que resulta de muchas partes, que uniformemente componen en todo. Es una de las tres palabras que forman el lema masónico. Se
dice de la conformidad absoluta, de la ausencia completa de todo privilegio, de
toda distinción de castas y clases entre los nombres, colocando a todos los ciudadanos en una misma categoría, bajo el concepto de los derechos y de los bienes. El
sentido de ésta palabra sólo se encuentra claramente determinado en las Ciencias
Exactas en las que expresa la relación que existe entre dos cantidades de las que la
una no excede a la otra, pero en las ciencias morales y políticas, aunque se emplea
con frecuencia esta palabra no ha sido rigurosamente definida.
La Igualdad iniciática, de la misma manera descansa sobre la conciencia de la identidad fundamental de todos los seres, de todas las manifestaciones del Espíritu ó
Suprema Realidad, por encima y por detrás de todas las diferencias externas de
dirección y grado de desarrollo. Esta igualdad que se realiza por medio de la Escuadra y del Nivel, es la que nos proporciona una justa y recta norma de conducta
con todos nuestros semejantes, y nos asigna y nos hace ocupar el lugar que nos pertenece en el edificio de la sociedad, y en cualquier otro edificio particular al cual
hayamos sido llamados para trabajar.
Interiormente la Igualdad es la capacidad de sentirnos iguales en todas las circunstancias y condiciones externas, y en todo puesto y lugar que podamos temporalmente ocupar, es la igualdad que debemos tratar de cultivas en nuestros sentimientos
hacia los demás, independientemente de sus palabras y acciones para con nosotros,
134
y con una igual serenidad en las condiciones favorables como en las adversas, en
la fortuna y en la desgracias, en el éxito y en el fracaso, en la pérdida y en la ganancia o sea delante de todos los pares de opuestos, los cuadros blancos y negros de
la existencia sobre los que igualmente debemos progresar, apoyando nuestros pies.
La Francmasonería reconoce que todos los hombres han nacido iguales, y por tanto
cree que no debe existir ninguna diferencia entre el que manda y el que obedece,
entre el que produce y el que consume, entre el que paga y el que cobra, uno y
otro formando por el mismo principio creador, compuestos de una misma materia,
sujetos a las mismas afecciones físicas y a las mismas causas de destrucción, se
parecen, según la expresión de un distinguido escritor, a dos viajeros que parten del
mismo punto, para llegar al mismo objeto, aunque por distintos caminos.
Respetando la posición, así como respeta las creencias de todos los hombres, prescindiendo de su raza y nacionalidad, a todos los cobija bajo el manto de la más dulce igualdad, a todos los confunde bajo el cariñoso título de hermanos. El mérito, el
talento, la sabiduría, la virtud y el trabajo son las únicas distinciones que admite
voluntariamente. Sin querer trastornar el equilibrio social, ni igualar fortunas, ni
despojar a los unos en beneficio de los otros, pero preocupándose por el bienestar
de todos, reconoce que el hombre no puede ser venturoso si no tiene la seguridad de
encontrar en su trabajo el pan cotidiano para él y su familia, si no se le pone en plena posición de todos los derechos que son inherentes a su persona.
La palabra Fraternidad viene del latín fraternitas, que significa unión y buena correspondencia entre los hermanos o entre los que se traten como tales. La Masonería nos enseña a cultivar la fraternidad, que debería ser un lazo más íntimo y profundo que la simple amistad y a la vez su extensión más amplia, por cuanto abarca o
debería abarcar a todos a quienes la reconocen y profesan, compartiendo la comunidad de sus ideales, objetivos y aspiraciones, por cuanto su cultura y sus ideas pueden ser muy diferentes.
La fuerza de una asociación reside esencialmente en la cohesión de sus miembros.
Mientras más unidos, más potentes son. En Masonería la unión no es el efecto de
una Disciplina impuesta, esa unión no puede nacer sino del efecto que experimentan
los iniciados entre sí. Es por lo tanto de la más alta importancia estrechar por todos
los medios los lazos que unen a los masones. Antes que nada es necesario verse, a
fin de conocerse, apreciarse y estimarse. Deben pues, seguirse con la mayor acuidad todas las reuniones masónicas. Hay que tratar de merecer la simpatía de cada
uno de los hermanos y, por otra parte, se deberá ser indulgente con los defectos de
los otros. El hombre es siempre imperfecto. No hay que detenerse en las debilidades de los demás apreciamos las cualidades de nuestros colaboradores y pasemos la
plana sobre las imperfecciones de las piedras que debe unir indisolublemente el
cemento de la más franca amistad.
La Fraternidad debe considerarse como la suma y el complemente de la libertad
individual y de la igualdad espiritual de las que constituye la adaptación práctica,
135
siendo como la base del triángulo formado por esas líneas divergentes. La Fraternidad es pues tolerancia con relación a la libertad, y comprensión con relación a la
igualdad, manifiesta en desigualdad. Y es, además lo relación que la Masonería
establece entre sus miembros, como núcleo y ejemplo de la que debería existir entre
todos los hombres.
Prácticamente la Fraternidad puede, sin embargo, establecer sus lazos únicamente
entre los que se sienten HH:. o sea efectivamente hijos de un mismo Padre, el Principio Universal de la Vida o Ser Supremo, y de una misma Madre, la Naturaleza,
que a todos igualmente nos ha producido, nos sostiene y nos alimenta.
Con ese reconocimiento la Fraternidad se hace efectiva, y según se generalice, llegará a extenderse sobre toda la Tierra y ser, como debería y como debe, la relación
normal entre todos los hombres y pueblos.
Todos los hombres pueden ser hermanos según conocen y realizan en lo íntimo de
sus corazones la Verdad de la Fraternidad es decir, de su común relación con el
Principio de la Vida, por un lado y por el otro con el medio que los hospeda. Caerán entonces las barreras ilusorias que actualmente dividen a los hombres, según
cae la venda que cubre sus ojos, y la Masonería habrá esparcido efectivamente su
Luz sobre toda la Tierra.
136
LA VIRTUD
Virtud es el hábito y disposición del Alma para ejecutar las buenas acciones: significa propiamente, fuerza, poder. Es la práctica de acciones útiles al individuo y a la
sociedad. La virtud es la fuerza continúa para cumplir voluntariamente el bien como ley de la vida. Es la armonía del hábito y de razón, es la fuerza moral de la voluntad, en el cumplimiento de sus deberes.
La virtud requiere tres condiciones propias según Aristóteles, el Estagirita y son:
Saber, Voluntad y Constancia, las dos primeras se refieren a la Conciencia y a la
voluntad libre, suficientes para dar carácter moral a los hechos, pero por la ejecución de un solo acto bueno, no es el hombre virtuoso, es preciso tener el hábito de
obrar bien. De manera que la condición característica de la virtud es la constancia.
La virtud es la obra del hombre consagrada por sus esfuerzos perseverantes para
cumplir el bien. No se nace virtuoso, sino que se llega a serlo en la vida, porque
aún el estado de inocencia será una disposición favorable, pero no es todavía la virtud.
El carácter está expresado por el justo medio, se es virtuoso cuando se permanece
entre el más y el menos, en la debida proporción o en la moderación prudente: La
virtud escribe el Estagirita, es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad, consistiendo en este medio que hace relación a nosotros y que está regulado
por la razón en la forma en que lo regularía el verdadero Sabio “La virtud es del
corazón y no de la mente” Cuando la mente cultiva la verdad, ello no es más que
un astuto cálculo, es una autodefensa, un hábil ajuste al medio ambiente.
La virtud en cuanto adquirida, debe ser enseñada, los medios generales que se han
de emplear para enseñar el arte de ser virtuoso, son:
1º La Cultura general y proporcionada de todas nuestras facultades para que
su ejercicio concierte con la dirección de la voluntad libre al bien,
2º La Dirección recta de la voluntad moral para fortalecerla y habituarla al
cumplimiento del bien, y
3º La subordinación de los móviles inferiores a los superiores, formando así
buenos hábitos y procurando revelar en todos los actos la abnegación y el
desinterés que caracteriza a la vida moral.
La virtud se refiere por ello a todos las actividades humanas y no sólo a las morales.
Por eso en Platón las virtudes Cardinales son la sabiduría práctica ó prudencia, el
Valor ó Coraje y la Templanza; y el Estagirita clasifica las virtudes en prácticas y
teóricas ó éticas.
La Virtud es la fuerza espiritual que impulsa al hombre a la acción de luz y de la
verdad, iluminando las tinieblas de las almas extraviadas para que busquen la senda
137
de la honestidad y del amor. El ignorante que vaga en la noche de su vida, descarriado, necesita de los rayos estimulantes de la virtud de sus semejantes, como el
barco que ha perdido el rumbo o necesita de la luz del faro para orientarse.
La virtud da sabiduría, y la sabiduría es felicidad y es vida. El pensamiento virtuoso produce acción constructora, y es a esta acción que reclaman de los hombres de
la hora presente, porque cada semejante es un hermano nuestro, es a esta acción a la
que debemos estar todos preparados y es en ella donde está nuestro desafío, nuestro
reto.
Mostraremos nuestras virtudes para que nos sigan, porque en el corazón del hombre
hay esperanza y la esperanza es el amanecer de nuevas auroras en el despertar de la
existencia humana. Las virtudes se han ejercido desde el nacimiento mismo de la
humanidad y se ejercerán siempre, mientras las calamidades y miserias existan en
el mundo.
El mérito inherente a la virtud se logra en la lucha contra la tiranía del cuerpo y de
las pasiones, como en la que se debe entablar contra los excesos de la sensibilidad,
contra las presunciones de la seudo-ciencia y contra las prevenciones de la voluntad. La voluntad es, pues, un equilibrio y una armonía.
Las virtudes las dividimos entres clases que son:
1º Virtudes individuales ó relativas al hombre sólo,
2º, Virtudes domésticas ó relativas a la familia, y
3º Virtudes Sociales ó relativas a la Sociedad.
Las virtudes individuales son cinco, a saber: a) la ciencia que comprende, la Prudencia y la Sabiduría, b) La templanza, que comprende, la Sobriedad, y Castidad, c)
El valor o sea la fuerza y reciedumbre del Cuerpo y del Alma, d) La Actividad, es
decir el amor al trabajo y la fecunda distribución del tiempo, e) La limpieza ó pureza del cuerpo, tanto en la vestimenta, como en la habitación.
La sabiduría iniciática nos enseña que cada hombre es un templo, donde mora la
chispa trascendente y nos recuerda siempre la misteriosa unidad existente entre los
seres y el universo. Nada de los que existe es para sí, sino que todo está estructurado para ser un eslabón vital del Cosmos. El iniciado está obligado a cooperar con el
quehacer evolutivo del Universo y de los seres que le rodean encuadrando sus acciones, más en el dar que en el de recibir.
La Tolerancia, la Caridad y la Fraternidad, es el inicio de la Triada de virtudes que
vamos encontrando en el camino que nos señala la Orden Masónica.
138
EL VICIO
El vicio es la falta de rectitud ó defecto moral en las acciones, es el hábito de obrar
mal. Es la desviación de la línea recta en las cosas que deben observarse. Es la
demasiada licencia, permisión ó libertad en la crianza.
Es la práctica habitual del mal, el hábito ilegítimo e inmoral. El vicio es adquirido,
sin que baste un acto aislado para calificar al sujeto vicioso. El vicio sea de la índole que fuera, siempre degrada. Por el camino de los vicios y placeres de una vida de
crápula nunca se podrá llegar a una elevación perfecta del conocimiento del ser, con
el cual una vez que nos identifiquemos nos proporcionará la más dulce tranquilidad,
como un manantial proporciona al sediento caminante el más confortante descanso a su cuerpo fatigado.
El vicio como el mal se divide en positivo, que consiste en la ejecución habitual de
actos malos, negativo ó de abstención, el hábito de la holganza. Así, se puede decir
que contra cada virtud existen dos vicios opuestos, uno positivo (vicio por exceso) y
otro negativo (vicio por defecto), único sentido aceptable de la máxima, pues cualitativamente el vicio y la virtud se diferencian de modo radical y completo.
Si el vicio es el hábito ilegítimo disconforme a la ley. Claro está que su diferencia
con la virtud es cualitativa y no meramente cuantitativa. Es falso, por tanto, que la
virtud sea un medio entre dos vicios opuestos. Tampoco es exacto que el vicio sea
una exageración de la virtud, pues, la superstición, por ejemplo, no es virtud exagerada, sino mal tan grave como el vicio opuesto, la impiedad. Pudiéndose decir lo
mismo de todas las expresiones que se aducen para probar este falso aserto, que
concluirá reduciendo la vida moral a una indiferencia completa y a una simple
cuestión de cantidad (el buen parecer de las formas y de las consecuencias a que se
acoge el hipócrita).
¿Cómo considera la Ley a la embriaguez? Como al vicio más vil, degradante y pernicioso. El borracho -privado del sentido y de la razón que nos ha concedido Diosprofana el don de la divinidad, se suma en la condición de los brutos, incapaz incluso de guiar sus pasos, trastabilla y se desploma como el epiléptico, y se hiere y hasta
puede matarse. Su debilidad en semejante estado lo convierte en el juguete y en el
objeto de desprecio de todo cuanto lo rodea. Hace negocios ruinosos en su estado
de ebriedad y pierde sus asuntos. Se le escapan frases injuriosas, que le atraen
enemigos, arrepentimientos. Llena el hogar de perturbaciones, de pesares y termina
en una muerte precoz ó en una voz achacosa.
El tabaquismo, es otro vicio igualmente y quizá más dañino que el alcoholismo, es
el vicio más asqueroso que mina todo el organismo, dando lugar a la postre a la
aparición del cáncer, muy particularmente a los pulmones, acorta la vida provocando la muerte prematura por sus dañinos efectos.
139
La debilidad y la cobardía son vicios que sumen al hombre en preocupaciones en
angustias perpetua, mina la salud con el terror a menudo mal fundado, de ataque y
de peligros. Este terror que es un mal, no constituye un remedio y por el contrario
lo hace esclavo de cualquiera que pretenda oprimirlo. Debido a la servidumbre y al
envilecimiento de todas sus facultades, degrada y deteriora sus medios de existencia, hasta depender su vida de las voluntades y de los caprichos de otro hombre.
La pereza y la ociosidad son vicios y los más perniciosos de todos, porque son vicios que conducen a todos los demás, por eso se dice con razón que “la ociosidad es
la madre de todos los vicios”. Por culpa de la pereza y la ociosidad el hombre sigue
siendo ignorante y llega incluso a perder la ciencia que había adquirido. Cae bajo
todas las desgracias que acompañan a la ignorancia y a la estupidez. Por culpa de la
pereza y de la ociosidad el hombre devorado por las preocupaciones, se entrega con
el objeto de disiparlas a todos los deseos de sus sentidos, que adquiriéndolo un día
tras otro más imperio, lo tornan intemperante, regañón , lujurioso, nervioso, cobarde, vil y despreciable. Debido al efecto cierto de todos estos vicios arruina su fortuna, consuma su salud y finaliza su vida en medio de todas la angustias, de las dolencias y de la pobreza.
140
LA MORAL
La moral deriva de mohs, costumbre, lo mismo que ética. Por eso, moral y ética
son empleados a veces indistintamente puesto que se refiere a costumbres. Pero
conviene enriquecer la lengua y llamarla moral. Sin embargo el término moral tiene
una significación más amplia que el vocablo ética.
La moral es la Ciencia que estudia los valores humanos espirituales. Las virtudes,
por cuya práctica se llega al bien y se es moral, sin las potencialidades ó habilidades
que tiene el hombre, para realizar determinados hechos. “Como la ciencia que trata
del bien en general y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia”.
Conjunto de facultades del Espíritu, por contraposición a lo físico.
No es sólo ciencia de hecho ó ciencia real, sino ciencia de derecho, del ideal. Las
leyes que descubre no son construcciones arbitrarias del Espíritu, antes bien son
inferidas del conocimiento de la naturaleza moral del hombre. La moral indaga las
leyes según las cuales debe funcionar moralmente la voluntad humana. La moral es
la ciencia de las costumbres, de las relaciones que existen entre los hombres y de los
deberes que nacen de estas relaciones. O de otro modo, la moral es el conocimiento
de lo que deben necesariamente evitar los seres inteligentes y racionales que quieren
conservarse y vivir felices en sociedad, basándose en tres principios fundamentales:
1º La noción del bien y del mal que corresponde especialmente a la filosofía,
2º La del deber o la obligación de hacer el bien y de evitar el mal, que corresponde a
la política y la noción del mérito y del demérito, la firme creencia de que el que
obra bien merece recompensa; y
3° El que obra mal, es acreedor a castigo, que corresponde a la religión.
Para que la moral sea universal, debe estar de conformidad con la naturaleza del
hombre en general y fundarse, por lo tanto, sobre su esencia o sobre las propiedades
y cualidades que se hallan constantemente en todos los seres de su especie por las
cuales se distingue de otros animales. La ciencia de las costumbres para que sea
cierta y segura, debe ser una continuación o encadenamiento constante de experiencias reiteradas e invariables, que pueden conducir a la adquisición del verdadero
conocimiento de las relaciones que existen entre los seres de la especie humana,
esta es la que profesa la Francmasonería.
Cuando entramos a la cámara de reflexiones -que nos recuerda la muerte-, estamos
preparados para ser sinceros con nosotros mismos. Podemos valorar con claridad y
ante nuestra conciencia, los compromisos que libremente contrajimos con la Orden
Masónica y que procuraremos cumplir. Si se piensa y promete sinceramente, entonces la siembra es fecunda. Ante estos acontecimientos cabe preguntarnos ¿Cada
cuánto tiempo nos hacemos un análisis semejante, liberando nuestra conciencia para
que sea capaz de guiarnos por una senda de moral, valores y virtudes en el quehacer
141
cotidiano? Preguntamos además ¿Somos mejores que los hombres de otras instituciones? ¿Qué hacemos por nuestros semejantes? ¿Somos verdaderamente masones?
Porque ser masones, es una tarea difícil que muy pocos llegan a cumplir.
En los tres viajes del recipiendario, éste ha recibido del venerable maestro tres lecciones de moral sublime para vencer los obstáculos que se opondrán a la marcha
que deberá emprender por el sendero de la virtud. Para sostener combate de la sana
moral con los vicios que le acecharán por todas partes, y para encender en su corazón la llama del amor a sus semejantes.
El término “moral” ha sido usado a menudo como adjetivo para aplicarse a una persona determinada, de la cual se dice entonces que “es moral”. Ello ha planteado
varios problemas:
1º ¿En qué consiste ser moral?
2º Si se puede ser moral,
3º Si se debe ser moral.
Este último problema ha sido debatido bajo la forma de “Si debe o no hacer lo justo
(en cuanto moralmente justo)” . La respuesta a este problema parece obvia, se debe
ser moral o hacer lo (moralmente) justo. Sin embargo, tan pronto como se intenta
encontrar la razón que explique por qué hay que ser moral. Se choca contra toda
clase de dificultades inherentes al “fundamente de la moralidad”. Indiquemos ahora
simplemente que la razón o razones, dadas para responder a la pregunta en cuestión
afirmativamente pueden ser de varios tipos. Así por ejemplo, se debe ser moral porque es lo justo, lo adecuado, lo conveniente, conforme al bien. Porque es ordenado,
mandado por alguien o algo, es decir una persona, una institución, etc. Porque es
un mandato de Dios, Porque nos produce satisfacción, nos hace felices. Porque es
útil para la sociedad. Porque es un mandato de la razón. Porque es mandato de la
conciencia (moral) de la vocación. Etc.
Comenzó por ser ante todo una enseñanza recogida en primer término de los legisladores y poetas. Los siete Sabios de Grecia, hombres prácticos más que filósofos,
divulgan en máximas cortas y en discursos familiares las ideas morales. Los poetas
Gnósticos expresan en reflexiones morales los resultados de la experiencia humana
el peligro de la violencia, como consecuencia de una doctrina filosófica. Demócrito
deduce su regla de conducta del sensualismo; considera la dicha como el fin de la
vida y la refiere a la salud, al buen humor y a la tranquilidad de ánimo, concluyendo
por recomendar la templanza.
Con carácter más propio de moral, de modo teórico práctico, inicia Sócrates su
enseñanza, añadiendo la disciplina del Espíritu, la reflexión del examen de los
hechos en la apariencia más vulgar. Puede decirse que Sócrates es el verdadero
fundador de la ciencia moral, y que todos sus preceptos (desde el más fundamental
“Conócete a ti mismo”) solo tienen sentido aplicadas a las verdades de orden práctico. Para Sócrates el bien (la justicia y la templanza) es soberanamente útil y la moral tiene por fin la dicha, que consiste en la virtud. La virtud por excelencia es la
142
sabiduría ó ciencia general del bien. El bien según Sócrates, tiene su origen en la
razón y no en la convención.
La vida moral es la marcha incesante hacia la perfección continua hacia el
G:.A:.D:.U:.. Los Pitagóricos conciben una moral mística, enseñan que la vida
humana se halla bajo salvaguardia de Dios, y aunque el hombre debería desear verse libre de la prisión del cuerpo, condenan el suicidio y declaran que es deber del
hombre respetar las órdenes de Dios y residir en la Tierra expiando sus faltas de una
vida anterior.
Con la llegada del Cristianismo, la moral deja de tener su base sólo en la inteligencia. Se apoya además en el amor, principio exagerado por los místicos. Kant es el
primero que hace derivar la moral de la idea del deber. Del estoicismo de Kant deriva la línea casi recta, la célebre teoría de la moral independiente. Aunque consecuente con el espíritu de la Crítica de la razón Pura, construye Kant una moral exclusivamente subjetiva. Asienta sin embargo, en forma de postulados, principios
trascendentales para la ciencia de las costumbres.
Los partidarios de la ciencia positiva. A este fin pretenden que tenga el criterio
para la moralidad como única base la experiencia, y que la moral se construya no
sólo fuera de toda creencia religiosa, si no libre de toda concepción metafísica. La
moral que toca el fuero interno, que se refiere a lo más íntimo de la vida humana,
que implica la solución de los más complejos problemas, no puede, no debe separarse nunca de la filosofía, porque esto equivaldría a reducir el criterio moral a la
observación y a la experiencia, y a sujetar la regla general de las costumbres a la
serie de los hechos, suprimiendo así toda la racionalidad de nuestra vida y entregando a una completa anarquía la conciencia moral.
La doctrina moral independiente puede reducirse a tres capitales: 1º La Conciencia
de la moralidad, formada por la observación del hecho que somos libres, del cual se
deduce el derecho y la dignidad personal, 2º La inmanencia del fundamento de la
moral como determinada exclusivamente por sentimiento de la dignidad, que debe
dirigir la vida en recíproca relación de derechos y deberes entre seres morales, y 3º
La Ley moral a posteriori (negando toda concepción racional) obtenida mediante la
observación del principio regulador de todas las relaciones que unen a los seres libres.
La libertad humana consiste, no en destruir la lógica universal, sino en aceptarla.
Abandonamos frecuentemente la razón, ella no nos abandona nunca, el más poderoso entre los hombres es el más impotente e insensato cuando ataca la verdad de las
cosas. El hombre vive con otros seres libres como él, y si sobre la libertad de cada
uno no hubiera un principio de unión y dependencia recíproca, cada cual obraría al
azar, y la colisión permanente de la libertad impediría todo orden y armonía en el
mundo.
143
La moral no puede ser sólo subjetiva, ni reducirse a un a tomismo de relaciones
subjetivas. Implica necesariamente la moralidad de doble carácter: individual y
social del hombre. Donde no existe ideal de vida no puede haber moral. Hasta que
no acaba el egoísmo no comienza la moral. La crisis actual de las ciencias de las
costumbres parece confirmar el dicho de Schopenhauer: “Es fácil predicar la Moral,
pero es difícil establecer sus fundamentos”. Podemos declarar que la moral, si es
eterna en sus principios, es progresiva en sus aplicaciones.
144
LA TOLERANCIA
Tolerancia significa indulgencia, respeto a ciertas doctrinas u obras. En el libre
juego de los derechos y deberes ciudadanos reside, vive y se desarrolla frondosa y
limpiamente el concepto y la praxis de la Tolerancia. En el fondo, ella representa el
respecto y la aceptación, calurosa o contemplativa, del pensar o accionar de nuestros semejantes, que a la postre son dueños, soberanos y absolutos de su Alma, su
intelecto y su voluntad.
En estas estructuras íntimas, privadas, personales y facultativas de los individuos, es
donde operan los mecanismos conductuales que rigen, norman y orientan los comportamientos particulares o grupales del hombre y su inserción en el complejo quehacer social de las comunidades, las naciones y los bloques continentales que configuran el mundo en que vivimos.
La tolerancia es una virtud, un valor real. Una actitud axiológica, eje y equilibrio de
toda valiosa apreciación que acepta la postulación, ejercicio y práctica de opiniones.
Crea dos tendencias, que sin ser antagonistas lesivos, difieren o en la forma o en el
fondo, de lo sustentado por nosotros. La intolerancia, por el contrario, es el rechazo
soberbio y agresivo de aquellas prácticas y doctrinas, que no siendo de nuestro parecer o militancia, no por ello deben ser avasalladoras o proscritas. Cada individuo
tiene derecho a pensar, expresarse o actuar, siguiendo el dictado de su propia conciencia con la limitación única impuesta por la ley moral, tácita o escrita, el honor y
la integridad física y mental de los demás , pero comprometiéndose a su vez a permitir a sus prójimos, cercanos o distantes a actuar del mismo, reversible y recíproco
modo.
Las ideas tienen alas, por eso rauda y libremente vuelan de uno a otro confín, son
ágiles, la libertad es su fórmula de vida y el cautiverio su muerte. Dejémosla que
vivan y se multipliquen ya que son mensajeras de paz, de diálogo, de solidaridad y
unión entre los hombres y sus pueblos. Ellas son el patrimonio de la humanidad,
símbolos, signos y lenguaje de la libertad y fraternales recados de ecumenismo
espiritual. Toda idea, por supuesto, nace en el hombre, pero no siempre con el
hombre. A veces se apodera de él, como incorporada a machamartillo en mentalidades áridas u abstrusas y lo embruja, lo domina y hasta lo destruye. Este tipo o variedad de ideas, no originales ni propias, suelen ser malsanas, pudiendo hacer del
individuo y de sus actos un frio o burdo autómata. Todo hombre debe saber dominar las ideas y no permitir que estas lo perturben.
La tolerancia es considerada entonces por unos como un principio de disolución.
Otros en cambio, la estiman como el único medio de convivencia y; por lo tanto, de
posible, eliminación de las violencias provocadas por la actitud intolerante.
145
Proudhon defendió la tolerancia completa como paso necesario a una destrucción de
todas las opiniones falsas y a una instauración del ideal de justicia universal. Por su
parte Jeremy Benthan defendió también una completa tolerancia, en el sentido de
una neutralización de ideales, que hiciese posible una libertad verdadera. Comte
proclamó la necesidad de la tolerancia como momento necesario durante el proceso
crítico, pero defendió la intolerancia como afirmación de los ideales de la nueva
edad estable.
La tolerancia, es una virtud difícil de practicar porque exige grandes sacrificios. La
tolerancia es una cualidad esencial del verdadero filántropo y el imán que conquista
los corazones. Sin tolerancia no hay sociabilidad, unión ni confianza entre los
hombres. Con la tolerancia vemos reinar la paz y la fraternidad, multiplicarse las
amistades particulares.
La tolerancia política, cuando es razonable mantiene la justicia y la paz del mundo.
La tolerancia religiosa rechaza el fanatismo y al espíritu turbulento, que lo crea,
confunde todos los cultos, sostiene la confianza de los hombres piadosos, admite
todos los sistemas y sin alterar las creencias particulares, consagra a la gloria del
Creador el armonioso conjunto de homenajes diferentes. La tolerancia literaria, no
menos útil que la religiosa, proporciona como ésta última, gran número de beneficios. Calma las rivalidades y dispone a admirar el Genio y a sufrir la Superioridad,
anima a los talentos tímidos, hace que la emulación siga la misma vía, sin tratar de
perjudicarse, y ve sin envidia ni animosidad discernir el premio al mérito distinguido.
La tolerancia masónica, a todas las comprende y las irradia. El hombre de Estado,
el militar, el Pontífice, el Sabio, el Artista, el Comerciante, en fin todos los masones, cualquiera que sean, llevan muy a menudo a los templos de la Sabiduría, sus
pasiones habituales. Si la tolerancia masónica no se hiciera superior a ellas, sería el
efecto tanto más violento y difícil su aproximación. Si queréis una prueba, suponed
un momento que aquellos personajes se reuniesen con el objeto de discutir sus derechos y establecer las prerrogativas que cada uno reclama para su estado.
Nosotros sostenemos, que por encima de las luchas por verdades, se alza una virtud,
que practicamos en sumo grado los masones. La tolerancia, que nos vuelve al justo
medio, al nivel, en donde nos reunimos y de donde jamás debemos salirnos de la
comprensión y el respeto a todas las opiniones o verdades individuales.
Si la tolerancia hubiera prevalecido y sido guardada a lo largo de los siglos en la
civilización humana y no solo en organizaciones iniciáticas como la nuestra, casos
como el de Galileo, no se hubieran producido ya que sus aseveraciones, su verdad,
incomprensible para la época hubiera sido tolerada y no tachada de fantástica.
Toda opinión sincera por tal razón merece ser respetada aunque no convengamos en
lo concreto sobre la misma. Y la verdadera libertad de pensamiento se mide por la
libertad que cada individuo sabe conceder a los demás.
146
LA SOLIDARIDAD
La Solidaridad, es la expresión efectiva o emocional de nuestra condición sociable.
Ha sido comparada con la ley de la continuidad biológica. Es una especie de sinovia individual y social.
El hombre en su condición de un Microcosmos, por su analogía con el Universo, se
dice que es solidario consigo mismo. Puesto que en su configuración orgánica y
Psíquica, es una sociedad donde reina una completa armonía. Su constitución
anatómica, sus diversas funciones fisiológicas, psicológicas y de otro orden, se
vinculan unas con otras y trabajan con un fin común: la vida del ser humano. Esto
mismo ocurre en el Macrocosmos, donde los sistemas celestes y astros similarmente
guardan la más perfecta armonía y solidaridad para cumplir con la Voluntad e Inteligencia Universal que está sintetizada en el G:.A:.D:.U:.
La Biblia no se equivoca al expresar en el Génesis del Antiguo Testamento “Que el
Hombre fue creado y formado a imagen y semejanza de Dios, de quien recibió el
soplo Divino, el Espíritu que tendría que distinguirlo de todos los demás seres que
poblarían la Tierra” Además el G:.A:.D:.U:., manifestó en los términos “Procread,
multiplicaos, llenad la tierra y dominadla” un signo de solidaridad entre todos los
seres humanos.
La solidaridad cualquiera que fuera su jerarquía en que se concrete, es vínculo de
amor, de gratitud y de respeto. Nos guía con interés, con inteligencia, con justicia,
que no nos abandona a nuestra propia suerte. Cuando falta el aglutinante de la solidaridad, el individuo se desequilibra y la sociedad se desorganiza, ya que la vida
individual y social es un todo continuo. La vida intelectual, la efectiva y la de moralidad son a la vez personales e impersonales, y se hallan unidas por una especie de
corriente magnética, semejante a la ideada por Platón. Somos, en efecto todos los
hombres hermanos gemelos como los de Siam, unidos por la cabeza y el corazón.
Si la solidaridad es el sentimiento de unión que nace de un común idea, de una comunidad de aspiraciones, es una unión consolidada en el mundo espiritual, que se
manifiesta exteriormente en pensamientos, palabras y acciones, por medio de las
cuales se ha evidente y se realiza en términos de vida. No se puede conseguir sino
con la cooperación y los esfuerzos unidos de todos los que las comprenden.
Los que luchan por una particular idea, son solidarios en todo lo que se relaciona
con aquella idea. Y los que más bien que por una idea particular, se esfuerzan para
lograr el triunfo impersonal del bien, de la Verdad y de la Virtud (Como son y deberían ser los masones), convendría que se hallaran todavía más hermanados entre
sí, dado que el triunfo de las más nobles aspiraciones humanas no pueden conseguirse sino con la cooperación y los esfuerzos unidos de los hermanos.
147
La solidaridad precede la unidad de pensamiento y vida entre los hombres. Además
favorece la iniciativa, aumenta el alcance de la sugestión y convierte al individuo
en personificación de la colectividad. Aún acentuando el valor plástico y real del
sentimiento de la solidaridad como encarnación en el individuo, el espíritu colectivo, se justifica la verdad relativa.
La solidaridad es la base fisiológica y moral del sentimiento de Caridad humana,
que fue predicada y practicada por Jesús, el más grande Iniciado, como bálsamo
consolador y reconstituyente de todas las tribulaciones y dolores de la vida. No
olvidemos que el hombre nace con ciertos vicios y una serie de imperfecciones que
lo impulsan al mal, atentando con esto constantemente contra la solidaridad y las
buenas costumbres. No nos dejemos dominar por el Odio, el rencor, el egoísmo, la
envidia, la avaricia, porque nos degradan y rebajan de nuestra condición humana.
La solidaridad individual se traduce en los hábitos propios, que el agente contrae
voluntariamente, por si mismo en virtud de su iniciativa. En cambio la solidaridad
social se hace plástica en los hábitos debido a las influencias exteriores, las que rodean al hombre como que es un ser dotado de receptividad y espontaneidad universales. Todo ser en el conglomerado humano es un compañero de Misión y es nuestro deber ayudarlo para facilitar el cumplimiento de la misma. Solidaridad de hacer
causa común en la colectividad, para que nuestros actos vayan dirigidos hacia el
Bien, la Moral y la Justicia.
La Solidaridad en el seno de la Francmasonería, se manifiesta en acciones practicadas por sus adeptos y están encaminadas hacia el Bien, la Verdad y la Virtud. Se
concreta realizando lo justo, lo noble, lo digno y elevado. Esta solidaridad traducida en acciones guarda armonía con las aspiraciones de la humanidad, hacia su progreso y superación integral.
Meditemos profundamente y así descubriremos que no somos los elegidos, porque
aún no sabemos quiénes somos exactamente. Tampoco podríamos considerarnos
pudientes, porque lo único que poseemos de verdad, son las riquezas del Alma; lo
demás nada es nuestro, no nos sintamos poderosos, porque por naturaleza somos
débiles. Debemos convencernos que la vida y la muerte se sucederán, hasta que
lleguemos a espiritualizarnos y merezcamos no morir más.
El espíritu será grande, cuando sus alas cobijen con respeto y con amor a todos sin
distinción de razas y credos. Tratemos y pongamos un grano de arena hacia la
humanización del mundo, para sanear el ambiente, brindar la paz y felicidad. Los
masones debemos buscar la Luz que es el fundamento de nuestros destinos y no
detener el progreso espiritual en el cual estamos empeñados y debemos practicar la
solidaridad en grado superlativo. Apliquemos las enseñanzas que simboliza el
Compás accionando nuestra inteligencia dirigida hacia la búsqueda de la Verdad,
del conocimiento, la sabiduría y con la rectitud que significa la escuadra que siempre nos guiará por los senderos de la moral hacia la justicia cristalizada en amplia
solidaridad.
148
LA FIDELIDAD
La fidelidad, de la lealtad, observancia de la fe que uno debe a otro, es puntualidad,
exactitud en la ejecución de una cosa, es el cumplimiento de lo que exigen las leyes
de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. El que guarda la debida fidelidad,
es incapaz de traicionar.
La idea de fidelidad en un sentido predominantemente existencial, ha adquirido
cierta importancia en varias tendencias de la filosofía contemporánea. La filosofía
de la lealtad, constituía el coronamiento del pensamiento de Josiah Royce, encaminado en los últimos tiempos a buscar un fundamento concreto que permitiese apoyar la acción moral, también concreta y con ello la acción humana. Este fundamento podría ser, la lealtad. Por ella se entendía primariamente la consagración consciente, práctica y completa de una persona a una causa, siempre que esta causa no
fuese meramente impersonal.
La lealtad o fidelidad es para Royce, un principio ético, por el cual “todas las virtudes comunes, en tanto que defendibles y efectivas, son formas especiales de la lealtad. Advirtamos aquí, como curiosa comprobación, que al final de su novela Paz en
la guerra publicada en 1897, Unamuno había empleado ya la expresión “lealtad por
lealtad misma”. De ahí que, en último término, la lealtad pudiese definirse como
“La voluntad de creer en algo eterno y de expresar tal creencia en la vida práctica
de un ser humano.”.
Más decisivamente se apoya en la fidelidad de la filosofía de Kart Jaspers, quien la
concibe como una de las formas en que se realiza la historicidad de la existencia.
Pues el núcleo de la fidelidad reside según Jaspers en la decisión absoluta de una
conciencia por medio de la cual se pone, por así decirlo, un fundamento a sí misma.
En una identificación de la existencia consigo misma. “La fidelidad puede ser, por
lo tanto, central o periférica, absoluta o relativa. En Gabriel Marcel, la fidelidad es
uno de los fundamentos ontológicos de la existencia, la cual requiere, para huir de la
aniquilación de sí misma, a que la condenaría la infidelidad y la muerte, el vivir
dentro del reconocimiento de lo permanente y de lo durable.
Pero este reconocimiento no es, según Marcel, simplemente un juicio objetivo acerca de las cosas, sino que es la condición misma de la persistencia el propio yo en el
curso de sus actos trascendentes. El vivir en fidelidad como el vivir en el amor no
es por consiguiente, de acuerdo con dicho autor, una manera forma de vida al lado
de otras posibles, sino que es el fundamento de la existencia, el conjunto de condiciones que la hacen posible. La fidelidad es en suma como la fe, no algo definido
en función de un objeto, de una esencia, sino a la inversa: el objeto no es sino “La
traducción al lenguaje de conocimiento (de posición) del acto privilegiado que es la
149
fe” y que será luego también la fidelidad, la fidelidad es esencialmente fidelidad a
una fe, o fidelidad a un valor, o fidelidad a los seres o “valores vivientes”.
La fidelidad puede ser pues definida como: “La creencia activa en la constancia de
un valor “, “Una disposición a guardar la presencia de un ser en tanto que él mismo
es depositario del valor y en la medida en que esta presencia depende de nuestro
consentimiento”.
La fidelidad hace posible la realización y cumplimiento de la persona, pues ella
transciende no solo los horizontes de la conciencia empírica, sino también los de la
monada idealmente encerrada en sí misma.
150
LA RESPONSABILIDAD
Todo ser humano es una potencia espiritual independiente y evolutiva, que viene a
este mundo en el que impera la ley de la lucha por la vida, donde prevalece el sufrimiento como una necesidad para el mejoramiento moral.
La responsabilidad es la obligación de reparar y satisfacer cualquier pérdida o daño.
Es el juicio que forma la conciencia consecuente de los actos libres y por tanto imputables al sujeto. La responsabilidad es la forma que en lo moral toma la continuidad del efecto con la causa. El agente, en tanto que es causa libre de sus actos y
en el grado en que lo es, responde de las consecuencias inherentes al acto que ejecuta.
Se comprende que el juicio de responsabilidad implica todas las condiciones y circunstancias que acompañan al ejercicio de la libertad, y que cuanto restringe ésta,
otro tanto limita la responsabilidad. Se dice de una persona que es responsable,
cuando está obligada a responder por sus actos. Aunque algunos autores mantienen
que la libertad es definida por la responsabilidad, la gran mayoría de los filósofos
está de acuerdo en que el fundamento de la responsabilidad es la libertad de la voluntad. En efecto dentro de un mundo cuyos fenómenos estuvieran todos enteramente determinados, la responsabilidad se desvanecería. Ante todo se trata de saber
si la responsabilidad afecta solamente a algunos actos de la persona o bien si afecta
a todos los actos. Los que destacan el papel desempeñado por los impulsos naturales suelen adherirse a la primera opinión, los que consideran la persona como siendo
esencialmente una entidad espiritual se inclina por la segunda y hasta indican que la
persona no solamente es responsable por todos sus actos, sino también por todos
los efectos queridos por tales actos.
Hay que advertir, sin embargo, que los partidarios de la responsabilidad total no
ignoran la flaqueza del ser humano e insisten en que para ser responsables, los actos
deben ser espontáneos y no automáticos.
En segundo lugar, se plantea el problema de los grados de responsabilidad en lo
que se refiere a la intención. Así se ha preguntado si se es responsable por el mal
causado solamente cuando se ha querido el mal ó si se es también responsable por
tal, aunque no se haya intentado producirla. Las soluciones al respecto varían de
acuerdo con la opinión sustentada acerca de la intención moral. Señalemos que aún
cuando no haya intención puede admitirse la posibilidad de prever el efecto causado
por las acciones. Por tal motivo muchos autores se inclinan a manifestar que hay
responsabilidad inclusive cuando, previéndose el mal, no se manifiesta decididamente oposición a él. La responsabilidad queda entonces bien precisada aún cuando no puede decirse que sea muy pura, y que está ligada a la idea de castigo. Con
más pureza se destaca la noción responsable cuando aparece el sentimiento de cul151
pabilidad. En tal caso el sentimiento de responsabilidad es un sentimiento personal,
que compromete a cada persona y le hace comprender que no puede simplemente
abandonarse a sus conveniencias individuales.
Muchas dificultades de encuentran en este mundo, originadas por la ignorancia de
lo que es el hombre espiritualmente, en el concierto universal. El Alma humana
concurre a la Tierra en busca de perfeccionamiento. Viene a pulir sus asperezas en
las zarzas de la lucha. Viene a hacerse más fuerte y más consciente en el combate
con las pasiones. Acá donde el egoísmo se opone al altruismo, el interés mata al
amor, el odio aleja a los ideales, el mal se enseñorea junto al bien, el error empaña
a la verdad, lo que siembra la confusión en la gran masa humana. Todo eso explica
el atraso y el estado caótico en que se encuentra el mundo tierra, sin saber en quién
se ha de confiar ni lo que se va a hacer.
Organizaciones cuyas poderosas raíces penetran en los siglos, mantienen implacable
lucha entre ellas, como poseedoras de la sublime verdad. En torno de esas organizaciones se agrupa la humanidad, la que no va precisamente en busca de la verdad,
sino en procura de un lenitivo para sus inquietudes espirituales. Al unirse por motivos de solidaridad, se convierten en defensores de una causa que ignoran, con lo
que se estancan moralmente, desde que sus luces y sus energía espirituales se subordinan a los directores del conjunto, realizando la separación entre hermanos de
las distintas creencias, con lo que se destruye la fraternidad, como si en el universo
no existiera un solo Dios, como si todos no fuéramos hermanos ante El.
No hay religión, creencia o Ideal en cuyas filas no tengan seres buenos, regulares y
malos, entonces vemos que el progreso espiritual humano no depende de la religión,
ciencia o ideal, sino exclusivamente del hombre. Es que el gran problema del progreso y de la felicidad humana está por resolverse. Lo hará cuando el hombre se
dedique a cumplir con las leyes divinas que no yerran porque son inmutables, las
que por emanar del Altísimo están inspiradas en el amor y en el progreso de sus
hijos, leyes que hablan a la conciencia personal que nos hablan en todas partes y en
toda circunstancia para inducirnos al bien y brindarnos felicidad. Leyes justas que
contienen en su esencia la más amplia libertad, que vuelcan generosamente sus dones en las almas virtuosas, sin distinción de creencias y por muy humildes que sean.
Se resolverá cuando el hombre individualmente asuma la plena responsabilidad de
sus actos sin confiar ni esperar de nadie, cuando su acervo cultural y sus conocimientos surjan de sí mismo como fruto de su esfuerzo para conseguir la evolución
necesaria. Cuando su moral y sus virtudes resplandezcan con naturalidad desde su
conciencia limpia, por la convicción de que solo así labrará firmemente su futuro
espiritual, cuando aprenda a vivir sin contagiarse con las miserias humanas. Cuando
sepa brindar como ejemplo, la belleza de sus sentimientos, la pureza de su ida y se
consagre al bien colectivo. Cuando se convenza que no hay derechos sin obligaciones, ni libertad, sin responsabilidad.
152
No es sembrando odio como se ha de mejorar el ambiente. Es necesario que los
bajos sentimientos se eliminen para que triunfe el bien. Vivir en la miseria moral es
contagiarse y ser víctima de sus deplorables consecuencias. Reconozcamos que la
mayor responsabilidad que tenemos, es nuestro porvenir. Pensemos que cuando
llegue el instante supremo de rendir cuenta de la obra ejecutada, nuestro espíritu se
hallará solo ante su única realidad, porque lo llevará fielmente registrado en el libro
de su conciencia. Allí no encontraremos pensamientos, sugerencias ni acción extraña, sino todo lo puramente personal. Si comprendemos que hemos de llegar completamente solos a esa circunstancia. ¿Por qué desde ahora no nos hacemos eco de
esa enorme responsabilidad? Ningún ser humano por conspicua que sea su situación o por santa que crea su profesión, ha de dejar de pasar por ese tamiz justiciero.
La libertad fecunda el progreso, la responsabilidad se refleja en la capacidad de la
conciencia. Como todos los hombres empuñan las armas para defender una causa.
Así , todos los hombres del mundo, conscientes de sus deberes y responsabilidades
deben luchar porque la libertad brille en todos los ámbitos, sin lo cual jamás se verá
libre el progreso, ni florecerá la paz. Cada ser humano yerra conforme a su conciencia, y al ejercer su voluntad, es responsable absoluto de sus errores. La profunda
responsabilidad personal hinca sus raíces en “la libertad radical del hombre”, la cual
es el fundamento último de la responsabilidad.
En nuestra Augusta Orden, sus adeptos como hombres libres y de buenas costumbres indiscutiblemente serán responsables por los actos que comentan, y no puede
ser de otra manera.
153
LA SINCERIDAD
Sincero es aquel que es puro, veraz, sencillo y actúa sin doblez, que se
piensa realmente que está exento de hipocresía o simulación.
siente o
Parece que la humanidad estuviese frente al ocaso del Espíritu y que una capa de
niebla cubre la moral de los hombres. El mundo está ofreciendo las señas infalibles
de sus épocas críticas, el hombre físico, la ruptura de las normas morales y la falta
de rumbo político. Y cuando estas condiciones se hacen visibles, es porque hay
algo que no funciona bien y es necesario tomar medidas que se pueden condenar
en: Acción y Voluntad. Estas dos condiciones sólo pueden ser positivamente ejercidas por aquél que es un buen masón, por aquél que inspira su conducta en la devoción hacia la verdad.
En el escenario de la vida debe el hombre identificarse, no con el ambiente fenomenal que lo rodea, sino buscar el último sentido de su ser, obrar y vivir en consecuencia. El hombre sincero e investigador se siente rodeado de histriones. Unos son de
buena fe, los pobres de espíritu. Otros hay, de la casta de los llamados intelectuales,
que pretenden y logran engañar, aparentando valores, de los cuales hablan pero no
se realizan.
Mentir posesión de valores eternos, es como pretender fungir de rico siendo pobre,
o simular ser caballero por la percha y modales de imitación, mientras se carece de
la contextura moral que da nobleza e integridad al hombre. Para ser sincero es menester conocerse a sí mismo, identificarse con el Yo profundo. En asuntos de fe,
principalmente, debe el hombre ser sincero.
No es posible negar el valor indiscutido que tienen, en un proceso de explicación,
fenómenos, tesis, problemas, etc. La técnica, Ciencia y el Arte que, cual palancas
poderosas han permitido el avance y el progreso. Ellas seguirán impulsando al
hombre, sin descanso hacia metas que en más de una ocasión culminarán frente a
algo que no se esperaba, que no se soñaba o anhelaba. Empero el producto de las
mismas son manifestaciones externas originadas por la objetivación del Espíritu; lo
que viene a construir, lo incluimos bajo la denominación de cultura.
Demos una mirada hacia nuestro mundo interior, hacia nuestro Yo tan íntimo y personal. Así muy imperfectamente, en forma neófita, sin atenernos a las leyes o condiciones psicológicas, biológicas, sociológicas, etc,; es decir como si de repente
cada uno de nosotros quisiese hacer su propio estado de conciencia o analizarse en
forma imprevista, íntimamente, sin más ayuda que sus propios sentimientos. ¿Qué
se ve entonces? Con seguridad una maraña inmensa gigantesca e inquieta, en donde
se amida todo aquello que podemos llamar pasión desenfrenada, ira, prejuicios, traición, hipocresía, falsedad, rencor y cuantas cosas más; es decir, todo aquello que
154
ubica al hombre en el mismo o plano que el resto de los seres y en más de una
oportunidad, mas bajo aún.
Frente a este grupo destructor, si persistimos en nuestra observación. Se ha de notar
una cantidad tanto más numerosa que la anterior, de valores infinitamente superiores; pero que, en cuanto a su actividad o acción, quedan opacadas por los anteriores. Ahí está la honradez, la bondad, la generosidad, la lealtad, la sinceridad, etc. Es
decir una serie de valores y nobles impulsos amalgamados en sustancia de primera
calidad y que sólo esperan el toque potente para proyectarse e inundar nuestro ser, e
impulsarle e invadir el campo exterior, haciendo sólo entonces al hombre, por muy
modesto que éste sea, realmente noble y extraordinariamente grande.
Detengámonos a observar por breves instantes uno sólo de estos fermentos en
potencia, tomemos por ejemplo la sinceridad y preguntémonos ¿Somos realmente
sinceros en nuestros actos? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué y para qué? ¿Somos sinceros siquiera con nosotros mismos? ¿Qué valor tiene y que representa para nosotros
los masones, esto que llamamos sinceridad?
Es nuestro ánimo dejar establecido que por nuestra mente no ha pasado en momento
alguno, ni siquiera pretenda en este modesto bosquejo formular críticas. Nada más
lejos de nuestra intención, lo decimos con la más absoluta sinceridad. Mal podemos hacerlas, por cuanto somos los primeros en estar pronto a recibirla, ya que somos accesibles a ellas. Si son bien intencionadas y constructivas, las agradecemos
desde lo más profundo de nuestra alma porque vienen a iluminar los negros nubarrones de nuestra ignorancia, a sacarnos de un error, o reparar una injusticia, a reclamar un perdón o a recordar un deber. Recordemos que somos imperfectos, que
poseemos a veces en acción, más de lo negativo que lo positivo. Pero dejemos en
claro también, que somos fácilmente susceptibles de perfección
Lo dice nuestra orden, en una parte de su bello ritual de iniciación “No os embargue
ningún temor, y responded a nuestras preguntas con entera sinceridad”. Cuantas
veces aquí en la quietud de nuestros templos manifestamos algo, convivimos con
nuestros hermanos, exponemos nuestros pensamientos, pero a pesar de todo reservamos algo inconscientemente dentro de sí. Algo que parece que no desearnos descubrir, incluso a nosotros mismos. O bien olvidamos el cofre donde se guarda la
sinceridad y exponemos y planteamos situaciones que convencen por su aparente
nobleza de fondo, pero que llevan en sí algo que no se compadece con nuestra manera de ser o de actuar como hermanos masones.
¿Acaso por desgracia no hemos sido testigos y a veces también actores de situaciones por medio de las cuales afirmamos y aseguramos algo que, una vez abandonadas las puertas de nuestro taller, se diluye y esfuma frente a la opulencia de un
cargo, ante la grandeza de una posición económica o ante el orgullo vano de nuestras relaciones sociales? Ahí mismo desaparece aquella extraña y vana fraternidad.
155
Deseamos recalcar que, si empleásemos en lo que vale y en circunstancias que realmente se merece esto que denominamos “sinceridad”, de mucho más provecho ha
de resultar nuestra labor, más firme en la acción, más fácil en el logro de nuestro
objetivo y en la obtención de los ideales que aspiramos; pero por sobre todo, podremos pagar en parte la gran deuda que pasa sobre los hombros permanentemente
y que no se cancela jamás. No es una deuda material Porque sería efímera y pasajera. Es algo más grande, es algo que constantemente impresiona nuestros sentidos.
Esa deuda la hemos contraído con Grecia y Roma, con los insondables misterios de
la China milenaria, con las arenas eternas del Egipto faraónico, con un Miguel
Ángel por sus esculturas que desafían al mundo y al tiempo. Con un Chopin y Mozart por la música sedante, armoniosa y profunda que nos legaron. Y acercándonos
más a nosotros, la tenemos con un Túpac Amaru, prócer y patriota. Con un Miguel
Grau, Caballero de los mares, por haber escrito con heroísmo en las aguas de todos
los mares, el refulgente nombre del Perú.
Estamos en deuda con todos nuestros semejantes, con la naturaleza misma que a
cada instante nos deslumbra con algo nuevo y fantástico. En deuda con aquellos que
comparten nuestras penas y alegrías, nuestros triunfos y derrotas. Si bien es cierto
que nunca podremos pagar una deuda de gratitud de tal naturaleza, algo podemos
hacer con la voluntad de servir y con la maravillosa ayuda que nos proporciona la
orden, al impulsarnos siempre a buscar dentro y fuera de nosotros el fin último y
primordial que perseguimos. Con ello llegaremos a valorar y encausar adecuadamente la sinceridad para que sea como un soplo vivificante del mañana al salir el
Sol, para que quede vibrando un eco en los senderos del mundo y para que vaya
flotando en el aire un perfume de eterna gratitud.
No hay que olvidar que nuestro deber es construir. Construir positivamente. Colocar nuestro grano de arena en el monumento ideal, para poder justificar así la existencia y la alegría de vivir. Difícil es realizarlo bien, pero no imposible. Para lograrlo hay que comenzar por construir firmemente un templo interior, ya que mientras más sólido sea éste, más fácil y más positiva ha de ser la acción que se proyecto
intelectualmente y materialmente hacia fuera. Espinas y abrojos, obstáculos y vallas
tiene el camino. Para recorrerlo con posibilidades de éxito, hay que tener principalmente Fe en sí mismo, confianza en sí, voluntad para actuar, firmeza para hurgar lo que llevamos, pero en especial, ser sincero consigo mismo o para poder serlo
con los demás.
Mancomunados todos en el afán de un mismo ideal, sustentados por idénticos principios, prometamos ser sinceros, para que llegue el día en que podamos ser verdaderamente buenos, profundamente humanos, eterna y sinceramente hermanos.
156
LA PACIENCIA
La paciencia es la virtud que enseña a resistir y soportar los infortunios y trabajos
con entereza y resignación propias del hombre digno y superior, que sabe y debe
evitar siempre caer en el ridículo de la irritación o del desconsuelo que suelen producir en muchas ocasiones las adversidades. Es la espera y sosiego en las cosas que
se desean mucho. Es la lentitud o tardanza en las cosas que se debían ejercitar
prontamente. Sufrimiento y tolerancia indebida en materia de honra o pundonor.
La paciencia es el arte de esperar y con la perseverancia todo lo alcanza.
La paciencia es una consciente y sistemática comprensión de lo que tiene lugar y
necesita ser cumplida como promotora del avance. Es absurdo representar a la paciencia como una atrofia interior, por el contrario, el proceso de la paciencia es la
intensidad. Así la energía toma parte en los eventos contribuyendo a ellos y no
haciendo premisas erróneas por adelantado.
Esta es una de las virtudes que la Masonería enseña a cultivar con mayor esmero
imponiéndola como obligatoria en muchos grados para poderlos poseer. Así es
que, solo por paciencia y la humildad, es como se puede llegar a obtener la proyección del bien.
La paciencia todo lo alcanza, este es el sentido de un aforismo verdaderamente
popular, cuyo alcance no desconocerá el lector, por poco que se fije en el significado de esta sublime palabra. Nada, efectivamente hay más a propósito para aquilatar esta virtud como la desgracia, porque esta viene a colocarnos más o menos
directamente bajo la dependencia de los demás. La actitud que es tan natural en el
hombre, la necesidad que le obliga a tener que luchar constantemente contra los
obstáculos y contrariedades de todo género que se oponen a sus deseos, y apoyarse
en una voluntad firme y decidida, son causa que el hombre adquiera ciertos hábitos
de independencia de carácter marcadísimos, que muy lejos de someterse y dejarse
gobernar, le inducen al contrario frecuentemente a querer dominar y a ser obedecido. Por consiguiente nada hay más antiestético que la paciencia para el ser humano, cuando éste se halla en completa plenitud de todas sus juveniles fuerzas.
La aparición de la paciencia se toma en general como signo seguro del agotamiento
de nuestra energía, aunque esta regla no deja de estar sujeta, sin embargo, a numerosas excepciones. Así cuando una idea fija se apodera del ánimo pronto encontramos en nosotros mismos, infinidad de recursos verdaderamente inagotables para
mantener la paciencia. La idea del deber, suele inspirar casi siempre, también una
paciencia a raya a veces hasta el heroísmo.
La gente intenta emprender la senda de la paciencia como un sobrellevar de adversidades. Pero tal comprensión será inadecuada, porque degrada el significado de la
energía. El hombre que conoce que es sensato para el aplicar no hay, sino mañana,
será el que discrimine la utilidad de la senda. No es un sufriente, pero si uno que
157
comprende lo útil. Por lo tanto, es de lo más importante clarificar la significación
de muchas apelaciones o títulos.
Cada palabra ya implica un modo definido. Pero si una designación no es precisa,
puede resultar un sentimiento de pesar en vez de alegría y viceversa. La cualidad de
la precisión es necesaria en todo el mundo. Cada experimento con la energía
psíquica confirma cuales son las consideraciones principales: precisión y brevedad
de pensamiento. Producirán los mejores resultados.
La paciencia es un árbol de raíz amarga y de fruto muy sabroso, es el valor que sabe
sufrir y esperar. La precipitación es enviada por el demonio: pero la paciencia abre
la puerta de la felicidad. El remedio para cualquier dolor es la paciencia. El entusiasmo y la paciencia son dos condiciones necesarias para avanzar en el camino de
la fortuna. La falta de paciencia agrava muchos males en vez de remediarlos, quien
sufre sin paciencia sufre doblemente. La paciencia verdadera consiste en aceptar
amorosamente el Plan que Dios tenga para nosotros. La paciencia es algo muy
grande en la vida. Cultivarla es llevar pleno de serenidad el corazón. Los trabajos y
las penas sufridas con paciencia y compresión sirven de alas para volar hacia la perfección y el bien. Aún cuando sea comparativamente una virtud pasiva, La paciencia es una virtud necesaria para recibir los frutos que nos corresponden de todo
trabajo, actividad o empresa.
En ningún campo de actividad y menos aún en las obras de largo alcance, podemos
esperar resultados inmediatos. Debido a la inercia que en donde quiera prevalece y
que siempre tiene que ser vendida por medio de un esfuerzo sostenido. En la Naturaleza todo crece y progresa con relativa lentitud, y mucho más tiempo exige lo que
tiene que perdurar. Solo ciertos hongos, que poco o nada valen crecen de la noche a
la mañana, para luego decaer con igual rapidez. En cuanto las flores representan, al
igual que los placeres de la vida, el esparcimiento momentáneo para producir el
fruto ó la semilla en la que se cifran las esperanzas para el porvenir de la especie.
La paciencia es la que sostiene y permite el crecimiento hasta la madurez o plenitud. Con ella se hacen posibles las obras más excelsas y las labores más valiosas.
Es con infinita paciencia que la abeja liba y transporta las gotitas de néctar que producen las flores y las que sumadas a millones nos brindan la deliciosa miel.
Complementa esta virtud la Prudencia al igual que la presteza, todo puede lograrse
con la paciencia que acompaña a la clara percepción y la firme determinación; a la
vez sin ella todas las conquistas son efímeras, puesto que carecen de estabilidad.
Con la energía y la prontitud puede conquistarse un imperio, pero solo con la paciencia y la firmeza se lo puede conservar y hacerlo prosperar.
158
LA PULCRITUD
Es el esmero en el adorno y aseo de la persona. También en la ejecución de un trabajo manual delicado. Aplicase regularmente a la persona que cuida mucho de su
compostura y limpieza. Es el esmero que pone una persona en vestirse, de yo no sé
qué hay, en la misma modestia y sencillez con que viste.
¿Por qué figura la pulcritud entre las virtudes? Porque es una de las más importantes
por el hecho de que fluye poderosamente en la salud del cuerpo y en su conservación.
La pulcritud tanto en las prendas de vestir, como en la casa, impide perniciosos
efectos de la humedad, de los malos olores, de las mismas contagiosas que se elevan
de todas las cosas abandonados a la putrefacción. La pulcritud mantiene la libre
transpiración, renueva el aire, refresca la sangre y lleva alegría a la mente. Vemos
así que las personas cuidadosas de la pulcritud de su cuerpo y de su hogar son en
general más sanas, se hallan menos expuestas a las enfermedades que las que viven
entre la mugre y la basura. Se advierte además que el aseo trae consigo, en todo el
régimen, doméstico, costumbres de orden y de arreglo, que son una de los primeros
medios y de los más eficaces elementos de felicidad.
¿Constituye entonces, un verdadero vicio la ausencia de la pulcritud, la suciedad?
Si tan verdadero como la embriaguez o como la ociosidad de la cual deriva en gran
parte. La suciedad es la causa secundaria y a veces la primaria de una multitud de
incomodidades, es inclusive de graves dolencias. Ha sido comprobado en medicina
que la misma no engendra menos empeines, sarpullidos, sarna, tiña, lepra, que el
uso de los alimentos corrompidos o ácidos, que favorece las influencias contagiosas
de la peste, de las fiebres malignas, que las provoca incluso en los hospitales y en
las cárceles, que ocasiona reumatismo al provocar en la piel costras de grasa, y oponiéndose a la transpiración. Todo esto sin contar la vergonzosa incomodidad que
implica se devorado por los insectos, por los piojos que son el acompañamiento
inmundo e inevitable de la miseria y del envilecimiento. Por ello la mayoría de los
legisladores antiguos habían hecho de la limpieza la pulcritud, bajo el nombre de
pureza uno de los dogmas esenciales de sus respectivas religiones. Esta es la razón
por la cual expulsaban del seno de la sociedad e incluso castigaban corporalmente a
los que se dejaban atacar por esas enfermedades engendradas por falta de aseo. Por
eso instituyeron y consagraron ceremonias de abluciones, de baños, de bautizos, de
purificaciones incluso mediante el fuego y por medio de las humaredas aromáticas
del incienso, de la mirra, del benjuí, etc.
De suerte que todo el sistema de las máculas, de todos esos ritos de cosa puras o
inmundas, degenerada más tarde en abusos y prejuicios solo estaban basados, en sus
orígenes, sobre la juiciosa observación que hombres prudentes e instruidos habían
hecho de la extrema influencia que la pulcritud del cuerpo, en las ropas y en el
159
hogar, ejerce en su salud, y como consecuencia inmediata, en la salud de la mente y
de las facultades morales.
Así pues, todas las virtudes individuales tienen como finalidad, más o menos directa, más o menos próxima, la conservación del hombre que las practica. Mediante la
conservación de cada hombre, tienden a la de la familia y a la de la sociedad que se
componen de la suma reunida en todos los individuos.
La pulcritud observada por los masones debe servir de ejemplo para el mundo profano. El masón debe ser muy pulcro en la manera de expresarse ante sus hermanos
y mucho más cuando lo hace dentro de la sociedad.
160
Descargar
Colecciones de estudio