La Biblia nos da esperanza

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Libro Complementario
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La Biblia nos da esperanza
CAPÍTULO 8
Lección 8
Para el 26 de Mayo del 2007
Un pediatra aconsejó con insistencia a una pareja que la esposa se sometiera a un aborto
porque había contraído varicela durante el primer trimestre del embarazo de su tercer hijo. El
médico les explicó que el bebé podía nacer sin extremidades, con solo la mitad del rostro, o
con algún tipo de daño neurológico.
A pesar de que la situación era, al parecer, desesperada, los padres se negaron a considerar
el aborto. "En cierto momento me vino a la mente la imagen de ángeles microscópicos sacando
el virus de varicela del bebe", dijo el padre. Después del nacimiento del bebé, los padres lo
llamaron Samuel Víctor porque sus oraciones habían sido "escuchadas por el Señor", quien le
había dado a la criatura la "victoria" sobre el virus de la varicela. En el momento en que escribo
esta anécdota, Sammy es un activo niño de siete años de edad.
El desaliento y la desesperación se apoderan constantemente de la gente en la cultura
actual. Nuestras crisis personales pueden ser el resultado de enfermedades, emergencias
financieras, pérdida de un ser amado, o muchas otras causas. Muchos se sienten abrumados por
las calamidades que producen los fenómenos naturales como maremotos, terremotos,
huracanes, erupciones volcánicas o inundaciones.
¿Hay esperanza en alguna parte? ¡Sí, absolutamente!
¿Hay esperanza de salvación? ¿Hay esperanza de vencer el pecado? ¿De contar con
provisiones diarias? ¿De protección divina? ¿De vida eterna? Consideraremos todo esto en este
capítulo.
Eddie Rickenbaker, piloto de la Fuerza Aérea norteamericana durante la Segunda Guerra
Mundial, y tres de sus compañeros, sobrevivieron en una balsa durante veintiún días y veintiuna
noches, sin alimentos ni agua potable, después de que su avión se estrellara en el océano.
Varios milagros les preservaron la vida. Cuando casi morían de sed, cayó sobre ellos una
tempestuosa lluvia que les proveyó el agua que necesitaban. Y cuando tuvieron hambre,
pudieron atrapar gaviotas que casi se posaron sobre ellos. Después de su rescate, les
preguntaron a cada uno de ellos por separado: "¿A quién le atribuye usted su supervivencia?"
Todos respondieron: "Uno de nosotros trajo un Nuevo Testamento que leíamos cada día. La
Biblia nos infundió la esperanza que necesitábamos para sobrevivir". Como dice la Escritura: "A
fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza" (Rom. 15:
4). Los términos "salvación" y "rescate" son intercambiables.
¿Cuán importante es la esperanza para la vida? "Aquellos que requieren cirugía del corazón,
necesitan esperanza", dice el Dr. McNair Wilson, el famoso cardiólogo, en su autobiografía,
Doctor's Progress [Progreso del médico] "La esperanza es la medicina que uso más que cualquier
otra, la esperanza puede curar casi cualquier cosa".l Sí, la esperanza es de vital importancia
para la vida humana. El Dr. Harold Wolff, profesor de medicina en la Facultad de Medicina de
la Universidad Cornell y profesor asociado de psiquiatría, dijo: "La esperanza, la fe y un
propósito definido en la vida, constituyen una excelente medicina. Esta es [ ... ] una conclusión
comprobada a través de experimentos científicos meticulosamente controlados".2
La esperanza proviene de diferentes lugares. Por ejemplo, la promesa hecha por una
persona confiable. Los prisioneros de guerra se aferraron a la promesa de McArthur: "¡Volveré!"
Y esperaron diariamente el cumplimiento de esa promesa. y McArthur regresó Y los rescató.
La fe en Dios ofrece esperanza. La Biblia también ofrece esperanza a través de centenares
de promesas. Será suficiente con mencionar un versículo: "Porque las cosas que se escribieron
antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de
las Escrituras, tengamos esperanza" (Rom. 15: 4).
La esperanza de salvación
La Biblia afirma lo que todo ser humano sabe en forma inherente: que todos somos
pecadores (Rom. 3: 10) y que la paga del pecado es muerte (Rom. 6: 23). Pablo expresó la
lucha humana para obtener la salvación, cuando dijo: "¡Miserable hombre de mí!, ¿quién me
librará del cuerpo de esta muerte?" (Rom. 7: 24). y contestó su pregunta en el versículo
siguiente: "Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro" (vers. 25). Nos dice también que
"la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom. 6: 23). ¡A través de Jesús
podemos tener esperanza! "Porque en esperanza fuimos salvos" (Rom. 8: 24).
La Biblia nos da la esperanza de la salvación y de la reconciliación con Dios por medio de
Jesús (Rom. 5: 6-11). La esperanza que el Señor nos ofrece incluye lo siguiente:
•
La restauración (1 Pedo 3: 18 y Rom. 3: 26).
•
La instrucción en el camino de la salvación (Juan 16: 13; 2 Tim. 3: 16).
•
La convicción y la atracción del amor de Cristo (Juan 12: 32).
•
La transformación Y la vida (Rom. 1: 16, Gál. 2: 20).
•
La remisión de los pecados (Hech. 2: 38).
•
El don del Espíritu Santo manifestado en los frutos del Espíritu (Hechos 5: 32,
Gál. 5: 22, 23).
•
La felicidad (Juan 13: 17).
•
La paz (Juan 14: 27).
El Señor nos da mucha esperanza porque i la naturaleza humana pecaminosa requiere
enormes dosis de esperanza! Dios es la única fuente de esperanza. El salmista declara: "Porque
tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud" (Sal. 71: 5).
Aunque el plan de salvación no estará completo hasta que el pecado sea completamente
erradicado y haya un nuevo mundo, todos los que acepten a Jesús pueden ser liberados de la
culpa y experimentar ahora mismo la paz mental, el gozo y la felicidad en la vida.
La esperanza de vencer el pecado
El paralítico de Betesda había estado enfermo durante treinta y ocho años (más que el
promedio de vida de la mayoría de las personas que vivían en los tiempos del Nuevo
Testamento) cuando Jesús se encontró con él. Había perdido la esperanza. Note su repuesta
quejumbrosa cuando Jesús le preguntó: ¿Quieres ser sano?
-Señor -le contestó-, no tengo quien me ayude.
¡Pobre hombre! Confiaba en la ayuda humana que nunca recibiría. ¿Nos parecemos a él? ¿Ha
estado usted tratando de vencer el pecado en su vida por sí mismo o esperando que alguien
más lo ayude? ¿Será posible que haya personas que han asistido a la iglesia durante muchos
años sin haber sido sanadas de la enfermedad del pecado? ¿Conoce usted a alguien que lucha
para vencer un hábito como el cigarrillo, las bebidas alcohólicas, los juegos de azar o la
pornografía? Los siguientes pasos, que han sido adaptados de los Alcohólicos Anónimos y
apoyados por textos bíblicos, pueden dar aliento a los cristianos que luchan.
•
No puedo vencer con mis propias fuerzas (Juan 15: 5, Rom. 7: 18).
•
Pero él sí puede. Un Poder más grande que yo mismo puede darme la victoria
(Fil. 4: 13, Efe. 3: 20, Jud. 24, 25).
•
Dejaré a Dios actuar en mi vida. Porque si someto mi voluntad a Dios, uno mi
debilidad con su fortaleza (Mat. 26: 39,42; Luc. 22: 42).
•
Al examinar mi vida, haré un cuidadoso y valiente inventario moral de mí
mismo, tratando de reconocer todos mis defectos de carácter, no solamente los que
me causan más problemas (2 Cor. 13: 5).
•
6: 1).
Admito mis fallas ante Dios, ante mí mismo y ante los demás (Sant. 5: 16, Gál.
•
Estoy dispuesto a permitir que Dios corrija mis defectos (Sal. 51: 1,2,7).
•
Me someto humildemente a la voluntad de Dios (Sal. 51: 10).
•
Estoy convencido de que la disposición a confesar mis pecados debe preceder
a la confesión (Luc. 15: 17-19).
•
Luego, al hacer la confesión, haré también, siempre que sea posible,
restitución a quienes he dañado y pediré disculpas a quienes haya herido (Luc. 15: 21;
1 Juan 1: 9).
•
Para poder crecer continuaré haciendo un inventario de mi vida y admitiendo
mis errores (Fil. 1: 6; Sal. 139: 23, 24).
•
Buscare a Dios en oración y meditación para mejorar mi relación con él (1 Tes.
5: 17).
•
Compartiré con otros el mensaje de perdón y victoria (Mar. 5: 19,20).
La esperanza de que lograra recuperarse de cualquier adicción ayuda a la persona a
sobreponerse a todos los obstáculos. Para el cristiano que lucha, ese "poder más alto" es Jesús.
Alcanzará el éxito si le permite que se haga cargo de su vida.
Debemos reconocer que aquel que comienza una nueva vida en Jesús, puede caer y repetir
los mismos errores una y otra vez, de la misma manera como el alcohólico puede "salirse del
carril". Pero la Biblia dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4: 13). Dice
también: "Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse" (Prov. 24: 16). Y Juan nos
alienta con estas palabras: "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" (1 Juan 2: 1).
Aunque caigamos, tenemos la esperanza de levantamos de nuevo. Jesús nos defiende
porque es nuestro Mediador. La Biblia dice que podemos vencer a través del poder de Jesús.
"Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Rom.
8: 37). (Todo el capítulo ocho y, de hecho, toda la epístola a los Romanos, es muy alentadora).
¡Esa, amigo mío, es esperanza!
Hay otras dos cosas muy importantes que no están incluidas en los Doce Pasos:
•
Destruya o aleje de usted cualquier cosa que podría hacerlo caer en la
tentación. "y no proveáis para los deseos de la carne" (Rom. 13: 14).
•
Continúe alabando al Señor por su gran poder para vencer sus defectos.
Alábelo por la victoria que es ya suya en Cristo Jesús. "Hijitos, vosotros sois de Dios, y
los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo" (1 Juan 4: 4).
La esperanza de contar con la provisión divina para nuestro sustento
Vivimos en un mundo donde abunda el hambre.
•
niños.
•
Solamente en los Estados Unidos mueren de hambre cada día ciento cincuenta
Veinticuatro mil personas mueren de hambre cada día en to¬do el mundo.
•
En los Estados Unidos, uno de cada ocho niños menores de ocho años se va con
hambre a la cama cada noche. El problema es mucho más grave en otras partes del
mundo.
•
Ochocientos millones de personas en todo el mundo están muriendo de
hambre, y muchas de ellas no tienen dónde vivir.
•
Más de nueve millones de personas mueren cada año en todo el mundo por
causa del hambre y la desnutrición. Cinco millones de entre ellas son niños.3
La gente anda en busca de alimento. ¿Hay alguna esperanza de que pueda comer mañana?
¿Podrá obtener sustento la semana entrante? La Biblia habla de la esperanza de la salvación y
la vida eterna, pero, ¿hay alguna esperanza de satisfacer las necesidades diarias en este mundo
pecaminoso? La Biblia nos da esa clase de esperanza. Considere lo siguiente: "Jehová es mi
pastor; nada me faltará" (Sal. 23: 1). "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy" (Mat. 6: 11).
Dios alimentó a los israelitas en el desierto (Éxo. 16: 33, 16: 4) y cuidó también de Elías y
Eliseo (1 Rey. 19: 5-9). Quienes esperan que Dios supla sus necesidades diarias, pueden confiar
en su bondad.
Dios, el Creador de todo el universo, ama a sus criaturas. Dice San Pablo: "Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias" (Fil. 4: 6). La Biblia dice que Dios no solamente satisface nuestras
necesidades diarias, sino que muchas veces derrama sobre su pueblo muchas bendiciones, para
que sus hijos puedan servir de canales de tales bendiciones a favor de otros, ayudando así a
aliviar tanto sufrimiento.
La esperanza de recibir la protección divina
Vivimos en un mundo demasiado inseguro, lleno de tragedias, terrorismo y "guerras y
rumores de guerras" (Mat. 24: 6). "Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de
las cosas que sobrevendrán en la tierra" (Luc. 21: 25). ¿Hay algún lugar seguro en este mundo?
La Biblia dice: "Sí". David, quien sobrevivió a muchas pruebas, dijo: "Aunque ande en valle
de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado
me infundirán aliento" (Sal. 23: 4). Como David, no tenemos nada que temer mientras estemos
conscientes de que Dios está con nosotros. El término salmavet, es un sustantivo compuesto
que significa "valle de muerte" o "puerta de la muerte" (cf. Job 38: 17). Jeremías 2: 6 usa ese
mismo vocablo para describir los peligros del desierto. Salmavet se refiere a una amplia gama
de crisis relacionadas con el dolor, la perplejidad y la frustración debidos a un futuro incierto.
Pero Dios ha prometido que estará con nosotros cuando enfrentemos dificultades.
La Biblia usa la frase "no temas" trescientas sesenta y cinco veces, tantas como el número
de días que tiene un año. ¡No debiéramos estar temerosos nunca!
El salmista, confiando plenamente en la protección de Dios, dijo: "Dios es nuestro amparo y
fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la
tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón de la mar, aunque bramen y se
turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza" (Sal. 46: 1-3). "El ángel de
Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende" (Sal. 34: 7). "Con sus plumas te
cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad" (Sal. 91: 4). "Como
Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo" (Sal. 125: 2).
¿Por qué, aunque la Biblia promete la protección de Dios contra el daño y el peligro, todavía
vemos sufrir a su pueblo? Quizá Dios tenga un propósito especial, por eso permite que
afrontemos dificultades en nuestra vida. Romanos 5: 3-5, nos recuerda que "la tribulación
produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza". Cuando estemos en el cielo
le pediremos a Jesús que nos explique por que permitió que pasáramos por tantas pruebas.
Esperanza de la vida eterna
David exclamó: "Los que te temen me verán, y se alegrarán, porque en tu palabra he
confiado" (Sal. 119: 74). Dijo también: "Mi escondedero y mi escudo eres tú; en tu palabra he
esperado" (vers. 114). Ambos textos muestran el poder de la Palabra de Dios para producir
esperanza en nuestra vida. Esta esperanza incluye la esperanza de la vida eterna.
De hecho, la vida eterna comienza para nosotros en el momento en que llegamos a conocer
a Dios (Juan 17: 3). Y se alarga para siempre! Jesús mismo prometió: "No se turbe vuestro
corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si
así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y
os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis" (Juan 14: 1-3).
Notemos la última parte de su promesa. ¿Dice acaso, "tal vez volveré otra vez", o "no estoy
seguro, pero lo voy a pensar"? ¡No! Jesús declaró con toda la fuerza y honestidad de su
carácter: "Vendré otra vez". No hay ninguna duda de que volverá. Es absolutamente seguro que
tiene el propósito de llevamos con él. Note ahora un aspecto adicional de su promesa: "Vendré
otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". Él está
en el cielo preparándonos un lugar; y luego volverá para llevamos adonde él está. ¡Vamos a
encontramos con Cristo en las nubes de los cielos! Su segunda venida será un gran
acontecimiento literal, personal, visible y espectacular.
Cuando Jesús regrese resucitará a los justos que hayan muerto y los trasladará al cielo
juntamente con los justos que estén vivos. Entonces todos viviremos con él para siempre.
En este mundo desesperado la muerte no significa, necesariamente, el final de la vida. La
tumba no es el destino final de descanso de nuestros seres amados. Tampoco es una prisión de
la que no haya liberación. Jesús descendió a la tumba y salió triunfante de ella. Siendo el
Dador de la vida, resucitó a Lázaro de entre los muertos, dejando con ello una prueba positiva
de que aquellos que le aman serán resucitado s cuando regrese. La esperanza de la vida eterna
incluye la resurrección de la muerte (1 Tes. 4: 14-17). Dios nos da la esperanza de vivir para
siempre en un lugar donde no habrá tristeza, enfermedad ni dolor (Apoc. 21).
Nuestra esperanza va más allá del deseo de vivir por siempre. Incluye la promesa de que el
pecado será erradicado. Notemos las siguientes palabras: "El gran conflicto ha terminado. Ya no
hay pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de
gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por
toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más
vasto, todas las cosas animadas e inanimadas declaran en su belleza sin mácula y en júbilo
perfecto, que Dios es amor".4
Resumen
Las personas no saben lo que les ocurrirá en el futuro, pero las promesas de Dios nos llenan
de esperanza. Incluso en medio del sufrimiento, la enfermedad, el hambre y el dolor que
experimentamos diariamente, podemos tener esperanza. Tal esperanza nos ayuda a no temer
el mañana, porque sabemos quién lo controla. Dios hace provisión para nuestras necesidades
diarias. Nos protege de daños y peligros y nos garantiza la vida eterna en un mundo renovado
donde no habrá enfermedad, separación, ni muerte.
La Biblia, la carta que nos ha enviado nuestro amante Padre celestial, nos provee la
esperanza que necesitamos, para que podamos resistir hasta el fin.
Referencias y notas
1. Billy Graham, Hope for Troubled Hearts [Esperanza para los corazones atribulados]
(Dalias: Word Publishing, 1991), p. ix.
2.
Ibíd.
3.
UNICEF, estadísticas del 2002.
4.
El conflicto de los siglos, p. 737.
Compilador: Dr. Pedro Martínez
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