GUERRERO: CAMINANDO POR LOS CAMPOS DE LA GOMA

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GUERRERO: CAMINANDO POR LOS CAMPOS DE LA GOMA
CRÓNICA
http://www.sinembargo.mx/16-02-2015/1244681
Por Humberto Padgett
Esta es, quizás, una de las regiones más observadas del mundo. Lo era antes pero lo es más
ahora, luego de que 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa fueran desaparecidos, el 26
de septiembre pasado, por una combinación de fuerzas gubernamentales y del crimen
organizado. Cientos de miles se movilizaron alrededor del planeta para reclamar su
presentación con vida. Y otros decenas de miles (entre policías, soldados, activistas,
periodistas, investigadores y observadores) se desplazaron hacia tierras guerrerenses a
partir de los hechos, y helicópteros de la Policía Federal y del Ejército han ido y venido una
y otra vez por estos suelos. La tropa ha cruzado las selvas y las sierras, se supone, en busca
de los muchachos.
Más de cuatro meses después de la desaparición de los normalistas, el pasado 13 de
febrero, el Comité de Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada en Ginebra, Suiza,
puso los ojos del mundo, otra vez, en Guerrero. Dijo que las desapariciones forzadas en
México son generalizadas y la mayoría de ellas quedan impunes, y como ejemplo de ello –
dijo–, están los 43. “Cuántas desapariciones forzadas hay no lo sabemos, porque el Estado
no ha proporcionado la cifra; pero sabemos que son muchas, demasiadas”, dijo el informe
de los expertos.
Y a pesar de que, en teoría, miles o decenas de miles de elementos del Estado
mexicano han recurrido la entidad, Guerrero sigue cumpliendo con su cuota de drogas. Así
lo corroboran las cifras internacionales. “En Estados Unidos estamos observando que hay
un aumento enorme de heroína producida en México, a tal punto que creemos que ha
eclipsado a Colombia”, dijo recientemente Rusty Payne vocero de la Agencia Antidrogas de
Estados Unidos (DEA, por sus iniciales en inglés). Y Guerrero es líder en producción de
goma de opio y de semillas de amapola.
¿Pero cómo? ¿Cómo es posible que en región, tan observada y recorrida por las
fuerzas del gobierno, se pueda seguir produciendo tanta droga?
SinEmbargo fue ahí, a los plantíos forrados de rojo, morado y blanco; a los caseríos
en que se come carne y se habla de los fantasmas de los muertos y de los descuartizados.
Caminó por los campos de la goma.
Y en los siguientes días, lo irá contando…
PRIMERA PARTE DE UNA SERIE
Sierra de Guerrero, 15 de febrero (SinEmbargo).– “A esa mujer la espantó un ¡tigre!”, exclama
Eulogio apenas ve al lado de la vereda de terracería a una mujer con falda negra por debajo de
las rodillas, calcetas largas y suéter verde, porque apenas atardece a principios de enero, el aire
húmedo que nació caliente en el mar, a 100 kilómetros en línea recta, en este lado de la montaña
ya es una cuchilla helada.
–Allá hay ¡100 kilos! –Eulogio, cercano a los 80 años de edad, estira un dedo que parece
vara ocote y apunta hacia arriba, en una ladera, a un cuadro rasurado del monte que, en vez de
lucir verde oscuro como el bosque de alrededor, tira a verde brillante, casi como si fuera de
lechuga. Y sabe a lechuga, porque a eso sabe la mata de amapola en su juventud. Antes de ser
planta, cuando es semilla, tiene dejo a coco. Ya flor, la leche de sus bulbos es amarga, como
novia plantada en el altar.
–Es un viejón que se las sabe todas –opina de Eulogio con admiración sincera un hombre
adentro de la camioneta que se menea entre piedras. –Adelante es todavía peor–. Posee un fuerte
acento costeño, salpicado con modismos propios del Distrito Federal. Tiene la lengua más
picante que un pescado a la talla cocinado para aliviar la cruda así que no hay misterio: es un
acapulqueño.
–Eso son… ¡50 kilos! –Eulogio coloca la mirada sobre otro parche en el cerro. Es un
hombre de pocas palabras, bien escogidas y, entre estas, enfatiza la de mayor importancia con la
exclamación propia de los maestros de ceremonias de los circos. –Y en las cuevas de por allá
vive un ¡león!
–Aquí no hay leones, sino pumas. Ni tigres: son jaguares –explica Evaristo, un tipo
delgado, alto y moreno que trabajó para Los Rojos, uno de los cárteles locales, mientras conduce
el vehículo desde la madrugada.
–La espantó el tigre y ya anda como si nada –repite Eulogio para subrayar el desinterés
que le ocasiona la aclaración zoológica. –Y en el pueblo de adelante tienen dos cueros de ¡león!
Apenas los cazaron y venden las pieles en 4 mil pesos. ¿Les interesan? –pregunta hacia atrás de
la camioneta.
– ¿Escuchó usted hablar de Pedro Avilés? –pregunto a Eulogio sobre uno de los padres
fundadores de la República de las Drogas.
– ¡El León de la Sierra! –responde con el sobrenombre del capo sinaloense, asesinado en
1978 aparentemente por Manuel Salcido, El Cochiloco, y Ernesto Fonseca, de cuya empresa
descenderían los presentes cárteles de las drogas. –No lo conocí, pero sí lo mentaban los que por
aquí anduvieron y que aquí trajeron la goma.
– ¿Recuerda el año?
–Mil novecientos siete-tres. Y de ahí para adelante. Me lo recuerdo bien porque eran los
mismos años de la guerrilla, cuando por aquí iban y venían Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
– ¿Quiénes la trajeron?
–Los sinaloenses. Era un señor muy amable y muy elegante. ¡Miguel Ángel Félix
Gallardo! Él se hizo compadre de uno de por aquí, Abraham Romero, ese fue el primer gomero
de Guerrero. Y también venían Ernesto Fonseca y Caro Quintero y Amado Carrillo… –enlista
Eulogio.
Los dos primeros organizaron el fugaz Cártel de Guadalajara y el tercero cofundó con
Rafael Aguilar Guajardo, un comandante de la Dirección Federal de Seguridad (DFS, la policía
política del régimen), el Cártel de Juárez.
–Y también trajeron la semilla de la ¡marijuana! Pero yo preferí la amapola, porque la
marijuana es muy bromosa y dicen que la persigue más el gobierno. Hay que sembrar mucho
para ganar poco. Los sinaloenses siempre daban… ayudaban a la gente pobre. Le daban dinero
pa’ comer. Algunos estaban enfermos, ellos les daban pa’ sus medicinas. Luego dejaron de venir
por aquí por el asesinato [en 1985] del Kiki Camarena –niega con la cabeza como reprobando el
asesinato del agente estadunidense, lo que ocasionó una nueva y avasallante presión de
Washington sobre México por el asunto del narco.
– ¿Anduvo por aquí algún militar…? –averiguo.
– ¡Chaparro!
– ¿Mario Arturo Acosta Chaparro?
– ¡Ese! Andaba de civil, pero se sabía que era militar. Traía su escuadra .45 en la cintura.
Él sembraba su amapola por Corral de Piedra –refiere un pueblo del municipio Leonardo Bravo,
en el corazón gomero de México.
– ¿Cuántas veces por temporada venía para acá Acosta Chaparro?
–Unas cuatro veces. Venía en camionetas… avionetas, en transporte civil. Aterrizaban las
avionetas e Chilpancingo, la Costa Grande y hasta en Corral de Piedra, porque ahí tenía
compadres y allí aplanaron para una pista. Ya se hablaba del famoso ¡Señor de los Cielos!
– ¿Ese vino por aquí?
–Ese vino. Hasta fiestas de bodas y 15 años festejaban. Hubo mucho dinero.
– ¿Compraba ese teniente?
–Compraba al mayoreo, ¡toneladas! Ese Acosta Chaparro también sembraba hacia Palo
Marcado y llevaba hasta Tlacotepec. Hacía polvo la goma y, sin problema hacía media tonelada
de polvo en una sola cuaresma. ¡Mucho! Hablaban de que la llevaban a Nueva York, a Los
Ángeles. Veinte años hace que vino seguido ese Chaparro.
¿Se puede afirmar que Acosta Chaparro, teniente coronel por esos días y ascendido en
medio de todo a mayor del ejército mexicano, haya coincidido con Jesús Nava Romero, entonces
un niño nacido ahí, en Corral de Piedra?
Nadie tiene el dato preciso del cruce de esas vidas, pero la población actual de Corral de
Piedra es hoy de 715 habitantes.
–Y El Rojo fue gomero desde niño, como todos –apunta un campesino en un caserío en
cuya tienda de abarrotes se abastece gasolina en garrafas de plástico 50 por ciento más cara que
el precio fijado por el gobierno. –Yo empecé a los 12 años. Todavía éramos más pobres,
caminábamos 10 o 12 horas de un plantío al otro. Con él fue lo mismo.
Sí, es posible que Acosta haya conocido al muchacho a quien el negocio de la goma
convertiría en El Rojo, jefe de sicarios en la región de los Beltrán Leyva, e iniciador de la banda
regional de la que se desprenderían Los Guerreros Unidos, asesinos y secuestradores, en colusión
con la policía, de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Antes, Acosta fue acusado de secuestrar y asesinar a 123 disidentes comunistas, varios de
ellos alumnos o maestros egresados de la misma Escuela Normal.
En realidad, ya no se le puede preguntar a ninguno de los dos. Ambos murieron, cada
cual por su lado, con la última visión de un cañón apuntándoles a la cabeza.
***
Es incompleta cualquier explicación del crimen organizado mexicano presente sin hablar del
general Acosta Chaparro.
¿Quién era Mario Arturo Acosta Chaparro en Guerrero, en los mismos años en que los
narcotraficantes relacionados con él iniciaron su desarrollo empresarial hasta ser hoy los capos,
los fundadores de la “República de las Drogas”?
El primer dato de su biografía con relevancia para su causa fue su pertenencia a la
Brigada de Fusileros Paracaidistas, el grupo militar de élite en esos tiempos, un claro precedente
de los desertores del Grupo de Aeromóvil de Fuerzas Especiales convertidos en Zetas.
Acosta Chaparro fue seguido con atención por la DFS y existe un expediente completo se
escribieron decenas de reportes sobre sus actividades policíacas en Guerrero, en esos años
gobernado por la familia Figueroa. Algunos de esos documentos son públicos y están disponibles
en el Archivo General de la Nación.
La guerrilla guerrerense guarda precedentes de los años cincuenta y, luego de las
masacres de 1968 y 1971 en la Ciudad de México, la disidencia comunista se convirtió en el
primer tema para la seguridad nacional del gobierno mexicano que decidió combatir el
pensamiento político diferente con mucha mayor decisión que ahora la integración de la política
y el narcotráfico.
En 1974, Rubén Figueroa Figueroa fue designado por el PRI como candidato a la
gubernatura del estado. En plena campaña, un grupo de Lucio Cabañas lo secuestró. Lucio
conocía bien la Sierra. Nació en Atoyac de Álvarez –donde hasta hoy se siembra extensamente
marihuana y amapola– y egresó como maestro rural de la Normal Ayotzinapa.
El guerrillero se convirtió en una de las prioridades de Acosta Chaparro, en ese momento
con grado de teniente coronel. Ese mismo año, en diciembre, el maestro fue cazado y su cadáver
fotografiado con sus captores alrededor a manera de muestra del trofeo conseguido, justo como
suelen hacer los serranos de la goma cuando dan muerte a un puma o jaguar.
Acosta obtuvo algunas medallas para el pecho y se convirtió en un policía
plenipotenciario.
En 1976, ya era director de la Policía y Tránsito de Acapulco y fue nombrado, a la vez,
jefe de grupo de la Policía Judicial del estado en este puerto. En la época, el cultivo de marihuana
y amapola a gran escala era extendida por los narcos sinaloenses hacia el Pacífico Sur.
En noviembre del mismo año, el militar retuvo a ocho policías de Acapulco. La detención
fue pública y las familias de los uniformados reclamaron la entrega de los detenidos, quienes
permanecieron en calidad de desaparecidos durante un mes.
La presión creció y el responsable de la Brigada Blanca los debió presentar:
“Estaban sujetos a investigación por delitos cometidos contra la sociedad”, Acosta juzgó
en el momento.
A continuación lo designaron jefe de la Policía Judicial de Guerrero, encargo que incluía
mandato sobre todas las demás policías, es decir, también la de Tránsito y Seguridad Pública.
Acosta Chaparro pertenecía, al mismo tiempo, a la DFS. Su desempeño le llevaría a la
Jefatura del Departamento de Asuntos Exteriores de la Dirección Federal de Seguridad. En otras
palabras: discutía y acordaba con funcionarios de otros países asuntos relacionados con la
contención “del terrorismo”, especialmente con los servicios de inteligencia estadunidenses.
La CIA, el FBI y también la DEA mantenían el interés prioritario de contener el avance
del comunismo en América Latina sin importar la sociedad criminal de los agentes mexicanos
con los narcotraficantes, situación definida por la periodista norteamericana Elaine Shannon en
su libro Desesperados. Los caciques de la droga, los agentes de la ley y la guerra que Estados
Unidos no puede ganar como “la relación especial con México”.
Entre los cientos de hojas dedicadas al militar, llama la atención un diagnóstico político
de Guerrero realizado por la DFS –que se espiaba a sí misma–, en que consignan las otras
actividades de Acosta Chaparro, además de integrante de la Brigada Blanca o Especial. Tiene
fecha de 14 de mayo de 1976:
“El mayor Arturo Acosta Chaparro es atacado por sus manejos turbios que le reditúan
fuertes sumas de dinero al mes, comentándose que tiene protección incondicional del Lic. Rubén
Figueroa Alcocer, hijo del gobernador del estado [y futuro mandatario del mismo, responsable
político de la matanza de Aguas Blancas]”.
***
El destino final de algunos “subversivos” fue el avión Aravá, perteneciente a la Secretaría de la
Defensa Nacional y, desde el cual, en los 70, se lanzaron al mar guerrilleros sin vida.
Hablaría de la aeronave el general Francisco Quirós Hermosillo, jefe de la Brigada
Especial, dependencia dedicada a trabajos contrainsurgentes, y mancuerna de Acosta en los
asuntos de la Guerra Sucia y del narcotráfico también:
“Estaba a disposición de la brigada [Blanca] que comandaba”.
La tripulación del Aravá fue detenida en noviembre de 1979 por transportar droga de la
base militar de Pie de la Cuesta, Guerrero, a Laredo, Texas.
El 1 de diciembre de 1984, la DFS estaba particularmente atenta a los rumores
relacionados consigo misma. Se discutía en corredores y se insinuaba en columnas periodísticas
la sustitución de su director, José Antonio Zorrilla Pérez, ya sujeto de sospechas por su
colaboración con Rafael Caro Quintero y el asesinato del periodista Manuel Buendía.
Los rumores tomaron forma en un memorándum redactado por el agente de la DFS
adscrito a Acapulco, Guerrero, quien redactó:
“En el Hotel Las Brisas —cuartel y despacho de uso frecuente de Acosta— de este
puerto, el teniente oficinista encargado del departamento de seguridad de dicho hotel manifestó
que debían prepararse para trasladarse a la Ciudad de México ya que el coronel paracaidista
Mario Arturo Acosta Chaparro será próximamente director Federal de Seguridad [...]”.
Esto no ocurrió. Los tigres siguieron sueltos.
El escudo oficial de la DFS era un emblema con un tigre antes de atacar. Los agentes se
decían a sí mismos tigres y el avión de la policía política llevaba el nombre “Tigre”. En su
organigrama fungían como jefes regionales los comandantes Daniel Acuña Figueroa, Rafael
Aguilar Guajardo —cofundador del Cártel de Juárez—, Federico Castell y Tomás Morlett, quien
según los expedientes facilitaba a José Antonio Esparragoza Moreno, El Azul, la siembra de
marihuana en Oaxaca.
En tanto, Figueroa persiguió sin descanso la disidencia académica de la Universidad
Autónoma de Guerrero. Durante su periodo de gobierno desaparecieron más de 100 estudiantes y
profesores. Luego de la cacería y muerte de Lucio, Rubén Figueroa logró la libertad de la viuda
del guerrillero a quien llevó a su oficina y violó, gesto entendido por sus críticos entendido como
un trofeo de guerra.
Uno de sus hijos, Rubén Figueroa Alcocer, gobernó el estado a partir de 1993 con
métodos similares a los de su padre. El 28 de junio de 1995, Figueroa Alcocer participó en las
decisiones que culminaron con la masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas
perpetrada por la policía estatal en el municipio de Coyuca de Benítez. Información periodística
de la época relacionó a Mario Arturo Acosta Chaparro con la matanza.
Acosta sería procesado por la justicia militar por los cargos de genocidio y narcotráfico,
pero salió libre. Durante el gobierno de Felipe Calderón, confían fuentes de inteligencia, el
general reinició operaciones. Se ocupaba un implacable perro de presa y ese era el general.
Murió con dos tiros en la cabeza y otro en el pecho que le disparó un pistolero en un
barrio de la rica delegación Miguel Hidalgo del Distrito Federal, lejos en todos los sentidos
posibles de donde persiguió, secuestró, interrogó, mató y sembró amapola y, con esta, al
narcotráfico de Guerrero.
***
¿Qué hay luego de cuatro décadas de siembra y destrucción de amapola, persecución de
disidentes, asesinato de campesinos y desaparición de estudiantes?
Eulogio otea la Sierra de Guerrero, una región de 14 municipios en el centro del estado,
aunque la actividad gomera también es intensa entre la Costa Grande y la Costa Chica –y se
interna en Oaxaca– y entre el Océano Pacífico y la Tierra Caliente –y se hunde en Michoacán–.
Desde principios de la década pasada, México desplazó de manera clara a Colombia
como primer productor continental de opio, así que esta es la región de América con mayor
producción de heroína.
En realidad, en los 81 municipios de Guerrero se siembra amapola. De acuerdo con datos
obtenidos del ejército mexicano y de instancias gubernamentales y no oficiales dedicadas a la
medición de cultivos ilícitos, en el estado se siembra cerca del 60 por ciento de la adormidera
cultivada en México.
Otro 25 por ciento se obtiene en el llamado “Triángulo Dorado” de la Sierra Madre
Occidental, la región trina de Durango, Sinaloa y Chihuahua, donde nació el narcotráfico
mexicano, el de botas vaqueras, sombreros texanos, cinturones piteados e himnos a los hijos de
la goma, los corridos de los narcotraficantes.
Entre 1994 y 2009, el ejército mexicano destruyó, según sus propias cifras, 115 mil
hectáreas de adormidera en Guerrero, unas tres veces y media más que las derribadas en
Durango, donde hace más de medio siglo una familia de apellido Herrera elevó a gran escala la
exportación de heroína a Estados Unidos.
En el municipio General Heliodoro Castillo, el de mayor producción de opio a juzgar por
la intensidad de la destrucción de plantíos, se arrasaron casi 18 mil hectáreas en el mismo
periodo, más que en Sinaloa, de donde salió la primera semilla de amapola sembrada en
Guerrero.
El estado de Guerrero, gobernado por el Partido de la Revolución Democrática desde
hace 12 años, es el más letal en un país caracterizado por la muerte violenta. De acuerdo con
datos oficiales del gobierno federal, en este estado sureño ocurrieron, durante el año pasado, 1
mil 514 asesinatos, lo que representa una tasa de 42.7 homicidios dolosos por cada 100 mil
habitantes. En Chihuahua, el segundo estado más gomero de México y en algún momento
reciente el lugar más letal del mundo, ocurrieron 1 mil 87 muertes violentas, una tasa de 29.6.
Guerrero es, junto con Oaxaca y Chiapas, uno de los tres estados más pobres de México.
Sólo el municipio de Iguala está por debajo del nivel mexicano de pobreza y ahí, donde el año
pasado desaparecieron 43 estudiantes y media docena más murió acribillada por el acuerdo entre
la policía y el narcotráfico, también se raspa la goma.
En General Heliodoro Vázquez, municipio de Guerrero, y el de mayor producción de
goma en México, según el ejército mexicano, así que tentativamente el de mayor siembra en el
continente, el 60.6 por ciento de sus casi 40 mil habitantes no tienen para llevarse lo suficiente a
la boca. Varios miles de sus habitantes complementan su dieta con caza y cuecen su comida con
la leña obtenida de un bosque que parecía no tener fin, pero sí que lo tiene.
***
–Sí, por aquí anduvo Chaparro. Era amable y todos eran amigos –habla Eulogio.
– ¿Amigo de Ismael Zambada? –pregunto.
– ¡El Mayo! –afirma mencionando el apodo del hombre por el que pregunté, como si se
tratara de un ejercicio de completar frases.
– ¿Juan José Esparragoza Moreno?
– ¡El Azul! –confirma del negociador con todos los cárteles.
–Y luego vinieron el Arellano Félix… –interviene Evaristo, el que conduce la camioneta.
– ¡El Cártel de Tijuana! –complementa Eulogio. –Anduvo luego ¡El Chapo! De eso hace
unos 20 o25 años. Y sus primos, los Beltrán Leyva. Ellos llegaron antes que El Chapo.
Compraban droga… amapola, marihuana… ¡cantidades! ¡Toda se la llevaban!
–Pero El Chapo traicionó a los Beltrán Leyva –habla Evaristo y recalca su origen, al
menos el mafioso. –Guzmán sobrevivió en Puente Grande gracias al apoyo de los Beltrán y, ya
libre, vendió al Mochomo [Alfredo Beltrán Leyva]. Por eso fue la guerra con Los Chapos.
–Yo le vendí a todos –el anciano retoma la palabra. –Yo fui de los primeros que sembró
amapola. Tenía vacas y cortaba goma. Fui ¡corredor! Compraba a quienes sembraban, que al
poco tiempo éramos todos, y le vendía a los señores de Sinaloa.
– ¿Ellos también sembraban?
–Sembraban ¡toneladas! Y compraban ¡toneladas! Ellos nos enseñaron todo: a sembrar, a
cortar... Eran buenos tiempos. Pagaban el kilo, ponga usted, a 25 mil, 30 mil o hasta 35 mil pesos
de ahora. Hoy uno sufre porque le paguen 15 mil pesos –Eulogio se queja por primera y última
vez de algo.
– ¿Se ha dejado de sembrar?
–Puede que se siembre más, pero ahoy siembra la mitad de la gente de la que
sembrábamos hasta hace pocos años.
– ¿Siembran los policías municipales que son de por aquí?
– También, todos 'tan metidos.
– ¿Y los policías estatales?
– ¡Todos!
– ¿Y los federales?
– ¡Todos!
– ¿Y los militares?
– ¡Todos, todos, todos!
– ¿Y los presidentes municipales y diputados…?
El hombre se gira por única vez de su asiento, al lado del conductor, y entorna la vista
buscando algo en el rostro de quien le interroga.
–Que ya no le hagas preguntas pendejas, brody –aclara el acapulqueño.
***
–Le decían El Tío y El Barbas –cuenta Arnoldo, un hombre que trabajó con los hermanos Nava
Romero, los fundadores de Los Rojos, un cártel desprendido de los Beltrán Leyva. –No le
gustaba que la gente fuera cochina y regaló un camión para recoger la basura y dio dinero para
arreglar la iglesia. Arturo era el que más andaba por aquí. Su hermano, Héctor o El H, en
realidad se acomodaba en Acapulco y allá la pasaba. Le gustaban las fiestas. Hasta un desfile de
modas organizó a su esposa.
– ¿Desde cuándo anduvo por aquí? –le pregunto.
–Muchos años. Hace como 15 años me acuerdo que trajo a un colombiano para que
enseñara a la gente a preparar la heroína blanca…
–La Chihuahuahuá –dice con marcado acento serrano un hombre de bigote amarillento
que da un largo trago a una botella de Coca Cola.
–La “China White” –corrige el primero remarcando la pronunciación exigida por el inglés
o, al menos lo que de esto entiende. –La Chaiiina Ggguaaait –repite el hombrón con manos de
tezontle y arrogancia de miss de idiomas en alguna secundaria privada.
– ¿El colombiano?
–Ese colombiano anduvo por aquí y le enseñó a cinco personas a preparar el polvo
blanco, porque el polvo que aquí siempre se ha hecho es café. Los gringos le llaman “Black Tar”
y les gusta menos que la blanca. El problema fue que para blanquear la chiva se ocupan químicos
que le tiran el pelo a la gente y nadie se quiere imponer el uso de una máscara.
– ¿Son grandes los laboratorios?
–Algunos ocupan hasta 20 personas, incluido el cocinero. Antes se instalaban en los
pueblos, como este –gira el dedo índice derecho hacia arriba para ejemplificar con el sitio de
unas 100 casas. –Pero ya no y menos luego del asunto de los Ayotzinapos –como de manera
despectiva se refieren algunos guerrerenses a los estudiantes de la Normal Isidro Burgos. –Ahora
se ponen en la sierra. En el camino, de día, debieron ver una chimenea.
– ¿Qué tan caro es hacer “China White”?
–Se ocupan 15 kilos de goma para hacerla.
Cada trabajador cobra, al día, unos 200 pesos, mientras que al cocinero se le pagan hasta
20 mil pesos por cada kilo que produce. En la Sierra de Guerrero, el kilo se precia en 80 mil
pesos, pero apenas pasa la frontera con Estados Unidos se cotiza en 25 mil dólares y alcanza un
precio de hasta 90 mil dólares aún en territorio estadunidense y de más de 110 mil dólares en
Canadá.
***
Desde las clases de China White impartidas por el colombiano, el jefe regional del narcotráfico
ya era Jesús Nava Romero, conocido como El Chuy, El Rojo o El Enchilado, estos dos últimos
apodos referentes a su espíritu iracundo. Hacía falta que alguien le sostuviera la mirada a ese
hombre dos segundos para que sacara el arma y exigiera una explicación. Cuando enfurecía, los
cachetes se le enrojecían como si toda la carne de su cara fuera una cresta de gallo.
–Les gustaban los gallos. A uno de ellos, José, lo mataron en un palenque, en Puebla. Yo
fui pastor de sus gallos un tiempo –dice el de la Chihuahuahuá. –A todos ellos, al Rojo y a sus
siete hermanos. Al Rojo le gustaban los animales finos, los mejores. Los mandaba traer de
Estados Unidos. Cada pollo cuesta miles de dólares. Y le gustaba cruzar y pelear el de una raza
muy especial, se llama Johnny Jumper –pausa en espera de que alguien corrija su pronunciación,
pero nadie lo hace. –Es una variedad ágil y combativa, salta apenas se desamarra y se deja caer a
matar. Así era El Rojo.
Esta es parte del corrido que le compusieron los Ases de la Sierra antes de su muerte:
Corral de Piedra, Guerrero, pueblo hermoso de la sierra
ha lanzado un gallo muy fino, que ya les dio mucha guerra
y todos sus enemigos quieren sembrarlo en la tierra.
Jesús Nava es su gracia, lleva el nombre del Señor
por eso desde su reino lo protege con fervor
El Tío lo aprecia mucho porque hace bien su labor
siempre anda con su Sobrino porque es muy buen cazador.
– ¿Y por qué lo adoptó Arturo Beltrán Leyva?
–Lo hizo su jefe de guardaespaldas luego de que lo salvó de una captura del gobierno. Lo
sacó del problema a chingadazos.
–Pero era un pistolero, no un empresario de la droga.
–Siempre fue entrón y desde joven fue gomero, como todos aquí y por allá, en Corral de
Piedra. Él no fue el mayor de los Nava Romero. El más grande se llama Brígido. Todavía vive,
pero es un borracho sucio en el mercado de Iguala. Tuvo mucho dinero, pero se lo acabó en la
coca y el trago. Sus hermanos hicieron sus negocios por su lado. Luego El Rojo murió. Dicen
que se disparó en la boca cuando se vio capturado por la Marina y luego de que muriera El
Barbas, en Cuernavaca. El rumor que se cuenta es que se disparó junto a una ventana y cayó
muerto a la calle.
– ¿Quién se quedó con el control?
–Un sobrino suyo, La Garra, Leonor Nava. Él fue detenido en 2014. Una de las esposas
de los hermanos Nava Romero se inconformó y se alió con Toribio Rentería, uno de Iguala, los
dos muy cercanos al Presidente de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles
Pineda –refiere el hombre a los funcionarios de mayor nivel que hasta ahora ha responsabilizado
el gobierno mexicano por la desaparición forzada de los 43 muchachos de Ayotzinapa y la
muerte de otros tres el 26 y 27 de septiembre de 2014.
***
Arnoldo mira hacia adelante del camino. La oscuridad es incompleta, porque la Luna, casi llena,
produce sombras grises y azuladas, como en un sueño.
–Por allá mataron a cuatro, no hace mucho. Apenas salieron de la cárcel de Chilpancingo
y subieron a matar a uno que, decían ellos, se las debía, que los puso con el gobierno. Pero les
ganaron y los agarraron. Los descuartizaron y tiraron los pedazos por allá, a la vuelta del camino.
A la vuelta, para atrás, hubo descabezados.
– ¿Cualquier sicario tortura, descuartiza y decapita?
– ¡Nooo! –se escandaliza Arnoldo. –El otro hombre saca de la chamarra un paquete de
cigarros Delicados y lo sacude para deslizar uno por la abertura de la esquina. –No, claro que no
–enciende un cerillo y lo acerca a la cara de su amigo a quien los pelos de la cara se le iluminan
de naranja. –Eso lo hacen unos cuantos, cuando un jefe quiere mandar mensaje. Yo trabajé con
uno que hacía esas cosas. Se ponía borracho y coco –inhalaba cocaína– y hacía todas esas
chingaderas.
– ¿Qué tanto se abarató matar?
–Por 4 mil o 5 mil pesos ya hay quien mata. Mal, pero lo hace.
– ¿Y a los estudiantes?
–El gobierno dice que los mataron y quemaron en Cocula –interviene el fumador–, pero
en Iguala y en Cocula nadie vio pasar las camionetas en que debieron llevar a tanto muchacho.
Mover a 43 gentes no es cualquier cosa. Nadie vio nada: ni los arrieros, ni los leñadores, ni
nadie. Los árboles no están tiznados. El suelo no está grasiento. ¿Sabe usted cuánta manteca hay
en 43 hombres?
– ¿Y del muchacho al que le desollaron la cara?
–Pues eso: ¿por qué no lo mataron con los demás? Un tío cuenta que, cuando la guerrilla,
a los que andaban con Genaro Vázquez los desaparecían los del Batallón Iguala. Y a los de Lucio
Cabañas los perseguían los del Batallón Atoyac.
– ¿Y quién se sabe que mató al muchacho a quien le quitaron la cara?
–Dicen que uno de Iguala. Le dicen El Calavera. Ha de tener unos 35, 36 años. Tiene el
cuerpo tatuado con calacas. Y eso de quitar la piel de la cara es su firma. ¿No le da miedo a
usted? –me pregunta.
– ¿De lo que me cuenta?
–De los fantasmas.
***
–Cacé un venado, uno de cuatro astas. Lo lamparié en una vuelta –relata Primitivo, un muchacho
de 20 años, no más de 25, cuando se encuentra con Eulogio, su abuelo. El viejo sonríe con
orgullo.
La Luna ya está bien alta en el cielo y la silueta del chavalo se dibuja en la interpretación
que hace de sí mismo dos noches atrás.
–Lo vi como de aquí a allá –señala un punto a 40 o 50 metros. Bajé y le apunté –mantiene
su vieja escopeta calibre .12 en el hombro– y le di ahí, entre el codo y el pecho. –Todavía falta –
dice a los demás. –Nos faltan dos horas para llegar.
El avance es lento. En algunos sitios se podría ir con la luz apagada, pero cada dos o tres
minutos se ocupa la marcha de doble tracción. La camioneta siempre gime, pero vence los
empedrados flojos, los lodazales y las cuestas.
Bajo una colina, en un pequeño valle, aparecen dos o tres casas de madera, como todas en
la sierra fuera de los pueblos. De una vivienda emerge luz suave y cálida, de fuego. No hay luz
eléctrica, como no la hay desde varios caseríos atrás. Tampoco existe agua entubada ni drenaje.
Ni escuelas ni hospitales.
Eulogio, todavía ágil, corre al interior de la casa y busca la cuna donde su bisnieta
duerme. Guadalupe, esposa de Primitivo, acerca un buen madero de ocote al bracero de la cocina
y se iluminan sus mejillas enrojecidas y partidas por las heladas.
La mandíbula inferior del venado cuelga de un clavo en la cocina, una de las dos
habitaciones de la casa. El vapor picante sale de la olla, pero pronto se disipa pues el cuarto no
tiene ventanas. Eulogio se quita el sombrero y se envuelve la cabeza con una pañoleta que le
cubre la punta de las orejas. Es el único que no se queja del frío y, si se le pregunta, lo hace con
la misma indiferencia con que lo hace del gobierno: uno y otro son males inevitables.
– ¿Usted se inyecta heroína? –pregunto a Primitivo y la mesa calla. El viejo levanta las
cejas y la joven mujer pausa en el amasado del nixtamal para las tortillas.
– ¡Nunca! ¡Eso no! Yo he tomado y hasta coca he usado, pero eso jamás. Es como tener
sida –advierte y los demás asienten con aprobación. Alude a la vergüenza que ocasiona una
enfermedad a la que relacionan con la homosexualidad, opción impensable en la Sierra a no ser
que se exprese como insulto sorrajado con la intención de morir o matar.
Guadalupe retoma una porción de masa y la aplana con tanta rapidez como suavidad
antes de dejarla caer al comal. Se sentará a comer hasta que el último hombre haya terminado.
Esta noche sólo dirá tres palabras: “Gracias”, cuando agradezca el merecido cumplido por el
caldo de venado, guisado con chile pasilla a modo de un mole de olla, y “buenas noches”. A la
mañana siguiente dirá “buenos días”.
–A mi hermano le dieron agua de calzón –dice el acapulqueño en la primera oportunidad
que encuentra para explicar las relaciones entre los hombres y las mujeres en el lugar.
–Al mío también –complementa Arnoldo asintiendo con firmeza para dejar en claro la
frecuencia y gravedad del mal que el otro está por explicar.
–Agua de calzón o toloache… –el costeño retoma la atención de los demás. –Es un
embrujo muy potente y utilizado por las mujeres para convertir al hombre en un pendejo… –
pausa y crea suspenso.
Los demás sonríen, pero aceptan los hechos. Es como cuando alguien ajeno a la lucha
libre observa a los espectadores y nunca está claro si estos disfrutan un espectáculo teatral o
deportivo ni si consideran que se trata de ambas cosas y, si es el caso, en qué proporción.
–…Su mujer lo regañaba si llegaba tarde. ¡Y lo pendejeaba hasta frente a todo mundo! Y
creo… creo que hasta lo madreó –en este momento nadie ríe, porque la situación es una afrenta
no a un solo hombre, sino a todo el género masculino. –Pero, para cada veneno, existe un
contraveneno –no es difícil imaginar al acapulqueño vendiendo la solución en alguna plaza de
pueblo con un buen puñado de mirones alrededor.
La última frase es recibida por el grupo con la aprobación de quien ha escuchado una
profunda sentencia filosófica.
–Uno, mi hermano –no se refiere al suyo, al curado, sino a quien lo escucha para
manifestar camaradería–, va al mercado, al puesto de los yerberos y pide avispón negro. ¡A-vispón ne-gro! Ahí ya saben de lo que se trata y los buenos brujos siempre tienen uno de esos
animales en una jaula.
– ¿Insectos? –pregunto.
–Sí, hermano, el avispón negro es la mezcla de una mantis, un alacrán y una avispa, pero
gigante, así –separa el pulgar y el índice unos 15 centímetros– y morado, morado, que parece
negro. ¡Está feo ese pinche animal! El brujo medio lo mata rompiendo su aguijón y uno se lo
lleva a casa, porque se debe tostar vivo. Ya seco, se pulveriza y se le da a quien esté curado con
agua de calzón una pizca. ¡Una pizca, brother, porque si son dos ese hombre enloquece por
siempre!
– ¿Quien toma eso sabe lo que está tomando?
– ¡No! Se le revuelve en Coca Cola y se le da a beber. ¡Se cura de inmediato y, en cuanto
ve a su vieja, ni la saluda y, antes de que pase a su casa, ya la está madreando!
***
En la mañana, apenas clarea, Eulogio busca a la niña pequeña. La toma entre los brazos y saca de
su chamarra, una ropa tan vieja como la amapola en estas tierras, una paleta. Lleva la niña a sus
brazos y la acaricia.
– ¡Abuelo! –lo reprende Primitivo. –Aquí los dos trabajamos y si me carga a la niña luego
se embracila y no hay quien la calme.
Guadalupe está apostada otra vez detrás del comal, amasando el nixtamal. Quién sabe
cuántas toneladas de maíz han acariciado sus manos. Muchas más que las de goma de opio
reunidas por su marido. La mujer sirve la cabeza de venado en un plato de vidrio y lo coloca al
centro de la mesa.
Primitivo ofrece la comida al grupo.
–Y en estos 50 años que usted tiene sembrando amapola, ¿ha tenido alguna vez algún
conflicto con la ley? –pregunto a Eulogio.
– Era 1975 y, para mi mala suerte, traía una mula bien cargada. Le echábamos hasta 100
kilos de goma a cada bestia. Pero esa mula era miedosísima. Salió un tigre y la bestia corrió.
Estaba yo muy enojado persiguiendo al animal y ya presentía yo que me iban a agarrar los
guachos y así fue, pero quienes me encontraron fueron los federales. Yo traía una escopeta
calibre .16, bien chula y bien buena y me la quitaron. Había un capitán de apellido Ayala que nos
ayudaba, pero esa vez no pudo. Ya en Chilpancingo, me echó la mano un comandante de la
Judicial Federal que se apellidaba Rangel. Le di dinero al juez y estuve casi un año guardado.
– ¿Sólo esa vez?
–Luego andaba yo buscando mis vacas y me vieron los guachos en un campo de amapola,
que ni siquiera era mía. Me agarraron y un cabrón que andaba con ellos me tiró al suelo y me
golpeó. Era malo ese cabrón y hasta por ahí andaba matando gente. Me presentaron. Había un
abogado buenísimo, porque hay licenciados culeros que te chingan la lana y te dejan clavado.
Ese abogado me sacó a los siete meses. Vendí mis 30 vacas pa’ darle 14 mil pesos al juez. Se le
pagó y puso en el papel que no halló pruebas en mi contra –relata el hombre y regresa la mirada
a la comida. –Quien caza al venado se come la cabeza –recuerda la regla.
– ¿Y qué parte come quien caza al león? –pregunto.
–El león sabe a ¡zorrillo! –el viejo responde con naturalidad.
– ¿Y el tigre?
–El tigre sabe a ¡zorrillo!
– ¿Y el zorrillo?
–Ese cabrón se come las bolas de la amapola –interviene Primitivo. –Las ardillas también
las devoran; toda la semana pasada le tiré a las ardillas –efectivamente, una enorme ardilla gris
está colgada en la cocina–. Son muy perjudiciales, igual que las gallinitas de campo, que
picotean la planta, y un gusano blanco, el ixticuil, que la tumba.
– ¿Tumban más esos animales que el ejército?
– ¡No! –exclama Primitivo. –Los guachos… Esos cabrones andan de 20 en 20 y tumban
más matas que nada, más que el Manuel –recuerda el huracán que devastó Guerrero en 2013 e
hizo a la tierra engullir La Pintada, pueblo que existió en alguno de estos cerros. –Y ahora más
que nunca.
– ¿Por qué?
–Por la pendejada de quienes se llevaron a los Ayotzinapa. El ejército anda duro y la
chismosa pasa a cada rato. También a los helicópteros, los boludos. Esos hasta los tiraban por
aquel lado.
– ¿Cómo derribaban los helicópteros?
–Es fácil. Se sujeta un cable entre dos cerros y, cuando el boludo pasa por la cañada, se
tensa y se le atoran las hélices. Con tantito que se destantee, cae. Han tirado cuatro, pero ahora
todos dicen que todo debe estar quieto.
– ¿La chismosa?
–Así le decimos a la avioneta del ejército que detecta los sembradíos. Una vez que los
guachos tienen las coordenadas de las matas, nada evita que vengan a tirarlas.
– ¿Y si no las tienen?
–Pueden pasar entre las plantas sin tocarlas siquiera. No venían mucho, porque hasta para
ellos es difícil llegar.
– ¿Y no hay manera de arreglarse con el militar al mando?
–Si trae las coordenadas indicadas, no se puede hacer nada por salvar la planta, porque en
el avión viaja el mero chichigüero.
– ¿Chichigüero?
–El más chingón –traduce el acapulqueño.
– ¡El general! –aparece Eulogio.
–Lo que pasa, cuando agarran a un gomero en su plantío, es que los militares lo toman de
su peón, tumbando amapola –explica Primitivo–. Antes, los soldados golpeaban los tallos con
varas, los quebraban, pero a veces la flor se reponía. Ahora andan con machetes y, como se
siembra más escondido, se llevan una friegas bien duras y a quien agarran lo traen por todos
lados tumbando lo que traen ordenado.
– ¿No los presentan en el ministerio público?
–Depende del humor de quien traiga al grupo. Si anda de buenas, uno se puede arreglar
matando un becerro y haciéndole una comida a todos los guachos. Si anda de malas, hay que
darle 25 mil, 30 mil pesos. Si anda de muy malas, pues nada. Hay mucha gente así en la cárcel
que la agarran, que piensan que uno es el mero narcotraficante… no, no, uno nomás es el pión…
cultivador. Ya uno ya no la vende, pues, así al… como cruda. El que tiene el negocio son los
otros.
– ¿Le ha tocado a usted?
–Nunca. Pero ahí donde está usted sentado, el año pasado estuvo sentado un capitán. Le
dimos de comer a todos y comieron bien.
– ¿Venía por usted?
–No, nomás llegaron. Me contó de la buena suerte que tuvo un coronel conocido suyo
que se topó al Chapo Guzmán en Durango. Los militares iban en sus camionetas y los de Sinaloa
en las suyas. El mismo Chapo se bajó de su troca y habló derecho con el coronel.
–Aquí nos morimos todos o de aquí nos vamos todos, pero ustedes se van ricos –
habría propuesto El Chapo al militar.
–Usted dirá –habría aceptado el otro.
–En esa camioneta hay una maleta. Son 30 millones de dólares. Yo me volteo y
usted se la lleva.
–Y así fue –dice Primitivo que le aseguró el capitán.
– ¿Y cómo se lo contó?
–Con los ojos brillosos de la emoción.
– ¿Y qué pasó con esos militares?
–Dijo que todos desaparecieron con su parte del dinero.
–El Chapo andaba por aquí –participa Evaristo, el que maneja. –Yo tengo amigos
militares y, cuando iba al Cuartel Militar de Petatlán, me decían que ese día llegaba el mero jefe.
– ¿El Presidente? –les preguntaba yo.
– ¡El Chapo! –respondían.
– ¡Ah, cabrón!
– ¡El Chapo! –repite don Eulogio, como un eco que otorga importancia a las palabras del
otro.
–Y también andaba en Acapulco –habla el acapulqueño. –Una vez se dejó ver en el Vips
de la Gran Plaza. Estaba un general y se le acercó.
–Oiga –le dijo el militar al narcotraficante en la versión del acapulqueño. – ¿Qué
no tiene usted ya todo para hacer estas cosas y meternos en problemas a nosotros? –habría
reprochado el general.
– ¿Y luego? –pregunto ala acapulqueño.
–Y luego se fue.
–Y luego nos vamos –Primitivo se levanta de la mesa y todos lo hacemos detrás de él.
Guadalupe se acerca a la mesa y, con timidez, jala el plato con el resto de la cabeza de
venado.
***
Primitivo se detiene con paciencia. Una parte del grupo tropieza cada minuto y otra parece haber
dejado los pulmones junto a la cabeza de venado. Se interna en una vereda cubierta y, al dejar el
follaje, aparece un claro sin ocotes ni arenosos ni guajillos ni nada.
El joven campesino señala una bella planta con el centro rojizo y granulado.
–Esa es la “mala mujer”, así se llama eso –tuerce la boca. –Es muy bella, pero apenas la
toca usted, da una comezón que entre más se rasca más picazón le da y al rato hasta ronchas por
aquellos tiene –explica en referencia a los testículos. –Y usted está parado sobre la amapola –
advierte con amabilidad. –También hay ortiga, que arde, y leona, que quema. Cuidado, porque
hay serpientes: corazones de cerro, coralillos y mazacuatas. No alcanza a llegar vivo al hospital.
El joven levanta una piedra y recupera una bolsa de plástico rosa. La desanuda y miles y
miles de pequeños granos negros relucen en su interior.
Sería difícil que una semilla de amapola mida más de un milímetro en su parte más
ancha. Negra y brillante, se puede imaginar que es el ojo de un insecto y en esa miniatura es que
vive el mismo diablo, según los más recalcitrantes prohibicionistas de las drogas recreativas.
De un kilo de semilla que se siembra, se obtendrá, luego de la cosecha, 10 kilos de
semilla. Las flores blancas y moradas ofrecen el mejor rendimiento de goma. Las rojas crecen
más rápido.
Las pepitas no se hunden en la tierra, sólo se esparcen, pero antes es necesario tumbar el
terreno.
Existen tres tiempos para la siembra. El primero es el de las lluvias, hacia junio. El
segundo es cultivo con riego y funciona con mangueras de hasta dos kilómetros tendidas
montañas abajo alcanzado tal presión que logran girar aspersores. La tercera temporada trae
consigo la mejor amapola, que nace con el sereno, en el invierno, cuando la humedad de la
montaña se condensa en la tierra y da de beber a la flor.
El sembradío que muestra Primitivo tiene dos o tres meses de edad y las plantas lucen
verdísimas y chinas –onduladas de las orillas– así que el plantío está en riesgo de estar enfermo.
Hoy, Primitivo está preparado con el fertilizante dado por el gobierno federal a través de
Procampo, programa de asistencia a los campesinos. Mañana volverá con plaguicidas y al menos
deberá limpiar el terreno nuevamente con un químico que, dice él, “mata el bosque”, lo que hace
suponer que se trata de un herbicida.
Al menos para el corte de goma, deberá contratar a media docena de trabajadores a
quienes pagará 500 pesos cada uno, un precio razonable si se considera que un peón para la pizca
de maíz no recibe más de 150 pesos por jornal.
Una buena flor ofrece alrededor de 12 bulbos y un bulbo de tamaño generoso permite
hasta cinco rayas o cortes, siempre horizontales, a diferencia de los cortes verticales que
practican los gomeros en Afganistán, primer productor mundial de opio.
En México, un rayador experimentado obtiene hasta medio kilo de goma en una jornada.
La resina se colecta con paciencia al día siguiente que se pasa la navaja por la barriga de la flor.
El recipiente ideal es una lata alargada de jugo Jumex.
En el terreno irregular, entre piedras y troncos, Primitivo ha sembrado alrededor de 15
mil plantas de las que obtendrá unos 15 kilos de goma y recibirá, precio impuesto por el cártel,
12 mil pesos por cada uno. De ese volumen, se obtendría un kilo de heroína que se convertiría en
25 mil dólares, ya muy lejanos del gomero. El tema de los millones de dólares de heroína
circulando en Chicago, por ejemplo, una de las ciudades estadunidenses conectadas con las
mafias guerrerenses, es algo a años luz de distancia de los gomeros guerrerenses. Al final, la
heroína funciona de la misma manera que todas las cadenas agrícolas de producción en México.
–Ya no es negocio para quienes somos pequeños productores. Venderle a mayor precio a
cualquier persona que no sea del cartel que aquí domina es pedir que me maten y parte de la
bronca es que, por mucho tiempo, hubo gente que ni maíz ni frijol sembró. Se dedicó a la pura
amapola –lamenta Primitivo.
–Al final, ¿cuánto gana usted?
–Este año que terminó hice unos 100 mil pesos.
– ¿Por 100 mil pesos se juega todo, su vida, la de su familia y su libertad?
–Es lo que sabemos hacer. Es lo único que podemos hacer. Lo otro es el hambre. Ni el
apoyo que da el gobierno es suficiente. Si este año no sale, me iré a Estados Unidos –comenta. –
Al menos habría posibilidad de irme para allá –dice en referencia a que buena parte de la
emigración agrícola guerrerense termina en las meloneras de Michoacán, en condiciones de vida
similares a las feudales.
–No da. Antes uno se hacía rico. Luego uno salía de pobre. ‘Ora termina uno muerto –
reflexiona Eulogio.
– ¿Y del daño que ocasiona a quienes se inyectan la heroína? –Primitivo parece perplejo
con la pregunta. Es posible que nunca se hubiese planteado el problema moral de su trabajo.
–Pus… pus… ¡Pinches soldados! ¿Para qué tiran la amapola, si eso ayuda a que los
gringos, que tanto nos chingan, se vuelvan más locos? –el muchacho ensaya una inesperada
justificación nacionalista.
Al regreso, Guadalupe ya tiene lista la comida, nuevamente venado, ahora tiras de carne
seca. Un animal como el que cazó Primitivo les provee de carne durante un mes. Además ha
preparado pozole con carne de cerdo traída en la víspera por Eulogio.
–Es más sabrosa la de ¡jabalí! –explica el viejo. –A veces comemos ¡faisán!
El hombre come deprisa con la idea de llegar antes de que salga el sol del día siguiente a
su casa, a varios caseríos por debajo de la sierra. Busca a la niña. La saca del corral de plástico y
la aprieta con su pecho.
– ¡Abuelo, que me la embracila! –reclama Primitivo.
El hombre la suelta y la mira como si a verla se pudiera dedicar los años que le quedan,
pero debe regresar. Eulogio, un hombre que ha visto pasar la historia del narcotráfico por sus
bosques, hace una última observación a Guadalupe y Primitivo.
–Cuídenmela, m’ijos. No sea que se descuiden y un día a esta niña se la coma un ¡tigre! *
Nota: los nombres fueron cambiados a solicitud de los entrevistados.
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UNA DAMA DE ROJO POR LAS COLINAS DE GUERRERO
FOTORREPORTAJE
http://www.sinembargo.mx/17-02-2015/1246206
Por Humberto Padgett
SEGUNDA PARTE DE UNA SERIE
Sierra de Guerrero, 16 de febrero (SinEmbargo).– Es suficiente ver los pies de Nicasio para saber que el
narcotráfico no es, necesariamente, dinero fácil ni riqueza desbordada. El trabajo de los gomeros
guerrerenses es duro y lo es más desde el colapso del Cártel de los Beltrán Leyva, cuando la organización
se pulverizó en una docena de bandas que ofrecen a los campesinos de la amapola la disyuntiva de la
lealtad absoluta o la muerte despiadada.
El trabajo siempre ha sido duro. La amapola es más exigente que el maíz y más amargo que el
café. Nadie siembra adormidera en su parcela y a las plagas que persiguen las flores –conejos, zorrillos y
gusanos– se suma la caza del ejército, que destruye el intenso trabajo de tres meses en un santiamén.
La pérdida, como siempre, es para el campesino.
¿Cómo es la vida en los campos vestidos de flores? ¿Cómo es hacer dar a luz a la dama de roja
para escurrirle la heroína, una de las drogas más adictivas y letales?
PIES DE FOTO
001
Apertura del reportaje.
002
A principios de la década de los setenta, los narcotraficantes sinaloenses llevaron la amapola y la técnica
de cultivo, corte y empaque de la goma al estado de Guerrero, hoy principal productor de amapola en
México. La heroína que se produce a partir de la goma aquí obtenida es vendida casi en su totalidad a
Estados Unidos.
003
La semilla de cada ciclo de siembra está garantizada por la anterior labor. Decenas de minúsculos granos
llenan cada bulbo de la planta.
004
“Todos siembran amapola aquí”, dice un gomero en la Sierra de Guerrero. “Todos son todos: campesinos,
policías, soldados…”.
005
Los pies de Nicasio junto a una planta de amapola de pocas semanas.
006
La siembra de amapola es exigente. Se tumba el bosque en tierra ajena y lejana, cada vez más luego del
asesinato y secuestro de los estudiantes de Ayotzinapa, en Iguala. El modelo de cultivo del enervante
representa a la vez una continua deforestación y degradación del suelo, que suele quedar empobrecido
luego de tres ciclos de siembra. Aquí se observa un sembradío a pocas semanas de florear.
007
Existen tres variedades de cultivo de la amapola en México: roja, morada y blanca. La primera es de
crecimiento más rápido. Las otras ofrecen mayor rendimiento.
008
Se practican tres modalidades de cultivo de la amapola, de acuerdo a la disponibilidad de agua. En la
primera, se aprovecha la estación de lluvias. En la segunda, se colocan mangueras para aprovechar los
abundantes manantiales de la Sierra de Guerrero. La tercera y, a decir de los campesinos, más provechosa,
la flor bebe del sereno: la planta se hidrata con la humedad condensada por el frío en el invierno.
009
Los campesinos de Guerrero emplean en sus campos de amapola las mismas vitaminas que se ocupan en
el cultivo de jitomate, pero nunca siembran esa fruta roja. El uso de fertilizantes y químicos para la
cosecha de la goma es una enseñanza de los narcos de Sinaloa, principal productor nacional de jitomate.
010
En la imagen, un gomero riega su sembradío con aspersores girados por la presión obtenida con
mangueras que conducen agua con gravedad por hasta dos kilómetros de distancia.
011
Un gomero prepara sus “gallitos”, herramientas hechas con tablillas de ocote rematados con esquinas de
navajas para afeitar. Con este objeto se “rayan” las bolas de la flor para obtener la goma de opio.
012
En México, segundo productor mundial de goma de opio, se estila rayar las bolas de la amapola de
manera horizontal, mientras que en Afganistán, primer proveedor mundial, se hace de forma vertical.
013
El valor máximo por kilo de goma de opio impuesto por los cárteles en la Sierra de Guerrero es de 15 mil
pesos.
014
Una hectárea bien cuidada de amapola produce, en el mejor de los casos, 12 kilos de goma de opio. La
mayoría de los sembradores guerrerenses tienen parcelas de este tamaño o menores, aunque, de manera
excepcional, algunos esperan levantar hasta 100 kilos de resina en la cosecha de un terreno.
015
Para producir un kilo de heroína blanca o “China White”, producto minoritario en la región. Su valor en
Estados Unidos ronda los 100 mil dólares.
016
Un peón contratado para trabajar un sembradío de amapola en Guerrero cobra 500 pesos por jornal. El
sueldo diario en un cultivo lícito difícilmente sobrepasa los 100 pesos.
017
Algunos sembradíos son accesibles con mulas, pero exigen el acceso a pie. Durante los primeros dos
meses, el cultivo exige presencia de dos o tres veces a la semana para limpiar el terreno alrededor de la
planta, fertilizar y abonar.
018
El cultivo de la marihuana se considera un negocio de poco prestigio y pocas ganancias. Un kilo de buena
calidad se compra en la región, máximo, en 300 pesos.
019
Los gomeros siembran marihuana con la intención de canjearla por armas con los acaparadores de goma.
Una pistola calibre .9 milímetros cuesta en la región alrededor de 12 mil pesos, unos 40 kilos de hierba.
020
Una camioneta de doble tracción –sólo este tipo de vehículos sortea las brechas de la Sierra–, “chocolate”
–de origen estadunidense sin legalizarse en México– de unos 10 o 12 años de antigüedad, se canjea por
unos 50 kilos de marihuana.
021
Desde principios del siglo XX, México ha sido proveedor de marihuana y heroína de los Estados Unidos.
022
A partir de los 90, los gomeros de América Latina desplazaron a los productores asiáticos de heroína
como primeros vendedores de la sustancia Estados Unidos. México es el primer proveedor del mercado
norteamericano.
023
El cultivo de adormidera ha declinado en Colombia desde 2001, cuando la superficie sembrada alcanzó
las 6 mil 540 hectáreas que se redujeron a 1 mil 100 hectáreas equivalentes a 2.1 toneladas métricas en
2009, según datos del gobierno de Estados Unidos. En contraste, la producción de opio en México se
mantiene al alza hasta alcanzar las 10 mil 500 hectáreas cultivadas de amapola, lo que supone una
obtención potencial de 26 toneladas métricas.
024
El especialista en asuntos de crimen organizado Edgardo Buscaglia ha afirmado que los cárteles
mexicanos han logrado establecer alianzas comerciales con bandas de Afganistán, mayor productor de
opio en el mundo. En la imagen, una familia de gomeros se dispone a cenar carne de venado cazado en la
víspera.
025
El abuso y disponibilidad de la heroína en Estados Unidos se ha incrementado 37 por ciento entre 2008 y
2012 en Estados Unidos, principalmente en la costa este. En sentido contrario, sembradores de amapola
estiman que alrededor de la mitad de los gomeros en la región han abandonado la actividad por la
violencia generada por la fragmentación de los cárteles y los bajos precios impuestos por los
acaparadores.
026
Diagnósticos y documentos elaborados por diferentes instancias de gobierno de Estados Unidos, apuntan
a que las organizaciones participantes del mercado internacional de la heroína son: Sinaloa, Los Zetas,
Cártel del Golfo, Tijuana, Juárez, La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y Guerreros
Unidos. Los gomeros se ven obligados a vender a una sola organización su producto. El incumplimiento
de esta regla se puede castigar con la muerte. En la foto, un sembrador de amapola camina por la sierra
con su vieja escopeta de caza calibre .12.
027
En la Sierra de Guerrero transcurre una guerra por el acopio monopólico de la goma producida en la
región. Los bandos identificados por los sembradores de amapola son Los Rojos, Los Ardillos, Los
Guerreros Unidos y Los Caballeros Templarios de Michoacán.
028
Lo siguiente se toma textual del informe Organizaciones Mexicanas del Tráfico de Drogas: Acercamiento
y Fuente del Ascenso de la Violencia, elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados
Unidos, fechado en enero de 2011: “El crecimiento y expansión de las redes de tráfico de drogas en
México ocurrió durante el periodo de gobierno del partido único del Partido Revolucionario Institucional,
que gobernó durante 71 años”.
029
Remate del reportaje.
NACIÓN GOMERA: LA TRISTE ECONOMÍA EN TIERRA DE LA AMAPOLA
http://www.sinembargo.mx/18-02-2015/1246213
REPORTAJE A PARTIR DE BASES DE DATOS
Por: Humberto Padgett
A los mexicanos suele pasarles de largo la intensa producción de heroína en el país, pero, de
acuerdo con las bases de datos producidas por SinEmbargo a partir de información oficial,
al menos en la cuarta parte de los municipios de México se siembra amapola de forma
rutinaria desde hace 20 años.
Esos 859 municipios mexicanos son los más abandonados de todas las formas
posibles, excepto por la parte del Estado que viste de verde olivo, aparece y derriba los
sembradíos y exige 20 mil o 30 mil pesos por no llevar a prisión a un campesino de la
amapola, ahora además subyugado por alguno de los cárteles que imponen lealtad con
sangre.
Y hace falta ver los números de la miseria en los municipios amapoleros, los mismos
que sacian la sed de heroína de Estados Unidos, la primera economía del mundo, para
derribar otro mito: los capos del narcotráfico en México no son hombres generosos con las
tierras de donde toman su riqueza, sino, todo lo contrario.
La mastican hasta sacarle todo el jugo y luego la escupen como bagazo.
Esta es la tercera entrega de una investigación realizada por SinEmbargo desde las
entrañas de la sierra donde reina la adormidera.
TERCERA PARTE DE UNA SERIE
Ciudad de México (SinEmbargo).- En Estados Unidos sobrevive un millón de adictos a la
heroína. Cada uno de ellos gasta, cada día, poco más de 60 dólares en la sustancia.
Miles de kilómetros al sur, 1.3 millones de guerrerenses –muchos de ellos gomeros– no
pueden gastar esa misma cantidad de dinero, cada mes, ni siquiera en comida.
De acuerdo con los criterios prohibicionistas prevalecientes en ambos países, en la
primera categoría se hallan las víctimas y en la segunda los victimarios.
¿Dónde se siembran las bellísimas flores púrpuras, rojas y blancas de vientre abultado a
las que se hacen cesáreas horizontales para dar a luz el opio?
A través de distintas solicitudes ciudadanas hechas a la Secretaría de la Defensa Nacional
[Sedena] y boletines informativos emitidos por la Secretaría de Marina y gobiernos estatales y
municipales, se puede afirmar que, entre enero de 1994 y enero de 2015, se siembra amapola en
al menos 859 municipios de 18 estados del país, incluidos los tres más pobres de México:
Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Se subraya que al menos, pues la información oficial parte de los sitios en que se han
destruido plantíos de amapola y se conoce la existencia de 1.5 millones de usuarios de heroína en
Estados Unidos, sitio surtido en su mayor parte por la industria mexicana del opio.
La costa del Pacífico mexicano es una de las regiones de mayor producción de goma de
opio en el mundo. México, según la Organización de las Naciones Unidas o la DEA [Drug
Enforcement Administration] y otras agencias antinarcóticos, es el segundo productor mundial
de goma de opio, por debajo, pero muy lejos de Afganistán, que provee al mercado asiático,
australiano, africano y europeo, destacadamente Rusia, que padece un intenso brote de adicción a
la heroína.
México, en cambio, abastece casi toda la demanda de Estados Unidos. A grandes rasgos,
el mapa de la producción es el siguiente, de acuerdo con datos hechos públicos por el ejército y
versiones recabadas de organismos no gubernamentales ocupados en la medición de cultivos
ilícitos:
• En el estado de Guerrero se cultiva el 60 por ciento de la amapola mexicana.
• Alrededor de 25 por ciento se obtiene en el llamado “Triángulo Dorado”, el macizo
serrano en que confluyen Chihuahua, Sinaloa y Durango, en los mismos campos
donde nacieron la mayoría de los grandes capos del narcotráfico mexicano.
• El 15 por ciento restante se distribuye en Sonora, Nayarit, Colima, Jalisco,
Michoacán, Oaxaca y Chiapas, principalmente, aunque es reiterada la destrucción de
plantíos en algunos municipios de Coahuila, Veracruz y Puebla.
• También se siembra Amapola en el Estado de México, lugar de origen del Presidente
Enrique Peña Nieto, específicamente en Ixtapan de la Sal, donde recientemente se
descubrió una casa supuestamente vendida por una desarrolladora que ha obtenido
contratos multimillonarios con el gobierno. También se cultiva adormidera en el
municipio de Tlatlaya, donde a mediados del año pasado el ejército mexicano ejecutó
entre ocho y 15 personas rendidas, algunas supuestamente integrantes del Cártel La
Familia Michoacana.
• Se cultiva en Hidalgo, donde nacieron y gobernaron Miguel Ángel Osorio Chong,
actual Secretario de Gobernación, y Jesús Murillo Karam, Procurador General de la
República.
¿Debe considerarse como poca cosa un sitio que produce el uno o dos por ciento de la
adormidera mexicana?
Un par de datos ofrecen parte de la respuesta. La Oficina de las Naciones Unidas para la
Droga y el Delito [UNODC] estima que, en 2012, unas 12 mil hectáreas de suelo mexicano
fueron ocupadas para la siembra de adormidera cuando apenas una década atrás la superficie
cultivada habría sido de 4 mil 400 hectáreas. Aquí, una primera conclusión: el negocio de la
heroína mexicana está en crecimiento.
Otro dato deja claro el repunte de esta empresa. En Estados Unidos, entre 2010 y 2012,
los fallecimientos relacionados con sobredosis de esa droga aumentaron de 1 mil 779 a 3 mil
665. Y, también de acuerdo con el gobierno de ese país, los estadunidenses consumieron, sólo en
2010, una cantidad de heroína que, convertida en dinero, ronda los 27 mil millones de dólares,
más del doble que el total del Producto Interno Bruto de Guerrero [12 mil 366 millones de
dólares en 2012], el estado que produce la mayor cantidad de goma de opio en el país y cuya
sierra es la principal región de cultivo de amapola en América.
Del 1 de diciembre 2006 al 31 de octubre 2012, durante el sexenio de Felipe Calderón,
sólo en el estado de Guerrero ocurrieron 7 mil 313 muertes violentas asociadas con el
narcotráfico.
***
Para la elaboración de las bases de datos en que se sustenta este reportaje, SinEmbargo utilizó
algunos criterios del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
[Coneval], órgano público descentralizado que mide la pobreza y el alcance de los programas
sociales en México.
Se utilizó el concepto “pobreza” que, en términos oficiales, considera a quien vive con al
menos una de las siguientes carencias: rezago educativo, de acceso a servicios de salud, de
acceso a la seguridad social, de calidad y espacios de la vivienda, de servicios básicos en la
vivienda y/o de acceso a la alimentación. Además considera la variable de ingreso.
Si se pretende asociar el narcotráfico con riqueza, se puede decir que, de los 849
municipios gomeros del país, 774 muestran porcentajes más altos de pobreza a la nacional, que
es de 46.3 por ciento. O que 756 de esos municipios tienen al menos a la mitad de sus habitantes
con privaciones. O, para acabar pronto, que 127 demarcaciones tienen a más de nueve de cada 10
personas con apuros.
De acuerdo con la definición de Coneval, sufre “pobreza extrema” quien padece tres o
más de las seis carencias referidas y vive por debajo de la línea de bienestar mínimo. Las
personas en esta situación disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a
la adquisición de alimentos, no podría adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana.
En esta condición sobreviven 11.4 por ciento de los mexicanos, proporción superada por 657 de
las 859 demarcaciones gomeras.
Aún más: del total, 522 municipios al menos duplican el promedio nacional, 402 lo
triplican, 260 lo cuadriplican y 128 lo quintuplican al menos. Si se habla de amapola y miseria
quizá lo que menos quepa es hablar de la acepción moral de la miseria.
Para observar el comportamiento en sentido contrario y observar el grado de bienestar, se
empleó el criterio denominado “no pobres y no vulnerables”, es decir, la población cuyo ingreso
supera la línea de bienestar y que no observa ninguna de las carencias sociales utilizadas en la
medición de la pobreza.
El gobierno asume que 19.3 por ciento de la población, apenas uno de cada cinco
mexicanos, vive en esta zona estadística de bienestar. De tal manera, cualquier número inferior a
ése significa la existencia de una menor concentración de habitantes fuera de problemas y esta es
la condición en 798 municipios en que se siembra la amapola o –y este es uno de los datos más
dramáticos de las series de números– en 145 demarcaciones no existe una sola persona a salvo de
insuficiencias económicas. Cero por ciento. Ninguna.
Para el análisis se agregaron dos criterios de diversas fuentes. Una es el acceso a agua
entubada, independientemente de la regularidad del abasto del líquido, y según datos engrosados
en el “Índice de Desarrollo Humano” del Instituto nacional de Estadística y Geografía [Inegi].
El otro es la densidad de la población indígena en el municipio de referencia según datos
de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Mientras menos del 10 por
ciento de los mexicanos pertenecen a un pueblo originario, en 338 de las demarcaciones fuente
de opio esta proporción es superior al 25 por ciento.
Otra manera de entender el poder económico de los sembradores de goma estriba en el
tamaño de los sembradíos. Entre 1994 y 2009, el ejército mexicano asegura que destruyó poco
más de 2 millones de plantíos en más de 211 mil hectáreas.
Esto significa que los sembradíos miden, en promedio, un cuadro de poco más de 30
metros por lado. Y algo quizá más interesante: que el ejército mexicano –son cifras de la
Sedena– ha destruido 358 parcelas por día, casi 15 por hora.
¿Es posible?
ESTADOS UNIDOS
En febrero de 2014, la Oficina de la Casa Blanca sobre Políticas de Control de Drogas publicó el
informe “Los que Estados Unidos gasta en drogas ilegales: 2000-2010”, una investigación
estadística basada en el consumo conocido y sus tendencias, las incautaciones hechas sobre
diferentes drogas y el valor callejero de las sustancias prohibidas.
El informe muestra que los estadunidenses consumieron en 2010 una cantidad de heroína
que, convertida en dinero, oscila entre 15 mil y 45 mil millones de dólares con una estimación
media de 27 mil millones de dólares.
¿Es eso mucho o poco dinero? El monto equivale a casi 10 veces todo el presupuesto
público de egresos del gobierno de Sinaloa para 2015.
El consumo de la heroína, establece el documento de la Casa Blanca, se mantuvo estable
hasta fines de la década pasada, cuando comenzó a observarse un incremento. La mayoría de la
adormidera consumida en Estados Unidos se origina en los cultivos de amapola de México y
Colombia.
Las siguientes tablas, contenidas en el citado reporte de la casa blanca, dan cuenta del
número de usuarios de heroína en Estados Unidos de acuerdo con su intensidad de consumo y
gasto.
Usuarios crónicos de heroína por frecuencia en 2010 en EU
Más de 21 días de consumo durante el mes anterior a la encuesta: 1 millón de personas
De 11 a 20 días durante el mes anterior: 200 mil personas
De 4 a 10 días durante el mes anterior: 300 mil personas
Gasto promedio mensual de usuarios crónicos de heroína en 2010 en EU
Más de 21 días de consumo durante el mes anterior a la encuesta: 1 mil 834 dólares
De 11 a 20 días durante el mes anterior: 845 dólares
De 4 a 10 días durante el mes anterior: 530 dólares
Otro dato de análisis tomado al Coneval para comprender la pobreza de los municipios
productores de amapola en México es la “línea de bienestar mínimo”, definida como el valor
monetario de una “canasta alimentaria básica”, que es de 914.89 pesos o 61 dólares mensuales a
valores de diciembre de 2014 para las zonas rurales mexicanas.
¿Qué es una “canasta alimentaria básica”? Según los criterios del gobierno mexicano, es
una bolsa con 15 productos de alimentos. Al día se compone, por ejemplo, de medio huevo de
gallina, cinco gramos de queso, 13.6 gramos de carne de res molida, 14.8 gramos de carne cocida
de res, 6.3 gramos de pescado…
En 729 de los 859 municipios gomeros de México, existen poblaciones superiores sin
acceso a esos 61 dólares mensuales. En 343 de las demarcaciones amapoleras, la mitad o más de
la población vive en el hambre y, en 25, las tres cuartas partes o más de las personas van por la
vida con el estómago medio vacío.
De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito
[UNODC], en 2012 un kilo de heroína mexicana al mayoreo se cotizó hasta en 95 mil dólares, lo
que equivale a 1 mil 557 “canastas mensuales básicas”.
De acuerdo con la UNODC, un gramo de heroína alcanza en Canadá hasta los 350
dólares, casi seis días de dieta mínima en México.
***
El mayor comprador de bienes mexicanos en el mundo es Estados Unidos. Setenta y ocho
centavos de cada dólar que ingresa a México por ventas en el extranjero proviene de su vecino
del norte.
Entidades públicas comerciales de uno y otro país destacan los lazos de ambas naciones
que ejemplifican con el volumen de petróleo vendido por México o con que el monto de los
vehículos automotores aztecas ya supera a los fabricados en Japón.
En esos informes no se presume que México es el principal productor de heroína en el
continente americano y es el primer abastecedor de la sustancia a Estados Unidos, producida en
buena cantidad en la Sierra Madre Occidental de Sinaloa, Durango y Chihuahua, ahí donde nació
el narcotráfico mexicano, y que se prolonga hacia el sur, hasta el estado de Guerrero, donde el
crimen organizado desapareció a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
De acuerdo con el último reporte Evaluación Nacional de las Amenazas de las Drogas,
publicado por la DEA en noviembre de 2013, la disponibilidad de heroína en Estados Unidos ha
mantenido una constante alza asociada al “incremento de la producción mexicana” y a la
expansión de los cárteles mexicanos en el este y medio oeste de la Unión Americana, zonas antes
abastecidas con heroína blanca de producción asiática y colombiana.
Un tercer factor es el creciente tránsito de heroína colombiana por territorio azteca en
dirección al norte. Informes de Interpol apuntan a que el fortalecimiento de la sociedad Méxicocolombiana y la evidencia en calle prueban que especialistas químicos de origen colombiano
trabajan para narcotraficantes mexicanos en la producción de heroína blanca, más preciada que el
tradicional compuesto café obtenido de las refinerías mexicanas desde principios del siglo
pasado.
Si bien las autoridades mexicanas utilizan la información sobre aseguramientos de drogas
como propaganda que prueba su supuesta eficacia en el tema, los gobiernos de Estados Unidos y
los análisis de la ONU consideran que si las incautaciones se incrementan se debe al aumento de
la disponibilidad de la sustancia.
Los montos de la heroína confiscada por las autoridades estadounidenses en su frontera
suroeste con México se ha “incrementado significativamente” entre 2008 y 2012, en
coincidencia con el aumento de la violencia en México asociada al crimen organizado. El
Sistema Nacional de Aseguramientos de Estados Unidos sostiene que el volumen descubierto en
ese límite territorial pasó de 558 kilos de heroína en 2008 a 1 mil 855 kilos en 2012, un alza de
232 por ciento.
Si se sobrepone un mapa con las zonas de influencia de los cárteles mexicanos con el de
los plantíos destruidos por el ejército, se puede afirmar que las ocho principales organizaciones
del narcotráfico mexicano están inmiscuidas en el negocio del opio.
EL PACÍFICO MEXICANO
Cuando se habla de pobreza y Guerrero el discurso se vuelve de superlativos: casi todos los
municipios están por encima del promedio nacional de pobreza, incluida la ciudad de Acapulco,
alguna vez llamada pomposamente “La Perla del Pacífico”.
Ahí, en el municipio porteño, también se siembra amapola. En realidad, ninguno de los
81 municipios de Guerrero se abstiene de sembrar adormidera. Y se cultiva amapola en
Metlatonoc, referente durante años de la miseria económica de México.
Sólo Iguala está por debajo del nivel mexicano de pobreza y ahí, donde el año pasado
desaparecieron 43 estudiantes y media docena más murió acribillada por el acuerdo entre la
policía y el narcotráfico, también se raspa la goma.
Por la Sierra de Guerrero, uno de los sitios más pobres del continente, pasaron con
dólares, armas y el sangriento estilo de hacer negocios todos los capos de Sinaloa, desde Miguel
Ángel Félix Gallardo hasta el último de los hermanos Beltrán Leyva.
En Guerrero se obtienen seis de cada 10 kilos de heroína producida en México, una pasta
café de menor valor que el polvo blanco conocido como “China white”, el producto de mayor
pureza obtenido en medio oriente y Colombia.
En Estados Unidos, existe un millón de adictos a la heroína. Cada uno de ellos gasta, cada
día, poco más de 60 dólares en la sustancia.
Miles de kilómetros y unos tres mundos al sur, 1.3 millones de guerrerenses –muchos de
ellos gomeros– no pueden gastar esa misma cantidad de dinero, cada mes, ni siquiera en comida.
De acuerdo con los criterios prohibicionistas prevalecientes en ambos países, en la
primera categoría se hallan las víctimas y en la segunda los victimarios.
En General Heliodoro Vázquez, el municipio de mayor producción de goma en México,
según el ejército mexicano, así que tentativamente el de mayor siembra en el continente, el 60.6
por ciento de sus casi 40 mil habitantes no tienen para llevarse lo suficiente a la boca. Varios
miles de sus habitantes complementan su dieta con caza y cuecen su comida con la leña obtenida
de un bosque que parecía no tener fin, pero sí que lo tiene.
***
Chihuahua y, más específicamente, Ciudad Juárez, ha sido durante recientes temporadas el lugar
más letal del mundo.
En Juárez no sólo se masacran adictos internos en clínicas de rehabilitación o se arrojan
cadáveres de mujeres por el desierto. También y a pocos kilómetros de una de las fronteras más
vigiladas del mundo, se siembra amapola. Lo mismo se hace en los municipios de Morelos, Gran
Morelos y Batopilas, los más menesterosos del estado, y en Balleza, Guachochi, Carichí y
Urique, los más indígenas y casi igual de infortunados que los otros.
En Durango, donde una extensa familia de apellido Herrera cimentó el negocio de la
adormidera en México hace más de 50 años, se siembra en casi todo el estado, incluido el
municipio de Canelas, de donde es originaria la última esposa del Chapo Guzmán. ¿Son los
narcos mexicanos padrinos sociales que van por las calles de los pueblos que toman repartiendo
monedas y empleos, pavimentando calles y entubando el agua? No. En Canelas menos del 1 por
ciento de la gente vive al otro lado de la pobreza y más de la mitad viven con las tripas vacías.
Los 20 municipios de Nayarit siembran la flor de la heroína. Todos, sin excepción, lo
hacen. Buena parte de la destrucción de sembradíos ha ocurrido en su demarcación más pobre,
Del Nayar, cuya población en pobreza sobrepasa el 91 por ciento, y en pobreza extrema el 61.6
por ciento.
El lugar con más pobreza extrema en Jalisco es Mezquitic y, a la vez, es uno de los dos
municipios con más del 75 por ciento de su población indígena. El otro es Bolaños, el segundo
más paupérrimo. Ambos son gomeros. En Tequila no sólo se produce tequila, sino también goma
de opio y ninguna de esas dos empresas de tanto afecto en Estados Unidos le ha salvado de tener
al 57 por ciento de su población en la pobreza, más de la medida nacional.
La capital del sanguinario Cártel de Los Caballeros Templarios, Apatzingán, Michoacán,
no sólo siembra marihuana. También se le da la amapola, al igual que a 43 de los 113 municipios
de Michoacán, incluidos los cinco con peor escasez. Sólo Lázaro Cárdenas, muestra el indicador
de pobreza por debajo del promedio nacional. Se debe recordar que este puerto es uno de los
principales puntos de acceso a México de precursores químicos para la producción de
metanfetaminas.
***
Catorce de los 18 municipios de Sinaloa son gomeros.
El mayor productor es Badiraguato es una voz compuesta por vocablos cahita-tarascos
que pueden traducirse como “arroyo de las montañas”.
Para el presente mexicano es donde nace el río del crimen organizado. En ese municipio
serrano de Sinaloa nació, en la década de los 40, Pedro Avilés, El León de la Sierra, de cierta
manera padre empresarial de los actuales capos. También Ismael El Mayo Zambada y Juan José
Esparragoza Moreno, El Azul, los jefes libres del Cártel de Sinaloa, la organización del
narcotráfico más poderosa del mundo, según informes del gobierno de Estados Unidos.
Una década después, esa misma tierra parió a Joaquín El Chapo Guzmán Loera, el narco
de los más de mil millones de dólares, según la revista estadunidense Forbes, y sus cinco primos,
los Beltrán Leyva, dueños del cártel en proceso de pulverización que lleva su nombre.
Según las estadísticas oficiales, es el municipio con la mayor población en pobreza
extrema: 28.4 por ciento de las personas ahí padecen esta condición, el doble de la media
nacional. También posee la menor población con acceso a agua potable y la menor concentración
de personas fuera de la pobreza, apenas 2.1 por ciento de sus habitantes. Esto contrasta con el
hecho de que Sinaloa, el estado con la industria agrícola más rica del país, tiene este último
indicador 10 veces arriba.
La periodista sinaloense Linaloe R. Flores recuerda la letra del corrido setentero de
Chalino Sánchez dedicado a Badiraguato:
¿Por qué nos echan la culpa
que aquí sembramos la goma?
Sólo les quiero aclarar
que aquí sembramos de todo.
Y si se enojan por eso,
pues que se enojen, ni modo.
“Pero hay ocasiones en que ni goma ni nada se puede sembrar. Es un municipio olvidado
hasta por los funcionarios encargados de administrar los programas sociales para combatir la
pobreza”, dice Flores. *
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LOS GUERREROS UNIDOS Y EL NEGOCIO DE LA HEROÍNA EN CHICAGO
http://www.sinembargo.mx/19-02-2015/1246221
CRÓNICA
Por Humberto Padgett
¿En qué se parece Iguala, Guerrero, y Chicago, Illinois? En que ambas ciudades sufren por
la muerte de la heroína.
Al tiempo en que el gobierno mexicano no establece un móvil aceptable sobre la
desaparición y asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa, poco se ha explicado del
fondo del negocio que disputan las organizaciones criminales Guerreros Unidos, autores en
complicidad policiaca de la masacre, y sus progenitores y rivales mortales, Los Rojos.
¿Cuál es la manzana de la discordia que, en términos de empresa, hace a cada uno
de esos minicárteles ansiar la aniquilación del otro? No es una fruta sino o una flor, la
amapola, o, más precisamente, la heroína.
Estados Unidos vive un alza en el consumo de la sustancia nacida en las montañas de
Guerrero. Pero, ¿cómo es el negocio más allá del Río Bravo, cuando por pureza a la droga
se le llama China White o se le discrimina como Black Tar?
En una acusación penal en contra de la banda existe rastro documental de esto. En
el legajo llama la atención un aspecto peculiar: los Guerreros Unidos suelen identificar su
mercancía con la calcomanía de una iguana.
Esta es la cuarta entrega de un reportaje realizado por SinEmbargo, desde la tierra
donde florece “la dama roja”.
CUARTA PARTE DE UNA SERIE
Ciudad de México, 19 de febrero (SinEmbargo).– La DEA supo de la existencia de Los
Guerreros Unidos más de un año antes del secuestro y probable asesinato de los estudiantes.
La principal agencia antidrogas estadunidense conoció al cártel desde sus entrañas y
desde agosto de 2013. Entonces, se acercó a varios negocios de heroína y cocaína en Chicago,
Illinois, y que involucraban a varios hombres mexicanos o de origen mexicano y conectaban la
ciudad de los rascacielos al norte de Estados Unidos con los campos de amapola de Guerrero, a 3
mil 500 kilómetros de distancia al sur.
La DEA estaba detrás de Pablo Vega Cuevas y media docena de sujetos más a quienes
consideraba miembros del Cártel de los Guerreros Unidos, como ya se nombra la organización
en el documento oficial de la Corte del Distrito del Norte de Illinois fechado el 8 de diciembre de
2014.
Los narcotraficantes transportaban drogas, al menos heroína y cocaína, de México a dos
bodegas establecidas en Aurora y Batavia, en la zona de Chicago. Básicamente, Vega importaba
y vendía las sustancias al mayoreo al dueño de una empresa llamada R. Sanchez Landscaping,
Inc., e Isaías Mandujano.
“Vega era el líder de la célula en Chicago de la organización mexicana Guerreros
Unidos”, se lee en la acusación. “Vega trabajaba con varias fuentes de narcóticos de heroína y
cocaína para importar grandes cantidades de México a Chicago para los Guerreros Unidos”.
El caso también involucró a Arturo Martínez, un socio de Vega y contrabandista con base
en México que coordinaba los envíos y entrega de las drogas. Además, Martínez arreglaba el uso
de vehículos con compartimentos ocultos para el traslado de las sustancias.
Vega coordinaba, en Estados Unidos, a Alexander Figueroa, Eliseo Betancourt y
Wilfredo Flores. Los tres fungían como distribuidores y realizaron movimientos de droga de
México a Illinois en autobuses comerciales para pasajeros y se obtuvieron indicios de que
ocultaban droga en embarques terrestres de fruta.
***
Para esbozar la dimensión del negocio al que pertenecen los Guerreros Unidos y pretender
monopolizar con sangre y fuego en su estado, se puede echar mano de documentos oficiales
estadunidenses y mexicanos.
De acuerdo con datos de la pasada administración federal, entre el 1 de diciembre de
2006 y el 30 de septiembre de 2006, el gobierno de Felipe Calderón aseguró opio y heroína y
destruyó plantíos de amapola que se habrían convertido –los tres productos– en 85.2 toneladas de
heroína que contendrían 1 mil 700 millones de dosis con un precio de casi 3 mil millones de
dólares. Se anota que el documento oficial no explica con qué metodología se obtuvieron tales
cifras.
Según la Casa Blanca, durante 2010 los estadunidenses gastaron 27 mil millones de
dólares en heroína. Los usuarios de adormidera de último que habían consumido adormidera el
mes anterior a la fecha de ser encuestados, se incrementaron de 119 mil en 2003 a 335 mil en
2012.
Un estudio de la Universidad Roosvelt apunta a Chicago como la ciudad con más
ingresos hospitalarios por sobredosis de heroína, mientras que en el estado de Illinois ya sólo el
alcohol representa más tratamientos por desintoxicación que la droga ilícita, de “origen
mexicano casi en su totalidad”.
Los medios estadounidenses se refieren a la situación de abuso de heroína en Chicago
como una “epidemia” que se ha extendido de las zonas urbanas donde tradicionalmente se usaba
la droga, a zonas rurales de Illinois.
En la breve, pero frondosa genealogía de los Guerreros Unidos se observa al pequeño y
localizado cártel de las drogas originado por una escisión de Los Rojos, estos a su vez nacidos
del Cártel de Los Beltrán Leyva que, hace no mucho tiempo, formaban parte del Cártel de
Sinaloa.
Según reportes del Centro de Inteligencia Nacional contra las Drogas, las bandas
mexicanas operan en 1 mil 286 ciudades de EU. Todas las mafias mexicanas consideradas como
exportadoras de drogas poseen células en Chicago.
Los Beltrán Leyva lograron extenderse en su corta existencia –e intensa fragmentación–
en 30 ciudades de la Unión Americana. Ahora, según la acusación contra la gente de Vega, es
posible afirmar que los Guerreros Unidos, los mismos que secuestraron y asesinaron a 43
estudiantes, según la oficial, movilizan kilos y kilos de heroína en Chicago.
Esa heroína fue cocinada de flores nacidas en la Sierra de Guerrero, donde los Guerreros
Unidos sostienen una cruenta batalla por el control del acopio de la goma de opio con Los Rojos,
Los Ardillos –otra banda local– y Los Caballeros Templarios de Michoacán.
***
El 21 de agosto de 2013 –más de un año antes de la masacre en Iguala–, la policía en el área de
Chicago detuvo a un sujeto identificado en el expediente como “Individuo B” a quien
encontraron 200 mil dólares en su auto. Más tarde, el mismo hombre llevó a los agentes a una
casa donde se incautaron otros 230 mil dólares, 12 kilos de heroína y nueve kilos de cocaína o
“palomas”, como los narcos mexicanos llaman por allá a los ladrillos de polvo blanco traído de
Los Andes.
Más importante para el caso y más gravoso para la organización, capturaron al dueño de
la droga, quien aceptó un trato con la policía y en adelante se convirtió en un informante secreto
–CS-1 en el papel–que habló de Vega y los Guerreros Unidos. Entregó algunos miles de dólares
que tenía consigo y su BlackBerry.
“Vega es conocido como El Transformer o Ninja”, sentenció frente a la imagen de la
licencia de conducir de Vega. “Martínez reside en México y él envía la heroína”, siguió.
La DEA enlistó 10 números y obtuvo pines de 10 teléfonos celulares y aparatos Black
Berry. Todos los números fueron intervenidos. El mismo día de los aseguramientos, Martínez,
utilizando un celular mexicano con clave de larga distancia 733, número asignado a la ciudad de
Iguala, Guerrero, sostuvo una conversación con CS-1.
La conversación fue grabada.
–Dime exactamente qué pasó –ordenó Martínez en referencia al movimiento policíaco de
horas atrás.
El documento no aclara cómo el informante logró que Martínez mantuviera su confianza
en él y que aceptara la versión de que perdió el dinero, perteneciente a Vega por un asunto de
cocaína, pero logró mantenerse libre.
–Ayer –explicó el testigo protegido–, Transformer [Vega] me envió un mensaje por la
noche. Que ellos [los socios de Vega] irían de su parte a dejar 200 [200 mil dólares]. Pero, quiero
decir, ¿hay algo con Transformer o alguno de ustedes que estén haciendo algo para que te
pongas loco? Es un montón de dinero.
–Ya te había dicho: no son la clase de personas que dejarán pasar algo sobre el dinero.
Necesitas confiar en mí. Recuerda que te dije que si la cagabas y me traicionabas, yo sería el
responsable, no tú. Ellos me hablarán a mí, no a ti. Te lo dije desde el principio, cuando estuve
allá [en Chicago].
***
El 4 de septiembre de 2013, CS-1 realizó llamadas y se encontró con varios miembros de la
organización, todo bajo la lupa de la DEA.
–Tengo que hacer esto, ya –urgió el infiltrado a un comprador mayorista de apellido
Sánchez respecto a un negocio –¿Puedes venir en una hora?
–No, carnal. Tengo que hacer algo y lo tengo que hacer ya –respondió el intermediario.
El informante logró presionar lo suficiente y, 15 minutos después, Sánchez entregaba más
de 302 mil dólares en efectivo producto de una venta de cocaína.
La ronda de los dólares no terminaba. Poco antes de las 10 de la noche, CS-1 marcó a
Vega para convenir un encuentro esa misma noche.
–Voy con mi cuñado. Que no parezca que no confías en él. Si cualquier cosa pasa, yo seré
el responsable, porque es mi compa –advirtió Vega al soplón.
Colgaron y el testigo marcó a Martínez, el contacto en Iguala.
–¿Qué pasó? –quiso saber Martínez.
–Ok, son 302 [respondió en referencia a la anterior entrega de dinero].
–¿Cuánto le faltó [a Sánchez]?
–Se quedó corto por 5 mil.
–Me dijo que lo estabas llamando porque le faltaban 4 mil y que entregará [los
narcóticos] temprano por la mañana.
–Bien. ¿Qué hago con las ganancias?
–Son 20 mil nuestros. Te llamo luego, compa, y te digo cuanto –la llamada se corta, pero
es recuperada de inmediato. –Ocho pequeños de 31 son 248 [ocho kilos de coca a 31 mil dólares
el kilo equivalen a 248 mil]. Agrega 22 mil lo que da 270 [270 mil dólares]. De ahí tomaremos
nuestras ganancias.
La interpretación del agente especial de la DEA encargado del caso es que las ganancias
de Martínez y el informante consistían en la diferencia de los 302 mil 850 dólares entregados por
Sánchez y los 270 mil dólares que entregaría el testigo al cuñado de Vega, es decir, poco más de
32 mil dólares por un asunto de ocho kilos de coca.
Al final, por órdenes posteriores de Martínez, su amigo en Chicago entregaría 263 mil
dólares al enviado de Vega, un tipo de apellido Figueroa, con quien se citó en un K-mart de la
avenida Adisson. Los agentes de la DEA dieron el dinero y colocaron una grabadora al
infiltrado.
–¿Está todo? –preguntó Figueroa.
–Sí –respondió CS-1. –¿Está encabronado Transformer?
–No –dijo Figueroa. –Está bien. La mierda pasa y ya ha pasado antes –agregó en
referencia a la confiscación de los 230 mil dólares de días atrás.
–Hay 7 mil dólares menos, así que son 263 mil.
–Está bien, le diré [a Vega].
***
Septiembre de 2013 fue un mes con una intensa agenda de trabajo para el delator.
El 7 de septiembre, el informante y la DEA nuevamente grababan una conversación con
Martínez.
–Sólo dale 10 tickets [10 mil dólares] a mi amigo en el garaje. Lo que ocurrirá es irás a
ver una camioneta [con compartimentos ocultos] para mí, para El Transformer.
Los agentes dieron 9 mil 998 y siguieron a CS-1 hasta un taller en la avenida North
Monitor, donde se entregó el dinero para la instalación de los escondites.
Cuatro días después, Martínez ordenó a su operador en Chicago que contactara a un
primo suyo para la entrega de 10 mil dólares. Así ocurrió, todo frente a la observación de los
policías antidrogas. Este hombre, el familiar de Martínez, se volvería un contacto recurrente en
las idas y venidas de dólares guerrerenses por Chicago.
El 16 de octubre, aún de 2013, los policías incautaron drogas a pequeños distribuidores
por más de 8 mil dólares.
La suerte no se le enderezaba a los Guerreros y, apenas tres días después, les incautaron
31 kilos de heroína, un potencial de 2.8 millones de dólares.
El 4 de abril de 2014, hacia las cinco de la tarde, Martínez y Sánchez sostuvieron una
conversación interceptada. Sin entrar en detalles, hablaron de la calidad de la heroína recibida en
Chicago y de cierta falta de liquidez para comprar más en México.
–Danos una mano con las palomas cuando lleguen –dijo Martínez en referencia a un
embarque de coca. –Así ellos [los del Cártel Guerreros Unidos] no estarán molestos. Primo –dijo
en una manera muy guerrerense de crear familiaridad, aunque en realidad esta no exista–, ¿te
podría mandar un compa para que recoja 20 mil dólares? Es sólo para recogerlos.
– ¿Quién es?
–La cosa es que esta persona hará unos pagos de la compañía aquí –explicó Martínez en
referencia a un miembro de los Guerreros Unidos que haría algunas operaciones con ese dinero
en México.
–20 mil.
–Sí, primo. Es un sobrino de Ninja –otro sobrenombre de Vega.
***
El 28 de abril de 2014, a las 11.36 de la mañana, hora de Chicago, ocurrió la principal
intercepción telefónica durante los meses que duró el seguimiento a los narcotraficantes.
Vega y un sujeto identificado como “Individuo F”, de quien sólo se hace referencia a la
letra M como inicial de su nombre e pila, acordaron los términos de una entrega de heroína.
–¿Qué pasó, amigo, ya hicieron la entrega? –preguntó “F”.
–No, tienen la cita para la una. ¿Por quién deben preguntar? Llámame al otro teléfono.
En la siguiente conversación registrada, “F” pidió a Vega distinguir su droga por su
envoltorio con cinta adhesiva color naranja.
–Checa por los [kilos de heroína] que tienen la calcomanía de una iguana afuera. Resalta
como un bulto en el cuadro.
–De acuerdo. ¿Son siete?
–Déjame checar... Son dos con el bulto, la iguana. Y deben preguntar por El Tío.
Para la DEA, estaba claro que “F” era el jefe de la banda en México. Al día siguiente, 29
de abril, fue detenido en la capital del Estado de México, el estado del Presidente Enrique Peña
Nieto.
Se lee en el documento acusatorio de la DEA:
“Con base en información proporcionada por las policías mexicanas, la oficina de la DEA
en México y las comunicaciones interceptadas entre las BlackBerry de Vega y el “Individuo F”
autorizadas por jueces estadunidenses, se determinó que este era el líder del Cártel Guerreros
Unidos en México”.
La versión del gobierno mexicano fue diferente. El 30 de abril de 2014, el Comisionado
Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, ofreció detalles de la detención de Mario
Casarrubias Salgado o José Carlos Mendoza Salgado, El Sapo Guapo:
“Derivado de labores de inteligencia, durante las primeras horas del día de ayer,
elementos de la Secretaría de Marina-Armada de México, en coordinación con personal de la
Secretaría de la Defensa Nacional, de la Procuraduría General de la República, de la Policía
Federal y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Gobierno del Estado de México, mediante
tareas de patrullaje terrestre, lograron la detención en Toluca de Mario Casarrubias Salgado o
José Carlos Mendoza Salgado, presunto jefe de un grupo delictivo que opera en el estado de
Guerrero.
“Casarrubias Salgado o Mendoza Salgado, quien fue detenido junto con otros dos
presuntos integrantes de la misma organización, es señalado como uno de los principales
traficantes de droga a Chicago, en Estados Unidos, y se presume que tales traslados los realizaba
mediante tráileres de fruta y autobuses de pasajeros, en su tránsito hacia el norte del país”.
Explicó que Casarrubias fue elemento de seguridad de los hermanos Beltrán Leyva y que,
tras la muerte de los principales líderes de ese cártel, fundó su propia organización. Por entonces,
nadie hablaba de los Abarca, de los Pineda, de los políticos con las manos llenas de heroína y
sangre en Guerrero.
Inspirado, el Comisionado Nacional explicó el alcance de la detención:
“Con estos resultados, las instituciones que conforman el gabinete de Seguridad del
Gobierno de la República ratifican su ineludible compromiso para realizar todas aquellas
acciones que permitan alcanzar un México tranquilo y en paz para todos los ciudadanos y sus
familias”.
Pero la paz no fue lo que pasó. Lo que pasó fue que el Cártel de los Guerreros Unidos, en
colusión con las autoridades, secuestró, torturó y prendió fuego a 43 muchachos que por
proyecto de vida tenían el magisterio en los lugares más pobres de México. *
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