Leer - Valero Murillo Martínez

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El aparato circulatorio distribuye por todas las células del cuerpo las
sustancias nutritivas obtenidas de los alimentos por el aparato digestivo y el
oxígeno captado por el aparato respiratorio.
Asimismo, recoge las sustancias de desecho producidas por las células y
las lleva a los aparatos encargados de expulsarlas al exterior del
organismo:
• El dióxido de carbono lo lleva a los pulmones
• El resto de las sustancias a los riñones.
El aparato circulatorio está formado por el corazón, la sangre y los vasos
sanguíneos (arterias, venas y capilares).
Es un circuito cerrado de tubos por los que circula la sangre, gracias a la
acción impulsora del corazón.
El corazón
El corazón es la bomba que impulsa la
sangre por los vasos sanguíneos.
Es un órgano del tamaño de un puño
que está situado entre los dos
pulmones.
Un tabique muscular divide el interior
del corazón en dos mitades que no se
comunican entre sí.
Ambas mitades, derecha e izquierda,
están divididas a su vez en dos huecos
llamados aurículas (parte superior) y
ventrículos (parte inferior).
Cada aurícula está comunicada con su
ventrículo mediante una válvula. Las
válvulas impiden que la sangre
retroceda.
Movimientos del corazón
La sangre penetra en las aurículas a través de las venas.
Sístole auricular
Mediante la contracción de las
aurículas (sístole auricular), la
sangre pasa a los ventrículos que
estaban vacíos.
Los ventrículos se contraen
(sístole ventricular) y la sangre,
que no puede volver a las
aurículas por haberse cerrado las
válvulas, sale por las arterias
pulmonar y aorta.
Sístole ventricular
Las aurículas y los ventrículos se dilatan (diástole) y la sangre entra de
nuevo a las aurículas. Las contracciones del músculo cardiaco originan
los latidos.
Los vasos sanguíneos
Las arterias son los vasos que transportan la sangre que sale del corazón.
Como la sangre sale del corazón con cierta presión, las paredes de las
arterias son fuertes y elásticas.
Las venas son los vasos por los que la sangre vuelve al corazón. Como la
sangre vuelve al corazón con poca presión, las venas tienen unas válvulas
para evitar que la sangre retroceda.
Cuando las válvulas venosas no cierran bien, la sangre comienza a
acumularse en las venas, haciendo que se hinchen. Esta dilatación de las
venas recibe el nombre de varices.
Las varices aparecen generalmente en las piernas, pero se pueden encontrar
en otros sitios como el esófago (várices esofágicas), región anal
(hemorroides) o en testículos (varicocele).
Los vasos sanguíneos
Las arterias son más gruesas que
las venas, ya que tienen que resistir
la presión sanguínea.
Las arterias no son de color rojo ni
las venas de color azul. Se les da
esos colores para diferenciarlas.
La sangre arterial y oxigenada es de un color rojo brillante, mientras que la
sangre venosa y parcialmente desoxigenada toma un color rojo oscuro y
opaco.
Sin embargo, debido a un efecto óptico causado por la forma en que la luz
penetra a través de la piel, las venas se ven de un color azul.
Los vasos sanguíneos
Los capilares son vasos
microscópicos que resultan de
la sucesiva división de las
arterias.
A través de sus paredes
semipermeables se realizan
los intercambios de sustancias
entre la sangre y las células.
Los capilares confluyen de
nuevo para formar las venas
que devuelven la sangre al
corazón.
La sangre
La sangre toma las sustancias alimenticias y el oxígeno y los transporta por todo
el cuerpo. Después recoge los desechos y el dióxido de carbono y los lleva a los
riñones y los pulmones respectivamente.
En el cuerpo de un hombre adulto hay unos cinco litros de sangre. La sangre
está formada por los glóbulos rojos, los glóbulos blancos, las plaquetas y el
plasma sanguíneo.
La sangre
Los glóbulos rojos o hematíes son
los encargados de transportar el
oxígeno por todo el cuerpo y de
llevar el dióxido de carbono a los
pulmones.
En una gota de sangre hay de cinco
a seis millones de glóbulos rojos. Su
color depende de la hemoglobina,
que es un pigmento de color rojo.
La sangre
Los glóbulos blancos o leucocitos defienden al organismo de las
infecciones, ya que devoran a los microbios que las ocasionan y destruyen las
células muertas o gastadas.
En una gota de sangre hay de seis a ocho mil glóbulos blancos, que son
incoloros.
Leucocito destruyendo
un microorganismo
La sangre
Las plaquetas, cuyo número es algo
superior al de los glóbulos blancos,
son las encargadas, entre otras
cosas, de taponar las heridas.
El número de plaquetas que hay en la
sangre es muy importante:
• Un número demasiado bajo puede
ocasionar una hemorragia excesiva.
• Un número demasiado alto, puede
provocar la formación de coágulos
sanguíneos que obstruyen los vasos
sanguíneos los vasos sanguíneos.
La sangre
El plasma sanguíneo es un líquido de color
amarillo claro formado en su mayor parte por
agua (el 90%) en el que flotan los otros
componentes de la sangre (glóbulos rojos,
glóbulos blancos y plaquetas).
Además, en él se encuentran disueltas las
sustancias nutritivas, absorbidas en el aparato
digestivo, y las sustancias de desecho.
Es el componente mayoritario de la sangre.
La circulación de la sangre
La sangre circula por todo el
organismo impulsada por el
corazón.
Existen dos circuitos cerrados:
Circulación mayor. La sangre
sale del corazón por la arteria
aorta hacia todos los órganos
del cuerpo y retorna por las
venas cava superior e inferior.
Circulación menor. La sangre
sale por la arteria pulmonar
hacia los pulmones y retorna
por las venas pulmonares.
Primeros auxilios
Lo que NUNCA
hay que hacer
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NO META LAS MANOS SI NO SABE
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NUNCA sople sobre una herida.
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NO limpie la herida hacia adentro, hágalo con movimientos hacia afuera.
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NO desprenda con violencia las gasas que cubren las heridas.
NO toque las heridas con las manos, boca o cualquier otro material sin
esterilizar. Use gasa siempre que sea posible.
NO lave heridas profundas ni heridas por fracturas expuestas;
únicamente cúbralas con apósitos estériles y transporte inmediatamente al
herido a un centro hospitalario.
NO toque ni mueva los coágulos de sangre.
NO intente coser una herida, pues esto es asunto de un médico.
NO coloque algodón absorbente ni tela adhesiva directamente sobre
heridas o quemaduras.
NO aplique vendajes húmedos; tampoco demasiado flojos ni demasiados
apretados.
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