Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de 2a Nominación de Santiago del Estero Autos: Lorente, Augusto Arturo Santos c. Cabadas, Alvaro Patricio Fecha: 13/03/2008 Sumario: Si se encuentra demostrada la relación comercial entre las partes según la prueba pericial y ha tenido debidamente asentada la operación en sus libros, etc., corresponde hacer lugar a la demanda por cobro de facturas impagas emergentes de una compraventa, prueba que no se encuentra refutada, ya que el demandado, no comerciante, que ofreció como prueba la documentación contable impositiva del reclamante y la prueba pericial sobre ella, queda sujeta a su resultado y debe producir prueba en contrario, pues es irrelevante la simple negativa. Vocablos: COBRO DE FACTURAS IMPAGAS - COMERCIANTE COMPRAVENTA - COMPULSA DE LIBROS - FACTURA - LIBRO DE COMERCIO - PRUEBA - PRUEBA PERICIAL - VALOR PROBATORIO 2ª Instancia. — Santiago del Estero, marzo 13 de 2008. 1ª ¿Es justa la sentencia? 2ª ¿Qué decir de las costas? 1ª cuestión. — La doctora Neirot de Jarma dijo: La sentencia de fecha 27 de agosto de 2007 que luce a fs. 315/316 rechaza la demanda sobre cobro de pesos promovida por Augusto Arturo Santos Lorente en contra de Alvaro Patricio Cabadas, imponiendo las costas al actor vencido. Para así decidir, el juez de la instancia anterior consideró que las facturas de venta que constituyen el sustento de la acción de cobro de pesos fueron desconocidas por el demandado y que, si bien se encuentran asentadas en los libros de comercio que pertenecen al demandante, estos sólo sirven como medio probatorio entre comerciantes, concluyendo que la prueba rendida en la causa no es suficiente para admitir la demanda. Lo decidido suscita las críticas del demandante expuestas en el memorial de fs. 324/325, replicado a fs. 327. Los agravios vertidos se centran en el equivocado razonamiento del magistrado, quien, a pesar de afirmar ab-initio la naturaleza comercial de la obligación que se reclama, restó valor a la prueba pericial contable producida que demostró la existencia de las operaciones instrumentadas en la documental base de la acción, por entender que los libros de comercio sólo prueban entre comerciantes. Critica también que el juez no reconociera el carácter de comerciante del demandado, a pesar que de la prueba incorporada a la causa surge que aquél cuenta con número de CUIT registrado para IVA. Liminarmente he de precisar que este Tribunal, en su actual composición, mantiene un criterio amplio y flexible en orden a la valoración de la técnica recursiva y, si ésta cumple mínimamente con los recaudos necesarios para la apertura de la segunda instancia, indicando los errores, omisiones y deficiencias de la resolución en crisis, corresponde su tratamiento por la Alzada, en aras de resguardar escrupulosamente el derecho de defensa en juicio y el sistema de la doble instancia adoptado por la legislación adjetiva. Es Morello quien, desde su prédica, alerta a los Tribunales de Alzada acerca de que no deben llevar a extremos rigurosos el análisis de suficiencia de la expresión de agravios, ya que su misión institucional debe tender, sin duda, a lograr la justicia del caso y no a un mero control de legalidad (cfe. Morello, Augusto Mario, "Acerca del abuso de deserción de la apelación", J.A. 1978, v. III, p. 750; y "De nuevo sobre la deserción de la apelación – la estimulante enseñanza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación", en Los Recursos Extraordinarios y la eficacia del proceso, Editora Platense, v. I, p. 175 y ss.). Sentado ello, se abordarán las quejas formuladas por el apelante. No cabe duda de que las obligaciones descriptas en las facturas que en fotocopia obran a fs. 7/27 son de carácter comercial, desde que fueron realizadas por un comerciante y las operaciones se vinculan con el giro de su negocio, por lo que ambos contratantes quedan sujetos a la legislación mercantil por aplicación del art. 7° del Código de Comercio. "El acto debe ser considerado comercial si una de las partes reviste carácter de comerciante y el negocio jurídico se refiere al giro normal de su negocio - arts. 5° y 7° del Código de Comercio" (LA LEY, 1978-D, 414; ídem 1979-B, 455; LA LEY, 1980-D, 26; LA LEY, 1977-B, 633, entre otros). Dicha relación comercial fue negada expresamente por el accionado, como también la recepción de la carta documento remitida con anterioridad a la promoción de la acción, no así los datos personales nombre, domicilio, identificación tributaria- incluidos en las facturas de venta. Lo curioso es que tales datos son coincidentes con los consignados en el diligenciamiento de notificación de demanda -fs. 36/38- y los detallados en el instrumento de poder general para juicios -fs. 40-. Repárese que la clave de identificación fiscal -CUITconcuerda con el número de documento nacional de identidad de Alvaro Patricio Cabadas, conforme la reglamentación vigente en materia tributaria, y dichos datos sólo pudieron ser denunciados al actor por el titular. Adquiere relevancia además la pericia contable practicada en base a las facturas de venta, la copia del Registro de IVA, Declaraciones Juradas de IVA de los períodos correspondientes a la fecha de las facturas, papeles de trabajo para el cálculo del Débito y Crédito Fiscal con sus respectivos Registros -fs. 66/290-. El dictamen elaborado por el perito contador -fs. 291/293- ilustra que las facturas reclamadas que ascienden a $3.211,34 se encuentran registradas en el Libro IVA Ventas, Declaraciones Juradas de los meses de noviembre y diciembre de 2004, enero, febrero y marzo de 2005 y que sobre las sumas detalladas en aquéllas se tributó IVA según copia de las Declaraciones Juradas anexas al informe. Dicho trabajo pericial no fue impugnado por la contraria -vista corrida a fs. 293 vta.ni siquiera al alegar sobre el mérito de la prueba -fs. 310- adquiriendo firmeza. La ponderación razonada y prudente de las pruebas relacionadas, aun ante la falta de producción del reconocimiento de firma de la documental base de la acción, frente al desistimiento proveído a fs. 54 vta. me conduce a tener por demostrada la relación comercial vinculante entre las partes, y con ello, la legitimación de ambas para demandar y ser demandadas. Con relación al desconocimiento por el juez de grado de la eficacia probatoria de los libros de comercio en contra de un no comerciante, haciendo aplicación de lo dispuesto por el art. 64 del Código de Comercio, se impone clarificar que la legislación sustantiva no veda su admisibilidad como medio probatorio con eficacia común -arts. 356 y 369 C.P.C.C.- es decir, sin la eficacia especial que le otorga su sola condición de integrantes de una contabilidad mercantil rubricada, inscripta y regularmente llevada -art. 63 Código de Comercio-. Es que hay que distinguir entre admisibilidad y eficacia probatoria; los libros de comercio como medio probatorio en un pleito entre un comerciante y un no comerciante, son admisibles, pues no existe ninguna norma que impida su ingreso en el proceso, con prescindencia de que el no comerciante lo consienta o no. En cuanto a su eficacia probatoria, hay que diferenciar si se trata de prueba en contra o a favor del comerciante. En el primer supuesto, rige lo dispuesto por los arts. 63, apartado 2° y 64 del Código de Comercio, esto es, que los libros probarán contra el comerciante, aunque no estuvieran en forma, o no estuviera matriculado, o se tratare de un litigio sobre actos civiles o unilateralmente comerciales, sin admitir prueba en contrario, no pudiendo el no comerciante contradictor aceptar los asientos que le sean favorables y desechar los que le perjudiquen. En el segundo supuesto, en un pleito contra un civil los libros de comercio carecen de fuerza probatoria a favor de su dueño, pero son considerados como un principio de prueba, o una presunción judicial y relativa -arts. 1192, Código Civil y 208 Código de Comercio-, o por lo menos, prueba indiciaria que sirve de base a presunciones. De manera que, si bien los libros no valen por sí solos como prueba suficiente contra un no comerciante, en cuanto a éste no le es dado oponer, a su vez, las constancias de los suyos, pueden servir de elemento de juicio indiciario y unidos a otras presunciones, dar base a las convicciones del juez conforme a las reglas de la sana crítica. Más aún, no puede negarse fuerza probatoria a los libros del actor, aunque la otra parte no sea comerciante, si esta última también la invocó a favor de sus pretensiones -art. 63, apartado 2°, Código de Comercio-. Adviértase que el mismo demandado ofreció como prueba la documentación contable impositiva del actor y la prueba pericial sobre ella -ver fs. 43, 296 y 300-. "Si bien es verdad que la ley sustantiva sólo les da valor de principio de prueba por escrito a los asientos de los libros de comercio, cuando una de las partes no es comerciante, no lo es menos que ello es así cuando son ofrecidos como prueba sólo por los que los llevan, no cuando también lo son por la contraparte" (LA LEY, 146660). "Es que quien acepta someterse a las constancias de los libros del contrario, participa de esa prueba, se sujeta a su resultado y en consecuencia, debe producir prueba en contra de dichos asientos, siendo irrelevante la simple negativa -principio de adquisición procesal"- (LA LEY, 129-544; LA LEY, 141-539). "No se infringe el art. 63 C.Com. por haberse admitido las constancias de los libros de comercio contra un demandado no comerciante, cuando la convicción del juzgador se formó con diversos elementos procesales, entre los cuales se consideró el principio de prueba que emana de los libros del actor" (SCBA, R.L. XXV, 953). "Los libros de comercio, frente al no comerciante, constituyen prueba si éste no objetó su producción" (LA LEY, 117-465); porque no es posible desconocer que si bien no tienen eficacia probatoria por la ley, la tienen por sí mismos, como elemento racional de prueba"(ED, 93-447). En base a las consideraciones explicitadas, los agravios del demandante resultan atendibles. Por todo lo expuesto, A LA PRIMERA CUESTION. Voto por la negativa y, si mi opinión fuera compartida, propongo al Acuerdo se admita el recurso de apelación incoado y se revoque la sentencia apelada, admitiéndose la demanda promovida, condenando al demandado a abonar al actor la suma de $3.211,34 con más intereses de tasa activa del Banco de la Nación Argentina, por tratarse de una operación comercial, a partir del 1 de junio de 2006 -fecha de notificación de la demanda- hasta su efectivo pago, dentro del plazo de diez días de consentida y ejecutoriada la presente. El doctor Raúl Jorge Lima dijo: Comparto el voto de la Dra. Neirot de Jarma. El doctor Pablo Sirena dijo: Voto en el mismo sentido que los vocales anteriores. 2ª cuestión. — La doctora Neirot de Jarma dijo: Las costas de ambas instancias se imponen al demandado vencido. El doctor Raúl Jorge Lima dijo: Me adhiero al voto de la Dra. Neirot de Jarma. El doctor Pablo Sirena dijo: Voto en el mismo sentido que los vocales preopinantes. Vistos: El Acuerdo que antecede, el Tribunal RESUELVE: 1) Hacer lugar al Recurso de Apelación incoado y en consecuencia, revocar la sentencia de fecha 27 de agosto de 2007 que luce a fs. 315/316, admitiéndose la demanda promovida por Augusto Arturo Santos Lorente en contra de Alvaro Patricio Cabadas, condenando a este último a abonar al actor la suma de Pesos TRES MIL DOSCIENTOS ONCE CON TREINTA Y CUATRO ($3.211, 34), con más intereses de Tasa Activa del Banco Nación Argentina a partir del 1/06/2006 hasta el efectivo pago, dentro del plazo de diez días de consentida y ejecutoriada la presente. 2) Costas en ambas instancias al demandado. — Graciela Neirot de Jarma. — Raúl Jorge Lima. — Pablo S. Sirena.