22 los suelos. De la tierra venimos y a ella volveremos… Y entonces

Anuncio
los suelos. De la tierra venimos
y a ella volveremos… Y entonces
me pidió que no me despojara de
mis bragas.
> ¡Oh!, bésame enseguida en la
frente, en los ojos, en los labios,
y más abajo, y en los pechos, pero
no me muerdas…, y pasa tu lengua por mi ombligo…, y llega ahí,
al monte de Venus, por el camino
más corto! (Excitada). ¿Dónde vas
ahora? No me dejes, amor. ¿Miel,
para qué? Hugh, no.., por ahí no..
Hugh ¿Qué haces? Sigue, sigue…,
no pares…
con una se ponen tan salvajes!
Boylan sabía cómo conquistar a
una mujer.
Cuando llegué, Poldy estaba
sentado a la mesa, leyendo un libro.
> ¿Te ha dado ahora por leer? —le
dije— ¿Qué lees?
—La Odisea. Penélope se mantiene fiel a su esposo Ulises. / Y
acto seguido me dijo, con gesto
contraído: —La mantequilla rancia ya está para funeral.
Él cree que no puede pasar
nada sin que lo sepa. Él no tenía
idea de la historia de mi madre
hasta que nos hicimos novios. De
lo contrario no me habría conseguido tan fácilmente. / Yo pensaba en Boylan, mientras apartaba los guisantes quemados del
asado de ternera. Volveré a ver a
Boylan el lunes a las cuatro de la
tarde. Cuando la pasión lo ocupa
todo en tu mente es difícil observar lo que ocurre en el exterior…
…………........
A partir de aquel momento Boylan
entró en mi vida. Me hablaba
de las onduladas formas de mis
caderas, de la perfección de mis
senos, y de todo aquello que una
mujer desea escuchar cuando le
parten el cuerpo en mil trozos
que se recomponen en el momento justo. En ese tiempo preciso en que el tiempo se detiene
y parece que todos los astros del
firmamento te estuvieran observando.
Le vi antes que él me viera a mí,
……………..
en el Festival al aire libre. Él observaba a las muchachas que
Regresé a mi casa con la lluvia, montaban en bicicleta, con las
toda mojada por dentro y por fue- faldas levantadas por el viento. Y
ra, y olvidé el resto de mis bragas, yo, que llevaba una muselina casi
que Boylan me arrancó a pedazos transparente, me puse contra el
con sus propios dientes ¡A solas sol para que él pudiera ver has-
22
Descargar