Vivir en la comunión de la vida divina

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Bosquejo de los mensajes
para el Entrenamiento de Tiempo Completo
del semestre de primavera del 2013
------------------------------------------TEMA GENERAL:
EL DIOS TRIUNO LLEGA A SER VIDA PARA EL HOMBRE TRIPARTITO
Mensaje doce
Vivir en la comunión de la vida divina
Lectura bíblica: 1 Jn. 1:2-7, 9
I. Necesitamos entrar en la experiencia de los aspectos vertical y horizontal de
la comunión de la vida divina:
A. La comunión es el fluir de la vida eterna dentro de todos los creyentes, quienes han
recibido, y ahora poseen, la vida divina; ella está representada por el fluir del río de
agua de vida en la Nueva Jerusalén—Ap. 22:1.
B. En 1 Juan 1:2-3 y 6-7 se nos revela que la comunión de la vida divina tiene tanto un
aspecto vertical como horizontal:
1. En 1 Juan 1:2-3 dice: “(Y la vida fue manifestada, y hemos visto y testificamos, y
os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo
que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es
con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo”:
a. El aspecto vertical de la comunión se refiere a nuestra comunión con el Dios
Triuno; y el aspecto horizontal de la comunión se refiere a nuestra comunión
unos con otros.
b. La experiencia inicial de los apóstoles fue vertical, pero cuando ellos anunciaron la vida eterna a otros, experimentaron el aspecto horizontal de la
comunión divina.
2. El versículo 6 dice: “Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”; éste es el aspecto vertical de la
comunión.
3. El versículo 7 dice: “Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado”; éste
es el aspecto horizontal de la comunión.
C. Es menester que veamos la relación entre los aspectos vertical y horizontal de la
comunión divina:
1. Si uno no tiene la comunión adecuada con el Señor, es difícil tener comunión con
los otros creyentes; de la misma manera, si uno no tiene la comunión adecuada
con los demás creyentes, es difícil tener comunión con el Señor; esto se debe a
que la comunión divina es una sola comunión—Hch. 2:42.
2. Cuando no estamos en esta comunión de manera práctica, estamos fuera del
Espíritu, fuera del Dios Triuno y fuera de la vida divina—cfr. 2 Co. 13:14; 1 Co.
1:9; Fil. 2:1.
3. Debemos tratar de tener comunión con otros creyentes hasta donde sea posible;
esta comunión divina no sólo nos corrige, sino que también nos moldea e incluso
nos reconstituye; esta comunión introduce el constituyente divino en nuestro ser
espiritual y causa un cambio en nuestro ser.
4. La comunión también indica la idea de dejar a un lado los intereses privados y
de unirse a otros con un propósito común; por consiguiente, vivir en la comunión
divina significa dejar a un lado nuestros intereses privados y unirnos con los
apóstoles y con el Dios Triuno para que el propósito de Dios sea llevado a cabo—
Hch. 2:42; 1 Jn. 1:3; 1 Co. 1:9; 3:6, 12.
D. La comunión divina es la realidad de vivir en el Cuerpo de Cristo:
1. La razón por la cual el Señor no ha regresado todavía (Ap. 22:20) es que los
creyentes son individualistas, independientes y dogmáticos y están divididos.
2. Al ser restringidos en la comunión divina, el Cuerpo de Cristo es guardado en
unidad, y la obra del ministerio continúa llevándose a cabo; lo que hace que todo
cobre vida es la comunión—Ef. 4:11-12; cfr. Ez. 47:9.
E. La comunión de vida, el fluir interior de vida, resulta en gozo y en que la luz de la
vida resplandezca en nuestro interior y nos gobierne interiormente—1 Jn. 1:4-5; Jn.
1:4; 8:12; cfr. 2 Co. 5:13.
II. Necesitamos entrar en la experiencia de los dos aspectos de la comunión
divina mediante los dos espíritus:
A. Necesitamos entrar en la experiencia del aspecto vertical de la comunión divina
mediante el Espíritu divino, el Espíritu Santo—13:14; 2 Ti. 4:22:
1. El Espíritu mismo es la comunión, porque la comunión es el fluir, la corriente,
del Espíritu; esto es como decir que la corriente de la electricidad es sencillamente la electricidad misma; la corriente de la electricidad es la electricidad
en movimiento.
2. De la misma manera, la comunión del Espíritu Santo mencionada en 2 Corintios
13:14 es el Espíritu en movimiento; la gracia de Cristo es Cristo mismo disfrutado
por nosotros, el amor de Dios es Dios mismo gustado por nosotros, y la comunión
del Espíritu es el Espíritu mismo que se mueve en nosotros.
B. Necesitamos entrar en la experiencia del aspecto horizontal de la comunión divina
realizada por el espíritu humano—Fil. 2:1; Ap. 1:10:
1. Si queremos tener la verdadera comunión horizontal unos con otros, necesitamos
ejercitar nuestro espíritu—1 Ti. 4:7.
2. Si ejercitamos nuestro espíritu, nunca hablaremos de una manera mundana ni
tampoco hablaremos negativamente de los santos ni de las iglesias, ni esparciremos chismes acerca de los errores o fracasos de otros; cuando ejercitamos nuestro
espíritu, la naturaleza de nuestra conversación cambiará debido a que nuestro espíritu es santo—2 Co. 6:6.
C. La comunión horizontal es entretejida con la comunión vertical; esta comunión
entretejida es la comunión verdadera:
1. Cuando tenemos comunión unos con otros de manera genuina ejercitando nuestro espíritu, nos sentimos deseosos de orar y de tener contacto con el Señor; esto
muestra cuán íntima es la relación que hay entre los aspectos vertical y horizontal de la comunión.
2. Nuestra comunión horizontal con los santos nos introducirá en la comunión vertical con el Señor; entonces, nuestra comunión con el Señor nos llevará a tener
comunión con los santos.
D. La comunión divina lo es todo en la vida cristiana:
1. Así como la corriente de la electricidad es la electricidad misma, la comunión de
la vida divina, o sea, el fluir de la vida divina, es la vida divina misma.
2. Nuestra vida cristiana es una vida que consta de la comunión de la vida divina.
3. Los apóstoles deseaban tener comunión con los creyentes, ésta es la comunión
horizontal; luego, los apóstoles dijeron que su comunión era con el Dios Triuno,
ésta es la comunión vertical.
4. Debemos tener comunión verticalmente con el Señor y, al mismo tiempo, tener
comunión horizontalmente unos con otros.
5. Finalmente, en esta comunión divina Dios es entretejido con nosotros; este entretejer es la mezcla de Dios con el hombre.
6. Debemos comprender que cuando la comunión desaparece, Dios también desaparece; Dios viene como la comunión.
III. Nuestra comunión se hace más profunda por medio de la cruz:
A. En todo el universo hay una sola cosa que quita todos los obstáculos entre nosotros y
Dios, y ésta es la cruz.
B. La estrofa 6 de Himnos, #309 dice: “Comunión más honda / Viene por la cruz; / Comunión más alta / Por Su Espíritu”; sin el Espíritu y la cruz, no podemos tener
comunión verdadera.
C. Las primeras líneas de Himnos, #135 dicen: “Sin la sangre y su limpieza / No se
puede unción tener”:
1. La sangre es una clara señal de la cruz, y el ungüento tipifica al Espíritu
compuesto y todo-inclusivo.
2. Estos dos elementos se mencionan en Levítico 14:6-10 y 14-18; este pasaje de la
Palabra nos dice que el leproso, que representa a un pecador que no ha sido
limpiado, es purificado primero por medio de la sangre; luego, sobre la base de la
sangre se aplica el aceite, el ungüento:
a. La sangre y el ungüento se aplican en el lóbulo de la oreja derecha del
leproso, en el pulgar de su mano derecha y en el pulgar de su pie derecho; la
oreja representa nuestra capacidad de oír la palabra de Dios, la mano
representa nuestras acciones realizadas a favor de Dios, y el pie representa
el hecho de escoger los caminos de Dios.
b. En términos espirituales, la lepra consiste en escuchar mal, en laborar mal y
en andar mal; debido a que somos leprosos, primero necesitamos ser limpiados por la sangre redentora de Cristo y, luego, sobre la sangre necesitamos el
aceite de la unción.
c. Finalmente, nuestra purificación se efectúa mediante la comunión divina del
Espíritu y sobre la base de la sangre de Cristo, la cual nos limpia.
D. La comunión divina es la impartición del Dios Triuno en nosotros, hombres tripartitos, lo cual hace que nosotros y Dios seamos uno; la palabra griega traducida
“comunión” significa “participación mutua”, y esta participación mutua da por resultado la unidad:
1. En realidad, la comunión es sencillamente la unidad; cuando Dios tiene comunión con nosotros, y cuando nosotros tenemos comunión con Dios, el resultado es
que Dios y nosotros seamos uno.
2. En todo el universo hay una gran unidad, y esta gran unidad es la comunión
divina.
3. El Señor desea hacer que todos seamos uno así como el Padre, el Hijo y el Espíritu son uno; en Juan 17 el Señor oró: “Para que sean uno, así como Nosotros
somos uno” (v. 22b); así pues, la unidad de la iglesia es parte de la unidad divina
de la Trinidad Divina (v. 21a).
4. Finalmente, la iglesia y la Trinidad Divina son uno en comunión—14:21, 23.
E. Debemos experimentar la cruz a fin de hallarnos totalmente en la comunión divina:
1. Debido a que hay un obstáculo en nosotros con respecto a otro hermano, nuestra
comunión con él no es muy detallada; puede ser que evitemos tener contacto con
ciertos santos debido a los obstáculos presentes en nosotros que se oponen a la
comunión divina.
2. La razón por la que nuestra comunión no es completa y los obstáculos permanecen en nosotros es que la cruz está ausente en nuestra experiencia—Gá. 2:20a.
3. Himnos, #297 dice: “Sin muerte, no puede haber vida” [lit.]; esto quiere decir:
“Sin la cruz, no es posible tener a Cristo”; además, “sin Cristo, tampoco es posible
tener al Espíritu, y sin el Espíritu, tampoco es posible tener comunión”.
4. En Mateo 16:24 el Señor dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame”; el Señor usó las palabras su cruz, lo cual
indica que a cada uno de nosotros nos corresponde una porción particular de la
cruz a fin de que seamos eliminados.
5. En realidad, llevar la cruz es negar el yo, hacer morir el yo, aplicar la cruz de
Cristo continuamente al yo.
6. A fin de tener la comunión horizontal, debemos negarnos a nosotros mismos;
negarnos a nosotros mismos significa dejar de ser sensibles respecto a nosotros
mismos; entonces nunca nos ofenderemos.
7. Necesitamos que la experiencia de la cruz haga cada vez más profunda nuestra
experiencia de la comunión divina—cfr. 1 Jn. 1:9.
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TEMA GENERAL: LA COMUNIÓN
I. La comunión divina es el fluir de la vida divina (1 Jn. 1:3; Ap. 22:1), tal
como lo ejemplifican la electricidad y la circulación de la sangre en el
cuerpo. Nosotros llevamos una vida de comunión al igual que los
aparatos eléctricos viven una vida “eléctrica”. El Espíritu es la “sangre”
del Cuerpo de Cristo, y la circulación de esta “sangre” es la comunión del
Cuerpo de Cristo. Sin la comunión del Cuerpo, el Cuerpo llega a ser un
cadáver.
II. La comunión divina, el fluir de la vida divina, nos mezcla con el Dios
Triuno con miras a Su expresión corporativa (vs. 1-2; 21:23; 22:5); el Padre
es la luz de la vida, el Hijo es el árbol de la vida y el Espíritu es el río
de vida.
III. El Dios Triuno que fluye, la comunión divina, hace que lleguemos a ser la
Nueva Jerusalén—Jn. 4:14b.
IV. El fluir de la vida divina, la comunión divina, hace que lleguemos a ser
los materiales preciosos útiles para el edificio de Dios—Gn. 2:10-12, 22.
V. La comunión divina, el fluir de la vida eterna, es el resultado de beber
al Señor, y el fluir de la comunión, el desbordamiento de la vida, es la
corriente de la obra de Dios—Jn. 7:37-39:
A. La obra llevada a cabo en el fluir de la vida divina, la comunión divina, no es
una carga sino un descanso; lo que simplemente debemos hacer es dejarnos
llevar por este fluir y someternos a él.
B. ¿Está fluyendo hoy en usted el fluir de la vida divina, la comunión divina? ¿Está
fluyendo en usted en este mismo momento? “No donde elegimos ir, / Mas donde
guía Jesús; / El fluir se halla allí, / Y la noche cambia a día”—Hymns, #907,
estrofa 1.
VI. La comunión divina, la cual proviene de Dios en Su fidelidad, nos lleva a
participar de Cristo, tomar parte de Él, y disfrutar a Cristo en todo lo
inclusivo que es Él como solución a todos los problemas que existen en la
iglesia (1 Co. 1:9). Debemos centrar nuestra atención en Él, no en ninguna
persona, cosa o asunto ajeno a Él, a fin de que todos los problemas que
existen entre los creyentes sean resueltos. Dios es fiel para despojarnos
de todos nuestros ídolos (como nuestra salud, seguridad, paz, posesiones,
etc.), los cuales reemplazan a Dios, y para guiarnos al disfrute de Sí
mismo como la comunión divina.
VII. La comunión divina, la circulación del Espíritu en el Cuerpo, incluye
todo lo relacionado con la persona, obra y procesos del Espíritu (2 Co.
13:14; Fil. 1:19; Éx. 30:22-25). La humanidad elevada del Señor, el elemento
de la crucifixión y la sepultura, la resurrección, la ascensión, la autoridad, el señorío, la posición como cabeza, el fluir del Espíritu de realidad
y todas las realidades divinas se incluyen en esta corriente, este fluir, de
la comunión divina (Ap. 22:1).
VIII. La comunión divina, el fluir de la vida eterna, se hace más profunda en
nosotros en la casa de Dios y en beneficio de la misma, a medida que le
damos la preeminencia a este fluir y somos medidos por el Señor, lo cual
equivale a ser probados, examinados, juzgados y poseídos por el Señor—
Ez. 47:1-12.
IX. La comunión de los apóstoles es la comunión entrelazada de los apóstoles
y los creyentes con el Dios Triuno verticalmente, y de los apóstoles y los
creyentes unos con otros, horizontalmente—Hch. 2:42; 1 Jn. 1:3.
X. La comunión del Espíritu Santo es la transmisión y circulación del Dios
Triuno con la gracia de Cristo como el caudal y el amor de Dios como la
fuente—2 Co. 13:14.
XI. Debemos ejercitar nuestro espíritu (Fil. 2:1) y guardar nuestro corazón
con toda vigilancia (Pr. 4:23; 1 Jn. 3:19-21) a fin de experimentar la
comunión divina, el fluir de la vida eterna.
XII. Salmos 23:6 dice: “Ciertamente la bondad y la benevolencia amorosa me
seguirán / todos los días de mi vida, / y moraré en la casa de Jehová / por
la duración de mis días”. La bondad se refiere a la gracia de Cristo, la
benevolencia amorosa se refiere al amor del Padre y seguirán implica la
comunión del Espíritu. Este disfrute nos introduce en el disfrute de Dios
en la casa de Dios, donde moraremos por la duración de nuestros días: en
la era presente, en la era venidera y por la eternidad.
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