CONGRESO FORESTAL ESPAÑOL - Lourizán 1.993. Ponencias y comunicaciones. Tomo IV 437 EL PRINCIPIO DE TUTELA EN LA GESTION DE WS MONTES DE UTILIDAD PUBLICA Alvaro AlDlós G6mez y María Teresa Ribelles Sauz E.T.S. Ingeniería Agraria. Avda. Rovira Roure 177. 25006-LLEIDA (España) RESUMEN Se defiende el mantenimiento de la gestión directa por parte de entes territoriales de dimensión superior al ml~~icipio, sobre los montes declarados de utilidad pública. Se analiza tambien y se cuestiona desde esa perspectiva, la v.irtualidad de instrumentos de planificación estrictamente forestales como son los Pr'oyectos de Ordenación y Planes Técnicos, como medios aptos para desarrollar desde ellos el contenido del principio de control. Palabras clave: gestión directa, planificación, principio de control. SUMMARY We wallt to defend the keeping of the direct regulation by the instance bigger than the city,on the forests of public utility.We the operativity of the instrtments of planification that belong the forest ambit like are the Ordenation Projects and the thecnics ways that are ables for developing from them all the elements that control law. K.W.:direct regulation,planification,control law. territorial analise too strictly to Planes,like compese. the 1NTRO DUCC1ON La clasificaéión que se formula de los montes en nuestra vigente legislación forestal, combina el criterio subjetivo de titularidad, con el objetivo donde se alude al régimen juridico al que están adscritos. Aai, los propios montes ptlblicos, es decir, aquellos cuya propiedad corresponde a una Entidad de Derecho Público, pueden estar sujetos al régimen privado, en cuyo caso se alude a ellos como de "libre disposición", o por el contrario ha~r sido declarados de utilidad pública y por consiguiente sometidos a un especial carácter de protección legal cuasi-demanial, amparado de modo principal en la Ley de Montes de 8 de junio de 1957 y del Reglamento para su aplicación de 22 de febrero de 1962. El criterio subjetivo de distinción todavia abre una mayor brecha en la tipificación, al establecer que 103 montes, incluidos en el Catálogo de Utilidad Pública, pertenecientes al Estado, C.C.A.A. y Provincias, son bienes demaniales, mientras que no osten't-an tal consideración los que atm .integrados en ese registro administrativo, son propiedad de municipios, entidades locales menores, mancomunidades forestales u otras comunidades. Acerca de este punto conviene 'una disgresión aclaratoria, por cuanto en el Reglamento de Bienes de las Ent.idades Locales de 13 de junio de 1986, se indica que son bienes de servicio público y'por ende demaniales,' los montes catalogados, lo que supone lL~a innovación trascendental sobre la anterior doctrina y legislación, donde tanto en el Reglamento de Bienes de 27 de mayo de 1955, como en la anterior y 438 ya derogada ley de Régimen Local, se configuran en sü inmensa mayoria como 'bienes patrimoniales de propios. Parece lógico pensar que esa disposición debe interpretar'se como loma confusa emmciación aclarati va y no como una atribución de nueva calificación juridica para algunos montes catalogados, . toda vez que lU1a norma de superior jerarquía como es el Texto Re flomdido de las Disposiciones Legales Vigentes en materia de Régimen Local de 18 de abrJl de 1986, señala como bienes de servicio público entre otros, los Montes Catalogados de Propiedad. Provincial, de lo que debe desprenderse que los homónimos pertenecientes a los AYlmtamientos, por no estar destinados al uso público, ni afectados a alg(m servicio público, y por poder constituir fuente de ingresos para el erario de la entidad, siguen manteniendo el mi~mo caracter patrimonial de propios que les atribuía la legislación anterior. En cualquier caso, no son pocos los juristas que desde antaño propugnan (lue "a los montes llamados públicos debiera darse la categoria de b:i.enes de dominio público, hoy reconocida par'a los montes de la Provincia y tambien para los del Patrimonio Nacional"CGuaita,1951). Sin embargo, los predios incluidos en el Catálogo de Montes de Utilidad PC¡l)lica go~all como se ha indicado, de prerrogativas' homologables a los bienes de dominio público y precisamente "en este régimen legal contradictorio está la base, el germen, de toda la problemática de la propiedad forestal pública municipal, ya que pese a someter a ésta a tUl r'égimen legal de protección y tutela . rígidos, propio de los bienes demaniales, en contraposición., no la E.xonera del pago de tr'ibut.os públicos y no goza de la facultad excepcional de recuperación de oficio l:JGtmanente" (Escribano, 1991). Jtmto a este aspecto, se está imponiendo cada vez de modo más palpable y creciente, la función social de los montes públicos, sobre todo en su vertiente de ocio y recreo, que proporcionan servicios al conjunto de la sociedad, en colisión en'muchos casos con los objetivos financieros de su gestión, y todo ello sin que las entidades propiet.arias (municipios) perciban contraprestación pecluüaria alguna por el sacrificio soportado. FUNDAMENTOS JURIDICOS En el campo forest.al como en cualg,uier otra rama de la economia, el Sect.or Público interviene en la provisión o asignación eficiente de recursos, a través de las actividades de servicio público, de estímulo o perSUasión y de coacción. Mientras la primera se despliega esencialmente sobre los montes sujetos a su gestión directa ,(montes de U.P.), las otras dos actividades atañen más a los montes en régimen privado. El desarrollo de la actividad de servicio público se lleva a efecto a través del principio de tutela ejercido por ó~ganos de la Administración del Estado, de las C.C.A.A. y en algún caso como en el .País Vasco, de las Provincias o Territorios Históricos. Esta tutela g,ue resulta obvia sobre los predios pertenecientes al Estado·, C.C.A.A. o Provincias, ha estado tradicionálmente cuestionada cuando se trata de las otras dos - formas de titularidad,' flmdamentalmente Ayuntamientos, y en especial tras la promulgación de la Constitución Española, por interpretar- g,ue vulnera la autonomia mlmic ipá 1 , propugnando en consecuencia la sustitución del principio de tutela, entendida como posición de subordinación o de dependencia cuasijerárquica de los entes' locales respecto al Estado o comunidades, por el control de legalidad o de asesoramientó técnico (Escribano,1991). Este enfog,ue autonomista sobre tIDOS bienes que aunque patrimoniales gozan del caráct.er de cuasi--demaniales, tiene - tul perfecto encaje jurídico en el contexto liberalizador y desconcentrador actual, pero quizás no en~igual grado, rezpecto a la articulación práctica de los medios técnicos mediante los cuales hacer efectivo el principio de control. Y ello a causa de la propia naturaleza 439 física y/o económica de tales fruldos. Asi, de tUl lado los atributos de orden físico presentes en la declaración de un monte como de utilidad pública. (localizados en cabeceras de cuencas hidrográficas, constitución de biotopos significativos, etc.) imponen rula gestión que trasciende los limites de la propiedad, poniendo énfasis en aspectos protectores que deben contemplarse desde una óptica más generalist:a y que resultan inconciliables en ocasiones con criterios financieros de gestión, sustentados pe,r las entidades 'propietarias. De otra parte, la adscripción de esos recursos a las nociones de bienes públicos y externalidades y su identificación precisa como "bienes con efectos públicos" (Aunós,1989) , recomiendan lUla planificación centralizadora, cuando menos a 'nivel provincial, estableciendo tmidades de actuación que exceden el marco de los linderos administrativos convencionales de los montes. INSTRUMENTOS TECNICOS PARA EL EJERCICIO DE LA GESTION Los montes arbolados ordenados o susceptibles de serlo, tienen su propio instrumento de planificación, sancionado por la ciencia dasonómica y por la experiencia, que es el plan de ordenación (Fernández-Tomás,1991). Este se materializa en Proyectos de Ordenación, Planes Técnicos o simples programas de actuación puntual obligados en la gestión directa y cuando la reducida dimensión del fundo asi lo aconsejan. En el contenido de estos instrumentos planificadores aparecen enfrentados dos elementos. De un lado el objetivo de dotarlo de un carácter lo más permanente y rígido posible, a fin de garmltizar los principios rectores de toda gestión, ésto es, persistencia y rendimiento sostenido. Y de otro l1do, la conveniencia de introducir la máxima flexibilidad con la intención de poder adaptarlo en el transcurso del tiempo a posibles cambios de orientación, o simplemente - poder incorporar medidas correctoras de sucesos adversos imprevisibles y consustanciales a l~ propia naturaleza biológica del recurso (pl?-gas 'y enfermedades, incendios forestales, etc.). En cualquier caso ,- es te último aspecto, de creciente importancia recientemente, aboga por primar la gestión directa, más flexible, inmediata y prOXlma, en detrimento de las' rígidas directrices contenida~ en el plan de ordenación. Por lo que respecta al marco organizativo institucional, la formulación o modificación "de políticas forestales, bien sean de ámbito comarcal, regional o nacional, y su articulación posterior a través de instrumentos de ordenación, t.endrán siempre mejor' encaje y aplicación bajo el principio de tut.ela que bajo el de control. Además, la planificación a largo plazo exigida I~r su carácter de recurso renovable, puede colisionar con los criterios cambiantes de unas entidades propietarias cuya representación es removible cada cuatro años. Finalmente, la aplicación práctIca del principio de control, precisa del ejercicio implacable de la actividad coercitiva y punitiva, de negativa imagen externa cuando se produce entre entes públicos y además de dudosa viabilidad. La solución por tanto estriba en ei mantenimiento del principio de tutela, en forma de gestión directa por parte de entes provinciales, autonómicos o estatales sobre los montes de Utilidad Pública, abriendo cauces participativos mediante la creación de órganos donde estén representados tanto entidades sociales como los Ayuntamientos propietarios, más operativ~s que las Comisiones Provinciales de Montes, y que además de ofrecer la ventaja de la difusión de conocimientos, permitan la explicación o discusión de medidas adoptadas. 440 BIBLI OGRAFI A - Aunó s ,A. 1989. Lás repoblaciones forestales como paragigma de "bienes con efectos públicos". Revista de Estudios Agro--Sociales, N·-54. Escribano, S. 1991. El papel del mmlicipio en la protección de los recursos forestales: problemática de la propiedad forestal pública. Revista El Campo, N-120. _. Fern<indez-Tomás,G. 1991. Marco jurídico y estructura de los proyectos de ordenación. En: Seminario sobre inventari,~ción Y' ordenación de montes. Valsaín. - Guai ta,A. 19E)1. Régimen jurídico-administrativo de los montes. Santiago de Compostela.,