Residencias de ancianos para fumadores

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EL MUNDO. MARTES 14 DE SEPTIEMBRE DE 2010
ESPAÑA
Residencias de ancianos para fumadores
El PP pide habilitar espacios en estos centros y zonas sin camareros en restaurantes
RAFAEL J. ÁLVAREZ / Madrid
«¿Pero cómo le vamos a decir a
un señor de 80 años, que ha hecho ya toda su vida y que cambia
su hogar por una residencia, que
no puede fumar en lo que ya es
su propia casa?» Habla Mario
Mingo, médico y diputado del PP,
lejano aún a los 80 años, pero
metido en el futuro de la Ley antitabaco para hacerla «más razonable y buena».
Como otros compañeros de
partido y de Parlamento, Mingo
lleva unas semanas ultimando
enmiendas a la ley que la todavía
ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, quiere poner en vigor el
próximo 1 de enero.
Pero para que eso sea verdad,
la nueva norma antihumo social
deberá pasar antes por una trituradora política de varios meses
entre el Congreso y el Senado. Y,
si los plazos no vuelven a retrasarse, el proceso arrancará esta
semana con la presentación de
enmiendas a un texto, pactado
con anterioridad por el PSOE, IU
y ERC que, en esencia, prohibirá
fumar en cualquier sitio público
que se encuentre cerrado.
A las cuatro excepciones que
establece la proposición de ley
(psiquiátricos, cárceles, hoteles y
clubes de fumadores), el PP quiere sumar algunas más. Por ejemplo, las residencias de ancianos.
Según una de las enmiendas
que plantean, en esos centros deberían habilitarse zonas específicas para ancianos fumadores, ya
que los populares consideran que
las residencias pueden considerarse hogares. O al menos, así se
entiende en algunos lugares.
«Los ancianos cambian su casa
por la residencia», sostiene Mingo. «Se puede decir que la residencia se convierte en su casa y
por tanto hay un espacio privado
aunque hablemos de un lugar
compartido».
Pero la propuesta no especifica
cuales serían las zonas habilitadas para los fumadores. «No necesariamente tiene que ser su habitación. Puede ser un espacio
elegido por la residencia para que
acudan a fumar los ancianos que
lo deseen».
La enmienda se inspira en las
excepciones que la propia ley ha
establecido para otros recintos
cerrados en los que conviven varias personas. Una de ellas empieza a levantar preguntas entre
la picaresca hispana: ¿podrá el
dueño de un bar habilitar un espacio sin camareros para que sus
clientes fumen?
Por ahí va otro de los arañazos
del PP al texto actual. Según Min-
go, los populares van a plantear
que los restaurantes puedan dedicar una sala «sin contacto con el
resto del local» a los fumadores.
Sería una zona que no estaría
atendida por camareros, pero
«ofrecería a los clientes la posibilidad de estar en el restaurante, o
sea, una forma de no espantarlos
y provocar más cierres y más paro», según Mingo.
Y es que, pese a los informes
que sostienen que el impacto
económico de las leyes antihumo
no se mide en miles de despidos,
el PP se atreve a poner cifra a las
consecuencias de la Ley Trini:
100.000 parados más.
A la espera de todos los tacos
de folios con enmiendas que surgirán en el debate parlamentario,
el PP es, por ahora, el Grupo Par-
lamentario que más tachones está imprimiendo a la ley.
En primer lugar, los populares
coinciden con CiU y ERC en la
necesidad de que se indemnice a
los hosteleros que hicieron reformas en sus locales con arreglo a
la Ley Salgado. Es decir, aquellos
que habilitaron en sus locales un
espacio especial para fumadores,
tal y como establecía el texto que
fue aprobado el 26 de Diciembre
de 2005 (y entró en vigor el primer día del año siguiente), cuando la actual vicepresidenta segunda del Gobierno todavía era
ministra de Sanidad.
Pero, en segundo lugar, el PP
propone además la aprobación
de un «bloque sanitario» de medidas, como lo bautiza Mingo,
que se centra en la emisión de
campañas antitabáquicas para jóvenes –«la última que hizo el Ministerio es de 2007»–, la elevación del precio del producto y la
financiación de tratamientos para el abandono de la adicción.
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