Movimiento obrero del siglo XIX

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TEMA 5. EL MOVIMIENTO OBRERO
1. LA POBLACIÓN
La población mundial creció un 50% en el s. XIX, llegando a los 1500 millones de habitantes en 1900. Este
notable aumento se debió a la transición del ciclo demográfico antiguo en uno moderno, pero existieron
grandes variaciones entre países. El descenso de la mortalidad se debió a las mejoras en la alimentación, la
higiene y la sanidad y al aumento del nivel de vida en general.
Los europeos comenzaron a emigrar en busca de un mejor empleo y estas migraciones se vieron favorecidas
por el transporte y las comunicaciones. A partir de 1850 las migraciones transoceánicas fueron las más
llamativas. El destino principal fue EEUU que ofrecía a los recién llegados nuevas tierras y una sociedad
diferente.
En las migraciones interiores destacó el éxodo rural. La población campesina se vio obligada a abandonar el
campo debido a las transformaciones económicas, su futuro estaba en el sector industrial y los servicios y
estos destinos se encontraban en la ciudad. Las ciudades crecieron desmesuradamente y un gran porcentaje de
su población eran inmigrantes que se dedicaban a la construcción y al trabajo en fábricas. La cuidad y sus
habitantes se agrupaban alrededor de las fábricas, al lado de las cuales crecieron los barrios obreros. Así se
desarrollaron las grandes ciudades.
2.LAS CLASES SOCIALES
Los principios liberales habían abolido los privilegios jurídicos de los estamentos, que fueron sustituidos por
clases sociales, más abiertas al enriquecimiento y al ejercicio del talento personal y en las que la diferencia la
marcaba el dinero. Aunque la sociedad del s. XIX era variada y complicada, de ella podemos destacar
distintos grupos sociales.
2.1 La aristocracia
Tradicionalmente habían formado el grupo dominante y no desaparecieron, aunque sí lo hicieron sus
privilegios e incluso algunos de sus títulos. Muchos nobles con problemas económicos se casaron con
burgueses ricos, controlaron los ayuntamientos o se integraron en cargos de la administración y del ejército
como correspondía a su posición. Los comportamientos, gustos y educación de la nobleza continuaron siendo
muy ambicionados por los nuevos ricos que carecían de las características de la nobleza.
2.2 La burguesía
Su posición social procedía de los negocios industriales, financieros y de la propiedad agraria. Otros
burgueses eran dueños de inmuebles que alquilaban a los trabajadores y también vivieron de negocios
coloniales como las grandes plantaciones o el tráfico de esclavos. Los profesionales debían su posición a una
alta cualificación cultural y a una buena educación inaccesible para la mayoría de la población. Pertenecían a
este grupo los cargos de la administración y las profesiones liberales.
2.3 Los campesinos
La sociedad rural siguió manteniendo sus costumbres y su forma de vida tradicional, aunque a lo largo del s.
XIX el éxodo rural provocó la desaparición de muchas aldeas y otras vieron modificadas sus formas de vida
con la aparición del ferrocarril. La vida en el campo siguió siendo dura y las hambrunas de mediados del XIX
hicieron que muchos campesinos emigrasen al continente americano.
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3. MOVIMIENTOS SOCIALES
El descontento de los trabajadores urbanos ante la industrialización y sus consecuencias pronto empezó a
expresarse de forma autónoma. Estas quejas inspiraron a una serie de pensadores denominados socialistas y
anarquistas que intentaban reconstruir sobre nuevas bases la armonía social y la solidaridad destruidas por la
inhumanidad y la injusticia de la sociedad capitalista. Por otra parte, surgió un amplio movimiento social y
político que se organizó de manera independiente formado por los trabajadores y que reivindicaba mejoras en
su situación económica, social y política.
3.1 Socialismo utópico
Las doctrinas socialistas consideraban el progreso como una fuerza inevitable que conducía a la superación de
la injusticia capitalista, afirmaban que los derechos y libertades políticos era insuficientes si no existía
igualdad social y creían que no habría democracia real sin igualdad de oportunidades. Por esto, suelen ser
comunes al socialismo las ideas de cooperación, colectivización, reparto de la riqueza y supresión de la
propiedad privada.
Los primeros socialistas desarrollaron sus teorías en la primera mitad del s.XIX en Francia y Gran Bretaña,
recibieron el nombre de socialistas utópicos porque tenían las siguientes ideas:
• Creían que la nueva sociedad deseable para todos se pondría en marcha por simple voluntad de la
humanidad, sin violencia ni revolución.
• Condenaron moralmente los efectos del capitalismo, pero en realidad no analizaron las causas que
habían conducido a la sociedad a evolucionar de ese modo.
3.2 El marxismo
Reciben el nombre de marxismo el conjunto de teorías difundidas desde los años 40 por los alemanes Karl
Marx y Fiedrich Engels. En 1848 ambos publicaron el Manifiesto Comunista donde exponían su teoría de la
lucha de clases y de la evolución histórica. Según ellos toda sociedad engendraba sus propias contradicciones
que, tarde o temprano, la destruían para proporcionar otro nuevo modelo de sociedad. Marx entendía la
historia como una sucesión de lucha de clases y por ello suponía que las contradicciones del sistema
capitalista conducirían a su destrucción. Asimismo, defendía la colectivización de los medios de producción y
consideraba necesaria la acción política de la clase obrera encaminada a la conquista del poder político y del
estado. Este proceso podría ser pacífico o violento, pero siempre revolucionario y protagonizado por los
trabajadores. Este pensamiento supondría una ampliación de los derechos civiles de los trabajadores y mayor
poder político, ya que a partir de 1872 se implanta el sufragio universal masculino y aparecen los primeros
partidos políticos obreros. Todos estos partidos participaron en las elecciones, ocuparon escaños
parlamentarios, organizaron campañas políticas y grandes manifestaciones. No colaboraron, evidentemente, ni
con el capitalismo ni con los gobiernos burgueses, que en muchas ocasiones los censuraron y prohibieron.
3.3 Internacionales
Antes de 1914 tuvieron lugar dos intentos de unidad entre organizaciones socialistas de trabajadores de
diferentes países con el fin de preparar la revolución universal:
• I Internacional (1864−1876). Establecida en Londres, estaba formada por partidos y asociaciones
obreras y celebró varios congresos. En 1872 se dividió a causa de las disputas entre Marx y Bakunin
sobre la acción política y el papel del estado. Fue por esto, que la disolución de la primera
internacional provocó la división entre socialismo y anarquismo.
• II Internacional (1889−1914). Formada en París, era una federación de partidos socialistas de
distintos países. También celebró numerosos congresos y llegó a proyectar una huelga general para
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frenar la posible movilización de tropas para la Primera Guerra Mundial. Finalmente, el estallido de la
guerra se consideró un fracaso para el movimiento por no haber podido evitarla y se disolvió.
3.4 El anarquismo
Basado en las ideas de Pierre Joseph Proudon hasta 1860 y después de los rusos Mijail Bakunin y el príncipe
Kropotkin.
Los anarquistas pensaban que los trabajadores debían transformar la sociedad creando asociaciones o
comunas federadas al margen del estado al que consideraban un órgano de opresión y corrupción que debía
ser abolido para recuperar la libertad individual.
Rechazaban la acción política y los partidos para canalizar la lucha obrera. Lucharon por el colectivismo o
comunismo agrario y la gestión de la economía por los sindicatos. Su importancia fue muy notable en los
países atrasados donde la democracia no existía o era deficiente. Su radicalismo condujo en ocasiones al
asesinato mediante atentados contra jefes de estado y políticos.
4. EL MOVIMIENTO OBRERO
Los trabajadores tuvieron dos formas de protestar con el fin de lograr mejoras en su situación: 1) la acción
directa sobre el empresario y 2) la acción política encaminada a presionar a las autoridades.
En los primeros años la protesta se basó en el motín popular, que consistía en amenazar a los patrones a través
de cartas (cartismo) y en destruir las odiadas máquinas (ludismo).
Más tarde se formaron sindicatos que servían para presionar al empresario. Fueron en principio asociaciones
de obreros cualificados que buscaban una defensa en el mundo del trabajo y frente a la explotación capitalista.
Más tarde empezaron a acoger a trabajadores no especializados que llegaban masivamente a las fábricas
ofreciéndoles una integración y un control sobre su trabajo. La huelga organizada sustituyó al motín como
medio de protesta y gracias a esto, los sindicatos se extendieron rápidamente por toda Europa. Los sindicatos
más importantes fueron las Trade Unions en Gran Bretaña. A principios del siglo XX se difundió por toda
Europa el mito de la huelga general, que aseguraba que el sistema capitalista se colapsaría si todos los obreros
paraban a un tiempo. Gracias a todas estas formas de protesta se logró conseguir algunos avances en el terreno
laboral.
5. OTROS MOVIMIENTOS
5.1 El sufragismo
Las mujeres estaban apartadas el cuidado de los niños o, en caso de pertenecer a una familia pudiente,
dedicadas a una vida social superficial. Trabajaban en casa, en las minas, en el campo o en las máquinas de
coser de las fábricas. Siempre por menos dinero que los hombres y soportando un trato humillante.
Este trabajo era símbolo de desprestigio para su padre o marido, ya que en teoría todo hombre tenía que
formar una familia en la que las mujeres no trabajaran para otros hombres. Las mujeres eran apéndices del
varón.
Esta situación impulsó antes de 1914 el movimiento sufragista, precursor del feminismo moderno en Gran
Bretaña y EEUU. Este movimiento reivindicaba el derecho al voto para las mujeres.
5.2 El sionismo
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Los judíos habían sido marginados u obligados a convertirse a otras religiones desde tiempos antiguos.
Durante el s. XIX persistió una fuerte discriminación social y un antisemitismo importante entre la población
europea. En Europa central y oriental este antisemitismo se hizo potente en prohibiciones legales e incluso
persecuciones físicas a partir de 1880. De esta manera nació el sionismo, que adoptó el hebreo como lengua y
el deseo de una patria común para unir a los judíos. Su principal manifiesto político fue el estado judío de
Theodor Herzl, en el que se defendía la creación de un estado nacional moderno.
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